La Sabana de Bogotá - Biblioteca Nacional de Colombia
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;t:LECCION<br />
SAMPER<br />
ORTEGA<br />
TOM..'\S<br />
RUEDA<br />
VARGAS<br />
58<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
SELECCION SAMPER ORTEGA DE LITERATURA COLOMBIANA<br />
N. 0 58<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong> <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong><br />
POR<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
TERCERA EDICION<br />
Editorial Minerva, S. A.<br />
BOGOTA-COLOMBIA.
SELECCION SAMPER ORTEGA<br />
DE LITERATURA COLOMBIANA<br />
ENSAYOS<br />
No 58.<br />
LA SABANA DE BOGOTA<br />
POR<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
TERCERA EDICION<br />
Editorial Minerva, S. A.<br />
BOGOTA-COLOMBIA.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
Los hermanos Samper Brush, en su constante<br />
afán por la reforma educativa en <strong>Colombia</strong> trajeron<br />
en 1909 una familia <strong>de</strong> maestros ingleses para establecer<br />
en la hacienda ·<strong>de</strong> "El Chicó" una escuela<br />
mo<strong>de</strong>rna, la cual, aunque no pudo prosperar, vino<br />
a ser como la semilla <strong>de</strong>l "Gimnasio Mo<strong>de</strong>rno", ins<br />
tituto que con mejor fortuna fundaron ellos mis<br />
mos y Agustín Nieto Caballero ..<br />
Nunca olvidaré cierta mañana en que se presentó<br />
al colegio inglés un hombre calvo y pequeño dizque<br />
a dictarnos la clase <strong>de</strong> historia patria. En plática<br />
salpicada <strong>de</strong> gracejos díjonos cómo habían pobla<br />
do a España los iberos y los celtas Y cómo las dos<br />
razas se habían fundido a la postre en las mesetas<br />
centrales <strong>de</strong> Castilla. Ofreció volver al otro día a<br />
terminar el cuento, que los niños encontrámos muy<br />
interesante, pero no lo vimos más. Andando el tiem<br />
po, al tratar íntimamente a mi maestro <strong>de</strong> historia<br />
en el curso <strong>de</strong> una amistad fraternal .y en extremo<br />
provechosa para mí, hube <strong>de</strong> convencerrp.e <strong>de</strong> que<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
·LA SABANA DE BOGOTA 9<br />
podido tratar íntimamente al eximio don Miguel<br />
Antonio, y oír <strong>de</strong> sus labios los <strong>de</strong>talles más intere<br />
santes sobre los sucesos en que el mismo Caro había<br />
sido actor, Y sobre todo, sus apreciaciones sobre los<br />
hombres, sagaces Y finas como pocas, y harto crueles<br />
a veces.<br />
De 1924 a 1926 Tomás sirvió como asesor <strong>de</strong> la<br />
Misión Pedagógica contratada por el general Os<br />
pina y compuesta por los técnicos alemanes Gloe<br />
ckner, Eitel y Decker y <strong>de</strong> los colombianos Tomás<br />
Rueda Vargas, Gerardo Arrubla y Emilio Ferrero.<br />
Pero siempre, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1917, la base <strong>de</strong> operaciones y<br />
sobre todo, <strong>de</strong> preocupaciones, <strong>de</strong> Rueda Vargas,<br />
ha sido y será el Gimnasio Mo<strong>de</strong>rno, don<strong>de</strong> él y<br />
Agustín Nieto Caballero están realizando una obra<br />
gigantesca.<br />
<strong>La</strong> producción literaria <strong>de</strong> Tomás Rueda Var<br />
gas, tan escasa como apreciable, se encuentra reunida<br />
en los tomitos intitulados "Vibraciones" y<br />
"Pasando el rato" y en este primoroso ensayo sobre<br />
la <strong>Sabana</strong> <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>, que es <strong>de</strong> lo mejor que se haya<br />
escrito entre nosotros en ese género.<br />
Ultimamente ha publicado otro precioso libro que<br />
intituló "Visiones <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>".<br />
Pero la experiencia misma lo ha hecho escéptico:<br />
don<strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, cegados por el entusiasmo y acaso<br />
por la suficiencia, vemos alguna vez un posible<br />
triunfo, él adivina el fracaso. De allí talvez pro-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA<br />
POR<br />
Tomás Rueda Vargas<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA<br />
A "Santa Ana", a "El Salitre", a "<strong>La</strong>s<br />
Monjitas", campos que con el cariño <strong>de</strong>l<br />
hogar, la luz <strong>de</strong>l amor y el calor <strong>de</strong> la<br />
amistad, me han comunicado si no la comprensión,<br />
sf el sentimiento <strong>de</strong> esta <strong>Sabana</strong><br />
cuya alma quiero unir a la mía en estas<br />
lineas que ofrendan mi trabajo a esos tres<br />
pedazos <strong>de</strong> su tierra que riegan las aguas<br />
<strong>de</strong>l Molino, <strong>de</strong>l Teusacá, <strong>de</strong>l Bojacá.<br />
Cuando los iniciadores <strong>de</strong> estas conferencias<br />
quisieron que yo fuera uno <strong>de</strong> los escogidos,<br />
pensé varios temas: la Patria Boba, la emigración<br />
<strong>de</strong>l año 14, la dictadura <strong>de</strong> Urdaneta. Y<br />
a medida que trataba <strong>de</strong> profundizar el asunto,<br />
tropezaba con la misma enormidad <strong>de</strong> él. Son<br />
tan superficiales los estudios que hacemos, tan·<br />
rápida y. agitada la vida que llevamos todos<br />
aquí; son tan a flor <strong>de</strong> tierra nuestras bases <strong>de</strong><br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
14<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
cultura como los cimientos <strong>de</strong> Chapinero. ¿Por<br />
qué no nos habla usted <strong>de</strong> Obando? Sería muy<br />
interesante. me <strong>de</strong>cía alguno <strong>de</strong>teniéndome en<br />
mitad <strong>de</strong> la calle. Y dos noches me <strong>de</strong>svelaba<br />
yo, encantado con la indicación, mas al cabo<br />
concluía adquiriendo una triste verdad: que yo,<br />
profesor <strong>de</strong> historia en dos colegios <strong>de</strong> lo mejor,<br />
sabía tanto <strong>de</strong>l famoso caudillo como el último<br />
<strong>de</strong> mis discípulos. Y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la imposibilidad<br />
absoluta <strong>de</strong> llegar en pocos meses a dominar<br />
una siquiera <strong>de</strong> las múltiples fases que presen<br />
ta la vida romántica, trágica y acci.<strong>de</strong>ntada <strong>de</strong><br />
aquel Atrida, me <strong>de</strong>spedía .con dolor <strong>de</strong> la acariciada<br />
ilusión <strong>de</strong> conmover a un auditorio <strong>de</strong><br />
elección mostrándole con habilidad, mayor o<br />
menor -yo la suponía para mis a<strong>de</strong>ntros, humana<br />
e inmo<strong>de</strong>stamente, siempre mayor que<br />
menor- la figura enormemente atractiva <strong>de</strong><br />
ese expósito acariciado por todos los halagos<br />
y perseguido por todas las <strong>de</strong>sdichas.<br />
¿Verdad que nos va a hablar usted <strong>de</strong> histo<br />
ria patria? me pregunta una señora en un té al<br />
cual caí yo como <strong>de</strong> las nubes -¿no sería me<br />
jor que tratara usted· algo relacionado con Na-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 15<br />
poleón? Aventuré tímidamente, pues la elegancia<br />
<strong>de</strong>l medio me <strong>de</strong>sconcertaba mis i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l<br />
momento: (Andaba yo por Berruecos tras el<br />
asesinato <strong>de</strong>l mariscal Sucre). ¡ Alh! correcto,<br />
muy correcto, interrumpió un caballerito a la<br />
última moda, que se arreglaba alternativamente<br />
la raya <strong>de</strong>l pantalón y la <strong>de</strong>l peinado; Sucre, sí,<br />
Sucre, ese negro tan malo que mató a un general<br />
en el Ecuador. Como el mozo había viajado<br />
mucho y se había educado en un colegio<br />
<strong>de</strong> nobles no sé si en Escocia o en el Canadá '<br />
me guardé cobar<strong>de</strong>mente <strong>de</strong> contra<strong>de</strong>cirle.<br />
En fin, una a una fueron muriendo, ya a mis<br />
manos, ya a ajenos golpes y antes <strong>de</strong> nacer siquiera<br />
los pobres hijos que me hacía concebir<br />
ora mi excesiva pretensión, ora la exagerada<br />
i<strong>de</strong>a que <strong>de</strong> mis capacida<strong>de</strong>s suelen tener mis<br />
amigos, y al cerrar el capítulo <strong>de</strong> los proyectos<br />
históricos <strong>de</strong> alto vuelo no pu<strong>de</strong> menos <strong>de</strong> recordar<br />
una anécdota <strong>de</strong> don Diego Fallon y otra<br />
ele Roberto <strong>de</strong> N arváez.<br />
-Haga usted una oda al Tequendama. ¿Por<br />
qué no compone usted un himno al Sol? y otras<br />
indicacion·es por el estilo, hacía a .don Diego<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
16<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
un buen amigo que le acompañaba en sus paseos<br />
vespertinos. Y a solas dolíase el poeta <strong>de</strong><br />
su incapacidad, hasta que dio en el clavo y <strong>de</strong>s:<br />
cansó exclamando: ¡Ah! si aquel hombre no me<br />
da temas, sino títulos.<br />
A Narváez, artista en toda la extensión <strong>de</strong> la<br />
escala, solían <strong>de</strong>cir en las visitas <strong>de</strong> confianza<br />
la consabida frase: ¿Por qué no nos tocas algo?<br />
¿Pero q1:1é ... ? Pues tocate la Norma.<br />
Así llegué a compren<strong>de</strong>r que, dada la incoherencia<br />
<strong>de</strong> mis estudios y el consiguiente caos<br />
<strong>de</strong> mis conocimientos, en lo cual soy un hijo<br />
legítimo <strong>de</strong> mi tierra, sólo podría acometer con<br />
probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> éxito un tema que excluyera<br />
estudios or<strong>de</strong>nados y especializaciones, y tomé<br />
por el atajo <strong>de</strong> buscar, no ya en mi cabeza, que<br />
se me ahuecaba por momentos, sino en mi vida<br />
y en mi corazón el objeto <strong>de</strong> mi trabajo, y me<br />
encontré con que no conocía el mar ni siquiera<br />
un río gran<strong>de</strong>, y mucho menos los edificios <strong>de</strong><br />
no sé cuantos pisos <strong>de</strong> que oí hablar al pisaver<strong>de</strong><br />
aquel que se figuraba a Sucre ni más ni<br />
menos que un presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Haití, y que había<br />
gastado media fortuna <strong>de</strong> su padre en apren-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 17<br />
<strong>de</strong>r a patinar y a ponerse la corbata; y hallé<br />
que no conozco, si es que la conozco, sino esta<br />
altiplanicie <strong>de</strong> forma irregular que cada mañana,<br />
entre la niebla blanca que anuncia a los<br />
campesinos el verano, o entre la niebla negra<br />
que presagia el invierno, se nos aparece tan bella,<br />
tan nueva siempre, como cuando llevó repentinamente,<br />
<strong>de</strong> un solo golpe y como por una<br />
intuición maravillosa, a la mente <strong>de</strong> Quesada<br />
la más cara y amable <strong>de</strong> las memorias, la memoria<br />
<strong>de</strong> la patria, que es la misma que, guardadas<br />
proporciones, inspira estas palabras para<br />
que sean fecundas, y en la medida <strong>de</strong> mis fuerzas<br />
vengan a engrosar el caudal <strong>de</strong> energías que<br />
por la patria y para la patria han querido encauzar<br />
los espíritus altos y <strong>de</strong>sinteresados <strong>de</strong><br />
los directores <strong>de</strong> Cultura, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta tribuna que<br />
levantó con nobles fines la mano generosa y la<br />
mente comprensiva <strong>de</strong> don Santiago Samper.<br />
*<br />
* . *<br />
Tratemos <strong>de</strong> fijar ante todo lo que se entien<strong>de</strong><br />
por <strong>Sabana</strong> <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>, y para ello no vamos<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>-2<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
18<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
al concepto geográfico, que es bien claro y conocido.<br />
Para un calentano o para un individuo que no<br />
sea bogotano, la <strong>Sabana</strong> es toda la extensión <strong>de</strong><br />
la altiplanicie, sin <strong>de</strong>scontar las la<strong>de</strong>ras que se<br />
confun<strong>de</strong>n con la cordillera, y los valles como<br />
el <strong>de</strong> Sopó, <strong>La</strong> Calera y Tabio. Pero un bogotano<br />
no dice: voy a la <strong>Sabana</strong>, sino cuando se dirige<br />
al occi<strong>de</strong>nte, es <strong>de</strong>cir, a la parte más fértil<br />
<strong>de</strong> la planicie, y así parece enten<strong>de</strong>rla en general<br />
el mismo sabanero, para el cual la <strong>Sabana</strong><br />
significa lo que ellos llaman el riñón, lo que<br />
ro<strong>de</strong>a en varias leguas a la redonda a Punza,<br />
la antigua capital .<strong>de</strong> los chibchas; y ciertamente,<br />
en esa región es don<strong>de</strong> las costumbres<br />
sabaneras han estado más caracterizadas y el<br />
tipo <strong>de</strong>l orejón se ha conservado física y mo<br />
ralmente más fijo. Nosotros preferimos, sin<br />
<strong>de</strong>spreciar este distingo, que tiene su razón <strong>de</strong><br />
ser, aceptar como <strong>Sabana</strong> lo que los <strong>de</strong> fuera<br />
<strong>de</strong> ella entien<strong>de</strong>n por tal, lo que, la visera <strong>de</strong>l<br />
casco y la <strong>de</strong>l espíritu levantadas, abarcó la vis<br />
ta <strong>de</strong>l gran A<strong>de</strong>lantado; haciendo constar la<br />
distinción sutil e inteligente <strong>de</strong> don Diego Suá-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 19<br />
rez, quien, aludiendo a la belleza <strong>de</strong>l norte con<br />
sus aguas puras, sus arboledas y su variedad<br />
<strong>de</strong> paisajes, y a la <strong>de</strong>sapaci-ble fertilidad <strong>de</strong>l occi<strong>de</strong>nte,<br />
sintetizó, no sin ironía <strong>de</strong> propietario<br />
<strong>de</strong> la primera <strong>de</strong> estas regiones, así: "el norte<br />
para la gente, el occi<strong>de</strong>nte para los animales".<br />
Encuadra en este capítulo otra <strong>de</strong>finición<br />
cuya espiritualidad y precisióa no sorpren<strong>de</strong>rán<br />
a nadie al dar a conocer el autor. Usando<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> lunes inmancable <strong>de</strong> todo buen<br />
sabanero, solía yo concurrir hacia las medias<br />
tar<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tales días a hacer tertulia a Jorge<br />
Pombo en su libr·ería, un rincón <strong>de</strong> los más bogotanos<br />
<strong>de</strong> este <strong>Bogotá</strong>, que ya no nos <strong>de</strong>jan<br />
saborear los pitos <strong>de</strong> los automóviles. En cierta<br />
ocasión, en medio <strong>de</strong> aquella sensación <strong>de</strong> paz.<br />
especial que sólo dan las bibliotecas, me contó,<br />
riéndose, que era dueño <strong>de</strong> una hacienda por<br />
allá entre Tabio y Tenjo, y que si yo quería tomarla<br />
en arrendamiento. Con esa avi<strong>de</strong>z <strong>de</strong><br />
potreros y más potreros que sin otro objeto que<br />
el <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r dinero y hacer jornadas intermi<br />
nables, con esa perenne escasez <strong>de</strong> pastos que<br />
aqueja eternamente a todo orejón que se esti-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA<br />
zorro y el venado; <strong>de</strong>l páramo bajan los yugos<br />
.<strong>de</strong> susca, las cabezas y los timones clásicos <strong>de</strong><br />
los arados <strong>de</strong> eh uzo; en los páramos se crían y<br />
se educan los bueyes que no mienten ni por<br />
la pezuña ni por el cacho; por sus pendientes<br />
rueda el humus a enriquecer la planicie, sus<br />
matorrales abrigan las aguas que bajan a fe<br />
cundarla; al amparo <strong>de</strong> sus breñas dispara el<br />
cazador convertido en guerrillero, el guasca y<br />
el sopó confundidos bajo una misma ban<strong>de</strong>ra<br />
dan caza al que reputan enemigo <strong>de</strong> su fe, con .<br />
el mismo natural compañerismo con que batieron<br />
ayer el monte en persecución <strong>de</strong>l animal<br />
dañino que holló su sembrado o mermó su rebaño.<br />
Los páramos guardan mejor que la lla<br />
nura la común poesía, las leyendas, la pureza<br />
<strong>de</strong>l idioma, la raza. Allí encontrais <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />
una recua <strong>de</strong> mulas la cara fosca <strong>de</strong> un contra<br />
bandista que os traslada a la aparición <strong>de</strong>l cuar<br />
to acto <strong>de</strong> Canuen ; en la primera revuelta <strong>de</strong>l<br />
cami no, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> un mostrador, se ríen <strong>de</strong><br />
vuestra fi gura unas mozas como aquellas que,<br />
apretando los dientes, calzarán las espuelas a<br />
Don Quijote en la ·consabida venta; más allá<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
22<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
un grupo <strong>de</strong> jayanes que juegan alegremente<br />
al turmequé os recuerdan a los malsines que<br />
mantearon a Sancho. Todo lo mismo en la lla<br />
nada que en el monte, pero más marcado en<br />
éste por el menor contacto con los centros<br />
gran<strong>de</strong>s. Allí hallamos el idioma como lo <strong>de</strong>jaron<br />
los conquistadores, y es una gloria oír en<br />
pleno cerro que una vieja os saluda con una<br />
salutación castellana <strong>de</strong>l siglo XVI y que usa<br />
verbos como coi'Umbrar, y que el gañán que<br />
guía los bueyes en la huerta habla <strong>de</strong> la besana,<br />
término que ya no vemos sino en poesía tal<br />
cual vez, y llama melgas a los surcos iguales en<br />
don<strong>de</strong> ha <strong>de</strong> caer el trigo, lo mismo que llaman<br />
a los gemelos en Castilla, y que el chino que<br />
pone en zoga al toro le nombra manso como<br />
le dijeron Lope y Cal<strong>de</strong>rón .<br />
•<br />
"' .<br />
¿En qué medida y en qué forma ha inter<br />
venido la <strong>Sabana</strong> en nuestra vida pública?<br />
El sable conquistador interrumpe bruscamente<br />
la vida chibcha. De la historia <strong>de</strong> ese pue-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 23<br />
blG .. el tercero en or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> civilización pre<br />
hispánica, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que resta apenas la<br />
parte legendaria, o a lo menos es ésta la que<br />
mejor tenemos por ser la más hermosa. Nadie<br />
ignora su ex91icación <strong>de</strong>l cataclismo prehistórico:<br />
Huitacá, mujer bellísima, genio malo, corrompió<br />
a los hombres, quienes olvidaron las<br />
enseñanzas <strong>de</strong> Bochica, el hombre blanco, <strong>de</strong><br />
larga barba que siglos antes había enseñado<br />
al pueblo a labrar la tierra, a construir casas,<br />
a tejer y teñir las mantas, a trabajar el oro, a<br />
regirse por leyes, a levantar el espíritu. Indignado<br />
por tal <strong>de</strong>svío el dios Chibchacum hizo<br />
crecer los ríos Sopó y Tibitó, inundando la <strong>Sabana</strong>,<br />
que quedó convertida en un inmenso<br />
lago. <strong>La</strong>s gentes huyeron a lo más alto <strong>de</strong> los<br />
montes y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí, hambreados y <strong>de</strong>snudos,<br />
imploraron el auxilio <strong>de</strong> Bochica, quien, compa<strong>de</strong>cido,<br />
apareció una tar<strong>de</strong> sobre el arco iris y<br />
con su largo bordón <strong>de</strong> oro, el creador <strong>de</strong> la ci<br />
Ja <strong>Sabana</strong> por el poniente y abrió paso a las<br />
aguas que siglos más tar<strong>de</strong> en su eterno correr<br />
y en aquel mismo sitio habían <strong>de</strong> besar tumultuosas<br />
y solemnes, las espuelas <strong>de</strong>l Vengador.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
24<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
<strong>La</strong> conquista <strong>de</strong>spojó a los indios <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>s,<br />
la colonia sancionó el <strong>de</strong>spojo <strong>de</strong>clarando<br />
oficialmente realengas las tierras conquistadas,<br />
y en 1590, bajo la presi<strong>de</strong>11cia <strong>de</strong> don<br />
Juan Antonio González, principiaron a otorgar<br />
se escrituras <strong>de</strong> venta <strong>de</strong> las tierras <strong>de</strong> que el<br />
rey <strong>de</strong> España se hacía here<strong>de</strong>ro por procedimiento<br />
tan inicuo como poco extraño en esa<br />
época ( 1).<br />
Fundáronse las gran<strong>de</strong>s encomiendas; pero<br />
hay que confesar que los monarcas españoles<br />
hicieron cuanto pudieron para proteger a los<br />
indios <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la situación creada por los<br />
acontecimietos y que la Encomienda, a lo menos<br />
en la <strong>Sabana</strong>, fue tornándose con el andar<br />
<strong>de</strong>l tiempo en algo patriarcal.<br />
No pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse que la <strong>Sabana</strong> en sí<br />
prestara un contingente <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración a la<br />
in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia; en esto aparece unida a <strong>Bogotá</strong>,<br />
pues los propietarios eran los gran<strong>de</strong>s seña-<br />
(1) Consi<strong>de</strong>ro errónea esta apreciación <strong>de</strong> la primera edi<br />
ción. El presi<strong>de</strong>nte González quiso precisamente remediar<br />
abusos anteriores. (N. <strong>de</strong>l A.).<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 25<br />
res bogotanos (los Gutiérrez, los Lozanos, etc.).<br />
El pueblo fue indiferente. El orejón gusta poco<br />
<strong>de</strong> salir <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>. Apenas aparecen unos<br />
cuantos hombres venidos <strong>de</strong> Soacha y Bosa en<br />
los días siguientes al 20 <strong>de</strong> julio, el célebre es<br />
cuadrón <strong>de</strong> sabaneros mandado por don Pan<br />
taleón Gutiérrez, señor <strong>de</strong> la Herrera, y luégo<br />
vemos las milicias sabaneras correteando por<br />
las haciendas <strong>de</strong> la <strong>de</strong>hesa <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong> a la zaga<br />
<strong>de</strong> los brillantes e ineptos caballeros <strong>de</strong> San<br />
Fernando cuando la semirreación realista <strong>de</strong><br />
1814, y esfumarse luégo mayordomos y peones<br />
bajo el terror, mientras sus altivos señores morían<br />
gallardamente en los patíbulos <strong>de</strong> <strong>La</strong> Huer<br />
ta <strong>de</strong> Jaime y <strong>de</strong> la plazuela <strong>de</strong> San Francisco.<br />
Ciertamente que el campo limpio <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong><br />
no era el más propicio para guerrillear cuando<br />
las mejores tropas <strong>de</strong>l rey lo recorrían sin ce<br />
sar y dominaban. Mas parece justo suponer que<br />
<strong>de</strong>bió <strong>de</strong> ser esa la época <strong>de</strong> las vacas goraas<br />
para el pancismo orejón. ¡Al fin solos! dirían<br />
los mayordomos, como sintieron los <strong>de</strong>pendientes<br />
<strong>de</strong>l comercio en los días siguientes a la batalla<br />
<strong>de</strong> Boyacá.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 27<br />
aparecer, por las vueltas .<strong>de</strong> la carretera, grupos<br />
<strong>de</strong> emigrantes, en algunos <strong>de</strong> los cuales <strong>de</strong>scubren<br />
familias conocidas <strong>de</strong> amos; señoras, niños,<br />
equipajes, escoltados por una partida armada<br />
en medio <strong>de</strong> la cual, exponente <strong>de</strong> cultura,<br />
<strong>de</strong>mostración viviente <strong>de</strong>l amor no <strong>de</strong>smentido<br />
<strong>de</strong> este pueblo a lo espiritual, a lo intelectual,<br />
va, tallada la figura por el pensamiento, el Presi<strong>de</strong>nte<br />
Madrid. Y en tanto que tras los cerros<br />
<strong>de</strong> oriente se pier<strong>de</strong> la tropa <strong>de</strong> Serviez llevando<br />
en alto-afirmación <strong>de</strong> un anhelo superior-la<br />
imagen <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios, abajo, por las cuchillas<br />
<strong>de</strong>l poniente, <strong>de</strong>saparece la escolta que<br />
guar.da al Presi<strong>de</strong>nte, y el sol <strong>de</strong> los venados, en<br />
el confín <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>, parece presagiar la aurora<br />
<strong>de</strong>l Terror.<br />
Luégo las noticias <strong>de</strong> los lejanos campos <strong>de</strong><br />
batalla llegan tardías y apagadas a la <strong>Sabana</strong>,<br />
que vuelve a tomar su fisonomía habitual <strong>de</strong><br />
quietud e indiferencia, hasta que otra tar<strong>de</strong>,<br />
una tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> agosto, ventosa y <strong>de</strong>spejada, la carretera<br />
vuelve a animarse súbitamente. A las<br />
haciendas <strong>de</strong> realistas, que son las más, han llegado<br />
postas precipitados a pedir los caballos<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
28<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
<strong>de</strong> los amos. Esta comitiva va menos pobre <strong>de</strong><br />
la que salió en mayo <strong>de</strong> 1816, es más numerosa,<br />
