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INTA Agricultura Sustentable. Actualización Técnica. Nº 51.pdf

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AGRICULTURA SUSTENTABLE<br />

ACTUALIZACIÓN TÉCNICA<br />

Estación ExperimentalAgropecuariaParaná<br />

Serie Extensiónnº51-Septiembrede2008<br />

PROYECTO REGIONALAGRÍCOLA<br />

Ediciones<br />

InstitutoNacionalde<br />

TecnologíaAgropecuaria<br />

ISSN 0325 - 8874


Fotografíasdetapa:<br />

© 2007M.C.Sasal-O.Ledesma<br />

<strong>INTA</strong>- EEA Paraná


Estación Experimental<br />

Agropecuaria Paraná<br />

Serie Extensión nº 51<br />

Setiembre de 2008<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE<br />

<strong>INTA</strong> - Centro Regional Entre Ríos<br />

ISSN 0325 - 8874


Editor<br />

Estación Experimental Agropecuaria Paraná del <strong>INTA</strong><br />

Director<br />

Ing. Agr. Osvaldo Paparotti<br />

Coordinadores Generales<br />

Ing. Agr. Octavio Caviglia, Dr.<br />

Ing. Agr. María Carolina Sasal, M. Sc.<br />

Ing. Agr. Marcelo Germán Wilson, Dr.<br />

Ing. Agr. Osvaldo Paparotti<br />

Comité Editorial<br />

Ing. Agr. Elena Di Nucci de Bedendo<br />

Lic. Nora Elena, M. Sc.<br />

Lic. Marcela Espósito, M. Sc.<br />

Ing. Agr. Néstor Garciarena<br />

Med. Vet. Juan Pueyo<br />

Ing. Agr. Diego Santos, M. Sc.<br />

Ing. Agr. Oscar Valentinuz, Ph. D.<br />

Personal de la EEA Paraná participante de la presente publicación:<br />

Barbagelata P., Behr E., Blanzaco E., Calamari N.C., Canavelli S.B., Caviglia O.P.,<br />

De Carli R., Engler P., Garciarena N.A., Gregorutti V.C., Indelángelo N., Isaurralde R.M.,<br />

Melchiori R.J.M., Pautasso J.M., Saluso A., Saluso J.H., Sasal M.C., Tasi H.A.,<br />

Van Opstal N.V., Vicente G., Wilson M.G., Xavier L.<br />

Compaginación y Diseño Gráfico de Tapa<br />

Rosa Ana Milocco<br />

Es de responsabilidad exclusiva de los autores la precisión y validez de los datos y hechos, así<br />

como de las opiniones expresadas en los artículos y no manifiestan necesariamente el punto de<br />

vista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.<br />

No se permite la reproducción total o parcial de esta publicación, ni su almacenamiento en un<br />

sistema informático ni su transmisión en cualquier formato o por cualquier medio, electrónico,<br />

mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor.


INDICE<br />

EL INVIERNO: ESTACIÓN CLAVE PARA LA INTENSIFICACIÓN SUSTENTABLE DE LA AGRICULTURA.<br />

Caviglia O.P., Van Opstal N.V., Gregorutti V.C., Melchiori R.J.M. y Blanzaco E. .........................................................……. 7<br />

CONDICIÓN DE SUELOS EN PRODUCCIÓN.<br />

Wilson M.G., Tasi H.A., Sasal M.C., Cerana J.A. e Indelángelo N.. ................................................................................……. 14<br />

TRÁFICO AGRÍCOLA EN SUELOS HÚMEDOS. PROPIEDADES EDÁFICAS AFECTADAS Y CONSECUENCIAS PARA<br />

LOS CULTIVOS.<br />

Indelángelo N., Behr E. y De Carli R. ........................................................................................................................… 20<br />

EFECTO DEL RIEGO COMPLEMENTARIO CON AGUA BICARBONATADA SÓDICA SOBRE ALGUNAS<br />

PROPIEDADES DE UN MOLISOL BAJO SIEMBRA DIRECTA.<br />

Novelli L.E., Gabioud E., Wilson M.G., Sasal M.C., Caviglia O., Barbagelata P. y Boschetti N.G. ...............................…. 24<br />

EFECTO DEL SISTEMA DE LABRANZA SOBRE EL SECUESTRO DE C Y LA AGREGACIÓN DEL SUELO EN UN<br />

VERTISOL DE ENTRE RÍOS.<br />

Fabrizzi K.P., Barbagelata P.A., Melchiori R.J.M. y Rice Ch. W. .....................................................................................…. 28<br />

EFECTO DE ROTACIONES SOBRE LA DE CALIDAD DE SUELOS ARROCEROS DE ENTRE RÍOS.<br />

De Battista J., Benintende M., Benintende S., Arias N., Wilson M., Cerana J., Rodríguez H. y Muller H. ...............……. 31<br />

ROTACIÓN RAIGRÁS/SOJA. IMPACTO DEL BARBECHO EN EL RENDIMIENTO DE SOJA.<br />

Pautasso J.M., Isaurralde R.M. y Blanzaco E. .........................................................................................................…. 36<br />

ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Y PÉRDIDAS DE NUTRIENTES Y GLIFOSATO EN SECUENCIAS DE CULTIVOS.<br />

Sasal M. C., Wilson M.G. y Garciarena N.A.....................................................................................................................…. 40<br />

ACTUALIZACIÓN DEL FACTOR R DE LA ECUACIÓN UNIVERSAL DE PÉRDIDA DE SUELO (EUPS) PARA UNA<br />

AMPLIA ZONA DEL PAÍS. PERÍODO 1950/2005.<br />

Saluso J.H. ...........................................................................................................................................................................……. 49<br />

OLIGOQUETOFAUNA Y SU ROL COMO INDICADOR DE LA CALIDAD DEL SUELO.<br />

Saluso A. y Xavier L. .........................................................................................................................................................……. 54<br />

DAÑO RELATIVO POR AVES EN CULTIVOS DE MAÍZ Y GIRASOL DEL DEPARTAMENTO PARANÁ Y ZONAS<br />

ALEDAÑAS.<br />

Canavelli S.B., González C., Cavallero P. y Zaccagnini, M.E. .......................................................................................……. 59<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

Pág.<br />

5


FRAGMENTACIÓN DEL BOSQUE NATIVO ENTRERRIANO Y SU INFLUENCIA SOBRE LAS AVES: DESAFÍOS PARA<br />

LA CONSERVACIÓN Y UNA AGRICULTURA SUSTENTABLE.<br />

Calamari N.C., Vilella F.J , Mercuri P. y Zaccagnini M.E. ......................................................................................…. 68<br />

CONSIDERACIONES SOBRE INDICADORES DE EVALUACIÓN DE LA SUSTENTABILIDAD EN BIBLIOGRAFÍA DE<br />

LOS ULTIMOS AÑOS.<br />

Blanzaco E. ..........................................................................................................................................................................……. 76<br />

VALORACIÓN ECONÓMICA DEL BALANCE DE NITRÓGENO Y FÓSFORO DE LOS PRINCIPALES RUBROS<br />

AGRÍCOLAS Y PECUARIOS EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS.<br />

Vicente G. y Engler P. .......................................................................................................................................................…. 80<br />

EVALUACIÓN ECONÓMICA DE UN SISTEMA AGRÍCOLA EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS: APLICACIÓN DE<br />

UN MODELO DE OPTIMIZACIÓN ECONÓMICA SUJETO A RESTRICCIONES AMBIENTALES.<br />

Engler P. y Vicente G. .......................................................................................................................................................…. 88<br />

6<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51


EL INVIERNO: ESTACIÓN CLAVE PARA LA INTENSIFICACIÓN<br />

SUSTENTABLE DE LA AGRICULTURA<br />

Introducción<br />

En la Región Pampeana Argentina en general,<br />

y en la provincia de Entre Ríos en particular, predominan<br />

los sistemas agrícolas basados en cultivos<br />

estivales. En efecto, la proporción de cultivos<br />

invernales sobre la superficie cultivada total se ha<br />

Cultivos invierno/Sup. sembrada (%)<br />

100<br />

80<br />

60<br />

40<br />

20<br />

Caviglia O.P. 1,2 , Van Opstal N.V. 1,2 , Gregorutti V.C. 1,2 , Melchiori R.J.M. 1 y Blanzaco E. 1<br />

Figura 1. Evolución del porcentaje de cultivos de invierno sobre la superficie sembrada<br />

total en Entre Ríos. Elaboración propia en base a datos de SAGPyA, 2008.<br />

Por otra parte, la soja es el principal cultivo de<br />

verano representando alrededor del 60% de la<br />

superficie sembrada de Córdoba, Santa Fe, Buenos<br />

Aires, La Pampa y Entre Ríos (Base de datos<br />

SAGPyA, 2008). La predominancia sostenida de la<br />

soja en los últimos años indica que, en el promedio<br />

de la superficie sembrada, se estaría realizando<br />

este cultivo en dos de cada tres años.<br />

La alta frecuencia del cultivo de soja en las secuencias<br />

agrícolas puede reducir los niveles de<br />

materia orgánica (MO) en el suelo debido al escaso<br />

retorno de rastrojo con una alta relación<br />

Carbono:Nitrógeno (C:N), que lo hace descomponer<br />

rápidamente. La baja cobertura de rastrojos<br />

también puede incrementar el riesgo de erosión<br />

hídrica y la exposición del suelo a la energía cinética<br />

de las lluvias, reduciendo la estabilidad estructural,<br />

clave para el ingreso de agua al suelo. Asimismo,<br />

el bajo nivel de fósforo (P) en el suelo requerido<br />

en relación a otros cultivos y la alta demanda<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

1 <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

2 FCA - UNER<br />

reducido notoriamente desde 1973 a la actualidad,<br />

alcanzando el 13% para la provincia de Entre<br />

Ríos (Figura 1) y el 21% para el conjunto de las<br />

provincias pampeanas (Base de datos SAGPyA,<br />

2008).<br />

0<br />

1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010<br />

Año<br />

de nitrógeno (N) para la producción de granos<br />

torna negativo el balance de nutrientes<br />

(Barbagelata y Melchiori, 2007).<br />

La ausencia de cultivos durante el invierno provoca<br />

una pérdida enorme de recursos (agua y radiación<br />

solar) que no son aprovechados para producir<br />

granos y/o biomasa que mejore el balance<br />

de C en el suelo y el resultado productivo de la<br />

empresa.<br />

La intensificación de la secuencia de cultivos<br />

por la inclusión de alternativas invernales mejoraría<br />

muchos aspectos de los actuales sistemas agrícolas<br />

para el logro de una producción sustentable,<br />

eficiente y rentable.<br />

El objetivo de este trabajo es presentar y discutir<br />

aspectos relacionados con la intensificación<br />

sustentable de las secuencias agrícolas por la inclusión<br />

de alternativas invernales.<br />

7


Intensificación sustentable<br />

El término intensificación agrícola suele recibir<br />

diferentes interpretaciones, entre las más comunes<br />

se encuentra a la que la define como el agregado<br />

de cantidades crecientes de capital, insumos<br />

y trabajo para aumentar el rendimiento de los<br />

cultivos por unidad de área (Mortimore y Tiffen,<br />

1995). En esta interpretación de la intensificación<br />

está normalmente implícita la falta de compromiso<br />

con la sustentabilidad del sistema, con la conservación<br />

de los recursos naturales circundantes y<br />

con la calidad de vida de la población urbana y<br />

rural (Caviglia, 2007).<br />

A pesar de las diversas interpretaciones que se<br />

pueden realizar de la intensificación agrícola, todas<br />

ellas coinciden en que: i) el resultado es un<br />

mayor rendimiento por unidad de área y tiempo<br />

y que ii) es un concepto contrapuesto al de<br />

"extensificación". Este último término involucra el<br />

incremento de la producción agrícola a través de<br />

la incorporación de nuevas tierras para cultivos<br />

(Gregory et al., 2002). Es común también que la<br />

intensificación agrícola se confunda con la<br />

"extensificación".<br />

8<br />

Barbecho<br />

Duración Secuencia = 3 años<br />

3 cultivos en 3 aaños<br />

os<br />

Soja<br />

a<br />

ISI= 1<br />

Barbecho<br />

1 ° año 2 ° año<br />

Soja<br />

Intensificación tradicional<br />

Barbecho<br />

Insumos<br />

Maíz<br />

AGRICULTURA<br />

Cuantificación del nivel de intensificación<br />

Una manera de cuantificar este proceso, a nivel<br />

de una secuencia de cultivos, es a través de un<br />

índice de intensificación (ISI) que se calcula como<br />

el cociente entre el número de cultivos y la duración<br />

de la secuencia (Farahani et al., 1998). Así, las<br />

secuencias que incluyan más de un cultivo por año,<br />

Trigo<br />

Duración Secuencia = 2 años<br />

3 cultivos en 2 años a os<br />

Soja<br />

ISI= 1.5<br />

1 ° año 2 ° año<br />

Secuencia<br />

Intensificada!!<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

De acuerdo con estas definiciones, la expansión<br />

de las fronteras agrícolas hacia ambientes más<br />

frágiles, a través del desmonte que se está produciendo<br />

en muchas zonas del país, se trata claramente<br />

de un proceso de “extensificación” (Caviglia,<br />

2007).<br />

Una definición de intensificación agrícola que<br />

se ha tornado frecuente últimamente es la de<br />

Boserup (1987), quien la define como “el proceso<br />

hacia un cambio gradual en el uso de la tierra que<br />

hace posible cultivar una porción dada de tierra<br />

de manera más frecuente que antes”.<br />

A partir de estos conceptos y de la necesidad<br />

creciente de lograr sistemas agrícolas sustentables<br />

surge una nueva definición, la de intensificación<br />

sustentable, que tiene por objetivo mantener o<br />

incrementar los actuales niveles productivos con<br />

un uso más intenso de los recursos del ambiente<br />

(agua y radiación solar) y de las tierras de mayor<br />

aptitud, a través de tecnologías de procesos, con<br />

un uso racional de los insumos (Figura 2). Las propuestas<br />

basadas en la intensificación sustentable<br />

deben ser económicamente viables, socialmente<br />

aceptable y ambientalmente sostenibles (Caviglia,<br />

2007).<br />

b<br />

Intensificación sustentable<br />

Recursos del ambiente<br />

Producción Producci n de granos<br />

Producción Producci n de granos<br />

Figura 2. Diferentes interpretaciones de intensificación: a) visión tradicional y<br />

b) intensificación sustentable.<br />

como el doble cultivo trigo/soja, tendrán un ISI<br />

mayor a la unidad (Figura 3), mientras que secuencias<br />

de otras regiones pueden tener un ISI menor<br />

si algún período largo de tiempo el suelo permanece<br />

en barbecho, como es común en la secuencia<br />

trigo/barbecho de un año, que se practica en las<br />

grandes planicies de los Estados Unidos (Farahani<br />

et al., 1998).<br />

Maíz<br />

(agua, radiación, radiaci n, nutrientes)<br />

Tierras aptas<br />

AGRICULTURA<br />

Insumos<br />

Duración Secuencia = 3 años<br />

6 cultivos en 3 aaños<br />

os<br />

ISI= 2<br />

Soja<br />

Soja<br />

Trigo Trigo CC<br />

1 ° año 2 ° año 3 ° año<br />

Secuencia<br />

Intensificada!!<br />

Figura 3. Ejemplos de secuencias de cultivos con diferente duración y nivel de intensificación<br />

(ISI= índice de intensificación de la secuencia, indica el número de cultivos por año).<br />

Maíz


Alternativas invernales de<br />

intensificación sustentable<br />

En el diseño de secuencias es de importancia<br />

central considerar la inclusión de cultivos que le<br />

brinden a la misma estabilidad, productividad y<br />

rentabilidad. En el contexto actual, la inclusión del<br />

cultivo de soja en las secuencias es inevitable debido<br />

a su rentabilidad y estabilidad. Las nuevas propuestas<br />

de secuencias de cultivos deberían tomar<br />

en cuenta estas consideraciones, de manera de<br />

facilitar el proceso de adopción una vez demostrados<br />

los beneficios de su inclusión en los sistemas<br />

productivos (Caviglia, 2007).<br />

Se ha sugerido que la actitud humana hacia el<br />

riesgo parece ser común en los diferentes sistemas<br />

agrícolas y tendiente a estrategias<br />

conservativas que lo minimicen (Sadras and Roget,<br />

2004). De acuerdo con esto, sería esperable que<br />

en una zona determinada la secuencia de cultivos<br />

predominante sea muy simplificada y con bajas<br />

probabilidades de riesgo.<br />

En este contexto no es difícil comprender la<br />

amplia difusión de la soja en Entre Ríos y en la<br />

Argentina, debido a que su extraordinaria plastici-<br />

a b<br />

Rendimiento (kg ha -1 )<br />

4500<br />

4000<br />

3500<br />

3000<br />

2500<br />

2000<br />

1500<br />

1000<br />

500<br />

0<br />

a<br />

ab<br />

Trigo CC Arveja Lino Trigo CL Colza<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

dad para enfrentar situaciones adversas le confiere<br />

una muy alta estabilidad sumada al alto valor<br />

de sus granos, en comparación con los cereales<br />

(Caviglia, 2007). Estos, por el contrario, tienen una<br />

alta variabilidad interanual en sus rendimientos en<br />

Entre Ríos por la alta susceptibilidad al estrés del<br />

maíz y por la alta frecuencia de epifitias de<br />

fusariosis de la espiga en trigo.<br />

Cultivos de grano<br />

La inclusión de cultivos de invierno alternativos<br />

al trigo que le confieran a la secuencia mayor estabilidad<br />

en los rendimientos, puede ser una alternativa<br />

promisoria. Lamentablemente, la adopción<br />

de nuevos cultivos está seriamente limitada por la<br />

falta de canales adecuados de comercialización.<br />

Actualmente se está comenzando a difundir el cultivo<br />

de la colza en algunas zonas, así como en otras<br />

aún se mantiene la tradición de cultivar lino, el<br />

que ha demostrado tener rendimientos bajos pero<br />

poco variables entre años (Caviglia et al., 2006).<br />

Las experiencias realizadas en la EEA Paraná<br />

evaluando diferentes alternativas invernales indican<br />

que es posible lograr rendimientos aceptables<br />

a buenos de lino, colza y arveja proteica (Figura 4).<br />

Figura 4. Rendimientos obtenidos por diferentes cultivos invernales en la EEA Paraná del <strong>INTA</strong>: a) Campaña 2006/07 b)<br />

Campaña 2007/08. Los cultivos presentados fueron conducidos con un adecuado nivel nutricional. Trigo CC: trigo de<br />

ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Letras diferentes indican diferencias significativas<br />

según test de Duncan (=0.05).<br />

La principal preocupación cuando se realizan<br />

cultivos dobles es que no se afecte demasiado el<br />

rendimiento del cultivo estival, generalmente más<br />

productivo y de mayor valor que el invernal en el<br />

norte de la región pampeana.<br />

Las evaluaciones realizadas demuestran que el<br />

agua almacenada en el suelo a la cosecha de los<br />

cultivos invernales, no difirió demasiado de la si-<br />

b<br />

b<br />

b<br />

Rendimiento (kg ha -1 )<br />

4500<br />

4000<br />

3500<br />

3000<br />

2500<br />

2000<br />

1500<br />

1000<br />

500<br />

0<br />

a<br />

b<br />

Arveja Trigo CC Trigo CL Colza Lino<br />

tuación que permaneció en barbecho, con excepción<br />

del cultivo de lino que presentó en las dos<br />

campañas analizadas la menor cantidad de agua<br />

almacenada en el perfil (Figura 5). Esto tuvo su<br />

correlato en la campaña 2007/08 con un menor<br />

rendimiento del cultivo de soja sobre este antecesor,<br />

lo que también estuvo asociado con mayores<br />

dificultades de implantación por la presencia y tipo<br />

de rastrojo.<br />

b<br />

b<br />

b<br />

9


10<br />

Agua Total (mm)<br />

400<br />

350<br />

300<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

a a<br />

Figura 5. Agua total almacenada en el suelo a la cosecha de diferentes alternativas de cultivos invernales. a) Campaña<br />

2006/07 b) Campaña 2007/08. Los cultivos presentados fueron conducidos con un adecuado nivel nutricional. Trigo<br />

CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Letras diferentes indican diferencias<br />

significativas según test de Duncan (=0.05).<br />

Los resultados demuestran que con una mínima<br />

o nula reducción del agua almacenada en el<br />

perfil del suelo es posible obtener buenos rendimientos<br />

del cultivo de soja, sin diferencias entre<br />

las situaciones en las que se incluyó un cultivo invernal<br />

y el suelo que permaneció en barbecho (Figura<br />

6). Este resultado sería atribuible a la gran<br />

plasticidad del cultivo de soja y a la ubicación tar-<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

día en el ciclo del cultivo del período crítico para<br />

la definición del rendimiento, que permite el tiempo<br />

suficiente para que se recompongan las reservas<br />

de agua en suelo. El cultivo de lino, por otra<br />

parte, demostró tener un mayor consumo de agua<br />

que las otras alternativas y una baja eficiencia para<br />

transformarla en granos, a la vez de ser el único<br />

cultivo antecesor que afectó el rendimiento del<br />

cultivo de soja.<br />

Figura 6. Rendimiento del cultivo de soja con diferentes antecesores invernales en la campaña 2007/08.<br />

Cultivos de cobertura<br />

Los cultivos de cobertura se realizan durante<br />

el período de barbecho, previo a la siembra de un<br />

cultivo destinado a la producción de granos, interrumpiendo<br />

su crecimiento a través de la aplicación<br />

de herbicidas. Ésta debe realizarse con la antelación<br />

suficiente como para permitir la recuperación<br />

de los niveles de humedad del suelo en superficie<br />

para realizar la siembra del cultivo principal.<br />

La inclusión de cultivos de cobertura invernales<br />

en Entre Ríos permitiría, además de aprovechar el<br />

agua que igualmente se perdería, proteger al suelo<br />

a través de la cobertura viva durante el invierno<br />

y de sus residuos durante la implantación del cultivo<br />

estival y aportar carbono (C) para mejorar su<br />

balance en suelo.<br />

Factores a considerar para incorporar cultivos<br />

de cobertura<br />

La adopción de los cultivos de cobertura<br />

invernales es sólo factible si no se compromete el<br />

a<br />

Arveja Trigo CC Trigo CL Colza Barbecho Lino<br />

Rendimiento (kg ha -1 )<br />

3500<br />

3000<br />

2500<br />

2000<br />

1500<br />

1000<br />

500<br />

0<br />

b<br />

a<br />

b<br />

c<br />

Agua Total (mm)<br />

a a a<br />

400<br />

350<br />

300<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

a a<br />

Trigo CL Arveja Barbecho Trigo CC Colza Lino<br />

rendimiento del cultivo estival subsiguiente, ya que<br />

los beneficios esperados no se traducen en una<br />

compensación económica en el corto plazo, en el<br />

cual infortunadamente se suelen evaluar la mayor<br />

parte de las prácticas agronómicas.<br />

Diversas especies pueden considerarse para su<br />

utilización como cultivo de cobertura, siendo las<br />

gramíneas, i.e. trigo, avena, raigrás, cebadilla, cebada,<br />

triticale, etc., las que mejor comportamiento<br />

tendrían desde la perspectiva de mantener una<br />

cobertura del suelo por su tasa de descomposición<br />

más lenta, en comparación con las leguminosas,<br />

i.e. vicia, arveja, melilotus, tréboles, etc. Sin<br />

embargo, si las gramíneas no son adecuadamente<br />

fertilizadas, el aporte total de C puede ser muy<br />

bajo.<br />

Agua en el suelo<br />

a<br />

Trigo CL Arveja Barbecho Colza Trigo CC Lino<br />

a<br />

b<br />

La principal limitación para la inclusión de los<br />

cultivos de cobertura invernales es la suposición<br />

de que consumen una cantidad importante de<br />

a<br />

b<br />

b


agua pudiendo afectar el rendimiento del cultivo<br />

siguiente. Esta afirmación puede ser válida si el<br />

cultivo destinado a granos es el maíz ya que por<br />

su época de siembra queda muy poco tiempo para<br />

recuperar los niveles de humedad en el suelo. Asimismo,<br />

debe considerarse que el maíz es el cultivo<br />

más sensible a las deficiencias hídricas y el que<br />

aporta mayores volúmenes de C al sistema, por lo<br />

que no tendría sentido poner en riesgo su rendimiento,<br />

reduciendo los niveles de humedad en el<br />

suelo con un cultivo de cobertura.<br />

La realización de un cultivo invernal de cobertura<br />

previo a la siembra de la soja, por el contra-<br />

a<br />

a<br />

-1<br />

Materia Seca (kg ha )<br />

Agua Total (mm)<br />

6000<br />

5000<br />

4000<br />

3000<br />

2000<br />

1000<br />

360<br />

340<br />

320<br />

300<br />

280<br />

260<br />

240<br />

220<br />

200<br />

0<br />

a<br />

a<br />

b<br />

Barbecho Trigo CC Colza Vicia Avena Trigo CL Arveja<br />

Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N<br />

Arveja Avena Trigo CC Trigo CL Colza Vicia<br />

bc<br />

bc<br />

c<br />

b<br />

Agua Total (mm)<br />

380<br />

360<br />

340<br />

320<br />

300<br />

280<br />

260<br />

240<br />

220<br />

200<br />

Materia Seca (kg ha -1<br />

)<br />

6000<br />

5000<br />

4000<br />

3000<br />

2000<br />

1000<br />

Barbecho Raigrás Vicia Trigo CC Avena Trigo CL<br />

Figura 7. Agua total en el suelo (0-100 cm) al momento de aplicación del herbicida en diferentes cultivos de cobertura:<br />

a) Campaña 2006/07 b) Campaña 2007/08. Trigo CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo,<br />

BIO<strong>INTA</strong> 3004. Letras diferentes indican diferencias significativas según test de Duncan (=0.05).<br />

Esta situación podría atribuirse al régimen de<br />

precipitaciones de la zona durante el invierno, caracterizado<br />

por precipitaciones de bajo<br />

milimetraje. Este régimen lo que provocaría es que<br />

el agua en superficie de los barbechos se pierda<br />

por evaporación, mientras que con la presencia<br />

de cultivos de cobertura se podría aprovechar<br />

para producir materia seca y mejorar el balance<br />

de C en el suelo (Caviglia et al., 2007).<br />

Resultados similares a estos han sido informados<br />

aún para zonas semiáridas del sudoeste de<br />

la provincia de Buenos Aires, en donde la reducción<br />

del agua en el perfil por la inclusión de un<br />

b<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

rio, tiene alto potencial de éxito debido a que es<br />

posible detener el crecimiento a través de la aplicación<br />

de un herbicida en un momento en el que<br />

las precipitaciones aún no han comenzado a producirse<br />

de manera importante y el balance hídricoclimático<br />

no se ha tornado muy negativo.<br />

Las evaluaciones realizadas en las dos campañas<br />

anteriores indican que, si bien el contenido<br />

de agua en el perfil al momento de la aplicación<br />

del herbicida puede ser diferente entre el barbecho<br />

y los cultivos de cobertura (Figura 7), la reducción<br />

en el contenido total de agua fue muy baja<br />

(~35 mm en 2006 y ~18 mm en 2007).<br />

0<br />

a<br />

a<br />

cultivo de cobertura y el rendimiento obtenido en<br />

el cultivo estival difirieron poco de la situación que<br />

permaneció en barbecho (Quiroga et al., 2006).<br />

Aporte de C<br />

Las experiencias locales de las dos campañas<br />

previas indican que es posible lograr importantes<br />

aportes de materia seca (Figura 8), que<br />

dependen de la especie elegida y de la fertilización<br />

aplicada. En términos generales los mayores<br />

aportes se logran con las gramíneas fertilizadas.<br />

a<br />

Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N<br />

Avena Trigo CC Trigo CL Raigrás Vicia<br />

Figura 8. Producción de materia seca de diferentes cultivos de cobertura en la EEA Paraná del <strong>INTA</strong>. a) Campaña 2006/<br />

07 b) Campaña 2007/08. Trigo CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong> 1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Sin<br />

N: 0 kg N ha -1 . Con N: 150 kg N ha -1 .<br />

La composición de la materia seca, en términos de su relación C:N, está estrechamente relacionada<br />

con la permanencia del residuo en superficie. Las gramíneas presentaron las mayores relaciones C:N en<br />

ambas campañas (Figura 9).<br />

a<br />

a<br />

11


a 35<br />

30<br />

b<br />

Relación C:N<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

Arveja Avena Trigo CC Trigo CL Colza Vicia<br />

Sin N<br />

Con N<br />

Relación C:N<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

Avena Trigo CC Trigo CL Raigrás Vicia<br />

Figura 9. Relación C:N en diferentes cultivos de cobertura en la EEA Paraná del <strong>INTA</strong>. a) Campaña 2006/07 b) Campaña<br />

2007/08. Trigo CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Sin N: 0 kg N ha -1 . Con<br />

N: 150 kg N ha -1 .<br />

Los resultados obtenidos demuestran la factibilidad de aportar niveles tan altos de C como 1700 -<br />

2000 kg ha -1 con sólo una reducción de agua en el perfil de 18-35 mm.<br />

Momento de aplicación del herbicida<br />

El momento de aplicación del herbicida debe<br />

conjugar la necesidad de reponer el agua superficial<br />

del suelo al momento de la siembra del cultivo<br />

estival con el mayor aporte posible de materia<br />

seca.<br />

Figura 10. Precipitaciones y balance hídrico-climático acumulados desde el 1 de mayo en función de la fecha en Paraná.<br />

El balance hídrico-climático se calculó restando la evapotranspiración potencial (ET0, Penman-FAO) a las precipitaciones<br />

decadiales. Los datos fueron obtenidos del Observatorio Agrometeorológico de la EEA Paraná del <strong>INTA</strong> en el<br />

período 1934-2006 para las precipitaciones y 1966-2006 para la ET0.<br />

Cultivo principal<br />

El análisis de los resultados obtenidos y del<br />

patrón de distribución de precipitaciones para la<br />

zona demuestra que esta tecnología tendría un<br />

alto impacto para el cultivo de la soja y eventualmente<br />

en el cultivo de sorgo, debido a la fecha de<br />

siembra más retrasada y a su capacidad de superar<br />

alguna restricción inicial producida por el cultivo<br />

de cobertura. En el caso del sorgo deben considerarse<br />

cuidadosamente las posibles restricciones<br />

para la implantación, debido al tamaño y fra-<br />

12<br />

mm acumulados<br />

600<br />

500<br />

400<br />

300<br />

200<br />

100<br />

0<br />

-200<br />

-300<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Sin N<br />

Con N<br />

Para la zona centro-oeste de Entre Ríos el momento<br />

en el que las precipitaciones aún no han<br />

comenzado a producirse de manera importante y<br />

el balance hídrico-climático no se ha tornado muy<br />

negativo ocurre alrededor de los últimos 10 días<br />

de septiembre (Figura 10).<br />

Balance Lluvias<br />

Siembra<br />

Soja<br />

01-may 20-jun 09-ago 28-sep 17-nov 06-ene<br />

-100<br />

gilidad de su plántula.<br />

En los casos en los que el cultivo principal sea<br />

soja la elección del cultivo de cobertura debería<br />

orientarse hacia las gramíneas, mientras que si el<br />

cultivo principal es sorgo o maíz la elección debería<br />

orientarse hacia las leguminosas, las que de<br />

acuerdo a los resultados locales pueden llegar a<br />

aportar hasta 50-100 kg ha -1 de N. Debe considerarse<br />

que en este caso el aporte de C correría por<br />

cuenta del cultivo principal, debido a los altos volúmenes<br />

de rastrojo que aportan el maíz y el sorgo.


