LEYENDA DE PERUSA - Tercera Orden Regular
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túnica y lo necesario para hacerle tal manjar. Toma también para las velas gran cantidad de<br />
cera, e igualmente de incienso=".<br />
8. El bienaventurado Francisco no había ordenado que en el escrito se pidiera incienso, pero<br />
el Señor había inspirado a esta señora, para recompensa y consuelo de su alma y para que<br />
nosotros conociéramos mejor cuán grande era la santidad de aquel pobrecillo a quien el<br />
Padre celestial quería rodear de tanto honor en el momento de su muerte. El que había<br />
inspirado a los reyes que llegaran con regalos para honrar al Niño, su Hijo amado, en los días<br />
del nacimiento de su pobreza, habló a esta noble señora, que residía lejos, para que viniese<br />
con regalos a venerar y honrar al glorioso y santo cuerpo de su santo siervo, que con tanta<br />
entrega y fervor amó e imitó, en la vida y en la muerte, la pobreza de su Hijo amado.<br />
8. Esta señora preparó el manjar que el santo Padre había deseado. Pero él comió poco,<br />
porque su cuerpo iba desfalleciendo cada día más a causa de su gravísima enfermedad y<br />
acercándose a la muerte. Mandó también fabricar muchas velas para que, después de su<br />
tránsito, ardieran ante el santo cuerpo. Con el paño que ella había traído, los hermanos<br />
hicieron la túnica con que fue enterrado. El mismo ordenó a los hermanos que la cosiesen,<br />
superpuesta, una tela burda en señal y ejemplo de la santísima humildad y pobreza. Y sucedió<br />
que, según la voluntad de Dios, dentro de la misma semana en que vino la señora Jacoba, el<br />
bienaventurado Francisco pasó al Señor.<br />
QUIERE QUE SUS HERMANOS SIRVAN A LOS LEPROSOS<br />
9. Ayudado de Dios y procediendo con sabiduría desde el principio de su conversión, el<br />
bienaventurado Francisco se fundamentó a sí mismo y fundamentó la Religión sobre piedra<br />
firme, es decir, sobre la excelsa humildad y pobreza del Hijo de Dios, llamándola Religión de<br />
los Hermanos Menores=.<br />
9. Sobre la más profunda humildad: por tanto, desde el principio de la Religión, después que<br />
los hermanos empezaron a multiplicarse, quiso que viviesen en los hospitales de los leprosos<br />
para servir a éstos. En aquella época, cuando se presentaban postulantes, nobles y<br />
plebeyos, se les prevenía, entre otras cosas, que habrían de servir a los leprosos y residir en<br />
sus casas .<br />
9. Sobre la mayor pobreza: se dice efectivamente en la Regla que los hermanos deben<br />
habitar las casas como extranjeros y peregrinos y que nada deben desear tener bajo el cielo<br />
si no es la santa pobreza, gracias a la cual el Señor les proporcionará en este siglo alimentos