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OESTE<br />

REVISTA de ARQUITECTURA y URBANISMO <strong>del</strong> COLEGIO OFICIAL<br />

de ARQUITECTOS de EXTREMADLIRA<br />

n° 1, 1983<br />

<strong>La</strong> <strong>actitud</strong> <strong>del</strong> <strong>jurdano</strong> <strong>ante</strong> <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong><br />

Maurizio Catani<br />

1


BREVE INTRODUCCION AL TRABAJO<br />

El análisis acerca de «<strong>La</strong> <strong>actitud</strong> de los hurdanos frente a <strong>la</strong> -»<br />

forma pure de un estudio históricoantropológico de <strong>la</strong> comarca de <strong>la</strong>s<br />

Hurdes que viene realizándose desde hace dos años bajo <strong>la</strong> dirección de<br />

M. Catani con <strong>la</strong> co<strong>la</strong>boración, en el marco <strong>del</strong> Departamento de Hª<br />

Contem<strong>por</strong>ánea de <strong>la</strong> Universidad de Extremadura, de un equipo de<br />

licenciados de <strong>la</strong> misma y con <strong>la</strong> co<strong>la</strong>boración económica de <strong>la</strong><br />

Diputación Provincial de Cáceres.<br />

El pequeño estudio que ahora se publica no es, obviamente, un<br />

análisis desde el punto de vista arquitectónico o técnico. Se basa en<br />

consideraciones antropológicas.<br />

En este sentido, <strong>la</strong> casa hurdana, denominada habitualmente <strong>por</strong><br />

turistas y viajeros «choza», «pocilga», etc, ha de ser analizada como un<br />

elemento más dentro de un sistema global de re<strong>la</strong>ciones local.<br />

Los juicios morales, estereotipados y superficiales, acerca de <strong>la</strong><br />

«pobreza» y «miseria» de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> hurdana, olvidan que <strong>la</strong> realidad<br />

hurdana, y <strong>la</strong> cosa en consecuencia, ha de ser analizada en su conjunto. Se<br />

trata de dar priondad a una visióri iritegradora, mediarite <strong>la</strong> que el todo<br />

social aflore en toda su complejidad y plenttud. Esta ha quendo ser <strong>la</strong><br />

a<strong>por</strong>tacióri de este articulo.<br />

LA ACTITUD DEL JURDANO ANTE LA VIVIENDA.<br />

Cuando en 1911 Polo Benito ganó un premio con su obra «El hogar<br />

<strong>jurdano</strong>» 1 ), <strong>la</strong> intención de este autor -hurdanófilo de pro, nada<br />

sospechoso- era conseguir <strong>la</strong> mejora de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> hurdana que él, y<br />

muchos otros, consideraba demasiado pequeña, oscura, sin venti<strong>la</strong>ción<br />

<strong>por</strong>que no tenía ventanas, favoreciendo <strong>por</strong> su escasa superficie <strong>la</strong><br />

promiscuidad de los sexes y de <strong>la</strong>s generaciones y los animales. Otra<br />

caracienstica de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> hurdana era carecer de chimenea lo cual<br />

coniribuia, con el material empleado, <strong>la</strong> tosca pizarra (definida como<br />

«mugrienta» <strong>por</strong> algunos «camin<strong>ante</strong>s»), a ennegrecer <strong>la</strong>s casas.<br />

Calificativos como «choza» y «pocilga» no han faltado, entre los<br />

visit<strong>ante</strong>s, para definir <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> hurdana común, aunque otros, como<br />

Miguel de Unamuno <strong>por</strong> ejemplo, seña<strong>la</strong>sen que en <strong>la</strong>s alquerías cabeza<br />

de municipio y en algunas otras más se encontraban casas de regu<strong>la</strong>r y<br />

1 El hogar <strong>jurdano</strong>. Consejos para <strong>la</strong> construcción en <strong>la</strong>s Jurdes de <strong>vivienda</strong>s sanas y<br />

baratas, Madrid, Sociedad Españo<strong>la</strong> de Higiene. Premio Legado Roel, 1911.<br />

2


uen aspecto y, sobre todo, mucha limpieza en aquel<strong>la</strong>s donde el<br />

durmió 2 .<br />

Es cierto que el «hogar hurdano», hecho con materiales locales,<br />

contrastados <strong>por</strong> sus pro<strong>por</strong>ciones y sencillez con <strong>la</strong> arquitectura de <strong>la</strong>s<br />

comarcas colind<strong>ante</strong>s, <strong>La</strong> Alberca, Sierra de Gata, Casar de Palomero y<br />

que, igualmente, este contraste ha permanecido hasta 1975, <strong>por</strong> fijar una<br />

fecha, sin que Polo Benito, o sus herederos espirituales, lograsen su<br />

propósito : modificar, saneándo<strong>la</strong> y «civilizándo<strong>la</strong>», <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> hurdana.<br />

<strong>La</strong> intervención <strong>del</strong> Estado, que construyó escue<strong>la</strong>s, ayuntamienos y <strong>vivienda</strong>s<br />

para médicos, remo<strong>del</strong>ó iglesias y levantó tres barrios de casas popu<strong>la</strong>res en<br />

Pinofranqueado, Nuñomoral y <strong>La</strong>s Mesias, en el marco <strong>del</strong> p<strong>la</strong>n de reconstrucción de <strong>la</strong>s<br />

regiones devastadas desde que, en 1955, el Caudillo Franco proc<strong>la</strong>mara «ahijados» a los<br />

hurdanos, no modificó sustancialmenie <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> común. Los hurdanos no querían <strong>la</strong>s<br />

casas popu<strong>la</strong>res, aunque el alquiler, tal vez todavía elevado para ellos, fuera también una<br />

forma de acceso a <strong>la</strong> propiedad. Por un <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> formu<strong>la</strong> <strong>del</strong> alquiler-compra no encajaba en<br />

sus costumbres, ya que desde siempre el hurdano había levantado <strong>por</strong> sí solo su <strong>vivienda</strong><br />

y, <strong>por</strong> otro <strong>la</strong>do, <strong>la</strong>s <strong>vivienda</strong>s les parecían demasiado pequeñas, poco modernas, no<br />

coherentes con sus aspiraciones.<br />

Así, incluso si esta intervención estatal estuvo dirigida sólo a una<br />

parte de los habit<strong>ante</strong>s de estos tres núcleos y si, en consecuencia, el vasto<br />

proyecto de Polo Benito se veía disminuido y vaciado casi <strong>por</strong> completo<br />

de su sentido primitivo, esta muestra de posibles actuaciones venidas <strong>del</strong><br />

exterior se reve<strong>la</strong>ba inadecuada <strong>por</strong> una serie de razones muy distintas.<br />

Por un <strong>la</strong>do, muchos hurdanos estaban lejos de <strong>la</strong> posibilidad<br />

geográfica, espacial, de aprovechar estas o<strong>por</strong>tunidades, pero, <strong>por</strong> otro,<br />

los pocos interesados no estaban dispuestos a pagar no solo <strong>por</strong>que<br />

carecieran de dinero (despues <strong>del</strong> año <strong>del</strong> «hambri» muchos hurdanos<br />

ganaron algún dinero, trocando trigo <strong>por</strong> aceite en Castil<strong>la</strong> y pueblos de<br />

Cáceres, haciendo carbón o en <strong>la</strong> repob<strong>la</strong>ción, aunque el nivel de vida en<br />

general continuara muy bajo), sino <strong>por</strong>que siendo <strong>la</strong> intervención estatal<br />

exterior no hay razón para no intentar obtener todavía más (no pagar<br />

absolutamente nada de ser posible, medi<strong>ante</strong> amistades y clientelismo), y<br />

2 Andanzas y visiones españo<strong>la</strong>s, Madrid, Renacimiento, 1929.<br />

Vivían enfonces algunos «ricos» en <strong>La</strong>s Hurdes, particu<strong>la</strong>rmente en <strong>la</strong> parie baja,<br />

concejos de Caminomorisco y Pinofranqueado y también, pero en menor número, en «<strong>la</strong><br />

capital» de <strong>La</strong>s Hurdes Altas, Nuñomoral, que poseían casas de dos p<strong>la</strong>ntas, algunas veces<br />

b<strong>la</strong>nqueadas y con balcón. Estas personas pudientes no eran siempre los secretarios de<br />

ayuntamiento, venidos de fuera o nacidos allí en algunos casos, o los curas, eran también<br />

personas menos ilustradas. Algunos hurdanos habían salido fuera de <strong>la</strong> comarca, a principiós<br />

de siglo, para ir a trabajar en el canal de Panamá y, al valver, edificaron casas. Otros, trás <strong>la</strong><br />

guerra civil, supieron aprovechar <strong>la</strong>s contratas de <strong>la</strong> repob<strong>la</strong>ción forestal. Sin embargo, <strong>la</strong><br />

realidad es que los hurdanos han comenzado masivamente a modificar <strong>la</strong> fisonomía de sus<br />

<strong>vivienda</strong>s sólo en <strong>la</strong> década <strong>del</strong> <strong>70</strong>.<br />

3


conseguir igualmente <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> oficial, aunque fuera para usar<strong>la</strong> como<br />

cuadra, <strong>la</strong> que sucedió en ocasiones.<br />

Pero más im<strong>por</strong>t<strong>ante</strong> que <strong>la</strong> alusión a estas conductas, al fin y al<br />

cabo muy humanas y muy coherentes con el tipo de re<strong>la</strong>ciones de<br />

clientelismo propio de <strong>la</strong> cultura 3 , es seña<strong>la</strong>r que los hurdanos han tenido<br />

el tiempo necesario, desde los años de Polo Benito hasta los <strong>del</strong><br />

padrinazgo franquista, de advertir que en otros lugares de España <strong>la</strong>s<br />

casas eran distintas, más amplias, con más comodidades... Además, con<br />

tantos viajeros y periodistas como han pasado <strong>por</strong> allí en busca de<br />

emociones fuertes y descripciones ambiguas acerca de <strong>la</strong> realidad<br />

hurdana 4 , los hurdanos han captado muy bien <strong>la</strong> falta fundamental de<br />

acierto en estes juicios superficiales, apresurados, estereotipados,<br />

oscil<strong>ante</strong>s entre el espanto producido <strong>por</strong> un, jamás concretamente<br />

definido, «retraso social» y una tierna nostalgia de ciudadanos e<br />

intelectuales frente a los tópicos <strong>del</strong> «natural», <strong>del</strong> «sencillo» que puede<br />

presentar a sus ojos -sean los observadores partidarios <strong>del</strong> régimen<br />

politico <strong>del</strong> momento u opositores- <strong>la</strong> estancia hurdana, generalmenie<br />

breve. <strong>La</strong>s casas de pizarra, <strong>la</strong>s alquerías como «tortugas» o «nidos de<br />

águi<strong>la</strong>», todo <strong>la</strong> ma<strong>la</strong> poesia y <strong>la</strong> vana retórica de un costumbrismo<br />

literario y de un falso unanimismo nacional, incluso nacionalista (Hurdes<br />

como «baldón» de España), ha, sin duda, no sólo cansado a los hurdanos,<br />

sino que les ha abierto los ojos. Vale <strong>la</strong> pena, con tal afluencia de<br />

visit<strong>ante</strong>s y tanto eco nacional, pedir lo más posible. Siempre se podrá<br />

«sacar algo» y, <strong>por</strong> otro <strong>la</strong>do, no ha de faltar que parte de ese «algo» se<br />

utilice, <strong>por</strong> lo menos, en demostrarse a si mismo <strong>ante</strong>s que a los visit<strong>ante</strong>s<br />

que los hurdanos son «como los demás».<br />

Esta doble demostración se hace construyendo <strong>vivienda</strong>s de tres o<br />

cuatro pisos, con vigas de hormigón. Aprendieron a hacer<strong>la</strong>s «en el<br />

Norte», en Suiza... y, además, algunos de los albañiles más conocidos de<br />

<strong>La</strong>s Hurdes no son hurdanos, aunque como se han casado con hurdanas y<br />

han encontrado trabajo «a punta pa<strong>la</strong>» allí, se quedan en <strong>la</strong> comarca.<br />

