ay, pena, penita, pena - Huffington Post
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CAPÍTULO 1<br />
LA COPLA<br />
EL SENTIMIENTO RACIAL<br />
La copla es el género musical que más y mejor (y más y peor) ha tratado<br />
el asunto del desamor en los confines del solar patrio. Y de una ma -<br />
ne ra brutal y desgarradora. No podía esperarse otra cosa de una cultura<br />
entre cuyos puntales se cuentan la fiesta de los toros y personajes co -<br />
mo Don Quijote, loco de amor y de historias fantásticas, y Carmen, la<br />
ci garrera lianta con una preocupante tendencia a provocar dramones<br />
sangrientos.<br />
Bien es verdad que la <strong>pena</strong> de amores no ha sido su único tema. La<br />
copla ha tratado todos los tópicos de la españolidad más tópica: ha cantado<br />
a los toreros, a las vírgenes y los santos, a los reyes y las taberneras,<br />
a las señoronas que se enamoran de efebos juncales, a las flores re -<br />
ventonas y a ciudades ilustres, a casi todo lo que pudiera quedar bonito<br />
o conmovedor en una postal turística. No h<strong>ay</strong> que olvidar que la co -<br />
pla es especialmente protegida y promocionada durante los años del<br />
franquismo en que todos los valores tradicionales de este género musical<br />
coinciden con los que defiende el régimen de Franco. Hasta tal<br />
pun to que lo que debiera haber sido la copla andaluza se define como<br />
canción española, o copla española, identificando la totalidad de España<br />
con lo andaluz y sus clichés. Pero cuando alcanza su máxima expresión<br />
es cuando relata los amores contrariados.<br />
En el arte meridional español y, por consiguiente en la copla, se mezclan<br />
con gran acierto (o al menos con gran efecto) la imaginería religiosa<br />
(invocaciones a Dios, a una variedad de vírgenes, a Jesucristo y a<br />
todos los santos son frecuentes en las letras), la pasión descontrolada
(«Yo te mato, ¡te mato!» exclama la andaluza con sangre en las venas a<br />
poquito que le hagas. Por ejemplo, perderle un dedal), la exhuberancia<br />
natural (flores de aroma embriagador, frutas aromáticas, noches sofocantes,<br />
lunas plateadas…) y la magia heredada de los antepasados (los<br />
símbolos, el paganismo, el sacrificio cruento de la venganza…)<br />
Con todos estos ingredientes es inevitable que la sangre sea un elemento<br />
básico. Sangre que se derrama (verbalmente, claro) en diferentes<br />
formas de agresión justiciera y, sobre todo, de autolesión en las más<br />
diversas formas como acto desesperado para llamar la atención o hacer<br />
gala de un amor que no conoce límites a la hora de demostrar que va<br />
más allá de la estima a la propia vida.<br />
Los ojos son, junto con el aparato circulatorio, la región corporal en la<br />
que pone el énfasis la copla. Ojos testigos de actos inconfesables, irre -<br />
sistibles ojos verdes, ojos enmarcados en ojeras violáceas y pestañas de<br />
azabache, ojos que no se pueden retirar del objeto de amor, ojos que se<br />
ofrecen en sacrificio o se ponen como garantes del amor… La copla<br />
cen tra su atención en los ojos porque son el espejo del alma y cree que<br />
la mirada no miente, que siempre desvela los sentimientos más íntimos.<br />
La copla, de la que se ha repetido tanto que es una ópera de tres<br />
minutos que ya no sabemos si lo dijo Plácido Domingo, Menéndez<br />
Pidal o Violeta la Burra, exige que sus intérpretes sean una magníficas<br />
actrices. La cantante de copla tiene que ser una gran histriona para<br />
contar esas historias. A la habilidad para cantar, con todo lo que supone<br />
de técnica de respiración y emisión, la cantante de copla tiene que<br />
añadirle quiebros, gemidos, jipidos y quejas que subr<strong>ay</strong>an con cejas<br />
fruncidas, miradas extraviadas, manos engarfiadas y otros recursos de<br />
expresión corporal según requiera la historia. Se puede decir sin temor<br />
a error que todas y todos los cantantes que aparecen en la siguiente<br />
selección pertenecen a esta categoría de artistas tan versátiles que son<br />
capaces de pasar de la comedia a la tragedia en cuestión de minutos.<br />
Este género se ha curtido en una tr<strong>ay</strong>ectoria accidentada. Surgió du -<br />
rante la república en los cafés cantantes tan de moda en la época y de<br />
allí pasó a los teatros de variedades de donde salta a la cultura popular<br />
a través de la radio. Decae en los años sesenta y setenta, con la llegada<br />
del pop y la canción comprometida. Los progres reniegan de ella por lo<br />
que se consideraba que tenía de símbolo franquista y reaccionario. Se<br />
la tacha de apolillada, de frívola, de innecesaria… Durante unos años<br />
se refugia en los ambientes clandestinos g<strong>ay</strong>s, en los bares de travestís<br />
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que las eligen como sus canciones favoritas, y en la memoria de las<br />
marías que siguen tarareándolas en voz baja mientras hacen las camas<br />
y sacuden las alfombras. Una nueva hornada de artistas jóvenes y progresistas<br />
la rescatan y le dan vida nueva restituyéndole su auténtico<br />
valor. Hoy es respetada por una gran parte de los profesionales de la<br />
canción y se hacen versiones nuevas constantemente.<br />
Es inevitable que algunos nombres se repitan en esta selección, tanto<br />
de autores como de intérpretes. El trío formado por León, Quintero y<br />
Quiroga forma el olimpo de los compositores de copla, y como tal, la<br />
m<strong>ay</strong>or parte de las canciones seleccionadas son suyas.<br />
H<strong>ay</strong> un estilo de canción española que sin ajustarse a los cánones<br />
ortodoxos de la copla, continúa su tradición. Por eso he dejado en este<br />
apartado las canciones de Manuel Alejandro que son una especie de<br />
copla moderna. Lo cierto es que también lo son canciones consideradas<br />
del pop, como Penélope de Serrat y Algueró o Tómame o déjame de<br />
Juan Carlos Calderón, pero por su entorno he preferido mantenerlas<br />
en el apartado de música pop.<br />
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22<br />
AY, PENA, PENITA, PENA<br />
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga<br />
Si en el firmamento poder yo tuviera,<br />
Esta noche negra lo mismo que un pozo,<br />
Con un cuchillito de luna lunera,<br />
Cortaría los hierros de tu calabozo<br />
Si yo fuera reina de la luz del día,<br />
Del viento y del mar,<br />
Cordeles de esclava yo me ceñiría<br />
Por tu libertad<br />
¡Ay, <strong>pena</strong>, <strong>penita</strong>, <strong>pena</strong>, <strong>pena</strong>,<br />
Pena de mi corazón,<br />
Que me corre por las venas, <strong>pena</strong>,<br />
Con la fuerza de un ciclón!<br />
Es lo mismo que un nublado<br />
De tiniebla y pedernal<br />
Es un potro desbocado<br />
Que no sabe dónde va<br />
Es un desierto de arena, <strong>pena</strong>,<br />
Es mi gloria en un pená.<br />
¡Ay, pená! ¡Ay, pená!<br />
¡Ay, <strong>pena</strong>, <strong>penita</strong>, <strong>pena</strong>!<br />
Yo no quiero flores, dinero, ni palmas,<br />
Quiero que me dejen llorar tus pesares<br />
Y estar a tu vera, cariño del alma,<br />
Bebiéndome el llanto de tus soleares<br />
Me duelen los ojos de mirar sin verte,<br />
Reniego de mí,<br />
Que tienen la culpa de tu mala suerte<br />
Mis rosas de abril.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Esta canción es a la copla lo que el ácido acetilsalicílico a la Aspirina:<br />
un genérico. No h<strong>ay</strong> en el título ni símiles, ni tropos, ni paños calientes.<br />
Dice lo que tiene que decir a saco.<br />
Una de las coplas más tristes y directas. Su título lo dice todo, y por<br />
triplicado. Está claro que el oyente no va a encontrar alegría entre sus<br />
versos.<br />
Encontramos componentes poéticos como la mención a las tinieblas<br />
como metáfora frecuente de la soledad, que veremos en muchas otras<br />
composiciones. A tener en cuenta la figura lorquiana del cuchillito de<br />
luna lunera. Por cosas como ésta (más concretamente por “Ojos Verdes”)<br />
Rafael de León tuvo que defender su derecho a la poesía ante<br />
Federico García Lorca, al que recordó que no tenía el monopolio del<br />
verde, ni de los cuchillos, ni de la luna.<br />
En esta canción es definitivo el sutil elemento carcelario, las referencias<br />
a la privación de libertad y a la oferta que hace el amante libre de
canjearse por el amante reo, lo que nos llevaría a la paradoja de volver<br />
a encontrar a los amantes nuevamente separados en la situación inversa.<br />
Pero el amor es así: irreflexivo. La copla, que como ya hemos dicho<br />
se ha atrevido con todo, elige en algunos casos una temática de bajos<br />
fondos que podríamos calificar de “copla carcelera” apropiándonos<br />
del término del flamenco.<br />
Así como antes decíamos que el título es pura prosa directa, en la<br />
letra abunda la figura poética, aparte de las ya mencionadas alegorías<br />
lorquianas (¡perdón maestro!, es para entendernos) y el símil carcelario.<br />
En el estribillo se desata un torrente de símiles para expresar la<br />
<strong>pena</strong>: desde una impagable metáfora meteorológica-vascular que continúa<br />
haciéndose más meteorológica-catastrófica, hasta la comparación<br />
equina, de gran efecto y fortuna. La segunda estrofa rebosa de<br />
imágenes extraordinarias de la <strong>pena</strong>, pero contiene el verso de oro:<br />
“bebiéndome el llanto de tus soleares”. Qué barbaridad, qué belleza.<br />
Si es que le dan a uno ganas de ponerse una copa… de lágrimas.<br />
INDICACIONES<br />
A pesar del elemento penitenciario ya mencionado, no es necesario<br />
tener al ser amado en la cárcel para disfrutar de los beneficios de este<br />
tema. Cualquier situación similar es válida: separaciones a larga distancia,<br />
prohibiciones familiares, engaños maritales, votos de castidad….<br />
Todas aquellas que se puedan comparar a una cárcel, sea físico<br />
o anímico, pueden expresarse con esta copla.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
No conviene abusar, pero tampoco es de las que más daño hacen, si se<br />
contrarrestan sus efectos con una correcta administración.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Consumir con una o dos botellas de manzanilla y unos tacos de jamón<br />
a la vieja usanza, que consuelan mucho. La navaja en la liga es opcional.<br />
La mantilla negra, larga y densa como la <strong>pena</strong> no es de obligado<br />
cumplimiento pero <strong>ay</strong>uda mucho.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Escrita a principios de la década de 1950 para que la estrenara Luisa<br />
Ortega, quién la paseó en un espectáculo teatral, en 1953 se incluye en<br />
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la película que lleva el mismo título que la canción, protagonizada por<br />
Lola Flores, que lanza a “La Faraona” a la popularidad. Sin quitar<br />