y a medida que avanza, va <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nándose, <strong>de</strong>sconcertándose<br />
hasta ser invadida por el pánico.<br />
El virrey Sámano parece comunicar la intranquilidad<br />
<strong>de</strong> su conciencia turbada a toda<br />
su comitiva.<br />
El presi<strong>de</strong>nte Madrid, <strong>de</strong>sconocido, con un<br />
jirón <strong>de</strong> autoridad apenas, oyendo zumbar a su<br />
alre<strong>de</strong>dor la más dura <strong>de</strong> las palabras, presen<br />
taba en 1816, en medio <strong>de</strong> su pobre escolta, el<br />
aspecto sereno que trasparenta una vida interior<br />
intensa y levantada; su alma iba rota por<br />
la tristeza, pero su conciencia estaba intacta, su<br />
i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> patriota quedaba en pie.<br />
Como las <strong>de</strong> Sancho, las alforjas <strong>de</strong>l virrey<br />
iban bien provistas; sus alabar<strong>de</strong>os y sus cazadores<br />
le respetaban aun; pero el vencedor en la<br />
Cuchilla <strong>de</strong>l Tambo miraba sin cesar hacia<br />
atrás como si los espectros sangrientos <strong>de</strong> sus<br />
víctimas le persiguieran.<br />
<strong>La</strong> creación <strong>de</strong> las milicias <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong> a<br />
raíz <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia fue una<br />
verda<strong>de</strong>ra peste para la república; los orejones,<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
30<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
micírculo entre los pantanos <strong>de</strong> <strong>La</strong> Ramada y<br />
<strong>de</strong> Balsillas, y cuando el frenero grita "¡El Cerrito<br />
!", la curva ha terminado, y el famoso campo<br />
<strong>de</strong> batalla <strong>de</strong> El Santuario se ha cerrado.<br />
Debo ofen<strong>de</strong>r aquí la ilustración <strong>de</strong> muchos<br />
y <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> quienes recorren esa línea y en<br />
quienes estoy seguro no <strong>de</strong>spierta ese nombre<br />
y ese campo ninguna emoción, ninguna curiosi<br />
dad, al <strong>de</strong>cirles que han <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñado el estudio<br />
<strong>de</strong> las cuestiones vinculadas a la tierra en que<br />
nacieron, a la tierra que les sustenta y que,<br />
cuando, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>jado en el exterior<br />
los cuartillos heredados, vuelven averiados y escépticos,<br />
les cura el alma con el olor acre <strong>de</strong> sus<br />
barbechos y el sano olor <strong>de</strong> los corrales y el<br />
perfume <strong>de</strong> la ruda y la altamisa pisoteada por<br />
el ganado.<br />
Y no es que yo quiera llamar a nadie igno<br />
rante; no, todos ellos y ellas han recorrido <strong>de</strong><br />
votamente los más célebres campos <strong>de</strong> las gue<br />
rras napoleónicas, a ninguno falta en su vitrina<br />
un retacito, más o menos apócrifo, <strong>de</strong>l conociio<br />
redingote gris. Pero el campo <strong>de</strong> El Santuario,<br />
como el <strong>de</strong> <strong>La</strong> Culebrera que, evocando el lan-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 31<br />
zón <strong>de</strong> N e ira, se presenta sombrío, trágico; un<br />
poco más abajo, a la <strong>de</strong>recha, ambos al alcance<br />
<strong>de</strong> nuestras manos, nos son tan indiferentes,<br />
nos dicen tan poco como el Salto <strong>de</strong> Tequendama<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> cualquier cascadita suiza.<br />
<strong>La</strong> batalla <strong>de</strong> El Santuario, en que culminó<br />
aquella revuelta, no sólo por su escenario, sino<br />
por todos sus aspectos, fue genuinamente saba<br />
nera. El conocimiento <strong>de</strong>l terreno, el hábil manejo<br />
<strong>de</strong>l caballo y el empleo <strong>de</strong>l rejo <strong>de</strong> enlazar<br />
dieron a los jinetes sabaneros puesto preferente<br />
en aquella función <strong>de</strong> armas. Desgraciadamente<br />
la hidalguía no brilló en aquella ceñuda<br />
tar<strong>de</strong> en las lanzas sabaneras, que se cebaron<br />
cobar<strong>de</strong>mente en los vencidos.<br />
Don José María <strong>de</strong> <strong>La</strong>serna, señor <strong>de</strong>l feudo<br />
<strong>de</strong> Guachancío en el término <strong>de</strong> Zipaquirá, pobló<br />
la mente <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong> con su inquietud<br />
constante, con sus correrías atrevidas en busca<br />
<strong>de</strong> enemigos que levantar contra el presi<strong>de</strong>nte<br />
Santan<strong>de</strong>r. Comprometido en la conjuración <strong>de</strong><br />
Sardá, escapa al banquillo y por más <strong>de</strong> dos<br />
afios constituye la pesadilla <strong>de</strong>l gobierno. Está<br />
su cabeza pregonada; y una noche, en oscura<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 33<br />
es hecho prisionero en los montes <strong>de</strong> Carupa.<br />
"Ayer fue día <strong>de</strong> pelear como caballero, hoy<br />
es día <strong>de</strong> morir como cristiano", <strong>de</strong>bió pensar<br />
este soberbio ejemplar <strong>de</strong> la sangre española<br />
en América, cuando, al salir días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />
capilla para el cadalso, estrecharon sus manos<br />
firmes el Cristo <strong>de</strong>l perdón.<br />
Al evocar nosotros en un mismo recuerdo la<br />
gran palabra <strong>de</strong>l comunero Padilla a 1 uan Bra<br />
vo, su compañero <strong>de</strong> martirio, y la memoria <strong>de</strong><br />
este señor sabanero <strong>de</strong> horca y cuchillo, cuyas<br />
i<strong>de</strong>as están a mil leguas <strong>de</strong> las nuéstras, sólo<br />
hemos querido señalar un ejemplo <strong>de</strong> la unidad<br />
<strong>de</strong> la raza a través <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s y a pesar<br />
<strong>de</strong> las distancias.<br />
En este tipo <strong>de</strong> hombre, <strong>de</strong>saparecido en la<br />
<strong>Sabana</strong>, con sus errores y sus faltas, dominaba<br />
una po<strong>de</strong>rosa corriente <strong>de</strong> energía que, como<br />
tantas otras en nuestro país se malgastó, falta<br />
<strong>de</strong> dirección y encauce. Pero al fin la había, en<br />
tanto que hoy, lo mismo en este valle <strong>de</strong> los<br />
Alcázares que nos sirve, más que <strong>de</strong> tema, <strong>de</strong><br />
pretexto, que en el resto <strong>de</strong>l país, esa virtud<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>-3
34 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
varonil que forjó a nuestra patria en catorce<br />
años <strong>de</strong> duro batallar, y que alcanzó a penetrar<br />
en los primeros revueltos y amargos días<br />
<strong>de</strong> la república, esa virtud va en <strong>de</strong>rrota .<strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l viento que sopla <strong>de</strong>l norte, y como por<br />
un anhelo vil <strong>de</strong> servidumbre anticipada, la<br />
gente moza sobre todo, opone a la hermosa fórmula<br />
<strong>de</strong> Descartes: ''Pienso, luego soy", la síntesis<br />
<strong>de</strong> vida pancista que oímos diariamente al<br />
orejón cuando, limpiándose el hirsuto bigote<br />
con el canto <strong>de</strong> la ruana, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l suculento<br />
<strong>de</strong>sayuno, exclama con beatitud: "¡barriga<br />
llena aguanta azote!"<br />
<strong>La</strong> guerra <strong>de</strong>l 40 apenas toca a la <strong>Sabana</strong> con<br />
la batalla <strong>de</strong> Buenavista al pie <strong>de</strong>l cerro <strong>de</strong> <strong>La</strong><br />
Culebrera. Esta revolución presenta un aspecto<br />
más trágico, más adusto que todas las <strong>de</strong>más.<br />
<strong>La</strong> pasión política alcanzó durante ella su tono<br />
más subido. En ninguna <strong>de</strong> nuestras revoluciones<br />
se ha ahorrado menos la sangre <strong>de</strong> los prisioneros.<br />
Contraste curioso hace con ella la revuelta<br />
<strong>de</strong>l 54. En ambos campamentos asumió<br />
ésta un amable carácter <strong>de</strong> juerga, que se mezcló<br />
constantemente a la gravedad inherente a<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
36<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
pu,esto usted con lo que ha hecho?" Y como<br />
el jinete <strong>de</strong>l caballo zaino, <strong>de</strong>sconcertado, tardara<br />
en respon<strong>de</strong>r, .díjole el bohemio: "Si ésta<br />
es una verda<strong>de</strong>ra revolución, regresemos a <strong>Bogotá</strong><br />
ahora mismo a quemar los archivos <strong>de</strong> las<br />
N atarías para hacer una nueva repartición <strong>de</strong><br />
la propiedad, porque la actual no me satisface".<br />
Mas como el general no aceptara la propuesta,<br />
el tronera, que no tenía nada <strong>de</strong> ministro a lo<br />
Rey que rabió, presentó aquel mismo día su<br />
renuncia irrevocable.<br />
El general Melo era, ante todo y sobre todo,<br />
un gran jinete; <strong>de</strong> ahí su popularidad en la <strong>Sabana</strong>.<br />
A nadie cedió él el cuidado <strong>de</strong> sus caballos<br />
y <strong>de</strong> sus arreos. Por no exponerlos a las<br />
plagas <strong>de</strong> las tierras calientes no se movió <strong>de</strong><br />
la altiplanicie en los ocho meses que duró la<br />
guerra, y este amor fue su perdición. Facatativá,<br />
don<strong>de</strong> las aguas y los pastos son buenos,<br />
fue su Capua, y cuando por todos los puntos<br />
le cerraron las tropas constitucionales, apenas<br />
presentó tímidamente sus caballerías renombradas<br />
en los llanos <strong>de</strong> Chamicera. El 4 <strong>de</strong> diciemtre,<br />
al sentirse abandonado, perdido, bajó las<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 37<br />
escaleras <strong>de</strong> su cuartel <strong>de</strong> San Francisco, las<br />
mismas que todas las mañanas subía el zaino<br />
para mirarse en el espejo <strong>de</strong> su amo, y mató a<br />
sus caballos favoritos con su propia mano. Luégo<br />
trepó a la glorieta. Por sobre el humo <strong>de</strong>l<br />
combate echó una última mirada cariñosa y<br />
honda a la <strong>Sabana</strong>, nodriza <strong>de</strong> sus buenos ca<br />
ballos, sobre cuyo piso blando y elástico se<br />
resorta y se hamaquea el potro fino con la sua<br />
vidad <strong>de</strong> una berlina, a esa <strong>Sabana</strong> que engarzó<br />
a la corona española un puñado <strong>de</strong> jinetes caballeros<br />
en corceles árabes, acabados <strong>de</strong> aban<br />
donar por los moros en las <strong>de</strong>hesas <strong>de</strong> la sierra<br />
<strong>de</strong> Córdoba y <strong>de</strong> la vega <strong>de</strong> Granada, antepasados<br />
lejanos <strong>de</strong> su zaino y <strong>de</strong> su overo . .. y li<br />
bre ya <strong>de</strong>l mayor <strong>de</strong> los temores que aflige a<br />
todo montador <strong>de</strong> sangre: que un chambón pueda<br />
usar <strong>de</strong> sus cabalgaduras, izó ban<strong>de</strong>ra blanca<br />
y se entregó sin condiciones al enemigo.<br />
*<br />
* *<br />
Diví<strong>de</strong>se la <strong>Sabana</strong>, y así ha sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que<br />
se creó la Encomienda, en tres clases, que <strong>de</strong><br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA .. 39<br />
Todo orejón es sabanero, pero no todo sabanero<br />
es orejón. Este se recluta siemp11e en la<br />
propia <strong>Sabana</strong>, muchas v·eces sale <strong>de</strong> entre la<br />
misma penada. Los ascensos <strong>de</strong> su carrera no<br />
están sometidos a regla alguna, parece que la<br />
tierra misma <strong>de</strong>l barbecho los brotara, cuando<br />
no <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong> una larga línea <strong>de</strong> pequeños<br />
propietarios que arraiga en alguna bastardía <strong>de</strong><br />
encomen<strong>de</strong>ro colonial, y que ha sabido mantener<br />
su equilibrio fiscal a costa <strong>de</strong> sus propias<br />
necesida<strong>de</strong>s, como <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> ellos el arzobispo<br />
Mosquera, y su equilibrio social recelando siempre<br />
<strong>de</strong> la letra que mata ... y <strong>de</strong>l espíritu que<br />
vivifica. Cuando el orejón no tiene este origen<br />
tradicional y como nobiliario en su clase, y como<br />
toda clase se renueva por sí misma para no<br />
perecer, entonces surge, apoyado por el amo<br />
en apariencia, por sí mismo y por la opinión<br />
pública en realidad, porque así como la <strong>Sabana</strong><br />
es por ciertos lados completament·e aristocrática,<br />
y a pesar <strong>de</strong> que todos estamos tan convencidos<br />
<strong>de</strong> nuestro po<strong>de</strong>r, la autoridad <strong>de</strong>l amo<br />
que regresa en tren <strong>de</strong> cinco a dormir ·en casa<br />
alumbrada por electricidad, es la nominal, o a<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
40<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
lo menos tiene un <strong>de</strong>scuento consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong><br />
lante <strong>de</strong> la peonada que da <strong>de</strong> su seno al ma<br />
yordomo, en quien resi<strong>de</strong> la efectividad .<strong>de</strong>l<br />
mando. Un muchacho más astuto, más listo se<br />
señala a las miradas <strong>de</strong>l patrón; la peonad:t le<br />
obe<strong>de</strong>ce con facilidad, porque él sabe captársela<br />
primero y hacerse temer <strong>de</strong>spués, cuando ya<br />
está asegurado, y esta facilidad para servir <strong>de</strong><br />
intermediario y el conocimiento que <strong>de</strong>1 amo<br />
ha ido adquiriendo el candidato en las caminatas<br />
en que ha cabalgado a su lado revolviendo<br />
el potro <strong>de</strong> que se espera mucho, le llevan tar<strong>de</strong><br />
o temprano a empuñar el guayacán, símbolo <strong>de</strong><br />
autoridad indiscutible. El mayordomo sale siem<br />
pre <strong>de</strong>l chalán, porque el caballo goza <strong>de</strong> un<br />
raro privilegio en la <strong>Sabana</strong>; sin su concur5o<br />
no se pue<strong>de</strong> ser nada, el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> usarlo y<br />
<strong>de</strong> tener disposiciones para manejarlo consti<br />
tuyen los primeros escalones -<strong>de</strong>l futuro encum<br />
bramiento <strong>de</strong>l chino.<br />
El mayordomo <strong>de</strong>pendiente o in<strong>de</strong>pendizado<br />
es el orejón puro que ha <strong>de</strong> afirmar su posidón<br />
haciendo que su mujer ponga tienda <strong>de</strong> chi··<br />
che ría entre el pueblo y la hacienda, y ¡ay! <strong>de</strong>l<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 41<br />
<strong>de</strong>sgraciado que no consuma allí la fácora. Y<br />
más tar<strong>de</strong>, rubicundo, tierroso, inexpresivo,<br />
cambiaba la silla chocontana por d galápago<br />
poltrón y no montando sino en bestia mansa,<br />
y no tomando sino cerveza <strong>de</strong> cabuya, levan<br />
tará en la plaza <strong>de</strong>l pueblo una casa <strong>de</strong> dos pi<br />
sos, <strong>de</strong> un gusto pesado, chillón, toscano, si<br />
toscano viniera <strong>de</strong> tosco como lo aseguraba uno<br />
<strong>de</strong> ellos. Estropeará constantemente el idionm<br />
por hablar fino, llamando matanceros a los car<br />
niceros, zapatistas a los zapateros, carreros a<br />
los carreteros, dirá auriga por cochero, semanual<br />
por semanal. Si es conservador mandará<br />
un hijo al Seminario, y si liberal, a la Republicana.<br />
Al morir, le harán entierro a toda orquesta<br />
y en cajón <strong>de</strong> agujetero, y seguido por<br />
los hijos y yernos que no verán la hora <strong>de</strong> re<br />
partirse las hanegas <strong>de</strong> tierras <strong>de</strong> sembradura,<br />
no para comprar libros <strong>de</strong> caballería, sino para<br />
venirse a cachaquear al barrio <strong>de</strong> San Victorino,<br />
bajará a la tumba sobre la cual no sé yo qué<br />
sea más justo grabar, si el conocido epitafio <strong>de</strong><br />
El Mosaico:<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
42<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
¿Pensáis viajero que bajo esta losa<br />
se oculta humana carne, humano hueso?<br />
Pues te engañas, lo que hay es otra cosa,<br />
habas, chicha y ají, turmas y queso.<br />
o la frase que a uno <strong>de</strong> ellos, seducido por la belleza<br />
<strong>de</strong> aquel célebre epitafio: "Yo no estoy<br />
todo aquí", lo hizo parodiar para la suya así:<br />
"Aquí no hay nadie".<br />
Y en esta manera <strong>de</strong> subir la marea en la sociedad<br />
sabanera es la altiplanicie miniatura <strong>de</strong><br />
la colonia, copia <strong>de</strong> su here<strong>de</strong>ra la república.<br />
<strong>La</strong>s gentes <strong>de</strong> las clases altas creen que son la<br />
clase dirigente, como creía el rey <strong>de</strong> España que<br />
sus ór<strong>de</strong>nes se cumplían <strong>de</strong> este lado <strong>de</strong>l Atlántico.<br />
El gamonal, el político profesional que<br />
alternativamente halaga y amedrenta a quienes<br />
forman la carne <strong>de</strong> urna electoral, posee la<br />
realidad <strong>de</strong> la influencia política creando una<br />
especf.e <strong>de</strong> :costra que se interpone entre la<br />
capa superior más ilustrada, mejor intencionada,<br />
pero menos activa, y la inferior, brazo, energía<br />
latente, agua pura que se .<strong>de</strong>sperdicia como<br />
las aguas mal dirigidas en nuestros campos.<br />
Cuando el orejón trata <strong>de</strong> salirse <strong>de</strong> su clase<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 43<br />
para volverse cachaco, pier<strong>de</strong> lo bueno <strong>de</strong>l pri<br />
mero y gana lo malo <strong>de</strong>l segundo; así como el<br />
sabanero que se orejoniza sólo logra encanaliarse.<br />
Es el fracaso eterno <strong>de</strong> los imitadores,<br />
mientras más ruedan más se <strong>de</strong>bilita su personalidad,<br />
<strong>de</strong> suyo frágil <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego que carece<br />
<strong>de</strong> sello propio. Un orejón inteligente y malicioso<br />
mostró la vani.dad y <strong>de</strong>finió exactamente<br />
la primera <strong>de</strong> estas transiciones así: "Cuando<br />
me pongo cubilete y levita en la capital y salgo<br />
persuadido <strong>de</strong> que nadie me conoce, encuentro<br />
que a los pocos pasos me <strong>de</strong>tienen los ven<strong>de</strong>dores<br />
ambulantes para ofrecerme estribos y<br />
frenos".<br />
El orejón que se sale <strong>de</strong> su clase falseando<br />
el concepto <strong>de</strong> la posición, prostituye su vida<br />
y sacrifica la armonía <strong>de</strong> su hermosa existen<br />
cia campesina al ídolo <strong>de</strong> barro <strong>de</strong> una posición<br />
ficticia. Mas no todos obran así. Hay otros que<br />
tienen el sentido <strong>de</strong> las proporciones, un instinto<br />
seguro <strong>de</strong> las cosas le sostiene y les guía,<br />
un amor sincero <strong>de</strong>l campo les hace compren<strong>de</strong>rlo<br />
y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar orgullosamente las intrigas<br />
que se ur<strong>de</strong>n en las calles barrialosas <strong>de</strong> los<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
44<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
villorrios. Orbajosas todas, que recuerdan a la<br />
Orbajosa tipo, que inmortalizó Galdós en Doña<br />
Perfecta. Estos, como los otros a su manera,<br />
se resienten <strong>de</strong> su origen. Han ascendido por<br />
la lealtad, por la honra<strong>de</strong>z son los <strong>de</strong>l sentido<br />
común, los que a cada frase sueltan un refrán,<br />
los que no han maleado el lenguaje ni el alma<br />
en la taberna; los que no reniegan <strong>de</strong> la silla<br />
chocontana, ni usan ruana <strong>de</strong> paño; los que se<br />
alegan cuando los amos vienen a la hacienda,<br />
porque así hay más respeto; los que invocan,<br />
siempre a San Felipe Santiago al poner todas<br />
las mañanas el pie en el estribo, y a la Virgen<br />
<strong>de</strong> Chiquinquirá cuando el caballo tropieza;<br />
los que no cambian el reloj formado por las<br />
constelaciones en las noches, y en el día por la<br />
sombra <strong>de</strong> los árboles sobre el barbecho, por<br />
un juguete <strong>de</strong> metal. Esos, los que se levantan<br />
hasta el último día con el primer canto <strong>de</strong>l ga<br />
llo que duerme en el cerezo vecino, y se acues<br />
tan Gon las gallinas, y enyugan cuando en cierta<br />
zona <strong>de</strong>l cielo aparece el Güeyero, que así nom<br />
bran al lucero <strong>de</strong> la mañana, igual que le nom<br />
braron millares <strong>de</strong> siglos antes <strong>de</strong> que viniera<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 45<br />
Cristo los pastores cal<strong>de</strong>as. Ellos, los que <strong>de</strong>tienen<br />
en nuestros labios la maldición <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong> la cosecha exigua, diciéndonos con piadosa<br />
sabiduría: "Lo que Dios da, bendito está".<br />
Ellos, minoría inconsciente, mantienen la tradición<br />
sana <strong>de</strong> esta llanura y guardan su belleza<br />
y su poesía al lado <strong>de</strong> la mudanza <strong>de</strong> las<br />
ciuda<strong>de</strong>s. Gabino, el que <strong>de</strong> chino llevó las cargas<br />
<strong>de</strong>l último virrey a Honda; Mauricio, el que<br />
perdió el índice cogido entre el rejo y la cabeza<br />
<strong>de</strong> la silla al arcionar un potro latorruno en<br />
pleno llano; y Manuel, y Gregario, y Ambrosio,<br />
y Juan Antonio que se han disputado el toro<br />
en los encierros, y se han cubierto la cabeza,<br />
limpia <strong>de</strong> libros, con el pañuelo rabo <strong>de</strong> gallo<br />
que <strong>de</strong>ja asomar por <strong>de</strong>bl:!jO <strong>de</strong>l jipa dos como<br />
enormes orejas <strong>de</strong> conejo a que <strong>de</strong>ben su apodo<br />
colectivo.<br />
Hay otra manera <strong>de</strong> obrarse la transición <strong>de</strong><br />
que hemos hablado. Acomete esta tentación hacia<br />
sus veinte años a los hijos <strong>de</strong> orejones que<br />
ya han sentado plaza entre los propietarios, y<br />
se <strong>de</strong>sarrolla la ·enfermedad por los meses <strong>de</strong><br />
diciembre y enero cuando al pueblo vecino \
46<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
nen a veranear familias <strong>de</strong>l high <strong>de</strong> la capital.<br />
En la primera salida <strong>de</strong> misa el corazón <strong>de</strong> nues<br />
tro hombre queda en el sitio. <strong>La</strong> beldad oficial<br />
<strong>de</strong> la comparsa veraneante, la que tiene más<br />
novios, le ha <strong>de</strong>jado, bajo el árbol secular <strong>de</strong><br />
la plaza, más herido que un San Sebastián.<br />
Como en el verso <strong>de</strong> Flórez,<br />
Algo se muere en mí todos los días ...<br />
algo tratará el pobre muchacho <strong>de</strong> matarse en<br />
él todos los días, <strong>de</strong>sd.e aquel instante. Queda<br />
fuera <strong>de</strong> este cuadro el <strong>de</strong>scribir las torturas<br />
que sufre nuestro hombre al pasar <strong>de</strong> su edad<br />
<strong>de</strong> piedra a la <strong>de</strong> bronce. Sólo sabemos que quince<br />
o veinte años <strong>de</strong>spués le encontramos casado<br />
con alguna jamona bogotana, caso <strong>de</strong>sesperado,<br />
que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un trabajo <strong>de</strong> triangulación<br />
<strong>de</strong> seis u ocho diciembres le ha puesto la suave<br />
coyunda y luégo <strong>de</strong> arrastrarlo por todas las ca·<br />
pitales europeas numerado, rotulado, humilla<br />
do, <strong>de</strong>spués .<strong>de</strong> haber ocultado que es colombia<br />
no en todos los restaurantes, <strong>de</strong> haberse exhibido<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos los rastas <strong>de</strong>l mundo enfundado<br />
en un palet0 que le hace suspirar por<br />
la amplitud <strong>de</strong> movimiento que permite la rua-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 47<br />
na y la diversidad <strong>de</strong> usos a que se presta este<br />
abrigo cuya invención -tan alto así es su origen-<br />
atribuían los chibchas a Bochica. Esa<br />
ruana en que se ingertó el capote <strong>de</strong> monte<br />
castellano y la manta andaluza, y en cada región<br />
<strong>de</strong> nuestra América toma un aspecto peculiar:<br />
en Méjico, el sarape blanco con franjas<br />
azules o rojas, en forma <strong>de</strong> casulla; en el Ecuador,<br />
enorJlle y con fleco <strong>de</strong> un lado, a la manera<br />
<strong>de</strong> las mantas andaluzas; en la Argentina y<br />
Chile, el poncho; en Pasto, la ruana gran<strong>de</strong><br />
pero sin fleco, <strong>de</strong> una trama que resiste todos<br />
los embates, <strong>de</strong> combinaciones <strong>de</strong> colores extravagantes<br />
y fuertes; ligera, pequeña, blanca,<br />
listada <strong>de</strong> rojo, con usos <strong>de</strong> abanico, en las<br />
tierras calientes. En los Llanos, el bayetón que<br />
