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LA MISIÓN DE CRISTO ES NUESTRA MISIÓN

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<strong>LA</strong> <strong>MISIÓN</strong> <strong>DE</strong> <strong>CRISTO</strong><br />

<strong>ES</strong> NU<strong>ES</strong>TRA <strong>MISIÓN</strong><br />

Una exploración de Lucas 4:16–30<br />

POR PETER A. JUDD<br />

E D I C I Ó N D E L E S T U D I O


Introducción<br />

El Espíritu del Señor está sobre mí, por<br />

cuanto me ha ungido para anunciar buenas<br />

nuevas a los pobres. Me ha enviado a pro-<br />

clamar libertad a los cautivos y dar vista a<br />

los ciegos, a poner en libertad a los oprimi-<br />

dos, a pregonar el año del favor del Señor.<br />

—Lucas 4:18-19 NVI<br />

La lectura de Jesús de este pasaje de Isaías, como<br />

está escrito en Lucas, anuncia su llamamiento divino<br />

y su misión. Jesús presenta su reclamo personal<br />

al llamamiento descrito en este pasaje. Hace esto<br />

diciendo: “hoy se ha cumplido esta escritura ante<br />

ustedes” (verso 21). Jesús está diciendo que Dios lo<br />

ha enviado a hacer el trabajo del cual la escritura<br />

testifica. Y cuando vemos al evangelio dar cuenta del<br />

ministerio de Jesús, podemos ver abundante evidencia<br />

de que Él vivió su misión.<br />

El verso 22 describe la reacción de la congregación:<br />

“Todos daban buen testimonio de Él y<br />

estaban maravillados de las palabras de gracia que<br />

salían de su boca.” Jesús ha causado una buena<br />

impresión en su pueblo natal. Pero poco después de<br />

que Jesús habló un poco más, diciendo “les aseguro<br />

que ningún profeta es aceptado en su propia tierra”<br />

(verso 24) que probaron ser correctas. Las personas<br />

en la sinagoga “lo expulsaron del pueblo y lo llevaron<br />

hasta la cumbre de la colina… para tirarlo por el<br />

precipicio” (verso 29).<br />

En este estudio exploraremos el significado de<br />

este pasaje para todos los que serían discípulos de<br />

Jesús. También consideraremos cómo esto se aplica a<br />

la misión de la Comunidad de Cristo. Un pasaje en<br />

Doctrina y Pactos nos habla, “la misión de Jesucristo<br />

es lo que más importa en el viaje por venir” (Doctrina<br />

y Pactos 164:9f). De manera que la misión de<br />

Cristo es importante para la iglesia.<br />

En años recientes la Comunidad de Cristo ha<br />

aclarado su sentido de identidad y misión. Las<br />

Creencias Básicas y los Principios Duraderos que<br />

describen la vida en la iglesia se encuentran en la<br />

publicación Compartiendo en la Comunidad de Cristo:<br />

Explorando Identidad, Misión, Mensaje y Creencias.<br />

En abril de 2011 el presidente de la iglesia Stephen<br />

M. Veazey presentó cinco Iniciativas de Misión que<br />

describen maneras en las que la iglesia actúa para<br />

llevar a cabo la misión de Cristo. Estas recientes<br />

declaraciones construidas sobre los fundamentos<br />

2<br />

de la identidad y misión de la iglesia se encuentran<br />

en las secciones 161 a la 164 del Doctrina y Pactos.<br />

Llevaremos estos recursos actuales a un diálogo con<br />

la lectura que Jesús hizo de la proclamación de Isaías<br />

que se encuentra en Lucas 4. De esta forma, las antiguas<br />

escrituras de Isaías y su reafirmación por Jesús<br />

encuentran su importancia hoy para la Comunidad<br />

de Cristo. Afirmamos categóricamente que la misión<br />

de Cristo es nuestra misión.<br />

El Espíritu frecuentemente nos pide que vayamos<br />

a lugares que preferiríamos evitar. Si somos fieles al<br />

llamamiento de Dios, estos son los lugares a los que<br />

deberíamos ir. Espero que cada uno de nosotros que<br />

siga el trayecto de este estudio veamos claramente el<br />

nuevo lugar al que Dios nos llama –individualmente<br />

y como el cuerpo de Cristo. Entenderemos mejor<br />

la misión de Jesucristo y nuestra misión como sus<br />

discípulos. Que el Espíritu de Dios esté con todos los<br />

que lean y reflexionen en este estudio. Que cada uno<br />

pueda reclamar la promesa de alegría en el evangelio<br />

escuchado y vivido para sí mismo y otros. Que<br />

podamos encontrarnos a nosotros mismos dedicados<br />

firmemente en la misión de Jesucristo.<br />

1<br />

El Espíritu del Señor está sobre mí<br />

Las primeras palabras que Jesús lee de Isaías en<br />

la sinagoga están en Isaías 61:1. Ellas hablan del<br />

Espíritu de Dios como Jesús lo experimentó. Afirmando<br />

“El Espíritu del Señor está sobre mí”, Jesús<br />

reivindica la presencia del Espíritu del cual Lucas ya<br />

ha testificado. Esto incluye la profecía del nacimiento<br />

de Jesús (1:35), la predicción de Juan el Bautista<br />

acerca de Jesús (3:16), el bautismo de Jesús (3:21−22),<br />

la tentación de Jesús en el desierto (4:1−2), y el inicio<br />

del ministerio de Jesús en Galilea (4:14−15). Para<br />

Lucas, la presencia y obra del Espíritu es fundamental<br />

a lo que Jesús fue y lo que hizo. La presencia del<br />

Espíritu en el bautismo de Jesús es de especial importancia.<br />

Lucas dice, “El Espíritu Santo descendió sobre<br />

Él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz<br />

del cielo que decía: ‘Tu eres mi Hijo amado; estoy<br />

muy complacido contigo’” (3:22). Aquí se dice que<br />

Jesús es amado por Dios y garantiza que Dios estaba<br />

muy complacido con Él. A partir de esta garantía,<br />

Jesús pondría en riesgo su seguridad y popularidad e<br />

incluso daría su vida por otros.<br />

Aunque estas palabras de garantía fueron habladas<br />

a Jesús, éstas también son palabras de Dios para<br />

nosotros y todas las personas. Reconocer que cada<br />

ser humano es un hijo amado de Dios es como llegamos<br />

a conocernos a nosotros mismos como personas


de infinito valor. El valor humano es afirmado por<br />

la Comunidad de Cristo en el Principio Duradero<br />

“El valor de todas las personas”. Cada persona es<br />

de ilimitado e igual valor. Nadie es menos que otro;<br />

nadie es menos importante. El principio duradero<br />

de “Todos son llamados” confirma el valor de todas<br />

las personas. Cada uno tiene dones para compartir;<br />

todos son invitados –incluso llamados– al ministerio<br />

como discípulos de Jesucristo.<br />

El don del Espíritu de Dios no es sólo para<br />

nuestro beneficio. Es un don para que lo compartamos<br />

con otros. El Espíritu apoya, inspira, y hace<br />

posible nuestra respuesta como discípulos de Cristo.<br />

Cada uno de nosotros debe escuchar y tomar seriamente<br />

las palabras de Dios para nosotros: “Tú eres<br />

mi hijo amado”.<br />

En el mundo de hoy algunas personas y naciones<br />

han llegado a ser dominados por comportamientos<br />

