ejemplar gratuito prohibida su venta ejemplar gratuito prohibida su ...
ejemplar gratuito prohibida su venta ejemplar gratuito prohibida su ...
ejemplar gratuito prohibida su venta ejemplar gratuito prohibida su ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
EjEmplar <strong>gratuito</strong><br />
<strong>prohibida</strong> <strong>su</strong> vEnta<br />
EjEmplar <strong>gratuito</strong><br />
<strong>prohibida</strong> <strong>su</strong> vEnta
cod.812411482X
Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
Bram Stoker<br />
Adaptado por Carmen Gutiérrez<br />
Extracto del libro
Capítulo 1<br />
Diario de Jonathan Harker (taquigrafiado)<br />
Bistrita, 3 de mayo.— Salí de Múnich el 1 de<br />
mayo a las 8:35 de la tarde y llegué a Viena a primera<br />
hora de la mañana siguiente. Por lo que vi desde<br />
el tren y en un corto paseo que di por <strong>su</strong>s calles,<br />
Budapest me pareció una ciudad maravillosa. Continuamos<br />
el viaje y pasamos la noche en un hotel de<br />
Klausenburg. Casi no pude dormir porque un perro<br />
no paró de aullar bajo mi <strong>venta</strong>na. Al amanecer<br />
seguimos hacia Bistrita.<br />
Antes de emprender mi viaje desde Londres,<br />
tuve unas horas libres en la capital y aproveché para<br />
visitar al Museo Británico. Allí busqué información<br />
sobre Transilvania 1 . Pensé que me sería útil saber<br />
1. Transilvania significa ‘País más allá del bosque’. Desde el siglo XI<br />
perteneció a Hungría. Durante la dominación turca, hasta principios<br />
del siglo XVIII fue un principado semiindependiente. En la época<br />
que describe la novela pertenecía a Hungría. Desde la Primera Guerra<br />
Mundial forma parte de Rumanía.<br />
7
más sobre este lugar, ya que allí debía viajar para hacer<br />
negocios con un noble, el conde Drácula. Descubrí<br />
que la comarca se encuentra en medio de los<br />
montes Cárpatos y es una de las zonas más salvajes y<br />
menos conocidas de Europa.<br />
Debía dirigirme en primer lugar a Bistrita, que,<br />
según los mapas que con<strong>su</strong>lté, era una ciudad bastante<br />
conocida.<br />
Ya casi era de noche cuando llegamos. Siguiendo<br />
indicaciones del conde, debía hospedarme en el hotel<br />
Golden Krone. Allí me recibió una mujer mayor.<br />
Me preguntó si yo era el viajero inglés e hizo un gesto<br />
a un hombre que la había seguido hasta la puerta.<br />
Este desapareció y volvió con una carta para mí:<br />
Querido amigo:<br />
Bienvenido a los Cárpatos. Le espero con impaciencia.<br />
Duerma bien esta noche. Mañana a las tres saldrá la diligencia<br />
para Bucovina; en ella hay una plaza reservada<br />
para usted. En el desfiladero del Borgo mi carruaje le estará<br />
esperando para traerlo a mi casa. Espero que haya<br />
tenido un feliz viaje desde Londres y que disfrute durante<br />
<strong>su</strong> estancia en mi hermoso país.<br />
Su amigo,<br />
Drácula<br />
4 de mayo.—Supe que el posadero había recibido<br />
una carta del conde en la que le indicaba que<br />
8
me reservara la mejor plaza de la diligencia. Pero,<br />
cuando le pedí más información acerca del conde,<br />
fingió no entenderme. También le pregunté si lo<br />
conocía o si había visto <strong>su</strong> castillo. Tanto él como<br />
<strong>su</strong> esposa, bastante a<strong>su</strong>stados, se santiguaron y no<br />
quisieron decirme ni una palabra.<br />
Poco antes de que me marchara, la mujer <strong>su</strong>bió<br />
a mi habitación. Estaba muy nerviosa, casi histérica,<br />
y me preguntó:<br />
—¿Tiene que ir allí, joven? ¿De verdad tiene que ir?<br />
Estaba tan excitada que casi no entendía lo que<br />
me preguntaba. Cuando le dije que debía ir porque<br />
tenía que ocuparme de un a<strong>su</strong>nto muy importante,<br />
volvió a preguntarme:<br />
—¿Sabe qué día es hoy?<br />
Yo le contesté que era cuatro de mayo. Ella negó<br />
con la cabeza y dijo:<br />
—¡Es la víspera de San Jorge! ¿No sabe que,<br />
cuando el reloj marque las doce, los seres malignos<br />
de este mundo se aparecerán con todo <strong>su</strong> poder?<br />
¿Sabe usted adónde va y para qué?<br />
De rodillas me <strong>su</strong>plicó que no fuese, o que al menos<br />
esperase un par de días. Intenté tranquilizarla<br />
y le expliqué que tenía que tratar un a<strong>su</strong>nto con el<br />
conde. Entonces se levantó, se quitó un crucifijo del<br />
cuello, lo colocó alrededor de mi cuello y me dijo:<br />
—Póngaselo, hágalo por <strong>su</strong> madre.<br />
Escribo estas líneas mientras espero la diligencia.<br />
La verdad es que ya no me siento tan tranqui-<br />
9
lo como cuando inicié mi viaje. Si me pasase algo,<br />
este diario llevará a mi amada Mina mi último adiós.<br />
¡Ahí llega la diligencia!<br />
5 de mayo. El castillo.—No puedo dormir, así<br />
que escribiré hasta que me entre el <strong>su</strong>eño y contaré<br />
