Estudio de la Obra Psicografica.pdf - Academia Sapere Aude

Vagan por lo conocido, lo viejo, compartiendo con otros, sus pares, lo que ya fue dicho y nadie puede
tocarlo, se navega en paradigmas y se deja para otro día el investigar a fondo, en salir de lo que está
establecido para hallar lo nuevo.
Y el lector, el que cree encontrar la verdad en un libro, afirma:
“Estos libros han sido bajados de los cielos”
Y el que esto escribe pregunta: ¿Puede la verdad ser bajada, trasladada a palabras e ideas o la verdad
mora según su intensidad y vibración en el plano que le toca?
¿Si una bandada de pájaros en vuelo son observados por mis ojos, puedo acaso yo, al trasladar tal
observación al papel, decir que eso es la verdad?
Lo cierto es que el vuelo de aquellas aves es hermoso en sí mismo, sin interpretaciones ni descripciones.
Al describirlo se mata al suceso, pues se describe, por lógica, con un cierto grado de limitación. Y por
ello, si alguien viniese con un relato semejante, no debería interpretar a ese relato como a la verdad
misma, sino como una observación parcial de una realidad mayor a lo descripto.
Ahora, supongamos que ese relato es tomado como la verdad misma ¿Qué sucede?
Sucede que he limitado mi campo de realidad, apoyándome en una observación ajena a mí mismo.
Observación que puede ser muy bella y hasta esclarecedora, pero que no es mi propia observación, mi
propia verdad.
Se toma entonces el camino más corto, se deja el trabajo íntimo de búsqueda de lo que no me
permite encontrar la verdad o mejor dicho que ella me encuentre, para depositar mi criterio y mis
propias convicciones en un conglomerado ya armado y ordenado de palabras he informaciones.
Necesito pues, algo que me afirme, que me asegure mis convicciones, que me ayude dentro de esta selva
de contradicciones y entonces ¿Qué hago? Pues tomo un libro.
No es raro escuchar esta frase alguna que otra vez cuando se recorren centros espiritas en que a la
menor diferencia de su doctrina con otra, expresan lo siguiente: “El Espiritismo no dice eso, por ende,
debe ser un error”
Y asimismo también los lectores de la Obra expresan: “La Obra no dice eso” o “Eso no está en la Obra,
por lo tanto debe ser falso”
Es claro que se coloca a la Obra como un instrumento de verdad y se abduce que élla es una autoridad
en materia de lo que habla.
Naturalmente, un escrito puede ser poco elevado, mediano o elevado. Y se deduce que el poco elevado
traerá en sí más errores y confusiones que aquel que es más elevado. Esto es una cuestión de lógica, no
es necesario ponerse a hablar de ello, más cuando un libro es catalogado como “Bajado de los cielos”,
caben las preguntas ; ¿dónde he quedado yo en todo esto? ¿debería dejar a un lado mis ideas o
elevaciones internas si no están netamente apoyadas en el “Libro bajado de los cielos”?
¿Hasta qué punto estoy buscando la verdad si solo baso, siempre y cada vez que me busco íntimamente,
en lo que he leído y he aceptado como real?
¿Hasta qué punto encontraré lo real en mí si no descarto todo lo que he considerado como real?
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