1. Fernando el Católico, titán y bienaventurado, por Ángel Ferrari
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FERNANDO EL CATÓLICO TITÁN Y BIENAVENTURADO<br />
ciones, como flámulas, gallardetes y gripolas —Tejada va<br />
a jugar con una paradoja—, Aquerón, la laguna o río <strong>por</strong><br />
donde se iba a parar al mundo subterráneo, los recibió en<br />
una barquilla. La imagen, además, sirve a Tejada para sub<br />
rayar la particularidad histórica de que fueran navales<br />
los dos más grandes encuentros bélicos sufridos <strong>por</strong> Espa<br />
ña durante los días de F<strong>el</strong>ipe II, su tan c<strong>el</strong>ebrado monarca,<br />
en cuyo honor ya había escrito múltiples poesías. Es en<br />
esta estancia donde <strong>el</strong> poeta, de manera inequívoca, señala<br />
su concepción, como <strong>bienaventurado</strong>, de <strong>Fernando</strong> <strong>el</strong> Ca<br />
tólico.<br />
48<br />
"A donde alegre en estr<strong>el</strong>lado asiento,<br />
gozando la visión santa y divina,<br />
hollando <strong>por</strong> tapete sol y luna,<br />
triunfante miras con aspecto atento<br />
un confuso escuadrón que se avecina<br />
con gran trop<strong>el</strong> a la infernal laguna.<br />
Fué <strong>el</strong> escuadrón sujeto a tu fortuna,<br />
y Flagetón hirviente<br />
<strong>el</strong> murmullo aumentó de su agua negra<br />
y comienza a exhalar espuma ardiente,<br />
y Aquerón apercibe<br />
con vista torba la infernal barquilla<br />
a donde <strong>el</strong> negro ejército recibe,<br />
habiendo puesto la hórrida cuadrilla