08.05.2013 Views

LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

–Cierre los ojos –dijo el doctor Weizak.<br />

Era un hombre menudo, regordete, con una melena de dimensiones<br />

increíbles y patillas <strong>com</strong>o espátulas. Johnny no podía acostumbrarse a<br />

semejante cabellera. En 1970, un hombre con tanto pelo habría tenido que liarse<br />

a puñetazos en todos los bares del este de Maine, y si dicho hombre tenía la<br />

edad de Weizak lo habrían considerado un candidato ideal para el mani<strong>com</strong>io.<br />

Vaya melena, hombre.<br />

Cerró los ojos. Tenía la cabeza cubierta de electrodos. Éstos se hallaban<br />

conectados con cables que alimentaban la consola de un encefalógrafo<br />

embutido en la pared. El doctor Brown y una enfermera se hallaban junto a la<br />

consola, de cuyo interior emergía parsimoniosamente una hoja ancha de papel<br />

cuadriculado. Johnny habría preferido que la enfermera fuese Marie Michaud.<br />

Estaba un poco asustado.<br />

El doctor Weizak le tocó los párpados y Johnny dio un brinco.<br />

–Vamos... quédese quieto, Johnny. Estos son los dos últimos. Aquí... mismo.<br />

–Está bien, doctor –dijo la enfermera.<br />

Un zumbido tenue.<br />

–Estupendo, Johnny. ¿Se siente cómodo?<br />

–Es <strong>com</strong>o si tuviera monedas sobre los párpados.<br />

–¿De veras? Enseguida se acostumbrará. Ahora permita que le explique el<br />

procedimiento. Le pediré que imagine visualmente una serie de objetos.<br />

Dispondrá de diez segundos para cada uno, y en total serán veinte objetos.<br />

¿Entiende?<br />

–Sí.<br />

–Muy bien. Empecemos. ¿Doctor Brown?<br />

–Todo listo.<br />

–Excelente. Johnny, le pido que vea una mesa. Sobre esta mesa descansa<br />

una naranja.<br />

Johnny pensó en eso. Vio una mesita para jugar a las cartas, con patas<br />

plegables de acero. Sobre ella descansaba, un poco hacia un costado, una gran<br />

naranja con la palabra SUNKIST estampada sobre su piel rugosa.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!