CUENTO: El guatón Abdala (historia de un represor) - ENcontrARTE
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<strong>CUENTO</strong>: <strong>El</strong> <strong>guatón</strong> <strong>Abdala</strong> (<strong>historia</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>represor</strong>)<br />
Augusto Alvarado*<br />
A la memoria <strong>de</strong> César Oyarzo Vivar<br />
Qué bueno que viniste, cabrito. ¿Cuánto tiempo pasó? ¿31? ¿32? Una p<strong>un</strong>ta <strong>de</strong> años,<br />
laputamadre. ¿Qué quien carajos soy? ¿No te acordai? Cuando nos conocimos, hace como<br />
cincuenta años, me <strong>de</strong>cían el amor<strong>de</strong>todas. Alg<strong>un</strong>os, <strong>un</strong> poco más jóvenes, me conocen como<br />
el <strong>guatón</strong> abdala y los más pen<strong>de</strong>jos me conocen, simplemente, como el huevón <strong>de</strong> la silla <strong>de</strong><br />
ruedas. Soy el tom cruise <strong>de</strong> este pueblo <strong>de</strong> mierda. ¿Qué? ¿No te acordai <strong>de</strong> nacido el cuatro<br />
<strong>de</strong> julio? Un pen<strong>de</strong>jo, tom cruise, va a pelear a vietnam como vol<strong>un</strong>tario...<br />
Está convencido que va a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a su país, <strong>un</strong> estilo <strong>de</strong> vida, la <strong>de</strong>mocracia y la libertad. No<br />
le va bien, le meten <strong>un</strong> par <strong>de</strong> balazos y vuelve a estados <strong>un</strong>idos hecho <strong>un</strong>a piltrafa, paralizado<br />
<strong>de</strong> la cintura para abajo. Lo tratan como el culo en <strong>un</strong> hospital <strong>de</strong> veteranos y el gil poco a poco<br />
va entendiendo que la guerra no es lo que creyó que era. Encima tiene <strong>un</strong>a minita que le<br />
comienza a llenar la cabeza <strong>de</strong> <strong>historia</strong>s contra la guerra. Le empieza a dar al trago y a la<br />
droga, va a méxico don<strong>de</strong> conoce a otros veteranos <strong>de</strong> guerra hechos mierda. Bueno, tú sabes<br />
cabrito, seguramente viste la película, el tom cruise termina siendo <strong>un</strong> luchador contra la<br />
guerra, <strong>un</strong> <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> las minorías y ahí termina la <strong>historia</strong>. Por eso digo que<br />
soy el tom cruise <strong>de</strong> este pueblo <strong>de</strong> mierda porque como ves, cabrito, yo también estoy en <strong>un</strong>a<br />
silla <strong>de</strong> ruedas, no me hirieron en vietnam a<strong>un</strong>que también tuve mi guerra y quiero contártela<br />
capaz que tú cabrito pue<strong>de</strong>s escribir mi <strong>historia</strong>, o hacer <strong>un</strong>a película, queseyo, tal vez te<br />
interesa... Total, no se pier<strong>de</strong> nada.<br />
(Cuando te ví el otro día caminando por las calles <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantos años me puse<br />
contento cabrito, pensé que mi vida otra vez tenía sentido, no me vas a creer, creo que he<br />
vivido estos últimos años en esta puta silla <strong>de</strong> ruedas para esperarte, para contarte, para que<br />
sepas, cabrito, que n<strong>un</strong>ca te fallé, para que todos en este pueblo <strong>de</strong> mierda conozcan la<br />
verda<strong>de</strong>ra <strong>historia</strong> <strong>de</strong>l <strong>guatón</strong> abdala).<br />
Bueno, como te <strong>de</strong>cía, en algún momento <strong>de</strong> mi vida me <strong>de</strong>cían el amor <strong>de</strong> todas. Y a mí me<br />
gustaba el apodo porque yo era pintón, ganador, me peinaba con gomina y brillantina, buen<br />
bailarín y sobre todas las cosas, <strong>un</strong> buen <strong>de</strong>portista. En invierno, que en este pueblo va <strong>de</strong> abril<br />
a septiembre, jugaba al basquet. Cómo hacíamos, no sé. Jugábamos con <strong>un</strong>as pelotas <strong>de</strong><br />
