Descargue aquí el pdf - Instituto Cervantes
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RuTA 19216<br />
Concurso de cuentos<br />
<strong>Instituto</strong>s <strong>Cervantes</strong><br />
Brus<strong>el</strong>as, Pekín, Moscú, T<strong>el</strong> Aviv y Marrakech
Créditos<br />
© Es una publicación de los <strong>Instituto</strong>s <strong>Cervantes</strong> de Brus<strong>el</strong>as, Moscú, Pekín T<strong>el</strong> Aviv<br />
y Marrakech<br />
Edición gratuita. Prohibida su venta<br />
Derechos de reproducción total o parcial: <strong>Instituto</strong>s <strong>Cervantes</strong> de Brus<strong>el</strong>as, Moscú,<br />
Pekín, T<strong>el</strong> Aviv y Marrakech<br />
1ª edición, junio 2011<br />
Directora d<strong>el</strong> <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> de Brus<strong>el</strong>as María A. González Encinar<br />
Director d<strong>el</strong> <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> de Moscú Josep Maria de Sagarra Àng<strong>el</strong><br />
Directora d<strong>el</strong> <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> de Pekín Inma González Puy<br />
Director d<strong>el</strong> <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> de T<strong>el</strong> Aviv Julio Martínez Mesanza<br />
Director d<strong>el</strong> <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> de Marrakech Vicente Luis Mora<br />
Director General Fundación Comillas Ignacio Gavira Tomás<br />
Edición y coordinación Arac<strong>el</strong>i Ballesteros Bailón<br />
Intermediarios en los centros:<br />
Brus<strong>el</strong>as José Manu<strong>el</strong> Alba Pastor y Mauricio Narváez Soto<br />
Moscú Rocío Garrido Añón<br />
T<strong>el</strong> Aviv Jo<strong>aquí</strong>n López Toscano<br />
Marrakech Vicente Luis Mora y Antonio Vaño Aymat<br />
Fundación Comillas Pilar González Ruiz<br />
NIPO: 503-11-037-1<br />
Logo y grafismo Agustín Alepuz Morales<br />
Logística Isab<strong>el</strong> Mª Balsas Ureña<br />
Comunicación interna Mayd<strong>el</strong> Zarza Molina, Beatriz D<strong>el</strong>gado Lorenzana y Mª Teresa<br />
Rodríguez Alvarado<br />
Diseño y maquetación C<strong>el</strong>so Rodríguez García<br />
Gestión cultural Pekín David Ocón<br />
Collage de la portada Arac<strong>el</strong>i Ballesteros Bailón<br />
Dirección y supervisión <strong>Instituto</strong>s <strong>Cervantes</strong> de Brus<strong>el</strong>as, Moscú, Pekín T<strong>el</strong> Aviv y<br />
Marrakech<br />
Imprenta Beijing Rui Te Printing Company
F<strong>el</strong>icito a todos los participantes de este singular concurso que une<br />
a Brus<strong>el</strong>as y Marrakech pasando por Moscú, Pekín y T<strong>el</strong> Aviv. Sólo la<br />
literatura, es decir la fantasía, permite una trayectoria tan seductora<br />
y tan poco respetuosa de la geografía. Un verdadero incentivo para<br />
los autores de los cuentos cuyos personajes van acercando con sus<br />
peripecias aventureras estos cinco rincones d<strong>el</strong> globo. La literatura<br />
opera esos milagros. Ella va construyendo, como algo paral<strong>el</strong>o a la<br />
realidad vivida, una realidad soñada donde aqu<strong>el</strong>la se proyecta y se<br />
enriquece gracias a las ilusiones, las invenciones, los sueños y los<br />
deseos que alimentan la imaginación creadora, y a los que dan vida la<br />
destreza o <strong>el</strong> genio d<strong>el</strong> escritor. Estoy seguro de que este libro, donde<br />
van a aparecer los cuentos premiados, será de mucho interés porque<br />
mostrará lo variada que es la realidad literaria y la hu<strong>el</strong>la que dejan las<br />
personalidades de los autores. Así como en este original concurso se<br />
acercan ciudades muy alejadas en <strong>el</strong> espacio de la realidad, también<br />
la literatura sirve para acercar a hombres y mujeres de distintas<br />
tradiciones, lenguas, geografías y culturas.<br />
Mario Vargas Llosa. Madrid, junio de 2011<br />
8
RuTA 19216 es un proyecto común de los <strong>Instituto</strong>s <strong>Cervantes</strong> de Brus<strong>el</strong>as,<br />
Moscú, Pekín, T<strong>el</strong> Aviv y Marrakech. Se trata de un concurso de cuentos<br />
en <strong>el</strong> que los estudiantes de estos cinco centros han dado forma a<br />
diferentes historias en la lengua que están aprendiendo. Solo estaban<br />
sujetos a tres restricciones… lo demás era cosa suya.<br />
Si los concursantes han tenido que cumplir con estas restricciones, los<br />
directores de los <strong>Instituto</strong>s <strong>Cervantes</strong> no han sido menos. A los cinco<br />
se les ha pedido que entraran también en <strong>el</strong> juego y que <strong>el</strong>aboraran,<br />
de manera conjunta esta vez, un texto común para explicar a Don<br />
Quijote y a Sancho Panza qué verían y qué sentirían al emprender<br />
esta ruta imaginaria.<br />
La restricción de este texto común era destacar un lugar significativo<br />
para <strong>el</strong>los en cada una de sus ciudades.<br />
Este es <strong>el</strong> resultado:<br />
10
Si leyendo la maravillosa Peregrinación al Oeste los adolescentes<br />
chinos aprenden a imaginar, reemprendiendo la vu<strong>el</strong>ta de oeste a<br />
este, RuTA 19216 se propone de algún modo aprender también a<br />
desandar caminos con historias. Parafraseando sin exceso al filósofo<br />
alemán Walter Benjamín, creo que es posible estar de acuerdo con<br />
que narrar una historia es contar abierta o implícitamente un viaje.<br />
¿Cómo llega a Pekín un río de historias que nace en la Gran Plaza de<br />
Brus<strong>el</strong>as, que aún sospecha <strong>el</strong> fantasma de Carlos I y observa <strong>el</strong> busto<br />
pétreo de Carlos II? Siendo uno de los puntos d<strong>el</strong> remoto destino<br />
occidental de la Ruta de la Seda llega, naturalmente, cargada de<br />
historias que contar, que oír y recordar. Esas que nos cuentan lo que<br />
somos y que traman lo que creemos que somos… o podríamos ser.<br />
En <strong>el</strong> extremo occidental d<strong>el</strong> mayor país d<strong>el</strong> mundo, Moscú es<br />
una suerte de atalaya desde la cual, a través de las cordilleras<br />
infranqueables y los desiertos, de las inmensas estepas, los anchos<br />
ríos y los mares interiores, se divisa una continuidad, que es, a su<br />
vez, la expresión de una diversidad tan rica como insospechada. En<br />
la capital de Rusia <strong>el</strong> <strong>el</strong>emento eslavo pasa casi desapercibido entre<br />
la mezcla de razas, culturas, r<strong>el</strong>igiones y sabores: kirguizos, tadzhikos,<br />
kazajos, uzbekos, turkmenos, asirios y un rosario de naciones,<br />
famosas y perfectas desconocidas, conviven y se expresan en un<br />
sinfín de lenguas, dialectos y jergas, confiriendo a Moscú ese barniz<br />
de ciudad cosmopolita e irrepetible.<br />
El visitante d<strong>el</strong> mercado de Túlskaya, al sur de la ciudad, se verá<br />
asaltado (<strong>aquí</strong> <strong>el</strong> producto se exhibe y se alaba en <strong>el</strong> más puro estilo<br />
oriental) por comerciantes que, en un ruso no siempre diáfano, le<br />
ofrecerán: jugosos tomates de Azerbayán, mandarinas de Abjazia,<br />
dulces albaricoques de Armenia; granadas de Uzbekistán, d<strong>el</strong> tamaño<br />
11
de sandías; toda clase de setas en ristra o en vinagre; mi<strong>el</strong>es siberianas<br />
de mil colores, texturas y consistencias; jengibre y cortezas de naranja<br />
almibaradas de Georgia; esturiones vivos d<strong>el</strong> Mar Negro; cangrejos<br />
gigantes de Kamchatka; pescado seco, ahumado o en salazón d<strong>el</strong> lago<br />
Baikal; especias y frutos secos de Astrakán, de Samara…<br />
¡Y los templos de Moscú!: Las catedrales católica y protestante,<br />
esb<strong>el</strong>tas, severas, desnudas, parecen pobres cenicientas en<br />
comparación con la opulencia, exterior e interior, de los templos<br />
ortodoxos, cuyos muros retumban, sacudidos por las voces de bajo<br />
de los popes, entre las nubes de incienso y los cientos de v<strong>el</strong>as. Las<br />
bóvedas de las mezquitas rivalizan con las cúpulas ortodoxas, al tiempo<br />
que las sinagogas parecen encerrar <strong>aquí</strong> un misterio más profundo,<br />
más extraño y más antiguo si cabe que en Praga, en Budapest o en<br />
Cracovia. En la calle, las togas de los budistas buriatios se cruzan con<br />
los amuletos chamánicos de los siberianos.<br />
Para comprender, no obstante, pasado y presente d<strong>el</strong> complejo<br />
entramado de culturas y tradiciones, que precipitan en este crisol<br />
que se llama Rusia, conviene no dejar de visitar <strong>el</strong> cementerio de<br />
Novodiévichi, junto al monasterio d<strong>el</strong> mismo nombre. Aquí, entre un<br />
bosque de monumentos funerarios de académicos, militares, artistas<br />
y todo género de próceres, asoma, de vez en cuando, algún nombre<br />
familiar: un risueño Tupolev nos da la bienvenida; surge, entre<br />
mármoles, <strong>el</strong> busto de Khrushov; poco más allá, una cruz ortodoxa<br />
decora la lápida de Rostropóvich; una humilde piedra señala la tumba<br />
de Bulgákov; en la siguiente avenida yace Chéjov; poco más allá, sobre<br />
la línea que une Brus<strong>el</strong>as y Pekín, descansa Gógol…<br />
Llegamos en nuestro tren ucrónico desde Moscú a Pekín, esa antigua<br />
12
Cambaluc que un día deslumbrara a Marco Polo, atravesando <strong>el</strong> Gobi<br />
y dejando atrás los restos de una muralla construida para proteger<br />
pero también para aislar…<br />
Pekín, lugar intenso de contrastes dramáticos, de gélidos inviernos,<br />
fugaces primaveras tensadas por <strong>el</strong> viento, veranos tórridos y<br />
húmedos, breves pero espléndidos otoños. Propongo que nos<br />
perdamos ahora por este enjambre de hutones donde se preservan<br />
los últimos restos de tradición y, tal vez, de solidaridad. El laberíntico<br />
corazón de Pekín sobrevive cercado por una modernidad impuesta,<br />
esa ciudad nueva de anchas avenidas que se expande rápida,<br />
ruidosa, caótica y agresiva, ganando implacable su terreno. Antiguo<br />
jardín de sóforas, caquis y azufaifos que observa resignado la llegada<br />
de intrusos de cemento y cristal. Jugando a ser aristócrata y humilde,<br />
orgullosa o sumisa, la ciudad vieja siempre supo conciliar altivos<br />
palacios imperiales con altares de las pequeñas cosas: palomas que<br />
silban al vu<strong>el</strong>o –flautas artesanas instaladas en sus colas-, grillos<br />
guerreros en estuches de adobe o de bambú, zorzales que saben<br />
pasear sin salir de sus jaulas, cigarras que ensalzan <strong>el</strong> verano y peces<br />
que exhiben obscenas formas y brillantes colores; barricadas de coles<br />
en invierno, murallas de sandías en verano, trajín de bicis y triciclos<br />
siempre, esperas en cuclillas en cualquier sitio, ajedrez en las calles…<br />
Pekín te cautiva con un amor incurable. Imposible quedar<br />
indiferente. La dejamos atrás, qué remedio. Porque sigue <strong>el</strong> viaje,<br />
ya en sentido contrario, volviendo sobre los pasos de los viajeros<br />
que un día atraídos por la aventura, la curiosidad, la búsqueda d<strong>el</strong><br />
conocimiento, la gloria o la devoción llegaron hasta <strong>aquí</strong>. Me viene<br />
a la memoria <strong>el</strong> legendario viaje d<strong>el</strong> viajero judío italiano Jacobo<br />
Ben Salomón de Ancona, que supuestamente llegó a China dos años<br />
13
antes que <strong>el</strong> reconocido comerciante veneciano ¿Quién sabe si un<br />
día se desv<strong>el</strong>ará su secreto?<br />
Hemos vu<strong>el</strong>to a cruzar Asia de un extremo a otro y estamos en T<strong>el</strong><br />
Aviv, la colina de la primavera, la ciudad de las cien calles que dan<br />
al mar, con cientos de edificios bauhaus, a la que le está naciendo<br />
una cresta de hermosos rascaci<strong>el</strong>os. Estamos en T<strong>el</strong> Aviv-Yafo, para<br />
ser más precisos. T<strong>el</strong> Aviv tiene poco más de cien años y Yafo (o Jaffa<br />
o Jope), su hermana d<strong>el</strong> sur, varios milenios. De <strong>el</strong>la partió la nave<br />
en la que iba Jonás antes de tener que vérs<strong>el</strong>as con las entrañas de<br />
la ballena, que diría Sancho, y a <strong>el</strong>la arribaron las naves cargadas<br />
con cedros d<strong>el</strong> Líbano, para mayor gloria d<strong>el</strong> Templo de Salomón.<br />
Según se dice, Perseo liberó a Andrómeda frente a las costas de Yafo.<br />
¡Quién sabe! Entre la ciudad d<strong>el</strong> norte, moderna y blanca, y la ciudad<br />
d<strong>el</strong> sur, antigua y ocre, hay una especie de tierra de nadie, un oasis<br />
de casas con tejas, no muy abundantes por esta zona, que recibe <strong>el</strong><br />
nombre de Neve Tzedek, morada de justicia. Paseas por sus calles y<br />
piensas que ya no estás ni en <strong>el</strong> nuevo ni en <strong>el</strong> viejo oriente, sino en<br />
un pueblecito de Francia, Italia o España. Neve Tzedek está llena de<br />
restaurantes y de tiendas de decoración. En una de <strong>el</strong>las se vende<br />
artesanía y antigüedades de Marruecos. Entramos, y otra vez nos<br />
vemos viajando a través d<strong>el</strong> espacio y d<strong>el</strong> tiempo…<br />
…para llegar hasta África, donde Marruecos y Marrakech, la<br />
ciudad roja, abren sus puertas de adobe ocre al visitante. Entrar<br />
en Marrakech es penetrar en una sinfonía de edificios geométricos<br />
con adornos árabes, acompañada de ritorn<strong>el</strong>los constantes de<br />
palmeras, olivos y otros árboles en estado de ebullición. El rojo y<br />
<strong>el</strong> verde alternan sus fuegos hasta llegar a la Medina y a la plaza<br />
Xemáa <strong>el</strong> Fna, declarada Patrimonio Oral de la UNESCO y que es uno<br />
14
de los lugares más transitados d<strong>el</strong> mundo. Los cuenteros locales<br />
narran en <strong>el</strong>la diversas historias, desde la misma de la plaza hasta<br />
fábulas sobre los genios subterráneos d<strong>el</strong> agua. La Koutubía, torre<br />
hermana de la Giralda, se recorta contra las nieves casi perpetuas d<strong>el</strong><br />
cercano Atlas, y las llamadas a la oración se mezclan con <strong>el</strong> bullicio<br />
de los vendedores y músicos ambulantes que pueblan la Medina.<br />
Marrakech es una ciudad cosmopolita y hecha para recibir al viajero<br />
y para contarle historias, de modo que podría ser uno de los muchos<br />
finales de este viaje, que en realidad comienza y termina en cada<br />
una de las ciudades: Brus<strong>el</strong>as, Moscú, Pekín, T<strong>el</strong> Aviv, Marrakech, y<br />
desde ahí vu<strong>el</strong>ta a empezar, como la narración sin fin y sin centro de<br />
Scherezade.<br />
María A. González Encinar. IC Brus<strong>el</strong>as<br />
Josep Maria de Sagarra Àng<strong>el</strong>. IC Moscú<br />
Inma González Puy. IC Pekín<br />
Julio Martínez Mesanza. IC T<strong>el</strong> Aviv<br />
Vicente Luis Mora. IC Marrakech<br />
15
La Fundación Comillas tiene como una de sus metas fundamentales,<br />
la difusión de la lengua y la cultura hispánicas.<br />
Para lograr este objetivo, nuevamente da la mano al <strong>Instituto</strong><br />
<strong>Cervantes</strong>, institución presente en nuestro Patronato con la que la<br />
colaboración es constante y fructífera.<br />
Este ilusionante proyecto que recorre <strong>el</strong> mundo a través de las letras<br />
en español, nos unirá aún más a esas miles de personas que cada<br />
día <strong>el</strong>igen nuestra lengua, y por eso la Fundación Comillas se une a<br />
este recorrido por Brus<strong>el</strong>as, Moscú, Pekín, T<strong>el</strong> Aviv y Marrakech para<br />
acoger en <strong>el</strong> entorno privilegiado de nuestra sede cántabra, al final<br />
de esos 19216 kilómetros de RuTA, a los ganadores de esta bonita<br />
aventura.<br />
Ignacio Gavira Tomás. Director general de la Fundación Comillas<br />
16
INICIAL A<br />
El príncipe Antenamios y la f<strong>el</strong>icidad 25 (Ma) Soumia Lamghari<br />
La Rosa de Oro 23 (Pe) Ge Qiushi<br />
¡Nunca más! 38 (Te) Moria Shalev<br />
La Nueva Escu<strong>el</strong>a 44 (Pe) YanJia Guo<br />
El Sueño o la Consonancia 49 (Mo) Alla Koroleva<br />
La examinación de la Babilonia 54 (Mo) Kristina Lotkova<br />
Lo inimaginable 60 (Mo) Nikolay Nikolaev<br />
Un espejo 67 (Mo) Aleksandra Aytalieva<br />
Adónde vamos? 72 (Pe) Fei Wang<br />
El desafío 77 (Te) Elinor Aharon<br />
INTERMEDIO B1<br />
Si la lluvia se termina... 87 (Mo) Liudmila Andreeva<br />
El desahogo d<strong>el</strong> arquitecto 91 (Br) Claire Villaume<br />
El despertar 96 (Pe) Shaofen Tang<br />
Los recuerdos 103 (Mo) Daria M<strong>el</strong>nik<br />
Las cartas a Elena 109 (Mo) Elena B<strong>el</strong>onogova<br />
Recuerdos d<strong>el</strong> Futuro 115 (Br) Cristina Nicoleta Burca<br />
Porque no hay arte sin pena 122 (Mo) Tatiana Babina<br />
La riqueza perdida 126 (Pe) Ye Xiangzhou<br />
¡Deja de soñar! 129 (Mo) Olga Berezina<br />
Ad<strong>el</strong>a 136 (Br) Lavinia Cinca<br />
Ganadores Finalistas<br />
(Br) Brus<strong>el</strong>as (Mo) Moscú (Pe) Pekín (Te) T<strong>el</strong> Aviv (Ma) Marrakech<br />
17<br />
^
AVANZADO B2<br />
Un paso por <strong>el</strong> mundo 145 (Mo) Alexandra Danilova<br />
El largo camino 152 (Mo) Boris Gorlov<br />
Sócrates tenía razón 159 (Br) Odile Dordain<br />
El sueño milagroso 164 (Mo) Tatiana B. Kireeva<br />
Una alumna sobresaliente 169 (Mo) Vadím Lyáshchenko<br />
Carmen: inspirada a vivir en positivo 176 (Br) Jeannot Rakotomalala<br />
España – <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> alma 184 (Mo) Shubina Borislava<br />
Tres meses de verano 190 (Mo) Maria Serova<br />
Predestinación 198 (Mo) Daria Prokhorova<br />
Alhambra 204 (Mo) Oksana Konina<br />
SUPERIOR C<br />
La P<strong>el</strong>ota viviente 213 (Pe) Paola B<strong>el</strong>labona<br />
Lenin es solvente 219 (Te) Frederic Wittenberg<br />
El día 227 (Mo) Andrey M<strong>el</strong>nikov<br />
Diego, ya vengo 234 (Pe) Du Jianhua<br />
El Arte de Amar 237 (Mo) Taísiya A. Shirobókova<br />
El hilo de la cometa 244 (Pe) Dominique Montagnon<br />
Hay que dormir más 249 (Mo) Polina Butovskaya<br />
¡Descubre! 254 (Br) Bernadette Verbeke<br />
Una gran heroína 262 (Pe) Jiangen Liu<br />
El aire suave 268 (Te) Ram Malis<br />
Ganadores Finalistas<br />
(Br) Brus<strong>el</strong>as (Mo) Moscú (Pe) Pekín (Te) T<strong>el</strong> Aviv (Ma) Marrakech<br />
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Más, con todo esto, he caído, Sancho,<br />
en una cosa, y es que me pintaste mal su<br />
hermosura, porque, si mal no me acuerdo,<br />
dijiste que tenía los ojos de perlas, y los ojos<br />
que parecen de perlas antes son de besugo<br />
que de dama.<br />
Fu<strong>el</strong>e a buscar donde <strong>el</strong> ventero le había<br />
dicho que estaba, y hallóle, y díjole que en<br />
todo caso le dijese luego lo que le había de<br />
decir después, acerca de lo que le había<br />
preguntado en <strong>el</strong> camino.<br />
Y mostróle uno de los más b<strong>el</strong>los y gallardos<br />
mozos que pudiera pintar la humana<br />
imaginación. La edad, al parecer, no llegaba<br />
a veinte años.<br />
Capítulos XI, XXV y LXIII Segunda parte<br />
Don Quijote de la Mancha
A todos los concursantes que son cada vez más magos
INICIAL<br />
(A)
Hay que respetar tres restricciones:<br />
1ª restricción<br />
En todos los cuentos aparecen:<br />
un/a arquitecto/a un parque una raqueta<br />
Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de<br />
autores hispanos:<br />
2ª restricción<br />
El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nob<strong>el</strong> de Literatura 2010<br />
y <strong>el</strong> segundo es de Ana María Matute, Premio <strong>Cervantes</strong> 2010:<br />
3ª restricción<br />
- no habla idiomas1 - lo sé porque sé que lo sé2 El <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> cumple veinte años en 2011 así que <strong>el</strong> otro<br />
fragmento es uno de estos tres:<br />
- tengo veinte años, ¿usted qué edad tiene? 3<br />
- ¡han pasado veinte años! 4<br />
- una joven p<strong>el</strong>irroja de no más de veinte años 5<br />
1La tía Julia y <strong>el</strong> escribidor Mario Vargas Llosa (Alfaguara. Biblioteca Mario Vargas<br />
Llosa. Madrid, 2004)<br />
2Paraíso inhabitado Ana María Matute (Ediciones Destino. Madrid, 2008)<br />
3 Dublinesca Enrique Vila-Mata (Seix Barral. Biblioteca Breve. Barc<strong>el</strong>ona, 2010)<br />
4Deja que la vida llueva sobre mí Nuria Amat (Lumen. Barc<strong>el</strong>ona, 2008)<br />
5Los Muertos Jorge Carrión (Mondadori. Barc<strong>el</strong>ona, 2009)<br />
25
El príncipe Antenamios y la f<strong>el</strong>icidad<br />
Soumia Lamghari<br />
Hace mucho tiempo en Grecia; vivía un príncipe en un reino de la isla<br />
Antiparos, llamado Antenamios. El príncipe había todo para ser f<strong>el</strong>iz,<br />
un palacio majestuoso, un buena salud; fortunas, mujeres, pero a<br />
pesar de todo eso, él no era f<strong>el</strong>iz, y buscaba <strong>el</strong> secreto de la f<strong>el</strong>icidad<br />
en los libros, preguntó a sus ministros para <strong>el</strong> consejo, pero nadie, ni<br />
ninguna respuesta a su pregunta. Un día estaba caminando en un<br />
parque, cansado de pensar en su preocupación, se r<strong>el</strong>ajo bajo un<br />
árbol. Cayó en una siesta profunda: y tuvo un sueño, en lo que parecía<br />
una mujer de una gran b<strong>el</strong>leza, y que dijo: Antenamios si desea<br />
encontrar la f<strong>el</strong>icidad, tienes que buscar la tu mismo. Y sigue los<br />
signos. El príncipe se despierto, perturbado, cuando quiso levantarse<br />
descubrió una caja junto a él, la abrió y encontró dentro una tarjeta<br />
donde hay nombres de cuatro ciudades: Moscú –Brus<strong>el</strong>as -T<strong>el</strong> abib<br />
- Pekín – Marrakech- ; <strong>el</strong> Príncipe regresa al palacio y le dijo a sus<br />
26
ministros que decidió emprender un viaje solo; la mañana recoge su<br />
equipaje y ascendió su caballo, viajó durante días y noches que<br />
finalmente llegó a Moscú estaba tan cansado que durmió a lado de<br />
un lago, cuando se despierto se encuentro con un joven pescador, se<br />
dirigió a él con un tono orgulloso y seco: Yo soy <strong>el</strong> príncipe Antenamios,<br />
te ordeno que me demuestra quien me puede dar la f<strong>el</strong>icidad; <strong>el</strong><br />
hombre asustado, desapareciendo rápidamente; Antenamios<br />
continúa su camino encontró Una Mujer Vieja a quién pregunto la<br />
misma cosa con un tono seco; la mujer no respondió y siguió su<br />
camino. Empiezo a nevar, y <strong>el</strong> príncipe entraba en una cueva en <strong>el</strong><br />
bosque, cuando de repente un hombre salió d<strong>el</strong> interior de la cueva<br />
; ¿qué quieres de mi hijo? dijo <strong>el</strong> hombre ; <strong>el</strong> príncipe tenía tanto<br />
miedo ; soy <strong>el</strong> príncipe Antenamios, busco la f<strong>el</strong>icidad, pero no sé<br />
porque nadie quiere hablar con migo , <strong>el</strong> viejo respondió: y no tes<br />
has preguntado por qué ? es tu manera de hablar que asusta la gente,<br />
es la palabra. Tiennes que saber, las palabras son mágicas, una palabra<br />
puede cambiar una vida, cómo puede destruir la, las guerras se han<br />
disparado debido a las palabras, es una de las armas más p<strong>el</strong>igrosas.<br />
Heridas físicas pueden sanar, las heridas d<strong>el</strong> alma causadas por la<br />
palabra nunca sanan. Tu palabra es tu poder creativo y mágico, es a<br />
través de <strong>el</strong>la, que expresa las cosas que sueñas, lo que sientes, lo que<br />
realmente eres. Utiliza la palabra para expresar tu amor, tu amor por<br />
tu mismo, tu amor por los demás; utiliza la por construir; y no por<br />
destruir. Sigua tu camino, deje que tu sueños se hacen realidad. El<br />
príncipe estaba tan aturdido, que no dijo ninguna palabra, dio gracias<br />
al hombre y continúa su viaje a Brus<strong>el</strong>as desde hace messes. Cuando<br />
llegó a un bosque, sigue caminando hasta que encuentra, una casa;<br />
donde llamó a la puerta pero nadie abrió, subía las escaleras hasta<br />
una puerta, encima de que se escribe F<strong>el</strong>iz quien ha encontrado su<br />
27
libertad. Curioso, Antenamios abrió la puerta y encontró a un hombre<br />
viejo, rodeado de madera y materiales, le saludó. El hombre dijo<br />
quien eres: Antenamios respondió, yo soy <strong>el</strong> príncipe d<strong>el</strong> reino de la<br />
isla griega Antiparos, estoy <strong>aquí</strong> en busca de la f<strong>el</strong>icidad, y usted: yo<br />
soy un arquitecto respondió <strong>el</strong> hombre , con una pequeña sonrisa,<br />
cuánto años tienes pregunto <strong>el</strong> viejo ¿tengo 20 años, usted que edad<br />
tiene? dijo <strong>el</strong> príncipe: 80 respondió <strong>el</strong> hombre; <strong>el</strong> príncipe se acercó<br />
de él: ¿Puedo hacerle una pregunta, <strong>el</strong> hombre respondió que sí,<br />
cierto , ¿por qué está escrita la frase en la puerta: <strong>el</strong> arquitecto<br />
contestó: Oiga, si usted busca la f<strong>el</strong>icidad creo que puedo ayudarle. Yo<br />
era consejero d<strong>el</strong> rey antes, toda mi vida le he servido en todo lo que<br />
quería, sin pensar o comprender, cuando era joven quería ser<br />
arquitecto, pero mi padre no lo quiero, y él me dijo que la arquitectura<br />
no es para mí, y yo tuviera que <strong>el</strong>egir una profesión más prestigiosa.<br />
Pasé toda mi vida para complacer a los demás, incluso mi esposa que<br />
fue <strong>el</strong>egida por mi padre, yo nunca la he amado, nunca he hecho lo<br />
que yo realmente quería. Finalmente me siento f<strong>el</strong>iz cuando hice lo<br />
que realmente quería: la arquitectura era mi sueño desde siempre,<br />
pero yo no tenía, <strong>el</strong> valentía de hacer la. Acusan a los padres; a la<br />
r<strong>el</strong>igión, a dios; que nos impiden ser lo que realmente queremos.<br />
Pero la verdad que nos impide ser libres, somos nosotros mismos; lo<br />
que buscamos es la libertad de ser nosotros mismos; estos son los<br />
momentos más f<strong>el</strong>ices de su vida que se producen cuando se<br />
manifiesta nuestro verdadero ser, cuando no te preocupes de los<br />
juicios de los demás te conviertes en un niño otra vez. Las palabras de<br />
ese viejo tocó <strong>el</strong> príncipe profundamente y dijo que tienes razón,<br />
porque no hago muchas cosas que quiero; para complacer a los<br />
demás, porque soy príncipe, <strong>el</strong> arquitecto, ofrece una raqueta de<br />
madera a Antenamios que le dio las gracias y siguió su camino a T<strong>el</strong><br />
28
Aviv. Cuando llego; o se encuentro con un mar, que estaba tan caliente<br />
que se lanzó en agua y dejó todo su equipaje junto a <strong>el</strong>, un hombre se<br />
acercó de su equipaje y quería tomar lo, Antenamios lo ve y salió<br />
rápidamente; <strong>el</strong> ladrón salió una espada larga y lo ataquo, <strong>el</strong> príncipe<br />
fue herido, y <strong>el</strong> ladrón huyo; Antenamios grito, cuando un grupo de<br />
jóvenes fue a su lado, lo vio, que le llevo rápidamente a un curandero;<br />
<strong>el</strong> príncipe perdido su conciencia durante 3 días; la herida era<br />
profunda. Cuando se despertó, se encontró con varias personas a su<br />
lado, <strong>el</strong> curandero habló con él: no te preocupes, <strong>el</strong> ladrón fue<br />
detenido; y tu equipaje esta <strong>aquí</strong>; pero lamentablemente la lesión ha<br />
influido en tu corazón, tengo temor que no te vas a ser como antes.<br />
Las lágrimas fluían de los ojos d<strong>el</strong> Príncipe. Por la mañana, todo <strong>el</strong><br />
mundo se reúne en la corte de juicio; Antenamios estaba furioso y <strong>el</strong><br />
ladrón fue encadenado . El juez; lo condenó a muerte; la esposa d<strong>el</strong><br />
ladrón pidió al príncipe que lo perdone, y dijo que si lo hizo es porque<br />
sus hijos se mueren de hambre; somos pobres dijo la mujer;<br />
Antenamios no responde cuando un rabino se acercó de él y dijo:<br />
perdónalo mi hijo si lo hizo es a causa de su gran pobreza. El príncipe<br />
respondió: ¿Cómo puedo perdonar lo casi me mata¡!!; nunca volvería<br />
como antes a causa de <strong>el</strong>. El rabino responde: He perdido a mi hija en<br />
la guerra, y he perdonado a los que lo mataron. Debemos perdonar a<br />
los que nos hacen daño. Si <strong>el</strong> muere, su familia van a sufrir; debemos<br />
perdonar a todos aqu<strong>el</strong>los que nos han hecho mal; no porque <strong>el</strong>los<br />
merecen ser perdonados pero para no seguir sufriendo, <strong>el</strong> perdón es<br />
la única manera de curar, debemos perdonar a nuestros padres, y a<br />
dios también si podemos perdonar a dios, podemos perdonar a su<br />
mismo; si somos tolerantes hacia los demás es más fácil para nosotros<br />
aceptar nuestros errores, liberar su alma y vivir en paz. El príncipe ha<br />
comprendido <strong>el</strong> mensaje d’<strong>el</strong> rabino. Se dirigió rápidamente al juez, y<br />
29
dijo: Yo; <strong>el</strong> príncipe Antenamios anuncia a todos que he perdonado<br />
a este hombre. Su esposa estaba llorando, le dio las gracias y que<br />
nunca olvidara lo que hizo. El rabino agradeció al príncipe soy yo<br />
quien debe agradecer a usted, lo que he aprendido hoy ha cambiado<br />
algo en mí; dijo Antenamios. El rabino dijo al príncipe: que dios te<br />
bendigo, Antenamios continúa su viaje a Pekín. Cuando llegó se<br />
encontró con un templo, <strong>el</strong> lugar era muy tranquilo, v<strong>el</strong>as encendidas<br />
alrededor d<strong>el</strong> templo, se sienta, <strong>el</strong> lugar era tan r<strong>el</strong>ajante que se<br />
durmió. Se despierta, a la voz de un hombre joven, <strong>el</strong> príncipe abrió<br />
los ojos lentamente, y <strong>el</strong> joven le preguntó: ¿Necesita ayuda, señor?,<br />
Atenamios responde: si; Busco <strong>el</strong> secreto de la f<strong>el</strong>icidad. No puedo<br />
ayudarte, pero te puedo indicar alguien que puede ayudarte; es un<br />
hombre sabio de nuestro pueblo, Antenamios cruza <strong>el</strong> bosque hasta<br />
la montaña se encontró con un viejo sentado junto a su casa: Ven; te<br />
esperaba yo sé porque eres <strong>aquí</strong> dijo <strong>el</strong> hombre; ¿y cómo sabes<br />
porque soy <strong>aquí</strong>? dijo Antenamios, <strong>el</strong> viejo responde: lo sé porque;<br />
sé que lo sé. El príncipe siguió <strong>el</strong> viejo, hasta que llegaron a un<br />
cementerio donde hay tumbas, <strong>el</strong> príncipe se acercó a las tumbas<br />
donde, se escribe ha vivido un mes, un día, una hora. Antenamios<br />
sorprendido -preguntó <strong>el</strong> viejo, ¿es lo que están todos muertos a<br />
causa de una epidemia?. No <strong>el</strong> viejo contestó: estos son los momentos<br />
en los que eran f<strong>el</strong>ices, que podría ser un mes, días; o minutos. Es lo<br />
que quiero que sepa que podemos buscar la f<strong>el</strong>icidad a lo largo de<br />
nuestras vidas, y podemos encontrar la solo un momento. Por eso se<br />
debe apreciar <strong>el</strong> momento presente, <strong>el</strong> pasado no volverá <strong>el</strong> futuro<br />
no existe, sólo tenemos <strong>el</strong> momento presente. La mayoría de la gente<br />
es inf<strong>el</strong>iz porque, piensa en <strong>el</strong> pasado y en <strong>el</strong> futuro, <strong>el</strong> miedo de lo<br />
que pasará en <strong>el</strong> futuro. Vivir <strong>el</strong> momento presente puede ser<br />
observando un pájaro cantar, hablar con alguien que usted ama, o<br />
30
comer vuestra comida favorita. Cada momento es único y nunca<br />
volverá créanme, acto ahora, porque ahora que parece tan grande no<br />
va a durar momento, disfruta lo que tienes, tu salud, tu b<strong>el</strong>leza, todo<br />
lo que posees ahora; las palabras de los sabios, han calmado <strong>el</strong><br />
príncipe que dio las gracias al hombre, y continua su viaje a la última<br />
ciudad Marrakech, siguió su camino hasta un oasis, y continúa hasta<br />
que ha encontrado muchas personas reunidas a alrededor de un<br />
niño, muy enfermo: una de las mujeres gritó: hay que reducirlo a<br />
Rihana es <strong>el</strong>la que puede curar lo, pero la madre d<strong>el</strong> niño respondió:<br />
¿Quién puede tenerlo de vu<strong>el</strong>ta?, hasta <strong>el</strong>la, Rihana vive en <strong>el</strong><br />
desierto; mí «, dijo <strong>el</strong> príncipe, todo <strong>el</strong> mundo se callo y se volvió<br />
hacia él: Soy Antenamios yo puedo ayudarlo para ir a <strong>el</strong> desierto, un<br />
hombre le mostró <strong>el</strong> camino, quien es Rihana dio Antenamios, Rihana<br />
es un mago respondió <strong>el</strong> hombre. El Príncipe fue al desierto hasta<br />
que encontró una tienda una mujer muy guapa, salió de la tienda,<br />
Antenamios no podía dejar de mirarla, Rihana dio al niño una bebida<br />
caliente, Antenamios mirabaa profundamente a los ojos mágicos de<br />
Rihana, eres tú que yo vi en <strong>el</strong> sueño!!!!!! Antenamios gritó, sí, las<br />
almas se encuentran en <strong>el</strong> universo, y creo que puedo ayudarte dijo<br />
Rihana y trajo un gran espejo, un espejo mágico le dijo que muestra<br />
lo que está dentro de nosotros, olvide todo y mire en <strong>el</strong>lo, El príncipe<br />
miró en <strong>el</strong> espejo, la imagen de un niño aparece, que habla con su<br />
padre, furioso y dijo: te nunca podrás ser un rey, <strong>el</strong> imagen desaparece<br />
d<strong>el</strong> espejo, <strong>el</strong> niño que vi en <strong>el</strong> espejo es mí mismo, dijo Antenamios<br />
con un tono triste. Rihana dijo: tienes que amarte tu mismo<br />
Antenamios olvidé lo que tu padre te dijo; El amor siempre ha sido la<br />
causa de todos los problemas, o no puede amarte a tu mismo, o no<br />
se puede amar a los demás, o no puede encontrar <strong>el</strong> amor que desea.<br />
Caía la noche, Antenamios contemplo <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o pienso en su vida y ;<br />
31
su viaje y creo que por fin ha encontrado la paz y <strong>el</strong> amor que él<br />
quería, se casó con Rihana y regresó a su reino para vivir f<strong>el</strong>ices <strong>el</strong><br />
resto de su vida.<br />
32
La Rosa de Oro<br />
Ge Qiushi<br />
Era una noche de principios de verano. Estaba muy tranquilo y había<br />
pocos peatones en <strong>el</strong> Puente Bac de Roda. Un borracho estaba<br />
durmiendo en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Era fácil de deducir por su p<strong>el</strong>o desaliñado,<br />
larga barba y cara sucia que no había cuidado de su aspecto durante<br />
mucho tiempo. No obstante, a pesar de todo, había algo debajo de<br />
ese desorden que lo apartaba de un vagabundo normal. De repente<br />
alguien lo despertó. Era una joven p<strong>el</strong>irroja de no más de veinte años.<br />
“¿Estás bien? Vas a resfriarte si duermes <strong>aquí</strong>. ¿Necesitas<br />
ayuda? ”<br />
El hombre, que en realidad era bastante joven y guapo, la miró pero<br />
no la respondió.<br />
“¿A qué se dedica?” La muchacha siguió preguntando.<br />
33
Después de un largo silencio, él finalmente respondió. “Yo, era un<br />
arquitecto.”<br />
“¿Era? ”<br />
“Sí”. El hombre se levantó de pronto, señaló <strong>el</strong> puente bajo sus<br />
pies y gritó,<br />
“Mira, este puente es mi obra. Además <strong>el</strong> edificio de allí, de<br />
allá...”<br />
Ella se quedó paralizada, impactada.<br />
El joven dio un hondo suspiro y continuó en un tono más suave. “Fui<br />
muy famoso cuando era más joven. Diseñé muchos edificios famosos<br />
y gané numerosos premios en todo <strong>el</strong> mundo. Pero todo ha cambiado<br />
desde <strong>el</strong> día en que mi inspiración me abandonó. La gente me dijo que<br />
ya no podía sentirse conmovida por mis diseños. Después empecé a<br />
buscar mi inspiración en <strong>el</strong> alcohol. Pero todavía no la he encontrado<br />
y no estoy seguro de encontrarla en <strong>el</strong> futuro.”<br />
Ella se acercó al hombre y lo consoló: “El edificio no habla idiomas<br />
pero todavía puede expresar sus sentimientos. ¿Conoces la historia<br />
de la rosa de oro? ”<br />
“No. ¿De qué se trata?”<br />
“Hace mucho tiempo, había un limpiador que se enamoró de<br />
su vecina. Pero la chica, que tenía novio, no lo sabía. Un día, <strong>el</strong> limpiador<br />
la vio llorando. Ella le dijo que su novio la había abandonado y<br />
que deseaba una rosa de oro, porque le dijeron que traería suerte y<br />
f<strong>el</strong>icidad. Pero obviamente, era demasiado cara para <strong>el</strong> joven. Así que<br />
34
eunío los polvos de la orfebrería y los tamizó con los polvos de oro.<br />
Después de cuarenta años, finalmente hizo una rosa de los polvos. Sin<br />
embargo, nunca pudo encontrar a la chica.<br />
Hizo una pausa por un momento. “Es una historia muy triste. Pero<br />
nos dice la verdad de creación. Cada momento en la vida, cada<br />
palabra y cada vista, cada pensamiento, cada latido d<strong>el</strong> corazón,<br />
todos son los polvos de oro. Dedicamos los años y sufrimos los<br />
dolores para capturarlos y recopilarlos, y al final completamos<br />
nuestra rosa de oro — obras d<strong>el</strong> arte, de música, de literatura, de<br />
arquitectura y de fotografía.”<br />
“Me ha gustado mucho tu historia. Me ha dicho dónde fue mi<br />
inspiración. Voy a recogerla.”<br />
“No te olvides que no podemos ver bien excepto con <strong>el</strong><br />
corazón. Me gusta mucho la fotografía. Tiene <strong>el</strong> mismo punto clave.<br />
Vale, tengo que irme. Te regalo una de mis fotos. Mira, es la Sagrada<br />
Familia de Antoni Gaudí. Es mi arquitecto favorito. Buena suerte.”<br />
Tomó la foto y la vio alejandose cuando algo se le ocurrió de repente.<br />
“Espera. ¿Cómo te llamas?”<br />
“Esperanza.”<br />
Volvió la cabeza y le dio una sonrisa magnética.<br />
¡Qué hermosa era en ese momento!<br />
Al día siguiente, cuando se despertó, pensó que sólo había sido un<br />
sueño. Pero la foto en la mano era tan real. A veces en la vida, lo<br />
35
increíble sucede. Se dice que una vez es igual que nunca. Pero su vida<br />
ha cambiado totalmente desde entonces.<br />
Han pasado cinco años. El parque temático fantástico diseñado por<br />
<strong>el</strong> famoso arquitecto Santiago Calatrava iba a dar la bienvenida a<br />
sus primeros turistas al Día de San Valentín. El día antes, había una<br />
conferencia de prensa sobre <strong>el</strong> parque.<br />
“¿Cuál es <strong>el</strong> tema d<strong>el</strong> parque?” Una periodista preguntó a<br />
Calatrava.<br />
“El amor y la inspiración”.<br />
“El estilo d<strong>el</strong> parque es muy diferente a los diseños de su<br />
temprana carrera. ¿Qué le ha hecho cambiar? ”<br />
“Lo siento, es un secreto”. Parecía un poco triste, como si<br />
pensara algo.<br />
“Hay una torre muy alta y hermosa en <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> parque,<br />
se dice que es como una espada, una raqueta o un florero. ¿En qué<br />
pensaba usted cuando estaba diseñando la torre?” Una periodista<br />
muy guapa le sonreía.<br />
En ese momento, Calatrava la reconoció. Era la chica con que se<br />
encontró en <strong>el</strong> puente hace cinco años. Su mirada se convirtió muy<br />
afectuosa. “Le responderé en una entrevista personal con usted”.<br />
Más tarde, se está conversando en un café.<br />
“Casi creía que eras sólo un sueño. ¿Cómo has estado todos<br />
estos años?”<br />
36
“Muy bien. Cuando me gradué de la universidad, decidí ser<br />
periodista. Creo que es muy interesante y me encanta mi trabajo.”<br />
“¿Cómo sabes que <strong>el</strong> parque es mi diseño? Ya sabes, en esa<br />
noche era como un mendigo.”<br />
“Hay una escultura de una rosa justo enfrente de la torre<br />
llamada El Polvo Precioso. Esta escultura me hace creer que eres <strong>el</strong><br />
hombre que conocí en <strong>el</strong> puente”.<br />
Calatrava sonrió de f<strong>el</strong>icidad. “De hecho, he estado buscandote<br />
todo <strong>el</strong> tiempo. La inspiración de la torre me vino con la forma de tu<br />
sombra. Cuando me alejaba esa noche, <strong>el</strong> farol proyectaba tu sombra<br />
sobre <strong>el</strong> camino. Estabas tan hermosa en ese momento que nunca<br />
me olvide de aqu<strong>el</strong>la escena. Es por <strong>el</strong>lo que diseñé la torre.”<br />
“¡Qué romántico!” Esperanza está muy sorprendida y<br />
emocionada.<br />
Calatrava sujetó a Esperanza en las manos fuerte y la miró a<br />
los ojos. “Gracias por ayudarme a encontrar la verdad sobre la vida<br />
y la creación. En realidad todo <strong>el</strong> parque es la rosa de oro para ti.<br />
Llenaste mi mente cuando estaba diseñando. Me quedé enamorado<br />
de ti a primera vista. ¿Me dejarás entrar en tu vida, un mundo nuevo<br />
para mi?”<br />
“Sí, será mi respuesta.” Se le iluminó la cara de f<strong>el</strong>icidad.<br />
“Creo que tengo bastante más suerte que <strong>el</strong> limpiador en la<br />
historia.”<br />
Se besaron como si <strong>el</strong> tiempo se ha detenido.<br />
37
Hoy, cuando estamos viendo los espléndidos diseños de Calatrava,<br />
siempre recordamos esta historia. Si amas a la gente que está a tu<br />
lado, amas la vida, al final completarás tu propia rosa de oro.<br />
(FINAL)<br />
38
¡Nunca más!<br />
Moria Shalev<br />
22/10/2010. Las nueve de la noche.<br />
El Sr. Pedro Rodríguez sentado en su escritorio, en su oficina.<br />
Tratando de trabajar. Tiene cincuenta años, es un famoso arquitecto<br />
a Barc<strong>el</strong>ona. A los últimos diez años, <strong>el</strong> construyo algunos edificios<br />
muy interesantes y importantes de la cuidad. En estos días planifica<br />
un estructura, cerca de Turo Parque. Los planos sobre <strong>el</strong> escritorio. La<br />
lámpara está dirigida a <strong>el</strong>los. Todo parece estar bien.<br />
Pero esta noche <strong>el</strong> Sr. Rodríguez es muy preocupado. Mira por la<br />
ventana en frente, detrás de la puerta y piensa.<br />
Por un lado, piensa en C<strong>el</strong>este, su esposa. Por al otro, piensa en<br />
Clarisa, su secretaria.<br />
“¿Qué voy a hacer? ¿Cómo puedo hacer esto a <strong>el</strong>la? ¿Ella me<br />
39
puede perdonar alguna vez?”. Pero sabe la respuesta: “Nada sería<br />
más lo mismo. Nunca más”.<br />
22/10/2010. Las nueve y cuatro de la noche.<br />
De repente, <strong>el</strong> silencio en la oficina se rompe. El Sr. Rodriguez no<br />
tiene tiempo para mirar, él solo ve una raqueta en un ángulo de su<br />
visión.<br />
Un golpe fuerte en la cabeza.<br />
Sus pensamientos se transforman en un absoluto silencio.<br />
Un golpe. El Sr. Rodríguez se desmayó.<br />
Un golpe y después unas cuantas puñaladas, con un cuchillo metálico<br />
de pap<strong>el</strong>ería de la oficina.<br />
Puñaladas por todo <strong>el</strong> cuerpo.<br />
Sangre en todas partes. El escritorio llena de sangre. La sangre cubre<br />
los planos.<br />
Sr. Rodríguez es muerto.<br />
Un sonido de fondo clama: “¡Nunca más!”, y seguido – una risilla, y<br />
un absoluto silencio otra vez. El asesino sale de la oficina. La lámpara<br />
está dirigida a <strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> Sr. Rodríguez.<br />
Veinte años antes - 10/4/1990.<br />
Los primeros días de la primavera. Pedro Rodríguez camina con su<br />
hermano menor, Jorge, por los caminos de Turo Parque, cerca de su<br />
universidad.<br />
40
Pedro es un estudiante de arquitectura, y Jorge es un estudiante de<br />
Derecho. Los dos son solteros, atractivos y juerguistas.<br />
Una joven p<strong>el</strong>irroja de no mas de veinte años va a su encuentro. Lleva<br />
un vestido verde corto, que destaca su color especial de p<strong>el</strong>o, y una<br />
raqueta de tenis en su mano. Pedro siempre se gusta chicas p<strong>el</strong>irrojas.<br />
Esta chica parece especial para él.<br />
“Yo soy Pedro”, dice a <strong>el</strong>la, “¿Cuál es su nombre?”<br />
“Yo soy C<strong>el</strong>este, mucho gusto”.<br />
“Sin palabras innecesarias C<strong>el</strong>este. Has atraído mi atención. ¿Puedo<br />
invitarte a un juego de tenis mañana?”<br />
“Tal vez. ¡Prepárate para perder! Este es mi número de t<strong>el</strong>éfono 078-<br />
876-5425. ¡Hasta pronto!” dice C<strong>el</strong>este, risita y continua su camino<br />
ad<strong>el</strong>ante.<br />
“¡No pierdas <strong>el</strong> tiempo, hermano!”, dice Jorge.<br />
“No Jorge. Esta mujer será mi esposa”.<br />
“¿¡Tu esposa?! ¿Tú y tus sueños una vez más?”<br />
“¡Mi esposa. Lo sé porque…sé que lo sé!”<br />
“Hermano, tú tonterias...”.<br />
Por la mañana jugaron a tenis. Ella perdió. “Es tu última<br />
victoria, Pedro, querido. No vas a ganar más. Nunca más!”, <strong>el</strong>la dijo.<br />
“Si va a ser mía, ya he ganado suficiente…”, Pedro respondió.<br />
41
Seis meses más tarde <strong>el</strong> 21 de octubre de 1990 se casaron.<br />
21/10/2010. Las ocho de la noche, la noche antes d<strong>el</strong> asesinato.<br />
Este es su vigésimo aniversario, pero desde varios años que no<br />
c<strong>el</strong>ebran.<br />
C<strong>el</strong>este sufre de problemas graves con sus salud mental. Entra y<br />
sale de los hospitales psiquiátricos. Toma medicación antidepresiva.<br />
Nadie sabe por qué empezó. Tal vez es porque no puede tener niños.<br />
Y lo más importante, nadie sabe cuándo su condición va a mejorar.<br />
Pedro ama C<strong>el</strong>este, pero su vida no es como él imaginó. Él frustrado.<br />
Nada de lo que hace ayuda.<br />
Se escapa a <strong>el</strong> trabajo y la oficina, a su gran carrera. No hay ayuda para<br />
aliviar <strong>el</strong> dolor. Tampoco su romance con Clarisa es ya emocionate.<br />
Sólo por un desliz tuvieron un largo romance. Clarisa es no agradable,<br />
no muy int<strong>el</strong>igente, y tampoco muy interesante, pero <strong>el</strong>la estaba allí,<br />
y él se sentía solo.<br />
Ahora dice que está embarazada, <strong>el</strong>la afirma que <strong>el</strong> niño es suyo, y<br />
<strong>el</strong>la quiere cuidar <strong>el</strong> niño juntos. Él piensa que <strong>el</strong>la está mintiendo.<br />
No está seguro de que <strong>el</strong>la estaba embarazada como <strong>el</strong>la dice, y si es<br />
así - tampoco no está seguro que él es <strong>el</strong> padre d<strong>el</strong> bebé, y cree que<br />
lo único que <strong>el</strong>la quiere es su dinero.<br />
Así que va a trabajar por tardes. No quiere encontrarse con <strong>el</strong>la. Ya le<br />
dijo a <strong>el</strong>la, que no quiere a <strong>el</strong>la en su vida.<br />
A pesar de la hora, la puerta se abre. “¡Usted, Mr. Rodríguez, <strong>el</strong> gran<br />
arquitecto!”, dice Clarisa con cinismo y desprecio, “No responda<br />
42
mi t<strong>el</strong>éfonos, y ignora me, ¡no va a ser así! ¿Oyes? ¡No va a ser así!<br />
¡Nunca más! Usted me compra una casa nueva y me paga una buena<br />
suma de dinero”, dice y escribe ‘1,000,000 Euros’ en un pap<strong>el</strong>, “o yo<br />
decirlo todo a tu loca esposa. ¡Todo!”. Mr. Rodríguez no sabe qué<br />
decir. Clarisa lleva en su mano <strong>el</strong> cuchillo de pap<strong>el</strong>ería, y agrega con<br />
gestos y con tono de amenaza - “¡Es tu final! ¿Oyes?”. Clarisa acaba<br />
y sale de la oficina.<br />
Mr. Rodríguez detiene la grabación. ”Esa mujer es mala, y puede<br />
hacer todo”. Él lo sabía. “No se puede ceder al chantaje, pero no<br />
puede hacer más daño a C<strong>el</strong>este también”, piensa <strong>el</strong> Sr. Rodríguez.<br />
23/10/2010. La mañana después d<strong>el</strong> asesinato.<br />
La policía está en la oficina. Buscan <strong>el</strong> cuchillo de pap<strong>el</strong>ería con <strong>el</strong><br />
sangre d<strong>el</strong> muerto, <strong>el</strong> Sr. Pedro Rodríguez y la grabación también.<br />
C<strong>el</strong>este es investigada en <strong>el</strong> estación de policía.<br />
Todo lo que tiene que decir, no ayuda. Las hu<strong>el</strong>las dactilares d<strong>el</strong> arma<br />
d<strong>el</strong> crimen, la grabación, las mentiras sobre <strong>el</strong> embarazo que no fue.<br />
Clara evidencia, un motivo y una razón por la venganza.<br />
Una sola cosa está sin resolverse, ¿Cuáles son los signos extraños<br />
en la cabeza d<strong>el</strong> cuerpo? - Nadie sabe. Y para nadie parece no ser<br />
importante.<br />
“La secretaria. La amante. La asesina”, piensan todos.<br />
En <strong>el</strong> otro lado de la ciudad una institución psiquiátrica,<br />
Calma. C<strong>el</strong>este en su blanca habitación, lleva una raqueta de tenis<br />
43
con una mano, le acaricia la raqueta con la otra mano. “Pedro y <strong>el</strong><br />
tenis - dos grandes amores de mi vida”.<br />
“Nadie sabe de mi salir de habitación ayer”, Piensa. “Nadie sabe que<br />
yo sabía de su romance. El bastardo, mi esposo, su lugar está en <strong>el</strong><br />
infierno, y su secretaria permanecerá en la prisión, toda su vida.<br />
Tomo mi secreto conmigo”.<br />
“Pedro, querido mío, esta vez, tú pierdes y yo no pierdo más. ¡Nunca<br />
más!”. Habla C<strong>el</strong>este por sí mismo, habla y toma sus píldoras para<br />
la depresión. No es una píldora o dos, como siempre. Cuarenta,<br />
guardadas en un largo periodo.<br />
“No más dolor para mí. ¡Nunca más!”. Una última risilla,<br />
tranquilamente, y una vez más hay un silencio total.<br />
Y cuando descubren su muerto cuerpo, mantiene fuerte una raqueta<br />
de tenis en su mano.<br />
44
La Nueva Escu<strong>el</strong>a<br />
YanJia Guo<br />
Voy a un parque que está muy cerca de mi casa todos los fines de<br />
semana. Me gusta pasear por este parque porque es tranquilo, no<br />
hay coches, ni gente por las calles, no es nada ruidoso. ¡Es verdad!<br />
