hERENCiA hiSPANA - Obstacles Welcome

Vida
La aLquimia
deL éxito
Priscila Rivere
Para muchos el éxito de la vida radica en la
buena suerte, pero para otros, como el ingeniero
cubano Ralph De la Vega, el éxito es tener muy
claro a dónde se quiere llegar y volver todos los
obstáculos en experiencias que, al vencerlos, se
tornan en los eslabones que ascienden a la anhelada
meta.
La vida de muchos inmigrantes que llegan
a Estados Unidos está llena de sacrificios, De la
Vega no fue ajeno a ellos. Llegar sólo a este país
con 10 años de edad, sin saber inglés y sin conocer
a quienes se iban a encargar de él, fue sólo el
comienzo de una aventura de vida que hoy en
día le representa el ser considerado como uno de
los ejecutivos más importantes a nivel mundial,
estando como director de Mercados de Consumo
y presidente de AT&T Wireless.
De la Vega no es de los que se queda con las
mieles del triunfo para sí, considera su labor filantrópica
el formar y fortalecer la autoestima de
los jóvenes para que aprendan que las vicisitudes
se pueden convertir en pasos certeros hacia el
éxito y, es por eso, que es el director de la junta
directiva a nivel mundial de Junior Achievement
y miembro de la junta directiva local de los
Boy Scouts en Georgia así como de la Orquesta
Filarmónica de Atlanta.
Sus experiencias de vida las condensa en un
libro titulado “Obstacles Welcome” (Bienvenidos
los obstáculos), una autobiografía que enseña
a vislumbrar las oportunidades que se presentan
en la vida y cómo beneficiarse de ellas a pesar
de los inconvenientes.
Latinos Magazine presenta a continuación
una entrevista muy cercana y personal con De la
Vega, una persona con una agenda muy apretada
y al mismo tiempo llena de compromisos de vida
para compartirla con quienes emprenden sus caminos
hacia el éxito.
Latinos Magazine: ¿Cómo fue su niñez en
Cuba?
Ralph De la Vega: Antes de la revolución,
éramos una familia de clase media convencional
| LATINOS octubre
cubana. Mi padre tenía un negocio de venta
de víveres al por mayor y trabajaba muy duro.
Éramos una familia muy unida con valores
tradicionales, una ética de trabajo estricta y fe
en nuestra religión. Después de la revolución,
vivíamos en un estado de incertidumbre y de
completa ansiedad. La libertad que conocíamos
ya no existía y todo se convirtió en una constante
intimidación y confiscación de propiedad,
incluyendo el negocio de mi padre.
LM: Usted tenía 10 años cuando tuvo que
dejar todo, viajar sólo a un país diferente y sin su
familia. De lo que recuerda, ¿que pasaba por su
mente durante el viaje a Estados Unidos?
RDV: Mis padres tuvieron que tomar una
decisión muy difícil. Al tener problemas con los
papeles de salida del país en el aeropuerto, o nos
quedábamos en Cuba, hasta que todo se aclarara,
o me mandaban sólo y se reunirían luego
conmigo lo más pronto posible. Ellos decidieron
enviarme. Para un niño de esa edad, todo esto
me dio miedo, pero al mismo tiempo también
era emocionante. Era como si emprendiera una
aventura. Al caminar en la pista del aeropuerto,
me volteé para decirle adiós a mis padres. Yo creí
que nos íbamos a reunir muy pronto. Pero fue la
última vez que los vi en cuatro años.
LM: Adaptarse a una nueva cultura y sociedad
es todo un reto para cualquier inmigrante,
especialmente para los niños. ¿Sabía usted que
venir a los Estados Unidos era una buena oportunidad
para usted y su familia?
RDV: Definitivamente era empezar de nuevo,
pero sabíamos que en Estados Unidos se nos
ofrecía la oportunidad que se nos había quitado
en Cuba. No sabía el idioma o si me gustaría la
comida. Yo no tenía amigos para jugar. Yo supe
que no podía vivir en el pasado y necesitaba
adaptarme a la situación y mirar la forma de
volverla en una experiencia positiva.
LM: ¿Qué sintió cuando finalmente se volvió
a reunir con su familia?
RDV: Yo tenía ya 14 años de edad cuando
mi familia llegó finalmente. Fue maravilloso
volvernos a reunir. Pero como ellos eran una familia
recién llegada, me tocó volver a empezar
de nuevo con ellos. La gente que me acogió en
su casa incondicionalmente, Ada y Armando
Baez, estaban ya progresando a una vida mucho
más confortable. Pero a los De la Vega les
tocaba empezar otra vez de ceros. Estuve muy
agradecido que pude hacer que el cambio fuera
más fácil para mis padres y mi hermana.
LM: ¿Cuándo decidió volverse un ingeniero
y cómo pudo sufragar sus estudios?
RDV: Yo trabajé para poder costearme mi
educación. Al principio tomé clases de pre-ingeniería
en el Miami Dade College y empecé
a trabajar como dibujante de medio tiempo
en una compañía de ingeniería. Eventualmente,
comencé a ganar dinero suficiente y, con la
ayuda de un préstamo universitario, pude graduarme
como ingeniero mecánico de la Florida
Atlantic University.
LM: ¿Quién fue o ha sido su mejor ejemplo
de vida y por qué?
RDV: He sido muy afortunado en tener varios,
pero quién se me viene rápido a la mente es
mi abuela. Allá en Cuba, ella era profesora. Ella
me ayudó a pensar en mi futuro. Fui muy