egoístas. La gente se enfoca en sí misma como individuos.<br />

Algunas Iglesias cristianas apoyan este comportamiento<br />

cuando enfatizan la salvación individual.<br />

En contraste, la Comunidad de Cristo enfatiza la comunidad.<br />

Otro Principio Duradero, “Bendiciones de<br />

la comunidad”, afirma el valor de la vida juntos en<br />

Cristo. El bienestar de todos es esencial. Los intereses<br />

de otros y su bienestar son tan importantes como<br />

los nuestros. En comunidad vivimos en dependencia<br />

unos con otros y con toda la creación de Dios en<br />

maneras en las que mutuamente se afirman.<br />

La Comunidad de Cristo también apoya el Principio<br />

Duradero de “Unidad en la diversidad”. Vemos<br />

las diferencias como una fuente de enriquecimiento<br />

y bendición en lugar de verlas como fuerzas destructivas<br />

que traen malos entendidos y separación.<br />

Cuando nos encontramos con quienes son diferentes,<br />

llegamos a apreciar la variedad de la creación de<br />

Dios y maduramos en nuestra habilidad para abrazar<br />

y aceptar a otros.<br />

Cuando el Espíritu de Dios habita en nosotros,<br />

cuando “el Espíritu del Señor está sobre” nosotros,<br />

nos encontramos a nosotros mismos abiertos a la<br />

reconciliación, a la influencia sanadora de este Espíritu.<br />

Dándonos cuenta de nuestra propia dignidad<br />

y valía, confirmamos el amor de Dios por nosotros y<br />

la afirmación de la igualdad de todas las personas. En<br />

el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo describe cómo<br />

el Espíritu es la fuente y el donador de los variados<br />

dones dados a las personas. En 1 Corintios 12:4-7<br />

leemos, “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero<br />

el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios,<br />

pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad<br />

de actividades, pero Dios, que hace todas las cosas<br />

en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la<br />

3<br />

manifestación del Espíritu para el bien de todos”.<br />

Dos rasgos son importantes en este pasaje. Primero,<br />

todos los dones vienen del Espíritu. Segundo, Dios<br />

provee todos los dones para el beneficio de la comunidad<br />

en lugar del beneficio individual.<br />

Tener el Espíritu de Dios sobre nosotros nos<br />

mueve a salir de nosotros e ir hacia otros. A veces<br />

tenemos la imagen de una persona espiritual como<br />

contemplativa, meditativa e introspectiva. Aunque<br />

la oración y otras prácticas espirituales interiores<br />

acercan a las personas a Dios, esto no es todo lo que<br />

tiene que ver con el discipulado. Servir a otros es<br />

igual de importante.<br />

Descubrimos de nuestra lectura del Nuevo<br />

Testamento que Jesús en su vida alternó su tiempo<br />

personal con Dios y su ministerio con las personas.<br />

Para Él, no era una cosa o la otra, sino ambas. No<br />

debemos pensar de Jesús estando “en el Espíritu”<br />

únicamente cuando estaba en oración privada con<br />

Dios. Seguramente el Espíritu de Dios estaba con Él<br />

igualmente cuando estaba enseñando, sanando y<br />

cuando estaba con amigos y enemigos en el camino.<br />

De hecho, cuando trataba con otros, el modo en<br />

el que afirmaba el valor de cada persona fue una<br />

prueba de que el Espíritu de Dios estaba con Él todo<br />

el tiempo.<br />

El modo en el que Lucas conecta a Jesús y su<br />

ministerio para la búsqueda de la voluntad de Dios<br />

es a través del Espíritu Santo. El Espíritu trae la guía<br />

de Dios, apoyo y presencia para Jesús, así como<br />

para todos los que lo siguen. Los actos de sanidad,<br />

compasión y justicia realizados por Jesús son llevados<br />

a cabo “por el Espíritu”. Únicamente cuando el<br />

Espíritu está “sobre” Jesús, es capaz de llevar a cabo<br />

la obra a la que Dios lo ha comisionado. La declaración<br />

de Jesús, tomada de Isaías, es fundamental para<br />

lo que va a decir (de Isaías) acerca de su misión. Sin<br />

embargo, decir “el Espíritu del Señor está sobre mí”<br />

podría ser visto simplemente como una lectura de<br />

la profecía hebrea. Pero decir, “hoy esta escritura se<br />

ha cumplido ante ustedes” (Lucas 4:21) va mucho<br />

más lejos. En estas palabras, Jesús reivindica el poder,<br />

autoridad y llamado de Dios para dirigir personalmente<br />

los ministerios de compasión, paz y justicia<br />

que traerán el reino de Dios.<br />

Para reflexión y discusión<br />

1. ¿Cómo experimenta el Espíritu de Dios en su<br />

vida? ¿En qué es similar o distinto al modo en<br />

el que Jesús experimentó al Espíritu?<br />

2. Piense en escuchar la voz de Dios que le dice<br />

“Tú eres mi hijo amado.” ¿Cómo lo hace sentir


esto? ¿Cuándo le ha resultado difícil creer que<br />

Dios lo ama?<br />

3. ¿Cómo muestra con su vida que el Espíritu de<br />

Dios está sobre usted? ¿Cómo podría vivir de<br />

manera diferente si constantemente estuviera<br />

consciente del Espíritu de Dios sobre usted?<br />

4. ¿En dónde se siente conectado y en comunidad<br />

con otros en lugar de sentirse aislado y separado?<br />

¿Cómo podría estar consciente del Espíritu<br />

de Dios ayudándole a estar más conectado?<br />

5. ¿De qué manera el Espíritu guía los ministerios<br />

de paz, reconciliación y sanidad en su propia<br />

vida, en la vida de su congregación y en la vida<br />

de otras personas que usted conoce?<br />

6. ¿En dónde pone el énfasis en su vida, en la<br />

oración interior o en la acción exterior? ¿Cómo<br />

puede encontrar más equilibrio entre éstas en<br />

su vida?<br />

7. Al final de este tiempo de exploración “El Espíritu<br />

del Señor está sobre mí”, ¿Qué hará para<br />

involucrarse más en la misión de Cristo?<br />

2<br />

Dar las buenas nuevas a los pobres<br />

Cristianos a través de los siglos han afirmado que<br />

lo que Dios hizo con Jesucristo son buenas noticias.<br />

Pero noticias que son buenas para una persona o<br />

grupo, pueden ser malas para otros. El ministerio<br />

de Jesús muestra muy bien esta diferencia. Cuando<br />

llegó a los desvalidos de su tiempo, acogieron<br />

contentos la atención y aceptación. Él los valoró en<br />

maneras que muchas personas no lo hicieron y para<br />

ellos éstas fueron buenas noticias. Sin embargo, para<br />

aquellos cuyo bienestar dependía del mantener aparte<br />

a las personas desfavorecidas, consideraron que el<br />

comportamiento de Jesús era ofensivo y amenazante.<br />

Para ellos el mensaje de Jesús fueron malas noticias.<br />

La frase de Isaías dice que Jesús traería buenas<br />

noticias a los pobres. No fue sólo que Jesús se<br />

ofreciera a sí mismo únicamente a los pobres. Sino<br />

