LECTURAS UNO DE AGOSTO DE 2008 - Insumisos
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Si se quiere opinar sobre un país hay que intentar sumergirse en sus personajes, en los tejidos no<br />
siempre superficiales de sus clases y grupos sociales, tener oído atento a todos, a los “buenos” y<br />
los “malos”, y a los que no son ni lo uno ni lo otro. Al menos hay que leer – y traducir- la prensa,<br />
escuchar –y traducir- los noticieros que orquestan desde la CNN, la USIA, y sus monstruosas<br />
cadenas de la desidia y la desinformación. También acopiar lo que modesta y casi siempre con<br />
mucho esfuerzo, logran publicar las fuerzas revolucionarias y las organizaciones y movimientos<br />
populares. Cuando preciso la imprescindible traducción, no me refiero exclusivamente al<br />
problema idiomático, la aridez interpretativa es la peor de las incomunicaciones.<br />
Un asunto tan actual como el dictamen del Tribunal Supremo colombiano sobre la ilegalidad de la<br />
reelección del Presidente Álvaro Uribe, se puede leer e intentar evaluar desde Binghamton o La<br />
Habana, pero siempre nos faltará la apreciación más exacta, que sólo se puede construir con los<br />
datos de la realidad colombiana, una realidad que además tendrá lecturas múltiples de acuerdo a<br />
quienes la hagan y desde donde la perciban. Sin embargo hay hechos que aún en la distancia, se<br />
hacen evidentes: Desde el mismo comienzo del confeso soborno de la excongresista Yidis Medina,<br />
echó a andar una colosal operación mediática, para “salvar” la figura del Presidente y diabolizar a<br />
su acusadora.<br />
Y más allá de lo mediático, en el movimiento real y objetivo: ¿Cómo no percibir que el fallo del<br />
Tribunal Supremo colombiano, donde se acusa al gobierno de "una clara desviación de poder” y se<br />
solicita la revisión de la legalidad de la reelección del 2006, está inserto en toda una dinámica<br />
interna, donde “casualmente” el Congreso de Colombia sufre una grave crisis política y un proceso<br />
judicial, que llevó a prisión a por lo menos 32 legisladores, mientras que más de 30 están<br />
sometidos a investigación por sus presuntos nexos con los escuadrones de ultraderecha?<br />
No ver los hechos tan gruesos que se desatan alrededor del dictamen del Tribunal Supremo de<br />
Colombia, es padecer de una supina miopía. Pero considerar que unas u otras declaraciones de<br />
Fidel “sirven” para desviar la atención de los asuntos que hoy se dirimen en esa nación, es ya una<br />
confirmación de notable ceguera política: Un criterio que acusa una absoluta subvaloración de los<br />
sujetos concretos que hoy se enfrentan en esa hermana nación.<br />
En el actual escenario colombiano, transcurre una lógica de acciones y reacciones, donde<br />
desafortunadamente para el movimiento revolucionario y progresista, el régimen ha logrado<br />
anotarse varias importantes victorias, y no unicamente victorias militares. El hecho de que luego<br />
de negar las acusaciones de soborno, el énfasis del Presidente ha estado en dirimir el asunto en un<br />
referéndum, nos puede dar una pista.<br />
La liberación de la política de derecha Ingrid Betancourt, los agentes yanquis y demás prisioneros,<br />
coloca al gobierno colombiano, una vez más, en la posibilidad de realizar un gesto de paz, e ir<br />
rápidamente a las negociaciones, demostrar ante su nación y la comunidad internacional su<br />
voluntad de diálogo y solución pacífica de los conflictos. ¿De no construirse la paz de inmediato,<br />
cuáles son las alternativas? ¿El aumento del intervencionismo yanqui, su mayor involucramiento y<br />
“ayuda” militar, para aprovechar el momento táctico estratégico “desfavorable” a los guerrilleros,