Biblioteca Digital | FCEN-UBA | Holmbergia Nº 2 Revista del Centro ...
CARLOS OSeAR LAíORRE
REVISTA DEL CENTRO
DE ESTUDIANTES DEI-J DOCTORADO
EN CIENCIAS NATURALES
Tomo 1
DIRECTOR: R. A. PÉREZ MOREAD
30 DE JUNIO DE 1936
Núm. 2
Breves apuntes sobre la constitución
.y descripción °de los apéndices
del .langostín
(PLEOTICUS MÜLLERI. Bate. 1888)
por Alberto E. J. F esquet
"Tan común y tan simple como lo consideran
la mayoría de las personas, el cangrejo de río
está, sin embargo, tan lleno de maravillas que el
más grande de los naturalistas tendría dificultades
para' explicar las claramente".
ROESEL VON ROSENHOF - "Ln sek te n.
Belustigung". T. lII. 1755.
Al examinar un langostín, notamos de inmediato dos regiones
muy distintas; una anterior o c éf olot óra x y otra posterior o
abdomen. Mientras la primera es rígida, la seg un da es flexible
gracias al juego de su s anillos.
Como todos los Artrópodos, su cuerpo es segmentado y es
interesante constatar que todo el grupo de los Malacostrocos, al
que pertenecen langostines y camarones, tiene un número constante
de eomit os o segmentos: 21 (salvo los L eptoetracos que
tienen 22 ).
Como típicamente a cada segmento corresponde un: par de
apéndices, a cada par de éstos, recíprocamente, corresponderá un
segmento. Es contando, pues, los apéndices que obtendremos f ácilmente
el número exacto de somitos (o anillos), 'cr iterio qu e
nos permitirá conocer el número de segmentos que integran la
región cefálica, que es la que siempr e presenta una mayor complejidad
por la coalescencia de los sornit os.
(1) MR. M. D . BURKENIWAD, de la Bingham Oc ean auraoh.ic F oumda tion en una
carta reciente me anuncia el en v ío de un trabajo su yo, en el que por referencias,
colijo el cambio del nombre ge nér ico del lango stín p o r el de Hinnenopen aeu s,
62 REV. CENT. EST. DOCT. CTENCIAS NATURALES
Alzando un¡ langostín entre los dedos y valiéndonos de un
cortaplumas podremos ir fácilmente enumerando los apéndices
en su orden natural.
En la práctica es más cómodo, en las condiciones señaladas
en el párra:t1o anterior, irlos separando de atrás hacia adelante,
pues a medida que llegamos a la región bucal, se van cubriendo
los unos a los otros y es menester desprender el subsiguiente para'
dejar descubierto el anterior.
Si seguimos este orden didáctico examinaremos primero los
apéndices abdominales o patas nadadoras, llamados p1leópodos. El
último par (= nectópodos) está muy desarrollado y junto con el
telson o segmento. terminal desprovisto de apéndices, forma la
aleta caudal, amplia y grande, Merced. a la contracción brusca
de esta aleta, es que nadan velozmente a reculones, como puede
observarse fácilmente en una pecera donde viven unos cuantos
camarones de agua dulce, de esos que abundan en lagunas y arroyos.
Se notarán luego, en la porción final del céfalotórax los cinco
pares de patas torácicas, locomotoras o pereiopodoe, características
del orden de los Decápodos, nombre que alude precisamerite
a dicho número. Siguen luego, yendo siempre de atrás para
adelante, tres pares de maxilipedios o patas maxilas, pediformes
los dos p osteriores y más o merios laminar el par anterior;
dos pares de patas maxilas laminares; un par de robustas mandíbulas
que se destacan por su color blanco brillante; las antenas
(= segundo par de an\tenas) con un largo flagelopluriarticulaclo
y una amplia escama en su base; las anténuias ( = primer par
de antenas) delgadas y birramadas y, finalmente, los ojos, que
hemos de considerar también como un par de apéndices, colocados
sobre sendos pedúnculos movibles.
En resumen, contamos 7 segmentos en el abdomen, con 6
pares de apéndices; en el céfalotórax enumeramos 14 pares de
apéndices, de los cuales 6 corresponden a la región cefálica y 8 a
la torácica. Por lo tanto, se tienen 21 segmentos o anillos para
todo el animal, distribuídos como lo hizo notar HUXLEY por primera'
vez, 6 para la cabeza, 8 para el tórax y 7 para el abdomen.
Imaginemos este langostín, que tenemos en la mano, extentlido
horizontalmente 'con sus 21 anillos típicamente alineados uno
detrás de otro, y provisto de sus respectivos pares de apéndices.
Cada anillo se halla ocupando, pues, un lugar distinto en el espacio
y de acuerdo con esta posición sus apéndices intervienen frecuentemente
en la ejecución de funciones diferentes. Los anteriores
son sensoriales y ricamente inervados ; exploran el ambiente
para avisar al organismo de cualquier cor..tacto peligroso; unos
captarán la energía luminosa; otros serán sensibles, sobre todo
a las exitaciones mecánicas de contacto, las acústicas y olfativas.
La división fisiológica trae aparejada correlativamente la clife-
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
renciación morfológica y la forma del apéndice está perfectamente
adaptada a la función que cumple.
Esta ley, de muy grande valor filosófico, aparece admirablemente
puesta en evidencia al estudiar en el langostín, la morfología
de sus apéndícec. Todos ellos muestran con claridad la
unidad de su donstitueión, es decir, que un estudio detallado pone
de relieve la homclogía de los mismos, o sea la unidad del plan
de composición.
En los apéndices sensoriales distinguimos los ojos, sost en idos
por pedúnculos articulados, que permiten una gran movilidad;
las anténulas birramadas y las larguísimas y flexibles antenas
pluriarticuladas. Luefo siguen los apéndices orales que, situados
al nivel de la boca, se m odifican para constituir instrumentos o
aparatos masticadores. Son tres pares: La s mandíbulas, las maxilulaa
(o primer par de maxilas) y las maxilas propiamente dichas
(segundo par de maxilas). Estos seis apéndices (= PTotópodos)
corresponden a los somitos cefálicos.
Vienen luego ocho pares de apéndices t orácicos (= cormol)odos).
Todos estos apéndices están en relación estrecha con las
branquias. -De aquí que pudiera llamárseles también apéndices
respiratorios. Pero a lo largo de su implantación ocupan diferentes
situaciones en el espacio e intervienen por lo tanto, en la
ejecución de diferentes funci enes y como consecuencia 'de ello
se pone de manifiesto' su diferenciación morfológica. Se notan
así tres pares de ma.xilipedio » o patas maxilas que concurren,
conjuntamente con las maxilas, al despedazamiento y prehensión
de los alimentos y cinco pares subsiguientes de patas locomot.oras.
De estos últimos apéndices, los tres primeros pares son también
prehensiles, como lo denotan las pinzas didáctilas en que
terminan.
En el abdomen 'Se destacan visiblemente las patas birramadas
(= pleópodos) conformadas especialmente para la natación,
sin bien el primer par en las hembras y los dos primeros en el
macho, muestran una adaptación secundaria y muy características
a las funciones de reproducción. Aquí contarnos seis pares
de apéndices estando el último somito o telson, desprovisto de
ellos:
El sexto segmento abdominal lleva apéndices ( = nectopotloe¡
muy desarrollados, hasta el punto de formar, acompañando al
telson que ocupa la parte central, una aleta caudal muy grande. Es,
gracias a la contracción brusca del abdomen y al ' apoyo que en
el agua le presta la aleta caudal extendida, que el animal ciada
rápidamente a reculones y huye del peligro. En cambio, el balanceo
rítmico y suave de' los cinco primeros pares de pre ópodos le
permite progresar con lentitud. .
La hembra retiene entre los pleópodos los huevos, hasta el
momento de eclosión de las larvas.
En el cuadro de 'la pág. 69 se enumeran y nombran, en su orden
63
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 67
meras que corresponden al coxopodíto y al basipodito, re spectivamente,
está guarnecido por setas quitinosas duras y por una
serie de dientes cortos y robustos que se intercalan entre aquellas.
'
Sobre el basipodito, en la parte media del bordé anteroexterno,
se articula un eridopodito membranoso. En el .áng ulo externo
una f ormación muy pequeña debe ser interpretada como un exopodito
rudimentario.
