Moda elegante, La (Cádiz) 19230101 - Asociación de Baile Glamour

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EEVISTA PAEISIEN8E
LOS AtUUGOS - LAS BATAS Y VESTIDOS DE CASA
Continúan de moda, tanto loñ abrigos de pieles como los de terciopelo, siempre de vos;tir y
confortables. Se los focra con bello raso liso de tono claro o con raso rameado de tonos vivos qne
realce ki riquaza. Aconipanan u los tocados de \6.stir que se ponen para un té o un concierto. Sin
embargo, el terciopelo negro o cabeza de negro es tan fácil de llevar a diverí;as horas del día y
tan práctico como los abrigos de raso negro liso. Estos, por otra parte, son un poco ligeros, y es
prudente en invioi-no intei'poner una uatina entre la tela y e! forro, a menos que se emi»lcc para
confeccionarlos ese liermoso raso "Triunfante" muy espeso, auntjue muy flexible, y especialmente
fabricado para trajes sastre y para abrigos. Como tipos de la moda actual citaré dos modelos: uno
es de terciopelo negro, conijiuesto de un vestido o levita seguido del cuello a los pies, y ceñido en
el talle por un cinturón, y sobrepuesto por una capa que baja recta hasta el borde de la levita y
se extiende, lisa, por la espalda y costados sobre los brazos.
Un cuello de castor y una franja de lo mismo cerca el
^""^^^^ boide de la capa, y en las caídas del cinturón, adornan el
•'^-^ ^Sí \ abrigo, forrado con raso rameado. El segundo modelo es
de raso negro, con delanteros cruzados, solapas ccliarpc y
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Ti'iije pnra Ihruhitsml 011 satCii i:¡i'é oolrr óiialo,
bordaiio de ciitüilns ópiíto.
cuello de dogo de Siberia, sin botones aparentes más que el
que sujeta el cinturón, formado poi- tres galones e,strechos,
que también orlan la.s solapas y rayan horizontalmente
todas las mangas "kimono", que terminan
en bocamangas de la misma piel.
Citare también como abrigo de noche o salida
de teatro o de baile, acomodable sobre un vestido
de calle o sobre uno de noche, una hermosa pelliza,
de paño gi'is perla con bordado de plata o „
de terciopelo caoba, de gran vuelo, que perniile J^
forrarla de piel, y sobre la que se extiende, en forma
de esclavina alta, delante y caída en la espa'da,
de terciopelo labrado en conchas, leonado. La
orla del borde y el cuello de la esclavina son de
piel de "pékang". K/Z/^A
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Las batas y vestidos de casa, prácticos para e&t:;
tiempo, son de telas mulotonadas, ásperas y de abrigo, como
terciopelo de lana, duvetina, muletón de los Pirineos, zenañas
de seda o de algodón, velutina, terciopelo de algodón
liso o rayado. Estas telas confortables se emplean en especial
para vestidos muy sencillos y muy amplios, destinados
con preferencia para la mañana, generalmente rectos, de líneas
alargadas y adornados con anchos cuellos o solapas ya
haciendo juego, ya contraste, con el color del vestido. Estas
solapas se pueden cubrir con otras movibles de lienzo antiguo
o de linón rodeado con un dobladillo a vainica o con calados,
tiue constituye un refinamiento tiue da impresión de
frescura y elegancia a esta lencería lisa y sólida, que se lava
fácilmenie en casa. Ese cuello, solapas y bocamangas se
cortan limpiamente ajustados a los de la tela del vestido,
dando una gracia y limpieza de buena ley a nuestro tocado
matinal. Un bordadito de algodón lavable en las puntas le
da un sello muy personal si .se adopta dibujo original y colores
armoniosos.
Nubianas, pañetes, burieles y rasos de lana servirán para
componer tocados para casa un poco más adornados, que se
pueden usar todo el día, y que se adornarán con galones
bordados, cinturones de fantasía, que los harán alegres a la
vista y agradables para el uso. No olvidéis ciue una mujer
no debe nunca aparecer descuidada a la vista de los suyos.
Tanto su casa como su persona, se han de hacer gratas y
amables para los suyos.
Tr¡iji:-ali¡'¡go ilo 'lin'flin'i, ¡íiiunieL-ido
Algunos de estos vestidos tienen un cuerpo blusado o una
úe jii;/(.'-;/(•(.••• y liordiuiu do cuontas.
casaca. Como admiten formas nmy variadas, se podrá encontrar
elementos para hacerlos en un vestido de tarde y
aun en uno sastre, ya gastados, deshaciendo, refrescando y cortando y cosiendo de nuevo paciente y
esmeradamente, como si se tratara de una prenda nueva. Si no disponéis de calefacción, privaos de
las telas ligeras y de las mangas cortas y escotes abiertos, y forrad el cuerpo con una franela de algodón;
poned debajo de él, siguiendo más el espíritu actual de la moda, una prenda ligera de punto
de algodón o de lana merina que deje al vestido toda su blancura. Sin embargo, la fi'anela de algodón
es una tela práctica, fuerte, lavable, barata, muy ligera y de suñciente abrigo para hacer confortables
las prendas de invierno. Las hay de todos colores. Un vestido de casa se debe hacer de
colores vivos, pero fáciles de limpiar. Permite también oposiciones de tonos y dibujos que no admitiría
un vestido de calle.
París, onero 1923. . - . -. ^- "^^ CASTELFIÜO.
r;-yíS5
AÑO LXXXII.—NÚM. 1 DIRECTOR: N. NAVARCUÉS ENIÍKO iV:2'3
í^jp—.