Conclusiones<br />

El invierno es una estación que puede aprovecharse<br />

para mejorar la sustentabilidad de los sistemas<br />

agrícolas a través de la realización de cultivos<br />

de grano y/o de cobertura. De esta manera,<br />

los esfuerzos se orientarían al logro de la rentabilidad<br />

durante el verano y de la sustentabilidad<br />

durante el invierno.<br />

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2007. Producción de materia seca, balance hídrico y porosidad edáfica en cultivos de cobertura antecesores de<br />

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SAGPyA, 2008. Base de datos por cultivo. http://www.sagpya.gov.ar/ [Con acceso 15/07/08]<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

En las experiencias locales de dos campañas, la<br />

implementación de alternativas invernales no comprometió<br />

de manera importante las reservas de<br />

agua en el suelo ni el rendimiento del cultivo de<br />

soja, pero mejoró notoriamente el aporte de materia<br />

seca al sistema.<br />

13


14<br />

CONDICIÓN DE SUELOS EN PRODUCCIÓN<br />

La sustentabilidad de los sistemas agrícolas y<br />

el suelo<br />

En el contexto de la agricultura, el término<br />

sustentabilidad se refiere fundamentalmente a la<br />

capacidad de un sistema de ser productivo y a la<br />

vez mantener la calidad de base de los recursos<br />

naturales (Reijntjes et al., 1995). Greenland (1997),<br />

siguiendo los lineamientos de Dumansky, considera<br />

que un manejo sustentable de las Tierras combina<br />

tecnologías, políticas y actividades que se dirigen<br />

a la integración de principios socio-económicos<br />

con intereses ambientales para:<br />

· el mantenimiento o mejoramiento de la<br />

producción y reducción de sus riesgos,<br />

· la protección del potencial de los recursos<br />

naturales,<br />

· la prevención de la degradación del suelo y<br />

la calidad del agua,<br />

· ser económicamente viable y socialmente<br />

aceptable.<br />

Una visión de producción potencial conlleva el<br />

desafío de mantener un agroecosistema productivo<br />

y sustentable (Orellana y Pilatti, 1993). Esta visión<br />

requiere del suelo ideal, aquel que además<br />

de sostener físicamente a los cultivos, les permite<br />

crecer, desarrollarse y cumplir con todas las funciones<br />

necesarias para llevar al máximo los niveles<br />

de producción a través del tiempo. De esta manera<br />

los rendimientos dependerían sólo del clima,<br />

del potencial genético de los cultivos y de las prácticas<br />

agrícolas, ya que el suelo no sería restrictivo.<br />

Por otra parte, hay que tener en cuenta que antes<br />

de analizar los impactos que el sistema de producción<br />

genera sobre el ambiente y la economía<br />

del cultivo, prima el concepto que siempre es mejor<br />

no causar los impactos que establecer las medidas<br />

correctoras en un futuro (Chen, 1998).<br />

La calidad del suelo y sus indicadores<br />

La calidad del suelo se define como la capacidad<br />

o aptitud del suelo de soportar el crecimiento<br />

de los vegetales sin que esto resulte en la degradación<br />

del suelo o en un daño ambiental<br />

Wilson M.G. 1,2 , Tasi H.A. 1 , Sasal M.C. 1 , Cerana J.A. 2 e Indelángelo N. 1<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

1 <strong>INTA</strong> EEA Paraná.<br />

2 FCA - UNER<br />

(Gregorich y Acton, 1995). En tal sentido, Carter<br />

et al. (1997), consideran que la definición de calidad<br />

de suelo involucra dos aspectos: la calidad<br />

inherente del suelo para el crecimiento de los cultivos<br />

y la calidad dinámica influenciada por el uso<br />

o manejo. Koolen (1987) y Carter (1990) distinguieron<br />

las propiedades estáticas de las de comportamiento<br />

del suelo, que corresponden respectivamente<br />

a las características naturales o inherentes,<br />

y aquellas correspondientes a la dinámica del<br />

suelo.<br />

Para la medición de la calidad del suelo se utilizan<br />

indicadores. Los indicadores de calidad del<br />

suelo (ICS) permiten expresar la condición actual<br />

o "estado del recurso" y su tendencia (Larson<br />

y Pierce, 1994). Son necesarios para identificar áreas<br />

con problemas porque permiten monitorear cambios<br />

en la calidad ambiental, relacionados al uso y<br />

manejo agrícola.<br />

Con la finalidad de conocer la productividad<br />

de los suelos, la calidad inherente ha sido estimada<br />

usando los inventarios de los recursos para cada<br />

región o país. En el caso de la provincia de Entre<br />

Ríos, se cuenta con Cartas de Suelos por departamento,<br />

donde la información de los suelos está<br />

presentada a nivel de Series de suelos. En ellas se<br />

describen el medio (clima, vegetación natural, uso<br />

actual), los suelos (material parental, fisiografía y<br />

extensión, clasificación taxonómica, secuencia de<br />

horizontes, unidades cartográficas, morfología y<br />

características del perfil) y su aptitud para usos<br />

específicos. En relación a las metodologías de evaluación<br />

de Tierras y teniendo en cuenta el aumento<br />

de la participación de los cultivos agrícolas en<br />

las rotaciones en los últimos años, Tasi y Bedendo<br />

(2001) y Tasi (2006) han recategorizado la aptitud<br />

física relativa de las Tierras y en función de<br />

ello la ubicación geográfica de las áreas muy aptas,<br />

aptas y potenciales para el uso agrícola a nivel<br />

provincial.<br />

Respecto al análisis de la calidad dinámica, la<br />

clave es identificar variables que sean sensibles a<br />

los cambios en las funciones del suelo, denominados<br />

indicadores de calidad de suelo. Al grupo de


indicadores seleccionados se lo denomina set mínimo<br />

de datos o conjunto mínimo de datos (CMD),<br />

(Larson y Pierce, 1994; Doran y Safley, 1997). Este<br />

CMD provee una estimación práctica de uno o<br />

varios procesos que afectan una función específica<br />

del suelo. Por otra parte, la interacción entre<br />

los indicadores que conforman el CMD puede ser<br />

más efectivo en "marcar diferencias" entre los tratamientos<br />

evaluados que analizar cada indicador<br />

por separado (Wilson, 2008).<br />

Los indicadores deben ser medibles, reproducibles<br />

y estar sujetos a algún grado de<br />

estandarización (Viglizzo, 1996). Es de destacar que<br />

los CMD pueden variar para distintas regiones,<br />

dependiendo de los factores formadores de suelo,<br />

tipo, sus funciones y el uso que se le dé (Carter<br />

et al., 1997). Por lo tanto, es muy diversa y abundante<br />

la propuesta de CMD citada en la bibliografía<br />

y es recomendable su obtención para cada situación<br />

particular de suelos y sistemas de producción.<br />

Obtención del conjunto mínimo de datos en<br />

el área de bosques nativos de Entre Ríos<br />

A partir de los Mapas de Suelo de la provincia<br />

de Entre Ríos se identificaron los subgrupos más<br />

representativos del área de bosques nativos (correspondientes<br />

a los Órdenes Vertisoles, Molisoles<br />

y Alfisoles) y se definieron los sistemas de producción<br />

(ganadero - agrícola, agrícola - ganadero, agrícola<br />

de secano y agrícola específico arroz de rie-<br />

Tabla 1. Series de suelos seleccionadas con diferentes sistemas de producción aplicados.<br />

Sistemas de<br />

Producción<br />

Ganadero - agrícola<br />

Agrícola - ganadero<br />

Agrícola<br />

Arrocero con agua<br />

subterránea<br />

Arrocero con agua de<br />

embalse<br />

Vertisoles<br />

Serie María Dolores<br />

(Peluderte árgico)<br />

Serie Santiago<br />

(Peluderte árgico)<br />

Serie General Campos<br />

(Peluderte argiacuólico)<br />

Serie La Paulina<br />

(Peluderte argiudólico)<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

go con agua de origen subterráneo y superficial<br />

de embalses), Tabla 1. Los sitios de muestreo se<br />

seleccionaron teniendo en cuenta la representatividad<br />

areal. El nivel de percepción fue el de Establecimiento<br />

agropecuario. Se evaluaron lotes con distintas<br />

condiciones de uso del suelo, tomando como<br />

referencia la condición inalterada, donde el componente<br />

agrícola varió con mayor o menor participación<br />

de cultivos en las rotaciones. Se tomaron<br />

los índices de productividad (Ip), Nakama y Sobral<br />

(1987), para caracterizar cuantitativamente la calidad<br />

inherente de los suelos.<br />

Se determinaron variables físicas, físico - químicas,<br />

químicas y microbiológicas de suelo (Tabla 2).<br />

Las mediciones se realizaron en los meses de invierno.<br />

De acuerdo a Maddoni et al. (1999), Schipper<br />

y Sparling (2000) y Govaerts et al. (2006), se seleccionaron<br />

los indicadores de calidad de suelo (ICS)<br />

a partir del Análisis de Componentes Principales,<br />

tomando a las variables con mayores valores de<br />

ponderación en el componente principal 1 (coeficiente<br />

de ponderación ± 0,25). De esta manera se<br />

conformó el CMD. Para interpretar el efecto del<br />

uso sobre el suelo se utilizó el ANAVA con un test<br />

de comparación múltiple de medias para los<br />

indicadores seleccionados. Se realizaron correlaciones<br />

lineales entre las variables analizadas para<br />

identificar asociaciones en las diferentes condiciones<br />

de uso del suelo.<br />

Orden<br />

Molisoles<br />

Serie El Carmen<br />

(Argiudol vértico)<br />

Serie Crespo<br />

(Argiudol vértico)<br />

Serie Cerrito<br />

(Argiudol vértico)<br />

Serie Tezanos Pinto<br />

(Argiudol ácuico)<br />

Serie Lucas Norte<br />

(Argiacuol vértico)<br />

Serie Garat<br />

(Argiacuol vértico)<br />

Alfisoles<br />

Serie Arrúa<br />

(Ocracualfe vértico)<br />

Serie Hernandarias<br />

(Ocracualfe mólico)<br />

15


Tabla 2. Variables de suelo analizadas y métodos utilizados.<br />

Para las Series de suelos estudiadas y para los<br />

diferentes sistemas de producción considerados<br />

se obtuvieron los CMD. El CMD para cada uno de<br />

ellos presentó entre 6 y 8 indicadores de calidad<br />

de suelo (Tabla 3), que son aquellas que se mostraron<br />

más sensibles. En la Tabla 3, y en lo que<br />

respecta a la calidad inherente de los suelos, puede<br />

observarse que el Ip más bajo correspondió a<br />

16<br />

Variables físicas<br />

Textura (análisis granulométrico)<br />

Pérdida de suelo por erosión<br />

hídrica (método visual y<br />

profundidad del horizonte A)<br />

Índice de inestabilidad y Ks de<br />

percolación (Hénin)<br />

Densidad de suelo (cilindro)<br />

Densidad real (picnómetro)<br />

Resistencia mecánica a la<br />

penetración de raíces<br />

(penetrógrafo Eijkelkamp)<br />

Porosidad total (relación Ds y Dr)<br />

Distribución de tamaño de poros<br />

(porosimetría de mercurio)<br />

Superficie específica de<br />

agregados (analizador de<br />

sorpción de gases)<br />

Macroporosidad (Celdas Tempe)<br />

Variables químicas y físico-químicas<br />

Nitrógeno total (Kjeldahl)<br />

Variables microbiológicas<br />

Carbono orgánico total (Walkley y<br />

Black)<br />

Carbono de la biomasa<br />

microbiana (fumigación<br />

incubación)<br />

Relación carbono-nitrógeno<br />

Reacción del suelo –pH-<br />

Nitrógeno de la biomasa<br />

(Brookes et al.)<br />

Fósforo extractable (Bray Kurtz)<br />

Capacidad de intercambio catiónico Nitrógeno mineralizable<br />

y cationes de cambio (solución (incubaciones anaeróbicas 7<br />

acetato de amonio)<br />

días)<br />

Relación de adsorción de sodio<br />

(Ecuación de Gapón)<br />

Conductividad eléctrica y pH del<br />

extracto de saturación<br />

Porcentaje de sodio de intercambio<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

un Alfisol de la Serie Arrúa (Ip = 10), mientras que<br />

Lucas Norte (Argiacuoles vérticos) presentó el valor<br />

más alto (Ip = 44). Estos valores generalmente<br />

no se adecuan a todos los usos que se les da a las<br />

Tierras, por lo que se plantea la necesidad de generar<br />

otros índices, tales como los de productividad<br />

potencial y específicos.<br />

Tabla 3. Conjunto mínimo de datos para algunas Series seleccionadas con diferentes sistemas de producción.<br />

Sistema ganadero - agrícola<br />

María Dolores - Peludertes árgicos<br />

Ip = 34<br />

COT Carbono orgánico total<br />

Nt<br />

Nitrógeno total<br />

Is Índice de inestabilidad estructural<br />

Ks Índice K de percolación<br />

PT<br />

Porosidad Total<br />

CIC Capacidad intercambio catiónico<br />

M Masa del horizonte A<br />

Sistema agrícola - ganadero<br />

Santiago – Peludertes árgicos<br />

Ip = 24<br />

COT Carbono orgánico total<br />

Nt<br />

Nitrógeno total<br />

Is Índice de inestabilidad estructural<br />

Ks Índice K de percolación<br />

PT<br />

Porosidad Total<br />

Sistema arrocero con agua<br />

subterránea<br />

Lucas Norte – Argiacuoles vérticos<br />

Ip = 44<br />

COT Carbono orgánico total<br />

Is Índice de inestabilidad estructural<br />

Ks Índice K de percolación<br />

PSI Porcentaje sodio intercambiable<br />

pH<br />

Reacción de suelo<br />

RASE Relación de adsorción de sodio<br />

del extracto saturado<br />

pHE Reacción extracto de saturación<br />

Arrúa – Ocracualfes vérticos<br />

Ip = 10<br />

COT Carbono orgánico total<br />

Nt<br />

Nitrógeno total<br />

Is Índice de inestabilidad estructural<br />

CBM C de la biomasa microbiana<br />

N-min. N mineralizado en incubaciones<br />

anaeróbicas<br />

Cerrito – Argiudoles vérticos<br />

Ip = 37<br />

COT<br />

Nt<br />

Is<br />

Ks<br />

pH<br />

Carbono orgánico total<br />

Nitrógeno total<br />

Índice de inestabilidad estructural<br />

Índice K de percolación<br />

Reacción del suelo<br />

CBM C de la biomasa microbiana<br />

Sistema arrocero con agua de<br />

embalse<br />

Garat – Argiacuoles vérticos<br />

Ip = 23<br />

COT Carbono orgánico total<br />

Nt<br />

Nitrógeno total<br />

Is Índice de inestabilidad estructural<br />

Ks Índice K de percolación<br />

CEE Conductividad eléctrica del<br />

extracto de saturación


Los ICS mostraron mayor variación en los CMD<br />

por sistema de producción que por tipo de suelo.<br />

La situación inalterada presentó las mejores condiciones<br />

de suelo, mientras que aquellos lotes con<br />

mayor participación de cultivos agrícolas mostraron<br />

los valores más bajos en los ICS.<br />

El contenido de carbono orgánico total (COT)<br />

y el índice de inestabilidad (Is) se incluyeron en<br />

todos los CMD. En general se observaron altas<br />

correlaciones de las variables analizadas con el COT,<br />

marcando la dependencia del deterioro de los<br />

suelos por la pérdida de materia orgánica, a causa<br />

del mayor número de años en agricultura. La<br />

pérdida de suelo por erosión hídrica y las variables<br />

microbiológicas se mostraron muy sensibles,<br />

presentándose en aquellas combinaciones suelosistema<br />

productivo donde pudieron ser medidas.<br />

En algunos casos se incluyeron en los CMD a algunas<br />

fracciones de tamaño de poros, especialmente<br />

a la comprendida en el rango de agua útil (10<br />

µm – 0,2 µm).<br />

Se observó que en sistemas ganaderos y agrícolas<br />

de secano, la porosidad total y la densidad<br />

de suelo mostraron alta sensibilidad. La RMP logró<br />

marcar diferencias entre los tratamientos, pero<br />

se mostró muy dependiente de las condiciones<br />

hídricas de los suelos, dificultando las comparaciones<br />

entre lotes con diferentes usos.<br />

El fósforo extractable no pudo considerarse<br />

como ICS, ya que no reflejó los efectos de deterioro<br />

o recuperación de los suelos. En cambio sus<br />

valores muestran correspondencia con la práctica<br />

de la fertilización fosforada (Indelángelo et al.,<br />

2007). Esta medición podría reemplazarse por otra<br />

fracción más sensible como sería el fósforo orgánico<br />

lábil, tal como lo recomendaron Giuffré et al.<br />

(2000) para Vertisoles de Entre Ríos.<br />

Los sistemas con arroz mostraron alta dependencia<br />

de la calidad del agua de riego. El riego<br />

con agua bicarbonatada sódica (de origen subterráneo)<br />

provocó mayor sodificación, logrando que<br />

el porcentaje de sodio de intercambio (PSI) y la<br />

relación de adsorción de sodio del extracto de<br />

saturación (RAS E ) fueran seleccionados. En la Tabla<br />

3 se puede observar además el diferente CMD<br />

entre dos Argiacuoles vérticos con cultivo de arroz,<br />

donde aquellas variables vinculadas a la presencia<br />

de sodio no están incluidas en el suelo regado con<br />

agua de embalse. Sin embargo, en este último<br />

aparece como indicador la CEE, pero su incorporación<br />

se debe a la pérdida de sales debido al<br />

mayor número de años con riego en los lotes. A<br />

diferencia de los suelos arroceros regados con<br />

agua subterránea, aquellos suelos arroceros regados<br />

con agua de embalse permitirían mayor participación<br />

del arroz en la rotación, al ser un sistema<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

de producción que provoca en el suelo menor<br />

deterioro (Wilson et al., 2007).<br />

El efecto del cambio en el uso del suelo, debido<br />

al aumento de la participación de cultivos agrícolas<br />

en las rotaciones, se vio reflejado en los ICS.<br />

Rotaciones que incluyan pasturas en alta proporción<br />

son recomendables, especialmente en Alfisoles<br />

y Vertisoles. Sin embargo, la mera participación<br />

de los cultivos forrajeros no basta para sostener<br />

condiciones edáficas deseables. Resulta muy importante<br />

analizar la productividad de las mismas,<br />

los aportes de residuos de estas pasturas y los<br />

balances de nutrientes, ya que si éstos no son de<br />

importancia y positivos, los planteos ganaderos<br />

puros pueden resultar tan desfavorables como la<br />

agricultura continua. Trabajando en suelos similares<br />

y utilizando modelos de simulación validados<br />

por ensayos de larga duración, García Préchac<br />

(2004) encontró que sólo aquellas pasturas que<br />

superaban los 8 Mg de materia seca ha -1 año -1 de<br />

productividad y se encontraban participando de<br />

rotaciones con cultivos agrícolas, lograban sostener<br />

los niveles de carbono orgánico del suelo. Para<br />

nuestras condiciones locales se observaron, al<br />

momento de los muestreos, pasturas degradadas<br />

con producciones anuales muy inferiores a los<br />

alcanzables en la región con la tecnología disponible.<br />

Los Alfisoles mostraron un importante deterioro<br />

del recurso al presentar desde la situación<br />

inalterada alta susceptibilidad al deterioro (Ip muy<br />

bajos), por lo que la protección del bosque nativo<br />

brindada a suelos muy inestables es de fundamental<br />

importancia para mantener su capacidad productiva<br />

en el tiempo.<br />

El monitoreo de la calidad del suelo<br />

El uso del suelo produce alteraciones estructurales<br />

y funcionales que condicionan su productividad.<br />

Es necesario entonces conocer y cuantificar<br />

esos impactos. Identificar los indicadores que representen<br />

los diferentes estados, trayectorias y<br />

tendencias, ya que en un planteo sustentable es<br />

necesario que los indicadores de calidad del suelo<br />

se mantengan en el largo plazo dentro de ciertos<br />

límites que garanticen la capacidad productiva del<br />

recurso de manera económicamente viable.<br />

Seybold et al. (1998), plantearon dos metodologías<br />

para medir y evaluar los cambios en la calidad dinámica<br />

del suelo: el monitoreo de tendencias y la<br />

determinación de valores de referencia.<br />

Monitorear las tendencias, tanto de deterioro<br />

como de recuperación, requiere tomar valores de<br />

base o de referencia para los ICS y medir el cambio<br />

en ellos a lo largo del tiempo (Larson y Pierce,<br />

1994). Idealmente, los valores de referencia podrían<br />

ser desarrollados para cada Serie y uso de suelo.<br />

17


Los indicadores individuales pueden ser evaluados<br />

por líneas de dirección (líneas de tendencia).<br />

Si el cambio en el indicador es positivo, se puede<br />

considerar que el suelo está mejorando o<br />

incrementando su calidad, respecto a su valor de<br />

referencia. Inversamente, si la línea de tendencia<br />

es negativa para ese indicador, entonces la calidad<br />

se está degradando (disminuye). Una situación<br />

donde los valores del indicador se mantengan<br />

dentro de un rango deseable, garantizando la<br />

funcionalidad del recurso, indicaría un sistema sustentable<br />

(Cairns y Niederlehner, 1993). Estos autores<br />

plantearon los marcos de referencia que per-<br />

18<br />

productividad<br />

Momento de<br />

intervención<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

miten valorar cuan alejadas están las condiciones<br />

analizadas de alguna situación testigo, buscando<br />

la mejor manifestación de las condiciones a las que<br />

es posible llegar en la particular combinación de<br />

clima – relieve –suelo, para diversas alternativas<br />

técnicas disponibles o posibles de incorporar.<br />

Además, propusieron obtener valores máximos<br />

y mínimos admisibles (valores umbrales) para un<br />

determinado uso, por encima o debajo de los cuáles<br />

se compromete la capacidad de recuperación<br />

y resistencia del recurso (Fig. 1).<br />

No uso<br />

Máximo posible<br />

Mínimo admisible<br />

Equilibrio de<br />

deterioro<br />

Tiempo de uso<br />

Figura 1: La productividad y los límites umbrales de funcionalidad.<br />

La situación de no uso del suelo presenta una<br />

buena condición con destino al uso productivo.<br />

Sin embargo, la productividad disminuye una vez<br />

puesto en producción agrícola, porque el suelo<br />

sufre cambios estructurales y funcionales. Existe la<br />

posibilidad de recuperar esa capacidad productiva<br />

a través de prácticas de manejo apropiadas,<br />

que presentaran diferentes trayectorias de recuperación.<br />

Consideraciones finales<br />

Al presente, en las Cartas de Suelos de Entre<br />

Ríos se contaba con la descripción estática o inherente<br />

de la calidad de suelos, que consideraba una<br />

caracterización morfológica y taxonómica y, en<br />

base a éstas, una clasificación de su aptitud de<br />

uso. La utilización de herramientas estadísticas en<br />

el análisis de variables edáficas físicas, químicas y<br />

biológicas permitió obtener el CMD para suelos y<br />

sistemas de producción representativos en el área<br />

de bosques nativos de Entre Ríos. Así, profundizando<br />

los aspectos referidos a la evaluación de la<br />

condición de estos suelos en producción se ha logrado<br />

«ensamblar» aspectos de la calidad inherente<br />

y la calidad dinámica.<br />

La conformación del CMD para distintos tipos<br />

y usos de suelos permitió concluir que hay mayor<br />

variación por el efecto de los sistemas de producción<br />

que por el tipo de suelo. El contenido de carbo-<br />

no orgánico total y el índice de inestabilidad son los<br />

dos indicadores que estuvieron presentes en todos<br />

los CMD. Además, la pérdida de materia orgánica<br />

con la intensificación del uso, condicionó el comportamiento<br />

de muchas otras variables analizadas.<br />

La potencialidad del uso de ICS reside no sólo<br />

en la mejora realizada al sistema de evaluación de<br />

Tierras sino también al diseño de sistemas de<br />

monitoreo para la evaluación del efecto de las<br />

prácticas agrícolas. Actualmente, con la finalidad<br />

de lograr un adecuado monitoreo de la condición<br />

en que se encuentran los lotes en producción a<br />

nivel provincial, se necesita contar con CMD para<br />

otras Series de Suelos y sistemas productivos y<br />

además profundizar en la obtención de valores<br />

umbrales y de referencia, requiriendo el muestreo<br />

de un mayor número de casos.<br />

El avance en el conocimiento de la dinámica<br />

de los suelos a través de ICS ha reafirmado la importancia<br />

de realizar algunos ajustes en la interpretación<br />

de las propiedades inherentes de los<br />

suelos, especialmente en el proceso de evaluación<br />

de Tierras. Esto indica que las interpretaciones<br />

utilitarias deben estar orientadas a usos específicos.<br />

Un ejemplo de ello son los índices de productividad<br />

específica que se están desarrollando en Entre Ríos.<br />

Finalmente, así como en su momento se desarrolló<br />

y extendió la práctica de la evaluación del


estado de fertilidad química de los suelos previo<br />

a la siembra de los cultivos, y ante la necesidad de<br />

desarrollar sistemas productivos sustentables y<br />

conocer la condición actual de los lotes y su tendencia,<br />

tal vez sea el momento de implementar<br />

en los laboratorios de servicios la medición de<br />

indicadores de calidad de suelo.<br />

Agradecimientos<br />

Este trabajo se realizó en el marco del Proyec-<br />

Bibliografía<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

to Regional <strong>INTA</strong> <strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre<br />

Ríos y del Proyecto <strong>INTA</strong> PNECO Desarrollo de<br />

indicadores de calidad/salud edáfica para las<br />

Ecorregiones y formó parte del Convenio Marco<br />

<strong>INTA</strong> – UDC. A su vez se dispuso de información<br />

generada en el Proyecto FONCYT Sustentabilidad<br />

del cultivo de arroz en Entre Ríos, dirigido por el<br />

Dr. René Benavídez. Quisiéramos agradecer a los<br />

integrantes de los equipos de trabajo de los mencionados<br />

Proyectos, además de las Ings. Silvia y Cristina<br />

Benintende de la FCA-UNER por las determinaciones<br />

de Microbiología de suelos.<br />

CAIRNS J. Jr. and B.R. NIEDERLEHNER 1993. Ecological function and resilience: neglected criteria for environmental<br />

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Universitario de Geología. Universidad de La Coruña, España. 277 p.<br />

19


TRÁFICO AGRÍCOLA EN SUELOS HÚMEDOS. PROPIEDADES<br />

EDÁFICAS AFECTADAS Y CONSECUENCIAS PARA LOS CULTIVOS<br />

Introducción<br />

Cualquier sistema de producción agrícola que<br />

desee ser sostenido en el tiempo debe conservar<br />

o mejorar la calidad del recurso suelo. De esta<br />

forma la calidad del mismo, entendida como el<br />

comportamiento en el cual sus funciones operan<br />

en óptimos niveles, constituye uno de los aspectos<br />

a considerar para evaluar la sustentabilidad<br />

de los sistemas productivos.<br />

Los trabajos demandados a los equipos agrícolas<br />

autopropulsados se realizan siempre sobre<br />

un sustrato deformable y dado que éstos necesariamente<br />

son pesados (para desarrollar trabajos<br />

de tracción), su tránsito trae como consecuencia<br />

la deformación de la estructura del suelo.<br />

La capacidad del suelo para brindar un soporte<br />

al tránsito y a los esfuerzos tractivos de los<br />

equipos agrícolas depende de su resistencia máxima<br />

al corte y la resistencia a la penetración.<br />

Tanto la deformación del suelo como la disminución<br />

de la resistencia mecánica a la penetración<br />

se ven favorecidas por los altos contenidos de<br />

humedad edáfica. Las moléculas de agua disminuyen<br />

la cohesión de los minerales del suelo al aumentar<br />

las distancias entre éstos, y permiten el<br />

20<br />

Precipitaciones [mm]<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

10<br />

20<br />

30<br />

40<br />

50<br />

60<br />

70<br />

80<br />

90<br />

100<br />

110<br />

120<br />

130<br />

Período de cosecha de<br />

los cultivos de verano<br />

en el centro oeste de<br />

Entre Ríos.<br />

140<br />

150<br />

160<br />

170<br />

180<br />

190<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Indelángelo N., Behr E. y De Carli R.<br />

AER Crespo. <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

estado de consistencia plástica en superficie.<br />

Debido a ello, la literatura específica es coincidente<br />

en que el contenido hídrico de los suelos es<br />

el factor de mayor influencia en el proceso de<br />

compactación debida al tráfico agrícola (Soane<br />

and Van Ouwerkerk, 1994).<br />

La compactación del suelo se define como el<br />

proceso por el cual sus partículas se reacomodan,<br />

se reduce el espacio poroso, y se incrementa la<br />

densidad del mismo (Soil Science Society of<br />

America, 1996). Esta pérdida del espacio poroso<br />

es acompañada por el endurecimiento de las capas<br />

del suelo. La compactación causada<br />

específicamente por el tránsito de las maquinarias<br />

agrícolas se caracteriza por una disminución<br />

de la porosidad en la zona transitada (que supera<br />

el 30% de la superficie de los lotes en planteos en<br />

siembra directa) y la formación de huellas superficiales<br />

(Hamza y Anderson, 2005).<br />

En el centro oeste de la provincia de Entre Ríos,<br />

donde las precipitaciones tienen una marcada concentración<br />

en las estaciones de primavera y otoño<br />

(Figura 1), y los suelos presentan texturas finas<br />

desde la superficie, la cosecha de los cultivos de<br />

verano suele realizarse en condiciones de saturación<br />

hídrica.<br />

200<br />

210<br />

220<br />

230<br />

Días desde el 1ro de enero<br />

Figura 1. Valores medios para las precipitaciones diarias (mm) en el centro oeste de Entre Ríos.<br />

240<br />

250<br />

260<br />

270<br />

280<br />

290<br />

300<br />

310<br />

320<br />

330<br />

340<br />

350<br />

360


En lotes con planteos agrícolas en siembra directa,<br />

suelen observarse luego de las tareas de<br />

cosecha los rastros de los equipos utilizados a tal<br />

efecto (Behr y De Carli, 2007). Los mismos delimitan<br />

en el lote zonas donde el ambiente edáfico<br />

no resulta el más favorable para el normal crecimiento<br />

de los cultivos.<br />

En el presente trabajo se presentan resultados<br />

de ensayos conducidos en lotes de trigo de las<br />

campañas 2006/07 y 2007/08 ubicados en la zona<br />

de influencia de la Agencia de Extensión Rural Crespo.<br />

En los mismos se evaluaron las consecuencias<br />

del tránsito de los equipos de cosecha en situaciones<br />

de saturación hídrica sobre algunas propiedades<br />

edáficas y sobre el rendimiento del cultivo de<br />

trigo implantado con posterioridad.<br />

Materiales y Métodos<br />

El ensayo realizado en la campaña 2006/07 se<br />

ubicó en un lote del ejido de la localidad de Crespo,<br />

con suelos Argiudoles vérticos levemente<br />

erosionados.<br />

Al momento de la implantación del cultivo del<br />

trigo se delimitaron las zonas de las huellas. Para<br />

determinar el rendimiento del cultivo en las zonas<br />

delimitadas, se cosecharon manualmente 20 muestras<br />

del cultivo, de 0.25 m 2 ²cada una, ubicadas en<br />

una transecta transversal al sentido de las huellas.<br />

El ensayo realizado en la campaña 2007/08 se<br />

ubicó sobre un suelo Argiudol vértico levemente<br />

erosionado perteneciente a la serie San Alfonso.<br />

En el lote se establecieron tres sitios de observación<br />

para la zona de la huella de los equipos de<br />

cosecha, y tres sitios para la zona de la entre huella.<br />

En cada uno de ellos se realizaron 10 muestreos<br />

de todas las variables analizadas, de modo de contar<br />

con 30 muestras para cada variable analizada.<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

Las propiedades edáficas analizadas en este<br />

segundo ensayo fueron la resistencia mecánica a<br />

la penetración (RMP, en KPa) mediante el empleo<br />

de un penetrógrafo digital con un cono de 30º° y<br />

a capacidad de campo, desde la superficie y hasta<br />

los 40 cm de profundidad; la densidad de suelo<br />

(Dap, g cm -3 ) por el método del cilindro (Forsythe,<br />

1975), en capas de 0 a 5 y de 5 a 10 cm de profundidad,<br />

y la disponibilidad de NO 3 - (Bremner, 1965)<br />

en los primeros 20 cm de profundidad del suelo.<br />

Para evaluar el impacto de las diferentes condiciones<br />

edáficas en el rendimiento del trigo, se<br />

tomaron 10 muestras de ¼ m 2 en cada una de las<br />

repeticiones y se determinaron los siguientes componentes<br />

del rendimiento: número de espigas por<br />

unidad de superficie, número de granos por unidad<br />

de superficie, y el peso de mil granos.<br />

Los rendimientos se expresaron en base seca<br />

(MS, kg/ha), a los efectos de corregir los diferentes<br />

contenidos de humedad de las muestras al<br />

momento de la cosecha.<br />

En ambos ensayos, las comparaciones de las<br />

medias para todas las variables se realizaron con<br />

el Test de Tukey (: 0,05), salvo para la RMP para<br />

la que utilizó LSD Fisher (: 0,05). En ambos casos<br />

se utilizó el programa estadístico InfoStat (Proyecto<br />

InfoStat, 2002).<br />

Resultados y Discusión<br />

La cosecha del cultivo de soja en la campaña<br />

2005/06 se realizó con una máquina equipada con<br />

una plataforma de 5.7 m de ancho y neumáticos<br />

convencionales de 23.1 x 30 pulgadas. Como resultado<br />

del paso de esta cosechadora se registraron<br />

huellas en el 20% de la superficie del lote.<br />

Se registraron diferencias significativas de rendimiento<br />

del cultivo de trigo de la campaña 2006/<br />

07 entre los tratamientos evaluados (Tabla 1).<br />

Tabla 1. Rendimiento del cultivo de trigo en las distintas zonas delimitadas por el tránsito de los equipos de cosecha.<br />

Campaña 2006/07.<br />

En la Tabla 2 se presentan los datos del análisis<br />

estadístico de los diferentes componentes del rendimiento<br />

analizados y el rendimiento del cultivo<br />

de trigo para las dos zonas edáficas definidas en<br />

la campaña 2007/08. La diferencia de rendimien-<br />

Tratamiento Rendimiento (kg/ha)<br />

Huella 2280 A<br />

Entre huella 3148 B<br />

Letras diferentes indican diferencias significativas (Tukey,: 0,05 )<br />

to se explica fundamentalmente por un mayor<br />

número de estructuras reproductivas (espigas) en<br />

la zona de la entre huella, lo cual resultó además<br />

en un mayor número de granos por unidad de<br />

superficie en esta zona.<br />

21


Tabla 2. Rendimiento y componentes del rendimiento de trigo en la campaña 2007/08.<br />

22<br />

Variable Zona de la huella Zona de entre huella<br />

<strong>Nº</strong> espigas/m² 477 B 575 A<br />

<strong>Nº</strong> granos/m² 8820 B 12381 A<br />

Peso de mil granos (g) 27,97 A 27,89 A<br />

Rendimiento (kg MS/ha) 2191 B 3092 A<br />

Letras diferentes indican diferencias significativas (Tukey,: 0,05).<br />

Varios autores mencionan una estrecha<br />

interacción entre las condiciones físicas del suelo y<br />

el crecimiento de las plantas (Tormena et al., 1998).<br />

Las raíces parecen disponer de mecanismos que<br />

detectan esas condiciones, enviando señales a la<br />

parte aérea de la planta, que controlan el crecimiento<br />

y la expansión foliar. Así, las plantas experimentarían<br />

un menor crecimiento en la zona de<br />

la huella, el cual arrojaría el menor número de espigas<br />

por superficie mencionado anteriormente.<br />

La caracterización del ambiente edáfico de la<br />

zona de la huella denota un importante desarreglo<br />

de la geometría del espacio poroso realizado<br />

por el tránsito en condiciones de saturación hídrica.<br />

Este se manifiesta fundamentalmente en un aumento<br />

de los valores de la resistencia mecánica a<br />

la penetración (RMP) desde la superficie y hasta<br />

los 15 cm de profundidad inclusive, los cuales fueron<br />

significativamente mayores a los registrados<br />

en la zona de la entre huella (Tukey, : 0,05).<br />

En coincidencia con los resultados encontrados,<br />

Pozzolo y Ferrari (2007), citando a Leiva y Hansen<br />

(1984) y a Senigagliese y Ferrari (1993), mencio-<br />

Profundidad (cm)<br />

0<br />

-5<br />

-10<br />

-15<br />

-20<br />

-25<br />

-30<br />

-35<br />

-40<br />

-45<br />

RMP (MPa)<br />

0 0,5 1 1,5 2 2,5 3<br />

huella<br />

entre huella<br />

Valores de RMP<br />

mayores a 2<br />

MPa en la zona<br />

de 5 a los 15<br />

cm de<br />

profundiad.<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

nan que los efectos del tránsito en siembra directa<br />

se manifiestan fundamentalmente en el estrato<br />

de 5 a 20 cm de profundidad. Wilson et al. (2006),<br />

también mencionan problemas en este estrato, y<br />

señalan que los valores máximos de RMP se registraron<br />

a los 12 cm de profundidad.<br />

Si bien las determinaciones se realizaron con<br />

una buena condición hídrica de los suelos (próxima<br />

a capacidad de campo) los valores obtenidos<br />

en la zona de la huella superan los mencionados<br />

por la literatura específica como limitantes del<br />

crecimiento radical de los cultivos (>2MPa), sobre<br />

todo en el estrato comprendido entre los 4 y 15<br />

cm de profundidad (Figura 2).<br />

Los valores medios de densidad de suelo (Tabla<br />

3) no resultaron significativamente mayores en<br />

la zona de la huella respecto de la zona de entre<br />

huella (Tukey, : 0,05). No obstante en este sector<br />

se presentaron los valores máximos para esta variable.<br />

En ambas zonas analizadas, a partir de los<br />

5 cm de profundidad se registraron valores medios<br />

significativamente mayores a los de la superficie<br />

(Tukey, 5%).<br />

Tratamiento Dap (g cm -3 Tabla 3. Valores medios de densidad aparente (Dap) en los estratos de 0 a 5 y de 5 a 10 cm de profundidad. Campaña<br />

2007/08.<br />

)<br />

Huella 5 -10 cm 1,44<br />

Huella 0 - 5 cm 1,21<br />

Entre huella 5 -10 cm 1,41<br />

Entre huella 0 - 5 cm 1,26<br />

Figura 2. Resistencia mecánica a la penetración (MPa) desde la superficie y hasta los 40 cm de profundidad. Campaña<br />

2007/08. Con línea continua se presentan los valores registrados en la zona de la huella, con línea discontinua los de<br />

la zona de la entre huella.