Maxilas. (Mx2 ' = segundo par de maxilas). En estos apéndices,
el borde interno del coxopodito y del basipodito está provisto
,de dientes muy quitinizados y duros, que intervienen como
en el cas o del apéndice anterior, activamente en el desmenuzamiento
de las presas. Ambos artículos' del simpodito 'son bilobados.
El endopodito es levemente curvado y membranoso, con un
mechón apícal desetas. Sobre el lado externo se extiende un lóbulo
membranoso, arriñonado, orlado de largas setas, llamalo escaf'o- '
gnatitb (porque recuerda la forma de un barco) y que se articula
en su porción m edía con el basipodito. Me inclinaría a interpretarlo,
dada las relaciones morfológicas con el basipodito que parece
presentar, como un exopodito, aunque en ésto no estén c(oncor- '
des los autores.
n. CORMOPODOS
Primer par de maxib:pedios: ( M p.) , El borde interno del
coxopodito, apenas bilobado, y del basipodito, ancho y plan\O, lleva
rígidos dientes quitinosos.
El palpo interno, largo y delgado corresponde al endopodito.
Consta de cuatro artículos orlados de largas setas; el artículo
basal presenta hacia el lado interno una dilatación o lóbulo lateral.
El palpo externo corresponde al exopodito.
Sobre el lado externo del coxopodito se fija , un epidodito
bilobado. '
S egundo par de msuxilipedios. (Mp2) . Presenta la forma general
de gancho y su aspecto es más o menos pediforme.
El coxodopito lleva una branquia (podobranquia) y una expansión
laminar o epidodito.
El basipodito aparece fusionado con el isquiopodito o primer
segmento del endopodito. Exopodito muy pequeño, orlado de largas
setas. Al nivel de la ' articulación carpo-propodito se produce
el codo o gancho característico de este apéndice. El borde ínterr
ío del basi y meropodito y el borde externo del carpo, pro y da ctilopodito,
aparecen orlados de largas setas, entre las que se intercalan,
a lo largo del meropodito, una serie de cortos y quitinosos
dientes. El dactilopodito termina en dos o tres pequeños
dientes robustos.
T ercer par de ma xilipedios. ( M p«) , Típicamente pediforme,
establece la transición: con las patas locomotoras. Simpodito pequeño.
Endopodito largo, bordeado de largas setas: Coxopodito
68 REV. CENT. EST. -D OCT. CIENCIAS NATURALES
con epipodito, ' B(isipodit o con exopodito muy reducido. Endopodito
.d e cinco artícnlos que disminuyen gradualmente de longitud.
El isquíopodito es el más largo (1/3 de la longitud del endopodito);
su borde interno presenta numerosos dientes quitinosos.
No hay podobranquia.
Prime?' par de pereiópodos (Prr) . Coxo y basipodito pequeños.
Exopoditomuy reducido. Coxopodito con epipodito normal.
Mero y carpopodito de igual longitud.
El protopodito y el daetilopcdito forman ' las pinzas didáctilas,
en que terminan los tres primeros pares de pereiópodos, Una
deras ramas de la pinza 'e s la prolongación lateral del proppdito
y la otra la constituye el dactilopodito que se articula sobre el ,
artejo anterior. A lo largo de ambas ramas se notan mechones de
'Setas cortas; el' borde interno aparece guarnecido por pequeños
y numerosos dientes quitinosos. N o hay podobranquia.
Segundo par de periópodos. (Pr 2 ) . Responde al tipo anterior.
El tercer segmento del endopodito es el más largo. .
Tercer par de pereiópodos. (Pr 3 ) . Responde al tipo anterior.
Cuarto par de pereiópodos (Pr.}. Coxopodito. con epipodito
normal, Exopodito muy reducido, como en los demás pereiópodos.
Carpo y mercpodito largos e iguales entre sí. No termina en
pinza.
Quinto par de pereurpodoe. (Pr3 ) . Endopodito más largo y
delgado que el anterior. Mero y dactilopodito de igual longitud.
N o termina en pinza. Coxopodito sin epipodito.
III. PLEOPODOS
Los apéndices abdominales responden todos al tipo de apéndices
típicamente birramados, es decir, con endopodito y exopodito
igualmente desarrollados. Los dos primeros par-es de pleópedos
en el macho, y el primero, en la hembra, se hallan modificados
para la copulación.
Primer par de pleépodo«. (PIl). En la hembra el endopodito
es muy pequeño, en forma de muñón rudimentario.
En ' el macho el exopodito es -de aspecto normal; en cambio'
el endopodito ' está muy transformado. Ambos endopoditos se
. sueldan sobre la línea media, d-e modo de formar un tabiqu-e
transversal muy complejo (= petasma), en el que se distinguen
zonas membranosas y piezas quitinosas que terminan en ganchos.
Segundo par de pleópodos. (P12). En la hembra responde al
tipo indicado eru Pl-. En el macho, el exopodito es de aspecto normal
y los endopoditos, libres, no están tan modificados como en
el pleópodo anterio\r. Cada endopodito presenta tres ramas: la
externa recuerda al endopodito normal de los otros pleópodos.
Tercer par de p!eópodos. (Ph). Conviene tomarlo como tipo
normal. Coxopodito reducido; basipodito desarrollado, prismático,
con largas setas sobre el borde exterior y posterior. Ende
A. E. J. FESQUET. EL LANGOSTíN.
A 2 (III)
M d (IV)
o. (1)
MX1 (V)
pe 3 (XVllJ)
p
o
e :C '
Prs (XlV) ,
Pleoticus mülleri Bate.
MP3 (IX)
REV. CENT. EsT. DOCT. CIENCIAS NATURALES 73
distribuidas y están confinadas a determinadas regiones vecinas,
ubicadas en las cercanías de complejos miocenos destruídos.
El color rojo no es característico de ningún depósito de
desierto, los que son de color gris. La intercalación abundante
de arcillas, la estratificación paralela perfecta y el carácter a
menudo lacustre de los sedimentos, habla en favor de una esencial
participación las aguas y de una importancia menor del
viento en el proceso de la sedimentación. El rojo, es el producto
de la alteración preferentemente química, propia a las regiones
tropicales y subtropicales, en las cuales los restos orgánicos desaparecen
con' facilidad y rapidez por su descomposición y oxidación
en presencia de microrganismos. El C02 resultante se incorpora,
en su mayor parte al aire. Los hidróxidos de hierro originados
durante el verano lluvioso y coloreados generalmente con
tinltes pardos y amarillentos pierden su agua casi totalmente con
lo I cual adquieren color rojo por procesos aún no aclarados;
así se explica la escasez de restos orgánicos. En el verano
lluvioso, con precipitaciones de más de 2000 mm. al año debe contarse,
en combinación con alta temperatura, con una alteración química
sumamente profunda, que produce masas fácilmente transportables
_de alúmina, sílice y de hidrato férrico, coloidales, al
lado de arena de granio muy fino que representa el residuo insoluble
de las rocas destruídas.
Una red densa de cursos de agua que se cerró periódicamente
formando lagos chatos de inundación, distribuía esos productos
de la alteración química, uniforme y horizontalmente.
Esta clase de depósitos se extiende desde el Norte del país
por el subsuelo del Chaco; Santiago del Estero, hasta el límite
oriental de esta provincia, perdiendo poco a poco espesor. En
Corrientes y Misiones se encuentra aún aparentemente un resto
de este suelo rojo plioceno, auctóctono, asentado en los mantos
de meláfiros y areniscas triásicas y cretáceas. En el medio occiderrte
del país, los sedimentos colorados rellenan las cuencas y
llegan hasta Mendoza austral y la Pampa central occidental.
Aquí pasan, perdiendo paulatinamente su color rojizo, a sedimentos
de color gris y pardo-amarillento característico de regiones
más frías, aumentándose al mismo tiempo el contenido de
fósiles.
Los sedimentos pliocenos de la Patagonia ofrecen un cuadro
muy distinto. Constan casi exclusivamente de- piedra pómez blanca
con material tobáceo basáltico mezclado, ambos no han suf'rido
casi ninguna alteración química, lo que indica 'un clima fresco,
hasta frío y bastante seco. .
