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Revista de Aragón, año III, 2.ª época, números 1-4 - Institución ...

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NÚMS. I.º y 2.º JUNIO 1880. AÑO I.<br />

REVISTA DE ARAGON<br />

CIENCIAS, LETRAS Y ARTES<br />

REDACTADA<br />

POR LOS ESCRITORES MÁS DISTINGUIDOS DE LA PROVINCIA<br />

SUMARIO<br />

I. Sermon <strong>de</strong>l Prior <strong>de</strong>l Carmine, por EMILIO CASTELAR.<br />

II. Roma pagana, por ENRIQUETA LOZANO DE VILCHEZ.<br />

<strong>III</strong>. Discurso, por ANTONIO LOPEZ MUÑOZ.<br />

IV. La casa <strong>de</strong> Cervantes, por EMILIO FERRARI.<br />

V. El pescador <strong>de</strong> Ciboure, por VICENTE DE ARANA.<br />

VI. Crónica <strong>de</strong> Aragon.<br />

Noticias.—Anuncios.<br />

Los autores son los únicos responsables <strong>de</strong> los trabajos que se publiquen en esta <strong>Revista</strong>.<br />

Esta <strong>Revista</strong> se ocupará <strong>de</strong> todos los libros que se la remitan.<br />

ZARAGOZA<br />

REDACCION Y ADMINISTRACION<br />

Calle <strong>de</strong> Torres-Secas, 5, principal


SERMON<br />

PRONUNCIADO POR EL PRIOR DEL CARMINE DE FLORENCIA<br />

EN EL ACTO DE PROFESAR FRA FILIPPO LIPPI.<br />

EMINENTÍSIMOS SEÑORES:<br />

"Ille (rex) corpora custodit ad<br />

mortem; hic (sacerdos) animam servat<br />

ad vitam."<br />

(CHRYS. SACERD. <strong>III</strong>, I SQ.)<br />

Dia <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro regocijo este dia solemne en los cielos y<br />

en la tierra. Presentes todos los sucesos y todas las cosas en<br />

la divina inteligencia, pues en su intensidad, ni hay tiempo<br />

ni hay distancia, nuestro oscuro planeta brillará allí hasta<br />

en sus profundida<strong>de</strong>s más tenebrosas como un sol sin ocaso<br />

y los humanos <strong>de</strong>sterrados en este valle <strong>de</strong> lágrimas, se encontrarán<br />

allí tan cerca <strong>de</strong>l trono altísimo como los mismos<br />

ángeles <strong>de</strong>l cielo; y por en<strong>de</strong> seráfico Te Deum resonará allá<br />

arriba al ver cómo este jóven á quien llamaba el mundo con<br />

sus hechizos, la gloria con sus laureles, el arte con sus encantos,<br />

el amor con sus goces, renuncia á todo, en la flor <strong>de</strong><br />

los <strong>año</strong>s, y en la erupcion <strong>de</strong> las pasiones, para venir como<br />

atraido por celeste llamamiento al claustro, con ánimo <strong>de</strong><br />

abrazar la caridad, el ayuno, la penitencia, por cuya virtud<br />

subirá <strong>de</strong> un vuelo en el dia <strong>de</strong> su muerte á la gloria, recobrada<br />

la gracia que perdiera por la primera culpa, purificado<br />

<strong>de</strong> las terrestres manchas y digno <strong>de</strong> la bienaventuranza, primero<br />

por los méritos <strong>de</strong> Cristo, y <strong>de</strong>spues por sus votos, por<br />

sus arrepentimientos, por sus obras y por sus oraciones.<br />

Mucho se recrea el Altísimo en contemplar á los serafines<br />

a


2<br />

EMILIO CASTELAR<br />

y los querubines que vuelan por los cielos; pero más se recrea<br />

todavía en contemplar á los pecadores que vuelven á la luz<br />

<strong>de</strong> la divina gracia. En la materia angélica no hay sombra;<br />

pero en esta materia nuestra, tan tenebrosa, el regreso hacia<br />

la luz prueba toda la eficacia <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>rramada por la<br />

divina víctima en las sublimes aras <strong>de</strong>l Calvario. Y este pe-<br />

cador, no satisfecho con una virtud vulgar, sino <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong><br />

elevarse por el esplendor <strong>de</strong> su conversion sobre las potesta-<br />

<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra y confundirse con el mismo cielo, abraza el<br />

ór<strong>de</strong>n sacerdotal á cuyo seno baja en esencia el Espíritu-<br />

Santo, y escoge el sacramento que le da po<strong>de</strong>r bastante á re-<br />

partir entre los hombres el perdon divino y en<strong>de</strong>rezar en el<br />

trance <strong>de</strong> la muerte con su absolucion las almas hacia la glo-<br />

ria, don<strong>de</strong> les aguarda la vision beatífica <strong>de</strong> Dios: que si to-<br />

dos los cristianos reciben con las aguas <strong>de</strong>l bautismo un sa-<br />

cerdocio espiritual, solamente los escogidos por la gracia y<br />

consagrados por los divinos óleos, reciben la potestad <strong>de</strong> con-<br />

ferir los sacramentos.<br />

Mísero mortal, á tus manos <strong>de</strong> barro <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá todos los<br />

dias en el santo sacrificio <strong>de</strong> la Misa Aquél que no cabe en los<br />

espacios y en los tiempos; por tus pobres venas tan sujetas á<br />

enfermeda<strong>de</strong>s, se difundirá la sávia <strong>de</strong>l universo, la sangre<br />

<strong>de</strong> Cristo que con una sola gota podria poblar la nada <strong>de</strong><br />

mundos y <strong>de</strong> soles, ó extinguir el fuego <strong>de</strong> los infiernos; tu té-<br />

nue palabra limpiará la conciencia más manchada, como<br />

una hostia purísima, que podrás elevar á las alturas y <strong>de</strong>po-<br />

sitar en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los serafines, los cuales sobre sus alas la<br />

llevarán hasta los eternos santuarios; sobre tu mente <strong>de</strong>scen-<br />

<strong>de</strong>rá á todas horas, en invisibles lenguas <strong>de</strong> fuego, el Espíritu<br />

creador, como sobre los apóstoles en el cenáculo aquel Espí-<br />

ritu que encendió la luz sobre el caos; y al verte pasar te<br />

ben<strong>de</strong>cirán las potesta<strong>de</strong>s celestes y los coros angélicos; por-<br />

que bajo Dios y sobre la creacion, no existe ministerio tan<br />

divino como tu ministerio, el santísimo sacerdocio.<br />

No vienes aquí puro é inocente, como muchos que pasan<br />

casi <strong>de</strong>l claustro materno á este claustro <strong>de</strong> penitencia y <strong>de</strong><br />

muerte. Vienes <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> haber combatido y con las heridas<br />

<strong>de</strong>l combate; vienes <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> haber naufragado y con las


SERMON DEL PRIOR DEL CARMINE 3<br />

señales <strong>de</strong>l naufragio. Dínos si al gustar todos los frutos <strong>de</strong><br />

la tierra no te han sabido á ceniza. Dinos si al recoger todas<br />

las glorias mundanales no te han <strong>de</strong>jado entre las manos las<br />

manchas y el hedor <strong>de</strong> la pereza. Dínos si has podido encon-<br />

trar po<strong>de</strong>r sin combates, amor sin celos, placer sin cansan-<br />

cio, verdad sin negaciones, gloria sin envidia, laurel sin ve-<br />

neno, cuerpo sin sombra, belleza sin <strong>de</strong>fecto, virtud sin ca-<br />

lumnia, vida sin muerte, esperanza sin eng<strong>año</strong>, para que pue-<br />

das sentir cómo este claustro que se parece á una sepultura,<br />

y este sayal que se parece á un sudario, esas escalas <strong>de</strong> los<br />

altares, don<strong>de</strong> comienzan las escalas <strong>de</strong> la eternidad, y este<br />

panteon poblado <strong>de</strong> vivientes solitarios, y esta campana que<br />

anuncia todos los dias tu último trance, y esta iniciacion dia-<br />

ria <strong>de</strong> la muerte, no cuadran más á nuestra fragil naturaleza<br />

que todos los dramas <strong>de</strong> ese mundo eng<strong>año</strong>so, <strong>de</strong>senlazados<br />

siempre por las mismas irreparables catástrofes.<br />

Así es que el puerto, contra la maldad y sus asechanzas,<br />

se halla en el sacramento <strong>de</strong>l Or<strong>de</strong>n, y el sacramento <strong>de</strong>l Or-<br />

<strong>de</strong>n se confiere, si por las manos <strong>de</strong>l obispo, mas por el mi-<br />

nisterio <strong>de</strong>l Espíritu-Santo, tercera persona <strong>de</strong> la Santísima<br />

Trinidad, á quien San Justino llamó espíritu profético, San<br />

Ireneo espíritu <strong>de</strong> gracia, San Clemente el paracleto, Tazia-<br />

no el embajador, San Juan el don <strong>de</strong> los dones, San Agustin<br />

el <strong>de</strong>do <strong>de</strong> Dios, Teófilo la sabiduría, San Basilio la imagen<br />

<strong>de</strong>l Padre, San Atanasio la imágen <strong>de</strong>l Hijo, y el símbolo <strong>de</strong><br />

la Fe aquel que <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo juntamente proce<strong>de</strong>. Si<br />

las criaturas respiran, <strong>de</strong> él reciben aliento; si aciertan, <strong>de</strong> él<br />

gracia; si buscan á Dios, <strong>de</strong> él impulso; si rezan, <strong>de</strong> él ins-<br />

piraciones; si presienten y profetizan, <strong>de</strong> él los dones <strong>de</strong>l pre-<br />

sentimiento y <strong>de</strong> la profecia; porque en Dios está como el va-<br />

por en las aguas, y como el calor en el fuego, y como la<br />

hipóstasis en el alma; todo sabio, todo po<strong>de</strong>roso, todo santo,<br />

eterno, inmutable, inmenso, animacion y vida cuanto existe,<br />

movimiento <strong>de</strong> cuanto se mueve, consustancial con el Eter-<br />

no, y en cuya adoracion <strong>de</strong>bemos todos recrearnos, porque,<br />

al recibirlo, recibimos en nuestro seno mortal, á la misma<br />

divinidad en esencia, siendo emanacion <strong>de</strong> Dios, como ema-<br />

nacion <strong>de</strong>l sol, los rayos que nos iluminan y nos vivifican.


4<br />

EMILIO CASTELAR<br />

El Espíritu Santo fué el aliento que pobló <strong>de</strong> vida lo vacío,<br />

la luz que iluminó <strong>de</strong> resplandores el caos, la voz que llamó<br />

al hombre á levantarse <strong>de</strong>l barro <strong>de</strong> la tierra; el soplo que<br />

nos transmitió la sustancia <strong>de</strong>l alma, la palabra que <strong>de</strong>spertó<br />

á los ángeles en las rosadas auroras <strong>de</strong> la gloria; el fueg<br />

que condujo al través <strong>de</strong> los <strong>de</strong>siertos <strong>de</strong> Egipto á los escogi-<br />

dos hijos <strong>de</strong> Israel, la i<strong>de</strong>a divina que ha juntado á todas las<br />

almas cristianas en el regazo <strong>de</strong> la Iglesia, como habia jun-<br />

tado ántes los astros y las luminarias en la inmensidad <strong>de</strong> los<br />

cielos; la unidad hipostática <strong>de</strong>l Padre con el Hijo, <strong>de</strong>l Eter-<br />

no con el Verbo, <strong>de</strong> la esencia con la sustancia en la inco-<br />

mensurable Trinidad.<br />

Y tus ojos han recibido, hijo mio, en este momento so-<br />

lemne y en esta sacratísima ceremonia su luz sin quebrarse;<br />

y tu pecho su soplo sin estallar en mil pedazos; y tu corazon<br />

su amor sin consumirse; y tu vida su inspiracion sin <strong>de</strong>sva-<br />

necerse; evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>mostracion <strong>de</strong> la divina misericordia,<br />

que pue<strong>de</strong> mandarnos la esencia incomunicable y atravesar<br />

con ella nuestra alma sin que recibamos ningun <strong>de</strong>trimento,<br />

pasando por nosotros como pasa á través <strong>de</strong>l trasparente<br />

cristal la inmaculada luz <strong>de</strong>l dia. Si un gusanillo recibiera<br />

nuestra alma y pudiere elevarse hasta nuestros conceptos y<br />

nuestras i<strong>de</strong>as ¿no sentiria en su diminuto cuerpo, fabricado<br />

para los inferiores instintos <strong>de</strong> la vida, tal cansancio que le<br />

causara la muerte? Y nosotros, gusanos tambien <strong>de</strong> la tierra;<br />

nosotros, que distamos <strong>de</strong> lo divino más que <strong>de</strong> lo humano<br />

dista el insecto, nosotros po<strong>de</strong>mos en nuestra pequeñez reci-<br />

bir el Espíritu Santo, que ha dorado los mundos y ha movi-<br />

do las alas <strong>de</strong> los ángeles, sin rompernos en mil pedazos<br />

como frágil materia que contiene una luz <strong>de</strong>masiado viva.<br />

Lo han llamado sobre nuestra frente los clamores <strong>de</strong> la<br />

Iglesia, y sobre nuestra frente se ha posado. Este barro<br />

inmundo, ha podido elevarse hasta Dios mismo á la manera<br />

<strong>de</strong> esas nubes que el sol enrojece al caer las tar<strong>de</strong>s, sobre el<br />

ocaso, y que parecen otro nuevo sol. Levantémonos, pues,<br />

á dar gracias al cielo. Unamos nuestra voz al Te Deum qu<br />

entonan todas las cosas creadas y todas las cosas increadas.<br />

Demostremos que si la aspiracion á subir hácia lo infinito


SERMON DEL PRIOR DEL CARMINE 5<br />

está universalmente repartida, nosotros recibimos una parte,<br />

principalísima, y no retroce<strong>de</strong>mos en este camino <strong>de</strong> ascen-<br />

sion á cuyo término superior se encuentra la bienaventuran-<br />

za y á cuyo término inferior se encuentra el infierno. Sea-<br />

mos, como <strong>de</strong>bemos ser, las criaturas dignas <strong>de</strong> la pre-<br />

dileccion <strong>de</strong>l Creador, ya que <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> habernos dado la<br />

luz natural <strong>de</strong> la conciencia, nos ha dado la luz sobrena-<br />

tural <strong>de</strong> la revelacion, y no contento con infundirnos un<br />

soplo <strong>de</strong> su vida, nos ha mandado para sostenerla, bruñirla,<br />

santificarla, al Espíritu Santo. Por eso, en todos tiempos y<br />

lugares, los que han creido tener en sí una revelacion <strong>de</strong><br />

este superior Espíritu, se han con<strong>de</strong>nado á la soledad, esti-<br />

mándola más propicia que el mundo al culto <strong>de</strong> las divinas<br />

inspiraciones. A la venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo,<br />

cuando se preparaban por manera provi<strong>de</strong>ncial todas las vias<br />

á este sublime suceso, en el camino <strong>de</strong> Gaza á Jerusalen,<br />

junto á las toscas piedras que indicaban las tumbas <strong>de</strong> los<br />

primeros patriarcas, bajo las copas <strong>de</strong> las encinas que escu-<br />

charan la voz <strong>de</strong> Jehová dirigida á Abraham; divisando los<br />

picos más altos <strong>de</strong> las cordilleras <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, y oyendo las<br />

melodías más melancólicas <strong>de</strong> las palmeras <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto; te-<br />

niendo hácia la parte oriental, colinas <strong>de</strong>soladas y hácia la<br />

parte occi<strong>de</strong>ntal, valles risueños, á un lado el Mar Mediterrá-<br />

neo y á otro lado el Mar Muerto, multitud <strong>de</strong> tristes peniten-<br />

tes se congregaban, alimentados sus cuerpos con la miel <strong>de</strong>-<br />

positada en los troncos por las abejas errantes, y alimenta-<br />

das sus almas con las esperanzas <strong>de</strong>positadas por los profetas<br />

en los cantares mesiánicos, para gozar allí la vida contem-<br />

plativa y <strong>de</strong>scubrir á Dios, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este bajo mundo, por medio<br />

<strong>de</strong> la oracion mística en puras y beatíficas visiones. ¡Felices<br />

mil veces aquellos hombres que venian á Belen, don<strong>de</strong> la re-<br />

<strong>de</strong>ncion iba á comenzarse, y que escuchaban los rumores <strong>de</strong>l<br />

torrente Cedron, arrastrando en sus impetuosas avenidas,<br />

con las piedras <strong>de</strong> las montañas cercanas, los salmos can-<br />

tados por David al son <strong>de</strong> su salterio, que hacian estreme-<br />

cerse <strong>de</strong> dolor y <strong>de</strong> esperanza á un tiempo, las entrañas <strong>de</strong><br />

la tierra <strong>de</strong> Hebron, fecundas en religiosas revelaciones! Allí<br />

espiraban para el mundo y nacian para la bienaventuranza;


6<br />

EMILIO CASTELAR<br />

abandonaban patria, familia, amistad, amor, e inquirian el<br />

eterno sér, objeto <strong>de</strong> todos sus <strong>de</strong>seos; <strong>de</strong>jaban los bienes<br />

perece<strong>de</strong>ros, como la alondra las sombras, y bebian en la<br />

copa don<strong>de</strong> se abrevan la totalidad <strong>de</strong> los séres la bebida<br />

fortificante <strong>de</strong>l amor divino; <strong>de</strong>sechaban <strong>de</strong> sí el tumulto <strong>de</strong><br />

las pasiones con todo su ronco oleaje, y componian acom-<br />

pañados por el coro <strong>de</strong> las aves y el susurro <strong>de</strong> las ramas,<br />

himnos cuyo tema era cantar las victorias <strong>de</strong> la oracion<br />

sobre la muerte; abrogaban los sacrificios cruentos recono-<br />

cidos por la ley antigua, en comidas místicas, don<strong>de</strong> sólo<br />

tenian el pan ofrecido por la limosna y el agua recogida en<br />

el torrente; alababan á Dios sin rendirse, sin fatigarse, como<br />

no se rin<strong>de</strong>n ni fatigan los mundos en el poema divino que<br />

forman con rayos <strong>de</strong> luz y con parábolas <strong>de</strong> misterios, con-<br />

sagrado á componer eternas alabanzas.<br />

Bien es verdad que nadie pue<strong>de</strong> hablar en este punto como<br />

nosotros, hijos por la misericordia divina <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Car-<br />

men, la más antigua <strong>de</strong> todas las ór<strong>de</strong>nes religiosas. Sin que<br />

yo <strong>de</strong>sconozca los méritos <strong>de</strong> los benedictinos, á quienes <strong>de</strong>-<br />

bemos el cultivo <strong>de</strong> las tierras y la conservacion <strong>de</strong> la ciencia,<br />

<strong>de</strong>spues <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> los bárbaros; sin que rebaje esas mi-<br />

licias, medio caballerescas y medio monásticas, que han em-<br />

brazado escudo y lanza para reconquistar la tumba <strong>de</strong> Cristo,<br />

y se han ceñido la cruz roja al pecho para ahuyentar las ten-<br />

taciones <strong>de</strong>l diablo; sin que en nada arguya á los que siguen<br />

al seráfico padre cuya vida fuera la imitacion completa <strong>de</strong><br />

Cristo, y cuya ór<strong>de</strong>n la divinizacion <strong>de</strong> la austeridad y <strong>de</strong> la<br />

pobreza; sin que dispute con los dominicanos, que tan gran-<br />

<strong>de</strong>s oradores han tenido y tendrán siempre en la cátedra <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo, ninguna <strong>de</strong> estas ór<strong>de</strong>nes pue<strong>de</strong> compararse<br />

en gran<strong>de</strong>za y antigüedad con la ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Cármen, á que per-<br />

tenecemos y en que ha entrado el novicio, <strong>de</strong> quien celebra-<br />

mos la profesion santísima, con la ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Cármen, fun-<br />

dada en las cimas <strong>de</strong>l Monte-Carmelo por el mismo profeta<br />

Elías, mayor que Moisés; pues si éste oyó la voz divina en la<br />

ardiente zarza <strong>de</strong>l Oreb, y vió la divina presencia en la tem-<br />

pestad <strong>de</strong>l Sinaí, fué á través <strong>de</strong> nubes y <strong>de</strong> sombras, mien-<br />

tras aquél, arrebatado en carro <strong>de</strong> fuego por los arcángeles,


SERMON DEL PRIOR DEL CARMINE 7<br />

contempla la faz <strong>de</strong>l Eterno, y sin haber pasado por el limbo<br />

como los <strong>de</strong>más padres <strong>de</strong> nuestra fe, asistió en espíritu al<br />

sacrificio <strong>de</strong>l Gólgotha, y vendrá en persona el dia <strong>de</strong> la ruina<br />

<strong>de</strong> este nuestro universo á presenciar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tonante nube el<br />

último juicio.<br />

Todo convida al hombre superior, capaz <strong>de</strong> un dominio so-<br />

berano sobre sus instintos y sobre su carne, á la vida monás-<br />

tica, que es, en resúmen, la vida verda<strong>de</strong>ramente profeta.<br />

No solamente la han abrazado los mejores entre los cristia-<br />

nos, sino que, en la antigüedad, la abrazaron tambien mul-<br />

titud <strong>de</strong> hombres llamados por la incierta luz <strong>de</strong> su razon á<br />

misterioso pensamiento <strong>de</strong>l bien. Por Ju<strong>de</strong>a los esemos, por<br />

Egipto los terapéutas, por las cavernas <strong>de</strong>l mar Muerto los<br />

ascetas, por las orillas <strong>de</strong>l lago Maná, á la sombra <strong>de</strong> los<br />

templos <strong>de</strong> Menfis, en la ciudad misma fundada por Alejan-<br />

dro, los solitarios; sectas varias, las cuales unian por regla<br />

general, en misteriosa confusion, la ciencia griega, la Biblia<br />

Santa, los vasos rotos, y los recuerdos perdidos y los presen-<br />

timientos <strong>de</strong>l Evangelio, cuya luz, aunque no <strong>de</strong>scienda has-<br />

ta sus pupilas, calentaba sus párpados. La soledad hizo, pues,<br />

que en aquel mundo entregado á los sentidos, don<strong>de</strong> los sé-<br />

res racionales adoraban á los séres irracionales, y contínua-<br />

mente resonaban los cánticos al vino y al amor, mezclados<br />

con los besos y los suspiros <strong>de</strong> la orgía, don<strong>de</strong> la embriaguez<br />

<strong>de</strong> las bacantes pasaba como por una virtud divina, hubiera<br />

séres consagrados á la meditacion y á la penitencia, en cuyos<br />

sencillos banquetes, animados por religiosos coros, se habla-<br />

ra, no <strong>de</strong>l amor como en los banquetes <strong>de</strong> Platon, sino <strong>de</strong><br />

Dios y <strong>de</strong> sus atributos eternos. La soledad inspiró á la an-<br />

tigua Sibila cumana sus versos proféticos <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>n-<br />

cion, que se confun<strong>de</strong>n y se confundirán siempre con los ver-<br />

sículos <strong>de</strong> nuestros profetas, y que mil veces el Espíritu<br />

Santo pondrá en nuestros labios como testimonios fehacien-<br />

tes <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> nuestras creencias.<br />

Pues si la soledad ha obrado estos prodigios en las tierras<br />

<strong>de</strong>l error, ¡cuántos no obrará en estas nuestras tierras <strong>de</strong> la<br />

virtud y <strong>de</strong> la fe! Hijo, á quien Dios llama hijo predilecto<br />

tambien, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este mismo instante oye los latidos <strong>de</strong>l cora-


8<br />

EMILIO CASTELAR<br />

zon y la voz <strong>de</strong> la conciencia para fortalecerte en la austera<br />

profesion que has abrazado. Y si el corazon <strong>de</strong>smayara, si la<br />

conciencia se oscureciera, vuélvete al cielo <strong>de</strong> rodillas é im-<br />

plóralo,`é importúnalo con oraciones á fin <strong>de</strong> que llueva sobre<br />

tu alma y sobre tu mente su divina gracia.<br />

No te asuste la soledad, que por ella pue<strong>de</strong>s llegar á la<br />

compañía <strong>de</strong> lo invisible y <strong>de</strong> lo eterno. No tienes padre, es<br />

verdad. Pero ¿qué padre igual á Dios? No tienes madre.<br />

Pero ¿qué madre como la Vírgen <strong>de</strong>l Cármen, cuyas letanías<br />

rezas diariamente regocijando al cielo y á la tierra? No tie-<br />

nes, no, esposa. Pero ¿qué esposa comparable en hermosura<br />

y en fi<strong>de</strong>lidad á la que acabas <strong>de</strong> escoger ahora mismo, á<br />

esta Santa Iglesia? No tienes hijos; pero, al consagrarte á<br />

Dios, has adoptado por hijos á todos los hombres. Divi<strong>de</strong> tu<br />

vida entre el éxtasis celeste, que produce la contemplacion<br />

<strong>de</strong> las cosas divinas, y el interior encanto, que produce el<br />

trabajo <strong>de</strong> tu arte. Convierte tu pincel en una aspiracion más<br />

á lo infinito. esencialísimos, Dios tiene y atributos tanto se<br />

le adora con la proclamacion <strong>de</strong> la verdad, como con la<br />

práctica <strong>de</strong>l bien y el religioso culto á la hermosura. Despues<br />

que hayas rezado por medio <strong>de</strong> la liturgia, reza en buen<br />

hora por medio <strong>de</strong>l arte. La lectura <strong>de</strong> los sagrados libros y<br />

la contemplacion <strong>de</strong> las cosas eternas fortalecerán tus facul-<br />

ta<strong>de</strong>s creadoras. Traerá á tu seno el cántico <strong>de</strong> tus hermanos<br />

inspiracion, como el aura tibia <strong>de</strong> la primavera trae en su<br />

girar flores y mariposas. Une tu voz al himno que tu comu-<br />

nidad eleva todos los días al cielo, ténue acompañamiento<br />

<strong>de</strong>l himno universal elevado por las criaturas á su divino<br />

Creador. Desprecia tu cuerpo y cultiva tu alma. Sé sóbrio:<br />

que no ha menester muchos manjares ni muchas bebidas<br />

quien con i<strong>de</strong>as tan puras se mantiene. Sé casto: que no<br />

encontrarás amor alguno tan placentero como el amor íntimo<br />

que en tu alma abrigas. Sé piadoso: que todas las pasiones<br />

humanas no valen lo que vale la compasion por el <strong>de</strong>svalido<br />

y por el enfermo. Pon en Dios todos tus pensamientos y<br />

relaciona con Dios todas tus penas y todas tus alegrías. Que<br />

tu vida sea un continuo holocausto. Nuestra campana te<br />

<strong>de</strong>spertará temprano; y mientras duermen los hartos el


SERMON DEL PRIOR DEL CARMINE<br />

9<br />

sueño brutal <strong>de</strong> los placeres y <strong>de</strong> las orgías, tú verás la<br />

primera luz en los bor<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l oriente matizado por la aurora,<br />

el primer rocío en las hojas <strong>de</strong> los árboles hume<strong>de</strong>cidos por<br />

la noche, el primer vuelo en el coro <strong>de</strong> las aves regocijadas<br />

por su amor á los resplandores <strong>de</strong>l día. Y así como el tra-<br />

bajador saldrá para el campo con el azadon, ó la hoz ó la<br />

yunta, saldrás tú para el cláustro, con la oracion en los<br />

labios, cavando los senos inmensos <strong>de</strong> la conciencia humana<br />

y abriendo surcos propios á recibir la semilla <strong>de</strong> todas las<br />

virtu<strong>de</strong>s, y apenas el alba esclarezca los vidrios <strong>de</strong> las altas<br />

ventanas <strong>de</strong> este cenobio, verás en la iglesia, entre las<br />

sombras espesísimas, caidas <strong>de</strong> las bóvedas, la efigie <strong>de</strong><br />

María Santísima, ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> una guirnalda <strong>de</strong> luces, como<br />

si las estrellas que se apagan en el cielo se reanimaran en<br />

el templo; y cantarás la Salve para que extienda María su<br />

manto celeste sobre todos los oprimidos y todos los necesi-<br />

tados, y todos los tristes, y todos los opresos. Y luego,<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rás <strong>de</strong>l coro y dirás la misa, en cuyas ceremonias,<br />

<strong>de</strong>spues <strong>de</strong> haberte apropiado la sustancia misma <strong>de</strong> Cristo,<br />

presente en la hostia consagrada, ofrecerás todos los dias,<br />

rezos, olvidando tu propio bien para el bien <strong>de</strong> todas las<br />

criaturas. No tendrás más hogar que tu celda, sepultura<br />

anticipada, y ben<strong>de</strong>cirás el hogar ageno, henchido con la<br />

vida y la alegría <strong>de</strong> la familia. No tendrás esposa, y anuda-<br />

rás los matrimonios al pie <strong>de</strong> los altares, para recordarles los<br />

<strong>de</strong>beres que contraen al realizar la comunidad <strong>de</strong> dos almas<br />

en la vida. No tendrás hijos, y bautizarás á los hijos <strong>de</strong> las<br />

<strong>de</strong>más, convirtiéndolos, por el sacramento que borra la<br />

primera culpa, en verda<strong>de</strong>ros ángeles <strong>de</strong>l cielo. No tendrás<br />

amigos, y habrás <strong>de</strong> pedir al po<strong>de</strong>roso limosna para el pobre,<br />

y habrás <strong>de</strong> encerrarte muchos dias en la cárcel <strong>de</strong>l preso, y<br />

habrás <strong>de</strong> consolar con tus palabras al <strong>de</strong>sesperado, y habrás<br />

<strong>de</strong> acorrer al enfermo, y habrás <strong>de</strong> auxiliar al moribundo y<br />

habrás <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer con todos los que pa<strong>de</strong>cen, <strong>de</strong> llorar con<br />

todos los que lloran, <strong>de</strong> agonizar con todos los que agonizan.<br />

Solamente los placeres <strong>de</strong> la vida te están vedados, las<br />

zozobras <strong>de</strong>liciosas <strong>de</strong>l amor, los goces <strong>de</strong> la familia, el cari-<br />

ño inmenso <strong>de</strong> una esposa, la reproduccion en los hijos que


10<br />

EMILIO CASTELAR<br />

dilatan el sér, las alegrías únicas, las únicas felicida<strong>de</strong>s sobre<br />

la tierra; pero en cambio, tienes <strong>de</strong>recho por los votos que<br />

acabas <strong>de</strong> hacer y por los juramentos que acabas <strong>de</strong> prestar,<br />

á una participacion necesaria en todos los dolores, y á un<br />

sorbo en todos los tragos <strong>de</strong> hiel que apuran los humanos.<br />

Esta tierra que tanto alabamos, aparece á quien la mira <strong>de</strong><br />

cerca con los ojos <strong>de</strong>l alma, como un peñasco, al cual van<br />

agarrados multitud <strong>de</strong> náufragos; esta vida, como un campo<br />

<strong>de</strong> batalla, en cuyos sangrientos espacios combaten innume-<br />

rables ejércitos por seguir venciendo, ó, como si dijéramos,<br />

por seguir peleando; el mal está encendido en cada cosa,<br />

como su necesaria levadura <strong>de</strong> hiel y la muerte en cada paso<br />

que damos, como sombra necesaria proyectada por todos<br />

nuestros dias; cada hombre lleva un secreto en su pecho,<br />

una tragedia en su vida, un <strong>de</strong>sencanto en todas sus ilusio-<br />

nes, un <strong>de</strong>seng<strong>año</strong> en todas sus esperanzas, algo que le<br />

obliga á mal<strong>de</strong>cir la realidad erizada <strong>de</strong> espinas y á suspirar<br />

por un i<strong>de</strong>al cada vez más alejado y más irrealizable; <strong>de</strong> tal<br />

suerte que el universo entero, hasta don<strong>de</strong> los séres creados<br />

se dilatan, lleva sobre sí, como una evaporacion <strong>de</strong> lágrimas,<br />

como una corona <strong>de</strong> espinas, como una nube <strong>de</strong> dolores,<br />

como una tempestad <strong>de</strong> pasiones, como un huracan <strong>de</strong> ayes<br />

y sollozos.<br />

Por eso, hijo mio, como allá sobre el universo, abismo <strong>de</strong><br />

mundos y <strong>de</strong> soles, don<strong>de</strong> todos combaten, y todos pa<strong>de</strong>cen,<br />

y todos suspiran, y todos lloran, y todos <strong>de</strong>sean á una, sin<br />

que la totalidad <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>seos pueda realizarse jamás; verda-<br />

<strong>de</strong>ro infierno en el cual reinan la sed inextinguible, el ham-<br />

bre insaciable, la muerte sin entrañas, la pena sin remedio,<br />

y se oyen el rechinamiento <strong>de</strong> dientes, y el estallido <strong>de</strong> cora-<br />

zones <strong>de</strong>spedazados, y la ruptura <strong>de</strong> huesos entre las ruedas<br />

<strong>de</strong> la fatalidad que trituran á todos los seres; así, <strong>de</strong>cia, como<br />

sobre este universo tan dolorido y tan oscuro se levantan allá<br />

en alturas inaccesibles, iluminados por la luz increada, pro-<br />

ducidos por el divino amor, transparentes como los aires purí-<br />

simos, con el eco <strong>de</strong>ja palabra divina en los labios perfuma-<br />

dos <strong>de</strong> oraciones contínuas, batiendo sus alas más bellas que<br />

el íris sobre las nubes y pulsando sus arpas áureas como el


SERMON DEL PRIOR DEL CARMINE<br />

sol en su cenit, los ángeles encargados <strong>de</strong> llevar á Dios las<br />

oraciones <strong>de</strong> las criaturas y <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>r en las criaturas el<br />

soplo <strong>de</strong> Dios, elévase el sacerdote, como verda<strong>de</strong>ro interme-<br />

diario entre la tierra y el cielo, sobre los dolores humanos,<br />

pa<strong>de</strong>ciéndolos todos por la compasion y purificándolos con<br />

sus oraciones y sus penitencias hasta convertirlos á los ojos<br />

<strong>de</strong>l Altísimo en puro y aceptable holocausto.<br />

Pero el dolor á que has <strong>de</strong> consagrarte más, hijo mio, en<br />

esta vida <strong>de</strong> batallas contínuas es el dolor verda<strong>de</strong>ro, el do-<br />

lor supremo, el dolor irremediable, aquel <strong>de</strong> que todos huyen<br />

y para el cual no hay más médico que el sacerdote, ni más<br />

medicina que la oracion; el dolor <strong>de</strong> la muerte. Sobre todo,<br />

asi que las gentes huyan <strong>de</strong>l cadáver podrido, tapándose las<br />

narices para no percibir lo único que resta en el mundo <strong>de</strong> la<br />

vida humana, tan agitada y tan vanidosa, ve tú sobre esos<br />

restos <strong>de</strong>strozados, recógelos para <strong>de</strong>volverlos á la tierra<br />

don<strong>de</strong> han nacido, y dirige el alma, cuyo soplo los animó,<br />

hácia Dios que la aguarda; y verás al muerto á quien lloran<br />

aquí como aniquilado para siempre, entrando como recien<br />

nacido en otro mundo mejor, trocado el sepulcro lleno <strong>de</strong><br />

gusanos, en cuna llena <strong>de</strong> flores, por la divina misericordia:<br />

que Dios ama sobre todas las cosas el alma humana, y la ilu-<br />

mina y la embellece, cuando es bienaventurada, poniéndola<br />

más allá <strong>de</strong>l coro <strong>de</strong> los astros y <strong>de</strong>l coro <strong>de</strong> los ángeles,<br />

puesto que por el alma humana, y no por ningun otro sér,<br />

bajó en cuerpo visible á la tierra y consumó el mayor <strong>de</strong> los<br />

sacrificios en las cimas sublimes <strong>de</strong>l Calvario.<br />

Ya lo sabes, pues.<br />

Has <strong>de</strong> buscar todo aquello que el mundo rehuye y recha-<br />

za. Has <strong>de</strong> buscar al oprimido en sus ca<strong>de</strong>nas, al <strong>de</strong>sgra-<br />

ciado en sus dolores, al enfermo en su lecho, al pobre en su<br />

miseria, al moribundo en su agonía, al muerto en su sole-<br />

dad y en su silencio. Has <strong>de</strong> apropiarte todas las penas<br />

para <strong>de</strong>scargar á los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> su peso. Imita á nuestro<br />

divino Re<strong>de</strong>ntor: que para escuelas <strong>de</strong> tan necesaria imita-<br />

cion, se fundaron estos austerísimos cenobios. Mas inmen-<br />

so que el espacio, redújose el Salvador á los estrechos lími-<br />

tes <strong>de</strong> nuestro breve cuerpo. Mas dura<strong>de</strong>ro que los tiempos,<br />

11


12<br />

EMILIO CASTELAR<br />

aceptó la ley <strong>de</strong> la muerte. Sosteniendo en sus manos todas<br />

las potesta<strong>de</strong>s celestes y terrestres, vistióse el sayal <strong>de</strong> los es-<br />

clavos. Creando con una palabra <strong>de</strong> sus labios los mundos y<br />

los soles, sometióse en este átomo <strong>de</strong> polvo, don<strong>de</strong> nacemos<br />

y morimos como míseros infusorios, á las penas diarias <strong>de</strong>l<br />

trabajo. Rey <strong>de</strong> los reyes, bajó su frente coronada por la eter-<br />

na luz en presencia <strong>de</strong> la potestad establecida. ¡Él! que vistie-<br />

ra al lirio en el valle, al ave en los aires, no tuvo sino el tos-<br />

co sayal <strong>de</strong> los pordioseros. ¡Él! que forjara en las entrañas<br />

<strong>de</strong>l planeta todos los metales, mendigó el óbolo con que se<br />

compra el pan <strong>de</strong> cada dia. Las nubes se congregaron á su<br />

aliento, y tuvo sed. El fuego <strong>de</strong>l sol se avivó á una mirada <strong>de</strong><br />

sus ojos, y tuvo frio. Las estrellas se mecieron en el primer<br />

dia <strong>de</strong> la creacion, extáticas para ben<strong>de</strong>cirlo, y escogió por<br />

cuna un pesebre. La vida brotó <strong>de</strong> sus labios, y fué á morir<br />

en el patíbulo <strong>de</strong> los esclavos. Por eso la cruz se levantará<br />

eternamente sobre todas las tiaras y todas las coronas y to-<br />

das las naciones, por ser el signo <strong>de</strong> la aceptacion voluntaria<br />

<strong>de</strong>l dolor y <strong>de</strong>l sacrificio en la triste faz <strong>de</strong> esta oscurísima<br />

tierra.<br />

Hijo mio, acéptalo tu tambien. Unete con la miseria al<br />

pié <strong>de</strong> ese bendito altar. Recibe por compañera inseparable<br />

la santa soledad. Ya verás cómo sometes el corazon á tu al-<br />

bedrio, cómo llegas á la paz verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l alma, cómo amas<br />

hasta la misma tristeza, cómo bendices la campana que te<br />

<strong>de</strong>spierta, la celda que te encierra, el hermano que en sus<br />

saludos te recuerda la brevedad <strong>de</strong> esta vida, el claustro ho-<br />

llado por tantas sombras augustas, la ogiva en cuyas líneas<br />

se apoya la zarza y en cuyos vidrios se oye el ruido <strong>de</strong> la llu-<br />

via y el roce <strong>de</strong> las alas <strong>de</strong>l ave; la cruz solitaria que extien-<br />

<strong>de</strong> sus brazos <strong>de</strong>snudos sobre montones <strong>de</strong> huesos y que pa-<br />

rece hume<strong>de</strong>cida por el rocío <strong>de</strong> las lágrimas; las blancas<br />

azucenas plantadas en las tumbas; el hoyo mismo cavado<br />

por tu azadon, don<strong>de</strong> has <strong>de</strong> reposar para siempre tras las<br />

batallas <strong>de</strong> esta vida, y has <strong>de</strong> dormir el sueño <strong>de</strong> la muerte,<br />

y has <strong>de</strong> aguardar el juicio final, cuando se <strong>de</strong>struya la<br />

tierra y se realice la esperada consumacion <strong>de</strong> los siglos.<br />

No tendrás las tumultuosas asambleas <strong>de</strong> este mundo, pero


SERMON DEL PRIOR DEL CARMINE 13<br />

tampoco sus calumnias; no sentirás el amor que regocija<br />

hasta los huesos, pero tampoco sus <strong>de</strong>seng<strong>año</strong>s; no apu-<br />

rarás los placeres orgiásticos que encien<strong>de</strong>n la sangre, pero<br />

tampoco sus insomnios ni amargos <strong>de</strong>jos; cuando alguna<br />

vez quieras entregarte á la libertad, en las rocas escarpadas y<br />

sombrias, en las selvas espesas, en las sombras proyectadas<br />

por los árboles seculares, al son <strong>de</strong> los arroyos, verás, le-<br />

vantando allí las manos y los ojos á las alturas, cómo sola-<br />

mente <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los cielos. En esas alturas <strong>de</strong>spreciarás<br />

la nada <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>zas humanas, y viendo cómo todas las<br />

cosas mueren y renacen, apren<strong>de</strong>rás el sentimiento <strong>de</strong> tu<br />

propia inmortalidad. Y el amor á la naturaleza te llevará á<br />

dar <strong>de</strong> comer en el hueco <strong>de</strong> tu mano á las palomas <strong>de</strong>l va-<br />

lle, cuyo corazon sentirás latir al traves <strong>de</strong> su plumaje, y el<br />

amor á los hombres te llevará á buscar al leproso para curar-<br />

lo, si es preciso, con la saliva <strong>de</strong> tu boca, y al pobre para<br />

darle la mitad <strong>de</strong>l pan que exija tu sustento. Y entonces, pu-<br />

rificado, sentirás cómo la inspiracion viene por su propio<br />

impulso hasta el seno <strong>de</strong> tu alma y te obliga con su celeste<br />

virtud á construir una columna más <strong>de</strong> este templo visible<br />

<strong>de</strong>l arte, don<strong>de</strong> la imaginacion, como un inmenso órgano,<br />

produce melodias á cuyos ecos se <strong>de</strong>spierta el i<strong>de</strong>al divino<br />

en la mente inundada <strong>de</strong> inefable felicidad, que se asemeja en<br />

todo á la bienaventuranza. A medida que mayores genios se<br />

<strong>de</strong>spiertan, que obras más luminosas se levantan en la tierra,<br />

que sobre la naturaleza brilla la poesía, las fuerzas huma-<br />

nas, acercándose más á las fuerzas creadoras divinas, puri-<br />

fican el sentimiento, y acercan Dios al hombre y el hombre<br />

á Dios, por medio y por virtud <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al. Artista y monje,<br />

en estos dos sacerdocios se encierra un ministerio que <strong>de</strong>bes<br />

realizar oyendo las divinas vocaciones. Así habrás embelle-<br />

cido la tierra con tus obras y el alma con tus acciones. Y<br />

como, apesar <strong>de</strong> hallarte en la flor <strong>de</strong> la juventud, ha <strong>de</strong> ve-<br />

nir un dia la muerte á visitarte, podrás <strong>de</strong>jar el mundo sin<br />

dolor, con la esperanza segurísima <strong>de</strong> la inmortalidad, viendo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el bor<strong>de</strong> oscuro <strong>de</strong>l sepulcro la vida entera como una<br />

estela en la inmensidad, aguardando la compañia <strong>de</strong> los án-<br />

geles para entrar en su coro y repetir eternamente las ala-


E. L. VILCHEZ<br />

14<br />

banzas al Eterno allá en la bienaventuranza, la cual á ti y<br />

á todos <strong>de</strong>seo para gloria <strong>de</strong>l Padre, <strong>de</strong>l Hijo y <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Amen.<br />

EMILIO CASTELAR.<br />

ROMA PAGANA.<br />

Toda gran<strong>de</strong>za humana es polvo y nada,<br />

tan sólo es inmortal la Cruz sagrada.<br />

¿Dón<strong>de</strong> vas, pueblo-rey? ¿Por qué afanoso<br />

llenas las calles <strong>de</strong> la invicta Roma,<br />

cual agitado viento impetuoso,<br />

que en su empuje violento y po<strong>de</strong>roso<br />

alas <strong>de</strong>l huracan, silbando, toma?<br />

¿A dón<strong>de</strong> vas, que en tu insensato anhelo<br />

al pensamiento en rapi<strong>de</strong>z igualas,<br />

y en confuso tropel cruzas el suelo,<br />

como atraviesa la extension <strong>de</strong>l cielo<br />

un ave inmensa <strong>de</strong> gigantes alas?<br />

¿Es que sobre la escena, en esta hora,<br />

<strong>de</strong>sceñida la púrpura y el manto,<br />

pulsa Neron la cítara sonora,<br />

y que el mundo le aclame intenta ahora<br />

en vez <strong>de</strong> César, como Dios <strong>de</strong>l canto?<br />

¿Y tú sin fuerzas, y enervado y ledo,<br />

<strong>de</strong> falsa admiracion haciendo alar<strong>de</strong>,<br />

vas á escucharle estremecido y quedo,<br />

y en entusiasmo convirtiendo el miedo,<br />

esclavo al fin, le aplaudirás cobar<strong>de</strong>?<br />

¿Es que quiso en hoguera encan<strong>de</strong>scida<br />

trocar esa extension en que te arrojas,<br />

y por olas <strong>de</strong> fuego circuida


ROMA PAGANA<br />

Roma entera se mira convertida<br />

en mar <strong>de</strong> llamas con espumas rojas;<br />

Y <strong>de</strong> espanto y sorpresa estremecido<br />

huyes y corres en tu afan incierto,<br />

y al espacio, á tus ojos extendido,<br />

te lanzas cual reb<strong>año</strong> perseguido,<br />

como rio sin cauce o mar sin puerto?<br />

¿Es...? Pero no: que en el fulgor ardiente<br />

que hoy brilla ¡oh, Roma! en tu imperial mirada,<br />

la angustia no se pinta, ni en tu frente<br />

la triste huella <strong>de</strong>l pesar doliente,<br />

ni el profundo terror, se ve marcada.<br />

Otro es el móvil que tus pasos guia,<br />

otro el anhelo que á expresar aciertas<br />

con tus galas, tu afan y tu alegría:<br />

tú no corres inquieta en este dia<br />

<strong>de</strong> la ciudad á las cercanas puertas.<br />

¡Al circo vas! <strong>de</strong> músicas y flores<br />

inundado ya está su circuito;<br />

hoy no luchan sus bravos gladiadores,<br />

pero ban<strong>de</strong>ras mil <strong>de</strong> cien colores<br />

on<strong>de</strong>an en sus arcos <strong>de</strong> granito.<br />

Y acá y allá, <strong>de</strong> formas colosales,<br />

blancas estátuas el espacio inmenso<br />

<strong>de</strong>coran en sus altos pe<strong>de</strong>stales,<br />

y en vasos <strong>de</strong> alabastro, en espirales<br />

se elevan nubes <strong>de</strong> aromado incienso.<br />

La torpe meretriz, la sien ornada<br />

con las rosas <strong>de</strong> Chipre, <strong>de</strong>strenzado<br />

el tendido cabello, la mirada<br />

sin resto <strong>de</strong> pudor, <strong>de</strong> grada en grada<br />

va con el seno impuro mal velado.<br />

Ordénanse agrupadas las legiones<br />

que <strong>de</strong>l tribuno ante la voz se humillan;<br />

<strong>de</strong>sgarra el sol sus rojos pabellones,<br />

y <strong>de</strong>l trono en los anchos escalones<br />

haces <strong>de</strong> lanzas á su llama brillan.<br />

El noble senador alza la frente<br />

15


16<br />

E. L. VILCHEZ<br />

envuelto entre su parda laticlava,<br />

y avanza hasta su puesto lentamente,<br />

intentando en su afan inútilmente<br />

abrirse paso entre la turba esclava.<br />

En altas sillas <strong>de</strong> marfil y oro<br />

asiéntase el Edil, grave y erguido,<br />

y <strong>de</strong>l clamor lejano al rudo coro<br />

respon<strong>de</strong> aterrador, claro y sonoro,<br />

<strong>de</strong> los feroces tigres el rugido.<br />

El pueblo aplau<strong>de</strong> con afan profundo:<br />

arrojan en el fuego nuevo aroma,<br />

que, cercado <strong>de</strong> brillo sin segundo,<br />

altivo llega el vencedor <strong>de</strong>l mundo,<br />

César, y cónsul, y señor <strong>de</strong> Roma.<br />

¡Vedle! ¡allí está! Sereno en este dia<br />

la dia<strong>de</strong>ma imperial su sien ostenta;<br />

y en tanto que le aclaman á porfía,<br />

con su sonrisa <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa y fria<br />

sus siervos mira, y sus esclavos cuenta.<br />

La muchedumbre, al verle, se estremece;<br />

sordo rumor en <strong>de</strong>rredor se escucha;<br />

la plebe, en el afan que la enloquece,<br />

grita, pidiendo que la fiesta empiece;<br />

grita, pidiendo la sangrienta lucha.<br />

Da el César la señal; crece el estruendo:<br />

el circo ya los pretorianos fieles<br />

van <strong>de</strong>spejando, su <strong>de</strong>ber cumpliendo,<br />

y luego al replegarse, van cubriendo<br />

<strong>de</strong>l estrado imperial los escabeles.<br />

Todo está pronto, y el clamor resuena<br />

<strong>de</strong> un pueblo que se agita en su <strong>de</strong>lirio.<br />

El Lictor dice un nombre, y en la arena<br />

se mira aparecer, noble y serena,<br />

y dispuesta la víctima al martirio.<br />

Mas ¡ay! no es el atleta que animoso<br />

se presenta en la liza <strong>de</strong>sarmado:<br />

no es el galo atrevido y vigoroso;<br />

ni es el germano inquieto y orgulloso,


ROMA PAGANA 17<br />

si vencido en la lid, nunca domado.<br />

¡Oh! Roma, Roma, en tu extension pagana<br />

más brillante espectáculo no has visto;<br />

¡que es una vírgen tímida y cristiana<br />

quien va á luchar contra la tigre hircana,<br />

la Cruz siguiendo y confesando al Cristo!<br />

Blanca es su frente, celestial y pura<br />

cual la azucena que en los valles crece;<br />

y es blanca la flotante vestidura<br />

que envuelve leve su gentil figura,<br />

y al soplo <strong>de</strong> las auras se estremece.<br />

Suelto el cabello que envidiara el oro,<br />

trémulo el labio en que el gemido brota,<br />

y ocultando <strong>de</strong> perlas un tesoro,<br />

mal comprimida, <strong>de</strong>l amargo lloro,<br />

en las pupilas la brillante gota:<br />

Del pobre corazon <strong>de</strong> angustia lleno<br />

queriendo acaso en sus esfuerzos vanos<br />

el rápido latir, tornar sereno:<br />

plegando humil<strong>de</strong> sobre el casto seno<br />

las inocentes y convulsas manos.<br />

Tal se presenta; débil y azorada,<br />

sola y sin velo la gentil doncella,<br />

y al dirigir en torno su mirada,<br />

pali<strong>de</strong>ce su frente inmaculada<br />

don<strong>de</strong> el santo pudor marcó su huella.<br />

Que el pueblo audaz mirándola murmura,<br />

tal vez llamando á su señor tirano:<br />

y al ver su juventud y su hermosura<br />

quizá la juzga en su ilusion impura<br />

Venus, la diosa <strong>de</strong>l amor pagano.<br />

Y un solo grito en los espacios suena;<br />

luz á los ojos que la miran falta,<br />

cuando abierta la jaula y sin ca<strong>de</strong>na,<br />

<strong>de</strong>l ancho circo en la menuda arena<br />

una pantera enfurecida salta.<br />

Todo en silencio queda: ni un gemido<br />

gira <strong>de</strong>l viento en los perdidos sones:


18<br />

E. L. VILCHEZ<br />

casi pudiera percibirse el ruido<br />

que produce, agitándose, el latido<br />

<strong>de</strong> mil ántes serenos corazones.<br />

Mira en redor inquieta y recelosa<br />

la fiera reina <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto brava,<br />

y avanzando encogida y cautelosa,<br />

en la inocente víctima, afanosa<br />

la mirada feroz hambrienta clava.<br />

¡Ay <strong>de</strong> la vírgen! incolora nieve<br />

son ya las rosas <strong>de</strong> sus labios rojos:<br />

tiembla agitada como arista leve:<br />

á mirar á la tierra no se atreve<br />

y al cielo torna los celestes ojos.<br />

Las manos tien<strong>de</strong> en la extension vacía<br />

y su rodilla sobre el suelo toca<br />

cual flor que muere al espirar el dia:<br />

mas, en tan rudo instante <strong>de</strong> agonía<br />

piensa en su Dios y con fervor le invoca.<br />

¡Oh! ¡La fuerza está en Él! Luz soberana<br />

sobre su frente virginal <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>:<br />

¡Vencida queda la flaqueza humana,<br />

porque la llama <strong>de</strong> la fe cristiana,<br />

como sol inmortal, su pecho encien<strong>de</strong>!<br />

¡Ya ante sus ojos <strong>de</strong>sparece el mundo!<br />

¡Un nuevo dia en su horizonte brilla!<br />

¡A Aquél, vé sólo, que en su amor profundo<br />

con su po<strong>de</strong>r inmenso y sin segundo<br />

sostiene al débil y al soberbio humilla!<br />

Ya su bien mira en la cercana muerte,<br />

ya mira en el martirio la victoria,<br />

y ya tranquila, y confiada y fuerte,<br />

su empezada oracion feliz convierte<br />

en himno santo <strong>de</strong> esperanza y gloria:<br />

Y <strong>de</strong> rodillas con la faz serena<br />

aguarda inmóvil el terrible embate:<br />

¡Cruge oprimida la infecunda arena,<br />

y cual tronchada y pálida azucena<br />

dóblase al fin sin lucha y sin combate!


