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Arquetipos cristianos - Fundación Gratis Date

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P. Alfredo Sáenz, S. J. – <strong>Arquetipos</strong> <strong>cristianos</strong><br />

tima que se inmolaba, algunas libaciones de vino, por<br />

ejemplo, decía que si a él le llegaba la hora de tener que<br />

morir y ser como la libación que acompaña a aquel sacrificio<br />

de sus hijos, «me alegraría y me congratularía<br />

con todos vosotros. Alegraos, pues, también vosotros<br />

de esto mismo y congratulaos conmigo» (Fil 2,17-18).<br />

En el corazón de un apóstol semejante, jamás podrá<br />

anidar la tristeza según la carne. Porque no toda tristeza<br />

es mala; Pablo incluso, cuando escribe a los corintios,<br />

les dice que es posible que su epístola los entristezca,<br />

pero que no se duele de ello, porque en ese caso se tratará<br />

de una tristeza según Dios, que es causa de penitencia<br />

saludable y no de una tristeza según el mundo, que<br />

lleva a la desesperación (cf. 2 Cor 7,8-10). Sin embargo<br />

insiste más en el gozo espiritual. «Vivid gozosos en la<br />

esperanza», les dice a los romanos (Rom 12,12), y a los<br />

corintios: «Dios ama al que da con alegría» (2 Cor 9,7);<br />

les promete ir a visitarlos pero esta vez no en tristeza<br />

(cf. 2 Cor 2,1), «porque queremos contribuir a vuestro<br />

gozo por vuestra firmeza en la fe» (2 Cor 1,24).<br />

Ningún texto nos parece más adecuado para cerrar<br />

este trabajo que una cita donde se resume toda la espiritualidad<br />

apostólica de San Pablo:<br />

«En nada demos motivo alguno de escándalo, para que no sea<br />

objeto de burla nuestro ministerio, sino que en todo nos acreditemos<br />

como ministros de Dios, con mucha paciencia, en tribulaciones,<br />

en necesidades, en apremios, en azotes, en prisiones, en tumultos,<br />

en fatigas, en desvelos, en ayunos, en santidad, en ciencia,<br />

en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en caridad sincera,<br />

en palabras de veracidad, en el poder de Dios, en armas de<br />

justicia ofensivas y defensivas, en honra y deshonra, en mala o<br />

buena fe; cual seductores, siendo veraces; cual desconocidos, siendo<br />

bien conocidos; cual moribundos, bien que vivamos; cual castigados,<br />

mas no muertos; como contristados, aunque siempre alegres;<br />

como mendigos, pero enriqueciendo a muchos; como quienes<br />

nada tienen, poseyéndolo todo» (2 Cor 6,3 10).<br />

San Pablo<br />

¿Dónde se oculta el caballero ardiente,<br />

el que ostenta una rosa por espada?<br />

Lleva en su pecho un sol para occidente<br />

y un cielo nuevo lleva en su mirada.<br />

Decidle que hay un alma adolescente:<br />

detenida en la verde encrucijada.<br />

Decidle que me busque entre mi gente:<br />

por señal una tórtola dorada.<br />

Pero ya sube al cielo el caballero<br />

que no me ha de querer por escudero<br />

y aquí me quedo balbuciendo idiomas<br />

entre el Dragón y el Ángel que me cuida,<br />

mientras no llega el Águila encendida<br />

que agranda el corazón de las palomas.<br />

Luis Gorosito Heredia<br />

18<br />

2<br />

San Bernardo<br />

La figura de San Bernardo es estelar en la Iglesia, y sin<br />

duda la más representativa de la época de la Cristiandad<br />

medieval.<br />

Nació en el año 1091, cerca de la capital de Borgoña,<br />

de padres de ilustre prosapia. Su educación, propia de<br />

las familias de su estirpe, fue esmerada, incluyendo la<br />

gramática, la retórica y la dialéctica, juntamente con la<br />

lectura y explicación de autores clásicos tales como<br />

Cicerón, Virgilio, Horacio, etc. Bernardo era un joven<br />

robusto, de frente amplia, ojos azules y penetrantes. Todos<br />

sus contemporáneos coinciden en afirmar que brotaba<br />

de él un prestigio singular.<br />

Un día comprendió que Dios le llamaba para seguirlo<br />

de cerca como religioso. Su padre se opuso terminantemente.<br />

Pero entonces comenzó a manifestarse aquella<br />

capacidad de seducción que durante toda su vida habría<br />

de emanar de su persona. Uno tras otro, todos sus hermanos,<br />

sin excepción, hicieron suya la decisión de Bernardo.<br />

Comentando este poder de atracción contagiosa,<br />

escribe René Guénon en el tan breve como precioso estudio<br />

que dedicara a nuestro santo:<br />

«Hay ya en ello algo de extraordinario, y sería sin duda insuficiente<br />

evocar el poder del «genio», en el sentido profundo de esta<br />

palabra, para explicar semejante influencia. ¿No vale mejor reconocer<br />

en ello la acción de la gracia divina que, penetrando en cierta<br />

manera toda la persona del apóstol e irradiando fuera por su<br />

sobreabundancia, se comunicaba a través de él como por un canal,<br />

según la comparación que él mismo emplearía más tarde aplicándola<br />

a la Santísima Virgen?».<br />

Personalidad riquísima, polifacética; tratemos, en cuanto nos sea<br />

posible, de delinear sus principales rasgos.<br />

I. El Abad<br />

En razón de diversas actitudes que Bernardo tomara<br />

en el curso de su agitada vida, a las que luego nos iremos<br />

refiriendo, para muchos de sus contemporáneos –e incluso<br />

ahora– pudo parecer un hombre cortante, irascible<br />

y agresivo. Se olvida una faceta de su personalidad<br />

que le es esencial, la paternidad. Porque Bernardo, más<br />

allá de ser monje, fue sobre todo padre de monjes, que<br />

eso significa Abad. Como se sabe, fue él quien hizo florecer<br />

la Orden del Cister, que se extendería por toda<br />

Europa. El se consideraba el padre de todos. Pero de<br />

manera particular de los monjes del monasterio que fundara<br />

y presidiera durante tantos años, el de Claraval, que<br />

tanto amó.<br />

En los monjes que tenía a su cargo veía a sus hijos<br />

predilectos. Su principal cuidado era, tras haberlos impulsado<br />

a la vida religiosa, ofrecerles un alimento espiritual<br />

sustancioso, una doctrina espiritual sólida. Así lo

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