EL B A I L E B L A N C O
L:i negativa enérgica con que los banquerOíí del
lío Samuel acogieron la proposición, hábilmente generosa,
(le lord Balfour, relativa íi las ([eudu.s de una
guerra en que, aegúii cien dcclaracioneá, los Erftadoa
Unidos intervinieron en deainteresada defensa de la
libertad, concitó varioí^ díay contra la nación agrupada
en torno de Wall Street recelos y cargos. Se
les ha llamado los alemanes de América; se ha recordado
cjue ya en tiempos de Tito Livio los últimos en
llegar a la batalla creían que a su esfuerzo único
debíase la victoria; y hasta alguno?, con pedestre
liumorisnio, han dicho que inventaron la horma .iel
calzado que ¡leva su nombre ]jaríi tener bien cómodos
les pies que habían ^le aplicar a las posadoras del
mundo. Esta pretcnsión es a todas luces injusta: los
máa recientes estudios (¡Gnmestian que esos guantes
(jon suelas fueron adopta his con el jiropósito altruista
de imponer al un¡\erso sus bailes.
Nunca la Humanidad civilizada bailó como hoy.
ya no es el baile gi'acia sólo aser¡uiblc a la gracia
juvenil, ni tiene el sentido exclusivo de vei'mut de
ía sensualidad o de nroparai^'ón rítmica para el buen
humor. Danzan \o¡^ viojor; y (i:tn7.an los niños. A diario
elimínanse tonelad;->s de gra.'Ja en esta gimnasia
musical. Pai'ejas lasLiniosas hacen el ridículo alegremente.
No hacen falta presentaciones; el esperanto,
esfuerzo para que todos !o.' seros del i>laneta pudieran
eiitendersfí, fi-acasó; ma.s aquí está este nuevo
esperanto ííe los pies y de los brazos, merced al cual
el japonés que oculta su gorila tras la pechei'a, se
entiende durante una hora a maravilla con rubia flor
de Londres, de Viena o de París. Y no es necesario ir
a ningún ¡xilacc ni a los tes sensuales del Claridc/f,
del Carlloii o del Adioii; ba.'-ta entrar en ei último
li-(i ruúiii del último viüoi'rio con pretensiones de ciudad
i)ara c[ue os pemítre poi- el oído el beleño lánguido
de un tango, o para vei contorsionarse sobre los
timbales ese negro de i>!;icentei'a epilepsia, {¡ue no
sabe uno si e.s el' mismo de siempre o si estarán
construidos [¡oi- seiáes conio lo.i automóviles Ford.
Al compás fie la música rota por las orquestas de
jazz-¡Knid, la Humanidad rota ]Jor la guerra baila los
múlti})les pasos de ia (ianza del olvido. Y así como
en hi Edad Media trataban los dibujantes de las célebres
iJniiza.H de lit Mtun-tc de pat'^'^^^ízar el triunfo
tie la Pai-ca sobre ricos y pobres, viejos y niños, noh\eti
y villanos, este baile ya falsamente suave, ya
frenético, con que hombres y mujeres úñense hoy
desde el cabo de Hornos a Alaska y desde Gibraltar
a las ultimas poblaciones suecas, quiere constituir
una Danza de la Vida sin lograrlo; porque si movinnento
es siempre vida, para merecer el sentido total
de la palabra le falta sosiego a su ritmo y serenidad
it su júbilo.
Tras el regocijo de esos innumerables bailes bárbaros,
que van desde el cakc-wallc y el aritmético
071G sil!]) ül tsidza y al ondulidad, pasando por el
paso del oso, eí del camello, el del canguro y tantos
no en vano arrebatados a las bestias, Eros asoma su
boca roja y sus ojos cié brasa. Fijándose bien, se notan
dos brotes caprinos en su frente. El baile, que
tuvo desde su origen en el trasunto del amor sus
mejores inspiraciones, acércase ya a la i^antomima
lúbrica. Quien se asome a uno de esos salones cargaíloa
de oros, de emanaciones sudorosas, de frases
cortantes y de eléctricos silencios, difícilmente rememorai'á
ni los bailes litúrgicos de Oriente, ni las danzas
ágiles de Grecia, en las cuales todos los danzarines
parecían victorias, ni los valses de románticos
giros, ni los Lieremoniosos minuetes, llenos de cortesania
reticente y de pasiones que se resolvían en reverencias
y sonrisas. Se advierte al punto algo de
distensión, de afán exacerbado. Esta gente que bajía
vio la ciudad bombardeada, vio los monumentos seculares
a pique de ser derruidos en un minuto; lia
sabitlo tle hombres muertos después de pasar años en
formar.se, en mejorar con ei esfuerzo la obra de ia
Naturaleza; aigunos de esos bailarines son campesinos
aventados hacia la ciudad \)0V el vendaval bélico.
Todos parecen saber que la gran guerra no la
ganó nadie, (|ue ha sido pei-dida por la Humanidad,
y que no será la última. En ese dinamismo inmoralista,
((ue músicas desordenadas rigen, palpita la reacción
centra tanta meditativa quietud, contra tanto
acompasado esfuefzo sobre los yunques del trabajo,
contra tanta mansa heroicidad estéril, centra tantos
dolorosos freí os puestos a! ímpetu de las tentaciones.
Aquella mímica ingenua de las danzas populares
impi-cgnadas de púdicas torpezas no volverá. Esos
bailes rústicos que apenas ])articipan de intercambios
sexuales y en los que cada bailarín necesita eml)lear
su atención en evitar errores, parecerían estúpidos
a estos dos desconocitlos de ayer que hoy cruzan
los encerados pisos abrazados en pecaminosa
lentitud, envueltos en la serpiente hipnótica de la
melodía o arrebatados por el torbellino de los alle­
iiiMiniinMiniiiiiiniiiinniiHiiHiiiiiiiiiininiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiininiMiiiiuiiiiiiiMiMiniMiMiniMiiirnMrnMiMriiniiiMiMiiMnMMniiiiiiMMiiiiiiMiiiiiiiM
gros. La orquesta se descentra bajo el noble cuello
ilel violni hasta el suelo, grita de proiito a contratiempo
jjor el butijo, gruñe el contraoajo sin motivo;
y como si algo golpeara ei azogue unicio de la mÚBi
ea, ésta se pulveriza en ruidos luminosos tjue arraatran,
que excitan, que turban. En más de una Walpurgis
debe de haber ya tocado alguna de esas orquestas,
que, aunque sean de blancos y de zínganos,
tienen el espíritu de negro de ia libre América. A veces
se piensa si esa música no .será una venganza de
los etiopes contra los herederos de Lynch.
Ei libro más perverso influye menos en la degradación
de la sensualidad que esos seis o siete hom-'
bres de casacas rojas subidos sobre una tarima. Han
llenado las cajas de sus instrumentos de cocaína y
de cantáridas, y ia diluyen alternativamente en la
atmósfera que respira la muchedumbre. Así como
la máquina mejor ajustada se afloja al sufrir vibraciones
excesivas, la máquina humana tiene que relajarse
en el lúbrico temblor del simmi/: "Hija im'a, no
bailarás ese baile jamás; amiga mía, no me gusta
\erte bailar oso; conocida mía, baila lo que gustes...
Cuando tiemblas rítmicamente parece que el vestido
te va a resbalar a lo largo del cuerpo, y ciue con él
va a caer de tu alma algo que te desnude más aún
que las telas y los encajes."
Es inútil que un Kegnes clame que la Humanidad
ha derrochado en cinco años los medios de vida de
tres generaciones, y que es imprescindible detenerse
y hacer universal penitencia por el ])ecado de quienes
soltaron los dogos de Marte. La Humanidad quiere
bailar. No le importa que en la pasada guerra se
haya demostrado al pueblo más militarista del mundo
que no carecía de razón, sino de fuei-za para imponer
la sinrazón... No (luiere oír seimiones; quiei'e
bailar... Le la contienda cruenta y de la contienda
sin sangre que aun duia, sólo una enseñanza retiene:
que la carne liuniana tiene bajo precio. Y al
compás descompasado de las miles de orquestas, desde
los rooff t/iirdcns de Nueva Yorlt hasta los sótanos
de las más recóntlitas ciudades de Europa,
baila jadeante y G.streniecida, mientras que en la
misteriosa líusia, barrera puesta por la Providencia
entre dos razas, fermentan el ensueño y la muerte,
y mientras que en el Oriente misterioso, que ya supo
pasar en épocas remotas el estrecho de Bering, nacen
sin cesar hombres, hombres, hombres.
A. HEUNÁNDEZ CATA.
CONFIDENCIAS A MI MUÑECA
¿Te has enterado, Boby? Tengo novio; ¡por íln
tengo novio!... ¡Y con la gana que yo tenía de tenerlo!
Es guapo, elegante, buen mozo...; en fin, todo
un hombre. ¿Te enteras? ¡Todo u:i hombre!
No me mires así con tus ojos bobalicones... Ya sé
lo qi:e estás pensando: que es mucho ])ara mí eso de
un hombre, portjue yo soy una nena (pues así me
llaman), pero pronto "umpliré quince años. Claro que
mi institutriz, que tiene cerca de treinta año.s, dice
con muciio rubor que ella no quiere tener novio todavía..,,
que le sobra tiempo más adelante para pensar
en esas cosas... Yo creo que no lo tiene, no porque
no quiere, sino porque es vieja y fea, sencillamente.
En ñn, mi novio vendrá a verme mañana. Yo íe
lo presentaré; peio, ¡por Idos, líoby!, haz un esfuerzo
ese día i)nra no tener eternamente tu aire estúpido
y tu sonrisa indiferente, ^a sé que no puedes
decirle nada, ni puedes hacerle una ]-everencia a lo
María Antonieta, porque, ¡pobrecita mía!..., eres tle
cartón; pero ¡hay tanta gente que sin hablar ni moverse
hace comprender lo que piensa!
¿Sabes que mi ¡¡rima Angelina me ha dicho en secreto
que no quiere casarse y que quiere ser artista?
Artistas son señoritas que cantan, hablan y gesticulan
para divertir a los demás. ¿Tú no sabías esto?
Pues yo tampoco, porque no he ido aún al teatro;
pero iré, ya que soy mayor y tengo novio. Es mi i,>adrino
quien me lo ha explicado. Mi prima quiere ser
una de esas señoritas; dice ella (¡ue tendrá vestidos
nmy bonitos, alhajas y mucho dinero suyo. Yo la he
jíveguntado que quién le iba a dar todo eso, y eüa,
con orgullo, ha respondido muy seria: "Mi talento",
y me ha dejado i)lantada sin más explicaciones.
Mira tú por dónde mi primita tendrá iali'nln. Yo
no le conocía ninguno..., como no sea el de hacer rabiar
a mi tía Eulalia. Otro día espero hallarla más
complaciente y me lo explique todo, pues si ella, (|ue
no sabe nada de nada, puede tener tantas cosas bonitas,
como vestidos y alhajas, yo también veré el
modo de procurármelos. ¡Con lo que me gustan a mí!
Pero no te he contado aún cómo fué eso del novio.
Verás: tú sabes, Boby, que iioy, jueves, era día de reunión
en casa. Vinieron, como siempre, muchas amigas,
entre ellas las señoritas de Moraine, que son
francesas y muy elegantes. Las acomiDañaba su institutriz,
una señora anti])ática que a cada momento les
dice una palabra muy rara, así como "¡dioqnin!"...,
sin que yo sepa lo que sigTiifica; pei-o como es también
extranjera, no tiene nada de extraño que yo no
comprenda la tal palabrita, y no quiero pasar por
ignorante pregiintándolo a nadie.
Además, no voy a ninguna parte, y oigo decir a
menudo que mi educación es aún muy deñciente. Lo
cierto es c|ue cuando lanza la tal palabrita, Susana
y Germana de Moraine se ríen que da gloria verlas.
Llevaban unos vestidos...; ¡madre, qué vestidos!...
¡Hubiese querido que tú los vieras, Boby! Uno era
gris perla, todo cubierto con encajes del mismo color,
muy largos, casi hasta los pies; un sombrero
grandísiino, de crespón, y una piel de renard blanco,
tan pi^ecioso, que me entraban ganas de acariciarlo
como si fuese mi gato Pcruchc.
Como Susana es alta y muy esbelta, figúrate lo
preciosa que estaba. Mi prima Angelina no cesaba de
mirarla.
Germana vestía toda de negro; sería seguramente
(lue, como es más baja y un poquito más gruesa,
quiere parecer tan esbelta como su heimana. En cambio,
tú sabes que ella es muy blanca y muy rubia.
También vinieron, como siempre, las de López, hijas
del fabricante de conservas, que también son monísimas,
pero van muy raramente vestidas; abusan
mucho de los collares de fantasía y de las pulseras
de pasta; son "cursilítas", como dice Angelina.
Llevan casi siempre medias claras con zapatos y
vestidos obscuros, cosa que resulta del peor gusto;
sus sombreros son también muy llamativos: hoy los
llevaban color canario. Será tal vez muy de moda,
pues ellas a.seguran ([ue es ¡a derniáre; pero ¡yo no
puedo flgurarme una persona de buen gusto con un
sombrero color canario!
Su mamá las acompañaba; es una señora, horrorosamente
deformada por la obesidad, que padece
mucho de reuma.
Mejor es t|uo dejemos para otro día la descripción
de las demás visitan, porque no tendría tiempo de
contarte cómo he encontrado novio.
Mi tía hizo ¡a presentación de AgTistín (ahijado de
su madre y amigo de infancia de mi padrino) como
un gran pianista que llegaba de Alemania y Francia,
en donde dio grandes conciertos con éxitos rotundos.
Es alto, inverosímilmente alto; representa tener
treinta años; tiene un pelo negro, más negro que el
mío...; en fin, su conjunto no puede ser más favora­
%
ble... ¿Te enteras, Boby? Es guapo, guapísimo, mi
íiovio. Creo que fué así: él preguntó si yo era hija
de mi tía, pue^ se lijé en mí cuando yo tocaba el piano.
Mi tía contestó entonces:
•—^No; mi hija es Angelina. Esta nena es hija de
una hermana inía que murió hace dos años del corazón.
Había perdido su marido en África, y la pobi'e
no pudo i'esistir tamaña desgracia.
—Entonces, ¿esta niña es huérfana?
—Sí; al ocurrir la terrible desgracia no quisimos
meterla interna en un colegio, y vino a vivir con nosotros.
Tiene institutriz aún, pero su educación es todavía
muy Jcficiente.
Fíjate en la palabrita.
—Toca, sin embargo, el piano con gran maestría.
—Es lo único que sabe hacer. Pero no tiene noción
del mundo; cualquier cosa la eivtraña y la asusta.
Después de todo, es natural; vivían tan recluidas su
madre y ella, que al principio nos costó trabajo despavilarla
un poco...
Figúrate, Boby; es tanto como haberle dicho que
soy tonta.
—Es muy joven aún, señora, y muy hermosa; pronto
elia misma lo comprenderá, y entonces..., entonces...
No terminó la frase, y miróme sonriéndose.
Luego se sentó a mi lado, haciéndoaie así como un
examen de conciencia.
¡Cuántas preguntas, madre mía! A veces se reía;
otras veces se ponía muy triste, como si verdaderamente
le importasen ya mis cosas.
¡Nada, que somos novios! Ha dicho que volverá
mañana para tocar al piano juntos las fugas de Sebastián
Bach.
Oye, Boby: ¿te parece a ti que pronto podré casarme?
Eso de que soy una niña es una ¡latrañ:':
soy ya muy alta (todo el mundo lo dice), y haría muy
bien el papel de .señora.
Con recogerme los bucles y darme aire importante...,
así..., ¿qué te parece?
Y con la moda de los vestidos ha.sta los pies, me
darían muy fácilmente veinte años..., ¿verctad?...
Adiós; te dejo, Boby. Voy a repasar un poco las
dichosas fugas de Bach, no sea que luego haga un
mal papel delante de mi futuro.
Marga.
Por la traiLscrijicióii,
i • ANTONIO VALERO DE BERNABÉ. '