cuero enormes, <strong>de</strong>cían que eran número seis, parecían sandías y para picarlas era necesario<br />
hacer malabarismos.<br />
No había tele, ni cable, ni radios había, ni enebea, ni ligas europeas, nada. Cómo<br />
aprendíamos, ya te dije, no sé. Yo tenía mis ventajas, <strong>un</strong> buen estado físico (en ese tiempo no<br />
fumaba ni tomaba), era rápido para las ban<strong>de</strong>jas y tenía buena p<strong>un</strong>tería en lo que ahora llaman<br />
tiros <strong>de</strong> dos p<strong>un</strong>tos. También era bueno para los tiros libres. Con eso bastaba para estar entre<br />
los mejores. Y fue más o menos en esa época que te conocí. Porque entrenábamos en el único<br />
gimnasio <strong>de</strong>l pueblo y siempre costaba <strong>un</strong> tri<strong>un</strong>fo j<strong>un</strong>tar diez para hacer por lo menos dos<br />
equipos <strong>de</strong> cinco y practicar como la gente. Y ahí estabas tú, cabrito, con tus amigos, al<br />
costado <strong>de</strong> la cancha esperando que los inviten a jugar. Eran más chicos, diez o doce años<br />
menos que nosotros, pero eran empeñosos, no tenían miedo y jugaban bien, por algo se lo<br />
pasaban todo el día en el gimnasio. Tenías <strong>un</strong> lindo lanzamiento, en suspensión le llamaban<br />
entonces, tirar al aro con la pelota bien arriba <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tomar impulso y saltar<br />
como los dioses. Y la metías seguido, la metías. Fue entonces cuando me encariñé contigo,<br />
cabrito, no sé por qué, sería porque no tenía hermanos, ni más chicos ni más gran<strong>de</strong>s, era <strong>un</strong><br />
amor<strong>de</strong>todas que estaba muy solo en este m<strong>un</strong>do. Yo siempre <strong>de</strong>cía, y te juro que no sé por<br />
qué, a este campeón lo voy a cuidar, le voy a enseñar los secretos <strong>de</strong>l basquet y los secretos<br />
<strong>de</strong> la vida a este cabrito <strong>de</strong>cía yo.<br />
Después venía la temporada <strong>de</strong> fútbol y yo también jugaba, cómo no iba a jugar si era todo <strong>un</strong><br />
atleta, y por supuesto jugaba <strong>de</strong> arquero, el puesto más difícil, el más arriesgado, solo para<br />
valientes. Era bueno y tenía mucha suerte, <strong>un</strong> culo más gran<strong>de</strong> que <strong>un</strong>a casa <strong>de</strong>cían los<br />
muchachos, si yo no la atajaba estaban los postes, el travesaño, alg<strong>un</strong>a pata salvadora <strong>de</strong> <strong>un</strong>
<strong>de</strong>fensor... Con <strong>de</strong>cirte que <strong>un</strong> par <strong>de</strong> temporadas entregué el arco invicto... Pero todas las<br />
bellas <strong>historia</strong>s terminan algún día, cabrito, y <strong>un</strong>a vez a los dirigentes <strong>de</strong>l fútbol se les ocurrió<br />
traer al colo-colo, el primer equipo profesional que pisaba los potreros <strong>de</strong>l pueblo. Nueve goles<br />
me comí cabrito, sin saque, y eso que no vino el chamaco valdés ni el cua-cua hormazábal.<br />
Entonces yo dije que a esta huevá no juego más, ningún arquero, ni siquiera el amor<strong>de</strong>todas,<br />
pue<strong>de</strong> llevar nueve goles sobre sus espaldas, en <strong>un</strong> solo partido, imp<strong>un</strong>emente. Y colgué los<br />
chuteadores, cabrito. Así nomás, <strong>de</strong> <strong>un</strong> día para otro y para siempre.<br />
Pero sabes don<strong>de</strong> me hice famoso, y don<strong>de</strong> llegué a ganar <strong>un</strong>os pesos, fue en las peleas, en el<br />
box, porque no le tenía miedo a nada y ya te dije, era <strong>un</strong> atleta <strong>de</strong> tiempo completo, nada <strong>de</strong><br />
trago ni cigarrillos. Claro que no me gustaba pelear con los gallos <strong>de</strong>l pueblo, eran todos<br />