ROMA PAGANA<br />

¡Sangre colora su marchita frente<br />

saltando en anchas y calientes gotas,<br />

y su nevada túnica inocente,<br />

roja se torna con la sangre hirviente<br />

que brota á mares <strong>de</strong> sus venas rotas!<br />

¡La inquieta multitud grita en su anhelo!<br />

¡Termina <strong>de</strong> la mártir la agonía!<br />

¡Gloria á la vírgen que aspirando al cielo,<br />

al adormirse en el culpado suelo,<br />

fue á <strong>de</strong>spertar en la region <strong>de</strong>l dia!<br />

Venciste ¡oh Roma! Emperador pagano;<br />

¡hoy altares á Júpiter levanta!<br />

¡Aclámale al pasar, pueblo romano,<br />

y esta hazaña inmortal <strong>de</strong> tu tirano<br />

con alto ritmo y ditirambos canta!<br />

¡Mas tiembla, y ¡ay <strong>de</strong> tí! tus peregrinas<br />

gran<strong>de</strong>zas, tu esplendor, tus monumentos,<br />

y áun tus siete magníficas colinas,<br />

serán en breve carcomidas ruinas;<br />

¡polvo esparcido por los cuatro vientos!<br />

¡Y esa cruz que escarneces, soberana<br />

se alzará sobre el alto Capitolio,<br />

que humillada por Dios, Roma pagana<br />

<strong>de</strong>l manto <strong>de</strong> sus césares, mañana<br />

hará á la invicta Cruz brillante sólio!<br />

ENRIQUETA LOZANO DE VILCHEZ.<br />

19


20<br />

ANTONIO LoPEZ MuñOz<br />

DISCURSO<br />

PRONUNCIADO POR<br />

D. ANTONIO LOPEZ MUÑOZ<br />

PRESIDENTE DEL LICEO, EN EL ACTO DE ADJuDICACIoN DE<br />

LOS PREMIOS OFRECIDOS EN EL CERTáMEN CONVOCADO<br />

POR DICHA SOCIEDAD.<br />

Señores: Cuando en medio <strong>de</strong> las agitaciones que produce<br />

la lucha diaria <strong>de</strong> la vida, en la cual parecen agotarse nuestras<br />

fuerzas, se ofrece el espectáculo que vosotros ofreceis,<br />

<strong>de</strong> que, <strong>de</strong>puestos, siquiera sea provisionalmente, encontrados<br />

intereses y afectos, latan todos los corazones á impulsos<br />

<strong>de</strong> un mismo sentimiento y se muevan todas las volunta<strong>de</strong>s<br />

á un mismo propósito, para venir á hacer <strong>de</strong> esta casa un<br />

templo, en el cual se rinda culto á la majestad <strong>de</strong>l arte,<br />

el espíritu se engran<strong>de</strong>ce; y á través <strong>de</strong> los vapores que<br />

forman las tristezas <strong>de</strong> la realidad presente, como abrumada<br />

y empequeñecida por las sombras gloriosas <strong>de</strong>l pasado, se<br />

vislumbran <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> esperanza y se <strong>de</strong>scubren llenos <strong>de</strong><br />

luz los horizontes <strong>de</strong>l porvenir.<br />

Hay veces en que, fija la vista en el cuadro que presenta<br />

la patria, esta patria tan <strong>de</strong>sgraciada y tan querida, en la<br />

cual parecen enmohecidos ó gastados, los resortes <strong>de</strong> la vida,<br />

entibiada la fé, amenguado el valor, <strong>de</strong>sconocido el <strong>de</strong>recho,<br />

<strong>de</strong>soida la ciencia, <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado el viento <strong>de</strong> las pasiones;<br />

hay veces, digo, en que se apoca el ánimo más sereno, como<br />

si no hubiera ya más bien ni más refugio para el génio esp<strong>año</strong>l<br />

que volver, tristemente los ojos á su pasada gran<strong>de</strong>za, y<br />

llorar sobre sus ruinas. Pero á la contemplacion <strong>de</strong> estas<br />

magníficas fiestas <strong>de</strong>l arte, <strong>de</strong> estas nobles competencias <strong>de</strong>l<br />

trabajo intelectual, se disipan como por encanto todos los<br />

temores y se <strong>de</strong>spiertan todas las esperanzas; y en cada nota<br />

<strong>de</strong> la inspiracion que aquí poneis á tributo y en cada movimiento<br />

<strong>de</strong> regocijo que en vosotros produce este homenaje


CERTÁMEN CONVOCADO POR EL LICEO 21<br />

sagrado, va envuelta una promesa <strong>de</strong> re<strong>de</strong>ncion para la<br />

patria: que siempre están en camino <strong>de</strong> regenerarse, así los<br />

individuos como los pueblos, cuando no se ha cegado en<br />

ellos la fuente <strong>de</strong>l sentimiento, siempre bienhechora y siem-<br />

pre fecunda.<br />

¡La re<strong>de</strong>ncion por el sentimiento, la re<strong>de</strong>ncion por el<br />

amor, la re<strong>de</strong>ncion por el arte! Busque el génio germánico<br />

los <strong>de</strong>rroteros <strong>de</strong> su prosperidad á la luz <strong>de</strong> la filosofía;<br />

ábralos el génio británico con la llave <strong>de</strong>l comercio; extiénda-<br />

los el génio eslavo con las dilataciones geográficas; el génio<br />

latino y singularmente el génio esp<strong>año</strong>l han <strong>de</strong> recorrerlo en<br />

alas <strong>de</strong>l amor; porque eso pi<strong>de</strong> nuestro carácter caballeroso<br />

y espléndido; eso pi<strong>de</strong> nuestra historia, que es toda ella una<br />

aparicion heróica <strong>de</strong>l corazon; eso pi<strong>de</strong> hasta nuestro clima,<br />

cuyas rocas parecen bocas entreabiertas <strong>de</strong> ángeles que son-<br />

rien, y á través <strong>de</strong> cuyo cielo diáfano llegan á nuestra frente<br />

para iluminarla y á nuestro corazon para encen<strong>de</strong>rlo los<br />

mismos resplandores <strong>de</strong> lo infinito.<br />

¿Y es por eso menos gran<strong>de</strong> nuestra mision? ¿Es por eso<br />

ménos alto nuestro <strong>de</strong>stino? No en verdad: porque si la inte-<br />

ligencia es la luz que orienta y la voluntad la fuerza que obra,<br />

el sentimiento es el fuego que impulsa. Quitad á la vida el<br />

sentimiento, y es como si quitárais la lumbre al sol, el canto<br />

á las aves, el aroma á las flores, el viento á las velas<br />

cruzan la soledad <strong>de</strong> los mares y el vapor á esas máquinas que<br />

cruzan los campos arrojando al cielo columnas <strong>de</strong> humo<br />

como si fueran plegarias <strong>de</strong>l trabajo humano. La i<strong>de</strong>a sin<br />

el sentimiento es infecunda; la i<strong>de</strong>a germina en la mente <strong>de</strong>l<br />

sabio, y el sentimiento es la paloma mensajera que la lleva á<br />

la espada que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la patria; al cincel que arranca un la-<br />

tido <strong>de</strong> amor al corazon <strong>de</strong> la roca; á la pluma que copia las<br />

armonías <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong>l cielo; á la palabra que señala el<br />

punto <strong>de</strong> la luz en los abismos <strong>de</strong> la conciencia; á la mano<br />

que une las corrientes y las olas <strong>de</strong> apartados mares; al lente<br />

que <strong>de</strong>scubre las ocultas maravillas <strong>de</strong> la Naturaleza; al arado<br />

que surca la tierra; á la constancia <strong>de</strong>l mártir, que cae en la<br />

arena <strong>de</strong>l circo bajo la garra <strong>de</strong> los tigres <strong>de</strong> Hircania; á la<br />

cruz <strong>de</strong>l misionero, que <strong>de</strong>jando hogar y familia y patria, va


22<br />

ANTONIO LOPEZ MUÑOZ<br />

hasta los últimos confines <strong>de</strong>l mundo á sufrir todas las in-<br />

clemencias por conquistar un alma para el cielo.<br />

Y el arte es la expresion más pura <strong>de</strong>l sentimiento; el sen-<br />

timiento es la nota, y el arte es el concierto y la armonía; y<br />

así como el sentimiento late en todos los actos <strong>de</strong>l espíritu,<br />

el arte tien<strong>de</strong> sus hilos <strong>de</strong> oro por toda la trama <strong>de</strong> la vida.<br />

Vosotros tendreis seguramente <strong>de</strong>l arte la i<strong>de</strong>a que yo tengo:<br />

el hombre ha <strong>de</strong> cumplir una mision: practicar lo bueno; para<br />

esto ha <strong>de</strong> conocer las justas relaciones <strong>de</strong> las cosas: tal es<br />

la ciencia: una vez conocido el bien, ha <strong>de</strong> amarlo y practi-<br />

carlo; tal es la virtud; pero ha <strong>de</strong> practicarlo ejercitando su<br />

actividad siempre en armonía con las condiciones <strong>de</strong>l obje-<br />

to sobre que versa: tal es el arte. No basta conocer el bien y<br />

ejecutarlo con recto propósito; es necesario que los medios<br />

sean conducentes al fin, y que la conducta sea, por tanto, un<br />

verda<strong>de</strong>ro organismo, un conjunto a<strong>de</strong>cuado, proporcionado,<br />

armónico: el arte, es pues, ante todo y sobre todo armonía, y<br />

la armonía es la fuente <strong>de</strong> la belleza.<br />

De ahí que el arte, como esencial que es á la vida huma-<br />

na y por ser la vida humana un órgano <strong>de</strong>l organismo uni-<br />

versal, tenga en todas las esferas <strong>de</strong> la realidad sus elemen-<br />

tos y resonancias. ¿Quereis ver en la naturaleza el arte <strong>de</strong> la<br />

industria? Pues mirad el panal <strong>de</strong> las abejas. ¿Quereis saber<br />

dón<strong>de</strong> está la fuerza que impulsa las locomotoras? Pues<br />

mirad los volcanes. ¿Quereis saber dón<strong>de</strong> está ese fluido que<br />

trasmite la palabra con la rapi<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo? Pues mirad el<br />

rayo <strong>de</strong> las nubes. ¿Quereis saber dón<strong>de</strong> están las notas mu-<br />

sicales? Pues aten<strong>de</strong>d al canto <strong>de</strong> las aves, al murmullo <strong>de</strong><br />

los bosques y á los bramidos <strong>de</strong>l mar. ¿Quereis saber dón<strong>de</strong><br />

están los colores y los contrastes y los perfiles? Pues mirad<br />

el verdor <strong>de</strong> las hojas y los cambiantes <strong>de</strong>l iris y los arrebo-<br />

les <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. ¿Quereis mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> arquitectura? Pues llegad<br />

á las grutas estalactíticas que parecen palacios encantados y<br />

penetrad en las selvas vírgenes <strong>de</strong> Germania que parecen<br />

catedrales góticas. ¿Quereis mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> escultura? Pues ahí<br />

está el cuerpo humano. ¿Quereis fuentes <strong>de</strong> poesía? Pues<br />

mirad todo eso junto: percibid su ritmo y su ca<strong>de</strong>ncia; pene-<br />

trad en el fondo <strong>de</strong>l alma; seguid las corrientes <strong>de</strong> la histo-


CERTÁMEN CONVOCADO POR EL LICEO<br />

ria; elevaos á la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo absoluto como razon or<strong>de</strong>nadora<br />

y provi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la humanidad y <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> todos los<br />

mundos que ruedan por el espacio, y <strong>de</strong>cidme si hay algo<br />

más gran<strong>de</strong> que el arte, siendo rico en armonías como la<br />

naturaleza, libre como el espíritu y eterno como Dios.<br />

¿Os cabe duda <strong>de</strong> que el arte ascien<strong>de</strong> á toda la vida como<br />

tejido necesario <strong>de</strong> su organismo? ¿Po<strong>de</strong>is <strong>de</strong>sconocer que es,<br />

al mismo tiempo que el impulso, la vestidura <strong>de</strong> todo lo bello<br />

y <strong>de</strong> todo lo gran<strong>de</strong>? Pues fijaos en cualquiera relacion <strong>de</strong> la<br />

actividad humana y vereis cómo son artistas los sábios y los<br />

guerreros y los santos y los mártires. Anibal es artista; el<br />

artista <strong>de</strong> valor, cuando atraviesa los Alpes ante cuyas fragosida<strong>de</strong>s<br />

retroce<strong>de</strong> la misma fuerza <strong>de</strong> la tempestad y cae sobre<br />

el corazon <strong>de</strong> Roma para prestar el juramento hecho á<br />

sus mayores y para vindicar la honra <strong>de</strong> su patria; porque<br />

hay en él un pensamiento heróico, un plan acabado y un fin<br />

elevado y noble. Newton es artista, el artista <strong>de</strong> la verdad,<br />

cuando sorpren<strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> gravitacion universal que rige los<br />

orbes mostrando la unidad <strong>de</strong>l Cosmos y dándola asimismo<br />

á la ciencia. Job es artista, el artista <strong>de</strong> la santidad, cuando,<br />

levantando su cabeza, sobre la cual pesaba con inmensa pesadumbre<br />

el más duro <strong>de</strong> los quebrantos, convierte los ojos<br />

al cielo y bendice la mano que permite sus males, afirmando<br />

<strong>de</strong> esta manera el lazo <strong>de</strong> la piedad que hace <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l<br />

hombre una bella semejanza <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Dios. Colon es artista,<br />

el artista <strong>de</strong> la fe, cuando fiando sus esperanzas á frágiles<br />

leños, arriba al fin á las playas americanas, que, al <strong>de</strong>cir<br />

<strong>de</strong>l más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los oradores mo<strong>de</strong>rnos, si no hubieran<br />

existido, Dios las hubiera creado expresamente para premiar<br />

la fe y la constancia <strong>de</strong>l intrépido navegante. Guzman es artista,<br />

el artista <strong>de</strong>l patriotismo, cuando inmola la vida <strong>de</strong> un<br />

hijo por <strong>de</strong>jar ilesa la ban<strong>de</strong>ra esp<strong>año</strong>la, haciéndola <strong>de</strong>spues<br />

on<strong>de</strong>ar sobre los muros <strong>de</strong> Tarifa como emblema <strong>de</strong> ese amor<br />

bendito que hace <strong>de</strong> la patria un altar venerando; porque los<br />

sábios y los guerreros y los santos y los mártires tienen en su<br />

alma ese grandioso compendio, esa misma fuerza que hace<br />

reventar al volcan por la cima <strong>de</strong> la montaña, ese mismo<br />

fluido que encien<strong>de</strong> el rayo en las nubes, esa misma luz que


24<br />

ANTONIO LOPEZ MUÑOZ<br />

pinta los colores <strong>de</strong>l íris, esa misma armonía que sale <strong>de</strong>l<br />

fondo <strong>de</strong> los bosques, ese mismo po<strong>de</strong>roso aliento que arranca<br />

un hondo bramido á las augustas soleda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mar.<br />

Y vosotros venis á consagrar espléndidas manifestaciones<br />

<strong>de</strong> las artes bellas, que son las más preciosas, porque muestran<br />

<strong>de</strong> un modo más brillante la esencia infinita, marcando<br />

con las claras intuiciones <strong>de</strong>l génio los i<strong>de</strong>ales humanos, en<br />

busca <strong>de</strong> los cuales suele la ciencia extraviarse en su trabajo<br />

<strong>de</strong> especulacion. Y en <strong>época</strong>s como la presente, en que el<br />

pensamiento, por un afan quizá inmo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> crítica, zozobra<br />

y se pier<strong>de</strong> en los abismos <strong>de</strong> la duda, conmoviendo hasta<br />

los cimientos <strong>de</strong> lo que parecia más arraigado en la conciencia<br />

humana, en <strong>época</strong> como la presente, en que difícilmente<br />

se mantiene el espíritu en el límite <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>bido y el análisis<br />

se convierte en escepticismo, la fe en supersticion, el valor en<br />

audacia, la autoridad en <strong>de</strong>spotismo y la libertad en licencia;<br />

en <strong>época</strong>s como la presente, en que la luz <strong>de</strong> la conciencia<br />

vacila y se apaga, el artista, y singularmente el poeta, hiere<br />

las fibras <strong>de</strong>l sentimiento y lleva la mirada <strong>de</strong> esos pueblos<br />

al i<strong>de</strong>al, que envuelto en los resplandores <strong>de</strong> su belleza, conmueve<br />

y auna las volunta<strong>de</strong>s abriendo nuevos caminos ante<br />

la ciencia <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as encontradas, dando al espíritu una tregua<br />

para que se rehaga y cobre aliento; y <strong>de</strong> este modo viene á<br />

ser la poesía el arca santa en que se salva acaso la conciencia<br />

<strong>de</strong> un siglo y en que se encierra el gérmen <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las<br />

siguientes generaciones.<br />

¡Esa es vuestra obra! Ved si no es cierto que está acaso en<br />

vuestras manos la re<strong>de</strong>ncion <strong>de</strong> la patria; ved si no es cierto<br />

que los pueblos pue<strong>de</strong>n redimirse por amor. ¿Cómo no, si la<br />

re<strong>de</strong>ncion es siempre la obra <strong>de</strong>l amor? Mirad el Calvario y<br />

<strong>de</strong>cidme si no se encuentra el amor que inspiró aquella sublime<br />

tragedia hasta en la forma <strong>de</strong> la cruz, que tiene sus brazos<br />

siempre abiertos como para abrazar al mundo.<br />

Vosotros, artistas, vais á recibir <strong>de</strong> una manera pública y<br />

solemne el premio <strong>de</strong> vuestra inspiracion y el galardon <strong>de</strong><br />

vuestro esfuerzo: habeis rendido culto al sentimiento, habeis<br />

sentido correr por vuestras venas el fuego <strong>de</strong>l sentimiento:<br />

pues bien, el sentimiento, que tiene en la mujer su expresion


LA CASA De CERVáNTES 25<br />

más pura, ha tomado cuerpo en ese tribunal <strong>de</strong> honor para<br />

coronar por su mano vuestras frentes. Así os corone tambien<br />

ante el tribunal <strong>de</strong> la historia la mano augusta <strong>de</strong> la inmor-<br />

talidad.<br />

ANTONIO LOPEZ MUÑOZ.<br />

LA CASA DE CERVANTES.<br />

MEDITACION.<br />

(VALLADOlid 23 DE ABRIL.)<br />

I.<br />

Caia la tar<strong>de</strong>. En las lejanas torres que se <strong>de</strong>stacaban en el<br />

horizonte envueltas en las brumas <strong>de</strong>l ocaso, resonaban esas<br />

horas <strong>de</strong> recogimiento y <strong>de</strong> melancolía, que prece<strong>de</strong>n á la no-<br />

che como las vagas e in<strong>de</strong>cisas fantasías que mecen la ima-<br />

ginacion antes <strong>de</strong>l sueño, verda<strong>de</strong>ros crepúsculos <strong>de</strong>l alma.<br />

Horas pobladas <strong>de</strong> misterios, <strong>de</strong> sombras, <strong>de</strong> <strong>de</strong>lirios, como<br />

las cimas <strong>de</strong>l Brocken.<br />

La luna comenzaba á levantarse en el cielo.<br />

II.<br />

¿Qué edificio es ese ruinoso y envejecido, en cuyas pare-<br />

<strong>de</strong>s ha marcado el tiempo su huella <strong>de</strong>structora, á cuyos piés<br />

un rio corre en hondo y tortuoso cauce, y que reflejando en<br />

sus rotos vidrios las últimas clarida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l dia, muestra á su


26<br />

EMILIO FERRARI<br />

luz un medallon recien esculpido, glorioso relieve, blason <strong>de</strong><br />

recuerdos que se ostenta en su ruinosa fachada, semejante á<br />

una joya suspendida en el cuello <strong>de</strong> un esqueleto?<br />

¿Por qué todo un pueblo se arrodilla con respeto y <strong>de</strong>scu-<br />

bre su cabeza con veneracion <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ese <strong>de</strong>spojo <strong>de</strong>l pa-<br />

sado? ¿Qué templo es ese y á qué divinidad en él se tributa<br />

culto? ¿De quién fueron esas facciones á las que dió vida en<br />

el mármol el cincel <strong>de</strong>l artista?<br />

Entrad. En esas pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>snudas, la imaginacion vé es-<br />

crita la cifra <strong>de</strong> otros siglos; en ese pavimento, encuentra las<br />

huellas <strong>de</strong> pasos sagrados; en el eco <strong>de</strong> ese recinto mudo,<br />

escucha resonar un nombre que las <strong>época</strong>s repiten á las épo-<br />

cas, que las generaciones legan á las generaciones, un nom-<br />

bre que flotará sobre el mar <strong>de</strong> los tiempos y se mecerá<br />

eternamente sobre las alas <strong>de</strong> la inmortalidad.<br />

Esa humil<strong>de</strong> casa era la morada <strong>de</strong> un gran<strong>de</strong> hombre; ese<br />

pueblo se <strong>de</strong>scubre, como se <strong>de</strong>scubre el mundo, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

su recuerdo; ese templo es el templo <strong>de</strong>l dolor, y el culto<br />

que en él se tributa es el culto <strong>de</strong>l génio; esas facciones son<br />

las <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sgracia y la inspiracion: ese nombre es el nom-<br />

bre <strong>de</strong> CERVANTES.<br />

¡Cervantes! Esa palabra sola, como si fuera una evoca-<br />

cion, levanta <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong> esta soledad un mundo <strong>de</strong> recuer-<br />

dos. Este reducido y solitario espacio se puebla con las glo-<br />

rias <strong>de</strong>l que un tiempo le habitó; el yeso <strong>de</strong> estas pare<strong>de</strong>s se<br />

convierte en el papirus <strong>de</strong> una extensa página en don<strong>de</strong> apa-<br />

recen, palpitan y radian, como las estrellas en el cielo, pala-<br />

bras y fechas, ora tristes, ora brillantes; don<strong>de</strong> se pintan los<br />

cuadros á la vez sombríos y gloriosos <strong>de</strong> aquella existencia<br />

sobrehumana.<br />

¡Mirad! En el centro <strong>de</strong> la estancia sobre un pe<strong>de</strong>stal <strong>de</strong><br />

renombre cimentado en la adoracion <strong>de</strong> dos mundos, se le-<br />

vanta á los ojos <strong>de</strong> la fantasía, la imponente y majestuosa<br />

figura <strong>de</strong> un hombre, que aunque ligeramente encorvado,<br />

como bajo el peso <strong>de</strong> sus pensamientos y <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>sdichas,<br />

tiene esa colocacion <strong>de</strong> cabeza, esa actitud in<strong>de</strong>scriptible que<br />

da la costumbre <strong>de</strong> verse á inmensa altura sobre todos los<br />

<strong>de</strong>más; <strong>de</strong> facciones aguileñas selladas con una marca <strong>de</strong>


LA CASA DE CERVANTES 27<br />

gran<strong>de</strong>za, <strong>de</strong> frente espaciosa ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> cabellos oscuros y<br />

con una mano cercenada por su arrojo y heroismo.<br />

Los dos rasgos más notables <strong>de</strong> su rostro son la sonrisa y<br />

la mirada; sus ojos, que <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>n el relámpago <strong>de</strong>l génio, y<br />

miran arriba, tienen una expresion i<strong>de</strong>alista, grave, pesarosa<br />

que contrasta con la <strong>de</strong> sus labios un poco contraidos por el<br />

pliegue <strong>de</strong> la ironía, <strong>de</strong> la burla y <strong>de</strong>l sarcasmo.<br />

Parece que aspira al cielo y se rie <strong>de</strong> la tierra:<br />

Ese hombre, á los veintitres <strong>año</strong>s, con el alma inflamada<br />

por esa sed <strong>de</strong> lo gran<strong>de</strong> y lo maravilloso que forma el carácter<br />

<strong>de</strong> los escogidos, abandonó la honrada medianía <strong>de</strong> su hogar<br />

y se lanzó al piélago <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sconocido. Des<strong>de</strong> entónces<br />

la historia <strong>de</strong> su vida es una epopeya.<br />

Sueña en Italia, combate en Lepanto, es esclavo en Argel,<br />

ama en Portugal, escribe en Argamasilla, muere en Madrid;<br />

sufre y es gran<strong>de</strong> en todas partes.<br />

<strong>III</strong>.<br />

¡Descubríos! Ese hombre escribió un libro que todos habeis<br />

leido, con el que habeis reido en la infancia, con el que<br />

habeis pensado en la juventud, y con el que os habeis asombrado<br />

en la vejez.<br />

Acabo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que la vida <strong>de</strong> su autor es una epopeya;<br />

pues bien, un dia en el fondo <strong>de</strong> un calabozo, él lanzó una<br />

mirada sobre esa vida, sintió agitarse en su alma el único<br />

tesoro que en su miseria le quedaba, el tesoro <strong>de</strong> los recuerdos,<br />

vió pasar ante sus ojos, como la fantasmagoría <strong>de</strong> una<br />

fiebre, todas las mujeres que habia amado, todos los hombres<br />

que le habian aborrecido, todos los lugares que habia visitado:<br />

notó la diferencia entre las ilusiones <strong>de</strong> otros dias y<br />

los <strong>de</strong>seng<strong>año</strong>s <strong>de</strong> entonces; vió á su siglo, sintió amargura<br />

y tristeza; y <strong>de</strong>rramando una lágrima, mientras lanzaba una<br />

carcajada, se dijo: «yo soy un libro.»<br />

Aquel dia nació el Quijote.<br />

El Quijote es la historia <strong>de</strong> Cervantes y <strong>de</strong> su <strong>época</strong>, madu-


28<br />

EMILIO FERRARI<br />

rada por la experiencia <strong>de</strong> la edad, <strong>de</strong>purada por la finura <strong>de</strong>l<br />

gusto y animada con el colorido <strong>de</strong> la inspiracion; pero es al<br />

propio tiempo la burla <strong>de</strong> esa <strong>época</strong> y la caricatura <strong>de</strong> Cer-<br />

vantes. El quiso vengarse <strong>de</strong> las heridas que le habian hecho<br />

y <strong>de</strong>volver la copa <strong>de</strong> amargura que le hacian apurar, y pintó<br />

magistralmente los hombres y las costumbres que le ro<strong>de</strong>a-<br />

ban, y se retrató á sí mismo, aunque bajo las formas con que<br />

tantas veces se habia visto ridiculizado.<br />

Su obra es la más prodigiosa síntesis <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> la<br />

vida humana, eterno dualismo, mezcla constante, batalla sin<br />

tregua <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>alismo y la realidad, <strong>de</strong>l talento exaltado y uto-<br />

pista con el buen sentido materializado y positivo, <strong>de</strong>l caba-<br />

lleresco y generoso sentimiento con el egoismo solapado;<br />

juntos, no obstante en todas las cosas y caminando siempre<br />

tan unidos como don Quijote y Sancho Panza.<br />

Es, a<strong>de</strong>más, un profundo estudio <strong>de</strong> todo, una mirada di-<br />

rigida sobre todo, una verda<strong>de</strong>ra epopeya filosófica, don<strong>de</strong><br />

Cervantes, tal vez sin darse cuenta <strong>de</strong> ello, acaso con esa<br />

mágica intuicion que el génio posee, adivinó, mejor dicho,<br />

creó el poema mo<strong>de</strong>rno, con tan maravilloso instinto, que<br />

hállanse con él notables semejanzas en Goete, el más pro-<br />

fundo poeta <strong>de</strong> nuestra edad. ¿Quién pue<strong>de</strong> negar que Fausto<br />

<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> directamente <strong>de</strong> Don Quijote?<br />

Y no es que puedan ligarse con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> imitacion los dos<br />

nombres igualmente sagrados <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong>l Pérsiles y <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />

Wertter; es que á través <strong>de</strong> los siglos las producciones <strong>de</strong>l génio<br />

se encuentran frente á frente; es que hay llagas sociales<br />

cuya curacion se parece siempre; es que las montañas son<br />

todas semejantes.<br />

Pero esa montaña <strong>de</strong> gloria que lleva el nombre <strong>de</strong>l Ingenioso<br />

Hidalgo es, acaso, la más alta que han conocido los<br />

tiempos.


Ha caido la noche.<br />

EL PESCADOR DE CIBOURE 29<br />

IV.<br />

Salgamos <strong>de</strong> este recinto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> besar ese pavimento<br />

y saludar esas piedras con la frente <strong>de</strong>scubierta.<br />

«Aquí vivió CERVANTES», dice la inscripcion sobre la entrada.<br />

Es <strong>de</strong>cir, aquí vivió el heróico soldado, el cautivo á<br />

quien la inteligencia y el arrojo hacian dueño <strong>de</strong> su señor;<br />

aquí el poeta más inspirado, el más profundo filósofo que<br />

ostenta España, pensó, escribió, lloró y tuvo hambre.<br />

¡Cervantes!, génio y mártir, alma inmensa que refleja todos<br />

los matices <strong>de</strong>l infinito, Proteo <strong>de</strong> gloria que renace bajo todas<br />

las formas.<br />

¡Cervantes!... Hay nombres que hacen pensar que Dios se<br />

haya hecho hombre más <strong>de</strong> una vez.<br />

EMILIO FERRARI.<br />

EL PESCADOR DE CIBOURE.<br />

¿Hay algun oficio más miserable que el <strong>de</strong> pescador? Mojado<br />

<strong>de</strong> dia, velando <strong>de</strong> noche, con frecuencia no es más<br />

afortunado que si echara la red á las estrellas.<br />

Al menor soplo <strong>de</strong> la brisa tiene que ten<strong>de</strong>r la vela, sin<br />

estar seguro <strong>de</strong> cambiarla jamás en mantel ó <strong>de</strong> tener un<br />

sudario.


30<br />

VICENTE DE ARANA<br />

¿Está el viento <strong>de</strong> buen humor? Le empuja, como para<br />

medirlo, contra el costado <strong>de</strong> algun gran buque, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuya<br />

elevada cubierta los dichosos marineros sacu<strong>de</strong>n <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosamente<br />

sobre él la ceniza <strong>de</strong> sus pipas.<br />

¿Está encolerizado? Lo muestra, arrojándole <strong>de</strong>l mar al<br />

cielo y <strong>de</strong>l cielo al mar, que el uno y el otro le rechazan.<br />

Hasta que el abismo se vea obligado á recibirlo, y lo envie<br />

mudo y helado á sus parientes y amigos que gritan y se lamentan<br />

en la playa.<br />

No me hableis ya <strong>de</strong>l mar; él ha <strong>de</strong>struido mis últimas<br />

esperanzas, y le he dicho adios para siempre.<br />

Sí, en vano vienes arrastrándote á acariciar mis pies;<br />

jamás iré ya á confiarte el secreto <strong>de</strong> mis <strong>de</strong>seos y á rogarte<br />

que los realices.<br />

En vano envias tus cabrillas á mi encuentro, como una<br />

promesa <strong>de</strong> los bienes que me reservas.<br />

Apenas han llegado hasta mí, y ya ¡oh amarga irrision!<br />

han <strong>de</strong>saparecido el ruido y la espuma.<br />

Pero veo que te enfadas; ya no son tus cabrillas las que<br />

se a<strong>de</strong>lantan hacia mí, sino un tigre que salta como si quisiera<br />

<strong>de</strong>vorarme.<br />

Lanza tus espumarajos hasta las estrellas, mar insensato;<br />

no vencerás mi <strong>de</strong>sdén, no lograrás arrastrarme contigo.<br />

Abre tu seno para añadir nuevas víctimas á los <strong>de</strong>sgraciados<br />

que has <strong>de</strong>vorado, y cuyos tristes gemidos no lograron<br />

enternecerte.<br />

No iré yo á aumentar el número <strong>de</strong> esos infelices. Tú has<br />

<strong>de</strong>struido mis últimas esperanzas, y por eso te digo adios<br />

para siempre.<br />

¡Mi barca, mi pobre barca! ¡Mis re<strong>de</strong>s, mis pobres re<strong>de</strong>s!<br />

¡Oh, mar cruel! ¿Por qué teniendo tantos hermosos buques<br />

que navegan sobre tus ondas, quieres <strong>de</strong>vorar la pobre barca,<br />

el gana-pan <strong>de</strong>l pescador?<br />

—«¡Tambien <strong>de</strong>vora el buque <strong>de</strong>l rico, oh, Preyo! ¡Tampoco<br />

perdona al capitan, á los marinos y á los pasajeros!<br />

«¿Oyes el c<strong>año</strong>nazo <strong>de</strong> alarma que resuena á lo léjos, el fracaso<br />

<strong>de</strong> los palos que se rompen, los gritos <strong>de</strong> los marineros<br />

que el mar arrastra?


EL PESCADOR DE CIBOURE 31<br />

»¡Si tú no vuelas en su ayuda, van á perecer, oh Preyo!<br />

Preyo no ha abandonado jamás á los náufragos en peligro.<br />

¡Buen Preyo, corre á salvarlos!»<br />

¿Hay algún oficio más miserable que el <strong>de</strong> pescador? Preyo<br />

acaba <strong>de</strong> volver al puerto, trayendo consigo un cuerpo sin<br />

alma y una botella <strong>de</strong> vidrio; una botella tapada con una<br />

gruesa boina brea, como si contuviese el más añejo licor <strong>de</strong><br />

Hendaya.<br />

—«Amigo, haz saltar ese casquete, y veamos la edad <strong>de</strong><br />

tu bálsamo; veamos, ante todo, si pue<strong>de</strong> reanimar al náufrago<br />

y <strong>de</strong>tenerlo en el camino <strong>de</strong> la muerte.<br />

Pero si es que ya ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> existir, si ya no pue<strong>de</strong>s volverle<br />

la vida, ocúpate <strong>de</strong> tí mismo, y recobra las fuerzas por<br />

medio <strong>de</strong> algunos salutíferos tragos.»<br />

¡Amarga irrision <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino! El hombre está <strong>de</strong>smedidamente<br />

lleno, y la botella, tan cuidadosamente cerrada, está<br />

vacía.<br />

Solo hay en ella estos papeles que no quieren <strong>de</strong>cidirse á<br />

salir <strong>de</strong> su prision. Leédmelos, ántes <strong>de</strong> que los lleve el<br />

viento.<br />

—¿Somos acaso unos sábios? Llevemos al cura el difunto<br />

y los papeles, que son, sin duda, la hoja <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrota:<br />

«Me abandono al mar y á Dios que lo hizo: ¡quiera él salvarme!<br />

»Si perezco, le entrego mi alma; en cuanto á mi cuerpo,<br />

<strong>de</strong>jo todos mis bienes <strong>de</strong> ultramar al que, arrebatándolo á las<br />

olas, le dé sepultura en sagrado.»<br />

¡Oh, sí, pobre infeliz! Dormirás en el cementerio, al lado<br />

<strong>de</strong> mi padre; la campana que anunció sus funerales anunciará<br />

tambien los tuyos.<br />

No será la campana <strong>de</strong> tu país; pero ántes <strong>de</strong> mucho tiempo<br />

haré <strong>de</strong>cir misas en él por el reposo <strong>de</strong> tu alma.<br />

¡Oh! ¿por qué no soy paloma, para atravesar la mar <strong>de</strong> un<br />

vuelo, y volver <strong>de</strong>spues aquí con nuevas plumas?<br />

Pero un buque me conducirá rápidamente; un buque nuevo<br />

y sólido, pues quiero traerlo cargado para enriqueceros á<br />

todos.<br />

Y lo traeré, La estad mar seguros me conoce, <strong>de</strong> ello. y


32<br />

VICENTE DE ARANA<br />

nunca ha sido cruel conmigo. Durante toda mi vida me ha<br />

mecido sobre su seno, y sólo lo ha abierto para alimentarme.<br />

Si ha roto mi barca y se ha llevado mis re<strong>de</strong>s, ha sido<br />

para darme á enten<strong>de</strong>r que ya no tenia necesidad <strong>de</strong> esas<br />

cosas, y que en a<strong>de</strong>lante otros pescarian para mí.<br />

A cada uno le llega su turno. ¡Pobre hombre! tu buque<br />

era viejo, y tu cuerpo tambien. ¿Cómo el mar habrá <strong>de</strong>tenido<br />

á la muerte en su camino?<br />

No <strong>de</strong>tendrá tampoco en el suyo á mi buque, á mi hermoso<br />

buque. ¿Quién quiere seguirme? Os convido á todos.<br />

Dejad vuestras frágiles barcas, vuestras velas agujereadas,<br />

vuestras anclas roidas por el orin, y vuestros barriles que<br />

huelen tan mal.<br />

¿Hay algun oficio más miserable que el <strong>de</strong> pescador? Mojado<br />

<strong>de</strong> dia, velando <strong>de</strong> noche, las más veces no es más afortunado<br />

que si echara la red á las estrellas.<br />

VICENTE DE ARANA.


EN LA MUERTE DE MI SOBRINO VÍCTOR 33<br />

EN LA MUERTE DE MI SOBRINO VÍCTOR.<br />

¡Llora el alma, siento frio!...<br />

¡Con qué terrible porfía<br />

El mal te envuelve sombrío!<br />

¡Cuánto sufres, ángel mio!<br />

¡Cuánto dura tu agonía!<br />

¡Con qué penosa ansiedad<br />

Tu vista se clava en mí!<br />

Tus ojos, mirando así,<br />

Están pidiendo piedad,<br />

¡Y no hay piedad para tí!<br />

Esas supremas miradas<br />

Pi<strong>de</strong>n al cielo clemencia;<br />

Tus manecitas crispadas<br />

Quieren romper las pesadas<br />

Ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> la existencia.<br />

¿Bastante no has expiado,<br />

Con tan cruel pa<strong>de</strong>cer,<br />

Tus faltas, hijo adorado?<br />

¿Acaso es tan gran pecado,<br />

Tan gran <strong>de</strong>lito el nacer?...<br />

¿Dón<strong>de</strong> están aquellas galas<br />

De ese rostro ya marchito?...<br />

¿Quizá el espíritu exhalas?...<br />

¿Acaso tien<strong>de</strong>s las alas<br />

Hácia el azul infinito?<br />

¡Hijo <strong>de</strong>l alma! ¿Te vas?<br />

¿El cielo á robarte viene<br />

De ese lecho don<strong>de</strong> estás?...<br />

Si tantos ángeles tiene,<br />

¿Para qué quiere uno más?<br />

Fulgor <strong>de</strong> ilusiones eras,<br />

El amoroso <strong>de</strong>stello<br />

De esperanzas hechiceras;<br />

¿Y qué mucho que lo fueras<br />

Si eras tan dulce y tan bello?<br />

Blanco, cual orla <strong>de</strong> espuma?,<br />

Yaces en sueño fatal,<br />

Como en oscuro breñal<br />

Duerme el ave cuyas plumas<br />

Aniquiló el vendaval...


34<br />

V. MARIN Y CARBONELL<br />

Deja que llore, que aspire<br />

La muerte en tu fáz rugosa;<br />

Que en mi agonía ardorosa,<br />

Con toda el alma te admire<br />

Y bese tu frente hermosa.<br />

¿Y el rostro que marchitó<br />

Un soplo fúnebre, es éste<br />

Que b<strong>año</strong> en lágrimas yo?...<br />

¡A iluminarle bajó<br />

Una sonrisa celeste!...<br />

¡Qué bello estás! ¡El reposo<br />

De la muerte te ro<strong>de</strong>a!<br />

¡Angel mio!... Estás hermoso<br />

Como el astro luminoso<br />

Que entre brumas centellea.<br />

¡Parece que estás dormido!<br />

Mil flores sin ufanía<br />

Cercan tu cuerpo abatido...<br />

¡Un dia sólo has vivido!<br />

¡Las flores viven un dia!<br />

¡La hora suprema ha llegado!<br />

¡Al abrazo <strong>de</strong>lirante<br />

De tus padres te han robado!<br />

Mas yo seguir á tu lado<br />

Debo hasta el último instante.<br />

¡Oh dulces glorias <strong>de</strong> ayer!<br />

¡Sarcasmos <strong>de</strong> amarga suerte!...<br />

¡Cuán presuroso correr<br />

Para venir á caer<br />

En la ciudad <strong>de</strong> la muerte.<br />

¡Qué soledad! ¡Cuánto frio!...<br />

Antes <strong>de</strong> quedarte preso<br />

En ese abismo sombrío,<br />

Quiero en tu rostro, ángel mio.<br />

Dejar el último beso.<br />

¡Encantos que se evaporan<br />

Con ese blanco tesoro!<br />

¿Ni áun mis pupilas coloran?...<br />

Otros con los ojos lloran:<br />

¡Yo con el alma te lloro!<br />

Algo <strong>de</strong>l sér me han herido...<br />

¡Esos golpes!... ¡Qué hondos son!..,<br />

Esos golpes... ese ruido


CRÓNICA MADRILEÑA 35<br />

No ha resonado en mi oido:<br />

¡Resuena en mi corazon!...<br />

¡Y cuánto el mármol resiste!...<br />

¡Oh siniestras paletadas!...<br />

¡Ya para siempre te hundiste<br />

En aquel abismo triste<br />

Que te roba á mis miradas!<br />

Me voy... ¿escuchas quizás?<br />

Te <strong>de</strong>jo, alma mia... adios...<br />

¡Qué solo te quedarás!<br />

Pero en el nicho no estás:<br />

¡Estás allí... junto á Dios!...<br />

V. MARIN Y CARBONELL.<br />

CRÓNICA MADRILEÑA.<br />

Acabó la quincena pasada con las últimas reliquias <strong>de</strong> la<br />

féria, y el <strong>de</strong>sarme <strong>de</strong> los pabellones que la diputacion, el<br />

ayuntamiento y la Union Mercantil habian ofrecido á la curiosidad<br />

y <strong>de</strong>sahogos <strong>de</strong>l público que se divierte. Allí hubo<br />

música, bailoteo y orfeones, es <strong>de</strong>cir, lo más alegre <strong>de</strong> todas<br />

las artes, y a<strong>de</strong>más mujeres bonitas, sin cuyo concurso parece<br />

que no pue<strong>de</strong> haber fiesta, regocijo, animacion, ni cosa<br />

que entretenga y solicite nuestra asistencia.<br />

Por lo <strong>de</strong>más, como diversion que pasó, no cabe entrar en<br />

pormenores, ni recordar los compromisos <strong>de</strong> un respetable<br />

concejal que recibe media docena <strong>de</strong> tarjetas y se ve en la necesidad<br />

<strong>de</strong> acudir á trescientas manos exigentes que reclaman<br />

<strong>de</strong> su paraninfo (vulgo padrino) una <strong>de</strong> entrada para el improvisado<br />

coliseo. No cabe tampoco resucitar las peripecias<br />

<strong>de</strong> unas niñas que se pier<strong>de</strong>n provisionalmente en un momentáneo<br />

remolino <strong>de</strong> gente; ni áun la angustia <strong>de</strong> una señora<br />

que se tropieza con Mlle. Fragoline, la modista confeccionadora<br />

<strong>de</strong> una elegante falda <strong>de</strong> verano, y con la cual no<br />

querria tener una escena <strong>de</strong>sagradable por la miseria <strong>de</strong>...<br />

Aquí hacemos punto. Volvamos á la quincena presente.<br />

*<br />

La Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Bellas Artes <strong>de</strong> San Fernando abrió sus<br />

puertas á una selecta concurrencia el dia 6, para celebrar su<br />

sesion anual y exponer los trabajos, tareas, adquisiciones,


36<br />

nombramientos, etc., etc... que ha llevado á cabo en el pe-<br />

ríodo trascurrido.<br />

El académico <strong>de</strong> número D. Francisco Jareño leyó, como<br />

es costumbre, un discurso largo, <strong>de</strong>masiado largo, erudito,<br />

minucioso, lleno <strong>de</strong> atinadas reflexiones, intentando probar<br />

que la arquitectura es la primera <strong>de</strong> las nobles artes, y que<br />

pue<strong>de</strong> vivir perfectamente sin la cooperacion y ayuda <strong>de</strong> sus<br />

hermanas; concepto que, á nuestro juicio, no <strong>de</strong>be admitirse<br />

sin algunos distingos y modificaciones.<br />

Dijimos que la concurrencia era selecta, y por lo tanto nos<br />

extrañó muchísimo, que con tal insistencia y tan inoportunamente<br />

diera muestras <strong>de</strong> su <strong>de</strong>saprobacion durante la lectura<br />

<strong>de</strong>l Sr. Jareño, y no tuviese siquiera por galantería,<br />

unos cuantos aplausos para el final. En cambio, cuando acabó<br />

<strong>de</strong> sonar la música, se alborotó el salon, resonaron estrepitosas<br />

palmas y se hizo repetir la célebre cántiga <strong>de</strong> D. Alfonso<br />

el Sábio, á instancia <strong>de</strong> los aficionados.<br />

El contraste fué duro. No nos atrevemos con la respetabilidad<br />

y el voto, hasta cierto punto inapelable <strong>de</strong>l público;<br />

pero sí aconsejariamos al académico viniente que pusiera en<br />

música parte <strong>de</strong> su discurso, sobre todo el final, ó que se<br />

hiciese acompañar <strong>de</strong> una flauta, como se cuenta <strong>de</strong>l ilustre<br />

orador romano Cayo Graco.<br />

Vista la asiduidad <strong>de</strong> las gentes que acu<strong>de</strong>n al teatro <strong>de</strong> la<br />

Alhambra, dijo para sí la empresa: «Hé aquí que hemos<br />

caido en gracia y es preciso aprovechar la racha, porque<br />

cuando te <strong>de</strong>n la soguilla tira <strong>de</strong> la vaquilla. En verdad creemos<br />

que será cosa <strong>de</strong> abrir un segundo abono y anunciar las<br />

diversas obras, todas <strong>de</strong> aplaudidas autores, que reservamos<br />

en cartera para esta dichosa y bien venida temporada.»<br />

El cuadro dramático es conocido; pues es el mismo que<br />

actuaba en la Comedia, exceptuando á Mário que <strong>de</strong>scansa<br />

sobre sus laureles. En cuanto á las obras, siguen el camino,<br />

en mal hora, trazado por aquel actor, y por su escenario pasaron<br />

bastantes medianas, fútiles y alguna saliente que mereció<br />

con justicia, relativamente, los alcanzados aplausos,<br />

tal como Carrera <strong>de</strong> obstáculos y ¡Ay qué tio! Despues vino el<br />

naufragio completo para las Cosas <strong>de</strong> Pepe y la racha <strong>de</strong> que<br />

hablamos ántes para La cancion <strong>de</strong> la Lola, <strong>de</strong>l Sr. Vega.<br />

El primer indicio y De tiros largos son las últimas que<br />

hemos visto aplaudidas en la quincena, aunque ambas, como<br />

juguetes cómicos, vivirán indudablemente lo que las rosas,<br />

el espacio <strong>de</strong> una mañana.


