1909, mayo. Año I, nº 2. - Federacion Libertaria Argentina
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IDEAS Y FIGURAS<br />
FEDERICO VEGA Y VEGA<br />
AÑO I.<br />
ADMINISTRADOR<br />
5. M. el Machete.<br />
REVISTA SEMANAL DE CRITICA Y ARTE<br />
BUENOS AIRES. 20 DE MAYO DE <strong>1909</strong><br />
A L B E R T O GHIRALDO<br />
DIRECTOR<br />
¡A n a rqu ism o: Y o les voy á dar anarquismo en Buenos<br />
A ires ! ¡ Canejo !<br />
www.federacionlibertaria.org
Los guardianes dei orden.<br />
P i ■ i decir algo de los guardianes del orden,<br />
h t V 't que comenzar por saber lo que es<br />
o 1; i . Yo no tengo idea clara al respecto.<br />
No creo que el orden sea la monotonía y la<br />
inacción, ni creo tampoco que sea la libre<br />
expansión de las pasiones, los apetitos y los<br />
intereses. Supongo que el orden debe hallarse<br />
en medio de estos dos puntos extrem os, sin<br />
exageración de pasividad ni de actividad. Pero,<br />
por muchos años que tuviera y mucha experiencia<br />
que hubiese cosechado, no me atrevería<br />
ni aún á intentar la determinación de ese<br />
medio, que naturalmente variará según la educación.<br />
el clima, la raza, las necesidades y<br />
demás elem entos de que echan mano los<br />
sociólogos, olvidando siempre alguno, por<br />
dialéctica ó por ignorancia.<br />
Definir el orden no es imponible, pero no se<br />
ha hecho todavía y, naturalmente, no soy el<br />
llamado á hacerlo, pues como el personaje de<br />
B alzac, busco en vano desde ha mucho el átom<br />
o de absoluto que pueda servir de base á<br />
un sistema filosófico indestructible. La m oral<br />
- como la m ujer—e s múltiple y el orden sigue<br />
sus huellas. En ciertos paises, vociferar no es<br />
perturbarlo, m ientras que en otros un simple<br />
grito es una infracción, así como el traje negro<br />
de rigor en Lon dres y París, después de anochecido,<br />
lo es, sin tanto sastre, á todas horas,<br />
en Dakar, en San Vicente y, más aún, en el<br />
interior del Africa.<br />
Encuentro la m ejor aproximación á una definición<br />
aceptable del orden, en la parodia del<br />
viejo axioma del derecho que dice que la libertad<br />
del uno empieza donde acaba la libertad<br />
del otro, y viceversa. En efecto, la tranquilidad<br />
de uno solo es perturbada por la intranquilidad<br />
del otro; y aquí se me ocurre que<br />
el orden podría definirse también com o una<br />
tolerancia mutua de los pequeños desórdenes<br />
que no sean m olestos, ni perturbadores.<br />
Los papeles de un archivo que nadie toca<br />
y que el archivero meticuloso y m inucioso ha<br />
guardado alfabéticamente, están en orden; pero<br />
apenas una mano curiosa los vuelve á la vida<br />
y la acción, el desorden reina en ellos, con<br />
más ó menos duración é intensidad. Así en<br />
muchas otras manifestaciones de la vida, de<br />
la actividad, del progreso, que no pueden<br />
absolutamente producirse sin cierto desorden.<br />
Nadie engendra ni concibe nada sin agitación...<br />
Mi giande amigo Bartolho Mitre tenia siem <br />
pre su escritorio de L a Nación en,un desorden<br />
aparentemente apocalíptico: p ap eles de<br />
todas clases y por todas partes, montones<br />
aquí, legajos allá, cuartillas sueltas... En el úl-<br />
ti n ) I el paño de la escala de la imprenta,<br />
vivía un portero, amigo del orden, ex-guardia<br />
civil de Galicia, cuya misión era barrer y acomodar<br />
la casa. C reo que caía en catalepsia<br />
al ver el escritorio de Bartolo; pero Bartolito<br />
se quería morir cuando, por la tarde, volviendo<br />
á la redacción, encontraba su escritorio acomodado.<br />
E l criterio del Gallego era simplista pero<br />
lógico. No sabia leer, así es que guardaba<br />
los papeles de acuerdo con el tamaño, con<br />
matemática exactitud, y Bartolito en vez de<br />
