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Colaboración - El avisador malagueño

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REDACCIÓN<br />

Director<br />

Diego Ceano González<br />

Subdirector<br />

José Antonio Barberá<br />

Consejo de redacción<br />

José Antonio Barberá<br />

Juan G. Arrabal Granados<br />

Redactores<br />

Diego Ceano González<br />

José Antonio Barberá<br />

Juan G. Arrabal Granados<br />

José Manuel Frías<br />

Juan José Palop<br />

Francisco Collado<br />

Vicente Manchado<br />

Manuel Martínez Molina<br />

Mª José Villaverde<br />

Alfonso Villegas Lermo<br />

Jesús Hurtado Navarrete<br />

Juan Hernández Pérez<br />

Antonio Lara Villodres<br />

Luis Azuaga<br />

Esteban Alcántara Alcaide<br />

Mercedes Ramos<br />

Fotógrafos<br />

Manuel D. Aranda Salmerón<br />

Lola A. Carretero Vaquer<br />

Corrector<br />

Alfonso C. García Molina<br />

Dto. de informática<br />

Carlos Fernández Montañés<br />

José Carlos Jiménez Estrada<br />

D.P. MA-1771-05<br />

el<strong>avisador</strong>@acmal.org<br />

www.acmal.org<br />

Índice<br />

Editorial .......................................................... 3<br />

Historias malagueñas...................................... 4<br />

Desde la osera................................................. 7<br />

Enigmas ........................................................ 12<br />

De chupitira .................................................. 13<br />

Torre del Atabal............................................ 14<br />

<strong>El</strong> otro Jabegote ............................................ 15<br />

Hacia las pasas por el unicornio ................... 21<br />

La jabalina .................................................... 24<br />

Poderosas...................................................... 27<br />

Nuestras fiestas............................................. 29<br />

<strong>Colaboración</strong>................................................. 32<br />

<strong>El</strong> ajilibujili................................................... 33<br />

La Virgen de los Dolores de la Lanzada ...... 34<br />

Mis recuerdos de vigilia y procesión............ 38<br />

Cocina tradicional de Semana Santa ............ 40<br />

Una imagen para recordar ............................ 40<br />

<strong>Colaboración</strong>................................................. 41<br />

<strong>El</strong> menú de la última Cena............................ 42<br />

Este número extraordinario de <strong>El</strong> Avisador<br />

Malagueño, ha sido enviado a:<br />

Portada: Santísimo Cristo de la Sangre<br />

Fotografía de: Diego Ceano<br />

TELÉFONO DE CONTACTO PARA CUALQUIER CONSULTA<br />

617.23.84.70<br />

MUY IMPORTANTE<br />

Según la Ley 34/2002 de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio<br />

<strong>El</strong>ectrónico (LSSI-CE), y de la Ley Orgánica 15/1999 del 12/12/1999 de Protección<br />

de Datos Española, le informamos que tiene derecho a que se proceda a la cancelación<br />

de sus datos. Si desea no recibir la revista, sólo tiene que enviarnos un correo<br />

manifestando su deseo y de inmediato se borrarán de nuestra base de datos.<br />

11.720 correos directos<br />

y a (+-) 48.000 indirectos<br />

Revista histórico cultural malagueña “<strong>El</strong> Avisador Malagueño”<br />

Si desea tener todas las revistas publicadas hasta el momento, puede bajársela desde<br />

la web:<br />

www.acmal.org<br />

2


Editorial<br />

Hemos querido poner en nuestra primera portada, el Cristo de una de las cofradías más antiguas de<br />

Málaga. No en balde la Pontificia, Real, Muy Ilustre y Venerable Archicofradía del Santísimo Cristo de la<br />

Sangre y María Santísima de Consolación y Lágrimas y del Santo Sudario, ha cumplido su quinto centenario,<br />

¡ahí es nada!<br />

Es por esa razón que nos ha parecido oportuno ilustrar nuestra primera portada con una imagen<br />

que corresponde a una de las archicofradías con más solera de nuestra ciudad.<br />

Llevados del éxito obtenido por la revista histórico cultural “<strong>El</strong> Avisador Malagueño”, la redacción<br />

de este medio se ha propuesto la realización de un número especial de Semana Santa, que nos acerque<br />

más y nos haga vivir con pasión, la mejor Semana Santa del mundo, la Semana Santa de Málaga.<br />

Sabemos que nuestra Semana de Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, se convierte en un<br />

momento al año que nos sobrecoge, a los <strong>malagueño</strong>s, por la magnificencia y su grandeza. Somos muchos<br />

los que vivimos con intensidad ese acto de catequesis callejera que cada año nos hace reflexionar sobre<br />

cómo somos, y cómo deberíamos ser para con los demás, ese ejemplo hecho trono, del que lo dio todo por<br />

nosotros.<br />

Como cada año nos dejaremos imbuir por esos aromas a cera derretida, a incienso, nos estremeceremos<br />

al oír el toque de una campana de trono y posiblemente se nos salten las lágrimas, cuando oigamos<br />

desde debajo de uno de nuestros monumentales tronos, esa voz emociona que grita a todos “arriba, al cielo”.<br />

Momentos que no son para describirlos en ninguna revista y sí para vivirlos y sentirlos a pie de<br />

calle, de acera en acera y apretujaditos entre esa multitud de personas que sienten sus tradiciones y el<br />

amor a sus advocaciones y que al paso de sus titulares, entre el tintineo de las campanillas, el dulce crujir<br />

de las barras de palio y el suave danzar de las bambalinas, muchos son los que aciertan a oír a esa voz<br />

divina que les bendice y le dice que siempre estará con todos ellos.<br />

Existen muchas y muy buenas revistas malagueñas que tratan este tema cada año, revistas como<br />

Ruta Cofrade, La Saeta, Grial, Guión y un largo etcétera de ellas, pero atendiendo a que son muchos los<br />

<strong>malagueño</strong>s y no nacidos en Málaga que quieren estar más cerca de nuestra manera de vivir la Semana<br />

Santa, nosotros llevados por esa facilidad que nos da la tecnología, hemos querido acercarles, esta tradicional<br />

manera de sentir del pueblo cristiano en nuestra ciudad.<br />

Ahora queremos llevar a todos nuestros lectores un poco de la Semana Santa y siguiendo nuestra<br />

filosofía de “enseñar entreteniendo”, nos ponemos mano a la obra, mostrando esas historias de nuestra<br />

Semana Santa, es ese nuestro modo de hacer y contar las cosas, es decir, con un lenguaje sencillo y asequible<br />

que intentamos llegue a todos.<br />

Desde <strong>El</strong> Avisador Malagueño y ahora también <strong>El</strong> Avisador Cofrade, queremos dar las gracias a<br />

nuestros amigos y amigas repartidos por todo el mundo.<br />

3


Historias malagueñas<br />

Por Diego Ceano González<br />

LA LEYENDA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA SANGRE<br />

Una de las leyendas más antiguas y bonitas que se conocen, es la que hace<br />

referencia al Santísimo Cristo de la Sangre, es decir al Cristo que da nombre a la<br />

Pontificia, Real, Muy Ilustre y Venerable Archicofradía del Santísimo Cristo de la<br />

Sangre y María Santísima de Consolación y Lágrimas y del Santo Sudario.<br />

La leyenda comienza un lejano día, de un mes y un año que se nos pierde<br />

en los anales de la memoria, un día, allá por el siglo XV, el cielo de Málaga amanecía gris, el aire se tornaba<br />

bronco y golpeaba con violencia los rostros de las gentes malagueñas, el mar se azotaba como un látigo de<br />

mil lenguas escupiendo encajes de espuma blanca.<br />

Aquel tiempo desapacible hizo que muchas madres, padres, hijos y hermanos, se echaran a la playa,<br />

para ver si oteaban en el incierto horizonte, aquellas frágiles embarcaciones de sus queridos allegados.<br />

Sabían que algunas de ellas habían zozobrado y con toda seguridad algunos marineros habrían muerto<br />

en la mar.<br />

La playa era un hervidero de gentes preocupadas, ansiosas por ver alguna embarcación que les fuera<br />

familiar.<br />

Como suele pasar en nuestra bahía, aquella inesperada tempestad, cogió a muchos hombres faenando<br />

en alta mar, hombres rudos y valientes que no tenían nada que hacer ante los continuos envites de las olas.<br />

Cuadro monumental del genial pintor <strong>malagueño</strong>, Rando Soto.<br />

4


Poco a poco, muchos de los marineros fueron dejando sus tareas, llegando a las playas, donde estaban<br />

a salvo. Llegaban exhaustos, casi sin vida, siendo acogidos con todo cariño y ansia por los suyos.<br />

Cuando a la playa dejaron de llegar más supervivientes, desde la orilla, unos pescadores del barrio del<br />

Perchel, que no habían salido a navegar, dieron la voz de alarma. <strong>El</strong>los creyeron ver, en medio de aquel agitado<br />

mar algo que flotaba, pensaron que se trataba de un náufrago cogido a un madero. Los pescadores, aun a<br />

riesgo de sus vidas se arrojaron a aquel embravecido mar para rescatar al infortunado náufrago. Se debatieron<br />

valiente y solidariamente contra las olas y contra el enorme peligro que esta acción suponía. A la par que<br />

nadaban, rezaban y se encomendaban a Cristo.<br />

Tras aquel terrible esfuerzo, lograron llegar al<br />

que ellos creían que era un náufrago pero lo que encontraron<br />

fue la imagen de un Cristo crucificado, que flotaba<br />

libremente sobre las olas.<br />

Dice la leyenda que como pudieron, aquellos<br />

hombres, sacaron a Cristo crucificado a la orilla y en el<br />

momento que Cristo pisó la arena, las aguas tempestuosas<br />

se volvieron mansas, el aire azotador se volvió<br />

leve caricia, las nubes se desvanecieron y el día encendió<br />

todas sus luminarias haciendo de aquel día un día<br />

radiante y glorioso para los cristianos.<br />

Pese a que se temía que se hubiera podido<br />

haber lamentado alguna tragedia, todos los marineros<br />

arribaron a puerto sanos y salvo. Nadie tenía duda que<br />

Jesús, ese Jesús crucificado, había llegado a sus playas<br />

para salvarles y protegerles.<br />

Cristo permanecía en la playa y las gentes a su<br />

alrededor le rezaban con los labios y con la fuerza de<br />

sus almas. Cada vez fue llegando más y más gentes<br />

que habían escuchado el milagro y todos se sorprendían<br />

ante la belleza de este Cristo dolorido y clavado en<br />

la Cruz, un Cristo que representaba todos los tormentos<br />

que hubo de padecer, por la salvación de los hombres.<br />

Poco tiempo después se dispuso trasladar al<br />

Cristo, a aquel Cristo ensangrentado a un lugar venerable para su culto. En procesión las gentes de Málaga se<br />

echaron a la calle, con gran devoción, para acompañarle a su nueva casa, al Convento Real Militar y Celeste<br />

Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, es decir a la iglesia de la Merced, esa iglesia que había en la plaza<br />

de la Merced antes de ser devorada por las llamas, que la destruyeron.<br />

Allí permaneció durante más de cuatro siglos siendo venerado por muchas generaciones de <strong>malagueño</strong>s.<br />

En los trágicos y execrables sucesos de mayo de 1931 se perdieron, pasto de las llamas las imágenes<br />

del Cristo y la de la Virgen, imágenes que ya por entonces eran veneradas por la Pontificia, Real, Muy Ilustre<br />

y Venerable Archicofradía del Santísimo Cristo de la Sangre y María Santísima de Consolación y Lágrimas y<br />

del Santo Sudario.<br />

Aquellos sucesos, sumieron en el dolor a los cofrades de esta Archicofradía, dado que se perdió lo<br />

que ellos más querían, pero alguna alegría volvió a los corazones de estos hermanos, cuando se enteraron que<br />

la cabeza de la Virgen de Consolación y Lágrimas, “La Consuelo”, como cariñosamente la llaman algunos<br />

de sus hijos cofrades, se pudo salvar milagrosamente ya que algún cristiano compadecido, viendo cuál sería<br />

su fin, la escondió en un bidón de gasolina, pudiendo ser rescatada poco tiempo después.<br />

EL DONATIVO<br />

La directiva de la Archicofradía de la Sangre tenía la costumbre de reunirse para almorzar en un bar<br />

cercano todos los Miércoles Santos, es decir el mismo día de la procesión.<br />

5


En una de estas ocasiones y mientras comían en el restaurante de La Alegría, comentaban las mil<br />

cosas y asuntos que genera una cofradía. Pero de entre todos los proyectos que estaba comentando había<br />

uno que les tenía sobreexcitados a los cofrades y al cura párroco, el cual también compartía mesa y mantel<br />

con aquellos hombres. <strong>El</strong> proyecto en cuestión era el de construir una casa de acogida para ancianos.<br />

Esto no tiene nada de particular, dado que las cofradías no sólo tienen como objetivo el desfilar en<br />

procesión cada Semana Santa, sino que además tienen el deber cristiano de hacer obras de caridad.<br />

En medio de la conversación se comentó que aún hacía falta<br />

mucho más dinero para realizar el tan ansiado proyecto y el reverendo<br />

don Isidro Rubiales, cura párroco, que lo era de San Felipe<br />

Neri, y en la actualidad de la iglesia de San Juan, y entonces director<br />

espiritual de la archicofradía, al que desde niño le tuve un gran<br />

cariño, les dio un sobre con el dinero que había recaudado de entre<br />

las gentes humildes del barrio.<br />

Un matrimonio de Ceuta, que se encontraba con sus hijos en<br />

una mesa contigua y que habían venido a Málaga a ver las procesiones,<br />

escucharon lo que hablaban los cofrades y el párroco y<br />

quedaron muy emocionados al ver con qué cariño hacían los proyectos<br />

estos hombres, pensando en los ancianos necesitados.<br />

En un momento esta pareja y su hijo pequeño comentaron<br />

algo entre ellos, después el niño menor del matrimonio se acercó a<br />

los comensales, miembros de aquella archicofradía y les entregó<br />

un sobre, diciéndole: “Dice mi padre que esto es para que lo empleen<br />

en la casa de los ancianos”. <strong>El</strong> hermano mayor de la cofradía<br />

que por aquel entonces era don Antonio Maldonado, se levantó<br />

y viendo el abultado sobre que el infante les entregada, lo abrió, pudiendo comprobar, ante su asombro y<br />

el de los demás, que aquel sobre contenía un buen fajo de billetes. <strong>El</strong> hermano mayor, sorprendido y casi<br />

sin entender se dirigió al matrimonio junto al párroco y los directivos, dudando si aceptar o no, tal cantidad<br />

de dinero.<br />

<strong>El</strong> esposo les comentó que ese dinero lo tenían para pasar las vacaciones de Semana Santa, pero que<br />

con gusto lo donaban para aquella bella causa, que a todas luces era más importante que sus efímeras vacaciones.<br />

Todos quedaron perplejos y sorprendidos, no sabían qué hacer, no sabían cómo darles las gracias.<br />

Don Isidro les pidió que les dijeran cuales eran sus nombres y su dirección y ellos se negaron; sólo<br />

aceptaron darle la dirección bajo secreto de confesión a don Isidro para que éste les pudiera mandar unas<br />

estampas del Santísimo Cristo de la Sangre y de María Santísima de Consolación y Lágrimas, igualmente<br />

le entregaron un sobre a uno de los hermanos de la archicofradía, Pepe Peña, con sus datos y el ruego de<br />

que no lo abriera si no era estrictamente necesario. En la actualidad, Pepe Peña, aún guarda con sumo<br />

cariño ese sobre cerrado.<br />

* Fotografías archivo Diego Ceano y Archicofradía de la Sangre.<br />

6


Desde la osera<br />

Por José Antonio Barberá<br />

EL CRISTO DE LA BUENA MUERTE<br />

Cristo de la Buena Muerte bendito,<br />

dulzura de la Soledad,<br />

ruega por este nazareno negro,<br />

que postrado ante vosotros está.<br />

Antonio Jesús González Ramírez<br />

Papá, papá ¿puedo tocar esas estatuas? Preguntaba el niño ingenuamente a su padre mientras se<br />

acercaba a una de las cuatro figuras que, delante de él, se mantenían firmes como si fuesen los cuatro cirios<br />

que en sus laterales le ofrecían la<br />

mortecina luz a ellos y a la hermosa<br />

talla del Cristo clavado sobre una cruz.<br />

Aquellos soldados, guardadores de su<br />

venerado Señor, a los que el pequeño<br />

consideraba estatuas, permanecían impávidos<br />

con la mirada perdida hacia la<br />

oscuridad del techo del templo de Santo<br />

Domingo donde se encontraban, sin<br />

mover un solo músculo de su cuerpo, ni<br />

tan siquiera pestañear.<br />

<strong>El</strong> pequeño casi no se equivocaba<br />

en su apreciación, el conjunto de los<br />

inmóviles legionarios y el Cristo expirado<br />

sobre el madero, parecía la composición completa de un gran imaginero; tan sólo se apreciaba que<br />

los soldados del bravo y sacrificado cuerpo de la Legión eran humanos por el húmedo brillo de sus caras,<br />

al estar impregnadas de leves gotas de sudor que, lentamente desde la frente iban recorriendo sus facciones.<br />