CRÓNICA MADRILEÑA<br />

En algunas <strong>de</strong> las citadas hay elementos <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra<br />

comedia, pero ninguna lo es en realidad, porque es inútil<br />

buscar en ellas caractéres sustraidos, ni trascen<strong>de</strong>ncia, ni<br />

exactitud en el <strong>de</strong>sarrollo, ni verosímil traza, ni primores <strong>de</strong><br />

versificacion. Entre El hombre <strong>de</strong> mundo y cualquiera <strong>de</strong> éstas<br />

media un abismo, pero este <strong>de</strong>scenso no pertenece por completo<br />

á los autores, para quienes el <strong>de</strong>stino, cruel en <strong>de</strong>masía,<br />

ha reservado el papel <strong>de</strong> cómplices, y cómplices á fortiori,<br />

pues á la verdad que se necesitaria ser un Lope <strong>de</strong> Vega, un<br />

Moliere, un Goldoni, un Sheridan, para imponerse al actorempresario<br />

y áun al público que sigue esta corriente.<br />

* * *<br />

Diez tomos constituyen la segunda série <strong>de</strong> los Episodios<br />

Nacionales, y con el último Un faccioso más y algunos frailes<br />

ménos, publicado no ha muchos dias, cierra su ilustre autor<br />

el círculo histórico abierto con La batalla <strong>de</strong> Trafalgar.<br />

No <strong>de</strong>ben dolernos prendas, cuando se trata <strong>de</strong> hacer justicia.<br />

A los ojos <strong>de</strong> la crítica imparcial y reflexiva, la obra <strong>de</strong><br />

Perez Galdós es un verda<strong>de</strong>ro esfuerzo <strong>de</strong> genio, <strong>de</strong> sagacidad,<br />

<strong>de</strong> estudio, y es, sobre todo, una obra <strong>de</strong> arte, que vivirá<br />

en lo porvenir para gloria y merecida fama <strong>de</strong> su autor.<br />

Bajo su pluma, los hombres y los acontecimientos toman<br />

un color, una vida, un relieve, que es imposible levantar los<br />

ojos <strong>de</strong>l libro, sin que la imaginacion <strong>de</strong>je <strong>de</strong> verlos como<br />

realida<strong>de</strong>s vivas, como humanos séres que han pasado, sentido<br />

y movido en nuestra presencia. Fernan<strong>de</strong>z y Gonzalez,<br />

en sus buenos tiempos, hizo el boceto <strong>de</strong>l género histórico;<br />

Perez Galdós, con un pincel inimitable, con una sobriedad<br />

que encanta, con un profundo conocimiento <strong>de</strong> su <strong>época</strong>,<br />

acaba en estos episodios <strong>de</strong> trazar el cuadro y por ahora casi<br />

el mo<strong>de</strong>lo.<br />

Diez ó doce líneas bastan para hacer el retrato <strong>de</strong> Cárlos<br />

IV, <strong>de</strong>l rey José, <strong>de</strong> Fernando VII, <strong>de</strong> María Cristina,<br />

<strong>de</strong> D. Cárlos, <strong>de</strong> Zumalacárregui, <strong>de</strong> Olózaga y <strong>de</strong> cien personajes<br />

secundarios que la historia olvida y la novela resucita,<br />

porque son encarnaciones <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as y <strong>de</strong> hechos contemporáneos<br />

que todavía se discuten, se <strong>de</strong>baten, se cuentan, se<br />

aplau<strong>de</strong>n ó se censuran. Asistimos, por lo tanto, con su lectura<br />

á una interesante resurreccion. El último cuarto <strong>de</strong>l siglo<br />

XV<strong>III</strong> y los primeros <strong>año</strong>s <strong>de</strong>l nuestro, hasta el 34, son<br />

los evocados por el novelista, concluyendo la série en este período.<br />

La razon <strong>de</strong> marcar el punto final el mismo autor nos lo<br />

indica: «Los <strong>año</strong>s que siguen al 34 están <strong>de</strong>masiado cerca,<br />

37


38<br />

JOSÉ M. MATHEU<br />

nos tocan, nos co<strong>de</strong>an, se familiarizan con nosotros. Los<br />

hombres <strong>de</strong> ellos casi se confun<strong>de</strong>n con nuestros hombres.<br />

Son <strong>año</strong>s á quien no se pue<strong>de</strong> disecar, porque algo vive en<br />

ellos que duele y salta al ser tocado con escalpelo.»<br />

Tambien continúa abierto el teatro <strong>de</strong> la Comedia con la<br />

compañía italiana que dirige la eminente actriz señorita Marini.<br />

Pue<strong>de</strong> asegurarse que los sucesos dramáticos <strong>de</strong> la<br />

quincena fueron el Demi Mon<strong>de</strong> y el Hamlet, hecho este último<br />

á beneficio <strong>de</strong>l primer actor Sr. Ceresa.<br />

El Demi mon<strong>de</strong> pertenece por entero á la escuela realista<br />

<strong>de</strong> Dumas, hijo, y es una <strong>de</strong> sus mejores obras por su estilo,<br />

por su concepcion, por su habilidoso y natural <strong>de</strong>sarrollo y<br />

por la exacta pintura <strong>de</strong> las costumbres que flagela. Supo la<br />

Marini interpretar su papel á maravilla y constituyó uno <strong>de</strong><br />

sus más legítimos triunfos. Por el contrario, en la representacion<br />

<strong>de</strong> Hamlet, Ceresa (el susodicho beneficiado) no estuvo<br />

tan feliz como el público esperaba. El drama <strong>de</strong>l poeta inglés<br />

es tan gran<strong>de</strong>, tan humano, tan personal, tan psicológico,<br />

que siempre parecerá pequeño al presentarse en escena, por<br />

más que la empresa se halle encomendada á un actor <strong>de</strong> reconocida<br />

y positiva inteligencia.<br />

No seremos <strong>de</strong> los que gritan al artista: no pasarás <strong>de</strong> aquí.<br />

A pesar <strong>de</strong>l quid ferre recussent, nuestra divisa es, a<strong>de</strong>lante;<br />

porque nadie sabe la carga que llevarán sus hombros, si no se<br />

atreve con alguna más o menos pesada.<br />

En general, el cuadro formado por la compañía es muy<br />

completo, y la prensa ha hecho justicia, por más que pasara<br />

su entusiasmo, á los trabajos algunas veces irreprochables <strong>de</strong><br />

estos simpáticos actores.<br />

Breves palabras sobre la última velada literaria <strong>de</strong>l Ateneo.<br />

Leyeron poesías los Sres. Balaguer, Aguilera, Cañete,<br />

Correa, Blasco, Valera, Velar<strong>de</strong>, Ortiz <strong>de</strong> Pinedo, es <strong>de</strong>cir,<br />

parte <strong>de</strong> la plana mayor <strong>de</strong> la república <strong>de</strong> las letras; pero<br />

confesamos que<br />

En esta santa mansion<br />

ni son todos los que están,<br />

ni están todos los que son.<br />

Ni todos los que leyeron son poetas, ni todos los poetas son<br />

lectores. Pasemos sobre el primer miembro <strong>de</strong> nuestra afirmativa:<br />

pero abor<strong>de</strong>mos el segundo. Sólo una supina igno-


CRÓNICA MADRILEÑA<br />

rancia ó una preocupacion injustificada, podrán afirmar que<br />

la lectura no es un arte que merezca y <strong>de</strong>ba apren<strong>de</strong>rse bajo<br />

una direccion teórica y práctica al mismo tiempo. Para los<br />

que imaginan que todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> las faculta<strong>de</strong>s naturales,<br />

y que cualquiera pueda leer magistralmente con una mediana<br />

capacidad y una buena voz, tenemos una reflexion sencillísima:<br />

Con buena vista todos distinguen los colores <strong>de</strong> una habitacion;<br />

pero sólo la vista educada <strong>de</strong>l pintor, llega á percibir<br />

los matices imperceptibles, los claros oscuros y aquellos tonos<br />

que los ojos <strong>de</strong>l profano no divisarian nunca. Prueba<br />

esto, por consiguiente, que no basta mirar, sino que es preciso<br />

apren<strong>de</strong>r á ver.<br />

En el circo provisional levantado en la calle <strong>de</strong> las Infantas,<br />

se reune los dias <strong>de</strong> moda y algunos que no lo son,<br />

un público numeroso y admirador <strong>de</strong> las habilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

Mlle. Pinta, los hermanos Valgean y la celebridad europea<br />

O'Torra.<br />

O'Torra es una china que sube, baja, danza, se arrodilla y<br />

<strong>de</strong>sliza por un <strong>de</strong>lgado alambre, con la misma facilidad y<br />

<strong>de</strong>senvoltura con que un chicuelo bajaria bonitamente por la<br />

Montaña rusa sin el menor asomo <strong>de</strong> miedo.<br />

Al verla <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto <strong>de</strong>l techo como una<br />

flecha, volvió una señora la cabeza á nuestro lado, y exclamó:<br />

—¡Jesús... Dios mio! No sé qué placer sacan las gentes <strong>de</strong> ver<br />

semejantes cosas. Ayer huí <strong>de</strong> Apolo por no ver á Bene<strong>de</strong>tti<br />

tragarse unos cuantos puñales <strong>de</strong> Albacete, y hoy me tropiezo<br />

con esta mujer, que temo nos vaya á dar el gran espectáculo.<br />

—¡Ah, señora! replicó un caballero <strong>de</strong> voz gruesa que<br />

estaba en primera fila, yo pagaria triple y quíntuple precio<br />

por ver ese gran espectáculo <strong>de</strong> que Vd. habla.<br />

Miróle nuestra dama horrorizada, sumamente horrorizada,<br />

y pensó para sí: ese <strong>de</strong>be ser inglés.<br />

Pero no era inglés; era un escritor naturalista.<br />

*<br />

Cultívase hoy un género <strong>de</strong> pintura ligero, bonito, <strong>de</strong>licado,<br />

género <strong>de</strong> impresion más que <strong>de</strong> estudio y que no necesita<br />

<strong>de</strong> la luz natural para lucir ante la asombrada vista<br />

un mundo <strong>de</strong> hechiceros colores.<br />

Me refiero á la acuarela y á la exposicion <strong>de</strong> cuadros que<br />

abrió á últimos <strong>de</strong> Mayo la Sociedad <strong>de</strong> acuarelistas.<br />

39


40<br />

JOSÉ M. MATHEU<br />

Los ingleses son los verda<strong>de</strong>ros amateurs <strong>de</strong> esta pintura,<br />

que cultivan con apasionamiento. Entre los franceses, Gericault<br />

pasa por una notabilidad en el género. Nosotros<br />

contamos al presente con artistas <strong>de</strong> reconocido mérito, y<br />

en el salon <strong>de</strong> esta última Exposicion pudieron admirar<br />

los inteligentes la Pescadora, preciosa factura <strong>de</strong> nuestro<br />

Pradilla; el Paje, no ménos bello, <strong>de</strong> Plasencia; la Hiladora,<br />

<strong>de</strong> Hispaleto; los Arabes, <strong>de</strong> Madrazo, que recuerda el<br />

pincel <strong>de</strong>l malogrado Fortuny; la Prosa y el verso <strong>de</strong> Lopez;<br />

el Pajecillo, <strong>de</strong> Manresa; los Héroes <strong>de</strong> campaña, <strong>de</strong> Pellicer,<br />

y algunos otros no tan notables como los nombrados,<br />

pero que revelan seguramente condiciones <strong>de</strong> gusto y <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za.<br />

Diálogo entre dos jóvenes visitantes que recorren el salon<br />

á la ligera:<br />

—Qué quieres que te diga, chico; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cierta distancia<br />

todos me parecen iguales.<br />

—Es verdad. Pues mirados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tu casa, aún encontrarias<br />

más semejanza.<br />

*<br />

Pensábamos haber dicho la última palabra; pero el telégrafo,<br />

y <strong>de</strong>spués el periódico, confirmando la triste noticia<br />

que circuló hace dias, nos obligan á tomar <strong>de</strong> nuevo la pluma.<br />

Refiérese aquella al fallecimiento ocurrido en París, <strong>de</strong>l<br />

insigne literato y periodista D. Angel Fernan<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los Rios.<br />

Una laboriosa existencia, un afan constante por el progreso<br />

patrio, una digna elevacion <strong>de</strong> miras en sus actos políticos<br />

son los rasgos que caracterizan esta noble y simpática personalidad.<br />

Para nosotros, la obra emprendida y llevada á cabo<br />

por el ilustre escritor reune dos condiciones fundamentales <strong>de</strong><br />

vida, y por los cuales alcanza un indudable <strong>de</strong>recho á nuestro<br />

reconocimiento, al reconocimiento <strong>de</strong> la sociedad veni<strong>de</strong>ra.<br />

Su obra mira al porvenir; está poseida <strong>de</strong>l espíritu nuevo.<br />

Su tarea es personal, pero se dirige al aprovechamiento <strong>de</strong><br />

todos.<br />

Con este criterio profundamente humano medirá en a<strong>de</strong>lante<br />

nuestra historia contemporánea la talla <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s<br />

hombres, y no podrá confundir nadie sus elogios sóbrios y<br />

sinceros con los pomposos ditirambos en honor <strong>de</strong> cualquiera<br />

soberbia medianía.<br />

JOSÉ M. MATHEU.<br />

Madrid, 1880—Imp. <strong>de</strong> M. G. Hernan<strong>de</strong>z, San Miguel, 23


JUAN SEBASTIAN DE ELCANO<br />

JUAN SEBASTIAN DE ELCANO.<br />

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL EXCMO. SR. D. ANTONIO CÁNOVAS DEL<br />

CASTILLO EN LA SESION CELEBRADA POR LA SOCIEDAD GEOGRÁFICA<br />

Señor:<br />

DE MADRID, Y CUYO SOLEMNE ACTO FUÉ PRESIDIDO<br />

POR S. M. EL REY.<br />

La Sociedad Geográfica <strong>de</strong> Madrid, que logra honor tan in-<br />

signe este dia, cuenta sólo tres <strong>año</strong>s <strong>de</strong> existencia, y es uno<br />

<strong>de</strong> los primeros frutos <strong>de</strong> la paz que V. M. ha dado á la<br />

nacion.<br />

Todavía el 2 <strong>de</strong> Febrero <strong>de</strong> 1876, al reunirse en el salon<br />

<strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> la Historia sus fundadores, bajo la<br />

presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los ministros <strong>de</strong> V. M., la guerra civil<br />

ardia en las provincias Vascongadas y on<strong>de</strong>aba, como on<strong>de</strong>ó<br />

aún bastante tiempo, la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la insurreccion por la<br />

gran<strong>de</strong> Antilla, reliquia <strong>de</strong> un inmenso imperio perdido, el<br />

mayor que ha existido jamás. Las solas esperanzas <strong>de</strong> la paz<br />

bastaron, pues, para engendrar esta corporacion, <strong>de</strong>stinada<br />

á tan útiles trabajos; y, no bien se realizó por entero, su<br />

dulce calor la ha impelido á <strong>de</strong>sarrollarse lozana y rápida-<br />

mente hasta llegar, en breve plazo, al estado <strong>de</strong> madurez en<br />

que hoy se encuentra.<br />

Lícito, señor, ha <strong>de</strong> serme, ya que directamente no tomé<br />

parte en su fundacion, y ya que ni directa ni indirectamente<br />

la he prestado <strong>de</strong>spues servicio alguno, elevar á oidos <strong>de</strong><br />

V. M. este sencillo testimonio <strong>de</strong> justicia, que pudiera muy<br />

bien ser <strong>de</strong> aplauso. Temiera pecar <strong>de</strong> parcial, dada la honra<br />

inmerecida que obtengo, al dirigir á V. M. mi voz como su<br />

presi<strong>de</strong>nte, si no estuvieran largamente consignados sus tra-<br />

bajos, y sus servicios patentes en volúmenes, mapas, cartas<br />

ó planos, por <strong>de</strong>más conocidos ya y aplaudidos <strong>de</strong>ntro y fue-<br />

ra <strong>de</strong> España. No posee, en verdad, esta sociedad un palacio<br />

especialmente edificado para sus reuniones, como la <strong>de</strong> París<br />

4<br />

41


42 ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO<br />

posee, ni ha podido, hasta aquí, enviar exploradores propios<br />

á alejados países, cual las <strong>de</strong> Lóndres y San Pete<br />

por ejemplo: que ni los recursos <strong>de</strong>l erario público ni los escasos<br />

que <strong>de</strong> por sí ella tiene han prestado alas aún para<br />

volar tan alto. Pero bien cabe afirmar que por nadie, en parte<br />

alguna <strong>de</strong>l mundo, se habria hecho más <strong>de</strong> lo que ha<br />

hecho con las flacas fuerzas <strong>de</strong> que ha dispuesto.<br />

Los seis gruesos volúmenes que, con el título <strong>de</strong> Boletin<br />

<strong>de</strong> la Sociedad Geográfica <strong>de</strong> Madrid, ha publicado, contienen<br />

importantes noticias <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong>scubrimientos, en<br />

general, y curiosísimas relaciones ó investigaciones <strong>de</strong> navegantes<br />

y viajeros esp<strong>año</strong>les contemporáneos, referentes algunas<br />

á regiones interesantísimas para nuestro porvenir comercial<br />

y político; al propio tiempo que páginas inéditas <strong>de</strong> las<br />

muchas que todavía guardan nuestros archivos nacionales y<br />

particulares, inagotable testimonio <strong>de</strong> la gloriosa actividad<br />

que, así en la especulacion como en la accion, distinguió un<br />

tiempo á nuestra patria. Merecen especial mencion, entre los<br />

escritos originales, ciertas monografías <strong>de</strong> regiones poco conocidas<br />

en la Península, así como el estudio <strong>de</strong> lo que otras<br />

fueron bajo la dominacion romana; trabajo magistral el último<br />

<strong>de</strong> un docto académico, con harta razon estimado por<br />

cuantos aplau<strong>de</strong>n las victorias <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna crítica sobre<br />

los tradicionales errores ó las oscurida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>nsísimas en que<br />

ha solido andar envuelta nuestra geografía antigua. Mas, por<br />

lo que hace á libros inéditos, pocos podrian rivalizar, en curiosidad<br />

é importancia, con el Libro <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> todos los<br />

reinos, tierras y señorios que son por el mundo, escrito á mediados<br />

<strong>de</strong>l siglo XIV por un franciscano esp<strong>año</strong>l, cuyo nombre<br />

se ignora; obra <strong>de</strong> sabrosísima lectura para los profanos, á<br />

la par que objeto <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>racion política para los geógrafos<br />

nacionales y extranjeros. Fué este fraile el primero hasta<br />

aquí conocido <strong>de</strong> una série nacional <strong>de</strong> viajeros, que no <strong>de</strong>be<br />

estar completa con él, y sus sucesores, Ruiz Gonzalez <strong>de</strong><br />

Clavijo, ó quien quiera que escribiese el itinerario <strong>de</strong> su embajada,<br />

Pero Tafur, el <strong>de</strong> Andanzas é viajes, el Clérigo agra<strong>de</strong>cido,<br />

D. Pedro Ordoñez <strong>de</strong> Caballero; el doctor D. Pedro<br />

<strong>de</strong> Cubero, y otros <strong>de</strong> menor importancia, cuyas obras cor-


JUAN SEBASTIAN DE ELCANO<br />

ren impresas. Las colecciones esp<strong>año</strong>las <strong>de</strong> papeles viejos<br />

han <strong>de</strong> escon<strong>de</strong>r todavía algunas más que irá <strong>de</strong>scubriendo<br />

el tiempo; y ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora el digno socio que ha dado al<br />

Boletin el manuscrito <strong>de</strong>l fraile y dió también á conocer á<br />

Tafur, tiene á manos documentos <strong>de</strong> no menor cuenta, pues<br />

datan <strong>de</strong>l siglo V al X, y contienen el planisferio <strong>de</strong> Etimolo-<br />

gias <strong>de</strong> San Isidoro, adicionadas con la circunstancia notable<br />

<strong>de</strong> hallarse en árabe las notas <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> sus comentadores.<br />

Al lado <strong>de</strong> tales publicaciones, figuran dignamente las con-<br />

ferencias <strong>de</strong> varios señores socios, acerca <strong>de</strong> los más impor-<br />

tantes problemas geográficos <strong>de</strong> nuestros dias, y <strong>de</strong> las ex-<br />

pediciones, exploraciones y estudios científicos que se ligan<br />

con ellos, así como tocante á puntos oscuros <strong>de</strong> geografía ó<br />

<strong>de</strong> historia. Tampoco escasean, por último, las Memorias<br />

concienzudas y los artículos eruditos sobre diversas materias<br />

geográficas; y todo ello <strong>de</strong>muestra, señor, que no es la pro-<br />

pia gratitud, sino el mérito ajeno y la estricta justicia lo que<br />

me mueve á consi<strong>de</strong>rar esta corporacion como bien precioso<br />

<strong>de</strong> la paz, y uno <strong>de</strong> los muchos timbres honrosos con que el<br />

reinado <strong>de</strong> V. M. lucirá en la historia.<br />

sobre Y todo, la anterior, es, bajo señor, cual- que la paz,<br />

quier aspecto que se miren las cosas, constituye el más fe-<br />

cundo caudal <strong>de</strong> los pueblos. A su sombra germinan, se<br />

<strong>de</strong>sarrollan y crecen todos los orígenes <strong>de</strong> la vida que cada<br />

nacion, como cada individuo en sí tiene; y ¡ojalá que el siglo<br />

<strong>de</strong> oro <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>scubrimientos y trabajos cosmológicos<br />

y cosmográficos, lo mismo que <strong>de</strong> nuestras armas, las hu-<br />

biera guardado en ócio con más frecuencia! Que si al poner<br />

término los reyes católicos al largo período anterior <strong>de</strong> guer-<br />

ras civiles, y una vez cerrado tambien el paréntesis doloroso<br />

<strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s, toda la actividad <strong>de</strong> la nacion se hubiera<br />

consagrado á la agricultura, á la industria, al comercio, <strong>de</strong><br />

una parte y <strong>de</strong> otra, á multiplicar las gloriosas Odiseas <strong>de</strong><br />

sus navegantes y <strong>de</strong>scubridores, por los ámbitos <strong>de</strong> la tierra,<br />

¡quién sabe hasta dón<strong>de</strong> hubiera llegado su gloria! Mas no<br />

quiso la suerte, humanamente hablando ó acaso nuestro <strong>de</strong>s-<br />

tino provi<strong>de</strong>ncial, que se ciñera á empresas tales la vehe-<br />

mente ambicion <strong>de</strong> nuestros antepasados y <strong>año</strong>s tras <strong>año</strong>s, y<br />

43


44 ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO<br />

áun siglos, se nos pasaron en estériles guerras extranjeras.<br />

Sólo con la paz interior hubimos, pues, <strong>de</strong> contar para adquirir<br />

y mantener, por más largo tiempo que <strong>de</strong> esperar era,<br />

nuestra gran<strong>de</strong>za.<br />

No sé, señor, si parecerá importuno que llame aquí la<br />

atencion, sobre lo mucho que hubieron <strong>de</strong> entorpecer las<br />

guerras políticas y religiosas <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Cárlos V y los tres<br />

Felipes, el total <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> aquel vivo espíritu navegador,<br />

<strong>de</strong>scubridor, colonizador, que fácilmente hubiera podido ser<br />

tambien comercial é industrial, <strong>de</strong> los esp<strong>año</strong>les <strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l<br />

siglo XV y primer tercio <strong>de</strong>l siguiente. Si hubiese en mí algo<br />

<strong>de</strong> exageracion, <strong>de</strong> pasion hoy, disculparíalo el hallarme al<br />

frente <strong>de</strong> una Sociedad <strong>de</strong> geografía, y naturalmente inclinado,<br />

por eso mismo, ahora á echar <strong>de</strong> ménos cuanto pudo<br />

contribuir un dia al más rápido progreso <strong>de</strong> tal ciencia, ahora<br />

á lamentar las ocasiones que perdieran <strong>de</strong> mayor en gloria<br />

ella nuestros abuelos. Pero fria y serenamente, pienso que<br />

sin guerra <strong>de</strong> mera prepon<strong>de</strong>rancia, ó <strong>de</strong> índole religiosa,<br />

como las <strong>de</strong> Italia, Francia, Flan<strong>de</strong>s, Alemania é Inglaterra,<br />

todavía hubiera podido escribir el poeta Balbuena, con más<br />

razon, aquellas frases <strong>de</strong> patriótico encarecimiento que tanto<br />

justificaban los hechos <strong>de</strong> su tiempo:<br />

¡Oh España valerosa, coronada<br />

por monarca <strong>de</strong>l viejo y nuevo mundo,<br />

<strong>de</strong> aquél temida, <strong>de</strong> éste tributada!...<br />

Pues <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que amanece el rubio Apolo<br />

en su carro <strong>de</strong> fuego, á cuya llama<br />

huye el frio dragon, revuelto el polo:<br />

al mismo paso que su luz <strong>de</strong>rrama,<br />

halla un mundo sembrado <strong>de</strong> blasones,<br />

bordados todos <strong>de</strong> esp<strong>año</strong>la fama.<br />

Todo lo cual era <strong>de</strong>bido á aquellos esp<strong>año</strong>les que:<br />

En sus atrevimientos <strong>de</strong>scubrieron<br />

que era bastante á sujetar su espada,<br />

más mundo que otros enten<strong>de</strong>r supieron.


JUAN SEBASTIAN DE ELCANO<br />

Aquellos que daban lugar á que exclamase, al fin, el poeta:<br />

«Mas ¿qué será, invencible patria mia,<br />

en mil <strong>año</strong>s, mil siglos, mil eda<strong>de</strong>s,<br />

bastante á ver lo que <strong>de</strong> tí podria?<br />

¿Qué hará sus hazañas verda<strong>de</strong>ras<br />

en otro tiempo, si en el <strong>de</strong> hoy parecen<br />

asombros ó quimeras? á los ojos<br />

Sí, no hay duda alguna. Asombros ó quimeras parecen<br />

nuestras empresas ultramarinas <strong>de</strong>l siglo XVI, que son las<br />

que tan altamente canta Balbuena. Excedieron ellas á las <strong>de</strong><br />

Europa, con ser tan gloriosas, por la sobrehumana gran<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong> los esfuerzos y <strong>de</strong> los resultados. No es interesada exage-<br />

racion, no pasion <strong>de</strong>l momento, lo que inspiraba, pues, mi<br />

juicio hace un instante. Y aún me parece, señor, que he in-<br />

terpretado bien las opiniones <strong>de</strong> todos los congregados, para<br />

celebrar en el dia <strong>de</strong> hoy la memoria <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> aquellos es-<br />

p<strong>año</strong>les, en especial celebrados por Balbuena, es á saber:<br />

<strong>de</strong> Juan Sebastian <strong>de</strong>l Cano, el Cano ó Elcano, pues <strong>de</strong> todos<br />

tres modos se escribe su nombre.<br />

La Sociedad Geográfica <strong>de</strong> Madrid, que ostenta en el sello<br />

<strong>de</strong> sus diplomas el Primus me circun<strong>de</strong>disti, mote insigne otor-<br />

gado á Cano por Cárlos V, <strong>de</strong>bia tal honor sin duda á aquel<br />

mo<strong>de</strong>sto maestre, más práctico que científico, y antes que ca-<br />

pitán aventurero, que, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> pasado el estrecho <strong>de</strong> Ma-<br />

gallanes, acertó á conducir la nao Victoria por el Cabo <strong>de</strong><br />

Buena Esperanza hasta Sanlúcar, ro<strong>de</strong>ando así el primero la<br />

Tierra. No sin largos <strong>año</strong>s <strong>de</strong> indiferencia histórica, por eclip-<br />

sar su nombre el más gran<strong>de</strong> aún <strong>de</strong> Fernando <strong>de</strong> Magalla-<br />

nes, revive, al fin, el <strong>de</strong>l valeroso Juan Sebastián en nuestros<br />

dias, y, sin escatimar la <strong>de</strong>l ilustre portugués, justo, justísi-<br />

mo es que á él tambien se le reconozca su gloria. Más afortu-<br />

nado que otros célebres esp<strong>año</strong>les, goza hoy Cano <strong>de</strong> una es-<br />

tátua monumental en su pueblo nativo, Guetaria, y ántes <strong>de</strong><br />

mucho tendrá otra en Madrid, erigida en sitio propio, público<br />

y no léjos <strong>de</strong> la que ya existe <strong>de</strong> Colon, obra la nueva estátua<br />

<strong>de</strong> que ya me atrevo á afirmar que honrará tanto al esforza-<br />

do marino como á V. M., que la mandó esculpir, y á las mo-<br />

45


46<br />

ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO<br />

<strong>de</strong>rnas artes esp<strong>año</strong>las. Ninguna mayor honra cabe, sin em-<br />

bargo, que esta solemnidad por V. M. presidida, y en que por<br />

voz competentísima se expondrán <strong>de</strong> aquí á un momento to-<br />

dos los méritos y servicios <strong>de</strong>l intrépido guipuzcoano.<br />

Gran dia, señor, <strong>de</strong>bió ser para Sevilla aquel en que vió<br />

<strong>de</strong>sembarcar á Juan Sebastian, con sólo diez y siete <strong>de</strong> sus<br />

compañeros: «mísera reliquia» (como escribe fray Juan <strong>de</strong> la<br />

Concepcion en su Historia general <strong>de</strong> Filipinas) «<strong>de</strong> un viaje <strong>de</strong><br />

tres <strong>año</strong>s, con tantas calamida<strong>de</strong>s y angustias <strong>de</strong> temporales,<br />

<strong>de</strong> hambre, sed y enfermeda<strong>de</strong>s contraidas <strong>de</strong> escasos alimen-<br />

tos, salados y corrompidos, y <strong>de</strong> la variedad <strong>de</strong> climas y<br />

temperamentos; habiendo pasado la línea hasta seis veces<br />

por la altura <strong>de</strong> uno á otro polo. Dirigiéronse Juan Sebastian<br />

y sus compañeros al <strong>de</strong>sembarcar, «<strong>de</strong>scalzos y en camisa,<br />

formados en procesion, con can<strong>de</strong>las en las manos», á rendir<br />

á Dios gracias; y la compasion, la admiracion, los aplauso<br />

unánimes, <strong>de</strong>bieron ser recompensa bastante para el animo-<br />

so y afortunado marinero: que hombre que tan alta aven-<br />

tura habia osado afrontar, no podia ménos <strong>de</strong> poseer aquel<br />

mismo instinto nobilísimo que antepone el culto <strong>de</strong> merecer<br />

y <strong>de</strong> que el mundo sepa que merece, á todo otro linaje <strong>de</strong> in-<br />

terés. Justo es, no obstante, añadir que Juan Sebastian <strong>de</strong>l<br />

Cano, fué llamado inmediatamente á Valladolid, don<strong>de</strong> se<br />

hallaba la córte, y recibido allí por el gran<strong>de</strong> emperador con<br />

el aprecio que sin la menor duda merecia.<br />

Pero los tiempos eran tales, señor, que los servicios <strong>de</strong><br />

Juan Sebastián, con ser tan gran<strong>de</strong>s, no podian causar mara-<br />

villa. Aquel hombre, elevado en pocos <strong>año</strong>s <strong>de</strong> maestre <strong>de</strong> un<br />

navío á capitan, y poco más tar<strong>de</strong> á general, bien que para<br />

hallar sepultura, á los cuatro dias <strong>de</strong> obtener el baston, en la<br />

profundidad <strong>de</strong>l Océano, no era seguramente un ser vulgar;<br />

mas no habia motivo con eso y todo para que pasase por un<br />

sujeto extraordinario á la sazon. Fué uno <strong>de</strong> tantos héroes<br />

como encierra la epopeya esp<strong>año</strong>la <strong>de</strong> aquel siglo, jamás es-<br />

crita aún sino en los breves versos que acabo <strong>de</strong> leer, y otros<br />

pocos.<br />

El mismo príncipe, ante quien Juan Sebastian compare-<br />

ciera, con haber nacido tal, y ser luego natural señor <strong>de</strong> lo


JUAN SEBASTIAN DE ELCANO<br />

más mejor <strong>de</strong> la tierra, igualaba, ya que no excediese, al<br />

pobre maestro <strong>de</strong> Guetaria en audacia, en abnegacion, en<br />

patriotismo. Y es, señor, que aquella expansion <strong>de</strong>l espíritu<br />

esp<strong>año</strong>l, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> emperador hasta marinero ó soldado, en el<br />

décimo sexto siglo, constituye uno <strong>de</strong> los más singulares fe-<br />

nómenos <strong>de</strong> la historia universal. Del seno mismo <strong>de</strong> las<br />

guerras civiles brotó aquel arranque incomparable, y fué<br />

contemporáneo <strong>de</strong> la restauracion, <strong>de</strong> la paz interior que,<br />

por tan largos <strong>año</strong>s, se conservó <strong>de</strong>spues. Vueltos <strong>de</strong> pronto<br />

los ojos al i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za y la gloria, movíanse todos á<br />

un tiempo como por secreto y comun resorte, buscándolo en<br />

cuantas sendas conducian ó parecian conducir á él; alcan-<br />

zándolo y realizándolo con frecuencia. Ningun sacrificio es-<br />

timaban duro, ningun esfuerzo ocioso, ningun riesgo temi-<br />

ble, los que tal i<strong>de</strong>a perseguian y gozaban. No ignoro que el<br />

interés, la codicia, la nativa inquietud, la ambicion, vivian,<br />

se agitaban, ardian en los hombres <strong>de</strong> entonces, como en los<br />

<strong>de</strong> cualquier tiempo; pero, en suma, pensamientos y propó-<br />

sitos altísimos informaban, conscientemente ó no, los áni-<br />

mos <strong>de</strong> todos. Eso tienen <strong>de</strong> bueno los i<strong>de</strong>ales; que contem-<br />

plándolos, persiguiéndolos, corriendo tras ellos, aunque sea<br />

en vano á las veces, luego al punto se mejoran las intencio-<br />

nes, las i<strong>de</strong>as, los hechos <strong>de</strong>l hombre, y hasta la impureza<br />

misma <strong>de</strong> las pasiones llega á ser instrumento <strong>de</strong> bien<br />

sumo, <strong>de</strong> gloria inmortal.<br />

Ni es fácil pasar <strong>de</strong> aquí sin echar una rápida ojeada sobre<br />

el tal espectáculo que aquel extraordinario período <strong>de</strong> la his-<br />

toria ofrece. Preséntasenos, ante todo, como cabeza <strong>de</strong> él la<br />

Reina Católica con su característico orgullo, fuente quizá <strong>de</strong><br />

su intransigente virtud y <strong>de</strong> sus magnánimas acciones; ca-<br />

rácter que la pone <strong>de</strong> una parte, ni más ni ménos en Aragon<br />

que en Castilla, por encima <strong>de</strong> su marido y <strong>de</strong> todos, y le<br />

presta otros alientos para entrar en la osada aventura <strong>de</strong><br />

Colon, haciendo posible su poco esperado <strong>de</strong>scubrimiento.<br />

Pocos <strong>año</strong>s <strong>de</strong>spués se abre el siglo XV con el nacimiento <strong>de</strong><br />

Cárlos I, al cual, en la temprana edad <strong>de</strong> diez y siete <strong>año</strong>s,<br />

vémosle tomar sobre sí el gobierno <strong>de</strong> España, pesado áun<br />

para las encallecidas y recias manos <strong>de</strong> un Fernando V ó <strong>de</strong><br />

47


48<br />

ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO<br />

un Cisneros. No por eso, sin embargo, abandona aquel jóven<br />

príncipe, en todas partes cercado <strong>de</strong> peligros y afanes, el<br />

camino <strong>de</strong> aventuras emprendido por su varonil abuela. Llama<br />

á su córte al <strong>de</strong>sengañado y quejoso Magallanes, no bien<br />

supo su arribo á España, <strong>de</strong>l modo que atrajo y retuvo á Colon<br />

Isabel; discute personalmente las pretensiones <strong>de</strong> Portugal,<br />

pésalas; resuélvese, al fin, á anteponer las <strong>de</strong> Castilla, disponiendo<br />

brevemente la armada con el hábil marino portugués:<br />

zarpó <strong>de</strong> San Lúcar, llevando á Juan Sebastian entre los tripulantes<br />

<strong>de</strong> sus bajeles; logra así, por último, que rompan<br />

sus ban<strong>de</strong>ras la valla inmensa <strong>de</strong>l nuevo continente, <strong>de</strong>safiando<br />

al cerrado Océano, que pocos <strong>año</strong>s ántes divisó el<br />

primero Vasco Nuñez <strong>de</strong> Balboa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Darien y las cumbres<br />

que dominan el alto <strong>de</strong>l Panamá. La anhelada comunicacion<br />

<strong>de</strong> los hemisferios quedaba, en principio, obtenida,<br />

pero aún faltaba que algun bajel, con su fragil quilla, los enlazase<br />

total y prácticamente. Y es que no suele ser cada vida<br />

<strong>de</strong> hombre sino una sola etapa en el largo camino <strong>de</strong> los<br />

gran<strong>de</strong>s intentos. El insigne piloto esp<strong>año</strong>l Juan Diaz <strong>de</strong><br />

Solís, que <strong>de</strong>scubrió el rio <strong>de</strong> la Plata, cuando se apercibia<br />

ya á buscar, y probablemente á encontrar el estrecho, que al<br />

fin se halló, entre el Atlántico y el Pacífico, murió oscuramente<br />

á mano <strong>de</strong> los indios. Magallanes sucumbió tambien<br />

en lid con los indígenas <strong>de</strong>l archipiélago filipino, sin poner<br />

término á su empresa. Guardó así la gloria <strong>de</strong> la circunnavegacion<br />

la fortuna para nuestro mo<strong>de</strong>sto marino guipuzcoano.<br />

De ella, sin embargo, correspon<strong>de</strong>rá siempre la mayor<br />

parte á Colon, que convirtió en realidad científica la hasta<br />

entónces aventurada hipótesis <strong>de</strong> la esfericidad <strong>de</strong> la tierra;<br />

y que al tocar en la isla <strong>de</strong> San Salvador ó Guanahní, pensó<br />

ya hallarse en uno <strong>de</strong> los archipiélagos <strong>de</strong> Asia, muriendo<br />

sin que error tal se hubiera borrado aún <strong>de</strong> su cabeza, en<br />

medio <strong>de</strong> tan gloriosos aciertos. Tócales parte tambien al<br />

<strong>de</strong>scubridor <strong>de</strong>l Cabo <strong>de</strong> Buena Esperanza Bartolomé Diaz,<br />

y á Vasco <strong>de</strong> Gama, el primero que por aquella temerosa<br />

vía llegó al Asia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Europa. Tócales igualmente parte á<br />

Juan Diaz <strong>de</strong> Solís y Vicente Yañez Pinzon, que buscaron<br />

luego con fe vivísima, el paso ó estrecho que <strong>de</strong>bia unir los


JUAN SEBASTIAN DE ELCANO<br />

dos mares, llegando usadamente el primero hasta el rio <strong>de</strong> la<br />

Plata en su <strong>de</strong>manda. Magallanes pasa <strong>de</strong> allí, y <strong>de</strong>scubre ya<br />

y atraviesa el estrecho, aunque en vez <strong>de</strong>l largo trayecto que<br />

calculaba, se encuentra engolfado en la inmensa extension <strong>de</strong><br />

mar que separa á América <strong>de</strong> los archipiélagos y el conti-<br />

nente asiático; por lo cual recibe más aplausos que todos<br />

principalmente en los escritores extranjeros, en el resuelto<br />

problema <strong>de</strong> la circunnavegacion, nuestro Juan Sebastian <strong>de</strong>l<br />

Cano, no obstante, el que acierta en fin á doblar, viniendo<br />

<strong>de</strong>l estrecho <strong>de</strong> Magallanes, el cabo temeroso <strong>de</strong> Buena Espe-<br />

ranza, juntando y anudando allí las inmortales empresas por-<br />

tuguesa y esp<strong>año</strong>la, y dando la vuelta al planeta por primera<br />

vez. ¡Gloria á todos ellos, señor, que para todos la hay en el<br />

suceso, así nacionales como extranjeros, así príncipes como<br />

súbditos y <strong>de</strong>scubridores!<br />

Difícil será siempre contra<strong>de</strong>cir al cronista Oviedo cuando<br />

dijo: «que los tripulantes <strong>de</strong> la nao Victoria eran <strong>de</strong> más eterna<br />

memoria dignos que aquellos que con Jason navegaron á las<br />

islas <strong>de</strong> Colcos, en <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l Vellocino <strong>de</strong> oro.»<br />

Por cierto que esto <strong>de</strong>l oro <strong>de</strong>l Vellocino me mueve á pen-<br />

sar que, si las armadas <strong>de</strong> Solis y Magallanes, y la nao <strong>de</strong><br />

Juan Sebastian, no buscaban tan sólo un i<strong>de</strong>al platónico ó<br />

teórico, sino que iban <strong>de</strong>stinadas á <strong>de</strong>scubrir camino para el<br />

comercio <strong>de</strong> las especies, tampoco es seguro que los tripulan-<br />

tes <strong>de</strong>l barco fabuloso navegaran sin ningun interés, pues<br />

bien cabe la sospecha <strong>de</strong> que, á ser <strong>de</strong> barro el Vellocino, no<br />

hubiera acompañado en tal aventura al ingrato amante <strong>de</strong><br />

Me<strong>de</strong>a, la flor y nata, segun cuentan, <strong>de</strong> los héroes griegos.<br />

Y al cabo y al fin, aunque buscasen los <strong>de</strong>scubridores espa-<br />

ñoles ventajas y facilida<strong>de</strong>s para el comercio, no obraban por<br />

sí, ni en provecho propio, sino por mandato y en bien <strong>de</strong> su<br />

rey, <strong>de</strong> su patria, <strong>de</strong> la humanidad entera.<br />

Fué, en suma, <strong>de</strong> suyo gran<strong>de</strong>, magnífico, el siglo décimo-<br />

sexto, porque con<strong>de</strong>nsó todos los esfuerzos latentes ó públi-<br />

cos <strong>de</strong> la Edad Media en el ór<strong>de</strong>n social, en letras, ciencias y<br />

artes; y porque la humanidad hizo en él como un resúmen<br />

y punto <strong>de</strong> partida para sus inmensos progresos posteriores.<br />

No pretendo yo, en verdad, que fuese un hecho único, soli-<br />

49


50<br />

ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO<br />

tario, la prodigiosa expansion <strong>de</strong>l espíritu esp<strong>año</strong>l por entón-<br />

ces. Los portugueses, nuestros hermanos, y los italianos, nues-<br />

tros vecinos <strong>de</strong>l Mediterráneo, gran<strong>de</strong>mente se señalaron á<br />

nuestro lado tambien con sus hechos. Colon, por ejemplo, y<br />

Vasco <strong>de</strong> Gama, individualmente consi<strong>de</strong>rados, no tienen ri-<br />

vales quizá. Pero como nacion, y en conjunto, nadie pue<strong>de</strong><br />

disputar á España la superioridad, así en los esfuerzos como<br />

en los resultados.<br />

Por otra parte, señor, en medio <strong>de</strong> tantos timbres como<br />

ostenta el siglo que solemos llamar los católicos <strong>de</strong> Leon X,<br />

y <strong>de</strong> la reforma los protestantes, ya en las letras, ya en las<br />

artes, ya en las ciencias, ninguno iguala al que le prestan<br />

las portentosas navegaciones y los <strong>de</strong>scubrimientos y a<strong>de</strong>-<br />

lantos geográficos que en sus fecundos <strong>año</strong>s se realizaron.<br />

Tomó entónces posesion el hombre <strong>de</strong> toda esta gran fábrica<br />

terrestre, estrecho asilo aún para su inmortal espíritu y <strong>de</strong>-<br />

terminóse experimentalmente el concepto <strong>de</strong>l planeta, que<br />

sólo cabia hasta allí establecer por aventuradas hipótesis ó<br />

inducciones; regeneróse así la antiquísima ciencia que culti-<br />

va esta Sociedad especialmente, la geografía, y se logró, por<br />

virtud <strong>de</strong> tales triunfos, que ésta sea, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel siglo, una<br />

<strong>de</strong> las más frondosas y fructuosas ramas <strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong>l saber.<br />

Al cabo y al fin, el renacimiento <strong>de</strong> las letras, nunca <strong>de</strong>l<br />

todo extinguidas, se <strong>de</strong>bió á un progreso contínuo y lento <strong>de</strong><br />

toda la edad media, cosa que igualmente cabe <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> las<br />

artes, alcanzando tal grado <strong>de</strong> perfeccion unas y otras, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

los siglos X<strong>III</strong> y XIV, que nada tuvieron <strong>de</strong> maravillosos<br />

para los mismos que los presenciaban sus trabajos insignes<br />

en los dias <strong>de</strong> Leon X. Mas los a<strong>de</strong>lantos <strong>de</strong> la navegacion y<br />

la geografía, por el propio tiempo, fueron verda<strong>de</strong>ramente<br />

prodigiosos, y como tales, estimados por todos los contem-<br />

poráneos sin excepcion. Comenzado el rápido progreso, que<br />

produjo una casi total revolucion en la geografía, por las osa-<br />

das navegaciones portuguesas <strong>de</strong>l siglo XV, abrió <strong>de</strong> par en<br />

par Colon las puertas <strong>de</strong>l porvenir grandioso, que hoy <strong>de</strong>l<br />

presente gozamos, en los albores mismos <strong>de</strong>l siglo XVI,<br />

quedando al terminar éste, ó bien iniciados, ó bien provistos,<br />

si todos no, casi todos los a<strong>de</strong>lantos mo<strong>de</strong>rnos. Correspon-


JUAN SEBASTIAN DE ELCANO 5l<br />

<strong>de</strong>, sin disputa, muy principal gloria en tales y tan impor-<br />

tantes hechos á muchos <strong>de</strong> nuestros compatriotas, como Juan<br />

Sebastian <strong>de</strong>l Cano, y nadie la <strong>de</strong>sconoce hoy realmente, al-<br />

canzando sus vivos reflejos á esta sociedad, que sin duda por<br />

virtud <strong>de</strong> ellos ha sido con tan singular benevolencia acogida<br />

por las <strong>de</strong>más <strong>de</strong> su clase en Europa.<br />

Tal vez se espera <strong>de</strong> los esp<strong>año</strong>les <strong>de</strong>l dia que acabemos<br />