mi extraño viaje desde Bistrita.<br />
Subí a la diligencia y, desde ella, pude ver que el<br />
cochero hablaba con la mujer de la posada. Hablaban<br />
de mí, porque, de vez en cuando, me miraban.<br />
Varias personas más se acercaron y entraron en la<br />
conversación. Repetían palabras que yo no conocía:<br />
Ordog, pokol, strigoi, vrolok…; así que no dudé en<br />
buscarlas en mi pequeño diccionario. Confieso que<br />
no eran nada alentadoras: Satán, infierno, vampiro,<br />
hombre-lobo…<br />
La diligencia se puso en marcha y, con la belleza<br />
del paisaje, fui olvidando mis temores. Se extendía<br />
ante mí una tierra verde, con bosques, campos y<br />
altas colinas. El camino era bastante accidentado,<br />
pero el cochero conducía la diligencia a gran velocidad.<br />
Yo no entendía por qué tenía tanta prisa.<br />
A las verdes colinas les siguieron las alturas más<br />
escarpadas de los Cárpatos. El sol se iba ocultando<br />
tras las cumbres nevadas de las montañas. Al borde<br />
del camino había numerosas cruces y mis compañeros<br />
de viaje se santiguaban cada vez que pasábamos<br />
ante alguna de ellas. Comenzaba a hacer frío. Una<br />
10
oscura bruma se iba extendiendo sobre los árboles<br />
y <strong>su</strong>s formas producían un efecto lúgubre y extraño.<br />
Estábamos llegando al desfiladero del Borgo. El<br />
cochero azotaba a los caballos con un látigo para<br />
que fuesen más rápido y los viajeros estaban cada<br />
vez más nerviosos. Se asomaban a uno y otro lado<br />
del coche como esperando o temiendo que algo <strong>su</strong>cediera.<br />
Yo preguntaba, pero no querían contarme<br />
nada. Esta inquietud continuó un buen rato, hasta<br />
que al final se abrió ante nosotros el desfiladero.<br />
Busqué con la mirada el vehículo que me conduciría<br />
hasta el conde, pero no había rastro de él. El<br />
cochero dijo en voz baja a los demás viajeros: «Una<br />
hora antes de lo previsto». Y volviéndose hacia mí<br />
dijo:<br />
—Aquí no hay ningún carruaje. Nadie le espera.<br />
Tendrá que venir a Bucovina y regresar mañana. O<br />
pasado mañana mejor.<br />
Sin embargo, mientras hablaba, llegó una calesa<br />
tirada por cuatro caballos negros como el carbón y<br />
guiada por un hombre alto, con una larga barba y<br />
un gran sombrero negro que le ocultaba el rostro.<br />
Sus ojos brillantes parecían rojos a la luz del farol.<br />
—Esta noche ha llegado pronto, amigo —dijo al<br />
cochero.<br />
—El pasajero inglés tenía prisa —respondió el<br />
cochero tartamudeando.<br />
—Ya. Por eso pretendía que siguiera hasta Bucovina.<br />
No puede engañarme —contestó el recién<br />
11
llegado. Aunque sonreía, tenía una expresión<br />
dura, con labios muy rojos y dientes muy blancos<br />
y afilados.<br />
Pidió mi equipaje, lo metió en la calesa y me ayudó<br />
a <strong>su</strong>bir <strong>su</strong>jetándome por el brazo con una fuerza<br />
sorprendente.<br />
Sin decir más, tiró de las riendas, los caballos dieron<br />
la vuelta y nos adentramos en las tinieblas del<br />
desfiladero. Miré hacia atrás y pude ver a mis antiguos<br />
compañeros de viaje santiguándose. Luego<br />
siguieron hacia Bucovina.<br />
Cuando los vi desaparecer en la oscuridad, me<br />
sentí solo y un escalofrío recorrió mi cuerpo. El cochero<br />
me abrigó con una capa y me puso una manta<br />
en las rodillas.<br />
El carruaje avanzaba a buen paso, aunque yo tenía<br />
la sensación de que pasábamos una y otra vez<br />
por el mismo sitio. Encendí una cerilla para mirar<br />
mi reloj. Faltaban pocos minutos para la medianoche.<br />
No pude evitar estremecerme.<br />
Un perro empezó a ladrar con un gemido angustiado,<br />
como de terror. Le contestó otro perro, y otro<br />
y otro más. Después se oyeron aullidos más agudos.<br />
Pero ahora no eran perros, eran aullidos de lobo. El<br />
frío era intenso y empezó a caer una nieve fina que<br />
cubrió todo de un manto blanco. Los aullidos estaban<br />
cada vez más cerca, los lobos nos rodeaban. Yo<br />
estaba muy a<strong>su</strong>stado. Y los caballos también. El cochero<br />
paró el coche, se bajó y se acercó a los lobos.<br />
12
Los acarició y les <strong>su</strong><strong>su</strong>rró algo que no entendí, pero<br />
que consiguió apaciguar a los animales. Subió de<br />
nuevo al coche y nos pusimos otra vez en marcha.<br />
El viaje se me hacía interminable y el miedo me<br />
paralizaba. Seguimos ascendiendo hasta que el cochero<br />
detuvo los caballos en el patio de un inmenso<br />
castillo en ruinas, de cuyos altos <strong>venta</strong>nales no salía<br />
una sola luz. Sus almenas derruidas recortaban <strong>su</strong>s<br />
siluetas contra el cielo iluminado por la luna.<br />
13
Capítulo 2<br />
Diario de Jonathan Harker (continuación)<br />
5 de mayo.— La calesa se detuvo y el cochero me<br />
ayudó a descender. De nuevo me impresionó la fuerza<br />