se echa con garbo a la usanza andaluza y se abre<br />
con presteza, escudo flexible, para hacer frente<br />
al toro que ya toca el anca <strong>de</strong>l potro. Y en<br />
nuestro interior la jerga tasqueña enteriza, teñida<br />
<strong>de</strong> colores oscuros fijados por los indios<br />
con tintas in<strong>de</strong>lebles, y la Samacá, y la Simijaca,<br />
carmelitas o grises al natural, olorosas a<br />
vellón recién esquilado, que tienen su lengua-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 49<br />
En la ruana vieja <strong>de</strong> la casa se envuelve al<br />
recién nacido <strong>de</strong> preferencia:<br />
Nace uno chiquitico,<br />
feo como una rana,<br />
y <strong>de</strong>l primer tacazo<br />
lo envuelven en la ruana,<br />
dice un cantar sabanero.<br />
Si en una hacienda hay a media noche peligro<br />
<strong>de</strong> ladrones, o la tierra tiembla, por ejemplo, al<br />
día siguiente al referir el caso no dice el campesino:<br />
me puse los pantalones y salí o me levanté<br />
y tomé uq arma, sino simplemente: me<br />
puse la ruana y salí; y no hay más, ya está el<br />
hombre completo, ya pue<strong>de</strong> verlo toda la <strong>Sabana</strong><br />
sin que su reputación pa<strong>de</strong>zca mengua. Y es<br />
que la última operación que ejecuta el orejón en<br />
el día es ten<strong>de</strong>r con amor, con <strong>de</strong>leite, bien <strong>de</strong>sdoblada,<br />
la ruana sobre las cobijas, y luégo sí se<br />
mete en la cama, y ya no hay frío, ni peligros, ni<br />
mala noche; en la ruana han quedado y le acompañan<br />
en la noche todas las sensaciones <strong>de</strong>l ,día.<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>-4<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
50<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
Se vuelve para un lado, y le viene el olor acre<br />
<strong>de</strong>l barbecho; para el otro, y el sudor <strong>de</strong>l potro<br />
que resistió <strong>de</strong> sol a sol bajo la silla, sin achajuanarse,<br />
y al llegar a la casa por la tar<strong>de</strong>, entra<br />
con más brío que con el que saliera en la maña<br />
na . .. Y se duerme hasta que el toque <strong>de</strong>l cacho<br />
que anuncia el o<strong>de</strong>ño le <strong>de</strong>spierta ...<br />
Todo esto se agolpaba a la mente <strong>de</strong> nuestro<br />
pobre orejón <strong>de</strong>squiciado por una beldad bogo<br />
tana al salir <strong>de</strong> la misa parroquial en una ma<br />
ñana soleada <strong>de</strong> diciembre. j Ah! y su cuerpo ya<br />
entrado en la obesidad, lastimado por los fluces<br />
hechos sobre medidas, no podía <strong>de</strong>scansar a gusto<br />
en aquel catre <strong>de</strong> hotel parisiense. El sobretodo<br />
en que le tenían metido hasta las dos <strong>de</strong> la<br />
mañana oyendo mala música en cualquier café<br />
<strong>de</strong> mala muerte, no se pue<strong>de</strong> echar sobre el tendido<br />
porque se <strong>de</strong>f0rma y porque no abriga; y<br />
porque es mal visto . .. y porque apesta a nafta<br />
lina y a perfumes baratos; pero nada <strong>de</strong> ruda, ni<br />
<strong>de</strong> altamisa, ni <strong>de</strong> poleo ...<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 51<br />
•<br />
• •<br />
Todo orejón es sabanero, pero no todo sabanero<br />
es orejón, dijimos arriba. El sabanero tampoco<br />
ha sido siempre enteramente el mismo, y<br />
presenta sus varieda<strong>de</strong>s y sus matices. Hay sí<br />
un fondo común <strong>de</strong> preocupaciones que abarca<br />
a toda la sociedad sabanera, en todas las épocas,<br />
que culmina en la madre <strong>de</strong> todas: el tiempo.<br />
El invierno y el verano; el último verano<br />
ha sido siempre el más largo, el más <strong>de</strong>sastroso<br />
<strong>de</strong> cuantos se han visto, el que tiene caracteres<br />
más alarmantes, no faltando quienes lleguen a<br />
negar la primacía al famoso <strong>de</strong>l 69. De allí se<br />
<strong>de</strong>rivan todas las <strong>de</strong>más preocupaciones: la plaza,<br />
la oferta y la <strong>de</strong>manda <strong>de</strong>l ganado <strong>de</strong> levan<br />
te; las cosechas. Y como no hay estaciones, y<br />
como al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> los más expertos en cada época,<br />
"están ahora muy variadas", el empirismo<br />
que conoce <strong>de</strong> cuándo va a llover, y si la lluvia<br />
es <strong>de</strong> invierno o <strong>de</strong> verano, y si el viento <strong>de</strong>l<br />
norte es el más seguro, y si va a seguir "eso"<br />
o no, todo esto viene a ser una ciencia muy<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
52<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
estimable y quienes la poseen alcanzan una superioridad<br />
incontestable.<br />
Es muy raro que un sabanero que no haya<br />
tenido origen en el orejón lleg ue a obtener lo<br />
que pudiéramos llamar diploma <strong>de</strong> experto en<br />
esta meteorología silvestre; y el intentar, como<br />
lo han hecho sabaneros leídos <strong>de</strong> la clase alta,<br />
reducir la atmósfera <strong>de</strong> la altiplanicie a leyes<br />
científicas basadas en observaciones minucio<br />
sas, y en cálculos matemáticos, se traduce para<br />
éstos en consi<strong>de</strong>rable merma <strong>de</strong> prestigio <strong>de</strong><br />
lante <strong>de</strong> la orejonada clásica y <strong>de</strong> los sabane<br />
ros orejonizantes. Así, el pluviómetro y el ba<br />
rómetro son aparatos tan mal mirados por es<br />
tos elementos, como los .dromedarios <strong>de</strong> don<br />
'.':rso Piedrahita por los caballos <strong>de</strong> Anapoima.<br />
(Bien distintos <strong>de</strong> los célebres caballos <strong>de</strong> Er<br />
berfeld).<br />
Admite la clase alta sabanera, no dirigente<br />
porque la que realmente dirige es la media, la<br />
clasificación siguiente: el sabanero puro que<br />
mantiene la tradición y el equilibrio <strong>de</strong> su cla<br />
se; el orejonizante, el neófito y el práctico, que<br />
llamaremos intruso.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 53<br />
En el primer grupo se encuentran rara vez<br />
hombres menores .<strong>de</strong> cuarenta años, como diría<br />
el poeta,<br />
Allí no van los vanos.<br />
Generalmente integran este grupo quienes han<br />
pasado previamente por alguna <strong>de</strong> las crisis<br />
que suelen presentarse en los primeros· años .<strong>de</strong><br />
la carrera, y dotados <strong>de</strong> una personalidad fuerte,<br />
acaban tras ligeras <strong>de</strong>sviaciones por marcar<br />
un norte certero, sentando pie en el justo medio<br />
y formar siempre el núcleo <strong>de</strong> una minoría<br />
caballerosa y tradicional, sin pujos aristocráticos.<br />
Saben éstos distinguir entre las reformas<br />
utópicas y disparatadas y las racionales y factibles;<br />
entre el snobismo y el buen gusto. Ellos<br />
. no <strong>de</strong>rriban los cedros y nogales centenarios<br />
que hacen fondo a su heredad para ven<strong>de</strong>r tercios<br />
<strong>de</strong> leña; no cambian ellos el nombre <strong>de</strong> al<br />
gún San Cayetano, San Cristóbal, San Vicente,<br />
varones que aparecen <strong>de</strong>svanecidos en el san<br />
toral mo<strong>de</strong>rno, que llevaron tras <strong>de</strong> sí la fer<br />
viente <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> los abuelos, y que distinguen<br />
la hacienda <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo inmemorial, por<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
rótulos evocadores <strong>de</strong> batallas europeas, o, lo<br />
que es aún más edificante, <strong>de</strong> garitos interna<br />
cionales; saben alzar lo bueno <strong>de</strong> lo artificial<br />
sobre la base inconmovible <strong>de</strong> lo natural, y<br />
adaptar lo a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> lo extranjero a lo bue<br />
no <strong>de</strong> lo raizal; guían el agua para dar fertilidad<br />
a su campo, fuerza a su molino, luz a su<br />
casa, sin fincar su ganancia en la ruina <strong>de</strong>l vecino.<br />
Dicen la verdad en perjuicio propio, en<br />
señan objetivamente en su huerta cómo se me<br />
joran los cultivos, y en su campo cómo se le<br />
vantan las razas; el caballo que los llevó va<br />
lientemente en su lozanía, muere en el potre<br />
r.; <strong>de</strong> ceba antes que ser con<strong>de</strong>nado a la ver<br />
güenza pública bajo la silla <strong>de</strong> un gitano. Mi<br />
noría que tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>saparecer arrollada por<br />
la ola <strong>de</strong> un snobismo disfrazado <strong>de</strong> progresismo,<br />
ella guarda la tradición <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong> señorial,<br />
hospitalaria y magnífica, cuya síntesis,<br />
ausente <strong>de</strong> todo egoísmo, esculpiera un día so<br />
bre la portada <strong>de</strong> Hato-Gran<strong>de</strong> el Benjamín <strong>de</strong><br />
los presi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>, en esta frase <strong>de</strong> la<br />
más pura sencillez latina : "Del general Santan<br />
<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> sus amigos".<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 55<br />
Estos fueron muchos, casi todos, cuando Vergara<br />
y Vergara, en su primoroso artículo El<br />
Ultimo Abencerraje, trazaba lo que podríamos<br />
llamar la parábola <strong>de</strong>l buen sabanero en estas<br />
líneas·.<br />
"Cansado ya <strong>de</strong> poseer caballos indignos, me<br />
dirigí al señor Aquilino Quijano, dueño <strong>de</strong> San<br />
José, y le abrí mi corazón. Contéle todas mis<br />
cuitas, y le rogué que me vendiera un potro<br />
sin ninguna <strong>de</strong> las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mis siete caballos:<br />
que no se cansara, que no diera salticos,<br />
que no fuese ni viejo ni mozo, ni tuviera<br />
mal <strong>de</strong> perros, ni fuese pasador, ni espantador,<br />
· ni alto, ni chico, ni castaño, ni moro, ni rucio,<br />
ni sogamoseño.<br />
"El me hizo ver una recogida <strong>de</strong> cien potros,<br />
y entre ellos un peceño, cuya figura parecía,<br />
como el clima <strong>de</strong> Popayán, inventada por los<br />
poetas. Ofrecí ciento cincuenta pesos; pero el<br />
dueño no quiso dármelo sino por ciento, y tuve<br />
que tomárselo por este precio. En seguida me<br />
exigió que se lo <strong>de</strong>jara allí para que lo amansara<br />
su chalán, y que no lo llevara hasta que no<br />
estuviera perfectamente manso y arreglado, y<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA<br />
tiempo", entendían por lealtad y por amístad:<br />
"Yo era un muchacho cuando estaba en la guerrilla<br />
<strong>de</strong> G:tasca q!.te mandaba el indio Manuel<br />
O bando; tras un reñido .encuentro hicimos<br />
buen número :le prisioneros. El coronel, como<br />
<strong>de</strong> costumbre, or<strong>de</strong>nó ponerles a todos la ca<br />
chupina; me interesé por un joven Zornosa Cú<br />
ya familia era amiga <strong>de</strong> la nuéstra, y el jefe<br />
consintió en <strong>de</strong>jarlo en cierta libertad en el<br />
campamento, bajo palabra <strong>de</strong> que no se fugaría;<br />
días <strong>de</strong>spués hicimos una entrada a <strong>Bogotá</strong>,<br />
aquélla en que nos sacamos la corona que re<br />
galaron al Libertador en el Perú; a Zornosa le<br />
mataron en la plaza <strong>de</strong> Bolívar la yegua que<br />
montaba. Su familia vivía en la ciudad, estaba<br />
entre sus copartidarios, sin embargo, se sen<br />
tía ligado por su palabra, y en lo alto <strong>de</strong> Guadalupe,<br />
con la montura a cuestas, se presentó<br />
al cabecilh nuevamente. Este, que tenía alma<br />
<strong>de</strong> sol:tado, le abrazó y le <strong>de</strong>spidió libre.<br />
"Pasó la guerra. Un día un caballero, herido<br />
en lo más íntimo <strong>de</strong> su ser, atacó en las calles<br />
<strong>de</strong> la capital al general Mosquera; el atentado<br />
se frustró. Mi primo Luis, que acompañaba a<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
57
58<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
Roberto, se abrió paso, peinilla en mano, y en el<br />
Gua.characo, el mejor caballo <strong>de</strong> mi padre, llegó<br />
prontamente a Monserrate, y por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los<br />
cerros estuvo al anochecer en nuestra casa; antes<br />
<strong>de</strong> aclarar salí a escon<strong>de</strong>rle. Al ir a inter<br />
narnos en una cañada, divisámos en las alturas<br />
las ban<strong>de</strong>rolas <strong>de</strong> la partida <strong>de</strong> caballería que<br />
el dictador, con certero instinto, enviaba a la hacienda<br />
<strong>de</strong> mi padre. Zornosa, nuestro antiguo<br />
prisionero, mandaba la escolta que <strong>de</strong>jó afuera,<br />
y mirando fijamente a Su merced, le dijo, dán<br />
dole un expresivo tirón <strong>de</strong> la ruana: don Juan,<br />
¿rondo, o hago rondar? Haga rondar, fue la<br />
respuesta . . . Así se paga, añadió el viejo, mien<br />
tras con un ligero golpe <strong>de</strong> la rienda llamaba<br />
al paso a su caballo, <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong>generado<br />
<strong>de</strong> zaino Guacharaco, que hizo en lejano día<br />
las <strong>de</strong>licias <strong>de</strong> Su merced".<br />
El sabanero que echa por el atajo <strong>de</strong>l orejonismo<br />
logra prontamente encanallarse, sin con<br />
seguir tomar <strong>de</strong>l ·tipo que lo atrae y a quien<br />
convierte en mo<strong>de</strong>lo, nada <strong>de</strong> lo que, naciendo<br />
con aquél, le da el encanto <strong>de</strong> lo natural, la<br />
simpatía <strong>de</strong> lo que encuadra en el origen, el<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 59<br />
medio y el momento. De antigua fam1lia que<br />
ha trabajado en el campo por lo alto y ha vivido<br />
en la ciudad con holgura y que posee en<br />
el vecindario <strong>de</strong> un poblacho finca gran<strong>de</strong> .<strong>de</strong><br />
aquellas que llevan a la mente <strong>de</strong>l niño la i<strong>de</strong>a<br />
<strong>de</strong> lo infinito, y a la <strong>de</strong>l joven la <strong>de</strong> lo inagotable,<br />
rehúye el estudio a que su padre, hombre<br />
bueno pero <strong>de</strong> entendimiento enmohecido en<br />
. el <strong>de</strong>suso, quiere llevarle, porque, no obstante<br />
lo repleto <strong>de</strong> sus graneros y lo gordo <strong>de</strong> sus<br />
ganados, una secreta inquietud le agita, como<br />
si presintiera el fin, quizá no <strong>de</strong> su raza, sino<br />
<strong>de</strong> algo que le es más caro: <strong>de</strong> su fortuna. Frustra<br />
igualmente las aspiraciones <strong>de</strong> la madre,<br />
mujer <strong>de</strong> superior educación y <strong>de</strong> gustos <strong>de</strong>licados,<br />
que con sus manos blancas juntas <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l altar o trabadas sobre la vacía frente <strong>de</strong>l<br />
mozo, intenta <strong>de</strong>tener el rápido <strong>de</strong>scenso por<br />
don<strong>de</strong> su sangre nacida <strong>de</strong> alta cima corre por<br />
entre los jarales <strong>de</strong> la incultura hacia los abismos<br />
<strong>de</strong> todas las miserias. ¿Qué pue<strong>de</strong>n sus palabras,<br />
sabias pero tímidas, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la ava- .<br />
-lancha <strong>de</strong> gruesos aforismos sin base, <strong>de</strong> paradojas<br />
callejeras, <strong>de</strong> mentiras convencionales,<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
60<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
que son <strong>de</strong> uso y recibo, cuando se quiere ha<br />
lagar a quienes tiene ya medio cegados el va<br />
ho <strong>de</strong>l dinero?<br />
N o es la tierra, no; no es Rhéa la fecunda<br />
madre que ro<strong>de</strong>aron <strong>de</strong> leyendas y coronaron<br />
<strong>de</strong> encina los primeros griegos, la que le llama<br />
con irresistible voz; es algo bien diferente,<br />
es el suelo, el polvoriento o enlodado suelo que<br />
circunda la venta, estuche mugriento <strong>de</strong> la ca<br />
jera rubicunda, el suelo en que la noble bravu<br />
ra <strong>de</strong> los gallos divierte a una chusma, más que<br />
plebeya, aplebeyada. Que na,da importaría si la<br />
que le atrajera fuera la tierra ver<strong>de</strong>cida, punteada<br />
por las flores blancas <strong>de</strong>l carretón y las<br />
amarillas <strong>de</strong> la chisacá, o abierta por el arado<br />
y fecundada por el sol y la lluvia, o la que corona<br />
ya la mies, o la limpia <strong>de</strong> la era en don<strong>de</strong><br />
se echa la parva y el viento serrano separa el<br />
trigo <strong>de</strong> la cizaña, entre los cantos <strong>de</strong> la peo<br />
nada que con largas horquetas asidas fuerte-<br />
mente, semeja celebrar algún rito sagrado, en<br />
tonando un himno a la tierra que ha dado ese<br />
trigo, que mañana sustentará el cuerpo <strong>de</strong> to-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 61<br />
dos y dará forma imperceptible al refugio <strong>de</strong> lo s<br />
que "trabajan y están cansados".<br />
A su regreso <strong>de</strong>l sanalotodo que es para las<br />
familias bogotanas el "viajecito a Europa",<br />
vuelve con la cara lavada y el interior intacto,<br />
apariencia que hace concebir esperanzas <strong>de</strong><br />
reacción En la casa bosteza sin término, reniega<br />
<strong>de</strong> que la cocinera sea incapaz <strong>de</strong> sazonar los<br />
menjurjes que a horas fijas <strong>de</strong>be comer el pe<br />
rro que representa el valor <strong>de</strong> un potrero . ..<br />
pero al cabo ha olvidado la venta por el club,<br />
ha cambiado el rústico hueso por la baraja in<br />
glesa, aunque sin olvidar la práctica <strong>de</strong> llenar la<br />
pobreza <strong>de</strong> su léxico con maldiciones nacionales<br />
que logró enriquecer y cruzar con juramentos<br />
franceses. "Esto era lo que yo quería", repite<br />
satisfecho el mal psicólogo que es su padre<br />
: "que el muchacho aprendiera a calaverear<br />
<strong>de</strong>centemente". Como si la calidad <strong>de</strong>l guante<br />
que oculta la gangrena poseyera alguna virtud<br />
curativa.<br />
Buen partido, en concepto <strong>de</strong> una sociedad<br />
<strong>de</strong>masiado pagada <strong>de</strong> exteriorida<strong>de</strong>s, hacia los<br />
treinta consiente en dar su mano a una mu-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
62<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
chacha .<strong>de</strong> su clase, y tras una luna <strong>de</strong> miel en<br />
que el champaña disculpa muchas patanadas y<br />
cubre a los ojos extrafíos hartas pequeñas miserias,<br />
tenemos el problema estudiado por Emilio<br />
Cuervo en <strong>La</strong> Ráfaga.<br />
<strong>La</strong> distancia entre marido y mujer se acentúa<br />
día por día. Valver<strong>de</strong> retroce<strong>de</strong> a ojos vistas.<br />
Teresa busca todos los puntos sensibles que<br />
puedan levantar al que va perdiendo hora por<br />
hora la capa <strong>de</strong> barniz que le pusiera el contac<br />
to leve con una civilización que él estaba inca<br />
pacitado para compren<strong>de</strong>r, gustar y aprovechar.<br />
"Su luna <strong>de</strong> miel -dice el autor- en<br />
verdad duró breves días. Luégo vivieron alejados,<br />
como si les separase alguna instintiva<br />
repulsión moral o física. Al principio ella quiso<br />
interesado conversando <strong>de</strong> pintura, a propósito<br />
<strong>de</strong> las hermosas acuarelas firmadas por<br />
Baudry, que había traído <strong>de</strong> Europa y que <strong>de</strong>co<br />
raban el salón; pero él no quiso hablar <strong>de</strong> pin<br />
tura. Luégo le habló <strong>de</strong> viajes, pero él respondió<br />
con monosílabos".<br />
El neófito es el niño chiquito <strong>de</strong> la familia<br />
sabanera. Inofensivo, candoroso, en hs carnes<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 6'3<br />
blancas <strong>de</strong> su ingenuidad se ceba la muy relativa<br />
honra<strong>de</strong>z orejona; chusear a un sabanero<br />
novel no es pecado <strong>de</strong> que se acuse en este jardín<br />
ameno <strong>de</strong> los zipas ningún hombre que<br />
quiera conservar su reputación <strong>de</strong> vivo. Para él<br />
las tierras pobres <strong>de</strong> humus y ricas <strong>de</strong> belleza;<br />
para él las vacas viejas y las yeguas corvonas,<br />
los caballos coleado res y los pollinos retraídos;<br />
la semilla <strong>de</strong> papa morada y la <strong>de</strong> maíz gorgojeado.<br />
Meter un clavo a uno <strong>de</strong> estos benditos<br />
es <strong>de</strong>lito que no está catalogado en el <strong>de</strong>recho<br />
consuetudinario <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>. ¿Habéis leído <strong>La</strong><br />
carrera <strong>de</strong> mi Sobrino, uno <strong>de</strong> los mejores artículos<br />
<strong>de</strong> qon Manuel Marroquín? Allí está <strong>de</strong><br />
cuerpo entero este espécimen. Solamente que<br />
Isidro Campos es el tipo <strong>de</strong> neófito <strong>de</strong> hace<br />
treinta años, y el <strong>de</strong> hoy, aunque conservando<br />
caracteres <strong>de</strong> aquél, presenta noveda<strong>de</strong>s apreciables.<br />
El campo le produce una especie <strong>de</strong> borrachera,<br />
que se traduce en un ir y venir, tan incesante<br />
como estéril, y que nada tiene que ver<br />
con el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong> Renán. Compra cuanto le<br />
forecen, cambalacha, trata y <strong>de</strong>strata sin más<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 65<br />
sible que hayan oído en algún tren relatar a<br />
cualquier hacendado <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Ubaté los pro<br />
di gios que se operan en aquel Canaán, y pedir<br />
por sus caballos como quien le pi<strong>de</strong> a Dios. Y<br />
es que en ese privilegiado pedazo <strong>de</strong> tierra que<br />
fertilizó la sangre <strong>de</strong> los guerreros chibchas en<br />
millares <strong>de</strong> combates y en don<strong>de</strong> se oye crecer<br />
la hierba, acontece algo muy parecido al fenómeno<br />
que se obraba en Tarascón; "Allí no se<br />
mentía, dice Dau<strong>de</strong>t, era que se engañaban. <strong>La</strong><br />
mentira <strong>de</strong>l mediodía no es mentira, es una especie<br />
<strong>de</strong> miraje. El único embustero que hay<br />
allí, si hay alguno, es el sol. i Cuanto toca, lo<br />
agranda!"<br />
Sea ésta la causa, o la -muy justa envidia que<br />
<strong>de</strong>spierta en un hombre entumecido <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />
un escritorio, o fatigado <strong>de</strong> contemplar dolen<br />
cias, o <strong>de</strong> lidiar contradicciones, el ver pasar por<br />
la angosta calle para el campo a un amigo que<br />
lleva en la cara la embriaguez que da el montar<br />
un buen caballo, y a quien se le grita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
oficina con cierta cariñosa inquina: i Adi6s!<br />
Paseando siempre, ¿no? ¡Qué vidita!; es el he-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
<strong>La</strong> Sapana-5
66<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
cho qúe las famosas cuentas, o una dispepsia<br />
<strong>de</strong> mostrador acaba por llevarles al campo. Algunos,<br />
tras costoso noviciado, logran echar raíces<br />
y fundar dinastía·; éstos generalmente víenen<br />
<strong>de</strong> alguna línea campesina interrumpida por<br />
reveses <strong>de</strong> fortuna, pero que ha conservado el<br />
instinto <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> su antiguo oficio; otros,<br />
como el Isidro Campos, se ven obligados a batirse<br />
en retirada, pensando siempre en volver,<br />
"tan eficaz y tan misterioso -dice el señor Ma<br />
rroquín- es el atractivo que encierra la vida<br />
<strong>de</strong>l campo para quien una vez lo ha probado,<br />
mayormente si ha gozado <strong>de</strong> ella en esta bendita<br />
<strong>Sabana</strong> <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>, por más que uno la<br />
haya regado en vano con el sudor <strong>de</strong> su frente".<br />
Mas los neófitos, pertenezcan a la una o a la<br />
otra variedad, son siempre simpáticos, y no <strong>de</strong><br />
jan <strong>de</strong> traer a la <strong>Sabana</strong> aire .<strong>de</strong> fuera que re<br />
fresca y mueve el muerto ambiente rutinario.<br />
Cuántas veces no han contribuído a una refor<br />
ma saludable, o han restaurado alguna finca<br />
que se caía a pedazos <strong>de</strong> entre las manos <strong>de</strong><br />
cualquier fin<strong>de</strong>casta averiado y vicioso.<br />
Pero la última clase que hemos <strong>de</strong> estudiar,<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 67<br />
la que encarna el tipo que llamaremos el intru<br />
so, es la que menos <strong>de</strong>ja, y la que <strong>de</strong>slustra y<br />
empaña el conjunto bellamente armonioso <strong>de</strong><br />
este valle <strong>de</strong> los alcázares. Viene el intruso generalmente<br />
<strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> esos tráficos que, co<br />
mo antiguamente el <strong>de</strong> la trata <strong>de</strong> esclavos, es<br />