no se oye nada por la noche excepto <strong>el</strong> silencio, además este parque<br />
hu<strong>el</strong>e a plantas y a aire fresco. Hay muchos fragmentos de la vida en<br />
este parque que me hacen disfrutar.<br />
Soy un arquitecto chino, normal, callado y un poco serio, sin embargo<br />
trabajador. Me gusta pensar mientras paseo. Pienso colores, líneas,<br />
formas y después creo diseños de grandes y pequeños edificios. He<br />
trabajado en diversos proyectos, por ejemplo, un gran ayuntamiento,<br />
varios hospitales con instalaciones de todo tipo, hot<strong>el</strong>es acogedores<br />
y centros comerciales diversos.<br />
Estoy muy ocupado y tengo mucho dinero, pero me parece que<br />
45
todavía falta algo en mi vida. No tengo muchos amigos y salgo poco.<br />
Vivo lejos de mis padres y estoy soltero. A veces, estoy bastante<br />
aburrido. Necesito hacer algo distinto. A mis compañeros, les gusta<br />
ayudar a la gente necesitada. Yo prefiero colaborar de una manera<br />
diferente, más indirecta.<br />
Hay un anuncio en mi barrio. Se buscan voluntarios para una nueva<br />
escu<strong>el</strong>a. Necesitan un arquitecto y ¡eso es justo lo que me interesa!<br />
Se trata de una escu<strong>el</strong>a de huérfanos. El director de la escu<strong>el</strong>a necesita<br />
un diseño para <strong>el</strong> nuevo edificio que albergará la escu<strong>el</strong>a. Dice que<br />
los huérfanos son muy optimistas, alegres y dinámicos aunque no<br />
tienen padres. Ellos son int<strong>el</strong>igentes, educados y activos. La escu<strong>el</strong>a<br />
debería ser bonita, simpática, cómoda y con un ambiente agradable.<br />
El director es amable y generoso y yo le he pedido que me conceda<br />
dos meses para diseñar <strong>el</strong> nuevo proyecto.<br />
Éste es mi primer diseño gratis y sin embargo me resulta muy<br />
difícil. De momento no tengo ninguna idea en absoluto. Para mí, la<br />
escu<strong>el</strong>a es un lugar en <strong>el</strong> que se estudia, hay conocimientos, ciencias,<br />
preguntas y respuestas. Me gustaría que fuera moderna y tradicional<br />
a la vez, donde se respire optimismo y cariño, pero ¿cómo es una<br />
escu<strong>el</strong>a optimista y cariñosa?<br />
Últimamente paseo mucho, casi todos los días, pero <strong>el</strong> paseo no<br />
puede ayudarme esta vez. ¡Qué perplejo estoy! Voy al parque una y<br />
otra vez en espera de un milagro.<br />
Paseo y pienso como de costumbre, de repente, alguien en bicicleta<br />
pasa a mi lado y escucho un ruido que me saca de mis pensamientos.<br />
46
¡Pang, Pang! algo cae al su<strong>el</strong>o. Se trata de una raqueta roja que<br />
pertenece a la persona que conduce la bicicleta. Es una chica p<strong>el</strong>irroja,<br />
lleva una camiseta amarilla y no se ha dado cuenta de su pérdida, así<br />
que continúa su camino como si nada hubiera pasado.<br />
La recojo, pero no conozco a la chica, ¡creo que no podré devolverle la<br />
raqueta! Decido hacer una pausa y volver a casa, cuando de repente<br />
veo que en la raqueta hay unas letras escritas. Es <strong>el</strong> nombre de una<br />
guardería que conozco y que no está muy lejos. Quizás la chica trabaje<br />
allí. ¿Quién sabe? Así que decido acercarme y comprobar si estoy en<br />
lo cierto. Salgo d<strong>el</strong> parque y me acerco distraídamente con la raqueta<br />
en mis manos.<br />
Hace buen tiempo y no sé por qué pero me siento más r<strong>el</strong>ajado<br />
cuando estoy cerca de los niños. Tal vez sea porque me hace sentir<br />
bien al saber que puedo ayudarles.<br />
La guardería es un poco antigua, de color rojo. Encima de los<br />
antepechos hay muchas flores. Escucho risas detrás de las ventanas.<br />
Me acerco a una de las ventanas que está abierta y veo a varios niños<br />
jugando con unos bloques de colores. Otros niños están pintando<br />
y dibujando mientras charlan animadamente, parece que están<br />
diseñando algo, aunque no sé muy bien de qué se trata, encima de<br />
la mesa hay un mural de cartulina con <strong>el</strong> dibujo de lo que parece ser<br />
una casa.<br />
En <strong>el</strong> diseño de los niños hay una gran puerta y detrás de <strong>el</strong>la un arco<br />
iris que ocupa toda la pared y que conduce a un pequeño jardín con<br />
muchos girasoles. Al fondo d<strong>el</strong> jardín hay varias puertas que dan a<br />
varias habitaciones. En las paredes de las habitaciones están pintadas<br />
47
unas nubes de color azul claro y flores de diferentes colores. Puedo<br />
ver muchos dibujos dentro de las nubes de comida, plantas, animales,<br />
y gente.<br />
Siguiendo <strong>el</strong> camino d<strong>el</strong> arco iris se llega a la segunda planta donde<br />
deja de ser un arco iris para transformarse en la dirección de varios<br />
caminos de diferentes colores. En <strong>el</strong> centro de la habitación hay<br />
varios videos que emiten distintas imágenes en 3D y compruebo que<br />
cada color muestra una materia diferente: matemáticas, ciencias,<br />
literatura, geografía, historia, etc. Al final de la habitación hay unas<br />
escaleras que suben a la tercera planta.<br />
En esta planta hay una estancia con unos pilares finos y largos.<br />
Dentro de cada pilar hay una pantalla táctil, me acerco un poco<br />
más y compruebo que en cada una de <strong>el</strong>las se muestra una palabra<br />
diferente: placer, desagrado, amor, espera, desengaño, futuro,<br />
curiosidad…... A cada paso que das vas viendo las palabras y ahora<br />
entiendo cual es <strong>el</strong> motivo de esta estancia, que nos quieren enseñar<br />
esos pilares y esas palabras. Son los pasos de la vida y solo paso a<br />
paso podremos madurar y vivir todas esas emociones que nos harán<br />
crecer y convertirnos en adultos.<br />
La puerta d<strong>el</strong> aula se abrió mientras yo miraba asombrado este<br />
“diseño”.<br />
—“A ver niños. ¿Cómo es nuestra nueva escu<strong>el</strong>a?”— entra y<br />
dice la profesora.<br />
¿La nueva escu<strong>el</strong>a?<br />
¡Qué idea más buena! ¡Esta es la escu<strong>el</strong>a que los niños<br />
imaginan y necesitan!<br />
48
—“¡Ah!...... Lo sé” — digo en voz alta.<br />
La profesora se vu<strong>el</strong>ve hacia mí. Está sorprendida, sus ojos lo<br />
demuestran. Es una joven p<strong>el</strong>irroja de no más de veinte años. Lleva<br />
una camiseta amarilla.<br />
¿Es p<strong>el</strong>irroja y lleva una camiseta amarilla? ¡Es <strong>el</strong>la!<br />
Le muestro la raqueta. Ella sonríe y viene hacia mí.<br />
—“¿Es tu raqueta?” — pregunto.<br />
—“Claro que sí. ¡Qué suerte tengo! Muchas gracias, eres muy<br />
amable” — dice la chica.<br />
—“De nada“ — digo.<br />
—“¿Eres profesora <strong>aquí</strong>?” — pregunto.<br />
—“No, soy estudiante y voluntaria. Vengo <strong>aquí</strong> todos los<br />
viernes a jugar con los niños” — contesta.<br />
—“¡Qué bien!, yo también soy voluntario” — digo orgulloso.<br />
—“¿Te gustan los niños?” — pregunta <strong>el</strong>la.<br />
—”Si, me encantan” — contesto.<br />
—“Y, ¿Por qué tú dices ‘lo sé’ en alto? ” — pregunta <strong>el</strong>la.<br />
—“Pues, porque.... Nada, nada” — digo.<br />
Lo sé porque....... sé que lo sé.<br />
La nueva escu<strong>el</strong>a.<br />
49
El Sueño o la Consonancia<br />
Alla Koroleva<br />
Era un día soleado bien en septiembre, pero una joven p<strong>el</strong>irroja de<br />
no más de veinte años estaba triste. Se llamaba Alícia. Ella tenía<br />
unos padres maravillosos pero a <strong>el</strong>los les gustaba trabajar mucho. Su<br />
padre fue un arquitecto, su madre fue un médico y también tenía<br />
un hermano pequeño y agradable y muchos amigos. Hoy era <strong>el</strong><br />
cumpleaños de Alicia, pero no puede c<strong>el</strong>ebrar con nadie.<br />
Ella recibió muchos regales: vestido y ordenador nuevos e incluso una<br />
raqueta profesional de tennis. Pero la alegría no fue completa. Papá<br />
estaba en una obra de construccion en otro país, la madre trabajaba<br />
en <strong>el</strong> hospital, su hermano venía a visitar los abu<strong>el</strong>os. Y sus los amigos<br />
se separaron a diferentes partes d<strong>el</strong> Mundo.<br />
Se sentó en un parque de la Plaza de España cerca d<strong>el</strong> monumento<br />
a <strong>Cervantes</strong> El sol calienta suavemente, susurro de las hojas de los<br />
árboles, tristeza arrullado, Alícia cerró los ojos ...<br />
50
Ella despertó porque una voz habla con <strong>el</strong>la. La voz era agradable,<br />
pero desconocido.<br />
- Hermosa señorita, ¿por qué está triste?<br />
Frente a su había unos dos hombres desconocidos. Uno de <strong>el</strong>los era<br />
alto y «era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rosto»<br />
contrario lo segundo era de bajo, rechoncho y bondadoso. Estos los<br />
desconocidos le parecía extrañamente conocido.<br />
Inesperadamente por la misma, <strong>el</strong>la empieza a decirme a los<br />
desconocidos:<br />
- Es que hoy tengo un cumpleaños…<br />
- ¡Qué coincidencia! Exclamó <strong>el</strong> desconocido alto<br />
- ¡Tengo <strong>el</strong> cumpleaños hoy también! Pensó por un momento<br />
y continuo<br />
- ¡No está seguro lo que yo tengo, es posible lo que mi padre<br />
tiene <strong>el</strong> cumpleaños ! Por lo menos alguien d<strong>el</strong> planeta tiene <strong>el</strong><br />
cumpleaños como usted exactamente. ¡Y esto es maravilloso!<br />
- ¿Por qué está triste, señorita hermosa? Repitió su pregunta<br />
a lo alto<br />
- ¿Por qué este mundo funciona tan difícil? Alícia hace a punto<br />
de las palabras de las reflexiones tristes.<br />
- ¿Por qué mi familia y mis amigos tan lo lejos, y no puedan<br />
compartir conmigo la alegría de este día.<br />
51
- ¿Por qué la f<strong>el</strong>icidad nunca es completa?<br />
- ¿Por qué lo sabio va mano o mano con <strong>el</strong> tristeza, alegría con<br />
lágrimas, miedo con esperanza y amor con .... ?<br />
Sonrisa <strong>el</strong>usivo tocó los labios de lo alto.<br />
¿Y dónde son los queridos por de corazón de usted?<br />
- Mi papá está en Marrakech, mis amigos Rogue, Laura e Isab<strong>el</strong><br />
están en Beijing, T<strong>el</strong> Aviv, Brus<strong>el</strong>as y mi novio Migu<strong>el</strong> está en Moscú.<br />
- ¡19 216 kilometros, señor! <strong>el</strong> desconocido segundo dijo – si<br />
visitar todos los amigos de uno por uno.<br />
- Sí, mi amigo, es gran distancia para un hombre, pero no es lo<br />
grande para nuestros «sabio nigromante» que llamaba Viento.<br />
- ¿Cree en unos milagros, la señorita hermosa?<br />
- ¡No, señor, por desgracia, no!<br />
Sus últimas palabras se ahoga en las ráfagas de <strong>el</strong> viento fuerte, que<br />
fue tan repentinamente como llegó.<br />
- Permítanme, señorita hermosa, hacer un regalo de<br />
cumpleaños para usted.<br />
Hace tiempo y <strong>el</strong> viento vu<strong>el</strong>ta y Alícia con asombro ve cinco<br />
pájaros increíbles.<br />
- Esto es un b<strong>el</strong>lo Flamenco Rosa de Marrakech, La Grulla noble<br />
ermitaño de Beijing, y la Abubilla trabajador de T<strong>el</strong> Aviv, y <strong>el</strong> Cernícalo<br />
52
independiente de Brus<strong>el</strong>as, y no tiene miedo de las h<strong>el</strong>adas <strong>el</strong><br />
Camachu<strong>el</strong>o de Moscú. Cada de uno no habla idiomas de los demás<br />
(otros), pero llegó a la llamada d<strong>el</strong> viento para hacer un regalo.<br />
Los pájaros cantan. Se trataba de una polifonía increíble, cada uno<br />
cantó su materna idioma, pero combinan por un impulso común para<br />
que haciendo un cumpleaños inolvidable <strong>el</strong>los cantaba de sus almas.<br />
A través de esta canción, Alícia sentía la consonancia de su alma con<br />
d<strong>el</strong> mundo.<br />
- ¡El regalo es igual de precioso que inesperados de mi vida!<br />
¿Por qué usted tan bueno conmigo y como acierta, <strong>el</strong> señor<br />
sabio, que me daría una gran alegría?<br />
- Yo no soy tan sabio como responder a todas sus preguntas,<br />
hermosa señorita, pero yo sé que cada persona hay un momento<br />
cuando quiere sonreír al mundo, pero no puede sin la ayuda de otro<br />
hombre. Y siempre hay alguien que le ayude a sonreír. Y con una<br />
sonrisa las preguntas se contesta.<br />
Leonardo da Vinci, parece decir lo que - <strong>el</strong> arco es una fuerza que<br />
le compone por dos los débiles: para la arquitectura consta de dos<br />
cuartos de círculo, cada una de <strong>el</strong>las es muy débil en lo mismo<br />
y quiere a caer, pero apoyándose de su caída uno con <strong>el</strong> otro, dos<br />
puntos débiles se transforman en una fuerza unificada.<br />
- ¡No tenga miedo de ser débil o triste, señorita hermosa,<br />
recibir ayuda o ofrecer ayuda! - ¡Tiene que temer no quiere escuchar<br />
la consonancia d<strong>el</strong> mundo!<br />
53
Alícia abrió los ojos. Era <strong>el</strong> día soleado bien en septiembre, pero no está<br />
triste y no están los desconocidos tampoco. Sólo lo cinco los pájaros<br />
increíbles estaban cerca d<strong>el</strong> más alto y <strong>el</strong> más b<strong>el</strong>lo monumento de<br />
Madrid.<br />
54
La examinación de la Babilonia<br />
Kristina Lotkova<br />
Me llamo Pav<strong>el</strong>. Soy arquitecto, estudio en <strong>el</strong> <strong>Instituto</strong> de la<br />
Arquitectura de Moscú. Es mi ultima año como estudiante. Tengo que<br />
escribir una diploma. Hoy voy a quedar con mi profesor, quién es un<br />
hombre muy int<strong>el</strong>ligente y famoso aunque ahora ya bastante mayor.<br />
Ha llamado esta mañana y ha dicho: “Creo, que nuestra trabaja va a<br />
ser muy interesante para dos juntos. Tengo una buena idea.” “¡Claro<br />
que si!” -yo pensé. Después de comer voy al <strong>Instituto</strong>.<br />
Mi profesor es muy f<strong>el</strong>íz a ver a mi: “¡Buenas tardes, Pav<strong>el</strong>!” “¡Buenas<br />
tardes, señor profesor! ¿Cómo esta usted?” Me responde con la<br />
sonrisa hospitalaria:<br />
- Gracias, Pav<strong>el</strong>, bien. Vamos a sentar y voy a decir como realizar<br />
tu diploma y mi intención, que tiene que ayudarte en tu vida futura,<br />
también. Y luego tienes <strong>el</strong> tiempo para pensar las cosas.<br />
55
Un poco mas tarde he comprendido, que mi profesor tiene un mejor<br />
amigo muy rico, quién va a dar dinero de sobra para concebir y<br />
construir un parque fenomenal de atracciones para toda la gente a<br />
hacerla f<strong>el</strong>iz y también para c<strong>el</strong>ebrar su nombre por la historia. El<br />
profesor voy a reunir un grupo de cinco estudiantes de ultimo curso<br />
de nuestro instituto para realizar este trabajo como una diploma<br />
de los todos juntos – italiano, inglés, español, chino y ruso. Casi allí<br />
mismo quise a rechazar <strong>el</strong> ofrecimiento. Le exclamé: “¡Es imposible!<br />
Hablamos diferetnes lenguas y nunca cumplimos.” Pero <strong>el</strong> profesor<br />
terminó muy tranquilo: “Tienes que pensar sobre esta idea. Vamos a<br />
quedar siguiente semana, Pav<strong>el</strong>.”<br />
Dos horas después llamé a mi amiga Elena y fuimos al parque cerca<br />
de su casa, llamado Kolomenskiy, que muy bonito. Elena es una<br />
estudiante de historia. Compartimos unas noticias d<strong>el</strong> dia. Me parecí<br />
que Elena fue alegre. Ha gustado una lección de profesora de historia<br />
antigua esta mañana. Empezamos a jugar al tenis y me preguntó:<br />
“¿Has oido sobre de Babilonia alguna vez?” Fui muy enfadado con<br />
la discusión de este mediodía. Le conté sobre mi preocupación y<br />
terminé: ¡Exactamente! ¡Que igualidad! ¡La Babilonia! Todos juntos<br />
vamos a dar al través con nuestras diplomas como la gente antigua<br />
con su torre de Bab<strong>el</strong>. Elena expresó: “Nuestra profesor ha dicho que<br />
siempre puede encontrar <strong>el</strong> otro variante de cada hecho historico.<br />
Hay que pensamos sobre este uno.” Mientras proseguí <strong>el</strong> camino de<br />
balón detrás y golpeó contra mi bolso balanceado con la raquete en<br />
<strong>el</strong> mano derecha y oí las ultimas palabras de Elena: “¡Pav<strong>el</strong>, cuidado!”<br />
Ya me he desmayado…<br />
Cuando abrí los ojos, alrededor ví la habitación nueva. A la izquierda<br />
de la cama, donde yazco, está una chica. Reconozco a Elena. Voy<br />
56
a llamar a su nombre, pero <strong>el</strong>la habla la primera: “Cómo está tu<br />
cabeza?” “Gracias, me encuentro bien.” “Me alegra que tu salud ha<br />
regresado,” – se sentó cerca de mi encima de la cama y ahora ví, que<br />
esta chica no es Elena, pero se muy parece a élla. “¿Cómo te llamas?”<br />
- le pregunto. “Soy An<strong>el</strong>e, sacerdotisa y también la hija de Nimrod, d<strong>el</strong><br />
Grande Emperador de Babilonia en la Tierra Sanaar”. “¿Y que pasa a<br />
mi y que hago ahí?” – pregunté muy sorprendido. Me dijo:<br />
más.<br />
- Nuestros guerreros han traido <strong>aquí</strong> tu y quatro arquitectos<br />
- ¿Somos tus presos? – le inquirí bastante cuidado. Oye mi<br />
propio voz, que se ha hecho muy cambio. Yo pienso, que he volvido<br />
loco.<br />
- ¡Que tontería! Ha visto los presos algunas veces, quién se<br />
acostaría un dormitorio como este y a quién tan bien atendería?<br />
Durante d<strong>el</strong> viaje tu fuiste enfermo muy mal, tuviste una fiebre fuerte.<br />
Yo tuve que curarte pronto, – <strong>el</strong>la dijo y adicionó riéndo más - Creo<br />
que tu eres demasiado joven para ser un arquitecto famoso.<br />
- Tengo veinte años, ¿usted qué edad tiene?<br />
- Veinte, también. Pues, puedes llamar “tu” a mi.<br />
- Me parece que tu eres demasiado joven para ser una<br />
sacerdotisa,<br />
- yo desafié.<br />
Ella rió: “Vístete y vamos a tener una reunión con Nimrod, d<strong>el</strong> Grande<br />
Emperador de Babilonia en la Tierra Sanaar y tus compañeros de otras<br />
57
paises. Ahí comprenderé a todo”. “Qué es la reunión?” – le pregunté,<br />
pero ya se ha salido d<strong>el</strong> salón. Me levanté y fui a la ventana a ver<br />
cómo estan fuera. ¡El paisaje enfrente de mis ojos es muy grandioso!<br />
En <strong>el</strong> grande patio estan paseando mucha gente. D<strong>el</strong>ante de mi lugar<br />
y bastante lejos estan las puertas grandes de oro, luminado debajo<br />
de brillo de sol. Alrededor de la ciudad está la barrera. Detrás de<br />
la barrera empiezan dos rios anchos – uno a la derecha y otro a la<br />
izquierda. En <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> patio esta un hoyo ancho y profundo. ¡Está<br />
mucha arena roja y mucho polvo por todas partes! “¡Que da qué<br />
pensar!” – pensé para sí.<br />
He oido que alguién han llamado en la puerta y ha sonido <strong>el</strong> voz de<br />
una chica: “Señor, d<strong>el</strong> Grande Imperador de Babilonia en la Tierra<br />
Sanaar esta esperando a usted. He venido para escoltarse.” “Voy,<br />
voy,” – le contesté y salí. Fuimos andando sobre numerosos pasillos<br />
y entramos en la sala grande con <strong>el</strong> techo muy alto. Ad<strong>el</strong>ante de la<br />
entrada esta <strong>el</strong> trono enmarcando en la t<strong>el</strong>a roja y de oro. En <strong>el</strong> trono<br />
se senta El Emperador. ¡No dudas que tiene la misma cara como mi<br />
profesor! Estoy listo a llamar su nombre, pero espero un momento.<br />
A la derecha d<strong>el</strong> Emperador esta su hija An<strong>el</strong>e, quién solta un grito:<br />
“¡Silencio! ¡El Grande Emperador de Babilonia en la Tierra Sanaar voy<br />
a decir!” Yo voy cerca, donde estan cuatro hombres jovenes aparte<br />
uno a uno y me siento la vibración en las rodillas porque la solemnidad<br />
de ocación. El Emperador levanta su mano y empieza a hablar:<br />
- Saludos a usted, <strong>el</strong> quinto arquitecto, de Larsa. Tu estas<br />
entre otros, quién hemos traido <strong>aquí</strong> de Shumera, de Akkada, de<br />
Jalne y de Mari para hacer una misión de la historia. Es la voluntad<br />
de Madruk, El Deidad y El Protector de nuestro Imperio gran y<br />
58
invencible. ¡Tenemos que construir una torre colosal y alta como <strong>el</strong><br />
ci<strong>el</strong>o! Hagamos célebre nuestro nombre antes que nos dispersemos<br />
por toda la tierra Sanaar. Si hay la avenida de aguas, podemos<br />
que estar fuera de p<strong>el</strong>igro – dentro de nuestra torre de Bab<strong>el</strong>.<br />
Después de sus discurso, El Emperador se levanta y se baja por unos<br />
escalónes de la escalera. Va al primero arquitecto y le habla: “Puede<br />
Madruk ayudarte!” Va al segundo y habla lo mismo. Al tercero, al<br />
quatro y al final a mi. Y sale. Yo empiezo a entender la situación, pero<br />
tengo que recibir unas respuestas a las preguntas.<br />
An<strong>el</strong>e va a ir fuera, pero le llamo y <strong>el</strong>la vu<strong>el</strong>ve con la sonrisa ancha.<br />
- A dónde vas a ir, An<strong>el</strong>e? – le pregunté. - ¿Puedo acompañarte?<br />
- Voy a ir a la Casa d<strong>el</strong> Deidad Madruk, tengo que preparar<br />
algunas cosas para <strong>el</strong> fuego santo esta noche. Y tu tienes que quedar<br />
con tus compañeros y que pensar sobre un plan de la torre de Bab<strong>el</strong>.<br />
- ¿Cómo tu piensas que nosotros comprendemos uno a otro?<br />
¡Un asunto es que hablamos lenguas diferentes! – le dije irritante.<br />
- Hablamos todos la misma lengua si tenemos una misma<br />
voluntad. Nunca hay que tener mucho orgullo, hay que siempre tener<br />
mucho voluntad a escuchar a otros. Es tu destino. Si quieres, vamos a<br />
ir juntos a la Casa d<strong>el</strong> Deidad Madruk – en <strong>el</strong> tiempo d<strong>el</strong> fuego santo,<br />
cuando El habla. Va a ir a la barrera de la Deidad Ishtar esta noche.<br />
Voy a esperar a tu.<br />
Ella salió. Y pensando me uní <strong>el</strong> grupo de cuatros arquitectos. Supe<br />
que no podría decir nada. ¡Ninguno puede comprender la lengua de<br />
otros, además son antiguas!<br />
59
Algo tiempo después estuvimos hablando sin pausas, aunque<br />
diferentes lenguas, pero comprendemos uno a otro perfecto,<br />
mientras estuvimos haciendo los dibujos y hablando sobre nuestras<br />
ideas extraordinarias. Me alegré cómo <strong>el</strong> dia se pasó. Le dije sobre<br />
esto a An<strong>el</strong>e, cuando quedamos a la barrera de la Deidad Ishtar, que<br />
ví fuera de la ventana de mi dormitorio.<br />
“Me alegré esta noticia, también” – <strong>el</strong>la hice <strong>el</strong> fuego enfrente<br />
de la estátua de Madruk de oro. “Mira, El Deidad Madruk ha me dice<br />
una vez: Tenéis que construir la torre de Bab<strong>el</strong> y si completáis mi<br />
voluntad, voy a bajar d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o y unir la tierra y mi reino de ci<strong>el</strong>o. Pero<br />
si no podéis nunca comprender unos a otros, os separáis lejos unos<br />
de otros.”<br />
Dije riendo y me sentí muy cansado: “¡Una estatua no habla idiomas!”<br />
“Es verdad.” – An<strong>el</strong>e continuó – “Pero nada nos impedirá que llevan a<br />
cada todo lo que se propongan. Tienes que escuchar con tu corazon.”<br />
Mientras estuve mirando al fuego yo me dormí y me despierté con un<br />
abrir y cerrar de ojos, pero ahora alrededor está un cuarto de hospital,<br />
todo blanco. Sobre la cama, donde estoy tumbado, se senta Elena y<br />
pregunta alegre: “¿Cómo te vas?” “Elena, - hablé con prisa, - ¡Qué<br />
buena mentira! Yo comprendí, porqué El Babilonia se destruió. No es<br />
la problema de Dios o de unas lenguas diferentes. ¡Es la problema de<br />
la gente, cuando tienen mucho orgullo y no quieren escuchar uno a<br />
otro! Y voy a acordar con mi profesor y vamos a construir un parque<br />
genial con mis compañeros extranjeros. ¡Cueste lo que cueste,<br />
tenemos que representar la unidad de la nuestra mente y d<strong>el</strong> nuestro<br />
espíritu!<br />
60
Lo inimaginable<br />
Nikolay Nikolaev<br />
“¡Qué gustazo!”, Pablo estaba pensando, paseando lentamente por<br />
los senderos tortuosos d<strong>el</strong> parque muy tranquilo y hermoso que<br />
servía como un refugio para los barc<strong>el</strong>onenses y los visitantes de la<br />
ciudad que querían escapar d<strong>el</strong> ánimo bullicioso e ilimitado de esta<br />
ciudad extravagante. Aquí y allá algunos tórtolitos estaban disfrutando<br />
unos de los otros y también d<strong>el</strong> aire fresco, suave y perfumado de<br />
las últimas semanas de primavera. Algunas familias jóvenes iban de<br />
merienda y los niños estaban jugando un juego improvisado de correr<br />
de <strong>aquí</strong> para allá a través de los rayos dispersos d<strong>el</strong> sol que se parecían<br />
a los focos que estaban pasando por las copas gruesas de los árboles.<br />
Pablo estaba de buen talante por ver esta imagen tranquila de la<br />
f<strong>el</strong>icidad sencilla. Cuando un chico con una raqueta en las manos pasó<br />
por d<strong>el</strong>ante de él, los recuerdos de la última vez cuando estuvo <strong>aquí</strong><br />
empezaron a ocupar su cabeza más y más. Recordó que la cancha de<br />
61
tenis estaba cerca d<strong>el</strong> mirador donde iba a encontrarse con Ana en<br />
unos minutos. Para él todavía era difícil de creer estar allí otra vez. Era<br />
como un sueño que nunca había soñado.<br />
Pav<strong>el</strong>, que era su nombre verdadero, siempre quería ser un<br />
arquitecto famoso, pero este objetivo parecía inalcanzable para un<br />
niño pequeño d<strong>el</strong> interior d<strong>el</strong> norte de Rusia, aunque tenía un talento<br />
incuestionable e ingenio muy raro. Cuando cumplió dieciocho<br />
años sus padres le dieron <strong>el</strong> regalo más deseado en <strong>el</strong> mundo por<br />
él. Después de haber gastado todos sus ahorros de la vida, podían<br />
darse <strong>el</strong> lujo de pagar la carrera de arquitectura de su hijo en una<br />
de las universidades moscovitas más prestigiosas de Rusia. Pablo<br />
estaba en <strong>el</strong> séptimo ci<strong>el</strong>o por obtener una oportunidad de realizar<br />
su mayor ilusión. Moscú le parecía un leviatán que fácilmente podría<br />
pisar casi todo <strong>el</strong> mundo, pero que podría darle las oportunidades<br />
y la posibilidad de conocer a la gente que él necesitaba. La vida allí<br />
resultó en una pequeña pesadilla cuando tuvo que estudiar y trabajar<br />
todo <strong>el</strong> día para pagar <strong>el</strong> alojamiento. Poco a poco se acostumbró a<br />
esta forma turbulenta de la vida de la capital.<br />
Se graduó de la universidad con gran éxito y consiguió un trabajo<br />
en una empresa internacional. Empezó a participar en diferentes<br />
proyectos importantes a la vez en Rusia y en <strong>el</strong> extranjero y viajó<br />
mucho a lo largo de los dos años. Le gustaba recibir una colosal autorealización<br />
de su trabajo, haciendo las vidas más fáciles, más ligeras,<br />
más f<strong>el</strong>ices, ya que, en su concepción, estaba diseñando no sólo<br />
formas y espacios para vivir y trabajar, pero, sobre todo, la atmósfera,<br />
<strong>el</strong> humor y algo que solía llamar “<strong>el</strong> alma de la casa”, es decir, algo<br />
que podía cambiar sólo en parte con su trabajo y que generalmente<br />
62
era una especie de reflejo de personalidades de los propietarios y<br />
los acontecimientos que habían ocurrido en sus vidas. A pesar de<br />
todo esto, hasta este momento parecía que Pablo estaba muy lejos<br />
de encontrar su verdadero hogar. Sabía con certeza que Moscú, una<br />
ciudad que le dio su sueño y <strong>el</strong> rango que él deseaba, parecía incapaz<br />
de darle esta cosa mucha más impalpable.<br />
Su primer encuentro con España tuvo lugar en Valencia donde<br />
su compañía participó en <strong>el</strong> foro dedicado a la arquitectura<br />
contemporánea y Pablo fue uno de los empleados destacados<br />
invitados a compartir experiencias con sus colegas europeos.<br />
Precisamente allí le dieron <strong>el</strong> nombre de Pablo en la manera española<br />
de su nombre ruso Pav<strong>el</strong> por su tez morena y su dominio limitado<br />
d<strong>el</strong> español, sin embargo mejor entre sus compañeros rusos que<br />
no hablaban español. El viaje tuvo mucho éxito, pero Pablo estaba<br />
tan ansioso por saber un poco más sobre este país impresionante,<br />
brillante y de muchas maneras contradictorio que espontáneamente<br />
cambió su ruta y decidió hacer una visita corta a Barc<strong>el</strong>ona. A la<br />
postre, era una ciudad con la arquitectura maravillosa y Pablo tenía<br />
una mezcla extraña e inexplicable de cierta emoción e intimidad<br />
durante toda la estancia en <strong>el</strong> país.<br />
Barc<strong>el</strong>ona le dio una cálida recepción: hacía calor pero era más cariño<br />
que ardor, las calles abundaban de gente abigarrada y nubes de<br />
turistas, y <strong>el</strong> espíritu de festividad se sentía en <strong>el</strong> aire. Finalmente Pablo<br />
encontró <strong>el</strong> alojamiento que buscó en Internet <strong>el</strong> otro día estando de<br />
prisa justo antes de su salida de Valencia. Resultó ser un albergue<br />
muy popular entre los mochileros en su mayoría de edades entre<br />
veintitrés y veintiséis. “¡Eso es justamente lo que necesito!” pensó<br />
63
Pablo, echando un vistazo al interior de la entrada bastante compacta<br />
y simple donde lo primero que llamaban a los ojos eran algunas<br />
lámparas, que presentaban como soportes parejas desnudas con alas<br />
de mariposas, tendiendo las manos al sol personificado en la bombilla.<br />
Parecía que <strong>aquí</strong> incluso los lugares a primera vista más ordinarios<br />
podían henchir <strong>el</strong> ojo hasta de un arquitecto cosmopolita. Una joven<br />
p<strong>el</strong>irroja de no más de veinte años estaba sentada en uno de los dos<br />
divanes de color rojo vivo y estaba apasionada con conversaciones<br />
virtuales con alguno de sus amigos. En <strong>el</strong> segundo diván se hallaba<br />
un joven de apariencia asiática que atentamente estaba leyendo su<br />
guía turística muy gruesa, anotando algo alternativamente en su<br />
libreta no menos pesada que la guía. Lo más probable era que sería<br />
bastante difícil encontrar una buena compañía <strong>aquí</strong> y así Pablo se<br />
fue a su habitación que, para su sorpresa, resultó ser un dormitorio<br />
estrecho para cuatro personas y allá hubo cinco maletas grandes.<br />
“Pues, apretados pero contentos”, pensó Pablo contando con una<br />
noche intranquila entre unos turistas incansables. En este momento<br />
irrumpió en <strong>el</strong> cuarto una morenita con los ojos grandes y una m<strong>el</strong>ena<br />
negra y en un vestido corto y rojo, sólo destacando toda la b<strong>el</strong>leza de<br />
su poseedora. “¡Dios mío! ¡Pensaba que este cuarto era solamente<br />
para chicas!”, dijo la chica con gesto de asombro y vergüenza, pero<br />
en algunos segundos, ya con una sonrisa radiante, añadió: “De todas<br />
formas, no estoy en contra de ninguna manera. Soy Ana”. Los dos se<br />
echaron a reir. Esas cinco maletas resultaron ser suyas, y Barc<strong>el</strong>ona<br />
era la ciudad de camino a San Francisco – la ciudad de sus sueños<br />
desde niña, donde fue a pasar algunos meses y tomar un curso de<br />
inglés. Pablo notó: «Lo último, que he esperado ver en este lugar es<br />
una española verdadera» «¡Ja, ja! ¡Sí, tienes mucha suerte! Es más, ya<br />
que hablas español un poco. Aquí siempre tienes muchos problemas<br />
64
si no hablas español, especialmente si vas a viajar a otros lugares no<br />
tan grandes como Barc<strong>el</strong>ona. Es que normalmente la gente no habla<br />
idiomas extranjeros, salvo unos locales» El día voló imperceptible<br />
y ligeramente. Como ninguno conocía la ciudad y tenían mucha<br />
hambre, encontraron un mesón sospechoso con comida mediocre<br />
y un dueño gritón, que de ninguna manera molestó los dos viajeros.<br />
Habiendo notado la foto de su pueblo entre las fotos en blanco y<br />
negro en la pared, Ana entusiásticamente empezó a contar sobre<br />
su vida en uno de los pueblos de Castilla, su estudio en <strong>el</strong> facultad<br />
de periodísmo, sus amigos, viajes y su país... Pasaron <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong><br />
día andando sin rumbo por las calles y los barrios desconocidos y<br />
tratando de abarcar lo infinito.<br />
“Mañana es <strong>el</strong> día de la partida” – Pablo estaba pensando de<br />
mala gana, contemplando la magnificencia seductiva de la ciudad<br />
que estaba cent<strong>el</strong>leando y quedaba sumida en <strong>el</strong> crepúsculo. Ana<br />
estaba acostada en <strong>el</strong> banco cerca con la pierna colgando y echaba<br />
miradas en <strong>el</strong> abismo que ennegrecía <strong>el</strong> mar. Un fresco agradable de<br />
la brisa suave estaba haciendo llegar casi tangible aroma de flores y<br />
m<strong>el</strong>odía dulce de olas que estaban creando una sensación de dicha<br />
sobrenatural, como si todos los sueños d<strong>el</strong> mundo estaban en las<br />
manos. Pablo le dijo:<br />
- ¿Me parece o ese es <strong>el</strong> olor de tus p<strong>el</strong>os?<br />
- ¡Ja, jа! ¡Sí, es mi magia!<br />
- Es muy extraño, mañana voy a salir a casa, pero no me deje la<br />
sensación de que ya estoy en mi casa, no quiero irme. ¿No te parece<br />
extraño?<br />
65
- Por lo visto, en tu vida pasada ya habías vivido <strong>aquí</strong>, también<br />
trabajando como arquitecto y construías unas villas para las nobles.<br />
- ¡Bobón!<br />
- Me parece que cada uno tiene una oportunidad de encontrar<br />
su hogar verdadero, hay que entenderlo a tiempo.<br />
Al día siguiente un taxi, colmado de cinco maletas y una mochila de<br />
tamaño regular, les llevó al aeropuerto. «Pues… por lo que parece,<br />
nuestras caminas divergen <strong>aquí</strong>», Ana dijo, besándole… A la vu<strong>el</strong>ta, no<br />
lo dejaban ni un segundo los pensamientos de este viaje corto pero<br />
tan insólito. A Pablo le desbordaban sentidos que no podía explicarse<br />
a sí mismo. ¿Si era enamoramiento o la curisiosidad que le era tan<br />
propia? Estaba fascinado de la hermosura incomparable y creatividad<br />
de todavía espíritu joven de la ciudad antigua. Pero realmente le<br />
hacía palpitar <strong>el</strong> otro mundo, mundo de esa morenita graciosa.<br />
No podía explicarse a sí mismo lo que la hizo tan especial, pero<br />
él sabía que era. Pablo sabía que la puerta de este mundo<br />
simplemente se entreabrió para él, pero esto fue suficiente para<br />
sentir toda la sinceridad, lo radiante y cordial de su b<strong>el</strong>leza. Este<br />
lo resplandor permanecía con él a pesar de decenas de miles de<br />
kilómetros que había entre <strong>el</strong>los. ¿Por que me pasó esto a mí? ¿Por<br />
qué tan pronto tuvo que decir ‘adiós’ sólo para darse cuenta en poco<br />
tiempo que no quería decirlo nunca?<br />
Ha pasado un año. Fue su Segundo día en Barc<strong>el</strong>ona en su vida.<br />
Pablo se sentía muy entusiasmado de saber que después de esta<br />
vez mañana habría una tercera, y pasado mañana – una cuarta.<br />
66
Después de los largos meses de intentos desesperados por encontrar<br />
cualquier forma, cualquier pretexto para estar en <strong>el</strong> lugar donde su<br />
corazón anh<strong>el</strong>aba estar, su destino le dio un regalo inesperado, pero<br />
tan deseado e inestimable. Su empresa acababa de abrir una oficina<br />
nueva en Barc<strong>el</strong>ona y se le ofreció un puesto de trabajo allí… Después<br />
de haber salido d<strong>el</strong> parque, se fue al mirador que tenía buena vista<br />
d<strong>el</strong> puerto. Ana estaba mirando hacia abajo, cuando Pablo se acercó<br />
a <strong>el</strong>la y le abrazó, por lo que se estremeció un poco, pero al cantazo se<br />
dio cuenta de lo que era lo que había esperado tanto tiempo. Después<br />
de haber inhalado este aroma tan conocido, embriagador, inefable,<br />
Pablo le dijo a Ana: Me parece que mí hogar está en <strong>el</strong> mundo tuyo…<br />
“Pues… ¡Bienvenido!”<br />
67
Un espejo<br />
Aleksandra Aytalieva<br />
“Joven p<strong>el</strong>irrojo no más que veinte años...” - leía él en voz alta<br />
estando sobre <strong>el</strong> banco en <strong>el</strong> parque. Él leía tan fuertemente que las<br />
personas pasando de largo le prestaban la atención. Pero se volvían<br />
no sólo porque él leía fuertemente... Él leía y se oía de dentro, y era<br />
importante cuánto <strong>el</strong> tenía años, y no es importante como él se veía,<br />
es importante sólo lo q f<strong>el</strong>iz y orgulloso para él. Pero las transeúntes<br />
oían completamente otro. No es ue él era claro y luz que lo llenaba<br />
era visible no por todo, y sólo por aqu<strong>el</strong>los sabía mirar y ver. Y esta<br />
luminiscencia la naturaleza lo ha regalado, habiéndole tomado <strong>el</strong><br />
rumor. Él era <strong>el</strong> sordo y por eso hablaba mal y leía. Cuando él leía<br />
en voz alta, los sonidos resultaban tales pesados, tales agujereados,<br />
abruptos y sordos. Es porque las personas le prestaban la atención.<br />
En aqu<strong>el</strong> lugar donde él vivía siempre era caliente. Los días eran muy<br />
cariñosos, y las tardes aterciop<strong>el</strong>ado, por eso él quería vivir mucho<br />
68
<strong>aquí</strong> y alegria a cada día. Pero lo más posible él quería la noche. Por la<br />
noche él podía soñar, ya que en la oscuridad él veía que quería ver. Y<br />
lo más posible él quería la noche por lo que por la noche en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o las<br />
estr<strong>el</strong>las v<strong>el</strong>aban, que dormían por <strong>el</strong> día. Y él podía hablar con <strong>el</strong>los.<br />
Él hablaba las horas. Podía hablar hasta mañana. Las escuchaban,<br />
respondían. Las estr<strong>el</strong>las le regalaban la luz, los besos. Él lucía. Él<br />
se hundía en este diálogo, y por <strong>el</strong> día los besos de las estr<strong>el</strong>las se<br />
escondían en sus pestañas. Y por eso por <strong>el</strong> día le parecía las estr<strong>el</strong>las<br />
al lado y él no se sentía solitario.<br />
Y <strong>aquí</strong> una vez por <strong>el</strong> día de verano todo regular le parecía insólito.<br />
Él iba por <strong>el</strong> mismo camino, por que iba siempre, pero lo le parecía<br />
otro. Él se ha parado cerca d<strong>el</strong> parterre, como siempre, y parecía así<br />
como las flores lo miraban de otro modo. Él era f<strong>el</strong>iz, como si de que<br />
esto espere esto debía pasar muy pronto. Él no iba, volaba, y no ha<br />
notado como ha chocado con la persona. El muchacho quería pedir<br />
perdón, pero la persona no lo ha notado. Él estaba tal pensativo y era<br />
mental en otro lugar. Esto era un hombre no muy joven, con gafas,<br />
con manos son ensuciado de grafito. Él estaba y tenía en las manos<br />
muchos grandes pajinas con los dibujos y miraba apasionadamente<br />
donde esto a lo largo de la calle. El muchacho en seguida ha adivinado<br />
que esta persona es <strong>el</strong> arquitecto, ya que él tenía tantos dibujos<br />
interesantes de las casas diferentes. Si <strong>el</strong> muchacho ha notado como<br />
estas casas son hermosamente dibujados y ha querido preguntar<br />
puede dibujar esta persona a una escalera , que podría gustar las<br />
estr<strong>el</strong>las. Pero sólo <strong>el</strong> muchacho se ha acercado, <strong>el</strong> arquitecto se ha<br />
puesto en marcha d<strong>el</strong> lugar y los pasos grandes esfumaban a <strong>el</strong> en<br />
finales de la calle. El muchacho no ha conseguido preguntar, pero no<br />
se ha amargado, ya que él sabía exactamente que hoy por la noche él<br />
hablará con <strong>el</strong>los.<br />
69
Todo <strong>el</strong> día que se ha quedado él pensaba sobre la escalera. Ya que<br />
sobre la escalera podría ser aún está próximo a las estr<strong>el</strong>las, que así<br />
lo comprenden. Él ha comprendido que es cierto signo. Y esta persona<br />
en parque con los dibujos extraordinarios de futuro, y las miradas de<br />
los flores y <strong>el</strong> olor d<strong>el</strong> pan tierno de la panadería, que él pasaba de<br />
camino al parque, algo presagiaba todo, pero él no comprendía que.<br />
Él esperaba sólo la noche y tenía prisa a casa.<br />
Él ha llegado a casa y no ha notado como anaranjado d<strong>el</strong> ocaso las<br />
esquinas de las casas y las callecitas estrechas empezaban a recordar<br />
los pliegues sobre la seda negra, que era trasvasada por luz de las<br />
foralas.<br />
Él se ha subido a su habitación. Sin encender luz, él ha quitado <strong>el</strong> calzado<br />
y ha arreglado de la ventana la flor que era posible ampliamente<br />
abrir la ventana. Tan pronto como las hojas de la ventana se han<br />
abierto, él ha sentido como la habitación ha empezado a respirar<br />
por la noche. Y él ha aspirado profundamente la noche y se hacía<br />
su parte. Él, orgulloso para él, se ha sentado a la peana y empezaba<br />
a mirar en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. Luego ha cerrado los ojos y piensa en <strong>el</strong> diálogo<br />
est<strong>el</strong>ar empezaban a pasar en su cabeza. Ya que ha pasado todo <strong>el</strong><br />
día, es sobre que contar y preguntar. Tan pronto como <strong>el</strong> muchacho<br />
ha abierto los ojos, como de repente, inesperadamente él ha caído de<br />
la peana. El muchacho empezaba a levantarse despacio y en sus ojos<br />
asustados había una admiración.<br />
“No puede ser...” - hablaba él.<br />
“¡Que vistosа!”<br />
“¡Que viva!”<br />
70
El ha visto a nueva estr<strong>el</strong>la en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. Su estr<strong>el</strong>la. Por eso para él lucía<br />
es más brillante otro. Antes <strong>el</strong> muchacho admiraba otras estr<strong>el</strong>las y<br />
hablaba con <strong>el</strong>los, y era f<strong>el</strong>iz. Y ahora él era enamorado.<br />
Y desde la misma noche él hablaba solamente con <strong>el</strong>la, la oía<br />
solamente, y solamente a su besos lucían a él sobre las mejillas, y por<br />
<strong>el</strong> día se escondían en sus pestañas dorados d<strong>el</strong> sol.<br />
Él fue muy f<strong>el</strong>iz, ya que él tenía un amor, lo escuchaban y oían, él oía,<br />
él hablaba y soñaba, miraba y admiraba... Todo esto hacía por su vivo,<br />
que luce, y lo más importante - no tan como todo. Él veía <strong>el</strong> sol y le<br />
sonreía, oía <strong>el</strong> viento y los p<strong>el</strong>otilleros en <strong>el</strong> unísono. Él veía la alegría<br />
de los niños, cuando <strong>el</strong>los jugaban con las raquetas en <strong>el</strong> pargue.<br />
Él era sordo, pero era f<strong>el</strong>iz. Él vivía uno, pero no era solitario. Él se<br />
alegraba a todo que tenía, él lo apreciaba y por lo tanto se distinguía<br />
de las otras personas. Las personas eran alrededor otros. Ellos tenían<br />
una vista, pero no sabían mirar y ver. A <strong>el</strong>los era <strong>el</strong> rumor, pero no<br />
sabían oír.<br />
El muchacho quería a las personas, pero no lo notaban y por eso él<br />
empezaba a hablar con las estr<strong>el</strong>las, lo escuchaban y respondían.<br />
Una noche magica, que era oscura como <strong>el</strong> grafito, <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o es<br />
alegre muy bajo sobre la ciudad d<strong>el</strong> peso de las estr<strong>el</strong>las, por que<br />
era sembrado. El muchacho estando como siempre sobre la peana<br />
hablaba con la estr<strong>el</strong>la. Y ha preguntado - de que él querría lo más<br />
posible. El muchacho ha cerrado los ojos y ha reflexionado. Y como<br />
<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> alquitranado ha propuesto <strong>el</strong> deseo y ha abierto los ojos, la<br />
estr<strong>el</strong>la empezaba a caer y en un segundo se ha perdido.<br />
71
Él lloraba toda la noche en <strong>el</strong> unísono con la lluvia. Y la mañana ha<br />
dormido. Los besos de la estr<strong>el</strong>la no poblaban su pestaña. Ha venido<br />
<strong>el</strong> día. Él triste ha salido al parque. El ha llegado al banco querido, él<br />
se ha sentado y no ha notado a la muchacha, que estaba ya allí. Él<br />
pensaba en aqu<strong>el</strong> por qué la estr<strong>el</strong>la ha apagado, por qué él ahora<br />
primeras veces es solitario. Él soñaba con una nueva noche, que<br />
puede hacer a sus f<strong>el</strong>iz de nuevo. Y de repente la muchacha se ha<br />
vu<strong>el</strong>to a él y ha preguntado:<br />
- “¿Que has propuesto cuando ha preguntado la estr<strong>el</strong>la?”<br />
El muchacho sin volver la cabeza ha respondido:<br />
- “Querría que todos las personas oigan y se veían.”<br />
Y tan pronto como ha pronunciado estas palabras, él ha comprendido<br />
que ha oído a la muchacha y que lo oye.<br />
Sus pestañas han empezado a temblar y en <strong>el</strong>los de nuevo se veían<br />
motas de la luz.<br />
El deseo de este muchacho fue muy bueno y muy desinteresado y por<br />
eso la estr<strong>el</strong>la ha apagado que lo se haya realizado.<br />
¿De donde lo sé, pregunten? Lo sé porque - sé que lo sé.<br />
Yo hablo con <strong>el</strong>los tambien.<br />
72
Adónde vamos?<br />
Fei Wang<br />
Cuando era una niña, la aldea que vivía estaba muy tranquila. Todos<br />
los días son iguales. Los días estábamos tranquilos y las noches<br />
tambien. Los rios fluían en voz baja. Las colinas no hablaron tampoco.<br />
Todas las personas son pobres. Los padres se levantaron temprano, y<br />
los niños más tarde. En los veranos, los chicos y los jovenes nadaron y<br />
pescaron en los rios pequeños juntos. Y los invierones toda la familia<br />
nos sentamos al lado d<strong>el</strong> fuego juntos.<br />
Pero alguno día todos cambiaron. Si alguna abu<strong>el</strong>a estuvo enferma,<br />
nadie subo. Si un niño no fui a la escu<strong>el</strong>a, nadie subo tampoco. ¿Por<br />
qué? ¿Adónde fueron sus hijos o padres? Los hijos jovenes fueron<br />
a las cuidades y los padres jovenes también. Sólo las mayores y las<br />
niños pequeños estuvieron allí en casa. Mis padres fueron una pareja<br />
de <strong>el</strong>los.<br />
73
Viví en <strong>el</strong> pueblo con mi hermana menor y nuestra abu<strong>el</strong>a, la madre<br />
de mi madre. Nunca había estado en una ciudad grande. El lugar más<br />
lejo d<strong>el</strong> pueblo en mi cabeza fue <strong>el</strong> asiento de condado. Mi hermana<br />
creyó la misma como yo.<br />
Un día, salí de colegio y volví a mi casa. Un chico se acercó a mí. Fue<br />
un chico alto y guapo. Tuvo una raqueta en su mano. Cuando <strong>el</strong> sol<br />
brilló sobre él, tuve un sueño sencillo pero bonito. Pensé que si <strong>el</strong><br />
novio mío en <strong>el</strong> futuro será este chico, que bueno.<br />
Tal vez estuve un poco loca. Lo creo no soy una chica muy guapa,<br />
pero soy muy amable y tengo la corazón buena. Cuando encontró su<br />
mirada, toda la mesilla mía cambió a rosa. Me enamoré a la primera<br />
vista.<br />
- ¿Sabes jugar al tenis?- No habló <strong>el</strong> idioma de mi pueblo, pero<br />
perfecto mantarín chino.<br />
En todos los colegios hablamos mandarín. Cuando estamos fuera<br />
d<strong>el</strong> colegio, nadie habla, tampoco los profesores. Parece más facil<br />
nuestro idioma d<strong>el</strong> pueblo.<br />
-Sólo un poco.-<br />
- ¿Puedes jugar conmigo?<br />
- Claro.<br />
Miré arriba y abajo de él. Para nosotros pobres, no fui fácil a tener<br />
ropa nueva. Tuvimos que ponernos en la ropa vieja de nuestros<br />
hermanos.<br />
74
- ¿Eres d<strong>el</strong> asiento de condado?<br />
- No.<br />
- ¡Pero tu ropa es tan bonita, y parece nueva!<br />
- Soy de Cantón, la ciudad más grande d<strong>el</strong> sur de China. Voy<br />
<strong>aquí</strong> para visitar mis abu<strong>el</strong>os.<br />
- ¿Está muy lejos? Mis padres están en una ciudad cerca de<br />
allá. Dicen que es un lugar llenado de oros.<br />
- Sí, vengo <strong>aquí</strong> en tren primero, en autobus después, al fin, en<br />
bici. Es muy dificíl, ¿sí?<br />
- Deseo que ver a un tren algun día. También quiero visitar tu<br />
ciudad.<br />
- ¡Qué bueno! Si iras allá, podemos jugar al tenis en <strong>el</strong> parque.<br />
- Cómo se llama <strong>el</strong> parque?<br />
- Zhongshan parque.<br />
Una semana después, volvió a su casa. Cada día fui a la casa de sus<br />
abu<strong>el</strong>os. Pero, nunca estuvo acá.<br />
Estudié mucho porque quise ir a la universidad de su ciudad. Si soy<br />
una estudiante de universidad, puedo ser más valiente. Quiero lo<br />
preguntar: ¿Puedes ser mi novio?<br />
Ya he acabado de studio. Soy una arquitecta. Trabajo en la ciudad<br />
suya. Cada tarde después d<strong>el</strong> trabajo, paseo por la calle. Esta tarde,<br />
no puedo dejar.<br />
75
Caminando en la calle, me siento tan sola. No sé que adónde voy. Es<br />
una ciudad sin familia, tampoco amigo. Nadie conoce a mí. Pero <strong>aquí</strong><br />
está mi sueño de amor.<br />
Paso d<strong>el</strong>ante de un bar, alguna chica está cantando una canción de<br />
amor. De pronto recuerdo las que le gustan. Muy de vez en cuando,<br />
encontro alguna cosa bonita en la ventana de una tienda, imagino sus<br />
ojos brillando. Pero no está al lado mío. Pienso que todavía no sale de<br />
mi lado, porque está en mi corazón, en mi cabeza.<br />
Hoy hace viento. El aire cola entre mi p<strong>el</strong>o, tan sueva. Me gusta tomar<br />
<strong>el</strong> sol y <strong>el</strong> viento. Quizas porque parecen cariñosos.<br />
Ahora estoy descansado en una parada de autobus, al lado de <strong>el</strong><br />
parque suyo. Un chica pregunta a una mujer joven: -Mama, adónde<br />
vamos?-<br />
Sí, me gusta saber la repuesta tambien.<br />
-Vamos a la f<strong>el</strong>icidad.-<br />
Que bonita esta respuesta!<br />