Por lo demás, inalterables, hieráticos, daban compañía y guarda a la talla de su Divino Protector,<br />

el Cristo de la Buena Muerte; representación<br />

de la inigualable criatura que<br />

había nacido hacía más de 1950 años<br />

antes y que con sus hechos y palabras<br />

había creado un nuevo pensamiento de<br />

creencias y esperanzas, que por su anual<br />

remembranza, allí estaba continuamente<br />

enclavado, en magnífica realización de<br />

Palma, con significativo y continuado<br />

sufrimiento por haber sido diferente.<br />

¡Viva el Cristo de Mena! Gritaba<br />

la multitud, y cierto es que ver lo que se<br />

estaba viviendo era para gritar y emocionarse,<br />

lo que esas aclamativas voces<br />

quizás no supiesen es que vitoreaban a<br />

una inexistente talla desaparecida años<br />

atrás por la barbarie y la incultura de<br />

7


unas manos antorchadas que convirtieron en pasado y leyenda la excepcional belleza de aquel santo trozo<br />

de madera que, una vez salidas de manos de su creador, Pedro de Mena, tallista grande entre los grandes<br />

con la gubia en las manos, llegó a representar el amor que un adorador pueblo siente por su Dios.<br />

Era realmente increíble, había que vivirlo para comprenderlo y, entre el inmenso gentío que se<br />

aglomeraba en la malagueña Alameda y sobre todo en aquella esquina donde el Cristo era reverentemente<br />

mecido en honor a la representación de su Madre en la imagen de María de la Esperanza que, sobre pesado<br />

trono correspondía al filial saludo, a costa del gran esfuerzo que la mecida representaba para los portadores,<br />

ya que tiempo después se aligerarían los tronos, pero no era el caso aún.<br />

Uno frente a otro, ambos tronos en emotivo y filial encuentro, con el emocionante sonido de los<br />

himnos acalladores del ensordecedor murmullo de la gente, así como el azahar de la noche malagueña en<br />

común unión con la cera derretida y el humo del incienso, ofrecían un halo de irrealidad al esperado y<br />

mecido encuentro, dándote cuenta de que lo Divino era terrenal al tener una muy querida mano junto a la<br />

tuya a la que poder transmitir la emoción del<br />

momento, que llegaría a ser inolvidable, ¿qué<br />

más daba que fuese de Mena o de Palma?, en<br />

esos momentos eran los sentimientos los que<br />

embargaban a los asistentes, y se unía un no<br />

equivocado pensamiento de pesar de “pobrecito<br />

mío, lo que debió sufrir”.<br />

<strong>El</strong> tiempo de aquel pequeño pasó, dejando<br />

una impronta imborrable en sus recuerdos,<br />

igual que en los del joven, que nunca olvidaría<br />

el contacto de aquella mano mientras<br />

emocionado, veía pasar al Cristo que vio yacer<br />

un día en su templo, junto a los legionarios<br />

guardadores y garantizadores del rememorado<br />

sueño de su muerte.<br />

De la zona de recuerdos desaparecería,<br />

quizás por poco importante el año, que rondaría<br />

los de 1980, pero no lo visto ni vivido cuando<br />

aquel fuerte e imprevisto aguacero provocó el<br />

rápido e inmediato regreso al templo de las imágenes.<br />

Los caballeros portadores del Cristo de la Buena Muerte, volaban más que corrían, abrazados a la<br />

desentronizada figura de regreso a su templo, mientras con sus cuerpos y legionarias y verdes guerreras<br />

trataban de protegerla del agua.<br />

Lo magnífico fue, poder contemplar de cerca que el Cristo se mojaba más por las lágrimas de sus<br />

portadores, que por las vertidas aguas del cielo.<br />

Recuerdos que en nada se unen a las añoranzas, lo primero puede hacer volver a vivir determinadas<br />

circunstancias de la vida a quienes así lo deseen, lo segundo, son vanas quimeras del pasado que a<br />

nada conducen.<br />

Así, dejemos aquel presente en su pasado y vivamos el hoy, que si bien lo hacemos, nos conducirá<br />

a un más plácido mañana; por eso y como consecuencia de mis pocos conocimientos que no van más allá<br />

de lo leído sobre las cofradías y hermandades malagueñas y de sus procesionados Santos Titulares, creí<br />

llegado el momento de poner hoy al ayer, especialmente sobre el Cristo de la Buena Muerte.<br />

Al pedir opinión sobre esta cofradía a mi buen y desde jóvenes amigos, José Antonio de las Peñas<br />

Jáuregui, tuve el convencimiento de que en ocasiones conocemos muy “desconocidamente” a los amigos,<br />

ya que resultó pertenecer a protocolo de esa misma cofradía que yo deseaba actualizar en conocimientos;<br />

pero no quedó todo en esta sorpresa, la siguiente fue igualmente grata al indicarme el nombre del casi<br />

recién elegido hermano Mayor: Antonio Jesús González Ramírez, cofrade prácticamente antes de nacer,<br />

por mí conocido, desde que su padre lo llevara en brazos, vestido con su pequeña túnica de nazareno, saliendo<br />

por el portal de nuestra casa en la calle de Los Mártires. Es verdad, el mundo es un pañuelo y Málaga<br />

una de sus maravillas.<br />

8


Deseaba comenzar con el tiempo presente, no obstante, la necesidad obliga a retroceder otra vez<br />

unos años para recordar al niño que más tarde vería ir cogido de la mano de su padre, adquiriendo el conocimiento<br />

y el amor que tanto llenaban al mayor por su cofradía del<br />

Cristo de la Buena Muerte, ¿ilusiones para el futuro? Todas, ya se encargaría<br />

su compañero y padre, Antonio, de que así fuese. Muchas ilusiones<br />

aún por cumplir y otras ya realizadas, entre ellas una de las más importantes<br />

de su vida había llegado a buen puerto, como le ocurrió a aquel barco<br />

español que en 1756, hace doscientos cincuenta y tres años, se hundía en<br />

las embravecidas aguas de la costa malagueña cercanas a la Misericordia<br />

o Huelin, pudiendo guiarse y salvarse gracias a haber podido visualizar la<br />

espadaña del templo de Santo Domingo y aquella desconocida luz, que les<br />

hizo poderse conducir hasta tierra firme.<br />

Y es que los ojos de una mujer pueden ofrecer infinita luz, sobre<br />

todo si pertenecen a quien dicen que es la poseedora de tan milagrosa mirada<br />

¿verdad, Virgen de la Soledad?<br />

Antonio Jesús ha cumplido el sueño que a su padre le hubiese gustado<br />

ver realizado, de no haber tenido que dejar tan tempranamente la<br />

vida física: la de ser Hermano Mayor de la cofradía a la que ambos habían<br />

dedicado tanta vida, ilusión y amor.<br />

En mesa recordatoria a Arturo y sus caballeros, en amplia y amena<br />

charla en la sede de la cofradía, comenzaron mis conocimientos sobre la<br />

misma; a nivel básico, sí, pero suficientes para mí y para quienes al igual que yo, poco hayan ido y venido<br />

por ese mundo de cofrades.<br />

Por mis contertulios supe que la cofradía actual era el resultado de la fusión en 1915, de dos cofradías,<br />

la congregación de la Virgen de la Soledad, que data del siglo XVI, según nos cuentan en su libro<br />

sobre cofradías malagueñas el padre Llordén, o.s.a y Sebastián Souvirón, donde indican que existen vestigios<br />

de ser ésta en sus comienzos una cofradía en torno a una dolorosa, la Virgen de la Soledad, perteneciente<br />

a la alta burguesía malagueña, realizada para procesionar a su Virgen el Viernes Santo, siendo por<br />

entonces la cofradía oficial<br />

de la ciudad, donde<br />

ejercía representación el<br />

alcalde y autoridades.<br />

Pasada la desamortización<br />

de Mendizábal<br />

y convertido el<br />

convento fundado por la<br />

orden de los dominicos<br />

en 1494 en parroquia a<br />

cargo de un cura puesto<br />

por el obispo de la diócesis,<br />

se descubre por parte<br />

del jesuita padre Moda,<br />

en la sala de profundis,<br />

lugar donde oraban los<br />

frailes y tras el altar ma-<br />

Don Antonio Jesús González Ramírez<br />

yor, la abandonada y colgada imagen de un magnífico Cristo, que se le atribuyó a Pedro de Mena, quien,<br />

según nuevamente el padre Llordén, la realizaría por encargo de fray Alonso de Santo Tomás.<br />

<strong>El</strong> fervor popular hizo que en el año 1862 se formase en torno a la talla del Crucificado una nueva<br />

cofradía, a la que llamaron del Cristo de la Buena Muerte. Sus fundadores percheleros, gente de la época,<br />

brava, pendenciera y guapa, que no la harían gozar de larga vida, llegando a desaparecer sin dejar vestigios<br />

escritos de haber tenido alguna salida procesional.<br />

9


En los comienzos del pasado siglo, concretamente en 1914, los cofrades de la Virgen de la Soledad<br />

y la Hermandad del Cristo de Mena, inician contactos para lograr la fusión de ambas en una sola<br />

agrupación, y tras haber celebrado el 16 de junio de 1915 cabildos generales por separado, en la rebotica<br />

de Esteban Pérez-Bryan Souvirón, abuelo de la actual directora del Museo de Costumbres y Artes Populares<br />

de Málaga, llegan al acuerdo de crear una nueva congregación con el Cristo de la Buena Muerte y la<br />

Virgen de la Soledad, constituyéndose el 22 de agosto de ese mismo año en Santo Domingo la Real y<br />

Pontificia Congregación de Cultos y Procesión del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. de la<br />

Soledad, siendo elegido por aclamación primer Hermano Mayor, Ricardo Gross Orueta.<br />

De la importancia y el auge de la cofradía, especial<br />

significado tuvo el desfile de abril de 1925, ya<br />

que especialmente invitados por quien fue su segundo<br />

Hermano Mayor tras la fusión, Félix Sáenz Calvo,<br />

vinieron a la ciudad el Presidente del Consejo de Ministros,<br />

por entonces general Primo de Rivera, el general<br />

Sanjurjo y el coronel Francisco Franco, quienes<br />

tras almorzar con el gobernador civil, general Enrique<br />

Cano y el alcalde Dr. Gálvez Ginachero, por la tarde<br />

noche presiden la procesión de Mena en unión del<br />

obispo Manuel González y del presidente de la Agrupación<br />

de Cofradías Antonio Baena Gómez.<br />

La visita habría de ser decisiva para que la legión<br />

nombrase al Cristo como su Santo Protector, a<br />

quien hizo su primera guardia en 1927 y desfiló con<br />

el ya proclamado como su Protector por primera vez<br />

en 1930. <strong>El</strong> vibrante himno de la legión, que siempre<br />

aglutina a media Málaga para escucharlo en desfiles y<br />

procesión, tiene su gran e inigualable momento,<br />

cuando a las puertas del templo, en emotivo homenaje,<br />

los banderines de la legión en reverente rindan, se<br />

inclinan ante el siempre yacente y aún por desenclavar<br />

Cristo de la Buena Muerte, himno que naciera<br />

como alegre cuplé para alegrar y animar a la tropa en<br />

Melilla, acogido más tarde como canción legionaria<br />

tras haberlo escuchado y aprobado Millán Astray, y<br />

reconvertido más tarde a paso lento para la cofradía<br />

de Mena, al igual que ocurriría con la salve marinera,<br />

que se modificó al mismo paso, para su desfile procesional.<br />

La legión se crea en 1920, sobre 1924-25 se entabla amistad y en 1928 existen vestigios de la primera<br />

guardia al Cristo. Y hoy día, es casi impensable la salida de su templo del Cristo de Palma, sin la<br />

guardia, protección y desfile del cuerpo legionario, que tan unido está a su historia desde que casi fuese<br />

fundado.<br />

A raíz del salvamento de la nave española anteriormente citada en 1756, los reconocidos marinos<br />

por las circunstancias en que ocurrió, pidieron a Roma que permitiese la agradecida rememoración en<br />

santa misa cada Sábado Santo, único día del año en que no se puede consagrar; concediendo el papa Benedicto<br />

XIV que se pudiese llevar a cabo el ritual de la llamada misa de Privilegio, única en toda la cristiandad<br />

que se podía celebrar en ese día; privilegio que se mantuvo hasta entrado los años cincuenta del<br />

pasado siglo, en que dejó de celebrarse por motivos del Concilio Vaticano II. Actualmente la misa se ha<br />

sustituido por otra de acción de gracias, por la buena culminación de los actos procesionales de la semana<br />

santa, en el domingo de resurrección; siendo a mediados de los años 80 cuando se vuelve a retomar la<br />

posibilidad de hacer una celebración en Sábado Santo, consistente en acto litúrgico con la presencia del<br />

obispo, donde un almirante de la armada española, desplazado desde Rota, se postra ante la imagen de la<br />

10


Virgen y efectúa ofrenda recordatoria del milagroso hecho, pidiendo intercesión por todos los marinos<br />

españoles.<br />

Al ser un acto programado en sábado, la Virgen peticionada ya ha sido anteriormente amorosamente<br />

acompañada en la noche del Jueves Santo por la marina española, en su recorrido procesional por<br />

las calles malagueñas, tras el cuerpo del Hijo, ya abandonado de vida, entre música y emotivo canto del<br />

“Salve Reina de los Mares”.<br />

Cierto es que nuestra conversación duró<br />

bastante más que lo que este escrito refleja, ya<br />

que incluso bajamos al columbario, donde permanecen<br />

los restos de quienes fueron hermanos o<br />

queridos familiares y amigos que descansan bajo<br />

el mismo techo y amparo de las veneradas imágenes<br />

de la sufriente Madre y del Hijo compartidor<br />

con ellos del eterno sueño.<br />

He podido comprobar que de esta cofradía<br />

se ha escrito mucho, puede que casi todo esté<br />

dicho, aunque siempre quede algo por descubrir y<br />

poder transmitir; no obstante lo cierto es que nada<br />

nuevo pretendíamos hallar sobre ella, el deseo era<br />

tan sólo ampliar los escasos conocimientos y a<br />

ser posible por quienes los pudieran impartir con<br />

sapiencia, como así ha ocurrido; lo que para mí<br />

ha sido un agradable beneficio y, debo suponer<br />

que para, como decía al principio, aquellos que al<br />

igual que yo, tan sólo conozcan la Semana Santa<br />

por la representación que de ella se hace en las<br />

calles malagueñas.<br />

Así, una vez finalizado este escrito, debo<br />

reconocer que los sentimientos que aquel pequeño<br />

le transmitió al joven para que, si fuese posible<br />

los ampliase y guardase hasta su madurez, han sido convenientemente cumplidos.<br />

*Fotos: Archivos de la Congregación de Mena y de José Antonio Barberá.<br />

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Por José Manuel Frías<br />

Enigmas<br />

PRODIGIO EN SEMANA SANTA (EL BORGE)<br />

<strong>El</strong> Borge. Capital de la Pasa. La llegada al pueblo, la hacemos tras<br />

admirar un paisaje de viñedos, con vistosas cantidades de jaras, retamas y encinares.<br />

<strong>El</strong> origen de su nombre procede del árabe “Al-Borg” y significa “La Torre<br />

o el Baluarte”, y que data de los tiempos en que existía en la villa un grupo<br />

de resistencia morisca, que hacía frente a las fuerzas cristianas.<br />

<strong>El</strong> asentamiento actual probablemente se remonte a un grupo de pastores que traían a pasear sus<br />

rebaños a la zona y que paulatinamente se fueron asentando y creando sus hogares.<br />

Poco más de mil habitantes disfrutan de una localidad de la que se tiene escasa información histórica,<br />

y cuyo aspecto es el típico de la comarca; casas<br />

encaladas de una o dos plantas, como apretadas entre sí<br />

y luciendo geranios y gitanillas en los balcones, costumbre<br />

rústica y popular.<br />

De herencia musulmana, la antigua mezquita<br />

fue transformada en el año 1505 en la parroquia de<br />

Nuestra Señora del Rosario, de estructura góticorenacentista,<br />

bajo las órdenes de los Reyes Católicos.<br />

Su virtuosidad se intensifica dada su ubicación en una<br />

plaza mirador, erigiéndose altiva sobre el pueblo de <strong>El</strong><br />

Borge.<br />

Semana Santa del año 1853. <strong>El</strong> Cristo y la<br />

Virgen María salían de la iglesia por puertas diferentes,<br />

y mientras, una pequeña muchedumbre esperaba impaciente<br />

en el exterior, para ver a sus santas advocaciones.<br />

La ancestral costumbre era que ambas imágenes<br />

se cruzaran en la plaza del pueblo para que Jesús de<br />

Nazaret diera la simbólica bendición a su Santa Madre.<br />

Esa tarde, un señor poco religioso, vecino del<br />

pueblo, que se encontraba caminando por las calles de<br />

la ciudad, miró de reojo a la imagen, mientras este<br />

Cristo bendecía a la Virgen con su brazo elevado.<br />

En voz alta para que todos lo oyeran, dijo:<br />

“¡Quién tuviera un hacha para cortar esa mano!”<br />

Los que lo rodeaban lo miraron entre asombrados<br />

y molestos, pero pronto olvidaron la falta de respeto de su vecino.<br />

Quiso la casualidad que su mujer, embarazada de tres o cuatro meses, diera a luz, al final de la<br />

gestación, un niño manco. Curiosamente le faltaba al recién nacido la misma extremidad, la derecha, a la<br />

que hizo alusión su padre, con relación al Cristo de <strong>El</strong> Borge.<br />

Aquel hecho, que en otra circunstancia, no habría pasado de ser considerado como una desgracia<br />

natural, debido a aquella irreverencia de aquel padre, ahora corrió de boca en boca de las gentes de aquel<br />

pueblo, cómo un hecho sobrenatural y un castigo divino por el mal proceder de aquel padre.<br />