No es, <strong>por</strong> tanto, casual que el Coordinador dur<strong>ante</strong> años <strong>del</strong> P<strong>la</strong>n<br />

de Desarrollo Integral de <strong>La</strong>s Hurdes, Don Jaime Mosquera, dijera, en<br />

conversaciones privadas en los años 1980 y 81, que el P<strong>la</strong>n tenía un sólo<br />

3 Trataremos en otro trabajo el tema, que merece un estudio atento, tanto desde el punto<br />

de vista de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones de <strong>la</strong> comarca con los poderes regionales y nacionales -diputados,<br />

gobernadores civiles, administraciones varias, pre<strong>la</strong>dos-, como desde el de los funcionarios<br />

locales, secretarios y de los cargos municipales. El tema es ser o no «familia», biológica o<br />

socialmente.<br />

4 Antonio Ferres y Armando López Salinas, Caminando <strong>por</strong> <strong>La</strong>s Hurdes, Barcelona, Seix<br />

Barrai, 1960; Victor Chamorro, Hurdes : tierra sin tierra, Barcelona, Linosa, 1968; Juan Antonio<br />

Pérez Mateos, <strong>La</strong>s Hurdes, c<strong>la</strong>mor de piedras, Madrid, Escelicer, 1972.<br />

4


«fallo» <strong>por</strong> así decir : nada estaba previsto para <strong>la</strong>s <strong>vivienda</strong>s. Además,<br />

añadía que nadie de los propres hurdanos había seña<strong>la</strong>do esta carencia :<br />

«<strong>La</strong>s <strong>vivienda</strong>s <strong>la</strong>s levantan ellos solos, apenas <strong>la</strong> carretera, todavía sin<br />

alquitranar, haya llegado al pueblo. Y sin necesidad de ayuda pública».<br />

Captaba Don Jaime muy concretamente <strong>la</strong> im<strong>por</strong>tancia que para los<br />

hurdanos tiene «hacerse nuevos» <strong>por</strong> así decir, construyendo una casa en<br />

los lugares y con los medios y p<strong>la</strong>zos que creían o<strong>por</strong>tunos. Así si el<br />

Ministerio de Administración Territorial y <strong>la</strong> Provincia hubieran<br />

abordado no sólo <strong>la</strong> expropiación de terrenos para hacer puentes y<br />

carreteras, como hacen, sino también <strong>la</strong> organización de <strong>la</strong> construcción<br />

de <strong>vivienda</strong>s, se hubiera repetido, a pesar de los casi cien «concejos<br />

abiertos» fomentados <strong>por</strong> el señor Mosquera, el caso de <strong>la</strong>s <strong>vivienda</strong>s de<br />

<strong>la</strong> época politica <strong>ante</strong>rior 5 .<br />

lncluso quejándose de <strong>la</strong> falta de ayuda, y se quejan, los hurdanos<br />

levantan sus casas a su aire, con <strong>la</strong>s «perras» que proceden de su estancia<br />

<strong>la</strong>boral «en el Norte», de <strong>la</strong>s <strong>la</strong>bores de recolección de <strong>la</strong> aceituna de<br />

verdeo, polen, carbón todavía en algunos casos, de <strong>la</strong> venta de cabritos,<br />

de los jomales <strong>del</strong> para obrero-agrico<strong>la</strong> (cuya definición legalmente no<br />

existe, aunque <strong>la</strong> realidad sí hasta el reciente cambio de gobierno<br />

socialista), de unas cuantas pensiones de invalidez y, sobre todo, <strong>la</strong><br />

nueva im<strong>por</strong>tancia que ellos dan al «hogar». lm<strong>por</strong>tancia que modifica su<br />

forma de considerar <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> 6 .<br />

De lo expuesto se deduce c<strong>la</strong>ramente una cuestión : el afán<br />

«regenerador» de Polo Benito 7 ) y <strong>la</strong> ambigua atención estatal <strong>del</strong> régimen<br />

5 En <strong>La</strong>s Hurdes, como en <strong>la</strong> mayoría de los núcleos rurales de España, no existe aun<br />

un p<strong>la</strong>n urbanistico normativo, lo que contribuye sin duda grandemente a <strong>la</strong> anarquía en <strong>la</strong>s<br />

construcciones de tales pueblos.<br />

6 <strong>La</strong> re<strong>la</strong>ción carretera-casas nuevas es una evidencia en el trabajo de campo. En <strong>la</strong><br />

actualidad los hurdanos levantan casas que se parecen más a rascacielos que a <strong>la</strong>s<br />

pretendidas «chozas» o «pocilgas» de ayer. <strong>La</strong> fiebre de <strong>la</strong> construcción es tanta que <strong>la</strong><br />

legis<strong>la</strong>ción se olvida : cada cual edifica cuando y como le da <strong>la</strong> gara. Si hoy alguien no construye<br />

no es <strong>por</strong>que se lo prohiban, sino <strong>por</strong>que en ese momento preciso el «no tiene valor». Por<br />

tanto, otra año será.<br />

Es cierto que <strong>la</strong> cuestión, <strong>por</strong> si misma, no difiere demasiado de <strong>la</strong> situación que<br />

puede observarse en otros lugares más im<strong>por</strong>t<strong>ante</strong>s, económica y demográficamenie<br />

hab<strong>la</strong>ndo, que los cinco municipios hurdanos con sus cuarenta alquerías, pero esta gal<strong>la</strong>rda<br />

anarquía que embrutece el paisaje y enriquece a algunos, máxime cuando se trata de empezar<br />

a construir <strong>ante</strong>s que lleguen <strong>la</strong>s máquinas <strong>del</strong> ingeniero que traza <strong>la</strong>s carreteras, obligándolo a<br />

expropiar un terreno agrico<strong>la</strong>, o simplemente steril, como si fuera en realidad un terreno<br />

urbanizado de toda <strong>la</strong> vida, esta valiente especu<strong>la</strong>ción, no se explica sólo <strong>por</strong> estos aspectos de<br />

costumbres civicas más o menos respetadas o copiadas.<br />

7 Es de destacar que los afanes de Polo Benito no son un hecho ais<strong>la</strong>do. Por el contrario<br />

han de inscribirse en un contexto más amplio : <strong>la</strong> preocupación de <strong>la</strong>s élites provinciales y<br />

nacionales <strong>por</strong> <strong>La</strong>s Hurdes desde finales <strong>del</strong> siglo XIX y a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> primera mitad <strong>del</strong> XX.<br />

5


<strong>ante</strong>rior 8 no han fracasado sólo, en lo que se refiere a <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong>, <strong>por</strong><br />

razones de presupuesto insuficiente. Han fracasado <strong>por</strong>que los hurdanos<br />

no sentian todavía <strong>la</strong> necesidad de tener una <strong>vivienda</strong> distinta. Su manera<br />

de vivir, de actuar tanto en el p<strong>la</strong>no material como en el simbólico no<br />

estaba particu<strong>la</strong>rmente valorizada <strong>por</strong> sus represent<strong>ante</strong>s -cuyo. ejemplo<br />

típico es Polo Benito-. Hecho que está c<strong>la</strong>risimo en el caso de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong>.<br />

Que <strong>la</strong> adhesión de los hurdanos a estas representaciones<br />

exteriores no podía ser unicamente una decisión suya, <strong>por</strong>que de ser así<br />

permaneceria en <strong>la</strong> abstracto e inexistente en el p<strong>la</strong>no sociopolitico, sino<br />

que tenía necesidad, para manifestarse, de estimulos exteriores, es un<br />

hecho cierto. Hacían falta estimulos ideológicos e incentivos económicos<br />

además. Pero <strong>la</strong>s decisiones no se toman si los estimulos exteriores no<br />

encuentran un medio preparado de <strong>ante</strong>mano.<br />

Los hurdanófilos, los de principio de siglo como los de mediados<br />

y <strong>del</strong> ultime cuarto, sabían y saben muy bien que todos los aspectos de <strong>la</strong><br />

realidad hurdana están re<strong>la</strong>cionados entre si. Sin embargo, el fallo<br />

fundamental no radica en <strong>la</strong> prioridad dada ayer al tema sanitario,<br />

dejando forzosamente de <strong>la</strong>do el de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong>, u hoy al de <strong>la</strong>s<br />

comunicaciones, colocando provisionalmente en un segundo p<strong>la</strong>no el de<br />

<strong>la</strong> concentración parce<strong>la</strong>ria <strong>por</strong>que siempre es necesario elegir un orden<br />

Polo Benito es una de <strong>la</strong>s figuras más representativas <strong>del</strong> grupo de «hurdanófilos»<br />

agrupados en <strong>la</strong> primera década <strong>del</strong> siglo alrededor de <strong>la</strong> sociedad benéfica <strong>La</strong> Esperanza de<br />

<strong>la</strong>s Hurdes y de su órgano de expresión, <strong>la</strong> revista «<strong>La</strong>s Hurdes». Allí convergían clérigos,<br />

politicos, escritores, periodistas y aristócratas bajo el objetivo común : <strong>la</strong> «regeneración» <strong>del</strong><br />

país hurdano.<br />

Al mismo tiempo, algunos de los más destacados componentes de ese grupo<br />

numeroso y heterogéneo, representativo de <strong>la</strong> élite provincial, promovían en esas fechas un<br />

interes<strong>ante</strong> movimiento regionalista de Extremadura, <strong>la</strong> primera iniciativa de esa c<strong>la</strong>se que se<br />

tomaba en <strong>la</strong> región. Creemos necesario estudiar en profundidad esa doble acción,<br />

regeneracionista y regionalista y eso nos proponemos hacer en un futuro trabajo.<br />

8 Entiéndase bien, decimos que esta atención fue ambigua no <strong>por</strong>que se comenzara con<br />

edificios públicos y con pocas <strong>vivienda</strong>s oficiales. De acuerdo con el nivel de desarrollo de<br />

aquel tiempo no era posible seguramente hacer otra cosa y había que empezar <strong>por</strong> allí,<br />

añadiendo uns cuantos teléfonos y el abastecimiento de aguas para los núcleos im<strong>por</strong>t<strong>ante</strong>s.<br />

El presupuesto estatal no daba para más. Si hubo, como se dice en <strong>La</strong>s Hurdes, contratistas<br />

que «se forraron los bolsillos», el hecho tendria que ser investigado en el contexto de <strong>la</strong><br />

situación general (cf. nota 3). <strong>La</strong> situación es ambigua <strong>por</strong>que el impulso -no el dinero, eso es<br />

otra casa- viene de fuera (ahí están, en otro nivel, como ejemplos, el trabajo de Polo Benito, <strong>la</strong><br />

sociedad <strong>La</strong> Esperanza de <strong>La</strong>s Hurdes, cuyo nombre dispensa cualquier comentario) y <strong>por</strong>que<br />

<strong>la</strong>s necesidades hurdanas son pensadas desde el exterior. En este sentido, aunque <strong>La</strong>s<br />

Hurdes recibieron dur<strong>ante</strong> <strong>la</strong> etapa franquista, de acuerdo con <strong>la</strong> re<strong>la</strong>tiva modernización <strong>del</strong><br />

país, mayor atención administrativa que en épocas <strong>ante</strong>riores, <strong>la</strong> ambigüedad continuó.<br />

Además de construirse «el Cotolengo» y <strong>la</strong>s casas consistoriales, bajo <strong>la</strong> benévo<strong>la</strong> atención <strong>del</strong><br />

régimen, <strong>La</strong>s Hurdes continuaron siendo un lugar de exilio politico, coma lo habian sido desde<br />

1868 bajo distintos regímenes, y coto para cazadores de <strong>la</strong> aristocracia que pretendieron se<br />

mantuvieran aquel<strong>la</strong>s ásperas soledades. Desarrollo, sí, pero calcu<strong>la</strong>do. De ahí <strong>la</strong> ambigüedad<br />

que viene, naturalmente, de lejos : <strong>la</strong> continuidad de <strong>la</strong> ambigüedad, si se prefiere.<br />

