11 - Ateneo de Madrid

t
LA VIDA
CÁTEDRA DE CIRCO
El "doctor" Alfredo Marquené
explico uno admirable Sección
lñ PISTA TIENE EN SI T POR SIr ENCANTOS
SUFICIENTES, DE LA MÁXIMA ATRACCIÓN
AliFREDO Mafqueríe habla co-
'mo escribe.' Y escobé muy
bien, charlar con él equivale
a la lectura de un artículo cargado
de sal periodística. Y es que
Marquede es ¡periodista "a planta
pedís úsque ad summum. ca.pitis-3.
•Especialmente, en circo, Marquerís
es el maestro. Y como tai; hemos
recibido una admirable lección
de él en. una madirugads circense.
—¿Se puede (hablar, querido MarquerJe,
de un. grupo especial de periodistas
consagrados a La emoción
del circo?
—Siempre Ib hubo. Y en todos les
paí.es. Hay aína ¡tendencia al escape
ái la simple gacetilla sin calor
y sin color, de la pura, reseña intranscendente.
En España hemos
tenido a Ramón, que supo exprimir
e}: limón delicioso del circo en
las gotas de sus greguerías. En
Francia hay un gusto y regusto circense
entre los periodistas. En la
mayería d© los países hay ama gran
vocación circense. En especial, en
Argera. la rtradición del circo w
muy honda y arraigada. Y es que
los mejores saltadores siempre fue-
ren árabes, ¡uno dé los ¡más delicio-
ÍÍCS cronistas d© Francia es en la
ctualidad ÉSerge, redactor del periódico
"Comedia". Indudablemente,
el cinco tiene en sí y por sí encantos
suficientes para ser objeto
de múltiples reportajes
—¿Es precisa al periodista una
preparación previa para tratar estofe
motivos?
—•No sa necesita gran preparación.
Salvo el conocimiento de una
rssrié de vocablos, de términos emoleados
en la jerga circense y-saíoer
distinguir lo que de aparatoso
tiene un número frente a la. difícil
sencillez de otro. Y sensibilidad.
Sensibilidad poética. Y, sobre todo,
ánimo infantil:, may qu6 quitarse
ía-s gafas doctorales y ver las cosas
del circo con el espíritu limpio
de prejuicios.
—>¿Se puede y s© debe hacer una
distinción entre el reportaje y la
©roñica circenses?
—Desde Juego. Ambas inclinaciones
giran en torno a lia sugestión,
al encanto que desprende la
pista.; pero el repo¡rtíe¡ro debe vivir
y el cronista sentir esta sugestión
y este encanto.
—.¿(Desde cuándo data tu afición
por el circo como motivo periodístico?
—Yo en el fondo, y lo he dicho
muchas veces, soy un artista de
circo frustrado. Desdé chico he éentido
una vocación circense. En lugar
de jugar a los toros, mis inclinaciones
fueron los, juegos de circo.
Después, cuando m© dediqué al
periodismo, siempre he escrito de
estas cosas. t£íe «viudo la obsesión
de liberar y resaltar la noticia éeeueta
que nos íhaipla. de la muerta
de alguno de estos seres. Bajo esta
c¡b£«sión, dediqué muchos de mis
artículos >a eacar a flote, del mar
del olvido, a muchos de estos nombres
y consagrarle la crónica evocativa.
Me he preocupado de repasar
los viejos archivos, donde se
encuentran verdaderas sorpresas.
En ellos he visto ©1 prestigio de esta
eircp madrileño. (Las mejores
figuras han desfilado por esta pista.
Y es qué este circo tiene tanto prest'gió
como un Medirano o un Sarrasani.
