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Mensaje de 1888 - Ministerio A la Luz de la Biblia

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Cristo y <strong>de</strong> María, y a <strong>la</strong> nuestra, surge <strong>de</strong> esa noción <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> mente natural, <strong>de</strong> que Dios es <strong>de</strong>masiado puro y santo<br />

como para morar con nosotros y en nosotros, en nuestra<br />

naturaleza humana pecaminosa: pecaminosos como somos,<br />

estamos <strong>de</strong>masiado alejados <strong>de</strong> él en su pureza y<br />

santidad como para que él venga a nosotros tal como<br />

somos.<br />

La fe verda<strong>de</strong>ra –<strong>la</strong> fe <strong>de</strong> Jesús– es que, alejados como<br />

estamos <strong>de</strong> Dios en nuestra pecaminosidad, en nuestra<br />

naturaleza humana en <strong>la</strong> que él tomó, vino a nosotros allí<br />

don<strong>de</strong> estamos, que, infinitamente puro y santo como es<br />

él, y pecaminosos, <strong>de</strong>gradados y perdidos como estamos,<br />

Él en Cristo, por el Espíritu Santo, quiso voluntariamente<br />

morar con nosotros y en nosotros, para salvarnos, purificarnos<br />

y hacernos santos.<br />

La fe <strong>de</strong> Roma es que <strong>de</strong>bemos necesariamente ser puros<br />

y santos a fin <strong>de</strong> que Dios pueda morar con nosotros.<br />

La fe <strong>de</strong> Jesús es que Dios <strong>de</strong>be necesariamente morar<br />

con nosotros, a fin <strong>de</strong> que podamos ser puros y santos."<br />

(Id., p. 39).<br />

Jones encuentra un gran significado en <strong>la</strong> frase "en <strong>la</strong><br />

carne", <strong>de</strong> Rom. 8:3, en referencia con <strong>la</strong> carne <strong>de</strong><br />

Cristo. Cristo con<strong>de</strong>nó el pecado en su carne, y lo con<strong>de</strong>nó<br />

así en toda carne. Jones vio en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra semejanza<br />

mucho más que un parecido superficial, que<br />

camuf<strong>la</strong>ría en realidad <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> diferencia:<br />

"So<strong>la</strong>mente en ese sujetarse a sí mismo a <strong>la</strong>s leyes <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

herencia podía enfrentar al pecado en una medida plena<br />

y verídica <strong>de</strong> lo que el pecado es en realidad.<br />

... En toda persona existe, en muchas maneras diferentes,<br />

<strong>la</strong> disposición a pecar, heredada <strong>de</strong> generaciones pasadas,<br />

no culminada todavía en el acto <strong>de</strong> pecar, pero<br />

siempre dispuesta, cuando <strong>la</strong> ocasión lo permite, a consumarse<br />

en <strong>la</strong> comisión real <strong>de</strong> pecados...<br />

Esa disposición hereditaria al pecado <strong>de</strong>be ser afrontada<br />

y subyugada,... esa ten<strong>de</strong>ncia hereditaria que hay en nosotros,<br />

hacia el pecado...<br />

Nuestra disposición fue puesta sobre él, cuando él fue<br />

hecho carne...<br />

Así, él se enfrentó al pecado en <strong>la</strong> carne que tomó, y<br />

triunfó sobre él, como está escrito: ‘Dios enviando a su<br />

Hijo en semejanza <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> pecado, y a causa <strong>de</strong>l pecado,<br />

con<strong>de</strong>nó al pecado EN LA CARNE’. [Rom. 8:3]"<br />

(Id., p. 40 y 41).<br />

"Para guardarnos <strong>de</strong> pecar, su justicia nos es impartida<br />

en nuestra carne, lo mismo que nuestra carne, con su<br />

disposición al pecado, le fue impartida a él." (Id., p. 42).<br />

Así, tanto por herencia como por imputación, fue cargado<br />

con ‘el pecado <strong>de</strong>l mundo’. Y <strong>la</strong>strado <strong>de</strong> ese modo,<br />

con esa inmensa <strong>de</strong>sventaja, pasó triunfalmente por el terreno<br />

en el que, sin ninguna sombra <strong>de</strong> <strong>la</strong>stre o <strong>de</strong>sventaja,<br />

falló <strong>la</strong> primera pareja...<br />

Y con<strong>de</strong>nando el pecado en <strong>la</strong> carne, aboliendo <strong>la</strong> ene-<br />

