INTA Agricultura Sustentable. Actualización Técnica. Nº 51.pdf
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AGRICULTURA SUSTENTABLE<br />
ACTUALIZACIÓN TÉCNICA<br />
Estación ExperimentalAgropecuariaParaná<br />
Serie Extensiónnº51-Septiembrede2008<br />
PROYECTO REGIONALAGRÍCOLA<br />
Ediciones<br />
InstitutoNacionalde<br />
TecnologíaAgropecuaria<br />
ISSN 0325 - 8874
Fotografíasdetapa:<br />
© 2007M.C.Sasal-O.Ledesma<br />
<strong>INTA</strong>- EEA Paraná
Estación Experimental<br />
Agropecuaria Paraná<br />
Serie Extensión nº 51<br />
Setiembre de 2008<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE<br />
<strong>INTA</strong> - Centro Regional Entre Ríos<br />
ISSN 0325 - 8874
Editor<br />
Estación Experimental Agropecuaria Paraná del <strong>INTA</strong><br />
Director<br />
Ing. Agr. Osvaldo Paparotti<br />
Coordinadores Generales<br />
Ing. Agr. Octavio Caviglia, Dr.<br />
Ing. Agr. María Carolina Sasal, M. Sc.<br />
Ing. Agr. Marcelo Germán Wilson, Dr.<br />
Ing. Agr. Osvaldo Paparotti<br />
Comité Editorial<br />
Ing. Agr. Elena Di Nucci de Bedendo<br />
Lic. Nora Elena, M. Sc.<br />
Lic. Marcela Espósito, M. Sc.<br />
Ing. Agr. Néstor Garciarena<br />
Med. Vet. Juan Pueyo<br />
Ing. Agr. Diego Santos, M. Sc.<br />
Ing. Agr. Oscar Valentinuz, Ph. D.<br />
Personal de la EEA Paraná participante de la presente publicación:<br />
Barbagelata P., Behr E., Blanzaco E., Calamari N.C., Canavelli S.B., Caviglia O.P.,<br />
De Carli R., Engler P., Garciarena N.A., Gregorutti V.C., Indelángelo N., Isaurralde R.M.,<br />
Melchiori R.J.M., Pautasso J.M., Saluso A., Saluso J.H., Sasal M.C., Tasi H.A.,<br />
Van Opstal N.V., Vicente G., Wilson M.G., Xavier L.<br />
Compaginación y Diseño Gráfico de Tapa<br />
Rosa Ana Milocco<br />
Es de responsabilidad exclusiva de los autores la precisión y validez de los datos y hechos, así<br />
como de las opiniones expresadas en los artículos y no manifiestan necesariamente el punto de<br />
vista del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.<br />
No se permite la reproducción total o parcial de esta publicación, ni su almacenamiento en un<br />
sistema informático ni su transmisión en cualquier formato o por cualquier medio, electrónico,<br />
mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor.
INDICE<br />
EL INVIERNO: ESTACIÓN CLAVE PARA LA INTENSIFICACIÓN SUSTENTABLE DE LA AGRICULTURA.<br />
Caviglia O.P., Van Opstal N.V., Gregorutti V.C., Melchiori R.J.M. y Blanzaco E. .........................................................……. 7<br />
CONDICIÓN DE SUELOS EN PRODUCCIÓN.<br />
Wilson M.G., Tasi H.A., Sasal M.C., Cerana J.A. e Indelángelo N.. ................................................................................……. 14<br />
TRÁFICO AGRÍCOLA EN SUELOS HÚMEDOS. PROPIEDADES EDÁFICAS AFECTADAS Y CONSECUENCIAS PARA<br />
LOS CULTIVOS.<br />
Indelángelo N., Behr E. y De Carli R. ........................................................................................................................… 20<br />
EFECTO DEL RIEGO COMPLEMENTARIO CON AGUA BICARBONATADA SÓDICA SOBRE ALGUNAS<br />
PROPIEDADES DE UN MOLISOL BAJO SIEMBRA DIRECTA.<br />
Novelli L.E., Gabioud E., Wilson M.G., Sasal M.C., Caviglia O., Barbagelata P. y Boschetti N.G. ...............................…. 24<br />
EFECTO DEL SISTEMA DE LABRANZA SOBRE EL SECUESTRO DE C Y LA AGREGACIÓN DEL SUELO EN UN<br />
VERTISOL DE ENTRE RÍOS.<br />
Fabrizzi K.P., Barbagelata P.A., Melchiori R.J.M. y Rice Ch. W. .....................................................................................…. 28<br />
EFECTO DE ROTACIONES SOBRE LA DE CALIDAD DE SUELOS ARROCEROS DE ENTRE RÍOS.<br />
De Battista J., Benintende M., Benintende S., Arias N., Wilson M., Cerana J., Rodríguez H. y Muller H. ...............……. 31<br />
ROTACIÓN RAIGRÁS/SOJA. IMPACTO DEL BARBECHO EN EL RENDIMIENTO DE SOJA.<br />
Pautasso J.M., Isaurralde R.M. y Blanzaco E. .........................................................................................................…. 36<br />
ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Y PÉRDIDAS DE NUTRIENTES Y GLIFOSATO EN SECUENCIAS DE CULTIVOS.<br />
Sasal M. C., Wilson M.G. y Garciarena N.A.....................................................................................................................…. 40<br />
ACTUALIZACIÓN DEL FACTOR R DE LA ECUACIÓN UNIVERSAL DE PÉRDIDA DE SUELO (EUPS) PARA UNA<br />
AMPLIA ZONA DEL PAÍS. PERÍODO 1950/2005.<br />
Saluso J.H. ...........................................................................................................................................................................……. 49<br />
OLIGOQUETOFAUNA Y SU ROL COMO INDICADOR DE LA CALIDAD DEL SUELO.<br />
Saluso A. y Xavier L. .........................................................................................................................................................……. 54<br />
DAÑO RELATIVO POR AVES EN CULTIVOS DE MAÍZ Y GIRASOL DEL DEPARTAMENTO PARANÁ Y ZONAS<br />
ALEDAÑAS.<br />
Canavelli S.B., González C., Cavallero P. y Zaccagnini, M.E. .......................................................................................……. 59<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
Pág.<br />
5
FRAGMENTACIÓN DEL BOSQUE NATIVO ENTRERRIANO Y SU INFLUENCIA SOBRE LAS AVES: DESAFÍOS PARA<br />
LA CONSERVACIÓN Y UNA AGRICULTURA SUSTENTABLE.<br />
Calamari N.C., Vilella F.J , Mercuri P. y Zaccagnini M.E. ......................................................................................…. 68<br />
CONSIDERACIONES SOBRE INDICADORES DE EVALUACIÓN DE LA SUSTENTABILIDAD EN BIBLIOGRAFÍA DE<br />
LOS ULTIMOS AÑOS.<br />
Blanzaco E. ..........................................................................................................................................................................……. 76<br />
VALORACIÓN ECONÓMICA DEL BALANCE DE NITRÓGENO Y FÓSFORO DE LOS PRINCIPALES RUBROS<br />
AGRÍCOLAS Y PECUARIOS EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS.<br />
Vicente G. y Engler P. .......................................................................................................................................................…. 80<br />
EVALUACIÓN ECONÓMICA DE UN SISTEMA AGRÍCOLA EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS: APLICACIÓN DE<br />
UN MODELO DE OPTIMIZACIÓN ECONÓMICA SUJETO A RESTRICCIONES AMBIENTALES.<br />
Engler P. y Vicente G. .......................................................................................................................................................…. 88<br />
6<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51
EL INVIERNO: ESTACIÓN CLAVE PARA LA INTENSIFICACIÓN<br />
SUSTENTABLE DE LA AGRICULTURA<br />
Introducción<br />
En la Región Pampeana Argentina en general,<br />
y en la provincia de Entre Ríos en particular, predominan<br />
los sistemas agrícolas basados en cultivos<br />
estivales. En efecto, la proporción de cultivos<br />
invernales sobre la superficie cultivada total se ha<br />
Cultivos invierno/Sup. sembrada (%)<br />
100<br />
80<br />
60<br />
40<br />
20<br />
Caviglia O.P. 1,2 , Van Opstal N.V. 1,2 , Gregorutti V.C. 1,2 , Melchiori R.J.M. 1 y Blanzaco E. 1<br />
Figura 1. Evolución del porcentaje de cultivos de invierno sobre la superficie sembrada<br />
total en Entre Ríos. Elaboración propia en base a datos de SAGPyA, 2008.<br />
Por otra parte, la soja es el principal cultivo de<br />
verano representando alrededor del 60% de la<br />
superficie sembrada de Córdoba, Santa Fe, Buenos<br />
Aires, La Pampa y Entre Ríos (Base de datos<br />
SAGPyA, 2008). La predominancia sostenida de la<br />
soja en los últimos años indica que, en el promedio<br />
de la superficie sembrada, se estaría realizando<br />
este cultivo en dos de cada tres años.<br />
La alta frecuencia del cultivo de soja en las secuencias<br />
agrícolas puede reducir los niveles de<br />
materia orgánica (MO) en el suelo debido al escaso<br />
retorno de rastrojo con una alta relación<br />
Carbono:Nitrógeno (C:N), que lo hace descomponer<br />
rápidamente. La baja cobertura de rastrojos<br />
también puede incrementar el riesgo de erosión<br />
hídrica y la exposición del suelo a la energía cinética<br />
de las lluvias, reduciendo la estabilidad estructural,<br />
clave para el ingreso de agua al suelo. Asimismo,<br />
el bajo nivel de fósforo (P) en el suelo requerido<br />
en relación a otros cultivos y la alta demanda<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
1 <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
2 FCA - UNER<br />
reducido notoriamente desde 1973 a la actualidad,<br />
alcanzando el 13% para la provincia de Entre<br />
Ríos (Figura 1) y el 21% para el conjunto de las<br />
provincias pampeanas (Base de datos SAGPyA,<br />
2008).<br />
0<br />
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010<br />
Año<br />
de nitrógeno (N) para la producción de granos<br />
torna negativo el balance de nutrientes<br />
(Barbagelata y Melchiori, 2007).<br />
La ausencia de cultivos durante el invierno provoca<br />
una pérdida enorme de recursos (agua y radiación<br />
solar) que no son aprovechados para producir<br />
granos y/o biomasa que mejore el balance<br />
de C en el suelo y el resultado productivo de la<br />
empresa.<br />
La intensificación de la secuencia de cultivos<br />
por la inclusión de alternativas invernales mejoraría<br />
muchos aspectos de los actuales sistemas agrícolas<br />
para el logro de una producción sustentable,<br />
eficiente y rentable.<br />
El objetivo de este trabajo es presentar y discutir<br />
aspectos relacionados con la intensificación<br />
sustentable de las secuencias agrícolas por la inclusión<br />
de alternativas invernales.<br />
7
Intensificación sustentable<br />
El término intensificación agrícola suele recibir<br />
diferentes interpretaciones, entre las más comunes<br />
se encuentra a la que la define como el agregado<br />
de cantidades crecientes de capital, insumos<br />
y trabajo para aumentar el rendimiento de los<br />
cultivos por unidad de área (Mortimore y Tiffen,<br />
1995). En esta interpretación de la intensificación<br />
está normalmente implícita la falta de compromiso<br />
con la sustentabilidad del sistema, con la conservación<br />
de los recursos naturales circundantes y<br />
con la calidad de vida de la población urbana y<br />
rural (Caviglia, 2007).<br />
A pesar de las diversas interpretaciones que se<br />
pueden realizar de la intensificación agrícola, todas<br />
ellas coinciden en que: i) el resultado es un<br />
mayor rendimiento por unidad de área y tiempo<br />
y que ii) es un concepto contrapuesto al de<br />
"extensificación". Este último término involucra el<br />
incremento de la producción agrícola a través de<br />
la incorporación de nuevas tierras para cultivos<br />
(Gregory et al., 2002). Es común también que la<br />
intensificación agrícola se confunda con la<br />
"extensificación".<br />
8<br />
Barbecho<br />
Duración Secuencia = 3 años<br />
3 cultivos en 3 aaños<br />
os<br />
Soja<br />
a<br />
ISI= 1<br />
Barbecho<br />
1 ° año 2 ° año<br />
Soja<br />
Intensificación tradicional<br />
Barbecho<br />
Insumos<br />
Maíz<br />
AGRICULTURA<br />
Cuantificación del nivel de intensificación<br />
Una manera de cuantificar este proceso, a nivel<br />
de una secuencia de cultivos, es a través de un<br />
índice de intensificación (ISI) que se calcula como<br />
el cociente entre el número de cultivos y la duración<br />
de la secuencia (Farahani et al., 1998). Así, las<br />
secuencias que incluyan más de un cultivo por año,<br />
Trigo<br />
Duración Secuencia = 2 años<br />
3 cultivos en 2 años a os<br />
Soja<br />
ISI= 1.5<br />
1 ° año 2 ° año<br />
Secuencia<br />
Intensificada!!<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
De acuerdo con estas definiciones, la expansión<br />
de las fronteras agrícolas hacia ambientes más<br />
frágiles, a través del desmonte que se está produciendo<br />
en muchas zonas del país, se trata claramente<br />
de un proceso de “extensificación” (Caviglia,<br />
2007).<br />
Una definición de intensificación agrícola que<br />
se ha tornado frecuente últimamente es la de<br />
Boserup (1987), quien la define como “el proceso<br />
hacia un cambio gradual en el uso de la tierra que<br />
hace posible cultivar una porción dada de tierra<br />
de manera más frecuente que antes”.<br />
A partir de estos conceptos y de la necesidad<br />
creciente de lograr sistemas agrícolas sustentables<br />
surge una nueva definición, la de intensificación<br />
sustentable, que tiene por objetivo mantener o<br />
incrementar los actuales niveles productivos con<br />
un uso más intenso de los recursos del ambiente<br />
(agua y radiación solar) y de las tierras de mayor<br />
aptitud, a través de tecnologías de procesos, con<br />
un uso racional de los insumos (Figura 2). Las propuestas<br />
basadas en la intensificación sustentable<br />
deben ser económicamente viables, socialmente<br />
aceptable y ambientalmente sostenibles (Caviglia,<br />
2007).<br />
b<br />
Intensificación sustentable<br />
Recursos del ambiente<br />
Producción Producci n de granos<br />
Producción Producci n de granos<br />
Figura 2. Diferentes interpretaciones de intensificación: a) visión tradicional y<br />
b) intensificación sustentable.<br />
como el doble cultivo trigo/soja, tendrán un ISI<br />
mayor a la unidad (Figura 3), mientras que secuencias<br />
de otras regiones pueden tener un ISI menor<br />
si algún período largo de tiempo el suelo permanece<br />
en barbecho, como es común en la secuencia<br />
trigo/barbecho de un año, que se practica en las<br />
grandes planicies de los Estados Unidos (Farahani<br />
et al., 1998).<br />
Maíz<br />
(agua, radiación, radiaci n, nutrientes)<br />
Tierras aptas<br />
AGRICULTURA<br />
Insumos<br />
Duración Secuencia = 3 años<br />
6 cultivos en 3 aaños<br />
os<br />
ISI= 2<br />
Soja<br />
Soja<br />
Trigo Trigo CC<br />
1 ° año 2 ° año 3 ° año<br />
Secuencia<br />
Intensificada!!<br />
Figura 3. Ejemplos de secuencias de cultivos con diferente duración y nivel de intensificación<br />
(ISI= índice de intensificación de la secuencia, indica el número de cultivos por año).<br />
Maíz
Alternativas invernales de<br />
intensificación sustentable<br />
En el diseño de secuencias es de importancia<br />
central considerar la inclusión de cultivos que le<br />
brinden a la misma estabilidad, productividad y<br />
rentabilidad. En el contexto actual, la inclusión del<br />
cultivo de soja en las secuencias es inevitable debido<br />
a su rentabilidad y estabilidad. Las nuevas propuestas<br />
de secuencias de cultivos deberían tomar<br />
en cuenta estas consideraciones, de manera de<br />
facilitar el proceso de adopción una vez demostrados<br />
los beneficios de su inclusión en los sistemas<br />
productivos (Caviglia, 2007).<br />
Se ha sugerido que la actitud humana hacia el<br />
riesgo parece ser común en los diferentes sistemas<br />
agrícolas y tendiente a estrategias<br />
conservativas que lo minimicen (Sadras and Roget,<br />
2004). De acuerdo con esto, sería esperable que<br />
en una zona determinada la secuencia de cultivos<br />
predominante sea muy simplificada y con bajas<br />
probabilidades de riesgo.<br />
En este contexto no es difícil comprender la<br />
amplia difusión de la soja en Entre Ríos y en la<br />
Argentina, debido a que su extraordinaria plastici-<br />
a b<br />
Rendimiento (kg ha -1 )<br />
4500<br />
4000<br />
3500<br />
3000<br />
2500<br />
2000<br />
1500<br />
1000<br />
500<br />
0<br />
a<br />
ab<br />
Trigo CC Arveja Lino Trigo CL Colza<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
dad para enfrentar situaciones adversas le confiere<br />
una muy alta estabilidad sumada al alto valor<br />
de sus granos, en comparación con los cereales<br />
(Caviglia, 2007). Estos, por el contrario, tienen una<br />
alta variabilidad interanual en sus rendimientos en<br />
Entre Ríos por la alta susceptibilidad al estrés del<br />
maíz y por la alta frecuencia de epifitias de<br />
fusariosis de la espiga en trigo.<br />
Cultivos de grano<br />
La inclusión de cultivos de invierno alternativos<br />
al trigo que le confieran a la secuencia mayor estabilidad<br />
en los rendimientos, puede ser una alternativa<br />
promisoria. Lamentablemente, la adopción<br />
de nuevos cultivos está seriamente limitada por la<br />
falta de canales adecuados de comercialización.<br />
Actualmente se está comenzando a difundir el cultivo<br />
de la colza en algunas zonas, así como en otras<br />
aún se mantiene la tradición de cultivar lino, el<br />
que ha demostrado tener rendimientos bajos pero<br />
poco variables entre años (Caviglia et al., 2006).<br />
Las experiencias realizadas en la EEA Paraná<br />
evaluando diferentes alternativas invernales indican<br />
que es posible lograr rendimientos aceptables<br />
a buenos de lino, colza y arveja proteica (Figura 4).<br />
Figura 4. Rendimientos obtenidos por diferentes cultivos invernales en la EEA Paraná del <strong>INTA</strong>: a) Campaña 2006/07 b)<br />
Campaña 2007/08. Los cultivos presentados fueron conducidos con un adecuado nivel nutricional. Trigo CC: trigo de<br />
ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Letras diferentes indican diferencias significativas<br />
según test de Duncan (=0.05).<br />
La principal preocupación cuando se realizan<br />
cultivos dobles es que no se afecte demasiado el<br />
rendimiento del cultivo estival, generalmente más<br />
productivo y de mayor valor que el invernal en el<br />
norte de la región pampeana.<br />
Las evaluaciones realizadas demuestran que el<br />
agua almacenada en el suelo a la cosecha de los<br />
cultivos invernales, no difirió demasiado de la si-<br />
b<br />
b<br />
b<br />
Rendimiento (kg ha -1 )<br />
4500<br />
4000<br />
3500<br />
3000<br />
2500<br />
2000<br />
1500<br />
1000<br />
500<br />
0<br />
a<br />
b<br />
Arveja Trigo CC Trigo CL Colza Lino<br />
tuación que permaneció en barbecho, con excepción<br />
del cultivo de lino que presentó en las dos<br />
campañas analizadas la menor cantidad de agua<br />
almacenada en el perfil (Figura 5). Esto tuvo su<br />
correlato en la campaña 2007/08 con un menor<br />
rendimiento del cultivo de soja sobre este antecesor,<br />
lo que también estuvo asociado con mayores<br />
dificultades de implantación por la presencia y tipo<br />
de rastrojo.<br />
b<br />
b<br />
b<br />
9
10<br />
Agua Total (mm)<br />
400<br />
350<br />
300<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
a a<br />
Figura 5. Agua total almacenada en el suelo a la cosecha de diferentes alternativas de cultivos invernales. a) Campaña<br />
2006/07 b) Campaña 2007/08. Los cultivos presentados fueron conducidos con un adecuado nivel nutricional. Trigo<br />
CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Letras diferentes indican diferencias<br />
significativas según test de Duncan (=0.05).<br />
Los resultados demuestran que con una mínima<br />
o nula reducción del agua almacenada en el<br />
perfil del suelo es posible obtener buenos rendimientos<br />
del cultivo de soja, sin diferencias entre<br />
las situaciones en las que se incluyó un cultivo invernal<br />
y el suelo que permaneció en barbecho (Figura<br />
6). Este resultado sería atribuible a la gran<br />
plasticidad del cultivo de soja y a la ubicación tar-<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
día en el ciclo del cultivo del período crítico para<br />
la definición del rendimiento, que permite el tiempo<br />
suficiente para que se recompongan las reservas<br />
de agua en suelo. El cultivo de lino, por otra<br />
parte, demostró tener un mayor consumo de agua<br />
que las otras alternativas y una baja eficiencia para<br />
transformarla en granos, a la vez de ser el único<br />
cultivo antecesor que afectó el rendimiento del<br />
cultivo de soja.<br />
Figura 6. Rendimiento del cultivo de soja con diferentes antecesores invernales en la campaña 2007/08.<br />
Cultivos de cobertura<br />
Los cultivos de cobertura se realizan durante<br />
el período de barbecho, previo a la siembra de un<br />
cultivo destinado a la producción de granos, interrumpiendo<br />
su crecimiento a través de la aplicación<br />
de herbicidas. Ésta debe realizarse con la antelación<br />
suficiente como para permitir la recuperación<br />
de los niveles de humedad del suelo en superficie<br />
para realizar la siembra del cultivo principal.<br />
La inclusión de cultivos de cobertura invernales<br />
en Entre Ríos permitiría, además de aprovechar el<br />
agua que igualmente se perdería, proteger al suelo<br />
a través de la cobertura viva durante el invierno<br />
y de sus residuos durante la implantación del cultivo<br />
estival y aportar carbono (C) para mejorar su<br />
balance en suelo.<br />
Factores a considerar para incorporar cultivos<br />
de cobertura<br />
La adopción de los cultivos de cobertura<br />
invernales es sólo factible si no se compromete el<br />
a<br />
Arveja Trigo CC Trigo CL Colza Barbecho Lino<br />
Rendimiento (kg ha -1 )<br />
3500<br />
3000<br />
2500<br />
2000<br />
1500<br />
1000<br />
500<br />
0<br />
b<br />
a<br />
b<br />
c<br />
Agua Total (mm)<br />
a a a<br />
400<br />
350<br />
300<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
a a<br />
Trigo CL Arveja Barbecho Trigo CC Colza Lino<br />
rendimiento del cultivo estival subsiguiente, ya que<br />
los beneficios esperados no se traducen en una<br />
compensación económica en el corto plazo, en el<br />
cual infortunadamente se suelen evaluar la mayor<br />
parte de las prácticas agronómicas.<br />
Diversas especies pueden considerarse para su<br />
utilización como cultivo de cobertura, siendo las<br />
gramíneas, i.e. trigo, avena, raigrás, cebadilla, cebada,<br />
triticale, etc., las que mejor comportamiento<br />
tendrían desde la perspectiva de mantener una<br />
cobertura del suelo por su tasa de descomposición<br />
más lenta, en comparación con las leguminosas,<br />
i.e. vicia, arveja, melilotus, tréboles, etc. Sin<br />
embargo, si las gramíneas no son adecuadamente<br />
fertilizadas, el aporte total de C puede ser muy<br />
bajo.<br />
Agua en el suelo<br />
a<br />
Trigo CL Arveja Barbecho Colza Trigo CC Lino<br />
a<br />
b<br />
La principal limitación para la inclusión de los<br />
cultivos de cobertura invernales es la suposición<br />
de que consumen una cantidad importante de<br />
a<br />
b<br />
b
agua pudiendo afectar el rendimiento del cultivo<br />
siguiente. Esta afirmación puede ser válida si el<br />
cultivo destinado a granos es el maíz ya que por<br />
su época de siembra queda muy poco tiempo para<br />
recuperar los niveles de humedad en el suelo. Asimismo,<br />
debe considerarse que el maíz es el cultivo<br />
más sensible a las deficiencias hídricas y el que<br />
aporta mayores volúmenes de C al sistema, por lo<br />
que no tendría sentido poner en riesgo su rendimiento,<br />
reduciendo los niveles de humedad en el<br />
suelo con un cultivo de cobertura.<br />
La realización de un cultivo invernal de cobertura<br />
previo a la siembra de la soja, por el contra-<br />
a<br />
a<br />
-1<br />
Materia Seca (kg ha )<br />
Agua Total (mm)<br />
6000<br />
5000<br />
4000<br />
3000<br />
2000<br />
1000<br />
360<br />
340<br />
320<br />
300<br />
280<br />
260<br />
240<br />
220<br />
200<br />
0<br />
a<br />
a<br />
b<br />
Barbecho Trigo CC Colza Vicia Avena Trigo CL Arveja<br />
Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N<br />
Arveja Avena Trigo CC Trigo CL Colza Vicia<br />
bc<br />
bc<br />
c<br />
b<br />
Agua Total (mm)<br />
380<br />
360<br />
340<br />
320<br />
300<br />
280<br />
260<br />
240<br />
220<br />
200<br />
Materia Seca (kg ha -1<br />
)<br />
6000<br />
5000<br />
4000<br />
3000<br />
2000<br />
1000<br />
Barbecho Raigrás Vicia Trigo CC Avena Trigo CL<br />
Figura 7. Agua total en el suelo (0-100 cm) al momento de aplicación del herbicida en diferentes cultivos de cobertura:<br />
a) Campaña 2006/07 b) Campaña 2007/08. Trigo CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo,<br />
BIO<strong>INTA</strong> 3004. Letras diferentes indican diferencias significativas según test de Duncan (=0.05).<br />
Esta situación podría atribuirse al régimen de<br />
precipitaciones de la zona durante el invierno, caracterizado<br />
por precipitaciones de bajo<br />
milimetraje. Este régimen lo que provocaría es que<br />
el agua en superficie de los barbechos se pierda<br />
por evaporación, mientras que con la presencia<br />
de cultivos de cobertura se podría aprovechar<br />
para producir materia seca y mejorar el balance<br />
de C en el suelo (Caviglia et al., 2007).<br />
Resultados similares a estos han sido informados<br />
aún para zonas semiáridas del sudoeste de<br />
la provincia de Buenos Aires, en donde la reducción<br />
del agua en el perfil por la inclusión de un<br />
b<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
rio, tiene alto potencial de éxito debido a que es<br />
posible detener el crecimiento a través de la aplicación<br />
de un herbicida en un momento en el que<br />
las precipitaciones aún no han comenzado a producirse<br />
de manera importante y el balance hídricoclimático<br />
no se ha tornado muy negativo.<br />
Las evaluaciones realizadas en las dos campañas<br />
anteriores indican que, si bien el contenido<br />
de agua en el perfil al momento de la aplicación<br />
del herbicida puede ser diferente entre el barbecho<br />
y los cultivos de cobertura (Figura 7), la reducción<br />
en el contenido total de agua fue muy baja<br />
(~35 mm en 2006 y ~18 mm en 2007).<br />
0<br />
a<br />
a<br />
cultivo de cobertura y el rendimiento obtenido en<br />
el cultivo estival difirieron poco de la situación que<br />
permaneció en barbecho (Quiroga et al., 2006).<br />
Aporte de C<br />
Las experiencias locales de las dos campañas<br />
previas indican que es posible lograr importantes<br />
aportes de materia seca (Figura 8), que<br />
dependen de la especie elegida y de la fertilización<br />
aplicada. En términos generales los mayores<br />
aportes se logran con las gramíneas fertilizadas.<br />
a<br />
Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N Sin N Con N<br />
Avena Trigo CC Trigo CL Raigrás Vicia<br />
Figura 8. Producción de materia seca de diferentes cultivos de cobertura en la EEA Paraná del <strong>INTA</strong>. a) Campaña 2006/<br />
07 b) Campaña 2007/08. Trigo CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong> 1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Sin<br />
N: 0 kg N ha -1 . Con N: 150 kg N ha -1 .<br />
La composición de la materia seca, en términos de su relación C:N, está estrechamente relacionada<br />
con la permanencia del residuo en superficie. Las gramíneas presentaron las mayores relaciones C:N en<br />
ambas campañas (Figura 9).<br />
a<br />
a<br />
11
a 35<br />
30<br />
b<br />
Relación C:N<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
0<br />
Arveja Avena Trigo CC Trigo CL Colza Vicia<br />
Sin N<br />
Con N<br />
Relación C:N<br />
35<br />
30<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
0<br />
Avena Trigo CC Trigo CL Raigrás Vicia<br />
Figura 9. Relación C:N en diferentes cultivos de cobertura en la EEA Paraná del <strong>INTA</strong>. a) Campaña 2006/07 b) Campaña<br />
2007/08. Trigo CC: trigo de ciclo corto, BIO<strong>INTA</strong>1002. Trigo CL: trigo de ciclo largo, BIO<strong>INTA</strong> 3004. Sin N: 0 kg N ha -1 . Con<br />
N: 150 kg N ha -1 .<br />
Los resultados obtenidos demuestran la factibilidad de aportar niveles tan altos de C como 1700 -<br />
2000 kg ha -1 con sólo una reducción de agua en el perfil de 18-35 mm.<br />
Momento de aplicación del herbicida<br />
El momento de aplicación del herbicida debe<br />
conjugar la necesidad de reponer el agua superficial<br />
del suelo al momento de la siembra del cultivo<br />
estival con el mayor aporte posible de materia<br />
seca.<br />
Figura 10. Precipitaciones y balance hídrico-climático acumulados desde el 1 de mayo en función de la fecha en Paraná.<br />
El balance hídrico-climático se calculó restando la evapotranspiración potencial (ET0, Penman-FAO) a las precipitaciones<br />
decadiales. Los datos fueron obtenidos del Observatorio Agrometeorológico de la EEA Paraná del <strong>INTA</strong> en el<br />
período 1934-2006 para las precipitaciones y 1966-2006 para la ET0.<br />
Cultivo principal<br />
El análisis de los resultados obtenidos y del<br />
patrón de distribución de precipitaciones para la<br />
zona demuestra que esta tecnología tendría un<br />
alto impacto para el cultivo de la soja y eventualmente<br />
en el cultivo de sorgo, debido a la fecha de<br />
siembra más retrasada y a su capacidad de superar<br />
alguna restricción inicial producida por el cultivo<br />
de cobertura. En el caso del sorgo deben considerarse<br />
cuidadosamente las posibles restricciones<br />
para la implantación, debido al tamaño y fra-<br />
12<br />
mm acumulados<br />
600<br />
500<br />
400<br />
300<br />
200<br />
100<br />
0<br />
-200<br />
-300<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Sin N<br />
Con N<br />
Para la zona centro-oeste de Entre Ríos el momento<br />
en el que las precipitaciones aún no han<br />
comenzado a producirse de manera importante y<br />
el balance hídrico-climático no se ha tornado muy<br />
negativo ocurre alrededor de los últimos 10 días<br />
de septiembre (Figura 10).<br />
Balance Lluvias<br />
Siembra<br />
Soja<br />
01-may 20-jun 09-ago 28-sep 17-nov 06-ene<br />
-100<br />
gilidad de su plántula.<br />
En los casos en los que el cultivo principal sea<br />
soja la elección del cultivo de cobertura debería<br />
orientarse hacia las gramíneas, mientras que si el<br />
cultivo principal es sorgo o maíz la elección debería<br />
orientarse hacia las leguminosas, las que de<br />
acuerdo a los resultados locales pueden llegar a<br />
aportar hasta 50-100 kg ha -1 de N. Debe considerarse<br />
que en este caso el aporte de C correría por<br />
cuenta del cultivo principal, debido a los altos volúmenes<br />
de rastrojo que aportan el maíz y el sorgo.
