13.05.2013 Views

Corcho Loco y Otros Relatos - GuajaRs

Corcho Loco y Otros Relatos - GuajaRs

Corcho Loco y Otros Relatos - GuajaRs

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pero no. Sube a un bus y paga un pasaje de ida a Cartagena. Le gusta esa playa.<br />

Una vez allá viajaría a San Antonio y comería un pescado frito con puré picante...<br />

Cobarde, arrogante cobarde, indecente, ocioso, mojón cobarde. El bus sale de la<br />

estación, él sentado sin acompañante, con el rostro pegado al vidrio y deseos de llorar.<br />

Intenta dormir en el camino, pero ella se sienta sobre él con las piernas<br />

abiertas y frota la pelvis apenas cubierta con un pequeño bikini contra la erección que<br />

se niega a descender. Néstor solloza que le deje en paz, alguien entre los pasajeros se<br />

acerca para preguntar si necesita algo, un hombre canoso de buenas intenciones, pero<br />

se marcha rápido al recibir una mirada de furia contenida.<br />

Cuando el bus llega a la estación terminal ya es medio día. Néstor baja<br />

caminando por la pendiente constante de Cartagena y pasa junto a la plaza donde le<br />

inunda el sabroso aroma de las papas fritas. Sigue descendiendo por pasajes y<br />

escaleras en callejones fétidos de orina y excrementos, tal como los recuerda de sus<br />

vacaciones cuando niño. Llega a la playa y la ve tendida, ella, su vulva mirando al sol,<br />

tan real que al momento de desvanecerse se siente agredido, estafado por su propia<br />

imaginación psicótica.<br />

Ooooohhh... Néstor patea la arena para exorcizar la visión y camina lentamente,<br />

deteniéndose a investigar alguna concha marina, pateando más arena cuando la ve<br />

acercándose a pleno trote, los pechos delicados moviéndose al ritmo de sus zancadas<br />

bajo un bikini ridículamente traslúcido.<br />

Así llega a ninguna parte entre Cartagena y Las Cruces. No le importa el<br />

hambre. No siente la sed. El sol incendia su rostro y ya puede ver que sus brazos<br />

descubiertos están rojos, casi morados de tan quemados por los rayos ultravioleta. No<br />

le importa morir frito, ya nada le importa.<br />

Se sienta en una duna a escuchar las olas en esa zona que no es apta para el<br />

baño. Está solo, nadie se acerca por ningún flanco, como si nadie apreciara el premio<br />

que significa vivir frente al mar. Enciende un cigarrillo y llora. Huevón, pendejo,<br />

maricón. No sabes su nombre, no sabes su edad ni qué día es su cumpleaños. No puedes<br />

leer su horóscopo. No pudiste decirle la hora porque no tenías reloj. Sabes que tiene un<br />

93

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!