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Revista Nueva Epoca No 2 - Universidad Autónoma del Estado de ...

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antece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> resistencia, como el realizado por Guillermina <strong>de</strong> Bohemia en el siglo XIV en Inglaterra<br />

en torno a la religión específicamente a la segunda venida <strong>de</strong> Jesús redimiendo a Eva 12<br />

.<br />

La religión ha explotado la <strong>de</strong>sobediencia como vicio, la <strong>de</strong>sobediencia como pecado y en contrapartida<br />

ha señalado a la obediencia como virtud, logrando con ello someter el pensamiento y la voluntad <strong>de</strong> los<br />

individuos a los preceptos que pregona, alentando el empobrecimiento <strong>de</strong> la capacidad reflexiva, el<br />

empobrecimiento <strong>de</strong> evaluar los objetos, los actos y las situaciones y obteniendo al mismo tiempo la<br />

sumisión (Fromm, 1990).<br />

Surge la pregunta y ¿cómo es que lo logra? La religión in<strong>de</strong>pendientemente <strong><strong>de</strong>l</strong> dogma que sustente, se<br />

auto-nombra como una institución poseedora <strong>de</strong> la omnisciencia y la omnipotencia, utilizando la<br />

violencia simbólica 13<br />

, imponiendo sus esquemas or<strong>de</strong>nadores a los individuos, apelando a la obediencia<br />

como expresión <strong>de</strong> quien es virtuoso, en caso contrario señalándolo como pecador. A<strong>de</strong>más,<br />

prometiendo a quien se subordina, una vida extra-terrenal exenta <strong>de</strong> sufrimientos y <strong>de</strong> faltas, plena <strong>de</strong><br />

satisfacción continua o en su <strong>de</strong>fecto exenta <strong><strong>de</strong>l</strong> tormento <strong>de</strong> los <strong>de</strong>seos, porque se está en paz. En caso<br />

<strong>de</strong> ser un individuo <strong>de</strong>sobediente será entonces un pecador que en lugar <strong>de</strong> lograr esa vida extra-terrenal<br />

paradisíaca, estará confinado en un lugar contrario, en el infierno, lugar en el que se sufren las bejaciones<br />

y las torturas más grotescas concebidas por el pensamiento <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre. Bajo esta amenaza se siembra<br />

subjetivamente el miedo y con él la religión obtiene la motivación suficiente <strong>de</strong> su seguidor o seguidores<br />

para ser obe<strong>de</strong>cida. De tal manera que el hombre termina <strong>de</strong>seando obe<strong>de</strong>cer y temiendo <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer.<br />

Dentro <strong>de</strong> este universo simbólico <strong>de</strong> la religión, con la mujer se aplica el mismo mecanismo, para ser<br />

reconocida como virtuosa, <strong>de</strong>berá ocupar su cuerpo para legar <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia genuina al varón que la<br />

<strong>de</strong>spose, la legitimidad <strong>de</strong> los hijos procreados estará basada en comportamientos sociales que la<br />

<strong>de</strong>saparecen o en el mejor <strong>de</strong> los casos la empequeñecen <strong>de</strong> los espacios públicos y la relegan al espacio<br />

doméstico. Lugar en el que <strong>de</strong>berá primero servir al varón por sobre el resto <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la<br />

familia (Hierro, 2003). Su cuerpo entonces es un cuerpo al servicio <strong>de</strong> otro y nunca <strong>de</strong>berá ser al servicio<br />

<strong>de</strong> sí misma, porque entonces sería una pecadora.<br />

De esta manera, la religión enmarca la actuación <strong>de</strong> la mujer en una dicotomía cuyos extremos son: la<br />

virtud y el pecado, la mujer casta y la mujer impura, la madre y la puta.<br />

Des<strong>de</strong> la ciencia, Ferreira (1995) alu<strong>de</strong> al cómo en la época <strong>de</strong> la ilustración y <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad,<br />

hombres <strong>de</strong> ciencia reconocidos, provenientes <strong>de</strong> diferentes ámbitos refuerzan la <strong>de</strong>sigualdad entre los<br />

géneros, por ejemplo, se registra el planteamiento <strong>de</strong> Paul Broca sobre las diferencias <strong>de</strong> peso cerebral,<br />

<strong>de</strong>clarando que el femenino por ser más liviano revelaba una menor inteligencia que el cerebro <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

varón. Des<strong>de</strong> la psicología social se presenta el llamado que hace Le Bon a finales <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XIX para<br />

rechazar la igualdad en la educación; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la medicina en esta misma época Sigmund Freud presenta la<br />

incompletud inmanente <strong>de</strong> la mujer con base a su supuesta naturaleza castrada.<br />

El psicoanálisis freudiano, psicoanálisis ortodoxo, consi<strong>de</strong>raba a la mujer como hombre castrado, con un<br />

super-ego débilmente <strong>de</strong>sarrollado, como un ser humano vano e inmerecedor <strong>de</strong> confianza (Fromm,<br />

2005). En este mismo sentido Hierro (2003) señala que las teorías freudianas más críticas actualmente<br />

son las que siguen i<strong>de</strong>ntificando al género femenino con lo masculino, acaso sugiriendo que lo femenino<br />

vive en un estadio <strong>de</strong> retardo con respecto a su <strong>de</strong>sarrollo erótico. Originalmente Freud (1938, citado<br />

por Hierro, 2003) indicaba que la mujer lograba su madurez sexual por el orgasmo vaginal, mismo que<br />

12 Amorós, C. 2001:45. Datos en extenso a propósito <strong>de</strong> lo que se menciona se encuentran en su obra.<br />

13 Esa violencia <strong>de</strong>finida por Bourdieu (2000) como violencia amortiguada, insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se<br />

ejerce por vías simbólicas <strong>de</strong> la comunicación y <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>sconocimiento, <strong><strong>de</strong>l</strong> reconocimiento o, en último término <strong><strong>de</strong>l</strong> sentimiento.

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