Conclusiones<br />
El invierno es una estación que puede aprovecharse<br />
para mejorar la sustentabilidad de los sistemas<br />
agrícolas a través de la realización de cultivos<br />
de grano y/o de cobertura. De esta manera,<br />
los esfuerzos se orientarían al logro de la rentabilidad<br />
durante el verano y de la sustentabilidad<br />
durante el invierno.<br />
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SAGPyA, 2008. Base de datos por cultivo. http://www.sagpya.gov.ar/ [Con acceso 15/07/08]<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
En las experiencias locales de dos campañas, la<br />
implementación de alternativas invernales no comprometió<br />
de manera importante las reservas de<br />
agua en el suelo ni el rendimiento del cultivo de<br />
soja, pero mejoró notoriamente el aporte de materia<br />
seca al sistema.<br />
13
14<br />
CONDICIÓN DE SUELOS EN PRODUCCIÓN<br />
La sustentabilidad de los sistemas agrícolas y<br />
el suelo<br />
En el contexto de la agricultura, el término<br />
sustentabilidad se refiere fundamentalmente a la<br />
capacidad de un sistema de ser productivo y a la<br />
vez mantener la calidad de base de los recursos<br />
naturales (Reijntjes et al., 1995). Greenland (1997),<br />
siguiendo los lineamientos de Dumansky, considera<br />
que un manejo sustentable de las Tierras combina<br />
tecnologías, políticas y actividades que se dirigen<br />
a la integración de principios socio-económicos<br />
con intereses ambientales para:<br />
· el mantenimiento o mejoramiento de la<br />
producción y reducción de sus riesgos,<br />
· la protección del potencial de los recursos<br />
naturales,<br />
· la prevención de la degradación del suelo y<br />
la calidad del agua,<br />
· ser económicamente viable y socialmente<br />
aceptable.<br />
Una visión de producción potencial conlleva el<br />
desafío de mantener un agroecosistema productivo<br />
y sustentable (Orellana y Pilatti, 1993). Esta visión<br />
requiere del suelo ideal, aquel que además<br />
de sostener físicamente a los cultivos, les permite<br />
crecer, desarrollarse y cumplir con todas las funciones<br />
necesarias para llevar al máximo los niveles<br />
de producción a través del tiempo. De esta manera<br />
los rendimientos dependerían sólo del clima,<br />
del potencial genético de los cultivos y de las prácticas<br />
agrícolas, ya que el suelo no sería restrictivo.<br />
Por otra parte, hay que tener en cuenta que antes<br />
de analizar los impactos que el sistema de producción<br />
genera sobre el ambiente y la economía<br />
del cultivo, prima el concepto que siempre es mejor<br />
no causar los impactos que establecer las medidas<br />
correctoras en un futuro (Chen, 1998).<br />
La calidad del suelo y sus indicadores<br />
La calidad del suelo se define como la capacidad<br />
o aptitud del suelo de soportar el crecimiento<br />
de los vegetales sin que esto resulte en la degradación<br />
del suelo o en un daño ambiental<br />
Wilson M.G. 1,2 , Tasi H.A. 1 , Sasal M.C. 1 , Cerana J.A. 2 e Indelángelo N. 1<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
1 <strong>INTA</strong> EEA Paraná.<br />
2 FCA - UNER<br />
(Gregorich y Acton, 1995). En tal sentido, Carter<br />
et al. (1997), consideran que la definición de calidad<br />
de suelo involucra dos aspectos: la calidad<br />
inherente del suelo para el crecimiento de los cultivos<br />
y la calidad dinámica influenciada por el uso<br />
o manejo. Koolen (1987) y Carter (1990) distinguieron<br />
las propiedades estáticas de las de comportamiento<br />
del suelo, que corresponden respectivamente<br />
a las características naturales o inherentes,<br />
y aquellas correspondientes a la dinámica del<br />
suelo.<br />
Para la medición de la calidad del suelo se utilizan<br />
indicadores. Los indicadores de calidad del<br />
suelo (ICS) permiten expresar la condición actual<br />
o "estado del recurso" y su tendencia (Larson<br />
y Pierce, 1994). Son necesarios para identificar áreas<br />
con problemas porque permiten monitorear cambios<br />
en la calidad ambiental, relacionados al uso y<br />
manejo agrícola.<br />
Con la finalidad de conocer la productividad<br />
de los suelos, la calidad inherente ha sido estimada<br />
usando los inventarios de los recursos para cada<br />
región o país. En el caso de la provincia de Entre<br />
Ríos, se cuenta con Cartas de Suelos por departamento,<br />
donde la información de los suelos está<br />
presentada a nivel de Series de suelos. En ellas se<br />
describen el medio (clima, vegetación natural, uso<br />
actual), los suelos (material parental, fisiografía y<br />
extensión, clasificación taxonómica, secuencia de<br />
horizontes, unidades cartográficas, morfología y<br />
características del perfil) y su aptitud para usos<br />
específicos. En relación a las metodologías de evaluación<br />
de Tierras y teniendo en cuenta el aumento<br />
de la participación de los cultivos agrícolas en<br />
las rotaciones en los últimos años, Tasi y Bedendo<br />
(2001) y Tasi (2006) han recategorizado la aptitud<br />
física relativa de las Tierras y en función de<br />
ello la ubicación geográfica de las áreas muy aptas,<br />
aptas y potenciales para el uso agrícola a nivel<br />
provincial.<br />
Respecto al análisis de la calidad dinámica, la<br />
clave es identificar variables que sean sensibles a<br />
los cambios en las funciones del suelo, denominados<br />
indicadores de calidad de suelo. Al grupo de
indicadores seleccionados se lo denomina set mínimo<br />
de datos o conjunto mínimo de datos (CMD),<br />
(Larson y Pierce, 1994; Doran y Safley, 1997). Este<br />
CMD provee una estimación práctica de uno o<br />
varios procesos que afectan una función específica<br />
del suelo. Por otra parte, la interacción entre<br />
los indicadores que conforman el CMD puede ser<br />
más efectivo en "marcar diferencias" entre los tratamientos<br />
evaluados que analizar cada indicador<br />
por separado (Wilson, 2008).<br />
Los indicadores deben ser medibles, reproducibles<br />
y estar sujetos a algún grado de<br />
estandarización (Viglizzo, 1996). Es de destacar que<br />
los CMD pueden variar para distintas regiones,<br />
dependiendo de los factores formadores de suelo,<br />
tipo, sus funciones y el uso que se le dé (Carter<br />
et al., 1997). Por lo tanto, es muy diversa y abundante<br />
la propuesta de CMD citada en la bibliografía<br />
y es recomendable su obtención para cada situación<br />
particular de suelos y sistemas de producción.<br />
Obtención del conjunto mínimo de datos en<br />
el área de bosques nativos de Entre Ríos<br />
A partir de los Mapas de Suelo de la provincia<br />
de Entre Ríos se identificaron los subgrupos más<br />
representativos del área de bosques nativos (correspondientes<br />
a los Órdenes Vertisoles, Molisoles<br />
y Alfisoles) y se definieron los sistemas de producción<br />
(ganadero - agrícola, agrícola - ganadero, agrícola<br />
de secano y agrícola específico arroz de rie-<br />
Tabla 1. Series de suelos seleccionadas con diferentes sistemas de producción aplicados.<br />
Sistemas de<br />
Producción<br />
Ganadero - agrícola<br />
Agrícola - ganadero<br />
Agrícola<br />
Arrocero con agua<br />
subterránea<br />
Arrocero con agua de<br />
embalse<br />
Vertisoles<br />
Serie María Dolores<br />
(Peluderte árgico)<br />
Serie Santiago<br />
(Peluderte árgico)<br />
Serie General Campos<br />
(Peluderte argiacuólico)<br />
Serie La Paulina<br />
(Peluderte argiudólico)<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
go con agua de origen subterráneo y superficial<br />
de embalses), Tabla 1. Los sitios de muestreo se<br />
seleccionaron teniendo en cuenta la representatividad<br />
areal. El nivel de percepción fue el de Establecimiento<br />
agropecuario. Se evaluaron lotes con distintas<br />
condiciones de uso del suelo, tomando como<br />
referencia la condición inalterada, donde el componente<br />
agrícola varió con mayor o menor participación<br />
de cultivos en las rotaciones. Se tomaron<br />
los índices de productividad (Ip), Nakama y Sobral<br />
(1987), para caracterizar cuantitativamente la calidad<br />
inherente de los suelos.<br />
Se determinaron variables físicas, físico - químicas,<br />
químicas y microbiológicas de suelo (Tabla 2).<br />
Las mediciones se realizaron en los meses de invierno.<br />
De acuerdo a Maddoni et al. (1999), Schipper<br />
y Sparling (2000) y Govaerts et al. (2006), se seleccionaron<br />
los indicadores de calidad de suelo (ICS)<br />
a partir del Análisis de Componentes Principales,<br />
tomando a las variables con mayores valores de<br />
ponderación en el componente principal 1 (coeficiente<br />
de ponderación ± 0,25). De esta manera se<br />
conformó el CMD. Para interpretar el efecto del<br />
uso sobre el suelo se utilizó el ANAVA con un test<br />
de comparación múltiple de medias para los<br />
indicadores seleccionados. Se realizaron correlaciones<br />
lineales entre las variables analizadas para<br />
identificar asociaciones en las diferentes condiciones<br />
de uso del suelo.<br />
Orden<br />
Molisoles<br />
Serie El Carmen<br />
(Argiudol vértico)<br />
Serie Crespo<br />
(Argiudol vértico)<br />
Serie Cerrito<br />
(Argiudol vértico)<br />
Serie Tezanos Pinto<br />
(Argiudol ácuico)<br />
Serie Lucas Norte<br />
(Argiacuol vértico)<br />
Serie Garat<br />
(Argiacuol vértico)<br />
Alfisoles<br />
Serie Arrúa<br />
(Ocracualfe vértico)<br />
Serie Hernandarias<br />
(Ocracualfe mólico)<br />
15
Tabla 2. Variables de suelo analizadas y métodos utilizados.<br />
Para las Series de suelos estudiadas y para los<br />
diferentes sistemas de producción considerados<br />
se obtuvieron los CMD. El CMD para cada uno de<br />
ellos presentó entre 6 y 8 indicadores de calidad<br />
de suelo (Tabla 3), que son aquellas que se mostraron<br />
más sensibles. En la Tabla 3, y en lo que<br />
respecta a la calidad inherente de los suelos, puede<br />
observarse que el Ip más bajo correspondió a<br />
16<br />
Variables físicas<br />
Textura (análisis granulométrico)<br />
Pérdida de suelo por erosión<br />
hídrica (método visual y<br />
profundidad del horizonte A)<br />
Índice de inestabilidad y Ks de<br />
percolación (Hénin)<br />
Densidad de suelo (cilindro)<br />
Densidad real (picnómetro)<br />
Resistencia mecánica a la<br />
penetración de raíces<br />
(penetrógrafo Eijkelkamp)<br />
Porosidad total (relación Ds y Dr)<br />
Distribución de tamaño de poros<br />
(porosimetría de mercurio)<br />
Superficie específica de<br />
agregados (analizador de<br />
sorpción de gases)<br />
Macroporosidad (Celdas Tempe)<br />
Variables químicas y físico-químicas<br />
Nitrógeno total (Kjeldahl)<br />
Variables microbiológicas<br />
Carbono orgánico total (Walkley y<br />
Black)<br />
Carbono de la biomasa<br />
microbiana (fumigación<br />
incubación)<br />
Relación carbono-nitrógeno<br />
Reacción del suelo –pH-<br />
Nitrógeno de la biomasa<br />
(Brookes et al.)<br />
Fósforo extractable (Bray Kurtz)<br />
Capacidad de intercambio catiónico Nitrógeno mineralizable<br />
y cationes de cambio (solución (incubaciones anaeróbicas 7<br />
acetato de amonio)<br />
días)<br />
Relación de adsorción de sodio<br />
(Ecuación de Gapón)<br />
Conductividad eléctrica y pH del<br />
extracto de saturación<br />
Porcentaje de sodio de intercambio<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
un Alfisol de la Serie Arrúa (Ip = 10), mientras que<br />
Lucas Norte (Argiacuoles vérticos) presentó el valor<br />
más alto (Ip = 44). Estos valores generalmente<br />
no se adecuan a todos los usos que se les da a las<br />
Tierras, por lo que se plantea la necesidad de generar<br />
otros índices, tales como los de productividad<br />
potencial y específicos.<br />
Tabla 3. Conjunto mínimo de datos para algunas Series seleccionadas con diferentes sistemas de producción.<br />
Sistema ganadero - agrícola<br />
María Dolores - Peludertes árgicos<br />
Ip = 34<br />
COT Carbono orgánico total<br />
Nt<br />
Nitrógeno total<br />
Is Índice de inestabilidad estructural<br />
Ks Índice K de percolación<br />
PT<br />
Porosidad Total<br />
CIC Capacidad intercambio catiónico<br />
M Masa del horizonte A<br />
Sistema agrícola - ganadero<br />
Santiago – Peludertes árgicos<br />
Ip = 24<br />
COT Carbono orgánico total<br />
Nt<br />
Nitrógeno total<br />
Is Índice de inestabilidad estructural<br />
Ks Índice K de percolación<br />
PT<br />
Porosidad Total<br />
Sistema arrocero con agua<br />
subterránea<br />
Lucas Norte – Argiacuoles vérticos<br />
Ip = 44<br />
COT Carbono orgánico total<br />
Is Índice de inestabilidad estructural<br />
Ks Índice K de percolación<br />
PSI Porcentaje sodio intercambiable<br />
pH<br />
Reacción de suelo<br />
RASE Relación de adsorción de sodio<br />
del extracto saturado<br />
pHE Reacción extracto de saturación<br />
Arrúa – Ocracualfes vérticos<br />
Ip = 10<br />
COT Carbono orgánico total<br />
Nt<br />
Nitrógeno total<br />
Is Índice de inestabilidad estructural<br />
CBM C de la biomasa microbiana<br />
N-min. N mineralizado en incubaciones<br />
anaeróbicas<br />
Cerrito – Argiudoles vérticos<br />
Ip = 37<br />
COT<br />
Nt<br />
Is<br />
Ks<br />
pH<br />
Carbono orgánico total<br />
Nitrógeno total<br />
Índice de inestabilidad estructural<br />
Índice K de percolación<br />
Reacción del suelo<br />
CBM C de la biomasa microbiana<br />
Sistema arrocero con agua de<br />
embalse<br />
Garat – Argiacuoles vérticos<br />
Ip = 23<br />
COT Carbono orgánico total<br />
Nt<br />
Nitrógeno total<br />
Is Índice de inestabilidad estructural<br />
Ks Índice K de percolación<br />
CEE Conductividad eléctrica del<br />
extracto de saturación
Los ICS mostraron mayor variación en los CMD<br />
por sistema de producción que por tipo de suelo.<br />
La situación inalterada presentó las mejores condiciones<br />
de suelo, mientras que aquellos lotes con<br />
mayor participación de cultivos agrícolas mostraron<br />
los valores más bajos en los ICS.<br />
El contenido de carbono orgánico total (COT)<br />
y el índice de inestabilidad (Is) se incluyeron en<br />
todos los CMD. En general se observaron altas<br />
correlaciones de las variables analizadas con el COT,<br />
marcando la dependencia del deterioro de los<br />
suelos por la pérdida de materia orgánica, a causa<br />
del mayor número de años en agricultura. La<br />
pérdida de suelo por erosión hídrica y las variables<br />
microbiológicas se mostraron muy sensibles,<br />
presentándose en aquellas combinaciones suelosistema<br />
productivo donde pudieron ser medidas.<br />
En algunos casos se incluyeron en los CMD a algunas<br />
fracciones de tamaño de poros, especialmente<br />
a la comprendida en el rango de agua útil (10<br />
µm – 0,2 µm).<br />
Se observó que en sistemas ganaderos y agrícolas<br />
de secano, la porosidad total y la densidad<br />
de suelo mostraron alta sensibilidad. La RMP logró<br />
marcar diferencias entre los tratamientos, pero<br />
se mostró muy dependiente de las condiciones<br />
hídricas de los suelos, dificultando las comparaciones<br />
entre lotes con diferentes usos.<br />
El fósforo extractable no pudo considerarse<br />
como ICS, ya que no reflejó los efectos de deterioro<br />
o recuperación de los suelos. En cambio sus<br />
valores muestran correspondencia con la práctica<br />
de la fertilización fosforada (Indelángelo et al.,<br />
2007). Esta medición podría reemplazarse por otra<br />
fracción más sensible como sería el fósforo orgánico<br />
lábil, tal como lo recomendaron Giuffré et al.<br />
(2000) para Vertisoles de Entre Ríos.<br />
Los sistemas con arroz mostraron alta dependencia<br />
de la calidad del agua de riego. El riego<br />
con agua bicarbonatada sódica (de origen subterráneo)<br />
provocó mayor sodificación, logrando que<br />
el porcentaje de sodio de intercambio (PSI) y la<br />
relación de adsorción de sodio del extracto de<br />
saturación (RAS E ) fueran seleccionados. En la Tabla<br />
3 se puede observar además el diferente CMD<br />
entre dos Argiacuoles vérticos con cultivo de arroz,<br />
donde aquellas variables vinculadas a la presencia<br />
de sodio no están incluidas en el suelo regado con<br />
agua de embalse. Sin embargo, en este último<br />
aparece como indicador la CEE, pero su incorporación<br />
se debe a la pérdida de sales debido al<br />
mayor número de años con riego en los lotes. A<br />
diferencia de los suelos arroceros regados con<br />
agua subterránea, aquellos suelos arroceros regados<br />
con agua de embalse permitirían mayor participación<br />
del arroz en la rotación, al ser un sistema<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
de producción que provoca en el suelo menor<br />
deterioro (Wilson et al., 2007).<br />
El efecto del cambio en el uso del suelo, debido<br />
al aumento de la participación de cultivos agrícolas<br />
en las rotaciones, se vio reflejado en los ICS.<br />
Rotaciones que incluyan pasturas en alta proporción<br />
son recomendables, especialmente en Alfisoles<br />
y Vertisoles. Sin embargo, la mera participación<br />
de los cultivos forrajeros no basta para sostener<br />
condiciones edáficas deseables. Resulta muy importante<br />
analizar la productividad de las mismas,<br />
los aportes de residuos de estas pasturas y los<br />
balances de nutrientes, ya que si éstos no son de<br />
importancia y positivos, los planteos ganaderos<br />
puros pueden resultar tan desfavorables como la<br />
agricultura continua. Trabajando en suelos similares<br />
y utilizando modelos de simulación validados<br />
por ensayos de larga duración, García Préchac<br />
(2004) encontró que sólo aquellas pasturas que<br />
superaban los 8 Mg de materia seca ha -1 año -1 de<br />
productividad y se encontraban participando de<br />
rotaciones con cultivos agrícolas, lograban sostener<br />
los niveles de carbono orgánico del suelo. Para<br />
nuestras condiciones locales se observaron, al<br />
momento de los muestreos, pasturas degradadas<br />
con producciones anuales muy inferiores a los<br />
alcanzables en la región con la tecnología disponible.<br />
Los Alfisoles mostraron un importante deterioro<br />
del recurso al presentar desde la situación<br />
inalterada alta susceptibilidad al deterioro (Ip muy<br />
bajos), por lo que la protección del bosque nativo<br />
brindada a suelos muy inestables es de fundamental<br />
importancia para mantener su capacidad productiva<br />
en el tiempo.<br />
El monitoreo de la calidad del suelo<br />
El uso del suelo produce alteraciones estructurales<br />
y funcionales que condicionan su productividad.<br />
Es necesario entonces conocer y cuantificar<br />
esos impactos. Identificar los indicadores que representen<br />
los diferentes estados, trayectorias y<br />
tendencias, ya que en un planteo sustentable es<br />
necesario que los indicadores de calidad del suelo<br />
se mantengan en el largo plazo dentro de ciertos<br />
límites que garanticen la capacidad productiva del<br />
recurso de manera económicamente viable.<br />
Seybold et al. (1998), plantearon dos metodologías<br />
para medir y evaluar los cambios en la calidad dinámica<br />
del suelo: el monitoreo de tendencias y la<br />
determinación de valores de referencia.<br />
Monitorear las tendencias, tanto de deterioro<br />
como de recuperación, requiere tomar valores de<br />
base o de referencia para los ICS y medir el cambio<br />
en ellos a lo largo del tiempo (Larson y Pierce,<br />
1994). Idealmente, los valores de referencia podrían<br />
ser desarrollados para cada Serie y uso de suelo.<br />
17
Los indicadores individuales pueden ser evaluados<br />
por líneas de dirección (líneas de tendencia).<br />
Si el cambio en el indicador es positivo, se puede<br />
considerar que el suelo está mejorando o<br />
incrementando su calidad, respecto a su valor de<br />
referencia. Inversamente, si la línea de tendencia<br />
es negativa para ese indicador, entonces la calidad<br />
se está degradando (disminuye). Una situación<br />
donde los valores del indicador se mantengan<br />
dentro de un rango deseable, garantizando la<br />
funcionalidad del recurso, indicaría un sistema sustentable<br />
(Cairns y Niederlehner, 1993). Estos autores<br />
plantearon los marcos de referencia que per-<br />
18<br />
productividad<br />
Momento de<br />
intervención<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
miten valorar cuan alejadas están las condiciones<br />
analizadas de alguna situación testigo, buscando<br />
la mejor manifestación de las condiciones a las que<br />
es posible llegar en la particular combinación de<br />
clima – relieve –suelo, para diversas alternativas<br />
técnicas disponibles o posibles de incorporar.<br />
Además, propusieron obtener valores máximos<br />
y mínimos admisibles (valores umbrales) para un<br />
determinado uso, por encima o debajo de los cuáles<br />
se compromete la capacidad de recuperación<br />
y resistencia del recurso (Fig. 1).<br />
No uso<br />
Máximo posible<br />
Mínimo admisible<br />
Equilibrio de<br />
deterioro<br />
Tiempo de uso<br />
Figura 1: La productividad y los límites umbrales de funcionalidad.<br />
La situación de no uso del suelo presenta una<br />
buena condición con destino al uso productivo.<br />
Sin embargo, la productividad disminuye una vez<br />
puesto en producción agrícola, porque el suelo<br />
sufre cambios estructurales y funcionales. Existe la<br />
posibilidad de recuperar esa capacidad productiva<br />
a través de prácticas de manejo apropiadas,<br />
que presentaran diferentes trayectorias de recuperación.<br />
Consideraciones finales<br />
Al presente, en las Cartas de Suelos de Entre<br />
Ríos se contaba con la descripción estática o inherente<br />
de la calidad de suelos, que consideraba una<br />
caracterización morfológica y taxonómica y, en<br />
base a éstas, una clasificación de su aptitud de<br />
uso. La utilización de herramientas estadísticas en<br />
el análisis de variables edáficas físicas, químicas y<br />
biológicas permitió obtener el CMD para suelos y<br />
sistemas de producción representativos en el área<br />
de bosques nativos de Entre Ríos. Así, profundizando<br />
los aspectos referidos a la evaluación de la<br />
condición de estos suelos en producción se ha logrado<br />
«ensamblar» aspectos de la calidad inherente<br />
y la calidad dinámica.<br />
La conformación del CMD para distintos tipos<br />
y usos de suelos permitió concluir que hay mayor<br />
variación por el efecto de los sistemas de producción<br />
que por el tipo de suelo. El contenido de carbo-<br />
no orgánico total y el índice de inestabilidad son los<br />
dos indicadores que estuvieron presentes en todos<br />
los CMD. Además, la pérdida de materia orgánica<br />
con la intensificación del uso, condicionó el comportamiento<br />
de muchas otras variables analizadas.<br />
La potencialidad del uso de ICS reside no sólo<br />
en la mejora realizada al sistema de evaluación de<br />
Tierras sino también al diseño de sistemas de<br />
monitoreo para la evaluación del efecto de las<br />
prácticas agrícolas. Actualmente, con la finalidad<br />
de lograr un adecuado monitoreo de la condición<br />
en que se encuentran los lotes en producción a<br />
nivel provincial, se necesita contar con CMD para<br />
otras Series de Suelos y sistemas productivos y<br />
además profundizar en la obtención de valores<br />
umbrales y de referencia, requiriendo el muestreo<br />
de un mayor número de casos.<br />
El avance en el conocimiento de la dinámica<br />
de los suelos a través de ICS ha reafirmado la importancia<br />
de realizar algunos ajustes en la interpretación<br />
de las propiedades inherentes de los<br />
suelos, especialmente en el proceso de evaluación<br />
de Tierras. Esto indica que las interpretaciones<br />
utilitarias deben estar orientadas a usos específicos.<br />
Un ejemplo de ello son los índices de productividad<br />
específica que se están desarrollando en Entre Ríos.<br />
Finalmente, así como en su momento se desarrolló<br />
y extendió la práctica de la evaluación del
estado de fertilidad química de los suelos previo<br />
a la siembra de los cultivos, y ante la necesidad de<br />
desarrollar sistemas productivos sustentables y<br />
conocer la condición actual de los lotes y su tendencia,<br />
tal vez sea el momento de implementar<br />
en los laboratorios de servicios la medición de<br />
indicadores de calidad de suelo.<br />
Agradecimientos<br />
Este trabajo se realizó en el marco del Proyec-<br />
Bibliografía<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
to Regional <strong>INTA</strong> <strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre<br />
Ríos y del Proyecto <strong>INTA</strong> PNECO Desarrollo de<br />
indicadores de calidad/salud edáfica para las<br />
Ecorregiones y formó parte del Convenio Marco<br />
<strong>INTA</strong> – UDC. A su vez se dispuso de información<br />
generada en el Proyecto FONCYT Sustentabilidad<br />
del cultivo de arroz en Entre Ríos, dirigido por el<br />
Dr. René Benavídez. Quisiéramos agradecer a los<br />
integrantes de los equipos de trabajo de los mencionados<br />
Proyectos, además de las Ings. Silvia y Cristina<br />
Benintende de la FCA-UNER por las determinaciones<br />
de Microbiología de suelos.<br />
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Universitario de Geología. Universidad de La Coruña, España. 277 p.<br />
19
TRÁFICO AGRÍCOLA EN SUELOS HÚMEDOS. PROPIEDADES<br />
EDÁFICAS AFECTADAS Y CONSECUENCIAS PARA LOS CULTIVOS<br />
Introducción<br />
Cualquier sistema de producción agrícola que<br />
desee ser sostenido en el tiempo debe conservar<br />
o mejorar la calidad del recurso suelo. De esta<br />
forma la calidad del mismo, entendida como el<br />
comportamiento en el cual sus funciones operan<br />
en óptimos niveles, constituye uno de los aspectos<br />
a considerar para evaluar la sustentabilidad<br />
de los sistemas productivos.<br />
Los trabajos demandados a los equipos agrícolas<br />
autopropulsados se realizan siempre sobre<br />
un sustrato deformable y dado que éstos necesariamente<br />
son pesados (para desarrollar trabajos<br />
de tracción), su tránsito trae como consecuencia<br />
la deformación de la estructura del suelo.<br />
La capacidad del suelo para brindar un soporte<br />
al tránsito y a los esfuerzos tractivos de los<br />
equipos agrícolas depende de su resistencia máxima<br />
al corte y la resistencia a la penetración.<br />
Tanto la deformación del suelo como la disminución<br />
de la resistencia mecánica a la penetración<br />
se ven favorecidas por los altos contenidos de<br />
humedad edáfica. Las moléculas de agua disminuyen<br />
la cohesión de los minerales del suelo al aumentar<br />
las distancias entre éstos, y permiten el<br />
20<br />
Precipitaciones [mm]<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
10<br />
20<br />
30<br />
40<br />
50<br />
60<br />
70<br />
80<br />
90<br />
100<br />
110<br />
120<br />
130<br />
Período de cosecha de<br />
los cultivos de verano<br />
en el centro oeste de<br />
Entre Ríos.<br />
140<br />
150<br />
160<br />
170<br />
180<br />
190<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Indelángelo N., Behr E. y De Carli R.<br />
AER Crespo. <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
estado de consistencia plástica en superficie.<br />
Debido a ello, la literatura específica es coincidente<br />
en que el contenido hídrico de los suelos es<br />
el factor de mayor influencia en el proceso de<br />
compactación debida al tráfico agrícola (Soane<br />
and Van Ouwerkerk, 1994).<br />
La compactación del suelo se define como el<br />
proceso por el cual sus partículas se reacomodan,<br />
se reduce el espacio poroso, y se incrementa la<br />
densidad del mismo (Soil Science Society of<br />
America, 1996). Esta pérdida del espacio poroso<br />
es acompañada por el endurecimiento de las capas<br />
del suelo. La compactación causada<br />
específicamente por el tránsito de las maquinarias<br />
agrícolas se caracteriza por una disminución<br />
de la porosidad en la zona transitada (que supera<br />
el 30% de la superficie de los lotes en planteos en<br />
siembra directa) y la formación de huellas superficiales<br />
(Hamza y Anderson, 2005).<br />
En el centro oeste de la provincia de Entre Ríos,<br />
donde las precipitaciones tienen una marcada concentración<br />
en las estaciones de primavera y otoño<br />
(Figura 1), y los suelos presentan texturas finas<br />
desde la superficie, la cosecha de los cultivos de<br />
verano suele realizarse en condiciones de saturación<br />
hídrica.<br />
200<br />
210<br />
220<br />
230<br />
Días desde el 1ro de enero<br />
Figura 1. Valores medios para las precipitaciones diarias (mm) en el centro oeste de Entre Ríos.<br />
240<br />
250<br />
260<br />
270<br />
280<br />
290<br />
300<br />
310<br />
320<br />
330<br />
340<br />
350<br />
360
En lotes con planteos agrícolas en siembra directa,<br />
suelen observarse luego de las tareas de<br />
cosecha los rastros de los equipos utilizados a tal<br />
efecto (Behr y De Carli, 2007). Los mismos delimitan<br />
en el lote zonas donde el ambiente edáfico<br />
no resulta el más favorable para el normal crecimiento<br />
de los cultivos.<br />
En el presente trabajo se presentan resultados<br />
de ensayos conducidos en lotes de trigo de las<br />
campañas 2006/07 y 2007/08 ubicados en la zona<br />
de influencia de la Agencia de Extensión Rural Crespo.<br />
En los mismos se evaluaron las consecuencias<br />
del tránsito de los equipos de cosecha en situaciones<br />
de saturación hídrica sobre algunas propiedades<br />
edáficas y sobre el rendimiento del cultivo de<br />
trigo implantado con posterioridad.<br />
Materiales y Métodos<br />
El ensayo realizado en la campaña 2006/07 se<br />
ubicó en un lote del ejido de la localidad de Crespo,<br />
con suelos Argiudoles vérticos levemente<br />
erosionados.<br />
Al momento de la implantación del cultivo del<br />
trigo se delimitaron las zonas de las huellas. Para<br />
determinar el rendimiento del cultivo en las zonas<br />
delimitadas, se cosecharon manualmente 20 muestras<br />
del cultivo, de 0.25 m 2 ²cada una, ubicadas en<br />
una transecta transversal al sentido de las huellas.<br />
El ensayo realizado en la campaña 2007/08 se<br />
ubicó sobre un suelo Argiudol vértico levemente<br />
erosionado perteneciente a la serie San Alfonso.<br />
En el lote se establecieron tres sitios de observación<br />
para la zona de la huella de los equipos de<br />
cosecha, y tres sitios para la zona de la entre huella.<br />
En cada uno de ellos se realizaron 10 muestreos<br />
de todas las variables analizadas, de modo de contar<br />
con 30 muestras para cada variable analizada.<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
Las propiedades edáficas analizadas en este<br />
segundo ensayo fueron la resistencia mecánica a<br />
la penetración (RMP, en KPa) mediante el empleo<br />
de un penetrógrafo digital con un cono de 30º° y<br />
a capacidad de campo, desde la superficie y hasta<br />
los 40 cm de profundidad; la densidad de suelo<br />
(Dap, g cm -3 ) por el método del cilindro (Forsythe,<br />
1975), en capas de 0 a 5 y de 5 a 10 cm de profundidad,<br />
y la disponibilidad de NO 3 - (Bremner, 1965)<br />
en los primeros 20 cm de profundidad del suelo.<br />
Para evaluar el impacto de las diferentes condiciones<br />
edáficas en el rendimiento del trigo, se<br />
tomaron 10 muestras de ¼ m 2 en cada una de las<br />
repeticiones y se determinaron los siguientes componentes<br />
del rendimiento: número de espigas por<br />
unidad de superficie, número de granos por unidad<br />
de superficie, y el peso de mil granos.<br />
Los rendimientos se expresaron en base seca<br />
(MS, kg/ha), a los efectos de corregir los diferentes<br />
contenidos de humedad de las muestras al<br />
momento de la cosecha.<br />
En ambos ensayos, las comparaciones de las<br />
medias para todas las variables se realizaron con<br />
el Test de Tukey (: 0,05), salvo para la RMP para<br />
la que utilizó LSD Fisher (: 0,05). En ambos casos<br />
se utilizó el programa estadístico InfoStat (Proyecto<br />
InfoStat, 2002).<br />
Resultados y Discusión<br />
La cosecha del cultivo de soja en la campaña<br />
2005/06 se realizó con una máquina equipada con<br />
una plataforma de 5.7 m de ancho y neumáticos<br />
convencionales de 23.1 x 30 pulgadas. Como resultado<br />
del paso de esta cosechadora se registraron<br />
huellas en el 20% de la superficie del lote.<br />
Se registraron diferencias significativas de rendimiento<br />
del cultivo de trigo de la campaña 2006/<br />
07 entre los tratamientos evaluados (Tabla 1).<br />
Tabla 1. Rendimiento del cultivo de trigo en las distintas zonas delimitadas por el tránsito de los equipos de cosecha.<br />
Campaña 2006/07.<br />
En la Tabla 2 se presentan los datos del análisis<br />
estadístico de los diferentes componentes del rendimiento<br />
analizados y el rendimiento del cultivo<br />
de trigo para las dos zonas edáficas definidas en<br />
la campaña 2007/08. La diferencia de rendimien-<br />
Tratamiento Rendimiento (kg/ha)<br />
Huella 2280 A<br />
Entre huella 3148 B<br />
Letras diferentes indican diferencias significativas (Tukey,: 0,05 )<br />
to se explica fundamentalmente por un mayor<br />
número de estructuras reproductivas (espigas) en<br />
la zona de la entre huella, lo cual resultó además<br />
en un mayor número de granos por unidad de<br />
superficie en esta zona.<br />
21
Tabla 2. Rendimiento y componentes del rendimiento de trigo en la campaña 2007/08.<br />
22<br />
Variable Zona de la huella Zona de entre huella<br />
<strong>Nº</strong> espigas/m² 477 B 575 A<br />
<strong>Nº</strong> granos/m² 8820 B 12381 A<br />
Peso de mil granos (g) 27,97 A 27,89 A<br />
Rendimiento (kg MS/ha) 2191 B 3092 A<br />
Letras diferentes indican diferencias significativas (Tukey,: 0,05).<br />
Varios autores mencionan una estrecha<br />
interacción entre las condiciones físicas del suelo y<br />
el crecimiento de las plantas (Tormena et al., 1998).<br />
Las raíces parecen disponer de mecanismos que<br />
detectan esas condiciones, enviando señales a la<br />
parte aérea de la planta, que controlan el crecimiento<br />
y la expansión foliar. Así, las plantas experimentarían<br />
un menor crecimiento en la zona de<br />
la huella, el cual arrojaría el menor número de espigas<br />
por superficie mencionado anteriormente.<br />
La caracterización del ambiente edáfico de la<br />
zona de la huella denota un importante desarreglo<br />
de la geometría del espacio poroso realizado<br />
por el tránsito en condiciones de saturación hídrica.<br />
Este se manifiesta fundamentalmente en un aumento<br />
de los valores de la resistencia mecánica a<br />
la penetración (RMP) desde la superficie y hasta<br />
los 15 cm de profundidad inclusive, los cuales fueron<br />
significativamente mayores a los registrados<br />
en la zona de la entre huella (Tukey, : 0,05).<br />
En coincidencia con los resultados encontrados,<br />
Pozzolo y Ferrari (2007), citando a Leiva y Hansen<br />
(1984) y a Senigagliese y Ferrari (1993), mencio-<br />
Profundidad (cm)<br />
0<br />
-5<br />
-10<br />
-15<br />
-20<br />
-25<br />
-30<br />
-35<br />
-40<br />
-45<br />
RMP (MPa)<br />
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3<br />
huella<br />
entre huella<br />
Valores de RMP<br />
mayores a 2<br />
MPa en la zona<br />
de 5 a los 15<br />
cm de<br />
profundiad.<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
nan que los efectos del tránsito en siembra directa<br />
se manifiestan fundamentalmente en el estrato<br />
de 5 a 20 cm de profundidad. Wilson et al. (2006),<br />
también mencionan problemas en este estrato, y<br />
señalan que los valores máximos de RMP se registraron<br />
a los 12 cm de profundidad.<br />
Si bien las determinaciones se realizaron con<br />
una buena condición hídrica de los suelos (próxima<br />
a capacidad de campo) los valores obtenidos<br />
en la zona de la huella superan los mencionados<br />
por la literatura específica como limitantes del<br />
crecimiento radical de los cultivos (>2MPa), sobre<br />
todo en el estrato comprendido entre los 4 y 15<br />
cm de profundidad (Figura 2).<br />
Los valores medios de densidad de suelo (Tabla<br />
3) no resultaron significativamente mayores en<br />
la zona de la huella respecto de la zona de entre<br />
huella (Tukey, : 0,05). No obstante en este sector<br />
se presentaron los valores máximos para esta variable.<br />
En ambas zonas analizadas, a partir de los<br />
5 cm de profundidad se registraron valores medios<br />
significativamente mayores a los de la superficie<br />
(Tukey, 5%).<br />
Tratamiento Dap (g cm -3 Tabla 3. Valores medios de densidad aparente (Dap) en los estratos de 0 a 5 y de 5 a 10 cm de profundidad. Campaña<br />
2007/08.<br />
)<br />
Huella 5 -10 cm 1,44<br />
Huella 0 - 5 cm 1,21<br />
Entre huella 5 -10 cm 1,41<br />
Entre huella 0 - 5 cm 1,26<br />
Figura 2. Resistencia mecánica a la penetración (MPa) desde la superficie y hasta los 40 cm de profundidad. Campaña<br />
2007/08. Con línea continua se presentan los valores registrados en la zona de la huella, con línea discontinua los de<br />
la zona de la entre huella.