conocidos, así que siempre les gané por p<strong>un</strong>tos, n<strong>un</strong>ca noquié a nadie. Pero que no me<br />
trajeran a alg<strong>un</strong>o <strong>de</strong> otro lado, a<strong>un</strong>que fuera <strong>de</strong>l pueblo más cercano, los cagaba a tortazos,<br />
siempre gané por nocaut y si era argentino, mejor que mejor, porque ahí sí que me salía el<br />
indio. Se me inyectaban los ojos <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong>cía <strong>un</strong> viejo borrachín que escribía en el diario<br />
<strong>de</strong>l pueblo. Y fué con <strong>un</strong> argentino que terminó mi carrera <strong>de</strong> boxeador, cabrito.<br />
Era <strong>un</strong> mendocino que trabajaba en la mina <strong>de</strong> carbón, puro músculo el <strong>de</strong>sgraciado, ligero <strong>de</strong><br />
piernas, rápido con las manos a<strong>un</strong>que no pegaba fuerte.Tenía <strong>un</strong>a vista <strong>de</strong> lince el cuyano.<br />
Pactaron <strong>un</strong>a pelea a ocho ro<strong>un</strong>ds, no sé por qué, siempre eran a cinco o diez vueltas. Ocho<br />
ro<strong>un</strong>ds y no pu<strong>de</strong> ponerle ni <strong>un</strong>a sola mano al maricón ése, esquivaba todo cabrito, y cada vez<br />
que yo pasaba <strong>de</strong> largo con mis golpes me mostraba la cara y se reía el muy hijo <strong>de</strong> puta. Se<br />
burlaba <strong>de</strong>l amor<strong>de</strong>todas en su propia casa, en su propio cuadrilátero. La gente me apoyó más<br />
o menos hasta el cuarto o quinto ro<strong>un</strong>d, dale <strong>guatón</strong> me <strong>de</strong>cían los más viejos, pégale en la<br />
bo<strong>de</strong>ga amor<strong>de</strong>todas, gritaban los más jóvenes. Hasta la canción nacional tocaba la banda <strong>de</strong><br />
música <strong>de</strong>l regimiento, que siempre acompañaba las veladas boxísticas como acostumbraba a<br />
<strong>de</strong>cir la gente. Y empezó a ocurrir algo extraordinario, creo que a partir <strong>de</strong>l sexto ro<strong>un</strong>d. Cada<br />
vez que yo pasaba <strong>de</strong> largo con mis gualetazos la gente gritaba ole, ole y aplaudía al<br />
mendocino, laputamadre, n<strong>un</strong>ca pensé que podría pasarme algo semejante, fueron los tres<br />
últimos ro<strong>un</strong>ds que pelié en mi vida cabrito, todavía tengo el ole en mi cabeza y el puto<br />
mendocino que se burlaba y la banda que tocaba adiós al séptimo <strong>de</strong> línea, la cucaracha y los<br />
viejos estandartes. Y el cuyano me p<strong>un</strong>teaba y me p<strong>un</strong>teaba, no pegaba fuerte pero me <strong>de</strong>jo el<br />
hocico como <strong>un</strong>a albóndiga y los ojos chiquititos y cuando escuchaba los ole, ole, por primera<br />
vez en mi vida <strong>de</strong> boxeador quise levantar el brazo y abandonar pero el chileno no se rin<strong>de</strong><br />
mierda y la banda <strong>de</strong>l regimiento tocaba sin muchas ganas la canción <strong>de</strong> y<strong>un</strong>gay cuando<br />
terminó la pelea y yo dije hasta acá llegó tu carrera pugilística amor<strong>de</strong>todas me dicen al pasar.<br />
Habrá sido porque no me rendí, porque no levanté la mano, porque no aflojé, que <strong>un</strong> par <strong>de</strong><br />
días <strong>de</strong>spués vino a verme el jefe <strong>de</strong>l regimiento en persona, <strong>un</strong> coronel, usted es <strong>un</strong> buen<br />
chileno abdala, me dijo, <strong>un</strong> patriota, y yo vengo a ofrecerle <strong>un</strong> lugar en el glorioso ejército <strong>de</strong><br />
o'higgins. Hombres como usted necesita la patria, me dijo, y yo me puse a lagrimear y a hacer<br />
pucheros y en ese momento comprendí que la carrera artística <strong>de</strong>l amor<strong>de</strong>todas se terminaba y<br />
que empezaba la verda<strong>de</strong>ra vida <strong>de</strong>l ciudadano chileno germán abdala, en a<strong>de</strong>lante el <strong>guatón</strong><br />