<strong>de</strong> dar á luz los trabajos todavía <strong>de</strong>sconocidos <strong>de</strong> nuestros<br />

antepasados, mientras no consientan los tiempos hacerlos<br />

propios. Acaso se piense tambien que no somos hijos <strong>de</strong>ge-<br />

nerados <strong>de</strong> los tales padres, y que, en los límites que fijan á<br />

toda humana accion las circunstancias, sabremos ser dignos<br />

<strong>de</strong> los protectores y compañeros <strong>de</strong> Colon y Magallanes, se-<br />

cundando y auxiliando los trabajos <strong>de</strong> la ciencia contem-<br />

poránea, para sorpren<strong>de</strong>r los últimos <strong>de</strong>cretos y <strong>de</strong>talles <strong>de</strong><br />

este planeta, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los exactos perfiles que hoy ya por<br />

dicha tenemos. Ello es indudable que la paz interior <strong>de</strong> que<br />

al presente disfruta España, y que ojalá sea tan larga como la<br />

que se siguió al advenimiento <strong>de</strong> los Reyes Católicos, da al<br />

mundo esperanzas <strong>de</strong> un renacimiento general, que no sin<br />

razon aguarda que alcance tambien á los estudios geográfi-<br />

cos. ¿Se engañará? Con toda la sinceridad <strong>de</strong> mi alma, digo<br />

aquí que no lo espero.<br />

Mo<strong>de</strong>stas, sin duda, <strong>de</strong>ben ser hoy por hoy, más ciertas y<br />

firmes nuestras aspiraciones. No es dado esperar tan sólo <strong>de</strong><br />

la paz y <strong>de</strong> nuestra interna reorganizacion, por rápida ó feliz<br />

que sea, tan prontas ni tan espléndidas resultas como en el<br />

siglo XVI se experimentaron. Salieron las naciones cristia-<br />

nas entónces <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> confusion y barbárie, sin duda<br />

<strong>de</strong>semejante y heterogéneo, pero <strong>de</strong> consecuencias idénticas<br />

ó poco ménos, emprendiendo los mismos caminos todas,<br />

cuando no con iguales, con muy parecidas probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

buena fortuna. Bien que no fuesen unos los principios <strong>de</strong><br />

vida, ni unas, sobre todo, las fuerzas físicas, disparidad <strong>de</strong><br />

que nacen luego tantas consecuencias inevitables, los gobier-<br />

nos y los hombres <strong>de</strong> entónces, las fuerzas morales y políti-<br />

cas, estaban bastante equilibrados ó equilibradas.<br />

Des<strong>de</strong> aquel tiempo acá, el curso distinto <strong>de</strong> la historia


52<br />

ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO<br />

<strong>de</strong> unas y otras naciones, las ha traido á estados muy dife-<br />

rentes, ahondando ó ensanchando las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s necesa-<br />

rias <strong>de</strong>l ór<strong>de</strong>n físico, creándolas no pequeñas en el ór<strong>de</strong>n<br />

moral, estableciendo entre ellas como una verda<strong>de</strong>ra gerar-<br />

quía, bien dolorosa en verdad, para las que han venido á<br />

ocupar menores puestos.<br />

No es dado á las naciones que se han quedado atrás salvar<br />

<strong>de</strong> golpe la enorme distancia que suele ya separarlas <strong>de</strong> otras;<br />

y sólo el trabajo asíduo multiplicado, entusiasta, pue<strong>de</strong> ir<br />

paso á paso acortándola, y borrando lentamente los límites<br />

que <strong>de</strong> sus más felices compañeras las alejan. Pero ¡ay <strong>de</strong><br />

ellos, señor, ay <strong>de</strong> ellas si todavía hacen alto en el camino;<br />

si se apartan <strong>de</strong> él con sus errores económicos ó políticos, y<br />

aún más con sus discordias intestinas! Que en el rápido pro-<br />

greso <strong>de</strong> la <strong>época</strong>, un solo <strong>año</strong> perdido ha <strong>de</strong> ser casi imposi-<br />

ble ganarlo ó recobrarlo jamás.<br />

Pue<strong>de</strong> muy bien España correspon<strong>de</strong>r á las esperanzas que<br />

hoy <strong>de</strong>spierta; mas ello, por fuerza ha <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>sviando para<br />

siempre la vista <strong>de</strong> sus pasados errores. Llene ya el amor<br />

nacional, por sí solo, los gran<strong>de</strong>s huecos que han ocupado<br />

hasta aquí los intereses ó las pasiones; tengamos espíritu<br />

propio, como ha <strong>de</strong> tenerlo toda nacion digna <strong>de</strong> contarse en<br />

el número <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s nacionalida<strong>de</strong>s históricas que gozan<br />

tal nombre, sacrifiquemos sin vacilar el espíritu en general,<br />

que es como el alma <strong>de</strong> la patria, todo sentimiento indivi-<br />

dual é inferior, toda aspiracion teórica, por seductora que<br />

sea; trabajemos, luchemos, en fin; y suceda lo que Dios<br />

quiera, quedaremos al ménos por buenos compañeros, y el<br />

mundo nos tendrá por legítimos <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scu-<br />

bridores ó conquistadores que tan alta levantaron nuestra fama<br />

algun dia.<br />

Nada huelga, por mo<strong>de</strong>sto que sea aparentemente, en tal<br />

empresa; y mucho ménos el cultivo <strong>de</strong> la ciencia especial que<br />

es objeto <strong>de</strong> nuestro instituto, tan relacionada con la cultura<br />

y prosperidad <strong>de</strong> los hombres. Así, <strong>de</strong> seguro, lo entien<strong>de</strong><br />

V. M., y lo <strong>de</strong>muestra hoy al honrarnos con su augusta pre-<br />

sencia. Así lo han comprendido tambien, sin duda, las excel-<br />

sas princesas que acompañan á V. M., así los muchos hom-


UNA VISITA ARTÍSTICA 53<br />

bres ilustres en armas, ciencias, artes y letras, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

aquí contemplo; así, por último, el numeroso público <strong>de</strong> am-<br />

bos sexos que nos oye, nos estimula, nos premia ya con su<br />

asistencia. á todos <strong>de</strong>be y á todos da la Sociedad por mi voz<br />

las gracias al empezar este acto solemne. La majestad, e1<br />

valor, el talento, el saber, el ingenio y la hermosura, son los<br />

más gran<strong>de</strong>s po<strong>de</strong>res humanos; y pues ellos se conciertan y<br />

adunan para protegernos, nada tenemos ya que temer sino<br />

mucho que esperar <strong>de</strong> lo porvenir. La Sociedad Geográfica<br />

<strong>de</strong> Madrid está hoy, señor, <strong>de</strong> completa enhorabuena.—He<br />

dicho.<br />

ANTONIO CÁNOVAS DEL CASTILLO.<br />

UNA VISITA ARTÍSTICA.<br />

APUNTES.<br />

I.<br />

El literato como el pintor, el músico como el dramático,<br />

el hombre <strong>de</strong> ciencia como el filósofo, <strong>de</strong>duce consecuencias;<br />

hace aplicaciones á sus aficiones aplicadas; i<strong>de</strong>a bocetos;<br />

planea artículos, comedias ó cuadros; combina en su imagi-<br />

nacion armonías ó pensamientos; resuelve problemas mate-<br />

máticos ó se extien<strong>de</strong> en consi<strong>de</strong>raciones mentales acerca <strong>de</strong><br />

la razon filosófica <strong>de</strong> la vida y la muerte, <strong>de</strong> las personas y<br />

las cosas, tomando por base ó fundamento <strong>de</strong> sus ulteriores<br />

trabajos intelectuales ó materiales un mismo asunto, igual<br />

situacion, análogo episodio.<br />

Así, el canto <strong>de</strong>l ruiseñor que gorjea trinos melodiosos so-<br />

bre la ver<strong>de</strong> enramada <strong>de</strong>l jardin vecino, inspira al composi-<br />

tor para escribir en el pentágrama una armoniosa serenata ó<br />

una melodía pastoril: al paisajista le inspira á trasladar al


54<br />

EDUARDO DE CORTAZAR<br />

lienzo, á la ma<strong>de</strong>ra ó al cobre el panorama risueño que le<br />

hace sospechar el gorgeo <strong>de</strong>l ave: al poeta á narrar en octosílabo<br />

romance, en cuartetos <strong>de</strong> arte mayor ó en verso alejandrino<br />

lo que su ardiente imaginacion cree adivinar que<br />

dice el ave en las variadas modulaciones <strong>de</strong>l trino; al hombre<br />

científico <strong>de</strong>dicado á buscar el medio <strong>de</strong> dar direccion exacta<br />

y fija á los globos, el movimiento contínuo, ó la cuadratura<br />

<strong>de</strong>l círculo; á contar la duracion <strong>de</strong> tiempo <strong>de</strong>l trino para<br />

calcular la cantidad <strong>de</strong> oxígeno que pueda aspirar el ruiseñor<br />

en cada periódica aspiracion, ó bien el número <strong>de</strong> aves <strong>de</strong> dicha<br />

especie que seria menester, para que, gorgeando á unísono<br />

y dado el volúmen <strong>de</strong> voz ó cantidad <strong>de</strong> sonido <strong>de</strong> cada<br />

una <strong>de</strong> aquellas aves, se oyese en Lima el canto <strong>de</strong> los que<br />

gorgearan, por ejemplo, en el jardin <strong>de</strong> las Ursulinas —que<br />

<strong>de</strong> intento nombro aquí.— Por último, aquel trino inspira al<br />

filósofo á pensar en lo frágil y <strong>de</strong>leznable <strong>de</strong> la vida humana,<br />

en el ser y en el no ser —to be or not to be— <strong>de</strong> las cosas: en<br />

que así morirá el placentero pajarillo como la alegría <strong>de</strong> la<br />

niña que, correteando con sus compañeras, se <strong>de</strong>tiene un<br />

momento á escuchar el dulce son, la en<strong>de</strong>cha enamorada <strong>de</strong>l<br />

avecilla: en que así sucumbirá el <strong>año</strong>so tronco en que ésta se<br />

posa, al impulso violento <strong>de</strong>l hacha <strong>de</strong>l leñador, como las<br />

i<strong>de</strong>as filosóficas <strong>de</strong>l racionalista <strong>de</strong>saparecerán ante los preceptos<br />

imperiosos é ineludibles <strong>de</strong> la ley que rige la existencia<br />

humana.<br />

Es más; la vista <strong>de</strong> una accion benéfica, <strong>de</strong> un acto<br />

religioso sirve al poeta para un inspirado madrigal ó una elegía,<br />

y la lectura <strong>de</strong> ésta al músico para componer un ária ó<br />

un dúo y oir esta obra en el piano; al pintor á bosquejar aquel<br />

mismo acto, aquella misma accion, que le hubiera forzado á<br />

copiarla á haber sido testigo presencial <strong>de</strong>l hecho virtuoso,<br />

laudable y honrado que fué inspirando respectiva y gradualmente<br />

al poeta, al músico y al pintor. Por el mismo ór<strong>de</strong>n<br />

induciría al autor á concebir un drama, al científico á sus<br />

cálculos matemáticos <strong>de</strong> siempre, y a1 filósofo á sus constantes,<br />

sombrías y tristes meditaciones.


UNA VISITA ARTÍSTICA 55<br />

II.<br />

Con estas y otras semejantes i<strong>de</strong>as acerca <strong>de</strong> las <strong>de</strong>duccio-<br />

nes y consecuencias que cada uno <strong>de</strong> los individuos citados<br />

sacarIa <strong>de</strong> una visita al estudio <strong>de</strong> un pintor, me dirigía yo,<br />

pocos dias há, á uno, situado no lejos <strong>de</strong> don<strong>de</strong> tienen lugar<br />

las contiendas parlamentarias <strong>de</strong> los representantes <strong>de</strong> nues-<br />

tra Cámara popular. Cerca <strong>de</strong> él está tambien el palacio<br />

don<strong>de</strong> moran los duques, entre cuyos ascendientes se cuenta<br />

un santo varon é ilustre duque. Del lado opuesto se halla la<br />

mo<strong>de</strong>sta mansion en que murió el autor <strong>de</strong> Don Quijote, y la<br />

no menos humil<strong>de</strong> vivienda que honró con su permanencia<br />

en ella el familiar <strong>de</strong>l Santo Oficio, que escribió con tan pas-<br />

mosa fecundidad, que algunas comedias suyas<br />

«... en horas veinticuatro<br />

pasaron <strong>de</strong> las musas al teatro.»<br />

Al viento contrario al que recibe el primer edificio que<br />

cité, se ve próximo el convento en que disfrutaron apacible<br />

bienestar y tranquilidad reposada, vida <strong>de</strong> religiosa calma y<br />

monacales hábitos y costumbres, aquellas hijas queridas,<br />

fruto <strong>de</strong> amores <strong>de</strong>sdichados que tal vez fueran causa <strong>de</strong> ma-<br />

yores tristezas y amarguras, duelos y quebrantos, que la <strong>de</strong>s-<br />

ventura <strong>de</strong> la contrariedad en tales amorosas empresas. Am-<br />

bas eran hijas <strong>de</strong> dos ilustres varones, y <strong>de</strong> no ménos infeli-<br />

ces damas que celebérrimos sus caballeros á los que apellida<br />

el mundo <strong>de</strong> las armas, como el literario, el manco <strong>de</strong> Lepanto<br />

al uno y el Fénix <strong>de</strong> los ingenios al otro.<br />

Para concluir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el citado estudio se ve el jardín <strong>de</strong> las<br />

Ursulinas, y he aquí por qué he nombrado ántes esa mansion<br />

<strong>de</strong>l estudio infantil, en que he alcanzado á ver más <strong>de</strong> una vez<br />

á una niña con un libro en la mano por aficion ó castigo—<br />

no lo sé— mientras otras corretean en pos <strong>de</strong> la pelota <strong>de</strong><br />

goma, saltan la comba ó cuentan cuentos é historias al lado <strong>de</strong><br />

sus hábiles institutrices.


56<br />

EDUARDO DE CORTAZAR<br />

<strong>III</strong>.<br />

¿Quién no ha visto el estudio <strong>de</strong> un pintor? ¿Quién, si no<br />

le ha visto, ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> contemplar un cuadro que le repre-<br />

sente, ó no ha hojeado un libro que le <strong>de</strong>scriba?<br />

Pero entre el estudio <strong>de</strong> un pintor y el estudio <strong>de</strong> pintores<br />

existe alguna diferencia, y por ésta me ocupo yo ahora <strong>de</strong>l<br />

que voy <strong>de</strong>scribiendo.<br />

El pintor que se <strong>de</strong>dica á representar en sus lienzos, tablas<br />

ó cobres, asuntos históricos, no suele ser paisajista. Uno pin<br />

ta cuadros <strong>de</strong> los llamados <strong>de</strong> género ó <strong>de</strong> capricho y otro<br />

luchas <strong>de</strong> fieras. El que pinta marinas, no retrata. Este traza<br />

bo<strong>de</strong>gones, y aquél floreros. Quién <strong>de</strong>scribe con sus pinceles<br />

las escenas <strong>de</strong> la vida contemporánea, y quién traza con los<br />

suyos las fabulosas historias <strong>de</strong> la Mitología. Es <strong>de</strong> la predi-<br />

leccion <strong>de</strong> uno el asunto místico y lo es el profano <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l<br />

otro. El que es pintor cómico, no es pintor serio. Quien es<br />

i<strong>de</strong>alista en sus creaciones, no <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> al terreno <strong>de</strong> la rea-<br />

lidad.<br />

Por todo eso, en fin, aquel que copia á Teniers no toma<br />

por mo<strong>de</strong>lo á Murillo, como el que imita á Pablo <strong>de</strong> Vos no<br />

se inspira en las creaciones <strong>de</strong> Rafael Sancio, ni quien culti-<br />

va el género que Fyt, representa asuntos como los que elogia<br />

Goya, como siguiendo la escuela <strong>de</strong> Salvador Rosa no se<br />

pue<strong>de</strong> pintar lo que Zurbaran pintaba.<br />

De ahí, que el estudio <strong>de</strong> pintores, por la heterogeneidad<br />

y <strong>de</strong>semejanza <strong>de</strong> escuelas, géneros y asuntos que cada uno<br />

adopta y sigue, es distinto <strong>de</strong>l <strong>de</strong> un solo pintor. De ahí, el<br />

contraste agradable <strong>de</strong> que se disfruta en el estudio que ántes<br />

he citado. En él se reunen á pintar personas <strong>de</strong> tan diferen-<br />

te edad como distinta condicion; <strong>de</strong> tan diversa ocupacion<br />

como posicion social. Pinta allí un padre y pinta allí su pro-<br />

pio hijo; pinta allí el militar y el paisano; el soltero, el casa-<br />

do y áun el viudo, el título nobiliario y el pintor <strong>de</strong> pro-<br />

fesion.<br />

Y <strong>de</strong> todos esos elementos reunidos, y <strong>de</strong> otros más, hijos


UNA VISITA ARTÍSTICA<br />

<strong>de</strong>l capricho, <strong>de</strong> la fantasía, resulta ese contraste que he men-<br />

cionado, verda<strong>de</strong>ramente tan artístico como agradable.<br />

Dedicado cada uno á reproducir en sus cuadros asuntos<br />

diferentes, vése allí, junto al pequeño lienzo en que aparece<br />

el mar tranquilo ó las olas embravecidas, un boceto que re-<br />

presenta á Mefistófeles y Margarita: al lado <strong>de</strong> un caballero<br />

con gregüesco y ropilla, cabalgando en su cast<strong>año</strong> corcel, una<br />

batalla entre nuestro ejército y los tercios catalanes contra<br />

las tropas marroquíes: aquí son los valientes zuavos france-<br />

ses los que pelean con los aguerridos prusianos, y más allá<br />

vemos un efecto <strong>de</strong> luz al sol, y luego otro <strong>de</strong> luna, y <strong>de</strong>s-<br />

pués un bo<strong>de</strong>gon: éste es el retrato <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los concurren-<br />

tes al estudio, que ha hecho él mismo, mirándose á un espejo:<br />

aquél le ha pintado éste tambien y es el <strong>de</strong> otro <strong>de</strong> los cole-<br />

gas allí congregados por la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> aficiones artísticas:<br />

el conocido parador <strong>de</strong> los Huevos aquí, y más allá un caballe-<br />

ro <strong>de</strong>l hábito <strong>de</strong> Alcántara: una cabeza <strong>de</strong> perro inmediata<br />

á la <strong>de</strong> un venado, otra <strong>de</strong> caballo, y luego un gallo. Esta<br />

pia es <strong>de</strong> un cuadro <strong>de</strong> Diego Velazquez, y aquella <strong>de</strong> otro<br />

<strong>de</strong>l Greco. Aquí Venus, y más allá su adorador Baco: una<br />

sacra familia, y <strong>de</strong>spues un oficial <strong>de</strong> nuestro ejército: aquel<br />

retrato es el <strong>de</strong> un amigo querido; ¡quién sabe si ese otro,<br />

oculto un tanto á la viva proyeccion <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong>l sol —cuan-<br />

do la hay— es <strong>de</strong> una mujer amada!<br />

No es aquí la ocasion <strong>de</strong> hacer el juicio crítico-artístico <strong>de</strong><br />

aquellas obras que pueblan las pare<strong>de</strong>s, digo mal, que pue-<br />

blan los tapices que cubren las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l estudio. De éste<br />

baste <strong>de</strong>cir que allí el genio instintivo <strong>de</strong>l artista está llevado<br />

á la perfeccion, y como allí no sólo se pinta sino que t<br />

bien se hace música, <strong>de</strong> ahí nuevas emociones, nuevos contras-<br />

tes para el artista <strong>de</strong> corazon.<br />

Hay en el estudio un piano <strong>de</strong> Pleyel, sonoro y armonio-<br />

so, que es el mismo en que comenzó sus estudios musicales<br />

una <strong>de</strong> las notabilida<strong>de</strong>s que amenizan nuestros salones aris-<br />

tocráticos, y quien <strong>de</strong> vez en cuando hace oir en aquel ins-<br />

trumento ya las <strong>de</strong>licadas melodías <strong>de</strong> Bellini, ya los sober-<br />

bios concertantes <strong>de</strong> Meyerbeer, la música imitativa <strong>de</strong> Bee-<br />

thoven ó nuestros aires nacionales <strong>de</strong> Oudrid.<br />

57


58<br />

EDUARDO DE CORTAZAR<br />

Mientras resuenan en aquel teclado frases <strong>de</strong> La Sonámbu-<br />

la ó <strong>de</strong> L'Africana, un tiempo <strong>de</strong> la Sinfonía pastoral ó la jota<br />

<strong>de</strong> El molinero <strong>de</strong> Subiza, da uno <strong>de</strong> los concurrentes al estu-<br />

dio, varias pinceladas con color ver<strong>de</strong>, para el ramaje <strong>de</strong> un<br />

país, y coloradas otro <strong>de</strong> sus colegas, para el rojo pantalon <strong>de</strong><br />

un soldado <strong>de</strong> caballería.<br />

Tambien hay órgano expresivo, y flauta y guitarra. ¿Acaso<br />

tenga allí lugar un concierto entre amigos íntimos? No seria<br />

la vez primera que resonaran aquellos instrumentos en la<br />

mansion que he citado y en concertada uniformidad.<br />

A la música acompaña tambien en tal recinto el gusto <strong>de</strong><br />

anticuario, y no sólo un objeto aparece entre nosotros que<br />

nos recuer<strong>de</strong> la inmensidad <strong>de</strong> los tiempos, lo lejano <strong>de</strong> las<br />

<strong>época</strong>s y eda<strong>de</strong>s pretéritas; ni faltan otros que nos traigan á<br />

la memoria ignotos continentes y apartadas regiones. Y así,<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> un plato <strong>de</strong> cobre con labores y dibujos egipcios<br />

<strong>de</strong> larga fecha, vemos un paraguas <strong>de</strong> los usados en nuestro<br />

archipiélago filipino.<br />

La aficion á las armas se halla representada por una pano-<br />

plia, <strong>de</strong> que, pen<strong>de</strong>n espadas <strong>de</strong> cazoleta y floretes: y aquel<br />

puñal y aquella daga, y las caretas, y un peto aquí y un es-<br />

paldar acullá, y arma blanca y arma <strong>de</strong> fuego y otros objetos<br />

semejantes, prestan al cuadro <strong>de</strong> conjunto <strong>de</strong> aquella estan-<br />

cia, una amenidad tan sabrosa para el artista como para el<br />

esgrimidor <strong>de</strong> florete ó <strong>de</strong> espada.<br />

Reconociéndose allí el mérito don<strong>de</strong> quiera que se halle, y<br />

rindiendo culto á la celebridad adquirida por cualquiera <strong>de</strong><br />

las formas que el ingenio y el saber, el sentimiento artístico<br />

ó la elocuencia oratoria facilitan el conquistar alto reno<br />

bre y fama, varios pequeños bustos representando á Cervan-<br />

tes y á Beethoven, á Murillo y á Ciceron, Hipócrates,<br />

Shaskpeare, Ariosto, Voltaire, Colon, Thalberg, Miguel An-<br />

gel, Moratin y Petrarca, tenian y tienen natural colocacion en<br />

aquella estancia.<br />

Y aquí <strong>de</strong> las reflexiones <strong>de</strong>l filósofo al contemplar unidos<br />

bustos <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s hombres, á quienes cientos <strong>de</strong> <strong>año</strong>s sepa-<br />

raron la vida <strong>de</strong> unos <strong>de</strong> las <strong>de</strong> otros, y á los cuales reune<br />

allí el culto tributado á su talento por la mano <strong>de</strong>l escultor y


UNA VISITA ARTÍSTICA 59<br />

<strong>de</strong>l escayolista, y <strong>de</strong>l artista como <strong>de</strong>l aficionado al colocar<br />

á Cervantes junto á Beethoven, á quienes, aunque les separa<br />

la distancia <strong>de</strong>l tiempo, igualó la <strong>de</strong>sdicha <strong>de</strong> faltar al prime-<br />

ro la accion <strong>de</strong> la mano, como al segundo la <strong>de</strong>l oido.<br />

Por eso mismo al ver la ya no conocida manola <strong>de</strong> nuestro<br />

mismo siglo XIX junto al caballero <strong>de</strong> la edad media, el re-<br />

trato <strong>de</strong>l general contemporáneo cerca <strong>de</strong> una Isabel la Cató-<br />

lica, el mar borrascoso próximo á un país nevado, no se pue-<br />

<strong>de</strong> ménos <strong>de</strong> admirar la naturaleza que crea y el arte que<br />

imita, á Dios en lo creado materialmente por su omnipoten-<br />

te obra y á Dios asímismo en la imaginacion y talento in-<br />

material con que dotó al artista y áun al mero aficionado.<br />

Parece que ciertos objetos son extr<strong>año</strong>s al lugar aquel, y<br />

no lo son, sin embargo. El libro <strong>de</strong> historia ó <strong>de</strong> artes, el <strong>de</strong><br />

literatura, como la publicacion ilustrada francesa é inglesa,<br />

esperan allí silenciosamente ser consultadas por el artista<br />

para sus obras, ó por el erudito, que en todo halla motivo<br />

<strong>de</strong> meditacion y estudio apropiado á sus trabajos.<br />

Des<strong>de</strong> un rincon <strong>de</strong> la estancia parece dirigirnos su pene-<br />

trante mirada una disecada lechuza, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el otro, un gato,<br />

que aprisiona entre sus dientes un infeliz ratoncillo, guarda<br />

simétrica colocacion con la chupadora <strong>de</strong> aceite. Una cabeza<br />

<strong>de</strong> ciervo en otra parte, <strong>de</strong>muestra que no falta en el recinto<br />

<strong>de</strong>l cuarto un emblema <strong>de</strong> otra nueva aficion, la <strong>de</strong> la caza,<br />

y más allá el asta <strong>de</strong> un venado confirma aquel aserto.<br />

Pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l techo una lámpara artística, como todo allí, sos-<br />

tenida por un barrote dorado, al que sirven <strong>de</strong> sosten las<br />

garras <strong>de</strong> un águila <strong>de</strong> extendidas alas, que recuerda la <strong>de</strong> la<br />

fábula <strong>de</strong> Samaniego. Encendida aquella, el aspecto <strong>de</strong> la<br />

estancia aparece más artístico aún si se quiere, por cuanto<br />

tiene <strong>de</strong> misteriosa aquella luz. Dije ántes que las pare<strong>de</strong>s<br />

se hallaban cubiertas <strong>de</strong> tapices, y es la verdad. Tal vez esto<br />

apague un tanto el colorido <strong>de</strong> las pinturas, no resaltando<br />

éstas como sobre el fondo igual, <strong>de</strong> un solo color, <strong>de</strong> otros es-<br />

tudios y <strong>de</strong> él mismo, como en algun paraje se ve. En cam-<br />

bio el tapiz da más novedad al conjunto, más riqueza <strong>de</strong> <strong>de</strong>-<br />

talles, y siempre es otro objeto curioso <strong>de</strong> mérito y <strong>de</strong> nue-<br />

va manifestacion <strong>de</strong>l arte.


60<br />

MARIANO DE CÁVIA<br />

Las cajas <strong>de</strong> colores en pastillas, frascos <strong>de</strong> pintura líquida,<br />

herramientas <strong>de</strong> carpintería, pinceles y paletas, tientos y<br />

caballetes, y cuanto <strong>de</strong>be estar allí representado, forman los<br />

accesorios <strong>de</strong> la parte artística, y hasta algun sillon que recuerda<br />

la <strong>época</strong> <strong>de</strong> Cervantes, ó un sofá que trae á la memoria<br />

el refinado gusto mo<strong>de</strong>rno francés, termina <strong>de</strong> hacer el<br />

contraste <strong>de</strong>l tiempo pasado con el presente y nos hace pensar<br />

en el ¡quién sabe si triste ó risueño, <strong>de</strong>l presente con el<br />

porvenir!!<br />

IV.<br />

¡¡El pasado!!... ¡¡El presente!!... ¡¡El porvenir!!.. ¡¡Misterios<br />

inescrutables á nuestra pequeñez!!<br />

¡¡El pasado es aquel cuadro, postrera creacion <strong>de</strong> un amigo<br />

querido y por siempre llorado!!... ¡¡El presente el lienzo<br />

que pinta mi compañero <strong>de</strong> la infancia y las cuartillas que<br />

yo escribo, y...!! ¡¡El porvenir!!... ¿Acaso sabemos el que<br />

nos está reservado para luego, para mañana, para esta noche<br />

misma?... ¡¡Sólo Dios no ignora el que nos aguarda á todo y<br />

á todos!!<br />

EDUARDO DE CORTAZAR.<br />

CON LA COPA EN LA MANO.<br />

Á MI QUERIDÍSIMO AMIGO F. T. Y A.<br />

I.<br />

CHIPRE.<br />

Las danzas frigias, las sagradas fiestas,<br />

Las <strong>de</strong>snudas bacantes con sus tirsos,<br />

Los rapsodas, los dóricos mancebos<br />

Coronados <strong>de</strong> rosas y <strong>de</strong> mirto,


CON LA COPA EN LA MANO 6l<br />

Las plácidas regiones dó imperaba<br />

La grey traviesa <strong>de</strong>l excelso Olimpo...<br />

¡Todo eso evocas para aquel que aspira<br />

Tu clásica fragancia, oh néctar cíprio!<br />

Tú á Píndaro y al tierno Anacreonte,<br />

Al gran Homero y al sublime Esquilo,<br />

En ancha copa <strong>de</strong> marfil brindaste<br />

Ferviente inspiracion para sus himnos.<br />

Tú diste vida á los antiguos dioses<br />

Y hoy les libertas <strong>de</strong> injurioso olvido...<br />

¡Tú el alma guardas <strong>de</strong> la antigua Grecia!<br />

¡Tú el inmortal serás entre los vinos!<br />

II.<br />

FALERNO.<br />

Mientras el fulgor horrible<br />

De cien humanas antorchas<br />

Iluminan los frondosos<br />

Jardines que el Tiber copia,<br />

Allá en la mansion <strong>de</strong>l César<br />

La crápula se <strong>de</strong>sborda,<br />

Cantando el augusto histrion,<br />

De Baco y Vénus las glorias.<br />

Guirnalda <strong>de</strong> frescas flores<br />

Ciñe su frente rugosa<br />

Y en sus hercúleos brazos<br />

Brillan femeniles joyas.<br />

Sobre <strong>de</strong>snuda manceba<br />

La noble púrpura arroja<br />

Y á los piés <strong>de</strong> hermoso esclavo<br />

Tira la imperial corona.<br />

Suenan los báquicos himnos,<br />

Quiébranse argentinas copas,<br />

De las etruscas vasijas<br />

El dulce licor se agota...


62<br />

MARIANO DE CÁVIA<br />

¡Y en tanto, el amargo jugo<br />

De la infamia y la <strong>de</strong>shonra,<br />

Como impura cortesana,<br />

Bebe hasta las heces Roma!<br />

<strong>III</strong>.<br />

JEREZ.<br />

Las orillas <strong>de</strong>l manso Guadalete<br />

Vieron un tiempo en hórrida pelea<br />

Derrotada la España visigoda<br />

Al furor <strong>de</strong> las huestes agarenas.<br />

De tam<strong>año</strong> baldon, ámplio <strong>de</strong>squite<br />

Quiso darnos la justa Provi<strong>de</strong>ncia;<br />

Los campos tintos en hirviente sangre<br />

Riega hoy el zumo <strong>de</strong> famosas cepas;<br />

Don<strong>de</strong> venció el muslim, fiero enemigo<br />

Del líquido que endulza nuestras penas,<br />

Próvidas brotan en raudales áureos<br />

De la vid las riquísimas esencias;<br />

Don<strong>de</strong> perdió Rodrigo su corona<br />

Ciñe el hispano báquico dia<strong>de</strong>ma<br />

Y en gotas <strong>de</strong> oro se transforma el rayo<br />

Del sol que alumbra la andaluza tierra.<br />

IV.<br />

BORGOÑA.<br />

Si os placen añejas crónicas,<br />

Si os gustan las narraciones<br />

De los bravos caballeros<br />

Y los tiernos trovadores,<br />

Que ora en las sangrientas li<strong>de</strong>s,<br />

Ora en góticos salones,


CON LA COPA EN LA MANO<br />

Mostraron la bizarría<br />

Propia <strong>de</strong> sus pechos nobles.<br />

Oid al viejo escu<strong>de</strong>ro<br />

Que esas historias conoce<br />

Y os contará los famosos<br />

Lances <strong>de</strong> nuestros mayores.<br />

Para <strong>de</strong>satar su lengua,<br />

Que está con los <strong>año</strong>s torpe,<br />

Dadle un frasco <strong>de</strong> Borgoña<br />

Que al más viejo trueca en jóven<br />

Y junto á la chimenea,<br />

Don<strong>de</strong> cruje y ar<strong>de</strong> el roble,<br />

Dejando que el rudo cierzo<br />

Los ventanales azote,<br />

Vaso tras vaso apurando,<br />

Le oireis las narraciones<br />

De los bravos caballeros<br />

Y los tiernos trovadores.<br />

V.<br />

RHIN.<br />

Las trasparentes copas <strong>de</strong> Bohemia<br />

Acercad con amor á vuestros labios;<br />

Ved cómo en ellas bulle el Johannisberg,<br />

Ved cuál semeja líquidos topacios.<br />

Gretchen, la hermosa <strong>de</strong> doradas trenzas<br />

Y ojos azules, con su nívea mano<br />

Ya nos <strong>de</strong>scuelga las negruzcas pipas...<br />

¡Brindad conmigo, y sin cesar bebamos!<br />

Decidme las fantásticas leyendas,<br />

Las mil baladas <strong>de</strong>l país germano,<br />

La historia <strong>de</strong> los viejos Nibelungen<br />

O los chistes <strong>de</strong> Heine y <strong>de</strong> Juan Pablo...<br />

Si oscuras nieblas el cerebro os turban.<br />

Buscad la inspiracion en vuestros vasos;<br />

Ved cómo en ellos bulle el Johannisberg...<br />

¡Brindad conmigo, y sin cesar bebamos!<br />

63


64<br />

MARIANO DE CÁVIA<br />

VI.<br />

MANZANILLA.<br />

De ojos negros, labios rojos<br />

Y mal cubierta garganta,<br />

Cual ramillete <strong>de</strong> flores<br />

Se agrupan seis sevillanas.<br />

De amores y <strong>de</strong> amoríos<br />

Varios mancebos les hablan.<br />

Mientras el cigarro empiezan<br />

Y la manzanilla acaban.<br />

Da al aire en tanto esta copla<br />

Cierto cantador <strong>de</strong> fama,<br />

Que al vino sanlucareño<br />

Solícito se consagra:<br />

«Si me buscan, que me busquen<br />

En Sanlúcar ó en Triana;<br />

Que en Triana tengo el cuerpo<br />

Y en Sanlúcar tengo el alma.»<br />

Al son <strong>de</strong> un zapateado<br />

Y al compás <strong>de</strong> las palmadas.<br />

Mueve su talle y ca<strong>de</strong>ras<br />

Una graciosa gitana...<br />

Y uno dice: —¡Ole, mi niña!<br />

Y otro tañe la guitarra,<br />

Y otro canta, y otro bebe,<br />

Y otro grita: —¡Vengan cañas!<br />

VII.<br />

CHAMPAGNE.<br />

Toca á su fin la cena. En lontananza<br />

Se oyen <strong>de</strong>l vals los voluptuosos ecos;<br />

En torno nuestro, regocijo y risa,<br />

Flores, mujeres, broma y galanteo.


UNA LÁGRIMA 65<br />

Vienen botellas, saltan los tapones,<br />

Y se <strong>de</strong>sborda el vino prisionero<br />

En chispeantes y espumosas olas<br />

Que á la par vivifican alma y cuerpo.<br />

Copa en mano, una alegre damisela<br />

De linda cara y a<strong>de</strong>manes sueltos,<br />

Una cancion <strong>de</strong> Beranger entona<br />

Y empiezan la algazara y el estruendo.<br />

A lo léjos el vals; entre nosotros<br />

Flores, mujeres, risa y galanteo;<br />

Suave licor las copas <strong>de</strong>sparraman,<br />

Placer los ojos y los labios besos.<br />

MARIANO DE CÁVIA.<br />

UNA LÁGRIMA.<br />

En el mes <strong>de</strong> Octubre <strong>de</strong>l <strong>año</strong> <strong>de</strong> 1832, el paquebot Le Sully<br />

hacia su viaje <strong>de</strong> regreso <strong>de</strong>l Havre á Nueva-York. Entre los<br />

pasajeros que conducia hallábase un americano, <strong>de</strong> largos cabellos<br />

y blanca barba, <strong>de</strong> frente serena y ojos expresivos, que,<br />

siempre meditabundo, excitaba la curiosidad <strong>de</strong> sus compañeros;<br />

éstos, en las monótonas horas, indispensables á toda navegacion,<br />

entreteníanse en diálogos, más ó ménos animados,<br />

en los que las ciencias entraban <strong>de</strong> lleno en estas distracciones.<br />

Hablábase un dia <strong>de</strong> la experiencia hecha por Franklin,<br />

que habia visto la electricidad en un instante, incapaz <strong>de</strong><br />

apreciarse, salvar la distancia <strong>de</strong> dos leguas: ante este recuerdo,<br />

anímase la expresion <strong>de</strong>l taciturno viajero, y una<br />

i<strong>de</strong>a grandiosa brota <strong>de</strong> su privilegiado entendimiento, i<strong>de</strong>a<br />

que más tar<strong>de</strong> vino á ser el asombro <strong>de</strong>l mundo.<br />

Durante los dias <strong>de</strong> navegacion que se siguieron, ésta i<strong>de</strong>a<br />

fué tomando cuerpo, engran<strong>de</strong>ciéndose más y más, llenando<br />

por completo su alma: al terminar el viaje, un problema<br />

práctico y sublime estaba resuelto en el pensamiento <strong>de</strong> nuestro<br />

viajero; tanto, que ántes <strong>de</strong> abandonar el paquebot,


66<br />

E. P. R.<br />

aproximóse al capitan, y tomándole la mano:—Capitan,—<br />

le dijo,—cuando mi telégrafo sea una <strong>de</strong> las maravillas <strong>de</strong>l<br />

mundo, recordad que su <strong>de</strong>scubrimiento fué hecho á bordo<br />

<strong>de</strong>l Sully, el 13 <strong>de</strong> Octubre <strong>de</strong> 1832<br />

Estamos en 1837: el viajero <strong>de</strong>l Sully, confiando en el valor<br />

<strong>de</strong> su i<strong>de</strong>a, habia pedido al Congreso <strong>de</strong> los Estados<br />

Unidos un exámen para su sistema <strong>de</strong> telegrafía eléctrica:<br />

las experiencias tuvieron lugar el 2 <strong>de</strong> Setiembre <strong>de</strong> 1837<br />

sobre una distancia <strong>de</strong> cuatro leguas y en presencia <strong>de</strong> una<br />

comision <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Fila<strong>de</strong>lfia y <strong>de</strong> un comité nombrado<br />

<strong>de</strong>l seno <strong>de</strong>l Congreso. El resultado <strong>de</strong> las experiencias fué<br />

inmejorable, mas el escepticismo <strong>de</strong> algunos miembros <strong>de</strong>l<br />

comité se comunicó á la mayoría <strong>de</strong>l Congreso que <strong>de</strong>jó este<br />

asunto sin resolucion: la legislatura <strong>de</strong> 1838 se terminó<br />

tambien sin ninguno resultado para el inventor.<br />

Lleno <strong>de</strong> pesares y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñado, nuestro interesante viajero,<br />

por sus compatriotas, trató <strong>de</strong> ofrecer á Europa el futo <strong>de</strong><br />

sus trabajos, y al efecto, embarcóse para el antiguo continente<br />

en 1839, en que, dirigiéndose á Francia é Inglaterra,<br />

sólo consiguió añadir un nuevo <strong>de</strong>seng<strong>año</strong> á los muchos recibidos<br />

y colocar en su frente la corona <strong>de</strong> los mártires <strong>de</strong> la<br />

ciencia: firme, sin embargo, y con la constancia <strong>de</strong>l genio,<br />

vuelve nuevamente á los Estados Unidos y lánzase con más<br />

teson en sus pretensiones.<br />

Sin apoyo, sin recursos, con pocas esperanzas, mas con<br />

toda la energía y tenacidad <strong>de</strong> un carácter americano, luchó<br />

por espacio <strong>de</strong> cuatro <strong>año</strong>s contra la indiferencia <strong>de</strong> sus compatriotas<br />

y la negligencia <strong>de</strong>l Congreso, y aunque éste, por<br />

último, vistos sus esfuerzos y trabajos, le concedió una cantidad<br />

<strong>de</strong> treinta mil dollars para ejecutar sus pruebas en<br />

gran<strong>de</strong> escala, quedaba un nuevo obstáculo; esta concesion<br />

era nula sin la ratificacion <strong>de</strong>l Senado.<br />

Todo el invierno <strong>de</strong> 1843 fué, para nuestro <strong>de</strong>sconocido, <strong>de</strong><br />

crueles incertidumbres, <strong>de</strong> pesares continuos, <strong>de</strong> amargas<br />

<strong>de</strong>cepciones: el Senado, con una apatía inconcebible, no trataba<br />

el asunto <strong>de</strong> su invencion; todas sus solicitu<strong>de</strong>s fueron<br />

inútiles, y aunque la votacion le habia sido solemnemente


UNA LÁGRIMA<br />

67<br />

prometida por gran número <strong>de</strong> miembros, la legislatura finalizaba<br />

sin que se hubiese tomado <strong>de</strong>cision alguna; esta tardanza<br />

tan in<strong>de</strong>finida era la ruina <strong>de</strong>l inventor, que ya se encontraba<br />

<strong>de</strong>salentado y sin recursos.<br />

Dos dias tan sólo faltaban para la clausura, cuando nuestro<br />

<strong>de</strong>sconocido abandonó una <strong>de</strong> las sesiones, entrada ya la<br />

noche, oprimido el corazon y muertas sus esperanzas: al entrar<br />

en el hotel pidió su cuenta, pues al amanecer queria<br />

abandonar á Washington, volver á su mo<strong>de</strong>sto hogar y no<br />

proseguir un proyecto que ya consi<strong>de</strong>raba como un absurdo,<br />

como un sueño. Admirado el dueño <strong>de</strong>l hotel manifestóle su<br />

sorpresa y lo repentino <strong>de</strong> la marcha, tratando <strong>de</strong> disuadirle,<br />

á lo cual respondió:—Si yo me quedase un dia más en Washington,<br />

no tendria medios para abonaros mis módicos gastos,<br />

pues estoy completamente arruinado, y aunque el Congreso<br />

me ha concedido la suma que sabeis, ésta no ha sido<br />

ratificada por el Senado; las sesiones no pue<strong>de</strong>n durar más<br />

<strong>de</strong> dos dias, y la alta Cámara tiene que examinar ciento cuarenta<br />

y tres bills ántes que el que me concierne; puedo, por<br />

tanto, hacer <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego mi equipaje.<br />

—Esperad al <strong>año</strong> que viene,—replicó el <strong>de</strong>l hotel.<br />

Nuestro <strong>de</strong>sconocido, por toda contestacion, hizo un gesto<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperacion y sufrimiento.<br />

Esta conversacion habia sido escuchada por una jóven<br />

que atravesaba el salon <strong>de</strong>l hotel, é inspirada por una súbita<br />

i<strong>de</strong>a.....<br />

—Valor, caballero, le dijo: yo os protegeré.<br />

—¡Vos, hija mia!<br />

—Sí, yo; yo soy miss Ellesworth; mi padre dirige el <strong>de</strong>spacho<br />

<strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong> invencion.<br />

—En efecto, yo conozco á vuestro padre.<br />

—Si le conoceis, <strong>de</strong>beis saber que recibimos en casa á<br />

muchos senadores.<br />

—¿Y bien?<br />

—Yo veré á esos señores y les diré: juntaos dia y noche<br />

si es preciso; pero no os separeis ántes <strong>de</strong> haber acordado<br />

los treinta mil dollars que se necesitan, para dotar al país <strong>de</strong><br />

un <strong>de</strong>scubrimiento tan grandioso como el <strong>de</strong> Fulton.


68<br />

E. P. R.<br />

—Gracias, señorita; creo, á mi pesar, que serán inútiles<br />

todos vuestros esfuerzos.<br />

—No me <strong>de</strong>salenteis, y prometedme no <strong>de</strong>jar á Washington<br />

hasta pasado mañana.<br />

—Sea, me quedaré.<br />

A la mañana siguiente, miss Ellesworth tomaba el camino<br />

<strong>de</strong>l hotel, subia aceleradamente la escalera y se precipitaba<br />

en la habitacion <strong>de</strong>l inventor.<br />

—Vuestra concesion, le dijo, ha sido ratificada á las cuatro<br />

<strong>de</strong> la mañana, algunos segundos ántes <strong>de</strong> la clausura <strong>de</strong> la.<br />

sesion: nuestros senadores dormíanse ya; pero yo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una<br />

tribuna, les recordaba con mis suplicantes miradas, la pro-<br />

mesa que unas horas ántes les habia arrancado, y ninguno<br />

se ha marchado sin cumplir su compromiso: <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles<br />

po<strong>de</strong>is enteraros en este periódico oficial; leed.<br />

El <strong>de</strong>sconocido tomó una mano <strong>de</strong> la jóven y <strong>de</strong>positó en<br />

ella un respetuoso beso. Una lágrima cayó sobre los <strong>de</strong>dos<br />

<strong>de</strong> miss Ellesworth: lágrima que representaba una larga se-<br />

rie <strong>de</strong> sufrimientos, <strong>de</strong> <strong>de</strong>seng<strong>año</strong>s y <strong>de</strong> crueles martirios: lá-<br />

grima que lavaba toda la injusticia, y toda la indiferencia <strong>de</strong><br />

sus compatriotas; lágrima en que iba envuelta el alma <strong>de</strong>l<br />

inventor para aquella sublime jóven que acababa <strong>de</strong> propor-<br />

cionar á su país y al mundo entero, una <strong>de</strong> sus principales<br />

conquistas.<br />

¡Qué otra cosa que una sencilla y elocuente lágrima po-<br />

dia dar el genio en recompensa <strong>de</strong> tanto valor, <strong>de</strong> tanta<br />

abnegacion!<br />

El viajero <strong>de</strong>l Sully, el <strong>de</strong>sconocido <strong>de</strong> Washington, el<br />

inventor infatigable, no era otro que Samuel Finley-Breese<br />

Morse, que, pintor en sus primeros <strong>año</strong>s y físico y químico<br />

<strong>de</strong>spues, veia coronado con el mayor éxito, su sistema <strong>de</strong> te-<br />

legrafía electro-magnética; justo premio que sólo alcanzan,<br />

la perseverancia, la laboriosidad y el estudio.<br />

Vitoria, Setiembre 1871.<br />

E. P. R.


LA LIRA DEL POETA 69<br />

LA LIRA DEL POETA.<br />

A...<br />

(MEDITACION.)<br />

I.<br />

¡Adios, lira mia, adios!<br />

La luz <strong>de</strong> mi inteligencia se apaga.<br />

El latido <strong>de</strong> mi corazon muere.<br />

Los cantares espiran en mis labios como el triste murmullo<br />

<strong>de</strong> las olas que mueren en la playa.<br />

Tus santas armonías van perdiéndose; van perdiéndose en<br />

el espacio como el susurro <strong>de</strong> la arboleda cuando el viento<br />

calla.<br />

Tú me amaste, porque soñaba; yo te amé, porque cantaste<br />

mis sueños.<br />

Mil esperanzas nacieron con mis sueños; mil ilusiones brotaron<br />

en mis cantos; hoy sólo tengo mil suspiros en los labios,<br />

mil dolores en el alma, mil recuerdos en mi vida.<br />

Pobres, tristes, marchitas flores bañadas con mi llanto,<br />

mecidas con mis suspiros!<br />

Una sola esperanza brilla en mis ojos, rie en mis labios,<br />

late en mi corazon... ¡la esperanza <strong>de</strong> la muerte!<br />

¡Dichoso el sér que espera!<br />

La esperanza es el cielo <strong>de</strong> la vida.<br />

El cielo la esperanza <strong>de</strong> la tierra.<br />

¡Feliz el alma que espera, aunque esta esperanza tenga<br />

por mundo un cementerio, por templo una eternidad, por<br />

altar una tumba!<br />

¡Adios, lira mia, adios!<br />

Ya no tengo inspiracion, ¡me siento morir!<br />

Tú morirás conmigo, como muere el aroma con la flor,<br />

el canto con el ave, la luna con la noche, el murmullo con<br />

la fuente.<br />

He sufrido, y tus acentos me han hecho llorar.<br />

El llanto es la resignacion <strong>de</strong>l dolor.<br />

La muda oracion <strong>de</strong> las almas agitadas por el tormento.<br />

He sonreido <strong>de</strong> amor, <strong>de</strong> placer, y tú siempre á mi lado,<br />

lira mia, dando forma á mis ilusiones, i<strong>de</strong>alizando mi amor.<br />

Cuando sonreia, te volvias loca<br />

Tus cuerdas se estremecian <strong>de</strong> placer..... cantaban.


