La Política. Lo que debe ser - Bidireccional
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<strong>La</strong> <strong>Política</strong>.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.<br />
Roberto Ángel Capriotti
<strong>La</strong> <strong>Política</strong>.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.<br />
Roberto Ángel Capriotti<br />
Obra de acceso gratuito<br />
Versión 1.0 / Agosto de 2011<br />
Se puede acceder a esta edición electrónica desde:<br />
http://capriottiypolitica.blogspot.com/<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Esta obra tiene licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obra derivada 3.0<br />
Se permite su copia y distribución siempre <strong>que</strong> mantenga el reconocimiento de sus autores, no haga uso comercial<br />
de las obras y no realice ninguna modificación de ellas.<br />
Para ver una copia de esta licencia, http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/<br />
2
3 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
A Elsa, mi mujer,<br />
por su estancia a mi lado durante tantos años matizando la brega.<br />
A Paul/Marisol, a Fabi, a Juan, a Beto/Irene,<br />
por su papel de fogoneros metiendo fuego a la caldera.<br />
A Hugo, la alegría de la familia,<br />
por aderezar con su inocente simpatía las entrevistas por skype.
Índice<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Palabras Iniciales 9<br />
1. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> 18<br />
1.1. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: su trascendencia como actividad humana 18<br />
1.2. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y lo <strong>que</strong> es 26<br />
1.3. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: en esta materia las advertencias son un mal necesario 29<br />
1.4. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y los límites de su universalidad 31<br />
1.5. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: debo reconocer <strong>que</strong> me resulta muy difícil abstraerme de lo<br />
acontecido y lo <strong>que</strong> acontece en mi entorno 33<br />
1.6. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> adquiere sentido en el vientre de una comunidad humana 34<br />
1.7. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> no es una ciencia, es un arte 36<br />
1.8. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y su contenido ético 37<br />
1.9. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y el Bienestar General de una comunidad humana 40<br />
1.10. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: la vigencia de las ideologías y de las utopías 43<br />
1.11. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y una inminente transformación en el es<strong>que</strong>ma capitalista: la justa<br />
valoración de la fuerza de trabajo 45<br />
1.12. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y el Pacto Social 50<br />
1.13. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: ¿por quién doblan las campanas? 52<br />
1.14. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: el privilegio a favor de los poseedores de los medios de producción en<br />
detrimento de los poseedores de la capacidad de trabajo carece de fundamento ético 53<br />
1.15. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: un cambio radical en lo conceptual respecto del trabajo 58<br />
4
5 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
1.16. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: las revoluciones y sus diversas formas y aptitudes 60<br />
1.17. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: el epílogo del inicio 63<br />
2. El Hombre 65<br />
2.1. <strong>Lo</strong>s Homínidos: sus orígenes 65<br />
2.2. <strong>Lo</strong>s Homínidos: una breve síntesis de su evolución 67<br />
2.3. El Homo Sapiens Sapiens: unidades de desenvolvimiento 73<br />
2.4. El Homo Sapiens Sapiens: sectores de desenvolvimiento 80<br />
2.5. El Ser Humano: unidad psicosomática 82<br />
2.6. El Ser Humano: la Cultura 86<br />
2.7. El Hombre: comportamientos culturales universales 87<br />
2.7.1. El Hombre: la Religión 91<br />
2.7.2. El Hombre: la Convivencia 94<br />
2.7.3. El Hombre: el industrialismo con rasgos técnicos/científicos 99<br />
2.8. El Hombre: corolario 100<br />
2.9. El Hombre: la realidad 101<br />
3. <strong>La</strong> Nación 105<br />
3.1. <strong>La</strong> Nación: el nacionalismo. 106<br />
3.2. <strong>La</strong> Nación: instancias anteriores y posteriores a la unidad de desenvolvimiento<br />
actual 107<br />
3.2.1. <strong>La</strong> etapa de la Horda o Banda 108<br />
3.2.2. <strong>La</strong> etapa del Clan 108<br />
3.2.3. <strong>La</strong> etapa de la Tribu 109<br />
3.2.4. <strong>La</strong> Nación. El Pueblo. El Hombre político 110<br />
3.3. <strong>La</strong> Nación: las normas sociales frente a las leyes de la naturaleza 112<br />
3.4. <strong>La</strong> Nación: Pueblo y Pacto Social 112<br />
3.5. <strong>La</strong> Nación: la esencia del pasaje del estadio tribal al nacional 113
[Roberto A. Capriotti]<br />
3.6. <strong>La</strong> Nación: unidad de cultura y ánimo de sociedad 116<br />
3.7. <strong>La</strong> Nación: la vigencia del nacionalismo 118<br />
3.8. <strong>La</strong> Nación: universalismo versus nacionalismo 125<br />
3.9. <strong>La</strong> Nación: el nacionalismo tiene múltiples facetas y una sola esencia 127<br />
3.10. <strong>La</strong> Nación: Europa es un especial paradigma 139<br />
3.11. <strong>La</strong> Nación: la globalización 167<br />
3.12. <strong>La</strong> Nación: la subsistencia de la modalidad imperialista 172<br />
3.13. <strong>La</strong> Nación: los blo<strong>que</strong>s regionales 174<br />
3.14. <strong>La</strong> Nación: las diversas categorías de naciones 175<br />
3.15. <strong>La</strong> Nación: el desarrollo económico 178<br />
3.16. <strong>La</strong> Nación: la redistribución de la ri<strong>que</strong>za 179<br />
3.17. <strong>La</strong> Nación: el desarrollo nacional 181<br />
3.18. <strong>La</strong> Nación: la nación potencia 181<br />
3.19. <strong>La</strong> Nación: la nación superpotencia 183<br />
3.20. <strong>La</strong> Nación: la nación desarrollada 185<br />
3.21. <strong>La</strong> Nación: el Estado Benefactor 186<br />
3.22. <strong>La</strong> Nación: el gradualismo de las etapas 193<br />
3.23. <strong>La</strong> Nación: el tránsito al desarrollo nacional 196<br />
3.24. <strong>La</strong> Nación: la nacionalización es un proceso con características de universalidad 200<br />
3.25. <strong>La</strong> Nación: la burguesía comienza a tener identidad 201<br />
3.26. <strong>La</strong> Nación: crónica fragmentaria sobre la revolución burguesa 204<br />
3.27. <strong>La</strong> Nación: la Revolución Americana del Norte y el Liberalismo 211<br />
3.28. <strong>La</strong> Nación: la Revolución Francesa y el Liberalismo 213<br />
3.29. <strong>La</strong> Nación: una mutación del comportamiento humano 224<br />
3.30. <strong>La</strong> Nación: al modo de una recapitulación 225<br />
6
7 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
4. El Pueblo y el Pacto Social 234<br />
4.1. El Pueblo: intentos de definiciones 234<br />
4.2. El Pueblo: la adquisición de su auténtica personalidad 237<br />
4.3. El Pueblo: su función de Soberano y el ejercicio del Poder 238<br />
4.4. El Pueblo: contenido del concepto de Poder 241<br />
4.5. El Contrato o Pacto Social: definición 243<br />
4.6. El Pacto Social: sustento de una sociedad política 244<br />
4.7. El Pacto Social: la evolución de sus formas 245<br />
4.8. El Pacto Social: los diversos grados de su evolución 256<br />
4.9. El Pacto Social: el papel preponderante de una Constitución 258<br />
4.10. El Pacto Social: la Democracia y su significado 260<br />
4.11. El Pacto Social: un largo camino para llegar a la instancia de la Democracia 261<br />
4.12. El Pacto Social: el Liberalismo adolecía y adolece de una fundamental<br />
insuficiencia 278<br />
4.13. El Pacto Social: la Democracia y sus alcances 279<br />
4.14. El Pacto Social: la Democracia y la cuestión económica-social 281<br />
4.15. El Pacto Social: la Democracia y la participación ciudadana 284<br />
4.16. El Pacto Social: la Democracia deliberativa y participativa 287<br />
4.17. El Pacto Social: la Democracia y las formas de los regímenes de gobierno<br />
en su esfera 289<br />
4.18. El Pacto Social: la Democracia, una breve excursión por la realidad 289<br />
5. El Estado Nacional 291<br />
5.1. El Estado Nacional: una breve crónica sobre el Estado 291<br />
5.2. El Estado Nacional: opiniones divergentes 301<br />
5.3. El Estado Nacional: la repetición de conceptos ya vertidos 303<br />
5.4. El Estado Nacional: ensayo sobre una definición 307<br />
5.5. El Estado Nacional: la revolución desde arriba 308
[Roberto A. Capriotti]<br />
5.6. El Estado Nacional: la forma de gobierno, los partidos políticos y los dirigentes y<br />
militantes políticos 309<br />
5.7. El Estado Nacional: la participación de las minorías en el gobierno 312<br />
6. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y las Ciencias Afines 313<br />
6.1. <strong>La</strong> Historia como Ciencia 314<br />
6.2. <strong>La</strong> Historia con mayúscula o la historia con minúscula 316<br />
6.3. No existe la Historia Universal con carácter científico 316<br />
6.4. <strong>La</strong> Historia y la Sociología 318<br />
6.5. Imparcialidad y subjetividad en el estudio histórico 318<br />
6.6. El estudio histórico exige hipótesis de trabajo 320<br />
6.7. <strong>La</strong> Historia y las Biografías 321<br />
6.8. <strong>La</strong> Historia y su conexión con el presente 322<br />
6.9. ¿Qué más pretendo de la Historia? 323<br />
6.10. <strong>La</strong> Antropología como Ciencia 324<br />
7. Bibliografía General 326<br />
8
9 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Palabras Iniciales<br />
Estas palabras iniciales pretenden anticipar, en pocos párrafos,<br />
el contenido de este ensayo y por lo tanto advertir al lector de cual<br />
es la materia principal. Ese objeto es la <strong>Política</strong>. En esencia, se trata<br />
de un conjunto de reflexiones sobre la <strong>Política</strong> y los temas <strong>que</strong> le<br />
conciernen de manera directa. En algunos temas <strong>que</strong> sobrevendrán<br />
a estas Palabras Iniciales a la <strong>Política</strong> la defino como la más relevante<br />
de las actividades humanas. No habré de discurrir específicamente<br />
sobre las cuestiones <strong>que</strong> atañen a mi entorno, a mi país, sino <strong>que</strong><br />
daré cierta prioridad a las definiciones generales, análisis sobre lo<br />
teórico, por<strong>que</strong> pretendo aportar elementos para un debate sobre<br />
la <strong>Política</strong> en sus aspectos generales, ya <strong>que</strong> se trata de una materia<br />
muy devaluada por la acción psicológica <strong>que</strong> patrocinan intereses<br />
muy mezquinos. Por momentos no estará ausente el tratamiento<br />
de lo <strong>que</strong> atañe a la República Argentina. Me <strong>ser</strong>á muy difícil eludir<br />
dicha faceta ya <strong>que</strong> se trata del costado <strong>que</strong> más me duele.<br />
<strong>Lo</strong>s integrantes de esta Comunidad Humana llamada la<br />
República Argentina dimos la impresión <strong>que</strong> tuvimos, en<br />
numerosos casos, muchas dificultades para detectar a los buenos<br />
dirigentes políticos y por ende a los estadistas con la suficiente<br />
estatura, como para guiarnos por la senda adecuada para<br />
convertirnos en una Nación Desarrollada o por lo menos en una<br />
Nación Potencia. <strong>Lo</strong>s dirigentes políticos, ergo los estadistas son
[Roberto A. Capriotti]<br />
productos de la sociedad humana <strong>que</strong> les da origen y por lo tanto<br />
la cuestión empeora y la conclusión es fatídica. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> sostengo,<br />
también se puede describir de otra manera: los argentinos<br />
arrastramos una malformación genética en materia de roles<br />
clasistas, por lo menos desde el segundo o el tercer decenio del<br />
Siglo XX: nuestra abundante clase media tuvo y tiene una fuerte<br />
propensión a jugar de idiota útil de los grandes intereses, internos y<br />
externos y para eso le pagan haciéndole creer <strong>que</strong> es culta o<br />
cuando menos, bien informada. Si asumimos esto, el debate puede<br />
transitar por buenos senderos. Me incluyo en esa clase media. <strong>Lo</strong><br />
cierto es <strong>que</strong> somos deficientemente cultos y deficientemente<br />
informados. A nuestros abuelos la oligarquía terrateniente los<br />
importó, como una manufactura más, entre tantas, para <strong>que</strong><br />
trabajaran sus campos. A los importados y a sus herederos se nos<br />
pegaron muchos de los defectos de visión de dichos oligarcas.<br />
¿Cuál es el principal de esos defectos de visión, <strong>que</strong> arrastramos<br />
por carácter transitivo? El defecto núcleo es a<strong>que</strong>l de seguir<br />
creyendo <strong>que</strong>, a<strong>que</strong>llo de las bondades de nuestro suelo y clima nos<br />
obligan a darle prioridad a los productos de la tierra y<br />
agradezcamos <strong>que</strong> ahora, desde hace poco tiempo, le agregamos el<br />
convencimiento de <strong>que</strong> resulta ventajoso manufacturar lo <strong>que</strong><br />
Natura nos brinda. Abramos los ojos: los países <strong>que</strong> transitaron y<br />
transitan raudamente hacia la condición de Nación Potencia o en<br />
última instancia al grado supremo de Nación Desarrollada son los<br />
<strong>que</strong> siguieron o siguen el camino de una industrialización sin<br />
cortapisas, sin sectorizaciones: auténticos productores de<br />
manufacturas cada vez más complejas y provenientes de cualquier<br />
rubro u origen. Otro lujo <strong>que</strong> nos permitimos en épocas no muy<br />
lejanas, exportamos gran cantidad de sobresalientes técnicos y<br />
científicos, reconocidos mundialmente, <strong>que</strong> fueron y son<br />
aprovechados en otros países. Al momento de esta revisión<br />
algunos de esos emigrados forzosos están regresando. Una señal<br />
10
11 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
de <strong>que</strong> estamos corrigiendo el rumbo, positivamente. ¿Estaremos<br />
aprendiendo a manejar la brújula?<br />
Antes de continuar con la tarea de sacar nuestros trapitos al sol,<br />
quiero hacer una especial referencia, aun<strong>que</strong> breve, a un<br />
acontecimiento singular <strong>que</strong> ennegrece más <strong>que</strong> ensombrece a un<br />
período de la vida de nuestra comunidad, <strong>que</strong> no está muy lejano<br />
en el tiempo. Se trata de hechos <strong>que</strong> ponen en descubierto otra<br />
desgraciada deficiencia como Comunidad Humana. El episodio<br />
tiene dos caras como una moneda y en ambas la figura tiene los<br />
rasgos de la tragedia. Por un lado la acción subversiva <strong>que</strong><br />
desplegaran grupos, en su mayoría personas jóvenes, de muy<br />
diversa procedencia social y por el otro la represión sin reglas y<br />
con mucha alevosía ejercida en nombre del Estado Nacional, por<br />
una abultada porción de integrantes de las Fuerzas Armadas.<br />
Recordemos <strong>que</strong> los integrantes de las mismas son el brazo<br />
armado de la Nación, investidas de tal carácter por el Pueblo y en<br />
consecuencia por razones profesionales <strong>debe</strong>n dar ejemplo en<br />
materia de respeto a los derechos ciudadanos, a las leyes y<br />
fundamentalmente a la Constitución Nacional. Esa forma de<br />
aplicación constituyó una usurpación y malversación de la gestión<br />
gubernativa. Una apropiación indebida de las funciones del Estado<br />
Nacional para fines perversos y no para la defensa de las<br />
instituciones republicanas. Por empezar no fueron auténticos<br />
gobernantes en ejercicio de sus responsabilidades. Repito, se trató<br />
ni más ni menos <strong>que</strong> de la prepotente irrupción de algunos<br />
personeros, malversadores de la condición de soldados de la Patria,<br />
instrumentos de su propia visión y acicateados por determinados<br />
sectores sociales de carácter reaccionario, <strong>que</strong> utilizaron el nombre<br />
de las Fuerzas Armadas y la predisposición de militares traidores a<br />
su mandato profesional y usurpadores de los estamentos del<br />
Estado Nacional y las funciones gubernativas inherentes para<br />
amañar y trastocar el orden político normal de nuestra República.<br />
Esto no era una novedad, pues ni bien la oligarquía perdió el
[Roberto A. Capriotti]<br />
manejo de las riendas del poder político en la Argentina, por la<br />
irrupción ciudadana a través del voto secreto y obligatorio, sus<br />
personeros fueron ideando métodos para burlar esa voluntad<br />
cívica. En primera instancia inventaron el llamado Fraude<br />
Patriótico y luego cuando se les hizo imposible mantenerlo,<br />
apelaron asiduamente al Golpe de Estado encabezado por militares<br />
<strong>que</strong> oficiaban de idiotas útiles en algunos casos y en otros como<br />
partícipes conscientes. El único Golpe de Estado <strong>que</strong> tuvo carácter<br />
reparador fue el del 4 de junio de 1943. Ese juego perverso <strong>que</strong> se<br />
prolongó y profundizó a partir de 1955 y alcanzó su cenit en 1976,<br />
hizo <strong>que</strong> nuestros jóvenes interpretaran <strong>que</strong> en el país no existía la<br />
vía política normal para restablecer las reglas lógicas del juego<br />
institucional. <strong>La</strong> proscripción de dirigentes y partidos,<br />
principalmente el peronismo, fue un acto inicuo. Fueron inducidos<br />
a convencerse <strong>que</strong> tan sólo la lucha armada podía redimir a la<br />
Patria y a su Pueblo. Fueron empujados a una encerrona. Algunos<br />
actuaron encandilados por el éxito de hechos revolucionarios de<br />
liberación acontecidos a nivel planetario. En nuestro país hubo<br />
hechos <strong>que</strong> deformaban la realidad y esa realidad trastocada los<br />
indujo a <strong>que</strong> se lanzaran a la acción armada irregular, <strong>que</strong> ellos<br />
creían legítima. Es aquí en donde <strong>que</strong>dan en total descubierto las<br />
anomalías, las pústulas malsanas, de una sociedad <strong>que</strong> enviaba<br />
señales equivocadas a sus jóvenes <strong>que</strong> ansiaban participar y jugar<br />
un rol importante en las cuestiones de la Cosa Pública. Casi en su<br />
totalidad eran jóvenes no indiferentes al <strong>que</strong>hacer ciudadano<br />
argentino. Muy pocos respondían a directivas provenientes de<br />
países con ideologías ajenas a lo nacional y popular. Estaban<br />
preocupados por<strong>que</strong> deseaban <strong>que</strong> las mayorías populares<br />
condujeran los destinos nacionales. <strong>La</strong>s señales equivocadas <strong>que</strong> le<br />
enviaba su entorno les demostraban <strong>que</strong> los caminos<br />
institucionales estaban cerrados. Eran señales equivocas originadas<br />
en abundantes sectores de una sociedad realmente enferma, <strong>que</strong><br />
envió al sacrificio a muchos de sus militantes políticos jóvenes.<br />
12
13 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Acaso no son casos enfermizos: los Golpes de Estado del año<br />
1955, la proscripción del peronismo, el ocultamiento del cadáver<br />
de Evita, la imposibilidad del retorno de Perón al país, los más de<br />
treinta planteos militares al gobierno de Frondizi y en definitiva su<br />
destitución, el enfrentamiento entre azules y colorados en el<br />
Ejército, la destitución del Presidente Illía, el onganiato y su<br />
prolongación levingstoniana y lanussista y en definitiva el golpe de<br />
estado del 24 de marzo de 1976. En el año 1978 el dictador Rafael<br />
Videla declaró enfáticamente: “un terrorista no es solamente alguien con<br />
un arma de fuego o una bomba, sino también alguien <strong>que</strong> difunde ideas<br />
contrarias a la civilización occidental y cristiana” 1 . Para este General de la<br />
Nación, <strong>que</strong> no actuaba individualmente sino con abundante<br />
acompañamiento de muchos de sus pares e ideólogos civiles,<br />
sirviente consciente del pensamiento de sectores sociales<br />
argentinos muy retrógrados, el eufemismo Occidental y Cristiano<br />
tenía connotaciones muy propias del Medioevo Europeo y<br />
principalmente estaba furioso por otras cuestiones consideradas<br />
denigrantes por los de su calaña, como el respeto por los derechos<br />
de los hombres de trabajo y el avance de la industrialización<br />
nacional. Esos militares fuera de los carriles propios de sus<br />
responsabilidades, cometieron lo <strong>que</strong> certeramente se califica como<br />
Violación de los Derechos Humanos, un delito de Lesa<br />
Humanidad y por lo tanto imprescriptible. Tardía pero<br />
justicieramente, con total y absoluta imparcialidad, luego de<br />
aventar perdones inadmisibles, se está juzgando a esos<br />
responsables del genocidio con modalidades <strong>que</strong> ellos no<br />
aplicaron. Tan falaces fueron sus métodos <strong>que</strong> lograron disfrazar<br />
frente a los ojos de una mayoritaria porción de nuestra ciudadanía<br />
su gestión, edulcorándola con el argumento de la defensa de las<br />
instituciones. Siempre recuerdo su irónico lema: Somos Derechos<br />
y Humanos. Hoy, para nuestra felicidad están al descubierto, ni el<br />
1 Apunte tomado de mi archivo personal, el 4 de febrero de 2011. No consta la fuente.
[Roberto A. Capriotti]<br />
menos avisado de los compatriotas ignora lo acontecido y sobre<br />
todo quiero recalcar <strong>que</strong>, la actitud de nuestros militares del<br />
presente de total respeto al ejercicio judicial, le otorga a las Fuerzas<br />
Armadas Argentinas y a sus componentes la elevada jerarquía <strong>que</strong><br />
les corresponde como brazo armado de la nacionalidad.<br />
Relataré un episodio de mi vida <strong>que</strong> resulta muy ilustrativo con<br />
respecto a lo escrito en renglones atrás. Una verdadera anécdota,<br />
un hecho circunstancial, pero <strong>que</strong> para este caso tiene un<br />
contenido valioso. Carlos Andrés Pérez fue Presidente de<br />
Venezuela en dos oportunidades: (1974/1979) y (1989/1994),<br />
elegido por el Pueblo en procesos perfectamente constitucionales.<br />
El primer período, visto desde Argentina, muchos lo<br />
considerábamos un auténtico gobierno nacional y popular. En el<br />
segundo período, nuestra apreciación cambió radicalmente, fue el<br />
primer caso de un Presidente destituido y encarcelado por la<br />
Justicia, por comprobada malversación de fondos públicos y<br />
fraude a la Nación. Entre ambos lapsos gubernativos, no recuerdo<br />
bien la fecha, estuvo en Buenos Aires y dio una conferencia a la<br />
<strong>que</strong> concurrí con algunos amigos. Luego de ella departimos con él<br />
y otras personas, prácticamente hasta <strong>que</strong> se hizo día, con algunos<br />
cafecitos intermedios, en el bar del hotel donde se alojó y<br />
desarrolló su di<strong>ser</strong>tación. Allí nos relató experiencias de su gestión<br />
gubernativa, relacionadas con la represión aplicada a acciones<br />
guerrilleras <strong>que</strong> soportara en esa primera presidencia.<br />
Sucintamente: en su primera presidencia cuando un comando<br />
guerrillero copaba una zona abierta o bien una población, el titular<br />
del Poder Ejecutivo Nacional disponía el traslado de un comando<br />
militar bien pertrechado, al <strong>que</strong> acompañaba un Jurado Civil<br />
designado por el órgano supremo de la Justicia Nacional.<br />
Reprimida la acción resultaban guerrilleros muertos, heridos y<br />
prisioneros <strong>que</strong> recibían las atenciones propias de afectados por un<br />
acto de guerra. El Jurado Civil actuaba y los acusados designaban<br />
sus defensores y en ausencia se los proveía el Estado. Se<br />
14
15 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
sustanciaba el juicio y se determinaban las responsabilidades y<br />
penas. De los condenados a prisión, su familia tenía pleno<br />
conocimiento de su destino de encierro y para los fusilados o<br />
muertos en acción, los restos eran entregados a sus familiares. <strong>La</strong>s<br />
apelaciones judiciales seguían los trámites naturales.<br />
Evidentemente no <strong>que</strong>daba nada pendiente <strong>que</strong> pudiera <strong>ser</strong><br />
imputable a un gobierno ilegítimo por origen o procedimientos.<br />
¿Por qué no se procedió de similar manera en la Argentina?<br />
Por<strong>que</strong> en la Argentina se aprovecharon las circunstancias para<br />
destruir los intentos <strong>que</strong> desde 1945 al 1960, los legítimos<br />
gobiernos de Perón y de Frondizi realizaron todas las acciones<br />
positivas para encausarnos por los andariveles del Bienestar<br />
General y su correlato inmediato anterior, la industrialización.<br />
Volvamos al núcleo del debate: la <strong>Política</strong>. En uno de los<br />
apartados anteriores ya lo anticipé en términos más o menos<br />
similares: para <strong>que</strong> un debate sea genuino y amplio se <strong>debe</strong> asentar<br />
sobre una apreciación teórica de carácter general, <strong>que</strong> sirva de<br />
basamento para las posteriores conclusiones <strong>que</strong> pertenecen a los<br />
casos del ámbito particular. Este es el análisis de un humilde<br />
ciudadano, de una determinada comunidad humana, una Nación,<br />
<strong>que</strong> no pretende oficiar de docto y menos aún abrogarse méritos<br />
como para pontificar, sino <strong>que</strong> busca convertirse en expositor de<br />
una temática <strong>que</strong> le preocupa sobremanera, apoyado en el único<br />
título <strong>que</strong> puede exhibir: su larga experiencia como ob<strong>ser</strong>vador y<br />
también en pe<strong>que</strong>ña medida como un modesto actor de las<br />
vicisitudes políticas de su Patria. En realidad, también debo<br />
confesar <strong>que</strong>, si lograra hacer docencia, aun<strong>que</strong> fuera en lo más<br />
mínimo, me sentiría muy feliz.<br />
También y antes de penetrar en la maraña del intrincado tema<br />
<strong>que</strong> me he propuesto desbrozar, quiero efectuar una breve<br />
referencia sobre las funciones semánticas <strong>que</strong> le atribuyo a<br />
determinadas palabras, a las <strong>que</strong> apelo muy asiduamente en el
[Roberto A. Capriotti]<br />
transcurso del escrito. Cuando usamos los vocablos: Pueblo,<br />
Soberano, Nación, Sociedad, Liberalismo, Pacto Social,<br />
Aristocracia, Democracia, Representante, <strong>Política</strong> u otros<br />
relacionados y recurrimos al diccionario es habitual encontrar para<br />
ellos más de una acepción, pero en mi caso, dejo en claro, <strong>que</strong> los<br />
aplico con el sentido y el contenido específico <strong>que</strong> se les otorga, en<br />
el presente, en el lenguaje de las Ciencias <strong>Política</strong>s y acostumbro a<br />
escribirlos con mayúscula inicial, puesto <strong>que</strong> de tal manera remarco<br />
la significación apropiada <strong>que</strong> a cada vocablo le atribuyo.<br />
Además, deseo dejar al descubierto mi convencimiento de <strong>que</strong><br />
toda apreciación hecha por un individuo está preñada de<br />
subjetividad. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> contiene este ensayo es mi verdad, vista desde<br />
el cristal de mis convicciones, como una contribución al debate de<br />
un tema <strong>que</strong> es muy importante para el <strong>ser</strong> humano: la <strong>Política</strong>. Sin<br />
mi subjetividad no existiría este ensayo. Aun<strong>que</strong> debo aclarar,<br />
por<strong>que</strong> si no caería en la pedantería, <strong>que</strong> tal subjetividad no tiene<br />
carácter independiente, ni menos absoluto: se encuentra como<br />
toda subjetividad individual sometida a la influencia del entorno y<br />
de la época. Dicho esto a pesar de mi creencia en la plena vigencia<br />
del individuo, en su verdadera y correcta dimensión. <strong>Lo</strong>s<br />
individuos hacen a la sociedad pero existe el juego de vaivén, ya<br />
<strong>que</strong> el individuo respira la atmósfera <strong>que</strong> contribuyó a crear. En los<br />
temas específicos <strong>que</strong> seguirán a estas Palabras Iniciales, amplío<br />
conceptos, agrego la mayor cantidad de detalles, para <strong>que</strong> puedan<br />
<strong>ser</strong> digeridos con facilidad por el lector. A propósito de la<br />
subjetividad y con el ánimo de hacer menos árido el lenguaje de mi<br />
exposición se me ocurre transcribir los últimos cuatro versos de un<br />
poema de un gran poeta español:<br />
16
17 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
En este mundo traidor,<br />
nada es verdad, ni mentira,<br />
Todo es según el color<br />
del cristal con <strong>que</strong> se mira. 2<br />
Hay otra regla <strong>que</strong> quiero respetar y mantener en la medida de<br />
mi humana posibilidad y la misma es: la imparcialidad. Soy un<br />
hombre de partido, pero mala <strong>ser</strong>ía mi contribución al importante<br />
debate <strong>que</strong> nos <strong>debe</strong>mos los argentinos, si mi objetivo fuera tan<br />
sólo llevar agua para mi molino. Para <strong>que</strong> el análisis tenga <strong>ser</strong>iedad<br />
es ineludible la práctica de la imparcialidad, tanto como es<br />
innegable la existencia de la subjetividad. <strong>La</strong> perspicacia de mis<br />
lectores me exime de seguir abundando en la explicación de las<br />
ciertas y concretas diferencias existentes entre los conceptos:<br />
imparcialidad y subjetividad.<br />
Al presente ensayo lo presento dividido en temas, <strong>que</strong> trataré en<br />
los siguientes capítulos y cuyos títulos anticipo a continuación:<br />
Tema 1, la <strong>Política</strong>; Tema 2, el Hombre; Tema 3, la Nación; Tema 4, el<br />
Pueblo y el Pacto Social; Tema 5, el Estado Nacional y Tema 6, la <strong>Política</strong><br />
y las Ciencias Afines.<br />
2 Campoamor, Ramón (1817/1901): Humoradas. Consultado en Internet el 14 de febrero de 2011.
1. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
1.1. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: su trascendencia como actividad humana.<br />
Comenzaré mis comentarios con una rápida referencia a un<br />
antecedente, entre los muchos existentes, <strong>que</strong> tiene <strong>que</strong> ver con<br />
una antigua comunidad humana <strong>que</strong> con habitualidad usamos<br />
como paradigma, cuando se trata de temas políticos. Apunto a la<br />
comunidad ateniense, es decir la ciudad de Atenas y su entorno.<br />
Tiempo y lugar de la apuntada experiencia: quinientos años y<br />
también algo más, antes de la era cristiana, cuando Atenas era una,<br />
entre las varias pero minúsculas comunidades griegas, <strong>que</strong> estaban<br />
afincadas en parte de la Península Balcánica, en algunas Islas del<br />
Mar Egeo y en las costas de la Península de Anatolia. Allí, en ese<br />
pe<strong>que</strong>ño conglomerado humano, todos los ciudadanos eran pares<br />
en derecho y participaban en el gobierno y en la administración<br />
pública. Esto lo decían o lo daban a entender sus más ilustres<br />
gobernantes y sus más prominentes filósofos. Vista la cuestión de<br />
manera tan lineal, da la sensación de <strong>que</strong> la Humanidad no ha<br />
evolucionado mucho o ha evolucionado muy poco en materia<br />
política en los últimos dos mil quinientos años. Hoy día, encontrar<br />
una entidad nacional en donde se considere a todos los ciudadanos<br />
pares en derechos y además con plena participación en la vida<br />
pública, resulta un hecho de singular relevancia. A esta altura de<br />
nuestra evolución, quienes reclamamos la vigencia de dichas<br />
18
19 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
prácticas políticas nos auto-titulamos: progresistas. Pero cuidado,<br />
vayamos por partes, pues en algún vericueto se esconde la punta<br />
del ovillo, <strong>que</strong> nos permitirá desenhebrar la madeja. Puedo pecar<br />
de inoportuno si entrara a dudar de la fidelidad de las crónicas <strong>que</strong><br />
me ilustran al respecto. Todo lo anterior toma verosimilitud si<br />
hacemos una aclaración, <strong>que</strong> nos la aportan los cronistas de esa<br />
época y lugar. En la mencionada comunidad los ciudadanos eran<br />
muy pocos y constituían una clase social <strong>que</strong> a esta altura de la<br />
evolución humana, bien la podemos calificar como aristocracia:<br />
tenían esclavos para atender los trabajos y súbditos para engrosar<br />
la hacienda pública. Pero de todas manera tenían su mérito, en esa<br />
época y en ese espacio geográfico ya se ocupaban de forma<br />
preferencial de los temas <strong>que</strong> afectaban al común. <strong>Lo</strong>s asuntos <strong>que</strong><br />
concernían al conjunto de los habitantes de la comunidad tenían<br />
prioridad para su especial consideración en el Ágora, una especie de<br />
plaza en el centro de la villa, el lugar donde los atenienses se<br />
reunían para discutir sus leyes y decidir el futuro político de su<br />
ciudad y además para hacer gala de sus habilidades oratorias. Ellos<br />
echaron a rodar un vocablo con el cual pretendían denominar y<br />
también definir a esa especial preocupación y a ese especial<br />
<strong>que</strong>hacer: Politeia, <strong>que</strong> deriva de Polis, el vocablo con el <strong>que</strong> se<br />
denominaba al Estado constituido por una ciudad y el entorno<br />
rural bajo su influencia. Esa entidad pública, esa asociación o<br />
agrupación de familias, esa comunidad humana, constituía la más<br />
importante de las preocupaciones del conjunto y tanto las<br />
personas, como los gobernantes e incluso las deidades estaban a su<br />
<strong>ser</strong>vicio. Dos de sus máximos representantes en el campo de las<br />
novatas ciencias, Platón y Aristóteles, dedicaron obras ecuménicas,<br />
para ese entonces, a la Politeia. En el presente, a los contenidos de<br />
sus escritos y afirmaciones los usamos como referencias. No<br />
puedo dejar de mencionar a Sócrates, el predecesor, <strong>que</strong> abrió<br />
rumbos imperecederos en el pensamiento griego y cuya influencia<br />
intelectual sobre ambos es innegable. <strong>La</strong> tradición nos ha traído su
[Roberto A. Capriotti]<br />
célebre decir: yo sólo sé <strong>que</strong> no sé nada. Su legado es mucho más<br />
amplio y más denso aún, <strong>que</strong> el estupendo contenido de su<br />
lacónica expresión. Sócrates fue maestro de Platón y éste a su vez<br />
de Aristóteles. Estos pensadores pertenecen a una época gloriosa<br />
de la comunidad griega y sus reflexiones constituyen pilares<br />
básicos y fundamentales de lo <strong>que</strong> hoy denominamos como el<br />
pensamiento Occidental, en la gran diversidad de disciplinas en<br />
general <strong>que</strong> lo componen y para la <strong>Política</strong> en particular. Luego, vía<br />
pensadores y/o predicadores <strong>que</strong> les sucedieron en nuestro mundo<br />
de Occidente, la actividad intelectual del <strong>ser</strong> humano y entre ellas<br />
la <strong>Política</strong> pasa a emparentarse con el orden derivado de una<br />
instancia divina, de un Ser Supremo, principio y fin de todas las<br />
cosas. Con el advenimiento del Renacimiento, en sus trescientos<br />
años de vigencia, 1500 al 1800 d.C., la <strong>Política</strong> retoma su<br />
característica antropocéntrica. Regresa al <strong>ser</strong> humano, al<br />
ciudadano, al individuo y necesariamente al individuo como<br />
integrante de una comunidad humana.<br />
Hoy, en nuestro medio y en nuestro idioma, cuando hablamos<br />
del conjunto de individuos o ciudadanos componentes de una<br />
colectividad o comunidad humana decimos el Pueblo y cuando<br />
nos referimos a la actividad <strong>que</strong> se ocupa de la convivencia en el<br />
seno del mismo, decimos la <strong>Política</strong>. En el ejercicio dialéctico<br />
académico o en el cotidiano aplicamos vocablos, palabras, <strong>que</strong><br />
tienen parentesco etimológico con a<strong>que</strong>llos <strong>que</strong> usaban en esas<br />
minúsculas comunidades ribereñas del mar Egeo, en a<strong>que</strong>l tiempo<br />
ya remoto, pero algo ha variado sustancialmente y es la cuestión<br />
semántica, es decir, el alcance del significado de esos términos. <strong>Lo</strong><br />
de ayer era simple, es<strong>que</strong>mático, lo de hoy es complejo. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> sin<br />
duda permanece inmutable es la circunstancia de <strong>que</strong> continuamos<br />
refiriéndonos a comunidades humanas, pues la Polis sigue siendo el<br />
objetivo primordial de las preocupaciones de la <strong>Política</strong>. Por ello<br />
tenemos <strong>que</strong> reafirmar <strong>que</strong> la esencia es la misma pero admitir <strong>que</strong><br />
la magnitud del significado de dichos vocablos adquirió una<br />
20
21 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
profundidad y una intensidad <strong>que</strong> torna muy nimia la dimensión<br />
<strong>que</strong> poseían por entonces. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> pretendo recalcar, marcar,<br />
acentuar especialmente es la gran importancia <strong>que</strong> a<strong>que</strong>llos<br />
antecesores le daban a los temas referidos a la Polis o sea a su<br />
comunidad y a la Politeia, es decir las reglas, las prácticas y las<br />
costumbres <strong>que</strong> regían las relaciones entre congéneres integrantes<br />
de una comunidad humana. Ya en ese lejano pasado esas materias<br />
eran objeto de una dedicación y consideración de primera<br />
magnitud. Mi propuesta es <strong>que</strong> sigamos otorgando a la <strong>Política</strong> una<br />
consideración de primera línea, por<strong>que</strong> en ello se juega el destino<br />
de la especie humana.<br />
He aportado esa antigua referencia, tan antigua como incipiente<br />
pero <strong>que</strong> en su forma, de gran simpleza en ese momento, tiene<br />
implícito un grande mensaje. <strong>La</strong> Cosa Pública tiene <strong>que</strong> <strong>ser</strong> atendida<br />
prioritaria y eficientemente por quienes tengan condiciones<br />
intelectuales y además vocacionales. El ejemplo ateniense <strong>debe</strong><br />
<strong>ser</strong>virnos de acicate para <strong>que</strong> colo<strong>que</strong>mos a la actividad política en<br />
el sitial relevante <strong>que</strong> se merece, por<strong>que</strong> es un menester del <strong>que</strong><br />
depende el resto de nuestras manifestaciones vitales, digamos,<br />
desde lo <strong>que</strong> atañe a lo personal en lo físico y lo anímico hasta lo<br />
<strong>que</strong> son las actividades económicas y sociales, dentro de los<br />
confines de nuestro entorno. Se hace imperioso <strong>que</strong> en la<br />
actualidad revitalicemos la valoración de la <strong>Política</strong>, so pena de <strong>que</strong><br />
el detrimento a <strong>que</strong> la sometemos pueda revertirse en un grave<br />
perjuicio para nosotros, como individuos y para la comunidad de la<br />
<strong>que</strong> somos parte. No habré de cejar en mi insistencia hasta<br />
demostrar la necesidad imperiosa de colocar en un alto sitial, entre<br />
las preocupaciones humanas, por lo menos en el minúsculo<br />
entorno a mi alcance, a esta desvalorizada actividad humana.<br />
Consecuencia de esa pretensión nace este ensayo. Pongamos el<br />
acento en a<strong>que</strong>lla importancia, a esa relevante magnitud, <strong>que</strong> le<br />
daban los griegos a la Cosa Pública, fundamentalmente los<br />
atenienses, hace dos mil quinientos años, salvando las diferencias
[Roberto A. Capriotti]<br />
de magnitudes existente entre a<strong>que</strong>llo y lo de hoy. En síntesis, el<br />
tema para ellos revestía magnitud trascendente y en consecuencia,<br />
a pesar de su primitivismo, le asignaban capital importancia a las<br />
teorías sobre la Cosa Pública y similar importancia le otorgaban a la<br />
aplicación de las mismas, en el <strong>que</strong>hacer cotidiano.<br />
Estas reflexiones y esta insistencia, esta perseverancia <strong>que</strong><br />
esgrimo como una amenaza, se origina y se incentiva en el trato<br />
irreverente <strong>que</strong> una gran parte de la ciudadanía le dispensa a la<br />
<strong>Política</strong> en la actualidad, en nuestro medio y en muchas latitudes de<br />
nuestro mundo. Creo <strong>que</strong> mi preocupación trasciende los límites<br />
de lo racional para tomar la forma de un sentimiento, Dentro de la<br />
modestia de mi estatura política, en el constante trajinar político y a<br />
esta elevada altura de mi edad, el acto racional ha tomado la forma<br />
de lo afectivo o de la obsesión. Creo importante dejar puntualizado<br />
<strong>que</strong> por la contumaz denigración <strong>que</strong> denuncio, no responsabilizo<br />
tan sólo a los ciudadanos <strong>que</strong> hacen de la <strong>Política</strong> su <strong>que</strong>hacer<br />
predominante. <strong>La</strong> responsabilidad también recae sobre muchas<br />
otras conciencias. Pesa principalmente sobre las de a<strong>que</strong>llos<br />
políticos, dirigentes y militantes, <strong>que</strong> le abonan el campo a la<br />
acción denigratoria con sus ambiguos procedimientos, pero<br />
también sobre las de los ensayistas, tratadistas, periodistas, <strong>que</strong> por<br />
sus muchos yerros y mezquindades, deliberados o no, contribuyen<br />
al descrédito. En la gestión política en sí o en el actuar de los<br />
políticos ha habido buenos y malos manejos y continuará<br />
habiéndolos. Esto es una constante en la diversidad de las<br />
actividades humanas. Ahora bien, reconozco lo anterior para <strong>que</strong><br />
adquiera mayor consistencia mi aseveración de <strong>que</strong> existe un<br />
espectro mucho más amplio de sectores de la sociedad, <strong>que</strong> en la<br />
puja por obtener el favor del Estado están muy interesados,<br />
por<strong>que</strong> conviene a sus intereses, en desacreditar a la <strong>Política</strong> como<br />
tal y a quienes la practican. Cierta gente añora la presencia de un<br />
Estado del <strong>que</strong> puedan obtener beneficios directos. A muchos les<br />
disgustan los concursos y las licitaciones de bases claras y<br />
22
23 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
procedimientos limpios. A veces les resulta molesto sujetarse a<br />
reglas muy exigentes para obtener franquicias impositivas o<br />
subsidios. Estos sectores son los fabricantes y proveedores de lo<br />
<strong>que</strong> despectivamente llamo: caballos de Troya. Esos sectores poseen<br />
una perniciosa inclinación <strong>que</strong> consiste en proveer personeros, sus<br />
adiestrados y concientes <strong>ser</strong>vidores, con títulos o credenciales de<br />
especialistas en finanzas, economía y otros menesteres afines a la<br />
Cosa Pública, dispuestos a oficiar de asesores de gobernantes y<br />
funcionarios de origen político. Ese es la forma o manera para<br />
llegar al calor o por lo menos a la tibieza oficial. <strong>La</strong> puja es obtener<br />
rango de ministro o similares jerarquías. Difícilmente les seduzcan<br />
gradaciones inferiores. Generalmente se fran<strong>que</strong>an el acceso a la<br />
citada participación por el camino de las contribuciones para las<br />
campañas electorales y de organización partidaria. Soy un acérrimo<br />
sostenedor de la tesis de <strong>que</strong> las actividades antedichas <strong>debe</strong>n <strong>ser</strong><br />
financiadas exclusivamente por el Estado, acompañadas con<br />
medidas de control riguroso. De la manera descripta en párrafos<br />
anteriores se desvaloriza a la <strong>Política</strong> y sobremanera a sus genuinos<br />
dirigentes y militantes y <strong>que</strong>da en pie la justificación de la presencia<br />
de los terceros sirvientes de intereses particulares ajenos al bien<br />
común. El Bien Común o el Bienestar General son los objetivos<br />
fundamentales de esta actividad humana, a la <strong>que</strong> denominamos, la<br />
<strong>Política</strong>. El paño con <strong>que</strong> se cubre habitualmente la mercancía<br />
podrida, el arte de infiltrar los mencionados terceros en el terreno<br />
de la <strong>Política</strong>, es el argumento de <strong>que</strong> esos terceros aportan<br />
imparcialidad, <strong>ser</strong>iedad e idoneidad. Con frecuencia los hechos nos<br />
demuestran lo contrario, <strong>que</strong> esa presencia tiene en la mira inclinar<br />
la gestión del Estado a favor del interés particular, a lo sumo y para<br />
<strong>ser</strong> benévolo puedo decir a favor del interés sectorial, actitud <strong>que</strong><br />
no es pecado sí el favor alcanza a todos los sectores de la<br />
comunidad humana involucrada. Dicho esto último con mucha<br />
cautela. Hasta aquí un botón <strong>que</strong> sirve de muestra. En segunda<br />
instancia, pasemos de los sectores económicos a los sectores
[Roberto A. Capriotti]<br />
políticos y en este caso el panorama empeora. <strong>La</strong> oposición<br />
política siempre habla mal de los <strong>que</strong> ejercen el poder y viceversa.<br />
<strong>La</strong> corporación política trabaja decididamente en pro de su propio<br />
descrédito. En este terreno la muletilla más utilizada es la de la<br />
corrupción de los gobernantes en ejercicio. Existe la corrupción,<br />
pero si se manifestara en la medida de los comentarios de los<br />
corrillos especializados en la materia, la magnitud de la práctica<br />
<strong>ser</strong>ía visible sin investigaciones. Con el afán de <strong>que</strong> no se me<br />
cargue en la mochila el mote de criticón y no de proponedor, lanzo<br />
al voleo una modesta propuesta. Su aplicación podrá demostrar si<br />
es válida o no. Para solventar esto imitemos al rápido control del<br />
dopaje en las actividades deportivas, <strong>que</strong> es bastante efectivo.<br />
Implementemos un accesible control ciudadano a través de la red<br />
informática satelital <strong>que</strong> constituye una herramienta de<br />
generalizado manejo. <strong>La</strong>s reparticiones gubernativas <strong>que</strong> disponen<br />
de fondos monetarios, de todos los niveles gubernativos, <strong>debe</strong>n<br />
tener una página cuya denominación sea debidamente publicitada,<br />
en donde diariamente se reflejen los movimientos de fondos y sus<br />
afectaciones específicas, transcriptos en una jerga accesible para el<br />
gran público. A lo sumo tendrán <strong>que</strong> agregar un burócrata más<br />
para mantenerla actualizada. Estas recetas minuciosas son un tanto<br />
ajenas al objetivo de este ensayo, pero no está mal <strong>que</strong> en algunos<br />
momentos baje de las ramas para deambular sobre el terreno<br />
fangoso. Ingreso en la minuciosidad por<strong>que</strong> quiero dejar en claro<br />
<strong>que</strong> todo esto debiera tener un límite, no se puede desacreditar a<br />
quienes gestionan en favor de los intereses del común y menos aún<br />
ambicionar su reemplazo por lo <strong>que</strong> beneficia a intereses<br />
sectoriales o particulares o políticos. Esta es una porfía cotidiana y<br />
proviene de tiempos lejanos. Para colmo de males el integrante<br />
promedio de una comunidad, <strong>que</strong> en el concierto de sus<br />
preocupaciones diarias carece de tiempo y de medios, como para<br />
una adecuada información y reflexión, concluye siendo un<br />
cómplice involuntario de esos intereses sectoriales y/o particulares,<br />
24
25 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
por<strong>que</strong> entra en el juego de la crítica indiscriminada. Es una<br />
víctima de la información distorsionada. Para demostrar <strong>que</strong> estos<br />
métodos difamatorios vienen de muy lejos, voy a repetir en lengua<br />
española y en italiano, a<strong>que</strong>llas expresiones de los viejos<br />
inmigrantes italianos, entre ellos mis abuelos paternos y maternos,<br />
quienes las habían asimilado de sus progenitores en su tierra natal.<br />
No me lo contaron. Muchas veces resonaron en mis oídos cuando<br />
era niño o adolescente. Ejemplo primero, el más simple pero no<br />
menos contundente: la politica è sporca (la política es sucia). Ejemplo<br />
segundo, más completo y más agudo: se piote, governo ladro, e se non<br />
piove, anche (si llueve, gobierno ladrón, y si no llueve, también).<br />
Insisto en una aclaración. No me opongo a la crítica, al contrario la<br />
incentivo y personalmente no me pierdo la oportunidad de<br />
ponerlo de manifiesto cuando estoy en desacuerdo con algún<br />
procedimiento, pero nunca me adhiero al comentario genérico.<br />
Siempre aplaudo la denuncia concreta: la falta o el delito y el<br />
nombre y apellido del autor. No me produce ningún placer <strong>ser</strong><br />
cómplice de las malversaciones de caudales públicos, pero<br />
tampoco <strong>ser</strong> idiota útil de la maledicencia. A ésta, la considero un<br />
pecado capital, en el seno de la actividad política. Quien tenga algo<br />
<strong>que</strong> denunciar <strong>que</strong> lo haga. Un ciudadano, un magistrado, un<br />
legislador, un funcionario, puede peticionar o gestionar los<br />
mecanismos <strong>que</strong> los Códigos establecen para generar una<br />
investigación a cualquier <strong>ser</strong>vidor público, objeto de sospecha. Si el<br />
presunto denunciante encuentra obstáculos para realizar su<br />
denuncia ante la Justicia o ésta le resulta una vía poco expeditiva,<br />
tiene libre el acceso a los medios de comunicación masiva, <strong>ser</strong>ios y<br />
no subordinados a intereses particulares. Al día de hoy (año 2011)<br />
en la Argentina ya tenemos una ley de medios de comunicación<br />
virtuosa <strong>que</strong> los hará multiplicarse y evitará <strong>que</strong> se conviertan en<br />
monopolios. ¿Resulta muy ingenuo mi razonamiento? No lo<br />
entiendo así por<strong>que</strong> soy un hombre dotado de mucha buena fe y<br />
un admirador de la condición humana. <strong>Lo</strong> único <strong>que</strong> pretendo o
[Roberto A. Capriotti]<br />
reclamo es <strong>que</strong> seamos analistas <strong>ser</strong>ios y cautos y no le demos a<br />
estas cuestiones el mismo trato <strong>que</strong> a las decisiones de los árbitros<br />
del balompié.<br />
1.2. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y lo <strong>que</strong> es.<br />
Mis puntos de vista, expuestos en este escrito, giran alrededor<br />
de la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> en lugar de discurrir sobre la <strong>Política</strong><br />
lo <strong>que</strong> es. Este enunciado demuestra <strong>que</strong> hago un claro distingo<br />
entre ambas expresiones. <strong>La</strong> mía es una actitud deliberada, de<br />
plena conciencia y obedece a razones <strong>que</strong> explicaré en lo<br />
inmediato. <strong>Lo</strong> dicho lo sostengo, tanto para la <strong>Política</strong> como para<br />
las materias <strong>que</strong> le conciernen, tales como: la Nación, el Pueblo, el<br />
Pacto Social, la Constitución, el Liberalismo, la Democracia, el<br />
Estado Nacional y muchas otras <strong>que</strong> componen esta verdadera<br />
familia de conceptos. Esto de lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y lo <strong>que</strong> es, no es de<br />
mi patrimonio pero lo considero bienvenido. En términos más o<br />
menos similares lo he leído en otros autores, aplicado a materias<br />
semejantes y también a materias de distinta naturaleza. Una cita<br />
concreta es la <strong>que</strong> enuncio a continuación, no referida a la <strong>Política</strong>,<br />
sino a uno de los temas ligados o conexos <strong>que</strong> ya he mencionado:<br />
la Democracia. <strong>Lo</strong> dicho por el autor, en este caso, me resulta<br />
ampliamente válido para remarcar lo <strong>que</strong> pretendo decir:<br />
“Una experiencia democrática se desarrolla a horcajadas sobre el desnivel<br />
entre el <strong>debe</strong>r <strong>ser</strong> y el <strong>ser</strong>, a lo largo de la trayectoria signada por las<br />
aspiraciones ideales, <strong>que</strong> siempre van más allá de las condiciones reales.<br />
De ello se deriva <strong>que</strong> el problema de definir a la democracia se desdobla,<br />
por<strong>que</strong>, si por un lado la democracia requiere de una definición<br />
prescriptiva, por el otro no se puede ignorar la definición descriptiva. Sin<br />
26
27 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
la verificación, la prescripción es irreal; pero sin el ideal, una democracia<br />
‘no es tal’ ” 3 .<br />
Sigo con el afán de aportar citas para reafirmar mis expresiones<br />
sobre la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y por lo tanto incluyo otra<br />
expresión valiosa, entre muchas, <strong>que</strong> corresponde a un<br />
jurisconsulto argentino, miembro de la Corte Suprema de Justicia<br />
de la Nación en estos momentos (noviembre 2010), para <strong>que</strong> me<br />
sirva de apoyatura:<br />
“Por último, la política comprende la delimitación de los fines, y en ese<br />
sentido, existe una filosofía política. Su conocimiento busca el <strong>debe</strong>r <strong>ser</strong>,<br />
el por qué de la política, sus fines últimos. No lo <strong>que</strong> la política es ni<br />
como actúa, sino lo esencialmente valioso en todos los tiempos y lugares<br />
en <strong>que</strong> la naturaleza humana afronta los problemas de la esencia de su <strong>ser</strong><br />
político” 4 .<br />
A ambas expresiones, lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y lo <strong>que</strong> es, las adopto<br />
por<strong>que</strong> me parecen muy ilustrativas, muy accesibles para la<br />
interpretación, aptas para una rápida captación, por<strong>que</strong> su sentido<br />
y significación están a flor de piel y fundamentalmente por<strong>que</strong> me<br />
ayudan para exponer con mayor claridad y precisión el sentido de<br />
mi mensaje. Realmente, ambas, constituyen un feliz hallazgo y<br />
felicito a quienes las han echado a rodar.<br />
Considerar, analizar, emitir opinión sobre la <strong>Política</strong> desde uno<br />
u otro de estos puntos de vista, de lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> o de lo <strong>que</strong> es,<br />
no plantea un dilema, por<strong>que</strong> ambos enfo<strong>que</strong>s son naturales o<br />
lógicos, depende del autor la elección del camino. Existen autores<br />
<strong>que</strong> prefieren exponer sobre lo <strong>que</strong> es, ya <strong>que</strong> sólo le atribuyen<br />
validez o mérito a esa actitud. Por mi parte y al respecto insisto en<br />
3 Sartori, Giovanni (2003): ¿Qué es la democracia?, Buenos Aires: Taurus, p.22.<br />
4 Fayt, Carlos S. (1982): Derecho Político, Buenos Aires: Ghersi Editor, p.16.
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>que</strong> ambas posibilidades son ciertas y valederas. Se pueden analizar<br />
o considerar o desarrollar cualquiera de los dos enfo<strong>que</strong>s de<br />
manera separada, independientes entre sí, ya <strong>que</strong> una enunciación<br />
ideal no puesta en práctica es una pura teoría y una realización<br />
alejada de lo teórico a lo sumo puede <strong>ser</strong> un hecho de naturaleza<br />
distinta, no necesariamente de índole política.<br />
Insisto en explayarme sobre lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> en materia política,<br />
por<strong>que</strong> las malversaciones y/o los errores semánticos, están a la<br />
orden del día y sobre todo en nuestro país. Tal como lo expresara<br />
en párrafos anteriores, interpreto <strong>que</strong> el dilema no existe, puesto<br />
<strong>que</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> prefigura el horizonte, el punto de llegada, la<br />
meta a alcanzar, constituye lo teórico o lo ideal y lo <strong>que</strong> es significa<br />
el punto al <strong>que</strong> se ha arribado en un momento de la gestión<br />
política, ya sea en los actos gubernativos propios de una<br />
comunidad humana o en los avatares de la militancia política. <strong>Lo</strong><br />
<strong>que</strong> es constituye la instancia de los hechos, del aquí y el ahora. Se<br />
trata de dos instancias diferenciadas del <strong>que</strong>hacer comunitario del<br />
<strong>ser</strong> humano fundamental, de la <strong>Política</strong>. Para el caso de lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong><br />
<strong>ser</strong>, como el <strong>ser</strong> humano evoluciona el punto de llegada se desplaza<br />
y también se hace más amplio y va gradualmente adquiriendo<br />
nuevas y mayores y mejores formas y dimensiones. El horizonte se<br />
desplaza a medida <strong>que</strong> avanzamos. Para lo <strong>que</strong> es también vale lo<br />
de la evolución, por<strong>que</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> le va brindando renovados<br />
parámetros, materiales y métodos para aplicar. Bienaventurado el<br />
<strong>ser</strong> humano por<strong>que</strong> su grandioso destino no tiene continentes, se<br />
proyecta más allá de las elaboraciones de la más prolífica de las<br />
imaginaciones. ¡Qué placentero se hace el viaje cuando tenemos<br />
una visión agradable del lugar de destino! ¡Pero cuidado <strong>que</strong> no me<br />
propongo edificar aquí un relato para el solaz y el entretenimiento!<br />
No trato de teorizar sobre una república al mejor estilo platónico<br />
sino de ajustar la brújula para <strong>que</strong> nos señale el buen sendero. Ese<br />
conjunto de ideas o de conceptos <strong>que</strong> enmarcaré dentro de lo <strong>que</strong><br />
<strong>debe</strong> <strong>ser</strong> es la brújula <strong>que</strong> nos indica el Norte y esto resulta<br />
28
29 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
altamente importante sobre todo si navegamos a oscuras y con<br />
tormenta, como nos ocurre a los argentinos desde el momento del<br />
intercambio de roles entre españoles y criollos. A esta altura <strong>que</strong>da<br />
al descubierto el objeto de este ensayo. Pretendo ponerme junto a<br />
mis pares, los ciudadanos de mi país, codo a codo, hombro a<br />
hombro, cabeza a cabeza, para discutir o para discurrir si les parece<br />
más oportuno el vocablo, sobre una cuestión trascendente para el<br />
<strong>ser</strong> humano, la <strong>Política</strong>. Falta nos hace <strong>que</strong> conversemos entre<br />
nosotros sobre esta materia y además mucho y sin ofuscarnos.<br />
1.3. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: en esta materia las advertencias son un mal<br />
necesario.<br />
Quiero hacer una advertencia por<strong>que</strong> he encontrado<br />
determinadas actitudes en algunos ideólogos-escritores, <strong>que</strong> los<br />
muestran transitando sobre la línea <strong>que</strong> divide las buenas de las<br />
malas intenciones. Pretenden la universalización de un caso en<br />
particular. Para mi humilde entender, su intención es lograr <strong>que</strong> lo<br />
<strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> en la <strong>Política</strong> en una determinada comunidad<br />
humana, sea tomado como paradigma para el resto o para muchas<br />
otras comunidades. Creo <strong>que</strong> nos quieren vender un caso<br />
específico, como si fuera la receta mágica para <strong>que</strong> los demás la<br />
adoptemos. Como si existiera también en esta materia una verdad<br />
revelada. Y la advertencia la hago en voz muy alta, por<strong>que</strong> lo <strong>que</strong><br />
nos quieren vender es nada menos <strong>que</strong> la imagen de una<br />
comunidad a la <strong>que</strong> llaman la vanguardia de la Democracia o del<br />
Pacto Social Democrático. Este humilde ciudadano está<br />
convencido <strong>que</strong> en ese especial caso, en esa comunidad humana,<br />
apenas practican un Liberalismo o un Pacto Social Liberal muy de<br />
primera época <strong>que</strong> en este momento de revisión de mi escrito (a<br />
principios del año 2011), en la comunidad <strong>que</strong> no tan<br />
subrepticiamente aludo, aparecen signos de ciertos cambios <strong>que</strong>
[Roberto A. Capriotti]<br />
para mi modesta interpretación no llegan a la sustancia y <strong>que</strong> por<br />
ahora es un tenue maquillaje. Deseo fervientemente <strong>que</strong> sea un<br />
paulatino y genuino cambio. Me alegraría <strong>que</strong> ese genuino cambio<br />
se produjera en este período <strong>que</strong> está bajo la batuta de un<br />
Presidente de Estado cuyo origen personal se remonta al<br />
continente africano. ¡Qué genial reivindicación para una parte<br />
importante de nuestra especie humana, maltratada y relegada<br />
durante centurias! Es mi íntimo deseo <strong>que</strong> no sólo le estén<br />
maquillando el rostro al vetusto capitalismo para la acumulación y<br />
realmente estos escarceos sean el inicio de un proceso para poner<br />
en vigencia la receta del ya ineludible capitalismo para la<br />
redistribución.<br />
No descarto el análisis de lo <strong>que</strong> es en materia política, al<br />
contrario cada vez <strong>que</strong> considero o me refiero a la situación de mi<br />
país, en particular, en este escrito o en cualquier otro,<br />
obligadamente me interno en el terreno de lo <strong>que</strong> es. Recurro a ello<br />
cuando la circunstancia me lo exige, pero mi propósito en este<br />
caso es transitar, premeditadamente, por el otro meridiano. Ambos<br />
enfo<strong>que</strong>s son valiosos en la medida en <strong>que</strong>, en el estudio o en el<br />
análisis, no mezclemos al uno con el otro. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>, repito una<br />
vez más, es un objeto primordial de la preocupación humana y<br />
ambos enfo<strong>que</strong>s: el análisis sobre lo ideal y la consideración sobre<br />
lo real, digamos, sobre la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y sobre la <strong>Política</strong><br />
lo <strong>que</strong> es, <strong>debe</strong>n <strong>ser</strong> encarados con la especial diferenciación <strong>que</strong><br />
merecen ambas instancias. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>, bien<br />
entendida, es un producto cultural del <strong>ser</strong> humano, para mi gusto<br />
el de mayor rango entre los múltiples productos de tal naturaleza<br />
<strong>que</strong> genera en su vida en comunidad y por lo tanto se trata de una<br />
elaboración mental, <strong>que</strong> al <strong>ser</strong> llevada a la práctica sufre las<br />
adaptaciones propias de dicha aplicación y se convierte en la<br />
<strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> es. <strong>Lo</strong>s dirigentes políticos y los estadistas, <strong>que</strong> en<br />
una comunidad humana determinada asumen o son electos para<br />
ejercer el gobierno de la misma, <strong>debe</strong>n poseer aptitudes suficientes<br />
30
31 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
para aprehender con precisión las condiciones vigentes en esa<br />
comunidad y estar dotados de la suficiente perspicacia para aplicar<br />
la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> es en base a lo <strong>que</strong> lo <strong>que</strong> la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong><br />
<strong>ser</strong>, aconseja para ese lugar y tiempo. Si no aciertan en la<br />
percepción de las condiciones vigentes están condenados al fracaso<br />
y el fracaso <strong>ser</strong>á mayor si tampoco tienen noción de las<br />
coordenadas <strong>que</strong> brinda la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>. Ese fracaso es<br />
delito de lesa majestad por<strong>que</strong> se matan las esperanzas de un<br />
auténtico soberano, el Pueblo. Si el dirigente político o el estadista<br />
no poseen una conciencia plena de la realidad <strong>que</strong> lo circunda y de<br />
cuales son las recetas teóricas básicas, no reúnen las condiciones<br />
elementales para actuar como tales.<br />
1.4. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> y los límites de su<br />
universalidad.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> en la <strong>Política</strong> es el planteo ideológico. Es el<br />
entramado de ideas <strong>que</strong> sirven de sustento a dicha actividad<br />
humana. Constituye la generalización, lo universal y vale como tal.<br />
Es el punto referencial hacia donde se apunta la proa para no<br />
perder el rumbo. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> es lo universal pero esa<br />
universalidad tiene un límite <strong>que</strong> le impone la subjetividad del<br />
escritor o expositor y también, por<strong>que</strong> no reconocerlo, por la<br />
influencia <strong>que</strong> su entorno ejerce sobre dicho escritor o expositor.<br />
Ninguna persona de bien puede negar <strong>que</strong> en todos los actos de su<br />
vida y más aún cuando se trata de emitir opiniones, su subjetividad<br />
se deja entrever. Antes de ahora, en la parte introductoria de este<br />
ensayo, <strong>que</strong> lleva el título de Palabras Iniciales hice referencia a dicha<br />
cuestión, en los términos <strong>que</strong> a continuación transcribo (p.16):<br />
Además, deseo dejar al descubierto mi convencimiento de <strong>que</strong> toda<br />
apreciación hecha por un individuo está preñada de subjetividad. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong><br />
contiene este ensayo es mi verdad, vista desde el cristal de mis
[Roberto A. Capriotti]<br />
convicciones, como una contribución al debate de un tema <strong>que</strong> es muy<br />
importante para el <strong>ser</strong> humano: la <strong>Política</strong>. Sin mi subjetividad no existiría<br />
este ensayo. Aun<strong>que</strong> debo aclarar, por<strong>que</strong> si no caería en la pedantería,<br />
<strong>que</strong> tal subjetividad no tiene carácter independiente, ni menos absoluto:<br />
se encuentra como toda subjetividad individual sometida a la influencia<br />
del entorno y de la época. Dicho esto a pesar de mi creencia en la plena<br />
vigencia del individuo, en su verdadera y correcta dimensión. <strong>Lo</strong>s<br />
individuos hacen a la sociedad pero existe el juego de vaivén, ya <strong>que</strong> el<br />
individuo respira la atmósfera <strong>que</strong> contribuyó a crear.<br />
Toda actividad de un <strong>ser</strong> humano, un individuo, está<br />
impregnada de la subjetividad personal y ésta a su vez por la<br />
subjetividad comunitaria, <strong>que</strong> lo contiene. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong><br />
<strong>ser</strong>, lo teórico, en la comunidad a la <strong>que</strong> pertenezco puede tener<br />
coincidencias con lo <strong>que</strong> se piensa sobre el tema en comunidades<br />
contiguas o de otras latitudes, pero no necesariamente puede <strong>ser</strong><br />
un calco. Sobre esta cuestión es posible elaborar generalizaciones,<br />
pero éstas siempre tendrán el carácter de tales. Esto significa <strong>que</strong><br />
cada comunidad humana, cada unidad de desenvolvimiento, cada<br />
unidad de cultura tiene su propio temperamento o subjetividad<br />
comunitaria. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> es vale exclusivamente para cada<br />
comunidad humana, para cada nación, para cada tribu, <strong>que</strong> se<br />
desenvuelve en la superficie del planeta Tierra y además vale para<br />
un momento o ciclo o período determinado. Resumiendo<br />
pregunto: <strong>que</strong>da en claro <strong>que</strong> la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> es lo<br />
general y vale para definiciones de índole universal y la <strong>Política</strong> lo<br />
<strong>que</strong> es sólo vale para una comunidad en particular y constituye lo<br />
<strong>que</strong> se aplica o realiza en una de ellas en un ciclo o período<br />
determinado. <strong>Lo</strong> primero es lo <strong>que</strong> ofrece la teoría y lo segundo es<br />
lo <strong>que</strong> acepta la realidad en un lugar y en un momento,<br />
perfectamente circunscriptos.<br />
32
33 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
1.5. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: debo reconocer <strong>que</strong> me resulta muy difícil<br />
abstraerme de lo acontecido y lo <strong>que</strong> acontece en mi entorno.<br />
También vierto mi pensamiento sobre estos especiales temas,<br />
para contribuir a una discusión pendiente entre nosotros, los<br />
habitantes de una República del Cono Sur de Sudamérica. Diálogo<br />
<strong>que</strong> <strong>debe</strong> centrarse sobre lo acontecido en lo político, económico y<br />
social en nuestros doscientos años de vigencia como entidad<br />
nacional. Si soslayo la mención cometería una gran hipocresía. <strong>La</strong>s<br />
características de los acontecimientos y comportamientos en mi<br />
patria constituyen además un importante acicate para exponer<br />
sobre la <strong>Política</strong>, pero en lo <strong>que</strong> respecta a sus supuestos ideales.<br />
Somos un buen ejemplo de a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> sostuvieron y sostienen<br />
destacados pensadores: el hombre es el único animal <strong>que</strong> tropieza<br />
dos veces con la misma piedra. Nosotros, los argentinos, no<br />
hemos tropezado dos veces con la misma piedra, lo hicimos<br />
muchas veces y lo seguimos haciendo. Desde nuestros primeros<br />
pasos como entidad nacional reincidimos en los tropezones.<br />
Todavía hoy, son muchos los conciudadanos <strong>que</strong> insisten en<br />
apoyar a dirigentes políticos y sectoriales <strong>que</strong> sostienen ideas de<br />
similar naturaleza a las <strong>que</strong> han retardado nuestro proceso de<br />
desarrollo económico y de redistribución de la ri<strong>que</strong>za. Por ello<br />
confirmo <strong>que</strong>, hablaré de lo teórico como para contribuir a<br />
perfeccionar la bús<strong>que</strong>da del rumbo, del buen camino. <strong>Lo</strong> mío es<br />
un modesto aporte. Para hablar de la realidad están los hechos.<br />
Partamos de la base de <strong>que</strong> la realidad no necesita <strong>que</strong> la<br />
promocionemos, se hace ver y sentir por sí sola. Tampoco me<br />
quito de encima a la realidad por<strong>que</strong> es dura o por<strong>que</strong> me resulta<br />
desconocida. Al contrario, a esta altura de mi vida conozco<br />
intensamente la realidad por mis vivencias y ob<strong>ser</strong>vaciones, pero<br />
esa es la razón <strong>que</strong> alumbra mi firme propósito de exponer sobre<br />
metas ideales, por<strong>que</strong> creo <strong>que</strong> es el mejor camino para crear un<br />
horizonte para <strong>que</strong> las generaciones de reemplazo tengan un<br />
panorama más amplio, más límpido, dentro de la intrincada
[Roberto A. Capriotti]<br />
maraña de intereses <strong>que</strong> se juegan en el seno de ésta, mi<br />
comunidad. Me siento compelido a hablar de la <strong>Política</strong> lo <strong>que</strong><br />
<strong>debe</strong> <strong>ser</strong>, ya <strong>que</strong> considero obligatorio dicho aporte para un gran<br />
debate <strong>que</strong> abra y alerte a las mentes ciudadanas y de pie al cambio<br />
profundo <strong>que</strong> nos estamos debiendo. ¡Qué otra cosa puedo hacer<br />
yo después de haber asistido, con la impotencia de quien es<br />
pe<strong>que</strong>ño y no puede torcer los acontecimientos, en este caso la<br />
pérdida del rumbo cierto por parte de una comunidad humana,<br />
nuestra Argentina, en largos y penosos decenios de la vida<br />
nacional, retorcidos y pisoteados los principios orgánicos y éticos<br />
de la <strong>Política</strong>.<br />
1.6. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> adquiere sentido en el vientre de una<br />
comunidad humana.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> sigue es una definición, de mi propia cosecha, <strong>que</strong> tengo<br />
entre mis apuntes y <strong>que</strong> el lector lo encontrará repetido en más de<br />
una oportunidad en otros de los temas de este ensayo: El <strong>ser</strong><br />
humano es una entidad vital esencialmente gregaria, es decir con<br />
inclinación natural a vivir en grupos, y entonces el estudio de su<br />
vida en comunidad resulta una especial prioridad, puesto <strong>que</strong> es la<br />
faceta de su existencia <strong>que</strong> después de la supervivencia, adquiere la<br />
mayor magnitud. <strong>La</strong> convivencia entre congéneres es un elemento<br />
fundamental en la supervivencia de nuestra especie y de las demás.<br />
<strong>La</strong> forma de organizar y coadyuvar al mejoramiento de esa<br />
convivencia es el objeto de una actividad humana de grande<br />
dimensión. Así desembocamos en la definición de la <strong>Política</strong> y<br />
todo lo <strong>que</strong> ella significa.<br />
A partir de lo anterior aprovecho la circunstancia para ensayar<br />
una definición más clara y categórica de la <strong>Política</strong>:<br />
34
35 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
<strong>La</strong> <strong>Política</strong> es la actividad humana <strong>que</strong> se ocupa de las pautas y formas<br />
para organizar y perfeccionar la convivencia en el seno de una comunidad<br />
humana, para alcanzar la realización plena de los individuos y el conjunto.<br />
En consecuencia, es cierto <strong>que</strong> se trata de una actividad del Ser<br />
Humano de trascendental importancia. Pienso <strong>que</strong> lo dicho en el<br />
párrafo anterior, a más de una definición, es una excelente portada<br />
para el presente ensayo <strong>que</strong> se refiere a la <strong>Política</strong> y ella es lo<br />
esencial en su contexto. Todos los temas aquí considerados lo<br />
están cómo si fueran muchos afluentes de un cauce principal: la<br />
<strong>Política</strong>. Por lo tanto, <strong>debe</strong>mos reconocer <strong>que</strong> la misma adquiere<br />
sentido en el vientre de una comunidad humana. <strong>La</strong> existencia de<br />
una comunidad humana es el elemento condicionante <strong>que</strong> da<br />
razón al ejercicio de la <strong>Política</strong>.<br />
A continuación transcribo otro apunte de mi archivo. Una más<br />
de mis habituales improvisaciones: otra tesis <strong>que</strong> se tiene por muy<br />
válida es a<strong>que</strong>lla <strong>que</strong> sostiene <strong>que</strong> esa única especie humana,<br />
originada en un determinado y preciso lugar, el continente<br />
africano, sufrió una marcada dispersión en sus etapas primarias.<br />
De ello resulta <strong>que</strong> se fue desarrollando en forma fragmentaria, en<br />
toda la dimensión del planeta y lo hizo y sigue haciéndolo en<br />
distintas y variadas unidades de desenvolvimiento.<br />
Y esto también <strong>debe</strong> tenerse en cuenta para interpretar más<br />
cabalmente mucho de lo <strong>que</strong> sostengo. Ambas premisas citadas<br />
son elementos sustanciales <strong>que</strong> integran mis convicciones. Estoy<br />
convencido de <strong>que</strong> para cada comunidad humana, una Nación, una<br />
tribu, para cada unidad de desenvolvimiento del Ser Humano, para<br />
cada unidad de cultura, como también acostumbro a denominar a<br />
las dichas unidades de desenvolvimiento, existe un <strong>que</strong>hacer<br />
político distinto, ajustado a cada idiosincrasia. Para cada<br />
comunidad humana existe una forma política particular <strong>que</strong> tiene la
[Roberto A. Capriotti]<br />
carátula de lo <strong>que</strong> es si analizamos un instante o un período<br />
determinado de su existencia.<br />
<strong>La</strong> <strong>Política</strong> para cada comunidad humana adopta una forma<br />
diferenciada, pero la diversidad <strong>que</strong> he invocado no borra la<br />
posibilidad de la generalización. Sobre los actos humanos siempre<br />
es posible hacer la universalización. Esta es una responsabilidad de<br />
la Sociología. El Ser Humano constituye en términos biológicos<br />
una única especie en particular. Sin embargo, a pesar de tantas<br />
singularidades, a despecho de tantas unidades de<br />
desenvolvimiento, por encima o por debajo de las unidades de<br />
cultura, el análisis minucioso demuestra la existencia de<br />
comportamientos culturales del Ser Humano <strong>que</strong> son universales,<br />
más allá de la difusión cultural, <strong>que</strong> se da en muchos casos pero no<br />
siempre. <strong>La</strong> abstracción intelectual, el agudo análisis científico,<br />
permite descubrir tales similitudes de vigencia universal. <strong>Lo</strong>s<br />
comportamientos humanos universales son la materia más<br />
suculenta de una de las principales Ciencias <strong>Política</strong>s, la Sociología.<br />
1.7. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> no es una ciencia, es un arte.<br />
Para mi modesto entendimiento, la <strong>Política</strong> no es una ciencia<br />
sino <strong>que</strong> la considero un especial y sobresaliente Arte 5 .<br />
<strong>La</strong> <strong>Política</strong> es una actividad humana <strong>que</strong> trasciende muchos<br />
campos específicos y cuyo fin es: ordenar y organizar la vida de los<br />
<strong>ser</strong>es humanos en cada una de las muchas comunidades en las <strong>que</strong><br />
ellos desenvuelven su existencia en nuestro Planeta Tierra. <strong>La</strong><br />
<strong>Política</strong> no es una Ciencia por<strong>que</strong> reúne conocimientos y<br />
<strong>que</strong>haceres diversos. No tiene la homogeneidad ni la<br />
5 En este caso utilizo la palabra Arte con el significado <strong>que</strong> le otorga el Diccionario de la Real<br />
Academia Española en su Edición 22ª, <strong>que</strong> dice en su primer párrafo: “Arte: amb. Virtud,<br />
disposición y habilidad para hacer algo”.<br />
36
37 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
especialización <strong>que</strong> exige la Ciencia. A la <strong>Política</strong> la asisten, le dan<br />
apoyo, muchas ciencias importantes <strong>que</strong> constituyen las Ciencias<br />
<strong>Política</strong>s, pero en sí es un Arte. Coincido plenamente con quienes<br />
la definen de tal manera. Su <strong>que</strong>hacer fundamental es reglar y<br />
regular la convivencia humana y esa convivencia tiene<br />
componentes y matices muy heterogéneos. <strong>Lo</strong>s preceptos y los<br />
actos de la <strong>Política</strong> están referidos a la vida humana en comunidad.<br />
El <strong>ser</strong> humano en tanto componente de una comunidad es un ente<br />
político por excelencia. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> es una actividad humana de<br />
rango especial por la magnitud de sus fines.<br />
1.8. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y su contenido ético.<br />
Antes de recalar en el tratamiento del más elevado de los fines<br />
de la <strong>Política</strong> quiero hacer una breve referencia al contenido ético<br />
de esta actividad humana. Para mi modesto entender, la dimensión<br />
ética de la <strong>Política</strong> es superlativa y a pesar de la devaluación a la<br />
<strong>que</strong> está sometida, en su fuero íntimo, cada ciudadano de cada<br />
comunidad humana, a nivel planetario, posee una noción<br />
aproximada de la estrecha relación de la <strong>Política</strong> y lo ético. Otra<br />
cosa es la malversación a la <strong>que</strong> podamos someterla como<br />
individuos o integrantes de una comunidad, como consecuencia de<br />
nuestras limitaciones en lo intelectual y en el ejercicio de nuestros<br />
procedimientos. <strong>La</strong> falla es nuestra no de la <strong>Política</strong> y esto vale<br />
para los individuos en general y para quienes son o somos<br />
militantes y dirigentes de la <strong>Política</strong>. Ya vimos como desde la<br />
antigüedad, aún en forma rudimentaria y limitada, la <strong>Política</strong> es un<br />
dato significativo en la preocupación del <strong>ser</strong> humano. <strong>La</strong> gran<br />
magnitud de su contenido ético deriva de lo elevado de sus fines.<br />
Si reconocemos como válido <strong>que</strong>: la <strong>Política</strong> es la actividad<br />
humana <strong>que</strong> se ocupa de las pautas y formas para organizar y<br />
perfeccionar la convivencia en el seno de una comunidad humana,
[Roberto A. Capriotti]<br />
para alcanzar la realización plena de los individuos y el conjunto,<br />
no se puede concebir lógicamente <strong>que</strong> los principios y las prácticas<br />
de la misma no estén asociadas a las reglas morales fundamentales,<br />
aún con la salvedad de reconocer <strong>que</strong> entre distintas comunidades<br />
humanas puede haber diferencias en las interpretaciones de esas<br />
reglas, pero admitamos <strong>que</strong> las reglas morales son universales y lo<br />
más <strong>que</strong> se puede tolerar es una diferencia de matices y no en la<br />
esencia. En el tema 2 de este ensayo, titulado el Hombre, hago<br />
referencia a las ideas morales y sociales en los términos <strong>que</strong> habré<br />
de transcribir de inmediato y las repito por<strong>que</strong> creo <strong>que</strong> encajan<br />
perfectamente como para ayudarme a completar mi discurso sobre<br />
el contenido ético de la <strong>Política</strong>. Digo, en ese referido capítulo (p.<br />
91):<br />
A las ideas morales y a las sociales, para esta referencia, les otorgo el<br />
mismo rango por<strong>que</strong> su finalidad es la misma: el beneficio, en pro de la<br />
especie humana. Ellas derivan, como postulados de alta complejidad, de<br />
la necesidad primigenia o prioritaria, implícita en la naturaleza humana y<br />
en la de los demás <strong>ser</strong>es vivientes, de hacer lo bueno, de hacer lo mejor,<br />
para sobrevivir, mejorar y perpetuar la especie. Este principio moral<br />
originario es sublime y fundamental y es el fermento de las actuales ideas<br />
morales y sociales. Tan sublime es ese impulso <strong>que</strong> hoy los filósofos y<br />
poetas, poetas y filósofos, hablan de él bajo la manera eufemística de la<br />
apetencia por la felicidad, el ideal de la perdurabilidad o el poder creador .<br />
<strong>La</strong> distinción de lo bueno y lo <strong>que</strong> no lo es, de lo <strong>que</strong> es<br />
virtuoso de lo <strong>que</strong> es su opuesto, de lo <strong>que</strong> es lícito y de a<strong>que</strong>llo<br />
<strong>que</strong> es ilícito son elementos o actitudes <strong>que</strong> no pueden estar<br />
divorciadas de los contenidos y de las prácticas de la <strong>Política</strong> y <strong>que</strong><br />
decir de los individuos <strong>que</strong> la ejercen o asumen las<br />
responsabilidades propias de esta actividad. Por eso remato este<br />
breve interludio repitiendo una idea expresada algunos párrafos<br />
atrás, la gran magnitud del contenido ético de la <strong>Política</strong> deriva de<br />
la superlativa dimensión de sus fines.<br />
38
39 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Veamos una opinión sobre este trascendente tema, vertida por<br />
un estudioso español exiliado en Argentina desde 1937, Juan<br />
Cuatrecasas Arumi, de profesión médico, <strong>que</strong> también analiza en<br />
sus singulares escritos otras facetas del <strong>ser</strong> humano, <strong>que</strong> no son las<br />
habituales en la preocupación de los tratadistas políticos. Alguien,<br />
<strong>que</strong> como se ha dicho con acierto, se ocupa de la personalidad<br />
cultural del hombre en relación con su naturaleza biológica:<br />
Al hablar de biología y política <strong>debe</strong>mos primeramente puntualizar lo <strong>que</strong><br />
entendemos por política. Palabra muy adulterada y denigrada, tanto en su<br />
acepción sustantiva como en la adjetivación profesional, muy atacada de<br />
“peyorativismo”. Si bien es verdad <strong>que</strong> la práctica política ha dado<br />
floración de profesionales adulterados, saturados de ambición y ausentes<br />
de responsabilidad. Pero ello no es exclusivo de las funciones políticas.<br />
El ejercicio de la autoridad es propicio al abuso y a la concupiscencia. <strong>Lo</strong><br />
mismo se ob<strong>ser</strong>va en los jueces, en los policías, en los sacerdotes y<br />
médicos y también en los comerciantes y hasta en los magnates de la<br />
industria. <strong>La</strong> inmoralidad acecha por todos los ambientes y contamina a<br />
los mediocres y a los carentes de vocación. Por<strong>que</strong> las más nobles<br />
actividades del hombre, como las de dirigir los destinos de la sociedad,<br />
son esencialmente vocacionales. Y así es la política, al margen de la<br />
pléyade de aspirantes <strong>que</strong> pululan en la politi<strong>que</strong>ría de mendicantes, o<br />
bien de los explotadores colaterales <strong>que</strong> pertenecen más bien al comercio<br />
del contrabando, o de los seudo estadistas <strong>que</strong> por la violencia<br />
usufructúan posiciones de poder <strong>que</strong> no les corresponden. Más esto no<br />
es ya política. Además, es muy difícil en política (como en general en toda<br />
conducta humana) definir la moral. Existe un relativismo moral paralelo<br />
al fenómeno hoy denominado relativismo cultural. <strong>Lo</strong> cual no significa<br />
<strong>que</strong> debamos desconocer la necesidad de una conciencia moral o, mejor,<br />
de una ética, norma de la conducta. Ello es indispensable para el éxito de<br />
toda obra humana 6 .<br />
6 Cuatrecasas Arumi, Juan (1981): <strong>La</strong> Metamorfosis del Hombre Masa, Buenos Aires: Ediciones Tres<br />
Tiempos, p. 73.