de <strong>su</strong> mano. Sacó mis cosas y las dejó a mi lado,<br />
frente a una enorme puerta antigua. El cochero <strong>su</strong>bió<br />
al carruaje, lo puso en marcha y desapareció.<br />
Me quedé en silencio sin saber qué hacer. ¿Dónde<br />
estaba? ¿En qué aventura me había metido? ¿Era<br />
normal que un simple pasante de abogado como<br />
yo tuviera que viajar al extranjero para explicar a<br />
un noble cómo comprar una casa en Londres? Parecía<br />
un mal <strong>su</strong>eño, pero no, estaba despierto, allí<br />
en medio de los Cárpatos. Solo me quedaba tener<br />
paciencia.<br />
Unos pasos comenzaron a oírse y un ruido de cadenas<br />
y cerrojos, y el chirrido de una llave al girar<br />
en una cerradura que hacía mucho que no se usaba.<br />
La enorme puerta se abrió.<br />
14
La nueva serie “Punto de encuentro<br />
con los Clásicos” presenta una<br />
selección de grandes clásicos de<br />
la literatura universal dirigida al<br />
alumnado de ESO y Bachillerato.<br />
Los libros se adaptan a los requisitos<br />
curriculares de estas etapas,<br />
con obras escritas por autores<br />
fundamentales en la formación<br />
intelectual de los jóvenes estudiantes,<br />
como Dickens, Gabriel García<br />
Márquez, José Zorrilla, Cervantes o<br />
Edgar Allan Poe.<br />
Las obras escogidas son<br />
representativas de diferentes épocas, con el fin de facilitar la identificación, no sólo de<br />
las convenciones propias de cada movimiento literario, sino también de los aspectos<br />
históricos o culturales reflejados por los autores.<br />
Asimismo, se incluyen títulos de diferentes géneros literarios para permitir el análisis<br />
de diversos temas y motivos de la tradición literaria a través de los recursos estilísticos<br />
propios del teatro, el cuento o la novela.<br />
Cada libro incluye contenidos didácticos para facilitar la comprensión de la obra y<br />
enriquecer <strong>su</strong> lectura, como introducción y notas explicativas.<br />
El objetivo es facilitar el conocimiento de obras<br />
fundamentales del patrimonio literario universal,<br />
aprender a valorarlas y disfrutar de <strong>su</strong> lectura.<br />
Encuadernación: Rústica fresado<br />
Impresión: 4 colores y B/N<br />
Formato: 13,5 x 21 cm<br />
Páginas: + de 300<br />
Contenido digital online dirigido al aula.<br />
Si tienes 12 años<br />
o más, hazte con<br />
una buena<br />
lectura.
Cuentos de las mil y<br />
una noches<br />
978-84-241-1872-3<br />
Hace muchos cientos de años,<br />
en las misteriosas tierras de<br />
Arabia, vivía un poderoso rey<br />
llamado Schariar. Por desgracia<br />
se enamoró de una endemoniada<br />
princesa. Se casaron,<br />
pero ella le engañó y ordenó<br />
matarla. Pero la venganza del<br />
desdichado rey fue más allá:<br />
juró casarse con una novia<br />
diferente cada noche y asesinarla<br />
a la mañana siguiente.<br />
Muchas hermosas princesas<br />
se casaron con el rey y vivieron<br />
solo una noche. Pero la<br />
preciosa princesa Scherezade<br />
era una maravillosa narradora<br />
de cuentos y decidió intentar<br />
salvar <strong>su</strong> vida, encantando al<br />
rey con historias de aventuras,<br />
romances y valentía. ¿Vivirá o<br />
morirá a la mañana siguiente<br />
como el resto de las princesas?<br />
Don Quijote de la Mancha<br />
978-84-441-4583-9<br />
Una mañana, mucho antes de<br />
que se hubiera despertado el<br />
resto del pueblo, Don Quijote<br />
de la Mancha decide marcharse.<br />
Sobre <strong>su</strong> fabuloso caballo<br />
Rocinante sale con el ánimo de<br />
resolver las mismas aventuras<br />
que ha leído en <strong>su</strong>s muchos<br />
libros de caballerías, siempre<br />
guiado por <strong>su</strong> gran sentido de<br />
la justicia y del valor, aprendido<br />
igualmente de <strong>su</strong>s libros.<br />
Frente a él, <strong>su</strong> fiel escudero y<br />
compañero de viaje, el pragmático<br />
Sancho Panza. En <strong>su</strong>s<br />
viajes, estos dos hombres irán<br />
descubriendo y conociendo a<br />
una gran variedad de personajes,<br />
lugares y tipos de vida que<br />
darán rienda <strong>su</strong>elta a la imaginación<br />
del “caballero” más<br />
conocido del mundo.<br />
Cuentos de Navidad<br />
978-84-441-4585-3<br />
Todos los cuentos de Navidad<br />
son pequeñas obras maestras,<br />
trabajadas en miniatura; no<br />
pasan de un cuento sencillo en<br />
el que el protagonismo corresponde<br />
a las clases populares.<br />
Y en todos ellos hay cierto<br />
elemento mágico, místico o<br />
sobrenatural. Cierto pudor<br />
de llamar a las cosas por <strong>su</strong><br />
nombre hace que aparezcan<br />
duendes, fantasmas, geniecillos,<br />
ángeles de la guarda laicos<br />
que impulsan al hombre<br />
al bien. Rozando el tema de la<br />
predestinación, las historias<br />
navideñas tienen todas final<br />
feliz.
