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Francia: el toillete, templo de la feminidad del siglo XIX 1
A principios del siglo XIX en Francia se adoptó una política revolucionaria en cuanto a la higiene
personal. Esto se debió al descubrimiento de los mecanismos de respiración y el éxito que tuvo la
teoría infeccionista 2 ayudaron a la gente a ser consiente de los riesgos que producía que se
taparan los poros por la grasa del cuerpo.
Entre la burguesía francesa esta nueva conciencia sobre la higiene personal tuvo un gran impacto;
se buscaba alejarse de todos los elementos que pudieran estar en un proceso de putrefacción ya
que recordaba al estado animal del hombre 3 ; el agua empieza a cobrar un nuevo significado, se
había convertido en un elemento de purificación física y moral.
El toillete surgió como un lugar específico para el aseo y baño de las personas; junto con esto se
introdujeron normas estrictas que tenían que ver con la forma y el uso del baño de acuerdo a la
edad, el sexo, el temperamento y la profesión de las personas. Éste era un espacio íntimo en
donde se realizaba el aseo fragmentado de distintas partes del cuerpo. Esta práctica incluía lavarse
las manos, la cara y los dientes, al menos los delanteros, diariamente; lavarse los pies una o dos
veces al mes, mientras que la cabeza nunca se lavaba. Los baños completos se procuraban tres
veces al año.
El toillete fue el precursor de los cuartos de baño modernos que contaban con instalación de
mobiliario fijo ya que esta comodidad contaba con varias tinajas, jarras y una bañera de hierro
móvil. 4 Conforme pasó el tiempo esta forma de aseo del cuerpo se convirtió en todo un ritual que
incluía el ajuar conformado por camisones, perfumes, pomadas y jabones que eran utilizados por
1
Agostoni, Claudia, “las delicias dela limpieza: la higiene en la Ciudad de México” en historia de la vida
cotidiana en México. Tomo IV: Bienes y vivencias. El siglo XIX, México, Colegio de México / Fondo de Cultura
Económica, 2005, p. 579.
2
La teoría infeccionista viene de la corriente Higienista que surgió a principios del siglo XIX. Los higienistas
fueron los que decidieron prestar atención a la higiene tanto de la personas como del entorno en donde se
desenvolvían. La teoría infeccionista derivó de que el origen de las enfermedades se encontraba n el
ambiente por lo que se necesitaba para evitar infecciones y enfermedades la buena circulación del aire,
mucha luz y constante contacto con el agua.
3
Ariès, Phillippe, George Duby (coords.), Historia de la vida privada. Tomo 4: De la Revolución francesa a la
Primera Guerra Mundial, Madrid, Taurus, 2001, p. 417.
4
El uso de la bañera de hierro móvil precedió a la instalación de baños modernos que contaban con
mobiliario fijo e instalación de tuberías. Dato tomado del libro de Ariès, Phillippe, George Duby (coords.),
Historia de la vida privada. Tomo 4: Dela Revolución francesa a la Primera Guerra Mundial, Madrid, Taurus,
2001,p. 418.

las mujeres para mejorar su aspecto e higiene personal; también estas mujeres contaban con la
ayuda de sirvientes que eran los encargados de bañarlas.
Aplicación de nuevas formas de higiene en la Ciudad de México.
A mediados de la década de los ochenta del siglo XIX el gobierno del Gral. Porfirio Díaz decidió
implantar una nueva política sanitaria en la que se trataba de tener una ciudad más salubre,
promover el bien común y vencer las enfermedades. Todo esto se hacía con el objetivo de buscar
la felicidad del pueblo y recurrir a la razón para entender los fenómenos naturales. Esta nueva
ideología fue concretada con mejoras al drenaje de la ciudad, ya que el estancamiento de agua
que era producto de las inundaciones causaba malos olores que no favorecían a la salud de las
personas.
Esta nueva manera de pensar afectó también a la sociedad, esto se debía a la creencia de que la
insalubridad de la ciudad se debía a la inmundicia de la pobreza; por lo que se facilitó tanto a las
clases populares como a las clases medias y altas con la contracción de baños públicos. En estos
lugares con el pago de medio a dos reales las personas podían bañarse, nadar en albercas de
aguas termales y recibir masajes terapéuticos. Los más famosos eran los Baños Chapultepec y los
Baños del Factor. Aunque estos lugares estaban abiertos a todo público, gran parte de la gente
que pertenecía a la élite no asistía a estos lugares porque dentro de sus casas contaban con
cuartos de aseo propios.
Las nuevas políticas ocasionaron una profunda segregación, dividiendo a la ciudad entre las
personas que adoptaban esta ideología eugenésica y quienes seguían siendo considerados sucios.
Esta división social se manifestó en la discriminación de las clases populares, ya que eran
juzgados por su aspecto y su vestimenta. Esto abrió las puertas a distintos debates en los cuales se
cuestionaba la calidad moral de estos sectores de población de acuerdo a su higiene personal ya
que se sentía que la falta de estos hábitos era un síntoma de ignorancia y falta de moralidad. Se
puede llegar a la conclusión de que estas nuevas políticas de salud, al igual que la ideología eran
una vertiente más de la “Paz Porfiriana” que la administración le brindo a las élites sociales.
Las élites sociales adoptaron fielmente la nueva ideología; cuidaban su salud por medio de la
higiene personal. Gracias a esto en cada casa porfiriana de la colonia Condesa se utilizaban los
gabinetes de toillete a la usanza francesa, adecuando espacios en su casa para el uso de esta
comodidad. Se requería un cuarto bien iluminado, limpio , ventilado, que contara con el mobiliario