Consideraciones finales<br />

Las zonas compactadas por el tránsito en húmedo<br />

no resultan ambientes edáficos favorables<br />

para el crecimiento de los cultivos. La reducción<br />

significativa del rendimiento de los mismos en estas<br />

zonas pone en evidencia la magnitud del problema.<br />

Entre las prácticas sugeridas para enfrentar el<br />

Bibliografía<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

problema de la compactación se deben incluir<br />

aquellas que tiendan a minimizar los efectos adversos<br />

del tránsito, evitando situaciones extremas<br />

como la cosecha de los cultivos en suelos saturados.<br />

De esta manera, la compactación aparece<br />

como un problema a evitar, ya que resulta difícil<br />

encontrar la solución en una sola y simple práctica<br />

agronómica.<br />

BEHR E. y R. DE CARLI 2007. Impacto del tránsito del equipo de cosecha en el rendimiento del trigo. <strong>Actualización</strong><br />

técnica. Cultivos de Invierno. <strong>INTA</strong> EEA Paraná. Serie Extensión nº 42:71-73<br />

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INFOSTAT. 2002. InfoStat versión 1.1. Grupo InfoStat. Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad Nacional de<br />

Córdoba. Primera Edición. Editorial Brujas. Argentina.<br />

LEIVA P. y D. HANSEN 1984. Las resistencias mecánicas del suelo y el desarrollo radicular con distintos sistemas<br />

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Tomo 4: 181-185.<br />

POZZOLO O. y H. FERRARI. 2007. El tránsito de maquinarias y la compactación de los suelos en siembra directa. En<br />

<strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre Ríos. Caviglia, O.P., Paparotti, O.F., Sasal, M.C. (Eds.) Ediciones <strong>INTA</strong>. p. 75-80<br />

SOANE B.D. and C. VAN OUWERKERK (Eds.) 1994. Soil Compactation in Crop Production. Developments in <strong>Agricultura</strong>l<br />

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TORMENA C.A., SILVA A.P. y P.L. LIBARDI 1998. Caracterizaçao do intervalo hidrico ótimo de un latossolo roxo sob<br />

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WILSON M.G., PAPAROTTI O.F., PAZ GONZÁLEZ A. y F. DÍAZ UCHA 2006. Ecuaciones de ajuste entre la resistencia a la<br />

penetración y el contenido hídrico en un lote en siembra directa. XX Congreso Argentino de la Ciencia del<br />

Suelo. Salta. Trabajo en CD.<br />

23


24<br />

EFECTO DEL RIEGO COMPLEMENTARIO CON AGUA<br />

BICARBONATADA SÓDICA SOBRE ALGUNAS PROPIEDADES<br />

DE UN MOLISOL BAJO SIEMBRA DIRECTA<br />

Introducción<br />

Novelli L.E. 1 , Gabioud E. 1 , Wilson M.G. 1,2 , Sasal M.C. 2 , Caviglia O. 1,2 , Barbagelata P. 1,2 y Boschetti N.G. 1<br />

Ante el crecimiento continuo en la demanda<br />

de alimentos a nivel mundial y la fuerte presión<br />

sobre la superficie agrícola, el riego surge como<br />

una herramienta que permite potencializar y estabilizar<br />

los rendimientos de los cultivos. Sin embargo,<br />

la calidad del agua utilizada para riego, en<br />

especial la de origen subterráneo, podría afectar<br />

negativamente algunas propiedades edáficas que<br />

influyen sobre el desarrollo de los cultivos, ya que<br />

normalmente suele presentar un alto contenido<br />

de sales y/o de sodio disuelto (Caviglia y Paparotti,<br />

2000).<br />

Los sistemas de siembra directa (SD) han demostrado<br />

promover el aumento de carbono orgánico<br />

(CO) en muchos agrosistemas, cuando la<br />

productividad y el ingreso de CO no están<br />

adversamente afectados (Andriulo et al., 2001).<br />

Asimismo, la acumulación de CO tiende a manifestarse<br />

en los primeros centímetros del perfil del<br />

suelo, ya que al quedar los rastrojos en superficie<br />

y no ser incorporados por las labranzas, se ha<br />

modificado el patrón de deposición de dicho CO<br />

(Puricelli et al., 2001).<br />

Un indicador sensible que puede representar<br />

tendencias a la degradación o recuperación de los<br />

suelos es la estabilidad de agregados (Doran y<br />

Parkin, 1994), la cual puede verse afectada por el<br />

manejo, ya sea laboreos, rotación de cultivos, rie-<br />

Tabla 1. Caracterización físico-química del agua para riego.<br />

CE µScm -1 Ca +2 + Mg +2 mgl -1<br />

pH Na + mgl -1<br />

1 FCA - UNER<br />

2 Grupo Recursos Naturales y Factores Abióticos. <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

go y otras prácticas agronómicas (Benavídez y<br />

Wilson, 2006). La metodología de estabilidad de<br />

agregados propuesta por Le Bissonnais et al.<br />

(2002), mediante sus tres pretratamientos, pretende<br />

mostrar el efecto de diferentes agentes de<br />

desagregación ante situaciones particulares de<br />

manejo.<br />

El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto<br />

del riego complementario utilizando agua de<br />

origen subterráneo, bicarbonatada sódica, sobre<br />

algunas propiedades edáficas en un Molisol bajo<br />

sistema de siembra directa.<br />

Materiales y Métodos<br />

Las mediciones se llevaron a cabo en la EEA<br />

Paraná del <strong>INTA</strong> en un suelo Argiudol ácuico serie<br />

Tezanos Pinto. Se evaluaron dos lotes bajo 10 años<br />

de SD, uno regado mediante un equipo de pivot<br />

central (R) y otro de secano (NR). En la Tabla 1 se<br />

presenta el análisis físico-químico del agua de riego<br />

de origen subterráneo (bicarbonatada sódica).<br />

La lámina de riego aplicada en los primeros<br />

cuatro años de cultivo fue de 180 mm anuales. Sin<br />

embargo, en los años posteriores el riego fue discontinuo<br />

y sólo se regaron en los años 2006 y 2007<br />

aproximadamente 50 mm anuales. La secuencia de<br />

cultivos en ambos lotes fue trigo/soja – maíz.<br />

Cl -1 mgl -1 CO 3 H - mgl -1 RAS RAS ajust.<br />

Oro Verde 7,17 1810 166,9 264,5 136,5 486,3 7,14 17,15<br />

En septiembre del 2007 se tomaron muestras<br />

compuestas de suelo con pala de punta en tres<br />

lugares diferentes de cada lote y en tres profundidades<br />

(0 - 5 cm, 5 - 15 cm y 15 - 30 cm). Se determinó<br />

densidad aparente (Dap) mediante el método del<br />

cilindro, contenido de carbono orgánico total (C)<br />

y nitrógeno total (N) utilizando un autoanalizador<br />

LECO, contenido de sodio de intercambio (CSI)<br />

por el método de fotometría de llama. Para las<br />

dos primeras profundidades de suelo se determinó<br />

estabilidad de agregados por el método Le<br />

Bissonnais et al. (2002). Para éste último análisis,<br />

se tomó como indicador a los valores de diámetro<br />

medio ponderado (DMP) para los<br />

pretratamientos de estallido, disgregación mecánica<br />

(previa humectación en etanol) y capilaridad,


además del porcentaje de agregados mayores a 2<br />

mm, obtenidos luego de cada uno de los<br />

pretratamientos mencionados anteriormente.<br />

Tabla 2. Caracterización de la condición inalterada.<br />

Condición<br />

inalterada<br />

Prof.<br />

(cm)<br />

% N % C<br />

Dap<br />

(g/cm 3 )<br />

CSI<br />

(cmolckg - 1 )<br />

Estallido Disgregación<br />

mecánica<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

DMP % agregados >2mm<br />

Capilaridad Estallido Disgregación<br />

mecánica Capilaridad<br />

0-5 0,235 2,87 1,05 0,364 1,2 2,9 1,9 21,2 79,3 39,6<br />

5-15 0,141 1,71 1,25 0,309 0,9 2,6 1,4 10,8 65,5 24,7<br />

15-30 0,110 1,51 1,32 0,258<br />

Con los datos obtenidos, se realizó un ANOVA<br />

de los factores: riego y profundidad. Se utilizó el<br />

procedimiento GLM del paquete estadístico SAS<br />

(SAS Institute 1985) y las medias fueron comparadas<br />

con el test de Diferencias Mínimas Significativas<br />

(LSD) al 5%.<br />

Tabla 3. Valores medios y análisis estadísticos (ANOVA) de los datos.<br />

SD<br />

R<br />

NR<br />

Prof.<br />

(cm)<br />

Dap<br />

(g/cm 3 )<br />

% C % N<br />

CSI<br />

(cmolcKg -1 )<br />

Se caracterizó la condición inalterada (Tabla<br />

2) con la finalidad de tomarla como referencia.<br />

Resultados y Discusión<br />

En la Tabla 3 se muestran los resultados estadísticos<br />

de los datos analizados.<br />

% agregados > 2mm<br />

Estallido<br />

Disgregación<br />

Capilaridad<br />

mecánica<br />

Estallido Disgregación<br />

DMP (mm)<br />

Capilaridad<br />

mecánica<br />

0-5 1,412 aA 2,300 aA 0,174 aA 0,414 aA 0,495 aA 2,029 aA 0,768 aB 2,284 aB 25,029 bB 4,006 aB<br />

5-15 1,476 aA 1,530 bA 0,116 bA 0,556 aA 0,328 aA 1,796 aB 0,534 bA 1,109 aA 47,508 aA 1,908 aA<br />

15-30 1,404 aA 1,443 bA 0,100 cB 0,603 aA - - - - - -<br />

0-5 1,119 bB 2,373 aA 0,208 aA 0,248 aB 0,624 aA 1,916 bA 0,993 aA 6,615 aA 41,653 bA 13,956 aA<br />

5-15 1,364 aB 1,713 bA 0,141 bA 0,244 aB 0,412 bA 2,339 aA 0,636 bA 1,134 bA 55,831 aA 2,959 bA<br />

15-30 1,349 aA 1,553 bA 0,121 bA 0,208 aB - - - - - -<br />

Letras diferentes indican diferencias significativas (LSD 5%), minúsculas entre profundidades dentro de una misma<br />

situación y mayúsculas entre situaciones a una misma profundidad.<br />

Con respecto a la situación inalterada, se observó<br />

que las situaciones en SD tuvieron menores<br />

valores medios de C y N para la profundidad de 0-<br />

5 cm. Las Dap fueron mayores y los diferentes diámetros<br />

medios ponderados de agregados menores<br />

en la totalidad de las profundidades analizadas<br />

en ambas situaciones en producción (Tablas 2<br />

y 3).<br />

Se observaron diferencias significativas en la<br />

Dap entre las situaciones bajo riego y secano para<br />

las profundidades de 0-5 cm y 5-15 cm y no en 15-<br />

30 cm. Sin embargo, al analizar cada situación por<br />

separado, no se encontraron diferencias por densidad<br />

en el lote bajo riego en ninguna profundidad<br />

y si en la situación sin riego donde la profundidad<br />

de 0-5 cm presentó valores más bajos de<br />

densidad de suelo. El C y N no presentaron diferencias<br />

significativas para las situaciones analizadas<br />

a excepción de N de 15-30 cm, aunque si existió<br />

una mayor concentración de estos elementos<br />

en los primeros centímetros de perfil al analizar<br />

cada situación por separado.<br />

En lo referente al CSI, existió una diferencia<br />

significativa entre las situaciones de riego y secano<br />

en todas las profundidades, aunque estas diferencias<br />

desaparecieron al realizar el análisis en<br />

cada situación por separado. Si bien no se observó<br />

diferencia en CSI bajo riego en las profundida-<br />

des analizadas, sí se aprecia una tendencia de aumento<br />

de concentración del sodio de intercambio<br />

con el aumento en la profundidad. Este comportamiento<br />

podría ser el resultado, por un lado<br />

del lavado del sodio por efecto de las lluvias y por<br />

el otro por la escasa lámina de riego aplicada en<br />

los últimos años.<br />

Del análisis de estabilidad de agregados cabe<br />

destacar que el DMP del pretratamiento por capilaridad<br />

permitió diferenciar las distintas situaciones<br />

en 0-5 cm (0.993 mm y 0.768 mm para secano<br />

y riego, respectivamente). El DMP del<br />

pretratamiento de disgregación mecánica mostró<br />

diferencias significativas en la profundidad de 5-<br />

15 cm (2.339 mm y 2.029 mm, para secano y riego<br />

respectivamente). El porcentaje de agregados<br />

mayores a dos milímetros, para los tres<br />

pretratamientos logró diferenciar la situación riego<br />

y secano sólo para los 5 cm superficiales, con<br />

valores superiores en la situación de secano. Sin<br />

embargo, para la profundidad de 5-15 cm, no se<br />

registraron diferencias significativas.<br />

En la Figura 1 se observa una correlación positiva<br />

y significativa al 5 % entre el Dap y CSI (r=<br />

0,561; n= 18). Este aumento en la densidad podría<br />

deberse a que el sodio provoca la dispersión de la<br />

arcilla y la materia orgánica provocando el colapso<br />

de los poros, disminuyendo así la porosidad<br />

25


total. En consecuencia, se restringe el movimiento<br />

de agua y gases, pudiendo aumentar la resistencia<br />

del suelo cuando se seca (Barzegar et al., 1997).<br />

Las Figuras 2a y 2b muestran una correlación negativa<br />

y significativa (r= 0,58 n= 12; r=0,56 n= 12,<br />

respectivamente) entre el porcentaje de agregados<br />

mayores a dos milímetros y el CSI y a su vez el<br />

DMP del pretratamiento de capilaridad en función<br />

del CSI. Esto indicaría que dicho pretratamiento<br />

podría explicar la influencia del sodio de intercambio<br />

sobre la estabilidad de agregados ya que durante<br />

el proceso de humectación, la dispersión de<br />

los coloides está controlada por la naturaleza y<br />

distribución de los cationes de cambio (Emerson,<br />

1967; Summer, 1992).<br />

26<br />

Dap<br />

(g/cm3)<br />

1,60<br />

1,50<br />

1,40<br />

1,30<br />

1,20<br />

1,10<br />

1,00<br />

0,90<br />

0,80<br />

0,00 0,20 0,40 0,60 0,80<br />

CSI (cmolckg -1 )<br />

Figura 1. Relación entre el contenido de sodio de intercambio y la densidad del suelo.<br />

DMP<br />

capilaridad (mm)<br />

2,00<br />

1,80<br />

1,60<br />

1,40<br />

1,20<br />

1,00<br />

0,80<br />

0,60<br />

0,40<br />

0,20<br />

0,00<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

No se observaron diferencias significativas para<br />

el C y el DMP de pretratamiento de estallido en<br />

las profundidades analizadas entre ambas situaciones<br />

de manejo. En efecto, se visualizó una correlación<br />

significativa entre ambas variables y del<br />

C con el porcentaje de agregados mayores a dos<br />

milímetros (r= 0,80 n= 12; r= 0,66 n= 12, respectivamente),<br />

lo que indicaría el efecto del C en la<br />

estabilidad de los agregados (Figura 3a y 3b). Por<br />

otra parte, posiblemente la escasa diferencia en<br />

los niveles de C de ambas situaciones de manejo<br />

se debe a que las láminas de riego utilizadas fueron<br />

insuficientes para obtener diferencias considerables<br />

en aportes de C al suelo. Para el<br />

pretratamiento de disgregación mecánica no se<br />

observaron correlaciones significativas.<br />

16<br />

a b<br />

14<br />

0,00 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 0,60 0,70<br />

CSI (cmolckg -1 )<br />

% > 2 m m<br />

capilaridad<br />

12<br />

10<br />

8<br />

6<br />

4<br />

2<br />

0<br />

0,00 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 0,60 0,70<br />

CSI (cmolckg -1 )<br />

Figura 2. Relación entre la estabilidad de agregados, pretratamiento capilaridad y el contenido de sodio de intercambio,<br />

donde a) diámetro medio ponderado y b) % agregados > 2 mm.<br />

DMP<br />

estallido (mm)<br />

2,00<br />

1,80<br />

1,60<br />

1,40<br />

1,20<br />

1,00<br />

0,80<br />

0,60<br />

0,40<br />

0,20<br />

a<br />

0,00<br />

0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50 3,00<br />

% C<br />

%>2mm<br />

estallido<br />

10<br />

9<br />

8<br />

7<br />

6<br />

5<br />

4<br />

3<br />

2<br />

b<br />

1<br />

0<br />

0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50 3,00<br />

Figura 3. Relación entre la estabilidad de agregados, pretratamiento estallido y el contenido de carbono orgánico<br />

total, donde a) diámetro medio ponderado y b) % agregados > 2 mm.<br />

% C


Conclusiones<br />

Se observó el aumento significativo del contenido<br />

de sodio de intercambio al utilizar para el<br />

riego agua de origen subterráneo, bicarbonatada<br />

sódica, destacando su aumento en profundidad.<br />

No se observaron diferencias significativas en<br />

C y N para ambas situaciones de manejo, aunque<br />

sí existió una mayor concentración de ambos elementos<br />

en la profundidad de 0-5 cm, al analizar<br />

cada situación por separado con respecto a las<br />

demás profundidades.<br />

Existieron diferencias significativas en CSI y Dap<br />

entre ambas situaciones analizadas, las que se<br />

correlacionaron positiva y significativamente.<br />

El DMP del pretratamiento de capilaridad per-<br />

Bibliografía<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

mitió diferenciar ambas situaciones de manejo en<br />

la profundidad de 0-5 cm, presentando correlación<br />

positiva con el CSI. Se detectó correlación<br />

positiva entre la estabilidad de agregados<br />

pretratamiento estallido con C.<br />

El análisis del porcentaje de agregados mayores<br />

a dos milímetros, para los tres pretratamientos<br />

en la profundidad de 0-5 cm, diferenció las situaciones<br />

de manejo con valores mayores en la situación<br />

de secano.<br />

Agradecimientos<br />

Este trabajo se realizó gracias a los aportes del<br />

PICTO <strong>Nº</strong> 30676, BID 1728/OC-AR, ANCYT-UNER<br />

(PID UNER <strong>Nº</strong> 2121) y el Proyecto Regional CRER<br />

<strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre Ríos.<br />

ANDRIULO A., SASAL M.C. y M.L. RIVERO. 2001. Los sistemas de producción conservacionistas como mitigadores de<br />

la pérdida de carbono orgánico edáfico. En Siembra Directa II. Panigatti, Marelli y Buschiazzo (Eds.). p. 17-28<br />

BENAVÍDEZ R. y M.G. WILSON 2006. Estabilidad estructural en suelos arroceros. En El arroz. Su cultivo y sustentabilidad<br />

en Entre Ríos. Tomo II. Ed. Universidad Nacional de Entre Ríos y Ediciones de la Universidad Nacional del<br />

Litoral. Director de obra René Benavidez. p. 527-545. ISBN 950-698-167-1<br />

BARZEGAR A.R., NELSON P.N., OADES J.M. and P. RENGASAMY 1997. Organic matter, sodicity, and clay type: influence<br />

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CAVIGLIA O.P. y O.F. PAPAROTTI 2000. Efecto del uso de aguas de riego de calidad dudosa sobre algunas propiedades<br />

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LE BISSONAIS Y., DUVAL O. et H. GAILLARD 2002. Mesure de la stabilité de sols pour l´évaluation de la sensibilité à la<br />

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27


EFECTO DEL SISTEMA DE LABRANZA SOBRE EL SECUESTRO DE C<br />

Y LA AGREGACIÓN DEL SUELO EN UN VERTISOL DE ENTRE RÍOS<br />

Introducción<br />

28<br />

Fabrizzi K. P. 1 , Barbagelata P. A. 2 , Melchiori R.J.M. 2 y Rice Ch. W. 3<br />

1 Departamento de Agua, Clima y Suelos, Universidad de Minnesota, USA.<br />

2 <strong>INTA</strong> EEA Paraná.<br />

3 Microbiología de Suelos, Departamento de Agronomía, Universidad del Estado de Kansas, USA.<br />

La concentración de dióxido de carbono (CO 2 ),<br />

metano (CH 4 ) y oxido nitroso (N 2 O) en la atmósfera<br />

se ha incrementado notablemente en las últimas<br />

décadas (Lal, 1999), y asociado con esto la<br />

preocupación por su efecto sobre los cambios<br />

climáticos y las posibles consecuencias sobre la<br />

agricultura. La agricultura puede cumplir un rol<br />

importante en tratar de atenuar el incremento<br />

atmosférico de los gases de efecto invernadero<br />

por ser una fuente o un reservorio de estos gases.<br />

La gran expansión agrícola y la creciente adopción<br />

de sistemas de labranzas conservacionistas<br />

como la siembra directa en Argentina y otros países<br />

del cono sur, hacen del potencial de secuestro<br />

de carbono (C) en sistemas agrícolas una alternativa<br />

interesante a desarrollar, como una estrategia<br />

viable en el corto plazo para atenuar las emisiones<br />

de C hasta que nuevas tecnologías sean<br />

desarrolladas en el futuro (Post et al., 2004).<br />

El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto<br />

de dos sistemas de labranza sobre el C y la<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

agregación del suelo, así como también sobre algunos<br />

indicadores biológicos en un suelo Vertisol<br />

de la provincia de Entre Ríos.<br />

Materiales y Métodos<br />

El ensayo está ubicado en la Estación Experimental<br />

Paraná del <strong>INTA</strong>, Entre Ríos (31º 50’ 07" S,<br />

60º 32’ 19" W), sobre un suelo Vertisol, serie Febré<br />

(familia "muy fina, montmorillonítica, ligeramente<br />

alcalina, térmica" de los Cromudertes árgicos). Este<br />

experimento fue iniciado en 1997 bajo una rotación<br />

trigo/soja-maíz para evaluar en el largo plazo<br />

el efecto de dos sistemas de labranzas: labranza<br />

reducida (LR) y siembra directa (SD). Las labranzas<br />

consistieron en una a tres pasadas de disco o<br />

cincel. Los tratamientos se encuentran<br />

aleatorizados en un diseño en bloques completo<br />

con tres repeticiones. El tamaño de la unidad experimental<br />

es de 280 m 2 (40 x 7 m).<br />

En la Tabla 1 se muestran los resultados de<br />

características químicas y texturales del suelo<br />

Vertisol a los 8 años de implementados los tratamientos<br />

de labranzas evaluados.<br />

Tabla 1. Características generales del suelo Vertisol a los 8 años de implementados los tratamientos de labranzas.<br />

pH Bray-P Ca 2+<br />

K +<br />

Mg 2+<br />

..……..……mg kg -1 ……..……<br />

Na +<br />

CIC Arena Limo Arcilla<br />

cmol (+)<br />

kg -1<br />

………%………….<br />

Lab. Reducida 7.5 29.3 7011 804 374 24.3 41.2 8 49 43<br />

Siembra Directa 7.4 35.8 6290 994 389 11.6 43.3 8 49 43<br />

Se tomaron muestras de suelo a 0-5, 0-15 y 15-<br />

30 cm de profundidad (durante el mes de agosto<br />

de 2005) en los dos tratamientos de labranzas y<br />

en un sitio sin disturbar. El sitio sin disturbar se<br />

caracterizó por la presencia de pastos nativos. Se<br />

determinó carbono orgánico (C orgánico) y nitrógeno<br />

total (N total) en suelo, la agregación del<br />

suelo mediante la separación de cuatro fraccio-<br />

nes que abarcaron tamaños de agregados de 20 a<br />

53, 53 a 250, 250 a 2000 y mayores a 2000 µm, la<br />

biomasa microbiana y la presencia de hongos,<br />

bacterias y actinomicetes (para los dos sistemas<br />

de labranza evaluados). Los resultados se analizaron<br />

estadísticamente mediante análisis de variancia<br />

y test de separación de medias (LSD, =0.05).


Resultados y Discusión<br />

En la Tabla 2 se presentan los resultados de C y<br />

N en el suelo. Los resultados indican que después<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

de 8 años de comparación de sistemas hay un<br />

mayor contenido de C y N del suelo bajo SD que<br />

bajo LR en los primeros cm del suelo, sin diferencias<br />

a mayores profundidades.<br />

Tabla 2. Contenido de carbono orgánico del suelo y nitrógeno total bajo labranza reducida y siembra directa en un<br />

Vertisol.<br />

C orgánico N total<br />

0-5 cm 0-15 cm 15-30 cm 0-5 cm 0-15 cm 15-30 cm<br />

………….Mg C ha –1 ………… …..………Mg N ha –1 …………..<br />

Lab. Reducida 12.2 b 31.7 a 22.1 a 0.85 b 2.25 a 1.62 a<br />

Siembra Directa 15.2 a 30.9 a 22.3 a 1.09 a 2.10 a 1.63 a<br />

Las labranzas afectan la dinámica de la MO del<br />

suelo. Las pérdidas de MO bajo labranza convencional<br />

pueden ser atribuidas a una reducción de la<br />

agregación y a un incremento en la descomposición<br />

de la MO por la disrupción de los agregados<br />

(Six et al., 1998). Por lo tanto, la adopción de labranzas<br />

conservacionistas incrementaría la agregación<br />

del suelo y favorecería un aumento del C<br />

en el suelo, reduciendo las emisiones de CO 2 a la<br />

atmósfera. Debido a la creciente importancia que<br />

se le ha dado a los suelos agrícolas como potencial<br />

estrategia para secuestrar C y atenuar las emisiones<br />

de CO 2 , es necesario comprender los procesos<br />

y mecanismos que controlan los niveles de C<br />

-1<br />

g C 100 g suelo<br />

1.40<br />

1.20<br />

1.00<br />

0.80<br />

0.60<br />

0.40<br />

0.20<br />

0.00<br />

a a b<br />

del suelo.<br />

En la Figura 1 se reporta el efecto de los sistemas<br />

de labranzas en la agregación del suelo y el C<br />

asociado con cada fracción de agregados, en comparación<br />

a los contenidos determinados sobre<br />

muestras de suelo obtenidas en un área sin<br />

disturbar (pradera natural). La siembra directa<br />

incrementó la proporción de macroagregados (><br />

250 µm) en comparación con la labranza reducida.<br />

En resumen, la adopción de la siembra directa<br />

mejoró la agregación y la cantidad de C que puede<br />

acumularse bajo las condiciones en que se llevó<br />

a cabo este estudio.<br />

Figura 1. Distribución del carbono en los distintos tamaños de agregados bajo labranza reducida (LR), siembra directa<br />

(SD) y área sin disturbar (Pradera) en un suelo Vertisol.<br />

Bajo las condiciones de este experimento, al<br />

momento de muestreo se encontró una mayor<br />

biomasa microbiana en siembra directa que bajo<br />

labranza reducida (Fig. 2a). También se encontró<br />

LR SD Pradera natural<br />

b<br />

a<br />

c<br />

20-53 53-250 250-2000 >2000<br />

Fracción de tamaño de agregados (um)<br />

b<br />

a<br />

a<br />

c<br />

b<br />

a<br />

una mayor proporción de indicadores de hongos<br />

y bacterias Gram+ bajo SD que bajo LR (Fig. 2b),<br />

lo cual podría en parte explicar el incremento en<br />

el C del suelo bajo siembra directa.<br />

29


Figura 2. Biomasa microbiana (a) y proporción de indicadores de hongos, bacterias y actinomicetes (b) bajo labranza<br />

reducida(LR) y siembra directa (SD) en un suelo Vertisol.<br />

Consideraciones Finales<br />

Los resultados obtenidos muestran que en el<br />

sistema de siembra directa se observó una mayor<br />

acumulación de C, especialmente en los primeros<br />

Bibliografía<br />

30<br />

a<br />

b<br />

-1<br />

nmol (indicador PLFA) g suelo<br />

-1<br />

Biomasa total (nmol PLFA g suelo )<br />

18<br />

16<br />

14<br />

12<br />

10<br />

8<br />

6<br />

4<br />

2<br />

0<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

b a<br />

LR SD<br />

LR SD<br />

a a<br />

Hongos Actinomicetes Bacterias Gram+ Bacterias Gram-<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

centímetros de suelo, una mayor agregación del<br />

suelo, una mayor proporción de agregados grandes,<br />

y una mayor proporción de hongos, es decir,<br />

una mejor calidad del suelo, comparado con el<br />

sistema de labranza reducida.<br />

LAL R., FOLLETT R.F., KIMBLE J. and C.V. COLE 1999. Managing US cropland to sequester carbon in soil. J. Soil Water<br />

Consev. 54:374-381<br />

POST W.M., IZAURRALDE R.C. , JASTROW J.D., MCCARL B.A., AMONETTE J.E., BAILEY V. L., JARDINE P.M., WEST T.O.<br />

and J. ZHOU 2004. Enhancement of soil carbon sequestration in the US soils. Bio Science 54(10):895-908<br />

SIX J., ELLIOT E.T., PAUSTIAN K. and J.W. DORAN 1998. Aggregation and soil organic matter accumulation in cultivated<br />

and native grassland soils. Soil Sci. Soc. Am. J. 65:1367-1377<br />

b<br />

a<br />

a<br />

a


Introducción<br />

EFECTO DE ROTACIONES SOBRE LA CALIDAD DE SUELOS<br />

ARROCEROS DE ENTRE RÍOS<br />

La expansión de la agricultura a partir de la<br />

década de los 90, impulsada por los precios de los<br />

granos, produjo cambios importantes en los sistemas<br />

productivos de Entre Ríos, en especial en las<br />

zonas arroceras del este y norte de la provincia.<br />

En una primera etapa, hasta 1998, se incrementó<br />

la proporción de arroz en la rotación, pasando de<br />

uno o dos cultivos de arroz seguidos por cinco o<br />

más años de campo natural y rotaciones de un<br />

año de arroz y cuatro años de pastura polifítica a<br />

dos o más años de arroz seguidos y arroz-raigrásarroz.<br />

A partir del 2000 el cultivo se soja se difundió<br />

a las zonas tradicionalmente ganaderasarroceras<br />

predominando la secuencia arroz-soja<br />

(De Battista et al., 2001). En los últimos años se<br />

profundizó el proceso con la expansión del cultivo<br />

de soja, tanto por los productores locales como<br />

de empresas de otras regiones que alquilan campos<br />

en la zona, lo que provocó una importante<br />

disminución y en muchos casos la desaparición de<br />

las pasturas de la rotación. Este nuevo escenario<br />

planteó interrogantes sobre la sustentabilidad<br />

ecológica, económica y social de los sistemas productivos<br />

basados en cultivos regionales como el<br />

arroz.<br />

Ante esta situación, la Fundación Proarroz se<br />

hizo eco de la inquietud de productores y profe-<br />

De Battista J. 1 , Benintende M. 2 , Benintende S. 2 , Arias N. 1 ,<br />

Wilson M. 2, 3 , Cerana J. 2 , Rodríguez H. 4 y Muller H. 5<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

1 <strong>INTA</strong> EEA C. del Uruguay<br />

2 FCA-UNER<br />

3 <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

4 <strong>INTA</strong> AER San Salvador<br />

5 Actividad privada<br />

sionales por contar con referencias locales sobre<br />

las modificaciones en las propiedades de los suelos<br />

bajo distintas secuencias de cultivos,<br />

implementando un campo experimental de rotaciones<br />

en San Salvador. Se elaboró un proyecto a<br />

largo plazo con el objetivo de estudiar la evolución<br />

de las propiedades físicas, químicas y biológicas<br />

del suelo con diferentes rotaciones, seleccionar<br />

indicadores de calidad de suelo y elaborar criterios<br />

de manejo con el fin de planificar un uso<br />

sustentable del mismo.<br />

En esta comunicación se presenta la evolución<br />

de los parámetros químicos y biológicos del suelo<br />

luego de dos ciclos de rotaciones iniciadas en la<br />

campaña 1999-2000.<br />

Materiales y Métodos<br />

El campo experimental de rotaciones se<br />

implementó en un lote típico de la zona en el que<br />

predomina la serie de suelos Don Guillermo<br />

(Peluderte árgico) con escaso uso agrícola y que<br />

permaneció como campo natural los quince años<br />

previos al primer cultivo de arroz en la campaña<br />

1999/00 en todo el lote. A partir de esa campaña<br />

se dividió en cuatro lotes, implementándose las<br />

siguientes rotaciones:<br />

Campaña<br />

Lote 1<br />

(AS)<br />

Lote 2<br />

(ASMS)<br />

Lote 3<br />

(AA)<br />

Lote 4<br />

(AP)<br />

1999/00 Arroz Arroz Arroz Arroz<br />

2000/01 Soja Soja Arroz Moha-Pradera<br />

2001/02 Arroz Maíz Arroz Pradera<br />

2002/03 Soja Soja Arroz Pradera<br />

2003/04 Arroz Arroz Arroz Arroz<br />

2004/05 Soja Soja Arroz Pradera<br />

2005/06 Arroz Maíz Arroz Pradera<br />

2006/07 Soja Soja Arroz Pradera<br />

2007/08 Arroz Arroz Arroz Arroz<br />

31


En el invierno siguiente a cada campaña de<br />

cultivo se tomaron muestras del horizonte superficial<br />

(0-15 cm) y se analizaron algunos parámetros<br />

químicos: contenido de materia orgánica, nitrógeno<br />

total, fósforo disponible y cationes intercambiables.<br />

Al final de cada ciclo de rotación, cada<br />

cuatro años se realizan evaluaciones físicas: estabilidad<br />

de agregados, porosidad y resistencia a la<br />

penetración, y biológicas: carbono y nitrógeno de<br />

la biomasa microbiana (CBM y NBM).<br />

Generalmente los lotes en rotación agrícola se<br />

laborean anualmente. En el lote de monocultivo<br />

de arroz el laboreo es más intenso que en los otros,<br />

ya que luego del cultivo de arroz se requieren varias<br />

labores para eliminar las taipas y huellas, emparejar<br />

el micro relieve y preparar una correcta<br />

cama de siembra. Normalmente se utiliza un disco<br />

pesado y dos pasadas de rastra de discos liviana,<br />

rastrón y el taipero para la construcción de taipas.<br />

Cuando fue necesario laborear luego de soja o<br />

maíz, por haber dejado huellas durante la cosecha,<br />

se realizó una sola pasada de rastra de discos<br />

liviana y rastrón. Solamente dos años se logró sembrar<br />

el arroz sobre el rastrojo de soja, laboreando<br />

sólo la zona de construcción de taipas. En el lote 2<br />

el maíz 2005 se realizó en siembra directa sobre<br />

soja. La fertilización de los cultivos se realizó de<br />

acuerdo con las pautas regionales. Se aplicaron<br />

entre 9 y 15 kg de P/ha a todos los cultivos, y<br />

32<br />

MO (%)<br />

5<br />

4,5<br />

4<br />

3,5<br />

3<br />

2,5<br />

2<br />

Ar-Sj Ar-Sj-Mz-Sj<br />

Ar-Ar Ar-PP3<br />

2000 2002 2004 2006 2008<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

entre 40 y 60 kg de N/ha en arroz y maíz. La pastura<br />

sólo recibió fertilización fosfatada en la implantación<br />

y no se fertilizó con nitrógeno. En el<br />

invierno 2007 se laboreó toda la superficie del<br />

ensayo, se construyeron las taipas para el cultivo<br />

de arroz y se realizó el muestreo de suelos.<br />

Resultados<br />

Figura 1. Evolución de la materia orgánica en las diferentes rotaciones.<br />

Los aportes de rastrojo en las rotaciones agrícolas<br />

fueron en promedio 6,08, 4,39 y 4,08 t/ha/<br />

año para Ar-Ar, Ar-Sj y Ar-Sj-Mz-Sj, respectivamente.<br />

El bajo aporte de la rotación con maíz se debe<br />

a que en los dos años en que se realizó este cultivo<br />

el crecimiento estuvo muy limitado por déficit<br />

Materia orgánica (MO)<br />

Al iniciarse el uso agrícola del lote se produjo<br />

una brusca disminución en el contenido de MO.<br />

Las rotaciones arroz-pastura y arroz-soja mostraron<br />

similar comportamiento hasta el 2004, con<br />

valores estables cercanos a 4,2 %. A partir de 2005<br />

en la rotación arroz-pastura (Ar-PP3) aumentó el<br />

contenido de MO, llegando en el 2006 al valor<br />

inicial, 4.7 %.<br />

En 2007 todos los tratamientos mostraron una<br />

disminución asociada al efecto del laboreo para<br />

la preparación del suelo para arroz (Figura 1). Luego<br />

de dos ciclos, las rotaciones agrícolas muestran<br />

un contenido significativamente (p


Tabla 1. Contenido de materia orgánica (%) en diferentes rotaciones. Año 2007.<br />

Variable Ar-PP3 A r-Sj A r-Sj-Mz-Sj Ar-Ar<br />

MO (%) 4,53 a 3,75 b 3,62 b 3.49 b<br />

N total (%) 0,223 a 0,195 b 0,191 b 0,171 b<br />

P disp (ppm) 5,5 c 12,8 a 10,1 ab 9,4 b<br />

K intercb (mg) 25,6 bc 28,6 a 23,5 c 6,55 a<br />

Na intercb (mg) 17,0 c 27,5 b 18,8 c 50,1 a<br />

pH 5,85 b 6,55 a 6,03 b 6,73 a<br />

En filas letras diferentes indican diferencias significativas (p


Esta evolución está asociada a la historia de<br />

fertilización. Las rotaciones agrícolas recibieron<br />

entre 9 y 15 kg de P/ha según el cultivo, mientras<br />

que en la rotación Ar-PP3 se fertilizó el cultivo de<br />

arroz y la pastura solo a la implantación. En el<br />

2007 el contenido de P disponible fue<br />

significativamente diferente (p


Reacción del suelo<br />

El pH del suelo muestra una tendencia similar<br />

al contenido de sodio, dado que la variación en<br />

las otras bases Ca y Mg no es importante entre las<br />

rotaciones ensayadas. En 2007 se encontraron diferencias<br />

significativas (p


Introducción<br />

36<br />

ROTACIÓN RAIGRAS/SOJA. IMPACTO DEL BARBECHO<br />

EN EL RENDIMIENTO DE SOJA<br />

El cultivo de raigrás como verdeo de invierno<br />

constituye una estrategia de manejo que permite<br />

corregir el déficit estacional de la oferta forrajera<br />

de las pasturas, también una forma de intensificar<br />

el sistema incorporando sustentabilidad a la realización<br />

de soja todos los años, diversificando cultivos,<br />

mejorando la protección del suelo, logrando<br />

una mayor diversidad biológica temporal y un<br />

mejor balance de carbono (Rillo et al., 2006;<br />

Caviglia, 2007). Entendiendo intensificación como<br />

el proceso que hace posible cultivar una superficie<br />

de tierra de manera más frecuente que antes.<br />

La principal limitación para la inclusión de los<br />

cultivos de coberturas y/o verdeos invernales es la<br />

suposición de que consumen una cantidad importante<br />

de agua y nutrientes pudiendo afectar el<br />

rendimiento del cultivo siguiente, ya que una intensificación<br />

del sistema conlleva a un acortamiento<br />

de los períodos de barbecho.<br />

Dependiendo del tiempo de barbecho químico,<br />

los resultados indican que se producen incrementos<br />

en el contenido de nitratos y agua almacenados<br />

en el suelo al momento de la siembra y<br />

también diferencias en la eficiencia de implantación<br />

de los cultivos y en el control de las malezas.<br />

La interacción de estos efectos produjeron, en algunos<br />

casos, aumentos en los rendimientos de diversos<br />

cultivos (Peltzer y Kahn, 1996; Peltzer et al.,<br />

1997; Peltzer, 1999), mientras que en otros ensayos<br />

los rendimientos no se vieron afectados (Peltzer,<br />

2001; Caviglia, 2007; Rillo et al., 2006).<br />

El objetivo del presente trabajo fue evaluar el<br />

impacto del barbecho sobre el rendimiento de soja<br />

con antecesor raigrás en una campaña con alta<br />

restricción hídrica.<br />

Materiales y Métodos<br />

El ensayo se llevó a cabo en un lote comercial, con<br />

antecesor raigrás destinado a pastoreo, situado en el<br />

distrito Costa Grande (Diamante) sobre un suelo de<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Pautasso J.M., Isaurralde R.M. y Blanzaco E.<br />

<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

Argiudol vértico (Plan Mapa de Suelos, 1991).<br />

Los tratamientos fueron: 1) con barbecho químico<br />

30 días antes de la siembra y 2) sin barbecho, con aplicación<br />

de glifosato a la emergencia de la soja.<br />

En ambas aplicaciones se utilizaron 1.440 g i.a.<br />

ha -1 de glifosato. Los tratamientos se ubicaron en<br />

franjas apareadas, sin repeticiones.<br />

La siembra de la soja se realizó el 25 de noviembre<br />

de 2007, utilizando la variedad AS 4801.<br />

La máquina sembradora se reguló para dosificar<br />

25 semillas por metro lineal. El espaciamiento entre<br />

surcos fue de 0.52 m. El cultivo se fertilizó a la<br />

siembra con 70 kg ha -1 de fosfato mono amónico.<br />

Al momento de madurez comercial de la soja (31<br />

de marzo de 2008) se midieron las siguientes variables:<br />

1) Plantas por metro cuadrado: mediante cuatro<br />

submuestras de 5 metros lineales por tratamiento.<br />

2) La altura de plantas, las plantas con tallo<br />

verde, el número de nudos por planta, el número<br />

de vainas por plantas y el número de granos por<br />

plantas, extrayendo al azar 28 plantas de cada tratamiento.<br />

El peso de semillas se obtuvo a partir<br />

de cinco submuestras de 500 semillas para cada<br />

tratamiento.<br />

Con los datos se realizaron análisis de varianza<br />

para la comparación de medias, utilizando el paquete<br />

estadístico Infostat Profesional versión 1.1.<br />

Resultados y Discusión<br />

1. Magnitud del problema hídrico en la campaña<br />

estudiada<br />

Las lluvias registradas durante la campaña de<br />

soja se muestran en la Tabla 1. Considerando el<br />

mes de noviembre, la lluvia registrada durante el<br />

ciclo de cultivo fue aproximadamente el 60% de<br />

la lluvia esperada. La mayor deficiencia se observó<br />

en enero con un 23% del promedio.


