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REDACCIÓN
Director
Diego Ceano González
Subdirector
José Antonio Barberá
Consejo de redacción
José Antonio Barberá
Juan G. Arrabal Granados
Redactores
Diego Ceano González
Alfonso Villegas Lermo
Jesús Hurtado Navarrete
José Antonio Barberá
José Manuel Frías
Juan Hernández Pérez
Francisco Collado
Juan José Palop
Juan G. Arrabal Granados
Vicente Manchado
Luis Azuaga
Mª José Villaverde Montilla
Esteban Alcántara Alcaide
Manuel Martínez Molina
Leandro Ramírez Raya
Mercedes S. Ramos Jiménez
Fotógrafos
Manuel D. Aranda Salmerón
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Corrector
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Portada: Patio del Museo de Artes y Costumbres Populares de
Málaga – Fotografía de José Antonio Barberá
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Índice
Editorial .......................................................... 3
Nuestra visita al museo................................... 4
Historias malagueñas...................................... 5
Desde la osera................................................. 7
Enigmas ........................................................ 10
Torre del Atabal............................................ 11
Málaga en el colegio..................................... 12
De chupitira .................................................. 14
El otro Jabegote ............................................ 15
Una imagen para recordar ............................ 18
Hacia las pasas por el unicornio ................... 19
Historias del deporte en Málaga ................... 22
La jabalina .................................................... 24
El correo del lector ....................................... 25
Mirador del Cerrado ..................................... 26
Poderosas...................................................... 28
Málaga cultural............................................. 30
Con mucho arte............................................. 32
El ajilibujili................................................... 33
Nuestras fiestas............................................. 34
Nuestros pueblos .......................................... 35
Haciendo puñetas.......................................... 37
La cocina tradicional malagueña .................. 38
El coleccionable............................................ 39
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Este mes hemos enviado un ejemplar monográfico dedicado a nuestra Semana Santa,
denominado El Avisador Cofrade. Estamos estudiando la posibilidad de repetir esta
experiencia con ocasión de otros acontecimientos especiales bien de carácter ordinario o
extraordinario.
2
Editorial
La página de hoy quiere recordar de forma general, el patrimonio museístico que va teniendo la
ciudad y que no es de ayer, ni desde cuando comenzamos a pujar por la capitalidad cultural del 2016.
Viene de bastante antes y por esa razón es por lo que traemos a colación esta joya, perdida para algunos,
en el transitado Pasillo de Santa Isabel.
Bajando al hilo del Guadalmedina, en la acera de la izquierda, nos encontramos con una vetusta
edificación que mucho antes que Mesón de la Victoria, fue hospedería para los frailes que bajaban a la
ciudad.
Los grupos del IMSERSO, otros venidos del interior de la capital y algún que otro extranjero, son
la clientela que ambienta mayormente las mañanas de esta zona. Es un lugar que hay que visitar y conocer.
Allí, en su interior, con esa luz propia que resalta el tono sepia del s. XIX, se presentan utensilios,
aperos y herramientas de hace más de dos siglos. Estancias, muebles, cuadros de cotizados pintores de la
época; ropas, complementos y ajuares de familias que nos instruyen en una forma de vida que no por arcaica
deja de ser entrañable. Así vivían y trabajaban nuestros antepasados. Es un lugar que huele a viejo.
Un lugar que invita a verlo en solitario o en reducido grupo con idea de que no se perturbe nuestra mente
y se la deje viajar por una cocina, un dormitorio, un cuarto de estar o la cochera donde podemos soñar
hemos dejado nuestro carruaje y la cuadra donde un bonito caballo repone fuerzas para afrontar una nueva
jornada. El ruido de una fuente y el frescor que aportan las cuidadas plantas que adornan la entrada y el
patio interior, constituyen un maravilloso oasis urbano donde con poco esfuerzo, te aíslas del ajetreo propio
de una arteria muy transitada y del no menos ruidoso mercado que linda a dos fachadas de nuestro
Museo Unicaja de Artes y Costumbres Populares.
Todo tiene su historia y la que nos ocupa arranca a principios de los 60 donde se empieza a constituir
un fondo que va adquiriendo la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, de la mano de un malagueño
ilustre, don Enrique García-Herrera, que desde su posición de Director General, se desvivía por recuperar,
conservar y difundir nuestro patrimonio etnográfico.
El primer emplazamiento lo constituyen unas salas cedidas por la Sociedad Económica de Amigos
del País, en el antiguo edificio del Montepío de Viñeros, en la Plaza de la Constitución. En 1974 se adquiere
el antiguo Mesón de la Victoria y el 23 de octubre de 1976, totalmente reformado y adecuado desde
el más absoluto respeto a su época, queda inaugurada esta oferta cultural, que probablemente por asequible,
muchos desconocemos.
Pero todo esto es imposible de custodiar, mantener y organizar en el tiempo si no se cuenta con la
persona idónea. Aquí, los amantes de este patrimonio cultural estamos de enhorabuena. Desde un principio
ha estado al frente, como directora de todo esto, una profesional de categoría, perteneciente al Cuerpo
Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos: Trinidad García - Herrera. Una mujer entrañablemente
delicada y amable, seria y recta en su cometido, colaboradora con todo aquel que le ha solicitado
ayuda en un trabajo de investigación, o una simple consulta, siempre proporcionando más datos de los
que se le han solicitado. Una mujer que ha hecho un trabajo encomiable con estos fondos y con el Archivo
Díaz de Escovar, legado documental más importante de este museo. Una mujer que ha puesto su toque
personal hasta en el cuido de las plantas que decoran el edificio. Trinidad García - Herrera es el alma de
esta Obra Social de Unicaja que ha dedicado su vida laboral y su afición. Según R. A. Wilson, la realidad
es todo aquello que uno puede permitirse, y qué mejor cosa que permitirse trabajar en aquello que te legó
tu propio progenitor, constituyendo más un sentimiento que una obligación laboral. Sea pues esta página
para rendir cumplido homenaje de agradecimiento a Trinidad que para bien de la cultura malagueña, no se
jubila y seguirá vinculada, por ahora, a concluir esta hermosa tarea desde su atalaya, un despacho recoleto
con paredes decoradas de estanterías con carpetas, grabados antiguos y un ordenador donde todo está
guardado y bien guardado. No se puede jubilar porque ella es joven y cumple a diario la Ley de Capp: “lo
más que se puede hacer por recuperar la juventud es repetir las locuras de entonces”, y ella, en el día a
día, sigue embarcada en esa locura de la cultura que comenzó en sus años jóvenes a la sombra y tutela de
su padre. Nuestra ciudad sigue siendo deficitaria en malagueños y malagueñas como éstos. Gracias por
todo, Trini.
3
Nuestra visita al museo
Dentro de las actividades culturales que El Avisador viene realizando, esta vez acudimos, invitados
por el Museo de Artes y Costumbres Populares, de la mano de nuestra querida y entrañable Trini
García - Herrera.
Durante casi dos horas, estuvimos recorriendo las dependencias del museo, recreándonos en muchas
de las interesantes muestras expositivas que allí se exhiben.
Un especial interés causó la magnífica colección de barros malagueños y el exclusivo archivo bibliográfico
y documental, Narciso Díaz Escovar (abogado, escritor, poeta y cronista de la ciudad).
Este museo se divide en dos plantas salpicadas por múltiples apartados donde se ofrece al visitante,
esos modos de vivir de antaño. Podemos ver desde una almazara, una tahona, una herrería, así como
los vestidos e indumentarias de nuestros ancestros y piezas tan extraordinarias y raras como la silla paritoria,
un brasero con secadora de ropa, imágenes y elementos ornamentales de nuestra tradición semanasantera,
sardinales, carros y diablesas. Igualmente se muestran espacios magistralmente recreados, como la
taberna, la cocina, el dormitorio, etc.
Dentro de la iniciativa cultural que nos ofrece el consistorio malagueño "La noche en blanco", se
ofrece una nueva oportunidad de conocer este interesante museo. Será el próximo 9 de mayo a partir de
las 20.00 horas, con entrada gratuita y la visita guiada.
Redactores de El Avisador junto a Trini García - Herrera. Trini García -Herrera en el archivo Díaz de Escovar.
Fachada del Museo de Artes y Costumbres Populares, en
el Pasillo de Santa Isabel de Málaga.
El grupo de redactores, junto a Trini García - Herrera y
Virtudes y Antonio Salcedo.
4
Historias malagueñas
Por Diego Ceano González
CONTRA EL ROBO, EL INGENIO
De todos es conocido el esfuerzo de los agricultores por sacar sus frágiles
cosechas adelante, sufren todo tipo de contrariedades, unas veces el problema
está en que no llueve lo suficiente, otras que no para de llover, otras que
graniza, otras veces sufren y padecen con el viento, pero cuando todos estos
inconvenientes se superan, tienen que luchar los pobres labriegos con otros
elementos que aún no siendo meteorológicos, siguen siendo de cuidado, me refiero a los intermediarios.
Pero no piense, querido lector, que entre los primeros y estos últimos, no existen más eslabones en
la cadena de las desgracias campesinas.
Están esas terribles plagas, azotes de los fértiles campos que, tras su paso, los dejan yermos. Conocemos,
por sólo poner unos ejemplos las plagas que nos narran las Sagradas Escrituras, o aquella más
próxima que tanto daño hizo a nuestra amada tierra, la “jaña”, es decir, la plaga de la filoxera.
Pero de lo que esta historia trata es de otra plaga, de otras calamidades que sufren las buenas gentes
del campo, me refiero a los ladrones de cosechas.
José, se quejaba a un vecino y a un empleado de
éste, mientras bebían unos chorros de vino del dulce
manantial que una bota liberaba ante la fuerte presión
de unos dedos hechos al trabajo. Les decía que cada
año cuando comenzaban a presumir las cabezas de
ajos, ante los lumínicos rayos solares, comenzaban a
llegar, como quien no hace la cosa, familias gitanas
que se instalaban al borde de los huertos y sin previo
aviso un día desaparecían y con ellos gran parte de la
cosecha. El vecino le recomendó que les denunciara a
la guardia civil, pero éste se negaba ante el temor a las
represalias que estas familias trashumantes podrían
tener hacia él, su familia o su hacienda.
Unos cuantos chorrillos de vino más tarde el
empleado del vecino, hombre acostumbrado a la pica- Dibujos de Enrique García.
resca y a otras enseñanzas que da la vida a esos mortales
que tienen que sacudirse las hambres con ingenio, les dijo: “Ni guardia civí ni ná, lo que hay que tené
e sangre fría y sé má listo que ellos”.
José no creyéndose que aquel hombre fuera capaz de liberarle de la plaga de descuideros, le ofreció:
“Si mañana por la noche no están aquí los gitanos, te jago un regalo mu güeno”.
El empleado, viendo que de aquello podría obtener un beneficio, aceptó la oferta.
Lo primero que hizo fue darse un paseo por donde estaban acampados los erráticos gitanos. Se les
acercó muy tranquilamente, liaba un pitillo mientras de su espalda colgaba la bota de vino.
“Mú güenas tardes tengan tos ustedes, señores”.
Los calés le miraron recelosos y le contestaron: “A la pa e Dió”.
Y comenzó la conversación.
“Qué ¿jace un traguito de vino?”
“¡Digo, venga pa cá!”
Tras el vino, los recelos se templaron y comentaron del tiempo, de lo mala que estaba la vida y de
algunas cosas más que no revestían ninguna importancia y que a aquellas gentes no le hacían sospechar
sobre el verdadero motivo de su conversación. Cuando el empleado de la huerta lo creyó oportuno les
comentó: “¿San enterao ustedes lo der sargento de los civiles nuevo, que han mandao a este pueblo?”
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Aquella pregunta alertó a los gitanos que intrigados le contestaron: “No, nosotros no nos jemos
enterao de na ni queremos enterarno”.
“¡Pos man dicho que se gasta una mala leche!, ahora, que ese a mí, que ni me toque, que lo rajo de
arriba abao”.
La conversación comenzaba a resultar incómoda
para los acampados y el visitante viendo que ya les había
metido el miedo en el cuerpo, decidió despedirse.
“Ea, con Dió, uno que se va, no quiero encontrarme
con la pareja de civiles por la noche”.
El empleado pensó que tal vez con lo que les había
dicho, aquella trupe de hambrientos gitanos, harían sus
petates y se marcharían.
La mañana amaneció cálida y limpia, el aire fresco
y el aroma de los campos fecundos invitaban a levantarse y
desperezarse alegremente.
Lo primero que hizo el empleado fue mirar al campamento
de gitanos por si habían partido, pero no, allí seguían,
cada uno en sus quehaceres.
El asalariado pensó que había que pasar al plan
segundo. Se puso la camisa más blanca que tenía, luego
cogió un par de rojos tomates muy maduros y se los restregó por el pecho, de tal guisa que parecía que le
habían herido, luego se ensució la cara y se la manchó con más tomate, se puso un pantalón raído al que
hizo jirones en ambas perneras. Ya estaba preparado, parecía como si lo hubieran martirizado. Ahora sólo
quedaba hacer un poco de teatro.
Desde detrás del recodo de la huerta, comenzó a gritar: “¡Socorro, ayúa, socorro que me matan!”
Luego salió de la curva, gritando como un loco hasta donde estaban los gitanos. Éstos se quedaron,
ante aquella aparición, pálidos de miedo y sumamente alarmados. Cuando el ingenioso empleado
estuvo a la altura de los gitanos, les gritó mientras fingía llorar y temblar: “Corré, corré, que viene er sargento
de la guardia civí y vienen matando a tos los que no somos der pueblo”.
Él, siguiendo su papel, corrió por la vereda, camino contrario al pueblo y sus huertas. No hubo
corrido ni doscientos metros cuando un tropel de gentes cargadas de peroles, bultos y niños colgados de
las magras carnes de sus madres, le adelantaban en desordenada desbandada. Eran los gitanos que huían
ante el temor de encontrarse con aquel supuesto malvado sargento.
Cuando los dueños de las huertas se hubieron enterado de lo acontecido, rieron de buena gana y en
justo premio, hicieron una colecta y le regalaron ocho duros (de los de entonces).
6
Desde la osera
Por José Antonio Barberá
CONVENTO NTRA. SRA. DE LOS ÁNGELES
Parte segunda y última
“Aquí vivimos a golpe de suerte, algo divino debe protegernos porque en el
último momento, cuando nos vamos a hundir, cuando no vemos ya solución...
algo milagroso sucede”. Cristina Rueda, Directora del Centro.