mérito a la versión de su intérprete original, que lo tiene, sobre todo<br />
por su sobriedad exquisita, la versión que hizo Lola para la película de<br />
Miguel Mor<strong>ay</strong>ta le aporta el valor añadido de una interpretación atormentada.<br />
Sólo la banda sonora es desgarradora, pero es aconsejable ver<br />
la secuencia que juega con un clásico del drama con canciones: el personaje<br />
tiene que salir a cantar en una situación de derrumbe emocional<br />
y vuelca todo su sentimiento en la interpretación de la canción. Más<br />
adelante lo veremos en todos los demás géneros, desde el tango a la<br />
chanson y en películas como Funny Girl o Love or Leave Me.<br />
Lola interpreta esta canción en el papel de Carmela, una gitana que<br />
canta en un cafetín (vamos de clásico en clásico) y viaja a México para<br />
reunirse con su novio torero (¡el que faltaba!) donde éste le da la consabida<br />
patada. Con el corazón hecho trizas, sale al escenario del café<br />
español en el que trabaja y canta esta maravillosa copla salpicada de la -<br />
mentos y gemíos, y aderezada con una expresión corporal dolorida<br />
entre la desmesura y la contención que es gloria pura.<br />
Sin necesidad de imágenes, la interpretación de Lola es inmejorable<br />
y de efectos contundentes.<br />
Joan Manuel Serrat la recuperó para rendir homenaje a la Flores en<br />
los años noventa en un programa de televisión [“Homenaje a Lola Flores”,<br />
Antena 3, 1994], donde hizo mención a las sempiternas imágenes<br />
de las radios sonando por los patios de las casas de vecinos y las señoras<br />
haciendo las camas mientras la cantaban. Su versión es muy sencilla<br />
de orquestación, con el único acompañamiento de un piano, emotiva<br />
y muy lenta. Indicada para los pacientes de reacción lenta.<br />
Además, al ser un buque insignia de la copla, tanto las intérpretes<br />
clásicas como los nuevos coplistas han hecho sus versiones: Carlos<br />
Cano, Lolita, Isabel Pantoja, Antonio Vega, La Shica…<br />
A pesar de que el objetivo de este libro son las canciones por sus le -<br />
tras particularmente desgarradoras, y no tanto por sus músicas (básicamente<br />
por los límites auditivos de los libros), h<strong>ay</strong> una versión del<br />
violinista multiuso Ara Malikian que no podía quedarse fuera. Es tremebunda.<br />
Es tremecedora. Es peluznante.<br />
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CINCO FAROLAS<br />
Letra: José Antonio Ochaíta, Xandro Valerio. Música: Juan Solano<br />
Yo no escucho lo que dicen<br />
Las lenguas de vecindonas<br />
Porque de sobra ya sé<br />
Por quién está su persona<br />
Cinco luceros azules<br />
Alumbran cinco farolas<br />
Desde su casa a mi casa,<br />
Desde su boca a mi boca<br />
Cinco añitos que le quiero,<br />
Cinco añitos que me adora,<br />
¡La mala gente qué sabe!<br />
Qué sabe de nuestras cosas<br />
Si yo sé que me quiere, como le quiero<br />
A qué darle tres cuartos al pregonero<br />
Desde su puerta misma hasta mi puerta<br />
La vereíta verde, madre, no cría yerba<br />
No cría yerba.<br />
Yo no quiero ni saberlo vecina,<br />
Cierre la boca<br />
Y no me venga a decir<br />
Que él va a casarse con otra<br />
Los cinco añitos cabales<br />
Queriéndole hora tras hora,<br />
Son un cordel en mi cuello<br />
Que la garganta me ahoga<br />
Con carbones encendidos<br />
Que le quemen esa boca<br />
Al que juró tantas veces<br />
Que estaba por mi persona<br />
Se apagaron las cinco, cinco farolas<br />
Pa que nadie me vea llorando a solas.<br />
¡Ay que <strong>penita</strong> madre! madre que <strong>pena</strong><br />
La vereíta verde, cuajá de yerba<br />
Cuajá de yerba.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Maledicencia, tienes nombre de purga. ¡Y cuánto daño has hecho!<br />
No h<strong>ay</strong> nada peor que las vecinas aburridas apalancadas detrás de<br />
los visillos y con ganas de cotilleo. Y lo malo es que, claro, con ese exceso<br />
de información, acaban por acertar. Y al final, lo que debería permanecer<br />
en el ámbito de lo privado o, en el mejor de los casos (para el<br />
que se lo embolsa), a buen precio en un programa de Tele 5, lo comenta<br />
todo el pueblo, como muy bien dice la canción, sin ni siquiera darle<br />
tres cuartos al pregonero, que es la versión rural y decimonónica de<br />
Jorge Javier Vázquez.<br />
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Si bien es cierto que León, Quintero y Quiroga eran los maestros de<br />
la copla poética, el trío de autores que firman este clásico no se quedaba<br />
muy atrás. Además veremos que hubo trasvases de talentos, cambios<br />
de pareja y amancebamientos autoriles entre ellos con resultados<br />
más que interesantes.<br />
En esta canción los maestros Ochaíta, Valerio y Solano echan el resto<br />
en letra y música. A destacar el contraste de la gran orquestación dramática<br />
abundante en metales y cuerdas con tempo marcado de la introducción<br />
que da paso a un violín solitario que da repelucos.<br />
Qué bonita la metáfora de los cinco farolas, esos cinco luceros azules<br />
(indudablemente eran farolas de gas), comparados con los cinco años<br />
de amor correspondido. Y sobre todo, la referencia a la hierba del ca -<br />
mino que durante cinco años no ha crecido del trajín que llevaban de<br />
acá para allá. Y qué horror al descubrir que no lo era tanto, qué sólo era<br />
una diversión mientras encontraba a la chica adecuada, que seguramente<br />
será más fina, más rica y de mejor familia. Y hasta más rubia.<br />
Es importante señalar en esta canción que sí existe la referencia a la<br />
mutilación, a la tortura, con esos carbones encendidos que han de quemarle<br />
la boca, ello no la hace victimista ni masoca. No. Es revanchista.<br />
Que le quemen esa boca al cabrón falsario, pide ya desquiciada la<br />
pobre víctima del engaño. Que una ya tiene bastante con que la h<strong>ay</strong>an<br />
tenido en la inopia cinco añazos que podía haber aprovechado hasta<br />
pa ra estudiar derecho y meterle en el trullo por incumplimiento de<br />
contrato verbal.<br />
INDICACIONES<br />
Compromisos rotos unilateralmente, mejor entre vecinos de chalets<br />
con parcela o casas en el campo. Si el espacio que le separa a uno del ser<br />
amado está cubierto de asfalto o de adoquines no produce el mismo<br />
efecto. También la barbacoa del jardín viene bien a la hora de echar<br />
ma no de los carbones encendidos.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Periodistas del corazón. Jardineros de urbanizaciones descuidados en<br />
sus obligaciones.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Neutralizar el amargo trago con un trago dulce. Un anisado (anisete<br />
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francés para las más finas y recio chinchón seco para las más duras)<br />
une a la dulzura y el alcohol el efecto carminativo. Oye, que las rupturas<br />
tienen muchos efectos psicosomáticos y los gases no es el menos<br />
importante de ellos.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
La versión más conocida es la de Concha Piquer, con toda la presencia<br />
orquestal que exigía la copla en sus días de esplendor. Dramatismo en<br />
el arreglo y garra en la interpretación vocal. La Piquer alterna tonos<br />
pianísimos de íntima tristeza con frases fortísimas de desesperación<br />
desgarrada. Todo un recital de la valenciana que cumple con la misión<br />
de hacer de una sencilla copla toda una ópera de cuatro minutos. Un<br />
clásico.<br />
La rivalidad (digamos que deportiva y amistosa) entre Rocío Jurado<br />
e Isabel Pantoja tiene en este tema una muestra interesante. La versión<br />
de Pantoja es profunda, de tonos graves, de cuerdas densas, y un<br />
tempo ralentizado, deliberadamente premioso. Los jipíos de la mejor<br />
ca lidad, las aceleraciones y los trémolos de un gran efecto. La última<br />
estrofa cantada a media voz, con esa flauta que suena solitaria subr<strong>ay</strong>ando<br />
los versos más tristes… y el final contundente. Toda una interpretación<br />
que mantiene el espíritu clásico de la copla.<br />
¡Qué distinta la de la Jurado! Mucho más moderna, con un piano<br />
que flirtea con el jazz. Los tonos altos, la guitarra sola y los redobles de<br />
caja. Los rompimientos de la voz son menos académicos, más arriesgados<br />
y suenan más auténticos.<br />
Ojito a la versión de Miguel de los Reyes y su Ballet de Arte Español,<br />
que a pesar de ser un ballet tiene una presencia sonora que pasma.<br />
Los componentes del mencionado ballet sustituyen con palmas y sus<br />
propias voces a la rica orquestación que acompañaba la versión original<br />
de doña Concha. Tiene además una autenticidad racial muy recomendable<br />
(por ejemplo el verso que se convierte en “que la garganta<br />
me ajoga” le da un toque de canción verité inconmensurable. Imprescindible.<br />
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28<br />
CUCHILLITO DE AGONÍA<br />
Letra: José Antonio Ochaíta, Xandro Valerio. Música: Juan Solano<br />
Te di mi rosa primera,<br />
Y tú, ¿qué me diste a mí?<br />
La flor que está en mis ojeras<br />
De hacerme tanto sufrir<br />
De mi parte los cuidados<br />
De quien estaba tan ciega<br />
De la tuya el vino aguao<br />
Que le sobró a tu bodega<br />
Cuchillo, cuchillito de agonía<br />
Por Cristo, no me avasalles<br />
Cuando este llanto derramo<br />
Acuérdate de aquel día<br />
En que te encontré en la calle<br />
Igual que un perro sin amo<br />
Cómo puede ser que olvides<br />
Lo que te di a manos llenas,<br />
Moriré, si me lo pides<br />
Como una rosa de <strong>pena</strong><br />
Cuchillo, cuchillito pa mi muerte<br />
No pidas, tormento mío,<br />
Que deje yo de quererte<br />
Diciendo a los cuatro vientos<br />
Que a mí no me debes nada<br />
Las luces del firmamento<br />
Se apagan con tu maldad<br />
Con tu ensarta (sic) de mentiras<br />
Ni a dar la cara te atreves<br />
Si hasta el aire que respiras<br />
A esta mujer se lo debes.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Drama atroz en su forma y en su contenido cuyo título anticipa el do -<br />
lor que en ella se va a expresar. Una vez más nos encontramos, y en es -<br />
ta ocasión como tema central, con el cuchillo lorquiano y leonino (de<br />
Rafael de León, claro), símbolo de los dolores del amor maltrecho.<br />
En la primera estrofa h<strong>ay</strong> un metafórico y emotivo intercambio floral<br />
en el que la protagonista entrega esa flor primera (que no h<strong>ay</strong> que<br />
ser un Roland Barthes para entender a que se refiere) y el facineroso en<br />
cuestión que se ha beneficiado de la fresca exhuberancia de la moza le<br />
da a cambio esos lirios cárdenos que le circundan los ojos de tanto<br />
sufrir, como a la inmortal “María de la O”.<br />
Tampoco es moco de pavo la metáfora enológica de la segunda estrofa.<br />
Calificar de “vino aguado que sobró a tu bodega” al amor que se<br />
entrega a ratos perdidos es gráfico y lapidario.