que, lo que Él había ofrecido sería escuchado por<br />

los pobres como buena noticia pero probablemente<br />

no para los ricos. Podemos asumir que los pobres<br />

carecían de dinero y sus necesidades indispensables<br />

que dan a las personas comodidad no estaban satisfechas.<br />

Entonces, ¿Cuáles fueron las buenas noticias<br />

de Jesús para los pobres?<br />

El enfoque de Jesús estuvo en ayudar a quienes<br />

eran pobres a verse a sí mismos en una nueva luz.<br />

Él los ayudaría a ver el valor y dignidad que no se<br />

basaba en la riqueza. Al acercarse a ellos, y ocasionalmente<br />

eligiéndolos como ejemplo de vida en<br />

4<br />

rectitud, los afirmó como miembros importantes<br />

de la comunidad humana. Lucas 21:1-4 nos da un<br />

sentido de la perspectiva de Jesús con respecto a los<br />

ricos y pobres. Él dijo de la viuda pobre que depositó<br />

dos monedas en la ofrenda: “Ciertamente les digo,<br />

esta viuda pobre ha puesto más que todos ellos;<br />

porque todos ellos han contribuido de su abundancia,<br />

pero ella de su pobreza ha puesto todo lo que le<br />

quedaba.”<br />

Esta sencilla historia insinúa una importante<br />

diferencia que frecuentemente separa a los ricos de<br />

los pobres. No es solamente que uno tiene mucho<br />

o muy poco. Sino como uno mira lo que se tiene.<br />

El hombre rico da de su abundancia. Para él, el dar<br />

es un deber no un sacrificio. No echará de menos<br />

lo que dio. Para la viuda pobre, ella dio sin saber<br />

si podría o no comprar alimentos para su próxima<br />

comida. Aun así ella no tuvo miedo. Dio incondicionalmente<br />

–lo dio todo.<br />

Aun así, no creo que Jesús estuviera queriendo<br />

decir que la pobreza es buena. Sino que estaba<br />

sugiriendo que la salvación no viene a través de<br />

la riqueza. La salvación no está relacionada con la<br />

cantidad de dinero o posesiones que uno tiene. Ni<br />

que el ser rico sea más despreciado que ser pobre. La<br />

historia del joven rico en Lucas 18:18-25, aclara que<br />

mientras más grande es la riqueza de uno, mayor<br />

es la responsabilidad de cuidar de los pobres. Esta<br />

misma historia sugiere que mientras la riqueza no<br />

nos detiene de participar en el reino de Dios, ellas lo<br />

hacen más difícil.<br />

Cuando Jesús respondió al llamado “llevar buenas<br />

nuevas a los pobres”, hizo más que ponerse de<br />

pie y hacer el anuncio. Dedicó su vida a los pobres.<br />

De hecho Él fue pobre. Dios eligió darse a conocer<br />

en forma humana no como un líder rico, poderoso y<br />

respetado. El entorno humilde de su nacimiento –un<br />

pesebre en un establo– describe la vida de Jesús. Sus<br />

padres fueron humildes, gente trabajadora. Durante<br />

los años de su ministerio Él fue lo que hoy describiríamos<br />

como indigente. Dijo a sus discípulos que<br />

fueran a dar testimonio con únicamente la ropa que<br />

llevaban puesta. Jesús claramente fue uno de los<br />

“desposeídos” de su tiempo. Si vamos a seguir su<br />

ejemplo, nuestro deber para con los pobres es estar<br />

con ellos.<br />

Encontramos evidencia a través de las escrituras<br />

de que Dios en muchos sentidos favorece a los<br />

pobres. Ver por ejemplo, Salmos 12:5 e Isaías 25:4.<br />

Aquí vemos que Dios no toma partido pero se pone<br />

del lado de los débiles y de los que son incapaces de<br />

reclamar su lugar como personas de valor y dignidad.<br />

Jesús declaró su propia conexión con los pobres


en Mateo 25:40: “todo lo que hicieron por uno de<br />

mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron<br />

por mí”. Al servir a otros, de hecho servimos<br />

a Cristo. La madre Teresa lo dijo más claramente:<br />

“No deberíamos servir a los pobres como si fueran<br />

Jesús. Deberíamos servir a los pobres porque ellos son<br />

Jesús”. Llevar las buenas nuevas a los pobres no es<br />

algo que podemos hacer a distancia. Jesús mostró<br />

esto predicando en la montaña o en la planicie y<br />

viviendo entre aquellos que estaban en necesidad,<br />

aquellos de quien la mayoría de las personas de su<br />

tiempo permanecían alejadas.<br />

Asociarse con los pobres muestra cuánto los pobres<br />

tienen para darnos. Y para muchos de nosotros<br />

esto es sorprendente e incluso escandaloso. Como<br />

seres humanos desechos, incompletos, hay maneras<br />

en las cuales podemos ser hechos completos y que<br />

únicamente pueden ocurrir cuando nos permitimos<br />

a nosotros mismos ser ministrados por los pobres.<br />

Debemos reconocer la conexión entre los pobres y<br />

ricos como una experiencia de dar-recibir. El pobre<br />

tiene tanto para dar al rico como el rico tiene para<br />

dar al pobre.<br />

El reciente consejo dado a la iglesia declara esta<br />

conexión: “Dios, el Creador Eterno, llora por los<br />

pobres, los desplazados, los maltratados, y los enfermos<br />

del mundo debido a su sufrimiento innecesario.<br />

Tales condiciones no son la voluntad de Dios. Abran<br />

sus oídos para escuchar la súplica de madres y padres<br />

en todas las naciones quienes desesperadamente<br />

buscan un futuro de esperanza para sus hijos. No<br />

se aparten de ellos. Porque en su bienestar reside el<br />

bienestar de ustedes” (Doctrina y Pactos 163:4a).<br />

Dos de las Iniciativas de Misión de la Comunidad<br />

de Cristo reflejan esta parte de la misión de Cristo.<br />

La primera es “Invitar personas a Cristo”. La invitación<br />

es central para todo lo que Jesús fue e hizo.<br />

Llegó e invitó a ser parte de la comunidad a quienes<br />

estaban separados y excluidos. Esta fue la buena noticia<br />

que compartió y proclamó. Fue una invitación<br />

para todos a ser parte del reino de Dios. Fue la expresión<br />

humana de lo que es el reino de Dios. La buena<br />

noticia es que en Cristo cada uno puede encontrar su<br />

valor como hijos amados de Dios en comunidad.<br />

La segunda Iniciativa de Misión que hace eco<br />

a “llevar buenas nuevas a los pobres” es “Abolir la<br />

pobreza, terminar con el sufrimiento”. Este es el<br />

llamado que expresa compasión como el de Cristo a<br />

otros. Es reconocer que todas las personas deberían<br />

tener acceso a comida, refugio, atención médica<br />

y ropa. Aquellos que tienen más de lo necesario<br />

para cubrir sus necesidades básicas son llamados a<br />

compartir generosamente con quienes no pueden<br />

5<br />

proveerse a sí mismos y a sus familias. A los discípulos<br />

de Jesucristo se les insta a trabajar en los sistemas<br />

de la sociedad para mejorar el acceso de cada uno a<br />

las necesidades de la vida. Cada congregación de la<br />

Comunidad de Cristo, necesita planificar maneras<br />

