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sonificarse en un sujeto; en quien<br />
quiere.<br />
Ssta imposición pue<strong>de</strong> efectuarse por<br />
diferentes medios, dirigirse a distintos<br />
fines y actuarse en nombre <strong>de</strong> diversos<br />
principios; principios, medios y fines<br />
que se condicionan mutuamente formando<br />
diversos sistemas <strong>de</strong> imposición,<br />
que hacen que el hecho <strong>de</strong> dominación<br />
pueda presentar íormas muy variadas,<br />
cuyo estudio concreto compete no sólo<br />
al sociólogo y al historiados, sino al<br />
político y al estratega.<br />
La distinción entre éstos últimos es<br />
completamente arbitraria; no se pue<strong>de</strong><br />
ser lo uno sin ser lo otro, ya fue el<br />
hecho <strong>de</strong> dominación no cambia sus<br />
tancialmente al actuarse por medio;-,<br />
pacíficos o violentos, al producirse en<br />
el interior <strong>de</strong> un sistema o entre varios<br />
<strong>de</strong> igual entidad en principio.<br />
Quizá no haya campo que requiera<br />
<strong>de</strong>slin<strong>de</strong> tan urgente como el <strong>de</strong> las<br />
i<strong>de</strong>as que acerca <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r como hecho<br />
existen en este confuso.mundo <strong>de</strong> hoy;<br />
quizá tampoco en ninguna parte la experiencia<br />
haya sido tan intensa y tan<br />
generalizada como en esta región <strong>de</strong><br />
actividad y pensamiento humanos.<br />
Sistemas arrumbados tras meteorice<br />
éxito, convenciones mantenidas largo<br />
tiempo que mueren <strong>de</strong> la noche a la<br />
mañana, agnosticismo resultante, apatía,<br />
fatalismo. Tal es el panorama. Y<br />
<strong>de</strong> que sea así está hecha paradójicamente<br />
nuestra esperanza.<br />
Si prescindimos <strong>de</strong> los sofismas enmascaradores<br />
<strong>de</strong> la realidad, que tanto<br />
abundan en el campo <strong>de</strong> las teorías<br />
políticas, y nos enfrentamos con el hecho<br />
<strong>de</strong> Gobierno, a través <strong>de</strong> todas las<br />
diversas conformaciones que este hecho<br />
pue<strong>de</strong> adoptar, se nos, revelan ciertas<br />
características, ciertos elementos que se<br />
dan siempre y pudiéramos llamar «constantes<br />
políticas».<br />
Se hace preciso para su justa estimación<br />
prescindir <strong>de</strong> las etiquetas, que arbitrariamente<br />
se colocan sobre conceptos<br />
y sobre órganos, sobre principios y<br />
sobre funciones. La terminología política<br />
se caracteriza por la multitud <strong>de</strong> significados<br />
contrapuestos que correspon<strong>de</strong><br />
a cada palabra, y por la exhuberancia<br />
<strong>de</strong> términos para <strong>de</strong>signar la misma<br />
cosa.<br />
Si intentamos esquematizar sociológicamente<br />
el .hecho abstracto <strong>de</strong> dirección<br />
social, éste queda reducido a la aetuación<br />
<strong>de</strong> una voluntad sobre un complejo<br />
social según un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>terminado.<br />
Esta actuación pue<strong>de</strong> producirse, según<br />
dos tipos generales: imposición <strong>de</strong><br />
una voluntad rectora a otras —sea o no<br />
sea libremente aceptada por éstas— o<br />
compenetración <strong>de</strong> volunta<strong>de</strong>s —conformidad<br />
por conformación—. El hecho <strong>de</strong><br />
dominación política, el po<strong>de</strong>r ejercido<br />
sobre un pueblo, pertenece al primer<br />
tipo; la forma <strong>de</strong> relación humana, que<br />
explayaremos —quizá algo inci<strong>de</strong>ntal.<br />
mente— bajo el nombre <strong>de</strong> «comunión»,<br />
al segundo.<br />
Pero tanto en el po<strong>de</strong>r como en la<br />
comunión se observa que no se presentan<br />