los matorrales que había dejado y conocía<br />
como sus manos, encontrábase con tres, cuatro<br />
ó cinco montoncitos de papel en los cuales<br />
el más vaqueano se hubiera perdido como en<br />
un laberinto, cuyo misterio consiste precisamente<br />
en una ordenación especialísim a.<br />
Lo que quiere decir que no hay un orden,<br />
sino muchos órdenes, por lo m enos según mi<br />
modesta opinión, y que es ésta, simplemente,<br />
una cuestión de punto de vista. El analfabeto<br />
la conside'ará como el portero, el culto la<br />
verá de otro modo. Pero no se me negará<br />
— y solo en esto soy afirm ativo que cuanto<br />
más ilustrada sea una persona, más margen<br />
dará al desorden sh> reclamar el orden.<br />
Falta el final del cuento: Bartolito d ese sp e <br />
rado por que aquel arreglo de sus cosas le<br />
aumentaba inútilmente sus horas de labor,<br />
acababa siempre, sin embargo, por reirse y<br />
contar á los compañeros, con su verba jovial,<br />
las gracias del organizador de los papeles,<br />
que nunca fué molestado mientras quizo trabajar<br />
en la imprenta. La autoridad lo toleraba,<br />
pese á sus desm anes y nunca hizo daño d-*<br />
<strong>mayo</strong>r cuantía.<br />
En fin. no sabiendo á ciencia cierta lo que<br />
es orden, y en el caso de escribir con pié<br />
forzado, para acompañar los herm osos dibujos<br />
de un inspirado artista amigo m ió,—com posiciones<br />
llenas de fuerza y de gracia, - y para dejar<br />
mi grano de arena en la montaña que
Defensora de la propiedad.<br />
«La policía penetró ayer en el local de los Obreros del Puerto, habiéndose incautado<br />
en secretaría de papeles y objetos que, á su ju icio, comprometen á los m iembros<br />
de dicha asociación-*. (N o ticia dada en un diario de Buenos A ires con fecha<br />
3 de Mayo de <strong>1909</strong>).<br />
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Cuando son obreros católicos.<br />
— A las órdenes de Vds. caballeros. L a fio lieía se hace un honor en atender<br />
sus indicaciones...<br />
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Cuando son obreros anarquistas.<br />
— ¡ Atropeyenlós, no más ! ¡ M etanlés bala ! ¡ P or desordenaos y por grin gos !..<br />
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Miembros de "La Templanza.”<br />
«No se puede beber»<br />
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La policía inhibitoria.<br />
No se puede escupir<br />
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Telones y Bambalinas<br />
La primera zarzuela argentina que vi representar,<br />
se titujaba /-'arras carnavalescas. Eran<br />
sus autores Manolo Argerich y Carlos Pintos.<br />
Mi querido y caballeresco amigo Argerich (de<br />
quien he de hablar varias veces en estas<br />
crónicas) no ha de resentirse á buen seguro,<br />
por la evocación que yo haga, de aquella<br />
noche toledana. Nada más agradable que recordar<br />
penurias y trances desgraciados al que<br />
goza de felicidad plena y á quien el éxito le ha<br />
sonreído bastante veces... P o r lo demás, la<br />
vida de los autores dramáticos, está vinculada<br />
á gran des fracasos... En cuanto á Carlitos<br />
Pintos, que acabó sus días en una casa de<br />
salud, mordido por la locura, es bueno hacer<br />
constar, que después de las Farras Carnavalescas,<br />
no volvió á reincidir. Fué un brillante<br />
periodista que tuvo la voluptuosidad de enemistarse<br />
con todo el mundo, menos conmigo,<br />
que trabajé á su lado durante seis años en la<br />
redacción de E l Tiempo.<br />
En la época á que voy A referirme, un estreno,<br />
de autores locales, revolucionaba al público<br />
de Buenos Aires. Es de imaginarse como<br />
estaría aquella noche de las Farras carnavalescas<br />
la sala del teatro Goldoni, que se dem olió<br />
para construir en su solar, el Rivadavia,<br />