Me levanto la cabeza. De pronto, <strong>el</strong> chico de mi sueño corre por <strong>aquí</strong>.<br />
Es más alto y guapo que antes. El sol está brilliante como <strong>el</strong> día nos<br />
conocimos, y sus ojos también.<br />
Me quiere. Lo sé porque su mirada es caliente, pero nunca ha hablado<br />
sobre amor conmigo antes.<br />
- Mi hija, ya está <strong>aquí</strong>,. Esta semana no puedo comer bien,<br />
beber tampoco. Sólo estoy esperado a tí.--¿Qué dice?- Me pregunto<br />
en mi cabeza.<br />
76
- Yo tampoco.- Una voz bonita detrás de mí responde.<br />
Me vu<strong>el</strong>vo la cabeza, una joven p<strong>el</strong>irroja de no más de veinte años<br />
está bajando <strong>el</strong> autobus.<br />
Sin embargo, llega <strong>el</strong> fin de mi amor. Me pareczo una tonta.<br />
¿Adónde voy? No sé. ¿Dónde está <strong>el</strong> f<strong>el</strong>iz? No sé tampoco.<br />
77
El desafío<br />
Elinor Aharon<br />
Todo empezó con la vu<strong>el</strong>ta de unas faldas y las notas de un tango.<br />
Uno de esos tangos que nunca domaron la hoja pero son conocidos a<br />
flor de pi<strong>el</strong> en las yemas de tus dedos.<br />
Las noches de Barc<strong>el</strong>ona tentaron a Isma<strong>el</strong> Caeiro a esta calle, que por<br />
su aislamiento d<strong>el</strong> centro y <strong>el</strong> v<strong>el</strong>o de las tinieblas podía dar refugio a<br />
todos, sin importar si habían venido desde d<strong>el</strong> paraíso o <strong>el</strong> infierno.<br />
Estas distinciones pertenecían a calles mas s<strong>el</strong>ectivas como <strong>el</strong> Passeig<br />
de Gràcia, que tenían un ap<strong>el</strong>lido ilustre.<br />
En estas aceras, hombres y mujeres hablaban un idioma antiguo<br />
como Adán y Eva, hecho de música y los movimientos d<strong>el</strong> tango.<br />
Aquí buscaba Caeiro <strong>el</strong> anonimato, <strong>aquí</strong> podia caminar sin escuchar<br />
los fragmentos de su fracaso bajo sus pies.<br />
78
Horas después de reunirse con Aguilar y Ulrica aún sentía la textura<br />
d<strong>el</strong> <strong>el</strong>efante de mármol que acariciaba cuando le dijeron que no lo<br />
harán socio en la oficina de arquitectura, su reputación de arquitecto<br />
estaba demasiado manchada para arriesgar.<br />
Carajo, ¡han pasado veinte años! Agotado, se apoyó en la ventana de<br />
una panadería.<br />
El ruido de pasos le hizo volver al presente, eran los pasos de un<br />
hombre muy pequeño, casi enano; iba vestido con un traje negro y<br />
plumas blancas adornaban su cabeza, sorprendido por este extraño<br />
personaje, Caeiro no oyó cuando le habló la primera vez y <strong>el</strong> hombre<br />
se vio obligado a repetir, hecho que le llevó a ser aún más molesto<br />
“¡Señor! ha pasado por <strong>aquí</strong> una patrulla?”<br />
“No, ninguna” logró responder.<br />
El petiso se vio aliviado, “estoy a tiempo entonces” por un instante<br />
miraba alrededor caut<strong>el</strong>osamente y con la mirada fija en la panadería<br />
recitó unas frases que Caeiro no logró escuchar sin embargo, la visión<br />
le causó mucho placer.<br />
El sonido de cristales rotos lo cogió por sorpresa, también <strong>el</strong> objeto<br />
tirado, una copia vieja de la biblia.<br />
Memorias de la educación r<strong>el</strong>igiosa que recibió hicieron que Caeiro<br />
se pusiera serio enseguida.<br />
“¿Por qué lo hizo?”<br />
“¿Como que por qué?” se asombraba <strong>el</strong> enano “¿Cree usted<br />
que mandarían una patrulla si no lo haría?”<br />
79
conocidas”.<br />
“No no” negó con la cabeza, “las piedras ya son demasiadas<br />
A distancia sonaba una sirena, fue la oportunidad perfecta para<br />
retirarse pero era como todo lo que vivió eata día le colmó justo en<br />
este instante y se quedó mudo frente a semejante excusa que no<br />
podía negar su razonamiento.<br />
“Huimos!”<br />
Con fuerza que contrariaba a su pequeña figura, tomó a Caeiro por su<br />
brazo y empezó a correr obligando a Caeiro a seguirlo.<br />
“Oye! yo no tengo v<strong>el</strong>a en este entierro!” empezó Caeiro, pero<br />
<strong>el</strong> enano no prestaba atención a su prisionero y siguió corriendo en la<br />
dirección de un oscuro parque desconocido a Caeiro.<br />
Cuanto más se alejaban los sonidos de la sirena más corría <strong>el</strong><br />
desconocido, no paraba hasta que algunos árboles envolvieron a los<br />
dos.<br />
“¿Deseaba decir algo?” preguntó cortésmente “lamento ser tan<br />
grosero contigo pero estábamos en p<strong>el</strong>igro a causa de tus acciones”.<br />
“¡Mis acciones?!” se asombró Caeiro “ fuiste tú que… “<br />
“¿Acaso no eres <strong>el</strong> arquitecto Caeiro?” Interumpió <strong>el</strong> petiso<br />
¿Quién demonios eres?”<br />
“Antonio de Siagora” respondió inmediatamente mientras se<br />
arrodillaba,”para servirle, como ahora”.<br />
80
“Pero le pido” agregó, limpiando hojas de su chaqueta<br />
atentamente “que no me obligue a hacer cosas así a menudo, no me<br />
gusta montar un espectáculo en plena calle”.<br />
“Mira” comenzó Caeiro. Temor se dibujaba en su voz con<br />
debilidad y duda “no sé por qué me <strong>el</strong>egiste a mí como .... “ no pudo<br />
encontrar la palabra correcta y su voz murió d<strong>el</strong>ante de los ojos d<strong>el</strong><br />
otro hombre.<br />
Antes no había prestado atención a estos ojos, en <strong>el</strong> silencio de la<br />
noche que solo ahora notó vio claridad en vez de la locura que había<br />
esperado.<br />
“Sí’” dijo <strong>el</strong> otro tranquilamente”esta reunión se estableció<br />
hace mucho tiempo, veinte años atrás”.<br />
“Veinte” susurró Caeiro para sí mismo, de pronto cayó la calma<br />
sobre él, probablemente era su tiempo para responder por sus actos,<br />
era hora de libertad.<br />
Su mirada flotó desde los árboles pintados de plata con la luz de la<br />
luna a las plumas que cayeron a la tierra.<br />
“Muy bien, estoy dispuesto a enfrentar cualquier cosa que<br />
quieras reprocharme”<br />
“No estoy <strong>aquí</strong> para dictar sentencia” dijo Siagora “yo solo soy<br />
su verdugo” dijo después de un momento de reflexión.<br />
“No es necesario que digas nada, como dijo alguna vez un rival<br />
mío: “los hechos son los enemigos de la verdad”<br />
“Entonces ¿qué quieres?”<br />
81
“Pues, muy sencillo” respondió Siagora mientras se sentaba<br />
sobre una pila de trastos viejos que se encontraba cerca “te llegó la<br />
hora”.<br />
La risa era demasiado fuerte para sofocarla y Caeiro se vio obligado<br />
a sentarse en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o para tratar de controlarla “no se supone que<br />
deberías venir con cuernos y fuego?”<br />
Siagora parecía apologético “tras cientos de años llevándolos<br />
encima, son bastante agotadores” confesó “cómo me gustaría alguna<br />
renovación” dijo con desesperación agitando sus manos “por lo<br />
menos puse cierto interés en su caso, desputaran especulaciones<br />
durante años acerca de los motivos que te llevaron a la muerte, la<br />
soledad, la indiferencia, la r<strong>el</strong>igión”.<br />
“No creo que alguien estuviera interesado” opinó Caeiro “ la<br />
muerte es demasiado rutinaria en estos tiempos para que la gente<br />
haga más que levantar una ceja”.<br />
Si hasta ahora Siagora mostraba ser un demonio muy pacífico, esta<br />
crítica le hizo<br />
mostrar <strong>el</strong> lado más creativo: fuertes vientos comenzaron a soplar,<br />
pedazos de tierra empezaron a golpear a Caeiro que se esforzó por<br />
mantenerse de pie.<br />
“¿Rutinario?! ¿qué sabe usted?” gritó enojado, terremotos<br />
acompañan su ira los Pedazos de tierra se han vu<strong>el</strong>to más precisos.<br />
La tormenta forzó a Caeiro a buscar cualquier arma para defenderse,<br />
su mano encontró un objeto duro y con él lanzaba en la direccion de<br />
Siagora, sorprendiéndole con su atrevimiento.<br />
82
“Sé que la muerte no me asusta” aseguró, pulsando su arma<br />
contra su oponente.<br />
“¿Ah no?! ¿Por qué?” Siagora contestó con desprecio, “¿sabes<br />
todo sobre él?”<br />
“Lo sé porque… sé lo que sé” prometió Caeiro “hace años que<br />
no tengo nada que perder a la muerte”.<br />
¿Un desafío? Siagora mostró sus dientes “lo acepto” continuó<br />
empujando a Caeiro al piso, “voy a darle un plazo”.<br />
“¿Que tipo de plazo?”<br />
“La eternidad, para evaluar mi obra, hasta que usted me pida<br />
la bondad de la muerte”<br />
Caeiro estudió <strong>el</strong> rostro de Siagora, entendía que a partir de este<br />
momento los dos estarían unidos en la rivalidad.<br />
¿Acaso tengo alguna opción?<br />
“Ya no” reía Siagora “ustedes los seres humanos siempre<br />
quieren promesas y fronteras y se asustan cuando los consiguen,<br />
la próxima vez que nos veamos será su fin “ advirtió “no me gusta<br />
perder”.<br />
Caeiro juntó toda su voluntad para no darle <strong>el</strong> placer de ver su temor,<br />
“no estés tan seguro de vencerme, en la primera batalla sólo necesité<br />
una raqueta de tenis para ganar” dijo recogiendo <strong>el</strong> objeto que había<br />
usado para tumbar al enano a tierra.<br />
83
Si fuera posible, Siagora mostró estar aún más satisfecho “esta lucha<br />
será interesante” garantizó “tengo que irme ya, casi es <strong>el</strong> amanecer”<br />
Caeiro se dio cuenta de las rayas de sol pintando las piedras.<br />
“Hasta pronto” se despidió Siagora.<br />
“Hasta nunca” opuso Caeiro.<br />
“Estas aprendiendo” <strong>el</strong>ogió Siagora y desapareció.<br />
Después de cumplir con <strong>el</strong> diablo para estar tranquilo hay que<br />
cumplirle también a Dios, así que Caeiro <strong>el</strong> ateo ha ido a encender<br />
una v<strong>el</strong>a en la Iglesia de La Sagrada Família.<br />
84
INTERMEDIO<br />
(B1)
Hay que respetar tres restricciones:<br />
1ª restricción<br />
En todos los cuentos aparecen:<br />
un/a arquitecto/a un parque una raqueta<br />
Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de<br />
autores hispanos:<br />
2ª restricción<br />
El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nob<strong>el</strong> de Literatura 2010<br />
y <strong>el</strong> segundo es de Ana María Matute, Premio <strong>Cervantes</strong> 2010:<br />
- se sentó al borde d<strong>el</strong> sillón, estiró <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo 1<br />
- en aqu<strong>el</strong> cuadro había un hombre, con la mano levantada 2<br />
3ª restricción<br />
El <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> cumple veinte años en 2011 así que <strong>el</strong> otro<br />
fragmento es uno de estos tres:<br />
- una muchacha con menos de veinte años, preñada como de<br />
cinco meses, comienza a vomitar en <strong>el</strong> asiento 3<br />
- después de trabajar durante veinte años para <strong>el</strong>los casi por<br />
nada 4<br />
- una jovencita en sus veintes, m<strong>el</strong>ena azabache, impermeable<br />
beige 5<br />
1 Conversaciones en La Catedral Mario Vargas Llosa (Alfaguara. Biblioteca Mario<br />
Bargas Llosa. Madrid, 2004)<br />
2 La virgen de Antioquía y otros r<strong>el</strong>atos Ana María Matute (Narrativa Mondadori.<br />
Madrid, 1990)<br />
3 Cand<strong>el</strong>a Rey Emmanu<strong>el</strong> Andújar (Alfaguara. Santo Domingo, 2006)<br />
4 Cultivos Julián Rodríguez (Mondadori. Barc<strong>el</strong>ona, 2008)<br />
5 Las teorías salvajes Pola Oloixarac (Alpha Decay. Barc<strong>el</strong>ona, 2010)<br />
87
Si la lluvia se termina...<br />
Liudmila Andreeva<br />
Estaba lloviendo. Un pintor viejo estaba sentado en un sillón alto<br />
bebiendo vino y hojeando un álbum con reproducciónes de sus<br />
cuadros. Sus manos estaban volteando las páginas, pero d<strong>el</strong>ante<br />
de su mirada mental apareció toda la vida - casi acabada. Él acercó<br />
a sus ojos la reproducción de su mejor cuadro. En aqu<strong>el</strong> cuadro<br />
había un hombre con la mano levantada, en andrajos y rodeado con<br />
muchos ricachos peripuestos en sus trajes exquisitos. Los ricachos<br />
miraban a la tierra donde en fango estuvo tirado mucho dinero.<br />
Ellos desadvertían nada excepto <strong>el</strong> dinero y no miraban arriba al<br />
primaveral sol a donde <strong>el</strong> pobrete mostró. El pintor suspiró, puso <strong>el</strong><br />
álbum a las rodillas y tapó con cansancio los ojos con la mano. Él pintó<br />
este cuadro hace mucho tiempo y desde aqu<strong>el</strong>la época su vida se ha<br />
cambiado muchissimo. Antes era pobre y desconocido, ahora es rico<br />
88
y muy famoso, sus pinturas estan en los mejores museos d<strong>el</strong> mundo,<br />
pero él no sé por qué por mucho tiempo no ha advertido <strong>el</strong> sol, ha<br />
advertido solamente la lluvia y la niebla. No sé cuándo algo se rompió<br />
en su alma. Hay mucha gente, que admira su talento, sin embargo,<br />
no hay nadie, quien lo amo como si nada, como un hombre ordinario.<br />
El pintor frotó <strong>el</strong> entrecejo, un poco abocharhado de sus gafas, e hizo<br />
otro trago de vino. No tiene mujer, no tiene hijos. Su primera mujer,<br />
cuando él era joven, se marchó porque él era demasiado pobre, y la<br />
segunda, cuando él se hizo rico, se marchó porque él era demasiado<br />
viejo. Sí, puede ser que en los últimos tiempos se ha ahilado y no ve<br />
en lo futuro nada excepto la lluvia y la niebla. Pero con todo eso él<br />
tiene una cosa: se ha llegado a París para pintar su último cuadro,<br />
para pintar su lluvia. Y después... Y después él va a ir a su casa en<br />
Italia, cultivar la uva y cada noche va a charlar con viejos señores<br />
italianos en tavernas pequeñas. Tal vez, allí él verá <strong>el</strong> sol de nuevo. El<br />
pintor abrió los ojos y se puso de fuerza a pie. Hoy, como ayer, como<br />
anteayer y como hace dos días, como cada día de dos semanas que<br />
vivo en París, irá a un parque pequeño, se sentará a un banco cerca de<br />
la peana de la colina con una iglesia en la altura y estará observando:<br />
niños con cazadoras divertidas, adolescentes desalados a algún sitio<br />
con sus raquetas, señoras <strong>el</strong>egantes en un café comarcano. Él ve esta<br />
vida cada día, pero ya no espera a ser su particionero de nuevo: sus<br />
ojos estan cubiertos con la niebla, la capa de la lluvia impide a sus<br />
pensamientos. Pues, él pintará su lluvia y pondrá todo <strong>el</strong> alma en<br />
este último cuadro... e irá. Y todo su dinero dará al cura de la iglesia<br />
en la colina. Sí, es una buena idea y hoy él llamará a su abogado para<br />
hacer testamento.<br />
***<br />
89
El pintor viejo en su estudio parisíno estaba mirando a su cuadro, casi<br />
acabado, y no daba crédito a sus ojos. Él vió la iglesia en la altura de la<br />
colina, tan genial como <strong>el</strong> arquitecto la había construido, la escalera<br />
con escalónes de piedra, <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o sombrío, los árboles mojados después<br />
de la lluvia con vedejas de la niebla se enredados en sus ramos, una<br />
mesita d<strong>el</strong> café con un periódico olvidado cuyos folios se <strong>el</strong>evaron<br />
como las alas d<strong>el</strong> herido pájaro intentado a volar. Y una muchacha<br />
– una jovencita en sus veintes, m<strong>el</strong>ena azabache, impermeable<br />
beige... Pero él estuvo de acuerdo que ayer no había pintado ninguna<br />
muchacha. Ayer en <strong>el</strong> cuadro no había ninguna persona, solamente<br />
la lluvia y la niebla. No era loco y estaba seguro que ninguna persona<br />
había entrado en su piso excepto él mismo. ¿Entonces de dónde<br />
apareció <strong>el</strong>la? El pintor estaba intrigado. Él querría a ver la cara de<br />
la chica, pero <strong>el</strong>la estaba subriendo la escalera y él veía solamente<br />
su espalda. Todo <strong>el</strong> día no puso trabajar y se durmió totalmente<br />
quebrantado. El día siguente, cuando se despertó, <strong>el</strong> pintor vió que<br />
la chica se había vu<strong>el</strong>to: <strong>el</strong> sentimiento d<strong>el</strong> reconocimiento se juntó<br />
a su asombro de lo que estaba ocurriendo. Él ha visto esta cara, pero<br />
¿dónde? y ¿ cuándo? Algunos días <strong>el</strong> pintor trataba a recordarla,<br />
pero la lluvia en <strong>el</strong> cuadro le impedía y la niebla de los años pasados<br />
cubría sus ojos. Una vez en la mañana él vió que la chica se sonrió.<br />
En este mismo segundo un rayo d<strong>el</strong> sol se cayó en <strong>el</strong> cuadro – y él<br />
se la recordó. En aqu<strong>el</strong> momento sorprendió mucho como se puso<br />
olvidarla. Esta chica era su primer amor y presisamente <strong>el</strong>la descubrió<br />
su talento hace muchos años, le mostró <strong>el</strong> mundo lleno d<strong>el</strong> sol. Ella<br />
lo amaba tan fuertemente que permitió a olvidarla, cuando él se<br />
marchó de sus pueblo a la capital para conquistar <strong>el</strong> versátil público<br />
artístico. La vida lo remoleneó y <strong>el</strong>la no escribió ninguna carta que<br />
pudo recordar sobre <strong>el</strong>la. Él casi la ha olvidado, pero <strong>el</strong>la ha llegado<br />
90
para volver a mostrarlo <strong>el</strong> sol. El pintor viejo se sentó en su sillón alto<br />
y se sonrió f<strong>el</strong>izmente.<br />
***<br />
A las 12 en punto un abogado llamó a la puerta d<strong>el</strong> estudio de su<br />
amigo-pintor. Ayer <strong>el</strong> pintor le llamó por t<strong>el</strong>éfono y pedió a venir para<br />
hacer testamento, sin embargo en aqu<strong>el</strong> momento nadie le abrió.<br />
Detras de la puerta era silencio. El abogado empujó la puerta y <strong>el</strong>la<br />
cedió. La primera cosa cual él vió en la habitación fue la pintura: la<br />
escalera con escalónes de piedra, la iglesia en la colina, los árboles<br />
y las mesitas d<strong>el</strong> café eran mojados después de la lluvia, pero hacía<br />
mucho sol. Los rayos d<strong>el</strong> sol eran en cada rinconcito d<strong>el</strong> cuadro. El<br />
abogado pensó que hace mucho tiempo su amigo no había pintado<br />
los cuadros tan vivos, claros, llenos d<strong>el</strong> sol. Él miró al cuadro otra vez y<br />
vió una guante de mujer olvidado en la escalera. En algunos minutos<br />
él por fin miró a otras partes de la habitación: en su sillón alto estaba<br />
sentado <strong>el</strong> pintor viejo, su mirada estaba fijado a lo lejos, los labios<br />
estaban sonriendo. Él estaba muerto.<br />
91
El desahogo d<strong>el</strong> arquitecto<br />
Claire Villaume<br />
Amanecía cuando Javier acudió al parque por la segunda vez desde<br />
aqu<strong>el</strong> maldito día. Una lluvia fine y fría caía y ya estaba calado hasta<br />
los huesos. No se había llevado un paraguas, pero no le importaba<br />
nada de la lluvia. Al contrario le ayudaba a pensar, aunque todavía se<br />
sentía perdido. Recordaba aqu<strong>el</strong>la discusión rara con unos políticos<br />
d<strong>el</strong> ayuntamiento, que la semana pasada vinieron a hablar con él en<br />
su nuevo gabinete de arquitectura. Hasta hace seis meses atrás había<br />
trabajado para los arquitectos más famosos d<strong>el</strong> país. Pero después de<br />
trabajar durante veinte años para <strong>el</strong>los casi por nada, se había sentido<br />
un arquitecto muy frustrado e inf<strong>el</strong>iz. Había estudiado arquitectura<br />
soñando con realizar proyectos idealistas y ambiciosos, pero había<br />
acabado siendo un ayudante y basta. A casi los cincuenta años se<br />
había dado cuenta de que su vida pasaba inexorablemente sin poder<br />
realizar algo suyo. Además no estaba de acuerdo en absoluto con los<br />
92
proyectos arquitectónicos de sus empleadores. En efecto, la ciudad<br />
se había vu<strong>el</strong>to un cubo de cemento. No había ni un árbol por las<br />
calles y la única isla verde que quedaba era <strong>el</strong> parque en <strong>el</strong> que estaba<br />
en este momento. Ahora bien sus jefes habían contribuido en gran<br />
parte a este éxito y también él indirectamente. Pero no había dicho<br />
nada por miedo de perder <strong>el</strong> trabajo. Le daba vergüenza pensar que<br />
era un poco responsable de como se había vu<strong>el</strong>to su ciudad. Por<br />
todas esas razones, después años de sacrificios financieros, finalmente<br />
había abierto su propio gabinete. El problema era que desde <strong>el</strong><br />
principio los negocios habían sido muy malos y hoy en día su gabinete<br />
estaba al borde de la quiebra. Por lo tanto, se había quedado muy<br />
perplejo y sorprendido cuando los dirigentes de la ciudad le habían<br />
propuesto un proyecto muy grande, o sea, de hacer desaparecer <strong>el</strong><br />
último parque de la ciudad construyendo en su lugar <strong>el</strong> enésimo<br />
centro comercial d<strong>el</strong> que nadie necesitaba. ¡No podía pasarle algo<br />
peor! No entendía por qué había sido <strong>el</strong>egido. Por un lado, <strong>el</strong> primer<br />
verdadero trabajo que le habían ofrecido era d<strong>el</strong> todo contrario a sus<br />
ideas en materia de arquitectura, por otro lado, era la única posibilidad<br />
de poner las bases para un futuro profesional más seguro. Se sentía<br />
combatido entre sus principios y la necesitad de salvar su empresa.<br />
De repente se puso a llorar por la rabia y sus lágrimas se mezclaron<br />
con la lluvia che seguía cayendo. Ya no supo distinguirlas. Después de<br />
llorar todas las lágrimas de su cuerpo y al recobrarse vio a un niño que<br />
se acercaba con una raqueta en la mano. Se puso muy asombrado.<br />
¿Qué hacía este niño solo <strong>aquí</strong> bajo la lluvia y por qué tenía una<br />
raqueta? Cuando <strong>el</strong> niño se encontró a cinco metros de él, Javier se<br />
quedó todavía más atónito. ¡El niño parecía igual a él de pequeño!<br />
Debía de tener cerca de diez años. Sus ojos eran grandes, azules y<br />
curiosos. El niño se paró frente a él y le enseñó la raqueta. Era una de<br />
93
esas raquetas de madera con las que solía jugar de pequeño y que<br />
hoy en día ya no se vendían en las tiendas, <strong>el</strong> plástico habiendo<br />
reemplazado la madera. De repente sintió una ola de nostalgía<br />
sumergirlo. Se acuerdó de cuando solía jugar con sus amigos en los<br />
parques de la ciudad, cuando su ciudad era llena de árboles, de<br />
plantas, de flores, de verde. Volvió a llorar. Entonces, <strong>el</strong> niño le dio la<br />
raqueta. No habló, pero sus ojos eran como un libro abierto y decían:<br />
“¡Tómala, tómala, te podrá ser útil!” A principios, Javier quedó inmóvil<br />
por la sopresa. Pero, frente a la insistencia d<strong>el</strong> niño cogió la raqueta.<br />
Y en este mismo momento <strong>el</strong> niño desapareció. Por unos minutos<br />
pensó que había soñado despierto debido a su estado de ánimo, pero<br />
luego se dio cuenta de que tenía la raqueta en las manos. D<strong>el</strong> todo<br />
atónito y de mala gana se decidió a volver a su despacho. En efecto,<br />
dentro de una hora habría tenido que entrevistarse de nuevo con<br />
esos dichosos dirigentes y darles una respuesta, que todavía no<br />
conocía. Además su traje estaba lleno de agua y tenía que cambiarse<br />
antes de la cita. Al volver en su coche se fijó otra vez en las calles por<br />
las que pasaba y no conseguí reconocer la ciudad de su infancia.<br />
Nunca había sido bombardeada durante la guerra, sino destruida por<br />
la voluntad de personas codiciosas de riquezas, que en lugar de zonas<br />
verdes o de edificios históricos maravillosos habían construido<br />
monstruos horrorosos de cemento sin alma. La ciudad estaba cruzada<br />
por carreteras muy largas para permitir la circulación de más coches,<br />
pero <strong>el</strong> tráfico había empeorado por falta de inversiones en una red<br />
eficiente de transportes públicos. Además los nuevos edificios habían<br />
sido construidos sin armonía y sin la aprobación de un proyecto<br />
urbano coerente. Perdido en sus pensamientos, de vez en cuando<br />
miraba la raqueta que había puesto sul asiento d<strong>el</strong>antero<br />
preguntandose que habría hecho con este objeto. Cuando llegó a su<br />
94
despacho vio que Rocío, su secretaria, todavía no había vu<strong>el</strong>to de la<br />
pausa para comer. Entonces secó los cab<strong>el</strong>los y <strong>el</strong> rostro, se mudó de<br />
ropa, se sentó al borde d<strong>el</strong> sillón, estiró <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo y volví a observar la<br />
raqueta que había cogido en su mano. Le parecía que <strong>el</strong> tener esta<br />
raqueta le daba confianza, lo tranquilizaba. ¡Quizás fuese mágica! Al<br />
pensar eso se puso a sonreir: se estaba volviendo un poco tonto… Sus<br />
pensiamentos fueron interrumpidos por <strong>el</strong> timbre d<strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono. Era su<br />
secretaria. Contestó. Rocío le informó que los dirigentes d<strong>el</strong><br />
ayuntamiento acababan de llegar. Intentó quedarse calmoso, pero le<br />
cuestó mucho. Cuando entraron a su despacho, se levantó para<br />
saludarles y después les invitó a sentarse. Mientras Rocío servía <strong>el</strong><br />
café y los refrescos, empezaron a hablar d<strong>el</strong> dichoso proyecto d<strong>el</strong><br />
centro comercial. Javier recuerdó todo lo que había pensado y visto<br />
esta mañana y reventó de rabia. Sin pensar y cegado por la ira, se<br />
puso a dar golpes fuertes a sus interlocutores con la raqueta. Se gozó<br />
mucho en este hecho, se sintió liberado. Pero, en <strong>el</strong> mismo momento,<br />
se dio cuenta de que había cometido una locura. ¡Le habrían<br />
denunciado y habría acabado en la cárc<strong>el</strong> sin haber resu<strong>el</strong>to nada! Ya<br />
estaba listo para <strong>el</strong> peor, cuando tuvo la impresión que <strong>el</strong> ambiente<br />
en la habitación se hubiese cambiado, que fuese más sano y fresco.<br />
De repente sus interlocutores, sin evocar los golpes, como se nada<br />
fuese pasado, se pusieron a sonreirle y volvieron a hablar d<strong>el</strong> proyecto<br />
arquitectónico. Después de las primeras palabras, Javier no dio<br />
crédito a sus oídos: ¡Le estaban decribiendo un proyecto d<strong>el</strong> todo<br />
diferente de lo que le propusieron la semana pasada! Le dijeron que<br />
la ciudad se había vu<strong>el</strong>to un lugar feo, gris y triste, que se habían<br />
equivocado al seguir una política a corto plazo sin pensar en las<br />
generaciones futuras y que entonces ya era hora de cambiar esta<br />
política ciega. Añadieron que ya no estaban de acuerdo con sus ex<br />
95
empleadores porque tenían una concepción antigua de la arquitectura<br />
urbana y que necesitaban ideas nuevas para transformar la ciudad en<br />
un mod<strong>el</strong>o de arquitectura ecológicamente sostenible para las otras<br />
ciudades d<strong>el</strong> país y de Europa. Querían una ciudad para las personas<br />
y non para los coches, una ciudad llena de verde, una ciudad<br />
funcionando gracias a las energías renovables, una ciudad con<br />
edificios históricos restaurados y non destinados a ser destruidos<br />
para costruir rascaci<strong>el</strong>os horrorosos. Al final le propusieron de ser <strong>el</strong><br />
jefe d<strong>el</strong> proyecto y de trabajar con un équipo de arquitectos jóvenes<br />
con las ganas de hacer cosas nuevas. Javier se quedó atónito, le<br />
pareció de vivir en un sueño. ¡No era posible! Se apretó <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo y<br />
sintió <strong>el</strong> dolor. ¡No estaba soñando, era la realdad! Miró sus<br />
interlocutores y después la raqueta que tenía en su mano temblorosa.<br />
Volví a mirarles y contesté que era un honor para él aceptar su oferta.<br />
Cuando se fueron ido, Javier se fijó en la raqueta y rió como un niño.<br />
Luego se quedó pensativo por un rato. Abrió su caja de caudales,<br />
depositó la raqueta, cerró la puerta con mucha attención y miró por<br />
la ventana. Por fin, la lluvia, que caía desde hace una semana, había<br />
cesado y <strong>el</strong> sol había vu<strong>el</strong>to. Con mucha tranquilidad se sintió a su<br />
mesa di despacho y se puso al trabajo.<br />
96
El despertar<br />
Shaofen Tang<br />
Este es un mundo maravilloso! Si deseas tener una vida f<strong>el</strong>iz, lo único<br />
que tiene que hacer es despertar a tu corazón!<br />
¿Quién es Ella?<br />
Este primavera llega un poco más tarde que <strong>el</strong> año pasado. Es ya en<br />
abril, las flores se encuentran todavía en la pubertad temprana en<br />
la ciudad. Hoy es sábado, <strong>el</strong>la se levanta a las ocho de la mañana.<br />
En general, se queda en casa para <strong>el</strong> fin de semana, se s<strong>el</strong>ecciona<br />
un libro para leer o ve videos, etc. Su vida parece estar tranquila y<br />
sencilla.<br />
Ella es una arquitecta. A pesar de que ha cambiado varias veces de<br />
su lugar de trabajo, que nunca ha cambiado su carrera. Después de<br />
trabajar durante veinte años para <strong>el</strong>los casi por nada. Ella no sabe si<br />
97
le gusta o no para como arquitecta, en todo lo que es demasiado vieja<br />
para hacer otra carrera en la edad de 40 años. Al menos <strong>el</strong>la tiene un<br />
trabajo para ganarse la vida.<br />
Ella casi no tiene amigos cercanos; la mayoría de los buenos amigos<br />
anteriores que ya han estado casados y poco a poco no tienen ningún<br />
contacto unos a otros. En su corazón, <strong>el</strong>la sabe que no lenguaje común<br />
más si se vu<strong>el</strong>ven a encontrar. Otros pueden ser más gusta hablar de<br />
sus maridos, hijos, o cómo tratar la r<strong>el</strong>ación con las padres de sus<br />
maridos. Sin embargo, <strong>el</strong>la no está interesada en estos temas, y <strong>el</strong>la<br />
no le importan los problemas porque cree que esas cuestiones no<br />
entrará en su propia vida. Por lo tanto, <strong>el</strong>la prefiere quedarse en casa.<br />
Ella tiene una hermana que es 3 años mayor que <strong>el</strong>la. Ayer por la<br />
noche, su hermana la llamó para quejarse de su marido, porque hace<br />
poco, su hermana duda si su esposo tiene otra mujer fuera de la<br />
familia. Por lo tanto, <strong>el</strong>la utiliza algunas buenas palabras para consolar<br />
a su hermana. De hecho, <strong>el</strong>la piensa que su hermana es una mujer<br />
f<strong>el</strong>iz, por lo menos su hermana puede directamente expresar sus<br />
dudas, sus quejas. Sin embargo, en su memoria, <strong>el</strong>la no habla nada de<br />
su verdadera historia propia de su hermana o cualquier otra persona.<br />
No es porque <strong>el</strong>la no quiere decir, sino que no puede hacerlo.<br />
Al igual que todas las personas, cuando <strong>el</strong>la está durmiendo, <strong>el</strong>la<br />
tiene sueños. Una noche, <strong>el</strong>la perdió todos los dientes en su sueño.<br />
La mañana siguiente, <strong>el</strong>la fue a buscar en Internet para encontrar <strong>el</strong><br />
verdadero significado d<strong>el</strong> sueño. Por último, se encontró con una de<br />
esas explicaciones que eran mucho más adecuado para su caso, lo<br />
que explica todos los dientes están desapareciendo, significa que<br />
decir adiós al pasado!<br />
98
La Adolescencia de Ella<br />
Cuando tenía 12 años, <strong>el</strong>la empezó a sentir que había algunas<br />
diferencias de otras chicas. Aunque no podía asegurarse de que las<br />
diferencias en sus aspectos biológicos o fisiológicos, <strong>el</strong>la había un<br />
fuerte sentimiento cada vez más. Tenía esta confusión hasta que<br />
conoció a una chica cuyo nombre es Jia. Ambos tenían 13 años<br />
estudiando en la misma clase. Hasta hoy en día, <strong>el</strong>la tampoco puede<br />
encontrar <strong>el</strong> momento exacto de <strong>el</strong>la comenzó a observar en secreto<br />
a Jia.<br />
A veces, en la clase, <strong>el</strong>la miró involuntariamente hacia atrás para<br />
encontrar Jia de vez en cuando. Cuando se encontró con que Jia ya<br />
había fijado en <strong>el</strong>la, se ajustó <strong>el</strong> espíritu d<strong>el</strong> ojo a la vez. Ella recuerda<br />
claramente que una vez, en un parque, todos los estudiantes estaban<br />
en frente de un cuatro abstracto de escuchar a la introducción de<br />
una guía. En aqu<strong>el</strong> cuadro había un hombre, con la mano levantada.<br />
Cuando se volvió, de pronto se encontró que Jia estaba de pie a su<br />
lado, pero Jia no la vio, <strong>el</strong>la sólo miró <strong>el</strong> cuadro. De hecho, Jia fue una<br />
de las chicas más bonitas en la escu<strong>el</strong>a, sobre todo que <strong>el</strong>la puede<br />
tocar <strong>el</strong> piano y cantar muy bien. Algunos niños les gustó tanto Jia. Sin<br />
embargo, en ese momento, <strong>el</strong>la era muy común, casi nadie reparó en<br />
<strong>el</strong>la. Tal vez alguien, <strong>el</strong>la no lo sabía.<br />
Su pasatiempo favorito era leer libros, a veces <strong>el</strong>la escribió algunas<br />
palabras o poetas. En ese momento, <strong>el</strong>la de vez en cuando en algunos<br />
libros, leyó algunas palabras, como « homosexual «, etc. A partir de<br />
aqu<strong>el</strong> momento, <strong>el</strong>la inmediatamente se piensaba en la suya. Por fin<br />
se dio cuenta de lo que es su verdadera diferencia de la mayoría de la<br />
gente. Desde entonces, se convirtió en una niña introvertida.<br />
99
De hecho, Jia no vivía lejos de su casa. Ahora, <strong>el</strong>la se olvida de la razón<br />
por la que <strong>el</strong>la fue a la casa de Jia por primera vez. Era un sábado por<br />
la tarde. Ella llamó a la puerta, con un dejo de temor en <strong>el</strong> corazón.<br />
La puerta se abrió para <strong>el</strong>la, Jia tiró a <strong>el</strong>la en la puerta y la puerta se<br />
cerró inmediatamente detrás de <strong>el</strong>la. Se enteró de que <strong>el</strong>la ya estaba<br />
en brazos de Jia. Ella y Jia, se abrazaron unos a otros sin palabras<br />
por un tiempo muy largo. Este momento siempre permanece en su<br />
memoria. Desde entonces, tuvieron la oportunidad de vez en cuando<br />
juntas. Este fue la adolescencia ambigua de <strong>el</strong>la. Ellas nunca habían<br />
tenido ningún tipo de compromiso, no se hablaban palabras dulces<br />
entre <strong>el</strong>las. Simplemente le gustaba estar juntas.<br />
Cuando <strong>el</strong>la tenía 18 años, se fue a estudiar en una universidad de<br />
otra ciudad. Más tarde, <strong>el</strong>la no tiene ningún contacto con Jia.<br />
En <strong>el</strong> mundo, tal vez nadie lo sabe o nota que ha habido un amor entre<br />
dos chicas. Ellas están bien protegidos. Ella nunca lo había hablado de<br />
con nadie. Jia se mencionan con los demás? Ella no lo sabe.<br />
La Juventud de Ella<br />
Después de graduarse de la universidad, regresó a su ciudad local<br />
para trabajar. A veces, <strong>el</strong>la tenía que seguir a sus padres para conocer<br />
a algunos chicos de la meta d<strong>el</strong> matrimonio. De todos modos, su<br />
hermana mayor ya estaba casado con una vida que parece ser f<strong>el</strong>iz.<br />
Por otra parte, <strong>el</strong> principal tema a sus amigos también habló de<br />
novio, <strong>el</strong> matrimonio, etc. Sin embargo, para <strong>el</strong>la, <strong>el</strong> trabajo era lo<br />
único importante. <strong>el</strong>la se sentía como una zombie. Le gustaba tener<br />
una vida de trabajo ocupado, porque así no tenía mucho tiempo para<br />
pensar en otras cosas.<br />
100
Sin embargo, <strong>el</strong> mundo no será siempre imperfecto. Cuando tenía 23<br />
años, <strong>el</strong>la conoció a Lisa, que es muy hermosa chica. Ella se enamoró<br />
de Lisa, y <strong>el</strong>la estaba muy f<strong>el</strong>iz de que Risa también la amaba tanto.<br />
Ella pensaba que la vida sería seguir así. Sin embargo, un día, Lisa se<br />
acercó a <strong>el</strong>la para despedirse de <strong>el</strong>la porque tenía que cumplir sus<br />
responsabilidades sociales y tuvo que seguir a sus padres. Risa está<br />
casada con un hombre rico finalmente. Risa le dijo que no le gustaba<br />
que <strong>el</strong> hombre, pero <strong>el</strong>la necesita una vida como la mayoría de la<br />
gente. Así que las dos chicas se separaron. De hecho, <strong>el</strong>la admiraba<br />
a gente como Lisa que pueden vivir con la persona que no ama, pero<br />
<strong>el</strong>la no podía hacerlo. A menudo se dijo a sí misma: si pudiera cambiar<br />
mi naturaleza, me gustaría tener una vida similar a los demás. Por<br />
desgracia, la vida no existe «si», es imposible para <strong>el</strong>la cambiar su<br />
naturaleza.<br />
Tal vez la vida no sólo tiene amor, pero las responsabilidades, los<br />
demás, etc. Siempre se pregunta <strong>el</strong>la que cuánta gente realmente<br />
puede tener toda una vida con un amor verdadero en <strong>el</strong> mundo!<br />
Incluso si la hay, cuántas personas van a luchar?<br />
Por la noche, le gustaba escuchar la radio, la música le ayuda a la<br />
comodidad. En estos años, las palabras como «homosexual» o<br />
«gay» se han convertido no ser ajeno a la opinión pública. La gente a<br />
menudo rumorea o hace <strong>el</strong> ridículo con una estr<strong>el</strong>la de cine con una<br />
orientación homosexual, o una p<strong>el</strong>ícula homosexual gana premios<br />
internacionales, etc. Algunos conocidos personajes han declarado<br />
públicamente su orientación homosexual. En sus ojos, <strong>el</strong> mundo<br />
realmente está cambiando día a día.<br />
101
La Madurez de Ella<br />
Ella comienza a tener su propio departamento desde 2008, cuando<br />
<strong>el</strong> precio de la vivienda era mucho más bajo que ahora. Ella siente<br />
que algunas cosas van a <strong>el</strong>la con suerte, <strong>el</strong>la no pertenece a una de<br />
las infortunadas mujeres en <strong>el</strong> mundo. En todo, <strong>el</strong>la tiene su propio<br />
espacio para poner su f<strong>el</strong>icidad, tristeza, etc. Ella está lejos de los<br />
padres, y amigos que están demasiado preocupados por su vida<br />
personal.<br />
Cada semana que va d<strong>el</strong> centro de deportes de una vez con una<br />
raqueta de tenis, todas las vacaciones que viaja a otras ciudades con<br />
una mochila grande. Ella ha aceptado su identidad por completo.<br />
Incluso a veces se saltará una idea en su cabeza, ¿Por qué sólo me<br />
gustan las personas d<strong>el</strong> mismo sexo? ¿Si uno entre los padres sería ?<br />
Entonces, <strong>el</strong>la no puede pensar en más. Sin embargo, su vida se<br />
vu<strong>el</strong>ve más tranquila.<br />
Cada mañana, <strong>el</strong>la va a trabajar en metro. Y cada noche, <strong>el</strong>la regresa<br />
a su casa en metro. En <strong>el</strong> metro está siempre lleno de gente. Los<br />
pasajeros están muy cerca uno d<strong>el</strong> otro, pero todo <strong>el</strong> mundo sigue<br />
siendo con una larga distancia para sus corazóns. En esta ciudad,<br />
¿cuántas personas tienen la misma experiencia que <strong>el</strong>la tiene?<br />
¿Alguien tiene lo mismo que <strong>el</strong>la? En <strong>el</strong> corazón de todos, hay un<br />
mundo que los demás no pueden ver, ¿no?<br />
Esta mañana, se siente un poco incómodo. Ella come la medicina, y<br />
<strong>el</strong>la vu<strong>el</strong>ve a su cama otra vez. Nadie se ocupa de <strong>el</strong>la por su lado. A<br />
veces, piensa en cuando <strong>el</strong>la se murió un día, nadie lo sabe. ¿Es una<br />
cosa tan miserable? Cuando <strong>el</strong>la está pensando en este punto, <strong>el</strong>la<br />
está un poco triste.<br />
102
No importa lo que la vida continuaría, <strong>el</strong>la decide ser f<strong>el</strong>iz cada día.<br />
Por otra parte, que espera encontrar a alguien que puede entrar en<br />
su vida, y más tarde se convierte en su compañero de vida. Ella cree<br />
que ese día será muy pronto. Cuando la persona aparece, no se duda<br />
en estar con <strong>el</strong>la en público. Cuando llegará <strong>el</strong> día?<br />
En este momento, <strong>el</strong>la está pensando qué ponerse para esta noche.<br />
Esta noche, será la primera vez que se entra en un bar de homosexuales<br />
más famosa en este ciudad para tomar una copa! Sobre todo, <strong>el</strong>la<br />
tiene una cita con un editor de la famosa revista en <strong>el</strong> bar para hablar<br />
de la publicación de su nov<strong>el</strong>a «El despertar».<br />
103
Los recuerdos<br />
Daria M<strong>el</strong>nik<br />
Ahora es <strong>el</strong> año 2066... 19.216 días han pasado desde que la gente<br />
salió de la Tierra. ¿Los he estado contando? Claro que si... La causa es<br />
que <strong>el</strong> día cuando salimos de la Tierra se quedó en mi memoria.<br />
Ayer finalmente conseguí <strong>el</strong> permiso para controlar la nave cósmica...<br />
y para volver... Despegué inmediatamente, porgue todo lo había<br />
preparado hace mucho tiempo. No era necesario decir adiós a nadie.<br />
Dicen que en perspectiva van a tener algunas expediciones que<br />
ayuden a las personas a entender mejor la historia de humanidad. No<br />
sé, es posible, pero ahora solo los locos, como son - “los esclavos d<strong>el</strong><br />
pasado”, visitan <strong>el</strong> planeta muerto.<br />
¡La superficie de la tierra cambió mucho! Antes había continentes,<br />
países, islas, ahora todo está lleno de agua, porque los océanos<br />
104
inundaron la parte más grande d<strong>el</strong> mundo. Pero aun hay algunas<br />
partes de tierra firme, incluso <strong>el</strong> territorio de mi ex ciudad, donde he<br />
decidido aterrizar y he <strong>el</strong>egido una antigua plaza en <strong>el</strong> centro como<br />
pista de aterrizaje.<br />
Recuerdo como empezó todo. Al principio eran unas inundaciones, de<br />
trecho a trecho; después tornados fuertes que destruyeron la mitad<br />
de las ciudades en América; se despertaron los volcanes en Italia,<br />
Islandia, Rusia... Era como si la naturaleza se enfadara con nosotros!<br />
Después más: porque a los volcanes les siguieron terremotos y<br />
tsunamis. Algunos países ribereños desaparecieron en segundos.<br />
Empezó una catástrofe nuclear, porque se destruyeron estaciones. No<br />
había una solución. El pánico y la desesperación se apoderaron de<br />
los hombres. Y cuando sentíamos que no tendríamos ningún salida,<br />
ninguna posibilidad de salvarse, llegaron “Ellos – Otros” en maquinas<br />
grandes para ayudarnos. Empezó una evacuación mundial.<br />
He salido de mi nave a la plaza o, con más exactitud, al lugar donde<br />
hacía cierto tiempo había una plaza mayor, muy grande y bonita...<br />
Ahora los edificios están en ruinas, solo algunos recuerdan la grandeza<br />
de antaño. Y en otros tiempos me parecía que los habían construido<br />
para muchos siglos; en otros tiempos – cuando era arquitecto. En<br />
algún sitio cerca de la plaza tiene que estar <strong>el</strong> primer edificio que<br />
yo proyecté, pero me da igual que todavía esté allí. Quiero buscar <strong>el</strong><br />
parque donde habitualmente paseaba con Ana. Su fotografiá es la<br />
única cosa que he tomado de la Tierra 2. La he sacado d<strong>el</strong> bolsillo,<br />
ahora <strong>el</strong>la está bastante usada porque siempre ha estado conmigo.<br />
En la fotografiá está Ana como yo la recuerdo en día que la conocí -<br />
una jovencita en sus veinte, m<strong>el</strong>ena azabache, impermeable beige:<br />
105
Algunos años antes de la catástrofe había ganado <strong>el</strong> primer premio<br />
en un concurso internacional de arquitectura, pues pude organizar mi<br />
propio estudio . Ella tuvo un reunión conmigo en la oficina. Dijo que<br />
se llamaba Ana y empezó a tutearme desde los primeros minutos.<br />
Era tan guapa y tan natural que yo estaba muy contento de que no<br />
hubiera fronteras entre los dos. Después de nuestra conversación<br />
sobre <strong>el</strong> proximo trabajo, <strong>el</strong>la me preguntó con una sonrisa señalando<br />
al cuadro detrás de mi :<br />
- “¿Te gusta Corbusie? ¡Que sorpresa! ¡El fue un revolucionario<br />
en arquitectura! ¿Tu lo eres también?”<br />
En aqu<strong>el</strong> cuadro había un hombre, con la mano levantada - “El<br />
Modulor” de Le Corbusie que fue un arquitecto muy famoso en <strong>el</strong><br />
mundo entero.<br />
Le dije que creía en que llegar a ser casi tan talentoso como él.<br />
En realidad “la revolución” era una palabra que había caracterizado<br />
a Ana mejor, y yo simplemente era alguien que había tranquilizado<br />
su energía extra. Claro que me enamoré de <strong>el</strong>la a primera vista.<br />
Aqu<strong>el</strong>los días, semanas, años antes de la catástrofe fueron los mas<br />
f<strong>el</strong>íces. Ella era como un viento fresco en mi vida. Los días laborables<br />
trabajábamos mucho sobre <strong>el</strong> proyecto y por las tardes Ana me<br />
obligaba a salir por <strong>el</strong> parque para descansar de la arquitectura un<br />
poco. Los fines de semana <strong>el</strong>la tiraba un millón de cosas (necesarias<br />
y poco necesarias) en <strong>el</strong> portaequipaje d<strong>el</strong> coche: un juego de picnic,<br />
una manta, unos raquetas para jugar al volante etc.; y viajabamos en<br />
cualquier dirección porque nunca planebamos a donde.<br />
106
Sin notarlo descubrí que había llegado al parque. Es sorprendente<br />
que algunos árboles sobrevivieran y tuvieran hojas pequeñitas. Creo<br />
que con <strong>el</strong> tiempo <strong>el</strong> aire se haría idóneo para la respiración. Un banco<br />
donde me había sentando con Ana nuestra última noche también se<br />
había conservado.<br />
Al poco tiempo se hizo conocido que “Ellos” (“Otros”) no evacuaban<br />
a todas las personas d<strong>el</strong> planeta p<strong>el</strong>igroso. Cada persona tenía que<br />
pasar un chequeo y sólo los que estaban enteramente sanos se<br />
alejaban volando de la Tierra. Por eso “Ellos” no llevaban en las naves<br />
cósmicas a los hombres que eran mayores de 65 años. Eso fue una<br />
nueva tragedia. Algunas personas se negaban a dejar la Tierra por<br />
sí mismas. Aqu<strong>el</strong>la noche, en <strong>el</strong> parque, Ana y yo decidimos que nos<br />
evacuaríamos. A la mañana siguiente la besé y nos separamos porque<br />
las mujeres y los hombres pasaban <strong>el</strong> chequeo separadamente.<br />
Antes de que me mandaran a una nave cósmica, la estuve buscando<br />
por allí...y después en <strong>el</strong> nuevo planeta, porque hasta hacía poco<br />
tiempo no había creído que Ana hubiera quedado en la Tierra. Había<br />
personas como yo: que perdieron no sólo su casa, su planeta, su<br />
vida habitual sino también sus parientes, había muchos – ¡millones!.<br />
Después los “Otros” nos propusieron hacer una operación que alejaría<br />
las emociones, porque las razas superiores d<strong>el</strong> universo viven de la<br />
razón, y solamente civilizaciones jóvenes, como la nuestra, viven de<br />
emociones. Algunos, muchos, aceptaron la propuesta, pero yo no.<br />
¿Y en <strong>el</strong> presente? Estoy como alma en pena - no me inscribí en aqu<strong>el</strong><br />
mundo nuevo. Tengo una profecía que nadie necesita: todos viven<br />
en capsulas – VIPs (viviendas int<strong>el</strong>igentes personales)- y no necesitan<br />
ningún diseño, porque la función es lo más importante.<br />
107
Me he sentado en un banco. Este ambiente parecía muy tranquilo.<br />
Me he quitado <strong>el</strong> casco y estoy sintiendo un viento ligero erizando mi<br />
p<strong>el</strong>o. He cerrado los ojos... Eso es todo...<br />
- “Descarga <strong>el</strong>éctrica! Rápido! Uno...dos...tres”<br />
- “No hay pulso.”<br />
- “¡Una vez más! ¡Haceos a un lado! Descarga... Uno...dos...<br />
tres... Nada... Él ha muerto...” - ha dicho <strong>el</strong> doctor con cansancio.-<br />
“Registra <strong>el</strong> tiempo de muerte – son las 19:21... Eso es todo.” - y ha<br />
salido d<strong>el</strong> quirófano.<br />
Dos médicos internos han seguido al doctor.<br />
En <strong>el</strong> pasillo de hospital uno de estos dos ha dicho:<br />
- “Creo que nunca me voy a acostumbrarme a esto. Me da<br />
pena que aqu<strong>el</strong> viejo ha muerto. Los enfermeros de ambulancia han<br />
dicho que lo encontraron en un banco d<strong>el</strong> parque donde había tenido<br />
un ataque cardíaco y no había podido recobrar <strong>el</strong> sentido. No tenía<br />
ningún documento de identidad. En su bolsillo había solamente una<br />
fotografía ajada de una chica, por detrás de la cual estaba escrito<br />
“Ana”.<br />
108
- “¡Sí,qué triste!.... En la oficina de registro ahora ya habían<br />
llamado a la policía. Ellos se ocuparán de eso.”<br />
Han pasado de largo por la T<strong>el</strong>e en <strong>el</strong> pasillo que estaba transmitido<br />
las ultimas noticias:<br />
“Tras <strong>el</strong> terremoto más violento de los últimos 140 años, Japón<br />
ordena la evacuación de 3.000 residentes cerca de la planta nuclear<br />
de Fukushima Daiichi, en <strong>el</strong> noreste d<strong>el</strong> país... “<br />
109
Las cartas a Elena<br />
Elena B<strong>el</strong>onogova<br />
El 10 de diciembre de 2009. Mi adorada Elena: todo lo que ocurrió<br />
conmigo antes, de nuevo se ha repetido, y <strong>el</strong> día de hoy se semeja al<br />
día de anterior. Así como todos los días hasta este momento, ahora<br />
continúo pensando en ti, y tan sólo los pensamientos sobre tu imagen<br />
me dan la esperanza para existir.<br />
Nuevamente tu cara, saliendo a la superficie de la profundidad de<br />
mi pasado, irradia la luz magica, iluminando mis pensamientos<br />
deshilvanados. Me parece que esta luz va corriendo hacia adentro de<br />
mi conciencia con los impulsos <strong>el</strong>éctricos, cundiendo a gran v<strong>el</strong>ocidad<br />