Vemos entonces que la distribución de la temperatura en
aquella época tuvo una cierta semejanza con la actual, pero que
las precipitaciones eran considerablemente más abundantes 'sobre
todo al norte y al oeste, eso puede tener su razón. en una distribución
diferente de los centros aéreos activos y en la altura mucho
REV. ,C E N T. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 75
menor de la cordillera que permitía a los vientos procedentes del
Pacífico una penetración mayor en el continente, mientras que hoy
quedan detenidos por la alta muralla de la serranía.
Hacia el fin del Plioceno, más o m-enos en su segunda mitad,
comenzó una aceleración considerable de los movimientos tectónicos
ascendentes, que condujeron a la formación de las unidades
orográficas actuales y les dieron su altura. Al principio de esta
época, al final del Plioceno el antepaís cordillerano y los se- ,
dimentos colorados acumulados en él, no fueron afectados
aun por las dislocaciones que hicieron sentir sus efectos
sobre las cadenas ya existentes y aumentaron así 'la eficacia
de la erosión mecánica. Sus productos, bajo la forma
de masas de rodados gruesos, se intercalaron en los niveles
super ior es de los depósitos colorados y predominaron al final
-de este complejo sedimentario. Cuando Ios movimientos adquirieron
su mayor intensidad, velocidad y exteneión, este complejo
fué plegado y fracturado intensamente. Los movimientos
fueron más rápidos que el trabajo erosivo de la red de drenaje
preexistente, por lo que, no pudo lograrse ningún rebajamiento y
desgaste general y' simultáneo de las cadenas ascendentes, sino que
alcanzaron a mantenerse solamente algunos cursos de agua de caudal
mayor, como los ríos Primero, San JuanvJachal, Pasaje, Mojotoro
y muchos otros que pudieron cortar las cadenas crecientes.
Pero este recorte puede producirse solamente en forma lineal.
Correlativamente, tampoco hubo una dispersión amplia y horizontal
de los productos d-e destrucción de las cadenas nuevas. Se interrumpió
la continuidad en la sedimentacién y desde el principio
del Cuaternario se acumularon masas detríticas en conos de deyección
delante de las puertas de salida de los ríos de las sierras
principales. A medida que disminuyó el ascenso, se generalizó el
efecto de la erosión, aumentó la formación de conos de deyección,
que se unieron formando una rampa al pié de la sierra.
Mientras que en el vV. central, y el NW. de la Argentina se
acumularon al pie de las elevaciones, teniendo superficies más o
menos inclinadas,' en Patagonia, empezando por el río Colorado,
tuvo lugar una dispersión fuerte en! abanico, que condujo a la
formación del llamado rodado tehuelche, que llega desde la cordillera
hasta la costa del mar.
El predominio absoluto de la destrucción mecánica sobre la
química indica un descenso general de la temperatura y de las
precipitaciones.
Una circunstancia especial permite formular una idea clara
de las nuevas condiciones climáticas. En el W. central' del país
y en la Patagonia septentrional, el cono de deyección del cuaternario
más antiguo, posee una costra calcárea bien desarrollada,
que se extiende también a través de la Pampa central desde Mendoza
hasta el S\V. de la provincia de Buenos Aires y que ha sido
encontrada en restos, hasta en la prov. de Corrientes. En estas
regiones, la costra calcárea no se encuentra' ligada a los conos
REV. . CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 77
algunas de esas cuencas lacustres se hallan dentro de los antiguos
valles transversales y antecedentes a la cordillera patagónica que
desaguan hacia el Pacífico. Aun falta una comunicación directa
de estos, lagos transversales con el mar, porque la sobre-excavación
y la exaración de 'sus cuencas, se halla limitada al Este de
la cordillera y en una zona que está ·const it uída por rocas menos
resistentes. Hacia d oeste corren ríos turbulentos.
Aún más al sud, los fiordos occidentales correspondientes a
bs valles.itransversales alcanzan las cuencas lacustres del este
después de la desaparición de los glaciares y atraviesan la cordillera
hastaasomarse en su ladera oriental. Este es el caso de los senos
de Ultima Esperanza, Otway y Skyring. La culminación de todo
esto está representada por el Estrecho de Magallanes, en, el cual
la cuenca lacustre oriental antigua, pudo adelantarse hasta el
océano Atlánitico a consecuencia de una erosión. de las masas de
hielo convergentes procedentes de la concavidad del' arco cordillerano.
'.
Se vé, pues, que en el ambiente de la cordillera patagónica
prevalecía en el tiempo de la glaciación también el viento occidental
y que en consecuencia, la mayor precipitación se concentraba
en el lado Pacífico, lo que ocurre todavía hoy día. Esta
corriente aérea pertenece a la zona de los llamados "buenos vientos
del oeste" y se halla en el lado austral de la zona de alta presión,
ubicada entre 20 y 40 grados. La zona de alta presión, producida
por masas aéreas refrigeradas, densas y descendentes, formaría
un cintur ón continuo en ambos hemisferios, sino existiesen
las masas continentales. Su calentamiento a través de casi
todo el año en las latitudes subtropicales de 20-40 grados, produce
sobre elijas áreas de corrientes aéreas ascendentes y de menor
presión, interrumpiendo la faja de alta presión. La zona de
baja ¡pr esión permanentemente ubicada sable los trópicos, puede
unirse entonces por sobre las masas continentales con la región
de baja presión entre 40-65 grados.
En vista de que en la superficie de la 'I'ier'ra, los vientos se
dirigen de las altas hacia las bajas presiones y se desvían en el
hemisferio Sud a causa de la rotación de la Tierra en sentido
contrario a las manecillas del reloj', los vientos que salen de lado
sudeste y este del anticiclón Pacífico se dirigen primeramente al
NE., después' al N. y luego al NW., soplando paralelamente a la
costa sudamericana. En el sud, donde tiene dirección NE, penetran
en el continente y le comunican aún precipitaciones abundantes,
cuya cantidad . disminuye rápidamente de Sud a Norte.
Hoy se mide en Valdivia 2600 mm., en Concepción 1800, en Chillan
1100, en Santiago 550, y en Oopiap ó apenas 50 mm.
En vista de que los vientos procedentes del Pacífico n:o llegan
en estas latitudes al lado oriental o solamente como vientos
secos descendentes, comparables al "Foehn". -
Estas condiciones actuales se reglan también en la época de
' JO
..'
.'
v.
\
" \
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 79
\
Fig.2
r---'-----'------J....
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Epoca
interglacial
..'
80 REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
tica, se produjo la precipitación de las partículas de tierra y
polvo, arrastradas desde la zona cordíllerana, por aumento de la
humedad y por las lluvias provocadas por el choque de las dos
masas aéreas. Su expansión y retraimiento alternante, impide que
el límite entre ambas masas de aire sea lineal, y se expresa en
una ancha faja arqueada y convexa hacia el suroeste, ocupada por
los depósitos eólicos. (Véase fig. 4) que ocupan la zona de transición
o de oscilación. El arqueamiento concuerda con la dirección
mantenida por los vientos que circulan y corren alrededor del
área de alta presión ubicada sobre el Atlántico sur.
Entre Los depósitos eólicos cuaternarios se distinguen dos grupos;
el de mayor antigüedad corresponde- al (Belgranense) Bonaerense
y el otro, más reciente, al' terreno geológico que he denominado
con "Médano Invasor". Las acumulaciones del primero se
expanden por sobre el norte de la provincia de Buenos Aires, el
sur del Uruguay y de Mesopotamia, el este de Córdoba y la parte
limítrofe de Santa Fe; el segundo grupo ocupa el sur de Buenos
Aires, la Pampa Central, San Luis, el oeste de Córdoba y las partes
vecinas de La Rioja, Catamarca y Tucumán. Se desprende,
pues, que en la primera de las épocas de precipitación de depósito
s eólicos, el límite de la masa aérea atlántica ecuatorial se escalonaba
desde Tucumán hacia el norte de la provincia de Buenos
Aires y que en la época siguiente pasaba por las provincias centrales,
abandonando el continente por el sur de la provincia de
Buenos Aires; hoy esta masa aérea penetra hasta las sierras de
la. Huerta, Pie de Palo, Aconcagua, la cordillera d.el Tigre, del Plata,
de Llaucha, el pie.de los Andes, entre Diamante y Malargüe, la
sierra Palao-Co y el Payún-Matru, prosiguiendo por el sur de la
Pampa Central.