abdala, <strong>de</strong> la gloriosa clase <strong>de</strong>l treinta y seis.<br />
Y fue más o menos por ahí, el sesenta y tres o el sesenta y cuatro que te perdí <strong>de</strong> vista,<br />
cabrito. Cuando cambió mi vida en ciento ochenta grados. Un sueldito todos los meses, no era<br />
mucho, pero era <strong>un</strong> sueldito. Un <strong>un</strong>iforme con los galones <strong>de</strong> cabo. Las reverencias <strong>de</strong> los<br />
soldados conscriptos, permiso mi cabo, buenos días mi cabo, buenas tar<strong>de</strong>s mi cabo, buenas<br />
noches mi cabo, permiso para ir al water mi cabo. No era instructor, era <strong>un</strong> cabo contratado, <strong>un</strong><br />
poco más que ellos nada más, pero qué mierda sabían esos conscriptos ignorantes que venían<br />
casi todos <strong>de</strong> chiloé. Trote carrera marrr mierda y los pelados salían disparando.<br />
Encima me casé con mi antigua novia, el amor <strong>de</strong> mi vida. Mientras yo me <strong>de</strong>dicaba al box, la<br />
milonga y el hueveo ella se recibía <strong>de</strong> profesora en la escuela normal <strong>de</strong> ancud. ¿Qué más<br />
podía pedirle a la vida, cabrito? Sí, tienes razón, siempre hay algo que las caga, la mosca en la<br />
sopa, el pelo en la leche. Me integraron a la banda <strong>de</strong>l regimiento, la que tocaba la cucaracha<br />
cuando el cuyano me sacaba la lengua. La banda <strong>de</strong> la noche triste. ¿Sabes para tocar qué,<br />
cabrito? Los platillos, la puta madre que los parió. ¿Pue<strong>de</strong> haber algo más <strong>de</strong>gradante, digo yo,<br />
que tocar los platillos en <strong>un</strong>a banda? A<strong>un</strong>que pensándolo bien hay algo peor, tocar el bombo.
Y cuando el colifato villegas estaba <strong>de</strong> vacaciones o se enfermaba me mandaban a tocar el<br />
bombo carajo, eso sí que era <strong>de</strong>gradante, cargando la mole esa por las calles los domingos en<br />
la plaza, transpirando como <strong>un</strong> energúmeno. Y las retretas vespertinas y los actos escolares y<br />
las autorida<strong>de</strong>s militares que nos visitaban y las autorida<strong>de</strong>s civiles que también nos visitaban y<br />
yo dale que dale con el bombo y los platillos meta que la tumba serás <strong>de</strong> los libres o el asilo<br />
contra la opresión carajo.<br />
Después <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong>portes y me puse a tomar como <strong>un</strong> infeliz y a comer como <strong>un</strong><br />
chancho y a fumar como <strong>un</strong>a luciérnaga y me empezó a crecer <strong>un</strong>a guata <strong>de</strong>scom<strong>un</strong>al, <strong>un</strong>a<br />
guata que no nacía <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las tetillas como todas las guatas, la mía comenzaba en la base<br />
<strong>de</strong>l cuello, era todo <strong>un</strong> tronco prominente y <strong>de</strong> ahí, como te imaginarás cabrito, empecé a ser<br />
<strong>de</strong>finitivamente el <strong>guatón</strong> abdala, el chancho abdala, el charchetudo abdala.<br />
A<strong>un</strong>que cada día me gustaba menos la huevada esa <strong>de</strong> ser milico, cabrito. Pelar papas en la<br />
cocina, limpiar la bosta en las caballerizas, hacer <strong>un</strong>o que otro mandado, ensayar y ensayar las<br />
mismas putas marchas todos los días. Comer, cagar y dormir era la consigna. Paciencia<br />
guatoncito me <strong>de</strong>cía mi mujer, ya vendrán tiempos mejores. La patria espera todo <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s<br />
nos arengaba el coronel todos los domingos mientras nosotros, los pelotudos <strong>de</strong> la banda,<br />
tocábamos <strong>un</strong>a y otra vez el himno nacional puro chile es tu cielo azulado mierda puras brisas<br />
te cruzan también.<br />