ÍDOLOS DE ARCILLA
LosBiin'CÍa tlu verlos todas las lardes en ol
,1'iiiCüti d(.' un parque poco frenuenlado. iiu
escüiididü i'Íiicon€ÍII(j donde, se aunaban el ai'-
ÜÍÍQÍO moderno—fuentes, sudidorcs y eslatuas^icon
la selvática vegetación de los lugares
abandonados.
Allí ino i'el'ug'iaba yo todas las tardes huy-eudo
eL munf/anal rulilo, qni'. un anior desgraciado
y cierta lesión bepálioa me hacían
aborrecibde por cníonces.
Una tarde de las primeras de septiembre,
en que, sentado a la sombra do unas acacias,
leía a Leopard,i—lectura muy en consujiancia
•con el estado de mi espíritu—, observé con
exirañeza, porque loj escasos concurrentes al
parque no solían internarse hasta mi Tebaida,
ci'imo avanzaban por una de las avenidns
un caballero de mediana edad, de aspecto descuidado
y huraño, y una pequcñueJa de unos
seis años, que llevaba un aro colgado del
brazo y en ^la mano una red donde bailaba
una pelO'ta, y mi ex'trañoza se tornó en disgusto
cuando los vi instalarse en un banco
írontero al mío.
La niña, que era una nüjita encantadora,
apenas efe>etuada su insíalación, se despojó
del sombrero do paja, adornado con cerezas,
que llevaba, y empezó a corretear de un lado
para otro, dando palos al aro para que rodara
más a¡>risa; y el caballero, sacando un
periódico del bolsillo, se puso a leer tranquilamente.
Se puede ser casi un salvaje, un misántropo,
un descontento de la vida, y tener un panto
vulnerable. Yo, que he perdido ya la i'e,
que no creo en la amisitad, que abomino de
las mujeres, que no me conmuevo con la música
más ddlicada ni dice nada a mi espíritu
el paisaje má.s maravilloso de la üi'eación,
f^'ugo, sin embargo, una debilidad; me gustan
los niños.
A los diez minutos de pasar y repasar la
i'ubita por delante de mí, encontré ocasión de
olrecerte un terrón de azúcar olvidado, sabe
ÍJios cuánto tiempo, en el fondo do mis bol-
S(illüs, y un cuarto do hora después éramos
los mejoras amigos del mundo.
en los cuales cuidaba yu previamente de depositar
alguna golosina, que era recibida con
jubiloso palmoteo por ella.
i^on este m^otivo, entre eJ caballero que la
acompañaba, y que era su padre, y yo, se cru-
-íaron algunas palabras de cortesía. Unos días
aespnos ya entablamos algunas cíuiversacioiGs
Involas sentados en el mismo banco, has-
•jaiHie, habiendo des^cubiento un día que nuestros
gustos y nuestra manora de pensar eran
Iguales, nuestra mutua incliinación se hizo
mas estrecha, y acabó por convertirse en una
solida y fraternal amis-tad.
Cuando las taMes se hicieron frescas, aban-
dojiamos el banco para dar largos paseos por
las avenidas solitarias, precedidos de Uta y
su jK'lola policroma, que uuas veces saltaba y
otras se escondía entre las .stinuosidades del
teri'eno.
M\ amigo era otro amargado de la vida.
Culto, instruido y hombre do corazón noble
y sencillo, su mujer, a quien adoraba, le había
traicionado con su mejor amigo, y habían
huido juntos, abandonáiidolu cuando
estaba gravemente enfermo en la cama, y a
Lita—-Lolita—, que tenía cinco mesos, en su
cuna, llorancloi inconscientemente su orfandad.
Mi nuevo amigo ora nn fdósofo. No alborotó,
no dio a nadie parto de su afrenta, ni
meaos intentó jterseguir a los culpables, b
mudó a un barrio extremo, dij-o que era viudo',
huyó de todo trato con el hombre, y desdo
entonicos dudó de todo. Como dentro del mí(j,
dentro do su sor latía un aborrecimiento feroz
]íara el género humano, y, lo mismo que
yo, liabía sentido derrumbarse su fe al desplomarse
loe pilares con que hasta entonces
estuvo sostenida.
Nuestras conversaciones, por lo tanto, eran
terribles. Todo el helado excepticismo de Voltaire,
el pesimismo'brutal del blasfemo Schopenhauor,
la sombría desesperación de Leopardi
y Jas inüoherenc,ias vosánicas de Nielziche,
eran glosadas por nosotros, añadiendo
comentarios aterradores que dejaban en mantdlas
a nuestros ídolos favoritos.
—¿So acuerda usted do lo que dice Níetzche
en su Antecrhlo?
—¿Y Kant en aquel capítulo...?
—Magnííicamente lo expresó Schoponhauer:
"Si yo fuera Dios, no quisiora haber hecho
este mundo."
—En resumen...
—En resumen : que DJos, el amor y la amistad...
Y terminábamos afirmándonos en esta oohsecuencia
desconsoladora:
—i Nada, nada, nada!
Un día, y por primera voz desde que nos
ccnocíamos, mi amigo acudió solo a la cila.
Lita no había podido sr.lir por estar algo
constipada y amenazar ol tiempo lluvia. Aquella
tarde permaneQimos sin hablar, exaeerbado
nuestro pesimismo |:K.H' aquella ligera
nube. Yo, sobrj todo, que amaba a la pequeña
tiernamento, y que me veía privado de
verla, casi el único placer que me hacía amable
la vida, me puso sobrexcitado y iiervioso.
Al día siguiente Lita se agravó. Padecía una
bronquitis aguda, que dui'aiU.o ocho días j)uso
en peligro: su vida. ¡Qué ochO' días aquéllos
do horror, do intranquilidad, de desesperanza!
No soy sensible, pero el espectáculo do la
muda düsospcración de mi amigo, día y noiche
de pie junto a la cuna, y el do la pequeña,
expirante, con las pupilas empañadas y las
mejillas arreboladas por la-íiebre, me partían.
el corazón, y tenía (jue hacer esfuerzos tilá-
nicos para ahogar Jo que creía una debilidad
indigna: el llanto que acudía a mis ojos, lágrinuis
de ii'a, de iiuijujlenuia.
Por íln, al cabo de ocho mortales días de
iiLternativas, el jjoligro cedió algo, y, obligado
por un asunto urgente, aprovoicJió la mejoría
para ocuparme de él y ausenhii'nie do la jioblación
unos días, piromotiéndoine antes mi
amig:o lenoi'ini' al corriente de la eulVruiedad
de Lita.
i'oro jiasaba un día LÍMS (h^ otro, mi asunto
estaba ya casi terminado, y ninguna noticia
llegaba hasta mí.
Ll terrO'r invadía mi ser. ¿Lslaría peor la
onfermila? Sólo así se concebía que no me
escribiese mi amigo. ¿Y ai so hubiera muerto?
Medio loco do incerfidundu'e, toi'lui'adn
por los más negros presentimientos, abandoné
detalles de última hora, y tomé el expreso,

TRAJES SASTRES
1. De tei'cioiielo inglés, adornado con bordado y piel.
2. De tei-ciopelo de lana mástic, rayado, con trencillas circes-,
}ealzada.s con una tira de nutria.
3. De terciopelo ¡nglús, verde botella, guarnecido de agnclla,
4. De buriel ligero, color tabaco, adornado de ¡lespuntes de
seda de igual tono.
5. De lanilla lisa, adornado de cinta gofrada.
G. De kiiaha duvetina, adornado con bordados y piel.
7. Traje sastre de fantasía: falda de buriel y chaqueta de
paño, adoriiLida con galones cir¿s y scutache. Para señora joven
o señorita; este conjunto forma un traje de calle elegante y original.
La falda, H.sa, de regular amplitud, es de buriel grueso, color
castaño; la cluiqueta, de i)año hciije; el galón, ciré, y la i^oul.achc,
al color de la falda. El faldón es bastante corto, y forma delante
y detrás dos ¡lanneaiix recuadrados de galón ciré, bordados
con círculos y triángulos de soufachc. Esta disposición se recuerda
en las bocamangas abiertas y en el cierre del delantero. Dos
hileras de galones adornan el cuello alto y vuelto. Pequeño cinturón
de paño, anudado al costado.
TcUt necesaria: 2 m. de buriel para la falda; 2,10 m. de paño
para la chaqueta.
8. Traje sastre de gabardina, cuello y bocamangas de piel. He
aquí un "sastre" completamente clásico, que se copiará en colores
sencillos, si se quiere un vestido de calle de mucho vestir, o en
colores neutros—gris mezclado, gamuza, reseda—, si se desea un
irotteur fácil de poner en todo tiempo para salir. La chaqueta es
ligeramente ablusada en la espalda; el faldón, de aspecto nuevo,
sube en punta por delante hasta los botones del cierre, que terminan
el cuello-chai. Se em-p¡earán para éste: pieles hermosas, si
se trata do un vestido elegante; castor o nutria, o cualquier
otra fantasía, en los colores neutros. (Patrón trazado, figuras 29
a íl? de la Hoja-Siiplcmento.)
Tela necesaria: 4,75 m. de 1,40 m. de ancho.
9. Traje de paño, adori;ado con tiras trenzadas. Es una guarnición
rica y nueva la de la blusa de este traje, muy elegante,
que puede hacerse completamente de satén obscuro, tal como figura
en el grabado; las trenzas están formadas de bieses de satén,
de antemano preparados y cosidos. La falda se halla totalmente
plisada.
Tf¡a necesaria: 8 m. de satén de 1 m. ele ancho,
10. Traje elegante de paño color habana. La falda, lisa y bastante
estrecha, se completa con un pequeño paleto suelto, adornado
con bordado azul obscuro, ejecutado a ininto de cadeneta; un
cuello recto, abierto delante, termina la prenda. Un bordado análogo
al del paleto adorna la casaquilla, de talie bajo, que acompaña
la falda.
11. Traje sastre sencillo de paño azul obscuro, adornado con
trencillas de seda negra. Ti'encillas estrechas de seda negra adornan
los lados íte la falda. La chaqueta, semitarga, permanece
bastante suelta, y .'ÍC termina con solapas flexible.s; el faldón está
cortado con trencillas estrechas colocadas transversalmente. Un
galón bordado de seda azul y de cuentas encarnadas hace las
veces de cinturón; el mismo galón adorna las solapas de la chaqueta.
12. Traje sastre nuevo en terciopelo de lana gris elefante. De
mucha novedad y elegancia el modelo, es fácil de llevar. La falda,
formada de dos paños, no lleva adorno; la chaqueta, de gran fan-

tiisíii, se completa por una es¡)ec¡c de cuello-chíil, que baja hasta
el eiiiíurón, puesto muy bajo. Trencillas de seda negra y botoncitoH
tíe g-!iialita adornan el faldón de un modo original. Las bocamangas
se guai'UGcen de la mi^ma manera. Debajo del cinturón,
a cada lado de la esi>ak!a, la^, ti'encülas dibujan un rombo estrecbo.
Con los paleíós peijueños y las cliaiiuetas sueltas como la de
los anteriores modelos es necesario llevar corsés que so.stengan
perfectamente el talle sin niolcí^tar a ningún ói'gano ni pei-judicar
ia flexibilidad. T.as prendas un poco vagas dan fácilmente un aspecto
descuidado, de nía! tono, si se llevan sin corsé o con un
corsé jnal liecbo. (PatiVm trazado, figuras 11 a lí! de la Hojii-Sii-
¡ih'iiiciihi.)
13. Traje de cJninn-i^cHi', guarnecido ile piel. Debe elegirse,
])ara copiar el modelo C¡IU.IH¡H('Uv; frecuentemente, estos chalecos se adornan con cuentecitas
de nuulera, adornados con boi'íiados lisos o bordados calado.s;
mangas de soplo de seda o de'cres]H')n Georgette les complelan.
T,a espalda es poi- lo regiflar corta, detenida en el talle por
un cinturón liso. Una blusa de duvetina floreada es también de
l)onito efecto.
Tcln nc cesa i-ir I: ri,.r'iO m. de 1 m. de ancho, para el traje; l,2f>
metros, para el chaleco; 0,(iO m., pai'a las mangas.
14. Rara fiue consei-\'e una
ínea bonita, sobre todo cuando se le ve de ¡lerfil. Es indis)iensable
i)repai"a)de desde luego en lienzo de a]godé)n, pai'a esUidiar
en los lados la unión de la falda.
Tela ncce.saria: .'3,7Í3 m. de 1,40 m. de ancho,
ir». Traje .-iastre cíe fanta.sía pai-a señoi'ita o señora joven.
Este "sastre", con su ('ha

PARA
NIÑAS
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I JOYERÍA MODERNA |
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Pulseras de pedidas.
Regalos para bodas.
MONTERA, 21. - MADRID g
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S? íjl 0 li )J I> I> Jj I> )> i;i ^ J> 1> ÍI I^I 1> ](l í, llj: ij 1(, ;i^ ,»[ ^ ,> ^ ,J Ij; ,> ^ !^ I> 1> ;^ 15 0 ,
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1. En paño verde, adorniído con tcha escocesa en negvo, gris y blanco.
(Patrón trazado, figuras 45 a 48 de !a Hoja-Suplcmcnto.)
2. De duvetina color fresa, bordado en lana azul y plata.
3. Paño verde jade, bordado con botones de níquel.
4. Terciopelo de seda gi-i.s y piel de mono. Las flores que forman el adorno
van Iiechas con paño recortado de color fresa, gria claro, azul, hciye y verde.
5. Terciopelo de lana rosa y piel blanca.
6. L'e paño hcif/c, adornado con tiras do la tela. La parto que queda calada
lleva como transparente una tira de cuero, '
7. De duvetiiui color castaña, bordado en gris claro y adornado con botones
y tiras de la misma tela.