Hace un momento, un poco antes
de abordar a. Marqueríe, había hablado
con (Ramper. El magnífico
caricato me dijo confidencialmente
qua hace tiempo qu© touile entre
todos los artistas del. circo el deseo
de rendir un homenaje ai: indiecutido
e indiscutible cronista de circo,
Alfredo (Marqueríe. Cuando Alfredo
se dirigió ai: sitio donde conversábamos
con Ramper, con una
pirueta ingeniosa, don ¡Ramón buscó
otro tema. Quería conservar el
encanto de la. sorpresa. Que su bondad
perdone mi indiscreción y mi
oficiosidad. Pero más que otra cosa,
yo no quiero ai: revelar este íntimo
secreto, sino poner aquí, en
letras de molde, el desprendido y
generoso espíritu de esta gente de
circo, a quien hay que amar de todo
corazón y al mismo tiempo, rendir
yo también un poco de admiración
al joven y ya viejo cronista
de circo.
Alfredo recibe muchas cantas deliciosas
d© artistas que mn día paliaron
por esta pista de Price y hasta
nunca le falta la felicitación de
un ¡faquir por el tiempo de Pascua,
poco a poco, el circo se ha quedado
rilencioso en la madrugada. Ya en
la plaea del Bey, (Manquea-fe m« hace
un elogio de lia juventud que se
lanza a descubrir nuevos perfiles al
inmutable encanto de la pista y a
la gran familia dancense.
ANTE EL JUEZ
KRONE Y SARRASANI EN
UN CURIOSO PLEITO
AL COPO DE ELEFANTES
AY un pleito curiosísimo registrado
en los anales circenses.
El choque entre dos de
los más poderosos empresarios de
Alemania, que ya en la. cima de la
nombradla, cuando eran conocidos
en el mundo 1 entero, rompen las
hostilidades que hasta este momento
habían 'sido silenciosas, y ge lanzan
a una larga y ruidosa, batalla.
El combate comienza con tiroteo
literario. Múltiples artículos y anuncios
con doble filo, son lo's primeros
síntomas de pelea entre los dos rivales.
iLos campos están ¡bien definidos,
y en torno de cada uno de
los icontendfcintes se ciñen sus partidarios.
Cada uno- de ellois representa
una concepción diferente del
eqoectácul© circense. Krone, el ya
viejo. Cari Krone, ¡
intenta ¡revolucionar
la tradición
circense en Alemania,
en tanto
que su rival Sarrasasni
encarna
lite viejos' -modos.
Ea la (primave-
Ta >fe 1925, Krctoe
construye en Alemania
«na ciiudad-tíirco
a. láma-J
ñera americana.
Una enorme itien-|
da dé noventa y,
dos metros de largo
y sesenta, y
dos de ancho se
eleva ante la- mirada
atónita del
¡público alemán^
Este primer intento
de Krone
habla fracasado.
en Suiza, donde
el triple circo, tan
gustado eni América,
no tuvo ningtsiásnanifestación
ÚB simpatía.
E5u Alemania, Cari
obtiene un éxito
¡ruidoso, y una serie de imitadores
¡rompe las normas .tradicionales
y los- circos gigantes se repiten en
todas las -ciudades alemanas. >
Sarrasani acaba de regresar de
Sudamórica y se encueníhra cómo
su viejo rival le gana terreno en
la pugna silenciosa entablada entre
ellos. Sarrasani presiente que
esto, victoria será pasajera, y que
cuando el público se serene del deslumbramientó
momentáneo, volverán
las antiguas formas, las .tradiciones,
circenses dle Alemania. Y
vú es sólo él el que se da cuenta
de 3a poca seguridad de estos primeros
éxitos. lia aguda mirada de
Krone ha captado lo falso y ifcransiícrio
que será, a lo largo 1 , su espectáculo
de triple cinco. Como Sarraeani,
Cari icanoce perfectamente la
psicología del público alemán y sabe
bien que la (representación en
tres actos es de gusto americano,
oero no es de.agrado del alemán.
De miolmento, el deslumbramiento
no había permitido reaccionar al
público, y al encontrarse bajo el
•encanto de lo nuevo, había perdido
ía. .manera habitual de sentir el espectáculo
de la pista. Mas. no tardaría
en damse cuenta que, pese a
lo gigantesco de la representación,
en el fondo, todas 'eran iguales, y
la única novedad' estaba en 1 el ¡tamaño'.