Drácula<br />
978-84-441-4586-0<br />
Jonathan Harker es un hombre<br />
que viaja a Transilvania para<br />
tratar la compra de una casa en<br />
Londres. A <strong>su</strong> llegada al pueblo<br />
la gente le pregunta hacia dónde<br />
se dirige y al decir que va al<br />
castillo del Conde todo el mundo<br />
se asombra: una mujer le da un<br />
ajo, un crucifijo, rosas silvestres<br />
y un fresno. Aunque John al<br />
principio no entiende nada, va<br />
descubriendo poco a poco que<br />
el Conde le oculta algo.<br />
Antología de Cuentos<br />
hispanoamericanos<br />
978-84-441-4587-7<br />
Esta antología reúne doce<br />
cuentos, seis de ellos pertenecientes<br />
a la tradición de<br />
diferentes países y seis más<br />
escogidos entre la obra de autores<br />
consagrados del llamado<br />
Boom de la literatura hispanoamericana,<br />
como Jorge Luis<br />
Borges (El Aleph), Juan Rulfo<br />
(Nos han dado la tierra) o Gabriel<br />
García Márquez (Un día<br />
de estos). El libro permite así<br />
introducirse en el conocimiento<br />
de la literatura hispanoamericana,<br />
tanto desde la obra<br />
de autores contemporáneos<br />
como desde la tradición oral.<br />
Don Juan Tenorio<br />
978-84-441-4584-6<br />
El escarabajo de oro y<br />
otros relatos<br />
978-84-441-4850-2<br />
El autor, Edgar Allan Poe, es conocido<br />
por <strong>su</strong> gran aportación a la<br />
narrativa de terror y es considerado<br />
uno de los grandes maestros<br />
de la literatura universal y padre<br />
del género policiaco.<br />
Este libro recoge tres de <strong>su</strong>s grandes<br />
cuentos: El escarabajo de oro,<br />
cuento de misterio protagonizado<br />
por un narrador anónimo, Los<br />
crímenes de la calle Morgue, <strong>su</strong><br />
primer relato policíaco el que se<br />
reta al lector a resolver un enigma<br />
aparentemente insoluble y Gato<br />
Negro donde combina horror y<br />
psicología y parece conducir a lo<br />
que hoy se conoce como terror<br />
psicológico.<br />
La obra narra las peripecias de don Juan Tenorio, joven caballero entregado<br />
a una vida desenfrenada de apuestas, amoríos y duelos. Comienza<br />
con una apuesta entre él y otro joven por ver quién en un año hace más<br />
maldad con más fortuna. Esto a <strong>su</strong> vez desencadena otra apuesta que<br />
consiste en que don Juan consiga seducir a una joven novicia, doña Inés,<br />
y a la prometida del otro joven. Don Juan va consiguiendo todo lo que se<br />
propone a la vez que pierde <strong>su</strong> alma. Al final de la obra debe enfrentarse<br />
literalmente a <strong>su</strong>s fantasmas y solo el amor que por él siente la joven<br />
Inés es capaz de salvarle del infierno.
Recursos didácticos online<br />
para el aula<br />
Cada título incluye contenidos digitales complementarios<br />
online dirigidos al al profesor y al aula.<br />
A partir de la versión enriquecida de la obra se incluye<br />
diversa información sobre el autor, <strong>su</strong> obra, <strong>su</strong> época, e<br />
indicaciones léxicas y gramaticales, con el fin de facilitar<br />
el aprovechamiento en el aula de las posibilidades de<br />
cada uno de los títulos:<br />
• Biografía del autor.<br />
• Información complementaria sobre la obra.<br />
• Versión en lengua original de fragmentos de<br />
la obra o versiones originales, sin adaptación.<br />
• Información sobre el vocabulario<br />
(términos seleccionados, texto e imagen).<br />
• Información sobre la época y movimiento<br />
artístico.<br />
• Información complementaria sobre género<br />
literario, tradición, etc.<br />
• Fragmentos dramatizados.<br />
• Enlaces a webs de referencia relacionadas<br />
con cada obra.<br />
Más información en<br />
www.puntodeencuentroconlosclasicos.com<br />
Esto es Troya<br />
Francisco López Salamanca<br />
Segismundo y compañía<br />
Fernando Lalana<br />
Las sirenas se aburren<br />
Miguel Pacheco Vidal<br />
En nombre de la Infanta Carlota<br />
Javier A. Muñoz Peinador<br />
Diego Yzola<br />
Don Quijote de la Mancha<br />
Miguel de Cervantes<br />
Cuento de Navidad<br />
Charles Dickens<br />
Drácula<br />
Bram Stoker<br />
Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
El rey Pirulo Treinta y Uno y el rey Ventoso<br />
Veintiocho llevan tanto tiempo en guerra<br />
que ninguno recuerda el motivo de <strong>su</strong><br />
enfrentamiento. Pero en el campo de batalla<br />
el calor y el cansancio hacen que los soldados<br />
de ambos bandos se planteen una tregua;<br />
así todos podrían darse un merecido baño<br />
en el río que les sirve de frontera.<br />
La guerra de nunca acabar es una crítica<br />