terilizan el alma <strong>de</strong> quien los practica y marcan<br />
eternamente su persona y sus cosas con un co<br />
mo estigma <strong>de</strong> reprobación.<br />
Andrés Rendón era <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> los que<br />
habían "regado en vano la <strong>Sabana</strong> con el sudor<br />
<strong>de</strong> su frente". Pérdidas mayores le obligaban a<br />
<strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> una porción <strong>de</strong> su hacienda<br />
para salvar el resto y ver <strong>de</strong> rehacerse. Su criterio,<br />
más sentimental que mercantil, le llevó<br />
a sacrificar la parte baja, la mejor, y reservarse<br />
la alta.<br />
Aquel día iba a entregar los pantanos, los<br />
que había cautivado su bisabuelo, al comprador<br />
don J ason, cincuentón a quien veinte años<br />
antes había conocido él siendo estudiante, dando<br />
dinero sobre finca en los bajos <strong>de</strong> su casa<br />
solariega ... y hoy, piensa tres veces antes <strong>de</strong><br />
resolverse a aceptar una curul en el Congre-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
so ... "son tan <strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cidos los pueblos, que<br />
al fin se cansa uno <strong>de</strong> servirles -<strong>de</strong>cía a los<br />
electores hambreados que le instaban ... - pero<br />
haremos lo posible para concurrir, al menos<br />
cuando se traten cuestiones <strong>de</strong> cierta importancia".<br />
Ya se. compren<strong>de</strong>rá lo que nuestro indiano<br />
reputa <strong>de</strong> importancia.<br />
-¿Qué tienen en esos cerros? pregunta don<br />
J ason mirando hacia el ramal <strong>de</strong> los An<strong>de</strong>s en<br />
don<strong>de</strong> se crían las aguas que refrescan y fertilizan<br />
.la <strong>Sabana</strong>.<br />
-N a da, señor: ¿qué se pue<strong>de</strong> tener ahí?<br />
-¿Qué? Pues un rebafio <strong>de</strong> diez a veinte<br />
mil cabras, que se van multiplicando, mientras<br />
crecen los cien mil eucaliptos que <strong>de</strong>bían ya estar<br />
sembrados allí mismo. ¿Ignora usted acaso<br />
el precio actual <strong>de</strong> los cueros en Rusia?<br />
-Lo que no ignoro, señor, es la distancia<br />
que nos separa <strong>de</strong> Rusia y el estado <strong>de</strong> cuasibloqueo<br />
en que estamos, y sé también que antes<br />
<strong>de</strong> llegar a los tres años los arbolitos han<br />
dado sus raíces con la roca que forma ese cerro<br />
y se han secado, si es que por un milagro, nun-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
70<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
1 a son, le interrumpió bruscamente diciéndole:<br />
¿Y quién cuida las cabras <strong>de</strong> los pastores?¿ No<br />
ha leído usted el coloquio <strong>de</strong> los perros <strong>de</strong> Cer<br />
vantes?<br />
-No, a mí no me queda tiempo para eso, yo<br />
no leo sino cosas prácticas, revistas comerciales,<br />
estadística, mucha estadística; este país, mi<br />
amigo, se pier<strong>de</strong> no por falta <strong>de</strong> (<strong>de</strong> lógica,<br />
murmuró Andrés) ... eso es, sino <strong>de</strong> estadística.<br />
. . ¿Pero novelas? 1 a más he leído esos novelones<br />
<strong>de</strong> que usted me habla. Time is money.<br />
Eso es lo que los mata a uste<strong>de</strong>s. Se acabó el<br />
or<strong>de</strong>ño, y a leer san<strong>de</strong>ces escritas por locos ociosos;<br />
que si hubiera existido siempr,e una buena<br />
ley <strong>de</strong> vagos, como la que rige actualmente en<br />
el Estado <strong>de</strong> Minneápolis, otro gallo nos cantara,<br />
habría en el mundo unos cuantos kilómetros<br />
más <strong>de</strong> rieles tendidos.<br />
Han entrado en los potreros que aun conser<br />
va Andrés y que prece<strong>de</strong>n a los pantanos vendidos.<br />
Su inteligencia fina se abisma pensando<br />
en lo que hubiera sido la humanidad si en el<br />
cuerpo <strong>de</strong>l alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> Argamasilla hubiera animado<br />
el sentido práctico <strong>de</strong> nuestro publicano.<br />
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LA SABANA DE BOGOTA 71<br />
Qué limpias <strong>de</strong> basura y bien pavimentadas ha<br />
brían estado las calles <strong>de</strong>l pueblecito manchego,<br />
¡y cómo se hubiera loado <strong>de</strong> progresistas a<br />
los regidores! Y piensa en fray Luis escribiendo<br />
Los N ornbres <strong>de</strong> Cristo en la cárcel <strong>de</strong> Valladolid,<br />
y en Dostoyersky y sus Recuerdos, y en<br />
Wil<strong>de</strong> y su De Profundis, y al llegar aquí, una<br />
frase <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> las audaces paradojas le<br />
hiere la mente y -Verónica invisible y com<br />
pasiva- le enguja el hondo sufrir <strong>de</strong>l espíritu y<br />
súbitamente le consuela, le absuelve <strong>de</strong> los cargos<br />
que a sí mismo se hace en horas <strong>de</strong> <strong>de</strong>specho:<br />
"No ser hombre práctico, ya es ser<br />
mucho".<br />
-N o ve, hombre, ¿y para qué mantiene en<br />
tan buen pasto caballos viejos y dañados como<br />
ése? grita la voz dura <strong>de</strong> don J ason, que se<br />
empeña en aconsejar, porque es uno <strong>de</strong> sus vicios<br />
el complacerse en nombrar a cuantos ha<br />
sacado a<strong>de</strong>lante con sus máximas, y cuantos se<br />
han ahogado por <strong>de</strong>soírlas.<br />
Andrés, hablando más con el castaño, que<br />
respondiendo al antiguo comprador <strong>de</strong> nóminas,<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA<br />
licioso artículo Sillas <strong>de</strong> montar apellidó <strong>de</strong> los<br />
Pontífices. Cada región tiene el suyo, y <strong>de</strong> entre<br />
ellos alguncs vienen a ser como prímados.<br />
Ellos lo saben todo y no tienen necesidad <strong>de</strong><br />
dar explicación .<strong>de</strong> nada; hablan, en el sitio <strong>de</strong><br />
tertulia, o en don<strong>de</strong> caiga, no por parábolas,<br />
como los orientales, sino por cachos. <strong>La</strong> previsión<br />
es uno <strong>de</strong> sus distintivos. Así tenía que su<br />
ce<strong>de</strong>r. Ya yo lo había dicho. ¿No se lo dije?<br />
Ellos son el eje <strong>de</strong> cuanto ha sucedido, suce<strong>de</strong><br />
y suce<strong>de</strong>rá en la eternidad <strong>de</strong> los siglos, entre<br />
el cielo azul y la tierra parda <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>. Al<br />
don <strong>de</strong> profecía unen, entre otros, el <strong>de</strong> sabiduría.<br />
Un chalán atraviesa la plaza quebrantando<br />
un potro. Ese es hijo <strong>de</strong>l Chulo, dice uno. No<br />
sea chambón, le grita el Pontífice; ¿no ve que<br />
es careto y el Chulo no dio un solo hijo careto?<br />
otra vez que se le ofrezca piense un poco antes<br />
<strong>de</strong> hablar. Todos asienten; ni la misma madre<br />
<strong>de</strong>l potro se atrevería a levantar la voz aunque<br />
fuera <strong>de</strong> por medio su honor. ¿Quién les<br />
nombra? Nadie y todos. Ellos surgen. Recogen<br />
la tradición; explican el por qué <strong>de</strong> todas las cosas:<br />
<strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong> las cosechas, <strong>de</strong> la <strong>de</strong>ge-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA<br />
precisos en la mente <strong>de</strong> los hombres, ni llevará<br />
el espíritu <strong>de</strong> ellos a la contemplación interior<br />
<strong>de</strong> lo mucho que hay en la hondura <strong>de</strong>l pasado<br />
y en el misterio <strong>de</strong>l porvenir.<br />
¿Qué valdría nuestro páramo <strong>de</strong> Pisba si el<br />
estrépito <strong>de</strong> las armas libertadoras no hubiera<br />
interrumpido el silencio <strong>de</strong> su vivir solitario?<br />
¿Qué sería <strong>de</strong> la llanura manchega sin la som<br />
bra <strong>de</strong>l Hidalgo y la sombra <strong>de</strong>l Escu<strong>de</strong>ro, sin<br />
el rocín flaco y el galgo corredor?<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong> <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>, corno lo hemos visto<br />
<strong>de</strong> ligero, es más que rica en historia. Al ha<br />
blar <strong>de</strong> música y <strong>de</strong> pintura, no hemos <strong>de</strong> aven<br />
turarnos mucho, pobres profanos, que para no<br />
callar <strong>de</strong>l todo sólo diremos que hallamos en<br />
Emilio Murillo sugestivas reminiscencias <strong>de</strong> los<br />
hombres que bajan <strong>de</strong> las tierras altas con la<br />
jaula a la espalda o arreando el caballejo que<br />
se pier<strong>de</strong> agobiado por la carga <strong>de</strong> carbón; se<br />
ve la niebla enredada en las barbas <strong>de</strong> los ca<br />
lerunos; se oye en la alta noche el grito agudo<br />
que finaliza los cantos semiindígenas, semiandaluces<br />
<strong>de</strong> las gentes que tornan <strong>de</strong>l mercado<br />
<strong>de</strong> la urbe a la escondida estancia.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
75
76<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
Casi todos nuestros pintores contemporáneos<br />
han trabajado con éxito en la interpretación <strong>de</strong><br />
la <strong>Sabana</strong>, mas el temor <strong>de</strong> olvidar alguno en<br />
mi ignorancia, y el hecho <strong>de</strong> que la mayoría<br />
ha picado en ese tema apenas inci<strong>de</strong>ntalmente,<br />
hace que me limite a citar dos nombres: el <strong>de</strong><br />
don Ramón Torres Mén<strong>de</strong>z y el <strong>de</strong> don Roberto<br />
Páramo. En la observación <strong>de</strong> los tipos sabaneros<br />
llegó el primero a un grado <strong>de</strong> perfección<br />
no superado hasta hoy, y en el apunte <strong>de</strong>licado<br />
y verídico, alcanza el señor Páramo, en<br />
mi indocto concepto, la nota más feliz al con<br />
<strong>de</strong>nsar en sus preciosas miniaturas la serenidad<br />
<strong>de</strong> nuestros paisajes sabaneros.<br />
Cuál más, cuál menos, los poetas bogotanos<br />
han sentido el influjo .<strong>de</strong> la llanura <strong>de</strong> las Rocas<br />
<strong>de</strong> Suesca y <strong>de</strong> la Fuente <strong>de</strong> Torca, y sería un<br />
bello libro el que reuniera pulcramente editadas,<br />
las poesías que ha inspirado este pedazo<br />
<strong>de</strong> tierra en don<strong>de</strong> <strong>de</strong>scansó la espada y se mo-<br />
·vió la pluma <strong>de</strong> don Gonzalo Jiménez.<br />
Mas en ninguno se encuentra una mayor comprensión<br />
<strong>de</strong> nuestros tipos y paisajes que en<br />
don José Joaquín Casas; ninguno ha enredado<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 77<br />
mejor en la fi na malla .<strong>de</strong> sus versos a esos<br />
"rudos patriarcas <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a", tomados por él<br />
<strong>de</strong>l natural cuando niños bajaron la ma<strong>de</strong>ra por<br />
la rastra, cuando mozos revuelven el gallardo<br />
potro el día <strong>de</strong> fiestas en la plaza <strong>de</strong>l pueblo,<br />
cuando se inclinan hacia la tierra cercanos a en<br />
tregar a Dios "las duras, calladas, inocentes<br />
vidas".<br />
Algo se entretuvieron los costumbristas <strong>de</strong><br />
El Mosaico en la sabana que tan bellamente en<br />
marca y complementa su ciudad querida, pero<br />
entre ellos y por sobre escritores <strong>de</strong> todas las<br />
épocas, don Eugenio Díaz y don José Manuel<br />
Marroquín, la miraron más <strong>de</strong> cerca. Para ambos<br />
fue el amor <strong>de</strong> sus amores, mas en la presenta,ción<br />
<strong>de</strong> la obra hay diferencia capital. <strong>La</strong><br />
prosa <strong>de</strong> don Eugenio es trigo trillado en era,<br />
trigo y muy trigo, eso sí moreno y no exento<br />
<strong>de</strong> vallico; el grano <strong>de</strong> don Manuel, sin haber<br />
perdido nada <strong>de</strong>l color que da el pleno sol, está<br />
limpio, como salido <strong>de</strong> la más mo<strong>de</strong>rna máquina.<br />
Muelen ambos, sí, en molino <strong>de</strong> piedra; nin<br />
guna <strong>de</strong> estas dos prosas huele a aceite, a in<br />
dustria harinera, en ambas suena seco y puro<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
78<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
el golpe <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> la toma sobre el duro guijarro<br />
<strong>de</strong> la rueda.<br />
Don Eugenio mezcla a cada paso con bellas<br />
<strong>de</strong>scripciones, alusiones políticas infantilmente<br />
actuales. <strong>La</strong> psicología que preten<strong>de</strong> hacer el<br />
señor .<strong>de</strong> Puertagran<strong>de</strong> toma sus apuntes con el<br />
mismo lápiz romo con que lleva la lista <strong>de</strong> los<br />
peones.<br />
Don Manuel ha leído los clásicos bajo <strong>de</strong> los<br />
alisos <strong>de</strong> Calahorra, <strong>de</strong> <strong>La</strong> Mana, <strong>de</strong>l Rincón,<br />
mientras su sembrado se pier<strong>de</strong> y los indios roban<br />
su monte. De ahí la adquisición <strong>de</strong> esa superioridad<br />
que, como diría Boissier, "hace <strong>de</strong><br />
un campesino un artista sin quitarle nada <strong>de</strong> lo<br />
campesmo . " .<br />
"Permítame, señor Marroquín, le bendigo<br />
esta sementera, que es una gloria", le dice una<br />
mañana <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la misa el párroco <strong>de</strong> Chía ...<br />
Don Manuel le <strong>de</strong>tiene con un a<strong>de</strong>mán. "Señor<br />
. cura, más bien maldígame las <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más".<br />
El bogotano acababa <strong>de</strong> explicar y <strong>de</strong>finir lo<br />
que llenaría tres gruesos capítulos <strong>de</strong> Economía<br />
en que se disertara sobre estadística, con-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 79<br />
sumos, vías <strong>de</strong> comunicación, y <strong>de</strong>más platos <strong>de</strong><br />
pesada digestión y peor sabor.<br />
Hay un pequeño libro, En Familia, que el cas<br />
tellano <strong>de</strong> Yerbabuena tuvo el buen gusto <strong>de</strong><br />
entregar solamente al reducido público <strong>de</strong> su;;<br />
íntimos. Quiero alejar por un momento a mis<br />
oyentes <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>steñida prosa, y darles a catar<br />
las líneas en que don Manuel hace con el barro<br />
<strong>de</strong> un tosco mayordomo <strong>de</strong> su feudo un melladón<br />
imperece<strong>de</strong>ro:<br />
"Torres era <strong>de</strong> pequeña estatura, rehecho y<br />
esforzado; tenía los ojos pequeños y claros y<br />
prominente y pareja la parte <strong>de</strong> la cara inferior<br />
a la nariz; llevaba pañuelo en la cabeza, y yo no<br />
le llegué a ver el pelo, que era entrecano, sino<br />
cuando estaba oyendo misa. Torres era hombre<br />
íntegro a carta cabal, fiel y diligente en el <strong>de</strong>sempeño<br />
<strong>de</strong> su cargo; poseía todos los conocimientos<br />
que podía tener un campesino <strong>de</strong> su<br />
tiempo, y se pintaba solo para sangrar animales,<br />
para sacarle el haba o un hormiguillo a una<br />
bestia, para hacerle llave a un rejo y para todas<br />
las cosas manuales <strong>de</strong>l mismo género. Cifraba<br />
su vanidad (y la tenía gran<strong>de</strong>) en dichas habi-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
80 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
lida<strong>de</strong>s; en ser gran jinete y gran vaquero: en<br />
saber entrar un caballo; en saber gobernar su<br />
casa y criar a sus hijos, a los cuales, según él<br />
mismo <strong>de</strong>cía, había castigado muchas veces con<br />
el zurriago por haberse <strong>de</strong>jado tumbar <strong>de</strong> un<br />
caballo o por haber errado un lazo; en saber '<br />
pre<strong>de</strong>cir si llovería o haría bueno, en que su<br />
silla no sólo no m2taba sino que curaba a los<br />
caballos matados, y en que sus rejos no se r·eventaban<br />
nunca. Con todo, Torres no era fanfarrón;<br />
lo pagado que estaba <strong>de</strong> sí y <strong>de</strong> sus cosas<br />
lo daba a conocer más bien con el modo, <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cir y hasta <strong>de</strong> callar. Cuando era día <strong>de</strong> ir al<br />
páramo a recoger el ganado para darle sal o a<br />
dar vuelta, había en sus preparativos cierta solemnidad;<br />
madrugaba más que <strong>de</strong> ordinario, se<br />
ponía montera y varias ruanas, ataba tras la<br />
silla la gran ruana <strong>de</strong> cuero, que era uno <strong>de</strong> los<br />
arreos <strong>de</strong> que más se ufanaba; llevaba un sombrero<br />
pequeño, <strong>de</strong> ala extendida y forrado en<br />
badana, llenaba los cojinetes <strong>de</strong> provisiones,<br />
entre las que figuraba principalmente la panela,<br />
pues Torres no tomaba chicha y se vanagloriaba<br />
<strong>de</strong> ello; ataba uno <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s rejos <strong>de</strong> en-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
82.<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
al Ají y al Canelo, tres <strong>de</strong> esos personajes <strong>de</strong><br />
la especie caballar".<br />
El Moro es la obra capital en relación con la<br />
<strong>Sabana</strong>, y uno <strong>de</strong> los libros más bellos, completos<br />
y armoniosos <strong>de</strong> la literatura nacional,<br />
al cual las pasiones políticas amontonadas sobre<br />
la cabeza <strong>de</strong> su amable autor, si no han<br />
llegado hasta negarle mérito, sí han logrado<br />
hacerle pasar por cosa <strong>de</strong> poca monta, y al fin<br />
ha venido a quedar en la penumbra hostil <strong>de</strong><br />
un malévolo olvido. En El Moro no falta nada<br />
<strong>de</strong> lo que constituye la esencia <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>.<br />
Sin que el escritor apele a ningún recurso forzado,<br />
sin violentar ninguna nota, sin exce<strong>de</strong>-rse<br />
en <strong>de</strong>talles, ni faltar a los precisos, corre allí<br />
toda la mansa vida sabanera, sobre la serena<br />
gravedad <strong>de</strong> nuestra llanura. Toman puesto en<br />
la escena, en su traje, con su carácter propio<br />
los hombres <strong>de</strong> nuestros campos y sus compañeros<br />
<strong>de</strong> labor, los animales, con la misma natural<br />
<strong>de</strong>senvoltura con que Geroncio y Damián se<br />
horquetean sobre la silla chocontana para do<br />
mar el moro y el cervuno.<br />
¡Lástima fue que aquel gran señor, enjuto <strong>de</strong><br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA 'SABANA DE BOGOTA 83<br />
carnes y seco <strong>de</strong> rostro, que en lo físico y en lo<br />
intelectual recuerda tanto a los clásicos <strong>de</strong>l si<br />
glo <strong>de</strong> oro, no hubiera consagrado todas sus ac<br />
tivida<strong>de</strong>s a las letras!<br />
El hijo mayor <strong>de</strong> don José Manuel, don Lorenzo,<br />
conservó, en medio <strong>de</strong> un vivir agitado<br />
y cosmopolita, el gusto por las cosas <strong>de</strong>l campo,<br />
y así como <strong>de</strong> sus entradas fugaces a la <strong>Sabana</strong><br />
nos quedan un castillo <strong>de</strong>l más auténtico<br />
buen gusto, que realza austero la clásica belleza<br />
<strong>de</strong>l Puente <strong>de</strong>l Común, y una venta en que el<br />
espléndido mayorazgo quiso recordar aquella<br />
en que armaron caballero a don Quijote, <strong>de</strong> sus<br />
pasos por el campo literario conservamos la visión<br />
<strong>de</strong> una madrugada sabanera, presentada<br />
con envidiable maestría.<br />
Cuando al abrir <strong>de</strong> par en par vuestra venta<br />
na, en un caserón sabanero, el viento helado<br />
<strong>de</strong> la mañana os golpea la frente y el inmenso<br />
horizonte os invita a la acción; cuando al salir<br />
al corredor ancho en que se dieron vuestros<br />
primeros pasos y en que vuestro padre o vuestro<br />
abuelo dieron quizá los últimos, se a<strong>de</strong>lanta<br />
a saludaros el perro favorito que empapado y<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
ja<strong>de</strong>ante vuelve <strong>de</strong>l or.<strong>de</strong>ño; cuando al sentir<br />
vuestras pisadas el caballo que os espera en la<br />
ramad2, torna la cabeza y tasca el bocado <strong>de</strong>l<br />
suesca o <strong>de</strong>l tenjo mientras el mayordomo<br />
aprieta la cincha tejida en Guachetá -¡oh madre<br />
A:rabia !-<strong>de</strong> pelo <strong>de</strong> mujer, y con un movimiento<br />
rápido <strong>de</strong>scolgáis el manatí que pen<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> un cuerno <strong>de</strong> venado, y el caballo al sentir.<br />
la presión <strong>de</strong>l jinete va moviéndose con impaciencia<br />
contenida, en tanto que el amo da los<br />
últimos toques ora al zamarro, ya a una ación<br />
y_ue quedó larga o corta, ya a las crines <strong>de</strong>l chucuano,<br />
o <strong>de</strong>l canogüero, en que fincáis orgullo<br />
y alegría, entonces el espíritu se abre a todas<br />
las esperanzas, a todas las aspiraciones genero<br />
_,as, y veis clara la obra <strong>de</strong> Dios en el sol que<br />
.1ace, y en la niebla que huye, en el hombre que<br />
"e apresta al trabajo y en la tierra <strong>de</strong>sgarrada<br />
por ·el arado, y en la felicidad que soñáis para<br />
la novia y en la madre que, envuelta en su pañolón,<br />
espera en el corredor <strong>de</strong> la casona vuestro<br />
regreso <strong>de</strong> dar vuelta, para repren<strong>de</strong>ros sua.<br />
vemente por el daño que pueda haceros el montar<br />
"tan temprano y en animal tan brioso . . . "<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 85<br />
Venga en esos momentos a vuestro recuerdo<br />
la figura <strong>de</strong> aquel mayorazgo bogotano, fastuoso<br />
y <strong>de</strong>sventurado, irónico y piadoso, que escribió<br />
. esta página imborrable que tiene todo el<br />
fervor <strong>de</strong> una oración y todo el entusiasmo <strong>de</strong><br />
un himno:<br />
"Roberto abrió la puerta <strong>de</strong> su cuarto, salió<br />
al corredor y echó una mirada hacia el corralón<br />
<strong>de</strong> la hacienda. Le dio en el rostro el frío<br />
cortante .<strong>de</strong> la madrugada, y al través <strong>de</strong> la neblina<br />
le llegaron el bramido <strong>de</strong>sesperado <strong>de</strong> una<br />
vaca, el olor <strong>de</strong> los doncenones y <strong>de</strong> las violetas<br />
<strong>de</strong>l jardín. En la ramada se sentía un trajín <strong>de</strong><br />
monturas y el choque <strong>de</strong> los estribos, al mismo<br />
tiempo que las pisadas secas y duras <strong>de</strong> la<br />
Alondra contra el pe<strong>de</strong>rnal <strong>de</strong> la pesebrera.<br />
Antes <strong>de</strong> verlo, sintió al perrazo Maratón que<br />
le ponía las manos en el pecho, y que con un<br />
gruñido afectuoso le colocaba la cabeza sobre<br />
el hombro; Roberto se la apr·etó contra la mejilla<br />
y sintió el ardor <strong>de</strong> la oreja <strong>de</strong>l perro que<br />
rozaba la suya helada. Ro<strong>de</strong>ó el cuello <strong>de</strong>l animal<br />
con el brazo y <strong>de</strong>slizó la mano a lo largo<br />
<strong>de</strong>l espinazo nervudo y lleno.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
88<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
entre los mogotes removidos <strong>de</strong> la víspera. Uv<br />
cen, echan a andar, trepida la mano <strong>de</strong> los mozos<br />
en las manceras, muer<strong>de</strong>n las rejas en la<br />
tierra resistente, tiemblan los cogotes <strong>de</strong> los<br />
bueyes, chirrían las coyundas, y con un <strong>de</strong>sgarramiento<br />
<strong>de</strong> raíces van retorciéndose y cayen<br />
do largas tajadas <strong>de</strong> césped.<br />
"Un estruendo <strong>de</strong> voces broncas, <strong>de</strong> voces<br />
agudas <strong>de</strong> muchachos, <strong>de</strong> silbidos, <strong>de</strong> impreca<br />
ciones, rompe el silencio <strong>de</strong> la llanura, puebla<br />
el aire, <strong>de</strong>spierta los ecos <strong>de</strong> los peñones que, ·<br />
repercutiendo sílaba por sílaba, acento por<br />
acento la gritería, parecen entablar un diálogo<br />
grotesco con los gañanes, quienes, con vociferaciones<br />
<strong>de</strong> aliento, <strong>de</strong> reproche, <strong>de</strong> cariño,<br />
azuzan los bueyes que a<strong>de</strong>lantan por el barbecho,<br />
sacudiendo con las trepidaciones <strong>de</strong> la<br />
reja, la cornamenta.<br />
"Roberto seguía tras <strong>de</strong> los arados para as<br />
pirar <strong>de</strong> cerca y con avi<strong>de</strong>z el reguero oloroso<br />
que <strong>de</strong>jaban el aliento <strong>de</strong> los bueyes y las emanaciones<br />
<strong>de</strong> savia <strong>de</strong> la tierra revolcada. Andando<br />
y aspirando ese olor, acre y sano, observaba<br />
con curiosidad la sorpresa <strong>de</strong> millares <strong>de</strong><br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 89<br />
insectos, que Uenos <strong>de</strong> pavor, tiemblan en los<br />
cortes <strong>de</strong> los cespedones, se retuercen en el fondo<br />