[Roberto A. Capriotti]<br />
1.9. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y el Bienestar General de una comunidad<br />
humana.<br />
Hablemos un poco sobre las finalidades de la <strong>Política</strong> o mejor<br />
hagamos un somero análisis sobre su fin último o esencial. <strong>La</strong><br />
<strong>Política</strong> tiene <strong>que</strong> ver, está asociada, con el Bienestar General de<br />
una comunidad humana. Esta asociación, para mi modo de verla y<br />
de entenderla, es el elemento más sobresaliente de esta actividad<br />
del hombre. Tanto es así, <strong>que</strong> me atrevo a afirmar <strong>que</strong> si su<br />
ejercicio no está ligado a la consecución del Bienestar General<br />
puede <strong>ser</strong> muchas cosas, menos política auténtica. Puede parecer<br />
muy radical la afirmación, pero en defensa del argumento<br />
pregunto, ¿puede estar al <strong>ser</strong>vicio del interés de un sector o de<br />
alguien en particular? <strong>La</strong> pregunta tiene una respuesta obvia. Ya he<br />
hablado de ello, abundantemente, en apartados anteriores.<br />
El Bienestar General, un controvertido concepto político, ha<br />
sido, lo es y lo seguirá siendo, el objeto de un análisis permanente y<br />
de las más diversas interpretaciones, por parte de quienes se<br />
ocupan de esta cuestión o bien de las cuestiones afines, desde los<br />
<strong>que</strong> le niegan validez o lo piensan vacío de contenido concreto,<br />
hasta quienes lo colocan en la cima de las aspiraciones de una<br />
comunidad humana. Junto a estos últimos, tomo ubicación. Digo,<br />
<strong>que</strong> alcanzar el Bienestar es una tendencia natural del <strong>ser</strong> humano y<br />
por lógica consecuencia de las comunidades donde se desenvuelve<br />
y en este caso el bienestar se hace común y esto nos lleva a <strong>que</strong> lo<br />
denominemos indistintamente como el Bienestar General o el<br />
Bienestar Común <strong>que</strong>, repito, es un concepto político eminente.<br />
Así vistas las cosas, no sólo lo creo válido sino más bien como una<br />
cuestión irrenunciable, inherente a la condición humana. El<br />
Bienestar General se entronca con ese supremo atributo humano<br />
<strong>que</strong> lo lleva hacia lo mejor, para de esa manera asegurarse la<br />
40
41 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
supervivencia de la especie. Ese afán de supervivencia es el más<br />
importante de los preceptos morales del <strong>ser</strong> humano.<br />
Es innegable <strong>que</strong> el Bienestar General o el Bienestar Común es<br />
un concepto muy general y lo es por <strong>ser</strong> muy abarcador, con lo <strong>que</strong><br />
quiero significar <strong>que</strong> contiene, abarca, engloba, muchos otros<br />
conceptos a los <strong>que</strong> bien podría denominar conceptos<br />
subordinados o correlativos. Esa amplitud no le quita el carácter de<br />
elemento fundamental y consistente, ni menos <strong>que</strong> pueda socavar<br />
su carácter de verosímil, de cosa real, de cuestión tangible. Al<br />
concepto político del Bienestar General se lo puede homologar<br />
con a<strong>que</strong>l del orden religioso <strong>que</strong> genéricamente denominan: el<br />
cielo. Ambos son la síntesis de una larga <strong>ser</strong>ie de conceptos de<br />
menor dimensión, aun<strong>que</strong> cualitativamente valiosos, <strong>que</strong> sumados<br />
llevan a pensar en lo bueno, en lo mejor.<br />
A fuerza de <strong>que</strong>rer <strong>ser</strong> ilustrativo puedo enunciar algunos de<br />
esos conceptos involucrados, digamos las parcialidades, <strong>que</strong> <strong>debe</strong>n<br />
incluirse en el concepto Bienestar General. Vayan algunos, como<br />
ejemplos: la libertad y la igualdad, dicho esto último como el<br />
derecho a participar en el desarrollo económico y en la distribución<br />
equitativa de la ri<strong>que</strong>za; la protección y la seguridad; la educación;<br />
la salud y la paz. <strong>La</strong> lista no se agota en estos valores tan<br />
importantes, bien puede <strong>ser</strong> mucho más amplia pero lo dicho es<br />
más <strong>que</strong> suficiente para demostrar lo <strong>que</strong> pretende esta exposición.<br />
Si todavía fuera necesario <strong>ser</strong> más detallista en el enunciado,<br />
entonces amplío lo dicho con una pregunta: a quién se le ocurre<br />
pensar en la actualidad <strong>que</strong> no tienen validez las mínimas<br />
aspiraciones de la mayoría de las personas en todo el planeta en lo<br />
<strong>que</strong> se refiere a vivir en paz, tener a la mano el suficiente alimento<br />
diario, cubrir su humanidad eficientemente, obtener cuidados para<br />
la salud, acrecentar sus posibilidades de desarrollo humano a través<br />
de la educación, gozar de los placeres del arte, opinar y asociarse<br />
libremente, trabajar y obtener una justa valorización por su trabajo,
[Roberto A. Capriotti]<br />
disponer del descanso reparador, procrear y valorizar a su familia,<br />
preocuparse por la condición humana en general. Para reforzar mi<br />
expresión lo voy a citar al Premio Nóbel de Economía del año<br />
1998, Amartya Sen, quien menciona a las libertades instrumentales<br />
fundamentales:<br />
En este estudio se subraya la necesidad de realizar un análisis de las<br />
actividades económicas, sociales y políticas en las <strong>que</strong> intervienen toda<br />
una variedad de instituciones, así como muchas agencias interactivas. Se<br />
centra la atención especialmente en el papel y en las interconexiones de<br />
ciertas libertades instrumentales fundamentales, entre las cuales se encuentran<br />
las oportunidades económicas, las libertades políticas, los <strong>ser</strong>vicios sociales, las<br />
garantías de transparencia y la seguridad protectora. Se investigan los<br />
mecanismos sociales, <strong>que</strong> afectan a muchas instituciones (el Estado, el<br />
mercado, el sistema jurídico, los partidos políticos, los medios de<br />
comunicación, los grupos de presión y los foros de debate, entre otras)<br />
desde el punto de vista del grado en <strong>que</strong> contribuyen a aumentar y a<br />
garantizar las libertades fundamentales de los individuos, concebidos<br />
como agentes activos de cambio y no como receptores pasivos de<br />
prestaciones 7 .<br />
A los realistas, denominación <strong>que</strong> adoptan como caparazón no<br />
como disfraz, a<strong>que</strong>llos <strong>que</strong> pretenden justificar la desigualdad entre<br />
los <strong>ser</strong>es humanos, <strong>que</strong> dudan de la vigencia del concepto<br />
Bienestar General, les pregunto de manera concreta y en particular:<br />
¿no es una cosa cierta, un hecho palpable e innegable, el Bienestar<br />
General de <strong>que</strong> gozan los habitantes de algunas naciones del norte<br />
europeo, <strong>que</strong> bien pueden <strong>ser</strong> el ejemplo de comunidades <strong>que</strong><br />
merecen llevar la caracterización de Naciones Desarrolladas?. El<br />
hombre tiende a realizarse plenamente en el marco de los límites<br />
7 Sen, Amartya (2000): Desarrollo y Libertad, Buenos Aires: Planeta, p.17.<br />
42
43 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
de sus expectativas, <strong>que</strong> incluyen la posibilidad de sentirse<br />
concretado en cuanto individuo y en cuanto integrante de<br />
agrupaciones como la familia y la comunidad. <strong>Lo</strong>s beneficios de<br />
variada índole a los <strong>que</strong> puede aspirar el <strong>ser</strong> humano, en el<br />
presente, <strong>debe</strong>n <strong>ser</strong> gozados por la generalidad. No pueden existir<br />
pocos ganadores y muchos perdedores en la confrontación de los<br />
intereses grupales o individuales. A pesar de los hechos diarios, <strong>que</strong><br />
se dan en el mundo y en el seno de cada comunidad in<strong>ser</strong>ta en ese<br />
mundo, hechos <strong>que</strong> pueden poner en duda lo <strong>que</strong> afirmo, hechos<br />
<strong>que</strong> parecen desmentirme, no se me podrá negar <strong>que</strong>, hoy día, está<br />
generalizada la aceptación de la idea de <strong>que</strong> es imposible una<br />
auténtica realización individual si no está enmarcada en la<br />
realización del conjunto. Esto es más real, es más visible, en las<br />
comunidades humanas <strong>que</strong> tienen la condición de naciones más<br />
evolucionadas, naciones <strong>que</strong> se acercan a la condición de<br />
desarrolladas. Se me podrá decir <strong>que</strong> los hechos negativos son más<br />
numéricamente y más frecuentes <strong>que</strong> los positivos. Es cierto. Pero<br />
el sólo hecho de reconocer su negatividad demuestra <strong>que</strong> tenemos<br />
en claro lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.<br />
1.10. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: la vigencia de las ideologías y de las utopías.<br />
<strong>La</strong> <strong>Política</strong> nos lleva obligada y directamente hacia<br />
determinados conceptos de su misma naturaleza y relevancia y es<br />
por ello <strong>que</strong> voy a desarrollar en este ensayo mis puntos de vista<br />
sobre esos varios temas íntimamente relacionados entre sí y con la<br />
<strong>Política</strong>. En el tratamiento de los temas aludidos expreso un punto<br />
de vista determinado sobre cada uno de ellos, <strong>que</strong> bien puede<br />
considerarse como el concepto ideal, lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>, como ya lo<br />
expresara, pero ello no implica desconocer la realidad, lo <strong>que</strong> es.<br />
Pero lo <strong>que</strong> es, insisto, es lo singular y en este caso, también como<br />
lo dije antes, pretendo hablar en general y además <strong>debe</strong>
[Roberto A. Capriotti]<br />
reconocérseme <strong>que</strong> la realidad, en la mayoría de los casos no<br />
necesita <strong>ser</strong> explicitada, se hace valer por su contundente presencia<br />
y por ello considero como muy valioso el acto de fijar los datos<br />
ideales para <strong>que</strong> se conviertan en metas susceptibles de <strong>ser</strong><br />
alcanzadas. Soy un convencido de <strong>que</strong> las utopías movilizan a los<br />
hombres. El mundo avanza cuando los <strong>ser</strong>es humanos marchan en<br />
pos de los maravillosos horizontes de la utopía.<br />
¿Por qué me ubico en el terreno de lo ideal y por qué mi<br />
prevención tiene un sentido específico en esta época en la <strong>que</strong><br />
escribo? En estos caminos y en estos tiempos <strong>que</strong> transitamos, se<br />
sostiene muy a menudo <strong>que</strong> las ideologías están muertas o<br />
superadas. No es cierto. <strong>La</strong>s <strong>que</strong> están muertas o superadas son<br />
a<strong>que</strong>llas ideologías transformadas en dogmas sectarios e<br />
intolerantes, planteados como si fueran verdades reveladas, <strong>que</strong> no<br />
admiten la libre discusión, ni la reflexión. <strong>La</strong> ideología, interpretada<br />
como un conjunto o sistema de ideas <strong>que</strong> sirve de sustento al<br />
discurrir y al accionar de determinados grupos de gente <strong>que</strong><br />
pretende afirmar, modificar o cambiar cánones o valores dentro<br />
del amplio espectro de los diversos aspectos de la vida humana,<br />
sigue gozando de buena salud. Esto de <strong>que</strong> las ideologías están<br />
muertas o superadas no es más <strong>que</strong> un cartabón creado por<br />
a<strong>que</strong>llos interesados en <strong>que</strong> la mayoría de los <strong>ser</strong>es humanos<br />
acepten como lógico y natural el estado de cosas <strong>que</strong> hoy se vive o<br />
mejor dicho, estado de cosas <strong>que</strong> se pretende imponernos como<br />
hechos propios de nuestra naturaleza dispar, falible o poco<br />
perfectible. El Ser Humano evoluciona irreversiblemente y el<br />
hecho de fijarse metas ideales es una cuestión deseable e ineludible<br />
y si no lo creyéramos así, si dudáramos de la necesidad de perder<br />
nuestro tiempo en plantear las metas ideales, por qué no volvemos<br />
la vista atrás, en lontananza y apreciamos el largo camino de<br />
superación <strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano ha recorrido rebasando las utopías<br />
más disparatadas. El Ser Humano es una única especie, donde<br />
todos tienen las mismas posibilidades y en donde las diferencias<br />
44
45 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
entre individuos, grupos o sectores es meramente circunstancial y<br />
producto de una dispar evolución. El Ser Humano es artífice de su<br />
propio destino, se ha dicho con sabiduría y nada más cercano a la<br />
verdad; por lo tanto, no es pecado <strong>que</strong> él se vaya forjando metas<br />
ambiciosas, cada vez más ambiciosas, por<strong>que</strong> sus ambiciones se<br />
sustentan en el antecedente de sus colosales logros, <strong>que</strong> empezaron<br />
allá lejos cuando empezó a caminar sobre sus dos extremidades<br />
posteriores, hoy inferiores y convirtió a las anteriores en sus dos<br />
hábiles manos.<br />
Esas metas deseables, ese Bienestar General <strong>que</strong> se enuncia,<br />
tiene <strong>que</strong> ver con la normal aspiración del Ser Humano a <strong>que</strong> las<br />
condiciones de vida <strong>que</strong> posibilita la evolución mental, las<br />
condiciones de vida <strong>que</strong> posibilita la ri<strong>que</strong>za y las condiciones de<br />
vida <strong>que</strong> posibilitan los extraordinarios avances de la ciencia y de la<br />
técnica y sus productos, sean accesibles al común de los<br />
integrantes de una comunidad humana, por<strong>que</strong> todos ellos,<br />
cualquiera sea su peldaño de ubicación, participan de la condición<br />
humana, participan de la evolución de la especie y participan en la<br />
elaboración de los elementos progresistas.<br />
1.11. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y una inminente transformación en el<br />
es<strong>que</strong>ma capitalista: la justa valoración de la fuerza de<br />
trabajo.<br />
Hay un camino bien delineado a esta altura de los tiempos para<br />
transitar hacia el Bienestar General y quisiera sintetizarlo en una<br />
breve y única fórmula. Una comunidad humana, para alcanzar esa<br />
instancia superadora, <strong>debe</strong> transitar un camino ineludible, el del<br />
desarrollo económico y la consecuente redistribución de la ri<strong>que</strong>za<br />
por aquél generada. En la ecuación desarrollo económico/redistribución<br />
de la ri<strong>que</strong>za, existe un componente esencial y no <strong>ser</strong>é yo quien<br />
eluda algunas manifestaciones al respecto. No tengo formación
[Roberto A. Capriotti]<br />
marxista, por el contrario, a menudo me defino como nacionalista<br />
y capitalista por naturaleza, pero grito a los cuatro vientos, con<br />
toda la voz a mi alcance: ¡vade retro Satanás!, fuera las manos de la<br />
plusvalía ajena. Permítaseme reclamar <strong>que</strong> esa menospreciada<br />
mercancía <strong>que</strong> desde antaño llaman la fuerza de trabajo tenga su<br />
justa valorización. Esa es la punta del tan manoseado ovillo de la<br />
redistribución de la ri<strong>que</strong>za. Aún sin remitirme a los aspectos<br />
eminentemente éticos, como significa reconocer la importancia del<br />
elemento trabajo en la ecuación productiva, me permito decir lo<br />
<strong>que</strong> muchos economistas dicen. No hago ningún descubrimiento,<br />
remarco <strong>que</strong> el capitalismo necesita impulsar vigorosamente esa<br />
mayor valoración por<strong>que</strong> de ello, en buena parte o en mayor<br />
medida, depende la superación de sus crisis cíclicas, <strong>que</strong> tienen<br />
distintos matices, pero <strong>que</strong> se dan inexorablemente. Sobre todo en<br />
un tiempo muy actual en <strong>que</strong> se ha establecido en el mundo la<br />
primacía de la economía simbólica, como dicen los estudiosos,<br />
pero <strong>que</strong> en lo <strong>que</strong> a mí respecta me sumo a los <strong>que</strong> la denominan<br />
la economía parasitaria o especulativa. Aun<strong>que</strong>, por suerte o para<br />
mejor, en momentos en <strong>que</strong> reviso estos escritos, antes de<br />
publicarlos, son muchas las voces y los hechos <strong>que</strong> comienzan a<br />
poner el acento en la economía productiva. Pero esto es<br />
insuficiente, se necesita impulsar vigorosamente a esa economía<br />
productiva, con una premisa fundamental <strong>que</strong> le sirva de sustento,<br />
la justa valoración de la fuerza de trabajo, por<strong>que</strong> el Ser Humano<br />
tiene apetencias y necesidades insatisfechas y ya es imperiosa e<br />
incontenible su satisfacción, so pena de tensar excesivamente la<br />
cuerda. Este es un desafío real y grandioso <strong>que</strong> tienen ante sí los<br />
estadistas de todo el planeta. Es realmente maravilloso lo <strong>que</strong> se ha<br />
logrado en el largo camino de la vida humana pero todavía falta<br />
mucho por lograr, lo <strong>que</strong> no impide <strong>ser</strong> optimista por las razones<br />
<strong>que</strong> dijera anteriormente. Si echamos la vista atrás y consideramos<br />
nuestra evolución, ciertamente es portentosa. En este mundo<br />
contemporáneo se hacen cada día más evidentes las actitudes <strong>que</strong><br />
46
47 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
me llevan a pensar <strong>que</strong> estamos en las proximidades de cambios<br />
sustanciales en los métodos para otorgarle a la fuerza de trabajo lo<br />
<strong>que</strong> es lógico y justo.<br />
He dicho <strong>que</strong>, a menudo me defino como nacionalista y<br />
capitalista por naturaleza y esto sucintamente dicho, significa <strong>que</strong><br />
creo <strong>que</strong> el Ser Humano a esta altura de su evolución, en este<br />
presente antropológico, atraviesa o se desenvuelve aún en el<br />
estadio nacional, en el estadio burgués, <strong>que</strong> admite como lógico y<br />
natural la forma de vida nacionalista, en naciones y en el marco del<br />
sistema económico-social <strong>que</strong> se denomina capitalista, vigente<br />
desde mucho tiempo atrás, milenios y milenios y <strong>que</strong> ahora tiene<br />
una forma determinada, distinta a etapas anteriores y distinta a<br />
otras <strong>que</strong> sobrevendrán. Creo <strong>que</strong> no está lejano el momento en<br />
<strong>que</strong> el capitalismo dará un gran paso adelante: la superación de la<br />
etapa del asalariado para alumbrar una forma donde la valoración<br />
del trabajo esté equiparada a la del tan privilegiado capital. Cosas<br />
tanto o más importante <strong>que</strong> la enunciada han ocurrido en el<br />
pasado: la esclavitud y la <strong>ser</strong>vidumbre dieron paso al trabajo<br />
asalariado y esta conquista no tuvo paladines, ocurrió casi<br />
naturalmente cuando la evolución del género humano la hizo<br />
necesaria. Y no está lejano, más cerca de lo <strong>que</strong> muchos creen, la<br />
desaparición de la ecuación: burgueses/proletarios. Será tarea de<br />
grandes líderes políticos con estatura de estadistas, empujar para<br />
<strong>que</strong> el salto se haga realidad cuanto antes.<br />
<strong>Lo</strong> digo sin vergüenza, podría decir <strong>que</strong> lo sostengo con orgullo<br />
por<strong>que</strong> lo siento íntimamente: no <strong>debe</strong>mos rechazar al capitalismo<br />
productivo, <strong>debe</strong>mos prohijarlo, puesto <strong>que</strong> otorga mucha<br />
importancia en la vida económica, al trabajo y a la producción. Esa<br />
forma del capitalismo no es negativa por<strong>que</strong> tolera y conciente,<br />
cuando así se le exige, las pautas de redistribución de la ri<strong>que</strong>za y<br />
acepta como válidos muchos preceptos éticos en el enfrentamiento<br />
de los intereses sectoriales. Esa es una forma positiva <strong>que</strong> produce
[Roberto A. Capriotti]<br />
ri<strong>que</strong>za y progreso, en la medida en <strong>que</strong> desde el Poder Político se<br />
afirme el concepto de <strong>que</strong> las finanzas estén subordinadas a la<br />
economía y la economía a la <strong>Política</strong>. Es la <strong>Política</strong> la <strong>que</strong>, a través<br />
del Estado Nacional, puede establecer <strong>que</strong> la economía sirva a un<br />
Proyecto Nacional <strong>que</strong> asegure el Bienestar General.<br />
<strong>La</strong> revolución burguesa, la madre del nacionalismo, casi<br />
silenciosamente, salvo algunas estridencias del período de las<br />
etapas burguesas de última instancia, de fines del Siglo XVIII y<br />
principios del Siglo XIX, siguió su curso inexorable. Ya con<br />
anterioridad a esas etapas postremas había transformando rígidas<br />
estructuras políticas y sociales, impuestas por el Absolutismo,<br />
por<strong>que</strong> el Ser Humano había avanzado grandiosamente en su<br />
carácter de tal, como Ser Humano. Esa etapa revolucionaria de<br />
larga data y de todos los días, no tiene mentores o líderes con<br />
nombre propio, es el resultado de la evolución humana. Y la<br />
revolución burguesa continua modernizando sus formas a diario,<br />
para su gradual perfeccionamiento, acompasada con el ritmo de la<br />
evolución humana. Voy a in<strong>ser</strong>tar una breve cita, <strong>que</strong> me ayudará a<br />
definirla. Citaré a un destacado y respetable testigo, Carlos Marx,<br />
cuando dice:<br />
Pero, por muy poco heroica <strong>que</strong> la sociedad burguesa sea, para taerla al<br />
mundo habían sido necesarios, sin embargo, el heroísmo, la abnegación,<br />
el terror, la guerra civil y las batallas de los pueblos. Y sus gladiadores<br />
encontraron en las tradiciones clásicamente severas de la República<br />
Romana los ideales y las formas artísticas, las ilusiones <strong>que</strong> necesitaban<br />
para ocultarse a si mismos el contenido burguesamente limitado de sus<br />
luchas y mantener su pasión a la altura de la gran tragedia histórica. Así<br />
en otra fase de desarrollo, un siglo antes, Cronwell y el pueblo inglés<br />
48
49 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
habían ido a buscar en el Antiguo Testamento el lenguaje, las pasiones y<br />
las ilusiones para su revolución burguesa 8 .<br />
En esta forma lo dijo, Carlos Marx, en el texto de su<br />
publicación de un análisis del golpe de estado bonapartista<br />
(Segundo Imperio) en la Francia de 1851. Hoy estamos en los<br />
umbrales de acontecimientos <strong>que</strong> nos permitirán decirle a ese<br />
tozudo y sabio ideólogo de las reivindicaciones humanas <strong>que</strong> no se<br />
equivocaba, la revolución burguesa tiene tanta grandeza <strong>que</strong> bien<br />
puede mostrarse con sus propias y grandiosas conquistas ya<br />
concretadas, a más de las <strong>que</strong> están en ciernes y no necesita apelar<br />
a las grandezas del pasado para encubrir sus mezquindades, <strong>que</strong> las<br />
tiene y desgraciadamente son muchas las pendientes. En estos<br />
pocos más de ciento cincuenta años transcurridos desde a<strong>que</strong>llas<br />
expresiones de Marx se insinúa fuertemente el hecho de <strong>que</strong> los<br />
proletarios dejan de <strong>ser</strong>lo y en plazo muy exiguo esa condición<br />
desaparecerá inexorablemente.<br />
No todas son flores. Reconozco <strong>que</strong> en los ciclos del presente<br />
se ha estado encandilando al mundo con el enunciado de las<br />
ventajas de la economía simbólica, bien llamada por muchos la<br />
economía parasitaria o especulativa, pero además planteo <strong>que</strong> por<br />
suerte ya son muchas las voces y los hechos, entre los responsables<br />
fundamentales del estado de cosas, <strong>que</strong> comienzan a poner el<br />
acento en la economía productiva. Quiero redondear un poco más<br />
mi apreciación manifestando <strong>que</strong> a pesar de ese giro positivo<br />
todavía siguen siendo válidas las estadísticas <strong>que</strong> demuestran <strong>que</strong><br />
del monto total de la economía mundial sólo un exiguo porcentaje<br />
corresponde a la economía real, o sea la economía de la<br />
producción, del trabajo y de los bienes de consumo, y todo lo<br />
restante, desgraciadamente muy abultado, corresponde a la<br />
8 Marx, Carlos (1957): “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, en Carlos Marx y Federico<br />
Engels: Obras Escogidas, Buenos Aires: Editorial Cartago, p.161.
[Roberto A. Capriotti]<br />
especulación a través del juego de las bolsas de valores, de los<br />
negocios conexos, como las colocaciones y permanentes<br />
refinanciaciones, a interés de usura, del dinero <strong>que</strong> los países<br />
emergentes aceptan no para desarrollarse económicamente sino<br />
para solventar el déficit de sus estructuras económicas<br />
insuficientes. Insuficientes o ineficientes para sostener en un<br />
mínimo decoroso el nivel de vida de su comunidad nacional y con<br />
esto sólo hago referencia a algunos de los muchos juegos<br />
financieros <strong>que</strong> son simplemente formas de la especulación<br />
parasitaria.<br />
1.12. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y el Pacto Social.<br />
En la condición nacional, el Soberano es el Pueblo y éste ha<br />
adquirido dicha categoría por la existencia de un Pacto Social.<br />
Dicho Pacto Social no es una concesión graciosa proveniente de<br />
un factor extraño. El Pueblo es el artífice de su propio Pacto<br />
Social, una elaboración dolorosa o indolora y esto depende de<br />
muchas circunstancias. Hoy, a esta altura de su evolución, el Ser<br />
Humano se siente cómodo dentro de las formas de la vida<br />
burguesa y el Pacto Social con dicha impronta es el aceptado en<br />
una gran mayoría de las unidades de desenvolvimiento vigentes en<br />
nuestro planeta. Existen excepciones pero ellas confirman la regla.<br />
El Pacto Social no es un elemento estático, evoluciona en la misma<br />
medida en <strong>que</strong> lo hace la comunidad humana <strong>que</strong> le da origen.<br />
Correlativamente con esa evolución humana el Pueblo evoluciona<br />
y el Pacto Social se perfecciona al mismo ritmo y al día de hoy ya<br />
son muy arcaicos los conceptos de la Ilustración o mejor dicho de<br />
la Revolución Francesa y no se necesita <strong>ser</strong> muy sabio y menos un<br />
vidente para vislumbrar <strong>que</strong> ese pacto ya no resiste <strong>que</strong> uno de sus<br />
ingredientes fundamentales siga devaluado y menos aún <strong>que</strong> se<br />
insinúe un proceso de desaceleración. Una desaceleración<br />
50
51 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
evolutiva, forzada por los intereses retardatorios, sumamente<br />
peligrosa por<strong>que</strong> el perjuicio es a dos puntas, para quienes la crean<br />
y para quienes la padecen. Hay algo <strong>que</strong> está rezagado con relación<br />
a la multiplicidad de adelantos <strong>que</strong> se materializan en otros<br />
aspectos. Y el drama, más <strong>que</strong> el problema, es <strong>que</strong> el elemento en<br />
retardo es una cuestión fundamental en el juego de la convivencia,<br />
por<strong>que</strong> está sobre la mesa un atributo esencial del Ser Humano, el<br />
trabajo. Como consecuencia de los avances y retrocesos de los<br />
Estados Benefactores o Estados de Bienestar de la posguerra, la<br />
acción retardatoria fue demorando las conquistas en tan<br />
importante grado <strong>que</strong> está perjudicando los propios intereses<br />
capitalistas. Existen en muchos lugares de nuestro mundo un<br />
pronunciado atraso en la justa valoración del trabajo humano. El<br />
interrogante <strong>que</strong> nos lleva a esta sencilla conclusión es casi una<br />
verdad de Perogrullo: ¿por qué razón el trabajo humano no está en<br />
su valoración, en una relación directa o superior a la del capital<br />
financiero y a la de los medios de producción? ¿<strong>Lo</strong> anterior es una<br />
pretensión utópica? El Ser Humano ha convertido en realidad<br />
algunas utopías <strong>que</strong> aparentaban <strong>ser</strong> tanto o más disparatadas <strong>que</strong><br />
ésta. El trabajo ha transformado y transforma el planeta. El trabajo<br />
humano otorgó sustento al concepto de la propiedad. Algunos<br />
intelectuales, entre ellos Federico Engels, han sostenido <strong>que</strong> el<br />
desarrollo del cerebro humano es también una resultante de la<br />
laboriosidad de las manos:<br />
Primero el trabajo, y después de él y con él la palabra articulada, fueron<br />
los dos estímulos principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se<br />
fue transformando gradualmente en cerebro humano, <strong>que</strong>, a pesar de<br />
toda su similitud, lo supera considerablemente en tamaño y perfección 9 .<br />
9 Engels, Federico (1957): “El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre”, en<br />
Carlos Marx y Federico Engels: Obras Escogidas, Buenos Aires: Editorial Cartago, p.501.
1.13. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: ¿por quién doblan las campanas?<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Hace ya bastante tiempo, año 1981, en la memorable Encíclica,<br />
<strong>La</strong>borem Exercens, la máxima autoridad de la Iglesia Católica<br />
Apostólica Romana en ese momento, el Papa Juan Pablo II,<br />
sostenía 10 :<br />
Conviene reconocer <strong>que</strong> el error del capitalismo primitivo puede<br />
repetirse dondequiera <strong>que</strong> el hombre sea tratado de alguna manera a la<br />
par de todo el complejo de los medios materiales de producción, como<br />
un instrumento y no según la verdadera dignidad de su trabajo, o sea<br />
como sujeto y autor, y por consiguiente, como verdadero fin de todo el<br />
proceso productivo.<br />
Para reforzar el concepto vertido en la Encíclica, agregaba:<br />
Esta situación estaba favorecida por el sistema socio-político liberal <strong>que</strong>,<br />
según sus premisas de economismo, reforzaba y aseguraba la iniciativa<br />
económica de los solos poseedores del capital, y no se preocupaba<br />
suficientemente de los derechos del hombre de trabajo, afirmando <strong>que</strong> el<br />
trabajo humano es solamente instrumento de producción, y <strong>que</strong> el capital<br />
es el fundamento, el factor eficiente, y el fin de la producción.<br />
En párrafos siguientes de dicho pronunciamiento, insistía:<br />
Y los “pobres” se encuentran bajo diversas formas, aparecen en diversos<br />
lugares y en diversos momentos; aparecen en muchos casos como<br />
resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea<br />
por<strong>que</strong> se limitan las posibilidades del trabajo - es decir por la plaga del<br />
desempleo - bien por<strong>que</strong> se deprecian el trabajo y los derechos <strong>que</strong><br />
fluyen del mismo, especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad<br />
de la persona del trabajador y de su familia.<br />
10 Juan Pablo II (1981): <strong>La</strong>borem Excersens. (encíclica). En el 90° aniversario de la Encíclica Rerum<br />
Novarum.<br />
52
53 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Sin duda son afirmaciones muy importantes y provienen de<br />
alguien <strong>que</strong> no podía <strong>ser</strong> sentado en un escaño de la izquierda.<br />
Afirmaciones más <strong>que</strong> categóricas por cierto y además realmente<br />
merecedoras del más sostenido de los aplausos. Reconozco <strong>que</strong><br />
recibí alborozado esas expresiones. Con el mismo entusiasmo con<br />
<strong>que</strong> recibiera anteriormente las Encíclicas: Mater e Magistra del Papa<br />
Juan XXIII y la Populorum Progressio del Papa Paulo VI. Ambos<br />
clérigos, en el orden citado, en el ejercicio de la más elevada<br />
magistratura de una religión aceptada y practicada por un gran<br />
porcentaje de los habitantes del planeta. Para mis adentros, me dije<br />
por entonces: los contenidos de esos documentos me dan la<br />
sensación de <strong>que</strong> es factible pensar <strong>que</strong> los grandes postergados,<br />
los <strong>que</strong> menos pueden, en su dura lucha por la igualdad, han<br />
encontrado una singular e influyente aliada, la Iglesia Católica<br />
Romana. Cuando repaso esto, en agosto de 2010, debo reconocer<br />
<strong>que</strong> mi entusiasmo se ha atenuado ya <strong>que</strong> esas expresiones tan<br />
alentadoras, hoy día, no tienen cabida preferencial en el discurso<br />
papal.<br />
1.14. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: el privilegio a favor de los poseedores de los<br />
medios de producción en detrimento de los poseedores de la<br />
capacidad de trabajo, carece de fundamento ético.<br />
Pregunto y respondo, por<strong>que</strong> dicho mecanismo expositivo me<br />
permite <strong>ser</strong> más claro y más contundente en mis aseveraciones. El<br />
privilegio a favor de los poseedores del capital en detrimento de<br />
los poseedores de la capacidad de trabajo, carece del más mínimo<br />
fundamento ético. Al contrario, dicho privilegio se asienta en la ley<br />
del más fuerte, <strong>que</strong> es la ley de la selva y por lo tanto no debiera<br />
tener ninguna vigencia a esta altura de la evolución del <strong>ser</strong><br />
humano. Es a todas luces una rémora nefasta. Y más aún en<br />
momentos en <strong>que</strong> el capitalismo se plantea <strong>ser</strong>iamente la
[Roberto A. Capriotti]<br />
superación de las crisis cíclicas <strong>que</strong> le generan sus excedentes,<br />
puesto <strong>que</strong> ya no lo protege ni su último gran invento: la economía<br />
simbólica. ¿No está acaso, el capitalismo, en los umbrales del<br />
reconocimiento de <strong>que</strong> hay una sola vía, de avance y de escape a la<br />
vez, <strong>que</strong> es la de darle al trabajo su correcta justipreciación? ¿Qué<br />
otra fórmula puede existir para aumentar el consumo de manera<br />
gradual, consistente e irreversible? ¿Qué posibilidades le ofrece al<br />
capitalismo la incorporación plena al mercado de los cientos de<br />
millones de <strong>ser</strong>es humanos <strong>que</strong> están fuera del mismo o<br />
participando en porciones exiguas? <strong>La</strong> solución no vendrá a través<br />
de la mi<strong>ser</strong>able limosna <strong>que</strong> significa la asistencia social por parte<br />
del Estado, <strong>que</strong> tan bien describe el neologismo: asistencialismo. A<br />
esta altura de los acontecimientos y del tiempo, bien sabemos <strong>que</strong><br />
la solución vendrá si se aplica el contenido de una receta <strong>que</strong> todos<br />
conocemos y muchos no aplican: generar empleo genuino y<br />
justipreciado. Al <strong>que</strong> aporta el trabajo no hay <strong>que</strong> regalarle nada,<br />
hay <strong>que</strong> reconocerle lo <strong>que</strong> es, indiscutiblemente suyo, la justa<br />
valorización de su fundamental aporte. El planteo marxista de la<br />
apropiación por el capitalista de la plusvalía ajena sigue aún vigente<br />
en nuestro presente cuando, por el otro lado, la mayoría de sus<br />
otros planteos van <strong>que</strong>dando muy rezagados por anacrónicos.<br />
Me preocupa el retardo, me preocupa la regresión a las formas<br />
del capitalismo salvaje, <strong>que</strong> se muestran en muchos lugares de<br />
nuestro mundo. ¿Serán estos los remezones <strong>que</strong> producen los<br />
estertores de una bestia <strong>que</strong> se resiste a morir? Capitalismo salvaje<br />
e imperialismo salvaje. A pesar de estas anomalías, estoy<br />
convencido de <strong>que</strong> es como lo digo: son los últimos estertores. Me<br />
tomo el atrevimiento de sostener <strong>que</strong> el alumbramiento de una<br />
nueva forma del capitalismo está en ciernes. El Pacto Social, por lo<br />
menos en las naciones más desarrolladas, está en el escalón previo<br />
de una instancia de importante superación. El Pacto Social Liberal<br />
está condenado a <strong>ser</strong> reemplazado definitivamente por el Pacto<br />
Social Democrático. De eso se intuye o más bien se deduce, <strong>que</strong><br />
54
55 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
no está lejano el momento en <strong>que</strong> el capitalismo dará el gran paso<br />
superador: el desarrollo económico para generar ri<strong>que</strong>za para <strong>ser</strong><br />
redistribuida. Descarto por engañosos, algunos presagios sobre el<br />
fin del capitalismo, expresados hasta por prominentes capitalistas y<br />
replico <strong>que</strong> el capitalismo goza de buena salud, en la medida <strong>que</strong> se<br />
modernice y a pesar de la reedición de algunas prácticas obsoletas.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> va a desaparecer es una forma del capitalismo por<strong>que</strong> lo<br />
carcome una enfermedad letal, el exceso de acumulación en<br />
sectores muy estrechos o lo <strong>que</strong> significa lo mismo, el retardo de la<br />
genuina instauración de la redistribución de la ri<strong>que</strong>za. <strong>La</strong> práctica<br />
de la acumulación excesiva esconde bombas de tiempo <strong>que</strong> de<br />
tanto en tanto estallan en las narices de los capitalistas obnubilados<br />
y por suerte muchos ya entendieron <strong>que</strong> para ello hay una sola<br />
salida: darle a quien aporta el trabajo la participación <strong>que</strong> le<br />
corresponde.<br />
Por lo dicho, en el último párrafo, no puedo reclamar derecho<br />
de autor por<strong>que</strong> es una verdad muy difundida. Su no integral<br />
aplicación surge del hecho de <strong>que</strong> ciertos intereses miopes, en<br />
determinadas comunidades humanas, aún mantienen en sus manos<br />
el mango de la sartén y por<strong>que</strong> los dirigentes políticos respectivos,<br />
carecen de la estatura de genuinos estadistas al <strong>ser</strong>vicio del<br />
Bienestar Común. Para fortuna del género humano muchos ya<br />
entendieron <strong>que</strong> el citado privilegio está herido de muerte. <strong>La</strong>s<br />
recomendaciones keynesianas son insuficientes y pasadas de moda.<br />
Hay un camino para transformar saludable y positivamente al<br />
capitalismo y es la vía de un auténtico desarrollo económico<br />
apareado con su partenaire indisociable: la redistribución de la<br />
ri<strong>que</strong>za y ésta empieza cuando se coloca en su justa valorización el<br />
término de la ecuación <strong>que</strong> ahora es la variable de ajuste, el salario.<br />
Si esto <strong>que</strong>da en claro podríamos analizar alguna excepción <strong>que</strong><br />
por allí se predica y <strong>que</strong> según mi corto entender es un simulacro<br />
para justificar un proceso capitalista de acumulación. Se sostiene<br />
<strong>que</strong> es aplicable en los países en desarrollo o emergentes, como en
[Roberto A. Capriotti]<br />
la actualidad se denominan a los países <strong>que</strong> han comenzado a<br />
transitar la senda del crecimiento de su economía, superando sus<br />
antiguas o insuficientes formas productivas. En síntesis, la<br />
propuesta consiste en darle una transitoria prioridad a la<br />
generación de empleo para luego entrar en la etapa de la justa<br />
valoración de la fuerza de trabajo. Esta operatoria es un simple<br />
simulacro, como ya dijera, puesto <strong>que</strong> se está otorgando una<br />
prioridad a la acumulación de capital, restándole una porción a la<br />
fuerza de trabajo. Existen otros medios para dar prioridad a una<br />
etapa de inversiones, sin restarle lo suyo a la fuerza de trabajo.<br />
Esos medios son, las rebajas especiales de aranceles y otras<br />
imposiciones y además los créditos con tasas preferenciales <strong>que</strong><br />
<strong>debe</strong>n viabilizar los niveles estatales nacionales, <strong>que</strong> en estos<br />
tiempos modernos pueden generar recursos con la utilización de<br />
disponibilidades <strong>que</strong> permanecen improductivas o medianamente<br />
improductivas o gravando a sectores de alta rentabilidad. <strong>La</strong> receta<br />
es sencilla, pero se necesita un estado con vocación<br />
intervencionista positiva y también de burocracia ágil. De no <strong>ser</strong><br />
así, lo sencillo parece una utopía ya <strong>que</strong> está muy distorsionada la<br />
realidad por la persistencia de viejas prácticas enquistadas en los<br />
grupos capitalistas más concentrados, <strong>que</strong> extorsionan al poder<br />
político. Una verdadera incongruencia. Siempre el Estado Nacional<br />
<strong>debe</strong> tener la respuesta inmediata y adecuada, <strong>que</strong> para ello posee<br />
la autoridad <strong>que</strong> le ha delegado el Soberano: el Pueblo.<br />
Creo <strong>que</strong> el capitalismo está implícito en la naturaleza humana,<br />
por lo menos en la naturaleza humana <strong>que</strong> conocemos, desde sus<br />
primeros pasos cuando pacientemente le agregó filo a una piedra u<br />
otro material duro o consistente y la convirtió en una herramienta<br />
de superlativa importancia para su supervivencia. A un producto<br />
de la naturaleza le agregó trabajo, un bien muy propio de su<br />
condición humana. El trabajo, capacidad para pensar y realizar. <strong>Lo</strong><br />
dicho nos permite apreciar la dimensión estupenda de la capacidad<br />
de labor o labranza del <strong>ser</strong> humano. <strong>La</strong> condición humana<br />
56
57 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
evoluciona inexorablemente y ello es el reaseguro <strong>que</strong> poseemos de<br />
<strong>que</strong> más temprano <strong>que</strong> tarde, habrá de reformar sus prácticas<br />
capitalistas.<br />
Por un largo tiempo tendremos capitalismo, pero en constante<br />
modernización y con un ritmo <strong>que</strong> se va acelerando en la medida<br />
<strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano evoluciona. Tiempo no tan largo como para <strong>que</strong><br />
mi entendimiento no lo vea perfilado en el horizonte, a pesar de<br />
<strong>que</strong> reconozca mi miopía física e intelectual. Estoy convencido, de<br />
<strong>que</strong> como ha ocurrido hasta ahora, la forma capitalista<br />
evolucionará y entonces repito, para mi esperanza está cercana la<br />
gran transformación: el trabajo tendrá su justa valoración.<br />
Tampoco los avances portentosos de las tecnologías <strong>que</strong> crean<br />
nuevos métodos de producción habrán de disminuir las<br />
posibilidades y la importancia del trabajo humano. Podrá <strong>ser</strong><br />
menos manual y más intelectual, pero no soy el más apto para<br />
vaticinar cual <strong>ser</strong>á su forma futura, pero esos avances darán como<br />
resultado variantes a favor de nuevas formas o modalidades del<br />
trabajo y, por lo tanto, de su justa valoración. Otorguemos al César<br />
lo <strong>que</strong> es suyo y <strong>que</strong> desde antaño, desde <strong>que</strong> el esclavo se<br />
convirtió en asalariado, se le ha estado escamoteando. No <strong>ser</strong>án<br />
necesarias más revoluciones comunistas para acelerar el paso. En<br />
muchos países de la vieja Europa ya se ve una estupenda<br />
transformación en ese sentido. Un proletario no es un condenado<br />
al statu quo, sino <strong>que</strong> es un aspirante a burgués y la verdadera<br />
revolución social es ayudarlo para <strong>que</strong> se convierta en burgués<br />
cuanto antes. Hagamos aceleradamente la nivelación hacia arriba y<br />
no hacia abajo.
[Roberto A. Capriotti]<br />
1.15. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: un cambio radical en lo conceptual respecto<br />
del trabajo.<br />
Desde hace tiempo se oyen voces <strong>que</strong> predican a nivel<br />
universal: el fin del trabajo. Quién o quienes llegaron y llegan a<br />
tales afirmaciones hicieron o están haciendo reflexiones de corto<br />
alcance. Leamos a uno de los predicadores:<br />
En la actualidad, por primera vez, el trabajo humano está siendo<br />
paulatina y sistemáticamente eliminado del proceso de producción. En<br />
menos de un siglo, el trabajo masivo en los sectores de consumo <strong>que</strong>dará<br />
probablemente muy reducido en casi todas las naciones industrializadas.<br />
Una nueva generación de sofisticadas tecnologías de las comunicaciones<br />
y de la información irrumpió en una amplia variedad de puestos de<br />
trabajo. <strong>La</strong>s máquinas inteligentes están sustituyendo, poco a poco, a los<br />
<strong>ser</strong>es humanos en todo tipo de tareas, forzando a millones de<br />
trabajadores de producción y de administración a formar parte del<br />
mundo de los desempleados, o peor aún, a vivir en la mi<strong>ser</strong>ia 11 .<br />
Tampoco los avances portentosos de las tecnologías <strong>que</strong> crean<br />
nuevos métodos de producción habrán de disminuir las<br />
posibilidades y la importancia del trabajo humano. Podrá <strong>ser</strong><br />
menos manual y más intelectual, pero no soy el más apto para<br />
vaticinar cual <strong>ser</strong>á su forma futura, pero esos avances darán como<br />
resultado variantes a favor de nuevas formas o modalidades del<br />
trabajo y, por lo tanto, de su mejor valoración.<br />
Frente a dicha situación, real y concreta, ha habido variadas<br />
propuestas pero dos son las <strong>que</strong> más rápido fueron puestas sobre<br />
el tapete por economistas e intelectuales: una es la reducción de la<br />
jornada laboral <strong>que</strong> redunda en el aumento del tiempo del ocio,<br />
<strong>que</strong> trae entre muchas otras cuestiones interesantes, el descanso<br />
11 Rifkin, Jeremy (1999): El Fin del Trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una<br />
nueva era, Buenos Aires: Paidós, p. 23.<br />
58
59 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
reparador, la distensión, el esparcimiento, la integración familiar y<br />
el trabajo social a través del voluntariado y la otra es la capacitación<br />
del trabajador para adaptarse a los nuevos re<strong>que</strong>rimientos de la<br />
tecnología. Por mi parte, estoy convencido <strong>que</strong> existe una tercera<br />
<strong>que</strong> supera, pero no excluye a las anteriores por<strong>que</strong> son correctas y<br />
lógicas y ella es la incorporación al mercado de las siderales<br />
cantidades de <strong>ser</strong>es humanos <strong>que</strong> en el tercer mundo están fuera<br />
del mismo. Esto exige un cambio radical en las prácticas<br />
capitalistas del imperialismo y aplicar el buen criterio de la<br />
expansión capitalista <strong>que</strong> se estila en la Unión Europea, la<br />
asociación entre naciones, <strong>que</strong> respeta las diversidades culturales y<br />
esencialmente consiste en la inversión de capitales en unas por<br />
parte de otras, principalmente de riesgo, indudablemente de las <strong>que</strong><br />
tienen excedentes. También existen los subsidios otorgados por la<br />
Comunidad Europea para estimular las economías más rezagadas.<br />
En una primera etapa logran generar demandas y transformaciones<br />
impensadas en naciones donde aún subsisten los regímenes adictos<br />
al laissez faire. Esta forma de expansión en paridad y reciprocidad es<br />
altamente loable y da resultados extraordinarios <strong>que</strong> están a la<br />
vista. Soy testigo de lo ocurrido. Es cierto <strong>que</strong> la proliferación del<br />
mercado y la producción genera más posibilidades de competencia<br />
en los propios mercados internos, pero para esto siempre existe la<br />
posibilidad del uso de un buen antídoto llamado la innovación<br />
tecnológica y el aumento de la capacidad de consumo de los<br />
sectores de menores ingresos. Pero quiero insistir en algo, en mi<br />
razonamiento el planteo va más allá. Vislumbro la desaparición del<br />
asalariado y su reemplazo por nuevas forma de trabajo y<br />
producción <strong>que</strong> tienen <strong>que</strong> ver con una <strong>ser</strong>ie muy amplia de<br />
variantes relacionadas con la profesionalidad, el artesanado, la<br />
pe<strong>que</strong>ña empresa, <strong>que</strong> han tenido un auge inusitado en tierras<br />
europeas, con una contundente reducción de la relación laboral<br />
clásica, <strong>que</strong> a su vez ha dado la posibilidad de una mayor<br />
liberalización de las personas, el aumento de su capacidad de
[Roberto A. Capriotti]<br />
autoestima, la cohesión familiar, el incremento de los ingresos y no<br />
me cabe duda de hacer desaparecer el triste fenómeno de la<br />
desocupación. Estoy profundamente impresionado por algo <strong>que</strong><br />
escuché. Primero en rueda de amigos y luego en boca de muchos<br />
empresarios. En la ciudad de Ancona, capital de la Región Marche<br />
(Italia), me contestaron varios interrogantes <strong>que</strong> les efectuara con<br />
la siguiente expresión: aquí, cuando se cierra una empresa <strong>que</strong> tiene<br />
cuatro operarios al poco tiempo aparecen cuatro pe<strong>que</strong>ñas<br />
empresas nuevas. Para nosotros <strong>que</strong> marchamos a la zaga, ésta <strong>ser</strong>á<br />
la revolución venidera y en su camino hay una etapa cercana e<br />
ineludible, la justa valoración de la fuerza de trabajo.<br />
1.16. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: las revoluciones y sus diversas formas y<br />
aptitudes.<br />
<strong>La</strong>s revoluciones comunistas no fueron el producto del<br />
oportunismo de algunos teóricos afiebrados o de algunos<br />
empedernidos luchadores. Fueron el producto de la rebelión de<br />
algunos pueblos <strong>que</strong> necesitaban romper los di<strong>que</strong>s creados por<br />
sectores internos o externos, hegemónicos, con actitudes y<br />
aptitudes de feudalismo tribal, <strong>que</strong> les impedían alcanzar formas de<br />
vida y de convivencia, <strong>que</strong> su mente les permitía vislumbrar y <strong>que</strong><br />
ya estaban bastante generalizadas en el entorno. <strong>La</strong>s revoluciones<br />
comunistas son eso, revoluciones y por lo tanto transitorias. Un<br />
grueso error fue creer <strong>que</strong> el comunismo revolucionario pudiera<br />
tener el carácter de un sistema político permanente. Por lo menos<br />
en este estadio de la evolución del <strong>ser</strong> humano no es posible tal<br />
circunstancia. Todas las revoluciones son transitorias, no duran mil<br />
años, por decir una cifra exagerada, aun<strong>que</strong> algunos, en tiempo<br />
pasado, hayan vaticinado períodos más abultados. Se prolongan o<br />
duran por un lapso acotado y el estado revolucionario no puede<br />
adquirir el rango de permanente por<strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano tiene como<br />
60
61 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
paso natural y lógico a la evolución y sólo apela a la revolución<br />
circunstancialmente cuando se le oponen fuertes vallas en el<br />
camino de su evolución. Superadas las vallas, su necesidad anímica<br />
y física es volver al paso evolutivo. Sobre la factibilidad de esta<br />
tesitura ya tenemos importantes ejemplos a nivel mundial.<br />
Por ejemplo, la mayoría de las revoluciones comunistas del<br />
sudeste asiático marcharon y marchan firmemente hacia formas<br />
<strong>que</strong> no alcanzó la revolución en Rusia. <strong>La</strong> Revolución comunista<br />
en Cuba está intentando dar algunos pasos evolutivos. <strong>La</strong>s<br />
revoluciones comunistas del sudeste asiático., nos devolverán, en<br />
los tramos finales de su sendero, naciones capitalistas muy<br />
desarrolladas. ¿Una utopía? Pienso <strong>que</strong> mis nietos lo verán. Esas<br />
naciones capitalistas desarrolladas, en el verdadero y amplio<br />
sentido del vocablo, desarrolladas, surgidas de los sistemas<br />
comunistas, <strong>ser</strong>án un ejemplo a nivel universal y los buenos<br />
ejemplos, como los malos, cunden irremediablemente y<br />
contribuirán a catalizar la profunda transformación capitalista <strong>que</strong><br />
anuncio, la justa valoración de la fuerza de trabajo. También y<br />
como primer resultado, el ejemplo de esas singulares naciones<br />
capitalistas desarrolladas ayudarán a una nivelación entre las<br />
grandes potencias, un requisito para poner freno a los excesos y a<br />
los retrocesos en las prácticas capitalistas actuales.<br />
Para una mayor abundancia de explicaciones <strong>que</strong> facilite la<br />
apreciación por el lector, menciono ligeramente las informaciones<br />
<strong>que</strong> a diario, en este mundo tan informado, nos van relatando<br />
como en China, uno de los gigantes del continente asiático, van<br />
cambiando las formas de su economía estatal revolucionaria,<br />
aceptando las reglas del capitalismo y permitiendo de manera<br />
gradual la libertad de los mercados, aun<strong>que</strong> manteniendo su<br />
régimen político. En nuestro país, poco tiempo atrás, le<br />
reconocimos la categoría de economía de mercado. Y más<br />
recientemente aún hemos tenido noticias de sus grandiosas
[Roberto A. Capriotti]<br />
planificaciones para <strong>que</strong> en los próximos cincuenta años la<br />
sociedad nacional sea beneficiaria de avances portentosos en<br />
materia educativa y social. En los últimos treinta años han crecido<br />
vertiginosamente. Alcanzaron un índice del trece por ciento de la<br />
economía mundial en el 2001. En el 1950, cuando la revolución<br />
maoísta recién había tomado el poder, era sólo del cinco por<br />
ciento. Entre esos mismos años, el PBI de una súper potencia, de<br />
signo ultra capitalista, bajó considerablemente y en otra súper<br />
potencia, de signo comunista, la economía estalló. Aparentemente<br />
el buen rumbo es una cuestión de aguda inteligencia de la elite<br />
política. <strong>Lo</strong>s estudiosos del tema dicen <strong>que</strong> de mantenerse la<br />
tendencia de esos últimos treinta años, y no hay razones a la vista<br />
para <strong>que</strong> así no sea, China <strong>ser</strong>á económicamente líder mundial en<br />
10 años más, antes del 2020. Luego sobrevendrán, agrego por mi<br />
parte, las demás libertades e igualdades de la Democracia. No<br />
tienen otro camino, la prosperidad económica y social <strong>ser</strong>á la<br />
compuerta abierta <strong>que</strong> permitirá el ejercicio de una Democracia<br />
integral, como <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> para merecer tal rótulo: Democracia. <strong>La</strong><br />
elite política China es apta y lo ha demostrado repetidamente.<br />
Rusia, a la inversa, es el mejor ejemplo del fracaso de la elite<br />
política comunista vernácula. No fracasó el comunismo,<br />
fracasaron los dirigentes de la revolución comunista rusa.<br />
<strong>Lo</strong>s <strong>que</strong> acumulamos muchos años hemos sido testigos de<br />
importantes etapas de varias de esas grandes revoluciones. Qué<br />
decir de la revolución <strong>que</strong> produjera el más grande de todos los<br />
revolucionarios políticos de todos los tiempos: el Mahatma<br />
Gandhi. Como un conductor religioso lo catalogan quienes quieren<br />
escamotearle a la <strong>Política</strong> uno de su productos más genuinos. El<br />
Mahatma Ghandi fue un conductor político de dimensiones<br />
superlativas. Su planteo de la no violencia <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> el primer<br />
mandamiento de todo catecismo político y de todo breviario<br />
revolucionario. Con su paso, aparentemente lento, esa revolución<br />
cumplió su objetivo de liberación del dominio inglés, en una<br />
62
63 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
primera instancia y luego entregó en manos de los estadistas a una<br />
comunidad a<strong>que</strong>jada por profundos y variados problemas,<br />
tremebundos problemas, entre ellos el arraigado concepto de las<br />
castas, más <strong>que</strong> una rémora una lacra, <strong>que</strong> es el producto de la<br />
práctica del brahamanismo, <strong>que</strong> ni la vigencia del budismo pudo<br />
superar. Esa revolución dentro del marco capitalista llevará a la<br />
India, una de las comunidades más numerosas del mundo, por la<br />
senda del Desarrollo Nacional. Es evidente <strong>que</strong> los chinos llevan<br />
un ritmo mucho más acelerado. <strong>La</strong> India, a pesar de las enormes<br />
disparidades sociales <strong>que</strong> arrastra, avanza sistemáticamente. Este<br />
caso, es otro elemento digno de mención y por eso lo agrego. En<br />
todos estos grandes ejemplos <strong>que</strong> menciono, aparece un<br />
denominador común, la presencia de eminentes estadistas. <strong>Lo</strong>s<br />
estadistas surgen del campo de la <strong>Política</strong>. Dentro de la carcasa<br />
intelectual y física de un gran político siempre subyace la figura de<br />
un gran estadista.<br />
1.17. <strong>La</strong> <strong>Política</strong>: el epílogo del inicio.<br />
Hay dos grandes medios para posibilitar la marcha hacia la<br />
consecución del Bienestar General de una comunidad humana, <strong>que</strong><br />
valen si se aplican complementariamente. No vale el goce de unos<br />
pocos y la penuria de muchos. Repito, a fuerza de parecer<br />
redundante, ellos son: el desarrollo económico y la redistribución<br />
de la ri<strong>que</strong>za. Ambos elementos son fundamentales en el <strong>que</strong>hacer<br />
político de una comunidad humana. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> es la noble<br />
herramienta <strong>que</strong> permite la elaboración de esos medios y la<br />
aplicación corre por cuenta del Estado Nacional, como el gran<br />
instrumento en manos de eficaces estadistas, los orfebres. El<br />
desarrollo económico y la redistribución de la ri<strong>que</strong>za, apareados,<br />
nos colocan en la antesala de un avance gigantesco del capitalismo.<br />
Tanto o más importante como aquél del tránsito del esclavo al
[Roberto A. Capriotti]<br />
asalariado. Ese logro del pasado no tiene un autor en particular, es<br />
la consecuencia de la evolución humana y del perfeccionamiento<br />
de los ideales y de los actos de esa actividad <strong>que</strong> denominamos la<br />
<strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong>s cambios profundos <strong>que</strong> sobrevendrán tendrán similar<br />
origen. <strong>La</strong> bruma <strong>que</strong> siempre ha envuelto a estas cuestiones sólo<br />
podrá <strong>ser</strong> aventada con la persistencia en la discusión fecunda.<br />
Siglos lleva la discusión sobre tales conceptos y estoy convencido<br />
de <strong>que</strong> no le falta mucho tiempo al género humano para agregar<br />
claridad y uniformar puntos de vista. No es equivocado pensar <strong>que</strong><br />
las diferencias de enfo<strong>que</strong>s siempre existan, por<strong>que</strong> hay cho<strong>que</strong> de<br />
intereses y de temperamentos; pero el mundo nos depara un<br />
promisorio futuro con la presencia y el perfeccionamiento de los<br />
Estados Nacionales <strong>que</strong> vertiginosamente van adquiriendo la<br />
capacidad para hacer <strong>que</strong> el equilibrio también exista. Por mi parte,<br />
quiero hacer mi pe<strong>que</strong>ño y modesto aporte. Es cierto <strong>que</strong> todas<br />
mis opiniones están teñidas por la subjetividad. Esta subjetividad<br />
mía está influida por mi entorno <strong>que</strong> es la realidad política y social<br />
de mi país, la Argentina. Muchas veces, en mis reflexiones, noto las<br />
influencias fecundas o negativas de los hechos y de los<br />
acontecimientos políticos y sociales, vividos en una vida<br />
influenciable por las cuestiones de esa índole. No lo puedo<br />
disimular ni negar, por<strong>que</strong> la vida de una persona es eso, ideas y<br />
experiencias íntimamente entremezcladas. Cierro el relato de mis<br />
apreciaciones sobre este tema, la <strong>Política</strong>, para discurrir sobre los<br />
otros temas anunciados a los <strong>que</strong> considero íntimamente ligados<br />
entre sí y principalmente con esta elevada actividad humana: la<br />
<strong>Política</strong>. Hagamos de cuenta <strong>que</strong> encaramos, lector y autor, una<br />
breve excursión y en ella hiciéramos sucesivas paradas en varias<br />
estaciones principales.<br />
64
65 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
2. El Hombre.<br />
El Hombre es la medida de todas las cosas,<br />
de las <strong>que</strong> son en cuanto <strong>que</strong> son, de las <strong>que</strong> no son en cuanto <strong>que</strong> no son.<br />
Protágoras (sofista griego), 485/411 a.C.<br />
Descendamos en otra de las paradas propuestas, la más<br />
importante de esta excursión <strong>que</strong> les he sugerido. Su cartel de<br />
identificación dice: el Hombre. Esta expresión, por lo general, <strong>ser</strong>á<br />
usada en este ensayo como sinónimo de Ser Humano. Digo por lo<br />
general por<strong>que</strong> en ciertos momentos, además la utilizo para<br />
identificar una de las tres etapas fundamentales de la evolución del<br />
Ser Humano. A nuestra especie humana la bautizó el científico<br />
sueco Carlos Linneo con la denominación Homo, ya superada la<br />
mitad del Siglo XVIII, como consecuencia de sus fundacionales<br />
trabajos en materia de clasificación de las diversas formas de vida<br />
conocidas y por lo tanto datables, por ese entonces, en nuestro<br />
Planeta Tierra. De allí proviene el vocablo <strong>que</strong> me proveen los<br />
paleontólogos: el homínido, en singular, y en plural, los homínidos.<br />
2.1. <strong>Lo</strong>s Homínidos: sus orígenes.<br />
No se puede opinar <strong>ser</strong>iamente sobre el tema de la <strong>Política</strong> si no<br />
ingresamos, con cierta profundidad, en el análisis del personaje<br />
central de la misma. No está a mi alcance y no es necesario a mis
[Roberto A. Capriotti]<br />
fines, hacer un tratado sobre la materia pero sí alcanzar ciertas y<br />
determinadas definiciones sobre los homínidos. Su naturaleza, ya sea<br />
en lo físico como en lo psíquico o sumados ambos componentes,<br />
es un elemento fundamental a tener en cuenta para las<br />
definiciones. El homínido genera alrededor de sí todo un mundo de<br />
circunstancias <strong>que</strong>, en definitiva, son parte inescindible de su<br />
persona, de su carácter de ente dotado de vida.<br />
El Ser Humano, el homínido, ese privilegiado hijo de la naturaleza,<br />
constituye una especie biológica única, una comunidad de reproducción, <strong>que</strong> ha<br />
seguido una trayectoria evolutiva propia, independiente de las demás y <strong>que</strong> se<br />
prolonga en el tiempo y <strong>que</strong> tuvo continuidad genética entre generaciones. Esta<br />
definición está elaborada en base a las <strong>que</strong> utilizan los científicos,<br />
en especial los paleontólogos, para otorgarle el carácter de especie, a<br />
los abundantes grupos de <strong>ser</strong>es dotados de vida, <strong>que</strong> existieron y/o<br />
existen en nuestro planeta. Esta postura monogenista <strong>que</strong> adopto<br />
tiene como fundamento determinadas razones científicas y no<br />
aseveraciones teológicas.<br />
Existieron otras especies humanas inteligentes además de la<br />
nuestra, pero ellas <strong>que</strong>daron en el pasado, se extinguieron, y quizás<br />
la subsistente, la nuestra, tenga bastante <strong>que</strong> ver en esa extinción.<br />
Importantes mutaciones han ocurrido y nos han ocurrido desde<br />
a<strong>que</strong>l tiempo, hace cinco o seis millones de años atrás, cuando<br />
nuestra existencia comenzó a alejarse de nuestros actuales primos,<br />
los chimpancés. Compartimos un antecesor común pero luego el<br />
camino nos fue modelando distintos, hasta convertirnos en un<br />
ente fundamentalmente diferenciado. No somos, como sostienen<br />
algunos tratadistas, los <strong>ser</strong>es más complejos o más perfectos sino<br />
simplemente somos los más inteligentes. Antes de <strong>ser</strong> inteligentes<br />
tuvimos otra característica también muy especial: alcanzamos la<br />
condición de bípedos y ello dejó en libertad a nuestras laboriosas<br />
manos para darle beneficiosos usos Somos los creadores y únicos<br />
usuarios del lenguaje articulado, lo <strong>que</strong> nos permite un sistema de<br />
66
67 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
intercambio de información <strong>que</strong> no tiene parangón en nuestro<br />
planeta. <strong>Lo</strong>s demás animales sólo intercambian informaciones muy<br />
limitadas, por lo general a través de gestos y sonidos. El uso del<br />
lenguaje articulado es un dato muy interesante en la medida <strong>que</strong><br />
integramos una comunidad. De nada nos <strong>ser</strong>viría el lenguaje si no<br />
tenemos interlocutores. Es indudable <strong>que</strong> creamos ese medio de<br />
comunicación para perfeccionar nuestra relación con nuestros<br />
congéneres y de ello resulta evidente <strong>que</strong> esa relación tiene para<br />
nosotros una relevante importancia y el lenguaje, oral o escrito, es el<br />
principal requisito para vivir en comunidad. Y vivir en comunidad es el<br />
dato o es el aspecto más interesante del objeto de este ensayo. Voy<br />
a exponer sobre la <strong>Política</strong> y los temas <strong>que</strong> le son inherentes,<br />
por<strong>que</strong> el Ser Humano viviendo en comunidad es esencialmente<br />
un ente político.<br />
2.2. <strong>Lo</strong>s Homínidos: una breve síntesis de su evolución.<br />
Según el estricto criterio de los científicos, el vocablo privilegiado<br />
<strong>que</strong> utilizo debiera reemplazarlo por el vocablo, afortunado, ya <strong>que</strong><br />
el Ser Humano, según ellos, como las demás especies, son el<br />
resultado de azarosas respuestas a complicados re<strong>que</strong>rimientos del<br />
medio, el mundo <strong>que</strong> lo rodea, cada vez más exigente y complejo.<br />
Utilizo el vocablo azaroso por<strong>que</strong> de manera muy generalizada los<br />
entendidos interpretan la teoría darwiniana manteniendo el criterio<br />
básico de la selección natural, pero con una variante fundamental.<br />
Este neodarwinismo, la más moderna y generalizada interpretación,<br />
se basa en el principio de <strong>que</strong> el efecto del medio ambiente no es<br />
promover los cambios <strong>que</strong> se transmiten como predicaba la<br />
doctrina lamarckiana. En una palabra, el medio no nos obliga, no<br />
nos incentiva, juega pasivamente, puesto <strong>que</strong> el medio sólo se<br />
limita a permitir la supervivencia del <strong>que</strong> ha tenido un cambio <strong>que</strong><br />
lo hace más apto. Un cambio en nuestro organismo siempre se
[Roberto A. Capriotti]<br />
produce por azar, aun<strong>que</strong> ya insinuamos <strong>que</strong> somos capaces de<br />
provocar deliberadamente los cambios. Ya lo logramos con<br />
muchos animales y plantas. Pues bien, en algún momento, una de<br />
esas modificaciones nos hace más aptos para la supervivencia. Esta<br />
referencia a los <strong>ser</strong>es humanos es circunstancial puesto <strong>que</strong> la<br />
selección natural es válida para todas las especies vivientes.<br />
Creo oportuno in<strong>ser</strong>tar una cita de científicos en la materia, <strong>que</strong><br />
pienso ha de resultar útil para dejar mejor aclarado esto de la<br />
evolución:<br />
Según Darwin la evolución no tiene ningún propósito, no sigue ningún<br />
diseño preconcebido, es simplemente oportunista, no se dirige hacia<br />
ningún ideal de perfección. O mejor dicho, todas las especies (incluida la<br />
nuestra) son igualmente perfectas, cada una de ellas maravillosamente<br />
adaptada a sus hábitos de vida por obra de la selección natural. En otras<br />
palabras, a diferencia de la selección artificial <strong>que</strong> el agricultor o el<br />
ganadero realiza con un fin determinado, la selección natural no tiene<br />
objetivos. Aun<strong>que</strong> en el lenguaje habitual (también en el político y<br />
comercial), evolución significa cambio a mejor, en términos darvinistas<br />
evolución sólo significa cambio, a secas 12 .<br />
En el mismo libro de donde extrajera la cita anterior, los<br />
autores acompañan una separata <strong>que</strong> contiene la secuencia de las<br />
especies de los Antecesores y de los Homínidos, incluida la del Homo<br />
Sapiens Sapiens, nuestra especie, la única sobreviviente en la<br />
actualidad. Esa secuencia incluye por su orden las nominaciones y<br />
dataciones <strong>que</strong> es<strong>que</strong>mática y resumidamente, detallo más abajo.<br />
Tómese lo <strong>que</strong> sigue como una cita atribuida a dichos estudiosos<br />
del tema 13 :<br />
12 Arzuaga, Juan Luis y Martínez, Ignacio (2003): <strong>La</strong> especie elegida. <strong>La</strong> larga marcha de la evolución<br />
humana, 24 edición, Barcelona: Temas de hoy, p.31.<br />
13 Arzuaga, Juan Luis y Martínez, Ignacio (2003): <strong>La</strong> especie elegida. <strong>La</strong> larga marcha de la evolución<br />
humana, 24 edición, Barcelona: Temas de hoy, separata.<br />
68
69 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
a) Antropoides (más de 30.000.000 de años atrás). Especímenes: a.1)<br />
Pliopithecus, se parecía mucho al gibón moderno y se lo clasifica como su<br />
antepasado.<br />
b) Hominoides (de los 25.000.000 a los 12.000.000 millones de años<br />
atrás). Especímenes: b.1) el Procónsul: se han encontrado muchos<br />
fragmentos; b.2) el Dryopithecus, sus restos han aparecido por Europa,<br />
India y China y se le considera el eslabón entre Hominoides y<br />
Homínidos.<br />
c) Homínidos (de los 2.000.000 al 1.000.000 de años atrás).<br />
Especímenes: c.1) el Australopithecus es el primer homínido, caminaba en<br />
posición erecta; c.2) el Homo Habilis, de mayor tamaño <strong>que</strong> los primeros<br />
homínidos, su cráneo era también más grande y utilizaba algunos<br />
instrumentos relizados por él; c.3) el Homo Erectus, se le considera el<br />
primer representante del género humano y vivía en grupos, conocía el<br />
uso del fuego y fabricó la primera hacha de mano.<br />
d) Homo Sapiens (de los 500.000 a los 40.000 años atrás). Especímenes:<br />
d.1) Homo Sapiens, probablemente los primeros ejemplares de la especie<br />
moderna del hombre; d.2) Homo Neanderthal, elaboró diversos<br />
instrumentos de formas avanzadas y numerosos científicos lo excluyen<br />
del linaje del hombre actual; d.3) Homo Cromagnon, antecedente inmediato<br />
del hombre moderno, vivió en Europa y ha dejado abundantes restos<br />
culturales, tales como pinturas rupestres y tallas en piedra; d.4) Homo<br />
Sapiens Sapiens, físicamente es muy parecido al de Cromagnon y la<br />
diferencia entre ellos es cultural por<strong>que</strong> aprendió a cultivar y domesticar<br />
animales y llegó a establecerse en lugares determinados y civilizarse.<br />
El mismo libro contiene, además, abundantes afirmaciones <strong>que</strong><br />
me permitiré transcribir parcialmente como si fueran citas sueltas,<br />
<strong>que</strong> nos ilustran de manera muy accesible, sobre nuestra especie 14 :<br />
14 Arzuaga, Juan Luis y Martínez, Ignacio (2003): <strong>La</strong> especie elegida. <strong>La</strong> larga marcha de la evolución<br />
humana, 24 edición, Barcelona: Temas de hoy, p. 35 en adelante.
[Roberto A. Capriotti]<br />
1) “Nosotros pertenecemos al grupo de los primates. Somos tan primates<br />
como cada una de las aproximadamente ciento ochenta especies vivientes<br />
del grupo. No hemos evolucionado a partir de ninguna especie actual de<br />
mono, sino de especies ya desaparecidas de las cuales muchas son<br />
antepasados de otras formas modernas de primates”.<br />
2) “¿En <strong>que</strong> consiste <strong>ser</strong> primate?: son mamíferos <strong>que</strong> viven en selvas<br />
tropicales húmedas o subtropicales de tipo monzónico. En ese medio<br />
forestal cálido se ha desarrollado nuestra evolución y por lo tanto los<br />
primates presentamos adaptaciones a la vida en los árboles. Hay<br />
excepciones a esta definición y nosotros somos una, pero sólo desde<br />
hace unos pocos millones de años”.<br />
3) “Según los biólogos moleculares, nuestro linaje se separó de la línea de<br />
los chimpancés hace entre 4,7 y 7 millones de años. <strong>La</strong> separación<br />
coincidió con la disminución de los niveles de CO2 atmosférico”.<br />
4) “Preferimos dar a la palabra homínido el uso más tradicional <strong>que</strong> incluye<br />
sólo a los <strong>ser</strong>es humanos actuales y a todos los fósiles de nuestra propia<br />
línea evolutiva, es decir, posteriores a la separación de la línea de los<br />
chimpancés”.<br />
5) “El conjunto de fósiles de homínidos más antiguo ha sido localizado a<br />
partir del año 1992, en la región del curso medio del río Awash, en el país<br />
de los Afar, en Etiopía. Esos fósiles han sido publicados en parte y el<br />
equipo descubridor ya ha creado un nuevo género y especie: el<br />
Ardipithecus ramidis, <strong>que</strong> en lengua Afar significa: Ardi: suelo; Ramid: raíz;<br />
Pithecus: mono (en griego). Estos fósiles tienen una antigüedad de 4,4<br />
millones de años. Se trata de formas muy primitivas de homínidos.<br />
Muestran rasgos tan primitivos, en particular en la dentición, <strong>que</strong> se<br />
intuye <strong>que</strong> no pueden estar muy lejos de la división entre las líneas de los<br />
chimpancés y de los humanos. Tal vez en poco tiempo tengamos más<br />
precisiones. Esto hace pensar <strong>que</strong> la división aludida está más cerca del<br />
límite inferior de la separación, de los 4,5 millones de años y no del límite<br />
más lejano, la de los 7 millones”.<br />
70
71 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Vuelvo a citar a los mismos autores por<strong>que</strong> son muy accesibles<br />
para la interpretación por los neófitos, como quien escribe 15 :<br />
“Uno de los aspectos más controvertidos en el campo de la paleontología<br />
humana ha sido desde siempre el del origen de la humanidad actual. Para<br />
un buen número de paleoantropólogos, como Gunther Bräuer y<br />
Christopher Stringer, los humanos modernos se originaron en África<br />
hace entre 300.000 y 100.000 años. A partir de esa cuna africana, nuestra<br />
especie se expandió por el resto del Viejo Mundo y reemplazó a las<br />
distintas humanidades (neandertales y homo erectus) <strong>que</strong> habían aparecido<br />
como resultado de evoluciones locales, en condiciones de aislamiento<br />
reproductor, en Europa y Asia”.<br />
<strong>La</strong>s autorizadas citas <strong>que</strong> preceden, me inducen a sintetizar <strong>que</strong>,<br />
nuestra especie se fue desarrollando en forma fragmentaria, en<br />
toda la dimensión del planeta y lo hizo y sigue haciéndolo en<br />
distintas y variadas unidades de desenvolvimiento. No puedo omitir la<br />
referencia de <strong>que</strong> antes de la emigración de esta especie, el Homo<br />
Sapiens Sapiens, de su continente de origen, el africano, ocurrieron<br />
otras de homínidos africanos antecesores <strong>que</strong> vivieron y <strong>que</strong> también<br />
se extendieron fuera de dicho continente y luego se extinguieron<br />
pero en su existencia dieron lugar a sucesores vernáculos o propios<br />
de otras latitudes no africanas, <strong>que</strong> también se extinguieron. De<br />
todos ellos sólo tenemos datos por los fósiles y la esforzada tarea<br />
de los paleontólogos. Al día de hoy han aparecido otros métodos<br />
de análisis y datación más modernos <strong>que</strong> facilitan la empresa de<br />
dichos científicos. <strong>Lo</strong> referido hasta ahora con relación a la especie<br />
Homo tiene un epílogo, a nivel planetario, sólo ha <strong>que</strong>dado como<br />
único representante el Homo Sapiens Sapiens, nuestra especie. A<br />
partir de ese dato veamos a grandes rasgos como ésta ha<br />
evolucionado.<br />
15 Arzuaga, Juan Luis y Martínez, Ignacio (2003): <strong>La</strong> especie elegida. <strong>La</strong> larga marcha de la evolución<br />
humana, 24 edición, Barcelona: Temas de hoy, p. 283.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Antes de abordar las consideraciones referidas al Homo Sapiens<br />
Sapiens agregaré un cuadro de Wikipedia, en donde se ilustra la<br />
secuencia de la evolución de nuestra especie y sus antecesores 16 :<br />
Antepasados del Homo sapiens<br />
Anterior al género Homo<br />
• Primeros Homínidos<br />
• Sahelanthropus tchadensis<br />
• Orrorin tugenensis<br />
• Ardipithecus kadabba<br />
• Ardipithecus ramidus<br />
• Australopithecus<br />
• Australopithecus anamensis<br />
• Australopithecus bahrelghazali<br />
• Australopithecus afarensis<br />
• Australopithecus africanus<br />
• Australopithecus garhi<br />
• Paranthropus<br />
• Paranthropus aethiopicus<br />
• Paranthropus boisei<br />
• Paranthropus robustus<br />
• Kenyanthropus<br />
• Kenyanthropus platyops<br />
Género Homo<br />
• Homo habilis<br />
• Homo rudolfensis<br />
• Homo ergaster<br />
• Homo georgicus<br />
• Homo erectus<br />
• Homo cepranensis<br />
• Homo antecessor<br />
• Homo heidelbergensis<br />
• Homo neanderthaliensis<br />
• Homo floresiensis<br />
• Homo rhodesiensis<br />
• Homo sapiens<br />
o Homo sapiens idaltu<br />
o Homo sapiens sapiens<br />
16 Wikipedia: Evolución humana, consultado el 9 de noviembre de 2010 en www.wikipedia.org<br />
72
73 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
2.3 El Homo Sapiens Sapiens: unidades de desenvolvimiento<br />
Mediante pactos y contratos, el Hombre funda la sociedad, el Estado y las instituciones <strong>que</strong> lo integran,<br />
de manera <strong>que</strong> la apelación a convenios y acuerdos constituye el resorte<br />
para crear de manera artificial una vida exclusivamente humana 17.<br />
<strong>Lo</strong>s comentarios <strong>que</strong> haré de aquí en adelante referidos a los<br />
Homínidos, indudablemente se relacionan con la única especie<br />
sobreviviente, el Homo Sapiens Sapiens. Es del conocimiento<br />
generalizado <strong>que</strong> la asociación entre congéneres no es una cuestión<br />
privativa de nuestra especie. Muchas otras también lo hacen en<br />
variadas formas y distintos grados, entre ellos, nuestros familiares<br />
más cercanos, los simios. Particularizando sobre estos parientes<br />
quiero enunciar por orden de aproximación el grado de<br />
parentesco, <strong>que</strong> según la apreciación científica es el <strong>que</strong> sigue:<br />
chimpancé, gorila, orangután, gibón. Excepto el caso del<br />
orangután, en <strong>que</strong> la asociación por diversas exigencias es sólo<br />
circunstancial, todos los demás viven en sociedad. <strong>Lo</strong>s mamíferos<br />
<strong>que</strong> viven en sociedades más complejas tienen más desarrollado el<br />
cerebro <strong>que</strong> los mamíferos solitarios, siempre teniendo en cuenta<br />
<strong>que</strong> posean un tamaño similar, por<strong>que</strong> la dimensión del cuerpo<br />
también juega en la dimensión del cerebro. <strong>La</strong> formación de<br />
alianzas entre congéneres tiene su origen en el parentesco y en el<br />
interés y así nacen las sociedades entre quienes tienen <strong>que</strong><br />
colaborar entre sí para la subsistencia y para la supervivencia, a<br />
pesar de las lógicas competencias por el sexo, la reproducción y el<br />
alimento. A esas agrupaciones, <strong>que</strong> datan de antiguo, las llamo las<br />
unidades de desenvolvimiento, por<strong>que</strong> son el medio en <strong>que</strong> los<br />
componentes desarrollan y ejecutan todas las prácticas propias de<br />
su existencia en lo individual y en lo grupal.<br />
17 Zucchi, Hernán (1967): Qué es la antropología Humana, Buenos Aires: Editorial Columba, p. 45.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Desde el pasado al presente, gradualmente, dichas unidades de<br />
desenvolvimiento del <strong>ser</strong> humano presentaron una mayor dimensión<br />
cuantitativa y una más compleja organización comunitaria,<br />
dimensión cualitativa, todo en el marco del consecuente proceso<br />
de la evolución de la especie: evolución psicosomática. Ese<br />
proceso de una mayor magnitud cuantitativa y cualitativa da por<br />
resultado una sucesión de etapas de las comunidades humanas,<br />
siempre en referencia a la única especie subsistente, el Homo Sapiens<br />
Sapiens. Opino <strong>que</strong> la sucesión de etapas puede <strong>ser</strong> la <strong>que</strong> sigue:<br />
para el pasado la etapa de la horda o banda y la etapa del clan, para el<br />
presente la etapa de la tribu y la etapa de la nación, <strong>que</strong> es la más<br />
moderna y está en proceso de consolidación y le sucederán la etapa<br />
de la región, con los blo<strong>que</strong>s regionales, la etapa continental, con los<br />
blo<strong>que</strong>s continentales. Luego de ello entraremos en la etapa<br />
universal, sin fronteras dentro de los confines del planeta Tierra y<br />
aún más, superando los límites del propio planeta. En este último<br />
caso ya no podremos usar el plural por<strong>que</strong> <strong>ser</strong>ía la unidad de<br />
desenvolvimiento única: la etapa universal. <strong>La</strong> asociación entre<br />
congéneres para el Homo Sapiens Sapiens comenzó teniendo la forma<br />
de la horda o la banda y hoy ya tiene como muy consolidada la<br />
dimensión de la nación y esta última es una etapa más en el tránsito<br />
hacia formas de convivencia de mayores proporciones, siempre<br />
cualitativa y cuantitativamente hablando, para llegar en algún<br />
momento al estadio del universalismo, <strong>que</strong> es un concepto mucho<br />
más amplio <strong>que</strong> el de la simple extensión geográfica.<br />
<strong>La</strong>s conclusiones sobre la evolución general y de las especies en<br />
particular, al día de hoy universalmente aceptadas, valen<br />
plenamente para el Ser Humano. Pero valen en la medida en <strong>que</strong> se<br />
las tomen para el <strong>ser</strong> humano, como la suma de sus dos facetas: la<br />
somática y la psíquica. Debemos hacer esto por<strong>que</strong> el desarrollo<br />
del aspecto psíquico en el <strong>ser</strong> humano ha alcanzado tal grado <strong>que</strong><br />
ya disminuye la importancia de la evolución física. El <strong>ser</strong> humano<br />
evoluciona principalmente como unidad psicosomática. Para justipreciar la<br />
74
75 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
evolución de la especie humana hay <strong>que</strong> hacerlo tomando en<br />
conjunto al <strong>ser</strong> físico, más todos sus productos y atributos<br />
tangibles e intangibles. Agrego una cita autorizada para reafirmar<br />
conceptos:<br />
“Con la función del lenguaje el hombre ha podido crear un nuevo plano<br />
de actividad biológica, el mundo de la cultura, transmitido a través de las<br />
generaciones por mecanismos psicosociales de complejidad creciente y<br />
de estructura cambiante, pero siempre ligado a sus orígenes por la propia<br />
naturaleza simbólica de su actividad conceptual autónoma, del “mundo<br />
ideal” de W. von Humboldt o “mundo simbólicio” de Cassirer. Sin él la<br />
vida humana <strong>que</strong>daría restringida, según Ashley Montagu, a sus<br />
necesidades o intereses biológicos sin la perspectiva ilimitada <strong>que</strong> le<br />
brinda la experiencia de la fantasía abierta por la cultura” 18 .<br />
El hecho del desenvolvimiento en grupos, por parte de la<br />
especie humana, adquiere trascendental importancia para el análisis<br />
o el estudio de su trayectoria desde sus orígenes hasta el presente y<br />
para el futuro. Cada una de esas unidades de desenvolvimiento ha sido y<br />
es un ente diferenciado <strong>que</strong> vale por sí. Cada una de esas unidades de<br />
desenvolvimiento es una unidad de cultura. Cada una de esas unidades de<br />
desenvolvimiento es una comunidad humana <strong>que</strong> tiene sus propios rasgos<br />
culturales. Ese vivir en comunidad, ese convivir con sus congéneres<br />
es la preocupación fundamental de la <strong>Política</strong>. <strong>La</strong> vida en<br />
comunidad por parte del Ser Humano tiene entre sus fundamentos<br />
esenciales, quizás el más relevante, la vigencia del lenguaje articulado.<br />
El uso del lenguaje articulado le permitió y le permitirá al Homo<br />
Sapiens Sapiens continuar con su vertiginoso camino ascendente.<br />
18 Cuatrecasas Arumi, Juan (1981): <strong>La</strong> Metamorfosis del Hombre Masa, Buenos Aires: Ediciones Tres<br />
Tiempos, p. 19.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Por la importancia del lenguaje en el desarrollo del Ser Humano,<br />
deseo introducir una referencia <strong>que</strong> habrá de posicionarnos con<br />
relación a dicho atributo fundamental de nuestra especie 19 :<br />
Hablar de la aparición del lenguaje humano, lenguaje simbólico por<br />
lógica parecería implicar <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> hablar previamente de la cerebración,<br />
y eso es bastante cierto, pero el lenguaje humano simbólico tiene sus<br />
antecedentes en momentos y cambios morfológicos <strong>que</strong> son previos a<br />
cambios importantes en la estructura del sistema nervioso central. Por<br />
ejemplo, los chimpancés pueden realizar un esbozo primario de lenguaje<br />
simbólico basándose en la mímica (de un modo semejante a un sistema<br />
muy simple de comunicación para sordomudos).<br />
Ahora bien, el lenguaje simbólico por excelencia es el basado en los<br />
significantes acústicos, y para <strong>que</strong> una especie tenga la capacidad de<br />
articular sonidos discretos, se requieren más innovaciones morfológicas,<br />
algunas de ellas muy probablemente anteriores al desarrollo de un<br />
cerebro lo suficientemente complejo como para pensar de modo<br />
simbólico. En efecto, ob<strong>ser</strong>vemos la orofaringe y la laringe: en los<br />
mamíferos, a excepción del humano, la laringe se encuentra en la parte<br />
alta de la garganta, de modo <strong>que</strong> la epiglotis cierra la trá<strong>que</strong>a de un modo<br />
estanco al beber e ingerir comida. En cambio, en el Homo Sapiens, la<br />
laringe se ubica más abajo, lo <strong>que</strong> permite a las cuerdas vocales la<br />
producción de sonidos más claramente diferenciados y variados, pero al<br />
no poder ocluir completamente la epiglotis, la respiración y la ingesta<br />
<strong>debe</strong>n alternarse para <strong>que</strong> el sujeto no se ahogue. El acortamiento del<br />
prognatismo <strong>que</strong> se compensa con una elevación de la bóveda palatina<br />
facilita el lenguaje oral. Otro elemento de relevante importancia es la<br />
posición y estructura del hioides, su gracilidad y motilidad permitirán un<br />
lenguaje oral lo suficientemente articulado.<br />
19 Wikipedia: Evolución humana: Aparición del lenguaje simbólico, consultado el 10 de noviembre de 2010<br />
en www.wikipedia.org. En el texto citado cuando se menciona al Homo Sapiens es indudable <strong>que</strong> la<br />
referencia está dirigida al Homo Sapiens Sapiens.<br />
76
77 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Estudios realizados en la Sierra de Atapuerca (España) evidencian<br />
<strong>que</strong> el Homo Antecessor, hace unos 800.000 años, ya tenía la capacidad, al<br />
menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral lo<br />
suficientemente articulado como para <strong>ser</strong> considerado simbólico, aun<strong>que</strong><br />
la consuetudinaria fabricación de utensilios (por toscos <strong>que</strong> fueran) por<br />
parte del Homo Habilis hace unos 2 millones de años, sugiere <strong>que</strong> en éstos<br />
ya existía un lenguaje oral articulado muy rudimentario pero lo<br />
suficientemente eficaz como para transmitir la suficiente información ó<br />
enseñanza para la confección de los toscos artefactos.<br />
Además de todas las condiciones recién mencionadas,<br />
imprescindibles para la aparición de un lenguaje simbólico, se <strong>debe</strong> hacer<br />
mención de la aparición del gen FOXP2 <strong>que</strong> resulta básico para la<br />
posibilidad de tal lenguaje y del pensar simbólico, como se verá a<br />
continuación.<br />
<strong>La</strong> cerebración y la corticalización son temas <strong>que</strong> requieren, por sí<br />
solos, artículos propios, dado el alcance y la importancia de dichos<br />
procesos. Aquí importa comentar de lo mínimo indispensable para<br />
comprender la evolución humana.<br />
<strong>La</strong> cerebración tanto como la corticalización son fenómenos<br />
biológicos muy anteriores a la aparición de los homínidos, sin embargo<br />
en éstos, y en especial en el Homo Sapiens, la cerebración y la<br />
corticalización adquieren un grado superlativo (hasta el punto <strong>que</strong><br />
Theilard de Chardin enunció una curiosa teoría, la de la noósfera y<br />
noogénesis, esto es: teoría del pensar inteligente, <strong>que</strong> se basa en la<br />
evolución del cerebro).<br />
El cerebro del Homo Sapiens, en relación a la masa corporal, es uno de<br />
los más grandes. Más llamativo es el consumo de energía metabólica (por<br />
ejemplo, la producida por la "combustión" de la glucosa) <strong>que</strong> requiere el<br />
cerebro: un 20% de toda la energía corporal, y aun cuando la longitud de<br />
los intestinos humanos evidencian los problemas <strong>que</strong> se le presentan.
[Roberto A. Capriotti]<br />
En el Homo Sapiens el volumen del cerebro oscila entre los 1.200 a<br />
1.400 cm 3 , siendo el promedio global actual de 1.350 cm 3 ; sin embargo<br />
no basta un incremento del volumen, sino cómo se dispone; esto es:<br />
cómo está dispuesta la "estructura" del sistema nervioso central y del<br />
cerebro en particular. Por término medio, los Homo Neanderthalensis<br />
pudieron haber tenido un cerebro de mayor tamaño <strong>que</strong> el de nuestra<br />
especie, pero la morfología de su cráneo demuestra <strong>que</strong> la estructura<br />
cerebral era muy diferente: con escasa frente, los neandertales tenían<br />
poco desarrollados los lóbulos frontales y, en especial, muy poco<br />
desarrollada la corteza prefrontal. El cráneo de Homo Sapiens no sólo<br />
tiene una frente prominente sino <strong>que</strong> es también más alto en el occipucio<br />
(cráneo muy abovedado), esto permite el desarrollo de los lóbulos<br />
frontales. De todos los mamíferos, Homo Sapiens es el único <strong>que</strong> tiene la<br />
faz ubicada bajo los lóbulos frontales.<br />
Sin embargo, aún más importante para la evolución del encéfalo<br />
parece haber sido las mutaciones en el posicionamiento del esfenoides.<br />
Se ha hecho mención en el apartado dedicado a la aparición del<br />
lenguaje articulado de la importancia del gen FOXP2; dicho gen es el<br />
encargado del desarrollo de las áreas del lenguaje y de las áreas de síntesis<br />
(las áreas de síntesis se encuentran en la corteza cerebral de los lóbulos<br />
frontales). El aumento del cerebro y su especialización permitió la<br />
aparición de la llamada lateralización, o sea, una diferencia muy<br />
importante entre el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho del<br />
cerebro. El hemisferio izquierdo tiene desarrollado en su corteza áreas<br />
específicas <strong>que</strong> posibilitan el lenguaje simbólico basado en significantes<br />
acústicos: el área de Wernicke y el área de Broca.<br />
Es casi seguro <strong>que</strong> ya hace 200.000 años los sujetos de la especie<br />
Homo Sapiens tenían un potencial intelectual equivalente al de la<br />
actualidad, pero para <strong>que</strong> se activara tal potencial tardaron milenios: el<br />
primer registro de conducta artística conocido se data hace sólo unos<br />
75.000 años, los primeros grafismos y expresiones netamente simbólicas<br />
78
79 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
fuera del lenguaje hablado se datan hace sólo entre 40.000 y 35.000 años.<br />
<strong>La</strong>s primeras escrituras ("memoria segunda" como bien les llamara<br />
Roland Barthes) datan de hace entre 5.500 ó 5.000 años, en el Valle del<br />
Nilo ó en la Mesopotamia asiática.<br />
Se ha dicho, también líneas antes, <strong>que</strong> Homo Sapiens mantiene<br />
características de estructura craneal "primitivas" ya <strong>que</strong> recuerdan a las de<br />
un chimpancé infantil; en efecto, tal morfología es la <strong>que</strong> permite tener la<br />
frente sobre el rostro y los lóbulos frontales desarrollados.<br />
<strong>La</strong> cabeza de Homo Sapiens, para contener tal cerebro, es muy grande;<br />
aún en el feto y en el neonato, razón principal por la cual los partos son<br />
difíciles, sumada a la disposición de la pelvis.<br />
Una solución parcial a esto es la heterocronía: el neonato humano<br />
está muy incompletamente desarrollado en el momento del parto; puede<br />
decirse (con algo de metáfora) <strong>que</strong> la gestación en el <strong>ser</strong> humano no se restringe<br />
a los ya de por sí prolongados nueve meses intrauterinos, sino <strong>que</strong> se prolonga<br />
extrauterinamente hasta, al menos, los cuatro primeros años; en efecto, el infante<br />
está completamente desvalido durante años, tan es así <strong>que</strong>, <strong>que</strong> entre los<br />
2 a 4 años es cuando tiene lo suficientemente desarrolladas las áreas<br />
visuales del cerebro como para tener una percepción visual de su propio<br />
<strong>ser</strong> (Estadio del espejo descubierto por Jac<strong>que</strong>s <strong>La</strong>can en la década de<br />
1930). Ahora bien, si Homo Sapiens tarda mucho en poder tener una<br />
percepción plena de su imagen corporal es interesante saber <strong>que</strong> es uno<br />
de los pocos animales <strong>que</strong> se percibe al ver su imagen reflejada (sólo se<br />
nota esta capacidad en bonobos, chimpancés, y si acaso en gorilas,<br />
orangutanes, delfines y elefantes).<br />
Tal es la prematuración del Homo Sapiens, <strong>que</strong> mientras un chimpancé<br />
neonato tiene una capacidad cerebral de un 65% de la de un chimpancé<br />
adulto, o la capacidad del Australopithecus Afarensis era en el parto de un<br />
50% respecto a la de su edad adulta, en el Homo Sapiens “bebé” tal<br />
capacidad no supera al 25% de la capacidad <strong>que</strong> tendrá a los 45 años (<strong>que</strong><br />
es cuando se desarrolla totalmente el cerebro humano).
[Roberto A. Capriotti]<br />
2.4. El Homo Sapiens Sapiens: sectores de desenvolvimiento<br />
Hay diferencias entre las múltiples unidades de desenvolvimiento <strong>que</strong><br />
existieron y existen. Hay diferencias <strong>que</strong> se originan en la acción de<br />
los diversos factores de los distintos medios donde el Ser Humano<br />
se asentó o se asienta. Hay diferencias por<strong>que</strong> variados han sido y<br />
son los esfuerzos para satisfacer a la diversidad de necesidades.<br />
Hay diferencias por<strong>que</strong> fueron y son múltiples las respuestas frente<br />
a la multiplicidad de los estímulos. Hay diferencias educativas y las<br />
hay en la asimilación de experiencias. Hay también diferencias<br />
por<strong>que</strong> así las han impuesto, consciente o inconscientemente, los<br />
mismos congéneres. Esta misma enunciación anterior puede<br />
reputarse como válida para explicar las palpables diferencias <strong>que</strong> se<br />
manifiestan entre los diversos estratos o entre individuos dentro de<br />
una misma unidad de desenvolvimiento.<br />
Con anterioridad hice referencia al medio, el medio físico o<br />
geográfico, donde el Ser Humano se asentó o se asienta y el tema<br />
me da pie para una acotación, <strong>que</strong> vale para a<strong>que</strong>llo del<br />
desenvolvimiento del Ser Humano en compartimentos. Alguien<br />
dijo <strong>que</strong> los <strong>ser</strong>es humanos reflejan parcialmente el origen<br />
geográfico y el de sus antepasados. <strong>Lo</strong> dicho nos revela <strong>que</strong> es<br />
posible otra compartimentación del desenvolvimiento de la especie<br />
humana, <strong>que</strong> incluyó o incluye a una o a más de una unidad de<br />
desenvolvimiento. Para <strong>ser</strong> más ilustrativos llamaré a estos<br />
compartimentos, sectores de desenvolvimiento. Insisto cada sector pudo o<br />
puede involucrar una o a numerosas unidades. Estos sectores de<br />
desenvolvimiento nos explican lo <strong>que</strong> llamamos razas humanas,<br />
definidas como grupos poblacionales diferenciados por elementos<br />
tales como el color de la piel, los rasgos faciales, la cantidad y<br />
forma del cabello y las proporciones anatómicas de los individuos.<br />
Estas características son algunas de las resultantes del medio<br />
geográfico donde el <strong>ser</strong> humano se asentó y se fueron heredando<br />
por la vía genética. <strong>Lo</strong>s estudios demuestran <strong>que</strong> los <strong>ser</strong>es<br />
80
81 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
humanos de un tiempo a esta parte, tiempo antropológico <strong>que</strong><br />
incluye muchos milenios, se han encargado de llevar a cabo una<br />
gran mezcla de genes <strong>que</strong> va atenuando o disipando dichas<br />
diferencias entre los sectores de desenvolvimiento. Esos mismos estudios<br />
insinúan <strong>que</strong> el intercambio existió desde los orígenes mismos de<br />
las diferenciaciones y por lo tanto, las <strong>que</strong> podrían llamarse razas<br />
puras nunca fueron desarrolladas por nuestra especie,<br />
genéticamente hablando.<br />
Que me perdonen los racistas pero estas herencias <strong>que</strong><br />
pudieron tener alguna vigencia en los estadios antiguos de las<br />
unidades de desenvolvimiento del <strong>ser</strong> humano, ahora, al estar<br />
determinadas por los caracteres físicos, cada día, tienen menos<br />
importancia en los aspectos evolutivos de la especie desde hace<br />
mucho tiempo, por<strong>que</strong> fundamentalmente, tienen como razón<br />
central a los componentes de tipo psíquico. Hoy los <strong>que</strong> existen<br />
son grupos étnicos, no razas y las diferencias físicas en nada juegan o<br />
en nada debieran jugar por<strong>que</strong> la preeminencia para las<br />
diferenciaciones comunitarias las aportan los valores culturales.<br />
Dichas herencias pudieron tener cierta y preponderante vigencia<br />
en la etapa del clan o de la tribu, en el tribalismo de los primeros<br />
tramos, pero en el presente apelar a ellas es indudablemente el<br />
resultado de actitudes retrógradas, cuando no paranoides. <strong>La</strong>s<br />
unidades de desenvolvimiento del Ser Humano fueron y siguen siendo<br />
muy numerosas y diferenciadas pero la diversidad no<br />
necesariamente significa antagonismo. <strong>La</strong> naturaleza le enseñó al<br />
<strong>ser</strong> humano, la convivencia y por cierto <strong>que</strong> no sólo aprendió<br />
prestamente, sino <strong>que</strong> la aprehendió y la va perfeccionando. <strong>La</strong><br />
convivencia horada al antagonismo con la misma persistencia y<br />
tenacidad con <strong>que</strong> la gota lo hace con la roca.<br />
Para abundar, creo oportuno agregar una referencia a la<br />
cuestión de las razas, un tema prácticamente fuera del análisis
[Roberto A. Capriotti]<br />
científico en la actualidad, pero <strong>que</strong> persiste en el vocabulario<br />
cotidiano 20 :<br />
En antropología física o antropología clásica, raza se ha empleado<br />
históricamente en la diferenciación de los <strong>ser</strong>es humanos por sus<br />
características físicas. Sin embargo, a partir de los años 1950 y 1960 el<br />
término ha ido cayendo en desuso con el advenimiento de la genética<br />
humana y de las nuevas corrientes antropológicas. Es actual en el<br />
contexto del debate acerca de la existencia o no de las razas en el Homo<br />
sapiens y el término raza es aún usado en el uso popular o coloquial y cada<br />
vez más desaconsejado en el lenguaje científico. En su lugar, se prefiere<br />
el uso de los términos etnia o población. Tal y como comentó la<br />
antropóloga estadounidense Ruth Benedict: “En la historia mundial, quienes<br />
han contribuido a la construcción de una misma cultura no son necesariamente de una<br />
sola raza y no todos de una misma raza han participado de una cultura. En el<br />
lenguaje científico, la cultura no es una función de la raza”.<br />
2.5. El Ser Humano: unidad psicosomática.<br />
<strong>La</strong>s diferencias entre los <strong>ser</strong>es humanos son visibles pero<br />
accidentales, eventuales, no permanentes y por lo tanto,<br />
superables. <strong>La</strong>s diferencias del ayer fueron válidas para ese pasado.<br />
<strong>La</strong>s diferencias de hoy tienen valor para este presente y en el<br />
futuro las diferencias <strong>ser</strong>án más pe<strong>que</strong>ñas o nulas. <strong>La</strong>s barreras se<br />
irán derrumbando, progresivamente, por la interrelación en un<br />
auténtico fenómeno de difusión cultural, por la transculturación,<br />
por la enculturación y por la inexorable evolución humana. Siempre<br />
usando el término evolución para involucrar a la suma del cambio en lo<br />
somático y en lo psíquico. Este fenómeno, <strong>que</strong> muchos desean<br />
vertiginoso y entre ellos me cuento, no fue, no es y no habrá de <strong>ser</strong><br />
una explosión instantánea e incruenta, en el aquí y en el ahora. El<br />
20 Wikipedia: Razas humanas, consultado el 11 de noviembre de 2010, en www.wikipedia.org<br />
82
83 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Ser Humano ha tenido y tiene como su cauce normal a la evolución<br />
<strong>que</strong> es gradual, pero felizmente irreversible y repito, inexorable.<br />
Puede apelar a la revolución cuando las circunstancias se lo imponen,<br />
pero una vez superado el obstáculo su paso vuelve al ritmo<br />
cansino de la evolución. <strong>La</strong> unidad psicosomática <strong>que</strong> es el Ser<br />
Humano, el individuo, presenta diferencias o grados en su proceso<br />
de asimilación cultural. <strong>La</strong>s diferencias del ayer fueron válidas para<br />
ese pasado. <strong>La</strong>s diferencias de hoy tienen valor para este presente y<br />
en el futuro las diferencias <strong>ser</strong>án más pe<strong>que</strong>ñas o nulas. <strong>La</strong><br />
nivelación cultural se acelera, por fortuna, y se asemeja a la de la<br />
nivelación de los líquidos en los vasos comunicantes.<br />
Ya leímos <strong>que</strong> la selección natural no tiene objetivos, como<br />
dicen los especialistas, como lo transcribiera en párrafos anteriores,<br />
pero con el transcurso del tiempo modifica las especies y permite<br />
su evolución positiva y si nos referimos al Ser Humano en especial,<br />
caso en el <strong>que</strong> juega de manera muy importante el componente de<br />
la evolución mental, dicha evolución general, además de gradual e<br />
indefectible, es ascendente. En el Ser Humano, unidad<br />
psicosomática, el componente psíquico es el <strong>que</strong> aporta la mayor<br />
cuota en el proceso evolutivo. Sobre la herencia animal en<br />
homeostasis <strong>que</strong> lleva en su <strong>ser</strong>, edifica el mundo de su<br />
pensamiento, <strong>que</strong> se traduce en instituciones. Para <strong>ser</strong> más amplio,<br />
puedo decir <strong>que</strong> ese mundo intelectual se manifiesta como la<br />
Cultura y eleva al Ser Humano a un rango de eficacia y de<br />
hegemonía superlativa con relación al animal y a la planta. El<br />
Hombre ya insinúa su gobierno de la biosfera, como <strong>que</strong>riendo<br />
escapar y por cierto <strong>que</strong> escapa, a las reglas de la selección natural y<br />
además hace avanzar a las plantas y a los animales <strong>que</strong> le resultan<br />
ventajosos en detrimento de las especies <strong>que</strong> sólo evolucionan en<br />
su medio. El Ser Humano escapa de la selección natural y de manera<br />
vertiginosa, para entrar en la selección social. <strong>La</strong> sociedad es ahora su<br />
medio.