6


de prioridades. <strong>La</strong> dificultad estriba fundamentalmente en el clima de<br />

juicio moral que siempre ha acompañado en <strong>La</strong>s Hurdes <strong>la</strong>s actuaciones<br />

sanitarias, médicas, económicas, sociales... sin que los propios hurdanos<br />

hayan sido entendidos en sus formas de ser y de actuar.<br />

Tales formas de ser constituyen una sociedad local. Si los viajeros y<br />

los administradores han captado tal hecho, no parece que lo hayan<br />

valorado suficientemente, preocupados como estaban <strong>por</strong> borrar el<br />

«baldón» e inclinados a dar un juicio moral de los hechos que no<br />

alcanzaban a comprender <strong>por</strong>que eran distintos de los de sus medios de<br />

origen y de sus propias representaciones.<br />

Examinaremos ahora un aspecto de <strong>la</strong> cuestión sin dejarnos<br />

arrastrar <strong>por</strong> el juicio moral : cuál era el ámbito funcional de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong>.<br />

Igualmente examinaremos el sentido simbólico de <strong>la</strong> casa, dando una<br />

serie de indicaciones que remiten al tema central, mucho más hondo que<br />

el de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> en sí, el tema de <strong>la</strong> herencia. En este marco se pl<strong>ante</strong>arán<br />

también algunas consideraciones re<strong>la</strong>tivas al matrimonto, aunque ese<br />

tema sera tratado extensamente en otro trabajo. Nuestro propósito es<br />

demostrar que <strong>la</strong> visión de los hurdanófilos ha sido una visión parcial e<br />

incompleta y que <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> no es un capitulo aparte -incluso<br />

re<strong>la</strong>cionado con los demás «a<strong>del</strong>antos», como se decia el siglo pasado,<br />

(escue<strong>la</strong>s, higiene, comercialización de los productos, etc)- sino apenas un<br />

elemento (salvo <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones ahora mencionadas) de un sistema de<br />

re<strong>la</strong>ciones locales en el que <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> no es un hecho ais<strong>la</strong>ble, sino un<br />

elemento cultural bast<strong>ante</strong> subordinado pero no secundario. En otras<br />

pa<strong>la</strong>bras, <strong>la</strong> casa, que l<strong>la</strong>mó y l<strong>la</strong>ma muchisimo <strong>la</strong> atención a los viajeros e<br />

incluso a los funcionarios que viven en <strong>La</strong>s Hurdes, no era un aspecto<br />

particu<strong>la</strong>rmente pertinente <strong>del</strong> sistema de valores local y su im<strong>por</strong>tancia<br />

actual, cierta, no parece modificar esencialmente <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones internas al<br />

sistema cuando modifica o pretende modificar <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones con el<br />

exterior a través de <strong>la</strong> nueva imagen ofrecida a los visit<strong>ante</strong>s.<br />

Al ver lo que queda hoy de <strong>la</strong>s casas tradicionales, aunque <strong>la</strong><br />

mayoría han desaparecido en casi todos <strong>la</strong>s alquerías <strong>por</strong> <strong>la</strong> que resulta<br />

dificil esiablecer como eran en 1900 á 1920 9 , nos parece que <strong>la</strong> «leyenda<br />

negra» de <strong>la</strong>s chozas no se sostiene y que es necesario matizar con mucho<br />

cuidado, distinguiendo y separando precisamente <strong>la</strong>s situaciones<br />

humanas y geográficas en el interior de <strong>la</strong> comarca 10 .<br />

9 Aun no hemos encontrado fotografías detal<strong>la</strong>das ni p<strong>la</strong>nos de esa época.<br />

10 Esta última consideración es también frecuentemente manejada <strong>por</strong> todos los<br />

hurdanófilos, pero ha sido utilizada casi unicamente para interrogarse sobre el origen y <strong>la</strong><br />

procedencia de los hurdanos (cf. L. Fernández Gómez, Informe histórico). Si es verdad que <strong>La</strong>s<br />

Hurdes Altas no son <strong>La</strong>s Hurdes Bajas y que lindar con Casar de Palomero no es igual que<br />

7


En sí misma, <strong>la</strong> casa antigua, tal como se puede encontrar todavía<br />

<strong>por</strong> toda <strong>la</strong> comarca, no era una «choza», ni una «pocilga», sino una casa<br />

adecuada al medio, habitada <strong>por</strong> gente que vivía <strong>la</strong> mayor parte <strong>del</strong> día<br />

fuera de el<strong>la</strong>, ocupada en <strong>la</strong>s faenas <strong>del</strong> campo o guardando el ganado.<br />

En tiempos -y aun hoy-, los hurdanos vivían en sus casas pocas<br />

horas, generalmenie <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> noche y dur<strong>ante</strong> el invierno, ya que<br />

habitualmente, en el verano, permanecian <strong>la</strong>rgo tiempo en los huertos,<br />

atendiendo el riego o se iban con <strong>la</strong>s cabras a <strong>la</strong>s majadas. Tras <strong>la</strong>s faenas<br />

<strong>del</strong> día se «echaban», en condiciones que no se ajustan a nuestra idea de<br />

<strong>la</strong> higiene y de <strong>la</strong> sexualidad. En el verano, si estaban trabajando en los<br />

huertos cercanos, dormían una siesta en <strong>la</strong> casa.<br />

Es cierto que <strong>la</strong>s casas eran pequeñitas, <strong>la</strong>s puertas estrechas y<br />

bajas y que, generalmenie, había pocas ventanas que solian ser, además,<br />

pequeñas. Pero estas casas eran funcionales e integradas en el sisiema<br />

simbólico.<br />

Según puede verse hoy en <strong>la</strong>s zonas más antiguas de los pueblos<br />

hurdanos -y particu<strong>la</strong>rmente en <strong>la</strong>s casi abandonadas Batuequil<strong>la</strong> y<br />

Horcajada-, <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> se construía aprovechando <strong>la</strong> disposición <strong>del</strong><br />

terreno y, en <strong>la</strong> zona l<strong>la</strong>na, constaba de dos pisos o niveles, mientras que<br />

en terreno pendiente podía tener tres. En el primer caso suele existir un<br />

patio o zaguán, <strong>la</strong>s dos pa<strong>la</strong>bras se usan -al menos con el sociólogo<br />

extranjero-, que es una sa<strong>la</strong> comûn a <strong>la</strong> que abren <strong>la</strong>s alcobas y <strong>la</strong> bodega.<br />

Arriba, <strong>la</strong> cocina, con su <strong>la</strong>ncha al medio, o en <strong>la</strong> pared, en <strong>la</strong> que se hace<br />

<strong>la</strong> lumbre y el secadero para <strong>la</strong>s castañas y <strong>la</strong> matanza, el cual podía estar<br />

en <strong>la</strong>s propias vigas que sustentan el sobrado, donde se ponía y se pone<br />

un poco de leña, patatas, cebol<strong>la</strong>s...<br />

Con esta disposición interior <strong>del</strong> espacio aunque se encerrase en el<br />

«patio» o zaguán, alguna, rara, caballeria o algún «ganado» (cabras) para<br />

<strong>la</strong> leche diaria, estos elementos de <strong>la</strong> «hacienda» quedaban separados de<br />

<strong>la</strong>s personas <strong>por</strong> un tabique. En ese caso, es cierto, <strong>la</strong>s personas<br />

respiraban el mismo aire que los animales, pero en el invierno se<br />

calentaban también y guardaban el estiercol, tan preciado, que<br />

fermentaba junto con <strong>la</strong>s hojas o <strong>la</strong> paja que formaban, con los helechos, el<br />

colchón <strong>del</strong> batan. Además, no parece que este haya sido un caso muy<br />

frecuenie, ¿no suele afirmarse comunmenie que apenas si hubo<br />

caballerías en <strong>La</strong>s Hurdes?.<br />

<strong>La</strong>s familias que <strong>la</strong>s poseían tenian también, a menudo, <strong>la</strong><br />

posibilidad de hacer una cuadra, así como corrales para <strong>la</strong>s cabras y<br />

lindar con <strong>la</strong> comarca de Sierra de Gata, o Sotoserrano o Ciudad Rodrigo, en tal caso <strong>la</strong>s<br />

actuaciones de <strong>la</strong> Administración tendrian que ser, en algunos casas y en cierta medida,<br />

distintas en cada lugar.<br />

8


zahurdas para los cochinos. En ello influía, además de <strong>la</strong>s<br />

disponibilidades, <strong>la</strong> naturaleza <strong>del</strong> terreno. Es más fácil hacer cuadras y<br />

corrales en Ovejue<strong>la</strong>, <strong>La</strong>s Mestas, Horcajo o en Aldehue<strong>la</strong> que en El<br />

Gasco o en Fragosa, donde todo es roca y se dan casos, como en Casares<br />

de Hurdes, en que «<strong>la</strong> p<strong>la</strong>za» es obra recientísima, hecha de hormigón y,<br />

tecnicamenie, posible solo gracias a él.<br />

El segundo tipo de casa no es distinto salvo en un hecho; en su<br />

construcción se ha aprovechado <strong>la</strong> roca, excavándo<strong>la</strong>, para hacer una<br />

cuadra-bodega y dar asiento a los demás niveles. Se entra en <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong><br />

<strong>por</strong> dos accesos, generalmenie de esquina : <strong>por</strong> <strong>la</strong> callecita de abajo en <strong>la</strong><br />

cuadra-bodega y <strong>por</strong> <strong>la</strong> esquina o, en algún caso, <strong>por</strong> <strong>la</strong> callecita arriba,<br />

directamenie en el pasillo-escalera (<strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas son en realidad medías<br />

p<strong>la</strong>ntas) que conduce a una habitación y, subiendo un poco, a <strong>la</strong> cocinasecadero.<br />

Cabe seña<strong>la</strong>r además que, incluso en el siglo pasado, <strong>la</strong>s piaras<br />

eran numerosas en cada alquería, aunque el ganado fuera de otra c<strong>la</strong>se,<br />

más pequeño y <strong>del</strong>gado (cf. M. Legendre). Dos o tres piaras, cada una de<br />

doscientas cabezas de ganado, a veces más, era <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> en todas <strong>la</strong>s<br />

alquerías. Cada familia posera un buen número de cabezas y era <strong>por</strong><br />

tanto materialmente imposible encerrar<strong>la</strong>s en <strong>la</strong> casa.<br />

Todavia hoy, en todas <strong>la</strong>s alquerías, puede observarse dos casos :<br />

en primer lugar, <strong>la</strong> cuadra de <strong>la</strong> caballeria, <strong>del</strong> guarro y los corrales de<br />

cabras son distintos; en segundo, en todas <strong>la</strong>s alquerías existen varios<br />

lugares particu<strong>la</strong>rmente destinados a los animales. Pueden ubicarse al<br />

<strong>la</strong>do de <strong>vivienda</strong>s, pero frecuentemente están apartados <strong>del</strong> pueblo. Es<br />

decir, <strong>la</strong>s vari<strong>ante</strong>s para solucionar el problema de los animales son<br />

muchas y los «cascos urbanos», <strong>por</strong> así decir, sea en zona l<strong>la</strong>na como <strong>La</strong><br />