Tabla 1. Lluvias (mm) registradas en la campaña y promedio histórico.<br />

Precipitación (mm)<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

22<br />

59%<br />

42<br />

2007/2008 Promedio Histórico<br />

Noviembre 63 112<br />

Diciembre 112 112<br />

Enero 28 121<br />

Febrero 107 103<br />

Marzo 56 159<br />

Total 366 607<br />

No se observó variación en los estados<br />

fenológicos entre tratamientos. El cultivo llegó a<br />

las etapas reproductivas (R1) en 56 días, cumpliendo<br />

las etapas reproductivas en otros 60 días (R1 a<br />

R7). Las lluvias registradas durante las etapas<br />

9<br />

11<br />

54%<br />

Estados Vegetativos Estados Reproductivos<br />

S B<br />

C B<br />

Altura Número Nudos Planta Número Vainas Planta<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

vegetativas y reproductivas del cultivo señalan un<br />

importante déficit durante todo el desarrollo del<br />

cultivo. Entre la siembra y R7 existió una diferencia<br />

de 203 mm (lluvias caídas comparadas con lluvias<br />

esperadas) (Figura 1).<br />

12<br />

2007/2008<br />

Promedio<br />

Figura 1. Lluvias registradas en la campaña 2007/08 y promedio esperado para cada estado del cultivo de soja.<br />

1. Eficiencia de nacimiento<br />

Se lograron 26 y 39 plantas por metro cuadrado<br />

para el tratamiento sin barbecho y con barbecho,<br />

respectivamente, con diferencias significativas<br />

(Test LSD, alfa 0.1). La alta variación de los<br />

datos obtenidos en el tratamiento sin barbecho<br />

(CV: 41%) frente al tratamiento con barbecho (CV:<br />

5%), demuestra la menor uniformidad de siembra<br />

que se obtiene con alta cantidad de material vegetal.<br />

La eficiencia de nacimiento fue de 81% para<br />

el sector con barbecho y 51% sin barbecho.<br />

Si bien el cultivo de soja tiene una alta capacidad<br />

de compensar variaciones en el número de<br />

plantas, bajo condiciones adversas (hídricas y<br />

nutricionales) la densidad óptima se incrementa<br />

(Kruk y Satorre, 2003; Kantolic, 2003). Según los<br />

mismos autores, en años normales, la densidad<br />

lograda en el presente experimento y en ambos<br />

tratamientos es adecuada para obtener altos rendimientos.<br />

2. Altura, número de nudos y número de vainas<br />

por planta<br />

Las diferencias de altura (cm), número de nudos<br />

en el tallo principal y de vainas por planta<br />

fueron significativas entre tratamientos (Tukey, <br />

0.05). Los valores se muestran en la Figura 2.<br />

Figura 2. Altura (cm), número de nudos en el tallo principal y vainas por planta según duración del barbecho. SB: sin<br />

barbecho, CB: con barbecho.<br />

17<br />

37


Coincidiendo con lo informado por Kantolik<br />

(2003), el número de nudos en el tallo principal<br />

fue poco afectado por la disponibilidad de los<br />

recursos, siendo el número de vainas una variable<br />

altamente influenciada, sobre todo en respuesta<br />

a cambios ambientales que reducen el crecimiento<br />

del cultivo.<br />

4. Número de semillas por m 2 y peso de semilla<br />

El número de semillas por metro cuadrado fue<br />

significativamente superior (: 0.05) en el trata-<br />

granos por metro cuadrado<br />

3500<br />

3000<br />

2500<br />

2000<br />

1500<br />

b<br />

1000<br />

CB SB<br />

Figura 3. Número de granos por metro cuadrado. Letras distintas indican diferencias significativas (Test: Tukey : 0,05,<br />

DMS: 619). SB: sin barbecho, CB: con barbecho.<br />

1.Rendimiento<br />

El rendimiento fue altamente influenciado por<br />

los tratamientos. El rendimiento estimado a partir<br />

de sus componentes fue de 2010 kg ha -1 y de 761<br />

kg ha -1 para la parcela con un mes de barbecho y<br />

sin barbecho, respectivamente. El rendimiento<br />

obtenido por el productor fue de 1350 kg ha -1 y<br />

de 400 kg ha -1 , respectivamente.<br />

Al momento de la cosecha se observó una alta<br />

presencia de plantas con tallo verde y con hojas,<br />

esta respuesta de la planta se podría deber principalmente<br />

al fuerte estrés hídrico sufrido por el<br />

cultivo, ya que este factor ambiental se considera<br />

uno de los causantes de este fenómeno (Egli y<br />

38<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

miento 1, no encontrándose diferencia significativa<br />

(: 0.05) en el peso de semillas entre tratamientos.<br />

El promedio de peso de mil semillas fue de<br />

120.5 g.<br />

Tal como lo señalan Kantolic (2003), Cárcova y<br />

otros (2003) y Baigorri (1997) el número de granos<br />

por unidad de superficie, en un amplio rango de<br />

condiciones agronómicas, es el componente que<br />

mejor explica las variaciones en el rendimiento (Figura<br />

3).<br />

a<br />

Bruening 2003). Las consecuencias directas del síndrome<br />

de tallo verde y retención foliar son el retraso<br />

de la cosecha, atascamiento y rotura de<br />

maquinaria, mayor gasto de cosecha y principalmente<br />

la presencia de granos con distintos grados<br />

de humedad. Indirectamente se disminuye el rendimiento<br />

y la calidad de los granos (RIIA, 2005). El<br />

tratamiento 1 tuvo un 7% de tallo verde frente al<br />

tratamiento 2 con 37%. Esta respuesta de la planta<br />

se tradujo en una mayor cantidad de granos<br />

verdes en el tratamiento sin barbecho con respecto<br />

al que tuvo barbecho (28% vs. 19%). El síndrome<br />

de tallo verde y retención foliar son una problemática<br />

del cultivo de soja en Entre Ríos<br />

(Formento et al., 2005).


Consideraciones finales<br />

En el cultivo de soja se debería lograr que llegue<br />

al período crítico con una estructura mínima<br />

de canopeo que garantice la eficiente captura de<br />

los recursos disponibles. Una de las prácticas orientadas<br />

a conservar el agua del suelo es el manejo<br />

de la duración del barbecho. Ante situaciones de<br />

pocas precipitaciones, si se quiere maximizar la<br />

producción de soja, se debería plantear la realización<br />

de un pastoreo menor en los sistemas mixtos<br />

Bibliografía<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

que poseen esta rotación, adelantando lo más que<br />

se pueda la aplicación del glifosato. En años con<br />

valores de precipitaciones normales el impacto en<br />

el rendimiento podría llegar a ser mucho menor o<br />

nulo, tal como se señala más arriba.<br />

De todos modos se debería realizar una evaluación<br />

económica de la rotación, incorporando<br />

además de la diferencia de rendimiento en soja,<br />

la mayor producción de carne (por un pastoreo<br />

más) y/o cosecha de semilla del raigrás.<br />

BAIGORRI H. 1997. Ecofisiología del cultivo. En El cultivo de la soja en Argentina. Ediciones <strong>INTA</strong>. p. 30-49<br />

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39


40<br />

ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Y PÉRDIDAS DE NUTRIENTES Y<br />

GLIFOSATO EN SECUENCIAS DE CULTIVOS<br />

Introducción<br />

La provincia de Entre Ríos, debido a su combinación<br />

de clima y relieve, posee una importante y<br />

vasta red hidrográfica en todo su espacio territorial<br />

(Lenzi et al., 2006). La topografía ondulada así<br />

como la baja capacidad de infiltración de sus suelos<br />

y las precipitaciones intensas en primavera-verano-otoño<br />

predisponen a gran parte de la superficie<br />

provincial a procesos de degradación de suelos,<br />

especialmente por erosión hídrica (Scotta,<br />

1993) y además, son causas de riesgo de contaminación<br />

por escurrimiento a los cursos de agua superficiales.<br />

El agua proveniente de la lluvia que no ingresa<br />

al suelo escurre por su superficie y alimenta los<br />

cuerpos de agua superficiales (lagunas, ríos, arroyos)<br />

y aquella que no es utilizada por los cultivos<br />

traspasa el suelo hasta llegar a la capa o napa<br />

freática, produciendo su recarga. Si los<br />

agroquímicos exceden los límites de los fines para<br />

los que fueron destinados, pueden constituir una<br />

fuente de contaminación para los sistemas adyacentes<br />

y trasladarse, en función de su movilidad,<br />

hacia aguas superficiales o subterráneas.<br />

La contaminación del agua con nutrientes y<br />

plaguicidas concierne tanto a la salud como al<br />

ambiente. El principal problema de la contaminación<br />

con nitrógeno (N) es la exclusión de las aguas<br />

subterráneas como fuente de agua de bebida. El<br />

enriquecimiento de aguas superficiales receptoras<br />

con fósforo (P) puede contribuir a su eutrofización.<br />

Actualmente, el uso casi exclusivo de variedades<br />

transgénicas de soja está ligado a la utilización del<br />

herbicida glifosato. Este herbicida se introdujo en<br />

el mercado mundial en 1971 (Piccolo et al., 1994).<br />

Sin embargo, la información referida a su impacto<br />

ambiental, y, particularmente, a su transporte hacia<br />

cursos de agua, es escasa. Maitre et al. (2006)<br />

en un Argiudol ácuico de Paraná observaron que<br />

una proporción importante del glifosato adsorbido<br />

se resorbe posibilitando su escurrimiento.<br />

El suelo constituye una primera e importante<br />

barrera a la contaminación de aguas por activida-<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Sasal M. C., Wilson M.G. y Garciarena N.A.<br />

Grupo de Recursos Naturales y Factores Abióticos<br />

<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

des agrícolas. Las partículas de arcilla y la materia<br />

orgánica (MO) son las principales responsables de<br />

retener sustancias contaminantes mientras que los<br />

microorganismos se encargan de su<br />

biodegradación. Dentro del acuífero o de cursos<br />

de agua superficiales, estos procesos de atenuación<br />

se minimizan.<br />

Si bien ciertas propiedades edáficas, como la<br />

composición granulométrica, no son modificables,<br />

otras dependen del uso del suelo. Así, el conocimiento<br />

del rol de los sistemas de producción<br />

agrícola sobre las propiedades físicas edáficas y<br />

en función de esto sobre la pérdida de agua, suelo,<br />

nutrientes y plaguicidas por escurrimiento permitirá<br />

identificar prácticas de manejo<br />

con menor riesgo de degradación física<br />

para minimizar riesgos ambientales.<br />

En muchos países desarrollados está documentada<br />

la contaminación de cuerpos de agua, de tipo<br />

no puntual o difusa (en grandes extensiones), con<br />

nutrientes como consecuencia de algunas actividades<br />

agrícolas. La principal causa de contaminación<br />

por nutrientes de aguas de escurrimiento es<br />

la incorrecta aplicación de técnicas de fertilización<br />

de cultivos.<br />

La investigación en curso apunta en primer lugar<br />

a tener un conocimiento real del rol de los<br />

sistemas intensivos de producción agrícola sobre<br />

la contaminación de los cursos de agua superficiales.<br />

Para contribuir con ello, los objetivos de este<br />

trabajo fueron: i) evaluar el impacto de los sistemas<br />

de cultivo sobre las propiedades físicas<br />

edáficas superficiales ii) analizar el efecto de los<br />

sistemas de cultivo sobre las pérdidas de agua por<br />

escurrimiento y de sedimentos y iii) cuantificar las<br />

pérdidas de N, P y glifosato con el agua de<br />

escurrimiento.<br />

Materiales y Métodos<br />

El estudio del impacto ambiental que genera<br />

el uso de tecnologías agrícolas no es sencillo, ya<br />

que requiere de dispositivos experimentales ade-


cuados que permitan el control de los insumos que<br />

se agregan al sistema y la correcta medición de<br />

los excedentes hídricos. En la Estación Experimental<br />

de <strong>INTA</strong> Paraná existen 15 parcelas de 100 m 2<br />

para medición de volumen y calidad del<br />

escurrimiento superficial, construidas en 1970, sobre<br />

un suelo Argiudol ácuico con 3,5% de pendiente<br />

(Figura 1). Estas parcelas fueron diseñadas<br />

para medir los coeficientes de cultivos para apli-<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

car en la ecuación universal de pérdida de suelo<br />

(Convenio FAO-<strong>INTA</strong>, 1969-1974). Hasta fines de<br />

la década del 90 se cultivaron con sistema de labranza<br />

convencional y a partir de entonces cesaron<br />

las labores y se continuaron las secuencias de<br />

cultivos bajo siembra directa (SD), para adecuar<br />

la información al sistema adoptado por la mayor<br />

parte de los productores que trabajan en zonas<br />

onduladas.<br />

Figura 1. Dispositivo experimental conformado por 15 parcelas de escurrimiento. <strong>INTA</strong> EEA Paraná.<br />

Entre agosto de 2006 y julio de 2007 (campaña<br />

06/07) en cada evento lluvioso se midieron las<br />

pérdidas de agua de escurrimiento superficial y<br />

de sedimentos. Sobre alícuotas del agua de<br />

escurrimiento se determinó la concentración de<br />

nitrato, fósforo disuelto, glifosato y su metabolito<br />

AMPA (glifosato+AMPA se analizaron sólo en 7<br />

momentos agrupando muestreos intermedios). El<br />

registro de las precipitaciones se realizó en el<br />

Observatorio Agrometeorológico de la EEA, situado<br />

a 200 m de las parcelas.<br />

Entre mayo y julio de 2007 se midieron distintas<br />

propiedades físicas edáficas en cada parcela.<br />

La densidad aparente (Dap) se obtuvo por el<br />

método del cilindro en dos profundidades 0-5 y 5-<br />

10 cm (2 repeticiones por parcela), la<br />

macroporosidad >50 µm se realizó con las mismas<br />

muestras en celdas Tempe a 6 kPa, la estabilidad<br />

estructural (diámetro medio ponderado -DMP-) se<br />

midió en una muestra compuesta por parcela del<br />

espesor 0-12 cm con el método de Le Bissonais y<br />

Le Souder (1995), la resistencia mecánica a la penetración<br />

(RMP) en MPa se midió en condiciones<br />

hídricas cercanas a capacidad de campo con un<br />

penetrologger Eijkelkamp hasta 20 cm de profundidad<br />

con registro detallado cada 1 cm (10 repeticiones<br />

por parcela). El carbono orgánico (C) se<br />

determinó en una muestra compuesta por parcela<br />

para dos profundidades, 0-5 y 5-20 cm, por<br />

combustión seca. Se expresó en Mg ha -1 , multiplicado<br />

por la Dap y el espesor.<br />

Los tratamientos de control de malezas, tanto<br />

en barbecho como en postemergencia de soja, se<br />

realizaron con 3 l ha -1 de glifosato y las<br />

fertilizaciones se realizaron al voleo con<br />

superfosfato triple (100 kg ha -1 a la siembra de<br />

soja y trigo) y urea (150 kg ha -1 a la siembra de<br />

trigo 50 kg ha -1 en macollaje). Actualmente, el esquema<br />

de secuencias de cultivos en las parcelas<br />

está diseñado de modo que hay 3 parcelas (repeticiones)<br />

con cada sistema de cultivo, éstos son:<br />

soja continua, soja continua con cultivo de cobertura<br />

otoño-invernal, trigo/soja (T/S) y maíz-trigo/<br />

soja (M-T/S). Este esquema recién se estableció en<br />

2006. Así, para analizar efectos acumulados o propiedades<br />

físicas impuestas por los sistemas de cultivo<br />

se analizaron los tratamientos antecesores a<br />

este nuevo esquema, que no contaban con más<br />

de 2 repeticiones por sistema. Además, existen 3<br />

parcelas que no tienen repeticiones y se continúan<br />

aún en el nuevo esquema. Estas son: suelo descubierto<br />

(sin laboreo y con control químico de malezas,<br />

de referencia para el cálculo del C de la ecuación<br />

USLE), pastura (con cortes manuales) y maíz<br />

continuo. Las pérdidas de N y P se analizaron para<br />

dos sistemas de cultivo contrastantes: M-T/S y soja<br />

continua y se tomó como referencia la pastura. En<br />

el caso de las pérdidas de glifosato se compararon<br />

los tratamientos: soja continua, trigo como<br />

cultivo de cobertura/soja (CC/S) y T/S.<br />

Se realizaron regresiones simples entre las variables<br />

dependientes escurrimiento y pérdidas de<br />

suelo, P, N y glifosato anuales con los datos provenientes<br />

de las 15 parcelas mediante el procedimiento<br />

REG de SAS (SAS Institute, 1989). Se anali-<br />

41


zaron estadísticamente las varianzas de las propiedades<br />

medidas con submuestreos (Dap,<br />

macroporosidad, RMP) utilizando el procedimiento<br />

GLM de SAS (SAS Institute, 1989). Se utilizó el<br />

test de Duncan para diferenciar medias.<br />

Resultados y Discusión<br />

Escurrimiento superficial y pérdida de suelo<br />

El registro de lluvia durante el período de estudio<br />

fue muy elevado (1574 mm) con respecto al<br />

promedio anual histórico (período 1934/2007: 1027<br />

mm). Se consideraron como efectivas (con potencialidad<br />

de producir escurrimiento) a las lluvias<br />

superiores a 12,5 mm (Wischmeier y Smith, 1958);<br />

así el 88% de los eventos fueron erosivos. En la<br />

Tabla 1 se presentan los valores de escurrimiento<br />

y de pérdida de suelo totales del período y la relación<br />

entre la lluvia y el escurrimiento. El suelo<br />

descubierto superó 9 veces la pérdida de agua de<br />

la pastura. Los monocultivos de soja y maíz continuos<br />

tuvieron una importante pérdida de agua: 7<br />

42<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

veces mayor que la pastura. Las secuencias (T/S y<br />

M-T/S) tuvieron pérdidas de agua similares e intermedias.<br />

En 2002, Paparotti y Melchiori, cuantificaron<br />

las pérdidas de agua por escurrimiento en<br />

la secuencia M-T/S durante el ciclo del cultivo de<br />

trigo y el escurrimiento correspondió al 1,5% de<br />

lo precipitado. Para esta secuencia, el escurrimiento<br />

anual fue de 13% de la lluvia efectiva. San Miguel<br />

et al. (2007) determinaron por simulación para la<br />

cuenca superior del río Gualeguaychú que en años<br />

con lluvias superiores a 1250 mm entre el 26 y el<br />

46% del agua de lluvia puede perderse por<br />

escurrimiento.<br />

En general, se sostiene que bajo SD continua la<br />

cobertura superficial de residuos de cosecha y el<br />

incremento en los niveles de materia orgánica en<br />

los primeros centímetros del suelo producen el<br />

aumento de la tasa de infiltración y de la capacidad<br />

de almacenamiento de agua y la reducción<br />

de la escorrentía. Sin embargo, en este estudio las<br />

pérdidas de agua en los monocultivos de soja y<br />

maíz fueron equiparables a obtenidas bajo estos<br />

cultivos, pero con laboreo (Frye et al., 1985).<br />

Tabla 1. Valores de escurrimiento y de pérdida de suelo totales del período y la relación entre la lluvia y el escurrimiento<br />

en parcelas de escurrimiento.<br />

Tratamiento Escurrimiento<br />

Pérdida<br />

de<br />

suelo<br />

Escurrimiento/<br />

lluvia efectiva<br />

( m m ) (t ha - 1 ) (%)<br />

Descubierto 413 15,3 30<br />

Maíz 339 1,8 24,5<br />

Soja 328 2,4 24<br />

M-T/S 178 0,3 13<br />

T/S 180 0,5 13<br />

Pastura 48 0,5 3<br />

Está ampliamente estudiado por numerosos<br />

autores que la cobertura producida por los sistemas<br />

con cultivo en SD es efectiva para controlar la<br />

erosión. La cobertura de rastrojos produce un efecto<br />

amortiguador del impacto de las gotas de lluvia<br />

impidiendo el encostramiento superficial. En<br />

este estudio las pérdidas de suelo fueron muy<br />

bajas, aún con elevadas e intensas precipitaciones.<br />

Sin embargo, el tratamiento descubierto, aún sin<br />

haber tenido laboreo reciente, superó el límite de<br />

tolerancia admitido por el Sistema de Conservación<br />

de Suelos de USA, 11.2 t ha -1 (Hall et al., 1985).<br />

La mejora más importante del sistema de cultivo<br />

sobre la sustentabilidad del sistema, fundamentalmente<br />

en suelos con capacidad de almacenamiento<br />

disminuida por erosión, es la disminución del<br />

escurrimiento y el consecuente incremento en la<br />

infiltración (Frye et al., 1985). La producción de<br />

materia seca total del período de estudio fue<br />

21.382, 5.895, 8.670 y 6.214 kg ha -1 para maíz, soja<br />

y la secuencia T/S de M-T/S y T/S, respectivamente.<br />

Así, el maíz continuo con más de 3 veces la<br />

producción de materia seca que los demás sistemas<br />

tuvo un escurrimiento y una pérdida de suelo<br />

equiparables a la soja continua. En consecuencia,<br />

más importante que la cantidad de materia seca<br />

cubriendo el suelo durante el ciclo del cultivo sumado<br />

a los residuos sobre la superficie después<br />

de su cosecha, resulta el tiempo de ocupación con<br />

cultivos y raíces vivas.<br />

En la Tabla 2 se presentan los valores medios<br />

de algunas propiedades edáficas estudiadas. No<br />

hubo diferencias entre los sistemas de cultivo para<br />

Dap ni para macroporosidad, solo la pastura presentó<br />

mejores condiciones estructurales.


Tabla 2. Valores medios de diámetro medio ponderado (DMP), carbono orgánico (C), densidad aparente (Dap) y<br />

macroporosidad para 5 sistemas de cultivo en parcelas de escurrimiento.<br />

Parcela DMP<br />

(mm)<br />

C<br />

0-5 cm 5-20 cm<br />

(Mgha<br />

Dap<br />

Macroporosidad<br />

0-5 cm 5-10 cm 0-5 cm 5-10 cm<br />

-1 )<br />

(gcm -3 )<br />

(cm 3 cm -3 Pastura<br />

Maíz<br />

Soja<br />

M-T/S<br />

T/S<br />

2,2<br />

1,2<br />

0,9<br />

1,4<br />

0,9<br />

15,42 32,12<br />

14,13 32,71<br />

11,69 31,55<br />

14,77 34,57<br />

12,65 32,00<br />

)<br />

0,99 a 1,07 a 0,115 a 0,095<br />

1,31 b 1,43 b 0,055 a 0,032<br />

1,21 b 1,41 b 0,080 a 0,046<br />

1,24 b 1,40 b 0,098 a 0,044<br />

1,26 b 1,41 b 0,079 a 0,045<br />

a<br />

b<br />

b<br />

b<br />

b<br />

Letras distintas indican diferencias significativas (= 0.05) entre tratamientos.<br />

En la Figura 2 se presenta el perfil de RMP para<br />

los tratamientos evaluados, observándose en todos<br />

ellos un aumento considerable de la resistencia<br />

que ofrece el suelo en la capa de 5-10 cm. Este<br />

comportamiento de los perfiles de RMP en siembra<br />

directa, con valores máximos en dicha capa,<br />

se asemeja a lo reportado en otros artículos<br />

(Senigagliesi y Ferrari, 1993) y para Molisoles de<br />

Entre Ríos (Wilson et al., 2006; Indelángelo et al.,<br />

2008). Los valores más bajos se presentaron en la<br />

pastura y el maíz continuo y los más altos en la<br />

secuencia T/S. Dicho incremento se extiende hasta<br />

Profundidad (cm)<br />

0<br />

-5<br />

-10<br />

-15<br />

-20<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

los 20 cm. A su vez, existieron diferencias significativas<br />

entre este último tratamiento y el resto para<br />

la capa de 0-5 cm. Este comportamiento puede<br />

ser explicado por el mayor tránsito de implementos<br />

agrícolas en T/S, con dos cultivos todos los<br />

años. Además, los menores valores de RMP en la<br />

pastura y el maíz continuo se atribuyen a la mayor<br />

presencia de raíces que actúan como<br />

descompactadores naturales (Chan et al., 2001).<br />

Los perfiles de RMP de los tratamientos M-T/S y<br />

soja continua no difirieron significativamente desde<br />

la superficie y hasta los 20 cm.<br />

Resistencia mecánica a la penetración (MPa)<br />

0,0 0,3 0,6 0,9 1,2 1,5 1,8 2,1<br />

a a a a b<br />

a a<br />

b b c<br />

T/S-M Mz cont Soja cont<br />

T/S Pastura<br />

Figura 2. Resistencia mecánica a la penetración para 5 sistemas de cultivo con 10 años bajo siembra directa.<br />

Letras distintas indican diferencias significativas (= 0.05) entre tratamientos.<br />

En la Tabla 3 se presentan los resultados de las<br />

regresiones simples realizadas para evaluar el impacto<br />

de las propiedades físicas edáficas sobre el<br />

escurrimiento de agua y la pérdida de suelo. La<br />

variabilidad del escurrimiento fue explicada por<br />

el DMP, la Dap del espesor 5-10 cm y del C de los<br />

primeros 5 cm. Sasal et al. (2006) no pudieron identificar<br />

en similares condiciones edafoclimáticas<br />

pero con pendiente casi nula, uno o un grupo de<br />

parámetros físicos superficiales (para estas mismas<br />

secuencias de cultivos) que explique<br />

significativamente la variación de la Infiltración<br />

básica. La medición de escurrimiento en forma<br />

directa, si bien requiere de dispositivos experimentales<br />

de considerable envergadura, permite eva-<br />

luar en situaciones reales de campo el impacto de<br />

la lluvia sobre la ruptura de agregados y en consecuencia<br />

la reducción de la rugosidad del suelo. El<br />

efecto de la materia orgánica como estabilizadora<br />

de la estructura edáfica ha sido considerablemente<br />

estudiado. Los elevados valores de Dap del espesor<br />

5-10 cm aparecen como un efecto vinculado<br />

a la producción de cultivos en SD. Esta<br />

densificación subsuperficial, además de aumentar<br />

la resistencia a la penetración de raíces condiciona<br />

el ingreso de agua al suelo y favorece su pérdida<br />

por escurrimiento.<br />

La variación de la pérdida de suelo sólo fue<br />

explicada por el stock de C de los primeros centí-<br />

43


metros del suelo. La pérdida de suelo por erosión<br />

debida a efectos de la secuencia de cultivos puede<br />

ser una combinación de muchos factores que<br />

incluyen la cantidad de residuos aportados, la co-<br />

44<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

bertura del canopeo, la biomasa de raíces vivas y<br />

muertas. Todos estos factores se relacionan con<br />

la provisión de C en los primeros centímetros del<br />

suelo bajo SD.<br />

Tabla 3. Regresiones simples entre las propiedades físicas edáficas y el escurrimiento de agua y la pérdida de suelo.<br />

Pérdidas de fósforo<br />

x y p>F R 2<br />

DMP 0,003 0,5<br />

RMP 0-5 cm ns<br />

RMP 5-10 cm ns<br />

Dap 0-5 cm ns<br />

Dap 5-10 cm vs Escurrimiento 0,037 0,29<br />

Macroporosidad 0-5 cm ns<br />

Macroporosidad 5-10 cm ns<br />

C 0-5 cm 0,013 0,39<br />

C 5-20 cm<br />

DMP ns<br />

RMP 0-5 cm ns<br />

RMP 5-10 cm ns<br />

Dap 0-5 cm<br />

Dap 5-10 cm<br />

Macroporosidad 0-5 cm<br />

vs Pérdida de<br />

suelo<br />

ns<br />

ns<br />

ns<br />

Macroporosidad 5-10 cm ns<br />

C 0-5 cm 0,016 0,37<br />

C 5-20 cm<br />

ns<br />

En la Figura 3 se presentan las concentraciones<br />

de P registradas en el agua de escurrimiento luego<br />

de cada evento lluvioso. Puede observarse que<br />

ningún escurrimiento tuvo concentraciones de P<br />

superiores al límite de 10 mg l -1 , umbral para la<br />

evaluación de riesgos de eutrofización de aguas<br />

superficiales (Marchetti y Verna, 1992, Subsecretaria<br />

de Recursos Hídricos de la Nación, 2003). Los<br />

picos que se visualizan acompañaron registros de<br />

precipitaciones de elevado milimetraje sin cultivo<br />

o con cultivo recién implantado. Las bajas concentraciones<br />

de P en solución bajo pastura, coincidentes<br />

con bajos volúmenes de agua escurrida, resultaron<br />

en una pérdida de 0,3 kg ha -1 . Las pérdidas<br />

de P fueron más altas en el monocultivo de soja<br />

que en la rotación: 3 y 1,2 kg ha -1 , respectivamente.<br />

Por un lado, puede deberse a que la concentración<br />

media de P en el suelo fue mayor en el<br />

monocultivo que en la rotación.<br />

La menor provisión de P en el suelo bajo rotación<br />

de cultivos (22,5 ppm) produjo menores pérdidas<br />

en cantidad y concentración de P por<br />

escurrimiento que el tratamiento soja continua<br />

ns<br />

(39,4 ppm). Sin embargo, la relación concentración<br />

media de P en el escurrimiento/provisión en<br />

el suelo no fue diferente entre los tratamientos<br />

agrícolas, siendo menor en la pastura. Esto puede<br />

deberse a que los cultivos fueron fertilizados con<br />

P al voleo. Experiencias con aplicaciones de dosis<br />

elevadas de P en cobertura sin incorporar, con<br />

condiciones de suelo húmedo y con eventos de<br />

precipitación de alta intensidad produjeron pérdidas<br />

de hasta el 41% del P agregado (Torbert et<br />

al., 1999). En este estudio, el monocultivo perdió<br />

una cantidad de P equivalente al 10% de lo aplicado<br />

y la secuencia M-T/S, 3%.<br />

Los resultados de pérdidas de P obtenidos en<br />

estas parcelas experimentales son elevados con respecto<br />

a los calculados a nivel de cuenca por otros<br />

autores. Quintero et al. (2008) consideran que la<br />

pérdida de P en agua de escurrimiento en Entre<br />

Ríos es del orden de 0.06 a 0.88 kg ha -1 año -1 . Díaz<br />

et al. (2008) reportan una pérdida de P disuelto<br />

en la cuenca norte del Río Gualeguaychú de 0,40<br />

kg ha -1 año -1 . En Marcos Juárez con parcelas para<br />

medición de escurrimiento similares se midieron<br />

pérdidas en maíz de 4 kg ha -1 año -1 (Weir, 2007<br />

com. pers.).