por <strong>el</strong> cuerpo; estoy ardiendo en <strong>el</strong> fuego de mi memoria...<br />
El 15 de enero de 2010. Mi querida Elena: todavía no me he acordado<br />
de aqu<strong>el</strong> día cuando tuvimos cita por la última vez; siento como<br />
últimamente <strong>el</strong> eco de las imágenes indefinidas y los fragmentos de<br />
110
las frases vienen paralizando mi alma, no permitiendo evocar en mis<br />
sueños nuestros encuentros.<br />
No obstante, mi memoria no permitió olvidar <strong>el</strong> primer encuentro,<br />
mostrandole “como en una p<strong>el</strong>icula”: aqu<strong>el</strong> día soleado, cuando<br />
decidí dar un paseo por la ciudad, vi a ti (al entrar por casualidad en la<br />
cancha de tenis); mientras que te entrenabas al tenis y enviabas una<br />
p<strong>el</strong>ota al adversario tuyo, me pareció que <strong>el</strong> p<strong>el</strong>ota estuvo ansiando<br />
volver a ti inmediatamente para tocar las cuerdas sensibles resonadas<br />
de tu raqueta de tenis... una y otra vez, estuviste increíblemente<br />
guapa y perfectisima, tus músculos como si hubieran comenzado<br />
a sonar, concertando con <strong>el</strong> cordaje de la raqueta. La panorama<br />
general era inimaginable, como si yo hubiera visto la música puesta<br />
en movimiento: tú, <strong>el</strong> sol, tu sonrisa de Afrodita, la falda muy corta,<br />
tus rodillas redondas y lisas... Estuve quedado inmóvil mirandote,<br />
mi Diosa: unos besos de los rayos d<strong>el</strong> sol cubrieron tu cara linda y se<br />
escondieron en <strong>el</strong> nube d<strong>el</strong> p<strong>el</strong>o, al dorarle. En <strong>el</strong> mismo instante morí<br />
y nací de nuevo, para amarte... para siempre...<br />
El 17 de marzo de 2010. Elena, ¿por qué todavía no te he visto?<br />
¿Dónde estás? Sigo escribiendo para ti, pero sólo la vacuidad me ha<br />
vu<strong>el</strong>to a responder a los repercusiones de pensamientos expirados.<br />
Elena, deseo que vengas...<br />
El 25 de mayo de 2010. Es extraño. Esta mañana me he despertado<br />
de buen humor, unos áng<strong>el</strong>es me han visitado. Ellos han estado<br />
maravillosos; como si <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o hubiera construido la ruta hacia la<br />
tierra, al enviarles para mi. Los áng<strong>el</strong>es... se visten de ropas blancas...<br />
quienes me han dado <strong>el</strong> aplacamiento.<br />
111
Un poco después.Es muy extraño. Hoy <strong>el</strong> primer día cuando he dejado<br />
de pensar en algo; al tranquilizarme, estoy sintiendo <strong>el</strong> calor.<br />
Extracto de la historia clínica d<strong>el</strong> paciente.15.10.2009: “El 15<br />
de octubre de 2009 a la clínica d<strong>el</strong> doctor de la medicina s-r X. se<br />
hospitalizó un paciente con amnesia, según <strong>el</strong> examen médico para él<br />
estuvo fijado <strong>el</strong> tratamiento curativo”.<br />
La continuación. El 12 de julio de 2010.La nota d<strong>el</strong> doctor X.: “El estado<br />
de hoy de salud d<strong>el</strong> paciente es estable, pero sin las mejoras en las<br />
recuerdos, sigue existiendo amnesia. A veces <strong>el</strong> paciente se acordaba<br />
de unos hechos de su vida, pero después les olvidaba. Sintetizando: <strong>el</strong><br />
paciente no tiene las quejas por su salud, excepto su la molestia por<br />
la falta de memoria. Después de visitar de hoy al paciente, ordeno<br />
continuar la cura que le fijó <strong>el</strong> médico en <strong>el</strong> día de hospitalización”.<br />
Al mismo tiempo, <strong>el</strong> 12 de julio de 2010. Elena, me empiezo a acordar:<br />
¡deseaste me dejar! ¿Por qué? No sé... ¡Te quiero! Ah ... me parece<br />
que puedo comprender... !Basta¡ Ya he entendido por qué todavía no<br />
has visitado a mí. Pero te perdono, deseo que vengas. ...Al recibir la<br />
respuesta de la memoria, veo que...<br />
El Diario. Las últimas noticias de la crónica criminal. En <strong>el</strong> segundo de<br />
octubre de 2009 unos instructores policiales de la ciudad M., al formar<br />
un expediente, hicieron averiguaciones a petición de madre por la<br />
desaparicion la s-ra N. , de su hija, quién tenía 25 años. Después de<br />
ejecutar las acciones obligatorias, los instructores policiales aclararon<br />
los pormenores: la había matado <strong>el</strong> marido.<br />
Según los hechos establecidos: <strong>el</strong> señor N. - él era <strong>el</strong> esposo de la<br />
señora N. desaparecida - había asesinado a esa mujer; mientras había<br />
112
estado realizando <strong>el</strong> plan d<strong>el</strong> asesinato pensaba, lo que de verdad de<br />
este modo, habría podido curarla de la fiebre de amor a un hombre<br />
(sobre ese hombre <strong>el</strong> s-r N. no sabía ninguna informacion particular).<br />
La nota. La información, citada a continuación, está publicada<br />
conforme con los antecedentes de policía y los hechos irrevocables<br />
de la averiguación, incluyendo al acontecimiento las explicaciones d<strong>el</strong><br />
s-r de N.:<br />
“Yo trabajaba en una empresa constructora, ocupaba <strong>el</strong> puesto<br />
d<strong>el</strong> arquitecto general. Cuando la empresa había recibido un gran<br />
encargo de construcción d<strong>el</strong> parque de atracciones, yo tenía <strong>el</strong><br />
derecho d<strong>el</strong> paso libre y podía entrar en todos los locales d<strong>el</strong> parque<br />
durante de edificación, porque <strong>el</strong> consejo de ejecutores me designó<br />
<strong>el</strong> arquitecto principal de la construcción de este parque. Una noche<br />
entré en “La Sala De Los Horrores” - un local de construcción - para<br />
llevarse consigo a casa mia una maqueta de un de los objetos<br />
expuestos, junto con sus <strong>el</strong>ementos. Luego, en <strong>el</strong> garaje de mi casa<br />
construí un mecanismo especial: establecí los cables <strong>el</strong>éctricos y<br />
otros <strong>el</strong>ementos... y finalmente, <strong>el</strong>aboré <strong>el</strong> aparato que estaría capaz<br />
de sanar d<strong>el</strong> enamoramiento a mi mujer”.<br />
La nota d<strong>el</strong> juez de instrucción: respectivamente con la conclusión<br />
realizada por los especialistas, <strong>el</strong> s-r N. fabricó <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o funcionado<br />
de “la silla <strong>el</strong>éctrica”, que se parecía a unos mod<strong>el</strong>os históricos, les<br />
se habían utilizado para hacer la <strong>el</strong>ectrocución a los criminales d<strong>el</strong><br />
pasado.<br />
La continuación (la explicación de s-r N.): “Después coloqué dentro<br />
d<strong>el</strong> mecanismo a mi mujer, quién estaba bajo <strong>el</strong> influjo d<strong>el</strong> soporífero,<br />
113
lo que yo había dado a <strong>el</strong>la de antemano, además estuve seguro: si<br />
la corriente <strong>el</strong>éctrica pasara a través d<strong>el</strong> cuerpo de mi mujer, la se<br />
curaría d<strong>el</strong> enamoramiento”.<br />
Según los hechos irrevocables de la averiguación: cuando los policías<br />
le hallaron al lado d<strong>el</strong> cadáver de la mujer, sus ojos estaban locos. Él<br />
estaba gritando: “Ella no ha muerto, <strong>el</strong>la está durmiendo”. Sollozando,<br />
murmuró: “Dentro de dos días llegará <strong>el</strong> espíritu, le dará los polvos<br />
mágicos, para mujer, quién se despertará y será aún más hermosa y<br />
obediente”. En la actualidad <strong>el</strong> s-r N. está en la clínica d<strong>el</strong> doctor le la<br />
medicina s-r X.<br />
El octubre de 2011. … En algún sitio de Mallorca... Tony de Demone<br />
estuvo admirado la puesta d<strong>el</strong> sol, después cerró la ventana y pasó<br />
por la habitación a paso ligero, se sentó al borde d<strong>el</strong> sillón, estiró <strong>el</strong><br />
cu<strong>el</strong>lo y quedó pasmado (exclusivamente <strong>el</strong> brillo de sus ojos mostró<br />
la agitación): fue hermosísima. Tony seguía d<strong>el</strong>eitando a la mirada.<br />
Al sentir, <strong>el</strong>la volvió la cabeza y la sonrisa astuta d<strong>el</strong> zorro contento<br />
comenzó a jugar sobre sus labios:<br />
“Estoy de acuerdo, todo ha resultado magníficamente. Enrique<br />
está hospitalizado, espero que esté allí para siempre y sea muerto<br />
para <strong>el</strong> mundo, pero eres, <strong>el</strong> autor genial y <strong>el</strong> director de escena de<br />
mi vida libre, ahora estás <strong>aquí</strong> conmigo.<br />
¡Perfectamente! Por último hemos recibido todo: dinero de<br />
Enrique es para nosotros, soy para ti y la libertad esperada es para mi.<br />
¿Te acuerdas? Aqu<strong>el</strong>la pobre vagabunda, también <strong>el</strong> doctor<br />
conocido en ciencias médicas s-r X. que la atrop<strong>el</strong>ló a muerte por su<br />
114
coche y, por fin, <strong>el</strong> cadáver de esta desgraciada: ayudaron a nosotros.<br />
¡Fue suerte! El s-r X. no deseaba ingresar en la cárc<strong>el</strong> y tú, como su<br />
abogado, le ayudaste. El espectaculo era muy verdadero: <strong>el</strong> cadáver de<br />
vagabunda vestido con mi ropa, aunque mi esposo estaba pensando<br />
como sí hubiera sido mi cuerpo amodorrado y tú, como sí fueras <strong>el</strong><br />
espiritu en los ojos y pensamientos de mi marido. Representaste al<br />
brujo muy verdadero y contaste como puede sanar a su mujer - la<br />
corriente <strong>el</strong>éctrica y “<strong>el</strong> polvo mágico” - me estoy riendo.<br />
Sin tú, mi abogado y <strong>el</strong> criado d<strong>el</strong> diablo, sin <strong>el</strong> doctor X. que tenía<br />
mucho miedo de la cárc<strong>el</strong>, y sin pobre vagabunda... ¿Quién sabe? Si<br />
no hicieras tus acciones, seguro que yo sería la mujer de Enrique y tú<br />
seguirías siendo <strong>el</strong> letrado, pero ahora estamos juntos. ¡Vivat!”<br />
El período contemporaneo, unos días de esta semana. Después d<strong>el</strong><br />
acontecimiento han pasado muchos años. Elena y Tony hace mucho<br />
desaparecieron d<strong>el</strong> mundo. Habían despilfarrado rápido todo dinero<br />
de Enrique y vivían en la extrema miseria hasta la muerte. El doctor X.<br />
(fue cómplice de la historia conocida) antes de morir había transmitido<br />
la dirección de la clinica a su hijo. El hijo no había podido administrar<br />
la clinica con éxito y se arruinó dentro de poco.<br />
Ahora la clinica está funcionando por donativos en efectivo. Solamente<br />
algunos enfermeros de esta clinica continuan al cuidado d<strong>el</strong> paciente<br />
sobreviviente; después de trabajar durante veinte años para <strong>el</strong>los casi<br />
por nada - únicamente preocupandose de enfermo por de lástima -<br />
absolutamente todo lo que está ocurriendo les parece incambiado,<br />
lo mismo que pasaba antes: día a día Enrique sigue nombrando a<br />
todos enfermeros “los áng<strong>el</strong>es” y constantemente escribe cartas a<br />
Elena, su esposa...<br />
115
H<strong>el</strong>a: ¡Que ciudad tan verde! Debe de haber mucha naturaleza en<br />
esta región!<br />
Alberto (<strong>el</strong> alcalde): Si le digo que de hecho es un desierto <strong>aquí</strong>,<br />
me diría que estoy bromeando. Pero todo fue construido a base de<br />
tecnología verde: los edificios, la infraestructura, incluso los parques.<br />
¡Vamos a ver uno! Esta muy cerca.<br />
H<strong>el</strong>a: ¡Me encantaría! ¡Vamos!<br />
Recuerdos d<strong>el</strong> Futuro<br />
Cristina Nicoleta Burca ^<br />
La discusión continúa en <strong>el</strong> camino. H<strong>el</strong>a está mirando alrededor<br />
maravillada por lo que ve. Esta ciudad de Ofiuco era de verdad como<br />
se la imaginaba: un mundo verde en <strong>el</strong> que daba ganas de vivir.<br />
Los edificios no eran muy altos; unos tenían murallas con verduras<br />
de hojas, techos verdes, con flores o aun diferente plantas si eran<br />
espacios privados. No faltaban ni los pan<strong>el</strong>es solares que servían para<br />
116
la calefacción y <strong>el</strong>ectricidad interna de las casas. En una palabra: una<br />
arquitectura exquisita, como se lo había imaginado siempre en su<br />
trabajo de arquitecta.<br />
H<strong>el</strong>a: ¡Es de verdad una ciudad verde! Lo que queremos un día para<br />
nuestra Tierra también. ¿Y cómo cultivasteis la naturaleza si antes era<br />
desértico?<br />
Alberto: Pues es un principio muy fácil de hecho, pero que tiene una<br />
historia muy larga. Las semillas están sembradas en un su<strong>el</strong>o irrigado<br />
de modo subterráneo con muchos acueductos. Así tenemos todo:<br />
la hierba, las flores, los arboles incluso. Por todos lados, en los que<br />
queremos más espacios verdes construimos un sistema igual.<br />
H<strong>el</strong>a: ¿Entonces todo <strong>el</strong> país fue un deserto al principio?<br />
Alberto: Si, exactamente. Podríamos decir todo <strong>el</strong> planeta, porque <strong>el</strong><br />
planeta no tiene más que un solo país. No hay más de 20 millones de<br />
ciudadanos repartidos en veinte ciudades y un centenar de pueblos.<br />
Hay gente que piensa en <strong>el</strong> futuro de su planeta y no gasta los recursos<br />
naturales que tiene.<br />
Una coche de tipo Zen, que H<strong>el</strong>a conocía como híbrida en la Tierra,<br />
cruza de repente <strong>el</strong> camino y los hace parar.<br />
Migu<strong>el</strong> (<strong>el</strong> alcalde adjunto): ¿Y a qué honor debemos su visita por<br />
<strong>aquí</strong>, señora arquitecta?<br />
Alberto: De hecho la primera visita de un ciudadano de la Tierra en<br />
Ofiuco.<br />
H<strong>el</strong>a (un poco nerviosa): Estoy en una misión de trabajo señores<br />
117
y <strong>el</strong> placer de encontrarlos es mío. Como arquitecta de proyectos<br />
ecológicos, ver Ofiuco, <strong>el</strong> planeta mod<strong>el</strong>o por su construcción<br />
durable, es más que un reto. Los cambios climáticos en la Tierra son<br />
tan drásticos e irreversibles que la necesidad de cambiar las maneras<br />
de consumir y utilizar los recursos es más urgente que nunca.<br />
Ya llegaron al parque. H<strong>el</strong>a se quedo muda por la imagen que tenía<br />
ante <strong>el</strong>la: un mundo floral riquísimo, árboles y arbustos rodeando<br />
edificios o espacios de juego para los niños. Todo fue construido con<br />
materiales duraderos para cuidar <strong>el</strong> medio ambiente: los edificios<br />
grandes, con ladrillos ecológicos y los más pequeños, con madera de<br />
bambú, <strong>el</strong> árbol menos consumidor de CO d<strong>el</strong> mundo.<br />
2<br />
Migu<strong>el</strong>: Es verdad que hemos logrado vivir en este tipo de mundo,<br />
pero hay que reconocer que nos costó un par de siglos para llegar<br />
<strong>aquí</strong>. La historia de Ofiuco, como planeta verde, comenzó hace unos<br />
quinientos años. Antes había la misma forma de vivir que en la Tierra,<br />
como lo vemos hoy en la prensa. Y de un planeta verde al principio se<br />
convirtió en <strong>el</strong> deserto actual.<br />
H<strong>el</strong>a: Un desierto que afortunadamente ya no se ve más. Ofiuco es<br />
de verdad <strong>el</strong> planeta de los visionarios d<strong>el</strong> mundo, como su nombre<br />
lo dice, por lo demás.<br />
Alberto (mirando a su colega, <strong>el</strong> alcalde adjunto, pregunta como a los<br />
dos): pero lo curioso es que hasta ahora ninguna otra persona de la<br />
Tierra se había atrevido a venir <strong>aquí</strong>. A pesar de la pequeña distancia<br />
que nos separa: estamos más cerca de la Tierra que vuestro satélite,<br />
la Luna.<br />
118
H<strong>el</strong>a: Es verdad, pero <strong>el</strong> reto es bastante grande para nosotros. Vine<br />
<strong>aquí</strong> con una raqueta, la máquina d<strong>el</strong> tiempo. Logramos construirla<br />
hace poco tiempo en la Tierra. Pero utilizarla no es cosa fácil: una vez<br />
que entras allí, <strong>el</strong> viaje hacia otros planetas no toma mucho tiempo,<br />
pero un día pasado en <strong>el</strong> planeta toma veinte años terrestres.<br />
Los alcaldes se miraron de reojo un poco asustados. Ambos pensaban<br />
en una cosa y no sabían cómo preguntárs<strong>el</strong>a a H<strong>el</strong>a. Se interesaron en<br />
<strong>el</strong> plan que la arquitecta tenía para su visita en Ofiuco. Era previsible<br />
que <strong>el</strong>la se quedara solamente un día, para no gastar su vida después,<br />
y tomar fotos, un par de vídeos con gente d<strong>el</strong> Ofiuco o comprar varios<br />
objetos ecológicos que se los pudiera llevar con <strong>el</strong>la sobre la raqueta.<br />
Pero más o menos pronto, la pregunta que daría más miedo a H<strong>el</strong>a,<br />
no dejo de aparecer.<br />
Alberto (más valiente y fácil de conversación que su colega): Suprimir<br />
20 años de su vida es un riesgo que no se lo asume mucha gente. Esto<br />
es admirable en Ud., señora. Pero no puedo dejar de pensar que hay<br />
una razón más profunda detrás de una curiosidad profesional.<br />
H<strong>el</strong>a (con una vista de niebla): No está equivocado, señor alcalde. Lo<br />
que me trae <strong>aquí</strong> es más un asunto personal.<br />
Les contó que Ofiuco no era solamente un símbolo de planeta verde<br />
para <strong>el</strong>la, sino también <strong>el</strong> símbolo de su signo zodiacal. La gente<br />
de la Tierra acababa de descubrir este signo d<strong>el</strong> visionario, entre <strong>el</strong><br />
Escorpión y <strong>el</strong> Sagitario. ¡Qué curioso descubrir esta civilización, con<br />
unos miles de años de retraso! - pensaban los alcaldes. Pero sabían<br />
que no era todo.<br />
119
Ambos se pusieron un poco nerviosos… Una muchacha con menos de<br />
veinte años, preñada como de cinco meses, comienza a vomitar en<br />
<strong>el</strong> asiento de frente, en <strong>el</strong> metro. La preguntaron si necesitaba algo,<br />
pero como no contestaba, los dos jóvenes la bajaron d<strong>el</strong> metro en la<br />
siguiente estación y la llevaron al hospital central de Madrid, <strong>el</strong> más<br />
cercano.<br />
Ya estaba mejor. El doctor le dio las dosis de calcio por perfusiones,<br />
así que podía preguntar al menos lo que tenía.<br />
El doctor: ¡Es usted muy afortunada, señorita! A pesar de su mal<br />
estado, su niño ha sobrevivido y ahora está más sano que nunca<br />
¡F<strong>el</strong>icidades!<br />
No entendía nada. Había intentado abortar <strong>el</strong> día anterior y, ¿no lo<br />
logró? ¿Qué fue esto, una mala broma d<strong>el</strong> supuesto médico que le<br />
ayudó hacerlo? ¿O un complot para robarle dinero y no ser culpado<br />
por <strong>el</strong> gobierno que sigue prohibiendo los abortos? ¿Y ahora, ese<br />
doctor no se daba cuenta de <strong>el</strong>lo? Pensaba que vivía una pesadilla.<br />
Que ya duraba desde hace un tiempo.<br />
Había quedado embarazada con <strong>el</strong> ídolo de la Universidad de<br />
Arquitectura, donde los dos estudiaban. No era más que su primer<br />
año allí. Él era <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de la carrera, una de las más prestigiosas<br />
de España. Pero <strong>el</strong> fuego se extinguió después de cinco meses.<br />
Ella misma lo paró, antes de que él fuera encarc<strong>el</strong>ado por culpa de<br />
drogas. Pero llevaba con <strong>el</strong>la <strong>el</strong> rastro más pesado posible: un hijo.<br />
No podía conservarlo – pensaba <strong>el</strong>la. Primeramente, porque seguir<br />
le universidad con un hijo sería una vergüenza a su edad y los riesgos<br />
de ser <strong>el</strong>iminada eran grandes. Y en segundo lugar, porque él no lo<br />
120
econocería nunca, aunque lo supiera. Pero ya no podría perder más<br />
tiempo. Así que tomó la decisión más pesada de su vida: cong<strong>el</strong>ar<br />
un año de universidad, dar a luz al niño y darlo en adopción. Y nunca<br />
quiso dar marcha atrás en esto. Asunto cerrado – pensaba <strong>el</strong>la.<br />
Se sentó al borde d<strong>el</strong> sillón, estiró <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo como para tomar un poco<br />
de fresco y tomó otra taza de café. La pregunta d<strong>el</strong> alcalde le vino<br />
como un golpe en la cara.<br />
Alberto: Lo siento por preguntarle señora, pero ¿cómo piensa Ud.<br />
en un futuro mejor para su planeta, cuando una vida más ecológica<br />
es sinónimo de una vida más responsable también? ¿Dónde está la<br />
responsabilidad, cuando los padres abandonan a sus hijos? ¿No cree<br />
Ud. lo mismo?<br />
Un golpe que sabía que lo merecía y que sentía que este viaje se lo<br />
traería. Era casi la hora de irse. Terminaron todas las visitas que quería<br />
hacer en la ciudad. Misión cumplida profesionalmente. ¿Pero d<strong>el</strong> lado<br />
personal? Los remordimientos eran más grandes que antes. ¿Qué<br />
podría hacer a los sesenta años que tendría cuando se encontrara de<br />
nuevo en la Tierra? ¿En Madrid, con su vida habitual?<br />
Pero no atardeció más. Se despidió de los dos alcaldes de Ofiuco y<br />
subió a la raqueta. En una hora de viaje estaría de nuevo en su vida<br />
real, o en una nueva vida después de veinte años. El pensamiento la<br />
estremeció de miedo.<br />
Sin darse cuenta, tomó la tarjeta postal que Migu<strong>el</strong> le había ofrecido<br />
antes de despedirse, y leyó: ¡Contacte a su hijo, H<strong>el</strong>a, durante este<br />
mismo viaje, antes de aterrizar! Y los veinte años gastados no serán<br />
121
más que dos. Para ti y para toda la Tierra. ¡Decida ahora lo que quiere<br />
para su vida! Saludos, Alberto y Migu<strong>el</strong>.<br />
Vino cuando menos lo esperaba. Ya no tenía más dudas de lo que<br />
debía hacer. El mensaje de los alcaldes le dio tantas fuerzas que<br />
sentía que su corazón se le salía d<strong>el</strong> pecho. El despertador sonaba<br />
desde hace un rato. Una nueva semana comenzaba y tenía que irse<br />
a la oficina.<br />
Pero ahora sabía qué quería para su vida. Salió de la cama y abrió <strong>el</strong><br />
ordenador para escribir a los padres adoptivos de su hijo. La visión de<br />
su futuro ya era clara.<br />
122
Se dedica a Dresden, la ciudad, que me inspira,<br />
…a Leonid, <strong>el</strong> artista, que nunca titulará su cuento como yo,<br />
…a “Historia de un amor”, la canción, que me hizo empezar español…<br />
“No se ¿Por qué?”<br />
Porque no hay arte sin pena<br />
Tatiana Babina<br />
Y si ya no puedo verte,<br />
¿Por qué Dios me hizo quererte?<br />
(Carlos Eleta Almaran, “Historia de un Amor”)<br />
El sonrió a este sms, egual que siempre rió a su frase favorita. El avión<br />
estaba tomando altura. El suspiró y apagó <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono. Hojaldre de las<br />
nuebles se cambió en crema batida y en merengue blanco despues. El<br />
miró al indicador “¡ajústense <strong>el</strong> cinturón!”, probablemente, la decima<br />
ves en <strong>el</strong> minuto. Cinco horas y media mas…320 minutos… 19 216<br />
segundos… como si no viviía este 20 años.<br />
***<br />
123
Asi fue su primer día en Dresden. Quería verla ahora y <strong>aquí</strong>. Despecho<br />
de lluvia, viento y estado de ánimo en <strong>el</strong> sentido de Pissarro. El corrió<br />
a todo correr, pero la pinacoteca era serrado y su Madonna Sixtina<br />
de puertas adentro. El parque desierto. Solo una jovencita en sus<br />
veintes, m<strong>el</strong>ena azabache, impermeable beige estaba d<strong>el</strong>ante de una<br />
estatua, llorando, a lo mejor no, pero su cara estaba mojado.<br />
- ¿Se lo puedo dar un paraguas?<br />
- No se ¿Por qué?<br />
- Porque no es necesario sufrir por <strong>el</strong> arte.<br />
- ¿En serio? Creo, que no hay arte sin pena.<br />
De pena <strong>el</strong>la sabía <strong>el</strong> valor. No le gustaban flores ni bonbones. Estaba<br />
reyendo a su invitaciónes a ir al cine, al teatro o al café. Una cosa, que<br />
la encantaba, era <strong>el</strong> Arte. Ellos iban a la Galeria de Maestros Antiguos<br />
o se sentaban en <strong>el</strong> puento sobre Elba, entre las ciudades Antigua y<br />
Nueva.<br />
Ella, <strong>el</strong>la, <strong>el</strong>la… Ella era la obsesión, era la bendición, era todo. Vivía<br />
en todas sus obras, todos los rizos y todas las palmas, sueños dorados<br />
y sueños eternos.<br />
Se eclipsó en un momento. Cómo siempre, quedaron en Zwinger,<br />
debajo d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj. Fue <strong>el</strong> primer día de sus vacaciónes. Tenían todo un<br />
verano y una vida por d<strong>el</strong>ante.<br />
- Perdona por llegar tarde…<br />
- Tiempo no tiene importancia, cuando sientes f<strong>el</strong>icidad. Un<br />
minuto o una hora son una vida pequeña.<br />
124
- Pudieron vivir juntos quince vidas mas. Pero tengo excusa.<br />
- ¿Te casó?<br />
- ¡Basta de reirte! Puedo ir a T<strong>el</strong>-Aviv para trabajar por Mivney<br />
Taasiya, <strong>el</strong> gigante de construcción. Me han <strong>el</strong>igido <strong>el</strong> mejor de 200<br />
nuestros estudiantes.<br />
- …<br />
- Yo he dicho “no” ¿Mira?<br />
- …<br />
Como quería <strong>el</strong> oir ese “No se ¿Por qué?” Porque entonces <strong>el</strong> sabía<br />
una respuesta! Quería lo susurrar y gritar: “¡Por ti!” No siento, que<br />
tenía que trabajar en proyectos peores o esperar la llegada de su<br />
fama. Tiempo no tiene importancia, cuando sientes f<strong>el</strong>icidad. Pero<br />
<strong>el</strong>la estaba callado toda la tarde. ¿Y <strong>el</strong>? No vió nada. Qué tonto y qué<br />
f<strong>el</strong>iz estaba!<br />
***<br />
Ahora, hace 20 años, a veces toma y lees esa su nota última:<br />
“Tú no eres solo arquitecto, sino artista de Dios. Yo no quiero<br />
y no puedo emular con El. Ninguna mujer es digno de este sacrificio.<br />
Perdona me, como nunca perdonaré mi mismo, si me quedo. Con<br />
todo y con eso: no hay arte sin pena.”<br />
Cuando se marchó, <strong>el</strong> buscaba la por doquier. Nunca la encontraba<br />
y por eso creaba la si mismo. Ella era su Venus, su Virgen y su ideal.<br />
125
Su espalda contornea <strong>el</strong> rascaci<strong>el</strong>os en Brus<strong>el</strong>as, su p<strong>el</strong>o se ondulan<br />
en <strong>el</strong> cercado de Agdal Jardines de Marruecos y su cara de estilo<br />
impresionismo hay en cada segunda raqueta, que se puede comprar<br />
en Pekin. Se casó. Toda la ternura <strong>el</strong> dió a su hija. La amaba mas, que<br />
su vida. Pero (<strong>el</strong> decirá nunca, <strong>el</strong> decirá a nadie) no mas, que Ella.<br />
***<br />
El encontró a <strong>el</strong>la anteayer en Moscú. Por casualidad. Por las v<strong>el</strong>eidades<br />
de la suerte. Durante d<strong>el</strong> viaje a Moscú fue a la opera para refrescar<br />
la cabeza, pero salió perdiendo esta cabeza totalmente. Ella estaba<br />
cantando en “Aida”, para <strong>el</strong>, sobre <strong>el</strong>. Despues de dos días juntos,<br />
d<strong>el</strong>ante de salida a Madrid <strong>el</strong> hizo una sola cosa posible – escribió un<br />
sms: “¿Tú serás mi mujer?” Tuvo que adivinar su “No se ¿Por que?”<br />
No pensando escribió: “Porque no hay arte sin ti.”<br />
Pero no se puede enviar sms de 10 000 metros. Como no se puede<br />
enviar un mensaje, que se tenía que enviar hace 20 años. Y ningun<br />
avion puede recoger nosotros tan alto, que nuestro amor primero. El<br />
paseó por <strong>aquí</strong> y por allí y se sentó al borde d<strong>el</strong> sillón, estiró <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo<br />
y susurró: “¿Por qué?..” Y la memoria recordó: “Para hacer me sufrir<br />
mas”. El borró lo escrito. Avión toco la tierra. Habitualmente escribió<br />
a su mujer: “No esperad. Voy a ir a trabajo al principio.” Y serró sus<br />
ojos.<br />
***<br />
Estа noche <strong>el</strong>la se ha acostado con <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono en la mano. La mano,<br />
con que ha arruinado dos vidas. Porque no hay amor sin pena<br />
tampoco.<br />
126
La Riqueza Perdida<br />
Ye Xiangzhou<br />
Eran las 8 de la mañana. Un haz de rayos, que atravesaba por entre<br />
las hojas, entraba por la ventana, daba un poco de calor al mísero<br />
cuarto. Parecía un día lleno de esperanza. Javier permanecía un rato<br />
despierto en cama antes de levantarse, lo que había sido su hábito<br />
desde muy niño. Oyó los pasos precipitados de su mujer. Sabía que<br />
<strong>el</strong>la estaba preparando <strong>el</strong> desayuno: un bocadillo de queso y un vaso<br />
de leche. Casi todos los días igual. Javier se sentó al borde d<strong>el</strong> sillón,<br />
estiró <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo.<br />
Javier siempre se consideraba orgullosamente un arquitecto<br />
paisajista. Sin embargo, no era sino jardinero que trabajaba en un<br />
cortijo d<strong>el</strong> hombre más rico d<strong>el</strong> pueblo. Andaba diciendo que tarde<br />
o temprano sería <strong>el</strong> arquitecto paisajista más famoso d<strong>el</strong> mundo y<br />
su mayor deseo de diseñar un parque se realizaría. A pesar de su<br />
engreimiento, parecía que llevaba una vida f<strong>el</strong>iz con su linda mujer,<br />
127
Verónica, que hacía toda clase de deberes domésticos sin quejarse<br />
nunca, y con sus gem<strong>el</strong>as con 8 años de edad. No obstante, él no creía<br />
lo mismo.<br />
De repente, se le ocurrío algo a Javier. Tras meditar un rato, se<br />
preguntó a sí mismo:<br />
—Aparte d<strong>el</strong> cansancio y poco su<strong>el</strong>do, ¿qué más he logrado<br />
después de trabajar durante veinte años para <strong>el</strong>los casi por nada?<br />
¿Acaso un arquitecto paisajista exc<strong>el</strong>ente como yo lo merece todo<br />
eso? No me lo creo...<br />
Luego, le llamó a su mujer:<br />
—¡Ven <strong>aquí</strong>, Verónica! Tengo algo que decirte.<br />
Verónica dejó la ropa en la lavadora y entró en su habitación. Javier<br />
aclaró su voz y comenzó a dar su “discurso”:<br />
—Ya estoy harto de que me paguen mal con lo mucho que<br />
trabajo en su jardín. No soporto más la monotonía de la vida. Creo<br />
que ya llega <strong>el</strong> momento de cambiar. Voy a salir de casa unos meses<br />
para buscar alguna formación profesional que me pueda convertir en<br />
un arquitecto paisajista. Eso será mi único destino.<br />
Al oír lo que dijo su marido, sentía cierta tristeza sin decir nada.<br />
Después de un silencio sofocante, Verónica le dio un abrazo como si<br />
le estuviera despidiendo.<br />
Javier cogió al azar alguna ropa d<strong>el</strong> armario, la metió en su maleta<br />
y se fue a la ciudad. No sabía qué le estaba esperando en <strong>el</strong> futuro<br />
y que una lágrima rodó por la cara de su mujer detrás de la puerta<br />
tampoco.<br />
128
Resultó que convertirse en un arquitecto verdadero no era tan fácil<br />
como él se había imaginado. Andaba días y días sin conseguir nada.<br />
No es que se careciera de formación profesional en la ciudad, sino que<br />
había un montón de cosas nuevas e interesantes que él nunca había<br />
visto en su vida. Estaba curioso por todo: los bares, las discotecas, las<br />
luces de color, e incluso las cosas más comunes como las raquetas<br />
de tenis... No tardó mucho en gastar todos sus ahorros divirtiéndose<br />
por todas partes de la ciudad. Pensaba que estaba destinado a no<br />
pertenecer al campo, sino a la ciudad.<br />
Transcurrían los meses, en vez de ser un arquitecto paisajista, se<br />
convirtió en un mendigo andrajoso que pedía limosna a cualquiera.<br />
Por desgracia, no tenía a quien le pudiera sacar las castañas d<strong>el</strong> fuego.<br />
Sin embargo, la vida de su pueblo natal seguía. No había nadie que<br />
se dara cuenta de su desaparición, excepto la pobre Verónica. Ella<br />
pasaba los días abrigando la esperanza de que su marido volvería, la<br />
cual le iba desapareciendo cada día más lejos.<br />
¿Y Javier? Después de no se sabía cuántos años, un día llegó a ser<br />
un arquitecto paisajista por fin, lo que ocurrió sólo en su sueño, por<br />
supuesto. Ninguno de su pueblo le volvía a ver jamás.<br />
Llevamos toda la vida buscando f<strong>el</strong>icidad y muchas veces nos fijamos<br />
tanto en lo inalcanzable que no nos damos cuenta de lo que ya<br />
poseemos. La riqueza perdida nunca se recuperará. La familia que<br />
siempre está a nuestro lado, los amigos que siempre nos echan<br />
una mano cuando nos encontramos en <strong>el</strong> apuro, los vecinos que<br />
nos saludan todas las mañanas, e incluso los desconocidos que nos<br />
sonríen, son nuestra riqueza que merece ser apreciada de por vida.<br />
129
¡Deja de soñar!<br />
Olga Berezina<br />
Una mujer en sus cincuenta, guapa y vestida con gusto estaba sentada<br />
en una terraza en <strong>el</strong> centro de Barc<strong>el</strong>ona. Las bocanadas de humo<br />
subían y se consumían a ojos vistas. Todavía no podía creer que todo<br />
lo que ocurría era real. Con una sonrisa leve evocó aqu<strong>el</strong> día remoto,<br />
en que se enamoró de España por primera vez.<br />
Todo ocurrió hace mucho tiempo. Por entonces era una chica<br />
simpática de catorce años. Vivía en <strong>el</strong> país que en aqu<strong>el</strong> tiempo se<br />
llamaba la URSS.<br />
Aqu<strong>el</strong> sábado Nati despertó a las diez de la mañana, pero no quería<br />
levantarse de su cama favorita. Hacía mal tiempo, la lluvia azotaba<br />
los cristales durante toda la noche y por lo tanto las calles estaban<br />
inundadas. Nati se estiró y se levantó indolentemente. Nadie estaba<br />
en casa. Su hermana mayor se fue al campo con su marido, los padres<br />
130
se levantaron muy temprano para ir de compras. Aunque “ir de<br />
compras” era una frase muy extraña para aqu<strong>el</strong> tiempo en la URSS.<br />
La familia de Nati recibió un piso nuevo hacía tres meses, que todavía<br />
carecía de los muebles y otras cosas necesarias. Pero para comprar<br />
algo había que solucionar un asunto sobre la marcha. Sin amigos o<br />
conocidos en la esfera comercial todo <strong>el</strong> mundo tenía que hacer colas<br />
inmensas para comprar unos zapatos. Al fin y al cabo toda la gente<br />
soviética caminaba por las calles con <strong>el</strong> mismo calzado. ¡Imagínaos<br />
que había que hacer para encontrar unos muebles! Nati era una chica<br />
muy lista y entendió entonces, que mamá y papá no iban a regresar<br />
al menos hasta la noche. Decidió a desayunar. Después de hacer<br />
huevos fritos se sentó a la mesa y puso la t<strong>el</strong>e. Sin embargo, todos los<br />
programas eran aburridos como siempre. Ponían las noticias. La gente<br />
animosa con sonrisas falsas anunciaba los ad<strong>el</strong>antos de la agricultura<br />
sovietica. Los éxitos de los conciudadanos siempre ponían a Nati de<br />
buen humor, pero escuchar cada día lo mismo le empezaba a parecer<br />
un poco aburrido. Los mismos locutores, las mismas palabras, las<br />
mismas entonaciones, como <strong>el</strong> déjà vu.<br />
Un poco después Nati decidió darse un paseo por <strong>el</strong> parque<br />
“Sosnoviy”, que estaba situado cerca de su casa. La gente estaba<br />
haciendo ejercicio o simplemente paseaba con los perros. Una chica<br />
rubia caminaba con una raqueta. Una jovencita en sus veintes, m<strong>el</strong>ena<br />
azabache, impermeable beige paseaba con un hombre muy guapo.<br />
Todo <strong>el</strong> mundo disfrutaba d<strong>el</strong> fin de semana. Los caminos estaban<br />
húmedos, se respiraba bien después de la lluvia. En <strong>el</strong> banco favorito<br />
de Nati estaba sentado un niño. Pintaba algo en su cuadernillo. Nati<br />
lo reconoció. Era Misha, <strong>el</strong> hijo menor de su vecina.<br />
131
- ¡Hola, Nati! – le sonrió.<br />
- ¡Hola, Misha! ¿Qué tal?<br />
- ¡Muy bien! Voy a estudiar en una escu<strong>el</strong>a de pintura. Mamá<br />
cree, que tengo talento.<br />
- ¡Que bien! – sonrió Nati, - ¡Muéstrame algo de tus obras!<br />
Misha le dió su cuadernillo. En la primera página había un hombre<br />
con un instrumento muy extraño.<br />
- ¿Quién es?<br />
- ¡Es un arquitecto!<br />
- ¿Y porqué arquitecto?<br />
- Es que yo quiero ser arquitecto.<br />
- ¡No lo sabía! Pensaba que soñabas con los cohetes.<br />
- Soñaba con <strong>el</strong>los ya en la infancia. Ahora sé que no es posible.<br />
Soy realista.<br />
Después de hablar un poco más con Misha Nati se despidió de él<br />
y, como empezó a llover de nuevo, decidió a regresar a casa para<br />
tomar un paraguas. Le dijeron que en <strong>el</strong> cine “Zarya” ponían una<br />
nueva p<strong>el</strong>ícula, y Nati tenía muchas ganas de verla. Pero en lugar d<strong>el</strong><br />
paraguas en <strong>el</strong> umbral encontró a su hermana Rima.<br />
- ¡Oh, Nati, que suerte! – exclamó. – Tengo que irme ahora,<br />
cuida de Sasha, por favor. – y se fue antes de que Nati empezó a<br />
protestar.<br />
132
Sasha tenía solamente cinco años, pero era muy comprensivo. No era<br />
nada caprichoso. Sonrió a su tía, se descalzó y entró en <strong>el</strong> comedor. Se<br />
sentó al borde d<strong>el</strong> sillón, estiró <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo mirando a la pared.<br />
- ¡Que bonita la pintura! – exclamó.<br />
- ¡Gracias! – replicó Nati. – Es un regalo de mi abu<strong>el</strong>a.<br />
Sasha se levantó d<strong>el</strong> sillón y tomó su osito de p<strong>el</strong>uche.<br />
- Nati, ¿porqué casi todos mis amigos tienen ositos iguales? – le<br />
preguntó a su tía.<br />
- ¡No sé! Pero a mí me gusta mucho. ¿Y a tí?<br />
- A mí me gusta también. Es que ayer mamá me contó una<br />
historia sobre los ositos blancos. Pero no importa.<br />
Empezó a jugar. Durante unos minutos Nati miró a su pequeño<br />
sobrino, y después le preguntó:<br />
- ¿Sasha, puedes quedarte una hora solo? Tengo algo que hacer<br />
y tío Tolya regresará muy pronto.<br />
- ¡Si, claro, Nati! Estoy ya completamente independiente.<br />
- Pues, si quieres algo, llama a nuestra vecina. ¿Vale?<br />
- ¡Vale!<br />
- Gracias, querido. ¡En la cocina hay h<strong>el</strong>ado muy rico! – le guiñó.<br />
Cuando <strong>el</strong>la salió a la calle, la lluvia ya había terminado. “¡Como<br />
siempre!” – pensó Nati, cerrando <strong>el</strong> paraguas.<br />
133
El edificio d<strong>el</strong> cine “Zarya” era muy grandioso. Parecía a un palacio<br />
y recordaba <strong>el</strong> tiempo cuando en Rusia reinaban los zares. Ponían<br />
una p<strong>el</strong>ícula española, se llamaba “Digan lo que digan”. Hasta aqu<strong>el</strong>la<br />
noche Nati nunca había visto ninguna p<strong>el</strong>ícula extranjera. Entró en<br />
la sala y se sentó. Dentro de unos minutos la luz se apagó y en la<br />
pantalla aparecieron los subtítulos. Después de primeros segundos<br />
Nati olvidó que estaba en <strong>el</strong> cine. Le pareció que se podía sentir <strong>el</strong><br />
olor d<strong>el</strong> mar, <strong>el</strong> calor de los rayos solares bajando d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o argentino.<br />
Y, de repente, un actor empezó a cantar. Nati se enamoró en un<br />
instante de su voz bonita. El sujeto era bastante ordinario, se trataba<br />
de un amor entre un cantante famoso y una chica. Pero cada cuadro<br />
era la viva imagen de la pasión, de la libertad. Todo eso faltaba en la<br />
vida cotidiana de la gente soviética. Era algo totalmente nuevo, como<br />
un gran invento, como una rev<strong>el</strong>ación. Y para una chica de catorce<br />
años era <strong>el</strong> primer amor.<br />
Nati regresó a su casa. Estaba totalmente absorta en sus pensamientos.<br />
Quería ver todos estos colores en su propia vida. Argentina estaba<br />
muy lejos, pero España estaba en Europa. Decidió a cualquier precio<br />
ver España con sus propios ojos.<br />
Toda la familia estaba reunida, excepto Rima. La madre estaba<br />
sentada en su sillón favorito.<br />
- ¡Nati, querida! ¿Cómo estás? ¿Que has hecho hoy? Es que tus<br />
ojos están brillando. – le preguntó a su hija.<br />
- Estuve en <strong>el</strong> cine. Mamá, ¡no puedes imaginarte que yo he<br />
visto!<br />
134
- ¡Cuéntame!<br />
Nati hablaba más que una hora sin parar. Describió todas sus<br />
impresiones. Pero los desengaños siempre están cerca de los sueños.<br />
- Nati, querida, no sueñes con España, por favor. Es que la URSS<br />
no tiene r<strong>el</strong>aciones diplomáticas con ese país y por lo tanto no es<br />
posible viajar allí. Perdóname por decirlo todo y por desengañarte.<br />
Pero no te preocupes, yo en tu lugar inventaría algún otro sueño. Más<br />
real. – dijo finalmente su madre.<br />
Totalmente desengañada y triste, Nati se fue a su habitación y se echó<br />
en la cama. Toda la noche no podía acostarse. Lloró un poco, pero<br />
dentro de poco tiempo empezó a soñar de nuevo. Soñar con las vistas<br />
preciosas, con los caminos desconocidos y con la b<strong>el</strong>leza que vió ayer<br />
por primera vez.<br />
Nati sabía, que viajar a España no era posible. Pero también sabía,<br />
que unos minutos de “Digan lo que digan” cambiaron radicalmente<br />
su mundo interior. Y aunque las cosas a menudo le parecían grises o<br />
negras, desde ayer sus ojos veían todo de color.<br />
Una voz la despertó de sus ensueños. Natalia sonrió cuando su<br />
marido la abrazó.<br />
- ¿Estás pensando en mí, creo? – le preguntó a su mujer.<br />
- ¡Por supuesto!<br />
- Pues, tenemos que irnos. Misha ya está esperando a nosotros.<br />
- ¿Está <strong>aquí</strong>, en Barc<strong>el</strong>ona? ¡Que sorpresa! – exclamó.<br />
135
- Si, los cosmonautas son impredecibles. Tienen tan poco<br />
tiempo libre.<br />
Natalia se levantó y tomó a su marido d<strong>el</strong> brazo.<br />
- Lo sé. Pero hay que tener esperanza.<br />
136
Ad<strong>el</strong>a<br />
Lavinia Cinca<br />
Eran las siete de la noche y José Arturo aun no había vu<strong>el</strong>to. Era un<br />
día tranquilo de 11 mayo 1990, pero la señora María tenía un mal<br />
presentimiento. Algo muy grave debe haber sucedido. Normalmente,<br />
José Arturo no llegaba tarde para la cena o al menos, siempre dejaba<br />
una nota cuando se iba a tardar. José Arturo Méndez, arquitecto<br />
famoso en Bogotá vivía en su casa muy lujosa situada en la Plaza<br />
Bolívar, con la señora María, su tía. Había llegado casi al la mitad de<br />
su vida, como diría Dante, y aun era soltero porque según él no había<br />
lugar para <strong>el</strong> amor en su vida. 20 años atrás, sus padres murieron en<br />
un accidente de avión cuando se iban de viaje a Madrid. José Arturo<br />
fue <strong>el</strong> único sobreviviente de la tragedia y no se acordaba de nada.<br />
Este día se cumplían 20 años d<strong>el</strong> accidente pero José Arturo no tenía<br />
tiempo para ir al cementerio. Iría <strong>el</strong> domingo y llevaría un ramo de<br />
flores, como las estr<strong>el</strong>las por sus padres. Se había marchado de la<br />
137
oficina dos horas más temprano porque tenía que llegar al palacio<br />
de justicia. Hacía más frío que de costumbre. Manejaba <strong>el</strong> coche<br />
y pensaba en todas las cosas que aun tenía que hacer. Al no estar<br />
atento, omitió parar en <strong>el</strong> semáforo. Por desgracia, atrop<strong>el</strong>ló a una<br />
muchacha que pasaba por la calle sin mirar al tráfico. En la v<strong>el</strong>ocidad,<br />
perdió <strong>el</strong> control de la rueda y <strong>el</strong> coche golpeó un árbol. José Arturo<br />
se desmayó y algunos momentos más tarde, al reponerse, salió d<strong>el</strong><br />
coche para ayudar a la chica. Afortunadamente nadie se paró para<br />
verificar lo que había pasado.<br />
Ella estaba estirada por <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o pero no parecía herida. La miró<br />
de cerca y vio una jovencita en sus veinte, m<strong>el</strong>ena azabache,<br />
impermeable beige, con ojos azules y de pi<strong>el</strong> clara. Era muy guapa<br />
se dijo él en su mente mientras tenía la impresión de haberla ya<br />
visto, pero no podía recordar dónde. Le preguntó si le dolía algo. La<br />
jovencita, asustada, dijo que estaba bien y que no necesitaba ninguna<br />
ayuda. No era colombiana, porque tenía un acento español. Ella lo<br />
miraba perdida como si lo hubiera ya visto en algún pasado lejano.<br />
José Arturo ofreció dejarla en su casa. La jovencita se negó. Entonces,<br />
pensando que <strong>el</strong> accidente había sido una señal de sus padres, José<br />
Arturo le propuso ir a un lugar especial donde él podía reconocer sus<br />
rostros en las estr<strong>el</strong>las. Ella aceptó muy alegre. Subieron en <strong>el</strong> coche<br />
y comenzaron a platicar.<br />
- ¿No eres de <strong>aquí</strong>, no?, habló en voz baja por primera vez José<br />
Arturo.<br />
- Pues sí y no. Mi madre es española, mi padre es colombiano y<br />
vivo en Bogotá desde que era una niña. ¿Tan fuerte que se me nota?<br />
138
llamas?<br />
- No, justo un poquito, dijo él para no molestarla. ¿Y cómo te<br />
La chicha lo miró enigmáticamente y por algunos instantes evitó<br />
responderle.<br />
- Me llamo Ad<strong>el</strong>a Suárez. ¿Y tú?<br />
- José Arturo Méndez. Encantado. Tienes un ap<strong>el</strong>lido muy<br />
hermoso, dijo él, “tan hermoso como tú” añado en su mente<br />
pero no tuvo <strong>el</strong> valor de decírs<strong>el</strong>o. Sentía algo que no había<br />
experimentado nunca. ¿Era amor? Imposible decirlo. – ¿Y a que te<br />
dedicas, estudias?, continuó él en un tono perdido.<br />
- Estudio las artes en la Universidad. Estoy en <strong>el</strong> primer año.<br />
- Me da mucho gusto oír esto. Yo soy arquitecto y pienso que la<br />
arquitectura es medio arte, medio ciencia. ¿Te gusta la pintura?<br />
- Es lo que más me interesa. ¿Quieres que te enseñe las pinturas<br />
que he hecho?<br />
- Si, por supuesto. ¿Y donde están tus pinturas?, quiso saber<br />
José Arturo.<br />
- Calle 5ª, numero 11, dijo Ad<strong>el</strong>a.<br />
Comenzaron a discutir sobres las artes. José Arturo encontraba Ad<strong>el</strong>a<br />
muy int<strong>el</strong>igente, simpática y atractiva, toda una artista. 20 minutos<br />
después llegaron al frente de un caserón cuadrado que <strong>el</strong> ojo de<br />
arquitecto de José Arturo, aun que había pasado varias veces por allí,<br />
no reconocía haber visto antes.<br />
- ¿Pertenece todo a tu familia?, pregunto José Arturo.<br />
139
- Si, es de mi familia. Mi padre murió hace muchos años. Mi<br />
madre tenía casi mi edad cuando conoció mi padre en la universidad<br />
de Madrid. Ella estudiaba medicina y <strong>el</strong> era profesor y medico. Se<br />
enamoraron a primera vista y se casaron después que <strong>el</strong>la terminó<br />
sus estudios. Pero ya vas a conocer a mi madre.<br />
- ¡Mama, <strong>aquí</strong> estoy!, gritó Ad<strong>el</strong>a cuando abrió la puerta. Su<br />
madre, una mujer morena, alta y d<strong>el</strong>gada le contesto muy f<strong>el</strong>iz:<br />
- ¡Bienvenida, hija! Pero, al ver a José Arturo se calló y en sus<br />
ojos oscuros cent<strong>el</strong>laron miedo y asombro.<br />
- Ad<strong>el</strong>a le presento a José Arturo y le explico lo que había<br />
sucedido una hora atrás. La señora Suárez se tranquilizó cuando supo<br />
que su hija se encontraba bien. Invito al joven a quedarse para cenar<br />
y <strong>el</strong> aceptó.<br />
- ¿Mientras que mi madre prepara la cena que dices si nos<br />
vamos a ver mis cuadros?, propuso Ad<strong>el</strong>a insinuante.<br />
Subieron dos pisos y llegaron en un ático muy luminoso, con una<br />
ventana muy larga y una vista lindísima sobre <strong>el</strong> parque Santander.<br />
Había pinc<strong>el</strong>es y colores por todos lados que sembraban una alfombra<br />
d<strong>el</strong> arco iris. Los cuadros eran muy similares: personas y retratos con<br />
miradas tristes. La habitación parecía un museo.<br />
- ¿Subes a menudo <strong>aquí</strong> para pintar?<br />
- Si, respondió Ad<strong>el</strong>a. De vez en cuando quiero sentirme f<strong>el</strong>iz<br />
y recordar a mi padre. Ese retrato es de él. José Arturo admiro <strong>el</strong><br />
retrato de un hombre de cab<strong>el</strong>los gris con la pi<strong>el</strong> clara y los mismos<br />
ojos azules, profundes, sin fin de Ad<strong>el</strong>a.<br />
140
- Te pareces a él, dijo José Arturo ausente.<br />
- Todo <strong>el</strong> mundo dice eso, añado Ad<strong>el</strong>a como en un sueño. Su<br />
mente ya estaba lejos, en aqu<strong>el</strong>los días cuando su padre aun seguía<br />
vivo.<br />
José Arturo se arrepintió de haber dicho eso y mientras que Ad<strong>el</strong>a<br />
permanecía en su sueño, dio una vu<strong>el</strong>ta a la habitación. En <strong>el</strong> rincón<br />
más oscuro, vio un cuadro cubierto con un lienzo raro.<br />
- ¿Qué hay allí?, quiso saber José Arturo.<br />
- ¡Nada! respondió rápido Ad<strong>el</strong>a. No hay nada.<br />
- ¿Cómo que no hay nada? ¿Por qué no me quieres mostrar?,<br />
insistió José Arturo. Y en aqu<strong>el</strong> instante, una curiosidad enferma<br />
puso posesión sobre él y como una raqueta, José Arturo se lanzo al<br />
cuadro y se le quitó <strong>el</strong> lienzo. Se quedó sin palabras, pálido. El cuadro<br />
le daba escalos fríos. En aqu<strong>el</strong> cuadro había un hombre, con la mano<br />
levantada, como para mostrar las estr<strong>el</strong>las en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, de ojos negros,<br />
pi<strong>el</strong> clara y cab<strong>el</strong>los castaños. Miraba perdido en <strong>el</strong> horizonte sentado<br />
al lado d<strong>el</strong> río Bogotá, y parecía imaginarse cosas que no existían pero<br />
que habrán podido existir.<br />
- Pero este soy yo, dijo mareado José Arturo. Soy yo cuando<br />
voy al río para sentirme más cerca de mis padres, cuando trato de<br />