Consideraciones finales<br />
Las zonas compactadas por el tránsito en húmedo<br />
no resultan ambientes edáficos favorables<br />
para el crecimiento de los cultivos. La reducción<br />
significativa del rendimiento de los mismos en estas<br />
zonas pone en evidencia la magnitud del problema.<br />
Entre las prácticas sugeridas para enfrentar el<br />
Bibliografía<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
problema de la compactación se deben incluir<br />
aquellas que tiendan a minimizar los efectos adversos<br />
del tránsito, evitando situaciones extremas<br />
como la cosecha de los cultivos en suelos saturados.<br />
De esta manera, la compactación aparece<br />
como un problema a evitar, ya que resulta difícil<br />
encontrar la solución en una sola y simple práctica<br />
agronómica.<br />
BEHR E. y R. DE CARLI 2007. Impacto del tránsito del equipo de cosecha en el rendimiento del trigo. <strong>Actualización</strong><br />
técnica. Cultivos de Invierno. <strong>INTA</strong> EEA Paraná. Serie Extensión nº 42:71-73<br />
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INFOSTAT. 2002. InfoStat versión 1.1. Grupo InfoStat. Facultad de Ciencias Agropecuarias. Universidad Nacional de<br />
Córdoba. Primera Edición. Editorial Brujas. Argentina.<br />
LEIVA P. y D. HANSEN 1984. Las resistencias mecánicas del suelo y el desarrollo radicular con distintos sistemas<br />
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Tomo 4: 181-185.<br />
POZZOLO O. y H. FERRARI. 2007. El tránsito de maquinarias y la compactación de los suelos en siembra directa. En<br />
<strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre Ríos. Caviglia, O.P., Paparotti, O.F., Sasal, M.C. (Eds.) Ediciones <strong>INTA</strong>. p. 75-80<br />
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TORMENA C.A., SILVA A.P. y P.L. LIBARDI 1998. Caracterizaçao do intervalo hidrico ótimo de un latossolo roxo sob<br />
plantio direto. R. Bras. Ci. Solo. 22:573-581<br />
WILSON M.G., PAPAROTTI O.F., PAZ GONZÁLEZ A. y F. DÍAZ UCHA 2006. Ecuaciones de ajuste entre la resistencia a la<br />
penetración y el contenido hídrico en un lote en siembra directa. XX Congreso Argentino de la Ciencia del<br />
Suelo. Salta. Trabajo en CD.<br />
23
24<br />
EFECTO DEL RIEGO COMPLEMENTARIO CON AGUA<br />
BICARBONATADA SÓDICA SOBRE ALGUNAS PROPIEDADES<br />
DE UN MOLISOL BAJO SIEMBRA DIRECTA<br />
Introducción<br />
Novelli L.E. 1 , Gabioud E. 1 , Wilson M.G. 1,2 , Sasal M.C. 2 , Caviglia O. 1,2 , Barbagelata P. 1,2 y Boschetti N.G. 1<br />
Ante el crecimiento continuo en la demanda<br />
de alimentos a nivel mundial y la fuerte presión<br />
sobre la superficie agrícola, el riego surge como<br />
una herramienta que permite potencializar y estabilizar<br />
los rendimientos de los cultivos. Sin embargo,<br />
la calidad del agua utilizada para riego, en<br />
especial la de origen subterráneo, podría afectar<br />
negativamente algunas propiedades edáficas que<br />
influyen sobre el desarrollo de los cultivos, ya que<br />
normalmente suele presentar un alto contenido<br />
de sales y/o de sodio disuelto (Caviglia y Paparotti,<br />
2000).<br />
Los sistemas de siembra directa (SD) han demostrado<br />
promover el aumento de carbono orgánico<br />
(CO) en muchos agrosistemas, cuando la<br />
productividad y el ingreso de CO no están<br />
adversamente afectados (Andriulo et al., 2001).<br />
Asimismo, la acumulación de CO tiende a manifestarse<br />
en los primeros centímetros del perfil del<br />
suelo, ya que al quedar los rastrojos en superficie<br />
y no ser incorporados por las labranzas, se ha<br />
modificado el patrón de deposición de dicho CO<br />
(Puricelli et al., 2001).<br />
Un indicador sensible que puede representar<br />
tendencias a la degradación o recuperación de los<br />
suelos es la estabilidad de agregados (Doran y<br />
Parkin, 1994), la cual puede verse afectada por el<br />
manejo, ya sea laboreos, rotación de cultivos, rie-<br />
Tabla 1. Caracterización físico-química del agua para riego.<br />
CE µScm -1 Ca +2 + Mg +2 mgl -1<br />
pH Na + mgl -1<br />
1 FCA - UNER<br />
2 Grupo Recursos Naturales y Factores Abióticos. <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
go y otras prácticas agronómicas (Benavídez y<br />
Wilson, 2006). La metodología de estabilidad de<br />
agregados propuesta por Le Bissonnais et al.<br />
(2002), mediante sus tres pretratamientos, pretende<br />
mostrar el efecto de diferentes agentes de<br />
desagregación ante situaciones particulares de<br />
manejo.<br />
El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto<br />
del riego complementario utilizando agua de<br />
origen subterráneo, bicarbonatada sódica, sobre<br />
algunas propiedades edáficas en un Molisol bajo<br />
sistema de siembra directa.<br />
Materiales y Métodos<br />
Las mediciones se llevaron a cabo en la EEA<br />
Paraná del <strong>INTA</strong> en un suelo Argiudol ácuico serie<br />
Tezanos Pinto. Se evaluaron dos lotes bajo 10 años<br />
de SD, uno regado mediante un equipo de pivot<br />
central (R) y otro de secano (NR). En la Tabla 1 se<br />
presenta el análisis físico-químico del agua de riego<br />
de origen subterráneo (bicarbonatada sódica).<br />
La lámina de riego aplicada en los primeros<br />
cuatro años de cultivo fue de 180 mm anuales. Sin<br />
embargo, en los años posteriores el riego fue discontinuo<br />
y sólo se regaron en los años 2006 y 2007<br />
aproximadamente 50 mm anuales. La secuencia de<br />
cultivos en ambos lotes fue trigo/soja – maíz.<br />
Cl -1 mgl -1 CO 3 H - mgl -1 RAS RAS ajust.<br />
Oro Verde 7,17 1810 166,9 264,5 136,5 486,3 7,14 17,15<br />
En septiembre del 2007 se tomaron muestras<br />
compuestas de suelo con pala de punta en tres<br />
lugares diferentes de cada lote y en tres profundidades<br />
(0 - 5 cm, 5 - 15 cm y 15 - 30 cm). Se determinó<br />
densidad aparente (Dap) mediante el método del<br />
cilindro, contenido de carbono orgánico total (C)<br />
y nitrógeno total (N) utilizando un autoanalizador<br />
LECO, contenido de sodio de intercambio (CSI)<br />
por el método de fotometría de llama. Para las<br />
dos primeras profundidades de suelo se determinó<br />
estabilidad de agregados por el método Le<br />
Bissonnais et al. (2002). Para éste último análisis,<br />
se tomó como indicador a los valores de diámetro<br />
medio ponderado (DMP) para los<br />
pretratamientos de estallido, disgregación mecánica<br />
(previa humectación en etanol) y capilaridad,
además del porcentaje de agregados mayores a 2<br />
mm, obtenidos luego de cada uno de los<br />
pretratamientos mencionados anteriormente.<br />
Tabla 2. Caracterización de la condición inalterada.<br />
Condición<br />
inalterada<br />
Prof.<br />
(cm)<br />
% N % C<br />
Dap<br />
(g/cm 3 )<br />
CSI<br />
(cmolckg - 1 )<br />
Estallido Disgregación<br />
mecánica<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
DMP % agregados >2mm<br />
Capilaridad Estallido Disgregación<br />
mecánica Capilaridad<br />
0-5 0,235 2,87 1,05 0,364 1,2 2,9 1,9 21,2 79,3 39,6<br />
5-15 0,141 1,71 1,25 0,309 0,9 2,6 1,4 10,8 65,5 24,7<br />
15-30 0,110 1,51 1,32 0,258<br />
Con los datos obtenidos, se realizó un ANOVA<br />
de los factores: riego y profundidad. Se utilizó el<br />
procedimiento GLM del paquete estadístico SAS<br />
(SAS Institute 1985) y las medias fueron comparadas<br />
con el test de Diferencias Mínimas Significativas<br />
(LSD) al 5%.<br />
Tabla 3. Valores medios y análisis estadísticos (ANOVA) de los datos.<br />
SD<br />
R<br />
NR<br />
Prof.<br />
(cm)<br />
Dap<br />
(g/cm 3 )<br />
% C % N<br />
CSI<br />
(cmolcKg -1 )<br />
Se caracterizó la condición inalterada (Tabla<br />
2) con la finalidad de tomarla como referencia.<br />
Resultados y Discusión<br />
En la Tabla 3 se muestran los resultados estadísticos<br />
de los datos analizados.<br />
% agregados > 2mm<br />
Estallido<br />
Disgregación<br />
Capilaridad<br />
mecánica<br />
Estallido Disgregación<br />
DMP (mm)<br />
Capilaridad<br />
mecánica<br />
0-5 1,412 aA 2,300 aA 0,174 aA 0,414 aA 0,495 aA 2,029 aA 0,768 aB 2,284 aB 25,029 bB 4,006 aB<br />
5-15 1,476 aA 1,530 bA 0,116 bA 0,556 aA 0,328 aA 1,796 aB 0,534 bA 1,109 aA 47,508 aA 1,908 aA<br />
15-30 1,404 aA 1,443 bA 0,100 cB 0,603 aA - - - - - -<br />
0-5 1,119 bB 2,373 aA 0,208 aA 0,248 aB 0,624 aA 1,916 bA 0,993 aA 6,615 aA 41,653 bA 13,956 aA<br />
5-15 1,364 aB 1,713 bA 0,141 bA 0,244 aB 0,412 bA 2,339 aA 0,636 bA 1,134 bA 55,831 aA 2,959 bA<br />
15-30 1,349 aA 1,553 bA 0,121 bA 0,208 aB - - - - - -<br />
Letras diferentes indican diferencias significativas (LSD 5%), minúsculas entre profundidades dentro de una misma<br />
situación y mayúsculas entre situaciones a una misma profundidad.<br />
Con respecto a la situación inalterada, se observó<br />
que las situaciones en SD tuvieron menores<br />
valores medios de C y N para la profundidad de 0-<br />
5 cm. Las Dap fueron mayores y los diferentes diámetros<br />
medios ponderados de agregados menores<br />
en la totalidad de las profundidades analizadas<br />
en ambas situaciones en producción (Tablas 2<br />
y 3).<br />
Se observaron diferencias significativas en la<br />
Dap entre las situaciones bajo riego y secano para<br />
las profundidades de 0-5 cm y 5-15 cm y no en 15-<br />
30 cm. Sin embargo, al analizar cada situación por<br />
separado, no se encontraron diferencias por densidad<br />
en el lote bajo riego en ninguna profundidad<br />
y si en la situación sin riego donde la profundidad<br />
de 0-5 cm presentó valores más bajos de<br />
densidad de suelo. El C y N no presentaron diferencias<br />
significativas para las situaciones analizadas<br />
a excepción de N de 15-30 cm, aunque si existió<br />
una mayor concentración de estos elementos<br />
en los primeros centímetros de perfil al analizar<br />
cada situación por separado.<br />
En lo referente al CSI, existió una diferencia<br />
significativa entre las situaciones de riego y secano<br />
en todas las profundidades, aunque estas diferencias<br />
desaparecieron al realizar el análisis en<br />
cada situación por separado. Si bien no se observó<br />
diferencia en CSI bajo riego en las profundida-<br />
des analizadas, sí se aprecia una tendencia de aumento<br />
de concentración del sodio de intercambio<br />
con el aumento en la profundidad. Este comportamiento<br />
podría ser el resultado, por un lado<br />
del lavado del sodio por efecto de las lluvias y por<br />
el otro por la escasa lámina de riego aplicada en<br />
los últimos años.<br />
Del análisis de estabilidad de agregados cabe<br />
destacar que el DMP del pretratamiento por capilaridad<br />
permitió diferenciar las distintas situaciones<br />
en 0-5 cm (0.993 mm y 0.768 mm para secano<br />
y riego, respectivamente). El DMP del<br />
pretratamiento de disgregación mecánica mostró<br />
diferencias significativas en la profundidad de 5-<br />
15 cm (2.339 mm y 2.029 mm, para secano y riego<br />
respectivamente). El porcentaje de agregados<br />
mayores a dos milímetros, para los tres<br />
pretratamientos logró diferenciar la situación riego<br />
y secano sólo para los 5 cm superficiales, con<br />
valores superiores en la situación de secano. Sin<br />
embargo, para la profundidad de 5-15 cm, no se<br />
registraron diferencias significativas.<br />
En la Figura 1 se observa una correlación positiva<br />
y significativa al 5 % entre el Dap y CSI (r=<br />
0,561; n= 18). Este aumento en la densidad podría<br />
deberse a que el sodio provoca la dispersión de la<br />
arcilla y la materia orgánica provocando el colapso<br />
de los poros, disminuyendo así la porosidad<br />
25
total. En consecuencia, se restringe el movimiento<br />
de agua y gases, pudiendo aumentar la resistencia<br />
del suelo cuando se seca (Barzegar et al., 1997).<br />
Las Figuras 2a y 2b muestran una correlación negativa<br />
y significativa (r= 0,58 n= 12; r=0,56 n= 12,<br />
respectivamente) entre el porcentaje de agregados<br />
mayores a dos milímetros y el CSI y a su vez el<br />
DMP del pretratamiento de capilaridad en función<br />
del CSI. Esto indicaría que dicho pretratamiento<br />
podría explicar la influencia del sodio de intercambio<br />
sobre la estabilidad de agregados ya que durante<br />
el proceso de humectación, la dispersión de<br />
los coloides está controlada por la naturaleza y<br />
distribución de los cationes de cambio (Emerson,<br />
1967; Summer, 1992).<br />
26<br />
Dap<br />
(g/cm3)<br />
1,60<br />
1,50<br />
1,40<br />
1,30<br />
1,20<br />
1,10<br />
1,00<br />
0,90<br />
0,80<br />
0,00 0,20 0,40 0,60 0,80<br />
CSI (cmolckg -1 )<br />
Figura 1. Relación entre el contenido de sodio de intercambio y la densidad del suelo.<br />
DMP<br />
capilaridad (mm)<br />
2,00<br />
1,80<br />
1,60<br />
1,40<br />
1,20<br />
1,00<br />
0,80<br />
0,60<br />
0,40<br />
0,20<br />
0,00<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
No se observaron diferencias significativas para<br />
el C y el DMP de pretratamiento de estallido en<br />
las profundidades analizadas entre ambas situaciones<br />
de manejo. En efecto, se visualizó una correlación<br />
significativa entre ambas variables y del<br />
C con el porcentaje de agregados mayores a dos<br />
milímetros (r= 0,80 n= 12; r= 0,66 n= 12, respectivamente),<br />
lo que indicaría el efecto del C en la<br />
estabilidad de los agregados (Figura 3a y 3b). Por<br />
otra parte, posiblemente la escasa diferencia en<br />
los niveles de C de ambas situaciones de manejo<br />
se debe a que las láminas de riego utilizadas fueron<br />
insuficientes para obtener diferencias considerables<br />
en aportes de C al suelo. Para el<br />
pretratamiento de disgregación mecánica no se<br />
observaron correlaciones significativas.<br />
16<br />
a b<br />
14<br />
0,00 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 0,60 0,70<br />
CSI (cmolckg -1 )<br />
% > 2 m m<br />
capilaridad<br />
12<br />
10<br />
8<br />
6<br />
4<br />
2<br />
0<br />
0,00 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 0,60 0,70<br />
CSI (cmolckg -1 )<br />
Figura 2. Relación entre la estabilidad de agregados, pretratamiento capilaridad y el contenido de sodio de intercambio,<br />
donde a) diámetro medio ponderado y b) % agregados > 2 mm.<br />
DMP<br />
estallido (mm)<br />
2,00<br />
1,80<br />
1,60<br />
1,40<br />
1,20<br />
1,00<br />
0,80<br />
0,60<br />
0,40<br />
0,20<br />
a<br />
0,00<br />
0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50 3,00<br />
% C<br />
%>2mm<br />
estallido<br />
10<br />
9<br />
8<br />
7<br />
6<br />
5<br />
4<br />
3<br />
2<br />
b<br />
1<br />
0<br />
0,00 0,50 1,00 1,50 2,00 2,50 3,00<br />
Figura 3. Relación entre la estabilidad de agregados, pretratamiento estallido y el contenido de carbono orgánico<br />
total, donde a) diámetro medio ponderado y b) % agregados > 2 mm.<br />
% C
Conclusiones<br />
Se observó el aumento significativo del contenido<br />
de sodio de intercambio al utilizar para el<br />
riego agua de origen subterráneo, bicarbonatada<br />
sódica, destacando su aumento en profundidad.<br />
No se observaron diferencias significativas en<br />
C y N para ambas situaciones de manejo, aunque<br />
sí existió una mayor concentración de ambos elementos<br />
en la profundidad de 0-5 cm, al analizar<br />
cada situación por separado con respecto a las<br />
demás profundidades.<br />
Existieron diferencias significativas en CSI y Dap<br />
entre ambas situaciones analizadas, las que se<br />
correlacionaron positiva y significativamente.<br />
El DMP del pretratamiento de capilaridad per-<br />
Bibliografía<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
mitió diferenciar ambas situaciones de manejo en<br />
la profundidad de 0-5 cm, presentando correlación<br />
positiva con el CSI. Se detectó correlación<br />
positiva entre la estabilidad de agregados<br />
pretratamiento estallido con C.<br />
El análisis del porcentaje de agregados mayores<br />
a dos milímetros, para los tres pretratamientos<br />
en la profundidad de 0-5 cm, diferenció las situaciones<br />
de manejo con valores mayores en la situación<br />
de secano.<br />
Agradecimientos<br />
Este trabajo se realizó gracias a los aportes del<br />
PICTO <strong>Nº</strong> 30676, BID 1728/OC-AR, ANCYT-UNER<br />
(PID UNER <strong>Nº</strong> 2121) y el Proyecto Regional CRER<br />
<strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre Ríos.<br />
ANDRIULO A., SASAL M.C. y M.L. RIVERO. 2001. Los sistemas de producción conservacionistas como mitigadores de<br />
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BARZEGAR A.R., NELSON P.N., OADES J.M. and P. RENGASAMY 1997. Organic matter, sodicity, and clay type: influence<br />
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27
EFECTO DEL SISTEMA DE LABRANZA SOBRE EL SECUESTRO DE C<br />
Y LA AGREGACIÓN DEL SUELO EN UN VERTISOL DE ENTRE RÍOS<br />
Introducción<br />
28<br />
Fabrizzi K. P. 1 , Barbagelata P. A. 2 , Melchiori R.J.M. 2 y Rice Ch. W. 3<br />
1 Departamento de Agua, Clima y Suelos, Universidad de Minnesota, USA.<br />
2 <strong>INTA</strong> EEA Paraná.<br />
3 Microbiología de Suelos, Departamento de Agronomía, Universidad del Estado de Kansas, USA.<br />
La concentración de dióxido de carbono (CO 2 ),<br />
metano (CH 4 ) y oxido nitroso (N 2 O) en la atmósfera<br />
se ha incrementado notablemente en las últimas<br />
décadas (Lal, 1999), y asociado con esto la<br />
preocupación por su efecto sobre los cambios<br />
climáticos y las posibles consecuencias sobre la<br />
agricultura. La agricultura puede cumplir un rol<br />
importante en tratar de atenuar el incremento<br />
atmosférico de los gases de efecto invernadero<br />
por ser una fuente o un reservorio de estos gases.<br />
La gran expansión agrícola y la creciente adopción<br />
de sistemas de labranzas conservacionistas<br />
como la siembra directa en Argentina y otros países<br />
del cono sur, hacen del potencial de secuestro<br />
de carbono (C) en sistemas agrícolas una alternativa<br />
interesante a desarrollar, como una estrategia<br />
viable en el corto plazo para atenuar las emisiones<br />
de C hasta que nuevas tecnologías sean<br />
desarrolladas en el futuro (Post et al., 2004).<br />
El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto<br />
de dos sistemas de labranza sobre el C y la<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
agregación del suelo, así como también sobre algunos<br />
indicadores biológicos en un suelo Vertisol<br />
de la provincia de Entre Ríos.<br />
Materiales y Métodos<br />
El ensayo está ubicado en la Estación Experimental<br />
Paraná del <strong>INTA</strong>, Entre Ríos (31º 50’ 07" S,<br />
60º 32’ 19" W), sobre un suelo Vertisol, serie Febré<br />
(familia "muy fina, montmorillonítica, ligeramente<br />
alcalina, térmica" de los Cromudertes árgicos). Este<br />
experimento fue iniciado en 1997 bajo una rotación<br />
trigo/soja-maíz para evaluar en el largo plazo<br />
el efecto de dos sistemas de labranzas: labranza<br />
reducida (LR) y siembra directa (SD). Las labranzas<br />
consistieron en una a tres pasadas de disco o<br />
cincel. Los tratamientos se encuentran<br />
aleatorizados en un diseño en bloques completo<br />
con tres repeticiones. El tamaño de la unidad experimental<br />
es de 280 m 2 (40 x 7 m).<br />
En la Tabla 1 se muestran los resultados de<br />
características químicas y texturales del suelo<br />
Vertisol a los 8 años de implementados los tratamientos<br />
de labranzas evaluados.<br />
Tabla 1. Características generales del suelo Vertisol a los 8 años de implementados los tratamientos de labranzas.<br />
pH Bray-P Ca 2+<br />
K +<br />
Mg 2+<br />
..……..……mg kg -1 ……..……<br />
Na +<br />
CIC Arena Limo Arcilla<br />
cmol (+)<br />
kg -1<br />
………%………….<br />
Lab. Reducida 7.5 29.3 7011 804 374 24.3 41.2 8 49 43<br />
Siembra Directa 7.4 35.8 6290 994 389 11.6 43.3 8 49 43<br />
Se tomaron muestras de suelo a 0-5, 0-15 y 15-<br />
30 cm de profundidad (durante el mes de agosto<br />
de 2005) en los dos tratamientos de labranzas y<br />
en un sitio sin disturbar. El sitio sin disturbar se<br />
caracterizó por la presencia de pastos nativos. Se<br />
determinó carbono orgánico (C orgánico) y nitrógeno<br />
total (N total) en suelo, la agregación del<br />
suelo mediante la separación de cuatro fraccio-<br />
nes que abarcaron tamaños de agregados de 20 a<br />
53, 53 a 250, 250 a 2000 y mayores a 2000 µm, la<br />
biomasa microbiana y la presencia de hongos,<br />
bacterias y actinomicetes (para los dos sistemas<br />
de labranza evaluados). Los resultados se analizaron<br />
estadísticamente mediante análisis de variancia<br />
y test de separación de medias (LSD, =0.05).
Resultados y Discusión<br />
En la Tabla 2 se presentan los resultados de C y<br />
N en el suelo. Los resultados indican que después<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
de 8 años de comparación de sistemas hay un<br />
mayor contenido de C y N del suelo bajo SD que<br />
bajo LR en los primeros cm del suelo, sin diferencias<br />
a mayores profundidades.<br />
Tabla 2. Contenido de carbono orgánico del suelo y nitrógeno total bajo labranza reducida y siembra directa en un<br />
Vertisol.<br />
C orgánico N total<br />
0-5 cm 0-15 cm 15-30 cm 0-5 cm 0-15 cm 15-30 cm<br />
………….Mg C ha –1 ………… …..………Mg N ha –1 …………..<br />
Lab. Reducida 12.2 b 31.7 a 22.1 a 0.85 b 2.25 a 1.62 a<br />
Siembra Directa 15.2 a 30.9 a 22.3 a 1.09 a 2.10 a 1.63 a<br />
Las labranzas afectan la dinámica de la MO del<br />
suelo. Las pérdidas de MO bajo labranza convencional<br />
pueden ser atribuidas a una reducción de la<br />
agregación y a un incremento en la descomposición<br />
de la MO por la disrupción de los agregados<br />
(Six et al., 1998). Por lo tanto, la adopción de labranzas<br />
conservacionistas incrementaría la agregación<br />
del suelo y favorecería un aumento del C<br />
en el suelo, reduciendo las emisiones de CO 2 a la<br />
atmósfera. Debido a la creciente importancia que<br />
se le ha dado a los suelos agrícolas como potencial<br />
estrategia para secuestrar C y atenuar las emisiones<br />
de CO 2 , es necesario comprender los procesos<br />
y mecanismos que controlan los niveles de C<br />
-1<br />
g C 100 g suelo<br />
1.40<br />
1.20<br />
1.00<br />
0.80<br />
0.60<br />
0.40<br />
0.20<br />
0.00<br />
a a b<br />
del suelo.<br />
En la Figura 1 se reporta el efecto de los sistemas<br />
de labranzas en la agregación del suelo y el C<br />
asociado con cada fracción de agregados, en comparación<br />
a los contenidos determinados sobre<br />
muestras de suelo obtenidas en un área sin<br />
disturbar (pradera natural). La siembra directa<br />
incrementó la proporción de macroagregados (><br />
250 µm) en comparación con la labranza reducida.<br />
En resumen, la adopción de la siembra directa<br />
mejoró la agregación y la cantidad de C que puede<br />
acumularse bajo las condiciones en que se llevó<br />
a cabo este estudio.<br />
Figura 1. Distribución del carbono en los distintos tamaños de agregados bajo labranza reducida (LR), siembra directa<br />
(SD) y área sin disturbar (Pradera) en un suelo Vertisol.<br />
Bajo las condiciones de este experimento, al<br />
momento de muestreo se encontró una mayor<br />
biomasa microbiana en siembra directa que bajo<br />
labranza reducida (Fig. 2a). También se encontró<br />
LR SD Pradera natural<br />
b<br />
a<br />
c<br />
20-53 53-250 250-2000 >2000<br />
Fracción de tamaño de agregados (um)<br />
b<br />
a<br />
a<br />
c<br />
b<br />
a<br />
una mayor proporción de indicadores de hongos<br />
y bacterias Gram+ bajo SD que bajo LR (Fig. 2b),<br />
lo cual podría en parte explicar el incremento en<br />
el C del suelo bajo siembra directa.<br />
29
Figura 2. Biomasa microbiana (a) y proporción de indicadores de hongos, bacterias y actinomicetes (b) bajo labranza<br />
reducida(LR) y siembra directa (SD) en un suelo Vertisol.<br />
Consideraciones Finales<br />
Los resultados obtenidos muestran que en el<br />
sistema de siembra directa se observó una mayor<br />
acumulación de C, especialmente en los primeros<br />
Bibliografía<br />
30<br />
a<br />
b<br />
-1<br />
nmol (indicador PLFA) g suelo<br />
-1<br />
Biomasa total (nmol PLFA g suelo )<br />
18<br />
16<br />
14<br />
12<br />
10<br />
8<br />
6<br />
4<br />
2<br />
0<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
b a<br />
LR SD<br />
LR SD<br />
a a<br />
Hongos Actinomicetes Bacterias Gram+ Bacterias Gram-<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
centímetros de suelo, una mayor agregación del<br />
suelo, una mayor proporción de agregados grandes,<br />
y una mayor proporción de hongos, es decir,<br />
una mejor calidad del suelo, comparado con el<br />
sistema de labranza reducida.<br />
LAL R., FOLLETT R.F., KIMBLE J. and C.V. COLE 1999. Managing US cropland to sequester carbon in soil. J. Soil Water<br />
Consev. 54:374-381<br />
POST W.M., IZAURRALDE R.C. , JASTROW J.D., MCCARL B.A., AMONETTE J.E., BAILEY V. L., JARDINE P.M., WEST T.O.<br />
and J. ZHOU 2004. Enhancement of soil carbon sequestration in the US soils. Bio Science 54(10):895-908<br />
SIX J., ELLIOT E.T., PAUSTIAN K. and J.W. DORAN 1998. Aggregation and soil organic matter accumulation in cultivated<br />
and native grassland soils. Soil Sci. Soc. Am. J. 65:1367-1377<br />
b<br />
a<br />
a<br />
a
Introducción<br />
EFECTO DE ROTACIONES SOBRE LA CALIDAD DE SUELOS<br />
ARROCEROS DE ENTRE RÍOS<br />
La expansión de la agricultura a partir de la<br />
década de los 90, impulsada por los precios de los<br />
granos, produjo cambios importantes en los sistemas<br />
productivos de Entre Ríos, en especial en las<br />
zonas arroceras del este y norte de la provincia.<br />
En una primera etapa, hasta 1998, se incrementó<br />
la proporción de arroz en la rotación, pasando de<br />
uno o dos cultivos de arroz seguidos por cinco o<br />
más años de campo natural y rotaciones de un<br />
año de arroz y cuatro años de pastura polifítica a<br />
dos o más años de arroz seguidos y arroz-raigrásarroz.<br />
A partir del 2000 el cultivo se soja se difundió<br />
a las zonas tradicionalmente ganaderasarroceras<br />
predominando la secuencia arroz-soja<br />
(De Battista et al., 2001). En los últimos años se<br />
profundizó el proceso con la expansión del cultivo<br />
de soja, tanto por los productores locales como<br />
de empresas de otras regiones que alquilan campos<br />
en la zona, lo que provocó una importante<br />
disminución y en muchos casos la desaparición de<br />
las pasturas de la rotación. Este nuevo escenario<br />
planteó interrogantes sobre la sustentabilidad<br />
ecológica, económica y social de los sistemas productivos<br />
basados en cultivos regionales como el<br />
arroz.<br />
Ante esta situación, la Fundación Proarroz se<br />
hizo eco de la inquietud de productores y profe-<br />
De Battista J. 1 , Benintende M. 2 , Benintende S. 2 , Arias N. 1 ,<br />
Wilson M. 2, 3 , Cerana J. 2 , Rodríguez H. 4 y Muller H. 5<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
1 <strong>INTA</strong> EEA C. del Uruguay<br />
2 FCA-UNER<br />
3 <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
4 <strong>INTA</strong> AER San Salvador<br />
5 Actividad privada<br />
sionales por contar con referencias locales sobre<br />
las modificaciones en las propiedades de los suelos<br />
bajo distintas secuencias de cultivos,<br />
implementando un campo experimental de rotaciones<br />
en San Salvador. Se elaboró un proyecto a<br />
largo plazo con el objetivo de estudiar la evolución<br />
de las propiedades físicas, químicas y biológicas<br />
del suelo con diferentes rotaciones, seleccionar<br />
indicadores de calidad de suelo y elaborar criterios<br />
de manejo con el fin de planificar un uso<br />
sustentable del mismo.<br />
En esta comunicación se presenta la evolución<br />
de los parámetros químicos y biológicos del suelo<br />
luego de dos ciclos de rotaciones iniciadas en la<br />
campaña 1999-2000.<br />
Materiales y Métodos<br />
El campo experimental de rotaciones se<br />
implementó en un lote típico de la zona en el que<br />
predomina la serie de suelos Don Guillermo<br />
(Peluderte árgico) con escaso uso agrícola y que<br />
permaneció como campo natural los quince años<br />
previos al primer cultivo de arroz en la campaña<br />
1999/00 en todo el lote. A partir de esa campaña<br />
se dividió en cuatro lotes, implementándose las<br />
siguientes rotaciones:<br />
Campaña<br />
Lote 1<br />
(AS)<br />
Lote 2<br />
(ASMS)<br />
Lote 3<br />
(AA)<br />
Lote 4<br />
(AP)<br />
1999/00 Arroz Arroz Arroz Arroz<br />
2000/01 Soja Soja Arroz Moha-Pradera<br />
2001/02 Arroz Maíz Arroz Pradera<br />
2002/03 Soja Soja Arroz Pradera<br />
2003/04 Arroz Arroz Arroz Arroz<br />
2004/05 Soja Soja Arroz Pradera<br />
2005/06 Arroz Maíz Arroz Pradera<br />
2006/07 Soja Soja Arroz Pradera<br />
2007/08 Arroz Arroz Arroz Arroz<br />
31
En el invierno siguiente a cada campaña de<br />
cultivo se tomaron muestras del horizonte superficial<br />
(0-15 cm) y se analizaron algunos parámetros<br />
químicos: contenido de materia orgánica, nitrógeno<br />
total, fósforo disponible y cationes intercambiables.<br />
Al final de cada ciclo de rotación, cada<br />
cuatro años se realizan evaluaciones físicas: estabilidad<br />
de agregados, porosidad y resistencia a la<br />
penetración, y biológicas: carbono y nitrógeno de<br />
la biomasa microbiana (CBM y NBM).<br />
Generalmente los lotes en rotación agrícola se<br />
laborean anualmente. En el lote de monocultivo<br />
de arroz el laboreo es más intenso que en los otros,<br />
ya que luego del cultivo de arroz se requieren varias<br />
labores para eliminar las taipas y huellas, emparejar<br />
el micro relieve y preparar una correcta<br />
cama de siembra. Normalmente se utiliza un disco<br />
pesado y dos pasadas de rastra de discos liviana,<br />
rastrón y el taipero para la construcción de taipas.<br />
Cuando fue necesario laborear luego de soja o<br />
maíz, por haber dejado huellas durante la cosecha,<br />
se realizó una sola pasada de rastra de discos<br />
liviana y rastrón. Solamente dos años se logró sembrar<br />
el arroz sobre el rastrojo de soja, laboreando<br />
sólo la zona de construcción de taipas. En el lote 2<br />
el maíz 2005 se realizó en siembra directa sobre<br />
soja. La fertilización de los cultivos se realizó de<br />
acuerdo con las pautas regionales. Se aplicaron<br />
entre 9 y 15 kg de P/ha a todos los cultivos, y<br />
32<br />
MO (%)<br />
5<br />
4,5<br />
4<br />
3,5<br />
3<br />
2,5<br />
2<br />
Ar-Sj Ar-Sj-Mz-Sj<br />
Ar-Ar Ar-PP3<br />
2000 2002 2004 2006 2008<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
entre 40 y 60 kg de N/ha en arroz y maíz. La pastura<br />
sólo recibió fertilización fosfatada en la implantación<br />
y no se fertilizó con nitrógeno. En el<br />
invierno 2007 se laboreó toda la superficie del<br />
ensayo, se construyeron las taipas para el cultivo<br />
de arroz y se realizó el muestreo de suelos.<br />
Resultados<br />
Figura 1. Evolución de la materia orgánica en las diferentes rotaciones.<br />
Los aportes de rastrojo en las rotaciones agrícolas<br />
fueron en promedio 6,08, 4,39 y 4,08 t/ha/<br />
año para Ar-Ar, Ar-Sj y Ar-Sj-Mz-Sj, respectivamente.<br />
El bajo aporte de la rotación con maíz se debe<br />
a que en los dos años en que se realizó este cultivo<br />
el crecimiento estuvo muy limitado por déficit<br />
Materia orgánica (MO)<br />
Al iniciarse el uso agrícola del lote se produjo<br />
una brusca disminución en el contenido de MO.<br />
Las rotaciones arroz-pastura y arroz-soja mostraron<br />
similar comportamiento hasta el 2004, con<br />
valores estables cercanos a 4,2 %. A partir de 2005<br />
en la rotación arroz-pastura (Ar-PP3) aumentó el<br />
contenido de MO, llegando en el 2006 al valor<br />
inicial, 4.7 %.<br />
En 2007 todos los tratamientos mostraron una<br />
disminución asociada al efecto del laboreo para<br />
la preparación del suelo para arroz (Figura 1). Luego<br />
de dos ciclos, las rotaciones agrícolas muestran<br />
un contenido significativamente (p
Tabla 1. Contenido de materia orgánica (%) en diferentes rotaciones. Año 2007.<br />
Variable Ar-PP3 A r-Sj A r-Sj-Mz-Sj Ar-Ar<br />
MO (%) 4,53 a 3,75 b 3,62 b 3.49 b<br />
N total (%) 0,223 a 0,195 b 0,191 b 0,171 b<br />
P disp (ppm) 5,5 c 12,8 a 10,1 ab 9,4 b<br />
K intercb (mg) 25,6 bc 28,6 a 23,5 c 6,55 a<br />
Na intercb (mg) 17,0 c 27,5 b 18,8 c 50,1 a<br />
pH 5,85 b 6,55 a 6,03 b 6,73 a<br />
En filas letras diferentes indican diferencias significativas (p
Esta evolución está asociada a la historia de<br />
fertilización. Las rotaciones agrícolas recibieron<br />
entre 9 y 15 kg de P/ha según el cultivo, mientras<br />
que en la rotación Ar-PP3 se fertilizó el cultivo de<br />
arroz y la pastura solo a la implantación. En el<br />
2007 el contenido de P disponible fue<br />
significativamente diferente (p
Reacción del suelo<br />
El pH del suelo muestra una tendencia similar<br />
al contenido de sodio, dado que la variación en<br />
las otras bases Ca y Mg no es importante entre las<br />
rotaciones ensayadas. En 2007 se encontraron diferencias<br />
significativas (p
Introducción<br />
36<br />
ROTACIÓN RAIGRAS/SOJA. IMPACTO DEL BARBECHO<br />
EN EL RENDIMIENTO DE SOJA<br />
El cultivo de raigrás como verdeo de invierno<br />
constituye una estrategia de manejo que permite<br />
corregir el déficit estacional de la oferta forrajera<br />
de las pasturas, también una forma de intensificar<br />
el sistema incorporando sustentabilidad a la realización<br />
de soja todos los años, diversificando cultivos,<br />
mejorando la protección del suelo, logrando<br />
una mayor diversidad biológica temporal y un<br />
mejor balance de carbono (Rillo et al., 2006;<br />
Caviglia, 2007). Entendiendo intensificación como<br />
el proceso que hace posible cultivar una superficie<br />
de tierra de manera más frecuente que antes.<br />
La principal limitación para la inclusión de los<br />
cultivos de coberturas y/o verdeos invernales es la<br />
suposición de que consumen una cantidad importante<br />
de agua y nutrientes pudiendo afectar el<br />
rendimiento del cultivo siguiente, ya que una intensificación<br />
del sistema conlleva a un acortamiento<br />
de los períodos de barbecho.<br />
Dependiendo del tiempo de barbecho químico,<br />
los resultados indican que se producen incrementos<br />
en el contenido de nitratos y agua almacenados<br />
en el suelo al momento de la siembra y<br />
también diferencias en la eficiencia de implantación<br />
de los cultivos y en el control de las malezas.<br />
La interacción de estos efectos produjeron, en algunos<br />
casos, aumentos en los rendimientos de diversos<br />
cultivos (Peltzer y Kahn, 1996; Peltzer et al.,<br />
1997; Peltzer, 1999), mientras que en otros ensayos<br />
los rendimientos no se vieron afectados (Peltzer,<br />
2001; Caviglia, 2007; Rillo et al., 2006).<br />
El objetivo del presente trabajo fue evaluar el<br />
impacto del barbecho sobre el rendimiento de soja<br />
con antecesor raigrás en una campaña con alta<br />
restricción hídrica.<br />
Materiales y Métodos<br />
El ensayo se llevó a cabo en un lote comercial, con<br />
antecesor raigrás destinado a pastoreo, situado en el<br />
distrito Costa Grande (Diamante) sobre un suelo de<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Pautasso J.M., Isaurralde R.M. y Blanzaco E.<br />
<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
Argiudol vértico (Plan Mapa de Suelos, 1991).<br />
Los tratamientos fueron: 1) con barbecho químico<br />
30 días antes de la siembra y 2) sin barbecho, con aplicación<br />
de glifosato a la emergencia de la soja.<br />
En ambas aplicaciones se utilizaron 1.440 g i.a.<br />
ha -1 de glifosato. Los tratamientos se ubicaron en<br />
franjas apareadas, sin repeticiones.<br />
La siembra de la soja se realizó el 25 de noviembre<br />
de 2007, utilizando la variedad AS 4801.<br />
La máquina sembradora se reguló para dosificar<br />
25 semillas por metro lineal. El espaciamiento entre<br />
surcos fue de 0.52 m. El cultivo se fertilizó a la<br />
siembra con 70 kg ha -1 de fosfato mono amónico.<br />
Al momento de madurez comercial de la soja (31<br />
de marzo de 2008) se midieron las siguientes variables:<br />
1) Plantas por metro cuadrado: mediante cuatro<br />
submuestras de 5 metros lineales por tratamiento.<br />
2) La altura de plantas, las plantas con tallo<br />
verde, el número de nudos por planta, el número<br />
de vainas por plantas y el número de granos por<br />
plantas, extrayendo al azar 28 plantas de cada tratamiento.<br />
El peso de semillas se obtuvo a partir<br />
de cinco submuestras de 500 semillas para cada<br />
tratamiento.<br />
Con los datos se realizaron análisis de varianza<br />
para la comparación de medias, utilizando el paquete<br />
estadístico Infostat Profesional versión 1.1.<br />
Resultados y Discusión<br />
1. Magnitud del problema hídrico en la campaña<br />
estudiada<br />
Las lluvias registradas durante la campaña de<br />
soja se muestran en la Tabla 1. Considerando el<br />
mes de noviembre, la lluvia registrada durante el<br />
ciclo de cultivo fue aproximadamente el 60% de<br />
la lluvia esperada. La mayor deficiencia se observó<br />
en enero con un 23% del promedio.