Tal vez la clave de los males de la atribulada mujer que protagoniza<br />
esta copla se encuentre en los versos «Acuérdate de aquel día/ en que<br />
te encontré en la calle/ como un perro sin amo». Es de todos sabido<br />
que, como muy bien dice el refranero, “quién da pan a perro ajeno,<br />
pierde pan y pierde perro”. Si es que no se puede ir recogiendo por la<br />
calle cualquier cosa que una se encuentre, por muy mona y graciosa<br />
que nos parezca. Que luego dan muy mal resultado. Y hasta trasmiten<br />
enfermedades.<br />
Musicalmente, es potente en toda su concepción, pero los compases<br />
que preceden al estribillo ponen los pelos de punta. Oscuros y casi<br />
ominosos, parecen predecir una gran tragedia que nunca se cuenta,<br />
pero tal vez se adivine una vez acabada la canción. Claro que los versos<br />
de resignación en los que la engañada se ofrece a seguir amando<br />
más allá de lo comprensible le quitan toda la carga amenazadora. Los<br />
versos «cuchillito pa mi muerte, no pidas, tormento mío, que deje yo<br />
de quererte» seguramente la colocan entre los primeros puestos de la<br />
clasificación de las coplas de víctima.<br />
INDICACIONES<br />
Casos de ingratitud y desvergüenza, sobre todo si el desfachatado es<br />
albaceteño, toledano, eibarrés o de alguna otra procedencia de reconocido<br />
prestigio cuchillero. Hasta para suizos puede valer…<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Floristas aficionadas a los dramones televisivos y expertas en el lenguaje<br />
de las flores.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Se recomienda acompañar de una tabla de quesos o embutidos para<br />
dar usos mejores al cuchillo en cuestión.<br />
Conviene tener preparadas unas tiritas y un desinfectante por si se<br />
nos va la mano.<br />
Huir del vino aguado como de la peste, que no va con nada.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Marifé de Triana la estrenó en 1964 y su versión es inmejorable.<br />
Correcta pero intensa, la voz a<strong>pena</strong>s se quiebra sin dejar de trasmitir<br />
dolor y angustia.<br />
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Curiosamente, no es una de las coplas más versionadas y la original<br />
sigue siendo la más convincente.<br />
Más recientemente han proliferado las versiones de concursantes de<br />
televisión que, hasta el momento, no han dado a la historia de la copla<br />
nada excesivamente memorable.<br />
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DIME QUE ME QUIERES<br />
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga<br />
Si tú me pidieras que fuera descalza<br />
Pidiendo limosna, descalza yo iría<br />
Si tú me dijeras que abriese mis venas,<br />
Un río de sangre me salpicaría<br />
Si tú me pidieras que al fuego me<br />
echase,<br />
Igual que madera me consumiría,<br />
Que yo soy tu esclava<br />
Y tú el absoluto señor de mi cuerpo,<br />
Mi sangre y mi vida<br />
Y a cambio de esto, que bien poco es,<br />
Oye lo que quiero pedirte a mi vez:<br />
Dime que me quieres, ¡dímelo por Dios!<br />
Aunque no lo sientas, aunque sea<br />
mentira,<br />
Pero dímelo<br />
Dímelo bajito,<br />
Te será más fácil decírmelo así,<br />
Y el “te quiero” tuyo será pa mis <strong>pena</strong>s<br />
Lo mismo que lluvia de m<strong>ay</strong>o y abril<br />
Ten misericordia de mi corazón,<br />
Dime que me quieres, dime que me<br />
quieres,<br />
¡Dímelo por Dios!<br />
Si no me mirasen tus ojos de almendra,<br />
El pulso en las sienes se me pararía;<br />
Si no me besaran tus labios de trigo,<br />
La flor de mi boca se deshojaría<br />
Si no me abrazaran tus brazos<br />
morenos,<br />
Por siempre los míos en cruz<br />
quedarían,<br />
Y si me dijeras que ya no me quieres...<br />
¡No sé la locura que cometería!<br />
Y es que únicamente yo vivo por ti,<br />
que me das la muerte o me haces vivir.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
La mendicidad de amores es el ingrediente básico de esta canción. Un<br />
ingrediente que aparece con cierta regularidad en las letras de Rafael<br />
de León y encontramos en altas dosis en Limosna de amores, una gran<br />
canción que combina la mendicidad amorosa con otros elementos<br />
poderosos de la copla, como los cortes de venas y las carnes morenas.<br />
También merecería estar aquí, pero he elegido Dime que me quieres por<br />
trasmitir un sentimiento de súplica más elevado, más espiritual, más<br />
como de orden mendicante.<br />
La primera estrofa es un despliegue de ese tremendismo cruento que<br />
le ha dado a la copla su leyenda y su colorido (un colorido básicamen-<br />
31
te rojo sangre). El masoquismo elevado a la categoría de santidad.<br />
Cualquiera de los poetas místicos habría firmado muy a gusto estas lí -<br />
neas en las que el/la protagonista se ofrece sin reservas a ser sometido<br />
a todo tipo de vejaciones y torturas por el amor del otro. Tampoco anda<br />
mal de hiperbolismo andaluz, porque se promete ni más ni menos que<br />
un río de sangre, no cualquier cosita. También es verdad que cuando<br />
uno está en el pozo negro del desamor todo lo ve a lo grande.<br />
INDICACIONES<br />
Casos de amor no correspondido en los que no se ve la luz al final del<br />
túnel. Cuando ya no queda más remedio se impone recurrir a la lástima.<br />
No es una postura que destaque por su dignidad, pero si se obtienen<br />
resultados positivos, se da por buena.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Sólo da buenos resultados en pacientes con una capacidad de renuncia<br />
fuera de lo común y cierta inclinación a la santidad. En caso contrario,<br />
se puede generar una respuesta paradójica y acabar partido de risa ante<br />
semejante falta de autoestima.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Si se puede contar con ello, un atrezzo sadomasoquista clásico <strong>ay</strong>uda a<br />
la ambientación. Una bata de cola de cuero con remaches y la peineta<br />
clavada en la cabeza podrían venir muy a cuento.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Concha Piquer: demasiado nonchalante; con un falso acento andaluz<br />
muy gracioso. Domina con maestría los cambios de tempo: h<strong>ay</strong> ur -<br />
gencia en algunos versos, alternando con otros muy lentos. Un tono<br />
agudo y nasal que recuerda algunas interpretaciones de Celia Gámez.<br />
Una forma de cantar que hoy no funciona, al ser poco creíble.<br />
La niña Márquez hace una versión demasiado correcta.<br />
La versión de Miguel Poveda en su “mezcla” Coplas del Querer<br />
(Dime que me quieres, Y sin embargo te quiero, Vino amargo y Esta <strong>pena</strong><br />
mía) te deja con unas desazonadoras ganas de más. Acompañado sólo<br />
de guitarra y aflamencado en el cante, es de una be lleza innegable.<br />
Recomendable para amigos de la pureza y la sencillez.<br />
Diana Navarro en otro medley de coplas del querer se centra en una<br />
32
exagerada ostentación de técnica. Demasiado adorno, demasiado trémolo…<br />
Poco sentimiento.<br />
Carlos Vargas da en el clavo con una producción espectacular de Ja -<br />
vier Limón en el musical Enamorados Anónimos.<br />
33
34<br />
EL AMOR ACABA<br />
Letra: Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro<br />
Porque el alma se vacía<br />
Como el cántaro y la nube,<br />
El amor acaba<br />
Porque suave se desliza<br />
Como sombra la caricia,<br />
El amor acaba<br />
Porque el sentimiento es humo<br />
Y ceniza la palabra,<br />
El amor acaba<br />
Porque el corazón de darse llega<br />
Un día que se parte,<br />
El amor acaba<br />
Porque se vuelven cadenas<br />
Lo que fueron cintas blancas,<br />
El amor acaba<br />
Porque llega a ser rutina<br />
La caricia más divina,<br />
El amor acaba<br />
Porque somos como ríos<br />
Cada instante nueva el agua,<br />
El amor acaba<br />
Porque mueren los deseos<br />
Por la carne y por el beso,<br />
el amor acaba<br />
Porque el tiempo tiene grietas<br />
Porque grietas tiene el alma<br />
Porque nada es para siempre<br />
Y hasta la belleza cansa,<br />
El amor acaba<br />
ala suerte<br />
Mis rosas de abril.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Una lúcida y madura reflexión sobre algo que todos sospechamos:<br />
nada dura eternamente, y el amor, menos que nada. En forma de lista<br />
repetitiva, casi un mantra con el que el autor nos quiere convencer (o<br />
se quiere convencer) de que, nos guste o no, ni siquiera ese amor que<br />
parece berroqueño y a prueba de bomba va a durar para siempre. Es -<br />
trofa tras estrofa, nos recuerda la fragilidad de todo lo humano, y más<br />
concretamente lo intangible y efímero del deseo.<br />
No h<strong>ay</strong> reproches a amantes ingratos, ni rabia por un desengaño.<br />
H<strong>ay</strong> una profunda tristeza en esa aceptación de algo que sabemos inevitable<br />
pero en realidad preferiríamos que no fuera así. La tristeza del
filósofo, porque h<strong>ay</strong> mucho de filosofía en esta canción. «Porque so -<br />
mos como ríos, cada instante nueva el agua» es una clara referencia a<br />
Heráclito que nos recordaba con su panta rei (“todo fluye”) que no es<br />
posible bañarse dos veces en el mismo río. Cuánto más difícil no será<br />
reavivar la misma llama que nos consumió de amor.<br />
Y en el verso del cántaro no menos filosófica, si bien más popular, es<br />
la sutil alusión al famoso cántaro que, de tanto ir a la fuente, acaba he -<br />
cho trizas.<br />
Son especialmente efectivos los versos que hacen referencia a la volatilidad<br />
del deseo, que no tiene nada que ver con la inconstancia de<br />
aquél que ama, sino con la misma naturaleza inestable del amor: la ru -<br />
tina, la muerte del deseo físico, un tema recurrente en las canciones de<br />
sus autores.<br />
El remate con la estrofa de las grietas en el tiempo y en el alma es el<br />
perfecto colofón a esta sabia advertencia sobre el desgaste emocional.<br />