Son varias las personas, sobre todo ancianos, que aun recuerdan de sus padres y abuelos la historia<br />

que les contaron y que ha formado a ser parte de la tradición oral del pueblo, por lo que son muchos los<br />

que confirman la real existencia de aquel inocente niño manco.<br />

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Por Juan José Palop<br />

De chupitira<br />

PALMA BURGOS REALIZÓ EN EL TALLER FAMILIAR<br />

DE EL EJIDO SU CRISTO DE LA BUENA MUERTE,<br />

PATRONO DE LA LEGIÓN<br />

Como dice en su libro “Historias del Barrio de Chupa y Tira (Barrio<br />

de la Victoria)” el que esto escribe, en la historia contemporánea de <strong>El</strong> Ejido, tras la pasada guerra civil,<br />

hay que registrar la que resulta poco conocida andadura victoriana de una familia que tanto prestigio y<br />

fama ha dado al quehacer escultórico barroco y semanasantero de Málaga, como es la saga de los Palma,<br />

padre e hijos. Paco Palma García, fundador de la saga, el que logró rescatar la pierna derecha del Cristo<br />

de la Buena Muerte de Mena durante la quema de iglesias de la capital en mayo de 1931, tenía su vivienda<br />

y taller-estudio en la calle Cobertizo del Conde. <strong>El</strong> estudio se le quedó pequeño y Palma García compró<br />

un terreno en el Ejido, en la calle Puerto Parejo, con objeto de ubicar allí, compartiéndolo con el de<br />

Cobertizo del Conde, un nuevo estudio,<br />

para lo que ya había realizado<br />

incluso los planos. Pero Palma García<br />

murió de un infarto en 1938.<br />

En esta tesitura, los hijos del<br />

ya afamado escultor e imaginero, como<br />

nos ha dicho uno de ellos, José<br />

María Palma Burgos, que vive en Córdoba<br />

y que es autor, entre otras obras<br />

de arte, de la estatua en bronce de<br />

cuerpo entero del cardenal Herrera<br />

Oria existente desde 1970 junto a la<br />

Catedral de Málaga, levantaron casa y<br />

taller en el número 18 de la larga calle<br />

Puerto Parejo (aquel sector, de los tres<br />

de Puerto Parejo, se llama hoy calle<br />

Julio Mathias), comandados por Paco, el mayor, y siguiendo meticulosamente los planos heredados del<br />

padre realizaron la obra. Y fue allí, en el nuevo taller de los Palma, donde el hijo mayor, Francisco Palma<br />

Burgos, realizó el Cristo de la Buena Muerte, patrono de la Legión, que le había sido encargado a su padre.<br />

<strong>El</strong> modelado lo hizo Palma Burgos en el taller de Cobertizo del Conde, pero la imagen y su trono<br />

entero los materializó en el taller de Puerto Parejo; para el Cristo le sirvió de modelo un gitano <strong>malagueño</strong><br />

conocido por “el Sopas”. Así, el nuevo Cristo de Mena, Patrono de la Legión, hizo su primer desfile procesional<br />

por las calles de Málaga en el año 1942.<br />

En este punto cabe añadir que Francisco Palma Burgos guarda estrecha relación con varias cofradías<br />

malagueñas: es autor de los Cristos de la Humillación, Sangre, Buena Muerte, Milagros, Santo Suplicio<br />

y del grupo escultórico de La Piedad, así como de los tronos del Cristo de los Gitanos, de Mena y<br />

del Nazareno del Paso. Los Palma vendieron su casa-taller de <strong>El</strong> Ejido en el año 1947, que fue luego<br />

guardería infantil y después taller de carpintería. Finalmente la edificación fue demolida en los años 80<br />

del siglo pasado, cuando se urbanizó toda la calle Puerto Parejo y se cumplimentó el PERI de <strong>El</strong> Ejido<br />

con el complejo urbanístico de San Telmo y la Plaza Lex Flavia Malacitana.<br />

No resta sino dejar constancia del añadido anecdótico referido al que esto escribe por el victoriano<br />

Salvador Barrionuevo Moncayo, ya fallecido, que cuando niño acudía con frecuencia con otros chavales<br />

al taller de los Palma en <strong>El</strong> Ejido para barrerlo; Francisco Palma Burgos los recompensaba con unos céntimos<br />

de peseta, con los que los chavales se iban al vecino cine Excelsior de calle Cristo de la Epidemia.<br />

A Salvador Barrionuevo, en más de una ocasión, Palma Burgos llegó a gratificarlo hasta con una peseta.<br />

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TORRE DEL ATABAL<br />

Por Fran Collado<br />

LA SEMANA SANTA DE MÁLAGA FRENTE<br />

AL RITO SEVILLANO<br />

La tradición cofrade malagueña expresa una sensibilidad única y exquisita<br />

de sentir la celebración de la muerte y resurrección de Cristo. La ciudad malacitana frente a otras capitales<br />

andaluzas y en especial en comparación con Sevilla, manifiesta una forma especial de comprender<br />

este rito religioso. Las coordenadas históricas de la Reconquista de Málaga y el regreso del cristianismo<br />

representan las condiciones necesarias para poder entender las diferencias que aún sorprenden a <strong>malagueño</strong>s<br />

y sevillanos cuando miran a un lado y otro<br />

de su Semana Santa.<br />

Como <strong>malagueño</strong>s y malagueñas, debemos<br />

remitirnos al año 1487 cuando los Reyes<br />

Católicos abren las puertas de Málaga y la ciudad<br />

se suma al concierto cofrade de las tierras<br />

andaluzas ya en poder cristiano. La conquista<br />

produjo por aquellos entonces una gran devoción<br />

y fervor del espíritu religioso. Rápidamente,<br />

Málaga se convirtió en una urbe de conventos<br />

y monasterios de distintas órdenes que acudían<br />

para instalar su presencia en las calles. La<br />

disposición del puerto marítimo permitió que<br />

los <strong>malagueño</strong>s se pusieran en contacto con otras ciudades del Mediterráneo donde se reafirmará la fe y el<br />

espíritu religioso frente a musulmanes, bizantinos ortodoxos y el turco. En este contexto de recuperación<br />

cristiana y reafirmación de la fe, nacen las cofradías y hermandades de Pasión. Estas agrupaciones fueron<br />

auspiciadas por las órdenes religiosas, los nobles, los gremios y los fieles en un intento por exaltar el espíritu<br />

religioso. <strong>El</strong> fervor por capitán y el mar por devoción son las insignias del buque de la Semana Santa<br />

malagueña. En cambio, Sevilla representa una tradición más seria y estricta por la cercanía con el foco<br />

castellano. <strong>El</strong> origen de la tradición hispalense se remonta a los siglos XVI y XVI, cuando los gremios y<br />

las órdenes monásticos propagaron la celebración de la Semana Santa en un intento de recoger la sensibilidad<br />

popular hacia las imágenes que le lleva a recibir el calificativo de ciudad “mariana”. En concreto, es<br />

necesario señalar la tristeza y solemnidad de esta Semana Santa que se ofrece como antesala a la Feria de<br />

Abril donde la ciudad se llena de alegría y color.<br />

Una de las grandes diferencias entre ambas ciudades reside en los portadores del trono, denominación<br />

diabólica ésta que dirá algún castizo. Para los <strong>malagueño</strong>s, hombres de trono, para los sevillanos,<br />

costaleros. La ciudad de Málaga ha generado fuertes y robustos hombres que instalándose en el exterior<br />

del trono lo mueven mediante las barras situadas bajo el trono de la imagen, al son de la campana y el<br />

repique de los tambores. Por su parte, la ciudad sevillana ostenta sus discretos costaleros, hombres que<br />

escondidos bajos los faldones y en un inmenso silencio que interrumpidos por sus profundos respiros y el<br />

arrastre de sus pies mueven los pasos de su Semana Santa.<br />

Mientras los <strong>malagueño</strong>s hablamos de “tronos”, los sevillanos se deciden por los “pasos”. Para la<br />

ciudad malacitana la elegancia de sus imágenes y para la hispalense la solemnidad y el ritualismo de sus<br />

cofradías. En estas diferencias, observamos formas distintas de comprender la Pasión de Jesucristo y de<br />

cómo aunque la religión católica sea la misma profesada en una y otra ciudad, se puede exhibir una sensibilidad<br />

propia y genuina de los <strong>malagueño</strong>s que durante siglos, al igual que los demás, han elaborado una<br />

Semana Santa única e inigualable por su elegancia y exquisitez, tanto que cuenta con la agrupación de<br />

cofradías más antigua de España e inaugurada en 1921. Para que la tradición perdure de un siglo a otro<br />

con el mismo sabor de siempre.<br />

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<strong>El</strong> otro Jabegote<br />

Por Juan G. Arrabal Granados<br />

LA PROCESIÓN<br />

He sido reacio hasta hace un momento como aquel que dice, no sólo a<br />

participar en este número extraordinario sino también a que se publicara. Indudablemente,<br />

cada uno está en su derecho de pensar o manifestar su sentir de la<br />

forma que crea oportuno, pero lo que no quería, es que esta revista, fuera una<br />

más de las muchas que aparecen en el panorama cofrade o semanasantero que son dos cuestiones bien<br />

distintas. Materia hay para dar y tomar, pero indudablemente hay que tratarla en cofrade, con mayúsculas,<br />

que son los que menos proliferan desgraciadamente. Siempre he soñado una publicación que “eduque”,<br />

que nos enseñe a valorar esta tradición de siglos y a contemplarla debidamente. Muchas veces, cuando se<br />

ha dicho vamos a ver un cuadro, nos hemos quedado sólo en el marco, no nos hemos recreado en la pintura<br />

porque el marco era más llamativo, más espectacular, sin saber, la razón y motivos que han llevado a<br />

esa situación. No sé lo que harán mis compañeros de páginas, yo quiero que tú, amable lector y yo, nos<br />

demos un paseo, desde detrás del público, para no molestar, y veamos una procesión cualquiera completa.<br />

En primer lugar hay que dejar<br />

muy claro que, la procesión, es<br />

un acto de culto público, un acto<br />

penitencial. Procesión es ir uno de<br />

detrás de otro, de un templo a otro<br />

templo, o como en la mayoría de los<br />

casos de nuestra ciudad, retornar al<br />

de partida sin visitar ningún otro en<br />

el transcurso de la estación penitencial<br />

como también se denomina. Las<br />

cofradías que visitan la catedral son<br />

actualmente muchas, siendo la primera<br />

en hacerlo la de Viñeros que<br />

rendía y rinde visita al Altar Monumento<br />

en la noche del Jueves Santo,<br />

desde su reorganización (1947).<br />

Contemplar una de estas estaciones<br />

en el interior de las naves catedralicias<br />

es una experiencia entrañablemente sobrecogedora.<br />

Ya se escuchan los tambores y una cruz escoltada de faroles señala en el horizonte urbano la presencia<br />

de una hermandad. Es la cruz guía, símbolo máximo de penitencia que se usa o debe usar exclusivamente<br />

en la sagrada procesión; detrás, toda una comitiva de nazarenos precedida de una banda de cornetas<br />

que al igual que en los entierros, preceden al difunto con sus cánticos y llantos estridentes de plañideras.<br />

Sones agudos que también proclaman al rítmico son de ronco tambor que a semejanza del latido de<br />

nuestro corazón penitente, va marcando el paso cansino de una fervorosa penitencia y la llegada inminente<br />

del Reo. Capirotes como lanzas apuntando al cielo <strong>malagueño</strong> y prenda que sume en la humildad a<br />

quien la porta mientras abraza su cintura con esparto o cíngulo penitencial. <strong>El</strong> antifaz te cubre la cara dejándote<br />

abandonado en el más absoluto anonimato, olvidándote por unas horas de quién eres, a quién sirves<br />

y dedicarte a consolar a Cristo, el más grande Señor, y a su Santa Madre. Bajo un capirote no hay<br />

rangos, ni dones, ni excelencias; se carece de cualquier título salvo el de pecador; sólo el hombre o la mujer,<br />

el penitente y su fe.<br />

La chiquillería inquieta, los pequeños cofrades, bullen alrededor de un mayordomo y van abriendo<br />

paso a un guión (vulgarmente conocido como bacalao, por su forma). Esa bandera plegada es la síntesis<br />

de la historia de la cofradía, su blasón. Ahí van sus armas, las de penitencia, la gremial si lo fue en algún<br />

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tiempo, todos sus títulos y el lema por excelencia. Particularmente me quedo con dos de una misma hermandad,<br />

la de Viñeros, y no es por que sea una a las que me honro pertenecer, sino porque son lemas que<br />

llegan al alma. Circundando el escudo se puede leer: “VINVM LÆTIFICA COR HOMINIS”, el vino<br />

alegra el corazón de los hombres. Y esos niños que han pasado, o esos hombres arracimados bajo el trono,<br />

hacen bueno esa otra frase que iba grabada en las hachetas ya desaparecidas: EGO SVM VITIS ET VOS<br />

PALMITES. Yo soy la vid y vosotros los sarmientos, ¡qué grandeza!<br />

Mayoritariamente, nuestras hermandades, lucen<br />

una gran variedad de insignias, todas con su significación<br />

teológica…Los estandartes con la efigie de<br />

la imagen; los vía-crucis; las mazas como símbolo<br />

corporativo escoltando generalmente al guión, y las<br />

trompetas, en número de cuatro, a semejanza de<br />

aquellas que aparecieron en el cielo cuando Dios entregó<br />

el Arca de la Alianza que queda representada<br />

en el trono. Los quita sangre en las hermandades de<br />

silencio (Viernes Santo), una especie de estandarte<br />

que se va arrastrando entre los penitentes. <strong>El</strong> pertiguero,<br />

a modo de maestro de ceremonias, marcando<br />

el inicio de la marcha de las dalmáticas que portan<br />

ciriales inmediatamente delante de cada trono. <strong>El</strong><br />

libro de reglas o estatutos escoltados por nazarenos<br />

con bastones; la bandera sacramental en la que figura<br />

una custodia o el Divino Cordero, escoltada con luz<br />

de cera, y otras insignias ya muy peculiares de cada<br />

cual, aunque las descritas sean las principales y más<br />

comunes, situadas generalmente con arreglo a un<br />

protocolo establecido que también suele ser muy común,<br />

salvo alguna excepción que viene a confirmar<br />

la regla. Báculos en algunas hermandades, o el símbolo<br />

de Roma por excelencia, el símbolo del senado<br />

romano: SPQR, Senatus Populusque Romanus con su traducción simpática por infantil de, San Pedro<br />

quiere rosquillas.<br />

Todos son penitentes pero sólo hay un grupo que ostenta lo que para mí tienen un bendito nombre,<br />

y son los que nutren esas dos interminables filas con largos velones apoyados en su costado; algunos rosario<br />

en mano, otros, descalzos, van haciendo una calle de luz al Galileo o María Santísima. Cirios que<br />

lloran con y por nosotros y simbólicamente cubren la calle con las lágrimas de nuestro arrepentimiento.<br />

Velas de negro humo que como bien dice el P. Cué, … “por cada gota que muera/ pisada en la procesión/<br />

dame una blanca de cera/ para el cirio en primavera/ de nuestra transfiguració”n. Alfombra de luz<br />

y pureza para el hijo de Dios y que en la madrugada del Jueves, se derramará sobre lecho de romero verde.<br />

¡Ay romero verde, verde que te quiero verde de Esperanza!<br />

Una niebla en ocasiones espesa avanza detrás de los nazarenos. Los acólitos y monaguillos a porfía<br />

balancean rítmicamente los incensarios proporcionando un halo de misterio que envuelve el trance del<br />

momento al tiempo que se impregna la atmósfera de esa mezcla de incienso y vainilla que empalaga los<br />

sentidos. Porque si a una buena comida le va un buen vino, a esta liturgia, sí, he dicho liturgia, hay que<br />

ponerle su luz, su música, su olor y hasta si me apuran, su arquitectura. Málaga es un templo inmenso,<br />

cada iglesia una capilla y cada trono un retablo donde se pasea la mayor catequesis plástica que se conoce.<br />

La ciudad ya le ha prestado al ambiente los sonidos y olores propios de la primavera que nos llega a<br />

pasos forzados y hasta la luna va alcanzando su plenitud a medida que se acercan los días del Triduo Sacro.<br />

Una campana ha sonado y el trono es depositado en el suelo ante nuestros atónitos y brillosos ojos.<br />