Continuando con el relato que dejamos tranquilamente descansando en espera de este nuevo número
de abril, comprobaremos que el deseo de los esposos Torres-Ponce de León, no sufrió demora ya
que su hijo, Luis de Torres de la Vega y Ponce de León en unión del tesorero de la iglesia Catedral de
Málaga, don Alonso de Torres, de quien se dice fue notable escritor, finalizaron la obra en 1584. El acto
de entrega del nuevo convento al padre provincial de los franciscanos en Andalucía, fray Pedro de los
Ángeles, quien llega desde Sevilla con otros ocho frailes se realiza el día 2 de enero de 1585, colocándose
como recuerdo del acto una inscripción latina en el arco de la escalera principal, en el claustro bajo.
Mientras finalizaban la iglesia del Convento, don Diego mandó construir una pequeña capilla a las
puertas del mismo, donde pudiesen cubrir las necesidades del espíritu, su culto se dedicó a san Pedro y
san Pablo. Dicha capilla, a principios
de 1900 ya no existía.
La influencia de esta familia
en Roma, motivada por
dos de sus familiares, tío y sobrino
que vistieron el púrpura
del cardenalato en Palermo y
Montereal, debió ser grande, ya
que se le otorgó a esta fundación
malagueña importantes privilegios,
entre ellos la incorporación
espiritual a la Basílica Lateranense
(de San Juan de Letrán),
para que todos cuantos la visitaran
gozaran de los mismos privilegios
que a aquella le estaban
concedidos.
Muchas fueron las familias
importantes de la sociedad
malagueña que colaboraron en el adorno de la iglesia, a destacar las de Noriega y Leiva que la dotaron de
una capilla en la que labraron una bóveda para las sepulturas de sus familiares.
Se instaló una hospedería, donde cada año las peticiones de habitaciones eran mayores y ya en
1624 una congregación religiosa solicitó al entonces guardián, fray Antonio Serrano, licencia para ocupar
unas cuevas cercanas, creándose la congregación de San Pablo.
Lisardo Guede, gallego de nacimiento y malagueño de corazón, amador incondicional de nuestra
tierra, cronista y archivero de la diócesis malacitana, me comentaba haber visto a principio de los años 70
los restos de aquellas cuevas convertidas en celdas, y desaparecidas en el siglo XIX, asimismo me indicó
que la zona del Arroyo de los Ángeles estuvo habitada por eremitas desde tiempo inmemorial, existiendo
noticias sueltas de ellos en el siglo XVI.
En el siglo XVII, el Arroyo de los Ángeles, era el campo de desafío donde frecuentemente los nobles
malagueños a tiro de espada o sable, lavaban las manchas del maltratado honor de algunos de ellos,
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lo que no quiere decir que en estos lances triunfase siempre la razón; sobre todo si su poseedor era menos
diestro y fuerte que el contrario. Nos cuenta el cronista de la ciudad, don Narciso Díaz de Escovar en una
crónica de 1902, que el día 7 de abril en este lugar se dieron cita varios nobles malagueños para medir el
temple de sus espadas, resultando muerto el joven don José de la Torcada, al atravesarle el pecho la espada
de su rival. Por expresa prohibición del obispo no pudo ser enterrado en sagrado, por lo que su cuerpo
recibió tierra en el mismo arroyo donde fue muerto.
De la comunidad de franciscanos que ocupó el convento, tenemos referencia en el catastro del
Marqués de la Ensenada en la página 1446 que nos dice “Convento de Religiosos Recoletos de Nuestra
Señora de los Ángeles, orden de nuestro padre San Francisco de extramuros de esta ciudad” y seguidamente
hace referencia a sus obras pías.
Medina Conde nos habla sobre la creencia de que bajo sus cimientos o en sus alrededores se encuentran
las tumbas de Ciriaco y Paula, patronos de la ciudad, creencia que le hizo ser muy visitado; aunque
nunca se ha podido ir más allá de lo que la fe ha demandado, ya que nada se ha podido concretar ni
demostrar, por lo que la veracidad de la lapidación de los mártires en este lugar, es puesta en duda por
investigadores a pesar de lo indicado por Roa, Morejón o el propio Medina Conde.
En este convento no ocurrió como en la ermita de San Antón donde diferentes congregaciones se
disputaron continuadamente el lugar, aquí permanecieron los franciscanos hasta la época de la exclaustración
general en 1835, en la que quedó la iglesia sin culto, los huertos sin cultivo y el edificio desierto hasta
la epidemia de 1854 en que fue convertido en lazareto, cediéndolo el gobierno a la Junta Provincial de
Beneficencia. Volviendo a ser lazareto en la epidemia de cólera de 1885.
Tras esta última fecha, el abandono fue su única compañía hasta el año 1893 en que don Manuel
Casado y Sánchez y don Francisco Masó y Torruella crearon la liga contra la mendicidad y lograron que
se les cediese el ruinoso y antiguo edificio de los franciscanos para cobijar a los centenares de mendigos
que llenaban las calles de Málaga. El fin que se propusieron sus fundadores fue el de socorrer a los necesitados
y paliar la mendicidad, creando un organismo que si no llegara a alcanzar el desarrollo necesario
para cubrir todos los servicios de beneficencia, si contribuyese al menos a remediar las necesidades más
importantes de los que de verdad lo necesitaban.
La corporación municipal aportó una modesta colaboración y se realizó una suscripción pública,
con cuya recaudación, aunque escasa, se procedió a recoger de ochenta a cien pobres. Sin embargo, la
situación en vez de ir a mejor fue todo lo contrario y en 1900 la disminución económica llegó a ser tan
sensible que la directiva del patronato se consideró fracasada y renunció a sus cargos.
8
Atrás quedaron incontables esfuerzos e iniciativas de muchas personas, algunas probablemente lo
realizaran para tener paz en sus conciencias y otras para hacer méritos ante los demás, sin embargo, lo
verdaderamente importante fueron los resultados, porque... bien está lo que bien acaba y afortunadamente
don Francisco Masó, continuó dirigiendo la institución. En crónica escrita, Martín Gil en 1903 dijo de él
lo siguiente: “Filántropo perfecto, digno de imitarse por todos los que sienten amor a la caridad, continuó
en esta hermosa obra con fe, entusiasmo y voluntad bien templada”.
Don Narciso Díaz de Escovar, en fecha del tres de octubre de 1912 realizó la crónica de la colocación
de una lápida conmemorativa dedicada a don Francisco Masó, acto al que asistió toda la Málaga de
la época. En ella se resaltaba la labor que realizaban las virtuosas manos de las Hermanas de la Caridad
con los allí acogidos y nos descubría el nombre del asilado más antiguo, Miguel Fernández, que llevaba
veinte años en el establecimiento, a quien se le dio el honor de descorrer el paño que cubría la lápida.
Todo camino era bueno para obtener fondos con que mantener el asilo; realizaban tómbolas y pedían
donativos en metálico o en especie a particulares y sociedades; se organizaban almuerzos donde la
clase alta malagueña era invitada a su asistencia, para ver cómo la comida era servida a los acogidos por
jóvenes de ilustres apellidos.
De entonces hasta el día de hoy, en estos casi
cien años, otros continuaron la excelente labor de
don Francisco, como don Antonio Baena Gómez o
el doctor Gálvez Ginachero quienes recibían iguales
promesas de ayuda las que tardaban en llegar o
nunca lo hacían, padeciendo las consecuencias de
importantes problemas económicos.
Hace tiempo que ya no hay monjas para cuidar
a los residentes, las últimas que había se hicieron
mayores y volvieron a sus conventos, evitando
que llegasen otras más jóvenes debido a la carencia
de vocación. Una de las primeras veces de las que
acudí a este antiguo convento, hace ya muchos
años, cuando aún estaba atendido por ellas, me llamó
la atención que una anciana fuese introduciendo
en las grietas del edificio medallas de la Virgen, que
llevaba en sus bolsillos. Ante mi extrañeza y pregunta
de saber porqué lo hacía, ella misma me dijo
que “era para que, gracias a la ayuda e intercesión
de María, su Madre, el edificio no se cayese”.
En una visita, hace aproximadamente dos
años, su directora doña Cristina Rueda Moreno, me
mostró la realidad que mantenía la residencia de
ancianos: muchas eran las necesidades de toda índo-
le y mayores las carencias; continuaban sobreviviendo
a duras penas, igual que desde sus comien-
zos. Actualmente, con grandes esfuerzos se ha logrado construir un ala con cincuenta habitaciones para
los residentes, y aunque sus precariedades económicas no han desaparecido, se han mitigado bastante las
de ayuda a la conservación y recuperación del histórico recinto, gracias a la magnífica colaboración que
desde hace un año está recibiendo del taller hogar de los Ángeles, que dirige doña Mónica Angulo Beltrán
y los 30 aprendices que en dicho taller se están especializando en los oficios de albañilería, fontanería,
electricidad y jardinería.
Patio interior
Bien dirigidos por sus monitores, la labor de equipo coordinado y responsable que están realizando
estos jóvenes de entre 16 a 23 años, es realmente digna de mención, y con su ayuda y esfuerzo, que de
alguna manera quedará patente en los registros históricos del recinto, están ayudando a conservar un patrimonio
que tuvo sus orígenes en 1556.
9
Por José Manuel Frías
Enigmas
EL TESORO OCULTO (MACHARAVIAYA)
(III Parte)
A pesar de que la familia Gálvez tuvo una gran relevancia a nivel
internacional, nunca olvidaron sus orígenes, su pueblo natal. Durante su
existencia crearon nuevas carreteras, canalizaron el agua a la población,
erigieron monumentos, y edificaron allí la única fábrica de naipes en España
protegida con un monopolio de ventas en los Estados Unidos, una fábrica que estuvo aportando un
interesante capital a la localidad durante
más de treinta años. Pero existe un enigma
que trae de cabeza a los historiadores.
Si esta noble familia amasó en vida una
enorme fortuna, ¿a dónde fue a parar ese
dinero cuando fallecieron de forma repentina
todos sus miembros? Ha existido
en Macharaviaya una leyenda que ha ido
pasando de generación en generación, y
que nos habla de un tesoro oculto en el
interior de la iglesia parroquial de San
Jacinto. Cuentan que los Gálvez decidieron
ocultarlo allí por si en el futuro, una
catástrofe se cernía sobre el pueblo, como
podría ser un terremoto o una guerra.
El dinero, entonces, saldría a la luz para
que la villa resurgiese de sus cenizas.
Curiosamente, la iglesia de San Jacinto
Entrada de la iglesia de San
Jacinto (Macharaviaya).
La misteriosa mancha en el suelo de
la iglesia.
fue reformada pocos años antes de que fallecieran los hermanos Gálvez, a finales del siglo XVIII. ¿Fue el
momento oportuno para esconder entre sus muros sus posesiones económicas?
Cuando buscando señales ocultas penetramos en el interior del templo, no pensábamos que la clave
sería tan visible, tan perceptible. Nuestra vista reposó en unas extrañas marcas en el suelo, una cruz
rodeada de pequeños círculos a modo de monedas. Evidentemente aquello no era una teleplastia, sino un
dibujo realizado con alguna mezcla de aceites y otros elementos afines. Los lugareños no recuerdan quien
la hizo, e incluso los mayores del lugar recuerdan la leyenda de esa cruz a través de sus abuelos o bisabuelos,
con la posibilidad de que aquello se remontara a la época de los Gálvez. Pero, ¿quién dibujó esa
cruz y por qué? ¿Es una marca creada por la propia familia Gálvez? En ese momento se nos vino a la cabeza
una frase ya clásica: “Todos los tesoros, están señalados con una cruz”.
www.limitesdelarealidad.com
10
Por Fran Collado
Torre del Atabal
BREVE HISTORIA DE UN BARRIO DE MÁLAGA:
PUERTO DE LA TORRE
El Puerto de la Torre, barriada y distrito situado en el noroeste del entramado
urbano de Málaga, constituye actualmente uno de los grandes focos de desarrollo económico y social
de la ciudad. Exactamente, esta zona representa la barriada con mayor población joven en Málaga y
su población supera los más de 40.000 habitantes. Hoy día, ninguno de los nuevos residentes que han
engrosado sus calles pueden advertir el origen del que se conoce como décimo distrito. De la misma forma,
que hace más de un siglo nadie habría imaginado el protagonismo que esta zona adquiriría durante
los primeros años de la postmodernidad, es decir,
de nuestro momento. Por los anteriores motivos,
sería adecuado profundizar a grandes rasgos en la
configuración de este proceso urbano. La historia
de Puerto de la Torre comienza con los primeros
asentamientos de los que se tiene constancia histórica
como son los yacimientos arqueológicos del
Cerro de la Muela y el Lagar de las Ánimas que ha
estudiado el experto Manuel Garrido. Probablemente,
la hipótesis barajada por este profesor recae
en una población que se instaló en dicha zona y
procedente de algún lugar de ultramar. Es con la
Edad Media cuando se emplazan las primeras construcciones,
la atalaya árabe que da nombre al barrio fue el primer edificio construido en la zona. Esta
construcción, que ya abordamos en otros artículos, tenía una función defensiva y de vigilancia para controlar
el acceso del Reino de Málaga durante las Guerras de Taifas. Posteriormente, los cristianos usarían
la misma torre de forma similar para administrar la seguridad en las propiedades comunales y controlar el
paso de personas y mercancías. A lo largo de la época moderna, la ruta desde Antequera hasta Málaga,
que pasaba por Villanueva de la Concepción y Almogía, transcurrió por el valle al amparo de esta torre.
En este camino, se instalaron distintas posadas y ventas algunas de las cuales aún continúan actualmente.