Tabla 1. Lluvias (mm) registradas en la campaña y promedio histórico.<br />
Precipitación (mm)<br />
45<br />
40<br />
35<br />
30<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
22<br />
59%<br />
42<br />
2007/2008 Promedio Histórico<br />
Noviembre 63 112<br />
Diciembre 112 112<br />
Enero 28 121<br />
Febrero 107 103<br />
Marzo 56 159<br />
Total 366 607<br />
No se observó variación en los estados<br />
fenológicos entre tratamientos. El cultivo llegó a<br />
las etapas reproductivas (R1) en 56 días, cumpliendo<br />
las etapas reproductivas en otros 60 días (R1 a<br />
R7). Las lluvias registradas durante las etapas<br />
9<br />
11<br />
54%<br />
Estados Vegetativos Estados Reproductivos<br />
S B<br />
C B<br />
Altura Número Nudos Planta Número Vainas Planta<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
vegetativas y reproductivas del cultivo señalan un<br />
importante déficit durante todo el desarrollo del<br />
cultivo. Entre la siembra y R7 existió una diferencia<br />
de 203 mm (lluvias caídas comparadas con lluvias<br />
esperadas) (Figura 1).<br />
12<br />
2007/2008<br />
Promedio<br />
Figura 1. Lluvias registradas en la campaña 2007/08 y promedio esperado para cada estado del cultivo de soja.<br />
1. Eficiencia de nacimiento<br />
Se lograron 26 y 39 plantas por metro cuadrado<br />
para el tratamiento sin barbecho y con barbecho,<br />
respectivamente, con diferencias significativas<br />
(Test LSD, alfa 0.1). La alta variación de los<br />
datos obtenidos en el tratamiento sin barbecho<br />
(CV: 41%) frente al tratamiento con barbecho (CV:<br />
5%), demuestra la menor uniformidad de siembra<br />
que se obtiene con alta cantidad de material vegetal.<br />
La eficiencia de nacimiento fue de 81% para<br />
el sector con barbecho y 51% sin barbecho.<br />
Si bien el cultivo de soja tiene una alta capacidad<br />
de compensar variaciones en el número de<br />
plantas, bajo condiciones adversas (hídricas y<br />
nutricionales) la densidad óptima se incrementa<br />
(Kruk y Satorre, 2003; Kantolic, 2003). Según los<br />
mismos autores, en años normales, la densidad<br />
lograda en el presente experimento y en ambos<br />
tratamientos es adecuada para obtener altos rendimientos.<br />
2. Altura, número de nudos y número de vainas<br />
por planta<br />
Las diferencias de altura (cm), número de nudos<br />
en el tallo principal y de vainas por planta<br />
fueron significativas entre tratamientos (Tukey, <br />
0.05). Los valores se muestran en la Figura 2.<br />
Figura 2. Altura (cm), número de nudos en el tallo principal y vainas por planta según duración del barbecho. SB: sin<br />
barbecho, CB: con barbecho.<br />
17<br />
37
Coincidiendo con lo informado por Kantolik<br />
(2003), el número de nudos en el tallo principal<br />
fue poco afectado por la disponibilidad de los<br />
recursos, siendo el número de vainas una variable<br />
altamente influenciada, sobre todo en respuesta<br />
a cambios ambientales que reducen el crecimiento<br />
del cultivo.<br />
4. Número de semillas por m 2 y peso de semilla<br />
El número de semillas por metro cuadrado fue<br />
significativamente superior (: 0.05) en el trata-<br />
granos por metro cuadrado<br />
3500<br />
3000<br />
2500<br />
2000<br />
1500<br />
b<br />
1000<br />
CB SB<br />
Figura 3. Número de granos por metro cuadrado. Letras distintas indican diferencias significativas (Test: Tukey : 0,05,<br />
DMS: 619). SB: sin barbecho, CB: con barbecho.<br />
1.Rendimiento<br />
El rendimiento fue altamente influenciado por<br />
los tratamientos. El rendimiento estimado a partir<br />
de sus componentes fue de 2010 kg ha -1 y de 761<br />
kg ha -1 para la parcela con un mes de barbecho y<br />
sin barbecho, respectivamente. El rendimiento<br />
obtenido por el productor fue de 1350 kg ha -1 y<br />
de 400 kg ha -1 , respectivamente.<br />
Al momento de la cosecha se observó una alta<br />
presencia de plantas con tallo verde y con hojas,<br />
esta respuesta de la planta se podría deber principalmente<br />
al fuerte estrés hídrico sufrido por el<br />
cultivo, ya que este factor ambiental se considera<br />
uno de los causantes de este fenómeno (Egli y<br />
38<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
miento 1, no encontrándose diferencia significativa<br />
(: 0.05) en el peso de semillas entre tratamientos.<br />
El promedio de peso de mil semillas fue de<br />
120.5 g.<br />
Tal como lo señalan Kantolic (2003), Cárcova y<br />
otros (2003) y Baigorri (1997) el número de granos<br />
por unidad de superficie, en un amplio rango de<br />
condiciones agronómicas, es el componente que<br />
mejor explica las variaciones en el rendimiento (Figura<br />
3).<br />
a<br />
Bruening 2003). Las consecuencias directas del síndrome<br />
de tallo verde y retención foliar son el retraso<br />
de la cosecha, atascamiento y rotura de<br />
maquinaria, mayor gasto de cosecha y principalmente<br />
la presencia de granos con distintos grados<br />
de humedad. Indirectamente se disminuye el rendimiento<br />
y la calidad de los granos (RIIA, 2005). El<br />
tratamiento 1 tuvo un 7% de tallo verde frente al<br />
tratamiento 2 con 37%. Esta respuesta de la planta<br />
se tradujo en una mayor cantidad de granos<br />
verdes en el tratamiento sin barbecho con respecto<br />
al que tuvo barbecho (28% vs. 19%). El síndrome<br />
de tallo verde y retención foliar son una problemática<br />
del cultivo de soja en Entre Ríos<br />
(Formento et al., 2005).
Consideraciones finales<br />
En el cultivo de soja se debería lograr que llegue<br />
al período crítico con una estructura mínima<br />
de canopeo que garantice la eficiente captura de<br />
los recursos disponibles. Una de las prácticas orientadas<br />
a conservar el agua del suelo es el manejo<br />
de la duración del barbecho. Ante situaciones de<br />
pocas precipitaciones, si se quiere maximizar la<br />
producción de soja, se debería plantear la realización<br />
de un pastoreo menor en los sistemas mixtos<br />
Bibliografía<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
que poseen esta rotación, adelantando lo más que<br />
se pueda la aplicación del glifosato. En años con<br />
valores de precipitaciones normales el impacto en<br />
el rendimiento podría llegar a ser mucho menor o<br />
nulo, tal como se señala más arriba.<br />
De todos modos se debería realizar una evaluación<br />
económica de la rotación, incorporando<br />
además de la diferencia de rendimiento en soja,<br />
la mayor producción de carne (por un pastoreo<br />
más) y/o cosecha de semilla del raigrás.<br />
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39
40<br />
ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Y PÉRDIDAS DE NUTRIENTES Y<br />
GLIFOSATO EN SECUENCIAS DE CULTIVOS<br />
Introducción<br />
La provincia de Entre Ríos, debido a su combinación<br />
de clima y relieve, posee una importante y<br />
vasta red hidrográfica en todo su espacio territorial<br />
(Lenzi et al., 2006). La topografía ondulada así<br />
como la baja capacidad de infiltración de sus suelos<br />
y las precipitaciones intensas en primavera-verano-otoño<br />
predisponen a gran parte de la superficie<br />
provincial a procesos de degradación de suelos,<br />
especialmente por erosión hídrica (Scotta,<br />
1993) y además, son causas de riesgo de contaminación<br />
por escurrimiento a los cursos de agua superficiales.<br />
El agua proveniente de la lluvia que no ingresa<br />
al suelo escurre por su superficie y alimenta los<br />
cuerpos de agua superficiales (lagunas, ríos, arroyos)<br />
y aquella que no es utilizada por los cultivos<br />
traspasa el suelo hasta llegar a la capa o napa<br />
freática, produciendo su recarga. Si los<br />
agroquímicos exceden los límites de los fines para<br />
los que fueron destinados, pueden constituir una<br />
fuente de contaminación para los sistemas adyacentes<br />
y trasladarse, en función de su movilidad,<br />
hacia aguas superficiales o subterráneas.<br />
La contaminación del agua con nutrientes y<br />
plaguicidas concierne tanto a la salud como al<br />
ambiente. El principal problema de la contaminación<br />
con nitrógeno (N) es la exclusión de las aguas<br />
subterráneas como fuente de agua de bebida. El<br />
enriquecimiento de aguas superficiales receptoras<br />
con fósforo (P) puede contribuir a su eutrofización.<br />
Actualmente, el uso casi exclusivo de variedades<br />
transgénicas de soja está ligado a la utilización del<br />
herbicida glifosato. Este herbicida se introdujo en<br />
el mercado mundial en 1971 (Piccolo et al., 1994).<br />
Sin embargo, la información referida a su impacto<br />
ambiental, y, particularmente, a su transporte hacia<br />
cursos de agua, es escasa. Maitre et al. (2006)<br />
en un Argiudol ácuico de Paraná observaron que<br />
una proporción importante del glifosato adsorbido<br />
se resorbe posibilitando su escurrimiento.<br />
El suelo constituye una primera e importante<br />
barrera a la contaminación de aguas por activida-<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Sasal M. C., Wilson M.G. y Garciarena N.A.<br />
Grupo de Recursos Naturales y Factores Abióticos<br />
<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
des agrícolas. Las partículas de arcilla y la materia<br />
orgánica (MO) son las principales responsables de<br />
retener sustancias contaminantes mientras que los<br />
microorganismos se encargan de su<br />
biodegradación. Dentro del acuífero o de cursos<br />
de agua superficiales, estos procesos de atenuación<br />
se minimizan.<br />
Si bien ciertas propiedades edáficas, como la<br />
composición granulométrica, no son modificables,<br />
otras dependen del uso del suelo. Así, el conocimiento<br />
del rol de los sistemas de producción<br />
agrícola sobre las propiedades físicas edáficas y<br />
en función de esto sobre la pérdida de agua, suelo,<br />
nutrientes y plaguicidas por escurrimiento permitirá<br />
identificar prácticas de manejo<br />
con menor riesgo de degradación física<br />
para minimizar riesgos ambientales.<br />
En muchos países desarrollados está documentada<br />
la contaminación de cuerpos de agua, de tipo<br />
no puntual o difusa (en grandes extensiones), con<br />
nutrientes como consecuencia de algunas actividades<br />
agrícolas. La principal causa de contaminación<br />
por nutrientes de aguas de escurrimiento es<br />
la incorrecta aplicación de técnicas de fertilización<br />
de cultivos.<br />
La investigación en curso apunta en primer lugar<br />
a tener un conocimiento real del rol de los<br />
sistemas intensivos de producción agrícola sobre<br />
la contaminación de los cursos de agua superficiales.<br />
Para contribuir con ello, los objetivos de este<br />
trabajo fueron: i) evaluar el impacto de los sistemas<br />
de cultivo sobre las propiedades físicas<br />
edáficas superficiales ii) analizar el efecto de los<br />
sistemas de cultivo sobre las pérdidas de agua por<br />
escurrimiento y de sedimentos y iii) cuantificar las<br />
pérdidas de N, P y glifosato con el agua de<br />
escurrimiento.<br />
Materiales y Métodos<br />
El estudio del impacto ambiental que genera<br />
el uso de tecnologías agrícolas no es sencillo, ya<br />
que requiere de dispositivos experimentales ade-
cuados que permitan el control de los insumos que<br />
se agregan al sistema y la correcta medición de<br />
los excedentes hídricos. En la Estación Experimental<br />
de <strong>INTA</strong> Paraná existen 15 parcelas de 100 m 2<br />
para medición de volumen y calidad del<br />
escurrimiento superficial, construidas en 1970, sobre<br />
un suelo Argiudol ácuico con 3,5% de pendiente<br />
(Figura 1). Estas parcelas fueron diseñadas<br />
para medir los coeficientes de cultivos para apli-<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
car en la ecuación universal de pérdida de suelo<br />
(Convenio FAO-<strong>INTA</strong>, 1969-1974). Hasta fines de<br />
la década del 90 se cultivaron con sistema de labranza<br />
convencional y a partir de entonces cesaron<br />
las labores y se continuaron las secuencias de<br />
cultivos bajo siembra directa (SD), para adecuar<br />
la información al sistema adoptado por la mayor<br />
parte de los productores que trabajan en zonas<br />
onduladas.<br />
Figura 1. Dispositivo experimental conformado por 15 parcelas de escurrimiento. <strong>INTA</strong> EEA Paraná.<br />
Entre agosto de 2006 y julio de 2007 (campaña<br />
06/07) en cada evento lluvioso se midieron las<br />
pérdidas de agua de escurrimiento superficial y<br />
de sedimentos. Sobre alícuotas del agua de<br />
escurrimiento se determinó la concentración de<br />
nitrato, fósforo disuelto, glifosato y su metabolito<br />
AMPA (glifosato+AMPA se analizaron sólo en 7<br />
momentos agrupando muestreos intermedios). El<br />
registro de las precipitaciones se realizó en el<br />
Observatorio Agrometeorológico de la EEA, situado<br />
a 200 m de las parcelas.<br />
Entre mayo y julio de 2007 se midieron distintas<br />
propiedades físicas edáficas en cada parcela.<br />
La densidad aparente (Dap) se obtuvo por el<br />
método del cilindro en dos profundidades 0-5 y 5-<br />
10 cm (2 repeticiones por parcela), la<br />
macroporosidad >50 µm se realizó con las mismas<br />
muestras en celdas Tempe a 6 kPa, la estabilidad<br />
estructural (diámetro medio ponderado -DMP-) se<br />
midió en una muestra compuesta por parcela del<br />
espesor 0-12 cm con el método de Le Bissonais y<br />
Le Souder (1995), la resistencia mecánica a la penetración<br />
(RMP) en MPa se midió en condiciones<br />
hídricas cercanas a capacidad de campo con un<br />
penetrologger Eijkelkamp hasta 20 cm de profundidad<br />
con registro detallado cada 1 cm (10 repeticiones<br />
por parcela). El carbono orgánico (C) se<br />
determinó en una muestra compuesta por parcela<br />
para dos profundidades, 0-5 y 5-20 cm, por<br />
combustión seca. Se expresó en Mg ha -1 , multiplicado<br />
por la Dap y el espesor.<br />
Los tratamientos de control de malezas, tanto<br />
en barbecho como en postemergencia de soja, se<br />
realizaron con 3 l ha -1 de glifosato y las<br />
fertilizaciones se realizaron al voleo con<br />
superfosfato triple (100 kg ha -1 a la siembra de<br />
soja y trigo) y urea (150 kg ha -1 a la siembra de<br />
trigo 50 kg ha -1 en macollaje). Actualmente, el esquema<br />
de secuencias de cultivos en las parcelas<br />
está diseñado de modo que hay 3 parcelas (repeticiones)<br />
con cada sistema de cultivo, éstos son:<br />
soja continua, soja continua con cultivo de cobertura<br />
otoño-invernal, trigo/soja (T/S) y maíz-trigo/<br />
soja (M-T/S). Este esquema recién se estableció en<br />
2006. Así, para analizar efectos acumulados o propiedades<br />
físicas impuestas por los sistemas de cultivo<br />
se analizaron los tratamientos antecesores a<br />
este nuevo esquema, que no contaban con más<br />
de 2 repeticiones por sistema. Además, existen 3<br />
parcelas que no tienen repeticiones y se continúan<br />
aún en el nuevo esquema. Estas son: suelo descubierto<br />
(sin laboreo y con control químico de malezas,<br />
de referencia para el cálculo del C de la ecuación<br />
USLE), pastura (con cortes manuales) y maíz<br />
continuo. Las pérdidas de N y P se analizaron para<br />
dos sistemas de cultivo contrastantes: M-T/S y soja<br />
continua y se tomó como referencia la pastura. En<br />
el caso de las pérdidas de glifosato se compararon<br />
los tratamientos: soja continua, trigo como<br />
cultivo de cobertura/soja (CC/S) y T/S.<br />
Se realizaron regresiones simples entre las variables<br />
dependientes escurrimiento y pérdidas de<br />
suelo, P, N y glifosato anuales con los datos provenientes<br />
de las 15 parcelas mediante el procedimiento<br />
REG de SAS (SAS Institute, 1989). Se anali-<br />
41
zaron estadísticamente las varianzas de las propiedades<br />
medidas con submuestreos (Dap,<br />
macroporosidad, RMP) utilizando el procedimiento<br />
GLM de SAS (SAS Institute, 1989). Se utilizó el<br />
test de Duncan para diferenciar medias.<br />
Resultados y Discusión<br />
Escurrimiento superficial y pérdida de suelo<br />
El registro de lluvia durante el período de estudio<br />
fue muy elevado (1574 mm) con respecto al<br />
promedio anual histórico (período 1934/2007: 1027<br />
mm). Se consideraron como efectivas (con potencialidad<br />
de producir escurrimiento) a las lluvias<br />
superiores a 12,5 mm (Wischmeier y Smith, 1958);<br />
así el 88% de los eventos fueron erosivos. En la<br />
Tabla 1 se presentan los valores de escurrimiento<br />
y de pérdida de suelo totales del período y la relación<br />
entre la lluvia y el escurrimiento. El suelo<br />
descubierto superó 9 veces la pérdida de agua de<br />
la pastura. Los monocultivos de soja y maíz continuos<br />
tuvieron una importante pérdida de agua: 7<br />
42<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
veces mayor que la pastura. Las secuencias (T/S y<br />
M-T/S) tuvieron pérdidas de agua similares e intermedias.<br />
En 2002, Paparotti y Melchiori, cuantificaron<br />
las pérdidas de agua por escurrimiento en<br />
la secuencia M-T/S durante el ciclo del cultivo de<br />
trigo y el escurrimiento correspondió al 1,5% de<br />
lo precipitado. Para esta secuencia, el escurrimiento<br />
anual fue de 13% de la lluvia efectiva. San Miguel<br />
et al. (2007) determinaron por simulación para la<br />
cuenca superior del río Gualeguaychú que en años<br />
con lluvias superiores a 1250 mm entre el 26 y el<br />
46% del agua de lluvia puede perderse por<br />
escurrimiento.<br />
En general, se sostiene que bajo SD continua la<br />
cobertura superficial de residuos de cosecha y el<br />
incremento en los niveles de materia orgánica en<br />
los primeros centímetros del suelo producen el<br />
aumento de la tasa de infiltración y de la capacidad<br />
de almacenamiento de agua y la reducción<br />
de la escorrentía. Sin embargo, en este estudio las<br />
pérdidas de agua en los monocultivos de soja y<br />
maíz fueron equiparables a obtenidas bajo estos<br />
cultivos, pero con laboreo (Frye et al., 1985).<br />
Tabla 1. Valores de escurrimiento y de pérdida de suelo totales del período y la relación entre la lluvia y el escurrimiento<br />
en parcelas de escurrimiento.<br />
Tratamiento Escurrimiento<br />
Pérdida<br />
de<br />
suelo<br />
Escurrimiento/<br />
lluvia efectiva<br />
( m m ) (t ha - 1 ) (%)<br />
Descubierto 413 15,3 30<br />
Maíz 339 1,8 24,5<br />
Soja 328 2,4 24<br />
M-T/S 178 0,3 13<br />
T/S 180 0,5 13<br />
Pastura 48 0,5 3<br />
Está ampliamente estudiado por numerosos<br />
autores que la cobertura producida por los sistemas<br />
con cultivo en SD es efectiva para controlar la<br />
erosión. La cobertura de rastrojos produce un efecto<br />
amortiguador del impacto de las gotas de lluvia<br />
impidiendo el encostramiento superficial. En<br />
este estudio las pérdidas de suelo fueron muy<br />
bajas, aún con elevadas e intensas precipitaciones.<br />
Sin embargo, el tratamiento descubierto, aún sin<br />
haber tenido laboreo reciente, superó el límite de<br />
tolerancia admitido por el Sistema de Conservación<br />
de Suelos de USA, 11.2 t ha -1 (Hall et al., 1985).<br />
La mejora más importante del sistema de cultivo<br />
sobre la sustentabilidad del sistema, fundamentalmente<br />
en suelos con capacidad de almacenamiento<br />
disminuida por erosión, es la disminución del<br />
escurrimiento y el consecuente incremento en la<br />
infiltración (Frye et al., 1985). La producción de<br />
materia seca total del período de estudio fue<br />
21.382, 5.895, 8.670 y 6.214 kg ha -1 para maíz, soja<br />
y la secuencia T/S de M-T/S y T/S, respectivamente.<br />
Así, el maíz continuo con más de 3 veces la<br />
producción de materia seca que los demás sistemas<br />
tuvo un escurrimiento y una pérdida de suelo<br />
equiparables a la soja continua. En consecuencia,<br />
más importante que la cantidad de materia seca<br />
cubriendo el suelo durante el ciclo del cultivo sumado<br />
a los residuos sobre la superficie después<br />
de su cosecha, resulta el tiempo de ocupación con<br />
cultivos y raíces vivas.<br />
En la Tabla 2 se presentan los valores medios<br />
de algunas propiedades edáficas estudiadas. No<br />
hubo diferencias entre los sistemas de cultivo para<br />
Dap ni para macroporosidad, solo la pastura presentó<br />
mejores condiciones estructurales.
Tabla 2. Valores medios de diámetro medio ponderado (DMP), carbono orgánico (C), densidad aparente (Dap) y<br />
macroporosidad para 5 sistemas de cultivo en parcelas de escurrimiento.<br />
Parcela DMP<br />
(mm)<br />
C<br />
0-5 cm 5-20 cm<br />
(Mgha<br />
Dap<br />
Macroporosidad<br />
0-5 cm 5-10 cm 0-5 cm 5-10 cm<br />
-1 )<br />
(gcm -3 )<br />
(cm 3 cm -3 Pastura<br />
Maíz<br />
Soja<br />
M-T/S<br />
T/S<br />
2,2<br />
1,2<br />
0,9<br />
1,4<br />
0,9<br />
15,42 32,12<br />
14,13 32,71<br />
11,69 31,55<br />
14,77 34,57<br />
12,65 32,00<br />
)<br />
0,99 a 1,07 a 0,115 a 0,095<br />
1,31 b 1,43 b 0,055 a 0,032<br />
1,21 b 1,41 b 0,080 a 0,046<br />
1,24 b 1,40 b 0,098 a 0,044<br />
1,26 b 1,41 b 0,079 a 0,045<br />
a<br />
b<br />
b<br />
b<br />
b<br />
Letras distintas indican diferencias significativas (= 0.05) entre tratamientos.<br />
En la Figura 2 se presenta el perfil de RMP para<br />
los tratamientos evaluados, observándose en todos<br />
ellos un aumento considerable de la resistencia<br />
que ofrece el suelo en la capa de 5-10 cm. Este<br />
comportamiento de los perfiles de RMP en siembra<br />
directa, con valores máximos en dicha capa,<br />
se asemeja a lo reportado en otros artículos<br />
(Senigagliesi y Ferrari, 1993) y para Molisoles de<br />
Entre Ríos (Wilson et al., 2006; Indelángelo et al.,<br />
2008). Los valores más bajos se presentaron en la<br />
pastura y el maíz continuo y los más altos en la<br />
secuencia T/S. Dicho incremento se extiende hasta<br />
Profundidad (cm)<br />
0<br />
-5<br />
-10<br />
-15<br />
-20<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
los 20 cm. A su vez, existieron diferencias significativas<br />
entre este último tratamiento y el resto para<br />
la capa de 0-5 cm. Este comportamiento puede<br />
ser explicado por el mayor tránsito de implementos<br />
agrícolas en T/S, con dos cultivos todos los<br />
años. Además, los menores valores de RMP en la<br />
pastura y el maíz continuo se atribuyen a la mayor<br />
presencia de raíces que actúan como<br />
descompactadores naturales (Chan et al., 2001).<br />
Los perfiles de RMP de los tratamientos M-T/S y<br />
soja continua no difirieron significativamente desde<br />
la superficie y hasta los 20 cm.<br />
Resistencia mecánica a la penetración (MPa)<br />
0,0 0,3 0,6 0,9 1,2 1,5 1,8 2,1<br />
a a a a b<br />
a a<br />
b b c<br />
T/S-M Mz cont Soja cont<br />
T/S Pastura<br />
Figura 2. Resistencia mecánica a la penetración para 5 sistemas de cultivo con 10 años bajo siembra directa.<br />
Letras distintas indican diferencias significativas (= 0.05) entre tratamientos.<br />
En la Tabla 3 se presentan los resultados de las<br />
regresiones simples realizadas para evaluar el impacto<br />
de las propiedades físicas edáficas sobre el<br />
escurrimiento de agua y la pérdida de suelo. La<br />
variabilidad del escurrimiento fue explicada por<br />
el DMP, la Dap del espesor 5-10 cm y del C de los<br />
primeros 5 cm. Sasal et al. (2006) no pudieron identificar<br />
en similares condiciones edafoclimáticas<br />
pero con pendiente casi nula, uno o un grupo de<br />
parámetros físicos superficiales (para estas mismas<br />
secuencias de cultivos) que explique<br />
significativamente la variación de la Infiltración<br />
básica. La medición de escurrimiento en forma<br />
directa, si bien requiere de dispositivos experimentales<br />
de considerable envergadura, permite eva-<br />
luar en situaciones reales de campo el impacto de<br />
la lluvia sobre la ruptura de agregados y en consecuencia<br />
la reducción de la rugosidad del suelo. El<br />
efecto de la materia orgánica como estabilizadora<br />
de la estructura edáfica ha sido considerablemente<br />
estudiado. Los elevados valores de Dap del espesor<br />
5-10 cm aparecen como un efecto vinculado<br />
a la producción de cultivos en SD. Esta<br />
densificación subsuperficial, además de aumentar<br />
la resistencia a la penetración de raíces condiciona<br />
el ingreso de agua al suelo y favorece su pérdida<br />
por escurrimiento.<br />
La variación de la pérdida de suelo sólo fue<br />
explicada por el stock de C de los primeros centí-<br />
43
metros del suelo. La pérdida de suelo por erosión<br />
debida a efectos de la secuencia de cultivos puede<br />
ser una combinación de muchos factores que<br />
incluyen la cantidad de residuos aportados, la co-<br />
44<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
bertura del canopeo, la biomasa de raíces vivas y<br />
muertas. Todos estos factores se relacionan con<br />
la provisión de C en los primeros centímetros del<br />
suelo bajo SD.<br />
Tabla 3. Regresiones simples entre las propiedades físicas edáficas y el escurrimiento de agua y la pérdida de suelo.<br />
Pérdidas de fósforo<br />
x y p>F R 2<br />
DMP 0,003 0,5<br />
RMP 0-5 cm ns<br />
RMP 5-10 cm ns<br />
Dap 0-5 cm ns<br />
Dap 5-10 cm vs Escurrimiento 0,037 0,29<br />
Macroporosidad 0-5 cm ns<br />
Macroporosidad 5-10 cm ns<br />
C 0-5 cm 0,013 0,39<br />
C 5-20 cm<br />
DMP ns<br />
RMP 0-5 cm ns<br />
RMP 5-10 cm ns<br />
Dap 0-5 cm<br />
Dap 5-10 cm<br />
Macroporosidad 0-5 cm<br />
vs Pérdida de<br />
suelo<br />
ns<br />
ns<br />
ns<br />
Macroporosidad 5-10 cm ns<br />
C 0-5 cm 0,016 0,37<br />
C 5-20 cm<br />
ns<br />
En la Figura 3 se presentan las concentraciones<br />
de P registradas en el agua de escurrimiento luego<br />
de cada evento lluvioso. Puede observarse que<br />
ningún escurrimiento tuvo concentraciones de P<br />
superiores al límite de 10 mg l -1 , umbral para la<br />
evaluación de riesgos de eutrofización de aguas<br />
superficiales (Marchetti y Verna, 1992, Subsecretaria<br />
de Recursos Hídricos de la Nación, 2003). Los<br />
picos que se visualizan acompañaron registros de<br />
precipitaciones de elevado milimetraje sin cultivo<br />
o con cultivo recién implantado. Las bajas concentraciones<br />
de P en solución bajo pastura, coincidentes<br />
con bajos volúmenes de agua escurrida, resultaron<br />
en una pérdida de 0,3 kg ha -1 . Las pérdidas<br />
de P fueron más altas en el monocultivo de soja<br />
que en la rotación: 3 y 1,2 kg ha -1 , respectivamente.<br />
Por un lado, puede deberse a que la concentración<br />
media de P en el suelo fue mayor en el<br />
monocultivo que en la rotación.<br />
La menor provisión de P en el suelo bajo rotación<br />
de cultivos (22,5 ppm) produjo menores pérdidas<br />
en cantidad y concentración de P por<br />
escurrimiento que el tratamiento soja continua<br />
ns<br />
(39,4 ppm). Sin embargo, la relación concentración<br />
media de P en el escurrimiento/provisión en<br />
el suelo no fue diferente entre los tratamientos<br />
agrícolas, siendo menor en la pastura. Esto puede<br />
deberse a que los cultivos fueron fertilizados con<br />
P al voleo. Experiencias con aplicaciones de dosis<br />
elevadas de P en cobertura sin incorporar, con<br />
condiciones de suelo húmedo y con eventos de<br />
precipitación de alta intensidad produjeron pérdidas<br />
de hasta el 41% del P agregado (Torbert et<br />
al., 1999). En este estudio, el monocultivo perdió<br />
una cantidad de P equivalente al 10% de lo aplicado<br />
y la secuencia M-T/S, 3%.<br />
Los resultados de pérdidas de P obtenidos en<br />
estas parcelas experimentales son elevados con respecto<br />
a los calculados a nivel de cuenca por otros<br />
autores. Quintero et al. (2008) consideran que la<br />
pérdida de P en agua de escurrimiento en Entre<br />
Ríos es del orden de 0.06 a 0.88 kg ha -1 año -1 . Díaz<br />
et al. (2008) reportan una pérdida de P disuelto<br />
en la cuenca norte del Río Gualeguaychú de 0,40<br />
kg ha -1 año -1 . En Marcos Juárez con parcelas para<br />
medición de escurrimiento similares se midieron<br />
pérdidas en maíz de 4 kg ha -1 año -1 (Weir, 2007<br />
com. pers.).
