Descargar ( 33450k ) - Memoria de Madrid
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EL MOTÍN EL HOMBRE Q.UE NO ODIA NO AMA PAGINA ll<br />
Veragua y apareció el día 5 en Cabanas,<br />
don<strong>de</strong> asaltó la casa Aponto, penetrando<br />
por el lado <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong> la<br />
casa; y que el pueblo, al ver que las<br />
señoras Apont ^ huían gritando por<br />
la calle, enterado <strong>de</strong> lo que acontecía,<br />
se arrojó sobre el asaltante, causándole<br />
varias heríalas, y que á no<br />
ser porque el alcal<strong>de</strong> llegó en tiempo<br />
oportuno, lo hubieran lynchado.<br />
El capitán <strong>de</strong> Policía <strong>de</strong> Santiago,*<br />
D. Leónidas Pretell, etiterado <strong>de</strong>l caso,<br />
puso el siguiente telegrama al<br />
jef í <strong>de</strong> Cabanas:<br />
«Amarre bandido Quinn> Ort'z<br />
Zarate, y remítalo amarrado á est t<br />
ciudad »<br />
Y llegado allí, dispusieron expulsarlo<br />
<strong>de</strong> aquella República y él <strong>de</strong>cidió<br />
dirigirse á Colombia.<br />
Bu'jnos ejemplares se dan en España<br />
<strong>de</strong> la especio eclesiástica; pero<br />
fuerza es reconocer que no alcanzan<br />
nunca la perfección <strong>de</strong> los <strong>de</strong><br />
América.<br />
Hay que ser siempre justo?, aunque<br />
p i<strong>de</strong>zca nuestro amor propio <strong>de</strong><br />
españoles.<br />
A<br />
Si en los planes <strong>de</strong> tu padre celestial<br />
entrase ¡oh Cristo!, el qu^ vol<br />
vieras otra vez á redimirnos, piénsalo<br />
bien antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidirte.<br />
Y si te dignas seguir los consejos<br />
<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los pocos hombres que<br />
no te han explotado, yo, no vengas<br />
por rcá, no vengas...<br />
Porque al comenzar tu predicarión<br />
te meterían en la cárcel pteven<br />
tivamente; y ó morirías <strong>de</strong> hambre<br />
y <strong>de</strong> fr'o, ó tendrías que apelar al<br />
socorrido sistema <strong>de</strong> anudarte al<br />
cuello el cordón <strong>de</strong> tu túnica, atarlo<br />
por la otra punta á la reja, y cabeceando<br />
<strong>de</strong>sesperadamente acabar<br />
con tu existencia, en silencio, sin escenario,<br />
sin gloria...<br />
Abriría un empleado la celda, te<br />
encontraría difunto, lo consignaría<br />
en una cuartilla <strong>de</strong> papel, vendría un<br />
juez, levantaría tu cadáver, exten<strong>de</strong>ría<br />
unas diligencias, y á la fosa común<br />
contigo.<br />
Tu señor padre podría incomodarse<br />
luego, y <strong>de</strong>scargar sobre la<br />
cárcel rayos y centellas...<br />
Pero como ahora tienen pararrayo?...<br />
hm-MM:<br />
./r '-•VJ.fVig j<br />
~ ..••H'mitgit—iñ ^0^itt0t0 S^^»*^>^«"<br />
^ii*i^i^ii*"'*i^i^^^^g^^<br />
Diezmos y primicias<br />
Agricultores, industriales y cuantos<br />
españolea trabajáis y producís...<br />
¡sois unos ladrones!<br />
Y no porque tengáis bienes <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>samortización, qué en Cite caso<br />
seríais ladrones por partida doble;<br />
sino porque <strong>de</strong>tentáis lo que no es<br />
vuestro.<br />
Sí lo dudáis, leed el último man<br />
damiento <strong>de</strong> la Iglesia:<br />
QUINTO: Pagar diezmos y primi<br />
cías á la Iglesia <strong>de</strong> Dios,<br />
Así dice textualmente, sin nota ni<br />
aclaración que lo <strong>de</strong>rogue. Y yo os<br />
prefí:unto:<br />
¿Los pagáis vosotros? No. Una<br />
simple ley hecha en Cortes liberales,<br />
y, por lo tanto impías, y por en<strong>de</strong><br />
enemigas <strong>de</strong> la Iglesia, bastó para<br />
que os creyeseis relevados <strong>de</strong><br />
cumplir con ese mandamiento, qur»<br />
obliga bajo pena <strong>de</strong> pecado mortbl.<br />
Y como para el verda<strong>de</strong>ro católico<br />
no hay ni <strong>de</strong>be haber ley, respeto<br />
ni interés humano superior á las<br />
leyes, respetos é intereses religioso?,<br />
¿cómo se entien<strong>de</strong> esto <strong>de</strong> no<br />
pagar los diezmos y primicias á la<br />
Iglf^sia?<br />
Y no vale <strong>de</strong>oir que el precepto<br />
resultaba oneros >, ni que era injusto<br />
y mataba la producción al llevarse<br />
el dies i[>or ciento, garanda con<br />
que hoy se daría por satisfeoii / todo<br />
el que especula.<br />
Ni tampoco vale dar á la conciencia<br />
la <strong>de</strong>dada <strong>de</strong> miel <strong>de</strong> q'ie si bien<br />
se suprimieron los diezmos, el Estado<br />
que se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> los bi n**- er'o<br />
siást eos paga <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces al clero<br />
un jornal.<br />
Si la Iglesia tenía <strong>de</strong>recho á percibir<br />
los diezmos, nadie d luó quitíírselo,<br />