P (ppm)<br />

10<br />

9<br />

8<br />

7<br />

6<br />

5<br />

4<br />

3<br />

2<br />

1<br />

10 kg/ha<br />

20 kg/ha<br />

20 kg/ha<br />

Concentración de P en escurrimiento<br />

20 kg/ha<br />

0<br />

0<br />

21-8-06 10-10-06 29-11-06 18-1-07 9-3-07 28-4-07 17-6-07 6-8-07<br />

M-T/S Soja Pastura pp<br />

Figura 3. Concentración de fósforo (P) en el agua de escurrimiento en el período de estudio. M-T/S= rotación maíztrigo/soja;<br />

pp= precipitaciones. Las flechas indican los momentos de fertilización con P y la dosis aplicada para cada<br />

tratamiento.<br />

La estabilidad estructural explicó el 40% de la<br />

variación de la cantidad de P perdida durante el<br />

período de estudio (p


Pérdidas de glifosato<br />

En la Figura 5 se presenta la concentración de<br />

glifosato en el agua de escurrimiento y se indica<br />

con flechas los momentos de aplicación del<br />

glifosato según lo requirieron las secuencias de<br />

cultivos. En tres fechas de muestreo se registraron<br />

concentraciones de glifosato en el agua escurrida<br />

en un rango de 1 a 12 µg l -1 . Estos tratamientos<br />

fueron comparados con una pastura sin aplicación<br />

de glifosato en cuya agua de escurrimiento no se<br />

detectaron residuos de glifosato ni de su<br />

metabolito AMPA.<br />

46<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Generalmente, se considera que el glifosato que<br />

no es absorbido por las plantas y llega al suelo es<br />

poco lixiviable y con poca tendencia a perderse<br />

por escurrimiento. Sin embargo, Peruzzo et al.<br />

(2008) registraron recientemente concentraciones<br />

de glifosato en 4 cursos de agua superficiales del<br />

área agrícola de la Pampa ondulada bonaerense:<br />

arroyo del Medio, arroyo Ramallo, río Arrecifes y<br />

río Areco. Los autores encontraron una relación<br />

directa entre dosis de aplicaciones de glifosato y<br />

su incremento en agua superficial y sedimentos.<br />

En Entre Ríos, Díaz et al. (2008) analizaron muestras<br />

de agua superficial para riego en La Paz y no<br />

detectaron glifosato ni AMPA.<br />

Figura 5. Concentración de glifosato en el agua de escurrimiento. Las flechas indican la fecha de aplicación de 3 l de<br />

glifosato en cada sistema<br />

Si bien la concentración de sustancias que puedan<br />

salir en el agua de un sistema agrícola luego<br />

se diluye en los cursos de agua, es deseable no<br />

tener concentraciones de plaguicidas superiores a<br />

los límites admitidos para el agua de bebida. El<br />

límite admitido en Europa para glifosato y AMPA<br />

en agua de bebida es 0.1 µg l -1 (Vereecken, 2005).<br />

En USA este nivel es sensiblemente más elevado,<br />

aunque hay importantes diferencias entre estados.<br />

Se establecen límites entre 6 y 700 µg l -1 (USEPA,<br />

2002). La Subsecretaría de Recursos Hídricos argentina<br />

establece como nivel guía admitido para<br />

ingesta diaria de glifosato el valor 0,1 mg kg -1 de<br />

masa corporal, límite estimado por la USEPA. Así,<br />

asumiendo una masa corporal igual a 60 kg, un<br />

consumo diario de agua por persona igual a 2 l<br />

por día se establece el nivel guía de calidad para<br />

agua de bebida de 3 mg l -1 , expresado como sal<br />

de glifosato con isopropilamina. Esta norma no<br />

establece un umbral de calidad de agua en cuanto<br />

a glifosato.<br />

Así, las concentraciones encontradas en el agua<br />

escurrida fueron altas en relación a la norma europea<br />

y bajas con respecto al nivel guía argentino.<br />

Las aplicaciones tuvieron inmediatamente precipitaciones<br />

de elevado milimetraje. Las aplicaciones<br />

del 14/11/06 y 11/12/06 tuvieron lluvias de 73 y<br />

91 mm luego de pasados 2 y 3 días, respectivamente.<br />

Al respecto, Andriulo et al. (2004) encontraron,<br />

en la subregión Pampa ondulada, concentraciones<br />

de glifosato detectadas en el agua de<br />

drenaje medida a 1,40 m de profundidad, con lluvias<br />

de primavera inmediatamente posteriores a<br />

la aplicación, que resultaron superiores a los límites<br />

establecidos para considerarla como un contaminante.<br />

Aunque, la cantidad total que se lixivió<br />

del perfil resultó muy pequeña.<br />

La concentración media de AMPA en el agua<br />

de escurrimiento fue similar a la de glifosato. Todos<br />

los muestreos registraron su presencia y hubo<br />

dos fechas de muestreo que presentaron concentraciones<br />

en un rango de 1 a 6 µg l -1 , evidenciando<br />

la rápida velocidad de transformación del<br />

glifosato.<br />

Las cantidades de glifosato y AMPA perdidas<br />

en el agua de escurrimiento durante todo el período<br />

de estudio, fueron muy bajas, menores a


0.03% de las cantidades aplicadas en cada secuencia<br />

de cultivos.<br />

La secuencia de cultivos que más aplicaciones<br />

de glifosato requirió fue CC-Soja ya que también<br />

se usó glifosato para interrumpir el ciclo del cultivo<br />

de trigo a fin de octubre. Sin embargo, esta<br />

aplicación no tuvo impacto sobre la concentración<br />

de glifosato en el agua de escurrimiento en el<br />

muestreo posterior. Esto puede deberse a una alta<br />

intercepción de glifosato por el cultivo de trigo<br />

en encañazón cubriendo el 100% de la superficie<br />

del suelo. Este resultado sugiere la importancia de<br />

analizar aspectos relacionados al momento y condiciones<br />

de aplicación.<br />

Con respecto a la relación con las propiedades<br />

edáficas analizadas, ninguna tuvo relación con las<br />

cantidades de glifosato o AMPA perdidos. Para<br />

glifosato, el DMP, la Dap, la macroporosidad y el<br />

C de los primeros 5 cm explicaron la variación de<br />

las concentraciones de glifosato en el agua escurrida<br />

(p


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291<br />

48<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51


ACTUALIZACIÓN DEL FACTOR R DE LA ECUACIÓN UNIVERSAL DE<br />

PÉRDIDA DE SUELO (EUPS) PARA UNA AMPLIA ZONA DEL PAÍS.<br />

PERÍODO 1950/2005<br />

Introducción<br />

Una de las principales causas de la degradación<br />

de los suelos en zonas agrícolas del país es la<br />

erosión hídrica, en especial en áreas con pendientes<br />

de las regiones pampeana húmeda y<br />

mesopotámica, donde las lluvias presentan características<br />

erosivas severas.<br />

Su magnitud depende (Hudson, 1971) de la<br />

combinación de la potencialidad erosiva de las lluvias<br />

y la capacidad del suelo para resistir esta fuerza<br />

degradante.<br />

En la actualidad existe conciencia del problema,<br />

lo que ha generado una demanda técnica creciente<br />

en la utilización de modelos para estimar<br />

pérdidas de suelos. El uso cada vez más generalizado<br />

de la siembra directa en nuestro país ha contribuido<br />

a disminuir este proceso, sólo esto, porque<br />

la vigencia de utilizar prácticas<br />

conservacionistas es fundamental para mantener<br />

la potencialidad productiva de los suelos.<br />

Desde 1940 se intenta desarrollar ecuaciones<br />

para estimar pérdidas de suelo. Musgrave en 1942<br />

le dio forma incluyendo el factor lluvia, pendiente,<br />

suelo, cultivo y práctica de manejo. Finalmente,<br />

en 1956 se desarrolló una ecuación que superó las<br />

limitaciones de las anteriores. Esta se conoce como<br />

ecuación universal de pérdida de suelo (EUPS)<br />

(Smith and Wischmeier, 1962; Wischmeier and<br />

Smith, 1978) de amplio uso en el mundo y en nuestro<br />

país. Es un modelo matemático de tipo<br />

paramétrico y se expresa:<br />

A = R . K . L . S . C . P<br />

Donde:<br />

A = pérdida anual de suelo en t/ha/año<br />

R = lluvia<br />

K = erosionabilidad del suelo<br />

L = longitud de pendiente<br />

S = grado de pendiente<br />

C = cobertura y manejo del cultivo<br />

P = práctica de control de erosión<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

Saluso J.H.<br />

Grupo Recursos Naturales y Factores Abióticos<br />

<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

Wischmeier (1959) estableció que la pérdida<br />

de suelo es proporcional al producto de dos características<br />

de las lluvias, su energía cinética total<br />

y su intensidad máxima en 30 minutos. Este valor<br />

está representado en la EUPS por el factor R.<br />

Nuestro país posee datos anuales de la potencialidad<br />

erosiva de las lluvias (período 1950-94)<br />

para la región mesopotámica, pampeana,<br />

chaqueña y algunas localidades del noroeste de la<br />

República y las probabilidades de ocurrencia de<br />

dicho factor para 43 localidades argentinas (Rojas<br />

y col. 1976; Rojas y Conde, 1985; Codromaz y<br />

Saluso, 1988 y 1993; Scotta, 1995).<br />

La necesidad creciente del uso eficiente del<br />

agua; evitar pérdidas de suelo por erosión hídrica<br />

y aumentar la producción de alimentos conservando<br />

la capacidad productiva del recurso suelo, exige<br />

utilizar tecnología permanentemente actualizada.<br />

Desde el año 1970 en adelante, gran parte de<br />

la región agrícola ganadera del país registró mayores<br />

precipitaciones a las normales. Comprobándose<br />

que durante los últimos 10 años los mm precipitados<br />

superaron a los caídos en las décadas<br />

anteriores (Saluso, 2007). Esto generó la necesidad<br />

de actualizar los R del país obtenidos para el<br />

período 1950/1994. En el presente análisis se calculó<br />

la potencialidad erosiva de las lluvias del período<br />

1995/2005 y con ello completar la serie anterior.<br />

Materiales y Métodos<br />

Para la obtención del R se seleccionaron fajas<br />

pluviográficas con lluvias mayores a 13.5 mm del<br />

período 1995/2005 para 57 localidades. Se obtuvo<br />

la información pluviométrica para igual lapso y<br />

estaciones meteorológicas. Las precipitaciones separadas<br />

por menos de seis horas se las consideró<br />

como una sola tormenta. Del control realizado<br />

entre el valor de las fajas y las lluvias respectivas,<br />

49


se comprobó diferencias entre ambos registros y<br />

también faltas de fajas en muchos casos. Para corregir<br />

estas deficiencias se emplearon métodos<br />

estadísticos (Rojas y Conde, 1985).<br />

Cuando la calidad de los registros lo permitían,<br />

se realizó el cómputo de EI (productos de la energía<br />

de la tormenta por su máxima intensidad en<br />

30 minutos) utilizando el siguiente procedimiento<br />

(Wischmeier, Com. personal, 1973):<br />

1– Se leen en cada faja pluviográfica los milímetros<br />

de precipitación en todos los puntos en<br />

que se produce un cambio en la intensidad, y el<br />

intervalo de tiempo en que ocurren.<br />

2- Los incrementos parciales de cada intervalo<br />

se transforman en mm/hora.<br />

3– Con el valor de la intensidad obtenida para<br />

cada intervalo de tiempo, se busca el valor correspondiente<br />

de energía cinética, tabulado por<br />

Wischmeier and Smith, 1958 y traducido por FAO<br />

(1967) a unidades del sistema métrico decimal, en<br />

kilográmetros hectárea por milímetro.<br />

4– Se multiplica esa energía por la cantidad de<br />

lluvia caída para evaluar la energía de esa parte<br />

de la tormenta.<br />

50<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

5– Los productos parciales se acumulan hasta<br />

obtener el valor total de energía de la tormenta.<br />

6– Con la energía cinética total de la tormenta<br />

multiplicada por su intensidad máxima en 30 minutos<br />

(multiplicándola a su vez por dos para llevarla<br />

a milímetros por hora) se obtiene el valor EI.<br />

7– Se suman todos los valores de EI de las tormentas<br />

del año. El promedio de todos los años<br />

considerados es el factor R de la EUPS.<br />

Resultados<br />

El registro de precipitaciones mayores a las<br />

normales determinó que los R obtenidos para el<br />

período 1995/05 fuesen entre un 10 y 15% superiores<br />

a los ya publicados. La suma de éstos con<br />

los del período 1950/94 determinó el aumento<br />

de todos los R calculados para gran parte del país.<br />

Con la finalidad de visualizar su distribución espacial<br />

se realizó, con los nuevos valores de R anuales,<br />

el trazado de líneas que unen puntos de igual<br />

erosividad (Figura 1). En la Tabla 1 se detalla la<br />

distribución mensual de los R y el acumulado anual<br />

para 47 localidades argentinas.


-25<br />

-30<br />

-35<br />

-65 -60 -55<br />

Figura 1. R Anual. Período 1950-2005.<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

51


Tabla 1. Valores de R mensuales y anuales (1950/2005)<br />

E F M A M J<br />

Meses<br />

J A S O N D Año<br />

Prov. de Buenos Aires<br />

Azul 65 45 76 21 18 9 11 18 17 26 45 56 406<br />

Dolores 59 47 58 35 25 12 15 22 10 23 50 26 383<br />

Junín 91 54 87 46 26 5 10 7 17 54 75 50 520<br />

Las Flores 56 54 64 18 18 9 9 8 13 30 47 34 360<br />

9 de Julio 84 54 83 40 24 6 9 7 16 50 69 47 488<br />

C. Suárez 40 62 60 39 12 5 4 11 10 27 32 41 343<br />

Pehuajó 70 62 67 31 21 5 11 4 17 36 44 44 412<br />

Pergam ino<br />

Prov. de Córdoba<br />

74 73 76 51 26 8 12 9 21 66 50 59 524<br />

Córdoba 68 67 51 14 5 4 0 4 4 34 50 64 363<br />

Laboul aye 62 58 65 33 12 2 1 2 8 27 43 66 379<br />

M. Juárez<br />

Prov. de Cor rientes<br />

83 72 80 56 10 7 7 5 19 48 53 82 520<br />

Bella Vista 102 107 83 134 40 27 15 13 29 94 100 113 858<br />

Cor rientes 157 128 114 121 44 39 11 17 39 118 129 142 1059<br />

Mer cedes 85 121 120 121 48 46 13 18 46 92 98 109 917<br />

M Caseros<br />

Prov. del Chac o<br />

99 117 98 85 51 54 25 17 48 83 80 82 840<br />

C Bení tez 147 115 144 114 31 32 7 18 32 102 112 91 946<br />

L Breñas 104 113 90 47 11 8 2 4 15 47 78 102 621<br />

R.S. Peña 132 70 112 81 24 7 4 7 18 44 67 90 656<br />

Res istenci a<br />

Prov. de Entre Ríos<br />

142 114 128 131 47 22 8 13 27 86 108 105 933<br />

B Esperanza 135 82 136 113 53 27 21 12 48 71 102 76 875<br />

C Urugu ay 78 64 81 69 40 27 12 15 21 49 73 95 624<br />

Concordia 115 81 121 117 57 34 27 17 59 74 97 67 867<br />

Gualegua ychú 70 68 64 62 42 28 21 22 36 55 69 59 596<br />

EEA Paraná 80 77 97 72 16 12 6 6 24 78 69 83 621<br />

La Centel la 83 60 65 49 33 29 11 21 23 45 73 73 565<br />

Paranaci to 82 56 70 48 33 18 14 20 16 37 63 68 523<br />

San Jaime 124 89 125 119 60 30 22 14 36 68 79 70 836<br />

Est. Ta Tu Ti 84 69 99 135 71 50 23 23 51 78 76 94 851<br />

V del Ros ario<br />

Prov. de Formosa<br />

138 73 121 134 63 33 22 12 53 61 84 74 869<br />

Form osa 144 106 93 93 51 26 20 20 36 104 124 138 956<br />

L. Lomitas<br />

Prov. de Misiones<br />

86 90 127 66 30 9 2 5 18 30 81 94 638<br />

Cer ro Azul 132 123 127 99 109 56 35 43 69 144 118 146 1201<br />

Iguazú 141 73 105 91 91 59 26 27 57 134 90 119 1013<br />

Posadas<br />

Prov . de Santa Fe<br />

92 138 108 114 66 41 25 32 57 156 118 132 1081<br />

Ceres 110 102 93 61 11 2 7 5 21 41 89 95 637<br />

Rafaela 99 78 102 60 34 10 6 3 14 27 65 77 575<br />

Reconquista 88 138 103 98 17 23 5 9 24 93 88 123 809<br />

Ros ario<br />

Prov. de Salta<br />

77 78 105 57 26 12 9 12 18 57 64 76 591<br />

Ora n 113 100 74 25 1 0 0 1 4 35 53 121 528<br />

Salta 91 86 44 4 2 0 0 0 0 12 25 66 330<br />

Tartagal 148 108 91 17 2 0 0 1 5 14 60 117 563<br />

Prov. de Santiago del Estero<br />

La Banda<br />

Prov. de Tucumán<br />

87 73 43 10 5 0 1 0 6 21 45 63 354<br />

Famaillá 171 155 108 47 6 0 0 1 3 28 59 140 717<br />

52<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51


Consideraciones finales<br />

La actualización del factor R de la EUPS para<br />

una amplia región del país, permitirá que los proyectos<br />

alternativos de evaluación de pérdidas de<br />

suelos puedan calcularse con los nuevos valores<br />

de erosividad de las lluvias y con ello contribuir a<br />

la selección de prácticas de manejo.<br />

Bibliografía<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

Agradecimiento<br />

Al Estadístico Matemático Álvaro Conde† y a<br />

la Profesora Alicia Codromáz de Rojas que con<br />

visión futura y encomiable tesón iniciaron las investigaciones<br />

sobre la energía cinética de las lluvias<br />

en la EEA Paraná y para otras regiones de la<br />

Argentina.<br />

CODROMAZ de ROJAS A.E. y J.H. SALUSO 1988. Estimación del factor «R» de la Ecuación Universal de Pérdida de Suelos<br />

para algunas localidades del norte de la República Argentina. Actas XII Congreso Argentina de la Ciencia del<br />

Suelo. Corrientes. p. 215-2156<br />

CODROMAZ de ROJAS A.E. y J.H. SALUSO 1993. Probabilidad de ocurrencia del factor R de la ecuación universal de<br />

pérdida de suelo. Revista de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo V 10-11:42-44<br />

HUDSON N. 1971. Soil Conservation. Ithaca, New York, Cornell University Press. 320 p.<br />

MUSGRAVE G.W. 1942. The quantitative evaluation of factors in water erosion, a first approximation. J. Soil Water<br />

Conservation 2:133-138<br />

ROJAS A.E.C. de, CONDE A.A. y R.F. MORESCO 1976. Determinación del índice de erosividad de las lluvias para algunas<br />

localidades de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. <strong>INTA</strong> IDIA. Suplemento <strong>Nº</strong> 33:709-713<br />

ROJAS A.E.C. de y A.A. CONDE 1985. Estimación del factor «R» de la ecuación universal de pérdida de suelo para el<br />

centro-este de la República Argentina. Revista de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo 3 (1-2):85-94<br />

SALUSO J.H. 2007. Comportamiento térmico, pluviométrico y energía erosiva de las lluvias en la EEA Paraná <strong>INTA</strong><br />

(1934-2004). Ediciones <strong>INTA</strong>. <strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre Ríos. p. 59-65<br />

SCOTTA E.S. 1995. Sistematización de tierras para control de erosión hídrica y agua superficial excedente. <strong>INTA</strong> EEA<br />

Paraná. Manual metodológico simplificado. 52 p.<br />

SMITH D.D. and W.H. WISCHMEIER 1962. Rainfall erosion. Advances in Agronomy 14:109-148<br />

WISCHMEIER W.H. 1959. A rainfall erosion index for a universal soil – loss equation. Soil Sci. Soc. Am. Proc. 23(3):246-<br />

249<br />

WISCHMEIER W.H. and D.D. SMITH 1978. Predicting rainfall erosion losses from cropland east of the Rocky Mountains.<br />

Agric. Handbook 537. USDA, Washington, D.C. 58 p.<br />

53


Introducción<br />

54<br />

OLIGOQUETOFAUNA Y SU ROL COMO INDICADOR DE LA<br />

CALIDAD DEL SUELO<br />

Existe una tendencia natural a caracterizar un<br />

suelo contemplando sus propiedades físicas y químicas<br />

pero todo lo inherente a la biología del mismo,<br />

en general, se relega. El suelo alberga una gran<br />

diversidad de grupos de organismos, desde aquellos<br />

que tienen unos pocos micrómetros<br />

(protozoos) hasta los que presentan varios centímetros<br />

de diámetro (caracoles). El tamaño corporal<br />

de la edafofauna y su consecuente modo<br />

de vida, especialmente movilidad y estrategia alimenticia,<br />

determina su influencia sobre los procesos<br />

del suelo (Linden et al., 1994).<br />

La microfauna (organismos de menos de 100<br />

µm) está integrada fundamentalmente por<br />

protozoos y nemátodos, que por su reducido tamaño<br />

tienen una limitada habilidad para modificar<br />

directamente la estructura del suelo. Sin embargo,<br />

intervienen en la regulación de las poblaciones<br />

de hongos y bacterias. La mesofauna (100<br />

a 2000 µm) involucra a colémbolos, ácaros, insectos<br />

pequeños, arañas. Estos organismos poseen<br />

diferentes roles funcionales en los procesos del<br />

suelo. Por ejemplo, los predadores se alimentan<br />

de especimenes de la mesofauna, los detritívoros,<br />

fragmentan y se alimentan directamente de residuos<br />

vegetales. Dicha fragmentación incrementa<br />

el área superficial del sustrato favoreciendo a la<br />

colonización microbiana, de tal forma que se ace-<br />

leren los procesos de descomposición y<br />

mineralización de la materia orgánica. Finalmente,<br />

la macrofauna (más de 2000 µm) afecta directamente<br />

las propiedades funcionales del suelo. Dentro<br />

de ella se encuentran las hormigas, los<br />

miriápodos (ciempiés y milpiés), isópodos (bicho<br />

bolita), larvas y adultos de insectos, lombrices,<br />

caracoles y babosas. Estos invertebrados participan<br />

en la redistribución de la materia orgánica,<br />

crean bioporos, promueven la humificación y producen<br />

pellets fecales (Swift et al., 1979; Linden et<br />

al., 1994).<br />

Las lombrices de tierra (Annelida: Oligochaeta)<br />

son consideradas excelentes indicadores de la calidad<br />

del suelo ya que son los especimenes que<br />

Saluso A. 1, 2 y Xavier L. 1<br />

1 Grupo Factores Bióticos y Protección Vegetal- <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

2 FCA-UNER<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

están más estrechamente asociados con el mismo<br />

(Tesaire, 2001). Se entiende por calidad del suelo a<br />

la capacidad para sostener la productividad biológica,<br />

mantener la calidad del ambiente y promover<br />

la salud de plantas y animales (Doran et al., 1996).<br />

Teisaire (2001) menciona que las lombrices poseen<br />

una serie de cualidades que garantizan su uso<br />

como bioindicadoras: tamaño relativamente grande,<br />

están presentes en gran número, son fáciles<br />

de colectar e identificar, están ampliamente distribuidas,<br />

son relativamente poco móviles y guardan<br />

un estrecho contacto con el sustrato en el<br />

cual viven.<br />

Desde la EEA Paraná se está desarrollando un<br />

proyecto de investigación que incluye a las lombrices<br />

como indicadores biológicos para caracterizar<br />

la aptitud de un suelo en particular, además<br />

de las variables físicas y químicas.<br />

Este trabajo tuvo como objetivo determinar la<br />

biomasa, la abundancia y la distribución vertical<br />

de los oligoquetos y de la macrofauna asociada<br />

en dos sistemas, con y sin alteración antrópica,<br />

presentes en un suelo Argiudol ácuico Serie<br />

Tezanos Pinto, en tres estaciones del año (primavera,<br />

verano y otoño).<br />

Materiales y Métodos<br />

Los muestreos se realizaron en la EEA Paraná<br />

del <strong>INTA</strong>, entre septiembre de 2007 y junio de 2008,<br />

en dos sitios contrastantes: (1) sin alteración<br />

antrópica (bajo alambrado) y (2) un lote con manejo<br />

agrícola. Ambos sitios presentaron el mismo<br />

tipo de suelo: Argiudol ácuico Serie Tezanos Pinto.<br />

En cada sitio se tomaron tres muestras consistentes<br />

en monolitos de 0.25 m x 0.25 m y 0.30 m<br />

de profundidad, divididos en tres capas con disposición<br />

vertical (0-10 cm, 10-20 cm y 20-30 cm),<br />

siguiendo la metodología estandarizada Tropical<br />

Soil Biology an Fertility Programme (TSBF)<br />

(Anderson & Ingram, 1993).


El suelo de cada una de esas capas se reservó<br />

en una bolsa plástica rotulada para que, posteriormente,<br />

se extrajeran en gabinete los<br />

especimenes de lombrices y de artrópodos.<br />

Los oligoquetos se acondicionaron en formol<br />

al 10% y los artrópodos en alcohol 70º. Luego de<br />

20 días todos los invertebrados se pesaron en una<br />

balanza de precisión para obtener la biomasa.<br />

Los insectos se identificaron a nivel de Familia<br />

y en algunos casos se llegó hasta el nivel de Especie.<br />

Para ello se utilizaron claves dicotómicas.<br />

Resultados y Discusión<br />

En las tres estaciones del año, la abundancia<br />

poblacional de oligoquetos fue superior en sitios<br />

sin alteración antrópica (en promedio 59,31 lombrices/m<br />

2 ), en comparación con sitios con manejo<br />

agrícola (en promedio 5,63 lombrices/m 2 ). Estos<br />

resultados coinciden con los hallados por Mele &<br />

Carter (1999) quienes manifiestan que en suelos<br />

agrícolas la densidad y la riqueza específica de las<br />

lombrices son en general baja, no superando los<br />

100 individuos/m 2 .<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

A su vez, dentro de las estaciones, la densidad<br />

de lombrices fue mayor en el verano, siguiéndole<br />

en orden decreciente la primavera y el otoño.<br />

En lo que respecta a la distribución vertical, la<br />

presencia de anélidos se concentró en los primeros<br />

10 cm del suelo, disminuyendo su abundancia<br />

hacia los estratos más profundos (Figura 1). Dicho<br />

patrón de distribución se reiteró en todas las estaciones<br />

evaluadas.<br />

En lo que respecta a los artrópodos, también<br />

su abundancia fue mayor en los sitios no alterados,<br />

aunque en el otoño la densidad poblacional<br />

fue ligeramente inferior en los sitios con manejo<br />

agrícola. Se destacó una supremacía numérica en<br />

el primer estrato considerado (0-10 cm). En ambos<br />

sitios muestreados se hallaron cinco clases<br />

zoológicas, siendo las dos más importantes<br />

Diplopoda ("milpiés") e Insecta (insectos). En primavera<br />

el tercer lugar estuvo representado por<br />

las arañas, mientras que, en las otras dos estaciones,<br />

los "cienpiés" ocuparon dicho lugar (Tabla 2).<br />

La biomasa de lombrices y artrópodos se relacionó<br />

con las densidades poblacionales halladas<br />

para cada sitio y estación del año (Tabla 1).<br />

55


56<br />

Abundancia (<strong>Nº</strong>/m 2 )<br />

Abundancia (<strong>Nº</strong>/m 2 )<br />

2<br />

Abundancia (<strong>Nº</strong>/m )<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

Lombrices Artrópodos Lombrices Artrópodos<br />

Sin alteración Con alteración<br />

0-10 cm 10-20 cm 20-30 cm<br />

Lombrices Artrópodos Lombrices Artrópodos<br />

Sin alteración Con alteración<br />

0-10 cm 10-20 cm 20-30 cm<br />

Lombrices Artrópodos Lombrices Artrópodos<br />

Sin alteración Con alteración<br />

0-10 cm 10-20 cm 20-30 cm<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Primavera<br />

Verano<br />

Otoño<br />

Figura 1. Distribución vertical de la abundancia (<strong>Nº</strong>/m 2 ) de lombrices y macrofauna en dos sitios, con y sin alteración<br />

antrópica en las estaciones de primavera, verano y otoño.


Tabla1. Biomasa de lombrices y artrópodos hallados en los muestreos en dos sitios y en tres estaciones en un suelo<br />

Argiudol ácuico Serie Tezanos Pinto.<br />

Tabla 2. Composición porcentual de las Clases Zoológicas halladas en los muestreos en dos sitios y en tres estaciones<br />

en un suelo Argiudol ácuico Serie Tezanos Pinto.<br />

Consideraciones finales<br />

Primavera<br />

0-10 cm<br />

10-20 cm<br />

20-30 cm<br />

Sin alteración C o n a l t e r a c i ó n<br />

P r i m avera<br />

D i p l o p o d a 7 , 8 8 7 , 4 0<br />

Insecta 4 , 0 6 2 , 6 3<br />

A ra c h n i d a 0 , 9 5 0 , 0 0<br />

Malacostraca 0 , 2 4 0 , 2 4<br />

C h i l o p o d a<br />

V e r a n o<br />

0 , 2 4 0 , 2 4<br />

D i p l o p o d a 11,22 6 , 6 8<br />

Insecta 5 , 9 7 1 , 6 7<br />

C h i l o p o d a 1 , 6 7 0 , 2 4<br />

A ra c h n i d a<br />

O t o ñ o<br />

0 , 9 5 0 , 0 0<br />

D i p l o p o d a 10,74 15,99<br />

Insecta 7 , 4 0 4 , 5 3<br />

C h i l o p o d a 5 , 0 1 2 , 1 5<br />

A ra c h n i d a 1 , 1 9 0 , 7 2<br />

Los niveles poblacionales de lombrices hallados<br />

en cada uno de los sitios muestreados reflejan la<br />

importancia de este grupo de organismo como<br />

indicador biológico de la calidad del suelo. En necesario<br />

continuar con las investigaciones y com-<br />

Sin alteración Con alteración<br />

Artrópodos Lombrices Artrópodos Lombrices<br />

10,08 9,07 2,37 0,00<br />

0,00 1,23 1,28 0,00<br />

0,59 1,52 0,08 0,48<br />

Verano<br />

0-10 cm<br />

Sin alteración<br />

Artrópodos Lombrices<br />

5,79 2,11<br />

Con alteración<br />

Artrópodos Lombrices<br />

3,33 0,37<br />

10-20 cm 1,17 1,68 0,83 0,53<br />

20-30 cm 0,80 0,21 0,16 0,00<br />

Otoño<br />

0-10 cm<br />

10-20 cm<br />

20-30 cm<br />

Sin alteración Con alteración<br />

Artrópodos Lombrices Artrópodos Lombrices<br />

2,31 2,97 3,89 0,21<br />

1,23 0,36 0,48 0,09<br />

0,27 2,58 0,12 0,00<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

plementarlas con la identificación taxonómica de<br />

los oligoquetos y el contenido de humedad de los<br />

suelos muestreados, a fin de comprender cómo<br />

influyen otros factores propios del suelo en la composición,<br />

distribución, abundancia y biomasa de<br />

las lombrices de tierra.<br />

57


Agradecimientos<br />

A Carlos Acosta, Benito Jauberts y Yamil Cancio por la toma de las muestras de suelo y a Yanina<br />

Ramírez y Luisina Tomasini por la separación de lombrices y macrofauna edáfica.<br />

Bibliografía<br />

ANDERSON J. and J. INGRAM 1993. Tropical Soil Biology and Fertility. A handbook of methods. 2 nd Edition. CAB<br />

International. p. 1-222<br />

DORAN J.W., SARRANTONIO M. and M.A. LIEBIG 1996. Soil health and sustainability. Adv. Agron. 56:1-54<br />

LINDEN D.R., COLEMAN D.C., HENDRIX P.F. and P.C.J. VAN VLIET 1994. Faunal Indicators of Soil Quality. In DORAN,<br />

J.W. & B.A. STEWART (Eds.). Defining Soil Quality for a Sustainable Environment. Soil Science Society of<br />

America. Special Publication <strong>Nº</strong> 53:91-105<br />

MELE P.M. and M.R. CARTER 1999. Impact of crop management factors in conservation tillage farming on earthworm<br />

density, age structure and species abundance in south-eastern Australia. Soil & Tillage Research 50:1-10<br />

SWIFT M.J., HEAL O.W. and J.M. ANDERSON 1979. Decomposition in terrestrial ecosystems. Berkeley: University of<br />

California. 372 p.<br />

TESAIRE E.S. 2001. Ecotoxicología. Apuntes del Curso de Postgrado: Lombrices de tierra y fauna asociada. Universidad<br />

Nacional de Córdoba. 12-16 noviembre. Córdoba. p. 105-108<br />

58<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51


DAÑO RELATIVO POR AVES EN CULTIVOS DE MAÍZ Y GIRASOL<br />

DEL DEPARTAMENTO PARANÁ Y ZONAS ALEDAÑAS<br />

Introducción<br />

En Argentina, algunas especies de aves silvestres<br />

son consideradas una limitante para la productividad<br />

en cultivos anuales debido a los daños<br />

que causan en soja, girasol, maíz, trigo y sorgo,<br />

entre otros cultivos. Si bien análisis previos indican<br />

la importancia del daño para los agricultores y las<br />

instituciones en el país (IICA 1987, FAO 1980), falta<br />

una evaluación integral y sistemática de los problemas<br />

con aves plaga (Otis 1992, Bruggers et al.<br />

1998). Dicha evaluación es fundamental para desarrollar<br />

estrategias de manejo costo-efectivas,<br />

orientadas a prevenir y/o minimizar los daños de<br />

una manera eficiente con el menor costo económico<br />

y ambiental (Zaccagnini, 1998; Zaccagnini y<br />

Canavelli, 1998).<br />

Los daños por aves son muy irregulares en el<br />

tiempo y el espacio, tanto en siembra como en<br />

maduración. Esta heterogeneidad dificulta la obtención<br />

de estimaciones adecuadas de los daños y<br />

favorece una sobreestimación de los mismos<br />

(Bucher, 1992, 1998). La alta variación del daño<br />

en diferentes sitios de un mismo lote (ej: bordes<br />

versus centro), entre lotes en una región (ej: pocos<br />

lotes con daños altos y varios con daños bajos)<br />

y entre años (ej: años secos versus años húmedos),<br />

exige un alto esfuerzo de muestreo para<br />

obtener estimaciones precisas, lo cual rara vez<br />

puede alcanzarse (Bucher, 1998). Esta falta de estimaciones<br />

de daño objetivas, sumado a lo conspicuo<br />

de las aves (particularmente en el caso de aves<br />

gregarias y/o ruidosas, como palomas y cotorras)<br />

contribuye, entre otros factores, para que el daño<br />

por aves sea frecuentemente sobrestimado<br />

(Bucher, 1998).<br />

El presente artículo resume, de manera preliminar,<br />

resultados obtenidos en evaluaciones de<br />

Canavelli S.B. 1 , González C. 2 , Cavallero P. 3 y Zaccagnini, M.E. 4<br />

1 Grupo Factores Bióticos y Protección Vegetal. <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

2 Grupo Estadística. <strong>INTA</strong> EEA Oliveros<br />

3 Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional de Litoral<br />

4 Instituto de Recursos Biológicos, <strong>INTA</strong> Castelar<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

daño por aves realizadas en lotes de maíz y girasol<br />

en el departamento Paraná y zonas aledañas<br />

en los veranos 2006/07 y 2007/08. Dichas evaluaciones<br />

se realizaron en el marco de un proyecto<br />

tendiente a evaluar los factores que explican la<br />

abundancia diferencial de aves, particularmente<br />

cotorras, en lotes de maíz y girasol a distintas escalas<br />

espaciales (Canavelli, no publicado). Puesto<br />

que el objetivo principal del proyecto era obtener<br />

estimaciones en una amplia región, los valores<br />

de daño que se presentan aquí, antes que representar<br />

valores definitivos a escala de lote, orientan<br />

sobre la magnitud relativa de los mismos entre<br />

cultivos y especies de aves a escala del departamento.<br />

Materiales y Métodos<br />

Selección de lotes para el muestreo de daño:<br />

utilizando un Sistema de Información Geográfico<br />

(ArcView v.3.2), se superpuso una grilla de 10x10<br />

km sobre el departamento Paraná y zonas aledañas.<br />

En esta grilla se seleccionaron veinticinco celdas<br />

en 2007 y 31 celdas en 2008 de manera sistemática<br />

con arranque al azar (una celda por medio,<br />

con la primera celda seleccionada al azar,<br />

Fig.1A). En cada celda se ubicó el punto central y<br />

luego, en recorridos a campo, se seleccionó un lote<br />

de maíz o girasol más cercano al punto central de<br />

la misma. De este modo se trató de distribuir lotes<br />

de ambos cultivos de manera aleatoria y relativamente<br />

homogénea en todo el departamento<br />

(Fig.1B). En la campaña 2007 (diciembre 2006 -<br />

febrero 2007), se evaluaron 14 lotes de maíz y 11<br />

de girasol, mientras que en la campaña 2008 (enero<br />

– febrero) se evaluaron 15 lotes de maíz y 26<br />

de girasol, totalizando 25 lotes de maíz y 31 de<br />

girasol en las 2 campañas.<br />

59


60<br />

A. B.<br />

Figura 1. Selección aleatoria de lotes de cultivo para muestreo. A. Mapa del departamento Paraná con una grilla de<br />