Y <strong>de</strong> repente todo cambió, cabrito, <strong>de</strong> la noche a la mañana, tenía razón mi mujercita querida,<br />
por algo había estudiado la flaquita. Un martes <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong>l setenta y tres nos levantaron<br />
a los gritos a las tres <strong>de</strong> la mañana, arriba los soldados <strong>de</strong> la patria carajo, nos vamos a tomar<br />
el pueblo porque a partir <strong>de</strong> hoy vamos a ser gobierno, se acabó la tiranía viva chile mierda.<br />
<strong>Abdala</strong>, villegas y tres soldados con el teniente márquez a <strong>un</strong> jeep armados hasta los dientes<br />
or<strong>de</strong>naba el capitán piluso, los <strong>de</strong>más arriba <strong>de</strong> los camiones en cinco minutos y viva la patria<br />
mierda.<br />
Llegamos al pueblo a las cinco o seis <strong>de</strong> la mañana, estaba oscuro y hacía mucho frío. Creo<br />
que había nevado y todo, en septiembre, cabrito. Toda la plaza estaba ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> camiones,<br />
jeeps, soldados en los techos, todos ap<strong>un</strong>tando al edificio <strong>de</strong> la gobernación y a los principales<br />
edificios públicos. Gritos, ór<strong>de</strong>nes, nerviosismo, pue<strong>de</strong> haber resistencia armada nos había<br />
dicho mi coronel cuando arengó a las tropas en el regimiento. Pero no pasaba nada, todo<br />
tranquilo en el pueblo, abdala y villegas consigan <strong>un</strong> tacho vacío <strong>de</strong> doscientos litros y hagan<br />
fuego nos dijo piluso, tres soldados conmigo a la m<strong>un</strong>icipalidad agregó y al rato empezaron a<br />
bajar con libros, libros y más libros <strong>de</strong> la biblioteca m<strong>un</strong>icipal, vayan quemando toda esta<br />
mierda dijo piluso y yo con el colifato villegas meta quemar carajo, libros chicos, medianos,<br />
gordos, enciclopedias, diarios, mapas, lo que cayera viejo y como las ocho <strong>de</strong> la mañana<br />
apareció <strong>un</strong>a flaquita <strong>de</strong> rulos que era la bibliotecaria, bastante buena la flaquita, y nos empezó<br />
a gritar, cavernarios, <strong>de</strong>cía, el pensamiento no se multa ni se encarcela, pero lo estamos<br />
quemando le dije yo, y apareció mi suboficial mayor morales, el perro le <strong>de</strong>cían, y le encajó <strong>un</strong>a<br />
reverenda patada en el culo a la flaquita y no te quiero ver más por acá le dijo, te fuiste y la<br />
flaquita <strong>de</strong> rulos se fue llorando y n<strong>un</strong>ca más la volví a ver.<br />
<strong>El</strong> colifato villegas sabía <strong>de</strong> libros y les <strong>de</strong>cía a los soldaditos tráiganme <strong>un</strong>o <strong>de</strong> neruda<br />
muchachos y si encuentran alg<strong>un</strong>o <strong>de</strong> gabriela mistral también, ar<strong>de</strong>n lindo esos libros porque<br />
están hechos con papel <strong>de</strong> arroz y salen <strong>un</strong>as llamas azules <strong>de</strong>cía el colifato como poseído y<br />
fíjense si encuentran algo <strong>de</strong> garcía márquez, si es <strong>de</strong> la editorial sudamericana, mejor, les<br />
gritaba mientras los soldaditos subían y subían las escaleras y volvían cargados <strong>de</strong> libros.<br />
Y a la noche nos mandó a buscar mi coronel gallardo, que era el nuevo gobernador, al colifato<br />
villegas, al suboficial morales y a mí. Éramos los únicos <strong>de</strong>l regimiento que estábamos<br />
presentes, todos los <strong>de</strong>más eran oficiales o suboficiales <strong>de</strong> afuera, <strong>de</strong> inteligencia militar según<br />
nos dijeron, el que más hablaba era <strong>un</strong> mayor <strong>de</strong> apellido ruiz, tenemos el control <strong>de</strong>l país nos<br />
dijo, el presi<strong>de</strong>nte socialista se suicidó, estaba borracho, agregó, pero ahora comienza la tarea<br />