en la realidad en forma pura, sino<br />
entremezclados; ni el hecho <strong>de</strong> dominación<br />
pue<strong>de</strong> prescindir <strong>de</strong> la fuerza cohesiva<br />
propia <strong>de</strong> las formas «comunican.<br />
tes», ni estas formas abandonan por<br />
completo aquel tipo <strong>de</strong> fuerza coactiva,<br />
que <strong>de</strong>sarrolla el po<strong>de</strong>r.<br />
Ciñámonos, <strong>de</strong> momento, a éste. En<br />
líneas generales, y prescindiendo <strong>de</strong> etiquetas<br />
i<strong>de</strong>ológicas, el po<strong>de</strong>r se <strong>de</strong>sarrolla<br />
según principios, orientando a unos<br />
fines y empleando unos medios; principios,<br />
medios y fines, que como ya he.<br />
mos dicho, se acondicionan mutuamente.<br />
Pue<strong>de</strong> actuar en provecho directo<br />
<strong>de</strong>l actor <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, o en pro <strong>de</strong>l Sien<br />
común <strong>de</strong>l pueblo que rige, y pue<strong>de</strong> estar<br />
confiado en su <strong>de</strong>sarrollo a la primacía<br />
<strong>de</strong> una voluntad soberana o a la <strong>de</strong> una<br />
norma or<strong>de</strong>nadora objetivada, a la que<br />
la voluntad <strong>de</strong>l actor <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r ha <strong>de</strong><br />
plegarse, aunque nunca abolutamente.<br />
así eomo nunca es tal voluntad absolutamente<br />
caprichosa.<br />
Su impulso pue<strong>de</strong> obrar en sentido <strong>de</strong><br />
la inercia social <strong>de</strong>l pueblo regido —po<strong>de</strong>r<br />
conformado— o sentido en "corrección<br />
<strong>de</strong> formas y dinámicas, sociales<br />
—po<strong>de</strong>r conformador-—. Su intensidad <strong>de</strong><br />
acción y la extensión <strong>de</strong>l área <strong>de</strong> con-<br />
ducta humana sometida a sus <strong>de</strong>cisiones<br />
son variables.<br />
Todo po<strong>de</strong>r se relaciona con otros po<strong>de</strong>res,<br />
encarnación <strong>de</strong> las volunta<strong>de</strong>s políticas<br />
<strong>de</strong> los diversos pueblos que coexisten;<br />
tales relaciones pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong><br />
imposición, en las dos formas <strong>de</strong> «directa»<br />
—cuyo prototipo es la guerra y<br />
su forma extrema la ocupación colónial—<br />
e «indirecta» --con toda la amplia<br />
gama <strong>de</strong> tonos que encierra la palabra<br />
«influencia»—; pue<strong>de</strong>n ser también<br />
<strong>de</strong> coordinación, ya en la forma<br />
positiva, <strong>de</strong> cooperación a un fin, o en<br />
nombre <strong>de</strong> unos principios, ya en la<br />
forma pasiva <strong>de</strong> <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong> esfe.<br />
ras <strong>de</strong> actuación o <strong>de</strong> influencia.<br />
En su aspecto interno el po<strong>de</strong>r es<br />
ejercicio siempre por órganos o personas<br />
distintas <strong>de</strong>l conjunto r'e los gobernados.<br />
Aun <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> lado el problema<br />
<strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> gobierno, que no<br />
correspon<strong>de</strong> a lo planteado <strong>de</strong> momento,<br />
insistimos en este siempre en el que<br />
se encierra una verdad sociológica comprobable<br />
en todo momento por su facticismo<br />
en cuanto se <strong>de</strong>sentrañan los<br />
procesos enmascaradores <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nados<br />
por actores <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que intentan hacer<br />
creer a los pueblos, que rigen que se<br />
autogobiernan, o que ellos, los actores<br />
<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, son «la voz y la conciencia <strong>de</strong>l<br />