A las épocas de acumulación de depósitos eólicos deben corresponder
también dos etapas de la glaciación, una antigua de
mayor extensión y otra más reciente de propagación menor. Efectivamente,
se ha observado en la cordillera patagónica la existencia
de dos conjuntos lo etapas d'e la extensión de los hielos, separadas
ambas por un período ínterglacial caracterizado por un retroceso
del englazamiento y la formación de extensos lagos. La disipación
de las grandes masas de hielo de la primera etapa de la
glaciación ha 'dado lugar al establecimiento de enormes lagos de
agua dulce, acaso en parte salobre, en las depresiones al este de
los Andes.
Tapia (1) les dedicó un intenso estudio y adjudicó esos depósitos
al "Lujanense".
El lago mayor, situado fuera de la Argentina, ocupaba pro
o cas
bablemente la depresión amazónica, correspondiente a las cuen-
de los ríos Beni, Madre de Dios, Madeira, Purús, Yuruá y
Amazonas. A lo largo del Paraguay-Paraná, se encontró, según
Tapia, sobre todo al oeste de esta línea, en el Chaco, en Santa
(1 ) TAPIA, A. Pilcomavo. Bol. 40. Dir. Minas y Geología. B. A . 1935.
82 REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
Fé, hasta Santiago del Estero, una segunda masa de agua dulce,
cuyas ramificaciones cubrieron el sud del Paraguay y el norte
de Corrientes. Como relictos de este lago deben considerarse los
esteros de Patiño e lberá y Mar Chiquita.
En .Ia cuenca del Salado se extendió otra masa de agua sobre
el norte de la provincia' de Buenos Aires y a lo largo del Desagüadero,
otro Iago que alcanzó parcialmente el pié de la alta
cordillera a través de los angostos valles transversales de los
ríos San Juan y J áchal, hasta 081 lado occidental de laprecordillera.
La reducción de los hielos puede ser debida a un retraimiento
del área de alta presión alojada sobre el Pacífico y una expansión
correspondiente de la masa aérea ecuatorial atlántica hacia la cordillera
como en nuestros días. La inserción de los grandes l'agos
extra-andinos en el camino recorrido por, esta masa aérea .habr ia
facultado una precipitación mayor en el oeste del país, en comparación
con la época actual. Esta. mayor cantidad de lluvias habría
ocasionado una expansión mayor .de las condiciones climáticas del
este hasta el interior y una mayor propagación del suelo humoso
que alcanza hasta el oeste de. la provincia de San Luis y el sur de
La Rioja, y a la .que Guiñazú (1) ha dedicado un interesante
estudio. .
Un período de dislocaciones puso fin a la mayoría de estos lagas.
La importancia de los movimientos queda ilustrada por los
ejemplos siguientes:
En San Juan, cerca de la capital de la provincia, los depósitos
lacustres se encuentran a 650 m. de altura, ascienden poco a
poco con el valle transversal del ría San Juan, acompañando todo
su curao hasta Calingasta donde se hallan a los 1600 m. de altura
sobre el mar. Condiciones semejantes ofrecen los depósitos lacustres
que acompañan el valle del río J achal en su parte transversal
a la precordillera. Al oeste de San Rafael se extienden depósitos
lacustres del antiguo lago Llancanelo, que han adquirido, en una
altura de 1350 m., a ocnsecuencia de un ascenso en masa de la re
gión comprendido entre el pie de la sierra Pintada y la cordillera.
Este ascenso elevó esta zona en unos 600 a 700' m. Dislocaciones
. menos a:centuadas modificaron la topografía en la Argentina extra-andina
y contribuyeron a la desaparición de los lagos, en unión
con la continua merma de su alimentación causada por la creciente
disipación de los hielos. .
Después del período interglacial sobrevino un nuevo avance
de los hielos que era reducido en comparación con el de la primera
etapa; el área cubierta por los glaciares está representada en
la figura 3 y la distribución de las acumulaciones eólicas regeneradas
a consecuencia de la nueva extensión de los hielos y correspondientes
al "Médano Invasor" está trazada en la figura 4.
La desaparición del englazamiento de la ' segunda etapa se
(1) GUIÑAZÚ, J. R. Antiguos hogares de la provincia de San Luis. Rev. Geogr.
Amer. III fase. V. N9 29. B. A. 1936.
Contribución al catálogo briológico
argentino. -l.
por O. Kühnemonn (*)
En esta primera "contribución enumeramos las especies
de Briofitas de la flora argentina, mencionando sólo las citadas
por la bibliografía que hemos podido consultar. Nos
proponemos catalogar dichas especies con sus nuevos sinónimos,
distribución geográfica y bibliografía; además hemos
comenzado el herbario briológíco que responda a este catálogo
como documento. "
Nuestro deseo es entablar canje con los especialistas, a fin
de que estas especies sean examinadas por diferentes briólegos,
que, con su opinión contribuirán al mejor conocimiento
de las mismas.
POl' la bibliografía adjunta el lector verá que la briologia
era una especialidad no cultivada en Argentina, vale
decir, que en las publicaciones de Botánica hechas en el país,
era un tópico no tratado, salvo rarísimas excepciones.
Como base de estudio hemos tenido las colecciones briológicas
del Museo Argentino de Ciencias Naturales, en las
que se encuentran los duplicados que donaron las Expediciones
Suecas de los años 1901 - 1903 Y 1907 - 1909.
Consideramos "especie fichable" para este catálogo las
que "están citadas textualmente dentro del territorio argentino
(1) y aunque este criterio tan convencional, a primera .
vista parezca inadmisible, lo adoptamos, sin embargo, para
evitar conjeturas que sí bien pueden ser fundadas, no facilitan
la tarea.
No siendo por ahora un especialista en la materia ni
disponiendo de abundante bibliografía, no es de extrañar que
en la sinonimia vayan errores, los que espero corregir en "
contribuciones"posteriores, con la buena voluntad de los especialistas.
Por la misma causa arriba mencionada hemos
seguido para la clase de las Hepáticas la clasificación de
(* ) Laboratorio de Botánica E special.
(l) Salvo las citas para el Estrecho de Magallanes que también las h emos
catalogado.
REV. CENT. EST. DOCT. 'C IEN CIAS NATURALES
Ch. lobatus Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. -56. Malvinas,
Ch. Skottsbergii Steph.
Stephani, Schwed. pág. 57 *, fig. 21 d, e. Malvinas.
Ch. triacanthus (TayI.),
Stephani, Spec. Hep. VIII, pág. 131 *. Malvinas.
JAMESONIELLA Spruce (1876). (8 especies).
J. Allionii Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 17. Tierra del Fuego.
J. colorata (Lehm.).
Cfr. Jumqermannia coloraio. Lehm.
Stephani, Spec. Hep. 1. pág. 1026 *. Patagonia ; Schwed :
Exp. pág. 17. Tierra del Fuego, Malvinas; Schwed.
Südp. Exp. pág. 5. Isla de los Estados.
J. difflicilis Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 17 *, fig. 6a. Tierra del Fuego.
J. Dusenii Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 18. Tierra del Fuego.
J. grandif'lora (Lindb. et Gott.).
Stephani, Schwed. Exp, pág. 18. Tierra del Fuego, Chubut.
Spec. Hep. 1. pág. 1026 *. Patagonia, Tierra del
Fuego.
.J. maluina (Gott.) Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 19; Schwed, Südp. Exp., pág. 5;
Spec. Hep. 1. pág. 1027 *. Malvinas.
J. oenops (Lindb. et Gott.) Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 19. S. Cruz; Schwed, Südp.
Exp. pág. 5. Tierra del Fuego; Spec. Hep. 1. pág. 1028 :1:.
Estrecho de Magallanes.
J. Spegazziniana Spruce
Stephaní, Spec, Hep. 1. pág. 1036 *. Tierra del Fuego, Islade
los Estados.
Jungermannia ansata Hook. fil. et Tayl.
= Plaaioch/da ansata. (Hook. fil. et Tayl.).
Hook., Fl. Antarc., pág. 425 *, lárn. CLVI, fig. VI. Malvinas.
87
REV. CENT: EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 89
Lophocolea austrigena (Hook. fiI. et Tayl.) .
Cfr. Jumqermanmia. custrioeno. Hook f'il et Tayl.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 40. Chubut,: Malvinas; Schwed.
Süd. Exp. pág. 7, Isla de los Estados; Sp ec. Hep. VI.
pág. 543 *. Malvinas.