P (ppm)<br />
10<br />
9<br />
8<br />
7<br />
6<br />
5<br />
4<br />
3<br />
2<br />
1<br />
10 kg/ha<br />
20 kg/ha<br />
20 kg/ha<br />
Concentración de P en escurrimiento<br />
20 kg/ha<br />
0<br />
0<br />
21-8-06 10-10-06 29-11-06 18-1-07 9-3-07 28-4-07 17-6-07 6-8-07<br />
M-T/S Soja Pastura pp<br />
Figura 3. Concentración de fósforo (P) en el agua de escurrimiento en el período de estudio. M-T/S= rotación maíztrigo/soja;<br />
pp= precipitaciones. Las flechas indican los momentos de fertilización con P y la dosis aplicada para cada<br />
tratamiento.<br />
La estabilidad estructural explicó el 40% de la<br />
variación de la cantidad de P perdida durante el<br />
período de estudio (p
Pérdidas de glifosato<br />
En la Figura 5 se presenta la concentración de<br />
glifosato en el agua de escurrimiento y se indica<br />
con flechas los momentos de aplicación del<br />
glifosato según lo requirieron las secuencias de<br />
cultivos. En tres fechas de muestreo se registraron<br />
concentraciones de glifosato en el agua escurrida<br />
en un rango de 1 a 12 µg l -1 . Estos tratamientos<br />
fueron comparados con una pastura sin aplicación<br />
de glifosato en cuya agua de escurrimiento no se<br />
detectaron residuos de glifosato ni de su<br />
metabolito AMPA.<br />
46<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Generalmente, se considera que el glifosato que<br />
no es absorbido por las plantas y llega al suelo es<br />
poco lixiviable y con poca tendencia a perderse<br />
por escurrimiento. Sin embargo, Peruzzo et al.<br />
(2008) registraron recientemente concentraciones<br />
de glifosato en 4 cursos de agua superficiales del<br />
área agrícola de la Pampa ondulada bonaerense:<br />
arroyo del Medio, arroyo Ramallo, río Arrecifes y<br />
río Areco. Los autores encontraron una relación<br />
directa entre dosis de aplicaciones de glifosato y<br />
su incremento en agua superficial y sedimentos.<br />
En Entre Ríos, Díaz et al. (2008) analizaron muestras<br />
de agua superficial para riego en La Paz y no<br />
detectaron glifosato ni AMPA.<br />
Figura 5. Concentración de glifosato en el agua de escurrimiento. Las flechas indican la fecha de aplicación de 3 l de<br />
glifosato en cada sistema<br />
Si bien la concentración de sustancias que puedan<br />
salir en el agua de un sistema agrícola luego<br />
se diluye en los cursos de agua, es deseable no<br />
tener concentraciones de plaguicidas superiores a<br />
los límites admitidos para el agua de bebida. El<br />
límite admitido en Europa para glifosato y AMPA<br />
en agua de bebida es 0.1 µg l -1 (Vereecken, 2005).<br />
En USA este nivel es sensiblemente más elevado,<br />
aunque hay importantes diferencias entre estados.<br />
Se establecen límites entre 6 y 700 µg l -1 (USEPA,<br />
2002). La Subsecretaría de Recursos Hídricos argentina<br />
establece como nivel guía admitido para<br />
ingesta diaria de glifosato el valor 0,1 mg kg -1 de<br />
masa corporal, límite estimado por la USEPA. Así,<br />
asumiendo una masa corporal igual a 60 kg, un<br />
consumo diario de agua por persona igual a 2 l<br />
por día se establece el nivel guía de calidad para<br />
agua de bebida de 3 mg l -1 , expresado como sal<br />
de glifosato con isopropilamina. Esta norma no<br />
establece un umbral de calidad de agua en cuanto<br />
a glifosato.<br />
Así, las concentraciones encontradas en el agua<br />
escurrida fueron altas en relación a la norma europea<br />
y bajas con respecto al nivel guía argentino.<br />
Las aplicaciones tuvieron inmediatamente precipitaciones<br />
de elevado milimetraje. Las aplicaciones<br />
del 14/11/06 y 11/12/06 tuvieron lluvias de 73 y<br />
91 mm luego de pasados 2 y 3 días, respectivamente.<br />
Al respecto, Andriulo et al. (2004) encontraron,<br />
en la subregión Pampa ondulada, concentraciones<br />
de glifosato detectadas en el agua de<br />
drenaje medida a 1,40 m de profundidad, con lluvias<br />
de primavera inmediatamente posteriores a<br />
la aplicación, que resultaron superiores a los límites<br />
establecidos para considerarla como un contaminante.<br />
Aunque, la cantidad total que se lixivió<br />
del perfil resultó muy pequeña.<br />
La concentración media de AMPA en el agua<br />
de escurrimiento fue similar a la de glifosato. Todos<br />
los muestreos registraron su presencia y hubo<br />
dos fechas de muestreo que presentaron concentraciones<br />
en un rango de 1 a 6 µg l -1 , evidenciando<br />
la rápida velocidad de transformación del<br />
glifosato.<br />
Las cantidades de glifosato y AMPA perdidas<br />
en el agua de escurrimiento durante todo el período<br />
de estudio, fueron muy bajas, menores a
0.03% de las cantidades aplicadas en cada secuencia<br />
de cultivos.<br />
La secuencia de cultivos que más aplicaciones<br />
de glifosato requirió fue CC-Soja ya que también<br />
se usó glifosato para interrumpir el ciclo del cultivo<br />
de trigo a fin de octubre. Sin embargo, esta<br />
aplicación no tuvo impacto sobre la concentración<br />
de glifosato en el agua de escurrimiento en el<br />
muestreo posterior. Esto puede deberse a una alta<br />
intercepción de glifosato por el cultivo de trigo<br />
en encañazón cubriendo el 100% de la superficie<br />
del suelo. Este resultado sugiere la importancia de<br />
analizar aspectos relacionados al momento y condiciones<br />
de aplicación.<br />
Con respecto a la relación con las propiedades<br />
edáficas analizadas, ninguna tuvo relación con las<br />
cantidades de glifosato o AMPA perdidos. Para<br />
glifosato, el DMP, la Dap, la macroporosidad y el<br />
C de los primeros 5 cm explicaron la variación de<br />
las concentraciones de glifosato en el agua escurrida<br />
(p
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291<br />
48<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51
ACTUALIZACIÓN DEL FACTOR R DE LA ECUACIÓN UNIVERSAL DE<br />
PÉRDIDA DE SUELO (EUPS) PARA UNA AMPLIA ZONA DEL PAÍS.<br />
PERÍODO 1950/2005<br />
Introducción<br />
Una de las principales causas de la degradación<br />
de los suelos en zonas agrícolas del país es la<br />
erosión hídrica, en especial en áreas con pendientes<br />
de las regiones pampeana húmeda y<br />
mesopotámica, donde las lluvias presentan características<br />
erosivas severas.<br />
Su magnitud depende (Hudson, 1971) de la<br />
combinación de la potencialidad erosiva de las lluvias<br />
y la capacidad del suelo para resistir esta fuerza<br />
degradante.<br />
En la actualidad existe conciencia del problema,<br />
lo que ha generado una demanda técnica creciente<br />
en la utilización de modelos para estimar<br />
pérdidas de suelos. El uso cada vez más generalizado<br />
de la siembra directa en nuestro país ha contribuido<br />
a disminuir este proceso, sólo esto, porque<br />
la vigencia de utilizar prácticas<br />
conservacionistas es fundamental para mantener<br />
la potencialidad productiva de los suelos.<br />
Desde 1940 se intenta desarrollar ecuaciones<br />
para estimar pérdidas de suelo. Musgrave en 1942<br />
le dio forma incluyendo el factor lluvia, pendiente,<br />
suelo, cultivo y práctica de manejo. Finalmente,<br />
en 1956 se desarrolló una ecuación que superó las<br />
limitaciones de las anteriores. Esta se conoce como<br />
ecuación universal de pérdida de suelo (EUPS)<br />
(Smith and Wischmeier, 1962; Wischmeier and<br />
Smith, 1978) de amplio uso en el mundo y en nuestro<br />
país. Es un modelo matemático de tipo<br />
paramétrico y se expresa:<br />
A = R . K . L . S . C . P<br />
Donde:<br />
A = pérdida anual de suelo en t/ha/año<br />
R = lluvia<br />
K = erosionabilidad del suelo<br />
L = longitud de pendiente<br />
S = grado de pendiente<br />
C = cobertura y manejo del cultivo<br />
P = práctica de control de erosión<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
Saluso J.H.<br />
Grupo Recursos Naturales y Factores Abióticos<br />
<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
Wischmeier (1959) estableció que la pérdida<br />
de suelo es proporcional al producto de dos características<br />
de las lluvias, su energía cinética total<br />
y su intensidad máxima en 30 minutos. Este valor<br />
está representado en la EUPS por el factor R.<br />
Nuestro país posee datos anuales de la potencialidad<br />
erosiva de las lluvias (período 1950-94)<br />
para la región mesopotámica, pampeana,<br />
chaqueña y algunas localidades del noroeste de la<br />
República y las probabilidades de ocurrencia de<br />
dicho factor para 43 localidades argentinas (Rojas<br />
y col. 1976; Rojas y Conde, 1985; Codromaz y<br />
Saluso, 1988 y 1993; Scotta, 1995).<br />
La necesidad creciente del uso eficiente del<br />
agua; evitar pérdidas de suelo por erosión hídrica<br />
y aumentar la producción de alimentos conservando<br />
la capacidad productiva del recurso suelo, exige<br />
utilizar tecnología permanentemente actualizada.<br />
Desde el año 1970 en adelante, gran parte de<br />
la región agrícola ganadera del país registró mayores<br />
precipitaciones a las normales. Comprobándose<br />
que durante los últimos 10 años los mm precipitados<br />
superaron a los caídos en las décadas<br />
anteriores (Saluso, 2007). Esto generó la necesidad<br />
de actualizar los R del país obtenidos para el<br />
período 1950/1994. En el presente análisis se calculó<br />
la potencialidad erosiva de las lluvias del período<br />
1995/2005 y con ello completar la serie anterior.<br />
Materiales y Métodos<br />
Para la obtención del R se seleccionaron fajas<br />
pluviográficas con lluvias mayores a 13.5 mm del<br />
período 1995/2005 para 57 localidades. Se obtuvo<br />
la información pluviométrica para igual lapso y<br />
estaciones meteorológicas. Las precipitaciones separadas<br />
por menos de seis horas se las consideró<br />
como una sola tormenta. Del control realizado<br />
entre el valor de las fajas y las lluvias respectivas,<br />
49
se comprobó diferencias entre ambos registros y<br />
también faltas de fajas en muchos casos. Para corregir<br />
estas deficiencias se emplearon métodos<br />
estadísticos (Rojas y Conde, 1985).<br />
Cuando la calidad de los registros lo permitían,<br />
se realizó el cómputo de EI (productos de la energía<br />
de la tormenta por su máxima intensidad en<br />
30 minutos) utilizando el siguiente procedimiento<br />
(Wischmeier, Com. personal, 1973):<br />
1– Se leen en cada faja pluviográfica los milímetros<br />
de precipitación en todos los puntos en<br />
que se produce un cambio en la intensidad, y el<br />
intervalo de tiempo en que ocurren.<br />
2- Los incrementos parciales de cada intervalo<br />
se transforman en mm/hora.<br />
3– Con el valor de la intensidad obtenida para<br />
cada intervalo de tiempo, se busca el valor correspondiente<br />
de energía cinética, tabulado por<br />
Wischmeier and Smith, 1958 y traducido por FAO<br />
(1967) a unidades del sistema métrico decimal, en<br />
kilográmetros hectárea por milímetro.<br />
4– Se multiplica esa energía por la cantidad de<br />
lluvia caída para evaluar la energía de esa parte<br />
de la tormenta.<br />
50<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
5– Los productos parciales se acumulan hasta<br />
obtener el valor total de energía de la tormenta.<br />
6– Con la energía cinética total de la tormenta<br />
multiplicada por su intensidad máxima en 30 minutos<br />
(multiplicándola a su vez por dos para llevarla<br />
a milímetros por hora) se obtiene el valor EI.<br />
7– Se suman todos los valores de EI de las tormentas<br />
del año. El promedio de todos los años<br />
considerados es el factor R de la EUPS.<br />
Resultados<br />
El registro de precipitaciones mayores a las<br />
normales determinó que los R obtenidos para el<br />
período 1995/05 fuesen entre un 10 y 15% superiores<br />
a los ya publicados. La suma de éstos con<br />
los del período 1950/94 determinó el aumento<br />
de todos los R calculados para gran parte del país.<br />
Con la finalidad de visualizar su distribución espacial<br />
se realizó, con los nuevos valores de R anuales,<br />
el trazado de líneas que unen puntos de igual<br />
erosividad (Figura 1). En la Tabla 1 se detalla la<br />
distribución mensual de los R y el acumulado anual<br />
para 47 localidades argentinas.
-25<br />
-30<br />
-35<br />
-65 -60 -55<br />
Figura 1. R Anual. Período 1950-2005.<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
51
Tabla 1. Valores de R mensuales y anuales (1950/2005)<br />
E F M A M J<br />
Meses<br />
J A S O N D Año<br />
Prov. de Buenos Aires<br />
Azul 65 45 76 21 18 9 11 18 17 26 45 56 406<br />
Dolores 59 47 58 35 25 12 15 22 10 23 50 26 383<br />
Junín 91 54 87 46 26 5 10 7 17 54 75 50 520<br />
Las Flores 56 54 64 18 18 9 9 8 13 30 47 34 360<br />
9 de Julio 84 54 83 40 24 6 9 7 16 50 69 47 488<br />
C. Suárez 40 62 60 39 12 5 4 11 10 27 32 41 343<br />
Pehuajó 70 62 67 31 21 5 11 4 17 36 44 44 412<br />
Pergam ino<br />
Prov. de Córdoba<br />
74 73 76 51 26 8 12 9 21 66 50 59 524<br />
Córdoba 68 67 51 14 5 4 0 4 4 34 50 64 363<br />
Laboul aye 62 58 65 33 12 2 1 2 8 27 43 66 379<br />
M. Juárez<br />
Prov. de Cor rientes<br />
83 72 80 56 10 7 7 5 19 48 53 82 520<br />
Bella Vista 102 107 83 134 40 27 15 13 29 94 100 113 858<br />
Cor rientes 157 128 114 121 44 39 11 17 39 118 129 142 1059<br />
Mer cedes 85 121 120 121 48 46 13 18 46 92 98 109 917<br />
M Caseros<br />
Prov. del Chac o<br />
99 117 98 85 51 54 25 17 48 83 80 82 840<br />
C Bení tez 147 115 144 114 31 32 7 18 32 102 112 91 946<br />
L Breñas 104 113 90 47 11 8 2 4 15 47 78 102 621<br />
R.S. Peña 132 70 112 81 24 7 4 7 18 44 67 90 656<br />
Res istenci a<br />
Prov. de Entre Ríos<br />
142 114 128 131 47 22 8 13 27 86 108 105 933<br />
B Esperanza 135 82 136 113 53 27 21 12 48 71 102 76 875<br />
C Urugu ay 78 64 81 69 40 27 12 15 21 49 73 95 624<br />
Concordia 115 81 121 117 57 34 27 17 59 74 97 67 867<br />
Gualegua ychú 70 68 64 62 42 28 21 22 36 55 69 59 596<br />
EEA Paraná 80 77 97 72 16 12 6 6 24 78 69 83 621<br />
La Centel la 83 60 65 49 33 29 11 21 23 45 73 73 565<br />
Paranaci to 82 56 70 48 33 18 14 20 16 37 63 68 523<br />
San Jaime 124 89 125 119 60 30 22 14 36 68 79 70 836<br />
Est. Ta Tu Ti 84 69 99 135 71 50 23 23 51 78 76 94 851<br />
V del Ros ario<br />
Prov. de Formosa<br />
138 73 121 134 63 33 22 12 53 61 84 74 869<br />
Form osa 144 106 93 93 51 26 20 20 36 104 124 138 956<br />
L. Lomitas<br />
Prov. de Misiones<br />
86 90 127 66 30 9 2 5 18 30 81 94 638<br />
Cer ro Azul 132 123 127 99 109 56 35 43 69 144 118 146 1201<br />
Iguazú 141 73 105 91 91 59 26 27 57 134 90 119 1013<br />
Posadas<br />
Prov . de Santa Fe<br />
92 138 108 114 66 41 25 32 57 156 118 132 1081<br />
Ceres 110 102 93 61 11 2 7 5 21 41 89 95 637<br />
Rafaela 99 78 102 60 34 10 6 3 14 27 65 77 575<br />
Reconquista 88 138 103 98 17 23 5 9 24 93 88 123 809<br />
Ros ario<br />
Prov. de Salta<br />
77 78 105 57 26 12 9 12 18 57 64 76 591<br />
Ora n 113 100 74 25 1 0 0 1 4 35 53 121 528<br />
Salta 91 86 44 4 2 0 0 0 0 12 25 66 330<br />
Tartagal 148 108 91 17 2 0 0 1 5 14 60 117 563<br />
Prov. de Santiago del Estero<br />
La Banda<br />
Prov. de Tucumán<br />
87 73 43 10 5 0 1 0 6 21 45 63 354<br />
Famaillá 171 155 108 47 6 0 0 1 3 28 59 140 717<br />
52<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51
Consideraciones finales<br />
La actualización del factor R de la EUPS para<br />
una amplia región del país, permitirá que los proyectos<br />
alternativos de evaluación de pérdidas de<br />
suelos puedan calcularse con los nuevos valores<br />
de erosividad de las lluvias y con ello contribuir a<br />
la selección de prácticas de manejo.<br />
Bibliografía<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
Agradecimiento<br />
Al Estadístico Matemático Álvaro Conde† y a<br />
la Profesora Alicia Codromáz de Rojas que con<br />
visión futura y encomiable tesón iniciaron las investigaciones<br />
sobre la energía cinética de las lluvias<br />
en la EEA Paraná y para otras regiones de la<br />
Argentina.<br />
CODROMAZ de ROJAS A.E. y J.H. SALUSO 1988. Estimación del factor «R» de la Ecuación Universal de Pérdida de Suelos<br />
para algunas localidades del norte de la República Argentina. Actas XII Congreso Argentina de la Ciencia del<br />
Suelo. Corrientes. p. 215-2156<br />
CODROMAZ de ROJAS A.E. y J.H. SALUSO 1993. Probabilidad de ocurrencia del factor R de la ecuación universal de<br />
pérdida de suelo. Revista de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo V 10-11:42-44<br />
HUDSON N. 1971. Soil Conservation. Ithaca, New York, Cornell University Press. 320 p.<br />
MUSGRAVE G.W. 1942. The quantitative evaluation of factors in water erosion, a first approximation. J. Soil Water<br />
Conservation 2:133-138<br />
ROJAS A.E.C. de, CONDE A.A. y R.F. MORESCO 1976. Determinación del índice de erosividad de las lluvias para algunas<br />
localidades de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. <strong>INTA</strong> IDIA. Suplemento <strong>Nº</strong> 33:709-713<br />
ROJAS A.E.C. de y A.A. CONDE 1985. Estimación del factor «R» de la ecuación universal de pérdida de suelo para el<br />
centro-este de la República Argentina. Revista de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo 3 (1-2):85-94<br />
SALUSO J.H. 2007. Comportamiento térmico, pluviométrico y energía erosiva de las lluvias en la EEA Paraná <strong>INTA</strong><br />
(1934-2004). Ediciones <strong>INTA</strong>. <strong>Agricultura</strong> <strong>Sustentable</strong> en Entre Ríos. p. 59-65<br />
SCOTTA E.S. 1995. Sistematización de tierras para control de erosión hídrica y agua superficial excedente. <strong>INTA</strong> EEA<br />
Paraná. Manual metodológico simplificado. 52 p.<br />
SMITH D.D. and W.H. WISCHMEIER 1962. Rainfall erosion. Advances in Agronomy 14:109-148<br />
WISCHMEIER W.H. 1959. A rainfall erosion index for a universal soil – loss equation. Soil Sci. Soc. Am. Proc. 23(3):246-<br />
249<br />
WISCHMEIER W.H. and D.D. SMITH 1978. Predicting rainfall erosion losses from cropland east of the Rocky Mountains.<br />
Agric. Handbook 537. USDA, Washington, D.C. 58 p.<br />
53
Introducción<br />
54<br />
OLIGOQUETOFAUNA Y SU ROL COMO INDICADOR DE LA<br />
CALIDAD DEL SUELO<br />
Existe una tendencia natural a caracterizar un<br />
suelo contemplando sus propiedades físicas y químicas<br />
pero todo lo inherente a la biología del mismo,<br />
en general, se relega. El suelo alberga una gran<br />
diversidad de grupos de organismos, desde aquellos<br />
que tienen unos pocos micrómetros<br />
(protozoos) hasta los que presentan varios centímetros<br />
de diámetro (caracoles). El tamaño corporal<br />
de la edafofauna y su consecuente modo<br />
de vida, especialmente movilidad y estrategia alimenticia,<br />
determina su influencia sobre los procesos<br />
del suelo (Linden et al., 1994).<br />
La microfauna (organismos de menos de 100<br />
µm) está integrada fundamentalmente por<br />
protozoos y nemátodos, que por su reducido tamaño<br />
tienen una limitada habilidad para modificar<br />
directamente la estructura del suelo. Sin embargo,<br />
intervienen en la regulación de las poblaciones<br />
de hongos y bacterias. La mesofauna (100<br />
a 2000 µm) involucra a colémbolos, ácaros, insectos<br />
pequeños, arañas. Estos organismos poseen<br />
diferentes roles funcionales en los procesos del<br />
suelo. Por ejemplo, los predadores se alimentan<br />
de especimenes de la mesofauna, los detritívoros,<br />
fragmentan y se alimentan directamente de residuos<br />
vegetales. Dicha fragmentación incrementa<br />
el área superficial del sustrato favoreciendo a la<br />
colonización microbiana, de tal forma que se ace-<br />
leren los procesos de descomposición y<br />
mineralización de la materia orgánica. Finalmente,<br />
la macrofauna (más de 2000 µm) afecta directamente<br />
las propiedades funcionales del suelo. Dentro<br />
de ella se encuentran las hormigas, los<br />
miriápodos (ciempiés y milpiés), isópodos (bicho<br />
bolita), larvas y adultos de insectos, lombrices,<br />
caracoles y babosas. Estos invertebrados participan<br />
en la redistribución de la materia orgánica,<br />
crean bioporos, promueven la humificación y producen<br />
pellets fecales (Swift et al., 1979; Linden et<br />
al., 1994).<br />
Las lombrices de tierra (Annelida: Oligochaeta)<br />
son consideradas excelentes indicadores de la calidad<br />
del suelo ya que son los especimenes que<br />
Saluso A. 1, 2 y Xavier L. 1<br />
1 Grupo Factores Bióticos y Protección Vegetal- <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
2 FCA-UNER<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
están más estrechamente asociados con el mismo<br />
(Tesaire, 2001). Se entiende por calidad del suelo a<br />
la capacidad para sostener la productividad biológica,<br />
mantener la calidad del ambiente y promover<br />
la salud de plantas y animales (Doran et al., 1996).<br />
Teisaire (2001) menciona que las lombrices poseen<br />
una serie de cualidades que garantizan su uso<br />
como bioindicadoras: tamaño relativamente grande,<br />
están presentes en gran número, son fáciles<br />
de colectar e identificar, están ampliamente distribuidas,<br />
son relativamente poco móviles y guardan<br />
un estrecho contacto con el sustrato en el<br />
cual viven.<br />
Desde la EEA Paraná se está desarrollando un<br />
proyecto de investigación que incluye a las lombrices<br />
como indicadores biológicos para caracterizar<br />
la aptitud de un suelo en particular, además<br />
de las variables físicas y químicas.<br />
Este trabajo tuvo como objetivo determinar la<br />
biomasa, la abundancia y la distribución vertical<br />
de los oligoquetos y de la macrofauna asociada<br />
en dos sistemas, con y sin alteración antrópica,<br />
presentes en un suelo Argiudol ácuico Serie<br />
Tezanos Pinto, en tres estaciones del año (primavera,<br />
verano y otoño).<br />
Materiales y Métodos<br />
Los muestreos se realizaron en la EEA Paraná<br />
del <strong>INTA</strong>, entre septiembre de 2007 y junio de 2008,<br />
en dos sitios contrastantes: (1) sin alteración<br />
antrópica (bajo alambrado) y (2) un lote con manejo<br />
agrícola. Ambos sitios presentaron el mismo<br />
tipo de suelo: Argiudol ácuico Serie Tezanos Pinto.<br />
En cada sitio se tomaron tres muestras consistentes<br />
en monolitos de 0.25 m x 0.25 m y 0.30 m<br />
de profundidad, divididos en tres capas con disposición<br />
vertical (0-10 cm, 10-20 cm y 20-30 cm),<br />
siguiendo la metodología estandarizada Tropical<br />
Soil Biology an Fertility Programme (TSBF)<br />
(Anderson & Ingram, 1993).
El suelo de cada una de esas capas se reservó<br />
en una bolsa plástica rotulada para que, posteriormente,<br />
se extrajeran en gabinete los<br />
especimenes de lombrices y de artrópodos.<br />
Los oligoquetos se acondicionaron en formol<br />
al 10% y los artrópodos en alcohol 70º. Luego de<br />
20 días todos los invertebrados se pesaron en una<br />
balanza de precisión para obtener la biomasa.<br />
Los insectos se identificaron a nivel de Familia<br />
y en algunos casos se llegó hasta el nivel de Especie.<br />
Para ello se utilizaron claves dicotómicas.<br />
Resultados y Discusión<br />
En las tres estaciones del año, la abundancia<br />
poblacional de oligoquetos fue superior en sitios<br />
sin alteración antrópica (en promedio 59,31 lombrices/m<br />
2 ), en comparación con sitios con manejo<br />
agrícola (en promedio 5,63 lombrices/m 2 ). Estos<br />
resultados coinciden con los hallados por Mele &<br />
Carter (1999) quienes manifiestan que en suelos<br />
agrícolas la densidad y la riqueza específica de las<br />
lombrices son en general baja, no superando los<br />
100 individuos/m 2 .<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
A su vez, dentro de las estaciones, la densidad<br />
de lombrices fue mayor en el verano, siguiéndole<br />
en orden decreciente la primavera y el otoño.<br />
En lo que respecta a la distribución vertical, la<br />
presencia de anélidos se concentró en los primeros<br />
10 cm del suelo, disminuyendo su abundancia<br />
hacia los estratos más profundos (Figura 1). Dicho<br />
patrón de distribución se reiteró en todas las estaciones<br />
evaluadas.<br />
En lo que respecta a los artrópodos, también<br />
su abundancia fue mayor en los sitios no alterados,<br />
aunque en el otoño la densidad poblacional<br />
fue ligeramente inferior en los sitios con manejo<br />
agrícola. Se destacó una supremacía numérica en<br />
el primer estrato considerado (0-10 cm). En ambos<br />
sitios muestreados se hallaron cinco clases<br />
zoológicas, siendo las dos más importantes<br />
Diplopoda ("milpiés") e Insecta (insectos). En primavera<br />
el tercer lugar estuvo representado por<br />
las arañas, mientras que, en las otras dos estaciones,<br />
los "cienpiés" ocuparon dicho lugar (Tabla 2).<br />
La biomasa de lombrices y artrópodos se relacionó<br />
con las densidades poblacionales halladas<br />
para cada sitio y estación del año (Tabla 1).<br />
55
56<br />
Abundancia (<strong>Nº</strong>/m 2 )<br />
Abundancia (<strong>Nº</strong>/m 2 )<br />
2<br />
Abundancia (<strong>Nº</strong>/m )<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
Lombrices Artrópodos Lombrices Artrópodos<br />
Sin alteración Con alteración<br />
0-10 cm 10-20 cm 20-30 cm<br />
Lombrices Artrópodos Lombrices Artrópodos<br />
Sin alteración Con alteración<br />
0-10 cm 10-20 cm 20-30 cm<br />
Lombrices Artrópodos Lombrices Artrópodos<br />
Sin alteración Con alteración<br />
0-10 cm 10-20 cm 20-30 cm<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Primavera<br />
Verano<br />
Otoño<br />
Figura 1. Distribución vertical de la abundancia (<strong>Nº</strong>/m 2 ) de lombrices y macrofauna en dos sitios, con y sin alteración<br />
antrópica en las estaciones de primavera, verano y otoño.