10x10 km superpuesta y el centro de cada celda utilizado como base para el muestreo. B. Mapa con los puntos<br />

centrales de los lotes muestreados cada año (2007 y 2008), separando por tipo de cultivo.<br />

Evaluación de daño en cada lote: una vez ubicado<br />

el campo, se entrevistó a la persona encargada<br />

del mismo para determinar las características<br />

del lote (variedad del cultivo, superficie, fecha<br />

de siembra). Asimismo, se elaboró un croquis del<br />

lote en función de un primer recorrido a campo<br />

y/o imágenes satelitales. En función de la información<br />

obtenida, se planificó el muestreo para estimar<br />

el daño por aves. La fecha de dicho muestreo<br />

se estableció utilizando un modelo de cultivo de<br />

maíz (Caviglia, com. pers.) para predecir la fecha<br />

probable en que el cultivo alcanzaría el estado<br />

pastoso (estado anticipado de comienzo del daño<br />

por aves). En base al estado fenológico del cultivo<br />

en la primera visita y a la consulta con especialistas<br />

en cultivos se ajustaron las fechas estimadas<br />

por el modelo para cada año y cada cultivo (maíz<br />

y girasol).<br />

Dentro de cada lote, se delinearon entre 2 y 4<br />

transectas que atravesaban el lote, en función del<br />

tamaño y forma del mismo. Dichas transectas se<br />

ubicaron siguiendo la dirección de los surcos, para<br />

facilitar la circulación de los observadores en el<br />

lote. Asimismo, debido a una distribución irregular<br />

esperada del daño en el lote, con mayor daño<br />

esperado en el borde que en el centro del mismo<br />

(Zaccagnini y Cassani, 1986; Zaccagnini y Tate, 1992;<br />

Zaccagnini, 1998; Fleming et al,. 2002), originalmente<br />

se subdividió el lote en 2 estratos: borde (entre<br />

0 y 25 m del borde del lote) y centro (más de 25<br />

m del borde). Posteriormente, debido a que observaciones<br />

realizadas en lotes de maíz indicaron<br />

frecuente daño por aves en la primera línea de<br />

plantas (y no en todo el borde), a fin de captar<br />

dicho daño se incorporó la primera fila de plantas<br />

como un tercer estrato. Las transectas, al atravesar<br />

el lote, permitieron recorrer el mismo y<br />

muestrear los 3 estratos.<br />

En cada transecta, se ubicaron de manera sistemática<br />

con arranque al azar muestras de 5 plantas<br />

cada una paralelas al borde, considerando los<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

3 estratos. En 2007, se evaluaron 36 muestras promedio<br />

por lote (min=28, máx=48), distribuidas en<br />

primera línea (n=8), borde (n=16) y centro (n=12).<br />

En 2008, en tanto, el esfuerzo se incrementó a 80<br />

muestras/lote, distribuidas en primera línea (n=12),<br />

borde (n=36) y centro (n=32). Ese año (2008),<br />

parte de las muestras de la primera línea (n=4) y<br />

muestras del borde (n=12) se ubicaron en 4<br />

transectas adicionales sobre un borde del cultivo<br />

seleccionado en función del daño que tuviera, a<br />

fin de mejorar la precisión y certeza de los<br />

estimadores. En cada muestra de 5 plantas, se registró<br />

el número de plantas dañadas respecto al<br />

número de plantas sanas (infestación). Asimismo,<br />

cuando fuera posible, se especificó en las plantas<br />

dañadas la especie de ave causante del daño.<br />

El daño se caracterizó, a escala de lote, como<br />

porcentaje de plantas dañadas sobre el total (frecuencia<br />

de daño o infestación). Para ello, se utilizó<br />

un estimador proporcional ponderado por estrato,<br />

considerando el número de plantas dañadas<br />

respecto al número de plantas sanas en cada<br />

muestra por estrato y por lote (Cochran, 1953;<br />

Zaccagnini et al., 1983). El número total de plantas<br />

por estrato se estimó en base a la densidad de<br />

plantas (número de plantas/m dividido distancia<br />

entre surcos) y la superficie de cada estrato, calculada<br />

utilizando Sistemas de Información Geográfica<br />

(extensión Patch Analyst en ArcView 3.1).<br />

En la campaña 2007, se evaluó, además de la<br />

infestación, la intensidad del daño (es decir, el porcentaje<br />

de granos -o producción- perdidos en el<br />

lote). En los lotes con maíz (n=14), la intensidad<br />

del daño fue medida en cada espiga dañada como<br />

la proporción de granos dañados. Para estimarla,<br />

en el campo se midió la longitud total de la espiga<br />

dañada y la longitud de granos con daño en 2<br />

lados opuestos de cada espiga. Posteriormente,<br />

se promediaron las longitudes de espiga dañada,<br />

y el daño por espiga se estimó como la proporción<br />

de la longitud dañada sobre el total (modifi-


cado del método sugerido por Otis (1992) para<br />

panojas de sorgo). En los lotes de girasol, en tanto,<br />

se estimó el porcentaje de granos dañado por<br />

capítulo visualmente, utilizando una cruz graduada<br />

para facilitar la estimación porcentual<br />

(Dolbeer, 1975; Zaccagnini et al., 1985).<br />

En ambos casos, de manera similar a la estimación<br />

de infestación, se utilizó un estimador proporcional<br />

ponderado por estrato para obtener<br />

una estimación del daño a escala de lote. Puesto<br />

que no se determinó a campo la longitud o el tamaño<br />

de panojas/capítulos no dañados, el mismo<br />

se estimó como la media del tamaño de las espigas/capítulos<br />

dañados evaluados. Es importante<br />

destacar aquí que, de existir mayor daño en las<br />

espigas/capítulos de mayor tamaño (tendencia<br />

probable aunque no comprobada con las especies<br />

y cultivos locales), las estimaciones de intensidad<br />

podrían estar subestimando ligeramente el<br />

% lotes<br />

50<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

MAÍZ<br />

0 0.01 al 1 % 1 al 3 % > 3 %<br />

A. B.<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

daño real al considerar un mayor tamaño promedio<br />

para las espigas/capítulos no dañados.<br />

Resultados y Discusión<br />

Infestación e intensidad de los daños: los daños<br />

variaron en infestación e intensidad entre maíz<br />

y girasol. La infestación (frecuencia de daño) fue<br />

mucho menor en maíz que en girasol. De los 25<br />

lotes de maíz evaluados entre 2007 (n=14) y 2008<br />

(n=11), se observó daño solamente en 12 de ellos<br />

(48%, Fig. 2A). En estos lotes, el daño fue generalmente<br />

menor o igual al 3% de plantas dañadas,<br />

con un único lote con daño mayor al 3 % (Fig. 2A).<br />

Este lote se evaluó en el año 2008, año con un<br />

daño promedio mayor que los lotes evaluados en<br />

el 2007 (Fig. 2B, 2007: media=0.41% de plantas<br />

dañadas/lote, se=0.26, min=0 y max=3%; 2008:<br />

media=1% de plantas dañadas/lote, se=0.99, min=0<br />

y max=11%).<br />

% lotes<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

2007 2008<br />

Figura 2. Frecuencia de lotes de maíz con daño por aves. A. General (incluyendo ambos años). B. Discriminando por<br />

año de evaluación.<br />

En girasol, en tanto, se observó daño prácticamente<br />

en todos (n=30 de 31) los lotes evaluados<br />

entre el 2007 (n=11) y el 2008 n=20). En el único<br />

caso que no se observó daño, se trató de un lote<br />

que fue evaluado prematuramente (final de floración<br />

o estado fenológico 6 según Schneiter and<br />

Miller, 1981), lo cual podría explicar la ausencia<br />

de daño. En dicho lote, observaciones realizadas<br />

de manera complementaria y comunicaciones con<br />

el propietario posteriores a la evaluación indicaron<br />

daño por aves en madurez. Al no haber sido<br />

evaluado el cultivo en este estado, por limitantes<br />

logísticas, se eliminó este lote de los análisis. En el<br />

resto de los lotes, las pérdidas fueron generalmente<br />

menor o igual al 10 % de plantas dañadas (57<br />

% de los lotes, Fig. 3A). A diferencia de lo que<br />

ocurrió en maíz, donde la mayoría de los lotes no<br />

tuvieron daño y pocos lotes tuvieron un daño relativamente<br />

alto (> 3%), en girasol, en una alta<br />

proporción de lotes (43%) se registró un daño alto<br />

(mayor al 10%, Fig. 3A). De manera similar a lo<br />

ocurrido con el maíz, el daño promedio fue menor<br />

en el 2007 que en el 2008 (2007: media=8%<br />

de plantas dañadas/lote, se=2.80, min=0.25% y<br />

max=28%; 2008: media=14% de plantas dañadas/<br />

lote, se=2.84, min=0.44% y max=41%), con un mayor<br />

porcentaje de lotes con daño relativamente<br />

bajo (entre el 1 y el 5%) en el 2007 (Fig. 3B). Si<br />

bien es probable que la incorporación de muestras<br />

adicionales en los bordes en el año 2008 haya<br />

resultado en una sobreestimación de los daños<br />

respecto al año anterior, percepciones de daño<br />

por aves en girasol mayores al 30% (hasta el 50<br />

%) manifestadas en el 2008 por productores y<br />

técnicos entrerrianos (BolsaCER Noticias, 2008) se<br />

corresponderían con los máximos de infestación<br />

evaluados a campo en este trabajo. Por ello, de<br />

existir una sobreestimación en las evaluaciones de<br />

daño ese año, es factible que la misma no sea de<br />

mayor consideración.<br />

61


% lotes<br />

62<br />

50<br />

45<br />

40<br />

35<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

0.01 al 1 % 1 al 5 % 5 al 10 % > 10 %<br />

A. B.<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

% lotes<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

2007 2008<br />

Figura 3. Frecuencia de lotes de girasol con daño por aves. A. General (incluyendo ambos años). B. Discriminando por<br />

año de evaluación.<br />

Al analizar el daño según el porcentaje de granos<br />

(i.e., producción) perdidos en cada lote (es<br />

decir, intensidad del daño), se observa que el mismo<br />

fue muy bajo, en algunos casos varias órdenes<br />

de magnitud más bajo que el valor medio de infestación,<br />

tanto en maíz (Fig. 4A) como en girasol<br />

(Fig. 4B). De los 14 lotes de maíz evaluados en el<br />

2007, se observó daño sólo en 5 de ellos, predominantemente<br />

con un daño menor o igual al 0.5 %<br />

y un daño máximo ligeramente superior al 1%<br />

(media=0.18% de granos perdidos, Fig. 4A). En gi-<br />

% pla nta/granos pe rdidos<br />

3<br />

2.5<br />

2<br />

1.5<br />

1<br />

0.5<br />

0<br />

1 2 3 4 5<br />

Infestación Intensidad<br />

A. B.<br />

rasol, en tanto, si bien se observó daño en todos<br />

los lotes evaluados en el 2007 (n=11) y el mismo<br />

fue mayor que los daños observados en maíz, la<br />

mayoría de los lotes tuvieron pérdidas menores o<br />

iguales al 1%, con un máximo ligeramente inferior<br />

al 3% (media=0.90% de granos perdidos, Fig. 4B).<br />

Estos valores de pérdidas de producción bajos<br />

coincidirían con evaluaciones realizadas en cultivo<br />

de girasol maduro en Entre Ríos, donde se hallaron<br />

valores de daño oscilando entre 0.1 y 3.1 %<br />

(Zaccagnini y Tate, 1992).<br />

% planta/granos perdidos<br />

30<br />

25<br />

20<br />

15<br />

10<br />

5<br />

0<br />

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11<br />

Figura 4. Comparación de las magnitudes de infestación (% de plantas dañadas) e intensidad (% de granos perdidos)<br />

en lotes de cultivo evaluados en el año 2007. A. Porcentajes de pérdidas por aves en lotes de maíz (n= 5 lotes). B.<br />

Porcentajes de pérdida por aves en lotes de girasol (n= 11 lotes).<br />

Las diferencias en valores de pérdidas de producción<br />

según consideremos la frecuencia de plantas<br />

dañadas (infestación) o el porcentaje que realmente<br />

se ha perdido (intensidad) han sido observadas<br />

previamente en cultivos de girasol<br />

(Zaccagnini y Cassani, 1986; Zaccagnini y Tate, 1992)<br />

y de maíz (Dolbeer et al., 1995), y tienen directas<br />

implicancias para el manejo. Si bien, como algunos<br />

productores han argumentado, "planta dañada,<br />

planta perdida", no es así en todos los casos y,<br />

dependiendo del cultivo y el estado fenológico en<br />

que se produjo el daño, el porcentaje de semillas<br />

remanente puede ser válido para producción e<br />

incluso compensar el daño producido (Woronecki<br />

et al., 1980; Zaccagnini y Tate, 1992). Por ello, resulta<br />

fundamental tener presente esta tendencia<br />

a sobreestimar las pérdidas al momento de to-<br />

Infestación Intensidad<br />

mar decisiones de manejo para aliviar el daño. De<br />

lo contrario, se podría invertir en manejo mucho<br />

más que lo que realmente se pierde (Zaccagnini y<br />

Tate, 1992).<br />

Distribución del daño entre lotes y dentro del<br />

lote: Una observación basada en las figuras previamente<br />

citadas, sumamente importante desde<br />

el punto de vista del manejo es que, generalmente,<br />

pocos lotes experimentan mucho daño y muchos<br />

lotes experimentan poco daño. Esta observación<br />

es frecuente en evaluaciones de daño por<br />

aves en cultivos, y coincide con estudios previos<br />

realizados en lotes de girasol, entre otros cultivos<br />

(Zaccagnini y Tate, 1992; Hothem et al., 1988). Esto<br />

sostendría la propuesta de concentrar los esfuerzos<br />

de manejo en los pocos lotes con alto daño y


tratar de disminuir el mismo, distribuyéndolo en<br />

los lotes circundantes (Avery, com. pers.). Dado la<br />

alta movilidad de las aves que causan daño en los<br />

cultivos, con desplazamientos de varios kilómetros<br />

diarios, si se utilizaran técnicas de protección del<br />

cultivo (ej: ahuyentamiento de las aves por métodos<br />

físicos y/o químicos) en los pocos lotes con<br />

alto daño, las aves se alejarían de los mismos y el<br />

daño se distribuiría entre los lotes circundantes. Si<br />

bien esto puede parecer perjudicial para los otros<br />

productores, en realidad las pérdidas serían mínimas<br />

(y, por ende, tolerables) para todos y se minimizaría<br />

el impacto de otras prácticas de manejo<br />

más agresivas (como control letal por envenenamiento),<br />

ganando la sociedad como un todo<br />

(Tisdell, 1982). Asimismo, si el manejo se organiza<br />

en un área determinada con el acuerdo de los<br />

productores incluidos en la misma, se podría orientar<br />

las aves hacia otros sitios de alimentación disponibles<br />

en el área, como lotes con rastrojo, campos<br />

enmalezados y áreas naturales.<br />

% lotes<br />

100<br />

90<br />

80<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

Primera línea Borde Centro<br />

Con daño Sin daño<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

Dentro de los lotes de cultivo, los daños se distribuyen<br />

de manera heterogénea, pues suelen ser<br />

mayores en los bordes que en el centro (Zaccagnini<br />

y Cassani, 1986; Zaccagnini y Tate, 1992, Zaccagnini,<br />

1998; Fleming et al., 2002). No obstante eso, mientras<br />

los daños en maíz se observaron en la mayoría<br />

de los lotes en la primera hilera de plantas y<br />

disminuyeron en frecuencia a medida que se ingresaba<br />

en el lote, los daños en girasol se observaron<br />

en todos los estratos, siendo igualmente frecuente<br />

los lotes con daño en la primera hilera de<br />

plantas y en el resto del borde, y sólo un poco<br />

menos frecuentes los lotes con daños en el centro<br />

(Fig. 5). Cabe mencionar que, cuando se observaron<br />

daños en el centro de los lotes de maíz (n=3),<br />

los mismos se distribuyeron en claros o áreas abiertas<br />

dentro del cultivo. En función de lo observado<br />

en el resto de los lotes, es probable que, de no<br />

existir dichos claros, este daño no hubiera existido.<br />

Esto evidencia la importancia de la calidad de<br />

la tecnología de siembra y establecimiento de los<br />

cultivos para disminuir los daños producidos por aves.<br />

% lotes<br />

100<br />

90<br />

80<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

Primera línea Borde Centro<br />

Con daño Sin daño<br />

A. B.<br />

Figura 5. Frecuencia de lotes con daño en cada estrato (primera línea, borde y centro). A. Lotes de Maíz (n=25). B. Lotes<br />

de Girasol (n=30).<br />

La diferencia en daño entre borde y centro<br />

puede ser un factor adicional que explique la tendencia<br />

a sobreestimar los daños por aves en cultivos<br />

(Zaccagnini y Cassani, 1986; Zaccagnini, 1998;<br />

Bucher, 1998). Generalmente, los daños en los<br />

bordes no son sólo frecuentes, sino también mayores<br />

en magnitud que los daños registrados en el<br />

centro de los lotes (Zaccagnini y Tate, 1992). Si se<br />

extrapola el daño observado en los bordes a todo<br />

el lote, y no se considera la diferencia antes mencionada<br />

entre el número de capítulos dañados y<br />

el porcentaje realmente perdido en cada uno, es<br />

muy probable que se obtengan estimaciones de<br />

pérdida elevadas y se apliquen medidas de manejo<br />

en consecuencia. Nuevamente, esto podría resultar<br />

en una inversión en manejo mucho mayor<br />

que lo que realmente se pierde (Zaccagnini y Tate,<br />

1992).<br />

Características del daño asociadas a las aves:<br />

el daño en maíz estuvo producido, principalmente,<br />

por las cotorras, mientras que en girasol estuvo<br />

producido tanto por palomas (en particular,<br />

medianas) como por cotorras. Las cotorras dañaron<br />

las panojas de maíz generalmente desde el<br />

ápice hacia la base. En los casos de plantas con 2<br />

espigas, la espiga dañada fue generalmente la superior<br />

aunque, en los casos de ataques más severos,<br />

se observaron ambas espigas dañadas (Fig. 6<br />

A). Los daños se observaron en distintos estados<br />

fenológicos, desde pastoso hasta maduro (especialmente<br />

en etapas tempranas de madurez).<br />

Cuando el cultivo estaba maduro, los granos fueron<br />

consumidos principalmente en su parte central<br />

(Fig. 6B). Estas observaciones coinciden con<br />

otras realizadas hace varios años en Uruguay, donde<br />

se menciona la preferencia de las cotorras por<br />

los estados pastoso-tardío y maduro-temprano del<br />

maíz (De Grazio y Besser, 1975).<br />

63


64<br />

A. B.<br />

Figura 6. Daño por cotorras en maíz. A. Consumo de granos en las espigas, incluyendo las 2 espigas de una misma<br />

planta en los casos más severos. B. Consumo de la parte central de los granos en los estados más avanzados de<br />

madurez del cultivo. © <strong>INTA</strong>-EEA Paraná, Sonia Canavelli.<br />

En girasol, si bien las cotorras afectaron de<br />

manera importante los capítulos al involucrar daños<br />

estructurales en los mismos, especialmente en<br />

estados fenológicos tempranos (Fig. 7), el daño se<br />

restringió a pequeñas áreas dentro del lote, con<br />

lo cual las pérdidas producidas por esta especie<br />

fueron similares o incluso menores a las producidas<br />

por otras aves (principalmente palomas medianas,<br />

Tabla 1). Las palomas dañaron los capítulos<br />

de girasol una vez maduros, extrayendo los<br />

granos intactos, sin dañar el capítulo (Zaccagnini y<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Tate, 1992; Canavelli, 2007, Fig. 8). En base a observaciones<br />

de campo, es probable que el daño<br />

en cantidad de granos extraídos por capítulo por<br />

las palomas, generalmente menor que lo dañado<br />

por cotorras, se compense con una mayor abundancia<br />

y amplia distribución en los lotes de las<br />

primeras respecto a las segundas, resultando en<br />

un daño comparable o incluso mayor. No obstante<br />

eso, falta aún explorar cuantitativamente las<br />

relaciones entre la abundancia y el daño por ambas<br />

especies.<br />

Tabla 1. Daño relativo de palomas (principalmente paloma mediana) y cotorras en lotes de girasol del departamento<br />

Paraná y alrededores expresado como porcentaje de plantas dañadas (infestación). Cabe mencionar la distinción de<br />

daño entre las especies es dificultosa, dado que las palomas pueden haber consumido granos en los capítulos<br />

posteriormente a que las cotorras produjeran el daño, especialmente cuando el capítulo estaba maduro, sin poder<br />

distinguir las diferencias en el campo. Por ello, es probable que el daño en infestación por palomas sea subestimado<br />

(Zaccagnini, com. pers.).<br />

Daño en % de plantas dañadas (infestación ) *<br />

2007 2008<br />

PALOMAS 3.95 (1.90) 9.24 (2.84)<br />

COTORRAS 4.10 (1.14) 5.10 (1.28)<br />

* media (error estándar)


Figura 7. Daño por cotorras en girasol. Consumo de capítulos inmaduros. © <strong>INTA</strong>-EEA Paraná, Sonia Canavelli. Reproducidas<br />

de Canavelli (2007).<br />

Figura 8. Daño por palomas en girasol. Consumo de semillas sin daño del capítulo en madurez avanzada. © <strong>INTA</strong>-EEA<br />

Paraná, Sonia Canavelli. Reproducidas de Canavelli (2007).<br />

Conclusiones<br />

El daño por aves es sumamente variable, tanto<br />

entre cultivos como entre lotes de un mismo cultivo.<br />

En el área de estudio (departamento Paraná y<br />

zonas aledañas), los daños por aves en maíz serían<br />

considerablemente menores que los daños en<br />

girasol. Asimismo, tanto en maíz como en girasol<br />

los daños se concentrarían en las primeras líneas<br />

del lote, aunque en girasol sería más probable<br />

observar daños en todo el lote.<br />

El daño también dependería de la variable de<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

evaluación o la especie de ave que se considere.<br />

Tanto en girasol como en maíz, los valores de intensidad<br />

(% de granos perdidos) serían menores<br />

que los valores de infestación (% de plantas dañadas).<br />

No obstante eso, las diferencias entre ambos<br />

valores serían mucho mayores en girasol que<br />

en maíz, donde los daños en infestación resultaron<br />

ligeramente más elevados que los daños de<br />

intensidad. Entre otras causas, esto podría deberse<br />

a las especies de aves que causan daños en cada<br />

cultivo (principalmente cotorras en maíz y palomas<br />

medianas en girasol) y el patrón diferencial<br />

de daño de unas y otras.<br />

65


La alta variabilidad del daño por aves en cultivos<br />

encontrada en este trabajo, en coincidencia<br />

con otros trabajos, plantea las dificultades para<br />

obtener estimaciones precisas del mismo. Esto limita<br />

seriamente las posibilidades de utilizar dichas<br />

estimaciones para evaluar, objetivamente, los costos<br />

y beneficios de medidas de manejo tendientes<br />

a disminuirlo. Sin embargo, en la medida que se<br />

mejore la comprensión de los factores que inciden<br />

en el daño y se mejoren también las técnicas<br />

de estimación se podrá evaluar de manera más<br />

cabal la magnitud real de los problemas y justificar,<br />

en consecuencia, la asignación de recursos para<br />

disminuirlos.<br />

Bibliografía<br />

66<br />

Agradecimientos<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Proyecto financiado por el Instituto Nacional<br />

de Tecnología Agropecuaria (<strong>INTA</strong>) en el marco<br />

de los Proyectos «Manejo Integrado de conflictos<br />

entre flora y fauna silvestre perjudiciales a la producción<br />

y/o salud humana y/o animal» (<strong>INTA</strong>-<br />

AERN2623) y «Produccción agrícola sustentable en<br />

la provincia de Entre Ríos» (<strong>INTA</strong>-E.RIOS02). Agradecemos<br />

la colaboración de Benito Jauberts, Laura<br />

Addy Orduna y Ricardo Juárez en la toma de datos<br />

a campo. La Dra. Lyn Branch, de la Universidad<br />

de Florida, contribuyó con discusiones en el diseño<br />

del trabajo. Finalmente, y de manera fundamental,<br />

agradecemos a los productores por su<br />

gentileza al recibirnos y permitirnos trabajar en<br />

sus campos.<br />

BOLSACER. 2008. Producción de girasol en Entre Ríos. Campaña 2007/8. http://www.bolsacer.com.ar/noticias.asp?Id=331<br />

[Verificación: agosto 2008]<br />

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ZACCAGNINI M.E. y G. TATE 1992. Evaluación del impacto de las aves granívoras silvestres a cultivos agrícolas en Entre<br />

Ríos: módulo girasol. Convenio <strong>INTA</strong>- Prov. de Entre Ríos. Informe de Avance de Proyecto de Actividad<br />

Priorizada. 22 p.<br />

ZACCAGNINI, M.E. y S.B. CANAVELLI 1998. El Manejo Integrado de Plagas (MIP): su aplicación a la resolución de<br />

problemas con aves perjudiciales a la agricultura. En E.N. Rodríguez y M.E. Zaccagnini (Eds.) "Manual de<br />

Capacitación sobre Manejo Integrado de Aves Perjudiciales a la <strong>Agricultura</strong>". Organización de las Naciones<br />

Unidas para la Alimentación y la <strong>Agricultura</strong> (FAO). Proyecto "Control Integrado de Aves Plaga". Uruguay-<br />

Argentina. p. 21-36.<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

67


Introducción<br />

68<br />

FRAGMENTACIÓN DEL BOSQUE NATIVO ENTRERRIANO<br />

Y SU INFLUENCIA SOBRE LAS AVES: DESAFÍOS PARA LA<br />

CONSERVACIÓN Y UNA AGRICULTURA SUSTENTABLE<br />

La intensa y cada vez más acelerada pérdida<br />

de bosques nativos registrada a escala mundial<br />

constituye uno de los problemas ambientales más<br />

críticos de la actualidad (Repetto, 1988; Hunter,<br />

1996; FAO, 2001). La deforestación no sólo implica<br />

la eliminación total de las masas boscosas para<br />

uso agrícola, ganadero o forestal, sino también su<br />

fragmentación. Este es un proceso por el cual un<br />

área continua de bosque es parcial o completamente<br />

removida generando un paisaje con fragmentos<br />

aislados entre sí dentro de una matriz de<br />

terreno distinta a la cobertura original (Forman,<br />

1995; Gavier y Bucher, 2004). Estos cambios en el<br />

paisaje, ya sea en su configuración, estructura o la<br />

combinación de ambas, pueden comprometer<br />

procesos ecológicos y productivos responsables de<br />

sostener el paisaje original.<br />

El paisaje de Entre Ríos ha sufrido el mismo<br />

proceso de desmonte que se inició con la llegada<br />

de los primeros colonizadores, hace más de 400<br />

años (Paucke, 1942). El avance sostenido de la frontera<br />

agropecuaria hacia áreas ocupadas por comunidades<br />

arbóreas resultó en una pérdida continua<br />

de bosques. Este proceso se incrementó en<br />

las últimas décadas, quedando un remanente de<br />

33,24% de bosques nativos sobre tierra firme<br />

(Kleinerman y Pérez, 1997). Consecuentemente, el<br />

bosque nativo actual está altamente fragmentado,<br />

separado por extensas áreas destinadas a la<br />

agricultura, pueblos, ciudades, caminos, etc.<br />

(Calamari y Lamfri, 2006).<br />

Los efectos negativos de la deforestación y fragmentación<br />

del bosque nativo incluyen la pérdida<br />

de biodiversidad asociada al mismo, así como la<br />

viabilidad de poblaciones que sobreviven en el<br />

paisaje fragmentado. De igual forma, se degrada<br />

la capacidad para obtener productos maderables<br />

y no maderables, valores paisajísticos, alimentarios<br />

y genéticos, compuestos de uso medicinal, néctar<br />

y polen de flores silvestres para la producción de<br />

miel, entre otros (Wilson, 1989; Hunter, 1996).<br />

Calamari N.C. 1 , Vilella F.J 2 , Mercuri P. 3 y Zaccagnini M.E. 4<br />

1<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

2Mississippi State University. Department of Wildlife and Fisheries.<br />

3<strong>INTA</strong> – Instituto de Clima y Agua - Castelar<br />

4<strong>INTA</strong> - CIRN - IRB - Castelar<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Los cambios en el paisaje afectan fuertemente<br />

a las comunidades de la fauna silvestre, incluidas<br />

las aves (Andrén, 1988; Bucher et al., 2001) influyendo<br />

en la abundancia, movimientos y persistencia<br />

de sus poblaciones en el paisaje (Villard et al.,<br />

1999). Los procesos biológicos reproductivos pueden<br />

afectarse por disminución del éxito de encontrar<br />

pareja, problemas en disponibilidad de alimentos<br />

y mayor predación que, a su vez, afectarían el<br />

éxito reproductivo. La capacidad de dispersión y<br />

colonización de nuevos parches de hábitat también<br />

se compromete a medida que el grado de<br />

fragmentación de un paisaje aumenta (Barbaro<br />

et al., 2007). La colonización por especies exóticas,<br />

competencia interespecífica y el parasitismo,<br />

también se expresan rápidamente en ecosistemas<br />

boscosos transformados (Faaborg et al., 1993;<br />

Winter & Faaborg, 1999). El incremento de los<br />

bordes, por ejemplo, beneficia a una variedad de<br />

predadores que se alimentan de huevos y pichones<br />

de especies que nidifican en el bosque<br />

(Campbell & Johns, 2002). Las especies exóticas,<br />

como el estornino europeo ( Sturnus vulgaris), muy<br />

común en áreas urbanas y suburbanas, compiten<br />

con especies nativas que nidifican en cavidades<br />

(Campbell & Johns, 2002).<br />

En síntesis, las especies de aves son sensibles a<br />

estos cambios (Bucher et al., 2001) y el paisaje<br />

resultante podría no sustentar las necesidades<br />

básicas para su supervivencia y en algunos casos<br />

perder especies por extinción (Dardanelli y Nores, 2001).<br />

En el presente trabajo se analiza la influencia<br />

de la fragmentación, la cobertura del bosque y su<br />

configuración sobre la presencia y abundancia de<br />

especies de aves en el bosque del Espinal<br />

entrerriano.<br />

Materiales y Métodos<br />

Area de estudio<br />

El trabajo se desarrolló en los departamentos


Paraná, Diamante, Nogoyá y La Paz de la provincia<br />

de Entre Ríos y comprendió tres mosaicos de<br />

paisaje agropecuario de 30 x 30 km, con distintos<br />

grados de fragmentación del bosque nativo (Fig.<br />

1). El Mosaico I, próximo a la localidad de Bovril<br />

(31º 20’ 31.5’’ S, 59º 26’ 43.2’’ W), está dominado<br />

por una matriz de monte nativo con numerosos<br />

parches de agricultura. El Mosaico II, próximo a la<br />

localidad de Cerrito (31º 34’ 52.2’’ S, 60º 04’ 29.3’’<br />

Figura 1. Mosaicos correspondientes al área de estudio en la provincia de Entre Ríos.<br />

Cada mosaico se dividió en 9 celdas o<br />

subpaisajes de 10 x 10 km, de las que<br />

aleatoriamente se seleccionaron 6 y constituyeron<br />

las unidades de muestreo. Dentro de cada una de<br />

estas unidades, se seleccionaron aleatoriamente,<br />

los parches de monte nativo, según tres categorías<br />

de tamaño: < 7 ha, entre 8 a 20 ha y > 21 ha,<br />

totalizando 45 parches (15 en cada mosaico). El<br />

número de puntos de observación varió según la<br />

categoría de tamaño de parche y fue definido en<br />

un muestreo piloto (marzo de 2007), con un máximo<br />

de 16 puntos por parche, de manera de obtener<br />

una muestra representativa de la variabilidad<br />

ambiental dentro de cada parche en estudio. La<br />

ubicación exacta de los puntos de muestreo se<br />

obtuvo a través del trazado de 4 transectas (siempre<br />

que el tamaño y la forma del parche lo permitían)<br />

con 4 puntos de observación cada una, separados<br />

100 m entre sí. Las transectas se trazaron<br />

sobre dos lados del parche, seleccionados<br />

aleatoriamente y la separación entre las mismas<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

W), está dominado por una matriz agrícola con<br />

relictos de monte nativo, conectividad por bosques<br />

en galería, lo que en su conjunto le brindaban<br />

una importante heterogeneidad espacial. Finalmente,<br />

el Mosaico III, próximo a la localidad<br />

de Crespo (32º 02’ 2.6’’ S, 60º 18’ 29.9’’ W), se<br />

caracteriza por una gran simplificación espacial<br />

debida principalmente a la expansión de la agricultura.<br />

fue también aleatoria, de acuerdo al tamaño del<br />

parche, con el objetivo de cubrir la mayor parte<br />

del mismo.<br />

Los muestreos de aves se llevaron a cabo en<br />

otoño – invierno y primavera – verano de 2007 y<br />

en otoño – invierno de 2008. En cada punto, 2<br />

observadores experimentados registraron el número<br />

de individuos de las especies de aves focales,<br />

durante un período de 10 minutos. A través de un<br />

receptor GPS se obtuvieron y registraron las coordenadas<br />

geográficas del inicio de cada transecta,<br />

así como de los puntos a fin de repetir los<br />

muestreos en los mismos sitios.<br />

Las aves focales fueron 19 especies terrestres<br />

diurnas asociadas a bosques, comunes de observar<br />

y representativas de las regiones biogeográficas<br />

del Espinal y La Pampa, así como pertenecientes a<br />

distintos grupos tróficos (Tabla 1).<br />

69


Tabla 1. Listado de las especies focales.<br />

70<br />

Nombre científico Nombre científico Código<br />

Columbina picui Torcacita común COPI<br />

Molothrus badius Tordo músico MOBA<br />

Drymornis bridgesii Chichero grande DRBR<br />

Lepidocolaptes angustirostris Chichero chico LEAN<br />

Synallaxis frontalis Pijuí frente gris SYFR<br />

Pseudoseisura lophotes Cacholote castaño PSLO<br />

Taraba major Chororó TAMA<br />

Polioptila dumícola Tacuarita azúl PODU<br />

Turdus rufiventris Zorzal colorado TURU<br />

Turdus amaurochalinus Zorzal chalchalero TUAM<br />

Saltator coerulescens Pepitero gris SACO<br />

Saltator aurantiirostris Pepitero de collar SAAU<br />

Paroaria coronata Cardenal copete colorado PACO<br />

Poospiza melanoleuca Monterita cabeza negra POME<br />

Suirirí suirirí Suirirí común SUSU<br />

Serpophaga subcristata Piojito común SESU<br />

Sicalis flaveola Jilguero dorado SIFL<br />

Myiopsitta monachus Cotorra común MYMO<br />

Asthenes baeri Canastero chaqueño ASBA<br />

La cuantificación de la estructura del paisaje se<br />

estimó a partir de una imagen satelital Landsat 5<br />

TM Path 226 - Row 82 del 21 de enero de 2007.<br />

Para ello, luego de la clasificación supervisada<br />

(método paramétrico de clasificación supervisada<br />

de máxima verosimilitud), la imagen resultante<br />

se dividió en las 18 celdas correspondientes a cada<br />

subpaisaje (de los tres mosaicos) y se las exportó<br />

al programa FRAGSTATS (McGarigal y Marks,<br />

1995) para estimar los índices de cuantificación<br />

del paisaje. El grado de fragmentación de monte<br />

nativo para el año 2007 se determinó evaluando,<br />

en cada paisaje, los siguientes índices: número de<br />

parches de monte (NP, cantidad de fragmentos<br />

de bosque encontrados dentro de cada área considerada),<br />

área total de monte (CA), porcentaje<br />

del paisaje ocupado por monte (PLAND), área<br />

media de parches (AREA_MN, indica la media de<br />

los tamaños de fragmentos de bosque presentes<br />

en el paisaje), densidad de parches de monte (PD,<br />

número de parches por hectárea), índice de dimensión<br />

fractal (FRAC, un valor de la dimensión<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

fractal igual a 1 (valor mínimo) indica formas primordialmente<br />

euclidianas o geométricas en el paisaje,<br />

cuando la dimensión fractal se aproxima a 2<br />

(valor máximo) indica una gran diversidad y sobre<br />

todo complejidad de formas en el paisaje), dimensión<br />

fractal perímetro - área (PAFRAC), distancia<br />

euclidiana al vecino más cercano (ENN, indica la<br />

distancia promedio entre los fragmentos de bosque<br />

basándose en la distancia borde-borde), índice<br />

de agregación (AI, informa sobre cómo están<br />

distribuidos los parches) y el índice de cohesión<br />

de parches (COHESION, indica la conectividad física<br />

entre los parches de monte en el paisaje).<br />

Resultados<br />

El número de individuos de la mayoría de las<br />

especies mostró diferencias significativas entre los<br />

mosaicos y períodos de muestreo (Fig. 2)