hoy Moderno. Con muchos días de anticipación<br />
se habían agotado las localidades. Funcionaba<br />
á la sazón, en su escenario, con grandísimo<br />
éxito, una troupe de género chico de la<br />
que formaban parte Enrique G il, el viejo A rcillan<br />
, Mesa, desertor de la compañía Tubau.<br />
Calé, las Millanes y otros elementos de la<br />
extinguida tem porada del Variedades.<br />
El Goldoni era un inmundo barracón, que<br />
tenía más vestíbulo que sala y menos sala que<br />
escenario. Sin embargo, allí se representaban<br />
las obras de una manera extraordinaria. Pastor<br />
y Garrido se enriquecieron fabulosam ente en<br />
dos temporadas memorables.<br />
M anolo Argerich, por sus vinculaciones de<br />
enfatit gatd y C arlitos Pintos que había logrado<br />
significarse como un cronista de gran porvenir,<br />
llevaron al Goldoni, á un público, que<br />
no era precisamente el habitué del barracón<br />
de la Plaza Lorea...<br />
Farras carnavalescas se representaría en<br />
tercera sección. Aparecía en el cartel com o<br />
un sandwiche, entre Las tentaciones de San<br />
Antonio y De Madrid á Daris...<br />
El público, nervioso, no hizo repetir aquella<br />
noche la serenata de Tirifilo niel dúo del balcón...<br />
Antes de que se quem ase la rueda pirotécnica<br />
que achicharra al pobre Tirifilo, los<br />
espectadores se salieron al vestíbulo como<br />
para dem ostrar que lo que á ellos les interesaba<br />
era el estreno de los autores locales...<br />
De Anatole France<br />
Cuando el maestro Aguirre, de quien tam <br />
bién me he de ocupar en estas páginas, empuñó<br />
la batuta y arrem etió con la sinfonía de<br />
Farras carnavalescas, en la sala del Goldoni,<br />
no habia un solo sitio vacante. Apenas terminada<br />
la sinfonía rodó un formidable trueno<br />
por el espacio y un chaparrón bárbaramente<br />
inoportuno, batió la techumbre de zinc. No se<br />
oía á los actores una palabra. Resultaba de<br />
una comicidad extraordinaria, verles accionar,<br />
gesticular, entrar, salir, sentarse, desesperarse...<br />
en mudo. El aguacero dió una pequeña trégua<br />
de engañapichanga. La algarabía tornose en<br />
silencio sepulcral. Pudimos enterarnos de que<br />
aquello era un café y que todos los personajes<br />
que iban desfilando, volvían de los bailes de<br />
m áscaras. L a s escenas se arrastraban en medio<br />
de una languidez abrumadora. De repente?, un<br />
guasón bosteza insolentemente en su palco y<br />
el público, lanza la prim era ansiada carcajada<br />
que no había logrado ninguno de los innumerables<br />
chistecitos de la obra. Restablecido el<br />
primer amago de esta otra tormenta, dice Gil<br />
á A rellano:<br />
¿De donde vienes, Mangudor<br />
- Del Nacional.<br />
, —¿Como ha estado?<br />
^—¡Macanudo!<br />
— Yo anduve vagando.<br />
Del plata hasta el! Español.<br />
— Che, mozo, otra Mono pol.<br />
Antes de que el niozo le destapase la botella<br />
de agua mineral á Enrique G il, se produjo el<br />
prim er jaleo de la n^che.<br />
A partir de esa escena, el escándalo fué m ayúsculo.<br />
Y o he asistido á las silvas espantosas<br />
de Et principe Luzbel, de E l gobernador de<br />
Córdoba, donde hubo hasta puñaladas; de<br />
Juca Tigre, de la parodia de Rigoletto, de Un<br />
año en una noche que salió el público en<br />
manifestación por la Avenida de Mayo, pidiendo,<br />
ía cabeza de los autores; en fin, señores,<br />
yo he oido el meneo de La Juga de Mazepa,<br />
cíue es mía y sin em bargo, ¡a indiada de Las<br />
Farras Carnavalescas no se me ha podido<br />
olvidar.<br />
S o b a jó el telón antes de tiempo; se suplicó<br />
á la concurrencia que desalojase ¡a sala; intervino<br />
de mala manera la policía y por último<br />
aprovechando el temporal que nuevamente se<br />