Tabla1. Biomasa de lombrices y artrópodos hallados en los muestreos en dos sitios y en tres estaciones en un suelo<br />
Argiudol ácuico Serie Tezanos Pinto.<br />
Tabla 2. Composición porcentual de las Clases Zoológicas halladas en los muestreos en dos sitios y en tres estaciones<br />
en un suelo Argiudol ácuico Serie Tezanos Pinto.<br />
Consideraciones finales<br />
Primavera<br />
0-10 cm<br />
10-20 cm<br />
20-30 cm<br />
Sin alteración C o n a l t e r a c i ó n<br />
P r i m avera<br />
D i p l o p o d a 7 , 8 8 7 , 4 0<br />
Insecta 4 , 0 6 2 , 6 3<br />
A ra c h n i d a 0 , 9 5 0 , 0 0<br />
Malacostraca 0 , 2 4 0 , 2 4<br />
C h i l o p o d a<br />
V e r a n o<br />
0 , 2 4 0 , 2 4<br />
D i p l o p o d a 11,22 6 , 6 8<br />
Insecta 5 , 9 7 1 , 6 7<br />
C h i l o p o d a 1 , 6 7 0 , 2 4<br />
A ra c h n i d a<br />
O t o ñ o<br />
0 , 9 5 0 , 0 0<br />
D i p l o p o d a 10,74 15,99<br />
Insecta 7 , 4 0 4 , 5 3<br />
C h i l o p o d a 5 , 0 1 2 , 1 5<br />
A ra c h n i d a 1 , 1 9 0 , 7 2<br />
Los niveles poblacionales de lombrices hallados<br />
en cada uno de los sitios muestreados reflejan la<br />
importancia de este grupo de organismo como<br />
indicador biológico de la calidad del suelo. En necesario<br />
continuar con las investigaciones y com-<br />
Sin alteración Con alteración<br />
Artrópodos Lombrices Artrópodos Lombrices<br />
10,08 9,07 2,37 0,00<br />
0,00 1,23 1,28 0,00<br />
0,59 1,52 0,08 0,48<br />
Verano<br />
0-10 cm<br />
Sin alteración<br />
Artrópodos Lombrices<br />
5,79 2,11<br />
Con alteración<br />
Artrópodos Lombrices<br />
3,33 0,37<br />
10-20 cm 1,17 1,68 0,83 0,53<br />
20-30 cm 0,80 0,21 0,16 0,00<br />
Otoño<br />
0-10 cm<br />
10-20 cm<br />
20-30 cm<br />
Sin alteración Con alteración<br />
Artrópodos Lombrices Artrópodos Lombrices<br />
2,31 2,97 3,89 0,21<br />
1,23 0,36 0,48 0,09<br />
0,27 2,58 0,12 0,00<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
plementarlas con la identificación taxonómica de<br />
los oligoquetos y el contenido de humedad de los<br />
suelos muestreados, a fin de comprender cómo<br />
influyen otros factores propios del suelo en la composición,<br />
distribución, abundancia y biomasa de<br />
las lombrices de tierra.<br />
57
Agradecimientos<br />
A Carlos Acosta, Benito Jauberts y Yamil Cancio por la toma de las muestras de suelo y a Yanina<br />
Ramírez y Luisina Tomasini por la separación de lombrices y macrofauna edáfica.<br />
Bibliografía<br />
ANDERSON J. and J. INGRAM 1993. Tropical Soil Biology and Fertility. A handbook of methods. 2 nd Edition. CAB<br />
International. p. 1-222<br />
DORAN J.W., SARRANTONIO M. and M.A. LIEBIG 1996. Soil health and sustainability. Adv. Agron. 56:1-54<br />
LINDEN D.R., COLEMAN D.C., HENDRIX P.F. and P.C.J. VAN VLIET 1994. Faunal Indicators of Soil Quality. In DORAN,<br />
J.W. & B.A. STEWART (Eds.). Defining Soil Quality for a Sustainable Environment. Soil Science Society of<br />
America. Special Publication <strong>Nº</strong> 53:91-105<br />
MELE P.M. and M.R. CARTER 1999. Impact of crop management factors in conservation tillage farming on earthworm<br />
density, age structure and species abundance in south-eastern Australia. Soil & Tillage Research 50:1-10<br />
SWIFT M.J., HEAL O.W. and J.M. ANDERSON 1979. Decomposition in terrestrial ecosystems. Berkeley: University of<br />
California. 372 p.<br />
TESAIRE E.S. 2001. Ecotoxicología. Apuntes del Curso de Postgrado: Lombrices de tierra y fauna asociada. Universidad<br />
Nacional de Córdoba. 12-16 noviembre. Córdoba. p. 105-108<br />
58<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51
DAÑO RELATIVO POR AVES EN CULTIVOS DE MAÍZ Y GIRASOL<br />
DEL DEPARTAMENTO PARANÁ Y ZONAS ALEDAÑAS<br />
Introducción<br />
En Argentina, algunas especies de aves silvestres<br />
son consideradas una limitante para la productividad<br />
en cultivos anuales debido a los daños<br />
que causan en soja, girasol, maíz, trigo y sorgo,<br />
entre otros cultivos. Si bien análisis previos indican<br />
la importancia del daño para los agricultores y las<br />
instituciones en el país (IICA 1987, FAO 1980), falta<br />
una evaluación integral y sistemática de los problemas<br />
con aves plaga (Otis 1992, Bruggers et al.<br />
1998). Dicha evaluación es fundamental para desarrollar<br />
estrategias de manejo costo-efectivas,<br />
orientadas a prevenir y/o minimizar los daños de<br />
una manera eficiente con el menor costo económico<br />
y ambiental (Zaccagnini, 1998; Zaccagnini y<br />
Canavelli, 1998).<br />
Los daños por aves son muy irregulares en el<br />
tiempo y el espacio, tanto en siembra como en<br />
maduración. Esta heterogeneidad dificulta la obtención<br />
de estimaciones adecuadas de los daños y<br />
favorece una sobreestimación de los mismos<br />
(Bucher, 1992, 1998). La alta variación del daño<br />
en diferentes sitios de un mismo lote (ej: bordes<br />
versus centro), entre lotes en una región (ej: pocos<br />
lotes con daños altos y varios con daños bajos)<br />
y entre años (ej: años secos versus años húmedos),<br />
exige un alto esfuerzo de muestreo para<br />
obtener estimaciones precisas, lo cual rara vez<br />
puede alcanzarse (Bucher, 1998). Esta falta de estimaciones<br />
de daño objetivas, sumado a lo conspicuo<br />
de las aves (particularmente en el caso de aves<br />
gregarias y/o ruidosas, como palomas y cotorras)<br />
contribuye, entre otros factores, para que el daño<br />
por aves sea frecuentemente sobrestimado<br />
(Bucher, 1998).<br />
El presente artículo resume, de manera preliminar,<br />
resultados obtenidos en evaluaciones de<br />
Canavelli S.B. 1 , González C. 2 , Cavallero P. 3 y Zaccagnini, M.E. 4<br />
1 Grupo Factores Bióticos y Protección Vegetal. <strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
2 Grupo Estadística. <strong>INTA</strong> EEA Oliveros<br />
3 Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional de Litoral<br />
4 Instituto de Recursos Biológicos, <strong>INTA</strong> Castelar<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
daño por aves realizadas en lotes de maíz y girasol<br />
en el departamento Paraná y zonas aledañas<br />
en los veranos 2006/07 y 2007/08. Dichas evaluaciones<br />
se realizaron en el marco de un proyecto<br />
tendiente a evaluar los factores que explican la<br />
abundancia diferencial de aves, particularmente<br />
cotorras, en lotes de maíz y girasol a distintas escalas<br />
espaciales (Canavelli, no publicado). Puesto<br />
que el objetivo principal del proyecto era obtener<br />
estimaciones en una amplia región, los valores<br />
de daño que se presentan aquí, antes que representar<br />
valores definitivos a escala de lote, orientan<br />
sobre la magnitud relativa de los mismos entre<br />
cultivos y especies de aves a escala del departamento.<br />
Materiales y Métodos<br />
Selección de lotes para el muestreo de daño:<br />
utilizando un Sistema de Información Geográfico<br />
(ArcView v.3.2), se superpuso una grilla de 10x10<br />
km sobre el departamento Paraná y zonas aledañas.<br />
En esta grilla se seleccionaron veinticinco celdas<br />
en 2007 y 31 celdas en 2008 de manera sistemática<br />
con arranque al azar (una celda por medio,<br />
con la primera celda seleccionada al azar,<br />
Fig.1A). En cada celda se ubicó el punto central y<br />
luego, en recorridos a campo, se seleccionó un lote<br />
de maíz o girasol más cercano al punto central de<br />
la misma. De este modo se trató de distribuir lotes<br />
de ambos cultivos de manera aleatoria y relativamente<br />
homogénea en todo el departamento<br />
(Fig.1B). En la campaña 2007 (diciembre 2006 -<br />
febrero 2007), se evaluaron 14 lotes de maíz y 11<br />
de girasol, mientras que en la campaña 2008 (enero<br />
– febrero) se evaluaron 15 lotes de maíz y 26<br />
de girasol, totalizando 25 lotes de maíz y 31 de<br />
girasol en las 2 campañas.<br />
59
60<br />
A. B.<br />
Figura 1. Selección aleatoria de lotes de cultivo para muestreo. A. Mapa del departamento Paraná con una grilla de<br />
10x10 km superpuesta y el centro de cada celda utilizado como base para el muestreo. B. Mapa con los puntos<br />
centrales de los lotes muestreados cada año (2007 y 2008), separando por tipo de cultivo.<br />
Evaluación de daño en cada lote: una vez ubicado<br />
el campo, se entrevistó a la persona encargada<br />
del mismo para determinar las características<br />
del lote (variedad del cultivo, superficie, fecha<br />
de siembra). Asimismo, se elaboró un croquis del<br />
lote en función de un primer recorrido a campo<br />
y/o imágenes satelitales. En función de la información<br />
obtenida, se planificó el muestreo para estimar<br />
el daño por aves. La fecha de dicho muestreo<br />
se estableció utilizando un modelo de cultivo de<br />
maíz (Caviglia, com. pers.) para predecir la fecha<br />
probable en que el cultivo alcanzaría el estado<br />
pastoso (estado anticipado de comienzo del daño<br />
por aves). En base al estado fenológico del cultivo<br />
en la primera visita y a la consulta con especialistas<br />
en cultivos se ajustaron las fechas estimadas<br />
por el modelo para cada año y cada cultivo (maíz<br />
y girasol).<br />
Dentro de cada lote, se delinearon entre 2 y 4<br />
transectas que atravesaban el lote, en función del<br />
tamaño y forma del mismo. Dichas transectas se<br />
ubicaron siguiendo la dirección de los surcos, para<br />
facilitar la circulación de los observadores en el<br />
lote. Asimismo, debido a una distribución irregular<br />
esperada del daño en el lote, con mayor daño<br />
esperado en el borde que en el centro del mismo<br />
(Zaccagnini y Cassani, 1986; Zaccagnini y Tate, 1992;<br />
Zaccagnini, 1998; Fleming et al,. 2002), originalmente<br />
se subdividió el lote en 2 estratos: borde (entre<br />
0 y 25 m del borde del lote) y centro (más de 25<br />
m del borde). Posteriormente, debido a que observaciones<br />
realizadas en lotes de maíz indicaron<br />
frecuente daño por aves en la primera línea de<br />
plantas (y no en todo el borde), a fin de captar<br />
dicho daño se incorporó la primera fila de plantas<br />
como un tercer estrato. Las transectas, al atravesar<br />
el lote, permitieron recorrer el mismo y<br />
muestrear los 3 estratos.<br />
En cada transecta, se ubicaron de manera sistemática<br />
con arranque al azar muestras de 5 plantas<br />
cada una paralelas al borde, considerando los<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
3 estratos. En 2007, se evaluaron 36 muestras promedio<br />
por lote (min=28, máx=48), distribuidas en<br />
primera línea (n=8), borde (n=16) y centro (n=12).<br />
En 2008, en tanto, el esfuerzo se incrementó a 80<br />
muestras/lote, distribuidas en primera línea (n=12),<br />
borde (n=36) y centro (n=32). Ese año (2008),<br />
parte de las muestras de la primera línea (n=4) y<br />
muestras del borde (n=12) se ubicaron en 4<br />
transectas adicionales sobre un borde del cultivo<br />
seleccionado en función del daño que tuviera, a<br />
fin de mejorar la precisión y certeza de los<br />
estimadores. En cada muestra de 5 plantas, se registró<br />
el número de plantas dañadas respecto al<br />
número de plantas sanas (infestación). Asimismo,<br />
cuando fuera posible, se especificó en las plantas<br />
dañadas la especie de ave causante del daño.<br />
El daño se caracterizó, a escala de lote, como<br />
porcentaje de plantas dañadas sobre el total (frecuencia<br />
de daño o infestación). Para ello, se utilizó<br />
un estimador proporcional ponderado por estrato,<br />
considerando el número de plantas dañadas<br />
respecto al número de plantas sanas en cada<br />
muestra por estrato y por lote (Cochran, 1953;<br />
Zaccagnini et al., 1983). El número total de plantas<br />
por estrato se estimó en base a la densidad de<br />
plantas (número de plantas/m dividido distancia<br />
entre surcos) y la superficie de cada estrato, calculada<br />
utilizando Sistemas de Información Geográfica<br />
(extensión Patch Analyst en ArcView 3.1).<br />
En la campaña 2007, se evaluó, además de la<br />
infestación, la intensidad del daño (es decir, el porcentaje<br />
de granos -o producción- perdidos en el<br />
lote). En los lotes con maíz (n=14), la intensidad<br />
del daño fue medida en cada espiga dañada como<br />
la proporción de granos dañados. Para estimarla,<br />
en el campo se midió la longitud total de la espiga<br />
dañada y la longitud de granos con daño en 2<br />
lados opuestos de cada espiga. Posteriormente,<br />
se promediaron las longitudes de espiga dañada,<br />
y el daño por espiga se estimó como la proporción<br />
de la longitud dañada sobre el total (modifi-
cado del método sugerido por Otis (1992) para<br />
panojas de sorgo). En los lotes de girasol, en tanto,<br />
se estimó el porcentaje de granos dañado por<br />
capítulo visualmente, utilizando una cruz graduada<br />
para facilitar la estimación porcentual<br />
(Dolbeer, 1975; Zaccagnini et al., 1985).<br />
En ambos casos, de manera similar a la estimación<br />
de infestación, se utilizó un estimador proporcional<br />
ponderado por estrato para obtener<br />
una estimación del daño a escala de lote. Puesto<br />
que no se determinó a campo la longitud o el tamaño<br />
de panojas/capítulos no dañados, el mismo<br />
se estimó como la media del tamaño de las espigas/capítulos<br />
dañados evaluados. Es importante<br />
destacar aquí que, de existir mayor daño en las<br />
espigas/capítulos de mayor tamaño (tendencia<br />
probable aunque no comprobada con las especies<br />
y cultivos locales), las estimaciones de intensidad<br />
podrían estar subestimando ligeramente el<br />
% lotes<br />
50<br />
45<br />
40<br />
35<br />
30<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
0<br />
MAÍZ<br />
0 0.01 al 1 % 1 al 3 % > 3 %<br />
A. B.<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
daño real al considerar un mayor tamaño promedio<br />
para las espigas/capítulos no dañados.<br />
Resultados y Discusión<br />
Infestación e intensidad de los daños: los daños<br />
variaron en infestación e intensidad entre maíz<br />
y girasol. La infestación (frecuencia de daño) fue<br />
mucho menor en maíz que en girasol. De los 25<br />
lotes de maíz evaluados entre 2007 (n=14) y 2008<br />
(n=11), se observó daño solamente en 12 de ellos<br />
(48%, Fig. 2A). En estos lotes, el daño fue generalmente<br />
menor o igual al 3% de plantas dañadas,<br />
con un único lote con daño mayor al 3 % (Fig. 2A).<br />
Este lote se evaluó en el año 2008, año con un<br />
daño promedio mayor que los lotes evaluados en<br />
el 2007 (Fig. 2B, 2007: media=0.41% de plantas<br />
dañadas/lote, se=0.26, min=0 y max=3%; 2008:<br />
media=1% de plantas dañadas/lote, se=0.99, min=0<br />
y max=11%).<br />
% lotes<br />
70<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
2007 2008<br />
Figura 2. Frecuencia de lotes de maíz con daño por aves. A. General (incluyendo ambos años). B. Discriminando por<br />
año de evaluación.<br />
En girasol, en tanto, se observó daño prácticamente<br />
en todos (n=30 de 31) los lotes evaluados<br />
entre el 2007 (n=11) y el 2008 n=20). En el único<br />
caso que no se observó daño, se trató de un lote<br />
que fue evaluado prematuramente (final de floración<br />
o estado fenológico 6 según Schneiter and<br />
Miller, 1981), lo cual podría explicar la ausencia<br />
de daño. En dicho lote, observaciones realizadas<br />
de manera complementaria y comunicaciones con<br />
el propietario posteriores a la evaluación indicaron<br />
daño por aves en madurez. Al no haber sido<br />
evaluado el cultivo en este estado, por limitantes<br />
logísticas, se eliminó este lote de los análisis. En el<br />
resto de los lotes, las pérdidas fueron generalmente<br />
menor o igual al 10 % de plantas dañadas (57<br />
% de los lotes, Fig. 3A). A diferencia de lo que<br />
ocurrió en maíz, donde la mayoría de los lotes no<br />
tuvieron daño y pocos lotes tuvieron un daño relativamente<br />
alto (> 3%), en girasol, en una alta<br />
proporción de lotes (43%) se registró un daño alto<br />
(mayor al 10%, Fig. 3A). De manera similar a lo<br />
ocurrido con el maíz, el daño promedio fue menor<br />
en el 2007 que en el 2008 (2007: media=8%<br />
de plantas dañadas/lote, se=2.80, min=0.25% y<br />
max=28%; 2008: media=14% de plantas dañadas/<br />
lote, se=2.84, min=0.44% y max=41%), con un mayor<br />
porcentaje de lotes con daño relativamente<br />
bajo (entre el 1 y el 5%) en el 2007 (Fig. 3B). Si<br />
bien es probable que la incorporación de muestras<br />
adicionales en los bordes en el año 2008 haya<br />
resultado en una sobreestimación de los daños<br />
respecto al año anterior, percepciones de daño<br />
por aves en girasol mayores al 30% (hasta el 50<br />
%) manifestadas en el 2008 por productores y<br />
técnicos entrerrianos (BolsaCER Noticias, 2008) se<br />
corresponderían con los máximos de infestación<br />
evaluados a campo en este trabajo. Por ello, de<br />
existir una sobreestimación en las evaluaciones de<br />
daño ese año, es factible que la misma no sea de<br />
mayor consideración.<br />
61
% lotes<br />
62<br />
50<br />
45<br />
40<br />
35<br />
30<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
0<br />
0.01 al 1 % 1 al 5 % 5 al 10 % > 10 %<br />
A. B.<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
% lotes<br />
70<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
2007 2008<br />
Figura 3. Frecuencia de lotes de girasol con daño por aves. A. General (incluyendo ambos años). B. Discriminando por<br />
año de evaluación.<br />
Al analizar el daño según el porcentaje de granos<br />
(i.e., producción) perdidos en cada lote (es<br />
decir, intensidad del daño), se observa que el mismo<br />
fue muy bajo, en algunos casos varias órdenes<br />
de magnitud más bajo que el valor medio de infestación,<br />
tanto en maíz (Fig. 4A) como en girasol<br />
(Fig. 4B). De los 14 lotes de maíz evaluados en el<br />
2007, se observó daño sólo en 5 de ellos, predominantemente<br />
con un daño menor o igual al 0.5 %<br />
y un daño máximo ligeramente superior al 1%<br />
(media=0.18% de granos perdidos, Fig. 4A). En gi-<br />
% pla nta/granos pe rdidos<br />
3<br />
2.5<br />
2<br />
1.5<br />
1<br />
0.5<br />
0<br />
1 2 3 4 5<br />
Infestación Intensidad<br />
A. B.<br />
rasol, en tanto, si bien se observó daño en todos<br />
los lotes evaluados en el 2007 (n=11) y el mismo<br />
fue mayor que los daños observados en maíz, la<br />
mayoría de los lotes tuvieron pérdidas menores o<br />
iguales al 1%, con un máximo ligeramente inferior<br />
al 3% (media=0.90% de granos perdidos, Fig. 4B).<br />
Estos valores de pérdidas de producción bajos<br />
coincidirían con evaluaciones realizadas en cultivo<br />
de girasol maduro en Entre Ríos, donde se hallaron<br />
valores de daño oscilando entre 0.1 y 3.1 %<br />
(Zaccagnini y Tate, 1992).<br />
% planta/granos perdidos<br />
30<br />
25<br />
20<br />
15<br />
10<br />
5<br />
0<br />
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11<br />
Figura 4. Comparación de las magnitudes de infestación (% de plantas dañadas) e intensidad (% de granos perdidos)<br />
en lotes de cultivo evaluados en el año 2007. A. Porcentajes de pérdidas por aves en lotes de maíz (n= 5 lotes). B.<br />
Porcentajes de pérdida por aves en lotes de girasol (n= 11 lotes).<br />
Las diferencias en valores de pérdidas de producción<br />
según consideremos la frecuencia de plantas<br />
dañadas (infestación) o el porcentaje que realmente<br />
se ha perdido (intensidad) han sido observadas<br />
previamente en cultivos de girasol<br />
(Zaccagnini y Cassani, 1986; Zaccagnini y Tate, 1992)<br />
y de maíz (Dolbeer et al., 1995), y tienen directas<br />
implicancias para el manejo. Si bien, como algunos<br />
productores han argumentado, "planta dañada,<br />
planta perdida", no es así en todos los casos y,<br />
dependiendo del cultivo y el estado fenológico en<br />
que se produjo el daño, el porcentaje de semillas<br />
remanente puede ser válido para producción e<br />
incluso compensar el daño producido (Woronecki<br />
et al., 1980; Zaccagnini y Tate, 1992). Por ello, resulta<br />
fundamental tener presente esta tendencia<br />
a sobreestimar las pérdidas al momento de to-<br />
Infestación Intensidad<br />
mar decisiones de manejo para aliviar el daño. De<br />
lo contrario, se podría invertir en manejo mucho<br />
más que lo que realmente se pierde (Zaccagnini y<br />
Tate, 1992).<br />
Distribución del daño entre lotes y dentro del<br />
lote: Una observación basada en las figuras previamente<br />
citadas, sumamente importante desde<br />
el punto de vista del manejo es que, generalmente,<br />
pocos lotes experimentan mucho daño y muchos<br />
lotes experimentan poco daño. Esta observación<br />
es frecuente en evaluaciones de daño por<br />
aves en cultivos, y coincide con estudios previos<br />
realizados en lotes de girasol, entre otros cultivos<br />
(Zaccagnini y Tate, 1992; Hothem et al., 1988). Esto<br />
sostendría la propuesta de concentrar los esfuerzos<br />
de manejo en los pocos lotes con alto daño y
tratar de disminuir el mismo, distribuyéndolo en<br />
los lotes circundantes (Avery, com. pers.). Dado la<br />
alta movilidad de las aves que causan daño en los<br />
cultivos, con desplazamientos de varios kilómetros<br />
diarios, si se utilizaran técnicas de protección del<br />
cultivo (ej: ahuyentamiento de las aves por métodos<br />
físicos y/o químicos) en los pocos lotes con<br />
alto daño, las aves se alejarían de los mismos y el<br />
daño se distribuiría entre los lotes circundantes. Si<br />
bien esto puede parecer perjudicial para los otros<br />
productores, en realidad las pérdidas serían mínimas<br />
(y, por ende, tolerables) para todos y se minimizaría<br />
el impacto de otras prácticas de manejo<br />
más agresivas (como control letal por envenenamiento),<br />
ganando la sociedad como un todo<br />
(Tisdell, 1982). Asimismo, si el manejo se organiza<br />
en un área determinada con el acuerdo de los<br />
productores incluidos en la misma, se podría orientar<br />
las aves hacia otros sitios de alimentación disponibles<br />
en el área, como lotes con rastrojo, campos<br />
enmalezados y áreas naturales.<br />
% lotes<br />
100<br />
90<br />
80<br />
70<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
Primera línea Borde Centro<br />
Con daño Sin daño<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
Dentro de los lotes de cultivo, los daños se distribuyen<br />
de manera heterogénea, pues suelen ser<br />
mayores en los bordes que en el centro (Zaccagnini<br />
y Cassani, 1986; Zaccagnini y Tate, 1992, Zaccagnini,<br />
1998; Fleming et al., 2002). No obstante eso, mientras<br />
los daños en maíz se observaron en la mayoría<br />
de los lotes en la primera hilera de plantas y<br />
disminuyeron en frecuencia a medida que se ingresaba<br />
en el lote, los daños en girasol se observaron<br />
en todos los estratos, siendo igualmente frecuente<br />
los lotes con daño en la primera hilera de<br />
plantas y en el resto del borde, y sólo un poco<br />
menos frecuentes los lotes con daños en el centro<br />
(Fig. 5). Cabe mencionar que, cuando se observaron<br />
daños en el centro de los lotes de maíz (n=3),<br />
los mismos se distribuyeron en claros o áreas abiertas<br />
dentro del cultivo. En función de lo observado<br />
en el resto de los lotes, es probable que, de no<br />
existir dichos claros, este daño no hubiera existido.<br />
Esto evidencia la importancia de la calidad de<br />
la tecnología de siembra y establecimiento de los<br />
cultivos para disminuir los daños producidos por aves.<br />
% lotes<br />
100<br />
90<br />
80<br />
70<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
Primera línea Borde Centro<br />
Con daño Sin daño<br />
A. B.<br />
Figura 5. Frecuencia de lotes con daño en cada estrato (primera línea, borde y centro). A. Lotes de Maíz (n=25). B. Lotes<br />
de Girasol (n=30).<br />
La diferencia en daño entre borde y centro<br />
puede ser un factor adicional que explique la tendencia<br />
a sobreestimar los daños por aves en cultivos<br />
(Zaccagnini y Cassani, 1986; Zaccagnini, 1998;<br />
Bucher, 1998). Generalmente, los daños en los<br />
bordes no son sólo frecuentes, sino también mayores<br />
en magnitud que los daños registrados en el<br />
centro de los lotes (Zaccagnini y Tate, 1992). Si se<br />
extrapola el daño observado en los bordes a todo<br />
el lote, y no se considera la diferencia antes mencionada<br />
entre el número de capítulos dañados y<br />
el porcentaje realmente perdido en cada uno, es<br />
muy probable que se obtengan estimaciones de<br />
pérdida elevadas y se apliquen medidas de manejo<br />
en consecuencia. Nuevamente, esto podría resultar<br />
en una inversión en manejo mucho mayor<br />
que lo que realmente se pierde (Zaccagnini y Tate,<br />
1992).<br />
Características del daño asociadas a las aves:<br />
el daño en maíz estuvo producido, principalmente,<br />
por las cotorras, mientras que en girasol estuvo<br />
producido tanto por palomas (en particular,<br />
medianas) como por cotorras. Las cotorras dañaron<br />
las panojas de maíz generalmente desde el<br />
ápice hacia la base. En los casos de plantas con 2<br />
espigas, la espiga dañada fue generalmente la superior<br />
aunque, en los casos de ataques más severos,<br />
se observaron ambas espigas dañadas (Fig. 6<br />
A). Los daños se observaron en distintos estados<br />
fenológicos, desde pastoso hasta maduro (especialmente<br />
en etapas tempranas de madurez).<br />
Cuando el cultivo estaba maduro, los granos fueron<br />
consumidos principalmente en su parte central<br />
(Fig. 6B). Estas observaciones coinciden con<br />
otras realizadas hace varios años en Uruguay, donde<br />
se menciona la preferencia de las cotorras por<br />
los estados pastoso-tardío y maduro-temprano del<br />
maíz (De Grazio y Besser, 1975).<br />
63
64<br />
A. B.<br />
Figura 6. Daño por cotorras en maíz. A. Consumo de granos en las espigas, incluyendo las 2 espigas de una misma<br />
planta en los casos más severos. B. Consumo de la parte central de los granos en los estados más avanzados de<br />
madurez del cultivo. © <strong>INTA</strong>-EEA Paraná, Sonia Canavelli.<br />
En girasol, si bien las cotorras afectaron de<br />
manera importante los capítulos al involucrar daños<br />
estructurales en los mismos, especialmente en<br />
estados fenológicos tempranos (Fig. 7), el daño se<br />
restringió a pequeñas áreas dentro del lote, con<br />
lo cual las pérdidas producidas por esta especie<br />
fueron similares o incluso menores a las producidas<br />
por otras aves (principalmente palomas medianas,<br />
Tabla 1). Las palomas dañaron los capítulos<br />
de girasol una vez maduros, extrayendo los<br />
granos intactos, sin dañar el capítulo (Zaccagnini y<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Tate, 1992; Canavelli, 2007, Fig. 8). En base a observaciones<br />
de campo, es probable que el daño<br />
en cantidad de granos extraídos por capítulo por<br />
las palomas, generalmente menor que lo dañado<br />
por cotorras, se compense con una mayor abundancia<br />
y amplia distribución en los lotes de las<br />
primeras respecto a las segundas, resultando en<br />
un daño comparable o incluso mayor. No obstante<br />
eso, falta aún explorar cuantitativamente las<br />
relaciones entre la abundancia y el daño por ambas<br />
especies.<br />
Tabla 1. Daño relativo de palomas (principalmente paloma mediana) y cotorras en lotes de girasol del departamento<br />
Paraná y alrededores expresado como porcentaje de plantas dañadas (infestación). Cabe mencionar la distinción de<br />
daño entre las especies es dificultosa, dado que las palomas pueden haber consumido granos en los capítulos<br />
posteriormente a que las cotorras produjeran el daño, especialmente cuando el capítulo estaba maduro, sin poder<br />
distinguir las diferencias en el campo. Por ello, es probable que el daño en infestación por palomas sea subestimado<br />
(Zaccagnini, com. pers.).<br />
Daño en % de plantas dañadas (infestación ) *<br />
2007 2008<br />
PALOMAS 3.95 (1.90) 9.24 (2.84)<br />
COTORRAS 4.10 (1.14) 5.10 (1.28)<br />
* media (error estándar)
Figura 7. Daño por cotorras en girasol. Consumo de capítulos inmaduros. © <strong>INTA</strong>-EEA Paraná, Sonia Canavelli. Reproducidas<br />
de Canavelli (2007).<br />
Figura 8. Daño por palomas en girasol. Consumo de semillas sin daño del capítulo en madurez avanzada. © <strong>INTA</strong>-EEA<br />
Paraná, Sonia Canavelli. Reproducidas de Canavelli (2007).<br />
Conclusiones<br />
El daño por aves es sumamente variable, tanto<br />
entre cultivos como entre lotes de un mismo cultivo.<br />
En el área de estudio (departamento Paraná y<br />
zonas aledañas), los daños por aves en maíz serían<br />
considerablemente menores que los daños en<br />
girasol. Asimismo, tanto en maíz como en girasol<br />
los daños se concentrarían en las primeras líneas<br />
del lote, aunque en girasol sería más probable<br />
observar daños en todo el lote.<br />
El daño también dependería de la variable de<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
evaluación o la especie de ave que se considere.<br />
Tanto en girasol como en maíz, los valores de intensidad<br />
(% de granos perdidos) serían menores<br />
que los valores de infestación (% de plantas dañadas).<br />
No obstante eso, las diferencias entre ambos<br />
valores serían mucho mayores en girasol que<br />
en maíz, donde los daños en infestación resultaron<br />
ligeramente más elevados que los daños de<br />
intensidad. Entre otras causas, esto podría deberse<br />
a las especies de aves que causan daños en cada<br />
cultivo (principalmente cotorras en maíz y palomas<br />
medianas en girasol) y el patrón diferencial<br />
de daño de unas y otras.<br />
65
La alta variabilidad del daño por aves en cultivos<br />
encontrada en este trabajo, en coincidencia<br />
con otros trabajos, plantea las dificultades para<br />
obtener estimaciones precisas del mismo. Esto limita<br />
seriamente las posibilidades de utilizar dichas<br />
estimaciones para evaluar, objetivamente, los costos<br />
y beneficios de medidas de manejo tendientes<br />
a disminuirlo. Sin embargo, en la medida que se<br />
mejore la comprensión de los factores que inciden<br />
en el daño y se mejoren también las técnicas<br />
de estimación se podrá evaluar de manera más<br />
cabal la magnitud real de los problemas y justificar,<br />
en consecuencia, la asignación de recursos para<br />
disminuirlos.<br />
Bibliografía<br />
66<br />
Agradecimientos<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Proyecto financiado por el Instituto Nacional<br />
de Tecnología Agropecuaria (<strong>INTA</strong>) en el marco<br />
de los Proyectos «Manejo Integrado de conflictos<br />
entre flora y fauna silvestre perjudiciales a la producción<br />
y/o salud humana y/o animal» (<strong>INTA</strong>-<br />
AERN2623) y «Produccción agrícola sustentable en<br />
la provincia de Entre Ríos» (<strong>INTA</strong>-E.RIOS02). Agradecemos<br />
la colaboración de Benito Jauberts, Laura<br />
Addy Orduna y Ricardo Juárez en la toma de datos<br />
a campo. La Dra. Lyn Branch, de la Universidad<br />
de Florida, contribuyó con discusiones en el diseño<br />
del trabajo. Finalmente, y de manera fundamental,<br />
agradecemos a los productores por su<br />
gentileza al recibirnos y permitirnos trabajar en<br />
sus campos.<br />
BOLSACER. 2008. Producción de girasol en Entre Ríos. Campaña 2007/8. http://www.bolsacer.com.ar/noticias.asp?Id=331<br />
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ZACCAGNINI M.E. y G.E. CASSANI 1986. Estimación de las pérdidas ocasionadas por aves granívoras en cultivos de<br />
Girasol. Informe Técnico no publicado. 10 p.<br />
ZACCAGNINI M.E. y G. TATE 1992. Evaluación del impacto de las aves granívoras silvestres a cultivos agrícolas en Entre<br />
Ríos: módulo girasol. Convenio <strong>INTA</strong>- Prov. de Entre Ríos. Informe de Avance de Proyecto de Actividad<br />
Priorizada. 22 p.<br />
ZACCAGNINI, M.E. y S.B. CANAVELLI 1998. El Manejo Integrado de Plagas (MIP): su aplicación a la resolución de<br />
problemas con aves perjudiciales a la agricultura. En E.N. Rodríguez y M.E. Zaccagnini (Eds.) "Manual de<br />
Capacitación sobre Manejo Integrado de Aves Perjudiciales a la <strong>Agricultura</strong>". Organización de las Naciones<br />
Unidas para la Alimentación y la <strong>Agricultura</strong> (FAO). Proyecto "Control Integrado de Aves Plaga". Uruguay-<br />
Argentina. p. 21-36.<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
67
Introducción<br />
68<br />
FRAGMENTACIÓN DEL BOSQUE NATIVO ENTRERRIANO<br />
Y SU INFLUENCIA SOBRE LAS AVES: DESAFÍOS PARA LA<br />
CONSERVACIÓN Y UNA AGRICULTURA SUSTENTABLE<br />
La intensa y cada vez más acelerada pérdida<br />
de bosques nativos registrada a escala mundial<br />
constituye uno de los problemas ambientales más<br />
críticos de la actualidad (Repetto, 1988; Hunter,<br />
1996; FAO, 2001). La deforestación no sólo implica<br />
la eliminación total de las masas boscosas para<br />
uso agrícola, ganadero o forestal, sino también su<br />
fragmentación. Este es un proceso por el cual un<br />
área continua de bosque es parcial o completamente<br />
removida generando un paisaje con fragmentos<br />
aislados entre sí dentro de una matriz de<br />
terreno distinta a la cobertura original (Forman,<br />
1995; Gavier y Bucher, 2004). Estos cambios en el<br />
paisaje, ya sea en su configuración, estructura o la<br />
combinación de ambas, pueden comprometer<br />
procesos ecológicos y productivos responsables de<br />
sostener el paisaje original.<br />
El paisaje de Entre Ríos ha sufrido el mismo<br />
proceso de desmonte que se inició con la llegada<br />
de los primeros colonizadores, hace más de 400<br />
años (Paucke, 1942). El avance sostenido de la frontera<br />
agropecuaria hacia áreas ocupadas por comunidades<br />
arbóreas resultó en una pérdida continua<br />
de bosques. Este proceso se incrementó en<br />
las últimas décadas, quedando un remanente de<br />
33,24% de bosques nativos sobre tierra firme<br />
(Kleinerman y Pérez, 1997). Consecuentemente, el<br />
bosque nativo actual está altamente fragmentado,<br />
separado por extensas áreas destinadas a la<br />
agricultura, pueblos, ciudades, caminos, etc.<br />
(Calamari y Lamfri, 2006).<br />
Los efectos negativos de la deforestación y fragmentación<br />
del bosque nativo incluyen la pérdida<br />
de biodiversidad asociada al mismo, así como la<br />
viabilidad de poblaciones que sobreviven en el<br />
paisaje fragmentado. De igual forma, se degrada<br />
la capacidad para obtener productos maderables<br />
y no maderables, valores paisajísticos, alimentarios<br />
y genéticos, compuestos de uso medicinal, néctar<br />
y polen de flores silvestres para la producción de<br />
miel, entre otros (Wilson, 1989; Hunter, 1996).<br />
Calamari N.C. 1 , Vilella F.J 2 , Mercuri P. 3 y Zaccagnini M.E. 4<br />
1<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
2Mississippi State University. Department of Wildlife and Fisheries.<br />
3<strong>INTA</strong> – Instituto de Clima y Agua - Castelar<br />
4<strong>INTA</strong> - CIRN - IRB - Castelar<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Los cambios en el paisaje afectan fuertemente<br />
a las comunidades de la fauna silvestre, incluidas<br />
las aves (Andrén, 1988; Bucher et al., 2001) influyendo<br />
en la abundancia, movimientos y persistencia<br />
de sus poblaciones en el paisaje (Villard et al.,<br />
1999). Los procesos biológicos reproductivos pueden<br />
afectarse por disminución del éxito de encontrar<br />
pareja, problemas en disponibilidad de alimentos<br />
y mayor predación que, a su vez, afectarían el<br />
éxito reproductivo. La capacidad de dispersión y<br />
colonización de nuevos parches de hábitat también<br />
se compromete a medida que el grado de<br />
fragmentación de un paisaje aumenta (Barbaro<br />
et al., 2007). La colonización por especies exóticas,<br />
competencia interespecífica y el parasitismo,<br />
también se expresan rápidamente en ecosistemas<br />
boscosos transformados (Faaborg et al., 1993;<br />
Winter & Faaborg, 1999). El incremento de los<br />
bordes, por ejemplo, beneficia a una variedad de<br />
predadores que se alimentan de huevos y pichones<br />
de especies que nidifican en el bosque<br />
(Campbell & Johns, 2002). Las especies exóticas,<br />
como el estornino europeo ( Sturnus vulgaris), muy<br />
común en áreas urbanas y suburbanas, compiten<br />
con especies nativas que nidifican en cavidades<br />
(Campbell & Johns, 2002).<br />
En síntesis, las especies de aves son sensibles a<br />
estos cambios (Bucher et al., 2001) y el paisaje<br />
resultante podría no sustentar las necesidades<br />
básicas para su supervivencia y en algunos casos<br />
perder especies por extinción (Dardanelli y Nores, 2001).<br />
En el presente trabajo se analiza la influencia<br />
de la fragmentación, la cobertura del bosque y su<br />
configuración sobre la presencia y abundancia de<br />
especies de aves en el bosque del Espinal<br />
entrerriano.<br />
Materiales y Métodos<br />
Area de estudio<br />
El trabajo se desarrolló en los departamentos
Paraná, Diamante, Nogoyá y La Paz de la provincia<br />
de Entre Ríos y comprendió tres mosaicos de<br />
paisaje agropecuario de 30 x 30 km, con distintos<br />
grados de fragmentación del bosque nativo (Fig.<br />
1). El Mosaico I, próximo a la localidad de Bovril<br />
(31º 20’ 31.5’’ S, 59º 26’ 43.2’’ W), está dominado<br />
por una matriz de monte nativo con numerosos<br />
parches de agricultura. El Mosaico II, próximo a la<br />
localidad de Cerrito (31º 34’ 52.2’’ S, 60º 04’ 29.3’’<br />
Figura 1. Mosaicos correspondientes al área de estudio en la provincia de Entre Ríos.<br />
Cada mosaico se dividió en 9 celdas o<br />
subpaisajes de 10 x 10 km, de las que<br />
aleatoriamente se seleccionaron 6 y constituyeron<br />
las unidades de muestreo. Dentro de cada una de<br />
estas unidades, se seleccionaron aleatoriamente,<br />
los parches de monte nativo, según tres categorías<br />
de tamaño: < 7 ha, entre 8 a 20 ha y > 21 ha,<br />
totalizando 45 parches (15 en cada mosaico). El<br />
número de puntos de observación varió según la<br />
categoría de tamaño de parche y fue definido en<br />
un muestreo piloto (marzo de 2007), con un máximo<br />
de 16 puntos por parche, de manera de obtener<br />
una muestra representativa de la variabilidad<br />
ambiental dentro de cada parche en estudio. La<br />
ubicación exacta de los puntos de muestreo se<br />
obtuvo a través del trazado de 4 transectas (siempre<br />
que el tamaño y la forma del parche lo permitían)<br />
con 4 puntos de observación cada una, separados<br />
100 m entre sí. Las transectas se trazaron<br />
sobre dos lados del parche, seleccionados<br />
aleatoriamente y la separación entre las mismas<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
W), está dominado por una matriz agrícola con<br />
relictos de monte nativo, conectividad por bosques<br />
en galería, lo que en su conjunto le brindaban<br />
una importante heterogeneidad espacial. Finalmente,<br />
el Mosaico III, próximo a la localidad<br />
de Crespo (32º 02’ 2.6’’ S, 60º 18’ 29.9’’ W), se<br />
caracteriza por una gran simplificación espacial<br />
debida principalmente a la expansión de la agricultura.<br />
fue también aleatoria, de acuerdo al tamaño del<br />
parche, con el objetivo de cubrir la mayor parte<br />
del mismo.<br />
Los muestreos de aves se llevaron a cabo en<br />
otoño – invierno y primavera – verano de 2007 y<br />
en otoño – invierno de 2008. En cada punto, 2<br />
observadores experimentados registraron el número<br />
de individuos de las especies de aves focales,<br />
durante un período de 10 minutos. A través de un<br />
receptor GPS se obtuvieron y registraron las coordenadas<br />
geográficas del inicio de cada transecta,<br />
así como de los puntos a fin de repetir los<br />
muestreos en los mismos sitios.<br />
Las aves focales fueron 19 especies terrestres<br />
diurnas asociadas a bosques, comunes de observar<br />
y representativas de las regiones biogeográficas<br />
del Espinal y La Pampa, así como pertenecientes a<br />
distintos grupos tróficos (Tabla 1).<br />
69
Tabla 1. Listado de las especies focales.<br />
70<br />
Nombre científico Nombre científico Código<br />
Columbina picui Torcacita común COPI<br />
Molothrus badius Tordo músico MOBA<br />
Drymornis bridgesii Chichero grande DRBR<br />
Lepidocolaptes angustirostris Chichero chico LEAN<br />
Synallaxis frontalis Pijuí frente gris SYFR<br />
Pseudoseisura lophotes Cacholote castaño PSLO<br />
Taraba major Chororó TAMA<br />
Polioptila dumícola Tacuarita azúl PODU<br />
Turdus rufiventris Zorzal colorado TURU<br />
Turdus amaurochalinus Zorzal chalchalero TUAM<br />
Saltator coerulescens Pepitero gris SACO<br />
Saltator aurantiirostris Pepitero de collar SAAU<br />
Paroaria coronata Cardenal copete colorado PACO<br />
Poospiza melanoleuca Monterita cabeza negra POME<br />
Suirirí suirirí Suirirí común SUSU<br />
Serpophaga subcristata Piojito común SESU<br />
Sicalis flaveola Jilguero dorado SIFL<br />
Myiopsitta monachus Cotorra común MYMO<br />
Asthenes baeri Canastero chaqueño ASBA<br />
La cuantificación de la estructura del paisaje se<br />
estimó a partir de una imagen satelital Landsat 5<br />
TM Path 226 - Row 82 del 21 de enero de 2007.<br />
Para ello, luego de la clasificación supervisada<br />
(método paramétrico de clasificación supervisada<br />
de máxima verosimilitud), la imagen resultante<br />
se dividió en las 18 celdas correspondientes a cada<br />
subpaisaje (de los tres mosaicos) y se las exportó<br />
al programa FRAGSTATS (McGarigal y Marks,<br />
1995) para estimar los índices de cuantificación<br />
del paisaje. El grado de fragmentación de monte<br />
nativo para el año 2007 se determinó evaluando,<br />
en cada paisaje, los siguientes índices: número de<br />
parches de monte (NP, cantidad de fragmentos<br />
de bosque encontrados dentro de cada área considerada),<br />
área total de monte (CA), porcentaje<br />
del paisaje ocupado por monte (PLAND), área<br />
media de parches (AREA_MN, indica la media de<br />
los tamaños de fragmentos de bosque presentes<br />
en el paisaje), densidad de parches de monte (PD,<br />
número de parches por hectárea), índice de dimensión<br />
fractal (FRAC, un valor de la dimensión<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
fractal igual a 1 (valor mínimo) indica formas primordialmente<br />
euclidianas o geométricas en el paisaje,<br />
cuando la dimensión fractal se aproxima a 2<br />
(valor máximo) indica una gran diversidad y sobre<br />
todo complejidad de formas en el paisaje), dimensión<br />
fractal perímetro - área (PAFRAC), distancia<br />
euclidiana al vecino más cercano (ENN, indica la<br />
distancia promedio entre los fragmentos de bosque<br />
basándose en la distancia borde-borde), índice<br />
de agregación (AI, informa sobre cómo están<br />
distribuidos los parches) y el índice de cohesión<br />
de parches (COHESION, indica la conectividad física<br />
entre los parches de monte en el paisaje).<br />
Resultados<br />
El número de individuos de la mayoría de las<br />
especies mostró diferencias significativas entre los<br />
mosaicos y períodos de muestreo (Fig. 2)
Número de in dividuos<br />
B<br />
Número de in divid uo s<br />
Nú me ro de individ uos<br />
A<br />
C<br />
450<br />
400<br />
350<br />
300<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
450<br />
400<br />
350<br />
300<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
450<br />
400<br />
350<br />
300<br />
250<br />
200<br />
150<br />
100<br />
50<br />
0<br />
COPI<br />
MOBA<br />
COPI<br />
MOBA<br />
COPI<br />
MOBA<br />
DRBR<br />
LEAN<br />
SYFR<br />
PSLO<br />
TAM A<br />
PODU<br />
TURU<br />
TUAM<br />
DRBR<br />
LEAN<br />
SYFR<br />
PSLO<br />
TAMA<br />
PODU<br />
DRBR<br />
LEAN<br />
SYFR<br />
PSLO<br />
TAMA<br />
PODU<br />
TURU<br />
TURU<br />
TUAM<br />
SACO<br />
SAAU<br />
PACO<br />
SACO<br />
SAAU<br />
PACO<br />
POME<br />
SUSU<br />
SESU<br />
TUAM<br />
SACO<br />
SAAU<br />
PACO<br />
POME<br />
SUSU<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
POME<br />
SUSU<br />
SESU<br />
SIFL<br />
MYMO<br />
ASBA<br />
Mosaico I<br />
Mosaico II<br />
Mosaico III<br />
SIFL<br />
MYMO<br />
ASBA<br />
Mosaico I<br />
Mosaico II<br />
Mosaico III<br />
Mosaico I<br />
Mosaico II<br />
Mosaico III<br />
SESU<br />
SIFL<br />
MYMO<br />
ASBA<br />
Figura 2. Número de individuos de cada especie, observados en los muestreos: A otoño-invierno de 2007, B primaveraverano<br />
de 2007 y C otoño-invierno de 2008.<br />
Abundancia relativa de aves según:<br />
a. Los mosaicos<br />
La abundancia relativa (# de individuos por<br />
punto por parche) de la mayoría de las 19 espe-<br />
cies de aves estudiadas presentó diferencias significativas<br />
según el mosaico. Ocho especies fueron<br />
más abundantes en el Mosaico I, 6 especies en el<br />
Mosaico II y 5 especies en el Mosaico III (Fig. 3).<br />
71
Abundancia relativa<br />
72<br />
0.30<br />
0.25<br />
0.20<br />
0.15<br />
0.10<br />
0.05<br />
0.00<br />
Drymornis bridgesii<br />
Muestreo Otoño - Invierno_2007<br />
Muestreo Primavera - Verano_2007<br />
Muestreo Otoño - Invierno_2008<br />
Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />
A bundancia relativa<br />
0.7<br />
0.6<br />
0.5<br />
0.4<br />
0.3<br />
0.2<br />
0.1<br />
0.0<br />
Pseudoseisura lophotes<br />
Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />
Figura 3. Abundancia relativa de tres especies según el Mosaico, en los tres muestreos realizados.<br />
b. El tamaño de parche<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Abundancia r elativa<br />
3.5<br />
3.0<br />
2.5<br />
2.0<br />
1.5<br />
1.0<br />
0.5<br />
0.0<br />
Columbina picui<br />
Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />
La abundancia relativa de todas las especies no estuvo correlacionada con el tamaño de los parches,<br />
no obstante la abundancia relativa de la mayoría de ellas mostró diferencias significativas entre parches<br />
de distinto tamaño (Fig. 4).<br />
Abundancia relativa<br />
A<br />
1.0<br />
0.8<br />
0.6<br />
0.4<br />
0.2<br />
0.0<br />
Parche I Parche II Parche III<br />
Abu ndancia rel ativa<br />
1.0<br />
0.8<br />
0.6<br />
0.4<br />
0.2<br />
0.0<br />
B<br />
Parche I Parche II Parche III<br />
Mosaico I<br />
Mosaico II<br />
Mosaico III<br />
Abundancia relativa<br />
1.0<br />
0.8<br />
0.6<br />
0.4<br />
0.2<br />
0.0<br />
C<br />
Parche I Parche II Parche III<br />
Figura 4. Abundancia relativa de Taraba major según el tamaño de parche en: A otoño-invierno de 2007, B primaveraverano<br />
de 2007 y C otoño-invierno de 2008.<br />
c. La estación del año<br />
La abundancia relativa de la mayoría de las especies presentó diferencias significativas según la estación<br />
del año. Catorce especies fueron más abundantes en la estación otoño – invierno, mientras que sólo<br />
5 lo fueron en la estación primavera - verano (Fig. 5).<br />
Abundancia relativa<br />
A B<br />
0.7<br />
0.6<br />
0.5<br />
0.4<br />
0.3<br />
0.2<br />
0.1<br />
0.0<br />
Pseudoseisura lophotes<br />
Muestreo Otoño - Invierno_2007<br />
Muestreo Primavera - Verano_2007<br />
Muestreo Otoño - Invierno_2008<br />
Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />
Abundancia relativa<br />
0.7<br />
0.6<br />
0.5<br />
0.4<br />
0.3<br />
0.2<br />
0.1<br />
0.0<br />
Molothrus badius<br />
Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />
Figura 5. Ejemplos de la abundancia relativa de dos especies: A más abundante en el período otoño – invierno y B más<br />
abundante en el período primavera – verano.
