LECTURAS UNO DE AGOSTO DE 2008 - Insumisos
LECTURAS UNO DE AGOSTO DE 2008 - Insumisos
LECTURAS UNO DE AGOSTO DE 2008 - Insumisos
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La semana pasada, Nick Turse ofreció algunas sugerencias a periodistas de los<br />
medios de información dominantes que finalmente – sólo con cinco años de atraso –<br />
terminaron por llegar al rol del gobierno de Bush en la historia petrolera de Iraq.<br />
Ahora, en la segunda parte de su serie sobre lo que no mencionan los medios<br />
dominantes cuando se trata de la historia de nuestras guerras por el petróleo y la<br />
energía, volvemos a Washington y a ese tragón de gasolina por excelencia, el<br />
Pentágono. Los lazos que ha desarrollado el Complejo –término que usa Turse para<br />
el antiguo complejo militar-industrial en su excelente libro sobre la militarización<br />
nuestras vidas de todos los días – con el complejo petro-industrial, son considerados<br />
algo normal de tal manera que los periodistas de los medios dominantes rara vez<br />
piensan que merezcan un artículo. Es como estar en el área científica y presentar<br />
artículos sobre como respiramos. En nuestra sociedad belicista, sin embargo,<br />
respirar se hace algo difícil y Turse sugiere que tal vez sea hora de echar otro<br />
vistazo a las actividades energéticas diarias en el Pentágono. Tom<br />
Nick Turse<br />
El Pentágono y la caza de oro negro<br />
El negocio petrolero del que nadie quiere hablar<br />
Durante años, “petróleo” e “Iraq” no lograban llegar a una misma frase en la cobertura en<br />
los medios dominantes de la invasión y ocupación de ese país. Recientemente, ha<br />
comenzado a haber un cambio, pero el “petróleo” y “el Pentágono” todavía llegan juntos a<br />
las noticias.<br />
El año pasado, por ejemplo, según documentos del Departamento de Defensa (DoD), el<br />
Pentágono pagó más de 70 millones de dólares a Hunt Refining, una compañía petrolera<br />
cuya afiliada corporativa, Hunt Oil, debilitó la política de EE.UU. en Iraq. No todo el<br />
mundo puede saberlo. Aunque la caza de petróleo en Iraq es cubierta ahora cada vez mejor<br />
en los medios dominantes, la caza de petróleo del Pentágono es un tema desaparecido en<br />
acción. A pesar de que el Pentágono traga combustible en cantidades asombrosas, es un<br />
punto ciego crónico en la cobertura en los medios sobre energía.<br />
Consideremos la historia de Hunt Oil un poco más de cerca, ya que es un ejemplo<br />
impresionante del problema general. El 3 de julio de <strong>2008</strong>, según el New York Times, el<br />
Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes<br />
estableció que Hunt Oil había buscado “un acuerdo petrolero con el gobierno regional de<br />
Kurdistán que contradecía la política estadounidense y menoscaba al gobierno central de<br />
Iraq.” A pesar de su política oficialmente declarada de advertir a compañías como Hunt Oil<br />
“que incurren riesgos al firmar contratos hasta que Iraq apruebe un ley del petróleo,” el<br />
Departamento de Estado efectivamente alentó en algunos casos un acuerdo entre la<br />
“compañía petrolera de Texas, con estrechos vínculos con el presidente Bush,” y Kurdistán<br />
que “menoscabó” al gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki' en Bagdad.<br />
Cuando se le preguntó si la Casa Blanca estaba informada de las negociaciones con el<br />
gobierno regional, en gran parte autónomo, de Kurdistán, la secretaria de prensa del<br />
presidente Bush, Dana Perino, respondió: “No sé de nadie que lo haya sabido.”<br />
Resulta que no era exactamente la verdad. El Times señaló que el director ejecutivo de la<br />
compañía: “Ray L. Hunt, estrecho aliado político del presidente Bush, informó sobre sus<br />
contactos con responsables kurdos [al Consejo Asesor de Inteligencia Exterior del