específicas para ayudar a abolir la pobreza en sus<br />

áreas de influencia.<br />

Para reflexión y discusión<br />

1. ¿Cómo ve el mensaje de Jesús como buena<br />

noticia? ¿Cómo es mala noticia para usted?<br />

¿Cómo reciben el mensaje de Jesús personas<br />

que usted conoce?<br />

2. ¿Quiénes son los pobres de su vecindario o<br />

comunidad? ¿Qué serían buenas noticias para<br />

ellos?<br />

3. ¿Cómo el ser rico puede ser una barrera para<br />

seguir a Cristo? ¿Cuál podría ser un beneficio?<br />

4. ¿Qué significaría para usted estar literalmente<br />

con el pobre? ¿Cómo podría esto cambiarlo?<br />

¿Cómo podría esto acercarlo a Dios y a Cristo?<br />

5. ¿Qué tan cómodo se siente con la idea de que<br />

el pobre tiene tanto para ofrecer al rico como el<br />

rico al pobre? Dé algunos ejemplos de su propia<br />

experiencia.<br />

6. La pobreza puede no ser solamente la carencia<br />

de cosas materiales. Jesús dijo, “Bienaventurados<br />

los pobres de espíritu” (Mateo 5:3). ¿Qué<br />

significa ser pobre de espíritu? ¿Cuándo ha<br />

experimentado este tipo de pobreza?<br />

7. Al término de este tiempo de análisis “llevar<br />

buenas nuevas a los pobres”, ¿qué hará ahora<br />

para involucrarse más en la misión de Cristo?<br />

3<br />

Proclamar libertad a los cautivos<br />

Las personas del tiempo de Jesús sabían lo que<br />

era estar cautivo. Los israelitas pasaron años de<br />

esclavitud bajo el faraón en Egipto. Fueron tomados<br />

de su tierra natal por los babilonios. Y estuvieron<br />

viviendo bajo el dominio romano cuando Jesús vino.<br />

La esperanza de liberación y libertad fue el principal<br />

tema en su creencia religiosa. Esperaban al mesías<br />

proclamado por el profeta Isaías. Esperaban la liberación<br />

de uno quien decía ser el mesías, el rey de los<br />

judíos, fue un derrocamiento político de los poderes<br />

gobernantes.<br />

Pero Jesús no trajo la liberación del dominio<br />

romano. Sino que abordó otras formas de cautividad<br />

y aprisionamiento que fue igualmente limitante.<br />

Dentro de la vida judía, las actitudes de algunas


personas hacia otras crearon división y cautividad.<br />

El Nuevo Testamento relata la vida y ministerio de<br />

Jesús refiriendo varios de estos grupos. Uno de los<br />

principales son los fariseos (ver Juan 1:24; 3:1), saduceos<br />

(ver Mateo 16:1; 22:23), sacerdotes (ver Lucas<br />

6:4; 17:14), jefe de los sacerdotes (ver Lucas 9:22;<br />

22:2), escribas (ver Marcos 1:22; 9:14), y ancianos<br />

(ver Mateo 16:21; 27:12 y 20).<br />

La cautividad o aprisionamiento es usualmente el<br />

resultado de un grupo restringiendo a otros. Hacen<br />

esto por represión física cuando ponen a alguien en<br />

la cárcel o bajo arresto domiciliario. Otra forma es<br />

cuando sociedades o grupos adoptan reglas que evitan<br />

a ciertas personas a moverse libremente y tomar<br />

parte de manera plena en la vida de la comunidad.<br />

Se pueden encontrar en las escrituras muchos ejemplos<br />

de personas siendo rechazadas. Los judíos limitaron<br />

a las mujeres a tareas específicas, tales como<br />

los quehaceres domésticos y la crianza de los hijos.<br />

Aquellos que trabajaron con el gobierno romano,<br />

tales como los cobradores de impuestos, frecuentemente<br />

eran vistos como traidores y ladrones. Los<br />

judíos despreciaron a las personas extranjeras; los<br />

más frecuentemente mencionados en los evangelios<br />

fueron los samaritanos.<br />

Otra forma de cautividad es la que las personas<br />

se infligen a sí mismas. En este caso el individuo es<br />

el carcelero y el prisionero, el captor y el cautivo. El<br />

encarcelado no tiene a nadie sino a sí mismo para<br />

culpar y es libre de reclamar su liberación en cualquier<br />

momento. El evangelio de Jesucristo nos da la<br />

capacidad de soltarnos y convertirnos en las personas<br />

que Dios ha creado.<br />

En el tiempo de Jesús, los líderes políticos y<br />

religiosos actuaban por temor. Las escrituras relatan<br />

como María y José fueron aconsejados a huir a<br />

Egipto para escapar de Herodes (Mateo 2:13). El rey<br />

había escuchado del nacimiento de Jesús y, temiendo<br />

que pudiera ser políticamente amenazado, se propuso<br />

destruirlo. Los romanos buscaron controlar el<br />

mundo; temían que si no actuaban primero entonces<br />

muchas otras naciones los controlarían a ellos.<br />

Sin embargo, las energías gastadas asegurándose que<br />

aquellos sobre quienes gobernaban permanecieran<br />

controlados, significaba que no eran libres para disfrutar<br />

de la vida sin temor.<br />

En el mundo actual, muchas naciones creen que<br />

entre más armas tengan, más seguros están. Esta<br />

creencia está basada en el temor. Otras formas de<br />

temor que mantiene a las personas cautivas incluyen<br />

el miedo a lo desconocido; el temor a ser rechazado,<br />

no amado, a ser diferente, a equivocarse; y el temor a<br />

ser considerado incapaz. En los casos más extremos,<br />

6<br />

algunas personas están literalmente prisioneras en<br />

sus propios hogares porque tienen temor del exterior<br />

o de otras personas. Muchos temores están basados<br />

en la creencia de que el bienestar de uno depende de<br />

lo que otras personas piensen de uno. Algunas personas<br />

no se arriesgarán a tomar una postura distinta<br />

a la de otra persona o a la de la mayoría por el temor<br />

que tienen a la desaprobación. Están cautivos de lo<br />

que otros piensan o hacen.<br />

Los líderes religiosos del tiempo de Jesús estaban<br />

cautivos de sus propias interpretaciones de las<br />

escrituras. Su seguridad estaba en lo que creían era lo<br />

correcto. La fe en Dios fue reemplazada por interpretaciones<br />

y juicios. Lo familiar y lo cómodo encajonó<br />

a estos líderes religiosos. Ellos no pudieron experimentar<br />

el gozo de algo nuevo. Oprimían a quienes<br />

juzgaron ser menos obedientes a la ley y por lo tanto<br />

indignos de la atención de Dios. Jesús denunció ese<br />

comportamiento hipócrita (ver Mateo capítulo 23).<br />

Otra forma de cautiverio es la cautividad a la<br />

tradición. Un aprecio y uso saludable de la tradición<br />

entiende que nuestras maneras anteriores de hacer<br />

las cosas son valiosas. Pero estar cautivo de la<br />

tradición es algo diferente y no es saludable. La<br />

cautividad a la tradición nos impide ver claramente<br />

en dónde estamos y qué tipo de alternativas están<br />

disponibles para nosotros. Doctrina y Pactos 161:5<br />

nos dice: “Sean respetuosos de la tradición… Pero<br />

no sean cautivos de fórmulas y protocolos temporales.<br />

Recuerden que la instrucción dada en años<br />