porque no pue<strong>de</strong> haber <strong>de</strong>recho<br />
contra <strong>de</strong>recho ni basta legalizar<br />
la injusticia para que <strong>de</strong>je <strong>de</strong><br />
ser tal.<br />
Pero sobre estas razones hay una<br />
<strong>de</strong>cisiva, y es que el mandamiento<br />
permanece ahí, en e^ Catecismo, código<br />
<strong>de</strong>l católico y al cual faltan todos<br />
aquellos que se escudan tras una<br />
ley impía para negarse al pago.<br />
Hay, pues, que restablecer los diezmos<br />
y primicias, si no en la ley en<br />
las costumbres, y entregarlos religiosamente<br />
á la Iglesia, aunque quienes<br />
lo hagan tengan que acudir más<br />
pronto ó más tar<strong>de</strong> á las puertas <strong>de</strong><br />
los conventos á tragar la sopa que<br />
volverá á repartirse.<br />
Y si no se hace, que nadie me venga<br />
con el cuento <strong>de</strong> que España es<br />
una nación eminentemente católica,<br />
ni me hable <strong>de</strong> fe ni í-acriftcios, pues<br />
le contestaré que es mentira, como lo<br />
prueba el que los católicos en uentraa<br />
inmejorables las leyes <strong>de</strong>l Es-<br />
.tado que les permiten comprar bienes<br />
<strong>de</strong> la Iglesia ó le=í autorizan para<br />
quedarse con los diezmos que antes<br />
pagaba.<br />
Música, y celestial, la más ñoña <strong>de</strong><br />
!as músicas, es eso <strong>de</strong>l car ño y adhesión<br />
á la Iglesia. En cuanto hay <strong>de</strong><br />
por medio un par <strong>de</strong> reales, el católico<br />
m's ferviente piensa... en quedarse<br />
con ellos.<br />
Y si, como varias veces he tenido<br />
el honor <strong>de</strong> proponer, se cobrasen<br />
siquiera 25 céntimos por añcionado,<br />
ui diez personas entrarían á oir mi<br />
Ayuntamiento <strong>de</strong> <strong>Madrid</strong><br />
sa en cada templo, y <strong>de</strong> éstas, lo m^<br />
nos nueve acudirían por fines particulares,<br />
no por <strong>de</strong>voción.<br />
Y no se me arguya con que muchas<br />
católicas y muchos católicos<br />
contribuyen con gran<strong>de</strong>s sumas al<br />
esplendor <strong>de</strong>l culto, porque esas,<br />
mismas son las que dan lustre á las<br />
corridas <strong>de</strong> toros, á las <strong>de</strong> caballos y<br />
á todos los espectáculos públicos<br />
con<strong>de</strong>nados por la Iglesia.<br />
Ahora, católicos <strong>de</strong> buena fe (&i<br />
es que hav alguno): ¿queréis que no<br />
piense así v <strong>de</strong>clare que me he equivocado?<br />
Pues pagad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hoy el<br />
diezmo y las primicias á la Igle-ia<br />
<strong>de</strong> Dios, en tanto que os preparáis<br />
para <strong>de</strong>volverle sus bienes.<br />
De lo contrario, seguiré sosteniendo<br />
que en España no hay católicos,<br />
aunque pasen por tales unos<br />
respetables señorea y unas virtuosas<br />
señoras que compran con pesetas<br />
ó golpes <strong>de</strong> pecho en el mercado<br />
<strong>de</strong> la gracia la libertad <strong>de</strong> pecar.<br />
El s'^ntimiento religioso, dicen, es<br />
indispensable al hombre para cumplir<br />
sus <strong>de</strong>beres morales.<br />
España es hoy religiosa hasta la<br />
médula, y, sin embargo, nunca fué<br />
tan inmoral.<br />
Confieso que no lo entiendo, ó que<br />
lo entiendo <strong>de</strong>masiado.<br />
ípes cw ÍHIMIÉ<br />
Trata <strong>de</strong> establecerse en Ontaneda<br />
ui'a comunidad <strong>de</strong> religiosas <strong>de</strong><br />
una <strong>de</strong> las infinitas marcas acreditadas<br />
en nuestro hermoso país.<br />
Y se da el caso <strong>de</strong> que los clericales<br />
df> aquel pueblo y <strong>de</strong> todo el va<br />
lie <strong>de</strong> Toranzo conspiran y trabajan<br />
para impedir que las monjita-* se<br />
cuelen en Ontaneda, al paso que los<br />
no clericales ven con la mayor indiferencia<br />
ese asunto.<br />
Se explica la conducta <strong>de</strong> los ele- '<br />
ricales, porque ellos se ven amenazados<br />
en primer término por los sablazos<br />
místicos <strong>de</strong> las esposas <strong>de</strong>l<br />
Soñor.<br />
Pero no se explica la actitud <strong>de</strong><br />
los otros, aun cuando estén firmem.ente<br />
resueltos án) contribuir al<br />
sostenimiento <strong>de</strong> la comunidad; porque<br />
aunque ellos no lo hagan directamente,<br />
¿quién tiene en sus domicilios<br />
las llaves <strong>de</strong> la <strong>de</strong>spensa?<br />
¿Cuándo nos convenceremos <strong>de</strong><br />
que conviene abrir los ojos y cerrar<br />
los bolsillos?<br />
II<br />
Llega á mis manos un recorte <strong>de</strong><br />
El Eco <strong>de</strong> Baruelo (Palencia), periódico<br />
inspirado, dirigido y y administrado<br />
por el cura párroco d©<br />
aquel pueblo.<br />
é<br />
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