70<br />

ALBINO MADRAZO<br />

Tus cánticos eran sencillos, puros como la primer sonrisa<br />

<strong>de</strong> un niño, como el primer amor <strong>de</strong> una vírgen.<br />

Hoy estás muda como el ruiseñor en invierno.<br />

Hace tiempo que callas porque sufres.<br />

Me ves morir en una agonia lenta, insensible.....<br />

Mis labios hace trece lunas que no han sonreido.<br />

Mis ojos una primavera que no han llorado.<br />

II.<br />

Yo no canto, no: ya no pulso tus cuerdas, lira mia.<br />

Ya no te agitan mis <strong>de</strong>dos regidos por el dolor.<br />

Ya no te acarician estremecidos por el placer.<br />

Mis labios no imprimen dulces besos en tus cuerdas.<br />

Tú no contestas con locos suspiros á mis besos, como lo<br />

hacia mi niña adorada, que duerme con los ángeles.<br />

Un <strong>año</strong> hace que sus claros ojos no te han iluminado.<br />

No han dado luz ni resplandor á tus cuerdas.<br />

Por eso no brillas como en aquellas tranquilas noches <strong>de</strong><br />

amor, cuando la pálida luna te bañaba.<br />

Las flores <strong>de</strong> esta pra<strong>de</strong>ra no han vivido, halagadas por<br />

los céfiros, más que una aurora.<br />

Nacieron con ella, y al exten<strong>de</strong>r la noche sus crespones,<br />

doblaron lánguidamente sus tallos, y murieron <strong>de</strong> dolor.<br />

No encontraron una flor que imprimiera suaves besos en<br />

sus pétalos, y regara las abrasadas corolas con las brillantes<br />

perlas <strong>de</strong> sus lágrimas.<br />

Aquella flor dulce, hermosa, pura, <strong>de</strong>licada, <strong>de</strong> ojos más<br />

azules que las aguas <strong>de</strong>l arroyo, <strong>de</strong> tallo más esbelto que la<br />

palma <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, <strong>de</strong> cintura más <strong>de</strong>lgada que el junco <strong>de</strong><br />

las lagunas, <strong>de</strong> rubias trenzas que <strong>de</strong>scendian como una lluvia<br />

<strong>de</strong> oro sobre su nevado cuello, más pálida que la azucena<br />

<strong>de</strong> los valles, más impresionable que la sensitiva <strong>de</strong> los bosques...<br />

aquella flor dulce, hermosa, pura <strong>de</strong>licada... ¡habia<br />

muerto!<br />

Ya sus manos, más blancas que el jazmin, no cogerán <strong>de</strong><br />

la orilla <strong>de</strong>l arroyuelo un puñadito <strong>de</strong> agua para hume<strong>de</strong>cer<br />

mis rosadas mejillas.<br />

Hoy están amarillas como las flores <strong>de</strong> los sepulcros.<br />

Hoy están tristes como los cipreses <strong>de</strong> las tumbas.<br />

Mis labios... hace trece lunas que no han sonreido.<br />

Mis ojos... una primavera que no han llorado.


LA LIRA DEL POETA 71<br />

<strong>III</strong>.<br />

Mi ángel, mi amor... ¡ha muerto!<br />

Antes en mis plegarias iba envuelto el nombre <strong>de</strong> la vírgen<br />

<strong>de</strong> mis cantares.<br />

Y en mis ensueños nacarados, como las nubes que sirven<br />

<strong>de</strong> trono á la aurora, la veia yo flotante, envuelta en suaves<br />

tules, más azules que las ilusiones, velando mi sueño.<br />

Y mi boca al cerrarse, sonreia.<br />

Hoy, un geroglífico <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperacion se dibuja con signos<br />

<strong>de</strong> dolor entre los pliegues <strong>de</strong> mis pálidos labios.<br />

Mis ojos no fulguran rayos <strong>de</strong> amor.<br />

No tienen luz; no tienen lágrimas.<br />

Están secos, inmóviles; no giran, ni brillan, ni sonrien.<br />

Es que mi amor, la luz <strong>de</strong> mis ojos;<br />

La sultana <strong>de</strong> mis sueños;<br />

La vírgen <strong>de</strong> mis baladas..... ¡ha muerto!<br />

Fué una ilusion que surgió <strong>de</strong>l seno <strong>de</strong> las aguas, se dibujó<br />

en los cristales, se meció en las ondas y <strong>de</strong>sapareció<br />

entre las nieblas <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, envuelta con las sombras <strong>de</strong> la<br />

noche.<br />

Ha pasado como pasa una nube sobre los cielos, como el<br />

viento, como el aire por el espacio, sin <strong>de</strong>jar en pos <strong>de</strong> sí<br />

ni una gota <strong>de</strong> su rocío ni un susurro, ni una nota <strong>de</strong> su<br />

canto.<br />

Hoy he cantado, ni mi lira me ha respondido.<br />

Las aguas han callado: no han contestado los mares.<br />

Los cánticos terrestres nunca llegarán al trono <strong>de</strong> los<br />

ángeles.<br />

Por eso ella, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su trono celeste, no me ha sonreido.<br />

¡He cantado!... Tambien el cisne canta en su agonía.<br />

Y los arroyos al besar los mares.<br />

El llanto ha <strong>de</strong>scendido lentamente <strong>de</strong> mis ojos.<br />

Son las últimas gotas <strong>de</strong> un raudal que se pier<strong>de</strong> entre<br />

espinas y abrojos y maleza.<br />

Es un rayo que seca.<br />

Sólo <strong>de</strong>ja en pos <strong>de</strong> sí la huella <strong>de</strong> su cauce.<br />

Por eso tiene arrugas mi rostro y canas mis cabellos.<br />

Por eso tienen señales mis mejillas.


72<br />

ALBINO MADRAZO<br />

IV.<br />

¿Por qué no contestas á mis cantos con acento <strong>de</strong> dolor?<br />

¡Ah! Es que la humedad <strong>de</strong> mi llanto ha oxidado tus<br />

cuerdas.<br />

¡Adios, lira mia, adios!<br />

Ya no tengo inspiracion... me siento morir.<br />

Tus cánticos sonaron en mis oidos cuando mi tierna madre<br />

mecia con infantil cuidado la cuna don<strong>de</strong> dormia.<br />

Amé... y cantaste á la maga <strong>de</strong> mis amores.<br />

Perdí mis ilusiones, y tú me hacias forjar <strong>de</strong>lirios.<br />

Sufrí un <strong>de</strong>seng<strong>año</strong>, y cantaste una esperanza.<br />

Lloré, y tus cuerdas se agitaron convulsivamente heridas<br />

por el dolor.<br />

¡Adios, lira mia, adios!<br />

Un océano será nuestra tumba.<br />

Mañana vagaré yo en el <strong>de</strong> la eternidad.<br />

Mi alma será un rayo <strong>de</strong> luz, que anime un soplo <strong>de</strong> Dios.<br />

Sobre este rayo <strong>de</strong> luz brillará una gota <strong>de</strong> rocío celeste.<br />

Esa perla será el alma <strong>de</strong> mi amada.<br />

La corona <strong>de</strong> mi amor.<br />

La palma <strong>de</strong> mi martirio.<br />

La re<strong>de</strong>ncion <strong>de</strong> mi vida.<br />

V.<br />

La campana doblaba melancólicamente.<br />

Las olas gemian al herirse contra las punzantes rocas.<br />

Las brisas suspiraban entre los pliegues <strong>de</strong>l mar.<br />

Una nota triste débil, gemidora, se extendió en el espacio,<br />

la repitió dulcemente el eco, <strong>de</strong>sapareció en el horizonte,<br />

subió hasta el cielo.<br />

La lira habia estremecido la superficie <strong>de</strong>l mar.<br />

Mil círculos dibujó su choque.<br />

Las aguas gimieron.<br />

Las brisas suspiraron.<br />

La lira... habia <strong>de</strong>saparecido.<br />

El poeta... ¡habia muerto!<br />

En tanto la hora <strong>de</strong> la oracion sonaba.<br />

La campana doblaba melancólicamente.<br />

ALBINO MADRAZO.


CRÓNICA ARAGONESA 73<br />

CRÓNICA ARAGONESA.<br />

Llegó el estío.<br />

Deslumbradoras llamas en el cielo, espigas <strong>de</strong> oro en la<br />

tierra, alas <strong>de</strong> fuego en los aires, lechos <strong>de</strong> perlas en el agua.<br />

Los segadores aprestan la hoz que <strong>de</strong>be abatir las quemadas<br />

mieses; los carros, como dormidos mónstruos, aguardan<br />

silenciosos las pesadas haces que llevarán la abundancia y la<br />

felicidad al mo<strong>de</strong>sto hogar <strong>de</strong>l labriego; el pobre sonrie, porque<br />

encuentra trabajo con que ganar un pedazo <strong>de</strong> pan para<br />

sus hijos; el opulento avaro sonrie tambien, porque espera<br />

po<strong>de</strong>r enterrar para siempre otro monton <strong>de</strong> brillantes monedas;<br />

las flores van perdiendo su lozanía, empiezan á marchitarse<br />

bajo los besos <strong>de</strong> un amor <strong>de</strong>masiado ardiente; las coquetas<br />

esgrimen contra el hombre todo un arsenal <strong>de</strong> encantos,<br />

el airoso sombrero <strong>de</strong> paja, el zapatito que <strong>de</strong>ja asomar<br />

una media tan blanca como las alas <strong>de</strong>l cisne, el aéreo traje<br />

<strong>de</strong> color azul ó <strong>de</strong> otros colores risueños y alegres como el<br />

iris, el abanico seductor, el rojo clavel sobre el pecho, el<br />

boton <strong>de</strong> grana en los cabellos y la entreabierta rosa en los<br />

labios; los papás comienzan á rebuscar allá en el fondo <strong>de</strong>l<br />

arca algunos billetes salvadores que permitan un <strong>de</strong>sahogo<br />

veraniego á los exigentes frutos <strong>de</strong> un amor carísimo; el humil<strong>de</strong><br />

empleado <strong>de</strong> 4.000 rs. anda buscando entre piadosos<br />

prestamistas, los medios <strong>de</strong> remitir por gran velocidad á San<br />

Sebastian, una imponente mamá, seis adorables hijas que<br />

lloran su doncellez, con el correspondiente hermanito importuno,<br />

y sin olvidar el loro, la cotorra, dos gatos <strong>de</strong> Angola,<br />

tres perros fal<strong>de</strong>ros oriundos <strong>de</strong> Inglaterra, seis cofres, doce<br />

sombreros, veinte sombrillas y otros tantos abanicos chinescos.<br />

Los tabardillos, las insolaciones están á la ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l dia.<br />

Los b<strong>año</strong>s son el recurso supremo en estos benditos tiem-<br />

6


74<br />

COJUELO<br />

pos, que ponen <strong>de</strong>cidido empeño en <strong>de</strong>svirtuar el encanto <strong>de</strong><br />

aquella frase tan pomposa como gráfica:<br />

Dame gordura y te daré hermosura.<br />

Con efecto: los b<strong>año</strong>s vienen á ser como puerto <strong>de</strong> salvacion<br />

para esas humanas embarcaciones que se pavonean con<br />

humos <strong>de</strong> olímpica majestad y <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>n verda<strong>de</strong>ros torrentes<br />

<strong>de</strong> vapor, al sentir los ardorosos besos estivales.<br />

Con efecto: los b<strong>año</strong>s pue<strong>de</strong>n brindar con hechizos sin<br />

cuento, al que siente la imperiosa necesidad <strong>de</strong> poner sobre<br />

una carta los restos <strong>de</strong> su fortuna, para que <strong>de</strong>saparezcan<br />

allí, en el ver<strong>de</strong> oleaje <strong>de</strong> una mesa <strong>de</strong> juego.<br />

Con efecto: los b<strong>año</strong>s ofrecen al pollo romántico abundantísimas<br />

ocasiones <strong>de</strong> entablar sublime coloquio con alguna <strong>de</strong>esas<br />

espirituales niñas que ostentan sobre una nariz que<br />

lira á griega (ó tirando á mandinga), aristocráticos quevedos,<br />

y que se saben <strong>de</strong> memoria (no los quevedos, sí las niñas),<br />

todas las ardientes octavas que constituyen el amoroso canto<br />

á Teresa, ó todas las escenas <strong>de</strong> Flor <strong>de</strong> un dia y <strong>de</strong> Espinas<br />

<strong>de</strong> una flor.<br />

Con efecto: los b<strong>año</strong>s ofrecen, al que busca en peligrosos<br />

empeños y sabrosas aventuras, un aliciente á la vida, un preservativo<br />

contra el suicidio, ocasiones no escasas don<strong>de</strong> probar,<br />

á guisa <strong>de</strong> Tenorio trasnochado, un valor por nadie puesto<br />

en duda, hallando, por ejemplo, alguna nueva edicion <strong>de</strong><br />

La mujer <strong>de</strong> fuego, flotando en las espumas cual nereida encantadora<br />

ó peligrosa sirena que flota sobre... un par <strong>de</strong> calabazas.<br />

* *<br />

El estío en Zaragoza es <strong>de</strong> larga duracion.<br />

Es, en cambio, sofocante á manera <strong>de</strong> enlace matrimonial<br />

cuando una suegra se empeña en casarse tambien con su<br />

yerno.<br />

Matossi y La Iberia, con sus militares acor<strong>de</strong>s y clásicas<br />

armonías; la torre <strong>de</strong> Bruil, con sus largas calles <strong>de</strong> flores,<br />

sus encantados laberintos y magníficas bóvedas <strong>de</strong> frescas y


CRÓNICA ARAGONESA 75<br />

ver<strong>de</strong>s hojas; los paseos <strong>de</strong> Torrero y <strong>de</strong> La In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, con<br />

sus pomposos árboles aquel y sus escuetas sillas el otro; el<br />

artístico teatro <strong>de</strong> Pignatelli convertido en circo por obra y<br />

gracia no sé <strong>de</strong> quién ni <strong>de</strong> qué; el clown Tony Grice y su<br />

burro Rigoletto, artistas incomparables, cada uno en su género;<br />

los clowns violinistas, dignos émulos, á la vez que <strong>de</strong><br />

Pongo, <strong>de</strong> las hermanas Ferni y hasta <strong>de</strong> Sarasate mismo; los<br />

hermanos Mariani y la familia Colmar, gimnastas maravillosos;<br />

la amazona Zaid, que es una bellísima amazona, y el<br />

joven Díaz, prodigio <strong>de</strong> la equitacion; una pintoresca sucursal<br />

<strong>de</strong>l Celeste imperio á orillas <strong>de</strong>l Huerva; la esperanza, en<br />

fin, <strong>de</strong> ver luego entre nosotros á la sublime Virginia Marini,<br />

astro brillantísimo <strong>de</strong> la escena italiana, son los únicos<br />

atractivos que por ahora retienen en la bella ciudad <strong>de</strong> Zaragoza<br />

á cierta bienhadada porcion <strong>de</strong> sus hijos, que en breve<br />

habrá <strong>de</strong> lanzarse en alas <strong>de</strong>l vapor á las excursiones veraniegas,<br />

inextinguible raudal <strong>de</strong> frescuras dudosas, tesoro inagotable<br />

<strong>de</strong> emociones fuertes, <strong>de</strong> estupendas aventuras y otros excesos,<br />

é inagotable venero <strong>de</strong> inesperadas felicida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>sazones<br />

previstas.<br />

¡Cuántos vendrán <strong>de</strong> los pintorescos lagos y grandiosas<br />

montañas <strong>de</strong> la Suiza ó <strong>de</strong> los aristocráticos establecimientos<br />

<strong>de</strong> Ba<strong>de</strong>n-Ba<strong>de</strong>n! ¡Cuántos llegarán <strong>de</strong> los risueños puertos<br />

traspirenáicos ó <strong>de</strong> respirar las embalsamadas brisas <strong>de</strong><br />

Italia!<br />

Y sin embargo, no habrán pasado <strong>de</strong> Yuslibol ó Botorrita,<br />

pueblos célebres por más <strong>de</strong> un concepo y <strong>de</strong> cuatro maravillas.<br />

Hable, si no, nuestro respetable amigo el Sr. D. Agustin<br />

Peiro, que conoce á fondo las nunca bien pon<strong>de</strong>radas gran<strong>de</strong>zas<br />

<strong>de</strong> aquellos históricos lugares, así como las <strong>de</strong> Muel y<br />

otras.<br />

* *<br />

En tono festivo he dado comienzo á este bosquejo <strong>de</strong> crónica,<br />

y <strong>de</strong>bo terminarla con algunos toques ó pinceladas fúnebres.


76<br />

COJUELO<br />

El Dia se ha ocupado <strong>de</strong> la mortandad <strong>de</strong> los árboles zaragozanos,<br />

lamentando las caricias que nuestros municipios<br />

propinan á diestro y á siniestro (á siniestro sobre todo).<br />

Tiene razon el colega: aquí hace falta un proyecto para acabar<br />

con un azote no ménos terrible que la filoxera, la langosta,<br />

y todas las plagas aquellas que asolaron el país <strong>de</strong> las<br />

momias, <strong>de</strong> los cocodrilos y <strong>de</strong> los perros sabios.<br />

*<br />

Cuando aún resuenan los cantos entusiastas con que Portugal<br />

ha saludado al primero <strong>de</strong> sus vates y resuenan todavía<br />

los ecos con que Europa ha respondido á tan justo homenaje<br />

tributado al genio, la España, amante <strong>de</strong> las letras, se cubre<br />

<strong>de</strong> luto para llorar otra gloria <strong>de</strong>svanecida en las sombras <strong>de</strong><br />

la muerte.<br />

¡Cuántos esp<strong>año</strong>les ilustres <strong>de</strong>saparecen <strong>de</strong>l palenque <strong>de</strong><br />

la vida!<br />

¡Cuántas esperanzas se hun<strong>de</strong>n para siempre en los abismos<br />

<strong>de</strong>l sepulcro!<br />

* *<br />

Ha muerto Fernan<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los Rios.<br />

Es un muerto que vivirá en el mundo <strong>de</strong> los recuerdos.<br />

¡Pero es tan triste recordar las gran<strong>de</strong>zas que per<strong>de</strong>mos!<br />

¡Vamos perdiendo tantas!.....<br />

COJUELO.


Á LA NIÑA DEL ESPEJO<br />

A LA NIÑA DEL ESPEJO.<br />

No creas que el espejo que retrata<br />

<strong>de</strong> tu semblante el óvalo hechicero,<br />

se atreva á retratarte por entero,<br />

como lo hace la gente más sensata.<br />

Pues ya compren<strong>de</strong>rás, hablando en plata,<br />

que para ser retrato verda<strong>de</strong>ro,<br />

mostrar <strong>de</strong>biera su perfil ligero<br />

la vanidad, vuestra enemiga grata.<br />

Pero áun sabiendo que el cristal luciente<br />

tan mal te copia, tu sonrisa aprueba<br />

la bella imágen que te pone enfrente.<br />

Lo mismo el que te adula hace su prueba;<br />

como el espejo engañador te miente,<br />

para ocultarte la intencion que lleva.<br />

MISCELÁNEA.<br />

JOSÉ M. MATHEU.<br />

El acontecimiento más importante que en estos últimos<br />

dias ha <strong>de</strong>spertado universal y profundo interés, ha sido la<br />

celebracion <strong>de</strong>l tercer centenario <strong>de</strong> Camoens.<br />

Hay nombres don<strong>de</strong> se con<strong>de</strong>nsan todas las aspiraciones,<br />

todas las glorias, todas las gran<strong>de</strong>zas y todas las ingratitu<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> un pueblo. Tal es el nombre <strong>de</strong>l inmortal autor <strong>de</strong> Las Lu-<br />

siadas.<br />

Las injusticias que comete un siglo, otro siglo <strong>de</strong>be pa-<br />

tentizarlas, protestando contra ellas.<br />

El siglo XIX ha divinizado ha hecho á Cervantes: más, lo<br />

ha convertido en cocinero.<br />

77


78<br />

MISCELÁNEA<br />

A tal punto llega el afan hidrópico que sentimos <strong>de</strong> admirar<br />

en el sublime genio que abortó el Quijote, ciencia y aptitu<strong>de</strong>s<br />

para todo.<br />

*<br />

* *<br />

La Asociacion <strong>de</strong> Escritores y Artistas celebró en Madrid el 10<br />

<strong>de</strong>l actual una solemne velada en honor <strong>de</strong>l famoso épico<br />

lusitano.<br />

Los Sres. Romero Ortiz, Nuñez <strong>de</strong> Arce, Alarcon, Balaguer,<br />

Palacio, Vidart, Arrieta y Galdo, contribuyeron al esplendor<br />

<strong>de</strong> una fiesta, en que España se honraba á sí misma<br />

al honrar á un pueblo hermano.<br />

Así lo manifestó, en sentidas y levantadas frases, el señor<br />

con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Casal-Ribeiro. ilustre embajador <strong>de</strong> Portugal en la<br />

córte esp<strong>año</strong>la.<br />

Hé aquí uno <strong>de</strong> los sonetos que produjo Camoens en la sonora<br />

lengua castellana, y que copiamos íntegro, á fin <strong>de</strong> que<br />

nuestros lectores tengan ocasion <strong>de</strong> satisfacer su natural<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> admirar alguna <strong>de</strong> esas bellas y antiguas joyas <strong>de</strong>l<br />

ingenio humano.<br />

¡Ay! ¿Quién dará á mis ojos una fuente<br />

<strong>de</strong> lágrimas que manen noche y dia?<br />

Respirara siquiera el alma mia<br />

llorando lo pasado y lo presente.<br />

¡Quién me viera apartado <strong>de</strong> la gente,<br />

<strong>de</strong> mi dolor siguiendo la porfía,<br />

con la triste memoria y fantasía<br />

<strong>de</strong>l bien por quien mal tanto así se siente!<br />

¿Quién me dará palabras con que iguale<br />

el duro agravio que el amor me ha hecho<br />

don<strong>de</strong> tan poco el sufrimiento vale?<br />

¿Quién me abrirá profundamente el pecho<br />

do está escrito el secreto que no sale<br />

con tanto dolor mio á mi <strong>de</strong>specho?<br />

*<br />

* *


MISCELÁNEA 79<br />

Cumplimos con un <strong>de</strong>ber gratísimo consignando el rasgo<br />

<strong>de</strong> generosidad <strong>de</strong>l Sr. Calle, al organizar en el teatro <strong>de</strong> la<br />

Comedia <strong>de</strong> Madrid, una brillante funcion á beneficio <strong>de</strong> las<br />

comarcas aragonesas asoladas por las últimas inundaciones,<br />

y cuyos rendimientos obran ya en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la comision en-<br />

cargada <strong>de</strong> recibir los donativos que con tan piadoso fin se<br />

están haciendo.<br />

*<br />

Deploramos la suspension <strong>de</strong> la corrida <strong>de</strong> toros que <strong>de</strong>bia<br />

haberse verificado en breve para contribuir al alivio <strong>de</strong> tan<br />

gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sventuras. Tampoco el teatro <strong>de</strong> Pignatelli ha cor-<br />

respondido á las lisonjeras esperanzas que nos hiciera con-<br />

cebir.<br />

Cuando los teatros madrileños dan ejemplo tan hermoso,<br />

ningun coliseo zaragozano <strong>de</strong>be cerrar sus puertas á esa hada<br />

benéfica que se llama Caridad.<br />

*<br />

Devolvemos á El Dia su cordial saludo, y le <strong>de</strong>seamos<br />

todo linaje <strong>de</strong> prosperida<strong>de</strong>s en las árduas tareas que ha em-<br />

prendido.<br />

*<br />

* *<br />

Pecariamos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scorteses é injustos, si no hiciéramos<br />

constar <strong>de</strong> un modo solemne nuestra profunda gratitud hácia<br />

la prensa zaragozana, que tan lisonjeras frases ha <strong>de</strong>dicado á<br />

la <strong>Revista</strong> con motivo <strong>de</strong> su traslacion á la córte.<br />

*<br />

Ha fallecido en París el insigne escritor D. Angel Fernan-<br />

<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los Rios, cuya temprana muerte <strong>de</strong>be ser harto llorada<br />

en España por todos los amantes <strong>de</strong> las letras pátrias.<br />

*<br />

La Ilustrasió Catalana es un periódico que habla muy alto<br />

en favor <strong>de</strong> la cultura barcelonesa.<br />

Excelentes grabados é interesantes trabajos científicos y


80<br />

MISCELÁNEA<br />

literarios, colocan á esa nueva publicacion al nivel <strong>de</strong> las me-<br />

jores <strong>de</strong> su clase.<br />

*<br />

La sociedad Julian Romea, celebrará en Barcelona el último<br />

domingo <strong>de</strong>l próximo Setiembre, un certamen poético y<br />

musical, con objeto <strong>de</strong> rendir un homenaje al que fué el primero<br />

<strong>de</strong> nuestros actores y honra <strong>de</strong> la escena esp<strong>año</strong>la.<br />

LIBROS RECIBIDOS EN ESTA REDACCION.<br />

GALERÍA HUMORÍSTICA.— Cuentos para reir, por D. Miguel<br />

Blanco Herrero: un volumen en 8.º. <strong>de</strong> 234 páginas. Librería<br />

<strong>de</strong> A. San Martin, Puerta <strong>de</strong>l Sol, 6, Madrid, (4 reales<br />

ejemplar.)<br />

Aun cuando no reune este libro gran<strong>de</strong>s condiciones literarias,<br />

respon<strong>de</strong> á su título y está en estilo ameno y agradable.<br />

A estas circunstancias y á la modicidad <strong>de</strong> su precio y<br />

elegante forma es <strong>de</strong>bida, sin duda, su aceptacion, puesto<br />

que el ejemplar que tenemos á la vista correspon<strong>de</strong> á una<br />

nueva edicion aumentada. Consta <strong>de</strong> diez cuentos y forma<br />

parte <strong>de</strong> la variada Galería humorística que está publicando la<br />

acreditada casa editorial <strong>de</strong> D. A. San Martin.<br />

La Biblioteca enciclopédica popular ilustrada continúa dando<br />

libros tan útiles como baratos y necesarios en el país: el que<br />

acaba <strong>de</strong> ver la luz y que tenemos á la vista, es el 28 <strong>de</strong> los<br />

que lleva publicados, y se titula Manual <strong>de</strong> Cerámica (tomo I),<br />

escrito por el ilustrado director <strong>de</strong> la fábrica <strong>de</strong> mosáicos <strong>de</strong><br />

porcelana mate «La Alcudiana,» en la provincia <strong>de</strong> Valencia,<br />

D. Manuel Piñon.<br />

La forma es igual á la <strong>de</strong> todos los libros <strong>de</strong> la Biblioteca;<br />

consta <strong>de</strong> un tomo <strong>de</strong> 232 páginas en 8.º, papel especial higiénico<br />

para la vista y clara impresion y una magnífica lámina,<br />

completándolo una caprichosa cubierta al cromo.<br />

Suscribiéndose á la Biblioteca, cada volumen cuesta cuatro<br />

reales, y los tomos sueltos se ven<strong>de</strong>n á seis, en la administracion,<br />

calle <strong>de</strong>l Doctor Fourquet, 7, Madrid.<br />

Madrid, 1880. —Imp. <strong>de</strong> M. G. Hernan<strong>de</strong>z. San Miguel 23.


CRÓNICA MENSUAL 81<br />

JUNIO.<br />

CRÓNICA MENSUAL.<br />

Cualquier humil<strong>de</strong> lugareño al verse en esta hermosa <strong>época</strong><br />

<strong>de</strong>l <strong>año</strong>, saca sus tiestos <strong>de</strong> flores á la ventana y sus santos<br />

en procesion á la calle: la naturaleza lo exige, el espíritu lo<br />

necesita; flores y símbolos, la belleza y el sentimiento reclaman<br />

ahora su puesto en pleno aire libre, en horizontes ámplios<br />

y serenos, don<strong>de</strong> los aromas hallen ancho campo para<br />

exten<strong>de</strong>rse, y don<strong>de</strong> quepan las populares manifestaciones<br />

que el espíritu <strong>de</strong> las multitu<strong>de</strong>s hace en obsequio al pensamiento<br />

común. Un leve aumento <strong>de</strong> temperatura en el aire<br />

y en la tierra, que se traducen en mayor ardor y animacion<br />

en el organismo, y por en<strong>de</strong>, en el alma, es el motivo ocasional<br />

<strong>de</strong> ello: la excusa, por lo <strong>de</strong>más, pue<strong>de</strong> ser cualquiera: el<br />

amor á las flores, la monomanía botánico-jardinera, el progreso<br />

humano sostenido por el culto <strong>de</strong> los tiestos y <strong>de</strong> los<br />

inverna<strong>de</strong>ros; la revelacion <strong>de</strong> superiores gastos sociales que<br />

nos eleven algunas milésimas <strong>de</strong> milímetro en consi<strong>de</strong>racion<br />

sobre el vecino <strong>de</strong> enfrente; el santo <strong>de</strong>l lugar, el guerrero<br />

más ó menos nacional, el poeta, ó el bienhechor <strong>de</strong> la comarca.<br />

El objeto es encontrar un calmante, un antifebrífugo,<br />

á la levísima fiebre que el aumento <strong>de</strong> unos cuantos grados<br />

<strong>de</strong> calor, hijos <strong>de</strong>l incipiente estío, produce en nuestra sangre.<br />

La cabeza, en sus naturales y pasajeros entusiasmos,<br />

cree otra cosa, é impulsa á cada cual á figurar en los alar<strong>de</strong>s<br />

públicos, con arreglo á la significacion é importancia <strong>de</strong> su<br />

persona. Y el profesor prepara experiencias y lecciones, y la<br />

dama aristocrática espléndidos atavíos, y el académico quita<br />

el polvo á su frac y á su inteligencia, y el titiritero redacta el<br />

más extraordinario <strong>de</strong> sus programas, y dispone el cura la<br />

más solemne, alumbrada, campanada é incensada <strong>de</strong> sus<br />

fiestas, y retuércese el poeta en la persecucion y <strong>de</strong>spótico


82<br />

agarrotamiento <strong>de</strong> frases y consonantes; y sueñan las pollas,<br />

<strong>de</strong> diversa cuantía, en la presentacion y caza <strong>de</strong>l soñado ma-<br />

rido, y se mueven tras el positivista y antifilosófico ochavo<br />

las empresas, multiplicando sus trenes, organizando sus car-<br />

reras, abriendo nuevas fondas, metiéndose en barracones,<br />

don<strong>de</strong> toda joya y todo regalo se ven<strong>de</strong>n á real y medio; y<br />

se <strong>de</strong>tienen absortas, ante el imaginario, elástico é inocente<br />

concepto <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong>l pueblo, las entusiasmadas masas,<br />

<strong>de</strong> muy distintas categorías sociales formadas, pero unáni-<br />

mes todas en apellidar santo, admirable, egregio, incompara-<br />

ble é inmortal al símbolo escogido, para que tanta honra re-<br />

flejada en el héroe <strong>de</strong>l dia, caiga en microscópica parte, no<br />

por eso ménos apreciada, sobre cuantos tienen la fortuna <strong>de</strong><br />

contribuir á hacer su esplendorosa apoteosis.<br />

Y en la satisfaccion <strong>de</strong> esa necesidad físico-espiritual, en<br />

el cumplimiento <strong>de</strong> esos <strong>de</strong>beres <strong>de</strong>l dia, ¡cuán gratas emo-<br />

ciones experimentamos! ¡Con qué ansiedad se esperan y se<br />

preparan, y con cuánto entusiasmo se recuerdan <strong>de</strong>spues!<br />

La vanidad y el buen gusto femeninos <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>n á los últi-<br />

mos dias <strong>de</strong> la primavera con una gran parada <strong>de</strong> flores y<br />

plantas, que todo lo embellecen y perfuman; lo mismo allá<br />

en los apartados y pobres ricones <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>sto Madrid, bajo<br />

las blancas flotantes cortinas <strong>de</strong> las ventanas <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong>l<br />

Aguila, Calatrava, Rodas y Mira el Sol, que en los severos<br />

balcones <strong>de</strong>l mundo comercial que puebla el centro <strong>de</strong> la<br />

Villa, que en las extensas galerías, terrazas y sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> los<br />

palacios <strong>de</strong> la Castellana y <strong>de</strong> los inmediatos barrios aristo-<br />

cráticos. ¿Por qué no convocar á las flores particulares á un<br />

congreso <strong>de</strong> los que hoy están en boga, para que, con la ad-<br />

mirable elocuencia <strong>de</strong> sus matices, entretengan al mundo cu-<br />

rioso, como le entretienen los políticos, los arqueólogos, los<br />

artistas, los agricultores, y tantos otros elementos sociales?<br />

Reunidas todas las flores, no habria discusiones entre ellas;<br />

unánimes aclamarian el maravilloso po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la madre natu-<br />

raleza. El resultado útil <strong>de</strong> sus aromáticas conferencias seria<br />

el <strong>de</strong> la revelacion <strong>de</strong> un gran progreso: <strong>de</strong> el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>-<br />

za <strong>de</strong> los gustos y sentimientos domésticos y públicos. Para<br />

el que no tiene más posesiones que la alquilada <strong>de</strong> su pobre


CRÓNICA MENSUAL<br />

habitacion, ¿sabeis lo que significa la posesion, goce y cuida-<br />

do <strong>de</strong> unos pocos puñados <strong>de</strong> tierra, encajonados en el piso<br />

<strong>de</strong> un balcon, don<strong>de</strong> los geranios, los claveles y las albahacas<br />

nacen y prosperan, regalando los sentidos, sin otro coste que<br />

el incomparablemente económico <strong>de</strong>l sorbo <strong>de</strong> agua que por<br />

las mañanas se <strong>de</strong>ja caer entre las tiernas hojas y los escon-<br />

didos tallos? Al anunciarse, pues, á principios <strong>de</strong> Junio, el<br />

Congreso-exposicion <strong>de</strong> flores celebrado en Madrid, multitud<br />

<strong>de</strong> propietarios que no figuran en los libros <strong>de</strong> la Hacienda<br />

pública, acudieron, entre otros que tienen esa fortuna, á to-<br />

mar parte en el artístico concurso, presentando «sus tierras<br />

y sus plantaciones.» Un solo artista, la Primavera, por en-<br />

cargo <strong>de</strong> innumerables aficionados, los expositores, habia<br />

pintado aquella maravillosa galería <strong>de</strong> cuadros realistas, en<br />

los que las rosas, los claveles, las begonias, las hortensias,<br />

los caladios <strong>de</strong>l Brasil, los geranios, y, en fin, toda clase <strong>de</strong><br />

flores y plantas <strong>de</strong> ornamentacion dispuestas en ramos, ca-<br />

nastillos, ramilletes, grupos artísticos y colecciones, y criadas<br />

al aire libre, en el agua, en inverna<strong>de</strong>ros, en resguardos y es-<br />

tufas, á un tiempo alegraban la vista y el corazon, y hacian,<br />

con su admirable elocuencia, muda, pero saturada <strong>de</strong> colori-<br />

do y <strong>de</strong> perfume, la más <strong>de</strong>cidida propaganda en favor <strong>de</strong><br />

las civilizadoras ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> nuestro siglo.<br />

¿Dón<strong>de</strong> faltarán las flores como símbolos <strong>de</strong> la riqueza <strong>de</strong><br />

la vida y <strong>de</strong>l cariño? El mes <strong>de</strong> Junio las ha visto, por ejem-<br />

plo, en tres gran<strong>de</strong>s sucesos, que recuerdo: en la gran Expo-<br />

sicion <strong>de</strong> Bruselas, en la sombría cámara imperial <strong>de</strong> San<br />

Petersburgo y en los concursos electorales <strong>de</strong> Cincinatti y <strong>de</strong><br />

Chicago. La capital <strong>de</strong> Bélgica, con motivo <strong>de</strong>l aniversario<br />

<strong>de</strong> su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia (una excusa cualquiera), ha abierto un<br />

concurso nacional, artístico, industrial y agrícola en el Llano<br />

<strong>de</strong> las Maniobras, cerca <strong>de</strong>l boulevard «Leopoldo», que es<br />

como quien dice, el West-End, <strong>de</strong> aquel culto y laborioso<br />

pueblo.<br />

La capital <strong>de</strong> Rusia ha cubierto <strong>de</strong> flores el féretro <strong>de</strong> una<br />

mujer, que compartió con el emperador los esplendores y las<br />

amarguras <strong>de</strong>l trono; <strong>de</strong> la emperatriz María Alejandrowna,<br />

á quien la muerte venia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace largo tiempo acechando,<br />

83


84<br />

BECERRO DE BENGOA<br />

lo mismo en el seno <strong>de</strong> su familia, que en las risueñas playas<br />

<strong>de</strong> la antigua Liguria, en el suavísimo clima <strong>de</strong> San<br />

Remo, don<strong>de</strong> las palmeras, los granados, los naranjos y los<br />

limoneros se miran en las tranquilas ondas <strong>de</strong>l Mediterráneo,<br />

y <strong>de</strong> cuyo perfumado ambiente, que inunda aquellos<br />

valles, dijo un dia el autor <strong>de</strong>l Orlando:<br />

«Indi i monti Lugustici i riviera,<br />

Che con aranci é sempre verdi mirti,<br />

Quasi avendo perpetua primavera,<br />

Sparge per l'aria i bene olenti spirti.»<br />

Entre sus <strong>de</strong>liciosos jardines pasó la emperatriz muchos<br />

inviernos, contemplando cómo se multiplicaba la vida <strong>de</strong> las<br />

flores meridionales, á medida que apagaba la suya; y <strong>de</strong> seguro<br />

que hoy, al cerrar para siempre los ojos, han ido á<br />

cubrir su imperial lecho <strong>de</strong> muerte, las mismas que ella, con<br />

especial cariño, cuidaba, en los costosos inverna<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la<br />

helada córte <strong>de</strong> los czares, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> haberlas trasportado<br />

<strong>de</strong> las playas <strong>de</strong> Menton y Mónaco.<br />

Extraordinario tributo ha pagado la primavera con sus regalos<br />

á otra solemnidad. El inmenso palacio <strong>de</strong> la Exhibition<br />

Hall en Chicago, don<strong>de</strong> en 8 <strong>de</strong> Junio se reunió la convencion<br />

republicana para la eleccion <strong>de</strong> un candidato á la presi<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> la república norte-americana, más que preparado<br />

para una fiesta politica, parecia tambien una exposicion <strong>de</strong><br />

flores. Las triples bandas <strong>de</strong> las tribunas, las líneas <strong>de</strong> las<br />

galerías, el ámplio cuadro <strong>de</strong> las sillas <strong>de</strong> los 756 electores;<br />

la ornamentacion <strong>de</strong> la tribuna, <strong>de</strong> la presi<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong> los<br />

puestos <strong>de</strong> la prensa; la extensa galería <strong>de</strong> la música, sólo<br />

ostentaba dos clases <strong>de</strong> galas: ban<strong>de</strong>ras nacionales y flores,<br />

Bajo la ámplia bóveda <strong>de</strong> hierro y cristal, acompañaban<br />

á 9.000 espectadores, algunos millones <strong>de</strong> pintadas corolas,<br />

que al esparcir por el ambiente sus perfumes, infundian placentera<br />

calma á aquellos cerebros animados por las peripecias<br />

<strong>de</strong>l combate político. Antes <strong>de</strong> empezarlo, un pastor protestante<br />

dirige al cielo su ovacion en medio <strong>de</strong>l silencio general,<br />

á la oracion sigue el coro <strong>de</strong>l pueblo yankee, y á éste los


CRÓNICA MENSUAL 85<br />

discursos <strong>de</strong> los sostenedores <strong>de</strong> los candidatos. Empieza la<br />

votacion y se repite por 38 veces. Ni el ilustre general Grant,<br />

ni otros políticos, obtienen la mayoría suficiente; un general<br />

viejo, J. Gardfiel, <strong>de</strong>l Ohio, logra algunos votos; la eleccion<br />

<strong>de</strong> aquel íntegro republicano, que fué en sus tiempos leñador,<br />

obrero, propietario <strong>de</strong>spues, y <strong>de</strong>spues animoso soldado<br />

<strong>de</strong> la Union en la gran campaña, no divi<strong>de</strong> á nadie, y ante<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l triunfo <strong>de</strong> un rival sobre otro, por la diferencia <strong>de</strong><br />

pocos votos, que <strong>de</strong>jará viva la rivalidad entre los amigos, se<br />

aclama al que pue<strong>de</strong> unir á todos, el viejo Garfield. La reunion<br />

celebra el resultado con extraordinario regocijo; repítense<br />

los aires nacionales, felicítase el concurso, y aquel público<br />

inmenso, formado por gentes <strong>de</strong> todos los Estados <strong>de</strong> la<br />

Union, por los gran<strong>de</strong>s plantadores, industriales, profesores,<br />

militares, comerciantes, funcionarios y capitalistas se dispersa,<br />

saludando á los representantes, dispuesto á luchar con el<br />

po<strong>de</strong>roso elemento <strong>de</strong>mócrata, que en la convencion <strong>de</strong> Cincinnati<br />

ha elegido, enmedio <strong>de</strong> otra fiesta semejante.<br />

Puesto que así como las flores son la poesía <strong>de</strong> la naturaleza,<br />

son los poetas las flores <strong>de</strong>l mundo espiritual, hemos<br />

visto en Junio, no sólo ceremonias realzadas por el encanto<br />

<strong>de</strong> aquellas, sino poetas coronados por el entusiasmo <strong>de</strong> los<br />

pueblos. Idénticos alar<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la estacion más poética y florida<br />

<strong>de</strong>l <strong>año</strong>. La Rusia ha honrado á su gran poeta Pouschkine,<br />

la Alemania á Goethe, Portugal á Camoens. En Moscou,<br />

en el boulevard <strong>de</strong> Tver, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora llamado boulevard<br />

<strong>de</strong> Pouschkine, se ha elevado el gran monumento <strong>de</strong>l<br />

poeta ruso. Aparece éste en pié, con la mano <strong>de</strong>recha sobre<br />

el pecho y la izquierda puesta atrás, sosteniendo el sombrero;<br />

expresiva y hermosa la cabeza, ornada <strong>de</strong> magnífica cabellera,<br />

melancólica en su aspecto, enérgica en la mirada,<br />

dulce en la sonrisa <strong>de</strong> sus labios, y <strong>de</strong> un parecido admirable<br />

en todos sus <strong>de</strong>talles. La obra esculpida en bronce, se eleva<br />

sobre un pe<strong>de</strong>stal cuadrado <strong>de</strong> granito, en cuyas caras se lee:<br />

«A Pouschkine.—La nacion ben<strong>de</strong>cirá siempre mi memoria;<br />

<strong>de</strong> mi lira, no han brotado más que las armonías <strong>de</strong>l bien.—<br />

La Rusia entera pronunciará con marcado respeto mi nombre.—Erigido<br />

en 1880.» Diez y ocho columnas <strong>de</strong> bronce,


86<br />

BECERRO DE BENGOA<br />

unidas por guirnaldas labradas <strong>de</strong>l mismo metal, completan<br />

el monumento, á cuya inauguracion concurrió lo más escogido<br />

<strong>de</strong>l pueblo ruso, y en la que tomaron parte: un coro<br />

<strong>de</strong> 1.000 cantores, 24 corporaciones obreras <strong>de</strong> Moscou,<br />

cuatro orquestas, la Sociedad <strong>de</strong> Amigos <strong>de</strong> la Literatura<br />

rusa, los alumnos <strong>de</strong> todos los establecimientos <strong>de</strong> instruccion<br />

pública y las representaciones <strong>de</strong> los zemstvos y artistas<br />

<strong>de</strong> los teatros <strong>de</strong>l imperio. El liceo Alejandro, antiguo liceo<br />

<strong>de</strong> Tsarskoe Selo, <strong>de</strong>l cual fué discípulo el gran poeta, ha<br />

resuelto fundar una biblioteca compuesta <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong><br />

Pouschkine y <strong>de</strong> todas las traducciones y trabajos que se han<br />

hecho sobré él en Rusia y en el extranjero, y cuyo primer<br />

catálogo se ha dado á luz con motivo <strong>de</strong> estas fiestas.<br />

En Berlin y en el centro <strong>de</strong> su admirable paseo <strong>de</strong> Thiergarten,<br />

ha erigido la Prusia un monumento á Goethe. Asistieron<br />

á la fiesta <strong>de</strong> la inauguracion: el emperador <strong>de</strong> Alemania,<br />

los dos burgomaestres <strong>de</strong> la capital, y un gran número<br />

<strong>de</strong> notabilida<strong>de</strong>s literarias, científicas y artísticas.<br />

El monumento es <strong>de</strong> mármol <strong>de</strong> Carrara, y se compone <strong>de</strong><br />

un zócalo que sostiene la estátua <strong>de</strong> aquel génio, en pié, en<br />

lo más po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong> su vida, envuelto en su magnífico manto<br />

y ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> tres grupos, que representan la poesía lírica,<br />

la ciencia y la poesía dramática. Portugal ha celebrado,<br />

con inusitada pompa, el centenario <strong>de</strong> Camoens, trasladando<br />

los restos <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> Os Lusiadas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el convento <strong>de</strong><br />

Santa Ana á la capilla <strong>de</strong> San Rafael, en el convento <strong>de</strong> los<br />

Jerónimos <strong>de</strong> Lisboa, y honrando <strong>de</strong>l mismo modo las cenizas<br />

<strong>de</strong>l insigne navegante Vasco <strong>de</strong> Gama. Con este motivo<br />

la reina <strong>de</strong>l Tajo ha presenciado inolvidables fiestas, animadas<br />

por el espíritu <strong>de</strong> un pueblo entusiasta, y referidas en<br />

nuestro país por diversos cronistas representantes <strong>de</strong> la<br />

prensa madrileña, que acudieron á saludar al pueblo hermano,<br />

y á sus gran<strong>de</strong>s genios, compañeros <strong>de</strong> nuestros inmortales<br />

escritores marinos.<br />

Rusia, la triste Rusia, salud y glorifica al hijo querido <strong>de</strong><br />

las musas, al poeta emblema <strong>de</strong> la libertad que tanto anhela,<br />

afirmándose en sus gran<strong>de</strong>s esperanzas <strong>de</strong> emancipacion;<br />

Alemania, la severa y científica Alemania, glorifica al filóso-


CRÓNICA MENSUAL<br />

87<br />

fo, sabio y poeta, símbolo <strong>de</strong> la po<strong>de</strong>rosa vida <strong>de</strong> un pueblo<br />

libre en sus creencias, aunque todavía no emancipado <strong>de</strong> la<br />

férrea tutela <strong>de</strong> la espada y <strong>de</strong> la nobleza, que irresistiblemente<br />

transigen ya con la ciencia y con la filosofía; y Portugal,<br />

el risueño y hermoso país <strong>de</strong>l Mediodía, satisfecho con<br />

el goce <strong>de</strong> sus sólidas liberta<strong>de</strong>s, busca en los recuerdos <strong>de</strong>l<br />

pasado un contrapeso que complete ante los ojos <strong>de</strong>l mundo,<br />

su mo<strong>de</strong>sta significacion internacional presente.<br />

Estos son los héroes que han sacado en solemne procesion<br />

cívica los pueblos, adorando en ellos la tradicion <strong>de</strong> la poesía,<br />

como con sus flores y sus animadas verbenas, sus fiestas<br />

y sus altares, adorando á su vez el espíritu religioso hemos<br />

sacado nosotros á San Antonio, San Juan y San Pedro, en medio<br />

<strong>de</strong>l innumerable concurso <strong>de</strong> gentes <strong>de</strong> la Florida madrileña,<br />

<strong>de</strong> las grutas, maravillas y toros <strong>de</strong> Valladolid, <strong>de</strong> los<br />

toros, concursos é iluminaciones <strong>de</strong> Búrgos, y <strong>de</strong> los riscos,<br />

meriendas, rosarios y aurrescos <strong>de</strong> Urquiola en Vizcaya.<br />

Pi<strong>de</strong> la fiebre <strong>de</strong>l verano, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> flores y genios, expansion<br />

y libertad. Nada pue<strong>de</strong> admitirse que tiranice metódicamente<br />

la vida <strong>de</strong>l dia; ni las sesiones <strong>de</strong> Córtes, ni los trabajos<br />

<strong>de</strong>l Ateneo, ni la disciplina <strong>de</strong> los cursos escolares.<br />

Adios, pues, las entretenidas tarcas <strong>de</strong>l Parlamento, que alimentan<br />

las columnas <strong>de</strong> los periódicos, las conversaciones<br />

<strong>de</strong> los cafés y las esperanzas <strong>de</strong> los malaventurados aspirantes<br />

eternos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. Disueltos ó fundidos, en ebullicion ó<br />

congelados, gastando su energía en verda<strong>de</strong>ras y estériles evoluciones<br />

físico-políticas, hay una especie <strong>de</strong> casta judía <strong>de</strong><br />

la gobernacion <strong>de</strong>l reino, que sin duda por el pecado <strong>de</strong> haber<br />

ayudado á todos los re<strong>de</strong>ntores, al revés <strong>de</strong> lo que hizo<br />