No puede adscribirse en el grupo de las canciones de despecho ni de<br />
desamor, sino más bien en la categoría poco transitada del escepticismo<br />
amoroso.<br />
INDICACIONES<br />
Muy efectivo en individuos que han “corrido mucho” y en inestables<br />
emocionales. En casos de donjuanismo (tanto masculino como femenino)<br />
funciona muy bien como coartada ante la persona abandonada.<br />
Da buenos resultados tanto por activa como por pasiva. Para quien<br />
abandona es una forma de justificación; para quien es abandonado es<br />
un modo de consuelo.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Relaciones ocasionales, aventuras de una noche, ratitos en el cuarto<br />
oscuro. ¿Cuántas veces os tengo que decir que eso no es amor… casi<br />
nunca?<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Para las presentaciones más clásicas, de tempo lento y orquestación<br />
profusa, acompañar de alguna bebida amarga a base de hierbas y raíces,<br />
como el Campari o el Bitter, que encajan a la perfección con el<br />
tono de la canción. Para las presentaciones más rítmicas, en las que los<br />
intérpretes parecen haber superado el impacto de esta revelación y<br />
35
estar muy dispuestos a celebrarlo, limitar el amargor a un golpe de<br />
Angostura en el Martini o a la tónica con la que se mezclen la ginebra<br />
o el vodka favoritos.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Compuesta en 1983, el mexicano José José, ídolo de la canción romántica,<br />
hizo de ésta una de sus canciones emblemáticas. Con todos los<br />
atributos que le corresponden: orquestación con abundantes, tempo<br />
reposado, fraseo meloso y voz acariciadora. Un clásico.<br />
La versión de Rocío Jurado mantiene todo este espíritu y le añade<br />
carne, mucha carne, como ella sabía hacer. Ésta versión puede que sea<br />
la más melancólica, la más dramática.<br />
Un must de audición obligada para oyentes melomasocas.<br />
Dyango la grabó con tintes de jazz y el resultado es muy interesante.<br />
Elegante y triste.<br />
Como alternativa rítmica el combo mejicano Miguel, Óscar y la Fantasía<br />
le ponen, además, salsa. Una versión que <strong>ay</strong>uda a pensar que si<br />
bien es verdad que el amor acaba, el ritmo no. Y la vida sigue.<br />
36
LO SIENTO MI AMOR<br />
Letra: : Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro<br />
Lo siento, mi amor,<br />
Pero hoy te lo voy a decir<br />
Aunque pueda faltarme el valor<br />
Al hablarte a la cara<br />
Lo siento, mi amor,<br />
Pero ya me cansé de fingir<br />
Y pretendo acabar de una vez<br />
Para siempre esta farsa<br />
Lo siento, mi amor,<br />
Lo siento, mi amor,<br />
Lo siento, mi amor<br />
Hace tiempo que no siento nada<br />
Al hacerlo contigo,<br />
Que mi cuerpo no tiembla de ganas<br />
Al verte encendido,<br />
Y tu cara y tu pecho y tus manos<br />
Parecen de escarcha,<br />
Y tus besos, que <strong>ay</strong>er me excitaban,<br />
No me dicen nada<br />
Y es que existe otro amor<br />
Que lo tengo callado, callado;<br />
Escondido y vibrando en mi alma,<br />
Queriendo gritarlo,<br />
Ya no puedo ocultarlo, no puedo callarlo,<br />
No puedo<br />
Y prefiero decirlo y gritarlo<br />
A seguirte fingiendo.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Ataque de honestidad. Manuel Alejandro, nacido Manuel Álvarez-<br />
Beigbeder en 1933, es el más importante compositor de lo que podría<br />
considerarse una nueva copla. Con los mismos mimbres que la copla<br />
tradicional (historias dramáticas de amores y desamores, una música<br />
con raíces pero con orquestaciones más sencillas y más modernas) teje<br />
una música que continúa la tradición de la copla con un aire renovado.<br />
El tándem que forma con su mujer, Purificación Casas,que firma con<br />
el pseudónimo de Ana Magdalena, ha dado a la historia de la música<br />
popular en España algunos temas insuperables por su sencillez y su<br />
contundencia en el terreno del canto de amores desventurados.<br />
Ésta es una de las más representativas. En su momento fue un bombazo,<br />
posiblemente porque es una de esas canciones con la que todos<br />
37
podemos sentirnos identificados. Dentro del grupo de canciones de<br />
“aburrimiento pertinaz”, como El amor acaba o Se nos rompió el amor,<br />
lo que parece constituir un tema recurrente en el corpus del autor, ésta<br />
es la más desnuda y directa. Estructurada como un monólogo de la<br />
persona que ha dejado de querer (supuestamente es un diálogo con la<br />
otra parte contratante, pero del que no escuchamos la respuesta, seguramente<br />
porque está mirándole muda de espanto o maquinando ya una<br />
canción de respuesta, indecisa entre el victimismo, la desesperación y<br />
la venganza), se limita a declarar lisa y llanamente su situación. Sin<br />
a<strong>pena</strong>s adornos poéticos, sólo una ligera comparación de los labios y<br />
miembros del amante con la escarcha, lo que tampoco es de floral poética<br />
precisamente, para volver de inmediato al lenguaje más comprensible;<br />
que le quede clarito. Este uso de un lenguaje más cotidiano y<br />
sencillo favorece la verosimilitud del temaB. Es más fácil sentirse<br />
implicado en esta historia que en esas en las que se blanden cuchillos<br />
de luna y las sienes se tiñen de lirios moraítos.<br />
En la primera estrofa podemos creer que la protagonista de la historia<br />
sencillamente he perdido la pasión, algo que le puede pasar a cualquiera<br />
cuando los cimientos de una relación no son bastante sólidos.<br />
Pero en la segunda descubrimos que, ¡ah, la perra!, ya h<strong>ay</strong> otra persona,<br />
lo que la convierte definitivamente en candidata a receptora de to -<br />
das esas coplas que hemos visto de reproche y maldiciones. Ahora, que<br />
le quemen esa boca con carbones encendidos y todo lo demás.<br />
INDICACIONES<br />
Anorgasmia recidivante (o retención de orgasmo prolongada) inducida<br />
por falta de interés en el otro. Especialmente indicado en estados de<br />
hartazgo de largo plazo con necesidad de confesión. Si falta valor para<br />
decirlo, se puede utilizar para dar una pista a la pareja saliente: pones<br />
el disco y lo tarareas por la casa mientras haces tus cosas. A ver si pilla<br />
el mensaje.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Puede provocar una reacción violenta en la pareja que se manifiesta<br />
con exabruptos incontenibles en forma de referencias a la habilidad<br />
sexual del sujeto, en plan «¡Si es que eres una frígida!» o «¡Impotente!<br />
¡Baldragas! ¡Calzonazos!» según sea el caso. Afortunadamente en la<br />
segunda parte de la canción se aclara esta situación.<br />
38
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Pelotazo para animarse. Puede ser de orujo o de agua del Carmen,<br />
según la costumbre de cada cual.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Para mí la versión de Rocío Jurado es con diferencia la más efectiva, la<br />
que da una interpretación más dramatizada. Este tema apareció en el<br />
LP De ahora en adelante en 1978. Tras una introducción de voces fe -<br />
meninas jadeadas (es el período sexy de la Jurado y todo sonaba como<br />
si lo cantara en la cama) entona la primera estrofa como si estuviera<br />
intentando reunir el coraje suficiente para decir lo que tiene que decir.<br />
Y menos mal que avisa de que tal vez le falte el valor para hablarle a la<br />
cara, porque cuando se calienta no se corta un pelo y uno empieza a<br />
sospechar que le va a decir hasta de qué va a morir.<br />
La India y Moncho “el Gitano del Bolero” tienen sendas versiones<br />
rítmicas, magníficas cada una en su estilo, pero animan más a mover<br />
el esqueleto que al llorar desesperado. Cada una tiene su momento.<br />
Estas dos son para un nivel de desamor en que ya te lo pasas todo por<br />
la caja de ritmos.<br />
39
MI AMIGO<br />
Letra: Rafael de León. Música: Juan Solano<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
León se deja llevar por un éxtasis de la metáfora y poesía arrebatada,<br />
tal vez porque Solano se lo permitía más que en sus colaboraciones con<br />
Quintero y Quiroga. No h<strong>ay</strong> una sola línea que no contenga algún<br />
motivo para sentir un escalofrío.<br />
Encuentro muy inquietante esta insistencia en asegurar que “eres mi<br />
amigo”. Aquí h<strong>ay</strong> algo más que amistad. Desde luego h<strong>ay</strong> un profundo<br />
deseo y celos dolorosos, lo que normalmente no se siente por un<br />
amigo. ¿Tal vez hablamos de una amistad más complicada? ¿Un sí es,<br />
no es? ¿O la amistad que queda (rara vez, la verdad) después de terminar<br />
un amor? ¿O un amor que sólo conoce uno de los implicados (evidentemente<br />
el que canta)? Lo que queda claro es que comparten la<br />
almohada. ¿Amigos? ¡Y una mierda! Lo que pasa es que, como tantas<br />
veces vemos en la copla y en la vida real, uno de ellos está totalmente<br />
colgado y el otro pasa mucho y le gusta una fiesta más que a un mono<br />
una banana (y no es una alusión de ningún tipo).<br />
Y entre fiesta y festejo le da un poquito de matarile al colgao para que<br />
siga así.<br />
INDICACIONES<br />
Reservada a sufridores de primera línea con una fuerte vena poética.<br />
40<br />
¿Por qué tienes ojeras esta tarde?<br />
¿Dónde estabas, amor, de madrugada?<br />
Cuando busqué tu palidez cobarde,<br />
En la nieve sin sol de mi almohada<br />
Tienes la línea de los labios fría,<br />
Fría por algún beso de pecado,<br />
Beso que yo no sé quién te daría,<br />
Pero que estoy segura que te han dado.<br />
Qué terciopelo negro te amorena,<br />
El perfil de tus ojos de buen trigo,<br />
Qué azul de vena o mapa te condena,<br />
Al látigo de miel de mi castigo<br />
Y por qué me causaste esta <strong>pena</strong>,<br />
Si sabes, ¡<strong>ay</strong>, amor!, tu bien lo sabes,<br />
Que eres mi amigo.
