en pdf - Libre Pensamiento
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LP 2 4<br />
El capital siguE siEndo aquElla contradicción viva pEro ahora convErtida En una máquina loca cuyo fin Es autorE-<br />
producirsE indEfinidamEntE, aunquE la rEalización dE Esta circularidad nos EmpujE hacia un horizontE dE muErtE.<br />
y <strong>en</strong>vidias compartidas que puede ser galvanizada y<br />
<strong>en</strong>causada por las pasiones demagógicas políticas o<br />
religiosas. Estas <strong>en</strong>ergías trasci<strong>en</strong>d<strong>en</strong> las fronteras<br />
soberanas y repres<strong>en</strong>tan un desafío tanto para los<br />
Estados exist<strong>en</strong>tes, como para la jerarquía global<br />
exist<strong>en</strong>te, sobre la que Estados Unidos aún se posa<br />
(…) Los jóv<strong>en</strong>es del Tercer Mundo son especialm<strong>en</strong>te<br />
inquietos y res<strong>en</strong>tidos. La revolución demográfica<br />
que <strong>en</strong>carnan es también una bomba del tiempo<br />
política (...) Las grandes pot<strong>en</strong>cias mundiales, ya sean<br />
nuevas ya sean viejas, se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tan a una nueva realidad:<br />
mi<strong>en</strong>tras que la letalidad de su poderío militar<br />
es mayor que nunca, su capacidad para imponer un<br />
control sobre el despertar político de las masas del<br />
mundo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> su mínimo histórico. Para<br />
pres<strong>en</strong>tarlo sin rodeos: <strong>en</strong> los tiempos pasados, era<br />
más fácil controlar un millón de personas que matar<br />
físicam<strong>en</strong>te a un millón de personas; hoy, es infinitam<strong>en</strong>te<br />
más fácil matar a un millón de personas que<br />
controlar a un millón de personas.” (2)<br />
Su interv<strong>en</strong>ción fue premonitoria. Poco después, el<br />
mundo árabe se inc<strong>en</strong>dió y el impasse de lo político que<br />
<strong>en</strong> esta región estaba especialm<strong>en</strong>te sobredeterminado<br />
(geopolítica, islamismo, petróleo…) empezó a ser atravesado,<br />
y un nuevo ciclo de luchas inesperado y pot<strong>en</strong>te surgió.<br />
Ciertam<strong>en</strong>te existe un malestar social cada vez más<br />
ext<strong>en</strong>dido y a nosotros también nos gustaría hablar de un<br />
despertar político, para poder empujarlo más lejos. Se ha<br />
afirmado que estas “revoluciones” buscan la modernidad<br />
que <strong>en</strong> Europa ya habríamos alcanzado. Pero nosotros nos<br />
preguntamos si sus luchas por una vida digna no son un<br />
ejemplo para nosotros.<br />
Con todo, es difícil <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der la situación <strong>en</strong> la que<br />
estamos sin t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta su profunda ambigüedad,<br />
especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los lugares <strong>en</strong> los que se experim<strong>en</strong>ta<br />
más bi<strong>en</strong> un final de ciclo de luchas y donde la respuesta<br />
a la crisis es sumam<strong>en</strong>te reducida. Por un lado, hay una<br />
s<strong>en</strong>sación de impot<strong>en</strong>cia e inutilidad de toda interv<strong>en</strong>ción<br />
política, una gran desconfianza ante todo lo que es una<br />
acción colectiva; por otro lado, proliferan nuevas maneras<br />
de vincular vida y trabajo, de construir al marg<strong>en</strong> de la<br />
sociedad establecida, de inv<strong>en</strong>tar formas de vida que se<br />
quier<strong>en</strong> alternativas aunque a difer<strong>en</strong>cia de antes, conoc<strong>en</strong><br />
muy bi<strong>en</strong> sus propios límites. En definitiva, la política<br />
no es creíble pero están surgi<strong>en</strong>do nuevas formas de<br />
politización que atraviesan toda la exist<strong>en</strong>cia al saltarse<br />
códigos y espacios prefijados.<br />
No es fácil, sin embargo, p<strong>en</strong>sar una interv<strong>en</strong>ción política<br />
a la altura de nuestra época. La única v<strong>en</strong>taja es que<br />
la crisis de la socialdemocracia ha despejado el camino,<br />
incapaz de relevar a unas políticas neoliberales fracasadas<br />
pero que, contrariam<strong>en</strong>te a lo que sería de esperar,<br />
sigu<strong>en</strong> imperando. Ese vacío lo ll<strong>en</strong>an, de mom<strong>en</strong>to, las<br />
ideas populistas de extrema derecha. El Tea Party americano<br />
supo plasmar <strong>en</strong> una consigna el s<strong>en</strong>tir g<strong>en</strong>eralizado:<br />
“estamos hartos de políticos profesionales que no<br />
escuchan a la g<strong>en</strong>te”. En Europa estamos vi<strong>en</strong>do lo mismo,<br />
<strong>en</strong> Francia, <strong>en</strong> Finlandia, donde la extrema derecha aparca<br />
el discurso racista tradicional y hurga con éxito <strong>en</strong> el<br />
malestar de la g<strong>en</strong>te.<br />
Atravesar el impasse<br />
Nuestro objetivo es politizar el malestar social, materializar<br />
la fuerza del anonimato que vive <strong>en</strong> cada uno de<br />
nosotros. Y para ello hay que atravesar el impasse de lo<br />
político. El impasse de lo político – casi t<strong>en</strong>emos la t<strong>en</strong>tación<br />
de hablar de impasse simplem<strong>en</strong>te – sería la hipótesis<br />
de lectura de la realidad. Es curioso constatar cómo<br />
la idea de impasse <strong>en</strong> sus difer<strong>en</strong>tes figuras (inquietud,<br />
noche de la despolitización, circularidad…) constituye<br />
una hipótesis compartida por muchos amigos que habitan<br />
lugares e incluso países distintos. Todos nosotros leemos<br />
el impasse como una oportunidad de inflexión <strong>en</strong> este<br />
desbocami<strong>en</strong>to del capital, como un rechazo a aceptar las<br />
concepciones apocalípticas.<br />
El impasse de lo político es sobre todo una cuestión de<br />
escala. La acción política que se quiere radical está abocada<br />
al sigui<strong>en</strong>te dilema: si se concreta – y debe concre-