satírica, cargada de humor y de ironía, de la<br />
naturaleza de la guerra: un monstruo dirigido,<br />
en este caso, por dos cabezas visibles, los reyes<br />
Pirulo y Ventoso, que actúan por capricho y sin<br />
ninguna consideración hacia <strong>su</strong>s súbditos.<br />
ISBN 978-84-241-1872-3<br />
9 788424 118723<br />
con los Clásicos Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
<br />
Cuentos de las mil y una noche<br />
Anónimo<br />
Esto es Troya<br />
Francisco López Salamanca<br />
Segismundo y compañía<br />
Fernando Lalana<br />
Las sirenas se aburren<br />
Miguel Pacheco Vidal<br />
En nombre de la Infanta Carlota<br />
Javier A. Muñoz Peinador<br />
Diego Yzola<br />
Don Quijote de la Mancha<br />
Miguel de Cervantes<br />
Cuento de Navidad<br />
Charles Dickens<br />
Drácula<br />
Bram Stoker<br />
<br />
Anónimo<br />
Esto es Troya<br />
Francisco López Salamanca<br />
Segismundo y compañía<br />
Fernando Lalana<br />
Las sirenas se aburren<br />
Miguel Pacheco Vidal<br />
En nombre de la Infanta Carlota<br />
Javier A. Muñoz Peinador<br />
Diego Yzola<br />
Don Quijote de la Mancha<br />
Miguel de Cervantes<br />
Cuento de Navidad<br />
Charles Dickens<br />
Drácula<br />
Bram Stoker<br />
Alfredo Gómez Cerdá nació en<br />
Madrid en 1951. Licenciado en<br />
Filología Española, se siente<br />
atraído por la literatura desde<br />
<strong>su</strong> adolescencia. Ha escrito<br />
obras de teatro, poesía, cómic<br />
y guiones cinematográficos,<br />
hasta que en 1981 descubre la<br />
literatura infantil y juvenil.<br />
Hasta la fecha ha publicado<br />
más de sesenta títulos.<br />
También colabora en prensa<br />
y revistas especializadas,<br />
además de haber participado<br />
en numerosas actividades<br />
en torno a este campo de la<br />
literatura. La guerra de nunca<br />
acabar ha sido galardonada<br />
con el premio que otorga la<br />
Asociación Internacional del<br />
Teatro para Niños y Jóvenes<br />
(ASSITEJ) en España.<br />
Esto es Troya<br />
Francisco López Salamanca<br />
Segismundo y compañía<br />
Fernando Lalana<br />
Las sirenas se aburren<br />
Miguel Pacheco Vidal<br />
En nombre de la Infanta Carlota<br />
El rey Pirulo Treinta y Uno y el rey Ventoso<br />
Javier A. Muñoz Peinador<br />
Veintiocho llevan tanto tiempo en guerra<br />
Diego Yzola<br />
que ninguno recuerda el motivo de <strong>su</strong><br />
enfrentamiento. Pero en el campo de batalla Don Quijote de la Mancha<br />
el calor y el cansancio hacen que los soldados<br />
de ambos bandos se planteen una tregua;<br />
Miguel de Cervantes<br />
así todos podrían darse un merecido baño<br />
en el río que les sirve de frontera.<br />
Cuento de Navidad<br />
Charles Dickens<br />
La guerra de nunca acabar es una crítica<br />
satírica, cargada de humor y de ironía, de la Drácula<br />
naturaleza de la guerra: un monstruo dirigido, Bram Stoker<br />
en este caso, por dos cabezas visibles, los reyes<br />
Pirulo y Ventoso, que actúan por capricho y sin<br />
ninguna consideración hacia <strong>su</strong>s súbditos.<br />
Antología<br />
ISBN 978-84-441-4587-7<br />
9 788444 145877<br />
de con los Clásicos<br />
Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
Cuentos<br />
hispanoamericanos<br />
Antología de cuentos hispanoamericanos<br />
Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
El rey Pirulo Treinta y Uno y el rey Ventoso<br />
Veintiocho llevan tanto tiempo en guerra<br />
que ninguno recuerda el motivo de <strong>su</strong><br />
enfrentamiento. Pero en el campo de batalla<br />
el calor y el cansancio hacen que los soldados<br />
de ambos bandos se planteen una tregua;<br />
así todos podrían darse un merecido baño<br />
en el río que les sirve de frontera.<br />
La guerra de nunca acabar es una crítica<br />
satírica, cargada de humor y de ironía, de la<br />
naturaleza de la guerra: un monstruo dirigido,<br />
en este caso, por dos cabezas visibles, los reyes<br />
Pirulo y Ventoso, que actúan por capricho y sin<br />
ninguna consideración hacia <strong>su</strong>s súbditos.<br />
ISBN 978-84-441-4585-3<br />
9 788444 145853<br />
con los Clásicos Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
Cuentos de<br />
Navidad Alfredo<br />
Charles Dickens<br />
Cuentos de Navidad<br />
Charles Dickens<br />
con los Clásicos Punto de Encuentro<br />
Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos<br />
con los Clásicos<br />
Edgar Allan Poe<br />
El rey Pirulo Treinta y Uno y el Alfredo rey Ventoso Gómez Cerdá nació en<br />
Veintiocho llevan tanto tiempo Madrid en guerra en 1951. Licenciado en El escarabajo<br />
que ninguno recuerda el motivo Filología de <strong>su</strong> Española, se siente<br />