Con el paso de los años, algunos campesinos y posadores procedentes de Almogía crearon pequeñas aldeas
y cortijos en los alrededores de lo que se conoció como Camino de Antequera. El transporte del trigo
y de la aceituna estuvo vinculado a estos primeros pobladores y se desarrolló una incipiente producción
de estos cultivos. Más tarde, Puerto de la Torre se constituyó como una localidad independiente hasta que
finalmente fue incluida en el término municipal de Málaga. Concretamente, a partir de mediados del siglo
XX, esta barriada experimenta un fuerte impulso urbanizador y un crecimiento debido a oleadas de malagueños
que abandonan el centro neurálgico de la ciudad y se instalan en las inmediaciones que representa
el Puerto de la Torre. De esta forma, se constituye un espacio donde lo urbano y lo rural se fusionan conviviendo
distintas formas de vida y producción en un barrio rururbano. La auténtica revalorización de lo
que fueron una serie de aldeas hasta lograr su lugar en la red urbana de Málaga se completa con la denominación
de un distrito que abarca Puerto de la Torre y las barriadas conexas. Por esa razón, esta zona
juega y jugará un papel estratégico muy importante para Málaga, capital económica y financiera andaluza,
al acoger la mayoría de la expansión urbana de la ciudad durante la presente época, por albergar el
90% de la Universidad de Málaga y comenzar a desarrollar un “center Business distrit” o distrito financiero
y burocrático con el auspicio de empresas, gestorías y grandes servicios públicos como la Ciudad de
la Justicia en la parte de Teatinos. Con todo ello, debemos hacer un balance histórico para ver como ha
sido la entrada de Puerto de la Torre en el municipio malagueño, o su reconocimiento mejor dicho, lo que
le ha convertido en un punto fundamental para explicar el desarrollo político, económico y social de la
ciudad en la última mitad de siglo.
11
Málaga en el colegio
Por J. Alfonso Villegas Lermo
EDAD MEDIA EN MÁLAGA (PARTE I)
(Datos obtenidos de www.malagahistoria.com)
La monarquía goda, que por espacio de 200 años había reinado en España,
se derrumbó cuando Tarik, con tan sólo 7.000 beréberes, triunfó sobre el rey don
Rodrigo el año 711 en el río Guadalete. Los diferentes reinos, no se doblegaron y
casi inmediatamente comenzaron el proceso de reconquista, cuya principal victoria fue obtenida en el año
718, en la batalla de Covadonga. A esta batalla se llegó luego de la sublevación de don Pelayo un rey perteneciente
al pueblo de los astures que habitaban en el norte de la Península, y que se opuso al dominio
musulmán. Luego de ser tomado prisionero, logró enfrentar a los moros en Covadonga, situado en Asturias,
siendo éste el primer reino cristiano, que se fue extendiendo progresivamente hasta tomar Lisboa en
el año 798. El último rey asturiano fue
Alfonso III, que para evitar una guerra
civil entre sus sucesores dividió el reino,
formándose otros nuevos como los de
León, Castilla y Galicia.
Los francos, pueblos germanos
que habitaban en la Galia, iniciaron una
política expansionista que incluyó la
marca hispánica, territorios ganados a
los musulmanes que pasaron al poder
del reino franco, que eran cristianos.
Así se formaron el reino de
Pamplona, que luego sería el de Navarra,
el de Aragón y los condados catalanes,
donde se destacó el de Barcelona, que luego se uniría al de Aragón.
Así lucharon durante ocho siglos, donde el reino de Portugal reconquistó el Algarve (parte occidental
de la Andalucía musulmana) en el año 1249.
Los reinos de Castilla y León reconquistaron la zona central, entre los ríos Duero y Tajo, y los catalanes
y aragoneses ocuparon las costas del Mediterráneo, hasta que a los musulmanes sólo les quedó el
reino de Granada, bajo el reinado de Boabdil, en el sur de la Península.
Este reino contaba con grandes fortificaciones, torres y palacios, entre los que se destacaban los de
Albaicín y la Alhambra. Luego de las divisiones y fusiones a que se vieron expuestos los reinos, a fines
de la Edad Media, podemos reconocer la existencia de los siguientes: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal,
todos cristianos, y Granada, reino musulmán.
La cruzada contra el reino de Granada fue liderada por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón,
que unieron sus reinos por su casamiento en el año 1469, a los que se adhirieron caballeros de toda Europa.
Muy cerca de Granada, a sólo nueve kilómetros al oeste, los cristianos fundaron la ciudad de Santa Fe,
para cobijar las tropas.
El 25 de noviembre por medio de un tratado se estableció la rendición de la ciudad en un término
de sesenta días. Los moros conservarían sus propiedades y su religión, entregando las fortificaciones y las
armas. Su gobernante sería designado por el rey, concediéndoseles la posibilidad de emigrar a África si lo
deseaban.
El 2 de enero de 1492, Granada se rindió. Las llaves de la ciudad fueron entregadas por Boabdil a
Fernando, con estas palabras: “Tuyas son, oh rey, puesto que Alá así lo ha dispuesto; usa tu triunfo con
clemencia y moderación”. En el año 1494, Isabel y Fernando recibieron el título de Reyes Católicos, por
parte del Papa Alejandro VI.
12
En los reinos cristianos reconquistados, los musulmanes continuaban habitando, siendo conocidos
bajo el nombre de mudéjares, dedicándose por lo general a tareas agrícolas. También había gran número
de judíos, que eran artesanos, comerciantes y prestamistas.
Luego de la toma de Granada la tolerancia terminó y los que no se convirtieron al cristianismo
fueron desterrados.
Los judíos fueron expulsados en 1492. Los moros, si bien en el pacto celebrado en la toma de
Granada se les reconocía la posibilidad de seguir profesando su culto, se inició una etapa de conversión a
la fe cristiana de manera pacífica, aunque luego la evangelización adquirió características más duras e
intolerantes cuando se encomendó esa tarea al cardenal Cisneros, en el año 1499. Esta forma agresiva
originó levantamientos que fueron reprimidos.
Ya en la provincia de Málaga: el 14 de febrero de 1502 se dictó la pragmática que establecía la
expulsión de los musulmanes de Granada que no se convirtieran al cristianismo.
Málaga fue sometida por Abdelazís, hijo de Muza y gobernador de Sevilla, quien hizo en ella gran
destrozo, por lo que sus moradores huyeron a los montes inmediatos, donde se resistieron algún tiempo,
hasta que negociaron con los moros las condiciones en que habrían de conservar su religión, leyes y propiedades.
No garantizaron estos pactos, como es de suponer, una convivencia estable, sino que hubo persecuciones,
y es posible incluso que se llegase a la desaparición de los cristianos, deportados a África.
Los invasores africanos formaron una cora o provincia que abarcaba sensiblemente el actual territorio
provincial malagueño, excepto Ronda y Campillos, e integraba, por la parte oriental, algo de la provincia
de Granada.
Dieron a esta cora el nombre de Rayya, de discutida etimología, y aunque alguna vez lo aplicaron
también a la ciudad, generalmente a ésta le mantuvieron el nombre y pronunciación antiguos, Malaka, o
bien Malica y Malicha.
Los musulmanes, no obstante, no mantuvieron en ella la capital del distrito, que ostentaban bajo
los visigodos, sino que, por razones probablemente estratégicas, la establecieron en Archidona, aunque
antes del siglo XI recuperó la capitalidad. Fue residencia de los wallíes o gobernadores, que tuvieron importante
protagonismo y poder.
Fueron los árabes habilidosos para la agricultura, expertos en el aprovechamiento de las aguas,
buenos constructores de pozos, norias y acequias. Estas facultades, unidas a la fertilidad del suelo malagueño
y a su clima, hicieron que desde Fuengirola a Vélez la costa fuese un higueral. Los alrededores de
la ciudad se regaban con aguas del Guadalmedina – Wad-al-medina, río de la ciudad. Ocho siglos de historia
árabe vista de la Alcazaba de Málaga.
A principios del siglo VIII comienza el derrumbe de la monarquía goda y, a mediados de este
mismo siglo, la penetración del Islam en la península ibérica desde las costas del norte de África. Este
fenómeno se observa en la provincia de Málaga en el asentamiento de nuevos pobladores, árabes y beréberes
y también con la huida a los montes de la población indígena.
13
Por Juan José Palop
De chupitira
DE ALMACÉN DE UTILLAJE PARA REPOBLACIÓN
FORESTAL A PARADOR NACIONAL DE GIBRALFARO.
Hoy, al tiempo que discurrió hace unos 60 años casi se le llama ya “in
illo tempore”, porque corresponde a la evolución registrada en seis décadas y
viene a equivaler a lo que antes ocurría en 300 años. Casi otro tanto ocurre con el lenguaje. Si va a comer
fuera de casa, a nadie se le ocurre hoy decir “voy al comedor”, sería cateto, sino “voy al restaurante”. Sin
embargo, hace 60 años sonaba cursi decir “voy al restorant” (en su original, el francés). Habida cuenta de
lo anterior, de la consonancia o disonancia entre la formulación de vocablos y las épocas en que se formulan,
a nadie le sonará ya a “cateto” que
digamos hoy que el comedor de Gibralfaro,
cumple 60 años. Es decir, “in illo
tempore”.
En efecto, el hoy restaurante de
este parador nacional de turismo y ayer
comedor, entra con 2009 en su 60 aniversario.
A caballo entre el barrio de la
Victoria y el centro de la ciudad, el actual
parador –primeros pasos del turismo
de calidad en Málaga- tiene su origen
en la hostería que en el año 1948
abrió el a la sazón director general de
Turismo Luis Antonio Bolín, hermano
del Enrique Bolín fundador del histórico
hotel La Roca de Torremolinos, pionero
en la Costa del Sol. ¿Cómo y por qué
nació esa hostería y creció hasta el Gibralfaro
actual?
Tras la guerra civil, una actuación general sobre el monte que corona el Castillo de Gibralfaro y
todo su entorno hasta el Camino de los Almendrales, fue su repoblación forestal, traducida en los actuales
pinos. Para ello se construyó una edificación al pie del Castillo, como refugio del personal y almacén de
utillaje de los trabajos durante la repoblación. Acabada ésta, la edificación pasó a dominio de la Dirección
General de Turismo, a cuyo frente se encontraba Luis Antonio Bolín quien, tras ampliar y adecuar el primitivo
inmueble, la convirtió en la Hostería de Gibralfaro. A sus primeros empleados – a varios de los
cuales llegué a conocer- se les procuró vivienda en las pequeñas casas que por entonces se alzaban, como
recordarán muchos de nuestros mayores, dentro del recinto del Castillo, adosadas a la muralla. A la sazón,
el precio del menú en el comedor de la hostería, más el vino, era de 27 pesetas.
Paralelamente a la repoblación forestal del monte y a causa de la hostería, se hicieron otras obras
de acondicionamiento como los accesos por el Mundo Nuevo y por el Camino Nuevo, los miradores y
rotondas y el estacionamiento de vehículos. En el año 1965 la primitiva hostería se convirtió en Parador
de Turismo, con un restaurante mayor y doce habitaciones.
Y 20 años más tarde, hubo nueva ampliación del restaurante y del número de habitaciones, ya con
38, incluida en el complejo una piscina. Hoy, al cabo de 60 años, el restaurante de Gibralfaro se distingue
por su servicio de cocina y la singularidad de sus jornadas gastronómicas. Fue distinguido en 1999 con el
primer premio como “Mejor Restaurante de Hotel de Andalucía”. El personaje famoso que con mayor
frecuencia se alojaba en el parador fue el Premio Nobel español Severo Ochoa.
14
El otro Jabegote
Por Juan G. Arrabal Granados
EL VINO DE MISA. LA EUCARISTÍA
Generalmente, no siempre, escribo con arreglo a aquello que le puede
ir más a la fecha en que nuestra revista ve la luz, por ello, metidos en Semana
Santa, quisiera tocar un tema que sin que aparezcan los capirotes, los tronos
y todo lo que rodea a nuestras cofradías, verse sobre algo que es eje de la conmemoración.
El Jueves Santo solemniza la instauración de la eucaristía, por ello el estar señalado como
“Día del Amor Fraterno”.
Me mueve hoy el ánimo, el recuerdo de la visita
que hace unas semanas, el equipo que habitualmente
colabora en estas páginas, cursábamos al Museo del Vino
de nuestra ciudad. Contemplaba extasiado el panel correspondiente
a la colección de etiquetas de vino para consagrar
y recordaba con cariño a algunos de los bodegueros
cuyos nombres eran firma de estos celestísimos caldos
cuya elaboración no puede hacerse así como así. Tuve la
gran suerte de conocer en vida a los Krauel, Garijo, Caffarena,
etc., los que en más de una ocasión me contaron entresijos
de este vino y de otros, que en más veces de las
deseadas, son auténticos desconocidos para la gran mayoría
de nuestros paisanos y no paisanos. Esto lo pude comprobar
de forma rotunda y fehaciente en el año 1980 con
motivo de que la Hermandad Sacramental de Viñeros, de
la que fui Hermano Mayor en esas fechas, organizara una
Fiesta de la Vendimia, previa a la secular tradición de la
Bendición Litúrgica de las Uvas y del Mosto que celebra
cada año por el mes de septiembre. En las distintas degustaciones
que se ofrecieron a lo largo de la fiesta, casi era generalizado el comentario: ¿pero Málaga tiene
vino seco?... sí, y otros muchos más.
Las confesiones cristianas son las más pródigas a utilizar el vino en sus celebraciones, principalmente
los católicos y los judíos. En el Concilio Eucarístico de Barcelona (1944) se dejaron muy claras
las normas que habían de seguirse, incluida la asepsia, para la elaboración del vino de misa y así lo recoge
el padre Eduardo Vitoria, S.J. en su obra “El Pan y el Vino eucarísticos”: La Iglesia católica lo denomina
vino de misa. Hay muchas y variadas calidades de vino de misa, según la región o país donde se elabora.
En esto, como en casi todo, “a nadie le huelen sus..., ni sus hijos les parecen feos"; el vino de misa por
excelencia, es el vino de Málaga, por ser vino licoroso y el más adecuado para obtener la graduación centesimal
más adecuada como se verá más adelante.
El padre Vitoria justifica lo siguiente: “En general, los vino secos, por muy exquisitos y añejos
que sean, no son gratos al paladar que está en ayunas”. En este punto, debemos recordar la abstención
alimenticia que había que observar antiguamente antes de comulgar, muchísimo más severa que en la
actualidad. Por ello, se propone que los vinos para la consagración sean abocados o mejor dulces. Antes
que nada este mismo sacerdote ya pone de manifiesto que “El vino destinado al Santo Sacrificio y que,
junto al Pan Consagrado, forman un solo Sacramento, ha de ser necesariamente de vid”. Y aquí es donde
entran nuestros vinos ya que poseen tal cantidad de azúcares que permiten un margen inusual para que
el alcohol etílico resultante de la fermentación alcance con cierta facilidad los 16º centesimales. En lo que
respecta a los secos es más óptimo el resultado ya que la fermentación natural se produce con mayor facilidad
que en los dulces.