anteriores es aplicable como principio y ha de medirse<br />

frente a las necesidades de una iglesia en vías<br />

de crecimiento”.<br />

Jesús desafió muchas importantes tradiciones<br />

judías. Aceptó a las personas que la sociedad había<br />

rechazado: prostitutas, mujeres, recaudadores de impuestos<br />

y samaritanos por nombrar algunos. Al hacer<br />

esto, mostró la libertad que viene de incluir a otros<br />

quienes son diferentes en un círculo de asociados.<br />

Mostró cómo la diversidad humana podría traer enriquecimiento<br />

y deleite en lugar de mal entendido,<br />

tensión y división.<br />

Otra cautividad común es la adicción. Aquí,<br />

normalmente pensamos en abuso de tabaco, alcohol,<br />

drogas ilícitas y quizás otras cosas. Estas son adictivas<br />

y muchas tristes historias son dichas de los efectos<br />

dañinos sobre quienes las usan, así como en sus<br />

familias, amigos y colaboradores. Similarmente, los<br />

testimonios de aquellas personas que se han liberado<br />

de tales adicciones, son poderosos e influyentes para<br />

ayudar a otros a superar problemas similares.<br />

Igualmente de dañinas son las adicciones a la<br />

búsqueda del poder, estatus y riqueza. Jesús dijo que


la posición y las riquezas no tendrían derecho de<br />

participar en el reino de Dios. Sugirió que sería más<br />

difícil para quienes tuvieran más renunciar a sus posesiones<br />

por el bien de otros. Habló de la naturaleza<br />

temporal de las cosas materiales en el Sermón de la<br />

Montaña (Mateo 6:19-21).<br />

Muchas personas se encuentran a sí mismas en<br />

cautividad porque se les niega la satisfacción de sus<br />

necesidades básicas. Algunas naciones ricas, con una<br />

minoría de la población mundial, controlan y usan<br />

la mayoría de los recursos del mundo. Y en esas naciones<br />

los recursos son divididos inequitativamente.<br />

Los pobres del mundo están empobreciéndose<br />

más mientras que los ricos se enriquecen más. Las<br />

mismas adicciones que mantienen la riqueza cautiva<br />

oprimen a los pobres privándoles de la satisfacción<br />

de sus necesidades básicas, frecuentemente hasta el<br />

punto de la muerte por inanición.<br />

El Principio Duradero “Gracia y Generosidad”<br />

nos alienta a compartir lo que tenemos con aquellos<br />

en necesidad. El principio de generosidad, vivido de<br />

manera regular, puede traer liberación y libertad al<br />

que da y al que recibe.<br />

Para reflexión y discusión<br />

1. ¿Cuándo ha estado cautivo o en prisión? ¿Qué<br />

restricciones experimentó?<br />

2. ¿Qué debería estar haciendo para liberar a otros<br />

de la cautividad de hoy?<br />

3. ¿Qué formas de cautividad son comunes hoy?<br />

¿Quiénes son los cautivos y quienes son los<br />

captores? ¿Cuáles son las principales formas de<br />

cautividad: las autoimpuestas o las provocadas<br />

por otras personas? Dé ejemplos de cada tipo.<br />

4. ¿Qué temores lo mantienen cautivo? ¿Qué<br />

temores mantienen cautivos a otros individuos,<br />

grupos y naciones?<br />

5. Personalmente, ¿cuándo se ha sentido aprisionado<br />

por la tradición? ¿Cómo ha lidiado con<br />

esta circunstancia? ¿En dónde ve que actualmente<br />

la Comunidad de Cristo o su propia<br />

congregación está retenida por la tradición?<br />

6. ¿Qué adicciones son más prevalentes en su<br />

cultura? ¿Qué sacrificios se requerirían de los<br />

que están buscando liberarse de las adicciones?<br />

¿Cómo la presencia de Dios a través del Espíritu<br />

trae liberación de dicha cautividad?<br />

7. Al final de este tiempo de exploración “proclamar<br />

libertad a los cautivos”, ¿Qué hará ahora<br />

para involucrarse más en la misión de Cristo?<br />

7<br />

4<br />

Dar vista a los ciegos<br />

Los escritores del evangelio cuentan muchas historias<br />

acerca de Jesús reuniéndose con personas que<br />

estaban físicamente ciegas. En Mateo 12:22, Él sana<br />

a un hombre que era ciego y mudo. En Marcos 8:22,<br />

unas personas le llevaron a un ciego y Él restauró<br />

la vista del hombre. En Juan 9:1-7, Jesús restaura la<br />

vista a un hombre que era ciego de nacimiento. En<br />

dos historias en Mateo, personas ciegas buscan a<br />

Jesús pidiéndole que tenga misericordia de ellas (ver<br />

Mateo 9:27-31 y Mateo 20:30-34, ver también Marcos<br />

10:46 y Lucas 18:35). En cada caso, Jesús permite<br />

a los ciegos para que vean otra vez.<br />

En el tiempo de Jesús, la ceguera y otras dolencias<br />

y enfermedades se pensaba que eran el resultado<br />

del pecado (significando desobediencia a la Ley de<br />

Moisés) por la persona ciega o por los padres de esa<br />

persona. Pero Jesús no permite que esas explicaciones<br />

lo detengan de sanar. Él trae plenitud a las personas<br />

en respuesta a su fe y para la gloria de Dios.<br />

Jesús se preocupa más de la ceguera literal que<br />

de la ceguera física. En varias ocasiones abordó otras<br />

formas de ceguera. En Mateo 15, los discípulos de<br />

Jesús dicen que los fariseos se ofendieron por lo que<br />

Él había dicho. La respuesta de Jesús es, “Déjenlos;<br />

son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro<br />

ciego, ambos caerán en el hoyo” (verso 14). Además,<br />

la mayoría del capítulo 24 de Mateo describe la<br />

fuerte crítica de Jesús en contra de los escribas y<br />

fariseos. Siete veces en este pasaje, Jesús se refiere a<br />

ellos como hipócritas.<br />

Quizás el juicio más grande de Jesús a los líderes<br />

religiosos de su tiempo es que malentendieron totalmente<br />

lo que Dios pide de la humanidad. Al hacer<br />

esto bloquean su propio acceso al reino de Dios así<br />

como el de aquellos que ellos juzgan como personas<br />

no valiosas (ver Mateo 23:14). En Juan 9, después de<br />

que Jesús había dado vista al ciego de nacimiento,<br />

dice, “Para juicio he venido yo a este mundo, para<br />

que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados”<br />

(verso 39). En los próximos dos versos es claro<br />

que los fariseos no entienden nada de lo que Jesús<br />

está diciendo.<br />

Al considerar cómo el ministerio de restauración<br />

de Jesús de devolver la vista a los ciegos se aplica a<br />

nosotros hoy, haremos bien en mirarlo en su sentido<br />

más amplio. Jesús quiso ampliar la visión de todos<br />

aquellos cuya visión era estrecha y restringida. En<br />

maneras significantes, muchos sino es que todas<br />

las personas del mundo actual tienen una visión<br />

limitada. Esto incluye a aquellos de nosotros que<br />

alegamos ser seguidores de Jesús. No tenemos una<br />

visión perfecta y despejada. Varios desafíos obstaculizan<br />

nuestra capacidad para ver claramente.