<strong>de</strong>l surco al sentir el cataclismo <strong>de</strong> su mundo,<br />
sacado <strong>de</strong> pronto a una luz <strong>de</strong>sconocida.<br />
"Después <strong>de</strong> organizar los trabajos, <strong>de</strong> lanzar<br />
reprimendas a los mozos, <strong>de</strong> ajustar perfectamente<br />
los arados, Casanova, en su potro, siguió<br />
a dar vuelta a la hacienda y Roberto regresó<br />
a la casa.<br />
"<strong>La</strong>s señoras, envueltas en los pañolones,<br />
sonrosadas las mejillas por el frío, salieron al<br />
corredor a saludarlo.<br />
"-Pero, hijo-observó doña Ana con aire<br />
<strong>de</strong> aprehensión y <strong>de</strong> reproche- tan temprano.<br />
. . ¡en ese animal tan brioso! ... "<br />
•<br />
• •<br />
Hará cosa <strong>de</strong> tres años el gobernador <strong>de</strong> Cundinamarca<br />
pasó una circular a los pueblos <strong>de</strong><br />
su mando pidiendo datos estadísticos. Los <strong>de</strong><br />
Engativá, lugar al cual llevan innumerables<br />
caminos pero al que no se llega nunca, no satisficieron<br />
a la gobernación sencillamente por-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
!)0<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
que no <strong>de</strong>cían nada, y requirió nuevamente al<br />
alcal<strong>de</strong>. <strong>La</strong> respuesta, que tuve casualmente a<br />
la vista y que parecía una página arrancada a<br />
Quevedo, venía firmada por un chico bogotano<br />
agudo y aleznado a quien una seca <strong>de</strong>masiado<br />
prolongada <strong>de</strong>bió llevar <strong>de</strong> escribanía en escribanía<br />
hasta aquella humil<strong>de</strong> oficina rural. Disculpábase<br />
el tronera con el más acabado ingenio<br />
<strong>de</strong> no haber podido satisfacer los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l superior<br />
y terminaba resumiendo la imposibilidad<br />
<strong>de</strong> indicar el movimiento <strong>de</strong> población en la al<strong>de</strong>a,<br />
así: "porque ha <strong>de</strong> saber Usía que en este<br />
pueblo ni se nace, ni se vive, ni se muere".<br />
Durante el tiempo en que he venido traba<br />
jando en amontonar palabras para esto que la<br />
prensa ha dado en llamar pomposamente conferencia,<br />
no ha <strong>de</strong>jado un momento <strong>de</strong> taladrarme<br />
la frase <strong>de</strong>l calavera <strong>de</strong> marras. Ciertamente<br />
lo que él apuntaba <strong>de</strong> paso para el pueblo<br />
<strong>de</strong> su jurisdicción es una verdad que pue<strong>de</strong>, por<br />
extensión, aplicarse seguramente a la <strong>Sabana</strong><br />
y quizá a la república. No se nace, ni se vive,<br />
ni se muere. ¿Y por qué? Porque no se vive.<br />
Porque le huímos a la tierra y estamos siem-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 91<br />
pre <strong>de</strong> viaje, y así llegará el día en que más parezcamos<br />
agrupaciones gitanas acampadas a la<br />
vera <strong>de</strong> los caminos que una nación con un co<br />
mún pasado y comunes y <strong>de</strong>finidas aspiracio<br />
nes. Pero vamos por partes y no nos alejemos<br />
mucho <strong>de</strong> los cercados <strong>de</strong>l Zipa. <strong>La</strong> <strong>Sabana</strong> es<br />
un muerto, como la apariencia <strong>de</strong> su río <strong>de</strong><br />
aguas amarillentas que al mirarle no sabemos<br />
si corre para arriba o para abajo, muerto espiritualmente,<br />
que es la peor <strong>de</strong> las muertes.<br />
¿Quién pue<strong>de</strong> resucitarlo? Nosotros, mejor di<br />
cho, vosotras.<br />
Doña Jerónima <strong>de</strong> Orrego y Olalla fue la<br />
mujer más bella <strong>de</strong> su tiempo; la bella santa<br />
fereña la llamaron. A ella <strong>de</strong>be su existencia<br />
nuestra ·gran carretera <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte. Para lle<br />
gar más pronto a verla a Techo, o al Novillero,<br />
y para ahorrarle tropiezos, el Oidor Anuncibay<br />
hizo abrir la calzada sin pararse en gastos. Por<br />
eso, porque la abrió el amor, quedó más amplia<br />
y dura<strong>de</strong>ra que si hubiera sido hecha con el fin<br />
inmediato <strong>de</strong> que pasaran los indios, doblados<br />
bajo el peso <strong>de</strong>l oro que se les robaba.<br />
Restaurad los viejos caserones coloniales que<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
92<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
se <strong>de</strong>sploman injuriados por el olvido; vuelva<br />
el oratorio adon<strong>de</strong> hoy está el granero; alégrese<br />
la sala inmensa con los preparativos <strong>de</strong> la<br />
comedia, con los aprestos <strong>de</strong> la Navidad como<br />
en los buenos tiempos <strong>de</strong> Yerbabuena, <strong>de</strong> Aposentos,<br />
<strong>de</strong> <strong>La</strong> Conejera, <strong>de</strong>l Salitre, <strong>de</strong> Hato<br />
Gran<strong>de</strong>, rompa la niebla el ronco clamor <strong>de</strong>l<br />
cuerno <strong>de</strong> caza como en las bellas madrugadas<br />
gozosas <strong>de</strong> Tequendama, <strong>de</strong> Chamicera, <strong>de</strong> Qui<br />
roga, <strong>de</strong> Canoas, <strong>de</strong>l Tinta!. Tiempos románti<br />
cos cuando los hombres usaban barba y eran<br />
galantes, y las mujeres les acompañaban a caballo<br />
con su larga falda oscura, cubierta la rizada<br />
cabeza por el cubilete pequeño, como el <strong>de</strong><br />
Eugenia <strong>de</strong> Montijo; cuando la figura recia y<br />
varonil <strong>de</strong> Alejandro Urdaneta embrujaba la<br />
<strong>Sabana</strong> -nuevo Bochica- con la vara mágica<br />
<strong>de</strong> su esplendi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> gran señor; cuando mo<br />
chuelos y alcanfores partían su sol, y luégo,<br />
clavadas las lanzas en el suelo y confundidas<br />
las ban<strong>de</strong>rolas azules y blancas con las rojas<br />
y amarillas, <strong>de</strong>scansaban bailando toda la noche<br />
para tornar a separarse al amanece1 a recomen<br />
zar la lucha caballeresca y brava.<br />
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LA SABANA DE BOGOTA 93<br />
Señoras doñas Jerónimas <strong>de</strong> Orrego y Ola<br />
Ha, no os pido <strong>de</strong>masiado al pediros que volváis<br />
la vida a esta <strong>Sabana</strong> en don<strong>de</strong> hoy no se nace,<br />
ni se vive, ni se muere; simplemente habilitándola,<br />
recorriéndola, conociéndola, que lo <strong>de</strong>más,<br />
el amor, vendrá por añadidura.<br />
Y que para disuadiros <strong>de</strong> complacerme, no<br />
os digan lo perezosos que somos los hombres;<br />
no hay que hacer caso a ese reaccionario; ése<br />
es un rezagado <strong>de</strong>l siglo XVI.<br />
Yo no os pido retroceso, sino restauración,<br />
rehabilitación <strong>de</strong> lo propio. He encontrado un<br />
bien oculto y aquí os lo <strong>de</strong>nuncio sin cobrar<br />
<strong>de</strong>rechos, así me perdone el Fisco el frau<strong>de</strong><br />
que hago a las rentas.<br />
Siembren vuestras manos en los frentes <strong>de</strong><br />
las históricas mansiones que hoy cubren la zarza<br />
y la ortiga las últimas varieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las plantas<br />
más mo<strong>de</strong>rnas; pero al <strong>de</strong>splazar la maleza<br />
no permitáis que se <strong>de</strong>rriben los cerezos y nogales<br />
que dieron sombra a tres generaciones<br />
<strong>de</strong> abuelos, ni que algún jardinero <strong>de</strong>masiado<br />
urbano haga figuritas y ponga letreros con las<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
94<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
ramas <strong>de</strong> los pinos venerables. ¿Es · esto pedir<br />
la regresión al oscuro coloniaje?<br />
Pero como medida previa, hay que prindpiar<br />
por rehabilitar el caballo, el <strong>de</strong> paso, se en<br />
tien<strong>de</strong>.<br />
El tren y el automóvil están muy bien para<br />
recorrer gran<strong>de</strong>s distancias o para mandar por<br />
el confesor o por el médico. Mas si se quiere<br />
empren<strong>de</strong>r una obra social <strong>de</strong> penetración, <strong>de</strong><br />
comprensión, que proporcione al propio tiempo<br />
esparcimiento en una llanura que sólo es<br />
posible compren<strong>de</strong>r, penetrar y lograr <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el lomo <strong>de</strong> algún remoto <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong>l rucio<br />
Chacón, <strong>de</strong>l zaino Pulido, <strong>de</strong>l Templario, <strong>de</strong>l<br />
Leoncito, <strong>de</strong>l Mico, <strong>de</strong>l Cachito, <strong>de</strong>l Delirio, <strong>de</strong>l<br />
<strong>La</strong>urel, es imprescindible la colaboración <strong>de</strong><br />
éstos que merecieron, no <strong>de</strong> bárbaros, sino <strong>de</strong><br />
dos civilizados <strong>de</strong> primera magnitud, el doctor<br />
Salvador Ca macho Roldán y el doctor Juan <strong>de</strong><br />
Dios Carrasquilla, el siguiente elogio :<br />
"Le suce<strong>de</strong> al que monta un caballo sabanero<br />
puro <strong>de</strong> la casta <strong>de</strong> Chacón, por ejemplo, algo<br />
parecido a lo que le suce<strong>de</strong> al que lee un capítulo<br />
<strong>de</strong>l Quijote; la sensación que se experi-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 95<br />
menta en ambos casos es in<strong>de</strong>finible; nadie pue<strong>de</strong><br />
explicar en qué consiste el mérito <strong>de</strong> esa<br />
lectura, ni el <strong>de</strong> un buen caballo, aunque enumere<br />
una por una todas sus cualida<strong>de</strong>s; libros<br />
mejores que el Quijote los habrá, caballos mejores<br />
que los sabaneros acaso todos lo sean, según<br />
el criterio con que se los juzgue; pero ni<br />
el literato experimenta la misma sensación leyendo<br />
las otras obras, ni el jinete montando en<br />
los otros caballos".<br />
Ahora, tienen la palabra los <strong>de</strong> los tocones<br />
<strong>de</strong> patas <strong>de</strong> reno y cuello <strong>de</strong> jirafa. Que hablen<br />
los alumnos <strong>de</strong>l manege Clément-Lyon!<br />
De importancia social hemos llamado el movimiento<br />
que lleve a las clases dirigentes bogotanas<br />
a <strong>de</strong>sarrollar, sobre esta planicie, jardín<br />
<strong>de</strong> su ciudad, una acción intensa y permanente,<br />
porque levantaría el <strong>de</strong>caído ánimo <strong>de</strong> quienes<br />
la integran y a diario repiten que aquí la vida<br />
es imposible, y que no encuentran lo que <strong>de</strong>jaron·<br />
chez Marguerite, chez Paquin, chez Maxim;<br />
ni chez nadie. Y lo que no encuentran en<br />
chez nous.<br />
De i_nterés social porque en el ojeo frecuente<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
96<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
Y pausado <strong>de</strong> la comarcia que fue asiento <strong>de</strong><br />
una civilización <strong>de</strong>nsa y original, sobre la cual<br />
se sobrepuso otra <strong>de</strong> que somos en gran medida<br />
here<strong>de</strong>ros, encontraremos muchas miserias que<br />
aliviar, muchas reformas trascen<strong>de</strong>ntales que<br />
intentar, y podremos dar al fin, con un inteligente<br />
y real cuidado <strong>de</strong> nuestras gentes, a la<br />
palabra encomienda su verda<strong>de</strong>ro significado, el<br />
que quiso imprimirle y no logró que tuviera el<br />
alto espíritu <strong>de</strong> doña Isabel <strong>de</strong> Castilla.<br />
Señoras <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> virreyes, <strong>de</strong> oidores,<br />
<strong>de</strong> capitanes y <strong>de</strong> encomen<strong>de</strong>ros, el noble<br />
intento <strong>de</strong> la Reina Católica está por cumplirse.<br />
En los tiempos prehispánicos los jeques<br />
ofrendaban al Sol, sobre las graves rocas <strong>de</strong><br />
Suesca, sobre los agrios riscos <strong>de</strong> Guatavita, la<br />
sangre <strong>de</strong> los mejores mancebos <strong>de</strong> la tribu.<br />
Hoy sus <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong>spojados esperan en<br />
el cercado <strong>de</strong>l Zipa, que se extien<strong>de</strong> a nuestros<br />
pies, que la luz <strong>de</strong> vuestros ojos vaya a iluminar<br />
su opaco espíritu.<br />
Recorred nuevamente la <strong>Sabana</strong> como lo hicieran<br />
enantes vuestras abuelas, vosotras, más<br />
afortunadas que ellas, pues que el a<strong>de</strong>lanto <strong>de</strong><br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 97<br />
los tiempos os da mayores medios para levan<br />
tar el nivel <strong>de</strong> las gentes que la Provi<strong>de</strong>ncia<br />
os ha encomendado.<br />
Habitad la <strong>Sabana</strong>, y a veustro paso como al<br />
<strong>de</strong> la bella santafereña, se abrirán las avenidas,<br />
se ampliarán las calzadas, se ten<strong>de</strong>rán los<br />
puentes.<br />
Señoras doñas Jerónimas <strong>de</strong> Orrego y Ola<br />
Ha, hasta mañana.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>--1
CAMPESINAS<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA EXPOSICION PECUARIA DE 1928<br />
<strong>La</strong>. exposición pecuaria nacional ha venido<br />
a alborotar el fondo <strong>de</strong> mi naturaleza rural y<br />
a inducirme a sacar a la superficie, con perjuicio<br />
<strong>de</strong>l' público lector, algunas i<strong>de</strong>as que la inevitable<br />
corriente <strong>de</strong>l tiempo ha ido · <strong>de</strong>positando<br />
en lo que cualquier sicólogo criollo apelaría mi<br />
subconciencia.<br />
Hecho este pequeño introito, al que nadie<br />
sabrá negar cierto sabor p_oético con ten<strong>de</strong>ncias<br />
ci.entíficas, paso a exponer con llaneza campesina<br />
y s!n las menores pretensiones docentes,<br />
algo .<strong>de</strong> lo que he visto y pensado mirando<br />
pacer ora mi pequeño rebaño, ora a los muy<br />
numerosos <strong>de</strong> mis amigos, vecinos y relaeionados,<br />
dur.ante los años que he soñado, y adquirido<br />
<strong>de</strong>udas bajo el picante-sol <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>·<br />
y al relente <strong>de</strong> la teñida llovizna que viene <strong>de</strong>l<br />
páramo.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
102 TOMAS "RUEDA VARGAS<br />
Ha llamado especialmente mi atención lo fu<br />
gaz, lo inestable, casi pudiéramos <strong>de</strong>cir, lo inútil<br />
<strong>de</strong>l esfuerzo que en uno u otro sector <strong>de</strong> la gana<strong>de</strong>ría<br />
o <strong>de</strong> la agricultura se hace en la <strong>Sabana</strong><br />
.<strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>, campo a que limitaré por hoy mis<br />
observaciones; y vayan -ejemplos.<br />
No han faltado aquí gana<strong>de</strong>ros inteligentes<br />
y amigos <strong>de</strong> gastar sin miedo el dinero en la<br />
mejora <strong>de</strong> las razas. Si fuéramos a historiar el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la industria pecuaria en la altiplanicie<br />
hallaríamos que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> poco <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia principiaron<br />
a importarse, por los hacendados, costosos ejemplares<br />
<strong>de</strong> lo mejor que en Inglaterra, en Francia<br />
y en Holanda se producía en ganados <strong>de</strong> carne y<br />
leche; en ovejas, en caballos <strong>de</strong> tiro pesado co<br />
mo los pen.:herones, <strong>de</strong> ligero como los Cleve<br />
land1 árabes, andaluces y pura sangre inglesa<br />
para silla y para carrera, y cerdos <strong>de</strong> todos los<br />
colores, gorduras y estaturas, burros <strong>de</strong> todos<br />
los pelajes, aficiones, condiciones, aberraciones<br />
y nacionalida<strong>de</strong>s; aves <strong>de</strong> corral <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las más<br />
pacíficas e inofensivas ponedoras, hasta los terribles<br />
gallos <strong>de</strong> pelea, solaz y orgullo .<strong>de</strong> los afi-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 105<br />
records se explotan sin la cría; y no era <strong>La</strong> Vio<br />
leta una excepción en aquel hato. Vencido por<br />
la edad, y teniendo que entregar la tierra <strong>de</strong> su<br />
arriendo, vendió el señor Navas su hato poco<br />
antes <strong>de</strong> su muerte. Tres meses <strong>de</strong>spués no en<br />
contraba nadie una novilla <strong>de</strong> ese fierro, honra<br />
y prez <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>, perdiéndose así para la riqueza<br />
nacional, el inteligente y tenaz esfuerzo<br />
<strong>de</strong> un ciudadano benemérito, que en otro pueblo<br />
menos <strong>de</strong>scuidado habría gozado <strong>de</strong> la consi<strong>de</strong>ración<br />
pública.<br />
Aquí hemos visto en menos <strong>de</strong> cincuenta<br />
años aparecer y <strong>de</strong>saparecer como si hubieran<br />
ocurrido tres o cuatro diluvios (sin arca y sin<br />
Noé), multitud <strong>de</strong> razas importadas a gran cos<br />
to y sostenidas mediante ingentes sumas.<br />
Se dirá que obe<strong>de</strong>ce este fenómeno a nues<br />
tra inconstancia. Pero esto está contradicho por<br />
la constancia <strong>de</strong>mostrada en cien casos por los<br />
campesinos importadores y criadores <strong>de</strong> aquellas<br />
mismas razas. Lo que hay, a mi juicio, es<br />
qu e faltan centros a<strong>de</strong>cuados <strong>de</strong> educación para<br />
los jóvenes aficionados, y faltan estímulos<br />
bien encaminados para el <strong>de</strong>sarrollo y sosteni-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
106 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
miento <strong>de</strong> esa misma afición. Un padre <strong>de</strong> familia<br />
que con estudio personal y a fuerza <strong>de</strong><br />
experiencia logra levantar su rebaño a cierta<br />
altura, carece <strong>de</strong>l tiempo y <strong>de</strong> los conocimientos<br />
indispensables, siquiera para trasmitir a sus hijos<br />
los conocimientos adquiridos, y como el Estado<br />
(un Estado que se obliga a mantener cin<br />
co universida<strong>de</strong>s enclenques), ha sido incapaz<br />
en cien años <strong>de</strong> crear la escuela <strong>de</strong> agricultura<br />
en sus diferentes grados, tenemos que la agri<br />
cultura y la gana<strong>de</strong>ría, en un país agrícola y ga<br />
na<strong>de</strong>ro, están en permanente riesgo <strong>de</strong> caer en<br />
manos <strong>de</strong> ricos diletantis que ni las conocen ni<br />
las aJilan, o <strong>de</strong> ser conocidas como profesiones<br />
inferiores en categoría social, y entonces los<br />
muchachos <strong>de</strong> tradición campesina van <strong>de</strong>ser<br />
tando hacia las universida<strong>de</strong>s a aumentar la <strong>de</strong><br />
plorable congestión <strong>de</strong> doctores más o menos<br />
fracasados .. .<br />
Ahora bien, concretando nuestras observacio<br />
nes sobre la exposición <strong>de</strong>l 12 <strong>de</strong> octubre último,<br />
sin per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista el problema general<br />
que estas cosas entrañan, .<strong>de</strong>bemos preguntar<br />
si ella significa un progreso efectivo y apre-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 107<br />
ciable en la gana<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> la altiplanicie. No vacilamos<br />
en respon<strong>de</strong>r que la mayoría <strong>de</strong> los<br />
ejemplares presentados revelan un a<strong>de</strong>lanto<br />
consi<strong>de</strong>rable en nuestra industria pecuaria. El<br />
ganado Durharn exhibido por los señores Ruperto<br />
Restrepo e hijos, fruto <strong>de</strong> cuarenta años<br />
<strong>de</strong> labor inteligentísima, luciría aun en país <strong>de</strong><br />
mayor tradición gana<strong>de</strong>ra. Es <strong>de</strong> lamentarse que<br />
las evi<strong>de</strong>ntes incomodidad/es <strong>de</strong>l improvisado<br />
campo que se eligió para la exposición, hubieran<br />
retraído a otros criadores <strong>de</strong> traer sus ganados<br />
<strong>de</strong> carne, lo que habría permitido hacer<br />
un estudio comparativo <strong>de</strong> provecho.<br />
Nuevas razas, como la Lincoln, importada<br />
por don Manuel Antonio Cortés y por los señores<br />
Acosta; la Guernesey, <strong>de</strong>l señor Vaughan<br />
se presentaron en esta ocasión, y se notó también<br />
consi<strong>de</strong>rable mejora en otra, como la Holstein,<br />
la Red-Poli, la Devon y la Normanda. En<br />
cuanto a caballos <strong>de</strong> pura sangre inglesa, es<br />
ésta la primera vez que se presentan tantos y<br />
tan buenos ejemplares. Los percherones, el<br />
hackney, el .<strong>de</strong> sangre y los pollinos importados<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
108<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
por el ministerio <strong>de</strong> industrias, son excelentes,<br />
pero no pudimos compren<strong>de</strong>r qué objeto tuvo<br />
en mira el gobierno, al traer un caballote <strong>de</strong><br />
color bronceado, anunciado como <strong>de</strong> paso, y que<br />
sólo creemos útil para que los· alumnos <strong>de</strong> la escuela<br />
<strong>de</strong> veterinaria, estudien en él las razas<br />
antediluvianas, y luégo le priven piadosamente<br />
<strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> reproducirse. Delante <strong>de</strong>l ganado<br />
vacuno importado <strong>de</strong>l Canadá por el gobierno,<br />
queremos callar por consi<strong>de</strong>raciones a<br />
esos buenos e inofensivos súbditos <strong>de</strong> su Majestad<br />
Británica, y por temor a expresar cualquier<br />
concepto que pudiera suscitar la intervención<br />
<strong>de</strong> la misma augusta majestad.<br />
Queremos insistir, para terminar, en la necesidad.<br />
<strong>de</strong> que, dándose cumplimiento a la ley<br />
Uribe· Echeverri <strong>de</strong>l año 26, se organicen las<br />
escuelas <strong>de</strong> agricultura. Debe principiarse mo<strong>de</strong>stamente,<br />
pero con base sólida, sin querer<br />
fundar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día todos los institutos<br />
proyectados. Y en cuanto a exposiciones, que<br />
se proceda a planear y levantar en campo a<strong>de</strong>cuado<br />
los pabellones permanentes, para que<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 109<br />
cada año se verifiquen allí, en época fija, los<br />
concursos, y puedan así los campesinos prepararse<br />
<strong>de</strong> antemano. Sólo así habrá estímulo<br />
efectivo; en la forma actual apenas se logra fo<br />
mentar el <strong>de</strong>saliento y hacer gastos perfecta<br />
roen te in ú ti! es.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA COLONIZACION DE LAS RIBERAS<br />
DEL MAGDALENA<br />
Señor director <strong>de</strong> "El Tiempo".<br />
Abril 14 <strong>de</strong> 1932.<br />
Entiendo que uno <strong>de</strong> los fenómenos más frecuentes<br />
en épocas <strong>de</strong> miseria pública, es el <strong>de</strong><br />
la superproducción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as en las mentes, por<br />
otros lados ociosas <strong>de</strong> los ciudadanos. Pues<br />
bien, querido director, al fin ha llegado mi turno<br />
en esta danza sin cesar creciente <strong>de</strong> los proyectos<br />
salvadores, <strong>de</strong> las medidas drásticas e<br />
inaplazables. No ha nacido felizmente en mi<br />
cerebro un plan económico, ni fiscal. He leído<br />
cuantos se han presentado <strong>de</strong> dos años a esta<br />
parte a la consi<strong>de</strong>ración pública por todos los<br />
ingenios: chicos, medianos y gran<strong>de</strong>s, y esta<br />
lectura a la que no estaba habituado, ha secado<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 113<br />
selva don<strong>de</strong> el machete ha marcado los lin<strong>de</strong>ros<br />
<strong>de</strong> una estancia.<br />
En el fondo el rancho en medio <strong>de</strong>l platanal.<br />
A mirar el paso <strong>de</strong>l buque se arriman a la orilla<br />
cuatro o cinco chiquillos, panzudos, <strong>de</strong>scoloridos,<br />
inexpresivos, <strong>de</strong>vorados por el paludismo.<br />
A<strong>de</strong>ntro la mujer prepara la comida. Como<br />
la gasolina acabó con el leñateo, el buque ya<br />
no amarra en el bohío, y por tanto no se ve al<br />
hombre esperando la llegada para que le compre<br />
el combustible; ha vuelto a la pesca, o espera<br />
resignado la cosecha. Vino hace años <strong>de</strong>l fon<br />
do <strong>de</strong> Antioquia, <strong>de</strong>l Quindío, <strong>de</strong> Santan<strong>de</strong>r,<br />
<strong>de</strong> Boyacá, para conquistarse unos palmos <strong>de</strong><br />
Hcrra que le <strong>de</strong>n un poco <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pe<strong>de</strong>ncia, y<br />
procuren a sus hijos un porvenir mejor.<br />
Son muchas las estancias dispersas que representan<br />
siempre un núcleo <strong>de</strong> población completamente<br />
abandonado a su propia suerte bajo<br />
las inclemencias <strong>de</strong> una naturaleza hostil.<br />
:Aquello que en ese estado no pasa <strong>de</strong> ser una<br />
serie <strong>de</strong> esfuerzos truncados, podría llegar a<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>-s
