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LA ZONA MUERTA - www.moreliain.com

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las clases. Cuando ellos se alejaron, él volvió a su banco. A las 9.15 volvió a<br />

ocultarse tras el pabellón de conciertos. Esta vez pasaron dos chiquillas, Susan<br />

Flarhaty y Katrina Bannerman.<br />

Johnny depositó su tazón de té sobre la mesa con un golpe. Bannerman se<br />

había quitado las gafas y frotaba ferozmente los cristales.<br />

–¿Su hija atravesó el parque esta mañana? ¡Jesús!<br />

Bannerman volvió a calarse las gafas. Su rostro estaba ensombrecido y<br />

embotado por la furia. Y tiene miedo, <strong>com</strong>prendió Johnny. No lo asustaba la<br />

posibilidad de que lo destituyeran los electores, ni de que el Union-Leader<br />

publicara otro artículo de fondo sobre los estúpidos polizontes del oeste de<br />

Maine, sino el pensar que si a su hija se le hubiera ocurrido ir sola a la biblioteca<br />

esa mañana...<br />

–Mi hija–asintió Bannerman parsimoniosamente–. Creo que pasó a quince<br />

metros de esa... de esa fiera. ¿Sabe cómo me siento al pensarlo?<br />

–Lo imagino.<br />

–No, no creo que pueda. Me siento <strong>com</strong>o si hubiera estado a punto de<br />

meterme en el hueco vacío del ascensor. Como si hubiera dejado pasar las<br />

setas en el almuerzo y alguien hubiese muerto envenenado por una de ellas. Y<br />

me siento sucio. Me hace sentir contaminado. Supongo que quizás esto también<br />

explica por qué finalmente le llamé a usted. En este preciso instante haría<br />

cualquier cosa por pillar a ese tipo. Absolutamente cualquier cosa.<br />

Fuera, un gigantesco quitanieves anaranjado asomó de la borrasca <strong>com</strong>o algo<br />

salido de una película de terror. Se detuvo y dos hombres se apearon. Cruzaron<br />

la calzada hasta llegar al Jon's y fueron a sentarse en la barra. Johnny terminó<br />

su té. Ya no le apetecía el chile.<br />

–El tipo volvió a su banco –prosiguió Bannerman–,pero no por mucho tiempo.<br />

Alrededor de las 9.25 oyó que el chico Harrington y la chica Loggins volvían de<br />

la biblioteca. Se escondió nuevamente tras el pabellón de conciertos. Debían de<br />

ser aproximadamente las 9.25 porque la bibliotecaria les firmó la salida a las<br />

9.18. A las 9.45 tres chicos de quinto grado pasaron frente al pabellón rumbo a<br />

la biblioteca. Uno de ellos cree que tal vez vio a «un individuo.» Deberíamos

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