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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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–¡No puede hablarme así! –gritó Dees. Su voz se elevó hasta trocarse en el<br />

chillido de una pescadera–. ¡Está rematadamente loco! ¡Olvídelo! ¡Olvídese por<br />

<strong>com</strong>pleto de mi propuesta, palurdo hijo de puta! Esta fue la oportunidad de su<br />

vida. No venga arrastrándose...<br />

–Además su voz suena <strong>com</strong>o si hablara a través de una caja de galletas<br />

saladas –prosiguió Johnny, poniéndose en pie. Levantó a Dees junto con él. Los<br />

faldones de la camisa se le habían zafado de la cintura de los vaqueros, y<br />

dejaban al descubierto una camiseta de malla. Johnny empezó a zarandearlo<br />

con fuerza. Dees se olvidó de encolerizarse. Balbuceaba y rugía.<br />

Johnny le arrastró hasta los escalones del porche, levantó un pie y lo plantó<br />

sólidamente sobre los Levi's flamantes. Dees bajó con dos grandes zancadas,<br />

sin dejar de balbucear y rugir. Cayó en el polvo y se despatarró cuan largo era.<br />

Cuando se levantó y se volvió para encarar a Johnny, sus prendas de pariente<br />

campesino estaban cubiertas de costras de tierra. Éstas le daban un aspecto<br />

más auténtico, quién sabe por qué, pensó Johnny, pero dudaba que Dees<br />

supiera apreciarlo.<br />

–Debería echarle a la policía encima –dijo roncamente–. Y quizás eso es lo<br />

que haga.<br />

–Haga lo que se le antoje –espetó Johnny–. Pero a las autoridades del lugar<br />

no les cae muy bien la gente que viene a meter las narices donde nadie les<br />

llama.<br />

Las facciones de Dees se convulsionaron en un inquieto gesto de miedo,<br />

cólera y estupor.<br />

–Que Dios le ayude si algún día llega a necesitarnos –exclamó.<br />

Ahora la jaqueca de Johnny era atroz, pero conservó un tono sereno.<br />

–Eso es muy cierto –asintió–. Estoy totalmente de acuerdo.<br />

–Se arrepentirá, ¿sabe? Tres millones de lectores. Son un arma de doble filo.<br />

Cuando terminemos de ocuparnos de usted, la gente de este país no le creerá<br />

aunque pronostique que la primavera caerá en abril. No le creerá aunque diga<br />

que el Campeonato Mundial empezará en octubre. No le creerá aunque...<br />

aunque... –Dees se puso a farfullar, furioso.

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