LA SABANA DE BOGOTA 115<br />
labor apostólica, el abogado tomando datos para<br />
llegar a sanear o a establecer el título <strong>de</strong>i<br />
poseedor; el agrónomo <strong>de</strong>jando semillas, herramientas<br />
y lecciones, naturalmente sin per<strong>de</strong>r<br />
el sentido <strong>de</strong> las proporciones, ni la visión <strong>de</strong>l<br />
lugar en que halle y <strong>de</strong> las gentes a qui·eneS, ha<br />
bla. Se me dirá que falta el maestro. Este no <strong>de</strong>be<br />
ir mientras una tarea previa, que no es <strong>de</strong><br />
días ni <strong>de</strong> meses, no haya puesto el material<br />
humano que ha <strong>de</strong> constituir su clientela, en<br />
estado material <strong>de</strong> asimilar una enseñanza continua<br />
y metódica.<br />
En el curso <strong>de</strong> un año, o algo menos, <strong>de</strong> un<br />
trabajo inteligente y tenaz se pue<strong>de</strong> hacer mucho<br />
por inspirar confianza, por prestar apoyo,<br />
por disminuir la soledad <strong>de</strong> gentes heroicas en<br />
su iniciativa, constantemente combatidas, y al<br />
fin vencidas por la inclemencia <strong>de</strong> los elementos,<br />
por la incuria <strong>de</strong>l Estado, por la incuria <strong>de</strong><br />
la sociedad en general.<br />
Inspirar confianza, he dicho, y es ésta la base<br />
<strong>de</strong> la labor que se emprenda, pues no hay<br />
que olvidar que aquella gente ha salido casi<br />
siempre, <strong>de</strong>l pueblo o <strong>de</strong> la hacienda, en huí-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
116<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
da, no siempre inmotivada, <strong>de</strong> la vara <strong>de</strong>l señor<br />
alcal<strong>de</strong>, <strong>de</strong>l celo excesivo <strong>de</strong>l recaudador, <strong>de</strong> la<br />
codicia <strong>de</strong>l patrón, <strong>de</strong> la injuria <strong>de</strong>l mayordomo.<br />
Hay que tranquilizar a esos hombres que han<br />
preferido venir a enten<strong>de</strong>rse día y noche con<br />
los tigres que llegan hasta la puerta <strong>de</strong>svencijada<br />
<strong>de</strong> la choza, con la culebra que les mata<br />
los hijos y los pollos, que han preferido esto<br />
y mucho más, a continuar en su al<strong>de</strong>a una lucha<br />
<strong>de</strong>sigual e interminable con el papel sella<br />
do eh todas sus formas.<br />
Hay que principiar por persuadidos que el<br />
buque que atraca por primera vez frente al bohio<br />
no lleva a bordo enemigos suyos; que les<br />
trae la medicina, el consuelo, el consejo, que el<br />
capitán está listo a llevar al puerto vecino, junto<br />
con el dueño, la carga <strong>de</strong> plátanos o <strong>de</strong> maíz<br />
que produjo la estancia, y que el buque que sube<br />
lo recoge para el regreso con la sal, las velas,<br />
y lo <strong>de</strong>más que necesite para su vida en el<br />
rancho. Pero mucho cuidado, eso sí, con ir a<br />
inscribirlos para el servicio militar, o hacerlos<br />
materia <strong>de</strong> nuevos impuestos. Ya llegará el día,<br />
cuando los hijos <strong>de</strong> sus hijos sean ciudadanos<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
118 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
las dimensiones <strong>de</strong> esta carta y por los i.nvoluntarios<br />
ultrajes que en ella haya podido inferir<br />
a la gramática, y al buen sentido, quedo su afectísimo.<br />
Tomás Rueda Vargas<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
EL CREDITO CAMPESINO<br />
Señor gerente <strong>de</strong> la Caja <strong>de</strong> Crédito Agrario:<br />
Perdone usted, mi querido amigo, que le haga<br />
víctima <strong>de</strong> mis inofensivos disparos 'literarios.<br />
No he respondido y hace ya tres semanas que<br />
recibía los cuestionarios que me plantea la Caja<br />
<strong>de</strong> Crédito Agrario sobre dos campesinos que<br />
solicitan el auxilio <strong>de</strong> esa institución para mover<br />
sus pequeñas empresas.<br />
No es la pereza -que tampoco me falta <strong>de</strong>l<br />
todo- lo que ha <strong>de</strong>morado; es la convicción<br />
<strong>de</strong> que en el día <strong>de</strong> hoy, ni yo ni nadie pue<strong>de</strong><br />
respon<strong>de</strong>r siquiera con relativa aproximación,<br />
sobre las preguntas, muy justas por otra parte,<br />
<strong>de</strong> los banqueros.<br />
<strong>La</strong>s circunstancias han variado totalmente,<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
120 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
y si ayer esos formularios usados en todos los<br />
bancos eran conducto eficaz <strong>de</strong> información,<br />
hoy no sirven a su objeto, y menos en una ins·<br />
titución que tiene <strong>de</strong>lante una clientela <strong>de</strong> gentes<br />
tímidas que vacilan horas y horas antes <strong>de</strong><br />
resolverse a entrar por la boca negra <strong>de</strong>l ascensor.<br />
Ya usted ha dado un gran paso con poner<br />
las oficinas al nivel <strong>de</strong>l asfalto. Dé usted el<br />
otro que falta, y aumentará en poco tiempo la<br />
clientda <strong>de</strong> esa Caja, puesta afortunadamente<br />
en sus manos ágiles ;e inteligentes. Queme<br />
usted sin lástima los formularios rosados que<br />
son hoy la pesadilla <strong>de</strong> los pequeños campesinos,<br />
y prescinda <strong>de</strong>finitivamet·e <strong>de</strong> la información<br />
<strong>de</strong> las "personas honorables" <strong>de</strong> mi estilo que,<br />
inspiradas unas en un criterio caritativo contestan<br />
siempre favorablemente al peticionario,<br />
temerosas otras, asesinan a mansalva las esperanzas<br />
<strong>de</strong>l prestamista, y sumen todas al <strong>de</strong>sgraciado<br />
gerente en un mar <strong>de</strong> perplejida<strong>de</strong>s y<br />
<strong>de</strong> dudas inevitables. Y mientras las juntas van<br />
y vienen, se paran las yuntas en los barbechos,<br />
se · van los gañanes a la venta a jugar al dado<br />
el último jornal, y toma el estanciero el cami-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
122<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
Agraria las zonas altas <strong>de</strong> Boyacá y Cundinamarca<br />
con un solo inspector asesorado por uno<br />
o dos ayudantes, siempre ·eso sí, que lo busque<br />
estas líneas, tan pedantes como bien intenciocon<br />
el mismo acertado criterio que empleó por<br />
ejemplo, en la elección <strong>de</strong> Luis Iregui para los<br />
cafetales <strong>de</strong> Cundinamarca.<br />
<strong>La</strong> crisis ha puesto a disposición <strong>de</strong> las empresas<br />
muchas gentes aptas que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una<br />
situación <strong>de</strong> holgura no se habrían <strong>de</strong>jado jamás<br />
asalariar. Para el caso encontraría usted<br />
fácilmente mozos que perecerían <strong>de</strong> tedio en<br />
una oficina, pero que puestos en movimiento<br />
por los campos que conocieron en el tiempo <strong>de</strong><br />
bonanza, y que han lidiado <strong>de</strong>sesperadamente<br />
en los dos años que llevamos corridos <strong>de</strong> la crisis<br />
brava, darían un resultado asombroso para<br />
el fin principal que se propone la Caja Agraria,<br />
que no es otro que el muy laudable <strong>de</strong> facilitar<br />
el trabajo y evitar la ruina <strong>de</strong> la clase<br />
campesina.<br />
Se requiere, eso sí, para esta tarea <strong>de</strong> intermediarios<br />
entre la alta y muy idónea dirección<br />
<strong>de</strong> ese banco, y el elemento sobre el cual va a<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 123<br />
ejercer su acción, gentes que hayan visto trigo<br />
en partes distintas <strong>de</strong> los monumentos <strong>de</strong> J u eves<br />
Santo, y <strong>de</strong> los óleos <strong>de</strong> Barrero o <strong>de</strong> Zamora.<br />
Que en el ir y venir <strong>de</strong> los trenes, en la<br />
charla <strong>de</strong> los car.ros <strong>de</strong> primera, segunda o tercera,<br />
en las ferias <strong>de</strong> los pueblos, en las galleras<br />
mismas, hayan adquirido el hondo y certero<br />
conocimiento <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>l oficio; algo <strong>de</strong><br />
lo que oí una vez <strong>de</strong>finir a un pastor, que <strong>de</strong>bía<br />
ser un poeta, con el nombre <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> la<br />
tierra.<br />
Para po<strong>de</strong>r juzgar en un momento dado <strong>de</strong><br />
la capacidad económica y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> honra<strong>de</strong>z<br />
<strong>de</strong> don An,tonio, don Martiniano, o don<br />
J acabo, hay que haber mordido, al pie <strong>de</strong> la<br />
trilladora, mientras almuerzan los peones, y<br />
vuelven las yuntas <strong>de</strong> beber, <strong>de</strong> la misma lon<br />
ja <strong>de</strong> carne que acaba <strong>de</strong> mor<strong>de</strong>r don Drigelio,<br />
don Pepe, don Cosme o don Bias.<br />
Y volviendo a lo primero, es <strong>de</strong>Cir, al objeto<br />
<strong>de</strong> esta carta, que ha <strong>de</strong>bido ser privada, y que<br />
el apremio <strong>de</strong> un compromiso editorial con el<br />
director <strong>de</strong> "El Espectador", ha convertido ,en<br />
pública, diré a usted que los dos solicitantes<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
124 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
<strong>de</strong> dinero que me consulta, repr·esentan, en mi<br />
opinión, el tipo clásico <strong>de</strong>l campesino que neoesita<br />
y merece el apoyo <strong>de</strong> la Caja Agraria.<br />
Temo solamente que los libros, el urbanismo y<br />
la pedagogía, hayan enturbiado mi antes <strong>de</strong>spejada<br />
visión <strong>de</strong> los hombres y las cosas, así<br />
como me han llevado a importunar a usted con<br />
estas líneas tan pedantes como bien intencionadas,<br />
que le ruego perdonar en gracia <strong>de</strong> la<br />
buena amistad que le profesa su afectísimo,<br />
Tomás Rueda Vargas<br />
("El Espectador", junio 7 <strong>de</strong> 1932.)<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
128 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
fue, son tapias caídas iguales a las <strong>de</strong> los potreros<br />
<strong>de</strong> su pueblo, para cuantos ignoran la historia<br />
<strong>de</strong> los que en ella se encerraron cuando,<br />
erectas y vivas, <strong>de</strong>safiaron alegremente al tiempo<br />
y a la muerte. Para nosotros ·en aquel momento<br />
tenían esas ruinas un fuerte po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
evocación. No conocimos la Ferrería en actividad,<br />
pero la sentimos en nuestra infancia, en<br />
nuestra juventud, ·a través <strong>de</strong> las cálidas relaciones<br />
maternas. Ellas nos dijeron que a Pacho<br />
iban en julio y en diciembre bulliciosas cabalgatas<br />
<strong>de</strong> familias bogotanas; que a la orilla<br />
d.e ese río, que ruidoso corre a mis pies, <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong>l baño se entonaron bambucos con música<br />
<strong>de</strong> Fallon y letra <strong>de</strong> Carlos Sáenz Echeverría<br />
y <strong>de</strong> Roberto Narváez; nos relataron mil<br />
veces lo que fue aquel edén perfumado por azahares<br />
y jazmines, en que dominaba a ratos la<br />
voz <strong>de</strong>l río, ·el golpe seco y duro <strong>de</strong> los martillos<br />
·enormes que esgrimían cíclopes británicos<br />
tiznados y rubios. Subimos la loma y Uegámos<br />
a. la casa <strong>de</strong> la hacienda, ya se sabe cuál es. Quizá<br />
no hay en los campos <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong> una casa<br />
que, a través <strong>de</strong> su abandono actual, revele ma-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 129<br />
yor gusto, mayor comprensión <strong>de</strong> lo confortable,<br />
<strong>de</strong> la intención <strong>de</strong> establecerse en un lugar,<br />
en quienes or<strong>de</strong>naron su construcción, que esta<br />
enorme y <strong>de</strong>liciosa mansión en don<strong>de</strong> el señor<br />
Bunch, aquel hidalgo inglés a quien aun mU· ·<br />
chos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte acompaña la<br />
simpatía <strong>de</strong> las gentes, reunía a sus amigos;<br />
morada en que hizo centro a los artistas e intelectuales<br />
<strong>de</strong> la época, do ña Isabel Bunch, cuya<br />
gracia y distinción hicieron raya en aquel<br />
tiempo, en que las mujer·es <strong>de</strong> la clase alta tenfan<br />
preocupaciones superiores al flirt y al cutdado<br />
externo <strong>de</strong> sus per2_onas.<br />
Con un eco extraño y que a mí, preocupado<br />
po r la evocación <strong>de</strong>l lejano pasado, me par·ece<br />
lúgubre, resuenan en la soledad <strong>de</strong> las amplias<br />
y numerosas estancias las_ pisadas y las vooes<br />
<strong>de</strong> quienes visitamos en esta clara tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> abril<br />
la inmensa casona <strong>de</strong> la hacienda, <strong>de</strong>sierta <strong>de</strong><br />
habitantes, poblada <strong>de</strong> rumores. De afuera nos<br />
llegan las voces <strong>de</strong> una bandada <strong>de</strong> muchachas<br />
y <strong>de</strong> jóvenes, que se nos separaron a la entrada,<br />
y entre risas y gritos se empeñan en bajar na-<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>-9<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
132<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
el fresco, la <strong>de</strong> cantar los bambucos y bailar los<br />
pasillos, la <strong>de</strong>l amor y las promesas, también<br />
en la que baja la melancolía a las almas soñadoras<br />
... y que tanto lo eran las <strong>de</strong> aquellos románticos<br />
<strong>de</strong> la fe<strong>de</strong>ración! <strong>La</strong>s ocho <strong>de</strong> la no<br />
. che <strong>de</strong> un día domingo <strong>de</strong> julio que, con diciembre,<br />
comparte las épocas <strong>de</strong>l veraneo bogotano.<br />
Sin duda aquella tar<strong>de</strong> llegaron <strong>de</strong> la capital,<br />
conduciendo a sus dueños que vienen a ver a las<br />
novias, los alazanes tostados y los bayos oscuros,<br />
los moros azules y los rucios rodados. ¡ Cómo<br />
<strong>de</strong>bieron <strong>de</strong> latir los corazones cuando hacia<br />
el crepúsculo s-e sintió por el rumbo <strong>de</strong> la empedrada<br />
cuesta crecer el ruido que hacen, mezclado<br />
con el <strong>de</strong> las herraduras sobre los guijarros,<br />
el tintineo <strong>de</strong> las espuelas al chocar con<br />
tra los estribos moriscos.<br />
Sonado ya d toque <strong>de</strong> oración nos retiramos<br />
por- entre los naranjos r los limos, preguntándo<br />
nos cuál <strong>de</strong> aquéllos fue el que se sembró el<br />
día <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> doña Isabel, y que consagró<br />
el poeta en esta estrofa:<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
136<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
cen ciegos <strong>de</strong> tanto mirar la planicie in<strong>de</strong>finida,<br />
en sus puertas <strong>de</strong> golpe chirriadoras y secas,<br />
la memoria <strong>de</strong> muchas tristes vidas <strong>de</strong> damas<br />
sacrificadas por años y años al egoísmo sórdido<br />
<strong>de</strong> maridos cargados <strong>de</strong> apellidos ilustres y <strong>de</strong><br />
taras vulgares.<br />
Ya don José Manuel Marroquín, el escritor<br />
que mejor comprendió nuestros campos y la<br />
psicoJogía <strong>de</strong> sus .gentes, <strong>de</strong>jó en su primorosa<br />
historia <strong>de</strong> Yerbabuena un ejemplo que mues<br />
tra hasta dón<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> enaltecer el arte un ob<br />
jeto que en sí mismo parece no dar tema alguno<br />
a filigranas intelectuales, y el prlesbítero<br />
García trazó no hace mucho una elegante silueta<br />
<strong>de</strong> la vetusta "Fusca" <strong>de</strong> los Tamayos.<br />
Sin tiempo para ahondar el tentador asunto,<br />
ni capacida<strong>de</strong>s para seguir a tan altos mo<strong>de</strong><br />
!')s, intentaré complacer al artista amigo, y complacerme<br />
a mí mismo dando una vuelta por las<br />
lomas y potreros por don<strong>de</strong> corrieron semisalvajes<br />
las yeguadas <strong>de</strong> don Pepe y <strong>de</strong> sus hijos.<br />
Canoas tiene en su misma situación geográ<br />
fica una <strong>de</strong>fensa contra la vulgarización, que<br />
no posee quizá ninguna otra finca <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong>.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 137<br />
El río que la circunda, los cerros que la respaldan,<br />
el bosque espeso, cria<strong>de</strong>ro fecundo <strong>de</strong><br />
venados, <strong>de</strong> niebla y <strong>de</strong> leyendas; el grito sor<br />
do y continuado <strong>de</strong>l Tequendama. Y en diverso<br />
or<strong>de</strong>n, -el inevitable puente <strong>de</strong> entrada que encallejona<br />
el pensamiento <strong>de</strong>l que se encamina<br />
a la adusta mansión por el rastro <strong>de</strong> tradiciones<br />
duras, medioevales, inexorables; la capilla colonial,<br />
cuidada a veces por mujer·es <strong>de</strong>licadas<br />
como aquella Nuncha <strong>de</strong> "Los Pazos <strong>de</strong> Ulloa",<br />
que aterido el cuerpo por el frío <strong>de</strong>l páramo, y<br />
estropeada el alma por la ru<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l medio, por<br />
la tosca familiaridad <strong>de</strong> mayordomos consentidos<br />
por -el patrón, y <strong>de</strong> perros <strong>de</strong> cacería más<br />
mimados que los hijos, se refugia ·en la penumbra<br />
<strong>de</strong>l oratorio y pasa los largos días .<strong>de</strong> soledad<br />
en quitar telarañas a los retablos, entre los<br />
cuales no faltan Vásquez y Figueroas; en pre<br />
parar una primera comunión <strong>de</strong> las chicas <strong>de</strong>l<br />
vecindario, en fin, en restaurar el culto, olvidado<br />
por caballeros muy católicos, mucho, pero<br />
a quienes las exigencias <strong>de</strong> la cosecha que pi<strong>de</strong><br />
la <strong>de</strong>shierba; la anegada que se viene encima<br />
porque el río está gran<strong>de</strong>; un bando <strong>de</strong> picho-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
138 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
nas que se levanta en la Chucua, o en Terreros,<br />
o en Puerta Gran<strong>de</strong>; una estrepitosa riña <strong>de</strong> gallos<br />
en Soacha, que ha traído aficionados hasta<br />
<strong>de</strong> tierra caliente; la guerra que se prepara para<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la fe; en suma todo lo que atrae la<br />
actividad d.el caballero cruzado <strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong><br />
antigua, le han impedido acercarse a la capilla,<br />
y a veces también ha guardado allí contra<br />
el altar el tamo para el ganado, o ha amarrado<br />
el potro <strong>de</strong> las vigas don<strong>de</strong> anidan las lechuzas.<br />
Canoas daría tema para mucha historia, y<br />
aun más, para mucha leyenda. <strong>La</strong> poseyó hacia<br />
el segundo cuarto <strong>de</strong>l siglo pasado don Sabas<br />
Uricoechea, quien -la vendió a don Pepe Urdaneta.<br />
Dicen que, roto ya .el trato <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> discutido<br />
largamente ·en las casas <strong>de</strong> la hacienda,<br />
montó don Pepe para regresar a la ciudad; a<br />
las pocas cuadras notó síntomas seguros <strong>de</strong> próxima<br />
lluvia, y comprendiendo que el aguacero<br />
que se acercaba salvaría el trigal que parecía<br />
perdido, volvió riendas y cerró el negocio en las<br />
condiciones propuestas por don Sabas. El aguacero<br />
cayó esa misma tar<strong>de</strong> y don Pepe pagó la<br />
finca con el producto <strong>de</strong>l trigal.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
140<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
los curas sean ilustrados, y una buena escuela<br />
militar; todo lo <strong>de</strong>más estorba . . . la política, mi<br />
joven amigo, añadía con la voz un tanto turbia,<br />
es un gallinero. Usted está muy chino y no compren<strong>de</strong><br />
bien esto .. . ; unos suben y otros bajan;<br />
todos roban; los que vamos a pelear sólo servimos<br />
<strong>de</strong> escalera para que roben otros; ¿no es<br />
cierto, indio Inacio ?", añadía pasando la copa<br />
al viejo Ignacio Sánchez, su compañero <strong>de</strong> guerrilla.<br />
Reminiscencias artísticas tampoco faltan. Alli<br />
quedaron las huellas <strong>de</strong> lujo, <strong>de</strong> buen gust0,<br />
<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Alejandro; las caricaturas y los<br />
esbozos <strong>de</strong> Alberto; el eco <strong>de</strong> las rimas <strong>de</strong> tantos<br />
camaradas joviales que gozaron <strong>de</strong> aquel<br />
singular mecenado. Chepe salió <strong>de</strong> allá directamente<br />
a sepultarse en la Cartuja <strong>de</strong> Miraflores . .<br />
Los recuerdos trágicos, alegres, fastuosos, sangrientos,<br />
todo menos cómicos o triviales, perduran<br />
en aquella mansión impermeable a lo mo<strong>de</strong>rno,<br />
no obstante su bomba eléctrica <strong>de</strong> regadío<br />
y sus sementales <strong>de</strong> pura sangre inglesa.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
142 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
giere a diario su cada día más difícil dig·estión<br />
<strong>de</strong> ese campo que han solicitado más por capncho<br />
que por amor. Felizmente la tierra es muy<br />
celosa, y sólo se entrega a quienes la aman ocveras.<br />
¡Y qué bien conoce ella a sus enamorados!<br />
Sólo quienes hemos vivi.do en su callada<br />
intimidad sabemos qué tan leal es para los suyos,<br />
qué tan indiferente, tan irónica también,<br />
para los otros.<br />
Tuvo don Antonio la tradición, el gusto, la<br />
vocación <strong>de</strong>l campo, y con ningún otro oficio o<br />
profesión, compartió el suyo. Dotado <strong>de</strong> fino y<br />
natural sentido artístico, embelleció sus campos<br />
respetando la naturaleza, cuidó <strong>de</strong> sus ganados,<br />
sus caballos y sus arreos con tan nimia<br />
preocupación, que hubiera parecido pueril si no<br />
fuera encantadora. Cualquier árabe refinado<br />
por el perpetuo compañerismo con el <strong>de</strong>sierto<br />
y con las bestias nobles, hubiera envidiado su<br />
inteligente y estética manera <strong>de</strong> criar sus re.<br />
baños, <strong>de</strong> escoger sus caballos <strong>de</strong> su silla, <strong>de</strong> pre.<br />
sidir las menores faenas <strong>de</strong> su campo. Estética<br />
hemos dicho; así, era y así <strong>de</strong>be ser. Para conciliar<br />
las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la agricultura y la ga-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
144<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
dota, la reminiscencia, tomaban en sus labios<br />
un sabor especial lleno <strong>de</strong> atractivo. Fue notorio<br />
su espíritu público, que se ejerció principalmente<br />
en el ramo <strong>de</strong> caminos, al que sirvió<br />
<strong>de</strong>sinteresa.da y eficazmente durante muchos<br />
años. Ni en su persona, ni en sus cosas aceptó<br />
<strong>de</strong> la moda sino aquello que encontró razonable.<br />
Original e in<strong>de</strong>pendiente en todo, cuando le<br />
veíamos aparecer por los arenosos callejones <strong>de</strong><br />
Bosa en al guna <strong>de</strong> sus yeguas briosas, erguido,<br />
gallardo, montado a la antigua usanza, cubierta<br />
la cabeza entrecana, con el suaza, al cuello<br />
el pañuelo blanco anudado en una forma especial<br />
<strong>de</strong> corbatón, la ruana gris, nos venía in<br />
voluntariamente la memoria <strong>de</strong> una lejana<br />
lectura, .<strong>de</strong> aquel cuento sujestivo y hondo <strong>de</strong><br />
Leopoldo Alas: "El sombrero <strong>de</strong>l señor cura" ...<br />
¿lo recordáis? un indiano opulento entretiene<br />
a sus invitados <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l almuerzo en su suntuoso<br />
palacio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuya terraza se divisan las<br />
olas <strong>de</strong>l Cántabro. De pronto anuncian que por<br />
la avenida <strong>de</strong>l parque sube trabajosamente el<br />
señor cura <strong>de</strong>l pueblo vecino. El burgués toma<br />
pie para contar burlescamente cómo el cura ha.;;<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
' , . .. LA SABANA DE BOGOTA<br />
ce no sé qué tantos años no cambia la forma <strong>de</strong><br />
su sombrero, e incita a sus comensales a reir<br />
cuando puedan ellos verificar la verdad <strong>de</strong> sus<br />
observaciones espesas y <strong>de</strong>snudas <strong>de</strong> gracia.<br />
El anciano ha llegado a la terraza y da vueltas,<br />
mientras habla, al sombrero <strong>de</strong>l cuento en<br />
medio <strong>de</strong>l estupor <strong>de</strong> los circunstantes. ¿Qué<br />
ha sucedido?, sencillamente que el sombr-ero,<br />
que es realmente el mismo <strong>de</strong>scrito por el cacique,<br />
se ·halla <strong>de</strong> moda; el tiempo ha pasado,<br />
los caprichos han dado mil vueltas, el ala y la<br />