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>La</strong> evolución humana se acelera, es ascendente y eficaz. Tal vez<br />
ha llegado el momento, frente a las características de dicha<br />
evolución, de hablar de otro reino biológico, el reino hominal.<br />
¡Quede la inquietud en manos de los entendidos! Puede <strong>que</strong> mi<br />
afirmación sobre la eficacia de la evolución humana pueda parecer<br />
demasiado determinista en un universo donde los cataclismos<br />
naturales existen y quién nos asegura <strong>que</strong>, así como desaparecieron<br />
los dinosaurios hace sesenta millones de años, no podría también<br />
aparecer una causa de extinción de la especie humana. Eso es otro<br />
cantar. De lo <strong>que</strong> estoy seguro es <strong>que</strong> la causa de una posible<br />
extinción no provendrá de los propios <strong>ser</strong>es humanos como<br />
amenazan los agoreros del nivel planetario. Con nuestra especie<br />
vivita y coleando, el camino de su evolución no es un camino de<br />
doble mano: sólo tiene la huella de subida.<br />
Si graficáramos la evolución de la especie humana, debiéramos<br />
hacerlo mediante una curva ascendente. Con una tendencia cada<br />
vez más manifiestamente ascendente ya <strong>que</strong> la evolución humana<br />
se potencia a sí misma. Si, además, creemos en la disparidad del<br />
tranco evolutivo entre las unidades de desenvolvimiento, <strong>que</strong> son<br />
numerosísimas, tendremos <strong>que</strong> utilizar también numerosísimas<br />
curvas, todas ascendentes y definidas. Todo un amplio espectro de<br />
curvas <strong>que</strong> van desde el europeo a los aborígenes australianos y<br />
amazónicos. Cada curva con un ritmo de ascenso distinto, pero<br />
todas ellas con tendencia convergente, para poder representar<br />
debidamente la posibilidad del punto de encuentro en el futuro.<br />
Digo, aun<strong>que</strong> parezca una paradoja, <strong>que</strong> los aborígenes<br />
mencionados, por la presión cultural externa, en algún momento<br />
igualarán al europeo. Menciono a los europeos por<strong>que</strong> en su<br />
momento fueron la cúspide de la acción racista y discriminatoria<br />
pero hoy día van marcando rumbos en la acción<br />
contemporizadora, ya <strong>que</strong> siguen manteniendo su papel de<br />
avanzada en la evolución humana. En un gráfico bien<br />
representativo, esas curvas arrancan en el período originario, la del<br />
84
85 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Subhombre, en el punto del inicio de la divergencia con otras de las<br />
especies afines, pasan luego por el período Hombre, para llegar al<br />
período del Superhombre, un período futuro.<br />
En un párrafo anterior dejé constancia de lo <strong>que</strong> sigue: ese<br />
proceso de una mayor magnitud cuantitativa y cualitativa da por<br />
resultado la sucesión de las etapas de las comunidades humanas,<br />
siempre en referencia a la única especie subsistente, el Homo Sapiens<br />
Sapiens. Etapas <strong>que</strong> se pueden ubicar temporalmente y denominar<br />
de la siguiente forma: para el pasado, la etapa de la horda o banda y la<br />
etapa del clan; para el presente, la etapa de la tribu y la etapa de la nación,<br />
la última mencionada es la más moderna y está en proceso de<br />
consolidación y le sucederán: la etapa de la región, con los blo<strong>que</strong>s<br />
regionales y la etapa continental, con los blo<strong>que</strong>s continentales.<br />
Luego de todo esto sobrevendrá la etapa universal, sin fronteras<br />
dentro de los confines del planeta Tierra y aún más, superando los<br />
límites del propio planeta. Aceptado lo anterior pienso <strong>que</strong> es<br />
necesario <strong>que</strong> complete mi exposición con un cuadro en la <strong>que</strong><br />
incluya períodos <strong>que</strong> demuestren la evolución psicosomática del<br />
Homo Sapiens Sapiens y efectúe una correlación entre los períodos y<br />
las etapas aludidos:<br />
Períodos de la evolución humana Etapas de la convivencia humana<br />
Subhombre<br />
Hombre<br />
Superhombre<br />
1. Etapa de la horda o banda<br />
2. Etapa del clan<br />
1. Etapa de la tribu<br />
2. Etapa de la nación<br />
3. Etapa de la región<br />
1.Etapa continental<br />
2.Etapa universal<br />
Cuadro de correlación entre períodos de la evolución y etapas de la convivencia
[Roberto A. Capriotti]<br />
Admitiría sin inconvenientes la sugerencia de <strong>que</strong> los tres<br />
períodos evolutivos <strong>que</strong> menciono: Subhombre, Hombre, Superhombre,<br />
no fueran simplemente tres sino más numerosos y detallados. Igual<br />
<strong>que</strong>daría intacta la forma del concepto <strong>que</strong> pretendo desarrollar y<br />
no variaría lo <strong>que</strong> me interesa recalcar: <strong>que</strong> habrá en el futuro<br />
períodos y etapas superadoras de la condición actual. No creo <strong>que</strong><br />
haya un período y una etapa, últimos y definitivos y menos aún,<br />
<strong>que</strong> los actuales lo sean. Existen variados intentos de periodización<br />
en el estudio del desenvolvimiento de la especie humana, pero no<br />
me satisfacen por<strong>que</strong> insinúan <strong>que</strong> lo actual es el escalón<br />
definitivo. Sostengo <strong>que</strong> la especie recién ha ingresado en el<br />
período Hombre, uno más entre los <strong>que</strong> fueron y los <strong>que</strong> <strong>ser</strong>án.<br />
2.6. El Ser Humano: la Cultura.<br />
Cada una de las unidades de desenvolvimiento del Ser Humano es un<br />
elemento diferenciado <strong>que</strong> vale por sí. <strong>Lo</strong> repito para retomar la<br />
idea expuesta algunos párrafos atrás. Cada unidad tuvo o tiene sus<br />
propias características y constituyó y constituye por lo tanto una<br />
unidad de cultura. Al vocablo unidad le estoy otorgando el<br />
significado de ente, entidad, pero asociado a su vez con<br />
particularidad, singularidad, unicidad.<br />
Si aceptamos <strong>que</strong> la Cultura es la acumulación de atributos y productos<br />
humanos <strong>que</strong> adquieren personalidad más allá del ente corpóreo propiamente<br />
dicho y <strong>que</strong> se transmiten, no bajo la forma genética, sino por signos y símbolos,<br />
podemos ver <strong>que</strong> esos atributos y productos tienen para cada<br />
unidad de cultura sus propios rasgos, su propia personalidad. En esto<br />
reside la clave de la personalidad de cada una de las unidades de<br />
desenvolvimiento; cada una de ellas simboliza una entidad cultural<br />
diferenciada, cada una de ellas es una unidad de cultura. Esas<br />
diferencias son fundamentales, hoy día, en comparación con las<br />
pe<strong>que</strong>ñas distinciones físicas, las étnicas, muy atemperadas por<br />
86
87 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
cierto. Por<strong>que</strong> así lo interpreto, es <strong>que</strong> hablé anteriormente de la<br />
prioridad en importancia de las unidades de desenvolvimiento por sobre<br />
los sectores de desenvolvimiento. Estos últimos son los equivalentes a<br />
razas o estirpes y como lo dijera en algunos párrafos más atrás,<br />
tienen una significación secundaria y esa importancia se relativiza<br />
aún más en el estudio histórico. <strong>La</strong>s diferenciaciones raciales<br />
comenzaron a perder importancia en las postrimerías de la<br />
instancia tribal. <strong>La</strong>s cada vez más débiles expresiones remanentes,<br />
no son más <strong>que</strong> resabios de la condición tribal. Esto es así a pesar<br />
de <strong>que</strong> todavía existen apelaciones a las cuestiones raciales, por<strong>que</strong><br />
el período Hombre es muy reciente y se encuentra en un grado de<br />
desenvolvimiento y esto se extiende al concepto Nación, muy<br />
cercano a la instancia anterior y entonces algunas comunidades,<br />
demasiadas para mi deseo, con<strong>ser</strong>van características tribales <strong>que</strong><br />
para su mal, aún perduran. El racismo es un arrastre pernicioso de<br />
la condición tribal y ello lo digo sin entrar a considerar una faceta<br />
mucho más vituperable, el manipuleo espurio del concepto,<br />
manejado e incentivado por razones políticas o por razones de<br />
menor rango.<br />
2.7. El Hombre: comportamientos culturales universales.<br />
Sin embargo, a pesar de tantas singularidades, a despecho de<br />
tantas unidades de desenvolvimiento, por encima o por debajo de las<br />
unidades de cultura, el análisis minucioso demuestra la existencia de<br />
comportamientos culturales del <strong>ser</strong> humano <strong>que</strong> son universales,<br />
más allá de la difusión cultural, <strong>que</strong> se da en muchos casos pero no<br />
siempre. <strong>La</strong> abstracción intelectual, el agudo análisis científico,<br />
permite descubrir tales similitudes de vigencia universal. <strong>Lo</strong>s<br />
comportamientos humanos universales son, para este humilde<br />
expositor, la materia más suculenta de una de las principales<br />
ciencias políticas, la Sociología.
[Roberto A. Capriotti]<br />
¡Cómo no habrían de existir esas universalidades, si en<br />
definitiva se trata del comportamiento de integrantes de una misma<br />
especie! El embrión del universalismo está en proceso de<br />
crecimiento en el seno del <strong>ser</strong> humano, como una criatura excelsa,<br />
pero todavía estamos lejos del alumbramiento.<br />
Esos datos universales permiten analizar a la especie humana en<br />
su desenvolvimiento evolutivo en general. Dije anteriormente <strong>que</strong><br />
el <strong>ser</strong> humano ha ingresado recientemente, en términos del tiempo<br />
antropológico, en el período Hombre. Tan moderna es esta<br />
situación <strong>que</strong> bien pueden <strong>que</strong>dar muchas de sus características,<br />
como ciertamente definidas y claramente manifiestas en la etapa<br />
histórica; es decir <strong>que</strong> se ven, se pueden distinguir en los<br />
momentos en <strong>que</strong> ya es posible hacer Historia, por<strong>que</strong> existen datos<br />
y elementos <strong>que</strong> permiten hacer el estudio histórico. Se me podrá<br />
decir <strong>que</strong> lo descubro al Hombre por<strong>que</strong> encuentro los datos y por<br />
mi parte contesto <strong>que</strong>, dichos datos existen por<strong>que</strong> el Ser Humano<br />
empieza a <strong>ser</strong> el Hombre, es decir <strong>que</strong> alcanzó un grado de<br />
evolución psicosomática <strong>que</strong> le permite dejar constancias<br />
verificables de su desenvolvimiento en cantidades y calidades <strong>que</strong><br />
nos permiten hacer Historia. Su desenvolvimiento cultural deja<br />
rastros más amplios <strong>que</strong> los <strong>que</strong> ilustran los períodos anteriores.<br />
<strong>Lo</strong> anterior a esto es lo <strong>que</strong> acostumbramos llamar, la Prehistoria.<br />
En ese pretérito el Ser Humano no había alcanzado su condición de<br />
Hombre y por ello no poseía capacidades como para dejarnos<br />
ciertos y característicos datos como para tener en detalle la noción<br />
de su desenvolvimiento.<br />
Conviene <strong>que</strong> aclare, aun<strong>que</strong> parezca una perogrullada la<br />
aclaración, <strong>que</strong> entre períodos y entre etapas no existen límites<br />
concretos, bien definidos. Como corresponde a todo fenómeno<br />
evolutivo, las características van apareciendo gradual y<br />
difusamente, como las figuras en la alborada, en períodos muy<br />
largos si se los mide por el tiempo de una vida humana o de una<br />
88
89 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
generación. A mi entender todavía falta un largo lapso<br />
antropológico para <strong>que</strong> las manifestaciones culturales <strong>que</strong> adjudico<br />
al período Hombre posean grados de desarrollo mediano y con<br />
mayor razón, grados de desarrollo óptimo.<br />
Para distinguir los períodos de evolución y las etapas de la<br />
convivencia de la especie humana, me valgo de algunos de sus<br />
comportamientos culturales de carácter universal. Al <strong>ser</strong> humano<br />
hecho Hombre lo localizo por tres de esas manifestaciones<br />
culturales <strong>que</strong> tienen las formas de comportamientos universales.<br />
Apunto a esas tres por<strong>que</strong> las considero altamente válidas para<br />
señalar a este período o estadio de la evolución humana. ¿Por qué<br />
son ellas las más válidas? Primero por<strong>que</strong> tienen universalidad,<br />
aun<strong>que</strong> parezca una redundancia y segundo, por<strong>que</strong> son<br />
manifestaciones culturales de primera magnitud de la existencia<br />
humana y así lo demuestra el hecho de <strong>que</strong> son las principales<br />
preocupaciones de los estudiosos de las cuestiones humanas.<br />
Uno de esos fenómenos culturales es la forma adquirida por la<br />
ideación o la elaboración mental de un orden o universo sobrenatural; otro es<br />
la forma adquirida por la relación entre congéneres en el seno de la comunidad<br />
y el tercero, es el modo <strong>que</strong> adquiere el método para subvenir a la<br />
subsistencia del <strong>ser</strong> humano o, para <strong>ser</strong> más preciso, tiene <strong>que</strong> ver con los<br />
medios utilizados para abastecer el sustento de la vida humana. Para usar<br />
una terminología corriente y sintética, digo: lo uno tiene <strong>que</strong> ver<br />
con la religión, lo otro con la convivencia y lo último, con los medios de<br />
producción. El orden de enunciación de los tres fenómenos<br />
culturales no significa un orden de prioridades. El lector podrá<br />
colocarlos en el orden <strong>que</strong> más le plazca. El período Hombre de la<br />
evolución humana está definido, en sus trazos más gruesos por las<br />
formas, por las características <strong>que</strong> han adquirido esas tres<br />
manifestaciones culturales en el tiempo antropológico presente.<br />
Dichos tres fenómenos culturales, en el presente interregno, tienen<br />
las siguientes características:
[Roberto A. Capriotti]<br />
a) Para el caso de la Religión: el monoteísmo con rasgos de<br />
antropocentrismo.<br />
b) Para el caso del régimen de Convivencia: el nacionalismo<br />
con rasgos constitucionalistas y democráticos.<br />
c) Para el caso de los Métodos de Producción: el industrialismo<br />
con rasgos técnicos/científicos.<br />
En el estudio retrospectivo del desenvolvimiento humano, en<br />
cuanto aparecen las manifestaciones culturales con las formas<br />
antes descriptas, aun<strong>que</strong> sean esporádicas y rudimentarias, se está<br />
diluyendo del período del Subhombre y comienza a salir de la<br />
crisálida el período del Hombre. Esto me permite decir <strong>que</strong> el<br />
período Hombre es muy reciente, reitero, en el tiempo<br />
antropológico. Tan cercana está dicha época, <strong>que</strong> podemos<br />
imaginarnos a las primeras manifestaciones de la instancia Hombre<br />
andando entre los escombros de muchas ruinas <strong>que</strong> visitamos<br />
actualmente en nuestros viajes de turismo y además, los podemos<br />
descubrir, también, a través de otros numerosos testimonios <strong>que</strong><br />
ya están en los archivos y museos. Este lapso es muy exiguo, un<br />
muy pe<strong>que</strong>ño porcentaje de la existencia del Homo Sapiens Sapiens,<br />
desde su origen en su África natal si tomamos una de las tantas<br />
apreciaciones científicas existentes de <strong>que</strong> esta especie tiene una<br />
antigüedad de entre cien mil y ciento cincuenta mil años. Es muy<br />
corto el período <strong>que</strong> estamos recorriendo con nuestra característica<br />
de Hombre. Desde tres mil años atrás, cuatro mil exagerando,<br />
comenzamos a manifestar difusamente las primeras señales de la<br />
condición Hombre y hoy, si bien están avanzadas, todavía están en<br />
su primera fase. Ya no estamos en pañales en esta condición pero<br />
recién nos calzamos los pantalones cortos.<br />
90
91 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
2.7.1. El Hombre: la Religión.<br />
Analicemos, después del anterior y es<strong>que</strong>mático acercamiento al<br />
tema, un poco más detenidamente, cada una de las tres<br />
manifestaciones culturales descriptas. <strong>La</strong> Religión es una especial<br />
elaboración mental del <strong>ser</strong> humano. Una verdadera ley suprema y<br />
substancial, elaborada y adaptada por la especie humana, en el<br />
curso de su evolución y de acuerdo con sus necesidades. En ella se<br />
define y se legisla todo lo atinente a un orden sobrenatural, a la<br />
existencia de las divinidades o de la divinidad y a la relación de<br />
éstas o ésta con las cosas de la naturaleza, el Ser Humano incluido.<br />
El temor, la esperanza, el misterio y la necesidad de explicar lo<br />
hasta ahora inexplicable han sido y son los catalizadores <strong>que</strong><br />
incentivaron e incentivan a la imaginación humana para la creación<br />
de un universo sobrenatural. Esa idea de un orden sobrenatural o un<br />
universo sobrenatural está asociada desde la primera instancia con la<br />
actividad psíquica del animal pensante o del animal inteligente. <strong>La</strong>s<br />
elucubraciones del comienzo, lejos de la capacidad de las mentes<br />
actuales, tenían formas grotescas: fetichismo, superstición y<br />
muchas otras variantes de dichas primitivas figuras de creencias,<br />
eran los productos de una actividad psíquica incipiente. Así<br />
empezaron las cosas, para desarrollarse gradualmente, en paralelo<br />
con el desarrollo mental, hasta llegar a las estupendas<br />
construcciones intelectuales de las <strong>que</strong> hoy llamamos religiones<br />
superiores. Estas últimas contienen además y como aderezo, una<br />
variopinta cantidad de ideas morales y sociales <strong>que</strong> merecen una<br />
mención aparte. A las ideas morales y a las sociales, para esta referencia,<br />
les otorgo el mismo rango por<strong>que</strong> su finalidad es la misma: el beneficio, en pro<br />
de la especie humana. Ellas derivan, como postulados de alta complejidad, de<br />
la necesidad primigenia o prioritaria, implícita en la naturaleza humana y en<br />
la de los demás <strong>ser</strong>es vivientes, de hacer lo bueno, de hacer lo mejor, para<br />
sobrevivir, mejorar y perpetuar la especie. Perpetuar la especie, este<br />
principio moral originario es sublime y fundamental y es el<br />
fermento de las actuales ideas morales y sociales. Tan sublime es
[Roberto A. Capriotti]<br />
ese impulso <strong>que</strong> hoy los filósofos y los poetas, los poetas y los<br />
filósofos, hablan de él bajo la manera eufemística de la apetencia por<br />
la felicidad, el ideal de la perdurabilidad o el poder creador. Un código tan<br />
importante como la Religión no podía <strong>que</strong>dar ajeno a tales<br />
aditamentos. Pero no dejan de <strong>ser</strong> aditamentos. Existen razones de<br />
afinidad para <strong>que</strong> las religiones estén matizadas con referencias<br />
morales y sociales. Desde las formas primitivas de los ritos y las<br />
representaciones de las divinidades a las <strong>que</strong> hiciera referencia;<br />
desde el politeísmo al monoteísmo con rasgos de<br />
antropocentrismo; desde a<strong>que</strong>lla alborada hasta este mediodía, en<br />
donde es manifiesto el antropocentrismo de importantes religiones<br />
por<strong>que</strong> el Ser Humano se ha convertido, por propia iniciativa, en<br />
un privilegiado de la consideración divina, hasta el punto de llegar<br />
al antropomorfismo divino: el dios hecho hombre. Desde a<strong>que</strong>l entonces<br />
hasta este aquí, se ha recorrido un largo, pedregoso, sinuoso, pero<br />
ascendente camino a cuyos lados yacen los despojos de todo<br />
a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> la mente humana ha desechado, ídolos y fetiches,<br />
por<strong>que</strong> encontró explicaciones más accesibles y concretas. A<br />
medida <strong>que</strong> el conocimiento por parte del Ser Humano se hace<br />
más extenso e intenso por<strong>que</strong> se usa a la ciencia y a la capacidad<br />
reflexiva en general, como un faro poderoso <strong>que</strong> alumbra el<br />
camino, más se comprime, se achica, se circunscribe la necesidad<br />
de la presencia de la divinidad, como si las sombras y las tinieblas<br />
fueran cada vez menos intensas. El enigma del origen de la vida y la<br />
incógnita de la formación y de la dimensión del universo, se presentan como los<br />
últimos bastiones <strong>que</strong> aún resisten el avance inclaudicable del conocimiento<br />
humano. Por ello, ya la mayoría de los <strong>ser</strong>es humanos necesita de<br />
una sola divinidad y de dimensión mayúscula por<strong>que</strong> pocos son,<br />
pero muy importantes, los interrogantes <strong>que</strong> todavía le <strong>que</strong>dan sin<br />
respuesta concreta. Cuando el Ser Humano haya creado la vida<br />
como ahora crea los productos sintéticos, tal como lo preanuncia<br />
con sus estupendos avances en materia de conocimientos en<br />
biología y específicamente en biogenética; cuando haya explicado<br />
92
93 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
científicamente cómo surgió el cosmos, así como se lo insinúa con<br />
teorías como la del Big-Bang, en ese instante tendrá la plena<br />
conciencia <strong>que</strong> no necesita echar mano a un poder superior para<br />
atribuirle la responsabilidad por esas cuestiones. Para ese entonces no<br />
sentirá la necesidad imperiosa, <strong>que</strong> ahora siente, de marchar acompañado por<br />
esos terrenos misteriosos con el acompañamiento de una divinidad. El<br />
misterio ya no existirá. Cuando el Hombre pise esos umbrales estará<br />
entrando en la etapa del Superhombre y ya no tendrá necesidad de la<br />
presencia de una divinidad, para <strong>que</strong> lo acompañe o le preste ayuda<br />
frente a sus desventuras o para atribuirle todo a<strong>que</strong>llo para lo <strong>que</strong><br />
su racionalidad aún no ha encontrado explicación. El monoteísmo<br />
con rasgos antropocéntricos nos indica <strong>que</strong> el Ser Humano se ha<br />
elevado en su autoestima y destina para sí un papel preponderante<br />
en la relación con la divinidad, hasta el punto de <strong>que</strong> hace adoptar<br />
a ésta la forma humana o bien le hace utilizar a uno de nuestros<br />
congéneres como representante, para materializar determinados<br />
fines <strong>que</strong> se interpretan fundamentales. Una Religión con estas<br />
características es una expresión cultural propia y auténtica de la<br />
etapa Hombre de la especie humana. Insisto, una religión es la<br />
resultante de una justificada y primordial necesidad de la<br />
humanidad, en la frontera de lo general y en el límite de lo más<br />
elevado y debo reconocer <strong>que</strong> me <strong>que</strong>do extasiado ante la<br />
imponente majestuosidad de la arquitectura ideológica y literaria de<br />
muchas religiones y ello me afirma en el convencimiento de <strong>que</strong> la<br />
imaginación del Ser Humano no reconoce límites en su gestión<br />
creadora. Maravillosos son muchos mitos y muchas religiones, <strong>que</strong><br />
un día creara; maravillosos son sus razonamientos filosóficos;<br />
maravillosas son sus facturas artísticas y maravillosos sus<br />
descubrimientos y teorías científicas. Todas esas maravillas tienen,<br />
por lo menos en su instancia inicial, el sello inconfundible del acto<br />
imaginativo del Ser Humano. Algunos, menos optimistas <strong>que</strong> yo,<br />
han dicho <strong>que</strong> el Ser Humano ha estado sometido a tres grandes<br />
dictaduras y en ciertos casos y algunos lugares todavía lo está. <strong>La</strong>
[Roberto A. Capriotti]<br />
dictadura de la divinidad, la dictadura del más fuerte y la dictadura<br />
de la naturaleza. Miradas así las cosas, la evolución humana es en<br />
gran parte una dura y constante lucha para liberarse o hacer menos<br />
intensas esas dictaduras. Creo <strong>que</strong> la especie humana, a esta altura de su<br />
evolución, es artífice de su propio destino. Aclaro <strong>que</strong> soy muy respetuoso<br />
de las religiones por<strong>que</strong> son una creación del Ser Humano. Ellas<br />
son un producto cultural <strong>que</strong> surge por la existencia de ciertos e<br />
importantes interrogantes a los <strong>que</strong> muchos no han encontrado<br />
respuesta. Mi respeto no se hace extensivo a los sistemas<br />
burocráticos <strong>que</strong> surgen y prestan <strong>ser</strong>vicio como consecuencia de<br />
la existencia de las religiones por<strong>que</strong>, como indefectiblemente<br />
ocurre en otros niveles, las burocracias, necesarias en principio, se<br />
sistematizan, se convierten en sectores corporativos <strong>que</strong> más <strong>que</strong> a<br />
la causa sirven a sus propios intereses o por lo menos los colocan<br />
en el primer lugar de sus preocupaciones. Esto vale para todo lo<br />
<strong>que</strong> sea burocracia, ya se vista de paisano, de uniforme o con<br />
ropaje talar.<br />
2.7.2. El Hombre: la Convivencia.<br />
He pasado revista en forma somera, en los párrafos<br />
antecedentes, a la cuestión de la Religión, al mundo sobrenatural <strong>que</strong> el<br />
<strong>ser</strong> humano se ha creado. Pasemos ahora al tema de la relación<br />
entre congéneres. Hablemos un poco de las características <strong>que</strong> ha<br />
tenido, tiene y tendrá la convivencia entre los <strong>ser</strong>es humanos. Otro<br />
fruto encomiable del desarrollo de la capacidad pensante del <strong>ser</strong><br />
humano es la conciencia de su, cada vez mayor, independencia del<br />
mundo exterior y también de los condicionamientos <strong>que</strong> aún le<br />
impone esa exterioridad. Esa gradual, pero mayor independencia,<br />
le hace aflorar la noción de <strong>que</strong> gradualmente va adquiriendo<br />
mayor libertad. En este punto de su desarrollo, el <strong>ser</strong> humano tiene<br />
conciencia de <strong>que</strong> la libertad es uno de sus grandes y<br />
94
95 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
fundamentales atributos. También ese progreso de la capacidad<br />
pensante le hace posible descubrir la creciente, cada día más<br />
ampliada, necesidad de relación, de asociación con sus congéneres<br />
en un ámbito de respeto y consideración hacia los mismos. Existe<br />
entre los <strong>ser</strong>es humanos el ánimo o espíritu de asociación, la <strong>que</strong><br />
toma diversas formas: algunas como convenciones no escritas,<br />
informales pero con mucho peso específico y muchas otras<br />
englobadas en el terreno de la formalidad. Hernán Zucchi señala:<br />
Mediante pactos y contratos, el Hombre funda la Sociedad, el Estado y<br />
las instituciones <strong>que</strong> lo integran de manera <strong>que</strong> la apelación a convenios y<br />
acuerdos constituye el resorte para crear de manera artificial una vida<br />
exclusivamente humana. 21<br />
Al ánimo o espíritu de sociedad, <strong>que</strong> no toma la forma concreta<br />
del convenio formalizado, lo denominamos con un hermoso<br />
vocablo: Solidaridad. ¿Es la Solidaridad un acuerdo espontáneo o un<br />
producto de la necesidad? Esto último es lo <strong>que</strong> creo. A medida<br />
<strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano evoluciona, se ensancha el radio de contacto<br />
necesario con sus semejantes. <strong>La</strong> empresa común de la<br />
supervivencia es cada vez más compleja y eso hace surgir la<br />
necesidad del contacto con un mayor número de semejantes y la<br />
necesidad trae la obligación y de ese juego de necesidad y<br />
obligación surge la Solidaridad.<br />
<strong>Lo</strong>s <strong>ser</strong>es humanos son gradualmente más solidarios, de manera<br />
extensiva e intensiva, pero esa extensión y esa intensidad tienen un<br />
límite más amplio <strong>que</strong> el <strong>que</strong> tuvo en el pasado y mucho menor<br />
<strong>que</strong> el <strong>que</strong> tendrá en el futuro. <strong>La</strong>s apetencias y las necesidades del<br />
<strong>ser</strong> humano se han hecho más vastas y su satisfacción obliga a una<br />
mayor relación entre pares. <strong>La</strong>s primitivas y simples asociaciones<br />
de reproducción y subsistencia han sido superadas, se<br />
21 Zucchi, Hernán (1967): Qué es la antropología Humana, Buenos Aires: Editorial Columba, p. 45.
[Roberto A. Capriotti]<br />
transformaron paulatinamente, en otras formas de asociación de<br />
mayor amplitud y complejidad y la <strong>que</strong> hoy domina, la forma<br />
actual de asociación entre congéneres, no es la última ni la<br />
definitiva. Hay una superior extensión, en el presente, en la<br />
conciencia de la paridad entre los integrantes de la especie, en una<br />
relación directamente proporcional al crecimiento de la Solidaridad.<br />
Es ésta la <strong>que</strong> posibilita la idea de la paridad y, al crecer, hace más<br />
extenso e intenso el campo de esa paridad. El sentido de afinidad y<br />
obligación hacia el similar en su gradual y ascendente camino, fue<br />
dando lugar a las distintas formas de asociación comunitaria por la<br />
<strong>que</strong> ha transitado la especie; en el principio, la modalidad fue la<br />
horda y de la horda se pasó al clan y luego a la tribu y ahora recala en<br />
la nación. Esas son, para las distintas etapas de la evolución, las<br />
unidades de desenvolvimiento en <strong>que</strong> se desarrolló y se desarrolla el <strong>ser</strong><br />
humano. <strong>La</strong> verticalidad existente en la relación entre los<br />
componentes de la unidad tribal, ha sido reemplazada por la<br />
horizontalidad en la relación entre congéneres en la unidad nación.<br />
<strong>La</strong> verticalidad hace suponer la subordinación y la horizontalidad<br />
hace pensar en el consenso. <strong>La</strong> nación, este hecho cultural presente,<br />
de mayor amplitud comparado con las manifestaciones de igual<br />
índole en el pasado, parecerá muy acotado en el mañana cuando el<br />
<strong>ser</strong> humano alcance el estadio de la universalidad. Para alcanzar esta<br />
última característica hay <strong>que</strong> transitar un largo camino. <strong>La</strong> instancia<br />
de la nación recién está en sus comienzos, a pesar de <strong>que</strong> algunos<br />
falsos datos, espejismos o sofismas nos lleven a otras<br />
interpretaciones.<br />
<strong>La</strong> instancia de la asociación del <strong>ser</strong> humano <strong>que</strong> es la nación, el<br />
nacionalismo <strong>que</strong> la mente humana concibe y tiene en desarrollo,<br />
como sucedáneo del tribalismo, es un producto cultural genuino y<br />
típico de la etapa Hombre; es una de sus expresiones culturales<br />
definitorias y características. Por ello me atrevo a afirmar <strong>que</strong> toda<br />
pretensión de universalismo en este presente humano es una<br />
profecía o una circunstancia discutible, no auténtica. Al<br />
96
97 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
nacionalismo le sucederá el universalismo y ello contribuirá a<br />
demostrarnos <strong>que</strong> hemos llegado a la etapa del Superhombre, pero<br />
esto se inscribe en la órbita del porvenir. El nacionalismo, la<br />
nacionalidad, la nación es la forma de asociación humana propia de<br />
la etapa Hombre. El nacionalismo está ligado con el Contrato o Pacto<br />
Social y de éste derivan las características constitucionalistas y<br />
democráticas. <strong>La</strong> interrelación entre los <strong>ser</strong>es humanos no está<br />
manipulada por un congénere o un grupo de ellos de manera<br />
personal; ahora la administración de la interrelación está<br />
administrada por un ente, el Estado Nacional. <strong>La</strong> reflexión, esa<br />
aptitud mental <strong>que</strong> le permite al <strong>ser</strong> humano tener conciencia de su<br />
independencia del entorno, incluidos sus congéneres, otorga<br />
dimensión, hace palpable a ese atributo <strong>que</strong> llamamos libertad. Ese<br />
atributo está en un juego de vaivén, reciprocidad, proporcionalidad<br />
directa con lo <strong>que</strong> llamamos Solidaridad. Soy más solidario por<strong>que</strong> soy<br />
más libre.<br />
Ese juego entre libertad y solidaridad arroja un resultado <strong>que</strong> es<br />
el Contrato Social o el Pacto Social. Esta manifestación cultural<br />
consiste en un código ético en el <strong>que</strong> se protegen mis derechos y<br />
mi espacio y por lógica consecuencia me hace respetuoso de los<br />
del prójimo. ¿Que son muchas las excepciones? Puedo responder<br />
<strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano está en el inicio del sendero de su condición<br />
Hombre y por lo tanto presenta muchas imperfecciones, pero ello<br />
no descarta el perfeccionamiento de sus formas culturales. Ese<br />
código ético, un verdadero contrato social, es un producto<br />
virtuoso y espontáneo del armónico juego entre libertad y<br />
solidaridad. El espíritu de sociedad, nacido al calor de la libertad y<br />
de la solidaridad, dicta a<strong>que</strong>l contrato social como un cúmulo de<br />
normas, expresas o sobreentendidas, <strong>que</strong> regulan la convivencia<br />
entre los componentes de una determinada comunidad humana,<br />
una nación. El individuo de la especie humana se ha transformado en persona.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Antes de seguir, quiero hacer una corta reflexión, al margen<br />
pero no tanto: la libertad no es anarquía, ni es nihilismo avasallante<br />
y no es egocentrismo. <strong>La</strong> libertad es la capacidad <strong>que</strong> se tiene, <strong>que</strong><br />
tiene el <strong>ser</strong> humano, para decidir y actuar. Actuar después del acto<br />
reflexivo y no como una consecuencia del estímulo externo.<br />
Libertad es también la limitación <strong>que</strong> nos imponemos, <strong>que</strong> se<br />
impone el <strong>ser</strong> humano, para adecuarse, para adaptarse, para tolerar<br />
la libertad del vecino. <strong>La</strong> libertad no es libertinaje. Se le atribuye a<br />
Cicerón la presente expresión: seamos siervos de la ley con el fin de poder<br />
<strong>ser</strong> libres. Cuanto más libre soy, mejor comprendo los alcances de<br />
mi libertad y la de mis congéneres y restrinjo, acoto, la dimensión<br />
de mi libertad, en un gesto altruista y no de subordinación, para<br />
<strong>que</strong> mi par pueda ejercer la suya, por<strong>que</strong> en definitiva sé o intuyo<br />
<strong>que</strong> la cuestión resulta en beneficio del conjunto y recíprocamente<br />
en favor de mi individualidad. Este es un correcto juego entre<br />
pares y la noción de paridad es la protagonista fundamental en este<br />
escenario. Si así no se evidencia a menudo es por<strong>que</strong> falta<br />
evolución; por<strong>que</strong> el trecho recorrido, todavía, no es el suficiente.<br />
En la etapa del porvenir, la del Superhombre el <strong>ser</strong> humano <strong>ser</strong>á<br />
grandiosamente libre y eminentemente solidario.<br />
<strong>La</strong> solidaridad del Hombre se extiende, alcanza en el presente,<br />
para dar lugar a una comunidad, a una unidad de desenvolvimiento, <strong>que</strong><br />
tiene la dimensión de la Nación, pero no va mucho más allá y el<br />
Contrato Social se materializa, a lo sumo, como regla de convivencia<br />
entre connacionales; tampoco en este caso va más lejos. El Estado<br />
Nacional todavía responde, en muchísimos casos, a los sectores<br />
preponderantes y esto nos demuestra <strong>que</strong> la Nación está en una de<br />
sus instancias primitivas y la Democracia se muestra aún en sus<br />
formas rudimentarias. Pedirle más al Hombre es una empresa difícil,<br />
casi utópica por ahora, puesto <strong>que</strong> en esto como en muchas otras<br />
cuestiones <strong>que</strong> le atañen, <strong>debe</strong>mos esperar <strong>que</strong> la evolución, con su<br />
rítmico paso, nos lleve a instancias mejores. Si somos conscientes<br />
de ello, todo lo <strong>que</strong> se haga para optimizar dicho grado de adelanto<br />
98
99 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
o perfeccionamiento <strong>ser</strong>á obra cumbre. En esto se vislumbra el rol<br />
capital <strong>que</strong> juegan los dirigentes políticos. Quienes entre ellos no estén<br />
a la altura de tan colosal responsabilidad <strong>ser</strong>án los gatos usurpando<br />
el rol de los tigres. Por fortuna, la evolución humana se potencia a<br />
sí misma y avanza en progresión geométrica.<br />
2.7.3. El Hombre: el industrialismo con rasgos técnicos/científicos<br />
Ingresemos ahora en el tratamiento de esa tercera cuestión <strong>que</strong><br />
considero también fundamental, para una apropiada evaluación del<br />
desenvolvimiento del Ser Humano en su larga trayectoria desde la<br />
primitiva condición de Subhombre hasta la actualidad. Para cubrir<br />
sus necesidades de subsistencia, de pre<strong>ser</strong>vación y de<br />
supervivencia, la especie arrancó con las formas propias de un<br />
típico integrante del reino animal, tomando y usando lo <strong>que</strong> la<br />
naturaleza le ofrecía, para alcanzar en el día de hoy las maneras de<br />
satisfacer sus apetencias y necesidades físicas y psíquicas con<br />
métodos <strong>que</strong> he denominado el industrialismo con rasgos<br />
técnicos/científicos. El <strong>ser</strong> humano en algún momento de su evolución<br />
comienza a introducir alguna modificación en su entorno y a las cosas de ese<br />
entorno para hacerlas más aprovechables. Cuando eso ocurre es por<strong>que</strong> ha<br />
dejado atrás la forma del aprovechamiento espontáneo de la naturaleza. Así se<br />
origina el industrialismo. Esas primitivas y rudimentarias<br />
modificaciones son las primeras manifestaciones industriales.<br />
Dichas actividades estaban alimentadas por la imitación y por los<br />
descubrimientos accidentales. <strong>La</strong> accidentalidad abasteció por un<br />
largo tiempo la vocación fabril de la especie humana. En un lapso,<br />
no muy lejano para nosotros, cuando ya dispuso de un cúmulo de<br />
conocimientos, datos y experiencias, como para conformar lo <strong>que</strong><br />
llamamos Técnica y Ciencia, hace lugar a la combinación de ello y sus<br />
condiciones fabriles y remata, por ahora, en el industrialismo con<br />
rasgos técnicos/científicos. Imita, transforma, crea elementos y
[Roberto A. Capriotti]<br />
productos, modifica su medio no ya accidentalmente sino a través<br />
del estudio y el análisis deliberado y reglamentado. Aún sus<br />
creaciones artísticas caen dentro del industrialismo y también en<br />
ellas usa los medios técnicos/científicos. <strong>La</strong> contemporaneidad de esta<br />
expresión cultural con las dos <strong>que</strong> desarrollara anteriormente,<br />
sobre religión y convivencia, me lleva a confirmar <strong>que</strong> éste también<br />
es un dato distintivo de la condición de Hombre, <strong>que</strong> en términos<br />
generalizados ha alcanzado el Ser Humano.<br />
2.8. El Hombre: corolario.<br />
Para muchos, esta cuestión del comienzo de un eficaz uso de las<br />
manos ha sido el verdadero motor de la evolución del cerebro de<br />
la especie humana. Puede <strong>que</strong> así sea. Ello no disminuye el mérito,<br />
ni envilece la portentosa modificación de dicha parte orgánica.<br />
Fueron los miembros anteriores <strong>que</strong> <strong>que</strong>daron en libertad los <strong>que</strong><br />
impusieron la colosal dimensión física y síquica del cerebro<br />
humano, se preguntan y se contestan afirmativamente. Es<br />
estupendo pensar <strong>que</strong> el Ser Humano le <strong>debe</strong> tanto al trabajo.<br />
Imagino al Superhombre no ya modificando el medio sino creando<br />
un medio propio, superlativo, independiente, sin necesidad de<br />
perjudicar a la naturaleza, controlándola y aprovechándola sin<br />
destruirla, pero desenvolviéndose en su propio medio, libre de las<br />
asechanzas del entorno natural.<br />
El Ser Humano es muy joven en su condición de Hombre; diría<br />
<strong>que</strong> es un párvulo. Por ello no me asustan sus deficiencias, los<br />
resabios ancestrales y por el otro lado me entusiasma la<br />
vertiginosidad de su progreso. Me duelen los faltantes, pero me<br />
entusiasman las muchas maravillas <strong>que</strong> puede depararnos en su<br />
irreversible camino hacia formas culturales más elevadas y<br />
perfectas. <strong>La</strong>s etapas de la evolución humana no se pueden<br />
suprimir o eludir: a lo sumo, acelerar. <strong>La</strong> especie humana misma<br />
100
101 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
acelera, vertiginosamente, dicha evolución. El Ser Humano avanza<br />
en progresión geométrica con relación a los otros <strong>ser</strong>es animados y<br />
en relación aritmética en términos absolutos. <strong>La</strong> razón de ello<br />
estriba en la fructífera utilización <strong>que</strong> hace de su capacidad para<br />
pensar. <strong>La</strong> Evolución es una condición natural del <strong>ser</strong> humano y la<br />
Revolución, con todo lo valioso <strong>que</strong> contiene, sólo puede <strong>ser</strong> una<br />
instancia transitoria. Cuando la Revolución permite al <strong>ser</strong> humano<br />
superar los obstáculos <strong>que</strong> impiden su necesaria evolución, como<br />
las aguas desbordadas <strong>que</strong> superan el escollo, vuelve a su cauce y a<br />
su paso natural y es allí donde se agota el ritmo revolucionario. <strong>La</strong><br />
Revolución es indefectiblemente transitoria pero sublime, por<strong>que</strong><br />
exige al hombre esfuerzos superlativos para interpretarla, aceptarla<br />
y ejecutarla. Concretar una revolución, al Ser Humano le cuesta<br />
sangre, sudor y lágrimas. Por ello puedo afirmar <strong>que</strong> no es un<br />
recurso superfluo al <strong>que</strong> se puede echar mano o invocar con<br />
ligereza. Sólo admito su invocación generalizada, exclusivamente,<br />
de manera metafórica.<br />
2.9. El Hombre: la realidad.<br />
Tan redituable es el aprovechamiento por el Ser Humano de su<br />
capacidad de pensar <strong>que</strong> su evolución está en proporción directa<br />
con ella. <strong>La</strong> etapa Subhombre ha sido más breve <strong>que</strong> la condición<br />
animal del predecesor y la del Hombre, el camino <strong>que</strong> nos falta<br />
recorrer para llegar al Superhombre, <strong>ser</strong>á más corta, más exigua, en<br />
tiempos antropológicos, <strong>que</strong> la precedente. A veces lo escucho, a<br />
veces lo leo: <strong>que</strong> es un sacrilegio destruirle al Ser Humano la<br />
creencia o la ilusión de un mundo del más allá, pletórico de<br />
bondades, accesible de inmediato, si se cumplen una <strong>ser</strong>ie de duros<br />
requisitos para gozarlos apenas transpuestos los umbrales de la<br />
muerte individual. Me parece exagerado el precio <strong>que</strong> me fijan para<br />
alcanzar ese mejor mundo en más allá. Considero mucho más
[Roberto A. Capriotti]<br />
sacrílego crearle un sentimiento de culpa, hacerlo necesariamente<br />
pesimista, como si cometiera un delito al vivir su Condición Humana.<br />
No es bueno hacerle creer <strong>que</strong> es una dualidad de cuerpo y alma,<br />
en la <strong>que</strong> su parte somática es el lado vulnerable. Tampoco es<br />
positivo, asimilarlo a un <strong>ser</strong> intrínsecamente perverso, <strong>que</strong> sólo<br />
merece vivir en penitencia para tener la posibilidad de acceder a un<br />
hipotético mundo mejor. ¿Por qué habremos de ocultarle lo<br />
trascendente de su condición y de su mutación? Desde <strong>que</strong> arrancó<br />
como un burdo Subhombre, gobernado por las incitaciones de sus<br />
necesidades vitales y la rigidez de la naturaleza, para llegar en el<br />
presente a un grado interesante de libertad y con capacidad para<br />
modificar su entorno casi a su antojo, ha transitado un largo<br />
camino de progreso, <strong>que</strong> nos hace vislumbrar para el futuro etapas<br />
realmente grandiosas. <strong>Lo</strong> hecho y lo por hacer, lo vivido y lo por<br />
vivir son más <strong>que</strong> suficientes para <strong>ser</strong>virle de acicate para superar<br />
los obstáculos <strong>que</strong> entorpecen su trayectoria como especie o como<br />
individuo. <strong>La</strong> Especie Humana es eterna por<strong>que</strong> en su evolución ha<br />
superado la posibilidad de la extinción, al escapar de la órbita de la<br />
Selección Natural para ingresar en la de la Selección Social. El fantasma<br />
de la auto-destrucción, <strong>que</strong> a veces agitan frente a mis ojos, no es<br />
más <strong>que</strong> eso: un fantasma.<br />
¿Por qué no colocarlo a ese <strong>ser</strong> viviente ante la cruda realidad<br />
con todos sus matices, los positivos y los negativos? Decirle <strong>que</strong><br />
hoy se escapa de los confines del planeta para explorar el universo,<br />
<strong>que</strong> crea y descubre múltiples maravillas pero <strong>que</strong> todavía,<br />
desgraciadamente se inclina a menudo hacia el despotismo, la<br />
discriminación, el vicio, la guerra y el crimen. Decirle sin tapujos<br />
<strong>que</strong> él en su alborada, era un animal apenas evolucionado, <strong>que</strong><br />
disputaba a muerte con su propio hijo la posesión de la hembra<br />
<strong>que</strong> alumbrara a este último y <strong>que</strong> también era su madre y <strong>que</strong> a<br />
esa hembra a su vez la había obtenido en una anterior reyerta con<br />
su progenitor, pero <strong>que</strong> a pesar de tales antecedentes ha alcanzado<br />
un desarrollo de su psiquis como para permitirle un grado<br />
102
103 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
importante de solidaridad entre congéneres <strong>que</strong> da lugar a las<br />
formas de convivencia actuales. Decirle <strong>que</strong> el remanente de<br />
perversidad <strong>que</strong> ostenta, en ocasiones, es sólo la secuela atenuada<br />
de a<strong>que</strong>l antepasado animal y <strong>que</strong> esta perversidad bien podría<br />
reputarse, a esta altura de la evolución humana, como una cuestión<br />
patológica. Decirle <strong>que</strong> por él pasa acelerar el proceso <strong>que</strong> lo<br />
llevará a instancias superiores y <strong>que</strong> el método para avanzar es<br />
combatir la acción retardatoria. Que este mundo difícil es el<br />
magnífico desafío <strong>que</strong> el Ser Humano tiene <strong>que</strong> enfrentar para<br />
modificarlo y ponerlo enteramente a su <strong>ser</strong>vicio y goce y <strong>que</strong> el<br />
método para alcanzarlo es combatir esa acción <strong>que</strong> pone<br />
obstáculos a su avance. Que la naturaleza dio origen a un <strong>ser</strong> <strong>que</strong><br />
ya ha dejado de <strong>ser</strong> su subordinado y llegará a horizontes sublimes<br />
y <strong>que</strong> el método para avanzar es combatir esa acción retardatoria, a<br />
menudo ejercida por sus propios congéneres. Que las<br />
manifestaciones de la mi<strong>ser</strong>ia y la abyección <strong>que</strong> en el presente<br />
afecta a grandes sectores del género humano, es la llaga supurante<br />
y constituyen di<strong>que</strong>s eventuales <strong>que</strong> en un tiempo no muy lejano<br />
<strong>ser</strong>án rebasados por la corriente incontenible del progreso<br />
humano. Que la resignación es un estado anímico propio de<br />
instancias pretéritas, <strong>que</strong> ha sido suplantado por el afán de cambio<br />
y superación.<br />
Pero pongamos las cosas en su lugar. Estamos en la etapa del<br />
Hombre y es lógico <strong>que</strong> respetemos y valoremos lo <strong>que</strong> son sus<br />
principales manifestaciones culturales, como la mejor manera de<br />
respetar la condición humana. Religión, nación, grados de su<br />
industrialismo, son expresiones de la forma de vivir del Hombre y<br />
valen como tales. Pero cuidémonos de colocar las consecuencias<br />
por encima de las causas. El Ser Humano las ha creado y no a la<br />
inversa. No le otorguemos a dichas expresiones culturales, la<br />
forma de categorías ideales rígidas y subordinantes. Tengamos la<br />
precaución de no colocarlas por encima del Ser Humano en<br />
situación de agobio o de oprobio. Actitud de tal índole mutila la
[Roberto A. Capriotti]<br />
Condición Humana y ese es el máximo delito susceptible de <strong>ser</strong><br />
cometido. Es un delito de lesa humanidad.<br />
Nada hay por arriba del Ser Humano, ni aún sus propias y<br />
geniales creaciones. Siempre sostengo <strong>que</strong> las creaciones del Ser<br />
Humano en esta etapa Hombre no tienen sentido vertical, sino<br />
horizontal. No las creó para <strong>que</strong> lo coaccionen, lo aprieten y lo<br />
asfixien, las hizo para <strong>que</strong> le sirvan de andariveles, de carriles <strong>que</strong><br />
faciliten su andar. Sociedad, Nación, Estado, Religión, Propiedad y<br />
muchos otros son fenómenos o hechos sociales, <strong>que</strong> no tienen<br />
vida o entidad propia, como para <strong>que</strong> puedan <strong>ser</strong> escindidos del<br />
verdadero y auténtico núcleo: el Individuo, la Persona, el Ser Humano.<br />
104
105 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
3. <strong>La</strong> Nación.<br />
Me detengo en la tercera de las estaciones del recorrido <strong>que</strong> me<br />
he propuesto: la Nación. Ésta no es la etapa más importante del<br />
desenvolvimiento del Ser Humano pero es la más avanzada al día<br />
de hoy y creo <strong>que</strong> es ineludible una consideración bastante extensa.<br />
En lugar de efectuar una simple parada, propongo <strong>que</strong><br />
acampemos, para discurrir un largo rato sobre los muchos y<br />
diversos aspectos <strong>que</strong> involucra este concepto de la Nación.<br />
En su trayectoria como ente viviente diferenciado, el animal<br />
inteligente, el Ser Humano ha tenido períodos y etapas sobre los<br />
<strong>que</strong> me he explayado anteriormente. En los períodos distingo las<br />
características de su evolución pretérita, presente y futura en lo<br />
somático y en lo psíquico y en las etapas me explayo sobre las<br />
formas <strong>que</strong> adquirieron, adquieren y adquirirán sus unidades de<br />
desenvolvimiento, a las <strong>que</strong> también podría denominar unidades de<br />
convivencia. Cada unidad de desenvolvimiento del Ser Humano existente<br />
en el planeta Tierra tuvo, tiene y tendrá sus propias características<br />
culturales y en consecuencia cada una de ellas constituye una unidad<br />
de cultura.
3.1. <strong>La</strong> Nación: el nacionalismo.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
El Ser Humano es una entidad vital esencialmente gregaria, es<br />
decir con inclinación natural a vivir en grupos y entonces el estudio<br />
de su vida en comunidad resulta de fundamental importancia. El<br />
principal atributo del Ser Humano es su sistemática e irreversible<br />
capacidad de evolución psicosomática y en consecuencia las<br />
formas <strong>que</strong> va adoptando en su régimen de convivencia con los<br />
congéneres, se transforma en consonancia con su capacidad de<br />
cambio. Esto nos asegura la supervivencia, siempre <strong>que</strong> no nos<br />
pase lo de los dinosaurios, pero como estoy convencido <strong>que</strong><br />
llegaremos a la instancia extra-planetaria puede <strong>que</strong> en algún lugar<br />
del Universo la especie superviva sin límites, a pesar de un<br />
cataclismo ecológico en la Tierra. Estoy convencido <strong>que</strong> esa<br />
capacidad de evolución en el régimen de convivencia entre<br />
congéneres es un elemento de capital importancia para la<br />
supervivencia de nuestra especie y también lo es para la de los<br />
demás <strong>ser</strong>es vivientes. <strong>La</strong> forma de organizar y coadyuvar al<br />
mejoramiento de esa convivencia entre nos es el objeto de una<br />
actividad humana de grande dimensión: la <strong>Política</strong>.<br />
El nacionalismo es la forma más avanzada <strong>que</strong> adquiere la<br />
convivencia humana en este estadio de la evolución humana. <strong>Lo</strong><br />
digo en mi análisis del Hombre, en a<strong>que</strong>llos párrafos en los <strong>que</strong> me<br />
refiero a las características de tres de los comportamientos<br />
universales del Ser Humano. Puntualmente cuando expongo sobre<br />
el régimen de convivencia entre los <strong>ser</strong>es humanos. En esa<br />
instancia, párrafos más o párrafos menos, sostengo <strong>que</strong> el<br />
nacionalismo con rasgos constitucionalistas y democráticos es la<br />
forma <strong>que</strong> en buena dimensión adopta, en el hoy antropológico, la<br />
convivencia entre los <strong>ser</strong>es humanos. El nacionalismo es un<br />
producto cultural generado por el Ser Humano y entendamos<br />
correctamente el significado de la expresión producto cultural: <strong>que</strong><br />
en este caso distingue o señala la apariencia o manifestación de<br />
106
107 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
uno de los tantos hechos tangibles e intangibles <strong>que</strong> aquél va<br />
generando en el desenvolvimiento de su existencia. Esto es válido<br />
si aceptamos <strong>que</strong> la cultura es la acumulación de atributos y<br />
productos humanos <strong>que</strong> adquieren personalidad más allá de su<br />
ente corpóreo propiamente dicho y <strong>que</strong> se transmiten no bajo la<br />
forma genética, sino por signos y símbolos. Esa expresión cultural<br />
del Ser Humano <strong>que</strong> denominamos el nacionalismo produce una<br />
consecuencia: la Nación. Ella es un resultado y por lo tanto un<br />
subproducto cultural humano. Dicho con énfasis como para <strong>que</strong><br />
su simpleza no oculte la magnitud de la definición. Aclaro: la<br />
Nación es un ámbito o ente político determinado en donde<br />
conviven o se desenvuelven los integrantes de una comunidad<br />
humana, también determinada. Repito: el Ser Humano desde su<br />
origen, desde los primitivos homínidos, ha convivido<br />
necesariamente con sus congéneres, en grupos perfectamente<br />
definidos, auténticas unidades de desenvolvimiento.<br />
3.2. <strong>La</strong> Nación: instancias anteriores y posteriores a la unidad<br />
de desenvolvimiento actual.<br />
<strong>La</strong> unidad de desenvolvimiento del Ser Humano en la etapa Hombre<br />
de su evolución adquiere primeramente la forma de la Tribu, luego<br />
la de la Nación y le sobrevendrá la de la Región. <strong>La</strong>s Ciencias<br />
especializadas nos demuestran <strong>que</strong> existieron instancias anteriores,<br />
con otras formas de convivencia de menor complejidad <strong>que</strong> la<br />
actual y <strong>que</strong> en el futuro en base al sostenido desarrollo<br />
psicosomático del Ser Humano tendremos etapas acordes con sus<br />
mayores grados de evolución. En el capítulo 2 menciono tres<br />
períodos evolutivos: Subhombre, Hombre, Superhombre y<br />
correlacionado con ello también hice mención de las diversas<br />
etapas de su forma de convivencia: para el pasado (Subhombre), la<br />
etapa de la horda o banda y la etapa del clan; para el presente
[Roberto A. Capriotti]<br />
(Hombre), la etapa de la Tribu, la etapa de la Nación y caminamos<br />
despaciosamente hacia la etapa de la Región. Le sucederán en el<br />
período futuro (Superhombre) la etapa Continental y la etapa<br />
Universal. Antes de ingresar en el enunciado de mis puntos de<br />
vista sobre la forma de convivencia <strong>que</strong> denominamos la Nación<br />
habré de exponer de manera sucinta sobre las formas de<br />
convivencia <strong>que</strong> le precedieron.<br />
3.2.1. <strong>La</strong> etapa de la Horda o Banda.<br />
<strong>La</strong> Horda constituye la primera forma de convivencia <strong>que</strong><br />
adoptó la especie Homo. <strong>Lo</strong>s especialistas en el tema sostienen <strong>que</strong><br />
eran grupos no muy numerosos, con alguna identidad de origen,<br />
estaban emparentados y en una primera etapa la promiscuidad<br />
debió <strong>ser</strong> una de sus características. Se mantenían asociados a pesar<br />
de determinadas rivalidades y ese agrupamiento se hacía<br />
indispensable a los efectos de facilitarse la obtención de medios de<br />
subsistencia: los alimentos y también para la defensa frente a la<br />
acción de los depredadores y de sus propios congéneres<br />
integrantes de otro grupo de distinto origen. Habían adoptado la<br />
posición erecta, constituían una organización de carácter matriarcal<br />
y el grupo estaba dirigido por el más fuerte. Esa conducción no era<br />
estable, sólo se asumía frente a la necesidad. No habían<br />
desarrollado el lenguaje y se comunicaban al estilo de los grandes<br />
simios, mediante la mímica.<br />
3.2.2. <strong>La</strong> etapa del Clan.<br />
He efectuado numerosas lecturas de escritos de investigadores<br />
<strong>que</strong> estudiaron y estudian el tema y existe entre ellos una gran<br />
coincidencia, en términos generales, en sus apreciaciones al<br />
respecto, <strong>que</strong> puedo resumir de la siguiente manera: el Clan es un<br />
108
109 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
reducido grupo de Seres Humanos, pero de mayor dimensión <strong>que</strong><br />
la Horda puesto <strong>que</strong> generalmente era la sumatoria de varias de<br />
ellas, unidas por parentesco. Tan es así <strong>que</strong> esos estudiosos de la<br />
materia afirman <strong>que</strong>: el vínculo <strong>que</strong> unía a los miembros del Clan<br />
lo constituía el parentesco <strong>que</strong> tenían como descendientes de un<br />
antepasado común. Reconocían la existencia de un padre<br />
fundador, símbolo de la unidad del Clan. <strong>La</strong> organización también<br />
era matriarcal, debido a <strong>que</strong> las relaciones de familia se<br />
establecieron en la mayoría de los casos de madres a hijos. Eran<br />
nómadas, pastores pobres, <strong>que</strong> llevaban una vida muy rudimentaria<br />
y frugal.<br />
3.2.3. <strong>La</strong> etapa de la Tribu.<br />
Con relación a la etapa de la Tribu quiero dejar constancia <strong>que</strong><br />
no entraré en una exposición extensa por<strong>que</strong> está enlazada con el<br />
tema de la Nación y es en el detalle de la misma <strong>que</strong> aparecerán<br />
referencias bastante amplias sobre la Tribu, pero in<strong>ser</strong>taré algunos<br />
breves conceptos y principalmente citas como para abonar el<br />
terreno.<br />
Una tribu es un conjunto de personas <strong>que</strong> proceden, generalmente, de la<br />
asociación de varias familias, <strong>que</strong> habitan un poblado o aldea en un<br />
territorio geográfico definido, <strong>que</strong> están dirigidas por las personas<br />
mayores (jefes o patriarcas). <strong>Lo</strong>s humanos <strong>que</strong> componen una tribu<br />
suelen <strong>ser</strong> de la misma raza, creencias y costumbres. <strong>La</strong>s tribus surgen en<br />
el Neolítico y tras la asociación de las primeras tribus en las ciudades<br />
surgen las civilizaciones. Marshall sugiere una definición <strong>que</strong> ampliaría<br />
este concepto: "grupo social asociado a la familia, junto con la autonomía<br />
de una nación". Un interaccionismo simbólico relevante entre los<br />
miembros y un claro lugar de socialización de los mismos, <strong>que</strong> <strong>debe</strong><br />
perdurar por más de una generación y con parentescos y obligaciones<br />
comprobables por los ob<strong>ser</strong>vadores y documentado por ellos. <strong>Lo</strong>s
[Roberto A. Capriotti]<br />
artefactos, las tradiciones y evidencias, tales como una carta magna, un<br />
libro sagrado, un folclore y un idioma, para un territorio <strong>que</strong> fue<br />
históricamente delimitado. El término tribu aparece en la antigua Roma,<br />
cuando se agremian varias bandas, clanes o conjunto de personas<br />
emparentadas, diferentes entre sí, pero <strong>que</strong> tienen la necesidad de formar<br />
una comunidad y crear instituciones para <strong>que</strong> sea posible la convivencia<br />
entre las gentes <strong>que</strong> han decidido vivir juntas y unidas, conociendo las<br />
diferencias entre ellas y entre las tribus 22 .<br />
Cuando el Ser Humano ingresa en la organización comunitaria,<br />
<strong>que</strong> denominamos la Tribu ya pertenece a la especie Homo Sapiens<br />
Sapiens. <strong>Lo</strong>s gobernaba una autoridad <strong>que</strong> ejercía el mando de<br />
manera grupal o individual, pero con el carácter de individuo o<br />
individuos destacados, reconocidos como tales por los integrantes<br />
de la comunidad por<strong>que</strong> poseían determinadas virtudes <strong>que</strong><br />
facilitaban la existencia y la supervivencia del conjunto. Dicho<br />
grupo humano estaba compuesto por varios o muchos clanes<br />
identificados por determinadas circunstancias, pero sin una<br />
organización estadual asentada en pactos sociales. <strong>La</strong> presencia de<br />
estos pactos son rasgos <strong>que</strong> se hacen apenas visibles en la etapa<br />
Tribal superior. El Imperio Romano era una tribu de grado<br />
superior por la dimensión geográfica adquirida y el desarrollo<br />
alcanzado en materia institucional. <strong>Lo</strong> mismo puede decirse del<br />
Imperio Otomano.<br />
3.2.4. <strong>La</strong> Nación. El Pueblo. El Hombre político.<br />
<strong>La</strong> Nación, el ámbito o medio político determinado, contiene al<br />
Pueblo <strong>que</strong> le da origen y está integrado por ciudadanos o<br />
protagonistas o personas.<br />
22 Wikipedia: Tribu, consultado el 26 de noviembre de 2010, en www.wikipedia.org<br />
110
111 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Pueblo (del latín populus) es el conjunto de personas de una nación, aun<strong>que</strong><br />
también puede entenderse como el de parte de un país, el de una región<br />
o el de una localidad, o incluso asimilarse al mismo concepto de país o de<br />
localidad (especialmente para una población rural). También puede<br />
entenderse como una identificación étnica (racial o cultural), sobre todo<br />
en expresiones como pueblos primitivos o pueblos indígenas de la<br />
actualidad, o pueblos antiguos en épocas históricas pasadas. En cambio,<br />
el concepto de pueblo en las naciones-estado modernas y sobre todo en<br />
las naciones de ciudadanos contemporáneas (muy plurales y heterogéneas<br />
en su composición demográfica, social, antropológica, y cultural, y <strong>que</strong><br />
incluso ponen en valor esas diferencias) corresponde a un término<br />
propio del derecho constitucional. Tal definición se basa, como ese<br />
propio texto indica, en conceptos políticos de la antigüedad clásica; como<br />
el recogido por Marco Tulio Cicerón, quien definió pueblo como "la<br />
asociación basada en el consentimiento del derecho y en la comunidad de<br />
intereses" (año 54 a.C.). <strong>La</strong> continuidad de la influencia tanto del derecho<br />
romano como del medieval permanece en las concepciones socio-legales<br />
actuales, en las <strong>que</strong> generalmente se entiende pueblo como el "concepto<br />
humano del Estado en el <strong>que</strong> cada uno de los integrantes tiene la<br />
titularidad no solo de derechos y obligaciones civiles, sino <strong>que</strong> además,<br />
de derechos y obligaciones políticos". 23<br />
En resumen sostengo <strong>que</strong> son individuos con personalidad.<br />
Esas personas son los actores, son los sujetos del Pueblo y éste a<br />
su vez es el sujeto de la Nación. Esos protagonistas constituyen<br />
individualmente el hombre político, al <strong>que</strong> defino diciendo <strong>que</strong> es la<br />
persona habilitada, apta para vivir y convivir en comunidad y con<br />
determinados semejantes. Es la persona apta o habilitada para compartir<br />
determinadas prácticas culturales con otras personas <strong>que</strong> coinciden en la<br />
23 Wikipedia: Pueblo, consultado el 26 de noviembre de 2010, en www.wikipedia.org
[Roberto A. Capriotti]<br />
vivencia conjunta de esa <strong>ser</strong>ie de elementos distintivos de esa comunidad en<br />
particular.<br />
Con relación al concepto del hombre político me siento<br />
obligado, de paso, a efectuar una aclaración <strong>que</strong> tiene una finalidad<br />
semántica. Tenemos el hábito de denominar como hombre<br />
político a la persona <strong>que</strong> ejercita la militancia política, generalmente<br />
en un partido político y por lo tanto si se aceptara mi tesis <strong>ser</strong>ía<br />
bueno o aconsejable <strong>que</strong> dejáramos de aplicarle tal denominación y<br />
reemplazarla por la de militante o activista político o la de dirigente<br />
político, cuando su grado de preocupación, dedicación y<br />
participación en dicha actividad humana sea de mayor grado.<br />
3.3. <strong>La</strong> Nación: las normas sociales frente a las leyes de la<br />
naturaleza.<br />
El Ser Humano, hoy día, sigue inmerso en el contexto de las<br />
leyes de la naturaleza pero ha creado las normas sociales. <strong>La</strong>s<br />
primeras tienen las formas de una dictadura pero con la ayuda de<br />
las segundas, el impacto negativo se ha atenuado o diluido y lo<br />
dicho significa <strong>que</strong> ha acumulado a su favor una mayor cuota de<br />
libertad, de autonomía, por<strong>que</strong> a las normas sociales las elabora el<br />
Hombre y éstas constituyen una vestimenta más a su medida, no<br />
tan duras e inflexibles como las darwinianas leyes de la naturaleza.<br />
3.4. <strong>La</strong> Nación: Pueblo y Pacto Social<br />
Luego de haber in<strong>ser</strong>tado en párrafos anteriores la consulta a<br />
Wikipedia sobre la definición de Marco Tulio Cicerón otorgada al<br />
vocablo Pueblo, creo necesario <strong>que</strong> agregue algunas consideraciones<br />
de mi propia cosecha, con la finalidad de abundar sobre tan<br />
importante cuestión. Para generar la condición nacional la<br />
112
113 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
comunidad determinada, el conjunto de sus integrantes, ha<br />
alcanzado la condición de Pueblo por<strong>que</strong> pudo elaborar y respetar<br />
un Contrato o Pacto Social. Esto pone en claro <strong>que</strong> Pueblo y Pacto<br />
Social son factores <strong>que</strong> están interrelacionados, tanto, <strong>que</strong> uno y<br />
otro son condicionantes recíprocos de su propia existencia y la<br />
existencia de la Nación está condicionada por la vigencia de<br />
ambos. Esa comunidad determinada confecciona su traje y además<br />
lo usa con felicidad e hidalguía y en este caso el hábito sí hace al<br />
monje. A partir del acceso del Ser Humano a la condición<br />
nacional, aparecen en escena el Pueblo y el Pacto Social. En esta<br />
nueva etapa la comunidad no está gobernada por las formas de la<br />
naturaleza propiamente dichas o por un individuo o grupo de<br />
individuos o por grupos sociales considerados superiores, <strong>que</strong><br />
imponen su voluntad y conveniencia, sino por la voluntad de<br />
todos los componentes de la Nación expresadas en el Pacto o<br />
Contrato Social. El Estado Nacional, una resultante del Pacto Social,<br />
una consecuencia de la voluntad general, es el árbitro impersonal y<br />
último de los asuntos humanos. El Pueblo se convierte en el<br />
Soberano por<strong>que</strong> es el Pacto Social el <strong>que</strong> le permite jugar ese rol<br />
preeminente.<br />
3.5. <strong>La</strong> Nación: la esencia del pasaje del estadio tribal al<br />
nacional.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> escribí anteriormente me fran<strong>que</strong>a la puerta, para<br />
agregar <strong>que</strong> en el estadio nacional existen comportamientos<br />
políticos específicos <strong>que</strong> lo diferencian nítidamente de los<br />
principales métodos del estadio tribal anterior. El pasaje desde la<br />
organización tribal, <strong>que</strong> en su último tramo había adquirido de<br />
manera bastante generalizada la forma feudal, a los cánones de la<br />
organización nacional nos indica un cambio fundamental en la<br />
condición humana, una verdadera revolución, un nuevo
[Roberto A. Capriotti]<br />
ordenamiento de las clases y sectores sociales y las posibilidades de<br />
migración dentro de estos y de manera fundamental, el profundo<br />
viraje en la relación del poder con el ciudadano: desde la<br />
característica de mando/obediencia a la de mando/consentimiento,<br />
por<strong>que</strong> en este caso el mandatario recibe mandato y no es en sí una<br />
persona o grupo de personas, gobernando según su propio<br />
arbitrio, sino un ente político/jurídico fundamentado en el Pacto<br />
Social, A ese ente político/jurídico lo denominamos el Estado<br />
Nacional. <strong>La</strong> línea <strong>que</strong> indica la verticalidad del mando en el estadio<br />
tribal gira noventa grados y se convierte en una línea horizontal en<br />
la condición nacional. Algunos autores simplifican la definición del<br />
nacionalismo y no me parece mal, en términos más o menos<br />
similares a los siguientes: el hecho de aceptar al Estado Nacional<br />
como árbitro impersonal y último de los asuntos humanos significa<br />
nacionalismo. Vaya una cita al respecto: el nacionalismo es la<br />
aceptación del Estado como árbitro impersonal y último de lo<br />
asuntos humanos 24 .<br />
Como más adelante trataré de explicar, el proceso descrito, o<br />
sea el tránsito de la condición tribal a la nacional, no es lineal y<br />
menos tiene un límite preciso para determinar el cambio, la<br />
condición nacional viene incubándose como lo viéramos en el<br />
capítulo anterior a través de los siglos, por<strong>que</strong> el régimen de<br />
convivencia va evolucionando al compás del ritmo de la evolución<br />
humana. Tiene especial significación para el estudio de la cuestión<br />
el análisis del proceso del desenvolvimiento europeo, por<strong>que</strong> allí es<br />
en donde existen las mayores y mejores constancias de las<br />
múltiples modificaciones <strong>que</strong> se producen en el transcurso de un<br />
milenio <strong>que</strong> va del siglo V al siglo XV. Superado el año 1000 d.C.,<br />
la revolución burguesa, la incubadora del nacionalismo, comienza a<br />
tener caracteres bastantes definidos.<br />
24 Silvert, Kalman H. (1965): Nacionalismo y <strong>Política</strong> de Desarrollo, Buenos Aires: Paidós, p. 40.<br />
114
115 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Burguesía es un término utilizado principalmente en la economía política,<br />
y también extensivamente en sociología e historia. <strong>La</strong> palabra de origen<br />
francés describía originalmente a los habitantes urbanos (mercaderes o<br />
artesanos en la edad media tardía). Puede identificarse por su papel en un<br />
modo de producción, caracterizado por una posición en las estructuras<br />
de producción y por establecer relaciones de producción específicas con<br />
otras clases. En el caso de la burguesía se caracteriza por poseer medios<br />
de producción y, gracias a esto, establecer una relación mercantil con el<br />
proletariado, <strong>que</strong> al no poseer estos medios <strong>debe</strong> vender su fuerza de<br />
trabajo a la burguesía. <strong>La</strong> relación mercantil entre burguesía y<br />
proletariado permite la acumulación de capital por parte de la burguesía<br />
<strong>que</strong> caracteriza al capitalismo. Al poner fin al Antiguo Régimen, los<br />
revolucionarios franceses y norteamericanos sentaron las bases de las<br />
ideas de la burguesía, clase social <strong>que</strong> saltaba a la escena para defensa<br />
social: a) gobiernos parlamentarios democráticos y basados en una<br />
Constitución; b) más libertad para expresarse, publicar, discutir los<br />
problemas, cambiar de trabajo y pago para los trabajadores; c) mayor<br />
movilidad social, es decir, ascenso o descenso de los individuos en la<br />
escala social gracias a su educación, su trabajo, a sus méritos y no a<br />
cuestiones de sangre, herencia o pertenencia a un Estamento; d)<br />
Inventiva e iniciativa individuales; e) Propiedad privada para invertir,<br />
producir más y, con ello, impulsar el capitalismo. 25<br />
Así, los perfiles de la Burguesía adquieren contornos visibles.<br />
Venía de lejos pero iba ganando batallas paso a paso, con dos<br />
armas invencibles, imaginación y trabajo. Fabricó naciones sobre<br />
muchos estados preexistentes, hasta darle la forma definitiva del<br />
Estado Nacional <strong>que</strong> es cuando la Nación adquiere sus rasgos<br />
esenciales.<br />
25 Wikipedia: Burguesía, consultado el 26 de noviembre de 2010, en www.wikipedia.org
[Roberto A. Capriotti]<br />
3.6. <strong>La</strong> Nación: unidad de cultura y ánimo de sociedad.<br />
Cada Nación es una unidad de cultura y en consecuencia exhibe<br />
una <strong>ser</strong>ie de elementos distintivos o característicos <strong>que</strong> enunciados<br />
sin carácter taxativo son: un espacio geográfico o país continente;<br />
un Estado Nacional, fachada y estructura política y jurídica; los<br />
símbolos patrios; su Historia; el idioma nacional y secundariamente<br />
los idiomas de las parcialidades étnicas; las prácticas políticas; los<br />
hábitos de consumo y los métodos de producción; las religiones;<br />
las expresiones artísticas y artesanales; los grupos sociales; los<br />
grupos étnicos; los métodos educativos y muchos otros rasgos y<br />
elementos <strong>que</strong> surgen de la convivencia. Algunos de esos<br />
elementos pueden tener más importancia <strong>que</strong> otros y alguno<br />
incluso puede no existir, pero lo esencial es la sensación de<br />
particularidad, de singularidad, <strong>que</strong> otorga la suma de ellos. Cada<br />
nación es una singularidad. También y pese a la contraposición de<br />
intereses <strong>que</strong> se manifiestan en una sociedad nacional, existen<br />
presupuestos y objetivos <strong>que</strong> son comunes y <strong>que</strong> unen o ligan a los<br />
distintos sectores y grupos sociales. <strong>Lo</strong>s componentes de esa<br />
comunidad nacional mantuvieron o mantienen esa afinidad, ese<br />
compromiso de destino común, el ánimo de sociedad, ese grado de<br />
solidaridad entre los mismos, <strong>que</strong> se convierte en el carril<br />
fundamental del discurrir comunitario, la ligazón mínima e<br />
indispensable <strong>que</strong> le da al conjunto la característica de homogéneo.<br />
Esa capacidad de disentir y coincidir en un juego dialéctico de<br />
disenso y consenso altamente positivo es una de las circunstancias<br />
<strong>que</strong> le da carácter de comunidad nacional.<br />
Cuanto más evolucionada sea la sociedad nacional más habrán<br />
de destacarse los elementos cohesivos. Esto <strong>que</strong> parece<br />
contradictorio no lo es, por<strong>que</strong> si bien aparenta lógico pensar <strong>que</strong><br />
la evolución humana logra <strong>que</strong> el individuo tenga más<br />
personalidad, más independencia, más libertad, es decir <strong>que</strong> es más<br />
individuo, paralelamente y como consecuencia de todo ello el<br />
116
117 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
individuo se hace más solidario, por<strong>que</strong> su desarrollo intelectual le<br />
permite discernir en alto grado <strong>que</strong> para desenvolver plenamente<br />
su existencia le es indispensable la correcta y estrecha convivencia<br />
con su semejante. Acepto y más <strong>que</strong> eso, me confieso un fanático<br />
de la idea de la marcha del <strong>ser</strong> humano hacia el Universalismo, pero<br />
el camino a transitar es el de una mayor cohesión entre los <strong>ser</strong>es<br />
humanos y no el de la disgregación. Para llegar al Universalismo hace<br />
falta <strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano esté dotado de una cuota de capacidad<br />
solidaria mucho mayor <strong>que</strong> la <strong>que</strong> hoy posee. De la Tribu a la<br />
Nación se fue pasando y se pasa, gradualmente, en actos de mayor<br />
cohesión entre congéneres y esto se irá acentuando en la marcha<br />
hacia el futuro. Un día llegaremos al Universalismo, las barreras<br />
nacionales ya no existirán, pero ese <strong>ser</strong>á el resultado de una más<br />
grande cohesión entre los <strong>ser</strong>es humanos, <strong>que</strong> ya se vislumbra pero<br />
no tiene las formas de la certidumbre. El avance de esa cohesión<br />
entre congéneres, <strong>que</strong> insisto, habrá de manifestarse primero en el<br />
seno de la Nación, es un claro indicio de <strong>que</strong> la misma se va<br />
perfeccionando, por<strong>que</strong> la Nación no se suprimirá sino <strong>que</strong> le<br />
sobrevendrán superiores formas de convivencia humana y el<br />
Universalismo <strong>ser</strong>á una consecuencia de última instancia <strong>que</strong> habrá<br />
de demostrarnos <strong>que</strong> el Ser Humano habrá llegado a las más<br />
grandiosas instancias de su desarrollo como tal. Atravesará<br />
previamente las etapas del Regionalismo y del Continentalismo para<br />
desembarcar en el Universalismo. Es decir <strong>que</strong> el Ser Humano habrá<br />
alcanzado el cenit en su desarrollo como tal. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> no significa<br />
<strong>que</strong> <strong>que</strong>dará estanco en dicha forma de convivencia sino <strong>que</strong> habrá<br />
un constante perfeccionamiento dentro de ese Universalismo, <strong>que</strong><br />
alcanzará dimensiones extra planetarias.
3.7. <strong>La</strong> Nación: la vigencia del nacionalismo.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
En especial y sobre todo con posterioridad a la denominada<br />
Segunda Guerra Mundial vivimos una época donde se produjo un<br />
surgimiento de naciones acelerado y numeroso, por dos razones<br />
principales, en primer término por<strong>que</strong> la evolución de las<br />
comunidades rezagadas era y es incontenible, las tribus devienen<br />
naciones y las naciones sojuzgadas se independizan y segundo<br />
por<strong>que</strong> el proceso se vio ayudado por las propias naciones<br />
colonialistas, ya <strong>que</strong> resultaban caducas muchas de las viejas<br />
formas coloniales y algunos centros imperialistas principales<br />
decidieron su reemplazo por nuevas formas de sujeción,<br />
aparentemente más disimuladas. Este proceso ya se había<br />
insinuado con anterioridad. Como resultado de la Primera Guerra<br />
Mundial adquirieron individualidad numerosas nacionalidades<br />
anteriormente dependientes y se atenuó la virulencia imperialista<br />
de algunas naciones a pesar de ganar la guerra ya <strong>que</strong> debieron<br />
ceder en sus viejas formas de sujeción política, para darle al<br />
imperialismo nuevas modalidades de dominio o mejor dicho<br />
nuevas formas de influencias. <strong>Lo</strong>s Estados Unidos de América<br />
jugaron un papel importante en tal sentido y eso lo analizaremos<br />
un poco más adelante. También <strong>debe</strong>mos estudiar profundamente<br />
la paulatina formación de la Commonwealth, patrocinada por los<br />
británicos de manera importante después la guerra mencionada,<br />
pues este es un dato a registrar y a no tomarlo ligeramente. A esos<br />
ciertos imperialistas les convenía otras formas más sutiles de<br />
influencia y dominación y en consecuencia ayudaron al proceso de<br />
nacionalización o por lo menos no le pusieron mayores obstáculos.<br />
En buen romance, lo dicho nos muestra <strong>que</strong> la vieja forma de la<br />
dominación colonial se esfumó, en primer lugar por las ansias<br />
independentistas de las comunidades afectadas y en segundo<br />
por<strong>que</strong> a grandes y renovados metodológicamente intereses<br />
imperialistas ya no les seducía o no les convenía, como antaño, la<br />
sujeción política, ya <strong>que</strong> vislumbraban sacarle mejor provecho a<br />
118
119 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
otras modalidades de sujeción, <strong>que</strong> tienen <strong>que</strong> ver con los<br />
denominados ámbitos de influencia. Ámbitos de influencia <strong>que</strong><br />
pueden tener la forma de mercados cautivos en materia de<br />
comercio y de lugar geográfico estratégico para inversiones<br />
diversas y para actos llamados de defensa nacional. Esto de la<br />
defensa nacional lo pondría entre interrogantes por<strong>que</strong> ello,<br />
generalmente, está muy ligado a lo primero. Tampoco nos<br />
engañemos desviando la mirada hacia otro lado, reconozcamos<br />
como un tercer elemento <strong>que</strong> también gravitó a favor de las<br />
nacionalizaciones, al hecho de la presencia del experimento<br />
comunista en plena ebullición en nuestro planeta. Esas viejas<br />
formas coloniales eran insostenibles, con los nuevos componentes<br />
del panorama político mundial y así <strong>que</strong>dó de manifiesto en parte<br />
del sudeste asiático y en partes del continente africano. Hoy día el<br />
fenómeno de nacionalización no está diluido y la mejor muestra de<br />
ello es la plena vigencia de las nacionalidades, por ejemplo, algunas<br />
<strong>que</strong> estaban sujetas a la Unión Soviética, en estos últimos años,<br />
apenas se dieron ciertas condiciones favorables, aparecieron como<br />
los hongos luego de la lluvia. Y no <strong>debe</strong>mos omitir lo <strong>que</strong> también<br />
hace muy poco resultó de la definitiva balcanización de lo <strong>que</strong><br />
antes fuera Yugoslavia. Y qué podemos decir de las muy modernas<br />
modalidades nacionales como la aparecida en España, con el<br />
reconocimiento de la nacionalidad catalana, <strong>que</strong> a mi modesto<br />
entender es el inicio de una forma de convivencia de gran<br />
trascendencia política.<br />
En el proceso de aparición de nacionalidades no puedo dejar de<br />
aportar datos sobre la British Commonwealth of Nations, <strong>que</strong> ya<br />
mencionara en párrafos anteriores 26 :<br />
El nombre de Commonwealth originalmente designó a un periodo de la<br />
historia inglesa, <strong>que</strong> corresponde a la primera revolución parlamentaria<br />
26 Wikipedia: Commonwealth, consultado el 22 de enero de 2011, en www.wikipedia.org
[Roberto A. Capriotti]<br />
contra la monarquía Estuardo, y la adopción de una forma de gobierno<br />
republicana (1649-60). Pero British Commonwealth of Nations es como se<br />
reconoce a la libre asociación de países en defensa de sus intereses <strong>que</strong><br />
integra al Reino Unido y muchas de sus antiguas colonias y dominios hoy<br />
independientes. Su cabeza es el monarca británico, <strong>que</strong> algunos<br />
miembros reconocen como su jefe de Estado, representado por un<br />
gobernador general, y otros simplemente como símbolo de la asociación.<br />
El origen de la misma <strong>debe</strong> trazarse en el siglo XIX, cuando las<br />
colonias con su numerosa población blanca desarrollaron una incipiente<br />
conciencia nacional y aspiraron a un grado mayor de autonomía, como<br />
había sucedido con los Estados Unidos de América a fines del siglo<br />
XVIII. Ante los problemas en Canadá, el Gobierno británico comenzó a<br />
conceder el autogobierno a esas provincias (1847), lo <strong>que</strong> luego se<br />
extendió a Australia (1855-59), Nueva Zelanda (1856) y Sudáfrica (1872-<br />
93). En 1867 las provincias de la América del Norte Británica se<br />
agruparon en el Dominio de Canadá, ejemplo seguido por Australia<br />
(1900) y Sudáfrica (1910). En 1907 el Gobierno de <strong>Lo</strong>ndres reconoció a<br />
estos cuatro territorios (incluyendo a Nueva Zelanda) su capacidad de<br />
autogobierno nacional.<br />
<strong>La</strong> Primera Guerra Mundial catalizó estas transformaciones, pues la<br />
importante contribución de los dominios al esfuerzo bélico se reflejó en<br />
su capacidad de decisión en el Gabinete Imperial de Guerra, hasta el<br />
punto de <strong>que</strong> tuvieron representantes en las conferencias de paz de 1919,<br />
e incluso recibieron mandatos de la Sociedad de Naciones, como sujetos<br />
de pleno derecho internacional.<br />
Parece <strong>que</strong> el término British Commonwealth of Nations fue acuñado en<br />
1917 por el general J. C. Smuts, o por L. G. Curtis, hombres <strong>que</strong><br />
sirvieron en el ejército y a la administración imperial. Curtis fundó la<br />
revista Round Table para difundir sus ideas sobre «imperialismo liberal».<br />
Por esta misma época surgió un problema en el mismo corazón del<br />
imperio. Desde principios del siglo XX, el movimiento independentista<br />
120
121 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
irlandés se había agrupado en torno al partido Sinn Fein, fundado por A.<br />
Griffith. En 1916 promoviendo levantamiento en Dublín para proclamar<br />
la República <strong>que</strong> fue duramente reprimido. Aun así, el Sinn Fein obtuvo<br />
en las elecciones de 1918 la mayor parte de los escaños re<strong>ser</strong>vados a<br />
Irlanda en el Parlamento británico. Sus líderes decidieron constituirse en<br />
parlamento (Dáil) independiente y formar un gobierno clandestino y la<br />
tensión política se complicó por las acciones violentas del brazo armado<br />
del partido, el IRA, dirigido por M. Collins, <strong>que</strong> desencadenó el domingo<br />
sangriento (21 de noviembre de 1919). En 1921, Collins y Griffith<br />
firmaron un tratado con Gran Bretaña por el <strong>que</strong> Irlanda, excepto el<br />
Ulster, se convertía en Dominio con Gobierno y Parlamento propios.<br />
A partir de la Primera Guerra Mundial Gran Bretaña mantuvo con<br />
sus dominios una <strong>ser</strong>ie de reuniones periódicas (Conferencias imperiales).<br />
<strong>La</strong> de 1926 fue especialmente importante, pues en ella se abordaron dos<br />
cuestiones clave. Por un lado, se constató la imposibilidad de redactar un<br />
texto constitucional válido para todo el imperio, pues se trataba de<br />
territorios muy distintos en muchos aspectos. Por otro lado, la cuestión<br />
del estatus jurídico de los dominios en relación con la metrópoli fue<br />
resuelta con la llamada fórmula Balfour: «Gran Bretaña y los Dominios<br />
son comunidades autónomas dentro del Imperio, iguales en estatus, en<br />
modo alguno subordinadas unas a otras en cualquier aspecto de sus<br />
asuntos internos o externos aun<strong>que</strong> unidas por una fidelidad común a la<br />
Corona y libremente asociadas como miembros de la British Commonwealth<br />
of Nations. El Estatuto de Westminster (1931) confirmó estos puntos,<br />
además de ofrecer a todas las colonias del Imperio la posibilidad de<br />
ingresar en la Commonwealth al independizarse y de abandonarla<br />
unilateralmente. También reconocía la plena autonomía legislativa de los<br />
Dominios y su independencia en materia de política exterior. En la<br />
mayoría de los casos el mantenimiento de la tradición jurídica (derecho<br />
común), administrativa y gubernamental (regímenes parlamentarios)<br />
británicas en las antiguas colonias aseguró la cohesión del conjunto y<br />
favoreció el entendimiento entre los asociados.