CONTRAINDICACIONES<br />
Adictos a Facebook con más de 500 amigos.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Sustituir el metafórico látigo de miel por uno más real de piel y fustigarse<br />
bien fuerte mientras se escucha.<br />
Esta canción es de vino. De vino bueno, de crianza, pero a palo seco<br />
y que se agarre bien a la garganta.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
1967.<br />
Debo confesar que siento una especial debilidad por esta copla. La<br />
primera vez que la oí era un adolescente y estaba viendo una actuación<br />
de Rocío Dúrcal en uno de aquellos programas en blanco y negro de la<br />
mejor televisión de España. Aquella chica que explotaba la vena de<br />
jovencita pizpireta modelo de adolescentes que solía coquetear con la<br />
música pop sin demasiada convicción, de pronto era una mujer que<br />
pronunciaba frases de un altísimo octanaje erótico. Me recorrieron<br />
escalofríos por la espina dorsal. Creo que desde los primeros compases<br />
de introducción del maestro Solano sentí que iba a pasar algo. Pero<br />
luego esos primeros versos, esas preguntas, las referencias a la frialdad<br />
de la almohada vacía, al pecado inconfesable, las metáforas del terciopelo<br />
y el trigo y, por fin, esa mención del látigo de miel… Todo incidía<br />
en lo que los curas del cole definían ambiguamente como “turbación”.<br />
Para mí fue mucho más de 3R (calificación religiosa de las películas<br />
“gravemente peligrosas”) que el guante de Gilda. Tardé mucho tiempo<br />
en saber que era una copla de Rafael de León, cómo no, y hoy, después<br />
de haberla oído de muchas maneras, me sigue pareciendo una<br />
canción tremedamente turbadora. Mucho después he sabido que formaba<br />
parte de la película Amor en el aire de Luis César Amadori y que<br />
fue censurada antes de su estreno, aunque se llegan a escuchar las primeras<br />
notas.<br />
León y Solano la compusieron especialmente para Rocío Dúrcal<br />
que, todavía en el interregno entre el pop y las rancheras, hacía sus<br />
pinitos en la copla con este magnífico resultado. Ella la incorporó a su<br />
repertorio habitual y h<strong>ay</strong> múltiples versiones grabadas en concierto o<br />
televisión, normalmente con el acompañamiento original de gran or -<br />
questa.<br />
41
La Jurado la grabó en 1969 para su primer disco. También su versión<br />
se atiene a las normas de la copla clásica. Después la versionaría, entre<br />
otras muchas ocasiones, para televisión acompañada tan solo de un<br />
pia no y una flauta travesera, estremecedora.<br />
Ambas artistas hacen un stacato en el verso «al lá-tigo de miel… de<br />
mi castigo» que casi puede uno sentir los latigazos. Gloria pura para el<br />
masoca melo-emocional.<br />
Dos versiones muy distintas son las de Bambino, que convertida en<br />
rumba con palmas y unos metales dignos de la mejor feria, no pierde<br />
ni un ápice de desgarro; y la de Maruja Garrido, también en rumba,<br />
con palmas, guitarras, metales taurinos y toda la guarnición. A pesar<br />
del ritmo y el jaleo que les acompaña, ambos saben mantener el tono<br />
de sesperado de la canción.<br />
42
NO ME QUIERAS TANTO<br />
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga<br />
Yo tenía veinte años<br />
Y él me doblaba la edad<br />
En mis sienes había noche<br />
Y en las suyas madrugás<br />
Antes que yo lo pensara<br />
Mi gusto estaba cumplido;<br />
Na me faltaba con él,<br />
Me quería con locura,<br />
Con todos sus cinco sentidos<br />
Yo me dejaba querer<br />
Amor me pedía, como un pordiosero,<br />
Y yo le clavaba,<br />
Sin ver que sufría,<br />
Cuchillos de acero<br />
No me quieras tanto,<br />
Ni llores por mí<br />
No vale la <strong>pena</strong><br />
Que por mi cariño<br />
Te pongas así<br />
Yo no se quererte lo mismo que tú,<br />
Ni pasar la vida pendiente y esclava<br />
De esa esclavitud<br />
No te pongas triste,<br />
Sécate ese llanto<br />
H<strong>ay</strong> que estar alegre<br />
Mírame y aprende<br />
No me quieras tanto<br />
Con los años y la vida<br />
Ha cambiado mi querer,<br />
Y ahora busco de sus labios<br />
Lo que entonces desprecié<br />
Cegadita de cariño<br />
Yo le ruego que me ampare,<br />
Que me tenga caridad;<br />
Se lo pido de rodillas,<br />
Por la gloria de su madre<br />
Y no me sirve de nada<br />
Como una mendiga estoy a su puerta<br />
Y con mis palabras mi <strong>pena</strong> castiga<br />
Dejándome muerta<br />
De todo lo del mundo sería capaz<br />
Con tal que el cariño que tú me tuviste<br />
Volviera a empezar<br />
Por lo que más quieras,<br />
Sécame este llanto<br />
Maldigo la hora que yo a ti te dije:<br />
¡No me quieras tanto!<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Otra vez el trío más prolífico y admirado de la copla acierta de pleno<br />
con esta fórmula magistral que con los años se ha convertido dentro de<br />
la cultura popular en un referente de mención ineludible cuando se<br />
habla de amores desincronizados; cantada en público y en privado, y<br />
43
citada o espetada (al menos el título) en cuanto la ocasión lo propicia,<br />
que no son pocas veces. Además ha inspirado otras cuantas canciones<br />
con el mismo título, entre las que recomiendo la de Malevaje, por su<br />
sentido del humor y su positividad ante el mismo asunto.<br />
El relato es conmovedor y hace justicia a esa idea de que la copla es<br />
toda una pieza dramática de brevísima duración. La eterna historia del<br />
amor tirano con el que los jóvenes manejan y zahieren a los amantes<br />
maduros que ha inspirado obras inmortales de la literatura como “La<br />
mujer y el pelele” de Pierre Louis y sus adaptaciones al cine co mo The<br />
Devil is a Woman de Joseph Von Stemberg y Ese obscuro objeto de deseo<br />
de Luis Buñuel. Pero, ¡<strong>ay</strong>!, el tiempo pasa, la belleza juvenil se marchita<br />
y ¿qué queda? Pues, si has tenido buena cabeza, una cuenta co -<br />
rriente saneada y un chalet en la costa. El problema surge cuando, bajo<br />
esa fantasía común de que la belleza y la juventud son eternas, los be -<br />
llos desdeñosos viven la vida sin pensar en el futuro.<br />
La joven amante se deja querer y agasajar, porque parece que el otro<br />
tiene posibles y no le falta de ná. Sí, en estas situaciones, el amante ma -<br />
duro y maltratado suele estar en una posición acomodada y se puede<br />
permitir agasajar con toda clase de lujo a la hermosa y díscola criatura.Llena<br />
de bellas imágenes muy en la línea de Rafael de León, co mo<br />
la metáfora meteorológica en las sienes de los personajes, lo que más<br />
destaca son los cuatro últimos versos de la primera estrofa, un canto<br />
arrogante al sadismo juvenil: el pobre hombre pidiendo amor como un<br />
pordiosero y la otra le mete una caña cruel que, encima, se permite<br />
comparar tan ufana con cuchilladas traperas múltiples. H<strong>ay</strong> que ver…<br />
Se dice que el tiempo todo lo cura. Y que la juventud es la enfermedad<br />
que mejor cura. Ahí llega la gran tragedia de los amores desincronizados:<br />
cuando tú me querías no te quería yo; y ahora que yo te quiero, tú<br />
pasas de mí. A ver, después de años y años de desplantes y de tarjetas<br />
de crédito deshidratadas, el pobre tiene que estar más que hartito.<br />
En el aspecto melódico, los compases de introducción que se repiten<br />
después de la primera estrofa son de gran intensidad dramática. Es<br />
fácil imaginar a las cantantes de la época recorriendo el escenario con<br />
paso lento, la mirada baja, o tal vez en el cielo, retorciéndose las manos.<br />
INDICACIONES<br />
Parejas con diferencias de edad, evidentemente. Y diferencias en el ni vel<br />
de amor. De gran efecto en amantes rencorosos con sed de venganza.<br />
44
CONTRAINDICACIONES<br />
No sirve de gran cosa si la parte más añosa de la pareja se empeña en<br />
mentir sobre su edad, teñirse, operarse y vestirse como un ado lescente.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Al oyente con el corazón destrozado, los compases de introducción<br />
antes mencionados le conceden unos instantes para entrar en situación,<br />
lo que se puede conseguir rasgando cartas de amor, estrellando<br />
algún regalo frágil contra la pared (que no sea de gran valor, que vamos<br />
a necesitar recursos) o sollozando apoyada en el quicio de una puerta,<br />
que siempre compone una figura bonita. Otra posibilidad es prepararse<br />
el tinte para cubrir las “madrugás” que ya despuntan en las sienes<br />
propias, antes de lanzarse a la caza de una nueva pieza.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Esta sentida zambra se ofrece para su consumo en diferentes grados de<br />
modernidad, de manera que el oyente tiene la opción de adaptar el<br />
tema a su nivel:<br />
Concha Piquer: versión clásica, acento impostado y su tradicional<br />
voz aguda y nasal. Intensidad interpretativa notable. Orquestación al<br />
uso para los gustos de la época. Tiene el valor añadido de un sonido vin -<br />
tage que tiñe de un tono sepia la tristeza de la historia, muy favorecedor.<br />
Isabel Pantoja: una interpretación que acerca la canción a un público<br />
más moderno. Cuando canta «y yo le clavaba sin ver que sufría<br />
cuchillos de acero» lo hace con tal saña que uno no puede evitar pensar<br />
en quién será el destinatario. Gran orquestación. La voz, más natural,<br />
facilita la identificación al oyente más actual.<br />
Martirio: en el CD Coplas de Madrugá con el que Martirio ponía su<br />
granito de arena a la recuperación de la copla por parte de los intérpretes<br />
más modernos, hace una versión de este tema con aire de jazz (co -<br />
mo en todo el disco, acompañada de Chano Domínguez). Muy indicada<br />
para posmodernos, si aún quedan.<br />
Como plato exótico Amalia Rodrigues, la reina del fado, la canta en<br />
la película Fado, historia duma cantadeira (Perdigao Queiroga, 1946)<br />
con acento andaluz y trémolos de fado. Muy bonita.<br />
Además la han cantado Gracia Montes, Pasión Vega y un sinfín de<br />
aspirantes a artistas de la copla que aún están por asentarse y de los que<br />
surgirán las futuras estrellas.<br />
45
SE NOS ROMPIÓ EL AMOR<br />
Letra: Manuel Alejandro, Ana Magdalena. Música: Manuel Alejandro<br />
46<br />
Se nos rompió el amor<br />
De tanto usarlo<br />
De tanto loco abrazo<br />
Sin medida<br />
De darnos por completo a cada paso,<br />
Se nos quedó en las manos un buen día<br />
Se nos rompió el amor<br />
De tan grandioso<br />
Jamás pudo existir<br />
Tanta belleza<br />
Las cosas tan hermosas duran poco<br />
Jamás duró una flor dos primaveras<br />
Me alimenté de ti<br />
Por mucho tiempo,<br />
Nos devoramos vivos<br />
Como fieras<br />
Jamás pensamos nunca<br />
En el invierno,<br />
Pero el invierno llega,<br />
Aunque no quieras<br />
Y una mañana gris<br />
Al abrazarnos,<br />
Sentimos un crujido<br />
Frío y seco,<br />
Cerramos nuestros ojos<br />
Y pensamos:<br />
Se nos rompió el amor<br />
De tanto usarlo.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
La pareja de renovadores de la copla formada por Manuel Alejandro y<br />
Ana Magdalena vuelven sobre el tema de la fragilidad del amor, uno<br />
de sus favoritos. Y en este caso de una manera muy gráfica, sin pararse<br />
como en otras ocasiones en alegorías sobre el desgaste y el aburrimiento,<br />
sino recurriendo a la imagen traumática de una fractura física.<br />
De pronto, una mañana, al parecer sin otro motivo que el exceso de<br />
amor, ¡crack!, el amor casca.<br />
Tal vez los autores nos quieren hacer pensar que en cuestión de amores<br />
son aconsejables la morigeración y la mesura. Lo que sería una do -<br />
si ficación y una posología adecuada. El refranero, tan sabio como<br />
oportuno (siempre h<strong>ay</strong> un refrán para cada cosa y, curiosamente, para<br />
su contraria) ya lo dice de varias formas diferentes, de las que la más<br />
