Corcho Loco y Otros Relatos - GuajaRs
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—Lo que van a hacer es un error —gruñe la Guardián—. Pero es vuestra<br />
decisión. Y es una lástima que no me pueda quedar, pero la sangre contaminada de tu<br />
hermano no es buena para la digestión.<br />
Dicho esto la encapuchada les deja solos. La oscuridad es casi absoluta salvo<br />
por una lámpara encendida junto a la puerta. Luz se aleja con Flor hacia un rincón de<br />
la choza y dan la espalda a los hombres en el centro de la habitación.<br />
Raúl eleva su daga y ve que su hermano sonríe al fin.<br />
∞<br />
El matuasto ataca desde el sur embistiendo los gruesos muros de madera<br />
repletos de estacas que apuntan hacia afuera. Su apestoso cuerpo herido sangra, pero<br />
eso parece no afectarle.<br />
Intenta escalar aferrándose a las estacas, pero éstas se desprenden fácilmente<br />
con su peso incomparable. Su rostro de reptil cambia del verde al rojo y regresa al<br />
verde. Está furioso, más furioso que nunca.<br />
Vuelve a atacar siempre en el mismo punto, una y otra vez durante muchas<br />
horas. Logra astillar y demoler el primer tronco, encontrando detrás de él otro tronco<br />
igual de robusto.<br />
Intenta subir aprovechando el escalón que provee el tronco destrozado y cae<br />
de espaldas con el pie derecho mutilado. Un artefacto metálico automático se escondía<br />
entre los troncos.<br />
—Está enojado y no volverá a caer en la misma trampa otra vez —dice el<br />
Guardián apostado en la cornisa del muro. Su voz es transportada a través de un<br />
bambú hueco hacia los Guardianes que aguardan abajo, que esperan impacientes con<br />
su carga de frascos llenos de sangre—. Por la expresión en sus ojos... está<br />
desconcertado. Se quita la trampa del pie. Deja algunos dedos en ella. Se marcha sin<br />
cojear hacia el bosque...<br />
Pedro del Páramo asiente orgulloso, manteniéndose a una distancia prudente<br />
de los encapuchados. Lo de las trampas ocultas fue idea suya.<br />
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