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>La</strong> Segunda Guerra Mundial sirvió para poner a prueba dicha<br />
cohesión y resolver cuestiones <strong>que</strong> no se trataron en 1931. Ya en 1933 se<br />
abolió el juramento de fidelidad a la corona y en 1937, el Eire (Irlanda) se<br />
constituyó en República independiente dentro de la Commonwealth.<br />
Aun<strong>que</strong> la comunidad en general apoyó al Gobierno británico durante el<br />
conflicto, Canadá y Sudáfrica, por ejemplo, declararon la guerra por<br />
separado, Eire se mantuvo neutral y el Partido del Congreso de la India<br />
también se declaró a favor de la neutralidad aun<strong>que</strong> su ejército combatió<br />
junto a los británicos. <strong>La</strong> lucha por la libertad y la democracia influyó en<br />
el proceso descolonizador iniciado á partir de 1945 e intensificado en la<br />
década de los sesenta, con el consiguiente aumento en el número de<br />
miembros de la Commonwealth.<br />
<strong>La</strong> India, por ejemplo, conoció cierto grado de autogobierno desde<br />
1918 pero el Partido del Congreso continuó exigiendo una mayor<br />
autonomía. Durante la guerra, <strong>Lo</strong>ndres ofreció el estatuto de Dominio<br />
para asegurarse el apoyo Indio y finalmente, en 1947 se concedió la plena<br />
independencia, aun<strong>que</strong> también se produjo la escisión de Pakistán.<br />
El año 1949 fue clave para la Comunidad de Naciones, <strong>que</strong> suprimió<br />
el adjetivo Británica, aceptando además la salida de Eire y la entrada de la<br />
India, también como República. A partir de ese momento se produjo una<br />
avalancha de nuevos miembros asiáticos y africanos hasta configurar los<br />
54 actuales.<br />
En el tren de seguir hablando de los afloramientos de<br />
nacionalidades digo <strong>que</strong> en el plano geopolítico tomaron y toman<br />
forma política y jurídica, es decir <strong>que</strong> aparece el Estado Nacional,<br />
en esas llamadas nuevas nacionalidades. Es cierto <strong>que</strong> son nuevas<br />
nacionalidades pero en la realidad se trata de antiguas comunidades<br />
humanas <strong>que</strong> por diversas razones, propias o principalmente<br />
ajenas, aún no habían evolucionado eficazmente como para exhibir<br />
las características del estadio nacional. Resultaba y resulta habitual<br />
escuchar o leer <strong>que</strong> el sentimiento nacionalista ha reverdecido. No<br />
122
123 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
existe tal reverdecimiento sino el tránsito lógico y sostenido del<br />
ingreso de las comunidades más rezagadas a la instancia nacional.<br />
Ha tomado forma concreta el Nacionalismo <strong>que</strong> permanecía<br />
adormecido por razones ajenas a los deseos de la comunidad<br />
afectada. El sentimiento nacionalista venía evolucionando, estaba<br />
en estado larval y luego hizo eclosión. Dichas nacionalidades<br />
existían subyacentes o estaban en vías de definición y no<br />
aparecieron hasta un determinado momento, como ya lo insinué,<br />
por cuestiones diversas y la mayoría de las veces por hechos<br />
coercitivos provenientes de extraños (usurpadores, dominadores o<br />
potencias imperialistas) <strong>que</strong> les impedían o retardaban su<br />
florecimiento. Por lo tanto la referencia al reverdecimiento<br />
nacionalista es demasiado ligera, no tiene en cuenta la profundidad<br />
de este proceso y en consecuencia puedo afirmar <strong>que</strong> constituye un<br />
error de apreciación. Existen comunidades a nivel mundial <strong>que</strong><br />
todavía presentan muchas características del estadio tribal y es<br />
lógico y coherente <strong>que</strong> tarde o temprano accedan al estadio<br />
nacional. <strong>Lo</strong>s casos de algunas emergencias, en el siglo anterior, de<br />
naciones en Asia y en África, son una muestra acabada de lo dicho.<br />
Comunidades <strong>que</strong> son receptoras y asimilan cada vez más<br />
velozmente las experiencias ajenas y de paso aprovechan los<br />
cambios introducidos en las prácticas imperialistas de los<br />
dominantes.<br />
A esta altura de mi relato hago un pe<strong>que</strong>ño alto para insistir en<br />
una cuestión con el objeto de dejar en claro un fenómeno <strong>que</strong> no<br />
<strong>debe</strong> pasar desapercibido y además no <strong>debe</strong>mos permitir <strong>que</strong> se<br />
cuele sin análisis por su mucha importancia, pues la indebida<br />
interpretación puede dar lugar a erradas conclusiones. Es el caso<br />
de ciertas comunidades, sobre todo en el medio africano, <strong>que</strong><br />
adquirieron las fisonomías del estadio nacional pero en la realidad<br />
aún persisten atadas a numerosas formas del estadio tribal. Ellas<br />
son significativas experiencias por<strong>que</strong> es en donde algunas<br />
comunidades sólo adquirieron la condición nacional en la
[Roberto A. Capriotti]<br />
superficie, en la epidermis. ¿Qué significa esto? Algunas<br />
comunidades accedieron a las formas de las características<br />
nacionales y no a su esencia por<strong>que</strong> fundamentalmente no estaban<br />
lo suficientemente evolucionadas como para aceptar este proceso,<br />
por<strong>que</strong> en el fondo el ascenso sólo ocurrió como fruto de la<br />
aspiración y los esfuerzos de una elite política esclarecida y bien<br />
intencionada, <strong>que</strong> aprovecharon las confrontaciones interimperialistas<br />
para alcanzar el nivel nacional en la letra, pero <strong>que</strong> en<br />
los hechos no tenía un estrecho correlato con la evolución de la<br />
comunidad en general, esto último, como una nefasta<br />
consecuencia del atraso en <strong>que</strong> los dejó la actuación de la potencia<br />
colonizadora <strong>que</strong> los aherrojara. Desaparecidos los estadistas<br />
iniciadores o brutalmente desplazados, esas comunidades han<br />
vuelto desgraciadamente hacia las formas o prácticas tribales, lo<br />
<strong>que</strong> conspira en contra de su cohesión y estabilidad como Nación.<br />
El atraso al <strong>que</strong> me refiero no sólo tiene <strong>que</strong> ver con lo<br />
económico, tanto o más precario aún es el estado social y<br />
educativo en el <strong>que</strong> <strong>que</strong>daron luego de la marcha de los<br />
dominadores. Ni <strong>que</strong> hablar de los muchos casos en <strong>que</strong> la<br />
potencia colonial de ayer, para asegurarse favores monopólicos en<br />
materia económica, incentiva, a veces bajo formas realmente<br />
siniestras, los apetitos de ciertos sectores étnicos, <strong>que</strong> se convierten<br />
en medios para sabotear la unidad nacional. De cualquier manera, a<br />
los trompicones acaso, en algún momento alcanzarán plenamente<br />
la condición nacional. En algunas de esas comunidades ya se<br />
vislumbran algunos progresos interesantes. El camino de la<br />
evolución, del avance, de la transformación es largo y difícil, los<br />
obstáculos internos y externos son múltiples, pero la senda no<br />
tiene doble mano, el retorno es impracticable y si lo es como lo<br />
explicara párrafos atrás en algunos casos, éstos se justifican por<strong>que</strong><br />
en la realidad no significan retroceso, ya <strong>que</strong> la conquista del nivel<br />
nacional no era una cosa real sino aparente, meramente<br />
circunstancial empujada por la acción de los grandes pioneros <strong>que</strong><br />
124
125 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
aprovecharon a sus vez algún momento favorable. Pero como dije,<br />
más bien temprano <strong>que</strong> tarde, también ellos llegarán. Esta es la<br />
hora del nacionalismo para el Ser Humano, en términos generales<br />
y es lógico y oportuno <strong>que</strong> se vaya manifestando y perfeccionando<br />
el estadio nacional. <strong>La</strong> Nación está en sus albores y no en el ocaso.<br />
El proceso de la forma nacional adquiere ciertos y definidos<br />
perfiles en la Edad Media europea, como un párvulo <strong>que</strong> venía<br />
creciendo de manera encubierta. Luego la revolución<br />
norteamericana, la francesa, las de <strong>La</strong>tinoamérica, las comunistas<br />
en diversas latitudes, la de la India, por citar las más relevantes, en<br />
síntesis todos los grandes procesos de desarrollo de las<br />
comunidades humanas, violentos, pacíficos, negociados,<br />
desembocaron en la forma nacional. Es más, esas<br />
transformaciones y revoluciones tenían como objetivo<br />
fundamental alcanzar la verdadera condición nacional.<br />
3.8. <strong>La</strong> Nación: universalismo versus nacionalismo.<br />
Universalismo versus nacionalismo o viceversa es una ecuación<br />
artificiosa. El artificio surge como consecuencia de la acción de<br />
importantes factores. Algunos de esos factores actúan de buena fe<br />
y otros de muy mala fe. <strong>La</strong> ecuación es artificiosa por<strong>que</strong> ambos<br />
polos no son antitéticos sino complementarios y fatalmente<br />
correlativos. Correlativos por<strong>que</strong> el Universalismo <strong>ser</strong>á la lógica<br />
consecuencia del perfeccionamiento de las formas de convivencia:<br />
la nacional, la regional y la continental <strong>que</strong> habrán alcanzado su<br />
cenit, cuando accedan a la dimensión de la convivencia universal.<br />
Muy bien, hagamos un somero análisis sobre ciertos y<br />
determinados factores <strong>que</strong> coadyuvan al equívoco. Muchas<br />
actitudes llevan a pensar <strong>que</strong> es condición indispensable para los<br />
intelectuales adquirir matrícula de universalistas. Es lógico <strong>que</strong> el<br />
intelectual distinga con más nitidez el camino humano hacia la
[Roberto A. Capriotti]<br />
universalidad <strong>que</strong> la mayoría de sus semejantes, <strong>que</strong> no hacen de la<br />
actividad pensante el núcleo de sus actividades, pero es pecado<br />
capital del intelectual y principalmente del dirigente político, crear<br />
una falsa visión de la realidad al respecto o pretender mostrar<br />
como verdaderos lo <strong>que</strong> son auténticos espejismos. Muchos<br />
intelectuales son bien intencionados por<strong>que</strong> en definitiva difunden<br />
sus sueños o sus pensamientos sobre un futuro mediato y no<br />
cercano, el del Universalismo, como si fuera una realidad del<br />
presente o del devenir inmediato. En realidad se les escapa una<br />
certera lectura de la instancia del desenvolvimiento del Ser<br />
Humano. De cualquier manera los felicito por<strong>que</strong> son auténticos<br />
pioneros a pesar de <strong>que</strong> su prédica pueda conducirnos a creer<br />
como verdaderos a peligrosos espejismos. <strong>La</strong> actitud de esta buena<br />
gente es lo menos nocivo, peores resultan las muchas acciones de<br />
grandes intereses económicos, las más de las veces con fuerte<br />
respaldo político en sus propias metrópolis, <strong>que</strong> pretenden<br />
desdibujar las fronteras nacionales ajenas, mientras luchan por el<br />
refuerzo de las suyas, para beneficio de algunas de sus actividades<br />
lucrativas. Actitudes claramente imperialista o de un nuevo cuño<br />
colonialista puesto <strong>que</strong> en el seno de sus naciones de origen, esos<br />
intereses, sostienen lo inverso de lo <strong>que</strong> predican afuera, por<strong>que</strong><br />
actúan como los más encumbrados nacionalistas en su nación<br />
originaria, ya <strong>que</strong> extienden su bolsa, muy larga y de ancha boca,<br />
para reclamar el favor del aparato coercitivo de sus respectivos<br />
Estados Nacionales en socorro de sus actividades económicas en<br />
el extranjero o bien para pedir franquicias y dádivas, toda clase de<br />
barreras proteccionistas, para las <strong>que</strong> desenvuelven en sus países.<br />
Es la política imperialista del haz lo <strong>que</strong> yo digo pero no lo <strong>que</strong> yo<br />
hago, <strong>que</strong> no pretende la sujeción política pero sí la mayor cantidad<br />
de ventajas sin los costos y los impedimentos <strong>que</strong> presentaría ese<br />
tipo de dominación. Ya lo dije y lo repito, no se busca la sujección<br />
política pero sí se reclama la aceptación de roles hegemónicos o<br />
una especie de vía de una sola mano, <strong>que</strong> conduzca al beneficio<br />
126
127 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
pero no a la reciprocidad. Digamos <strong>que</strong> se trata de la acción<br />
imperialista <strong>que</strong> viene de antaño con un nuevo ropaje y además<br />
apoyada por una acción propagandística de gran envergadura.<br />
Cuando releo este párrafo me siento impulsado a reconocer <strong>que</strong> la<br />
superpotencia mundial hegemónica del momento hace todo lo<br />
posible por desmentirme, ya <strong>que</strong> ocupa militarmente los territorios<br />
de a<strong>que</strong>llas entidades nacionales de menor potencialidad <strong>que</strong> la<br />
suya <strong>que</strong> se muestran díscolas. De paso aprovecha para obtener<br />
buenos resultados en dos sentidos, para adquirir presencia efectiva<br />
en regiones con buena disponibilidad energética y también para<br />
usarla como excusa para accionar en lo interno, una política de<br />
signo keynesiano, ya <strong>que</strong> el Estado invierte cuantiosas sumas en<br />
armamentos y demás elementos complementarios, para insuflar<br />
actividad en su propia economía. Casos concreto: la presencia de<br />
los EEUU en Irak y Afganistán. En este último país, con<br />
anterioridad, los rusos hicieron lo mismo. <strong>La</strong>s potencias<br />
imperialistas en estos casos han mimetizado su presencia<br />
complicando a otros países en la emergencia, bajo el paraguas del<br />
interés supranacional. Estos casos los creo de carácter transitorio<br />
por<strong>que</strong> no tienen enfrente la valla de contención o la paridad <strong>que</strong><br />
pudo existir en otro momento y <strong>que</strong> seguramente habrá de<br />
aparecer en plazo no muy lejano por el crecimiento de las<br />
potencialidades de ciertos blo<strong>que</strong>s regionales o de una o más<br />
naciones, como ya se insinúa ciertamente.<br />
3.9. <strong>La</strong> Nación: el nacionalismo tiene múltiples facetas y una<br />
sola esencia.<br />
Si bien es cierto <strong>que</strong> más adelante trataré de demostrar <strong>que</strong> el<br />
estadio nacional está necesariamente asociado con las prácticas<br />
democráticas, es indispensable reconocer <strong>que</strong> en la larga etapa de<br />
su marcha ascendente se va manifestando una variada <strong>ser</strong>ie de
[Roberto A. Capriotti]<br />
comportamientos políticos, <strong>que</strong> me inducen a afirmar <strong>que</strong> el<br />
nacionalismo adopta mil caras en su trajinado camino hacia sus<br />
formas actuales. El diamante también tiene muchas facetas pero en<br />
su esencia siempre es carbono. Es lógico y natural <strong>que</strong> en cada<br />
comunidad la manifestación nacionalista tenga su sello y aún en el<br />
mismo seno de cada una de ellas, cada generación humana puede<br />
imprimirle una característica distintiva. También esas diversas<br />
modalidades pueden responder a re<strong>que</strong>rimientos exógenos o bien<br />
a exigencias para sostener o remarcar la condición nacional.<br />
Dentro de esa multiplicidad de formas <strong>que</strong> adoptó o adopta el<br />
nacionalismo quiero hacer referencia a algunos casos <strong>que</strong> tienen un<br />
alto valor demostrativo. Para empezar vayamos a un ejemplo muy<br />
destacado por<strong>que</strong> me afirma en el convencimiento de <strong>que</strong> la etapa<br />
del nacionalismo y su consecuente evolución es insoslayable. En<br />
Rusia se produjo en 1917 la llegada al poder de la revolución<br />
bolchevi<strong>que</strong>, sucedánea de un breve interregno de gobierno liberalsocialista,<br />
cuyos titulares, entre ellos Kerensky, a principios de ese<br />
mismo año, habían derrocado al Zar. Indudablemente, el nuevo<br />
régimen era una respuesta a un régimen monárquico prepotente y<br />
anquilosado <strong>que</strong> no supo dar paso al Pacto Social Liberal, <strong>que</strong> ya se<br />
estaba consolidando en los más diversos confines de nuestro<br />
planeta. Tan es así <strong>que</strong> ese anacrónico zarismo sostenía a rajatablas<br />
un principio <strong>que</strong> enunciaban en los siguientes términos: el poder<br />
autocrático supremo correspondía al Emperador de todas las Rusias. Si lo<br />
dicho era el sustento ideológico, económico y social de esa<br />
monarquía y ya estábamos a principios del Siglo XX, ello<br />
constituye el mejor índice de <strong>que</strong> esa organización estadual aún<br />
estaba en la etapa primitiva del Absolutismo y además y<br />
ciertamente no se trataba de una comunidad secundaria, sino de<br />
una <strong>que</strong> había jugado y jugaba papeles trascendentes en el ámbito<br />
de las comunidades europeas preeminentes, euroasiática en este<br />
caso. Entonces, resultó lógico <strong>que</strong> frente a una acción muy<br />
exagerada se produjera como contraparte una reacción radical. Si el<br />
128
129 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
di<strong>que</strong> <strong>que</strong> impedía avanzar a la sociedad hacia formas de<br />
convivencia más modernas era muy fuerte, es natural <strong>que</strong> el<br />
torrente para derribarlo fuera también de características<br />
mayúsculas. Resumo: un sistema político cavernario para la época<br />
fue arrasado por una revolución comunista, <strong>que</strong> significaba la<br />
antítesis de lo anterior y por cierto, no fue el único caso. Hecha<br />
esta introducción quiero destacar una faceta <strong>que</strong> me ayuda para<br />
sostener la tesis de la plena vigencia del nacionalismo en ese ayer y<br />
en el ahora. En su inicio la revolución comunista rusa mostraba<br />
una marcada inclinación universalista, sustentada en varios<br />
razonamientos provenientes del marxismo pero principalmente,<br />
por a<strong>que</strong>l primitivo lema de la unión de los proletarios de todos los<br />
países, como si se tratara de una categoría humana de carácter<br />
universal. También sabemos <strong>que</strong> esa invocación al<br />
internacionalismo era una imperiosa necesidad como defensa<br />
frente a las grandes coaliciones de sus adversarios. <strong>La</strong>s naciones<br />
capitalistas deponían muchos enconos y disimulaban sus<br />
enfrentamientos por intereses económicos para unificar su acción<br />
anticomunista. Pero aquí viene lo sustancioso: siete años después<br />
de iniciada la revolución, en 1924, Stalin hace la propuesta del<br />
socialismo en un solo país, <strong>que</strong> significaba <strong>que</strong> la revolución comunista,<br />
pretendida como mundial exigía <strong>que</strong>, primeramente se consolidara<br />
la revolución soviética y por lo tanto debía procederse a la<br />
subordinación de la política comunista internacional a los intereses<br />
de la Unión Soviética. Esa propuesta fue aprobada por el XIV<br />
Congreso del PCUS en diciembre de 1925. Eso dio lugar a <strong>que</strong> las<br />
prácticas comunistas de las Internacionales, pergeñadas y puestas<br />
en marcha con un definido pretexto universalista, se subordinaran<br />
al interés del proceso ruso. Esto nos demuestra palmariamente <strong>que</strong><br />
un proceso de carácter político <strong>que</strong> tenía al Universalismo como<br />
un precepto fundamental, al enfrentar la realidad particular tuvo<br />
<strong>que</strong> virar y recalar en el Nacionalismo. Cuando la gestión<br />
revolucionaria se enfrentó con el orden práctico y cotidiano del
[Roberto A. Capriotti]<br />
ejercicio del poder fueron abandonando, girando, obligados por la<br />
realidad y la experiencia, hacia una defensa embozada del concepto<br />
de la nacionalidad del país central. Tampoco ellos pudieron<br />
sustraerse al fenómeno del Nacionalismo. El resultado fue muy<br />
lógico por<strong>que</strong> el Ser Humano, en esta instancia de su evolución,<br />
está atravesando la etapa del Nacionalismo y no del Universalismo.<br />
Cada experiencia comunista <strong>que</strong> hemos conocido se transformó en<br />
una gestión nacional perfectamente diferenciada de las demás. <strong>La</strong><br />
gestión de Mao Tse Tung y de Ho Chi Minh, en China y en<br />
Vietnam, respectivamente, refuerza mi tesis. En el período<br />
estalinista en Rusia, el Nacionalismo tenía las características del<br />
Chovinismo y el Universalismo derivó en una acción de flagrante<br />
imperialismo. Entre Stalin y Pedro el Grande encuentro muchas<br />
coincidencias fundamentales.<br />
Esto <strong>que</strong> sigue es un agregado no necesario al tema, pero no<br />
quiero desaprovechar la oportunidad de expresar a grandes rasgos<br />
el desenlace del experimento comunista ruso, visto desde mi óptica<br />
y principalmente por<strong>que</strong> me lleva a pergeñar determinadas<br />
definiciones <strong>que</strong> son indispensables para seguir discurriendo sobre<br />
la cuestión central. En la Rusia comunista, luego de Stalin, bajo la<br />
conducción de sus inmediatos sucesores, el sistema revolucionario<br />
de izquierda se convirtió en un régimen totalitario de izquierda y<br />
dentro de dicho contexto, el período levemente revisionista <strong>que</strong><br />
encabezara Kruschev fue inmediatamente descartado por la<br />
mayoría de una anticuada nomenklatura y la etapa <strong>que</strong> encabezó el<br />
equipo <strong>que</strong> conducía Gorbachov, con un programa reformador,<br />
arribó a destiempo. El largo período de Stalin constituyó una cruda<br />
dictadura pero lo explico argumentando <strong>que</strong> una férrea dictadura<br />
fue una herramienta más de dicha revolución de izquierda. Stalin<br />
llevó a la Unión Soviética a la categoría de Nación superpotencia.<br />
Bien, ¿qué significa esto del régimen totalitario de izquierda? <strong>Lo</strong>s<br />
regímenes o sistemas políticos comunistas tuvieron un inicio de<br />
carácter definidamente revolucionario y ello conlleva la imposición<br />
130
131 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
de cambios abruptos <strong>que</strong> trastocan el funcionamiento económicosocial<br />
vigente. El método es concretamente autoritario o más bien<br />
despótico, prácticamente sin excepciones, como si se tratara de un<br />
requisito necesario, por lo menos lo fue en esas particulares<br />
experiencias, para superar barreras internas y externas aferradas a<br />
mantener formas de convivencia perimidas cuando ya era posible<br />
ingresar en otras más modernas. En el caso específico de la Unión<br />
Soviética una vez muerto Stalin el ritmo revolucionario cesó<br />
por<strong>que</strong> se les acabó el libreto. No pudieron dar vuelta la hoja para<br />
darle un nuevo contenido como sí ocurre en el caso actual de<br />
China, con los sucesores del maoísmo. En la Unión Soviética la<br />
elite dominante se enquistó en el poder y persistió con métodos<br />
<strong>que</strong> en principio eran admisibles y después no lo fueron y entonces<br />
se volvieron simples reiteraciones no progresistas. Se convirtieron<br />
en di<strong>que</strong>s y no en esclusas, para mejorar el bienestar generalizado<br />
de la comunidad y ésta comenzó a soportarlos más <strong>que</strong> a<br />
disfrutarlos y en ese caso desapareció el ritmo revolucionario y<br />
sólo <strong>que</strong>dó el despotismo partidista o elitista y por lo tanto digo<br />
<strong>que</strong> pasaron de la condición de revolucionarios de izquierda a la de<br />
totalitarios de izquierda, <strong>que</strong> en buen romance significa <strong>que</strong><br />
perdieron el carácter transformador, para convertirse en<br />
sostenedores de un statu quo de ciertas características, en un<br />
procedimiento muy semejante, diciéndolo en apretada síntesis,<br />
como los del facismo, del nazismo y otros ismos de parecida<br />
naturaleza, auténticas contrarrevoluciones. Esto me lleva a afirmar<br />
<strong>que</strong> en este ejemplo, no ha fracasado el comunismo como<br />
pregonan alegremente algunos círculos de liberales acérrimos.<br />
Hasta ahora han fracasado algunos comunistas, los otros, los<br />
chinos y los del sudeste asiático, están haciendo prolijamente los<br />
<strong>debe</strong>res para concluir su ciclo en un período limitado en el tiempo<br />
y a la postre entregarnos un producto terminado y de noble<br />
factura. Deduzco <strong>que</strong> ellos habrán de devolvernos naciones<br />
capitalistas muy desarrolladas en un plazo no muy largo, con la
[Roberto A. Capriotti]<br />
vigencia de un auténtico Bienestar General. <strong>La</strong> Rusia comunista<br />
explotó y perdió su condición de superpotencia en los principales<br />
aspectos. <strong>La</strong> elite cuyo símbolo era Gorbachov llegó tarde y ahora<br />
dicha Nación, luego de un período de caos transita rápidamente en<br />
un marco crudamente capitalista, ayudada por la condición de <strong>ser</strong><br />
gran productora petrolífera, bajo un régimen más liberal <strong>que</strong><br />
democrático, hacia su recomposición como Nación Potencia o<br />
Superpotencia.<br />
<strong>La</strong>s referencias anteriores me obligan a navegar hacia la otra<br />
orilla, la de la derecha, la de los regímenes totalitarios de derecha.<br />
Puedo sostener <strong>que</strong> dicha respuesta nacionalista exagerada la<br />
dieron y no digo <strong>que</strong> no podría aparecer en la actualidad en<br />
naciones de la órbita capitalista. A menudo uso la expresión<br />
respuesta nacionalista histérica y en renglones más adelante daré el<br />
fundamento de mi apreciación. Esos gobiernos totalitarios de<br />
dicho signo llevaron a un primer plano, deliberadamente, ciertos<br />
símbolos de la nacionalidad, los convirtieron en asuntos<br />
prioritarios, los combinaron con participaciones populares de<br />
cierta irracionalidad y utilizaron con superlativa abundancia la<br />
demagogia, como una herramienta calificada como para encubrir<br />
los objetivos finales o fundamentales, <strong>que</strong> son los del statu quo y<br />
cercenaron o borraron las instituciones políticas representativas de<br />
la voluntad ciudadana. Fueron casos de una moderna forma del<br />
Absolutismo. <strong>La</strong> consigna encubierta era: con mi verbo me ubico<br />
por delante de cualquier experimento progresista pero mi acción<br />
está dirigida a lograr <strong>que</strong> nada cambie o si hay necesariamente <strong>que</strong><br />
cambiar, <strong>que</strong> el cambio no sea en lo sustancial. No hay <strong>que</strong> <strong>ser</strong><br />
muy perspicaz como para deducir <strong>que</strong> unos buenos ejemplos para<br />
estos casos fueron el facismo, el nazismo, el falangismo y otra<br />
<strong>ser</strong>ie de variados ismos. Hay <strong>que</strong> reconocer <strong>que</strong> estas situaciones,<br />
principalmente, se dieron en el período entre Primera y Segunda<br />
Guerra Mundial pero no descarto <strong>que</strong> puedan aparecer en actuales<br />
comunidades. No existe un reaseguro. En el presente resultan<br />
132
133 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
menos probables por<strong>que</strong> las negativas experiencias acumuladas<br />
evitan reincidir en viejos y gruesos errores y además, por fortuna,<br />
el tan temido hombre masa ha evolucionando y lo sigue haciendo de<br />
manera irreversible y por lo tanto se achica el margen para <strong>que</strong> se<br />
entusiasmen con los dichos y los gestos ampulosos de a<strong>que</strong>llos<br />
verdaderos ilusionistas políticos.<br />
En párrafos anteriores utilicé el vocablo demagogia y me siento<br />
inclinado a efectuar una breve cita, una frase de Abraham Lincoln,<br />
el relevante político y estadista (un mártir del Liberalismo) por el<br />
<strong>que</strong> siento una gran admiración: “<strong>La</strong> demagogia es la capacidad de<br />
vestir las ideas menores con las palabras mayores”.<br />
Esos regímenes totalitarios de derecha aparecieron no por el<br />
arte de un buen prestidigitador, sino cuando en muchas<br />
nacionalidades tomaron cuerpo ciertos signos de desintegración<br />
nacional, de falta de rumbo político y económico-social, <strong>que</strong><br />
generaban la insatisfacción de gruesos sectores de la ciudadanía.<br />
Todos estos datos negativos eran consecuencia de algunos<br />
procesos políticos anteriores con caracteres vacilantes o<br />
anárquicos. No estoy justificando lo ocurrido sino explicándolo.<br />
<strong>La</strong>s vacilaciones y el desorden se originaban por diversos motivos,<br />
cada Nación afectada era un caso, pero en el fondo el sustrato era<br />
de contenido similar. El Pacto Social Liberal ofrecía flancos débiles<br />
para dar respuestas adecuadas a las muchas expectativas <strong>que</strong><br />
lograba crear. El Pacto Social Liberal no tenía entre sus consignas<br />
básicas o fundamentales el suficiente equilibrio o las necesarias<br />
virtudes para darle respuestas a determinadas exigencias. Para<br />
brindar esas respuestas sobrevendría el Pacto Social Democrático,<br />
pero antes mucha gente debió padecer esos regímenes. Debieron<br />
enfrentar su calvario, para llegar a buen puerto. Además, para <strong>ser</strong><br />
justos, contabilicemos en la columna del haber de los Liberales los<br />
muchos resabios sobrevivientes de los regímenes absolutistas <strong>que</strong><br />
les hacían de contrapeso. Existían intereses <strong>que</strong> se mantenían
[Roberto A. Capriotti]<br />
embelesados por algunas mieles del Absolutismo, puesto <strong>que</strong> en<br />
esa instancia había <strong>que</strong> repartir menos. <strong>La</strong> burguesía en ejercicio<br />
del poder, bajo el Pacto Social Liberal, no había aprendido una<br />
lección de grande importancia, no sólo hay <strong>que</strong> generar ri<strong>que</strong>za<br />
para acumular sino además hay <strong>que</strong> crearla para repartir<br />
equitativamente. En principio les resultaba cómoda la función del<br />
avaro. <strong>Lo</strong>s principios liberales estaban impregnados de la mejor<br />
buena voluntad y los mejores augurios pero no contemplaban<br />
todas las hipótesis o variables posibles. De cualquier manera<br />
reconozcamos <strong>que</strong> fue un fabuloso salto hacia adelante. A su vez<br />
los intereses beneficiarios del atraso encontraron un argumento<br />
inobjetable para retardar las transformaciones: el orden.<br />
Aprovecharon la desordenada irrupción de las apetencias de los<br />
sectores populares y crearon métodos retrógrados en nombre del<br />
orden, la ley y la nacionalidad. Cicerón, en buena medida, les <strong>ser</strong>vía<br />
como fuente de inspiración. Rápidos de reflejos, intereses políticos<br />
y económicos, en conjunto, desempolvaron métodos políticos<br />
antiguos <strong>que</strong> con una buena dosis de aderezos y vistiéndolos con<br />
relumbrantes oropeles lograron deslumbrar a importantes mayorías<br />
y mientras tanto consolidaron o defendieron sus intereses a través<br />
de dichos regímenes totalitarios de derecha. También el enrarecido<br />
clima emergente de la Primera Guerra Mundial empujó la<br />
generalizada consolidación de los regímenes totalitarios de derecha.<br />
Además la presencia del experimento comunista en sus propias<br />
narices incentivaba el auge de las ideas izquierdistas en sectores<br />
intelectuales y sobre todo en los del trabajo y ello produjo pánico<br />
en los sectores sociales altos y medios. Esto hay <strong>que</strong> tenerlo muy<br />
en cuenta por<strong>que</strong> fue un factor de importante incidencia, mucho<br />
mayor de la <strong>que</strong> numerosos autores le atribuyen, para la<br />
proliferación de estos regímenes basados en el totalitarismo de<br />
derecha. Entre las grandes guerras mundiales fue un fenómeno<br />
muy generalizado a nivel planetario, pero el caso europeo es más<br />
representativo y con más elementos de juicio y su análisis nos<br />
134
135 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
permite mejores conclusiones. Cada caso vale por sí pero cuando<br />
me refiero a las inexpertas experiencias liberales, entre otras, léase:<br />
República de Weimar, República Española, República Portuguesa,<br />
el Liberalismo italiano, el Socialismo italiano y otros varios<br />
experimentos de similares características surgidos en muchas<br />
partes del planeta.<br />
En este punto debo remarcar dos variantes <strong>que</strong> son dignas de<br />
mención: Inglaterra y Francia, verdaderas excepciones a la regla.<br />
Ambas comunidades supieron eludir la posibilidad de los<br />
regímenes totalitarios de derecha, cuando otras no pudieron y ellas<br />
lo hicieron gracias a <strong>que</strong> esclarecidos estadistas de signo liberal<br />
supieron otorgar, menos de lo <strong>que</strong> correspondía pero sí lo<br />
suficiente como para aquietar las aguas, en materia de concesiones<br />
sociales. Vaya un importante ejemplo: en el último cuarto del Siglo<br />
XIX, en Inglaterra, en uno de los gobiernos <strong>que</strong> tuvo como Primer<br />
Ministro a William Ewart Gladstone, el tory devenido whig, se dictó<br />
un estatuto por el cual los obreros y campesinos alcanzaron un<br />
lugar lógico dentro del país legal. Algunos destacados cronistas<br />
consideran a esa reforma política una auténtica revolución social,<br />
sobre todo por el medio y la época en <strong>que</strong> se materializó. Este es<br />
un camino cierto <strong>que</strong> también habilita a pensar <strong>que</strong> pudieron<br />
existir variantes a las nada deseables dictaduras. El caso de EEUU<br />
puede incluirse entre las excepciones, pero quizás este fenómeno<br />
no resulte tan particular, por<strong>que</strong> para esta comunidad no se daban<br />
una <strong>ser</strong>ie de elementos <strong>que</strong> a Europa la convertían en una zona de<br />
especial riesgo al respecto. Sus apetencias de expansión territorial<br />
no habían sufrido prácticamente impedimentos mayores, su lejanía<br />
geográfica con el foco comunista no le acarreaba la magnitud de<br />
los contratiempos <strong>que</strong> si tenían los europeos y no había<br />
experimentado en pareja medida los avatares y las consecuencias<br />
de la Primera Gran Guerra Mundial. Por el contrario, sacaron de la<br />
importante conflagración algunas excelentes ventajas, por su tardía,<br />
aun<strong>que</strong> importante participación.
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>La</strong> República de Weimar, la República Española, la República<br />
Portuguesa, el Liberalismo italiano, el Socialismo italiano fueron<br />
experimentos renovadores de elevadas miras y por cierto, una<br />
muestra de <strong>que</strong> el Pacto Social Liberal constituía una respuesta<br />
superadora pero no definitiva y además ya permitían entrever los<br />
primeros indicios del Pacto Social Democrático. ¿Cómo surgen los<br />
apuntados experimentos? <strong>La</strong> falta de evolución en materia social<br />
con la consecuente ausencia de réditos concretos inmediatos,<br />
incitaron a vastos sectores populares a efectuar reclamos, a veces<br />
con exteriorizaciones <strong>que</strong> alarmaron a los detentadores del poder<br />
económico y estos aprovecharon la ocasión para ensayar violentas<br />
variantes políticas. Tal vez los sectores progresistas no le otorgaron<br />
la fundamental importancia <strong>que</strong> tiene a<strong>que</strong>lla afirmación: no sólo de<br />
pan vive el hombre. Así fue como, ciertos sectores políticos y también<br />
económicos y de las fuerzas armadas llegaron a tener la sensación<br />
de la desintegración nacional y el pavor los llevó a una reacción<br />
histérica, <strong>que</strong> significó apoyar a regímenes <strong>que</strong> crearon una fuerte<br />
sensación de defensa de la nacionalidad y esto no se puede negar,<br />
pero <strong>que</strong> escondían debajo de esa noble bandera otros fines <strong>que</strong> a<br />
la postre no eran tan nobles. Fueron entronizados para sostener la<br />
nacionalidad y de paso mantener el orden interno puesto en ja<strong>que</strong><br />
y además y fundamentalmente para entorpecer las posibilidades de<br />
cambios importantes y en algunos casos fue tan histérica la<br />
reacción <strong>que</strong> llegaron a cometer desatinos políticos de tamaña<br />
dimensión como para poner en riesgo la nacionalidad <strong>que</strong> decían<br />
defender.<br />
Me adhiero a quienes piensan, <strong>que</strong> en el presente universal, a las<br />
grandes crisis nacionales sólo se las <strong>debe</strong> encarar con mayor<br />
Democracia. O bien admitamos <strong>que</strong> se puede resolver eficazmente<br />
la problemática de esas grandes crisis al mejor estilo rooseveltiano,<br />
pero más avanzado. Dicho régimen tenía metas muy ambiciosas y<br />
de características bien liberales, pero muy alejada de los<br />
totalitarismos, tan alejada <strong>que</strong> significaba su antítesis. Mejor aún si<br />
136
137 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
las salidas pueden tener las características del progresismo<br />
medianamente democrático de la Francia degaullista o los<br />
marcadamente democráticos de la Alemania adenauerista, la Italia de<br />
la inmediata posguerra o la España post Franco. Pero la<br />
proliferación de los regímenes totalitarios de derecha se<br />
produjeron en las décadas del 20 y del 30 del Siglo XX y aún no<br />
habíamos vivido las contingencias <strong>que</strong> se soportaron desde<br />
entonces hasta después de la Segunda Guerra Mundial. En dicho<br />
lapso también se produjeron varios intentos de experiencias<br />
positivas <strong>que</strong> nos permitían entrever los albores de la Democracia,<br />
pero desgraciadamente las vacilaciones y titubeos las llevaron a<br />
desembocar en las muchas y negativas demostraciones totalitarias<br />
de derecha. ¡Quién podía pensar <strong>que</strong> la Alemania <strong>que</strong> pudo<br />
intentar la República de Weimar hubiera de parir al Hitler<br />
gobernante! En el plano puramente especulativo ahora podemos<br />
decir <strong>que</strong> pudieron existir variados senderos menos abruptos, pero<br />
el hecho político concreto es lo <strong>que</strong> ocurrió, un grande enjambre<br />
de experiencias totalitarias de derecha y todo lo demás a decir<br />
puede <strong>ser</strong> una hipótesis de un trabajo de carácter sociológico. Esas<br />
denigrantes experiencias <strong>debe</strong>mos considerarlas reacciones<br />
histéricas por<strong>que</strong> varias de ellas desembocaron en experiencias<br />
beligerantes de carácter prácticamente suicida y en prácticas<br />
aberrantes de persecución étnica y religiosa. El mejor ejemplo fue<br />
la ya mencionada experiencia hitleriana.<br />
<strong>La</strong>s experiencias totalitarias son más frecuentes en las naciones<br />
subpotencias, pero también se dan en las naciones potencias,<br />
sometidas a procesos de fragmentación peligrosos <strong>que</strong> hacen<br />
inestable su condición de entidad nacional. <strong>La</strong>s experiencias<br />
totalitarias de derecha, generalmente, son reacciones histéricas,<br />
como dije, de una comunidad <strong>que</strong> se siente en peligro por<br />
amenazas, reales o aparentes, <strong>que</strong> ponen en juego su integridad<br />
nacional y también debo incluir como una razón de primerísima<br />
magnitud a la consolidación del experimento comunista en el seno
[Roberto A. Capriotti]<br />
de la Europa capitalista, <strong>que</strong> quitaba el sueño a muchos sectores<br />
burgueses <strong>que</strong> apostaron muy fuerte a favor de las causas<br />
totalitarias y también incluyamos entre los apostadores, de manera<br />
especial, a importantes sectores religiosos. <strong>Lo</strong>s hechos además nos<br />
enseñan <strong>que</strong> la existencia de esos totalitarismos, en muchas<br />
comunidades, no sólo ha contado con el caldo de cultivo interno<br />
sino con la ayuda, la aquiescencia, la aprobación, la indiferencia o<br />
la tolerancia externa. Si para muestra basta un botón, con el afán<br />
de certificar esto de la complicidad externa, quiero repetir aquí un<br />
párrafo extraído de la obra <strong>La</strong> Italia Lictoria de Indro Montanelli y<br />
Mario Cervi pues en ella se describe con lujo de detalles la visita de<br />
Winston Churchill a Mussolini en el año 1927. En ese momento<br />
Churchill era Canciller de Hacienda y del Tesoro, del gobierno<br />
inglés del Primer Ministro Stanley Baldwyn (1924/1929). <strong>La</strong> visita<br />
se realizó en el despacho del Duce en el Palazzo Chigi, en Roma.<br />
<strong>La</strong> transcripción textual de la declaración del visitante, a la prensa,<br />
a la salida de la reunión es la siguiente:<br />
Si yo hubiese sido italiano, sin duda habría estado con ustedes de todo<br />
corazón, desde el principio hasta el fin de la lucha victoriosa con los<br />
apetitos bestiales y las pasiones del leninismo”. 27<br />
Por ese entonces Italia e Inglaterra eran garantes del Pacto de<br />
<strong>Lo</strong>carno (1925) por el cual se establecía en Europa, por lo menos<br />
en la letra, un período de colaboración y de paz. <strong>Lo</strong>s regímenes<br />
gubernativos totalitarios no son el resultado de acciones<br />
parcializadas, aun<strong>que</strong> pueden tener su fundamento en la voluntad y<br />
en la acción de un sector en particular <strong>que</strong> busca defender o<br />
reforzar sus intereses. No son solamente el resultado de la acción<br />
de parcialidades, civiles, militares, religiosas, económicas, <strong>que</strong> por<br />
medios coercitivos brutales sojuzgan a una comunidad. En la<br />
realidad tenían o tienen el acompañamiento, consciente o<br />
27 Montanelli, Indro y Cervi, Mario (1982): <strong>La</strong> Italia Lictoria, Barcelona: Plaza y Janés, p. 126.<br />
138
139 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
inconsciente, de la mayor parte de la comunidad. ¿Por qué resulta<br />
así? <strong>La</strong> mayoría de los ciudadanos de esas sociedades involucradas<br />
se sentían defraudados en lo económico y social, sino también en<br />
lo anímico por las consecuencias adversas de la Primera Guerra<br />
Mundial <strong>que</strong> padecieron y también les alcanzaba el miedo a la<br />
desintegración nacional, originada en los faltantes de la gestión<br />
política-gubernativa del Liberalismo. Cuando un régimen totalitario<br />
se impone en el ámbito de una comunidad humana la<br />
responsabilidad no es de unos pocos, la responsabilidad alcanza a<br />
muchos sectores dirigentes y a determinados sectores integrantes<br />
de esa comunidad. Menos aún se explica atribuyéndole el<br />
fenómeno al mesianismo de un individuo o de una elite reducida y<br />
determinada. Después de lo ocurrido, a las comunidades <strong>que</strong><br />
padecieron el fenómeno les viene bien sacarse el sayo de encima<br />
atribuyendo la circunstancia a un individuo o a un grupo de ellos.<br />
Él o ellos son la cabeza visible, el cuerpo es mucho más grande y<br />
es una masa informe <strong>que</strong> involucra a la mayor parte de la<br />
comunidad. Es el Pacto Social Liberal <strong>que</strong> degenera en un Pacto<br />
Social Absolutista de nuevas características. El Pueblo ha dado o<br />
da en esos casos su aquiescencia, por lo menos una mayoría<br />
por<strong>que</strong> siempre existen minorías cuyos intereses no coinciden o<br />
bien están inspirados en nobles principios de libertad y respeto por<br />
la personas. Ese apoyo mayoritario estaba integrado por los <strong>que</strong><br />
eran plenamente conscientes y por los <strong>que</strong> eran las víctimas de las<br />
más variadas e impropias seducciones.<br />
3.10. <strong>La</strong> Nación: Europa es un especial paradigma.<br />
Este subtítulo es una prolongación del anterior, un repaso más<br />
pormenorizado, para <strong>ser</strong> más preciso, es una crónica sobre los<br />
acontecimientos ocurridos a nivel mundial pero fundamentalmente<br />
en Europa, en un lapso muy breve para el desenvolvimiento del
[Roberto A. Capriotti]<br />
género humano, pero <strong>que</strong> es sumamente prolífico en hechos<br />
demostrativos del desarrollo de la condición nacional, abundante<br />
en vicisitudes y en la diversidad de las mismas. Europa es una<br />
cantera rica en materiales para ilustrar no sólo la epopeya de la<br />
revolución burguesa <strong>que</strong> alumbró al nacionalismo, sino <strong>que</strong><br />
también muestra ciertos acontecimientos políticos entre la Primera<br />
Guerra Mundial y la Segunda, <strong>que</strong> son altamente significativos para<br />
analizar el desenvolvimiento de la condición nacional y por eso<br />
creo <strong>que</strong> la importancia de dicho material me autoriza a distraer el<br />
tiempo del lector. Para <strong>que</strong> sea más accesible describiré a grandes<br />
rasgos a la Europa política del último cuarto del Siglo XIX y la<br />
primera mitad del Siglo XX. Pretendo <strong>ser</strong> lo más ilustrativo posible<br />
y además ahorrar tiempo y espacio, por<strong>que</strong> esos antecedentes<br />
tienen una dimensión relevante para la comprensión del fenómeno<br />
de las consolidaciones nacionales y de la consecuente superación<br />
de las prácticas monárquicas absolutistas y por<strong>que</strong> en la vidriera de<br />
ese escaparate están en exposición las múltiples experiencias de los<br />
totalitarismos de derecha, pos Primera Guerra Mundial y pre<br />
Segunda Guerra Mundial. El Liberalismo y el Totalitarismo, en ese<br />
lugar geográfico y en ese lapso, son merecedores de estudio por<strong>que</strong><br />
nos muestran una parte sustancial de la marcha de las comunidades<br />
europeas, líderes en la materia a nivel mundial, hacia las instancias<br />
nacionales. Muy generalizadamente hice referencia a estas dos<br />
cuestiones en el capítulo anterior, pero tienen tanta importancia<br />
<strong>que</strong> justifica prolongar un poco más la revisión.<br />
El período <strong>que</strong> mencionara, <strong>que</strong> se manifiesta en un lapso de<br />
tres cuartos de siglo, el último cuarto del siglo XIX y la primera<br />
mitad del siglo XX, nos muestra a una Europa polifacética, con<br />
muchas nacionalidades bastante definidas y también como se oscila<br />
en determinado lapso y con mucha rapidez entre una variante<br />
política <strong>que</strong> apreciamos como lógica en la larga marcha hacia la<br />
madurez nacional y otra <strong>que</strong> es la inversa. El análisis de los<br />
principales elementos <strong>que</strong> provocan las variantes es muy<br />
140
141 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
aleccionador por<strong>que</strong> muestran las formas en <strong>que</strong> determinados<br />
intereses se oponen a los cambios radicales, pero a su vez nos dan<br />
claras señales del apego a las formas nacionales. <strong>Lo</strong>s regímenes<br />
totalitarios de derecha hacían del nacionalismo una de sus banderas<br />
esenciales. Resguardar la nacionalidad era un recurso <strong>que</strong> encubría la<br />
maniobra para mantener con vida un orden de cosas <strong>que</strong> estaba prácticamente<br />
exánime. Y por si fuera poco lo anterior, podemos comprobar<br />
también <strong>que</strong> esas variantes indeseables, en base a sus artilugios,<br />
lograban el apoyo mayoritario en el seno de cada comunidad.<br />
Entrando en el tratamiento de la cuestión y refiriéndome a los<br />
últimos veinticinco años del Siglo XIX, en general se convivía en el<br />
marco del estadio nacional y dentro de las formas del Pacto Social<br />
Liberal, después de haber superado las instancias del Absolutismo<br />
en la mayor parte de esas nacionalidades. Muchas monarquías<br />
pocas repúblicas, con división de los poderes estatales, con la<br />
presencia de parlamentos y con el ejercicio del voto ciudadano, no<br />
en una importante dimensión pero sí con ciertas formas<br />
aceptables. Bertrand Russell, en un momento de un análisis<br />
retrospectivo, describió la situación en el período aludido con la<br />
siguiente expresión: en mi juventud nadie ponía en duda el optimismo<br />
victoriano, en clara alusión a las potencialidades económicas de<br />
ciertas naciones y a su régimen de convivencia. Se vislumbraba <strong>que</strong><br />
los grados de libertad y de prosperidad seguirían su marcha de<br />
manera estable y permanente como si se tratara de un proceso<br />
natural o lógico. Comprobaremos a poco andar <strong>que</strong> esta visión<br />
optimista es desmentida en el período entre guerras mundiales por<br />
la aparición abundante, por no decir general, de los regímenes<br />
totalitarios de derecha.<br />
El Pacto Social Liberal trajo la división de poderes y la<br />
participación ciudadana a través del voto. El voto universal, esa<br />
conquista tildada de democrática, según mi apreciación, era una<br />
condición del Pacto Social Liberal. El mismo debía ofrecer la
[Roberto A. Capriotti]<br />
instancia del voto universal en su marcha hacia el<br />
perfeccionamiento del orden social. <strong>La</strong> presencia del voto universal<br />
era el último gran atributo <strong>que</strong> debía mostrarnos el Pacto Social<br />
Liberal para llegar a tener su condición de tal perfectamente<br />
redondeada. Incluir el voto universal como una característica de la<br />
condición democrática es un error, pues ese atributo <strong>debe</strong> estar<br />
incluido en la herencia <strong>que</strong> la Democracia recibe del Liberalismo.<br />
Si se revisa la Constitución Liberal de la República de Weimar se<br />
comprobará <strong>que</strong> es así, tal cual lo explico. El voto universal, en la<br />
mayoría de las comunidades europeas, se aplicó gradualmente<br />
apenas fran<strong>que</strong>ado el año 1870 y de allí en adelante, es decir<br />
cuando el Liberalismo alcanza un grado de consolidación bastante<br />
amplio, aun<strong>que</strong> el porcentaje de participación ciudadana no<br />
superara en promedio mucho más de un 30%. Luego de la Primera<br />
Guerra Mundial habría de extenderse ese porcentaje. Concluida la<br />
Segunda Guerra Mundial, lo <strong>que</strong> faltaba para llegar a la vigencia del<br />
voto universal en su verdadera dimensión era una deuda <strong>que</strong> el<br />
Liberalismo dejaba pendiente, <strong>que</strong> habría de completar la<br />
Democracia junto a otra gran responsabilidad <strong>que</strong> es de otra<br />
naturaleza, <strong>que</strong> hoy identificamos como el Bienestar General.<br />
Sobre esto último habré de extenderme en otro capítulo, pero<br />
quiero mostrar la punta del ovillo de mi pensamiento al respecto,<br />
diciendo <strong>que</strong> para catalogar de democrático a un régimen político<br />
es necesario la presencia de otros elementos <strong>que</strong> van más allá de la<br />
simple traslación fortuita de los atributos <strong>que</strong> vienen del<br />
Liberalismo, como la división de poderes y el voto universal. <strong>Lo</strong><br />
<strong>que</strong> fundamentalmente diferencia al Liberalismo de la Democracia<br />
es la interpretación del alcance del concepto de la Igualdad, <strong>que</strong><br />
abarca mucho más <strong>que</strong> la división de poderes y el voto universal y<br />
se refiere fundamentalmente a la redistribución de la ri<strong>que</strong>za.<br />
Bien, volvamos a la senda del Liberalismo: teníamos por<br />
entonces división de poderes, voto universal y también el<br />
industrialismo <strong>que</strong> ya se aplicaba en Inglaterra con anterioridad y<br />
142
143 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
luego se trasladó a muchas naciones de la parte continental, en lo<br />
<strong>que</strong> se llama la Segunda Revolución Industrial. Todo esto abrió las<br />
compuertas para la aparición de las masas o por lo menos a la<br />
posibilidad de reclamos sociales <strong>que</strong> estaban bien fundados,<br />
por<strong>que</strong> la prosperidad abría el apetito de la gente <strong>que</strong> ayudaba a<br />
sostenerla y no la gozaba. También proliferaron los pensadores, las<br />
instituciones y las corrientes políticas <strong>que</strong> hicieron suyas esas<br />
pretensiones. El cuadro político se hacía más amplio por cierto y<br />
también muy complejo, por lo menos para la mentalidad de a<strong>que</strong>l<br />
entonces. Entre 1910 y 1914 tuvieron lugar muchas huelgas<br />
laborales, en el medio europeo y éste también es un dato a<br />
computar por<strong>que</strong> había una verdadera conexión entre estas luchas<br />
reivindicativas y el ascenso de partidos obreros y socialistas. Era<br />
evidente <strong>que</strong> el Liberalismo no era el sumun, tenía flancos débiles<br />
aún no definidos, <strong>que</strong> creaban ciertos y abultados grados de<br />
inestabilidad y de inconformismo. Estaba a la vista <strong>que</strong> el sistema<br />
político, casi generalizado en ese sector del mundo, era incapaz de<br />
asimilar algunos re<strong>que</strong>rimientos de fuerte y profunda intensidad,<br />
principalmente de naturaleza económico-social. A esto último no<br />
lo computamos como una deuda del Liberalismo por<strong>que</strong> para<br />
solventar esa deficiencia vendría la Democracia.<br />
En el primer decenio del siglo XX la vigencia de los regímenes<br />
políticos más destacados a nivel universal, se pueden sintetizar<br />
como sigue, con las deficiencias <strong>que</strong> siempre puede acarrear una<br />
síntesis muy ajustada:<br />
• Rusia era un imperio decididamente autocrático.<br />
• Bulgaria, Serbia y Montenegro eran monarquías autoritarias.<br />
• Alemania y Austria/Hungría eran imperios con<strong>ser</strong>vadores<br />
con constituciones, libertades públicas, parlamentos, partidos<br />
y elecciones pero con gobiernos designados por la Corona y<br />
no plenamente parlamentarios.
[Roberto A. Capriotti]<br />
• Gran Bretaña, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Portugal,<br />
España, Suecia, Noruega (escindida de Suecia en 1905),<br />
Italia, Rumania, Grecia, Luxemburgo (independizado de<br />
Holanda en 1890) eran monarquías parlamentarias,<br />
gobernadas por gabinetes ejecutivos responsables ante<br />
legislaturas electas por procedimientos electorales más o<br />
menos amplios.<br />
• Francia y Suiza eran repúblicas.<br />
No puedo pasar por alto, por razones obvias, la mención del<br />
ámbito americano en donde se destacan algunas de sus<br />
comunidades:<br />
• <strong>Lo</strong>s Estados Unidos de América se desenvolvían en un<br />
marco republicano liberal exitoso acorde a las pretensiones<br />
de su comunidad y a fines del Siglo XIX era el país con<br />
mayor crecimiento a nivel mundial por<strong>que</strong> aprovechaba los<br />
beneficios del industrialismo. Luego de la Guerra con<br />
España en 1898 se convirtió en potencia colonial, como<br />
consecuencia del Tratado de París <strong>que</strong> cierra dicha guerra.<br />
• Cuba había adquirido su independencia en franca relación<br />
con EEUU.<br />
• Méjico, bajo un régimen dictatorial de carácter absolutista,<br />
estaba en las puertas de iniciar su larga etapa revolucionaria<br />
<strong>que</strong> culminaría en 1917, oportunidad en la <strong>que</strong> se dictó una<br />
Constitución de avanzadas características para la época.<br />
• Argentina era la Meca de un sistema Liberal de características<br />
acentuadas.<br />
• El Brasil devenido república en 1889, luego de un período<br />
autoritario ingresaba en las prácticas liberales.<br />
144
145 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
• Argentina y Brasil seguían aferrados a la producción<br />
principalmente primaria, <strong>que</strong> en la primera todavía rendía<br />
frutos, pero en la segunda ya estaba padeciendo la razón más<br />
importante de su declinación, la caída de los precios<br />
internacionales de sus principales productos. En ambos<br />
países la burguesía terrateniente se había convertido en<br />
oligarquía, como en la mayor parte de los países de América<br />
<strong>La</strong>tina, con la consiguiente pérdida de posibilidades de<br />
modernización económica y social. Un tema digno de<br />
especial consideración y por eso lo estoy analizando un poco<br />
más ampliamente en otro ensayo de carácter específico.<br />
Por su parte, Japón, a principios de la segunda mitad del Siglo<br />
XIX con la dinastía Meiji en el poder, ingresa en una etapa de<br />
régimen absolutista e inicia un vertiginoso crecimiento económico.<br />
En 1905 triunfa en su enfrentamiento armado con Rusia e ingresa<br />
en el concierto de naciones predominantes. En la Primera Guerra<br />
Mundial juega a favor de los aliados y como compensación recibe<br />
en Asia, las posesiones <strong>que</strong> fueron alemanas y así saca patente de<br />
imperialista.<br />
En ese marco, en <strong>que</strong> el Liberalismo como sistema político,<br />
casi generalizado en Europa, era incapaz de asimilar algunos<br />
re<strong>que</strong>rimientos de fuerte y profunda intensidad, como sostuviera<br />
pocos párrafos atrás, se produce la iniciación de la Primera Guerra<br />
Mundial, el 23 de julio de 1914 el Imperio Austro-Húngaro declara<br />
la guerra a Serbia, por el hecho de <strong>que</strong> poco días antes, el 28 de<br />
junio, fueron asesinados por un activista <strong>ser</strong>bio, en la ciudad de<br />
Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia en a<strong>que</strong>l tiempo, el<br />
Archidu<strong>que</strong> Francisco Fernando, heredero del trono austríaco y su<br />
esposa. Esta guerra, por su dimensión, no tenía antecedentes y<br />
mereció la denominación de mundial por<strong>que</strong> involucró a<br />
comunidades humanas de las más diversas latitudes a nivel planeta.<br />
El pretexto fue en cierta medida de baja intensidad comparado con
[Roberto A. Capriotti]<br />
la magnitud del hecho bélico. <strong>La</strong>s razones eran muchas e<br />
importantes pero se escondían bajo la alfombra. Para una mejor<br />
comprensión del hecho improvisaré una síntesis de las mismas:<br />
• <strong>La</strong> aparición de fuertes sentimientos nacionalistas en<br />
comunidades sojuzgadas.<br />
• Creciente rivalidad en el terreno comercial, industrial y la<br />
proliferación de las barreras arancelarias.<br />
• El ascenso de potencias extraeuropeas: EEUU y Japón.<br />
• Antigua rivalidad por el dominio de los Balcanes<br />
• Gran competencia en el armamentismo naval.<br />
• Continuos roces por las políticas colonialistas.<br />
• <strong>La</strong> rivalidad franco-alemana como consecuencia de la guerra<br />
de 1870.<br />
<strong>Lo</strong>s participantes protagónicos en la guerra fueron: la Triple<br />
Alianza y la Triple Entente <strong>que</strong> estaban compuestas por muchas<br />
naciones pero en ambos casos mostraban tres primeros actores,<br />
cada una. <strong>La</strong> primera trilogía la componían Alemania,<br />
Austria/Hungría y el Imperio Otomano y como partenaire los<br />
búlgaros, y la segunda estaba compuesta por Francia, Inglaterra y<br />
Rusia, y también se agregarían Italia un año después, Japón de<br />
manera bastante pasiva y a los postres, sobre el final, EEUU. En<br />
total los beligerantes llegaron a <strong>ser</strong> más de treinta comunidades,<br />
incluidas las respectivas colonias y otros países con escasa<br />
participación. El desenvolvimiento de la guerra en sí no juega en<br />
los propósitos de este ensayo, pero sí tienen mucha importancia<br />
algunas de sus consecuencias y por lo tanto entraré en la<br />
consideración de algunos aspectos <strong>que</strong> considero destacados. <strong>La</strong><br />
Triple Alianza pierde la guerra. Luego de las firmas de tratados,<br />
protocolos y demás elementos de rigor, <strong>que</strong>dó en claro <strong>que</strong> la<br />
146
147 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
geografía política europea había cambiado sustancialmente. <strong>La</strong>s<br />
naciones europeas sobrevinientes componían una larga lista:<br />
Noruega, Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia,<br />
Alemania, Checoeslovaquia, Austria, Hungría, Rusia, Rumania,<br />
Yugoeslavia, Bulgaria, Grecia, Italia, España, Francia, Portugal,<br />
Gran Bretaña, Irlanda (en dolorosa conformación), Bélgica,<br />
Holanda, Luxemburgo, Suiza y la ciudad de Constantinopla como<br />
parte de Turquía en el suelo europeo. Desaparecieron imperios y<br />
se consolidaron naciones, muchas de las cuales en el período de<br />
preguerra estaban peleando por su independencia. Esta presencia<br />
de nuevas comunidades con dicho rango es quizás la consecuencia<br />
más importante de este sangriento conflicto bélico. Esa masividad<br />
de nuevas entidades nacionales es el resultado de la imposición de<br />
un criterio <strong>que</strong> tiene notable dimensión: el principio de las<br />
nacionalidades. Para imponer este criterio fue fundamental el papel<br />
de los EEUU, <strong>que</strong> se mantuvo muy intransigente al respecto. Es<br />
indudable <strong>que</strong> el principio <strong>ser</strong>vía en gran medida a los fines<br />
particulares de los triunfadores, en especial la potencia americana,<br />
pero su relevancia para consolidar el proceso del acceso a la<br />
independencia nacional de diversas comunidades es realmente<br />
valiosa. También <strong>que</strong>daron comunidades muy descontentas por la<br />
cuestión de las particiones territoriales: en primer lugar y como era<br />
deducible, Alemania, perdidosa por su rango de principal actora,<br />
Italia <strong>que</strong> fue aliada en el triunfo pero no se sintió satisfecha por<br />
las compensaciones, al igual <strong>que</strong> Japón, aspirante a adquirir un<br />
rango más hegemónico en el Lejano Oriente.<br />
Otra de las consecuencias de esa conflagración fue el inicio de<br />
una <strong>ser</strong>ie de intentos por imponer un cierto orden en el nivel<br />
mundial para las disputas entre comunidades y si no fueron muy<br />
alentadores los resultados, por lo menos se crearon diversos foros<br />
de discusión, de los cuales el más importante fue la Sociedad de<br />
Naciones. Se constituyó en 1920 y consistía en un organismo<br />
internacional de arbitraje en el <strong>que</strong> las partes adheridas podían
[Roberto A. Capriotti]<br />
dirimir sus disputas. <strong>Lo</strong>s poderes de la misma <strong>que</strong>daron limitados a<br />
la persuasión y a varios grados de sanciones morales y económicas<br />
<strong>que</strong> los miembros eran libres de aceptar. Además de lo anterior<br />
debo remarcar <strong>que</strong> fue notorio como se profundizaron algunas<br />
variantes políticas <strong>que</strong> empezaron a manifestarse en la preguerra: la<br />
irrupción, en alto grado, de las masas en materia política y gremial,<br />
la consolidación de ciertas ideologías y la proliferación de las<br />
corrientes políticas partidarias. Todo ello contribuyó a una gran<br />
movilización y polarización en la opinión pública y a la aparición<br />
de un gran enjambre de medios de prensa gráficos al <strong>ser</strong>vicio de las<br />
ideologías, como también, la proliferación de pensadores<br />
comprometidos con los cambios, no siempre del mismo signo. El<br />
Liberalismo de <strong>Lo</strong>cke y de la Revolución Francesa comenzaba a<br />
<strong>que</strong>dar rezagado y los gobernantes debieron efectuar concesiones a<br />
veces impensadas en el pasado anterior, cercano. Vuelvo a repetir<br />
lo dicho un poco más atrás, aparecieron formas liberales, muchas<br />
con características muy avanzadas con relación a lo existente con<br />
anterioridad a la guerra: la República de Weimar, la República<br />
Española (tardíamente), la República Portuguesa (aparecida en<br />
1910), la irrupción del <strong>La</strong>borismo en Inglaterra (1922), la<br />
consolidación de las variantes socialistas en diversas comunidades<br />
y similar avance de los partidos comunistas. El liberalismo clásico<br />
hacía agua en muchas comunidades por su falta de respuestas para<br />
frenar el maremágnum creado por los reclamos y las protestas de los<br />
desprotegidos. Por mi parte no hablo de la aparición de ciertas<br />
formas democráticas, como lo hacen muchos autores, por<strong>que</strong><br />
según mi manera de ver y de pensar, de las formas democráticas,<br />
recién podemos empezar a efectuar referencias una vez acontecida<br />
y finalizada la Segunda Guerra Mundial, cuando de manera más o<br />
menos concreta aparece el Estado Benefactor.<br />
Con relación a las formas liberales mencionadas voy a hacer<br />
una breve, pero especial referencia a un caso en particular, así<br />
148
149 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
como después in<strong>ser</strong>taré un comentario sobre un ejemplo de<br />
totalitarismo de derecha, <strong>que</strong> resulta también un paradigma:<br />
En Alemania, la debacle sufrida en la Primera Guerra Mundial<br />
hizo <strong>que</strong> cayera la Monarquía de los Hohenzollern y <strong>que</strong> caducara<br />
el II Reich o Imperio. <strong>La</strong>s derrotas en el frente militar y el grave<br />
deterioro de la situación económica, provocado en parte por el<br />
blo<strong>que</strong>o británico, llevaron a los principales jefes militares a<br />
reclamar la constitución inmediata de un gobierno parlamentario,<br />
cuya primera responsabilidad era gestionar un armisticio de manera<br />
urgente, por<strong>que</strong> las consecuencias podían <strong>ser</strong> mayores con la<br />
demora. El II Imperio se disolvió ante el desastre militar y la<br />
revolución interna aludida. Alguien tenía <strong>que</strong> pagar los platos rotos y<br />
no podía <strong>ser</strong> otro <strong>que</strong> uno de los grandes inspiradores de la<br />
aventura bélica, el Emperador, quien en definitiva abdicó y huyó.<br />
Se constituyó un gobierno republicano liberal y al año siguiente,<br />
1919, se reunió en la ciudad de Weimar la nueva Asamblea<br />
Nacional Constituyente. Así debutó la República de Weimar, mejor<br />
dicho, se inició firmando una desastrosa rendición incondicional<br />
sin haber sido invitada a la mesa de negociación. Su primer<br />
Presidente fue un socialdemócrata. <strong>La</strong> República de Weimar fue un<br />
experimento político de signo liberal avanzado y vio la luz en<br />
medio del caos de la derrota militar y de los reclamos de mejoras<br />
sociales. Llegado el año 1922 el gobierno alemán se encuentra ante<br />
la incapacidad de hacer frente a las indemnizaciones de guerra<br />
especificadas por el Tratado de Versalles. En enero de 1923, el<br />
gobierno francés envía tropas para ocupar el Ruhr, la inflación se<br />
eleva, la clase trabajadora emprende huelgas masivas y la clase<br />
media ve como sus ahorros se esfuman. Es una crisis extrema y el<br />
gobierno está impotente. En 1924, los acontecimientos se<br />
estabilizan pues reciben ayuda económica de los norteamericanos.<br />
En 1925 se realizan elecciones presidenciales y el general<br />
Hindenburg es elegido presidente. Entre 1925-29 transcurre un<br />
período de estabilidad de la República de Weimar. El partido
[Roberto A. Capriotti]<br />
Socialdemócrata se mantiene como el partido más grande de<br />
Alemania con apoyo casi masivo de la clase trabajadora. Un<br />
análisis de cambio social en Alemania siempre <strong>debe</strong> considerar<br />
adecuadamente el papel de dicha corriente política, pero como si<br />
fuera un agregado especial, sobre este experimento político liberal<br />
quiero manifestar <strong>que</strong> por ese entonces ya se insinuaban algunos<br />
elementos, <strong>que</strong> para mi modo de ver las cosas, tienen parentesco<br />
con la Democracia. Pongo el acento en un aspecto de la gestión de<br />
la República de Weimar, <strong>que</strong> se destaca por su significado en<br />
materia de conquistas sociales: en 1927 le dieron vigencia a un<br />
interesante seguro de desempleo, <strong>que</strong> después debieron derogar<br />
exigidos por la crisis general y por la implosión de las finanzas<br />
públicas y no me cabe duda <strong>que</strong> por la presión de la alta burguesía.<br />
Por ejemplo, esta conquista de los asalariados alemanes superaba<br />
largamente a la obtenida en Inglaterra, antes de la guerra, bajo la<br />
forma de un seguro por enfermedad y desempleo. Estas conquistas<br />
tan positivas en el ámbito económico-social nos estaba<br />
preanunciando lo <strong>que</strong> sobrevendría en esta materia, después de la<br />
Segunda Guerra Mundial. <strong>La</strong> República mencionada, un avanzado<br />
experimento liberal, concluyó aún peor de cómo había empezado,<br />
cerró su ciclo con el ascenso de la más terrible de las dictaduras<br />
<strong>que</strong> vivió no sólo el pueblo alemán sino el mundo. Es cierto <strong>que</strong> la<br />
Gran Depresión de 1929 fue un impedimento mayúsculo en su<br />
gestión, por<strong>que</strong> Alemania sufrió las consecuencias en dos aspectos,<br />
debió devolver inmediatamente los cuantiosos préstamos recibidos<br />
de los norteamericanos, principales actores de la crisis y además<br />
soportar los males de la falta de demanda y la paralización de los<br />
sectores productivos y la consiguiente pérdida de fuentes de<br />
trabajo, pero este nuevo régimen de gobierno en Alemania,<br />
producto de la alianza entre socialdemócratas y liberales, <strong>que</strong> luego<br />
se diluyera, se enfrentó no sólo con los problemas consignados<br />
sino también con el exceso de polarización entre los diversos<br />
partidos políticos, <strong>que</strong> demostraron <strong>que</strong> no tenían una noción<br />
150
151 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
aproximada de las consecuencias de sus enfrentamientos. Realmente<br />
jugaban con fuego y probablemente creían <strong>que</strong> lo hacían con agua perfumada.<br />
<strong>La</strong>s demostraciones de fuerza de las masas, de los veteranos de<br />
guerra y otros grupos ultranacionalistas, las prevenciones y las<br />
intrigas de las altas finanzas y la gran industria, <strong>que</strong> o bien se<br />
asustaban de la presencia popular en la gestión política y gremial o<br />
bien pretextaban <strong>que</strong> los asustaba tal ingerencia, puesto <strong>que</strong> más<br />
cómodo resultaba la quietud y la gran rentabilidad de los viejos<br />
tiempos absolutistas. <strong>La</strong> crisis económica reforzará las<br />
posibilidades de los partidos extremistas, los comunistas y los<br />
nacionalsocialistas y el todo aumentará el caos <strong>que</strong> en definitiva<br />
llevará al poder apoyado por el voto popular, en el año 1933, a<br />
Hitler y sus múltiples sectores aliados, entre ellos la gran burguesía<br />
industrial <strong>que</strong> aportó mucho dinero y prensa. Así transcurrió este<br />
experimento de signo nacional con esencia liberal avanzada, la<br />
República de Weimar. <strong>La</strong> República nació del fracaso de un intento<br />
de hipernacionalismo anacrónico y cayó postrada frente a otro de<br />
similar naturaleza, pero vestido con otro ropaje. Singular<br />
experiencia en la marcha de una nacionalidad. Hoy Alemania<br />
presenta las características de una comunidad nacional altamente<br />
desarrollada y con signos evidentes de la vigencia de la<br />
Democracia, pero el precio pagado para alcanzar esa meta fue tan<br />
grande <strong>que</strong> los frutos obtenidos no podían tener otra dimensión<br />
<strong>que</strong> la actual, a lo <strong>que</strong> corresponde sumar lo mucho <strong>que</strong> promete<br />
para el futuro. A veces en mis devaneos me pregunto si <strong>ser</strong>á<br />
posible <strong>que</strong> mi Patria, <strong>que</strong> tantos costos pagara y sigue pagando,<br />
según los datos a la vista, pueda en su futuro obtener frutos de tal<br />
naturaleza. <strong>La</strong> República de Weimar nació de parto traumático,<br />
vivió en una constante pesadilla y murió trágicamente, pero nos<br />
dejó un importante legado: la Constitución de Weimar de 1919.<br />
Después de la Primera Guerra Mundial es la Constitución <strong>que</strong><br />
contiene la más completa y compleja declaración de derechos de la<br />
época, en paralelo con la de Méjico de 1917. Reconoce la igualdad
[Roberto A. Capriotti]<br />
de hombres y mujeres, se limita el Derecho de propiedad al<br />
someterlo a determinados fines públicos y reconoce cierta<br />
participación de los trabajadores en el funcionamiento de las<br />
empresas. <strong>La</strong> Constitución de Weimar fue promulgada<br />
oficialmente el 11 de agosto de 1919, finalizando el período de<br />
gobierno provisional <strong>que</strong> había comenzado en noviembre de 1918<br />
con la proclamación de la República. <strong>La</strong>s elecciones para el<br />
Reichstag fueron en junio de 1920. El apoyo popular al nuevo<br />
modelo político alcanzó a más del setenta y cinco por ciento de las<br />
voluntades, mientras <strong>que</strong> las fuerzas antirrepublicanas (Partido<br />
Nacional Popular Alemán y Partido Popular, ambos de derecha)<br />
obtuvieron poco más de un diez por ciento de los votos en<br />
conjunto. Creó el cargo de Presidente elegido popularmente (por<br />
siete años y reelegible), con amplios poderes en materia de política<br />
exterior y fuerzas armadas. También le daba la capacidad de<br />
promulgar decretos de emergencia para proteger a la república de<br />
las amenazas de detractores tanto de derecha, como de izquierda.<br />
El Presidente nombraba al Canciller, cuyo gobierno re<strong>que</strong>ría la<br />
confianza de la cámara baja del Parlamento (Reichstag), <strong>que</strong> a su vez<br />
era elegido por sufragio universal y mediante un sistema de<br />
representación proporcional. <strong>La</strong> cámara alta (Reichsrat) estaba<br />
compuesta por los delegados nombrados por los estados federales<br />
o länders. <strong>La</strong>s características más modernas e innovadoras de esta<br />
Constitución eran las herramientas para la participación popular y<br />
el referéndum, <strong>que</strong> permitían al electorado introducir -por la vía de<br />
la petición- sus propias iniciativas de ley en el Reichstag y forzarlo a<br />
discutir la propuesta. Si la iniciativa era rechazada, un referéndum<br />
nacional permitía al electorado aprobar una ley sin el<br />
consentimiento del Reichstag. En esta Constitución de la República<br />
de Weimar el Liberalismo alcanza su máxima expresión y ella<br />
puede <strong>ser</strong> considerada un paradigma.<br />
Ahora bien, sumariamente hemos presentado un paradigma del<br />
Liberalismo y ahora le ha llegado el turno al análisis de los<br />
152
153 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
regímenes totalitarios de derecha. Primeramente hago un listado de<br />
los susodichos, imperantes en el período entre guerras en Europa,<br />
por<strong>que</strong> son los más singulares y además es en esta geografía donde<br />
proliferaron en mayor porcentaje, como lo expresara con<br />
anterioridad. Se dieron en muchas otras partes, Japón por ejemplo,<br />
pero por las razones apuntadas analizo los del continente europeo.<br />
En el enunciado sigo cierto orden cronológico de aparición:<br />
Hungría (1920), Italia (1922), España (1923), Portugal (1926),<br />
Yugoeslavia (1929), Alemania (1933), Letonia (1934), Estonia<br />
(1934), Bulgaria (1935), Grecia (1936), Rumania (1938) y España<br />
repetiría luego, en 1939, con Franco, después de la República<br />
instaurada en 1930. Sobre las razones de la aparición de estos<br />
experimentos dictatoriales he sido reiterativo en párrafos anteriores<br />
y ahora sólo me limitaré a detallar algunas circunstancias de uno de<br />
ellos, <strong>que</strong> por sus características es bastante ilustrativo y un tanto<br />
pionero en la materia. Me refiero al régimen fascista italiano,<br />
encabezado por Benito Mussolini, por mucho tiempo il Duce, el<br />
caudillo de un sistema político en una geografía y en un tiempo en<br />
donde el Liberalismo debía <strong>ser</strong> la regla propia del<br />
desenvolvimiento de las comunidades. Esta variante se asemeja a<br />
una aventura política fuera de los carriles normales, pero no es así<br />
si se analizan los muchos acontecimientos <strong>que</strong> sirvieron de<br />
pretexto para <strong>que</strong> se materializara. Se trata de una instancia <strong>que</strong> por<br />
su reiteración permite establecer pautas <strong>que</strong> he manifestado en<br />
renglones anteriores cuando me refería a las generalidades.<br />
Mussolini era un personaje <strong>que</strong> según muchos comentaristas tenía<br />
una personalidad díscola, inclinada a los cambios frecuentes,<br />
impensados y contradictorios, pero detrás de esa forma de actuar<br />
existía una línea recta <strong>que</strong> nos conduce a concluir <strong>que</strong> para il Duce<br />
resultaba válido el juego de las contradicciones para alcanzar sus<br />
objetivos personales y fundamentalmente los políticos. Supo<br />
aprovechar las debilidades de un sistema o mejor dicho de las<br />
personas <strong>que</strong> lo aplicaban, para montarse en los miedos de
[Roberto A. Capriotti]<br />
muchos, aristocracia y burguesía, <strong>que</strong> tenían miedo a los <strong>que</strong> ellos<br />
llamaban el desorden. El desorden eran los reclamos de las masas<br />
postergadas y los cambios llevarían a una situación <strong>que</strong><br />
perjudicarían los intereses de la aristocracia y de la burguesía. No<br />
hay mejor defensa <strong>que</strong> un buen ata<strong>que</strong>. Una simple relación de sus<br />
pasos nos muestran cómo con muy poco logró mucho, el poder<br />
absoluto en una nación, <strong>que</strong> terminó a sus pies, pero fueron<br />
muchos los cómplices: la monarquía, las fuerzas armadas, una<br />
burguesía en pánico, el clero, los desesperanzados y los inclinados<br />
a la violencia. Fue un dictador pero su método no fue el de las<br />
dictaduras militares, aprovechó inteligente y audazmente las<br />
condiciones del medio social al <strong>que</strong> pertenecía. De las muchas<br />
lecturas sobre Mussolini no he podido deducir cual de esos dos<br />
elementos de su personalidad, la inteligencia o la audacia, era el<br />
prevaleciente. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> sí he llegado a pensar es <strong>que</strong> los usaba en<br />
cada momento, junto o separados, en la dosis necesaria para<br />
obtener el éxito o sólo superar la coyuntura. Esto también es otro<br />
elemento de su temperamento, el oportunismo. En 1914 Mussolini<br />
dirigía el medio periodístico Avanti, órgano oficial del partido<br />
Socialista Italiano y se embarca en una decidida prédica a favor del<br />
ingreso de Italia en la guerra y ello le acarreó la pérdida de su cargo<br />
y la expulsión del partido. A continuación funda en Milán su<br />
propio periódico, Il Poppolo d’Italia y desde allí continua su prédica<br />
a favor del belicismo y se enrola como soldado raso en las filas de<br />
los bersaglieri. Luego de la guerra, en 1919 le dió vida al movimiento<br />
de los Fasci Italiani di Combattimento, en el <strong>que</strong> se destacaban,<br />
principalmente en el interior del país, las escuadras de acción <strong>que</strong><br />
atacaban violentamente a los partidarios y gobernantes locales de<br />
los partidos Socialista Italiano y Popular Italiano (católico). Actos<br />
<strong>que</strong> <strong>que</strong>daban impunes por la incapacidad de coerción de un<br />
gobierno <strong>que</strong> andaba a la deriva y mientras tanto, el inspirador, a<br />
través de su medio de prensa, concretaba una gran prédica a favor<br />
del fascismo naciente. El nombre de fascios o fascista pudo estar<br />
154
155 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
inspirados en dos vocablos, del latín fasces, un símbolo romano<br />
compuesto por un hacha rodeado de un manojo de cuerdas, <strong>que</strong><br />
simbolizaba la autoridad del magistrado o bien del término de la<br />
lengua italiana fascino: grupo o bando. Este movimiento estaba<br />
animado de ideas nacionalistas extremas, de un tajante<br />
antiliberalismo y anticomunismo, aun<strong>que</strong> en su inicio había<br />
emitido una plataforma de un marcado socialismo de avanzada. En<br />
el encabezamiento de la misma se empleaban expresiones de la<br />
siguiente naturaleza: Revolucionario por<strong>que</strong> es antidogmático y<br />
antidemagógico. Nosotros ponemos la valoración de la guerra<br />
revolucionaria por encima de todo y de todos y luego un rosario<br />
poblado de consignas <strong>que</strong> empalidecían al más avanzado de los<br />
socialismos. Al poco tiempo la cambian por otra de signo<br />
prácticamente inverso. Así <strong>que</strong>da patentizado el desaprensivo<br />
oportunismo de Mussolini y una destacada capacidad para leer las<br />
condiciones objetivas de su país. A continuación haré un resumen<br />
de las condiciones de diversa índole <strong>que</strong> campeaban en el<br />
panorama nacional italiano en ese momento:<br />
• <strong>La</strong> frustración por los resultados de la guerra: Italia participó<br />
en el bando vencedor de la Primera Guerra Mundial con<br />
graves pérdidas humanas (aproximadamente un millón de<br />
víctimas) e ingentes pérdidas en materiales y como<br />
contrapartida recibe exiguas compensaciones territoriales.<br />
Había recibido importantes promesas, en la reunión de París<br />
de 1815. Entre ellas la entrega de la costa dálmata. En la<br />
reunión previa al pacto de Versailles los EEUU fueron el<br />
factor preponderante para oponerse a esta entrega y en<br />
principio contra ellos se dirigió el descontento popular italiano,<br />
pero luego giró hacia sus propios gobernantes.<br />
• <strong>La</strong> crisis económica: la economía <strong>que</strong>da en ruinas después de la<br />
guerra. Más de la mitad de la población italiana se dedicaba a<br />
las actividades agrícolas, por cierto de formas bastante
[Roberto A. Capriotti]<br />
primitivas; las zonas industriales estaban radicadas en el norte<br />
peninsular; la reconversión de las industrias de material de<br />
guerra creó una impresionante cantidad de desocupados a los<br />
<strong>que</strong> se agregan los combatientes licenciados; inflación muy alta<br />
y congelamiento de salarios y como corolario un fabuloso<br />
endeudamiento estatal.<br />
• <strong>La</strong> crisis social: frecuentes huelgas y ocupaciones de fábricas<br />
por los obreros; temores del sector patronal por el estallido de<br />
una revolución de estilo bolchevi<strong>que</strong> y hasta enfrentamientos<br />
armados entre patrones y revolucionarios.<br />
• <strong>La</strong> crisis política: gobiernos inestables y permanentes<br />
recambios ministeriales; desprestigio del régimen liberal por su<br />
impotencia para morigerar la creciente agitación social;<br />
imposibilidad gubernativa en algunas regiones italianas para<br />
imponer un mínimo de orden y de respecto de las normas;<br />
paralización y derrumbe del parlamentarismo por el<br />
enfrentamiento sistemático e irreductible entre los partidos<br />
mayoritarios, socialistas y populares (católicos), <strong>que</strong> impedían<br />
la posibilidad de un acuerdo nacional <strong>que</strong> deviniera<br />
mayoritario.<br />
Para comprender cabalmente la gestión de los regimenes<br />
gubernativos totalitarios de derecha es necesario hacer un análisis<br />
de la gestión mussoliniana:<br />
• En 1921 Mussolini es elegido diputado. A fines del 1921 <strong>que</strong>da<br />
concretado el Partido Fascista. El bienio 1920/1922 fue<br />
llamado como el bienio rojo. En 1922 los periódicos efectuaban<br />
denuncias sobre la paralización de los partidos y la consecuente<br />
inoperancia <strong>que</strong> hacía inviable al sistema y esto ya indicaba la<br />
predisposición de variados sectores hacia métodos políticos<br />
dictatoriales <strong>que</strong> le garantizaran la integridad nacional, el orden<br />
y sus privilegios. Es a partir de ese momento <strong>que</strong> Mussolini<br />
156
157 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
comienza a contar con la simpatía de los círculos económicos<br />
preponderantes. <strong>La</strong> patronal italiana Cofindustria ayuda<br />
económicamente a la subvención de los grupos fascistas <strong>que</strong><br />
utilizan sin disimulos material del ejército. <strong>Lo</strong>s actos violentos<br />
de los fascistas gozan de la buena voluntad de los responsables<br />
de los juzgamientos. Ante un anuncio de huelga general en<br />
agosto de 1922, Mussolini presenta un ultimátum al gobierno y<br />
a los huelguistas y con ello la corriente fascista actúa como<br />
garante del orden <strong>que</strong> el gobierno no estaba en condiciones de<br />
sostener. En una reunión en Nápoles, en octubre de ese año, el<br />
organismo máximo de dirección del Partido Fascista propone<br />
la marcha sobre Roma, <strong>que</strong> se concreta en un mínimo tiempo y<br />
el 28 de octubre cincuenta mil fascistas ocupan la ciudad de<br />
Roma, el Primer Ministro renuncia y el Rey convoca a<br />
Mussolini a formar gobierno. Sin el estampido de las armas de<br />
fuego los Camisas Negras toman el poder. No es el poderío del<br />
fascismo el <strong>que</strong> lo impone sino el estado político, social y<br />
económico de un país sumido en el caos de la posguerra y el<br />
descreimiento ciudadano por el régimen constitucional, <strong>que</strong> a<br />
sus ojos resultó impotente para crear otras posibilidades y<br />
además la complicidad de la monarquía, el clero, las fuerzas<br />
armadas y la alta y media burguesía. Es evidente <strong>que</strong> son<br />
muchos los <strong>que</strong> esperan de Mussolini la defensa de la<br />
nacionalidad, la vigencia del orden y el freno a los cambios<br />
importantes en el estado de cosas. Salvaguardar la identidad<br />
nacional, asegurar el orden público y si son necesarios algunos<br />
cambios <strong>que</strong> los mismos no alteren la sustancia del orden<br />
social imperante. Ese es el programa <strong>que</strong> puede ofrecer un<br />
gobierno totalitario de derecha y evidentemente nadie le pedirá<br />
algo más <strong>que</strong> eso. Mussolini habrá de satisfacerlos y hasta<br />
llegará a emborracharlos de orgullo nacional en algún<br />
momento y al final, el embriagado <strong>ser</strong>á él, el poder embriaga<br />
aún más <strong>que</strong> las bebidas alcohólicas y los esporádicos pero
[Roberto A. Capriotti]<br />
rimbombantes éxitos militares llevaría a Italia a una aventura<br />
bélica desastrosa. <strong>La</strong>s crónicas dicen <strong>que</strong> en un discurso, entre<br />
tantos, dijo: yo no me emborracho de grandeza. Me gustaría, si fuese<br />
posible, emborracharme de humildad. Una prueba más de su gran<br />
inclinación a la demagogia.<br />
• Llegado al poder, Mussolini da nuevas muestras de su<br />
oportunismo y si nos parece exagerado hablar de inteligencia,<br />
aceptemos <strong>que</strong> actúa con especial sagacidad. Muchos lo apoyan<br />
pero con las precauciones del <strong>que</strong> prueba algo cuya eficacia no<br />
lo convence totalmente y eso no escapa a su aguda percepción<br />
de la realidad y opera en dos tiempos perfectamente<br />
diferenciados, al principio moderadamente y luego con la<br />
máxima presión. En 1922 forma un gobierno de coalición del<br />
<strong>que</strong> participan todos los partidos menos los socialistas,<br />
desarma los grupos fascistas y crea la Milicia Voluntaria para la<br />
Seguridad Nacional; libera la economía ya <strong>que</strong> se privatizan<br />
industrias, se incentiva la inversión extranjera, se reduce el<br />
gasto público y se eliminan algunos monopolios y en política<br />
exterior continua con el entendimiento con las potencias<br />
occidentales de signo liberal. De cualquier manera va ajustando<br />
la presión gradualmente. En 1924 logra una ley <strong>que</strong> otorga al<br />
ganador de las elecciones el 60 % de las bancas y así se asegura<br />
una fundamental representación en diputados. Giacomo<br />
Mateotti, el Secretario General de los socialistas denuncia en la<br />
Cámara de Diputados la coacción ejercida por el gobierno<br />
sobre los votantes y el fraude en el recuento. Poco después<br />
este dirigente es raptado y asesinado por las milicias fascistas.<br />
<strong>La</strong> reacción pública fue muy desfavorable al gobierno, pero<br />
Mussolini monta un buen espectáculo alrededor del castigo a<br />
los responsables y espera pacientemente, pues la oposición<br />
comete un grueso error político, se retira de la Cámara y deja al<br />
fascismo con el manejo de la misma a su antojo. Al poco<br />
158
159 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
tiempo esa opinión pública olvida el episodio. Durante 1925<br />
comienza el ajuste sistemático hacia la dictadura, pues no<br />
escapa a los ojos del gobernante <strong>que</strong> ya existía una amplia<br />
mayoría <strong>que</strong> la deseaba, principalmente por<strong>que</strong> había perdido<br />
la confianza en los de signo contrario por<strong>que</strong> no menguaron<br />
un ápice el hábito de las rencillas de partido, de grupos o de<br />
corrientes. En esas corrientes políticas se daban la impotencia y<br />
el sectarismo en un mismo grado. Este convencimiento era el<br />
predominante, desde el rey al más humilde ciudadano. Apenas<br />
comenzado el año Mussolini ordena la disolución de todas las<br />
organizaciones <strong>que</strong> tiendan a subvertir los poderes del Estado,<br />
la oposición ha abandonado el Parlamento, la prensa tampoco<br />
contaba por<strong>que</strong> era presionada por la intimidación o el<br />
secuestro o el cierre por disposiciones reglamentarias, (algunos<br />
atentados contra su persona le sirven de buena excusa para<br />
adoptar estas medidas), se liquida al sindicalismo libre y<br />
aparecen las corporaciones. <strong>La</strong> Confederación de la Industria y<br />
las organizaciones dependientes de ellas son las únicas<br />
representantes de la actividad y la Confederación de las<br />
Corporaciones fascistas y organizaciones dependientes<br />
representan con exclusividad a las plantillas de obreros. Entre<br />
ellos han firmado un pacto de mutuo reconocimiento bajo la<br />
tutela del Estado. Le <strong>que</strong>daba un inconveniente en su relación<br />
con los factores de poder y era el anárquico procedimiento de<br />
algunas escuadras de acción del fascismo, las golpizas y la<br />
obligada ingestión de aceite de ricino eran moneda habitual y<br />
Mussolini se preocupó por corregirlo, puesto <strong>que</strong> su real<br />
pretensión consistía en <strong>que</strong> la represión y el castigo de los actos<br />
opositores estuvieran en manos de la autoridad. Se iniciaba el<br />
año 1926 y la organización piramidal estaba prácticamente<br />
concluida. Mussolini era el jefe del Gran Consejo Fascista, <strong>que</strong><br />
subordinaba al partido, era jefe del mismo y del Gobierno y<br />
todo convergía directamente hacia su indiscutida autoridad.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Aún le faltaban algunos eslabones a la cadena, para ello<br />
instauró un Tribunal Especial para la defensa del Estado, de<br />
fallo inapelable y un cuerpo de investigadores también<br />
especiales para alimentar al primero. <strong>Lo</strong>s partidos políticos y<br />
las actividades políticas son los principales destinatarios del<br />
cerrojo, escuchas y delaciones están a la orden del día, los<br />
socialistas y los comunistas, aparecidos poco tiempo antes<br />
como escisión del ala izquierda del primero, eran los<br />
destinatarios más frecuentes. <strong>La</strong> población también fue<br />
encuadrada en instituciones fascistas, desde los niños a los<br />
mayores, para el ejercicio de las más variadas de las actividades<br />
cotidianas. En lo <strong>que</strong> hace a lo económico, hasta allí, todo<br />
estaba librado al juego del mercado. Mussolini <strong>que</strong> no era un<br />
economista comenzó, en esa materia, a imponer exigencias <strong>que</strong><br />
tenían <strong>que</strong> ver más con lo político <strong>que</strong> con lo económico. Hizo<br />
revalorizar fuertemente la lira por<strong>que</strong> la fortaleza de su moneda<br />
le daba prestigio a un país. Le asustaban las devaluaciones de<br />
Alemania. Así le fue a la economía y a las finanzas y el<br />
resultado más adverso fue para los sectores de menores<br />
ingresos, esto le caía muy bien a la burguesía. <strong>La</strong>s espaldas de<br />
los trabajadores debían soportar el mayor peso de la crisis. Para<br />
contrarrestar algunos efectos negativos hizo implementar un<br />
plan de grandes obras públicas, rebajas de impuestos, baja de<br />
arrendamientos rurales, baja de salarios e indemnizaciones,<br />
control de precios, barreras arancelarias a los productos<br />
extranjeros y eliminación de las mismas en el caso <strong>que</strong> fueran<br />
insumos para la producción italiana y una muy publicitada<br />
batalla del grano para alcanzar el autoabastecimiento, <strong>que</strong> contó<br />
con la incorporación de tierras públicas e improductivas. Hizo<br />
aprobar la Carta del <strong>La</strong>voro, un estatuto <strong>que</strong> hizo más ajustado<br />
lo <strong>que</strong> ya existía en materia de legislación para las<br />
corporaciones y fijó para los obreros instancias de reclamos<br />
más accesibles para inducir a las patronales a la vía de la<br />
160
161 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
negociación en materia de salarios en lugar de apelar al laudo<br />
oficial. Esto le ayudaba a crear una imagen de singular<br />
concordia como para darle crédito a su régimen político. En<br />
1928 el Gran Consejo Fascista alcanza rango constitucional y<br />
con ello se afianzó una estructura política, social y burocrática<br />
subordinada directamente a Mussolini. El Rey, <strong>que</strong> cubría de<br />
elogios a Mussolini, se sintió tocado pero el sistema, para<br />
entonces, tenía las características de lo inamovible. Para 1929 le<br />
llegó el turno al acercamiento con los círculos católicos, <strong>que</strong> lo<br />
veían bien pero no olvidaban sus épocas de fuerte ateísmo.<br />
Firma con el Vaticano el Pacto de Letrán, <strong>que</strong> le reconoce al<br />
mismo la categoría de Estado, se normalizan las relaciones<br />
entre reino y papado interrumpidas desde la época del<br />
Risorgimento y además se le entregan indemnizaciones. También<br />
el sistema corporativo debía <strong>ser</strong> perfeccionado en los aspectos<br />
políticos y el parlamento <strong>ser</strong>ía desde ese momento un artefacto<br />
<strong>que</strong> nada tiene <strong>que</strong> ver con la voluntad popular. El Parlamento<br />
tendría cuatrocientos integrantes <strong>que</strong> surgían de la siguiente<br />
forma: las Corporaciones y los entes civiles y sociales<br />
proponían mil postulantes (hasta el Touring Club señalaba<br />
candidatos) y luego el Gran Consejo Fascista se encargaba de<br />
determinar los cuatrocientos de la lista, la <strong>que</strong> era sometida a<br />
un plebiscito. El ciudadano votaba por sí o por no. También se<br />
perfeccionaron los métodos para intimidar a los <strong>que</strong> podrían<br />
emitir votos adversos. El primer plebiscito, bajo esta forma, se<br />
realizó el 24 de marzo de 1929 y el resultado por el sí superó la<br />
cantidad de ocho millones y medio y por el no apenas pasó de<br />
los ciento treinta y cinco mil, voluntades. El Jefe de Gobierno<br />
cambió su denominación por il Duce. <strong>La</strong> situación económica<br />
en Italia superada la barrera del 1930 estaba <strong>que</strong>riendo<br />
abandonar su convalecencia e inmediatamente la alcanza la<br />
expansión de la Gran Crisis del capitalismo norteamericano de<br />
1929, <strong>que</strong> tuvo alcance universal. Italia no resulta indemne
[Roberto A. Capriotti]<br />
pero tratan de disminuir los efectos con algunas medidas de<br />
socorro crediticio y apoyaturas especiales para los sectores<br />
industriales y hasta la emisión monetaria para frenar las<br />
corridas bancarias.<br />
• A principios de 1934 se realiza otro plebiscito en Italia. Votan<br />
más del 96% de los inscriptos y el resultado favorece al<br />
fascismo con cifras realmente apabullantes. Aún descontando<br />
todo lo de la intimidación y la propaganda y la imposibilidad de<br />
actuar de la oposición, el resultado hubiera sido desastroso<br />
para ésta. Algún opositor exiliado llegó a opinar <strong>que</strong> podían<br />
encontrar miles de argumentos valederos para vilipendiar al<br />
régimen, pero no se podía discutir <strong>que</strong> era una realidad<br />
incontrovertible. Afirmado de tal manera en la cúspide del<br />
poder a Mussolini le <strong>que</strong>daba in pectore una gran ambición<br />
insatisfecha, alcanzar para Italia un rango de potencia colonial<br />
similar a la de otras naciones europeas, y para ello intensificó<br />
su gestión diplomática, <strong>que</strong> venía desde tiempo atrás, para<br />
ganarse la buena voluntad de Francia e Inglaterra y expandirse<br />
en África. Alguna señal, tácita o explicita, debió recibir.<br />
También lo ayudó el rápido crecimiento militar de la Alemania<br />
hitleriana por<strong>que</strong> las anteriores mencionadas potencias<br />
necesitaban de una Italia aliada.<br />
• De la obra de Indro Montanelli y Mario Cervi, titulada <strong>La</strong> Italia<br />
Lictoria, he copiado textualmente el siguiente párrafo, <strong>que</strong> pinta<br />
con crudeza la visión inglesa sobre el fascismo: <strong>Lo</strong>s ingleses<br />
consideraban al fascismo como un régimen tosco, pero precisamente por ello<br />
eficaz para un pueblo de escaza conciencia como el italiano y un remedio<br />
brutal pero válido para enfrentar al dragón rojo. 28 <strong>La</strong>s bravuconadas y<br />
el armamentismo de Hitler y la consolidación comunista en<br />
Rusia eran preocupaciones primordiales para las potencias<br />
28 Montanelli, Indro y Cervi, Mario (1982): <strong>La</strong> Italia Lictoria, Barcelona: Plaza y Janés.<br />
162
163 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
occidentales. Entre 1935 y 1936, Italia, invade y conquista<br />
Etiopía. Mussolini proclama el Imperio. Víctor Manuel III, Rey<br />
de Italia, también pasa a ostentar el título de Emperador de<br />
Etiopía.<br />
• Desde 1936 a 1943 transcurre un período <strong>que</strong> me atrevo a<br />
llamar el ocaso del régimen fascista en Italia, a pesar de <strong>que</strong><br />
continuaba la borrachera inspirada desde la propaganda y el<br />
ditirambo, los discursos y los gestos del Duce y la gran<br />
escenografía montada para obtener frutos de su capacidad<br />
histriónica, y de 1943 a 1945, otro lapso, el de su ruina. El<br />
destino de Italia en esos más de dos decenios <strong>que</strong>dó sujeto al<br />
desenvolvimiento del fascismo. <strong>La</strong> invasión y dominio de Italia<br />
sobre Etiopía adquiere mucha relevancia internacional, ya <strong>que</strong><br />
se trata de un país independiente y por lo tanto ingresa en la<br />
Sociedad de Naciones un pedido de sanciones económicas<br />
para Italia para <strong>ser</strong> aplicada por los países adherentes a la<br />
misma. <strong>La</strong> moción es aprobada y votan a favor de ella también<br />
a<strong>que</strong>llas naciones aliadas a la Italia fascista hasta el día anterior.<br />
Esto provoca el alejamiento de la misma de dicha entidad y su<br />
acercamiento a Alemania, <strong>que</strong> no ha criticado su acción.<br />
Alemania e Italia firman su primera alianza a finales de 1936.<br />
Deciden en conjunto ayudar a la rebelión de Francisco Franco<br />
contra la República Española y en 1937 ingresa al acuerdo el<br />
Japón. El pacto con Italia libera a Alemania para absorber a<br />
Austria y otras regiones y naciones vecinas. Italia ocupa<br />
Albania a principios de 1939 y en mayo de ese año entre ambas<br />
naciones europeas concretan otro pacto <strong>que</strong> refuerza la alianza<br />
anterior. Para este entonces las naciones europeas y muchas<br />
<strong>que</strong> no lo eran estaban perfectamente alineadas para la<br />
Segunda Guerra Mundial.<br />
• El papel de Italia en este concierto era de ostensible debilidad<br />
frente a sus dos grandes aliados, Alemania y Japón. Hitler y
[Roberto A. Capriotti]<br />
Mussolini llegaron al poder para mantener el statu quo en<br />
naciones en crisis política y social, pero con grandes diferencias<br />
en lo económico: el primero se hizo cargo de una comunidad<br />
<strong>que</strong> tenía las características de una gran potencia industrial y el<br />
segundo de un país con una economía predominantemente<br />
agro-pastoril. En consecuencia, a la hora de la conflagración,<br />
Alemania era más de lo mismo, había aumentado su capacidad<br />
productiva y bélica e Italia poco había variado, era un país<br />
donde nada o poco había cambiado. El potencial industrial de<br />
Alemania le permitió una maquinaria bélica de primera línea, la<br />
capacidad industrial italiana no estaba preparada para producir<br />
lo necesario para una participación bélica de características<br />
modernas, Sin duda no era la guerra contra los abisinios.<br />
Algunos entendidos aducen <strong>que</strong> fue un gran error de Hitler<br />
darle una participación tan activa a Italia. Debió limitarla a una<br />
acción pasiva de protección de determinados flancos. A poco<br />
andar las consecuencias <strong>que</strong>daron a la vista. Además Italia no<br />
tenía la capacidad ni la mentalidad para producir un fenómeno<br />
de sacrificio, esfuerzo y producción como el <strong>que</strong> realizara la<br />
Rusia bolchevi<strong>que</strong> para detener, vencer y expulsar al invasor.<br />
Stalin, a los rusos los había preparado para el esfuerzo y el<br />
sacrificio y Mussolini, a los italianos, sólo para <strong>que</strong> aplaudieran<br />
sus discursos y gestos grandilocuentes. Además el potencial<br />
intacto de los norteamericanos, en el momento oportuno, jugó<br />
lógicamente a favor de la contraparte. No voy a entrar en el<br />
análisis de las múltiples circunstancias bélicas, sino <strong>que</strong> en<br />
párrafos más adelante, someramente, examinaré lo <strong>que</strong> según<br />
mi interpretación son las consecuencias más trascendentes de<br />
esta guerra y el período anterior de entre guerras, <strong>que</strong> para el<br />
objeto de este ensayo resulta el quid de la cuestión. Apenas los<br />
aliados desembarcan en el Sur de Italia, el Gran Consejo<br />
Fascista destituye a Mussolini, lo apresan, lo liberan los<br />
alemanes y lo llevan a Alemania, para luego inspirarle la<br />
164
165 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
formación en suelo italiano de la República Social Italiana, una<br />
parodia, sostenida por los mismos patrocinantes. Ni bien<br />
destituido Mussolini, se firma un armisticio italiano–aliados. <strong>La</strong><br />
guerra continúa en la península itálica por la resistencia<br />
alemana. Vencidos en 1945, en un momento en <strong>que</strong> Mussolini<br />
pretendía huir hacia Suiza, junto a Clara Petacci, es apresado y<br />
ambos fusilados por los partisanos italianos. Poco tiempo<br />
después finaliza la Segunda Guerra Mundial. Con esto<br />
concluyo este dibujo esfumado de una de las manifestaciones<br />
políticas totalitarias de derecha, en la Europa de entre guerras,<br />
como lo hiciera con una república liberal. Ambos fenómenos<br />
ayudan de manera muy especial a comprender las vivencias del<br />
proceso de nacionalización en dicho espacio geográfico <strong>que</strong><br />
por su parte constituye un elemento fundamental para<br />
interpretar la cuestión a nivel planetario.<br />
<strong>Lo</strong> anterior es un rápido sobrevuelo sobre un período de tres<br />
cuarto de siglo de la vida política europea, muy abundante en<br />
variantes <strong>que</strong> ponen al descubierto numerosos aspectos de la<br />
marcha de las comunidades hacia la condición nacional. <strong>Lo</strong>s<br />
hechos y las consecuencias de lo acontecido en ese lapso en el<br />
terreno político, social y económico dejan una gran enseñanza.<br />
Superada la Segunda Guerra Mundial y después de la paz, por<br />
primera vez se puede hablar con propiedad, en este planeta, de<br />
experimentos democráticos. También es indispensable <strong>que</strong> usemos<br />
con precisión al vocablo Democracia, es decir, con la acepción <strong>que</strong><br />
se merece a esta altura del desenvolvimiento humano. Con mucha<br />
frecuencia lo aplicamos con desaprensión, por<strong>que</strong> nos resulta útil<br />
para la sinonimia, cuando nos ocupamos de describir hechos<br />
políticos <strong>que</strong> tienen contenido intrínsecamente Liberal. Así<br />
creamos falsas apariencias <strong>que</strong> por lo general nos inducen a<br />
apresuradas evaluaciones y conclusiones. Seamos cautos y<br />
diferenciemos entre uno y otro concepto, Liberalismo y
[Roberto A. Capriotti]<br />
Democracia, por<strong>que</strong> existen diferencias muy valederas entre ambos<br />
vocablos <strong>que</strong> tienen significados distintos.<br />
<strong>La</strong> posguerra nos muestra la presencia de dos naciones<br />
superpotencia: EEUU y la URSS, con definidas áreas de influencia<br />
sobre la geografía europea <strong>que</strong> fuera el principal escenario de las<br />
acciones bélicas. Cada una juega lo suyo en una tenaz competencia<br />
por mostrarse los dientes. Del lado sometido a la influencia<br />
norteamericana, ésta vuelca siderales sumas de dinero <strong>que</strong> le darán<br />
un rédito directo muy suculento y a su vez facilita la oportunidad<br />
de la aparición de experimentos políticos <strong>que</strong> por primera vez en el<br />
desenvolvimiento humano muestran formas democráticas. No he<br />
encontrado elementos de juicio, a pesar de buscarlos, de <strong>que</strong> este<br />
sea un resultado inducido exprofeso, pero sí puedo sostener <strong>que</strong><br />
las experiencias vividas por los europeos en los tres cuartos de<br />
siglo, <strong>que</strong> hemos analizado párrafos atrás, no cayó en saco roto y<br />
con una energía y una visión realmente asombrosa se pusieron a<br />
reconstruir naciones con la vigencia de Estados Nacionales <strong>que</strong><br />
dieron vida a las formas democráticas, expresadas en un primer<br />
momento bajo las características, aún imperfectas, de los Estados<br />
Benefactores. Una utopía tomaba cuerpo. Es como si de la<br />
simiente de la cizaña hubiera nacido el trigo. Del sector de la<br />
influencia soviética no tuvimos resultados similares pero es<br />
indudable <strong>que</strong> la presencia del dragón rojo atizó los espíritus de los<br />
<strong>que</strong> estaban enfrente, encendió la inteligencia, creo el equilibrio<br />
para <strong>que</strong> el fenómeno tomara cuerpo certera y prontamente en<br />
esos ámbitos fuera del ámbito de supervisión soviética. <strong>La</strong><br />
burguesía aprendió muy bien la lección de esos largos años de<br />
plomo. <strong>La</strong>s criaturas están fuertes y lozanas y su ejemplo, al <strong>que</strong> se<br />
sumarán otras en el mismo ámbito y también en regiones alejadas,<br />
le dará al mundo y al género humano la posibilidad de acceder a<br />
instancias de convivencia de primera magnitud. Esto es harina de<br />
otro costal y ya seguiremos hablando de ello en otros capítulos<br />
venideros. <strong>La</strong> razón del paréntesis creo <strong>que</strong> ha <strong>que</strong>dado justificada,<br />
166
167 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
la cabal comprensión de las experiencias expuestas nos permiten<br />
discernir con mayor claridad los acontecimientos políticos del<br />
presente y del porvenir. Si así no resulta por<strong>que</strong> mis carencias<br />
hacen <strong>que</strong> lo expuesto no resulte suficiente al cometido, por lo<br />
menos, <strong>que</strong> lo dicho sirva para iluminar el sendero como para <strong>que</strong><br />
el lector pueda recorrerlo por sus propios medios, con más ingenio<br />
o perspicacia. Ahora vuelvo al discurso sobre las características del<br />
estadio nacional <strong>que</strong> me han <strong>que</strong>dado pendientes.<br />
3.11. <strong>La</strong> Nación: la globalización.<br />
Quiero encabezar este subtítulo reproduciendo fragmentos de<br />
un artículo publicado por el diario <strong>La</strong> Vanguardia de Barcelona<br />
(España), con el título Nueva ojeada al Estado Nación, en la edición<br />
del domingo 23 de abril del 2006, escrito por Ralf Dahrendorf,<br />
autor de notas relevantes en materia política, autor de libros de<br />
difusión internacional, ex-Comisario europeo de Alemania,<br />
miembro de la Cámara de los <strong>Lo</strong>res británica, ex-Rector de la<br />
Escuela de Economía de <strong>Lo</strong>ndres y ex- director del St. Anthony’s<br />
College de Oxford. Si bien no coincido con la denominación<br />
Estado-Nación, como lo manifiesto en este ensayo, interpreto <strong>que</strong><br />
estamos hablando de lo mismo y los conceptos aquí vertidos<br />
ayudan a mi argumentación y por cierto me siento muy alentado en<br />
mi prédica. Dice Dahrendorf 29 :<br />
A pesar de la bús<strong>que</strong>da de nuevas identidades, ya sea la europea, la<br />
latinoamericana u otras, y de muchas referencias a un nuevo<br />
cosmopolitismo o incluso una sociedad civil mundial, la mayoría de la<br />
gente se siente en casa en su propio país, el estado nación del cual son<br />
ciudadanos.<br />
29 Darhendorf, Ralf (2006): “Nueva ojeada sobre el Estado Nación”, diario <strong>La</strong> Vanguardia, 23 de<br />
abril de 2006.