Huerta y <strong>La</strong> Batuequil<strong>la</strong>, sea en zona muy áspera como El Gasco, si no<br />

poseen una definición espacial precisa en lo que respecta a los animales,<br />

tienen <strong>por</strong> otro <strong>la</strong>do una série de soluciones que no son de hoy, sino<br />

tradicionales. Y ello <strong>por</strong>que el tipo de construcción de <strong>la</strong>s paredes y de<br />

los techos no autoriza al visit<strong>ante</strong> a considerar<strong>la</strong>s innovaciones debidas a<br />

influencias exieriores o a una nueva voluniad de los constructores, nacida<br />

tras <strong>la</strong> confrontación con otras representaciones más aceptables <strong>por</strong> el<br />

sentido común. Estas construcciones son <strong>la</strong> reproducción, const<strong>ante</strong> hasta<br />

hoy, de una forma conocida y usada desde «siempre».<br />

Puede darse el caso de que <strong>la</strong> cocina esté en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta baja <strong>por</strong>que es allí donde se<br />

cuece <strong>la</strong> comida de los cochinos, hecho que es, según <strong>la</strong> opinión <strong>del</strong> visit<strong>ante</strong>, una<br />

complicación o un refinamiento. En Andalucia, <strong>por</strong> ejemplo, a los cerdos no se les da <strong>la</strong><br />

comida cocida, mientras que en <strong>La</strong>s Hurdes si, lo que conlleva, en ocasiones, <strong>la</strong> necesidad<br />

o <strong>la</strong> ventaja de terrer una cocina más asequible en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta baja. Además, para «aviar» <strong>la</strong><br />

comida cotidiana, trás <strong>la</strong> llegada de <strong>la</strong>s bombonas de butano, <strong>la</strong>s cocinas de gas reinan en<br />

<strong>la</strong> sa<strong>la</strong> común.<br />

9


También en este caso, como en el <strong>del</strong> espacio que podría estar reservado a los<br />

animales y que no <strong>la</strong> está sino de forma imprecisa, el espacio destinado a <strong>la</strong> acción de<br />

cocer, ahumar y estar al amor de <strong>la</strong> lumbre es un espacio no definido c<strong>la</strong>ramente. Puede ser<br />

único, pero puede ser igualmente múltiple. No solo <strong>por</strong>que haya una cocina de invierno -<strong>la</strong><br />

de <strong>la</strong> matanza y de secar castañas esencialmente- y otra de verano -tiempo en el que haría<br />

mucho calor si se cociera en el interior, bajo el sobrado- sino <strong>por</strong>que no existe una<br />

verdadera actividad culinaria cotidiana en <strong>La</strong>s Hurdes. <strong>La</strong> comida no se considera que<br />

haya de e<strong>la</strong>borarse con tiempo, paciencia y ciencia como en determinados lugares <strong>del</strong><br />

campo francés, <strong>por</strong> ejemplo. Aqui se valora más una carne casi cruda, asada apenas en <strong>la</strong><br />

brasa, un pez o un trozo de tocino frito, algo de chorizo o de queso, y una sopa que, casi, ha<br />

cocido so<strong>la</strong> al amor de <strong>la</strong> lumbre. <strong>La</strong> comida de los cochinos lleva, con certeza, más tiempo<br />

que <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s personas. Por tanto, no hay razón para que <strong>la</strong> cocina sea otra cosa de <strong>la</strong> que es<br />

: un espacio en el que pueden reunirse distintas funciones que no tienen <strong>por</strong> ello todavía,<br />

así parece al menos, ninguna especie de re<strong>la</strong>ción estructural ya que <strong>la</strong>s mismas funciones<br />

pueden encontrarse en espacios distintos en cualquier época <strong>del</strong> año. El caso <strong>del</strong> ganado<br />

no es diferente y son estos hechos, que deberian admitirse como tales, los que espantaban,<br />

moralmente, a los viajeros.<br />

Se podría añadir, como complemento, que lo dicho es tan cierto que el verdadero<br />

uso social de <strong>la</strong> comida se ve cuando se juntan los hombres tras un día de caza o<br />

simplemente después de un trato cualquiera, y asan a <strong>la</strong> lumbre unos kilos de carne. El<br />

hecho es espontáneo; se busca un sitio en el que haya lumbre -donde se cuece para los<br />

cochinos, <strong>por</strong> ejemplo- se aparta el caldero y se asa <strong>la</strong> carne. No hay lugar especifico, a no<br />

ser, hoy, en algunos bares y en el pasado en todas <strong>la</strong>s tabernas, pero sólo en días de fiesta o<br />

de mercado. Con <strong>la</strong> carne en <strong>la</strong>s manos el grupo de amigos busca alguien que tenga lumbre<br />

encendida, existiendo una diferencia según haya o no una mujer que pueda asar : en el<br />

primer caso se trata de una re<strong>la</strong>ción más personal, como <strong>la</strong> que puede existir cuando se<br />

hace <strong>la</strong> merienda regu<strong>la</strong>rmente en un lugar, caso de comerci<strong>ante</strong>s que tienen un turne fijo<br />

en <strong>la</strong> visita a los pueblos; en el segundo caso <strong>la</strong> gente se despacha so<strong>la</strong>, pero el vino lo<br />

compra «ande» <strong>la</strong>s mismas personas, como en el primer caso. Aunque <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s no son<br />

numerosas y sí sencil<strong>la</strong>s, no hacen <strong>por</strong> esto nitidamente sistema : es «<strong>la</strong> gana» <strong>la</strong> que dicta<br />

<strong>la</strong>s circunstancias concretas y esta sí hace sistema, <strong>por</strong>que es allí donde se ve como el<br />

promotor o los promotores de <strong>la</strong> comida eligen los convidados, incialmente siempre<br />

varones. <strong>La</strong>s mujeres, si acuden, llegan más tarde y no se encuentran a gusto, incluso si<br />

son jóvenes y pretenden haber cambiado de costumbres. <strong>La</strong> reunión alrededor de <strong>la</strong> carne<br />

asada es una reunión varonil. Además no existe etiqueta para estas reuniones<br />

extem<strong>por</strong>áneas. <strong>La</strong> verdadera reg<strong>la</strong> era <strong>la</strong> de los compadres y <strong>la</strong>s comadres, o sea, <strong>la</strong><br />

posibilidad, sin formalidades puesto que existe un <strong>la</strong>zo de parentesco espiritual, de l<strong>la</strong>mar<br />

a <strong>la</strong> puerta <strong>del</strong> compadre, en determinadas ocasiones festivas, o de encontrarse con él e irse<br />

juntos a comer, l<strong>la</strong>mando, eventualmente, a algunos amigos. El otro tipo de convivencia,<br />

más extem<strong>por</strong>áneo, parece ser más reciente, re<strong>la</strong>cionado con <strong>la</strong> economia monetaria y<br />

menos codificado 11 .<br />

Parale<strong>la</strong>mente, no hay un lugar fijo -o posibilidad real en <strong>la</strong>s <strong>vivienda</strong>s- para<br />

preparar <strong>la</strong> comida de los tres días que suele durar una boda. Este es, igualmente, un hecho<br />

excepcional que posee una etiqueta muy formal, pero desde el punto de vista citado, <strong>la</strong><br />

distribución espacial, es cierto que no existe hoy lugar fijo. El hecho de preparar <strong>la</strong> comida<br />

atañe, como mínimo, a <strong>la</strong>s dos familias de los novios. Cuando se trata de una «boda<br />

valiente» unas veces se buscan los servicios de un restaúrant fuera de <strong>la</strong> comarca y otras el<br />

11 El tema de <strong>la</strong> comida y de <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones amistosas o formalizadas será estudiado en<br />

un trabajo aparte : «<strong>La</strong> imagen de <strong>la</strong> sociabilidad en <strong>La</strong>s Hurdes».<br />

10


concurso de un ranchero que ha de traer una inmensa parril<strong>la</strong> para asar y al que se ofrece<br />

un sitio cualquiera, una cochera, un sótano o una cuadra vacia todavía, para que trabaje<br />

los tres o cuatro días que dura <strong>la</strong> boda. También en este caso sólo es pertinente <strong>la</strong> elección<br />

de los convidados, <strong>por</strong> parte de los novios y de sus familias, no el lugar en el que hacer <strong>la</strong><br />

comida o en el que celebrar el banquete. Antiguamente se comía en <strong>la</strong> casa donde hubiera<br />

más sitio y el baile se «rompía» en <strong>la</strong> era. Hoy <strong>la</strong> costumbre españo<strong>la</strong> generalizada es irse a<br />

un restauranie que tenga también salón de baile. En <strong>La</strong>s Hurdes, como también <strong>la</strong>s bodas<br />

han de ser organizadas de otra manera, en muchas alquerías se piensa construir, o <strong>la</strong> han<br />

hecho ya, un salón con cocina aneja para estos «actos». He aqui <strong>la</strong> inieriorización de<br />

rasgos provenietes de <strong>la</strong>s representaciones exteriores que han sido adoptadas <strong>por</strong> los<br />

hurdanos.<br />

Naturalmenie, hubiera sido posible, en teoria al menos, otra<br />

solución : construir casas ais<strong>la</strong>das, como en otras zonas de montaña (tal<br />

vez el origen de alguna de <strong>la</strong>s numerosas alquerías hurdanas haya sido<br />

este), pero no parece que <strong>la</strong> solución hubiera sido compatible con <strong>la</strong>s<br />

variadas actividades de los habit<strong>ante</strong>s ni, sobre todo, con su concepción<br />

<strong>del</strong> mundo.<br />

Ganado caprino y abejas requieren desp<strong>la</strong>zamienios continuos; <strong>por</strong><br />

el contrario, <strong>la</strong> cría <strong>del</strong> cerdo y <strong>la</strong> diseminación de los huertos rec<strong>la</strong>man o<br />

imponen una insta<strong>la</strong>ción única y, en cierto modo, centralizada -no en <strong>la</strong><br />

margen <strong>del</strong> río en <strong>la</strong> que se ha de aprovechar <strong>la</strong> Vega, sino en <strong>la</strong> vertiente<br />

donde mejor se pueda captar el agua, tanto <strong>por</strong> una fuente como para el<br />

regadío.<br />

Diseminación de huertos, castañares y olivares y necesidades<br />

técnicas <strong>del</strong> agua se conjugan para que se elija un lugar prominenie,<br />

impropio para el cultivo, pero adecuado para <strong>la</strong> organización social de<br />

una vida que obliga a una movilidad continua y a un uso muy calcu<strong>la</strong>do<br />

de <strong>la</strong>s fuerzas de cada matrimonio.<br />

<strong>La</strong> <strong>vivienda</strong>, construida en <strong>la</strong> mayoría de los casos donde <strong>la</strong> roca<br />

aparecía desnuda, no solía ocupar terreno agrico<strong>la</strong>, ni siquiera de so<strong>la</strong>no<br />

al que se pudiera convertir, en el futuro y a base de «paredones», en un<br />

minifundio. Ello estaba en conformidad con una sociedad en <strong>la</strong> que cada<br />

cual cuidaba lo suyo, -<strong>por</strong> tanto, algo poseerían aunque re<strong>la</strong>mente fuera<br />

poco- y en <strong>la</strong> que era necesario almacenar «el vicio», el estiercol, en <strong>la</strong><br />

parte baja (si no se quiere decir p<strong>la</strong>nta) de <strong>la</strong> casa para que no se perdiera<br />

: fuera de el<strong>la</strong> además de resba<strong>la</strong>rse no fermentaría. Pero «el vicio» así<br />

obtenido no parecía suficienie, <strong>por</strong> lo que subastaban <strong>la</strong>s cañadas<br />

también. He aquí dos c<strong>la</strong>ses de consideraciones distintas, uso agrico<strong>la</strong> e<br />

higiene : los dos puntos de vista no tienen re<strong>la</strong>ción entre si.<br />

<strong>La</strong>s cañadas eran características y <strong>la</strong> son aun <strong>por</strong>que tienen<br />

escasamenie dos centenas de metros como mucho y son visibles apenas a<br />

<strong>la</strong> salida <strong>por</strong> una y otra parte <strong>del</strong> pueblo. Este se hal<strong>la</strong> casi siempre en <strong>la</strong><br />

zona umbria <strong>del</strong> valle y no suele tener nada más que dos pedacitos de<br />

cañada, arriba y abajo. <strong>La</strong>s otras direcciones son desconocidas, <strong>por</strong> así<br />

11


decir, y sería más adecuado hab<strong>la</strong>r, excepción hecha de los tres núcleos<br />

cabeza de municipio que están asentados en un espacio de mayor<br />

amplitud -Pinofranqueado, Caminomorisco y Nuñomoral-, de un nadir :<br />

arriba el cielo y, un poco más abajo, <strong>la</strong>s vertientes de los tesos. Sin<br />

hipérbole, <strong>por</strong>que algunas alquerías, Vegas de Coria, <strong>La</strong>s Mestas y<br />