Nuestro pasado –hábitos, tradiciones, sentido<br />

de lo que es correcto –puede impedirnos hacer y ser<br />

algo más allá de nuestra actual experiencia. Limitando<br />

a otros y a nosotros mismos a los puntos de vista<br />

que hemos desarrollado, bloqueamos el cumplimiento<br />

de nuestro potencial dado por Dios. También<br />

desalentamos a otros a llevar a cabo su discipulado<br />

pleno.<br />

Usualmente un pasaje de las escrituras no nos<br />

dice mucho acerca de lo que pasó a aquellos quienes<br />

Jesús les restauró la vista. Se van por su camino y no<br />

son mencionados nuevamente. Podemos imaginar,<br />

sin embargo, que la vida fue diferente para ellos a<br />

partir de aquel momento. Fueron libres de hacer<br />

cosas que no pudieron hacer antes. Y seguramente<br />

disfrutaron de una independencia que anteriormente<br />

les fue negada si es que habían dependido de otros<br />

para guiarlos.<br />

Pero con la libertad viene la responsabilidad.<br />

Aquellos a quienes les es dado el don de una nueva<br />

vista –cualquiera que sea la forma –son responsables<br />

de su recién adquirida capacidad. ¿Cómo se las arreglaron<br />

estas personas con estas nuevas demandas?<br />

¿Podría ser que a veces desearan estar ciegos otra vez,<br />

en un estado seguro y familiar en el cual se esperaba<br />

poco?<br />

Mateo 25 describe una forma de ceguera en<br />

donde Jesús habla a aquellos que vio hambrientos,<br />

sedientos, desnudos, enfermos, en prisión o como<br />

extranjeros. Ninguno de estos era consiente de que<br />

Jesús los había visto en tales circunstancias. Ellos<br />

preguntan, “¿Cuándo nos viste…” (versos 38, 39 y<br />

44). Y la respuesta de Jesús es, “en cuanto lo hiciste<br />

a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo<br />

hiciste” (verso 40). El mensaje aquí es claro. Ministrando<br />

en las necesidades de las personas que se<br />

cruzan en nuestro camino, ministramos a, o servimos<br />

a Jesús. Cuando ignoramos a quienes están en<br />

necesidad, estamos ignorando a Jesús (ver Mateo<br />

25:44-45).<br />

Una ceguera que aflige a muchos de nosotros los<br />

que deseamos seguir a Jesús es nuestra incapacidad<br />

para ver lo que se requiere de nosotros. Los verdaderos<br />

discípulos de Jesucristo de hoy se encontrarán<br />

a sí mismos tendiendo la mano al mismo tipo de<br />

personas a las que Él ayudó. Están los socialmente<br />

marginados, aquellos para quienes la sociedad dominante<br />

no tiene lugar, aquellos quienes son infravalorados<br />

o incluso devaluados. Cuando las escamas de<br />

nuestros ojos sean quitadas, veremos a cada persona<br />

como al Cristo, porque esa persona es el Cristo. Veremos<br />

a cada uno, como hermano o hermana, sin importar<br />

que tan distinto sea de nosotros en apariencia,<br />

8<br />

hábitos o creencias. Trataremos a cada persona como<br />

si su bienestar es tan importante como el nuestro.<br />

Compartiremos nuestros recursos de modo que cada<br />

uno pueda beneficiarse de la generosidad de Dios.<br />

Como individuos y como iglesia a veces estamos<br />

ciegos a nuevas posibilidades. Puede que necesitemos<br />

ser despertados para ver más allá de donde<br />

estamos. Somos llamados a la transformación, a ver<br />

una nueva visión para la iglesia. Debemos creer que<br />

podemos y seremos personas diferentes.<br />

A principios de 2011, el presidente de la iglesia<br />

Stephen M. Veazey presentó a la iglesia cinco Iniciativas<br />

de Misión. Estas nos ayudan a mantener nuestra<br />

mirada fija en lo que más importa: la misión de<br />

Jesucristo. Impidiendo que nuestros ojos divaguen<br />

en cosas de menor importancia. Las primeras tres<br />

iniciativas –Invitar personas a Cristo; Abolir la pobreza,<br />

acabar con el sufrimiento; y Buscar la paz en<br />

la tierra –están conectadas directamente con la cita<br />

de Jesús de Isaías que es el enfoque de este estudio.<br />

La clara visión viene con un conocimiento humilde<br />

de nuestra propia pecaminosidad y debilidad<br />

y con la voluntad para eliminar la fuente de nuestra<br />

propia ceguera. Esto no es fácil de hacer. Es únicamente<br />

posible cuando permitimos que la generosa<br />

gracia de Dios fluya en nuestras vidas, para limpiar<br />

y restaurar nuestra claridad de visión. Después de la<br />

resurrección de Jesús, dos de sus discípulos estaban<br />

caminando en el camino de Emaús. Durante el<br />

camino se encontraron con Jesús pero no lo reconocieron.<br />

Únicamente después de que partieron el pan<br />

juntos sus ojos fueron “abiertos” (ver Lucas 24:13-<br />

32).<br />

Muy frecuentemente, nosotros también estamos<br />

tan preocupados con las cargas y demandas de la<br />

vida que fracasamos en reconocer a Jesús cuando<br />

está cerca. Pero entonces por algún milagro de la<br />

gracia de Dios nuestros ojos son abiertos y podemos<br />

ver lo que previamente había estado escondido de<br />

nosotros. Dios quiere que veamos claramente para<br />

que podamos responder plenamente al llamado de<br />

seguir a Cristo. A través de la oración, del escuchar<br />

al Espíritu, y la atención alerta podemos recibir una<br />

vista restaurada. Nuestra ceguera será quitada.<br />

Para reflexión y discusión<br />

1. ¿Qué rutina y cosas familiares lo enceguecen?<br />

¿Cómo puede eliminarlas para obtener una<br />

visión más clara de la voluntad de Dios para su<br />

vida?<br />

2. ¿Cómo se le ha impedido ver las posibilidades<br />

en otras personas por las imágenes que ha de-


sarrollado de ellos? ¿Cómo puede poner a lado<br />

esas imágenes?<br />

3. ¿Cuándo ha estado ciego para ver la presencia<br />

de Dios o Cristo en el mundo? Pase algún<br />

tiempo en contemplación silenciosa para esta<br />

pregunta. ¿Qué descubrió acerca de usted<br />

mismo?<br />

4. Revise las Iniciativas de Misión de la iglesia.<br />

¿Cuáles son las que vive más plenamente en su<br />

vida y en la vida de su congregación? ¿A dónde<br />

lo está guiando el Espíritu a invertir su energía<br />

y otros recursos más plenamente?<br />

5. Lea Mateo 7:3-5. ¿Qué necesita hacer para ver<br />

la viga en su propio ojo? Pida al Espíritu revelarle<br />

lo que le impide ver claramente.<br />

6. ¿Qué obstaculiza su vista para ver al Cristo a su<br />

lado como aquellos discípulos que caminaron<br />

con Jesús a Emaús?<br />

7. Al final de este tiempo de exploración “dar<br />

vista a los ciegos”, ¿qué hará ahora para involucrarse<br />

más en la misión de Cristo?<br />

5<br />

Liberar a los cautivos<br />

La sociedad del tiempo de Jesús frecuentemente<br />

rechazaba a las personas enfermas. Ejemplos de esto<br />

incluye a quienes estaban ciegos (ver Lucas 18:35-43)<br />

y aquellos que estaban poseídos por espíritus malignos<br />

(ver por ejemplo, Lucas 8:2 y 26-39). El rechazo<br />

experimentado por enfermos o incapacitados fue la<br />

principal forma de opresión. Ellos sufrieron no solamente<br />

por la limitación como consecuencia de su<br />

condición física, sino también por impedirles vivir<br />

con el resto de la sociedad.<br />

Los samaritanos también fueron rechazados y<br />

evitados por los judíos en el tiempo de Jesús. Los<br />

judíos salían de su camino en un viaje para evitar<br />

tener que atravesar Samaria. El rechazo a los samaritanos<br />

por los judíos era antiguo. Aunque compartían<br />

una ascendencia y sus creencias eran similares, los<br />

judíos consideraban el linaje de los samaritanos y su<br />

devoción como impura. Los samaritanos fueron un<br />

ejemplo de pueblo que fue despreciado porque era<br />

diferente.<br />

Cuando personas con medios materiales no comparten<br />

lo que tienen, aquellos en necesidad sufren<br />

opresión. Son abandonados a velar por sí mismo<br />

en circunstancias difíciles. Frecuentemente, tal fue<br />

9<br />

el caso de las viudas, huérfanos, y los pobres en los<br />

tiempos de Jesús. Muchos de los ricos y los moderadamente<br />

acomodados se reservaban lo que tenían en<br />

lugar de compartirlo con los menos afortunados.<br />

En años recientes, ya que la Comunidad de<br />

Cristo se ha expandido en muchas naciones,<br />

nuestros miembros en algunos países han experimentado<br />

opresión. Esto ha ocurrido a individuos y<br />

a organizaciones que rechazan todas las formas de<br />

cristianismo y aquellos que consideran a la Comunidad<br />

de Cristo una secta. A veces nuestros miembros<br />

han sido maltratados o arrestados.<br />

La opresión es el resultado de una falta de autoestima<br />