L. azopardana Steph.
Stephani, Schwed. Südp. Exp. pág. 7. Tierra del Fuego, Isla
de los Estados.
L. bídentata (L.) Dum.
Eyans, Patag. Exped. pág. 48. Ti erra del Fuego.
L. bisetula Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 40 *, fig. 15 d. Malvinas.
L. Boveana Mass.
Stephaní, Schwed. Exp. pág. 40; Spec. Hep. VI. pág. 541 *.
Tierra del Fuego.
L. carinato - bífida Steph.
Stephani, Spec. Hep. VI, pág. 650 *. N euquen.
L. coadunata (Swartz) Nees et Esenb.
Montagne, Voy. PoI. Sud. pág. 256 *. Estrecho de Magullanes.
L.concava Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 42; Spec. Hep. VI, pág. 545 ".
Tierra del Fuego.
L. Cookiana Mass.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 42. Malvinas; Schwed. Südp.
Exp. pág. 7; Spec. Hep. VI, pág. 657 *. Tierra del Fuego,
Isla de los Estados.
Lo Cunninghamii Steph.
Stephani, Schwed. Südp. Exp. pág. 7. Malvinas; Spec. Hep.
VI. pág. 652 *. Estrecho de Magallanes.
L. falklandica Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 44 *, fig 16 e. Malvinas,
L. flavovirens Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 44 *, fig. 19 d-g. Tierra del
Fuego.
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 91
Lophocolea leptantha (Hook. fil. et Tayl.).
Stephani, Shwed. Exp. pág. 47. Santa Cruz; Schwed. Südp.
Exp. pág. 7. Tierra del Fuego; Spec. Hep. VI. pág. 655 *.
Estrecho de .Magallanes.
L. Lorentziana Steph.
Stephaní, Spec. Hep. VII, pág. 62 ". Tucumán.
L. magellanica Schiffn.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 47. · Malvinas; Schwed. Südp.
Exp. pág. 7. Isla de los Estados.
L. monoica Steph.
Stephani,Schwed. Exp. pág. 48 ", fig. 19 k-p. Chubut. Malvinas.
.
L. naviculares Steph-
Stephani, Spec. Hep. VI. pág. 663 *. N euquen.
L. navistipula Steph.
Stephani, Schwed. Südp. Exp. pág. 7. Isla de los Estados;
Spec, Hep. VI. pág. 543 *. Estrecho de Magallanes.
L. Novre Zelandire (Lindb. et Lehm.) Nees.
Stephani, Spec. Hep. VI. pág. 887 *. Malvinas. Estrecho de
Magallanes,
varo biloba Besch. et Mass.
Besch. et Mass., Miss. Cap. Horn, pág. 224 * lám. 3 fig.
XII. Tierra del Fuego.
L. obvoluta (Hook. fiI. et Tayl.) Mass.
Cf'r, Junqermannia obooluia Hook. fiI. et 'I'ayl,
Stephani, Schwed. Exp. pág. 48. Tierra del Fuego; Sp ec.
Hep. VI. pág. 781 *. Malvinas. Tierra del Fuego.
L. otiphylla (Hook. fiI. et Tayl.) Mitt.
Stephani, Schwed. Exp: pág. 49. Malvinas; Spec. H ep. VI.
pág. 542 ,*. Estrecho de Magallanes.
L. pallide-virens (Hook. fiI. et TayI.). lVIitt.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 50; Schwed. Südp. Exp, pág. 8.
Tierra del Fuego. Malvínas ; Spec. Hep. VI, pág. 658 *.
Tierra del Fuego. Estrecho de Magallanes.
L. palustris (Hook. fiI. et Tayl.) Mitt.
Stephani, Schwed. Südp. Exp. pág. 8. Isla de los Estados ;
Spec. Hep. VI. pág. 542 *. Estrecho de Magallanes,
94 REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
Plagicchila ansata (Hook. fil. et Tayl.).
Cfr. Jungermannia «neaia Hook. fil. et Tayl.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 26; Schwed. Südp. Exp. pág. 9;
Spec. Hep. IV, pág. 1197 ". Malvinas. Estrecho de Magallanes.
Tierra del Fuego. Isla de los Estados.
. P. argentina Steph.
Stephani, Spec. Hep. lII, pág. 886 ". Córdoba.
P. asplenioides Mont. et Nees,
Montagne,. Voy. PoI. Sud. pág. 268 *. Estrecho de lVlagallanes.
P. bispinosa Lindb.
Stephani, Spec. Hep. IV, pág. 982 *. Argentina occidental.
Estrecho de Magallanes. .
. P. chsloénsís Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 27. Santa Cruz.
P. chiloscyphoidea Lindb.
Montagrie, Voy. PoI. Sud, pág. 267*. Estrecho de Magallanes.
P. corrugata, Nees et Esenb.
Montagne, Voy. Amér. Mérid. pág. 82 *. Corrientes ;Stephani
, Spec. Rep. V, pág. 917 *. Argentina.
P. equitans Gott.
Stephani, Schwed. Südp. Exp. pág. 9. Tierra del Fuego; Spec.
Rep. IV, pág. 978 *. Estrecho de Magallanes.
P. heteromalla Lehm. et Lindb.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 30. Santa Cruz.
P. hirsuta Steph.
·St eph ani, Schwed. Exp. pág. 31 *, fig. 12 C. Malvinas.
P. hirta Rook. fil. et Tayl.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 31; Spec. Hep. lII, pág. 329.
Malvinas, Tierra del Fuego.
P. Jacquinotdi Mont.
Montagne, Voy. PoI. Sud, pág. 273 *. Estrecho de Magullane
s, Stephani, Schwed. Südp, Exp. pág. 9. Tierra del
Fuego.
- forma nana Steph.
Stephani, Schwed. Südp. Exp. pág. 9. Tierra del Fuego.
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
Plagiochíla longiflora Mont.
Stephani, Spec. Hep. IV, pág. 975 *. Neuquen.
P. magellanica Lindb.
=: Adelanthus maqellamicus (Lindb.) Spruce.
Montagne, Voy. PoI. Sud, pág. 271 *. .Estrecho de Magallanes.
Piaglcchila obcuneata Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 32. Malvinas.
P. oligodon Mont.
Stephani, Spec. Hep, 111, pág. 332 *. Argentina occidental.
SPHENOLOBUS (Lindb.). (3 especies) .
s. argentinus Steph.
Stephani, Spec. Hep. 11, pág. 166 *. Argentina.
S. ciliatus Steph.
Stephani, Spec. Hep. 11, pág. 175 *. Isla de los Estados.
S. scabrellus (Mass.) Steph.
Stephani, Spec. Hep, 11, pág. 170 *. Tierra del Fuego.
STEPHANIELLA Jack. (1894). (2 especies). '
S. hamata Steph.
Stephani, Spec. Hep. 1, pág. 1024 *. Argentina.
S. paraphyllina J ack.
Stephani, Spec, ·Hep. 1, pág. 1023 *. Argentina.
SYMPHYOMITRA Spruce. (1885). (1 especie).
S. concínna (Mitt.) Steph.
Stephani, Schwed. Südp.Exp. pág. 9; Spec. Hep. 1, pág.
1123 *. Tierra del Fuego.
TYLIMANTHUS Mitten. '(1867) . (4 especies).
T. Anderssonii Angstr.. .
Evans, Patag. Exped. pág. 56 *, lám. VI, f'ig, 10-19. Tierra
del Fuego.
95
96 REY. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATGRALES
Tylimanthus camensis Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 24 *, fig. 9 c. Tierra del Fuego.
T. Hallei Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 24 -, fig. 9 e ." Mal vinas.
T. homomallus Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 25. Mal vinas.
SCAPANIACEAE
2 gé ne r os, 5 espocies.
DIPLOPHYLLUM (Dum. 1835) em end . Lindb. 1871.(4 especies) .
D. acutilobum Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 83 *. fi g. 32f . Ti erra del Fuego .
D. clandestinum (Mont.) Mitt.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 83. Tierra del Fuego.
D. densif'olium (Hook.) Mitt.
Stephaní, Schwed. Exp. pág. 83. Tierra del Fuego; Schwed.
Südp. Exp. pág. 4. Isla de los E stados.