más difícil, nuestros informes <strong>de</strong> inteligencia dicen que todo chile es <strong>un</strong> arsenal, <strong>de</strong> arica a<br />
magallanes, hay armas rusas, checoslovacas, cubanas, armas por todas partes y nuestra
misión, soldados, es encontrarlas, busquen, interroguen, olfateen, escuchen, las armas tienen<br />
que aparecer ahora porque los enemigos algún día las usarán contra la patria.<br />
Por eso los hemos convocado, soldados, porque su hoja <strong>de</strong> servicios es brillante y uste<strong>de</strong>s<br />
son valientes y patriotas como buenos chilenos. Así que a trabajar muchachos y viva la patria.<br />
Y ahí nomás me ascendieron a sargento, galones nuevos, <strong>un</strong>iforme nuevo, <strong>de</strong> camuflaje le<br />
llamaban, y armas nuevas, y sobre todo, lo más importante cabrito, carta blanca, chipe libre,<br />
todo el po<strong>de</strong>r para el <strong>guatón</strong> abdala y sus amigos <strong>de</strong> la inteligencia militar.<br />
Instalamos nuestro cuartel general en <strong>un</strong> edificio <strong>de</strong> dos pisos medio abandonado <strong>de</strong> la cruz<br />
roja y empezamos los interrogatorios cabrito, n<strong>un</strong>ca en mi vida trabajé tanto como en esos<br />
primeros tiempos <strong>de</strong> nuestro gobierno militar. Casi no dormíamos, no aparecía por mi casa, a<br />
veces la flaquita me traía comida a<strong>un</strong>que más que nada le dábamos al trago, wiski y pisco<br />
tomábamos ahora porque teníamos que estar siempre <strong>de</strong>spiertos, al pie <strong>de</strong>l cañon <strong>de</strong>cía mi<br />
mayor ruiz, con los enemigos <strong>de</strong> la patria n<strong>un</strong>ca se sabía, en cualquier momento podía saltar la<br />
liebre. Le sacamos la cresta a medio m<strong>un</strong>do, jóvenes, viejos, solteros, casados, estudiantes,<br />
campesinos, obreros, maestros y las armas no aparecían laputamadrequelosparió.<br />
Y ahora viene la parte que siempre te quise contar, por la que te esperé tanto tiempo, siempre<br />
dije, el cabrito tiene que conocer esta parte <strong>de</strong> la <strong>historia</strong>. Un día el mayor ruiz nos dijo que en<br />
la comisaría <strong>de</strong> carabineros estaba <strong>de</strong>tenido <strong>un</strong> huevón peligroso, ése estudió en la<br />
<strong>un</strong>iversidad, dijo, ése sí que sabe <strong>de</strong> armas, cáguenlo a palos, tirenlo al mar, métanle corriente<br />
hasta por el culo, sáquenle información como sea. Y fuimos con el colifato y el perro morales,<br />
contentos porque ya estábamos enviciados con eso <strong>de</strong> pegarle a la gente y a<strong>de</strong>más siempre<br />
era más fácil pegarle a <strong>un</strong> huevón <strong>de</strong> afuera, como en mi época <strong>de</strong> boxeador.<br />
Entramos al calabozo <strong>de</strong> los carabineros y gritamos ¡mirando a la pared y las manos atrás<br />
carajo! y el huevón no se movía, era <strong>un</strong> ovillo en el piso y ahí nos dimos cuenta que los pacos o<br />
los tiras habían empezado la tarea, querían ellos ganarse los galones, el huevón no se podía ni<br />
parar, estaba a<strong>de</strong>más cagado <strong>de</strong> frío, tiritaba a<strong>un</strong>que tal vez era <strong>de</strong> miedo. Tuvimos que<br />
pararlo y afirmarlo contra la pared para vendarle los ojos y atarle las manos por <strong>de</strong>trás, era el<br />
procedimiento <strong>de</strong> rutina, cabrito, y ahí nomás empecé a tiritar yo, me temblequeaban las<br />
piernas, las manos y las carretillas porque fuí <strong>de</strong>scubriendo que eras tú cabrito, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la<br />
mancha negra <strong>de</strong> esa cara llena <strong>de</strong> golpes estaban tus ojos cabrito y dije <strong>guatón</strong> tienes que<br />
cumplir con tu promesa al cabrito no le vas a pegar, ya tiene suficiente y llamé al paco que<br />