15
Este vino siempre ha requerido un trato especial que como sigue diciendo el tratado del padre
Vitoria “basta la sola esmerada limpieza, la solicitud, la vigilancia del cosechero para obtener magníficos
caldos, puros, sin adición de ingrediente alguno, en lugares tan calurosos como los Montes de Málaga”…
En lugares donde la calidad del mosto no era óptima (no era el caso de Málaga) vino a ser remediada
por decreto de la Sagrada Congregación del Santo Oficio (30 de julio de 1890) que autorizó se le
podrían agregar a aquellos mostos flojos, es decir, de baja graduación, mientras fermentan o inmediatamente
después de fermentación tumultuosa la cantidad de alcohol puro de vino necesario para obtener un
vino de 12º centesimales. Don José Garijo, en su nunca bien ponderada obra, Estampas del Vino de Málaga
y la Axarquía, página 73, agrega: “El mismo Sagrado Decasterio, y a consulta del señor arzobispo
de Tarragona, declaró el 6 de Agosto de 1896 que era lícito añadir alcohol de vino antes o al acabar la
fermentación de un mosto que hubiera ya alcanzado los 12º centesimales de alcohol y hasta un límite
total de 18º”. En definitiva un vino apto para consagrar debe estar entre los 12º y los 18º. Un vino entre 9º
y 12º, aun siendo apto no ofrece la estabilidad suficiente con lo cual no podría hacerse la consagración.
Obviamente y por motivos de espacio, queda expuesto de forma sucinta este interesante tema.
¿Por qué tan importante la pureza de las especies para consagrar? Obviamente es el principal
sacramento. Es la mayor representación de Cristo inmolado. Sin vino, no se puede llevar a efecto la consagración.
No sé si en otros lugares ocurrió, pienso que sí, lo que antiguamente en nuestra ciudad, que el
obispado designaba, mediante decreto (ver al margen), qué bodegas podían proveer de vino de misa a
nuestras parroquias y conventos, debido a que en los
años de escasez y post guerra, no todas las bodegas
podían presumir de tener materia prima adecuada,
incluso alguna de nombradía, por no despedir a su
personal en épocas anteriores a la contienda civil, o
mucho antes, cuando nuestros viñedos pagan triste
tributo a la plaga de la philoxera, alternaban la faena
produciendo carne de membrillo o nuestro inigualable
pan de higos.
La tradición obliga a una esmerada elaboración
tanto de pan como del vino pues, no en vano,
la Eucaristía en su conjunto, siempre según la doctrina
católica, contiene el cuerpo, la sangre, el alma y la
divinidad de Jesucristo bajo las apariencias de pan y
vino. La Eucaristía es el eje central de la Santa Misa
que no es otra cosa que la repetición de la inmolación
de Cristo para la redención del hombre.
La descripción de la Constitución de la sagrada
liturgia del Concilio Vaticano II es muy clara e
interesante en este aspecto: “Nuestro Salvador, en la
última cena, la noche que le traicionaban, instituyó el
sacrificio eucarístico de su cuerpo y el sacrificio de
la cruz, y confió a su Esposa, la Iglesia, el memorial
de su muerte y resurrección, sacramento de piedad,
signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual
en el cual se recibe como alimento a Cristo. La
fe en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía
se apoya en las palabras del propio Jesucristo como nos lo demuestra el Evangelio de san Juan (6)…mi
sangre es verdadera bebida.” Los Evangelios sinópticos de Lucas, Marcos y Mateo, también refieren las
palabras de Jesús en la última Cena.
Históricamente el dogma eucarístico tiene unos magníficos y antiguos cimientos donde sustentarse
y que viene de la mano, como siempre, de la tradición católica y así nos lo demuestran las enseñanzas
de San Ignacio de Antioquia († 107), testigo de la presencia real y San Justino († 165) que describe la
liturgia eucarística derivada de la Cena. San Ireneo, Tertuliano, San Cipriano y otros muchos hasta San
16
Hilario y San Ambrosio en el s. IV proponen esta enseñanza tradicional de la presencia real y de la transustanciación
del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
A tenor de lo anteriormente expuesto, me viene a la
memoria un viaje que hice a Turquía en enero de 1988 para
estudiar parte de la denominada Ruta de San Pablo, donde encontré
un testimonio estremecedor; parte del túmulo funerario
perteneciente al obispo Abercio (San Abercio) descubierto en
su día por el arqueólogo William Ramsay en las ruinas de la
desaparecida ciudad de Hierápolis, cercana a la actual Esmirna.
Este obispo de los primeros tiempos del cristianismo (Hierápolis
primera mitad del s. II hasta el principio del s. III), pone
de manifiesto en la losa de su sepulcro, no sólo el aspecto
eucarístico sino otros muchos, no menos interesantes para el
fortalecimiento de nuestra fe o simplemente, si no se es
creyente, del conocimiento. Seguidamente se puede leer la
inscripción antes aludida, donde sobre la marcha quedan
explicadas las cuestiones que allí se revelan.
EPITAFIO DE ABERCIO
YO, CIUDADANO DE UNA CIUDAD DISTINGUIDA
(HIERÁPOLIS) HICE ESTE MONUMENTO EN VIDA
(NECRÓPOLIS DE HIERÁPOLIS), PARA OBTENER AQUÍ
A TIEMPO UN LUGAR PARA MI CUERPO. ME LLAMO
ABERCIO, SOY DISCÍPULO DEL PASTOR CASTO (SE
OSTENSORIO - 1793 (*)
REFIERE A JESÚS), QUE APACIENTA SUS REBAÑOS
POR MONTES Y CAMPOS (ESTANDO VIENDO LA NE-
CRÓPOLIS APARECIÓ, EN UNA LOMA MUY PRÓXIMA, UN PASTOR CON SU REBAÑO TO-
CANDO U N CARAMILLO), QUE TIENE LOS OJOS GRANDES QUE MIRAN A TODAS PARTES
(FIGURAS DE LOS MOSAÍCOS HELENÍSTICOS). ESTE ES PUES, EL QUE ME ENSE-
ÑÓ….(LAPIDA ROTA, FALTAN LETRAS)…ESCRITURAS FIELES (SE REFIERE A LA INSPI-
RACIÓN). EL QUE ME ENVIÓ A ROMA PARA CONTEMPLAR LA MAJESTAD SOBERANA Y A
VER A UNA REINA DE AUREA VESTE Y SANDALIAS DE ORO (SE REFIERE A LA SUPREMA-
CÍA DE LA COMUNIDAD DE ROMA). ALLI VI A UN PUEBLO QUE TENIA UN SELLO RES-
PLANDECIENTE (AQUÍ SE REFIERE AL CARÁCTER BAUTISMAL). YO VI LA LLANURA DE
SIRIA Y TODAS LAS CIUDADES Y NINIBE, DESPUES DE ATRAVESAR EL EUFRATES (FINAL
DEL IMPERIO ROMANO – UNIVERSALIDAD DE LA IGLESIA), EN TODAS PARTES HALLE
COLEGAS, TENIENDO POR COMPAÑERO A PABLO (INFLUJO DE PABLO EN EL AREA ASIA-
TICA Y MICROASIATICA), EN TODAS PARTES ME GUIABA LA FE Y EN TODAS PARTES ME
SERVIAN EN COMIDA EL PEZ (ICCIS EN GRIEGO QUE SON LAS INICIALES DE IESUS, CRIS-
TUS, DE DIOS, HIJO, SALVADOR) DEL MANANTIAL (MANANTIALES PRÓXIMOS DE PA-
MUKKALE), MUY GRANDE, PERO QUE LO COGIA UNA VIRGEN CASTA Y LO DABA SIEM-
PRE A COMER A LOS AMIGOS, TENIENDO UN VINO DELICIOSO Y DANDO MEZCLA DE VI-
NO Y AGUA CON PAN (SE REFIERE CLARAMENTE A LA EUCARISTIA). YO, ABERCIO, ES-
TANDO PRESENTE, DICTE ESTAS COSAS QUE AQUÍ SE ESCRIBIERON A LOS 72 AÑOS DE
EDAD. QUIEN ENTIENDA ESTAS COSAS (SE REFIERE AL ARCANUM) Y SIENTA DE LA
MISMA MANERA, RUEGUE POR ABERCIO. NADIE PONGA OTRO TUMULO SOBRE EL MIO,
DE LO CONTRARIO PAGARÁ 2000 MONEDAS DE ORO AL ERARIO ROMANO.
No quisiera concluir sin hacer mención a los hechos milagrosos acaecidos a lo largo y ancho
de nuestro mundo, que han tenido como protagonista a la Sagrada Eucaristía. Relataré el primer prodigio
que se conoce por el resultado que se derivó de él. Fue en 1263 en Bolsena – Orvieto (Italia) cuando un
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sacerdote alemán que no creía que Cristo estuviese presente en la hostia consagrada, celebrando una misa,
al decir: “Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre”, comenzó a salir sangre de la Sagrada Forma, goteando
sobre el altar. El Papa ordenó una investigación y una vez confirmado todo lo sucedido se hizo una gran
celebración, quedando expuesta al culto, en la catedral de Orvieto, la hostia con la que se produjo el
hecho milagroso.
Un año después (agosto 1264) el Papa
Urbano IV instituyó la fiesta del Corpus Christi.
Hasta nuestros días, en Europa se han producido
unos 21 hechos; en USA, 3 (Michigan, N. Jersey y
Massachussets); en las Islas Reunión; en Corea
(Naju), y en Venezuela (Betania). Se supone que
ha habido algunos más pero parece ser que en países
que no han querido que la noticia trascienda…
y como se dice por nuestra tierra: “algo tiene el
agua cuando la bendicen”.
Con esta colaboración me despido de
estas páginas y de usted que ha tenido a bien dedicarme
su atención, espero haya disfrutado con la
lectura de este trabajo de igual forma que lo he
hecho yo para ofrecerlo a esta entrañable revista.
Gracias por ello y hasta siempre.
(*) Tomado del Libro Orfebrería del
Museo de Málaga, escrito por el profesor don Rafael
Sánchez-Lafuente Gemar. Las etiquetas de
embotellado y el decreto del obispado son un obsequio
de mi buen amigo y compañero de páginas
don Manuel Martínez Molina.
Una imagen para recordar
Fotografía obtenida de la web www.malagaenblancoynegro.com, web que recomendamos.
La fotografía que hoy comentamos y
recordamos, fue hecha en el año de la “riá” y
nos muestra a un antiguo equipo de fútbol del
que posiblemente poco se sepa de sus logros
y aciertos. Lo que sí sabemos es que en aquellos
años, estos abnegados futbolistas no cobraban,
ni de lejos, las suculentas primas que
nuestras estrellas futboleras alcanzan hoy en
día y posiblemente no sólo no cobraban un
salario mínimamente decente, sino que además,
según he podido leer, eran muchos los
atletas de entonces, que para jugar, debían
procurarse ellos mismos la equipación necesaria
y pagarse el transporte. En fin, eran
otros tiempos, pero no dejamos de pensar que
a algunos de nuestros endiosados jugadores
del balompié de los principales equipos, no
les vendría mal hacer una cura de humildad en estos tiempos de crisis y cobrar menos, jugar más y quejarse
menos.
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Hacia las pasas por el unicornio
Por Manuel Martínez Molina
MEMORIA DEL CUPLÉ (1900-1940)
Fue el Cuplé un loco estallido de gracia y picardía, que avivó el ánimo
de nuestros abuelos, atormentando a nuestras abuelas, conocedoras de las aventuras
que montarían sus “procopios”, junto a aquellas delicias humanas que
susurraban desde el escenario:
Tengo dos lunares,
tengo dos lunares:
el uno en la boca
y el otro donde tu sabes.
Las cupletistas representaban el renacer del espectáculo,
llenando los teatros con públicos animosos
dispuestos al optimismo y al desenfreno, cuando el telón
levantado ofrecía un plantel de jovencitas maravillosas y
seductoras, imponiendo la dictadura de la frivolidad,
desde los buenos, mediocres o churretosos locales que
surgieron por todas partes, a medida de las diferentes
disponibilidades sociales.
Cada tren que anclaba en Barcelona o Madrid era
un estuche de beldades provincianas ilusionadas por sentar
plaza de maja, peregrinando por teatros y cafés, dispuestas
a mostrar sus encantos a los empresarios, ávidos
de mejorar y competir en el naciente espectáculo, para el
que podían elegir entre cuerpos poseedores del grosor
demandado en la época, cinturas de avispa o bellezas
incuestionables con ganas de ser estrellas.
Así se colmaron las más importantes ciudades de
España de hermosuras dispuestas a competir con otra
legión de coristas y vicetiples, a la caza de espacios rentables en el nuevo género ínfimo, capaz de mezclarlo
todo, incluyendo las variedades o la también naciente copla, muy del agrado del espectáculo cupletero.
Durante los primeros años del siglo XX, mientras debutaban a diario aquellas rotundas hermosuras,
acariciando el sueño de ser artistas, como había escasos espacios para “divas”, porque en aquel
olimpo reinaban auténticas leyendas del espectáculo, a las que hoy contemplamos como mitos, no discutidas
para su protagonismo en los estrenos de teatros, salones, tablaos y divanes como El Trianon Palace,
El Gran Teatro, El Maravillas o el Kursaal entre otros.
Raquel Meyer, Pastora Imperio, Fornarina, Bella Chelito, La Goya y Amalia Molina eran incontestables
y se bastaban por sí solas para enloquecer al personal, casi en su totalidad masculino, buscándose
pulgas por el cuerpo al ritmo vibrante de la música, o tratando de encontrar entre el público, regadera
en mano, un voluntario atento a sus libidinosas intenciones:
“Tengo un jardín en mi casa
que es la mar de rebonito,
pero no hay quien me lo riegue,
y lo tengo muy sequito…”
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Este vals de la regadera que cantaban casi todas, proporcionó buenos ingresos al fisco en multas
de los censores a empresas y artistas, pero como la condición humana es muy rebelde, nunca escarmentaban
y seguían cantando letras pícaras revolucionando las butacas.