-í
i
1. DG terciopelo de lanu blanco, con bortle.s rojos y bordador azul marino.
2. Chnquetita de terciopelo tle lana a cuadros blancos y negroK. Pantalón
de terciopelo negro; todo el traje, adornado con bordes de duvetina blanca.
3. En terciopelo negro y duvetina verde jade, con tiras y botones blancos.
4. De pañete blanco con bordados azules, rojo.s, verdes y amarillos.
5. De pañete hcige con piel blanca; adorno hecho con tiras del mismo paño.
6. Terciopelo de lana gris perla, adornado con jjiel blanca. (Patrón trazado,
figuras 39 a 44 de la Hoja-SiiplL'menlo.)
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PARA
NIÑOS
i i> i>i>i> j> i>>>i>«i>i:ii>i>ij:i>i>i> 1:1 i>*«**'?>>*«>>**«X'**
SECCIÓN DE PATRONES
Las señoras suscríptoras pueden eiicarfííir patrones de cuali|uier
figurín, sea o no de LA MODA ELEGANTE, a la Administración
de esta Revista, Preciados, 46, Madrid.
PARA ENCARGAR LOSt
PATRONES, TOMK US­
TED LAS SIGUIENTES
MEDIDAS:
AB. Líireo lie- la 'espalda
desde in custura del cuello
á la cintura. (Fig-'lj • •
CD. Aurho de In csijolda
(Fin.M .-••••
AE.LíirgodoIlalíií delante
tomado doadn la costura dol cuello
ntraahagtu la cintura por delonto.
2)
Con tomo tiel pecho por debajo
los brnioH en su pnrtc tnas
i,-alc. (Fi

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^^^^^^Pg^lJgilj^SltfElljl^^
I N T E R í O R E S M O D E R N O S
CaiUt i!ia se \'a refiíKuido m;is el guslo, y, sin
diu-nus cuenta, ionios todo» en general más cxijicntcs
en el decorado y mobiljai'io de Uiy habitacionos:
el deyco de ]ioder enseñar una casa
"bien |)iiestu", unido a las exigencias del raiifiirt
y también de la higiene, hacen que en el
decorado, muebics y detalles lie un interior se
gasten siini:is fabulosas, siijuiera sean al rom-
]>ai-ai'!as con el dinero que hace veinte años
costaba amucbUir un cuarto, autique fuei'a con
gian lujo.
En el grabaiio adjunto se ve un ('uarto de
confianza, según :~'¿ d.o'.luce de los muebles, confortables,
i)ero no lujosos, y del ])ijamu de toda
confianza con t;iie se viste Ui

»1K\T- (!e ur, (ÍÍ'-'leíT,b"ie cruel y Li'íste cubríii los camifiOfí.
Llegaron ios cómicoy azotíidos por la nevisca, y cle;^do
líi e-;tíici(jn tlel ferrocLircil jiüwta hi phiza dejaron en'el lodazal de la carretera,
ü lo lai'go de la costa, el hondo surco de la.s ca:-;'.vanas humildes: señales de zapatos
hombrunos, huellas menudas de mujeres y r.iños junto a las pisadas triviales
de un cordero; i>oiHiue en a(|uella tribu, amasada por tres generaciones
de ur.a sola familia, había también un animal bahidoi', mimado y suave, un poco
(lesiiambrido.
Fué el director de la comjiañía en sus vei'des años un "apreciablc artista"
tjue rodó en tcatrilios de segiindo y tercer oi-den, liasta ii' perdiendo lentamente
í^us facultades escénicas, mientras loa hijos, secundándole en lo ijosible, acompañándole
siempre con aur,'¡eiito de i'.'T.cunda descendencia, se iban rezagando en
el camino del arte, sin conseguii- los laureles de su antecesor. Esta supremacía
íiuo ios suyos le reconocieron, aun en ])!ena declinación dol triunfo, granjeóle al
patriarca el sonoro epíteto de "ei maestro". Y así lo llamaron jiomposamente,
cortejándole con una ingenuidad en c¡ue había mucho do veneración y de ternura.
A escote pagaban entre todos el café del maestro al medio día y las pastillas
tle malvavisco para calmarla un poco la cavernosa tos; suyo era el mejor camastro
en las mísei'as posadas rurales; .'^uyos una especie de i>araguas que alienas
tornaba la lluvia \ uiui rara jírenda de vestir, entre anguariiia y paleto, de
fecha i'emota y origen colectivo.
El buen anciano recompensaba la .'íolieitud de su prole haciendo esfuerzos
beroicos por sostener en la escena el prestigio de la antigua fama. Sin bríos ni
f^akid, helado y temblón durante aquellas noches invernales, se presentaba al
público arrasti'ando penosamente las zajjatiilas rotas en la representación de su
pie7,;i favoi-ita La CcilüiHlrin, una zarzíiela que a! través de Io.s años y los |íueblos
esjiañoles so había ¡lecho él aplaudir muchísimas veces.
Hoy lii boca de! viejo, estirada sobi'e las encías desimdas, en los números
Cantables adquij'ía una jjrofundidad trágica, y la voz dolorosa, emitida desde tan
'idusta cueva, desgranábase en el salón con acentos tle sollozo, hasta que, rondido
el artista, daba en tcser y en escupir.
Entonces la propia Cahniiiria, nieta del cómico, alarmándose bajo el i'aido
mantón de Manila, auxiliaba al enfei'nio, presentándole un taburete "con mucha
"aturalidati", mientr;is le echaba aire con ei abaivco, "liguiando" que todo atjue-
J'o pei'tenecía a la zarzuela.
Y el recurso era de un verismo tan descollante, que le ajjiaudían siempi'e Íes
espectadores, en tanto que el pobre galán, sin camisa ni dientes, daba las gracias
inclinándose hacia las fementidas babuchas...
E.stá diluviando; ini tapiz de obscuridad ennegrece las calles; se oye el ronqu.do
fie las olas, y el viento afda su g-uadaña en las nubes. El vecindaiio, regiandose
en los hogaies calientes, olvida que el maestro y sus discípulos no
tienen qué cenar en esta Nochebuena.
Los comico.s, (¡ue actúan en el bai-racón de la plaza, ya fueron en su mayoría
' ar los \'illancicos en la parroquia al anochecer y a oír la plática del cura.
Son fieles cristianos, ó ti-atan de congraciarse con los devotos del lugar.
eio han salido muy tristes de la iglesia, poi-que e! sacerdote leyó una nieacion
que exhortaba al recogimiento y la santidad de la Pascua. Dijo que era
s ei llenarse de inocencia alrededor de la iumbj-e entre niños y iilegarias,
que los ángeles se durmiesen y acudieran los niayores a la misa del gallo;
lendd la sinijdiciiUul y la quietud para que hallase cada uno en su corazón
orta a la nena aiite la muerte gi'ave (¡ue ha visto ]ior priniei'a vez. 1*]! abuelo,
mudo, caido en la inlinita postilación, es una imagen horrible y que la estimula
a huir abi'azada al corderillo, oi'reciendo la existencia blanca dei animal como
un rescate de la íieri'a obscura tlonde el anciano esconda su enorme ]ialidez y
mitigue el frío espantoso de los huesos.
Mientras los cómicos se rebullen en la ])osa

PARA PASEO Y VISITAS
1. Abiigo de terciopelo negro li^o, alegrado con tela bordada de hojue­
las. 1-a única guarnición do este elegante ubrigo es una tira de tela ador­
nada con hojuelas azul vivo y plata que aparece a lo largo del cierre y se
muestra en el cuello.
Tela ¡li'Cí'sanit: 4 m. de 0,90 ni. de ancho.
2. Ahi'igo para viaje o "auto", en terciopelo de lana o en paño, ador­
nado ron tiras de cuero en el cuello y en las mangas. Puede reemplazai'se
esta guarnición con piel lisa nutria "kolinsl;y".
10
3. Abj-igo c!e ejjinrjletfe o de buriel color uva de Corinto, guarnecido de
uiliii'ün. El cinturón, bajo, lo forma una tira anclia de (ujnvUa; en el cuello,
una corbata flexible de la misma piel .se anuda a un lado.
4. Juego de cchar/ic y manguito en .SAÍÍÍÍ.Í/.S natural.
5. Traje jiara señorita, en vrvjH'llü azul noche, adornado con cuero en­
carnado. Se adorna con un cuello de crespón de China color cereza, y un
cinturón de cuero trenzado del mismo tono. Cordoncillos de cuero rojo re-
cuadi'ados de pe.-ípuntes de seda de igual color adoi'nan el canesú del cuer­
po y la i)aite alta ile la falda.
Tvhi necesaria: o,70 m. de 1 m. de ancho.
Ti. Abrigo lie tarde en kiiyluí diirvl¡)ic Initjc, adornado con un
bordado de y.ontdcltc. Elíjase para copiar el modelo terciojielo de
lana o kdsiia diifcfinc, y ejecútese el bordado ([ue adorna el abri­
go con süHtndu'. (Patrón ti-azado, figuras 7 a 10 de la í/f>jVí-.S'í'/'/*'-
¡liento.)
Tela necvsariíi: 4 m. de 1,:!0 m. de ancho.