reconocerlos en cada estr<strong>el</strong>la, cuando sueño que construiré una casa<br />
allá, como mi madre siempre quiso. ¿Cómo hiciste para dibujarme si<br />
jamás me has visto en tu vida?, pregunto él inquieto.<br />
Ad<strong>el</strong>a no respondió en seguida. – Te he soñado. Te he visto en mis<br />
141
sueños muchas noches como estabas llorando en <strong>el</strong> río. Y tenía tantas<br />
ganas de conocerte. A veces me preguntaba si eras de verdad o nada<br />
más que una alucinación de mi mente atormentada. Y ya vez, <strong>el</strong><br />
destino cumplió mi deseo.<br />
José Arturo se quedó callado. Se dirigió por las escaleras, se despidió<br />
rápido de Ad<strong>el</strong>a y de su madre y se fue. Al regresar a su casa comentó<br />
todo eso a María. Ella lo escuchó y sin decir nada llevó un artículo<br />
de prensa muy antiguo, datado <strong>el</strong> 11 Mayo 1970, <strong>el</strong> día cuando los<br />
Méndez murieron en <strong>el</strong> accidente. El artículo hablaba de la trágica<br />
historia de otra familia, los médicos Suárez. Un año después de la<br />
muerte d<strong>el</strong> famoso doctor Suárez, su viuda, Alejandra, 30, también<br />
médica, murió en <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o 115 por Madrid. El cuerpo de su hija,<br />
Ad<strong>el</strong>a, 5, no fue encontrado. Al mirar la foto, José Arturo reconoció<br />
los rasgos de Ad<strong>el</strong>a y de su madre. No podía comprender qué había<br />
sucedido hace un par de horas, pero en su mente rodaban imágenes<br />
de los últimos minutos d<strong>el</strong> accidente de avión. Estaba jugando con<br />
una niña, su nombre era Ad<strong>el</strong>a. De pronto, un fuego enorme y un<br />
ruido infernal tragaron todo. Caído, él aun cubría <strong>el</strong> cuerpo de la niña<br />
y después nada… <strong>el</strong> mundo se los volvió encima. Aterrorizado, volvió<br />
al sitio donde estaba la casa de Ad<strong>el</strong>a. No había nadie allí. Al llegar,<br />
<strong>el</strong> caserón no era <strong>el</strong> mismo, estaba vacío, podrido e invadido por<br />
t<strong>el</strong>arañas, pero al subir en <strong>el</strong> ático encontró un único cuadro, aqu<strong>el</strong><br />
con su rostro. Quiso destrozarlo, pero no pudo. Comenzó a llorar y se<br />
fue para <strong>el</strong> río, como siempre.<br />
Allí, solo y cansado, José Arturo se durmió. Soñó con Ad<strong>el</strong>a, su madre,<br />
sus padres, <strong>el</strong> avión y <strong>el</strong> cuadro. Una voz conocida lo despertó.<br />
142
- ¡José Arturo, soy yo, Ad<strong>el</strong>a! ¿Te encuentras bien? ¿Has tenido<br />
una pesadilla? Estabas gritando y llorando en <strong>el</strong> sueño.<br />
No entendía nada. Le contó a Ad<strong>el</strong>a toda la historia de sus<br />
padres sin mencionar nada sobre la visita al caserón. Entonces, <strong>el</strong>la<br />
le dijo:<br />
- La historia d<strong>el</strong> periódico es verdadera. Veinte años atrás en<br />
aqu<strong>el</strong> avión maldito que se llevó a mí madre y tus padres, tú me<br />
protegiste sin importarte tu propia vida. Yo sobreviví, y nadie lo supo.<br />
Y <strong>aquí</strong> estoy, a tu lado para siempre...<br />
José Arturo le confesó que sabía todo lo que había ocurrido<br />
durante <strong>el</strong> accidente de avión pero no recordaba nada d<strong>el</strong> camino<br />
que hicieron juntos hasta <strong>el</strong> río.<br />
- ¿Pero no te acuerdas? Tú me trajiste <strong>aquí</strong> hace unas horas.<br />
Dijiste que me llevarías a un lugar especial para ver las estr<strong>el</strong>las donde<br />
estaban tus padres. Y yo vine porque también deseaba volver a ver a<br />
los míos…<br />
143
AVANZADO<br />
(B2)
Hay que respetar tres restricciones:<br />
1ª restricción<br />
En todos los cuentos aparecen:<br />
un/a arquitecto/a un parque una raqueta<br />
Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de<br />
autores hispanos:<br />
2ª restricción<br />
El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nob<strong>el</strong> de Literatura 2010<br />
y <strong>el</strong> segundo es de Ana María Matute, Premio <strong>Cervantes</strong> 2010:<br />
- alguien, en la penumbra, se puso a llorar 1<br />
- secamente me indicó que debía reincorporarme a mis tareas<br />
habituales 2<br />
3ª restricción<br />
El <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> cumple veinte años en 2011 así que <strong>el</strong> otro<br />
fragmento es uno de estos tres:<br />
- chicos y chicas de veinte años bailaban junto a <strong>el</strong>ementos<br />
mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile frío<br />
y distante 3<br />
- tal vez una familia sea eso: algo que pasa un ratito juntos<br />
-digamos ¿veinte años? 4<br />
- entre los trece años que debía de tener cuando a él lo<br />
apresaron, y los veinte que debe tener ahora, su cara ha<br />
perdido toda apariencia infantil 5<br />
1 La guerra d<strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> mundo Mario Vargas Llosa (Punto de lectura. Barc<strong>el</strong>ona, 2007)<br />
2 La torre vigía Ana María Matute (Editorial Destino. Madrid, 2005)<br />
3 Un enano se suicida en las Vegas Francisco Casav<strong>el</strong>la (Anagrama. Narrativas<br />
Hispánicas. Barc<strong>el</strong>ona, 1997)<br />
4 La familia Fortuna. La venganza de Beatriz Tulio St<strong>el</strong>la (Lengua de Trapo. Col. Nueva<br />
Biblioteca. Madrid, 2001)<br />
5 Corona de flores Javier Calvo (Mondadori. Barc<strong>el</strong>ona, 2010)<br />
145
Un paso por <strong>el</strong> mundo<br />
Alexandra Danilova<br />
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme,<br />
no hace mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en<br />
astillero,adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor...” De esta manera<br />
podría empezar <strong>el</strong> cuento casi quinientos años antes. Pero ahora<br />
tenemos <strong>el</strong> siglo 21 en la calle, y por eso este cuento empezaría así:<br />
Habían cambiado muchas cosas en <strong>el</strong> mundo durante tanto tiempo,<br />
pero nuestros viejos personajes conocidos como Don Quijote y<br />
Sancho Panza se han quedado igual que antes. Ellos tan solo han<br />
cambiado sus profesiones.<br />
En cuanto Sancho, él se hizo bastante rico, ya que se convirtió en<br />
un bróker, y trabajaba ahora en la Bolsa, controlando las acciones y<br />
haciendo algunos negocios. Él llego a ser un hombre independiente<br />
económicamente, nunca andaba mal de dinero, tenía una familia<br />
146
grande, una casa en Valencia cerca d<strong>el</strong> mar, pero se continuó práctico<br />
y sensato como antes. En general arregló sus asuntos no muy mal, y<br />
siguió a su aire.<br />
Por lo que a Don Quijote, él estaba como siempre lleno de sus<br />
pensamientos y ahora enseñaba en una escu<strong>el</strong>a las clases de<br />
literatura y al mismo tiempo un curso teatral para los estudiantes<br />
mayores. ¡Qué hombre tan extraordinario, bonito y amable al igual<br />
antes era él!<br />
Los dos amigos se encontraban a veces para recordar en su memoria<br />
los días antiguos llenos de aventuras por España cuando eran<br />
jóvenes. ¡Que sonora carcajada de Sancho se puede oír cada vez que<br />
él recuerda la aventura con los molinos de viento! Pero señor Don<br />
Quijote todavía está seguro, que aqu<strong>el</strong>los cuarenta molinos eran<br />
realmente gigantes. Y siempre añade, limpiando sus gafas:“¡Sancho,<br />
tengo una vista de lince, nunca los podría confundir!”<br />
Un día paseaban Sancho y Don Quijote por la ciudad, hacia mucho<br />
sol, los pájaros piaban, y como hacia un tiempo tan maravilloso, los<br />
dos decidieron comprar un billete de lotería para cada uno. Enseguida<br />
los amigos restregaron los billetes y ... ¡que milagro!<br />
- “¡Nos ha tocado la lotería, señor Quijote!” – gritó Sancho.<br />
- “¿Qué, tesoro, joyas?” – respondió Don Quijote.<br />
- “¡Seguramente lo mejor! Es un viaje alrededor d<strong>el</strong> mundo en<br />
siete dias, no lo puedo imaginar, si lo llego a saber!”<br />
-“Bueno Sancho, supongo que eso no será posible,<br />
147
necesitaremos al menos ochenta dias para hacerlo, mi antigua<br />
rocinita flaca Rocinante no puede moverse tan rápido..”<br />
-“¡Que lo dice usted, señor Quijote! Vivimos en <strong>el</strong> siglo XXI,<br />
solo dos horas y estamos en cualquier otro punto d<strong>el</strong> mundo!” – le<br />
respondió Sancho.<br />
Entonces, de esta forma empieza nuestra narración y un viaje<br />
inolvidable. ¡Nuestro punto de partida es... Brus<strong>el</strong>as, Bélgica!<br />
Los protagonistas hicieron sus maletas y volaron esa misma tarde a<br />
Brus<strong>el</strong>as – una ciudad moderna e histórica al mismo tiempo. Y para<br />
que no perder mucho tiempo, porque <strong>el</strong>los tenían solamente un día<br />
para verla, Sancho Panza y Don Quijote se sentaron en un autobús<br />
turistico para hacer una excursión por la ciudad. Ellos pasaron cerca<br />
un edificio historico medieval, que Don Quijote recordó por <strong>el</strong> estilo<br />
de construcción de sus fachadas asimetricas. “¿Te has enterado<br />
Sancho de que esto es la Casa Tass<strong>el</strong>, que fue construido por un<br />
arquitecto b<strong>el</strong>ga bastante famoso, que se llama Víctor Horta, <strong>el</strong> cual<br />
fue conocido por sus edificios de estilo flamenco, y ciertas obras de<br />
arte?” – dijo Don Quijote. El quiso ver todos los detalles, pero Sancho<br />
le dió prisa, porque <strong>el</strong>los tenían que visitar indudablemente Gran<br />
Plas, <strong>el</strong> Cathedral de Brus<strong>el</strong>as y un monumento d<strong>el</strong> Manneken Pis.<br />
El monumento no impresiono nada a Don Quijote, ya que le dijo<br />
a Sancho: “Esto me ofende como <strong>el</strong> caballero andande, soy incapaz<br />
de entenderlo” . Como punto obligatorio de visita en Brus<strong>el</strong>as<br />
Sancho <strong>el</strong>igió <strong>el</strong> estadio d<strong>el</strong> Rey Boduen. “Si, Sancho, tienes razon,<br />
necesitamos cumplimentar al Rey.” – añadió Don Quijote. Entonces, <strong>el</strong><br />
estadio dejó estupefacto a Don Quijote por su tamaño. “Sancho, has<br />
traido contigo unas raquetas? Tenemos que jugar aqui en este prado<br />
148
hermoso” – le dijo él a Sancho. “Pero que dice usted, señor Quijote, si<br />
es un campo de fútbol” – respondió Sancho. “¡Fútbol, Sancho! Como<br />
podrías cambiar <strong>el</strong> bádminton por <strong>el</strong> balón de fútbol..!” – exclamó <strong>el</strong><br />
señor Quijote.<br />
En <strong>el</strong> segundo día nuestros protagonistas llegaron a Moscú. Don<br />
Quijote y Sancho se habían preparado a fondo para visitar esta ciudad.<br />
Y es que Don Quijote había comprado la ropa de abrigo: válenki y un<br />
abrigo de pi<strong>el</strong>es. Así, cuando Sancho lo vió, le dijo: “Señor, es verano,<br />
¿lo ha olvidado?” Y Don Quijote le respondió: “Pues, Sancho allí hace<br />
frio aún en verano también”.<br />
A pesar de todo, a los amigos se les quedó en la memoria esta ciudad<br />
por su architectura moderna y <strong>el</strong> paso de la vida tan rápida y enérgica,<br />
pero un poco cara. Allí <strong>el</strong>los visitaron la Plaza Roja, las Montañas<br />
de Gorrión, Mausoleum y Tretyakov galería de pinturas. De vez en<br />
cuando Sancho entraba <strong>el</strong> Masoleum, le daba miedo la oscuridad de<br />
allí, porque estaba alumbrado solamente <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> museo. Y en<br />
cuanto Sancho decidió a salir de este lugar, oyó que alguien, en la<br />
penumbra, se puso a llorar. Entonces Sancho se volvió y miró a todos<br />
lados, pero nada. “¿Pero dónde esta señor Quijote?” – preguntó<br />
Sancho a si mismo. Y en <strong>el</strong> rincón opuesto vió una figura, que se<br />
estaba sentando en cuclillas y que estaba gimiendo con tristeza. Así<br />
que Sancho se la acercó y apreció que esta figura era Don Quijote.<br />
¿Qué pasa, señor, por qué estas llorando?” – le preguntó Sancho. Y<br />
Don Quijote levantandose le respondió: “Sancho, ¡qué vergüenza!<br />
pero la verdad es que yo tengo un grandisimo miedo de la oscuridad,<br />
y siempre tengo la impresión de que alguien esta detras de mi espalda<br />
en la penumbra...”.“Si lo llego saber” – respondió Sancho.<br />
149
Once horas d<strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o en <strong>el</strong> avión y nuestros amigos llegaron al<br />
corazón de China – en Pekín. La única cosa que los agobió mucho fue<br />
la multitud de gente en las calles, y por eso <strong>el</strong>los intentaron quedarse<br />
juntos con <strong>el</strong> grupo de turistas con <strong>el</strong> que habían llegado. Después de<br />
la visita a la Ciudad Prohibida en <strong>el</strong> centro historico, los dos amigos<br />
se dirigieron al parque Bei-Jai. “Sancho, es <strong>el</strong> jardín mas antiguo de<br />
China, es <strong>el</strong> jardín d<strong>el</strong> emperador, donde él paseaba por las sendas,<br />
¡mira y admira!”- dijo Don Quijote.<br />
Lo de la Gran Muralla China, no le impresionó nada a Sancho. Es que<br />
al parecer, él tenía la fobia a la altura. Entonces Don Quijote lo dejó<br />
al pie de la muralla, y fue a investigarla. Dos horas mas tarde Don<br />
Quijote volvió a Sancho tan orgulloso de si mismo. “Bueno señor,<br />
¿qué pasa ahora?” – le preguntó Sancho. “Mira, Sancho, yo he sido<br />
un ilustre invitado aqui en China, la gente me ha condecorado con<br />
una medalla honorífica nominal por la ascensión a la punta más<br />
alta de esta Muralla ” – respondió Don Quijote. “Señor, no me tome<br />
<strong>el</strong> p<strong>el</strong>o, cada dos por tres baja de la Muralla con esa medalla” – le<br />
respondió Sancho.<br />
El siguiente punto d<strong>el</strong> viaje de los nuestros protagonistas fue T<strong>el</strong> Aviv,<br />
una de las grandes ciudades de Isra<strong>el</strong>. La ciudad le pareció a Sancho<br />
muy cosmopolita, moderna y llena de turistas. Don Quijote no les<br />
presto atencion a los rascaci<strong>el</strong>os, ya que realmente no le gustaban<br />
nada. “ La verdad, Sancho, estoy muy viejo para luchar contra estos<br />
gigantes de cristal, no creo que mi lanza sea tan larga y aguda para<br />
atravesarlos.” – dijo Don Quijote a Sancho. “Lo que usted diga, vuestra<br />
merced. A mi tampoco me atraen la antencion, pero dudo que sean<br />
gigantes” – respondió Sancho. Por la noche los dos fueron a la playa,<br />
150
porque hacia tanto calor, que no podian soportarlo. Allí habia una<br />
gran fiesta, la gente bailaba y cantaba unas canciones indígenas.<br />
“Sancho, mire los chicos de ahí d<strong>el</strong>ante” – exclamo Don Quijote.<br />
Entonces Sancho vió que chicos y chicas de veinte años bailaban junto<br />
a personas mucho mas mayores que intentaban exhibir un estilo de<br />
baile frío y distante. “Qué baile tan original, no?” – preguntó Sancho.<br />
“Si, Sancho, amigo mio, tienes razón” – respondió señor Quijote y se<br />
quedó mirándolos y pensando durante toda la noche.<br />
El final de este viaje fue en Marrakech, la “ciudad roja” por <strong>el</strong> color<br />
rojo que tienen los edificios y murallas. Así que Sancho y Don Quijote<br />
tuvieron solamente un dia para ver la ciudad, <strong>el</strong>los visitaron las<br />
lugares mas conocidos y impresionantes: la Plaza central Djema al<br />
Fna, que estaba llena de artistas, bailadores, vendedores de agua.<br />
Esto, sin embargo, le pareció a Don Quijote que él estaba en un<br />
actuacion en un teatro, y pensó: “Al menos hay un poco de vida,<br />
como en mi pueblo natal”. Entonces eso le puso de buen humor y<br />
empezó a bailar, pero de vez en cuando se acabó <strong>el</strong> baile, no pudiera<br />
encontrar Sancho en ningún sitio cerca de la Plaza.. Pero recordó que<br />
Sancho le habia dicho algo sobre los jardines de Agdai, y se marchó a<br />
buscarlo allá. Cuando encontró a Sancho, él estaba sentando cerca de<br />
una fuente, absolutamente triste. “Bueno, Sancho, aqui estas, por fin<br />
te he hallado!Vamonos, sino llegaremos tarde al avión, que nos lleva<br />
a casa” – dijo Don Quijote. “A no, señor, yo no entro allí a ménos que<br />
me prometas que vamos a cenar antes. ¡Estoy muerto de hambre!”<br />
– le respondió Sancho. Así fue la última cena de este viaje.<br />
En unas horas más tarde los amigos llegaron a casa. Decir que<br />
estaban cansados, es como no decir nada. Pero no hay mal que por<br />
151
ien no venga, y Sancho Panza y Don Quijote se encontraron bajo<br />
las impresiones de su gran viaje y se dieron prisa para compartirlas<br />
con sus parientes y amigos. Para Don Quijote este viaje fue <strong>el</strong> más<br />
importante y quedando en la memoria, sin duda, excepto de sus<br />
aventuras en España, que había tenido hace muchos años. Y aún<br />
hasta ahora, lo recuerda y narra a sus nietos.<br />
Lo de Sancho, él, en cuanto entró a su casa, se dijo a sí mismo: “¡Casa<br />
mía, casa mía, por pequeña que tú seas me pareces una abadía! No<br />
hay nada mejor, que estar con mis queridos.”<br />
Pero un camino, lleno de aventuras, siempre esta esperando a los<br />
dos antiguos amigos.<br />
152
El largo camino<br />
Boris Gorlov<br />
Fue un momento triste. Mi abu<strong>el</strong>o atravesó la guerra y <strong>el</strong> hambre,<br />
sobrevivió en las condiciones de taiga cundo trabajaba en <strong>el</strong><br />
aprovisionamiento de madera. Me parecía que mi abu<strong>el</strong>o viviría por<br />
siempre. Pero murió.<br />
Después de su muerte, por primera vez entré en su casa cerca de<br />
Moscú cómo <strong>el</strong> nuevo propietario. Afluyeron los recuerdos… Cuando<br />
tuve 8 años, me colé al desván y encontré allí una caja con muchas<br />
cosas extrañas. Pero mi abu<strong>el</strong>o me descubrió, castigó y me prohibió<br />
subir nuevamente al desván. Desde aqu<strong>el</strong> momento pasaron más que<br />
20 años. Ahora nadie podría prohibirme satisfacer mi curiosidad.<br />
En <strong>el</strong> desván había un montón de trastería. El abu<strong>el</strong>o nunca botó algo.<br />
Encontré los arneses (aunque yo sabía que <strong>el</strong> abu<strong>el</strong>o nunca tenía un<br />
caballo) y una raqueta (a pesar de que <strong>el</strong> abu<strong>el</strong>o nunca jugó al tenis<br />
153
porque pensaba que todos los deportes, excepto <strong>el</strong> fútbol, era “la<br />
infección capitalista”).<br />
Finalmente encontré lo que buscaba. Con impaciencia empecé a<br />
sacar los objetos más sorprendentes. Un antiguo r<strong>el</strong>oj alemán, un<br />
frasco de hierro, un foto en blanco y negro de un hombre bajito con<br />
bigotes…. Y un libro. ¡Cuando lo abrí no podía creer a mis ojos! Era<br />
Don Quijote. ¡La primera edición de Francisco Robles! Con ansiedad<br />
empecé a pasar las vetustas hojas.<br />
Los exploradores oyeron cierto ruido en las matas. El teniente d<strong>el</strong><br />
Ejército Rojo Nikolai Tikhomirov apuntó su fusil hacia allí y gritó<br />
amenazante. Si detrás de las matas estuvieran los nazis, empezaría<br />
<strong>el</strong> tiroteo. Pero detrás de las matas apareció un hombre bajito con<br />
bigotes. En sus manos sostenía una mochila gris. Nikolai le preguntó,<br />
quién era. Al principio en alemán chapurreado, después en francés.<br />
El hombre respondió en francés. Se llamaba Naúm. Vivía en Brus<strong>el</strong>as.<br />
Toda su familia había sido fusilada por ser judíos. Él logró escapar.<br />
Naúm contó que estaba tratando de alcanzar a sus parientes. Desde<br />
hacía ya 3 semanas y no comió por 2 días.<br />
Los exploradores le dieron algo de comer. Nicolai le dio su lata de<br />
conservas. Así se marcharon. Dentro de 2 días los exploradores<br />
regresaban a su regimiento. A un lado de la senda, en la oscuridad,<br />
vieron un cuerpo. Nikolai lo reconoció. Se acercó corriendo y dio la<br />
vu<strong>el</strong>ta al cuerpo. Naúm llevaba muerto desde hacía ya unas horas. La<br />
sangre ya no corría de su herida. Pero sus manos todavía apretujaban<br />
su mochila. Nikolai tuvo que cortarlo con navaja. Adentro apareció<br />
un libro. Entre las hojas estaba una foto de Naúm. Nikolai no sabía<br />
porque, pero recogió ambas cosas.<br />
154
Fue en mayo de 1909. Olía a flores y <strong>el</strong> pan tierno. Pero a los habitantes<br />
d<strong>el</strong> barrio Ajuzát Bait de la ciudad Yafo no les interesaban los olores.<br />
Se reunieron para inventar <strong>el</strong> nombre nuevo para <strong>el</strong> lugar donde<br />
vivían. Los debates continuaron unas horas. Finalmente dio un paso<br />
hacia ad<strong>el</strong>ante Menájem Sheinkin y dijo ponderable: “Llamáremos<br />
nuestra ciudad T<strong>el</strong> Aviv – La Colina de la Primavera”. Nadie se atrevió<br />
discutir con él.<br />
La reunión acabó en una fiesta. Unos vecinos trajeron los dulces, otros<br />
los instrumentos. Empezaron los bailes. Chicos y chicas de veinte años<br />
bailaban junto a <strong>el</strong>ementos mucho mayores que intentaban exhibir<br />
un estilo de baile frío y distante. Menájem miraba a sus vecinos por<br />
largo tiempo con una sonrisa. Volvió a casa por la tarde pero justo a<br />
tiempo. Su hermano, que decidió trasladarse con su familia a Europa,<br />
colocaba las cosas en <strong>el</strong> carruaje.<br />
Cerca, estaba de pie <strong>el</strong> chico de 10 años. Menájem se acercó al<br />
sobrino.<br />
- ¿Nahúm, aun sabes a donde vas?<br />
- Mi padre me dijo que nuestro nuevo hogar está en Brus<strong>el</strong>as.<br />
Pero no se, donde está. Lejos…<br />
- Espérame <strong>aquí</strong>.<br />
Menájem entró en la casa, volvió con un saco y se lo dio al sobrino.<br />
Nahúm echó una ojeada con curiosidad en la saca y miró al tío con<br />
decepción.<br />
- Pensé que me regalaste los dulces, pero veo <strong>el</strong> Talmud…<br />
155
- No es <strong>el</strong> Talmud, - respondió Menájem casi con enfado, -<br />
pero es un gran libro también. Me lo pasó mi bisabu<strong>el</strong>a Sara. Aquí<br />
se dice sobre un viaje más difícil que <strong>el</strong> de Moisés. Lo hicieron<br />
solo dos. El gordo y <strong>el</strong> loco. Pero aqu<strong>el</strong>los dos costaban a la nación<br />
entera. Guarda este libro. Desde ahora es tuyo.<br />
Nahúm aceptó <strong>el</strong> regalo sin entusiasmo. Pasarían los años antes de<br />
que él lo leyera en Brus<strong>el</strong>as.<br />
El mercado en la plaza de Jamaa <strong>el</strong> Fna, en Marrakech, estaba<br />
bullendo. Aquí se vendía y se compraba todo que hay en <strong>el</strong> mundo.<br />
Los animales exóticos, las frutas de todas partes d<strong>el</strong> planeta, sables<br />
curvos y alfombras. ¡El más rico bazar d<strong>el</strong> siglo 18! Por eso nadie<br />
prestó atención a un hombre pequeño con los ojos estrechos.<br />
Se oscureció. La plaza quedó vacía. Los compradores y vendedores se<br />
fueron a la mezquita. En <strong>el</strong> mercado se quedó sólo <strong>el</strong> viejo Joachim,<br />
<strong>el</strong> comerciante de los libros. A él, judío, no hacía falta ir a la mezquita.<br />
Recogía su mercancía cuando oyó los sonidos extraños de un callejón<br />
oscuro. Joachim preguntó en voz alta, quién estaba allí. De repente<br />
alguien, en la penumbra, se puso a llorar. Joachim encendió una<br />
cand<strong>el</strong>a y vio que estaba llorando <strong>el</strong> mismo forastero que vagaba por<br />
la plaza durante <strong>el</strong> día. El comerciante le preguntó que le pasaba pero<br />
no pudo entender ninguna palabra de respuesta. Joachim suspiró y<br />
dio una señal de seguirle.<br />
Sara, la hija d<strong>el</strong> comerciante se sorprendió viendo a su padre con un<br />
desconocido.<br />
- Padre ¿Quién es?<br />
156
- No lo sé. Él vagaba por <strong>el</strong> mercado todo <strong>el</strong> día. Me apiadé.<br />
Dale algo de comer y déjale dormir un poco.<br />
El forastero se puso a comer. Sólo después de saciarse, <strong>el</strong> peregrino<br />
trató de darse a entender con los dueños. De los gestos embrollosos<br />
y algunas palabras árabes Joachim y Sara entendieron que <strong>el</strong> era<br />
también un comerciante, pero fue robado por los beduinos no muy<br />
lejos de Marrakech. Todo su grupo fue asesinado. Sólo <strong>el</strong> logró escapar.<br />
Ahora estaba solo en un país ajeno sin una moneda. Sara quería<br />
conocer de que país había llegado. Ella trajo un libro con los mapas y<br />
estuvo muy sorprendida cuando <strong>el</strong> forastero indicó su patria. ¡China!<br />
Pronto la luz en casa apagó. Pero Joachim no cerraba los ojos. De<br />
repente oyó un susurro. Entre las tinieblas él pudo distinguir como<br />
su invitado se colaba a la mesa de escritorio y sacaba un pequeño<br />
saquito con monedas. Joachim no impedía al ladrón. Estaba tumbado<br />
observando. El chino ya tomaba <strong>el</strong> dinero en la palma pero tardaba<br />
Después de cavilar un rato no se sabe de dónde sacó algo y lo puso con<br />
cuidado allí donde estaban las monedas. En un minuto desapareció.<br />
Joachim nunca más le vio.<br />
Por la mañana Joachim se acerco a la mesa y miró lo que le había<br />
dejado su invitado convertido en ladrón. Envu<strong>el</strong>to en trapos estaba<br />
un libro. El comerciante pasó por algunas páginas y entendió de una<br />
vez que nunca lo vendería.<br />
Llamaron a la puerta. La vieja Qí ya se acostumbró a que llegaran<br />
a <strong>el</strong>la de noche y de día. Fue la más conocida curadora en Pekín.<br />
Esta vez trajeron un hombre moreno y alto. Tenía fiebre. Los que le<br />
han traído contaron que este hombre era un arquitecto de España,<br />
157
se llamaba Diego. Él llegó a China en una nave grande con otros<br />
españoles. Sus amigos se fueron y él se quedó. Le propuso muchas<br />
veces al gobernante de Pekín construir las escu<strong>el</strong>as. Finalmente <strong>el</strong><br />
gobernante le dijo: “Hágame un pab<strong>el</strong>lón en mi parque. Si me gusta<br />
te daré <strong>el</strong> dinero para construir las escu<strong>el</strong>as de tus proyectos”.<br />
Cuando Diego cayó enfermo, <strong>el</strong> pab<strong>el</strong>lón ya estaba finalizado. Bonita<br />
construcción en <strong>el</strong> centro de parque al frente d<strong>el</strong> estanque tenía algo<br />
árabe, algo europeo, algo judío… y chinesco también. …Cómo si todos<br />
los estilos d<strong>el</strong> mundo mezclaran en una pequeña construcción.<br />
La vieja Qí probó todo, desde ungüento de ginseng, hasta veneno<br />
de serpiente, pero la enfermedad no se iba. Dentro de 3 semanas<br />
<strong>el</strong> español murió. El gobernante llegó a la casa de la vieja Qí para<br />
despedirse y expresar <strong>el</strong> respeto al Diego porque le gustó mucho<br />
<strong>el</strong> pab<strong>el</strong>lón. Cuando se propuso salir, la vieja Qí cayó de rodillas y<br />
se dirigió al gobernador. Ella ha gastado todo su dinero para curar<br />
este extranjero, pero no ha ganado nada. El gobernante se rió: “!No<br />
le salvaste! ¿Para que te voy a pagar? Vale. Tienes un saco con sus<br />
bagajes. Tómalo”. Después de estas palabras <strong>el</strong> gobernante abandonó<br />
la vieja Qí. Ella estando por las nubes escupió al saco de Diego.<br />
En cambio su nieto pequeñito Liú se desvió de los juguetes nuevos.<br />
Encontró en <strong>el</strong> saco una pipa, tabaco, un collar extraño y un libro.<br />
Trató de fumar la pipa pero tosió y lo tiró. El collar Liú se rompió en<br />
un mes. Pero <strong>el</strong> libro quedó con él por años aunque él no entendía<br />
ni una palabra.<br />
Una vez en Pekín llegaron los españoles. Uno de <strong>el</strong>los, que sabía<br />
chino, tradujo a Liú, que ya era adulto y se hizo un comerciante, con<br />
158
<strong>el</strong> nombre de libro: “El ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha”.<br />
Aqu<strong>el</strong> español se sorprendió mucho porque este libro apareció en<br />
España 80 años antes de este momento, en <strong>el</strong> 1605. Ya era imposible<br />
comprarla. El español le propuso a Liú mucho dinero por <strong>el</strong> libro, pero<br />
Liú se negó. Estaba seguro que poseer este libro puede le hacía ser<br />
un humano especial, pero todavía no sabía que tan largo camino le<br />
esperaba a este libro.<br />
159
Sócrates tenía razón<br />
Odile Dordain<br />
Las agujas d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj indicaban las 09h45 en este jueves luminoso de<br />
primavera. Juan estaba leyendo <strong>el</strong> periódico cuando de repente vio <strong>el</strong><br />
anuncio que iba a cambiar su vida más que podía imaginarlo.<br />
Mientras que era persuadido de que <strong>el</strong> 26 de marzo marcaría por fin<br />
<strong>el</strong> principio d<strong>el</strong> apogeo de su carrera, ese arquitecto de 45 años no<br />
podía sospechar que en realidad se trataba d<strong>el</strong> fin de la vida apacible<br />
que había llevado hasta ahora.<br />
El terreno de 3000 m2 , que siempre había soñado comprar, estaba en<br />
venta. Juan se apresuró a marcar <strong>el</strong> número de t<strong>el</strong>éfono d<strong>el</strong> vendedor.<br />
Obtuvo una cita con él <strong>el</strong> día siguiente por la tarde. Gracias a una<br />
herencia reciente, convenció al terrateniente actual de que era <strong>el</strong><br />
comprador ideal.<br />
160
Tres meses después, tal un niño que acababa de recibir <strong>el</strong> juguete<br />
tan esperado <strong>el</strong> día de los reyes, Juan no pudo abstenerse de hacer<br />
visitarles <strong>el</strong> objeto tan ansiado a su mujer, Luisita e a sus amigos.<br />
Como abeja en flor, iba y venía en <strong>el</strong> dominio situado en la linde de<br />
su ciudad natal. No se agotaba en explicaciones: “Mirad, <strong>aquí</strong> habrá<br />
una torre para los niños. Allí, <strong>el</strong> jardín de invierno para que Luisita<br />
ocupe sus días. Una parte de la casa será prácticamente sepultada<br />
por preocupación de energía. Otra se <strong>el</strong>evará hacia <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o para sacar<br />
provecho de la luz. Será a la vez una fortaleza e un palacio de cristal<br />
aéreo.”<br />
Las personas que acompañaban a Juan, ya podían concebir su casa.<br />
Esa obra magistral se alzaría de tierra dentro de algunos meses y<br />
marcaría <strong>el</strong> mundo de la arquitectura moderna para siempre.<br />
En primer lugar, Juan inició las gestiones administrativas con ayuda de<br />
sus asistentes fi<strong>el</strong>es. Todo se desarrollaba perfectamente bien como<br />
si se tratase de un príncipe cuyos súbditos leales pusiesen todos los<br />
medios para que cualquier obstáculo desapareciese. Un verdadero<br />
cuento de hadas.<br />
Sin embargo, un día, <strong>el</strong> viento giró. La rosa de los vientos indicó la<br />
dirección de la estr<strong>el</strong>la polar: la suerte le dio la espalda. Las dificultades<br />
de la obra se amontonaban al mismo tiempo que las piedras e otros<br />
materiales utilizados. Juan era <strong>el</strong> único que no se daba cuenta que su<br />
proyecto era titánico. Era probable que se estancara o peor que se<br />
hundiera.<br />
Mientras tanto, Luisita se dedicaba a sus ocupaciones. Así como<br />
los más observadores de ustedes lo habrán comprendido, y no hay<br />
161
duda que este detalle no se les hubiera escapado, queridos lectores,<br />
Luisita era ama de casa. Se encargaba en cuerpo y alma de la casa,<br />
de su querido marido y de sus hijos adorados, Martín y Lola. Juan<br />
consideraba en efecto que su mujer no debía trabajar sino cuidar de<br />
la casa, de la familia como cualquiera buena burguesa que se respeta.<br />
Totalmente enamorada, no fue un sacrificio cuando Juan le pidió<br />
que interrumpiese sus estudios de filosofía. Sí, ambos se conocieron<br />
en la universidad hace más de 20 años. Se casaron en seguida.<br />
“¡Demasiado jóvenes!” si a ustedes les gustaría conocer mi punto de<br />
vista. ¡Los personajes ya no escuchan al escritor! No obstante, como<br />
diría literalmente Pascal: “El corazón tiene sus razones que la razón<br />
ignora.” Lo siento, volvamos a nuestros tortolitos.<br />
Al principio, Luisita había leído muchos libros sobre la arquitectura<br />
para entender a su marido. Juan estaba encantado hablar con <strong>el</strong>la de<br />
sus proyectos y dificultades para encontrar su estilo que le permitiera<br />
tener un ap<strong>el</strong>lido reconocido. Pero, poco a poco, cada uno se había<br />
encerrado en su propio mundillo sin darse cuenta de <strong>el</strong>lo. Mientras<br />
que Juan estaba trabajando cada vez más, Luisita estaba olvidando<br />
que no sólo era madre sino también mujer. Además, <strong>el</strong> tiempo<br />
había sido enemigo silencioso. Ahora sus conversaciones trataban<br />
sólo de sus hijos, de la única parte de la casa donde podían vivir o<br />
de su jardín hoy convertido en un parque gracias a los esfuerzos de<br />
Luisita. En conclusión, su amor se había atenuado incluso empezaba a<br />
erosionarse. No haría falta mucho para que se derrumbase.<br />
Por culpa d<strong>el</strong> retraso en la obra de su casa, Juan se hacía irascible<br />
un poco más cada día. Una noche, volviendo a casa, exclamó: “Oye,<br />
Luisita ¿que has hecho hoy? He encontrado esto en <strong>el</strong> jardín. ¿No<br />
162
puedes cuidar que todo sea ordenado? ¡La educación de los niños<br />
deja que desear!”<br />
En ese momento, Luisita encajó <strong>el</strong> golpe sin decir nada. Se desahogó <strong>el</strong><br />
día siguiente por la mañana contándole <strong>el</strong> incidente a su amiga, Ana:<br />
“Estuve cocinando anoche, cuando, de repente, Juan entró en casa,<br />
enfurecido, una raqueta en la mano. Uno de los niños había debido<br />
olvidarla en <strong>el</strong> jardín. Sabes como Martín es: distraído desde siempre.<br />
Estaba a punto de explicarle a Juan que era realmente insignificante<br />
cuando secamente me indicó que debía reincorporarme a mis tareas<br />
habituales. ¿Te das cuenta, comportarse así conmigo? Ya no es <strong>el</strong><br />
hombre al que conocí. El oro se ha hecho piedra: ahora no tiene <strong>el</strong><br />
corazón de oro sino de piedra. Además, ya no nos contamos nada.<br />
Somos dos extranjeros uno cerca d<strong>el</strong> otro. Y cuando hablamos, es<br />
como si no utilizásemos <strong>el</strong> mismo idioma. ¡Un verdadero diálogo de<br />
besugos! Me molesta esa situación. Me siento muy sola y tengo la<br />
impresión asfixiarme.”<br />
Ana: “¿A lo mejor estaba de mala leche? Su vida ha cambiado mucho<br />
desde que la obra de vuestra casa empezó. En lo que te concierne, si<br />
puedo hablarte francamente, nunca he comprendido por qué habías<br />
vivido como una ermitaña. Te recomiendo que salgas para encontrar<br />
a gente. Seguro que hay algo que te interesa, ¿no?”<br />
Luisita: “Pues, no lo sé. Hace mucho tiempo que he perdido la<br />
costumbre de cuidarme. Déjame reflexionar. ¡Oh, sí! Ya lo sé. Tengo<br />
una asignatura pendiente: me gustaría volver a leer e incrementar<br />
mis conocimientos en filosofía.”<br />
Ana: “Muy buena idea. Deberías ir al círculo de lectura de la ciudad.<br />
Tal vez hay una sección de filosofía”.<br />
163
Aqu<strong>el</strong>la conversación a corazón abierto fue benéfica. Luisita se volvió<br />
miembro d<strong>el</strong> círculo. No sólo su cultura se enriquecía sino también<br />
<strong>el</strong>la llegaba a ser cada vez más segura de <strong>el</strong>la misma. Se atrevía a<br />
desafiar la autoridad masculina en casa de vez en cuando. Estaba<br />
claro que había perdido sus ilusiones poco a poco hasta <strong>el</strong> día cuando<br />
opinó: “tal vez una familia sea eso: algo que pasa un ratito juntos –<br />
digamos ¿veinte años?”<br />
A partir de este momento, empezó a examinar su vida, a actuar de<br />
manera más cerca de lo que pensaba. No obstante, no se sentía<br />
completamente f<strong>el</strong>iz. Juan seguía siendo desagradable con <strong>el</strong>la. Ya no<br />
tenían nada en común. Su vida era insípida.<br />
La inauguración de la obra por fin acabada fue terrible para Luisita. La<br />
enésima burla de Juan en contra de <strong>el</strong>la ante todos sus amigos fue la<br />
gota que colmó <strong>el</strong> vaso de su paciencia. Fue esa noche que <strong>el</strong>la pasó<br />
revista a su vida: “Los niños están en la universidad ahora. Ya no me<br />
necesitan. Juan se preocupa sólo de su trabajo. Ya no está enamorado<br />
de mí. Ya no subsiste ninguna ternura entre nosotros.”<br />
De madrugada, Luisita pensó: “Sócrates tenía razón: una vida sin<br />
examen no merece la pena ser vivida.” Tomó su decisión: “es ahora o<br />
nunca.” Dejando la casa, marchaba hacia su nueva vida, liberada de<br />
cualquiera obligación d<strong>el</strong> pasado. A lo lejos, oyó las campanas de San<br />
Cristóbal marcar las 09h45. Era un jueves de primavera. El sol brillaba<br />
y calentaba la espalda de esta mujer que por fin tomaba las riendas<br />
de su vida por primera vez.<br />
164
El sueño milagroso<br />
Tatiana B. Kireeva<br />
Un buen día de primavera un joven 20 años de edad, alto, esb<strong>el</strong>to,<br />
con cab<strong>el</strong>lera ondulada y ojos vivos salió de la universidad. Esto era<br />
Rodrigo, futuro arquitecto. Él acabó de pasar <strong>el</strong> examen y no se pusó<br />
a esperar sus amigos, con quienes había acordado encontrarse de<br />
tarde. Decir que él estuve de buen humor es no decir nada. Imagine<br />
una persona sana, cuyos padres ya estan joven y sanos, cuyos abu<strong>el</strong>os<br />
estan bastante animosos y enérgicos. Él está soltero, por eso no tiene<br />
motivos inquietarse sobre su familia. Añade con ese que él tiene<br />
muchos amigos, dedica a ocupación preferida, ahora mismo acabó<br />
de pasar <strong>el</strong> examen, no se olvide que llegó la primavera y usted<br />
comprenderá que sensación de entusiasmo y f<strong>el</strong>icidad sin motivos<br />
sintió Rodrigo. Él experimentó afluencia de fuerzas, enerjía; le parecía<br />
que él pudiera hacer todo y todo se resultara bien. Le llenó <strong>el</strong> deseo<br />
moverse, hacer algo. Él andaba a buen paso hacia ad<strong>el</strong>ante, despues<br />
165
doblaba a la izquierda en dirección al parque, por <strong>el</strong> camino compró<br />
<strong>el</strong> periodico y al cabo de algun tiempo entró en <strong>el</strong> parque.<br />
Rodrigo soñaba con viajes. Le gustaría visitar lugares diferentes de la<br />
tierra, mirar, como vive la gente, mirar a las ciudades y pueblos, ver<br />
oceanos y mares, montañas majestosas y llanuras, bosques, estepas y<br />
desiertos, cataratas grandiosas, lagos pintorescos, rios grandes y rios<br />
pequeños con ensenadas tranquilas. Rodrigo leía mucho, leía y b<strong>el</strong>las<br />
letras y libros sobre monumentos de arquitectura de paises y épocas<br />
diferentes y él desearía ver todo por sus propios ojos. Él apetecería<br />
más creer algo sorprendido y le parecía que él lo pudiera.<br />
Hacía un día hermoso, <strong>el</strong> sol resplandecía, los aves trisaban con<br />
regocijo, verdura fresca d<strong>el</strong> follaje nuevo alegraba la vista, <strong>el</strong> aire<br />
estaba lleno de aromas de flores. Rodrigo aminoraba <strong>el</strong> paso y tomaba<br />
<strong>el</strong> sendero hacia <strong>el</strong> lago. Cerca d<strong>el</strong> lago él se sentó en <strong>el</strong> escaño al<br />
pie de un árbol grande. Los sonidos de la ciudad han quedado en la<br />
lejanía. No había nadie. Rodrigo desplegó <strong>el</strong> periodico, le hojeó, no<br />
quisó leer, vio crucigrama, leyó:<br />
– Horizontal: <strong>el</strong> autor d<strong>el</strong> cuento en que hay una frase siguiente:<br />
“entre los trece años que debía de tener cuando a éllo apresaron, y<br />
los veinte que debe tener ahora, su cara ha perdido toda apariencia<br />
infantile”, cinco letras.<br />
– O, es un r<strong>el</strong>ato de Javier Calvo. Este año le ha leido. Seguimos<br />
viendo…Vertical: una cosa que usan cuando jugan al tenis, tenis de<br />
mesa, volante (badminton). Es raqueta. Siete letras. Encaja.<br />
Rodrigo quedó pensativo: “Aqui hay un ejemplo más de “amigos<br />
166
falsos” de traductores. En ruso esta palabra significa “cohete”.<br />
Cohete…Sea bien dar la vu<strong>el</strong>ta a la tierra en <strong>el</strong> cohete, ver todos a<br />
una. Nuestra tierra es tan hermosa. Yuri Gagarin, <strong>el</strong> primer hombre<br />
que visitó <strong>el</strong> espasio cosmico, dijó que la tierra estuvo envu<strong>el</strong>ta con<br />
un v<strong>el</strong>o azul c<strong>el</strong>este. Él lo ha visto. Pero lo es interesante: en siglo XIX,<br />
en 1841, 120 años antes d<strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o de Gagarin gran poeta ruso M.<br />
Lermontov en su poesía1 había escrito:<br />
¡En ci<strong>el</strong>os está solemnemente y maravillosamente!<br />
La tierra está durmiendo en aureola (resplandor) azul c<strong>el</strong>este. 2<br />
Lermontov no le vio y no pudo ver ya que entonces hasta aviones<br />
no existian. ¿Cómo él podía conocer que aspecto la tierra tenía de<br />
cosmos? Lermontov no fue científico sino poeta. Es maravilloso.<br />
¿Qué es esto? ¿Una prevision genial o una coincidencia casual? ¿Por<br />
qué rica fantasia d<strong>el</strong> poeta le apuntó tan justa imajen? ¿Y puede una<br />
persona agorar futuro, conocer, por ejemplo, su proprio destino?”<br />
Afluencia de tal pensamientos comenzó a girar en la cabeza de<br />
Rodrigo. Él meditó profundamente y empezó a dormitar.<br />
Rodrigo tuvo un sueño. Ahí él está en <strong>el</strong> cohete y ve la tierra como <strong>el</strong><br />
globo con océanos y continentes. Y ahí él está en <strong>el</strong> tren y fuera de<br />
ventana pasan paisajes admirables. Y ahí él está en <strong>el</strong> bosque o en<br />
<strong>el</strong> parque. Rayos de sol estan en hierba, una senda serpentea entre<br />
árboles. Una joven graciosa anda, pensando, por esta senda. De súbito<br />
Rodrigo sintió una agitación inexplicable. Él intenta la discernir, pero<br />
su obra todo <strong>el</strong> tiempo cae. De repente un collar d<strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo de la chica<br />
cae a senda, pero <strong>el</strong>la no nota. Resplandor vivo de piedras atrae la<br />
167
atención de dos urracas. Una de <strong>el</strong>las coge <strong>el</strong> collar y vola, otra sigue a<br />
primera. Tiene lugar una pendencia. El collar cayendo se engancha en<br />
rama d<strong>el</strong> árbol y se queda colgado. Las urracas continuan p<strong>el</strong>eandose.<br />
Rodrigo se despertó de gritos fuertes de las urracas. El sol se inclinó al<br />
ocaso, las sombras de los árboles se pusó largas. Atardecía.<br />
“Que sueño insólito. Ojala esto sea en realidad”, – pensó<br />
Rodrigo y se pusó a mirar alrededor. En una rama d<strong>el</strong> árbol vecino<br />
él percibió <strong>el</strong> collar. Por momento Rodrigo enmudeció de asombro,<br />
despues él se acercó , subió en puntillas, levantó su brazo, pero no<br />
pudo coger <strong>el</strong> collar que estuvo demasiado alto. Entonces él cogió<br />
de tierra un ramo, quitó <strong>el</strong> collar con le ayuda y se puso le examinar.<br />
“Es interesante, – piensó Rodrigo, – ¿Cómo este collar llegó aqui? ¿y<br />
quien es su ama: una chica o una mujer de edad?”<br />
De subito él oyó que alguien en la penumbra se pusó a llorar. Rodrigo<br />
se levantó d<strong>el</strong> sitio, hizó algunos pasos y vio que a la izquierda por <strong>el</strong><br />
alameda sombria iba lentamente una chica, miraba abajo y lloraba<br />
muy quedo. Su apariencia recordó a Rodrigo la apariencia de aqu<strong>el</strong>la<br />
chica, que él habia visto en su sueño y su corazón lató fuertamente.<br />
Inquieto Rodrigo se acercó coriendo a la chica y preguntó: “¿Qué<br />
pasa? ¿Porqué está llorando?”<br />
– He perdido mi collar, todo que me quedó de mi mama, –<br />
contestó la chica, levantó su cabeza y miró a Rodrigo. Sus ojos grandes<br />
y verdes con pestañas largas y negras eran tan lindos…<br />
– Soy huérfana,– continuaba <strong>el</strong>la, – mi padres perecieron a<br />
causa de accident en coche cuando tenía diez años. Desde este tiempo<br />
168
viví con mi tia materna. Tengo solo fotos y este collar… tenía, – añadió<br />
<strong>el</strong>la y se pusó áun más triste. Una lagrima rodió sobre su mejilla.<br />
– No se apene, ¡desterre la tristeza! – exclamó Rodrigo, – mire,<br />
¿es suyo? – y él la tendió <strong>el</strong> collar.<br />
– Si, es mio, pero ¿comó llegó a usted?<br />
– O, es una historia muy interesante, – dijó Rodrigo, – y yo la<br />
voy a contar a usted.<br />
Y <strong>el</strong>los juntos fueron por <strong>el</strong> sendo.<br />
1 La poesía “Salio solo en <strong>el</strong> camino” («Выхожу один я на дорогу») (1841)<br />
2 En ruso:…В небесах торжественно и чудно!Спит земля в сияньи голубом…<br />
169
Una alumna sobresaliente<br />
Vadím Lyáshchenko<br />
Son las nueve y media de la tarde. Ya es hora de ir a la estación. Paquita<br />
ha bahado por <strong>el</strong> hall d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong>. El portero ha traído una maleta y ha<br />
pedido un taxi. Algunos de su colegas con sus bagajes han bahado<br />
por <strong>el</strong> hall también instalándose en las sofás y los sillones. Meneaban<br />
las cabezas y sonreían amistosamente si cruzaban las miradas con<br />
<strong>el</strong>la. Sonreía en respuesta tambien. Aunque sabía que la odiaban y<br />
envidiaban por su carrera exitosa de la arquitecta que <strong>el</strong>la ha hecho<br />
a los 29 años. Su discurso en la conferencia estuvo brillante. Además,<br />
brillante como siempre y como todo que hacía <strong>el</strong>la.<br />
Un microbús ha llegado a la entrada d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong>. Cuatro chicos y tres<br />
chicas con las bolsas grandes deportivas a las espaldas salieron y<br />
se dirigieron a la recepción. Los jovenes tenían estaturas grandes y<br />
musculosos, con los hombros y los brazos asimétricos, las pantorrillas<br />
sobrenaturales, las caras curtidos por <strong>el</strong> aire. Eran robustos y parecidos,<br />
170
como los hermanos. Las muchachas por lo contrario eran diferentes<br />
– una gallarda, de alta estatura, otra más abajo, pero fuerte, y tercera<br />
– la d<strong>el</strong>gada, pequeña y desgarbada; parecía que la bolsa fuera más<br />
grande que <strong>el</strong>la. Paquita le conocía estas complexiones, estas caras<br />
y estas bolsas grandes con dos correas anchos también. En otros<br />
tiempos <strong>el</strong>la hugaba tenis e iba por los torneos de tenis como estos<br />
jovenes y muchachas.<br />
Un hombre alto con una mochila y una raqueta en las manos se<br />
apareció en la puerta de entrada. “Chicos, desayunaremos a las<br />
siete y media de la mañana. Saldremos por <strong>el</strong> entrenamiento a las<br />
ocho. Cenad y dormid. Todos.” ¡Paco! Ella reconoció a él antes de que<br />
discernía su cara, un instante antes de que oía su voz. Reconoció a él<br />
por <strong>el</strong> andar y definitivamente por la manera de girar una raqueta en<br />
torno a dedo índice. Nadie podria girarla tan virtuosamente.<br />
Espontáneamente su pies empezaron a levantar su cuerpo al encuentro<br />
de él, pero no se dejó vencer d<strong>el</strong> este sentido, había estrechado los<br />
brazos d<strong>el</strong> sillon con sus manos. Él se acercó a la recepción, tomó la<br />
llave y se dirigió al ascensor siguiendo girar una raqueta. Ahi se volvió,<br />
la vio, se desenvolvió y anda hacia <strong>el</strong>la, sonriendo.<br />
- ¡Paquita, hola! Encantado de verte – él dijo si como se<br />
versaron no hace seis años, pero ayer.<br />
- ¡Hola, Paco! -tendió la mano a él. Desde que la acordaba de<br />
él, su palma tan grande y cálida siempre tenía estos callos de raqueta<br />
d<strong>el</strong> tenis.<br />
- ¿Que haces aqui?<br />
171
- He participado en la conferencia. ¿Y tu? ¿Estos chicos son<br />
tuyos alumnos? Entrenas de nuevo?<br />
- Sí. Como vés.<br />
- ¿Y por qué no arquitectura?<br />
- Después de haber cursado los estudios hice dos proyectos,<br />
incluso uno realizado. Luego seguí sin interés. Volví al tenis. Es<br />
probable que eso sea más de cerca para mí y no pueda vivir sin <strong>el</strong><br />
tenis. Bueno, lo sabes.<br />
- Señora, vuestro taxi llegó -dijo <strong>el</strong> portero.<br />
- ¿Ya? Bueno, lleve la maleta, llegaré pronto. ¿Te encuentras<br />
con algunos compañeros de nuestro curso? Ahora mismo Victor y<br />
Maria han estado <strong>aquí</strong>, en la conferencia.<br />
- No. Encuentro aqu<strong>el</strong>los con quien nos jugaba desde niños,<br />
y los entrenadores también. Es que trabajo con Jose en <strong>el</strong> club<br />
deportivo Saladar.<br />
- ¿Como está Jose?<br />
- No cambia. Entrena David, como antes. Está orgulloso de él.<br />
Su mejor tenista. Verdad es que David tiene 28 ya y no le resta mucho<br />
que jugar – dos o tres años, no más.<br />
- ¿Y Pancho?<br />
- Pancho envejeció un pocito. Pero sigue entrenar las chicas. Tiene<br />
algunas muy perspectivas.<br />
172
- Estábamos muy perspectivos una vez también, más<br />
exactamente – tú estabas.<br />
- Sí. Pero tú has conseguido mucho. Has llegado a ser arquitecta<br />
conocida. Leo tus articulos a veces, me los gustan.<br />
- Gracias. ¿Te has casado?<br />
- No. ¿Y tú?<br />
- Sí. Estoy casada.<br />
- ¿Juega él al tenis?<br />
- No, es un interiorista.<br />
- ¿Estás f<strong>el</strong>iz con él?<br />
- ¡Pues sí! Tengo dos hijas pequeñas, de cuatro y de uno años.<br />
Tengo una casa grande y bonita. Me gusta mucho mi trabajo. De<br />
seguro estoy f<strong>el</strong>iz.<br />
- Señora, <strong>el</strong> taxista pregunta si vais pronto, le dice que tiene<br />
otras llamadas después de la vuestra” -dijo <strong>el</strong> portero.<br />