Hubo abundancia de barbianas para desenvolverse en el doble sentido, la trasgresión o la picaresca
en época de tanta decencia, doble moral y censura; también hay que dar fe de la abundancia de
obras maestras de la música, la letra y la interpretación, que traspasaron nuestras fronteras, haciendo
inolvidables a las artistas citadas y a otra hornada de divas como La Argentinita, Tórtola Valencia, La
Bella Otero o la malagueña Candelaria Mediana, estrenando fragmentos de Granados, Falla, Albéniz,
Bretón, Padilla y muchos otros en París, Nueva York o Buenos Aires, con espectadores rendidos ante la
calidad de músicos, letristas e intérpretes.
En Málaga, Raquel Meyer encandiló en el Cervantes
con La Violetera, El Relicario, Mala Entraña, y
Flor de Té entre otras, en la primera de una serie de
visitas que la estrella prodigó a nuestra capital, derramando
desde el teatro todo su arte, casi hasta el fin de
su existencia en 1962.
Pastora Imperio, en el mismo Teatro Cervantes
se mostró como “la escultura de una hoguera” según
palabras de Jacinto Benavente, derramando sobre Málaga
creaciones insuperables como La nieta de Carmen
y El amor brujo; pero Pastora no se limitó al Cervantes
exclusivamente y también se ofreció desde las tablas
del Vital Aza.
La sevillana Amalia Molina debutó en Málaga
en el Salón Novedades en el año 1908, dejando muy
gratamente impresionado al público, porque Amalia
fue una chiquilla excepcional, aparte de completísima
artista, una todoterreno de las variedades; bailaba magistralmente
y por eso el Maestro Granados la eligió
para estrenar en El Teatro de la Ópera de París el intermedio
de “Goyescas”. Su andalucismo escénico
nunca chocó con el de Pastora, triunfando también en
América, convirtiéndose en asidua de Málaga y siendo
una estrella ovacionada y deseada en el mítico “Café
de Chinitas”.
La malagueña Candelaria Medina debutó en el
“Salón Actualidades” de Madrid, después de ser vista
La Camelia
en Málaga por el ilustrador cómico Ramón Cilla en el
“Café del Sevillano”, donde bailaba y cantaba bajo el nombre de “Candela”, recomendándola a varios
empresarios madrileños.
Candelaria llegó a Madrid, pisando fuerte los escenarios, hasta su debut triunfal como estrella del
Teatro Actualidades; desde el principio fue aceptada y aplaudida por un público entregado que se le rendía
cada noche, por su humanidad curvilínea de grosor carnal exclusivo, además de “sus pícaros ojos”
que lo insinuaban todo, y que invitaban a la intimidad como un imán cuando cantaba señalando a algún
espectador:
Deja que ponga con embeleso,
junto a tus labios
la llama divina de un beso…
De Candelaria hay que destacar que fue la hermosura humana más difundida en tarjetas postales,
aquellas poses de ilustres fotógrafos coloreadas a mano que inundaron el mundo, conservándose aún en
colecciones y anticuarios, que saboreó las mieles del triunfo, enamorándose de un canalla que la maltra-
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taba y la expoliaba, minando su tranquilidad hasta dejar de estar entre las artistas más persuasivas y versátiles,
de cuantas formaban la constelación de las variedades.
¡Ladrón… ladrón…!
No mereces otro nombre
¿dónde empeñaste, mal hombre,
los pendientes y el mantón?
No se repuso la bella perchelera de aquella derrota sentimental, y sumida en una profunda melancolía
se refugió en Málaga, falleciendo por la tarde, mientras preparaba el café con el que pretendía
obsequiar a unas amigas, tras sentirse indispuesta repentinamente en la cocina de su casa.
Candelaria Medina Briones, prima hermana de Anita Delgado Briones, conoció en Madrid la
buena suerte que sonreía a su prima, protagonista de un cuento de hadas, dejando de ser Camelia, para
convertirse en princesa de Kapurthala, abandonando las actuaciones junto a su hermana Victoria como
teloneras apodadas `Las Camelias` que en plena adolescencia veían muy cercano el éxito, hasta encontrarse
en su camino a su alteza el Maharajá de Kapurthala, invitado a la boda de Alfonso XIII en Madrid,
que encandilado por la hermosura de Anita, la más joven de las dos Camelias apreciadísimas por el
público del Kursaal, se enamoró de ella deshaciendo el dúo de bayaderas malagueñas para convertirla en
su esposa oficial con palacio exclusivo, séquito, servidumbre y generosa disponibilidad económica.
Candelaria Medina
Raquel Meller
Fue el cuplé un espectáculo de mujeres, destinado a los espectadores del género masculino, por
lo que a partir de los años cuarenta del pasado siglo XX va perdiendo espacio en beneficio de un nuevo
género músico-teatral; es la copla que nace como espectáculo mixto, con público de ambos sexos, que
exalta los valores tradicionales de la España popular, profunda, taurina y costumbrista, apareciendo en
escena Concha Piquer, Juanita Reina o Marifé de Triana de estrellato incuestionable, junto a otras muchas
y con cabida para artistas varones de gran talla como Miguel de Molina, Juanito Valderrama, Antonio
Molina o El Príncipe Gitano, que recorren España formando compañías, e inundan los cines con
películas folclórico-patrióticas de imborrable memoria y emparejando en las pantallas a Lola Flores con
Manolo Caracol o a Imperio Argentina con Miguel Ligero.
Ni Juan de Orduña y otros, ni Sara Montiel y otras, consiguieron reencumbrar el cuplé, a pesar
de habernos legado unas pocas películas de incomparable belleza artística, auténticas antologías de un
género que ya es recuerdo.
*Nota: Con mi agradecimiento a Sergio del Río Mapelli y Joaquín Millán Molina en cuyos archivos he
completado esta historia.
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Historias del deporte en Málaga
Por Jesús Hurtado Navarrete
EL FUTBOLÍN DE FINISTERRE
“El juego de futbolín se convirtió hace ya tiempo en el punto de encuentro
en bares, puertas de colegios y kioscos en medio de plazas abandonadas
y a medio reformar. Moneda a moneda y gol a gol, los chicos se
encontraban frente a frente, bien parados y con las manos en los pomos.
Los jugadores bailan, chutaban la pelota y éramos entonces los
Amancio, Kubala, Pelé o Maradona por unos momentos. Los campitos
de futbolín, muchos ya viejos y con la pintura descascarada, siguen aún presentando un clásico ante
una tribuna de papel y ante los ojos ansiosos de jugadores y público que espera el resultado de ese partido
al mejor de cinco goles…”
A Alejandro Campos Ramírez, un gallego nacido en La Coruña en 1919 y conocido popularmente
desde 1936 por Alejandro “Finisterre”, le cambiaría la vida un bombardeo cuando tenía 17 años.
Tal y como recordó años después, la idea del futbolín surgió “Por culpa de una bomba nazi, de las
que lanzaron sobre Madrid”. “Quedé sepultado entre cascotes, con heridas graves. Me llevaron a Valencia
y luego al hospital de la Colonia Puig de Montserrat. La mayoría de los niños y otras personas que allí
estábamos, nos habíamos convertido en mutilados de guerra. Yo había jugado al fútbol (incluso perdí un
diente una vez de una patada) pero eso ya no era nada en comparación a lo que me ocurría, me había quedado
cojo y envidiaba a los niños que podían jugar.
También amaba el tenis de mesa, así que un día pensó: ¿Por qué no crear el fútbol de mesa?
En esas circunstancias inventó el futbolín y fabricó con su amigo el carpintero vasco Francisco Javier
Altuna, el primer modelo que fue patentado en Barcelona, y en el que los futbolistas eran de madera
de Boj, un material que permitía todo tipo de efectos y
sutilizas ante una pionera pelotita que estaba fabricada de
corcho aglomerado.
Aquel invento fue mano de santo: La chiquillería se
volcó sobre el nuevo juguete, y en especial los niños mutilados,
que pudieron participar y, a menudo ganar, jugando
nuevamente al fútbol… pero de mesa. Y precisamente ese
fue el inicio de la historia del futbolín, esa salida alterna a
esa falta del don en las piernas, toda una confabulación del
destino: una guerra civil en España que anuló la fabricación
de juguetes para los niños y esa misma guerra que
mutilaba a los soldados que en su recuperación buscaban la
forma de entretenerse y un poeta e inventor con una idea
que buscaba la forma de saciar sus instintos futboleros.
Alejandro que había registrado este juego en 1937, tuvo
Alejandro Campos “Finisterre”
que exiliarse a Francia por el triunfo franquista en la guerra, con
tan mala suerte, que extravió en una tormenta los papeles de la patente mientras atravesaba andando, como
otros tantos españoles, los Pirineos.
A ese pionero futbolín, le seguiría entre 1939 a 1945 uno de forma plegable al que se le denominó
“de maletita” y que era algo más pequeño, de peso liviano y que se caracterizaba por unas primitivas barras
telescópicas y tener sus jugadores pintados a mano de color rojo y azul y también amarillo.
Sobre este tipo de futbolín de maleta, tuve la suerte de adquirir uno hace cuestión de nueve años, fue en
una subasta que se realizó en Barcelona y en la que a un precio nada relevante aquel invento de Finisterre
pasó a mi colección particular. Se trata en concreto de una edición que se fabricó entre 1941 y 45 y que
tenía como novedad un contador en forma de varilla para llevar los goles que se marcaban.
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Es otra de esas joyas de mi colección, como el disco de pizarra “Los leones rojos” que es el primer himno
dedicado a la selección española de fútbol, las botas de Juanito,
las de Just Fontaine, la camiseta de Pelé en la película
“Evasión o Victoria”, la del ídolo del Málaga, Viberti o el balón
tan preciado de la final de la Eurocopa 2008. Pero volviendo
al futbolín, éste era en definitiva, una forma más para poder trasladar
este juego a cualquier lugar y así poder entretener a aquellos
jóvenes que deseaban, ante las adversas circunstancias de lo que
significó la post guerra, el poder practicar ese juego, el fútbol.
Años más tarde (1952) cuando “Finisterre” se instaló en Guatemala,
éste perfecciono el futbolín hasta lograr una auténtica obra de
arte, las pionera barras telescópicas se harían de acero sueco y la
mesa de caoba de Santa María, la más fina del mundo. Dada la
habilidad y delicadeza de los indios para la juguetería, Guatemala
era un lugar idóneo que ofrecía, además, embarques a los océanos
Atlántico y Pacífico y estaba cerca de un centro de comunicaciones
tan importante como el canal de Panamá. Ello le animó a otras innovaciones, como las cajas de música
y el baloncesto de mesa, con una pelota con aplicaciones metálicas que permitían la atracción por
magnetismo.
Pero cuando el futbolín ya empezaba a venderse bien en Centroamérica,
Castillo Armas invadió Guatemala y nuestro gallego inventor,
tuvo que exilarse por su militancia izquierdista y la competencia
que hacia el negocio al monopolio estatal de máquinas tragaperras.
Las mismas dificultades encontró en otros países: el futbolín
pudo ser un gran negocio en Estados Unidos, pero para ello habría que
haber tenido que llegar a acuerdos con la mafia.
En cuanto a México, donde se instaló en 1956, fue pirateado de
inmediato sin posibilidad de control de royalties, por lo que decidió
dedicarse a la edición de libros de arte y la obra de los exiliados.
Fue así como empezó a publicar a León Felipe, a quien había
reencontrado allí. Y cuando regresó a España en los años 60 se encontró
con la sorpresa de que el país estaba lleno de futbolines. Aunque él
no sabía que por entonces, su prototipo de la colonia Puig había conocido
una fulminante expansión en plena guerra civil, y los fabricantes
valencianos lo habían convertido en la posguerra en el juego nacional
por excelencia. Su invento, que había nacido en un hospital de sangre y en otros países, se utilizaría para
que los niños recuperasen reflejos y movimientos, eran ya los tiempos en las que nuestra selección le ganaba
la final de la Copa de Europa a Rusia. “Finisterre” no pudo por menos de asombrarse de la transformación
sufrida por lo que él había concebido como algo lleno de matices a base de jugadores de madera y
que habíamos convertido en un intercambio de trancazos entre dos bandos de futbolistas ya de plomo y
balones de marmolina. Quizás empezó a entenderlo todo mejor cuando recibió aquella citación del Tribunal
del Orden Público que le recordaba que no en vano había transcurrido una guerra. Se supone que era
difícil ejecutar con delicadeza algo que, después de todo, era hijo de aquel conflicto, y cuyos jugadores
(fundidos en un metal que había segado la vida de más de un español) algo tenían de soldaditos de plomo
que pateaban aquellas bolas compactas como si fueran “balas de cañón”. Nuestro inventor se trasladaría a
Aranda de Duero (Burgos), donde continuó escribiendo mientras era miembro de la Real Academia Gallega.
Después fijaría su residencia en Zamora, donde gestionaría la herencia del poeta León Felipe como
albacea testamentario. Falleció en Zamora, en su casa del barrio de Pinilla, a la edad de 87 años, el día 9
de febrero de 2007. Sus cenizas fueron esparcidas en el Río Duero a su paso por la ciudad de Zamora y en
el Atlántico en Finisterre. El futbolín tiene otros nombres en el mundo, en Argentina lo denominan “metegol”;
en Bolivia “canchitas”; en Chile “taca-taca”; en México “fuchito”; en Uruguay “futbolito”, en
Portugal “matraquilho”, etc. Quién no discute que, en muchos casos, una desgracia alimenta la inventiva.
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Por Vicente Manchado
La jabalina
JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS,
EL POETA CENTENARIO
“Nadie sabe las palabras que caben en un silencio”
Canciones y poemas de José Antonio Muñoz Rojas.
En unos meses, los que faltan para llegar hasta octubre, y dentro de él,
en el noveno de sus días, el prosista y poeta antequerano José Antonio Muñoz Rojas, verá desde su atalaya
de tiempo cómo se alcanzan a cumplir cien años de vida. Será uno de los pocos clásicos malagueños
que traspasará el vivir un siglo. Muñoz Rojas, hijo predilecto de Andalucía en 1998 y Premio Nacional de
poesía en el mismo año, con la obra poética “Objetos perdidos”, nació
en la calle General Ríos nº 3 de Antequera, en la casa de sus abuelos
paternos donde por la fecha de su nacimiento vivían sus padres. Quinto
entre seis hermanos, que quedarían huérfanos de madre en febrero de
1911, cuando el contaba dieciséis meses, siendo su abuela Teresa quien
tomaría su crianza como una segunda madre. De familia de labradores
acomodados, le ingresan a los nueve años, para su educación, en el colegio
de San Estanislao, en la barriada de El Palo, que por entonces ya
gozaba de reconocida fama por ser uno de los mejores centros de enseñanza,
pero el clima malagueño no le sienta bien a quien casi un siglo
más tarde, en 2002, lograría el premio Reina Sofía de poesía Iberoamericana,
y padece una pleuresía. Continuando más tarde sus estudios en el
colegio de los jesuitas de Chamartín de la Rosa, en Madrid, y realizar
sus estudios de derecho en la universidad de la capital de España.