-t
'• Sombrero pai'a sonora i!e cierUi eiliw!. Kl nioik-lo es tic fícda tn:ilc
ii'lojiiado con cuentas y un velo de tul.
faombi'Gro de felpa negra y blanca, guai'nceido con borla.s de >;eda
gia- Nuestvaa lectoras podrán ejecutar fácilinonle este moiiclo; la copa
puede .ser de duvetina o ríe !ai,a ia.-^|)ad;i blanca; el ala e.-^ enrollada o trenzada,
en felpa negra y blanca; t!o>; boi'Uirf de seda negra están colocadas ¡il
costado en ia parte |)osLerior. PuG;le hacer juego con este tocado el cuello
móvil de una capa o de un abrigo, eligi.'iKlolc alto y i'crio, ile felpa negra y
blanca, cerrado con do?; borla,^.
í). Abi'igo práctico de buriel o de tercio]>elo de lana. Pai-a co­
piar el modelo confortable y práctico elíjase buriel gris iietizo o
violeta, y si .''e desea una jn'enda más elegante, terciopelo de lana.
Se puede foi'rar comiiletaniente o hasta medio cuei-po, llcvamlo
debajo un slirllutnl o un (jolj, según la temperatura. F,l t;ille, bajo,
está niai-cado con un cintui'én en relieve, especie de motivos iie-
clios de cintas de tela enrolladas. Un cuello de castor, de nutria
o de conejo teñido termina la parte alta del abrigo. Un nuinguito
de ia misma ]iiel completa la prenda y permite siiprindi' Ui \Lielta
de la manga.
Tela vccc^uriii: o,7') m. de 1,^0 m. de anclio.
10. Traje sencillo de lanilla lisa, adornado coa pliegues re-
oiido.^. Copiado en lanilla o en i)año ligero resutlai'á un vesüdo
cómodo y sencillo. Falda y cuerpo se adornan con piieg'.ies an­
ches. Un bordado ejecutado en ^niUavhc adorna el cinturón.
Telu ¡luccnarh: 3,7;j m. de l,.'iO m. de ancho. i
11. Ti'ajc tie tarde en terciopelo ingle?, verde botella, guai'iie-
cido de í^kiiíi'/.^. Este elegante vestido de tarde es a propósito
para señoritas y señoras jóvenes: es de terciopelo inglés ^'crde
botella, guarnecido de .s/i'ioít/.s en el cuello y en lo.s i)uños, El
ti-ajc, muy sencillo, es de talle bajo; el cuerpo se tei'mina por un
escote bai'co boi-deailo do un galón o de una tira 7iiinúscula tío
piel. !-a ciuujueta, con el faldón -superpuc-^to, recuci'da lA blusa
i'usa, y se completa con un cuello i'ecto oidado de piel, ^^oti gran­
des botones do fantasía, imitación de concha, juntan el caiello y
cierran el vestido en el talle.
Tela necesaria: 5 m. de tei-ciopelo de 0,1)0 m. de anidio.
J2. Traje en !:iisli(it!rri¡)^ para señorita o señora joven. Se adorna con
un gal(>n bordado en Ui falda y en el cucipo, y de motivos .bordados a mano
en seila de igual tono «lUc el gal.'m.
Tila necesaria: 2,75 m. de 1,Í!0 m. de ancho.
V\. F.\ abrigo e.^ de duveLina topo; un gi'an cuello pelerina le iei'inina
y í'ubrc los honiln-os. El cinturón, nuevo y original, lo forma un ti'enzndo
de cuero mate de dos tonos en gris.
Ti'l

1 a 4
1. Bolsillo pluiio de cuero claro, adornado con una
greca en bordado o en aplicación de cuero.
2. Guantes de piel, con vucUa, formando juego con
el bolsillo plano.
'¿. llolsillo-baliiii con ¡¡oijuilla do conc! a, en punto de
seda, guarnecido de rositas de tela.
4. Guantes de punto de seda, formando juego con el
bolso; puño guarjiecido de rositas de cinta,
r>. Echarpe de lana verde y blanca con goi'ra al color.
El modelo tle esta echarpe es de lana blanca grue^ i;
tiras de un \-t'i'de fuerte fornuin en lo.s doá extremos el
cnadriculado y los llecos.
G. Echarpe de cre.spón de China bhmco, bordada, con
flecos de se(la.
7. JCrhnrpe de akio'í/s natural.
5. Bolso de terciopelo da seda o de terciopelo de
lana, bordado con cuentas de acoro. Eí^tas se enhebran
•4:,bre un i'odondel de cartón recubierto do lana, cosiéndolas
a ¡ic.-puiite con hilo brillante. Pai'a el fleco, tomar
una hebra larKu de hilo fuerte y sujetarla sólidamente
en el sitio domle debe empezar el íleco. Enhebrar detei'minado
númcio de cuentas para que tenga sutíciente
longitud; hacer algunos |)es|>untes sobro la tela. Enliebi'ui'
de nuevo cierto número de cuentas, sujetai' y cin-
DETALLES
Í1 n 11 ''«msw^
12
tiiiuar de este modo. lai'a (¡ue el íleco sea más completo,
hacer un segundo fle'o, tomimdo como punto de unión
el centj-o do cada tii'a del primero. Nótese (jue el fori'O
de ios bolsos con cuentas debe elegirse Hi'ilido y algo
tupido, con objeto de proteger cl hilo que coso las cuentas

BATAS
13

1. Colcha bordada a iiuiito de cordoncillo o a ¡lunto de cadeneta
con los (tibnjos, a tanir.ño de ejecución, fig^ucas 2 y .'i. Para
preparac las tiras y motivos de U!ia manera armoniosa so colocará
ia Lela sobi'e la cama y se dispondi'án !as tiras y los moti-
\-os recortados en jjajiel. Kijado el sitio, el diÍ)iijo será lraiis|JO!"
tado sobre la tela y bordado a punto do cordoncillo {ñg. ;i) o a
punto de cadeneta (íig. 2).
2. Tleüdle del boj'dailo de la colclia (lig. 1), ejecutado a i)unto
de cadeneta. Las dos tii'as bordadas de !a colcha serán fácilmente
dibujadas con el motivo, a tamaño de ejecución, ñgui'a 2. El
|iunto (ie cordoncillo figura n es a(]UÍ reem|ilazado por un |)unto
(le cadeneta o de pesjiunte lieclio sobre linón o lienzo. Para completar
esta labor se ])uede hacci- una puntilla al crorltví muy estix'cha,
que se puede fijar a cada lado de la colcha en sentido do
la longitud. Un ficco enrollado resultará también muy práctico,
)iuesto ([ue Liene ia ventaja sobro los otros flecos de ser cxtrema-
(.lamente sólido a la ¡lar (jue bonito. He aquí la manera de ejecutarle:
Hacer utu; cadeneta (ie la longitud de la colcha; después
hacer en cada malla una media brida. Ti-es a cinco hileras bastarán
para formar el pie del tleco. 10n la última hilera hacer
tres metlias bridas; luego una cadeneta de ;¡8 mallas, en cada
una de las mallas hacer dos bridas, salvo en las tres pr¡mora.=.
Una vez vuelto al punto de partida, hacer siete medias bi'idas en
el pie del fleco; luego una cadeneta de 25 mallas; hacei- dos bridas
en cada una de las mallas, salvo en las tres primei'as; vuelta
al punto de jíartida, hacer siete medias bridas en c! pie del (le^-o
14
mm
y \ülver a empezai' un;i cadeneta de o8 mallas,
como la primera vez. A medida que se hace el trabajo,
la.s bridas ejecutadas en las cadenetas de :'S
y de 25 mallas se vuelven por sí mismas en lii'abuzón,
para formar el extremo del fleco de frocln I.
Será conveniente emjilear pai'a esta labor algodón
flojo, o mejoi' todavía lino.
S. Detalle del bordado do la colcha íigui'a 1.
He aquí, a tamaño de ejecución, el motivo central
que adorna la colcha ñgura 1. El bordado se
ejecuta a punto de cordoncillo con algodón de
bordar brillante I). M. C. número '•'.. Se bordarán
lo mismo las tiras, cuyo dibujo se com|)ondrá con
el motivo figui'a 2, (¡ue muestra otra manera distinta
de ejecutar el bordado de la colcha.
•1. Pantalla ¡iintada o bordada. Las lámparas
pequeñas eléctricas ])ortátiles tienen formas muy
variadas. I-a del modelo es [lai^a cuarto de niño.
Pierrot y su ramo se boi-darán a punto de tallo
o a iiunto de cadeneta sobre un fondo de lienzo
de seda. Puede tambi('?n pintarse esta linda pantalla.

1. Almohadón bordado con pl motivo de floi'es, n tamaño de ejecución, de la fig'Uí'íi
'-i. En un alnioiíadón de terciopelo negi'o o castaño las flores serán bordadas en
aidicación de seila amai'illa |iajiza, encai'nado atníi])0¡a. El punto de festón que las
cerca se hace en seda negi'a o castaño; las hojas i)UG(!eri bordaise a punto lie coi'doiicillo
amurillo oi'o o vei-de natura!. Viivn un moblaje rústico se elegirá IÍen:co crudo;
sobre eí cual se bordai-án con algodón la\'able flores y boja^;.
2. AIniohad

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ÚLTIMOS MODELOS DE TRAIES \^ i. ilGOS, VISTOS EN PARÍS
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l|,5!Zíliegues foi-inando cordón.-12 y VA. Trajes do paseo.—14.
Elegante traje do paño azul: este trajo requiere
una esbelta figura y "un buen modisto.—15. Aítrigo
adornado con piel iniitación.—16, Abrigo adornado con
una tira bordada.
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nV, : : :
^:^, .:.n
:.,.•-.; :
^<
•
1. Almoliíidóii bordado a
hi inglesa con el motivo a
tamaño de ejecución (lig. li).
2. Motivo a tamaño de
ejecución que ?¡rvc para
componer el bordado para
bol.-^a (le i'opa blanca (íig. 4)
o del mantelillo (fig. 5), El
m¡Mno motivo podría bor-
ihu'.-^e en un delantal de li­
nón di'í hilo.
3. Motivo a tamaño de
ejecución para componer el
almohadón (fig. 1). Este
mismo dibujo podría ¡ij)]!-
carííe al mantelillo o cami­
no do mesa (fig. 5).
4. Bolsa para ropa blan­
ca, bordada con el dibujo a
tamaño de ejecución (fig. 2).
Una hilera de caladoa re­
cuadra la solapa.
íi. Mantelillo o camino
de mesa, bordado con el di­
bujo a tamaño de ejecución
(figura 2). La figura 5 re-
pi-e.senta otra interpretación
del motivo decorativo (figu­
ra 2). Esta linda labor se
borda sobre lienzo antiguo
con algodón de bordar bri­
llante I). M. C. núniGi-o 5.
(i. Mantelillo boi'dado pa­
ra aparador o clai/rrc.
Nuestras lectoras adver­
tirán el ari'o.ü'io de este ar-

k..:^'::::;^:^.^^^::^^^
inario tran.sformado en apr.-
[•ailor moderno. Las tabhití
interiores luin .sido conservadas
todas, y les tableros
de la.s jiucrta.s, en la parte
alta y en la baja, hacen que
el mueble conserve también
su utilidad ¡iráct.ca, habiéndole
añadido dos cajones.
Sobre las dos tablas se colócala
la vajilla. Estas tabla.s,
senciilaine'de pintad:;..',
se cubrii'ári con lienzo bordado
a la inglesa, con un
motivo que corre a !o largo
de las lii-as Je lienzo.
7. Ilioinbo pintado o ijordado
con un friso fornuuio
¡)0i' macfiUis; el adorno t'.a
la habitación (|ueda muy
completo cmplRamlo el nii¿-
mo motivo ¡lara i)intar o
bortlar la cretona que cubre
la.-; parede?.
8. Puf bordado con u\^
motivo grande de cigüeñal^.
!1. Mantel o ta|)etito bor-
datio al ¡IIHIUVÜ^ con algoilún
de boi'dar brillante \). M, C.
1.a mesa, baja (más baja que
un taburete), sobre la cual
está |>uesto, es una nies;i mo­
derna