- No es nada, pronto. -¿Fumarás? -Paquita ha alargado un<br />
cigarillo a Paco.<br />
- No fumo, lo sabes.<br />
- Sabía antes, pero no nos hemos versado mucho tiempo.<br />
Empecé hace tres años y no puedo dejar de ninguna manera… ¿Jugáis<br />
un torneo <strong>aquí</strong>?<br />
173
- Sí. Hemos recibido <strong>el</strong> cuadro pesado. Cinco han perdido ya,<br />
dos se han quedado, pero tendrán los contrincantes fuertes por la<br />
mañana.<br />
- Si querría ver los jugadores tuyos, ¿cual de los torneos visitara<br />
mejor?<br />
- Cualquier torneo de ITF. Y puedas ver mis chicos en todo<br />
torneo Futures.<br />
- Bueno, es hora de ir. Me alegré de verte. ¡Adiós!<br />
- ¡Adiós, Paquita!<br />
Ella ha salido d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> y ha tomado <strong>el</strong> taxi.<br />
…Se conocieron en uno de los torneos de juniors. Tenían quince años<br />
ambos. Luego se encontraron en otros torneos, donde jugaban chicos<br />
y chicas a un tiempo. Además <strong>el</strong>egían unos torneos adonde pudieran<br />
ir juntos. Empezaban a participar unos torneos profesionales. Paquita<br />
no era una tenista mejor, pero una chica int<strong>el</strong>igente y atractiva.<br />
Muchos jovenes la galanteaban e intentaban ganarse la simpatía de<br />
<strong>el</strong>la. Pero Paco llegó a ser su novio, aunque no haga nada especial<br />
para eso. En las diecisiete años se hicieron amantes…<br />
El taxi se ha parado ante la estación. Ella ha pagado.<br />
…En las dieciocho años, después de la época de intentos desgraciados,<br />
se decidieron dejar <strong>el</strong> tenis professional y empezar prepararse para<br />
ingreso en <strong>el</strong> facultad de arquitectura de la Universidad. Paquita<br />
siempre tenía los resultados buenos y las notas mejores. Paco - no,<br />
pero dibujó muy bien. Juntos ingresaron en la Universidad. Si bien<br />
174
se separaron durante <strong>el</strong> curso tercero. Para entonces Paquita, la<br />
enérgica, atenta y constantemente orientada hacia un objetivo,<br />
estaba harta de pereza y despreocupación de Paco…<br />
Ella ha ido por la andén y ha tomado <strong>el</strong> tren.<br />
… En <strong>el</strong> curso tercero ambos a dos participaron en <strong>el</strong> concurso<br />
estudiantil de unos proyectos de la reconstrucción d<strong>el</strong> parque viejo.<br />
Paquita proyectó un centro grande de comercio y entretenimiento<br />
en la parte central y las esculturas e instalaciones de autores<br />
modernos entre los árboles en otras partes d<strong>el</strong> parque. Unos<br />
bancos y cenadores viejos debían que sustituir por las formas de<br />
arquitectura moderna. En total resultó una combinación de estilo y<br />
funcional de unas construcciones urbanísticas y un paisaje natural.<br />
Su proyecto produjo efecto y estuvo propuesto por un premio.<br />
Paco sugerió un proyecto bastante extraño. Lo de la restauración<br />
en realidad. Propuso <strong>el</strong> restablecimiento en <strong>el</strong> aspecto original y la<br />
afirmación de cenadores, bancos, esculturas, farolas, tablado y otros<br />
<strong>el</strong>ementos d<strong>el</strong> parque, y la renovación de equipos también. Durante<br />
la presentación no ha encontrado nada mejor que entrara en detalles<br />
sobre la influencia d<strong>el</strong> ambiente cultural-histórico en la formación<br />
de la personalidad d<strong>el</strong> ciudadano, sobre la devaluación de valores<br />
familiares y sobre la crisis de la cultura, que nuestra civilización sufre.<br />
Encontró y incluyó en su proyecto unos recuerdos de los habitantes<br />
que paseaban en <strong>el</strong> parque a principios d<strong>el</strong> siglo veinte. Y los leyó,<br />
haya contado cómo las fiestas pasaban en <strong>el</strong> parque, y cómo y<br />
cuando y qué y cuales músicos tocaban en estos tiempos remotos, y<br />
como graciosamente chicos y chicas de veinte años bailaban junto a<br />
175
<strong>el</strong>ementos mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile<br />
frío y distante…<br />
Por extraño que sea, <strong>el</strong> jurado tuvo en cuenta sus razones a modo de<br />
que le quisiera tener la posibilidad de ver lo mismo banco donde sus<br />
abu<strong>el</strong>os habia besado por primera vez, que sus descendientes pudiera<br />
verlo, etcétera. En resumen su proyecto inesperadamente estuvo<br />
propuesto por un premio también y después de disputa exasperada<br />
lo ganó con la mayoría de votos mínima - sea uno, sea dos.<br />
Paquita f<strong>el</strong>icitó Paco, pero después d<strong>el</strong> concurso sus r<strong>el</strong>aciones se<br />
agravaron rápidamente y definitivamente. No reñaban ya, seguían<br />
saludarse y hablar, pero no estaban juntos, alejándose más y más…<br />
***<br />
El tren acortó una v<strong>el</strong>ocidad pasando <strong>el</strong> puente. A continuación la<br />
ac<strong>el</strong>eró de nuevo. Se empezó a repiquetear por un techo, al principio<br />
flacamente, después fuertemente. Un paisaje nocturno afuera<br />
transformó en lo fantasmagórico por unos hilos de agua resbalandose<br />
sobre ventanas d<strong>el</strong> coche. Pasajeros escasos se quedaron dormido –<br />
algunos echados en asientos, otros alargandose sobre tres asientos a<br />
la vez. Alguien, en la penumbra, se puso a llorar.<br />
176
Carmen: inspirada a vivir en positivo<br />
Jeannot Rakotomalala<br />
Érase una vez una joven muy guapa e int<strong>el</strong>igente que vivía en<br />
Brus<strong>el</strong>as y trabajaba como traductora e intérprete. Carmen era una<br />
apasionada de los bailes latinos y bailaba con un estilo tan natural y<br />
suave que era admirada por todos los chicos que la conocían, incluso<br />
José, un ingeniero de construcción que trabajaba en una empresa<br />
multinacional. Carmen y José eran muy amigos desde hacía tres años.<br />
Una tarde lluviosa y oscura, como siempre hacía mal tiempo en<br />
Brus<strong>el</strong>as, sucedió que José fue a dar un paseo por la “Grand-Place”<br />
al centro de la ciudad. De repente, alguien, en la penumbra, se puso<br />
a llorar. La luz era débil y gris, apenas se podía ver pero José se dio<br />
cuenta de que era Carmen. Sus ojos habían perdido <strong>el</strong> brillo natural.<br />
— ¿Carmen, qué te pasa? ¿Por qué estás triste?-preguntó José<br />
asombrado- ¿Qué problema tienes?<br />
177
— Nada, nada. -respondió Carmen, limpiándose las lágrimas-<br />
Todo va bien. No te preocupes.<br />
José pudo intuir de entrada que la vida de su amiga no estaba<br />
funcionando tal y como <strong>el</strong>la pretendía. Empezaron a charlar y <strong>el</strong>la<br />
tardó cinco minutos en enumerarle la lista de las decepciones que<br />
había tenido a lo largo de los últimos años. La verdad era que Carmen<br />
había aprendido que la decepción dolía, no quería que le hicieran mas<br />
daño y por tanto había decidido que si no esperaba que sucedieran<br />
cosas buenas, no se sentiría decepcionada cuando no pasaran. Así<br />
que se había vu<strong>el</strong>to negativa en la vida.<br />
— He perdido <strong>el</strong> timón de mi vida- confesó Carmen con la voz<br />
angustiada-<br />
— Oye, yo que tú, iría a España por algunos días para cambiar<br />
de ambiente, tomar aire y disfrutar d<strong>el</strong> sol y d<strong>el</strong> mar. Si quieres, iré<br />
contigo. Además, <strong>el</strong> festival Danzabrasil de Barc<strong>el</strong>ona comenzará este<br />
fin de semana.<br />
— De verdad. Bueno, vale.<br />
Así que días después, llegaron a Barc<strong>el</strong>ona. Contrario a lo que<br />
había sucedido en fiestas de baile años antes, en las que chicos y<br />
chicas de veinte años bailaban junto a <strong>el</strong>ementos mucho mayores<br />
que intentaban exhibir un estilo de baile frío y distante, <strong>el</strong> festival<br />
Danzabrasil era un punto de reunión internacional para aficionados y<br />
apasionadas de los bailes latinos y brasileños; así, gente de casi todos<br />
los países d<strong>el</strong> mundo y de todas las esferas, sin separación de las<br />
generaciones, bailaban un estilo de baile caliente y sensual. Carmen y<br />
178
José lo pasaron de maravilla bailando <strong>el</strong> Lambazouk, un estilo de baile<br />
brasileño evolucionado de la Lambada y típicamente bailado a ritmo<br />
caribeño zouk.<br />
Lambazouk: caliente y sensual… El “Cambré”<br />
A diferencia de la Salsa donde a la chica la diriges con las<br />
manos, <strong>el</strong> Lambazouk requería bailar con las caderas pegadas una<br />
contra la otra de la pareja. Así, en un movimiento lateral básico, las<br />
caderas se movían primero, y <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> cuerpo seguía, y esto era<br />
parte de lo que hacía <strong>el</strong> baile tan sensual. Sin embargo, en varios<br />
movimientos la pareja también estaba conectada por contacto de<br />
ojos, piernas, brazos, hombros, cabezas. Aunque <strong>el</strong> Lambazouk fuera<br />
un estilo enérgico, <strong>el</strong> baile fluía suavemente y los movimientos eran<br />
continuos y la chica estaba constantemente en órbita alrededor d<strong>el</strong><br />
compañero. Carmen bailaba con mucha gracia los más distintivos<br />
movimientos, incluso <strong>el</strong> “Cambré” - arqueando hacia atrás, a veces<br />
hasta debajo de la cintura -, los movimientos de p<strong>el</strong>o específicos y<br />
los movimientos de la cabeza para la chica.<br />
Al día siguiente Carmen y José fueron a dar un paseo por <strong>el</strong><br />
barrio ubicado en <strong>el</strong> límite noreste de la ciudad de Barc<strong>el</strong>ona en su<br />
179
vertiente litoral. Así llegaron al puente Bac de Roda con sus dos aceras<br />
que se ampliaban poco a poco hasta convertirse en paseos, con una<br />
espléndida vista d<strong>el</strong> parque Sant Marti. Por <strong>el</strong> b<strong>el</strong>lo entorno y por<br />
<strong>el</strong> vasto panorama que se dominaba desde allí, la <strong>el</strong>egante estructura<br />
atraía tanto a los padres de familia y abu<strong>el</strong>os que empujaban los<br />
cochecitos de sus hijos o sus nietos, como a los enamorados que<br />
llegaban a contemplar la puesta de Sol.<br />
— ¿Sabes quien es <strong>el</strong> diseñador de este puente tan imponente?<br />
- preguntó Carmen.<br />
— Sí, se llama Santiago Calatrava. Es un arquitecto audaz cuyas<br />
creaciones no se parecen a nada de las que se construye hoy en día.<br />
Trabajé cinco años en su oficina en Valencia antes de mudarme a<br />
Brus<strong>el</strong>as, así que lo conozco muy bien. La mayoría de los edificios<br />
modernos se caracterizan por sus afiladas aristas y sus rígidas<br />
fachadas de cristal, mientras que los de este arquitecto nacido en<br />
España toman prestadas las líneas curvas de la naturaleza, con lo<br />
cual dan una impresión más suave y atrayente.<br />
El resultado es una f<strong>el</strong>iz variante de la arquitectura rectangular de<br />
nuestros días; construcciones que reflejan <strong>el</strong> genio alegre y entusiasta<br />
de su creador.<br />
— ¿Entonces, este arquitecto crea tanto edificios como<br />
puentes, no?<br />
— Desde luego. Los trabajos predilectos de Calatrava parecen<br />
ser los puentes, en cuyo diseño los arquitectos tienen mucha libertad.<br />
Por ejemplo, <strong>el</strong> puente Alamillo en Sevilla, posiblemente <strong>el</strong> más<br />
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imponente de todos los que ha hecho Calatrava, demuestra <strong>el</strong> talento<br />
d<strong>el</strong> arquitecto para llevar los materiales al límite de sus posibilidades.<br />
Esta estructura en forma de arpa cruza <strong>el</strong> río Guadalquivir. Hubo<br />
quien opinó que su realización era imposible, pero este diseñador<br />
audaz probó que esos escépticos se equivocaban. Es que Calatrava,<br />
rara mezcla de arquitecto, ingeniero y artista, está acostumbrado<br />
a los desafíos. Lo que más le gusta hacer es dibujar; sus proyectos<br />
de ingeniería más complicados comienzan siempre con un sencillo<br />
boceto a lápiz, a menudo acompañado con apuntes de las formas<br />
de la naturaleza en las que se inspira. Como por arte de magia, una<br />
raqueta se transforma en puente, un ojo se convierte en vía de acceso,<br />
o un toro que embiste se metamorfosea en una fachada.<br />
El puente Bac de Roda<br />
— ¿Cómo se ha desarrollado su creatividad?- preguntó<br />
Carmen entusiasta.<br />
— Calatrava manifestó su creatividad muy claramente desde<br />
sus mocedades. De adolescente, su familia lo alentó a tomar clases<br />
nocturnas en la escu<strong>el</strong>a de arte de la localidad, donde se aficionó a<br />
hacer dibujos de la naturaleza. Ya convertido en un hombre joven,<br />
181<br />
raqueta
consideró que amaba las artes pictóricas lo suficiente para dedicarse<br />
a <strong>el</strong>las, pero la arquitectura le pareció una opción más práctica.<br />
— ¿Qué es lo que caracteriza mejor su concepto de<br />
arquitectura? –preguntó Carmen, maravillándose cada vez más d<strong>el</strong><br />
genio de este artista inspirador.<br />
— Todos sus proyectos rev<strong>el</strong>an <strong>el</strong> profundo amor de este<br />
arquitecto por la naturaleza y la humanidad. Toda la gente que<br />
labora con Calatrava comparte su concepto de la b<strong>el</strong>leza, y la idea de<br />
que la arquitectura debe mejorar la vida.<br />
En aqu<strong>el</strong> momento, los ojos de Carmen recobraban <strong>el</strong> brillo natural,<br />
y afirmó:<br />
— Ahora me doy cuenta de que, dentro de mí, tengo la<br />
capacidad de superar los contratiempos con una actitud positiva.<br />
Quiero decir la fuerza interior que me capacita para vivir en positivo,<br />
y que me lleva a transformar las dificultades en oportunidades para<br />
crecer, aprender de los errores y reconocer las lecciones, creciendo<br />
en fortaleza y sabiduría. Esta fuerza interior ya la tengo pero no la<br />
podía ver, estoy descubriéndola a través d<strong>el</strong> espejo al cual me he<br />
mirado.<br />
— ¿De qué espejo hablas? -preguntó José.<br />
— Bueno, hablo de lo que se refleja dentro de mí, incluso<br />
alguien que admiro y lo que contemplo como mod<strong>el</strong>o, todo lo que<br />
me inspira a vivir en positivo. Está claro que <strong>el</strong> arquitecto Calatrava<br />
me ha inspirado mucho, su audacia, su capacidad de hacer frente a<br />
los desafíos, su creatividad, su genio alegre y entusiasta, su concepto<br />
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de la b<strong>el</strong>leza y su amor por la naturaleza y la humanidad, la idea de<br />
que la arquitectura debe mejorar la vida de la gente.<br />
— ¿En cuanto al festival Danzabrasil, qué te ha inspirado a vivir<br />
mejor?<br />
— Mira, <strong>el</strong> intercambio de la riqueza cultural en este<br />
acontecimiento internacional ha proporcionado a cada uno una<br />
oportunidad de entablar conversación con los demás, compartir<br />
y aprender de la educación de cada uno, ¿qué nos une y cómo<br />
podemos vivir en paz juntos, r<strong>el</strong>acionados por entendimiento mutuo<br />
y apreciación de culturas diferentes d<strong>el</strong> mundo? Total que, como arte,<br />
<strong>el</strong> baile resulta un catalizador que fomenta un cambio positivo, tanto<br />
personal como social.<br />
Carmen tenía una nueva perspectiva que la capacitaba para darse<br />
cuenta de la fuerza interior que ya comenzó a despertar porque<br />
las experiencias de los dos últimos días así se lo mostraron, y ya<br />
estaba lista para que comenzara a usarla. Así no sólo se sobreponía<br />
a la adversidad, sino que salía transformada de <strong>el</strong>la. A partir de<br />
aqu<strong>el</strong> momento sabría que, aunque en su vida volvieran a aparecer<br />
situaciones difíciles, inesperadas, aparentemente sin salida... podría<br />
tomar aire, abrir nuevos caminos, encontrar apoyo. Sabría que dentro<br />
de <strong>el</strong>la existían recursos que le permitirían dar <strong>el</strong> siguiente paso, y<br />
después otro más.<br />
Carmen regresó a Brus<strong>el</strong>as la semana siguiente, y algunos meses<br />
después sería difícil encontrar una joven más positiva e interesada<br />
por la vida; <strong>el</strong> mundo era brillante, alegre y estaba lleno de maravillas.<br />
Cada paso que daba por la calle le conducía a nuevos descubrimientos.<br />
183
Para <strong>el</strong>la la hierba era siempre verde y <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o azul. Cuando despertaba<br />
por las mañanas, apenas podía esperar para saltar de la cama y ver<br />
que nuevas maravillas le traía <strong>el</strong> día.<br />
184
España – <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> alma !<br />
Shubina Borislava<br />
Hace dos años descubrí Madrid. Mi amiga y yo fuimos invitadas a<br />
pasar las vacacionesde Navidad en Almería, una provincia al sur de<br />
España en la costa andaluza.<br />
El billete de viaje lo compré con destino Madrid. Sólo Madrid. Tenía<br />
la intención de pasar dos días en la capital y conocerla por encima,<br />
porque dos dias es tan poco para descubrir con la profundidad.<br />
Nos alojamos en un pequeño hot<strong>el</strong> de la calle Ábada, en <strong>el</strong> corazón<br />
de Madrid. A cien metros de la Gran Vía, la arteria que día y noche<br />
no deja de latir. Armadas con la guía turística pasamos revista a<br />
unos de los lugares destacados en <strong>el</strong> centro de la ciudad. Contentas<br />
con nosotras mismas nos unimos a una corriente de madrileños y<br />
extranjeros que sube y baja por las calles de escaparetes multicolor.<br />
Yo había leído antes sobre “la movida madrileña”, sin embargo, me<br />
impresionó que en España se saliera tanto.<br />
185
Ese fue mi primer contacto con Madrid. Fue corto, pero desde aqu<strong>el</strong><br />
momento no dejaba de sentir las ganas de volver allí de nuevo.<br />
Por lo tanto, en <strong>el</strong> verano, cuando tuve la oportunidad de coger mis<br />
vacaciones, mi destino era claro: España. ¡Y, por supuesto, Madrid!.<br />
Ahora podría, por fin, unirme y mezclarme con una multitud de<br />
turistas y madrileños, caminar por las calles d<strong>el</strong> viejo Madrid,<br />
perderme por sus rincones y descubrir nuevos lugares.<br />
Era junio y encontré a la ciudad más hermosa que en invierno. El<br />
sol le daba mayor color. Recuerdo cuando al salir a la Puerta d<strong>el</strong> Sol,<br />
bajando por una calle, no pude dejar de exclamar:<br />
- ¡Oh Dios mío! ¡Cuánto sol, y cuánta luz les regala a los<br />
madrileños!<br />
A nosotros, los rusos, <strong>el</strong> clima no nos mima, por eso nos quedamos<br />
entusiasmados por tanta generosidad de la naturaleza.<br />
Me sentía f<strong>el</strong>iz de tener por d<strong>el</strong>ante unos días en la capital d<strong>el</strong> Reino.<br />
La b<strong>el</strong>leza de la ciudad, su arquitectura, la cordialidad de la gente,<br />
todo eso me impresianaba y me permitía disfrutar cada minuto de mi<br />
estancia. Me llamaba la atención que los españoles me ayudaran con<br />
amabilidad cuando me enfrentaba con dificultades d<strong>el</strong> idioma.<br />
Un día, caminando y disfrutando de la sensación de estar perdida<br />
en una ciudad desconocida, entré en un gran parque. Era un parque<br />
encantador. Me encontraba cansada y quería tomar una pausa bajo<br />
la sombra de los árboles. Me senté en un banco complacida con mi<br />
pasatiempo y la sonrisa iluminaba mi rostro. En este momento, un<br />
hombre que llevaba una raqueta en su mano, se sentó al lado.<br />
186
- ¿Qué tal todo? - Me preguntó.<br />
Sorprendida y con tono inseguro, casi susurrando, le contesté:<br />
- Todo bien, gracias.<br />
Aunque había estudiado español en <strong>el</strong> <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> de<br />
Moscú, prefería no hablar en la calle por miedo a equivocarme. El<br />
hombre no prestó atención a mi inseguridad en las respuestas y<br />
seguía preguntando al mismo tiempo contando de él. Me dijo que<br />
era arquitecto y que en su tiempo libre jugaba al tenis. Este día ha<br />
venido a jugar en las canchas que habían en <strong>el</strong> parque. Así fue mi<br />
conocimiento a este hombre que desde aqu<strong>el</strong> momento empezaba<br />
a ser mi amigo. Durante mi estancia nos encontramos varias veces,<br />
pasábamos <strong>el</strong> tiempo charlando y, gracias al arquitecto, pude conocer<br />
algo más de la historia y la reconstrucción de los monumentos y<br />
edificios, de su arquitectura e incluso de las divertidas historias de<br />
las crónicas sobre la capital española.<br />
Y poco a poco perdía mi timidez y me animaba a hablar, sentía más<br />
confianza y no tenía vergüenza inicial a cometer errores.<br />
Se aproximaba <strong>el</strong> fin de semana y mi amigo me ofreció viajar al País<br />
Vasco.<br />
¿Podría yo soñar algo parecido? ¡No sólo iba a descubrir Madrid sino<br />
que esta vez iba a tener la oportunidad de conocer otra parte de<br />
España!<br />
- ¡Qué fantástico! - aceptó su proposición sin dudar.<br />
187
Y ese viernes por la tarde nos pusimos a viajar al norte. La autovía<br />
pasaba por paisajes amarillos y quemados hasta que no cruzamos<br />
las montañas. Desde <strong>aquí</strong> podíamos contemplar las vistas más<br />
pintorescas de la zona con bosques de roble, iglesias y casas aisladas<br />
en estrechos valles.<br />
Nuestro destinto era <strong>el</strong> pueblo costero de Mundaka. Pero antes de<br />
llegar, mi amigo me regalaba otra sorpresa: paramos en Bilbao.<br />
Bilbao es una ciudad hermosa con un río que corre por <strong>el</strong> centro de la<br />
población. Al salir d<strong>el</strong> coche, un fresco acarició mi pi<strong>el</strong>. Era un fresco<br />
verde, como <strong>el</strong> verde de los bosques que nos acompañaban durante<br />
<strong>el</strong> viaje. Por <strong>el</strong> contrario d<strong>el</strong> calor y <strong>el</strong> color amarillo de Madrid y d<strong>el</strong><br />
centro de España en verano, <strong>el</strong> norte hu<strong>el</strong>e a verde y al mar.<br />
De repente, mi atención fue atraída por <strong>el</strong> edificio junto al río, parece<br />
a un barco de forma inusual. Un barco que no era barco, un edificio<br />
que no parecía un edificio. Mi amigo <strong>el</strong> arquitecto vino a ayudarme<br />
y explicó:<br />
- Es <strong>el</strong> museo Guggenheim. Luego veremos cómo está hecho y<br />
las planchas metálicas que lo cubren como si fueran las escamas de<br />
un armadillo.<br />
El edificio era espectacular. Y añadiendo originalidad a ese entorno,<br />
una araña gigante hecha de hierro parece caminar entre <strong>el</strong> museo y<br />
<strong>el</strong> río. Y, me imprecionó un perro gigante, de pi<strong>el</strong> de flores, que estaba<br />
al otro lado d<strong>el</strong> museo. Los turistas no dejaban de hacer fotos para<br />
tener <strong>el</strong> recuerdo de algo inolvidable.<br />
188
Después de nuestra parada en Bilbao, llegamos a nuestro destino<br />
ya de noche. Teníamos hambre. Buscamos un lugar para cenar y<br />
encontramos un bar junto a la bahía. La voz d<strong>el</strong> mar acariciaba nuestro<br />
oido. De repente, hemos oido que alguien, en la penumbra, se puso<br />
a llorar. Era un niño que estaba pescando y que por su descuido dejó<br />
caer al agua <strong>el</strong> cubo con los peces. Todos sus trofeos habían perdido.<br />
El chico no pudo ocultar la frustración.<br />
Habíamos llenado de sentimentos al muchacho nos retiramos al<br />
hot<strong>el</strong>. El día paso intenso.Nos encontrábamos cansados d<strong>el</strong> viaje y<br />
nuestra intención era salir al día siguiente temprano para recorrer los<br />
alrededores y descubrir la costa.<br />
Al día siguiente, la luz de la mañana nos regaló una pintura preciosa.<br />
Mundaka estaba bañada por un mar azul, con una playa de arena color<br />
naranja. Los jóvenes ya estaban a la búsqueda de la ola. Supimos que<br />
Mundaka es un lugar muy famoso debido a su “ola izquierda” y esta<br />
considerada como mejor ola de Europa para la práctica d<strong>el</strong> deporte<br />
de las tablas. ¡Nunca hubiera pensado que un pueblo tan pequeño<br />
tiene tanta importancia!<br />
No pude resistir <strong>el</strong> placer de nadar en <strong>el</strong> mar esa mañana.¡Qué<br />
vitalidad me había dado <strong>el</strong> agua! La tarde de ese día pasamos en un<br />
pueblo cercano. No recuerdo su nombre pero recuerdo su encanto.<br />
Estaba la fiesta y los ciudadanos c<strong>el</strong>ebraban en la plaza un concurso<br />
de bailes regionales. Los chicos y chicas de veinte años bailaban junto<br />
a <strong>el</strong>ementos mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile<br />
frío y distante. Los jóvenes iban vestidos con trajes tradicionales.La<br />
gente en la plaza recibía a los grupos de baile con aplausos y gritos.<br />
Los días siguientes al de nuestra llegada a Mundaka, los pasamos<br />
189
visitando los alrededores. Pueblos como Lekeito, Elantxobe, Bermeo,<br />
me dieron la oportunidad de disfrutarme de sus pescados, de sus<br />
aguas, de sus paisajes, de su encanto.<br />
Por desgracia, llegado <strong>el</strong> tiempo d<strong>el</strong> regreso, de nuevo llegamos a<br />
Madrid.Mis vacaciones estaban a punto de acabar. El corazón había<br />
llenado de impresiones. Con maleta de millon de recuerdos y poco<br />
de jamón regresé a Moscú.<br />
¡Cuántas sorpresas agradables e inesperadas me pasaron en este<br />
viaje a España!<br />
Ya en Moscú, sentía una gran alegría de lo que había descubierto y<br />
conocido, pero al mismo tiempo sentía la nostalgia de la despedida<br />
de España.<br />
Finalmente, este viaje me ha dado un nuevo impulso para seguir<br />
estudiando la lengua y la cultura española.<br />
190
Tres meses de verano<br />
María Serova<br />
Artavesaba <strong>el</strong> parque por la senda de arena hacia la pista de tenis. El<br />
vientecillo fresco de la mañana acariciaba agradablemente su cara y<br />
le hacía cosquillas en su cu<strong>el</strong>lo. Los tempranos rayos solares apenas<br />
traspasabanla espesa copa de los árboles. El parque casi no tenía<br />
visitantes, y esta calma temporal, con <strong>el</strong> timido trino de los pájaros,<br />
calmaba sus nervios, últimamente muy alterados.<br />
Cada día tenía que trabajar hasta altas horas para acabar a tiempo <strong>el</strong><br />
proyecto d<strong>el</strong> edificio en la plaza de España. Desde la infancia soñaba<br />
con construir nuevas ciudades.<br />
Pero ahora tenía casi cuarenta años, era <strong>el</strong> arquitecto, <strong>el</strong> proprietario<br />
de la gran oficina de diseños y proyectos. Pero todavía no había<br />
construido la ciudad de sus sueños ni había creado su familia. Trabajo,<br />
pista de tennis, viaje a casa, trabajo… Los días pasaban como los<br />
191
fotogramas de una p<strong>el</strong>ícula ya vista, rápida e irrevocablemente.<br />
Cerca de la pista, en <strong>el</strong> banco, había una chica. Pero no era su<br />
compañera Arantxa.<br />
Como siempre, llega tarde – pensó mirando su r<strong>el</strong>oj.<br />
La chica al verlo se levantó rápidamente y salió a su encuentro.<br />
Algo caliente se desbordó en su pecho, y él se quedó inmóvil, sin<br />
respiración.<br />
La chica era muy alta, esb<strong>el</strong>ta. Vestía una minifalda blanca y una blusa<br />
d<strong>el</strong> mismo color que subrayaba ventajosamente <strong>el</strong> bronceado de sus<br />
manos hermosas y su d<strong>el</strong>gado cu<strong>el</strong>lo largo.<br />
Sostenía la raqueta en las manos.<br />
El reflejo d<strong>el</strong> sol jugó con los cab<strong>el</strong>los dorados de la chica y transformó<br />
su figura en una visión asombrosa, que desaparecería en <strong>el</strong> caso de<br />
que él frunciera las cejas. Pero su aterciop<strong>el</strong>ada voz le devolvió de<br />
nuevo a la realidad.<br />
-¡ Hola! me llamo María, - se presentó con una sonrisa.<br />
- José Migu<strong>el</strong>, - respondió manteniendo la respiración.<br />
Los grandes ojos azules de María desprendían una luz extraordinaria,<br />
y él creyó ahogarse en este abismo azul. Su sonrisa infantilmente<br />
traviesa, su mirada exaltadamente radiante, su garbosa figura, todo<br />
en <strong>el</strong>la, mostraba su juventud floreciente.<br />
Cansada de esperar a su compañero, la chica le invitó a jugar un<br />
192
partido. Él aceptó con mucho agrado, tanto , que no se percató de<br />
la llegada de Arantxa, ni de su marcha diciendo adiós con la mano y<br />
desapareciendo entre <strong>el</strong> verdor d<strong>el</strong> parque.<br />
Tras <strong>el</strong> partido pasaron <strong>el</strong> día juntos. Y <strong>el</strong> siguiente, y <strong>el</strong> siguiente…<br />
Y así los tres meses de verano. María haciendo muchas fotografías,<br />
conversando con gente, que ya los tomaba por esposos, lo que<br />
complacía enormemente a José Migu<strong>el</strong>. María dedicó los tres meses<br />
de verano a escribir un libro sobre España, sus ciudades y pequeños<br />
lugares, sus personas abiertas y hospitalarias, sus alegrías y sus<br />
desgracias, sobre las tristes canciones españolas, que rompen los<br />
corazones por <strong>el</strong> dolor, y los bailes ardientes, que hacen perderse en<br />
la danza, olvidándose de todo en <strong>el</strong> mundo.<br />
Viajaron por muchos restaurantes y pequeñas bodegas, probando los<br />
platos y los vinos mas típicos de la geografía española.<br />
Con <strong>el</strong> mismo entusiasmo con <strong>el</strong> que pescaban en <strong>el</strong> mar acompañando<br />
a los habitantes d<strong>el</strong> lugar en Sagunto, ascendían por los caminos<br />
montañosos en <strong>el</strong> monasterio Monserrat.<br />
Él se asombraba a menudo, como <strong>el</strong>la, que había nacido en la nevada<br />
y lejana Rusia, tenía tal afición y amor por España.<br />
María le dijo que en la Sociedad de los periodistas habitualmente le<br />
preguntan por esto y <strong>el</strong>la siempre responde que en la vida pasada,<br />
probablemente, vivió en España. ¡Pero lo más interesante, añadía<br />
sonriendo, me creen!<br />
Los padres de José Migu<strong>el</strong> recibieron con alegría a María, y <strong>el</strong>la<br />
absolutamente sin tensión, se ha insertado en toda la atmósfera<br />
193
familiar, como si siempre, toda la vida hubiera estado <strong>aquí</strong>, con <strong>el</strong>los,<br />
en esta casa en Úbeda escondida entre los olivares infinitos. Tal vez<br />
una familia sea eso: algo que pasa un ratito juntos - digamos ¿veinte<br />
años? Su sonrisa gustaba a José Migu<strong>el</strong>. Cuando sonreía, sobre sus<br />
mejillas tenía unos pequeños hoyu<strong>el</strong>os apenas visibles, y él, él … los<br />
besaba …<br />
Él recibió su primera carta, dos segundos después de que María<br />
aterrizara en Moscú.<br />
«… Mi, te echo de menos ya … te quiero …»<br />
Y en la respuesta, las teclas de su ordenador, ahogándose de la<br />
agitación junto a él, respondían:<br />
«… te amo, María … mucho... te amo …»<br />
Uno y otro, se escribían cartas cada media hora. Parecía, que no<br />
podían ni suspirar ni dar un paso sin hablar uno con otro.<br />
«… Mi, de nuevo hoy ni has comido ni has cenado… bocadillos<br />
y tostadas estropearán tu estómago … quisiera poder cocinar una<br />
fabada como la que prepara tu madre, pero no puedo comprar <strong>aquí</strong><br />
chorizo ni morcilla ..»<br />
«… pequeño Juanma todo <strong>el</strong> tiempo me pregunta cuando<br />
volverás … He comenzado <strong>el</strong> proyecto de mi ciudad … haré allí nuestra<br />
casa …»<br />
«… trabajas mucho … eso no es bueno… estas dañando tu<br />
corazón … cuídate … dónde estará? Me gustaría que estuviera en la<br />
calle…»<br />
194
«… no puedo encontrar aqu<strong>el</strong> jersey que me regalaste …»<br />
«… lo habrás olvidado de nuevo sobre la mesita de salón …<br />
tienes que abrigarte mejor …»<br />
«… hoy te he comprado flores …»<br />
«… ¿desde luego son las rosas rojas a Marta? … de nuevo a<br />
Marta!? Tengo c<strong>el</strong>os, no vayas más a esta tienda …»<br />
«… está lloviendo … frío otoñal … recuerdas cómo íbamos<br />
descalzos por los charcos, y como tu sobrino corría a nuestro<br />
encuentro con <strong>el</strong> paraguas … he escrito sobre <strong>el</strong>lo en <strong>el</strong> libro …»<br />
«… no vayas bajo la lluvia, en seguida te resfrías, ¿has<br />
olvidado?.»<br />
«… por la mañana he acabado de escribir <strong>el</strong> libro sobre España...<br />
El jueves lo presen toen la prensa … lo he titulado TRES MESES DE<br />
VERANO …»<br />
«… ¡estás loca! ¡Tantas noches sin dormir! … espero tu libro…<br />
te quiero …<br />
¡Duerme un poquito por favor!»<br />
«… está nevando… la nieve blanca y pura … me voy por la tarde<br />
a la casa editora … Hoy es la presentación de mi libro… miles de<br />
besos. Siempre contigo…»<br />
Era su última carta.<br />
195
Pero él esperó, continuó escribiendo, preguntando, indignándose<br />
con su silencio y al momento haciendo de nuevo una declaración<br />
amorosa. Continuaba escribiendo.<br />
María yacía inmóvil en la cama d<strong>el</strong> hospital. Tenía puesto un<br />
cuentagotas. La operación tuvo éxito, pero no sentía sus pies. Los<br />
médicos se asombraban de cómo podía sobrevivir a un accidente tan<br />
terrible. Había sido un milagro.<br />
Esta noche su habitación y <strong>el</strong> pasillo están tenuemente iluminados<br />
por las luces de la calle. Los habitantes de hospital duermen. De<br />
repente, alguien en la penumbra ha comenzado a llorar.<br />
El llanto es desgarrador, agudo, terrible. El lamento ha tocado<br />
su corazón, lo ha hecho encogerse, y se ha asustado de repente.<br />
María se siente muy afligida con sus nuevas circunstancias, siente<br />
toda la gravedad de la posición, <strong>el</strong> desconsu<strong>el</strong>o de la situación y ha<br />
comenzado a llorar …Como vivirá, cómo … y él … su Mi, para qué la<br />
necesita así …<br />
José Migu<strong>el</strong> no sabe qué pasa, por qué <strong>el</strong>la calla, no sabe qué hacer.<br />
Su t<strong>el</strong>éfono no responde, no tiene su dirección, no hay más cartas …<br />
D<strong>el</strong>ira, trabaja automáticamente, come, se sienta en <strong>el</strong> coche y se<br />
pierde en <strong>el</strong> flujo de coches multicolor, sin haber encontrado las<br />
respuestas a ninguna de sus preguntas… los amigos y los parientes ya<br />
empiezan a temer en serio por su salud.<br />
Y de repente recibe un e-mail! ¡La carta de María!<br />
196
Sus manos tiemblan. El corazón le golpea locamente! ¡Al fin! ¡Ha<br />
escrito!!! ¡Ha escrito!!!<br />
Él abre e-mail y<br />
«… Hola: estoy bien. Comienzo a crear mi vida sin ti, perdona.<br />
No quiero que sientas cólera. Quiero que encuentres tu destino<br />
verdadero, la chica que te conviene….soy muy f<strong>el</strong>iz, te escribiré<br />
después, más tarde …»<br />
De repente todo se detiene para José Migu<strong>el</strong>.Sus ojos se oscurecen.<br />
Deambula por <strong>el</strong> largo pasillo de la oficina, tropezando con los<br />
empleados que lo miran asombrados. Él lee y r<strong>el</strong>ee tratando de<br />
encontrar entre las líneas algo nuevo. Una hora más tarde escribe:<br />
«No. No te creo».<br />
Él vaga perdido por Moscú que se encuentra cubierta de nieve,<br />
arropado en la bufanda en busca de la Sociedad de los periodistas…<br />
Ahora él sabe todo. Todo lo que María no se había atrevido a decirle,<br />
pero lo más importante es que sabe que está viva y que le quiere …<br />
Los moscovitas caminan con prisa, agitados con los paquetes, las<br />
cajas, las tartas.¡ Ya se acerca <strong>el</strong> Año Nuevo! En las plazas hay unos<br />
altos abetos adornados con luces que se reflejan la nieve e iluminan<br />
toda la calle. La nieve cae sobre sus negros cab<strong>el</strong>los rizados, sus<br />
mejillas ardientes de la excitación, sus pestañas. Le ciega los ojos y<br />
se derrite instantáneamente, cayendo en forma de pequeñas gotitas<br />
saladas por su cara.<br />
197
María se encontraba junto a la ventana situada en la terraza de la casa<br />
de campo de sus padres, con los pies cubiertos por la manta caliente.<br />
Hoy por primera vez ha podido caminar algunos metros por la<br />
habitación y subir algunos escalones de la escalera. Los copos de<br />
nieve le parecían suaves y ligeros, como siempre allí. El invierno en las<br />
montañas de España …Ella ha abierto otra vez su portátil y de nuevo,<br />
lo ha cerrado. No ha oído cómo ha comenzado a ladrar <strong>el</strong> perro,<br />
como han llamado a la puerta, como alguien ha entrado a la terraza<br />
…De repente ha sentido <strong>el</strong> tacto tierno de las manos conocidas a sus<br />
ojos, sin comprender hasta <strong>el</strong> fin, si es realidad o todo pasa en su<br />
imaginación y en los sueños infinitos.<br />
- Mi … Mi … - ha susurrado María, y ha puesto sus manos<br />
encima de las de José Migu<strong>el</strong>.<br />
- ¿Te vienes conmigo a construir una nueva ciudad? No puedo<br />
escoger <strong>el</strong> lugar para nuestra casa … Él ha empezado a besar sus ojos,<br />
sus manos, sus mejillas …<br />
- Sí … sí … sí … me voy …<br />
Se han abrazado y miraban uno a otro en los ojos, sin pestañar.<br />
- Me había olvidado… necesito su autógrafo, señorita … dijo él<br />
sacando de su mochila <strong>el</strong> libro Tres meses de verano con su fotografía<br />
sobre la cubierta en aqu<strong>el</strong> parque. Aqu<strong>el</strong> parque que ha unido sus<br />
destinos.<br />
198
Predestinación<br />
Daria Prokhorova<br />
Hacía un tiempo típico para <strong>el</strong> otoño: hacía húmedo, debido a que<br />
lluvía mucho, y hacía bastante frio a causa d<strong>el</strong> viento norte, que llegó<br />
anoche. Un chico salió de un café y, levantando <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo, se marchó<br />
rápidamente. Dentro d<strong>el</strong> café se quedó una chica, que parecía muy<br />
triste: su cabeza estaba inclinada hacía la mesa y unas lágrimas caían<br />
a su taza de café. Al pagar la cuenta <strong>el</strong>la salió a la calle y apenas<br />
abotanandose se dirigió hacia <strong>el</strong> parque. Las piernas la llevaban por<br />
unos cenderos al lado de unos robles antiguos y ramosos. Su cara<br />
estaba mojada de lágrimas y su cabeza - de lluvia, pero a la chica le<br />
daba igual y <strong>el</strong>la segía caminando, preguntando a sí misma: «¿Qué<br />
voy a hacer ahora? ¡Si no tengo <strong>el</strong> futuro, no hay sentido de la vida!<br />
¡Más vale morir que sufrir! ¡No puedo sentir este dolor, que me está<br />
haciendo pedazos!».<br />
199
Segía caminando la chica se dio cuenta de que se encontró en una<br />
parada de autobuses, directamente enfrente de un autobús viejo,<br />
que abrió las puertas d<strong>el</strong>ante de <strong>el</strong>la. Debido a que no tenía ninguna<br />
idea a donde ir, la chica decidió subirse al autobús y sacó <strong>el</strong> monedero<br />
de su bolso para comprar <strong>el</strong> billete. Pero cuando <strong>el</strong> conductor dio un<br />
vistazo a <strong>el</strong>la, le dejó pasar sin pagar, por tener muy mal aspecto:<br />
estaba mojada hasta los huesos y unos hilos de agua corrían de su<br />
p<strong>el</strong>o enmarañado pareciendose las lágrimas que caían gota a gota de<br />
sus ojos zarcos. La chica pasó hasta <strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> salón y se sentó al lado de<br />
la ventana. Al pegar la frente al cristal, cerró los ojos y sigió llorando y<br />
pensando en la muerte, que pudiera calmar sus sufrimientos.<br />
Repentinamente alguien le tocó por la mano. St<strong>el</strong>la abrió los ojos<br />
y vío a un chico, que era hermosísimo como si fuera un áng<strong>el</strong>. Era<br />
rubio y teniá ojos azules, que le miraba a <strong>el</strong>la con tal bondad, que<br />
solamente una madre pudiera sentir a su niño. Llevaba unos vaqueros<br />
azules y una camiseta blanca.<br />
«¡Hola, guapa! ¿Qué tal? Me parece que estás muy triste,<br />
¿no?», - pronunció <strong>el</strong> chico.<br />
Unos segundos St<strong>el</strong>la quedó silenciosa y solamente miró a sus ojos<br />
expresivos y bondadosos. Pero al fin y al cabo exclamó llorando: «¡Si ,<br />
me he desesperado y no sé que hacer! Me parece que ahora entiendo<br />
la gente que se suicidó a causa de amor no correspondido».<br />
«Te entiendo, cariña, - suavemente dijo <strong>el</strong> joven, - una vez<br />
sentía lo mismo. Me traicionaron cru<strong>el</strong>mente y estuve a punto de<br />
abrirme las venas».<br />
200
La chica se deshizo en lágrimas - estaba pensando en lo mismo.<br />
«Pero lo soporté, - continuó él, - cuando subí al autobús y ví<br />
que alguien, en la penumbra, se puso a llorar, me dí cuenta de que<br />
tenía que auydarle. En estos momentos es muy importante que<br />
alguien esté al lado y pueda contarte que no es <strong>el</strong> fin, que tienes <strong>el</strong><br />
futuro magnífico».<br />
«¡Pero nunca podré enamorarme de alguien otra vez ! – gritó<br />
la chica, - ¡no me falta nadie excepto él ! Llevamos 8 años juntos y no<br />
sé que hacer sin este hombre. ¡No tengo <strong>el</strong> futuro!».<br />
«Créeme, b<strong>el</strong>la, ¡tienes <strong>el</strong> futuro espléndido ! – sonrió <strong>el</strong> joven,<br />
- ¡Venga! ¡Vamos ! Te mostraré algo”.<br />
Y, cogiendo St<strong>el</strong>la por la mano, él bajó d<strong>el</strong> autobús y la pareja se<br />
encontró d<strong>el</strong>ante de una casita de color azul c<strong>el</strong>este. Al entrar la chica<br />
vió una zala donde chicos y chicas de veinte años bailaban junto a<br />
<strong>el</strong>ementos mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile<br />
frío y distante.<br />
«¿Pero qué es este? ¿Quiénes son estos chicos y estas chicas?<br />
- preguntó St<strong>el</strong>la sorprendida.<br />
El chico de los ojos azules la cogió a St<strong>el</strong>la de la cintura y se pusieron<br />
a bailar. «Es una especie d<strong>el</strong> baile para los ex infortunados, - contestó<br />
él, - cada persona de <strong>aquí</strong> fracasó al menos una vez en su vida, y hay<br />
que decir que fueron unos problemas muy graves. Afortunadamente,<br />
se dieron cuenta de que todo malo que susedió con nosotros – fue<br />
para bien».<br />
201
«Pero no comprendo nada, ¿qué quieres decir con eso?» – le<br />
preguntó St<strong>el</strong>la sorprendida.<br />
«Mira a este hombre d<strong>el</strong> traje azul, - señaló con una mirada a<br />
uno de los bailarines, - en la infancia Stephan tenía maña para debujar,<br />
en cambio, su padre le aseguraba la carrera de deportista. Y por tanto<br />
<strong>el</strong> niño pasaba casi todo <strong>el</strong> tiempo en la pista de tenis. Una vez en un<br />
entrenamiento ordinario, después de lo que le esperaría un partido<br />
importante, ocurrió un accidente. La raqueta de un chico, que estaba<br />
jugando al tenis cerca de él, casualmente se escapó y acertó a darle<br />
a Stephan por la columna vertebral. Después de este acontecimiento<br />
sus piernas quedaron paralizadas. ¡Parecía que nada pudiera ser<br />
peor! Toda la familia estaba destrozada por la pena. Stephan aún<br />
abandonó los estudios para un año, porque no podía ni estudiar, ni<br />
tampoco asimilar algo, ni siquiera ver a alguien a excepción de su<br />
familia. Pero en este preciso momento <strong>el</strong> chico empezó a dibujar. Y<br />
<strong>el</strong> dibujo poco a poco le volvió a la vida. Al mirar sus dibujos, los<br />
padres se dieron cuenta de que Stephan era talentoso y dibujaba<br />
muy bien. Por consiguiente después de haber terminado los estudios<br />
en la escu<strong>el</strong>a, <strong>el</strong> chico ingresó en la Universidad Arquitectónico. Más<br />
tarde, cuando Stephan acabó la carrera, le invitaron a China para<br />
trabajar en un proyecto a causa de que era <strong>el</strong> mejor estudiante de<br />
su curso. Llevó tres años allí y construyó un palacio grande, que a los<br />
autóctonos les gustó mucho. Y cuando quedó solamente un día hasta<br />
su regreso a casa, <strong>el</strong> encontró con un curadero viejo. Al mirar a las<br />
piernas paralizadas d<strong>el</strong> arquitecto joven, <strong>el</strong> curadero le ofreció hacer<br />
una cura de corta duración, para que mejorara la circulación de la<br />
sangre. El chico aceptó este tratamiento, y <strong>el</strong> curadero le echó en la<br />
camilla. Luego <strong>el</strong> anciano se puso a clavar unas agujas especiales en <strong>el</strong><br />
202
cuerpo d<strong>el</strong> chico y friccionar su columna vertebral de forma original.<br />
Después de acupunctura y masaje <strong>el</strong> chico se sentó en la camilla<br />
y <strong>el</strong> curadero le pidió que se imaginara que sus dedos se movían.<br />
Stephan obedeció y empezó a imaginarse. Súbitamente abrió los ojos<br />
y miró asombroso al curadero, que estaba sonriendo. ¡Sus dedos se<br />
pusieron a moverse! Después de aqu<strong>el</strong> prodigio Stephan llevó casi 6<br />
meses en China y poco a poco empezó a andar: al principio andaba<br />
con muletas, después con bastón».<br />
«Y mira a él otra vez, - sigió <strong>el</strong> chico de los ojos azules sonriendo,<br />
- ahora está bailando. Por lo demás, es un arquitecto famoso y está<br />
f<strong>el</strong>iz en su matrimonio».<br />
Involuntariamente St<strong>el</strong>la dio suspiros : «¿Es posible que esto sea la<br />
verdad ? »<br />
«¡Si ! ¡Y no sabes cómo ! Hay muchos anécdotas tristes con<br />
un final f<strong>el</strong>iz. – respondió su compañero de baile con una sonrisa, -<br />
pero quiero que tu entiendas – lo que susedió cambiará tu vida para<br />
siempre y la mejorará. Seguro que serás f<strong>el</strong>iz. Tienes que esperar un<br />
poco y lo verás».<br />
La chica se echó a llorar otra vez, pero ahora con una sonrisa: «Te he<br />
entendido… ¡qué bien que hayamos topado! Ahora yo sé que no es <strong>el</strong><br />
fin y que tengo toda la vida por d<strong>el</strong>ante».<br />
«¡Tienes razón! Y quiero que no lo olvidas nunca. No hay<br />
casualidades en la vida, pero todo lo que ocurre - cambia para bien».<br />
«¡Nunca olvidaré esto!» - murmuró la chica, secandose unas<br />
lágrimas y sonriendo.<br />
203
Pero en aqu<strong>el</strong> momento St<strong>el</strong>la se dio cuenta de que <strong>el</strong> chico de los<br />
ojos azules desapareció. Ella estaba sentada en <strong>el</strong> autobús como<br />
antes, pero su p<strong>el</strong>o y la gabardina ya se han secado. Por la ventana<br />
vió que los rayos d<strong>el</strong> sol estaban asomandose poco a poco y a lo lejos<br />
se divisaba <strong>el</strong> arco iris. St<strong>el</strong>la puso su m<strong>el</strong>ena en orden, cabeceó y se<br />
sonrió otra vez: ”Nunca jamás voy a pensar en suicidio o que todo ha<br />
terminado. Sabré que todo lo mejor me espere en <strong>el</strong> futuro».<br />
204
Alhambra<br />
Oksana Konina<br />
Me llamo Julio Zafra. Soy arquitecto de Granada. Ahora vivo en Arabia<br />
Saudita porque tengo mi trabajo <strong>aquí</strong> - proyecto de palacio para un<br />
emir muy rico. El quiere <strong>el</strong> palacio precioso y fuera de lo común.<br />
Para mí no hay mejor lugar que Alhambra en mi ciudad natal. No hay<br />
ningún otro palacio más grandioso o más precioso que Alhambra. He<br />
visto Alhambra muchos veces y cada vez Alambra alegra mi visto.<br />
Me encanto sonido de agua, árboles de los naranjas, un paisaje con<br />
Sierra Nevada y por supuesto Palacios Nazaríes. ¡Qué vida tuvieron<br />
sultánes y reyes que vivieron <strong>aquí</strong>!<br />
Bien…tengo una idea preciosa (como siempre). Puedo preparar para<br />
un viaje a Granada, quiero mirar otro vez a mi palacio especial.<br />
En <strong>el</strong> avión leí un periódico sobre otro lanzamiento de una raqueta<br />
205
en América d<strong>el</strong> Norte. ¡Qué barbaridad! Nos no sabemos nuestra<br />
historia pero queremos explorar otros mundos. ¿Por ejemplo, que<br />
se ocurrió con todos los hombres de los Abencerrajes en Alhambra<br />
en siglo XV? ¿Por qué sultán mató <strong>el</strong>los? Tenemos muchismo otros<br />
misterios en nuestra historia.<br />
Soy en Alhambra por fin. Palacios Nazaríes son mis favoritos. Aquí, en<br />
la Sala de los Abencerrajes es posible ver manchas de sangre de los<br />
Abencerrajes. Yo recuerdo la historia cuando sultán Muhammad V<br />
qué quiso tener un poder para gobernar <strong>el</strong> país - mató todos los otros<br />
pretendientes. ¡Qué cru<strong>el</strong>dad!<br />
Me creo que es un tiempo para siesta pequeña. Hay una silla<br />
acolchada <strong>aquí</strong>, en El Patio de los Leones. Tranquilidad y paz .... y yo<br />
no noté como me dormí.<br />
Me despertó con buen sentimiento. Anocheció. Me estiré y escuché<br />
dos voces - un voz alta y otro voz empañada. Voz alto dijo:<br />
- Ellos llegarán hoy por la tarde. Primero llegarán hermanos<br />
mayores, despues los padres y hermanos menores.<br />
- ¿Verdugo está preparado?<br />
- Si, es nuestro mejor. Esperá en alcoba<br />
¿Qué es esto? ¿Qué pasaran aqui? Tengo que pensar lo más<br />
rápidamente posible. Estoy seguro este lugar es p<strong>el</strong>igro. Hombres<br />
dicen sobre homicidos. No hay ningún duda sobre esto. Pero este<br />
patio es tan abierto, no hay ningún árbole <strong>aquí</strong>. Aha, Fuente de los<br />
Leones. Corre, Julio, corre. Me oculté entre dos leones. Hm, por qué<br />
206
los leones como los nuevos, sin hu<strong>el</strong>las de restauración. ¿Por qué<br />
<strong>el</strong>los son <strong>aquí</strong> en <strong>el</strong> patio y no en la Sala de los Leones? Estoy seguro<br />
que despues de restauración <strong>el</strong>los estan separado d<strong>el</strong> publico con<br />