pueblo»... Fácil opio <strong>de</strong> palabras que no<br />
pue<strong>de</strong> convencer al atento examinador<br />
<strong>de</strong> la realidad.<br />
Todo hecho <strong>de</strong> gobierno supone un<br />
equilibrio <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> libre acción<br />
política: a más posibilidad <strong>de</strong>l gobernante,<br />
menos <strong>de</strong>l gobernado y vice<br />
versa. Este equilibrio tiene dos extremos<br />
<strong>de</strong>sequilibrados, y por tanto inestables:<br />
anarquía y Urania. Ninguna <strong>de</strong> ambas<br />
perdura porque su carcterística es pre.<br />
cisamente ser tránsito <strong>de</strong> una situación<br />
<strong>de</strong> equilibrio a otra distinta o renovada.<br />
Jamás el po<strong>de</strong>r es absoluto. Aparte<br />
<strong>de</strong> las limitaciones <strong>de</strong> tipo óntico, en las<br />
que no liemos <strong>de</strong> entrar, tiene una natural<br />
limitación fáctica que siempre<br />
(recalquemos también el «siempre») se<br />
presenta; la representación, el «consentir»<br />
<strong>de</strong> los gobernados. Representación<br />
expresa¡ tácita, o <strong>de</strong> mera opinión,<br />
siempre existe en un sistema político<br />
por requerir éste <strong>de</strong> necesidad contacto<br />
con la estructura social que corona.<br />
Pue<strong>de</strong> ser una representación <strong>de</strong>sviada,<br />
incompleta, engañosa; pero en tal caso<br />
se tratará <strong>de</strong> una representación<br />
«prefabricada», nominal, al margen <strong>de</strong><br />
la cual estará vibrando un estado <strong>de</strong><br />
opinión auténtica, que por el clamor, <strong>de</strong><br />
la manifestación o el silencio <strong>de</strong> la indiferencia<br />
y el <strong>de</strong>svio hará llegar tar<strong>de</strong><br />
o temprano su fuerza al gobernante, y<br />
éste, si ha <strong>de</strong> seguir siéndolo, «con-sentirá»<br />
con ella, o al menos intentará<br />
el diálogo al tratar <strong>de</strong> encauzarla, pero<br />
contando siempre con su existencia.<br />
Incluso esa frecuente «fabricación <strong>de</strong><br />
opiniones» efectuada por los actores<br />
reales <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, no es sino la afirmación<br />
<strong>de</strong> que existe esa representación,<br />
vocinglera o muda, que como el esclavo<br />
que ritualmente subía al carro <strong>de</strong>l general<br />
romano en triunfo., recuerda<br />
constantemente al gobernante, «que es<br />
hombre». Todo un hombre, y sólo un<br />
hombre.<br />
El Po<strong>de</strong>r, en fin, es una fuerza que<br />
opera sobre entida<strong>de</strong>s libres, ontológicamente<br />
suficientes e insuficientes materialmente,<br />
que son los hombres, integrándoles<br />
escalonadamente en entida<strong>de</strong>s<br />
insuficientes ontológicamente y casi<br />
suficientes en lo material, que son<br />
los pueblos.<br />
Es preciso, aun <strong>de</strong> pasada, que recalquemos<br />
dos afirmaciones; la primera<br />
es que «hecho <strong>de</strong> dominación», no tiene<br />
por qué implicar siempre «violencia<br />
física» o vencimiento militar; entre<br />
muchas cosas pue<strong>de</strong> significar autoridad<br />
acatada, influencia, ejemplaridad,<br />
prepotencia,, que obra por mera presencia.<br />
La segunda es que nuestra i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
pueblo no tiene nada que ver con raza<br />
ni con nación siquiera —y mucho me.<br />
nos con el concepto político <strong>de</strong> Estado—;<br />
significa sólo un conjunto <strong>de</strong> estirpes,<br />
sea el que sea el origen o la<br />
contextura somática <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong><br />
ellas, que empren<strong>de</strong>n juntas el camino<br />
