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lo soltó en un resoplido-. No os voy a<br />
mentir, la descripción concuerda bastante,<br />
pero eso no son más que leyendas<br />
y folclore. Además, tampoco se contaba<br />
nada que nos pudiera ser de utilidad.<br />
Alric y yo nos quedamos en silencio,<br />
mirándonos.<br />
- ¿Y ahora qué? –pregunté.<br />
Brewersen se encogió de hombros.<br />
- Pues seguiremos buscándole –contestó-.<br />
Trataremos de dar con alguien<br />
que sepa algo y de recuperar el rastro.<br />
Y sin no lo conseguimos, pues ya veremos.<br />
- Creo que os puedo ayudar –dijo Ben-<br />
. Conozco a un mago en la Ciudad de los<br />
Jinetes, casi tan viejo como el mundo y<br />
mucho más sabio que cualquier otro. Él<br />
sabrá que hacer ya que conoce todas las<br />
leyendas y las historias de esta tierra.<br />
- ¿Está muy lejos? –pregunté.<br />
- ¿Y eso que más da? –dijo Alric-.<br />
¿Tienes prisa?<br />
Rainer se echó a reír.<br />
- No, claro que no… -dije avergonzado-.<br />
¿Cómo podemos llegar, Ben?<br />
- Yo os guiaré.<br />
- ¿Y tu pueblo? –preguntó Alric-.<br />
Aquí necesitarán tu ayuda.<br />
- No te preocupes –contestó Ben-.<br />
No soy de aquí, y esto no es un pueblo<br />
como tal. La Ciudad de los Jinetes pone<br />
puestos avanzados y autosuficientes de<br />
milicia en todas las entradas a su reino.<br />
Ahora enviaran más hombres desde<br />
cualquier sitio cercano y recompondrán<br />
las murallas. Después de la masacre<br />
no creo que los hombres araña estén<br />
en disposición de atacar muy pronto.<br />
–Rió sonoramente y añadió pasándose<br />
una mano por el bigote-: Yo sólo soy<br />
un aventurero que estaba de paso, ofreciendo<br />
mi trabajo por un poco de comi-<br />
Ricardo Castillo - TÚNELES ALTERADOS<br />
da y un techo, así que nada me ata a este<br />
lugar. Seré más útil a vuestro lado.<br />
- Oh, en ese caso… -dije yo.<br />
- Perfecto entonces –dijo Alric-. ¿Y tú<br />
Rainer?<br />
Rainer también se encogió de hombros.<br />
- Mi pueblo y mi templo fueron arrasados.<br />
No tengo a donde ir, ni dinero<br />
para volver. ¿Vosotros tenéis suficiente<br />
para el camino?<br />
- De momento sí –contestó Brewersen.<br />
- Entonces me apunto. Siempre os<br />
vendrá bien un guía espiritual.<br />
- ¡Por no hablar de tu martillo! –exclamó<br />
Ben. Y se echó a reír de nuevo-. No<br />
sabía que los sacerdotes del norte fuerais<br />
tan diestros con el martillo.<br />
- Ni yo –dijo Rainer.<br />
- Bueno, ya habrá ocasión para verlo<br />
de nuevo. –Alric miró al sol-. No es ni<br />
mediodía… ¿A cuánto está la Ciudad<br />
de los Jinetes, Ben?<br />
- Cerca. Cogeremos prestados unos<br />
caballos y en menos de un día estaremos<br />
allí.<br />
- Bien –dijo Alric-. Pues ayudemos un<br />
poco a estos hombres y salgamos cuanto<br />
antes. Ahí fuera hay una criatura que<br />
está pidiendo a gritos que la maten.<br />
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