y seguridad del opresor. Es el resultado del<br />

temor. Las personas quienes obtienen su significado<br />

y sentido de lo que son en función de sus posesiones,<br />

identidad nacional, apariencia u obediencia,<br />

viven en constante temor de aquellos que son diferentes.<br />

Una reacción humana común es el temor en<br />

la presencia de lo desconocido o no familiar. Cuando<br />

conozco a otra persona por primera vez, puedo<br />

hacer juicios inmediatos acerca de ella, basado más<br />

en la ignorancia y estereotipos que en los hechos o<br />

experiencia.<br />

La diversidad es más una realidad actualmente<br />

que en generaciones anteriores. Existen pocos<br />

lugares en el mundo donde todas las personas en<br />

un área tienen la misma complexión racial, étnica<br />

o religiosa. Las diferencias en ideología, gustos de<br />

consumo y puntos de vista políticos son obvias en<br />

muchos lugares. Tal variedad en la familia humana<br />

puede proveernos oportunidades para ser enriquecidos<br />

por las muchas maneras en las que somos<br />

diferentes unos de otros. De hecho, el reino de Dios<br />

es acerca de diferentes personas viviendo juntas en<br />

confianza y apoyo mutuo. Aun así, frecuentemente<br />

la diversidad causa división y opresión de algunos<br />

sobre otros. Uno de los Principios Duraderos de la<br />

Comunidad de Cristo es “Unidad en la diversidad”<br />

que afirma el valor y la importancia de enfocarse en<br />

lo que nos une en lugar de nuestras diferencias. Este<br />

principio también apoya el valor de cada persona.<br />

A través de los siglos, las diferencias raciales,<br />

étnicas, religiosas y nacionales han sido la principal<br />

causa de división y opresión. Las guerras entre<br />

y dentro de las naciones, han reclamado la vida de


cientos de millones de personas. Las cárceles han<br />

sido llenadas con prisioneros “políticos”, detenidos<br />

por sus opiniones que eran distintas a las de aquellos<br />

en el poder.<br />

En un mundo cada vez más diverso, las ciudades<br />

más grandes ya no tienen una mayoría de<br />

alguna raza o grupo étnico. El desafío frente a toda<br />

la humanidad es vivir juntos productivamente,<br />

apreciando, aceptando o abrazando nuestras diferencias<br />

en maneras que afirmen el valor elemental<br />

de cada individuo. Tal es el modo que Jesús enseñó.<br />

Luchó en contra de la opresión al llegar a la vida de<br />

personas oprimidas por aquellos en el poder. Sanó,<br />

enseñó, alimentó e hizo amistad con todas aquellas<br />

personas que la sociedad había rechazado y marginado.<br />

Su misión fue hacer del conocimiento de estas<br />

personas que importaban tanto como los privilegiados<br />

y poderosos.<br />

Una forma común de opresión encontrada en<br />

el tiempo de Jesús fue contra las mujeres. A ellas<br />

no se les permitía entrar a los lugares en donde<br />

se tomaban decisiones importantes. Su papel era<br />

principalmente servir a los hombres y cuidar de los<br />

hijos. Actualmente, en algunas naciones del mundo,<br />

la opresión de las mujeres aún prevalece y a veces<br />

apoyada por creencias religiosas. Incluso en las<br />

llamadas sociedades avanzadas, las mujeres rara vez<br />

son tratadas de igual a igual con los hombres. Las<br />

iglesias, las cuales deberían guiar el camino en apoyo<br />

a derechos iguales para todos, desafortunadamente<br />

no han estado a la vanguardia.<br />

El prejuicio y la opresión han sido justificados<br />

a veces apelando a las escrituras. Los pasajes de las<br />

escrituras son sacados de contexto sin considerar el<br />

entorno cultural en el cual se originaron. La Comunidad<br />

de Cristo fue aconsejada en 2007 acerca de<br />

tales planteamientos: “No complace a Dios cuando<br />

cualquier cita de las escrituras se usa para rebajar u<br />

oprimir a razas, géneros, o clases de seres humanos.<br />

Hay mucha violencia física y emocional que se ha<br />

hecho a algunos de los hijos queridos de Dios debido<br />

al mal uso de las escrituras. La iglesia es llamada a<br />

confesar y arrepentirse de tales actitudes y prácticas”<br />

(Doctrina y Pactos 163:7c).<br />

Además, en el asunto de las relaciones humanas,<br />

se nos ha dicho: “Como es revelado en Cristo, Dios,<br />

el Creador de todo, en última instancia se interesa<br />

por los comportamientos y las relaciones que<br />

defienden el valor y dones de toda la gente y que<br />

10<br />

protegen a los más vulnerables. Tales relaciones han<br />

de estar arraigadas en los principios de amor como el<br />

de Cristo, respeto mutuo, responsabilidad, justicia,<br />

pacto, y fidelidad, en contra los cuales no hay ley”<br />

(Doctrina y Pactos 164:6a). Esto sugiere que la aplicación<br />

legalista de códigos antiguos, incluso aquellos<br />

encontrados en las escrituras, no son el fundamento<br />

sobre el cual decidir en la actualidad, lo que son<br />

comportamientos y relaciones apropiadas.<br />

Una sociedad que juzga a las personas en función<br />

de su apariencia exterior es incapaz de ver lo íntegro<br />

de la persona. Jesús enseñó y practicó la creencia<br />

de que cada persona es de infinito valor. Además,<br />

prestó especial atención a los oprimidos, a aquellos a<br />

quienes la sociedad vio como menos que aceptables.<br />

Dios no ama más a los socialmente marginados que<br />

a otros; Dios ama a todos por igual. La atención de<br />

Jesús a aquellos marginados, los oprimidos, es un<br />

ejemplo de la observación que hace el apóstol Pablo,<br />

“a aquellos miembros del cuerpo que nos parecen<br />

menos dignos, los vestimos más dignamente; y los<br />

que en nosotros son menos decorosos, se tratan con<br />

más decoro” (1 Corintios 12:23).<br />

Otra forma de opresión encontrada con mucha<br />

frecuencia en el mundo actual es el abuso físico,<br />

emocional y sexual. Estos expresan la necesidad<br />

del que abusa o su deseo de estar en control de las<br />

circunstancias y las personas. Esta forma de abuso es<br />

degradante para la víctima del abuso y es una violación<br />

a los derechos humanos de esa persona. Esto<br />

es una negación del valor y dignidad del individuo.<br />

Abordar las preocupaciones de la opresión en el<br />

mundo es esencial para la misión de la iglesia. Se ha<br />

dicho que la verdadera paz no puede alcanzarse sin<br />

la justicia. Y la justicia para todos es imposible mientras<br />

algunos de los hijos de Dios estén oprimidos.<br />

La tercera Iniciativa de Misión de la Comunidad de<br />

Cristo, “Buscar la Paz en la tierra”, expresa la misión<br />

de Cristo de paz y justicia para todos.<br />

Para reflexión y discusión<br />

1. ¿Cuándo, usted o alguien que usted conoce, ha<br />

sido oprimido a causa de sus creencias o afiliación<br />

religiosa?<br />

2. ¿En dónde ve temor en el mundo alrededor<br />

de usted? ¿A qué le teme más? ¿Cómo podría<br />

superar ese temor?<br />

3. ¿En dónde ve opresión, en su propia experiencia<br />

o en el mundo? ¿Qué mensaje tiene el evan-


gelio acerca de dar la libertar a quienes están<br />

oprimidos?<br />

4. Considere maneras en las que usted podría<br />

estar oprimiendo a otros. ¿Qué cambio necesita<br />

hacer en sus actitudes y acciones?<br />

5. ¿De qué manera los párrafos de Doctrina y Pactos<br />

163 y 164, citados en esta sesión, le ayudan<br />

a entender de manera más clara los problemas<br />

de la opresión?<br />

6. ¿Qué relación ve entre el tema de este capítulo<br />

de liberar a los oprimidos y la Iniciativa de Misión<br />

dela iglesia de “Buscar la Paz en la tierra”?<br />

7. Al final de este tiempo de análisis “liberar a los<br />

oprimidos”, ¿Qué hará ahora para involucrarse<br />

más en la misión de Cristo?<br />

6<br />

Proclamar el año agradable del Señor<br />

Muchos eruditos de la Biblia deducen que la<br />

proclamación de Jesús acerca del año agradable del<br />

Señor, es una referencia directa a la tradición del<br />

jubileo como está descrito en Levítico 25. Además,<br />

sugieren que el auditorio de Jesús habría entendido<br />

la conexión. El año del jubileo está basado en el<br />

principio del Sabbat. Así como Dios descansó, de<br />

acuerdo a Génesis 2:1-3, en el séptimo día después<br />

de que todo fue creado, así la humanidad descansó<br />

cada séptimo día. En la tradición israelita, el Sabbat<br />

fue creado como un día de descanso.<br />

Este principio fue extendido para proveer descanso,<br />

o Sabbat, para la Tierra cada siete años (Levítico<br />

25:4). Por extensión adicional, cada siete veces siete<br />