enfrentamiento. Pero en el campo atraído de batalla por la literatura desde<br />
el calor y el cansancio hacen que<br />
<strong>su</strong><br />
los<br />
adolescencia.<br />
soldados<br />
Ha escrito<br />
de ambos bandos se planteen una tregua;<br />
así todos podrían darse un merecido obras de baño teatro, poesía, cómic de en el río que les sirve de y frontera. guiones cinematográficos, oro<br />
hasta que en 1981 descubre la<br />
La guerra de nunca acabar es literatura una crítica infantil y juvenil.<br />
satírica, cargada de humor y de<br />
Hasta<br />
ironía,<br />
la<br />
de<br />
fecha<br />
la<br />
ha publicado y otros relatos<br />
naturaleza de la guerra: un monstruo dirigido,<br />
en este caso, por dos cabezas visibles, más los de reyes sesenta títulos.<br />
Pirulo y Ventoso, que actúan por También capricho y colabora sin en prensa<br />
ninguna consideración hacia y <strong>su</strong>s revistas súbditos. especializadas,<br />
además de haber participado<br />
en numerosas actividades<br />
en torno a este campo de la<br />
literatura. La guerra de nunca<br />
acabar ha sido galardonada<br />
con el premio que otorga la<br />
Asociación Internacional del<br />
Teatro para Niños y Jóvenes<br />
ISBN 978-84-441-4585-3<br />
(ASSITEJ) en España.<br />
9 788444 145853<br />
El escarabajo de oro y otros relatos<br />
Edgar Allan Poe<br />
Gómez Cerdá nació en<br />
Madrid en 1951. Licenciado en<br />
Filología Española, se siente<br />
atraído por la literatura desde<br />
<strong>su</strong> adolescencia. Ha escrito<br />
obras de teatro, poesía, cómic<br />
y guiones cinematográficos,<br />
hasta que en 1981 descubre la<br />
literatura infantil y juvenil.<br />
Hasta la fecha ha publicado<br />
más de sesenta títulos.<br />
También colabora en prensa<br />
y revistas especializadas,<br />
además de haber participado<br />
en numerosas actividades<br />
en torno a este campo de la<br />
literatura. La guerra de nunca<br />
acabar ha sido galardonada<br />
con el premio que otorga la<br />
Asociación Internacional del<br />
Teatro para Niños y Jóvenes<br />
(ASSITEJ) en España.<br />
Alfredo Gómez Cerdá nació en<br />
Madrid en 1951. Licenciado en<br />
Filología Española, se siente<br />
atraído por la literatura desde<br />
<strong>su</strong> adolescencia. Ha escrito<br />
obras de teatro, poesía, cómic<br />
y guiones cinematográficos,<br />
hasta que en 1981 descubre la<br />
literatura infantil y juvenil.<br />
Hasta la fecha ha publicado<br />
más de sesenta títulos.<br />
También colabora en prensa<br />
y revistas especializadas,<br />
además de haber participado<br />
en numerosas actividades<br />
en torno a este campo de la<br />
literatura. La guerra de nunca<br />
acabar ha sido galardonada<br />
con el premio que otorga la<br />
Asociación Internacional del<br />
Teatro para Niños y Jóvenes<br />
(ASSITEJ) en España.<br />
Nombre:<br />
Respuesta<br />
Apellidos:<br />
Respuesta<br />
Dirección:<br />
Respuesta<br />
Localidad:<br />
Respuesta<br />
País:<br />
Respuesta<br />
E-Mail:<br />
Respuesta<br />
Confirmar E-Mail: Respuesta<br />
Fecha de nacimiento: Respuesta<br />
Enviar<br />
Inicio<br />
¿Qué es Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos?
89<br />
juré abrir todos los tesoros de la tierra a cualquiera<br />
que me pusiese en libertad; pero no fui más<br />
afortunado. Durante el tercero, prometí hacer a mi<br />
libertador monarca poderoso, estar siempre junto<br />
a él en espíritu, y concederle cada día tres deseos<br />
de la clase que fuesen; pero este período pasó<br />
como los otros dos, y permanecí siempre en el<br />
mismo estado. En fin, disgustado, o mejor dicho,<br />
rabioso de verme prisionero tanto tiempo, juré<br />
que si alguno me librara en lo <strong>su</strong>cesivo, lo mataría<br />
despiadadamente sin concederle otra gracia que la<br />
de dejarle elegir el género de muerte que quería<br />
le diese; y puesto que tú has venido hoy aquí y<br />
me has puesto en libertad, elige cómo quieres que<br />
te mate.<br />
Afligió en extremo al pescador este discurso.<br />
—¡Qué desgraciado soy! —exclamó—. Mira que<br />
haber venido a este sitio a hacer un favor tan grande<br />
a un ingrato. Considerad, por favor, vuestra injusticia,<br />
y anulad un juramento tan poco razonable;<br />
perdonadme y Dios os perdonará también, pues si<br />
me concedéis generosamente la vida, él os pondrá<br />
a cubierto de todas las penalidades que se formen<br />
contra vos.<br />
—No, tu muerte es ya segura —insistió el genio—,<br />
así que elige solamente qué clase de muerte<br />
prefieres.<br />