<strong>de</strong> ía Historia, elaborando una tradi-<br />
ción comunitaria y .viviendo unas comunes<br />
constantes espirituales, bajo el<br />
mando <strong>de</strong> una persona física, jurídica<br />
o mítica, y sujetas a una misma ñorma,<br />
a la que acatan; norma que pue<strong>de</strong><br />
ser ética, religiosa, consuetudinaria<br />
o estrictamente jurídica; conjuntos<br />
orientados a una serie <strong>de</strong> fines, entre<br />
los cuales en primer lugar está la <strong>de</strong><br />
ia permanencia y subsistencia física <strong>de</strong>l<br />
conjunto que es cada uno <strong>de</strong> ellos como<br />
tal.<br />
Los pueblos son los protagonistas <strong>de</strong><br />
ia Historia, como los hombres —o. a<br />
lo sumo, la sociedad heril en torno al<br />
cabeza <strong>de</strong> familia-- fueron los protagonistas<br />
<strong>de</strong> la Antehistoria; es preciso<br />
emplear este término, en vez <strong>de</strong>l más<br />
usual <strong>de</strong> Prehistoria., ya que esta última<br />
palabra tiene un significado cíen*<br />
tista, arqueológico, que no se compagina<br />
con la consi<strong>de</strong>ración sociológica,<br />
ia cual no tiene nada que ver con la<br />
supervivencia o no <strong>de</strong> testimonios escritos.<br />
Y entra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo probable, como<br />
más a<strong>de</strong>lante analizaremos, que los protagonistas<br />
hoy actuantes terminen su<br />
función y que<strong>de</strong> sobre el escenario <strong>de</strong>l<br />
mundo como único agonista <strong>de</strong>l gran<br />
drama <strong>de</strong> la Transhistoria futura la estirpe<br />
humana como totalidad.<br />
Los pueblos viven <strong>de</strong> tradición; sin<br />
ella no existirían; y viven para su tíadicióni<br />
so pena <strong>de</strong> suicidarse. Ella es la'<br />
misma vida <strong>de</strong>l pueblo que inspira y<br />
<strong>de</strong>l que se nutre. Pero en toda tradición<br />
cabe discernir dos elementos: condicionados<br />
mutuamente, su influjo recíproco<br />
es: sin embargo, difícil <strong>de</strong> percibir<br />
a lo largo <strong>de</strong> una vida humana;<br />
por ello muchos los estiman como modificables<br />
o como inmutables (según<br />
ios gustos) por separado.<br />
Estos elementos son «contenido espiritual»<br />
y «manera <strong>de</strong> ser». El primero<br />
produce, como <strong>de</strong>yección objetivada, lo<br />
que llamamos «cultura»; el segundo se<br />
traduce, al incidir sobre la ocasión fáctica,<br />
en el obrar histórico concreto <strong>de</strong>l<br />
pueblo en cuestión.<br />
No es posible exten<strong>de</strong>rnos aquí acerca<br />
<strong>de</strong> ambos elementos; habiendo adoptado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio un ángulo visual<br />
sociológico., más que crítico., habremos<br />
<strong>de</strong> apoyarnos preferentemente<br />
sobre el segundo <strong>de</strong> ellos, sobre la contextura<br />
y modo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> un pueblo,<br />
<strong>de</strong> esos pueblos que hcy marchan hacia<br />
la oscuridad en apariencia; en apariencia<br />
sólo,, porque quienes creemos sabemos<br />
que el hombre acopia el material<br />
y aporta el esfuerzo, pero la Historia,<br />
como totalidad <strong>de</strong> sentido, la edifica<br />
Dios.<br />
Cuanto antece<strong>de</strong> hubiera podido suscribirlo<br />
quizá Perogrullo. Pero es tal la<br />
confusión lanzada^ como apuntábamos,<br />
sobre el campo <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as políticas,<br />
que era preciso este replanteo ds realida<strong>de</strong>s<br />
sociales elementales antes <strong>de</strong><br />
proseguir.<br />
Hemos visto que la voluntad política<br />
resi<strong>de</strong> en un órgano o persona moral<br />
