La aldea de F. - Libros UNAM
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<strong>La</strong> <strong>al<strong>de</strong>a</strong> <strong>de</strong> F.<br />
<strong>La</strong>s Microlocas<br />
Eva Díaz Riobello<br />
Isabel González González<br />
Teresa Serván<br />
Isabel Wagemann<br />
Coordinación y prólogo<br />
Clara Obligado<br />
Textos <strong>de</strong> Difusión Cultural<br />
ediciones <strong>de</strong> punto <strong>de</strong> partida<br />
Coordinación <strong>de</strong> Difusión Cultural<br />
Dirección <strong>de</strong> Literatura<br />
México, 2011
Prólogo<br />
<strong>La</strong> <strong>al<strong>de</strong>a</strong> <strong>de</strong> F.<br />
Ménard (acaso sin quererlo) ha enriquecido<br />
mediante una técnica nueva el arte<br />
<strong>de</strong>tenido y rudimentario <strong>de</strong> la lectura:<br />
la técnica <strong>de</strong>l anacronismo <strong>de</strong>liberado<br />
y <strong>de</strong> las atribuciones erróneas. […] Esa<br />
técnica puebla <strong>de</strong> aventuras los libros<br />
más calmosos.<br />
Jorge Luis Borges<br />
“Pierre Ménard, autor <strong>de</strong>l Quijote”<br />
“C<br />
uando las ruedas <strong>de</strong> El guardagujas <strong>de</strong> Arreola, hartas<br />
<strong>de</strong> polvo y arena, <strong>de</strong>cidieron no seguir a<strong>de</strong>lante,<br />
el tren arrastró su cuerpo metálico por la tierra y quedó vara do<br />
en el <strong>de</strong>sierto. Los viajeros se miraron con <strong>de</strong>sconfianza y se<br />
apearon <strong>de</strong>l tren. Lijados por el tiempo, sus recelos se gastaron<br />
hasta el cariño. Unos se juraron amor eterno, otros eligieron<br />
la fugacidad <strong>de</strong>l instante. De estas pasiones nacieron<br />
hijos, acaso familias, pero también futuras venganzas y odios<br />
imborrables. Nacieron historias, nació F.”<br />
Así <strong>de</strong>finen las autoras el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> este libro, que<br />
también pudo ser “<strong>La</strong> autopista <strong>de</strong>l Sur”, <strong>de</strong> Cortázar, si el<br />
texto <strong>de</strong>l autor argentino no se hubiera escrito casi una década<br />
más tar<strong>de</strong> que el <strong>de</strong> Arreola. En esa <strong>al<strong>de</strong>a</strong> —o en ese atasco—,<br />
los personajes se ven abocados a entregarse, al azar, a<br />
un <strong>de</strong>sconcierto en las relaciones que podría ser el símbolo<br />
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Prólogo<br />
<strong>de</strong> la condición <strong>de</strong>l hombre mo<strong>de</strong>rno, incapaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir su<br />
propio <strong>de</strong>stino.<br />
No sé si lo pensaron Cortázar y Arreola, ni siquiera sé si lo<br />
pensaron así las autoras, pero resulta que la Al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> F. que<br />
imaginó Arreola se ve poblada ahora por esas relaciones eventuales<br />
que son el símbolo <strong>de</strong> nuestra manera <strong>de</strong> vivir. Un lugar<br />
don<strong>de</strong> ya el tiempo transcurre sin prisa y don<strong>de</strong>, a pesar <strong>de</strong> que<br />
el agua es un espejismo, existen las sirenas. Allí se co sen y <strong>de</strong>scosen<br />
historias <strong>de</strong> vivos y <strong>de</strong> muertos, y las mujeres, con sus<br />
lenguas cortantes, son la imaginación <strong>de</strong> F.<br />
Hay un espíritu fundacional en este libro <strong>de</strong> microrrelatos<br />
que busca, a través <strong>de</strong> revisitar la literatura latinoamerica na,<br />
una apropiación realizada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la península, un diálogo o<br />
“can tar <strong>de</strong> ida y vuelta”, con su producción híbrida, como querían<br />
nuestros abuelos. <strong>La</strong>s autoras <strong>de</strong>jan el tren <strong>de</strong>tenido y,<br />
ro<strong>de</strong>ándolo, van creando la Al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> F., una <strong>al<strong>de</strong>a</strong> que, para<br />
sorpresa <strong>de</strong>l propio Arreola, está vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong><br />
las mujeres.<br />
<strong>La</strong> crítica contemporánea diría que hablamos <strong>de</strong> una ficción<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ficción, ya que para estas autoras no hay<br />
dis minución alguna en el asalto que supone la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong><br />
habitar el texto <strong>de</strong> otro. Se diría que, más bien, se trata <strong>de</strong> uno<br />
