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Roberto Arlt TRATADO DE LA DELINCUENCIA - El Ortiba

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¡Es de cajón me contestará usted que iré a la que no está vigilada!<br />

¿Ha visto ahora como usted mismo se está sintiendo asaltante… pero ideológico, nada más?<br />

Bueno; entremos en materia.<br />

Cuando cuatro caballeros se reúnen en materia con el exclusivo y absoluto fin de asaltar a sus<br />

prójimos, y de eliminarlos si se ofrece el caso, estos cuatro caballeros, de los cuales siempre<br />

uno es muy bruto y salvaje y otro muy astuto e inteligente, se dedican a esta tarea: pasear.<br />

Pasean en grande. Por todos los rincones de la ciudad. Y usted sabe que cuando uno pasea,<br />

aun sin querer, observa. ¡Imagínese como observará queriendo observar!<br />

Lo que ocurre<br />

Si usted se dedica a la literatura y lee mucho, en cuanto toma un libro y lee dos renglones se<br />

encuentra inmediatamente en situación de decir: Este libro es una porquería, o este libro es<br />

bueno. Y no se equivoca nunca.<br />

Lo mismito le ocurre a un señor que se ha dedicado al asalto en banda y mano armada.<br />

Pasea, hace footing y, sin embargo, no por ello descuida sus intereses ni los de los demás.<br />

Pongamos por ejemplo que pasea por un barrio solitario. A un costado, a doscientos o trescientos<br />

metros, hay una avenida solitaria. A quinientos metros un vigilante que, con caballo y<br />

todo, no suma un vigilante entero. A seiscientos metros del vigilante, una fábrica. En redor,<br />

casitas modestas. Muy mal ladrón y muy mal asaltante debe ser aquel que no se da cuenta que<br />

el cobrador o pagador de los empleados de esa fábrica puede ser víctima de un asalto, que en<br />

el noventa y cinco por ciento de las circunstancias, tiene que tener éxito.<br />

Cuando uno de estos profesionales paseando descubre una ganga así, observa de inmediato a<br />

los alrededores. Cuántas puertas tiene la fábrica, cuántas paradas policiales hay en las proximidades<br />

del lugar, qué intensidad tiene el tráfico. Inmediatamente le notifica a sus socios las<br />

notas tomadas. Al día siguiente, y a otra hora, se pasea por ese barrio el fulano de turno. Al día<br />

siguiente, otro. Y al final de un mes o de una semana el barrio está tan estudiado que los apresurados<br />

comerciantes conocen casi la vida y milagros de cada vecino. De qué modo se puede o<br />

no entrar a la fábrica. Por qué lado es más cómodo disparar, y si ese lado falla, cuál es el que lo<br />

puede reemplazar.<br />

Estudiado el problema topográfico, hay que estudiar el problema personal. Cuándo y a qué<br />

horas el cobrador va a buscar el dinero al Banco para abonarles ese mismo día los jornales a<br />

los empleados y obreros.<br />

Este dato se consigue fácilmente. Trabaje usted un mes en una fábrica y va a ver cómo, sin<br />

querer conocer esos detalles, entran en su conocimiento. Imagínese ahora si usted tiene interés,<br />

qué rápido lo averigua. Nada puede quedar oculto a la curiosidad humana. Nada resiste<br />

al trabajo de la imaginación de los hombres.

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