ásico ( tocador, un lavabo o mesa ya fuera de madera o de mármol, algunas palanganas, vasos
para lavarse la boca y el ajuar ), al igual que una gran cantidad de artículos para el aseo personal 5
Publicaciones mensuales como el Correo de las señoras 6 contaban con apartados en donde se
daban consejos acerca de cómo ser constantes y asearse de manera correcta. Otro tema
recurrente es la importancia que tenía lavarse diariamente las manos, el cuello y la cara las veces
que fuera necesario al igual que hacían hincapié a tomar baños completos el mayor número de
veces que fuera posible en el año. También se habla del cuidado del cabello, los oídos y las uñas
ya que la limpieza de estar partes del cuerpo mostraba si una persona en realidad estaba sana. El
descuido en el aseo dañaba a la persona y ofendía a la gente a su alrededor , por lo que esta
publicación servía para hacer saber a las mujeres de sociedad las ventajas que tenía en este caso
en particular en uso del toillete.
Al igual que los franceses, en México el aseo tenía una reglamentación estricta. Se recomendaba
no bañarse después de haber hecho mucho ejercicio o en casos en los que se transpiraba mucho,
ya que el baño en estas condiciones hacía que la gente estuviera más expuesta a enfermedades.
También se sugería no bañarse después de comer ya que era sumamente peligroso y podía causar
hasta la muerte; en casos en los que las personas sufrían de palpitaciones o era débil en general
se aconsejaba visitar al médico para que éste determinara si debía o no debía bañarse la persona.
La población en general comienza a tomar conciencia de la importancia que tiene la higiene
personal como cuestión de salud y como elemento de modernización; ya que se estaba siguiendo
el ejemplo de las grandes potencias europeas. El bañarse y asear el cuerpo abrió más la brecha
que ya existía entre las clases populares y la élite social. La higiene era una forma de mejorar la
salud de los habitantes de la ciudad y al mismo tiempo era una herramienta de control que haría
que México estuviera a la vanguardia como las demás potencias europeas. Así que si bien es cierto
México durante el Porfiriato tomaba como modelo a Francia; las élites buscaban afrancesarse esto
era muy evidente en la moda, la comida, la forma de actuar por lo que la higiene no fue la
excepción.
5 Agostoni, Claudia, “Las delicias de la limpieza: la higiene en la Ciudad de México” en Historia de la vida
cotidiana en México. Tomo IV: Bienes y vivencias. El siglo XIX, México, Colegio de México/ Fondo de Cultura
Económica, 2005, p. 579.
6 Revista para señoras en donde se abordaba toda clase de temas, recetas de cocina, cuentos, consejos
para el manejo y limpieza del hogar, etc. (1883-1893).

Se quería que México entrara en el concurso de las grandes naciones civilizadas 7 por lo que se
buscaba por medio de las revistas de señoras y manuales de urbanidad 8 , enseñar a toda la
población la importancia de tener un cuerpo sano y limpio.
7 Staples, Anne, “Primeros pasos de la higiene escolar decimonónica” en Curar, sanar y educar. Enfermedad y
sociedad en México, siglo XIX y XX, México, Universidad Nacional Autónoma de México/ Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, 2008, p. 19.
8 Los manuales de urbanidad eran libros escritos que decían como se tenían que comportar las personas,
estos libros eran escritos por las élites educadas y eran muy importante, tanto que eran utilizadas en las
escuelas como libros de texto para urbanizar y educar a toda la población.