Viéndole el pescador re<strong>su</strong>elto a matarlo, se<br />
afligió muchísimo, y no tanto por sí mismo cuanto
88<br />
—No puedo tratarte de otra manera —dijo el<br />
genio—, y, para que te per<strong>su</strong>adas de ello, escucha<br />
mi historia: Yo soy uno de aquellos espíritus rebeldes<br />
que se opusieron a la voluntad de Dios. Todos<br />
los demás genios reconocieron al gran Salomón<br />
como profeta de Dios y se sometieron a él; Sacar<br />
y yo fuimos los únicos que no quisimos cometer<br />
esta bajeza, y, para vengarse de mí aquel poderoso<br />
monarca, encargó a Assaf, hijo de Barachia, <strong>su</strong> primer<br />
ministro, que me prendiese; y así se hizo. Assaf<br />
vino a apoderarse de mí y me condujo, a pesar<br />
mío, delante del trono del rey <strong>su</strong> amo. Salomón,<br />
hijo de David, me mandó que dejase mi género de<br />
vida, reconociese <strong>su</strong> poder y me sometiese a <strong>su</strong>s<br />
órdenes. Yo rehusé enérgicamente a obedecerle, y<br />
preferí exponerme a todo <strong>su</strong> resentimiento antes<br />
que prestar el juramento de fidelidad y <strong>su</strong>misión<br />
que me exigía. Para castigarme, me encerró en<br />
este vaso de cobre; y, para asegurarse de que yo<br />
no pudiera forzar mi prisión, imprimió él mismo<br />
sobre la tapa de plomo <strong>su</strong> sello, en el que está<br />
grabado el nombre de Dios. Hecho esto, entregó<br />
el vaso a uno de <strong>su</strong>s obedientes genios con la orden<br />
de arrojarme al mar, mandato que se ejecutó<br />
muy a mi pesar. Durante el primer siglo de mi<br />
cautiverio juré que si alguno me libertara antes de<br />
cumplirse los cien años, lo haría rico, aun después<br />
de <strong>su</strong> muerte. Pero pasó el siglo sin que nadie me<br />
hiciese este favor. Durante el segundo siglo, me
87<br />
—Señor, no bien había escuchado el pescador<br />
las palabras que había pronunciado el genio, se<br />
tranquilizó un poco y le dijo:<br />
—Espíritu soberbio, ¿qué es lo que decís? Hace<br />
más de mil y ochocientos años que murió Salomón,<br />
el profeta de Dios, y estamos ya al final del siglo.<br />
Contadme vuestra historia y por qué estabais encerrado<br />
en este vaso.<br />
Al oír estas palabras, mirando el genio al pescador<br />
con cierto orgullo, le respondió:<br />
—Háblame con más respeto; eres demasiado<br />
atrevido llamándome espíritu soberbio.<br />
—Pues bien —replicó el pescador— ¿os hablaré<br />
con más urbanidad llamándoos búho de la<br />
dicha?<br />
—Te digo —repuso el genio— que me hables<br />
con mejores modales si aprecias en algo tu vida.<br />
—¿Y por qué habría de morir? —replicó el pescador—.<br />
Acabo de libertaros, ¿o es que ya lo habéis<br />
olvidado?<br />
—No, aún me acuerdo —dijo el genio—, pero<br />
eso no te librará de que te mate; y solo una gracia<br />
puedo concederte.<br />
—¿Y cual es esa gracia? —preguntó el pescador.<br />
—La de dejarte elegir —respondió el genio— el<br />
género de muerte que quieras que te dé.<br />
—¿Pero en qué os he ofendido? —replicó el<br />
pescador— ¿De este modo queréis recompensarme<br />
el bien que os he hecho?
86<br />
A la noche siguiente, llamó Dinarzade a <strong>su</strong> hermana<br />
cuando le pareció que llegaba el momento y le<br />
<strong>su</strong>plicó que continuase el cuento del pescador. El<br />
<strong>su</strong>ltán, a <strong>su</strong> vez, manisfestaba <strong>su</strong> impaciencia sin<br />
ningún disimulo por saber qué habría podido ocurrirle<br />
al genio con Salomón, por lo que prosiguió<br />
así Scheherezade el cuento del pescador:<br />
Viendo Scheherezade que amanecía, interrumpió<br />
<strong>su</strong> cuento.<br />
Entonces tomó la palabra Dinarzade y dijo:<br />
—Hermana, nadie puede cumplir una promesa<br />
mejor que tú la tuya, pues este cuento es más maravilloso<br />
que todos los otros.<br />
—Mi querida hermana —respondió la <strong>su</strong>ltana—,<br />
aún oirás cosas mucho más admirables si mi<br />
señor el <strong>su</strong>ltán me permite contártelas.<br />
Schahriar tenía demasiados deseos de oír lo restante<br />
de la historia del pescador como para querer<br />
privarse de este placer, así pues <strong>su</strong>spendió hasta el<br />
día siguiente la muerte de la <strong>su</strong>ltana.<br />
un monstruo de tan desme<strong>su</strong>rada altura, quiso huir<br />
el pescador; pero se hallaba tan turbado y espantado<br />
que no acertó a dar un paso.<br />
—Salomón —exclamó de pronto el genio—,<br />
Salomón, gran profeta de Dios, ¡perdón, perdón!,<br />
jamás me opondré a tu voluntad. En adelante obedeceré<br />
todos tus preceptos.