Ovejue<strong>la</strong> <strong>por</strong> ejemplo, son bast<strong>ante</strong>s extensas, <strong>la</strong> realidad es que en <strong>La</strong>s<br />

Hurdes los caminos han sido escasos, inciertos y cambi<strong>ante</strong>s.<br />

Si desde un punto de vista espacial se observa que hay muy pocos<br />

caminos en <strong>La</strong>s Hurdes, realidad que captaron perfectamenie los<br />

antiguos viajeros que hab<strong>la</strong>ban de una comarca «incomunicada», hoy se<br />

puede subrayar, más exactamente, que no existe allí un espacio concreto<br />

destinado a caminos. A no ser el «camino de herradura» que conduce -o<br />

mejor, conducia hasta 1960, a <strong>la</strong>s majadas. Salvo ese caso de camino<br />

funcional, utilizado generalmenie sólo para bajar «el vicio» o subir <strong>la</strong><br />

comida a los hombres que se quedaban arriba, en <strong>la</strong>s majadas, no existe<br />

otro. Los hurdanos iban y venían (también hoy) trás sus piaras, ahora<br />

decrecidas, trepando, lo mismo que para llegar a sus huertos y<br />

castañares.<br />

Del mismo modo que no hay en <strong>la</strong> casa un espacio c<strong>la</strong>ramente<br />

destinado a <strong>la</strong> «hacienda» y a <strong>la</strong> cocina y que lo que hay es, más bien, una<br />

polivalencia <strong>del</strong> espacio global, los caminos tienen una indefinición<br />

semej<strong>ante</strong>. Los tres casos indican, en su conjunio, que los hurdanos no<br />

han valorado el salir de su micrcocosmo local en el que han nacido y<br />

tienen su estatus social expresado <strong>por</strong> <strong>la</strong> caracteristica de <strong>la</strong> «misma<br />

igualdad». Esta caracieristica se resume bien en un hecho tan signficativo<br />

como el mairimonio.<br />

Los hurdanos valoran o han valorado hasta hace poco el interior de<br />

su espacio de vida, fisico y simbólico, más que el exterior. Y esto<br />

conlleva, muy <strong>por</strong> encima de <strong>la</strong>s dificultades técnicas, <strong>la</strong> minusvaloración<br />

de todo <strong>la</strong> que no se cerrado y conocido de toda <strong>la</strong> vida. No suele salirse<br />

de <strong>la</strong> alquería y <strong>la</strong> prueba más c<strong>la</strong>ra de ello es el matrimonio : <strong>la</strong> mejor<br />

pareja es aquel<strong>la</strong> que tiene <strong>la</strong> «misma igualdad» dentro de <strong>la</strong> propia<br />

alquería 12 . Otra prueba, aunque <strong>por</strong> tratarse de algo más reciente quizá<br />

tenga menos valor probatorio, es el concierto de voces que acompañaba a<br />

los quintos hasta hace unos quince años aproximadamente; salir <strong>del</strong><br />

pueblo era vivido como una violencia simbólica a <strong>la</strong> que se negaban los<br />

hurdanos, llegando, decían erroneamente algunos viajeros, a no comer lo<br />

suficiente, voluntariamente, para no dar <strong>la</strong> tal<strong>la</strong> 13 .<br />

12 Esta cuestión ha sido expuesta en el trabajo titu<strong>la</strong>do «<strong>La</strong> comarca de <strong>La</strong>s Hurdes: más<br />

vale lo bueno conocido que lo malo <strong>por</strong> conocer».<br />

13 <strong>La</strong> cuestión ha sido aludida también en el trabajo citado en <strong>la</strong> nota <strong>ante</strong>rior.<br />

12


Es con el mismo espíritu que los hurdanos guardaban su «vicio» y<br />

hacían en el pasado <strong>la</strong>s <strong>vivienda</strong>s sin ventanas, despeñando <strong>la</strong> opinión de<br />

los viajeros filántropos, puesto que eso estaba de acuerdo con su sistema<br />

de valores. En consecuencia, <strong>la</strong> falta de ventanas no era debida a que el<br />

material de construcción local, pizarra y castaño, no permitiera hacer<strong>la</strong>s -<br />

en Torrecil<strong>la</strong> de los Angeles o en <strong>La</strong> Alberca se Hacían-, sino <strong>por</strong>que sin<br />

el<strong>la</strong>s y con pocas aberturas, los hurdanos se guardaban mejor de los<br />

«espíritus malos», es decir, de <strong>la</strong>s brujas. Cada cual sabe, al menos en <strong>La</strong>s<br />

Hurdes, que <strong>la</strong>s brujas aprovechan cualquier agujero para hacer acto de<br />

presencia y, a veces, entran en casa en forma de luz, gato y otra forma<br />

cualquiera dotada de movimiento 14 . Por ello <strong>la</strong>s casas practicamente no<br />

pueden tener otro hueco que <strong>la</strong> puerta, siendo <strong>la</strong>s ventanas poco<br />

frecuentes a no ser en <strong>la</strong> fachada. Trás essta el vecino puede defenderse,<br />

ya que <strong>la</strong>s profundidades y <strong>la</strong> parte posterior de <strong>la</strong> casa están protejidas,<br />

excavadas en <strong>la</strong> roca.<br />

Desde este punto de vista se observa que los aspectos técnicoecológicos<br />

estan subordinados a los aspectos simbólicos. <strong>La</strong> <strong>vivienda</strong><br />

agrupa todas <strong>la</strong>s fuerzas <strong>del</strong> vecino que trabaja su «hacienda» y su<br />

«capital». No hay separación entre <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> y su valor simbólico, a <strong>la</strong><br />

vez, de refugio, defensa y asalto.<br />

A <strong>la</strong>s brujas, una vez inutilizado y protegido cada hueco de <strong>la</strong><br />

<strong>vivienda</strong> poniendo una tijera en cruz o agua bendita bajo <strong>la</strong> cama, se les<br />

hace frente cara a cara : «Te he conocido, no me molestes más en mi casa».<br />

Y <strong>la</strong> casa está en el barrio, el barrio en el pueblo y este no tiene casi<br />

caminos para salir de él. El pueblo es un nosotros frente al exterior y,<br />

c<strong>la</strong>ro, frente a sus propias divisiones internas. Pero, <strong>ante</strong>s que nada, el<br />

pueblo es un in cor<strong>por</strong>e, un dentro de <strong>la</strong> naturaleza y, simultaneamente,<br />

un contra el<strong>la</strong>, de <strong>la</strong> que todos participan, en un sistema de inversiones<br />

de nivel. Si <strong>la</strong> ventana es pequeña o no existe, significa que uno se<br />

subordina a <strong>la</strong>s fuerzas sobrenaturales, estando al mismo tiempo en<br />

contra -es otro nivel- de <strong>la</strong> persona «conocida» y enfrentada cara a cara.<br />

Pero roconociendo su sujeción se conforta uno también. Frente al peligro<br />

se dice : «Te he conocido» y es así, de esta manera, como el pueblo, en su<br />

totalidad, se conoce a sí mismo como una articu<strong>la</strong>ción in cor<strong>por</strong>e dentro y<br />

contra- de igualdades y desigualdades c<strong>la</strong>ramente percibidas : tiene más<br />

valor el que no necesita salir <strong>del</strong> pueblo para trabajar ni para casarse 15 .<br />

14 Bajo esta forma explícita, tales informaciones han sido recogidas en Fragosa (Hurdes<br />

Altas) y Rio Malo de Abajo (Hurdes Bajas). En forma menos evidente, pero coherente con <strong>la</strong>s<br />

primeras, en Horcajo y <strong>La</strong>s Mestas (Hurdes Bajas). Es decir, <strong>la</strong> creencia en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción entre<br />

«apariciones», lugares específicos de aparición y penetración, abarca <strong>la</strong> comarca entera.<br />

15 -Ce, en Hurdes Altas, confesaba orgullosamente : «Yo nunca he tenido que salir en<br />

busca de trabajo». Pero no se ha casado en el pueblo, sino en otro lugar <strong>del</strong> mismo valle y<br />

13


Queda, pues, c<strong>la</strong>ro que el factor eco-tecnológico no pose mucha vigencia<br />

<strong>por</strong> sí mismo : no es nada, sino una const<strong>ante</strong> a <strong>la</strong> que los hombres<br />

confieren sentido social.<br />

Naturalmente, el visit<strong>ante</strong> <strong>del</strong> presente, como el <strong>del</strong> pasado, puede<br />

rechazar el conjunto de esta interpenetración de espacios, máxime si se<br />

trata de algún religioso que considera que <strong>la</strong> salvación de <strong>la</strong>s almas pasa<br />

también <strong>por</strong> <strong>la</strong> salud <strong>del</strong> cuerpo, o de algún médico (<strong>por</strong> ejemplo<br />

Marañón) interesado en cuestiones de epidemiología o de antropología<br />

fisica (como Hoyos Sainz). <strong>La</strong> conclusión en tal caso no puede ser sino<br />

una, muy conocida en <strong>la</strong> historia hurdana : concentrar los habit<strong>ante</strong>s en<br />

pocos núcleos de pob<strong>la</strong>ción y abandonar <strong>la</strong>s alquerías actuales o<br />

reformar<strong>la</strong>s totalmente, como de hecho se está haciendo <strong>por</strong> los propios<br />

hurdanos.<br />

Pero si para tales visit<strong>ante</strong>s se trataba de «moralizar» <strong>la</strong>s<br />

costumbres hurdanas, al nivel de <strong>la</strong> moralización considerada necesaria<br />

en el resto <strong>del</strong> campo español, y europeo, según los valores de una<br />

burguesía todavía segura de sí misma 16 , para los hurdanos se trataba y se<br />

trata de vivir su vida dentro de su sistema social local.<br />

Bajo este punto de vista es más signficativo seña<strong>la</strong>r que <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong><br />

se construía con materiales locales y en pocos días, con <strong>la</strong> ayuda de <strong>la</strong><br />

familia más que de los vecinos. Ello suponía, en primer lugar, <strong>la</strong><br />

concretización <strong>del</strong> «tornavia» : hoy me ayudas tú, mañana te ayudo yo<br />

(formas de tornavia se concocían también con ocasión <strong>del</strong> parto o con<br />

motivo de <strong>la</strong> muerte de algún vecino, al que se acompañaba al<br />

cementerio). Vigas y pizarras se trans<strong>por</strong>taban a hombros de todos hasta<br />

hace pocos años en que se construyeron algunas pistas «sociales» de<br />

ICONA, no solo foresialmente útiles, y, en 1975, los primeros tramos de<br />

carretera. Hoy ya sube el camión.<br />

En consecuencia, de lo que se trata no es <strong>del</strong> mayor o menor interés<br />

que el hurdano ha tenido o tiene <strong>por</strong> su <strong>vivienda</strong>. En España es un hecho<br />

ayuntamiento. Hizo también excepción a <strong>la</strong> reg<strong>la</strong>; no pagó «el piso» como habria debido hacer.<br />

Y nadie se atrevió a pedirselo.<br />

16 <strong>La</strong> preocupación de <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses dirigentes <strong>del</strong> XIX y principios <strong>del</strong> XX, entre fi<strong>la</strong>ntrópica,<br />

moralista e interesada, <strong>por</strong> <strong>la</strong>s condiciones de vida -sintetizadas en <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong>- de <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses<br />

más necesitadas, en especial <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se obrera de <strong>la</strong>s grandes ciudades e industrias, fue un<br />

hecho generalizado. En Francia, <strong>por</strong> ejemplo, el «Pha<strong>la</strong>nstère» de Fourier, <strong>la</strong> «Société<br />

d'economie charitable» o <strong>la</strong> «Société française des Habitations à Bon Marché» desde distintos<br />

y, a veces, contradictorios puntos de vista constituyen un ejemplo de ello. (<strong>La</strong> cuestión ha sido<br />

estudiada <strong>por</strong> Roger H. Guerrand, Les origines du logement social en France, Paris, Les<br />