concreta, y no en una supuesta voluntad<br />
general, puesto que, aun en los casos<br />
en que parece <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r plenamente<br />
<strong>de</strong> la opinión, ésta pue<strong>de</strong> ser fabricada<br />
por un órgano <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. Esta<br />
voluntad política tiene límites sociológicos<br />
y también «ordinales» (morales,<br />
legales, etc.) y pue<strong>de</strong> actuar o funcionalmente,<br />
fisiología <strong>de</strong> una anatomía<br />
dada, o estructuralmente. modificando<br />
su propia base sociológica. El acto político<br />
se produce cuando una voluntad<br />
originaria actúa eficazmente y según<br />
un or<strong>de</strong>n sobre un complejo social, entendiendo<br />
por éste el sistema <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s<br />
que actúan, conjunta o separadamente,<br />
sobre una serie <strong>de</strong> personas;<br />
no cabe admitir que la mera finalidad<br />
<strong>de</strong> un acto concreto sea criterio suficiente<br />
para calificar <strong>de</strong> político tal acto.<br />
Este or<strong>de</strong>n político que indicamos se<br />
nos muestra como un conjunto sistematizado<br />
<strong>de</strong> principios, medios y fines,<br />
en el que los primeros justifican, orientan<br />
y limitan a los dos segundos; cabría<br />
<strong>de</strong>finirlo como el sistema <strong>de</strong> hipótesis<br />
justificativas <strong>de</strong> la voluntad política<br />
que tien<strong>de</strong> a explicar ésta en sí<br />
y en su actuación como consecuencia <strong>de</strong><br />
un or<strong>de</strong>n metafísico, y <strong>de</strong>l que se <strong>de</strong>duce<br />
la estructura básica <strong>de</strong> la unidad<br />
política <strong>de</strong> que se trate, sistema que se<br />
traduce en normas orientadoras que el<br />
Po<strong>de</strong>r hará coactivas <strong>de</strong> necesidad en<br />
parte bajo la forma <strong>de</strong> Derecho positivo.<br />
El panorama real <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> hoy<br />
nos presenta profundas alteraciones en<br />
or<strong>de</strong>n a i<strong>de</strong>as y hechos políticos; se estima<br />
que el or<strong>de</strong>n es un mero sistema<br />
<strong>de</strong> voluntad orientada a la conveniencia<br />
con un criterio toscamente utilitarista,<br />
y se justifica tal or<strong>de</strong>n y todos<br />
los ór<strong>de</strong>nes por su simple facticidad,<br />
acusándose menosprecio o extravío <strong>de</strong><br />
la radicación metafísica '<strong>de</strong>l mismo.<br />
Vemos hoy la representación <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñada,<br />
expresa o tácitamente, o: lo que es<br />
peor, prefabricada por aparatos ds propaganda:<br />
asistimos a un doble enmascaramiento,<br />
tanto <strong>de</strong>l actor real <strong>de</strong>l<br />
Vo<strong>de</strong>r, por <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> métodos <strong>de</strong><br />
tiranía indirecta, especialmente en lo<br />
económico y en lo <strong>de</strong>magógico., que<br />
transforman en «gobiernos <strong>de</strong> paja»<br />
muchos <strong>de</strong> los existentes, como <strong>de</strong> los<br />
fines reales que se propone la voluntad<br />
política disimulados con el penacho <strong>de</strong><br />
unos i<strong>de</strong>ales, pabellón que cubre la ave.<br />
riada mercancía <strong>de</strong>l apetito da po<strong>de</strong>r<br />
sobre los hombres y sobre los pueblos.<br />
Hemos llegado a presenciar cómo los<br />
po<strong>de</strong>res políticos emplean como recurso<br />
para mantenerse el triste espantajo<br />
<strong>de</strong> la guerra o <strong>de</strong> la simple enemistad<br />
con otros po<strong>de</strong>res; remito al lector a<br />
un profundo y fino cuento <strong>de</strong> André<br />