85<br />
Habiendo acabado el pescador <strong>su</strong> rezo, echó<br />
<strong>su</strong>s redes por cuarta vez, y las sacó, igual que antes,<br />
con bastante dificultad. Pero no había lodo, y sí en<br />
cambio un vaso de cobre amarillo, que, por <strong>su</strong> peso,<br />
le pareció estar lleno. Notó que estaba cerrado y<br />
sellado con plomo y que tenía estampada la marca<br />
de un sello. Eso es lo que le regocijó.<br />
—Se lo venderé a un fundidor —se dijo—, y<br />
con el dinero que saque compraré una medida de<br />
trigo.<br />
Examinó el vaso por todas partes y lo meneó<br />
por ver si hacía ruido lo que había dentro. Pero no<br />
oyó nada; por eso, y al ver que aún conservaba<br />
intacta la marca del sello sobre la tapa de plomo,<br />
pensó que contendría alguna cosa preciosa. Así<br />
que, para salir de la duda, tomó <strong>su</strong> cuchillo y no<br />
sin dificultad consiguió abrirlo. Por más que lo<br />
inclinaba hacia el <strong>su</strong>elo, nada salió de él, y eso le<br />
sorprendió extraordinariamente. Luego lo puso delante<br />
de sí y, mientras lo estudiaba detenidamente,<br />
vio que comenzó a salir de él un humo tan espeso<br />
que lo obligó a retroceder unos pasos. El humo se<br />
elevó hasta las nubes y extendiéndose sobre el mar<br />
y la playa formó una gruesa niebla que, como se<br />
puede imaginar, causó un asombro extraordinario<br />
al pescador. Cuando hubo salido del vaso todo el<br />
humo, se reunió y se hizo un cuerpo sólido del que<br />
se formó un genio, un ser tan corpulento como dos<br />
veces el mayor de los gigantes. Ante <strong>su</strong> aspecto de
84<br />
y de fango, lo que le causó de nuevo la más viva<br />
tristeza.<br />
—¡Oh fortuna —se quejó con un tono de voz<br />
lamentable—, cesa de estar tan enojada conmigo y<br />
no la tomes con un desgraciado que te <strong>su</strong>plica le<br />
perdones! Yo he salido de mi casa para venir aquí<br />
a buscar mi <strong>su</strong>stento y tú me anuncias la muerte; ya<br />
ves que no tengo otro oficio que este para <strong>su</strong>bsistir,<br />
y a pesar de todo el empeño que pongo en él, apenas<br />
puedo cubrir las más elementales necesidades<br />
de mi familia. Ya sé que hago mal en quejarme de<br />
ti, pues tú te recreas en maltratar a la gente honrada<br />
y dejar en la oscuridad a los grandes hombres,<br />
mientras favoreces a los pícaros y elevas al éxito a<br />
los que no poseen virtud alguna.<br />
Al finalizar estas quejas, arrojó bruscamente la<br />
cesta y, después de haber lavado bien las redes que<br />
el fango había en<strong>su</strong>ciado, volvió a lanzarlas por<br />
tercera vez, pero no sacó más que piedras, conchas<br />
y ba<strong>su</strong>ra. No es fácil explicar cual fue esta vez <strong>su</strong><br />
desesperación; faltó poco para que no perdiese el<br />
juicio. Sin embargo, como ya empezaba a amanecer,<br />
no olvidó el hacer <strong>su</strong> oración como buen mu<strong>su</strong>lmán,<br />
y en ella invocó a Dios:<br />
—Señor, vos sabéis que no echo mis redes más<br />
que cuatro veces cada día; las he echado ya tres sin<br />
haber sacado fruto alguno de mi trabajo, así que no<br />
me falta más que una, por ello os <strong>su</strong>plico me hagáis<br />
el mar propicio, como se lo hicisteis a Moisés.
83<br />
—Mi querida hermana —exclamó Dinarzade al<br />
día siguiente y a la hora habitual—, te <strong>su</strong>plico que<br />
acabes de contarnos el cuento del pescador. ¡Tengo<br />
tantos deseos de oírlo!<br />
—Voy a darte este gusto —respondió la <strong>su</strong>ltana.<br />
Y al mismo tiempo pidió permiso al <strong>su</strong>ltán, obtenido<br />
el cual, continuó de este modo el cuento del<br />
pescador:<br />
—Cuando el pescador, afligido por haber perdido<br />
tanto esfuerzo, hubo remendado <strong>su</strong>s redes que<br />
el esqueleto del asno había rasgado por tantos lados,<br />
las echó al agua por segunda vez. Al tirar para<br />
sacarlas, sintió también mucha resistencia, lo que le<br />
hizo creer que estarían colmadas de pescado; pero<br />
solo encontró una gran cesta llena de escombro<br />
Cuando llegó aquí, Scheherezade detuvo <strong>su</strong> relato<br />
porque vio que había amanecido.<br />
—Hermana —le dijo Dinarzade—, confieso que<br />
el principio de este cuento me fascina y ya me imagino<br />
que lo que sigue será muy divertido.<br />
—Nada hay más singular que la historia del<br />
pescador —le respondió la <strong>su</strong>ltana—; ya te convencerás<br />
por ti misma la noche próxima, si es que el<br />
<strong>su</strong>ltán me hace la gracia de dejarme vivir.<br />
Schahriar, deseoso igualmente de saber en qué<br />
había parado la pesca del pescador, no quiso hacer<br />
matar aquel día a Scheherezade y se levantó sin dar<br />
aún la cruel orden.
82<br />
8 En Las mil y una noches.<br />
—Pues verá, señor, hubo en otros tiempos un<br />
pescador de muy avanzada edad y tan pobre, que<br />
apenas podía ganar lo <strong>su</strong>ficiente para mantener a <strong>su</strong><br />
mujer y a <strong>su</strong>s tres hijos. Aunque todos los días iba<br />
muy temprano a pescar, se había impuesto como<br />
una condición inviolable no echar <strong>su</strong>s redes más de<br />
cuatro veces al día.<br />
Salió un amanecer a la luz de la luna y se fue a<br />
la orilla del mar. Una vez en la playa se descalzó y<br />
tiró <strong>su</strong>s redes hacia el agua. En cuanto sintió cierta<br />
resistencia, creyó haber hecho una buena captura<br />
y se regocijó de antemano consigo mismo. Pero un<br />
momento después, al comprobar que en lugar de<br />
pescado no había en <strong>su</strong>s redes más que el esqueleto<br />
de un asno, se entristeció…<br />
Historia del pescador<br />
y el genio 8
Extracto del libro<br />
Adaptado por Seve Calleja<br />
Cuentos<br />
de las mil y una<br />
noches<br />
Punto de Encuentro<br />
con los Clásicos