cuerdas. Bale, no hay tiempo para pensar, voy a mirar a las asesinos.<br />
Dos hombres haben parado al lado d<strong>el</strong> fuente. Madre mia, <strong>el</strong>los<br />
llevan los ropas antiquos como en siglo XV. Posiblemente es rodaje de<br />
una p<strong>el</strong>ícula, pero no hay ningún cámara tomavistas, ni siquiera otros<br />
hombres. ¿Estoy loco o es possible que yo en siglo XV? Los hombres<br />
se marcharon a alcoba d<strong>el</strong> sultán.<br />
¿Qué puedo hacer en este momento? Primero encontrar <strong>el</strong> ciudad,<br />
¿ y después? Cómo volveré a mi siglo? No quiero quedarse aqui...<br />
No hay tiempo para tener miedo. Recuerdo hay Torre de los Picos y<br />
Puerta d<strong>el</strong> Arrabal cerca de <strong>aquí</strong>.<br />
Sala de dos Hermanos... música c<strong>el</strong>estial, fragancia de rosas, chicos<br />
y chicas de veinte años bailaban junto a <strong>el</strong>ementos mucho mayores<br />
que intentaban exhibir un estilo de baile frío y distante.<br />
La salida d<strong>el</strong> palacios. Un jardin pequeño. Ah, mira Palacio de Yusuf<br />
III, ¿Es verdad? No hay ningún duda es Palacio y yo Julio Zafra primero<br />
y ultima persona d<strong>el</strong> siglo 21 veo <strong>el</strong>.<br />
Tengo que descanso un poco en un parque enfrente de Palacio de<br />
Yusuf III. Escucho cerca de mi ... alguien, en la penumbra, se puso a<br />
llorar.<br />
Una chica muy guapa habia llorando en jardin de rosas. Tengo que<br />
pasar sin detenerse, pero la chica probablemente es en desgracia.<br />
Bale, necesito audar.<br />
207
- ¿Qué pasa, señorita? ¿Puedo audar?<br />
- La chica gritó y saltó a un lado.<br />
- No ten miedo, soy tu amigo. ¿Porqué ha llorando?<br />
La chica miraba a mi sin decir nada. Después 5 minutes yo decidió<br />
salir por la puerta.<br />
- ¿Quién es usted? - Dijo <strong>el</strong>la<br />
- Soy Julio Zafra. Soy arquitecto de Granada. Yo estoy <strong>aquí</strong> por<br />
equivocación<br />
- Estoy llorando por qué mi padre querrá asesinar toda la<br />
familia des Abencerrajes y yo no hay posibilidad para prevenir eso.<br />
- ¿Por qué <strong>el</strong> quiere matar?<br />
- Ellos son herederos legal d<strong>el</strong> poder<br />
- ¿Puedo audarte?<br />
- Ustedes tan amable. Si, es possible pero es p<strong>el</strong>igroso.<br />
Podemos advertir a los hombres des Abencerrajes d<strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro<br />
- ¿Donde puedo buscar <strong>el</strong>los?<br />
- Viven en Guadix, llegarán <strong>aquí</strong> dentro de tres horas. No hay<br />
mucho tiempo.<br />
- ¿Te piensas <strong>el</strong>los creerán mi palabra?<br />
- No, pero <strong>aquí</strong> está mi pañu<strong>el</strong>o. Es suficiente<br />
208
- Bale, yo tengo ganas para audarte....<br />
- ¡Mucho gracias caballero sin miedo ni reproche!<br />
- ¿Te sabes como yo puedo salir al camino?<br />
- Si, ve detrás de mi<br />
Nos pasamos Torre de los Picos y Puerta d<strong>el</strong> Arrabal, cerca de Torre<br />
de la Cautiva la princesa abrió una puerta encubierto y en 3 minutes<br />
yo estuve por la cuesta de los chinos. miré por encima d<strong>el</strong> hombro y<br />
corré lo más rápidamente posible a la ciudad.<br />
Encontré hermanos mayores des Abencerrajes después de 2 horas.<br />
Después una media hora mas nosotros galopamos a rienda su<strong>el</strong>ta<br />
desde Granada hasta ciudad natal des Abencerrajes. Allí <strong>el</strong>los tuvieron<br />
un consejo de familia y decidieron escapar de sultán. Dijeron que yo<br />
fui sus salvador y preguntaron qué you quise. Pero mi único deseo fue<br />
ir a mi casa….<br />
Por la noche armas de sultán llegaron a Guadix, tuvimos un combate<br />
grande. Yo combatí como otros, requerdé un soldado de sultán con<br />
espada encima de mi cabeza y... nada mas......<br />
Me du<strong>el</strong>e mi cabeza muchisima. Probablemente es un insolación.<br />
Estoy en El Patio de los Leones. ¿De nuevo? Pero paisaje es muy<br />
differente, no hay leones en <strong>el</strong> cetro d<strong>el</strong> Patio y ..... hay mucho<br />
turistas. ¿siglo 21? ¡Qué f<strong>el</strong>iz! Yo he tenido una pesadilla. Voy a casa<br />
para descansar. Un poco des Abencerrajes por fin - voy a mirar otro<br />
vez a la Sala de los Abencerrajes. Una guía dijo a historia de <strong>el</strong>los a<br />
su grupo<br />
209
- ... los Abencerrajes se salvaron y vivieron en otro ciudad toda<br />
sus vida. Ellos nombraron aqu<strong>el</strong> ciudad Zafra en honor de sus Salvador<br />
Julio Zafra. Y tambien los habitantes de Granada se nombraron una<br />
calle en Granada en honor de <strong>el</strong>.<br />
¿? ........es mi nombre.................<br />
210
SUPERIOR<br />
(C)
Hay que respetar tres restricciones:<br />
1ª restricción<br />
En todos los cuentos aparecen:<br />
un/a arquitecto/a un parque una raqueta<br />
Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de<br />
autores hispanos:<br />
2ª restricción<br />
El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nob<strong>el</strong> de Literatura 2010<br />
y <strong>el</strong> segundo es de Ana María Matute, Premio <strong>Cervantes</strong> 2010:<br />
- todo lo que dicen había sido cierto y todavía mucho más,<br />
cada día descubro algo nuevo, me quedo mareada y digo qué<br />
es esto 1<br />
- pero ocurrió que la lectura pareció despertarle a la vida, y<br />
renació en él aqu<strong>el</strong> vigor que , a decir verdad, nunca había<br />
decaído demasiado 2<br />
3ª restricción<br />
El <strong>Instituto</strong> <strong>Cervantes</strong> cumple veinte años en 2011 así que <strong>el</strong> otro<br />
fragmento es uno de estos tres:<br />
- ya ves, si a este hombre lo hubiera oído yo a los veinte años,<br />
las cosas habrían sido de otro modo 3<br />
- algo inconcebible puesto que la concesión d<strong>el</strong> peaje había<br />
caducado -después de veinte años- a las cero horas d<strong>el</strong> día<br />
anterior 4<br />
- tenía yo veinte años y quemábamos horas averiguando las<br />
más <strong>el</strong>ementales posturas de beber leyendo 5<br />
1Pantaleón y las visitadoras Mario Vargas Llosa (Alfaguara. Biblioteca Mario Vargas<br />
Llosa. Madrid, 2004)<br />
2Olvidado Rey Gudú Ana María Matute (Espasa Narrativa. Madrid, 1996)<br />
3Don Juan Gonzalo Torrente Ballester (Alianza editorial.Madrid, 1998)<br />
4Atractores extraños Javier Moreno (InÉditor. Col. Imaginatio. Coruña, 2009)<br />
5 El gran momento de Mary Tribune Juan García Hort<strong>el</strong>ano (Cátedra. Madrid, 1990)<br />
213
La P<strong>el</strong>ota viviente<br />
Paola B<strong>el</strong>labona<br />
Nunca había tenido problema de insomnio. El sueño fue siempre<br />
su refugio, una tregua creativa. Se acostaba con dudas, ideas<br />
incompletas, fragmentos de imágenes. Por la mañana se despertaba<br />
con un plan, una solución. Como si fuese conducido por manos<br />
expertas, los detalles se juntaban y un dibujo, un boceto, un proyecto<br />
tomaba forma. Siempre así, desde niño.<br />
Al momento de desayunar, siempre escuchaba <strong>el</strong> noticiario por la<br />
radio. Un ritual, cada día a las nueve. También reservaba un rato para<br />
leer su página web preferida abierta sobre su mundo de edificios,<br />
ciudades, jardines.<br />
Cuando su pesadilla empezó, Alejandro tenía 34 años. Fue <strong>el</strong> día que<br />
leyó la noticia1 que iban a construir un hot<strong>el</strong> con forma de raqueta de<br />
ping pong. Era la obra atrevida de un arquitecto chino.<br />
1 El cuento se ha inspirado libremente en la noticia: “Hot<strong>el</strong> en la forma de la raqueta<br />
de ping-pong” , 24/03/2011, Centro de Información de Internet China (http://<br />
spanish.china.org.cn/trav<strong>el</strong>/txt/2011-03/24/content_22210072.htm)<br />
214
Un proyecto desarrollado en una provincia china casi desconocida en<br />
España, en una pequeña ciudad, como dicen <strong>el</strong>los, de unos cuantos<br />
millones de personas.<br />
Aqu<strong>el</strong>la mañana un clic seco abrió la ventana sobre la noticia. La cara<br />
se acercó a la pantalla, con los ojos desorbitados frente a la raqueta<br />
de cristal. De pronto se le nubló la vista. Se le se cayó <strong>el</strong> vaso que tenía<br />
en la mano y se hizo añicos. El zumo de naranja se derramó sobre <strong>el</strong><br />
entarimado de bambú.<br />
Lo mismo parecía pasar a Alejandro y sus años de estudio en<br />
Valencia, siguiendo los pasos de Calatrava. Años aplicándose para<br />
identificar y desarrollar su estilo, inspirándose a las obras de Wright,<br />
las de Foster. Horas dedicadas a dibujar buscando un compromiso<br />
entre estética moderna y funcionalidad, entre la ambición de dejar<br />
una sigla inconfundible de su creatividad en cualquier rincón d<strong>el</strong><br />
mundo y la responsabilidad de realizar edificios de bajo impacto<br />
ambiental. Diez años de trabajo mal pagado en estudios famosos con<br />
su espalda doblada sobre proyectos residenciales, esperando tener la<br />
oportunidad de firmar su primera obra.<br />
Él no sabía que existían arquitectos con esta especialización. Mejor<br />
dicho, sabía que existían arquitectos para todo, rascaci<strong>el</strong>os, tiendas,<br />
teatros, hot<strong>el</strong>es, piscinas y en su Barc<strong>el</strong>ona vivía acostumbrado a<br />
construcciones inusuales. Su curiosidad siempre lo había llevado<br />
a explorar nuevas geometrías en internet o en vivo. Se había<br />
sorprendido con una sonrisa en su cara al mirar la Casa Torcida. No<br />
se había entusiasmado frente al Elefante en Tailandia, un edificio<br />
parecido a una construcción gigante hecha de piezas de Lego blancas.<br />
Lo habían dejado atónito las inversiones futuristas con forma de<br />
215
una palmera de dátil o planisferio de los millonarios de Dubai. Sin<br />
embargo, siempre había sobrevivido, f<strong>el</strong>iz.<br />
Para la raqueta puesta al revés, cabeza en la tierra, no no, no estaba<br />
preparado y Alejandro quedó deshecho con la noticia, como si<br />
hubiera tirado a la basura los últimos diez años. Reuní fuerzas para<br />
que los ojos avanzaran sobre la hoja, línea tras línea, llegando al final<br />
d<strong>el</strong> artículo.<br />
Empujado por la sed de entender, intentó buscar en internet una<br />
entrevista a este quijote de las formas. Una voz pausada describía<br />
<strong>el</strong> conjunto, explicando que al lado de la Raqueta, iban a levantar<br />
otros edificios con forma de p<strong>el</strong>otas. Una de fútbol, una de voleibol<br />
y otra más de baloncesto. Todos edificios destinados a actividades<br />
deportivas.<br />
El proyecto futurista agredió su sentido de armonía, su idea de gracia<br />
y <strong>el</strong> juego de volumen de los cuales él siempre estuvo convencido.<br />
Un escalofrío recorrió su espalda. Una sensación de vértigo raptó su<br />
aliento. Alejandro solo pudo arrastrarse hacia <strong>el</strong> sofá blanco.<br />
Quizá les pasó lo mismo a los franceses d<strong>el</strong> siglo XIX, cuando<br />
leyeron de la famosa torre de trescientos treinta metros. Quizás<br />
si la estructura de hierro casi inútil, de una forma muy rara, una<br />
publicidad tridimensional para <strong>el</strong> Expo París decepcionó a los jóvenes<br />
arquitectos si se quedaron como paralizados en sus camas. A lo mejor,<br />
los más listos vieron lejos imaginándola como <strong>el</strong> símbolo modernista<br />
de la capital francesa. Otros probablemente se preguntaron si no era<br />
mejor cambiar de carrera profesional.<br />
216
El t<strong>el</strong>éfono sonó repetidamente los cinco días siguientes, durante los<br />
cuales Alejandro había dejado abandonado su cuerpo sobre <strong>el</strong> sofá,<br />
esperando reposar y por fin recuperar <strong>el</strong> ánimo. Al contrario, cada<br />
vez que intentaba cerrar los ojos, la imagen de la raqueta aparecía en<br />
movimiento, llevándose detrás la p<strong>el</strong>ota vivaz y fi<strong>el</strong>. Se desvanecían<br />
al abrir los ojos otra vez.<br />
Solo <strong>el</strong> zumo en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o quedaba como testigo de lo que había<br />
pasado hace unos días.<br />
Por fin, estiró su brazo. Con sus dedos aguantó <strong>el</strong> auricular d<strong>el</strong><br />
t<strong>el</strong>éfono y vomitó su drama aparente. Al otro lado, Javier, su mentor<br />
desde siempre.<br />
– Ya ves, si a este hombre lo hubiera oído yo a los veinte<br />
años, las cosas habrían sido de otro modo. No me habría paralizado<br />
como tú. No habría pensado dejar arquitectura por economía – le<br />
comentó Javier. –Las noticias viajaban lentamente y las obras tenía<br />
que ir a verlas. El dinero era muy poco y yo tenía que plantear bien<br />
mis vacaciones. Tenía que <strong>el</strong>egir una ciudad bonita y convencer a mi<br />
novia d<strong>el</strong> momento de que me acompañara en visitas agotadoras a<br />
maravillas arquitectónicas que solo a mí me interesaban.<br />
Alejandro escuchaba inmóvil.<br />
–Nunca permití que las imagines me paralizaran, sino que<br />
alimentaran mi curiosidad, mi creatividad– siguió Javier –Cada visita<br />
resultaba ser un ladrillo con <strong>el</strong> cual enriquecer <strong>el</strong> palacio de mi<br />
pasión. Al final –sentenció Javier – tu vida corre arrastrada por tus<br />
sueños, y no hundida por los sueños de otros, aunque puedan entrar<br />
en colisión con los tuyos.<br />
217
– Si no soy capaz de crear nada, pues haré yo la p<strong>el</strong>ota. Sí, una<br />
p<strong>el</strong>ota viviente y me pondré agazapado al lado de esa raqueta, cada<br />
hora a un lado distinto, y …–farfulló Alejandro.<br />
– Ya está – añadió Javier fastidiado –deja esta tontería de la<br />
escultura viviente – y sin escuchar a Alejandro que seguía parloteando<br />
– no pierdas tiempo tirado sobre <strong>el</strong> sofá. Sal a la calle, mira a los<br />
alrededores. Ve a descubrir como si puede, sin miedo, imaginar y<br />
trasformar una idea en un paisaje. Si alguien ha podido concebir un<br />
parque sobre la colina barc<strong>el</strong>onesa con arcos y columnas que parecen<br />
<strong>el</strong> escenario de una fabula y jardines habitados por salamandras<br />
hechas de trocitos coloridos de cerámica –dijo <strong>el</strong> profesor – tu puedes<br />
imaginar algo más creativo que hacer la p<strong>el</strong>ota viviente en China –y<br />
siguió provocándolo –si estás obsesionado con esta p<strong>el</strong>otita, invéntate<br />
algo y sorpréndeme –Sin concederle replica concluyó –abre los ojos,<br />
abre los libros de arte que tienes y déjate llevar por tu imaginación.<br />
Otro clic sordo término la llamada, dejando Alejandro anonadado.<br />
De pronto se levantó como llevado por una furia animal. Abrió todos<br />
los libros que descansaban sobre los estantes de la sala de estar. Un<br />
bombardeo de imágenes de palacios, jardines, teatros, muebles….<br />
Abría uno y lo ponía al lado, y un segundo, y otro y otro más, en<br />
una secuencia ritmada. Retomó algunos de <strong>el</strong>los y se puso a leer<br />
lentamente los conceptos de las obras que más le gustaban. Después<br />
de horas se sintió abatido por <strong>el</strong> cansancio, pero ocurrió que la lectura<br />
pareció despertarle a la vida, y renació en él aqu<strong>el</strong> vigor que, a decir<br />
verdad, nunca había decaído demasiado.<br />
218
Ya era de noche. Decidió dirigirse a la cama y intentar conciliar un<br />
sueño reparador capaz de sanar su inquietud.<br />
Se levantó y sin ponerse a escuchar la radio, Alejandro decidió<br />
buscar <strong>el</strong> correo <strong>el</strong>ectrónico d<strong>el</strong> arquitecto chino. Le escribió, sin<br />
miedo, su plan para la p<strong>el</strong>otita que se había materializado durante<br />
la noche anterior. Buscó <strong>el</strong> beneplácito para reconvertir la p<strong>el</strong>ota en<br />
un edificio-globo de pan<strong>el</strong>es solares. Un espacio multifuncional que<br />
alojaba sus pasiones: un escenario donde representar obras clásicas<br />
y también improvisaciones modernas, un café-librería donde tomar<br />
té o café mirando maravillosos volúmenes de arte. Los dos rodeados<br />
de un invernadero lleno de orquídeas, porque siempre necesitamos<br />
tener signos de vida.<br />
Hoy día, Alejandro y Yujiang2 son amigos. Trabajan juntos y cada año<br />
se ven en China. Brindan con zumo de naranja en <strong>el</strong> café-librería “la<br />
P<strong>el</strong>ota viviente”, ahora famoso por la anécdota que cuentan los dos.<br />
2Se ha decidido no utilizar <strong>el</strong> nombre verdadero d<strong>el</strong> arquitecto chino, sino seguir en<br />
la invención<br />
219
Lenin es solvente<br />
Frederic Wittenberg<br />
El mozo de café estaba de pie, escoba a mano, siguiendo <strong>el</strong> vaivén<br />
de la calle Parisina «Rue des Rosiers», en <strong>el</strong> barrio judío. En la<br />
esquina de la calle François Duval, un joven, probablemente <strong>el</strong> hijo<br />
d<strong>el</strong> farmacéutico, tañaba la guitara. Algunas monedas echadas por<br />
amables turistas le habían alentado volver <strong>el</strong> día siguiente por otras<br />
canciones.<br />
A los lejos, un taxi intentó abrirse un paso a través los peatones<br />
marchando en la calle peatonal, abierta a la circulación d<strong>el</strong> transporte<br />
público después la cerrada de las tiendas. Llegando al umbral d<strong>el</strong><br />
famoso restaurante «Jo Goldenberg», <strong>el</strong> taxista se paró. Salió primero<br />
d<strong>el</strong> coche, un hombre, unos cuarenta anos de edad, vistiendo un traje<br />
negro con una corbata d<strong>el</strong> mismo color.<br />
El hombre, bien educado, mantenía la puerta abierta para dejar salir<br />
a su hermosa, también vestido con un vestido largo negro. Su airosos<br />
220
cab<strong>el</strong>los cerradas que caían sobre sus hombros eran casi tan bonitos<br />
que la cadena de oro que se deslizaba entra su pecho generoso<br />
parecía ser la continuación de su p<strong>el</strong>o. Mentar sus d<strong>el</strong>gadas piernas,<br />
sus medias y sus zapatos de tacón golpeando <strong>el</strong> acera, provocaría un<br />
ac<strong>el</strong>eración cardíaca inútil y p<strong>el</strong>igrosa!<br />
La pareja se sentó a una mesa, reservada en ant<strong>el</strong>ación por <strong>el</strong><br />
caballero de la dicha; <strong>el</strong> señor Zlatopolski. Rápidamente, <strong>el</strong> camarero<br />
dio las cartas; una, es muy conocido, sin presos, por la señora, otra,<br />
para provocar sudores, al señor.<br />
El señor Zlatopolski ordenó una «vodka doble» para su mismo, un<br />
«Campari» para su mujer y pequeños tapas para desengañar <strong>el</strong><br />
hambre.<br />
“¡Vaya surte!” dijo <strong>el</strong> señor Zlatopolski, a eso de las 21 horas,<br />
se tocara música yiddish. Sonriendo, su mujer empezó buscar dentro<br />
de su bolso, sus cerillas y sus cigarrillos, esos que se fuman con una<br />
boquilla para evitar alterar sus dedos.<br />
La ligera algarabía de los comensales animaba <strong>el</strong> restaurante. Los<br />
vasos ya servidos, <strong>el</strong> señor probaba su vodka no sin haber portado <strong>el</strong><br />
vaso frío a la ventana de su nariz cerrando los ojos, probablemente<br />
teniendo un cualquier sueño. Mientras que <strong>el</strong> señor bebía su licor,<br />
las labras rojas pulposas de la señora besaron <strong>el</strong> cristal, lleno con<br />
un zumo multicolor que le gustan ordenar a las mujeres. Bebiendo,<br />
ambos se quedaron silenciosos.<br />
Aunque <strong>el</strong> señor Zlatopolski era fi<strong>el</strong>, echar un ojo a la cadera guapa<br />
de la nueva camarera no hubiera podido hacerlo fatal. Mal que bien,<br />
221
este comportamiento hacia sonreír a su mujer. Se recordaba que<br />
veinte cinco años antes, después haber sido diplomado arquitecta,<br />
fue trabajar a un kibutz en Isra<strong>el</strong>, en cual encontró a su futuro marido,<br />
que ya no estaba insensible a los escotes al pasar de las jóvenes<br />
isra<strong>el</strong>itas en <strong>el</strong> campo de bananas donde trabajaron juntos. «Ya ves, si<br />
a este hombre lo hubiera oído yo, a los veinte años las cosas habrían<br />
sido de otro modo» pensaba <strong>el</strong>la!<br />
El señor Zlatopolski, Charles de su ap<strong>el</strong>lido, acaba terminar sus<br />
estudias de Comercio en una prestigia escu<strong>el</strong>a francesa, y porque<br />
había prometido a su abnegada madre personarse a Isra<strong>el</strong> para hacer<br />
la mili por tres años como todo los Isra<strong>el</strong>ís, regresó al país de la leche<br />
y de la mi<strong>el</strong>. Charles, era devenido un Isra<strong>el</strong>í, a los seis anos, siguiendo<br />
a sus padres, una copia de emigrantes Rusa-Polaca. Después de la<br />
mili, Charles había <strong>el</strong>egido un kibutz cerca d<strong>el</strong> mar y no demasiado<br />
alejado de T<strong>el</strong> Aviv para visitar a sus padres y c<strong>el</strong>ebrar los fines de<br />
semanas por allí en los bares de la «Ciudad Blanca».<br />
Su desprendimiento por la lengua de Moliere durante sus estudias en<br />
Francia le había acercado de Cécile Sagalak, la única joven francesa<br />
que llegó al kibutz <strong>el</strong> mes siguiente.<br />
Nada más después d<strong>el</strong> verano, regresaron juntos a Francia y<br />
mantuvieron una r<strong>el</strong>ación que fue seguido de un matrimonio r<strong>el</strong>igioso<br />
en la sinagoga, exigido por los ambas madres.<br />
Charles, ejecutivo en una empresa internacional se dedicaba ad<br />
asuntos importantes y viajaba regularmente acompañada con una<br />
secretaria lo que provocaba sospechadas y investigaciones regulares<br />
por su mujer de los bolsillos se su mant<strong>el</strong>.<br />
222
Durante una ausencia de su marido, una vez que Cécile tuvo un<br />
día de descanso, encontró una índole de pap<strong>el</strong> sobre las baldas,<br />
discretamente deslizado entre dos libros, escribiendo en letras<br />
hebraicas. Tontamente, había pensado que debía de ser un documento<br />
enviado por la embajada. Pero hubo algo que la sorprendió. Jamás,<br />
su marido había escondido ningún documento o pap<strong>el</strong>es oficiales en<br />
casa; y por seguro, este pap<strong>el</strong> no debía tener ninguna r<strong>el</strong>ación con su<br />
trabajo.“¡A pesar de tener clientes hebraico hablantes!” pensó Cécile<br />
quien, probando leer la carta, consigo entender algunas palabras,<br />
direcciones, hot<strong>el</strong>es, fechas, lugar de reunión…<br />
-Te apetece algo, mi amor?<br />
La voz de Charles había despertado su esposa de sus pensadas.<br />
-Tenga un «Plato de pescado gefilte” respondió Cécile? ?Y tu<br />
cariño?!Chuletas de cordero lo imagino!<br />
Charles sonriendo, ordenó los platos, y se giró silencioso hacia los<br />
músicos que empezaron tocar canciones tradicionales rusas y yiddish.<br />
Cécile ponía buena cara. Había vu<strong>el</strong>to a ver las imagines todo la<br />
mañana en las cadenas de informaciones continúas. Los partes,<br />
transmitidos fríamente por los t<strong>el</strong>etipos eran alarmantes. También<br />
los medios de comunicación se apresuraron difundir las fotografías y<br />
las imágenes de la seguridad d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong>.<br />
Entre algunos turistas, saliendo d<strong>el</strong> ascensor en un hot<strong>el</strong> de Baréin<br />
se divisaba un hombre llevando un bigote, una raqueta, y vestidos<br />
de deportes, regresando a su habitación siguiendo otra «turista».<br />
Se resulto que un hombre, arabo, fue encontrado muerte en su<br />
223
habitación, y las sospechas giraron rápidamente hacia los servicios<br />
secretos Isra<strong>el</strong>itas. En efecto, la víctima, un palestino, se encontraba<br />
en Baréin para comprar armas.<br />
Ningún de esos detalles le había alertado, pero este vientre abultado,<br />
y luego la fotografía d<strong>el</strong> pasaporte difundido por todos los medias<br />
internacionales no daba ninguno dubio, «todo lo que dicen había sido<br />
cierto y todavía mucho mas, cada día descubro algo nuevo, me quedo<br />
mareada y digo qué es esto» pensaba <strong>el</strong>la.<br />
Y esta vez, no se había equivocada. Asustada, había empezado hacer<br />
la r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> testigo de su amigo B<strong>el</strong>ga, Laurent, vendedor de<br />
cristales, que había visto a su marido en los barrios de Brus<strong>el</strong>as<br />
cuando tenía que ser en Pekín. Charles a pesar de todo le había vu<strong>el</strong>to<br />
un regalo, un camisón con impresos chinease!!!<br />
Charles estaba jugando con la cucharilla, siguiendo <strong>el</strong> ritmo de la<br />
música. A Cécile, le hacía placer ver a su marido aprovechar de su<br />
pequeño hazaña. Ahora, Charles sabía que Cécile lo sabía y Cécile<br />
sabía que Charles sabia que <strong>el</strong>la lo sabía. No hay que buscar cinco pies<br />
al gato; por veinte cinco anos Charles consiguió esconder sus lazos<br />
con los servicios secretos Isra<strong>el</strong>íes.<br />
Se pude decir poco con certeza. Se sabe sin embargo que los<br />
atracadores eran profesionales, y que sin dudas, eran experimentos.<br />
“¡Todo se andará!” pensaba Cécile mirando a su marido como si nada.<br />
Por ahora, <strong>el</strong> violinista se había acercado a Charles y a su b<strong>el</strong>leza y<br />
empezó tocar una m<strong>el</strong>odía suave. La luz de la pantalla dejó aparecer<br />
las caras sonrientes, las miradas satisfechas que traducían una<br />
224
contagiosa sensación de alivio. Y enseguida, ¡la imaginación vu<strong>el</strong>a ya<br />
a otra parte!<br />
Algunos accidentes aéreos a dirección de la República Islámica Irania,<br />
misteriosos secuestros de ingenieros arabos en Bulgaria; Cécile<br />
temblaba pensado en que su cariño haya acertado un tal acto.<br />
Charles escudriño la mirada de su compañera, como si buscara<br />
aprobación.<br />
La braveza de su marido no sorprendió a Cécile, pero los medias<br />
habían manifestado la emulación d<strong>el</strong> lío provocado por <strong>el</strong> homicidio,<br />
además, Cécile estaba asustada pensado en que <strong>el</strong> homicidio de la<br />
desgracia victima acarrearía consecuentes y estaría seguramente<br />
vengado un día o otra lo que podría comprometer sus próximas<br />
vacaciones en Marrakech!<br />
Charles susurró algunas bobadas a la ojea de Cécile que hizo lucir<br />
sus bonitos ojos. Ahora las bebidas corrían con fruición y la música<br />
estaba siempre tan m<strong>el</strong>odiosa. Cécile, aún en sus sueños pensaba a<br />
su marido disfrazado de deportista, ¡<strong>el</strong> que odio <strong>el</strong> deporte! ¿Quizás<br />
<strong>el</strong> próximo paso sea fregar?<br />
Charles continuaba aprovechar <strong>el</strong> vaso frío, cuyo las gotas de aguas<br />
resbalan sobres sus dedos. Su mujer sabía que Charles no tenía nada<br />
que decir al respecto de este viaje poco original. Charles intentaba<br />
distanciarse. A Cécile, no le quitaba que su amor hubiera podido estar<br />
agazapado y este continuaba asustarla.<br />
“Acertaron huirse, tranquilamente, algunos, viajando a dirección de<br />
Australia, otros a España, Francia... ¿Quizás, fueron juntos a tomar<br />
225
unos vinos en <strong>el</strong> aeropuerto, hicieron algunos comprados en <strong>el</strong> dutyfree<br />
y se despidieron?”<br />
De repente, Cécile le pidió pagar y volver a casa cuanto antes. «Ya va<br />
siendo» contestó Charles, después haberla confesado estar también<br />
cansado. Cécile tomó su monedero, y sacó una polvera. Charles salió<br />
su cartera de su chaqueta, y poniéndose a la camarera, le dio algunos<br />
billetes, y le dijo quedarse con la vu<strong>el</strong>ta. La joven empleada d<strong>el</strong><br />
restaurante le contesto sonriendo, f<strong>el</strong>iz de las propinas que Charles<br />
acaba dejarla.<br />
Después haber saludado los empleados y <strong>el</strong> dueño, la copia salió<br />
d<strong>el</strong> restaurante a mano izquierda, dirigiéndose hacia una carretera<br />
bordeando <strong>el</strong> río Seina, conocido para estar un itinerario de<br />
predilección para los amorosos. Caminando, travesaron un pequeño<br />
parque donde a los niños le gusta disfrutarse jugando con <strong>el</strong> subibaja<br />
y los columpios.<br />
De pronto, esperando al pasando peatones que <strong>el</strong> semáforo se cambiase<br />
de verde, Charles, miró a un hombre, marchando rápidamente, los<br />
manos en los bolsillos. El hombre no estaba demasiado grande, y sin<br />
pararse de mirarlo, Charles intentaba reconocer a esta enigmática<br />
persona, la cual estaba viendo <strong>el</strong> bordillo de la acera.<br />
¡Hombre! ¡Jo<strong>aquí</strong>n <strong>el</strong> Calorro! se exclamó Charles. A Cécile, le<br />
agradaba ver a su marido, conmovido reconocer a un amigo. Charles<br />
estaba a punto atravesar la calle, pero, un todo-terreno se hecho rodar<br />
de modo que Charles no pudo pasar a pesar d<strong>el</strong> cambio de color d<strong>el</strong><br />
semáforo, favorable a los peatones. «¡Eso no me gusta nada!» pensó<br />
Charles viendo <strong>el</strong> coche ir más despacio acercándose a Jo<strong>aquí</strong>n.<br />
226
Lo que aconteció entonces, recordó a los anos de la ley seca en los<br />
Estadios Unidos… La ventanilla derecha se bajó, un brazo salió d<strong>el</strong><br />
coche, revólver a mano. El ademan fue preciso, <strong>el</strong> ruido d<strong>el</strong> despedido<br />
breve y <strong>el</strong> proyectil salió bien alcanzando a su objetivo.<br />
En cuanto Jo<strong>aquí</strong>n cayó a tierra, <strong>el</strong> coche ac<strong>el</strong>eró y desapareció en los<br />
lejos. Charles y Cécile corrieron hasta Jo<strong>aquí</strong>n, probando llamarlo y<br />
controlar que sea todavía en vida.<br />
Jo<strong>aquí</strong>n era perito en Int<strong>el</strong>igencia de señales, es decir que sabia<br />
analizar informaciones, noticias, en lo r<strong>el</strong>ativo al terrorismo. Charles<br />
quien tenía un apego fuerte para su amigo, intentó decir algunas<br />
palabras en cast<strong>el</strong>lano. Los ojos de Jo<strong>aquí</strong>n, llenos de miedo y de<br />
tristeza estaban saludando una última vez a su eternal hermano.<br />
Cécile quiso tomarlo directamente a un hospital para huir <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igroso.<br />
Charles, que tenía hábito de este tipo de situaciones, manifestó un<br />
interés para los documentos encontrado en <strong>el</strong> bolsillo de Jo<strong>aquí</strong>n.<br />
«Todo indica que Jo<strong>aquí</strong>n no estaba de vacaciones en París» pensó <strong>el</strong>.<br />
Charles reparó en un billete, escrito a mano con tinta roja y leyó:<br />
¡Lenin es solvente!<br />
227
- ¡Espartanos! ¿Cual es nuestro oficio?<br />
- ¡¡¡Comer, comer, comer!!!<br />
El día<br />
Andrey M<strong>el</strong>nikov<br />
Alex se dio cuenta de que estaba a punto de ganar la discusión con<br />
Anna. Se conocieron esta mañana en la estación de tren en Ryazan –<br />
una ciudad rusa antigua y desconocida por la mayoría d<strong>el</strong> mundo. La<br />
minoría d<strong>el</strong> mundo que conoce Ryazan es los rusos o los aficionados<br />
de la historia d<strong>el</strong> país.<br />
Alex y Anna se conocieron no solo uno a otro pero también a doce<br />
chicos y chicas de trece y catorce años. Sus empleadores les habían<br />
obligado a organizar una excursión al campo y al museo para los niños.<br />
Alex era periodista en un periódico local y también hacía<br />
traducciones para una empresa de Moscú. Hace dos meses se<br />
228
había mudado a un piso alquilado y poco a poco entendía qué<br />
talentos de cocinar y de mantener <strong>el</strong> fuego de hogar tenía su madre.<br />
La verdad es que <strong>el</strong> fuego de su nuevo hogar estaba a punto de apagar<br />
en cualquier momento por suciedad y porque Alex era incapaz de<br />
cocinar algo más que un huevo escalfado. Pero en este momento no<br />
quería pensar ni de su casa, ni de hogar, ni siquera de fuego.<br />
Alex trataba de calcular <strong>el</strong> numero d<strong>el</strong> visto por <strong>el</strong> que se había<br />
enamorado de Anna. Estaba claro que no había sido <strong>el</strong> primero.<br />
Eligiendo entre <strong>el</strong> segundo y <strong>el</strong> tercero Alex se inclinaba al segundo.<br />
Nunca se le daba bien describir la b<strong>el</strong>leza de de las mujeres y por eso<br />
definió Ana como una chica morena, d<strong>el</strong>gada, guapa y con los ojos<br />
magnéticos. Sabía que <strong>el</strong>la tenía entre 22 y 25 años y trabajaba como<br />
una secretaria.<br />
Después de subir <strong>el</strong> tren Alex se dio cuenta de que pensar en la mujer<br />
de su vida no era <strong>el</strong> mejor medio de controlar los jóvenes que querían<br />
causar impresión a las chicas. Al ocupar los sitios tardó dos minutos<br />
para que los chicos encontraron su primera víctima: un abu<strong>el</strong>o que<br />
estaba sentado por d<strong>el</strong>ante y llevaba una gorra muy grande. Alex<br />
pensó que con esta gorra <strong>el</strong> abu<strong>el</strong>o habría podido luchar contra Hitler<br />
o, incluso, Napoleon.<br />
Dos chicos más valientes sacaron los bolis modificados y empezaron<br />
a escupir con las trizas de pap<strong>el</strong> masticado a través de los tubos de<br />
los bolis. Evidentamente habían practicado mucho porque todas<br />
las balas acertaron en la gorra. Resultó que <strong>el</strong> abu<strong>el</strong>o había perdido<br />
todas las prácticas de las guerras contra Napoleon y Hitler. En lugar<br />
de caerse abajo d<strong>el</strong> banco y sacar una granada de mano él giró la<br />
cabeza y dos balas acertaron en su cara. Y luego los francotiradores<br />
229
de la Guardia Vieja de Napoleon mostraron, como hubiera escrito<br />
Jack London, la superación de juventud sobre vejez: los chicos se<br />
cayeron abajo d<strong>el</strong> banco y se arrastraron hacía la salida d<strong>el</strong> vagón.<br />
Pero cinco segundas más tarde Alex fue la única persona que podía<br />
salvar la juventud de la ira de vejez. Él lo hizo. Mientras explicando<br />
al abu<strong>el</strong>o lo que podía explicar, Alex pensó que él quería hacer para<br />
Anna lo mismo que los francotiradores ya habían hecho para las<br />
chicas jóvenes. Pero en otra manera. Encontró la manera fácilmente.<br />
- ¡Robin Hood y Wilh<strong>el</strong>m T<strong>el</strong>l! ¡Estáis detenido! ¡Seréis<br />
ahorcados por la madrugada! ¡No tenéis ninguna palabra ultima<br />
porque su culpa está evidente! - dijo en la voz alta y miró a Anna de<br />
reojo.<br />
Ella estaba sonriendo. La ola de calor llenó <strong>el</strong> corazón de Alex, pero se<br />
rompió chocando con la nueva muestra d<strong>el</strong> poder de juventud. Otro<br />
joven, que no quería perder la batalla por la atención de las chicas,<br />
desencadenó la guerra de las vistas contra <strong>el</strong> perro d<strong>el</strong> abu<strong>el</strong>o. No se<br />
sabe quien ganó la guerra pero <strong>el</strong> perro comenzó a ladrar de un modo<br />
atronador y saltó a todo lo largo de trailla.<br />
- Me parece que eres incapaz de controlarlos. - dijo Anna con<br />
una sonrisa por la que Alex completamente perdió la cabeza.<br />
- ¡Solo guillotinas salvarán La República! - <strong>el</strong> contestó y dio al<br />
domador de perros un golpe ligero con una raqueta. “Donde <strong>el</strong>la va a<br />
jugar al tenis?” - pensó Alex.<br />
Finalmente <strong>el</strong> tren llegó al pueblo Konstantinovo donde había nacido<br />
Sergei Yesenin. Los aficionados de la cultura rusa conocen a este<br />
230
poeta d<strong>el</strong> “Siglo de plata” de poesía rusa. Los otros tienen la privilegio<br />
de olvidar su nombre.<br />
La guarnición de los jóvenes fue concentrado cerca de un parque.<br />
Anna dijo que tenían que ir al museo de Yesenin, pero Alex tenía<br />
mucha hambre. Y tenía un plan.<br />
- ¡Otra vez! ¿Cual es nuestro oficio?<br />
- ¡¡¡Comer, comer comer!!!<br />
Alex se dio cuenta de que ganó la discusión con Anna. Saber la<br />
historia de antigüedad es bueno, pero ver las p<strong>el</strong>ículas de Hollywood<br />
es, incluso, mejor.<br />
Después de comer los bocadillos de casa todos se pusieron de buen<br />
humor y en <strong>el</strong> museo los chicos estaban tranquilos porque sus<br />
estómagos digerían la comida. Para Anna no había más remedio que<br />
confesar que la idea de comer había sido genial.<br />
Lo único que aniebló la excursión fue rev<strong>el</strong>ación d<strong>el</strong> domador de<br />
perros.<br />
-Una amiga de mi madre me dijo que en <strong>el</strong> pueblo vive una abu<strong>el</strong>a<br />
que de joven fue la amante de Yesenin. - <strong>el</strong> dijo.<br />
Todos los chicos se pusieron a reírse y la guía se puso roja como si<br />
fuera <strong>el</strong>la quien había sido amante de Yesenin.<br />
-Nos vamos. - intervinió Anna. El grupo estaba en la ultima<br />
habitación d<strong>el</strong> museo que hace cien años había sido la casa de<br />
Yesenin. La decisión de terminar la excursión parecía a Anna muy<br />
lógico.<br />
231
- Quieres encontrar esta abu<strong>el</strong>a y preguntarle algo sobre<br />
Yesenin? - mientras diciendo esto Alex ya sabía que estaba cometiendo<br />
error.<br />
- Callate. A veces te comportas como un imbécil. ¿A que te<br />
dedicas?<br />
- Soy arquitecto.<br />
- ¿Verdad?<br />
- No. Como soy imbécil, siempre quería decir que soy arquitecto<br />
a un otro imbécil cuando me ingresaran. Ahora te lo digo a ti.<br />
- ¿Te he dicho que te callaras? ¡Pues no! Cuentame algo de la<br />
vida de imbéciles.<br />
Estaban caminando al lugar para tiendas de campaña y Alex<br />
rápidamente gastó la existencia de chistes como “¿Sabes que había<br />
un italiano que nadaba tan bueno que le ofrecieron <strong>el</strong> trabajo de<br />
policía de tráfico en Venecia?” o “Había un escocés que siempre se<br />
curaba por prontuario de medicina. Y un día murió de una errata”.<br />
Luego empezó a hablar de aventuras y experiencias que había tenido<br />
con su mejor amigo: “Tenía yo veinte años y quemábamos horas<br />
averiguando las más <strong>el</strong>ementales posturas de beber leyendo”. Más<br />
tarde contó la historia triste de desamor de su compañero y de como<br />
él había vencido la depresión: “Pero ocurrió que la lectura pareció<br />
despertarle a la vida, y renació en él aqu<strong>el</strong> vigor que, a decir verdad,<br />
nunca había decaído demasiado”.<br />
232
Al final llegaron al lugar de campamento donde se encontraban <strong>el</strong><br />
campo, <strong>el</strong> bosque y <strong>el</strong> río. Alex no necesitaba seguir contando tonterías<br />
porque tuvieron que montar tiendas de campaña. Al montarlas los<br />
chicos ya entendieron la diferencia entre los jóvenes imberbes y <strong>el</strong><br />
hombre que tenía experiencia, tranquilidad y seguridad de si mismo.<br />
Empezaron a pegar fuego para cocinar y en este momento ocurrió<br />
lo que, como se dice, completamente cambió <strong>el</strong> cauce de la vida de<br />
los protagonistas. Los chicos se pusieron a jugar a los indianos y los<br />
cowboys. Después de tiroteo, en <strong>el</strong> que las armas de fuego de los<br />
cowboys ganaron a los arcos y las flechas indianos, las indígenas de<br />
America d<strong>el</strong> Norte utilizaron uno de sus estratagemas favoridas y<br />
incendiaron la pradera.<br />
La v<strong>el</strong>ocidad de propagación d<strong>el</strong> fuego mostró que los indianos eran<br />
guerreros expertos. Alex actuó rápido y duro. Formó la linea de los<br />
chicos desde <strong>el</strong> río hasta <strong>el</strong> foco d<strong>el</strong> fuego. Él llenaba cubo con agua<br />
y lo pasaba al chico siguiente. En fin de la linea Anna tiraba agua al<br />
fuego. El cubo movía a la v<strong>el</strong>ocidad d<strong>el</strong> sonido y <strong>el</strong> fuego no llegó<br />
al bosque. Tardaron cinco minutos en salvar la naturaleza pero a los<br />
todos los parecieron cinco horas.<br />
Comieron en silencio y los chicos se pusieron a dormir sin las bromas<br />
que son imprescindibles para los jóvenes que duermen juntos en <strong>el</strong><br />
campo.<br />
Veinte minutos más tarde Anna y Alex estaban sentando en la orilla<br />
d<strong>el</strong> río.<br />
233
- ¿Estas cansada? ¿Quieres irte a dormir?<br />
- No, no, estoy bien.<br />
- Entonces ven <strong>aquí</strong>, - dijo Alex abrazándola.<br />
- ¿Pues puedo <strong>el</strong>egir entre irme a dormir y esto?<br />
- La verdad es que ahora no puedes <strong>el</strong>egir.<br />
234
Diego, ya vengo<br />
Du Jianhua<br />
Cuando <strong>el</strong> avión salió de Pekín rumbo a Madrid, Tang Tang no pudo<br />
controlarse y empezó a llorar como una nena. Desde que recibió la<br />
noticia fúnebre de Diego, pasó tres días sin comer ni dormir. El billete<br />
lo sacó a primera hora, pero tuvo que esperar <strong>el</strong> visado. Ahora, todo<br />
estaba listo, pero, Diego se había ido.<br />
Conoció a Diego hacía un año cuando viajó por primera vez a Madrid<br />
por una beca de seis meses. Estudiaba la literatura española en una<br />
universidad no muy grande, pero, hermosa, con numerosos árboles y<br />
plantas como si fuera un parque. Le gustaba pasear por los caminitos<br />
y sentarse en un banco leyendo ó escuchando los cantos de los<br />
pájaros. Nunca había esperado lo que le pasó con Diego aqu<strong>el</strong>la tarde<br />
d<strong>el</strong> sábado.<br />
235
La lluvia cayó tan repentina y fuertemente que la dejó todo mojada.<br />
Corría rápidamente hacia <strong>el</strong> dormitorio cuando chocó con Diego,<br />
mojado y sentado en una silla de ruedas, tratando de tapar algo con<br />
su impermeable. “Discúlpeme, señorita, ¿le he lastimado?” “No,<br />
no, tranquilo.” “Es que ... temo que mi libro y mi raqueta se mojen.”<br />
Murmuraba él. Ella miró al ci<strong>el</strong>o y se reía, “Ha parado la lluvia gracias<br />
a Dios.” Él también se reía como un chico. “¿Cómo te llamas?”“Tang<br />
Tang, ¿y tú?” “Diego.”<br />
Dos días después, se encontraron nuevamente. “¿Qué estás<br />
leyendo?” preguntó <strong>el</strong>la. “Don Quijote.” “¿Te gusta la literatura?” le<br />
preguntó con gran sorpresa. “Sí, muchísimo. Cuando estudiaba en la<br />
universidad, tenía yo veinte años y quemábamos horas averiguando<br />
las más <strong>el</strong>ementales posturas de beber leyendo. Mi padre es<br />
arquitecto y quería que yo estudiara la arquitectura, pero, me fascina<br />
la literatura y por fin la <strong>el</strong>egí.” Tang Tang lo escuchaba silenciosamente<br />
sin querer interrumpirlo. “Pero, en mi vida hay otra cosa que también<br />
me fascina: tenis. Empecé a jugar a los 15 años y participé todos los<br />
años a los campeonatos de la universidad. Pero, faltaban dos meses<br />
para graduarme, tuve un accidente, que me dejó paralizado. No volví<br />
más al campo de tenis, pero, la raqueta siempre está conmigo. ”<br />
Aqu<strong>el</strong>la noche, Tang Tang se desv<strong>el</strong>ó. Era cierto que a Diego le había<br />
pasado lo más desgraciado en la vida, pero ocurrió que la lectura<br />
pareció despertarle a la vida, y renació en él aqu<strong>el</strong> vigor que, a decir<br />
verdad, nunca había decaído demasiado. Un nuevo Diego, firme,<br />
fuerte e indomable apareció en <strong>el</strong> fondo de su alma. Se sentía cada<br />
vez más cerca de él.<br />
236
Los seis meses pasaron muy rápido. Tang Tang había terminado sus<br />
estudios y tendría que volver a Pekín. Pero, tenía algo que no pudo<br />
dejar: Diego.<br />
Se encontraron otra vez, quizás la última vez antes de su salida.<br />
Silencio. Ni los cantos de los pájaros. Diego sacó algo de su bolso, “Un<br />
recuerdo para tí.” Tang Tang lo abrió: un ejemplar de“Don Quijote”<br />
y una raqueta. “Diego, no te olvidaré nunca. Algún día volveré y no<br />
me separaré más de tí.” Diciéndolo, Tang Tang no pudo controlarse y<br />
empezó a llorar como la lluvia d<strong>el</strong> día de su primer encuentro.<br />
No recordaba cuántos correos había mandado a Diego después de<br />
su vu<strong>el</strong>ta a Pekín, pero, sí se acordaba de él todos los días y todas las<br />
noches. Había quedado con Diego en que volvería a verle tan pronto<br />
cuando terminara su tesis. Faltaba sólo un mes.<br />
“Diego, ¿por qué no me esperabas?”<br />
“Diego, ¿por qué te fuiste solo?”<br />
“Diego, ya vengo con tu raqueta y tu favorito Don Quijote.”<br />
Diego ...<br />
237
El Arte de Amar<br />
Taísiya A. Shirobókova<br />
Capítulo I “Linda”.<br />
238<br />
Al Amor que me enseñó a amar.<br />
Y me volvió a besar, y salimos a dar un paseo debajo de la nieve,<br />
debajo de la nieve de noviembre...<br />
“¡Hola corazón! ¿Cómo estás? Me fui de Rusia pensando en<br />
ti, pasé muy bien la última tarde contigo. ¿Estás por retornar a tu<br />
ciudad? ”<br />
¡Que tarde tan linda! (sin saber en aqu<strong>el</strong> día que significaba esa<br />
palabra). Algo llena de pereza, de ese calor suave que da <strong>el</strong> sol de<br />
julio, llena de tranquilidad y de magia de este parque... Aqu<strong>el</strong>la tarde<br />
la quise guardar en mi corazón para toda la vida, la quise olvidar cien<br />
mil veces, quería imaginar que todo sólo fue un hermoso sueño, y
que no me trajera ilusiones para que pudiera seguir mi camino sin<br />
él, sin su imagen, sin la firma de sus besos en mis labios. Pero... pero<br />
nada pude hacer. Y ahora, ya al pasar unos años, se lo agradezco a mi<br />
Destino por todo lo que haya pasado.<br />
Era entonces una niña, como a él le gustaba llamarme referiéndose a<br />
mi “inmadurez”. Pero los niños son esas personas con las almas puras<br />
que saben enamorarse verdaderamente.<br />
Estábamos tomando este calor suave d<strong>el</strong> sol de la tarde cuando<br />
vi a aqu<strong>el</strong> chico que estaba a la derecha. Tenía yo veinte años y<br />
quemábamos horas averiguando las más <strong>el</strong>ementales posturas de<br />
beber leyendo, quizás, leyendo nuestros pensamientos. Me moví y<br />
dentro de un momento oí su voz por primera vez:<br />
- Hola, ¿italiana?<br />
- No, soy de aqui, de Rusia.<br />
- Y, ¿hablas español?<br />
- Sí, un poco.<br />
- Ah, eso, “un poquito”, - se sonrió.<br />
Llevaba cuatro meses estudiando español y lo seguía aprendiendo<br />
por mi cuenta.<br />
- ¿Cómo te llamas?<br />
- Taia, ¿y tú?<br />
- Pablo.<br />
239
- Encantada.<br />
- Igualmente, mucho gusto.<br />
Enseguida me olvidé de un montón de las palabras aprendidas y le<br />
pregunté:<br />
- ¿Cuál es tu patria? (en vez de preguntarle de dónde era).<br />
Y de nuevo se sonrió suavemente, pero sin reírse de mi.<br />
- Soy de Uruguay, de Montevideo.<br />
- ¡Ah! Vaya, tan lejos, y, ¿qué haces <strong>aquí</strong>?<br />
- Estoy viajando. Vine para ver la arquitectura rusa, soy<br />
arquitecto.<br />
- Eres muy linda.<br />
- ¿Qué?<br />
- Que eres muy linda.<br />
- ¿Linda?<br />
- Sí. Linda es lo mismo que bonita, hermosa.<br />
- Ah, gracias.<br />
- Es verdad. Y tú, ¿qué haces? ¿de dónde eres?<br />
- Soy de una pequeña región que se encuentra casi en <strong>el</strong><br />
centro d<strong>el</strong> país (luego él llamaráa mi pequeña Patria: El corazón de<br />
240
Rusia) , bastante lejos de <strong>aquí</strong>, se llama Udmurtiya. Soy estudiante de<br />
la facultad de B<strong>el</strong>las Artes, seré diseñadora de publicidad.<br />
- Ah, ¡qué casualidad! Somos los dos interesados en <strong>el</strong> arte.<br />
Hablaba con un acento que me costaba mucho entender, pero tan<br />
suave que enseguida me enamoré de su voz. Y todo empezó así.<br />
Varias veces volví a aqu<strong>el</strong> lugar, a aqu<strong>el</strong> parque, para buscar sus<br />
hu<strong>el</strong>las, para sentir de nuevo aqu<strong>el</strong>la sensación que nació en mi<br />
corazón aqu<strong>el</strong> día. Pero ya no estaba. Todo lo mismo, pero lleno d<strong>el</strong><br />
ruido de las calles, de otra gente, de otro aire. ¡Ay! Como quisiera que<br />
volviese alguna vez para buscarme y para poder vernos aunque fuera<br />
por un solo segundo. Pero <strong>el</strong> tiempo pasaba y él no aparecía.<br />
Aqu<strong>el</strong> lugar, aqu<strong>el</strong> santo lugar de mi corazón dedicado a aqu<strong>el</strong> hombre<br />
que siempre será guardado por mi alma como una obra d<strong>el</strong> arte llena<br />
de colores de verano, llena d<strong>el</strong> aroma de la tarde, llena de la música<br />
de su voz. No quiero que se cambie. Así lo voy a recordar.<br />
Capítulo II “Inolvidable”.<br />
Me contaba cosas, pero aqu<strong>el</strong>la vez entendía muy poco, y, lo que me<br />
sorprendía es que sentía un suave fuego en mi corazón, me gustaba<br />
oír su voz. Paramos en un lugar muy bonito, sobre un puente, y me<br />
dijo: “Que romántica es esta tarde, ¿verdad?”<br />
Me acompañó hasta la residencia de estudiantes y nos dejamos<br />
nuestros contactos. Aqu<strong>el</strong>la tarjeta la guardo como un gran tesoro,<br />
es todo lo que me quedó de él. Me escribió su primer ap<strong>el</strong>lido, era<br />
Saavedra, y yo pregunté si era uno de los parientes d<strong>el</strong> famoso escritor<br />
y de nuevo se sonrío con su sonrisa soleada.<br />
241
- Bueno, Linda, ya pronto sale mi tren para Moscú, ¿me<br />
acompañas un poco?<br />
- Sí, vamos.<br />
Ya estábamos cerca d<strong>el</strong> parque cuando me tomó de la mano y la<br />
aprietó suavemente, con esa suavidad que hay en la caliente sangre<br />
latina. Ya no me acuerdo que me seguía diciendo, sólo dentro de<br />
un momento sentí su beso que casi me hizo desmayar, tan lindo,<br />
profundo, inolvidable, inmenso, <strong>el</strong> que me gustaba volver a tener en<br />
