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Critica 145 - Revista Crítica

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Renato Leduc y la huella<br />

de López Velarde<br />

JUAN LEYVA<br />

Mito y verdad, vida y obra convirtie -<br />

ron a Leduc en un icono de humor, le -<br />

yenda, transgresión y desfachatez que<br />

asustaba a incautos y pudibundos, y<br />

complacía a aquellos que sabían apre -<br />

ciar la ruptura de límites gastada por<br />

un hombre longilíneo, desfajado y rejo -<br />

neador impermeable al patetismo. Des -<br />

de sus recorridos con las tropas de la<br />

Revolución hasta su itinerario como<br />

miembro de una asociación mundial de<br />

periodistas; desde su experiencia del<br />

arrabal hasta la del palacio; desde sus<br />

vínculos con obreros y campesinos has -<br />

ta su amistad con Lara, Frida Kahlo o<br />

el torero “Dominguín”, no dejaba de<br />

sorprenderle la admiración de la multitud<br />

por su obra ni de entusiasmarle<br />

el ejercicio de la provocación (incluso<br />

a costa de la poesía), ya fuera por me -<br />

dio de la risa, la altisonancia o la crítica<br />

al poder instituido. Por eso, un poco an -<br />

tes de morir se sorprendía ante Monsi -<br />

váis: “no sé qué carajos hago en el<br />

Olimpo”.<br />

Era de tal índole que, por ejemplo,<br />

en un solemne foro de poetas —ya se<br />

sabe que abundan— hubiera sido ca -<br />

RENATO LEDUC (ARCHIVO PATRICIA LEDUC)<br />

EL SUEÑO DE LA ALDEA<br />

paz de abrir su charla más o menos<br />

así (invento sobre sus huellas): “A to -<br />

do mundo le entusiasma que Octavio<br />

Paz haya escrito un sabio, si algo cho -<br />

cante, tratadito sobre la chingada, cuan -<br />

do es mucho más importante, y está por<br />

hacerse, un ensayo sobre, por ejemplo,<br />

las nalgas, harto más divertidas que la<br />

chingada, creo yo; y en lo que se re -<br />

fie re a usos, tanto o más flexibles que<br />

aquélla. Y si no que lo digan estas fra -<br />

ses: lo trae de nalgas; escribe con las<br />

nalgas; estoy hasta las nalgas; ¡qué ri -<br />

cas nalgas!; está en un lío de nalgas;<br />

ya dio las nalgas; no es más que un<br />

ofre ce-las-nalgas; es nada menos que<br />

la otra nalga del licenciado; se siente<br />

muy nal ga; me daba hasta las nalgas,<br />

pero aho ra me ha de llegar como al<br />

hombro; o, finalmente, en este mun -<br />

do, amigo, sólo hay dos cosas: las nalgas,<br />

y lo demás…”<br />

Claro que la filosofía de las nalgas<br />

nunca ha sido bien vista; por eso, un<br />

día Leduc le dijo a un censor, diccio -<br />

nario en mano, “mire usted, nalga es<br />

cada una de las dos porciones carnosas<br />

situadas donde termina la espalda…”,<br />

en un intento por documentar el linaje<br />

del vocablo.<br />

En Leduc el chiste opaca los procedi -<br />

mientos: fusión de géneros cultos y<br />

populares; rima obscena y bilingüe;<br />

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