Ahasverus el zapatero, está con<strong>de</strong>nada á oir siempre aquellas<br />

fatídicas palabras <strong>de</strong>: ¡Anda! ¡anda! y se la ve andar, en<br />

efecto, <strong>de</strong>l circo <strong>de</strong> Price á las Cámaras, <strong>de</strong>l salon <strong>de</strong> conferencias<br />

al retraimiento, <strong>de</strong> la plaza <strong>de</strong> Oriente á Betelu, <strong>de</strong><br />

Arjonilla á Biarritz, <strong>de</strong> Llanes á Zamora, sin parar un punto,<br />

sin saber á dón<strong>de</strong> le va, hasta que suene la trompeta <strong>de</strong>l<br />

Juicio final, en cuyo dia, á cada cual, dicen que le han <strong>de</strong><br />

dar su merecido. Terminó el Sr. Carvajal las pacíficas y<br />

honrosas li<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Ateneo, exponiendo <strong>de</strong> un modo admira-


88<br />

BECERRO DE BENGOA<br />

ble su opinion acerca <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la raza latina, cuyos hijos<br />

persiguen hoy tan diversos i<strong>de</strong>ales, y cerraron las cátedras<br />

oficiales sus puertas, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> repartir con la mayor equi-<br />

dad posible los premios, las aprobaciones y las calabazas. Y,<br />

¡á vivir, muchachos! es <strong>de</strong>cir, á buscar nuevos horizontes y<br />

á gastar el tiempo que se encuentre <strong>de</strong> sobra y el dinero que<br />

se recoja, <strong>de</strong> cualquiera manera. Así lo recomienda la filoso-<br />

fía positiva no aprendida en ningun libro, sino magistral-<br />

mente enseñada por el pícaro mundo. Así lo harán los veinte<br />

mil veraniegos que Madrid envia á las playas <strong>de</strong>l Norte, los<br />

cien mil espíritus <strong>de</strong>l <strong>de</strong>mi mon<strong>de</strong>, que huyen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> París á<br />

las playas <strong>de</strong> Dieppe, Trouville, Treport y Etretat, y los es-<br />

tudiantes <strong>de</strong> Europa y América, entre los cuales ¡horroroso<br />

porvenir! asusta el saber el número <strong>de</strong> los que sólo en Ale-<br />

mania se <strong>de</strong>dican al estudio <strong>de</strong> la filosofía y <strong>de</strong> la literatura.<br />

Veinte universida<strong>de</strong>s tiene el imperio, y entre ellas: Berlin<br />

con 3.608 estudiantes, Leipsig con 2.227, Munich con 1.806,<br />

Breslau con 1.309, Halle con 1.098, Tubinga con 924, Goe-<br />

thinga con 965. Las que cuentan menor número <strong>de</strong> asisten-<br />

tes son: Kiel, que tiene 292, y Rostock 198. En suma, <strong>de</strong><br />

20.172 alumnos que figuran en los exámenes <strong>de</strong> Junio, 8.624<br />

pertenecen á las faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> filosofía metafísica y natural,<br />

y el resto cursan <strong>de</strong>recho, medicina y teología. Cansados <strong>de</strong><br />

fumar, <strong>de</strong> beber cerveza y <strong>de</strong> repetir las lecciones <strong>de</strong> Dubois<br />

Reymond, Virchow, Hartman, Helmholtz, Bernstein, Vo-<br />

gel, Konig, Schif, Lippman y otros, se habrán esparcido<br />

por las pintorescas comarcas alemanas, para cobrar nuevas<br />

fuerzas con el <strong>de</strong>scanso, y para volver con nuevo ardor á la<br />

liza, en la que han <strong>de</strong> templar sus cerebros, convirtiéndolos<br />

en po<strong>de</strong>rosos focos <strong>de</strong> futura propaganda, que han <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar<br />

atras á los celebérimos Buchner, Schopenhauer, Haeckel y<br />

Brucke.<br />

Mientras con el libro, con los cálculos y con las experien-<br />

cias penetren en los asombrosos horizontes <strong>de</strong>l mundo nue-<br />

vo, otra parte muy numerosa <strong>de</strong> nuestra generacion conti-<br />

núa rindiendo extraordinario culto al pasado. Antropólogos,<br />

anticuarios é historiadores marchan en direccion opuesta á<br />

los hombres científicos y á los filósofos, como marcharon en


CRÓNICA MENSUAL 89<br />

los primeros tiempos los ários y los semitas en e! <strong>de</strong>scubri-<br />

miento y ocupacion <strong>de</strong> los continentes, recibiendo los unos<br />

la luz <strong>de</strong>l sol por la izquierda y los otros por la <strong>de</strong>recha, y<br />

escribiendo por necesidad los primeros <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha á izquier-<br />

da sobre sus tablas ó papiros, y viceversa los segundos,<br />

como hoy se escribe tambien en muy opuestas direcciones,<br />

segun que la inteligencia esté alumbrada por el lado <strong>de</strong> la<br />

razon ó por el laclo <strong>de</strong>l sentimiento. En estas aficiones, ¿qué<br />

importan los rigores <strong>de</strong> la estacion, las distancias, ni las di-<br />

ficulta<strong>de</strong>s? Sábio conozco yo, belga por cierto, que en breves<br />

dias, en el mes á que me refiero, ha sufrido el cálido sol <strong>de</strong>l<br />

golfo napolitano, no para subir al Vesubio en el curiosísimo<br />

y prosáico ferro-carril funicular, que se acaba <strong>de</strong> asentar<br />

sobre las la<strong>de</strong>ras volcánicas para visitar el cráter, sino para<br />

contemplar la nueva casa llamada «Del Centenario,» que se<br />

ha concluido <strong>de</strong> <strong>de</strong>senterrar en el maravilloso campo <strong>de</strong><br />

Pompeya, y que es <strong>de</strong> lo más vasto y notable que se ha en-<br />

contrado entre las ruinas. Ocupa todo el espacio que se ex-<br />

tien<strong>de</strong> entre las calles <strong>de</strong> la novena region, y consta <strong>de</strong> dos<br />

átrios, dos triclínios, cuatro galerías, un calidarium, un fri-<br />

gidarium y un tepidarium, con elegantes vestíbulos, un pe-<br />

ristilo <strong>de</strong> veintiseis columnas, escaleras y pilas <strong>de</strong> mármol y<br />

multitud <strong>de</strong> admirables frescos, que son el encanto <strong>de</strong> los<br />

hombres entendidos. Y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquellas risueñas playas medi-<br />

terráneas, se trasladó mi amigo á San<strong>de</strong>herred, en la costa<br />

<strong>de</strong> Noruega, don<strong>de</strong> en el interior <strong>de</strong> un montículo artificial<br />

formado entre las peñas, se ha hecho el notabilísimo <strong>de</strong>scu-<br />

brimiento <strong>de</strong> una barca <strong>de</strong> velas, <strong>de</strong> los antiguos piratas<br />

scandinavos Vikings, <strong>de</strong> 75 piés <strong>de</strong> longitud y perfectamente<br />

armada y equipada, como si estuviese á punto <strong>de</strong> salir para<br />

una larga correría marítima. En su interior se han hallado<br />

ejemplares <strong>de</strong> todos los aparatos <strong>de</strong> que se servian los North-<br />

mans en sus maniobras <strong>de</strong> la navegacion. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ellos,<br />

y <strong>de</strong> los palos, correajes, armaduras <strong>de</strong> escudos y trozos <strong>de</strong><br />

velas se han encontrado tres esqueletos <strong>de</strong> caballos, en la<br />

parte <strong>de</strong>l buque correspondiente al timon. En estos momen-<br />

tos se está tratando <strong>de</strong> poner á flote tan curioso hallazgo,<br />

para conducirlo á Christiania, en cuyo museo <strong>de</strong> la Univer-


90<br />

BECERRO DE BENGOA<br />

sidad figurará. Hoy, con otros muchos hombres estudiosos,<br />

asiste á la terminacion <strong>de</strong>finitiva <strong>de</strong>l monumento más grandioso<br />

y extenso <strong>de</strong>l arte gótico, <strong>de</strong> la catedral <strong>de</strong> Colonia,<br />

hace seis siglos empezada. Sus dos torres se alzan sobre la<br />

línea <strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong> <strong>de</strong> Cheops y <strong>de</strong> la aguja <strong>de</strong> Strasburgo,<br />

puesto que tiene cada una 160 metros <strong>de</strong> elevacion. La gran<br />

campana bordon, fundida con c<strong>año</strong>nes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la<br />

campaña francesa, pesa 560 quintales, y para ponerla en<br />

movimiento el dia <strong>de</strong> la inauguracion, se necesitará el esfuerzo<br />

<strong>de</strong> veintiocho hombres.<br />

Y aquí su viaje <strong>de</strong> este verano artístico, no concluye: mi<br />

hombre, sin aprension ninguna, dice que pasará el mes <strong>de</strong><br />

Setiembre en Sicilia, don<strong>de</strong> se celebrará el Congreso <strong>de</strong> Catana,<br />

con gran<strong>de</strong>s sesiones científicas en la Universidad, ascension<br />

á los cráteres apagados <strong>de</strong>l Etna, á la altura <strong>de</strong> Piano<br />

<strong>de</strong>l Lago, al Observatorio astronómico volcánico, á la contemplacion<br />

<strong>de</strong> la salida <strong>de</strong>l sol <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cima <strong>de</strong>l Etna, á la<br />

fiesta <strong>de</strong> la Casa Etnea, al Monti Rossi y á la gira <strong>de</strong>l Valle<br />

<strong>de</strong>l Bove.<br />

De este modo busca cada cual la distraccion <strong>de</strong> su espíritu,<br />

Los comuneros rojos, consumidos por las amarguras <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>stierro, lo hallarán en la vida incomparable <strong>de</strong> París, ahora<br />

que no podrán disfrutarla las comunida<strong>de</strong>s blancas. Mucho<br />

va siendo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mocracias exaltadas, pero no es<br />

ménos consi<strong>de</strong>rable el que logran los propagandistas <strong>de</strong> la<br />

Religion. Segun una reciente estadística norte-americana, los<br />

bienes eclesiásticos en los Estados Unidos se evalúan hoy<br />

en mil millones <strong>de</strong> pesetas. Si estas propieda<strong>de</strong>s inmensas,<br />

que no pagan contribucion alguna, continúan aumentando<br />

en las mismas proporciones en que han aumentado en estos<br />

últimos <strong>año</strong>s, su valor llegará en 1900 á quince mil millones<br />

<strong>de</strong> pesetas.<br />

Ni en Francia, ni en España supondrá jamás un valor semejante<br />

la propiedad religiosa. Hoy vivimos en pleno período<br />

<strong>de</strong> restauracion, fundacion y ereccion <strong>de</strong> conventos. Hablando<br />

<strong>de</strong> ellos, ha corrido por los círculos literarios una noticia<br />

que evoca un triste recuerdo. Aquel insigne periodista francés,<br />

M. Prevost-Paradol, orgullo <strong>de</strong> la prensa francesa, que en


CRÓNICA MENSUAL<br />

91<br />

mal hora se rindió al imperio, y en mal hora fué á buscar con<br />

la embajada <strong>de</strong> los Estados Unidos la muerte en el suicidio,<br />

<strong>de</strong>jó dos hijos: un muchacho <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s esperanzas, y una<br />

bellísima niña. El jóven se suicidó hace cuatro <strong>año</strong>s; la hija<br />

<strong>de</strong>l distinguido escritor, Teresa Prevost-Paradol, ha profesado<br />

en un convento, <strong>de</strong>jando 2.200 francos <strong>de</strong> renta á la Asociacion<br />

<strong>de</strong> alumnos <strong>de</strong> la Escuela normal <strong>de</strong> París.<br />

Triste fortuna fué la <strong>de</strong>l periodista eminente, que no pudo<br />

legar á la posteridad el buen ejemplo <strong>de</strong> la consecuencia<br />

política. Esta difícil virtud ha sido en nuestros dias el más<br />

preciado timbre <strong>de</strong> otro obrero ilustre <strong>de</strong>l trabajo y <strong>de</strong> la<br />

inteligencia, <strong>de</strong>l respetable veterano <strong>de</strong> la propaganda literaria<br />

esp<strong>año</strong>la, D. Angel Fernan<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los Rios, á quien<br />

dos generaciones han sabido admirar, y á quien Madrid<br />

ha dado, en su entierro, relevante muestra <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>racion<br />

y cariño. Murió en el <strong>de</strong>stierro, obligado por la entereza<br />

<strong>de</strong> su corazon; hijo <strong>de</strong> una raza <strong>de</strong> hombres que escasea <strong>de</strong><br />

dia en dia.<br />

El mundo exige que se viva y se goce, cualquiera que sea<br />

el color que tenga el cielo. ¡Vivamos y gocemos! Nunca<br />

en mejor ocasion que ahora se ha podido <strong>de</strong>scubrir un curiosísimo<br />

documento. El profesor Hagen, <strong>de</strong> Berna, ha encontrado<br />

en la olvidada biblioteca <strong>de</strong> un pobre templo, el siguiente<br />

epígrama, <strong>de</strong>bido á la pluma <strong>de</strong>l emperador Augusto,<br />

que, segun confesion <strong>de</strong> Suetonio y Marcial, los hacia muy<br />

buenos:<br />

«Octaviani Augusti.»<br />

Convivae ¡Tetricas hodie secludite curas!<br />

¡Ne maculent niveum nubila corda diem!<br />

Omnia sollicite pellantur murmura mentis,<br />

Ut vacet indomitum pectus amicitiae.<br />

Non semper gau<strong>de</strong>re licet; fugit hora. ¡Jocemur!<br />

Difficile es Fatis subripuisse diem.»<br />

Es <strong>de</strong>cir: Dejad hoy, amigos, los tétricos cuidados; no<br />

oscurezcan al hermoso dia las amarguras <strong>de</strong>l corazon; callen<br />

los rumores y agonías <strong>de</strong> la mente inquieta, y, ríndase á los


92<br />

ISIDRO<br />

goces <strong>de</strong> la amistad el pecho más indómito. No siempre es<br />

posible alegrarse; el tiempo vuela; ¡gocemos!; que es muy<br />

difícil evitar que los tristes hados nos sorprendan en su dia.<br />

No blindarán con más franqueza los calaveras en los<br />

postres <strong>de</strong> Fornos, en las veladas <strong>de</strong>l verano <strong>de</strong> San Sebas-<br />

tian ó Biarritz, ó en los barrios alegres <strong>de</strong> París. El mundo,<br />

GIL<br />

en materia <strong>de</strong> filosofía, ha sido siempre el mismo.<br />

RICARDO BECERRO DE BENGOA.<br />

LA ABADÍA DE SAN QUIRCE.<br />

( 1 )<br />

Búrgos es una ciudad verda<strong>de</strong>ramente monumental. Las<br />

glorias <strong>de</strong> su ilustre historia están escritas en inmortales pá-<br />

ginas <strong>de</strong> piedra, que la inclemente accion <strong>de</strong>l tiempo y la<br />

mano <strong>de</strong>structora <strong>de</strong>l hombre no han podido borrar aún.<br />

Quizá algun dia, en la marcha sucesiva <strong>de</strong> los siglos,<br />

<strong>de</strong>saparezcan para siempre; pero el recuerdo <strong>de</strong> su belleza,<br />

su artística hermosura, ensalzada constantemente por los<br />

poetas, admirada por los hombres <strong>de</strong> ciencia y reproducida<br />

mil veces por el génio <strong>de</strong> los artistas, vivirá eternamente<br />

para perpetuar el nombre <strong>de</strong> la antigua Caput Castellae, cuna<br />

<strong>de</strong> reyes y patria <strong>de</strong> esclarecidos varones, cuyos nombres se<br />

asocian en la historia á los hechos más gloriosos <strong>de</strong> España,<br />

como se une al recuerdo <strong>de</strong> las más <strong>de</strong>licadas flores la fra-<br />

gancia y perfume que las avalora.<br />

(1) En los juegos florales celebrados en Búrgos en 1879, fué premiada una<br />

preciosa Memoria sobre este monumento, <strong>de</strong>bida a la pluma <strong>de</strong>l distinguido<br />

literato D. Manuel M. Añibarro y Rives, a cuyo interesante trabajo, remitimos<br />

al lector que <strong>de</strong>see adquirir noticias más <strong>de</strong>talladas.


LA ABADÍA DE SAN QUIRCE<br />

La admirable catedral <strong>de</strong> Búrgos, que hien<strong>de</strong> el espacio<br />

hasta ceñir su frente <strong>de</strong> filigrana con una aureola <strong>de</strong> nubes,<br />

representa y caracteriza las diversas <strong>época</strong>s <strong>de</strong> la Edad Media<br />

bajo su aspecto religioso y guerrero.<br />

La Cartuja <strong>de</strong> Miraflores con sus trepados <strong>de</strong> cardo y<br />

trébol, sus airosas ojivas, sus cairelados arcos, sus flechas,<br />

pináculos, hornacinas y sepulcros que sostienen legiones <strong>de</strong><br />

ángeles, santos, vírgenes y confesores en actitud <strong>de</strong> místico<br />

arrobamiento, nos da i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l aparatoso gusto y profusa or-<br />

namentacion <strong>de</strong>l siglo XV; período <strong>de</strong>l arte en que el génio<br />

apura todas sus inspiraciones para <strong>de</strong>spedir con gran<strong>de</strong>za<br />

una <strong>época</strong> que muere y abrir sus eternales puertas al renaci-<br />

miento que ya asomaba en el horizonte lejano precedido <strong>de</strong><br />

todos sus esplendores y llevando en triunfo el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> la<br />

forma humana.<br />

El monasterio <strong>de</strong> las Huelgas, misterioso museo <strong>de</strong> antigüeda<strong>de</strong>s,<br />

encierra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la clausura <strong>de</strong> sus sagrados<br />

muros ejemplares <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> todas las <strong>época</strong>s, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />

claustros románicos <strong>de</strong> arcos pequeños con columnas parea-<br />

das y toscos bajo-relieves, hasta las más acabadas perfeccio-<br />

nes <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>rno estilo clásico, pasando por todas las vicisi-<br />

tu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la arquitectura que ha grabado en las bóvedas <strong>de</strong><br />

aquel admirable monasterio tesoros <strong>de</strong> hermosura y enigmas<br />

<strong>de</strong> arqueología, capaces <strong>de</strong> apurar la paciencia <strong>de</strong>l más tenaz<br />

anticuario.<br />

Por este ór<strong>de</strong>n, Búrgos ostenta en todas partes mudos<br />

testimonios <strong>de</strong> su gran<strong>de</strong>za pasada en templos, como Fres-<br />

<strong>de</strong>lval, San Gil y San Pedro <strong>de</strong> Car<strong>de</strong>ña, y en construcciones<br />

civiles como sus magníficas murallas, sus puertas antiquí-<br />

simas, y los restos <strong>de</strong> sus palacios.<br />

Existe, sin embargo, en las cercanías <strong>de</strong> esta insigne ciu-<br />

dad un momento bizantino en extremo curioso, tan notable<br />

por su mérito artístico como por su veneranda antigüedad,<br />

tan digno <strong>de</strong> respeto y admiracion para todo aquel que sienta<br />

latir en el pecho un corazon <strong>de</strong> artista y sepa conmoverse<br />

ante la poesía <strong>de</strong> la historia, como olvidado y abandonado<br />

en lo más profundo <strong>de</strong> un solitario valle que sombrea lóbrego<br />

y medroso encinar.<br />

93


94<br />

ISIDRO GIL<br />

Este monumento es la abadía <strong>de</strong> San Quirce.<br />

Separado <strong>de</strong> todo camino <strong>de</strong> cruce, oculto en los repliegues<br />

<strong>de</strong> un terreno <strong>de</strong>spoblado, precedido <strong>de</strong> escuetos páramos<br />

don<strong>de</strong> reina el silencio y la más absoluta soledad, San<br />

Quirce alza sus cenicientos muros sobre un fondo <strong>de</strong> rica<br />

vegetacion que le circunda con amor, produciendo in<strong>de</strong>finible<br />

encanto y sorpresa sin igual al <strong>de</strong>scubrir aquella hondonada<br />

cubierta <strong>de</strong> <strong>año</strong>sas encinas, sobre cuyo sombrío color<br />

<strong>de</strong>staca la mole <strong>de</strong> un cuadrado campanario y el pesado macizo<br />

<strong>de</strong>l edificio.<br />

El orígen <strong>de</strong> este templo se remonta á los tiempos <strong>de</strong> la<br />

reconquista. El 16 <strong>de</strong> Junio <strong>de</strong>l <strong>año</strong> 904, dia en que la iglesia<br />

conmemoraba el martirio <strong>de</strong> San Quirico (Quirice) y Santa<br />

Julita, un horrible estrépito <strong>de</strong> armas y caballos, el estruendo<br />

formidable <strong>de</strong> dos ejércitos que chocan repentinamente, turbó<br />

la soledad <strong>de</strong>l valle, llenando el espacio <strong>de</strong> gritos atronadores<br />

y moribundos ayes, y el suelo <strong>de</strong> cadáveres palpitantes,<br />

cubiertos unos con el morisco alquicel y resguardados otros<br />

con las férreas armaduras castellanas que no bastan á evitar<br />

la muerte en tan sangrienta lucha.<br />

Era el ejército <strong>de</strong>l jóven con<strong>de</strong> Fernan-Gonzalez que sorprendia<br />

en sus tiendas al romper la aurora las huestes <strong>de</strong><br />

Helich, caudillo <strong>de</strong> Abdalláh, <strong>de</strong>rrotando en breve tiempo<br />

con un puñado <strong>de</strong> valientes burgaleses, la vanguardia <strong>de</strong> las<br />

tropas musulmanas, sucesoras <strong>de</strong> aquellos árabes aventureros<br />

que en dos <strong>año</strong>s conquistaron toda la Península sometiendo<br />

al empuje <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>río el imperio <strong>de</strong> los godos corrompido<br />

por los vicios <strong>de</strong> los Witizas y Rodrigos.<br />

Muerto en el combate Helich, á manos <strong>de</strong>l mismo con<strong>de</strong><br />

segun refiere la tradicion, <strong>de</strong>strozado lo mejor <strong>de</strong> su ejército<br />

y en vergonzosa fuga el resto, la victoria fué pronta y gloriosa.<br />

Entónces pensó el con<strong>de</strong> en erigir un monumento que<br />

perpetuase tan gran<strong>de</strong> hazaña y señalara á las futuras generaciones<br />

el lugar <strong>de</strong> su primera victoria, para lo cual mandó<br />

reedificar una antigua ermita que existia medio arruinada<br />

en aquel punto.<br />

Cuatro <strong>año</strong>s más tar<strong>de</strong>, Fernan-Gonzalez, hizo elevar la<br />

actual abadia, dotándola <strong>de</strong> pingues rentas, privilegios y exen-


LA ABADÍA DE SAN QUIRCE 95<br />

ciones, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuya <strong>época</strong> se instaló una pequeña comunidad<br />

<strong>de</strong> benedictinos á las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> D. Asurio, primer abad <strong>de</strong><br />

San Quirce.<br />

Los sucesores <strong>de</strong>l fundador, García Fernan<strong>de</strong>z y Sancho<br />

García, dispensaron siempre á San Quirce predileccion particular,<br />

mereciendo ser visitado más tar<strong>de</strong> por el rey <strong>de</strong> Castilla<br />

D. Fernando I y doña Sancha, que confirmaron los privilegios<br />

<strong>de</strong>l santuario.<br />

D. Sancho el II cedió el monasterio á la antigua se<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

Oca, cuyos restos han <strong>de</strong>saparecido por completo, y en I.º <strong>de</strong><br />

Mayo <strong>de</strong> 1075 al crear la se<strong>de</strong> <strong>de</strong> Búrgos D. Alfonso el VI<br />

trasladó á ella los privilegios <strong>de</strong> Oca y quedó San Quirce sujeto<br />

á la jurisdicción <strong>de</strong> la iglesia catedral <strong>de</strong> esta ciudad.<br />

Estas breves, pero interesantes noticias históricas, revelan<br />

la antigua fundacion <strong>de</strong> la abadia <strong>de</strong> San Quirce. Al contemplar<br />

los pardos muros <strong>de</strong> su maciza nave, su ábsi<strong>de</strong> torreado,<br />

su magnífica portada y el rico ventanaje <strong>de</strong> la iglesia, créese<br />

el espectador trasportado á otras remotas eda<strong>de</strong>s; tan admirablemente<br />

se halla conservado el monasterio.<br />

San Quirce no es una ruina; es más interesante aún; es<br />

la obra <strong>de</strong> arte acabada, perfecta, sin restauraciones, con un<br />

carácter <strong>de</strong> <strong>época</strong> asombroso, como recien erigida, pero solitaria,<br />

olvidada, triste; con todo el encanto y poesía <strong>de</strong> una<br />

ruina por la soledad y el abandono y toda la majestad y be-:<br />

lleva <strong>de</strong> un monumento <strong>de</strong> primer ór<strong>de</strong>n por sus primores<br />

artísticos. Es la muerte en plena vida, la vejez y la infancia<br />

juntas; la hermosura <strong>de</strong>spreciada, pero <strong>de</strong>slumbradora y brillante<br />

por sus atractivos; interesante siempre por su inmerecida<br />

<strong>de</strong>sgracia; poética y sublime, que guarda como un tesoro<br />

rico manantial <strong>de</strong> inspiraciones para el poeta y el artista y<br />

notables enseñanzas para el sábio y el arqueólogo.<br />

Una bella portada <strong>de</strong> correcto arco romano, tallada en la<br />

profundidad <strong>de</strong>l muro, sirve <strong>de</strong> entrada al templo. Pequeñas<br />

columnas con capitales, que recuerdan vagamente el arte pagano,<br />

sostienen tres arcos sucesivos bordados profusamente<br />

con molduras <strong>de</strong>licadas que dibujan lazos, festones, recuadros,<br />

curvas, <strong>de</strong>ntillones y tableros <strong>de</strong> damas con tres místicas<br />

figuras en el tímpano que representan la Santísima Tri-


96<br />

ISIDRO GIL<br />

nidad. Los canes que rematan el pórtico, fingen toscamente<br />

algunos pasajes <strong>de</strong>l Antiguo Testamento, como la creacion,<br />

el pecado original, la expulsion <strong>de</strong>l Paraíso, el sacrificio <strong>de</strong><br />

Abraham, el diluvio, el arca <strong>de</strong> la Alianza y otros muchos.<br />

Pero nada tan admirable, con serlo tanto lo que llevamos<br />

dicho, como el color tostado <strong>de</strong> la piedra que aparece á la<br />

vista <strong>de</strong> un subido tono asienado, testimonio <strong>de</strong> su edad remota,<br />

color que contrasta con las plantas parásitas que han<br />

buscado albergue en los resaltos <strong>de</strong> las molduras para contribuir<br />

con sus variados matices al aspecto pintoresco <strong>de</strong>l<br />

conjunto.<br />

La iglesia la constituye una sola nave, bastante espaciosa<br />

y larga, con arquitos <strong>de</strong> ornamentacion y haces <strong>de</strong> columnas<br />

soberbias, en cuyos capiteles mézclanse las figuras <strong>de</strong> santos<br />

y prelados con ángeles y génios infernales <strong>de</strong> extrañas y ridículas<br />

formas que revelan los primeros pasos vacilantes <strong>de</strong>l<br />

arte cristiano en Castilla.<br />

La bóveda es redonda, y en el centro se alza una pequeña<br />

cúpula aplanada, que recuerda el panteon <strong>de</strong> Agripa en menor<br />

escala. Los arcos, <strong>de</strong>snudos <strong>de</strong> todo adorno y <strong>de</strong> severa línea,<br />

imponen por su sencillez, prestando al templo ese carácter<br />

místico que eleva á lo infinito y <strong>de</strong>spierta <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong>l alma<br />

ecos adormecidos <strong>de</strong> profunda piedad, que vuelan <strong>de</strong>l corazon<br />

á los labios en forma <strong>de</strong> sentidas oraciones al Altísimo.<br />

El ábsi<strong>de</strong> torreado se apoya en cinco robustos estribos, y<br />

sobre los canes que sostienen una labrada cornisa, sube una<br />

cubierta <strong>de</strong> piedra que no es comun en las construcciones <strong>de</strong><br />

la <strong>época</strong>.<br />

La torre es soberbia, á pesar <strong>de</strong> su remate gótico y algunas<br />

pequeñas adiciones <strong>de</strong> fechas mo<strong>de</strong>rnas, sorprendiendo,<br />

verda<strong>de</strong>ramente, el cubo adosado á la misma, por cuyo interior<br />

ascien<strong>de</strong> una escalera que da acceso al campanario, don<strong>de</strong><br />

moran, sin temor alguno <strong>de</strong> ser molestadas, millares <strong>de</strong> aves<br />

que han buscado abrigo en aquellas alturas.<br />

Al pié <strong>de</strong> esta torre se halla otro pórtico <strong>de</strong> rica labor con<br />

bajo-relieves <strong>de</strong>l apostolado y los cuatro Evangelistas, tapizado<br />

todo el muro <strong>de</strong> verdosas manchas que los aires <strong>de</strong>l<br />

norte han impreso in<strong>de</strong>leblemente. Un buen arco románico,


RECUERDO DE UNA TUMBA 97<br />

tallado, con menudas labores, se ve cortado bruscamente y<br />

tapiado el fondo para usos mo<strong>de</strong>rnos que apenas tienen explicacion,<br />

y por último, cuatro hermosas ventanas <strong>de</strong> columnas<br />

preciosas, rica cornisa y arquitrabe adintelado, completan<br />

el artístico aspecto <strong>de</strong>l monumento.<br />

Lástima gran<strong>de</strong> que esta maravilla se halle olvidada y<br />

abandonada. Un irresistible impulso <strong>de</strong> llamar la atencion <strong>de</strong><br />

los artistas y anticuarios hácia esta joya <strong>de</strong>sconocida, nos ha<br />

movido á escribir estos ligeros apuntes, débil recuerdo <strong>de</strong> la<br />

poética impresion que nos produjo la primera vez que visitamos<br />

su sagrado y venerando recinto.<br />

ISIDRO GIL.<br />

RECUERDO DE UNA TUMBA.<br />

Comenzaba el invierno y era una tar<strong>de</strong> fria, triste, nebulosa.<br />

Acababa un reloj <strong>de</strong> dar lenta y gravemente cinco campanadas,<br />

que yo habia contado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo <strong>de</strong> mi gabinete<br />

con tristeza, con esa tristeza sin orígen que pesa en ocasiones<br />

sobre nuestra alma, oprimiéndonos, sofocándonos.<br />

No sé qué tenia yo aquella tar<strong>de</strong>; no sé qué sentimiento <strong>de</strong><br />

vaga melancolía nublaba mi ánimo.<br />

Yo veia flotar en la atmósfera <strong>de</strong> mi habitacion no sé qué<br />

cosa negra, pesada, fria, apenadora.<br />

La tristeza se con<strong>de</strong>nsaba en mi alma y oprimia mi corazon.<br />

Me parecia que respiraba el vacío.<br />

I.


98<br />

EMILIO FERRARI<br />

Tenian, á mi vista, los objetos, la sombra <strong>de</strong> un tinte os-<br />

curo, pálido, abrumador; lo veia todo como á través <strong>de</strong> un<br />

cristal ahumado.<br />

Yo sentia en mi pecho los misteriosos latidos <strong>de</strong> un <strong>de</strong>seo<br />

que no conocia y que era impotente para realizar; el secreto<br />

impulso <strong>de</strong> una fuerza colosal que sacudia mi espíritu con la<br />

violencia <strong>de</strong> una necesidad naciente, el ardoroso calor <strong>de</strong> un<br />

fuego volcánico que abrasaba mi sér y hacia hervir mi sangre;<br />

pero todo esto oculto entónces, asimilado, hundido, produciendo<br />

una po<strong>de</strong>rosa sobrexcitacion <strong>de</strong> tristeza, una infinita<br />

vaguedad en mi alma.<br />

Salí <strong>de</strong> casa.<br />

Eché por el campo, y sumergido en una especie <strong>de</strong> sonambulismo,<br />

abandonado á mis poéticos <strong>de</strong>svaríos, encontréme<br />

á poco, <strong>de</strong> una manera inesperada, en un cementerio.<br />

En el cementerio <strong>de</strong>... ¿qué importa <strong>de</strong> dón<strong>de</strong>? Un cementerio<br />

no pertenece á ninguna <strong>de</strong>marcacion local; no es <strong>de</strong><br />

ninguna parte.<br />

Está fuera <strong>de</strong> la sociedad, fuera <strong>de</strong> los hombres, fuera <strong>de</strong>l<br />

mundo.<br />

Tiene una existencia propia, aislada, aparte <strong>de</strong> lo terreno.<br />

Es la morada <strong>de</strong> la muerte.<br />

Yo experimenté fruicion al encontrarme allí.<br />

Nada como aquel lugar convenia al estado <strong>de</strong> mi alma.<br />

Yo necesitaba aquella atmósfera, aquella sombría soledad,<br />

aquella calma majestuosa.<br />

Me parecia que habia roto los lazos que me ligaban á la<br />

vida, que vivia más allá, en el infinito, en la eternidad.<br />

Me senté en la piedra <strong>de</strong> un túmulo en construccion y me<br />

sumergí en una especie <strong>de</strong> letargo.<br />

II.<br />

La tar<strong>de</strong> agonizaba.<br />

La <strong>de</strong>smayada luz <strong>de</strong>l crepúsculo envolvia en moribundos<br />

reflejos el cementerio.<br />

Una neblina opaca y húmeda <strong>de</strong>scendia sobre la tierra.


RECUERDO DE UNA TUMBA 99<br />

Algunas aves cruzaban el espacio cantando <strong>de</strong> un modo<br />

lastimero, que parecia que gemian al volar sobre aquel recinto<br />

<strong>de</strong> la muerte.<br />

Los sauces, agitados por el viento, se movian murmurando<br />

no sé qué misteriosas palabras, produciendo no sé qué<br />

acentos, opacos, doloridos, no sé qué voces muy apagadas,<br />

muy tristes.<br />

Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cementerio se levantaban algunos árboles,<br />

á los que el <strong>de</strong>structor otoño habia arrancado su vestido <strong>de</strong><br />

follaje y que se erguian <strong>de</strong>snudos, áridos, escuetos entre la<br />

niebla con la <strong>de</strong>sconsoladora poesía <strong>de</strong> los <strong>de</strong>spojos.<br />

Yo veia las hojas <strong>de</strong>sprendidas <strong>de</strong> sus ramas secas ya y<br />

amarillas girar al pié <strong>de</strong> su tronco, á capricho <strong>de</strong> la brisa, y<br />

las oia dar débiles quejidos al chascarse en las cruces <strong>de</strong> las<br />

sepulturas. Mi imaginacion perseguia todos estos <strong>de</strong>talles con<br />

insistencia, apuraba todas estas impresiones con <strong>de</strong>leite.<br />

Aquel triste crepúsculo iluminando aquel sitio, más triste<br />

aún, aquel opaco cielo <strong>de</strong> invierno, aquellos soberbios mausoleos<br />

y aquellas humil<strong>de</strong>s sepulturas que cubria el rastrero<br />

musgo, encerrando ambos el polvo <strong>de</strong> la vida; aquellos cipreses<br />

funerarios que el viento mecia majestuosamente; aquel<br />

silencio pesado, ese silencio <strong>de</strong> los cementerios, la muerte<br />

que allí flotaba, que se veia, se palpaba, se respiraba;<br />

todo ese conjunto extr<strong>año</strong>, algo fantástico, cuyo efecto<br />

aumentaba la predisposicion <strong>de</strong> mi ánimo, dilató mi alma en<br />

una especie <strong>de</strong> <strong>de</strong>lirio, en que se revolvian el amor, el mundo,<br />

la muerte, Dios, la eternidad.<br />

De pronto volví á la realidad.<br />

A ella me trajo el ruido <strong>de</strong> unos pasos que resonaron cerca<br />

<strong>de</strong>l sitio don<strong>de</strong> me hallaba.<br />

Eran unos pasos leves acompañados <strong>de</strong>l ruido que produce<br />

una falda al rozar en el suelo.<br />

Levanté la cabeza y miré hácia don<strong>de</strong> aquello habia sonado;<br />

pero nada ví.<br />

Y, sin embargo, oia los pasos y el ruido <strong>de</strong> la falda, que<br />

se acercaban.<br />

De improviso se presentó á mi vista la causa <strong>de</strong>l ruido que<br />

escuchaba.


100<br />

EMILIO FERRARI<br />

Crujieron unas ramas, y, saliendo <strong>de</strong> una cerrada calle <strong>de</strong><br />

cipreses, no lejos <strong>de</strong>l sitio en que yo me hallaba, apareció en<br />

un claro <strong>de</strong> árboles, don<strong>de</strong> se veia una sepultura, la forma<br />

<strong>de</strong> una mujer.<br />

Arrodillóse junto aquella sepultura y se abismó, sin duda,<br />

en su dolor y en su oracion.<br />

<strong>III</strong>.<br />

Sofoqué entonces con trabajo un grito, mezcla <strong>de</strong> asombro,<br />

<strong>de</strong> gozo y <strong>de</strong> sentimiento.<br />

Me sobrepuse á mi emocion, dudando si <strong>de</strong>liraba todavía;<br />

mejor dicho, si soñaba ahora.<br />

Habia visto un cuadro que por un momento creí hijo <strong>de</strong><br />

mi imaginacion excitada, un cuadro que parecia una repre-<br />

sentacion fantástica.<br />

Habia sorprendido un divino, un supremo perfil semejante<br />

al i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> un estatuario <strong>de</strong> génio.<br />

Aquella mujer tendria á lo más 30 <strong>año</strong>s, esa edad <strong>de</strong>l to-<br />

tal <strong>de</strong>sarrollo, <strong>de</strong> la plenitud <strong>de</strong> la hermosura.<br />

¿Cómo podreis representárosla digna, majestuosa áun en<br />

su situacion <strong>de</strong> abatimiento; pálida con esa pali<strong>de</strong>z que es la<br />

con<strong>de</strong>nsacion <strong>de</strong>l sufrimiento en un alma sublime; con aque-<br />

lla mirada adormecida, <strong>de</strong>smayada, soñadora, que irradiaba<br />

lánguidamente <strong>de</strong> unos ojos negros como el pa<strong>de</strong>cer, preña-<br />

dos <strong>de</strong> amargura, nublados por una sombra constante <strong>de</strong><br />

profunda tristeza; con aquella boca fresca, rosada, entre-<br />

abierta corno el recuerdo <strong>de</strong>l bien perdido?<br />

¿Cómo podria yo hacérosla concebir arrodillada ante la se-<br />

pultura, rigorosamente vestida <strong>de</strong> negro, con su expresion<br />

dolorida, la cabeza doblada como el tallo <strong>de</strong> una flor mar-<br />

chita, bajo el peso, sin duda, <strong>de</strong> una existencia <strong>de</strong> sentimien-<br />

to y <strong>de</strong> lucha, los brazos caidos con <strong>de</strong>saliento y enlazadas<br />

con abandono las manos que sobre los negros pliegues <strong>de</strong><br />

su vestido, me parecia un ramo <strong>de</strong> azucenas <strong>de</strong>stinada á<br />

llevar á aquella tumba los dolores que yo veia rebosar <strong>de</strong> su<br />

corazon?


RECUERDO DE UNA TUMBA<br />

101<br />

¡Oh! cuánto interés inspiraba aquella mujer inmóvil y<br />

meditabunda, aquella estátua enlutada, aquel ángel misterioso<br />

que Dios habia sin duda colocado sobre aquella tumba<br />

para guardar el sueño <strong>de</strong>l ser que reposaba en ella.<br />

A través da la pali<strong>de</strong>z <strong>de</strong>nsa y mate <strong>de</strong> su rostro, yo veia<br />

un alma inmensa aprisionada en las mezquinda<strong>de</strong>s sociales,<br />

y leia en ella una historia <strong>de</strong> infortunio y <strong>de</strong>sencanto, escrita<br />

con lágrimas reconcentradas.<br />

¡Oh! yo amo la pali<strong>de</strong>z.<br />

Ella tiene para mí el interés <strong>de</strong> la pasion, <strong>de</strong>l sufrimiento;<br />

el encanto que <strong>de</strong>stila todo lo que langui<strong>de</strong>ce, todo lo que se<br />

extingue, todo lo que muere.<br />

La amo en las tintas <strong>de</strong> los crepúsculos, <strong>de</strong> los crepúsculos,<br />

que son la agonía <strong>de</strong> un dia ó <strong>de</strong> una noche.<br />

La amo en el sentimiento que tiñe un semblante con el color<br />

<strong>de</strong> su tristeza.<br />

La amo en las flores marchitas, esos poemas que escribe<br />

el tiempo en un puñado <strong>de</strong> hojas.<br />

La amo en una mujer; lo saben los que conocen el secreto<br />

<strong>de</strong> mi corazon.<br />

La última claridad <strong>de</strong>l dia se apagó en la sombra y la noche<br />

se enseñoreó en el espacio.<br />

La <strong>de</strong>sconocida se levantó, mostrándose alta, majestuosa.<br />

Yo ví entónces un objeto blanco como la hoja en que escribo<br />

estas líneas, <strong>de</strong>stacarse sobre aquella figura negra y un<br />

pañuelo guardó en sus pliegues, un tesoro <strong>de</strong> lágrimas.<br />

Luego ocultó su cara con el velo y se alejó, pasando sin<br />

verme, junto á mí, aérea, fantástica, sobrenatural.<br />

Volví á creerla una vision.<br />

Cuando hubo <strong>de</strong>saparecido, me levanté y me dirigí á la puerta<br />

<strong>de</strong>l cementerio.<br />

Mis pasos retumbaban en el hueco <strong>de</strong> las tumbas, turbando<br />

aquel majestuoso silencio.<br />

Yo hubiera <strong>de</strong>seado ahogarles; me daba miedo aquel ruido<br />

que yo mismo producia; me parecia que con él iba á turbar<br />

el sueño <strong>de</strong> los muertos.<br />

Salí por fin <strong>de</strong> aquel lugar <strong>de</strong> tristeza.


102<br />

EMILIO<br />

FERRARI<br />

Apresuré el paso y á poco me encontraba <strong>de</strong> vuelta en mi<br />

gabinete, don<strong>de</strong> pronto cambié el recuerdo <strong>de</strong> la misteriosa<br />

mujer <strong>de</strong>l cementerio por las dulces emociones <strong>de</strong> una <strong>de</strong> mis<br />

lecturas favoritas.<br />

Trascurrieron algunos dias.<br />

¡Cómo trascurren!<br />

IV.<br />

El tiempo es una espiral que se pier<strong>de</strong> en lo infinito.<br />

Como suce<strong>de</strong> á nuestra vista con el movimiento <strong>de</strong> una es-<br />

piral, nuestra razon se esfuerza en vano por perseguir el ace-<br />

lerado giro <strong>de</strong>l tiempo, que silencioso se nos escapa <strong>de</strong> entre<br />

las manos.<br />

Apenas disfrutamos un goce ó sufrimos un dolor, cuando<br />

ya tenemos que recordarle y tenernos que <strong>de</strong>cir ayer; y los<br />

dias caen sobre él para cubrirle con el olvido, como cubre un<br />

cadáver la tierra <strong>de</strong> la sepultura.<br />

La tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> mi tristeza, el cementerio, la mujer pálida y<br />

enlutada aparecian algunas veces en mi memoria, pero tan<br />

confusamente, que dudaba si eran recuerdo <strong>de</strong> una realidad<br />

ó reminiscencias <strong>de</strong> un sueño.<br />

¿No os ha sucedido alguna vez acordaros <strong>de</strong> algo <strong>de</strong> la<br />

vida real, creyendo que lo habeis soñado, ó <strong>de</strong> algo que ha-<br />

beis soñado, dudando si ha tenido lugar en vuestra vida real?<br />

Esto me acontecia á mí con los sucesos que acabo <strong>de</strong><br />

narrar; pero <strong>de</strong>spues, cuando fijaba mis i<strong>de</strong>as, me convencia<br />

<strong>de</strong> que eran verdad, y los olvidaba, mejor dicho, queria ol-<br />

vidarlos.<br />

Sin embargo, habia ratos en que no podia <strong>de</strong>sterrarlos <strong>de</strong><br />

mi memoria; no se qué oculto interés me ligaba á ellos.<br />

En una <strong>de</strong> estas horas, dominado por la influencia <strong>de</strong> este<br />

recuerdo, volví al cementerio.<br />

La casualidad me llevó á sentarme en la misma piedra<br />

don<strong>de</strong> lo estaba cuando conocí á la misteriosa enlutada.<br />

Des<strong>de</strong> allí distinguia la plazoleta silvestre don<strong>de</strong> la ví apa-


RECUERDO DE UNA TUMBA 103<br />

recer, la sepultura don<strong>de</strong> oró arrodillada, y mis ojos se clavaron<br />

en ella al impulso <strong>de</strong> un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>sconocido.<br />

En aquellos momentos, sin darse cuenta <strong>de</strong> ello, mi espíritu<br />

presentia y esperaba algo.<br />

Como si hubiera obe<strong>de</strong>cido á una evocacion mágica, se<br />

apartaron las ramas <strong>de</strong>l sitio que daba entrada á la plazoleta<br />

silvestre á don<strong>de</strong> habia visto á la mujer enlutada y ésta apareció,<br />

conmoviéndome profundamente con su presencia.<br />

Era aquello la reproduccion exacta <strong>de</strong> la escena que habia<br />

tenido lugar hacia algunos dias.<br />

Tuve que apretarme las manos y restregarme los ojos para<br />

convencerme <strong>de</strong> que no soñaba.<br />

Lo mismo que el dia en que la conocí, se arrodilló sobre<br />

su sepulcro y oró largo rato, durante el cual yo la contemplaba<br />

con arrobamiento.<br />

Despues, como aquel dia, se levantó y pasó á mi lado sin<br />

reparar en mí.<br />

Yo me sentí envuelto en una atmósfera <strong>de</strong> sentimiento, <strong>de</strong><br />

extrañeza, <strong>de</strong> admiracion y hubo un momento en que sentí<br />

impulsos <strong>de</strong> levantarme, <strong>de</strong> correr, <strong>de</strong> arrojarme á los piés<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>sconocida y pedirla me <strong>de</strong>jara adorarla como á un sér<br />

superior.<br />

A primera vista se leia en aquella mujer una historia <strong>de</strong><br />

dolor.<br />

¡Ah! ¡la <strong>de</strong>sgracia simpatiza po<strong>de</strong>rosamente con la <strong>de</strong>sgracia!<br />

Despues <strong>de</strong> algunos instantes <strong>de</strong> aturdimiento me arranqué<br />

<strong>de</strong> mi asiento y me dirigí, iluminado por una repentina<br />

i<strong>de</strong>a, al sitio en que habia visto orar á la <strong>de</strong>sconocida, ansioso<br />

<strong>de</strong> poner un epílogo á aquel misterio.<br />

Pero cuando hube llegado al lugar que ella acababa <strong>de</strong><br />

abandonar, me sentí como avergonzado <strong>de</strong> mi indiscrecion,<br />

dudé si aquella era una profanacion, y permanecí mucho<br />

tiempo in<strong>de</strong>ciso ántes <strong>de</strong> arrojar una mirada sobre aquella<br />

losa.<br />

La enlutada habia abandonado el cementerio, la tar<strong>de</strong> iba<br />

á abandonarle tambien, y yo solo permanecia allí como sumido<br />

en un letargo.


104<br />

VICENTE DE ARANA<br />

Un rayo oblícuo <strong>de</strong> luz caía melancólicamente sobre la<br />

tumba, y su losa, negra como la pena, con letras más blancas<br />

que la pureza tenia una fascinacion extraña.<br />

Por fin, me <strong>de</strong>cidí y leí la inscripcion. Ella lo explicaba<br />

todo.<br />

Con unas cuantas letras se habia escrito allí la síntesis <strong>de</strong>l<br />

sentimiento, la cifra <strong>de</strong>l dolor y el poema <strong>de</strong> la muerte.<br />

El epitafio <strong>de</strong>cia:<br />

AQUÍ YACE MI MADRE Y MI HIJO: AQUÍ ESTÁ TODO<br />

LO QUE YO AMO.<br />

Despues <strong>de</strong> haber leido esto nada me restaba ya adivinar.<br />

Caí sobre la piedra, y lloré y medité tanto tiempo que, cuando<br />

salí <strong>de</strong>l cementerio, la luna quebraba sus trémulos rayos en<br />

las copas <strong>de</strong> los cipreses y en las cruces <strong>de</strong> las sepulturas.<br />

EMILIO FERRARI.<br />

ALFREDO TENNYSON.<br />

En el Norte <strong>de</strong>l condado <strong>de</strong> Lincoln, muy cerca <strong>de</strong> la estacion<br />

<strong>de</strong> Bartneby, punto <strong>de</strong> empalme <strong>de</strong>l ferro-carril <strong>de</strong><br />

Nottingham á Hull con los <strong>de</strong> Sheffield y Doncaster á Great<br />

Grimsby, y á 191 millas <strong>de</strong> Lóndres, hay un oscuro y humil<strong>de</strong><br />

pueblecito que, á pesar <strong>de</strong> su insignificancia, está indudablemente<br />

llamado á tener gran celebridad. En la parroquia<br />

<strong>de</strong> Somerby (1) no hay, que nosotros sepamos, ningun dolmen<br />

celta, ni sepulcros daneses, ni campamento romano; no<br />

(1) Algunos escriben equivocadamente Summerby y otros Somersby.