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>La</strong> migración es generalmente una migración hacia otras naciones.<br />
Muchos países debaten actualmente, la integración de los migrantes.<br />
¿Qué se necesita para <strong>ser</strong> británico, alemán o estadounidense? Tales<br />
debates sobre la emigración sólo tiene sentido si reconocemos <strong>que</strong> la<br />
ciudadanía se define por y para las naciones.<br />
Durante más de dos siglos, el Estado nación ha sido y sigue siendo la<br />
unidad relevante de pertenencia y participación cívica para la mayoría de<br />
los <strong>ser</strong>es humanos.<br />
Mientras muchos nos hablan de globalización, otros muchos<br />
también mencionan la balcanización, vocablo <strong>que</strong> nos señala la<br />
fragmentación en nuevas naciones de lo <strong>que</strong> anteriormente se<br />
consideraba una Nación y por si ello fuera poco, agreguemos<br />
ahora, como la última novedad en materia del desenvolvimiento de<br />
la instancia nacional, la discusión y casi segura aprobación<br />
parlamentaria del reconocimiento del status de Nación a Cataluña<br />
dentro de la Nación Española, proceso <strong>que</strong> es muy probable <strong>que</strong><br />
no se detenga allí por<strong>que</strong> según pretendo leer entre líneas, ello<br />
tiene mucho <strong>que</strong> ver en el futuro con el tema de los vascos y otras<br />
regiones. Esto da principio a una circunstancia política <strong>que</strong> en<br />
buena medida constituye una Federación o una Confederación.<br />
Este es un ejemplo, pero son muchos los reclamos de<br />
comunidades <strong>que</strong> plantean su diferenciación con el ente político<br />
<strong>que</strong> actualmente los contiene y por lo tanto no es descabellado<br />
pensar <strong>que</strong> el proceso de autonomía, de nacionalización, está<br />
distante de <strong>ser</strong> definitivo o de haberse estabilizado. Este tipo de<br />
fenómeno <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> bien recibido por<strong>que</strong> contribuye a perfeccionar<br />
el estadio nacional vigente en casi todos los confines del planeta y<br />
nos confirma <strong>que</strong> a<strong>que</strong>llo de la globalización es una cuestión <strong>que</strong><br />
tiene <strong>que</strong> <strong>ser</strong> analizada detenidamente, por<strong>que</strong> cuando más se nos<br />
habla de ella mucho hechos nos van mostrando lo inverso, cada<br />
día es mayor el número de nacionalidades <strong>que</strong> adquieren su<br />
auténtico formato. <strong>La</strong> globalización existe, pero habré de<br />
168
169 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
reconocerla como tal y además como muy válida, si con ese<br />
vocablo caracterizamos a este loable fenómeno del crecimiento de<br />
la intercomunicación entre las múltiples comunidades humanas a<br />
nivel planetario. Si globalización significa lo <strong>que</strong> digo <strong>ser</strong>á genuina,<br />
sino <strong>ser</strong>á una impostora. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> sostengo no es un axioma sino<br />
<strong>que</strong> tiene el simple valor de mi modesta apreciación. Si la<br />
globalización significa intercambio en sentidos recíprocos la<br />
acepto, por<strong>que</strong> ello confirma la tesis de <strong>que</strong> vamos en el rumbo<br />
correcto, hacia el regionalismo. Si la globalización tiene una sola<br />
mano y va en el sentido de sólo imponer productos, modalidades<br />
de consumo, proveerse de insumos y mano de obra a precios<br />
irrisorios, hacer inversiones efímeras de toma y daca, entonces esto<br />
<strong>que</strong> así denominamos no es más <strong>que</strong> una nueva forma del<br />
imperialismo, <strong>que</strong> día a día perfecciona su camaleónica capacidad<br />
de mimetización. Más noble era la práctica de los venecianos y los<br />
genoveses en su función desembozada de intermediarios<br />
comerciales entre dos polos mundiales, el oriente y el occidente de<br />
la Eurasia del medioevo. Ellos hacían negocios <strong>que</strong> convenían a<br />
ambos términos y con ese pretexto actuaban, sin <strong>que</strong>rer convencer<br />
a nadie <strong>que</strong> eran portadores de una nueva civilización o de algún<br />
nuevo evangelio. Al día de hoy el imperialismo ya ha adquirido<br />
otras formas, <strong>que</strong> podemos llamar contemporáneas, atenuadas en<br />
materia de sujeción política, donde se traslada el capital bajo<br />
diversas modalidades y a cualquier lugar donde razones de mejor<br />
lucro lo aconsejen o bien se realizan transacciones financieras de<br />
carácter global, pero todo ello sin perder totalmente su conexión<br />
con determinadas metrópolis nacionales donde se concentran las<br />
actividades de mando o conducción, la convergencia de las<br />
utilidades y otras cuestiones de no menor importancia. Este<br />
aparente universalismo concentra aún más la ri<strong>que</strong>za donde ya está<br />
más <strong>que</strong> concentrada. Aun<strong>que</strong> cabe reconocer <strong>que</strong> si dicho<br />
capitalismo no tiene las características de la especulación financiera<br />
y se aplica a inversiones productivas <strong>que</strong> crean fuentes de trabajo,
[Roberto A. Capriotti]<br />
resulta positivo. <strong>La</strong>s inversiones para la especulación financiera,<br />
fundamentalmente, son las <strong>que</strong> han puesto en boga el concepto de<br />
la globalización. Así como la gestión imperialista en el pasado era<br />
hermana directa de los fusiles y los cañones, hoy esa gestión está<br />
íntimamente ligada a los portentosos avances de las<br />
comunicaciones. Pero atención, así como los fusiles y los cañones<br />
no han impedido el avance de las comunidades humanas hacia la<br />
condición nacional, esta prodigiosa evolución de los medios y<br />
métodos de comunicación e interrelación es un catalizador, para el<br />
perfeccionamiento de las nacionalidades. Habrá de consolidar la<br />
instancia Nación y la de la Democracia. Dichos magistrales avances<br />
<strong>debe</strong>n <strong>ser</strong> aprovechados para la real y plena vigencia de las<br />
naciones. Si así no ocurriera en una determinada Nación,<br />
aprovechar los adelantos para desarrollarse integralmente como<br />
comunidad, es por<strong>que</strong> su elite política no está a la altura de las<br />
aspiraciones comunitarias o bien la comunidad no está lo<br />
suficientemente evolucionada y las deficiencias dirigentes no hacen<br />
más <strong>que</strong> traslucir esa carencia evolutiva. Gracias a dicha<br />
modernidad imperante se pone al descubierto con mayor nitidez el<br />
carácter diferenciado de cada comunidad. <strong>La</strong>s aludidas ventajas de<br />
la comunicación nos hacen conocer, sin trasladarnos, las formas<br />
culturales de las más remotas comunidades. Esto <strong>debe</strong> reforzar y<br />
no disminuir esos aspectos culturales distintivos y a su vez ese<br />
reforzamiento no <strong>debe</strong> conspirar contra la posibilidad de hacer<br />
buenos negocios.<br />
Como resumen digo, en primer término hay una globalización<br />
muy positiva y loable, la de la comunicación y la de difusión de<br />
imágenes a nivel planetario. Luego existe la globalización del<br />
capital en actividades productivas en variados campos de las<br />
actividades económicas. Pero conviene <strong>que</strong> haga un agregado: en<br />
este segundo caso ocurre <strong>que</strong> las utilidades vuelven a las<br />
metrópolis y eso significa una rémora, <strong>que</strong> desgraciadamente<br />
también se da en materia comunicacional, por<strong>que</strong> los medios de<br />
170
171 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
comunicación monopólicos o globales, deliberadamente agigantan<br />
la imagen de la Nación originaria y esto también es un vicio,<br />
por<strong>que</strong> la reiteración va diseminando e instaurando diferencias de<br />
valoraciones entre naciones, en la opinión pública en general y<br />
crea las tan difundidas categorías de naciones, <strong>que</strong> por mi parte<br />
acepto como vigentes por<strong>que</strong> es un dato de la realidad. Sigo<br />
adelante con mi resumen y expreso <strong>que</strong> fuera de a<strong>que</strong>llas<br />
manifestaciones de globalización <strong>que</strong> mencionara, para muchas<br />
otras facetas de las relaciones humanas, este fenómeno, es muy<br />
incipiente o casi nulo y vaya como ejemplo la cuestión de la<br />
defensa de los sectores étnicos minoritarios, a veces masacrados, a<br />
pesar de <strong>que</strong> últimamente de manera rimbombante se bate el<br />
parche sobre los derechos humanos. Al respecto debo manifestar<br />
<strong>que</strong> es muy clara la situación en <strong>que</strong> las naciones potencias o<br />
superpotencias se hacen las distraídas y cuando no, es por<strong>que</strong><br />
algún interés nacional específico, preponderantemente del terreno<br />
económico, los mueve a la acción. Esto es exactamente la inversa<br />
de lo <strong>que</strong> debiera <strong>ser</strong> el resultado de un auténtico fenómeno<br />
universalista. Un auténtico proceso universalista <strong>debe</strong> tener un<br />
efecto positivo generalizado: el Bienestar General. Más ri<strong>que</strong>za<br />
para todos. Pero por ahora el resultado no es generalizado. <strong>La</strong><br />
ri<strong>que</strong>za sigue aumentando en algunas naciones y disminuye en<br />
otras. ¡Vaya con esta particular globalización <strong>que</strong> tiene todas las<br />
características de acciones decididamente nacionales, pero a favor<br />
de las naciones <strong>que</strong> ostentan la condición de naciones potencias o<br />
superpotencias! A pesar de las excepciones, el cuadro es<br />
típicamente un caso de nuevas formas del imperialismo y por lo<br />
tanto muy poco tiene <strong>que</strong> ver con el tan ansiado fenómeno de la<br />
universalización. El desdibujamiento de la condición nacional se<br />
pretende válido para muchas comunidades atrasadas, mientras <strong>que</strong><br />
para unas pocas comunidades poderosas es un manifiesto<br />
reforzamiento de su condición nacional. Por<strong>que</strong> me atañe<br />
directamente, ya <strong>que</strong> soy ciudadano de un país <strong>que</strong> se dejó
[Roberto A. Capriotti]<br />
entusiasmar por los cantos de sirenas <strong>que</strong> predicaban las ventajas<br />
del mundo uno y autodestruyó su aparato productivo industrial<br />
con la apertura indiscriminada y también lo desnacionalizó,<br />
desnaturalizó su sistema de seguridad social, malversó sus leyes<br />
laborales, con la consecuente proliferación alarmante de la<br />
desocupación, de la pobreza y aún más, de la indigencia. Para<br />
nuestra alegría, debo reconocer <strong>que</strong> desde el año 2003 la curva<br />
descendente se ha invertido y ahora tiene carácter notoriamente<br />
ascendente. ¡Aleluya!<br />
3.12. <strong>La</strong> Nación: la subsistencia de la modalidad imperialista.<br />
El tema de la globalización nos lleva a efectuar algunas<br />
consideraciones sobre esta subsistencia del imperialismo disfrazado<br />
bajo un manto de noble apariencia. <strong>La</strong> práctica del imperialismo es<br />
un fenómeno político, con fuerte implicancia económica-social,<br />
propio o típico de la condición tribal. Es una manifestación más<br />
del capitalismo, entre muchas, en su continua evolución. El estadio<br />
tribal tiene varias etapas durante su vigencia, por cierto muy<br />
extendida en el tiempo puesto <strong>que</strong> la evolución humana va<br />
adquiriendo aceleración. Esa aceleración nos lleva a deducir <strong>que</strong><br />
hoy la evolución humana avanza en progresión geométrica<br />
mientras antes lo hacía en progresión aritmética. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> impone el<br />
gran cambio de ritmo es la acelerada evolución mental del género<br />
humano. <strong>La</strong> penúltima de esas etapas de la evolución del estadio<br />
tribal es la tribal imperial y la última es la tribal feudal, <strong>que</strong> resulta<br />
el período lógico o natural de la desintegración de la instancia tribal<br />
o bien podemos considerarla como la etapa del inicio del<br />
afloramiento del proceso <strong>que</strong> habrá de llevarnos al estadio<br />
nacional. En consecuencia el ejercicio de la acción imperialista en<br />
la condición nacional es un resabio subsistente no deseado o<br />
impropio y por tanto condenado a su desaparición, remanente de<br />
172
173 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
la condición tribal. <strong>La</strong>s pocas naciones <strong>que</strong> en este mundo<br />
podemos calificar como desarrolladas ya no practican el<br />
imperialismo. Por el contrario usan su poderío económico<br />
financiero para promover el desarrollo acelerado de naciones<br />
vecinas. Tomemos el caso de la Unión Europea en donde se va<br />
ensanchando su esfera de influencia con inversiones y subsidios<br />
para acelerar el desarrollo nacional. Ubicados en el plano de lo<br />
ideal, de lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>, en el presente, podemos deducir <strong>que</strong> la<br />
condición nacional debiera estar asociada con la Democracia, la<br />
sucedánea del Liberalismo, ese noble producto de antiguas formas<br />
<strong>que</strong> ya va <strong>que</strong>dando gradualmente superado en ciertas<br />
nacionalidades, quizás no tantas para mi gusto. Vueltos al terreno<br />
de la realidad, la simple ob<strong>ser</strong>vación de muchos procedimientos o<br />
actitudes nos muestran <strong>que</strong> aún persisten nacionalidades <strong>que</strong><br />
aplican el imperialismo y muchas también <strong>que</strong> pretenden hacerlo,<br />
como un categórico exponente de <strong>que</strong> no han alcanzado en<br />
plenitud la condición nacional consecuentemente desarrollada. <strong>Lo</strong><br />
<strong>que</strong> sí está en claro es <strong>que</strong> ese ubicuo capitalismo siempre defiende<br />
la condición nacional, por lo menos la de su Nación de origen. De<br />
fronteras para afuera, en muchos casos y principalmente por parte<br />
de los <strong>que</strong> acostumbramos llamar los países centrales, el cantar es<br />
otro. Ese capitalismo, aferrado al nacionalismo en su orden<br />
interno, <strong>que</strong> generalmente se promocionan con una rimbombante<br />
tarjeta de presentación democrática, tienen a su <strong>ser</strong>vicio muchos<br />
voceros con patente de grandes académicos <strong>que</strong> pregonan su<br />
vocación y raigambre democrática. <strong>La</strong> Democracia es incompatible<br />
con la práctica del imperialismo. Ergo las naciones <strong>que</strong> la<br />
practican, diciéndolo lisa llanamente, aún están en la etapa del<br />
Liberalismo y no de la Democracia y no son naciones desarrolladas<br />
sino del nivel potencia o superpotencia. Muestran actitudes propias<br />
del tribalismo de últimas etapas, del <strong>que</strong> emergiéramos o estamos<br />
emergiendo y esto lo certifican muy a menudo algunas bien<br />
manifiestas y actuales actitudes retrógradas como cuando se reedita
[Roberto A. Capriotti]<br />
la política de los cañonazos del colonialismo clásico. Por lo general<br />
esconden los cañones y prefieren dar pábulo a cierto espejismo,<br />
más moderado <strong>que</strong> las armas de fuego pero no menos nocivo, para<br />
consumo de los habitantes de los países menos evolucionados,<br />
cuyo nombre constituye un verdadero camuflaje: la globalización.<br />
3.13. <strong>La</strong> Nación: los blo<strong>que</strong>s regionales.<br />
Tampoco los rasgos diferenciales entre comunidades pueden<br />
impedir u obstaculizar la intercomunicación y el establecimiento de<br />
las asociaciones entre naciones o blo<strong>que</strong>s regionales, <strong>que</strong> van<br />
proliferando en los últimos tiempos y <strong>que</strong> en definitiva, bien<br />
mirados y correctamente ensamblados, son sumamente útiles para<br />
mejorar o fortalecer la condición nacional. Esos blo<strong>que</strong>s sirven<br />
para utilizar las fuerzas conjuntas para superar vallas adversas al<br />
desarrollo particular de cada comunidad y además permiten<br />
ponerse en condiciones de competencia con otros blo<strong>que</strong>s o con<br />
las naciones superpotencias a las <strong>que</strong> también, en su momento,<br />
dedicaré algunos párrafos. Cuando un blo<strong>que</strong> regional no cumple<br />
con las funciones <strong>que</strong> he expuesto, mejorar la condición nacional<br />
de los componentes, es por<strong>que</strong> tiene un grueso defecto de origen.<br />
En ese caso no es una asociación entre naciones sino una mera<br />
subordinación de una o varias comunidades a otra u otras. Así no<br />
vale y la responsabilidad de la deficiencia está en a<strong>que</strong>llos<br />
dirigentes políticos de las naciones subordinadas, <strong>que</strong> han<br />
manejado la cuestión con impericia o con mala predisposición.<br />
Evitar <strong>que</strong> las comunidades hegemónicas subordinen las<br />
prerrogativas de las otras es una responsabilidad de estas últimas y<br />
de su elite política. En los casos en <strong>que</strong> lo anterior ocurre estamos<br />
frente a una globalización <strong>que</strong> está lejos de <strong>ser</strong> el ansiado<br />
regionalismo o el universalismo, como en general se confunde. <strong>La</strong><br />
constitución de los blo<strong>que</strong>s regionales es un elemento positivo <strong>que</strong><br />
174
175 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
posibilita la in<strong>ser</strong>ción paritaria de naciones en el concierto<br />
universal. De esta manera alcanzan una ventaja <strong>que</strong> por sí solas no<br />
podrían obtener en esta época. Además es un arma <strong>que</strong> defiende<br />
de los efectos dañinos del fenómeno globalizante.<br />
Insisto, integrar un blo<strong>que</strong> regional, en lo esencial, es para<br />
obtener ventajas competitivas o de expansión productiva como<br />
resultado de dicha asociación. Si así no ocurre para alguno de los<br />
integrantes entonces no es un blo<strong>que</strong> regional auténtico. Cuando<br />
uno o varios de los integrantes del mismo no tiene bien definido<br />
sus objetivos nacionales, es decir sus lógicas pretensiones, la<br />
situación resulta en subordinación y en ese caso la asociación<br />
regional no es más <strong>que</strong> un eufemismo para encubrir una situación<br />
imperialista por parte de la nación o de las naciones<br />
preponderantes dentro del mismo grupo. <strong>Lo</strong>s agrupamientos<br />
regionales <strong>debe</strong>n <strong>ser</strong> entre pares y cuando alguna Nación no tiene<br />
las condiciones de la paridad, su dirigencia, para avalar el acuerdo,<br />
<strong>debe</strong> exigir pautas <strong>que</strong> le permitan a su comunidad el avance a un<br />
nivel adecuado para <strong>que</strong> sea par y no subordinada. Estas<br />
asociaciones regionales resultan útiles y todavía más, constituyen<br />
una reacción frente al fenómeno de la aparición de las naciones<br />
superpotencia, ya <strong>que</strong> para evitar <strong>que</strong> la hegemonía de éstas cada<br />
vez se haga más ostensible, conviene el agrupamiento para alcanzar<br />
ciertos niveles de paridad o competencia a nivel global.<br />
3.14. <strong>La</strong> Nación: las diversas categorías de naciones.<br />
<strong>La</strong>s naciones existen en nuestro planeta y muchas de ellas lo<br />
son de manera imperfecta. Todavía les falta mucho, pero mucho,<br />
para aproximarse a las formas medianamente correctas de<br />
desenvolvimiento. No ha llegado aún el tiempo de superar la<br />
instancia de la nación, muy por el contrario, estamos recién en el<br />
período de su perfeccionamiento. El desenvolvimiento de las
[Roberto A. Capriotti]<br />
nacionalidades es dispar, tanto, <strong>que</strong> a los <strong>ser</strong>es humanos se nos ha<br />
ocurrido fijar distintas gradaciones para clasificarlas. Hablamos de<br />
naciones del primer mundo y del tercer mundo. Esto supone <strong>que</strong><br />
podría existir un segundo mundo intermedio y <strong>que</strong> por ese camino<br />
podemos alargar la enumeración, por<strong>que</strong> es mucho más propio<br />
<strong>que</strong> a algunas tribus, <strong>que</strong> son muchas, <strong>que</strong> todavía están bastante o<br />
muy lejos de alcanzar el estadio nacional, las ubi<strong>que</strong>mos en un<br />
cuarto, quinto, sexto o equis mundo, según el grado de<br />
desenvolvimiento <strong>que</strong> interpretamos hayan alcanzado.<br />
Estoy en desacuerdo con la anterior clasificación por<strong>que</strong> no es<br />
ilustrativa y llama a confusiones o transgresiones. Si clasificáramos<br />
a las comunidades, unidades de cultura, por su grado de<br />
desenvolvimiento tendríamos <strong>que</strong> usar otra escala <strong>que</strong> me parece<br />
más apropiada. Propongo otra categorización y la misma <strong>ser</strong>ía la<br />
siguiente, enumeradas por orden decreciente de desarrollo:<br />
• Naciones Desarrolladas.<br />
• Naciones Potencias/Naciones Superpotencias.<br />
• Naciones Subpotencias.<br />
• Tribus.<br />
En todo momento repito la aclaración de <strong>que</strong> los límites entre<br />
estas categorías <strong>que</strong> propongo no son precisos, pero ello se<br />
trasunta en menor medida <strong>que</strong> en la categorización <strong>que</strong> se usa<br />
habitualmente. Esos límites son difusos y esto último es lo <strong>que</strong><br />
crea zonas intermedias. Cada nación es un caso y clasificaciones<br />
como las <strong>que</strong> se usan y la <strong>que</strong> propongo pueden resultar estrechas<br />
o deficientes para reflejar la estricta realidad. Mi propuesta, si bien<br />
es cierto <strong>que</strong> tiene la deficiencia de <strong>ser</strong> sintética, creo sinceramente<br />
<strong>que</strong> se acerca a la realidad de mejor manera <strong>que</strong> la modalidad <strong>que</strong><br />
está en boga. Además puedo decir, y pido <strong>que</strong> no se lo tome como<br />
petulancia, <strong>que</strong> resulta más ilustrativa y didáctica.<br />
176
177 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Para empezar digo <strong>que</strong>, en la clasificación usual estamos<br />
mezclando naciones desarrolladas y naciones potencias y en el<br />
caso de las naciones del tercer mundo el número de escalones<br />
suprimidos es mucho mayor. <strong>La</strong> variante en materia de categorías<br />
va más allá de la simple diferencia semántica. Si aplicáramos mi<br />
criterio nos encontraríamos con importantes sorpresas en materia<br />
de ubicaciones de las <strong>que</strong> ahora denominamos del primer mundo.<br />
Si tuviéramos en cuenta la condición de un auténtico desarrollo<br />
nacional, las ubicaciones sufrirían importantes variaciones. Así<br />
como en una nación existen diversos estratos sociales, también<br />
existen en nuestro mundo, estratos de nacionalidades. <strong>La</strong><br />
disparidad es consecuencia de <strong>que</strong> no todas largaron al mismo<br />
tiempo en esta larga carrera. Algunas encontraron, encuentran y<br />
encontrarán más obstáculos <strong>que</strong> otras para avanzar, pero<br />
felizmente en los tramos futuros del camino el avance de las<br />
punteras <strong>ser</strong>á más lento o más rápido el de las rezagadas y eso<br />
permitirá la paridad. Por<strong>que</strong> lo bueno cunde, se propaga. <strong>Lo</strong>s<br />
avances culturales se difunden irremediablemente y con la forma<br />
de los vasos comunicantes. <strong>La</strong> carrera no es en camino llano sino<br />
sinuoso y además muchas de las <strong>que</strong> largaron primero, intereses<br />
creados de por medio, pusieron y siguen poniendo escollos para<br />
evitar el rápido y libre avance de las rezagadas y por<strong>que</strong> no<br />
reconocer, también, <strong>que</strong> muchas veces las demoras o retardos se<br />
originan en las contradicciones habidas en el seno de la misma<br />
comunidad por la hegemonía persistente de sectores anacrónicos<br />
y/o autoritarios, ayudados muchas veces por las ingerencias<br />
externas <strong>que</strong> se favorecen con la complicidad. Este es el gran<br />
desafío para las comunidades y para sus dirigencias: saber<br />
distinguir y sortear las vallas y estar alerta frente a la aparición de<br />
los espejismos, <strong>que</strong> tienen la virtud de distorsionar la visión de la<br />
realidad y una visión distorsionada de la realidad hace <strong>que</strong> se<br />
establezcan objetivos <strong>que</strong> no son los mejores para la comunidad,<br />
puesto <strong>que</strong> no son los más aptos para su eficaz desenvolvimiento.
3.15. <strong>La</strong> Nación: el desarrollo económico.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Como un anticipo obligado antes de considerar el tema de las<br />
naciones potencias/superpotencias y de las naciones desarrolladas<br />
conviene <strong>que</strong> exponga mi apreciación sobre el desarrollo<br />
económico de una comunidad. El desarrollo económico es<br />
sinónimo de crecimiento, de avance, de perfeccionamiento en lo<br />
económico, pero sujeto a determinadas condiciones ya <strong>que</strong> no es<br />
un mero crecimiento dictado por las circunstancias o simplemente<br />
por el mercado como ahora se acostumbra decir. El desarrollo<br />
económico tiene características propias para cada comunidad y<br />
además para cada tiempo de dicha comunidad. <strong>La</strong> acumulación de<br />
capital, el ahorro, las inversiones selectivas, el aumento de la<br />
producción y de la productividad estarán adecuados a la<br />
idiosincrasia de cada comunidad y a la oportunidad <strong>que</strong> ella vive.<br />
No se puede medir a todos y a todo con la misma vara. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> sí<br />
es común a todos es el concepto, no importa la ubicación en el<br />
espectro político <strong>que</strong> va de derecha a izquierda o viceversa. El<br />
desarrollo económico aplicado deliberadamente en el seno de una<br />
comunidad, supone la adopción de métodos de producción<br />
modernos e integrados y se entiende por ello, los <strong>que</strong> permiten el<br />
crecimiento efectivo y no aparente, sostenido y no circunstancial,<br />
de la ri<strong>que</strong>za de una nación. El desarrollo económico provee los<br />
recursos materiales, genera la ri<strong>que</strong>za y ésta es la plataforma de<br />
lanzamiento <strong>que</strong> permite iniciar el vuelo hacia las formas de<br />
convivencia humana de características modernas. El desarrollo<br />
económico de cada nación es una responsabilidad nacional como<br />
lo he dado a entender en palabras anteriores y además es una<br />
actitud deliberada y programada, tanto es así <strong>que</strong> no existen<br />
antecedentes en nuestro mundo de desarrollo económico<br />
consecuencia del laissez faire, aún en las comunidades más adictas<br />
a dicho estilo político, en algún momento hubo empuje estatal o de<br />
ciertos sectores sociales para acelerar o acentuar la generación de la<br />
ri<strong>que</strong>za. El desarrollo económico es un auténtico concepto político<br />
178
179 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
y de fundamental importancia, no constituye un hecho estático<br />
sino por el contrario es un hecho dinámico <strong>que</strong> cambia, se renueva<br />
y actualiza permanentemente como para posibilitar el ritmo<br />
sostenido y eficaz del crecimiento económico. Cuando una etapa<br />
del crecimiento se estabiliza o agota <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> superada por otra <strong>que</strong><br />
vitalice ese crecimiento. Es como agregar nuevos eslabones a una<br />
cadena <strong>que</strong> se acaba. <strong>La</strong> cadena se prolonga hacia el infinito. Ello<br />
les exige a los dirigentes de una comunidad tener clara y<br />
actualizada la visión de la realidad económica y social de aquélla y a<br />
fijar prioridades, permanentemente, en materia de reemplazo o<br />
modificación de estructuras productivas y de ritmo de crecimiento<br />
económico.<br />
3.16. <strong>La</strong> Nación: la redistribución de la ri<strong>que</strong>za.<br />
El desarrollo económico genera, sostiene y acrecienta la ri<strong>que</strong>za<br />
de una nación pero por sí no asegura <strong>que</strong> la distribución sea<br />
equitativa. <strong>La</strong> redistribución de la ri<strong>que</strong>za en el seno de una<br />
comunidad constituye otro concepto político de similar<br />
envergadura al anterior. Ambos están íntimamente<br />
interrelacionados por<strong>que</strong> de no estarlo, de no estar ligados lógica y<br />
naturalmente, el resultado del uno y del otro, por separado, no<br />
genera lo <strong>que</strong> es la pretensión primordial de una comunidad<br />
humana, <strong>que</strong> es el bienestar general. El viejo concepto de la<br />
igualdad de oportunidades ha <strong>que</strong>dado atrás por<strong>que</strong> la larga<br />
experiencia acumulada nos demuestra <strong>que</strong> esa igualdad predicada<br />
por el Liberalismo es sólo un anhelo existente en la letra, ya <strong>que</strong> en<br />
los hechos los poderosos concluyen imponiendo sus criterios. De<br />
la vieja ley del más fuerte del tribalismo <strong>que</strong>dan resabios y la<br />
organización social moderna ya no puede tolerar una circunstancia<br />
de tal índole. <strong>La</strong> Democracia bien entendida incluye<br />
necesariamente el concepto de la igualdad a secas, <strong>que</strong> es el celoso
[Roberto A. Capriotti]<br />
resguardo de los intereses de los <strong>que</strong> por diversas razones tienen<br />
menos oportunidades. Esa acción se manifiesta en la cada vez más<br />
ostensible propensión a la correcta redistribución de la ri<strong>que</strong>za. Ya<br />
no basta la igualdad de oportunidades si no está acompañada por<br />
la erradicación de las desigualdades sociales artificiales. <strong>La</strong> igualdad<br />
no es posible si no existe una deliberada acción de apoyo desde el<br />
poder político. Existen hoy día y tienen un generalizado<br />
asentimiento, derechos ciudadanos <strong>que</strong> son universales, cuyo<br />
retaceo es una flagrante contradicción. <strong>La</strong> acción redistributiva<br />
mínima es la de asegurar la vigencia de esos mínimos derechos y<br />
ella es una de las funciones irrenunciables del Estado Nacional y<br />
también, como en el caso del desarrollo económico, nace de una<br />
actitud deliberada. Concretar la aspiración de <strong>que</strong> el Estado<br />
Nacional se convierta en una herramienta eficaz para impulsar una<br />
política progresista y de relevante sentido social es una de las<br />
responsabilidades ecuménicas de la <strong>Política</strong>. El sistema capitalista<br />
es una consecuencia de nuestra inclinación natural como <strong>ser</strong>es<br />
humanos, <strong>que</strong> nos viene de lejos, está vigente en el presente y lo<br />
estará, según el modesto alcance de mi visión intelectual, por un<br />
prolongado tiempo, no indefinidamente. Esta inclinación si la<br />
analizamos desde el interés individual descubrimos <strong>que</strong> el<br />
individuo pretende acrecentar su capital, sus rentas, sus bienes, el<br />
goce de las comodidades, sin un límite u horizonte, pero la<br />
convivencia con los demás impone un límite, <strong>que</strong> el individuo por<br />
sí no vislumbra claramente y entonces entra a jugar la sociedad, el<br />
Pacto Social, para señalar el límite. Para ello el individuo ha<br />
derivado en la voluntad general la vigilancia para no exceder<br />
determinados límites. En resumidas cuentas consiste en no avanzar<br />
tan mezquinamente hasta lograr la innecesaria disminución de las<br />
posibilidades del congénere y es en esto donde se aprecia la<br />
enorme importancia de la acción re-distributiva impulsada desde el<br />
Estado Nacional. ¿Si aceptamos restringir nuestra libertad para<br />
permitir la del vecino, por<strong>que</strong> no poner un límite relativo a la<br />
180
181 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
acumulación de la ri<strong>que</strong>za? Esta es una diferencia esencial entre<br />
Pacto Social Liberal y Pacto Social Democrático. <strong>La</strong> aceptación de<br />
esa acción redistributiva hace a la solidaridad.<br />
3.17. <strong>La</strong> Nación: el desarrollo nacional.<br />
Cuando ambos conceptos políticos, el desarrollo económico y<br />
la redistribución de la ri<strong>que</strong>za, funcionan al unísono, mejor decir<br />
eslabonadamente, estaremos logrando o habremos logrado lo <strong>que</strong><br />
muchos llaman el desarrollo integral, el desarrollo general o el<br />
desarrollo nacional de una comunidad humana. Desarrollo integral<br />
<strong>que</strong> involucra al todo y a la particularidad, el individuo. Desarrollo<br />
<strong>que</strong> pone al alcance de todos los integrantes del conglomerado<br />
comunitario a<strong>que</strong>llo del bienestar general. Así también se habrá<br />
logrado <strong>que</strong> el desarrollo económico sea lo suficientemente apto<br />
como para alcanzar a los intereses generales y no sólo a los de<br />
particulares. <strong>La</strong> simbiosis de ambos conceptos políticos, desarrollo<br />
económico y acción redistributiva, habrá de dar forma a un<br />
proyecto de gran dimensión política <strong>que</strong> satisfará por igual a los<br />
grandes sectores de la comunidad, los sectores mayoritarios con<br />
menos recursos y los clásicos factores económicos. Me pongo muy<br />
feliz cuando leo o compruebo <strong>que</strong> algunas comunidades de<br />
nuestro planeta comienzan a transitar el camino correcto. Es<br />
por<strong>que</strong> esas comunidades se están acercando al umbral de la<br />
nación desarrollada.<br />
3.18. <strong>La</strong> Nación: la nación potencia.<br />
He hablado de las naciones potencias y de las naciones<br />
desarrolladas. <strong>La</strong>s primeras son más frecuentes y las segundas, si<br />
somos muy exigentes en el análisis, recién se perfilan en nuestro<br />
horizonte. Para bien de la humanidad ya podemos hablar de ellas o
[Roberto A. Capriotti]<br />
más bien empezar a describirlas como un hecho concreto. Hoy día<br />
las primeras abundan y las segundas son una pe<strong>que</strong>ña minoría. <strong>La</strong>s<br />
<strong>que</strong> abundan son las naciones subpotencias y nos <strong>que</strong>dan para<br />
muestra un buen número de tribus, muchas de ellas in<strong>ser</strong>tadas<br />
como tales en el seno de naciones. Esto refuerza mi aseveración de<br />
<strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano está recorriendo los tramos del estadio nacional,<br />
para arribar a un futuro de plenitud como entidades nacionales.<br />
Hay quienes no distinguen las diferencias entre naciones<br />
potencias y naciones desarrolladas, pero las diferencias son<br />
abismales. ¿No existen las naciones desarrolladas por<strong>que</strong> ellas son<br />
una utopía? Nada de eso, la cuestión tiene <strong>que</strong> ver con el ritmo de<br />
evolución de las comunidades <strong>que</strong> se acompasa con la evolución<br />
humana, con la generación de la ri<strong>que</strong>za y su correcta distribución.<br />
<strong>La</strong>s condiciones apropiadas generalmente no son fruto del azar o<br />
espontáneas, no son el producto del dejar pasar y del dejar hacer,<br />
hace falta la decisión de la comunidad y la correspondiente<br />
respuesta de su elite política. Además no nos olvidemos de una<br />
cuestión superlativa, <strong>que</strong> repetiré hasta el cansancio, el ingreso del<br />
Ser Humano al estadio nacional, medido en tiempo antropológico,<br />
es relativamente joven.<br />
<strong>La</strong> nación potencia, es a<strong>que</strong>lla <strong>que</strong> muestra signos de una gran<br />
fortaleza económica y de la posesión por parte del Estado<br />
Nacional de medios coercitivos contundentes. Un Producto Bruto<br />
Interno abultado en términos absolutos. Una renta individual<br />
promedio elevada. Un sistema productivo moderno y competitivo.<br />
<strong>Lo</strong>s niveles de consumo son elevados, en promedio. El sistema<br />
productivo crea volúmenes importantes de producción excedente,<br />
en la mayoría de los casos exportables. El Estado Nacional<br />
muestra una exuberante organización de los medios coercitivos<br />
para usarlos hacia adentro y hacia afuera. Pero también nos<br />
muestra <strong>que</strong> la renta promedio elevada es un espejismo por<strong>que</strong>,<br />
exhibe una concentración de los ingresos en manos de sectores<br />
182
183 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
minoritarios. El consumo muestra cifras elevadas pero no es<br />
equitativo, en directa correspondencia con la dispar distribución<br />
del ingreso. También, a veces, coexisten minorías étnicas<br />
deficientemente integradas. Es visible y si no lo es resulta<br />
fácilmente demostrable de como sus corporaciones económicas<br />
muy poderosas influyen en las decisiones del Estado Nacional,<br />
para <strong>que</strong> los medios coercitivos <strong>que</strong> posee actúen en beneficio de<br />
sus intereses, dentro y fuera de las fronteras. En muchas de las<br />
naciones potencias actuales aún está vigente el Pacto Social Liberal.<br />
Una excepción son algunas naciones europeas <strong>que</strong> al día de hoy<br />
podemos decir <strong>que</strong> disfrutan de un Pacto Social Democrático. En<br />
una demasiada abundante porción aún rige la igualdad de<br />
oportunidades y les falta incorporar la redistribución de la ri<strong>que</strong>za<br />
<strong>que</strong> es un requisito indispensable para tener la calidad de<br />
democráticas, <strong>que</strong> significa <strong>que</strong> no han alcanzado el nivel del Pacto<br />
Social Democrático. También se puede agregar <strong>que</strong> padecen de la<br />
despreocupación estatal por la discriminación hacia las minorías<br />
étnicas y por si esto no fuera suficiente para encasillarlas como<br />
liberales, pongamos al descubierto <strong>que</strong> aún practican la expansión<br />
imperialista, arrastre proveniente de la condición tribal. Bien puedo<br />
decir <strong>que</strong> en ellas el mercado ejerce oficiosamente de soberano<br />
por<strong>que</strong> esa condición se filtra por el flanco débil del Liberalismo,<br />
con su mito de la Igualdad de oportunidades. Con intensión dejo<br />
fuera de la enumeración los casos de la intolerancia religiosa y el<br />
totalitarismo por<strong>que</strong> los mismos no caben en esta categoría<br />
naciones ya <strong>que</strong> son factibles en comunidades con menor grado de<br />
evolución.<br />
3.19. <strong>La</strong> Nación: la nación superpotencia.<br />
Conviene <strong>que</strong> aquí intercale el tratamiento de una subcategoría<br />
de las naciones potencias: las naciones superpotencias, cuya
[Roberto A. Capriotti]<br />
mención hice en algunos párrafos anteriores. Esta denominación<br />
es moneda corriente en el presente y con ello de manera muy<br />
sintética se está distinguiendo especialmente a determinadas<br />
naciones potencias. Con la antedicha denominación se está<br />
estableciendo una diferencia con las <strong>que</strong> son naciones potencias de<br />
rango normal. En los hechos la nación superpotencia es la <strong>que</strong><br />
exhibe rasgos propios de la nación potencia, pero con niveles<br />
superlativos como bien lo señala la denominación. <strong>La</strong>s diferencias<br />
entre ambos conceptos son una cuestión de escala. Para<br />
describirlas podría usar los mismos vocablos <strong>que</strong> usara para las<br />
naciones potencias pero empleando adjetivos superlativos. En ellas<br />
la acumulación de capital, <strong>que</strong> es el objetivo excluyente del<br />
desarrollo económico, ha alcanzado niveles muy superiores a la<br />
media general de las naciones potencias. Dicha acumulación,<br />
también como regla generalizada, está concentrada en<br />
determinados sectores de la comunidad. Una buena parte de la<br />
mencionada acumulación se destina a abultar los medios<br />
coercitivos estatales, <strong>que</strong> han alcanzado magnitudes casi<br />
imprevisibles, orientados hacia la acción imperialista. Algún<br />
requisito existe, según mi leal entender, para alcanzar esta<br />
diferenciación, esta condición de potencia superior. Uno de los<br />
previos requisitos, el principal, es la gran extensión territorial del<br />
país, gran extensión <strong>que</strong> posibilita la existencia de otras varias<br />
condiciones, como son: elevado número de pobladores, diversidad<br />
de suelos, diversidad y abundancia de recursos de dichos suelos y<br />
diversidad de climas. Todo lo enunciado genera la presencia<br />
elevada de bienes al alcance de la mano y un mercado propio<br />
amplísimo y ambos, bienes primarios y mercado amplio, juntos<br />
potencian las posibilidades de un súper desarrollo económico.<br />
Paradójicamente en las naciones de estas características,<br />
potencias o superpotencias, salvo la excepción <strong>que</strong> apuntara, de<br />
algunas naciones europeas, el bienestar de la comunidad en su<br />
parte mayoritaria es sólo una consecuencia aleatoria, sujeta a los<br />
184
185 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
vaivenes de su condición de mercado. Si necesito mercado te<br />
otorgo capacidad adquisitiva y si no te la restrinjo. Por ello<br />
sostengo <strong>que</strong> en ellas el bienestar se generaliza por derrame. ¿Qué<br />
significa <strong>que</strong> el bienestar se generaliza por derrame? Que el<br />
bienestar general crece con intermitencia, solamente cuando<br />
rebalsa la olla de la acumulación de los sectores poderosos en<br />
materia económica y también de la olla del Estado <strong>ser</strong>vidor de los<br />
poderosos.<br />
3.20. <strong>La</strong> Nación: la nación desarrollada.<br />
<strong>La</strong> nación desarrollada exhibe signos similares a la nación<br />
potencia en materia de fortaleza económica y por la posesión de<br />
medios coercitivos eficaces. Pero en este caso los resultados del<br />
poderío económico son disfrutados por la mayoría de los sectores<br />
sociales. El elevado Producto Bruto Interno se traduce en una<br />
política de ingresos y de consumo ecuánimes. El poder coercitivo<br />
de un Estado Nacional independiente, responsable de un buen<br />
equilibrio entre los sectores, se usa para el beneficio de la<br />
comunidad nacional en su conjunto. El Estado Nacional garantiza<br />
la paridad política, el imperio de la ley, la modernización y la<br />
movilidad social, una redistribución equitativa de la ri<strong>que</strong>za y la<br />
justa valorización del trabajo humano como una de las principales<br />
manifestaciones de esa llamada redistribución, la libertad<br />
individual, la libre expresión de las ideas. No existen las<br />
discriminaciones étnicas. El bienestar general es el objetivo<br />
fundamental del desarrollo económico. <strong>Lo</strong>s resultados materiales<br />
otorgados por el desarrollo económico son gozados con<br />
racionalidad y proporcionalidad por la comunidad en general. No<br />
se practica la expansión imperialista. En estos casos se aprecian de<br />
manera definida las formas de la condición nacional: el Pueblo es
[Roberto A. Capriotti]<br />
el soberano en plenitud y en consecuencia está vigente el Pacto<br />
Social Democrático.<br />
3.21. <strong>La</strong> Nación: el Estado Benefactor.<br />
Así como hice referencia a las naciones potencias en íntima<br />
relación con las naciones superpotencias, de manera paralela al<br />
concepto de nación desarrollada quiero manifestar mi pensamiento<br />
sobre los casos <strong>que</strong> se engloban bajo la denominación del Estado<br />
Benefactor o del Estado de Bienestar, por<strong>que</strong> resultan casos<br />
típicos de naciones desarrolladas y por<strong>que</strong> la denominación está<br />
presente en las expresiones de los analistas políticos y más lo<br />
estuvo en el período pos Segunda Guerra Mundial. En algo<br />
estamos de acuerdo todos: el concepto de Estado de Bienestar<br />
comienza a adquirir relevancia en los países en proceso de<br />
reconstrucción en Europa, desde el momento en <strong>que</strong> el Estado<br />
decididamente interviene a fin de corregir los desajustes<br />
económicos y las desigualdades sociales producidos por el<br />
capitalismo y para ello hace efectivos algunos principios <strong>que</strong> se<br />
habían insinuado en las palabras antes de la Segunda Guerra<br />
Mundial, pero <strong>que</strong> a partir de dicho cataclismo bélico adquieren<br />
contornos más definidos y en casos bien concretos ingresan en la<br />
letra de las constituciones, las leyes y reglamentos. <strong>Lo</strong>s más<br />
destacados de dichos principios son: el perfeccionamiento de los<br />
sistemas de seguridad social y de las pautas laborales y la asunción<br />
de políticas fiscales y monetarias <strong>que</strong> faciliten la consecución de<br />
tales objetivos. <strong>La</strong> igualdad deja de <strong>ser</strong> una igualdad de<br />
oportunidades para convertirse en una igualdad <strong>que</strong> incluye la<br />
redistribución de la ri<strong>que</strong>za, como una obligación del Estado<br />
Nacional y del conjunto de la comunidad humana. En la actualidad<br />
hay naciones <strong>que</strong> pueden <strong>ser</strong> asimiladas a este concepto,<br />
principalmente si ob<strong>ser</strong>vamos a las comunidades del norte de<br />
186
187 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Europa. En lo <strong>que</strong> se refiere a la época pos guerra propiamente<br />
dicha, fuimos testigos de la aparición de regímenes políticos, en<br />
ejercicio del poder, <strong>que</strong> merecieron tal denominación y<br />
sinceramente resultaron una particularidad en la materia, puesto<br />
<strong>que</strong> en su impronta aparecía una gestión particularmente activa del<br />
Estado Nacional en materia de beneficios sociales hacia los<br />
sectores del trabajo y en general para todos a<strong>que</strong>llos de menores<br />
ingresos. Corresponde reconocer <strong>que</strong> se aplicaron criterios de<br />
redistribución de la ri<strong>que</strong>za <strong>que</strong> superaba lejos lo conocido hasta<br />
ese momento. Este tipo de experiencias se puso en marcha en<br />
comunidades industrializadas, naciones potencias, apenas<br />
emergieron de la reconstrucción, la mayor parte de las veces<br />
inspiradas por corrientes políticas de signo socialdemócrata o<br />
socialcristiano. Por ello, en renglones anteriores dejé constancia del<br />
hecho en una mención pasajera, pero con una categórica<br />
definición: por primera vez en este planeta podíamos hablar con<br />
absoluta certeza de la aplicación de procedimientos democráticos.<br />
Luego de la negra noche de las sangrientas guerras, la libanización<br />
de los regímenes liberales y las tortuosas experiencias de los<br />
totalitarismos de derecha, aparecía en el horizonte una luminosa<br />
alborada. <strong>Lo</strong>s síntomas del advenimiento de la Democracia<br />
comenzaban a <strong>ser</strong> concretos. El precio pagado por numerosas<br />
comunidades había sido cuantioso, pero el producto obtenido era<br />
de noble naturaleza ¿Cuál es el origen y el sentido de los planteos<br />
políticos de la índole descripta? En síntesis pienso, <strong>que</strong> nos<br />
encontramos frente al caso de naciones potencias <strong>que</strong> en la última<br />
posguerra, luego de las funestas experiencias de pre guerra, frente a<br />
los sacrificios y el esfuerzo aportados por la ciudadanía en la<br />
defensa de las causas invocadas, válidas o no; el manifiesto<br />
crecimiento de las apetencias populares, de la presencia fortalecida<br />
del experimento comunista en la URSS y del desarrollo de grandes<br />
partidos políticos de neto signo comunista en el seno de algunas de<br />
esas comunidades, pusieron en marcha genuinos proyectos
[Roberto A. Capriotti]<br />
redistributivos de la ri<strong>que</strong>za. <strong>La</strong> letra con sangre entra y la<br />
burguesía había aprendido la lección. Pero es lógico <strong>que</strong> también<br />
se reconozca <strong>que</strong> existieron fallas <strong>que</strong> derivaron en consecuencias<br />
no deseadas. <strong>Lo</strong>s procesos políticos no son químicamente puros.<br />
También ello ocurre en los experimentos del laboratorio. <strong>La</strong><br />
ecuación <strong>que</strong> los representa es lineal y sin datos falsos, pero en el<br />
contenido y en el fondo de la probeta <strong>que</strong>dan múltiples indicios de<br />
elementos accesorios y descartables, residuos <strong>que</strong> pueden enturbiar<br />
el material resultante a los <strong>que</strong> corresponde eliminar. Es<br />
indiscutible <strong>que</strong> esas experiencias del Estado de Bienestar<br />
ofrecieron costados endebles en donde se produjeron grietas.<br />
El Estado Nacional, en los casos apuntados, se preocupó<br />
fundamentalmente por establecer una red de seguridad social. Un<br />
Estado Nacional de mano larga y bolsa abierta, según algunos<br />
críticos. Muchos también sostienen, no sólo los defensores del<br />
statu quo, <strong>que</strong> ese Estado Benefactor en sus excesos de reparto<br />
llegó a lesionar el normal desenvolvimiento económico de ciertas<br />
comunidades. Estoy convencido <strong>que</strong> el defecto no estuvo en el<br />
exceso del reparto, <strong>que</strong> defiendo por justo y equitativo, sino <strong>que</strong><br />
descuidaron la generación de la ri<strong>que</strong>za, es decir <strong>que</strong> descuidaron la<br />
actualización del desarrollo económico de tal manera <strong>que</strong> resultara<br />
acorde con los fines redistributivos. Coincido con a<strong>que</strong>llos <strong>que</strong><br />
sostienen <strong>que</strong> ese relativo fracaso del Estado Benefactor incentivó<br />
el surgimiento de las corrientes ahora llamadas neo-liberales, con<br />
todas las consecuencias nefastas <strong>que</strong> trajo consigo, entre ellas la<br />
gran secuela de problemas sociales, entre los <strong>que</strong> merece destacarse<br />
la desocupación.<br />
El ascenso al poder de las corrientes neo-liberales, en<br />
comunidades europeas, permitió <strong>que</strong> el poder económico<br />
aprovechara la oportunidad para modernizar métodos y sistemas<br />
de producción <strong>que</strong> ya estaban perimidos o <strong>que</strong> no permitirían un<br />
favorable desenvolvimiento en las horas de competencia <strong>que</strong> se<br />
188
189 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
avecinaban y las consecuencias derivaron sobre el hombre de<br />
trabajo, a él le hicieron pagar el costo de la modernización<br />
industrial. Modernización industrial <strong>que</strong> en algunos casos fue a<br />
reforzar el mero proceso de acumulación de capital, pero en otros,<br />
por la buena visión de las elites gobernantes siguió el camino de la<br />
redistribución de la ri<strong>que</strong>za, con el agregado de <strong>que</strong> aprendida la<br />
lección ya no habrá de descuidarse el proceso del desarrollo<br />
económico sostenido y renovado, única fuente para la provisión de<br />
la ri<strong>que</strong>za para <strong>ser</strong> redistribuida. ¿Qué había ocurrido entonces con<br />
a<strong>que</strong>llas falencias? Desde mi humilde punto de vista, en esas<br />
comunidades no se cometió el error de alentar la redistribución,<br />
pero sí en descuidar el aspecto de la actualización de los métodos y<br />
rubros productivos para <strong>que</strong> se mantuviera en adecuada relación la<br />
generación de la ri<strong>que</strong>za con su redistribución. <strong>La</strong> virtud debió<br />
residir, o mejor reside, en generar lo más parecido al perfecto<br />
equilibrio. Algunas comunidades europeas lo hicieron no hace<br />
mucho tiempo, un poco tardíamente, pero están ingresando en la<br />
categoría de naciones desarrolladas. <strong>Lo</strong>s europeos siguen<br />
preocupados por el tema y ensayan distintas variantes para<br />
mantener la vigencia del Bienestar General. Debo referirme a un<br />
tema preocupante al momento <strong>que</strong> efectúo estas correcciones. <strong>Lo</strong>s<br />
regímenes gubernativos actuales están ensayando una <strong>ser</strong>ie de<br />
ajustes en materia crediticia, de inversiones y en las políticas<br />
sociales. Se dejan embaucar por los intereses financieros<br />
especulativos. España y Portugal han obtenido créditos<br />
importantes para no efectuar el ajuste (enero 2011). Mis sinceras<br />
felicitaciones para ellos. Tiempo atrás a muchas de las naciones<br />
latinoamericanas nos fue peor con las adhesiones al neoliberalismo<br />
de corte económico <strong>que</strong> permitieron las proliferaciones<br />
de privatizaciones y desnacionalizaciones irracionales, el postulado<br />
del Estado mínimo, las liberaciones arancelarias, la destrucción de<br />
las normas laborales y de protección social y muchas otras medidas<br />
económicas-sociales netamente perjudiciales. Debemos reconocer
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>que</strong> no podemos echarle la culpa a los extraños, fuimos nosotros<br />
los únicos responsables de embarcarnos en aventuras descabelladas<br />
a pesar de las muchas advertencias <strong>que</strong> se escuchaban en el orden<br />
interno y en el externo. Para nuestro bien, en Argentina, desde el<br />
año 2003 en adelante se hicieron oídos sordos al malévolo<br />
argumento de sumarnos a los correctivos para paliar las crisis<br />
internacionales y el gobierno ha seguido una línea inequívoca a<br />
favor del crecimiento y me atrevo a decir del desarrollo y del<br />
otorgamiento de beneficios para los sectores de menores o nulos<br />
recursos. Aplausos para el gobierno <strong>que</strong> inició su gestión en el año<br />
2003 y <strong>que</strong> aún se prolonga. Con relación al contenido del párrafo<br />
anterior quiero hacer referencia a una circunstancia <strong>que</strong> genera mi<br />
entusiasmo y el de mucha gente. Tiempo atrás, a fines de octubre<br />
de 2010, falleció el ex-Presidente de la República, el Dr. Néstor<br />
Kirchner (período 2003/2007) y en la columna de personas <strong>que</strong><br />
esperaban ingresar a la sala mortuoria, improvisada en la Casa<br />
Rosada, una multitud. En ella la mayoría eran personas de entre los<br />
20 y los 40 años. Conclusión: los jóvenes en Argentina volvieron a<br />
la <strong>Política</strong>. Esto me produjo un estado emocional especialísimo.<br />
Para este viejo militante de la <strong>Política</strong> <strong>que</strong> hace más de cuarenta<br />
años atrás comenzó a apreciar como los jóvenes habían<br />
desaparecido de la militancia o las actitudes políticas y ahora para<br />
su felicidad, pudo comprobar el regreso al ruedo. Esto constituye<br />
el más contundente argumento para sostener <strong>que</strong> soportamos un<br />
período de buen gobierno.<br />
Para evitar caer en los planteos del orden internacional y de<br />
algunos sectores internos, aludidos en el apartado anterior, existe<br />
un procedimiento eficaz e indispensable: una acción deliberada por<br />
parte del Estado Nacional para avanzar hacia el Bienestar General.<br />
Ni la imparcialidad del Estado del primitivo Liberalismo, ni el<br />
Estado diluido del Neo-Liberalismo, ni el agobio del Estado<br />
castrante de los totalitarismos, ni el Estado desprevenido de los<br />
primeros intentos del Estado Benefactor. Estos nuevos proyectos<br />
190
191 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
o viejos proyectos remozados, parten de bases más realistas: una<br />
red de protección social sujeta a mayores controles para evitar los<br />
descontroles o sea el usufructo indiscriminado por parte de<br />
quienes no merecen estar incluidos; generar políticas <strong>que</strong> apuntan a<br />
perfeccionar a las personas para su ingreso al mercado laboral;<br />
tomar recaudos para aumentar la oferta al respecto; procurar la<br />
más justa valoración del trabajo y crear las condiciones para<br />
aumentar la posibilidad de emprender actividades independientes.<br />
Una de las banderas exhibidas es a<strong>que</strong>lla de reforzar a la sociedad<br />
civil para <strong>que</strong> actúe como freno frente a un Estado arrogante y el<br />
poder exorbitante del mercado y otra tan certera como la anterior:<br />
ampliar el círculo de los beneficiarios de la nueva economía. Es<br />
evidente <strong>que</strong> estas afirmaciones ponen en descubierto algunas de<br />
las fallas <strong>que</strong> apuntara al principio. Si no se hubieran descuidado<br />
los diversos aspectos del desarrollo económico, es decir si se<br />
hubiera atendido en tiempo y en forma su permanente<br />
actualización, el proceso de retroceso tal vez se hubiera podido<br />
evitar o al menos morigerar. <strong>Lo</strong> dicho vuelve a un primer plano<br />
a<strong>que</strong>l concepto político fundamental, un Estado Nacional activo,<br />
al frente de los acontecimientos y no a la zaga, para tomar las<br />
adecuadas medidas preventivas y no solamente socorrer con meros<br />
paliativos. Así se empieza a ejercitar la Democracia.<br />
Aquí me permito agregar <strong>que</strong> es cierto <strong>que</strong> los <strong>ser</strong>es humanos se<br />
equivocan, pero si lo hacen de buena fe el pecado es menos<br />
criticable, a pesar de <strong>que</strong> sigue siendo pecado por las malas<br />
consecuencias <strong>que</strong> acarrea. En estos casos muchos dirigentes<br />
políticos con buenas intenciones y además con mucho talento<br />
también aprendieron y aprehendieron la lección, a más de la<br />
burguesía. Al respecto quiero traer algunas referencias <strong>que</strong> apoyan<br />
mis afirmaciones y demuestran en <strong>que</strong> medida asimilaron las<br />
enseñanzas de la realidad y a partir de ello le otorgan prioridad a<br />
las acciones correctivas y preventivas. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> voy a transcribir a<br />
continuación no es información de hoy, tiene varios años de
[Roberto A. Capriotti]<br />
antigüedad (fueron dichas a principios del año 2005) y para este<br />
análisis es perfectamente válido y representativo. En oportunidad<br />
de una visita <strong>que</strong> personalmente hiciera al Parc Tecnologic<br />
Barcelona Nord (Barcelona, España), el Director General de<br />
Empresas e Industrias de la Comisión de la Unión Europea, el Dr.<br />
David White, manifestó en discursos protocolares y entrevistas<br />
con la prensa, numerosas apreciaciones en materia de innovación<br />
tecnológica y me permito transcribir, aproximada y<br />
fragmentariamente, las siguientes:<br />
• Empecemos por definir lo <strong>que</strong> es innovación. Es el punto de<br />
contacto entre el mercado y el conocimiento. Es decir, si un<br />
emprendedor ve una posibilidad de mercado, <strong>debe</strong> poner a<br />
su alcance el conocimiento <strong>que</strong> cubra su necesidad.<br />
• Necesitamos la innovación para sostener el crecimiento.<br />
Países como Finlandia y Suecia hace tiempo <strong>que</strong> así lo han<br />
entendido y hoy, son líderes en políticas de innovación.<br />
• Para hacer innovación hay <strong>que</strong> disponer de toda la gama de<br />
productos y tenerlos en cantidad suficiente. Esto es como<br />
una casa. Puede tener el aseo y el dormitorio bien equipados,<br />
pero si la cocina no existe, la casa no funciona. Además,<br />
tampoco <strong>debe</strong>n fallar en la educación continua.<br />
• Hay <strong>que</strong> estar presente en los sectores donde se pueda<br />
desarrollar innovación. En comunicación, salud, incluso el<br />
textil. Hay <strong>que</strong> transformar el conocimiento en tecnología. Y<br />
protegerlo con las patentes.<br />
<strong>La</strong> referencia a las naciones líderes en materia de innovación<br />
tecnológica, <strong>que</strong> este directivo efectuara en esa oportunidad, están<br />
reflejadas en una estadística <strong>que</strong> la Comisión Europea había<br />
publicado poco antes y <strong>que</strong> he podido consultar y <strong>que</strong> muestra en<br />
los primeros cinco lugares a las siguientes naciones: Suecia,<br />
192
193 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Finlandia, Dinamarca, Alemania y Suiza. Así como en Barcelona<br />
(España) existe una entidad dedicada a propulsar la innovación<br />
tecnológica en todos los rubros de la producción, desde el nivel<br />
primario al más complejo, el caso se repite en todos los países de la<br />
Unión Europea y también en numerosas regiones o polos<br />
productivos dentro de ellos. Esto los lleva a mantener vigente y<br />
actualizada una política de desarrollo económico, <strong>que</strong> en muchas<br />
de estas comunidades está acompañada de la consecuente política<br />
de redistribución de la ri<strong>que</strong>za y por ello me permito mencionarlas<br />
como naciones democráticas y como lógica consecuencia se les<br />
puede aplicar el rótulo de naciones desarrolladas o en el umbral de<br />
<strong>ser</strong>lo.<br />
3.22. <strong>La</strong> Nación: el gradualismo de las etapas.<br />
He dedicado bastante tiempo a reflexionar si es posible<br />
suprimir etapas en esto del perfeccionamiento de la condición<br />
nacional. <strong>La</strong> nación desarrollada es una expresión equivalente a<br />
una comunidad democrática. Este es el punto máximo, <strong>que</strong><br />
conocemos hasta el presente, del desenvolvimiento positivo de una<br />
comunidad. Alguna vez, pero hace mucho tiempo, anduve<br />
mezclado con las leyes de Newton pero nunca y menos ahora, fui<br />
un entendido en la materia, pero como se acepta universalmente<br />
<strong>que</strong> este buen sabio no se ha equivocado y aun<strong>que</strong> a las cuestiones<br />
sociales es muy difícil aplicarle las leyes de la Física, es cierto <strong>que</strong> a<br />
un cuerpo en movimiento <strong>debe</strong>mos aplicarle más fuerza si<br />
<strong>que</strong>remos provocar una mayor aceleración. Una comunidad con<br />
características primitivas sujetas a las leyes de la evolución humana<br />
gradualmente irá avanzando y si se aplican métodos <strong>que</strong><br />
favorezcan el impulso es indudable <strong>que</strong> avanzará más<br />
aceleradamente, pero lo <strong>que</strong> no podríamos lograr es provocar un<br />
salto suprimiendo etapas. En algunos países africanos hubo
[Roberto A. Capriotti]<br />
experiencias, no muy lejanas, de loables pretensiones de supresión<br />
de etapas o de exceso de aceleración y nos encontramos con<br />
resultados realmente adversos. ¿Qué significa aplicar métodos <strong>que</strong><br />
favorezcan el impulso? Aprovechar lo ajeno es una buena<br />
herramienta y esto se traduce diciendo, <strong>que</strong> el ejemplo de las<br />
comunidades más avanzadas produce el contagio. Otra cuestión<br />
importante es la presencia de una dirigencia esclarecida y bien<br />
intencionada y para explicar esto no hace falta Isaac Newton, nos<br />
basta con el Diccionario de la Real Academia Española <strong>que</strong> define<br />
a la palabra esclarecido/a, como: claro, ilustre, singular, insigne. Estoy<br />
gratamente impresionado por la experiencia de la Unión Europea<br />
con la incorporación de comunidades rezagadas al blo<strong>que</strong> puesto<br />
<strong>que</strong> redunda inmediatamente en oportunidades para los rezagados<br />
en materia de: inversiones productivas, ampliación de mercados<br />
para determinados productos, absorción de mano de obra<br />
excedente. También se les exigen replanteos productivos pero se<br />
les otorgan plazos y subsidios. Cuando digo, democrática, estoy<br />
colocando a la cuestión en una extensión integral, como<br />
corresponde a la verdadera acepción y dimensión de dicho<br />
vocablo. <strong>La</strong> nación desarrollada, es decir, <strong>que</strong> ha alcanzado el<br />
desarrollo nacional, exhibe el desenvolvimiento libre y racional de<br />
las potencialidades del <strong>ser</strong> humano. Del <strong>ser</strong> humano en lo<br />
individual y en cuanto integrante de una comunidad. Allí el <strong>ser</strong><br />
humano se supera no solamente para <strong>ser</strong> un capitalista floreciente,<br />
sino para acercarse cada vez más al bienestar y a la felicidad, siendo<br />
ésta la mayúscula expresión del bienestar. Podemos denominarla<br />
indistintamente una nación desarrollada o una nación democrática.<br />
<strong>La</strong> nación potencia o la superpotencia son naciones<br />
subdesarrolladas políticamente por<strong>que</strong> han cumplido con el<br />
requisito del desarrollo económico y les falta la evolución cultural<br />
calificada y necesaria para ingresar en la etapa de la redistribución<br />
de la ri<strong>que</strong>za y alcanzar el estadio del verdadero desarrollo<br />
nacional. <strong>La</strong> nación subpotencia es una nación subdesarrollada en<br />
194
195 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
la materia económica y a su vez lo es también en el aspecto<br />
evolutivo cultural como comunidad. Son esos dos requisitos<br />
esenciales los <strong>que</strong> se muestran como faltantes. El tránsito de una<br />
instancia a la otra, prescindiendo del ritmo <strong>que</strong> pueda tener, <strong>que</strong><br />
generalmente obedece a factores internos o externos a la propia<br />
comunidad o sumados ambos, es gradual y obligado. No se<br />
suprimen las etapas, se aceleran o desaceleran pero no se eluden,<br />
por<strong>que</strong> aún en el estudio de los casos de los caminos transitados<br />
por las revoluciones comunistas, analizando lo <strong>que</strong> <strong>ser</strong>ía el camino<br />
revolucionario más extremo, se tropieza con el gradualismo. Allí<br />
tenemos la previa etapa revolucionaria de supresión de los<br />
privilegios de ciertos sectores sociales <strong>que</strong> impiden el advenimiento<br />
de las formas nacionales y luego un proceso de acumulación de<br />
capital, en manos no de personas o grupos sociales, los burgueses,<br />
sino del Estado Nacional. En un libro <strong>que</strong> oportunamente tuvo<br />
extraordinaria difusión, el último de los estadistas comunistas<br />
rusos, Mijail Gorbachov, en el umbral del tumultuoso reingreso de<br />
dicha nación a la forma capitalista dice, entre otras muchas cosas,<br />
sobre la Revolución Comunista de 1917, <strong>que</strong> para poder salvar los<br />
logros de la Revolución tuvieron <strong>que</strong> construir, y pronto, una base<br />
industrial nacional con recursos internos, desalentando el consumo<br />
y reduciéndolo al mínimo. El peso material de esa nueva estructura<br />
recayó en el pueblo, del cual los campesinos eran la mayor parte.<br />
En este caso es evidente a la luz del estudio de la trayectoria de<br />
dicho experimento político, sobre todo en el período estalinista, en<br />
<strong>que</strong> la acumulación del capital se hizo a costas de los sectores del<br />
trabajo, impuesta por los revolucionarios de la primera hora y por<br />
los burócratas después en base a la coerción. Digo <strong>que</strong> lo<br />
antedicho se aplicó luego de derribar violentamente a la<br />
aristocracia y a la escasa y retrógrada burguesía existente. <strong>La</strong><br />
anterior es una cita autorizada para confirmar la existencia de una<br />
etapa de fuerte acumulación de capital bajo los regímenes<br />
comunistas y sobre todo para aseverar el supuesto de <strong>que</strong> para
[Roberto A. Capriotti]<br />
llegar a determinada categoría del desarrollo nacional de una<br />
comunidad, cualquiera sea el signo político en el poder, se <strong>debe</strong>n<br />
cumplir con las diversas etapas sucesivas.<br />
3.23. <strong>La</strong> Nación: el tránsito al desarrollo nacional.<br />
Entonces, para llegar a la instancia del pleno desarrollo político<br />
o integral de una comunidad humana, al auténtico desarrollo<br />
nacional, para alcanzar la categoría de nación desarrollada, el<br />
camino no es ningún misterio. Invariablemente se habrán de<br />
afrontar las siguientes etapas: la de las condiciones políticas<br />
proclives a despejar el camino, la del desarrollo económico y la de<br />
la consecuente redistribución de la ri<strong>que</strong>za. A esta altura del<br />
desenvolvimiento de las comunidades humanas no resulta difícil<br />
visualizar la traza del derrotero, basta con estudiar las marchas y<br />
contramarchas de las comunidades <strong>que</strong> han jugado el papel de<br />
avanzada en la materia. Marchas y contramarchas <strong>que</strong> no disimulan<br />
el sentido ascendente de las líneas con las <strong>que</strong> las graficamos.<br />
Primero, en la etapa <strong>que</strong> va de la tribu a la nación subpotencia,<br />
tenemos un largo proceso evolutivo <strong>que</strong> implica una variación<br />
gradual pero radical en las manifestaciones culturales de la<br />
comunidad y sobre esto pienso <strong>que</strong> <strong>ser</strong>é mucho más ilustrativo<br />
haciendo en párrafos siguientes una crónica <strong>que</strong> muestra los<br />
primeros afloramientos del estadio nacional en la Edad Media<br />
europea, <strong>que</strong> es la muestra más eficaz como para dejarnos entrever<br />
el proceso al <strong>que</strong> estoy aludiendo. <strong>Lo</strong>s europeos luego esparcen<br />
dicha experiencia a nivel planetario, exportando, por las buenas y<br />
por las malas, a numerosos puntos los resultados de sus<br />
experiencias. Si no estamos convencidos de esos aportes,<br />
detengámonos en el estudio del proceso <strong>que</strong> lleva<br />
vertiginosamente a las comunidades americanas al estadio nacional,<br />
<strong>que</strong> es una de las más tempranas y más avanzadas<br />
196
197 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
experimentaciones al respecto. <strong>La</strong>s naciones americanas se<br />
perfeccionaron como tales mucho antes <strong>que</strong> las europeas, <strong>que</strong><br />
habían empezado muy anticipadamente a mostrar los<br />
afloramientos, pero es en América donde el fenómeno se da con<br />
mucho más limpieza, puesto <strong>que</strong> a<strong>que</strong>llos debieron soportar las<br />
rémoras de su pasado tribal-feudal y el absolutismo, <strong>que</strong> hicieron<br />
más lenta y dolorosa la marcha y <strong>que</strong> en nuestro continente<br />
prácticamente no tuvieron peso, por<strong>que</strong> los europeos exportaron<br />
el burgo y sus burgueses, caldo propicio para el nacionalismo y no<br />
su pasado tribal-feudal. Burgués era Colón y burgueses eran<br />
quienes financiaron su empresa y burgueses quienes la continuaron<br />
y las Coronas <strong>que</strong> prestaban su bandera también estaban infestadas<br />
por la burguesía y estaban transitando el tortuoso camino hacia el<br />
estadio nacional.<br />
<strong>La</strong> continuación del ciclo en el estadio de la nación subpotencia<br />
se caracteriza principalmente por mostrarnos como predomina la<br />
gestión de concentración del poder político, muy atomizado en la<br />
época tribal-feudal; como se desenvuelve la nación<br />
geográficamente, partiendo de un centro urbano de irradiación <strong>que</strong><br />
expande su influencia, hasta llegar a los extremos de las primeras<br />
experiencias del colonialismo ultramarino. Nos enseña como se<br />
traslada el monopolio de dicho poder político de la aristocracia a la<br />
burguesía y de como esta última comienza a <strong>ser</strong> el eje de la<br />
economía comunitaria. En esa Europa, el traslado del monopolio<br />
del poder político hacia las manos de la burguesía se hizo<br />
soportando un régimen de transición como resultó el régimen de<br />
las monarquías absolutistas u otros sistemas de gobierno de mucha<br />
analogía con a<strong>que</strong>llas monarquías, aun<strong>que</strong> <strong>debe</strong>mos reconocer <strong>que</strong><br />
las monarquías absolutistas por sus necesidades económicas<br />
ayudaron a consolidar la instancia, por<strong>que</strong> frente a una aristocracia<br />
devaluada e inepta recurrieron a la financiación de su gestión por la<br />
burguesía, <strong>que</strong> se mostraba sumisa y obediente. <strong>Lo</strong>s burgueses<br />
carecían de las actitudes ampulosas y pretensiosas de la
[Roberto A. Capriotti]<br />
aristocracia. Estaban amamantando a quienes habrían de<br />
suplantarlos en definitiva. Es indudable <strong>que</strong> dichos regímenes<br />
gubernativos tenían en gran medida las formas despóticas, fuertes,<br />
verticales, del mando-obediencia, <strong>que</strong> arrastraban necesariamente<br />
de la condición tribal anterior. <strong>La</strong> figura del rey, del caudillo, se<br />
relaciona con la figura del caci<strong>que</strong> de otrora y se justifican en un<br />
proceso <strong>que</strong> es gradual. Cuando hablo de las monarquías<br />
absolutistas, como ya lo señalara pero quiero abundar, estoy<br />
involucrando en ello a regímenes <strong>que</strong> pudieron no tener<br />
exactamente dichas características, pero <strong>que</strong> sirvieron al mismo<br />
objetivo, centralizar el poder y trasladarlo de unas manos a otras e<br />
imponer nuevas formas en el régimen económico. Por el camino<br />
señalado y consolidados algunos aspectos de un incipiente e<br />
imperfecto Liberalismo llegamos a la nación subpotencia. Todas<br />
las etapas o instancias <strong>que</strong> he detallado precedentemente, tribu y<br />
nación subpotencia, son las <strong>que</strong> se involucran bajo la<br />
denominación, por cierto excesivamente genérica, de naciones<br />
subdesarrolladas. Para pasar del estadio nación subpotencia al estadio<br />
nación potencia, el requisito ineludible es un vigoroso desarrollo<br />
económico de tipo industrial. El aporte programado del capital<br />
extranjero acorta los plazos. Una vigorosa etapa de acumulación de<br />
capital para fortalecer y modernizar el aparato productivo, efectuar<br />
los necesarios cambios de estructura productiva y generar la<br />
ri<strong>que</strong>za y esto es desarrollo económico y concatenadamente un<br />
gradual y efectivo y persistente reparto de la ri<strong>que</strong>za y esto es un<br />
auténtico proceso de redistribución y esto es pisar el umbral de la<br />
nación desarrollada. Si no se arriba a la etapa de la redistribución<br />
de la ri<strong>que</strong>za nos <strong>que</strong>damos en la instancia de la nación potencia o<br />
superpotencia. Concatenadamente no significa un paralelismo<br />
absoluto, pero los partícipes no privilegiados del sistema, los<br />
burgueses, <strong>debe</strong>n tener desde el arran<strong>que</strong> la sensación de <strong>que</strong> les<br />
van llegando los beneficios por su contribución.<br />
198
199 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
El Estado Nacional es una gran herramienta para impulsar y<br />
regular las diversas etapas, desde la primera a la última y<br />
fundamentalmente para <strong>que</strong> persistan las condiciones <strong>que</strong><br />
posibiliten el bienestar general de manera estable. Es muy<br />
importante la oportunidad del tránsito de la nación potencia a la<br />
nación desarrollada. Tan importante como la puesta en marcha del<br />
desarrollo económico para pasar de la condición de nación<br />
subpotencia a la de nación potencia. <strong>La</strong> voluntad política de tales<br />
tránsitos se convierte en la ecuación fundamental. Esa voluntad<br />
política está implícita en la naturaleza humana, en la naturaleza de<br />
cada comunidad. <strong>Lo</strong>s <strong>ser</strong>es humanos tienden naturalmente hacia el<br />
bienestar y la felicidad. El punto de inflexión se produce cuando la<br />
sociedad está suficientemente madura o evolucionada y se facilitan<br />
las cosas cuando los líderes interpretan cabalmente las aspiraciones<br />
populares. El proceso es irreversible pero librado a la buena<br />
voluntad es largo y penoso y permite <strong>que</strong> las brechas<br />
intercomunitarias se hagan cada vez más pronunciadas en lugar de<br />
acortarse. Sólo se requiere el alerta, la plena conciencia dirigencial<br />
en cada comunidad para desplegar los métodos antiretardatorios.<br />
Es evidente la acción de los sectores privilegiados por retardar el<br />
proceso, pero es aquí donde el Estado Nacional se convierte en la<br />
herramienta fundamental para la consecución de los fines<br />
comunitarios. El Estado Nacional en manos de una dirigencia<br />
esclarecida.