Composición y configuración del paisaje.<br />
El porcentaje del paisaje, ocupado por cada<br />
una de las coberturas temáticas definidas en los<br />
mosaicos, mostró una notable diferencia entre<br />
ellos. El área ocupada por monte nativo fue<br />
significativamente mayor en el Mosaico I (70% del<br />
total del paisaje) con respecto al Mosaico II y III<br />
(31 y 6%, respectivamente). Las coberturas correspondientes<br />
a los cultivos de soja, maíz, sorgo y<br />
otros cultivos (incluye a las pasturas anuales, pe-<br />
Porcenta je de cada clase<br />
80<br />
70<br />
60<br />
50<br />
40<br />
30<br />
20<br />
10<br />
0<br />
Monte nativo<br />
Monte introducido<br />
Veg. Inundable<br />
Cuerpos de agua<br />
Soja<br />
Sorgo<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
rennes, así como otros cultivos de verano) fueron<br />
significativamente mayores en el Mosaico III, sumando<br />
un 70%, con respecto al Mosaico I y II (23<br />
y 54%, respectivamente). El girasol, ocupó un mayor<br />
porcentaje en el Mosaico I (2,6 %), con respecto<br />
a los Mosaicos II y III (1,35 y 0,33%, respectivamente).<br />
La cobertura definida como suelo<br />
desnudo (incluye la cobertura correspondiente al<br />
área urbana) fue mayor en el Mosaico III, ocupando<br />
un 22%, mientras que en el Mosaico I y II ocupó<br />
un 2,5 y 12,7 %, respectivamente (Fig. 6).<br />
Maíz<br />
Girasol<br />
Suelo desnudo<br />
Mosaico I<br />
Mosaico II<br />
Mosaico III<br />
Otros cultivos<br />
Figura 6. Porcentaje del paisaje ocupado por cada una de las coberturas analizadas en los tres mosaicos.<br />
Las métricas estimadas del paisaje (ver métodos)<br />
mostraron importantes diferencias según los<br />
mosaicos, dejando en evidencia una gran pérdida<br />
de áreas boscosas e indicando una alta fragmen-<br />
tación de los parches de monte nativo remanentes<br />
del Mosaico III, con respecto a los Mosaicos I<br />
y II (Tabla 2).<br />
Tabla 2. Métricas analizadas en la clase de monte, en los 18 subpaisajes de los tres mosaicos.<br />
Variables<br />
Mosaico I Mosaico II Mosaico III<br />
Media Desv. St. Coef. Var. Media Desv. St. Coef. Var. Media Desv. St. Coef. Var.<br />
CA 7119.75 770.22 10.82 3542.10 880.65 24.86 692.15 496.23 71.69<br />
PLAND 69.90 7.59 10.86 34.82 8.70 24.99 6.79 4.87 71.65<br />
NP 103.50 45.16 43.63 366.50 97.76 26.68 432.67 41.69 9.64<br />
PD 1.02 0.44 43.59 3.60 0.96 26.54 4.25 0.41 9.70<br />
AREA_MN 85.45 48.30 56.52 10.91 5.75 52.66 1.62 1.21 74.82<br />
FRAC_MN 1.04 0.00 0.33 1.05 0.00 0.14 1.04 0.01 0.55<br />
PAFRAC 1.35 0.02 1.18 1.32 0.02 1.31 1.29 0.01 1.16<br />
ENN_MN 98.24 7.45 7.58 103.21 5.71 5.53 149.37 14.86 9.95<br />
COHESION 99.85 0.12 0.12 97.93 1.50 1.53 84.66 6.66 7.86<br />
AI 96.24 1.14 1.19 86.45 9.78 11.31 73.21 7.78 10.63<br />
Influencia de la cobertura y configuración del<br />
monte nativo sobre la presencia de aves.<br />
La exploración del efecto de la cobertura y la<br />
configuración espacial del monte nativo en cada<br />
subpaisaje, en su capacidad de predecir<br />
significativamente (p
L ep id ocolap te s angustiro stris<br />
(Fig. 7), mientras que el resto de las 16 especies<br />
que respondieron a la estructura del paisaje, la<br />
probabilidad de su presencia incrementó cuando<br />
el porcentaje del paisaje ocupado por monte y la<br />
densidad de los parches incrementaron y estuvie-<br />
Co lu mbi na picui<br />
74<br />
1.2<br />
1.0<br />
0.8<br />
0.6<br />
0.4<br />
0.2<br />
0.0<br />
-0.2<br />
70 75 80 85 90 95<br />
Agregación<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
ron conectados y agrupados en su distribución,<br />
así como cuando la diversidad y complejidad de<br />
las formas y el área media de los parches fueron<br />
mayor (Fig. 8).<br />
Si calis fl ave ol a<br />
1.2<br />
1.0<br />
0.8<br />
0.6<br />
0.4<br />
0.2<br />
0.0<br />
-0.2<br />
80 85 90 95<br />
Cohesión de parches<br />
Figura 7. Regresiones logísticas que ejemplifican relaciones negativas entre la estructura del monte nativo y la probabilidad<br />
de presencia de 2 especies.<br />
1.2<br />
1.0<br />
0.8<br />
0.6<br />
0.4<br />
0.2<br />
0.0<br />
-0.2<br />
10 20 30 40<br />
Porcentaje de paisaje<br />
50 60 70 80<br />
Paroar ia co rona ta<br />
1.2<br />
1.0<br />
0.8<br />
0.6<br />
0.4<br />
0.2<br />
0.0<br />
-0.2<br />
1.28 1.30 1.32 1.34 1.36<br />
Dimensión fractal perímetro-área<br />
Figura 8. Regresiones logísticas que ejemplifican relaciones positivas entre la estructura del monte nativo y la probabilidad<br />
de presencia de 2 especies.<br />
Discusión<br />
Los análisis realizados indicarían que, si bien<br />
tanto la cobertura como la configuración del monte<br />
nativo fueron predictores importantes de la presencia<br />
de especies y que no todas respondieron<br />
de igual manera, las especies más probablemente<br />
amenazadas por el proceso de deforestación y<br />
fragmentación del monte nativo entrerriano serían<br />
aquellas especies que están asociadas a frag-<br />
mentos de mayor tamaño, conectados y que presentan<br />
formas complejas. Queda por determinar<br />
todavía los umbrales de tolerancia que estas especies<br />
típicas del monte nativo entrerriano exhiben<br />
a la fragmentación. O en otras palabras, en<br />
qué momento el paisaje llega a un punto de fragmentación<br />
tal que en términos ecológicos, estas<br />
especies lo interpretan como colapsado y se extinguen.
Por otro lado, es poco probable que el creciente<br />
proceso de cambio en el uso del suelo pueda<br />
detenerse sin una planificación adecuada del<br />
uso de la tierra. Este estudio preliminar indica la<br />
importancia de considerar simultáneamente, la<br />
cobertura y la configuración del monte nativo para<br />
el desarrollo de estrategias de conservación de<br />
aves que utilizan el monte dentro de una matriz<br />
Bibliografía<br />
ANDRÉN H. 1988. Effects of habitat fragmentation on birds and mammals in landscapes with different proportions of<br />
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WINTER M. AND J. FAABORG. 1999. Patterns of area sensitivity in grassland-nesting birds. Conservation Biology<br />
13:1424-1436.<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
agriculturizada, así como de los parches remanentes.<br />
Para ello, es necesario elaborar e implementar<br />
efectivamente un plan de manejo territorial tendiente<br />
a armonizar la conservación del monte nativo<br />
con los otros usos de la tierra, protegiendo<br />
fragmentos de monte nativo de mayor valor<br />
ecológico.<br />
75
CONSIDERACIONES SOBRE INDICADORES DE EVALUACIÓN DE LA<br />
SUSTENTABILIDAD EN BIBLIOGRAFÍA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS<br />
Introducción<br />
El presente trabajo se enmarca en el Plan Estratégico<br />
Institucional 2005-2015 de "El <strong>INTA</strong> que<br />
queremos", puntualmente en las políticas atinentes<br />
al desarrollo sustentable de los grandes<br />
ecosistemas.<br />
Unánimemente expertos en distintas especialidades<br />
reclaman políticas que hagan posible la explotación<br />
racional de nuestra riqueza con la utilización<br />
de las energías aprovechables y el acceso a<br />
las tecnologías que permitan encarar procesos industriales<br />
y de manufacturación en el país de origen,<br />
económicamente viable y ambientalmente<br />
sustentable. Señalan como responsables a todas<br />
las personas, gobiernos, pueblos y naciones<br />
(Bellorio Clabot, 1997).<br />
La Constitución Nacional de 1994 consagra en<br />
el Capítulo Segundo de la Primera Parte, los Nuevos<br />
Derechos y Garantías. En su artículo 41 recoge<br />
los criterios más modernos en materia de protección<br />
constitucional del ambiente que ya habían<br />
consagrado los países más evolucionados. Recoge<br />
la doctrina del desarrollo sustentable, al garantizar<br />
la actividad productiva para la satisfacción de<br />
las necesidades actuales del hombre y su progreso,<br />
de forma que no se pongan en peligro y se<br />
mantengan las condiciones y recursos que las generaciones<br />
futuras habrán de necesitar para su<br />
propio desarrollo.<br />
Constituciones Provinciales reformadas desde<br />
la década del 80 en adelante han otorgado ese<br />
rango a la temática del desarrollo sustentable,<br />
haciendo del tema una cuestión de Estado. Y en<br />
esa orientación también lo está la reforma de la<br />
Constitución de la Provincia de Entre Ríos en marcha,<br />
conforme publicaciones periodísticas de avances.<br />
No obstante las recomendaciones experiticias<br />
y los discursos políticos, la realidad es que resta<br />
mucho para hacer a fin de que los mismos se hagan<br />
realidad. Tal es la relevancia al presente de<br />
apuntar al desarrollo de los indicadores que nos<br />
76<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Blanzaco E.<br />
<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
permitan evaluar el grado de sustentabilidad de<br />
un agroecosistema que es el objeto del presente<br />
relevamiento bibliográfico.<br />
Discusión<br />
El desarrollo de indicadores es adecuado para<br />
detectar puntos críticos de sustentabilidad, establecer<br />
sus causas y proponer soluciones a mediano<br />
plazo. Esto es, la evaluación de la sustentabilidad<br />
de los agroecosistemas sólo logrará avances en la<br />
medida que puedan traducirse los aspectos filosóficos<br />
e ideológicos que fundan la sustentabilidad<br />
en capacidad para tomar decisiones. El concepto<br />
es multidimensional: ecológico, económico, social,<br />
cultural y temporal. De ahí que el estudio o enfoque<br />
debe necesariamente ser holístico o sistémico,<br />
sin descuidar otros más específicos y susceptibles<br />
de medición. El problema reside en que no existe<br />
una batería de indicadores universales para ser<br />
utilizados en cualquier situación. Los mismos deben<br />
construirse y adaptarse a cada situación en<br />
estudio y conforme objetivos perseguidos<br />
(Sarandón et al., 2006).<br />
Los autores en análisis manejan como hipótesis<br />
para construir los indicadores: 1. Económicos:<br />
un sistema es económicamente sustentable si puede<br />
proveer la autosuficiencia alimentaria, un ingreso<br />
neto anual por grupo familiar y si disminuye<br />
el riesgo económico en el tiempo. 2. Ecológicos:<br />
un sistema es ecológicamente sustentable si conserva<br />
o mejora la base de los recursos productivos<br />
y evita o disminuye el impacto sobre los recursos<br />
extraprediales. Conservación de recursos propios<br />
e impacto ambiental externo. 3. Socio Culturales:<br />
un sistema se considera sustentable si<br />
mantiene o mejora el capital social, ya que éste es<br />
el que pone en funcionamiento el capital natural<br />
o ecológico: satisfacción del productor, su calidad<br />
de vida, su nivel de dependencia, el grado de integración<br />
social y su nivel de conciencia y conocimiento<br />
ecológicos.<br />
Definen los indicadores y explicitan su metodología<br />
del siguiente modo: el indicador es consi-
derado como una variable, seleccionada y cuantificada<br />
que hace clara una tendencia que de otra<br />
forma no es fácilmente detectable. La elección de<br />
ello se basa en el hecho que sean fáciles de obtener,<br />
de interpretar, que brinden la información<br />
necesaria y que permitan detectar tendencias en<br />
el ámbito de finca. Asimismo y a su vez, por<br />
subindicadores y variables seleccionadas y cuantificadas<br />
que integran, respectivamente, los<br />
indicadores o subindicadores escogidos. Seleccionan<br />
indicadores de presión, para evaluar el efecto<br />
de las prácticas de manejo sobre algunos componentes<br />
o recursos del agroecosistema. Emplean<br />
encuestas, entrevistas y observaciones a campo<br />
cumplimentadas por estudiantes de la Institución.<br />
Los datos se estandarizan mediante su transformación<br />
a una escala, para cada indicador, de 0 a<br />
4, siendo 4 el mayor valor de sustentabilidad y 0 el<br />
más bajo. Todos los valores se transforman a esta<br />
escala permitiendo la integración de varios<br />
indicadores de distinta naturaleza. Luego, los<br />
indicadores son ponderados, multiplicando el valor<br />
de la escala por un coeficiente de acuerdo a la<br />
importancia relativa de cada variable respecto a<br />
la sustentabilidad. Si bien la ponderación puede<br />
hacerse por consenso, por medio de la consulta con<br />
expertos o considerando la opinión de los agricultores,<br />
los autores la realizan por discusión y consenso<br />
entre los integrantes del equipo de trabajo.<br />
La sustentabilidad, como la capacidad de lograr<br />
continuidad en el tiempo, es definida por<br />
Arzeno (2004). Respecto a la selección de<br />
Indicadores, el autor considera que el significado<br />
del concepto de sustentabilidad en el tiempo se<br />
s i g u e e n r i q u e c i e n d o y sostiene que la<br />
sustentabilidad no debe limitarse a la conservación<br />
de los recursos naturales sino que debe mejorarlos<br />
junto al incremento de la producción<br />
en el tiempo. Destaca también el hecho<br />
de que la sustentabilidad es una propiedad de<br />
todo un sistema y no de sus componentes. Por<br />
ello, los intentos de medición deben definir qué<br />
nivel del sistema será evaluado, distinguiendo nivel<br />
nacional, nivel regional y nivel de finca, valorados<br />
vía indicadores específicos. El nivel planta o<br />
un animal y su microambiente inmediato es el nivel<br />
más bajo. El predominio de procesos físicos y<br />
biológicos se da en los niveles inferiores, en cambio,<br />
en los niveles más altos lo está en los procesos<br />
socio económico y culturales. De ahí que deban<br />
seleccionarse diferentes indicadores al pasar<br />
de un nivel al otro y manejar flexibilidad de criterios<br />
para atender a las particularidades y problemáticas<br />
de cada región. El autor destaca la importancia<br />
de un trabajo de equipo interdisciplinario<br />
para la evaluación de la sostenibilidad o<br />
sustentabilidad, ambos conceptos considerados<br />
correctos y sinónimos.<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
Existen dos posibilidades complementarias de<br />
uso de los indicadores. 1. Forma simplificada:<br />
selección de pocos indicadores (2-3) en cada<br />
área o ámbito, vía trabajo en grupo con los productores<br />
participantes; 2. Forma completa: utilizando<br />
la totalidad de los indicadores en cada<br />
área y otras que puedan surgir del trabajo en grupo.<br />
Luego, además de la propia evaluación de los<br />
sistemas productivos, se puede utilizar la misma<br />
información para detectar o seleccionar los mejores<br />
indicadores en cada área.<br />
El desarrollo debe ser ambientalmente no degradante,<br />
técnicamente apropiado, económicamente<br />
viable y socialmente aceptable, afirman<br />
Failde (1999). Retoma el Informe Brundtland<br />
(1987), el cual define el Desarrollo <strong>Sustentable</strong><br />
como "proceso en el cual la explotación de los<br />
recursos, el desarrollo tecnológico y el cambio<br />
institucional se encuentran en armonía con el ambiente<br />
y satisfacen equitativamente las necesidades<br />
actuales, sin comprometer las posibilidades de<br />
las generaciones futuras para satisfacer las propias".<br />
Destaca la importancia de la educación y<br />
concientización a efectos de hacer operativo el<br />
desarrollo sustentable.<br />
El interés del presente trabajo reside en el desarrollo<br />
de indicadores de sustentabilidad contenidos<br />
en un Protocolo de Evaluación, de fácil utilización,<br />
de modo de garantizar por medio del<br />
monitoreo, un conocimiento del sistema que se<br />
interviene y detectar prácticamente el o los aspectos<br />
productivos que tienden a hacer no sustentable<br />
la actividad. Es así que se podrían dar<br />
pautas y recrear estrategias productivas apropiadas<br />
para mejorar los sistemas agrícolas basadas<br />
en las condiciones puntuales evaluadas in situ y<br />
contar con elementos verificables para incluir en<br />
la normativa y en orden a la Certificación ISO<br />
14000. La autora intenta superar el academicismo<br />
de la temática sobre sustentabilidad y brindar<br />
enfoques, métodos y técnicas operativas.<br />
Reseña las características que deben acreditar<br />
los indicadores. Las mediciones deben ser técnicamente<br />
factibles y fáciles de realizar, se deben concentrar<br />
en aquellas variables relevantes en cuanto<br />
el sistema ponga en evidencia especial sensibilidad,<br />
representativas en cuanto a cobertura geográfica,<br />
de fácil incorporación a series temporales, permitir<br />
diferenciar las causas de los efectos, poco<br />
costosas y eficaces en el aprovechamiento de la<br />
información disponible. Juzga que al presente aún<br />
se está transitando por un estadio de ejercicio<br />
teórico académico y resta mucho para hacer a los<br />
fines prácticos.<br />
Viglizzo (2001) define los indicadores como<br />
instrumentos de decisión, sea de la vida cotidiana,<br />
77
sean de mediano y largo plazo, instrumentos para<br />
explicar o interpretar procesos por vinculación y<br />
para inferir la oferta de servicios económicos y<br />
ambientales que afectan a toda la sociedad. Todo<br />
ello a condición que tengan una base científica de<br />
cálculo y constituyan expresión cuantitativa para<br />
ubicar un problema en relación a sus umbrales críticos.<br />
Al superar umbrales críticos, señalan peligrosidad<br />
o riesgo que emerge de un proceso productivo.<br />
Los usuarios requieren indicadores específicos<br />
para operar a diversas escalas espaciales y temporales.<br />
El autor sostiene que es de cumplimiento imposible<br />
lograr una sustentabilidad integral de un<br />
proceso productivo, pero sí es factible hallar algunas<br />
trayectorias productivas que resulten más<br />
sustentables. Lo importante reside en el planteo<br />
productivo adoptado y tecnología aplicada. Efectúa<br />
una comparación en materia de sustentabilidad<br />
entre tres tipologías de agro ecosistemas: el ganadero<br />
de cría extensivo, el mixto y el agrícola puro.<br />
Los indicadores orientan sobre los posibles cambios<br />
cuando intensificamos el planteo productivo.<br />
Analizándolos no puede inferirse que exista una<br />
relación estrictamente inversa entre el comportamiento<br />
económico y el ecológico de un sistema<br />
de producción. Está en función de los sistemas de<br />
producción en estudio y de los indicadores seleccionados<br />
para compararlos.<br />
Presenta nuevos indicadores de la<br />
sustentabilidad. El sector agropecuario cumple<br />
servicios múltiples en una sociedad moderna. Por<br />
ello hoy se transita hacia tipologías alternativas<br />
de sistemas de producción que amplían la oferta<br />
de bienes y servicios del sector agropecuario. Servicios<br />
cuya valoración es cada vez más creciente:<br />
generación de trabajo y equilibrio demográfico<br />
en el territorio rural, conservación del aire puro y<br />
la purificación natural de las fuentes de agua dulce,<br />
el mantenimiento del paisaje y el hábitat para<br />
la vida silvestre, el control de causas y efectos del<br />
calentamiento global, la regulación de aguas para<br />
el control de inundaciones, la preservación del<br />
patrimonio histórico cultural, la recreación y el eco<br />
turismo, y la tradicional provisión de alimentos,<br />
fibras y materias primas.<br />
En la agricultura multifuncional, cambian los<br />
indicadores que la miden. En 1970 no eran manifiestos<br />
los indicadores que midieran la resiliencia.<br />
Ésta expresa la capacidad de un sistema para retornar<br />
a su estado original luego de un disturbio<br />
que lo afecta. En 1980 los indicadores daban una<br />
medición de la performance biofísica- rendimiento<br />
– y económica – rentabilidad- del sistema en<br />
análisis, puesto que la sustentabilidad era asociada<br />
a la capacidad de un agroecosistema para sostener<br />
su productividad biológica y económica en<br />
78<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
el tiempo, más allá de los disturbios severos como<br />
sequías, inundaciones, incendios. En los 90 se introducen<br />
indicadores de empleo rural, migración,<br />
calificación de la oferta laboral, capacitación porque<br />
la productividad sostenida se vincula a la equidad<br />
social. En nuestro siglo se consolida la<br />
sustentabilidad en el paradigma de<br />
multifuncionalidad del sector rural con una visión<br />
integral de la ruralidad. De ahí la aparición de nuevos<br />
indicadores a los económicos, sociales y ambientales,<br />
como aquellos vinculados a la oferta de<br />
bienes culturales, a la conservación del paisaje, a<br />
la preservación del hábitat y la biodiversidad, a la<br />
recreación y al turismo, al equilibrio demográfico<br />
y a la calidad de vida.<br />
Consideraciones finales<br />
El concepto de sustentabilidad fue introducido<br />
por primera vez en 1970 por Bárbara Ward.<br />
En 1994 la FAO citado por Failde (1999), define al<br />
desarrollo sustentable como la "gestión y conservación<br />
de la base de recursos naturales y la orientación<br />
del cambio tecnológico e institucional de<br />
modo que garantice la continua satisfacción de<br />
las necesidades humanas de las generaciones presentes<br />
y futuras". El aumento de la producción<br />
munido de la propiedad sustentable para satisfacer<br />
las necesidades humanas crecientes debe ser<br />
ambientalmente no degradante, económicamente<br />
viable, técnicamente apropiado y socialmente<br />
aceptable.<br />
Es un concepto que históricamente se ha<br />
ido enriqueciendo con nuevos aportes pasando<br />
de la mera conservación a la conservación y mejora<br />
y de la producción primaria a aquella dotada<br />
de valor agregado y atención a componentes no<br />
sólo socioeconómicos y ambientales sino también<br />
culturales recreativos, turísticos, que atiendan la<br />
biodiversidad y de calidad de vida de la población<br />
con equidad intra y entre generaciones;<br />
involucra siempre una idea de continuidad en el<br />
tiempo.<br />
Como sostiene Viglizzo (2001), puede ser<br />
de cumplimiento imposible un desarrollo sustentable<br />
integral pero, por lo menos, debemos proponernos<br />
trayectos productivos sustentables en la<br />
máxima medida de lo posible.<br />
La sostenibilidad o sustentabilidad es una<br />
propiedad de un sistema y no de sus componentes,<br />
de ahí la necesidad forzosa de enfoques<br />
holísticos o sistémicos.<br />
La sustentabilidad es un atributo variable<br />
de todo sistema de producción. No se trata de un<br />
sistema de producción concreto.