It:
PARA SEÑORAS
1. Abrig-o en kd'^l/n. co\ov
yesca, f^'uafiieciilu de bordiulo.s
Lono sobru tono. (I'atrón traz;:-
(lo, figLii-a.'^ 2! a 28 de la Hoja-
Siij'lciiirnlo.)
2. Traje-abrigo en Icaalia-
drup esnicralda, adornado con
fonejo gris, bordado y con .SOK-
loclic tono Fobrc tono. (I'aii'óji
tlazado, figui'aw 1 a (i de la
HojaSiiplciiLcnlo.)
.'J. Capa-abrigo de paño es­
cocia Sluart.
4. 'Irajc-ubrigo en Jca^^ha-
i!y(i¡> negro, guarnecido do pc-
lit-grití.
ñ. Ti-ajc-abrigo de satén ci-
ré ncgrc; drapeados forrado.s
niarroquín encarnado.
fi. "Sastre" en terciopelo
marrñn, guarnecido con iiiel de
tigre. Cuello y bocamanga.s de
suecia.
20

-'^•\V.
21
DISFRACES ELEGAN­
TES PARA SEÑORAS
Y SEÑORITAS
1. Trujo (!i> i fiuuloi-a úe carliis u fíiigar;!.—101
pañiii'ilii pii ra.Viis iiLu!ticí)li)rp,s sobre lisú de iilata;
Hi'amh's pendii'iityK con moiii?,(litas y filÍf;Tana do
iiro. Ciiinisel'a en Gonrüctd', croma, bordada en seda
do ftii tono y jiiiarnocida do (loquiTo dp iioidas. Corselete
en to.rciíjpL'lo \t;rd:' u'^cai'o con bordados en
OTO viojo. )jü l'aida va lircha por Ircs^ volaiitos qne
llevan alternadas IroKo.s do dos t'oijafi. nna con il¡bnjo
en \iolol;i y naranja y la oira en caiinín vinlela
y azul zafiro.
2' Ti'ajc dtí la Corto id'e Luis XVI, en brocliadn
lílatirí y aznl antiííuo. con encajes y fichú color m^iríil
bordado on crislalilos pbiloados y adornado COTÍ
.uuií'iialdas IIH rosas. PHnra 1 laiif.-i!.
3. Ciudadana l'rancosa de ITÍiO.—Cufia en (U'gandí
liliqueo eun püsaid'o y cinta de terciopelo marino.
]')1 corpino y bis jiiniii'T.s e,n siiliii beliolroiio; la l);i.ñidela.
de I ni ,dc plaüi; vueloR on las mangas do
Chanlilly blanco y fa'ida iTisa muy pálido oiiri encaje
dn iilaUí. ,
•1. Dama do primer Imperio.—Tiaje vu lisñ de
plata boTdado on Paillittr nuiy fma o diaiuantifviH;
y crislalos. comibinajd'o con terciopelo o .salii' fresa:
rrluirpr fie oncíijo teñido en azulina, con bordia'.loí;
landúéii ile piala. Tliadema imilaoión PsnmUo o pií'drafí
roiiiliondo los tonos del Ina'je,

iiimimiiiiiiiimm
TEATROS
PTíTNfRSA
Loa prolafj;oiiÍfj(as rto la coiuc-diEi, en rrps acfOñ, áel
Hr, Muñoz Soca son. orno el üLiilo indica, fres cará.nilhann:5.
El fin que los Irr-;; so proponen es ol de KÍLqiirar
a nna dama lj(jn{U"ido:-a y adinerada, pero siml>!r
de l'nda sinifliloza. Y lo C(.'iif;ÍK"ucn, en efetito, prevaliéndose
de la relifílosidaid de la buena sonora para
fingir una devoeinii y una pir.dad {pie, na!lU'ahncnto,
(íi)uinueven a aquélla.
La ¡nterprelacdüu rué esmeradísima, y ofriTii) a;denu'iH
Lina novedad: la d*' tpie poi' primera \'ez íalieF^

í=
BLUSAS
1. En ci-vpi: iiiarrocaln amarillo limón y gris plíita,
íulornadií con bortUidcs en tonoy tostitdo.s gris y
perijjuntiií; de jilata y cobre.
2. Crrpc Gi'tiri/vtte blanco, adornada con jilega-
• doü y tiratí de bisonte.
3. Vuela de yeda marino con bordado.s en lana _
de di¿tinto¿ tonos toritadoá y ];e.sijuntes de plata.'
(Patrón trazado, figui'a^ 19 y 20 de la Hoja-iSupk-
'llCilto.)
4. Tercio)icio diiffonn turt|ue;;a y finísimo;; encajes
de un tono ocre. Botones de cristal adecuados.
5. Tira bordada a punto llano y a punto de tallo
para guarnición de blusa. Se intei'protará esta encantadora
blusa de varias manera.-; diferentes, lo mismo
en linón de iiilo bordado con algodón blanco o
de color, que en l>i,¡in-ctlv, en lienzo o setla. Ea un
kimono sencillo, ba.stante ajustado, cuyo delantero,
•superpuesto, está rayado con pliegues como el cinturón
ijue dibuja el talle bajo. El bordado fC hace a
punto llano con un motivo a punto de tallo. Se empicará
algofión de boi'dar brillante C. B. "de la
Ci'uz" número '•'>, lavable, o seda ñoja,
(í. Encajesí teñidos en verde jadc y tiras de piel
de foca, de un tono verdoso adecuado.
7. Crr¡>c dcorgríic ro.sa muy pálido, con adornos
de plegados y flores de la misma tela.
23

1. GríiM iibrigo ile líatiín negro,
(?oii caiiii. Un abrigo de satén bien
forrado es una prenda de G^ÍÜIO,
l>i':'ictica. El as|iGcto dei modelo es
con iplet amenté seductor. Nuestras;
loctüías aiPi'Oi^iíirán la sencillez del
corte de la capa, que podrán forrar
de í-atén gris o de satén .i/.ul obscu-
10. Convendrá hacBída mó-\-il; quitándola,
-se tendi-íi una prenda máü .sencilla,
tjue prestai'á buenos .servicio.s
para el pasee y las correrías cotidianas,
y a la cual la adición de la capa
(la un asjiocto da suma elegancia.
Puede guatearse interiorineate para
ser más confortable.
Tela ¡icccsuriíi: 7 ni. de satén de
1 m. de ancho.
'¿. Abrigo de paño rayado, guarnecido
de piel. La disposición de las
rayas de un jnaño de fantasía consti-
Uiye la originalidad de este abrigo:
están a lo largo hasta el talle — puesto
muy bajo—y a lo ancho hasta la
]iai'te inferior. El ciei're, en el costado,
se halla borcíeado de una tira
de piel bastante estrecha. Una tira
igua! adorna las bocamangas, y una
tira más ancha forma un cuello alto,
muy flexible. Las mangas son de foi'ina
raglán, anchas de ;-i.sa, pero tie
regular ani|)liiud a lo largo del brazo
y [nuy ligeramenle ensancjuidas.
'."r7í( II I'ce fiar i

V::^
irieute (le tj-ajc de noclie \}nrí\ comida fie coniiaiiza y leunión íntima. Kl dibujo
del adorno -se bordará a punto tic tallo o a punto lanzado en .soda brillante
al color de la tela. El traje se halla blu.sado ligeramente en el talle
jJíijo un cinturón, que cortan a cada lado amplios paños caídos La sisa, prolongada
liaííta el talle, está bordada lo mismo tjuc las bocamangas. El traje
i'Cíiultará tambiOn muy lindo en .satén flexible bordado o con cuentas.
Tda vcccHoria: r.,2.5 m. de 1 m. de ancho.
10. Traje-camisa, en gabardina bordada a punto resbalado. El modelo
tiene una abertura que, a partir de debajo del talle, sólo es simulada. Un
25
cinturón en fo]'ma se ahu'ga en caídas, í-obi'cpa^ando el bajo de la falda
a caiia lado y se anuda en medio del delantei'O.
Tela ¡icccí'arid: 4,50 m. de 1,'íO m. de anclio.
11. Tj'aje de gran sencillez y inuy elegante, de terciopelo ingU'-s y de vuela
bordada. Se compone lic un vestido de tercioiJelo inglés azul noche y de
un pechero con mangas pagodas de vuela bordaila o con hojuelas de plata.
El delantero ilel pechero se ve por entre la abertura de un gran cuello i|ue
]iroIonga las vueltas, y se forra de satén marfil. Podría cojjiarse también
el vestido en terciopelo negro con pechero de vuela de seda azul obscuro.

PARA NIÑAS
1. Abi'igo (!e CDIIII ¡nrlluiiir; talle guarneculo de KoiiUicht' tono
sobre tono. Cuello y iii;inguiío de nuluiu. (Patrón trazado, figuras 3(i
a l]S de lii Hnjíi-Siii'l--'mente.)
2. Traje-abrigo de. terciopelo gris |)erla, guarneí-ido de ¡n-lil-uris.
(Patrón trazado, figuras 17 y 18 de la Hojtt-Siiphiiiciili).)
?j. Abrigo de vvHn'nu: malino, guarnecido de ^Icinií/a.
•i. Abrigo en kasíin ['ubio, adornado do ínnilarlir. Cuello y puños
de nutria.
T), Abrigo de satén r¡fv. Solapan (!c satén (•¡'•c blauco. Cuello y
¡luños do armiño.
íi. Abrigo en hia^lni marino, guarnecido de bordado búlgaro. Cuello
v puños do nuti'ia.
CONCEPCIÓ!
JERÓNIMA, 1 BARANDA
Fábrica de ropa blanca para señoras y niños.
Hopa do cama y mesa.
Para los niños SYNOL-RICINO ALMÍBAR :i:;';:;r:';:r.
21.1

Kii Püi-is siguí' ¡iii[ii'i'iin(iu la moda niie ri'CiU'rila (Míii^taiitornoiUc
a Kspafia.J ' - •'•^-^sr.x'^ ^••'^^^^'••^'''

PARA REUNIONES DE TARDE
1. Triíjtí [Ic! tarde en tciTiopelo ingl(''s. E^ un vestitlo
ilt; eieganle sencillez, que wentai'ú bien EX Ui-í
süfiüiTis jóvenes y a las señeras de rierla cdiul.
2. 'i'raje elegante de seda flexible y de cre^iióu
(¡roiují lli. l'.ste traje iiuodc llevarse pín-a las eoniidas
y i'ouniones íntimas. I-'ácil de cjecLitar en casa, el
modelo ¡i;!i-niitc utilizar un traje de seda ajado o
pas-ado dp moda, que se enii'lea como vestido inte-,
lioi-, y s(í recubre con largos iiaños de crespón (¡voriji'llr
l'runjído, terminados en lurnta; entre los iiaños
se descubre el ^'estido interior. Un amplio cinturón
drapeado delante irregulai'mcntc y heclio de crespún
Clr'trí/tllc y de satrn completa el traje.
Ti-ld iit'c'siirid: n ni. de 1 m. de ancho,
•'i. 'I'raje muy elegante y adecuado para señoritas
y señoras jóvenes. VA modelo es de crespón de Cbina,
iv/.iú viejo, adornado con un bordado de hilillo de
aceio i-ealzado con cuontocita.s también de acero.
satén negro ligeramente b! usad o. El cinLurón, dra-
Iteudo, hecbo de crespón (•vor!¡v, se coloca por encima
arte baja del
ve.stido en cascada. La manga re|)i'oduce la gnai'iiición,
(|iic en'-bellcce Ui píirte iníerior del cuei'iio.
íj. Ti'aje de cresiión marroquí gri? ratón, adornarlo
con nervaduras.
(i. 'I'raje en ¡lañete, (Icnijiletamentr! liso, escotado
en euadi-arlo, c^Le vestido, muy sencillo y oiogante, se
baila guarnecido con barritas prei)araflas en cscnla
[ ". el cinLU]'ón y en las mangas. En la ]iarto infei'ior
d.e la falda las barritas se reemplazan con lengüeta.s
o luiides.
i Tt!i> urrcsuriii: '\,~¡0 m. i'e l,'-'>0 m. do ancbo.
7. Traje elegante de cacliennr de seila y encaje
español, paia h;enora de ciei'La edad. Los cuellos aljiei'tos son, por lo regubii', pnco
a pi'o]i:.'isito pura las señoras de cierta edad; Uis que no puedíui o no (|U¡eran adojitar
los cuellos altes remediaran esto He\'ando una cinta e.^^ti^ecba de l'jiya o un collar
de r.zabacbe, como aiiarece en ti modelo.
S. Traje de vcl'inliiu, adornailo con iiunto.^; resbala.do;, En n'ipi'lla o en vchirdi-
III', en todas las telas flexibles se podrá confeccionür cónioda'nonto en casa este traje,
en el tiue se puede ejecutar por sí r.iisma la bonití; guarnición: nada más (|ue puntos
resbalados, y en el delantero del cuerpo dos cviyados boi'dados al phiiii(i¡:< a punto
lanzado o a'punto de cadeneta. í'.n vuela marrón o gris plata se trabajará con seda
Hoja muy bridante, de un lindo efecto tornasolado. T-a fal

