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La voz de la Estrella nº 2

Revista digital del instituto de enseñanza secundaria La Estrella

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Tus pa<strong>la</strong>bras<br />

SE <strong>de</strong>spertó sobrecogido: el fuego estaba por<br />

todas partes. Su gata Mishka sintió que se chamuscaba<br />

<strong>la</strong> punta <strong>de</strong> su negra co<strong>la</strong>, dio un brinco<br />

hasta su cama y le c<strong>la</strong>vó con fuerza <strong>la</strong>s uñas en <strong>la</strong><br />

pierna.<br />

Roger no sabía qué hacer, el fuego lo estaba <strong>de</strong>vorando<br />

todo y pronto le alcanzaría. Echó una mirada nerviosa<br />

a <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> su<br />

habitación. Allí no había<br />

l<strong>la</strong>mas; cogió a Mishka<br />

y salió disparado hacia<br />

el<strong>la</strong>, saltando para no<br />

quemarse los talones.<br />

Al llegar se dio<br />

cuenta <strong>de</strong> que si quería<br />

salir vivo <strong>de</strong> allí tendría<br />

que l<strong>la</strong>mar a los bomberos,<br />

así que <strong>de</strong>jó a <strong>la</strong><br />

gata en el suelo, localizó<br />

el teléfono y se fue<br />

mascul<strong>la</strong>ndo y <strong>de</strong>spotricando<br />

hacia él. Pero,<br />

<strong>de</strong> repente, una gran<br />

l<strong>la</strong>marada le cerró el<br />

paso y le quemó algún<br />

que otro pelo. Desesperado,<br />

viendo que no<br />

podía seguir, retrocedió,<br />

volvió con Mishka y<br />

empezó a gritar pidiendo<br />

auxilio.<br />

Mientras el fuego los acorra<strong>la</strong>ba, comprendió que<br />

solo le quedaba una solución: tendría que traspasar <strong>de</strong><br />

algún modo aquel<strong>la</strong> barrera <strong>de</strong> fuego que no le <strong>de</strong>jaba<br />

avanzar. Apretó a Mishka contra su pecho y, con fuerza<br />

y <strong>de</strong> espaldas, se internó en el fuego, mientras pensaba:<br />

“Pue<strong>de</strong> que me haga graves quemaduras, pero <strong>de</strong>bo<br />

salir <strong>de</strong> aquí”.<br />

Por suerte, <strong>la</strong> barrera <strong>de</strong> fuego no era muy ancha y<br />

salió <strong>de</strong> allí enseguida. Mishka estaba intacta, pero<br />

Roger, en cambio, tenía una gran quemadura en <strong>la</strong> espalda.<br />

Rápidamente miró a su alre<strong>de</strong>dor, ya estaban en<br />

<strong>la</strong> cocina. Corrió hacia el frega<strong>de</strong>ro y lo abrió al máximo,<br />

y llenó una jarra <strong>de</strong> agua mientras <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas empezaban<br />

32 Mayo/Junio 2012 LA VOZ<br />

PREMIOS DE NARRATIVA<br />

Pasto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas<br />

a invadir <strong>la</strong> cocina. <strong>La</strong>nzó el agua a <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas menores,<br />

que se apagaron, pero <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s aumentaron su tamaño.<br />

Mishka maulló y empezó a arañar una puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

cocina que daba a <strong>la</strong> calle y <strong>de</strong> <strong>la</strong> que él no se había<br />

acordado. Roger se dio cuenta que podía salir por allí y<br />

exc<strong>la</strong>mó “¿Cómo he podido ser tan tonto?”. Intentó<br />

abrir<strong>la</strong>, pero estaba cerrada con l<strong>la</strong>ve.<br />

Se sentía <strong>de</strong>rrotado, se le estaban acabando todas<br />

<strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s… o quizá no: abrió el grifo, y al cabo<br />

<strong>de</strong> un tiempo el agua empezó a <strong>de</strong>sbordarse, empapando<br />

el suelo e impidiendo<br />

avanzar al<br />

fuego. Gracias a esto<br />

Roger ganó tiempo<br />

para pensar. Y se le<br />

ocurrió algo. Empezó a<br />

gritar “socorro”, porque<br />

aunque él no pudiera<br />

l<strong>la</strong>mar por teléfono los<br />

vecinos sí, y si le oían<br />

podrían avisar a los<br />

bomberos.<br />

Mishka se había<br />

subido en lo alto <strong>de</strong> un<br />

armario para huir <strong>de</strong>l<br />

fuego y <strong>de</strong>l agua.<br />

Roger abrió <strong>la</strong> ventana,<br />

pues se estaba empezando<br />

a asfixiar por el<br />

humo. Y vio que, mi<strong>la</strong>grosamente,<br />

<strong>la</strong> ventana<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> cocina daba a<br />

unas cuerdas <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>r<br />

que estaban enganchadas entre su casa y el balcón <strong>de</strong>l<br />

edificio <strong>de</strong> enfrente. ¿Estaba salvado? Todavía no, tenía<br />

que volver a por Mishka, a <strong>la</strong> que por un momento había<br />

olvidado y que tosía en lo alto <strong>de</strong>l armario.<br />

Corrió por <strong>la</strong> gata, pero no <strong>la</strong> veía por el humo;<br />

acercó sus manos a <strong>la</strong> zona don<strong>de</strong> intuía que estaba,<br />

tanteando hasta que notó un bulto suave. Era el<strong>la</strong>. <strong>La</strong><br />

agarró como pudo y <strong>la</strong> sacó <strong>de</strong> allí.<br />

El agua en contacto con el fuego producía un humo<br />

asfixiante que se extendía por toda <strong>la</strong> cocina, pero a <strong>la</strong><br />

vez les proporcionaba segundos muy importantes. Aún<br />

así ya había perdido <strong>de</strong>masiado tiempo y a<strong>de</strong>más notó<br />

que Mishka estaba semiinconsciente, por lo que su<br />

tarea sería más difícil.

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