había desencadenado, Don Valentín Garrido<br />
mandó á los maquinistas al techo con orden<br />
de abrir la claraboya y de correr los cristales<br />
de los tragaluces. Aquello fué un diluvio... Hubo<br />
espectador que abrió con toda flema el paraguas<br />
y siguió silvando...<br />
E n r iq u e G a r c ía V e l l o s o .<br />
I’ or mi parte no descubro en la humanidad ningún signo decadente. Plácame oir hablar de la decadencia<br />
No creo en ella. No creo tampoco que hallamos tocado el más alto punto de la civilización. Creo que la evolución<br />
de la humanidad y las diferencias que se producen de siglo en siglo en las costumbres son, si bien se<br />
considera, más pequeñas de lo que pueda imaginarse.<br />
Sin embargo nos impresionan. Y las innumerables semejanzas que tenemos con nuestros padres apenas las<br />
notamos La marcha del mundo es lenta. El hombre posee el genio de la imitación No inventa nada. Hay en<br />
sicología como en física una ley de la gravedad que adhiere al viejo suelo, Teófilo Qauthier, que era un filó <br />
sofo á su manera, con algo de turco en su sabiduría, observaba, no sin melancolía, que los hombres ni siquiera<br />
habían in van tilo el octavo picado can tal...<br />
Paseando esta mañana por las calles he visto unos albañiles que construían una casa suspendiendo piedras<br />
como los esclavo* de T.aebas y da Nlnlve. Hvisto unos re ;¡én casados que salían de la iglesia para ¡r á la<br />
fonda seguidos del cortejo cu npliendo, sin melancolía, los ritos tan .as veces seculares. He encontrado á un<br />
poeta lírico qae me ha recitado sus versos que considera inmortales y entretanto pasaron caballeros cubiertos<br />
Con cascos, los cascos d i (os legionarios y de los hoplitas; el casco de bronce que llevaban los guerreros hom<br />
éricos, del qua aun colgaba para atem orizar al enemigo la ondulante crin que privó del conocimiento al<br />
niño Astyanax en los bracos de su no Iriza. Esos caballeros eran... la guardia republicana!<br />
Ante tal Visión y pensando qua los panaderos de París cuecen el pan en hornos como los del tiem pi de<br />
Abrahatn he repetido la palabra del libro: «Ñada hay nuevo bajo el sol». No me admiro pues de soportar leyes<br />
civiles que va eran viajas cuando Cesar (ustiniano formó con ellas un cuerpo venerable.<br />
,\ \ 'A T O I . I . E i í W I 'K<br />
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La policía maternal<br />
¡ Que lo larguen !... ¡ ftue lo larguen !.<br />
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.a policía moralizadora.<br />
«No se puede am ar*.<br />
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La policía chinche.<br />
No se puede dorm ir<br />
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La policía protectora.<br />
«IJ1 agente número 426 ha sido prem iado por la Sociedad Protectora de Anim ales.<br />
Se recordará que este m eritorio em pleado salvó el mes anterior la vida de un pobre<br />
gato sacándolo de un albañal donde el anim alito se había introducido im prudentem<br />
ente». D ecididam en te: ¡H a y que hacerse gato !...<br />
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Reportajes del momento.<br />
ha misión del autor de t,a Australia <strong>Argentina</strong>>— Sus propósitos - Su<br />
obra actual y futura—ha <strong>Argentina</strong> en la «Enciclopedia Espasa<br />
Roberto J. P a y ró nos fnó presentado por<br />
Alberto Ghiraldo, á r a iz d e su lleg a d a á M u c <br />
h o s A ires: le estrecham os la m ano devotamente,<br />
orgullosos de con o cer al e sc rito r de<br />
tan fecundos bríos que goza, en ésta su patria<br />
muy am ada, donde su nom bre vibra al<br />
unisono del alm a n a c io n a l,- de reputación sólida,<br />
arraigada tanto entre ios intelectu ales<br />
como en el gran público. P o r su persona y<br />
por su talen to ,- una herm osa dualidad de no<br />