De los varales hacia abajo, los hombres de trono, correonistas como es su verdadero nombre, o mejor,<br />

como a mí me gusta llamarlos: sacerdotes de faraona.<br />

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¿Sacerdote?... sí. Observa que, a cada tramo, emulan el gesto de la consagración elevando a Cristo,<br />

unas veces en un trance de misterio, Azotado, otras con la Cruz a cuestas, y otras, Crucificado. <strong>El</strong>evado<br />

con tres golpes de campana porque Málaga es marinera y así se gobiernan los barcos, esos barcos de<br />

luz que bajan la Alameda balanceados por la marea como si quisieran tirarse al mar y descubrirle al mundo<br />

como pensamos, como sentimos y como rezamos. Y es que en nuestra tierra, y en estos días, Dios está<br />

al cabo de la calle.<br />

La brisa mediterránea nos envuelve con sus olores de yodo, sal y evocaciones del Belemnita traídas<br />

desde la otra orilla, desde la más cercana a aquella otra de Tiberíades, donde pescadores fueron sus discípulos<br />

y aquí, de nuestros pescadores imitaremos el paso solemne, cadente y preciso, como si se tratase de<br />

arrancarle un copo abundante a las entrañas de nuestras playas; recio en la sujeción al suelo al que nuestros<br />

pies, se aferrarán en un postrer intento de aliviar al que portando la cruz, la abraza con amor frenético<br />

fijando su mirada al suelo. Yo que he tenido el privilegio de ser mayordomo de mi Cristo y de mi Virgen<br />

en distintas ocasiones, puedo decir con toda seguridad, que hay expresiones que hablan, los Cristos más<br />

que las Vírgenes; ellas son más recatadas en la pena, son más conformistas y sólo aplican un dulce gesto a<br />

las maniobras que efectuamos, que siempre, siempre, van revestidas de todo nuestro amor y delicadeza;<br />

una tierna sonrisa le podemos vislumbrar entre las lágrimas. Pero Cristo, cuando das un golpe seco de<br />

campana para que los hombres compongan su figura bajo los varales, estiren los cuerpos y salgan bailando<br />

al mejor de los “nacios” al son de una sentida marcha, miras hacia arriba, y dejándote venir el trono le<br />

preguntas, ¿Maestro te llevo bien? ¿Jesús mío, te alivia este paso?, y Él, que se ha estirado y ha compuesto<br />

también el tipo, si me permitís la expresión, aliviando su carga momentáneamente, se agarra aún más<br />

fuerte a la cruz y grita, ¡tira “palante” hijo mío, que vamos a poner de pie a Carretería! ¡Qué vuelta hemos<br />

hecho de entrada a la Alameda!; ¡qué paseo por calle<br />

Larios!, y en la Puerta de las Cadenas exclama: ¡párame<br />

ahí un momento!, que si en la catedral huele a<br />

incienso, para la gloria quiero llevar en mi pecho, el<br />

aroma de azahar de estos naranjos cachorreños.<br />

Cegado por la emoción y los ojos inundados de<br />

lágrimas agradecidas metes la cabeza entre los varales<br />

y hablas con tus hombres: ¡Ole mi gente buena,<br />

ahora nos vamos a dejar los riñones, que ya estamos<br />

llegando! ¡venga ahí; andando, con la música, a dormirnos<br />

en los varales hasta el año que viene! ¡Taaan!,<br />

otro golpe de campana, otra mecida suave, ¡que no se<br />

le mueva la túnica! Y la marcha crece y proclama la<br />

grandeza del Nazareno y el público enfervorizado,<br />

aplaude, grita, reza mientras Jesús avanza majestuoso,<br />

sereno, derramando, pese al dolor, la más dulce y<br />

generosa de las bendiciones, mientras una oración<br />

hecha saeta rasga el aire. Y te sientes un Simón de<br />

Cirene proclamando como en el soneto: “¡Yo le llevé<br />

la cruz hasta el Calvario!”(1)<br />

Una banda de música acompaña al inmenso<br />

trono mientras interpreta una solemne marcha fúnebre.<br />

Orfebres de las corcheas y semicorcheas, músicos<br />

de toda la geografía española especialmente andaluces<br />

y levantinos, hasta el mismo Chopín, han tejido los pentagramas con lo mejor de su saber y sus<br />

sentimientos legando magníficas obras no sólo dedicadas a los Cristos y Vírgenes, sino también para ser<br />

utilizadas para regalo de los hombres de trono, para que les ayuden en el paso adecuado de cada momento<br />

y para mecer suavemente a las distintas imágenes. La música para los Cristos será más recia, más honda,<br />

en definitiva, más sobrecogedora.<br />

Otro bloque de nazarenos prosigue inmediatamente después de las promesas, personas que sin vestir<br />

hábito nazareno, es devota de la imagen y la acompaña, generalmente cumpliendo una promesa por<br />

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algún favor pedido. Las Vírgenes llevan menos promesas que los Cristos aunque la mayoría se sirvió de<br />

ellas para interceder ante el Padre y ante el Hijo. Otra nube de incienso precede en esta ocasión al ascua<br />

de luz que se acerca y que aunque no lo viéramos, podríamos fácilmente identificarlo gracias al repique<br />

de las campanillas de las bambalinas de su palio de amor y el chocar característico de los borlones contra<br />

la barras de palio. Y es que un trono de Virgen cruje de una forma especial mientras los hijos que lleva<br />

bajo sus plantas, se esfuerzan en darle una delicada mecida a esa Mujer Dolorosa, Auxiliadora, María de<br />

la O, Amparo, Concepción, Salud, Esperanza, Gran Perdón,<br />

Gran Poder, Soledad Traspasada, Gracia, Gracia y<br />

Esperanza, Rosario, Trinidad, Amor, Estrella, Amargura,<br />

Angustias todas presididas por la advocación gloriosa de<br />

nuestra patrona Santa María de la Victoria. ¡Salve, Madre!<br />

Pero la teología popular no ha terminado aquí. <strong>El</strong><br />

sentido teológico del pueblo llega hasta casi lo inaudito.<br />

<strong>El</strong> Cristo, siempre va delante, la Virgen detrás. <strong>El</strong> hombre<br />

tiene que sufrir el dolor en su soledad pero además,<br />

así lo quiso Él y así lo dispuso el Padre. Irá acompañado<br />

de luz distribuida en hachones, faroles, o arbotantes que<br />

se retuercen en el aire buscando la efigie del Redentor<br />

para poder abrazarlo. La luz es tenue, la justa porque el<br />

sufrimiento no necesita de alardes. A los pies, un monte<br />

de claveles rojos, que aunque son flor, evocan la sangre<br />

derramada, o lirios moraos, o trepadora buganvilla de<br />

espinas y un cardo silvestre junto a la base de la cruz. La<br />

Virgen tiene otro tratamiento. A la Virgen hay que venerarla<br />

porque es madre y porque es mujer, hay que consolarla.<br />

A <strong>El</strong>la, plata en las jarras, en los arbotantes, en las<br />

barras de palio que es la mayor expresión de amor de sus<br />

hijos. Flores, muchas flores; las más delicadas, las más aromáticas, por eso, porque es mujer y porque es<br />

madre y a <strong>El</strong>la, hay que quererla. Y cuajarla de joyas, coronarla de reina y depositar sobre sus hombros un<br />

largo manto bordado de abrazos, de besos y de lágrimas de hijo fiel. Delante, una enorme candelería para<br />

que la luz le impida ver al Hijo que va sufriendo delante. La música será más alegre dentro de lo que puede<br />

permitir una marcha procesional, tenue como el olvido y abandonarnos en <strong>El</strong>la acurrucándola con los<br />

vaivenes de nuestras mecidas al trono.<br />

Toda esta transformación llega de forma muy especial hasta nuestras mujeres. Para el Jueves y<br />

Viernes Santo, han cambiado sus galas de fiesta y se han ido apagando sus vivos colores. Y sin dejar de<br />

ser la flor más vistosa de nuestros jardines, guardan, como si no guardaran sus encantos, detrás de esas<br />

artísticas rejas de fino encaje, dejando a nuestra imaginación el modelado de sus perfiles.<br />

Nuestras mujeres asumen como suyo este luto, pero no como un luto cualquiera. Nuestras mujeres<br />

hacen también de él una gala ya que, no en vano, hacen común el dolor de la maternidad con María. Por<br />

eso la mantilla ahora, es negra, y por el entramado que se desliza desde vuestra peina, dejáis ver vuestros<br />

sutiles encantos. Ayer en la fiesta fue verja que guardó idilio. Hoy con Cristo muerto, debe ser una especie<br />

de velo que cubra el sagrario de vuestra maternidad, donde reserváis celosamente vuestros más hermosos<br />

atributos. Todo tiene que ser recogimiento y compostura. Esta prenda en estos días no puede ser<br />

objeto de frivolidades porque…<br />

Es la insignia del pueblo la negra mantilla,<br />

que rima con la peina de antigua usanza,<br />

y quien alza a los aires esa bandera<br />

conquista corazones en vez de palmas. (2)<br />

La procesión sigue su discurrir y nosotros nos tomaremos un pequeño descanso antes de salirle a<br />

otra al encuentro en el que se repetirán muchas cosas pero los sentimientos, los amores y las penitencias<br />

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serán distintos. A cada situación le hemos buscado un lugar en esta Málaga jerosomilitana. La entrada en<br />

Jerusalén será por calle Parras. <strong>El</strong> Huerto de Getsemaní<br />

lo podemos ver en los aledaños de <strong>El</strong> Ejido, en calle del<br />

Agua y hasta hace poco en la Plaza de los Mártires.<br />

Anás estará en la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás;<br />

caerá en calle de la Amargura y en el Carmen. Pilato lo<br />

presentará al pueblo delante del Real Santuario y Basílica<br />

Menor de la Victoria. Coronado de Espinas junto al<br />

teatro romano. Yacente en el mismo Monte Calvario.<br />

Cenará en Puerta Nueva, la Sentencia será pronunciada<br />

en calle los Frailes. La Columna a modo de yunque gitano,<br />

junto a la Cruz Verde, ¿dónde mejor? Varón de<br />

Dolores y Fresca Vid en Carretería. Agonía en Pozos<br />

Dulces; Novio de la Muerte en Santo Domingo. Expirará<br />

junto a Correos. Cautivo en la Trinidad. Exaltado en<br />

la Cruz por calle San Juan. Sagrado Descendimiento de<br />

la Cruz en la Malagueta; lo Trasladarán al Sepulcro de<br />

los Mártires otra vez por la Trinidad y Madre Piedad<br />

con su hijo de nuevo en sus brazos por el Molinillo. La<br />

calle se va despejando hasta el paso de otra hermandad;<br />

ahí quedan los bares a tope, los carrillos con las golosinas<br />

y los puestos ambulantes de limones cascarúos mientras la música y el incienso se van difuminando<br />

en el aire entretanto en las fachadas se han ido grabando las escenas veladas más importantes de la Redención.<br />

Ahí queda Cristo Muerto y sobre Él, el único testigo real en el tiempo, la Luna de Parasceve, la<br />

Luna Grande de Nisán.<br />

Cada año igual y distinto, cada año un sentimiento renovado porque el cofrade de ley, cuando aún<br />

no ha llegado al final de la Estación de Penitencia, mirando al cielo exclama: ¡Y el año que viene verás!<br />

(1) José L. Hurtado de Mendoza y Bourman.<br />

(2) Salvador Rueda.<br />

Fotos: Archivo del autor.<br />

19


HERMANDADES QUE HACEN ESTACIÓN DE PENITENCIA<br />

EN EL INTERIOR DE LA<br />

SANTA IGLESIA CATEDRAL BASILICA<br />

DIA COFRADÍA HORARIO TRONOS<br />

JESÚS DE LA SOLEDAD 17,00 2<br />

DOMINGO DE<br />

RAMOS<br />

LUNES<br />

SANTO<br />

MARTES<br />

SANTO<br />

MIERCOLES<br />

SANTO<br />

JUEVES<br />

SANTO<br />

VIERNES<br />

SANTO<br />

HUMILDAD (ECCE HOMO) 19,00 2<br />

SALUTACIÓN 21,00 1<br />

SALUD 22,05 2<br />

PASIÓN 17,45 2<br />

CRUCIFIXIÓN 21,00 2<br />

DOLORES DEL PUENTE 22,40 2<br />

PENAS 21,30 2<br />

PENAS (SALESIANOS) 21,00 1<br />

SANTA CRUZ 19,50 1<br />

VIÑEROS 21,40 2<br />

DOLORES DE SAN JUAN 21,00 2<br />

DESCENDIMIENTO 21,50 2<br />

MONTE CALVARIO 22,50 2<br />

LA ENTRADA Y SALIDA DE LAS HERMANDADES SE REALIZA POR LA PUERTA DEL PATIO DE LOS NARANJOS.<br />

LA ENTRADA Y SALIDA DE PÚBLICO EN HORARIO DE LA ESTACIÓN PENITENCIAL DE COFRADÍAS SE REALI-<br />

ZA POR LA PUERTA DEL POSTIGO DE LOS ABADES O POR LA PRINCIPAL (PLAZA DEL OBISPO).<br />

HAY QUE TENER EN CUENTA QUE LAS COFRADÍAS ESTÁN REALIZANDO UN CULTO POR LO QUE SE DEBE<br />

GUARDAR SILENCIO Y DEAMBULAR LO MENOS POSIBLE POR EL INTERIOR DE LA CATEDRAL. NO SE TRATA<br />

DE UNA VISITA TURÍSTICA. SI NO DESEA PARTICIPAR EN EL CULTO, POR FAVOR NO ALTERE EL RECOGI-<br />

MIENTO DE LOS DEMÁS.<br />

LOS HORARIOS INDICADOS SON LOS OFICIALES DE LA AGRUPACIÓN DE COFRADÍAS DE SEMANA SANTA.<br />

20


Hacia las pasas por el unicornio<br />

Por Manuel Martínez Molina<br />

“SAN JUAN BAUTISTA DEGOLLADO”<br />

FUE UNA COFRADÍA MALAGUEÑA (1593-1833)<br />

<strong>El</strong> advenimiento de la Segunda República, destacaban en España dos tendencias radicales y opuestas:<br />

<strong>El</strong> republicanismo y el antirrepublicanísmo, que llevadas a sus últimas consecuencias, dieron un resultado<br />

nefasto y poco edificante.<br />

Cuando el presidente del consejo de ministros, emanado de las urnas, aprovecha una de sus primeras<br />

intervenciones parlamentarias, proclamando: “España ha dejado de ser católica”, está ignorando la<br />

realidad, decepcionando a algunos de sus votantes, y a sectores de población como el clero, y buena parte<br />

del ejército. Al ignorar la realidad del país, el propio presidente y su gobierno consiguen hacer del parlamento<br />

una jaula de grillos, porque las urnas, que han dado<br />

un resultado bastante equilibrado, desautorizan estas palabras.<br />

<strong>El</strong> gobierno impone fórmulas laicas, que no todos<br />

aceptan, y lanza la idea de una Iglesia inútil, con un clero<br />

ocioso, confiscando y anulando bienes y servicios.<br />

Grupos incontrolados se envalentonan, quemando y<br />

saqueando un patrimonio valioso e histórico que atesoran<br />

iglesias, conventos y cofradías, respetando al parecer los<br />

museos de titularidad pública.<br />

Mientras ocurren estos hechos en toda España, Málaga<br />

no es la excepción, y en mayo de 1931, se produce la<br />

destrucción casi total de la imaginería cofrade.<br />

Algunos presos piensan en la capilla de la cárcel,<br />

como objetivo de una posible acción destructora, pero hay<br />

otro grupo que se organiza para evitarlo; y es este segundo grupo el que consigue sacar al exterior la pieza<br />

más querida y venerada: La cabeza de San Juan Bautista degollado, obra de origen y escultor desconocidos,<br />

policromada y de gran valor histórico, porque fue durante mucho tiempo, titular de una importante<br />

cofradía malagueña, “La Cofradía de San Juan Bautista Degollado”, disuelta un siglo antes.<br />

Pasa esta talla a manos de alguna familia o particular, que la oculta en su domicilio, y que no considerándola<br />

muy segura en su propia casa, la entrega al Museo Provincial en el año 1933.<br />

Debido a la avalancha de donaciones que se están recibiendo, de particulares temerosos, que desean<br />

salvar obras importantes de posibles actos de vandalismo, es embalada y almacenada hasta el olvido<br />

de casi todos, como lo prueba la extraña reacción de cofrades y no cofrades, que opinan y suponen sin<br />

mucha convicción ante el descubrimiento de este antiguo símbolo.<br />

Cuenta el canónigo Medina Conde que en el año 1593, un jesuita llamado Cristóbal Méndez Cabrera,<br />

dirigió una misión en Málaga, y en uno se sus sermones arengó a los fieles, en la idea de socorrer a<br />

los presos de la cárcel provincial. La idea no cayó en saco roto, y con este motivo se reunieron algunas<br />

personas “principales”, que ahondando en ella, fundaron una cofradía de socorro, bajo la advocación de<br />

San Juan Bautista. En este mismo año de 1593 se presentan los estatutos al obispo de Málaga, García de<br />

Haro, que los aprueba el día uno de junio, conmovido por los fines caritativos y altruistas de la cofradía:<br />

llevar comida a los presos, y pedir limosnas, con la intención de socorrerlos.<br />

Queda constituida la cofradía de “San Juan Bautista Degollado”, que con la experiencia que va<br />

acumulando, amplía actividades; como conseguir una mayor humanización de la estancia de los presos en<br />

cárceles, y atenciones médicas.<br />

21


Consiguieron estos cofrades, llamar la atención de monarcas, nobles y otros estamentos sociales y<br />

políticos, que reconocieron su utilidad, con ayudas y aportaciones económicas, así como exonerando algunos<br />

impuestos a los cofrades, con el fin de que lograsen una mayor eficacia en los socorros.<br />