copa <strong>de</strong> los sombreros han cambiado lo mismo<br />
que las i.<strong>de</strong>as, muchas veces, sin que el cura se<br />
haya preocupado <strong>de</strong> ello, manteniéndose <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> la recta <strong>de</strong> la razón y el buen sentido, y tenemos<br />
que la moda, la voluble majestad <strong>de</strong> los<br />
necios, ha tornado a caer sobre el cubrecabeza<br />
<strong>de</strong>l pobre cura <strong>de</strong> al<strong>de</strong>a, y en aquel momento en<br />
que el burgués relataba la especie a sus comensales,<br />
el sombrero <strong>de</strong>l cuento estaba a la rigurosa<br />
<strong>de</strong>l día.<br />
Quienes como don Antonio, colocados a la vera<br />
<strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> la vida, realizan en su persa<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>-lO
146--<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
na y en sus cosas obra <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia personal<br />
y <strong>de</strong> sentido común, el menos común <strong>de</strong><br />
los sentidos, según se ha dicho, no son indiferentes<br />
al bien general <strong>de</strong> la sociedad a la cual<br />
sirven, mostrando todos los días con el ejemplo,<br />
cómo se pue<strong>de</strong> exhibir superioridad en<br />
cualquier sector <strong>de</strong> la existencia, sin necesidad<br />
<strong>de</strong> barajarse con la <strong>de</strong>nsa muchedumbre <strong>de</strong> los·<br />
necios, sujetos a la ley <strong>de</strong> la imitación servil <strong>de</strong><br />
lo extranjero y <strong>de</strong> lo exótico.<br />
Descanse en paz el sentido caballero en el<br />
seno <strong>de</strong> la tierra que labraron sus manos con<br />
tan cariñoso esmero.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA INFLUENCIA DEL CAMPO EN<br />
VERGARA Y VERGARA<br />
No conocí a Vergara y Vergara. Mal podía<br />
conocerlo si él se había marchado <strong>de</strong> este valle<br />
<strong>de</strong> lágrimas mucho antes <strong>de</strong> que yo llegara. Sin<br />
embargo, le conocí muy temprano y muy ínti·<br />
mamente a través <strong>de</strong> un viejo libro con que topé<br />
<strong>de</strong> niño en una .<strong>de</strong> mis incursiones ·en la biblioteca<br />
.<strong>de</strong> mi casa. El libro <strong>de</strong> pasta violeta con rayas<br />
negras en la primera cara, que tiene un letre·<br />
ro dorado que di-ee: "Artículos Literarios <strong>de</strong><br />
ergara y Vergara", fue uno <strong>de</strong> mis mejores com·<br />
pafieros <strong>de</strong> mi infancia. "Los Buitres", "El<br />
Viento", "El Ultimo Abecerraje", eran mis favoritos.<br />
Y cuando mucho más tar<strong>de</strong> he venido<br />
a repasar con ojos cansados por la vida el tomo<br />
<strong>de</strong> la edición <strong>de</strong> Londres, he vuelto a encontrar<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
148 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
en ellos la misma fresca impresión <strong>de</strong> la primera<br />
lectura y he .dado en meditar ·en la influencia<br />
profunda que tuvo enVergara su vivir<br />
campesino <strong>de</strong> los primeros años.<br />
Cierto, ciertísimo que en su formación literaria<br />
y en su manera <strong>de</strong> ser espiritual, hallamos<br />
fácilmente la huella <strong>de</strong> sus escapadas a las rocas<br />
<strong>de</strong> "<strong>La</strong> Letra", cuando pasaba horas enteras<br />
·expiando el vuelo <strong>de</strong> las águilas, tratando<br />
<strong>de</strong> adivinar en el ojo quieto y duro <strong>de</strong>l buitre<br />
la intención <strong>de</strong>l vuelo que preparaba sobre los<br />
corrales <strong>de</strong> Casablanca. Fueron tantas las veces<br />
que subió el chico a las empinadas peñas,<br />
que los buitres, los gavilanes, las lechuzas y<br />
todos los extraños habitantes <strong>de</strong> las grietas y<br />
barranc?s <strong>de</strong> aquellas lomas, lejos . <strong>de</strong> huírle le<br />
veían v·enir sin temor y parece como que se ·<br />
hubieran familiarizado con su presencia. Quizá,<br />
quizá -él no lo cuenta-le esperaron las aves<br />
impacientes y nostálgicas en las tar<strong>de</strong>s cuandiJ<br />
la aprensión o el castigo maternos, o el afán <strong>de</strong><br />
r·educir al chiquero ·en la hora bulliciosa <strong>de</strong>l encierro<br />
a un ternero retozón, <strong>de</strong>moraron en la<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 149<br />
casa o en la manga al hidalguete moreno y avispado.<br />
El viento, rey caprichoso, que en esa región<br />
<strong>de</strong> la <strong>Sabana</strong> tiene una gama <strong>de</strong> sonorida<strong>de</strong>s<br />
especialmente variada y múltiple, le <strong>de</strong>jó un recuerdo<br />
y le inspiró una filosofía, que acampafían<br />
e influencian su obra simpática a todo lo<br />
largo <strong>de</strong> su vida esencialmente bondadosa y<br />
efectiva.<br />
Simpática hemos dicho y ésa es la palabra<br />
que cuadra con todo lo que a la persona <strong>de</strong> Vergara<br />
se refiere. <strong>La</strong> simpatía fue el don <strong>de</strong> su<br />
existencia, y ha sido el amuleto que ha <strong>de</strong>fendido<br />
su memoria <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la crítica suspicaz<br />
<strong>de</strong> las generaciones que se han sucedido en el<br />
redon<strong>de</strong>l .<strong>de</strong> nuestras letras <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que sus<br />
fieles compañeros <strong>de</strong>l "Mosaico" acomodaron<br />
con mimo fraternal en el atúd la cabeza <strong>de</strong> su<br />
patrono y fundador empali<strong>de</strong>cida por la muerte.<br />
"Desconocía casi todas las ciencias y ni sus<br />
creencias ni sus i<strong>de</strong>as eran razonadas. Unas y<br />
otras le venían <strong>de</strong>l sentimiento" ... "Vergara<br />
no tenía en política sino un programa elemen<br />
tal y sencillo: <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r al vencido". En ·estas<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
152<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
sando por las manos <strong>de</strong> las mujeres, únicas que<br />
saben <strong>de</strong>scubrir y aprisionar los veneros sentimentales<br />
a las manos y a los corazones <strong>de</strong> los<br />
hijos. Así se ha salvado para la <strong>Colombia</strong> positivista<br />
y Unitaria <strong>de</strong> nosotros este libro encantador<br />
que trae con flores disecadas enrre sus<br />
páginas a la usanza vieja, el aromado r·ecuerdo<br />
<strong>de</strong> la <strong>Colombia</strong> romántica y fe<strong>de</strong>ra] <strong>de</strong> nues-<br />
. tros padres.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
FIESTA GALANTE<br />
Des<strong>de</strong> que se celebró en la casa solariega <strong>de</strong><br />
"Yerbabuena", hace años, el matrimonio <strong>de</strong> las<br />
hermanas Marroquín, doña María y doña Inés,<br />
no había memoria en esta altiplanicie <strong>de</strong> otra<br />
fiesta nupcial <strong>de</strong>splegada a pleno aire, entre<br />
la raya amarillenta y quieta' <strong>de</strong>l Funza y las peladas<br />
colinas que cierran la <strong>Sabana</strong> por el oriente,<br />
hasta este 18 <strong>de</strong> agosto en que monseñor<br />
Emilio Valenzuela bendijo, en la vieja capilla <strong>de</strong><br />
Canoas, la unión <strong>de</strong> doña Isabel Gómez Tanca,<br />
<strong>de</strong> los Gómez <strong>de</strong> Casa-Blanca y <strong>de</strong> la Calle<br />
Real, con don Gustavo Santos, <strong>de</strong> los Santos <strong>de</strong><br />
"El Tiempo" y <strong>de</strong> San Gil, artista <strong>de</strong> alto bor<br />
do que así interpreta en el piano a los compli<br />
cados maestros mo<strong>de</strong>rnos, como la arma contra<br />
las pintores que no le parecen; hombre suave<br />
y <strong>de</strong>licado en la palabra, una dama en d trato<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 155<br />
amartillan los ojos redondos <strong>de</strong> rolliza Maritornes.<br />
A la izquierda, en la confusa lejanía, calada<br />
hasta las cejas la montera <strong>de</strong> niebla, el histórico<br />
cerro <strong>de</strong> "Mochuelo" guarda <strong>de</strong>nso tesoro<br />
<strong>de</strong> recuerdos <strong>de</strong> aquellos cachacos <strong>de</strong>sprendidos<br />
y alegres que, en remoto día, interrumpieron<br />
su silencio con el estampido <strong>de</strong> sus carabinas,<br />
y alumbraron su soledad con la lumbre<br />
<strong>de</strong> sus fogatas.<br />
Por un puente rústico cruzamos el Aguas<br />
claras bajo la mirada indiferente <strong>de</strong> una turba<br />
<strong>de</strong> chiquillos que musulmanamente llenan <strong>de</strong><br />
agua los barriles cargados por asnos más musulmanes<br />
aún .. Hemos entrado en la herradura que<br />
hace el camino al acercarse al Funza, en don<strong>de</strong><br />
los sauces ponen la nota viva <strong>de</strong> su ver<strong>de</strong> sobre<br />
la monótona ari<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l paisaje. Pasamos el<br />
puente <strong>de</strong> Canoas; estamos ya en el antiguo feu<br />
do <strong>de</strong> los Urdanetas, poblado <strong>de</strong> leyendas. Allí<br />
don Pepe y don Sabas discutieron el trato <strong>de</strong><br />
la hacienda que, según unos, <strong>de</strong>cidió la suer<br />
te; según otros, rota ya la negociación y ha<br />
biendo don Pepe llegado a <strong>La</strong>s Huertas, vio<br />
ciertas nubes en el hnri 7.onte que hicieron pre-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
156 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
sagiar a su ojo seguro <strong>de</strong> campesino que el invierno<br />
se acercaba y con él la salvación <strong>de</strong>l<br />
inmenso trigal que se moría <strong>de</strong> sed en los potreros,<br />
y volviendo el caballo cerró el negocio<br />
y quedó sellada la prosperidad <strong>de</strong> su familia y<br />
unido al nombre <strong>de</strong> Canoas el apellido <strong>de</strong> Urdaneta.<br />
De allí salió don Carlos a vencer en el<br />
Cerro <strong>de</strong> la Cruz al diablo que le robaba sus<br />
ganados; <strong>de</strong> allí salió para la Trapa Chepe el<br />
cartujo; allí se dieron cita en torno <strong>de</strong> la "Mamá",<br />
la famosa escopeta <strong>de</strong> .don Alejandro, los<br />
más diestros tiradores en veinte leguas a la redonda;<br />
el lápiz <strong>de</strong> Alberto ilustró allí también<br />
las improvisaciones <strong>de</strong> los trece galantes caballeros<br />
<strong>de</strong> la "Empresa". Aquel nido <strong>de</strong> locas y fastuosas<br />
aventuras <strong>de</strong> <strong>de</strong>scabellados proyectos,<br />
<strong>de</strong> conspiraciones románticas, cuyos protagonistas<br />
<strong>de</strong> corte medioeval cubre la sombra <strong>de</strong> la<br />
muerte, ha obsesionado seguidamente la mente<br />
<strong>de</strong> los creadores <strong>de</strong> belleza. Marroquín y Rivas<br />
toman <strong>de</strong> allí al soberbio y simpático Alejandro<br />
<strong>de</strong> su "Pax"; Emilio Cuervo encuadra en sus<br />
contornos el escenario <strong>de</strong> la "Ráfaga", y José<br />
Asunción Silva cincela sobre la recia corteza<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
CONFIDENCIAS CAMPESINAS<br />
Amable lector, caro lector, buen lector, bella<br />
lectora. Así os llamaban antes, hasta fines <strong>de</strong>l<br />
siglo pasado y comienzos <strong>de</strong> éste, cuando aun<br />
no había llegado d radio a <strong>de</strong>sviar este monólogo<br />
tranquilo <strong>de</strong> la pluma que comunicaba importancia<br />
al escritor y le llenaba <strong>de</strong> orgullo.<br />
Pues bien, amable lector, bella lectora, es muy<br />
antipático esto <strong>de</strong> hacer girar en torno nuéstro<br />
lo que <strong>de</strong>cimos; mas a pasados los cincuenta se<br />
adquieren ciertos <strong>de</strong>rechos, y entre ellos se encuentra<br />
el <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r usar <strong>de</strong> la primera persona<br />
con algún <strong>de</strong>sembarazo, y el anexo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir<br />
nimieda<strong>de</strong>s que a los muchachos ,están vedadas.<br />
Hecha esta jaculatoria, y espantado el miedo<br />
al público, voy a referir aquí para complacer<br />
al redactor <strong>de</strong> esta hoja, tirano como todo<br />
periodista, algunas cosas que no tienen otro<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
160<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
mérito, que el <strong>de</strong> haber sido vistas, oidas y sentidas<br />
por quien las relata, y que pue<strong>de</strong>n servir,<br />
y ojalá sirvan, <strong>de</strong> dato o documento a quienes<br />
hoy se ocupan -con cariño e inteligencia unos,<br />
con sospechosa alharaca y notorio <strong>de</strong>sconocimiento<br />
otros- <strong>de</strong> estas cosas <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong><br />
los hombres que la trabajan y la viven.<br />
Para aprovechar el viento favorable que se<br />
presentaba a fines <strong>de</strong>l· último diciembre, y siguiendo<br />
el consejo <strong>de</strong> Evaristo, viejo zorro <strong>de</strong><br />
estos montes, a quien nadie disputa en la comarca<br />
el campeonato en lo que a ajetreo <strong>de</strong>l<br />
trigo se. refiere, me -encaminé a uno <strong>de</strong> los molinos<br />
que hay por el lado <strong>de</strong> San Victorino con<br />
el fin <strong>de</strong> que me prestaran unos costales; ·ya<br />
que, dócil a la palabra <strong>de</strong> Evaristo, <strong>de</strong>bía echar<br />
la parva al día siguiente, a la manera antigua<br />
porque las máquinas no arriman a las eras <strong>de</strong><br />
los cosecheros menores.<br />
Hallábame sentado en la oficina <strong>de</strong>l molino,<br />
mientras muy cortésmente se <strong>de</strong>spachaba mi<br />
asunto, cuando entró un mozo alto, moreno,<br />
<strong>de</strong>spabilado, que en su manera <strong>de</strong> vestir limpia<br />
y clara, <strong>de</strong>lataba a nuestro campesino <strong>de</strong><br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
fue los que mataron en la semana anterior ni<br />
hay sospechas.<br />
-¿De dón<strong>de</strong> es usted?, le pregunté.<br />
- De la Paz, en el Valle <strong>de</strong> Jesús María.<br />
Sonreímos tristemente el señor <strong>de</strong>l molino y<br />
yo ante aquellos nombres tan dulces - <strong>La</strong> Paz,<br />
Jesús, María-, puestos a lugares don<strong>de</strong> se ceba<br />
la matanza fraterna.<br />
-¿Y por qué se matan, por política?<br />
-No sé, replicó el mozo, con estoica indife-<br />
rencia. Cuando uno ha trabajado y tiene alguna<br />
cosa le cogen envidia y lo matan.<br />
-¿Eran liberales los muertos?<br />
-No sé, señor, en los últimos meses han<br />
muerto siete; dicen que uno ·era liberal y los<br />
otros conservadores, pero yo no sé, es que a<br />
uno, repitió como un ritornello, le cogen envi- ·<br />
dia cuando ha ganado algo, y lo matan. Y o no<br />
sé qué sería <strong>de</strong> mi compadre Marcos ni <strong>de</strong> Emilio,<br />
ni <strong>de</strong> Antonio ... ¿Está completa?, cuéntela,<br />
señor, añadió el arriero, entregando los bi-<br />
lletes al caJero.<br />
Volví al Capitolio don<strong>de</strong> tengo mi curul; don<br />
<strong>de</strong> hago con otros muchos la felicidad <strong>de</strong> ese<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 163<br />
pueblo que sigue matándose oscuramente en<br />
las veredas al<strong>de</strong>anas. En el sagrado recinto,<br />
tratan do <strong>de</strong> dominar d moscardoneo <strong>de</strong> los colegas,<br />
un joven orador exponía entusiasmado<br />
las causas y los resultados <strong>de</strong> la revolución moscovita.<br />
Me provocaba interrumpirlo y gritar lo<br />
que acababa <strong>de</strong> oír allá abajo, en un sector <strong>de</strong><br />
trabajo noble y fecundo, en un molino. <strong>La</strong>s conveniencias<br />
políticas, y las reglas <strong>de</strong> la buena<br />
educación parlamentaria me sellaron los labios.<br />
Horas <strong>de</strong>spués llegué a mi casa. El radio hacía<br />
un ru ido terrible. Era que trasmitía la sesión<br />
<strong>de</strong>l honorable senado <strong>de</strong> la república. Una tempestad<br />
<strong>de</strong> injurias estremecía el aparato. Se trataba<br />
<strong>de</strong> planear y sentar las bases <strong>de</strong> una nueva<br />
matanza, <strong>de</strong> una épica matanza, <strong>de</strong> una gran<br />
Chaéo en la frontera sur.<br />
Ya no podrán ir a ella ni el compadre Mar<br />
cos, ni Emilio, ni Antonio ... ni Jesús, ni Roque,<br />
ni Pedro, ni Rubén. Por liberal·es o por<br />
conservadores los mataron en la oscura vereda<br />
<strong>de</strong> su pueblo; en la fecunda vereda aforada<br />
en tantos o cuantos votos.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
164 TOMAS RUEDA VARGAS ' 1<br />
•<br />
• •<br />
Como me cuesta ya un poco <strong>de</strong> esfuerzo el<br />
hacer literatura, y como me he comprometido<br />
con el redactor <strong>de</strong> turno <strong>de</strong> esta hoja, señor<br />
Arciniegas, a darle algo para este número, pasando<br />
al papel conversaciones tenidas en entreactos<br />
parlamentarios o en cualquiera otra ocasión<br />
los lectores habrán <strong>de</strong> perdonar que yo no<br />
vista hoy traje <strong>de</strong> luces y que por tanto este escrito<br />
lleve el tono intermitente y <strong>de</strong>scosido <strong>de</strong><br />
lo que hablamos cualquier día sin la preocupación<br />
<strong>de</strong> que se está prestando atención especial<br />
a lo que <strong>de</strong>cimos.<br />
Anoche no más, en una visita <strong>de</strong> pésame vine<br />
a quedar ocasionalmente aliado <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> un<br />
campesino integral que consagró su vida con<br />
inteligente laboriosidad a la aclimatación <strong>de</strong> una<br />
raza <strong>de</strong> ganado, y campesino él mismo hasta la<br />
medula <strong>de</strong> los huesos, quien se dolía conmigo<br />
<strong>de</strong>l fracaso que acompaña en nuestra <strong>Sabana</strong><br />
a todo esfuerzo persistente por bien dirigido<br />
que sea.<br />
"Ninguna hacienda, comentábamos una vez<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 165<br />
más, permanece siquiera por dos generaciones<br />
en una misma familia. Cada cierto tiempo van<br />
pasando <strong>de</strong> los campesinos netos a los agiotistas,<br />
a los comerciantes, y sigue dando la vuelta<br />
sin que jamás se forme entre nosotros una v,erda<strong>de</strong>ra<br />
clase campesina. Recordaba yo la observación<br />
<strong>de</strong> René Pinon en la revista <strong>de</strong> "Ambos<br />
Mundos" cuando ocurrió la crisis <strong>de</strong> 1929 que<br />
afectó tan sensiblemente a los americanos. ·'<strong>La</strong><br />
tormenta que se ha <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado sobre Wall<br />
Street, <strong>de</strong>cía Pinon, muestra cuán inestable es<br />
todavía la riqueza <strong>de</strong> los Estados Unidos. Son<br />
menester siglos para formar un campesino; la<br />
Unión Americana tiene granjeros, agricultores,<br />
que son al mismo tiempo especuladores,<br />
pero ese país no tiene propiamente clase campesma<br />
.<br />
Nosotros tenemos la raíz <strong>de</strong>l campesino, pero<br />
no hemos sabido darle un cultivo apropiado, <strong>de</strong><br />
continuo la estropeamos, y precisamente ahora<br />
que es cuando hemos dado todos en hablar más<br />
<strong>de</strong> ello, y en ocuparnos <strong>de</strong> ellos con insistencia,<br />
sincera sin duda, pero <strong>de</strong>scaminada en muchos<br />
puntos, ahora es cuando me inspira más serios<br />
. ,<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
166 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
temores la suerte <strong>de</strong> quienes llevamos muy mezclada<br />
con la sangre la noble afición a las cosas<br />
<strong>de</strong>l agro.<br />
"<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong> (y al <strong>de</strong>cir la <strong>Sabana</strong> pensábamos<br />
en relación al campo colombiano en general),<br />
es mal negocio", <strong>de</strong>cíamos anoche. "Quien la<br />
trabaja, se arruina. No hay que olvidar lo<br />
que <strong>de</strong>cía el otro: la <strong>Sabana</strong> sólo sirve para empobrecernos,<br />
embrutecemos y ennegrecemos".<br />
-¿Será verdad? He vivido rechazando este<br />
apotegma criollo, que como toda ironía contiene<br />
una fuerte dosis <strong>de</strong> amargura, mas es lo cierto<br />
que los hechos se encargan <strong>de</strong> confirmarlo.<br />
Continuamente topamos por estas calles <strong>de</strong><br />
Dios con mozos hasta ayer campesinos y surgidos<br />
<strong>de</strong> vieja cepa campesina, que andan a caza<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>stinos públicos. No se les pue<strong>de</strong> culpar.<br />
Ninguno <strong>de</strong> ellos ha soltado sin honda pena la<br />
propia yunta con que trabajaba el campo <strong>de</strong> sus<br />
mayores. Beatus ille ...<br />
Hará cosa <strong>de</strong> dos o tres años, al pasar en la<br />
mañana por frente a la iglesia <strong>de</strong> Chapinero, vi<br />
gente conocida que salía con un entierro. Da<br />
. ni el Gaitán, leí en la cinta <strong>de</strong>l carro. ¡ A 1h! era<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 167<br />
don Daniel, <strong>de</strong> los Gaitán <strong>de</strong> Bosa, el hijo <strong>de</strong> don<br />
Norberto, hermano <strong>de</strong> don Elías. Nos sorprendimos<br />
los acompañantes al vernos reunidos.<br />
¡Nacía tanto que nos habíamos dispersado! Y a<br />
poco andar pudimos verificar con amargura que<br />
cuál más, cuál menos, habíamos abandonado la<br />
tierra -la tierra que nos había sido infiel-,<br />
andábamos por caminos para nosotros extraños<br />
e ingratos, y sólo teníamos la posibilidad <strong>de</strong> vol<br />
ver a ella, íntegramente a ella, cuando como el<br />
buen don Daniel hiciéramos por pies ajenos la<br />
última salida.<br />
<strong>La</strong> mañana estaba clara y <strong>de</strong>spejada como<br />
tantas otras que habíamos sentido <strong>de</strong> ida al<br />
or<strong>de</strong>ño o <strong>de</strong> vuelta <strong>de</strong>l barbecho; el cementerio,<br />
incipiente tocaba sus lin<strong>de</strong>s con los potreros, no<br />
habían intervenido todavía el ladrillo y el cemento.<br />
Este comienzo <strong>de</strong> necrópolis <strong>de</strong> barrio,<br />
era aún un camposanto al<strong>de</strong>ano, en cuyas ca<br />
llejas enyerbadas, sepultureros improvisados<br />
amarraban sus ovejas a los palos <strong>de</strong> las cruces.<br />
Regresámos haciendo r·eminiscencias alegres<br />
en apariencia, amargas en el fondo, y envidian<br />
do la suerte <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> don Norberto que, por<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 169<br />
Cuando regresé <strong>de</strong>l exterior se había borrado<br />
<strong>de</strong>l paisaje sabanero aquel motivo que encerraba<br />
tan fuerte sabor terrígeno. Los sobrevivi·entes<br />
<strong>de</strong>l grupo fantástico <strong>de</strong> árabes, vegetaban<br />
tristemente en la ciudad.<br />
Enredadas en papeles, una a una se fueron<br />
<strong>de</strong> sus manos las fincas hechas, cultivadas, redon<strong>de</strong>adas<br />
con el sudor <strong>de</strong> la frente.<br />
Zaran<strong>de</strong>ados por la Santa Hermandad <strong>de</strong> los<br />
acreedores, entraron y salieron por diversas oficinas,<br />
pusieron lenta, temerosamente, muchas<br />
veces en gruesos caracteres su firma honradota<br />
y leal, don<strong>de</strong> les señalaba el índice <strong>de</strong> un empleado<br />
bien vestido. Y al fin, sin saber ellos cómo,<br />
ni por qué, se encontraron <strong>de</strong>smontados,<br />
ambulando por las calles grises <strong>de</strong> la parroquia<br />
gran<strong>de</strong>. Muchas veces les vi senta.dos en los<br />
bancos <strong>de</strong> los parques encasquetado el coco hasta<br />
las cejas, haciendo con la punta <strong>de</strong>l paraguas<br />
burgués, dibujos sobre la arena pulida <strong>de</strong>l<br />
sen<strong>de</strong>ro artificial.<br />
Y no se piense que yo formo entre quienes<br />
creen que los Bancos tienen el propósito <strong>de</strong>liberado<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>vorar a sus clientes induciéndolos a<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 171<br />
hablo aquí. que eso, sensibilidad social, es lo<br />
que se necesitaría para mover eficazmente aquellas<br />
instituciones. Yo supongo que la tal sensibilidad<br />
será esa especie <strong>de</strong> contacto, <strong>de</strong> comunicación<br />
a fondo, comprensiva <strong>de</strong> cada hombre<br />
y <strong>de</strong> cada caso, que venga a abrir los canales<br />
<strong>de</strong> la confianza <strong>de</strong>l campesino necesitado<br />
<strong>de</strong> ilustración, <strong>de</strong> dinero, en fin, <strong>de</strong> apoyo, que<br />
ha <strong>de</strong> favorecerlo en una u otra forma.<br />
*<br />
* *<br />
Fue en Ouchy, a orillas <strong>de</strong>l lago Leman,<br />
don<strong>de</strong> leí algún día un artículo <strong>de</strong> Maurice Be<strong>de</strong>l<br />