vulgar m érito.—P a yró e s generalm ente estimado<br />
y su producción m últiple, de pensador y<br />
de artista, es ob ra que todos adm iran<br />
con entusiasm o y á. la que no se Je han regateado<br />
aplausos en ningún tiem po. Periodista<br />
desde muy jo ven , llega, rápidam ente,<br />
sin obstáculos ni tropiezos, á ocupar un puesto<br />
brillante en la prensa argen tin a; literato,<br />
triunfa en las n arracion es y en los cuentos,<br />
sin que para él existan d ificultades de estilo,<br />
rebeldías d ialécticas, fra ca so s de observador<br />
ó de prosista: dram aturgo, a lcan za la. m ás<br />
alta gloria á que puede a sp ira r un autor:<br />
verse no y a a g a sa ja d o , sino aclam ad o por<br />
todo un público consciente. Y si el aplauso<br />
no puede escu ch arse aún, ahí están, para<br />
testimoniarlo, los libretos en que su alm a,in erte<br />
y briosa, ha trazado rasgos m a e s tro s___<br />
La personalidad de P avró , que nos era conocida<br />
de antaño por cró n icas bibliográficas,<br />
hemos podido profundizarla con recientes<br />
lecturas du sus obras; y m ás tarde, para<br />
nuestra satisfacción, con el conocim iento de<br />
su persona, lis P a y ró una de esa s figuras de<br />
relieve, de trazas vigorosas, que no se olvidan<br />
con facilidad; su verbo, nada copioso<br />
en divagaciones pedantescas, os ágil é ingenioso,<br />
nutrido de concepciones afortunadas<br />
que tienen, para reunir todos los m éritos, el<br />
valiosísimo de la expontaneidad : sus labios,<br />
algo excépticos y burlones, poseen el gesto<br />
elocuente de los hom bres que no han m entido<br />
nunca....... Nos lia sido sim pático y , á<br />
poco deoirle, le hem os estim ado am pliam ente,<br />
sin reservas personales: la galla rd ía de<br />
su talento v las expresiones lum inosas do su<br />
alma, son dos cualidades que ejercen, en él,<br />
un poderoso a trae .iv o de im posible resistencia.<br />
Interrogándole, nos lia contestado am ablemente:<br />
y como sus d eclaracio n es en cierran<br />
un interés doble, el que le dá su persona y<br />
el que le presta la actualidad, 110 dudam os en<br />
hacerlas públicas.<br />
—He venido á Buenos A ire s—nos h a dicho<br />
l’ayró—por cuestiones de índole personal: de<br />
paso, represento la « Knciclopedia Kspasa.»<br />
que se publica en B arcelo n a y de la que van<br />
editados cuatro tom os de la. letra A. He sido<br />
designado para escribir y re v isa r todoaque-<br />
lle que se refiera á la R epública A rgentina,<br />
El "affiche” en Buenos Aires.<br />
lo que haré por el deseo de (pie los lectores<br />
de lengua castellan a encuentren en esa Knciclopedia,<br />
donde colaboran ilustres literatos<br />
y artistas, la. fuente de inform es m ás exacta,<br />
y concienzuda que se h aya publicado en todo<br />
tiempo s ó b re la R epública A rgentina. Ks-<br />
pero triunfar, con la contribución eficaz de<br />
los que por esta tierra se interesen. Creo,<br />
por lo tanto, que no fra casa ré en mí em peño,<br />
y que, aunados de buena voluntad todos<br />
los elem entos, la «Knciclopedia Kspasa», tendrá<br />
en sus páginas la representación de una<br />
<strong>Argentina</strong> tal com o e s en realidad, sin fabu-<br />
la c io n e sg ro te sc a s é in exactitu d es en extrem o<br />
perjudiciales. A ctualm ente, tengo escrito mucho<br />
y revisado bastante, pero de hoy en adelante,<br />
con los datos y las inform aciones (pie<br />
me proporciono pacienzudam ente en esta<br />
Capital, trab ajaré con la seguridad del que<br />
tem e 110 eq u ivocarse, diafanizando aquello<br />
que, por saludo de largo tiempo atrás, resulta<br />
vago é im preciso Con nuevos docum<br />
entos a la vista, espero que no be de ser<br />
1111 mal enciclopedista...<br />
K11 lo tocante á la p árle b io gráfica,pondré<br />