[Roberto A. Capriotti]<br />
3.24. <strong>La</strong> Nación: la nacionalización es un proceso con<br />
características de universalidad 30 .<br />
¿Me estoy contradiciendo con el contenido de este título? No es<br />
así. El proceso de la nacionalización tiene algunas características<br />
universales, comunes o generalizadas, <strong>que</strong> se notan a pesar de las<br />
propias y diferenciadas características <strong>que</strong> posee cada comunidad<br />
<strong>que</strong> ha llegado a los umbrales o ha ingresado en el estadio nacional.<br />
Cada comunidad tiene sus propias características pero en el<br />
sustrato existen elementos básicos <strong>que</strong> son comunes o similares.<br />
<strong>Lo</strong> mismo puede decirse del proceso de la tribalización y también de<br />
a<strong>que</strong>llos regímenes de convivencia <strong>que</strong> la precedieron.<br />
El cruce de la frontera entre la organización tribal y la<br />
organización nacional supone para el <strong>ser</strong> humano un cambio<br />
fundamental en su condición humana. El cambio es prolongado en<br />
el tiempo, penoso y gradual. Tiene todas las pautas de la evolución<br />
humana. Algunos tratadistas avocados al tema han reflexionado<br />
sobre un hecho <strong>que</strong> considero importante para apuntarlo en el<br />
afán de interpretar el largo proceso del advenimiento del Ser<br />
Humano al estadio de la nacionalidad. Estas personas dicen <strong>que</strong><br />
encuentran en la Edad Media de la cultura europea ciertos signos<br />
políticos, propios del tránsito al nacionalismo <strong>que</strong> resultan<br />
comunes, para la misma época, con los de otras culturas ubicadas<br />
en las antípodas geográficas. No podía <strong>ser</strong> de otra manera por<strong>que</strong><br />
estamos en presencia de un fenómeno cultural humano de carácter<br />
general. <strong>La</strong> especie humana a pesar de haberse desarrollado y de<br />
continuar haciéndolo en unidades de desenvolvimiento perfectamente<br />
30 Real Academia Española (2001): Diccionario de la Lengua Española (22ª Edición): “Universal”, II 2.<br />
<strong>que</strong> comprende o es común a todos en su especie, sin excepción de ninguno. “Universalizar”, tr.<br />
Hacer universal algo, generalizarlo mucho. Consultado el 4 de diciembre de 2010.<br />
200
201 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
diferenciadas, tiene comportamientos universales, generalizados,<br />
propios de su condición de especie única.<br />
3.25. <strong>La</strong> Nación: la burguesía comienza a tener identidad.<br />
Y vuelta la burra al trigo. Esta es una antigua expresión y muy<br />
usada puesto <strong>que</strong> se aplica a alguien <strong>que</strong> resulta reiterativo y aún<br />
más podría decirse <strong>que</strong> es terco y obstinado. En tren de<br />
justificarme, insisto: las menciones a la burguesía son ineludibles si<br />
<strong>que</strong>remos desembocar en el meollo del proceso del alumbramiento<br />
de la condición nacional. Voy a enfocar el período de la Edad<br />
Media europea por<strong>que</strong> es en esa época donde se vislumbran<br />
comportamientos sociales bastante concretos, en dimensiones<br />
como no ocurre en otras partes del planeta, <strong>que</strong> nos muestran<br />
algunos primeros atisbos del pasaje de la condición tribal a la<br />
condición nacional. Y también reconozcamos <strong>que</strong> es en ese lugar<br />
donde se encuentran las mejores fuentes de información al<br />
respecto. No resto importancia a la circunstancia de <strong>que</strong> dicho<br />
fenómeno tuviera afloramientos en otras dimensiones geográficas,<br />
muy por el contrario, pero es el medio europeo el <strong>que</strong> marchó a la<br />
vanguardia en estas profundas transformaciones políticas y el <strong>que</strong><br />
mayor cantidad de elementos nos ofrece para su estudio y análisis.<br />
Durante el largo ciclo de las tribus imperiales, ciclo de pre<br />
incubación de la condición nacional, podrán visualizarse períodos<br />
o instancias <strong>que</strong> pueden tener signos <strong>que</strong> se identifican con la<br />
forma nacional de convivencia, pero eran fenómenos acotados, no<br />
alcanzaban a la generalidad. Muchas de esas circunstanciales<br />
formas tuvieron características republicanas, pero analizadas a<br />
fondo se llega a la conclusión de <strong>que</strong> la semejanza era meramente<br />
nominal. Quienes participaban del <strong>que</strong>hacer y del poder político<br />
constituían un núcleo reducido de individuos, a los <strong>que</strong> se otorgaba<br />
el carácter de ciudadanos y constituían una verdadera minoría y la
[Roberto A. Capriotti]<br />
mayoría restante era de esclavos, aliados, provinciales, colonos, con<br />
el común denominador de súbditos. Indudablemente, esto nos<br />
lleva al convencimiento de <strong>que</strong> el parentesco entre esas<br />
modalidades y la condición nacional, es puramente nominal.<br />
Charles Tilly 31 nos habla de la aparición, en esa Edad Media<br />
europea, de manera generalizada, de un fenómeno social singular,<br />
aun<strong>que</strong> aparentemente dispar, en el lugar y en el tiempo y<br />
caracterizado principalmente por la incidencia de dos factores<br />
fundamentales: coerción y capital. Aprecia <strong>que</strong> ambos factores se<br />
manifiestan mezclados y según la proporción en la mezcla le<br />
otorgaban distintos coloridos a la cuestión. Insinúa una dualidad<br />
en el comportamiento social: por arriba el príncipe con su poder o<br />
Estado basado casi exclusivamente en la coerción y por debajo un<br />
entramado de relaciones, <strong>que</strong> se iba gestando entre a<strong>que</strong>llos <strong>que</strong><br />
practicaban el comercio y la producción de mercancías. Además el<br />
príncipe poco había contribuido a la formación de ese estado de<br />
cosas y generalmente escapaban a su control absoluto.<br />
<strong>Lo</strong> expresado anteriormente se ajusta a una realidad innegable:<br />
los gremios y las corporaciones y sus integrantes comenzaron a<br />
tener auge y a tener incidencia política. El género humano estaba<br />
alumbrando una nueva forma capitalista <strong>que</strong> <strong>ser</strong>ía la piel, lo visible,<br />
de un fenómeno mucho más profundo. <strong>La</strong> dualidad se hace más<br />
ostensible a partir de cierto momento, con la coexistencia de<br />
formas comunitarias muy diferenciadas. Por un lado comunidades<br />
donde imperaba la autocracia de la aristocracia terrateniente al<br />
mejor estilo tribal-feudal y por el otro lado ciertas comunidades<br />
con la clara preeminencia de comerciantes, ban<strong>que</strong>ros y fabricantes<br />
donde imperaba un rudimentario nacionalismo monárquico o<br />
republicano. <strong>La</strong> posterior vigencia de las monarquías absolutistas<br />
31 Tilly, Charles (1990): Coerción, capital y los Estados europeos 990-1990, Buenos Aires: Ed. Alianza<br />
Universidad.<br />
202
203 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
consolida y acelera el proceso nacional al hacer la conjunción de<br />
coerción y capital. El monarca otorga especiales concesiones a<br />
comerciantes, ban<strong>que</strong>ros, fabricantes y a veces a algunos<br />
terratenientes por<strong>que</strong> estos le devuelven los beneficios y el<br />
reconocimiento bajo la forma de medios financieros y productos<br />
para la acción bélica de expansión y consolidación de la nación<br />
incipiente. A<strong>que</strong>lla dualidad insinúa <strong>que</strong> se estaba en las etapas de<br />
la superación de la vieja forma tribal del poder concentrado en uno<br />
o pocos <strong>ser</strong>es humanos y el resto, todos los demás, desenvolviendo<br />
a duras penas su rol de súbditos. <strong>La</strong> relación vertical estaba siendo<br />
reemplazada gradualmente por la relación horizontal. Estaba<br />
madurando el fruto <strong>que</strong> fue creciendo durante el período de las<br />
tribus imperiales. <strong>La</strong> flecha indicativa de la relación mandosubordinación<br />
fue girando gradualmente, noventa grados, como<br />
para cambiar su posición vertical y alcanzar la horizontalidad del<br />
mando-consentimiento.<br />
En esa época, aparentemente tan oscura, <strong>que</strong> denominamos la<br />
Edad Media de la cultura europea, comienzan a manifestarse con<br />
claridad los perfiles de un auténtico cambio. Un resultado<br />
importante de la evolución del pensamiento humano. Esa<br />
denostada Edad Media es testigo de un grandioso florecimiento y<br />
creo <strong>que</strong> ese sólo hecho es suficiente para redimirla. El largo ocaso<br />
de la tribu imperial de los romanos, nos deja ver en formas muy<br />
rudimentarias, en las ciudades-estados, algunos elementos<br />
fundamentales para la vigencia de la naciòn y entre ellos, el<br />
respeto de ciertas convenciones tácitas y de ciertas costumbres <strong>que</strong><br />
luego devendrán en un tácito Pacto Social y de éste derivará una<br />
consecuencia, el constitucionalismo y también la consolidación de<br />
nuevas formas del capitalismo. <strong>La</strong> denominada burguesía se estaba<br />
poniendo el sayo dirigente para <strong>ser</strong> la conductora de un proceso<br />
político y por lo tanto humano, de colosal envergadura. Digo<br />
nuevas formas del capitalismo por<strong>que</strong> el capitalismo en sí es muy<br />
anterior a la instancia nacional. Algunos analistas usan la expresión
[Roberto A. Capriotti]<br />
pre-capitalista para denominar formas eminentemente capitalistas,<br />
tal el caso del feudalismo <strong>que</strong> es una manifestación pre-nacionalista<br />
y no pre-capitalista. El feudalismo es la última forma política del<br />
estadio tribal y tiene una forma capitalista propia o característica.<br />
Creo <strong>que</strong> para encontrar pre-capitalismo hay <strong>que</strong> remontarse muy<br />
atrás en el desenvolvimiento del Ser Humano, casi diría <strong>que</strong><br />
<strong>debe</strong>mos hurgar en las primeras épocas de la condición tribal.<br />
Donde algunos dicen etapa o instancia pre-capitalista yo prefiero<br />
decir etapa o instancia pre-nacionalista. Cuando el <strong>ser</strong> humano en<br />
sus épocas muy primitivas, hizo sus primeras y muy rudimentarias<br />
herramientas de piedra <strong>que</strong> le facilitaban la tarea de la subsistencia<br />
y también comenzó a acumularlas por<strong>que</strong> le resultaban muy útiles,<br />
dio origen al concepto rudimentario de la propiedad y a las<br />
primeras y rudimentarias formas de acumulación capitalista. Esas<br />
piedras se diferenciaban del común por<strong>que</strong> tenían un valor<br />
agregado, consecuencia de la aplicación por el Ser Humano de su<br />
rudimentario intelecto y de su rudimentaria habilidad manual.<br />
Tenía en síntesis, el valor agregado del trabajo humano. Es un dato<br />
mayor para la Paleontología, para determinar la evolución de los<br />
homínidos, los yacimientos con herramientas y utensillos<br />
desarrollados por a<strong>que</strong>llos. Y <strong>que</strong> decir de la adquisición del<br />
carácter sedentario y el cúmulo de bienes <strong>que</strong> dicha circunstancia le<br />
posibilitó.<br />
3.26. <strong>La</strong> Nación: crónica fragmentaria sobre la revolución<br />
burguesa.<br />
Antes de empezar con la crónica prometida quiero resaltar lo<br />
del uso del vocablo fragmentaria, en este título: es realmente un<br />
repaso a vuelo de pájaro en donde puntualizo situaciones <strong>que</strong> me<br />
han parecido muy ilustrativas, puede <strong>que</strong> así no lo sean y sé <strong>que</strong><br />
existen cientos de otras circunstancias de carácter histórico <strong>que</strong><br />
204
205 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
pueden <strong>ser</strong> tanto o más valiosas, pero quiero resaltar <strong>que</strong> éste es un<br />
ensayo político en el cual las referencias históricas sólo tienen el<br />
valor de agregar elementos de juicio, lo mismo <strong>que</strong> cuando se hace<br />
una cita específica a algún pensador en especial. Como<br />
complemento de lo dicho en títulos anteriores in<strong>ser</strong>to un breve<br />
relato bajo la forma de una crónica, <strong>que</strong> hace menciones concretas,<br />
esporádicas pero ilustrativas, referidas a experiencias de regímenes<br />
políticos <strong>que</strong> comienzan a manifestarse en la Edad Media, como ya<br />
lo dijera, en donde aparece la burguesía ejerciendo o compartiendo<br />
el poder político y lo <strong>que</strong> es más aún, asoma la idea del pacto, de la<br />
convención entre partes para el respeto de determinadas<br />
prerrogativas. En esos casos <strong>que</strong>da manifiesto el hecho de una<br />
ampliación de la base de sustentación del poder político con el<br />
aporte de una mayor cantidad de sectores involucrados y además la<br />
concesión de derechos y garantías por parte del gobernante cuando<br />
éste aún pretende ejercer el poder según las pautas de un régimen<br />
<strong>que</strong> estaba herido de muerte. El término burguesía, derivado de<br />
burgo, pueblo o ciudad, en la Edad Media se aplicaba al habitante<br />
medio de dicho conglomerado. Luego se fue extendiendo a un<br />
sector social determinado: el conjunto de personas dedicadas a<br />
actividades productivas y comerciales <strong>que</strong> se establecían en los<br />
alrededores de las murallas de las fortalezas feudales para ejercer su<br />
actividad. <strong>Lo</strong>s ejemplos ayudan a la interpretación. Acabo de decir<br />
<strong>que</strong> asoma la idea del pacto, de la convención entre partes para el respeto de<br />
determinadas prerrogativas. Pues bien, es en el nivel del burgo, del<br />
municipio o a lo sumo de una zona o región en donde comienza a<br />
manifestarse, en primera instancia, este fenómeno, por ejemplo, la<br />
aparición de los fueros y cartas-pueblas como documentos del<br />
reconocimiento a personas o conjuntos de ellas de ciertos<br />
derechos, vigentes en la España desde poco después de iniciada lo<br />
<strong>que</strong> ellos llaman la Reconquista, es decir antes del Siglo X y existen<br />
autores <strong>que</strong> reconocen <strong>que</strong> el hecho también se da en otros lugares<br />
de Europa, mucho antes de la vigencia de la Carta Magna inglesa.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Entre los Siglos X y XV, de la era cristiana, merecen <strong>ser</strong> destacados<br />
dos especiales ejemplos de la burguesía como titulares o<br />
participantes del poder político: la República de Venecia, cuyas<br />
familias más destacadas eran comerciantes y ban<strong>que</strong>ros, una<br />
comunidad de una definida característica burguesa cuya actividad<br />
fundamental era el comercio y el transporte de mercancías y el<br />
poder político, si bien mantenía formas autocráticas, era<br />
desempeñado por los representantes de las familias más poderosas<br />
en materia comercial y conviene remarcar el papel fundamental<br />
<strong>que</strong> cumplía el Estado en la gestión privada. Dicho estado era una<br />
herramienta al <strong>ser</strong>vicio de la actividad económica de la comunidad,<br />
construía barcos, armaba convoyes y proveía a su protección<br />
armada en las travesías, ayudaba al mantenimiento de las factorías<br />
y también hacía <strong>que</strong> los negocios de venta y de compra de materias<br />
primas se hicieran en conjunto con la supervisión estatal para<br />
lograr escalas <strong>que</strong> disminuyeran los costos y aumentaran las<br />
ganancias. Tanto o más ejemplificador es el caso de la República<br />
de Génova, en la misma época, cuya actividad comercial era similar<br />
a la de Venecia pero poseía un poder político con dos entes bien<br />
diferenciados: el ejecutivo ejercido por un grupo de personas con<br />
el título de cónsules y elegidos anualmente por los habitantes de la<br />
ciudad y un legislativo compuesto por nobles y burgueses también<br />
designados de la misma manera. De allí vayamos a Inglaterra, lugar<br />
en el <strong>que</strong> a la muerte de Ricardo Corazón de León, el soberano de<br />
talante bohemio, ocurrida en el 1199 es sucedido por su hermano,<br />
Juan sin Tierra, quizás el peor gobernante <strong>que</strong> soportara dicha<br />
comunidad en su existencia, a quien la Historia Inglesa tiene <strong>que</strong><br />
hacerle un singular reconocimiento, en el 1215 firmó la Carta<br />
Magna, obligado por los Barones ingleses, reputado como el<br />
primer documento constitucional del <strong>que</strong> existen noticias ciertas. Si<br />
bien fue una concesión otorgada a miembros de la aristocracia<br />
dominante, sus preceptos se fueron extendiendo a favor de una<br />
gran parte del resto de la población en diversas etapas. Siguiendo<br />
206
207 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
un tanto el orden cronológico, pasemos a la experiencia de la<br />
Corona de Aragón, formada por la reunión de las tres<br />
comunidades del levante español: Cataluña, Aragón y Valencia, <strong>que</strong><br />
sobre la base de la estructura productiva catalana, con monarcas<br />
también catalanes, habría de convertirse en un emporio comercial<br />
en el Mediterráneo y todo su hinterland y el fundamento de ello<br />
era la producción textil y el hierro. Este hecho se haría notable a<br />
partir del Siglo XII y para dar una plena conciencia de la magnitud<br />
y las características alcanzadas, en el tema <strong>que</strong> me ocupa, me<br />
permito transcribir textualmente un fragmento de la obra de J. H.<br />
Elliot, en el capítulo dedicado a la burguesía 32 , cuyos conceptos<br />
principales son:<br />
El éxito del sistema catalano–aragonés llevó la prosperidad a las ciudades<br />
de la Corona de Aragón y ayudó a consolidar el poder de un patriciado<br />
urbano. Éstos eran, en la práctica, los verdaderos dueños del país, pues,<br />
con la excepción de un puñado de grandes magnates, la nobleza de la<br />
Corona de Aragón era una pe<strong>que</strong>ña nobleza <strong>que</strong> no podía competir, en<br />
cuanto a ri<strong>que</strong>za territorial con su semejante castellana. Dominadora de la<br />
economía del país, la burguesía pudo edificar, un sistema constitucional<br />
peculiar. En el Centro de este sistema constitucional se hallaba la idea del<br />
pacto.<br />
Luego continúa:<br />
Esta filosofía, <strong>que</strong> constituye el centro del pensamiento político catalán<br />
medieval y <strong>que</strong> fue enunciada en forma doctrinal por grandes juristas<br />
catalanes como Francesc Eiximenis, hallaba su expresión práctica en las<br />
instituciones políticas ideadas o elaboradas en la federación catalano–<br />
aragonesa durante la Baja Edad Media.<br />
32 Elliot, John H. (1978): <strong>La</strong> España Imperial 1469-1716, Barcelona: Ed. Vicens Vives, Capítulo XV: la<br />
Burguesía.
[Roberto A. Capriotti]<br />
De las instituciones tradicionales cuyo poder había ido en<br />
aumento al paso de los siglos, la más importante eran las Cortes.<br />
Cataluña, Aragón y Valencia tenían cada una sus propias Cortes,<br />
<strong>que</strong> se reunían por separado, aun<strong>que</strong> en algunas ocasiones podían<br />
<strong>ser</strong> convocadas en una misma ciudad y mantener sesiones<br />
conjuntas en calidad de Corte Generales bajo la presidencia del<br />
monarca. Existían algunas diferencias en las características de cada<br />
una de las Cortes. <strong>La</strong>s de Aragón estaban formadas por cuatro<br />
cámaras, ya <strong>que</strong> el estamento aristocrático estaba dividido en dos:<br />
los ricos-hombres y los caballeros. <strong>La</strong>s Corts de Cataluña y<br />
Valencia, en cambio, estaban integradas por los tres estamentos<br />
tradicionales: nobleza, clero y burguesía urbana (la última se había<br />
asegurado su representación en el Siglo XIII). <strong>La</strong>s Cortes<br />
aragonesas eran también las únicas, por los menos teóricamente,<br />
en cumplir con la unanimidad re<strong>que</strong>rida en cada estamento. <strong>La</strong>s<br />
sesiones se celebraban con regularidad (cada tres años en Cataluña)<br />
y los estamentos debían deliberar por separado acerca de los<br />
asuntos <strong>que</strong> atañían al rey y al reino: examinaban solicitudes,<br />
proponían remedios y votaban subsidios para el rey. Aún hay más,<br />
pues también habían adquirido poder legislativo.<br />
Luego conviene remarcar, por<strong>que</strong> es en esos acontecimientos<br />
posteriores cuando los caracteres de la presencia de la burguesía en<br />
los acontecimientos políticos y sus fundamentales reclamos se<br />
hacen más categóricos y me estoy refiriendo a lo ocurrido en<br />
Inglaterra, en lo <strong>que</strong> bien podrían llamarse revoluciones de sentido<br />
liberal, entre 1642 y 1648 con el enfrentamiento entre el<br />
Parlamento y el Rey Carlos I, la aparición de Cromwell <strong>que</strong><br />
mencionara con anterioridad, juicio y ejecución del monarca y<br />
protectorado republicano y finalmente la Revolución de 1688/89,<br />
llamada la Revolución Gloriosa por<strong>que</strong> fue incruenta y el ascenso<br />
al trono de María (la hija de Jacobo II exiliado en Francia) y de<br />
Guillermo de Orange, su esposo. Esta última revolución merece<br />
una breve consideración: una gran mayoría de ambas ramas del<br />
208
209 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Parlamento inglés, tories y whigs, realizan una alianza para destituir al<br />
mencionado Rey Jacobo y dar impulso a muchas premisas<br />
liberales, a tal punto, <strong>que</strong> esta revolución es considerada una<br />
definida expresión liberal. <strong>La</strong> monarquía sobreviviente acepta la<br />
firma del acuerdo denominado Bill of the Rights <strong>que</strong> establece la<br />
existencia de un parlamento soberano, aseguraba las elecciones<br />
libres y convocatorias frecuentes al Parlamento, prohibía un<br />
ejército permanente en época de paz y vedaba el acceso de un<br />
monarca católico puesto <strong>que</strong> éstos invocaban el origen divino de<br />
su mandato y ello daba lugar a la posibilidad del absolutismo y los<br />
ingleses ya no admitían un gobierno de tal naturaleza. Esto<br />
trasunta claramente la vigencia de una monarquía constitucional,<br />
controlada por los whigs o partido liberal. Este conjunto de<br />
revoluciones constituyeron en conjunto la gran revolución liberal<br />
inglesa <strong>que</strong> abriría las puertas a la Revolución Industrial y a la<br />
presencia hegemónica de esta comunidad como potencia a nivel<br />
mundial. Desde allí estábamos a un paso de las revoluciones:<br />
norteamericana (1776) y francesa (1789), <strong>que</strong> son los grandes hitos<br />
indicativos del definitivo ascenso de la burguesía y su Liberalismo a<br />
la conducción del poder político, en sectores importantes de la<br />
geografía universal.<br />
En el aspecto cultural, científico, filosófico y artístico, esta<br />
presencia tuvo una manifestación de primer orden en un conjunto<br />
de corrientes de pensamientos <strong>que</strong> se engloban bajo la<br />
denominación de el Iluminismo, la Ilustración o El Siglo de la<br />
Luces, indistintamente, <strong>que</strong> se dio en distintos lugares y tiempos,<br />
con predominio de pensadores franceses, siempre dentro del Siglo<br />
XVIII y <strong>que</strong> en especial medida, en su meollo, mostraba <strong>que</strong> en la<br />
mente humana existía una definida reacción contra el absolutismo<br />
político y religioso, el llamado Ancien Regime y también nos muestra<br />
el gran crecimiento de la burguesía como poder económico y<br />
político. En términos generales preconizaban: la jerarquización del<br />
súbdito para alcanzar la categoría de ciudadano, la educación
[Roberto A. Capriotti]<br />
accesible a la generalidad, la igualdad de las personas frente a la ley<br />
y la tolerancia religiosa, entre otras cuestiones. Creían en la razón y<br />
la racionalidad humana, en el constante perfeccionamiento del<br />
individuo y de la sociedad y además en a<strong>que</strong>llo de <strong>que</strong> los<br />
principios gobiernan a la naturaleza, al hombre y a la sociedad.<br />
Estos preclaros pensadores estaban anunciando con sus sonoras<br />
clarinadas lo <strong>que</strong> estaba sucediendo en la mente de los <strong>ser</strong>es<br />
humanos de a<strong>que</strong>l entonces. Ellos no crearon las posibilidades del<br />
cambio, ellos las anunciaron. <strong>La</strong>s ideas de las transformaciones<br />
germinaron en la mente de los <strong>ser</strong>es humanos y ellos eran sus<br />
leales traductores, ellos usaron los vocablos correctos para<br />
definirlas. Sus ideas no eran el fundamento de los acontecimientos<br />
políticos, ellos en su clarividencia estaban denunciando, aun<strong>que</strong> lo<br />
hicieran a nombre propio, la evolución del pensamiento humano,<br />
eran los anunciantes de lo <strong>que</strong> en síntesis significaba el salto<br />
evolutivo del género humano, <strong>que</strong> comenzaba a adquirir<br />
determinadas formas, incubadas desde mucho tiempo atrás y <strong>que</strong><br />
tomaba cuerpo en esos acontecimientos políticos. Esos ilustres<br />
pensadores eran como las brevas <strong>que</strong> anuncian la maduración de<br />
los frutos. No me cabe la menor duda de <strong>que</strong> muchos de los<br />
integrantes de las elites políticas <strong>que</strong> manejaron estos procesos<br />
políticos relevantes habrán dicho: esto es lo <strong>que</strong> yo pienso y para<br />
redactar una constitución o una declaración es muy probable <strong>que</strong><br />
hayan tenido en su escritorio los escritos de John <strong>Lo</strong>cke y de los<br />
Iluministas en general. Es hora <strong>que</strong> hagamos referencia a las dos<br />
revoluciones <strong>que</strong> en alguna medida son el acápite de las muchas<br />
páginas de la crónica de la larga marcha del Liberalismo y su<br />
inspiradora la Burguesía, para darles características formales a las<br />
incipientes comunidades nacionales.<br />
210
211 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
3.27. <strong>La</strong> Nación: la Revolución Americana del Norte y el<br />
Liberalismo.<br />
En lo <strong>que</strong> hoy es Estados Unidos de América, a fines del Siglo<br />
XV y principalmente a principios del Siglo XVI, cuatro<br />
comunidades europeas de la costa atlántica: España, Inglaterra,<br />
Francia y Holanda fueron las <strong>que</strong> establecieron asentamientos<br />
coloniales. <strong>La</strong>s de origen inglés tuvieron algunas características<br />
especiales y en esta parte de mi escrito son las actoras principales.<br />
En total fueron trece colonias británicas <strong>que</strong> adquirieron<br />
personalidad en un período de casi cien años: Virginia (1607);<br />
Nueva York (1614); Nueva Jersey (1614 -1621); Massachussetts<br />
(1620); Nueva Hampshire (1623); Delaware (1631); Georgia<br />
(1632); Maryland (1634); Connecticut y Rhode Island (1636);<br />
Carolina del Norte y Carolina del Sur (1663); Pennsylvania (1681).<br />
En ellas existía un gobernador cuya designación las hacían o el rey<br />
en algunas colonias o los propietarios más fuertes en otras y las<br />
había en <strong>que</strong> los designaba todo el pueblo. Cada estado tenía un<br />
legislativo integrado por representantes del rey y de los<br />
colonizadores. En algunas materias valían las disposiciones reales<br />
pero en otras, impositivas por ejemplo, tenían prioridad las<br />
opiniones de los vecinos. A diferencia de las colonias españolas los<br />
colonos intervenían activamente en el gobierno local y cada<br />
comunidad era autónoma con relación a las demás. Desde el punto<br />
de vista de la relación económica con la metrópoli, la práctica era<br />
de carácter monopolista como en las demás colonizaciones. Esas<br />
colonias inglesas tenían una agricultura próspera y la<br />
comercializaban ventajosamente con la metrópoli, <strong>que</strong> tenía<br />
re<strong>ser</strong>vada para sí la actividad industrial. Cada una de las colonias<br />
adquirió gran individualidad y defendían con ardor las libertades<br />
<strong>que</strong> les hubieran correspondido en la metrópoli.<br />
En esas colonias inglesas de la América del Norte, superada la<br />
mitad del Siglo XVIII, la conciencia de su autonomía, con respecto
[Roberto A. Capriotti]<br />
a la metrópoli, estaba muy desarrollada mental y prácticamente y<br />
varias medidas adoptadas por a<strong>que</strong>lla, en materia impositiva y de<br />
reordenamiento militar, hicieron <strong>que</strong> naciera abiertamente la<br />
resistencia y además y fundamentalmente unificara a un conjunto<br />
de comunidades <strong>que</strong> tenían características muy disímiles en materia<br />
de organización social y política. Así nació el enfrentamiento y éste<br />
adquiere un carácter radical empujado por la intransigencia<br />
metropolitana, <strong>que</strong> llegó a la instancia de la represión en algún<br />
caso. <strong>Lo</strong>s puntos de vista de ambas partes eran irreconciliables. En<br />
1775 comienzan los actos bélicos y en 1776 se produce la<br />
Declaración de la Independencia, el 4 de julio, y la guerra continúa<br />
por no menos de cinco años y la participación de Francia a favor<br />
de los americanos juega un papel importante para volcar el<br />
resultado a favor de éstos. Un párrafo de dicha declaración es<br />
altamente ilustrativo y por lo tanto lo voy a reproducir: Sostenemos<br />
como evidentes estas verdades: <strong>que</strong> todos los hombres son creados iguales, <strong>que</strong><br />
son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; <strong>que</strong> entre éstos<br />
están: la vida, la libertad y la bús<strong>que</strong>da de la felicidad; <strong>que</strong> para garantizar<br />
estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, <strong>que</strong> derivan de<br />
poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; <strong>que</strong> cuando quiera <strong>que</strong><br />
una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene<br />
derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno <strong>que</strong> se funde en<br />
dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma <strong>que</strong> a su juicio ofrecerá<br />
las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. Thomas<br />
Jefferson hizo el aporte fundamental para su redacción, pero el<br />
pensamiento de la modalidad liberal de John <strong>Lo</strong>cke se trasluce<br />
nítidamente en ella. El mismo espíritu también se manifiesta en la<br />
Constitución de 1787. <strong>La</strong> burguesía de las colonias no admitía el<br />
carácter absolutista con <strong>que</strong> la metrópoli aplicaba reglamentos y<br />
actos en esas colonias a diferencia del criterio aplicado a los<br />
ciudadanos en su propio suelo y por si ello no fuera un buen<br />
motivo, a esa altura, el poder central era un obstáculo para el<br />
desarrollo industrial de los colonos, quienes se sentían aptos para<br />
212
213 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
encarar otras actividades fuera de los productos primarios <strong>que</strong> les<br />
compraban los titulares del dominio. <strong>La</strong>s condiciones políticas,<br />
económicas y sociales estaban dadas desde hacía un largo tiempo<br />
para la efectiva independencia. Si la metrópoli no hubiese<br />
mostrado tanta intransigencia y hubiese ofrecido concesiones<br />
políticas tampoco lograría frenar la insurrección, la suerte estaba<br />
echada. Además adquirieron conciencia de <strong>que</strong> los trece estados<br />
bajo la forma de unidad confederada alcanzaban múltiples<br />
ventajas. El Liberalismo había logrado encender uno de sus más<br />
importantes faros para irradiar luz hacia todas las latitudes y <strong>ser</strong>vir<br />
de guía a muchas comunidades <strong>que</strong> tenían aspiraciones similares.<br />
<strong>La</strong> burguesía había edificado su primer sistema político a nivel<br />
universal, ejemplar y sin mayores impurezas. A partir de aquí cien<br />
años de revoluciones y contrarrevoluciones habrían de extender y<br />
consolidar a dicha modalidad política y a sus inspiradores. Es en<br />
este especial caso en donde el Pacto Social Liberal alcanza su<br />
jerarquía de una realidad concreta.<br />
3.28. <strong>La</strong> Nación: la Revolución Francesa y el Liberalismo.<br />
Pasemos a dar un repaso a las condiciones políticas,<br />
económicas y sociales imperantes al momento de su inicio y a los<br />
acontecimientos esenciales de la Revolución Francesa de 1789. <strong>La</strong><br />
Francia de fines del Siglo XVIII estaba con problemas agudos<br />
como consecuencia de su crisis financiera, a pesar de no <strong>ser</strong> una<br />
economía en ruinas. Quizás después de la de Gran Bretaña era la<br />
situación económica más floreciente de una Europa con una gran<br />
diversidad de problemas económicos. <strong>La</strong>s actitudes de una<br />
monarquía y de una nobleza, banales y dispendiosas, contribuían a<br />
acentuar el malestar. <strong>La</strong> sociedad estaba dividida en los hechos y en<br />
el aspecto burocrático-administrativo en tres segmentos o<br />
estamentos: la nobleza, el clero y el resto o Tercer Estamento o
[Roberto A. Capriotti]<br />
Estado Llano, como lo denominaba la jerga política. Nobleza y<br />
clero ocupaban la cúspide de la pirámide social y gozaban de<br />
privilegios y exenciones <strong>que</strong> irritaban al común. A su cargo<br />
estaban, según los fundamentos del orden político: la defensa, la<br />
seguridad y la administración pública, en manos de la nobleza y el<br />
culto y la educación en manos del clero y el resto se ocupaba de<br />
todo a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> involucraba la actividad de una comunidad<br />
humana. El abate Siêyes, quien <strong>ser</strong>ía uno de los grandes<br />
protagonistas de la revolución, en la etapa previa, escribió en uno<br />
de sus singulares folletos <strong>que</strong> el Estado Llano era una auténtica nación.<br />
Mucho menos de un cinco por ciento de la población,<br />
prácticamente de carácter parasitario, re<strong>que</strong>ría la parte del león de los<br />
ingresos públicos y era financiada por las contribuciones de<br />
millones de personas, <strong>que</strong> en poco o nada disfrutaban de a<strong>que</strong>llos<br />
<strong>ser</strong>vicios. Además reconozcamos <strong>que</strong> a esa altura, en el<br />
pensamiento de los franceses, existía un elevado porcentaje de<br />
consignas de superación <strong>que</strong> estaban reflejadas profusamente en<br />
las expresiones de los intelectuales de la Ilustración. Estos voceros<br />
no hacían más <strong>que</strong> mostrar el fermento <strong>que</strong> incentivaba las<br />
aspiraciones de los habitantes del país, desde el más humilde al más<br />
encumbrado.<br />
El Tercer Estamento o Estado Llano estaba compuesto por las<br />
clases populares urbanas y campesinas. <strong>La</strong>s ciudades eran el asiento<br />
mayoritario de la burguesía <strong>que</strong> había crecido en número, en<br />
aspiraciones y en poder económico. <strong>Lo</strong>s dos tercios de esa<br />
burguesía eran los artesanos y pe<strong>que</strong>ños comerciantes, el resto lo<br />
constituían los profesionales liberales y la burguesía de las altas<br />
finanzas y el gran comercio. El campesinado por su parte exhibía<br />
campesinos dependientes, en gran mayoría, desempeñando sus<br />
actividades en la condición de cuasi-<strong>ser</strong>vidumbre y una minoría de<br />
independientes, propietarios de pe<strong>que</strong>ñas fracciones de tierra. Esta<br />
diversidad humana tenía un denominador común, coincidían en la<br />
oposición a los privilegiados, la resistencia a las cada vez más<br />
214
215 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
gravosas contribuciones y además su ferviente deseo de la igualdad<br />
civil. Todo esto configuraba un clima no digamos, proclive al<br />
cambio, sino decididamente por el cambio.<br />
<strong>La</strong> revolución como en el caso americano comenzó a<br />
manifestarse con el pretexto de la resistencia a las medidas<br />
impositivas impulsadas por la monarquía, obligada por la crisis<br />
financiera a la <strong>que</strong> arribaran llevados por su propio accionar<br />
dispendioso y en alguna medida por los gastos bélicos ocasionados<br />
por la loable participación en el apoyo a la emancipación<br />
norteamericana. Si bien los pormenores de este complejo y<br />
prolongado proceso revolucionario, <strong>que</strong> se iniciaba en ese especial<br />
clima, no hacen a la esencia de este ensayo, sólo haré referencia a<br />
algunos datos sobresalientes y al resultado definitivo. Mi somero<br />
análisis considera a este proceso revolucionario como un todo, como<br />
muchas veces han exigido algunos prominentes pensadores y<br />
políticos franceses, por<strong>que</strong> lo contrario, el análisis por etapas,<br />
como existieron variantes abismales entre muchas de ellas, hace<br />
<strong>que</strong> se pierda el núcleo o el sentido esencial de esta relevante<br />
manifestación de carácter político. En el 1787 tiene lugar el primer<br />
elemento detonante: la resistencia de los privilegiados, un sector de la<br />
nobleza, a aceptar la reforma impositiva impulsada por el monarca. <strong>La</strong><br />
resistencia se manifiesta como un pedido de convocatoria a los<br />
Estados Generales, una reunión de los diversos estamentos<br />
sociales, <strong>que</strong> no se reunía desde hacía una centuria y media (1641).<br />
En el primer semestre de 1788 un conjunto de Parlamentos,<br />
órganos deliberativos del nivel municipal generalmente dominados<br />
por la nobleza, pertenecientes a varias ciudades, emitió un<br />
manifiesto antimonárquico. Esto demuestra <strong>que</strong> el frente de los<br />
estamentos sociales superiores, nobleza y clero, estaba<br />
res<strong>que</strong>brajado. También por esa fecha el Parlamento parisino hace<br />
una convocatoria a las provincias a resistir el régimen impositivo<br />
pretendido por la Corona. En agosto de 1788 el Rey convoca a<br />
reunión de los Estados Generales para el año siguiente, apretado
[Roberto A. Capriotti]<br />
por las circunstancias y como un último recurso dictado por la<br />
desesperación. A partir de allí se desata la puja por las modalidades<br />
<strong>que</strong> adoptarían las reuniones de aquél organismo o a<strong>que</strong>llos<br />
organismos y por la composición numérica de cada estamento<br />
interviniente. El singular y la alternativa del plural los enuncio<br />
por<strong>que</strong> según la forma podían <strong>ser</strong>: una reunión o tres reuniones,<br />
por<strong>que</strong> la denominación de Estados Generales correspondía a la<br />
suma de tres estamentos sociales. <strong>Lo</strong>s antecedentes, reunión de<br />
1641, indicaban <strong>que</strong> los Estados Generales se reunían: cada<br />
estamento por separado y con decisión individual y luego el<br />
resultado definitivo se obtenía por simple mayoría. Esta forma<br />
ponía en desventaja al Estado Llano por<strong>que</strong> cuantitativamente era<br />
el <strong>que</strong> más personas representaba pero su voto valía uno. Nobleza<br />
y clero siempre tenían más posibilidades de votar en un mismo<br />
sentido, ya <strong>que</strong> constituían los dos sectores privilegiados. El<br />
Parlamento de París, con predominio de la nobleza, se pronuncia<br />
de inmediato por respetar las normas aplicadas en 1641. El sector<br />
del Estado Llano se opone y da origen al Partido Nacional o<br />
Patriota <strong>que</strong> paradojalmente, esta vez, involucra a destacadas<br />
personalidades de la aristocracia <strong>que</strong> se adhirieron al programa del<br />
mismo, <strong>que</strong> se sintetizaba en la consigna: igualdad civil, jurídica y<br />
fiscal. En ese primer momento la lucha se concentra sobre ese<br />
tema. <strong>Lo</strong>s dirigentes del Partido Nacional bregaban por obtener<br />
<strong>que</strong> la reunión fuera unitaria, con voto individual de cada diputado<br />
y <strong>que</strong> se actualizara el número de sus representantes, por<strong>que</strong> el<br />
número de personas <strong>que</strong> componían el Estado Llano había<br />
alcanzado magnitudes <strong>que</strong> nada tenían <strong>que</strong> ver con las cifras del<br />
a<strong>que</strong>l lejano pasado. El Rey fija fecha de reunión para mayo de<br />
1789 y la representación numérica de cada estamento. Al Estado<br />
Llano se le duplica la representación, pero <strong>que</strong>dan pendientes las<br />
otras demandas, la reunión conjunta y el voto por diputado. Estas<br />
dos premisas se convierten en el eje de las discrepancias.<br />
Veinticinco millones de franceses <strong>que</strong>daban en desventaja contra<br />
216
217 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
un millón de personas <strong>que</strong> al tener la posibilidad del<br />
pronunciamiento de dos estamentos, <strong>que</strong> naturalmente podrían <strong>ser</strong><br />
coincidentes, desnaturalizaba el sentido de dicha reunión. El 5 de<br />
mayo de 1789 se reúnen los Estados Generales en Versailles y los<br />
representantes del Estado Llano, con la colaboración de algunos<br />
representantes de los otros estamentos <strong>que</strong> se le adhieren, fuerzan<br />
una sola reunión y el Rey hace clausurar el local y concluyen<br />
reuniéndose en otro lugar y se constituyen en Asamblea Nacional,<br />
<strong>que</strong> después deviene constituyente y prepara la Declaración de<br />
Derechos del Hombre y el Ciudadano y una Constitución. El Rey responde<br />
convocando a sus soldados. Esto desató un gran despliegue de<br />
convocatoria hacia los sectores populares por parte de sus<br />
oponentes. El pueblo parisino salió a la calle el 14 de julio de ese<br />
mismo mes, robó armas, ocupó, en un enfrentamiento cruento, el<br />
viejo Palacio de la Bastilla, el principal arsenal de municiones de la<br />
ciudad y los soldados del Rey <strong>que</strong>daron paralizados, por<strong>que</strong> sus<br />
jefes temieron actuar pues pensaron, con acierto, en la de<strong>ser</strong>ción<br />
de los soldados y su adhesión a la causa popular. En el Municipio<br />
de París se formó un gobierno revolucionario. <strong>La</strong> rebelión y el<br />
procedimiento de establecer gobiernos municipales revolucionarios<br />
se multiplicó al generalizarse la rebelión en todo el país. <strong>La</strong>s armas<br />
y el poder político <strong>que</strong>daron en manos de los sectores populares.<br />
Ambos elementos estaban en donde debían estar. El grito de<br />
Libertad, Igualdad, Fraternidad resonaba hacia los cuatro rumbos.<br />
<strong>Lo</strong> ocurrido era realmente un acto trascendente, para la época y<br />
ello constituye el factor primordial <strong>que</strong> hizo <strong>que</strong> este movimiento<br />
revolucionario, circunscripto a una nacionalidad, adquiriera<br />
relevancia universal y fuera el objeto de tantas y persistentes<br />
referencias. <strong>La</strong> revolución estaba en pleno desarrollo y los<br />
representantes de los sectores debían encontrar los medios para<br />
formalizar las conquistas. El Rey, frente a los sucesos de carácter<br />
irreversible y dado la circunstancia de <strong>que</strong> muchos de los<br />
integrantes de los sectores en rebeldía mantenían respeto por la
[Roberto A. Capriotti]<br />
institución monárquica, acepta las condiciones de la Asamblea<br />
Nacional y pide a los representantes de la nobleza y del clero <strong>que</strong><br />
se integren a la misma. Esto da como resultado <strong>que</strong> se lo ubi<strong>que</strong><br />
como cabeza del ejecutivo de la nueva forma de gobierno y regresa<br />
a París en calidad de tal. No podemos hablar de <strong>que</strong> se había<br />
escrito el primer capítulo de la obra, tal vez, lo más propio es decir<br />
<strong>que</strong> estaba escrito el primer acto de ese capítulo.<br />
El proceso revolucionario en sí tuvo una duración de diez años,<br />
hasta 1899 y si le agregamos el período napoleónico llega hasta<br />
1815. Por mi parte lo voy analizar de esa manera, incluida la<br />
gestión napoleónica, puesto <strong>que</strong> a mi entender ese conjunto es una<br />
ópera prima con muchos capítulos, con formas disímiles, pero un<br />
solo argumento. Corresponde aclarar <strong>que</strong> la diversidad de sucesos<br />
internos además estaba matizada por la presión extranjera, ejercida<br />
por varias potencias europeas <strong>que</strong> abiertamente entraron en guerra<br />
contra el régimen francés. <strong>La</strong>s reformas y planteos introducidos<br />
por el nuevo régimen eran demasiado peligrosos para el gusto y los<br />
intereses de muchas de esas otras comunidades de ese mismo<br />
continente. <strong>La</strong> situación en ese terreno fue tanto o más cambiante<br />
<strong>que</strong> en el propio seno, ya <strong>que</strong> se sucedían derrotas y éxitos en el<br />
campo militar externo, en una seguidilla similar a las de las<br />
variantes de la cuasi anarquía imperante en el orden interno. Es<br />
innegable <strong>que</strong> esta revolución estaba sometida a un juego de<br />
malabarismo equilibrista o a una verdadera carrera de obstáculos,<br />
los <strong>que</strong> ella misma generaba y los <strong>que</strong> le creaban sus enemigos, <strong>que</strong><br />
no eran pocos y no menos significantes. <strong>La</strong> inestabilidad<br />
institucional y el estado de guerra externo la acompañarán durante<br />
todo su desenvolvimiento. A pesar de todo ese cúmulo de<br />
interferencias se generan actos políticos de carácter indeleble: una<br />
<strong>ser</strong>ie importante de decisiones políticas <strong>que</strong> definen lo <strong>que</strong> es la<br />
esencia de la Revolución Francesa: el alumbramiento de un<br />
Liberalismo más integral y definido <strong>que</strong> lo practicado hasta ese<br />
momento. Se derogan los pagos por parte de los vasallos al señor y<br />
218
219 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
el diezmo eclesiástico; se establece la igualdad de todos los<br />
ciudadanos ante la ley, la supresión de la división de la sociedad en<br />
estamentos, se afirma la soberanía nacional y se aprueba la<br />
Constitución Civil del Clero. En cuanto a los Derechos del<br />
Hombre se proclaman, el derecho a la libertad, a la propiedad, a la<br />
seguridad y a la resistencia a la opresión. Quedan delineados los<br />
tres poderes gubernativos: ejecutivo, legislativo y judicial. Primero<br />
fue una monarquía constitucional pero inmediatamente adquiere la<br />
forma republicana y concluye con la forma imperial <strong>que</strong> le imprime<br />
Napoleón. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> no cambia es la esencia liberal-burguesa. Apenas<br />
impuesta la revolución el ejecutivo lo ejerce el Rey y sus ministros<br />
son responsables frente a la Asamblea; el legislativo, una Asamblea<br />
unicameral con renovación bianual, <strong>que</strong> nadie puede disolver y sus<br />
miembros gozan de inmunidades, el poder judicial <strong>que</strong>da en manos<br />
de un tribunal supremo, pero la final interpretación de las leyes es<br />
facultad de la Asamblea legislativa. El sistema electoral es<br />
censitario pues se consideran ciudadanos a todos los inscriptos en<br />
los padrones impositivos. Estas categóricas definiciones están por<br />
arriba de todas las manifestaciones del Liberalismo existentes hasta<br />
ese momento, practicado en determinadas comunidades. Esta<br />
circunstancia la podemos agregar a los elementos, <strong>que</strong> refiriera<br />
anteriormente, <strong>que</strong> convirtieron a la Revolución Francesa en un<br />
acto político de mayor trascendencia con relación a los<br />
antecedentes de su mismo signo. Estamos en la presencia de un<br />
caso realmente paradigmático del Liberalismo.<br />
El primer capítulo iniciado en Versailles y complementado por<br />
la Constitución de 1791, monárquica liberal, se cierra en el<br />
segundo semestre de 1792, con la detención del Rey y su prisión, la<br />
asunción del poder, de facto, por un Triunvirato integrado por<br />
Robespierre, Dantón y Murat y la puesta en marcha de los tribunales<br />
del pueblo. <strong>La</strong> guillotina y los verdugos trabajarían a destajo ya <strong>que</strong><br />
se inicia lo <strong>que</strong> habrá de denominarse el período del terror. <strong>La</strong> puesta<br />
en marcha del nuevo ciclo coincide con el reemplazo de la
[Roberto A. Capriotti]<br />
Asamblea Nacional por la Convención Nacional en septiembre de<br />
1792. <strong>La</strong> ejecución de Luis XVI es en enero de 1793 y la<br />
designación del Comité de Salvación Pública, como poder<br />
ejecutivo de la naciente República en abril del mismo año,<br />
inspirado por Robespierre. Éste conoce a Napoleón Bonaparte<br />
<strong>que</strong> se hace jacobino y sirve eficazmente como militar al<br />
sostenimiento de la Revolución, fundamentalmente en el asedio a<br />
Tolón <strong>que</strong> estaba sublevado con apoyo inglés. El período del<br />
terror, poblado de numerosas medidas radicales pero sobre todo<br />
de cabezas seccionadas, concluye con un golpe de estado a<br />
mediados de 1794, <strong>que</strong> aplica la guillotina a Robespierre y a sus<br />
seguidores y <strong>que</strong> habrá de alumbrar el tercer período o etapa del<br />
Directorio, como lo establece la Constitución de 1795. A pesar de<br />
<strong>que</strong> se mantienen algunas instituciones y procedimientos anteriores<br />
por un corto tiempo, este período adquiere matices más<br />
moderados con relación al radicalismo del antecedente. En los<br />
años 1794 y 1795 las fuerzas armadas francesas tomaron la<br />
iniciativa en el frente externo y en buena medida provocaron la<br />
disolución del frente antifrancés. Sólo Gran Bretaña, Austria y<br />
Cerdeña continuaron en la actitud bélica. Luego de aprobada la<br />
nueva Constitución, a finales de 1795, desaparece la Convención<br />
Nacional y se aplica integralmente la nueva forma gubernativa<br />
establecida por aquélla: un Directorio de cinco miembros como<br />
ejecutivo, un poder legislativo compuesto por dos ramas: el<br />
Consejo de Ancianos y el Consejo de los 500. En esta etapa, <strong>que</strong> se<br />
cierra a fines del 1799, diez años después del inicio revolucionario,<br />
ya sea por<strong>que</strong> actúa militarmente para sostener el régimen vigente<br />
o bien por sus destacadas campañas militares en el frente externo<br />
va adquiriendo singular notoriedad Napoleón Bonaparte, cuya<br />
inicial presencia en el panorama político francés manifestara en<br />
párrafos anteriores. En el golpe de estado <strong>que</strong> derroca al<br />
Directorio e inicia un cuarto período del proceso, participa<br />
activamente Napoleón y la Constitución emergente establece<br />
220
221 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
modalidades de gobierno hechas a su medida. En boca de algunos<br />
integrantes de ese Directorio <strong>que</strong> había desaparecido con el nuevo<br />
golpe de estado, algunos autores ponen la expresión: busco una<br />
espada y la realidad es <strong>que</strong> la encontraron muy cerca, a sus espaldas.<br />
<strong>La</strong> espada era Napoleón e indudablemente algunos dirigentes<br />
revolucionarios y por<strong>que</strong> no aceptar <strong>que</strong> la burguesía<br />
predominante, sentían la necesidad de agregar una dosis de<br />
autoritarismo en el proceso para hacerlo menos inestable. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong><br />
tal vez no evaluaron fue lo <strong>que</strong> ocurrió en la realidad y a poco<br />
andar, le abrieron la puerta a un manifiesto sistema autocrático.<br />
También <strong>debe</strong>mos reconocerle a esa dirigencia, a modo de<br />
justificativo, <strong>que</strong> la actitud manifiestamente hostil de numerosas<br />
potencias circundantes ayudaron para <strong>que</strong> paulatinamente la<br />
revolución cayera en una fuerte dependencia de las fuerzas<br />
armadas. <strong>La</strong> autocracia sobreviniente habría de limar algunas<br />
aristas del proceso, lo hizo menos radical, pero se mantuvieron<br />
muchos de sus postulados <strong>que</strong> hacían a su carácter o esencia y <strong>que</strong><br />
habrían de <strong>ser</strong> impuestos a sangre y a fuego en muchas latitudes.<br />
Mientras las diversas etapas revolucionarias se sucedían, la alta<br />
sociedad francesa aprovechaba todos los resquicios <strong>que</strong> se le<br />
presentaban para incitar a los enemigos externos para intentar la<br />
restauración. También es cierto <strong>que</strong> como lo insinuara hace pocos<br />
párrafos, la burguesía decidida a mantener sus avances y conquista,<br />
en su temor, deseaban una mano fuerte para evitar las frecuentes<br />
confrontaciones y para detener al absolutismo de allende las<br />
fronteras <strong>que</strong> presionaba sobre Francia. Napoleón investido con<br />
poderes dictatoriales daría rienda suelta a sus veleidades imperiales<br />
y utilizó el empuje y los ideales revolucionarios, <strong>que</strong> no le<br />
resultaban ajenos ni tampoco indiferentes, para satisfacer sus<br />
ambiciones personales y como contrapartida positiva logró en los<br />
hechos <strong>que</strong> la revolución se exportara a casi todos los confines de<br />
la Europa. Para entender en profundidad la etapa imperial también<br />
hay <strong>que</strong> hacer un análisis profundo y desapasionado de lo <strong>que</strong>
[Roberto A. Capriotti]<br />
significaba lo <strong>que</strong> podemos llamar el espíritu del Congreso de<br />
Viena y de la Santa Alianza.<br />
<strong>La</strong> caída de Napoleón significa el cierre del proceso<br />
revolucionario francés. <strong>La</strong>s fuerzas extranjeras impusieron la<br />
Restauración y un descendiente de la dinastía borbónica, Luis<br />
XVIII, titularizó el inicio y a su cargo <strong>que</strong>dó el Poder Ejecutivo,<br />
cuyos ministros eran pasibles del juicio de responsabilidad. El<br />
Legislativo era bicameral: la de los Pares <strong>que</strong> eran nombrados por<br />
el Rey y tenían carácter hereditario; la de Diputados elegidos por el<br />
voto de carácter censitario y los habilitados para sufragar eran una<br />
cifra realmente irrisoria, apenas un centenar de miles.<br />
Paralelamente se realiza del Congreso de Viena (1814/1815),<br />
inspirado y protagonizado por los vencedores, cuyo objetivo<br />
primordial era el intento de reinstalar el absolutismo monárquico y<br />
para ello repusieron las dinastías truncadas por Napoleón, trataron<br />
de darle las características del absolutismo y efectuaron un reparto<br />
de jurisdicciones políticas <strong>que</strong> a juicio de unos cuantos era el<br />
equilibrio en Europa y para ello no vacilaron en atrofiar<br />
nacionalidades, desconocer ancestrales rivalidades y lo <strong>que</strong><br />
demuestra, aún más, su miopía política: no prestaron ninguna<br />
atención al sentimiento nacionalista y liberal <strong>que</strong> había crecido de<br />
forma ostensible en el medio europeo y a nivel universal. El nuevo<br />
diseño geográfico-político de Europa era un verdadero parto<br />
contra natura. De ese congreso deriva la Santa Alianza compuesta<br />
por Rusia, Austria y Prusia a la <strong>que</strong> se sumó al poco tiempo<br />
Francia, cuya misión <strong>ser</strong>ía: garantizar el orden absolutista,<br />
represión de cualquier intento de alterar el diseño geográficopolítico<br />
de la Europa de la Restauración e intervención militar<br />
contra cualquier movimiento de signo liberal y revolucionario.<br />
Luego habrá de sumarse Inglaterra para crear un régimen de<br />
Congresos de reunión asidua, para cumplir con esos objetivos y<br />
otros <strong>que</strong> fueran del interés de las signatarias. Resultado: nada de<br />
ello impidió <strong>que</strong> a los pocos años resurgieran o se desarrollaran a<br />
222
223 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
nivel europeo y mundial numerosos movimientos nacionalistas<br />
liberales, lo <strong>que</strong> demuestra palpablemente <strong>que</strong> oponerse a la<br />
evolución del género humano es como pretender ocultar el sol con un<br />
harnero. A esa altura, la instancia nacional y liberal era una profunda<br />
transformación sufrida por la humanidad en términos generales.<br />
El ideario y las conquistas de la Revolución Francesa y de las<br />
<strong>que</strong> le precedieron inspiraron todos los movimientos<br />
independentistas <strong>que</strong> siguieron. <strong>La</strong> momentánea restauración en<br />
Francia, a partir de 1815, no fue un obstáculo, por su rotundo<br />
fracaso, para el auge del Liberalismo dejado como herencia por<br />
dicha revolución. En el Siglo XIX ocurren en todas las latitudes de<br />
nuestro planeta una <strong>ser</strong>ie de revoluciones <strong>que</strong> aceleran el proceso y<br />
las aquí detalladas, sin dudas, son un aliciente, cuando no eficaces<br />
aliadas, para incentivar el proceso. Esas ocurrencias se dan<br />
principalmente en los tres cuartos iniciales del siglo, luego en el<br />
último cuarto, como hemos visto en títulos anteriores, tenemos la<br />
presencia generalizada de la burguesía, <strong>que</strong> a la par <strong>que</strong> ejercía el<br />
poder político buscaba perfeccionar su verdadera esencia liberal. El<br />
camino no fue fácil por<strong>que</strong> así como el proceso absolutista fue un<br />
eficaz aliado para el crecimiento político de la burguesía y de las<br />
ideas liberales, en determinado momento, frente al aluvión, en<br />
muchos lugares, el absolutismo ofició de di<strong>que</strong> de contención,<br />
pero es indudable <strong>que</strong> esa acción era tan sólo la muestra de los<br />
estertores de un régimen moribundo. A principios de dicho siglo<br />
XIX, merecen una especial mención el resto de las revoluciones<br />
americanas, todas ellas de signo liberal, todas repúblicas, excepto<br />
Brasil en el inicio, <strong>que</strong> también adquieren en esa época una<br />
dimensión cuantitativa y cualitativa muy especial. Esta materia me<br />
preocupa y entusiasma por igual y como consecuencia de ello<br />
tengo en elaboración un ensayo <strong>que</strong> analiza especialmente la<br />
cuestión.
[Roberto A. Capriotti]<br />
3.29. <strong>La</strong> Nación: una mutación del comportamiento humano.<br />
¿Qué significan los cambios enunciados? Son una mutación en<br />
el comportamiento humano. <strong>Lo</strong> he aclarado pero insisto para <strong>que</strong><br />
no <strong>que</strong>den dudas, el cambio no es súbito, es gradual y prolongado.<br />
Afloran sus perfiles en la época mencionada y ellos permiten<br />
detectarlo. En el trasfondo de dichos fenómenos, entre<br />
bambalinas, yace la causa de los mismos y esa causa es nada más y<br />
nada menos <strong>que</strong> un nuevo horizonte del pensamiento humano, la<br />
evolución del pensamiento humano. Asoma un camino cierto, las<br />
páginas de la historia de variadas comunidades europeas nos<br />
muestran como ciertos componentes sociales, aristocráticos o no,<br />
comerciantes, artesanos, terratenientes, lograban del soberano<br />
determinadas concesiones <strong>que</strong> se concretaban en acuerdos o<br />
constituciones escritas o tácitas y éstas son la punta del témpano,<br />
por<strong>que</strong> en la esencia eso <strong>que</strong> se ve es la forma rudimentaria de un<br />
incipiente pacto social. El soberano ya no tendrá las características<br />
esenciales de un caci<strong>que</strong>, su hegemonía estará acotada. El Estado<br />
puramente coercitivo <strong>que</strong> él significaba, ya otorga consentimientos,<br />
ya acepta intereses paralelos. Así comienza el camino hacia el Estado<br />
Nacional <strong>que</strong> <strong>ser</strong>á el árbitro impersonal y último de los asuntos humanos. El<br />
soberano <strong>ser</strong>á el Pueblo a quien otorga personería política el Contrato o Pacto<br />
Social. Quedaron atrás los modos del nomadismo y el sedentarismo<br />
<strong>que</strong> usufructuaban de los bienes vírgenes de la naturaleza y<br />
también <strong>que</strong>dó atrás el sedentarismo <strong>que</strong> hizo de la apropiación de<br />
los bienes de los vecinos, su industria principal, el método<br />
imperialista, cuyos exponentes más acabados fueron las grandes<br />
tribus imperiales. De manera tumultuosa los <strong>ser</strong>es humanos<br />
comenzaban a <strong>ser</strong> iguales, a <strong>ser</strong> más libres, a estar más<br />
hermanados. Era un auténtico ascenso masivo del <strong>ser</strong> humano.<br />
Ahora comenzaban a <strong>ser</strong> muchos los <strong>que</strong> participaban de muchas<br />
cosas y no unos pocos. Ya se había iniciado a<strong>que</strong>lla rebelión de las<br />
masas, ese fenómeno <strong>que</strong> tanto preocupaba a Ortega y Gasset,<br />
a<strong>que</strong>l original y gran pensador español, de tendencia con<strong>ser</strong>vadora<br />
224
225 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
y de buen decir y mejor escribir. El género humano rompía la vieja<br />
crisálida para calzarse una nueva <strong>que</strong> le daba más jerarquía, más<br />
prestancia, más libertad e igualdad, <strong>que</strong> en esencia son los valores<br />
trascendentales. Hoy estamos transitando instancias en donde<br />
aparecen muchas formas en el régimen de convivencia de altísimo<br />
grado de perfeccionamiento en medidas <strong>que</strong> a veces escapan a<br />
nuestro análisis. De este tema hablaremos en el próximo capítulo<br />
cuando abordemos el tema de la Democracia con más<br />
profundidad. Es cierto <strong>que</strong> estoy hablando de planteos ideales pero<br />
no me olvido <strong>que</strong> soy un hijo y un habitante del tercer mundo.<br />
3.30. <strong>La</strong> Nación: al modo de una recapitulación.<br />
Entre tres mil y dos mil años antes de la era cristiana afloran las<br />
primeras tribus imperiales en la región mesopotámica del Asia<br />
Menor y en el valle del Nilo en África. El cenit se alcanza con las<br />
tribus imperiales de los romanos, de los mongoles, de los<br />
musulmanes y de los otomanos. Esta forma tribal, entre las<br />
muchas y diferentes etapas <strong>que</strong> atravesó el estadio tribal, pertenece<br />
necesariamente a la etapa de las comunidades sedentarias, digo<br />
necesariamente por<strong>que</strong> en el sedentarismo algunas comunidades<br />
progresaban más <strong>que</strong> otras y son ellas las <strong>que</strong> comienzan a<br />
practicar el imperialismo a costas de sus vecinas más primitivas. En<br />
la época del nomadismo la comunidad no necesitaba <strong>ser</strong><br />
imperialista, se mudaba asiduamente en pos de los recursos para la<br />
subsistencia y tenían mucho espacio disponible para sus<br />
desplazamientos. Desde la aparición del sedentarismo, estas nuevas<br />
formas de convivencia nos muestran, aldeas precariamente<br />
organizadas, pero organizadas, aún reconociendo el carácter<br />
elemental de las reglas, ejerciendo la coerción sobre sus linderos e<br />
imponiendo el sa<strong>que</strong>o, la esclavitud y el tributo como objetivos<br />
principales. Estamos frente a un estadio tribal <strong>que</strong> comienza a
[Roberto A. Capriotti]<br />
hacerse más complejo y extenso. Para ejercer su hegemonía el<br />
poder imperial debió crear reglamentaciones y un sistema, una<br />
organización burocrática para imponerla y mantenerla.<br />
Aparecieron las primeras formas del Estado y éste adquirió gran<br />
importancia. En ese lejano tiempo, el Estado estaba al <strong>ser</strong>vicio de<br />
la hegemonía individual o grupal y no del Pacto Social como es el<br />
caso del Estado Nacional. <strong>La</strong> manifestación más conocida por<br />
nosotros, más al alcance de nuestras manos, fue la de los romanos,<br />
<strong>que</strong> no salían a abrir o buscar mercados sino a encontrar bienes<br />
para el sa<strong>que</strong>o y a tomar esclavos, una forma más del sa<strong>que</strong>o e<br />
imponer tributos a los vencidos <strong>que</strong> no era más <strong>que</strong> un sa<strong>que</strong>o<br />
reglamentado. A las tribus imperiales habría de sucederle la etapa<br />
feudal <strong>que</strong> dentro de la instancia tribal significa una<br />
descomposición y atomización de las tribus imperiales. A partir de<br />
allí el fenómeno de las tribus imperiales, por lo menos en el ámbito<br />
europeo, fue irrepetible, por lo menos en una gran dimensión<br />
geográfica y en un tiempo prolongado.<br />
El burgo es la incubadora del fermento nacional, luego ese burgo,<br />
afirmada su identidad, busca expandirse geográficamente y en eso<br />
de ocupar espacio involucra en muchos casos a diferentes etnias<br />
<strong>que</strong> ya no juegan como tales en la formación del estadio nacional.<br />
El componente racial y el componente religioso han dejado de<br />
tener importancia en el marco de la nueva instancia comunitaria y<br />
la homogeneización indispensable para constituir una Nación,<br />
entonces, surge de otros elementos.<br />
¿Por qué en el medio europeo resultó imposible reeditar la<br />
colosal empresa romana a partir de la época de su desintegración?<br />
A pesar de los muchos intentos, el Imperio Romano no pudo <strong>ser</strong><br />
reproducido ni por aproximación en sus formas de esplendor y eso<br />
<strong>que</strong> la ambición encendía el ensueño de cuanto reyezuelo pululaba<br />
por el continente europeo. No valió la experiencia del Sacro<br />
Imperio Romano, empujado por la religión predominante, <strong>que</strong><br />
226
227 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
ostentaba mucha fuerza en esa época. Eran muchos y muy<br />
variados los aspirantes. Resultó así por<strong>que</strong> la mente humana tenía<br />
nuevos contenidos, por<strong>que</strong> el pensamiento humano había<br />
alcanzado nuevos grados de desarrollo, por<strong>que</strong> en el pensamiento<br />
del <strong>ser</strong> humano vieron la luz otras ideas <strong>que</strong> hacían intolerable las<br />
formas del pasado, por<strong>que</strong> esas ideas le ofrecían a la especie<br />
nuevos horizontes. Esas formas <strong>que</strong> visualizamos con<br />
características bastante definidas en el medioevo europeo, fueron<br />
gestándose rudimentaria y gradualmente en el ciclo de las tribus<br />
imperiales.<br />
¿Cuántas veces expresamos nuestra admiración por todo<br />
a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> se engloba en vocablos tales como renacimiento e<br />
ilustración, por mencionar algunos de los más relevantes? Esos<br />
términos pretenden definir determinados instantes del <strong>que</strong>hacer<br />
intelectual y artístico de los <strong>ser</strong>es humanos, habitantes de una<br />
determinada geografía. En esos interregnos aparecen obras,<br />
pensamientos, actitudes <strong>que</strong> son una renovación con relación a<br />
otros ya clásicos <strong>que</strong> habían materializado o expresado<br />
generaciones de pensadores y artistas anteriores. Unos y otros,<br />
cualquiera sea la época de su ocurrencia, son los floreos <strong>que</strong><br />
adornan la danza principal. <strong>Lo</strong>s arabescos nos entusiasman y nos<br />
disimulan el núcleo de los movimientos. En lo intenso, en lo<br />
profundo es el <strong>ser</strong> humano en general el <strong>que</strong> ha avanzado, alberga<br />
nuevos pensamientos, nuevas apetencias, nuevas concepciones<br />
sobre su vida y sobre el universo <strong>que</strong> lo circunda. Siempre en estos<br />
casos están los <strong>que</strong> se destacan, los <strong>que</strong> hacen más visible el<br />
fenómeno, verdaderos líderes <strong>que</strong> expresan con justeza y con<br />
belleza esa renovación del pensamiento humano. Esos adalides en<br />
palabras o en obras definen el sentido de esas nuevas<br />
concepciones. Son pocos los <strong>que</strong> lo expresan son muchos los <strong>que</strong><br />
piensan. Por eso <strong>debe</strong>mos reconocer <strong>que</strong> esas etapas florecientes,<br />
renacimiento e ilustración, <strong>que</strong> singularizamos con esas<br />
denominaciones destacadas y personificamos en individuos
[Roberto A. Capriotti]<br />
rutilantes, son en resumen nada más <strong>que</strong> la expresión, la<br />
traducción, la definición por los más dotados, por los más<br />
ilustrados, de los pensamientos y las aptitudes <strong>que</strong> la mente<br />
humana en general estaba concibiendo o estaba gestando con<br />
anterioridad desde siglos y siglos atrás, <strong>que</strong> iban madurando como<br />
se sazona la fruta, día a día, se iban materializando gradualmente<br />
en pe<strong>que</strong>ñas cosas, a veces muy rudimentarias, hasta llegar a la<br />
explosión grandilocuente, masiva o generalizada, en el terreno de la<br />
política, de la ciencia y de las artes. <strong>La</strong> definición siempre es<br />
posterior al fenómeno. <strong>La</strong> definición explica, describe al<br />
fenómeno. Muchas veces nos deslumbramos pensando <strong>que</strong> en<br />
esos períodos intelectuales fructíferos, se crearon las formas <strong>que</strong><br />
hoy predominan en la relación entre <strong>ser</strong>es humanos. Nada más<br />
lejos de la verdad. En esos períodos se definieron, se plasmaron,<br />
llegaron al papel, al mármol, a la arcilla, al estuco, a los colores, a la<br />
música, a las formas políticas, fenómenos culturales <strong>que</strong> tenían una<br />
gestación milenaria. <strong>La</strong> definición o explicación estuvo en manos<br />
de aventajados expositores <strong>que</strong> tuvieron la virtud de ver con<br />
claridad y convertir en palabras y en obras los avances mentales<br />
<strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano había protagonizado o protagonizaba.<br />
En otro orden de cosas, la producción de bienes por encima de<br />
la necesidad individual y el intercambio comercial de dichos<br />
excedentes crea nuevas condiciones y renovados estilos de vida<br />
entre los congéneres en a<strong>que</strong>llas primitivas ciudades-estados del<br />
medioevo. <strong>La</strong> ciudad-estado una vez consolidada cierta trama<br />
social, sale a ocupar el espacio circundante, el hinterland, hasta <strong>que</strong><br />
choca con la acción de otra ciudad-estado <strong>que</strong> realiza el mismo<br />
proceso. Este es el largo y penoso tira y afloja entre diversos<br />
actores, <strong>que</strong> en menor medida, todavía subsiste. Buscan en el<br />
hinterland materias primas y consumidores y el hinterland <strong>que</strong>da<br />
incorporado y en él se extienden las características de las nuevas<br />
formas de convivencia, de las nuevas expresiones culturales. <strong>La</strong>s<br />
prácticas han cambiado. Antes buscaban el sa<strong>que</strong>o, el tributo y los<br />
228
229 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
esclavos. Ahora se dedican a la producción de materias primas, al<br />
intercambio comercial y a la producción de bienes para la<br />
comercialización.<br />
Dicha expansión tuvo, a veces y fundamentalmente para los<br />
europeos, carácter ultramarino y así se continuaba con una práctica<br />
tribal: el imperialismo, el colonialismo, para proveerse de materias<br />
primas, metales nobles y consumidores. Era un viejo método con<br />
algunas formas actualizadas. <strong>Lo</strong>s datos <strong>que</strong> nos ofrecen las<br />
crónicas nos muestran distintas modalidades para dicha acción,<br />
<strong>que</strong> variaba desde establecer factorías para el intercambio, para<br />
radicar colonos y establecer provincias. Pero para cualquiera de los<br />
casos hubo un resultado final <strong>que</strong> no estaba en los planes de las<br />
naciones imperialistas, tal resultado fue la aparición, sacudido el<br />
yugo o la tutela, de nuevas naciones. Tal el caso de la explosiva<br />
aparición de un numeroso conjunto de naciones en el continente<br />
americano, las primeras en el mundo por su definida característica<br />
y organización como naciones. A<strong>que</strong>lla expansión de la ciudadestado<br />
toma ese carácter ultramarino por<strong>que</strong> en el propio<br />
continente estaba muy acotado el espacio para agrandar la zona de<br />
la hegemonía. Ya no eran posibles las expansiones como en la<br />
época de las grandes tribus imperiales. Entre dichas<br />
manifestaciones imperialistas más cercanas en el tiempo,<br />
posteriores a las gestas de las grandes tribus imperiales, habidas en<br />
las tierras américo-afro-asiáticas, de las <strong>que</strong> <strong>que</strong>dan sólo atisbos, se<br />
concretaron fuera del ámbito europeo, a la costa de comunidades<br />
humanas menos evolucionadas <strong>que</strong> disponían de inferiores medios<br />
coercitivos. Detrás de esa acción imperialista se trasuntan los<br />
resabios de la condición tribal.<br />
<strong>La</strong> transición entre el Tribalismo y el Nacionalismo es una larga<br />
marcha <strong>que</strong> ya lleva muchas centurias, <strong>que</strong> comenzó a gestarse<br />
como producto de la evolución del <strong>ser</strong> humano mucho antes de<br />
esos afloramientos medievales <strong>que</strong> he mencionado y llevará aún
[Roberto A. Capriotti]<br />
muchos otros para adquirir formas consistentes, a pesar de <strong>que</strong> la<br />
marcha evolutiva de los humanos, en el medio social, se acelera<br />
vertiginosamente. Por esto puedo afirmar, <strong>que</strong> la instancia nacional<br />
del <strong>ser</strong> humano está en los pañales y no en el ocaso. Aún no<br />
hemos disfrutado en plenitud su efectiva y real vigencia. El umbral<br />
del estadio universal, del Universalismo, está lejano, no por<strong>que</strong> no<br />
se vislumbre sino por<strong>que</strong> falta mucho aún en la evolución humana<br />
para <strong>que</strong> sea una cuestión concreta, para <strong>que</strong> sea un objeto<br />
primordial del pensamiento humano. Acepto y respeto los<br />
argumentos de la interacción, de la interdependencia, de la<br />
intercomunicación y de la integración Regional o Continental, pero<br />
puedo sostener <strong>que</strong> todas estas instancias no son más <strong>que</strong><br />
afirmaciones categóricas de las nacionalidades. Cuanto más intenso<br />
sea el desenvolvimiento positivo de las nacionalidades más<br />
ostensibles <strong>ser</strong>án los elementos apuntados. Tanto es así, <strong>que</strong> las<br />
auténticas asociaciones entre naciones son una afirmación de las<br />
nacionalidades individuales. <strong>Lo</strong>s componentes de esas asociaciones<br />
son naciones bien definidas <strong>que</strong> saben concretamente cuales son<br />
sus objetivos nacionales y buscan en la asociación una manera para<br />
mejor concretarlos.<br />
Quiero insistir con un concepto <strong>que</strong> también expuse antes de<br />
ahora: el <strong>ser</strong> humano se ha desenvuelto o desarrollado en el ámbito<br />
de grupos o comunidades pe<strong>que</strong>ñas a pesar de constituir una única<br />
especie. Esas comunidades, grupos cerrados, arrancaron con la<br />
Horda y luego adquirieron mayor dimensión con la evolución del<br />
<strong>ser</strong> humano, para tener la forma del Clan, de la Tribu y de la<br />
Nación. También debo reiterar la mención, aun<strong>que</strong> sea<br />
tangencialmente, por<strong>que</strong> es ineludible en esta materia, del tema de<br />
las razas por<strong>que</strong> es un hecho <strong>que</strong> desde mi óptica es meramente<br />
anecdótico, pero está aún presente en muchas mentes y en muchos<br />
análisis. <strong>La</strong> raza tuvo más sentido en el estadio tribal. Existieron<br />
tribus <strong>que</strong> se originaban en una tribu madre, entonces esos<br />
diversos retoños de un mismo árbol tenían características físicas<br />
230
231 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
<strong>que</strong> los identificaban. Pertenecían a una misma raza y por ese<br />
entonces a falta de mayor entidad cultural, la cuestión de los rasgos<br />
físicos adquiría gran importancia como elemento aglutinador. Hoy<br />
día la cuestión de los rasgos físicos está minimizada frente a la<br />
complejidad y particularidad de las manifestaciones culturales de la<br />
comunidad y al indiscutible mestizaje. <strong>Lo</strong>s agrupamientos<br />
humanos en el presente se diferencian por cuestiones culturales y<br />
no por rasgos físicos. Insistir en esto último es casi enfermizo.<br />
Existen sí, en muchas comunidades, diversos grupos étnicos <strong>que</strong><br />
con<strong>ser</strong>van su aspecto físico y ello no les impide a sus integrantes la<br />
práctica normal de las formas culturales generalizadas, aún con la<br />
presencia de algunas manifestaciones culturales particulares <strong>que</strong><br />
son un aderezo y casi siempre de nula o mínima incidencia para la<br />
convivencia. En estos tiempos, la unidad de cultura es la Nación y la<br />
raza en un análisis con un mínimo de carácter científico no tiene<br />
conexión con ella. <strong>La</strong> raza además no tiene nada <strong>que</strong> ver con el<br />
racismo <strong>que</strong> es una forma política independiente de dicho<br />
concepto, limitante de la condición nacional y por lo tanto<br />
obsoleta, por<strong>que</strong> ni siquiera es útil para <strong>que</strong> el individuo tome<br />
conciencia de la nacionalidad y sirva para la aglutinación,<br />
elementos <strong>que</strong> a menudo se invocan como argumentos para su<br />
sostenimiento. Esos elementos fueron medianamente válidos para<br />
la condición tribal, hoy ya no. Su afloramiento nos retrotrae a<br />
dicha modalidad. Hoy la raza está totalmente superada; sí puede<br />
hablarse de grupos étnicos por<strong>que</strong> existen rasgos físicos dispares<br />
pero ello no altera el juego de las expresiones culturales <strong>que</strong> son las<br />
<strong>que</strong> aglutinan en el caso de una comunidad y diferencian en la<br />
comparación con otras comunidades.<br />
También lo dije antes, la Nación no es un dato cultural surgido<br />
espontáneamente. Su advenimiento ha sido gradual y sigue siendo<br />
gradual su perfeccionamiento. Hay comunidades y muchas, <strong>que</strong><br />
aún no han alcanzado las definidas características de la Nación y<br />
las <strong>que</strong> las tienen <strong>debe</strong>n perfeccionarlas. Hoy la Nación es la forma
[Roberto A. Capriotti]<br />
de asociación preponderantemente vigente entre los <strong>ser</strong>es<br />
humanos y paulatinamente va mejorando, para acercarse en el<br />
porvenir a las instancias <strong>que</strong> harán posible la superación de esta<br />
modalidad de convivencia. Después de esto vendrá la<br />
universalidad, no me caben dudas, pero a la sazón el ciclo<br />
evolutivo de los <strong>ser</strong>es humanos estará en el grado del Superhombre.<br />
<strong>Lo</strong> vuelvo a repetir por<strong>que</strong> estas afirmaciones son un buen<br />
medio para cerrar este tema de la Nación. El sentido de afinidad y<br />
obligación hacia el similar en su gradual y ascendente camino fue<br />
dando lugar a las distintas formas de asociación comunitaria por la<br />
<strong>que</strong> ha transitado la especie; en el principio la modalidad fue la<br />
Horda y de la Horda se pasó al Clan y luego a la Tribu y ahora<br />
recala en la Nación. Esas son, para las distintas etapas de la<br />
evolución, las unidades de desenvolvimiento en <strong>que</strong> se desarrolló y se<br />
desarrolla el <strong>ser</strong> humano. <strong>La</strong> verticalidad existente en la relación<br />
entre los componentes de la unidad tribal ha sido reemplazada por<br />
la horizontalidad en la relación entre congéneres en la unidad<br />
nación. <strong>La</strong> verticalidad hace suponer subordinación y la<br />
horizontalidad hace pensar en la paridad. <strong>La</strong> Nación, este hecho<br />
cultural presente, de mayor amplitud comparado con las<br />
manifestaciones de igual índole en el pasado, parecerá muy acotada<br />
en el mañana cuando el Ser Humano alcance el estadio de la<br />
universalidad. Para alcanzar esta última característica hay <strong>que</strong><br />
transitar un largo camino. <strong>La</strong> instancia de la Nación recién está en<br />
sus comienzos, a pesar de <strong>que</strong> algunos falsos datos, espejismos o<br />
sofismas, nos lleven a otras interpretaciones.<br />
<strong>La</strong> instancia de la asociación del Ser Humano <strong>que</strong> es la Nación,<br />
el nacionalismo <strong>que</strong> la mente humana concibe y tiene en<br />
desarrollo, como sucedáneo del tribalismo, es un producto cultural<br />
genuino y típico de la etapa Hombre; es una de sus expresiones<br />
culturales definitorias y características. Por ello me atrevo a afirmar<br />
<strong>que</strong> toda pretensión de universalismo en este presente humano es<br />
232
233 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
una profecía o una circunstancia discutible, no auténtica. Al<br />
nacionalismo le sucederá el universalismo y ello contribuirá a<br />
demostrarnos <strong>que</strong> hemos llegado a la etapa del Superhombre, pero<br />
esto se inscribe en la órbita del porvenir. El nacionalismo, incluidas<br />
sus consecuencias: la nacionalidad y la Nación, es la forma de<br />
asociación comunitaria humana propia del período Hombre.
4. El Pueblo y el Pacto Social.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Esta es otra de las escalas de nuestra excursión. En el<br />
transcurso de esta labor escrita he desarrollado lo <strong>que</strong> llamo tres<br />
temas principales: la <strong>Política</strong>, el Hombre y la Nación, pero creo<br />
<strong>que</strong> es necesario <strong>que</strong> me extienda sobre otros dos <strong>que</strong> en buena<br />
medida fueron incluidos en el tratamiento de los anteriores. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong><br />
abunda no daña, al contrario creo sinceramente <strong>que</strong> esa<br />
abundancia agrega nuevos conceptos sobre dichos temas conexos<br />
o ligados. El Pueblo y el Pacto Social son dos tópicos <strong>que</strong> están<br />
íntimamente entrelazados con la problemática de la Nación.<br />
Después, en capítulos siguientes, seguirán otros temas <strong>que</strong> también<br />
tienen la categoría de vinculados, pero no en similar grado de<br />
dependencia o relación. Es aquí donde corresponde <strong>que</strong><br />
profundice el análisis, reiterando y ampliando puntos de vista y<br />
citas sobre el Pueblo y el Pacto Social.<br />
4.1. El Pueblo: intentos de definiciones.<br />
Mencio (372/289 a.C.) fue un gran pensador chino discípulo de<br />
Confucio. En su obra, El Libro de Mencio, entre sus afirmaciones<br />
incluye la siguiente: <strong>Lo</strong> más importante es el pueblo, el estado lo es menos y<br />
234
235 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
el soberano, menos aún. 33 En más de una de sus tantas y profundas<br />
referencias tuvo la oportunidad de acotar <strong>que</strong> la prosperidad o<br />
decadencia de un Estado estaba sujeta al tratamiento <strong>que</strong> se le<br />
otorgaba al Pueblo. Sus dichos y las polémicas <strong>que</strong> mantuvo con<br />
los representantes de otras escuelas filosóficas se recogieron en El<br />
libro de Mencio, a lo largo de cuyos siete capítulos se pone de<br />
manifiesto su talla de excepcional pensador y la importancia de sus<br />
aportaciones al desarrollo del confucianismo.<br />
En 1989, la Reunión Internacional de Expertos para la<br />
Dilucidación de los Conceptos de los Derechos de los Pueblos de<br />
la UNESCO emitió una declaración, <strong>que</strong> transcribo parcialmente y<br />
<strong>que</strong> en alguna medida se puede interpretar como un punto de vista<br />
sobre como definir al concepto político de Pueblo. <strong>Lo</strong> hicieron con<br />
la finalidad de crear un parámetro para sacar las conclusiones sobre<br />
el tema <strong>que</strong> los llevó a la reunión: el propósito de identificar a los<br />
titulares del derecho a la libre determinación. Dijeron entonces,<br />
<strong>que</strong> Pueblo es 34 :<br />
Un grupo de <strong>ser</strong>es humanos individuales <strong>que</strong> tienen en común todos o<br />
algunos de los siguientes elementos: (a) tradición histórica común; (b)<br />
identidad racial o étnica; (c) homogeneidad cultural; (d) unidad<br />
lingüística; (e) afinidad religiosa o ideológica; (f) conexión territorial y (g)<br />
vida económica común.<br />
Y agregaron lo siguiente:<br />
El grupo como un todo <strong>debe</strong> tener la voluntad de <strong>que</strong> le identifi<strong>que</strong>n<br />
como un pueblo o la conciencia de <strong>ser</strong> un pueblo.<br />
33 Mencio (372/289 a.C.): El Libro de Mencio. Apunte tomado el 4 de febrero de 2010, de mi archivo<br />
personal.<br />
34 UNESCO (1989): Reunión Internacional de Expertos para la Dilucidación de los Conceptos de los Derechos de<br />
los Pueblos. Apunte tomado el 4 de febrero de 2010, de mi archivo personal.
Y <strong>que</strong> además debía exhibir:<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Instituciones u otros medios de expresar sus características comunes y su<br />
voluntad para identificarse.<br />
Para mi gusto a la definición le faltan ingredientes <strong>que</strong> hagan<br />
referencia a la condición de Soberano del Pueblo y al ejercicio del<br />
Poder. Se me ocurre <strong>que</strong> lo dicho es suficiente para definir a la<br />
población de una Tribu pero no lo es para hacerlo con el Pueblo<br />
de una Nación.<br />
En el capítulo anterior (p.112-113), cuando trataba el tema de la<br />
Nación dije:<br />
Para generar la condición nacional la comunidad determinada, el<br />
conjunto de sus integrantes, ha alcanzado la condición de Pueblo por<strong>que</strong><br />
pudo elaborar y respetar un Contrato o Pacto Social y es así como se ha<br />
impuesto en el seno de ella el imperio de las normas sociales. Esto pone<br />
en claro <strong>que</strong> Pueblo y Pacto Social son factores <strong>que</strong> están<br />
interrelacionados, tanto, <strong>que</strong> uno y otro son condicionantes recíprocos<br />
de su propia existencia y la existencia de la Nación está condicionada por<br />
la vigencia de ambos.<br />
Si soy consecuente con dichas afirmaciones puedo decir <strong>que</strong><br />
una definición de Pueblo, a mi entender más amplia y más acorde<br />
con las exigencias de la <strong>Política</strong>, es la siguiente:<br />
Pueblo es el conjunto de personas, sujetos de derechos y obligaciones,<br />
componentes de una comunidad humana determinada, <strong>que</strong> han elaborado y<br />
respetan un Contrato o Pacto Social y por tanto es el Soberano con ejercicio del<br />
Poder.<br />
Creo haber definido con bastante aproximación al Pueblo de<br />
una Nación. <strong>Lo</strong> dicho no lo aplico para el caso de una Tribu<br />
por<strong>que</strong> allí existe población y no Pueblo.<br />
236
237 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
4.2. El Pueblo: la adquisición de su auténtica personalidad.<br />
A partir del conjunto de los acontecimientos políticos <strong>que</strong><br />
denominamos la Revolución Inglesa, la Norteamericana y<br />
principalmente desde la Revolución Francesa y del imperialismo<br />
napoleónico es cuando la instancia de la Nación se hace más nítida.<br />
Según mi criterio, cuando Abraham Lincoln emite su expresión:<br />
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, da una sucinta pero<br />
magnífica definición del Pacto Social Liberal. <strong>Lo</strong> anterior nos<br />
demuestra <strong>que</strong> el concepto Pueblo adquiere su definida<br />
personalidad en el último tramo del siglo XVIII, <strong>que</strong> es cuando y<br />
como la instancia nacional comenzó a mostrarnos signos concretos<br />
de su existencia. El Pueblo alcanzaba los umbrales del ejercicio de<br />
su más preciado atributo: la titularidad del Poder. Atributo <strong>que</strong> lo<br />
convierte en el sujeto de la Nación. <strong>La</strong> vigencia del Estadio<br />
Nacional se hace realidad cuando la pluralidad de miembros de una<br />
comunidad se convierte en una unidad a través de la voluntad<br />
común, puesta de manifiesto en el Contrato o Pacto Social <strong>que</strong> le<br />
permite el ejercicio pleno del Poder en su carácter de Pueblo<br />
Soberano. En los últimos tramos del Absolutismo, el Pueblo<br />
comienza a participar gradualmente en el ejercicio del Poder, como<br />
lo vimos cuando hablamos de los ejemplos de Inglaterra y de la<br />
Corona de Aragón, lo <strong>que</strong> nos indica <strong>que</strong> el Pueblo en ese<br />
momento ya estaba transitando de la mano de la burguesía el<br />
camino <strong>que</strong> lo llevará al ejercicio del Poder. En la condición tribal<br />
es población y no Pueblo y por lo tanto no es sujeto sino<br />
complemento.
[Roberto A. Capriotti]<br />
4.3. El Pueblo: su función de Soberano y el ejercicio del<br />
Poder.<br />
El legal y efectivo poder de decisión (Poder Soberano) de un<br />
conjunto social (el Pueblo) se encuentra y se ejerce en y por la<br />
voluntad conjunta de los ciudadanos. Dicho de otra manera: en la<br />
instancia nacional, el Pueblo es el Soberano y ejercita el Poder<br />
sobre la comunidad organizada a través de un mandatario, en este<br />
caso el Estado Nacional. El Pueblo es el mandante. Es el Pueblo<br />
quien en el ejercicio de otra faceta de su Poder, <strong>que</strong> es el Poder<br />
Constituyente: dispone la organización del Estado Nacional;<br />
establece la forma en <strong>que</strong> determinados ciudadanos encarnan en<br />
los hechos las responsabilidades de ese Estado o mejor dicho,<br />
quienes son los titulares de la acción gubernativa y como y quien<br />
los elige o designa; delimita las áreas <strong>que</strong> no pueden sufrir la<br />
intromisión del Estado, re<strong>ser</strong>vadas al sólo arbitrio del individuo;<br />
enuncia como y cuando el Estado ejercerá la coerción sobre los<br />
individuos <strong>que</strong> burlan los cánones de convivencia; determina los<br />
instrumentos de defensa por el individuo frente a las actitudes<br />
abusivas de terceros o del Estado; otorga responsabilidades al<br />
Estado sobre los <strong>ser</strong>vicios públicos <strong>que</strong> <strong>debe</strong>n <strong>ser</strong>vir a la<br />
comunidad y obliga al Estado a velar por la materialización de las<br />
pretensiones de gozar del Bienestar Común, una exigencia <strong>que</strong> el<br />
conglomerado social tiene como objetivo fundamental. En la<br />
instancia nacional el Pueblo, el Soberano, le impone al Estado<br />
Nacional la responsabilidad de <strong>ser</strong> el albacea del Pacto Social.<br />
El Pueblo en su función de Soberano no es sujeto activo como<br />
beneficiario de derechos, ni tampoco sujeto pasivo como titular de<br />
obligaciones, quienes son sujetos activos y sujetos pasivos son los<br />
integrantes de la comunidad nacional, <strong>que</strong> así lo consintieron<br />
cuando se dieron un Pacto Social. El Estado Nacional no manda,<br />
238
239 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
ejerce su autoridad de gobierno por delegación del Pueblo y el<br />
individuo consiente, otorga su consentimiento a ese ejercicio de<br />
responsabilidades, por<strong>que</strong> esa ha sido su voluntad como parte de la<br />
voluntad general. Pongo sobre la mesa un caso en concreto, la<br />
emancipación de las 13 colonias inglesas en la América del Norte.<br />
Ellas (en conjunto) adquirieron identidad nacional, el primer caso<br />
en nuestro continente y bastante en paralelo con la Revolución<br />
Francesa. <strong>La</strong> Constitución Norteamericana entró en vigencia el 4<br />
de marzo de 1789, una vez <strong>que</strong> el Congreso de la Confederación<br />
tuvo noticias de <strong>que</strong> nueve Estados la habían aprobado (los dos<br />
tercios del total). No puedo dejar de mencionar la fundamental<br />
gestión de a<strong>que</strong>llos pioneros <strong>que</strong> encabezara George Washington,<br />
como jefe de operaciones militares. En el proceso aludido quiero<br />
destacar el caso específico del Estado de Nueva York. En esa<br />
circunstancia Alexander Hamilton y otros escribieron sus puntos<br />
de vista sobre la cuestión y los publicaron en importantes medios<br />
de prensa de dicha ciudad. Luego, esos artículos se recopilaron<br />
bajo la denominación de El Federalista y su lectura todavía hoy, a<br />
más de 200 años de publicados, resultan de significativo valor. Es<br />
allí donde se confirma, refiriéndose a la soberanía del Pueblo, <strong>que</strong><br />
es la única fuente de la autoridad legítima. Es el Liberalismo <strong>que</strong> ya<br />
había alcanzado un grado de desarrollo muy importante en su<br />
bagaje ideológico, <strong>que</strong> pasa a tomar fisonomía concreta, con<br />
virtudes y defectos, en materia del gobierno de comunidades<br />
humanas.<br />
<strong>La</strong> Constitución Francesa de 1793 es un texto constitucional<br />
<strong>que</strong> deja sentado el principio de <strong>que</strong> la soberanía reside en el<br />
pueblo. A principios del Siglo XIX se produjeron las revoluciones<br />
en Sudamérica y América Central y también en ellas comenzaron<br />
los intentos constitucionalistas y las fuentes de inspiración<br />
principales fueron las constituciones de los franceses y de los<br />
americanos del norte. El Pacto Social Liberal adquirió<br />
preponderante vigencia en todas esas comunidades mencionadas.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Otro caso, un ejemplo tardío, lo constituye la Constitución<br />
Mexicana de 1917 <strong>que</strong> es un ejemplo digno de <strong>ser</strong> mencionado<br />
por<strong>que</strong> ofrece un concepto avanzado de soberanía nacional, como<br />
un derecho específico y una característica esencial y definidora del<br />
Estado Mexicano. Reproduzco tres de sus artículos, <strong>que</strong> son<br />
definitorios 35 :<br />
Artículo 39: <strong>La</strong> Soberanía Nacional, reside esencial y originadamente en<br />
el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para<br />
beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho<br />
de alterar o modificar la forma de su gobierno.<br />
Artículo 40: <strong>La</strong> voluntad del pueblo mexicano es constituirse en una<br />
república representativa, democrática, federal, compuesta de estados<br />
libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero<br />
unidos en una federación establecida según los principios de esta Ley<br />
Fundamental.<br />
Artículo 41: El pueblo ejerce su soberanía por medio de los poderes de la<br />
unión, en los casos de la competencia de estos y por los de los Estados<br />
en lo <strong>que</strong> toca a sus regímenes interiores, en los términos<br />
respectivamente establecidos por la presente constitución federal y las<br />
particulares de los Estados, las <strong>que</strong> en ningún caso podrán contravenir las<br />
estipulaciones del pacto federal.<br />
<strong>La</strong> Organización de las Naciones Unidas <strong>que</strong> nació en el Pacto<br />
Internacional de San Francisco en 1945, supone una organización<br />
de Estados Libres y Soberanos en una comunidad internacional.<br />
Veamos una cita al respecto 36 :<br />
35 Cita tomada de mi archivo personal <strong>que</strong> no indica fuente, en donde tengo transcripta la referida<br />
Constitución Mejicana.<br />
36 Naciones Unidas: Carta de las Naciones Unidad. Capítulo II. Miembros (fragmento). Consultado el 4 de<br />
febrero de 2010 por Internet.<br />
240
241 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Artículo 3: Son Miembros originarios de las Naciones Unidas los Estados<br />
<strong>que</strong> habiendo participado en la Conferencia de las Naciones Unidas<br />
sobre Organización Internacional celebrada en San Francisco, o <strong>que</strong><br />
habiendo firmado previamente la Declaración de las Naciones Unidas de<br />
1 de enero de 1942, suscriban esta Carta y la ratifi<strong>que</strong>n de conformidad<br />
con el Artículo 110.<br />
Artículo 4: 1. Podrán <strong>ser</strong> Miembros de las Naciones Unidas todos los<br />
demás Estados amantes de la paz <strong>que</strong> acepten las obligaciones<br />
consignadas en esta Carta, y <strong>que</strong>, a juicio de la Organización, estén<br />
capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a<br />
hacerlo. 2. <strong>La</strong> admisión de tales Estados como Miembros de las Naciones<br />
Unidas se efectuará por decisión de la Asamblea General a<br />
recomendación del Consejo de Seguridad.<br />
Artículo 5: Todo Miembro de las Naciones Unidas <strong>que</strong> haya sido objeto<br />
de acción preventiva o coercitiva por parte del Consejo de Seguridad<br />
podrá <strong>ser</strong> suspendido por la Asamblea General, a recomendación del<br />
Consejo de Seguridad, del ejercicio de los derechos y privilegios<br />
inherentes a su calidad de Miembro. El ejercicio de tales derechos y<br />
privilegios podrá <strong>ser</strong> restituido por el Consejo de Seguridad.<br />
Artículo 6: Todo Miembro de las Naciones Unidas <strong>que</strong> haya violado<br />
repetidamente los Principios contenidos en esta Carta podrá <strong>ser</strong><br />
expulsado de la Organización por la Asamblea General a recomendación<br />
del Consejo de Seguridad.<br />
4.4. El Pueblo: contenido del concepto de Poder.<br />
Luego de haber leído una gran cantidad de apreciaciones al<br />
respecto, me atrevo a sostener <strong>que</strong> ejerzo el Poder cuando puedo<br />
inducir a alguien a <strong>que</strong> realice o ejecute una acción o mandato. Así<br />
ocurre cuando el gerente de una empresa manda a su dependiente<br />
y éste obedece. <strong>La</strong> secuencia también se presenta en las
[Roberto A. Capriotti]<br />
comunidades humanas pero con una importante variante, <strong>que</strong><br />
aparece cuando el gobierno actúa y el integrante de la comunidad<br />
consiente. Esto ocurre si me estoy refiriendo a una comunidad <strong>que</strong><br />
ha alcanzado la instancia del estadio nacional. Son dos facetas bien<br />
diferenciadas entre sí, del uso de Poder. En el primer ejemplo, se<br />
<strong>debe</strong> reconocer la instancia de mando/obediencia y en el segundo de<br />
autoridad/consentimiento. Insisto como para <strong>que</strong> no <strong>que</strong>den dudas, el<br />
segundo caso es válido cuando la relación es entre el Estado y los<br />
integrantes de una comunidad humana <strong>que</strong> transita por el<br />
estamento nacional. Así se manifiesta el Poder, como una<br />
capacidad para determinar o inducir acciones, actos y hechos <strong>que</strong><br />
apuntan a obtener determinados fines. Además conviene tener en<br />
cuenta lo siguiente: para <strong>que</strong> exista una organización es necesario el<br />
orden y de ello deriva una necesidad ineludible, <strong>que</strong> exista una<br />
dirección o conducción. En el terreno de la <strong>Política</strong> es lógico<br />
reconocer, por lo menos en los tiempos actuales, <strong>que</strong> el Poder nace<br />
del Pueblo y éste delega la función de administración y resolución<br />
de las cuestiones públicas en el ente político-jurídico denominado<br />
Estado. Ese Estado presenta, por lo general, una <strong>ser</strong>ie concatenada<br />
de jurisdicciones territoriales y administrativas <strong>que</strong> detallaré de<br />
abajo-arriba, como si pusiera ladrillos para levantar un edificio: un<br />
encadenamiento <strong>que</strong> se origina en el nivel municipio/distrito, se<br />
continúa en muchos casos en una instancia intermedia, el cantón,<br />
el departamento o la provincia, antes de llegar a la dimensión<br />
territorial/administrativa del nivel nacional, la más abarcadora, <strong>que</strong><br />
representa el último eslabón. En todos esos niveles la titularidad<br />
gubernativa, el ejercicio del Poder, la asumen personas concretas,<br />
elegidas por el Pueblo de la respectiva jurisdicción.<br />
242
243 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
4.5. El Contrato o Pacto Social: definición.<br />
Comienzo citando a un clásico, el francés Juan Jacobo<br />
Rousseau. Su escrito titulado El Contrato Social, aparecido en el año<br />
1762, es un manual de obligada consulta. Rousseau se merece las<br />
distinciones recibidas por su valioso aporte para la elaboración de<br />
una teoría sobre este fundamental aspecto de la convivencia<br />
humana. Al respecto sostiene 37 :<br />
Encontrar una forma de asociación capaz de defender y proteger con<br />
toda la fuerza común la persona y bienes de cada uno de los asociados,<br />
pero de modo <strong>que</strong> cada uno de éstos, uniéndose a todos, sólo obedezca a<br />
sí mismo, y <strong>que</strong>de tan libre como antes. Éste es el problema básico, cuya<br />
solución se encuentra en el contrato social.<br />
En fin, dándose cada cual a todos, no se da a nadie en particular; y como<br />
no hay socio alguno sobre quien no se adquiera el mismo derecho <strong>que</strong><br />
uno le cede sobre sí, se gana en este cambio el equivalente de todo lo <strong>que</strong><br />
uno pierde, y una fuerza mayor para con<strong>ser</strong>var lo <strong>que</strong> uno tiene.<br />
Si quitamos, pues, del pacto social lo <strong>que</strong> no es de su esencia, veremos<br />
<strong>que</strong> se reduce a estos términos: cada uno de nosotros pone en común su<br />
persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad<br />
general, recibiendo también a cada miembro como parte indivisible del<br />
todo.<br />
<strong>La</strong> Nación es un ámbito de convivencia humana, un medio<br />
social, sujeto a determinadas formas de relación y de gobierno. El<br />
conjunto de las formas de relación entre los componentes de una<br />
comunidad, la modalidad de gobierno y todo a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong><br />
complementa y hace posible la normal y correcta convivencia entre<br />
ellos constituye el Pacto Social y la existencia de dicho Pacto<br />
37 Rousseau, Juan Jacobo (1762): El Contrato Social, Libro I, Capítulo VI: Del Pacto Social. Cita<br />
tomada de mi archivo personal.