Número de in dividuos<br />

B<br />

Número de in divid uo s<br />

Nú me ro de individ uos<br />

A<br />

C<br />

450<br />

400<br />

350<br />

300<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

450<br />

400<br />

350<br />

300<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

450<br />

400<br />

350<br />

300<br />

250<br />

200<br />

150<br />

100<br />

50<br />

0<br />

COPI<br />

MOBA<br />

COPI<br />

MOBA<br />

COPI<br />

MOBA<br />

DRBR<br />

LEAN<br />

SYFR<br />

PSLO<br />

TAM A<br />

PODU<br />

TURU<br />

TUAM<br />

DRBR<br />

LEAN<br />

SYFR<br />

PSLO<br />

TAMA<br />

PODU<br />

DRBR<br />

LEAN<br />

SYFR<br />

PSLO<br />

TAMA<br />

PODU<br />

TURU<br />

TURU<br />

TUAM<br />

SACO<br />

SAAU<br />

PACO<br />

SACO<br />

SAAU<br />

PACO<br />

POME<br />

SUSU<br />

SESU<br />

TUAM<br />

SACO<br />

SAAU<br />

PACO<br />

POME<br />

SUSU<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

POME<br />

SUSU<br />

SESU<br />

SIFL<br />

MYMO<br />

ASBA<br />

Mosaico I<br />

Mosaico II<br />

Mosaico III<br />

SIFL<br />

MYMO<br />

ASBA<br />

Mosaico I<br />

Mosaico II<br />

Mosaico III<br />

Mosaico I<br />

Mosaico II<br />

Mosaico III<br />

SESU<br />

SIFL<br />

MYMO<br />

ASBA<br />

Figura 2. Número de individuos de cada especie, observados en los muestreos: A otoño-invierno de 2007, B primaveraverano<br />

de 2007 y C otoño-invierno de 2008.<br />

Abundancia relativa de aves según:<br />

a. Los mosaicos<br />

La abundancia relativa (# de individuos por<br />

punto por parche) de la mayoría de las 19 espe-<br />

cies de aves estudiadas presentó diferencias significativas<br />

según el mosaico. Ocho especies fueron<br />

más abundantes en el Mosaico I, 6 especies en el<br />

Mosaico II y 5 especies en el Mosaico III (Fig. 3).<br />

71


Abundancia relativa<br />

72<br />

0.30<br />

0.25<br />

0.20<br />

0.15<br />

0.10<br />

0.05<br />

0.00<br />

Drymornis bridgesii<br />

Muestreo Otoño - Invierno_2007<br />

Muestreo Primavera - Verano_2007<br />

Muestreo Otoño - Invierno_2008<br />

Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />

A bundancia relativa<br />

0.7<br />

0.6<br />

0.5<br />

0.4<br />

0.3<br />

0.2<br />

0.1<br />

0.0<br />

Pseudoseisura lophotes<br />

Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />

Figura 3. Abundancia relativa de tres especies según el Mosaico, en los tres muestreos realizados.<br />

b. El tamaño de parche<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Abundancia r elativa<br />

3.5<br />

3.0<br />

2.5<br />

2.0<br />

1.5<br />

1.0<br />

0.5<br />

0.0<br />

Columbina picui<br />

Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />

La abundancia relativa de todas las especies no estuvo correlacionada con el tamaño de los parches,<br />

no obstante la abundancia relativa de la mayoría de ellas mostró diferencias significativas entre parches<br />

de distinto tamaño (Fig. 4).<br />

Abundancia relativa<br />

A<br />

1.0<br />

0.8<br />

0.6<br />

0.4<br />

0.2<br />

0.0<br />

Parche I Parche II Parche III<br />

Abu ndancia rel ativa<br />

1.0<br />

0.8<br />

0.6<br />

0.4<br />

0.2<br />

0.0<br />

B<br />

Parche I Parche II Parche III<br />

Mosaico I<br />

Mosaico II<br />

Mosaico III<br />

Abundancia relativa<br />

1.0<br />

0.8<br />

0.6<br />

0.4<br />

0.2<br />

0.0<br />

C<br />

Parche I Parche II Parche III<br />

Figura 4. Abundancia relativa de Taraba major según el tamaño de parche en: A otoño-invierno de 2007, B primaveraverano<br />

de 2007 y C otoño-invierno de 2008.<br />

c. La estación del año<br />

La abundancia relativa de la mayoría de las especies presentó diferencias significativas según la estación<br />

del año. Catorce especies fueron más abundantes en la estación otoño – invierno, mientras que sólo<br />

5 lo fueron en la estación primavera - verano (Fig. 5).<br />

Abundancia relativa<br />

A B<br />

0.7<br />

0.6<br />

0.5<br />

0.4<br />

0.3<br />

0.2<br />

0.1<br />

0.0<br />

Pseudoseisura lophotes<br />

Muestreo Otoño - Invierno_2007<br />

Muestreo Primavera - Verano_2007<br />

Muestreo Otoño - Invierno_2008<br />

Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />

Abundancia relativa<br />

0.7<br />

0.6<br />

0.5<br />

0.4<br />

0.3<br />

0.2<br />

0.1<br />

0.0<br />

Molothrus badius<br />

Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />

Figura 5. Ejemplos de la abundancia relativa de dos especies: A más abundante en el período otoño – invierno y B más<br />

abundante en el período primavera – verano.


Composición y configuración del paisaje.<br />

El porcentaje del paisaje, ocupado por cada<br />

una de las coberturas temáticas definidas en los<br />

mosaicos, mostró una notable diferencia entre<br />

ellos. El área ocupada por monte nativo fue<br />

significativamente mayor en el Mosaico I (70% del<br />

total del paisaje) con respecto al Mosaico II y III<br />

(31 y 6%, respectivamente). Las coberturas correspondientes<br />

a los cultivos de soja, maíz, sorgo y<br />

otros cultivos (incluye a las pasturas anuales, pe-<br />

Porcenta je de cada clase<br />

80<br />

70<br />

60<br />

50<br />

40<br />

30<br />

20<br />

10<br />

0<br />

Monte nativo<br />

Monte introducido<br />

Veg. Inundable<br />

Cuerpos de agua<br />

Soja<br />

Sorgo<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

rennes, así como otros cultivos de verano) fueron<br />

significativamente mayores en el Mosaico III, sumando<br />

un 70%, con respecto al Mosaico I y II (23<br />

y 54%, respectivamente). El girasol, ocupó un mayor<br />

porcentaje en el Mosaico I (2,6 %), con respecto<br />

a los Mosaicos II y III (1,35 y 0,33%, respectivamente).<br />

La cobertura definida como suelo<br />

desnudo (incluye la cobertura correspondiente al<br />

área urbana) fue mayor en el Mosaico III, ocupando<br />

un 22%, mientras que en el Mosaico I y II ocupó<br />

un 2,5 y 12,7 %, respectivamente (Fig. 6).<br />

Maíz<br />

Girasol<br />

Suelo desnudo<br />

Mosaico I<br />

Mosaico II<br />

Mosaico III<br />

Otros cultivos<br />

Figura 6. Porcentaje del paisaje ocupado por cada una de las coberturas analizadas en los tres mosaicos.<br />

Las métricas estimadas del paisaje (ver métodos)<br />

mostraron importantes diferencias según los<br />

mosaicos, dejando en evidencia una gran pérdida<br />

de áreas boscosas e indicando una alta fragmen-<br />

tación de los parches de monte nativo remanentes<br />

del Mosaico III, con respecto a los Mosaicos I<br />

y II (Tabla 2).<br />

Tabla 2. Métricas analizadas en la clase de monte, en los 18 subpaisajes de los tres mosaicos.<br />

Variables<br />

Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />

Media Desv. St. Coef. Var. Media Desv. St. Coef. Var. Media Desv. St. Coef. Var.<br />

CA 7119.75 770.22 10.82 3542.10 880.65 24.86 692.15 496.23 71.69<br />

PLAND 69.90 7.59 10.86 34.82 8.70 24.99 6.79 4.87 71.65<br />

NP 103.50 45.16 43.63 366.50 97.76 26.68 432.67 41.69 9.64<br />

PD 1.02 0.44 43.59 3.60 0.96 26.54 4.25 0.41 9.70<br />

AREA_MN 85.45 48.30 56.52 10.91 5.75 52.66 1.62 1.21 74.82<br />

FRAC_MN 1.04 0.00 0.33 1.05 0.00 0.14 1.04 0.01 0.55<br />

PAFRAC 1.35 0.02 1.18 1.32 0.02 1.31 1.29 0.01 1.16<br />

ENN_MN 98.24 7.45 7.58 103.21 5.71 5.53 149.37 14.86 9.95<br />

COHESION 99.85 0.12 0.12 97.93 1.50 1.53 84.66 6.66 7.86<br />

AI 96.24 1.14 1.19 86.45 9.78 11.31 73.21 7.78 10.63<br />

Influencia de la cobertura y configuración del<br />

monte nativo sobre la presencia de aves.<br />

La exploración del efecto de la cobertura y la<br />

configuración espacial del monte nativo en cada<br />

subpaisaje, en su capacidad de predecir<br />

significativamente (p


L ep id ocolap te s angustiro stris<br />

(Fig. 7), mientras que el resto de las 16 especies<br />

que respondieron a la estructura del paisaje, la<br />

probabilidad de su presencia incrementó cuando<br />

el porcentaje del paisaje ocupado por monte y la<br />

densidad de los parches incrementaron y estuvie-<br />

Co lu mbi na picui<br />

74<br />

1.2<br />

1.0<br />

0.8<br />

0.6<br />

0.4<br />

0.2<br />

0.0<br />

-0.2<br />

70 75 80 85 90 95<br />

Agregación<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

ron conectados y agrupados en su distribución,<br />

así como cuando la diversidad y complejidad de<br />

las formas y el área media de los parches fueron<br />

mayor (Fig. 8).<br />

Si calis fl ave ol a<br />

1.2<br />

1.0<br />

0.8<br />

0.6<br />

0.4<br />

0.2<br />

0.0<br />

-0.2<br />

80 85 90 95<br />

Cohesión de parches<br />

Figura 7. Regresiones logísticas que ejemplifican relaciones negativas entre la estructura del monte nativo y la probabilidad<br />

de presencia de 2 especies.<br />

1.2<br />

1.0<br />

0.8<br />

0.6<br />

0.4<br />

0.2<br />

0.0<br />

-0.2<br />

10 20 30 40<br />

Porcentaje de paisaje<br />

50 60 70 80<br />

Paroar ia co rona ta<br />

1.2<br />

1.0<br />

0.8<br />

0.6<br />

0.4<br />

0.2<br />

0.0<br />

-0.2<br />

1.28 1.30 1.32 1.34 1.36<br />

Dimensión fractal perímetro-área<br />

Figura 8. Regresiones logísticas que ejemplifican relaciones positivas entre la estructura del monte nativo y la probabilidad<br />

de presencia de 2 especies.<br />

Discusión<br />

Los análisis realizados indicarían que, si bien<br />

tanto la cobertura como la configuración del monte<br />

nativo fueron predictores importantes de la presencia<br />

de especies y que no todas respondieron<br />

de igual manera, las especies más probablemente<br />

amenazadas por el proceso de deforestación y<br />

fragmentación del monte nativo entrerriano serían<br />

aquellas especies que están asociadas a frag-<br />

mentos de mayor tamaño, conectados y que presentan<br />

formas complejas. Queda por determinar<br />

todavía los umbrales de tolerancia que estas especies<br />

típicas del monte nativo entrerriano exhiben<br />

a la fragmentación. O en otras palabras, en<br />

qué momento el paisaje llega a un punto de fragmentación<br />

tal que en términos ecológicos, estas<br />

especies lo interpretan como colapsado y se extinguen.


Por otro lado, es poco probable que el creciente<br />

proceso de cambio en el uso del suelo pueda<br />

detenerse sin una planificación adecuada del<br />

uso de la tierra. Este estudio preliminar indica la<br />

importancia de considerar simultáneamente, la<br />

cobertura y la configuración del monte nativo para<br />

el desarrollo de estrategias de conservación de<br />

aves que utilizan el monte dentro de una matriz<br />

Bibliografía<br />

ANDRÉN H. 1988. Effects of habitat fragmentation on birds and mammals in landscapes with different proportions of<br />

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Córdoba, Argentina. Academia Nacional de Ciencias, Tomo 66. Córdoba, Argentina.<br />

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WINTER M. AND J. FAABORG. 1999. Patterns of area sensitivity in grassland-nesting birds. Conservation Biology<br />

13:1424-1436.<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

agriculturizada, así como de los parches remanentes.<br />

Para ello, es necesario elaborar e implementar<br />

efectivamente un plan de manejo territorial tendiente<br />

a armonizar la conservación del monte nativo<br />

con los otros usos de la tierra, protegiendo<br />

fragmentos de monte nativo de mayor valor<br />

ecológico.<br />

75


CONSIDERACIONES SOBRE INDICADORES DE EVALUACIÓN DE LA<br />

SUSTENTABILIDAD EN BIBLIOGRAFÍA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS<br />

Introducción<br />

El presente trabajo se enmarca en el Plan Estratégico<br />

Institucional 2005-2015 de "El <strong>INTA</strong> que<br />

queremos", puntualmente en las políticas atinentes<br />

al desarrollo sustentable de los grandes<br />

ecosistemas.<br />

Unánimemente expertos en distintas especialidades<br />

reclaman políticas que hagan posible la explotación<br />

racional de nuestra riqueza con la utilización<br />

de las energías aprovechables y el acceso a<br />

las tecnologías que permitan encarar procesos industriales<br />

y de manufacturación en el país de origen,<br />

económicamente viable y ambientalmente<br />

sustentable. Señalan como responsables a todas<br />

las personas, gobiernos, pueblos y naciones<br />

(Bellorio Clabot, 1997).<br />

La Constitución Nacional de 1994 consagra en<br />

el Capítulo Segundo de la Primera Parte, los Nuevos<br />

Derechos y Garantías. En su artículo 41 recoge<br />

los criterios más modernos en materia de protección<br />

constitucional del ambiente que ya habían<br />

consagrado los países más evolucionados. Recoge<br />

la doctrina del desarrollo sustentable, al garantizar<br />

la actividad productiva para la satisfacción de<br />

las necesidades actuales del hombre y su progreso,<br />

de forma que no se pongan en peligro y se<br />

mantengan las condiciones y recursos que las generaciones<br />

futuras habrán de necesitar para su<br />

propio desarrollo.<br />

Constituciones Provinciales reformadas desde<br />

la década del 80 en adelante han otorgado ese<br />

rango a la temática del desarrollo sustentable,<br />

haciendo del tema una cuestión de Estado. Y en<br />

esa orientación también lo está la reforma de la<br />

Constitución de la Provincia de Entre Ríos en marcha,<br />

conforme publicaciones periodísticas de avances.<br />

No obstante las recomendaciones experiticias<br />

y los discursos políticos, la realidad es que resta<br />

mucho para hacer a fin de que los mismos se hagan<br />

realidad. Tal es la relevancia al presente de<br />

apuntar al desarrollo de los indicadores que nos<br />

76<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Blanzaco E.<br />

<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

permitan evaluar el grado de sustentabilidad de<br />

un agroecosistema que es el objeto del presente<br />

relevamiento bibliográfico.<br />

Discusión<br />

El desarrollo de indicadores es adecuado para<br />

detectar puntos críticos de sustentabilidad, establecer<br />

sus causas y proponer soluciones a mediano<br />

plazo. Esto es, la evaluación de la sustentabilidad<br />

de los agroecosistemas sólo logrará avances en la<br />

medida que puedan traducirse los aspectos filosóficos<br />

e ideológicos que fundan la sustentabilidad<br />

en capacidad para tomar decisiones. El concepto<br />

es multidimensional: ecológico, económico, social,<br />

cultural y temporal. De ahí que el estudio o enfoque<br />

debe necesariamente ser holístico o sistémico,<br />

sin descuidar otros más específicos y susceptibles<br />

de medición. El problema reside en que no existe<br />

una batería de indicadores universales para ser<br />

utilizados en cualquier situación. Los mismos deben<br />

construirse y adaptarse a cada situación en<br />

estudio y conforme objetivos perseguidos<br />

(Sarandón et al., 2006).<br />

Los autores en análisis manejan como hipótesis<br />

para construir los indicadores: 1. Económicos:<br />

un sistema es económicamente sustentable si puede<br />

proveer la autosuficiencia alimentaria, un ingreso<br />

neto anual por grupo familiar y si disminuye<br />

el riesgo económico en el tiempo. 2. Ecológicos:<br />

un sistema es ecológicamente sustentable si conserva<br />

o mejora la base de los recursos productivos<br />

y evita o disminuye el impacto sobre los recursos<br />

extraprediales. Conservación de recursos propios<br />

e impacto ambiental externo. 3. Socio Culturales:<br />

un sistema se considera sustentable si<br />

mantiene o mejora el capital social, ya que éste es<br />

el que pone en funcionamiento el capital natural<br />

o ecológico: satisfacción del productor, su calidad<br />

de vida, su nivel de dependencia, el grado de integración<br />

social y su nivel de conciencia y conocimiento<br />

ecológicos.<br />

Definen los indicadores y explicitan su metodología<br />

del siguiente modo: el indicador es consi-


derado como una variable, seleccionada y cuantificada<br />

que hace clara una tendencia que de otra<br />

forma no es fácilmente detectable. La elección de<br />

ello se basa en el hecho que sean fáciles de obtener,<br />

de interpretar, que brinden la información<br />

necesaria y que permitan detectar tendencias en<br />

el ámbito de finca. Asimismo y a su vez, por<br />

subindicadores y variables seleccionadas y cuantificadas<br />

que integran, respectivamente, los<br />

indicadores o subindicadores escogidos. Seleccionan<br />

indicadores de presión, para evaluar el efecto<br />

de las prácticas de manejo sobre algunos componentes<br />

o recursos del agroecosistema. Emplean<br />

encuestas, entrevistas y observaciones a campo<br />

cumplimentadas por estudiantes de la Institución.<br />

Los datos se estandarizan mediante su transformación<br />

a una escala, para cada indicador, de 0 a<br />

4, siendo 4 el mayor valor de sustentabilidad y 0 el<br />

más bajo. Todos los valores se transforman a esta<br />

escala permitiendo la integración de varios<br />

indicadores de distinta naturaleza. Luego, los<br />

indicadores son ponderados, multiplicando el valor<br />

de la escala por un coeficiente de acuerdo a la<br />

importancia relativa de cada variable respecto a<br />

la sustentabilidad. Si bien la ponderación puede<br />

hacerse por consenso, por medio de la consulta con<br />

expertos o considerando la opinión de los agricultores,<br />

los autores la realizan por discusión y consenso<br />

entre los integrantes del equipo de trabajo.<br />

La sustentabilidad, como la capacidad de lograr<br />

continuidad en el tiempo, es definida por<br />

Arzeno (2004). Respecto a la selección de<br />

Indicadores, el autor considera que el significado<br />

del concepto de sustentabilidad en el tiempo se<br />

s i g u e e n r i q u e c i e n d o y sostiene que la<br />

sustentabilidad no debe limitarse a la conservación<br />

de los recursos naturales sino que debe mejorarlos<br />

junto al incremento de la producción<br />

en el tiempo. Destaca también el hecho<br />

de que la sustentabilidad es una propiedad de<br />

todo un sistema y no de sus componentes. Por<br />

ello, los intentos de medición deben definir qué<br />

nivel del sistema será evaluado, distinguiendo nivel<br />

nacional, nivel regional y nivel de finca, valorados<br />

vía indicadores específicos. El nivel planta o<br />

un animal y su microambiente inmediato es el nivel<br />

más bajo. El predominio de procesos físicos y<br />

biológicos se da en los niveles inferiores, en cambio,<br />

en los niveles más altos lo está en los procesos<br />

socio económico y culturales. De ahí que deban<br />

seleccionarse diferentes indicadores al pasar<br />

de un nivel al otro y manejar flexibilidad de criterios<br />

para atender a las particularidades y problemáticas<br />

de cada región. El autor destaca la importancia<br />

de un trabajo de equipo interdisciplinario<br />

para la evaluación de la sostenibilidad o<br />

sustentabilidad, ambos conceptos considerados<br />

correctos y sinónimos.<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

Existen dos posibilidades complementarias de<br />

uso de los indicadores. 1. Forma simplificada:<br />

selección de pocos indicadores (2-3) en cada<br />

área o ámbito, vía trabajo en grupo con los productores<br />

participantes; 2. Forma completa: utilizando<br />

la totalidad de los indicadores en cada<br />

área y otras que puedan surgir del trabajo en grupo.<br />

Luego, además de la propia evaluación de los<br />

sistemas productivos, se puede utilizar la misma<br />

información para detectar o seleccionar los mejores<br />

indicadores en cada área.<br />

El desarrollo debe ser ambientalmente no degradante,<br />

técnicamente apropiado, económicamente<br />

viable y socialmente aceptable, afirman<br />

Failde (1999). Retoma el Informe Brundtland<br />

(1987), el cual define el Desarrollo <strong>Sustentable</strong><br />

como "proceso en el cual la explotación de los<br />

recursos, el desarrollo tecnológico y el cambio<br />

institucional se encuentran en armonía con el ambiente<br />

y satisfacen equitativamente las necesidades<br />

actuales, sin comprometer las posibilidades de<br />

las generaciones futuras para satisfacer las propias".<br />

Destaca la importancia de la educación y<br />

concientización a efectos de hacer operativo el<br />

desarrollo sustentable.<br />

El interés del presente trabajo reside en el desarrollo<br />

de indicadores de sustentabilidad contenidos<br />

en un Protocolo de Evaluación, de fácil utilización,<br />

de modo de garantizar por medio del<br />

monitoreo, un conocimiento del sistema que se<br />

interviene y detectar prácticamente el o los aspectos<br />

productivos que tienden a hacer no sustentable<br />

la actividad. Es así que se podrían dar<br />

pautas y recrear estrategias productivas apropiadas<br />

para mejorar los sistemas agrícolas basadas<br />

en las condiciones puntuales evaluadas in situ y<br />

contar con elementos verificables para incluir en<br />

la normativa y en orden a la Certificación ISO<br />

14000. La autora intenta superar el academicismo<br />

de la temática sobre sustentabilidad y brindar<br />

enfoques, métodos y técnicas operativas.<br />

Reseña las características que deben acreditar<br />

los indicadores. Las mediciones deben ser técnicamente<br />

factibles y fáciles de realizar, se deben concentrar<br />

en aquellas variables relevantes en cuanto<br />

el sistema ponga en evidencia especial sensibilidad,<br />

representativas en cuanto a cobertura geográfica,<br />

de fácil incorporación a series temporales, permitir<br />

diferenciar las causas de los efectos, poco<br />

costosas y eficaces en el aprovechamiento de la<br />

información disponible. Juzga que al presente aún<br />

se está transitando por un estadio de ejercicio<br />

teórico académico y resta mucho para hacer a los<br />

fines prácticos.<br />

Viglizzo (2001) define los indicadores como<br />

instrumentos de decisión, sea de la vida cotidiana,<br />

77


sean de mediano y largo plazo, instrumentos para<br />

explicar o interpretar procesos por vinculación y<br />

para inferir la oferta de servicios económicos y<br />

ambientales que afectan a toda la sociedad. Todo<br />

ello a condición que tengan una base científica de<br />

cálculo y constituyan expresión cuantitativa para<br />

ubicar un problema en relación a sus umbrales críticos.<br />

Al superar umbrales críticos, señalan peligrosidad<br />

o riesgo que emerge de un proceso productivo.<br />

Los usuarios requieren indicadores específicos<br />

para operar a diversas escalas espaciales y temporales.<br />

El autor sostiene que es de cumplimiento imposible<br />

lograr una sustentabilidad integral de un<br />

proceso productivo, pero sí es factible hallar algunas<br />

trayectorias productivas que resulten más<br />

sustentables. Lo importante reside en el planteo<br />

productivo adoptado y tecnología aplicada. Efectúa<br />

una comparación en materia de sustentabilidad<br />

entre tres tipologías de agro ecosistemas: el ganadero<br />

de cría extensivo, el mixto y el agrícola puro.<br />

Los indicadores orientan sobre los posibles cambios<br />

cuando intensificamos el planteo productivo.<br />

Analizándolos no puede inferirse que exista una<br />

relación estrictamente inversa entre el comportamiento<br />

económico y el ecológico de un sistema<br />

de producción. Está en función de los sistemas de<br />

producción en estudio y de los indicadores seleccionados<br />

para compararlos.<br />

Presenta nuevos indicadores de la<br />

sustentabilidad. El sector agropecuario cumple<br />

servicios múltiples en una sociedad moderna. Por<br />

ello hoy se transita hacia tipologías alternativas<br />

de sistemas de producción que amplían la oferta<br />

de bienes y servicios del sector agropecuario. Servicios<br />

cuya valoración es cada vez más creciente:<br />

generación de trabajo y equilibrio demográfico<br />

en el territorio rural, conservación del aire puro y<br />

la purificación natural de las fuentes de agua dulce,<br />

el mantenimiento del paisaje y el hábitat para<br />

la vida silvestre, el control de causas y efectos del<br />

calentamiento global, la regulación de aguas para<br />

el control de inundaciones, la preservación del<br />

patrimonio histórico cultural, la recreación y el eco<br />

turismo, y la tradicional provisión de alimentos,<br />

fibras y materias primas.<br />

En la agricultura multifuncional, cambian los<br />

indicadores que la miden. En 1970 no eran manifiestos<br />

los indicadores que midieran la resiliencia.<br />

Ésta expresa la capacidad de un sistema para retornar<br />

a su estado original luego de un disturbio<br />

que lo afecta. En 1980 los indicadores daban una<br />

medición de la performance biofísica- rendimiento<br />

– y económica – rentabilidad- del sistema en<br />

análisis, puesto que la sustentabilidad era asociada<br />

a la capacidad de un agroecosistema para sostener<br />

su productividad biológica y económica en<br />

78<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

el tiempo, más allá de los disturbios severos como<br />

sequías, inundaciones, incendios. En los 90 se introducen<br />

indicadores de empleo rural, migración,<br />

calificación de la oferta laboral, capacitación porque<br />

la productividad sostenida se vincula a la equidad<br />

social. En nuestro siglo se consolida la<br />

sustentabilidad en el paradigma de<br />

multifuncionalidad del sector rural con una visión<br />

integral de la ruralidad. De ahí la aparición de nuevos<br />

indicadores a los económicos, sociales y ambientales,<br />

como aquellos vinculados a la oferta de<br />

bienes culturales, a la conservación del paisaje, a<br />

la preservación del hábitat y la biodiversidad, a la<br />

recreación y al turismo, al equilibrio demográfico<br />

y a la calidad de vida.<br />

Consideraciones finales<br />

El concepto de sustentabilidad fue introducido<br />

por primera vez en 1970 por Bárbara Ward.<br />

En 1994 la FAO citado por Failde (1999), define al<br />

desarrollo sustentable como la "gestión y conservación<br />

de la base de recursos naturales y la orientación<br />

del cambio tecnológico e institucional de<br />

modo que garantice la continua satisfacción de<br />

las necesidades humanas de las generaciones presentes<br />

y futuras". El aumento de la producción<br />

munido de la propiedad sustentable para satisfacer<br />

las necesidades humanas crecientes debe ser<br />

ambientalmente no degradante, económicamente<br />

viable, técnicamente apropiado y socialmente<br />

aceptable.<br />

Es un concepto que históricamente se ha<br />

ido enriqueciendo con nuevos aportes pasando<br />

de la mera conservación a la conservación y mejora<br />

y de la producción primaria a aquella dotada<br />

de valor agregado y atención a componentes no<br />

sólo socioeconómicos y ambientales sino también<br />

culturales recreativos, turísticos, que atiendan la<br />

biodiversidad y de calidad de vida de la población<br />

con equidad intra y entre generaciones;<br />

involucra siempre una idea de continuidad en el<br />

tiempo.<br />

Como sostiene Viglizzo (2001), puede ser<br />

de cumplimiento imposible un desarrollo sustentable<br />

integral pero, por lo menos, debemos proponernos<br />

trayectos productivos sustentables en la<br />

máxima medida de lo posible.<br />

La sostenibilidad o sustentabilidad es una<br />

propiedad de un sistema y no de sus componentes,<br />

de ahí la necesidad forzosa de enfoques<br />

holísticos o sistémicos.<br />

La sustentabilidad es un atributo variable<br />

de todo sistema de producción. No se trata de un<br />

sistema de producción concreto.


