Cuando los padres se van - Emeequis

| EMEEQUIS | 06 DE ABRIL DE 2009
04
buzón
| EMEEQUIS | 23 de marzo de 2009
46
Escribe a buzon@m-x.com.mx
Sobre los derechos
de los animales,
la democracia y
nuestros políticos
Primero, deseo felicitarlos por la extraordinaria
revista que editan, ya que representa una
opción magnífica para acceder a información
que comúnmente no se difunde.
Por otro lado, y en relación con el reportaje
titulado “La perrera del piso 10” (emeequis
164), me gustaría realizar algunas observaciones.
Si bien es cierto que existe gente que por
el deseo de proteger a los animales afecta de
alguna manera a terceros, también es verdad
que la sobrepoblación canina y felina es consecuencia
de la irresponsabilidad de los seres
humanos, al no responsabilizarse del cuidado
y respeto de otros seres vivientes.
Existimos muchas personas, y cada vez
somos más afortunadamente, que no podemos
dejar pasar el dolor y sufrimiento de
perros, gatos y cualquier otro animal que
haya sido víctima del maltrato y descuido
del hombre.
Es por eso que consideraría importante
que también se realizara un reportaje sobre
la situación del maltrato a los animales y el
trabajo de muchas asociaciones protectoras
de animales, las que, sin mayores recursos
económicos y sólo con el amor y respeto que
tienen por los animales, realizan acciones
admirables.
En la ciudad de México existe la Ley de
Protección a los Animales, pero no sé por qué
razón el gobierno del Distrito Federal no ha
publicado el reglamento, por lo que como otro
centenar de leyes es letra muerta.
Para muchas personas, la lucha por los derechos
de los animales parece algo sin impor-
tancia, pero existimos quienes pensamos que un perro, un
gato o cualquier otro animal tiene derechos, respira, come,
siente, al igual que los seres humanos.
Existen tantas causas por las cuales luchar que cada
ciudadano tiene una gama inmensa para escoger en cuál
se quiere involucrar. Nos quejamos del gobierno, de la inseguridad,
del desempleo, pero como ciudadanos no hacemos
nada. Se nos olvida que la democracia no acaba con
ir a depositar el voto en las urnas. La democracia implica,
sí, derechos, pero también obligaciones de la ciudadanía,
ciudadanía que parece dormida y anestesiada, indolente
ante el sufrimiento del otro, y no sólo de los animales, sino
del vecino, del compañero de trabajo, de los indígenas, de
las mujeres. Podría seguir y la lista sería interminable.
Tal vez nuestros representantes y políticos harían su
trabajo si como ciudadanos nos uniéramos y actuáramos
para exigirles rendición de cuentas.
Pero, por lo pronto y en el caso de la protección de los
derechos de los animales, quiero dejar patente que cada
vez somos más y seguiremos en la lucha.
Atentamente,
“¿A ti te
late pegarle
a una
mujer?”,
pregunta
un lector
Karina Estrada Muñoz
km_estrada@yahoo.com
¿A ti te late pegarle a una
mujer? A mí, la neta... Oigan,
cabrones, esto es serio. Tratar
a las mujeres como sparring no
deja más que lesiones físicas y emocionales para ellas. Por
años yo las he insultado y maltratado, menoscabando su dignidad
humana, pero ahora siento que ese no es el camino.
Si acaso quiero ser un macho, al menos debería medirme
en la calle con alguien de mi tamaño para calmar esas frustraciones
personales de no salir adelante por mí mismo, pero
pegarle a las morras ya se está pasando del límite.
Tengo sobrinas y no quiero que algún perro del mal les
pegue cuando tengan 15 años. Antes veía como diversión el
hecho de sentirme más ante alguien que no tiene las mismas
fuerzas, alguien que es más delicado y fino que mi brutalidad
homínida de gorila. Recuerdo las noches de borrachera en
donde golpeaba sólo para “ver qué se sentía”.
La neta es que ahora creo que eso debe acabarse, empezando
por mí.
Los vatos de la emeequis han publicado un buen reportaje
acerca de la violencia entre parejas, espero lo lean,
escorias, para cambiar por su actitud ante las mujeres, ya que
si en la vida no hacen nada, pues al menos a ellas téngales
el respeto que se merecen, ¿vale?
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Precio al público $25.00
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