Su trayecto literario comienza en 1929, dándose a conocer con el
libro de poemas “Versos de retorno”, que se imprime en Málaga. Un
año más tarde, en 1930 termina la carrera de derecho y hace el servicio
militar en Sevilla, donde hace amistad con Adriano del Valle, Porlan y
Romero Murube; visitando en el año 32, por primera vez Cambridge. Y aunque la historia de la literatura
le haya colocado en la generación de 1936, la de Dionisio Ridruejo, Luis Rosales y Leopoldo Panero,
gracias a su primer libro se relaciona con Prados, Altolaguirre e Hinojosa, lo que le permitió conocer a
una parte esencial de la generación del 27. Ese mismo año conoce en Madrid, a Juan Ramón Jiménez,
Pedro Salinas y Luis Cernuda y a los que serían sus grandes amigos en ese grupo del 27, Vicente
Aleixandre y Dámaso Alonso, con quienes compartía tertulia los jueves en su casa, al salir de la academia,
conociendo a Neruda en el año 1934 en casa de Aleixandre, junto con Miguel Hernández y García
Lorca.
Vicente Aleixandre
“Ardiente jinete” fue la obra presentada
en 1934 al concurso Nacional de Literatura, donde
conocería a Dámaso Alonso por estar éste en
el jurado. La obra obtendría un tercer lugar tras el
segundo obtenido en igualdad de condiciones por
Cernuda y Altolaguirre y el primero de Vicente
Aleixandre.
Entre sus muchas y buenas obras destacan
“Soneto de amor por un autor indiferente”; “Abril
Fotos del señor Muñoz Rojas
del alma”, a la que Gerardo Diego consideraría como de plena y levantada poesía; “Canto a Rosa” y “Las
cosas del campo”, escrita en la Casería siendo para muchos, uno de los grandes libros de prosa poética del
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siglo XX, sobre la que Dámaso Alonso le dijo que “has escrito sencillamente el libro de prosa más bello y
más emocionante que yo he leído desde que soy hombre, es decir, desde que leí Platero y yo”.
En el 36 regresa a Cambridge, donde es nombrado lector de español.
Tres años después de su “Canto a Rosa” publica uno de los libros más bellos salido de su pluma:
Las musarañas, que según él mismo dice, “son las cosas del pueblo y el mundo de mi infancia antequerana”.
En 1939 regresa a España, viviendo entre la ciudad y el campo, conociendo ese mismo año a la que
sería su compañera: María Lourdes Bayo Alessandri, con la que se casó el 20 de abril de 1944.
Sobre él gravitó el tópico de “banquero poeta” ya que se ocupó en el Banco Urquijo de la Sociedad
de Estudios y Publicaciones, que en la posguerra sirvió de refugio a intelectuales con dificultades
económicas y profesores privados de su cátedra
por motivos políticos.
Hombre amador del equilibrio, y poeta para
mayorías minoritarias, que a lo largo de sus
años ha vivido la fiebre vanguardista de los años
veinte; la poesía entre pureza y revolución de los
años treinta; la oposición entre garcilasismo y
tremendismo de los cuarenta; el social realismo y
las estéticas de a mediados de siglo; las poéticas
del sesenta y ocho; la poesía figurativa y la minimalista.
Ha pasado por el siglo de su vida mirando
y bebiendo de muchas fuentes en su caminar,
pero en ese transcurrir, ninguna modificó ni
alteró la voz creativa de su interior.
Hace tres años una pulmonía minó su salud,
desde entonces el escritor no sale de la Casería
del Conde, una casa de campo dentro de un
mar de verdes olivos antequeranos, donde dice
que “aquí el tiempo no me pesa”. Y aunque ya no escribe, comenta que “siempre es una tentación”.
“No me hables de nuncas que no existen, sino de siempres nuestros para siempre…”
Finalizamos la breve semblanza de este gran escritor antequerano, con esta magnífica frase suya, y
nuestros mejores deseos hacia su centenaria persona.
Correo
0197
Correo
0198
Correo
0199
Correo
0200
Correo
0201
El correo del lector
Soy malagueño y rondeño y desde hace diez años vivo en Calgary (Canadá). Todo lo que me
llega de España me vuelve loco y más si es de Málaga, por eso la revista El Avisador que me
envía mi sobrino me llena de satisfacción. Os ruego que me la enviéis directamente, aunque si
existe algún problema no pasa nada porque me la puedo bajar desde la web vuestra. Muchas
gracias por el trabajo que estáis realizando. Juan Luis Fresneda.
Hace cinco años que estoy trabajando en una multinacional en Churchill, junto al Hudson (Canadá)
y últimamente estamos entusiasmados mi hermano y yo con la revista que nos envía mi
sobrino. Cada fin de semana nos vemos para comer y ahora la revista se ha convertido en nues-
tro motivo de conversación. Nos encanta. José Fresneda un rondeño en Canadá.
Apreciados amigos, sigo con vehemencia la revista El Avisador y me encanta. Me permito sugerirles
que incluyeran algunos artículos sobre el flamenco en Málaga. Me encanta el Ajilibuji-
li. Luis Arjona - Los Prados (Málaga).
Soy seguidor del Avisador desde el nº 1, aunque he de decir que lo soy porque me los he bajado
todos hace unos meses. En el del mes pasado he visto una sección que me parece muy oportuna
“Haciendo Puñetas”, pues aunque ésta sea una revista cultural, como se trata de defender nuestra
Málaga, no está de más el que se denuncien cosas que están pasando y que nadie comenta o
no se atreven a hablar. Sólo espero que seáis imparciales. Juan Maldonado Trujillo – Málaga.
La defensa de lo local, siempre que se haga sin exclusiones, acaba siendo universal. ¡Ánimo!
Andrés Arenas. Málaga.
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Por Luis Azuaga
Mirador del Cerrado
VEINTE MARAVEDÍES
El escrito de hoy, al que titulo “Veinte maravedíes”, es la concesión del
alquiler por la Real Hacienda de la tercera parte de las tierras del Monte Cerrado
de Calderón a una vecina de Málaga. Este documento fue realizado en Granada
en el año 1776, y por su interés en lo concerniente a este Cerrado, transcribo íntegramente.
Dice así:
“Don Antonio Carrillo de Mendoza Torres, Barnuebo y Guzmán, caballero de los Doce Linajes de
Soria, Barón amado de la Casa del Conde de Priego y Señoría de de Masengoso, Intendente General de la
Real Hacienda de Guerra de esta ciudad, Juez subdelegado de los Sres. del Consejo de Hacienda en ella y
pueblos de su Reino en la comisión del Negociado de incorporación y oficios titulares enajenados de la
Corona, en virtud de superiores órdenes que de estar en uso el infrascrito Escribano originario de ella da
fe.
Por cuanto consecuencia de otras superiores órdenes, me hallo entendiendo en el conocimiento de
la citada comisión, a fin de justificar los oficios de Escribanos, Procuradores, veinte y cuatro jurados y
demás que de la clase de titulares se hallen ofrecidos por S.M. en esta capital y pueblos de su provincia,
como también los cortijos, montes, dehesas, terrazgos y otras cualesquiera alhajas que traigan causa de
enajenación de la Corona y que por sus dueños y titulares se presenten ante mí los títulos, mercedes y
privilegios originales en fuerza de que, los usan y poseen, a efecto de meritar copias auténticas, sellos de
la secretaría del Rey, consejos de hacienda, en lo tocante a incorporación, solicitando en ella sus respectivas
cédulas de confirmación y que S.M. si los tales oficios y alhajas han de ser o no exceptuados del decreto
de incorporación; poniendo en secuestro y arrendamiento en personas idóneas a beneficio de la Real
Hacienda, todos aquellos cuyos dueños no hubiesen cumplido con el tenor de mi providencia en los tér-
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minos y prorrogaciones que les han sido prefijados para ello: con inhibición absoluta a todos tribunales,
Jueces y Justicias de estos Reinos.
Habiendo resultado ser de la clase referida un Cerrado de Monte y Tierras que nombran de Calderón,
inmediato a la ciudad de Málaga y Torre de San Telmo, perteneciente su tercera parte a Doña Teresa
Guimbarda de aquella vecindad, fue secuestrada y arrendada a la susodicha en precio de cuarenta y cuatro
reales de vellón cada año, pagados en dos plazos por San Juan y Navidades, y habiéndosele librado en
competente despacho para su uso y obligándose al pago de dicha cantidad, lo estuvo ejercitando, la susodicha
por algún tiempo, hasta que sin saber por qué motivo se introdujo en el referido Monte Cerrado, y
dicha tercera parte, sin noticia ni permiso de los Sres. Jueces mis antecesores, Doña Juana Francisca Tofiño
y Argote, vecina de la propia ciudad de Málaga, motivo por el que a instancia de la parte de la Real
Hacienda, se libró despacho para hacerle saber, según se efectuó, que dentro de doce días acudiese al juzgado
de la referida Comisión, por sí o su apoderado, a sacar igual despacho para continuar en el goce y
uso de la enunciada tercera parte del monte y obligándose a pagar a la Real Hacienda la cuota de su
arrendamiento, bajo de cierto apercibimiento con que se le conminó; y en este estado las cosas se acudió
ante mi por parte de la Doña Juana Francisca Tofiño con un Pedimiento, haciendo reproducción de los
hechos antecedentes, y pidiendo por medio de su apoderado especial don Felipe Rodríguez, vecino de esta
ciudad y administrador de los bienes y rentas pertenecientes a los vínculos y mayorazgos que posee la
susodicha en ella y su jurisdicción,
se le librase el prenotado
Despacho de continuación, por
estar pronto a otorgar a nombre
suyo y por virtud de poder especial
que presentó, la narrada
obligación.
Cuya pretensión vista por
mí, con los antecedentes citados
viene en condescender a ella,
con tal que ante todas cosas fuese
otorgada, con citación de la
parte prenotada Real Hacienda,
la obligación ofrecida y mediante
haberse cumplido por el dicho
apoderado con esta precisa cualidad.
Usando de la Real Jurisdicción
y facultades que en mi
residen como tal subdelegado de los Sres. del Consejo de Hacienda, doy licencia a la doña Juana Francisca
Tofiño y Argote para que por si o sus sirvientes y arrendatarios pueda usar, gozar y disfrutar la tercera
parte, que del citado Monte Cerrado se dice pertenecerle, según y como lo disfrutó la doña Teresa Guimbarda,
y lo mismo la susodicha desde que se introdujo en el, percibiendo sus frutos e intereses en el mismo
modo y forma que lo hizo la doña Teresa y los demás dueños sin antes conocer, en fuerza de sus respectivos
títulos.
Y de parte de Su Majestad, que Dios guarde, exhorto y requiero y de la misma forma pido y encargo
a los Sres. Jueces y Justicias de la dicha ciudad de Málaga, no impidan con pretexto alguno a doña
Juana Francisca Tofiño, el que por si propia, sus sirvientes, arrendatarios o apoderados suyos, pueda proseguir
en el uso, goce, aprovechamiento y percepción de intereses, en la dicha tercera parte del Monte
Cerrado, antes si necesitase al fin expresado de algún favor o auxilio, y lo pidiese, se lo den y hagan dar
bien cumplidamente, guardándose y haciéndole guardar todas las honras, gracias, mercedes, franquezas,
excepciones, libertades, preeminencias, prerrogativas e inmunidades y demás realías que como a tal
arrendataria de la Real Hacienda le deban ser guardadas; y de este despacho se ha de tomar la razón por la
contaduría de dicha Comisión.
Hecho en Granada a 29 de Agosto de 1776 años”.
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Poderosas
Por Mercedes Sophía Ramos Jiménez
Mhttp://grupoalasmercedesramos.blogspot.com
CELIA BERROCAL
Si se pudiera describir a un artista plástico en su mismo medio sería bastante
más pragmático que a través de la palabra escrita. El lenguaje pictórico va cargado
de colores, formas y trazos que dibujan toda la expresividad que el artista quiera plasmar, eso es ilimitado
y se guarda con la libertad y el estilo personal de los pintores. “Una imagen vale más que mil palabras”
no obstante, “Lo escrito, escrito está”.
El verbo no puede ser abstracto pero sí regular como
la perfección del cubismo del genial Picasso.
Envolver las palabras con acuarelas aguadas, pasteles
difuminados, óleos fusionados, frescos, acrílicos, graffiti,
témpera, tinta, lápiz, pinceles y paletas es una magnífica
unión disuelta en arte. En esa sublimidad de lienzos coloreados,
de contextos y paisajes, de perspectivas diversas nos
adentramos más allá de lo que nos permite una intensa mira-
da, desde esa ventana abierta la pintura nos traspasa en lugar
y tiempo, por todas las dimensiones existentes, transfiriendo
Doña Celia Berrocal – foto Diario Sur
el ánimo exacto que transmite la contemplación más penetrante, tanto es igual para el ingenuo naif como
para el transparente impresionista, abstracto o realista, lo importante es que esa conexión quede establecida
y entrelazada.
De ese modo, traslucido y sencillo lo
consigue nuestra malagueña Celia Berrocal,
maestra y creadora inspirada en sus raíces en
donde desvela sobradamente escenarios muy
arraigados de Málaga, mirar un cuadro de
Celia es pasear por una calle de nuestra localidad
o vivir momentos puntuales de nuestra
ciudad, para algunos malagueños que residen
lejos de su tierra contemplar un cuadro de
Celia es como recibir una bocanada de aire
malagueño en la distancia. Su reconocimiento
en Málaga es notable así como también lo es
más allá de nuestras fronteras, Berrocal tiene
la experiencia de años ganada en su trabajo en
función a la alta personalidad que infunden
sus pigmentaciones y telas, los cromatismos
que usan sus matices van impregnados de una
línea pictórica inconfundible y atribuida a su
firma. Crear un talante único y particular es
para un artista la estrella más brillante e iluminada
que todo creador anhela y sueña para
su obra.
