EL ARTE DE SER FELIZ Ignacio Larrañaga - OpenDrive
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<strong>Ignacio</strong> <strong>Larrañaga</strong> <strong>EL</strong> <strong>ARTE</strong> <strong>DE</strong> <strong>SER</strong> F<strong>EL</strong>IZ<br />
No des satisfacciones a la ilusión del "yo": Si hablan mal de ti no te<br />
defiendas, si no te salen bien las cosas no te justifiques, no des entrada a la<br />
autocompasión, no busques elogios, rehuye los aplausos... Y así, si le vas<br />
retirando el aceite, la lámpara acabará por apagarse y así habrás ganado la<br />
batalla de la libertad.<br />
Desasirse El hombre se encuentra, tanto en sí mismo como en los<br />
demás, con elementos que le agradan y con otros que le desagradan. Según<br />
sean estos, el hombre establece dos clases de relación: de adhesión o de<br />
rechazo. Hacia las cosas agradables le nace el deseo e posesión, tendiendo<br />
hacia ellas un puente de energías adhesivas, y así se produce una<br />
apropiación o asimiento mediante las manos de sus deseos.<br />
A este nivel nace una de las fuentes principales del sufrimiento<br />
humano y también una de las claves de la liberación. Se trata de asirse o<br />
desasirse. Podemos asir las riendas de un caballo o el volante de un<br />
automóvil, en tales casos asimos con las manos pero también podemos<br />
asirnos a una idea, a un proyecto, a una persona o a nosotros mismos y, en<br />
estos casos, nos asimos con las energías mentales y afectivas.<br />
Podríamos utilizar también los verbos apropiarse, adherirse y otros.<br />
En efecto, el hombre puede establecer un vínculo afectivo de apropiación<br />
con personas o cosas en diferentes situaciones, enganchándose hoy al<br />
prestigio, mañana a la belleza, al día siguiente al éxito. Hoy desea que el<br />
proyecto tenga un éxito pleno, que aquella persona acepte su opinión, que<br />
fulano fracase, que aquel desaparezca, que Oriente pierda, que Occidente<br />
gane, que su equipo salga campeón, que a los secuestradores los condenen a<br />
cadena perpetua, que mengano pierda, conquistar el afecto de aquella<br />
persona, que hoy llueva, que mañana salga el sol, que el hermano triunfe,<br />
que la madre sane...<br />
Todos los acontecimientos transmitidos por los medios de<br />
comunicación los rechaza airadamente o se adhiere a ellos ardientemente,<br />
según sean sus intereses. Así vive el propietario, sujeto a todo con lazos<br />
ardientes, lazos que se convierten en cadenas y, como consecuencia, su vida<br />
se transforma en una cárcel.<br />
Ahora bien, cuando el hombre no puede obtener el objeto deseado<br />
o percibe que eventuales competidores o usurpadores pueden disputarle la<br />
presa, descienden sobre él las tinieblas del temor. Y el temor es un<br />
detonante que desencadena energías defensivo-ofensivas para la conquista o<br />
defensa de algo. Por eso el temor es guerra.<br />
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