16341.Boletin Iesus Caritas 159

ar y lo va a hacer tratando directamente de la relación del amor entre
hombre y mujer –el amor arquetipo– con el amor de Dios. ¿Cómo se relacionan?
¿Son contradictorios o deben de estar unidos? En la visión cristiana
deben estar unidos, pues así el amor humano alcanza su plenitud y el
amor divino produce todos sus frutos.
2.2. Desde la filología: Éros, Filía y Agápe
Un primer tipo de análisis es de carácter filológico e histórico, en que
se analiza el sentido etimológico y uso histórico del vocabulario empleado
fuera y dentro de la Biblia para designar la realidad del amor. Fuera de la
Biblia, en el mundo griego hay tres vocablos para designar el amor: éros,
filía y agápe, de los que el último tiene poco uso.
Filía
El vocablo más frecuente es el verbo fileo, que indica en general afección
hacia una persona o una cosa, en primer lugar hacia parientes y amigos,
pero normalmente comprende toda la dimensión del sentimiento de
placer y benevolencia hacia cualquier persona o cosa, incluidos los dioses.
De este verbo se derivan filía, que significa amistad, amor, adhesión afectiva
y filos, amigo. A la luz de esta palabra el amor es una acción de la persona
que incluye sentimiento, entendimiento y voluntad, es decir, amar es la
adhesión consciente y voluntaria hacia una persona, adhesión que debe traducirse
en hechos, como solicitud, presteza, hospitalidad. A veces se aplica
a las cosas en el sentido de que agradan. Y un dato importante: en el mundo
griego se trata de un amor humano, que no tiene en sí matiz religioso.
Éros
Éros es un sustantivo más rico y de más uso. El sustantivo se deriva del
verbo eráo, desear vivamente, desear tener para completarse. Éros es primariamente
un deseo vivo de algo que realiza a la persona y esto explica
que en el mundo griego se haya aplicado a diversos objetos, como a la vida
moral (amor a las virtudes), a la vida artística (amor a lo bello), a la vida
filosófica (amor a la verdad) y a la vida religiosa (amor a la divinidad, a la
inmortalidad). Se trata de una concepción del amor donde está muy presente
el sentimiento con o sin actos racionales de conocer y querer libre.
Lo importante es la aspiración posesiva ardiente. Esto excluye el que Dios
ame, puesto que no necesita de nada, y excluye igualmente el amor al enemigo,
a lo que no nos gratifica, a lo que carece de belleza. Por ello, como
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