Celia Berrocal es una pintora contemporánea
que emite esencias de Málaga por rincones escogidos con sumo esmero y refinada delicia, ese
encanto se sube por los balcones de nuestras calles y pueblos para pintarlos de macetas y flores colgantes,
su apasionado color trasmina el perfume de cada racimo cuajado de explosiva naturaleza, la técnica se
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asombra ante la disposición húmeda y brillante de sus calles recién bañadas por la lluvia, las farolas anaranjadas
reflejadas en el suelo de pizarra lustrosa indican la importancia de esta artista, el dominio subrayado
de las sombras y las luces consiguen una profundidad realmente espectacular.
Esta malagueña del barrio de la Victoria comienza sus estudios de dibujo y pintura en la Escuela
de Bellas Artes de Málaga, Berrocal se emplaza con Málaga y sus costumbres, es así como en 1982 elabora
el Cartel de Semana Santa, luego pintaría para la cofradía de la Pasión y otras cofradías malagueñas.
Es una mujer implicada con la sociedad malagueña, tanto es así que en su día dona un cuadro para la subasta
de la asociación La Traíña, de El Palo, (Centro Ocupacional) centro de ayuda a discapacitados, se
presta para colaborar, con postales navideñas, en Diario Sur, entregando sus capacidades en entornos menos
favorecidos, atrás quedó la época en que dibujaba en el taller de bordados de la calle Portazgo nº 6, en
plena Fuente - Olletas.
La galería de arte Benedito ha sido para esta pintora el lugar de presentación más representativo,
su primera exposición la realiza en el Liceo de Málaga; es ganadora de premios y reconocimientos. Debe
ser muy satisfactorio saber que sus cuadros son valorados y demandados por ilustrados coleccionistas de
arte. En una entrevista Celia recalca la falta de tiempo disponible para dedicarse aun más a crear colecciones,
así como poder interpretar otros estilos en su carrera, dice textualmente: “-Yo sigo haciendo las
cosas de mi casa”- todavía ese es el gran reto para las mujeres, conseguir independizarse y poder tener
dedicación absoluta en su profesión es tarea ardua y difícil para aquella mujer que despunte en cualquier
manifestación, sea artística o no.
Este año Celia Berrocal ha obtenido una mención especial en Amupema, “Asociación de Mujeres
Profesionales y Empresarias de Málaga”.
Se espera que esta fabulosa pintora malagueña siga deleitándonos en sucesivos años con su extraordinario
arte.
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Málaga cultural
Por Juan Hernández Pérez
Casa de Melilla en Málaga
XXXVII Aniversario
La casa de Melilla en Málaga, celebró su XXXVII aniversario fundacional,
en la residencia militar “Castañón de Mena” de Málaga, en la noche del sábado
día 7 de marzo, con una cena de gala a la que asistieron un centenar de socios y diversas representaciones
de colectivos de la ciudad. Acompañaron a los melillenses pertenecientes a la casa de Melilla, el
alcalde de Málaga, el consejero de educación, distintos concejales/as y diputados, el presidente de la Federación
Malagueña de Peñas, Centros Culturales y Casas Regionales, el vicepresidente del comité local
de Cruz Roja Española, consejeros de la Casa de Melilla y socios residentes en Murcia.
El presidente de la casa de Melilla en Málaga don José González dio la bienvenida a todos al comienzo
de la cena, en el transcurso de la misma se repartieron distintos obsequios entre los que se encontraban
ejemplares de unas muy cuidadas guías del modernismo en Melilla. La tarta de aniversario fue
cortada por el alcalde de Málaga, el consejero de Melilla y el presidente de la Casa de Melilla. La presentación
del acto corrió a cargo de don Juan Hernández, procediéndose después al acto protocolario de intercambio
de regalos, de parte de la Ciudad Autónoma,
la que entregó por medio del Consejero
don Antonio Montilla al alcalde de Málaga y a la
Casa de Melilla, asimismo el presidente de la
entidad melillense en Málaga, hizo entrega de
presentes al Sr. de la Torre y al Sr. Miranda; la
peña Yoryo obsequió una placa a la Casa de Melilla
y ésta quiso que todos los concejales presentes
recibieran placa con grabado recordatorio, así
como sus señoras y concejalas ramos de flores, la
Cruz Roja dio lectura a una carta de agradecimiento
a la Casa de Melilla, por su colaboración
en la fiesta de la Banderita, todos pronunciaron
palabras de felicitación y de apoyo a la casa y el
Sr. Miranda prometió una subvención especial para la obra de rehabilitación necesaria en las instalaciones
de la entidad, que por su antigüedad son imperiosas, por parte su parte el Sr. de la Torre animó al concejal
del distrito a seguir atendiendo a la casa de Melilla. Una gran fiesta anual que hermana a la Casa de Melilla
en Málaga, con la ciudad que desde hacer treinta y siete año les acoge.
Presentación libro Música, Melilla y su historia
1940- 1985
Manuel de Casas Navas, presentó su libro “Música,
Melilla y su historia 1940- 1985”, en la Casa de Melilla
de Málaga, en la noche del sábado día 7 de marzo,
como su aportación y homenaje a los muchos artífices
del mundo musical de Melilla.
La Casa de Melilla en Málaga, como es habitual
en ella, recoge toda la expresión cultural que a la entidad
se dirija desde el ámbito general en lo referente a Málaga
y en particular a la ciudad de Melilla.
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Exposición de Rosa Campos y Diego Ceano
Los pintores malagueños, Rosa Campos y Diego Ceano, ambos artistas, versados en el estilo Naif,
expusieron sus obras en la sala de exposiciones
de la Tenencia de Alcaldía de Torre
del Mar. El acto estuvo presentado por el
teniente alcalde, don Manuel Rincón.
La muestra presenta más de una
treintena de cuadros coloristas que hicieron
las delicias del público asistente.
Por su parte Ceano reivindicó la
creación de un museo de arte naif, en el
pueblo de Torre del Mar, dado que podría
decirse que la Axarquía malagueña ha sido
una zona donde más y mejores pintores de
este arte se han prodigado.
En la fotografía podemos ver a los
artistas en el centro, junto al teniente alcalde,
señor don Manuel Rincón y el director
del área de Desarrollo y Promoción Territorial
de la Diputación de Málaga, don Enrique Rojas.
Rosa Francia, y su charla sobre los cantes de Córdoba.
La peña Abadía cerró su III Curso de Flamenco “Los cantes de Málaga y su influencia en el flamenco”,
con la disertación de doña Rosa Francia Somalo, sobre los cantes de Córdoba, tema de la IV
jornada y última de este ciclo, que se ha venido desarrollando desde el 5 de febrero.
Aunque riojana de nacimiento, Rosa Francia se vinculó a Málaga por su destino profesional y por
su matrimonio con un malagueño. Aquí se impregnó de esta tierra, de su belleza y sabiduría, sus tradiciones,
personajes y costumbres, según indicó “para los restos”.
Con una gran simpatía, apuntó sobre su atrevimiento en tratar estos asuntos del flamenco, llegando
a cautivar a todos desde el primer
momento.
Doña Rosa Francia que por
su profesión ha impartido enseñanza
en institutos de bachillerato
y en las facultades de Filosofía y
Letras de la universidad complutense,
así como en la de Málaga.
La conferenciante ofreció una gran
lección sobre el tema, valorándose
mucho el modo tan asequible de
su alocución, que encantó a los
aficionados que llenaron el local,
llegando a interesar a una audiencia
que siguió muy atenta sus explicaciones
sobre las diferentes
etapas y situaciones que han logrado
que los cantes de Málaga
lleguen a los diferentes pueblos y Doña Rosa Francia; Antonio de Canillas y a la guitarra Curro de María
provincias no sólo de Córdoba,
sino de las del resto de Andalucía y su extensión a las de Levante.
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Con mucho arte
No voy a descubrir nada nuevo si les digo que vivimos en la mejor tierra del mundo, una tierra
grande por muchas cosas, su historia, su arte, su ecosistema, su gastronomía, sus tradiciones, etc.
A lo largo de los años, son muchos los que han visitado
esta ciudad cosmopolita y acogedora y también han sido muchos
los que “encandilados”, han optado por quedarse a vivir
en ella. Pero hay otros muchos, que no pudiéndose quedar a
vivir en este pedazo del paraíso, hubieron de quedarse sólo con
el recuerdo de lo que vivieron. Algunos de ellos, como en el
caso que nos ocupa, vieron a Málaga hace más de treinta años y tan encandilados se quedaron con nuestra
tierra, que pese a ser holandeses, adoptaron el nombre artístico de “Los de Málaga”. Sí, “Los de Málaga”
son una pareja encantadora y con mucho arte, ellos, Gemma y Lucas llevan treinta años paseando su arte
por los escenarios de todo el mundo y manteniendo su cualificada escuela de baile flamenco en Holanda.
Ellos se dedican, con especial maestría, al baile del flamenco clásico y son muchos los éxitos obtenidos
y siempre bajo el nombre de “Los de Málaga”, eso es tanto como decir que llevan el nombre de
Málaga por bandera, allí donde ellos
actúan. Nosotros, los malagueños, no
podemos por menos que sentirnos agradecidos
y honrados a esta pareja de geniales
artistas, que tanto arte y tanto
cariño vienen llevando a todos los rincones
del mundo.
La redacción de El Avisador se
ha querido poner en contacto con estos
artistas, para conocer de primera mano
cuáles son sus proyectos de futuro, así
como sus proyectos más inmediatos.
Cada año, esta pareja suele venir
a España para realizar sus dos acostum-
bradas visitas, una es a la feria de Sevilla,
donde suelen actuar con gran éxito y
a la feria de Málaga, donde a pesar de
todo, y a pesar de llevar el nombre de
La pareja de bailaores “Los de Málaga”, junto a parte del equipo de
redacción de El Avisador Malagueño.
Málaga, no se le facilitan las cosas como por ejemplo lo hacen en nuestra ciudad hermana de Sevilla.
(Ver www.losdemalaga.nl)
32
El ajilibujili
¿CÓMO HABLA EL MALAGUEÑO?
Por Diego Ceano
Siguiendo con nuestro particular camino por el vocabulario malagueño, vemos que con la letra
“C” nos encontramos otras palabras malagueñas muy características. Cuando de niños pensábamos en un
demonio, decíamos que venía el Canco y también usábamos esta expresión para denominar al afeminado;
si la chica era fea, decíamos que era un Callo, el botijo era un Cachucho o Cachirulo; el autobús, era el
Camión; en vez de decir adiós, decíamos Condió; y al moño de las mujeres le decíamos Coco; a la caña
de azúcar, Cañadú; a la persona de gran talla, se le decía Caballomaera; a la moneda de veinte duros,
Cabezón; la Caca era además de lo que todos sabemos, el miedo que sentíamos hacia alguna cosa; si te
caías te dabas un Cacharrazo; cuando te rendías, te dabas por Cachifollao; un miedoso era un Cagalistrón;
o si te ensuciabas, te habías Cagarruzao; si padecías del pecho, estabas mal de la Cajacambio; una
peseta era una Cala; el vasito de aguardiente, era un Calibre; si hacía calor, decíamos que hacía Calina;
y si teníamos mala suerte, teníamos el Calino; el cementerio era el patio de los Callaos; si temíamos algo,
teníamos Canguelo; a los esqueletos les decíamos Caninas; si la chica estaba buena, decíamos que estaba
Cantúa; pasarlo mal era pasarlo Canutas; si te daban una Capuana, te habían dado una paliza; un Carlito,
era un eucalipto; si hablabas mucho, tenías mucho Carrete; si Cascabas, podía ser que hubieras
muerto o que hablabas en demasía; si decimos que ha echado un Casquete, todos sabemos que es, poco
ha variado; una caca era una Catalina; si estábamos Caucando, estábamos chocheando; el entrometido
era un Cazoletero; un porrazo era un Cebollazo, un Chochazo o un Ceporrazo; un malapata era un Cenizo;
el Cerete era además el recipiente donde se guardan los higos secos, el órgano sexual de la mujer,
también se le decía Conejo, Chichi o Chumino; el saltamontes era un Cigarrón; si te daba un ataque, te
había dado un Ciquitraque; un Civil no era un agente del benemérito cuerpo de la guardia civil, era un
simple pan; al sarampión le decían Colorín; podía pasar que si te daban Comía, te hubieran puesto bien a
palos; Conchuo era una persona cansina; cuanto más era Contimás; una cosa anormal era un Contradiós;
el brasero era la Copa; a un insecto determinado, le decíamos Cortapicha; si no hacías nada, no te
Coscabas; y si te dabas un Cosqui, te habías dado un coscorrón; un Chochito era un altramuz; no se estaba
atontado, sino Crúo o Cuajao; la Cuca era el órgano genital masculino; Cuchichear, era hablar a
escondidas y en secreto; bueno y después de esta Curda (borrachera) de palabrejas, dejamos de Currelar
(trabajar) hasta el número siguiente. (El mes que viene más...)
NUEVO LIBRO.-
Gracias a libros como este que se nos presenta, comenzamos
a conocer algo sabido desde siempre, el gran acervo micológico
que existe en nuestra provincia. Gracias al tesón y el estudio
del autor de este interesante libro, Domingo Mariscal, se nos
muestra y aclaran muchas dudas sobre estos elementos gastronómicos,
muchas veces demonizados.
La editorial La Serranía, haciendo gala, una vez más, de su
sensibilidad sobre los asuntos de nuestra provincia, se ha decidido
a publicar este libro que sin duda pasará a engrosar la ya extensa
lista de interesantes libros que vienen publicando.
Ficha técnica del libro:
Título: Setas y cocina para principiantes. Guía para su recolección
y degustación.
Autor: Domingo Mariscal Rivera.
Formato: 17x24 cm.
Páginas: 272 a todo color.
ISBN: 978-84-96607-64-4.
Precio: 18,00 euros
Información y pedidos: Editorial La Serranía. www.laserrania.org
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Nuestras fiestas
(www.malaga.es/turismo)
Por Mª José Villaverde
ENCUENTROS CULTURALES
(GENALGUACIL)
En el valle del río Genal, en el paraje natural de los Reales de Sierra Bermeja,
y en plena Serranía de Ronda, se encuentra la pequeña población de Genalguacil. Entre montes poblados
de castaños, alcornoques y pinsapos, pertrechada sobre una ladera orientada al poniente, calles
estrechas y tortuosas, iluminada por la reverberación del sol sobre las blancas paredes o de la luna mediterránea,
discurre la vida de los habitantes de Genalguacil.