26<br />

mistad en su carne, él libra <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

herencia; y pue<strong>de</strong> así, en toda justicia, impartir su divina<br />

naturaleza y po<strong>de</strong>r para elevar por encima <strong>de</strong> esa ley, y<br />

mantener elevada por sobre el<strong>la</strong>, a toda alma que lo recibe."<br />

(Id., p. 43).<br />

Ahora sigue el po<strong>de</strong>roso l<strong>la</strong>mado evangélico, en el que<br />

E. White basó su <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ración <strong>de</strong> que "ese es el mensaje<br />

que Dios ha encomendado que se <strong>de</strong> al mundo":<br />

"Dios, enviando a su Hijo en semejanza <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> pecado,<br />

Cristo tomando nuestra naturaleza como nuestra<br />

en su pecaminosidad y <strong>de</strong>generación, y Dios morando<br />

constantemente con él y en él en esa naturaleza, en eso<br />

Dios <strong>de</strong>mostró por siempre a todos que no hay alma en<br />

este mundo tan cargada <strong>de</strong> pecados o tan perdida que<br />

Dios no se comp<strong>la</strong>zca en morar con y en él para salvarle<br />

<strong>de</strong> todo ello, y para conducirle en el camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia<br />

<strong>de</strong> Dios.<br />

Así, ciertamente su nombre es Emmanuel, que significa<br />

‘Dios con nosotros’ " (Id., p. 44).<br />

Está bien c<strong>la</strong>ro que ese mensaje está basado enteramente<br />

en <strong>la</strong>s Escrituras. Las mismas pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Jesús<br />

en los evangelios <strong>de</strong> Juan y Mateo, nos <strong>de</strong>scubren <strong>la</strong><br />

naturaleza <strong>de</strong> su propia lucha interna contra <strong>la</strong> tentación<br />

(Juan 5:30; 6:38 y Mat. 26:39). Tomó sobre sí<br />

una voluntad que tenía constantemente que ser negada<br />

a fin <strong>de</strong> seguir <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> su Padre; y <strong>la</strong> intensidad<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha fue tal en Getsemaní que sudó gotas <strong>de</strong><br />

sangre. Pablo aña<strong>de</strong> que se negó a sí mismo<br />

(Rom. 15:3).<br />

Lo anterior explica cómo fue enviado "en semejanza<br />

<strong>de</strong> carne <strong>de</strong> pecado, y a causa <strong>de</strong>l pecado, con<strong>de</strong>nó al<br />

pecado en <strong>la</strong> carne" (Rom. 8:3). Pablo explica cómo<br />

nosotros "éramos siervos bajo los rudimentos (stoichea)<br />

<strong>de</strong>l mundo. Mas...Dios envió su Hijo... hecho<br />

súbdito a <strong>la</strong> ley, para que redimiese a los que estaban<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley" (Gál. 4:3-5). Cristo fue enviado para<br />

resolver el problema <strong>de</strong>l pecado allí don<strong>de</strong> éste radicaba,<br />

entrando en <strong>la</strong> esfera en <strong>la</strong> que esos po<strong>de</strong>res se<br />

habían atrincherado. Y habiendo invadido el territorio<br />

<strong>de</strong>l enemigo, lo conquistó. Asumió <strong>la</strong> naturaleza<br />

humana caída que había sido invadida por los po<strong>de</strong>res<br />

<strong>de</strong>l mal, y en territorio ocupado por el enemigo, ganó<br />

<strong>la</strong> victoria por nosotros. Ser "hecho súbdito a <strong>la</strong> ley"<br />

no pue<strong>de</strong> significar <strong>de</strong> ningún modo ser súbdito <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

ley judía ceremonial, ya que en ese caso sería a judíos<br />

literales a los únicos que hubiera venido a "redimir".<br />

"Súbdito a <strong>la</strong> ley" significa c<strong>la</strong>ramente <strong>la</strong> misma esfera<br />

que los "rudimentos <strong>de</strong>l mundo" tal como los hemos<br />

conocido. Él conoció nuestro conflicto con <strong>la</strong> voluntad,<br />

y allí don<strong>de</strong> nosotros caemos, él venció.<br />

Nos reconcilió "en el cuerpo <strong>de</strong> su carne, por medio <strong>de</strong><br />

muerte". "Despojando los principados y <strong>la</strong>s potesta<strong>de</strong>s,

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