Al presente, es fundamental conformar<br />
equipos de trabajo interdisciplinarios que traduzcan<br />
los marcos teóricos de la sustentabilidad en<br />
indicadores que sirvan para evaluarla en cada caso<br />
in situ y conforme objetivos, en todas sus dimensiones:<br />
económica, ecológica, socio-económica y<br />
cultural, con la flexibilidad que atienda el territorio<br />
y el tiempo y nos permitan establecer causas y<br />
tomar decisiones a corto, mediano y largo plazo,<br />
explicar e interpretar procesos, inferir oferta de<br />
servicios económicos y ambientales que afectan a<br />
toda la sociedad. Todo ello a condición que tengan<br />
base científica de cálculo y sean prácticos no<br />
sólo en cuanto a aplicación sino también a costos<br />
viables.<br />
El Dpto. de <strong>Agricultura</strong> de EEUU (USDA,<br />
1991) citado por Failde (1999), entiende que deben<br />
incorporarse los siguientes indicadores para<br />
considerar sustentable a la agricultura: viabilidad<br />
biológica, factibilidad económica, aceptación social,<br />
deseabilidad política, respeto al ambiente,<br />
equidad dentro y entre generaciones, disponibilidad<br />
tecnológica y aplicabilidad práctica.<br />
Un buen punto de partida para elaborar<br />
indicadores por parte de los equipos de trabajo<br />
de las Estaciones Experimentales Agropecuarias y<br />
Agencias de Extensión del <strong>INTA</strong> en la Prov. de Entre<br />
Ríos, que nos permitan evaluar la<br />
sustentabilidad en los términos que al presente se<br />
comprende esta temática, es el Documento de<br />
Trabajo N 0 2 del Programa Nacional de Apoyo al<br />
Desarrollo de los Territorios editado por <strong>INTA</strong>, ti-<br />
Bibliografía<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
tulado "Los Indicadores Sociales en la Formulación<br />
de Proyectos de Desarrollo con Enfoque Territorial»<br />
de Di Filippo y Mathey (2005), como una<br />
observación empírica que sistematiza aspectos de<br />
un fenómeno que resultan importantes para uno<br />
o más propósitos analíticos y prácticos. Si bien,<br />
sostienen, el término indicador puede aludir a cualquier<br />
característica observable de un fenómeno,<br />
suele aplicarse a aquellas que son susceptibles de<br />
expresión numérica". Definen las fases del proceso<br />
de operacionalización que implica toda confección<br />
de indicadores y son cuatro, a saber: representación<br />
teórica del concepto, especificación<br />
del concepto descomponiéndolo en dimensiones,<br />
elección de indicadores o variables empíricas y construcción<br />
de índices. Considero que al presente las<br />
dos primeras fases están avanzadas y debemos<br />
trabajar en las dos siguientes que no pueden constituir<br />
un catálogo universal sino conforme objetivos<br />
de nuestro trabajo y territorio en investigación<br />
–en tanto construcción social–, comprensivos<br />
de insumos, procesos, producto, resultado e impacto<br />
como lo requiere toda evaluación, herramienta<br />
esencial de trabajo. Las autoras en análisis<br />
denominan a los requisitos que deben reunir los<br />
indicadores a los cuales denomina "atributos", enumerándolos:<br />
preciso, mensurable, realizable,<br />
relevante, enmarcado en el tiempo y agregan: fiables,<br />
fáciles de interpretar, independientes,<br />
focalizados, económicos, accesibles y comparables.<br />
Los citados en párrafos anteriores del Dpto. de<br />
<strong>Agricultura</strong> de EEUU en algún caso se reiteran y en<br />
otros se complementan.<br />
ARZENO J.L. 2004. Empleo de Indicadores de sostenibilidad en sistemas extensivos agrícolas del NOA, Estación Experimental<br />
Agropecuaria Salta, Argentina.<br />
BELLORIO Clabot D. 1997. Tratado de Derecho Ambiental, AD-HOC, Bs. As, Argentina. p. 320-321<br />
BRUNDTLAND Commission (World Comisión on Environment and Development). 1987. Our common future. Oxford<br />
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DI FILIPPO M.S. y D. Mathey 2005. Los Indicadores Sociales y la Formulación de Proyectos con Enfoque de Desarrollo<br />
Territorial. Documento de Trabajo N º 2 del Programa Nacional de Apoyo al Desarrollo de los Territorios<br />
editado por <strong>INTA</strong>, titulado «Los Indicadores Sociales en la Formulación de Proyectos de Desarrollo con<br />
Enfoque Territorial». Febrero de 2008.<br />
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VIGLIZZO E., 2001, La Sustentabilidad Productiva: Evolución del concepto y sus Indicadores, <strong>INTA</strong>. Programa Nacional<br />
de Gestión Ambiental. 8 p.<br />
79
VALORACIÓN ECONÓMICA DEL BALANCE DE NITRÓGENO Y<br />
FÓSFORO DE LOS PRINCIPALES RUBROS AGRÍCOLAS Y PECUARIOS<br />
EN LA PROVINCIA DE ENTRE RÍOS<br />
Introducción<br />
La producción agropecuaria de la región<br />
pampeana argentina ha crecido en las últimas décadas<br />
a tasas mayores que en décadas anteriores.<br />
Entre los factores responsables de este crecimiento<br />
se encuentran: el incremento de la productividad<br />
individual de los cultivos, la intensificación en<br />
el uso de la tierra por la realización de dobles<br />
cultivos con acortamiento de los ciclos productivos,<br />
la reducción de períodos de barbechos<br />
(Caviglia, 2007), la incorporación de zonas vírgenes<br />
al proceso productivo, y un contexto favorable,<br />
tanto climático como de precios.<br />
En Entre Ríos este crecimiento queda de manifiesto<br />
en sus estadísticas productivas. La provincia<br />
ha incorporado tierras a la agricultura (Engler et<br />
al., 2007), y la productividad ha ido creciendo en<br />
los últimos años.<br />
El incremento en la producción fue acompañado<br />
por la difusión de tecnologías conservacionistas,<br />
como la siembra directa y las terrazas. Estas prácticas<br />
redujeron las tasas de erosión unitaria y las<br />
pérdidas de fertilidad de los suelos que ya estaban<br />
incorporados a la agricultura. Sin embargo, la<br />
incorporación de tierras con monte nativo o campo<br />
natural a la actividad agrícola ha reducido los<br />
niveles de materia orgánica existentes (Tasi et al.,<br />
2007 y Tasi y Wilson, com. pers.), aunque dicha<br />
incorporación pudiera haberse hecho con tecnologías<br />
conservacionistas.<br />
La incorporación de procesos de producción<br />
simples y el incremento de las superficies de ciertos<br />
cultivos, implicó por una parte la tendencia a<br />
ciertas monoculturas y simplificación del paisaje<br />
(Paparotti, 2007) y por otro a la necesidad del<br />
uso masivo de productos químicos para el control<br />
de malezas, insectos u hongos. Es así que la siembra<br />
directa y el uso de glifosato con sojas o maíces<br />
resistentes al herbicida, redujo las tasas de erosión<br />
y de contaminación por otros herbicidas. Sin<br />
embargo, esto también implicaría procesos de<br />
pérdida de diversidad biológica y de contamina-<br />
80<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Vicente G1 1, 2<br />
y Engler P.<br />
1 Grupo Sistemas de Producción y Economía<br />
<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
2 FCA - UNER<br />
ción de las aguas, los que están siendo<br />
monitoreados (Sasal, 2007; Calamari y Zacagnini,<br />
2007). En este mismo sentido y haciendo un balance,<br />
se verifican pérdidas y ganancias en el control<br />
de plagas. Por un lado el incremento en el uso de<br />
plaguicidas en general para control de mayores<br />
cantidades de plagas y por el otro un cuidado del<br />
ambiente por la incorporación de tecnologías de<br />
resistencia a través de la genética, el uso de productos<br />
específicos o el manejo integrado incluyendo<br />
el monitoreo y el uso de umbrales de daño.<br />
La mejora en la incorporación de fertilizantes<br />
producida en los últimos años ha posibilitado componer<br />
parte de la extracción realizada por los cultivos<br />
e incrementar los volúmenes de rastrojo que<br />
mejoran los niveles de materia orgánica, y por lo<br />
tanto la fertilidad del suelo. Al mismo tiempo, la<br />
genética ha realizado importantes aportes en la<br />
mejora de la respuesta de los cultivos a la fertilidad<br />
o agua disponible. Pese a estas mejoras, las<br />
tasas de exportación en los principales nutrientes<br />
han sido mayores que los niveles de reposición<br />
(Barbagelata y Melchiori, 2007). Muchos de estos<br />
nutrientes son parte constitutiva de los suelos y<br />
no pueden ser generados por procesos biológicos<br />
a gran escala.<br />
Por lo tanto, el crecimiento productivo de la<br />
provincia ha tenido, aunque de manera diversa,<br />
impacto sobre el ambiente. Este impacto sobre<br />
los recursos debe ser cuantificado y valorado para<br />
contrastar el crecimiento productivo con los cambios<br />
en el capital ambiental (Field, 1995).<br />
Existen antecedentes de valoración económica<br />
de la pérdida del capital para la región pampeana.<br />
Es así, por ejemplo, que se han realizado esfuerzos<br />
para contabilizar la pérdida de capital al costo<br />
de reposición de los nutrientes (Flores y<br />
Sarandón, 2002; Gelati y Vazquez, 2007; Vicente y<br />
Engler, 2007).<br />
El presente trabajo pretende realizar una<br />
aproximación a la valoración económica del impacto<br />
de la exportación excedentaria de nitróge-
no y fósforo desde la producción de los principales<br />
rubros agrícolas y pecuarios de la provincia de<br />
Entre Ríos para el año 2006.<br />
Materiales y Métodos<br />
Se recurrió al auxilio de un protocolo de trabajo<br />
que está siendo desarrollado para la valoración<br />
económica de la extracción excedentaria de seis<br />
nutrientes de la región pampeana y chaqueña. Este<br />
protocolo implica aspectos metodológicos<br />
consensuados a nivel nacional para realizar una<br />
valoración con iguales criterios, en el marco del<br />
Proyecto Específico Nacional AEES1732 del <strong>INTA</strong><br />
(Vicente, informe interno del PE AEES 1732, 2008).<br />
Se han considerado para el análisis económico<br />
dos macronutrientes: nitrógeno y fósforo; debido<br />
a su relevancia y a que existe cierta conciencia sobre<br />
la necesidad de su reposición, incluso desde la<br />
respuesta física en rendimiento (hasta ciertos niveles<br />
y en ciertos cultivos).<br />
El balance de nutrientes se considera como la<br />
diferencia entre lo que se exporta por los productos<br />
agropecuarios y lo que se repone por la fertilización<br />
y por la fijación biológica en leguminosas.<br />
Se costea la reposición de la extracción<br />
excedentaria a valor del fertilizante en el mercado<br />
interno. Se hace un análisis por nutriente, actividad<br />
y departamento utilizando el método de<br />
valoración económica de remediación del daño<br />
(costos evitados: Azqueta, 1994), desde el costo<br />
de reposición interno del productor.<br />
Para la valoración de la extracción excedentaria<br />
de nitrógeno y fósforo, por el método de<br />
remediación del daño, se consideraron tres aspectos<br />
metodológicos:<br />
1) la extracción de nutrientes,<br />
2) la reposición,<br />
3) el balance de nutrientes y la valoración en sí<br />
Se consideraron los principales productos<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
agropecuarios que exportan los nutrientes de los<br />
suelos desde su contenido. La actividad avícola no<br />
fue considerada para no realizar doble contabilización,<br />
puesto que el alimento principal de las aves<br />
son granos, los que se incluyen en el balance de<br />
nutrientes de los productos agrícolas. Asimismo,<br />
no se consideró la actividad citrícola y forestal por<br />
carecer de suficiente información para realizar los<br />
balances.<br />
1) Extracción<br />
Se estimó la extracción (exportación) de los<br />
nutrientes de las actividades agrícolas y ganaderas<br />
de la provincia por departamento, a partir del<br />
contenido de nutrientes en nueve productos (maíz,<br />
soja, trigo, sorgo, lino, arroz, girasol, carne vacuna<br />
y leche) para la campaña 2005/06.<br />
A los fines de los cálculos, se consideraron los<br />
coeficientes que relacionan unidades de cada producto<br />
obtenido con extracción de nitrógeno (N) y<br />
fósforo (P) (Tabla 1). Se utilizaron los coeficientes<br />
de los productos agrícolas citados por el IPNI Cono<br />
Sur (Ciampitti y García, 2005) para maíz, soja, trigo,<br />
sorgo, arroz y girasol; mientras que para el<br />
lino se utilizaron los coeficientes citados por<br />
Viglizzo et al., (2003).<br />
Para la carne bovina se utilizaron coeficientes<br />
provenientes de consulta a especialistas de la Unidad<br />
Integrada Balcarce (<strong>INTA</strong>-FCAUNMdP) (Tosi,<br />
com. pers.), considerando un promedio del peso<br />
vivo de terneros y novillos para producción de<br />
carne.<br />
Para leche se utilizaron los resultados obtenidos<br />
por Taverna et al., (2004) sobre contenidos<br />
en la leche en tambos de la cuenca lechera central<br />
y datos suministrados por Mancuso (com. pers.).<br />
Tanto en carne como en leche se consideró sólo la<br />
extracción para producción, no está por tanto incluida<br />
aquella que podría ser afectada por los requerimientos<br />
de mantenimiento de los animales.<br />
Tabla 1. Coeficientes de exportación de nitrógeno y fósforo para cultivos agrícolas, leche y carne (en kilos de nutrientes<br />
por cada mil kilos o litros de producto)<br />
Coeficientes de exportación de<br />
nutrientes<br />
Nitrógeno Fósforo<br />
Maíz (kg/t grano) 13,22 2,66<br />
Soja (kg/t grano) 48,00 5,40<br />
Trigo (kg/t grano) 20,55 3,99<br />
Sorgo (kg/t grano) 20,00 4,00<br />
Lino (kg/t grano) 40,80 8,00<br />
Arroz (kg/t grano) 15,00 3,00<br />
Girasol (kg/t grano) 21,30 6,00<br />
Leche (kg/1000 l de leche) 4,96 9,71<br />
Carne (kg/t de carne) 24,50 7,15<br />
81
Tabla 3. Balance de N y P por departamento<br />
84<br />
Departamento<br />
600.000<br />
500.000<br />
400.000<br />
300.000<br />
200.000<br />
100.000<br />
0<br />
-100.000<br />
Balance N Balance P Balance N Balance P<br />
Maíz<br />
Soja<br />
(t) ($)<br />
Trigo Sorgo Lino Arroz Girasol<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Carne y<br />
leche<br />
Balance<br />
N + P<br />
Colón 19.078 121 45.250.539 666.063 45.916.602<br />
Concordia 20.627 144 48.925.161 788.827 49.713.989<br />
Diamante 4.126 64 9.786.124 352.633 10.138.757<br />
Federación 29.877 -102 70.864.595 -558.188 70.306.408<br />
Federal 43.235 -94 102.546.297 -517.666 102.028.631<br />
Feliciano 26.723 -58 63.383.384 -320.497 63.062.887<br />
Gualeguay 40.923 41 97.062.701 225.744 97.288.445<br />
Gualeguaychú 44.231 627 104.910.261 3.442.585 108.352.846<br />
Islas del Ibicuy 45.503 -166 107.925.330 -912.729 107.012.601<br />
La Paz 42.573 51 100.977.832 277.568 101.255.399<br />
Nogoyá 18.027 -390 42.757.719 -2.138.534 40.619.184<br />
Paraná 12.392 155 29.392.356 850.646 30.243.002<br />
San Salvador 6.669 156 15.818.797 855.381 16.674.178<br />
Tala 13.155 74 31.201.379 404.171 31.605.550<br />
Uruguay 24.954 262 59.186.472 1.438.746 60.625.218<br />
Victoria 38.714 -346 91.824.734 -1.898.970 89.925.763<br />
Villaguay 43.057 842 102.123.739 4.622.131 106.745.870<br />
ENTRE RIOS 473.866 1.381 1.123.937.421 7.577.911 1.131.515.332<br />
Los resultados encontrados, deben ser analizados<br />
desde varios aspectos. Por un lado la producción<br />
agrícola más sujeta a condiciones climáticas<br />
se consideró para una única campaña, dicha información<br />
condiciona la extracción, por lo cual un<br />
año de menores rendimientos por condición<br />
climática podría arrojar valores de extracción<br />
menores y balances positivos con igual nivel de<br />
reposición. Esta situación de menores rendimientos<br />
aparece en maíz en la campaña analizada de<br />
Figura 1. Balance de nitrógeno en toneladas.<br />
lo que podría derivarse los balances positivos del<br />
cultivo en general.<br />
Otro de los aspectos que se deben analizar en<br />
profundidad se refiere a los coeficientes disponibles<br />
para los cálculos, ya que ellos surgen de situaciones<br />
promedio de contenidos de elementos en<br />
grano. Por ejemplo, en soja el contenido proteico<br />
puede cambiar con las variedades, la fertilidad o<br />
el año en particular y esto puede afectar las tasas<br />
de extracción (Cordone, com. pers.).
1.500<br />
1.000<br />
500<br />
Maíz<br />
Soja<br />
-1.000<br />
Figura 2. Balance de fósforo en toneladas.<br />
0<br />
-500<br />
Trigo<br />
Sorgo<br />
Por otro lado, por no contar con información<br />
más detallada para la provincia en su conjunto, se<br />
consideró la reposición media. Sin embargo, las<br />
distintas regiones y departamentos seguramente<br />
Tabla 4. Balance de N y P en pesos por producto/actividad<br />
Producto<br />
Lino<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
Arroz<br />
Girasol<br />
Carne y<br />
leche<br />
aplican diferentes tecnologías y por lo tanto diferentes<br />
niveles de reposición de nutrientes, información<br />
que de estar disponible debe ir incorporándose<br />
a estos análisis.<br />
Balance N Balance P<br />
Balance<br />
N + P<br />
Maíz 2.553.269 6.828.602 9.381.870<br />
Soja -141.102.878 -3.102.807 -144.205.685<br />
Trigo -4.937.266 4.004.258 -933.008<br />
Sorgo -5.754.862 -1.422.724 -7.177.586<br />
Lino -3.309.096 -520.115 -3.829.211<br />
Arroz -7.655.174 -4.205.609 -11.860.783<br />
Girasol -4.528.596 -632.879 -5.161.475<br />
Carne y leche 1.288.672.025 6.629.185 1.295.301.210<br />
TOTAL 1.123.937.421 7.577.911 1.131.515.332<br />
Existe discusión si considerar, dentro de los<br />
aportes de nitrógeno, la fijación biológica que realizan<br />
las leguminosas nativas (campo natural), puesto<br />
que independiente de la actividad extractiva<br />
de la producción pecuaria de carne y leche, dicho<br />
aporte igualmente seguirá estando. En caso que<br />
dichos aportes no sean considerados la ecuación<br />
final puede cambiar en el balance de nitrógeno.<br />
Consideraciones finales<br />
La producción agropecuaria provincial genera<br />
beneficios al conjunto de la sociedad, aporta en<br />
valor de sus productos y por la actividad en sí con<br />
la generación de empleo y demanda de servicios y<br />
productos; sin embargo como consecuencia de su<br />
($)<br />
funcionamiento existe un costo ambiental. La extracción<br />
de nutrientes, por encima de la reposición,<br />
que se realiza por el funcionamiento de la<br />
actividad agropecuaria, es uno de los costos ambientales,<br />
y como tal debe ser incorporado en los<br />
análisis respecto a lo que aporta el sector.<br />
La actividad agrícola en Entre Ríos para el año<br />
2006 generó desde el balance de nitrógeno y fósforo<br />
un costo ambiental. La actividad ganadera<br />
por el contrario más que balanceó el déficit de la<br />
agricultura, entregando un saldo final positivo para<br />
ambos nutrientes al considerar la agricultura y<br />
ganadería bovina de carne y leche en conjunto.<br />
Todos los cultivos presentaron balances negativos<br />
tanto en nitrógeno como en fósforo, con las<br />
85
excepciones del maíz que presentó menores rendimientos<br />
relativos y el trigo en fósforo que con<br />
altas tasas de reposición fosforada aporta al cultivo<br />
de soja posterior.<br />
Los costos de reposición desde los balances<br />
negativos de fósforo aparecen para los departamentos:<br />
Victoria, Nogoyá, Federal, Feliciano, Federación<br />
e Islas del Ibicuy y pueden considerarse de<br />
poca importancia para el año 2006, considerando<br />
lo que representa en valor respecto al Valor Bruto<br />
de la Producción (VBP de agricultura, carne<br />
bovina y leche en la provincia de Entre Ríos representó<br />
en el año 2006 $3.023.150.014).<br />
La soja pese a su aporte de nitrógeno, desde<br />
la fijación biológica, es la que genera, por su magnitud,<br />
los mayores déficit (costos ambientales),<br />
tanto en nitrógeno como en fósforo; aunque en<br />
este último nutrientes la fertilización fosforada<br />
excedentaria en trigo tiende a compensar este<br />
desbalance. Siendo también el cultivo que mayor<br />
aporte al Valor Bruto de la Producción realiza, el<br />
costo ambiental representa una baja proporción<br />
del mismo.<br />
Las cuestiones relacionadas con los coeficientes<br />
utilizados, la relación entre rendimiento y extracción,<br />
y la reposición media por zona, son aspectos<br />
que, junto con las relaciones de precios (fertilizantes-productos),<br />
deben ser considerados en<br />
conjunto para construir modelos predictivos de<br />
valoración del impacto ambiental. Seguramente el<br />
cambio en las tasas de extracción de los cultivos<br />
en el tiempo (mayor eficiencia de conversión) y el<br />
cambio en las relaciones de precios hacia las actuales<br />
(más desfavorables al uso de fertilizantes)<br />
redundará en una combinación de uso de fertilizantes<br />
y respuesta que podría arrojar balances más<br />
negativos, por lo que deberán tenerse mayores<br />
Bibliografía<br />
86<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
precauciones y mantener un monitoreo permanente<br />
frente a estos cambios.<br />
En el presente trabajo se realizó una<br />
cuantificación y valoración de nitrógeno y fósforo<br />
solamente. Sin embargo, existe antecedente sobre<br />
la problemática del balance de nutrientes en azufre,<br />
calcio, magnesio y potasio, la que tiene elementos<br />
que deben ser tratados en particular por<br />
la baja o nula reposición que de ellos se hace, su<br />
costo y su baja respuesta en rendimiento de los<br />
cultivos.<br />
Pese a que existe información sobre la degradación<br />
de los recursos por exportación<br />
excedentaria, poco se ha hecho a nivel general para<br />
solucionar definitivamente el problema ambiental.<br />
A nivel nacional existen exenciones impositivas a<br />
la compra de fertilizantes con reducción en el IVA<br />
y se han acordado precios para fertilizantes nacionales<br />
como la urea. A nivel provincial y pese a<br />
que existe legislación que favorece la conservación<br />
de los recursos (Vicente et al., 2007; Vicente et al.,<br />
2007), el tema de la exportación de nutrientes<br />
tampoco ha sido tratado a nivel de los sistemas<br />
de incentivos desde el problema ambiental.<br />
Si bien es cierto que la extracción excedentaria<br />
de nutrientes produce un impacto negativo sobre<br />
el ambiente desde el punto de vista de la calidad<br />
de los recursos para las generaciones futuras, también<br />
afecta directamente (a las dosis actuales y<br />
con ciertas relaciones de precios) a la función de<br />
producción y de beneficios del productor<br />
agropecuario. Ésta puede ser una de las razones<br />
por la cual la problemática de la degradación de<br />
los recursos por extracción de nutrientes no ha<br />
tenido el mismo tratamiento que la problemática<br />
de la erosión en las discusiones sobre políticas<br />
ambientales de incentivos.<br />
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<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
87
88<br />
EVALUACIÓN ECONÓMICA DE UN SISTEMA AGRÍCOLA EN LA<br />
PROVINCIA DE ENTRE RÍOS: APLICACIÓN DE UN MODELO DE<br />
OPTIMIZACIÓN ECONÓMICA SUJETO A RESTRICCIONES<br />
AMBIENTALES<br />
Engler P. 1,2 y Vicente G. 1<br />
Introducción<br />
El avance de la agricultura, y en especial del<br />
cultivo de soja ocurrido en los últimos años, se dio<br />
acompañado por la creciente preocupación por<br />
la conservación del medio ambiente y la<br />
sustentabilidad, no sólo económica, sino también<br />
ambiental y social de los sistemas productivos.<br />
La elección de la soja como principal cultivo<br />
encuentra su explicación en la aparición de un conjunto<br />
de avances tecnológicos que se difundieron<br />
rápidamente en el sector primario, tales como la<br />
siembra directa, el uso de glifosato y las sojas<br />
transgénicas resistentes a dicho herbicida. Este<br />
"paquete" se caracteriza por su facilidad de<br />
implementación y sus bajos costos relativos (Engler<br />
et al., 2007). Estos factores, acompañados por<br />
condiciones favorables en los mercados internacionales,<br />
han generado este fenómeno denominado<br />
"sojización".<br />
La actividad agrícola genera impactos en el<br />
medio ambiente que hacen cuestionable su modo<br />
de implementación, tales como balances negativos<br />
de nutrientes y de materia orgánica, erosión,<br />
contaminación y la reducción de la biodiversidad.<br />
Para pensar en sistemas agrícolas que se sustenten<br />
en el largo plazo, es necesario dar respuesta a<br />
esta problemática productiva (Barbagelata y<br />
Melchiori, 2007).<br />
Actualmente se encuentran disponibles técnicas<br />
de conservación que contribuyen a este objetivo.<br />
Entre ellas, cabe mencionarse algunas de gran<br />
difusión y adopción por parte de los productores,<br />
como es la siembra directa y otras que aún no<br />
cuentan con un grado importante de adopción,<br />
como las terrazas, adecuadas rotaciones que equilibren<br />
la participación de oleaginosas y cereales en el<br />
uso del suelo y adecuados niveles de fertilización.<br />
El productor, como empresario, busca<br />
maximizar su resultado económico, es decir, que<br />
entre los factores considerados por el productor<br />
al decidir una nueva actividad o técnica, se encuentra<br />
el resultado económico, el cual debe ser suficiente<br />
para motivarlo a adoptarla. La implementación de prác-<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
1 Grupo de Sistemas de Producción y Economía<br />
<strong>INTA</strong> EEA Paraná<br />
2 FCA - UNER<br />
ticas conservacionistas responde a un objetivo final que<br />
es el lograr que el sistema de producción sea sustentable<br />
en el largo plazo (Calcalterra, 1991).<br />
En el marco del Proyecto AAES 1732 de <strong>INTA</strong>,<br />
este trabajo es una primera aproximación en el<br />
desarrollo de modelos que acoplen cuestiones<br />
ambientales y económicas para estudios de<br />
sustentabilidad productiva. Los modelos bio-económicos<br />
constituyen una metodología para explicar<br />
mejor los aspectos que conciernen a las funciones<br />
de producción y que afectan la decisión<br />
del productor con consecuencias en el<br />
medioambiente (Flichman y Jacques, 2000).<br />
El objetivo del presente trabajo es comprender<br />
los factores de decisión que influyen en la elección<br />
de actividades agrícolas del productor y el<br />
impacto ambiental que esa decisión genera. Por<br />
otra parte, se busca evaluar económicamente la<br />
conveniencia de adoptar una planificación de la<br />
agricultura conservacionista desde el punto de vista<br />
de la empresa. Particularmente se consideró un<br />
sistema de producción agrícola de la Zona<br />
Agroeconómica Homogénea Paraná, de la provincia<br />
de Entre Ríos.<br />
Materiales y Métodos<br />
El sistema productivo modelizado es agrícola<br />
puro, localizado en la Zona Agroeconómica Homogénea<br />
Paraná que abarca el departamento<br />
Paraná y la porción de tierra firme de los departamentos<br />
Diamante y Victoria. Para la caracterización<br />
de este sistema productivo se utilizó información<br />
censal (CNA, 2002) y opinión de técnicos<br />
extensionistas del <strong>INTA</strong> (Brasesco, R. y Pautaso,<br />
J.M., com. pers.).<br />
La superficie total operada es de 350 ha. Los<br />
suelos son Molisoles en su mayoría (300 ha) y en<br />
menor proporción Vertisoles (50 ha). El relieve<br />
considerado tiene pendientes del orden del 3% y<br />
largo de 300 metros.<br />
Si bien un porcentaje de la superficie trabaja-
Además, de las restricciones de recursos productivos<br />
de tierra, capital y maquinaria, se incluyeron<br />
restricciones de indicadores ambientales:<br />
1) Erosión (ERO)<br />
2) Balance de Fósforo (BP)<br />
3) Balance de carbono del suelo (BC)<br />
Para el cálculo de la erosión se utilizó la Ecuación<br />
Universal de Pérdida de Suelo (USLE), para<br />
pendientes del 3% y largo de la misma de 200<br />
metros para Molisoles y de 2% y largo de 300<br />
metros suelos Vertisoles, ambos casos para las alternativas<br />
sin terrazas. En caso de contar con terrazas,<br />
el largo de pendiente en Molisoles es de<br />
50 metros y en Vertisoles de 70. El valor del coeficiente<br />
"C" se consideró de acuerdo al antecesor<br />
más común para cada cultivo (Paparotti y<br />
Gvozdenovich, 2006).<br />
Para el cálculo del balance de fósforo se consideraron<br />
las entradas y salidas más importantes.<br />
Como entradas se consideran los fertilizantes<br />
fosforados y como salidas la extracción por cosecha<br />
y la pérdida por erosión (Calcaterra, 1991).<br />
Para calcular la extracción por cosecha se utilizaron<br />
los coeficientes publicados por el IPNI y para<br />
la pérdida por extracción, se consideró un contenido<br />
de fósforo en el suelo original de 10 ppm<br />
para los suelos Molisoles y de 6 ppm para<br />
Vertisoles. Se tomó una relación de enriquecimiento<br />
del fósforo de 2,21, ya que el contenido de<br />
fósforo en el material erosionado es mayor (Weir,<br />
2002). Se supone que no existen diferencias de<br />
concentración de fósforo en ambos tipos de suelos.<br />
Para el caso del balance de carbono, se calcularon<br />
aportes de carbono orgánico como humus<br />
por parte de los cultivos, determinado por el rendimiento<br />
estimado para cada uno de ellos; y el<br />
carbono presente en el suelo de acuerdo con el<br />
contenido de materia orgánica, la densidad y la<br />
profundidad del suelo. Para el caso de los<br />
Molisoles estos parámetros se consideraron con<br />
valores de 2,5%, 1,3 g/cm3 y 20 cm; mientras que<br />
para los Vertisoles se tomaron valores de 4%, 1,2<br />
g/cm3 y 20 cm (Álvarez, 2006). También se consideraron<br />
las pérdidas de carbono por erosión, considerando<br />
que en la porción erosionada el factor<br />
de enriquecimiento de la materia orgánica es de<br />
1,19 (Weir, 2002).<br />
La variable a optimizar es Margen Bruto Global<br />
de la empresa, analizando los valores que al-<br />
90<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
canzan la erosión en t de suelo/año, el balance de<br />
fósforo en kg/año y el balance de carbono en t/<br />
año.<br />
El MBG de la empresa representa el objetivo<br />
económico (rentabilidad de la empresa) y es calculado<br />
como la sumatoria de los márgenes individuales<br />
de las actividades. Los precios utilizados son<br />
promedios de los últimos 5 años tanto de insumos<br />
como de productos (AACREA, 2005).<br />
En primer lugar se simuló el sistema de producción<br />
actual, con los cultivos y prácticas usuales,<br />
obteniéndose los valores de las variables ambientales<br />
y económicas. Luego se simuló la solución<br />
óptima desde el punto de vista económico (máximo<br />
MBG) incorporando actividades consideradas<br />
"mejoradotas" de la situación actual, como lo son<br />
las terrazas y niveles mayores de fertilización.<br />
Resultados<br />
La simulación del sistema actual, es decir con<br />
una rotación de tres años soja de primera, un año<br />
trigo/soja y un año maíz con niveles medios de<br />
fertilización y sin terrazas, arrojó un resultado económico<br />
medido como MBG de la empresa de<br />
$377.036, es decir, un promedio de $1.077/ha al<br />
año. Los indicadores ambientales se encuentran<br />
por fuera de los límites. La erosión del suelo resulta<br />
ser de 14 t/año, y los balance de fósforo y carbono<br />
son negativos con valores de -4,5 y 1,8 respectivamente.<br />
Cuando el modelo resuelve el problema planteado,<br />
optimizando el objetivo económico y respetando<br />
la disponibilidad de recursos productivos,<br />
la solución contempla una rotación diferente<br />
a la actual y con tecnología conservacionista,<br />
obteniéndose un MBG superior al inicial en un 41%,<br />
al mismo tiempo que se mejoran los valores de los<br />
indicadores ambientales. De esta manera, si bien<br />
tanto el balance de carbono como el de fósforo<br />
son negativos, ambos mejoran en un 73% para el<br />
caso del carbono y un 22% para el fósforo. La<br />
erosión disminuye hasta ubicarse en límites aceptables,<br />
resultando se de 0,5 t/ha/año.<br />
En la solución, el uso del suelo se distribuye<br />
entre doble cultivo trigo/soja en el 46% de la superficie<br />
y maíz en el 54%, todos realizados con<br />
alto nivel de fertilización y con terrazas (Tabla 1).
Tabla 1: Resultado de las simulaciones<br />
Se evaluaron escenarios variando la disponibilidad<br />
de capital en distintos períodos del año. Cuando<br />
el capital es restrictivo, no hay cambios en el<br />
uso del suelo, aunque sí en la tecnología utilizada,<br />
ya que el maíz que entra en la solución se realiza<br />
con niveles medios de fertilización (en proporciones<br />
variables). En esta situación, igualmente se logran<br />
valores del MBG superiores a la situación actual<br />
(aproximadamente un 15% superior).<br />
Consideraciones finales<br />
La técnica de programación lineal aparece<br />
como un método adecuado para realizar modelos<br />
que acoplen las cuestiones ambientales con las<br />
tecnológicas-económicas, con la finalidad de evaluar<br />
no sólo la conveniencia económica de la planificación<br />
de los sistemas de producción, sino también<br />
que los mismos se integren con actividades<br />
cuyo impacto en el medio ambiente no cause su<br />
deterioro.<br />
Una dificultad importante que surge para la<br />
realización de estos modelos, es la disponibilidad<br />
de información referida a parámetros ambientales<br />
para diferentes productos y prácticas tecnológicas,<br />
para simular modelos que representen sistemas<br />
agrícolas que contemplen otros indicadores<br />
de sustentabilidad diferentes a los contemplados<br />
en este trabajo, como energía fósil, contaminación<br />
por agroquímicos, o bien para modelizar otros sistemas<br />
como ganaderos de carne y leche, por ejemplo.<br />
De acuerdo a los resultados obtenidos, las actividades<br />
sustentables son más rentables, es decir<br />
que se pueden mejorar los resultados económicos<br />
de las empresas a la vez que se logren adecuados<br />
balances de nutrientes, materia orgánica y niveles<br />
de erosión, ya que ambos objetivos no son contrarios,<br />
siendo la sustentabilidad integralmente<br />
considerada económica y ambientalmente.<br />
Cabe preguntarse entonces, por qué el productor<br />
que busca maximizar su beneficio no adopta<br />
Uso del suelo (ha) Situación Actual Situación propuesta<br />
Maiz 70 168<br />
Trigo/soja 70 182<br />
Soja 210 0<br />
Total 350 350<br />
MBG ($totales) 377.036 532.561<br />
MB ($/ha) 1.077 1.522<br />
BP (kg/ha) -4,5 -1,2<br />
BCO (t/ha) -1,8 -1,4<br />
ERO (t suelo/ha) 14 0,51<br />
<strong>INTA</strong> - EEA Paraná<br />
estas prácticas?. Resulta evidente que el patrón<br />
de decisión del productor es algo más complejo,<br />
existiendo otros factores que marcan la lógica de<br />
decisión e influyen en la elección de actividades y<br />
técnicas por parte del productor.<br />
La realización de terrazas (tecnología<br />
conservacionista) implica la realización de una inversión<br />
que en este trabajo se incorporó como<br />
una anualidad. La realización de las labores se ven<br />
con más dificultad si el campo se encuentra sistematizado,<br />
hecho que desalienta al productor a<br />
realizar la inversión. En el modelo realizado, se<br />
consideró el mayor tiempo operativo de la maquinaria<br />
con incrementos en los costos y en el requerimiento<br />
de tiempo.<br />
El análisis realizado es de tipo económico, aunque<br />
considera parcialmente las variables de restricción<br />
de capital. La cuestión del financiamiento<br />
de la realización de las terrazas se podría analizar<br />
aparte, incluyendo en la misma la adhesión por<br />
parte del productor a la Ley de Conservación del<br />
Suelo.<br />
La mejora en el resultado económico de la<br />
empresa y en los indicadores ambientales implica<br />
un aumento en el valor de la tierra, a la que debería<br />
sumarse la incorporación de las terrazas como<br />
mejora extraordinaria. Esto debería incluirse como<br />
parte de un análisis de largo plazo.<br />
En alternativas con altos niveles de fertilización,<br />
la variabilidad en los rendimientos y márgenes brutos<br />
obtenidos es mayor, el productor debe inmovilizar<br />
un monto importante de capital en fertilizantes,<br />
aumentando las pérdidas en caso de no<br />
obtener un resultado acorde a lo esperado, lo que<br />
implicaría mayores riesgos; aunque con planteos<br />
más conservacionistas, es de esperar menores riesgos<br />
de rendimientos en el largo plazo. La combinación<br />
de cultivos conlleva distintos niveles de riesgos.<br />
Se podría considerar que una mejor distribución<br />
de cultivos disminuye el riesgo, sin embargo<br />
la incorporación de cultivos más riesgosos podrían<br />
incrementarlo.<br />
91
Con las relaciones de precios consideradas en<br />
este modelo (promedio de los últimos cinco años)<br />
los buenos resultados económicos que arrojan los<br />
planteos más sustentables en un sistema de producción<br />
agrícola, hace posible la adopción de estas<br />
prácticas por parte de los productores que<br />
buscan maximizar su resultado económico como<br />
objetivo empresarial. Es así como se ha ido incorporando<br />
en los planteos mayores niveles de reposición<br />
de nutrientes en las últimas campañas.<br />
Bibliografía<br />
92<br />
AGRICULTURA SUSTENTABLE. Serie Extensión nº 51<br />
Esta es una primera aproximación a la construcción<br />
de modelos bioeconómicos, los que deberían<br />
ser mejorados en la medida que se obtenga<br />
más información sobre impacto de actividades<br />
en los sistemas de producción. Se debería incorporar<br />
el riesgo en la toma de decisión del productor<br />
y las actividades ganaderas en los sistemas<br />
mixtos para ampliar el conocimiento del funcionamiento<br />
de los sistemas regionales y su impacto en<br />
el medio ambiente.<br />
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RosaAnaMilocco, MarcelaEspósito,<br />
OscarLedesmayAldoPuig.<br />
600ejemplares.Septiembrede2008
Laagriculturaestáatravesandounprocesodeexpansiónhaciaáreasambientalmentemás<br />
frágiles por unladoydeintensificaciónen las áreas tradicionalmente agrícolas, por el otro.<br />
Resulta necesario evaluar los potenciales impactos ambientales negativos por la<br />
implementacióndealgunasprácticasytambiénlaexploracióndealternativastecnológicas<br />
quecontribuyanalasustentabilidaddelossistemasagrícolas.<br />
Estapublicaciónpresentaalgunosresultadosdelíneasdeinvestigaciónsobreloscambios<br />
en la condición de suelos en producción debidos al impacto del tránsito, del riego<br />
complementario y de los sistemas de labranza y rotaciones. También, se analizan algunos<br />
indicadoresdecalidadambientalysuvaloracióneconómica.Estostrabajosservirándeinsumo<br />
para diseñar y transferir estrategias de gestión de riesgos ambientales tendientes a lograr<br />
sistemasdeproducciónagrícolasustentablesenEntreRíos.<br />
Caviglia O.P. ,Sasal, M. C.,WilsonM.G.yO.F.Paparotti<br />
INSTITUTONACIONALDETECNOLOGÍ AAGROPECUARIA<br />
CentroRegionalEntreRíos<br />
EstaciónExperimenta l Agropecuaria Paraná<br />
RutaProvincial<strong>Nº</strong>11,km12, 5 - 3101OroVerde-Dpto.Paraná(EntreRíos)<br />
Tel.-Fax0343497520 0 www.inta.gov.ar/parana