acertada para aplicar en este caso quizá sea “Mucha gallina harta la
cocina”. Tampoco le va mal el “Días de mucho, vísperas de nada”. Si<br />
es que h<strong>ay</strong> que medirse. ¿Quién no ha vivido esa experiencia de atracarse<br />
de su plato favorito y acaba por odiarlo para el resto de su vida?<br />
Sin duda el verdadero problema es la falta de previsión, la incapacidad<br />
para admitir las limitaciones del propio deseo, que no h<strong>ay</strong> que<br />
confundir con amor eterno.<br />
En esta canción h<strong>ay</strong> algunas frases de altísimo octanaje emocional.<br />
«Las cosas tan hermosas duran poco,/ jamás duró una flor dos primaveras»<br />
es una bella manera de reflejar esa fugacidad del amor que con<br />
tanta frecuencia aparece en las Canciones Para Cortarse las Venas<br />
(CPCLV). Por otro lado, es conveniente llegado este punto recordar<br />
que algunas cosas bellas pueden durar algo más. Sin ir más lejos, todos<br />
sa bemos que un diamante es para siempre. Pero se necesita algo más<br />
que puro desenfreno para que el amor dure.<br />
La estrofa final es de lo más descriptiva. Ese «chasquido frío y seco»<br />
le encoge a uno el corazón y hace que apriete las piernas. Se siente en<br />
toda la bragadura.<br />
Pero la clave está en «jamás pensamos nunca en el invierno», esa<br />
redundancia en la negación adverbial que habitualmente se utiliza en<br />
el orden inverso, “nunca jamás”, tiene en el desorden una fuerza tremenda.<br />
Vamos, que ni se les pasó por la cabeza mientras estaban dale<br />
que te pego que aquello iba a cansarles. Claro, el ejercicio físico obnubila<br />
la mente. Y “ese” ejercicio físico, más.<br />
INDICACIONES<br />
Desgarros, esguinces y fracturas de amor por sobrecarga acompañados<br />
de ataques repentinos de lucidez.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Personas con conflictos interiores que se debaten entre el deseo de un<br />
amor estable y furores incontenibles.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Como este tipo de lesión no admite esc<strong>ay</strong>ola, férula ni cabestrillo, y<br />
como no es una herida exterior que se pueda desinfectar con un algodón<br />
empapado en alcohol de 96º, empaparse por dentro con el alcohol<br />
de la graduación que cada uno necesite. De acuerdo con la experiencia<br />
personal, la ginebra y el vodka son los que mejor desinfectan el alma.<br />
47
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Este tema le encajaba a Rocío Jurado como el célebre vestido de la sá -<br />
bana. Algo asfixiada entre los pliegues de una orquestación que la<br />
arropaba demasiado en su primera versión discográfica, defiende la<br />
sensualidad y el desgarro de la canción con toda su carne. Algunas versiones<br />
posteriores en directo, más oscuras y dramáticas, transmiten<br />
me jor su espíritu.<br />
Pero la joya, la versión que parte hasta los corazones más encallecidos<br />
es la de Fernanda de Utrera, por bulerías y con voz de pedernal,<br />
capaz de poner los pelos de punta y conseguir que nunca más se vuelvan<br />
a quedar lisos. Atención a la frase «las cosas tan hermosas» que<br />
convierte en «las cosas tan gitanas». Grande. Y en «jamás pensamos<br />
nunca en el ivienno» la erección capilar cronificada es inevitable.<br />
Paquito Guzmán lo convierte en salsa. ¡Hala!, a bailar para quitar las<br />
<strong>pena</strong>s.<br />
Miguel Poveda y Concha Buika hicieron una bellísima versión en<br />
directo en septiembre de 2008 dentro de la Noche en Blanco de Ma -<br />
drid.Muchos cantantes de los llamados románticos, hombres y mujeres,<br />
han hecho versiones intentando convertirla en una baladita suave<br />
al uso, pero esta canción tiene que ser desgarradora o no es nada. Recomiendo<br />
huir de las versiones blandas que ni curan la <strong>pena</strong> ni matan de<br />
dolor.<br />
Como curiosidad: versión punkarra de la banda A Palo Seko, acompañada<br />
de percusión de máquina de escribir. Insoportable.<br />
48
TATUAJE<br />
Letra: Xandro Valerio, Rafael de León. Música: Manuel Quiroga<br />
Él vino en un barco, de nombre<br />
extranjero<br />
Lo encontré en el puerto un anochecer,<br />
Cuando el blanco faro sobre los veleros<br />
Su beso de plata dejaba caer<br />
Era hermoso y rubio como la cerveza,<br />
El pecho tatuado con un corazón,<br />
En su voz amarga, había la tristeza<br />
Doliente y cansada del acordeón<br />
Y ante dos copas de aguardiente<br />
Sobre el manchado mostrador,<br />
Él fue contándome entre dientes<br />
La vieja historia de su amor<br />
Mira mi brazo tatuado<br />
Con este nombre de mujer,<br />
Es el recuerdo del pasado<br />
Que nunca más ha de volver<br />
Ella me quiso y me ha olvidado,<br />
En cambio yo no la olvidé<br />
Y para siempre voy marcado<br />
Con este nombre de mujer<br />
Él se fue una tarde, con rumbo<br />
ignorado,<br />
En el mismo barco que lo trajo a mí<br />
Pero entre mis labios se dejó olvidado,<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Marcas, cicatrices y otros arañazos en el alma.<br />
El beso de amante que yo le pedí<br />
Errante lo busco por todos los puertos,<br />
A los marineros pregunto por él,<br />
Y nadie me dice, si esta vivo o muerto<br />
Y sigo en mi duda buscándolo fiel<br />
Y voy sangrando lentamente<br />
De mostrador en mostrador,<br />
Ante una copa de aguardiente<br />
Donde se ahoga su dolor<br />
Mira tu nombre tatuado<br />
En la caricia de mi piel,<br />
A fuego lento lo he marcado<br />
Y para siempre iré con él<br />
Quizá ya tú me has olvidado<br />
En cambio yo no te olvidé,<br />
Y hasta que no te h<strong>ay</strong>a encontrado<br />
Sin descansar te buscaré<br />
Escúchame, marinero<br />
Y dime que sabes de él<br />
Era gallardo y altanero<br />
Y era más rubio que la miel<br />
Mira su nombre de extranjero<br />
Escrito aquí sobre mi piel<br />
Si te lo encuentras, marinero,<br />
Dile que yo muero por él.<br />
49
Hasta tal punto este tema ha dejado su huella en la memoria colectiva<br />
y se identifica con determinado tipo de copla, o de cierto registro de<br />
Rafael de León, que cuando una discográfica se planteó en 1999 hacer<br />
un disco de homenaje a la copla cantada por una serie de artistas más<br />
relacionados con el pop y el rock, decidió adoptar este nombre como<br />
título: Tatuaje.<br />
Y curiosamente, tal vez es la canción menos identificable con el<br />
ambiente andaluz habitual de la copla. Aquí no h<strong>ay</strong> ni rejas, ni cuchillos,<br />
ni lunas, ni velas a los santos, ni tinieblas, ni carbones ni cadenas.<br />
De hecho, en su versión original, los primeros compases están tomados<br />
de la java francesa, una danza de moda en el primer tercio del siglo XX<br />
en los barrios bajos de París que bailaban los apaches, es decir, prostitutas<br />
y chulos.<br />
Por otro lado, la historia que cuenta y el ambiente que describe casi<br />
recuerda a “Querelle de Brest” de Jean Genet, con sus tugurios portuarios<br />
que uno imagina sórdidos y poco higiénicos, y exudando alcohol<br />
y aire viciado. Debió de suponer un gran esfuerzo de interpretación<br />
para doña Concha Piquer, con lo fina que era ella.<br />
También tuvo que ser difícil para Rafael de León decir sin decir todo<br />
lo que queda implícito en la historia, porque en ningún momento se<br />
dice nada, pero uno sospecha que el beso de amante debió estar aderezado<br />
con alguna otra práctica más íntima. Y que, luego, la buena mujer<br />
no va de taberna en taberna vendiendo suscripciones a una revista de<br />
yates precisamente.<br />
Dos detalles de la letra me hacen pensar. Uno, que el tatuaje se lo<br />
h<strong>ay</strong>a hecho a fuego lento. Pero ¿es un tatuaje o un flan de huevo? En<br />
todo caso, un tatuaje hecho a fuego, sea lento o rápido, se llama branding<br />
y tiene la característica de no ser muy claro ni muy definido. A lo<br />
mejor por eso no lo encuentra, porque todos los demás marineros no<br />
saben si el nombre que les enseña es Manolo o Manfred, lo que acrecentaría<br />
las tribulaciones de la buena mujer.<br />
Por otro lado, cuenta que desde la aciaga noche «errante lo busco por<br />
todos los puertos». Seguramente así se dio inicio a la leyenda del baúl<br />
de la Piquer, porque todos los puertos son muchos puertos.<br />
En fin, dejando de lado estos nimios detalles, la canción permite con -<br />
centrarse en el dolor que destila (que no solo iba a destilar cerveza y<br />
aguardiente) y sufrir solidariamente con la pobre mujer atribulada.<br />
50
INDICACIONES<br />
Produce un efecto contundente en las prostitutas portuarias. Como no<br />
es un colectivo excesivamente numeroso, es conveniente, en caso de<br />
pertenecer a cualquier otro grupo social, hacer un ejercicio de empatía<br />
e intentar extrapolar la triste historia de esta mujer a cualquier situación<br />
de amor fugaz y casos de “aquí te pillo aquí te mato” y “si te he<br />
visto no me acuerdo”. Pertenece al grupo de amores transeúntes, como<br />
el viajante de Penélope y otros.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Temor a las agujas, dermatitis, alergia a la tinta y, en general, pereza<br />
an te la idea de mancillar la propia piel con diseños gráficos más adecuados<br />
para tarjetas de visita.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Acompañar de cerveza y miel para evocar al marinero, aguardiente<br />
para recrear la atmósfera de los tugurios y un plato de sardinas arenques<br />
de barrica para <strong>ay</strong>udar el ambiente portuario.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
A elegir entre la interpretación original de doña Concha de 1941 que<br />
tiene un sabor muy genuino; la de una Pantoja de juventud excesivamente<br />
entusiasta, con lo que pierde dramatismo, o la magnífica del ar -<br />
tí fice de la recuperación de la copla, Carlos Cano, que la convierte por<br />
arte de magia en un tango y transforma el acordeón en bandoneón.<br />
51
Yo no me di cuenta de que te tenía<br />
Hasta el mismo día en que te perdí<br />
Y vi claramente lo que te quería<br />
Cuando ya no había remedio pa' mi...<br />
TE LO JURO YO<br />
Letra: Rafael de León. Música: Manuel Quiroga<br />
Llévame por calles de hiel y amargura,<br />
Ponme ligaduras y hasta escúpeme,<br />
Échame en los ojos un puñao de arena,<br />
Mátame de <strong>pena</strong> pero quiéreme<br />
Mira que te llevo dentro de mi corazón,<br />
Por la salucita de la mare mía te lo juro<br />
yo<br />
Mira que pa' mi en el mundo no h<strong>ay</strong> na<br />
más que tú<br />
Y que mis sacais si digo mentiras se<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Un clásico del amor de ida y vuelta. El descubrimiento tardío del amor<br />
que uno se creía incapaz de sentir lleva al sujeto a terrenos inexplorados<br />
de desesperación y súplica. Materia de la que está hecha la copla<br />
en toda su esencia. Y en manos de León y Quiroga, una mina de sentimiento<br />
desgarrador. La segunda estrofa de la canción es oro puro.<br />
Siempre me ha parecido una canción rara por el cambio que h<strong>ay</strong> de<br />
una sección a otra, no sólo de ritmo, sino también de intención en la le -<br />
tra. El estribillo cobra un sorprendente ritmo bailable al tiempo que la<br />
letra se dulcifica con diminutivos y referencias a la madre. Y eso después<br />
de una de las estrofas más brutalmente crudas y sadomasocas de<br />
la copla.<br />
52<br />
queden sin luz<br />
Por ti contaría la arena del mar,<br />
Por ti yo seria capaz de matar<br />
Y que si te miento me castigue Dios,<br />
Eso con la mano sobre el evangelio<br />
Te lo juro yo<br />
Ya no eres el mismo que yo conocía<br />
El que no veía na más que por mí.<br />
Ahora vas con una distinta ca' dia<br />
Y en cambio yo muero de celos por ti<br />
Claro que la culpa de que esto pasara<br />
No la tuvo nadie, nadie mas que yo<br />
Yo que me reía de que esto acabara<br />
Y ahora sufro y lloro porque se acabó.