D. pycnophyllum (De Not.) Mitt.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 84. Ti erra del Fuego; Schwed.
. Südp. Exp. pág. 4. Isla de los Estados.
SCAPANIA Dum. (18 35). (1 esp ecie).
s. Urvilliana Mont.
Montagne, Voy. PoI. Sud. pág. 262 * lám. 16, f'ig, 2. E strecho
de Magallanes,
SCHISTOCHILACEAE
2 géneros, 7 es pecies .
BALANTIOPSIS Mit t en (1867). · (3 especies ).
H. erinacea (Hook. fil. et Tayl.)
Stephani, Schwed. Exp. pág. 81. Malvinas.
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 97
Balantiopsis Iragilis Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 81 * fig. 33 a, b. Tierra del
FUEgO.
B. latif'olia Steph.
Stephaní, Schwed. Exp. pág. 83. Malvinas.
Jungermannia lamellata Hook.
= Schistochila larnellata. (Hook.) Dum.
Hook., FI. Antarc. pág. 424. Isla de los Estados.
SCHISTOCHILA Dum. (1835). (4 especies).
S. Iamellata (Hook.) Dum.
Cfr. Jumqermammio. lametlaia, Hook.
Isla de los Estados.
s. IanceoJata Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 79 *, fig. 31 b. Malvinas.
s. splachnophylla (Hook. fiI. et Tayl.) Steph.
Stephani, Schwed. Südp. Exp. pág. 9. Tierra del Fuego.
S. subintegerrima Steph.
Stephani, Schwed. Exp. pág. 81 *, fig. 32 e. Tierra del Fuego.
CEPHALOZIELLACEAE
1 género, 1 especie.
CEPHALOZIELLA (Spruce 1882) Schiffn. (1 especie).
c. Starkeí (Funck) Schiffn.
Cfr. Juruiermomnui lntseacea Roth.
Malvinas.
J ungermannia byssacea Roth.
= Cephaloziella Stakei. (Funk). Schiffn.
Hcok., Fl. Antarc. pág. 429. Malvinas.
(Continuará) .
Generalidades y taxonomía de los
Mamíferos' argentinos
(Resumen de las conferencias dictadas en octubre de 1934)
p01' José Yepes
PARTE II
ORDEN CARNIVORA
Es la denominación usada actualmente por los autores, en
sustitución de las que figuran .en clasificaciones más antiguas,
tales como Feroe {LINNEO) y Carniceros (CUVIER), esta última
modificada modernamente por el término Carnaseidentia (WORT
MAN).
Comprende un conjunto de mamíferos mucho más numeroso
que el alcanzado por cada mio de los dos órdenes anteriormente
tratados, siendo caracterizados dentro de los Unouiculata por
la presencia de garras en sus cuatro extremidades más ° menos
desarrolladas, pero cuya longitud y aspecto varían según las adaptacion-es,
no existiendo en ningún caso la oponibilidad del primer
dedo.
Dentro de la gran variedad de formas, cuyo mayor tamaño
nío sobrepasa el de un elefante marino, llegando por otra parte a
dimensiones tan reducidas como el armiño y el hurón de Patagorria,
existen much03 ' caracteres, particularmente craneanos que
permiten . una inmediata identificación del orden, tales cemo el
gran desarrollo de la caja cerebral, la fortaleza de los arcos cigomáticos
que reunen en una sola las cavidades orbitaria y temporal,
al mismo tiempo que la fácil apreciación de las burbujas
timpánicas (buUa) , siempre muy sólidas, aunque proporcionalmente
menos desarrolladas que en les roedores, el orden donde
alcanzan el mayor volumen,
Se consideran también numerosas especies fósiles, la mayor
parte de las cuales se agrupan en un suborden propio, el de los
Creodonta.
El aspecto y la composición de las series dentarias, son los
caracteres más resaltantes y cuyas variaciones, en número como
en forma, son utilizadas en primer lugar para el establecimiento
de las distintas divisiones sistemáticas dentro del orden. Así es
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 101
Fig. 2. - Perfil craneano de un CANIDAE (Cerc1ocyon) , de un PROCYONIDAE t Procuon )
y de ·u n FELIDAE (Leopardus) , reducidos a 1/2 aproximadamente.
(Foto M. A. R. A.).
102 REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
A fin de facilitar la identificaci ón de las familias representadas
en el país, serán tomados en consideración, en las síntesis
que a continuación se exponen, solamente aquellos caracteres presentados
por las especies argentinas: " .
Canidae
Procuonidae
Feliclae
Mustelulae
Cráneo alargado, con la caja cerebral comprimida an
teriormente.
Cuatro 'premolares y dos molares en cada serie dentaria.
Dientes carniceros bien definidos y de mayor tamaño.
Cráneo relativamente poco alargado (con excepción de
Nasua.), '
Hasta cuatro premolares y dos molares en cada serie
dentaria.
Dientes carniceros poco definidos.
Cráneo redondeado y de rostro muy corto.
Tres premolares y un molar en cada serie dentaria.
Dientes carniceros bien definidos.
Cráneo achatado, con las caja cerebral grande y r edondeada
lateralmente.
Hasta tres premolares y un molar en la s series superiores.
Hasta cuatro premolares y dos molares en las ser ies
inferiores.
Para otros caracteres, ver los párrafos especiales y , las fi
guras 2, 3, 4, Y 5.
Sistemática ele las ,esp eci es argen tinas
, Familia CANIDAE. - Comprende las distintas especies
de cánidos conocidos en el país con los nombres vulgares de
zorro gris, zorro colorado, lobo de cr ín y otras denominaciones
usadas en los id iomas nativos, tales como "culpeo" y
"Aguará".
Son animales de mediano tamaño, gráciles y bien adaptados
a la carrera y al salto, cuyas extremidades anteriores
poseen generalmente cinco dedos y las posteriores cuatro, por
atrofia del primero; las uñas son robustas, cortas y no retráctiles.
Las distintas especies argentinas son agrupadas en varios
de los géneros exclusivamente neo-tropicales, cuyo uso
no ha sido todavía uniformado por los autores modernos)
circunscribiéndose el antiguo género Comis a las especies
de lobos y perros.
Géner-o CERDOCYON. (Por alusión a su cola parecida a
'la del zorro europeo).
106 REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
y Paraguay, muy diferente al mapache norte y centro americano
que pertenece a otra especie. Es conocido entre nosotros
corno "Mayoato" y "Popé" según las regiones y comúnmente
como "Osito lavador" por la costumbre de mojar los
alimentos antes de comerlos.
Género NASUA. (Aludiendo a la extremada longitud de
su hocico).
Las especies de este género se caracterizan por la cabeza
chata, triangular y alargada, con orejas cortas y redondeadas.
Cuerpo alargado, no robusto y cubierto de pelo largo
y abundante, .con una coloración ·bastant e uniforme, consist
ent e en la mezcla de anteado y gris, con manchas negruzcas
en la frente, nuca, patas y como anillos de la cola según
las especies. Son marcadamente plantígrados, prefiriendo la
vida arborícola, si bien son buenos corredores y practican
rápidamente grandes hozaduras ayudados por las uñas bas- .
tante largas y extremada movilidad del hocico.
Extremidades cortas y no muy diferenciadas las anteriores
de las posteriores, con uñas largas y fuertes en los
cinco dedos de cada una y tubérculos plantares bien desarrollados
; cola muy larga y de aspecto cilíndrico, con anillos
oscuros más o menos manifiestos según las especies. Cráneo
alargado, aunque de cigomáticos muy curvos. Caninos grandes,
falciformes y algo curvados hacia afuera.
Según el criterio seguido actualmente para las distintas
especies del género, el material argentino se clasifica en
dos subespecies correspondientes a una misma especie, con
distribución en el norte del país, Paraguay y Bolivia, respectivamente,
donde se conocen con los nombres de "Osito de
los palos" "Sancho Mono", "Coatí" y "Cuatí".
Familia FELIDAE.
E s una de las más extensas dentro de los carnívoros,
constituída por abundantes géneros muy diferenciados entre
sí y de amplia distribución casi cosmopolita. .Son animales
fuertes y ágiles muy adaptados al salto, con extremidades
bien diferenciadas, con cinco dedos en las anteriores
y cuatro en las posteriores, armados de uñas en garra, siempre
retráctiles con excepción de los guepardos africanos y
REV. CENT. EST. DOCT. CmNCIAS NATL-RALES 107
asiáticos. Cráneo globoso, con grandes arcos cigomáticos y
rostro muy corto; series molares reducidas, en cuanto a número
de dientes, con los caninos y carniceros bien desarrollados.