estaba <strong>de</strong> guardia y le dije quién carajos autorizó que golpeen a este hombre y el paco se cagó<br />
todo y dijo fueron los tiras mi sargento y dije a este hombre hay que llevarlo al hospital porque<br />
se pue<strong>de</strong> morir en cualquier momento y el paco dijo sí mi sargento y ahí nomás llamó a <strong>un</strong>a<br />
ambulancia y vino <strong>un</strong> médico y dijo sí lo vamos a internar y te llevaron cabrito te tuvieron como<br />
quince días en el hospital y la sacaste barata campeón porque <strong>de</strong>spués te sacaron <strong>de</strong>l pueblo y<br />
te mandaron al pu<strong>de</strong>to y <strong>de</strong>spués a isla dawson y <strong>de</strong>spués te mandaron a rancagua y <strong>de</strong>spués<br />
te fuiste a la argentina cabrito y ahora volviste y yo el guatoncito abdala te cuento esta <strong>historia</strong><br />
porque fuí <strong>un</strong> hijo <strong>de</strong> puta cabrito con mucha gente pero contigo no cabrito, contigo no, porque<br />
el <strong>guatón</strong> abdala tiene palabra y tiene corazón cabrito y a tí n<strong>un</strong>ca te pegué ni permití que<br />
ningún hijo <strong>de</strong> puta, ni el colifato ni el maldito perro morales te toquen, cabrito, porque contigo<br />
no cabrito, contigo no.<br />
Y ahora, ya ves, estoy en silla <strong>de</strong> ruedas cabrito. Hace <strong>un</strong> par <strong>de</strong> años me empecé a sentir mal,<br />
me costaba <strong>un</strong> huevo y el otro caminar, no sentía las piernas y la flaquita me llevó al hospital y<br />
el médico me dijo estás cagado <strong>guatón</strong>, casi no llega sangre a tus piernas, mucho trago y<br />
mucho cigarrillo <strong>guatón</strong>, mucha grasa en tu sangre, te vamos a tener que cortar las piernas<br />
porque si no te vas a morir muy pronto <strong>guatón</strong> me dijo el médico y me las cortaron nomás, justo<br />
<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las criadillas, la pichula la uso para mear nomás, no se te vaya a ocurrir ir al hospital<br />
en este pueblo <strong>de</strong> mierda cabrito, aquí te cortan las piernas por cualquier cosa, seguro que<br />
tenemos el record m<strong>un</strong>dial <strong>de</strong> huevones sin piernas y aquí estoy cabrito, en esta puta silla <strong>de</strong><br />
ruedas, como el tom cruise, mi mujer me saca a pasear, me lleva a hacer las compras, claro<br />
que no <strong>de</strong>jan entrar en silla <strong>de</strong> ruedas a los supermercados así que me <strong>de</strong>ja afuera, atadito<br />
como <strong>un</strong> perro, porque los pen<strong>de</strong>jos <strong>de</strong> mierda, seguro que los hijos o nietos <strong>de</strong> los enemigos<br />
<strong>de</strong> la patria, me molestan, me tiran piedras, me dicen <strong>guatón</strong> culiao, métete el bombo en el culo<br />
me dicen y yo estoy solo cabrito, al colifato villegas lo mataron en <strong>un</strong> quilombo y el perro
morales se murió solo como <strong>un</strong> perro y yo me voy a morir en esta puta silla <strong>de</strong> ruedas pero hoy<br />
estoy contento cabrito porque te ví <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantos años ¿30? ¿32? y te conté mi <strong>historia</strong> y<br />
capaz que tú la escribes cabrito o haces <strong>un</strong>a película y todo el m<strong>un</strong>do va a conocer la<br />
verda<strong>de</strong>ra <strong>historia</strong> <strong>de</strong>l <strong>guatón</strong> abdala, el amor <strong>de</strong> todas me dicen al pasar, el huevón <strong>de</strong> la silla<br />
<strong>de</strong> ruedas, el milico hijo <strong>de</strong> puta que cagó a medio m<strong>un</strong>do pero que cumplió su promesa y<br />
n<strong>un</strong>ca te tocó cabrito, jamás cabrito, contigo n<strong>un</strong>ca cabrito ...<br />
* aonikenk02@hotmail.com www.mirandoalsur.blogia.com buenos aires<br />
2005