DISFRACES PARA NIÑOS
^- Traje is:in.— Do tal'ett'in milnr malva; cuello dr encajes íinos de
Iriiií) iiiíLi-ñl: lodo el (.raje va i'riincido a taniañoM dif'nrcnlos. SonibnTo hecho
con bieses de la luisniía tela riuo rl (raje, adoniado con un gran lazo y
iJi'idas de, tiHÚ de piala. Ru^as Reina; hojas de un suave inno verde y florecillas
azules adornan el traje.
2- Traje de excéiUrico.—ChaqueLíu muy ceñido ¡en .dnvelína helloU'opn
oscura. Pantalón aniDlí.simo de terciopi-lo do neú\;,i muy flexible, e.slauíiiadn
en colorea muy vivos. Golas de tul muy armado en lono mai'lil antiguo.
•i. Disfraz do canario.—Todo el truje de i>lnm|ítU amarillas. T.,a caperuza
^•a independiente dfil traje eii forma como de capola y abi'oehada ideivi^o
(le lii ibarbilhi. El iiico lo forma uii)a' visera forrada nín eabrililla de ini
tono do coral ipálido. Malhus y maní^ius en un color adi-cuado al de ki^ plumas,
qno ii)Heden ser de uvesitrnz, para ijue «I tiia^o resulte más bonito,
i^Wi zapatilos y los guantes, idénticos a las mallius.
29
i. Arlequín.—^En duvi'lina o leiciopelo ue ^cúfl. Tiiniuesa, a^ul zuliro
rubí y aniai'illn verdoso. La correíla de hi cinl'iira, ÜÜ piala, y el sombren),
de torciopelu negro. Calcelines en seda Ivla.ncos y los Z)!ií[ial¡ins de cliarol.
5. Paje indio.- El turbanie en lisú de piala con joyel y fanlasia iuii-
1 ación de panal.so en ,Tzn! zafiro; aros en brilhiules. El traje lleva el cuerpo
i)ordado en iplednus (lirillanLes y zafiros) sobro tisú (ie plata, y las mangas
y .panti;\l¡6n, alternaitlo con terciopelo do seda frambuesa; las mailas en
Lv;te mismo tono, y los zaipaLos, tanihién Cen lerciopelo), con iprofusos bordados
en piedras e hilillo do piala.
(i. l'ierreie.—Todo el Irajecito, lo.'; zapatos y e! sonubrero, en terciopehí
de südiii' negro. Los botones, en terciopelo naranja muy lirillante. Las gidas,
muy abundantes y ^armadaíj en tul fino do un tono amarillento.

LOS LIBROS
df"
ha vara cana ¡m^a, poi' liubún Dufío,—H;i (lidio
un escritor íriincóií que "partir es niorii' un poco".
Al empreiulfi- un viajo dejamos en el ]uinto de [iiLftida
un jirón de nuestra alma. J.)ecÍiiio.s adiós a nuestros
familiare;;, a nue;-:tros amigos, ai andjiente a(¡ue!
que ha recogido ilui-ante cieilo tiempo iiuestro.s
pensamientos, nuestros anhelos, las vagtis inquieiu-
ortada
y el texto, entre los rótulos y el espíritu tíel propio
autor. Porque ni afortuiuulamente lo que el señor
Cata nos muestra es una casa de lleras, ni ios
ejemplares (¡ue relaciona constituyen "bestiario".
Quedamos, pues, en que el Übro es algo inás espiritual
de lo que su título—vulgarmente—promete.
/."• PiíitpinrJa Escaríala.—Recientemente se ba e.sl.ienado,
con éxito clamoroso, en el teatro Infanta Isabel
e.sta obra, que, como e.s sabido, .se halla liasada en
la. popular novela del ndsmo tíluhi,

CONSEJOS
Los ^ eliUos.
El vclillo debiera aev Jiienos un adorno
cjue una defensa. Tiene una acción importante
en la higiene de la vista. K.s el que
tjrottíge los ojoíí contra el viento y el frío,
el polvo y lo.s rayos solai-es.
Tero es iiidi.spensable igualniente, a causa
(le la higiene, t|Lic lo.s velilics se coii.sorvcn
.sienipro en perfecto estado de limpieza, pues al
exterior se hallan en contacto constante con las impurezas
del aire.
Come resullaría un trabajo moleslu el í)roceder pnr
sí niisnu', Li estas limpiezas, es nuicliu más soiicino
coníiarlas al liiitorero, qiKi devolver;^ el velilln conipletamenle
aprestado. N() liabrá más que. colocarlo en
su caja especial hasta el niDruerito íle utilizarle.
La coustrvación de las agujas.
Un oposición a la pi'ácliea generalin'iiUvi adopiaila,
n'i deben guardarse nunca las adujas en allileteru.s de
madei'a, y niucliu nieno:- en lu.s du metal, pues ]i\ liuniedaci
la;i cniíiuliccL'. si esta liuniedad so produce en
el inlerio,' del altileloro por la cundensación du ^•ap(li'e;;
de agua cpie contiene exactanuMite ceniü el vapor
liúnieiltt en lo:, cristales do la habitación.
Y a vecen tamlnén su suardan en el alíiletüru agujaíi
que fiü lian utilizado con la-s nuinos sudosas.
Si scí clavan en pedacitos de paño o de franela cosido;;
como cartera, so enmohecerán menos que eu el
alfiletero, y no aa enmolipcerán en absoluto metidas
entre polvo d(i esmeril.
Nn ofrece gran ilificultad devolver su pulimento a
las; agujas que lo han perdido. Pónganse en uti vaso
tres cucharadas de aceite y una cucharilla do las do
cafó d(i petróleo; remuévase esta mezcla, y déjense
en ella las agujas durante vciuticaatro horas.
Después du habiu-his ^^njuyado lifíerann^nío en papel
secante, métanse por espacia de seis horas entro serrín
Illanco, bien seco y tamizado. Toda huella do herriuniuM
habrá desaparecido.
Para quitar las manchas.
Conibinaiuid en un mismo líquido diferentes esencias
y otra.s subHtancias so puede liacer en casa un
agua compuesta qao (initará in-staiitáncamento las
nianchas reciií'nte;, de aceite, grasa, etc., eu telas do
seda, pane y algodón.
Con un litro so tendrá para varios años, puesto que
esta composición no so altera teniéndola bien tapada.
Despué.H do quitarlo el olor, se vierte nn litro de petróleo
en Un tarro, añadiéndole 30 gramos de cloro.
Remuévase durante cinco minutos con un pedazo de
madera. Cuando la mezcla esté realizada, so ponen en
otro recipiente 15 gramos de cal viva en polvo, y se
vierlj con ¡jentitnd la esencia encima; después se vneb
ve ;i remover. Por último, so deja reposar la mezcla
hasta que todo ^el depósito calcáreo baya descendido
al fondo.
Decantar, sin remover, el líquido, y filtrarlo después
con papel di! filtrar.
En un frasco do un Htro, tapado berméticamento
fon un tapón de cristal esmerilado, se vierten tres
ctiartos do litro de esto producto; se añaden luego
70 gramos do alcobo! rectificado de !)0 gradns y 7U gramos
do éter sulfúrico rectihcado. Añádanse también
cinco gramos de esencia do limón.
Para emplear ol liquido es n-?cesario agitar el frasco
loíhis las veces CjUe vaya a utilizarse. Se coloca del^ajo
de la tela para separarla una toalla o un pañuelo,
doblados según !a importancia de la mancha.
Impregnar r^sta mancha con algnnas golas de la esenf^'H
compufsta, y con un trajKi lino bien seco fróteso
yf>r encima; la mancha dcsapareeo casi instantáneahiento.
sin formar nuncp, aureola ni aun en la seda.
Esterilización de las esponjas.
Para esterilizar una esponja, cosa muy conveniente,
í50br.ü todo en la toilette du los bebés, hay que empezar
Poi" desengrasarla, laxándola eu una disolución do
íimoníaeo a! Ú por 100. Enjuagadia on seguida con
hincha agua, y después .sumergidla en una disolución
do Pennanganato do potasa al 2 por lí)0, hasta que
•idquiera im color parduzco.
Enjnagadla do nuevo, y motedla en un baño compuesto
do 10 por 100 do bisulfato do sosa y una cantidad
de ácido clorídrico quo ponga el agua lechosa.
Cuando esté la esponja muy blanca, onjuagadla por
tercera voz en agua hervida, para que suelte el azufre
lua contenga.
PARA SER BELLAS
La piel seca.
lieguiarmontG la .]>iel soca es lina, escunio.sa, inactiva;
se levanta a trechos con ol más míninio roce o
por efecto del aire vivo o de la luz solar, teniendo
predisposición a las arrugas y al ajuimcnto piemaluro.
Obedece esto u que se \'eri!ica imperfectamente la
secreción de las glándulas de la dermis, cuyo principal
objeto e.-; mantener la \italida(l del cutis y protegei'Ie
contra las intiuencias exteriores.
Por lo pronto se debe procurar desptírl:ar su actividad
por medio de a|)licacionos de electricidad galvánica,
rcguhir y pruíioncialmcntc hechas: jiuos este
es el medio más ehcaz para estimular el funcionamiento
insuiicicntc de las glán lulas de la jnol. Ahora
bien, para e! mejoi- i'osultado, las corrientes han
lie ^er cortas, pues una corriente demasiado íuert-í
sería graiulemente perjudicial, por corror.^ü el riesgo
(le vaciar las glándulas de su,i materias grasas, y.i
limitadas; perjuicio que debe evitarle a toda costa.
Se mantendrá, pues, a una inten.-.idad de dos mil
amiierics, que se obtendrá 'le l-.i siguiente manera:
b.'na placa metálica de re;>ular tamaño, provisLa
de ocho a diez espesores ti? algodón hiflrólilo, mojado
en agua clara, se íijará en un sitii) cuabiuiera dol
cuerpo; por ejemplo: el hombro, el brazo o Ui mano.
Esta placa, ilestinaila u cerrai el circuito eléctrico,
se unirá por su hilo al polo positivo del aparato de
corriente continua; el otro extremo del aparato, o
sea el negativo, sará unido a un pequeño eilindi'o
metálico recubierto 'le un lienzo tupido, mojado en
una solución de biposulflto de sosa al 2 )3or 100.
Se aplica el cilindro sobre el rostro, regulando
la corriente, impeliendo la palancLi del aparato liasta
que la aguja rnari|ue la intensidad de dos mil ampej'i&s;
se pasa después suavemente el cilindro por el
rostro, sin perder el eoniiaeí^o con la iiiel ijor medio
de un movimiento lento y sin apoyar demasiado, y
dirigiéíidose desdo el medio del rostro hacia las
..rejas.
Escasamente, lu sesión debe durar ti'es minutos
para toda !a cara, pues basta pasar varias vetes el
cilindro para íicspertar la actividad funcional de las
glándulas.
l'jutre las diversas lociones y cremas que se emplean
contra la jiiel seca, recomendamos las siguientes
:
Tintura de benjuí 2 gramos.
Borato de sosa tO -—
Extracto ile ratania 1 —
Alcohol de lavanda 2U —
Agua de rosa 170 —
fp'sta loción es la más adecuada para la piel seca
arrugada.)
Agua de laurel cerezo 20 gramos.
Leche de almend vas -jOt) —
Las señoras que tengan la jiiel seca, escamosa, no
emplearán para su tocado ni jabón, ni alcohol, ni
agua caliente: deben evitar cuidadosamente todo lo
(lue deseca o escama la e]iidermis. Por consiguiente,
utilizarán e! agua fría o el agua templada, según la
estación, adicionada con una piz::a de borato de sosa
o, mejor todavía, con una de las lociones arrib:i indicadas.
Para la ¡íie! seca es ¡ndis]jensable ol empleo de
cuerpos grasos, port¡ue suplen a !a insuficiencia de
las secreciones y evitan la desecación de la epidermis.
Después del masaje o las lociones jirecodente.-i, se
untará la cara con cold-ci-vam fi-esco o con la siguiente
preparación:
Lanolina 40 gramos.
Jugo de cohombros frescos 20 •—•
Aceite de almendras dulces 20 —
Saioi 1 —
Tintura de benjuí •:> —
Blanco de ballena 10 —
Esencia de almendras XI gotas.
Esta pomada, como todas sus similares, tiene por
objeto modificar la vitalidad de la epidermis, obrar
sobre las ecimiento
de los tegumentos.
Claro es que estas pomadas no constituyen, pro-
[uamente hablando, cremas de belleza; por lo tanto,
bueno será (|ue intlicjuenLOs a nuestras lectoras que
las cr'^mas de belleza mejores pai-a la piel seca son
las que tienen por base la vaselina, la lanolina, los
estearatos, el linimento oleocalizo y las pomadas de
cohombros.
31
COSAS RARAS
Para viajar sin peligro.
Los accidentes de i'errocurri!, aun a los