El e^Tectador alemán sentiría
la moftal^ia de sus pequeños circo?,
llenes de encanto en su diminuta
pista, y en donde apreciaba
con más viveza los detalles y triquiñuelas
de los antistas.
No obstante, con' Ios millones ganados,
Krone, hombre de grandes
iniciativas y poed amigo de que sesteara
el dinero, monta un espectáculo
colosal. El terreno que abarca
el nuevo circo, permite mostrar
cuadros y escenas nunca vistas hasfca
entonces en' la pista: carreras dé
coches romanos, procesiones de indios
de f&buüolsa presencial... y sobre
todo, sus elefantes: el gmipo de
veintisiete elefantes indios. Al fi-
nal, acabada la función, el mismo
Krone se exhibía sobre uno de sus
colosos, precedido 1 en su entrada por
el.resto 'de ellos y a los sones de
la marcha de "Aída".
En tanto, su rival, habiendo roto
ya el fuego contra, él, no se duerme
en- sus maniobras y prepara un
go?ipe al enemigo. Sarrasani se dirige
con su Estado! Mayor a Munich.
Lleva consigo un grueso paquete de
actas y algo esencialísimo: su célebre
pistola. Esta pistola jugará un
papel muy importante ante los tribunales
del célebre proceso. Los
partidarios de Krone habían herido
el orgullo de Sarrásand, afirmando"
que aquella, su maniera de disparar
artísticamente, estaba hecha a base
de trucos y no respondía a los cánones
de este arte
en la pista. El
quería demostrar
la falsedad de tal
prejuicio.
El asunto empezó
mal para
Sarrasani. Supersticioso
como
un gitano) Sanrasani,
apenas entró
en el cuarto
que en el hotel le
habían destinado
y vio el cristal de
la luna roto, 'tornó
a salir despatvoirido.
Hubo que
buscar un nuevo
cuarto.
Una pequeña
(polémica con el
abogado, ante el
temor de que se
duerma el proce-
. so, y el más extraño
juicio que
se puede imaginar
sigue adelante.
Érente al impulsivo,
y nervio-,
so Safrasani, Ktone
es todo 'tranquilidad
y despreocupación. Mientras
Sarrasani se pasaba el día de
abogado en abogado y de sala en
sala, BU rival no apareció ni una
sola vez, en el tiempo qué duró el
juicio, en la sala donde se ventilaba
el pleito.
TJn punto disoutidístaio, a lo larto
del proceso, f,ué el número de
loe elefantes, Cada und aseguraba
'Poseer el mayor rebaño. Y sucedió
una ©osa graciosa y trágica al ¡mismo
tiempo. Cuando Krone, por
ejemplo, daba un número, Sarrasani,
inmediatamenite, compraba más
elefantes para rebasarlo. Pero en la
siguiente sesión se descubría que
Kinone, avisado' previamente por su
servicio de espionaje, había a su
vez adquirido nuevos elefantes en
el mercado. El fin de aquello era
terrible y equivalía, a la ruina de
los dos. Cada elefante costaba diez
mil marcos.
¡Los partidarios de ama y otra paraje
llegaran a un acuerdo antes que
los dos empresarios. Y decidieron
poner fin> a la- lucha mediante un
acuerdo. Después de no pocas discusiones
y tonteas, • consiguieron
convencerlos. En especial, Sairasa-
A, presentó una seria resistencia a
?a ©csnciliaición. El acto debía de celetanamse
en Hambuirgo en una fecha
deteinmiiniaidia. Ambos rivales
•^cudiarioln ©coi ma¡tem(áitica puiitua-
I dad. Krcne y sarrasani fueron encerrados
en una habitación de un
hotel de la ciudad: y sus partidarios
imonibairon iguardia a la puerta
dispuestos a sacar de allí a dos hombres
reconciliados o a dos heridos
graves. Al cabo de media hora,
Sainraisani y Knoñe saliercta: del
'brazo y con un gesto amistoso en
la faz. 1.a lucha había terminado.
