maquetacion diciembre 2007 - Diverdi
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58 diverdi perfil<br />
los productores<br />
“Tengo un deseo y una visión. Realmente me gustaría<br />
organizar y crear instalaciones sonoras, en las<br />
que la experiencia consista en escuchar sonidos<br />
en condiciones muy especiales. Esto ya fue realizado<br />
por Edgar Varèse en la Exposición Universal<br />
de Bruselas en 1959, e incluso en los años 20<br />
Thomas Mann ya comprendió que una grabación<br />
y el fonógrafo necesario para reproducirla no eran<br />
productos comerciales, sino obras de arte: recuerde<br />
cómo Hans Castorp, el protagonista de La montaña<br />
mágica, sube un gramófono a su habitación y<br />
dice, ‘esto es un instrumento’.” Palabras de Stefan<br />
Winter, que fundó en 1995 el sello Winter &<br />
Winter (y anteriormente el sello de jazz JMT), etiqueta<br />
en la que la curiosidad intelectual y la creatividad<br />
estética que confluyen en su creador se<br />
reflejan a la perfección. “La cuestión clave al hablar<br />
de instalaciones sonoras es: ‘¿Cómo presentamos<br />
los sonidos a la audiencia?’ El primer paso<br />
es muy sencillo: un espacio oscuro que cuente con<br />
una excelente acústica y un excelente sistema de sonido,<br />
y en el que usted se sienta a gusto, se vuelva<br />
‘ciego’ y trate sólo de tener una buena experiencia<br />
sonora.”<br />
El tema del sonido, así como el de la experiencia<br />
auditiva en su totalidad, forma parte integral<br />
del trabajo artístico de Winter y sus músicos.<br />
“Como músico debes saber que tu sonido es como<br />
un color, y debes ser capaz de usar estos colores<br />
en un determinado espacio, al igual que hacen los<br />
pintores o los arquitectos, para lograr el efecto deseado.<br />
Cosas como encontrarme a un trío de jazz<br />
tocando con amplificación en una sala pequeña<br />
para 80 personas me siguen chocando enormemente”.<br />
Nos cuenta una experiencia creativa acerca<br />
de la búsqueda de espacios apropiados para sus<br />
músicos: “Quise grabar el Satie con Teodoro Anzellotti<br />
en la maravillosa Villa Medici en las afueras<br />
de Milán, a pesar de que trabajo en Múnich, Teo<br />
estaba viviendo en Freiburg y existe un fantástico<br />
estudio de grabación cerca de Stuttgart, al que<br />
acudo con frecuencia. Teo me dijo: ‘¡Puedo tocar<br />
en cualquier sitio!’ Pero lo persuadí de ir a Milán.<br />
Una vez allí, sacó su instrumento y comenzó a tocar.<br />
Tras unos minutos, su mujer vino a la sala de<br />
control y me dijo: ‘¡Teo me acaba de anunciar que<br />
ésta es la primera vez en su vida que se escucha a<br />
sí mismo!’ Pienso, por tanto, que tenemos la responsabilidad<br />
de realizar las grabaciones en las mejores<br />
condiciones posibles. Un buen productor<br />
debe intentar que el micrófono se torne ‘invisible’,<br />
que el músico no se percate de su presencia y que<br />
la tecnología no interfiera en el desarrollo musical.”<br />
Para Stefan Winter, el trabajo en el estudio<br />
de grabación es sólo la culminación de un largo<br />
proceso. “Cuando comenzamos a hablar acerca<br />
de un proyecto –y esto puede llevar dos o tres<br />
años– me siento como el comisario que organiza<br />
una exposición, que necesita hablar del ‘qué’,<br />
el ‘porqué’, el ‘dónde’ y el ‘cuándo’.” Igualmente<br />
importante para Winter –y esto es una actitud<br />
que lo distancia de muchos otros sellos– es su<br />
Stefan Winter<br />
Perfil del creador y ‘alma mater’ de WINTER & WINTER<br />
responsabilidad como editor de la música. “En<br />
Winter & Winter, de hecho, hacemos encargos de<br />
nuevas obras. Uri Caine se encuentra en la actualidad<br />
escribiendo una obra con el Cuarteto<br />
Arditti, y Fumio Yasuda se dispone a trabajar en<br />
adaptaciones de canciones de Weill, Brecht y Eisler<br />
para cuarteto de cuerda y voz.”<br />
Winter no niega la existencia de una cierta<br />
crisis en la industria musical, “pero para ser honesto<br />
debo decir que esta crisis es positiva (incluso<br />
aunque no sepa si conseguiremos sobrevivir),<br />
porque al menos el concepto de producción industrial<br />
en la música seria, tan habitual en los años<br />
60, 70 y 80, se acabará definitivamente.” Sin embargo,<br />
no es la música en sí la que está en crisis.<br />
“Existe una serie de proyectos increíblemente interesantes<br />
en la actualidad, y tanto la música como<br />
la escena musical están totalmente vivos. Pero no<br />
sé qué ocurrirá en el futuro. Creo firmemente en<br />
el arte de la grabación y en su supervivencia, pero<br />
se hará cada vez más especializado y cambiarán<br />
los métodos de distribución.” Que se reconozca<br />
este arte es otro de los objetivos de Winter. “Pienso<br />
que necesitamos que algo ocurra para que la<br />
gente comprenda, de una vez por todas, que el<br />
sonido grabado y la música no son únicamente herramientas<br />
de entretenimiento, sino que existen<br />
como forma artística, como hacer una película, tomar<br />
una fotografía o pintar. Se trata de algo más<br />
que documentar una interpretación. Me pregun-<br />
Mark Wiggins<br />
“Como músico debes saber que tu sonido es como un<br />
color, y debes ser capaz de usar estos colores en un<br />
determinado espacio, al igual que hacen los pintores o<br />
los arquitectos, para lograr el efecto deseado.”<br />
to qué ocurriría”, reflexiona, “si Sony, como propietario<br />
de la cinta analógica original de las Variaciones<br />
Goldberg por Glenn Gould, decidiera<br />
subastarla en Sotheby’s… Realmente me encanta<br />
el trabajo de Gould, pues fue uno de los escasísimos<br />
artistas que realmente comprendió el<br />
poder de una grabación, y dedicó más de año y<br />
medio a editar su interpretación, creando una auténtica<br />
obra de arte sonoro en el proceso.”<br />
Para conseguir transmitir el mensaje musical<br />
a la audiencia es inevitable asumir riesgos, indica<br />
Winter. “Pienso que si ocurre un hecho<br />
importante, debemos implicar a la música de hoy<br />
en día. Hace algunos años, cuando en Alemania<br />
se inauguró un monumento dedicado a las víctimas<br />
judías de Hitler, invitaron a una orquesta israelí<br />
para que tocara Beethoven. Mucho más<br />
apropiado habría sido, pienso yo, encargar una<br />
obra a alguno de los muchos compositores judíos<br />
que viven actualmente en Alemania. Un riesgo,<br />
quizá, pero la cultura, después de todo, no es<br />
democrática, ni lo ha sido nunca. Debemos ser lo<br />
suficientemente arrogantes como para proclamar<br />
que sabemos lo que es bueno y quién está<br />
haciendo buena música. Y entonces presentamos<br />
a estos artistas a la gente, en lugar de preguntarle<br />
qué es lo que quiere escuchar. Muchas veces,<br />
las audiencias responden de forma positiva a músicas<br />
que nunca antes habían escuchado. Y se enamoran<br />
de ellas.”<br />
Foto Juan Lucas