Sorresponéencia pariicuíar.
CNA THiriTfJ íjiEMPKí:;.—1." IJe tc;rc¡oi>clo, ])nño o
astracán de lanu.—2.'- Toca.—J." Debe con.suItai- coa
un e-spíjcialista.—4.' Piietli; 'jinploar una pomada iiecliu
con clara do huc\'o batida, hasta t'ornuu' espuma,
'jon un peso igual de aceite ele almendras dulces. Polla
ricche, auto.-: t'c acostar.-íe, se extiende la pomada
-sobi'e lii piel; por ki manan.: se frota con un lienzo
fino; así ac continúa iiasta la desaparición de las nianelias.—-5."
Friccione las raíces con sublimado a! 1
por l.ÜOO.^G.'' Con las señoras, .'¡í; con los caballeros,
no.-^7.'' Sí, señora.—-.S.'' l'uede usarlo.
MA.VUEL.—No es i'ácii dar la exidicaciún de lo qiis
desea. Creo gramos de almendra, previamente despojada
de la iiiel, tostada al horno y muy molida. Una vez
hecha la mezcla, se le añade una clara de huevo para
(¡ue (j.uede bien ligada. Coloqúese en una caja de hoja
íle lata para prensarlo, poniendo capas de turrón y
de frutas conlitadas y cortadas en petiueños pcflazos.
Conviene advertir cjue la primera y última capa han
de ser de pasta y i:¡ue la caja debe estar revestida de
oblea blanca por todas partes. Se tiene en prensa
durante tres días.—(J." Tarrón- de ¡/eiiia: Póngase a
la lumbre UUÍÍ caldera proporcionada con seis libras
(.le azúcar clarilicada, y déjese hasta que adíiuiei-a el
grado de cubrir muy tuerto, osto es, una media oolii ;
una ve;: en esto estado, so apartai'á del fuego, batiéndolo
con una espátula larga hasta que so consiga
su blan(|ueo; se añaden después unas gotas de esencia
de bergamota y seis libi-as de almendras secas
molidas y conñtadas, que es lo qut llamamos maziipán;
así que .se ¡laya hociio esta mezcla se añaden
doce yemas de huevo conlitadas, i-emoviendo a un
fuego muy benigno. Hágase esta mezcla sin que
tome más que un poco de coíor, porque de lo contrario
se fundiría el azúcar, (¡uetlando insei'vible;
tan luego como haya tomado el calor del fuego y eslé
hecha Ja mezcla, :;o pondrá en un cajón en tres tongadas
iguales, y entre una y otra un poco do canela
molida, tapándose con oblea y papel, poniendo sobic
él un peso. Pueden hacej'se o llenarse cajitas si se
desea. — El turrón de coco se hace como las yemas
cuya receta doy a usted. En vez de formar las
bolas redondas, se pone la paííta en los moldes entro
dos obleas, y se iJi^eiLsa. Yciiiuti de coco: Ráspense
con el rallo pedazos de coco fresco, habiéndolo'^ limpiado
antes de la piel obscura que los cubre, y cuando
se tenga bastante porción, es decii-, sobre una o
dos libras, se confita como la almendra para repostería;
pero es preciso que el azúcar esté un poco granado;
háganse unas bolas con las palmas de la m;'.no,
del tamaño do una aceituna sevillana, y colóciuense
sobre un papel; terminada esta operación, póngase
al fuego en un cazo azúcar clarificada al negi'o de
maifii; cuando tenga ol grado de cubrir Tuerte, se
retira del fuego y se grana como ])ara cubidi- mantecadas;
de una en una se echan en el cazo, sacándolas
con un tenedor a la mesa, donde se habi'á tamizado
azúcar pasado por un tambor. Cuando estén,
(¡ue será al cuarto de hoi-a, se i-ecogon, Iim|>iándo]as

Aíío LXXXn.—NÍJM. 1 . ADMÓN: PRECIADOS, 46. APARTADO 45. MADRID ENERO 1923
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Mitad del co'átomc»
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Mitad del confót^o
de cadwA.
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S6 '
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68 -.
72 •
7S •.
Traje-abrigo.
Longitud del LongUnd do ]» t3\*í
cnor[)o por deijuite. por delunte.
39 oDk
40 ¡
41 '
5* i
as 33 í
39 .
iVéliHe el ern.l>;uk) nfimé'ro 2 imrgo do ía "IÍITC" AB.-
Fig. 1. Crocjiíia reüucido del paño de üftlante de la fali.Ía
(mitad) . . . . . . . .. • .
2, Groejuiíí rediicido del paño de detráí- de la falda,
(mitad) .' . '"
3. Cfoquis rfiducido da ia sobrefalda.
_ • ' 3 bis. Pieza bordada que recoge el frunce.. •.^za^.-sísi^-.-'r-?••;.••-'1?^;;'•TTaasfác =
• . . 4. Mitad de! peto que cubre-el cuerpo (delantero),(aí»M.*»>»s^ 1^®*^*.,^,
6. ''üfJ:()
^í" 3r
_ _ ij^j;_^ — - - *~«3?ií.*^ i
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ÍA' "
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Abrigo de tarfi». •
H
'ffa.
A.irtí* de cortar la teta, srgfi.A la flsm-n T, 'm.^.- ';'''I«'K^'*', '¿/'.^''í^la CÜ« ^'U:. • «"'-"• ' "^\-
m,.,in. do;,. Ue ^íí-lt.cgHi-so In línea mluid do l'-t.ii.s d« ';í^^f,'^]f.,,,''
de la ml&niaü llí^iint. St. ccnUiu(;u<
Fig. 7. Delantero ,del ^b"go (prolongado y ¿P^j^?^^'."^'''*^'*''***''*^^
^. STsijaHk (iei abrigo (prolongada y dobUda)....^-sJtona^«fiw^jB^_*^J«^|^^
9. Cuello (mitad) "~ —^^^
10. Cin turón • • -.- -biíiix* »®xo x».í«'«X
^MK. li.
le.
i'lC-
9.
Alltt'H fliv^5i-i(i> la'U-fe. eo^n Jas flgiiffl.i T7 n y 17 6^ üiiasi a Ib itiig* íí^ In liniei CU
17'í»
á n •
Í'.'K, J
traje ^atrs. •>
lVi^:iei *
Cr^jq-iisi r-id^üfeido del paña de delante dfe W falda
(mitad)
Cvoquis. reducido del J)año de detrás de la fai-
.. JaiitáiNÍ'dü ia'JíhaqUeU^ VmÍtad).\\\\\\'.''.'.'^.':.'-K s^'' Sí" ^í'"K .••*« ;».X.->'
Espalda de la chaqueta (mitad) :.iá¡*ia»Si3HI^2aiiS^^ííSS»aah^^ffitó?i,
Manga .>- .s.^....::....•« - ^ ^ »«-• tó ••^=^ Xr.-
Cuñiio y aclapa vuelta........ ;..-i-fl«p-' -^B- -«Si»- -«- i«-.
Trajo-abrigo ^iítví nflEa. .
(Vé.i.flp ul ¡rmliaido núin, 2 üu In pág. 2fl,)
i Abrigo japonés (delantero v espalda, mitad) \---^^''"'®>^J^'^^J''~%»jr^i'-'.^''%ií^-
Blusa tía 3cda.
N
iSV'ikv; tí •ci-!i!>aí!o ilfim. 3 Piilaisae. 2^.1
Fig. [«
3E3
.ui>:.^ (!0'.'u:-hi!- i' uuir iii:.N"piea.i-«. BJÍÜ-SO 'don t-Ji hm iDdicaflouus dt; las utiiuó^-a
IS. DelanLsrc de la blusa (mítari) •
20. .Eíppaídü de la blass (mitad) , ',[[, «••«*'•»• ^^^•'$e»-«&.4í».^..í».v
ñi. ..Canesú (mUad) .-....:,:;.::..., \"., '^'**'^''^^'''^''-'^*-**'íV'^^*^
Ji'lS- .^•7 t.
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Hoixl^! d.íi delíintero..
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H »,?**•*; ^i?i Miá*úij -ís ái ^ ^j ^. ^,^ ^ ^??g:;^.^ •"
-,• -Jl -* -t >« "4' •«'

Fig.
'a lo Sargo 'Ha ía. imcii ."i íí
«ri«, á¿ cortar M tría, eegú" '«« ^ ^ 24 .. v ¿ , ^^^ ^
24 a iníilanteTO del aisrigo (mitad) i'^^^Z^.: - -/-W-* ^-«"«.«^^•'« '«-^•*P***> '
25. ^Espalda del abrigo (P^« «^^f^^ .-^-.••• —
26. Manga ...,, ^^^^,,p.,,^^g^m,^^sff^,^^^
27. Cuello j X>S*^#?^^