ALFREDO TENNYSON 105<br />

encierra en su recinto ningun notable monumento, ni se dió<br />

en su jurisdiccion batalla alguna famosa, y sin embargo, no<br />

faltarán viajeros <strong>de</strong> todos los países que vayan á visitarla, y<br />

que experimenten al llegar á ella una emocion tan profunda<br />

como la que se siente al entrar en un pueblo famoso en los<br />

fastos <strong>de</strong> la humanidad; una emocion tal vez tan profunda, y<br />

seguramente más grata, que la que se experimentaria en Ar-<br />

bela, en Cannas, en Farsalia, en Poitiers, en Pavía, en Wa-<br />

terlóo y en los <strong>de</strong>más lugares inmortalizados por la barbárie<br />

<strong>de</strong> los hombres. Y es que la humil<strong>de</strong> parroquia <strong>de</strong> Somerby<br />

es cuna <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los más gran<strong>de</strong>s poetas que ha habido ja-<br />

más, un dulce é inspirado cantor, regocijo <strong>de</strong> las musas y<br />

<strong>de</strong>licia <strong>de</strong> la humanidad. ¿Qué importa que el aguilucho naz-<br />

ca en pobre nido ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> peñascos, en alguna lóbrega<br />

hendidura <strong>de</strong> la montaña? En cuanto le salgan las plumas,<br />

se elevará por los aires sobre las más altas cumbres, irá á<br />

rozar con sus alas la bóveda azul, y mirará frente á frente,<br />

sin mover los párpados, al fulgurante luminar <strong>de</strong>l dia.<br />

Alfredo Tennyson es el tercer hijo <strong>de</strong> un clérigo anglicano,<br />

el rector <strong>de</strong> Somerby, y nació en esta parroquia en 1809, no<br />

en 1810 como se ha dicho equivocadamente. Su tio Cárlos<br />

Tennyson D'Eyncourt, hermano menor <strong>de</strong> su padre, fué un<br />

distinguido miembro <strong>de</strong>l Parlamento británico; y los herma-<br />

nos mayores <strong>de</strong>l poeta, Fe<strong>de</strong>rico y Cárlos, el último <strong>de</strong> los<br />

cuales ha tomado el nombre <strong>de</strong> Turner, han escrito varios<br />

tomos <strong>de</strong> poesías, y todavía continúan publicando excelen-<br />

tes poesías sueltas.<br />

Poco espacio se necesita para referir la vida <strong>de</strong> Alfredo<br />

Tennyson. Su existencia no ha sido agitada é infeliz como la<br />

<strong>de</strong> Alfredo <strong>de</strong> Musset ó la <strong>de</strong> lord Byron, sino tranquila y<br />

serena como la <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong> El Paraiso perdido. Así, y sólo<br />

así, han podido <strong>de</strong>sarrollarse sus maravillosas faculta<strong>de</strong>s. Le-<br />

jos <strong>de</strong> arredrarle el estudio <strong>de</strong> los hombres y <strong>de</strong> sus encon-<br />

tradas pasiones, lo ha llevado tan lejos, más lejos quizá, que<br />

cualquier poeta contemporáneo; pero al mismo tiempo ha<br />

estudiado la naturaleza, ha conversado con ella, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, seguro <strong>de</strong> que esta madre <strong>de</strong> todos nosotros tenia toda-<br />

vía innumerables secretos que revelar á la humanidad, á pe-


106<br />

VICENTE DE ARANA<br />

sar <strong>de</strong> que ántes que él, hombres como Shakspeare, Shelley,<br />

Byron y Wordsworth habian conseguido con su génio, con<br />

su elocuencia y con el infinito amor que la tuvieron, hacerla<br />

tan confiada y comunicativa. Al obrar <strong>de</strong> ese modo Tenny-<br />

son ha <strong>de</strong>mostrado á todos los amantes <strong>de</strong> las musas el rum-<br />

bo que <strong>de</strong>ben seguir: pues no es el más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los poetas<br />

el que estudia, compren<strong>de</strong> y canta la naturaleza, ni el que lo-<br />

gra penetrar en el corazon <strong>de</strong>l hombre y hacer el poema <strong>de</strong><br />

la humanidad, sino el que reune la cuidadosa observacion y<br />

el profundo estudio <strong>de</strong> ambas, humanidad y naturaleza, y sa-<br />

be mostrar las relaciones que existen entre una y otra. Esta<br />

irrefutable verdad ha guiado siempre á Tennyson como un<br />

faro luminoso en su larga y gloriosa carrera; y como dice el<br />

eminente crítico Barnett Smith, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que allá en sus juve-<br />

niles <strong>año</strong>s hizo el retrato <strong>de</strong> Lilian con the baby-roses in her<br />

checks, hasta que en la edad provecta ha pintado los pesares<br />

<strong>de</strong> la reina Ginebra, el poeta laureado no se ha dormido en<br />

la busca <strong>de</strong>l Santo Grial (I) <strong>de</strong> lo bueno, <strong>de</strong> lo gran<strong>de</strong> y <strong>de</strong><br />

lo bello.<br />

Una notable prueba <strong>de</strong> la falibilidad <strong>de</strong> los críticos ofrece<br />

la carrera <strong>de</strong> Alfredo Tennyson. Afortunadamente, éste no<br />

escuchó los vaticinios <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> los que gozaban <strong>de</strong> re-<br />

conocida autoridad en literatura, y que quisieron apagar la<br />

voz <strong>de</strong> este dulce cantor, por parecerles que sus cantos eran<br />

indignos <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarse oir en las sagradas florestas <strong>de</strong>l Parnaso.<br />

A pesar <strong>de</strong> tan <strong>de</strong>sfavorables juicios, prevaleció en el corazon<br />

<strong>de</strong>l jóven la confianza, hija <strong>de</strong>l génio y no <strong>de</strong> la vanidad, y<br />

el <strong>de</strong>licado poeta lírico <strong>de</strong> hace cuarenta <strong>año</strong>s fué <strong>de</strong>sarro-<br />

llando sus faculta<strong>de</strong>s hasta trasformarse en uno <strong>de</strong> los más<br />

gran<strong>de</strong>s poetas idílicos que el mundo ha visto hasta ahora.<br />

Como al insigne Wordsworth, su pre<strong>de</strong>cesor en el honrosísi-<br />

mo puesto <strong>de</strong> poeta laureado, se le aseguró al principio <strong>de</strong><br />

su carrera que sólo espinas y abrojos le producida el cultivo<br />

(1) La busca ó recuesta <strong>de</strong>l Santo Grial ó Graal por los caballeros <strong>de</strong> la<br />

Tabla Redonda, es el asunto <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los mejores poemas <strong>de</strong> Tennyson y el<br />

sexto <strong>de</strong> sus Idilios <strong>de</strong>l Rey.


ALFREDO TENNYSON 107<br />

<strong>de</strong> la poesía, que <strong>de</strong>bia <strong>de</strong>jarse á más privilegiados talentos;<br />

pero el hijo <strong>de</strong>l rector <strong>de</strong> Somerby no se separó <strong>de</strong>l camino<br />

que se habia trazado, y con una série <strong>de</strong> magníficas obras,<br />

<strong>de</strong>stinadas á hacer las <strong>de</strong>licias <strong>de</strong> las futuras generaciones,<br />

como hacen ya las <strong>de</strong> esta generacion, ganó los laureles que<br />

adornan su augusta frente, y que le fueron concedidos con<br />

aplausos <strong>de</strong> la universalidad <strong>de</strong> sus compatriotas.<br />

A los 18 <strong>año</strong>s <strong>de</strong> edad Mr. Tennyson fué á la Universidad<br />

<strong>de</strong> Cambridge, famosa por los muchos gran<strong>de</strong>s hombres que<br />

han salido <strong>de</strong> sus aulas. No pocas páginas necesitariamos<br />

para mencionar solamente los más ilustres, entre los cuales<br />

su cuentan Milton, Byron, Dry<strong>de</strong>n, Coleridge, Sterne, Bacon,<br />

Newton, Cromwell, Pitt, Walpole. En la Universidad<br />

conoció á Arturo Hallan, hijo <strong>de</strong>l célebre historiador; y la<br />

amistad <strong>de</strong> los dos estudiantes ha sido inmortalizada en una<br />

obra, <strong>de</strong> todos conocida en los países en que se habla la lengua<br />

inglesa. Nuestro poeta hizo sus estudios con brillantez.<br />

Todavía no se le habia conferido grado alguno, cuando en<br />

1829 hallándose en Trinity College, que es el principal colegio<br />

<strong>de</strong> la Universidad, obtuvo un premio <strong>de</strong> poesía, la medalla<br />

<strong>de</strong>l Canciller, por su composicion titulada Timbuctoo, que<br />

constaba <strong>de</strong> unos 250 versos libres, y que se publicó aquel<br />

mismo <strong>año</strong>. Verdad es que, como dice Barnett Smith, obtener<br />

el premio <strong>de</strong> poesía inglesa y la medalla <strong>de</strong>l Canciller no<br />

significa ser gran poeta ni adquirir fama <strong>de</strong> tal; con frecuencia<br />

suce<strong>de</strong> enteramente lo contrario.<br />

Algunos <strong>año</strong>s <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> Cambridge, Mr. Tennyson<br />

se casó con miss Emilia Sellwood, <strong>de</strong> los Sellwoods <strong>de</strong><br />

Peasmore, condado <strong>de</strong> Berks, <strong>de</strong> quien tiene dos hijos, Hallam<br />

y Leonel; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces ha vivido casi constantemente<br />

lejos <strong>de</strong>l bullicio <strong>de</strong>l mundo, en una casa <strong>de</strong> campo <strong>de</strong><br />

los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Londres, ó en la isla <strong>de</strong> Wight.<br />

Poseedor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy jóven <strong>de</strong> una fortuna consi<strong>de</strong>rable,<br />

Alfredo Tennyson ha podido <strong>de</strong>dicarse á sus anchas y con<br />

entera in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia al cultivo <strong>de</strong> las letras, no dando al público<br />

más que obras concienzudas y muy meditadas. Sigámosle<br />

paso á paso en su carrera literaria, ocupándonos, aunque<br />

someramente, <strong>de</strong> todas sus más notables producciones.


108<br />

VICENTE DE ARANA<br />

La poesía titulada Timbuctoo, <strong>de</strong> la que ya se ha hablado<br />

más arriba, no fué su primer ensayo literario. Ya en 1827, es<br />

<strong>de</strong>cir, dos <strong>año</strong>s ántes, habia publicado, juntamente con su<br />

hermano Cárlos, una coleccion <strong>de</strong> poesías titulada Poesías <strong>de</strong><br />

dos hermanos (Poems bytwo brothers), pero callando mo<strong>de</strong>s-<br />

tamente el nombre <strong>de</strong> ambos. Esta obra no pasó <strong>de</strong>saperci-<br />

bida, como lo prueba el hecho <strong>de</strong> que dos poetas tan insignes<br />

como Coleridge y Wordsworth se ocuparan <strong>de</strong> ella, con la<br />

curiosa particularidad <strong>de</strong> que ambos daban la preferencia á<br />

las poesías <strong>de</strong> Cárlos. El autor <strong>de</strong> la Excursion <strong>de</strong>cia al poeta<br />

y filósofo americano Emerson, que á su parecer Alfredo tenia<br />

verda<strong>de</strong>ro génio poético, pero tambien cierta afectacion, <strong>de</strong><br />

que su hermano estaba exento. Wordsworth cambió más<br />

a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> opinion acerca <strong>de</strong>l mérito relativo <strong>de</strong> los dos her-<br />

manos, pues en su carta al profesor y crítico americano Hen-<br />

ry Reed aparece como el primero en <strong>de</strong>scubrir el génio <strong>de</strong><br />

Tennyson. Se expresa en ella con entera franqueza, y dice<br />

hablando <strong>de</strong> nuestro poeta: «Es indudablemente el primero<br />

<strong>de</strong> los poetas que hoy poseemos.» ¡Cuánta magnanimidad<br />

hay en este sincero homenaje <strong>de</strong>l venerable bardo que duran-<br />

te medio siglo habia hecho, con sus magníficas obras, el en-<br />

canto <strong>de</strong> sus contemporáneos!<br />

En 1830, Alfredo publicó solo otro tomo <strong>de</strong> poesías<br />

(Poems chiefly lyrical), pero esta vez con su nombre en la<br />

portada; y aunque la mayoría <strong>de</strong> los críticos nada encontra-<br />

ron en él digno <strong>de</strong> encomio, <strong>de</strong>bemos confesar que algunos<br />

mostraron más juicio, sagacidad y discernimiento que sus<br />

colegas respecto al génio <strong>de</strong>l futuro poeta laureado. Entre és-<br />

tos merecen ser citados el profesor Wilson, que se ocultaba<br />

bajo el pseudónimo <strong>de</strong> Christopher North, John Stirling y<br />

un redactor <strong>de</strong> la <strong>Revista</strong> <strong>de</strong> Westminster (<strong>de</strong>spues se ha ave-<br />

riguado que este último era el famoso John Stuart Mill), to-<br />

dos los cuales <strong>de</strong>scubrieron en el volúmen en cuestion los<br />

<strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> un génio po<strong>de</strong>roso y manifestaron su creencia<br />

<strong>de</strong> que Mr. Tennyson era un poeta <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s esperanzas.<br />

Pero ni la publicacion en 1832 <strong>de</strong> otra notable coleccion <strong>de</strong><br />

poesías bastó para que la mayoría <strong>de</strong> las reconocidas pero<br />

erradas autorida<strong>de</strong>s en literatura cambiase <strong>de</strong> opinion acerca


ALFREDO TENNYSON 1099<br />

<strong>de</strong>l poeta. En efecto, casi todos los críticos <strong>de</strong> nota estaban<br />

contra él, y pasaron todavía diez <strong>año</strong>s ántes <strong>de</strong> que sus faculta<strong>de</strong>s<br />

poéticas recibieran el primer homenaje verda<strong>de</strong>ramente<br />

brillante y ruidoso: éste apareció en las columnas <strong>de</strong><br />

la antigua <strong>Revista</strong> <strong>de</strong> Edimburgo <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> la publicacion en<br />

1842 <strong>de</strong> dos volúmenes <strong>de</strong> poesías. Estos volúmenes contenian<br />

poemas ó fragmentos <strong>de</strong> poemas, tales como La muerte<br />

<strong>de</strong> Arturo, La hija <strong>de</strong>l jardinero, Ulises y otros, que Tennyson<br />

no ha superado nunca ni en la armonía y flui<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los<br />

versos, ni en lo elevado <strong>de</strong> la concepcion, la nobleza <strong>de</strong> los<br />

afectos ó la verdad <strong>de</strong> la pintura. El génio <strong>de</strong>l poeta ha llegado<br />

á su madurez: el cisne <strong>de</strong> Somerby no es ya solamente<br />

el cantor <strong>de</strong> la <strong>de</strong>licada belleza <strong>de</strong> A<strong>de</strong>lina y Lilian y el soñador<br />

<strong>de</strong> la vision <strong>de</strong> The lotus-eaters, sino el intérprete <strong>de</strong> la pasion<br />

humana en Locksley hall y el filósofo <strong>de</strong> Las dos voces. De<br />

este modo se expresaba un penetrante crítico, hablando <strong>de</strong> los<br />

dos volúmenes citados: «Si no nos engañamos, se muestran<br />

en estos volúmenes faculta<strong>de</strong>s a<strong>de</strong>cuadas para la produccion<br />

<strong>de</strong> una gran<strong>de</strong> obra; á lo ménos no seria difícil <strong>de</strong>cir cuál es<br />

la facultad que se echa <strong>de</strong> menos <strong>de</strong> las que para ello se juzgan<br />

necesarias.» La misma autoridad admitió, algunos <strong>año</strong>s<br />

más tar<strong>de</strong>, que aquellos dos tomos <strong>de</strong> poesías habian <strong>de</strong> una<br />

vez colocado á Mr. Tennyson á la cabeza <strong>de</strong> los poetas ingleses<br />

contemporáneos, y le habian mantenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces<br />

en tan encumbrado puesto.<br />

«Todo bien consi<strong>de</strong>rado (dice un admirador <strong>de</strong> Mr. Tennyson),<br />

el renombre, aunque difícil <strong>de</strong> conquistar al principio,<br />

vino á este autor á la mejor edad. En efecto, no era jóven y,<br />

por consiguiente, las alabanzas no le <strong>de</strong>svanecieron y no corrió<br />

el peligro <strong>de</strong> que éstas ahogaran su génio, como suce<strong>de</strong><br />

algunas veces con los hombres que adquieren fama cuando<br />

apenas les apunta el bozo, con los hombres prematuramente<br />

idolatrados por sus conciudadanos; no era viejo, cuando las<br />

ver<strong>de</strong>s hojas <strong>de</strong> la prosperidad se entrelazan por primera vez<br />

con las venerables gue<strong>de</strong>jas <strong>de</strong>l génio, solamente para hacer<br />

pensar en la larga ingratitud <strong>de</strong> los hombres. Mr. Tennyson<br />

habia llegado en su carrera <strong>de</strong> poeta á aquel punto medio en<br />

que la inteligente estimacion <strong>de</strong> los lectores es el más grato


110<br />

VICENTE DE ARANA<br />

tributo, la mejor recompensa y el mayor incentivo para seguir<br />

cultivando la poesía. Habia sabido trabajar y esperar, y<br />

su premio estaba, al fin, asegurado; á la edad <strong>de</strong> treinta <strong>año</strong>s<br />

oyó por primera vez, todavía débil, el soplo <strong>de</strong> la fama, que<br />

<strong>de</strong> dia en dia se ha hecho más po<strong>de</strong>roso, y que, atravesando<br />

los continentes, se ha <strong>de</strong>jado oir en todos los países en que se<br />

habla la lengua inglesa.»<br />

En 1847 Mr. Tennyson publicó La Princesa (The Princess),<br />

que es una especie <strong>de</strong> poema dramático ajustado al<br />

gusto mo<strong>de</strong>rno, y en 1850 In Memoriam, coleccion <strong>de</strong> elegías<br />

inspiradas por la muerte <strong>de</strong> Arturo Hallam, su más querido<br />

amigo <strong>de</strong> la juventud. En el mismo <strong>año</strong> Mr. Tennyson sucedió<br />

á Wordswortd como Poeta laureado ó sea Poeta <strong>de</strong> la<br />

Reina, y en calidad <strong>de</strong> tal compuso, en 1852, la Oda sobre la<br />

muerte <strong>de</strong> Wellington. En 1855 publicó el poema Maud, acompañado<br />

<strong>de</strong> algunos otros trabajos (Maud and other poems), y<br />

en el mismo <strong>año</strong> le confirió la Universidad <strong>de</strong> Oxford el grado<br />

<strong>de</strong> doctor en Derecho civil.<br />

El poema La Princesa dividió gran<strong>de</strong>mente á los admiradores<br />

<strong>de</strong> Mr. Tennyson y hubo algunos críticos que creyeron<br />

que esa obra ponia en peligro la reputacion <strong>de</strong>l autor; pero<br />

cuando verda<strong>de</strong>ramente menu<strong>de</strong>aron las diatribas, fué á la<br />

aparicion <strong>de</strong> Maud. Para muchos este monodrama mostraba<br />

claramente que el sol <strong>de</strong>l poeta se acercaba al ocaso. Pero<br />

aunque esos dos poemas adolezcan <strong>de</strong> ciertos <strong>de</strong>fectos y sean<br />

inferiores á otras muchas obras <strong>de</strong> Tennyson, ¿qué otro poeta<br />

hubiera sido capaz <strong>de</strong> escribirlos? El plan <strong>de</strong> La Princesa es<br />

algo <strong>de</strong>fectuoso y <strong>de</strong>sigual la exposicion; pero esta obra, escrita<br />

con un fiascial, encierra sublime poesía, sátira fina y<br />

<strong>de</strong>licada, y profundas consi<strong>de</strong>raciones filosóficas. Hay en La<br />

Princesa melodías que <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> oidas una vez parecen resonar<br />

eternamente en los oidos, y pinceladas que una vez<br />

vistas no se quitan ya <strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ojos; trozos <strong>de</strong> esplendor<br />

maravilloso y eminentemente poéticos. ¡Qué bello es<br />

el pasaje en que el autor, en las últimas páginas <strong>de</strong>l poema,<br />

discurre sobre la diversa naturaleza <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> la<br />

mujer!<br />

Las canciones que prece<strong>de</strong>n á cada una <strong>de</strong> las siete partes


ALFREDO TENNYSON<br />

111<br />

en que está dividido el poema, son tambien bellísimas, y entre<br />

ellas la que empieza con e! verso<br />

The splendour falls on castle walls<br />

está consi<strong>de</strong>rada, por lo que respecta al ritmo y á la ca<strong>de</strong>ncia,<br />

como una <strong>de</strong> las mejores poesías líricas <strong>de</strong>l autor; pero hay<br />

más sentimiento en las que prece<strong>de</strong>n á las partes segunda,<br />

tercera, sexta y sétima. La que va inmediatamente antes <strong>de</strong><br />

la sexta parte tiene la forma <strong>de</strong> las antiguas baladas ingle-<br />

sas, y no hay persona medianamente sensible que pueda<br />

leerla sin prorumpir en sollozos al llegar á la última es-<br />

tancia.<br />

En cuanto á Maud, fué á su publicacion objeto <strong>de</strong> tan en-<br />

contrados juicios, provocó tan acerbas censuras y tan entu-<br />

siastas elogios, que no sin razon hicieron exclamar á un co-<br />

nocido critico: «¿Cuáles son tus dioses literarios, oh Ingla-<br />

terra?» En efecto, mientras que la <strong>Revista</strong> <strong>de</strong> Westminster,<br />

que tantas veces habia cantado las alabanzas <strong>de</strong>l poeta, con-<br />

si<strong>de</strong>raba el poema nada más que como un residuum <strong>de</strong> Ten-<br />

nyson, y observaba que «el majestuoso y elevado vuelo <strong>de</strong>l<br />

entendimiento, que no reconocia limites ni distancias, la<br />

dulce filosofía, los nobles afectos, la maravillosa melodía,<br />

habian <strong>de</strong>saparecido casi por completo, <strong>de</strong>jando poco más<br />

que un mezquino <strong>de</strong>s<strong>de</strong>n, que se jacta, sin embargo, <strong>de</strong> su<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong>n á la mezquina estrechez <strong>de</strong> ánimo, y una indigna-<br />

cion revestida <strong>de</strong> exagerados conceptos;» mientras que mu-<br />

chos <strong>de</strong> los principales periódicos se hacian eco <strong>de</strong> otro re-<br />

vistero que habia dicho: «El hombre que incuestionable-<br />

mente ha ocupado por muchos <strong>año</strong>s el primer lugar entre<br />

los poetas contemporáneos, pier<strong>de</strong> terreno á cada esfuerzo<br />

sucesivo que hace,» otro escritor, á la vez excelente poeta y<br />

autorizado crítico, emitia un juicio enteramente opuesto.<br />

Nos referimos á Walter Savage Landor. «¡Qué <strong>de</strong>licioso—<br />

dice el autor <strong>de</strong> las Imaginary Conversations—es el poema<br />

Maud <strong>de</strong> Tennyson! En esta obra, ¡cuánto más alto y más<br />

fresco es su laurel, que los laureles raquíticos y mutilados <strong>de</strong><br />

los jardineros que en el mismo jardin le han precedido! Rara


112<br />

VICENTE DE ARANA<br />

vez se han visto tan cordialmente unidas la poesía y la filo-<br />

sofía. ¡Ojalá Mr. Tennyson no hubiese escrito jamás la Oda á<br />

Wellington! Es un verda<strong>de</strong>ro poeta. ¿Qué otro podia haber es-<br />

crito este verso, que vale por sí solo muchos volúmenes<br />

enteros:<br />

The breaking heart that will not break?<br />

Su ternura y su <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za son infinitas, é infinitos son<br />

tambien su pensamiento y su imaginacion, y la melodía, la<br />

dulzura, el vigor y la majestad <strong>de</strong> sus versos.» Este elogio<br />

no es exagerado; pero nosotros <strong>de</strong>bemos preferir el juicio <strong>de</strong><br />

los que, como Barnett Smith y otros críticos, han sabido<br />

<strong>de</strong>scubrir no sólo las excelencias, sino tambien los <strong>de</strong>fectos<br />

<strong>de</strong>l poema. Es innegable que éste tiene la <strong>de</strong>sventaja <strong>de</strong> pre-<br />

sentarse bajo su peor aspecto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las primeras páginas,<br />

<strong>de</strong>jando en el ánimo <strong>de</strong>l lector una impresion penosa, que ya<br />

no se borra por completo mientras dura la lectura <strong>de</strong>l libro.<br />

El poema es <strong>de</strong>sigual; está escrito en un estilo arrebatado, y<br />

se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> sus páginas una negra y <strong>de</strong>sconsoladora<br />

filosofía. El poeta, en un momento <strong>de</strong> mal humor, ha en-<br />

contrado un héroe mal humorado; pero, afortunadamente, si<br />

al héroe el mundo le parece un <strong>de</strong>sierto, en cambio el poeta<br />

nos ofrece un mundo <strong>de</strong> flores que ha creado para nosotros.<br />

Los cuadros <strong>de</strong> la vida real son admirables por la verdad que<br />

hay en ellos, y se pue<strong>de</strong> asegurar que si no estuviesen fir-<br />

mados, nadie <strong>de</strong>jaria <strong>de</strong> adivinar el nombre <strong>de</strong>l hábil y primo-<br />

roso pintor. El argumento es muy á propósito para hacer<br />

una <strong>de</strong> esas novelas <strong>de</strong> sensacion, que tan en boga están hoy<br />

en Inglaterra y en otras partes; pero el autor ha sabido her-<br />

mosearlo, revistiéndolo con todas las galas <strong>de</strong>l lenguaje, <strong>de</strong><br />

ese lenguaje exuberante, propio tan sólo <strong>de</strong> aquel que recibe<br />

en su alma<br />

The light wich never was on land or sea.<br />

(Se continuará.)


RECUERDOS<br />

EL SIGLO XIX.<br />

Tú <strong>de</strong>slumbras, en mágico ardimiento,<br />

cual resplandor <strong>de</strong> inextinguible hoguera,<br />

y hasta preten<strong>de</strong>s <strong>de</strong>sgarrar la esfera<br />

y volar más allá <strong>de</strong>l firmamento.<br />

Tú has convertido, con grandioso aliento,<br />

en realida<strong>de</strong>s lo que fué quimera,<br />

y la palabra, al caminar ligera,<br />

sus alas ha robado al pensamiento.<br />

Eres titan <strong>de</strong> alientos colosales,<br />

por quien el orbe se trasforma y muda<br />

al rodar los antiguos i<strong>de</strong>ales;<br />

eres la gloria en la pelea ruda,<br />

el siglo <strong>de</strong> las llamas inmortales;<br />

¡pero tambien el siglo <strong>de</strong> la duda...!<br />

V. MARIN Y CARBONELL.<br />

RECUERDOS.<br />

Hay una estrecha senda que se pier<strong>de</strong><br />

junto al molino, en matorral salvaje;<br />

los olmos le dan sombra, y su follaje<br />

cierne una luz embriagadora y ver<strong>de</strong>.<br />

¿Quieres que con dolor te lo recuer<strong>de</strong>,<br />

hoy que tu voz no anima aquel paisaje,<br />

ni extraña al ruiseñor que tu lenguaje<br />

con su trinada música concuer<strong>de</strong>?<br />

El alma siente á su recuerdo frio;<br />

mas ese campo agreste y olvidado<br />

fué nuestro dulce E<strong>de</strong>n, tu E<strong>de</strong>n y el mio;<br />

y no nos lanzó <strong>de</strong> él nuestro pecado<br />

á igual <strong>de</strong> Adan, sino el inmenso hastío<br />

<strong>de</strong> aquel amor que se sintió agotado!<br />

JOSÉ M. MATHEU.<br />

113


114 CRÓNICA ARAGONESA<br />

CRÓNICA ARAGONESA.<br />

Un canal hien<strong>de</strong> hoy el istmo <strong>de</strong> Suez, un túnel horada el<br />

San Gotardo, atraviesa otro el Mont-Cénis, se piensa sériamente<br />

en hacer <strong>de</strong> las dos Américas dos distintos continentes<br />

dividiendo la lengua <strong>de</strong> tierra que las une, y nadie sueña<br />

en invasiones ni en complicaciones internacionales.<br />

Tales escrúpulos están reservados para procurar impedir<br />

que en el Pirineo, junto á una carretera que nos une á Francia,<br />

pasen dos rails <strong>de</strong> hierro que pongan en más pronta comunicacion<br />

á Madrid con el continente europeo, y que presten<br />

á dilatadísimas comarcas la vida, animacion y prosperidad<br />

que sólo son hoy compatibles con el movimiento mercantil<br />

y con la abundancia y facilidad <strong>de</strong> comunicaciones.<br />

La última ratio, el pretexto supremo que invoca hoy la<br />

Junta consultiva <strong>de</strong> guerra para no conceptuar viable el ferrocarril<br />

<strong>de</strong> Canfranc es la <strong>de</strong>fensa nacional, sin duda para autorizar<br />

más y más el proberbio <strong>de</strong> que «el esp<strong>año</strong>l recuerda<br />

siempre tar<strong>de</strong>.» Y en efecto, ¿cómo no se tuvieron presentes<br />

estas altas consi<strong>de</strong>raciones estratégicas cuando se construyó la<br />

carretera ántes citada? ¿Acaso ésta no permitiría el libre acceso<br />

á un ejército invasor que viniera en son <strong>de</strong> conquista,<br />

tal con el exclusivo objeto <strong>de</strong> importar á su país, como<br />

elemento <strong>de</strong> prosperidad, los buenos gobiernos que tan felices<br />

nos hacen?<br />

Lo raro, lo estupendo <strong>de</strong>l caso no es esto, sino que el ferro-carril<br />

<strong>de</strong>l Pirineo está <strong>de</strong>cretado por una Ley promulgada<br />

(la <strong>de</strong> 2 <strong>de</strong> Julio <strong>de</strong> 1870), vigente, y confirmada por otra (la<br />

<strong>de</strong> 23 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1877).<br />

Lo extr<strong>año</strong>, lo incomprensible es, a<strong>de</strong>más, que una comision<br />

<strong>de</strong> ingenieros informó favorablemente la consulta <strong>de</strong> si<br />

sería conveniente abrir una nueva vía férrea por el puerto <strong>de</strong><br />

Canfranc, y que la Junta consultiva en su reciente dictámen,<br />

haciendo caso omiso <strong>de</strong> las leyes citadas, <strong>de</strong>sautorizando el<br />

parecer <strong>de</strong> la Comision <strong>de</strong> ingenieros y olvidando que lo que<br />

se le preguntaba era ¿por dón<strong>de</strong>, en <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong>berá abrirse


CRÓNICA ARAGONESA<br />

la frontera para realizar el <strong>de</strong>cretado ferro-carril? se haya limitado<br />

á contestar: «No conviene que en el Pirineo se abra<br />

otra vía <strong>de</strong> comunicacion.»<br />

Fórmese i<strong>de</strong>a, el que pueda y sepa, <strong>de</strong> la estupefaccion, <strong>de</strong>l<br />

asombro y <strong>de</strong>l enojo con que habrán sido recibidas tan infaustas<br />

nuevas en Aragon, que cifraba todas sus esperanzas para<br />

realizar el próspero porvenir á que regiones que cuentan con<br />

una historia gloriosa y con títulos y merecimientos que ninguna<br />

podrá emular, tienen <strong>de</strong>recho, con el prometido ferrocarril<br />

que habia <strong>de</strong> darle un puesto ventajoso en el concierto<br />

<strong>de</strong> los pueblos que hoy disponen <strong>de</strong> los recursos inagotables<br />

<strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna civilizacion.<br />

En vez <strong>de</strong> una promesa <strong>de</strong>l bienestar y <strong>de</strong> la abundancia<br />

á que en breve plazo aspiraba, la fatal nueva recibida era para<br />

Aragon como una amenaza <strong>de</strong> perfecto aislamiento y <strong>de</strong> forzosa<br />

y paulatina <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia y una muestra <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> la<br />

actividad y <strong>de</strong> la influencia <strong>de</strong> los ocultos adversarios <strong>de</strong>l ferro<br />

carril <strong>de</strong> Canfranc.<br />

Pero al <strong>de</strong>saliento y estupor que el dictamen <strong>de</strong> la Junta<br />

consultiva produjo en los primeros instantes, sucedió bien pronto<br />

una enérgica reaccion.<br />

Reuniéronse en el palacio <strong>de</strong> la plaza <strong>de</strong> la Constitucion<br />

los diputados provinciales con el objeto <strong>de</strong> parar el golpe inesperado;<br />

el ayuntamiento celebraba una sesion <strong>de</strong> más <strong>de</strong><br />

cinco horas; convocábanse los socios <strong>de</strong> todas las corporaciones<br />

que tienen á su cargo la vigilante custodia <strong>de</strong> los intereses<br />

aragoneses, como la Liga <strong>de</strong> contribuyentes y la Sociedad <strong>de</strong> Amigos<br />

<strong>de</strong>l País, y en esta última, á propuesta <strong>de</strong>l Sr. Escosura,<br />

y como elocuente muestra <strong>de</strong>l enojo y <strong>de</strong>l pesar que la noticia<br />

produjera, se suspendia la discusion pendiente relativa á una<br />

próxima exposicion <strong>de</strong> productos.<br />

Secundando tan patriótica actitud, los periódicos <strong>de</strong> la capital<br />

alzaban unánime protesta: el ministerial Diario <strong>de</strong> Zaragoza<br />

manifestaba en un razonado artículo, firmado por un<br />

distinguido jurisconsulto y hombre político, su <strong>de</strong>cidido propósito<br />

<strong>de</strong> izar ban<strong>de</strong>ra negra si el dictámen <strong>de</strong> la Junta prevalecia;<br />

y por último, la opinion pública <strong>de</strong>sbordábase en casinos,<br />

cafés, teatros y paseos, comentando las singularida<strong>de</strong>s<br />

que al principio <strong>de</strong> esta CRÓNICA hemos hecho notar, inquiriendo<br />

quiénes podrian tener interés en oponerse á la realiza-


116<br />

JOSÉ M. MATHEU<br />

cion <strong>de</strong>l ferro-carril y oponiendo, con sarcástico empeño, á<br />

los escrúpulos y temores <strong>de</strong> la Junta consultiva los recuerdos<br />

<strong>de</strong> nuestro pasado, la epopeya <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia,<br />

el glorioso episodio <strong>de</strong> Roncesvalles y las atinadas observaciones<br />

<strong>de</strong> que ni el estar intacta la cordillera pirenáica<br />

nos libró <strong>de</strong> las invasiones <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong>l Norte, ni sirvió<br />

<strong>de</strong> valladar á los enemigos <strong>de</strong> España, que la invadian, <strong>de</strong>sembarcando<br />

en las playas cantábricas, como los normandos,<br />

ó en las <strong>de</strong> la Bética, como los árabes.<br />

Estas manifestaciones, como las <strong>de</strong> todo pueblo que tiene<br />

conciencia <strong>de</strong> su <strong>de</strong>recho y <strong>de</strong> la justicia que le asiste, revistieron,<br />

sin embargo, la mayor pru<strong>de</strong>ncia y una cordura admirable,<br />

<strong>de</strong>mostrándose que Aragon sabe ser leal y respetuoso<br />

y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r á la vez con firmeza incontrastable sus legítimos<br />

intereses, como en las pasadas <strong>época</strong>s en que era el más<br />

firme sosten <strong>de</strong> la realeza, y alzaba, sin embargo, un imponente<br />

clamor cuando sus franquicias é inmunida<strong>de</strong>s se veian<br />

amenazadas <strong>de</strong> un contrafuero ó <strong>de</strong> un amenguamiento <strong>de</strong>l<br />

reino.<br />

Hoy no vivimos en aquellos tiempos: la Justicia se abre<br />

paso en los más tenebrosos asuntos, y es tal la confianza que<br />

tenemos en la que á Aragon asiste, que no po<strong>de</strong>mos ménos<br />

<strong>de</strong> exclamar con un diario <strong>de</strong> la capital, no por arrogancia,<br />

ni por lanzar una baladronada, que sería ridícula, sino confiados<br />

en nuestro <strong>de</strong>recho: «¡Se abrirá el Pirineo!»<br />

ESPECTÁCULOS<br />

Una <strong>de</strong> las primeras condiciones que <strong>de</strong>be tener cualquier<br />

género <strong>de</strong> espectáculo es la variedad; per variare troppo natura<br />

é bella, por su variedad es bella la naturaleza y tambien los<br />

espectáculos. Y, ó nosotros no lo enten<strong>de</strong>mos, ó la empresa


ESPECTÁCULOS<br />

<strong>de</strong>l elegante coliseo <strong>de</strong> Pignatelli cumple con este imprescindible<br />

y forzoso requisito. Empezó la temporada <strong>de</strong> verano<br />

con la música, continuó por una compañía ecuestre, mímica<br />

y gimnástica <strong>de</strong> lo más completo en su clase, y en la anterior<br />

semana nos presentó el cuadro dramático á cuyo frente figura<br />

la eminente actriz Virginia Marini.<br />

¿No hay aquí variedad? A las dulces melodías <strong>de</strong> un violin<br />

femenino, sucedieron los chistes y gracias, salidos <strong>de</strong>l célebre<br />

Tony Grice. En don<strong>de</strong> se oyeron los gritos, las carreras,<br />

los tamborilazos <strong>de</strong> los volteadores y ecuyers, resuenan hoy<br />

los apasionados acentos <strong>de</strong> la musa <strong>de</strong> Dumas, <strong>de</strong> Sardou ó<br />

<strong>de</strong> Emilio Augier.<br />

¿No hay aquí variedad? Pues todavía no ha dicho su última<br />

palabra.<br />

Las representaciones, que no pasarán <strong>de</strong> ocho, se abrieron<br />

con Fernanda. Acudió el público más selecto que numeroso,<br />

por <strong>de</strong>sgracia, y pudo admirar entre innumerables bellezas<br />

<strong>de</strong> ejecucion, la manera <strong>de</strong> caracterizar <strong>de</strong> la Marini, la naturalidad<br />

tan agradable <strong>de</strong>l Sr. Ceresa, la expresion dramática<br />

y sentida <strong>de</strong>l Sr. Cola, la sencillez, y en ciertos momentos<br />

<strong>de</strong>l drama, el apasionamiento <strong>de</strong> la Sra. Belli-Blanes, v<br />

aquel notabilísimo conjunto <strong>de</strong>l primer acto, don<strong>de</strong> todos los<br />

personajes por insignificantes que sean, aparecen á su <strong>de</strong>bido<br />

tiempo y en la precisa forma para prestar el interés, el relieve,<br />

la intencion y la armonia que la escena requiere. No disponemos<br />

<strong>de</strong> espacio suficiente para entrar en el análisis <strong>de</strong><br />

Fernanda, que por otra parte está ya juzgada, y si nuestros<br />

lectores conocen el argumento, fácilmente habrá saltado á<br />

su vista lo falso y lo violento <strong>de</strong> algunas situaciones, disimuladas<br />

en vano por el colorido <strong>de</strong>l diálogo y el conocimiento<br />

que el autor tiene <strong>de</strong>l teatro.<br />

En el Kean <strong>de</strong> Dumas (padre) el Sr. Ceresa nos reveló sus<br />

aptitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro actor, caracterizando con singular<br />

maestria el papel <strong>de</strong>l protagonista. Su voz, sus entradas, sus<br />

rápidas y oportunas transiciones, sus movimientos dramáticos<br />

nos dieron la medida <strong>de</strong> sus faculta<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> su actual<br />

valer, y <strong>de</strong> las esperanzas que pue<strong>de</strong>n concebirse sobre su<br />

porvenir. La Sra. Belli-Blanes contribuyó por su parte á que<br />

el drama, <strong>de</strong> suyo <strong>de</strong>sigual y algun tanto lánguido, tuviese<br />

doble interés y animacion, estando en algunas escenas concentrada<br />

la atencion <strong>de</strong>l público en el simpático personaje<br />

que representaba. No <strong>de</strong>bemos pasar en silencio al Sr. Pietrotti<br />

que supo hacer <strong>de</strong>l criado Salomon una <strong>de</strong> las figuras<br />

más características, más bellas y más salientes <strong>de</strong>l Kean,<br />

habiendo merecido con justicia los aplausos <strong>de</strong> la concur-


118<br />

MISCELÁNEA<br />

rencia; aplausos que tal vez no llegaron á sus oidos, porque<br />

no pasaron <strong>de</strong> un simple conato.<br />

Despues <strong>de</strong> Kean subió á la escena el melodrama francés<br />

María Juana ó la familia <strong>de</strong>l borracho, que necesitó los esfuerzos<br />

y primores <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> los actores que en él tomaron<br />

parte, para que el público llegara á aplaudir algunas escenas<br />

<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra brocha gorda. La Dama <strong>de</strong> las Camelias<br />

probaria á la Sra. Marini cuánto mayor partido hubiera sacado<br />

<strong>de</strong> los concurrentes si hubiera elegido <strong>de</strong> su repertorio<br />

las obras más vulgares y conocidas. Para su beneficio, que<br />

tuvo lugar el mártes pasado, presentó á Dora, comedia <strong>de</strong><br />

Victoriano Sardou, con un argumento complicado, con veintiun<br />

personajes, y <strong>de</strong>sarrollado en cinco mortales actos, como<br />

es uso y costumbre en el teatro francés, cuyo público gusta<br />

<strong>de</strong> saborear los diálogos si van salpicados <strong>de</strong> esprit y <strong>de</strong> viveza.<br />

Los dos primeros actos pecan <strong>de</strong> lánguidos y echa el autor<br />

ruano <strong>de</strong> recursos cuya necesidad no se adivina, sino es para<br />

preparar las situaciones que han <strong>de</strong> venir más tar<strong>de</strong>. Virginia<br />

Marini hizo una Dora admirable como nunca; Ceresa, Pietrotti,<br />

trasformándose con envidiable talento y realidad en el célebre<br />

Baron Van-Der-Kraff, Cola en su papel <strong>de</strong> Tekli, la Checci<br />

y la Belli-Blanes rayaron á grandísima altura. Unicamen<br />

quisiéramos advertir al Sr. Cola, ya que todos los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong><br />

la obra están llevados á la perfeccion, que el mor<strong>de</strong>rse los<br />

<strong>de</strong>dos en un momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperacion ó <strong>de</strong> ira reprimida no<br />

es <strong>de</strong>l mejor gusto, tratándose <strong>de</strong> la buena sociedad don<strong>de</strong><br />

figuran sus personajes. Lo más que se permite al actor en estas<br />

situaciones es mor<strong>de</strong>rse..., los codos. Sabemos muy bien<br />

lo que vale el Sr. Cola y nos permitimos este consejo <strong>de</strong> amigo.<br />

JOSÉ M. MATHEU.


MISCELÁNEA<br />

MISCELANEA,<br />

No há muchas noches tuvimos el gusto <strong>de</strong> admirar al<br />

Sr. Pargas, habilísimo guitarrista, cuyo mérito indisputable<br />

le valió el honroso título <strong>de</strong> Sarasate <strong>de</strong> la guitarra, espontánea<br />

y unánimemente concedido por cuantos inteligentes asistieron<br />

á la velada en que el Sr. Bernareggi nos dió á conocer<br />

un tesoro poco ménos que escondido.<br />

Felicitamos al Sr. Pargas y anhelamos que un brillante<br />

porvenir <strong>de</strong> triunfos y <strong>de</strong> gloria sea el premio <strong>de</strong> incesantes<br />

estudios y <strong>de</strong> una aptitud verda<strong>de</strong>ramente asombrosa.<br />

No terminaremos estas líneas sin consignar nuestro agra<strong>de</strong>cimiento<br />

hácia el Sr. Bernareggi por el rato que, en extremo<br />

<strong>de</strong>licioso, se sirvió proporcionarnos, y sin enviar un<br />

aplauso á los Sres. Perez y Gil, excelente violinista el primero,<br />

y el segundo consumado profesor que arranca á la<br />

ocarina puñados <strong>de</strong> ruiseñores, mágicos trinos <strong>de</strong> un efecto<br />

maravilloso.<br />

Amantes <strong>de</strong>l compañerismo que <strong>de</strong>be reinar entre todos<br />

aquellos que se <strong>de</strong>dican á las árduas tareas periodísticas,<br />

consignamos nuestro agrado al ver satisfactoria y dignamente<br />

terminadas las diferencias surgidas entre dos conocidos<br />

revisteros <strong>de</strong> esta capital.<br />

Con otro nuevo adalid cuenta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora la prensa <strong>de</strong><br />

Zaragoza. El nuevo colega, que se titula El Diario <strong>de</strong> la<br />

Mañana, viene á madrugar como su compañero El Dia.<br />

Celebraremos que no se resfríe.<br />

El último número <strong>de</strong> La Clínica es por todo extremo notable.<br />

Entre otros importantes artículos aparece un interesantísimo<br />

trabajo suscrito por el Sr. Gímeno y Vizarra, y<br />

119


120<br />

MISCELÁNEA<br />

en el cual, con gran copia <strong>de</strong> datos, se prueba la existencia<br />

<strong>de</strong> un sentido muscular.<br />

Felicitamos á nuestro ilustrado amigo y colaborador, por<br />

haber sabido colocar á tan envidiable altura la científica publicacion<br />

que dirige.<br />

En nuestra última Crónica aragonesa, suscrita por Cojuelo,<br />

una maligna coma, cuya paternidad (así como la existencia<br />

<strong>de</strong> cierto Yuslibol, que nos es completamente <strong>de</strong>sconocido)<br />

<strong>de</strong>be atribuirse á la pródiga mano <strong>de</strong> algun señor cajista, nos<br />

obligó á <strong>de</strong>cir que España es amante <strong>de</strong> las letras.<br />

Aquí, don<strong>de</strong> apenas existe un literato que, con el producto<br />

<strong>de</strong> sus obras, haya podido hacerse fabricar un mo<strong>de</strong>sto hotel,<br />

ni siquiera una rústica cabaña don<strong>de</strong> entregarse á bucólicas<br />

expansiones, tal frase no podria quedar sin protesta, y nosotros,<br />

á instancias <strong>de</strong> Cojuelo, protestamos enérgicamente<br />

contra ella.<br />

* *<br />

Ha llegado á nuestras manos un número <strong>de</strong> La Provincia<br />

(estimable colega que ve la luz en Teruel), don<strong>de</strong> se insertan<br />

algunas décimas <strong>de</strong> una composicion que apareció en la<br />

REVISTA.<br />

Suplicamos al señor director <strong>de</strong> dicho periódico, que<br />

cuando se sirva honrarnos haciendo reproducir parte <strong>de</strong> algun<br />

escrito tomado <strong>de</strong> nuestras columnas, no consienta que se<br />

dé comienzo por el fin, y que resulte incompleto y hasta falto<br />

<strong>de</strong> sentido, como ocurre con la poesía arriba citada.<br />

Los eminentes actores D. Antonio Vico y D. Rafael Calvo,<br />

brillantes columnas <strong>de</strong> nuestra escena, prestarán <strong>de</strong>susado<br />

esplendor á la inauguracion <strong>de</strong> la próxima temporada teatral<br />

en el antiguo coliseo <strong>de</strong>l Coso.<br />

Segun nuestras noticias, varios periodistas zaragozanos<br />

verificarán en breve una excursion á Piedra con objeto <strong>de</strong><br />

admirar y <strong>de</strong>scribir las grandiosas bellezas que ofrecen aquellos<br />

encantados lugares á la contemplacion y al asombro <strong>de</strong>l<br />

viajero.<br />

Madrid, 1880.—lmp. <strong>de</strong> M. G. Hernan<strong>de</strong>z, Libertad, 16 duplicado, bajo.