Al igual que el resto de pueblos que se localizan en el Valle del Genal, Genalguacil se caracteriza
por su entramado de calles y callejuelas con fuertes pendientes y blancas fachadas que demuestran el origen
morisco que tiene esta
pequeña localidad.
Este singular pueblo
de sólo seiscientos
habitantes enclavado en
pleno corazón del valle,
cuenta con una centenaria
historia que le ha aportado
un rico legado de tradiciones
que aún hoy se conservan.
Fruto de muchas de
esas tradiciones son algunas
de las festividades que
durante todo el año tienen
lugar en este espectacular
pueblo. Una peculiaridad
dentro de las celebraciones
de este municipio consiste
en que Genalguacil es, por
el momento, el único museo habitado del mundo. Allí son los vecinos quienes actúan como guardas y
cicerones de originales obras de arte, un arte que está en la calle. Cada dos años, Genalguacil acoge durante
la primera quincena de agosto los “Encuentros de Arte de Genalguacil”, una fiesta que une a vecinos
y visitantes.
Artistas de todo el mundo se dan cita esos días en la localidad y durante dos semanas crean una
obra de arte que después permanecerá allí para siempre. El pueblo les ofrece cama y comida, así como
todo el material necesario para la realización de sus trabajos, y ellos a cambio les dejan lo que más quieren,
su creación. Hay de todo, desde fotografías a vídeos, cuadros y esculturas. Algunas permanecen a la
intemperie mientras que otras se guardan en el museo municipal.
El municipio de Genalguacil convoca los “Encuentros de Arte de Genalguacil” atendiendo al espíritu
y a las propuestas que impulsaron su creación y que se concretan en la búsqueda de elementos creativos
que unan el arte con la naturaleza, propiciando el desarrollo de un pueblo pequeño como Genalguacil
y lo conviertan, junto a sus vecinos, en protagonistas de una experiencia única de creatividad, convivencia
y naturaleza.
Información turística: Ayuntamiento, C/ Real, 3 (29492). Tlf: 952 152 003; Fax: 952 152 129
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Por María José Villaverde
Nuestros pueblos
(www.malaga.es/turismo)
RONDA.-
Ronda es una de las ciudades más antiguas de España. Sus orígenes se remontan al neolítico, según
los descubrimientos arqueológicos realizados en su casco antiguo. Sin embargo, la presencia del
hombre por estas tierras es, sin lugar a duda, mucho anterior. De ella son buena prueba una serie de yacimientos
localizados en varias cuevas de la zona, entre los que destaca el de la cueva de La Pileta por ser
uno de los mejores exponentes del arte rupestre del paleolítico andaluz.
Durante la prehistoria más reciente se asistió a una proliferación de asentamientos por todo el territorio
que, en lo que atañe a los restos que han llegado hasta nuestros días, quedarán representados por
una de sus manifestaciones culturales de mayor relevancia y monumentalidad, como son las necrópolis
megalíticas de Dolmen del Chopo y de Encinas Borrachas, entre otros.
Cuadro naif – Diego Ceano
Será en esta época, pues, cuando se consoliden igualmente los dos poblados más importantes de la
comarca, Acinipo y Ronda, aunque sus períodos respectivos de apogeo no se darán sino con posterioridad:
el primero en época romana y el segundo en la medieval.
De la ocupación romana de la península también quedan en dicha zona numerosos vestigios, entre
los que se hallan los descubiertos en la propia ciudad de Ronda. Pero, sin lugar a dudas, es el yacimiento
arqueológico de la ciudad romana de Acinipo (Ronda la Vieja) el que goza de mayor importancia, dado
su estado de conservación así como de algunos de los elementos más emblemáticos de una urbe clásica: el
teatro. Y es que de la vieja ciudad de Arunda son muchos los magníficos vestigios que se conservan.
Desaparecida Acinipo, y tras el período convulsivo que supuso la caída del Imperio Romano, el
centro de atención se dirigió hacia Ronda, la cual, aun siendo un núcleo muy reducido durante la primera
parte de la Edad Media, será, desde entonces, la protagonista de todos los avatares históricos que se dieron
cita en este territorio.
Pero también el período islámico destaca por su trascendencia y por el legado cultural que dejó y
que aún es perceptible en muchas de sus manifestaciones (urbanismo, gastronomía, tradiciones, sistemas
de cultivo, etc.) Es en este momento cuando Ronda se configura y consolida como ciudad, llegando a ser
la capital de una de las coras (provincias) en las que se dividió Al-Andalus (concretamente, la de Taku-
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unna); e, incluso, llegó a constituirse en reino independiente (los llamados reinos de taifa) tras la desarticulación
del califato cordobés. Herencia de la época, y recorriendo la ciudad, encontraremos la Puerta de
Almocábar, las Murallas de la Cijara, los Baños, el Alminar de San Sebastián y la Muralla de la Albacara,
entre otros.
Sin embargo, el papel más significativo, y por el que es mejor conocida, le llegará con el reino nazarí
de Granada, ya que su proximidad a los territorios conquistados por los castellanos le supondrá erigirse,
tanto a la ciudad como a la comarca, en enclave fronterizo de especial importancia. Con la conquista
de la ciudad por los Reyes Católicos (1485) se produjeron profundas transformaciones económicas y
culturales que aún hoy en día es posible apreciar en la fisionomía de la estructura urbana: apertura de plazas
antes inexistentes, ensanches de calles, etc. A partir de esa fecha los cristianos aportan nuevos edificios
al ya de por sí rico patrimonio rondeño: el Palacio de Mondragón, numerosas iglesias (Santa María la
Mayor, Espíritu Santo, Santa Cecilia, Padre Jesús...etc.), conventos (de la Merced, San Francisco...), el
templete de la Virgen de los Dolores o la ermita excavada en roca y consagrada a la Virgen de la Cabeza.
De hecho, se puede afirmar que el rostro de la ciudad es árabe pero con abalorios renacentistas y
barrocos perfectamente fusionados con el intrínseco y recóndito misterio de los orígenes de la ciudad vieja.
Finalmente será el siglo XVIII el que marque, en esta época más moderna, las pautas definitivas del
papel que Ronda tendrá en el contexto de Andalucía. Será cuando se construyan los monumentos más
significativos y emblemáticos de la aristocracia de entonces y de la Ronda actual: el Puente Nuevo y la
Plaza de Toros. Pero también se construyen edificios civiles como el palacio del Marqués de Salvatierra,
la Casa Consistorial o la Casa de Juan Bosco. A partir de ese momento, y durante todo el siglo XIX, se
forja la imagen romántica de la ciudad y de toda su Serranía, en la que el mundo del bandolerismo y el de
la tauromaquia causarán una
profunda impresión en muchos
insignes viajeros, como se
puede observar en las citas de
Rainer Marie Rilke, los dibujos
del escocés David Robert,
las citas de Ernest Hemingway
o las de Orson Welles. Y es
que el trazado urbano, con
calles estrechas, tortuosas,
irregulares, confusas... han
dado lugar a una ciudad, a veces
secreta, que hay que descubrir
y que causó auténtica
pasión en esos primeros ilustres
viajeros. La población se
divide, fundamentalmente, en
dos barrios: la ciudad, que es
la parte vieja y que está poco
extendida hacia el sur; y el
mercadillo, también antiguo pero prolongado por edificios modernos. La ciudad está levantada sobre una
meseta rocosa cortada a pico por El Tajo del río Guadalevín, con unos 160 metros de profundidad. Como
ciudad cosmopolita que es su economía local se basa en los servicios, sobre todo en todo aquello relacionado
con el turismo, siendo también importante las actividades artesanales. En otros barrios, como los de
San Fernando, La Dehesa o El Fuerte encontraremos una población que, básicamente, se compone de
gentes venidas de pueblos del entorno y que trabajan en Ronda. Curiosamente El Tajo no ha roto la continuidad
de la población ni ha alterado su estructura tradicional, pues el Guadalevín forma parte de la misma,
con sus tres puentes (dos de ellos árabes) para engarzar sus dos mitades. Así es como el desarrollo
urbano de Ronda ha sido un fenómeno gradual e ininterrumpido.
36
Por Diego Ceano
Haciendo puñetas
No hace tanto tiempo, ocurrió un hecho del que se habló con profusión. El parque de Málaga, se
había llenado, inexplicablemente de ratas, unos roedores de los que se decía, haciendo alarde de nuestra
exageración malagueña, eran como caballos. No, no eran como caballos pero sí muy grandes.
Aquella epidemia “rateril” traía en jaque a los funcionarios y demás curia de sabedores municipales.
Ellos y ellas no terminaban de explicarse lo que estaba sucediendo. Un buen día, un ciudadano con
más sentido común que estudios, les desveló el enigma de lo que estaba pasando. Una buena señora, cada
día por la mañana, llevaba unos cubos llenos de sobras de comida para los gatos que pululaban por el parque
y que cada día se daban cita en la espalda del antiguo edificio de correos, entonces cerrado y en vías
de ser reconvertido en rectorado. Allí éstos engullían agradecidos aquellos alimentos que la dadivosa señora
les proporcionaba a diario. Luego con la panza llena los gatos se tumbaban al sol de la mañana como
si de cualquier “guiri” se tratara, pero ya se sabe, porque bien claro lo deja el refranero: “Gato con barriga
llena no caza ratones”. Esa fue la razón que hizo que proliferaran las ratas y demás roedores hasta el punto
que solían cruzarse sin pudor alguno con los viandantes que paseaban por el parque.
No sé qué pasó con aquella “santa mujer”, pero después de averiguarse esto ya no fue más y el
consistorio tuvo que gastarse unos buenos dineros, es decir nosotros los contribuyentes, pagamos un plan
de choque de desratización que nos costó “un pico”. Todo este rollo viene a cuento ya que estas dadivosas
personas siguen alimentando a esas criaturitas de Dios y que dicen ¡miau!
Cada mañana cargadas de bolsas de comida, se dirigen, a eso de las siete y media de la mañana al
paseo marítimo de Antonio Banderas, en un lugar cercano al chiringuito Escribano. Allí se dan cita los
mininos con la baba caída buscando su rancho, como si aquello fuera un comedor gatuno de auxilio social.
Poco me he de equivocar, y sin dármelas de profeta puedo asegurar que dentro de poco veremos a
una legión de ratas haciendo de las suyas en
las playas de aquella zona, entre los chiringuitos,
en los parques infantiles y en las tupidas
jardineras de la zona y volveremos a ver al
consistorio, gastándose los “parneses” de todos,
en planes de choque de desratización.
Pero no es aquí, en el único lugar, donde los
felinos reciben ese maná, también hay una
señora que cada día les pone comida, sobre
platitos de papel, (es que aquellos gatos al ser
una zona de postín, son más remilgados) en la
zona que se conoce como calle de los Campos
Elíseos, por el Paseo de Reding y de igual
manera se viene haciendo lo propio en otros
puntos de la ciudad. Creo yo, dentro de mi
corto entender, que la concejalía de Medio
Ambiente debería tomar parte en el asunto y atajar, ahora que aún se puede poner remedio.
Hay una expresión que dice: “la caridad bien entendida, empieza por uno mismo”, ¿a ver si ahora
los gatos van a ser los únicos que no se van a ir a hacer puñetas con la crisis?
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Ingredientes:
La cocina tradicional malagueña
Croquetas de bacalao
Canal gastronómico de diario Sur
1 kg de bacalao; 1 kg de patatas; huevos; 4 tomates; perejil; canela en polvo; pan rallado; aceite de oliva;
sal
Ante este plato de doradas croquetas, nos hacemos las siguientes reflexiones: las croquetas son una
especie de albóndiga con forma de pelota de rugby y nombre francés; el bacalao es un pez que se ha
criado en lejanos mares; ¿qué es lo que hace que esta comida sea de nuestra tierra? Sin duda el aceite
de oliva, esencia extraída de la aceituna en las almazaras, fruto del olivo, pariente andaluz de aquellos
que vieron llorar a Jesús en el huerto, árbol domesticado a partir del borde acebuche y uno de los protagonistas
indiscutibles de la dieta mediterránea.
Su historia literaria comienza en la Biblia, cuando una paloma, con una rama de olivo en el pico,
anuncia a Noé que las aguas del diluvio han descendido. Griegos, romanos y árabes, sucesivamente, se
encargaron de extender el cultivo del olivo y el consumo del aceite hasta el final del mundo, que entonces
eran las columnas de Hércules. Como dice Paco Catalá, en la tríada aceite, trigo y vino, la raíz de la
alimentación, está el oscuro mundo que vincula al hombre con la divinidad. El aceite es un regalo de
los dioses.
Andalucía, con sus hileras interminables de olivos marteños, hojiblancos, manzanillos, romerillos,
lechines o verdiales, es patria indiscutible del aceite: Llevar aceite a Andalucía, necedad sería. Fueron
los godos los primeros en atentar contra su consumo en nuestra tierra difundiendo el uso de la grasa
animal; luego, los americanos nos endosaron sus excedentes de soja con la misma intención. Sólo unos
pocos incautos y tacaños han caído en la trampa de freír (¡y aliñar!) con aceites que no son de oliva.
Preparación:
1. Primero: Se desala el bacalao con varios remojos. Se mondan las patatas y se ponen a cocer en
agua, junto con el bacalao. Cuanto todo esté bien cocido, se escurre y se le quitan al bacalao la piel y
las espinas. Se machaca todo hasta formar una pasta homogénea, a la que se le agrega sal, perejil picado,
canela en polvo y un par de huevos.
2. Segundo: Con esta pasta, se hacen croquetas según la forma tradicional. Se pasan por pan rallado,
luego por huevo batido y de nuevo, por pan rallado.
3. Tercero: Se fríen en aceite de oliva hasta que tengan color dorado.
4. Cuarto: Su mejor acompañante es una salsa de tomate, previamente preparada.
Este Nº 34 de El Avisador Malagueño,
ha sido enviado a:
11.733 correos directos
y a (+-) 46.000 indirectos
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Por Esteban Alcántara
El coleccionable
Continuará…
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