En el año 1738, estos hermanos hacen un total de<br />

cuarenta y dos, pero la cofradía es rica, a causa de numerosos<br />

legados y donaciones. Mantienen su actividad sin<br />

interrupción, y es en la segunda mitad del siglo XVIII,<br />

cuando Carlos III les concede la titulación de “Real”.<br />

Fueron sedes temporales de la “Real Cofradía de<br />

San Juan Bautista Degollado”, las iglesias de los Santos<br />

Mártires, Sagrado Corazón, y San Juan, donde celebraban<br />

actos religiosos, elecciones y obras de caridad.<br />

Durante los años de existencia de esta cofradía,<br />

aparecieron otras, con fines muy parecidos, más abiertas<br />

que ésta a la participación de gente “no principal” que<br />

unida a algunos hechos como los que siguen, precipitan<br />

su final. En 1832 es condenado a muerte un intelectual<br />

granadino, que ejerce como catedrático en Málaga, es<br />

José María Márquez, al que se considera sospechoso de<br />

conspiración; en su defensa, la cofradía pide conmutación<br />

de la pena, a fin de confirmar, investigar y aclarar el<br />

asunto. Fracasa en su intento, dejando en los hermanos<br />

cofrades un poso de desaliento, que no pueden superar, y<br />

el reo es ahorcado ante la multitud en uno de los lugares<br />

más céntricos de la ciudad: Puerta del Mar.<br />

Otro acontecimiento especialmente desagradable, y ocurrido poco tiempo antes que el anterior, es<br />

también explicativo y aclara más aun el porqué del final próximo; como las personas llamadas a extender<br />

títulos de hermanos cofrades son cargos públicos, se da la circunstancia de que el general Vicente González<br />

Moreno, gobernador de Málaga en 1831, es emisor de las órdenes de captura y fusilamiento de Torrijos,<br />

traicionando una antigua confianza mutua, sin la cual no hubiese sido posible el lamentable hecho; es<br />

también emisor de un título de hermano a favor de Francisco Estrada, médico que también fue fusilado<br />

por sospechas exclusivamente, sin que sus compañeros de cofradía<br />

pudiesen evitarlo. Los escasos, aunque importantes, hermanos van<br />

pidiendo entrada en otras cofradías, según sus afinidades. Son triunfadores<br />

de fama, protagonistas influyentes en los negocios, admirados y<br />

envidiados ricos, que no soportan el fracaso en sus actividades de<br />

hermandad caritativa. Son la crema de la más encumbrada sociedad<br />

malagueña, como muestra la siguiente relación: Manuel Agustín<br />

Heredia, Martín Larios, Ángel, Scholtz, Rein, Crooke, Rubio, Didier y<br />

hasta José de Salamanca, padre del político y banquero del mismo<br />

nombre. En 1833 ya no queda en la cofradía ninguna de estas personas,<br />

siendo la fecha probable de su disolución. Es verosímil el hecho<br />

de relacionar la reciente aparición del degollado con “<strong>El</strong> Rico”, porque<br />

patrimonio y cofrades eran ricos, y es más que seguro el trasvase<br />

de personas y legados. Volvemos ahora a los tiempos de su existencia,<br />

igualmente turbulentos. La invasión francesa ha mantenido unidos a<br />

todos los españoles en la idea del patriotismo, que se estima liberadora,<br />

Fernando VII entra en España aclamado y triunfador, pero su reinado<br />

no aparta la igualdad que de él se espera, y vuelve la división<br />

desintegradora; el nuevo rey impone el estilo de Isabel y Fernando, restablece la Inquisición, y devuelve<br />

al clero los privilegios retirados por Carlos III. Ya tenemos de nuevo los dos bandos: el absolutista y el<br />

constitucional. Las logias masónicas despliegan una importantísima actividad, y se van infiltrando en to-<br />

22


dos los estamentos de poder. <strong>El</strong> clero está con el absolutismo que impone el rey. Después de muchas vicisitudes,<br />

el comandante Riego proclama la constitución, y a pesar de que el rey la jura, siguen activos los<br />

dos bandos y el antagonismo es creciente. Málaga acapara el protagonismo en momentos puntuales ya<br />

citados, pero he retomado el caso en 1814, y los años siguientes, para entrar en 1823, cuando aparece la<br />

primera noticia impresa que hace alusión a la cofradía que nos ocupa; es un opúsculo titulado: “Cautiverio,<br />

ultrajes y desacatos hechos a nuestro soberano Don Fernando VII, por los demócratas, ateos y demás<br />

sectarios y su admirable libertad”; sermón predicado en la parroquia de los Santos Mártires, el día 16 de<br />

noviembre a la “Real Cofradía de la Caridad de San Juan Bautista en su Degollación”, por don Juan de la<br />

Buelga y Solís, impreso en Málaga por Francisco Martínez de Aguilar, destinatario de muchos trabajos<br />

del cabildo catedralicio y parroquias, a causa de su gran calidad. Edita mucha literatura religiosa, así como<br />

revistas y periódicos de la época, y es imprenta de la que se tienen muy buenos datos, porque los Martínez<br />

de Aguilar son una antigua saga de profesionales de la imprenta, oriundos de Antequera. Hay que<br />

esperar nueva información cofrade, a través de esta misma imprenta,<br />

que graba los títulos de hermanos, apareciendo como pie<br />

de los mismos la viuda de Martínez de Aguilar; es el año 1831 al<br />

que corresponde el título en la primera parte. La clave de que las<br />

huellas impresas sean tan posteriores a la fecha de constitución<br />

de la cofradía, nos las facilita Andrés Llordén, en su obra “La<br />

imprenta en Málaga”, donde expone su extrañeza ante el hecho<br />

de que fue muy tardía la apertura de los primeros talleres de imprimir<br />

aquí, dándonos curiosos datos: el primer impresor <strong>malagueño</strong><br />

fue Juan René, establecido en 1599, cuando en Antequera<br />

ya se estaba imprimiendo desde 1573, es decir, veintiséis años<br />

antes, Agustín Antonio de Embruja. Al datar la instalación de la<br />

primera imprenta malagueña de 1599, fecha posterior en seis<br />

años a la constitución de la “Real Cofradía de San Juan Bautista<br />

Degollado”, hay que buscar datos impresos fuera de nuestra provincia, pues tampoco Antequera nos esclarece<br />

el tema, según el padre Llordén, que tantos archivos y fuentes documentales manejó. Mis principales<br />

proveedores de datos no pueden ser más insignes y fiables. Para la primera parte, me ha servido de<br />

guía principal, un <strong>malagueño</strong> que no hace falta presentar, aunque sí recordar, porque estoy de acuerdo con<br />

Antonio Bueno Muñoz, cuando dijo de él: “Ningún poeta estuvo jamás tan dentro del corazón de Málaga<br />

como don Narciso Díaz de Escovar”; y así es, don Narciso ha guiado y ha vuelto a ejercer su papel de<br />

cronista de la ciudad, y yo he sentido sus cadencias, relatos y cantares, aquellos versos que tanto emocionaban<br />

a los <strong>malagueño</strong>s de su época, y que tan buen provecho dieron a Rosario Pino, Emilio Thuiller o<br />

Ana Adamuz, glorias de la escena forjadas por él. Su archivo, legado con orgullo a Málaga, tiene tantas<br />

cosas pendientes de escrutar, tantos documentos de nuestra historia, desconocidos por olvidados, que es<br />

un poderoso antídoto contra los muchos mutis que esta tierra es capaz de hacer. <strong>El</strong> padre Andrés Llordén,<br />

Agustino, es la otra base de este trabajo, porque su vida “entre legajos” cubre ausencias en tantos frentes<br />

de nuestra historia, que se ha convertido en un clásico de la consulta en muchas materias. Finalmente, mi<br />

archivo, un batiburrillo de carpetas, cuadernos y hojas de apuntes, que cuando quiero poner algo en claro<br />

me obliga a una cantidad de movimientos poco común, porque lo he formado a base de retales sin pensar<br />

jamás en las emociones que ahora me va proporcionado. Por los datos que proporcionan este artículo, se<br />

pueden sacar conclusiones, y las mías son éstas: algún antiguo cofrade, de “familia principal”, malagueña,<br />

devoto del degollado, y nostálgico de su cofradía que milita en “<strong>El</strong> Rico”, encarga esta talla a un taller o<br />

amigo imaginero, recoge el trabajo ya terminado, y lo dona a su nueva cofradía, en la que también militan<br />

algunos compañeros de la anterior, que manteniendo la devoción intacta a San Juan Bautista, consiguen<br />

procesionarla como parte integrante de <strong>El</strong> Rico, manteniéndola el resto del año en la capilla de la cárcel,<br />

objetivo primordial de sus actividades pasadas. Ésta podría haber sido la fórmula de integración a las procesiones,<br />

cuestión verosímil, aunque no he conocido ningún relato sobre este tema, y sin embargo, en su<br />

búsqueda me ha sorprendido al encontrarme con que en 1644 ya procesionaba en Jueves Santo la “Insigne<br />

Cofradía de la Sangre de Cristo”, sita en el convento de la Merced. Finalmente, he de manifestar mi respeto<br />

a las tradiciones orales, y a su importancia como documentos válidos.<br />

23


La jabalina<br />

Por Vicente Manchado<br />

EL PRENDIMIENTO<br />

Y llegando a la rotonda de la Alameda con calle Larios, aquellos niños<br />

de 14 ó 15 años, con sus ropas de trabajo de aprendices de la antigua ISFF,<br />

con monos de peto nuevo y camisa azul remangada por encima de los codos,<br />

luciendo sobre la manga izquierda orgullosamente el emblema de su colegio,<br />

y con desacostumbradas manos blancamente enguantadas, sacaban todo el empuje y energía que sus jóvenes<br />

años les proporcionaban, porque al son de la música tocada por la banda acompañante, iban a realizar<br />

el mejor paso que a trono alguno podía dársele, al<br />

llevarlo mecido sobre sus ya doloridos hombros, por<br />

la calle más importante del recorrido procesional: la<br />

del Marqués de Larios.<br />

Era el Domingo de Ramos y un honor llevar<br />

sobre el hombro aquel Cristo, vendido por un puñado<br />

de monedas y entregado con un beso en la mejilla en<br />

escultórico grupo encargado en su momento al escultor<br />

Pedro Pérez Hidalgo, presentado en la cuaresma<br />

de 1949 y bendecido por el obispo Herrera Oria el<br />

mismo Domingo de Ramos, 10 de abril.<br />

La plaza de la parroquia de la Divina Pastora<br />

en el <strong>malagueño</strong> barrio de Capuchinos, lugar de salida<br />

procesional, era el sitio acordado para que los<br />

hombros de aquellos jóvenes portadores por primera<br />

y posiblemente única vez llevaran y mecieran en su<br />

trono al Jesús que acababa de orar en el huerto y que<br />

había sudado la sangre que más tarde acabaría de<br />

derramar en la Cruz cuando los soldados llevándole<br />

en este Prendimiento, le clavasen al madero que en<br />

sucesivos días y en magníficas tallas, procesionarían<br />

diferentes cofradías por las calles malagueñas. Aunque<br />

en alguna ocasión, el sitio de reunión para que<br />

los jóvenes aprendices-alumnos de la ISFF comenzasen<br />

su andadura como hombres de trono, sustituyendo a los portadores, también fue en el antiguo y ya<br />

desaparecido cuartel de la policía armada, en la Alameda de Colón.<br />

No todos los jóvenes de la escuela que deseaban poner su hombro a disposición, encontraban hueco<br />

en los varales, pudiendo solamente cada año<br />

sacarlos los que pertenecían al último curso, con<br />

algunas excepciones; lo que se venía haciendo desde<br />

finales de los años cincuenta en que el director<br />

de la escuela, don José Manuel Merelo Palau, es<br />

nombrado Hermano Mayor de esta cofradía.<br />

Los demás alumnos veían cómo cada mañana<br />

en el hoy Instituto Rosaleda, desde el taller de<br />

forja hasta la entrada del colegio, los compañeros<br />

elegidos, arrimaban el hombro a un trono de dimensiones<br />

similares al original, con grandes lingotes<br />

de fundición sobre él, para asemejar en peso al<br />

24


que en tiempo más o menos de un mes volverían, como cada año, a pasear por las calles malagueñas.<br />

Machado escribió en su poema “La Saeta” aquello de: “cantar<br />

del pueblo andaluz, que todas las primaveras anda pidiendo escalera<br />

para subir a la Cruz”, sí, cada año se continuaría realizando<br />

el prendimiento del Cristo en la Semana Santa malagueña,<br />

pero los alumnos del último curso que no portasen ese año sobre<br />

sus hombres al Cristo de la escuela, no tendrían más primaveras<br />

para en un futuro decir orgullosamente que “yo fui uno de los<br />

que una vez lo sacó”.<br />

<strong>El</strong> protagonismo de la ISFF en la década de aquellos<br />

años cincuenta, en la hermandad que había tenido en sus comienzos<br />

relación con los asentadores del mercado de mayoristas<br />

y que según la revista Saeta de 1927 tuvo su fundación en abril<br />

de 1925 con aspecto de grupo gremial, sería muy importante por<br />

convertirse en lugar de enseres procesionales, sobre todo de talla<br />

y dorado.<br />

Tras su fundación, esta hermandad nombró como primer<br />

Hermano Mayor a don Antonio Castro Ruiz, quien encargó al<br />

escultor sevillano Antonio Castillo Lastrucci el grupo escultórico<br />

de “el beso de Judas”, que cinco años más tarde se perdería<br />

con motivo de los graves sucesos ocurridos en nuestra ciudad el día 11 de mayo de 1931, sin tener oportunidad<br />

de ser procesionado.<br />

La hermandad del Prendimiento, tuvo una ardua tarea desde los primeros años de su reorganización<br />

en 1947, para tratar de conseguir ajuar procesional propio, al haberlo perdido prácticamente todo tras<br />

los sucesos ya indicados, y como escribía en renglones<br />

anteriores, encontró artesanal ayuda para conseguirlos en<br />

la Escuela Profesional Francisco Franco, que posiblemente<br />

hubiese sido un magnífico lugar para atender no<br />

solamente esta demanda, sino la de otras cofradías, ya<br />

que tenía entre sus profesores a uno de los mejores y más<br />

notable tallista para haber podido dirigir la demanda artística<br />

local: Andrés Cabello Requena, de cuya mano<br />

surgieron los primeros tronos de esta hermandad, el retablo<br />

de la capilla, la cruz-guía, faroles, mazas y hasta la<br />

propia imagen de la sagrada titular María Santísima del<br />

Gran Perdón, a la que hizo de tamaño natural y como<br />

buen granadino, en la concepción puramente imaginaria<br />

de su expresión le concedió un dolor suave en el rostro,<br />

que más bien correspondía a una Virgen granadina que a<br />

una Dolorosa, dándole a su perfil algo de hebreo al realizarle<br />

la nariz un poco aguileña.<br />

No deseo olvidar que cincuenta años más tarde de<br />

su creación, la Virgen volvió al centro educativo en que<br />

fuera tallada y bendecida, queriendo con ello la cofradía<br />

expresar su agradecimiento al tallista ya desaparecido en<br />

las personas de sus hijos Andrés y Alberto.<br />

¡A ver chicos, ese paso, que estáis aún dormidos!<br />

¡Poned atención a los toques de campana! Se desesperaba<br />

don Rafael, el profesor de artes gráficas, que hacía las veces de mayordomo de trono, mientras trataba<br />

de dirigir al menos con un cierto orden los primeros días de ensayo. Pero aún a pesar de la disciplina y el<br />

buen hacer imperante, los primeros días no eran fáciles; que si le doy sin querer una patadita al que va<br />

delante, que si me pisa el talón el que va detrás…no, no solían ser fáciles los comienzos, pero voluntad<br />

