Aspectos positivos y negativos de la democracia participativa

Aspectos positivos y negativos de la democracia
participativa
Dip. Jorge Luis Preciado Rodríguez.
Tomado de: www.congresocol.gob.mx/Revista/aspectospyn.htm
Mas allá de las reflexiones sobre el hecho de que las figuras de participación
directa entren o no en vigencia en nuestro país, considero que se deben precisar
dos cosas, a que se refiere cada una de estas figuras y los aspectos fundamentales
que traen consigo dichas propuestas.
Primero: intentar responder a la pregunta del ¿por qué surge la necesidad de
incorporar a nuestra vida democrática estos instrumentos de participación directa
de los ciudadanos?
Segundo: ¿Cuáles son los aspectos positivos de éstas figuras?
Tercero: ¿Cuáles son los aspectos negativos de dichas propuestas?
Por qué de la necesidad de la democracia directa:
Se pueden enumerar una gran cantidad de razones que nos hace suponer que la
democracia directa debe instaurarse en nuestro país, pero la mayoría de éstas
convergen en un punto al que Giovanni Sartori denominó la crisis de la
representación.
En el siglo V en las ciudades estados de la Grecia clásica nace la democracia, cuyas
características responden a un modelo de democracia directa y cuyo modelo
institucional era muy simple. En la ciudad de Atenas los ciudadanos se reunían en
la colina de Pnyx por lo menos unas 40 veces al año para discutir los asuntos
relacionados con la comunidad, la agenda la establecía el "comité de los 50"
constituido por miembros de un "comité de los 500", que a su vez eran
representantes de un centenar de demes que conformaban la ciudad, siendo
designados por sorteo los primeros y por rotación los segundos. Las decisiones
eran tomadas por consenso y, en la época de mayor auge del sistema ateniense,
necesitaban un quórum de 6,000 participantes.
Obviamente las condiciones para desarrollar este tipo de sistema requieren de
particularidades muy especiales: una sociedad homogénea, con un tamaño
reducido y los intereses de los ciudadanos armónicos, etc. Pero sobre todo la

figura de ciudadano que era completa, no existía diferencia entre su ámbito
público y privado, era una especie de democracia sin Estado.
Al señalar las condiciones para el desarrollo de este tipo de democracia,
justificamos el por qué del nacimiento de la democracia representativa, la que
pasó, a ocupar el primer plano debido a que las condiciones que hacían posible el
desarrollo de la Democracia Directa cambiaron radicalmente a partir de los
procesos de emancipación popular en Europa en el siglo XVI.
Democracia Representativa ya no significaba el ejercicio del poder soberano del
pueblo por el pueblo mismo, sino que el cratos era ejercido por el representante
del demos. De modo que la sociedad ya no formaba parte de las decisiones, sino
que intentaba influir en la conducción del ejercicio del poder a través de sus
representantes, a quienes elegía por medio de la participación libre y directa, la
cual se manifestaba en el voto del elector hacia su representante, con lo cual se
sellaba un pacto de tácito entendimiento entre él y este último, pacto que en
palabras de Mauricio Merino sería: "nuestros representantes son nuestros
gobernantes porque nosotros los elegimos, y sólo pueden ser nuestros
gobernantes si efectivamente nos representan".
Sin embargo, en la medida en que la democracia representativa se consolidó, la
crisis de representatividad se hizo más aguda encontrando diversos factores que
hicieron más evidente esta "falsa" representación del ciudadano; y ante esto, la
exigencia de la democracia directa se hace más necesaria como forma de controlar
y moderar el poder inevitablemente otorgado a los representantes políticos.
Se da la crisis de la representación en el momento que el representante, al
participar en la toma de decisiones públicas, ya no responde de manera pura a los
intereses de sus representados sino que se sujeta a los designios de su líder, a la
doctrina o plataforma política de su partido o a sus propios ideales, convirtiendo su
verdad particular o la verdad partidista en verdades públicas, y a éstas en actos
concretos de gobierno.
Por otro lado, nuestros representantes formales no siempre cumplen con su papel
de enlace entre el gobierno y los problemas urgentes de una parte de la sociedad.
Aparece también lo que algunos teóricos han dado por llamar el mandato
imperativo: no es otra cosa sino que los representantes consideran que sólo se
deben al grupo de ciudadanos que los apoyaron para que resultasen electos y por
lo tanto sólo responden ante ellos; es decir, es su representante, y no el
representante de todo un Estado. Se rompe así con la idea clave de la
democracia: el gobierno como el representante de todo el pueblo, de lo contrario
el gobierno y los parlamentos se convertirían en una especie de patrimonio
exclusivo de quienes pudieran hacer triunfar a sus diputados. Es decir, la idea de
la democracia representativa es:

Todos los ciudadanos tienen derecho a ser representados pero no todos quieren
que los represente la misma persona, deciden entonces ir a elecciones, pero quien
las gana debe saber que no sólo representa a sus electores sino a todos los
ciudadanos.
Los partidos políticos nacen con dos objetivos específicos: el primero, la búsqueda
de soluciones a los problemas de la ciudadanía, asumiendo la representación de
los ciudadanos para convertirse en intermediarios de éstos y el poder; y el
segundo, el propósito explícito de ascender al poder. Este segundo fin ha llevado
a los partidos políticos a sacrificar los ideales más caros de la participación
democrática y otorgar mayor valor a sus intereses y a su propio deseo de
conservar el poder, por encima de los intereses más amplios de los ciudadanos.
Por otro lado están los privilegios que los partidos otorgan a sus miembros y a sus
aliados, llámese burocracia gubernamental, empresas privadas que suelen
financiar los o las grandes asociaciones sindicales que les ofrecen votos.
Es decir, el partido responde dentro y fuera del gobierno al interés de los líderes,
grupos y sectores que le sostienen y lo apoyan en su ascenso al poder y no a los
ciudadanos que representan.
Todas las críticas al sistema representativo tienen un común denominador, la
distancia que tiende a separar al representante de los ciudadanos, y, como
resultado final, una nula representación de los gobernados en las decisiones de
gobierno.
Ahora bien la crisis de la representación da lugar al interés de los ciudadanos para
corregir los defectos de la representación política que supone la democracia
representativa, pero, por otro lado, también se busca influir en las decisiones de
quienes nos representan y asegurarse de esa forma que las demandas, carencias y
expectativas de los distintos ciudadanos que integran la nación serán atendidas.
En otras palabras, la sociedad exige participación, pero tampoco puede renunciar a
la democracia representativa que le permite a través del voto elegir a sus
gobernantes, por lo que crea figuras de participación ciudadana que le permitan,
además de formar órganos de gobierno, influir en ellos, no en pocas ocasiones
para detenerlos, lo que hace un medio importante para que la sociedad civil se
haga presente en las decisiones políticas.
Mauricio Merino describe este proceso en la forma siguiente:
"Aquel puente entre representación y participación políticas, que en principio
aparecía construido con votos, se desdobla así en una gran variedad de relaciones
distintas, formadas por múltiples intercambios recíprocos entre las autoridades
formales y los ciudadanos organizados. Intercambios de todo tipo, animados por
toda clase de razones peculiares, que finalmente le, dan vida a la democracia. De

