150 aniversario de la ley hipotecaria - Foros del 150 aniversario de ...

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especial 150 aniversario de la ley hipotecaria
Público y que después pasó
a llamarse Registro de la
Propiedad. Y ello se explica
porque la tradición romanista
admitía las hipotecas
tácitas (no expresas)
las hipotecas generales,
que recaían sobre todos
los bienes de una determinada
persona y otra serie
de figuras irregulares. Luzuriaga,
que según parece
redactó los preceptos atinentes
en el Proyecto de
1851 y que, además, los
comentó en el Comentario
de García Goyena, señalaba
que era necesario
adoptar los principios de
publicidad y especialidad,
pues sólo con ello se dotaba
a los acreedores de una
situación que pudiera calificarse
como segura. Piensen
ustedes que al acreedor
le tiene que preocupar
que la persona con la que
trata y presta el dinero es
propietaria de los bienes
sobre los que dice que va
a constituir una hipoteca.
Naturalmente el acreedor
tendría que forzar una investigación
de la que nunca
saldría enteramente seguro.
El problema se sustituye
con la idea de que
quien en el Registro Público
figura como propietario
con facultad suficiente
para realizar el acto de
gravamen lo realiza válidamente.
Aunque después
se resuelva o anule el derecho
del otorgante, termina
diciendo el art. 34 LH.
Se ha considerado por
algunos una injusticia histórica
el haber omitido y
olvidado o favorecido el olvido
de los nombres de los
autores de la Ley Hipotecaria
de 1861. Es una crítica
que se ha lanzado con
poca justificación.
En el año 2010 el Centro
de Estudios Hipotecarios
publicó una monografía de
Lino Rodríguez Otero llamada
“La Ley Hipotecaria
de 1861: sus autores, sus
avatares y comentarios”,
que llevaba como subtítulo
“Referencia a una posi-
ble injusticia histórica”.
El autor sacó a relucir a
todos lo que habían sido
miembros de la Comisión
de Codificación cuando se
redactó el Proyecto. Eran
básicamente, Manuel Cortina,
Manuel García Gallardo,
Pascual Bayarri,
Juan Manuel González
Acevedo, José de Ibarra y
el que llama el colaborador
Francisco Permanyer y
Tuyet. Añade el defensor,
que fue Santiago Fernández
Negrete, Ministro de
Gracia y Justicia, a quien
tocó en suerte la defensa
del proyecto en su alocución
parlamentaria y cita
como el precursor a Claudio
Antón de Luzuriaga
con quien el autor declara
la empatía que siente.
Hay que coincidir con el
autor citado en que los
dos autores principales
fueron Pedro Gómez de
la Serna y Francisco de
Cárdenas y Espejo.
A Pedro Gómez de la
Serna le dedicó un eru-
Por la época en que yo era un estudiante, la exposición
de motivos de la Ley Hipotecaria solía ser conocida con
el nombre de la “luminosa” porque había dejado las
cosas perfectamente claras y porque además estaba
muy bien escrita
dito artículo José María
Castán Vázquez, en “Rafael
Domingo”, Editor, Juristas
Universales-Juristas
del Siglo XIX, pág. 201.
Castán Vázquez destaca
que Pedro Gómez de la
Serna había actuado en
el campo de la política y
de la administración donde,
además de diputado y
senador fue ministro de
Instrucción Pública y de
Gracia y Justicia, esto último
en el período 1850-
1855. Fue, asimismo, profesor
de Legislación comparada
en la Universidad
de Madrid y en el ámbito
judicial ocupó los dos
cargos más importantes,
como son el de Fiscal y el
de Presidente del Tribunal
Supremo. Hay que destacar,
asimismo, que Pedro
Gómez de la Serna inició
lo que podríamos llamar
la Goyena hipotecaria: la
“Ley Hipotecaria comentada
y concordada”, Madrid,
1862.
El segundo he dicho
que era de Francisco de
Cárdenas, a quien dedicó
no hace mucho tiempo
José Luis de los Mozos
una de las monografías
con las que el Centro
de Estudios Registrales y
el Colegio de Registradores
de la Propiedad quisieron
dejar plasmada la
huella de los grandes hipotecaristas,
que han teji-