años (49 o 50 años) se produciría una celebración<br />

especial. “Así santificaréis el año cincuenta y pregonaréis<br />

libertad en la tierra a todos sus habitantes. Ese<br />

año os será de jubileo …” (Levítico 25:10)<br />

Jesús no desperdició tiempo aclarando cuando<br />

llegaría el jubileo, el año “agradable” del Señor.<br />

Después de leer, regresar el rollo, y sentarse, Jesús<br />

dijo a los que estaban en la asamblea, “Hoy esta<br />

escritura se ha cumplido ante ustedes” (Lucas 4:21).<br />

Ya sea que los términos del jubileo fueron<br />

plenamente o incluso parcialmente promulgados,<br />

ellos representan lo que el ministerio de Jesús fue.<br />

El jubileo se trata de la libertad, justicia y equidad.<br />

Reconoce que, cualquiera que sea la razón, no todas<br />

las personas disfrutan de la parte que por justicia<br />

les corresponde de los recursos de la tierra. Algunos<br />

tienen ya sea más o menos que la mayoría. Los requisitos<br />

del principio del jubileo tienen que ver con<br />

las relaciones interpersonales, con el modo en el que<br />

las personas se tratan unas a otras.<br />

11<br />

Cuando Jesús mencionó que las promesas de<br />

Isaías se habían cumplido “hoy”, ¿Estaba sugiriendo<br />

que el quincuagésimo año había llegado y que era<br />

el año del jubileo? Supongo que es posible. Aún es<br />

más probable que Jesús estuviera proclamando el<br />

final de las inequidades y sufrimiento de las pasadas<br />

y actuales maneras de comportamiento. Él estaba<br />

diciendo que la libertad, equidad y justicia son el<br />

camino de Dios. Y si esos son los caminos de Dios<br />

entonces no pueden esperar más. “Hoy” es el tiempo<br />

del cumplimiento porque lo que está siendo declarado<br />

es la voluntad de Dios para las personas. El<br />

jubileo no es una esperanza o realidad de “una vez<br />

cada cincuenta años”; es para ahora y para todo<br />

tiempo. Los discípulos de Jesucristo están para vivir<br />

permanentemente en el jubileo y para practicarlo en<br />

cada palabra y acción.<br />

Además, es evidente que Jesús no estaba declarando<br />

la voluntad de Dios para las personas. También<br />

estaba poniéndose en el centro de la acción. No<br />

estaba representando el papel del heraldo o del que<br />

prepara el camino, como lo hizo Juan el bautista. En<br />

lugar de esto, Jesús estaba declarando la revolución<br />

de Dios, consigo mismo como el líder. El tiempo<br />

era ahora y Jesús invirtió toda la energía de su breve<br />

ministerio cumpliendo la misión que vio en la proclamación<br />

de Isaías.<br />

La sociedad del jubileo, entonces, fue más allá<br />

de un ocasional enderezamiento de desigualdades.<br />

Iba a ser el nuevo estado del ser: el reino de Dios en<br />

la tierra. Las personas se tratarían unas a otras con<br />

dignidad y respeto. Ellos deberían considerar sus<br />

posesiones materiales como disponibles para el beneficio<br />

de otros así como para sí mismos. El jubileo<br />

exigiría el fin del egoísmo y fariseísmo. Las formas de<br />

los escribas, abogados y fariseos ya no dominarían<br />

el comportamiento social. La condenación de Jesús<br />

de su hipocresía es clara (ver Mateo 23:1-36 y Lucas<br />

11:37-53).<br />

Lo que Jesús proclamó implica restauración, cambiar<br />

las cosas al modo en el que Dios originalmente<br />

las quería. La restauración es un proceso de apertura<br />

de uno mismo al Espíritu Santo de renovación y<br />

revitalización. A través del discernimiento, podemos<br />

experimentar el Espíritu que respira libremente entre<br />

nuestros antepasados espirituales cuando lo arriesgaron<br />

todo por Dios. El término restauración tiene otro<br />

importante significado para nosotros hoy. Se nos<br />

dice en Doctrina y Pactos 163:2b: “La restauración<br />

de las personas a las relaciones sanas y justas con<br />

Dios, los demás, ellos mismos, y la tierra es central<br />

al propósito de su viaje como pueblo de fe.” Esta es<br />

esencial para lograr una verdadera comunidad.


El jubileo está basado en el entendimiento de que<br />

los seres humanos tienen la tendencia a acumular<br />

riqueza a expensas de otros. Así que cada cincuenta<br />

años era necesario nivelar las cosas, restaurar algún<br />

sentido de equidad dentro de la familia humana. Sin<br />

duda, una necesidad que hace falta en el mundo de<br />

hoy. Sin embargo, como he señalado anteriormente,<br />

Jesús estuvo haciendo más que solamente anunciar<br />

el evento de una vez cada cincuenta años. Él estaba<br />

anunciando una nueva manera de vivir. Estaba proclamando<br />

que las iniquidades, injusticias y opresión<br />

eran malignas, que no eran el camino de Dios, y<br />

que debían desaparecer. Este nuevo camino era de<br />

hecho el antiguo camino, el único camino que Dios<br />

pensó cuando creó el mundo y sus habitantes. En<br />

este sentido, fue el jubileo para poner fin a todos los<br />

jubileos. Si el camino de Dios hubiese prevalecido,<br />

entonces no habría más malas acciones que corregir.<br />

Que las desigualdades en el mundo actual se<br />

estén pronunciando más con el tiempo prueba que<br />

la declaración de un jubileo en el sentido tradicional<br />

no es suficiente. Algunos expertos prevén el decaimiento<br />

del ambiente natural al punto en el que la<br />

vida como la conocemos ahora no podrá continuar.<br />

Sin embargo, personas de fe continúan aseverando<br />

su confianza en que el camino de Dios prevalecerá,<br />

que el reino de Dios está “cerca”.<br />

Jesús predicó el reino de Dios, pero también lo<br />

representó. Empezó a tratar a otras personas como<br />

importantes, particularmente a aquellas rechazadas<br />

socialmente. Sanó enfermedad y deformidad física.<br />

Pero Jesús fue más allá al sanar las almas de aquellos<br />

quienes habían sufrido opresión y cautividad en las<br />

manos de los que estaban en el poder. Fue un revolucionario<br />

que se negó a consentir lo que aquellos en<br />

el poder hicieron. Jesús anunció el reino de Dios y lo<br />

llevó a la realidad entre aquellos a quienes tocó.<br />

En su corazón, el “año agradable del Señor” es<br />

una condición de las relaciones humanas marcadas<br />

por la equidad, justicia y la afirmación del valor de<br />

cada individuo. Aún muchas poblaciones en el mundo<br />

viven en circunstancias injustas con una escasa<br />

participación de la abundancia del mundo. Liberar a<br />

los económicamente oprimidos, llevando las buenas<br />

nuevas a aquellos en pobreza, y liberando a los cautivos<br />

por los sistemas injustos requiere de la participación<br />

voluntaria del resto del mundo. Aquellos de<br />

nosotros quienes poseemos más de la justa parte de<br />

la generosidad de Dios debemos ceder algo de lo que<br />

disfrutamos para el beneficio de aquellos quienes<br />

tratan de reclamar las promesas de Dios.<br />

12<br />

Para reflexión y discusión<br />

1. ¿Qué significa para usted la frase “el año agradable<br />

del Señor”? Bajo estas circunstancias,<br />

¿cómo sería el mundo diferente de lo que es<br />

ahora?<br />

2. ¿Qué conexiones ve entre la idea del jubileo y<br />

su idea del reino de Dios?<br />

3. ¿Cuál fue la principal queja de Dios contra los<br />

escribas, abogados y fariseos? ¿Qué quejas similares<br />

pueden hacerse en contra de las personas<br />

hoy, incluyéndole a usted y a mí?<br />

4. ¿Qué pueden los individuos hacer para abordar<br />

los problemas que afectan a las personas de<br />

todo el mundo? Identifique algunos problemas<br />

en los cuales los individuos pueden tener un<br />

impacto positivo.<br />

5. ¿Qué oportunidades para ayudar a otros en<br />

necesidad ha ignorado recientemente? ¿Cuándo<br />

dejó de ayudar? ¿Qué lo hizo decidir ayudar<br />

o dejar de ayudar?<br />

6. Lea Hechos 2:43-47. ¿Cómo la práctica de tener<br />

todas las cosas en común sería una expresión<br />

del jubileo o del año agradable del Señor?<br />

7. Al final de este tiempo de exploración de “proclamar<br />

el año agradable del Señor”, ¿qué hará<br />

ahora para involucrarse más en la misión de<br />

Cristo?


Notas<br />

13


© 2012 Comunidad de Cristo<br />

Independence, Missouri, EEUU<br />

ISBN: 978-0-8309-1561-3<br />

A menos que se indique lo contrario, todas las<br />

citas bíblicas contenidas en este documento son de<br />

la Versión Reina Valera de la Biblia. Usado con permiso.<br />

Todos los derechos reservados.<br />

http://www.cofchrist.org/espanol<br />

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