Editions Ouvrières, col. «L'evolution de <strong>la</strong> vie sociale», 1967).<br />

En el caso hurdano, <strong>la</strong> preocupación de <strong>la</strong>s élites, como prueba el proyecto de Polo<br />

Benito, venía determinada, esencialmente, <strong>por</strong> <strong>la</strong> especificidad de <strong>la</strong> casa hurdana y de todo el<br />

habitat de <strong>la</strong> comarca.<br />

14


constatado <strong>la</strong> valoración de <strong>la</strong> casa so<strong>la</strong>riega que se hereda y, cuando es<br />

posible, permanece proindiviso - para probarlo no es necesario recurrir a<br />

<strong>la</strong> tradición arisiocrática. Pero existe también otra España que no valora<br />

en absoluto <strong>la</strong> casa de los progenitores como herencia simbólica 17 . Es <strong>la</strong><br />

España que parte escrupulosamente el «capital» y <strong>la</strong> «hacienda»,<br />

llegando, caso de <strong>La</strong>s Hurdes, a partir entre los cuatro hijos un cerezo, no<br />

<strong>por</strong>que no haya otros, sino <strong>por</strong>que ese cerezo es más temprano o más<br />

tardio que <strong>la</strong>s demás (el caso se da y se dió en el pasado, aunque haya<br />

sido raro). El valor fundamental es el de <strong>la</strong> igualdad y, en este caso, <strong>la</strong><br />

propiedad inmobiliaria -<strong>la</strong> casa- no puede ser valorada ideológicamente.<br />

Ese es el hecho signficativo : <strong>la</strong> pareja hurdana posee y ha poseido<br />

siempre su casa más pronto o más tarde; los recien casados no<br />

permanecen en <strong>la</strong> casa de los padres más de un año y valoran no estar<br />

sujeios a ellos : «cada cual a lo suyo». Y este lema tiene una fuerza<br />

dificilmente superable.<br />

Así pues, de hecho, el hurdano no valora <strong>la</strong> casa en sí,<br />

materialmenie, sino como elemento de su propia independencia. No es<br />

algo trascendente, solo algo que se construye, que se habita y puede<br />

venderse cuando sea preciso. <strong>La</strong> <strong>vivienda</strong> no tiene, <strong>por</strong> así decir, «gracia»<br />

propia, sino el valor <strong>del</strong> propio dueño. De ahí que algunos hayan podido<br />

deducir que el hurdano no se interesaba <strong>por</strong> su propia casa. Sí, se<br />

interesa, pero como signo de madurez, autosuficiencia y, al fin y al cabo,<br />

de «varonía». Uno no será auténtico vecino si no está, al mismo tiempo,<br />

casado y es dueño de su <strong>vivienda</strong>. Y, c<strong>la</strong>ro es, eso vale para toda España.<br />

Lo que el hurdano no tiene es apego a su <strong>vivienda</strong>, exactamenie,<br />

<strong>por</strong>que <strong>la</strong> casa no se hereda sino como elemento <strong>del</strong> «capital». Un padre<br />

ha de esforzarse <strong>por</strong> dejar a cada hijo una casa, lo cual es <strong>la</strong> prueba final<br />

de lo que se ha dicho hasta ahora : <strong>vivienda</strong> como elemento físico o de<br />

poder individual, que cada generación ha de configurar, no casa como<br />

valor en sí. Desde hace unos años (que coinciden más con el desarrollo de<br />

<strong>la</strong> emigración interior y exterior que con el P<strong>la</strong>n de Desarrollo Integral),<br />

un cabeza de familia puede y debe más exactamente, mudar de casa<br />

varias veces en su vida.<br />

C<strong>la</strong>ro está, para los hurdanos <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> <strong>del</strong> pasado tiene que<br />

desaparecer 18 . No quieren habitar en sus viejas <strong>vivienda</strong>s <strong>por</strong>que en el<br />

17 Sistematizar <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones estructurales entre estas dos tradiciones no es con facil<br />

(Pitt-Rivers, J., Antropología <strong>del</strong> honor).<br />

18 Y, de forma complementaria, se valora m<strong>ante</strong>ner muestras <strong>del</strong> pasado, como <strong>la</strong><br />

esperan los que piensan en un museo hurdano a insta<strong>la</strong>r en un conjunto de «<strong>vivienda</strong>s<br />

características» o ls que proponen <strong>la</strong> protección legal paisajística de una alquería hurdana<br />

entera (A<strong>del</strong>pha).<br />

15


presente les interesa otra imagen de sí y de <strong>la</strong> alquería donde viven. Hay<br />

hijos, en Hurdes Altas, que obligan a sus padres, ya viejos, a reformar <strong>la</strong><br />

<strong>vivienda</strong> que todavía no han heredado. El caso es, ciertamente, raro,<br />

<strong>por</strong>que si existe una costumbre arraigada en <strong>La</strong>s Hurdes es <strong>la</strong> de dejar al<br />

progenitor el uso de <strong>la</strong> casa hasta que muera y este suele decir : «Después<br />

de mi muerte que hagan <strong>la</strong> que quieran, pero <strong>ante</strong>s no». Pero no <strong>por</strong> raro<br />

el caso es menos significativo.<br />

Ahora bien, si hoy <strong>la</strong> distribución funcional <strong>del</strong> espacio de <strong>la</strong><br />

<strong>vivienda</strong> y de <strong>la</strong> alquerîa está cambiando y si se atenúan o desaparecen<br />

aspectos que sorprendieron e hirieron <strong>la</strong> sensibilidad de Polo Benito y de<br />

tantos otros <strong>ante</strong>s y despues de él, <strong>la</strong> razón es general : comarcal y<br />

nacional a <strong>la</strong> vez. No es que una acción educativa haya cambiado el<br />

medio humano, sino que <strong>la</strong> repob<strong>la</strong>ción de pinos y eucaliptos ha<br />

arruinado el pastoreo cabrío, <strong>la</strong> gente «convive» ya menos con <strong>la</strong>s cabras<br />

y prefiere el <strong>La</strong>nd Rover al mulo entero : cabras y caballerías mantienen<br />

todavía un cierto prestigio y uso ritual, <strong>por</strong> ejemplo, en bodas y en <strong>la</strong>s<br />

Ciertamente será una cosa muy loable que se protejan conjuntos de casas o incluso<br />

alquerías características, pero es dificil saber cómo y donde se encontrarán los objetos a salvar<br />

para el museo <strong>por</strong>que todo <strong>la</strong> que se podía vender a los anticuarios de P<strong>la</strong>sencia o de<br />

Sa<strong>la</strong>manca, los hurdanos <strong>la</strong> han vendido ya, o <strong>la</strong> han destruido <strong>por</strong>que carecía de sentido<br />

social.<br />

Hoy es imposible encontrar un batán en el valle <strong>del</strong> Malvellido. <strong>La</strong> gente tiene ahora<br />

cama y, muchas veces, compra aceite en botel<strong>la</strong>s de plástico. Tal vez en casa de algún viejo<br />

puede quedar todavía algún batán. Una firme voluntad museográfica, muy necesaria en nuestra<br />

opinión, podria hacer mi<strong>la</strong>gros si está también dotada de medios económicos. Pero se trata de<br />

recuperar algo, de reconstruir algo, no de guardarlo. Y <strong>la</strong> mismo <strong>por</strong> <strong>la</strong> que respecta a <strong>la</strong><br />

alquería.<br />

Tal vez exista otra solución : dec<strong>la</strong>rar, <strong>La</strong>s Hurdes conjunto histórico-artistico, como se<br />

hizo con <strong>La</strong> Alberca, y prestar un apoyo técnico y financiero eficaz a <strong>la</strong>s nuevas construcciones.<br />

Pero los hurdanos, acostumbrados desde siempre a edificar su propia <strong>vivienda</strong>, no se<br />

adaptarian facilmente a «<strong>vivienda</strong>s mo<strong>del</strong>o» que les parezcan una iniciativa venida <strong>del</strong> exterior y<br />

encaminada a subrayar <strong>la</strong> particu<strong>la</strong>ridad local : <strong>la</strong> pizarra. Es el <strong>la</strong>drillo b<strong>la</strong>nco y <strong>la</strong> teja p<strong>la</strong>na roja<br />

<strong>la</strong> que les gusta y sería necesaria mucha habilidad para que ellos no sintieran «<strong>la</strong> <strong>vivienda</strong><br />

integrada en el paisaje» como un indicador de diferencia, que analizarán como marco de<br />

inferioridad. Los hurdanos no tienen, hoy, suficientes razones para conformarse con una<br />

propuesta estética que conjugaría el tipo tradicional de <strong>vivienda</strong> con una propuesta funcional<br />

acerca de su interior, en tanto continuen actuando parcialmente en su propia vida agrico<strong>la</strong>,<br />

<strong>por</strong>que se ve muy bien en <strong>la</strong>s cuarenta alquerías actuales que se prefiere una incomodidad<br />

tem<strong>por</strong>al a modificar <strong>la</strong> expresión concreta de su integración social. Ellos usan <strong>la</strong>s dos casas,<br />

<strong>la</strong> vieja y <strong>la</strong> nueva.<br />

<strong>La</strong> propuesta puede formu<strong>la</strong>rse, sí, y debe hacerse <strong>por</strong>que es necesario protejer el<br />

paisaje, pero se debe hacer de tal forma que se evite <strong>la</strong> previsible reacción. <strong>La</strong> misma que<br />

opusieron al médico que trataba, previa convocatoria a los padres en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s, de erradicar<br />

<strong>la</strong>s lombrices endémicas : «Cál<strong>la</strong>te, somos como los demás.» Y «mi madre no me dijo nunca<br />

que yo tenía lombrices». Es decir : «<strong>La</strong> <strong>vivienda</strong> <strong>la</strong> hago yo como me da <strong>la</strong> gana». Lo cual no<br />

significa que los hurdanos tengan más «ma<strong>la</strong> leche» que los demás españoles, no. Significa<br />

que, como los demás españoles, ellos tienen alta opinión de su valor y que, en sus valles,<br />

desean seguir mandando, bajo formas muy particu<strong>la</strong>res, como siempre hicieron.<br />

16


carreras de gallos respectivamente, pero el hecho es que <strong>la</strong> gente afirma :<br />

«Ya no compensa». Y cuando algo no compensa o compensa poco no es<br />

sólo el sentido económico el que está en discusión, sino, más<br />

fundamenialmenie, el simbólico. <strong>La</strong> realidad es que <strong>la</strong> casa en cuestión ya<br />