especialísim o cuidado; y 110 sólo desfilarán<br />
por ella las figuras h istó ricas, sino tam bién<br />
la s contem p oráneas de con sagrad o relieve y<br />
m érito indiscutible: literatos, artistas, hombres<br />
de cien cia, políticos, etc. etc. tendrán<br />
alli un lu gar preferente. Yo hago, pues, una<br />
invitación á la s personalidades sud-amo-<br />
ricanas p ara que me envíen, contribuyendo<br />
así á ¡Ja m ejor realización de mi propósito,<br />
los datos que se requieren p ara una perfecta<br />
inform ación biográfica.. Igualm ente, e x <br />
tiendo mi invitación á los elem entos olicia-<br />
les y p articu lares por si desean contribuir,<br />
con su esfuerzo valiosísim o, á la m ás perfecta<br />
y docum entada fuente de noticias que<br />
ha (le e x istir sobre la R epública A rgentina.<br />
Si usted llega á p u b licáro sla s d eclaracio n es,<br />
110 se olvide de que mi dirección e s la de /ose'<br />
Espasa é Hijos, Barcelona, á donde pueden<br />
e n via r los libros, m onografías, m em orias, revistas,<br />
etc. etc. que el público en general, y<br />
particularm ente los intelectu ales, tuvieren n<br />
bien dedicarm e.<br />
Próxim am ente, la«Knciclopedia Kspasa» pub<br />
licará el tomo en que está com prendida la<br />
palabra <strong>Argentina</strong> y allí hem os de ad m irar<br />
el brioso esfuerzo de P a y ró , que pronto se<br />
aleja de este pais p ara seg u ir trabajando p or<br />
él en Europa, que e s donde se necesitan,<br />
m ás que buenas p alabras y argum en taciones<br />
conven cionales, h ech os de loable,trascend<br />
en cia: m ás que títeres diplom áticos, hombres<br />
de cerebro y corazón, que es com o d ecir:<br />
gloriosos reflejos del alm a a rg e n tin a .............<br />
R uy de L lgo V iñ a.<br />
Desde el presente número comenzamos á publicar una larga serie Ce affiches ^ escocidos de entre los que<br />
figuraron en el Concurso de Ultima Hora. Recordando la expléndida edición de una revista de Barcelona, con motivo<br />
de otro concurso semejante, no liemos dudado en traer á nuestras páginas una manifestación artística que.<br />
en vez de ser llevada al cartel callejero, cuadra mejor en publicaciones de la índole de Ideas yFiguras, donde<br />
adquiere el relieve á que es merecedora.<br />
El affiche, actualmente, es algo más que un mero aviso colorinesco. Los dibujantes, en su afán de<br />
multiplicarse, democratizando el arte, se han convencido de que también fuera de los círculos clásicos puede<br />
hacerse obra laudable, de trascendental prestigio estético: el affiche. pues, ha logrado el parangón ó que es<br />
acreedor y esta revista, en su campaña de arte, lo recoge en sus páginas con no disimulado regocijo.<br />
Hoy, publicamos uno de Sachetti que ha merecido unánimes elogios y en los próximos números ofreceremos,<br />
respectivamente, los de ZaVatta/o, Alonso, Rojas, Fabatz, Non,etc. etc. que merecieron premios en el concurso<br />
del popular diario de la noche.<br />
« Ideas y Figuras « que acepta con orgullo todo loable empeño, continuará en su propósito de dar á conocer<br />
la evolución del affiche, que tan grande éxito ha logrado en Buenos A ires desde que se manifiesta en una<br />
forma puramente artística<br />
www.federacionlibertaria.org
Música de actualidad.<br />
Vengo aterrada, mister, no camine,<br />
que el Escuadrón se acerca, lave María!<br />
No vaya para allá; corre peligro...<br />
—¡Mi ser inglés! ¡No teme policía!<br />
— ¡Ah, gran país Am érica! La pucha!...<br />
¡Qué cosas suceder! Esto está loco...<br />
Pero... ¡mí ser inglés! Á mí qué importa?<br />
¡A inglés importa poco!<br />
— Camine pa delante y no conteste;<br />
y si no se disuelve á la minuta,<br />
me lo disuelvo yo, ¿no se da cuenta?,<br />
me lo di>.u
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