modo que si bien el principio básico de la organización democrática, consiste en la
elección libre de los representantes políticos, a participación ciudadana hace
posible extender ese principio más allá de los votos". Esto es, convertirla en algo
más que una sucesión de elecciones y, de paso, enlazar los procesos electorales
con las decisiones políticas cotidianas. Es decir, ejercer la democracia no sólo
como el proceso para elegir gobernantes, sino como forma de vida.
Con la participación ciudadana aseguraríamos tener los medios adecuados que nos
permiten establecer que, la opinión de los ciudadanos, es tomada en cuenta por
quienes toman las decisiones y evitar que los representantes obedezcan
exclusivamente mandatos imperativos de sus partidos.
Los medios o instrumentos dé participación directa más conocidos son:
referéndum, plebiscito, iniciativa popular, revocación del mandato, y otros, autores
señalan algunos más como el derecho de petición, audiencia pública, derecho a la
información, la consulta popular y la organización de cabildos abiertos para el caso
de los gobiernos municipales.
Plebiscito es la consulta a los ciudadanos sobre determinado acto de gobierno que
tiene una gran trascendencia en la vida pública del Estado, la revocación de
mandato, que es la menos utilizada, es una variante invertida de la elección de
representantes: a partir de una petición popular que debe reunir ciertos requisitos
(un número determinado de firmas, por ejemplo) se somete a la aprobación de los
votantes la permanencia en su cargo o la remoción de un representante electo
antes del plazo determinado por la ley. El referéndum implica la participación del
pueblo en el proceso legislativo por medio de la consulta directa. Y la iniciativa
popular -es una subcategoría del referéndum, en la cual la propuesta sometida a
votación, tiene su origen en el electorado.
No es mi propósito ahondar en cada una de estas figuras, por lo que me limitaré
sólo a señalarlas, enfocándonos más a los aspectos positivos y negativos de los
instrumentos de participación ciudadana.
ASPECTOS POSITIVOS
Detrás de esta discusión está el problema de la legitimidad en la toma de
decisiones públicas. Se parte del principio de que las decisiones gubernamentales
deben ser lo más legítimas posible y que los mecanismos que permiten llegar a
ellas tienen que ser aceptados como válidos.
Muchos de los argumentos han sido utilizados para apoyar el uso de los
mecanismos de consulta directa. Los principales son los siguientes:
I.- La democracia tiene que ser dinámica en sus formas y procedimientos, lo cual

se logra con la participación permanente y decidida de los ciudadanos en las
decisiones públicas.
II.- Los ciudadanos a través de la participación directa adquieren la noción de
autogobierno.
III.- La responsabilidad ciudadana se ve incrementada cuando ésta es consultada
permanentemente.
IV.- La corresponsabilidad aparece como un atenuante de posibles conflictos
sociales, ante decisiones equivocadas, toda vez que estas fueron tomadas en
coparticipación gobierno-sociedad.
V.- Los ciudadanos adquieren una voz más directa en las propuestas de gobierno
y en la elaboración de leyes.
VI.- Los mecanismos de la democracia directa estimulan a los ciudadanos a tener
más interés en los asuntos políticos, fomentan la educación política e incrementan
la participación electoral.
VII.- Son un medio eficaz que permite reducir la influencia de los grupos de
presión sobre los congresos y parlamentos.
VIII.- Aumentan la responsabilidad de la clase política y de los medios de
comunicación masiva.
IX.- En situaciones de conflicto conducen a la rápida toma de decisiones sobre
temas controvertidos.
X.- Propician la creación de foros y discusiones públicas para debatir temas
nacionales críticos y permiten a los líderes nacionales conocer el punto de vista de
la ciudadanía.
XI.- Su probado buen funcionamiento en otros Estados-Nación aboga que es
favorable su implementación en nuestro país.
XII.- Expresan de manera pura los intereses individuales y permiten la
manifestación directa de la opinión pública en los procesos legislativos.
Incrementan de esta forma la sensibilidad de los legisladores a los movimientos de
opinión.
XIII.- Reducen los efectos de distorsión creados por los partidos políticos y las
asociaciones intermedias.