«no interesa», no tiene sentido. Y este es el nivel nacional de <strong>la</strong>s nuevas<br />

representaciones de sí. Antes uno debia tener muchos olivos o muchas<br />

cabras para afirmarse en <strong>la</strong> alquería. Hoy es preciso tener una casa con<br />

cuarto de baño, aunque el agua corriente y <strong>la</strong> red sanitaria no existan<br />

todavía.<br />

Si el aspecto general de <strong>la</strong>s alquerías ha cambiado casi <strong>por</strong><br />

completo en los últimos diez años, <strong>la</strong> realidad dur<strong>ante</strong> siglos fue muy<br />

diferente a <strong>la</strong> de hoy. Testimonio de una manera de vivir que ha llegado<br />

hasta comienzos <strong>del</strong> siglo XX.<br />

Como en todos los pueblos de montaña de toda Europa, <strong>la</strong>s<br />

<strong>vivienda</strong>s de los hurdanos se construían con los materiales <strong>del</strong> entorno. Y<br />

si se apiñaban, unas junto a <strong>la</strong>s otras -aunque no tanto ya que existian<br />

callecitas, que dividen <strong>la</strong>s alquerías en «barrios», según dicen los propios<br />

hurdanos, a pesar de que sólo haya 20 o 30 vecinos- quizá se debiera a <strong>la</strong><br />

escasez de terreno l<strong>la</strong>no, a <strong>la</strong> necesidad de ahorrar espacio o, lo que<br />

parece más cierto, a un sentido distinto de <strong>la</strong> función <strong>del</strong> conjunto<br />

urbanístico. Si desde el siglo pasado <strong>la</strong>s élites insîsten en <strong>la</strong> necesidad de<br />

una <strong>vivienda</strong> unifamiliar, c<strong>la</strong>ra, eventualmente con jardín, como<br />

instrumento de moralización, de alejamiento de <strong>la</strong>s tabernas, etc., los<br />

hurdanos -como muchos otros- no veían así <strong>la</strong> función de <strong>la</strong> casa. <strong>La</strong><br />

alquería hurdana, muy cerrada caracteriológica y morfológicamenie, era<br />

también <strong>la</strong> expresión de una familia en <strong>la</strong> que los hijos viven con los<br />

padres mientras son solteros y en este sentido no levantan su casa hasta<br />

que no es absolutamente necesario.<br />

Por otra <strong>la</strong>do, esta forma de considerar <strong>la</strong> familia como una unidad<br />

troncal se observa mejor en el piano englob<strong>ante</strong> de los «bandos». <strong>La</strong>s<br />

familîas se unen en bandos y estos se oponen entre si. Ahora bien, los<br />

bandos se distribuyen también espacialmenie, se bacon frente unos a<br />

otros salvo cuando se trata de unirse contra el exterior. De hecho no se<br />

penetraba ni se penetra facilmente en <strong>La</strong>s Hurdes. Y ésta es una verdad<br />

de hecho que los antiguos viajeros no aceptaban... Incluso hoy, en un<br />

momento de tan entusiástico cambio en <strong>la</strong>s edificaciones, se puede<br />

pensar que, en realidad, esta necesidad social interna de agregación<br />

ideológica y física no haya desaparecido y que volverá a ser<br />

inmediatamente visible en el paisaje urbano dentro de poco tiempo.<br />

Es cierto que <strong>la</strong>s casas nuevas, «rascacielos», han crecido «fuera»<br />

<strong>del</strong> casco primitîvo, en <strong>la</strong> zona de los huertos, junto a <strong>la</strong> entrada de <strong>la</strong><br />

carretera en <strong>la</strong> alquería y es cierto igualmente que estas construcciones<br />

imponentes estaban ais<strong>la</strong>das unas de <strong>la</strong>s otras <strong>por</strong>que quedaba un trozo<br />

17


de terreno entre el<strong>la</strong>s. Pero en algunas alquerías de <strong>La</strong>s Hurdes, tanto<br />

Altas como Bajas, aparece ya una segunda o<strong>la</strong> edificatoria : los huecos se<br />

llenan y el «rascacielo» solitario se convierte en apenas un edificio entre<br />

los demás que le rodean y sitian... exactamente como en el pasado. Dando<br />

tiempo a los hurdanos, parece muy probable que habrá solo un cambio<br />

de esca<strong>la</strong> en los futuros núcleos urbanos, pero no un cambio conceptual,<br />

o ideológico, o simbólico. <strong>La</strong> gente continúa haciendo los mismos bandos, y, en<br />

consecuencia, sus antiguos huertecitos, hoy transformados en zona urbanizable,<br />

continuan colindando y represeniando físicamente <strong>la</strong> union familiar.<br />

Lo cierto es que en los últimos años mudar de casa sanciona<br />

visiblemente <strong>la</strong>s mayores disponibilidades monetarias y que a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rgo de<br />

los últimos sesenta años, de acuerdo con los testimonios orales, <strong>la</strong> honra<br />

de un padre ha sido dejar en herencia tantas casas como hijos tenía.<br />

Anteriormenie, hace un siglo, <strong>la</strong> costumbre no era distinta : <strong>la</strong>s casas se<br />

parten en trozos, lo mismo que otro elemento cualquiera <strong>del</strong> «capital». Y<br />

tal hecho destituye completamente <strong>la</strong> significación cripto-moral atribuida<br />

<strong>por</strong> los visit<strong>ante</strong>s a <strong>la</strong> pequeñez de <strong>la</strong>s vivîendas. Cuando se edificaba<br />

una <strong>vivienda</strong> se trazaba regu<strong>la</strong>r, tan regu<strong>la</strong>r que podía dividirse en dos y<br />

todavía quedaba espacio, igual que en <strong>la</strong> actualidad. ¿Por qué, a <strong>la</strong> hora<br />

de partir, no se construye otra <strong>vivienda</strong>? Porque es heredada y uno no<br />

puede «dejar perder» su herencia. En consecuencia, <strong>la</strong>s condiciones<br />

generales deben haber cambiado mucho para que alguno de los<br />

herederos se disponga a hacer una <strong>vivienda</strong> totalmente nueva.<br />

En el presente, ciertas personas dotadas económicamente o<br />

so<strong>la</strong>mente con posibilidades, dejan a sus herederos una o dos casas, tres<br />

o cuatro cuadras, de forma que estas últimas compensen, numericamente,<br />

a aquel<strong>la</strong>s. Pero, con ocasión <strong>del</strong> ofrecimiento <strong>por</strong> el alcalde de<br />

Pinofranqueado de un terreno en el propre Pino a un natural de una<br />

alquería <strong>del</strong> municipio que había retornado de <strong>la</strong> emigración interior y<br />

deseaba edificar su <strong>vivienda</strong> en un olivar -en una pequeña superficie,<br />

aunque muy cercana a <strong>la</strong> futura carretera- derrotando así los olivos, el<br />

hombre afirmaba que el había nacido allí y allí quería asentarse y morir.<br />

Cualquiera que sea el valor de estas afirmaciones, los hechos son patentes<br />

: hoy se edifica en terrenos agríco<strong>la</strong>s, pero, sobre todo, en «<strong>la</strong> suyo», es<br />

decir : no sale uno <strong>del</strong> pueblo a <strong>la</strong> hora de marcar visiblemente el hecho<br />

de <strong>la</strong> migración y de <strong>la</strong> vuelta.<br />

Por tanto, los hurdanos levantan sus nuevas <strong>vivienda</strong>s sin vender<br />

<strong>la</strong>s antiguas que aprovechan como bodegas, almacenes, cuadras y<br />

corrales más amplios y, sobre todo, más cercanos que los antiguos.<br />

Siempre que se conserve <strong>la</strong> hacienda, c<strong>la</strong>ro es. No se vende, pero se<br />

desciende de c<strong>la</strong>se. No se trata tanto de abandonar una casa vieja <strong>por</strong> otra<br />

nueva, cuanto de significar a sí mismo y a los demás, poco a poco, que <strong>la</strong>s<br />

cosas van «mejorando». El vecino-cabeza de familia se tras<strong>la</strong>da teniendo<br />

previsto dejar <strong>la</strong>s casas a sus hijos cuando muera o una casa a cada uno de<br />

18


ellos cuando se casen. Hoy se distingue en <strong>La</strong>s Hurdes bast<strong>ante</strong>s series<br />

de casas, monumentos representativos, en cierto sentido, de <strong>la</strong> ascensión<br />

social de tal o cual vecino. Así el «expósito» Juan, que tiene fama de ser el<br />

más trabajador entre los vecinos de su alquería, pose, a los 71 años, tres;<br />

<strong>la</strong> primera data <strong>del</strong> tiempo de su boda, <strong>la</strong> última, aproximadamente de<br />

los años setenta y tres o setenta y cuatro. Y ha dejado de habitar<strong>la</strong>s pero<br />

no de cuidar<strong>la</strong>s. En una de el<strong>la</strong>s puso ya el techo de uralita. <strong>La</strong> otra<br />

conserva <strong>la</strong> pizarra todavía, el hombre, casi ciego, quejándose de no<br />

<strong>por</strong>ter trabajar ya como cuando era jouer, está pensando quitar<strong>la</strong>. Y<br />

comenta : «Dos hijos todavía en casa (solteros) y los otros se han muerto.<br />

Es una pena <strong>por</strong>que tendrian casa. Pero ¿que le vamos a hacer?».<br />

<strong>La</strong> casa es aqui simbolo <strong>del</strong> «yo», <strong>del</strong> nacimiento social a <strong>la</strong><br />

condición de «cabeza de familia». Pero es también señal de <strong>la</strong> ruptura : el<br />

hombre dice : «Tengo en una de <strong>la</strong>s casas antiguas los muebles viejos» y<br />

enseña los muebles nuevos, en <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong>. He ahí capitalización y<br />

simbolización, pero de <strong>la</strong>s rupturas, no de <strong>la</strong> continuidad 19 . En otras<br />

alquerías el caso no es diferente, <strong>la</strong> casa antigua no es más que un<br />

elemento <strong>del</strong> «capital» y se vuelve vieja. Hay que modernizar<strong>la</strong> conforme<br />

los cambios <strong>del</strong> tiempo.<br />

Así aparecen con mayor c<strong>la</strong>ridad los valores que siempre han<br />

existido con respecto a <strong>la</strong> casa (y no es casualidad que se <strong>la</strong> denomine<br />

pura y simplemente <strong>vivienda</strong>, el lugar en el que se vive, nada más). <strong>La</strong><br />

casa es sólo <strong>la</strong> proyección <strong>del</strong> valor de su dueño, su materialización.<br />

Cambia el dueño, cambia <strong>la</strong> casa. Y, <strong>por</strong> supuesto, no hay ningún freno<br />

ideológico para que <strong>la</strong> casa corresponda todavía «funcionalmente» al<br />

terreno. El l<strong>la</strong>mado «equilibrio» entre medio y función -si existió alguna<br />

vez, cosa que no me atrevería a afirmar- aquí, en <strong>La</strong>s Hurdes, es algo que<br />

no tiene vigencia en sí y desaparece rapidamente <strong>por</strong>que no posee valor<br />

estructural. Y si no <strong>la</strong> tiene hoy, significa que no <strong>la</strong> ha tenido nunca.<br />

Vamos a comprobarlo.<br />

<strong>La</strong>s casas de ahora se construyen en los huertos, descienden hasta<br />

el río, invaden <strong>la</strong> vega o, al revés, constituyen su proprio «terreno»,<br />

edificando inmensos «paredones», a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rgo y a <strong>la</strong> alto, <strong>por</strong>que <strong>la</strong>s vigas<br />

de cemento -o de hierro- permiten construir, según módulos ciudadanos,<br />

habitaciones de 4x6 y más si se desea, a base de adérezar «columnas» de<br />

hormigón sobre <strong>la</strong>s que asentarán <strong>la</strong>s vigas que constituirán <strong>la</strong><br />

p<strong>la</strong>taforma. Pero el esquema de estas casas es semej<strong>ante</strong> al de <strong>la</strong>s<br />

antiguas : nivel bajo : sótano-cochera-cuadra; a nivel mediano:<br />

habitaciones y no siempre, pero con creciente frecuencia, cocina; en<br />

19 Se trata en este caso de <strong>La</strong>s Hurdes Altas. En <strong>la</strong>s Bajas, en los limites geográficos de<br />

<strong>la</strong> comarca, Tío -El lloró cuando su hija derrumbó <strong>la</strong> cuadra para hacer un sótano. Aunque él<br />

estaba conforme con <strong>la</strong> decisión <strong>ante</strong>s de materializar<strong>la</strong>.<br />

19


último nivel, el sobrado 20 . Puede haber más p<strong>la</strong>ntas, caso de los que<br />

reciben gran número de familiares dur<strong>ante</strong> <strong>la</strong>s vacaciones, o cuando se<br />

piensa alqui<strong>la</strong>r para tienda... <strong>La</strong> estructura interna viene determinada <strong>por</strong><br />

un pasillo central al que abren <strong>la</strong>s puertas y, en el nivel bajo, una escalera,<br />

generalmente en el centro <strong>del</strong> volúmen que, muchas ocasiones, es<br />

desaprovechado así 21 . A veces, se accede a <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nta <strong>del</strong> medio, <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s<br />

habitaciones, <strong>por</strong> una escalera exterior que se realiza, como un añadido,<br />

al finalizar <strong>la</strong> construcción. En otros casos <strong>la</strong>s escaleras interiores repiten<br />