25


sobradamente la había y para aquellos jóvenes aún casi barbilampiños era algo nuevo y diferente. ¡Llevar<br />

por vez primera un trono, y a tan temprana edad!<br />

Todos y cada uno de ellos aspiraban a coger posición<br />

en los varales laterales o en los lugares más visibles,<br />

ya que si eras alumno de último curso, no tendrías<br />

nueva posibilidad de poder volver a sacar el que llamábamos<br />

trono del colegio, y había que presumir de<br />

ello. Tiempo, deseos y voluntad no faltaba entre los<br />

que muchos de ellos hoy día son abuelos, para hacer<br />

la piña necesaria que acompasase los pasos y diese el<br />

máximo de dignidad y esplendor al Santo Paso, como<br />

cada año quedaba demostrado.<br />

¡Ahora, arriba! indicaba con voz potente el mayordomo de trono. Y el Cristo prendido, en su trono<br />

era izado hacia el cielo sostenido por aquellos jóvenes brazos que, una vez elevado el trono a pulso sobre<br />

sus cabezas, bajaban los brazos los portadores laterales, quedando sostenido el trono tan sólo por los que<br />

iban en su interior y en los varales internos, dando la mágica ilusión de flotar sobre los portadores y el<br />

humo del incienso, en su pasar por la<br />

céntrica calle malagueña.<br />

No obstante los buenos deseos<br />

de los aprendices, el trayecto era largo<br />

y en la calle Casapalma dejaban ocupar<br />

sus lugares nuevamente a los portadores<br />

oficiales. Aunque en diferentes ocasiones<br />

fue llevado de regreso hasta el<br />

mismo templo por los propios alumnos.<br />

Los cansados pero contentos jóvenes<br />

volvían a reponer fuerzas con un refrigerio,<br />

y tras la ingesta, a pesar de lo<br />

muy cansado del cuerpo y del dolorido<br />

hombro, a pasear en grupos por los<br />

lugares céntricos. Que toda Málaga<br />

viese a los jóvenes alumnos que en este<br />

domingo de comienzo de la Pasión del<br />

Hijo de Dios, habían sacado al Cristo<br />

que anteriormente, había entrado triunfante<br />

en Jerusalén, camino de un sufriente<br />

Calvario que finalizaría con el<br />

representado triunfo de la vida el Domingo<br />

de Resurrección.<br />

Después…como tantas cosas de<br />

la vida, posiblemente ninguno de aquellos<br />

jóvenes hombres del futuro cercano<br />

de entonces, volvería a llevar sobre sus<br />

hombros al Prendimiento, pero sí estoy<br />

seguro que cuando alguna vez nos encontramos<br />

en reunión y sale la conversación,<br />

más de dos dicen orgullosamente:<br />

“¡Yo fui uno de los que lo llevó!”<br />

* Información sobre la cofradía tomada de su página Web.<br />

* Fotos de los alumnos con el trono, gentileza de don Antonio Villodres.<br />

26


Por Mercedes Sophía Ramos Jiménez<br />

PODEROSAS<br />

LA MUJER Y SU PAPEL REPRESENTATIVO EN LA<br />

SEMANA SANTA MALAGUEÑA<br />

Desde los años setenta hasta la fecha, la implicación que la mujer ha conseguido<br />

en la Semana Santa es bastante cuantitativa, basta con un suave toque al pensamiento<br />

para recordar de inmediato el poco o nulo contenido participativo de la mujer por esos años en<br />

esta semana nuestra de cofradías, tronos, nazarenos, bandas y todo aquello que cimienta la organización<br />

de una procesión malagueña, el alza de trono cada año supone esfuerzos incuestionables que sin duda es<br />

la satisfacción desinteresada de todo cofrade.<br />

Poco a poco las primeras mujeres nazarenas,<br />

poco a poco las primeras mujeres en bandas y poco a<br />

poco también la visibilidad de la mujer de forma operativa<br />

en la Semana Santa, no obstante se observa<br />

con cierta lentitud esta actividad de la mujer con respecto<br />

a otras situaciones parecidas en distintas manifestaciones<br />

que en su día eran exclusivas para realizarlas<br />

sólo los hombres. Lo crónico, lo perpetuo en<br />

esas costumbres ha de cambiar con mayor diligencia<br />

en función y en base a la evolución de igualdad que<br />

la sociedad demanda.<br />

Con todo, esa espera progresiva y moderna de<br />

la Semana Santa y sus directrices queda en un ángulo<br />

abierto por conseguir la plena integración de la mujer<br />

en esta Semana tan nuestra y tan querida, es así el<br />

disfrute más pleno con el criterio distendido a toda<br />

mujer que desee participar sin ningún desplazamiento<br />

exhaustivo o prohibitivo.<br />

¿Por qué no pueden las mujeres asumir con su<br />

propia identidad todas las figuras cofrades?<br />

Atrás quedó la panorámica que cronológicamente<br />

se asentó dentro del tiempo pasado, la Semana Santa<br />

para las mujeres se ceñía en vestir a las Vírgenes Malagueñas<br />

como Camareras en sus distintas escalas, las<br />

mujeres eran floristas, bordadoras, distribuidoras y<br />

conservadoras de ropajes, abrillantadoras de metales<br />

y platas u otros menesteres que tradicionalmente no<br />

tenían responsabilidad efectiva para los hombres por ser menos importantes. La mujer salía en procesión<br />

como penitente y poco más, era difícil ver a hombres cumpliendo promesas detrás de los titulares, como<br />

si todos los problemas y dificultades que habían sido resueltos a través de la fe sólo fuese patrimonio de<br />

la mujer.<br />

Ciertamente (al igual que lo hacen hoy) las malagueñas acompañaban con el atuendo elegante y<br />

simbólico de la mantilla a sus procesiones preferidas, dicen: que nadie luce tan bien la mantilla como la<br />

mujer malagueña, quién lo diga se le concede toda la razón. Alguien contó una anécdota simpática con<br />

respecto a la belleza y al respeto que supone ir vestida de mantilla, un muchacho se acercó a una joven<br />

vestida de mantilla y le apuntó en puro <strong>malagueño</strong>: “No te echo un piropo porque vas vestía de mantiya,<br />

cuando paze la zemana y vayas con ropa norma te diré guapaaa…”.<br />

27


La verdad, la Virgen de las Penas con su manto de flores y pasando por la calle San Agustín es<br />

muy bien acompañada con sus habituales mantillas, el pasar de esa cofradía se funde en muchas virtudes<br />

para los sentidos, al igual la cofradía de la Sangre con la Virgen de Consolación y Lágrimas (la más antigua<br />

de Málaga) es vestida y floreada de color malva, creando en su paso un radio invisible de buenas percepciones<br />

bastante difícil de explicar. La Paloma, <strong>El</strong> Cautivo, <strong>El</strong> Rescate y su sencilla Virgen de Gracia,<br />

todos ellos seguidos por el gentío que necesita ver un trocito de imagen aunque sea de puntillas. En la<br />

madrugada, de manera más serena se puede disfrutar con la espectacular fusión del silencio y la cera<br />

alumbrante de la cofradía de San Juan.<br />

Nuestra Semana está cargada de emociones y tal vez no sólo place a la mirada, cautiva también a<br />

propios y a extraños la esencia aromada que se junta con la primavera malagueña, el tambor repiqueteante<br />

que se ahueca por las esquinas; la banda interpretando: “Malagueña del Gran Perdón” del compositor:<br />

Gabriel Robles Ojeda, los arbotantes rozando con los balcones; las bambalinas al estilo <strong>malagueño</strong> bailando<br />

con las morillas; los bellos paseados estandartes realizados por pintores <strong>malagueño</strong>s, sobre todas<br />

estas maravillas, lo más importante:<br />

nuestros tronos, catedrales<br />

andantes envueltos de arte<br />

rancio a hombros y a pasito corto<br />

y garboso. Es indiscutible el<br />

malagueñismo que trasmiten<br />

nuestras raíces en el ámbito cofrade;<br />

es indudable que el gusto<br />

por la Semana Santa no guarda<br />

distancias ni condiciones individuales,<br />

sencillamente, la Semana<br />

es de toda aquella persona que<br />

quiera admirarla.<br />

Málaga abraza en Semana<br />

Santa a sus cofradías que aún<br />

siendo las mismas son distintas cada año, son más de cien tronos que se superan a sí mismos, aunque el<br />

primer toque de alzada en cada temporada se iguale al que tuvo el primer año de estreno.<br />

Todo lo explicado no tendría lugar ni conexión para excluir a toda mujer que quiera participar activamente,<br />

tanto portando tronos como en cualquiera de las manifestaciones cofrades encomendadas,<br />

tener una adaptación completa se<br />

suscribe a cambios buenos que<br />

generalicen la presencia de la<br />

mujer en toda la dinámica cofrade.<br />

Ya en muchos pueblos y<br />

barriadas las mujeres se están<br />

incorporando perfectamente en<br />

pequeñas pero muy antiguas<br />

cofradías y archicofradías, al<br />

igual podría suceder en nuestra<br />

ciudad, sin duda esas resoluciones<br />

se harán realidad en línea<br />

con el discurrir del futuro inmediato<br />

y moderno de las cofradías<br />

malagueñas.<br />

28


Nuestras fiestas<br />

(www.malaga.es/turismo)<br />

Por Mª José Villaverde<br />

LA RUTA DE LA PASIÓN<br />

Ningún proceso judicial de los celebrados a lo largo de la historia alcanzó<br />

tanta trascendencia en el devenir de los tiempos como aquél que se siguió en el<br />

siglo I de nuestra era contra Jesús el Nazareno. No era un reo cualquiera ni su delito era de los que se cometían<br />

habitualmente en las provincias y territorios sometidos al imperio romano. Él era el ‘Maestro’ y su<br />

delito fue predicar el amor y la caridad, la justicia y la paz.<br />

A través de una artística y descriptiva representación iconográfica en la que se resalta el momento<br />

en el que el rabí de Galilea escucha su sentencia de muerte, se representa el pasaje evangélico de la Pasión<br />

de Cristo, que marca el punto de inflexión en la vida del Nazareno y con el que se inician los sucesos<br />

que desembocan con la crucifixión de Jesús.<br />

Estos hechos son representados cada año en diferentes puntos de la geografía malagueña durante<br />

la Semana Santa. Bajo el nombre del Paso de Semana Santa o Representación de la Pasión y Muerte de<br />

Jesucristo hacemos un breve recorrido por algunas de estas representaciones populares.<br />

Istán.-<br />

La celebración marcada por la tradición<br />

cristiana de representar la Pasión y<br />

Muerte de Jesús, tiene en este municipio dos<br />

manifestaciones que le confieren un sello<br />

propio: Las procesiones de Semana Santa por<br />

las estrechas y sinuosas calles del pueblo, y el<br />

Paso o representación de la ´Pasión.<br />

<strong>El</strong> Paso es una tradición muy arraigada<br />

en el municipio, cuyo origen se remonta al<br />

siglo XVII, representándose en la plaza del<br />

pueblo. Suspendida durante los años precedentes<br />

a la guerra civil, nunca llegó a desaparecer<br />

de la memoria de los panochos quienes,<br />

en 1980, volvieron a recuperarla.<br />

En la actualidad, la representación<br />

cuenta con escenificaciones en vivo de pasajes<br />

del Antiguo y Nuevo Testamento que<br />

culminan con la Crucifixión de Jesús el Viernes<br />

Santo.<br />

Se trata de una tradición muy respetada,<br />

mimada y popular que cuenta con la colaboración<br />

de todo el pueblo, hasta el punto de<br />

que el número de personajes supera la centena<br />

cada año.<br />

<strong>El</strong> domingo se celebra la Resurrección<br />

donde es tradición comerse los hornazos en el<br />

campo.<br />

29


Igualeja.-<br />

Es un pueblo que se caracteriza por la actitud participativa de sus habitantes, sobre todo en sus actividades<br />

culturales y festivas, siendo un hecho fundamental para llevar a cabo una de las celebraciones<br />

más antiguas e importantes del municipio, la representación de la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret.<br />

Esta participación de los habitantes<br />

del pueblo queda patente<br />

en la puesta en escena de<br />

esta manifestación popular, y<br />

que resulta de igual importancia<br />

para los que viven en el<br />

municipio, y emplean horas de<br />

su vida en la preparación de<br />

sus personajes, como para todos<br />

los que durante esos días<br />

vuelven a sus raíces para compartir<br />

la Semana Santa, volviendo<br />

a vivir un año más, la<br />

tradiciones de su pueblo.<br />

Esta representación,<br />

que presume de ser la única en<br />

la Comarca de la Serranía de<br />

Ronda, se pone en escena cada<br />

Sábado Santo desde principios<br />

de siglo. Desde un punto de<br />

vista histórico Igualeja es la cuna de los pasos de la Pasión de Jesús o representación de la Pasión y muerte<br />

de Cristo.<br />

Cajiz.-<br />

Nacimiento del Genal en Igualeja.<br />

La conmemoración de la<br />

Pasión, Muerte y Resurrección<br />

de Jesucristo en Vélez-Málaga,<br />

es especialmente atractiva. Uno<br />

de los actos más esperados en<br />

estas fechas es el Paso de Cajiz,<br />

una representación viva de la<br />

Pasión de Cristo, que se lleva a<br />

escena el Viernes Santo y Sábado<br />

de Gloria.<br />

Este evento popular y religioso<br />

se considera el más antiguo<br />

de Andalucía. <strong>El</strong> origen de<br />

los textos, que constituyen un<br />

gran patrimonio cajiceño, se<br />

remonta a los siglos XVI Y<br />

XVII, cuando inicialmente se<br />

representaban en los atrios de la<br />

iglesia del pueblo y, posteriormente,<br />

en escenarios al aire libre. Con su acentuado sentido de la teatralidad, esta representación satisfacía<br />

las ilusiones de los fieles, que de esta forma suplían la carencia de imágenes para procesionar.<br />

30


Un coro daba vida a los personajes provistos de caretas, mientras las saetas realzaban los momentos<br />

de mayor espiritualidad.<br />

En la actualidad esta representación que se celebra cada Viernes y Sábado Santo, consta de 36 escenas en un<br />

escenario con casetas escenográficas construidas para la ocasión, y que representan el Palacio de Herodes,<br />

la sala del Juicio, el Pozo de la samaritana o el Huerto, en un escenario totalmente natural que confiere<br />

singularidad y belleza a esta obra de teatro tan participativa, y que escenifica el acto de La Resurrección,<br />

único Paso andaluz que interpreta este cuadro religioso.<br />

Más de 230 actores, todos ellos aficionados y vecinos del pueblo, participan en este pasaje bíblico<br />

que cada año sobrecoge a los visitantes que acuden a la cita.<br />

Riogordo.-<br />

La localidad de Riogordo es cada año lugar de visita obligada durante su Semana Santa, debido a<br />

la importancia que adquiere la representación viviente de la Pasión de Jesucristo.<br />

La representación de “<strong>El</strong> Paso” de Semana Santa tiene sus antecedentes en el siglo XVIII, cuando<br />

se representaba en el atrio de la iglesia de Riogordo, con el fin de recaudar fondos para la reconstrucción<br />

de la iglesia. Hoy en día, es un referente de la representación sacra a nivel mundial, a la que acuden cada<br />

año miles de personas.<br />

En esta gigantesca puesta en escena<br />

participan todos los habitantes del<br />

pueblo, su implicación llega hasta el<br />

punto de no responder a lo largo del año<br />

a sus nombres cotidianos, convirtiéndose<br />

en personajes del Nuevo Testamento<br />

En los meses que preceden a la<br />

Pascua, alrededor de 400 personas, en<br />

su mayoría oriundos de esta localidad de<br />

la Axarquía malagueña, se afanan en<br />

ensayar los textos, preparar los escenarios<br />

y confeccionar el vestuario con los<br />

que escenificarán la Pasión de Jesucristo<br />

en un espectacular entorno natural con<br />

cerca de diez mil metros cuadrados de<br />

escenario.<br />

La representación dura alrededor<br />

de tres horas y media y está divida en<br />

dos partes: los hechos de la vida pública<br />

de Jesús y la Pasión propiamente dicha, caracterizadas por la fidelidad que guardan con los textos del<br />

Evangelio y la cuidada ambientación y realismo de las escenas.<br />

Uno de los momentos más impactantes es el ahorcamiento de Judas, cuya autenticidad y golpe de<br />

efecto se consigue mediante una serie de artilugios elaborados para la escena.<br />

Ahorcamiento y crucifixión elevan la sensación de realismo hasta lo más alto, de forma que ningún<br />

miembro del público puede permanecer impasible, es como si el presente no fuera el actual, y que la<br />

historia hubiera dado un paso atrás y realmente se viviera en el pasado.<br />

31


COLABORACIÓN<br />

Por Víctor Cansino<br />

MIS RECUERDOS DE LA SEMANA SANTA<br />

Recuerdo vagamente los primeros años en los que comencé a conocer<br />

la Semana Santa. La primera vez que me llevaron a ver las procesiones<br />

tan sólo tenía nueve meses, pero como es normal, no recuerdo nada. Los<br />

primeros recuerdos son de cuando ya tuve la corta edad de dos años. Era<br />

Domingo de Ramos y fuimos a ver el encierro de la Pollinica.<br />

Mi primera impresión fue de temor, que sentí, hacia el fuerte sonido<br />

que emitían los tambores de la banda de música; otra de las impresiones fue la de cierto recelo hacia los<br />

nazarenos, me acercaba a ellos con curiosidad y mi padre me arrimaba a éstos para que les dieran la mano,<br />

poco a poco les perdí el miedo y terminé por acercarme<br />

a ellos con naturalidad y confianza.<br />

También recuerdo ver el trono muy cerca, a escasos<br />

metros de mí, alejándome de él hasta el punto de estar pegado<br />

a la pared, temiendo me pisasen sus portadores, pero<br />

lo miraba con ilusión, en brazos de mi padre, que me señalaba<br />

dónde estaba el Señor, la Virgen y más elementos del<br />

trono.<br />

En los años siguientes veía la Semana Santa como<br />

un mundo que me fascinaba, y no lo había descubierto del<br />

todo; cada año lo iba conociendo mejor. A partir de los seis<br />

años fue cuando comencé a reconocer la procesión que<br />

más me gustaba de cada día: por ejemplo el Lunes Santo el<br />

Cautivo, el Martes Santo el Rocío, el Miércoles Santo la<br />

Sangre, el Jueves Santo la Esperanza. Aunque nunca estaba<br />

despierto para verla, pero sí la reconocía, gracias ha<br />

haber visto fotografías de estas procesiones, el Viernes<br />

Santo el Amor, y el Domingo de Resurrección como es<br />

lógico el Resucitado. Estos gustos no han cambiado desde<br />

entonces.<br />

Con esa misma edad, a los seis años, fue cuando me<br />

hice hermano de la cofradía de la Esperanza, haciéndome muy feliz el ser miembro de ésta.<br />

A los ocho años me hice hermano de la cofradía de la Pollinica y el mismo día conseguí la túnica<br />

de ésta. <strong>El</strong> Domingo de Ramos salí en ella. Ese día fue indescriptible, era mucha la emoción que sentí en<br />

el momento de la salida. Ese día el sol relucía para mí más que ningún otro. Al salir me dirigí a la iglesia<br />

de San Agustín, ya que en aquel año la cofradía no tenía todavía casa de hermandad. Cercanas las diez de<br />

la mañana comenzó a salir la sección del Cristo. Me puse el capirote y muy contento comencé a salir de la<br />

iglesia, al llegar a la esquina de la clínica Gálvez vi salir a la Virgen de la Catedral, fue muy emocionante<br />

y bello ver los rayos del sol filtrándose por el palio del trono, que es de malla.<br />