Se saco luna fotoigrafia del momens,
to histórico de la reiconciliación. ,I3OS
dos grandes empresarios se Bpí
•ouesto de acuende. Cada uno 1 ¡
hacer la propaganda como qí|P e -
ra. Esto amistad no fue torunf¡Miaf
,ninguno de los dos.
LA FILOSOFÍA DE «TOTOLIN»
EL TRABAJO, EN U PARODIA
DE LOS QUE NO TRABAJAN
51 algún día "Totolin" $s~ Cómo recuerda "Totolin" esta
cribiera un libro, que muy parodia de algo tan frecuente
bien pudiera ser el úe sus en la vida, de algo tan inmuta-
memorias circenses, sería un lible en el correr del tiempo. Con
bro de apretado 'humor melan- este mismo traje -r"Totolin no
cólico. Y es que. en el fondo, es- se quita nunca su traje verde de
te augusto de soirée es un poe- augusto—, "Totolin" realiza o
ta frustrado. Y
realizaba la pa-
el humor es
rodia, él tra-
eso, una inbajo,
o mequietudpoétijar
dicho el
ca truncada,
quid de este
sobre la que se
trabajo, es bien,
vierte unas go-
sencillo. Se
tas de filoso-
trata de estorfía.
Lo que
bar en la pis-
nunca escribita,
de no dería
"Totolin"
• jar que traba-
es un libro sajen
los mozos
tírico. Un libro
que montan
cemo los Via-
entre número
jes de GuilJ,i-
y número Jos
ver, de Swift,
artilugibs de
un hombre del
que se valen
que decía Ga-
los artistas. Se
nivetenloque- trata de crució
de odio a
zar la pista en
la Humanidad.
todas las di-
"Totolin" es
reccionesposi- demasiado hubles
e imposimano,
si de
bles, deshacer
humano se
lo ya_ hecho,
puede ser de-
gesticular vimasiado
y muvamente,
dar
chosentimen- órden'es a grital.
Tiene su
tos, y una ves
filosofía, una
que se ha con-
pc-queña filososeguido
qué el
fía empapada
público no se
de sablduría
fije nada más
popular.
que en él, en
ese momento,
Un poco pe- _
surge la paro-
rezoso, " Toto~
dia con toda su fuerza. El
lín" se pasa el día dentado en augusto se detiene un -momen-
su sillita. De esa sillita se levanto; en su ptntorrejeado rostro
tó para que le hiciera- un retra- se marca un gesto de agotamiento
don Hermenegildo. No se crea, to físico y moral, y rebuscando
per esta quietud suya, que "To- en su enorme bolsillo, despliega
tolin" es una especie de Buda un llamativo pañuelo con el que
o algún miembro de la Cofra- se limpia el fingido sudor.
día de los Vagos. Sobre la agitación
continua, sobre el loco ir y El firi de la parodia está cum-
venir de la gente, tiene su teoplido. Siempre -es igual y siemría.
Es una teoría de augusto de pre es eterno.
iigirée. A él no se l¿. puede engaña?
en ene '• inútil movimiento "Totolin" hace una ligera es-
continuo. "Totolin" piensa que capadaj una pequeña ausencia
las mejores obras humanas na- dt>, nuestra charla en aquella tarcieron
de la quietud meditativa. de melancólicamente granadina,
Cuando el augusto de soirée se en tanto yo, lo recuerdo perfec-
encuentra con esos seres que se tamente; apostillé sus palabras.
afanan v se agitan sudorosos^ Parodiando a los fiue nunca
envueltos en la aparatosa tri- trabajan y lo quieren aparentar,
quiñuela de sus gestos y verbo- los augustos trabajan de verdad.
rrea., se acuerda del circo. De
uno de los números del circo
más humano: el de los tontos.
COVALEDA