<strong>de</strong> estos movimientos juveniles <strong>de</strong> ocupación que, evadiendo<br />
el <strong>de</strong>recho sagrado a la propiedad, se asientan en espacios nuevos<br />
para imprimirles una i<strong>de</strong>ntidad comunitaria.<br />
¿Es, digamos, una invasión <strong>de</strong> un espacio literario ajeno, a<br />
sangre y fuego? <strong>La</strong> i<strong>de</strong>a resulta tentadora, pero se trata más<br />
bien <strong>de</strong> todo lo contrario: hablamos <strong>de</strong> homenaje, <strong>de</strong> entrecruzamiento,<br />
<strong>de</strong> un reflejo <strong>de</strong> lo que, en nuestro mundo errante,<br />
12
<strong>La</strong> <strong>al<strong>de</strong>a</strong> <strong>de</strong> F.<br />
es la literatura, <strong>de</strong> los vínculos que, a través <strong>de</strong> siglos <strong>de</strong> utilización<br />
<strong>de</strong> un mismo idioma, se han ido tejiendo. Como diría<br />
Kristeva, se trata <strong>de</strong>l texto como una permutación <strong>de</strong> textos,<br />
que se cruzan y se neutralizan. Evi<strong>de</strong>ntemente, si toda literatura<br />
es diálogo, no hay otra manera <strong>de</strong> leer que no sea a través<br />
<strong>de</strong> los autores que veneramos, ni otra manera <strong>de</strong> escribir que<br />
no sea vampirizándolos. Estamos, pues, muy lejos <strong>de</strong>l con cepto<br />
<strong>de</strong> autor como propietario <strong>de</strong> un texto. Pero nada <strong>de</strong> esto es<br />
nuevo.<br />
Ya Borges reflexionó sobre la posibilidad <strong>de</strong> incluir una<br />
obra literaria <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> otra obra literaria, y también sobre los<br />
límites <strong>de</strong> la autoría, en “Pierre Ménard, autor <strong>de</strong>l Quijote”,<br />
un texto que pone en jaque la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l autor individual para<br />
colocar, en el centro, textos trufados por la voz <strong>de</strong> otros. <strong>La</strong><br />
obra visible <strong>de</strong> Ménard está resuelta, como suele suce<strong>de</strong>r en<br />
Borges, con una enumeración caótica. Interesa, sin embargo,<br />
la otra, “la subterránea, la interminablemente heroica, la impar”,<br />
que a la vez, está inconclusa.<br />
O sea, no se trata <strong>de</strong> conquista, pero sí <strong>de</strong> apropiación in<strong>de</strong>bida,<br />
con el <strong>de</strong>bido respeto. Mejor dicho: <strong>de</strong> un juego <strong>de</strong><br />
espejos, <strong>de</strong> un espacio don<strong>de</strong> la escritura y la lectura pue<strong>de</strong>n<br />
ser infinitas.<br />
Arreola, y sus discontinuas publicaciones en España, es<br />
uno <strong>de</strong> los autores señeros <strong>de</strong> un género que alcanza hoy su<br />
esplendor: el microrrelato (o microficción, o hiperbreves, o como<br />
queramos llamarlo), y el autor mexicano, entre otros, se instala<br />
en el imaginario español como uno <strong>de</strong> los maestros. Por lo<br />
tanto, es parte <strong>de</strong> este juego <strong>de</strong> espejos. Parafrasear a Arreo la<br />
o a Monterroso, <strong>de</strong>smontarlos, <strong>de</strong>sguazarlos para re in ser tar los<br />
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Prólogo<br />
en el flujo <strong>de</strong> las lecturas más contemporáneas, reflejarse en<br />
ellos es uno <strong>de</strong> los efectos logrados en <strong>La</strong> <strong>al<strong>de</strong>a</strong> <strong>de</strong> F., y <strong>de</strong><br />
tan tos otros libros que, en este momento, aparecen en España.<br />
Podríamos <strong>de</strong>cir que, a lomos <strong>de</strong>l dinosaurio, los autores<br />
cruzan el océano mostrando a los lectores <strong>de</strong> ambas orillas que,<br />
si bien las crisis y las <strong>de</strong>sconfianzas impi<strong>de</strong>n a ve ces conocernos,<br />
el idioma es un espacio firme <strong>de</strong> asentamien to, aunque<br />
con fronteras difusas.<br />
Se trata, entonces, <strong>de</strong>cíamos, <strong>de</strong> escribir la influencia, <strong>de</strong><br />
exhi birla. De actuar, diría Borges en el cuento citado, como<br />
si <strong>de</strong> un palimpsesto se tratara. De recortar el texto <strong>de</strong>l propio<br />
Arreola hasta convertirlo en una microficción, <strong>de</strong>splazando<br />
los sobrantes para futuras invenciones. No olvi<strong>de</strong>mos que el<br />
propio Borges utilizó esta misma técnica en su Antología <strong>de</strong><br />
la literatura fantástica (Borges-Bioy-Ocampo) y también hoy<br />
