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DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DOMINICANA 341
"Durante este tiempo, continúa el artículo refiriéndose
al mando de Báez, no se hizo ningún proceso político, nadie
fué inquietado, los servicios públicos eran seguros; los
arsenales provistos por la compl'a de armas y municiones de
todo género, y un millón de francos de economías fué depositado
por cuenta del Estado en la caja de Banco de Saint
Thomas".
Vamos por partes, a apreciar en toda su latitud las
estupendas falsedades de este párrafo, de esta disparatada
apología del Gobierno de Báez, poniéndole en contraste con
la verdad.
Durante la administración Báez no se hizo ningún proceso
político. Esto nada depone en favor del único de los
golpes de Estado. No se hizo proceso político, porque no hubo
conspiraciones; no hubo conspiradores, porque el único
hombre hábil para ello, el General Santana, no es conspirador;
no las hubo, porque el único faccioso, el ambicioso
Báez, estaba en el mando, y por consiguiente no había entonces
un poder que le hiciera sombra para que él trabajase
en derribarle; y no obstante, su espíritu intranquilo, o su
afan de figurar y copiar ridículamente a otros grandes hombres
de quienes se creía igual (¡ Mentecatazo!), lo llevó a
maquinar y conspirar contra el pueblo, como se ha visto 1)01'
lo que dejamos referido; pero el pueblo tenía su égida en
Santana, y Santana salvó la Constitución y las libertades
patrias de las tentativas de Báez, como ya antes había salvado
la República en Las Carreras de las tentativas haitianas.
No se hizo bajo Báez ningún proceso político; pero
lo que eil más inicuo aún que procesar a un culpable, se mató
gente sin forma de proceso. Carlos Fagalde, corsario
aventurero que por sus crímenes estuvo en los presidios de
Cayena, se presentó a Báez pidiéndole buques y hombres para
hacer excursiones a las costas enemigas. Báez cometió
la imprudencia de fiar a un pirata los buques nacionales
y la barbaridad de investir a ese pirata de poderes militares
ilimitados sobre ellos y sus tripulaciones. ¿Qué dominicano
no siente hervir la sangre en sus venas al recordar que