mis labios, <strong>el</strong> que no me cansaba recibir, <strong>el</strong> que me gustaba tener de<br />
postre, <strong>el</strong> que para mi era la declaración de su amor, la firma de su<br />
amor, <strong>el</strong> que después seguiré buscando sin poder encontrarlo en otras<br />
bocas. Con sus besos él me sabía acariciar <strong>el</strong> alma. Era momento para<br />
sentirme f<strong>el</strong>iz. Y lo era. Y lo soy. Y lo seremos. Aqu<strong>el</strong>la misma tarde su<br />
tren salió para Moscú.<br />
Capítulo III “Uruguay”.<br />
Luego volvió a Montevideo para terminar su carrera y al obtener <strong>el</strong><br />
diploma volver a Europa. Ahora estaba un poco más lejos y un poco<br />
más cerca. Me acuerdo de sus dibujos de la catedral de San Isaak, los<br />
que él me enseño aqu<strong>el</strong>la linda tarde.<br />
Dentro de un tiempo se graduó y volvió a Mallorca. Y se hizo arquitecto.<br />
Bueno, en él mi sueño de ser arquitecta se convirtió en la realidad.<br />
Capítulo IV “Moscú”.<br />
Sí, y ahora yo también estoy <strong>aquí</strong>, en esta b<strong>el</strong>la ciudad. Estoy paseando<br />
y ya totalmente conj<strong>el</strong>ada, no siento ya ni mis manos, pero que vista<br />
242
se abre, todo está iluminado: la estr<strong>el</strong>la roja sobre la torre Spasskaya,<br />
<strong>aquí</strong> en La Plaza Roja puedo sentir la grandeza de mi Patria, de mi<br />
gran Rusia.<br />
Hace viento, pero eso no me molesta, aunque ya voy sin rumba, sola,<br />
entre tanta gente, sola…<br />
Y de repente vu<strong>el</strong>vo a sentir <strong>el</strong> calor de su mano: grande, fuerte, suave,<br />
la que toma la mía, <strong>aquí</strong>, en este frío, cuando más lo necesito. Y me<br />
quita <strong>el</strong> abrigo, miro para atras y veo la columna de Alejandro, ¡Dios<br />
mío!¡Estamos en la Plaza de los Palacios! Sí, sí, <strong>aquí</strong>, y hace más de<br />
treinta grados de calor. ¡Qué suerte! Vino en aqu<strong>el</strong> momento cuando<br />
más lo necesitaba. Y me ha vu<strong>el</strong>to a besar, con esta suave humedad<br />
que pertenece solo a él y dijo: hola.<br />
Capítulo V “No sé”.<br />
No sé, ni podré saber si dejé alguna hu<strong>el</strong>la en su vida, fuera la firma de<br />
un beso o un recuerdo de un país lejano. Viví tantos momentos con<br />
él, f<strong>el</strong>ices y tristes, pero igual llenos de amor. Él me sabía cautivar. Y<br />
yo no me puedo responder porque todo resultó así: éramos siempre<br />
como dos jugadores con raquetas, nos escribíamos y enviábamos los<br />
señales d<strong>el</strong> amor, cada uno con su raqueta que con su red cautivaba<br />
al otro y, como tenía un marco, una cosa la que yo considero que a<br />
veces no nos permite hacer algo, no permitió realizarse en la vida a lo<br />
más lindo que vivía en nosotros.<br />
No sé si algún día volveré a sentir lo mismo por otro hombre. Quizás.<br />
Lo quiero mucho. Y siempre lo seguiré queriendo. Así es <strong>el</strong> amor, que<br />
sólo pasa una vez por la vida. Los demás son sólo las cosas parecidas,<br />
243
las aventuras que busco, pues, no sé, por varias razones: pasar <strong>el</strong><br />
tiempo libre o intentar encontrar un nuevo amor.<br />
Dudo que lo vu<strong>el</strong>va a ver. Está muy lejos. En unos momentos pienso si<br />
me necesitara a su lado, ya me lo avisaría, mañana mismo yo dejaría<br />
todo <strong>aquí</strong> e iría a verlo, aunque para una semana, aunque ya casado,<br />
aunque, quizás, ya casada yo.<br />
Su imagen para siempre se grabó en mi pensamiento, en mi corazón,<br />
en mi vida. Si hoy supiera que mañana lo volvería a ver, me sentiría<br />
la más f<strong>el</strong>iz. Y cuando vu<strong>el</strong>vo a pensar en él, los latidos de mi corazón<br />
me dicen que lo sigo amando. Todo lo que dicen había sido cierto<br />
y todavía mucho más, cada día descubro algo nuevo, me quedo<br />
mareada y digo qué es esto, y me respondo que todo esto es El Arte<br />
de Amar.<br />
“…Te quiero, amor, te mando tres besos, dos para tus mejillas y<br />
uno para tus labios. Cuídate mucho. Mi amor, te acompañaré en toda<br />
la vida. Adiós.”<br />
244
El hilo de la Cometa<br />
Dominique Montagnon<br />
¡No sé que bicho me haya picado para pedir esto!<br />
Soy un tío raro, no me gusta preguntar. Si me pierdo no voy a pedir<br />
ayuda, prefiero comprar una camiseta que tiene un dibujo de mapa.<br />
Si no entiendo lo que me dice “El”, no pido que me lo repita pero<br />
me quedo sin dormir tres noches. En una cena romántica dedico<br />
más tiempo a estudiar la etiqueta de la bot<strong>el</strong>la de vino que a contar<br />
cuentos chinos. No he tenido muchas novias.<br />
Pero tengo mucho éxito en mi trabajo. No tengo que hablar. Un curro<br />
totalmente desconocido y oculto. No es ilegal pero no es tampoco<br />
una cosa que se habla abiertamente.<br />
Yo soy un hombre en la sombra. ¡Yo soy <strong>el</strong> negro de un arquitecto !<br />
Quiere decir que cuando «El», participa en un concurso de arquitectura,<br />
245
yo empiezo antes, buscando ideas y dibujando. Todo lo que se ve,<br />
las entrevistas y las discusiones con la gente lo lleva «El». Por mi<br />
parte yo estudio los lugares : mirando a la gente y leyendo la historia<br />
local. Yo busco un sentido a lo que me pide. Aunque soy tímido puedo<br />
decir que no solamente trato de responder a lo que quiere un cliente,<br />
yo busco también <strong>el</strong> alma d<strong>el</strong> lugar. Pocos lo saben, «El» tampoco.<br />
El día que me pico <strong>el</strong> bicho, <strong>el</strong> día que cambio mi vida, yo estaba<br />
en Beijing. Una ciudad que conozco bastante bien. Como «El», <strong>el</strong><br />
arquitecto, tiene una fama mundial, - disculpe no puedo decir su<br />
nombre- yo tengo que viajar mucho. El ha hecho dos gran edificios en<br />
Beijing. Todos con muchos ruidos y controversias.<br />
El nuevo concurso de arquitectura fue para la construcción de un<br />
gran Mall, - esta palabra inglesa me parece perfecta para definir un<br />
centro comercial: un gran Mal de nuestro tiempo- . Este Mall tenia<br />
que estar subterráneo, debajo d<strong>el</strong> segundo anillo para unir por <strong>el</strong><br />
Sur <strong>el</strong> Templo de los Lamas y por <strong>el</strong> Norte <strong>el</strong> Parque Ditan. La idea y la<br />
plata venían de un grupo bancario de Hong-Kong. El ayuntamiento de<br />
Beijing podría dar su autorización si <strong>el</strong> proyecto incluya también las<br />
salidas de metro y un parking gigante para 10.000 coches.<br />
Tengo que hacer lo que me pide. Entonces empezaba <strong>el</strong> estudio.<br />
La gente d<strong>el</strong> barrio estaba acostumbrada a ver mi cara sin sabor. Yo<br />
pasaba mis días caminando al lado d<strong>el</strong> segundo anillo, paseando en <strong>el</strong><br />
parque Ditan, mirando a los <strong>el</strong>egantes arboles que se destacan sobre<br />
<strong>el</strong> fondo de las paredes rojas. Normalmente yo estaba afuera toda<br />
la mañana y dedicaba la tarde para hacer dibujos en mi habitación<br />
de hot<strong>el</strong> con vista fantástica sobre <strong>el</strong> tercero anillo. Por la mañana<br />
me gustaba ver la gente haciendo ejercicio. Especialmente los chinos<br />
246
que jugaban al bádminton al lado de la puerta Este d<strong>el</strong> Parque Ditan.<br />
Antes de las 9 me gustaba quedarme media hora de pie para seguir<br />
una partida. Después entraba en <strong>el</strong> parque, esperando encontrar la<br />
idea para salir de manera honorable de un proyecto que quisiera que<br />
escaleras automáticas entran directamente en los templos.<br />
¡No sé que bicho me haya picado este día pero pregunto algo!<br />
“¿Puedo jugar con vosotros?» Pregunto en mi idioma<br />
probablemente para que mi pregunta se pierde.<br />
Pero no es lo que ocurrió. Un chino muy amable me respondo un DUI<br />
muy claro y me dio su raqueta.<br />
-«Deng yi xia».<br />
Claro que tenia que esperar un poquito que se termine la partida.<br />
Había olvidado que una raqueta de bádminton es tan ligera. La<br />
cabeza ovalada de la raqueta me llamaba mucha la atención. ¡Que<br />
forma interesante! ¿Una cara? ¿Un campo? ¿Una ventana? ¿La zona<br />
d<strong>el</strong> proyecto podría ser un gran ovalo? ¿Cada hueco de la red une<br />
división d<strong>el</strong> espacio? Yo me puse a imaginar cada orificio d<strong>el</strong> cordaje<br />
como una tienda llena de vida. Yo tuve de súbito la certitud que esta<br />
raqueta me podría dar la llave para ganar <strong>el</strong> concurso de arquitectura.<br />
Sin darme cuenta yo seguí mi paseo con la raqueta en frente de<br />
mi, un poco como un navegante y su sextante. Entre en <strong>el</strong> parque<br />
Ditan, detrás de la red de la raqueta todo parecía muy diferente. ¡Me<br />
emocione, me sentía como un pirata cerca d<strong>el</strong> tesoro! Yo puse la<br />
raqueta mas cerca de mi cara como un espejo. ¡Yo vi mas cosas, pero<br />
no alderredor, yo me vi!<br />
247
Cada cuadro vacío se animo mas, cada uno con su pequeña escena,<br />
yo me vi, en dos en tres, en una linea completa, en una columna<br />
completa En cada cuadro, apareció una escena miniatura muy precisa<br />
de mi vida:<br />
• Yo me vi con “El”, en un café de Paris cerca de la universidad. Tenia yo<br />
veinte años y quemábamos horas averiguando las mas <strong>el</strong>ementales<br />
posturas de beber leyendo.<br />
• Yo me vi mirando a Gabri<strong>el</strong>a riendo con mi mejor amigo en un bar<br />
de Santiago. Todos se reían de mi esa noche.<br />
• Yo me vi p<strong>el</strong>eando con mi hermanos. Ellos me gritaban . “gordo,<br />
tonto, loco, te van a poner los cuernos”. Pero que decir, todo lo que<br />
dicen había sido cierto y todavía mucho mas, cada día descubro algo<br />
nuevo, me quedo mareada y digo que es esto. Si mareada, lo escribo<br />
de propósito porque no sabe bien quien yo estaba.<br />
Y también vi otras escenas que no habían llegadas todavía:<br />
Yo solo mirando una p<strong>el</strong>ícula en un teatro gigante donde estaba “El”<br />
sobre la pantalla.<br />
Yo solo bajando de un bus para ir en una calle oscura y estrecha<br />
Yo solo haciendo un fuego de todos mi dibujos sobre una playa<br />
desconocida<br />
Yo solo comiendo pato laqueado en un restaurante de lujo<br />
Yo solo hablando con mi mismo<br />
Yo solo durmiendo<br />
Yo solo muerto<br />
248
¡No sé que bicho me haya picado...me puso loco ! No fue de<br />
acuerdo con mi futuro. La raqueta tan ligera que tenia en cada de su<br />
hueco <strong>el</strong> esencial de mi vida me parecía un instrumento d<strong>el</strong> diablo.<br />
Con toda mi fuerza yo tire la raqueta sobre la pared roja d<strong>el</strong> parque.<br />
Ella exploto en un segundo pero <strong>el</strong> cordaje se desarrollo en un hilo<br />
blanco único como una p<strong>el</strong>ota. Un tío chino le recorrió y le uso para<br />
su cometa de pap<strong>el</strong>. Una cometa roja en forma de mariposa.<br />
Con una ola de viento, <strong>el</strong> hilo y la cometa se fueron <strong>el</strong>egantemente<br />
en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o.<br />
Me quedo mirando <strong>el</strong> hilo que cuadraba mi vida<br />
Me quedo <strong>aquí</strong> con todos los tíos volando cometas<br />
Me quedo sin memoria olvidando todo incluso <strong>el</strong> arquitecto<br />
Me quedo maravillado; ligero, libre sin pasado sin futuro<br />
Me quedo con los ojos mirando al ci<strong>el</strong>o<br />
Me quedo sin mi pap<strong>el</strong> de doble<br />
Me quedo en silencio<br />
Me quedo sin punto<br />
Me quedo contento<br />
Me quedo nuevo<br />
Me quedo yo<br />
Voy a volar cometas.<br />
249
Hay que dormir más<br />
Polina Butovskaya<br />
Érase una vez un chico que nunca tuvo suerte o, como dicen en estos<br />
casos, no nació con estr<strong>el</strong>la sino estr<strong>el</strong>lado. Todos los profesores<br />
en la escu<strong>el</strong>a y después en la universidad le tenían manía, no tenía<br />
amigos porque todo <strong>el</strong> mundo le consideraba un autentico gafe. La<br />
única cosa que le salía bien era jugar al tenis: ganó una raqueta de<br />
oro como mejor jugador juvenil. En aqu<strong>el</strong>la época cada mañana se<br />
levantaba muy temprano y jugaba en un parque al lado de su casa.<br />
Era un parque precioso, con estatuas fantásticas de animales salvajes,<br />
inspirados en los cuentos de hadas.<br />
El chico tenía un sueño: quería ser un arquitecto muy famoso, le<br />
gustaba pensar en cómo sería un mundo ideal, cómo convertir las<br />
cosas cotidianas en obras de arte moderno. También estaba colado<br />
por la chica más guapa de toda la clase, pero <strong>el</strong>la siempre le daba<br />
calabazas y la última vez que le invitó a una cita, le dio plantón.<br />
250
Entonces, un día soleado de mayo, cuando iba a regañadientes a la<br />
escu<strong>el</strong>a, se encontró una bot<strong>el</strong>la vacía de cristal verde. Era una bot<strong>el</strong>la<br />
muy antigua, de los tiempos de Maricastaña, pero muy sospechosa,<br />
algo dentro de sí le decía que tenía que abrirla. Así lo hizo y en ese<br />
mismo momento se sintió una onda sonora y luminosa y se le apareció<br />
un geniecillo, bueno, no exactamente un geniecillo, sino un individuo<br />
de un vistoso color azul, cuadrado como un armario de dos cuerpos y<br />
bíceps de gorila. En otras palabras: un auténtico cachas.<br />
-¿Qué quisiera, mi patrón? Todos sus deseos serán cumplidos<br />
en un santiamén<br />
El chico se cortó un mogollón, todo eso ocurrió tan rápido que no<br />
tuvo tiempo ni de pensar...<br />
“Estaré soñando” pensó <strong>el</strong> chico. “Bueno, hay que aprovecharse<br />
de la suerte que tienes, estas cosas no pasan todos los días”.<br />
-Pues sinceramente, soy novato en estas cosas de los deseos,<br />
¿sería usted tan amable de explicarme cuáles son los límites de sus<br />
poderes mágicos?<br />
-Puede pedir tres deseos pero la única cosa donde no puedo<br />
ayudar es en los asuntos d<strong>el</strong> corazón, porque esas cosas no se<br />
compran. Y tienes que ofrecerme algo como garantía, la cosa que<br />
aprecias más en tu vida. Pero debe ser una cosa que ganaste con tus<br />
propios esfuerzos.<br />
Y Ferràn- que así se llamaba nuestro protagonista- le dio su raqueta<br />
de oro.<br />
251
Tras pensarlo, decidió cumplir <strong>el</strong> sueño de toda su vida, convertirse<br />
en <strong>el</strong> arquitecto más famoso d<strong>el</strong> mundo. Dijo esto y cerró los ojos.<br />
Cuando se despertó, se dio cuenta de que ya era mayor, tenía como<br />
30 años y se encontraba en una casa enorme con puertas de madera<br />
y cristal y ventanas abiertas de par en par.<br />
Salió a la calle y vio una plaza llena de gente gritando su nombre y<br />
c<strong>el</strong>ebrando su éxito a bombo y platillo, agitando periódicos en las<br />
manos. Al volver a casa sonó <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono<br />
- Hola, soy Beatriz, ¿puedo hablar con Ferràn?<br />
En este momento sintió tal nudo en la garganta, que no le salían las<br />
palabras adecuadas.<br />
-Pues soy yo ¿en qué podría servirle?<br />
-¿No te acuerdas de mi? Soy Beatriz, la chica de tu colegio, la<br />
que siempre te daba largas, me encantaría verte este sábado, ¿te<br />
parece?<br />
“Qué raro: nunca me hacía caso y de repente este cambio tan<br />
súbito de actitud, <strong>aquí</strong> hay gato encerrado”, pensó nuestro arquitecto.<br />
Claro, estaba enamorado de <strong>el</strong>la, le volvía loco y esas cosas, pero no<br />
podía dejar de pensar que le deseaba por puro interés. Cuando era<br />
pobre como una rata y estaba sin blanca y sin respeto no quería saber<br />
nada de él y ahora ¿qué? ¿Ya se había convertido en <strong>el</strong> hombre de su<br />
vida? ¡Menuda chorrada! Pero... por otro lado... Beatriz... ¡Era Beatriz...!<br />
252
Como su<strong>el</strong>e suceder en estos casos, acudió a la cita. Y a aquélla siguió<br />
otra, y otra, y otra... Algo más tarde <strong>el</strong>la le persuadió para que se<br />
fueran a vivir juntos. Dos meses y unas diez mil broncas más tarde la<br />
cosa había degenerado tanto que la bronca diez mil uno poco podía<br />
ya aportar al mutuo desasosiego.<br />
Al final resultó que <strong>el</strong> geniecillo de ciento veinte kilos le había hecho<br />
un flaco servicio: acabaron como <strong>el</strong> rosario de la aurora porque Ferràn<br />
se dio cuenta que la chica estaba con él sólo por su fama y su dinero;<br />
además, se le pegó como una lapa, y cuando se p<strong>el</strong>eaban le llamaba<br />
cada dos por tres y quería que empezaran de cero.<br />
Pero nuestro protagonista se dio cuenta de que antes de pedir algo<br />
tienes que pensar si lo necesitas de verdad, y si no es algo que podrías<br />
conseguir con tu propio trabajo y esfuerzo. Esto le pasó por querer<br />
que alguien cumpliera su deseo sin esfuerzo ninguno por su parte,<br />
por desear algo que hubiera podido conseguir valiéndose de su propia<br />
voluntad y su propio talento. Sólo le consolaba <strong>el</strong> pensamiento de<br />
que, si bien hay cosas en la vida que no puedes cambiar, en ocasiones<br />
son los eventos d<strong>el</strong> pasado los que pueden alterar nuestro modo de<br />
pensar. En otras palabras, que no hay mal que por bien no venga.<br />
Pasaron cinco años y un día, paseando por <strong>el</strong> parque cerca de su<br />
primer colegio se encontró con su maestro, que siempre le ponía<br />
malas notas.<br />
-¡Anda! ¡Cuántos años, Ferrán! Has cambiado un montón,<br />
¿sabes? Quería decirte una cosa: pienso que tú eras mi alumno más<br />
listo, creo que tu potencial es enorme, pero deberías leer más.<br />
253
“Ya ves, si a este hombre lo hubiera escuchado yo a los veinte<br />
años, las cosas habrían sido de otro modo”, pensó nuestro chico.<br />
Resultó que su ex-profesor era, en realidad, <strong>el</strong> mágico maromo azul<br />
disfrazado, que le ofreció volver atrás en <strong>el</strong> tiempo.<br />
- Si quieres hacerlo, no tienes más que pedirme que te devu<strong>el</strong>va<br />
lo que en su día ganaste con tu propio talento y que yo he conservado<br />
durante todos estos años. ¿Quieres regresar al punto en que nos<br />
encontramos?, dijo <strong>el</strong> geniecillo.<br />
Sinceramente, ignoro cuál fue su decisión, pero lo cierto es que<br />
empezó a leer muchos libros, y ocurrió que la lectura pareció<br />
despertarle a la vida, y renació en él aqu<strong>el</strong> vigor que, a decir verdad,<br />
nunca había decaído demasiado.<br />
254
¡Descubre!<br />
Bernadette Verbeke<br />
No es posible, dijo Lina, cuando abrió la puerta de su piso.<br />
Los muebles, las fotos habían desaparecido. Quedaban unos cojines<br />
en desorden y una vieja pintura de flores. Durante su ausencia, su<br />
marido se lo había llevado todo.<br />
- Habría podido pensarlo -murmuró. -Ya hacía meses que<br />
discusiones y desacuerdos se venían sucediendo, pero no podía<br />
imaginarme que reaccionaría tan radicalmente. No, nunca hubo<br />
violencia física, ningún golpe, ningún vaso tirado al su<strong>el</strong>o. Sólo<br />
palabras duras e inclementes de un lado de la mesa al otro, de la<br />
cocina al cuarto de estar.<br />
La circunferencia de la raqueta en la pared marcaba la ausencia d<strong>el</strong><br />
objeto. Su marido sabía que la hería dolorosamente quitando <strong>el</strong><br />
recuerdo du su madre fallecida, que tanto echaba de menos.<br />
255
Lina encontró dos latas de sardinas. Miraba alrededor. Nada más. Sí<br />
un cacto, d<strong>el</strong> cual no se acordaba cuándo lo había regado por última<br />
vez.<br />
Salió y deambuló por la calle, la mirada perdida. La tristeza y la<br />
incomprensión le impidieron llorar. Ni siquiera niños piando como<br />
gorriones la despertaron de su somnolencia. Faltó poco para que un<br />
coche la atrop<strong>el</strong>lara. Este acontecimiento la hizo volver a la realidad.<br />
Cansada, se sentó en un banco d<strong>el</strong> parque urbano en <strong>el</strong> que había<br />
una fuente, cerezos japoneses y flores primaverales. Una cigüeña<br />
proclamaba a su paso que había llegado <strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> invierno. Unos<br />
niños jugaban al pillapilla, otros al fútbol.<br />
De repente una p<strong>el</strong>ota chocó contra la pierna de Lina. En un reflejo<br />
<strong>el</strong>la la devolvió. El ánimo por defender <strong>el</strong> honor de los colores valoró<br />
<strong>el</strong> acto automático de Lina y la involucró, a pesar suyo, en un grupo.<br />
La vegetación esperaba sol, luz y calor para abandonar su cáscara<br />
invernal.<br />
- Yo también -soñaba Lina-, tengo que salir de mi invierno.<br />
Un bocadillo y una tónica le dieron las fuerzas para regresar al piso.<br />
Sentada en un alfeizar, recordaba la f<strong>el</strong>icidad de su nido familiar, la<br />
alegría de sus compañeras de clase, la libertad como un pez en <strong>el</strong> agua<br />
en <strong>el</strong> club de natación. Los recuerdos la acariciaban calurosamente,<br />
procurándole un bienestar que la sorprendía.<br />
- Hace mucho tiempo que no vivía tales emociones, -dijo.<br />
256
Los cojines como simulacro de colchón evitaban <strong>el</strong> contacto duro<br />
y frío con <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Se adurmeció. Soñaba que alguien la obligaba a<br />
comprar un abr<strong>el</strong>atas para liberar las sardinas enlatadas. Y así fue:<br />
las sardinas se escaparon y realizaron su vida en <strong>el</strong> agua.<br />
Al despuntar la aurora Lina se despertó y pensó:<br />
- El sueño es un arquitecto que me estimula a liberarme de<br />
opresiones para crear mi vida y realizar capacidades aún no brotadas.<br />
Partículas de polvo d<strong>el</strong> piso subían y bajaban en <strong>el</strong> primer rayo de luz.<br />
La iluminación matinal dio más brillo al bodegón floral. El cacto no<br />
había cambiado, por lo menos a simple vista. Le parecía a Lina que<br />
<strong>el</strong> pescador de la lata de sardinas le hacía un guiño de complicidad.<br />
- Buen día hoy, ¿no? -le contestó instintivamente Lina. El<br />
pescador no replicó.<br />
- No tengo qué desayunar. Tomaré un café abajo en <strong>el</strong> bar,<br />
-continuó <strong>el</strong>la.<br />
Dio la vu<strong>el</strong>ta por <strong>el</strong> parque. El banco d<strong>el</strong> día anterior la esperaba. El<br />
amarillo optimista de los narcisos, las nubes rosadas de los cerezos<br />
japoneses, <strong>el</strong> verde frágil de los tilos acogían a Lina en una manta<br />
de tallos y ramas. Una brisa suave mecía la cuna vegetal. Lina se dio<br />
cuenta de que recuperaba un poco su ánimo. Canturreó. Su «¡Hola!»<br />
hizo eco al «¡Hola!» de un anciano que se paseaba con su perro. Poco<br />
después se marchó.<br />
Entró en un bar en <strong>el</strong> que la radio y un canario se disputaban la<br />
supremacía sonora. Lina pidió un refresco. El dueño fregaba los<br />
platitos de tapas. Respondió a un cliente:<br />
257
- ¿Qué dices? ¿Todavía no han encontrado a nadie para adornar<br />
con flores <strong>el</strong> paso de Jueves Santo? ¡Y queda tan poco tiempo!<br />
Lina lo oyó sin prestar especialmente atención. Salió sin embargo<br />
d<strong>el</strong> bar con un número de móvil y una dirección en un posavasos de<br />
cerveza.<br />
El sábado llegó a la sala de la Hermandad. La banda musical estaba<br />
a punto de tocar una marcha. El dirigente señaló con <strong>el</strong> dedo a una<br />
señora. Lina se presentó a <strong>el</strong>la. La señora asintió visiblemente aliviada.<br />
Al día siguiente la señora se congratuló con Lina por sus ideas sobre<br />
<strong>el</strong> adorno.<br />
- Voy a matricularme en un cursillo de arte floral, - se propuso<br />
firmemente Lina.<br />
En la Academia varias personas ya se conocían entre si y saludaron<br />
brevemente a la “nueva”. El profesor les dió la bienvenida, les explicó<br />
<strong>el</strong> programa de la tarde y la técnica de la obra por realizar. Lina sentía<br />
que recuperaba vitalidad. Al salir <strong>el</strong> profesor <strong>el</strong>ogió <strong>el</strong> talento de la<br />
jóven promesa, pero <strong>el</strong>la no se atrevió contestar.<br />
Lina colocó con un orgullo prudente su primera creación en un alfeizar<br />
de su piso. Estaba muy a gusto en <strong>el</strong> curso. Progresó en creatividad y<br />
aumentó en confianza, lo que le permitió en lo sucesivo charlar con<br />
la gente durante la pausa.<br />
Publicidad y fotos decoraban <strong>el</strong> pasillo de la Academia. En la foto<br />
de la clase d<strong>el</strong> otoño anterior reconoció en la primera fila a Tere,<br />
una antigua compañera de senderismo. Se habían cuidado los pies<br />
258
dolorosos la una de la otra, habían reído y merendado juntas. Tere le<br />
había confiado problemas familiares y la importancia de la naturaleza<br />
para su tranquilidad mental.<br />
Lina se acordó de las conversaciones. Confirmó <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> benéfico d<strong>el</strong><br />
parque, d<strong>el</strong> arte floral y hasta de la pintura menos mate de su piso. En<br />
este momento, se preguntó qué le habría ocurrido a Tere. Su número<br />
todavía estaba en <strong>el</strong> móvil de Lina. El contestador automático la invitó<br />
a dejar un mensaje corto. Tere la llamó a su vez:<br />
- ¡Por Dios, Lina! ¿Dónde estás? ¿Qué noticias me das?<br />
¿Cenamos juntas?<br />
Se citaron en <strong>el</strong> patio de la pizzería de Salvatore. Tere le habló de su<br />
jaqueca, de la reestructuración de su empresa, de la escapada de su<br />
marido.<br />
- Hace un mes -se desahogó Lina- encontré a un conocido de<br />
mis padres. Había conocido a Paco, mi entonces novio, porque ambos<br />
habían vivido en la misma manzana. El señor les había vaticinado a<br />
mis padres arena en la máquina de mi vida si me casaba con aqu<strong>el</strong><br />
palurdo, como llamaba a Paco. Tenía razón, ocurrió como había<br />
presagiado. Ya ves si a este hombre lo hubiera oído yo a los 20 años,<br />
las cosas habrían sido de otro modo. Me extraño de que mis padres<br />
nunca me hayan narrado <strong>el</strong> encuentro. Quizás habría escuchado y<br />
reflexionado. Subo poco a poco la cuesta de los problemas. Me siento<br />
ahora más dinámica, pero aún no f<strong>el</strong>iz.<br />
Compartieron <strong>el</strong> guión de sus vidas en la confianza de una amistad<br />
recobrada. Se despidieron.<br />
259
Lina vio que <strong>el</strong> espejo de su cuarto de baño reflejaba su sonrisa. Se<br />
quedaba asombrada de los cambios de las últimas semanas, de las<br />
contrariedades, de los encuentros, de su propia identidad renovada.<br />
Apenas logró creer la rápidez de su evolución.<br />
- Los encuentros son espejos que nos enseñan a mirar quiénes<br />
somos -pensó-.Todo lo que dicen había sido cierto y todavía mucho<br />
más, cada día descubro algo nuevo, me quedo mareada y digo qué<br />
es esto.<br />
Lina se fue a la biblioteca por un DVD de arte floral. Se asustó<br />
terriblemente cuando entró en <strong>el</strong> vestíbulo. Paco estaba consultando<br />
<strong>el</strong> catálogo informatizado. Él no vio a Lina. Lina sintío rabia por él, le<br />
odiaba por las decepciones. Tenía <strong>el</strong> estómago revu<strong>el</strong>to y se escondió<br />
detrás de una estantería. Salió de la biblioteca con las manos vacías.<br />
Pocos días después se fue a comer en un restaurante auto-servicio,<br />
sobr<strong>el</strong>levando como podía d<strong>el</strong> susto en la biblioteca. Con su bandeja<br />
y su plato d<strong>el</strong> día buscó una mesa libre, para <strong>el</strong>la sola, en medio de<br />
la muchedumbre ruidosa. Apenas sentada, se quedó paralizada,<br />
fulminada por un rayo. Unas mesas más allá, Paco y Tere comían<br />
juntos, charlando de manera visiblemente amistosa. Lina se exclamó :<br />
- ¡Tere, con quien me sinceré! ¡Tere, la traicionera, la alevosa!<br />
No logro comprender.<br />
Lina no probó ni un bocado de la chuleta y dejó la ensalada de fruta<br />
sin tocarla.<br />
Buscó consu<strong>el</strong>o en <strong>el</strong> banco de “su” parque. “Su” naturaleza ya había<br />
sido <strong>el</strong> amparo, ya la había acogido fi<strong>el</strong>mente en sus brazos.<br />
260
La desconfianza se apoderó de Lina. Se sentía engañada. Le corrían<br />
gruesas lágrimas amargas por las mejillas, que no le permitían ver a<br />
los niños que jugaban como los demás días. Se sentía aplastada por la<br />
brutalidad de la vida. Se dijo :<br />
- No es possible. Mis desgracias desgarran mi corazón. Me<br />
hundo completamente. ¿Cómo arrancar de nuevo ahora? No puedo<br />
confiar en nadie. Los otros me apuñalan <strong>el</strong> corazón y giran <strong>el</strong> arma<br />
para causar las mayores lesiones posibles.<br />
Lina no estaba dispuesta a escuchar nada de nadie y no oyó <strong>el</strong><br />
«¡Hola!» d<strong>el</strong> anciano que se paseaba con su perro.<br />
Volvió a su piso llorosa y rabiosa. Tuvo ganas tirar sus arreglos florales<br />
por <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o o a la basura, no importaba donde. Lo maldijo todo. El<br />
pescador de las sardinas trató en vano levantar <strong>el</strong> ánimo por otro<br />
guiño.<br />
El móvil sonó. Lina lo miró antes de contestar. Era <strong>el</strong>la, Tere. En un<br />
primer momento, Lina rehusó descolgar. Más tarde lo hizo, con la<br />
firme intención de decirle cuatro verdades, de insultarla, de tratarla<br />
de …, pero Tere no se lo permitió.<br />
- ¡Hola, Lina! -dijo -. Vi a Paco y comimos juntos. Le conté tus<br />
sufrimientos, tus penas, tus esfuerzos por superar a ti misma. Le hablé<br />
de tu valentía y de tus talentos artísticos. Fue como si él descubriera a<br />
una Lina desconocida.<br />
Lina lloró, sentía vergüenza propia y hacia su amiga. Sin embargo, fue<br />
recobrando poco a poco <strong>el</strong> dominio de sí misma.<br />
261
- Lina, ¿por qué no contestas? Lina, ¿me escuchas? ¿Todavía<br />
estás? -preguntó Tere.<br />
- Si. - susurró Lina con la voz empañada por las lágrimas.<br />
Lina no lo aguantó más. Colgó <strong>el</strong> móvil. Sollozó. Se sentía ingrata y<br />
desleal.<br />
Por la noche, su móvil sonó. En un SMS de Paco, podía leer: «¿Lina,<br />
podemos vernos?»<br />
262
Una gran heroína<br />
Jiangen Liu<br />
Se llama Zhang Qiu, nació en <strong>el</strong> año 1896 en una familia de arquitecto.<br />
En su juventud, China estaba experimentando un gran cambio d<strong>el</strong><br />
régimen político, de la dinastía Qing a la República de China. Era una<br />
firme opositora d<strong>el</strong> antiguo sistema y participaba arriesgando mucho<br />
su vida en la lucha para derribarlo.<br />
Después de que <strong>el</strong> partido revolucionario ganara <strong>el</strong> combate, Zhang<br />
ponía todo su entusiasmo por la fundación d<strong>el</strong> Nuevo Poder. Tomaba<br />
parte fervorosamente en la campaña de la Reforma Agraria la que<br />
se realizó con mucha violencia en la fase inicial d<strong>el</strong> Nuevo Gobierno.<br />
Zhang lo consideraba como un medio imprescindible para derrocar<br />
un poder decadente e implantar la justicia social, por lo tanto, en<br />
vez de expresar su caridad y piedad ante las cosas sangrientas, así lo<br />
describió: “de la cru<strong>el</strong>dad aparente sale la b<strong>el</strong>lleza real”.<br />
263
Nunca había sospechado la creencia que se formaba en su juventud<br />
hasta que más tarde cuando élla misma comenzó a experimentar en<br />
carne viva la igual persecución cru<strong>el</strong> y se dio cuenta de que éllos, como<br />
los jóvenes lleno de pasiones, fueron engañados por los usurpadores<br />
d<strong>el</strong> Poder.<br />
Era una muchacha bonita e int<strong>el</strong>igente, tenía exc<strong>el</strong>entes talentos en<br />
la Literatura. En 1915 aprobó <strong>el</strong> examen ocupando <strong>el</strong> primer puesto<br />
en la provincia en que vivía, y con tal éxito, fue admitida por la<br />
Universidad de Nanjing en que era considerada como una estudiante<br />
extraordinaria, además tenía mucha afición al deporte y siempre<br />
llevaba una raqueta para jugar <strong>el</strong> tenis en la cancha que se encontraba<br />
en <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> parque de la universidad, disfrutando de una vida<br />
muy agradable y f<strong>el</strong>iz en aqu<strong>el</strong> tiempo.<br />
El año 1917 fue un viraje brusco de Zhang, se la dejó tirar<br />
inesperadamente hacia un torb<strong>el</strong>lino político, fue condenada, casi<br />
de una noche a la mañana y junto con más de millares de personas,<br />
“enemigos sociales”, y como consecuencia, le privaron de todos<br />
los derechos civiles y empezó a llevar una vida con todo tipo de<br />
penalidades.<br />
¿Qué pasó para élla? Lo sucedió era que en <strong>el</strong> comienzo de aqu<strong>el</strong><br />
año, <strong>el</strong> Gobierno lanzó una llamada a todas las clases sociales<br />
estimulándolas que le plantearan consejos, propuestas o críticas,<br />
con fin de que mejorara su administración d<strong>el</strong> poder ejecutivo. Para<br />
responder a este llamamiento surgió rápidamente en toda la sociedad<br />
una oleada de exponer con libertad las distintas opiniones y se oían<br />
muchos sonidos de crítica a la administración d<strong>el</strong> Estado.<br />
264
En la universidad en que estudiaba Zhang, apareció un ambiente<br />
muy caluroso. Los estudiantes expresaban a su antojo las opiniones,<br />
comentando cuestiones políticas...., Zhang estaba muy conmovida,<br />
jamás había visto semejante escena en su vida. Admiraba a aqu<strong>el</strong>los<br />
compañeros que tenían esos singulares conceptos, aunque no los<br />
aceptaba plenamente. Habló muy poco al principio y sólo escuchaba,<br />
observaba y reflexionaba.<br />
Sin embargo, esa atmósfera animada era tan efímera que no duró<br />
más de un mes y se cambió bruscamente debido a que <strong>el</strong> poder<br />
autoritario creía que aqu<strong>el</strong>las personas, que se atrevían a criticarle<br />
aguzadamente, eran muy p<strong>el</strong>igrosas y decidió reprimirlas.<br />
El aire social se alteró por momentos, aqu<strong>el</strong>la gente, que habían<br />
hecho críticas al gobierno fueron atacados de repente por una fuerza<br />
muy feroz y bien organizada. Zhang no entendía de lo que ocurrió<br />
ni apenas creía sus propios ojos, preguntaba a sus compañeros para<br />
comprobar la noticia, y una le dijo“todo lo que dicen había sido cierto<br />
y todavía mucho más, cada día descubro algo nuevo, me quedo<br />
mareada y digo qué es esto” . Zhang se puso muy enojada cuando la<br />
novedad se había confirmado, impulsando por la justicia decidió salir<br />
para defender a esas personas que élla creía inocentes.<br />
Un día, en un sitio de la universidad, hizo una congregación en que<br />
asediaban a un jóven estudiante. La escena era muy caótica, palabras<br />
incoherentes, gritos a voz en cu<strong>el</strong>lo, alusiones personales....., <strong>el</strong> jóven<br />
atacado era como un pobre cordero aguantando silenciosamente todo<br />
tipo de humillaciones. De súbito, Zhang saltó a la mesa y empezó a<br />
hablar. ¿ qué quiere decir con todo esto? -Interrogó.- ¿es un debate o<br />
es un juicio? y si <strong>el</strong> juicio, ¡no tiene ningún sentido! ¿A quién juzgáis?<br />
265
¿a este compañero? ¿Acaso no es que aconsejaban a la gente que<br />
expresaran libremente las opiniones? ¿por qué os montáis en cólera<br />
apenas las escucháis? ¿No es que este compañero sólo escribió una<br />
poesía en que clamó por la libertad? ¿vale la pena de que mostráis<br />
esos enojos tan absurdos y exagerados? ¿vale la pena de que le hacéis<br />
un ataque tan cru<strong>el</strong> y despiadado? En estos días yo no hablo casi<br />
nada, ¿por qué? porque yo sé cláramente que, si salgo a defender<br />
a esos compañeros, me encontraré sin duda, en la misma situación,<br />
entonces estoy muy desconcertada y vacilada......, ¿Quién eres tú? -<br />
una voz interrompió sus palabras, ¿Quién eres tú? - hizo una pregunta<br />
adversa Zhang, ¿tienes derecho de preguntarme con esta forma?<br />
¿eres un policía o un agente secreto? Escucha bien, me llamo Zhang<br />
Qiu, puesto que hoy salgo en público ante vosotros, ¡ya no tengo<br />
miedo por nada, aun cuando <strong>el</strong> cuchillo se ponga sobre mi cabeza!<br />
La arma blanca d<strong>el</strong> Poder lanzó de inmediato hacia a Zhang, era<br />
víctima de fuertes ofensiones, no le permitían que se defendiera de<br />
nada. Sufrió tanto que se suicidó para protestar de tales actos brutales<br />
y se salvó después. Tras experimentaba innumerables sufrimientos<br />
y reflexionaba profundamente sobre <strong>el</strong> suceso, sacó en conclusión<br />
de que lo ocurrido no significaba la vileza de algunas personas que<br />
rodeaban a su alrededor, sino la d<strong>el</strong> régimen estatal y una vez tomó<br />
esta conciencia, su crítica comenzó a girar apuntando directatamente<br />
hacia aqu<strong>el</strong> balumbo y lo hacía sin cesar nunca hasta <strong>el</strong> fin de su vida.<br />
La historia posterior de Zhang era muy larga y trágica,he <strong>aquí</strong> sólo se<br />
limita a hacer un resumen. Primero, fue expulsada de la universidad<br />
y obligada a hacer trabajos duros y pesados como <strong>el</strong> castigo, luego,<br />
como era indomable y siempre mantenía la fuerte resistencia contra<br />
266
esas opresiones, la metieron en <strong>el</strong> cárc<strong>el</strong> en que padecía todo tipo de<br />
torturas muy espantosas, más tarde, condenada a 20 años de prisión,<br />
y por último, pena de muerte.<br />
Zhang jamás inclinó su noble cabeza ante tales barbaridades y habló<br />
con toda su indignación “¡Los verdaderos culpables son los descarados<br />
gobernadores d<strong>el</strong> régimen totalitario! ¡La Historia declarará mi<br />
inocencia! ¡En <strong>el</strong> Tribunal de la Justicia seré yo la acusadora!” Después<br />
de 5 años de prisión, Zhang fue fusilada.<br />
¡Qué se aflige de ver a una persona, que ponía sinceramente todo<br />
su esfuerzo y su afán por la construcción de un Nuevo Régimen, fue<br />
asesinada al final por <strong>el</strong> mismo!<br />
Muchos años después la sentencia injusta se derogó, y Zhang fue<br />
declarada inocente.<br />
La causa real que conducía a Zhang a la muerte, consistió en que<br />
élla había resistido intransigente y decididamente a la violencia,<br />
a la violación de los derechos humanos, y sobre todo, al sistema<br />
autocrático. Pero <strong>el</strong> motivo inicial, originó de defender a un<br />
compañero de un trato injusto. Entonces, después de mucho tiempo<br />
de su muerte, un periodista entrevistó a varios de sus compañeros de<br />
aqu<strong>el</strong> entonces, preguntándoles “¿qué harías tú si supieras u oyeras<br />
que ese compañero estaba sufriendo de tal injusticia? ” Respondieron<br />
todos que no podrían hacer lo mismo como Zhang, y uno de <strong>el</strong>los dijo<br />
“ya ves, si a ese hombre lo hubiera oído yo a los vente años, las cosa<br />
habrían sido de otro modo, como ninguno de nosotros tevo <strong>el</strong> coraje<br />
para protegerle ante esa situación, habría sufrido mucho más. Zhang<br />
le salvó con <strong>el</strong> precio de pagar su propia vida”<br />
267
Termino esta historia con <strong>el</strong> fragmento de un discurso que dio un<br />
compañero de Zhang en la ceremonia de poner sus cenizas de hueso.<br />
“Entre las heroínas muy pocas en la historia moderna de China,<br />
Zhang Qiu tiene un valor super especial. Su concepto, su valentía,<br />
sus miradas penetrantes y perspicaces, son como las espadas muy<br />
afiladas, con que dio fuertes puñaladas hacia la cortina de hierro d<strong>el</strong><br />
sistema autocrático y de la superstición moderna. La sangre de una<br />
mujer d<strong>el</strong>icada está convirtiéndose en una gran energía para hacer<br />
despertar a un pueblo y a toda la nación. Zhang Qiu, nuestra querida<br />
hermana, en <strong>el</strong> tiempo de su padecimiento, cualquier malvado y<br />
canalla se atrevía a humillarte y burlarse de ti. Pero hoy, cada persona<br />
de buena corazón, te estima, te respeta y te admira. ¡Eres fuego, eres<br />
espada, eres Prometeo de China, eres una gran heroína, la verdadera<br />
heroína, sin par e inigualada!!”<br />
La vida de Zhang Qiu ya no existe, pero su alma y su espíritu serán<br />
inmortal.<br />
268
El aire suave<br />
Ram Malis<br />
Faltaba un cuarto por las dos de la tarde cuando me levante de<br />
la cama y fui a ducharme. Si no hubiera programado una cita<br />
con mi hermana mayor, probablemente ahora todavía estaría<br />
en la cama, pero <strong>el</strong>la es una arquitecta muy ocupada y “Cariño,<br />
tenemos que encontrarnos temprano, a las dos de la tarde<br />
¿En tu restaurante favorito? Un beso”, y porque una vez más<br />
necesitaba de su ayuda financiera, no me quedaba otra opción.<br />
El agua caliente de la ducha llovió y envolvía mi cuerpo, <strong>el</strong><br />
cerebro no estaba completamente despierto. Todavía todo<br />
estaba en paz. Sin embargo, cuando pasaron dos minutos me<br />
di cuenta que no habían toallas limpias.<br />
“David, trae una toalla d<strong>el</strong> armario” grité, y <strong>el</strong>, con los ojos<br />
todavía medios cerrados con hilos d<strong>el</strong> sueño, trajo toalla grande<br />
y blanca.<br />
269
El agua, <strong>el</strong> agua es vida, <strong>el</strong> agua que cae sobre mi cuerpo, <strong>el</strong> agua<br />
bendita, <strong>el</strong> sonido d<strong>el</strong> agua me trae recuerdos de mi familia.<br />
Todo lo que dicen había sido cierto y todavía mucho más, cada<br />
día descubro algo nuevo, me quedo mareada y digo qué es esto<br />
la verdad, y la verdad es que no soy industrioso, sino perezoso.<br />
La facultad de arquitectura me puso aturdido. Entonces, soy <strong>el</strong><br />
único en la familia que no es arquitecto, me dedique al diseño,<br />
un punto negro más en mis antecedentes.<br />
La temperatura d<strong>el</strong> agua había bajado por lo cual cerré la llave<br />
a regañadientes. ¿Desde cuándo me gustaba <strong>el</strong> agua caliente<br />
para bañare? No recuerdo. En mi juventud siempre sentía frío y<br />
estaba enfermo a menudo. Mis padres fueron como los áng<strong>el</strong>es,<br />
áng<strong>el</strong>es que están en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, y nunca visitaban <strong>el</strong> tierra d<strong>el</strong> su<br />
hijo. Un baño de inmersión en agua caliente era una solución<br />
necesaria, o <strong>el</strong> calor de los brazos de mi hermana mayor. Ella<br />
nunca tenía miedo decirme la verdad por más dura que fuera,<br />
sino yo sabía que sus brazos siempre estaban dispuestos a<br />
proporcionarme toda su ayuda.<br />
Salí d<strong>el</strong> cuarto de baño y comencé buscar ropa apropiada<br />
dentro d<strong>el</strong> revoltijo d<strong>el</strong> dormitorio. ¡Qué desorden! En cada<br />
rincón habían pilas de camisas, pantalones, libros, pedacitos de<br />
hierba, hasta la raqueta de tenis entre todo. ¡Carajo! Por fin,<br />
encontré un jeans de color azul oscuro y una camisa blanca. Me<br />
miré al espejo y era contento con los buenos resultados de mi<br />
actividad en <strong>el</strong> gimnasio. Me gusta mi cuerpo, y por supuesto<br />
la gente era c<strong>el</strong>osa. Tomé las llaves de la moto, <strong>el</strong> casco y la<br />
chaqueta de pi<strong>el</strong> negra y me dirigí a la planta baja. El r<strong>el</strong>oj<br />
marcaba las dos y cinco, y como siempre iba a llegar tarde.<br />
270
Subí a la moto y piloté como si no hubieran coches o personas en<br />
las calles, cuando de pronto, pero como su<strong>el</strong>e, tuve la sensación<br />
de que <strong>el</strong> aire había cambiado rígido, y no soy yo, estoy un poco<br />
más libre y al mismo tiempo oscuro. Era un día luminoso, pero<br />
mis pensamientos eran sombríos, ya había pasado <strong>el</strong> parque<br />
camino al restaurante.<br />
Tenía yo veinte años y quemábamos horas averiguando las más<br />
<strong>el</strong>ementales posturas de beber leyendo, yo y David. Quería<br />
devorar <strong>el</strong> mundo sin tener consideración de nada ni de nadie,<br />
es un rol que va conmigo. El rugido interior fortalecido por <strong>el</strong><br />
viento que soplaba, y me recordaba con <strong>el</strong> cuchillo y <strong>el</strong> tenedor<br />
con los que he tragado <strong>el</strong> mundo: las ropas preciosas, las fiestas<br />
opacas que terminaban quien sabe a qué hora, los limites que<br />
no tenia… sin embargo sobre todo mi hermana que era como <strong>el</strong><br />
ojo de la tormenta.<br />
Cuando llegué al restaurante sentí que <strong>el</strong> viaje duro casi una<br />
eternidad, pero <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj marcaba que solo habían pasado quince<br />
minutos. Bajé de la moto, me saqué la chaqueta de pi<strong>el</strong> negra, y<br />
de repente <strong>el</strong> aire estaba en sereno. ¿Porque mis pensamientos<br />
volvían a las memorias dañinas? Es un gran misterio.<br />
Entré al restaurante y como era de esperar mi hermana estaba<br />
sentada cercano la mesa.<br />
“Que lindos jeans” fueron sus primeras palabras. No<br />
había necesidad de hablar de mi retraso habitual, quizás haya<br />
sido obligada a canc<strong>el</strong>ar alguna otra cita. La conversación se<br />
desarrollo sobre un día cotidiano. Habló de un proyecto que<br />
271
la empresa había recibido, un edificio de oficinas, simple pero<br />
desafiante, y que <strong>el</strong> cliente quería algo especial en <strong>el</strong> diseño.<br />
También sobre su hijo mayor que empezó a decir frases<br />
completas, y sobre su hija pequeña que aun no caminaba. Me<br />
quedé callado. ¿Qué tengo que renovar? Nada sustancial había<br />
cambiado desde nuestra última reunión. Ella era <strong>el</strong> centro de<br />
un mundo brillante, y yo un margen oscuro.<br />
Después que terminamos de comer (yo: ensalada jamón pato,<br />
pimientos r<strong>el</strong>lenos, y faisán a la salsa de moscat<strong>el</strong>; Ella: pasta),<br />
vino <strong>el</strong> silencio, que marcó mi turno de hablar, o más bien - mi<br />
turno de pedir. Como de costumbre, pero esta vez, al tratar<br />
de encontrar las palabras adecuadas, explicaciones y excusas,<br />
porque necesito más dinero, mi hermana me preguntó como es<br />
mi compañero de apartamento.<br />
Quería decirle que yo no sé nada, quería responder porque de<br />
repente se acordó de él, sino las palabras cambiaron a voz baja,<br />
pero habían algo claro como <strong>el</strong> sol – “sabía que David es mi<br />
novio”.<br />
La cara de mi hermana se avejentó. Bueno, no movió ningún<br />
músculo, solo la sonrisa cong<strong>el</strong>ada quedaba, pero mis ojos<br />
habían visto dos realidades - la existente y la imaginaria. Las<br />
palabras dichas no tenían retorno, <strong>el</strong> hábito y <strong>el</strong> espanto dejaron<br />
atrás la complicación, y segué la charla sobre <strong>el</strong> dinero que no<br />
alcanza, los gastos de la universidad, <strong>el</strong> costo d<strong>el</strong> equipamiento<br />
d<strong>el</strong> taller y <strong>el</strong> vivir en <strong>el</strong> centro de la ciudad…<br />
272
Mi hermana pidió la cuenta, y pagó <strong>el</strong> camarero y yo. Nos<br />
despedimos con un beso y un adiós, y nos fuimos cada uno por<br />
su camino. Cuando subí a la moto para regresar al apartamento<br />
sentí por primera vez que <strong>el</strong> aire podría ser suave.<br />
273
Este libro también es de…<br />
… Svetlana Chernova • Alexandra Mansilla • Victor Matkovskiy •<br />
Tamara Tsulaya • Xiang feng Qin • Ying Zeng • Wang Ran • Bhih Jihane •<br />
Margarita Yashkova • Natalia Chekalova • Julia Bessmertnykh • Maria<br />
Nichiporuk • Vladimir Gaynanov • María Schurik • Wang Xueying •<br />
Maomiao Yi • Marina Vostrikova • Yulia Smirnova • Daria Kustova • Ye<br />
Huizi • Adna Ofer • Zalit Tzafra • Dalia Marit Koren • Moshe Zamero.
Este libro<br />
nació en Brus<strong>el</strong>as,<br />
Moscú, Pekín, T<strong>el</strong> Aviv y<br />
Marrakech en junio<br />
2011<br />
Nº ........ / ........
19216 son los kilómetros que recorrerían Don Quijote y Sancho Panza<br />
si decidieran salir a ver mundo y, partiendo de Brus<strong>el</strong>as llegaran a<br />
Marrakech, pasando por Moscú, Pekín y T<strong>el</strong> Aviv. Ellos establecerían<br />
esta RuTA imaginaria y por eso, para darle vida, los cinco centros han<br />
convocado este concurso.<br />
19216 est le nombre de kilomètres que parcourraient Don Quichotte<br />
et Sancho Panza, s’ils décidaient de partir voir le monde de Brux<strong>el</strong>les<br />
à Marrakech en passant par Moscou, Pékin et T<strong>el</strong> Aviv. Ils traceraient<br />
cette RouTe imaginaire. Aussi, pour lui prêter vie, les cinq centres ont<br />
organisé ce concours.<br />
19216: het aantal kilometers dat Don Quijote en Sancho Panza<br />
zouden afleggen mochten ze besluiten om vanuit Bruss<strong>el</strong> de wer<strong>el</strong>d<br />
te gaan ontdekken en via Moskou, Peking en T<strong>el</strong> Aviv tot in Marrakech<br />
te reizen. Om deze denkbe<strong>el</strong>dige rouTE tot leven te brengen hebben<br />
de vijf centra deze wedstrijd op het getouw gezet.<br />
19216 километров прошли бы Дон Кихот и Санчо Панса, если<br />
бы решили посмотреть мир, отправившись из Брюсселя в<br />
Марракеш через Москву, Пекин и Тель-Авив. Они проложили бы<br />
вымышленный МАРШРУТ через пять городов, центры Института<br />
Сервантеса в которых и проводят этот конкурс.<br />
19216是堂吉诃德和桑丘潘沙当初决定离家出走看世界所需要走<br />
过的里程数,他们从布鲁塞尔出发,途经莫斯科、北京和特拉<br />
维夫,最终到达马拉喀什。他们开创了这条想象中的路线,为<br />
了使其成为现实,这五个学院联合举办此次故事竞赛。