LA CRUZ BLANCA<br />

LA CRUZ BLANCA.<br />

TRADICION GRANADINA.<br />

¡Pulvis erit!<br />

121<br />

Un <strong>de</strong>licioso y encantador panorama se presentaba á la<br />

vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el camino que conduce <strong>de</strong> Santafé á Granada, al<br />

terminar la recta avenida sombreada por copudos árboles que<br />

hoy es calle Real <strong>de</strong> San Lázaro, en una hermosa y apacible<br />

tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> Mayo, <strong>de</strong>l <strong>año</strong> 1539 <strong>de</strong> nuestra era.<br />

El sol, <strong>de</strong>clinando hácia el ocaso, lanzaba sobre la pobla-<br />

cion sus últimos y más dorados rayos, tiñendo con ráfagas<br />

<strong>de</strong> topacio sus hermosas huertas, sus pintorescos edificios en<br />

forma <strong>de</strong> anfiteatro, las elevadas agujas <strong>de</strong> sus iglesias, y sus<br />

gigantescas montañas, que en el fondo se confundian con el<br />

záfiro <strong>de</strong> su cielo incomparable.<br />

Al frente, en primer término, el extenso erial, cementerio<br />

<strong>de</strong> los árabes, hoy campo <strong>de</strong>l Triunfo: más léjos, la magnífica<br />

puerta <strong>de</strong> Elvira (wib-Elveira) rompiendo la alta muralla que<br />

á la poblacion circuía, la que, perdiéndose á la vista por un<br />

lado en la puerta <strong>de</strong>l Boqueron, y elevándose por el otro en<br />

<strong>de</strong>sigual pendiente por el barrio <strong>de</strong> la Alcazaba, veíase como<br />

abandonada cinta por la cerca llamada <strong>de</strong> Don Gonzalo, has-<br />

ta escon<strong>de</strong>rse entre ver<strong>de</strong>s árboles y floridos frutales.<br />

Sobre la puerta <strong>de</strong> Elvira, la Monaita ó <strong>de</strong> la Ban<strong>de</strong>ra, y<br />

el barrio <strong>de</strong>l Zenete y el Albaicin, <strong>de</strong>stacando sus edificios<br />

entre irregulares masas <strong>de</strong> verdura, ondulosas como penachos<br />

floridos, sobre los rojizos tejados.<br />

Más allá, fantásticas montañas <strong>de</strong> azuladas tintas, y aún<br />

más léjos, lo maravilloso, lo increible, como vision <strong>de</strong> un<br />

sueño: la gigantesca Sierra, con sus nevados picos, que<br />

amenguando la distancia, por ilusion óptica, parecian unir<br />

10


122<br />

J. ACOSTA<br />

sus rosados reflejos con los naranjos y limoneros <strong>de</strong> sus la-<br />

<strong>de</strong>ras; los hielos <strong>de</strong>l Norte, en natural consorcio con la más<br />

exuberante vegetacion tropical.<br />

En aquella tar<strong>de</strong>, y en aquella hora, lucida aunque fúnebre<br />

comitiva avanzaba por el mencionado camino.<br />

La componia una escogida tropa <strong>de</strong> caballeros y magnates<br />

<strong>de</strong> la córte <strong>de</strong>l emperador Cárlos V, que perfecta y lujosa-<br />

mente armados, montando briosos corceles, y acompañados<br />

por sus escu<strong>de</strong>ros, palafreneros y pajes, ro<strong>de</strong>aban una espa-<br />

ciosa litera, en que iba colocado un ataud <strong>de</strong> plomo.<br />

Habiendo muerto en Toledo, el primer dia <strong>de</strong> aquel mis-<br />

mo mes, la jóven emperatriz doña Isabel <strong>de</strong> Portugal, era<br />

su cadáver trasladado, por voluntad <strong>de</strong>l César, á la real capi-<br />

lla <strong>de</strong> Granada.<br />

Negros eran los gran<strong>de</strong>s p<strong>año</strong>s <strong>de</strong> recamado terciopelo que<br />

cubrian el ataud y el pesado vehículo, y los arneses, pena-<br />

chos y paramentos <strong>de</strong> los caballos que lo conducian, cam-<br />

peando en sus relieves y adornos <strong>de</strong> oro, el imperial blason.<br />

Los escu<strong>de</strong>ros y los pajes llevaban encendidos gruesos blan-<br />

dones <strong>de</strong> amarilla cera, y cercaba el cortejo una escolta <strong>de</strong><br />

lanzas <strong>de</strong> la guardia <strong>de</strong>l emperador.<br />

Próximo á la litera, conteniendo los arranques <strong>de</strong> un brio-<br />

so potro cordobés, vistiendo rica armadura, pero sin airon ni<br />

divisa, en señal <strong>de</strong> duelo, cabalgaba, sin avanzar ni a<strong>de</strong>lantar<br />

un paso, la cabeza inclinada sobre el pecho, y fija la vista en<br />

el régio ataud, el marqués <strong>de</strong> Lombay, here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l ducado<br />

<strong>de</strong> Gandía, encargado por D. Cárlos <strong>de</strong> hacer entrega <strong>de</strong>l ca-<br />

dáver <strong>de</strong> la que fué su esposa, al clero <strong>de</strong> Granada.<br />

Cerca ya <strong>de</strong> la poblacion, al dar vista á la puerta <strong>de</strong> Elvi-<br />

ra, la comitiva hizo alto, y esperó la llegada <strong>de</strong> otra, no mé-<br />

nos lucida y mucho más numerosa, que, entonando fúnebres<br />

salmodias, por las puertas <strong>de</strong> la ciudad a<strong>de</strong>lantaba.<br />

La emperatriz era aún jóven cuando murió, y siempre habia<br />

sido hermosa.


LA CRUZ BLANCA<br />

123<br />

Poco tiempo <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> su llegada á España, y <strong>de</strong> sus bo-<br />

das en Sevilla, vino con el César su esposo, á visitar el más<br />

hermoso floron <strong>de</strong> su imperial corona; y, por extr<strong>año</strong>, y más<br />

que extr<strong>año</strong>, <strong>de</strong>sconsolador contraste, á los trece <strong>año</strong>s, vol-<br />

vian para ser en ella <strong>de</strong>positados sus inanimados restos.<br />

En la morada <strong>de</strong> los reyes árabes, en esa Alhambra, ma-<br />

ravilla <strong>de</strong>l mundo, encanto y orgullo <strong>de</strong> los propios, sueño y<br />

envidia <strong>de</strong> los extr<strong>año</strong>s; e<strong>de</strong>n creado por el amor y la volup-<br />

tuosidad, con sus melancolías y sus silencios, sus sombras y<br />

sus murmullos, sus misterios y su fascinacion irresistible,<br />

sintió acaso la hermosa doña Isabel, los primeros síntomas<br />

<strong>de</strong> maternidad; y el jóven emperador, al lado <strong>de</strong> su esposa,<br />

gozó <strong>de</strong> dias <strong>de</strong>liciosos, acaso los más bellos y tranquilos <strong>de</strong><br />

su agitada vida.<br />

En grata conmemoracion <strong>de</strong> tan dulce recuerdo, soñó en-<br />

tónces, que sus restos y los <strong>de</strong> su esposa, hallasen en su dia<br />

con los <strong>de</strong> sus abuelos venerandos, eterno reposo bajo su<br />

hermoso cielo; y a<strong>de</strong>más, proyectó é hizo principiar la cons-<br />

truccion <strong>de</strong>l gran palacio. Pero... como prueba <strong>de</strong> las vicisi-<br />

tu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l tiempo,... hoy, ni la hermosa ciudad guarda sus<br />

cenizas... ni el palacio se concluirá jamás.<br />

La historia nos dice que, dotada la emperatriz <strong>de</strong> her-<br />

mosura extremada y excelente índole, era a<strong>de</strong>más sábia y<br />

magnánima.<br />

Las expediciones <strong>de</strong>l emperador fuera <strong>de</strong> la península, eran<br />

frecuentes y justamente motivadas por las guerras y disen-<br />

siones en Italia y el Piamonte, Flan<strong>de</strong>s y Alemania; enemis-<br />

ta<strong>de</strong>s y convenios con Francia y con el Papa; irrupciones <strong>de</strong><br />

los turcos, célebre expedicion á Tunez, y los sérios y tras-<br />

cen<strong>de</strong>ntales trastornos producidos por los luteranos <strong>de</strong>l Nor-<br />

te. Y en estas ausencias, más ó ménos dilatadas, la empera-<br />

triz, con el consejo <strong>de</strong> varones ilustres, ejerció la gobernacion<br />

<strong>de</strong>l reino á satisfaccion <strong>de</strong> todos.<br />

Y guardadora fiel <strong>de</strong> la dignidad que ostentaba, y <strong>de</strong>l ho-<br />

nor <strong>de</strong> su esposo, jamás las nubes que acaso alguna vez en<br />

su imaginacion surgieran, empañaron su purísima frente; y,<br />

ni la historia, ni la crónica, han podido hallar la más ligera<br />

sombra en aquella corta existencia, en aquel fugaz reinado.


124<br />

J. ACOSTA<br />

en aquella angelical figura, mo<strong>de</strong>lo acabadísimo <strong>de</strong> virtud y<br />

abnegacion.<br />

El jóven marqués <strong>de</strong> Lombay, por sus honrosos oficios en<br />

palacio, siempre al lado <strong>de</strong>l emperador, y más aún <strong>de</strong>l príncipe<br />

here<strong>de</strong>ro D. Felipe, tuvo necesaria ocasion <strong>de</strong>l más íntimo<br />

contacto con la emperatriz.<br />

Des<strong>de</strong> el primer instante, su juvenil imaginacion concibió<br />

un afecto tan vehemente y sincero por doña Isabel, que sus<br />

faculta<strong>de</strong>s todas eran poco para admirarla, y su adhesion<br />

constante, insuficiente para servirla; pero este sentimiento,<br />

que bien pronto se convirtió en adoracion respetuosa, absorbia<br />

<strong>de</strong> tal modo su imaginacion y su alma, que no <strong>de</strong>jaba<br />

lugar, ni á una sombra, ni á un pensamiento, ni á un <strong>de</strong>seo<br />

<strong>de</strong> amor terreno.<br />

Así, entusiasta admirador <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s, ciego idólatra<br />

<strong>de</strong> las bellezas <strong>de</strong> su alma, hizo <strong>de</strong> su amor una religion; <strong>de</strong><br />

su adoracion un culto; y sin <strong>de</strong>scernimiento, sin voluntad<br />

propia, siguió siempre á la córte en Toledo, Valladolid y<br />

Barcelona, esclavo <strong>de</strong> aquella pasion platónica, por nadie<br />

sospechada, tan exenta <strong>de</strong> halagadoras esperanzas como <strong>de</strong><br />

tempestuosos celos, y dispuesto siempre á la abnegacion y<br />

al sacrificio.<br />

De regreso á Niza el emperador, don<strong>de</strong> acababa <strong>de</strong> ajustar<br />

una nueva tregua con el Papa y con el rey <strong>de</strong> Francia,<br />

celebró Córtes en Toledo, que por cierto fueron bien borrascosas;<br />

y en este tiempo, falleció la emperatriz, al dar á luz<br />

otro príncipe, tambien muerto. El duque <strong>de</strong> Gandía, que por<br />

asuntos <strong>de</strong> su cargo estaba ausente, volvió precipitadamente<br />

á Toledo, al saber la triste nueva.<br />

Llegó; y, en uno <strong>de</strong> los salones <strong>de</strong>l palacio, tapizado <strong>de</strong><br />

negro y oro, vió, expuesto en un magnífico féretro, ro<strong>de</strong>ado<br />

<strong>de</strong> infinitos blandones, el cuerpo inanimado <strong>de</strong> la emperatriz.<br />

Dignida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Iglesia, frailes y ricos-hombres oraban,<br />

y el silencio era sólo interrumpido por el melancólico<br />

murmullo <strong>de</strong> las preces.


LA CRUZ BLANCA 125<br />

Doña Isabel, en el lecho mortuorio, que sus damas habian<br />

casi cubierto con flores olorosas, parecia reposar dormida.<br />

Tenia los ojos blandamente cerrados; la nítida blancura <strong>de</strong><br />

sus mejillas trasparentaba las azules venas; sus labios, pá-<br />

lidos como un capullo separado <strong>de</strong>l fresco tallo, parecian<br />

sonreir; y sus manos <strong>de</strong> alabastro estrechaban un crucifijo<br />

sobre su seno, <strong>de</strong> formas virginales.<br />

Flaquearon las rodillas á Lombay, se estremeció su cora-<br />

zon, y, juntando sus manos, cayó <strong>de</strong> hinojos; y en aquel<br />

supremo instante, absorbiendo, con tenaz mirada y con<br />

extático arrobamiento, el marmóreo rostro y el rígido cuer-<br />

po <strong>de</strong> su ídolo, sintió en su sér la revelacion aterradora <strong>de</strong> la<br />

vehemencia <strong>de</strong> aquella pasion voraz, hasta entónces con-<br />

tenida, alma <strong>de</strong> su existencia y vida <strong>de</strong> su pensamiento.<br />

Y el dolor y la <strong>de</strong>sesperacion ofuscaron su mente; y extra-<br />

ñas visiones, y horribles fantasías oscurecieron su entendi-<br />

miento; y subiendo como <strong>de</strong>nsas brumas <strong>de</strong>l corazon á la<br />

cabeza, perturbaban su razon, próxima á <strong>de</strong>svanecerse en el<br />

vértigo, y acaso en la locura.<br />

IV.<br />

La temprana muerte <strong>de</strong> la emperatriz, que áun no conta-<br />

ba treinta y ocho <strong>año</strong>s, fué muy llorada por su esposo, y<br />

sentida por todo el reino. En Toledo se le hicieron sun-<br />

tuosísimas exéquias; y hasta en Francia, apesar <strong>de</strong> las ene-<br />

mista<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l rey Francisco, le hicieron solemnes honras.<br />

El emperador dispuso que con gran pompa fuesen condu-<br />

cidos sus restos á Granada, y Gandía fué, como ya hemos<br />

dicho, el encargado <strong>de</strong> la triste mision.<br />

Verificóse la marcha; y en los puntos por don<strong>de</strong> pasaba<br />

el fúnebre cortejo, el clero, las corporaciones y el pueblo,<br />

acudian á rendir al egregio cadáver, tributos verda<strong>de</strong>ros <strong>de</strong><br />

preces y <strong>de</strong> lágrimas.<br />

Al sufrir la inteligencia <strong>de</strong> Lombay el rudo choque produ-<br />

cido por la muerte <strong>de</strong> aquel sér tan querido, y sentir, por re-<br />

velacion tardía, la trasformacion <strong>de</strong>l amor i<strong>de</strong>al, único pla-


126<br />

J. COSTA<br />

cer <strong>de</strong> su soñadora existencia, en la <strong>de</strong>voradora pasion que<br />

torturaba su alma y excitaba su pensamiento, era para su<br />

mente, alcanzar la realizacion <strong>de</strong> los <strong>de</strong>lirios que alimentaba,<br />

creerse dueño único <strong>de</strong> ios restos inanimados, <strong>de</strong> la que, en<br />

vida fué tan sólo, casto i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> sus dorados sueños.<br />

Y, aceptó con gratitud, pero como <strong>de</strong> propio <strong>de</strong>recho, el<br />

cargo <strong>de</strong> confianza que el emperador le confiriera; pues juzgaba,<br />

en la ofuscacion <strong>de</strong> sus i<strong>de</strong>as, que, rotos por la muerte<br />

los vínculos que á doña Isabel unian con el mundo, él solo<br />

era acreedor á la posesion <strong>de</strong> aquel cadáver, <strong>de</strong> aquel féretro,<br />

que encerraba todos los afectos <strong>de</strong> su corazon, todas las aspiraciones<br />

<strong>de</strong> su fantasía, las ilusiones todas <strong>de</strong> su espíritu.<br />

Y, celoso guardador, no se alejaba un momento <strong>de</strong> aquel<br />

tesoro; y el alimento no le era preciso, ni el sueño indispensable.<br />

Y cuántas veces, en las horas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso, <strong>de</strong>l lento<br />

viaje, durante el cual ni áun <strong>de</strong>spojóse <strong>de</strong> su arnés, recostando<br />

su febril cabeza en el ataud, y al parecer dormido, sentia,<br />

creia ver, que el augusto cadáver, <strong>de</strong>sprendiéndose <strong>de</strong> su funeral<br />

mortaja, renacia á una segunda vida, y le mostraba<br />

otro mundo i<strong>de</strong>al, don<strong>de</strong>, exentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s carnales y<br />

<strong>de</strong> sociales preocupaciones, sus espíritus unidos por amor<br />

in<strong>de</strong>finible, gozaban <strong>de</strong> placeres nunca <strong>de</strong>scritos, <strong>de</strong>licias inconcebibles,<br />

y éxtasis jamás soñados por la más <strong>de</strong>lirante<br />

fantasía.<br />

De este modo, á muy lentas y cortas jornadas, que fueron<br />

<strong>de</strong> goce y martirio para el marqués, llegó á Granada el cortejo,<br />

en la hermosa tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> primavera en que principiamos<br />

este informe relato.<br />

V.<br />

La comitiva que por el llano a<strong>de</strong>lantaba, compuesta <strong>de</strong>l<br />

clero <strong>de</strong> la Catedral y <strong>de</strong> la Real Capilla, con el reverendo<br />

arzobispo don Gaspar <strong>de</strong> Ávalos á la cabeza, la parroquia <strong>de</strong><br />

la ciudad con cruces y mangas, la Real Chancillería, Inquisicion,<br />

comunida<strong>de</strong>s, gran<strong>de</strong>s, títulos y caballeros, todos llevando<br />

hachas encendidas, avanzó, ro<strong>de</strong>ada y seguida <strong>de</strong> nu-


LA CRUZ BLANCA<br />

127<br />

meroso pueblo, hasta encontrarse con la que conducia el ré-<br />

gio ataud. Colocado el féretro en un estrado preparado al<br />

efecto, principiaron las preces <strong>de</strong> la Iglesia.<br />

El marqués, en uso <strong>de</strong> su especial prerogativa, en pié, al<br />

lado <strong>de</strong>l ataud, contraida la fisonomía, rugosa la frente, y es-<br />

trujando con su crispada mano uno <strong>de</strong> los extremos <strong>de</strong> la bor-<br />

dada tela, semejaba un rígido espectro, en que la vida toda<br />

hubiera refluido á la febril expresion <strong>de</strong> sus ojos, enrojeci-<br />

dos por el insomnio y por las vigilias. Parecia haber enveje-<br />

cido diez <strong>año</strong>s.<br />

El grave silencio <strong>de</strong> la compacta multitud, sólo era inter-<br />

rumpido por los monótonos ecos <strong>de</strong> los fúnebres cantos. La<br />

tar<strong>de</strong> terminaba. Los últimos reflejos <strong>de</strong>l sol poniente dora-<br />

ban con enérgicos toques los puntos más elevados <strong>de</strong>l bello<br />

paisaje, y las azuladas sombras, invadiendo los planos <strong>de</strong>l ter-<br />

reno, y haciendo brillar las luces <strong>de</strong> los blandones y <strong>de</strong> las<br />

hachas, daban mayor melancolía, más triste solemnidad á<br />

aquella escena.<br />

Las lombardas <strong>de</strong> la Alcazaba y <strong>de</strong> la Alhambra lanzaban<br />

al espacio el eco <strong>de</strong> sus repetidas salvas, y las campanas <strong>de</strong><br />

todas las iglesias <strong>de</strong> la ciudad enviaban con las áuras sus lú-<br />

gubres tañidos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las enhiestas torres.<br />

«El dia en que el espíritu se exhala, cantaban los sacerdotes,<br />

vuelve el cuerpo á su tierra original, y todos los vanos pensamien-<br />

tos <strong>de</strong>saparecen.<br />

»¿Por qué, Señor, apartas <strong>de</strong> mí tu rostro y me tratas como ene-<br />

migo? ¿Por qué muestras tu po<strong>de</strong>r contra una hoja que arrebata el<br />

viento, contra una paja que arrastra el vendaval?<br />

»Los <strong>año</strong>s vuelan rápidos, y jamás volverán por el camino que<br />

recorren.»<br />

Aun cuando el alma <strong>de</strong> Lombay parecia extraña á todo lo<br />

que pasaba á su alre<strong>de</strong>dor, la triste armonía <strong>de</strong> aquellos can-<br />

tos <strong>de</strong>l Libro <strong>de</strong> Job heria su cerebro, hallando en ellos el<br />

eco <strong>de</strong> sus mismas tristezas; y al oir,<br />

«Pasaron mis dias: todos mis pensamientos se <strong>de</strong>svanecieron, y<br />

se disiparon todas las esperanzas <strong>de</strong> mi corazon. Digo al sepulcro,<br />

tú serás mi padre, y á los gusanos, vosotros sereis mi madre y mis<br />

hermanos...»


128<br />

J. ACOSTA<br />

Un frío glacial penetraba en su alma, y aquellas voces se<br />

le hacian aterradoras y siniestras.<br />

«Mis dias se han <strong>de</strong>svanecido como el humo, y en polvo se han<br />

convertido mis huesos.<br />

»Los muertos duermen en el polvo; pero ellos resucitarán.<br />

»¡Resucitarán!»<br />

Y el coro respondia...<br />

¡Resurgent!... ¡resurgent!<br />

Cesaron los cantos: era llegado el momento <strong>de</strong> hacer la<br />

entrega <strong>de</strong>l cadáver.<br />

El marqués, que anhelaba con ánsia y temia con terror<br />

aquel instante, <strong>de</strong>sprendió <strong>de</strong> su cuello la dorada llave que<br />

sobre el corazon llevaba, y más pálido aún, casi vacilante,<br />

haciendo sobre sí mismo un violento esfuerzo, con la resolucion<br />

suprema <strong>de</strong>l soldado avanzando á la trinchera tras una<br />

muerte probable, hizo girar las cerraduras <strong>de</strong>l ataud; y al<br />

mismo tiempo que los pajes levantaban la pesada tapa, con<br />

mano firme, y, conteniendo los latidos, todos, <strong>de</strong> su corazon.<br />

arrancó el rico sudario que cubria el rostro <strong>de</strong> la muy hermosa<br />

señora la emperatriz doña Isabel.<br />

Un grito <strong>de</strong> sorpresa se oyó: una exclamacion <strong>de</strong> terror,<br />

exhalada por todos aquellos que por su proximidad podian<br />

ver el cadáver. El mismo Lombay retrocedió un paso... y se<br />

cubrió <strong>de</strong> helado sudor su torva frente.<br />

¡Era una vision terrible!..... ¡El semblante <strong>de</strong> la muerta<br />

aparecia horriblemente <strong>de</strong>sfigurado. Su color <strong>de</strong>nsamente<br />

cár<strong>de</strong>no; los ojos vacíos por la <strong>de</strong>scomposicion; <strong>de</strong>scubiertas<br />

las fosas nasales; la boca, excesivamente abierta por contraccion<br />

extraña, al simular horrible mueca, mostraba sus dientes,<br />

ántes como perlas, y entónces largos y <strong>de</strong>scarnados!.....<br />

El arzobispo, repuesto el primero <strong>de</strong> su sorpresa, preguntó<br />

á Lombay, con las fórmulas acostumbradas, si prestaba<br />

juramento <strong>de</strong> ser aquel el cuerpo <strong>de</strong> la difunta emperatriz.<br />

El marqués, tan lívido casi como el cadáver, apoyando<br />

una mano sobre el ataud, y la otra sobre su pecho, exclamó<br />

con voz que no parccia <strong>de</strong> este mundo:<br />

—¡Juro, señor, que este ataud que aquí veis, es el mismo<br />

<strong>de</strong> que se me hizo entrega en Toledo; juro tambien que este


LA CRUZ BLANCA 129<br />

ataud no ha sido abierto, ni tocado, ni perdido <strong>de</strong> mi vista!...<br />

Pero, ¡jurar que ese cuerpo, ese rostro sean <strong>de</strong> la emperatriz<br />

doña Isabel, mi señora, cuya belleza sólo era comparable á<br />

la <strong>de</strong> los ángeles!..... eso..... ¡jamás, jamás!.....<br />

Volvióse á cubrir el féretro, y la procesion púsose en mar-<br />

cha hácia la ciudad, <strong>de</strong>jándose oir <strong>de</strong> nuevo los cantos sepul-<br />

crales.<br />

«¡Señor, yo chuno á tí, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo <strong>de</strong>l abismo; lleguen á tí<br />

mis clamores!.....<br />

»¡Devolveremos la tierra á la tierra, la ceniza á la ceniza y el<br />

polvo al polvo!.....<br />

»¡Bienaventurados los muertos! ¡Dichosos los que mueren en el<br />

Señor!.....»<br />

Sólo ya Lombay, que habia or<strong>de</strong>nado á su escu<strong>de</strong>ro le <strong>de</strong>-<br />

jase, llevándose el caballo, seguia con ojos extraviados la ya<br />

lejana comitiva, hasta que, envuelta en los misteriosos re-<br />

flejos <strong>de</strong>l crepúsculo, <strong>de</strong>sapareció por la puerta <strong>de</strong> Elvira, y,<br />

en tanto, repetia murmurando.....<br />

—¡Señor..... <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fondo <strong>de</strong>l abismo te imploro!.....<br />

¡lleguen á tí mis clamores!.....<br />

VI.<br />

Cuando ya se iba extinguiendo todo rumor, todo eco <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>scrita ceremonia, el marqués <strong>de</strong>jó caer la cabeza sobre el<br />

pecho, y maquinalmente, se internó por una revuelta senda,<br />

que cruzaba las huertas y campos <strong>de</strong> 1a <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l camino.<br />

La noche habia llegado: sus sombras avanzaban, y algu-<br />

nas pálidas estrellas <strong>de</strong>stacaban ya su luz en el oscuro cielo.<br />

La soledad <strong>de</strong> aquellos terrenos era completa, y sólo se<br />

percibian esos mil rumores <strong>de</strong>l campo solitario, que no inter-<br />

rumpen el silencio, ni distraen la meditacion.<br />

Lombay caminaba con vacilante paso, como impelido por<br />

extr<strong>año</strong>s resortes, sin sentir el viento en su <strong>de</strong>snuda cabeza,<br />

sin objeto ni direccion, por sendas y sembrados, cuando al<br />

ro<strong>de</strong>ar unas altas tapias, que hasta entonces no habia visto,


130<br />

J. ACOSTA<br />

llegaron á su oido ecos lejanos <strong>de</strong> extraña armonía, que parecian<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l cielo, y era tan vago y dulce su sonido,<br />

que se sintió fuertemente impresionado; y a<strong>de</strong>lantóse por<br />

aquellas cercas, como atraido por aquel himno <strong>de</strong> paz, y<br />

subió una corta escalinata, y salvando una puerta que estaba<br />

entreabierta, hallóse bajo las sombrías bóvedas <strong>de</strong> un inmenso<br />

templo.<br />

La extension <strong>de</strong> sus naves, escasamente alumbradas por<br />

los mortecinos reflejos <strong>de</strong> alguna lámpara en el espacio suspendida,<br />

se perdia en la oscuridad <strong>de</strong>l fondo y en las curvas<br />

invisibles <strong>de</strong> su elevada cúpula.<br />

Ténues reflejos <strong>de</strong> la claridad exterior <strong>de</strong>l cielo, filtrándose<br />

por los pintados vidrios <strong>de</strong> sus rasgados tragaluces, producian<br />

caprichosos y fantásticos efectos <strong>de</strong> luz con azuladas<br />

tintas en los relieves, imágenes y figuras <strong>de</strong>l magestuoso retablo,<br />

en que la iglesia terminaba; y, ante el altar mayor, se<br />

distinguian algunas informes sombras arrodilladas, y otras<br />

que se movian silenciosas, y se perdian y volvian á aparecer,<br />

como fantasmas en antros <strong>de</strong>sconocidos.<br />

La preocupacion <strong>de</strong>l marqués no le permitia darse cuenta<br />

<strong>de</strong>l lugar don<strong>de</strong> se hallaba: los misteriosos ecos que le atrajeran,<br />

habian cesado por completo, y el silencio era cada vez<br />

más pavoroso.<br />

Al per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista el cielo, al <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> aspirar las siempre<br />

puras brisas leí campo, la sorda tempestad que rugia en su<br />

pecho, se habia exaltado; y aquel misterio, y aquel silencio, y<br />

aquella oscuridad, armonizando con el estado <strong>de</strong> su espíritu,<br />

aumentaban la ofuscacion <strong>de</strong> su mente. Separado para siempre<br />

<strong>de</strong>l fantástico móvil <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>svelos, se halló sólo en el<br />

mundo, sin objeto en la vida, sin norte su existencia, sin<br />

porvenir, sin rumbo y sin aliento.<br />

¡Miraba en torno <strong>de</strong> sí, y nada hallaba que atenuar pudiera<br />

sus aflicciones..... miraba al cielo..... y acaso una imprecacion<br />

blasfema pugnaba por brotar <strong>de</strong>l corazon á sus lábios!.....<br />

Y recordaba aquel <strong>de</strong>sfigurado rostro, cuya horrible <strong>de</strong>formidad<br />

parecia querer anteponerse á los bellos recuerdos <strong>de</strong>l<br />

i<strong>de</strong>al perdido..... y las fúnebres antorchas pasaban y repasa-


LA CRUZ BLANCA<br />

ban con dudosa claridad ante sus cenados ojos...... y el can-<br />

to <strong>de</strong> los monjes y las tristísimas salmodias zumbaban en<br />

sus oidos y se confundian en su pobre cerebro, ya próximo<br />

á estallar.....<br />

A poco, la suave música volvió á <strong>de</strong>jarse oir. Era el órga-<br />

no, cuyos raudales <strong>de</strong> armonía, extendiéndose por las <strong>de</strong>sier-<br />

tas naves, parecian <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los espacios infinitos; y vo-<br />

ces viriles, pero contenidas, se mezclaban á los acor<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

grandioso instrumento, en plegarias fervientes y en himnos<br />

<strong>de</strong> dulces melodías, imponentes, consoladoras y misteriosas<br />

como la religion <strong>de</strong> que son eco.<br />

El marqués, sorprendido, atónito, escuchaba con extraña<br />

fruicion aquellos gratos acentos <strong>de</strong> paz, y parecíale que á su<br />

benéfico influjo, dulce laxitud iba gradualmente reemplazan-<br />

do á la terrible excitacion <strong>de</strong> su febril <strong>de</strong>lirio.<br />

De repente, la débil luz <strong>de</strong> las lámparas pareció animarse,<br />

crecer y confundirse con otra claridad que <strong>de</strong> la misma os-<br />

curidad nacia, más diáfana y más lánguida y hermosa que los<br />

albores juntos <strong>de</strong> todas las auroras y <strong>de</strong> todos los crepúscu-<br />

los; y murmullos y armonías más dulces que los sonidos<br />

131<br />

<strong>de</strong> cien arpas, más sentidas que los acentos <strong>de</strong> todas las aves<br />

canoras, brotaban <strong>de</strong> aquel foco <strong>de</strong> luz, que se extendia y se<br />

agrandaba al difundirse, llegando hasta Lombay.<br />

Y allá, en lo más alto, entre dorados vapores como eternos<br />

efluvios <strong>de</strong> increada luz, creyó ver aparecer la imágen adora-<br />

da <strong>de</strong> doña Isabel, no como últimamente la habia visto, he-<br />

dionda escoria <strong>de</strong> humanas vanida<strong>de</strong>s, sino más radiante y<br />

más bella que en sus más felices dias; envuelto su cuerpo en<br />

vaporosas nubes, trasfigurado y divinizado su dulcísimo sem-<br />

blante, y reflejándose en la sublime expresion <strong>de</strong> sus ojos,<br />

los célicos <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong> la bienaventuranza.....<br />

La combatida inteligencia <strong>de</strong>l marqués no pudo ya sopor-<br />

tar tantas y tan violentas emociones, y cayó al suelo <strong>de</strong>s-<br />

vanecido.


132<br />

J. ACOSTA<br />

VII.<br />

Los monjes <strong>de</strong> San Jerónimo, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> haber rezado<br />

sus oficios nocturnos, al ir á cerrar el suntuoso templo, en<br />

aquella <strong>época</strong> apenas concluido, vieron al <strong>de</strong>smayado caballero;<br />

y conduciéndole á una celda, le prodigaron sus caritativos<br />

cuidados.<br />

Al volver en sí, era presa <strong>de</strong> una violentísima fiebre que<br />

puso en riesgo su vida: salvóle sin embargo <strong>de</strong> aquella crísis,<br />

su juventud y fuerte naturaleza; pero su corazon habia quedado<br />

herido.<br />

Poco tiempo <strong>de</strong>spues, abrazó la vida monástica; renunció<br />

todos sus bienes, honores y títulos por vestir el hábito <strong>de</strong><br />

Loyola, siendo el resto <strong>de</strong> su vida ejemplo <strong>de</strong> humildad,<br />

<strong>de</strong> virtud y <strong>de</strong> caridad cristiana: rehusó varias veces la púrpura<br />

car<strong>de</strong>nalicia, y fué su muerte la <strong>de</strong>l justo.<br />

Canonizado por el pontífice Clemente X, aquél que habia<br />

sido en el mundo marqués <strong>de</strong> Lombay y duque <strong>de</strong> Gandía,<br />

fué venerado por la Iglesia en el catálogo <strong>de</strong> sus santos, con<br />

el nombre <strong>de</strong> San Francisco <strong>de</strong> Borja.<br />

Aún conserva y refiere el pueblo <strong>de</strong> Granada tan edificante<br />

tradicion, que la historia consigna; y aún subsiste <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

aquella <strong>época</strong>, en el sitio don<strong>de</strong> tuvo lugar la entrega y reconocimiento<br />

<strong>de</strong>¡ cadáver <strong>de</strong> la emperatriz, cerca <strong>de</strong>l campo<br />

<strong>de</strong>l Triunfo, una esbelta cruz <strong>de</strong> mármol que perpetúa el<br />

hecho, y es conocida con el nombre <strong>de</strong> la cruz blanca.<br />

Mayo 1880.<br />

J. ACOSTA.


NECROLOGÍA 133<br />

NECROLOGÍA.<br />

EL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON MARIANO PEREZ BAERLA.<br />

Santo es el recuerdo <strong>de</strong> los que pasaron, ha dicho con elo-<br />

cuencia el señor marqués <strong>de</strong> Molins; santo el oficio <strong>de</strong> enco-<br />

miar las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestros mayores, y excitar la imitacion<br />

<strong>de</strong> los que han <strong>de</strong> venir; santo, por último, el <strong>de</strong>positar una<br />

flor sobre un sepulcro que ya se ha cerrado.<br />

Y estas <strong>de</strong>udas <strong>de</strong> gratitud es tan justo pagarlas á los hom-<br />

bres á quienes la naturaleza plugo conce<strong>de</strong>r ruidosas prendas,<br />

como á los varones justos que vivieron consagrados á tradu-<br />

cir en actos sus <strong>de</strong>vociones purísimas, á las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> noble li-<br />

naje en la humanidad.<br />

A esta raza <strong>de</strong> individuos perteneció D. Mariano Perez<br />

Baerla, padre <strong>de</strong> respetabilísima familia, <strong>de</strong> carácter inofen-<br />

sivo como venerable, centro <strong>de</strong> numerosísimos amigos, be-<br />

névolo y sencillo en el trato, afable en la conversacion, <strong>de</strong><br />

hidalga conducta, finos gustos, clara inteligencia, y tan<br />

amante <strong>de</strong> la cultura y verda<strong>de</strong>ra ilustracion, como <strong>de</strong> su<br />

país, su esposa y sus hijos, que eran los ídolos <strong>de</strong> su alma.<br />

Entusiasta por naturaleza <strong>de</strong> todo lo gran<strong>de</strong>, implacable<br />

enemigo <strong>de</strong>l mal, gran corazon y gran carácter, su recuerdo<br />

queda todavía en la sociedad que tuvo la dicha <strong>de</strong> tratarlo.<br />

El único tributarle, holocausto es arrojar que po<strong>de</strong>mos un<br />

puñado <strong>de</strong> rosas silvestres, cogidas al acaso, sobre la urna <strong>de</strong><br />

sus cenizas, con ocasion <strong>de</strong> narrar su historia á gran<strong>de</strong>s<br />

rasgos.<br />

En Magallon vino al mundo nuestro cariñoso amigo, el 3<br />

<strong>de</strong> Mayo <strong>de</strong> 1832, en el seno <strong>de</strong> una <strong>de</strong> esas familias privile-<br />

giadas que pertenecen á la nobleza por el nombre, y al pue-<br />

blo por la sencillez <strong>de</strong> sus sentimientos. Fueron sus padres,<br />

el acaudalado propietario <strong>de</strong> aquella villa, D. Manuel Perez<br />

Jaimes, persona universalmente respetada por su filantropía


134<br />

JOSÉ BRAGAT<br />

proverbial, y doña María <strong>de</strong>l Pilar Baerla Lopez, purísima<br />

encarnacion <strong>de</strong> las más hermosas virtu<strong>de</strong>s.<br />

En hogar tan respetable, abrigo <strong>de</strong> la probidad caballerosa<br />

y <strong>de</strong> los recuerdos <strong>de</strong> familia más <strong>de</strong>licados, llegó Perez<br />

Baerla á la adolescencia; y como la casa paterna enseña á lo<br />

sumo á ser feliz, y es preciso apren<strong>de</strong>r algo más, los padres<br />

<strong>de</strong> aquél, no queriendo le sorprendiese la virilidad en un atra-<br />

so visible <strong>de</strong> su instruccion y costumbres respecto á los hom-<br />

bres <strong>de</strong> su condicion y <strong>de</strong> sus <strong>año</strong>s, buscaron un colegio en<br />

que los principios religiosos se hallasen hermanados con la<br />

enseñanza sólida y un régimen parecido al <strong>de</strong> las familias<br />

buenas, y en el que, albergadas la pureza, la oracion, la cari-<br />

dad, la dulce vigilancia, todos los cuidados <strong>de</strong>l hogar domés-<br />

tico. niños, amantes y amados, vivieran como en su feliz Je-<br />

rusalem.<br />

Todo esto creyó encontrarse en las Escuelas Pías: casas<br />

<strong>de</strong> educacion que me atreveré á llamar verda<strong>de</strong>ras casas <strong>de</strong>l<br />

Evangelio.<br />

Dos <strong>año</strong>s fué Perez Baerla, en las <strong>de</strong> Zaragoza, alumno <strong>de</strong>-<br />

latinidad, muy consi<strong>de</strong>rado por sus camaradas y maestros,<br />

pasando <strong>de</strong>spues al áula universitaria á cursar la filosofía.<br />

En los cuatro <strong>año</strong>s consagrados á ésta, obtuvo notables<br />

calificaciones que la laboriosidad <strong>de</strong>l entonces aventajado es-<br />

tudiante convirtió en costumbre; pues en cada exámen que en<br />

nuestra Universidad hiciese <strong>de</strong> las asignaturas <strong>de</strong> la carrera<br />

<strong>de</strong> leyes, mereció la nota que sólo conquista el talento cuando<br />

no rompe alianza con el estudio.<br />

Licenciado en Jurispru<strong>de</strong>ncia en 27 <strong>de</strong> Junio <strong>de</strong> 1858,<br />

Perez Baerla se trasladó á Madrid en Octubre <strong>de</strong> aquel <strong>año</strong>,<br />

matriculándose como alumno <strong>de</strong>l doctorado en la Universi-<br />

dad Central; allí. como aquí, ganóse muy luego el cariño <strong>de</strong><br />

sus profesores, y terminado el curso, <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> exámenes<br />

brillantísimos y <strong>de</strong> ejercicios honrosos, el tribunal formado<br />

por los ilustres catedráticos D. Pedro Sabau, D. J. M. Mon-<br />

talban y D. J. A. Andonaegui, entrególe la borla encarnada<br />

y la calificacion <strong>de</strong> sobresaliente, votada por unanimidad.<br />

El <strong>año</strong> 1860, en que esto sucedia, inauguró el período en<br />

que Perez Baerla, <strong>de</strong>dicado al estudio <strong>de</strong> los intereses mate-


NECROLOGÍA 135<br />

riales <strong>de</strong> Aragon, alcanzó el lugar <strong>de</strong> preferencia que ocupa<br />

entre los esclarecidos hijos <strong>de</strong> esta provincia.<br />

Sí; alcanzó lugar <strong>de</strong>. preferencia entre los esclarecidos hijos<br />

<strong>de</strong> esta provincia, por justísimas razones. Sócio en 1867 <strong>de</strong><br />

la casa <strong>de</strong> Gana<strong>de</strong>ros; mayordomo y consejero con pari<strong>de</strong>ra<br />

más tar<strong>de</strong>; gobernador civil interino <strong>de</strong> Zaragoza, en 1870;<br />

individuo <strong>de</strong> la Junta directiva <strong>de</strong>l Casino Monárquico,<br />

en 1872; muchas veces diputado provincial, aquel hombre<br />

tan familiar y amable en privado, tan obsequiado y cortés en<br />

el comercio social, asíduo y celosísimo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>coro y proce-<br />

ridad <strong>de</strong> toda corporacion á que pertenecia, vivió probando<br />

cómo es posible servir los intereses públicos, sin tener ni cor-<br />

religionarios, ni adversarios. Milagro éste que lo parece por<br />

un espegismo <strong>de</strong> nuestras preocupaciones, por un calentu-<br />

riento <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> la tristísima enfermedad que nos aqueja,<br />

efecto <strong>de</strong> vivir en una reclusion funesta en nosotros mismos,<br />

Perez Baerla probó que no lo es, con el respeto que llevó á<br />

todas las socieda<strong>de</strong>s en que ingresase, y dando irrecusables<br />

testimonios <strong>de</strong> los ópimos frutos que cosechan los países <strong>de</strong><br />

los que, olvidados <strong>de</strong> que la vida social y política, han clasi-<br />

ficado los esp<strong>año</strong>les en géneros, especies y familias, libres <strong>de</strong>l<br />

marmóreo individualismo, bajo el cual gime el espíritu en<br />

esta hora <strong>de</strong> la edad mo<strong>de</strong>rna, consagran un talento sin som-<br />

bras y una vida sin mancha á aquello que nos une, hermana<br />

y establece los vínculos fraternales creadores <strong>de</strong> la fuerza ge-<br />

neral y colectiva, que dá nervio y salud á las naciones, don<strong>de</strong><br />

hay un sentimiento que une las manos en un aplauso, un la-<br />

tido igual en todos los pechos, una i<strong>de</strong>a, patrimonio <strong>de</strong> todas<br />

las inteligencias. ¡Generoso ejemplo, que ojalá sea muy<br />

imitado!<br />

Los países tienen tambien su Padre Nuestro y el pan <strong>de</strong><br />

cada dia. Nadie lo amasa tan dulce como el que, libre <strong>de</strong> los<br />

disentimientos políticos, sólo forma pactos con las pasiones<br />

que ennoblecen la vida; siente en sí la abnegacion y el entu-<br />

siasmo; pelea bajo las ban<strong>de</strong>ras <strong>de</strong>l bien y <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong><br />

los hombres, sin otro númen que la justicia; lleva su corazon<br />

y su conciencia do quier la virtud se encuentra, y vive para<br />

enjugar á la <strong>de</strong>sgracia sus párpados hume<strong>de</strong>cidos por las lá-


136<br />

JOSÉ BRAGAT<br />

grimas, para sembrar <strong>de</strong> esperanzas consoladoras la senda <strong>de</strong><br />

espinas <strong>de</strong> los débiles, para avivar los rasgos morales <strong>de</strong> un<br />

pueblo, para aumentar las dichas <strong>de</strong> éste..... el que trabaja<br />

como Perez Baerla, por i<strong>de</strong>ales, si no brillantes, dignos <strong>de</strong><br />

un alma liberal, franca, culta y humanitaria.<br />

El i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> nuestro malogrado amigo no fué otro que el<br />

<strong>de</strong>sarrollo y fomento <strong>de</strong> los intereses materiales <strong>de</strong> su pro-<br />

vincia.<br />

Así pensaba y ponia por obra sus pensamientos, porque en<br />

él acompañaba siempre la accion á la i<strong>de</strong>a nacida en el ce-<br />

rebro. No era un soñador, era una voluntad enérgica que se<br />

complacia en ver la i<strong>de</strong>a cristalizando en la realidad.<br />

Deseaba la soberanía <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, creia en ciertas afirma-<br />

ciones <strong>de</strong> los llamados Estudios Materiales, y procuraba su<br />

triunfo.<br />

Veia alguna obra <strong>de</strong> utilidad pública, y consagraba todos<br />

sus esfuerzos á que brotase lo que estimaba raudal <strong>de</strong> bienes<br />

para su país.<br />

Así procedia, puestos los ojos en la necesidad que apremia-<br />

ba, en la tarea que habíase impuesto, no en las esferas don<strong>de</strong><br />

suben y bajan los gobiernos.<br />

Perez Baerla no distraia ni un momento la \ista para ave-<br />

riguar si estaba cerrada la puerta <strong>de</strong>l palacio <strong>de</strong> Oriente ó<br />

enarbolada la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la república, en aquel otro que es<br />

santuario <strong>de</strong> las leyes.<br />

Des<strong>de</strong> su campo neutral, era un ciudadano respetuoso con<br />

todas las instituciones <strong>de</strong>l Estado, sin que el matiz <strong>de</strong> la una<br />

ni el <strong>de</strong> la otra extinguiese su ambicion <strong>de</strong> contribuir á que<br />

se abriesen en su provincia gran<strong>de</strong>s manantiales <strong>de</strong> riqueza.<br />

¡Cuánto no tiene que agra<strong>de</strong>cer la <strong>de</strong> Zaragoza á la esfera<br />

en que <strong>de</strong>sarrollase su actividad nuestro amigo!<br />

Una breve enumeracion <strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> la última década<br />

<strong>de</strong> su existencia, es la prueba más cumplida que ofrecerse<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong> los merecimientos <strong>de</strong> aquel varon clarísimo; merecimientos<br />

que con general aplauso premió el Gobierno en 1871<br />

y 1877, concediéndole una encomienda <strong>de</strong> Carlos <strong>III</strong> y la gran<br />

cruz <strong>de</strong> Isabel la Católica.<br />

En el <strong>año</strong> 1869 y fué nombrado individuo <strong>de</strong> la comision en-


NECROLOGÍA<br />

137<br />

cargada <strong>de</strong> gestionar en Madrid se conservase la Universidad<br />

<strong>de</strong> Zaragoza, vocal <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Enseñanza libre, presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l<br />

Sindicato <strong>de</strong> riegos <strong>de</strong> Magallon, director <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Miraflores,<br />

miembro <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong>l Canal imperial y jurado <strong>de</strong> la Sala<br />

<strong>de</strong> lo criminal en 1870, 71, 72 y 73.<br />

Designósele para promover la concurrencia <strong>de</strong> vinos á la<br />

Exposicion <strong>de</strong> Londres, en 1874, en cuya fecha obtuvo tam-<br />

bien la presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Liga <strong>de</strong> contribuyentes.<br />

En 1877 mereció el nombramiento <strong>de</strong> vocal <strong>de</strong> la Comision<br />

<strong>de</strong> Pósitos, el <strong>de</strong> individuo <strong>de</strong> la Estadística y <strong>de</strong> la encargada<br />

<strong>de</strong> favorecer el envío <strong>de</strong> productos regionales á la Exposi-<br />

cion <strong>de</strong> París, recibiendo po<strong>de</strong>res como diputado provincial,<br />

en 1878, para promover la obra <strong>de</strong> utilidad pública <strong>de</strong> más<br />

importancia para esta provincia que se conoce: el ferro-carril<br />

á Francia por Canfranc.<br />

A la iniciativa <strong>de</strong> Perez Baerla se <strong>de</strong>be el vivero <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>s<br />

americanas que, para salvar <strong>de</strong> la plaga filoxérica los viñedos<br />

<strong>de</strong> la provincia; posee hoy la diputacion; servicio que este<br />

país no pagará con la moneda <strong>de</strong> un ingrato olvido, y que<br />

ennoblece la memoria <strong>de</strong>l que fué Mecenas <strong>de</strong> todo progreso,<br />

tanto como los trabajos ejecutados en su calidad <strong>de</strong> vocal <strong>de</strong><br />

la Junta <strong>de</strong> Agricultura, Industria y Comercio, y como el<br />

preciosísimo informe que á peticion <strong>de</strong>l Gobierno emitiese,<br />

acerca <strong>de</strong>l proyecto <strong>de</strong> Código rural <strong>de</strong>l Sr. Danvila.<br />

Perteneció á la Sociedad <strong>de</strong> Amigos <strong>de</strong>l País, á la Aca<strong>de</strong>-<br />

mia Jurídico-práctica <strong>de</strong> Zaragoza, á la comision encargada<br />

<strong>de</strong> publicar una Biblioteca <strong>de</strong> autores aragoneses, <strong>de</strong>mostran-<br />

do á toda hora que si sus estudios tenian alto quilate,<br />

punto á anhelos y nobles intenciones, á nadie consentia le<br />

disputase la <strong>de</strong>lantera.<br />

Obrero infatigable <strong>de</strong>l bien, Perez Baerla, no satisfecho con<br />

quemar incienso en el ara <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s i<strong>de</strong>as, pues no per-<br />

diendo <strong>de</strong> vista jamás la vida, juzgaba estériles los votos y la<br />

accion necesaria á ésta, á la vez que predicaba en altas esfe-<br />

ras en pró <strong>de</strong> la agricultura, y llamaba la atencion <strong>de</strong> los<br />

Gobiernos sobre la necesidad <strong>de</strong> proteger el ramo <strong>de</strong> riqueza<br />

más importante en España, enseñaba con el ejemplo á los la-<br />

bradores, lo funesto <strong>de</strong> la rutina, y á este fin mejoraba el cul-

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