Raúl Brasca y Luis Chitarroni, entre otros, se convierten en<br />
antólogos-escritores por arte <strong>de</strong> la concentración, el recorte o<br />
fragmento. Nos referimos a escritores <strong>de</strong>sacralizadores que,<br />
en lugar <strong>de</strong> prosternarse frente al altar <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
literatura, entran en los templos con su saqueo victorioso.<br />
Visto así, podríamos <strong>de</strong>cir también que Arreola se adueña<br />
<strong>de</strong> Kafka, Cortázar <strong>de</strong> Arreola, y así sucesivamente. Siguiendo<br />
esta línea, encontraremos en este volumen apropiaciones<br />
impertinentes y festivas <strong>de</strong> textos <strong>de</strong> Ana María Shua, réplicas<br />
fe meninas a algún cuento <strong>de</strong> Neuman, homenajes <strong>de</strong>scarados<br />
y seductores al propio Brasca. Es que <strong>La</strong>s Microlocas no<br />
se <strong>de</strong>tie nen ante nada. No contentas con fagocitarse a los consa<br />
gra dos se lanzan, con su apetito voraz, con impulso <strong>de</strong> mé na<strong>de</strong>s,<br />
a <strong>de</strong> vo rarse las unas a las otras, se copian, se res pon <strong>de</strong>n, se<br />
14
<strong>La</strong> <strong>al<strong>de</strong>a</strong> <strong>de</strong> F.<br />
revuelcan. Metafóricamente, claro: toda lectu ra, propia o aje na,<br />
es puesta al servicio <strong>de</strong> su creación. Así, en la pluralidad <strong>de</strong><br />
los textos, el origen tien<strong>de</strong> a per<strong>de</strong>rse, se con vierte simple mente<br />
en leyenda, en tradición, en mito. Como suce<strong>de</strong> con todo, en<br />
la Al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> F.<br />
Este proyecto no es una antología al uso sino que presenta<br />
a cuatro autoras resi<strong>de</strong>ntes en España que han escrito un tex to<br />
a ocho manos, pero respetando a la vez la autoría individual.<br />
Es <strong>de</strong>cir, si bien los textos fueron generados por cada una <strong>de</strong><br />
ellas en solitario, también ha intervenido en el resultado final el<br />
<strong>de</strong>bate y la corrección conjuntas; en el fragor <strong>de</strong> la escritu ra<br />
unos textos comenzaron a contestar a otros, a <strong>de</strong>vorarlos, el estilo<br />
ajeno impregnó y engulló, a veces, el propio. Aunque es te<br />
tema sería objeto <strong>de</strong> un análisis más profundo, no es este fenómeno<br />
ajeno al crecimiento <strong>de</strong> los Talleres <strong>de</strong> Escri tura, cuyo<br />
papel en la instalación y <strong>de</strong>bate <strong>de</strong>l cuento y <strong>de</strong>l microrrelato<br />
resulta más que evi<strong>de</strong>nte.<br />
Teresa Serván (España) e Isabel Wagemann (Chile) han sido<br />
durante años alumnas <strong>de</strong> mi taller. Isabel González (España)<br />
llega <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Ana María Shua, y conozco a Eva Díaz<br />
Riobello (España) a través <strong>de</strong> un texto ganador <strong>de</strong> un concurso.<br />
<strong>La</strong>s tres primeras han sido antologadas por mí. 1 Pensé que<br />
tenía que ponerlas en contacto ya que sus textos dialogaban<br />
naturalmente y había en ellas una voz peculiar que me hacía<br />
sentir que se trataba <strong>de</strong> una poética común. Esta ban for ma-<br />
1 Por favor, sea breve. 2. Antología <strong>de</strong> microrrelatos, edición a cargo <strong>de</strong><br />
Cla ra Obligado, prólogo <strong>de</strong> Francisca Noguerol, Madrid, Ed. Páginas <strong>de</strong> Espuma,<br />
2009.<br />
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Prólogo<br />
das en la lectura <strong>de</strong> autores latinoamericanos y su temática,<br />
su perspectiva, resultaba audaz a la vez que innovadora. En<br />
cuanto se reunieron, supieron que estaban hechas para escribir<br />
juntas. Y así nació la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>La</strong>s Microlocas, que ya comienza<br />
a rodar. Levantaron su primer campamento en <strong>La</strong> <strong>al<strong>de</strong>a</strong><br />
<strong>de</strong> F., don<strong>de</strong> un viajero azorado espera un tren imposible, se<br />
instalaron con su escritura en ese mundo ominoso, lleno <strong>de</strong> secretos<br />
y <strong>de</strong> medias verda<strong>de</strong>s. Así nacieron estas historias, así<br />
nació la <strong>al<strong>de</strong>a</strong>. Hizo falta el entusiasmo <strong>de</strong> Rosa Beltrán para<br />
que el viaje cuajara en libro.<br />
16<br />
Clara Obligado