publicado en la "Gazzete <strong>de</strong> <strong>La</strong>ussane",<br />
que llamó vivamente mi atención, y me puso<br />
a pensar en cosas <strong>de</strong> mi tierra.<br />
Preguntábase el autor quién sería más feliz,<br />
si un miembro <strong>de</strong> la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Inscripciones<br />
y Letras o un pastor <strong>de</strong> las pendientes <strong>de</strong>l Aveyrón.<br />
Y andando por esta senda en la que buscaba<br />
la relación ·entre el saber y la felicidad, llegó<br />
a surcir bellamente el relato atrayente <strong>de</strong> un<br />
almuerzo a que habría sido invitado a la finca<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
172<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
<strong>de</strong> un pequeño propietario danés durante el<br />
invierno anterior.<br />
Este campesino, "uno <strong>de</strong> los más mo<strong>de</strong>stos<br />
<strong>de</strong>l cantón <strong>de</strong> Slagelse", que apenas poseía siete<br />
vacas, dos marranas, unas tres docenas <strong>de</strong> gallinas<br />
y unas pocas hectáreas <strong>de</strong> tierra en prados<br />
naturales, estaba muy bien instalado, con<br />
aparato <strong>de</strong> radio, teléfono y una biblioteca muy<br />
bien provista. Se expresaba el anfitrión muy<br />
convenientemente sobre temas literarios, y su<br />
mujer mientras hacía con perfecta <strong>de</strong>cencia los<br />
honores <strong>de</strong> la mesa, comentaba con gran pro<br />
pied::;d los t rozos <strong>de</strong> música que trasmitía el<br />
radio. En fin, al rematar el cuadro con la relación<br />
<strong>de</strong> una sobremesa <strong>de</strong>liciosa, observaba Be<strong>de</strong>l,<br />
que este dueño <strong>de</strong> tan reducido número <strong>de</strong><br />
semovientes, hablaba como cualquier suscrip<br />
tor a la Revista <strong>de</strong> Ambos Mundos, y parecía<br />
feliz en su apacible instalación.<br />
No .<strong>de</strong>jó <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r a nuestro autor lo que<br />
veía en aquella pareja campesina que sin per<br />
<strong>de</strong>r el sentido <strong>de</strong> su mo<strong>de</strong>sta posición, aliaba<br />
con tan armoniosa perfección el arte y las letras.<br />
y el uso bien entendido <strong>de</strong> una vida <strong>de</strong>cen-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SAB.(\NA DE BOGOTA 177<br />
Consi<strong>de</strong>rando que, por hoy al menos, he cumplido<br />
<strong>de</strong> sobra con mi oficio <strong>de</strong> colaborador ocasional<br />
<strong>de</strong> "El Tiempo", suspendo aquí sin otro<br />
particular.<br />
Estancia <strong>de</strong> "Santa Ana" (Usaquén), ene<br />
ro <strong>de</strong> 1935.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong><br />
<strong>La</strong> llabana-12
PROLOGO (1)<br />
No ha sido la menos grata <strong>de</strong> las impresiones<br />
que he tenido en este verano, la lectura <strong>de</strong> unas<br />
páginas íntimas escritas por Daniel Samper Ortega<br />
en ratos <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> sus trabajos comerciales.<br />
Contienen ellas una serie <strong>de</strong> cuadros<br />
<strong>de</strong> costumbres <strong>de</strong> nuestros campos, tratados<br />
con el · cariño <strong>de</strong> quien ha vivido en estrecho<br />
contacto con los seres y las cosas <strong>de</strong> esta <strong>Sabana</strong><br />
<strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>, y que ha sabido, en plena juventud,<br />
apreciar en todo su valor lo que, generalmente,<br />
no llega a compren<strong>de</strong>rse sino en el retiro obligado<br />
<strong>de</strong> la ancianidad.<br />
Allí volverán los lectores a oler monte y a<br />
escuchar el eco <strong>de</strong> los villancicos <strong>de</strong> Nochebue<br />
na; a entreoír el chirrido <strong>de</strong> las ruedas resecas<br />
(l) De la primera edición <strong>de</strong> "EA el Cerezal", por Daniel<br />
Samper Ortega.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
180 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
<strong>de</strong> los carros y el frote <strong>de</strong> las coyundas contra<br />
las cornamentas <strong>de</strong>sgastadas <strong>de</strong> los bueyes; a<br />
sentir los estrujones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los carromato"<br />
que llevan la familia al paseo, y os arrojan<br />
bruscamente <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong> la novia a la ca<strong>de</strong>ra<br />
<strong>de</strong> la cocinera, y <strong>de</strong> allí, a poner en peligro la<br />
olleta <strong>de</strong>l chocolate, en medio <strong>de</strong> las risotadas<br />
que tanto pequeño percance <strong>de</strong>sarrolla en el<br />
reducido bloque <strong>de</strong> mundo que se concentra en<br />
una hacienda sabanera, en esos días brillantes<br />
<strong>de</strong> diciembre, <strong>de</strong> esos diciembres nuéstros qu e<br />
yo veo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta vieja casa <strong>de</strong> mis abuelos,<br />
don<strong>de</strong> hoy faltan tantos <strong>de</strong> los míos, como algo<br />
que va perdiéndose en la lejanía <strong>de</strong> mi pasado,<br />
como ese tren tan bellamente evocado por Sam<br />
per Ortega en una <strong>de</strong> sus páginas.<br />
¿Y el caballo favorito que lleva al oficial <strong>de</strong><br />
diez y ocho años con sus ilusiones y sus amores<br />
en busca <strong>de</strong> la novia gentil a la casona tradi<br />
cional?. . . ¡Cómo vienen a mí en las pisadas<br />
<strong>de</strong> Alarico, sobre el duro empedrado <strong>de</strong> El Cerezal,<br />
los alados días <strong>de</strong> mi juventud campesina<br />
y libre!<br />
Y ¡cómo le agra<strong>de</strong>zco a este amigo que me<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 1S1<br />
haya consi<strong>de</strong>rado en el número <strong>de</strong> los íntimos<br />
a quienes ha pasado el manuscrito en que ha<br />
recogido un haz <strong>de</strong> impresiones <strong>de</strong> juventud,<br />
escritas con correcta sencillez y sentidas con<br />
hondo cariño <strong>de</strong> hijo <strong>de</strong> esta tierra!<br />
<strong>La</strong>s letras que no están <strong>de</strong>stinadas a una publicidad<br />
inmediata, tienen un encanto especial,<br />
bien distinto <strong>de</strong> aquel que acompaña a las que<br />
van en busca <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong>l gran público. Es el<br />
pan que se amasa en el horno propio para el<br />
gasto <strong>de</strong> la casa.<br />
No la vanidad, ni el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> lucro, ni siquiera<br />
la noble aspiración a la gloria, manchan la<br />
pureza <strong>de</strong> su intención ni empañan el quieto<br />
brillo <strong>de</strong> su luz. En memoria <strong>de</strong> los que fueron,<br />
para solaz y ejemplo <strong>de</strong> los que vienen, han si<br />
do trabajadas estas líneas, sobre la dura corteza<br />
<strong>de</strong> unos árboles que sombrean y embellecen<br />
una heredad, en que el autor ha grabado con su<br />
librito, quizá sin saberlo, aquella sentida frase<br />
<strong>de</strong> Flaubert: "Hay rincones <strong>de</strong> tierra que quisiéramos<br />
estr-echar contra nuestro corazón".<br />
El presente es un librito íntimo, que <strong>de</strong>be ir<br />
a la biblioteca familiar, a ser el primero <strong>de</strong> una<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 183<br />
Calvo, simpático utopista bogotano, turbar d<br />
viejo Funza, padre <strong>de</strong> leyendas chibchas, con<br />
el silbato <strong>de</strong>l Quimbarck, buquecito que hizo<br />
por unos meses travesía entre Puente Gran<strong>de</strong><br />
y El Común, y que si excitó la maleante vena<br />
bogotana en la producción <strong>de</strong> centenares <strong>de</strong><br />
anécdotas, ni <strong>de</strong>sarrolló el comercio, ni promovió<br />
industria alguna, ni pudo hacer competencia<br />
a los juncos <strong>de</strong> los Fetecuas, y sólo aumentó<br />
la riqueza <strong>de</strong> su dueño en chistosas memorias<br />
y en el incurable déficit que sonriendo<br />
aceptamos todos los hijos <strong>de</strong> la altiplanicie, en<br />
cierto inevitable momento <strong>de</strong> nuestra dislocada<br />
carrera mercantil.<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong> tiene una importancia <strong>de</strong>finida<br />
como complemento <strong>de</strong> la capital. Es un remanso<br />
y un crisol. Su quietud, sin embargo, no ·es<br />
inútil, ni estéril su ·estancamiento. <strong>Bogotá</strong>, ciudad<br />
con características precisas, que trasforma<br />
y convierte en su seno a los hombres y a las<br />
cosas que a ella llegan; que <strong>de</strong>fine y clasifica,<br />
y en última instancia <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo sucedido y<br />
<strong>de</strong> lo por suce<strong>de</strong>r en la vasta extensión <strong>de</strong>l país,<br />
no sería lo que es, ni podría ejercer su papel<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
184 TOMAS RUEDA VARGAS<br />
<strong>de</strong> cabeza <strong>de</strong> la república, si no tuviera a sus<br />
pies esa tranquila llanura que <strong>de</strong>jaron las aguas,<br />
al retirarse hacia el sur movidas por el mágico<br />
conjuro <strong>de</strong> Bochica.<br />
<strong>Bogotá</strong> ha podido ser el gran hogar intelec<br />
tual <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>, porque sus hombres (y al<br />
<strong>de</strong>cir esto no me refiero solamente a los nacidos<br />
en ella, sino a cuantos en ella trabajan),<br />
han podido reposar la vista fatigada por la ob<br />
servación, y los nervios puestos en tensión por<br />
el <strong>de</strong>bate político, sobre la superficie silenciosa<br />
y serena <strong>de</strong> este Valle <strong>de</strong> los Alcázares, que<br />
que otearon los jinetes <strong>de</strong> Pedro Fernán<strong>de</strong>z <strong>de</strong><br />
Valenzuela, en busca <strong>de</strong> asiento para la urbe<br />
futura.<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong>, con su resistencia natural al progreso,<br />
con la repugnancia <strong>de</strong> sus gentes a salir,<br />
con su castellano arcaico, con el caudal <strong>de</strong> sus<br />
refranes, controla y equilibra, poniéndola en su<br />
justo lugar y en su preciso momento, la inquie- ·<br />
tud <strong>de</strong>l habitante <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong> por viajar, su sno<br />
bismo disolvente; y al circundado con sus pastos<br />
y sus sembrados y sus rebaños, le fija un<br />
ta nto, le llama a la meditación, a la observa-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 185<br />
ción, y <strong>de</strong> ahí el que nuestros salones <strong>de</strong> bellas<br />
artes, los anaqueles <strong>de</strong> nuestras bibliotecas y<br />
las cuerdas y los cobres <strong>de</strong> nuestras orquestas,<br />
se vayan enriqueciendo con obras propias, en<br />
que el espíritu nacional va <strong>de</strong>fendiéndose y calando,<br />
hasta que logre triunfar al fin <strong>de</strong>l cosmopolitismo<br />
invasor.<br />
Muestra <strong>de</strong> ello, pequeña y brillante como<br />
una gota <strong>de</strong> rocío, es la novelita a que prece<strong>de</strong>n<br />
estas pálidas líneas, <strong>de</strong> quien no tiene otro título<br />
para poner aquí su nombre, que el <strong>de</strong> haber<br />
sentido muy hondamente aquellas palabras<br />
con que don José Manuel Marroquín cierra uno<br />
<strong>de</strong> los capítulos <strong>de</strong> El Moro:<br />
''Dichosos todos los vivientes a quienes ha<br />
tocado habitar en la <strong>Sabana</strong> <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>".<br />
Estancia <strong>de</strong> Santa Ana (Usaquén), ll <strong>de</strong> enero<br />
<strong>de</strong> 1921.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
EN LOS CORRALES DE PAIBA<br />
<strong>La</strong> anterior exposíción agropecuaria tuvo lu<br />
gar en 1928 en el Bosque Cal<strong>de</strong>rón Tejada. A<br />
propósito <strong>de</strong> ella escribimos álgunas observaciones,<br />
y fue la primera para indicar la conveniencia<br />
<strong>de</strong> que estos certámenes se verifiquen<br />
<strong>de</strong> manera periódica y fija por ser éstas las condiciones<br />
precisas que les dan su verda<strong>de</strong>ro valor<br />
<strong>de</strong> estímulo y su exacto sentido.<br />
Para que un campesino pueda escoger y pre<br />
parar convenientemente sus ejemplares, nece<br />
sita ante todo, <strong>de</strong> tiempo. <strong>La</strong> ausencia absoluta<br />
<strong>de</strong> productos agrícolas en nuestras exposiciones<br />
<strong>de</strong>muestra la verdad <strong>de</strong> esta observación. Mal<br />
pue<strong>de</strong> un hacendado o estanciero exhibir una<br />
muestra <strong>de</strong> sus productos cuando ha recibido<br />
el aviso apenas con me"'es o semanas <strong>de</strong> antici-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
188<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
pación. Los oficios <strong>de</strong>l campo son obra <strong>de</strong> paciencia<br />
y <strong>de</strong> cuidado, reñidos siempre con la<br />
improvisación. Y la improvisación es lo normal<br />
en nuestras exposiciones. Si el Estado quiere<br />
comunicar a éstas toda su eficacia <strong>de</strong>be <strong>de</strong>cir<br />
que cada año en tal mes se hará siempre la exposición<br />
nacional <strong>de</strong> agricultura y gana<strong>de</strong>ría,<br />
bajo <strong>de</strong>terminadas reglas y según un programa<br />
general acordado por el ministerio <strong>de</strong>l ramo.<br />
Facilita ahora esta reglamentación la magnífica<br />
plaza <strong>de</strong> ferias que acaba <strong>de</strong> inaugurar<br />
el municipio <strong>de</strong> <strong>Bogotá</strong>, porque allí, lo mismo<br />
que en la <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín, instalada hace varios<br />
años, se pue<strong>de</strong>n hacer las exhibiciones con comodidad<br />
y economía imposibles <strong>de</strong> obtener<br />
cuando había que acudir a armar barracas ina<strong>de</strong>cuadas<br />
en terrenos <strong>de</strong> particulares.<br />
Signo también <strong>de</strong> la precipitud e intermitencia<br />
que anotamos, es que siempre la mayoría<br />
<strong>de</strong> lo que se exhibe está representada por los<br />
ejemplares importados, y se nota, en cambio,<br />
lo escaso en número <strong>de</strong> los productos criollos<br />
obtenidos por una larga selección, y en parte<br />
con el concurso <strong>de</strong> aquellos mismos reproduc-<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 191<br />
inteligente iniciativa <strong>de</strong> Carlos Uribe Echeverri.<br />
En el año 29 tuve ocasión <strong>de</strong> visitar, con el<br />
mejor <strong>de</strong> los guías, don Alejandro López, la<br />
Royal Exhibition que se celebró entonces en<br />
Harrongate. Me pareció notar allí que el eJe sobre<br />
que giran estos certámenes .es el <strong>de</strong> pres<br />
tar igual intensidad <strong>de</strong> importancia a cada una<br />
<strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s campesinas. De aquí resulta<br />
que cada criador, cada cultivador, por pequeña<br />
que sea la escala en que ·ejercita su trabajo, se<br />
sienta igualmente estimulado y atendido por el<br />
Estado y por la sociedad en general; y cada uno<br />
<strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el rey que nunca falta con sus<br />
gana-dos, hasta el más mo<strong>de</strong>sto avicultor, mues<br />
tran en sus caras requema-das y lustrosas, la sa<br />
tisfacción .<strong>de</strong> hallarse congregados en una reunión<br />
que ha llegado a tener los caracteres <strong>de</strong><br />
una gran fiesta nacional.<br />
Ninguna variedad <strong>de</strong> razas se consi<strong>de</strong>ra allí<br />
<strong>de</strong>spreciable. Al lado <strong>de</strong> los toros Durham tienen<br />
su sitio los humil<strong>de</strong>s Highland que, pequeños,<br />
cachones, lanudos y <strong>de</strong>smedrados van en<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
192<br />
roMAS RUEDA . VA!tGAS<br />
busca <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>coración prometida a su frugalidad.<br />
Sólo cuando se haya <strong>de</strong>mocratizado en esta<br />
fl amante república la i<strong>de</strong>a y la práctica <strong>de</strong> estas<br />
exposiciones,· tendrán ellas su verda<strong>de</strong>ro carácter;<br />
su altísimo significado, su incalculable alcance<br />
socia!. Es preciso llevar al estanciero la<br />
convicción <strong>de</strong> que su sufrioo, su noble, su impon<strong>de</strong>rable<br />
buey Quirgüa pue<strong>de</strong> · hombrearse<br />
con el po<strong>de</strong>roso Devon, con el fuerte Normando.<br />
Debemos atraer al gachetuno y al saboyá,<br />
premiarles sus mejores ejemplares, probarles<br />
que para sus tierras no hay nada mejor, como<br />
es la verdad, y evitar que las varieda<strong>de</strong>s hechas<br />
al suelo nuéstro, a las condiciones <strong>de</strong> vida nuéstras,<br />
<strong>de</strong>saparezcan, lo que significaría un perjuicio<br />
enorme para multitud <strong>de</strong> regiones que<br />
no pue<strong>de</strong>n alimentar razas <strong>de</strong> mayor tamaño y<br />
m'ás <strong>de</strong>licada complexión.<br />
Y en esto <strong>de</strong> razas nuéstras viene una cuestión<br />
<strong>de</strong> mucha importancia, y cuya atención es<br />
<strong>de</strong> carácter urgente, si no queremos lamentarnos<br />
luégo, cuando ya no podamos reaccionar.<br />
Me refiero a los caballos <strong>de</strong> paso, llamados con<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
194<br />
TOMAS RUEDA VARGAS<br />
su informe relativo a la exposición verificada<br />
en Serrezuela en 1893, traen esta <strong>de</strong>finición que<br />
confirma nuestras palabras, y apoya nuestro<br />
anhelo: "Nuestro caballo <strong>de</strong> silla es una espe<br />
ci alidad, es sui generis, es propio <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>;<br />
se ha fo rmado en nuestro suelo, acaso sin. que<br />
nadie haya obrado, conscientemente, ·en esta<br />
creación, y no <strong>de</strong>bemos per<strong>de</strong>rlo con cruzamientos,<br />
no <strong>de</strong>bemos mestizado, si es que lo estimamos<br />
tal como ha existido y existe aún, y lo<br />
juzgamos digno <strong>de</strong> ser conservado. Tiene entre<br />
otras cosas que lo distinguen <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, una<br />
nerviosidad excepcional, una impresionabilidad<br />
tan exquisita como no la tiene ninguna otra<br />
raza <strong>de</strong> caballos en el mundo; parece que los<br />
centros nerviosos se hubieran modificado en<br />
el sentido <strong>de</strong> hacerse más susceptible <strong>de</strong> reobrar<br />
enérgicamente contra los estímulos, <strong>de</strong> hacer<br />
los reflejos nerviosos prepon<strong>de</strong>rantes." Y más<br />
a<strong>de</strong>lante agregan: "Sea cual fuere la causa <strong>de</strong><br />
las mo.dificaciones que el caballo <strong>de</strong> silla. ha<br />
sufrido en nuestro país, lo cierto es que ha llegado<br />
a ser único en su clase." Para cerrar su<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 195<br />
informe los dos ilustres amateurs, estampan este<br />
párrafo, que <strong>de</strong>muestra cómo entonces no<br />
andaban reñidas las letras y el arado: "Le suce<strong>de</strong><br />
al que monta un caballo sabanero puro, <strong>de</strong><br />
la casta <strong>de</strong> Chacón, por ejemplo, algo parecido<br />
a lo que le suce<strong>de</strong> a quien lee un capítulo <strong>de</strong>l<br />
Quijote: la sensación que experimente en am<br />
bos casos es in<strong>de</strong>finible; nadie pue<strong>de</strong> explicar<br />
en qué consiste el mérito <strong>de</strong> esa lectura, ni el<br />
<strong>de</strong> un buen caballo, aunque enumere una por<br />
una todas sus cualida<strong>de</strong>s; libros mejores que el<br />
Quijote los habrá, caballos mejores que los sa<br />
baneros acaso todos lo sean, según el criterio<br />
con que se les juzgue; pero ni el literato expe<br />
rimenta la misma sensación leyendo las otras<br />
obras, ni el jinete montando los otros caballos."<br />
Pero me haría interminable tratando este<br />
tema. y daría por otra parte, lugar a que r:>i<br />
buen amigo el pedagogo Germán Arciniegas,<br />
tuviera que repetir por tercera vez aquel concepto<br />
suyo, <strong>de</strong> que parece enamorado, sobre mi<br />
concepción <strong>de</strong>l universo mirado por el ojo <strong>de</strong><br />
la ruana; concepto que yo recojo, aprovechando<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
196 '"OMAS RUEDA VARGAS .<br />
esta ocasión, como el mayor y más simpático<br />
aplauso que se haya hecho a mi mo<strong>de</strong>sta labor<br />
<strong>de</strong> amante empe<strong>de</strong>rnido <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> mi tie<br />
rra.¿ Que, como el campesino <strong>de</strong>l cll'ento <strong>de</strong> Go<br />
gol refería todo al episodio <strong>de</strong> su encuentro<br />
con el zar, lo refiero yo todo a los ajetreos <strong>de</strong>l<br />
agro? Es verdad. Y qué bella loa he merecido<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong> la Mesa Redonda . . . Mirar el mundo a<br />
través <strong>de</strong> las pequeñas cosas que viven en el<br />
rincón <strong>de</strong> tierra en que nacimos, ha sido manía<br />
<strong>de</strong> hombres a quienes no podría yo abrochar<br />
la hebilla <strong>de</strong>l zapato, y mucho menos compararme<br />
con ellos. Pero usted lo ha querido, terco<br />
y bonachón Germán. ¿No ve acaso que eso fue<br />
lo que hizo la gloria <strong>de</strong> Mistral en Prov,enza,<br />
<strong>de</strong> Juan Maragall en Cataluña, y quizá, quizá<br />
subiendo muy alto la <strong>de</strong>l divino Manco al <strong>de</strong>s<br />
bordar <strong>de</strong> la llanura castellana sobre el mundo<br />
<strong>de</strong> todos los tiempos? Y a ve usted, hombre <strong>de</strong><br />
Dios, cómo me ha obligado cuando menos lo<br />
pensaba, a presentarme en público con una inmo<strong>de</strong>stia<br />
digna <strong>de</strong> cualquier escritor último,<br />
penúltimo o antepenúltimo.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 197<br />
Pudo notarse en esta exposición el impul<br />
so tomado por la raza Red-Poll, <strong>de</strong> la cual pre<br />
sentaron hermosos grupos los señores Hurta<br />
dos, don Luis Vargas y don Luis Eduardo Díaz.<br />
Los normandos estuvieron muy bien representados<br />
por ejemplares proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> las haciendas<br />
<strong>de</strong>l doctor Julio Z. Torres, don Pedro María<br />
Ortega, don Senén Rodríguez y don Andrés<br />
Pombo. <strong>La</strong>s condiciones generales <strong>de</strong> esta raza<br />
parecen ser las más apropiadas a nuestras necesida<strong>de</strong>s;<br />
la producción <strong>de</strong> carne y leche y la<br />
rusticidad <strong>de</strong> este ganado le hacen especialmente<br />
recomendable. De gana.do Holstein llevaron<br />
los señores Izquierdo y Uribe un magnífico grupo<br />
<strong>de</strong> vacas lecheras, y otro también excelente,<br />
don .Joaquín Castro, don Manuel V. Hurtado,<br />
don Heliodoro Díaz el lote que ya mencionamos;<br />
los señores Cubillos, <strong>de</strong> su hacienda <strong>de</strong><br />
Potrerogran<strong>de</strong>, un torete que llamó vivamente<br />
la atención <strong>de</strong> los conocedores, lo mismo que<br />
los ejemplares <strong>de</strong> los señores Ricaurtes, Cuéllar<br />
y Puyana hermanos. Se observa, como en<br />
el normando, un progreso notable en el ganado<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
LA SABANA DE BOGOTA 199<br />
Mucho se nos queda entre el tintero; y que<br />
nos perdonen el olvido, que no es por mala intención,<br />
sino por mala memoria. Y hasta la otra<br />
exposición, que ya se va haciendo tar<strong>de</strong> para<br />
encerrar los terneros, y ha.ce rato que las galli<br />
nas se están acomodana.o en el cerezo viejo <strong>de</strong><br />
la huerta.<br />
©<strong>Biblioteca</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Colombia</strong>
IN DI C E<br />
Págs.<br />
Tomás Rueda Vargas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5<br />
<strong>La</strong> <strong>Sabana</strong> . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13<br />
<strong>La</strong> exposición pecuaria <strong>de</strong> 1928 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101<br />
<strong>La</strong> colonización <strong>de</strong> las orillas <strong>de</strong>l Magdalena . . . . . . . . . . 111<br />
El crédito campesino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119<br />
De los sitios evocadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125<br />
Canoas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135<br />
Antonio María Díaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141<br />
<strong>La</strong> influencia <strong>de</strong>l campo en Vergara y Vergara . . . . . . . . 147<br />
Fiesta galante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153<br />
Confi<strong>de</strong>ncias campesinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159<br />
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179<br />
En los corrales <strong>de</strong> Paiba 187<br />
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