Durante la procesión, los niños me miraban de la misma forma con la que yo veía a los nazarenos<br />

de pequeño. Al llegar al Sagrario me salí de la procesión y me dije -¿pero ya se ha acabado? Y es que<br />

durante el recorrido no me cansé en ningún momento, aunque al finalizar sí me di cuenta de que en<br />

realidad estaba bastante cansado.<br />

Dos años después salí en procesión en la Esperanza, ese Jueves Santo, al ponerme la túnica verde<br />

y verme con el escapulario dorado y el fajín, me di cuenta de que había conseguido algo que siempre estuve<br />

deseando.<br />

32


<strong>El</strong> Jueves Santo me puse la túnica y fui a la basílica de la Esperanza para tomar parte en la procesión.<br />

Cuando sonó el himno nacional de España que dio la salida al<br />

Cristo con ese paso suyo tan lento y pausado, me puse el pesado capirote<br />

y fui al exterior. Al comenzar a salir de la Alameda Principal,<br />

el Señor ya estaba en la Plaza de la Constitución para impartir la<br />

bendición y antes de ella, oí un clarín y también escuché una campana,<br />

llegándome a parecer como si algo grande fuese a ocurrir; vi como<br />

la imagen en su trono se detenía y las personas emocionadas, se<br />

arrodillaban y el Dulce Nazareno las bendecía. Después de la bendición<br />

la procesión se dirigió a calle Calderería allí pude ver a la Virgen<br />

girando la esquina de Méndez Núñez, siendo mecida por los<br />

hombres de trono lentamente, con sumo cuidado.<br />

Al llegar al Puente de la Esperanza salí de la procesión y terminé<br />

de ver el encierro. Ese año cumplí unos de mis deseos respecto<br />

a la Semana Santa. Por desgracia al año siguiente no hubo tanta suerte,<br />

ya que nos acompañaron fuertes lluvias por la mañana y un alto<br />

riesgo de precipitaciones para la noche.<br />

Con estos recuerdos de la Semana Santa desde la niñez, comenzó mi vida cofrade.<br />

Por Diego Ceano<br />

<strong>El</strong> ajilibujili<br />

Hasta ahora hemos estado dando un repaso a esas palabras, muy particulares de nuestro diccionario<br />

malacitano, pero amén de estas palabras populares y tremendamente comunes, existen otras más técnicas<br />

y con doble sentido que tienen que ver con nuestra Semana Santa malagueña, si no vean una muestra:<br />

Antiguamente llamábamos aspados, a los penitentes que se ataban un palo en los brazos y de este<br />

modo hacían el recorrido penitencial, afortunadamente se prohibió esta práctica en el siglo XVIII; al<br />

guión, por su forma, le decimos bacalao; decimos bailar el trono, cuando nuestros hombres de trono<br />

(aquí, en Málaga no hay costaleros) lo mecen; cuando decimos Berruguita, no nos estamos refiriendo a<br />

ningún accidente cutáneo, sino al sayón que pasea en el trono del Cedrón, o bien a una popular bebida;<br />

todos conocíamos al tío de los capirotes, que no era más que don Salvador Pérez Montoso (q.e.p.d.) un<br />

icono más de la Semana Santa de Málaga; los cascarúos, son esos limones de gruesa piel, imprescindibles<br />

en cualquier evento; si antes hablábamos del capirote, aquí también le decimos cucurucho; cuando<br />

el trono se escora, da de banda; y si hay mucho espacio entre una cofradía y la siguiente, decimos que<br />

hay un descuelgue; la recogida de los tronos, es el encierro, aunque nada tenga que ver con los pamplonicas;<br />

y si dos imágenes se ven por la calle, decimos que se ha producido el encuentro; la faraona, no es<br />

la mujer del faraón sino la pieza de tela que llevan los niños en la cabeza, especialmente en la cofradía de<br />

la Pollinica; aquí se lucen la flores encañás, a las cuales se les agrega un trozo de caña, para clavarlas<br />

mejor en el trono; las hachas en Semana Santa no son las de cortar, sino unos ciriales largos metálicos;<br />

los oficios, son actos litúrgicos; estar parao o estar de parón, no tiene nada que ver con la crisis, es el<br />

tiempo que están los penitentes parados sin andar; penitentes de peseta, eran los penitentes a los que<br />

antiguamente se les pagaba una peseta por salir; la ráfaga no es nada que tenga que ver con el viento o las<br />

armas de fuego, es una especie de halo que recorre toda la figura de la Virgen; el rico Coqui, era y es uno<br />

de los dulces de Semana Santa preferidos por los niños; los saeteros no tiran flechas sino coplas a sus<br />

Vírgenes y Cristos; por simplificar, al Senatus Populusque Romanus (SPQR), aquí le decimos el San Pedro<br />

Quiere Rosquillas; el submarino no navega, sino que es el espacio de los hombres de trono bajo la<br />

mesa del mismo; si no arrimamos el hombro como es debido, dirán que nos tangamos; y por tener tenemos<br />

hasta una tribuna de los pobres, formada por los escalones del puente de la Aurora. En fin muchas<br />

palabras curiosas con doble significado y otras acuñadas en este pueblo <strong>malagueño</strong>, tan proclive a no<br />

complicarse la vida con palabras raras.<br />

33


La Virgen de los Dolores de la Lanzada<br />

Por Diego Ceano González<br />

No quiero dejar pasar esta oportunidad, para rendirle un sincero homenaje a un hombre, <strong>malagueño</strong><br />

de los que ejercen como tal y que se tiene bien ganado dicho gentilicio. Me refiero a mi buen amigo<br />

José María de las Peñas Alabarce, del que por destacar solamente algo que le identifique, diríamos que es<br />

el meritorio archivero de la Pontificia, Real, Muy Ilustre y Venerable Archicofradía del Santísimo Cristo<br />

de la Sangre y María Santísima de Consolación y Lágrimas y del Santo Sudario.<br />

José María tiene, lo que viene siendo ya una costumbre, el hecho de sorprendernos con una u otra<br />

muestra cofrade, fruto de sus muchos estudios, que nos deja cada vez con la boca más abierta.<br />

Su penúltima gran ocurrencia, fue conmemorar el 150 aniversario de la Virgen de los Dolores del<br />

Misterio de la Lanzada, de la Archicofradía de la Sangre de nuestra ciudad, con una exposición que se<br />

realizo en los salones de la archicofradía a finales del 2008.<br />

Yo que soy antiguo hermano, con 41 años en la archicofradía, siempre había visto una imagen, la<br />

cual me era totalmente familiar y cercana, pero nunca reparé en el origen de tal preciosa talla.<br />

Cuando José María de las Peñas, me puso al día de los pormenores de esta imagen, me quedé totalmente<br />

entusiasmado a la par que agradecido a mi amigo, por rescatar del ostracismo a una imagen de<br />

tal belleza e importancia.<br />

A partir de ese momento he luchado para<br />

que se conozca su historia, porque como muchas<br />

veces digo, es obvio que para querer hay que conocer.<br />

Fue en el año 1967, cuando con sólo trece<br />

años, unas particulares circunstancias hicieron que<br />

yo descubriera a aquella imagen, la que siempre<br />

veía junto a su Hijo, en la iglesia de San Felipe.<br />

Esta imagen me ha acompañado durante toda la<br />

vida, no en balde yo era vecino del barrio y siempre<br />

andaba enredando junto a otros jóvenes de la parroquia<br />

de San Felipe. Pero es curioso que hasta<br />

ahora, gracias a esta exposición y el trabajo de investigación<br />

de José María de las Peñas, no me<br />

había dado cuenta, que nuestra Virgen de los Dolores<br />

del Misterio de la Lanzada, ha estado siempre<br />

con nosotros, de forma discreta, la mayor parte del<br />

tiempo, asumiendo un circunspecto segundo plano.<br />

Es decir ha estado con nosotros como nuestra madre,<br />

esa madre que siempre está atenta a socorrernos<br />

y de la que sabemos, que con ella nada nos ha<br />

de faltar, porque, aunque sea desde un segundo<br />

plano, siempre está con nosotros.<br />

José María, nos mostraba en unos paneles<br />

que se presentaron en aquella exposición, el devenir<br />

histórico de la imagen, reflejados en diferentes<br />

paneles de los que yo destacaría, principalmente los<br />

ocho mayores.<br />

En uno de ellos, el que titulaba: Arte y<br />

Ciencia, podríamos decir que comienza el inquieto devenir de esta imagen, un tanto multidisciplinar.<br />

En 1858, cuando contaba 27 años, el recordado y admirado escultor Antonio Gutiérrez de León y<br />

Martínez, hermano, que era, de la archicofradía, obsequió a la hermandad esta bella imagen de la Virgen<br />

y fue ese mismo año en que se le dio culto procesionándola. Fue un Jueves Santo 1 de abril de 1858,<br />

cuando nuestra venerada Dolorosa paseó por primera vez por las calles de nuestra ciudad.<br />

34


En aquel mismo panel pudimos ver también un amplio e interesante estudio que realizó hace ya<br />

algunos años, nuestro querido amigo e historiador del arte, Eduardo Nieto, donde se nos mostraba claramente<br />

la importancia de esta iconografía.<br />

En un siguiente panel, se apreciaban las primeras noticias documentadas aparecidas en el afamado<br />

periódico del XIX, como era <strong>El</strong> Avisador Malagueño, del que nuestra publicación mensual, recibe el<br />

nombre. Allí se nos iba contando, cómo se desarrollaban aquellas salidas procesionales, en que la Virgen<br />

de los Dolores tuvo un papel predominante, la cual estuvo siendo procesionada durante los nueve años<br />

siguientes, es decir hasta 1867. A partir de esta fecha, diferentes problemas internos, consecuencia de la<br />

convulsa situación económica y social que venía padeciendo la provincia de Málaga, en aquellos tiempos<br />

del último tercio del siglo XIX, hacen que no se vuelvan a procesionar las imágenes hasta el año 1919.<br />

Podemos decir que la Virgen de los Dolores fue la primera Virgen que acompañó al Cristo de la<br />

Sangre desde la fundación de la archicofradía, en el siglo XVI.<br />

Anteriormente a la incorporación de la Virgen de los Dolores del Misterio de la Lanzada, se procesionaba<br />

el Cristo de la Sangre, acompañado únicamente por unos angelotes, que portaban en sus manos,<br />

unos paños de hilo.<br />

Siguiendo la cronología que se nos presentaba<br />

en aquella exposición, pasamos al panel titulado Cultos.<br />

Allí podemos ver cómo la archicofradía se reorganiza<br />

y vuelve a aparecer en 1919, sumándose a los<br />

desfiles procesionales. Pero nuestra Virgen de los<br />

Dolores, acompañaría a su Hijo, como Virgen, solamente<br />

durante los años 1919, 1920 y 1921. En el año<br />

1922, la archicofradía incorpora a Longinos a caballo<br />

y a un sayón. También añade las figuras de una nueva<br />

bella Virgen y las tres Marías. Era aquella, una<br />

Virgen con rasgos dulces y suaves, que contrastaba<br />

con los de la imagen de la Virgen de los Dolores del<br />

Misterio de la Lanzada, la cual presenta unos rasgos<br />

con tintes más dramáticos, propios de la faz de una<br />

madre que sufre con desespero, por lo que, la nueva<br />

imagen, al presentar una fisonomía con rasgos menos<br />

acentuados y ser más del gusto de aquellos tiempos,<br />

pasó a ser la Virgen titular que acompañaría a nuestro<br />

santísimo Cristo de la Sangre, por lo que nuestra Virgen<br />

de los Dolores, se vio avocada entonces, a ser<br />

María Cleofás, dentro de aquel magnífico grupo de<br />

imágenes, que representaba el Misterio de la Lanzada.<br />

Ahora, como digo, el grupo escultórico venía a<br />

representar, en vez de la primigenia escena del calvario,<br />

que antes se había representado, un más llamativo texto bíblico, el de La Lanzada.<br />

En el siguiente panel podíamos ver cómo la historia ahora se detiene en los luctuosos sucesos de<br />

mayo 1931 y de 1936, donde tantas iglesias se vieron ultrajadas siendo pasto de las llamas y sus imágenes<br />

mancilladas y quemadas.<br />

La Archicofradía de la Sangre, como tantas otras, perdió prácticamente todo aquel patrimonio que<br />

con tanto esfuerzo habían conseguido reunir a lo largo de los años, tras el pavoroso incendio de la iglesia<br />

de la Merced. Todo se perdió, todo menos una imagen, la imagen que hoy exaltamos. Nuestra Virgen de<br />

los Dolores de aquel Misterio de la Lanzada, se salvó, gracias a que cuando acontecieron los sucesos de<br />

mayo de 1931, donde fueron incendiadas iglesias y conventos, la imagen se encontraba en la casa del<br />

hermano mayor, don José Cabello Guirado, la cual lindaba con la iglesia de la Merced, en la calle San<br />

Juan de Letrán. Pero la imagen hubo de sufrir otra afrenta, con la declaración de guerra civil. Nuestra Señora<br />

de los Dolores, a fin de ser salvaguardada hubo de ser emparedada, en la misma casa de don José<br />

Cabello Guirado, hasta que pasado el peligro, la Virgen pudo ser rescatada de su infame cautiverio.<br />

35


En los paneles siguientes veíamos cómo, siguiendo la detallada cronología, la Archicofradía de la<br />

Sangre, se reorganizó nuevamente, siendo ahora su nueva y provisional sede, en el Santuario de la Victoria,<br />

asumiendo así esta basílica, las funciones parroquiales, que hasta su desaparición, se venían desarrollando<br />

en la iglesia de la Merced.<br />

Increíblemente aquellos hermanos cofrades, se reorganizaron poseyendo sólo dos elementos patrimoniales,<br />

dos elementos que les habían quedado después del desastre, uno era aquella imagen que pudo,<br />

milagrosamente ser salvada, la Virgen de Ntra. Sra. de los Dolores y otro, el gran amor que sentían,<br />

aquellos cofrades hacia sus santas advocaciones, amor que nunca perdieron.<br />

<strong>El</strong> día 9 de abril de 1941, la antigua imagen de la Virgen de los Dolores del Misterio de la Lanzada,<br />

después de mucho trabajo de reorganización, volvía a ser procesionada junto a su hijo, el Stmo. Cristo de<br />

la Sangre, haciéndolo esta vez de forma erguida y como la Madre de Cristo.<br />

Después de una ausencia que había durado 18 años, volvía a bendecir, con su presencia, las calles<br />

de Málaga. Recordar que la última salida procesional que efectuó esta Dolorosa, como Madre de Cristo,<br />

fue en el año 1923, siendo después reconvertida en María Cleofás.<br />

Fue en este año de 1941, cuando la archicofradía se traslada a su nueva sede canónica, en la iglesia<br />

de San Felipe.<br />

La capilla designada, para ubicar a nuestros santos titulares fue la última del lado del Evangelio.<br />

Allí se nos mostraba la nueva imagen del Cristo de la Sangre, realizada por el joven Francisco<br />

Palma Burgos, acompañado de la Dolorosa de Antonio Gutiérrez de León.<br />

En aquel altar permanecieron hasta que la hermandad de Zamarrilla, la que entonces se encontraba<br />

en San Felipe, a la espera de poderse marchar a su nueva capilla de calle Mármoles, se trasladara a su nueva<br />

sede en 1945 y la de la Sangre pasó a ocupar aquel lugar, en la nave de la Epístola y más cerca del altar<br />

mayor, donde actualmente se encuentra.<br />

Pudimos ver también en otros de los paneles, acotaciones curiosas, como la que nos cuenta, que la<br />

Virgen de los Dolores de Antonio Gutiérrez de León, fue prestada por la Archicofradía de la Sangre a la<br />

cofradía del Calvario, para que ésta figurase en el grupo escultórico como María Cleofás. Pero años más<br />

tarde se produce la curiosidad de que, la Virgen del Calvario, hubo de ser procesionada en el trono del<br />

Cristo de la Sangre.<br />

Pasado el tiempo y después de lo mucho trabajado por los hermanos y hermanas de esta santa ar-<br />

36


chicofradía, se consigue que se recupere en su totalidad el conjunto escultórico de “La Lanzada” que fue<br />

destruido, como ya he indicado, el 12 de mayo de 1931, incorporándoseles las imágenes de las tres Marías<br />

realizadas por nuestro gran imaginero y amigo, Rafael Ruiz Liébana.<br />

Sí, ya han pasado 150 años desde que nuestra Dolorosa viniera a formar parte de nuestra familia,<br />

una imagen a la que quizás no se le haya dado, en algunos momentos, la importancia y la veneración que<br />

se merece, pero ella siempre ha estado ahí, junto a nosotros, siendo nuestra embajadora incluso fuera de<br />

las fronteras de nuestra hermandad.<br />

Aún recordamos, como ya he indicado, cuando fue prestada para ser procesionada en la primera salida<br />

procesional del Monte Calvario de 1979, o cuando marchó a Burgos causando la admiración de los burgaleses,<br />

o aquel hecho entrañable que se produjo cuando fue expuesta en el salón del tesoro de la cofradía<br />

del Gran Poder, en el pabellón de la Santa Sede, con motivo de la celebración de la Expo´92.<br />