Otros argumentos en favor de la democracia participativa son:
a) Estos mecanismos permiten discutir cualquier tipo de problema político más allá
de las limitaciones impuestas por las rivalidades partidistas. Permiten flexibilizar la
rigidez de la disciplina partidaria. En muchas ocasiones ofrecen salidas eficientes a
impasses legislativos. Constituyen instrumentos políticamente neutros, que
producen resultados apoyados en la opinión pública y logran conferir una
dimensión extraordinaria a cambios fundamentales.
b) Favorecen un tipo de gobierno más cercano a la ciudadanía. Obligan a los
representantes a responder a las demandas populares siempre, no solamente en
los momentos electorales. Los dirigentes se ven en la necesidad de tomar en
consideración el pulso de la opinión pública antes de tomar una decisión.
c) Estimulan la participación ciudadana e incrementan el sentimiento de eficacia
del ciudadano. Contribuyen a la educación y a la socialización políticas, y son
medios de expresión de la voluntad popular.
d) En el discurso populista aparecen como armas eficaces de la lucha contra los
grandes intereses que tienden a monopolizar el acceso, a los centros de toma de
decisiones.
e) Su aplicación conlleva a una apertura de los métodos de decisión pública, lo
que se traduce, en caso de aprobación, en una mayor legitimidad de las leyes.
f) Muchas veces obligan a tomar decisiones necesarias en situaciones donde, los
legisladores, no quieren asumir el riesgo de inclinarse a favor de una opción
determinada.
g) Finalmente, en un contexto generalizado de desvanecimiento de ofertas
programáticas claras por parte de los partidos políticos, los referéndums y otros
instrumentos de la democracia directa ayudan a definir con más precisión el
contenido de las políticas públicas.
Es importante señalar que paradójicamente, su sola existencia favoreció el
fortalecimiento de los poderes legislativos, que se vieron obligados a conseguir
consensos sólidos para la elaboración de las leyes. Si bien no son un estímulo
para el incremento de la votación, sí han pasado a ser parte de la tradición
participativa, local y estatal en el país.
ASPECTOS NEGATIVOS
"Los decretos del pueblo" escribió Aristóteles, "son como los mandatos del tirano",
porque pasan siempre por encima de las leyes válidas para todos los ciudadanos, y

agregaba que se resuelven los asuntos públicos con el apoyo de una multitud que
obedece.
En 1705, Kant señalaba casi exactamente lo mismo: "la democracia" escribió, "es
necesariamente un despotismo", porque las multitudes no están calificadas para
gobernar con la razón sino con sus impulsos.
Los argumentos en contra son los que señalan con énfasis los efectos del
debilitamiento de las instituciones democráticas a causa de los procedimientos de
democracia directa:
a) los instrumentos de la democracia directa debilitan el gobierno representativo y
conducen a una visión de la democracia sin responsabilidad gubernamental. Los
legisladores pierden los incentivos para tomar decisiones.
b) El carácter dicotómico de la decisión plebiscitaria alienta la polarización de las
opciones políticas y lleva a la adopción de decisiones forzadas. En este sentido, la
asamblea representativa tiene una ventaja sobre el plebiscito: sus miembros se
encuentran regularmente, entablan diálogo, buscan soluciones concertadas y
tienen tiempo para tomar decisiones.
c) Contrariamente a lo que afirman los defensores de la democracia directa, sus
mecanismos pueden llegar a ser controlados por grupos de intereses poderosos,
que encuentran en ellos una manera de soslayar los procedimientos legislativos
normales.
d) El principio de mayoría en que se apoyan estos instrumentos pone en peligro
los derechos de las minorías. e) La interpretación de los resultados plantea
problemas. No hay manera de medir realmente la intensidad del apoyo de las
decisiones y de la definición de las mayorías aceptable varía en función de los
contextos políticos. En caso de que las consultas sean nacionales, la
heterogeneidad del electorado plantea problemas de interpretación de los
resultados: en muchos casos, las minorías afectadas por la decisión votan de
manera totalmente opuesta a la mayoría.
f) Finalmente, muchos argumentan que el ciudadano ordinario no está preparado
para tomar decisiones complejas e importantes.
Otros argumentos en contra de los mecanismos de la democracia directa
son:
I.- Presentan opciones excluyentes que alimentan la división y la polarización de la
nación.

II.- Los derechos y las libertades de las minorías son amenazados por el uso de
estos procedimientos.
III.- La fragmentación étnica, geográfica, profesional, etc., se fomenta cuando las
decisiones se plantean a partir de una sola alternativa: no hay lugar para el
compromiso.
IV.- Los temas que pertenecen a la agenda federal son mucho más complejos
que los que son sometidos a la aprobación pública a nivel estatal y local.
V.- Que se elaboran leyes nacionales basadas en los movimientos cambiantes que
la opinión pública provoca en sociedades complejas, por lo tanto la toma de
decisiones políticas se reduce a la dimensión de las encuestas de opinión.
VI.- La politización de los procedimientos.
A manera de conclusión, se deben de ver pros y contras de estas figuras de
participación ciudadana, sin llegar a considerar una contradicción o conflicto, entre
democracia directa y representativa, sino más bien viendo que el uso de ciertos
mecanismos de consulta puede fortalecer la institucionalidad democrática en su
conjunto.