(ver Fig. 2).
De los numerosos géneros agrupados en esta familia,
siete exclusivamente americanos están representados en Argentina,
aplicándose la antigua denominación Felie, considerada
hasta hace poco con un criterio general, exclusivamente
para 16s gatos propiamente dichos, a los cuales pertenece
la especie doméstica.
Género P:UMA. (nombre usado primeramente en el lenguaje
peruano).
. Este género está constituído por una sola especie, con
varias subespecies Que se distribuyen en ambas Américas,
bien diferenciables tanto por la tonalidad de su pelaje, como (
por las proporciones de los ejemplares; en todos los casos
se trata de una coloración uniforme en el adulto, - tirando
hacia el rojizo o el gris según los casos, mientras los cachorros
son manchados. Dos de las subespecies distribuídas en
Argentina, son las que alcanzan mayor corpulencia, comparadas
con las más tropicales y de América del Narte, pero
en ningún caso llegan a las proporciones del verdadero león
del viejo mundo, con el que vulgarmente se le ha querido
comparar, aplicando al puma la .denominación de "león americano".
El cráneo es siempre robusto y 'convexo, presentando
en la subespecie propia del Sur, un perfil más redondeado,
rostro más ancho y nasales menos agudos en su porción posterior,
que la subespecie propia de Chile, la que también
tiene distribución en nuestro territorio.
Géner-o HERPAILURUS. (Aludiendo a la costumbre de
,ar r astr ar se a manera de un reptil, cuando el animal atisba
su presa).
Animales poco mayores que mi. gato doméstico, pero más
gráciles y algo alargados, con la cabeza. proporcionalmente
pequeña y chata, carácter n1UY pronunciado a causa de tener
orejas cortas y echadas hacia atrás.
Pelaje uniforme, normalmente ,de un gris finamente jaspeado,
siendo frecuentes las fases erítrica y melánica; cola
108 REY'. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
larga pero no tan abultada y.cilíndrica como en los otros
géneros.
Cráneo alargado, nada convexo en su parte superior,
con cigomáticos muy fuertes y ensanchados; los nasales alargados
y casi horizontales; carniceros grandes y muy comprimidos
lateralmente.
De las varias formas geográficas distribuídas .hasta Méjico,
solamente la típica, propia del Sur del Brasil y Paraguay,
tiene distribución en el N arte e interior del país, don
.de se conocen con los nombres de "Eira", "Yaguaroundi",
"Gato moro", etc.
Gén ero ONCIFELIS (Por las pequeñas manchas que adornan
su pelaje).
Gatos monteses del tamaño de los del género anterior
o algo menores, de pelaje amarillento pálido, con numerosas
manchas negruzcas, pequeñas y uniformes en todo el cuerpo
menos en la línea dorsal y parte superior de la cabeza,
donde las manchas son alargadas, formando algunas líneas;
en la región ventral, las manchas son menos numerosas y
contrastan con un fondo más blanquecino; cola de mediana
longitud, muy poblada y con anillos. Orejas negras Exteriormente,
con una mancha blanca en el centro. Cráneo globoso,
de perfil bastante convexo, con los na sales muy reducidos y
oblícuos.
Se consideran varias especies con distintas formas geográficas,
estando representadas en Argentina tres de ellas,
cuya sistemática y distribución no ha sido todavía bien delimitada.
Son conocidos vulgarmente con los nombres de "Gato
montés", "Colocolo", según la especie a que pertenecen.
Gén ero LYNCHAILURUS. (Por cierto aspecto con el lince).
Gatos monteses de tamaño algo mayor que los del género
anterior, cuyo pelaje general, largo y fino, consiste en .
una mezcla de gris jaspeado de amarillo, con · ocelas laterales
más o menos visibles y franjas de un castaño muy obscuro
en las extremidades, cuya coloración general es mucho
más blanquecina. Cola larga, muy tupida y cilíndrica, con los
anillos bien visibles en su última mitad.
Cráneo parecido al de Oncifelis, pero de rostro más an-
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATUnÁLES 109
cho y arcos cigomáticos más redondeados los nasales comprimidos
y largos en su porción posterior.
Las numerosas subespecies que actualmente sé con si-
.denan, con distribución hasta Ecuador, son formas geográficas
de una sola especie propia de las pampas argentinas,
donde se conoce con los nombres de "Gato pampa" y "Cato
pajero": los ejemplares del interior, son más claros, con
ocelas bien marcadas y pelaje más fino, aplicándoles el
nombre vulgar de "Gato lince".
Género NOCTIFELIS. (Por sus hábitos nocturnos).
Caracteres generales como 10s de Onciielis, pero de
proporciones menores. Pelaje moteado, como en el género
aludido, pero con las líneas de la cara más reducidas, y las
dEn dorso menos continuadas; cola muy poblada y cilíndrica,
con los anillos bien manifiestos en toda su longitud.
Cráneo más alargado que en Oncifelis, con los arcos cigomáticos
menos redondeados y los nasales menos ensanchados
anteriormente.
Se considera una. sola especie, propia de Chile, bastante
discutida por los autores, y que en ciertos trabajos ha
sido señalada para Argentina como "guiña", razón por la
cual tomo ahora en cuenta este género, no obstante no he
conseguido hasta ahora material argentino que sea identificable
en este' género.
Género LEOPARDUS. (Por la superficial SEmejanza con
los verdaderos leopardos).
A este género exc.usivamente americano pertenecen
los gatos monteses de tamaño mayor que los de todos los géneros
anteriores con excepción de Puma, llegando a sobrepasar
el tamaño de un zorro común, aunque algo más bajo.
El pelaje es corto y fino, con una coloración de fondo
amarillenta en el dorso y blanquecina en los flancos y vientre,
con todo, el cuerpo cubierto de ocelas de borde negro y
amarillo en el centro, que alcanzan gran tamaño y hasta llegan
a fusionarse en los costados, mientras en el dorso, son
alargadas, llegando a reducirse a simples líneas negras en
la cabeza, o fajas y manchas en las extremidades. Cola de
mediana longitud, con anillos negros muy 'anchos y próximos.
o des
110 REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
Cráneo robusto, bastante convexo, con apéndices postorbitarios
bastante alargados y caja cerebral proporcionalmente
más alargada que en los dos géneros anteriores; cigomáticos
muy fuertes y arqueados. con la porción escamosal
ancha en toda su extensión.
Se consideran numerosas subespecies distribuidas por
América central y meridional, pertenecientes a una sola especie
propia de Méjico. Solamente una, alcanza a distribuirse
en el N arte argentino, donde es conocida con los nombres
vulgares de "Chibiguazú", "Ocelote" o "Gato Onza", y es
la misma. que en Bolivia llaman "Gato pantera", por su semejanza
con las corpulentas panteras.
Género PANTHERA. (Según el nombre vulgar generalizado.
E s el único género de felinos que compr ende especies
americanas y también otras distribuídas en Africa y Asia,
perteneciendo todas ellas al conjunto de felinos más corpulentos.
Pelaje de fondo amarillento, con la parte pectoral y
ventral blanquecina, adornado con abundantes ocelas grandes,
de contorno negruzco más o menos interrumpido y
puntos centrales, distribuídas en la parte dorsal y nucal,
mientras en las extremidades las manchas no son oceladas
sino alargadas y macizas, tal como se presentan también
en la línea dorsal y continuando en la cola donde se agrupan
en pequeños conjuntos formando anillos, cada vez más
espesos hasta el ápice.
Cráneo muy fuerte, con arcos cigomáticos muy redondeados,
rostro prominente y caja cerebral proporcionalmen
te reducida, muy alargada y en posición oblícua, con gran-
crestas sagital y occipital. Caninos largos ' y cónicos;
pm" de tamaño mucho menor que los restantes.
Existe una sola especie americana, una de cuyas subespecies
tiene su distribución meridional hasta el N arte argentino,
donde se conoce con los nombres vulgares de "Yaguareté",
"Yaguar" y también como "Tigre americano", no
obstante sus grandes diferencias con las especies del géllera
Tigri s, exclusivas de Asia .