[Roberto A. Capriotti]<br />
otorga a dichos componentes el carácter de Pueblo. <strong>La</strong> anterior es<br />
mi definición del Pacto Social y si se pretende <strong>que</strong> la enuncie de<br />
forma más simple, para su más fácil interpretación, digo: las<br />
normas, los usos y las costumbres, legalmente sancionadas unas y<br />
generalmente aceptadas las otras conforman el Pacto Social <strong>que</strong><br />
otorga personería a una comunidad humana determinada. A partir<br />
del acceso del <strong>ser</strong> humano a la condición nacional, <strong>que</strong> es cuando<br />
aparecen en escena el Pueblo y el Pacto Social, la comunidad no<br />
está gobernada por mandantes <strong>que</strong> se adjudican la titularidad de<br />
mandatos sobrenaturales o por un individuo o grupo de individuos<br />
<strong>que</strong> imponen su propia voluntad y conveniencia, sino por la<br />
voluntad general de los propios <strong>ser</strong>es humanos <strong>que</strong> constituyen la<br />
comunidad. Ni hablemos de las tan mentadas imposiciones del<br />
estado de naturaleza. El Estado Nacional, una resultante del Pacto<br />
Social, una consecuencia de la voluntad general, un derivado del<br />
ejercicio del Poder por el Pueblo, es el árbitro impersonal y último<br />
de los asuntos humanos.<br />
4.6. El Pacto Social: sustento de una sociedad política.<br />
En materia de análisis del Contrato o Pacto Social no se pueden<br />
soslayar las ideas a las <strong>que</strong> diera difusión Juan Jacobo Rousseau.<br />
Antes de él ya existían pensadores <strong>que</strong> insinuaban la existencia de<br />
un acuerdo como fundamento del Poder y del Estado, pero es con<br />
su valioso aporte cuando se comienza a descubrir <strong>que</strong> la<br />
humanidad o una parte de ella transitaba el camino <strong>que</strong> lleva de<br />
una idea a una teoría. Esta teoría explica como la voluntad<br />
individual se hace voluntad general y como se concilian ambos<br />
intereses a través del consentimiento. Rousseau, los antecesores y<br />
los continuadores son algunos de los muchos voceros elocuentes<br />
<strong>que</strong> demuestran el grado de evolución del <strong>ser</strong> humano como para<br />
<strong>ser</strong> el protagonista de una nueva forma de convivencia: el<br />
244
245 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Nacionalismo. En el Pacto Social nadie renuncia a su Libertad, por<br />
el contrario, en un acto voluntario <strong>que</strong> es el consentimiento, los<br />
individuos se cobijan bajo el manto de una voluntad general<br />
originada y organizada para defender y acrecentar esa Libertad.<br />
Nadie es menos <strong>que</strong> otro, por<strong>que</strong> los individuos en ese acto<br />
voluntario del consentimiento logran en la voluntad general la<br />
mejor garantía para la Igualdad. Del convencimiento general de esa<br />
necesidad de relación o asociación nace el tercer elemento<br />
componente del Pacto Social, la Solidaridad.<br />
4.7. El Pacto Social: la evolución de sus formas.<br />
Hagamos un recuento de la evolución de las formas o de las<br />
características del Pacto Social, desde el momento en <strong>que</strong><br />
comienza a delinearse y luego a consolidarse la condición nacional.<br />
Mejor dicho, desde el momento en <strong>que</strong> se hace visible la existencia<br />
de acuerdos o pactos entre congéneres de una misma comunidad<br />
humana, <strong>que</strong> dan sustento a una incipiente asociación política. El<br />
tiempo de maduración de ese fruto <strong>que</strong> es el estadio nacional, la<br />
forma de convivencia nacionalista, es largo y sinuoso ya <strong>que</strong><br />
algunos de sus síntomas o características iban apareciendo bajo las<br />
formas tribales imperiales y de las tribales feudales. Hecho el<br />
análisis y a pesar de esa aparente lentitud podemos sostener <strong>que</strong><br />
ese progreso tuvo un ritmo realmente vertiginoso en términos de<br />
tiempo antropológico. Ese avance según mi interpretación tiene<br />
distintas etapas. Primero una etapa del Pacto Social Absolutista, al<br />
estilo de Thomas Hobbes, en donde los integrantes de la<br />
comunidad se unen pero sometidos a una voluntad superior no<br />
incluida en el contrato, en este caso el monarca. En segundo lugar<br />
la etapa del Pacto Social Liberal con las características muy<br />
primarias del pensamiento <strong>que</strong> mejor definió John <strong>Lo</strong>cke y luego<br />
con la mayor amplitud <strong>que</strong> le otorga la Revolución Francesa. Al
[Roberto A. Capriotti]<br />
Pacto Social Liberal le sobreviene el Pacto Social Democrático <strong>que</strong><br />
es la versión más moderna. También puedo mencionar otra forma,<br />
la del Pacto Social Revolucionario, una degeneración del Pacto<br />
Social Democrático ya <strong>que</strong> tiene visos de autoritarismo, al <strong>que</strong> no<br />
ubico en la secuencia enunciada por<strong>que</strong> es una forma de<br />
excepción, ya <strong>que</strong> se trata de una vía tumultuosa <strong>que</strong> el Ser<br />
Humano sólo usa de manera excepcional y transitoria, como un<br />
medio para superar escollos <strong>que</strong> con la evolución no puede vencer.<br />
Digo autoritarismo y no totalitarismo, como un recurso <strong>que</strong> me<br />
sirve para diferenciar dos regímenes políticos, el primero se lo<br />
aplico a un régimen político transitorio de carácter progresista y al<br />
segundo a un régimen político también transitorio pero de signo<br />
retardatorio. El Pacto Social Comunista es un Pacto Social<br />
Revolucionario y por lo tanto una degeneración del Pacto Social<br />
Democrático. Otra versión es el Pacto Social Totalitario <strong>que</strong> es una<br />
malversación del Pacto Social Liberal.<br />
Como habitualmente se dice, Ríos de tinta se han usado para<br />
tratar de definir al Absolutismo, al Liberalismo y a la Democracia.<br />
No puedo usar el vocablo Democratismo por<strong>que</strong> tiene un claro<br />
sentido peyorativo, pues significa un régimen gubernativo <strong>que</strong> es<br />
una simulación de las formas de la Democracia. Sobre las<br />
definiciones del Absolutismo, del Liberalismo y de la Democracia<br />
son muchas y dispares las versiones, pero creo <strong>que</strong> el tema se<br />
simplifica si hacemos un desapasionado y detenido análisis. Cada<br />
uno de los regímenes de convivencia mencionados define a las<br />
formas y a las características <strong>que</strong> fue adquiriendo el Pacto Social en<br />
determinados momentos del tránsito del Ser Humano hacia la<br />
instancia nacionalista y una vez dentro de ella. <strong>La</strong> Democracia es<br />
una forma del Pacto Social, hasta ahora la más moderna y esto <strong>que</strong><br />
digo tiene las características de una categórica afirmación.<br />
Convencido estoy de <strong>que</strong> los regímenes mencionados,<br />
Absolutismo, Liberalismo, Democracia, no se contraponen sino<br />
246
247 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
<strong>que</strong> son concurrentes, como si se tratara de la descendencia en el<br />
terreno familiar: abuelos, padres, hijos. A la versión absolutista le<br />
sucedió, para mejor, la forma liberal y a ésta, como una etapa de<br />
superación, le sucedió la característica democrática. Cada una de<br />
ellas parte y se asienta en la modalidad anterior. Ellas son sucesivas<br />
y distintas estaciones en el recorrido del camino evolutivo por<br />
parte del Ser Humano. <strong>La</strong> primera forma fue aprovechada en<br />
muchos casos como un medio para acceder a la condición<br />
nacional, la segunda inicia la etapa de la condición nacional<br />
perfectamente definida y la tercera nos está llevando al pleno<br />
desarrollo de ese estadio nacional. <strong>La</strong>s comunidades humanas con<br />
identidad propia, vigentes en la actualidad en nuestro planeta, a<br />
consecuencia de la disparidad de la evolución psicosomática del<br />
Ser Humano, todavía son un muestrario de la vigencia de los tres<br />
regímenes, a pesar de mis anhelos en contrario.<br />
Sobre el Absolutismo quiero agregar unos pocos detalles más y<br />
luego también lo haré sobre el Liberalismo y por último sobre la<br />
Democracia. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> abunda no daña, por<strong>que</strong> pretendo <strong>que</strong> nos<br />
sintamos envueltos en una atmósfera <strong>que</strong> nos permita diferenciar<br />
nítidamente lo <strong>que</strong> pretendo reafirmar sobre la Democracia. Existe<br />
en nuestro mundo una gran mezcla conceptual por el uso indebido<br />
de una sinonimia <strong>que</strong> es altamente inapropiado, lo digo respecto de<br />
la confusión <strong>que</strong> surge por la aplicación indistinta de los conceptos<br />
Liberalismo y Democracia. Es muy frecuente la caída en el error<br />
por parte de muchos pensadores. Por mi parte me excluyo de la<br />
denominación de pensador, sólo me atribuyo la categoría de<br />
ciudadano de una comunidad humana determinada, muy<br />
interesado en el análisis de estas cuestiones.<br />
<strong>La</strong> monarquía absoluta fue una forma gubernativa presente en<br />
muchas comunidades humanas, muy difundida en el pasado, <strong>que</strong><br />
se basaba en el principio de <strong>que</strong> el monarca, cualquiera sea la<br />
denominación con <strong>que</strong> se lo caracterizara: rey, emperador, zar,
[Roberto A. Capriotti]<br />
tenía el poder absoluto y total en términos políticos y lo ejercía<br />
unitariamente y no existía balanceo o división de poderes, ya <strong>que</strong> la<br />
fuente del Poder era el monarca mismo, o bien de origen divino,<br />
como lo sostuvieron bien publicitados teóricos, <strong>que</strong> cumplían con<br />
el oficio <strong>que</strong> ahora cumplen los publicistas. No existían normas<br />
para <strong>que</strong> el jerarca respondiera por sus actos y en el caso de<br />
atribuirse poderes divinos la tesis sostenía <strong>que</strong> sólo debía rendir<br />
cuentas frente a la divinidad. En algunos contados casos existía en<br />
paralelo la administración de la justicia pero tenía una autonomía<br />
relativa con relación al rey, pues éste podía cambiar las decisiones<br />
o dictámenes del juez o tribunal o bien efectuar la reforma de las<br />
respectivas disposiciones, a su voluntad. Según la Historia, en<br />
numerosas comunidades la monarquía absoluta comienza a<br />
desarrollarse en la Edad Media tardía, siempre a partir del régimen<br />
tribal feudal y es posible efectuar el intento de analizar, aun<strong>que</strong> de<br />
manera somera, dicho desenvolvimiento. Partamos de muchos<br />
casos concretos, vigentes por ese entonces. En el peldaño inicial,<br />
en el maremagnum tribal feudal, se pone de manifiesto o se hace<br />
visible la ambición de predominio <strong>que</strong> busca imponer un<br />
determinado monarca en relación a los demás nobles de su<br />
vecindad, <strong>que</strong> en principio lo tenían como a un igual o par y <strong>que</strong> a<br />
partir de allí, obligadamente, a través de la imposición forzada o<br />
mejor dicho de la guerra, pasan a la condición de vasallos del<br />
mismo. En esta transformación, el Rey, contó con un bien<br />
dispuesto y silencioso aliado: la burguesía. El monarca aprovecha<br />
principalmente los <strong>ser</strong>vicios de la burguesía <strong>que</strong> lo apoya en las<br />
guerras internas y externas, brindándole financiación, armas y<br />
soldados. Un monarca adquiere fuerza y doblega a sus pares o<br />
competidores por<strong>que</strong> acude al auxilio de ban<strong>que</strong>ros, comerciantes<br />
e industriales y ese sector social, poco a poco, comienza a tener<br />
prerrogativas y luego no sólo unos aislados y relativos privilegios,<br />
sino <strong>que</strong> sus representantes ingresan en las instancias<br />
complementarias del poder para hacer oír su opinión, a veces en<br />
248
249 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
igual medida <strong>que</strong> los nobles convertidos en súbditos o aliados.<br />
Esta participación de la burguesía va adquiriendo gradualmente<br />
mayor dimensión e ingerencia, como viéramos en el capítulo<br />
anterior en algunos procesos políticos determinados de<br />
comunidades humanas también determinadas, hasta devenir actora<br />
principal, <strong>que</strong> es cuando aparecen las monarquías constitucionales.<br />
<strong>Lo</strong>s más destacados teóricos de a<strong>que</strong>l Absolutismo hermético, <strong>que</strong><br />
no ofrecía resquicios para los condicionamientos, amparados en la<br />
teoría del origen divino del mandato, son Jac<strong>que</strong>s Bossuet en<br />
Francia y Robert Filmer en Inglaterra. Luego sobrevendrán otras<br />
instancias y otros actores ideológicos.<br />
Muchos son los estudiosos <strong>que</strong> le atribuyen a Thomas Hobbes<br />
el mérito de definir y justificar con bastante precisión una variante<br />
política para esas formas de monarquías prepotentes. <strong>La</strong> variante<br />
insinuada por dicho pensador está constituida en su esencia por la<br />
concreción de un pacto entre los súbditos, <strong>que</strong> no afecte el<br />
ejercicio soberano del monarca. Sostiene la necesidad de un<br />
contrato entre todos los súbditos, en donde se establezca la<br />
transferencia del poder de cada uno, poder <strong>que</strong> le adviene de su<br />
estado natural, a la persona del rey, para <strong>que</strong> este ejerza la tutela a<br />
su libre albedrío.<br />
Thomas Hobbes 38 (1588/1679), fue un filósofo inglés, cuya obra Leviatán<br />
(1651) estableció la fundación de la mayor parte de la filosofía política<br />
occidental. Es el teórico por excelencia del absolutismo político. Hobbes<br />
es recordado por su obra sobre la filosofía política, aun<strong>que</strong> también<br />
contribuyó en una amplia gama de campos, incluyendo historia,<br />
geometría, teología, ética, filosofía general y ciencia política. Ha sido<br />
considerado a lo largo de la Historia del pensamiento como una persona<br />
oscura, de hecho en 1666 en Inglaterra se <strong>que</strong>maron sus libros por<br />
considerarle ateo. Posteriormente, tras su muerte, se vuelven a <strong>que</strong>mar<br />
38 Wikipedia: Thomas Hobbes. Consultado el 4 de febrero de 2011 en www.wikipedia.org.
[Roberto A. Capriotti]<br />
públicamente sus obras. En vida Hobbes tuvo dos grandes enemigos<br />
contra los <strong>que</strong> mantuvo fuertes tensiones: la Iglesia de Inglaterra y la<br />
Universidad de Oxford. <strong>La</strong> obra de Hobbes, no obstante, es considerada<br />
como línea de ruptura con la Edad Media y sus descripciones de la<br />
realidad de la época son brutales. Estuvo siempre en contacto con la Real<br />
Sociedad de <strong>Lo</strong>ndres, sociedad científica fundada en 1662. <strong>La</strong> época de<br />
Hobbes se caracteriza por una gran división política la cual confrontaba<br />
dos bandos bien definidos: los Monárquicos, <strong>que</strong> defendían la monarquía<br />
absoluta aduciendo <strong>que</strong> la legitimidad de ésta venía directamente de Dios;<br />
y los Parlamentarios <strong>que</strong> afirmaban <strong>que</strong> la soberanía debía estar<br />
compartida entre el rey y el pueblo. Hobbes se mantenía en una postura<br />
neutra entre ambos bandos ya <strong>que</strong> si bien afirmaba <strong>que</strong> la soberanía está<br />
en el rey, su poder no provenía de Dios. El pensamiento filosófico de<br />
Hobbes se define por enmarcarse dentro del materialismo mecanicista,<br />
corriente <strong>que</strong> dice <strong>que</strong> sólo existe un “cuerpo” y niega la existencia del<br />
alma. También dice <strong>que</strong> el hombre está regido por las leyes del Universo.<br />
En estos dos conceptos su pensamiento es parecido al de Spinoza, sin<br />
embargo se diferencia en gran medida de éste al afirmar <strong>que</strong> el hombre es<br />
como una máquina, ya <strong>que</strong> según Hobbes, el hombre se mueve<br />
continuamente para alcanzar sus deseos; este movimiento se clasifica en<br />
dos tipos: de acercamiento, el hombre siempre se acerca a las cosas <strong>que</strong><br />
desea y de alejamiento, el hombre se aleja de las cosas <strong>que</strong> ponen en<br />
peligro su vida. Así dice <strong>que</strong> la sociedad está siempre en movimiento.<br />
Escribió Leviatán, un manual sobre la naturaleza humana y como se<br />
organiza la sociedad. Partiendo de la definición de hombre y de sus<br />
características explica la aparición del Derecho y de los distintos tipos de<br />
gobierno <strong>que</strong> son necesarios para la convivencia en la sociedad. El origen<br />
del Estado es el pacto <strong>que</strong> realizan todos los hombres entre sí,<br />
subordinándose desde ese momento a un gobernante, el cual procura por<br />
el bien de todos los súbditos y de él mismo. De esa forma se conforma la<br />
organización social.<br />
También sobre el Liberalismo quiero efectuar apreciaciones<br />
sintéticas, recordando lo dicho por algunos de sus más destacados<br />
250
251 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
expositores, <strong>que</strong> oportunamente leyera en diversas fuentes, en mi<br />
persistente costumbre de leer y leer, generalmente sin llevar<br />
apuntes precisos al respecto y si anotaciones <strong>que</strong> tienen la forma<br />
del comentario. Apelo a mi memoria <strong>que</strong> se mantiene fértil y<br />
comienzo con una especial referencia a los escritos de John <strong>Lo</strong>cke<br />
(1632-1704). Dicho pensador de origen inglés sostiene<br />
aproximadamente lo siguiente: a<strong>que</strong>llas personas <strong>que</strong> viven unidas,<br />
constituyendo una misma comunidad, sometidas a leyes<br />
oportunamente sancionadas y a un organismo judicial al <strong>que</strong><br />
recurrir, es decir un ente con autoridad para decidir las disputas<br />
entre ellos y castigar a los culpables, viven en sociedad civil los<br />
unos con los otros. Para él, quienes no lo hacen siguen viviendo en<br />
el estado de naturaleza y a falta de un juez se convierten en jueces y<br />
ejecutores por sí mismos, ya <strong>que</strong> ése es el estado perfecto de<br />
naturaleza. Además <strong>Lo</strong>cke desarrolla la tesis de la división de<br />
poderes, de la siguiente forma: tres poderes <strong>que</strong> ejerzan el poder<br />
soberano. Plantea la rigurosa subordinación de dos de los poderes<br />
al poder legislativo y este último a la voluntad popular. <strong>La</strong><br />
Voluntad Popular con<strong>ser</strong>va su derecho permanente de control<br />
sobre el efectivo ejercicio del poder, a fin de tutelar la propia<br />
libertad contra eventuales excesos ilegales. En caso de un posible<br />
abuso constitucional piensa <strong>que</strong> al Pueblo le asiste un cierto<br />
derecho a la revolución, sólo ejercido en casos extremos, cuando<br />
sea imposible mantener el orden de las cosas por las vías normales.<br />
También puntualiza <strong>que</strong> el trabajo pasa a <strong>ser</strong> fuente del derecho de<br />
propiedad, <strong>que</strong> no sólo abarca los bienes de consumo sino los<br />
medios de producción, como la tierra, siempre y cuando sea<br />
trabajada por el hombre. Recalca <strong>que</strong> allí donde existe un pacto<br />
entre los integrantes de una comunidad humana no existe la<br />
esclavitud.<br />
Ahora desmenucemos algunos de los conceptos más salientes<br />
de la tesis sostenida por Juan Jacobo Rousseau. Le otorga a la<br />
voluntad general la máxima jerarquía y remarca <strong>que</strong> la unión en
[Roberto A. Capriotti]<br />
sociedades civiles es la forma de asegurar bienes, vida y libertad de<br />
cada uno, a través de la defensa de lo de todos. Este expositor<br />
aspiraba a la participación de todos los ciudadanos en la Asamblea.<br />
Pretendía <strong>que</strong> el pueblo gobernara por sí mismo y directamente y<br />
por lo tanto supone <strong>que</strong> eso puede lograrse solamente en una<br />
comunidad pe<strong>que</strong>ña. En consecuencia da a entender <strong>que</strong> es en la<br />
ciudad-estado en donde los términos del Contrato Social se<br />
pueden cumplir cabalmente. Resulta evidente <strong>que</strong> no tenía mucha<br />
fe en el sistema de representantes pues en su fuero íntimo pensaba<br />
<strong>que</strong> esa modalidad habría de llevar fatalmente al manejo de las<br />
mayorías por los representantes populares. Aún no se había<br />
instaurado la posibilidad de <strong>que</strong> la sociedad apelara a los sistemas<br />
de consulta popular y sobre todo no se intuía <strong>que</strong> la comunidad<br />
tiene una necesaria necesidad de elites y líderes y por ello los crea o<br />
los eleva, ya <strong>que</strong> son parte fundamental del mecanismo del<br />
funcionamiento de la sociedad civil y de la vigencia y actualización<br />
del Pacto Social <strong>que</strong> le da sustento. <strong>La</strong> idea de sociedad civil en<br />
Rousseau engloba a la condición política del Ser Humano y a su<br />
carácter evolutivo y civilizado, diferenciado de la sencillez del<br />
modo de vida natural de los salvajes. En esta instancia de su<br />
desenvolvimiento el Liberalismo había adquirido la parte más<br />
sólida de su muy amplio bagaje ideológico.<br />
No debo omitir la referencia a una personalidad <strong>que</strong> mucho<br />
tiene <strong>que</strong> ver con el Liberalismo y me refiero a Montesquieu 39 :<br />
Charles <strong>Lo</strong>uis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu<br />
(1689/1755), fue un cronista y pensador político francés <strong>que</strong> vivió en la<br />
llamada Ilustración. Es uno de los filósofos y ensayistas ilustrados más<br />
relevantes en especial por la articulación de la teoría de la separación de<br />
39 Wikipedia: Montesquieu. Consultado el 21 de marzo de 2011 en www.wikipedia.org.<br />
252
253 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
poderes, <strong>que</strong> se da por descontado en los debates modernos sobre los<br />
gobiernos, y ha sido implementado en muchas constituciones a lo largo<br />
del mundo. Su pensamiento <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> enmarcado dentro del espíritu<br />
crítico de la Ilustración francesa, patente en rasgos como la tolerancia<br />
religiosa, la aspiración de libertad y su concepto de la felicidad en el<br />
sentido cívico, si bien se desmarcará de otros autores de la época por su<br />
bús<strong>que</strong>da de un conocimiento más concreto y empírico en oposición a la<br />
abstracción y método deductivo dominantes. Podemos decir <strong>que</strong> como<br />
difusor de la Constitución inglesa y teórico de la separación de poderes se<br />
encuentra muy cercano al pensamiento de <strong>Lo</strong>cke, en tanto <strong>que</strong> como<br />
autor de las Cartas Persas podría situarse próximo a Saint-Simon. Sin<br />
embargo, el pensamiento del señor de <strong>La</strong> Brède es complejo y tiene esa<br />
personalidad propia <strong>que</strong> le convierte en uno de los pensadores más<br />
influyentes en el seno de la Historia de las ideas políticas.<br />
En realidad, si debiera <strong>ser</strong> fiel estaría obligado a hacer cientos<br />
de menciones, pero para muestra me alcanza con unos pocos<br />
botones, tal vez los más relucientes. Montesquieu fue un emisor de<br />
opiniones muy significativas para el perfeccionamiento del régimen<br />
político naciente, el Pacto Social Liberal. <strong>La</strong>s mismas tienen<br />
incidencia sobre los aspectos metodológicos de la forma de<br />
gobierno <strong>que</strong> insinúa el Liberalismo. En cambio los tres autores<br />
analizados en los párrafos inmediatos anteriores, se destacan<br />
por<strong>que</strong> exponen alrededor de los aspectos esenciales no formales,<br />
más bien conceptuales del Liberalismo. Es muy probable <strong>que</strong> apele<br />
al singular aporte de Montesquieu en capítulos siguientes, cuando<br />
aborde específicamente el tema de la división de poderes del<br />
gobierno y tangencialmente a aspectos referidos al Derecho<br />
emergente de las vigencias constitucionales. Este pensador pone de<br />
manifiesto una aspiración política de primera magnitud, la mejor<br />
manera de asegurar la máxima vigencia del principio de la Libertad<br />
<strong>que</strong> esgrime el Liberalismo, en paralelo con la indispensable<br />
autoridad política <strong>que</strong> la asegure y propone un método <strong>que</strong> <strong>ser</strong>á,<br />
bien aplicado, un eficaz freno a las posibilidades de las formas de
[Roberto A. Capriotti]<br />
gobierno despóticas. Montesquieu considera <strong>que</strong> es imprescindible<br />
la separación de poderes y la necesidad de separar el poder<br />
ejecutivo del poder legislativo. Anticipa <strong>que</strong> también es preciso<br />
separar el poder judicial. Un dato histórico: esta separación de los<br />
tres poderes fue asumida y aplicada por la generalidad de los<br />
gobiernos liberales.<br />
Pues bien avancemos, luego de recalcar en particular los<br />
aspectos salientes del pensamiento de grandes pensadores políticos<br />
a los <strong>que</strong> muy a menudo recurrimos cada vez <strong>que</strong> tenemos <strong>que</strong><br />
entrar en el debate de todo a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> tiene <strong>que</strong> ver con una<br />
ecuménica actividad y preocupación del Ser Humano, la <strong>Política</strong>.<br />
Al respecto quiero agregar una breve reflexión <strong>que</strong> el lector ya<br />
ha encontrado en algún párrafo anterior de este trabajo, tal vez no<br />
en los mismos términos, pero sí semejantes: esta especie a la <strong>que</strong><br />
pertenecemos, desde el estadio animal, siempre nos presenta sus<br />
inclinaciones gregarias. Es una condición <strong>que</strong> le viene desde a<strong>que</strong>l<br />
estado natural del <strong>que</strong> hemos leído bastante en los renglones<br />
anteriores. Nuestro antepasado, por encima de la unidad de<br />
reproducción, necesitó del grupo por razones de supervivencia y<br />
de subsistencia y esa modalidad intrínseca, propia de su naturaleza,<br />
se hace más compleja y perfecta en la medida <strong>que</strong> se desarrolla su<br />
intelecto. Pues bien esa elemental agrupación o sociedad de<br />
supervivencia y subsistencia en el estadio primitivo se ha<br />
convertido, por las mismas razones, en la compleja sociedad civil<br />
de nuestros días. Salvo Rousseau <strong>que</strong> habla de un estado natural de<br />
inocencia, el resto de los tratadistas, hasta ese momento, parten de<br />
las circunstancias del enfrentamiento permanente y perjudicial<br />
entre los hombres, como resultado de su malévolo estado natural y<br />
por lo tanto y como consecuencia si <strong>que</strong>rían defenderse de sí<br />
mismo debían constituir una sociedad civil <strong>que</strong> los protegiera. No<br />
tenían en cuenta <strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano era poseedor de un elemento<br />
en permanente y progresiva evolución, su psiquis. <strong>Lo</strong> único <strong>que</strong><br />
254
255 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
hizo el animal pensante fue darle nuevas formas a su natural<br />
gregarismo. Siempre hubo y hay cho<strong>que</strong>s de intereses, existían en<br />
la horda cuando disputaban entre los machos por la posesión de<br />
una hembra, en muchos casos su propia madre y entre todos<br />
cuando disputaban los despojos de una carroña, pero superadas<br />
determinadas instancias el grupo subsistía y hoy sigue subsistiendo<br />
y para mejor, a pesar de la contraposición de intereses y sobre esto<br />
no quiero abundar por<strong>que</strong> he dicho bastante. Ese ánimo de<br />
sociedad entre los integrantes de una comunidad humana se<br />
traslada para lograr los niveles de convivencia del presente cuando<br />
se ha alcanzado o se está alcanzando el nivel del Pacto Social<br />
Democrático. Debo reconocer <strong>que</strong> desmenuzar el pensamiento de<br />
estos pensadores ya resulta un tanto anticuado, pero su jerarquía<br />
de expositores pioneros les da la jerarquía de instancias obligadas,<br />
para rastrear con alguna fidelidad el pasaje del Absolutismo, con<br />
toda su carga de sedimentos tribales, hacia el Liberalismo. El<br />
Liberalismo debió generar la exclusión de todas esas secuelas<br />
tribales pero no lo logró cabalmente sino <strong>que</strong> aún continua<br />
exhibiéndolas, en determinadas y algunas muy poderosas<br />
comunidades humanas. Todavía nos <strong>que</strong>dan ciertas muestras de<br />
primitivismo, a esta altura de la evolución del Ser Humano, cuando<br />
a las formas del Liberalismo le estamos adjudicando el rótulo de<br />
obsoletas. El avance de las comunidades humanas no es uniforme<br />
es dispar y las razones de las disparidades son muchas, pero la<br />
mayoría de ellas imputables a los propios congéneres Esto se<br />
manifiesta, principalmente, cuando están en juego los intereses<br />
económicos y se hacen más notables en algunas comunidades <strong>que</strong><br />
se auto adjudican un grado de evolución superlativo. En el Siglo<br />
XX hay una gran cantidad de pensadores <strong>que</strong> tienen discursos muy<br />
actualizados con relación al de aquéllos a los <strong>que</strong> apelara en<br />
párrafos anteriores. A los más modernos, a los más actualizados<br />
más <strong>que</strong> para hurgar en a<strong>que</strong>l pasado, los usaré para ver como<br />
comienzan a mostrarnos de <strong>que</strong> manera en la mente humana,
[Roberto A. Capriotti]<br />
desde hace tiempo, germinan semillas <strong>que</strong> tienen <strong>que</strong> ver con lo<br />
democrático, por más <strong>que</strong> tengamos <strong>que</strong> disculparles a muchos de<br />
ellos <strong>que</strong> le atribuyan a la Democracia conquistas <strong>que</strong> son propias<br />
del Liberalismo. Reconozcamos al César lo <strong>que</strong> es suyo. <strong>La</strong><br />
Democracia sobreviene para mostrarnos horizontes más amplios y<br />
con otros matices, no sólo para perfeccionar metodologías propias<br />
del Liberalismo.<br />
4.8. El Pacto Social: los diversos grados de su evolución.<br />
En muchas Naciones Potencia y también incluyo a muchas de<br />
las Superpotencia, el Pacto Social no ha evolucionado<br />
suficientemente como para tener la categoría de nación<br />
desarrollada, por<strong>que</strong> en dicha comunidad aún sigue vigente el<br />
Pacto Social Liberal, ya <strong>que</strong> para alcanzar la superior categoría de<br />
nación desarrollada es indispensable una adecuada redistribución<br />
de la ri<strong>que</strong>za y esto último aparece nítidamente con el Pacto Social<br />
Democrático. Quiero recordar lo <strong>que</strong> dijera en su momento, sobre<br />
las categorías de las naciones, <strong>que</strong> nos permite ubicarlas<br />
didácticamente en diversos niveles y a su vez sostengo <strong>que</strong> en cada<br />
uno de dichos niveles existen diversas gradaciones con relación a la<br />
evolución del Pacto Social. Cuando digo <strong>que</strong> el Pacto Social no ha<br />
evolucionado suficientemente es por<strong>que</strong> estoy comparando con el<br />
desenvolvimiento <strong>que</strong> el mismo tendría en el caso de <strong>ser</strong> una<br />
nación desarrollada o nación democrática, pues ambas<br />
denominaciones son equivalentes. <strong>Lo</strong> primero <strong>que</strong> vemos, <strong>que</strong><br />
apreciamos al estudiar una comunidad, en un determinado lapso,<br />
es el índice de progreso o evolución del Pacto Social <strong>que</strong> la<br />
sustenta y esa magnitud se deduce, a primera vista, por el grado de<br />
Bienestar General <strong>que</strong> la comunidad disfruta o si alguien lo<br />
prefiere podríamos usar como indicador el papel <strong>que</strong> juega el<br />
256
257 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Estado Nacional, ya <strong>que</strong> para avanzar en materia de bienestar la<br />
activa y deliberada participación del Estado es esencial.<br />
Insisto, el auténtico protagonismo y modernización del Pacto<br />
Social constituye la medida en <strong>que</strong> la forma nación va sustituyendo<br />
a la forma tribal o bien como una nación va ascendiendo hacia otra<br />
forma de nación de mayor rango y el grado de Bienestar General<br />
es la más eficaz de las muestras. En el caso del estamento inferior,<br />
en la tribu, el Estado existió y existe en forma rudimentaria y<br />
consiste principalmente en una organización para la coerción en<br />
beneficio del sector hegemónico. Por lo tanto no se puede hablar<br />
de Bienestar General en los estadios tribales, por<strong>que</strong> las<br />
condiciones de vida de la mayoría de la población en general se<br />
encuentran en escalones inferiores, en relación con los de quienes<br />
ejercen la hegemonía en la tribu respectiva.<br />
En el caso de la Nación Subpotencia, en el de la Nación<br />
Potencia o en la Nación Superpotencia, el Estado Nacional está<br />
definido y organizado pero no cumple acabadamente con su<br />
función de árbitro eficaz y arrastra viejos vicios y ello ocurre<br />
por<strong>que</strong> la elite <strong>que</strong> ejerce el poder político se subordina en pe<strong>que</strong>ña<br />
o en gran medida a las necesidades de ciertos sectores sociales o<br />
juega a la imparcialidad, a sabiendas de <strong>que</strong> la imparcialidad suya<br />
favorece al juego de los privilegiados políticamente y de los<br />
económicamente poderosos. En este caso estamos frente a un<br />
Pacto Social Liberal, a pesar de <strong>que</strong> muchos abunden en hablar de<br />
características democráticas. Por último, en la Nación Desarrollada<br />
el Estado Nacional está definido y organizado de manera<br />
equilibrada, garantiza el Bienestar General y la elite política <strong>que</strong><br />
acciona los mecanismos del poder se subordina al mandato de un<br />
Pacto Social modernizado, un Pacto Social Democrático, y por lo<br />
tanto dicho estado es protagonista y cumple con el rol<br />
fundamental <strong>que</strong> le asigna dicho contrato. A esta altura, luego de<br />
estas apreciaciones, puedo decir: dime con quien andas y te diré
[Roberto A. Capriotti]<br />
quien eres. <strong>La</strong>s características del Pacto Social y el rol <strong>que</strong> juega el<br />
Estado Nacional en una comunidad determinada nos permite<br />
evaluar el grado de evolución de esa comunidad y lo <strong>que</strong> es<br />
importante, pero tal vez no fundamental, definir en <strong>que</strong> categoría<br />
de Nación está involucrada.<br />
4.9. El Pacto Social: el papel preponderante de una<br />
Constitución.<br />
<strong>La</strong> condición de Soberano es la cualidad del Pueblo <strong>que</strong> le<br />
permite por su cuenta determinarse y organizarse libremente como<br />
comunidad, sin intervención de otro poder y en el ejercicio de su<br />
capacidad constituyente dicta su Constitución y señala el contenido<br />
del Derecho respectivo. Es por allá, por los mil doscientos años<br />
después de Cristo cuando aparecen las primeras y muy primitivas<br />
manifestaciones constitucionales, más específicamente en<br />
Inglaterra y en Aragón. Desde a<strong>que</strong>l entonces a la fecha ha corrido<br />
bastante agua bajo el puente, quizás no la suficiente y las formas de<br />
este fundamental instrumento político se ha ido perfeccionando en<br />
muchas comunidades como consecuencia natural del<br />
perfeccionamiento del Pacto Social, por<strong>que</strong> esa es la secuencia<br />
lógica. <strong>La</strong> Constitución es una constancia escrita, bastante fiel, del<br />
Contrato o Pacto Social. Ella es el Breviario del Pacto Social y el<br />
Pueblo la otorga ejercitando uno de sus tantos poderes intrínsecos,<br />
el Poder Constituyente. <strong>La</strong> Constitución ve la luz, toma forma, se<br />
redacta a tenor de las aspiraciones de la comunidad, en garantía de<br />
los intereses de ella y cuando se consolidan los cambios de esas<br />
aspiraciones y esos intereses, es decir se modifica el Pacto Social,<br />
también se modifica la Constitución, acorde con las nuevas<br />
modalidades aceptadas por la mayoría de los integrantes del<br />
Soberano: el Pueblo.<br />
258
259 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
<strong>Lo</strong> mucho <strong>que</strong> se puede decir sobre la Constitución es el objeto<br />
de los tratadistas del Derecho y mal papel estaría haciendo por mi<br />
parte en ese terreno propio de doctorados y además especialistas.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> sí puedo hacer son definiciones y quizás más propiamente,<br />
dar opiniones de carácter político al respecto. <strong>La</strong>s constituciones<br />
escritas y las <strong>que</strong> le precedieron y <strong>que</strong> no lo estuvieron, además,<br />
son como jalones <strong>que</strong> nos van señalando el camino de las<br />
comunidades humanas, de las diversas unidades de<br />
desenvolvimiento del Ser Humano en su marcha dentro del marco<br />
de la instancia nacional. Por<strong>que</strong> son un producto de la instancia<br />
nacional ya <strong>que</strong> aparecen cuando se confirma la existencia de un<br />
Pacto Social. Dicho pacto siempre es más amplio <strong>que</strong> la<br />
Constitución, por<strong>que</strong> incluye además usos y costumbres,<br />
generalmente no escritos. <strong>La</strong> escalera del perfeccionamiento, desde<br />
a<strong>que</strong>l primitivo intento de ingleses y aragoneses, tiene muchos<br />
peldaños y entre ellos algunos notorios, de los cuales hice alusiones<br />
en el análisis del desenvolvimiento del Pacto Social y en la hora<br />
presente, en esa escalera, ya existen algunas constituciones <strong>que</strong><br />
relucen como perlas. Por ejemplo, muchas de las constituciones<br />
aparecidas luego de la Segunda Guerra Mundial. <strong>La</strong> Constitución<br />
está por sobre los gobernantes y de esta manera <strong>que</strong>da patentizado<br />
<strong>que</strong> el gobierno es atribuido a la ley y no a los hombres <strong>que</strong> ejercen<br />
por representación las funciones gubernativas. En las comunidades<br />
donde ha avanzado la Democracia esto último <strong>que</strong>da patentizado<br />
con más firmeza y a la inversa donde la Democracia está en mora<br />
aún <strong>que</strong>dan algunos resabios del Absolutismo y del Liberalismo,<br />
entre ellos el Personalismo y su versión política el Caudillismo y<br />
una acompañante obligada, la Demagogia.
4.10. El Pacto Social: la Democracia y su significado.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Unos quinientos años antes de Cristo, en el esplendor de la<br />
Grecia Antigua, se acuñó el término Democracia, combinación de<br />
los vocablos: demos (pueblo) y kratos (autoridad o gobierno). <strong>La</strong><br />
Real Academia Española le da la siguiente acepción:<br />
Democracia: f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo<br />
en el gobierno. II 2. Predominio del pueblo en el gobierno político de un<br />
Estado. 40<br />
Hoy en día, los pocos regímenes democráticos vigentes en el<br />
mundo exhiben condiciones <strong>que</strong> nos obligan darle al vocablo<br />
Democracia una significación mucho más amplia <strong>que</strong> la<br />
adjudicada, por muchos politólogos, al sistema de gobierno<br />
ateniense del <strong>que</strong> heredan su nombre y también un contenido de<br />
mayor dimensión del <strong>que</strong> expone el diccionario de nuestra lengua.<br />
Insisto, el Absolutismo, el Liberalismo y la Democracia son<br />
distintas formas del Pacto Social. Constituyen distintos grados de<br />
la forma nacionalista de convivencia de una comunidad humana y<br />
dicha secuencia permite visualizar en <strong>que</strong> medida dicha comunidad<br />
ha evolucionado. Si la comunidad muestra signos de la existencia<br />
de valores tan esenciales como la Libertad y la Igualdad, con<br />
mayúscula, en el sentido amplio de sus significados, es por<strong>que</strong><br />
estamos frente a una asociación humana de carácter democrático.<br />
Ya lo he anticipado, pero este es el lugar más propicio para <strong>que</strong> la<br />
defina y por lo afirmo <strong>que</strong>:<br />
<strong>La</strong> Democracia es una modalidad del Pacto Social, la más evolucionada<br />
conocida hasta el presente y se diferencia del Liberalismo por el alcance del<br />
principio de la Igualdad. El Liberalismo predica la Igualdad ante la ley y la<br />
40 Real Academia Española (2001): Diccionario de la lengua española (22ª Edición): “Democracia”.<br />
260
261 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Igualdad de oportunidades. <strong>La</strong> Democracia sostiene la Igualdad integral: ergo,<br />
la igualdad política y jurídica, la equidad económica y la paridad social.<br />
<strong>La</strong> Democracia no es una forma de gobierno, como muchos<br />
analistas sostienen, es una forma del Pacto Social y esto significa,<br />
en pocas palabras, una diferencia de magnitud realmente<br />
superlativa. Al respecto encontramos una aproximación a este<br />
concepto en Fayt, cuando dice: “la democracia ha dejado de <strong>ser</strong><br />
una forma de gobierno para <strong>ser</strong> un régimen político” 41 .<br />
4.11. El Pacto Social: un largo camino para llegar a la<br />
instancia de la Democracia.<br />
<strong>Lo</strong> sostuve en capítulos anteriores e insisto, las monarquías<br />
absolutistas en determinados lugares (el mejor ejemplo es Europa)<br />
en su momento fueron una herramienta eficaz para la<br />
consolidación de la Nación, por<strong>que</strong> el monarca impensadamente y<br />
en su necesidad, jerarquizó a la burguesía por<strong>que</strong> necesitaba su<br />
colaboración en la gestión para someter al resto de la aristocracia y<br />
expandir geográficamente su ámbito de asiento. El Pueblo, con el<br />
predominio de la burguesía, estaba en condiciones de darse un<br />
Pacto Social <strong>que</strong> le diera jerarquía de tal, pero por un lado las<br />
circunstancias imperantes limitaban el ejercicio amplio de sus<br />
facultades y por el otro ese Pueblo aún no tenía plena conciencia<br />
de su estatura. Era el niño <strong>que</strong> se ponía a andar y usaba algunos<br />
elementos del régimen tribal-feudal como un andador<br />
indispensable para ponerse de pie y dar sus primeros pasos. El<br />
monarca absolutista fue la gran herramienta para combatir el<br />
grueso cúmulo de reyezuelos y de la consecuente aristocracia,<br />
supérstite, luego de la hecatombe de las tribus imperiales <strong>que</strong><br />
41 Fayt, Carlos S. (1982): Derecho Político, Buenos Aires: Ghersi Editor, Tomo 1, p. 337.
[Roberto A. Capriotti]<br />
dieron origen al feudalismo y además y como contrapartida fue la<br />
gran herramienta para darle vigencia política a la burguesía, a la <strong>que</strong><br />
el monarca hizo su socia de ambiciones y ella albergaba ya<br />
incubado el germen del nacionalismo. Esa monarquía absolutista<br />
también fue la gran herramienta para hacer <strong>que</strong> el burgo primitivo<br />
expandiera sus límites de influencia hacia sus alrededores y en<br />
algunos casos alcanzara la dimensión ultramarina y en eso la<br />
burguesía también estuvo asociada. Esa asociación espuria, de<br />
toma y daca en un principio, permitió gradualmente la aparición<br />
del Pacto Social Absolutista <strong>que</strong> regulaba la sociedad entre los de<br />
abajo y delegaba en el monarca, sin incluirlo, el control de su<br />
cumplimiento. No mucho habría de durar la buena estrella de estos<br />
monarcas. <strong>La</strong> revolución burguesa, la revolución nacionalista,<br />
estaba en marcha y con contornos bien visibles e indudablemente<br />
tenía metas más trascendentes <strong>que</strong> ese papel de meros sirvientes<br />
del monarca, <strong>que</strong> entonces representaba. <strong>La</strong> burguesía, ni lerda ni<br />
perezosa, habría de tomarse primero la mano, luego el brazo y no<br />
le llevaría mucho lapso <strong>que</strong>darse con el monarca y todo su Poder,<br />
cuando no con el Poder y la cabeza del monarca decapitado. Sobre<br />
a<strong>que</strong>llos cimientos pronto el Pueblo habría de levantar el edificio<br />
del Pacto Social Liberal <strong>que</strong> otorgaba seguridad a la vida de las<br />
personas, a la vigencia integral de la libertad y sus múltiples facetas,<br />
al respeto irrestricto hacia la propiedad y a la existencia de la<br />
igualdad de oportunidades. El monarca dio paso a estas premisas y<br />
cuando no lo hizo debió arrodillarse frente a la guillotina o caminar<br />
hacia el destierro para dar lugar a un régimen republicano o bien<br />
<strong>que</strong>darse para aceptar un régimen monárquico constitucional.<br />
Brevemente abro un paréntesis, para decir <strong>que</strong> las naciones<br />
americanas merecen una especial descripción: ellas nacieron a la<br />
vida independiente directamente bajo la forma de la Nación y por<br />
lo tanto sostengo <strong>que</strong> ellas son las más viejas naciones de nuestro<br />
planeta y no las más jóvenes. El proceso de transculturación de<br />
trescientos años sufrido en nuestro continente bajo la titularidad<br />
262
263 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
de las potencias europeas atlánticas se hizo, de manera casi<br />
excluyente, de la mano de los burgueses. <strong>La</strong>s monarquías<br />
absolutistas enviaron a sus burgueses a colonizar América y los<br />
hijos de los colonizadores, los criollos, nacieron burgueses y ellos<br />
hicieron las revoluciones de la independencia bajo el signo de la<br />
instancia nacional animada por un Pacto Social Liberal. Tomaré un<br />
caso para ejemplificar la formación de un gobierno autónomo de la<br />
ingerencia de la potencia colonizadora. Usaré como paradigma el<br />
de nuestro país, la República Argentina, en su momento las<br />
Provincias Unidas del Río de la Plata, por<strong>que</strong> en buena parte del<br />
Continente Americano del Centro y del Sur, el camino hacia la<br />
independencia de cada una de sus naciones tiene características<br />
muy similares a las del nuestro. Sus colonizadores provenían de la<br />
Península Ibérica: España y Portugal. Ese fue el camino y el<br />
momento, la hora, la instancia, en <strong>que</strong> asumieron gobiernos locales<br />
con una composición mayoritaria de dirigentes criollos. Convertiré<br />
al caso rioplatense en un caso emblemático por<strong>que</strong> me resulta el<br />
más accesible y es allí en donde se ponen bien de manifiesto las<br />
diversas influencias sobre los principales protagonistas de la gesta.<br />
Según mi modesta apreciación, como primer actor actúa El<br />
Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau y luego como actores de<br />
reparto y en menor medida: la revolución francesa, la gesta<br />
napoleónica, la influencia británica y la revolución norteamericana,<br />
en ese orden. Para comprender mejor esa importante influencia de<br />
los factores aludidos sobre el proceso revolucionario de mayo de<br />
1810 en nuestro país, nada mejor <strong>que</strong> ceder la palabra a quienes<br />
han analizado la temática en profundidad. Vicente Sierra sostiene<br />
lo siguiente 42 :<br />
42 Sierra, Vicente, D. (1967): Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina,<br />
“Capítulo 7: <strong>La</strong> influencia de Gran Bretaña en la gestación y consolidación de la independencia de<br />
las provincias argentinas (1810-1825)”, Buenos Aires. Consultado en Internet el 21 de febrero de<br />
2011.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Este capítulo intenta analizar el papel jugado por Gran Bretaña en el<br />
Río de la Plata durante el período 1810-1825. El período <strong>que</strong> aquí<br />
estudiamos comprende el proceso de emancipación del ex virreinato del<br />
Río de la Plata respecto de España y su posterior fragmentación en una<br />
<strong>ser</strong>ie de provincias gobernadas por caudillos locales a pesar de los<br />
esfuerzos centralizadores por parte de Buenos Aires. Antes de entrar en<br />
el análisis de este tema, es importante señalar una <strong>ser</strong>ie de cuestiones<br />
previas, respecto del carácter de la lucha por la independencia en el Río<br />
de la Plata y el papel jugado por Gran Bretaña y otros países extranjeros<br />
en la misma:<br />
1. En primer lugar, ningún país le declaró la guerra a España para<br />
ayudar al Río de la Plata a emanciparse. Esta realidad contrastó con la de<br />
la independencia norteamericana respecto de su metrópoli, Gran Bretaña.<br />
En el caso de la emancipación de Estados Unidos, la ayuda militar<br />
francesa y española resultó de una vital importancia. <strong>Lo</strong>s gobiernos<br />
extranjeros tampoco ofrecieron ayuda militar oficial al Río de la Plata.<br />
Aun<strong>que</strong> a esta última región llegaron militares europeos como<br />
voluntarios en la guerra de la independencia -por ejemplo, el caso del<br />
almirante irlandés Guillermo Brown, <strong>que</strong> más tarde tendría también<br />
destacada participación en la guerra naval entre Buenos Aires y Brasil- y<br />
se enviaron desde Europa dinero y armas, después de la restauración de<br />
Fernando VII ninguna flota europea impidió <strong>que</strong> España trasladara a<br />
América los soldados <strong>que</strong> habían desafiado a Napoleón.<br />
2. El Río de la Plata recibió una decisiva ayuda indirecta en el hecho<br />
de <strong>que</strong> su metrópoli fuera invadida y dominada por Napoleón, como<br />
ocurrió con España en tiempos de la Revolución de Mayo. Dicha ayuda<br />
no la tuvo Estados Unidos en su proceso independentista. Puede<br />
afirmarse sin mayores dudas <strong>que</strong> esta total (aun<strong>que</strong> temporaria)<br />
neutralización de la metrópoli en el caso de las colonias españolas fue<br />
una colaboración mayor (si bien no intencionada) <strong>que</strong> cualquier auxilio<br />
<strong>que</strong> hubiesen podido brindar Francia y España a la causa emancipadora<br />
norteamericana.<br />
264
265 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
3. Por otra parte, aun<strong>que</strong> con excepción de Gran Bretaña, el papel<br />
positivo de potencias externas tales como Estados Unidos y Francia no fue<br />
relevante en términos de apoyo material o de participación en las luchas<br />
por la independencia; sí fue importante el impacto ideológico de la<br />
Revolución Francesa de 1789 y, en menor grado, el de la independencia<br />
norteamericana de 1776. <strong>La</strong>s ideas <strong>que</strong> alimentaron estos procesos<br />
revolucionarios, difundidas entre los criollos del Río de la Plata, y<br />
germinadas sobre la base de las tesis escolásticas españolas sobre<br />
soberanía popular <strong>que</strong> habían sido enseñadas en las universidades<br />
americanas durante el período colonial, fueron un estímulo decisivo en la<br />
conformación de la idea de independencia respecto del vínculo español,<br />
cuando éste comenzó a <strong>ser</strong> percibido como opresivo.<br />
4. En cuarto lugar, y a diferencia del resto de América <strong>La</strong>tina, el Río<br />
de <strong>La</strong> Plata no debió enfrentar en su proceso de independencia la<br />
resistencia de los ejércitos españoles. Sin embargo, la Junta surgida de la<br />
Revolución de Mayo, con foco en Buenos Aires, tuvo fuertes opositores<br />
en las distintas provincias <strong>que</strong> componían el ex virreinato, tales como<br />
Paraguay, la Banda Oriental, Córdoba, las situadas en el Alto Perú y en el<br />
Litoral. A tal punto llegó esta oposición <strong>que</strong> en fecha tan temprana como<br />
el 12 de octubre de 1811, Manuel Belgrano firmaba un tratado con<br />
Paraguay, ratificado luego por el gobierno de Buenos Aires, <strong>que</strong><br />
reconocía la independencia de ese país, incluyendo el departamento de<br />
Candelaria (hoy parte de la provincia de Misiones) como parte del<br />
mismo. Esta falta de apoyo de las provincias a la Junta de Buenos Aires<br />
reflejaba los dos ejes de conflicto estructural más importantes de la<br />
historia argentina. Uno era la pugna de intereses entre Buenos Aires y las<br />
provincias del Interior, <strong>que</strong> se concretaba a través del debate entre una<br />
política económica librecambista, sostenida por Buenos Aires y el Litoral,<br />
versus las medidas proteccionistas, sostenidas por el Interior. El otro eje<br />
de conflicto era el cho<strong>que</strong> entre Buenos Aires y las provincias del Litoral<br />
por el manejo de la Aduana y la libre navegación de los ríos interiores.<br />
Entre 1810 y 1820, Buenos Aires intentó vanamente imponer distintos<br />
proyectos de organización al resto del ex virreinato del Río de la Plata.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Esta ausencia de apoyo a las autoridades porteñas las llevó a buscar en<br />
distintos gobiernos europeos el respaldo <strong>que</strong> les faltaba. Esta tendencia<br />
se materializó en la bús<strong>que</strong>da por parte de la diplomacia porteña de<br />
diversas candidaturas de monarcas extranjeros para cubrir el vacío de<br />
poder existente en el Río de la Plata luego de la Revolución de Mayo -<br />
como ya hemos visto, los candidatos propuestos eran de diverso origen:<br />
la esposa del príncipe regente de Portugal, la figura de un Inca o un<br />
miembro de alguna casa reinante europea.<br />
5. A pesar de no intervenir en forma directa en el proceso de<br />
emancipación del Río de la Plata, la potencia <strong>que</strong> tuvo un papel de la<br />
mayor relevancia en el desenlace de esta historia fue Gran Bretaña, y a<br />
ese papel se dedicará la mayor parte de este capítulo. Durante un buen<br />
tiempo Inglaterra fue renuente a reconocer la independencia del Río de la<br />
Plata. Fiel a su rol de garante del equilibrio de poder europeo, Gran<br />
Bretaña estaba aliada con España durante la ocupación de ésta por las<br />
tropas napoleónicas. Esta alianza anglo hispana fue reforzada en julio de<br />
1814, ya caído el poder napoleónico y retornado Fernando VII al trono<br />
español, por la firma de un tratado entre ambos países mediante el cual<br />
España se comprometía, en el caso de abrir sus colonias al comercio<br />
extranjero, a admitir a Inglaterra como nación más favorecida. En<br />
consonancia con este compromiso, el 28 de agosto de 1814 Inglaterra<br />
prohibió (infructuosamente) a sus súbditos la entrega de armas y auxilios<br />
a los insurgentes.<br />
Por otra parte, Guillermo Yeatts expone en un artículo las<br />
diferencias entre la revolución francesa y la independencia de los<br />
Estados Unidos 43 .<br />
<strong>La</strong> mayor influencia de la Revolución Francesa en América <strong>La</strong>tina por<br />
sobre los valores de la Revolución Americana explica nuestra tendencia a<br />
supeditar los derechos individuales al interés de la mayoría. Desde su<br />
43 Yeatts, Guillermo M.: EE.UU. y Francia: historia de dos revoluciones. Consultado en Internet el 21 de<br />
febrero 2011.<br />
266
267 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
independencia, la mayor parte de los países latinoamericanos adoptaron<br />
constituciones republicanas, representativas y federales basadas en la<br />
Carta Magna de los Estados Unidos. A pesar de esta adhesión formal a<br />
los principios de la revolución norteamericana, cuyo fin primigenio era la<br />
protección de los derechos individuales y la limitación de la capacidad del<br />
Estado de avasallarlos, la realidad ulterior demostró en las democracias<br />
latinoamericanas el predominio de los valores de la Revolución francesa<br />
de 1789, donde la voluntad de la mayoría era la ley suprema.<br />
Aun<strong>que</strong> en la superficie aparentan <strong>ser</strong> paralelas, las diferencias entre<br />
estas dos revoluciones son profundas y así lo interpreta Robert Peterson<br />
en su artículo A Tale of Two Revolutions (The Freeman: Ideas on Liberty.<br />
Irvington-on-Hudson, New York, 1989). Paterson afirma <strong>que</strong> la<br />
revolución sin sangre de los Estados Unidos tiene mucho más en común<br />
con la Revolución Gloriosa de 1688 <strong>que</strong> originó la monarquía<br />
parlamentaria en Gran Bretaña <strong>que</strong> con la francesa, <strong>que</strong> es considerada<br />
como antecesora de muchas de las revoluciones violentas <strong>que</strong> han<br />
terminado en totalitarismos y dictaduras.<br />
En 1789 la Revolución Francesa se inició para terminar con el<br />
gobierno arbitrario de los reyes pero trajo aparejado el "reino del terror"<br />
y la ejecución de alrededor de 40.000 personas. En los años siguientes<br />
hubo una impresionante inflación, guerra, caos, estableciéndose<br />
finalmente con Napoleón el primer estado policial. Tras la revolución, el<br />
gobierno se tornó altamente concentrado y el gobierno del rey fue<br />
reemplazado por el de la Asamblea Nacional.<br />
A diferencia de lo sucedido en Francia, donde los disidentes<br />
religiosos fueron asesinados, en los Estados Unidos la libertad religiosa<br />
constituyó uno de los cimientos centrales. Asimismo, Peterson afirma<br />
<strong>que</strong> la Revolución Americana fue esencialmente un movimiento<br />
con<strong>ser</strong>vador, <strong>que</strong> luchó para mantener las libertades <strong>que</strong> se habían<br />
logrado desde 1620 durante el período de "salutary neglect". De hecho,<br />
Samuel Eliot Morison considera <strong>que</strong> en la revolución norteamericana no
[Roberto A. Capriotti]<br />
se peleó para obtener libertad sino para pre<strong>ser</strong>var las libertades <strong>que</strong> los<br />
norteamericanos tenían como colonias. <strong>La</strong> independencia no era un fin<br />
en sí mismo sino un medio para pre<strong>ser</strong>var el derecho a la vida, la libertad<br />
y la bús<strong>que</strong>da de la felicidad.<br />
<strong>La</strong> Constitución de los Estados Unidos fue el reflejo de una tradición<br />
ajena a la realidad latinoamericana. Su objetivo central era establecer<br />
límites a las arbitrariedades del Estado frente a los derechos inalienables<br />
de los ciudadanos, en clara consonancia con el pensamiento de John<br />
<strong>Lo</strong>cke y de otros empiristas como David Hume y Adam Ferguson. En la<br />
concepción de <strong>Lo</strong>cke, el gobierno nace con el fin de proteger derechos<br />
preexistentes y contradice su objetivo esencial si abusa de ellos; existe<br />
con el fin de terminar con la aplicación privada y subjetiva de justicia<br />
reemplazándola por un acuerdo con reglas independientes <strong>que</strong> otorgue<br />
más certidumbre al respeto de los derechos individuales. De esta forma,<br />
el "contrato social" <strong>que</strong> origina al gobierno tiene por fin reasegurar el<br />
cumplimiento de los derechos naturales -vida, libertad, propiedad- de los<br />
individuos. <strong>Lo</strong>cke define el poder otorgado por los ciudadanos al<br />
gobierno como un poder confiado limitadamente y con vistas a un único<br />
fin.<br />
Por su parte, Bellido, Fernandez, Gavazza y Regueiro<br />
manifiestan su opinión sobre la filiación ideológica de la<br />
Revolución de Mayo 44 :<br />
Se considera <strong>que</strong> la filiación ideológica de la Revolución de Mayo fue<br />
la misma del liberalismo <strong>que</strong> envolvía a Europa y en especial a Francia, y<br />
<strong>que</strong> El Contrato Social de Rousseau fue la doctrina <strong>que</strong> fundamentó la<br />
teoría revolucionaria de la emancipación Argentina. Se trata de las ideas<br />
del liberalismo enciclopedista y la filosofía del iluminismo, expresadas en<br />
el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau.<br />
44 Bellido, J.E.; Fernandez, F.G.; Gavazza, M. y Regueiro, S.R.: <strong>La</strong> filiación ideológica de la Revolución de<br />
Mayo de 1810. El pensamiento de Jean Jac<strong>que</strong>s Rousseau. Consultado en Internet el 21 de febrero de 2011.<br />
268
269 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
<strong>Lo</strong>s jóvenes bachilleres y doctores en derecho y, entre ellos, Mariano<br />
Moreno, Juan José Castelli, el deán Funes y Manuel Belgrano habían<br />
entrado en contacto con las obras de Rousseau.<br />
Belgrano en su autobiografía manifiesta <strong>que</strong>, a través de la obra de<br />
Rousseau, se apoderaron de él las ideas de libertad, igualdad, seguridad y<br />
propiedad, viendo tan sólo tiranos en los <strong>que</strong> se oponían a <strong>que</strong> el hombre fuese<br />
donde fuese no disfrutase de unos derechos <strong>que</strong> Dios y la naturaleza le habían<br />
concedido.<br />
Moreno, por su parte, exalta las bondades de los ideales del<br />
liberalismo expresados por la doctrina rousseaniana, en los artículos de <strong>La</strong><br />
Gaceta.<br />
Al contrario <strong>que</strong> Montesquieu, <strong>que</strong> fundaba sus conclusiones en una<br />
exhaustiva investigación histórica, Rousseau expone sus principios “a<br />
priori”, por lo <strong>que</strong> El Contrato Social es una concepción puramente<br />
teórica, fuera del espacio y el tiempo. <strong>Lo</strong>s orígenes suizos y protestantes<br />
de Rousseau se manifiestan cuando hace referencia al dogma de la<br />
soberanía del pueblo <strong>que</strong> tiene su origen en la doctrina calvinista.<br />
El Contrato Social lleva como subtítulo el “Principios de Derecho<br />
Político”, y se divide en cuatro libros: el primero trata de la constitución<br />
de la ciudad por el contrato; el segundo del soberano y de sus actos de<br />
soberanía (leyes); el tercero del agente ejecutivo (gobierno); el cuarto del<br />
funcionamiento del sistema.<br />
Rousseau plantea un problema de orden jurídico y no histórico,<br />
cuando dice <strong>que</strong> el hombre ha nacido libre, y sin embargo, en todas partes se<br />
encuentra encadenado. Parte de la necesidad de encontrar las condiciones de<br />
existencia legítima, <strong>que</strong> consiste en un convenio cuyas cláusulas, hasta<br />
entonces, no habían sido jamás formalmente enunciadas. A través de este<br />
convenio, el hombre cede totalmente su persona y sus derechos a la<br />
comunidad, perdiendo su libertad natural pero ganando la libertad civil y<br />
la propiedad de lo <strong>que</strong> posee. Esta libertad civil esta subordinada a la
[Roberto A. Capriotti]<br />
libertad general, y la propiedad individual esta condicionada al derecho<br />
<strong>que</strong> la comunidad posee sobre los bienes de todos.<br />
<strong>La</strong> voluntad general es inalienable y se refiere solo a los asuntos<br />
relativos al bien común. Su acción es la ley y la función del legislador<br />
consiste en aclarar la voluntad general.<br />
Rousseau hace una crítica de las formas de gobierno enunciadas por<br />
Aristóteles, diciendo <strong>que</strong> la aristocracia es aceptable siempre <strong>que</strong> sea<br />
electiva; la democracia es demasiado perfecta para convenir a los<br />
hombres; y finalmente la monarquía es preferible a todas las demás<br />
siempre <strong>que</strong> el Príncipe sea lo <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>. Agrega además <strong>que</strong> el modo<br />
de gobierno depende de muchos factores extraños a la voluntad humana,<br />
no debiéndose olvidar <strong>que</strong> el gobierno actúa solo por delegación, y <strong>que</strong> el<br />
soberano siempre tiene el derecho de moderar y regular.<br />
Es inevitable <strong>que</strong> la voluntad general no coincida con la voluntad de<br />
todos; pero al aceptar el pacto social, el ciudadano consiente en aceptar<br />
todas las leyes <strong>que</strong> la voluntad general acepte. Rousseau concluye<br />
estableciendo una garantía suprema cuyos artículos son impuestos<br />
obligatoriamente por el Estado, conformando una afirmación de<br />
sentimientos sociales sin los cuales es imposible <strong>ser</strong> un buen ciudadano.<br />
<strong>La</strong> ideología de Rousseau es tan amplia, <strong>que</strong> desde los revolucionarios<br />
franceses hasta los más acendrados demócratas, pasando por los<br />
socialistas utópicos, los marxistas, los anarquistas y aun hasta los<br />
fascistas, todos han considerado a El Contrato Social como fuente de<br />
inspiración de sus doctrinas.<br />
En El Contrato Social, Rousseau define el tipo de contrato constitutivo<br />
de toda sociedad verdadera. Todos los hombres <strong>que</strong> eran iguales y libres,<br />
renuncian por igual y al mismo tiempo a su libertad, y la voluntad de<br />
todos pasa a <strong>ser</strong> el único soberano al <strong>que</strong> todos se someten.<br />
<strong>La</strong> igualdad, de esta manera, se mantiene; y la libertad no ha<br />
disminuido ni desaparecido, por<strong>que</strong> la voluntad de todos es, al mismo<br />
270
271 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
tiempo, la propia voluntad individual, y someterse a ella es mantenerse<br />
libre.<br />
El principio político de Rousseau es <strong>que</strong> la sociedad tiene por objeto<br />
la con<strong>ser</strong>vación y protección de sus miembros, por lo <strong>que</strong> ningún<br />
gobierno es legítimo si no pone al bien público como su función y<br />
finalidad. Sin embargo, vemos <strong>que</strong> Rousseau no condena ninguna forma<br />
de gobierno.<br />
Juan Martorano Castillo describe la influencia del pensamiento<br />
de la ilustración en América 45 :<br />
<strong>La</strong>s nuevas ideas propugnadas por la Ilustración fueron conocidas en<br />
América por la acción de escritores españoles <strong>que</strong> las divulgaron<br />
entusiastamente. Así, el Emilio y El Contrato Social fueron traducidos al<br />
castellano y <strong>La</strong> Enciclopedia contó con apasionados lectores de la<br />
Península. Aparecieron allí críticos y reformadores como el Padre Feijoo,<br />
conocedor profundo de Montesquieu y de Rousseau, y el economista<br />
Jovellanos, partidario de la fisiocracia.<br />
<strong>La</strong>s propias obras de los filósofos se introdujeron en las colonias,<br />
aun<strong>que</strong> con dificultades por la censura vigente. En distintas partes de<br />
América, a fines del siglo XVIII se comprobó la penetración de obras<br />
prohibidas. En diciembre de 1794, la Real Audiencia de Caracas prohibió<br />
la circulación del libro <strong>Lo</strong>s Derechos del Hombre y del Ciudadano, así<br />
como de otros papeles sediciosos <strong>que</strong> llegaban de las islas de Santo<br />
Domingo y la de Trinidad desde <strong>que</strong> la ocupan los ingleses. Pero llegaban<br />
también de la de Guadalupe, donde Picornell los hacía imprimir; y en<br />
Nueva Granada y en la propia Venezuela corrían ya en total abundancia<br />
a<strong>que</strong>llas aguas subterráneas de la revolución, <strong>que</strong> hoy cuesta determinar<br />
su origen y curso.<br />
45 Martorano Castillo, Juan: Influencia del pensamiento de la Ilustración en las colonias españolas de América y,<br />
especialmente, en Venezuela. Consultado en Internet el 25 de febrero de 2011
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>La</strong> decisión de los colonos hispanoamericanos de romper los vínculos<br />
con la metrópoli se debió, en gran parte, a las nuevas ideas emanadas de<br />
la Ilustración, <strong>que</strong> se habían extendido por el mundo occidental durante<br />
el siglo XVIII. Incluso, a los bu<strong>que</strong>s de la Guipuzcoana se les ha llamado<br />
“los navíos de la Ilustración”, por la función <strong>que</strong> ejercieron<br />
transportando libros, doctrinas y gente imbuida en las ideas de la<br />
ilustración.<br />
A través de libros y comentarios de los viajeros, los americanos se<br />
enteraron del fogoso ata<strong>que</strong> a Raynal a los errores de la Europa en<br />
América, de las sátiras de Montesquieu contra reyes y obispos, de las<br />
diatribas de Voltaire contra los grandes del mundo y el arrebatado énfasis<br />
de Rousseau en la dignidad del hombre. Rousseau fue, de todos ellos, el<br />
<strong>que</strong> ejerció la máxima influencia en América. Su Contrato Social y su<br />
Emilio se convirtieron en ley y evangelio para los jóvenes criollos. De él<br />
aprendieron <strong>que</strong> el gobierno <strong>debe</strong>ría basarse en el consentimiento de los<br />
gobernados; por él también conocieron al noble salvaje. Estas ideas<br />
crepitantes crearon la atmósfera en <strong>que</strong> la revolución resulto inevitable.<br />
Cuando estallaron los movimientos revolucionarios en Norteamérica<br />
y en Francia, fue una buena noticia para los inquietos criollos de México,<br />
Venezuela y el Plata. Leyeron las palabras <strong>que</strong> los patriotas del Norte<br />
lanzaron a Jorge III: “Cuando en el curso de los acontecimientos<br />
humanos se hace necesario <strong>que</strong> un pueblo desate los lazos políticos <strong>que</strong><br />
lo han atado a otro”. Supieron <strong>que</strong> Thomas Jefferson, Thomas Paine y<br />
Benjamín Franklin, y de las batallas de Concord, Lexington, Bunker Hill<br />
y Yorktown. Luego llegaron noticias de Francia: en 1789 irrumpió el<br />
tercer Estado y cayó la Bastilla; en 1793, la cabeza de Luís XVI <strong>que</strong>dó<br />
separada de su real cuerpo. <strong>Lo</strong>s franceses marchaban al ritmo de extrañas<br />
nuevas melodías, hablaban de libertad, igualdad y fraternidad, palabras<br />
<strong>que</strong> sonaban como música celestial en los oídos de los jóvenes idealistas<br />
de Hispanoamérica. Luego sobrevino el Terror en Francia, y el poder<br />
alternó entre las facciones rivales, y finalmente llegó Napoleón con sus<br />
ambiciones imperiales. Estos acontecimientos conmocionaron<br />
272
273 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
profundamente a Hispanoamérica de un extremo al otro. Pero los<br />
criollos americanos, el único elemento <strong>que</strong> contaba, retrocedían ante la<br />
turbulencia de Francia; temían <strong>que</strong> el contagio se extendiera y los indios y<br />
mestizos en tropel no solo derribaran el poder de los peninsulares, sino<br />
<strong>que</strong> pudiesen destruir, incluso, a los mismos criollos. Esos mismos<br />
reparos persuadían generalmente a los criollos de <strong>que</strong> la monarquía<br />
española les ofrecía más seguridad <strong>que</strong> todas las extrañas ideas nuevas<br />
procedentes de Paris. De modo <strong>que</strong>, aún cuando los criollos<br />
complotaban para liberarse de los peninsulares y heredarse poder y su<br />
ri<strong>que</strong>za, estaban pendientes de la Corona como un respaldo contra la<br />
anarquía interna.<br />
<strong>La</strong>s nuevas ideas de Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Diderot y<br />
otros, tuvieron decisivo ascendiente en el peruano José del Pozo y Sucre,<br />
los neogranadinos Antonio Nariño y Pedro Fermín Vargas, el cubano<br />
Pedro José Caro, el mexicano Fray Servando Teresa de Mier, los<br />
platenses Mariano Moreno y José de San Martín, el quiteño Carlos<br />
Motúfar, el guayaquileño Vicente Rocafuerte y los cara<strong>que</strong>ños Francisco<br />
de Miranda, Simón Rodríguez, Andrés Bello y Simón Bolivar.<br />
Por último, presentamos unas breves referencias sobre algunos<br />
antecedentes europeos de la Revolución de Mayo de 1810 46 :<br />
El Iluminismo<br />
A mediados del siglo XVIII se desarrolló en Europa un movimiento<br />
ideológico y científico <strong>que</strong> cuestionó los principios tradicionales en<br />
materia política, social y económica. Estos nuevos aires mostraban un<br />
modo distinto de entender a la sociedad, el gobierno, la política y la vida<br />
entre los hombres. En Francia, este conjunto de nuevas ideas fue<br />
llamado Ilustración o Iluminismo, dos palabras <strong>que</strong> tienen ver con la luz<br />
46 Revolución de Mayo (1810). Antecedentes externos. Antecedentes de Europa. El Iluminismo. Consultado en<br />
Internet el 25 de febrero de 2011.
[Roberto A. Capriotti]<br />
y el brillo; este movimiento buscaba iluminar a la vieja sociedad con la<br />
"luz de la razón".<br />
<strong>Lo</strong>s iluministas sostenían <strong>que</strong> todos los aspectos de la vieja sociedad<br />
debían <strong>ser</strong> revisados y criticados: los privilegios aristocráticos, el poder<br />
absoluto de los reyes (hasta ese momento se decía <strong>que</strong> derivaba<br />
directamente de un designio de Dios) y fundamentalmente, el control y<br />
censura <strong>que</strong> ejercía la Iglesia sobre los aspectos religiosos, las costumbres<br />
y los pensamientos.<br />
En materia económica creían <strong>que</strong> liberando los controles y bajando<br />
los impuestos la economía crecería: "Dejar hacer, dejar pasar, el mundo<br />
marcha por sí mismo", decían los economistas franceses. Surgieron dos<br />
escuelas económicas: la fisiócrata y la liberal. <strong>La</strong> primera atribuyó a los<br />
recursos naturales un papel preponderante en la distribución de la<br />
ri<strong>que</strong>za. Sus principales teóricos fueron: Quesnay y Gournay. <strong>La</strong> segunda<br />
sostuvo <strong>que</strong> el trabajo era la única fuente de ri<strong>que</strong>za. Su principal<br />
exponente fue Adam Smith (1723-1790). Aun<strong>que</strong> admitían las diferencias<br />
sociales, los iluministas afirmaban <strong>que</strong> todos los hombres nacen iguales y,<br />
entonces, la ley debía tratarlos por igual. En cuanto al poder del rey,<br />
aseguraban <strong>que</strong> no eran reyes por designio divino sino por un pacto entre<br />
hombres y, claro está, ese pacto podía disolverse. Creían en la libertad de<br />
pensamiento y estaban convencidos del valor de la educación, de la<br />
importancia de la divulgación de las ideas. Todo este afán de transmitir<br />
conocimientos se plasmó en una obra fabulosa: la Enciclopedia. <strong>Lo</strong>s<br />
principales referentes del Iluminismo fueron: John <strong>Lo</strong>cke (1632-1704),<br />
inglés, <strong>que</strong> escribió Ensayo sobre el gobierno civil; Montesquieu (1689-1755),<br />
francés, <strong>que</strong> publicó El Espíritu de las Leyes donde planteó su teoría de la<br />
división de poderes; Voltaire (1694-1778), francés, <strong>que</strong> escribió Cartas<br />
Filosóficas donde criticó al clero y a la monarquía absoluta; Juan Jacobo<br />
Rousseau (1712-1778) expuso sus ideas en El Contrato Social. En esta<br />
obra, <strong>que</strong> tuvo gran influencia, afirma <strong>que</strong> el hombre vivió<br />
originariamente en estado natural, todos eran libres e iguales en derechos.<br />
Al aparecer la propiedad privada surgió la desigualdad social y se<br />
274
275 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
estableció <strong>que</strong> la única forma de mantener la cohesión social consistía en<br />
ceder los derechos individuales a la colectividad política, es decir, al<br />
Estado por medio de un Contrato Social. También propuso nuevos<br />
métodos educativos en su libro Emilio y relató su vida, defectos y virtudes<br />
en Confesiones. Algunos monarcas europeos, interesados por las ideas<br />
económicas y sociales de la ilustración emprendieron reformas pero no<br />
modificaron el régimen absolutista de sus gobiernos. Esta combinación<br />
ha sido llamada Despotismo ilustrado. Uno de los más destacados déspotas<br />
ilustrados fue Carlos III de España, quien asistido por un equipo de<br />
"ilustrados", emprendió un intenso programa de reformas: el Virreinato<br />
del Río de la Plata se transformó en el campo de experimentación de las<br />
reformas de Carlos III.<br />
<strong>La</strong> Revolución Francesa<br />
Sin dudas, la francesa fue la revolución <strong>que</strong> conmovió al mundo. Sus<br />
ideales y la transformación posterior influyeron notoriamente en el<br />
pensamiento de la época.<br />
Puso fin a las instituciones políticas, sociales, económicas, religiosas y<br />
administrativas del Antiguo Régimen. En el aspecto político, el<br />
movimiento revolucionario se inicia el 14 de julio de 1789 cuando el<br />
pueblo de París tomó por asalto la torre de la Bastilla. <strong>La</strong> Bastilla era la<br />
cárcel en donde estaban los presos del reino pero también era el símbolo<br />
del poder del rey Luis XVI.<br />
El movimiento se gestó en los sectores burgueses de la sociedad –<br />
ban<strong>que</strong>ros, comerciantes, abogados, notarios, boticarios, artesanos,<br />
pe<strong>que</strong>ños propietarios– apoyados por el pueblo de las grandes ciudades y<br />
por los campesinos. Lucharon contra la vieja sociedad, cansados de los<br />
privilegios de los aristócratas y los abusos del poder absoluto de los<br />
reyes.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Como primera medida se aceptó la continuidad del rey pero con un<br />
sistema monárquico constitucional, con un Parlamento a través del cual<br />
el pueblo podía intervenir en el gobierno.<br />
En el plano social, lucharon por la libertad individual, la igualdad<br />
ante la ley y la supresión de los privilegios de la nobleza y el clero, <strong>que</strong> no<br />
pagaban impuestos, se re<strong>ser</strong>vaban honores y derechos feudales.<br />
En materia económica, la Revolución propuso una distribución mas<br />
justa de los impuestos, la liberalización del comercio y la libertad de<br />
trabajo.<br />
Otro cambio importante se dio en lo religioso: la Iglesia <strong>que</strong>dó bajo<br />
la autoridad del Estado.<br />
El 27 de agosto de 1789 la Asamblea Constituyente aprobó la<br />
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En ella se<br />
afirmaba <strong>que</strong> los hombres nacen y permanecen libres y son iguales en<br />
derechos. Estos derechos, propios de su condición humana, son la<br />
libertad, la igualdad ante la ley, la propiedad, la seguridad y la resistencia<br />
a la opresión. Se consagró la idea de <strong>que</strong> la soberanía reside en la Nación,<br />
y en consecuencia, el rey era un mandatario del pueblo.<br />
<strong>La</strong> Constitución de 1791 adoptó la forma monárquica de gobierno<br />
pero basada en el sistema de división de poderes (Ejecutivo, Legislativo,<br />
Judicial).<br />
<strong>La</strong> evolución posterior del proceso revolucionario (la guerra con<br />
Austria y Prusia, el arresto y ejecución del rey, la declaración de la<br />
República, el Terror) dividió ideológicamente a la sociedad europea y<br />
tuvo gran influencia sobre la situación política de los dominios españoles<br />
en América.<br />
En 1799 un nuevo partido, encabezado entre otros por Napoleón<br />
Bonaparte, tomó el poder. Se redactó una nueva Constitución <strong>que</strong><br />
concentró toda la autoridad en Napoleón <strong>que</strong> adoptó el título de Primer<br />
276
277 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Cónsul. Se puede decir <strong>que</strong> la Revolución había terminado y comenzaba<br />
una nueva etapa en la historia de Francia.<br />
<strong>La</strong> invasión de Napoleón<br />
Si las invasiones inglesas demostraron a los habitantes de Buenos<br />
Aires <strong>que</strong> tenían <strong>que</strong> defenderse solos, la invasión de Napoleón a España<br />
los convenció de la necesidad de <strong>ser</strong> libres. En 1808, los ejércitos<br />
napoleónicos la invadieron y tomaron prisioneros al Rey Carlos IV y a su<br />
hijo, el príncipe Fernando. José Bonaparte, hermano de Napoleón, fue<br />
nombrado rey de España, lo <strong>que</strong> motivó <strong>que</strong> las colonias terminaran de<br />
perder el respeto hacia la monarquía española. En mayo de 1808, el<br />
pueblo español salió a la calle vivando al rey, pero los soldados franceses<br />
los reprimieron violentamente. A pesar de ello, los españoles<br />
organizaron la "resistencia", formando Juntas, las cuales desconocían la<br />
autoridad de los franceses y gobernaban en nombre del príncipe<br />
Fernando en quien tenían puesta su entera confianza. En Sevilla se<br />
organizó una gran Junta Central, protegida por una escuadra inglesa. <strong>La</strong><br />
oposición a Napoleón convirtió a Inglaterra y España en aliadas. <strong>La</strong><br />
Junta Central de Sevilla organizó un ejército y derrotó a los franceses en<br />
la batalla de Bailén, a fines de 1808. En dicha batalla peleó un joven<br />
nacido en el Río de la Plata, <strong>que</strong> había ido a España a hacer la carrera<br />
militar. Años más tarde ese joven <strong>ser</strong>ía el héroe de la Independencia de<br />
Argentina, Chile y Perú: el General José de San Martín.<br />
Tal vez esta <strong>ser</strong>ie de citas podrían considerarse una<br />
redundancia, pero según mi modesto criterio no deja de <strong>ser</strong> un<br />
buen recurso esta tarea de apelar a otra gente <strong>que</strong> analiza la<br />
Historia y <strong>que</strong> no integra el círculo de consulta habitual al <strong>que</strong> nos<br />
han acostumbrado en la Argentina. <strong>La</strong> experiencia me ha<br />
demostrado <strong>que</strong> nuevas citas o nuevos nombres aportan datos<br />
nuevos o novedosos. Un buen amigo me hizo llegar la inquietud<br />
de <strong>que</strong> son demasiado frecuentes mis apelaciones a las citas de<br />
Google y le respondí <strong>que</strong> para reforzar mis propios conocimientos
[Roberto A. Capriotti]<br />
y para el alcance de esta obra escrita basta y sobra dicha cómoda<br />
fuente. Serán los lectores quienes me juzgarán. Dije cómoda, por la<br />
facilidad <strong>que</strong> presenta el acceso a la misma.<br />
4.12. El Pacto Social: el Liberalismo adolecía y adolece de<br />
una fundamental insuficiencia.<br />
En un tiempo antropológico muy breve, es decir a poco andar,<br />
bajo los parámetros del Pacto Social Liberal, se descubrió <strong>que</strong><br />
muchas de sus premisas tenían vigencia pero una de ellas caminaba<br />
con muletas, la igualdad de oportunidades. <strong>La</strong> libertad, la<br />
protección de la vida y de los bienes en sus diversas expresiones<br />
daba lugar al goce de muchas prerrogativas y entre ellas una<br />
impresionante capacidad de acumulación de capital en sectores no<br />
muy amplios en número y en generosidad. <strong>Lo</strong>s primeros en<br />
descubrirlo fueron los más necesitados, por<strong>que</strong> la realidad les<br />
demostraba <strong>que</strong> la Igualdad de oportunidades era una bandera <strong>que</strong><br />
encubría la mercancía de la desigualdad. También una buena parte<br />
de los capitalistas comenzaron a descubrir <strong>que</strong> necesitaban<br />
consumidores, un mercado. El consumidor tiene <strong>que</strong> tener<br />
recursos económicos y financieros y cuanto más amplios mejor.<br />
Esta es una regla ineludible. Además la prédica comunista y su<br />
aplicación práctica en determinadas latitudes era una real amenaza<br />
y como consecuencia de la suma de esos ciertos factores, el Pueblo<br />
en su evolución, en también determinadas latitudes y sobre todo<br />
después de la Segunda Guerra Mundial, comenzó a transformar al<br />
Pacto Social Liberal en un Pacto Social Democrático. Aquí el<br />
concepto de igualdad a secas, con similar importancia al concepto<br />
de libertad, tomaba la forma de la realidad. Esa igualdad tiene, por<br />
lo menos tres facetas, como ya lo dijera: la igualdad política y<br />
jurídica, la equidad económica y la paridad social. <strong>La</strong> Democracia<br />
es una forma del Pacto Social, como lo fueron y son a<strong>que</strong>llos a los<br />
278
279 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
<strong>que</strong> llamamos Absolutismo y Liberalismo y así la defino de manera<br />
muy sencilla, con ocho palabras, tal vez acorde con la modestia de<br />
mi condición de lego en la materia, para contrastar así con los<br />
gruesos volúmenes, de cientos de páginas, de variados tratadistas<br />
<strong>que</strong> he leído, <strong>que</strong> han pretendido responder al interrogante de <strong>que</strong><br />
es la Democracia o en <strong>que</strong> consiste y en definitiva, luego de las<br />
lecturas, no he tenido a la vista una respuesta convincente. O la<br />
cuestión no estaba o no está bien explicada o estoy muy falto de<br />
entendederas como acostumbran decir en nuestra madre patria.<br />
Siguiendo el itinerario descrito, la Democracia, la forma más<br />
moderna del Contrato Social, comenzaba su tarea de poner en un<br />
mismo nivel a la libertad y la igualdad. El Pacto Social Liberal es<br />
descendiente directo del Pacto Social Absolutista y el Pacto Social<br />
Democrático es hijo legitimo del Pacto Social Liberal y en<br />
consecuencia su universal heredero, pero además ha acrecentado<br />
considerablemente su patrimonio, en este caso el bagaje<br />
ideológico.<br />
4.13. El Pacto Social: la Democracia y sus alcances.<br />
<strong>La</strong> Democracia con mayúscula tiene <strong>que</strong> ver con el grado<br />
óptimo del desenvolvimiento del Pueblo y su Pacto Social y de la<br />
Nación <strong>que</strong> en él se asienta. <strong>La</strong> Democracia trasunta un estado de<br />
conciencia individual y colectiva <strong>que</strong> propende hacia los ideales de<br />
libertad y de igualdad. <strong>La</strong> solidaridad entre los <strong>ser</strong>es humanos se<br />
agranda con la evolución y la Democracia sigue acompasadamente<br />
ese ritmo y si está en algún momento, en nuestras manos, ayudar a<br />
<strong>que</strong> el paso cansino se convierta en un tranco vivaz, ¡bienvenida<br />
sea la posibilidad! ¡Qué sentido tiene la vida social humana si no<br />
conlleva como un fin primordial la consecución de la libertad y la<br />
igualdad!
[Roberto A. Capriotti]<br />
El Bienestar General es la expresión máxima de la felicidad en<br />
una comunidad humana. Se me ocurre <strong>que</strong> estamos muy<br />
inclinados a asociar la felicidad con otras instancias, parcialidades,<br />
de la cultura humana y no con los aspectos del desarrollo político y<br />
económico-social. Es tan elevado este objetivo <strong>que</strong> la verdadera<br />
cúspide en materia política se alcanza con la felicidad del género<br />
humano en un sentido amplio, totalizador, abarcador y no<br />
parcializado, la realización integral de la persona humana, como<br />
individuo y como comunidad. El Pacto Social Democrático está en<br />
los umbrales de esa puerta, así como se vislumbra en determinadas<br />
comunidades nacionales, naciones del norte de Europa, <strong>que</strong> a mi<br />
entender tienen aproximadamente las características de naciones<br />
desarrolladas o naciones democráticas, con exclusividad hasta<br />
ahora, en este planeta Tierra. Esto demuestra <strong>que</strong> el desarrollo<br />
económico y la re-distribución de la ri<strong>que</strong>za <strong>que</strong> aquél genera,<br />
tienen parentesco directo con la Democracia, de tal forma <strong>que</strong> no<br />
se pueden escindir, ya <strong>que</strong> si lo separamos puede <strong>ser</strong> Liberalismo<br />
pero no Democracia. Estas naciones también me ayudan a<br />
demostrar <strong>que</strong> los planteos ideales <strong>que</strong> enuncio en este ensayo no<br />
tienen el ropaje de las divagaciones sino <strong>que</strong>, sin dejar de <strong>ser</strong><br />
ideales tienen visos de realidad.<br />
<strong>Lo</strong> <strong>que</strong> no acepto es la subdivisión del concepto Democracia.<br />
Esto ocurre cuando nos hablan de democracia política, de<br />
democracia económica-social y por si fuera poco ahora muchos<br />
hacedores de opinión se entretienen discurriendo sobre la<br />
democracia electoral. Es indudable <strong>que</strong> se refieren a un régimen<br />
político <strong>que</strong> aplica el sufragio universal, garantiza la regularidad de<br />
las elecciones y la normalidad de las mismas. Pues bien, eso es<br />
cumplir con algunos de los principales requisitos del Liberalismo.<br />
Tal vez sea un eufemismo <strong>que</strong> está edulcorando a un régimen<br />
liberal <strong>que</strong> muestra esas virtudes, <strong>que</strong> no son virtudes sino<br />
elementos ineludibles de la esencia de dicho sistema político.<br />
Conozco algunas naciones <strong>que</strong> son un dechado de perfección en la<br />
280
281 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
materia apuntada y también en el excelente funcionamiento de la<br />
administración de justicia, pero muestran índices de pobreza <strong>que</strong><br />
no se condicen con el impresionante desarrollo económico <strong>que</strong><br />
exhiben. Evidentemente esos casos son un buen exponente del<br />
Liberalismo, por<strong>que</strong> aún no han accedido al Pacto Social<br />
Democrático y no podrán acceder hasta <strong>que</strong> no abandonen su<br />
política de repartir ri<strong>que</strong>za por derrame y no ingresen en la etapa<br />
de la deliberada y efectiva redistribución de la misma. <strong>La</strong> vigencia<br />
de la Democracia engloba todos los elementos heredados del<br />
Liberalismo y además de manera ineludible, el desarrollo<br />
económico y la redistribución de la ri<strong>que</strong>za. Dichos elementos no<br />
se pueden separar, valen juntos y si faltan la equidad económica y<br />
la paridad social no es Democracia, es simplemente Liberalismo.<br />
Es verdadero <strong>que</strong> el Pacto Social Democrático se insinúa en una<br />
porción geográfica muy pe<strong>que</strong>ña de nuestro mundo y tampoco es<br />
menos cierto <strong>que</strong> así como la instancia nacional está ampliamente<br />
difundida, no en la medida de lo deseable, lo democrático es una<br />
apuesta a futuro, va a la zaga del fenómeno nacionalista, pero<br />
avanza acompasadamente al ritmo de la evolución humana y los<br />
buenos ejemplos aceleran los tiempos.<br />
4.14. El Pacto Social: la Democracia y la cuestión económicasocial.<br />
A pesar de lo dicho creo <strong>que</strong> la cuestión económica-social<br />
merece algunos renglones más. <strong>La</strong> Democracia está asociada con el<br />
Bienestar General del Pueblo en sentido amplio y abarcador,<br />
vocablo este último <strong>que</strong> está usado como la antítesis de limitado<br />
y/o fragmentario. Creo <strong>que</strong> esto de la estrecha asociación entre<br />
Democracia y Bienestar General si no lo he repetido cien veces,<br />
lejos no debo estar. Si no dejara sentado con claridad este<br />
pensamiento <strong>que</strong> me domina, sobre la diferencia abismal entre
[Roberto A. Capriotti]<br />
Liberalismo y Democracia, qué sentido puede tener este ensayo. <strong>La</strong><br />
esencia de la diferencia radica en la extensión del concepto de la<br />
Igualdad, en la Democracia es más abarcador como ya lo<br />
expresara. En la significación del Liberalismo el requisito del<br />
respeto a la propiedad era irrestricto, ahora en la instancia<br />
democrática, tiene condicionamientos claros <strong>que</strong> se refieren al bien<br />
común. Sé <strong>que</strong> no estoy sólo en esta empresa, de la divulgación de<br />
lo <strong>que</strong> ya es una verdad a gritos en la mente de la inmensa mayoría<br />
del género humano, aun<strong>que</strong> lo sea en el planteo teórico. Somos<br />
muchos y algunos de ellos fueron o son destacados pensadores<br />
políticos a los <strong>que</strong> considero mis maestros. Ha habido precursores<br />
<strong>que</strong> venían insinuando el tema desde lejos en el tiempo y lo dijeron<br />
cuando esas apreciaciones todavía parecían, a los ojos de la<br />
generalidad, expresiones febriles y por eso ellos son grandes<br />
precursores. Como para <strong>que</strong> dos de éstos no pasen desapercibidos,<br />
dada su especial importancia para la cuestión, voy a hacer unas<br />
breves menciones. Esos antiguos y eficaces relatores del<br />
Liberalismo, ya preanunciaban la preocupación por lo económicosocial,<br />
no así en los términos tan categóricos <strong>que</strong> ahora se<br />
expresan, pero tenían en su mente una idea vaga <strong>que</strong><br />
indudablemente rebasaba los límites del Liberalismo <strong>que</strong> difundían.<br />
En uno de los títulos <strong>que</strong> anteceden a éste, incluí, entre otras, una<br />
cita de Juan Jacobo Rousseau en la <strong>que</strong> sostiene (p. 243):<br />
No basta con tener ciudadanos y con protegerlos; es preciso además<br />
cuidar de su subsistencia. Satisfacer las necesidades públicas es una<br />
consecuencia evidente de la voluntad general y el tercer debate esencial<br />
del gobierno.<br />
Por su parte John Stuart Mill 47 , a mediados del Siglo XIX<br />
puntualizaba <strong>que</strong> la propiedad privada no era una cuestión<br />
47 Wikipedia: John Stuart Mill, consultado el 20 de marzo de 2011 en www.wikipedia.org. John Stuart<br />
Mill (1806/1873), filósofo, político y economista inglés, representante de la escuela económica<br />
clásica y teórico del Utilitarismo, planteamiento ético propuesto por Jeremy Bentham.<br />
282
283 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
intocable si existían razones del bien de muchos y también le hacía<br />
agudas críticas a las prácticas en materia de condiciones de trabajo<br />
<strong>que</strong> condenaban, decía, a los sectores asalariados a vivir en la<br />
pobreza y peor aún en la mi<strong>ser</strong>ia.<br />
Es indudable <strong>que</strong> se trata de dos eminentes pensadores<br />
adheridos a la tesis del Liberalismo, pero en sus escritos aparecen<br />
indicios de inquietudes <strong>que</strong> van más allá de lo <strong>que</strong> pensaban la<br />
mayoría de los otros contemporáneos rotulados como liberales.<br />
Que aparezcan en la pluma de Marx y de Engels es otra cuestión,<br />
pues ellos actuaban como los voceros de otros pensamientos más<br />
avanzados, pero lo de Rousseau y lo de Stuart Mill, cada cual en su<br />
centuria, nos preanuncian variables <strong>que</strong> tienen <strong>que</strong> ver con la<br />
Democracia, en su versión auténtica, es decir como pensamiento<br />
político <strong>que</strong> conduce hacia el Bienestar General. A menudo repito<br />
una expresión <strong>que</strong> es de mi propio viñedo: el proletario es un aspirante<br />
a burgués y la verdadera revolución social es convertirlo en burgués cuanto<br />
antes.<br />
Este pensamiento se consolida en mi mente cuando veo las<br />
actuales condiciones sobre la forma de producción de bienes en<br />
muchos países de Europa. Sobre todo, cuando ob<strong>ser</strong>vo en ese<br />
modelo social bastante más evolucionado <strong>que</strong> el nuestro, como<br />
una tarea o producto <strong>que</strong> antes se concretaba en una empresa con<br />
personas en relación de dependencia, hoy, el producto o la tarea es<br />
desempeñada por la o las mismas personas pero sin la relación de<br />
dependencia y con herramientas propias, después de haberse<br />
adjudicado un contrato de provisión mediante un concurso<br />
abierto. Se trata de casos en <strong>que</strong> un ex asalariado se ha convertido<br />
en empresario, ya <strong>que</strong> ha montado un taller en su domicilio, donde<br />
trabaja en conjunto con sus familiares, todos ellos integrantes de<br />
una empresa familiar legalmente armada e inscripta, para proveerle<br />
a su ex empleador manufacturas <strong>que</strong> él confeccionaba en una<br />
máquina herramienta, bajo el techo de dicho empleador. Con el
[Roberto A. Capriotti]<br />
aditamento de <strong>que</strong> ahora incluso provee a los competidores de<br />
quien fuera su patrón. Además esas pe<strong>que</strong>ñas y medianas empresas<br />
actúan en conjunto para comprar su materia prima, para proveerse<br />
de energía, para efectuar la comercialización y para tener el <strong>ser</strong>vicio<br />
de asistencia técnico-científica para perfeccionar la calidad de sus<br />
productos. Me estoy refiriendo a instituciones oficiales-privadas<br />
denominados Distritos Industriales <strong>que</strong> son un ejemplo de<br />
organización comunitaria realmente elogiable. Para abundar dejo<br />
constancia <strong>que</strong> las agrupaciones gremiales de artesanos, en<br />
determinados lugares de la citada geografía, las más de las veces<br />
tienen mayor número de afiliados <strong>que</strong> los sindicatos obreros. Es<br />
innegable <strong>que</strong> están concretando una Nueva Revolución Industrial.<br />
Esta es una Revolución Proletaria a la inversa.<br />
4.15. El Pacto Social: la Democracia y la participación<br />
ciudadana.<br />
Mucha gente pensante sigue teniendo especial preocupación<br />
por el tema de la representación en el sistema democrático, tanto o<br />
mayor <strong>que</strong> cuando el patrón era el Liberalismo. En una cita <strong>que</strong><br />
in<strong>ser</strong>té anteriormente lo hemos podido apreciar en Rousseau,<br />
quien temía <strong>que</strong> los representantes adquirieran una importancia<br />
por encima de los representados y por eso <strong>que</strong>ría volver a la<br />
ciudad-estado donde cada persona participaba de manera directa.<br />
También John Stuart Mill se ocupó de la cuestión y pretendía <strong>que</strong><br />
el ciudadano para ejercer su capacidad de elegir debía estar<br />
perfectamente informado. Es cierto <strong>que</strong> a nivel de un municipio y<br />
siempre <strong>que</strong> no sea una mega urbe como hoy existen<br />
abundantemente, la cuestión brinda mayores posibilidades de <strong>que</strong><br />
el ciudadano posea mayor información y pueda participar<br />
directamente. Hace mucho tiempo Walter Lippmann estaba<br />
preocupado por<strong>que</strong> la opinión pública estaba sujeta a múltiples<br />
284
285 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
distorsiones. Hoy ocurre lo mismo, la posibilidad de la<br />
desinformación o la mala información siempre la tenemos<br />
presente. Aconsejo leer a Giovanni Sartori cuando plantea el tema<br />
del Homo Videns. Por mi parte, estoy jugado a la vigencia de la<br />
representación. Creo decididamente en la Democracia<br />
representativa. El ciudadano elige a sus representantes. Creo en la<br />
eficacia del sistema y lo único <strong>que</strong> pido es <strong>que</strong> adoptemos métodos<br />
y reglamentaciones <strong>que</strong> eviten las distorsiones. Esto es posible y<br />
nos bastaría con legislar y controlar adecuadamente, a través del<br />
Estado o Instituciones intermedias creadas al efecto, <strong>que</strong> las<br />
reglamentaciones y normas se respeten.<br />
Y para el perfeccionamiento de los mecanismos de elección de<br />
representantes sostengo, <strong>que</strong> es importante <strong>que</strong> el ciudadano vote<br />
a personas <strong>que</strong> conoce en su vida pública y privada. Que no sólo lo<br />
haya visto a través de los medios de comunicación o pasando<br />
como una ráfaga en automotores o trenes o cualquiera de esos<br />
otros medios de locomoción <strong>que</strong> hoy se estilan para pasear<br />
candidatos. El método de las circunscripciones con un número de<br />
ciudadanos no muy grande ayuda a resolver esta ecuación. <strong>Lo</strong>s<br />
líderes de una comunidad no se pueden fabricar en un laboratorio<br />
y menos de la noche a la mañana. Aspiro a <strong>que</strong> se ponga coto a<br />
estos mecanismos y un elemento <strong>que</strong> ayuda a la trampa es el<br />
sistema denominado de elección directa para ungir a los<br />
integrantes de los niveles gubernativos superiores, por ello prefiero<br />
la elección por escalones, antes de caer en el cepo de los artilugios<br />
propagandísticos de moda, manejados por los grandes medios de<br />
comunicación. También corresponde consolidar en el sistema<br />
democrático, para algunos estamentos gubernativos, la presencia<br />
de los métodos de participación activa del ciudadano tales como: el<br />
referéndum, el plebiscito y algo <strong>que</strong> tiene una fundamental<br />
importancia, el régimen de la revocación de mandatos y otros de<br />
sentido similar. Todos ellos ayudan y permiten la ingerencia casi<br />
cotidiana del Pueblo en la gestión gubernativa y en su control.