INDICACIONES<br />
Incondicionales de la poesía tremendista de la copla que conocen el<br />
placer del dolor.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Personas de visión limitada. Parece feo estar ofreciendo la luz de los<br />
propios ojos (porque eso es lo que significa sacais en caló) cuando ya<br />
a<strong>pena</strong>s queda luz que ofrecer.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Toda la parafernalia de un calabozo de dominación contribuye a crear la<br />
atmósfera adecuada para este tema. Potros, slings, cadenas, correajes…<br />
Como precaución, no administrar en la pl<strong>ay</strong>a, donde el puñado de<br />
arena cae seguro y se puede tomar al pie de la letra el verso de contar la<br />
arena del mar.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
La versión original de Miguel de Molina es una zambra bastante alegre<br />
y bailable que parece querer quitarle hierro a lo que cuenta, como<br />
si esos versos tremendos fueran en realidad más irónicos que reales.<br />
Vamos que no tiene la menor intención de dejarse arrastrar por el<br />
fango de esa manera. También h<strong>ay</strong> un verso que suaviza la oferta de se -<br />
vicias y sólo propone quebrarle la cintura y pegarle, frente a las ligaduras<br />
y los escupitajos de versiones posteriores. Ahora, que del puñao<br />
de arena no se libra nadie.<br />
No debía pensar lo mismo Lola Flores que en la película Morena<br />
Clara (Luis Lucía, 1954) la canta con el único acompañamiento de una<br />
guitarra flamenca y un pellizco en las tripas que pone el vello como ta -<br />
chuelas de tapicero. Hasta consigue que el cambio del estribillo suene<br />
apocalípticamente dramático. Cambia el verso de «no h<strong>ay</strong> na más que<br />
tú» por «no h<strong>ay</strong> más hombre que tú». En esta versión, posiblemente<br />
para encajar en la trama judicial de la película, se añaden dos estrofas<br />
que no estaban en versiones anteriores:<br />
Fuiste una piedra silbando en mi frente,<br />
Fuiste un torrente que me despertó<br />
Un caballo negro que, al aire las crines,<br />
Corrió mis jardines y los destrozó.<br />
53
Llévame delante de los tribunales,<br />
Largas memoriales de condenación,<br />
Que aunque me pidieras la <strong>pena</strong> de muerte<br />
Tengo que quererte sin apelación.<br />
Mucho tiempo después Rosario, hija de la Faraona, hace una versión<br />
más light eliminando los versos más dolorosos, tal vez con la idea de<br />
anular lo políticamente incorrecto y mantener sólo el elemento lírico.<br />
Pero, claro, no se sufre ni la mitad. Y la imagen de las calles de hiel y<br />
amargura es posiblemente de las más acertadas y bellas del desamor<br />
cantado.<br />
Rocío Jurado la cantó en la película Proceso a una estrella (Rafael J.<br />
Salvia, 1966).<br />
Gracias al valor de Jaime Chávarri, que se atrevió a hacer una película<br />
sorprendente sobre la copla en un momento en que era un género<br />
bastante olvidado (Las Cosas del Querer, 1989), esta canción adquirió<br />
renovada popularidad en ambientes que hasta entonces desconocían a<br />
León y Quiroga. Bueno, gracias al valor de Chávarri y a un Manuel<br />
Bandera que no podía estar más guapo y más sexy y poner más emoción<br />
en este tema. De la colaboración entre ambos surgió una preciosa versión<br />
que marcó a muchos espectadores más interesados a la sazón por la<br />
decadencia de la posmodernidad y la ascensión de la música hou se.<br />
A tener también en cuenta las de Pedro Guerra, Miguel Poveda y<br />
Martirio con Chano Domínguez.<br />
54
TORRE DE ARENA<br />
Letra: Llabrés, Sarmiento. Música: Manuel Gordillo<br />
Como un lamento del alma mía<br />
Son mis suspiros, válgame Dios,<br />
Fieles testigos de la agonía<br />
Que va quemando mi corazón<br />
No h<strong>ay</strong> en la noche de mi desventura,<br />
Ni una estrellita que venga a alumbrar<br />
Esta senda de eterna amargura<br />
Que, triste y oscura,<br />
No sé dónde va...<br />
Esta senda de eterna amargura<br />
Que, triste y oscura,<br />
No sé donde va...<br />
Torre de arena<br />
Que mi cariño supo labrar<br />
Torre de arena<br />
Donde mi vida quise encerrar<br />
Noche sin luna,<br />
Río sin agua, flor sin olor...<br />
Todo es mentira, todo es quimera,<br />
Todo es delirio de mi dolor<br />
Como una flor que deshoja el viento<br />
Se va muriendo mi corazón,<br />
Y, poco a poco, mi sufrimiento<br />
Se va llevando todo mi amor<br />
Como una fuente callada y sin vida<br />
Como el barquito que pierde el timón<br />
Como flor del rosal desprendida<br />
Está dolorida<br />
Mi pobre ilusión...<br />
Como flor del rosal desprendida<br />
Está dolorida<br />
Mi pobre ilusión...<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Ilusiones que se derrumban con el oleaje de la realidad.<br />
Esto sí que es una noche oscura del alma. Digna sucesora de la poesía<br />
de San Juan de la Cruz, esta copla desciende a las simas más profundas<br />
de la melancolía. En ella la metáfora de las tinieblas como vehículo de<br />
la tristeza de amor alcanza su máxima expresión. Y por si esto fuera<br />
poco, ahonda en otra de las figuras que ya hemos encontrado, la arena,<br />
la aridez de la soledad. ¡Ay, qué congoja! ¡Y qué sed!<br />
En el estribillo encontramos una relación de parejas descabaladas:<br />
no che sin luna, río sin agua, flor sin olor… Solo le faltan el proverbial<br />
huevo sin sal y el más aggiornato beso sin bigote para completar la lista<br />
de los colmos de la disparidad.<br />
55
Para terminar, los dos últimos versos dan la puntilla a lo que ya no es<br />
sólo dolor de desamor, sino enajenación y descreimiento sin retorno.<br />
La protagonista descubre enloquecida que todo es falso y, para colmo,<br />
producto de su mente enferma. Para ponerle fin a esto va a ser necesario<br />
un poco de psicoterapia. O muchos macarrones con chorizo, que<br />
también son un buen principio de realidad.<br />
INDICACIONES<br />
Ingenuas criaturas con las ilusiones intactas. Así sabrán lo que se les<br />
viene encima. Albañiles y arquitectos del amor. Si quieres una sólida<br />
construcción pon tu mejor material. Al amor le hace falta una de cal y<br />
una de arena, pero ahorra en la arena.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Afectados por la burbuja inmobiliaria y tasadores de la propiedad.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Con casco y casquete. Más vale prevenir que curar.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Escrita para Marifé de Triana en 1956, la versión original va aderezada<br />
con unos coros sobrecogedores que no presagian nada bueno.<br />
Pocos se han atrevido a versionarla porque h<strong>ay</strong> que ser muy atrevido<br />
para hincarle el diente a esta historia descarnada.<br />
Martirio se acompaña de Chano Domínguez en una versión con<br />
cuerdas, metales y batería acariciada, muy jazzy.<br />
56
TRES VECES LOCA<br />
Letra: Rafael de León. Música: Juan Solano<br />
Por tu culpa yo he perdido,<br />
Compañero, la razón<br />
Y en mi cara te has reído<br />
Sin tenerme compasión<br />
Me has dejado con el llanto,<br />
Dueño mío, por riquezas<br />
Por quererte tanto y tanto<br />
Yo he perdido la cabeza<br />
Por tu culpa en mi garganta<br />
Se me ha muerto el ruiseñor<br />
Y en mi boca solo canta<br />
La locura de tu amor<br />
Loca, loca, loca<br />
Por ti estoy tres veces loca<br />
Loca, loca, loca<br />
Yo me arranco sin un grito<br />
Estos ojos para no verte<br />
Y a bofetadas yo me quito<br />
La locura de quererte<br />
Ay, <strong>ay</strong>, <strong>ay</strong>, loca, loca, loca<br />
Por ti estoy tres veces loca<br />
Loca, loca, loca<br />
Por tres veces mes has negado<br />
Y de <strong>pena</strong> enloquecí<br />
Compañero, qué me has dado<br />
Que en tus ojos me perdí<br />
Por mis venas va la hiedra<br />
Negra azul de la locura<br />
Y me estoy volviendo piedra<br />
Calcinada de amargura<br />
De tu boca hasta mi boca<br />
H<strong>ay</strong> el ancho de la mar<br />
Y por eso vivo loca<br />
Sin poderlo remediar.<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
La locura de amor, tan traída y llevada en nuestra pasional cultura del<br />
sur, en esta ocasión adquiere tintes pitagóricos. La magia del número<br />
tres lleva a la divinidad o la locura. Si le hubiera negado dos o cuatro<br />
veces a lo mejor habría salvado la cordura.<br />
Una vez más, Rafael de León entra en arrebato de inspiración para<br />
soltarse la melena y crear algunas figuras irresistibles. Atención a los<br />
versos «Por mis venas va la hiedra negra azul de la locura…» y siguientes.<br />
Por no mencionar ese ruiseñor muerto en la garganta, que da mu -<br />
cho miedo. El maestro, además, parece que acababa de leerse una enciclopedia<br />
de los mitos clásicos, porque no pueden ser casuales las refe-<br />
57
encia edípicas a la mutilación de los ojos y la conversión en piedra que<br />
nos lleva a la figura de la Medusa.<br />
INDICACIONES<br />
Si Freud la hubiera oído, los principios del psicoanálisis habrían empezado<br />
de otra manera. De especial interés para psiquiatras, terapeutas y<br />
loqueros en general. Para entender a los usuarios h<strong>ay</strong> que escuchar<br />
mucha copla.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Personalidades r<strong>ay</strong>anas, o r<strong>ay</strong>adas, en el desequilibrio. Sobre todo si<br />
están al borde del precipicio.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Se recomienda camisa de fuerza o, en su defecto, bata blanca de institución<br />
mental, si puede ser con volantes, mejor.<br />
Se puede acompañar de tres tomas diarias de Valium 100, tres duchas<br />
de agua fría o tres verdades bien dichas, que no se puede estar tan colgada,<br />
hija.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Marifé de Triana (espectacular de interpretación, las bofetadas las can -<br />
ta subr<strong>ay</strong>adas con unos golpes de cabeza que parecería que se las está<br />