Maurois (1) que indica claramente el<br />
atroz peligro que encierra esta eonducta;<br />
raro es el Gobierno que hoy, ante<br />
las dificulta<strong>de</strong>s interiores,, no lanaa el<br />
«¡Viva Cartagena!» <strong>de</strong> los malos actores,<br />
amenazando con la posibilidad <strong>de</strong><br />
una guerra o <strong>de</strong> la invasión <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ologías<br />
extrañas e inhumanas.<br />
Junto a un conservatismo <strong>de</strong> corto<br />
alcance, se nos presenta hoy la maquiavélica<br />
justificación <strong>de</strong> los medios por<br />
ios fines; se llega a hablar ya —casi<br />
como <strong>de</strong> un óptimo <strong>de</strong>seable— <strong>de</strong> una<br />
«política <strong>de</strong> fines», sin pensar para<br />
nada en que la política es, ante todo,<br />
cuestión <strong>de</strong> principios.<br />
Asistimos hoy a una fuerte inci<strong>de</strong>ncia<br />
lateral <strong>de</strong> sistemas <strong>de</strong> comunión<br />
que, como en ninguna época <strong>de</strong> la Historia,<br />
se entrecruzan con los aparatos<br />
políticos <strong>de</strong> Po<strong>de</strong>r., a los que intentan<br />
suplantar ya reduciendo a un segundo<br />
plano la «vis política» y ocupando ellos<br />
con su especial orientación el papel<br />
prepon<strong>de</strong>rante, ya apoyados en una negativa<br />
<strong>de</strong> la pluralidad política actual<br />
—fuente <strong>de</strong> todos los males para ellos—,<br />
a la que intentan suplantar, sin saberlo<br />
quizá, por otro hecho político <strong>de</strong> potencia,<br />
extensión y trascen<strong>de</strong>ncia inimaginados<br />
hasta ahora. Como <strong>de</strong>fensa,, los<br />
po<strong>de</strong>res políticos intentan «comunizar»<br />
hacia ^ el interior sus respectivos pue.<br />
blos, exaltando y sacando <strong>de</strong> quicio el<br />
patriotismo hasta caer en los nacionalismos<br />
xenófobos^ ahondando más y más<br />
en las naturales diferencias <strong>de</strong> las estirpes<br />
humanas. i"<br />
En otro or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas., se advierte<br />
un cierto menosprecio hacia el problema<br />
<strong>de</strong> las formas concretas. ,,.<strong>de</strong>-goí)iéi\"<br />
no, que se estima peyorativamente como<br />
<strong>de</strong> «simple or<strong>de</strong>n jurídico». S3 pres.<br />
cin<strong>de</strong> <strong>de</strong> la legitimidad, primero, con<br />
la revolución; <strong>de</strong> la lerralid^d. <strong>de</strong>spués,<br />
con la dictadura; <strong>de</strong> la lealtad, por último,<br />
con la quinta columna. La politica<br />
<strong>de</strong> fines lleva, <strong>de</strong> una parte, a automatizar<br />
la administración, erigida en<br />
po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> rutina que mantiene el ,or<strong>de</strong>n •<br />
ante la inestabilidad <strong>de</strong> órganos y sistemas<br />
políticos, con la consiguiente<br />
burocratización, y <strong>de</strong> otra parte., al <strong>de</strong>sprecio<br />
<strong>de</strong> la juridicidad ds los medios,<br />
empleando éstos arbitrariamente siempre<br />
que conduzcan al fin.<strong>de</strong>seado.<br />
La perniciosa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> soberanía ha<br />
cumplido ya sus fines. En un primer<br />
escalón fue una i<strong>de</strong>a absoluta, objetivación<br />
<strong>de</strong>l soberano, en la que pronto<br />
sobró éste como persona física, paliandose<br />
su omnipotencia al intentar dividirla<br />
en su actuación según distintos<br />
«po<strong>de</strong>res»; un segundo escalón para su<br />
(1) Do» fragmentos <strong>de</strong> la Historia<br />
Universal <strong>de</strong> 1992.<br />
15 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1955