Al presente, es fundamental conformar<br />

equipos de trabajo interdisciplinarios que traduzcan<br />

los marcos teóricos de la sustentabilidad en<br />

indicadores que sirvan para evaluarla en cada caso<br />

in situ y conforme objetivos, en todas sus dimensiones:<br />

económica, ecológica, socio-económica y<br />

cultural, con la flexibilidad que atienda el territorio<br />

y el tiempo y nos permitan establecer causas y<br />

tomar decisiones a corto, mediano y largo plazo,<br />

explicar e interpretar procesos, inferir oferta de<br />

servicios económicos y ambientales que afectan a<br />

toda la sociedad. Todo ello a condición que tengan<br />

base científica de cálculo y sean prácticos no<br />

sólo en cuanto a aplicación sino también a costos<br />

viables.<br />

El Dpto. de <strong>Agricultura</strong> de EEUU (USDA,<br />

1991) citado por Failde (1999), entiende que deben<br />

incorporarse los siguientes indicadores para<br />

considerar sustentable a la agricultura: viabilidad<br />

biológica, factibilidad económica, aceptación social,<br />

deseabilidad política, respeto al ambiente,<br />

equidad dentro y entre generaciones, disponibilidad<br />

tecnológica y aplicabilidad práctica.<br />

Un buen punto de partida para elaborar<br />

indicadores por parte de los equipos de trabajo<br />

de las Estaciones Experimentales Agropecuarias y<br />

Agencias de Extensión del <strong>INTA</strong> en la Prov. de Entre<br />

Ríos, que nos permitan evaluar la<br />

sustentabilidad en los términos que al presente se<br />

comprende esta temática, es el Documento de<br />

Trabajo N 0 2 del Programa Nacional de Apoyo al<br />

Desarrollo de los Territorios editado por <strong>INTA</strong>, ti-<br />

Bibliografía<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

tulado "Los Indicadores Sociales en la Formulación<br />

de Proyectos de Desarrollo con Enfoque Territorial»<br />

de Di Filippo y Mathey (2005), como una<br />

observación empírica que sistematiza aspectos de<br />

un fenómeno que resultan importantes para uno<br />

o más propósitos analíticos y prácticos. Si bien,<br />

sostienen, el término indicador puede aludir a cualquier<br />

característica observable de un fenómeno,<br />

suele aplicarse a aquellas que son susceptibles de<br />

expresión numérica". Definen las fases del proceso<br />

de operacionalización que implica toda confección<br />

de indicadores y son cuatro, a saber: representación<br />

teórica del concepto, especificación<br />

del concepto descomponiéndolo en dimensiones,<br />

elección de indicadores o variables empíricas y construcción<br />

de índices. Considero que al presente las<br />

dos primeras fases están avanzadas y debemos<br />

trabajar en las dos siguientes que no pueden constituir<br />

un catálogo universal sino conforme objetivos<br />

de nuestro trabajo y territorio en investigación<br />

–en tanto construcción social–, comprensivos<br />

de insumos, procesos, producto, resultado e impacto<br />

como lo requiere toda evaluación, herramienta<br />

esencial de trabajo. Las autoras en análisis<br />

denominan a los requisitos que deben reunir los<br />

indicadores a los cuales denomina "atributos", enumerándolos:<br />

preciso, mensurable, realizable,<br />

relevante, enmarcado en el tiempo y agregan: fiables,<br />

fáciles de interpretar, independientes,<br />

focalizados, económicos, accesibles y comparables.<br />

Los citados en párrafos anteriores del Dpto. de<br />

<strong>Agricultura</strong> de EEUU en algún caso se reiteran y en<br />

otros se complementan.<br />

ARZENO J.L. 2004. Empleo de Indicadores de sostenibilidad en sistemas extensivos agrícolas del NOA, Estación Experimental<br />

Agropecuaria Salta, Argentina.<br />

BELLORIO Clabot D. 1997. Tratado de Derecho Ambiental, AD-HOC, Bs. As, Argentina. p. 320-321<br />

BRUNDTLAND Commission (World Comisión on Environment and Development). 1987. Our common future. Oxford<br />

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DI FILIPPO M.S. y D. Mathey 2005. Los Indicadores Sociales y la Formulación de Proyectos con Enfoque de Desarrollo<br />

Territorial. Documento de Trabajo N º 2 del Programa Nacional de Apoyo al Desarrollo de los Territorios<br />

editado por <strong>INTA</strong>, titulado «Los Indicadores Sociales en la Formulación de Proyectos de Desarrollo con<br />

Enfoque Territorial». Febrero de 2008.<br />

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SARANDÓN S.J., Zuluaga, M.S., Cieza R., Goméz C., Janjetic L. y E. Negrete 2006. Evaluación de la sustentabilidad de<br />

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VIGLIZZO E., 2001, La Sustentabilidad Productiva: Evolución del concepto y sus Indicadores, <strong>INTA</strong>. Programa Nacional<br />

de Gestión Ambiental. 8 p.<br />

79


VALORACIÓN ECONÓMICA DEL BALANCE DE NITRÓGENO Y<br />

FÓSFORO DE LOS PRINCIPALES RUBROS AGRÍCOLAS Y PECUARIOS<br />

EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS<br />

Introducción<br />

La producción agropecuaria de la región<br />

pampeana argentina ha crecido en las últimas décadas<br />

a tasas mayores que en décadas anteriores.<br />

Entre los factores responsables de este crecimiento<br />

se encuentran: el incremento de la productividad<br />

individual de los cultivos, la intensificación en<br />

el uso de la tierra por la realización de dobles<br />

cultivos con acortamiento de los ciclos productivos,<br />

la reducción de períodos de barbechos<br />

(Caviglia, 2007), la incorporación de zonas vírgenes<br />

al proceso productivo, y un contexto favorable,<br />

tanto climático como de precios.<br />

En Entre Ríos este crecimiento queda de manifiesto<br />

en sus estadísticas productivas. La provincia<br />

ha incorporado tierras a la agricultura (Engler et<br />

al., 2007), y la productividad ha ido creciendo en<br />

los últimos años.<br />

El incremento en la producción fue acompañado<br />

por la difusión de tecnologías conservacionistas,<br />

como la siembra directa y las terrazas. Estas prácticas<br />

redujeron las tasas de erosión unitaria y las<br />

pérdidas de fertilidad de los suelos que ya estaban<br />

incorporados a la agricultura. Sin embargo, la<br />

incorporación de tierras con monte nativo o campo<br />

natural a la actividad agrícola ha reducido los<br />

niveles de materia orgánica existentes (Tasi et al.,<br />

2007 y Tasi y Wilson, com. pers.), aunque dicha<br />

incorporación pudiera haberse hecho con tecnologías<br />

conservacionistas.<br />

La incorporación de procesos de producción<br />

simples y el incremento de las superficies de ciertos<br />

cultivos, implicó por una parte la tendencia a<br />

ciertas monoculturas y simplificación del paisaje<br />

(Paparotti, 2007) y por otro a la necesidad del<br />

uso masivo de productos químicos para el control<br />

de malezas, insectos u hongos. Es así que la siembra<br />

directa y el uso de glifosato con sojas o maíces<br />

resistentes al herbicida, redujo las tasas de erosión<br />

y de contaminación por otros herbicidas. Sin<br />

embargo, esto también implicaría procesos de<br />

pérdida de diversidad biológica y de contamina-<br />

80<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Vicente G1 1, 2<br />

y Engler P.<br />

1 Grupo Sistemas de Producción y Economía<br />

<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

2 FCA - UNER<br />

ción de las aguas, los que están siendo<br />

monitoreados (Sasal, 2007; Calamari y Zacagnini,<br />

2007). En este mismo sentido y haciendo un balance,<br />

se verifican pérdidas y ganancias en el control<br />

de plagas. Por un lado el incremento en el uso de<br />

plaguicidas en general para control de mayores<br />

cantidades de plagas y por el otro un cuidado del<br />

ambiente por la incorporación de tecnologías de<br />

resistencia a través de la genética, el uso de productos<br />

específicos o el manejo integrado incluyendo<br />

el monitoreo y el uso de umbrales de daño.<br />

La mejora en la incorporación de fertilizantes<br />

producida en los últimos años ha posibilitado componer<br />

parte de la extracción realizada por los cultivos<br />

e incrementar los volúmenes de rastrojo que<br />

mejoran los niveles de materia orgánica, y por lo<br />

tanto la fertilidad del suelo. Al mismo tiempo, la<br />

genética ha realizado importantes aportes en la<br />

mejora de la respuesta de los cultivos a la fertilidad<br />

o agua disponible. Pese a estas mejoras, las<br />

tasas de exportación en los principales nutrientes<br />

han sido mayores que los niveles de reposición<br />

(Barbagelata y Melchiori, 2007). Muchos de estos<br />

nutrientes son parte constitutiva de los suelos y<br />

no pueden ser generados por procesos biológicos<br />

a gran escala.<br />

Por lo tanto, el crecimiento productivo de la<br />

provincia ha tenido, aunque de manera diversa,<br />

impacto sobre el ambiente. Este impacto sobre<br />

los recursos debe ser cuantificado y valorado para<br />

contrastar el crecimiento productivo con los cambios<br />

en el capital ambiental (Field, 1995).<br />

Existen antecedentes de valoración económica<br />

de la pérdida del capital para la región pampeana.<br />

Es así, por ejemplo, que se han realizado esfuerzos<br />

para contabilizar la pérdida de capital al costo<br />

de reposición de los nutrientes (Flores y<br />

Sarandón, 2002; Gelati y Vazquez, 2007; Vicente y<br />

Engler, 2007).<br />

El presente trabajo pretende realizar una<br />

aproximación a la valoración económica del impacto<br />

de la exportación excedentaria de nitróge-


no y fósforo desde la producción de los principales<br />

rubros agrícolas y pecuarios de la provincia de<br />

Entre Ríos para el año 2006.<br />

Materiales y Métodos<br />

Se recurrió al auxilio de un protocolo de trabajo<br />

que está siendo desarrollado para la valoración<br />

económica de la extracción excedentaria de seis<br />

nutrientes de la región pampeana y chaqueña. Este<br />

protocolo implica aspectos metodológicos<br />

consensuados a nivel nacional para realizar una<br />

valoración con iguales criterios, en el marco del<br />

Proyecto Específico Nacional AEES1732 del <strong>INTA</strong><br />

(Vicente, informe interno del PE AEES 1732, 2008).<br />

Se han considerado para el análisis económico<br />

dos macronutrientes: nitrógeno y fósforo; debido<br />

a su relevancia y a que existe cierta conciencia sobre<br />

la necesidad de su reposición, incluso desde la<br />

respuesta física en rendimiento (hasta ciertos niveles<br />

y en ciertos cultivos).<br />

El balance de nutrientes se considera como la<br />

diferencia entre lo que se exporta por los productos<br />

agropecuarios y lo que se repone por la fertilización<br />

y por la fijación biológica en leguminosas.<br />

Se costea la reposición de la extracción<br />

excedentaria a valor del fertilizante en el mercado<br />

interno. Se hace un análisis por nutriente, actividad<br />

y departamento utilizando el método de<br />

valoración económica de remediación del daño<br />

(costos evitados: Azqueta, 1994), desde el costo<br />

de reposición interno del productor.<br />

Para la valoración de la extracción excedentaria<br />

de nitrógeno y fósforo, por el método de<br />

remediación del daño, se consideraron tres aspectos<br />

metodológicos:<br />

1) la extracción de nutrientes,<br />

2) la reposición,<br />

3) el balance de nutrientes y la valoración en sí<br />

Se consideraron los principales productos<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

agropecuarios que exportan los nutrientes de los<br />

suelos desde su contenido. La actividad avícola no<br />

fue considerada para no realizar doble contabilización,<br />

puesto que el alimento principal de las aves<br />

son granos, los que se incluyen en el balance de<br />

nutrientes de los productos agrícolas. Asimismo,<br />

no se consideró la actividad citrícola y forestal por<br />

carecer de suficiente información para realizar los<br />

balances.<br />

1) Extracción<br />

Se estimó la extracción (exportación) de los<br />

nutrientes de las actividades agrícolas y ganaderas<br />

de la provincia por departamento, a partir del<br />

contenido de nutrientes en nueve productos (maíz,<br />

soja, trigo, sorgo, lino, arroz, girasol, carne vacuna<br />

y leche) para la campaña 2005/06.<br />

A los fines de los cálculos, se consideraron los<br />

coeficientes que relacionan unidades de cada producto<br />

obtenido con extracción de nitrógeno (N) y<br />

fósforo (P) (Tabla 1). Se utilizaron los coeficientes<br />

de los productos agrícolas citados por el IPNI Cono<br />

Sur (Ciampitti y García, 2005) para maíz, soja, trigo,<br />

sorgo, arroz y girasol; mientras que para el<br />

lino se utilizaron los coeficientes citados por<br />

Viglizzo et al., (2003).<br />

Para la carne bovina se utilizaron coeficientes<br />

provenientes de consulta a especialistas de la Unidad<br />

Integrada Balcarce (<strong>INTA</strong>-FCAUNMdP) (Tosi,<br />

com. pers.), considerando un promedio del peso<br />

vivo de terneros y novillos para producción de<br />

carne.<br />

Para leche se utilizaron los resultados obtenidos<br />

por Taverna et al., (2004) sobre contenidos<br />

en la leche en tambos de la cuenca lechera central<br />

y datos suministrados por Mancuso (com. pers.).<br />

Tanto en carne como en leche se consideró sólo la<br />

extracción para producción, no está por tanto incluida<br />

aquella que podría ser afectada por los requerimientos<br />

de mantenimiento de los animales.<br />

Tabla 1. Coeficientes de exportación de nitrógeno y fósforo para cultivos agrícolas, leche y carne (en kilos de nutrientes<br />

por cada mil kilos o litros de producto)<br />

Coeficientes de exportación de<br />

nutrientes<br />

Nitrógeno Fósforo<br />

Maíz (kg/t grano) 13,22 2,66<br />

Soja (kg/t grano) 48,00 5,40<br />

Trigo (kg/t grano) 20,55 3,99<br />

Sorgo (kg/t grano) 20,00 4,00<br />

Lino (kg/t grano) 40,80 8,00<br />

Arroz (kg/t grano) 15,00 3,00<br />

Girasol (kg/t grano) 21,30 6,00<br />

Leche (kg/1000 l de leche) 4,96 9,71<br />

Carne (kg/t de carne) 24,50 7,15<br />

81


Tabla 3. Balance de N y P por departamento<br />

84<br />

Departamento<br />

600.000<br />

500.000<br />

400.000<br />

300.000<br />

200.000<br />

100.000<br />

0<br />

-100.000<br />

Balance N Balance P Balance N Balance P<br />

Maíz<br />

Soja<br />

(t) ($)<br />

Trigo Sorgo Lino Arroz Girasol<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Carne y<br />

leche<br />

Balance<br />

N + P<br />

Colón 19.078 121 45.250.539 666.063 45.916.602<br />

Concordia 20.627 144 48.925.161 788.827 49.713.989<br />

Diamante 4.126 64 9.786.124 352.633 10.138.757<br />

Federación 29.877 -102 70.864.595 -558.188 70.306.408<br />

Federal 43.235 -94 102.546.297 -517.666 102.028.631<br />

Feliciano 26.723 -58 63.383.384 -320.497 63.062.887<br />

Gualeguay 40.923 41 97.062.701 225.744 97.288.445<br />

Gualeguaychú 44.231 627 104.910.261 3.442.585 108.352.846<br />

Islas del Ibicuy 45.503 -166 107.925.330 -912.729 107.012.601<br />

La Paz 42.573 51 100.977.832 277.568 101.255.399<br />

Nogoyá 18.027 -390 42.757.719 -2.138.534 40.619.184<br />

Paraná 12.392 155 29.392.356 850.646 30.243.002<br />

San Salvador 6.669 156 15.818.797 855.381 16.674.178<br />

Tala 13.155 74 31.201.379 404.171 31.605.550<br />

Uruguay 24.954 262 59.186.472 1.438.746 60.625.218<br />

Victoria 38.714 -346 91.824.734 -1.898.970 89.925.763<br />

Villaguay 43.057 842 102.123.739 4.622.131 106.745.870<br />

ENTRE RIOS 473.866 1.381 1.123.937.421 7.577.911 1.131.515.332<br />

Los resultados encontrados, deben ser analizados<br />

desde varios aspectos. Por un lado la producción<br />

agrícola más sujeta a condiciones climáticas<br />

se consideró para una única campaña, dicha información<br />

condiciona la extracción, por lo cual un<br />

año de menores rendimientos por condición<br />

climática podría arrojar valores de extracción<br />

menores y balances positivos con igual nivel de<br />

reposición. Esta situación de menores rendimientos<br />

aparece en maíz en la campaña analizada de<br />

Figura 1. Balance de nitrógeno en toneladas.<br />

lo que podría derivarse los balances positivos del<br />

cultivo en general.<br />

Otro de los aspectos que se deben analizar en<br />

profundidad se refiere a los coeficientes disponibles<br />

para los cálculos, ya que ellos surgen de situaciones<br />

promedio de contenidos de elementos en<br />

grano. Por ejemplo, en soja el contenido proteico<br />

puede cambiar con las variedades, la fertilidad o<br />

el año en particular y esto puede afectar las tasas<br />

de extracción (Cordone, com. pers.).


1.500<br />

1.000<br />

500<br />

Maíz<br />

Soja<br />

-1.000<br />

Figura 2. Balance de fósforo en toneladas.<br />

0<br />

-500<br />

Trigo<br />

Sorgo<br />

Por otro lado, por no contar con información<br />

más detallada para la provincia en su conjunto, se<br />

consideró la reposición media. Sin embargo, las<br />

distintas regiones y departamentos seguramente<br />

Tabla 4. Balance de N y P en pesos por producto/actividad<br />

Producto<br />

Lino<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

Arroz<br />

Girasol<br />

Carne y<br />

leche<br />

aplican diferentes tecnologías y por lo tanto diferentes<br />

niveles de reposición de nutrientes, información<br />

que de estar disponible debe ir incorporándose<br />

a estos análisis.<br />

Balance N Balance P<br />

Balance<br />

N + P<br />

Maíz 2.553.269 6.828.602 9.381.870<br />

Soja -141.102.878 -3.102.807 -144.205.685<br />

Trigo -4.937.266 4.004.258 -933.008<br />

Sorgo -5.754.862 -1.422.724 -7.177.586<br />

Lino -3.309.096 -520.115 -3.829.211<br />

Arroz -7.655.174 -4.205.609 -11.860.783<br />

Girasol -4.528.596 -632.879 -5.161.475<br />

Carne y leche 1.288.672.025 6.629.185 1.295.301.210<br />

TOTAL 1.123.937.421 7.577.911 1.131.515.332<br />

Existe discusión si considerar, dentro de los<br />

aportes de nitrógeno, la fijación biológica que realizan<br />

las leguminosas nativas (campo natural), puesto<br />

que independiente de la actividad extractiva<br />

de la producción pecuaria de carne y leche, dicho<br />

aporte igualmente seguirá estando. En caso que<br />

dichos aportes no sean considerados la ecuación<br />

final puede cambiar en el balance de nitrógeno.<br />

Consideraciones finales<br />

La producción agropecuaria provincial genera<br />

beneficios al conjunto de la sociedad, aporta en<br />

valor de sus productos y por la actividad en sí con<br />

la generación de empleo y demanda de servicios y<br />

productos; sin embargo como consecuencia de su<br />

($)<br />

funcionamiento existe un costo ambiental. La extracción<br />

de nutrientes, por encima de la reposición,<br />

que se realiza por el funcionamiento de la<br />

actividad agropecuaria, es uno de los costos ambientales,<br />

y como tal debe ser incorporado en los<br />

análisis respecto a lo que aporta el sector.<br />

La actividad agrícola en Entre Ríos para el año<br />

2006 generó desde el balance de nitrógeno y fósforo<br />

un costo ambiental. La actividad ganadera<br />

por el contrario más que balanceó el déficit de la<br />

agricultura, entregando un saldo final positivo para<br />

ambos nutrientes al considerar la agricultura y<br />

ganadería bovina de carne y leche en conjunto.<br />

Todos los cultivos presentaron balances negativos<br />

tanto en nitrógeno como en fósforo, con las<br />

85


excepciones del maíz que presentó menores rendimientos<br />

relativos y el trigo en fósforo que con<br />

altas tasas de reposición fosforada aporta al cultivo<br />

de soja posterior.<br />

Los costos de reposición desde los balances<br />

negativos de fósforo aparecen para los departamentos:<br />

Victoria, Nogoyá, Federal, Feliciano, Federación<br />

e Islas del Ibicuy y pueden considerarse de<br />

poca importancia para el año 2006, considerando<br />

lo que representa en valor respecto al Valor Bruto<br />

de la Producción (VBP de agricultura, carne<br />

bovina y leche en la provincia de Entre Ríos representó<br />

en el año 2006 $3.023.150.014).<br />

La soja pese a su aporte de nitrógeno, desde<br />

la fijación biológica, es la que genera, por su magnitud,<br />

los mayores déficit (costos ambientales),<br />

tanto en nitrógeno como en fósforo; aunque en<br />

este último nutrientes la fertilización fosforada<br />

excedentaria en trigo tiende a compensar este<br />

desbalance. Siendo también el cultivo que mayor<br />

aporte al Valor Bruto de la Producción realiza, el<br />

costo ambiental representa una baja proporción<br />

del mismo.<br />

Las cuestiones relacionadas con los coeficientes<br />

utilizados, la relación entre rendimiento y extracción,<br />

y la reposición media por zona, son aspectos<br />

que, junto con las relaciones de precios (fertilizantes-productos),<br />

deben ser considerados en<br />

conjunto para construir modelos predictivos de<br />

valoración del impacto ambiental. Seguramente el<br />

cambio en las tasas de extracción de los cultivos<br />

en el tiempo (mayor eficiencia de conversión) y el<br />

cambio en las relaciones de precios hacia las actuales<br />

(más desfavorables al uso de fertilizantes)<br />

redundará en una combinación de uso de fertilizantes<br />

y respuesta que podría arrojar balances más<br />

negativos, por lo que deberán tenerse mayores<br />

Bibliografía<br />

86<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

precauciones y mantener un monitoreo permanente<br />

frente a estos cambios.<br />

En el presente trabajo se realizó una<br />

cuantificación y valoración de nitrógeno y fósforo<br />

solamente. Sin embargo, existe antecedente sobre<br />

la problemática del balance de nutrientes en azufre,<br />

calcio, magnesio y potasio, la que tiene elementos<br />

que deben ser tratados en particular por<br />

la baja o nula reposición que de ellos se hace, su<br />

costo y su baja respuesta en rendimiento de los<br />

cultivos.<br />

Pese a que existe información sobre la degradación<br />

de los recursos por exportación<br />

excedentaria, poco se ha hecho a nivel general para<br />

solucionar definitivamente el problema ambiental.<br />

A nivel nacional existen exenciones impositivas a<br />

la compra de fertilizantes con reducción en el IVA<br />

y se han acordado precios para fertilizantes nacionales<br />

como la urea. A nivel provincial y pese a<br />

que existe legislación que favorece la conservación<br />

de los recursos (Vicente et al., 2007; Vicente et al.,<br />

2007), el tema de la exportación de nutrientes<br />

tampoco ha sido tratado a nivel de los sistemas<br />

de incentivos desde el problema ambiental.<br />

Si bien es cierto que la extracción excedentaria<br />

de nutrientes produce un impacto negativo sobre<br />

el ambiente desde el punto de vista de la calidad<br />

de los recursos para las generaciones futuras, también<br />

afecta directamente (a las dosis actuales y<br />

con ciertas relaciones de precios) a la función de<br />

producción y de beneficios del productor<br />

agropecuario. Ésta puede ser una de las razones<br />

por la cual la problemática de la degradación de<br />

los recursos por extracción de nutrientes no ha<br />

tenido el mismo tratamiento que la problemática<br />

de la erosión en las discusiones sobre políticas<br />

ambientales de incentivos.<br />

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<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

87


88<br />

EVALUACIÓN ECONÓMICA DE UN SISTEMA AGRÍCOLA EN LA<br />

PROVINCIA DE ENTRE RÍOS: APLICACIÓN DE UN MODELO DE<br />

OPTIMIZACIÓN ECONÓMICA SUJETO A RESTRICCIONES<br />

AMBIENTALES<br />

Engler P. 1,2 y Vicente G. 1<br />

Introducción<br />

El avance de la agricultura, y en especial del<br />

cultivo de soja ocurrido en los últimos años, se dio<br />

acompañado por la creciente preocupación por<br />

la conservación del medio ambiente y la<br />

sustentabilidad, no sólo económica, sino también<br />

ambiental y social de los sistemas productivos.<br />

La elección de la soja como principal cultivo<br />

encuentra su explicación en la aparición de un conjunto<br />

de avances tecnológicos que se difundieron<br />

rápidamente en el sector primario, tales como la<br />

siembra directa, el uso de glifosato y las sojas<br />

transgénicas resistentes a dicho herbicida. Este<br />

"paquete" se caracteriza por su facilidad de<br />

implementación y sus bajos costos relativos (Engler<br />

et al., 2007). Estos factores, acompañados por<br />

condiciones favorables en los mercados internacionales,<br />

han generado este fenómeno denominado<br />

"sojización".<br />

La actividad agrícola genera impactos en el<br />

medio ambiente que hacen cuestionable su modo<br />

de implementación, tales como balances negativos<br />

de nutrientes y de materia orgánica, erosión,<br />

contaminación y la reducción de la biodiversidad.<br />

Para pensar en sistemas agrícolas que se sustenten<br />

en el largo plazo, es necesario dar respuesta a<br />

esta problemática productiva (Barbagelata y<br />

Melchiori, 2007).<br />

Actualmente se encuentran disponibles técnicas<br />

de conservación que contribuyen a este objetivo.<br />

Entre ellas, cabe mencionarse algunas de gran<br />

difusión y adopción por parte de los productores,<br />

como es la siembra directa y otras que aún no<br />

cuentan con un grado importante de adopción,<br />

como las terrazas, adecuadas rotaciones que equilibren<br />

la participación de oleaginosas y cereales en el<br />

uso del suelo y adecuados niveles de fertilización.<br />

El productor, como empresario, busca<br />

maximizar su resultado económico, es decir, que<br />

entre los factores considerados por el productor<br />

al decidir una nueva actividad o técnica, se encuentra<br />

el resultado económico, el cual debe ser suficiente<br />

para motivarlo a adoptarla. La implementación de prác-<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

1 Grupo de Sistemas de Producción y Economía<br />

<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />

2 FCA - UNER<br />

ticas conservacionistas responde a un objetivo final que<br />

es el lograr que el sistema de producción sea sustentable<br />

en el largo plazo (Calcalterra, 1991).<br />

En el marco del Proyecto AAES 1732 de <strong>INTA</strong>,<br />

este trabajo es una primera aproximación en el<br />

desarrollo de modelos que acoplen cuestiones<br />

ambientales y económicas para estudios de<br />

sustentabilidad productiva. Los modelos bio-económicos<br />

constituyen una metodología para explicar<br />

mejor los aspectos que conciernen a las funciones<br />

de producción y que afectan la decisión<br />

del productor con consecuencias en el<br />

medioambiente (Flichman y Jacques, 2000).<br />

El objetivo del presente trabajo es comprender<br />

los factores de decisión que influyen en la elección<br />

de actividades agrícolas del productor y el<br />

impacto ambiental que esa decisión genera. Por<br />

otra parte, se busca evaluar económicamente la<br />

conveniencia de adoptar una planificación de la<br />

agricultura conservacionista desde el punto de vista<br />

de la empresa. Particularmente se consideró un<br />

sistema de producción agrícola de la Zona<br />

Agroeconómica Homogénea Paraná, de la provincia<br />

de Entre Ríos.<br />

Materiales y Métodos<br />

El sistema productivo modelizado es agrícola<br />

puro, localizado en la Zona Agroeconómica Homogénea<br />

Paraná que abarca el departamento<br />

Paraná y la porción de tierra firme de los departamentos<br />

Diamante y Victoria. Para la caracterización<br />

de este sistema productivo se utilizó información<br />

censal (CNA, 2002) y opinión de técnicos<br />

extensionistas del <strong>INTA</strong> (Brasesco, R. y Pautaso,<br />

J.M., com. pers.).<br />

La superficie total operada es de 350 ha. Los<br />

suelos son Molisoles en su mayoría (300 ha) y en<br />

menor proporción Vertisoles (50 ha). El relieve<br />

considerado tiene pendientes del orden del 3% y<br />

largo de 300 metros.<br />

Si bien un porcentaje de la superficie trabaja-


Además, de las restricciones de recursos productivos<br />

de tierra, capital y maquinaria, se incluyeron<br />

restricciones de indicadores ambientales:<br />

1) Erosión (ERO)<br />

2) Balance de Fósforo (BP)<br />

3) Balance de carbono del suelo (BC)<br />

Para el cálculo de la erosión se utilizó la Ecuación<br />

Universal de Pérdida de Suelo (USLE), para<br />

pendientes del 3% y largo de la misma de 200<br />

metros para Molisoles y de 2% y largo de 300<br />

metros suelos Vertisoles, ambos casos para las alternativas<br />

sin terrazas. En caso de contar con terrazas,<br />

el largo de pendiente en Molisoles es de<br />

50 metros y en Vertisoles de 70. El valor del coeficiente<br />

"C" se consideró de acuerdo al antecesor<br />

más común para cada cultivo (Paparotti y<br />

Gvozdenovich, 2006).<br />

Para el cálculo del balance de fósforo se consideraron<br />

las entradas y salidas más importantes.<br />

Como entradas se consideran los fertilizantes<br />

fosforados y como salidas la extracción por cosecha<br />

y la pérdida por erosión (Calcaterra, 1991).<br />

Para calcular la extracción por cosecha se utilizaron<br />

los coeficientes publicados por el IPNI y para<br />

la pérdida por extracción, se consideró un contenido<br />

de fósforo en el suelo original de 10 ppm<br />

para los suelos Molisoles y de 6 ppm para<br />

Vertisoles. Se tomó una relación de enriquecimiento<br />

del fósforo de 2,21, ya que el contenido de<br />

fósforo en el material erosionado es mayor (Weir,<br />

2002). Se supone que no existen diferencias de<br />

concentración de fósforo en ambos tipos de suelos.<br />

Para el caso del balance de carbono, se calcularon<br />

aportes de carbono orgánico como humus<br />

por parte de los cultivos, determinado por el rendimiento<br />

estimado para cada uno de ellos; y el<br />

carbono presente en el suelo de acuerdo con el<br />

contenido de materia orgánica, la densidad y la<br />

profundidad del suelo. Para el caso de los<br />

Molisoles estos parámetros se consideraron con<br />

valores de 2,5%, 1,3 g/cm3 y 20 cm; mientras que<br />

para los Vertisoles se tomaron valores de 4%, 1,2<br />

g/cm3 y 20 cm (Álvarez, 2006). También se consideraron<br />

las pérdidas de carbono por erosión, considerando<br />

que en la porción erosionada el factor<br />

de enriquecimiento de la materia orgánica es de<br />

1,19 (Weir, 2002).<br />

La variable a optimizar es Margen Bruto Global<br />

de la empresa, analizando los valores que al-<br />

90<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

canzan la erosión en t de suelo/año, el balance de<br />

fósforo en kg/año y el balance de carbono en t/<br />

año.<br />

El MBG de la empresa representa el objetivo<br />

económico (rentabilidad de la empresa) y es calculado<br />

como la sumatoria de los márgenes individuales<br />

de las actividades. Los precios utilizados son<br />

promedios de los últimos 5 años tanto de insumos<br />

como de productos (AACREA, 2005).<br />

En primer lugar se simuló el sistema de producción<br />

actual, con los cultivos y prácticas usuales,<br />

obteniéndose los valores de las variables ambientales<br />

y económicas. Luego se simuló la solución<br />

óptima desde el punto de vista económico (máximo<br />

MBG) incorporando actividades consideradas<br />

"mejoradotas" de la situación actual, como lo son<br />

las terrazas y niveles mayores de fertilización.<br />

Resultados<br />

La simulación del sistema actual, es decir con<br />

una rotación de tres años soja de primera, un año<br />

trigo/soja y un año maíz con niveles medios de<br />

fertilización y sin terrazas, arrojó un resultado económico<br />

medido como MBG de la empresa de<br />

$377.036, es decir, un promedio de $1.077/ha al<br />

año. Los indicadores ambientales se encuentran<br />

por fuera de los límites. La erosión del suelo resulta<br />

ser de 14 t/año, y los balance de fósforo y carbono<br />

son negativos con valores de -4,5 y 1,8 respectivamente.<br />

Cuando el modelo resuelve el problema planteado,<br />

optimizando el objetivo económico y respetando<br />

la disponibilidad de recursos productivos,<br />

la solución contempla una rotación diferente<br />

a la actual y con tecnología conservacionista,<br />

obteniéndose un MBG superior al inicial en un 41%,<br />

al mismo tiempo que se mejoran los valores de los<br />

indicadores ambientales. De esta manera, si bien<br />

tanto el balance de carbono como el de fósforo<br />

son negativos, ambos mejoran en un 73% para el<br />

caso del carbono y un 22% para el fósforo. La<br />

erosión disminuye hasta ubicarse en límites aceptables,<br />

resultando se de 0,5 t/ha/año.<br />

En la solución, el uso del suelo se distribuye<br />

entre doble cultivo trigo/soja en el 46% de la superficie<br />

y maíz en el 54%, todos realizados con<br />

alto nivel de fertilización y con terrazas (Tabla 1).


Tabla 1: Resultado de las simulaciones<br />

Se evaluaron escenarios variando la disponibilidad<br />

de capital en distintos períodos del año. Cuando<br />

el capital es restrictivo, no hay cambios en el<br />

uso del suelo, aunque sí en la tecnología utilizada,<br />

ya que el maíz que entra en la solución se realiza<br />

con niveles medios de fertilización (en proporciones<br />

variables). En esta situación, igualmente se logran<br />

valores del MBG superiores a la situación actual<br />

(aproximadamente un 15% superior).<br />

Consideraciones finales<br />

La técnica de programación lineal aparece<br />

como un método adecuado para realizar modelos<br />

que acoplen las cuestiones ambientales con las<br />

tecnológicas-económicas, con la finalidad de evaluar<br />

no sólo la conveniencia económica de la planificación<br />

de los sistemas de producción, sino también<br />

que los mismos se integren con actividades<br />

cuyo impacto en el medio ambiente no cause su<br />

deterioro.<br />

Una dificultad importante que surge para la<br />

realización de estos modelos, es la disponibilidad<br />

de información referida a parámetros ambientales<br />

para diferentes productos y prácticas tecnológicas,<br />

para simular modelos que representen sistemas<br />

agrícolas que contemplen otros indicadores<br />

de sustentabilidad diferentes a los contemplados<br />

en este trabajo, como energía fósil, contaminación<br />

por agroquímicos, o bien para modelizar otros sistemas<br />

como ganaderos de carne y leche, por ejemplo.<br />

De acuerdo a los resultados obtenidos, las actividades<br />

sustentables son más rentables, es decir<br />

que se pueden mejorar los resultados económicos<br />

de las empresas a la vez que se logren adecuados<br />

balances de nutrientes, materia orgánica y niveles<br />

de erosión, ya que ambos objetivos no son contrarios,<br />

siendo la sustentabilidad integralmente<br />

considerada económica y ambientalmente.<br />

Cabe preguntarse entonces, por qué el productor<br />

que busca maximizar su beneficio no adopta<br />

Uso del suelo (ha) Situación Actual Situación propuesta<br />

Maiz 70 168<br />

Trigo/soja 70 182<br />

Soja 210 0<br />

Total 350 350<br />

MBG ($totales) 377.036 532.561<br />

MB ($/ha) 1.077 1.522<br />

BP (kg/ha) -4,5 -1,2<br />

BCO (t/ha) -1,8 -1,4<br />

ERO (t suelo/ha) 14 0,51<br />

<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />

estas prácticas?. Resulta evidente que el patrón<br />

de decisión del productor es algo más complejo,<br />

existiendo otros factores que marcan la lógica de<br />

decisión e influyen en la elección de actividades y<br />

técnicas por parte del productor.<br />

La realización de terrazas (tecnología<br />

conservacionista) implica la realización de una inversión<br />

que en este trabajo se incorporó como<br />

una anualidad. La realización de las labores se ven<br />

con más dificultad si el campo se encuentra sistematizado,<br />

hecho que desalienta al productor a<br />

realizar la inversión. En el modelo realizado, se<br />

consideró el mayor tiempo operativo de la maquinaria<br />

con incrementos en los costos y en el requerimiento<br />

de tiempo.<br />

El análisis realizado es de tipo económico, aunque<br />

considera parcialmente las variables de restricción<br />

de capital. La cuestión del financiamiento<br />

de la realización de las terrazas se podría analizar<br />

aparte, incluyendo en la misma la adhesión por<br />

parte del productor a la Ley de Conservación del<br />

Suelo.<br />

La mejora en el resultado económico de la<br />

empresa y en los indicadores ambientales implica<br />

un aumento en el valor de la tierra, a la que debería<br />

sumarse la incorporación de las terrazas como<br />

mejora extraordinaria. Esto debería incluirse como<br />

parte de un análisis de largo plazo.<br />

En alternativas con altos niveles de fertilización,<br />

la variabilidad en los rendimientos y márgenes brutos<br />

obtenidos es mayor, el productor debe inmovilizar<br />

un monto importante de capital en fertilizantes,<br />

aumentando las pérdidas en caso de no<br />

obtener un resultado acorde a lo esperado, lo que<br />

implicaría mayores riesgos; aunque con planteos<br />

más conservacionistas, es de esperar menores riesgos<br />

de rendimientos en el largo plazo. La combinación<br />

de cultivos conlleva distintos niveles de riesgos.<br />

Se podría considerar que una mejor distribución<br />

de cultivos disminuye el riesgo, sin embargo<br />

la incorporación de cultivos más riesgosos podrían<br />

incrementarlo.<br />

91


Con las relaciones de precios consideradas en<br />

este modelo (promedio de los últimos cinco años)<br />

los buenos resultados económicos que arrojan los<br />

planteos más sustentables en un sistema de producción<br />

agrícola, hace posible la adopción de estas<br />

prácticas por parte de los productores que<br />

buscan maximizar su resultado económico como<br />

objetivo empresarial. Es así como se ha ido incorporando<br />

en los planteos mayores niveles de reposición<br />

de nutrientes en las últimas campañas.<br />

Bibliografía<br />

92<br />

AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />

Esta es una primera aproximación a la construcción<br />

de modelos bioeconómicos, los que deberían<br />

ser mejorados en la medida que se obtenga<br />

más información sobre impacto de actividades<br />

en los sistemas de producción. Se debería incorporar<br />

el riesgo en la toma de decisión del productor<br />

y las actividades ganaderas en los sistemas<br />

mixtos para ampliar el conocimiento del funcionamiento<br />

de los sistemas regionales y su impacto en<br />

el medio ambiente.<br />

ÁLVAREZ R. 2006. Materia Orgánica: valor agronómico y dinámica en suelos pampeanos. Editorial<br />

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(Acceso agosto 2008)<br />

WEIR E. 2002. Pérdida de suelo y agua en parcelas de escurrimiento. 2° Congreso de Contaminación<br />

Agrícola. Pergamino. Buenos Aires. Argentina.


EDICIONES<strong>INTA</strong><br />

Grupo deComunicacionesdelaEstaciónExperimental<br />

AgropecuariaParaná:<br />

RosaAnaMilocco, MarcelaEspósito,<br />

OscarLedesmayAldoPuig.<br />

600ejemplares.Septiembrede2008


Laagriculturaestáatravesandounprocesodeexpansiónhaciaáreasambientalmentemás<br />

frágiles por unladoydeintensificaciónen las áreas tradicionalmente agrícolas, por el otro.<br />

Resulta necesario evaluar los potenciales impactos ambientales negativos por la<br />

implementacióndealgunasprácticasytambiénlaexploracióndealternativastecnológicas<br />

quecontribuyanalasustentabilidaddelossistemasagrícolas.<br />

Estapublicaciónpresentaalgunosresultadosdelíneasdeinvestigaciónsobreloscambios<br />

en la condición de suelos en producción debidos al impacto del tránsito, del riego<br />

complementario y de los sistemas de labranza y rotaciones. También, se analizan algunos<br />

indicadoresdecalidadambientalysuvaloracióneconómica.Estostrabajosservirándeinsumo<br />

para diseñar y transferir estrategias de gestión de riesgos ambientales tendientes a lograr<br />

sistemasdeproducciónagrícolasustentablesenEntreRíos.<br />

Caviglia O.P. ,Sasal, M. C.,WilsonM.G.yO.F.Paparotti<br />

INSTITUTONACIONALDETECNOLOGÍ AAGROPECUARIA<br />

CentroRegionalEntreRíos<br />

EstaciónExperimenta l Agropecuaria Paraná<br />

RutaProvincial<strong>Nº</strong>11,km12, 5 - 3101OroVerde-Dpto.Paraná(EntreRíos)<br />

Tel.-Fax0343497520 0 www.inta.gov.ar/parana

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