dando).<br />
Bambino la canta en su peculiar estilo medio desgarrado medio de<br />
juerga, que no deja de ser un recurso contra el dolor.<br />
Érika Leiva le añade una risa de chaladita al final que resulta muy<br />
efectiva.<br />
58
TÚ ERES MI MARÍO<br />
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga<br />
¿Por qué inclinas la cabesa?<br />
¿Por qué llegas a la mesa<br />
Sin mirarme cara a cara?<br />
¿Qué cavilas? ¿Dónde estás?<br />
Como si un remordimiento<br />
Te amargara el pensamiento<br />
Y un delito me ocurtaras<br />
Que no puedes confesá.<br />
¿Qué te pasa a ti, arma mía,<br />
Que despresias la comía,<br />
Que te está asomando er llanto<br />
Sin motivo ni rasón<br />
Y te pones amarillo<br />
Cuando miras er cuchillo<br />
Como si te diera espanto<br />
De una mala tentasión?<br />
Toma tu copita,<br />
Tu sigarro puro,<br />
Y anda y que te miren las niñas bonitas.<br />
¡Te tengo seguro!<br />
Que si <strong>ay</strong>er viniste<br />
Casi amanesiendo<br />
Fue por los amigos... Que te entretuviste...<br />
¡Yo to lo comprendo!<br />
Yo soy mu dichosa,<br />
Yo no desconfío...<br />
Por más que le gustes a las buenas<br />
mosas...<br />
¡Tú eres mi marío!<br />
¿Por qué duermes intranquilo?<br />
¿Por qué vives siempre en vilo<br />
Si yo no te pido cuentas<br />
De ande vienes y ande vas?<br />
¡Si es por mí por quien suspiras!<br />
Lo demás sé que es mentira...<br />
Ni le pasas una renta,<br />
Ni es tu amó, ni lo será.<br />
Ni mereses un castigo<br />
Porque hablando tú conmigo<br />
Te equivoques y me suertes<br />
Otro nombre de mujé...<br />
Son cosillas pasajeras<br />
Que, si yo me las creyera,<br />
Meresiera hasta la muerte<br />
Por dudá de tu queré<br />
Ese oló que llevas<br />
A mí no me asusta...<br />
Tú te has perfumado por hasé la prueba...<br />
Pa ve si me gusta<br />
Toma, este pañuelo...<br />
¿Quién te lo ha prestao?<br />
No me gastes bromas para darme selos...<br />
¡Qué susto m'has dao!<br />
Vete a da una güerta,<br />
Tráeme argún regalo,<br />
Que yo no m'acuesto...<br />
Yo estaré en la puerta<br />
Por si vienes malo<br />
No vivas pendiente<br />
Del murmullo ajeno,<br />
Ni de que me venga contando la gente...<br />
¡Yo sé que eres bueno!<br />
¡Yo soy mu dichosa!<br />
¡Yo no desconfío!...<br />
Son criticasiones de cuatro envidiosas...<br />
¡Yo sé que eres mío!<br />
59
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Ceguera total voluntaria. Acompañada de unas tragaderas como los<br />
belfos de Pantagruel.<br />
Si hubiera un premio a la canción de víctima, la protagonista de ésta<br />
sería la presidenta del jurado.<br />
¿Pero quién es la víctima? Ella, que no quiere enterarse de nada y<br />
vive más contenta que unas pascuas en su mundo de fantasía, o él que<br />
no sabe cómo deshacerse de ella y cada vez que la mira se pone amarillo<br />
y mira el cuchillo…<br />
Este drama cotidiano anticipa la telenovela y recoge la tradición costumbrista<br />
del folletín de principios del siglo XX, pero podría atravesar<br />
la historia hogareña de la mujer sacrificada, desde las paredes encaladas<br />
y el fogón hasta la mesa camilla con brasero y mantel de hule. La<br />
sombra de los hermanos Álvarez Quintero, de Blasco Ibáñez y hasta<br />
de Pérez Galdós flota sobre estas líneas de una atmósfera enrarecida, a<br />
lo mejor a causa del humo del puro y ese oló que él trae, que se adivina<br />
poco fresco.<br />
Un guión en toda regla, digno de Guillermo Sautier Casaseca, que<br />
cuenta en pocas palabras la historia de una vida sacrificada en aras de<br />
la felicidad conyugal aparente.<br />
INDICACIONES<br />
Muy de la Sección Femenina. Mujeres con espíritu de sacrificio, de<br />
esas del “todo por mi marido” con lemas del tipo “Las guarrerías que<br />
las haga con otra”.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Feministas, sufragistas, mujeres liberadas y cualquiera que tenga un<br />
poco de dignidad. Aunque a lo mejor es más lista de lo que nos pensamos<br />
y vive feliz sin que su marido le dé la tabarra.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Adormecer previamente con altas dosis de aguantoformo.<br />
INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Juana Reina, creadora original, se deja llevar por el barroquismo de la<br />
época. Un arreglo orquestal rico y el derroche vocal distancian algo al<br />
oyente.<br />
60
Rosita Ferrer la canta sin perder la esencia de la copla. El arreglo<br />
musical es más limpio y lleva el dramatismo de la interpretación a su<br />
justo punto.<br />
Martirio la recupera mucho tiempo después con su habitual toque<br />
de modernidad deconstruída.<br />
61
Y SIN EMBARGO TE QUIERO<br />
Letra: Rafael de León, Antonio Quintero. Música: Manuel Quiroga<br />
PRINCIPIOS ACTIVOS<br />
Amancebamiento, maternidad soltera y aceptación de su propia in -<br />
sen satez.<br />
Una vez más nos encontramos la recurrente ceguera de amor, inexplicable<br />
afección cardio-oftalmológica casi pandémica en zonas de<br />
amores pasionales, que también encontramos en otros temas como<br />
Eres mi marío, por ejemplo. La eterna historia de “la última en enterarse<br />
es la cornuda”. La protagonista lo tiene muy claro desde el primer<br />
verso: mira que se lo dijeron mil veces, si es que por lo visto lo<br />
62<br />
Me lo dijeron mil veces<br />
Mas yo nunca quise poner atención,<br />
Cuando vinieron los llantos<br />
Ya estaba muy cerca de mi corazón.<br />
Te esperaba hasta muy tarde<br />
Ningún reproche te hacía<br />
Lo más que te preguntaba<br />
Era que si me querías<br />
Y bajo tus besos, en la madrugá<br />
Sin que tú notaras la cruz de mi<br />
angustia<br />
Solía cantar:<br />
Te quiero más que a mis ojos,<br />
Te quiero más que a mi vida<br />
Más que al aire que respiro,<br />
Y más que a la mare mía.<br />
Que se me salten los pulsos<br />
Si te dejo de querer<br />
Que las campanas me doblen<br />
Si te falto alguna vez<br />
Eres mi vida y mi muerte<br />
Te lo juro compañero<br />
No debía de quererte<br />
No debía de quererte<br />
Y sin embargo te quiero<br />
Vives con unas y otras<br />
Y ná se te importa de mi soledad<br />
Sabes que tienes un hijo<br />
Y ni el apellido le vienes a dar<br />
Llorando junto a la cuna<br />
Me dan las claras del día,<br />
Mi niño no tiene pare<br />
Qué <strong>pena</strong> de suerte mía<br />
Anda, rey de España, vamos a dormir<br />
Y sin darme cuenta en vez de la nana<br />
Yo le canto así.
sabía todo el mundo menos ella… Si la que no quiere saber… Y eso nos<br />
pasa con mucha frecuencia.<br />
H<strong>ay</strong> que fijarse en la segunda estrofa para percatarse de toda su profundidad<br />
y sacar las conclusiones pertinentes. Él llegaba a cualquier<br />
hora y ella ni pío. A ver, ¿qué se creía? ¿Qué estaba haciendo horas<br />
extras? ¿Y el sobre? Como ella sólo le preguntaba que si le quería…<br />
Pues se hacía el longuis. Tenía que haberle hecho un interrogatorio en<br />
toda regla. La moraleja es clara: no te calles, protesta desde el minuto<br />
cero.<br />
El estribillo es uno de los más repetidos del género. Esa declaración<br />
de amor incondicional en la que hasta lo más básico como son la vida<br />
y el aire, están por debajo del amor que se siente no tiene parangón.<br />
Haría que se quebrara las piedras más duras y los corazones más in -<br />
sensibles. Menos el del sujeto en cuestión, parece ser, que no contento<br />
con dar mala vida a la pareja, en la segunda parte descubrimos que pa -<br />
sa olímpicamente del retoño fruto de los amores malhadados. ¡H<strong>ay</strong><br />
que tener mala entraña!<br />
Esa segunda parte maternal es un poco fuerte. Le da a la historia un<br />
giro que la acerca a los folletones radiofónicos. Esto hace que la posible<br />
empatía con la protagonista pase una criba que elimina a todos<br />
aquellos que no han pasado por la experiencia o cuyo instinto parental<br />
sea limitado. Queda reservada para madres abandonadas. De todas<br />
maneras, el estribillo sigue siendo aplicable a toda historia de amor.<br />
INDICACIONES<br />
Partidarias de la maternidad solteril y defensores de todo tipo de familia<br />
monoparental.<br />
Madres abnegadas hasta la muerte y amantes sacrificados hasta el no<br />
va más.<br />
CONTRAINDICACIONES<br />
Sienta bastante mal a todo aquel que tenga pendiente una prueba de<br />
ADN o una demanda de reconocimiento de paternidad.<br />
CORRECTA ADMINISTRACIÓN<br />
Con cuentagotas, que es muy fuerte. Diluido en un vino reconstituyente<br />
del tipo Quina Santa Catalina, que es medicina y es golosina. De<br />
otra forma es difícil de tragar.<br />
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INFORMACIÓN ADICIONAL<br />
Al ser uno de los temas más conocidos y admirados de su categoría,<br />
existen innumerables versiones, pero la de Concha Piquer es la más<br />
sentida y más clásica.<br />
Además de estar llena de sentimiento, la Piquer, esa Meryl Streep de<br />
la copla, hace un notable despliegue de técnica interpretativa y, a pesar<br />
de ser una valenciana de pro, adopta un acento andaluz convirtiendo<br />
“salten” en “sarten”, “pulsos” en “pursos” y “falto” en “farto”, en todo<br />
un ejercicio de andalucismos impostados.<br />
Arrastrando las palabras entra la Piquer en la segunda parte del estribillo,<br />
con un paso lento y doloroso: «Er… es… mi… vidaaaaaa… y<br />
mi…». Y ahí un trémolo de nudo en la garganta y labios temblorosos<br />
que vale un potosí: «mue-be-be-berte». ¡Emoción desgranada! Vamos,<br />
que a quién no se le encoja el ombligo con esta canción, que se lo haga<br />
mirar.<br />
A no echar en el olvido las versiones de Juanita Reina, Rocio Jurado,<br />
Toña La Negra (hecha bolero), Pantoja (espectacular versión a tutta<br />
l’orchestra;), Pasión Vega.<br />
Marta Sánchez hace una versión de aires jazzísticos en el CD Tatuaje<br />
con muy poca chicha.<br />
Y además Olga Román con Joaquín Sabina. Y Amalia Rodrigues.<br />
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