Sí, para quien no lo sepa, nuestra Dolorosa<br />

apareció una mañana, allí en la Expo de Sevilla,<br />

luciendo una alianza de oro, que algún<br />

cristiano anónimamente le puso en uno de los<br />

dedos de su mano derecha.<br />

Una alianza que se mostró también en<br />

aquella extraordinaria exposición.<br />

Como ven, en aquella muestra, realizada<br />

gracias al esfuerzo de José María de las<br />

Peñas y con el patrocinio de la Archicofradía<br />

de la Sangre, pudimos disfrutar e informarnos<br />

de muchos detalles históricos de lo acontecido<br />

en estos 150 años del devenir de nuestra<br />

querida Virgen Dolorosa, y de nuestra querida<br />

Archicofradía de la Sangre.<br />

150 años, en que esta archicofradía lo<br />

tuvo casi todo e igualmente se lo arrebataron,<br />

pero lo que nunca perdió fue esa voluntad de<br />

servir a Cristo y a su Santa Madre o Madres,<br />

por que en esta archicofradía mi Cristo, Ése<br />

que siempre está con nosotros, tiene dos y con<br />

esa voluntad, ahora podemos mostrar cómo<br />

con amor a Cristo se puede resurgir de las<br />

cenizas y poderle ofrecer a nuestras advocaciones<br />

esos enseres, esos tronos de Rafael<br />

Ruiz Liébana que nos dejan sin resuello<br />

cuando los vemos navegar por entre las olas<br />

de las miles de cabezas cofrades.<br />

En la foto, don Antonio Iranzo, (izquierda)<br />

Hermano Mayor de la Sangre<br />

y don José María de las Peñas Alabarce,<br />

archivero y artífice de la exposición.<br />

Detrás podemos ver la Santa Faz de<br />

Nuestra Señora de los Dolores del Misterio<br />

de la Lanzada.<br />

Nuestro agradecimiento a don José<br />

María de las Peñas, por las fotografías<br />

cedidas para ilustrar este artículo.<br />

37


Mis recuerdos de vigilia y procesión<br />

Por Diego Ceano González<br />

Tradicionalmente, la Semana Santa, ha hecho que adoptemos una nueva manera de comer, sobretodo<br />

en esos días que llamamos de vigilia.<br />

Cuando hablamos de la grandeza de nuestra Semana de Pasión, no podemos por menos que reconocer,<br />

que al margen de esa dignidad que les imprime las manifestaciones barrocas a los tronos o a otras<br />

expresiones del arte religioso, existen otros elementos que son también muy característicos y con una<br />

trascendencia muy importante dentro de las múltiples muestras cristianas que se viven en estas fechas.<br />

Una de estas costumbres tradicionales, no es otra que la práctica de mantener, como manda la Santa<br />

Madre Iglesia, en estos viernes de Cuaresma, la obligada vigilia. Es decir en estos viernes de Cuaresma,<br />

se nos impone a los creyentes, el no comer carne, cosa que cada vez tiene menos arraigo, o se sigue con<br />

un cierto relajo que mucho nos hace pensar e intuir cómo van cambiando los tiempos.<br />

Pero esto que comenzaba, hace tanto<br />

tiempo, que nuestra memoria no alcanza a recordarlo<br />

y lo hacía como una penitencia, ahora<br />

se ha convertido, para los que seguimos estos<br />

preceptos, en un cambio festivo en nuestras<br />

dietas y si en esos días nos privamos de comer<br />

carne, ni falta que nos hace, lo solemos suplir<br />

con otras viandas igualmente apetitosas y ricas<br />

de nuestro voluminoso recetario gastronómico<br />

<strong>malagueño</strong>.<br />

Los potajes, pasan a ser igualmente ricos,<br />

aunque suprimamos la morcilla, el chorizo<br />

o cualquier tipo de carne, porque ahora es el<br />

tiempo de las ricas acelgas, espinacas o el exquisito<br />

bacalao. Las chuletas las cambiamos por<br />

algo tan nuestro como es el pescado y por si<br />

todo esto fuera poco, en estos días, comemos<br />

con profusión dulces de todas las clases, entre<br />

los que caben destacar las ricas torrijas. <strong>El</strong>ementos<br />

que se convierten en esos días protagonistas<br />

absolutos de nuestras mesas.<br />

¿Quién no se ha estado tomando un caldito<br />

de pintarroja, al tiempo que escuchaba de<br />

lejos los pausados sones de los tambores de Cristo de la Sangre – Fotografía de Gonzalo Martínez<br />

cualquier procesión?<br />

De chico, las balconadas de la casa de mis padres en la calle Dos Aceras, se abrían de par en par,<br />

para ver pasar a las distintas procesiones que por allí solían discurrir, veíamos con emoción contenida a:<br />

mi Santísimo Cristo de la Sangre y a su Santa Madre, la Virgen de Consolación y Lágrimas, o el de la<br />

Pollinica, o la Servita, etc. Todos competíamos por hacernos un hueco, en las estrecheces de los balcones<br />

que se veían abarrotados entre familiares y amigos, los que para ver los desfiles que por allí discurrían se<br />

concentraban en los salones de mi casa.<br />

Mi madre como buena anfitriona, disponía en el salón, donde estaban las balconadas, una opulenta<br />

mesa con la que agasajar a amigos y familiares. Aquella gran mesa lucía un pulcro mantel blanco con<br />

letras primorosamente bordadas, las letras M y L, unas letras que según le diera “la picá” a mi añorada<br />

madre, significaban Manuel y Luisa (los nombres de mis padres) o, si en el momento que se le preguntaba,<br />

había tenido algún enfadillo con mi padre, ella decía que esas letras eran las de su nombre: María Luisa<br />

y todos nos reíamos.<br />

38


En aquella mesa se disponían siempre los mismos elementos y en la misma composición: Una<br />

fuente con una pirámide de torrijas con azúcar y canela, otra fuente con tortillitas de bacalao y la tercera<br />

fuente de bacalao con tomate. Mi abuela aparecía cada año con una canastita forrada de papel de estraza y<br />

cubierta con un paño blanco, que contenía pestiños, pestiños como nunca más los he vuelto a probar. Cuatro<br />

elementos gastronómicos dignos de un “óscar” que estaban tan ricos, que mi sufrida madre tenía que<br />

ponerse, cual centinela romano, delante de la mesa para evitar que yo me lanzara a la fuente de las tortillitas<br />

sin ningún miramiento y no dejara ni una.<br />

Fruto de sus muchos años de experiencia, ella elaboraba, aquellos guisos, con la misma paciencia<br />

y arte que su madre y demás antecesoras, lo habían hecho durante muchas generaciones.<br />

Cuando pasaba, delante del balcón, la Virgen o su hijo martirizado en la Cruz, todos salíamos al<br />

balcón y veíamos pasar tan cerca a nuestras queridas imágenes, que casi podíamos oír, cómo la Virgen<br />

lloraba de dolor acompañando la angustia de su Hijo.<br />

Al paso de los titulares, nos persignábamos y casi en silencio, mascullábamos una pequeña oración.<br />

Si la que pasaba era la de Servitas, las luces se apagaban y nuestro corazón, especialmente el de los<br />

más niños, comenzaba a latir fuertemente con un sentimiento de respeto, extrañeza o no sé qué, que nos<br />

entraba cuando escuchábamos el solitario tambor que la acompañaba o el rezo de la Corona Dolorosa que<br />

la voz monótona del párroco, entre el silencio, se<br />

hacía destacar por entre las sombrías figuras que se<br />

dibujaban en la calle en aquella noche especial,<br />

donde el silencio, la oscuridad y el olor a incienso,<br />

eran los adornos que aquella Virgen solitaria, paseaba<br />

por las calles de Málaga.<br />

Aquellas tardes de procesión en mi casa, las<br />

tengo grabadas de forma indeleble en mi mente.<br />

Eran, a pesar de todo, días de felicidad (y<br />

ustedes me perdonen) y eso que en la mesa, mi padre<br />

prohibía el que se hablara o que se cantara a<br />

cualquier hora del día, estando, como se decía “el<br />

Señor muerto”. Una cosa que no nos gustaba a mis<br />

hermanos ni a mí, era que la televisión, aquel<br />

vetusto aparato wanguard en blanco y negro que<br />

teníamos, por respeto al día que era, no se podía<br />

encender y como la radio sólo emitía música<br />

clásica, a los inquietos niños, es decir a mis<br />

hermanos y a mí, sólo nos quedaba irnos a la calle,<br />

a jugar con los amigos o ir al ultramarinos de mi<br />

recordado Eugenio Carmona, a comprar fiado, las<br />

pocas golosinas que entonces se despachaban.<br />

Pero por fin llegaba el Domingo de Resurrección.<br />

Ése era el día en que mis padres nos lle-<br />

Procesión en calle Dos Aceras – Málaga.<br />

vaban a todos, muy aseaditos y vestidos de limpio,<br />

a ver al Resucitado y después, como cada año, nos íbamos a almorzar a la parte de arriba del, ya desaparecido,<br />

restaurante La Manchega, en la calle Marín García. Otra vez la gastronomía estaba presente.<br />

Allí los pescaditos fritos, subían por un curioso pozo que en vez de agua, nos hacía llegar desde la<br />

cocina del restaurante, los más exquisitos manjares, entre los que recuerdo, estaban los salmonetes fritos,<br />

calamaritos, boquerones y algo que a mí siempre me ha “dislocado”, el caldito de pintarroja, con un poco<br />

de comino. Para terminar la tarde, íbamos a la casa de mi abuela, donde devorábamos la leche frita y el<br />

arroz con leche que ella hacía con todo cariño a sus nietos.<br />

En fin, Semana Santa y gastronomía, algo tan distinto, tan inseparable, tan nuestro y que forma<br />

parte de nuestro acervo cultural y que esperemos siga siendo así, a pesar de las nuevas tendencias, que<br />

tienen como estrella la conocida comida basura.<br />

39


Cocina tradicional de Semana Santa<br />

TORRIJAS<br />

Ingredientes:<br />

1 Barra de pan / 1 Litro de leche / vino blanco / 6 Cucharadas<br />

de azúcar / por 1⁄4 litro de leche<br />

<strong>El</strong>aboración:<br />

Partimos el pan en rebanadas de 1 1⁄2 cm de grosor<br />

aproximadamente. En un recipiente mezclamos la leche<br />

con el azúcar y el vino y vamos introduciendo las<br />

rebanadas de pan para que se remojen bien. En una<br />

sartén ponemos a calentar abundante aceite para freír<br />

las rebanadas que habremos pasado por huevo previamente.<br />

Las vamos dejando en una fuente y espolvoreamos<br />

con azúcar y canela en polvo o si lo preferimos, igualmente las podemos cubrir de miel.<br />

Una imagen para recordar<br />

Fotografía obtenida de la web www.malagaenblancoynegro.com, la cual recomendamos<br />

Según nos dicen, es ésta la imagen más antigua<br />

que se conserva de nuestra Semana Santa, está<br />

datada, como podemos ver en la fotografía de 1868 y<br />

nos muestra a un grupo de hermanos de la cofradía<br />

de la Puente del Cedrón.<br />

Desde aquellos años, mucho ha cambiado la<br />

Semana Santa de entonces a la de ahora, si bien su<br />

fondo es el mismo.<br />

Han cambiado las gentes, sus atuendos incluso<br />

los capirotes, que anteriormente a los cónicos que<br />

ahora conocemos, antes eran lo que se denominaban<br />

“de habichuela”.<br />

Otro cambio sustancial que sufrió nuestra<br />

Semana Santa, lo podemos ver en nuestras imágenes,<br />

iconografías que en su gran mayoría fueron destruidas<br />

en mayo del 31 y posteriormente en la Guerra<br />

Civil.<br />

Lo que verdaderamente no ha cambiado o ha<br />

cambiado a mejor, es ese cariño hacia nuestras advocaciones<br />

y a nuestra Semana de Pasión, Muerte y<br />

Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.<br />

En la actualidad podemos también disfrutar<br />

viendo pasear esos magníficos tronos, nacidos de las<br />

gubias de los más apreciados artistas <strong>malagueño</strong>s, como el del Cristo de la Sangre o el de María Santísima<br />

de Consolación y Lágrimas (se procesiona el Miércoles Santo), obra de genial imaginero Rafael Ruiz<br />

Liébana, que hace que el corazón se nos encoja, viéndolos pasar por nuestras calles malacitanas.<br />

40


Por Loli Cotrina<br />

<strong>Colaboración</strong><br />

MI PADRE ERA LEGIONARIO Y AYER LO VI LLORAR.<br />

Como cada mañana mi padre suele tomarse el cafelito “mañanero” escuchando su viejo transistor.<br />

Mientras desayuna le gusta oír qué está pasando por el mundo, aunque él, muchas veces no entienda el<br />

porqué de muchas cosas.<br />

Cuando entré en el comedor, vi cómo se secaba las lágrimas que le brotaban de sus cansados y octogenarios<br />

ojos. Aquello me alarmó, dado que mi padre, como legionario, que había sido y que aún lo<br />

seguía siendo en sus adentros, en raras ocasiones, a lo largo de su vida, le pude ver llorar. Mi memoria<br />

hacía esfuerzos intentando evocar esas pocas veces que antes lo vi llorar. Una vez fue cuando murió mi<br />

madre, con sólo cincuenta y cinco años, la otra cuando vio por primera vez a su nieto, tras nacer y ahora<br />

tras escuchar algo en la radio, que le hirió. Mi padre siempre se sintió orgulloso de haber sido legionario,<br />

porque ese cuerpo le enseñó, a aquel niño alocado y a punto de desviarse del camino recto, unos valores<br />

que le acompañaron toda su vida, la honradez, la solidaridad, el compromiso con los demás, y el educar a<br />

sus hijos en los valores que hacen a un hombre grande.<br />

Él siempre ha recordado aquella Semana Santa cuando acompañó a su Cristo de la Buena Muerte<br />

y cómo él sentía que su Cristo Perchelero y Trinitario le acompañaba y le arropaba en el desfile y es que<br />

un legionario es uno de esos hombres que se sienten más cerca de Dios, porque en sus misiones siempre<br />

están al borde del límite y son muchas veces las que han demandado su protección. Pero ahora escucha<br />

que hay quien desprecia a ese cuerpo de caballeros y les niegan el desfilar con su Cristo, y eso le duele a<br />

ese cuerpo de honrosos caballeros legionarios, esos que dejaron sus vidas luchando por sus gentes, esos<br />

que hoy llevan vida y ayuda a tantos pueblos que sufren en todo el mundo, y es que la legión, esos caballeros<br />

que han sido novios de la muerte, cuando tocaba defendernos y de la vida, cuando se trata de socorrer<br />

a los que sufren, ahora se ven despreciados por algunos que desde detrás de una mesa de despacho,<br />

sin haber hecho nada, nada más que criticar revolcándose en la ignorancia y la ignominia, desprecia a este<br />

cuerpo de caballeros a los que históricamente les debemos gratitud. No pudo, mi padre, articular palabra<br />

alguna cuando le pregunté qué era lo que le pasaba, un nudo le apretaba en su garganta, un nudo hecho de<br />

pena y dolor. No hizo falta que me contestara, yo también escuché la radio y no pude por más que llorar<br />

con mi padre a la par que entonábamos los dos un ¡viva la legión!<br />

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<strong>El</strong> menú de la última Cena<br />

La Última Cena marcó el comienzo de la Semana Santa. En alguna ocasión nos hemos preguntado<br />

cómo fue esa Última Cena celebrada por Jesús; sabemos por los Evangelios parte de lo que ocurrió en<br />

aquella noche, pero desconocemos muchos de los rituales que la Pascua Judía tiene. La cena se tomaba<br />

recostado y en esa cena no había trece cubiertos, sino catorce, pues uno era para el profeta <strong>El</strong>ías, según la<br />

costumbre judía. Jesús celebró el “Pesaj” (Pascua) con sus discípulos, el día de la Pascua Judía, que coincide<br />

con el Jueves Santo cristiano. Una vez que se hizo el Urjatz o limpieza de la levadura en la casa, comenzó<br />

la ceremonia de la limpieza y lavado de manos. Jesús también lo hizo así pero en lugar de lavarse<br />

las manos, se levantó de la mesa y lavó los pies a sus discípulos.<br />

Tomaron pan ácimo (matzo), pues la levadura era símbolo de pecado (Bedikat Jametz), cordero<br />

asado y sin mancha y siete<br />

hierbas amargas que simbolizan<br />

cada una un acontecimiento<br />

en la salida de Egipto y el<br />

Éxodo.<br />

Estas hierbas son las<br />

karpas, normalmente perejil,<br />

símbolo de vida, éste está sumergido<br />

en agua salada, símbolo<br />

de lágrimas.<br />

<strong>El</strong> Maror, es rábano<br />

muy picante y picado para<br />

producir lágrimas.<br />

<strong>El</strong> Jaroset es una mezcla<br />

dulce de manzanas y nueces<br />

picadas con miel, canela y<br />

La última Cena – Cuadro naif de Diego Ceano<br />

un poquito de vino rosado por el color. Esta mezcla es símbolo del cemento que los judíos usaron para<br />

construir ladrillos en la tierra de Egipto. Durante la Última Cena tomaron las cuatro copas de vino ceremoniales,<br />

(Kadesh, Mishpat, en la tercera, Jesús dijo “Esta copa es el nuevo pacto de mi sangre; haced<br />

esto todas las veces, en memoria mía.” Y la cuarta copa de vino, es la Hallel que en hebreo significa adoración.<br />

Antes de la cuarta copa, después de la cena fue cuando se realizó el Afikomen, el partir el pan<br />

ácimo y repartirlo y así lo hizo Jesús y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo “Esto es<br />

mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria mía”.<br />

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