MEMORIAS DE LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A AMÉRICA | [ 1 ]
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Luz Bilbao Adán<br />
Las heridas de la guerra<br />
MéxiCo<br />
Luz Bilbao Adán nació en Barcelona en 1922. Su padre fue minero, calderero, sindicalista<br />
y diputado del PSOE. Vivió con su familia en Riotinto y posteriormente volvió a la ciudad<br />
condal. Su madre murió en un parto y tanto ella como sus dos hermanos, –un chico y una<br />
chica– se quedaron a vivir con su tía. Su padre se casó más tarde con una enfermera. En<br />
Barcelona Luz vivió con su familia los desastres de la Guerra Civil.<br />
Lo que más me afectó en mi infancia fue la muerte de mi madre. Mi madre, llevaba<br />
muchos años de convivencia con mi padre y mi hermano. Yo era mucho de mi madre, tanto así<br />
que cuando me dormía metía la mi mano en el pecho de mi madre y me quedaba dormida y ya<br />
me acostaba, el morir mi madre fue una cosa tremenda para mi, así que de momento le agarré<br />
odio a mi hermano, el pequeño. Tenía pocos años y yo pensé que por culpa de él había muerto mi<br />
madre. Para mí fue terrible, hasta que después empecé a comprender que no era de él la culpa,<br />
fue una época durísima.<br />
Se exiliaron en Francia, donde estuvieron recluidos en un campo de concentración.<br />
El estallido de la Guerra Mundial reavivó el trauma y los recuerdos de Barcelona.<br />
… Tuvimos suerte porque mi padre nos hizo cartas de recomendación. Mi padre muy<br />
precavido, para que nos presentáramos de perder la guerra y fuéramos con los alcaldes a sitios<br />
de provincias y sí, nos llevaron a un campo de concentración de mujeres y niños pero donde<br />
nos bajamos en el tren era una parte que era Múgete a unos kilómetros antes de Paris y mi<br />
madrastra se bajó y le dimos las cartas (…). Otras personas que vieron que nos iban a tratar<br />
así, nos juntamos, 13 esposas de diputados y gente de política (…), finalmente nos llevaron a<br />
un pueblo precioso. La gente de ahí había leído que los rojos, los que perdimos, habían matado<br />
a las monjas, se habían comido a la gente y la señora de la casa nos dijo: “Aquí se ha hecho mala<br />
propaganda de ustedes y yo sé que no, porque yo he vivido con mi tío y sabemos que es mentira y<br />
les pido una cosa, ¿les costaría mucho que aunque les llamen a ustedes los rojos, vayan a misa los<br />
domingos?”. No nos molestaba ir a misa, “Les voy a dar sombreros”, todos usaban sombreros y<br />
ya nos empezaron a ver que no comíamos a la gente y que no éramos antropófagos, ni era (mos)<br />
nada de eso y nos recibieron bien y estuvimos ahí varios meses y no nos pasó nada de nada.<br />
Llegaron a México en 1940, reclamados por su padre, después de recalar en New<br />
York y de recorrer el país en tren hasta Texas. Hasta ese momento las únicas referencias<br />
de México las constituían las imágenes del cine, los sombreros charros y los caballos. Los<br />
comienzos fueron difíciles. Su padre vendió calcetines y aceite de oliva por las calles. Más<br />
tarde compró telas inglesas y comenzó a fabricar camisas de gran calidad. Luz empezó<br />
ayudando a su padre en el negocio, al tiempo que trabajaba en el comedor de un colegio<br />
para niños españoles. Conoció en la Casa del Pueblo al que luego sería su marido –otro<br />
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