<strong>la</strong>s dificultades de aprovechamiento <strong>del</strong> espacio de <strong>la</strong> bodega. <strong>La</strong>s<br />

ventanas suelen ser grandes, de aluminio. <strong>La</strong>s habitaciones resultan<br />

difíciles de calentar y suele añadirse hoy una chimenea (aunque no en<br />

todos <strong>la</strong>s casos, <strong>por</strong>que algunos jóvenes piensan en <strong>la</strong> calefacción<br />

eléctrica, tal como <strong>la</strong> vieron en los pisos que construían ellos mismos en<br />

<strong>la</strong> emigración). <strong>La</strong> familia vive <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s veces en <strong>la</strong> cocina o se<br />

calienta con una estufa de butano, quejándose después de dolores de<br />

cabeza. Es verdad que estas casæ nuevas son más dificiles de calentar que<br />

<strong>la</strong>s antiguas y que una parte de <strong>la</strong>s <strong>la</strong>bores que se hacían <strong>ante</strong>s en <strong>la</strong><br />

cocina-sequero (colgadero de <strong>la</strong> matanza y secadero de castañas) hoy no<br />

se pueden hacer. El humo de <strong>la</strong> leña no puede salir como ayer<br />

directamente <strong>por</strong> el techo <strong>por</strong>que ahora no es de pizarra, sino de teja<br />

l<strong>la</strong>na. El brasero es, también, engorroso de hacer, no hay sitio y ensucia<br />

<strong>la</strong>s habitaciones. En muchos casos <strong>la</strong> casa antigua -que es es e sentido ya<br />

no es vieja- se aprovecha como cocina y sequero, dur<strong>ante</strong> todo el año, ya<br />

que <strong>la</strong> comida de los cochinos, aunque se encierren en <strong>la</strong> casa nueva, no<br />

puede hacerse sino allí. Se dan casos que en lugar de aprovechar <strong>la</strong> cocina<br />

antigua se edifica una nueva, de «bloques» y con tejado, pero con <strong>la</strong>s<br />

características antiguas. Muchas familias, al fin y al cabo, utilizan <strong>la</strong> casa<br />

nueva solo para ver <strong>la</strong> televisión y para dormir, <strong>la</strong> vida económica se<br />

realiza en <strong>la</strong> antigua 22 .<br />

Cuando este sistema de valores chocó, <strong>por</strong> razones que han sido<br />

expuestas en otra trabajo 23 ; con los represent<strong>ante</strong>s autorizados de <strong>la</strong><br />

modernidad higienista y los defensores ilustrados de <strong>la</strong>s carretera<br />

regionales -identificadas con <strong>la</strong>s comunicaciones sociales tout court, - los<br />

hurdanos hubieron de oir juicios negativos sobre sus <strong>vivienda</strong>s,<br />

interiorizándolos con el tiempo. Ya no era ideologicarnente posible<br />

permanecer simple agricultor y pastor mientras todo funcionario,<br />

20 Nada de arquitectos, ni permisos, <strong>por</strong> supuesto.<br />

21 Muchas veces los cochinos se encierran allí.<br />

22 ¿Tejas o <strong>la</strong>nchas de pizarra? «Daquí a veinte años, todo con hierba», dicen en El<br />

Gasco. <strong>La</strong> pizarra protege mucho más.<br />

23 Fernández Gómez, L., Informe histórico.<br />

20


maestro, cura o viajero y el propio curso de <strong>la</strong> historia nacional<br />

testimoniaban que allí <strong>la</strong> gente vivía en casas de forrna distinta.<br />

«Queremos ser como los demás», dijeron y dicen los hurdanos que<br />

salieron y salen fuera de <strong>la</strong> comarca a <strong>la</strong> emigración, para ingresar en <strong>la</strong><br />

Guardia Civil, o <strong>por</strong>que «<strong>la</strong> Nación se ha levantado», prosperado.<br />

De lo precedente, y recordando lo ya dicho acerca de los servicios<br />

y cuartos de baño, se deduce una conclusión muy c<strong>la</strong>ra : existe una<br />

distribución tradicional <strong>del</strong> espacio y sus vari<strong>ante</strong>s actuales, pero no hay<br />

un mo<strong>del</strong>o valorizado de casa hurdana, Aunque <strong>la</strong> nueva casa resulta<br />

inadecuada, el hecho no es suficiente para que <strong>la</strong>s representaciones que<br />

presiden <strong>la</strong> edificación sean modificadas y se hagan reformas, de acuerdo<br />

con <strong>la</strong> utilización tradicional todavía parcialmente vigente. No hay<br />

ninguna consideración de funcionalidad en lo que concerne al pasado -<br />

que aún vive, caso de <strong>la</strong>s castañas- cuando haga falta, <strong>la</strong>s tareas se<br />

distribuyen en distintos espacios. Por tanto, no es posible que los<br />

pueblos hurdanos sean otra casa que <strong>la</strong> que son hoy. Una agrupación de<br />

casas nacidas de <strong>la</strong> experiencia de <strong>la</strong> emigración, poco adaptadas al clima<br />

y a los quehaceres, pero adaptadísimas a <strong>la</strong>s ilusiones de sus dueñosconstructores<br />

24 . Pueden existir casa sin sequero, pero no sin cochera,<br />

incluso si el propietario no tient carnet de conducir, coche o camión, <strong>la</strong><br />

cual demuestra que no se trata de pura ilusión, sino de cálculo a <strong>la</strong>rgo<br />

p<strong>la</strong>zo.<br />

Los hurdanos desean desembarazarse de <strong>la</strong> que consideran más<br />

que como un patrimonio cultural, un estigma : <strong>la</strong>s «chozas», <strong>la</strong>s<br />

«pocilgas» -como se <strong>la</strong>s ha calificado desde tiempo inmemorial <strong>por</strong> <strong>la</strong><br />

mayoría de los visit<strong>ante</strong>s. Y pueden hacerlo <strong>por</strong>que <strong>la</strong> casa para los<br />

hurdanos, no es <strong>la</strong> casa so<strong>la</strong>riega.<br />

Los materiales tradicionales (que ya no son tan baratos si se han de<br />

pagar jomales a los albañiles) sólo se utilizan en los paredones que<br />

sustentan <strong>la</strong> casa, <strong>por</strong>que no son modernes. Y aqui estamos en el p<strong>la</strong>n<br />

mismo de <strong>la</strong> ideologia : utilizar <strong>la</strong> pizarra -aunque sea con cemento y no<br />

con barro o argamasa-, ¡ni hab<strong>la</strong>r!. Eso significaría no ser igual a los<br />

demás. Y a pesar de que a los demás sólo se les ve <strong>por</strong> <strong>la</strong> televisión, se les<br />

ha conocido en <strong>la</strong> emigración.<br />

Los hurdanos afirman que con bloques, <strong>la</strong>drillos, vigas de cemento<br />

y bovedil<strong>la</strong>s se trabaja más deprisa y resulta más barato. Sin embargo, eso<br />

es una verdad a medías, ya que cuando se hace <strong>la</strong> exp<strong>la</strong>nación de una<br />

serie de huertos colind<strong>ante</strong>s -dos o tres paredones vendidos como terreno<br />

24 Los demás han aprendido el oficio. Además, <strong>la</strong>s casas se hacen, sobre todo, <strong>por</strong><br />

contrata. Pero, junto a los albañiles, trabaja también el propietario, sus hijos e hijas y <strong>la</strong> mujer :<br />

vigi<strong>la</strong> así el trabajo y él mismo es el peón <strong>del</strong> albañil, con lo que se ahorra dinero.<br />

21


para construir 25 - ha de utilizarse el escombro. Asímismo <strong>la</strong> construcción<br />

de <strong>la</strong>s carreteras pro<strong>por</strong>ciona igualmente piedras que no cuestan nada<br />

sino el trans<strong>por</strong>te. Pero el tema ideológico es otro : uno ha de deshacerse<br />

de <strong>la</strong> piedra (y lo hace de cualquier forma). Pero, si hay posibilidad, es el<br />

cemento lo que se aprecia. El cemento, que permite ser como los demás.<br />

El valor <strong>del</strong> dueño se afirma así de un modo no muy diferente al<br />

<strong>del</strong> pasado. Es verdad que <strong>la</strong> casa se convierte hipertróficamente en <strong>la</strong><br />

expresión <strong>del</strong> dueño que afirma su valor frente a los visit<strong>ante</strong>s. Pero si en<br />

re<strong>la</strong>ción al exterior el pueblo cambia de aspecto gracias a <strong>la</strong>s nuevas<br />

representaciones venidas de fuera y aceptadas, muy poco cambian <strong>la</strong>s<br />

ideas y los valores básicos.<br />

En todos los casas suele haber, destacando encima de <strong>la</strong> televisión<br />

en color o en un hueco <strong>del</strong> armario de formica, un garduño o una jineta<br />

disecados. Este pueblo de cazadores y de pescadores contemp<strong>la</strong> hoy el<br />

pasado estado salvaje de una naturaleza de <strong>la</strong> que participaba<br />

intensamente y, en sus <strong>vivienda</strong>s nuevas, <strong>la</strong> expone apartándose al<br />

mismo tiempo de el<strong>la</strong>. Si esto coincide con los rasgos de <strong>la</strong> modernidad<br />

hispana (es como si uno dijera : «yo también tengo ahora trofeos», como<br />

los ricos-ricos de antiguamente»), existen igualmente otros elementos que<br />

indican, bajo forma distinta, <strong>la</strong> misma valorización ideológica : los<br />

<strong>la</strong>drillos b<strong>la</strong>ncos o amarillos que contrastan con <strong>la</strong> antigua pizarra. Pero<br />

más allá de estas manifestaciones actuales, queda c<strong>la</strong>ro que en <strong>La</strong>s<br />

Hurdes <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> es sólo <strong>vivienda</strong> y no valor simbólico <strong>del</strong> linaje : ha<br />

de defenderse como siempre uno con su valor frente a los demás, hoy con<br />

<strong>la</strong> casa, ayer con <strong>la</strong>s cabras o los olivos.<br />

Aunque <strong>la</strong>s casas sean nuevas, otros aspectos <strong>del</strong> sistema de ideas,<br />

representaciones y valores no se han perdido : existe todavía <strong>la</strong> brujería.<br />

Han aparecido «formas» en los sótanos y p<strong>la</strong>ntas bajas donde se<br />

almacenan los jamones «chamuscados» que se venden muy bien. Hoy<br />

como ayer, brujas o «espíritus malos» aprovechan cualquier hueco no<br />

tanto para introducirse en <strong>la</strong> casa, lo que siempre lograron, sino, a <strong>la</strong> vez<br />

de modo más impreciso y más pertinente, concretando <strong>la</strong> envidia.<br />

<strong>La</strong> casa, o mejor dicho <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong>, al representar el valor de su<br />

dueño no es, en realidad, nada más que una de <strong>la</strong>s manifestaciones de<br />

este valor en el marco de <strong>la</strong> afirmación <strong>del</strong> ser frente a los demás. Los<br />

rasgos pueden tener combinaciones distintas en el tiempo como<br />

im<strong>por</strong>tancia variada, pero el tema central continua siendo, para cada<br />

25 Cada uno de los huertos suele valer 300.000 pesetas aproximadamente, y otro tanto<br />

im<strong>por</strong>tan los servicios de una máquina escavadora (1982). Hacer una casa viene a costar entre<br />

une y dos millones de pesetas, contando con que el propietario ha de participar activamente en<br />

<strong>la</strong> obra.<br />

22


vecino y más para cada familia, <strong>la</strong> honra enfrentada a <strong>la</strong> envidia. El tema<br />

de <strong>la</strong> <strong>vivienda</strong> desemboca ahí.<br />

Maurizio Catani<br />

Centre National de <strong>la</strong> Recherche Scientifique (Paris)<br />

becario <strong>del</strong> Consejo Superior de Investigaciones Científicas.<br />

23

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