HEV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 113
te laterales. Extremidades cortas y robustas, con cinco dedos
provistos de fuertes uñas muy curvas y puntiagudas.
Cola larga y delgada. con pelaje de coloración uniforme.
Cráneo alargado, con occipital redondeado y arcos cigcmáticos
bastante curvos, pero delgados en proporción a
sus dimensiones (ver Fig. 4). Caninos largos y fuertes; m'
alargado transversalmente y de menor tamaño que el pm l.
En Argentina se encuentra representado por una especie
con una subespecie, en las Que se clasifican los ejemplares
de las distintas regiones del interior y del Narte, siendo
los hurones más corpulentos y ágiles, conocidos vulgarmente
con los nombres de "Hurón mayor", "Tayra", "Monito"
e "Irará".
Género GRISONELLA. (Derivado de Grison, otro género
de hurones).
Hurones de menor tamaño que los del género anterior,
con las extremidades cortas y cuerpo bastante alargado.
Pelaje duro y abundante, completamente negro en las extremidades
y parte ventral, mientras el dorso y parte superior
de la cabeza forman una zona continua de pelos jaspeados
de un amarillo muy pálido, que a veces es muy poco
apreciable; la delimitación de esta zona en la frente y región
yugular se hace por una faja bien marcada a nivel de las
orejas y más o menos amarillenta según las especies. Cola
más bien corta, poblada de pelos largos que forman algo ·
de pincel, pero siempre delgada y cónica.
Cráneo alargado, con la caja cerebral algo estrechada
anteriormente y el hueso occipital con grandes crestas y
redondeado; apófisis paroccipital casi ausente; m' alargado,
de corona muy rectangular y:mucho más pequeño que el pm".
Se agrupan en este género la mayoría de las especies
de hurones sudamericanos, cuatro de las cuales tienen una
gran distribución en ,Argentina, siendo conocidas vulgarmente
con los nombres generales de "Hurón menor" o
"Chingue".
Género LYNCODON. (Por la dentición con un cierto aspecto
ligeramente comparable con la del lince, en lo que se
refiere a la reducción en número).
Hurones de mucho menor tamaño que los del género
anterior y con' las extremidades muy cortas en relación a
114 REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES
I
la gran longitud del cuerpo, cuyo aspecto se acerca al del
armiño europeo. Pelaje suave, algo largo y de un blanco
amarillento, con grandes manchas marrones en la nuca,
parte inferior de la cara, pecho y extremidades, con abundantes
pelos cerdosos largos y completamente blancos que
cubren el dorso y la cola de pequeña longitud. Extremidades
con cinco dedos provistos de uñas ' largas y delgadas.
F'ig , 5. - Norma craneana superior de un ejemplar de Lonira v1/lgaTis de Europa
comparada con la presentada por L. felina de la Argentina. Reducción 1/2
aproximadamente.
(Foto M. A . R. A.).
Cráneo alargado, con la caja cerebral piriforme y arcos
cigomáticos muy robustos; occipital redondeado, pero más
estrecho que en el género 'anterior; solamente dos premolares,
"con el m" muy alargado y bastante menor que el pm.'.
Es un ' género netamente argentino, representado por
una sola especie distribuida en Patagonia hasta la provincia
de B. Aires, considerándose también una subespecie para
el interior. Ambas formas son designadas vulgarmente
como "Huroncito" y "Hurón de Patagonia".
REV. CENT. EST. DOCT. CIENCIAS NATURALES 115
Género LONTRA. (Nombre vulgar de una especie italiana)
.
Son lontrinos de hábitos preferentemente acuáticos,
teniendo un cuerpo muy robusto y alargado, cabeza ancha
y achatada, con orejas no perceptibles; cola larga y gruesa
en la base, con punta muy fina. Extremidades muy cortas,
provistas de cinco dedos, los posteriores más largos y todos
ellos unidos por membranas bien desarrolladas y provistos
de uñas cortas, pero muy anchas en la base y con punta fina
y encorvada. El pelaje es fino y muy tupido, de una coloración
uniforme, la que varía de tonalidad según las especies;
Existe siempre una borra algodonosa; en los costados del
hocico y sobre los ojos, se desarrollan fuertes vibrisas mu y
cerdosas. Cráneo bastante chato, con cigomáticos no curvos
en su parte media y la caja cerebral ocupando casi los dos
tercios de la longitud total del cráneo (ver Figura 5) ; caninos
bien desarrollados y muy cónicos; el pm' con la corona
triangular y grandes crestas externas que contrastan
con la parte interna completamente cóncava ; m! muy macizo
y romboidal, casi del mismo tamaño que el premolar
contiguo.
. Se catalogan tres especies para Argentina, cuyas proporciones
varían entre las de un hurón grande hasta el triple
de ese tamaño, según las especies, siendo conocidas vu1garmente
con los nombres de "Nutria", "Lutra", "Lobito
de río" y "Gato de mar" o "Chungungo chileno".
Género PTERONURA. (Por alusión a las expansiones aliformes
de la última mitad de la cola). .
Lutras de un tamaño intermedio comparadas con las del
género anterior, y de caracteres bastante semejantes, salvo
las dilataciones de la cola y otros detalles.
Se considera una sola especie propia del litoral de los
grandes ríos.
Incluyo al final de este capítulo una lámina en citocromía represent
an do nuestro "Yaguar", artísticamente ejecutada por el Dr. An
gel Cabrera, y que por una felíz coincidencia aparece como donación
en este número de la Revista.
BIBLIOGRAFÍA
BOTÁNICA
DRAGONE - TESTI, G., L'essudato degli alcaloidi nelle foglie del Coniun
macula.turn L.-Ann. d. Botánica, t. 21, fasc. 1'.', .
Torino (1935) 13-20, 3 láminas.
La autora sostiene, que el exudado de los alcaloides de las hojas de
la especie del epígrafe se manifiesta en forma análoga a la descripta
para Nicotiana. iub acurn,
El principal alcaloide de Coniurn. es la Coniina ( a. Propil-Piperidina)
que se halla combinada con el ácido málico, además (In el pericarpio
se hallan N. Metil Coniina, Conidrina, Conileno y una substancia
aceitosa. Los alcaloides son abundantes en las hojas jóvenes y se
hallan casi ausentes en las que' tienden a desaparecer. Por este motivo
la autora cree que son propios de las hojas jóvenes y que son el
más grande estimulante y regulador de los procesos biológicos.
Menciona unos cuantos reactivos específicos, sugiriendo la preferencia
del reactivo de Klein y Herndlhofer (sol. de Cloranilo al 1 %
en Benzol. Con éste las muestras deben examinarse en cámara húmeda,
cubiertas por una solución concentrada de Hidrato ce Sodio. Se
cubren con un cubre-objeto del cual pende 1 gota de solución de Cloranilo
y después de evaporado el Benzol se observa la formaci ón de
cristales tabulares de' color verde (Coniina), que funden a 95':'.
GILG, E. Y SCHÜRHOFF, P. N., Botánica aplicada a la .F'ar macia. Editorial
Labor (1834).
A fines de 1934 apareció la vorsion castellana de esta obra, cuya
.desig na ci ón en alemán es "Grundzüge del' Bot.anik f'ür den Hochschulunterricht",
y como ' bien lo dicen los autores, "este libro puede proporcionar
los conocimientos necesarios de botánica a los estudiantes
de Ciencias Naturales, Agronomía y Medicina", Para ello lo han enriquecido,
agregándole algur.os capítulos que faltaban en la primera
edición.
Los autores hacen algunas modificaciones al Sistema de ENGLER.
Las más notables son: La División X la dedican a los lVlyxomicetos,
es decir, los ubican delante de los Eumicetoe.
En la División XIII (Embriof'itas sifonógamas) , subdivisión II,
dedican la 11} Clase a las Dicotiledóneas y dentro de éstas colocan el
orden de las Cucurbitales entre las Parietales y las Opuncialcs. Además,
en las Metaclamídeas sitúan entre las Plantaginales y Rubiales,
el orden de las Campanulales con una sola familia Campanuláceas,
y crean un nuevo orden "Agregadas", sit uando en él a las
Vale?'ianáceas, Dipsacáceas y Compuestos.
Luego a continuación tratan las Monocotiledóneas como una rama
lateral de las Dicotiledóneas, que tal vez se ramifica en la s Ranales.
R.P. M.