[Roberto A. Capriotti]<br />
También soy un ferviente devoto del sistema parlamentario. Es<br />
más, pienso <strong>que</strong> la ciudadanía sólo debiera votar por<br />
representantes legislativos y del Parlamento debiera surgir toda la<br />
pirámide del poder ejecutivo-administrativo y del judicial.<br />
Quiero expresar mi inclinación por la presencia de leyes en<br />
defensa de la forma de gobierno democrática. Si damos reglas para<br />
defender nuestra salud, <strong>que</strong> prohíben o advierten sobre los efectos<br />
dañinos de determinadas sustancias sobre la misma, si aceptamos<br />
restringir nuestra libertad para hacer posible la nuestro vecino, <strong>que</strong><br />
menos podemos hacer para defender a la Democracia frente a la<br />
acción de los personalismos y de la perniciosa influencia o<br />
coacción <strong>que</strong> sobre dicha cuestión ejerce la publicidad y la<br />
propaganda cuando se la dirige hacia esos espurios fines. <strong>La</strong><br />
tendencia es retrógrada. En Democracia sólo se debieran publicitar<br />
los aspectos programáticos y no las figuras de los candidatos. <strong>La</strong>s<br />
personas nos gobiernan en nombre de la ley y de las propuestas,<br />
<strong>que</strong> obligadamente <strong>debe</strong>n efectuar.<br />
Como para <strong>que</strong> mis afirmaciones no <strong>que</strong>den exclusivamente en<br />
el rango de los planteos ideales o de las reacciones químicamente<br />
puras, agrego <strong>que</strong> son ciertos y frecuentes los casos de dirigentes<br />
de una comunidad <strong>que</strong> respondiendo a intereses de grupos intra o<br />
extra comunitarios, abusan de los métodos de persuasión. Esos<br />
métodos se basan en los magníficos adelantos <strong>que</strong> brindan las<br />
ciencias en la materia de auscultar las opiniones y reacciones<br />
sociales y en el terreno de la comunicación social y se adornan con<br />
los atributos y el lenguaje <strong>que</strong> la comunidad o su generación<br />
anhelan, para acceder a los puestos de conducción y desde allí, en<br />
acción fraudulenta, <strong>ser</strong>vir a los intereses particulares o de grupos<br />
patrocinantes y no al interés generacional o comunitario. <strong>La</strong>s poses<br />
y las palabras son a gusto del consumidor, nada de la sobriedad y<br />
de la docencia obligatoria por parte de un líder. Todo esto <strong>que</strong><br />
digo es la forma moderna de la Demagogia, lacra <strong>que</strong> tiene origen<br />
286
287 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
remoto. Estoy convencido <strong>que</strong> las comunidades reaccionan tarde o<br />
temprano, pero mientras tanto se pierde un tiempo valioso y se<br />
paga el costo de los males sociales.<br />
4.16. El Pacto Social: la Democracia deliberativa y<br />
participativa.<br />
Aprovecho una cita donde la problemática está muy bien<br />
analizada y además de manera muy sucinta 48 :<br />
Democracia deliberativa es un término utilizado para referirse a un<br />
modelo político <strong>que</strong> pretende equilibrar la democracia representativa con<br />
un proceso de toma de decisiones regido por los principios de<br />
imparcialidad y racionalidad. Contrasta abiertamente con las<br />
concepciones dominantes de la democracia y, en especial, con la teoría de<br />
la elección racional proveniente de la economía, <strong>que</strong> enfatiza el acto de<br />
votar como institución central de la democracia, los teóricos de la<br />
democracia deliberativa argumentan <strong>que</strong> las decisiones sólo pueden <strong>ser</strong><br />
legítimas si llegan como consecuencia de una deliberación pública por<br />
parte de la ciudadanía.<br />
En particular, Habermas, uno de los principales inspiradores de este<br />
modelo político, concibe la democracia deliberativa como extensión de la<br />
acción comunicativa en el plano de las instituciones. Esta forma de<br />
democracia es dependiente de procedimientos y presupuestos<br />
comunicativos <strong>que</strong> institucionalizan el discurso público. <strong>La</strong> opinión<br />
pública viene a complementar dos esferas de la política <strong>que</strong> había<br />
destacado Weber: la política carismática y la política tecnocrática. Así,<br />
políticos, técnicos y opinión pública deliberan entre sí en un circuito<br />
democrático.<br />
48 Wikipedia: Democracia deliberativa y teoría de la Democracia. Consultado el 25 de febrero de 2011 en<br />
www.wikipedia.org
[Roberto A. Capriotti]<br />
El proceso de deliberación, según otros teóricos, se caracteriza por<br />
los esfuerzos para incluir en el mismo a grupos marginales <strong>que</strong> suelen <strong>ser</strong><br />
ignorados en otros procesos de decisión (procesos meramente<br />
representativos o meritocráticos). Para auxiliar a los participantes <strong>que</strong><br />
deliberan y <strong>que</strong> no son especialistas, es importante dotarlos de<br />
información relevante (como ocurre en los sondeos deliberativos de<br />
Fishkin -ver más adelante-). Deben registrarse no sólo de los puntos de<br />
consenso sino también los puntos de desacuerdo.<br />
Mientras <strong>que</strong> los autores liberales suelen mostrar su satisfacción con<br />
la democracia representativa, por<strong>que</strong> respeta la decisión de quienes<br />
prefieren dedicar la mayor parte de su tiempo a los asuntos privados, los<br />
republicanos suelen apelar también a la democracia deliberativa a pesar<br />
de <strong>que</strong> ésta exija del ciudadano cultivar virtudes cívicas y donar tiempo al<br />
bien común.<br />
Ejemplos primitivos de democracias deliberativas -o, al menos,<br />
sistemas políticos <strong>que</strong> incluían entre sus prácticas ingredientes de<br />
naturaleza deliberativa- han sido las de la antigua Grecia, la de las<br />
asambleas cantonales suizas <strong>que</strong> inspiraron a Rousseau, la <strong>que</strong> practican a<br />
través de la palabra algunas comunidades africanas e indígenas, la <strong>que</strong><br />
prevalece en los órganos colegiados de las grandes universidades, la <strong>que</strong><br />
resurge ocasionalmente en los Estados democráticos cuando un debate<br />
nacional permite la discusión entre representantes populares, expertos y<br />
opinión pública. No se trata de un procedimiento de decisión basado<br />
necesariamente en el consenso, pero sí de un prerrequisito de la votación<br />
mayoritaria, bajo la premisa de <strong>que</strong> votar sin discutir no es democrático.<br />
James Fishkin ha propuesto los sondeos deliberativos <strong>que</strong> son pe<strong>que</strong>ños<br />
foros de ciudadanos elegidos al azar <strong>que</strong> discuten, se informan y, sólo al<br />
final, toman posición acerca de algún asunto. En algunos parlamentos -<br />
especialmente en Escandinavia-, los sondeos deliberativos son una<br />
herramienta de los legisladores para consultar a la ciudadanía, siendo más<br />
confiables <strong>que</strong> los sondeos clásicos.<br />
288
289 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
4.17. El Pacto Social: la Democracia y las formas de los<br />
regímenes de gobierno en su esfera.<br />
Demos una rápida mirada al régimen de gobierno bajo el Pacto<br />
Social Democrático. Aparecen dos opciones: la monárquica y la<br />
republicana. El régimen republicano estuvo muy asociado al Pacto<br />
Social Liberal. Este pacto o contrato, antes mencionado, es una<br />
superación del Pacto Social Absolutista y en consecuencia en<br />
determinadas comunidades el tema de la monarquía resultaba<br />
urticante, principalmente donde los monarcas se habían resistido<br />
duramente a la evolución. Para mi leal entender creo <strong>que</strong> hoy<br />
República y Monarquía, sólo significan una distinción en la forma de<br />
cubrir el cargo del principal referente humano del Estado<br />
Nacional, en el primero la forma es electiva, en el segundo la<br />
forma es hereditaria. Por mi parte me inclino por el régimen<br />
Republicano pero debo dejar constancia <strong>que</strong> cuando me refería a<br />
las naciones <strong>que</strong> pueden presentarse como naciones desarrolladas,<br />
naciones del norte de Europa, en varios de los casos se trata de<br />
regímenes monárquicos.<br />
4.18. El Pacto Social: la Democracia, una breve excursión por<br />
la realidad.<br />
Otro si digo: desde antaño existen las corporaciones sociales y<br />
para no ponerlas bajo el mismo rótulo reconozco además, la<br />
vigencia de las organizaciones no gubernamentales, aun<strong>que</strong> en<br />
últimas instancia son corporaciones civiles. Es indudable <strong>que</strong> su<br />
vigencia está perfectamente fundamentada y es innegable <strong>que</strong> ellas<br />
dan opinión y ejercen presión, es decir también tienen cierto poder<br />
coercitivo. Quede en claro <strong>que</strong> no me refiero al factor de presión<br />
individual, sea este persona o empresa. Reconocida esa presencia y<br />
esa incidencia aceptemos <strong>que</strong> la Democracia, hasta ahora, no<br />
contempla su eficaz in<strong>ser</strong>ción en el es<strong>que</strong>ma gubernativo de
[Roberto A. Capriotti]<br />
manera orgánica y si lo admite, lo hace de manera superficial. Esta<br />
es una faceta aún no totalmente solventada por la Democracia<br />
pero en las comunidades <strong>que</strong> son ejemplo de avanzada ya se han<br />
realizado progresos sustanciales, entre ellos la participación de<br />
cooperativas de diversa naturaleza in<strong>ser</strong>tadas en la relación entre<br />
asociados y los estamentos gubernativos. Esta cuestión la he<br />
puesto sobre la mesa de debate cuando en párrafos anteriores<br />
aporté datos sobre las propuestas del filósofo Habermas. En<br />
última instancia, reconozcamos <strong>que</strong> lo valioso es lo mucho <strong>que</strong> se<br />
ha avanzado en la vigencia del Pacto Social Democrático, por<br />
sobre los demás regímenes subsistentes.<br />
290
291 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
5. El Estado Nacional.<br />
En la etapa de los reto<strong>que</strong>s finales de este ensayo decidí<br />
extenderme sobre el tratamiento del tema del Estado Nacional<br />
fuera del contexto del tema de la Nación. En principio estaba<br />
englobado, dada su estrecha dependencia y correlación. Esto no<br />
significa dividir las aguas y menos invertir el orden de prioridades.<br />
<strong>Lo</strong> hago por<strong>que</strong> quiero poner cierto énfasis en el análisis de la<br />
cuestión del Estado Nacional, ya <strong>que</strong> por su trascendencia política<br />
merece un primer plano.<br />
5.1. El Estado Nacional: una breve crónica sobre el Estado.<br />
En una comunidad humana siempre, desde el origen de la<br />
especie Homo, de forma esporádica en las instancias iniciales y con<br />
las características de lo permanente en las fases posteriores, se hizo<br />
necesario el ejercicio de una hegemonía y para ello se fue<br />
generando de manera gradual un sistema de conducción política,<br />
consecuente con el desarrollo psicosomático del Ser Humano.<br />
Digamos <strong>que</strong> aparece y se desarrolla una organización de gobierno<br />
para y por la comunidad y es así como toma forma el Estado para<br />
ejercer la hegemonía en materia política. Fueron titulares del<br />
protagonismo, allá muy lejos en el tiempo: un individuo, el más<br />
apto por su capacidad física y mental, un grupo o consejo de los de
[Roberto A. Capriotti]<br />
mayor edad y por lo tanto más experimentados. Por entonces<br />
nuestra especie carecía del desarrollo intelectual como para esbozar<br />
un es<strong>que</strong>ma reglamentado y las formas sobrevivían por<strong>que</strong> la<br />
tradición las transmitía de generación en generación. A posteriori,<br />
cuando entran en escena las más primitivas tribus imperiales<br />
aparecieron las primeras reglamentaciones <strong>que</strong> daban un sustento<br />
de organización a las formas de la coerción interna y externa por<br />
parte del Estado. Esa forma estadual primitiva <strong>que</strong> estaba al<br />
<strong>ser</strong>vicio de los intereses de un círculo o estamento de personas, los<br />
demás eran súbditos o esclavos, fue progresando como<br />
consecuencia de la evolución humana, con multiplicidad de formas<br />
pero con un sólo objetivo, <strong>ser</strong>vir al mayor número de integrantes<br />
de su comunidad, hasta llegar a la forma actual del Estado<br />
Nacional, <strong>que</strong> teóricamente es el leal interprete de las apetencias<br />
del conglomerado humano <strong>que</strong> le da origen, sustento y legitimidad<br />
y es el ejecutor de las acciones y procedimientos para la<br />
satisfacción de tales apetencias. Está a la vista <strong>que</strong> la existencia del<br />
Estado tenía vigencia, rudimentaria pero manifiesta, desde mucho<br />
antes de <strong>que</strong> a Nicolás Maquiavelo, un protagonista de los pasos<br />
iniciales del Renacimiento, se le ocurriera escribir un manual sobre<br />
la materia. Me refiero a su obra El Príncipe (escrito en 1513 y<br />
editado en 1532), muy influido por las prácticas de la Edad Media<br />
puesto <strong>que</strong> dicha etapa del desenvolvimiento europeo recién<br />
comenzaba a desdibujarse. <strong>La</strong> vida de Maquiavelo transcurre muy<br />
encaballada sobre los finales de la Edad Media y el ingreso a las<br />
novedosas, para a<strong>que</strong>l tiempo, ideas del Renacimiento. Esas<br />
antiguas prácticas fueron sufriendo graduales variaciones pero<br />
muchas de sus características son visibles en la etapa del<br />
Absolutismo. En esa antigua versión del Estado, la relación del o<br />
los gobernantes con la población era de mando-subordinación. En<br />
el Estado Nacional la relación entre los mandatarios y el Pueblo es<br />
de autoridad-consentimiento.<br />
292
293 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
A continuación voy a in<strong>ser</strong>tar dos citas tardías y así las<br />
denomino por<strong>que</strong> las agrego en los finales del proceso de revisión<br />
de este ensayo, sobre las <strong>que</strong> no emitiré opinión pero <strong>que</strong> he<br />
elegido como para <strong>que</strong> sirvan de apoyo para algunas de mis<br />
afirmaciones o bien para contradecirme en otras.<br />
Por una parte, C. Zulema Villena Salgado, una pensadora con<br />
destacadas virtudes literarias, de nacionalidad mejicana, <strong>que</strong><br />
expresa su opinión sobre el origen del Estado 49 :<br />
Introducción<br />
Antes de iniciar el estudio de las características primordiales de las<br />
primeras culturas y asentamientos humanos originarios de algunos<br />
pueblos con características semejantes al Estado, <strong>debe</strong>mos referirnos<br />
como base a algunas manifestaciones del hombre en la antigüedad.<br />
En primer lugar encontramos el sedentarismo, <strong>que</strong> fue la primera<br />
manifestación de agrupación del hombre, debido a la bús<strong>que</strong>da del<br />
espíritu y la acción, ya <strong>que</strong> al vivir a merced de la naturaleza y en<br />
condiciones extremadamente precarias, se vio en la necesidad de<br />
organizarse en pe<strong>que</strong>ños grupos y asentarse en un lugar, aprendiendo de<br />
esta forma a convivir con más <strong>ser</strong>es de su misma especie y repartiendo<br />
<strong>debe</strong>res y obligaciones tales como el cultivo y la caza. Después, el mismo<br />
hombre primitivo, aprendiendo a vivir en conjunto con otros <strong>ser</strong>es,<br />
forma la primera institución social: <strong>La</strong> Familia, cuya evolución es<br />
importante por <strong>ser</strong> la primera unión con otros <strong>ser</strong>es biológicamente<br />
necesarios.<br />
Nadie sabe en sí cuándo surge la familia como tal, por <strong>que</strong> no existen<br />
modos, ni formas, ni medios con los cuales pueda estructurarse el<br />
conocimiento de la familia primitiva, desde <strong>que</strong> un hombre empezó a<br />
vivir con una mujer, hasta el nacimiento del primer hijo y su convivencia.<br />
49 Villena Salgado, Zulema C.: El origen del Estado. Consultado el 29 de marzo de 2011 en<br />
www.monografias.com
[Roberto A. Capriotti]<br />
<strong>Lo</strong> cierto es <strong>que</strong> marcó la pauta para la primera estructura social. Con el<br />
tiempo, y con la ayuda del medio ambiente y la familia, se desarrollan<br />
ciertas formas pre-estatales como: la banda y la tribu; la horda; la gens; el<br />
clan y el tótem; el tabú; el carisma.<br />
Cada uno con su forma de organización distinta. Citaré solo un<br />
ejemplo de éstas y <strong>ser</strong>á a las Bandas. Éstas fueron los grupos locales,<br />
integrados por un número de personas más o menos estable, poco<br />
numerosos y compuestos por familias de bajo nivel cultural. El número<br />
de miembros de una banda en territorios <strong>que</strong> ofrecen buenas<br />
perspectivas puede llegar hasta 350 o 400 personas, pero se va<br />
reduciendo este máximo según las condiciones hasta llegar a <strong>ser</strong> limitados<br />
a 10 o 15, pero en realidad la cifra normal entre ese máximo y mínimo es<br />
de aproximadamente 100 o 150 miembros. A la banda se le considera<br />
como un grupo local primario, con su organización y población pobre,<br />
pero no es la única forma pre-estatal <strong>que</strong> se conoce, como ya antes había<br />
mencionado, sin embargo no abundaré más en este tema por falta de<br />
espacio y entraré de lleno a lo <strong>que</strong> nos compete.<br />
Conceptos previos de Estado<br />
<strong>La</strong> palabra Estado en términos jurídico-políticos se le <strong>debe</strong> a<br />
Maquiavelo, cuando introdujo esta palabra en su obra El Príncipe al decir:<br />
"<strong>Lo</strong>s Estados y soberanías <strong>que</strong> han tenido y tiene autoridad sobre los<br />
hombres, fueron y son, o repúblicas o principados. <strong>Lo</strong>s principados son,<br />
o hereditarios con larga dinastía de príncipes, o nuevos; o completamente<br />
nuevos, cual lo fue Milán para Francisco Sforza o miembros reunidos al<br />
Estado hereditario del príncipe <strong>que</strong> los adquiere, como el reino de<br />
Nápoles respecto a la revolución de España. <strong>Lo</strong>s Estados así adquiridos,<br />
o los gobernaba antes un príncipe, o gozaban de libertad, y se adquieren,<br />
o con ajenas armas, o con las propias, por caso afortunado o por valor y<br />
genio". Sin embargo, en términos generales se entiende por Estado a la<br />
organización política y jurídica de un pueblo en un determinado territorio<br />
y bajo un poder de mando según la razón.<br />
294
295 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Platón estima <strong>que</strong> la estructura del Estado y del individuo son iguales,<br />
y con ello, analiza las partes y funciones del Estado y posteriormente, las<br />
del <strong>ser</strong> humano, con lo cual establece el principio de Estado anterior al<br />
hombre, por<strong>que</strong>, además, la estructura de aquél, aún siendo igual a la de<br />
éste, es más objetiva o evidente. Aristóteles, por su parte, es más enfático<br />
y declara <strong>que</strong> el Estado existe por naturaleza, y por tanto, es anterior al<br />
hombre, no por <strong>ser</strong> éste autosuficiente y solo podrá <strong>ser</strong>lo respecto al<br />
todo, en cuando a su relación con las demás partes, complementando su<br />
expresión al decir, en base a su Zoon Politikón, <strong>que</strong> quien no convive con<br />
los demás en una comunidad, "o es una bestia, o es un dios".<br />
Por su parte, Luis XIV rey de Francia, en la época del absolutismo se<br />
atreve a decir la ya conocida frase "El Estado soy yo", <strong>que</strong> esto no<br />
implica más <strong>que</strong> la falta de raciocinio en la <strong>que</strong> se vivía en ese tiempo,<br />
indica solo la más pura esencia del absolutismo en sí, se tomaba al Estado<br />
como un régimen político en el <strong>que</strong> una sola persona, el soberano, ejercía<br />
el poder con carácter absoluto, sin límites jurídicos ni de ninguna otra<br />
manera. El Estado no era sino una prolongación de las características<br />
absolutas del rey en ese tiempo. Por otro lado, a la revolución Francesa<br />
se le considera como la pauta principal del cambio de la evolución del<br />
significado de la palabra Estado, pero eso lo veremos en otro apartado de<br />
este escrito. Por el momento, daré un breve recorrido por los Estados<br />
Antiguos.<br />
Estados Antiguos<br />
Tenemos en primer lugar al Estado egipcio y trataré de conceptuar a<br />
Egipto, como una primera formación estatal. Más o menos hace más de<br />
5 mil años, aparece la autoridad centralizada en el antiguo Egipto. Se<br />
carece de los datos exactos para reconstruir aquél proceso de<br />
centralización, sin embargo sabemos <strong>que</strong> era necesaria la presencia de un<br />
gobierno de esta índole. Tenían un Estado personalizado, en el sentido<br />
de <strong>que</strong> la concepción de la autoridad se identifica plenamente con su<br />
depositario. <strong>La</strong> teoría del Estado egipcio se resumiría en <strong>que</strong> el Estado es
[Roberto A. Capriotti]<br />
el faraón, afirmación <strong>que</strong> no solo es reconocida por el faraón mismo,<br />
sino por todos los subordinados a éste.<br />
Después en Grecia empezaré por especificar <strong>que</strong> su unidad política<br />
básica fue la Polis. Su geografía determina el aislamiento territorial, tenían<br />
una tecnología poco desarrollada en lo agrario y una población en<br />
expansión. <strong>Lo</strong>s griegos tenían costumbres organizacionales, en las cuales<br />
se permitía la participación en los asuntos públicos por medio de<br />
asambleas y no presentan un alto sentido de centralización y<br />
personalización de la autoridad. Su autoridad no estaba basada en una<br />
sola persona, sino <strong>que</strong> se dividía en varios jefes y aún se reconocía el<br />
"consejo de ancianos". <strong>Lo</strong>s teóricos políticos de esa época consideraban<br />
al Estado por una parte como la ciudad o el sitio donde <strong>debe</strong><br />
desarrollarse la plenitud de la vida humana; por otro lado solo se referían<br />
a las funciones públicas concedidas a cualquier ciudadano <strong>que</strong> pueda<br />
realizarlas mediante la renovación de los cargos.<br />
En Roma, el Estado aparece condicionado por las fuertes<br />
interacciones de distintos grupos humanos. Surge por la necesidad de<br />
imponer la autoridad central al pueblo. <strong>La</strong> formación de Roma como<br />
Ciudad-Estado, parece determinada por la existencia de un Estado<br />
anterior, el etrusco, cuyos orígenes se han perdido, pero <strong>que</strong> es posible<br />
conjeturar como similar al desarrollo <strong>que</strong> se dio en Grecia.<br />
¿Cómo llegamos al concepto de Estado?<br />
Aún no conocemos con exactitud el origen de la palabra Estado,<br />
desde el punto de vista jurídico-político, pero sí podemos afirmar <strong>que</strong><br />
equivale a la Polis o Ciudad-Estado. No es sino hasta la Edad Media,<br />
cuando por primera vez surge el nombre statí, estado, término tomado y<br />
sostenido por Maquiavelo, anteriormente citado. <strong>Lo</strong>s elementos del<br />
Estado son: Pueblo, Territorio y Poder.<br />
Ahora podemos decir <strong>que</strong> el Estado es una sociedad humana,<br />
asentada de manera permanente en el territorio <strong>que</strong> le corresponde,<br />
296
297 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
sujeta a un poder soberano <strong>que</strong> crea, define y aplica un orden jurídico<br />
<strong>que</strong> estructura la sociedad estatal para obtener el bien público temporal<br />
de sus componentes.<br />
Muchos autores aseguran <strong>que</strong> el poder y el gobierno son sinónimos,<br />
sin embargo nos damos cuenta <strong>que</strong> no es así, para muchos, el poder<br />
significa <strong>ser</strong> ley, <strong>ser</strong> total, y el gobierno no lo es así, el gobierno es regido<br />
por el pueblo y para el pueblo, pero tomaremos al poder como un<br />
elemento del Estado.<br />
Elementos del Estado<br />
Como Pueblo entendemos al compuesto social de los procesos de<br />
asociación en el emplazamiento cultural y superficial, o el factor básico<br />
de la sociedad, o una constante universal en el mundo <strong>que</strong> se caracteriza<br />
por las variables históricas. El principal valor del pueblo está en su<br />
universalidad. No habrá Estado si no existe el pueblo y viceversa.<br />
Al Poder lo entendemos como la capacidad o autoridad de dominio,<br />
freno y control a los <strong>ser</strong>es humanos, con objeto de limitar su libertad y<br />
reglamentar su actividad. Este poder puede <strong>ser</strong> por uso de la fuerza, la<br />
coerción, voluntaria, o por diversas causas, pero en toda relación social,<br />
el poder presupone la existencia de una subordinación de orden<br />
jerárquico de competencias o cooperación reglamentadas. Toda sociedad,<br />
no puede existir sin un poder, absolutamente necesario para alcanzar<br />
todos sus fines propuestos.<br />
El Territorio es el último elemento constitutivo del Estado. Francisco<br />
Pérez Porrúa lo considera como el elemento físico de primer orden para<br />
<strong>que</strong> surja y se con<strong>ser</strong>ve el Estado, pero agrega "<strong>La</strong> formación estatal<br />
misma supone un territorio. Sin la existencia de éste no podrá haber<br />
Estado". Por otro lado, Ignacio Burgoa afirma "Como elemento del<br />
Estado, el territorio es el espacio dentro del cual se ejerce el poder estatal<br />
o ‘imperium’. Como esfera de competencia el Estado delimita
[Roberto A. Capriotti]<br />
espacialmente la independencia de éste frente a otros Estados, es el suelo<br />
dentro del <strong>que</strong> los gobernantes ejercen sus funciones."<br />
<strong>La</strong> revolución francesa, el origen del Estado moderno<br />
Desde el atropello del "El estado soy yo" manifestado como el más<br />
nocivo absolutismo, el pueblo sintió la negación total de sus derechos y<br />
rotos todos sus principios e ideales, es ahí donde empieza a crecer el<br />
resentimiento y surge poco a poco la semilla de la rebelión, y ésta había<br />
de manifestarse con toda su violencia y hacer explosión, para culminar el<br />
14 de Julio de 1789. <strong>La</strong> revolución dio paso a nuevas formas, con todas<br />
sus naturales e impropias acciones excesivas cometidas. <strong>La</strong> mayor<br />
aportación <strong>que</strong> este levantamiento dio, fue la Declaración de los<br />
Derechos del Hombre y el Ciudadano, <strong>que</strong> se fundamentó en la teoría de<br />
Jean Jacob Rousseau, <strong>que</strong> escribió en su obra El Contrato Social.<br />
El año de 1789 es de primordial importancia en sus manifestaciones,<br />
por <strong>que</strong> los rumbos señalados cambiarán al mando en sus<br />
procedimientos y formas gubernamentales, y también en la nueva<br />
concepción del hombre, <strong>que</strong> se convirtió en ciudadano para ayudar a los<br />
fines del Estado, los fines de un nuevo Estado nacido de la sangre de<br />
muchas personas, de un Estado <strong>que</strong> surge de las cenizas del despotismo y<br />
la crueldad: El Estado Moderno de Derecho.<br />
Características del Estado moderno<br />
<strong>La</strong>s características del Estado Moderno son las siguientes:<br />
• Una cierta entidad territorial. Ésta se refiere al medio físico <strong>que</strong> es<br />
necesaria para la sustentación del Estado y <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> una magnitud tal <strong>que</strong><br />
no convierta en demasiado pesadas las tareas <strong>que</strong> el Estado <strong>debe</strong><br />
afrontar.<br />
• Establecimiento de un poder central suficientemente fuerte. Se logra<br />
suprimir o reducir drásticamente a los antiguos poderes feudales, entre<br />
298
299 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
ellos el propio poder de la iglesia, <strong>que</strong> se vincula a lo <strong>que</strong> actualmente<br />
llamaríamos al proyecto de Estado Nacional.<br />
• Creación de una infraestructura administrativa, financiera, militar y<br />
diplomática. Se desarrolla una burocracia administrativa <strong>que</strong> trabaja<br />
impersonalmente para el Estado. Burocracia y capacidad financiera se<br />
retroalimentan. <strong>La</strong> obtención y administración de recursos exige personal<br />
dedicado por completo a estas tareas. <strong>La</strong> diplomacia se convierte en un<br />
instrumento indispensable para las relaciones con las demás entidades<br />
estatales <strong>que</strong> constituyen un sistema en su conjunto.<br />
• Consolidación de la unidad económica. El Estado <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> capaz de<br />
regular y dirigir la economía en su propio seno, y con respecto al exterior,<br />
implantar un sistema aduanal y normas precisas <strong>que</strong> controlen la entrada<br />
y salida de bienes.<br />
El Estado a la luz de la Constitución <strong>Política</strong> Mexicana<br />
En el artículo 39 de la Constitución <strong>Política</strong> de los Estados Unidos<br />
Mexicanos podemos ver los elementos del Estado Mexicano, el artículo<br />
dice: <strong>La</strong> soberanía Nacional reside esencial y originariamente en el Pueblo. Todo<br />
Poder Público dimana del Pueblo y se instituye para beneficio de este. El Pueblo tiene<br />
todo el tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.<br />
De ahí desprendemos los elementos <strong>que</strong> son: Soberanía, Pueblo, Poder<br />
Público, Derecho a alterar y modificar, la forma de gobierno.<br />
Conclusiones<br />
Hemos visto poco a poco como se va consolidando el Estado a<br />
través de la historia y aprendimos la manera tan diversa de ver a esta<br />
institución por muchos autores, pero a final de cuentas, podemos<br />
hacernos una idea de lo <strong>que</strong> es el Estado. Mi definición <strong>ser</strong>ía la siguiente:<br />
El Estado es una organización jurídico-política <strong>que</strong> está autorizada a<br />
ejercer la fuerza para tener el control de los miembros de la sociedad.
[Roberto A. Capriotti]<br />
Dicho Estado no puede funcionar sin tres elementos fundamentales<br />
<strong>que</strong> son: Pueblo, territorio y poder. Así pues dada la definición de Estado<br />
según mi entendimiento puedo concluir este trabajo para la bús<strong>que</strong>da de<br />
nuevas y mejores reflexiones acerca de lo <strong>que</strong> es la organización de<br />
nuestro país a través de la historia y sus consecuencias en el territorio<br />
mexicano.<br />
Anexo. Factores reales de Poder.<br />
<strong>Lo</strong>s factores reales de poder siempre han existido y existirán en toda<br />
sociedad humana, los factores reales de poder <strong>que</strong> rigen en el seno de<br />
cada sociedad son una fuerza activa y eficaz <strong>que</strong> informa todas las leyes e<br />
instituciones jurídicas de la sociedad en cuestión, haciendo <strong>que</strong> no<br />
puedan <strong>ser</strong>. <strong>La</strong> experiencia histórica nos revela el hecho de factores<br />
dados en la Constitución real y teleológica de las sociedades humanas<br />
como elementos condicionantes del derecho, en la inteligencia de <strong>que</strong> el<br />
predominio de una clase social y económica determinada, en un<br />
momento cierto de la vida de un país, es causa primordial de la tónica<br />
ideológica <strong>que</strong> presente la Constitución jurídico-positiva de un Estado<br />
específico. <strong>Lo</strong>s factores reales de poder son a<strong>que</strong>llos a los <strong>que</strong> la gente<br />
está supeditada, todos a<strong>que</strong>llos poderes <strong>que</strong> rigen nuestra sociedad y la<br />
vida político-jurídica de un país.<br />
Por otra parte, Javier Echegoyen Olleta expone lo siguiente<br />
sobre Platón y el Estado 50 :<br />
Platón, como el resto de filósofos griegos, considerará <strong>que</strong> el hombre es<br />
un <strong>ser</strong> social por naturaleza; y es este hecho lo <strong>que</strong> explica la aparición<br />
del Estado. Dada la gran importancia <strong>que</strong> otorga al Estado en la<br />
educación, vida buena y felicidad del individuo no es extraño <strong>que</strong> la obra<br />
platónica más importante, República, sea principalmente de filosofía<br />
política. Pero no fue este su único escrito sobre los asuntos políticos pues<br />
50 Echegoyen Olleta, Javier (1997): Historia de la Filosofía. Vol. 1: Filosofía Griega. <strong>Lo</strong>s griegos y<br />
<strong>La</strong> <strong>Política</strong>: Platón. Madrid: Editorial Edinumen. Consultado en Internet el 29 de marzo de 2011.<br />
300
301 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
al final de su vida escribió también Leyes. En relación con el tema de las<br />
formas políticas y el estado ideal, Platón mantiene puntos de vista<br />
distintos en estas dos obras:<br />
FORMAS POLÍTICAS<br />
(Descripción en República)<br />
FORMA POLÍTICA IDEAL<br />
República: gobierno de los filósofos, es el Estado ideal, casi inalcanzable<br />
(Descripción en Leyes)<br />
VALORACIÓN DE LAS FORMAS POLÍTICAS DESDE UN PUNTO DE<br />
Monarquía o<br />
Aristocracia<br />
Gobierno del<br />
mejor o de los<br />
mejores<br />
<strong>La</strong> forma más<br />
perfecta de<br />
gobierno<br />
VISTA MAS REALISTA<br />
Timocracia Oligarquía Democracia Tiranía<br />
Dominio de la<br />
clase militar<br />
Degeneración de<br />
la aristocracia<br />
Dominio de una<br />
minoría ambiciosa<br />
Peor <strong>que</strong> la<br />
timocracia,<br />
gobierno de los<br />
ricos<br />
Gobierno del<br />
pueblo<br />
Todos legislan y<br />
mandan a la vez<br />
5.2. El Estado Nacional: opiniones divergentes.<br />
Gobierno de un<br />
individuo<br />
preocupado por<br />
su propio interés<br />
El gobierno más<br />
injusto, bajo y<br />
degenerado<br />
Algunos autores usan la expresión Estado-Nación, dándole el<br />
carácter de equivalencia con el concepto la Nación. Según mi<br />
modesto criterio conviene majar, esto es separar la paja del grano,<br />
para evitar confusiones. Cuando me refiero a la Nación estoy<br />
mencionando con dicho vocablo a un subproducto cultural<br />
humano, resultado a su vez de un genuino producto cultural <strong>que</strong> es<br />
el nacionalismo, la forma de la convivencia del Ser Humano más<br />
moderna, actualizada con el nivel más elevado de su evolución
[Roberto A. Capriotti]<br />
hasta el momento. El Estado Nacional es uno de los elementos<br />
característicos de la forma de convivencia denominada Nación, es<br />
su fachada u organización jurídica y política.<br />
Plantear la ecuación Estado-Nación es subordinar un concepto<br />
primario a uno de sus elementos componentes. Es no saber<br />
interpretar adecuadamente el proceso de desenvolvimiento de las<br />
comunidades en su pasaje del Estadio Tribal al Estadio Nacional.<br />
<strong>La</strong> confusión surge por<strong>que</strong> en la forma tribal existía y existe el<br />
Estado pero con otras formas, con otras características <strong>que</strong> no<br />
hacen posible las analogías. En el Estadio Tribal el Estado o mejor<br />
dicho quien o quienes ocupan los estamentos estaduales juegan, ya<br />
sea un individuo o un conjunto de ellos, un manifiesto rol de<br />
preponderancia sobre la población y en la Nación el Poder lo<br />
titulariza el Pueblo y lo ejerce a través de sus representantes.<br />
El Estado adquiere perfiles bastante más definidos cuando el<br />
Estadio Tribal ingresa en sus etapas más complejas y más <strong>que</strong><br />
subsiste, persiste, como una cuestión necesaria en la lógica<br />
continuidad del proceso del desarrollo intelectual del Ser Humano<br />
y esa evolución es gradual pero nos permite ver en el presente<br />
cambios tan radicales <strong>que</strong> resulta difícil establecer un parentesco<br />
entre dicha instancia estadual y la forma <strong>que</strong> adquiere el Estado<br />
cuando nuestra especie ingresa en las instancias de convivencia con<br />
las características de la Nación. Es en esta última etapa donde<br />
aparecen facetas del Estado <strong>que</strong> crean la sensación de una<br />
auténtica subversión de los valores hasta entonces vigentes. De esa<br />
subversión es de lo <strong>que</strong> hablaremos en este capítulo. El concepto<br />
principal es la Nación y resulta mucho más amplio, mucho más<br />
abarcador <strong>que</strong> el concepto Estado Nacional, uno de los elementos<br />
componentes, <strong>que</strong> tiene importancia capital pero <strong>que</strong> no es el<br />
único ni suficiente para la vigencia del concepto abarcador, la<br />
Nación.<br />
302
303 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
5.3. El Estado Nacional: la repetición de conceptos ya<br />
vertidos.<br />
En este ensayo y en los temas ya expuestos antes de éste hice<br />
varias referencias, como es natural, al Estado Nacional y pretendo<br />
repetirlas en este subtítulo, en una seguidilla, como para <strong>que</strong> no<br />
pasen desapercibidas en la maraña de la exposición. Además para<br />
<strong>que</strong> ese conjunto le agregue coherencia al discurso. Dichas citas<br />
constituyen mis puntos de vista sobre la existencia y la vigencia del<br />
Estado Nacional, en la forma de convivencia humana <strong>que</strong><br />
denominamos la Nación.<br />
En el tema 2, el Hombre, en un párrafo sostuve (p. 98):<br />
El Estado Nacional todavía responde, en muchísimos casos, a los<br />
sectores preponderantes y esto nos demuestra <strong>que</strong> la Nación está en una<br />
de sus instancias primitivas y la Democracia se muestra aún en sus<br />
formas rudimentarias.<br />
En un momento en <strong>que</strong> me refería a algunas características <strong>que</strong><br />
nos denunciaba el acceso del Ser Humano a la instancia nacional,<br />
también en el tema 2, el Hombre, dije (p. 113)<br />
A partir de allí, a partir del acceso del Ser Humano a la condición<br />
nacional, <strong>que</strong> es cuando aparecen en escena el Pueblo y el Pacto Social, la<br />
comunidad no está gobernada por las formas de la naturaleza<br />
propiamente dichas o por un individuo o grupo de individuos <strong>que</strong><br />
imponen su voluntad y conveniencia, sino por la voluntad general de los<br />
propios <strong>ser</strong>es humanos. El Estado Nacional, una resultante del Pacto<br />
Social, una consecuencia de la voluntad general, es el árbitro impersonal y<br />
último de los asuntos humanos. El Pueblo se convierte en el Soberano<br />
por<strong>que</strong> es el Pacto Social el <strong>que</strong> le permite jugar ese rol preeminente.<br />
Más adelante, en el mismo capítulo, enfaticé (p. 180):
[Roberto A. Capriotti]<br />
Ya no basta la igualdad de oportunidades si no está acompañada por la<br />
erradicación de las desigualdades sociales artificiales. <strong>La</strong> igualdad no es<br />
posible si no existe una deliberada acción de apoyo. Existen hoy día y<br />
tienen un generalizado asentimiento, derechos ciudadanos <strong>que</strong> son<br />
universales, cuyo retaceo es una flagrante contradicción. <strong>La</strong> acción re-<br />
distributiva mínima es la de asegurar la vigencia de esos mínimos<br />
derechos y ella es una de las funciones irrenunciables del Estado<br />
Nacional y también, como en el caso del desarrollo económico, nace de<br />
una actitud deliberada. Concretar la aspiración de <strong>que</strong> el Estado Nacional<br />
se convierta en una herramienta eficaz para impulsar una política<br />
progresista y de relevante sentido social es una de las responsabilidades<br />
ecuménicas de la <strong>Política</strong>.<br />
En el tema 3, la Nación, en los párrafos en <strong>que</strong> mencionaba las<br />
cuestiones esenciales <strong>que</strong> definen a una Nación Desarrollada,<br />
sostuve (p. 185):<br />
El poder coercitivo de un Estado Nacional independiente, responsable<br />
de un buen equilibrio entre los sectores, se usa para el beneficio de la<br />
comunidad nacional en su conjunto. El Estado Nacional garantiza la<br />
paridad política, el imperio de la ley, la modernización y la movilidad<br />
social, una redistribución equitativa de la ri<strong>que</strong>za y la justa valorización<br />
del trabajo humano como una de las principales manifestaciones de esa<br />
llamada redistribución, además de la libertad individual y la libre<br />
expresión de las ideas.<br />
En otros párrafos del tratamiento del tema 3, la Nación y cuando<br />
precisamente hacía mención del caso del Estado Benefactor,<br />
agregué (p. 191):<br />
<strong>Lo</strong> dicho vuelve a un primer plano a<strong>que</strong>l concepto político fundamental,<br />
un Estado Nacional activo, al frente de los acontecimientos y no a la<br />
zaga, para tomar las adecuadas medidas preventivas y no solamente<br />
socorrer con meros paliativos.<br />
304
305 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
En el mismo capítulo, también dije (p. 199):<br />
El Estado Nacional es una gran herramienta para impulsar y regular las<br />
diversas etapas, desde la primera a la última y fundamentalmente para<br />
mantener vigente las condiciones <strong>que</strong> posibiliten el Bienestar General de<br />
manera estable.<br />
En otro párrafo, afirmé:<br />
En esa diversidad de planteos a la <strong>que</strong> he aludido existe un denominador<br />
común para muchos de los casos: una actitud deliberada y la acción del<br />
Estado Nacional para avanzar hacia el Bienestar General. Ni la huída<br />
propia del Estado de<strong>ser</strong>tor del primitivo liberalismo por un extremo, ni el<br />
agobio del Estado castrador de los totalitarismos, por el otro.<br />
Cuando hube de transitar el camino para volcar mis ideas sobre<br />
lo <strong>que</strong> denominamos Pueblo, en el tema 4 sostuve (p. 238):<br />
En esa instancia nacional, el Pueblo es el Soberano, es decir detenta el<br />
Poder. Es él quien en el ejercicio del Poder constituyente, dispone la<br />
organización del Estado Nacional. Establece la forma en <strong>que</strong><br />
determinados ciudadanos encarnarán en los hechos las responsabilidades<br />
de ese Estado o mejor dicho, ellos <strong>ser</strong>án los titulares de la acción<br />
gubernativa.<br />
El Estado Nacional no manda, ejerce su autoridad de gobierno por<br />
delegación del Pueblo y el individuo otorga su consentimiento a ese<br />
ejercicio de responsabilidades, por<strong>que</strong> esa ha sido su voluntad como<br />
parte de la voluntad general.<br />
Cuando en mi análisis del tema del Pacto Social me detuve a<br />
exponer la íntima relación entre la evolución de una comunidad y<br />
el Pacto Social <strong>que</strong> resulta de esa evolución, también fui<br />
desgranando algunas apreciaciones sobre el Estado Nacional, en<br />
los siguientes términos (p. 257):
[Roberto A. Capriotti]<br />
El auténtico protagonismo y modernización del Pacto Social constituye<br />
la medida en <strong>que</strong> la forma Nación va sustituyendo a la forma Tribal o<br />
bien como una Nación va ascendiendo hacia otra forma de Nación de<br />
mayor rango y el grado de Bienestar General es la más eficaz de las<br />
muestras. En el caso de la Tribu, el Estado existe en una forma<br />
rudimentaria y consiste principalmente en una organización para la<br />
coerción en beneficio del sector hegemónico. El rol del Estado Nacional<br />
es el otro ingrediente <strong>que</strong> nos facilita la tarea de analizar el grado de<br />
evolución de una comunidad. En el caso de la Nación Subpotencia, en el<br />
de la potencia o en la superpotencia, el Estado Nacional está definido y<br />
organizado pero no cumple acabadamente con su función de árbitro<br />
eficaz y la elite <strong>que</strong> ejerce el poder político se subordina en pe<strong>que</strong>ña o en<br />
gran medida a las necesidades de ciertos sectores sociales o juega a la<br />
imparcialidad, a sabiendas de <strong>que</strong> la imparcialidad suya favorece al juego<br />
de los privilegiados políticamente y de los económicamente poderosos.<br />
Por último, en la Nación desarrollada el Estado Nacional está definido y<br />
organizado de manera equilibrada, garantiza el Bienestar General y la elite<br />
política <strong>que</strong> acciona los mecanismos del poder se subordina al mandato<br />
de un Pacto Social modernizado y por lo tanto dicho estado es<br />
protagonista y cumple con el rol fundamental <strong>que</strong> le asigna dicho<br />
contrato. <strong>La</strong>s características del Pacto Social y el rol <strong>que</strong> juega el Estado<br />
Nacional en una comunidad determinada nos permite evaluar el grado de<br />
evolución de esa comunidad y lo <strong>que</strong> también es importante, en <strong>que</strong><br />
categoría de Nación está involucrada.<br />
Cuando más se aproxima el carácter del Estado Nacional a los requisitos<br />
anteriormente repetidos, más cercana está la comunidad humana<br />
otorgante, de constituir una Nación Desarrollada. <strong>La</strong> repetición efectuada<br />
en los párrafos anteriores puede considerarse redundante. <strong>Lo</strong> es, pero no<br />
daña y es más, le dan consistencia.<br />
306
307 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
5.4. El Estado Nacional: ensayo sobre una definición.<br />
El Estado Nacional es el albacea del Contrato o Pacto Social y<br />
es allí donde se origina la necesidad de una organización <strong>que</strong> a su<br />
vez supone un orden y ambas cosas exigen una conducción, lo <strong>que</strong><br />
se refleja en el breviario del contrato <strong>que</strong> es la Constitución. Esa<br />
organización contempla los distintos factores del ejercicio del<br />
Poder Político, el factor político-jurídico, el factor administrativo y<br />
el factor social. En esencia es el Pueblo el <strong>que</strong> transfiere la<br />
responsabilidad de efectivizar determinados aspectos del Pacto<br />
Social en manos de un administrador, el Estado Nacional.<br />
El Estado Nacional comienza a delinearse bajo el imperio del<br />
Pacto Social Absolutista, con todas las salvedades <strong>que</strong> corresponde<br />
y es con el Pacto Social Liberal cuando adquiere la categoría de<br />
Estado Nacional y luego accede a su versión moderna con el Pacto<br />
Social Democrático. El Estado Nacional tiene una finalidad, <strong>ser</strong>vir<br />
a la comunidad humana <strong>que</strong> le da origen. Esa finalidad tiene las<br />
características de lo permanente y cuando se distorsiona ese fin de<br />
<strong>ser</strong>vicio y se cambia o se restringe la cantidad de destinatarios, sin<br />
duda, estamos frente a una desviación o degeneración política o<br />
mejor dicho, nos encontramos con una comunidad <strong>que</strong> aún no ha<br />
llegado a la instancia del Pacto Social Democrático y en<br />
consecuencia no ha alcanzado el grado de Nación Desarrollada.<br />
<strong>La</strong> Constitución permite la encarnadura, en algunos<br />
componentes de la comunidad, de las responsabilidades del Estado<br />
Nacional. Ello origina la presencia de una elite <strong>que</strong> ejercita la<br />
<strong>Política</strong> y organizaciones de neto fin político <strong>que</strong> elaboren y<br />
expliciten propuestas y también efectúen la oferta de postulantes<br />
para <strong>que</strong> los integrantes de la comunidad puedan ejercer su<br />
derecho a elegir. Así llegamos al tema del dirigente político y de los<br />
partidos políticos. Y dentro de este tema no puedo soslayar decir<br />
algunas cosas sobre las personas <strong>que</strong> ejercen las magistraturas
[Roberto A. Capriotti]<br />
civiles, las <strong>que</strong> ocupan las distintas celdas de responsabilidades <strong>que</strong><br />
componen la estructura político-jurídica de una Nación, el Estado<br />
Nacional. <strong>Lo</strong> planteo, como lo vengo diciendo en todo el<br />
transcurso de este trabajo, desde el punto de vista ideal para <strong>que</strong><br />
sirva de punto de referencia, no como destino definitivo de llegada<br />
por<strong>que</strong> esta instancia siempre se va perfeccionando y entonces<br />
siempre, para bien de la humanidad, existe una posibilidad de<br />
perfeccionamiento futura. Se repite la figura de la presencia del<br />
horizonte, en la misma medida <strong>que</strong> vamos avanzando el horizonte<br />
se desplaza. Seres humanos, de carne y huesos, indudablemente<br />
líderes políticos, gente <strong>que</strong> interpreta o expresa con acierto las<br />
apetencias del Pueblo, mandatarios <strong>que</strong> han recibido un mandato<br />
<strong>que</strong> se define en pocas palabras, bregar por el Bienestar General de<br />
la comunidad nacional. Esto también vale para el caso de los<br />
estamentos de administración de justicia del Estado Nacional.<br />
Mayúscula es la responsabilidad, tanto como la confianza de <strong>que</strong> es<br />
depositario y por ello la vocación de <strong>ser</strong>vicio y la idoneidad son<br />
requisitos previos. Hasta aquí la definición ideal de los mandatarios<br />
políticos de una Nación. Mandatarios ideales para una nación ideal.<br />
Para la realidad basta decir <strong>que</strong> el mandatario de una Nación es la<br />
resultante del grado de evolución de su comunidad. A<strong>que</strong>llo tan<br />
viejo de <strong>que</strong> los pueblos tienen los gobiernos <strong>que</strong> se merecen es<br />
una definición certera, muy bien elaborada. <strong>La</strong> forma y el estilo de<br />
un gobierno tienen <strong>que</strong> ver con el Pueblo <strong>que</strong> le da origen. Hay<br />
una coherente relación entre las modalidades naturales, las<br />
costumbres y las condiciones económicas y sociales de éste último<br />
con la de los magistrados gubernativos y su desempeño.<br />
5.5. El Estado Nacional: la revolución desde arriba.<br />
Quiero aprovechar esta ocasión para exponer mi concepto<br />
sobre una cuestión <strong>que</strong> la jerga política denomina la revolución desde<br />
308
309 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
arriba. Esto no tiene <strong>que</strong> ver con la revolución, puesto <strong>que</strong> ésta<br />
siempre va de abajo-arriba en contra del poder coercitivo de un<br />
Estado obsoleto <strong>que</strong> impide la evolución. En el caso apuntado se<br />
trata de la circunstancia en <strong>que</strong> se utiliza el poder coercitivo del<br />
Estado Nacional para vencer el entramado de intereses de diversa<br />
naturaleza, pero fundamentalmente económicos, sociales,<br />
burocráticos, <strong>que</strong> obstaculiza la vigencia práctica y plena del Pacto<br />
Social <strong>que</strong> el Pueblo concibe, es decir permitir el correcto curso de<br />
los canales evolutivos. Por lo tanto creo <strong>que</strong> lo anterior es una<br />
lógica reforma y no es revolución. Esto es una positiva y loable<br />
acción política para vencer a la máquina de impedir, para librar a la<br />
senda de la nacionalidad de los obstáculos <strong>que</strong> crea la contraevolución.<br />
Esta gestión gubernativa supera el estancamiento o el<br />
paso atrás. El poder coercitivo del Estado Nacional es herramienta<br />
eficaz para esta gestión, pero cuidado por<strong>que</strong> también sirve para la<br />
acción política inversa, a<strong>que</strong>lla <strong>que</strong> dificulta la correcta vigencia del<br />
pacto social, es decir la contra-evolución. En una circunstancia<br />
como la última descripta no estamos en presencia de la acción de<br />
un auténtico Estado Nacional, sino <strong>que</strong> se produce una regresión<br />
al Estado Tribal.<br />
5.6. El Estado Nacional: la forma de gobierno, los partidos<br />
políticos y los dirigentes y militantes políticos.<br />
Vayamos a uno de los aspectos del Pacto Social Democrático, la<br />
forma de gobierno. En esa forma de gobierno hay tres elementos<br />
fundamentales: uno es la división de poderes <strong>que</strong> le viene por<br />
herencia paterna, es decir <strong>que</strong> deriva del Pacto Social Liberal y cuya<br />
forma se explicita en los tiempos actuales en el texto<br />
constitucional. Otro es la existencia de agrupamientos humanos<br />
concretos, entidades políticas, partidos políticos compuestos por<br />
dirigentes y militantes, entes con reconocimiento de personería
[Roberto A. Capriotti]<br />
jurídica y política, <strong>que</strong> actúan para proponer a las personas para<br />
integrar el gobierno y <strong>que</strong> se ocupan esencialmente de elaborar las<br />
bases doctrinarias y los programas de la acción de gobierno. El<br />
tercer elemento, dije, es el sufragio, el medio o el mecanismo de<br />
elección por la ciudadanía de los representantes <strong>que</strong> habrán de<br />
integrar los poderes gubernativos.<br />
En el caso de la división de poderes el criterio generalizado es la<br />
división tripartita y la independencia entre pares. Esto de la<br />
paridad, al día de hoy, me despierta la idea de la obsolescencia.<br />
Para mi manera de ver las cosas, el ejercicio del poder político<br />
reside en el parlamento, puesto <strong>que</strong> la función legislativa está<br />
íntimamente ligada al Poder Constituyente, <strong>que</strong> el Pueblo se<br />
re<strong>ser</strong>va para sí. <strong>La</strong> función parlamentaria es complementaria de esa<br />
función constituyente, es un poco como su prolongación y de esto<br />
deriva mi inclinación por la preeminencia del Parlamento en la<br />
división de poderes. El representante del Pueblo por excelencia es<br />
el Parlamentario. El Parlamento es el <strong>que</strong> <strong>debe</strong> disponer las<br />
designaciones de los componentes de los otros poderes. Además y<br />
como cuestión fundamental, se concreta bajo esta fórmula el<br />
principio de la diversidad de las representaciones, la presencia<br />
opositora, componente también esencial de la forma de gobierno<br />
bajo el Pacto Social Democrático. Para mi modesto entender, en la<br />
plena vigencia del Pacto Social Democrático adquiere gran<br />
magnitud el hecho de proveer a la cobertura de las<br />
responsabilidades políticas en la función del gobierno. El Pueblo<br />
elige a sus representantes, los integrantes del Parlamento, <strong>que</strong><br />
asumirán el mandato de producir actos <strong>que</strong> conduzcan a mejorar<br />
las condiciones de vida y de desenvolvimiento de la comunidad y<br />
además proveer a la encarnadura de la estructura administrativafuncional<br />
del Estado Nacional.<br />
Para <strong>que</strong> el Pueblo pueda elegir a sus representantes <strong>debe</strong>n<br />
establecerse los instrumentos eficaces para tales fines: los<br />
310
311 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
mecanismos de elección de los gobernantes y la vigencia de su<br />
complemento directo, los partidos políticos. <strong>Lo</strong>s partidos políticos<br />
ofrecerán el discurso para <strong>que</strong> el Pueblo encuentre reflejado en él<br />
las propuestas para satisfacer sus aspiraciones y además a los<br />
postulantes para cubrir las responsabilidades representativas y<br />
gubernativas. El partido político es una herramienta y no lo digo<br />
con el criterio de quien hace referencia a un accesorio sino con el<br />
afán de demostrar <strong>que</strong> es un medio pero de fundamental<br />
magnitud. Tanta importancia tiene <strong>que</strong> sin esa herramienta existe<br />
una labor <strong>que</strong> no se puede concretar, en el terreno de la vigencia<br />
del Pacto Social Democrático, <strong>que</strong> es a<strong>que</strong>lla de <strong>que</strong> el Pueblo<br />
ejercite su facultad de selección para asignar a personas concretas,<br />
o grupo de ellas, las responsabilidades gubernativas, pero allí no<br />
concluye la función del partido político también es de su órbita<br />
proveer a la existencia de la oposición, como ya lo insinuara, <strong>que</strong><br />
constituye otra de las claves del auténtico ejercicio del Pacto Social<br />
Democrático. El partido político entiende en todo lo <strong>que</strong> sean los<br />
aspectos electorales del ejercicio del Poder por parte del Pueblo.<br />
Estos <strong>ser</strong>vicios al Soberano, al Pueblo, corresponden a la órbita<br />
de los partidos políticos, de allí surge su fundamental importancia y<br />
el hecho de <strong>que</strong> tienen <strong>que</strong> tener jerarquía constitucional. Al<br />
aparecer la verdadera dimensión del partido político es cuando y<br />
donde tallan el dirigente y el militante político, el componente<br />
humano del partido político. Como en el transcurso de este ensayo<br />
se ha optado por fijar metas ideales o bien exponer sobre lo <strong>que</strong><br />
<strong>debe</strong> <strong>ser</strong> aprovecharé para hacer referencia al dirigente político y su<br />
lógica consecuencia cuando asume el timón del gobierno, el<br />
estadista. Dirigente político y estadista actúan en un marco <strong>que</strong> es<br />
la realidad de la vida comunitaria a la <strong>que</strong> pertenecen. Esa realidad<br />
es lo <strong>que</strong> es y el político o el estadista <strong>debe</strong>n tener una aguda<br />
percepción de la naturaleza de lo <strong>que</strong> ocurre a su alrededor. Esa<br />
aguda percepción requiere antes <strong>que</strong> nada, estar dotado de sentido<br />
común. Esta es la ley primera, la regla de oro. Además el sentido
[Roberto A. Capriotti]<br />
común <strong>debe</strong> estar aderezado como mínimo con: la sabiduría, <strong>que</strong><br />
tiene una significación mucho más elevada <strong>que</strong> el limitado<br />
concepto del conocimiento especializado, el talento <strong>que</strong> tiene un<br />
parentesco muy cercano con la imaginación, la paciencia, el<br />
patriotismo y todo eso como si fuera un piso. Si en algún caso<br />
mengua el conocimiento, éste se puede adquirir acudiendo al<br />
concurso de los especialistas en las diversas y complejas materias<br />
<strong>que</strong> hoy componen la vida comunitaria. ¡Cuidado con dejar en<br />
manos del especialista la elección del rumbo, esto es privativo del<br />
buen olfato del buen político! Si así ocurriera, <strong>que</strong>da en claro <strong>que</strong> el<br />
político no tiene la talla suficiente para afrontar la responsabilidad.<br />
5.7. El Estado Nacional: la participación de las minorías en<br />
el gobierno.<br />
El hecho de adoptarse las decisiones según la voluntad de la<br />
mayoría no significa <strong>que</strong> se prescinda de la minoría. <strong>La</strong> minoría<br />
ejercita la fundamental función <strong>que</strong> le corresponde en la<br />
representación de la soberanía popular, al desempeñar las<br />
funciones de crítica y control <strong>que</strong> incumben a la oposición.<br />
Ejercita además el derecho expectativo de convertirse<br />
eventualmente en mayoría. Casi todos los sistemas electorales<br />
confieren a la minoría un margen específico de representación en<br />
los parlamentos u otros cuerpos colegiados.<br />
312
313 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
6. <strong>La</strong> <strong>Política</strong> y las Ciencias Afines.<br />
Ahora detengámonos en la última estación del recorrido <strong>que</strong> me<br />
propuse al inicio: la <strong>Política</strong> y las Ciencias Afines.<br />
<strong>La</strong> <strong>Política</strong> no es una ciencia, lo he dicho anteriormente, pero<br />
un número amplio de ciencias son concurrentes para con la<br />
<strong>Política</strong>. Hay un conjunto de ellas <strong>que</strong> concurren a la <strong>Política</strong>,<br />
como los afluentes a un cauce principal creando una relación muy<br />
compacta entre las mismas: la Historia, la Sociología, la Economía,<br />
la Biología, la Antropología, las Ciencias del Derecho y de la<br />
Administración, por mencionar las principales. Ellas son las <strong>que</strong><br />
aportan los conocimientos, las interpretaciones, los análisis para<br />
construir la base de sustentación, los cimientos de la <strong>Política</strong>.<br />
Entre esas muchas ciencias <strong>que</strong> hacen sus aportes quisiera<br />
reflexionar sobre una de ellas, la Historia. ¿Por qué precisamente la<br />
Historia? Por<strong>que</strong> me complace, me siento cómodo y feliz<br />
adentrándome en el análisis histórico como otros lo harán con<br />
otras disciplinas y dentro de esa inclinación apunto mi especial<br />
predilección por la historia de mi país. Al día de hoy, todavía no<br />
tengo la certeza de sí mi preocupación por la Historia Argentina es<br />
una cuestión vocacional o un hábito adquirido. <strong>La</strong> confidencia<br />
merece una explicación por<strong>que</strong> si no aparecería como una<br />
incongruencia en mitad de este discurso. <strong>La</strong> militancia política me
[Roberto A. Capriotti]<br />
llevó, desde los años de la adolescencia, al contacto asiduo con la<br />
Historia Nacional. Pensaba y pienso <strong>que</strong> el militante político y más<br />
aún el dirigente político, <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> un estudioso de la Historia de la<br />
comunidad a la <strong>que</strong> pertenece. Por ese camino tendrá la<br />
oportunidad de acceder a los vericuetos del temperamento de<br />
dicho grupo humano. Nadie puede pretender conducir<br />
cabalmente, con sapiencia y eficacia, a una sociedad humana<br />
determinada si no conoce con abundancia su Historia. Por eso a<br />
menudo se me ocurre pensar <strong>que</strong> me <strong>que</strong>dó la costumbre de<br />
estudiar la Historia y analizar y replantear sus conclusiones. Por<br />
ello me declaro impotente para ahondar en el origen de mi<br />
adicción.<br />
6.1. <strong>La</strong> Historia como Ciencia.<br />
Son variadas las ciencias <strong>que</strong> se ocupan del Ser Humano,<br />
algunas específicamente y otras como si fuera una parte de algo<br />
más amplio. No es factible, por la naturaleza de este trabajo y por<br />
las limitaciones <strong>que</strong> me impone mi falta de especialización, <strong>que</strong><br />
haga un pormenorizado detalle de las materias de cada una de esas<br />
ciencias, pero si es posible <strong>que</strong> remar<strong>que</strong> lo <strong>que</strong> muchos han dicho:<br />
una ciencia se justifica, tiene razón de <strong>ser</strong>, cuando posee un campo<br />
de estudio bien definido. Deseo <strong>que</strong> la Historia tenga un espacio<br />
de estudio bien concreto. <strong>La</strong>s tesis sobre el alcance de esta ciencia<br />
han sufrido muchas variantes en consonancia con la<br />
profundización del conocimiento humano y sobre todo en la<br />
medida <strong>que</strong> ese conocimiento se hace más copioso y obliga a la<br />
especialización. Hoy, los campos del conocimiento humano son<br />
tan numerosos y cada uno de ellos tan amplio, <strong>que</strong> no basta una<br />
sola mente para abarcarlos en conjunto sino <strong>que</strong> es indispensable<br />
la aparición del especialista para cada disciplina. También a la<br />
Historia le ha llegado la hora de discurrir sobre una materia de<br />
314
315 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
carácter específico. Estoy convencido de <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> darle<br />
contornos visibles, no difusos, al campo <strong>que</strong> es el objeto del<br />
estudio por la Ciencia Histórica. Puesto a determinar un objeto<br />
con las características de lo homogéneo para la Ciencia Histórica,<br />
me decido prontamente por sostener <strong>que</strong> dicho objeto es el<br />
estudio particular del desenvolvimiento pasado de una Comunidad<br />
Humana determinada, individualizada con características y nombre<br />
propio. Por lo tanto <strong>debe</strong>n existir tantas Historias como<br />
Comunidades Humanas estuvieron o están vigentes en nuestro<br />
Planeta Tierra. Esto tiene <strong>que</strong> ver directa y específicamente con la<br />
evolución del <strong>ser</strong> humano, por<strong>que</strong> el <strong>ser</strong> humano se ha<br />
desarrollado en compartimentos, en unidades de desenvolvimiento<br />
y entonces <strong>que</strong> mejor <strong>que</strong> enfocar la lente de la Historia sobre una<br />
tan importante cuestión, la unidad de desenvolvimiento del Ser<br />
Humano. Esta propuesta nos obliga a estudiar parcialidades o sea<br />
cada una de las unidades de desenvolvimiento del Ser Humano. <strong>La</strong><br />
Historia se regodea cuando percibe el olor a Ser Humano, en tanto<br />
y en cuanto esté inmerso en una comunidad, como actor de la vida<br />
comunitaria y no individualmente y lo dicho significa reconocer<br />
<strong>que</strong> le es afín el concepto del Hombre Político. El Hombre Político<br />
aparece en la medida <strong>que</strong> la especie comenzó a tener la forma de<br />
un grupo de congéneres con una capacidad psicosomática <strong>que</strong> le<br />
permite existir y no sólo subsistir como en sus etapas primitivas,<br />
apenas desprendido de su tronco ancestral. Un grupo dinámico y<br />
con conciencia de sus objetivos, <strong>que</strong> no sólo persigue la<br />
supervivencia, sino <strong>que</strong> actúa y vive en una dimensión <strong>que</strong> no es<br />
solamente existir. El Ser Humano ya no sólo existe sino <strong>que</strong> vive.<br />
Esas condiciones comienzan a aflorar en las etapas en <strong>que</strong> el Ser<br />
Humano se organiza en comunidades <strong>que</strong> ya exhibían la forma de<br />
la Tribu. <strong>La</strong> Historia es la ciencia <strong>que</strong> se ocupa de describir el<br />
desenvolvimiento de una Comunidad Humana determinada,<br />
durante todo el ciclo de su vigencia como tal. Si el estudio o<br />
análisis incluye a más de una comunidad humana determinada, <strong>que</strong>
[Roberto A. Capriotti]<br />
posee nombre propio, es una Crónica. Para sostener <strong>que</strong> se hace<br />
Historia, la referencia estará dirigida a una determinada comunidad<br />
humana. Por lo dicho sostengo, <strong>que</strong> no es lógico estructurar,<br />
plantear o elaborar una Historia Universal, pero si es factible<br />
estructurar, plantear o elaborar una Crónica Universal.<br />
6.2. <strong>La</strong> Historia con mayúscula o la historia con minúscula.<br />
Según la definición clásica, la Historia es visión retrospectiva<br />
sobre los más diversos asuntos y temas. Esa es la historia con<br />
minúscula. <strong>La</strong> Historia con mayúscula, <strong>que</strong> cumple los requisitos para<br />
adquirir la condición de una ciencia por excelencia, <strong>debe</strong> centrar su<br />
mira en un tema concreto: el estudio del desenvolvimiento del<br />
pasado de una comunidad humana determinada. Para todo a<strong>que</strong>llo<br />
<strong>que</strong> se denomina como la historia con minúscula me inclino por<br />
aconsejar el nombre más apropiado de la Crónica. Siguiendo con el<br />
razonamiento <strong>que</strong> he expresado es posible hacer la Historia de la<br />
Tribu de los Romanos, la Historia de la Nación Argentina, la<br />
Historia de la Nación China y por el otro lado es factible realizar la<br />
Crónica de la Literatura Española, la Crónica del Arte Etrusco, la<br />
Crónica del Derecho Romano. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> resulta equivocado es<br />
pretender hacer una Historia Universal, sólo es factible efectuar<br />
una Crónica Universal.<br />
6.3. No existe la Historia Universal con carácter científico.<br />
No es razonablemente posible la Historia Universal, por lo<br />
menos científicamente. Para <strong>ser</strong> ciencia, una disciplina intelectual,<br />
<strong>debe</strong> cumplir con el requisito de la homogeneidad. <strong>La</strong> pretendida<br />
Historia Universal es una auténtica mezcla, el resultado<br />
heterogéneo de la yuxtaposición de Historias Tribales y<br />
Nacionales. <strong>La</strong> especie humana se ha desarrollado en parcialidades.<br />
316
317 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
El estudio de ese desarrollo, para <strong>que</strong> resulte lógico, tendrá <strong>que</strong> <strong>ser</strong><br />
estudiado parcialidad por parcialidad. Quienes presenten o hayan<br />
presentado un estudio bajo el rótulo de Historia Universal, <strong>que</strong><br />
aparezca como uniforme, homogéneo, seguramente habrán<br />
suprimido, deliberadamente o no, capítulos o acontecimientos<br />
fundamentales de pocas o muchas comunidades. De esa manera<br />
mientras se quita protagonismo a algunas comunidades se le da<br />
supremacía o prioridad a los actos de otras. El pretendido<br />
historiador estará legalizando o pretendiendo hacer, bajo la forma<br />
de la ciencia, una interpretación imperialista del desenvolvimiento<br />
pasado de las comunidades humanas. Esta es una inclinación<br />
manifiesta en los estudiosos de la materia de origen europeo y ello<br />
tiene <strong>que</strong> ver con el pasado hegemónico de Comunidades<br />
Humanas de Europa en materia imperialista. Es cierta y es válida,<br />
es un dato objetivo de la realidad, la acción y la interacción entre<br />
Comunidades Humanas, pero de allí a hacer universal la visión<br />
retrospectiva del desenvolvimiento humano, cuando éste se ha<br />
realizado y se realiza fragmentariamente, en unidades de<br />
desenvolvimiento, es otro cantar. Unificar ese desarrollo bajo una<br />
sola mirada da lugar a <strong>que</strong> la visión sea muy distorsionada. Esa<br />
mirada universal del desenvolvimiento humano no pertenece a la<br />
Historia. Ese estudio del <strong>que</strong>hacer universal de las comunidades<br />
humanas requiere pasar a segundo plano las acciones de ciertas<br />
comunidades, para lograr la coherencia y la homogeneidad. Si se<br />
les da trato equitativo, el resultado es heterogéneo y por lo tanto<br />
arrastra un pecado capital para <strong>ser</strong> ciencia, su objeto no es<br />
homogéneo. Esa puede <strong>ser</strong> la visión política de determinadas<br />
comunidades hegemónicas, pero no una interpretación científica.<br />
Ello es renunciar a la verdad histórica, a la autenticidad del relato<br />
histórico.
6.4. <strong>La</strong> Historia y la Sociología.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Y ahora quiero tocar tangencialmente otra generalizada<br />
controversia y es la <strong>que</strong> se refiere a la habitual colisión entre<br />
historiadores y sociólogos. <strong>La</strong> Historia y la Sociología no chocan,<br />
son los hacedores de ambas ciencias los <strong>que</strong> se contraponen al<br />
invadirse sus sendos terrenos de investigación y de interpretación.<br />
<strong>La</strong> invasión no es un pecado en la medida en <strong>que</strong> se reconozca la<br />
entrada en terreno ajeno. El espacio aéreo de una nación no está<br />
vedado en la medida <strong>que</strong> demos aviso. <strong>La</strong> Historia estudia lo<br />
particular y la Sociología lo general, por ello no puede haber<br />
controversia entre estas dos ciencias eminentemente<br />
complementarias. Hago esta reflexión por<strong>que</strong> encuentro a menudo<br />
invasiones cruzadas de campos de análisis y reclamos de potestad<br />
sobre el terreno invadido. Creo <strong>que</strong> los datos de la Historia son<br />
indispensables a la Sociología y viceversa. Una hace el análisis<br />
retrospectivo de la organización de una comunidad humana, la otra<br />
indaga para establecer leyes generales <strong>que</strong> justifican ciertos<br />
comportamientos humanos en sociedad y los cambios sociales. El<br />
parentesco entre ambas cuestiones no impide la buena<br />
delimitación de las responsabilidades. Si alguien cabalga en su<br />
incursión por ambos terrenos a la vez, su elaboración no <strong>ser</strong>á un<br />
estudio histórico o un análisis sociológico sino más bien un ensayo<br />
<strong>que</strong> involucra ambas materias y esto tampoco es pecado pero no<br />
tiene <strong>que</strong> ver con un trabajo científico específico, si tiene <strong>que</strong> ver<br />
con un trabajo ensayístico.<br />
6.5. Imparcialidad y subjetividad en el estudio histórico<br />
Este tema, en lo general, lo he planteado en las Palabras Iniciales,<br />
pero creo <strong>que</strong> no es pecado insistir en la materia, sobre todo<br />
por<strong>que</strong> en los estudios históricos se cuelan interpretaciones <strong>que</strong><br />
llegan a distorsionar la realidad, en este caso la verdad histórica.<br />
318
319 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
Por lo tanto me permito seguir batiendo el parche, como para <strong>que</strong> la<br />
cuestión no se desdibuje en la maraña de tantas palabras. Para<br />
desarrollar los temas históricos hay una regla <strong>que</strong> se <strong>debe</strong> respetar<br />
y ella es, la imparcialidad. Esta es una regla básica exigible a<br />
quienes tratan dichos asuntos. Se parte de la base de <strong>que</strong> el<br />
historiador <strong>debe</strong> bregar por aproximarse lo más posible a la verdad<br />
y por lo tanto la imparcialidad es ineludible en la interpretación de<br />
los datos históricos. Esto <strong>que</strong> digo no debiera <strong>ser</strong> una salvedad<br />
por<strong>que</strong> es un requisito lógico y más <strong>que</strong> lógico debiera decir<br />
natural.<br />
<strong>La</strong> imparcialidad es aconsejable así como es ineludible la<br />
subjetividad. Para este caso también es justificada la repetición. <strong>La</strong><br />
subjetividad <strong>que</strong> se origina en el yo tampoco tiene un carácter<br />
estrictamente independiente, ni menos absoluto, se encuentra<br />
como toda subjetividad individual sometida a la influencia del<br />
entorno y de la época. Cada generación tiene su forma de mirar los<br />
acontecimientos del pasado. Esto es así por<strong>que</strong> es un dato de la<br />
realidad. <strong>Lo</strong>s sociólogos lo dicen a cada rato. Interpreto <strong>que</strong> es<br />
correcto <strong>que</strong> así ocurra, tanto como considero incorrecta la<br />
parcialidad. <strong>La</strong> parcialidad es poner el análisis histórico al <strong>ser</strong>vicio<br />
de intereses personales o de grupos de partidarios o de facciosos.<br />
<strong>La</strong> subjetividad, por el otro lado, es mirar las cosas con los propios<br />
ojos o si se quiere <strong>ser</strong> más explícito, es mirar las cosas pero asistido<br />
por los anteojos <strong>que</strong> están de moda.<br />
En síntesis, ¿<strong>que</strong> pretendo de la Ciencia Histórica? En lo<br />
esencial aspiro a <strong>que</strong> esta ciencia permita hacer comprensible el<br />
desenvolvimiento de una comunidad humana determinada. Si la<br />
tarea del historiador no está encarada en ese sentido no resulta ni<br />
legítima ni útil.
6.6. El estudio histórico exige hipótesis de trabajo.<br />
[Roberto A. Capriotti]<br />
Expresado lo anterior es obligatorio caer en la cuestión <strong>que</strong><br />
muchos estudiosos sostienen por<strong>que</strong> adhieren a la misma opinión<br />
<strong>que</strong> he fijado, la relatividad de la interpretación histórica. Es cierto<br />
<strong>que</strong> cada historiador mirará el pasado de una comunidad humana a<br />
través de su propia lente. Esta es la cuota de subjetividad <strong>que</strong><br />
reconozco como ineludible en el estudio histórico. Pero esto tiene<br />
un límite, la variable <strong>debe</strong> oscilar entre determinados parámetros a<br />
riesgo de convertir el análisis en una improvisación. Si la Historia<br />
analiza el desenvolvimiento de una comunidad humana<br />
determinada como lo propongo tiene <strong>que</strong> existir un patrón general<br />
para medir los hechos, las actitudes y todos los demás pormenores<br />
del acontecer <strong>que</strong> es objeto del estudio. Debo tener una hipótesis<br />
de trabajo, debo elaborar un proyecto y en ello jugará mi<br />
imaginación. ¿Qué ciencia, <strong>que</strong> descubrimiento puede desechar la<br />
imaginación del investigador? En el estudio histórico los hechos y<br />
las actitudes tendrán un valor positivo, neutro o negativo según<br />
<strong>que</strong> hayan contribuido en favor, sin mayor trascendencia o de<br />
manera retrógrada para el mejor desenvolvimiento de la<br />
Comunidad Humana <strong>que</strong> está en la mira del análisis. Esto quiere<br />
decir <strong>que</strong> existe un parámetro <strong>que</strong> acota mi libertad de<br />
interpretación. No me siento incómodo, al contrario, me siento<br />
respaldado por una regla interpretativa. No quiero hacer de la<br />
Historia una ciencia exacta, pero digo <strong>que</strong> habrá un parámetro <strong>que</strong><br />
no <strong>ser</strong>á eminentemente subjetivo sino <strong>que</strong> tendrá abundantes visos<br />
de objetividad y <strong>que</strong> me ayudará en esa finalidad de expresar la<br />
verdad histórica. Deberé reconocer <strong>que</strong> cada cuestión tiene un<br />
valor y a partir de allí le adjudicaré a cada una un calificativo sobre<br />
la base de su contribución para el desarrollo ascendente de la<br />
comunidad. ¿Qué significa ascender, avanzar, para una<br />
comunidad? Significa acercarse a las características de una<br />
comunidad desarrollada. ¿Qué o quienes contribuyeron mejor al<br />
eficaz desenvolvimiento de la comunidad? Sobre la base de las<br />
320
321 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
respuestas <strong>que</strong> encontraré para esos interrogantes, iré colocando<br />
hechos, actitudes y generaciones de personas en una escala de<br />
valores. Si hago esto habré cumplido con el requisito interpretativo<br />
<strong>que</strong> también es grande responsabilidad del historiador y no se<br />
habrá eludido en lo más mínimo la cuestión de la imparcialidad.<br />
Por el contrario, caer en el vicio de la parcialidad es hacer una<br />
interpretación <strong>que</strong> trasto<strong>que</strong> dichos valores.<br />
6.7. <strong>La</strong> Historia y las Biografías.<br />
<strong>La</strong> Historia <strong>debe</strong> preocuparse por como han sucedido las etapas<br />
de la vida de una comunidad humana y no como han mudado<br />
algunos o uno de los <strong>ser</strong>es humanos componentes. <strong>La</strong>s<br />
circunstancias históricas generales, propias de la comunidad en<br />
estudio, son más valiosas, más importantes, son las protagonistas<br />
esenciales por encima del protagonismo de las personalidades más<br />
destacadas, integrantes de la elite, <strong>que</strong> bien mirado sólo obedecen<br />
un mandato expreso o tácito, originado en la dicha comunidad a la<br />
<strong>que</strong> representan. <strong>La</strong> influencia del líder o de la elite <strong>que</strong> integra<br />
puede hacer cambiar los matices de los acontecimientos, no ya<br />
cambiar la esencia de los mismos <strong>que</strong> obedecen a las apetencias o a<br />
las necesidades del común comunitario. Es cierto <strong>que</strong> las personas<br />
de mayor talento son las palancas indispensables para encarrilar la<br />
marcha de una comunidad pero no es menos cierto <strong>que</strong> esos<br />
hombres de talento pueden no tener nombre propio y con esto<br />
<strong>que</strong> quiero significar, pretendo decir <strong>que</strong> el hombre de talento<br />
puede <strong>ser</strong> Juan, Pedro o Andrés y <strong>que</strong> según <strong>que</strong> sea uno u otro el<br />
conductor, el acontecimiento o la marcha habrá de variar sólo en<br />
algunos matices. <strong>Lo</strong> cierto es <strong>que</strong> el hombre de talento o los<br />
hombre se talento <strong>debe</strong>n corresponder a las aspiraciones<br />
comunitarias y los <strong>que</strong> respondan con mayor fidelidad al<br />
re<strong>que</strong>rimiento, indudablemente, jugarán el papel de líderes. Por lo
[Roberto A. Capriotti]<br />
anterior sostengo <strong>que</strong> las Biografías perjudican a la Ciencia<br />
Histórica por<strong>que</strong> distorsionan la dimensión de las personas y las<br />
circunstancias. <strong>La</strong> Biografía es un estupendo género literario, tanto<br />
como la novela histórica y reconozco <strong>que</strong> a ambas las leo con<br />
fruición, como una muy buena lectura para el pasatiempo, sin <strong>que</strong><br />
ellas me aporten elementos para un análisis adecuado de las<br />
cuestiones históricas. Estas obras popularizan los temas históricos<br />
pero no ayudan sino <strong>que</strong> conspiran contra la adecuada<br />
interpretación. Es cierto <strong>que</strong> las personalidades más brillantes, los<br />
hechos más impactantes son los <strong>que</strong> generalmente despiertan un<br />
mayor interés, pero es allí donde juega la responsabilidad del<br />
historiador, la <strong>ser</strong>iedad de la ciencia está en juego, para no dejarse<br />
encandilar. El encandilamiento no es pecado en una obra literaria<br />
donde el producto, esencialmente, es fruto de la imaginación y sí lo<br />
es en una obra de carácter científico.<br />
<strong>La</strong> particularidad mínima o la fragmentación menor <strong>que</strong> se<br />
puede hacer en el análisis histórico del desenvolvimiento de una<br />
comunidad es alrededor de un agente histórico fundamental, <strong>que</strong><br />
es la Generación y mal estaría entonces <strong>que</strong> hagamos girar la<br />
Historia alrededor de una persona por más encumbrada <strong>que</strong> haya<br />
sido. Podrá dicha personalidad <strong>ser</strong>vir de referencia adecuada para<br />
ubicar a la generación o a las generaciones o a la partes de ellas <strong>que</strong><br />
le sirvieron de acompañantes, aun<strong>que</strong> lo correcto es decir<br />
mandantes. De allí a <strong>que</strong> una persona se convierta en el eje de un<br />
estudio histórico hay mucho trecho.<br />
6.8. <strong>La</strong> Historia y su conexión con el presente.<br />
Otra inclinación en algunos historiadores es armar una larga<br />
secuencia de hechos y actitudes como para emparentar a una<br />
comunidad vigente en la actualidad con una o más comunidades<br />
pretendidamente predecesoras y para ello van forzando a ambas<br />
322
323 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
cosas, hechos y actitudes, de tal forma <strong>que</strong> sirvan a sus fines<br />
aun<strong>que</strong> distorsionen la realidad. Por el camino de esta sucesión<br />
retrospectiva y lineal la más de las veces se está <strong>que</strong>riendo justificar<br />
alguna actitud expansionista o imperialista propiamente dicha, de la<br />
actualidad. Puede <strong>que</strong> dicho entroncamiento sea lógico y en ese<br />
caso no es criticable, pero lo no lógico es pretender encubrir bajo<br />
la forma de datos históricos a una intención política de justificar<br />
pretensiones hegemónicas en el presente. Esto es fabricar una<br />
Historia para <strong>ser</strong>vir el presente. Eso es traición. <strong>La</strong> Historia arranca<br />
del presente como una visión retrospectiva y el presente tiene una<br />
manera de interpretar la Historia y el historiador habrá de<br />
colaborar para facilitar esa interpretación, el historiador es un hijo<br />
de dicho presente, pero de allí a darle a los hechos, a las actitudes,<br />
a las ideas del pasado la forma conveniente para justificar<br />
determinadas actitudes políticas del presente resulta lisa y<br />
llanamente en tergiversación de la Historia. Esto es caer en la<br />
indebida parcialidad de la <strong>que</strong> ya hablara.<br />
6.9. ¿Qué más pretendo de la Historia?<br />
Por el camino de las definiciones y por si lo dicho hasta aquí<br />
todavía fuera poco, me haré una pregunta: ¿qué más pretendo de la<br />
Historia? Quienes saben dicen <strong>que</strong> la Ciencia Histórica es una<br />
suma de datos e interpretaciones. Guiado por esa afirmación digo<br />
<strong>que</strong>, concibo a esta ciencia como una construcción, una estructura<br />
coherente, no plana sino con tres dimensiones, como para <strong>que</strong><br />
exista el espacio para el transcurso de la vida humana, en<br />
comunidad, en el tiempo y el lugar <strong>que</strong> se estudia. Vuelvo a insistir,<br />
la Historia <strong>debe</strong> facilitar la comprensión de ese pasado humano,<br />
hacerlo interpretable en el presente. <strong>La</strong> Historia <strong>debe</strong> permitirnos<br />
ver a las ideas dominantes y a la contraposición entre las ideas<br />
vigentes. Debe mostrarnos el espíritu generalizado en esa
[Roberto A. Capriotti]<br />
determinada época y no limitarse a <strong>ser</strong> un simple espejo de los<br />
hechos, un relato de los acontecimientos.<br />
El Ser Humano y sus comunidades no son entes ideales e<br />
inanimados, cosas es<strong>que</strong>máticas, rígidas, lineales, simples, por el<br />
contrario son entes concretos, vivientes, dinámicos y complejos y<br />
por lo tanto la Historia estará lejos de <strong>ser</strong> una ciencia exacta. Pero<br />
para no pasarse a la vereda de enfrente, en el puro reinado de la<br />
subjetividad, hay <strong>que</strong> tener en cuenta <strong>que</strong> no es un género literario,<br />
<strong>que</strong> permite el libre juego de la imaginación. <strong>La</strong> imaginación es<br />
indispensable para elaborar las hipótesis de trabajo y a partir de allí<br />
son los diversos componentes de la vida comunitaria en estudio los<br />
<strong>que</strong> habrán de marcar el camino.<br />
6.10. <strong>La</strong> Antropología como Ciencia.<br />
Para finalizar este tema, quiero hacer una pe<strong>que</strong>ña reflexión<br />
sobre otra ciencia afín a la <strong>Política</strong>, <strong>que</strong> considero <strong>que</strong> tiene un<br />
lugar preponderante en el estudio del Ser Humano: la<br />
Antropología.<br />
El desenvolvimiento del Ser Humano en todo el tiempo de su<br />
existencia, en su versión total, integral, global, el Ser Humano en<br />
sus comportamientos universales, <strong>que</strong> los tiene por <strong>ser</strong> especie<br />
única, a pesar de su desarrollo en grupos cerrados, comunidades<br />
determinadas y autónomas o unidades de cultura o unidades de<br />
desenvolvimiento, <strong>debe</strong> <strong>ser</strong> estudiado por la Antropología y no por<br />
la Historia. Pretendo la existencia de una ciencia llamada<br />
Antropología sin aditamentos. Son variadas las ciencias <strong>que</strong> lo<br />
estudian al Ser Humano y nos ofrecen el conocimiento del mismo<br />
desde las diversas facetas. ¿Es posible <strong>que</strong> todos esos<br />
conocimientos converjan hacia una ciencia totalizadora? Esta<br />
compleja realidad <strong>que</strong> es el Ser Humano merece <strong>ser</strong> en última<br />
324
325 [<strong>La</strong> <strong>Política</strong>. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> <strong>debe</strong> <strong>ser</strong>.]<br />
instancia el objeto de una ciencia integradora. No creo <strong>que</strong> la<br />
Antropología deba <strong>que</strong>darse sujeta al sólo estudio de las<br />
Comunidades Humanas de los primeros pasos de la especie Homo.<br />
Dicho estudio limitado <strong>ser</strong>á parte de una responsabilidad mucho<br />
mayor. <strong>La</strong> Antropología es una ciencia de segundo grado <strong>que</strong> <strong>debe</strong><br />
<strong>ser</strong> desarrollada y puesta en su verdadera dimensión, <strong>que</strong> es<br />
superlativa. <strong>La</strong> Antropología tendrá así, también, su campo<br />
específico bien definido y un futuro y una responsabilidad<br />
altamente trascendentes. Integrar los datos <strong>que</strong> habrá de recibir de<br />
otras ciencias, <strong>que</strong> se ocupan y preocupan por el Ser Humano, <strong>que</strong><br />
tienen campos más propios o delimitados. Partirá de los elementos<br />
<strong>que</strong> le brindarán ciertas ciencias de primer grado, tales como la<br />
Historia, la Sociología, la Biología, la Geología, la Psicología, la<br />
Ar<strong>que</strong>ología, la Etnología, la Paleontología, por mencionar unas<br />
cuantas, para elaborar sus interpretaciones. Pretender la<br />
universalidad del estudio del desenvolvimiento del Ser Humano a<br />
través de la Historia es avanzar en terreno ajeno, es abandonar la<br />
consideración del desenvolvimiento del Hombre Político, objeto<br />
primordial de la Ciencia Histórica. Ese Hombre Político es el<br />
Hombre conviviendo en una Comunidad Humana determinada.<br />
Por lo tanto, el análisis o el estudio de un concepto mucho más<br />
amplio, como resulta el Ser Humano en su dimensión general, la<br />
especie Homo y sus sucesivas variantes, un producto de la<br />
naturaleza y del medio social y su constante evolución tenemos<br />
<strong>que</strong> dejarle la responsabilidad a la Antropología. <strong>Lo</strong> dicho en<br />
última instancia es el magnífico objeto de la Antropología.
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