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JUAN1TO iPérez Saint ¡Pieux, licenciado<br />
eon ¡Derecho, había sus-<br />
IpEndido' tres convocatorias seguidas<br />
<strong>de</strong>l Cuerpo Oficial <strong>de</strong> Aduanas,<br />
cuando <strong>de</strong>cidió —¡¡qué otro re.<br />
medio tenía!— eer preceptor en un¿<br />
familia <strong>de</strong> rango para "situarse" y<br />
asegurar su (porvenir. Añadamos como<br />
complemento a, nuestro relate,<br />
que era un hombre ya aligo metid»<br />
en años, sin llegar a los 40, pálido,<br />
y exigente ¡para valorar siis propios<br />
méritos, que es lo que en é.<br />
mundo se llama ¡timi<strong>de</strong>z. Con este<br />
baigaj© \y esa ía-chenda pocas podrían<br />
ser sus aspiraciones si no fuera<br />
que su exquisitez y buen tono le<br />
presentaran ante los ojos <strong>de</strong> loe<br />
<strong>de</strong>más como un pobre diablo, ánoa-<br />
muene<br />
M~~*STE Pepito Grillo, que Walt<br />
* * Disney nos presenta enchis-<br />
* *< terado y pomposo, con . las<br />
botas <strong>de</strong>sgastadas <strong>de</strong> transitar -los<br />
caminos <strong>de</strong> la experiencia y la voz<br />
enronquecida <strong>de</strong> predicar verda<strong>de</strong>s,<br />
no merece la cesantía ahora qué<br />
Pinocho es ya. hombre por haber<br />
aprendido bien la lección <strong>de</strong>l sa-i<br />
orificio. Pepito Grillo, con<strong>de</strong>corado<br />
<strong>de</strong> conciencia <strong>de</strong> diez y ocho qui-"<br />
lates, reclama empleo más alto que<br />
el <strong>de</strong> cantar a la noche, como un<br />
grillo cualquiera, añorando la fresca<br />
carnada <strong>de</strong>l tomate. Por <strong>de</strong>sgracia,<br />
falta mano <strong>de</strong> obra en el raro<br />
oficio <strong>de</strong>l buen consejero, y son<br />
muchos los que malogran obra y<br />
vida por. <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> un censor que<br />
L<br />
A nostalgia distien<strong>de</strong> las distancias<br />
y establece sensorialmente<br />
un "hinterland" tocomensurable<br />
entre nuestro contorno<br />
y las orillas por que clamamos. Para<br />
el gallego que <strong>de</strong>jó su niñez al<strong>de</strong>ana<br />
en la cima <strong>de</strong> las Cíes como<br />
ángulo <strong>de</strong> la, última visión <strong>de</strong> un<br />
mundo y <strong>de</strong> una vida, <strong>de</strong> su lin<strong>de</strong><br />
moradora en el Orinoco o en el Plata<br />
al valle nativo <strong>de</strong>l Atlántico se<br />
tien<strong>de</strong> un infinito contra el que<br />
vale poco 'la. teoría <strong>de</strong>l "Clipper".<br />
Ni los años se cuentan cabalmente<br />
ni- el océano se mi<strong>de</strong> por metros,<br />
porque la nostalgia va al sesgo con<br />
la teoría <strong>de</strong> la relatividad. Para<br />
nuestras abuelas queda más lejos<br />
la era <strong>de</strong> la polca que el imperio<br />
<strong>de</strong> la nariz <strong>de</strong>CIeopatra. Como para<br />
el egiptólogo la justa solución<br />
estética <strong>de</strong> lo que ya hoy se conforma<br />
con la cirugía facial que el<br />
humano <strong>de</strong> Near<strong>de</strong>nthal o siquiera<br />
el mítico Hsia chinesco, a ¡pesar<br />
<strong>de</strong> que en el Museo Fields, <strong>de</strong> ese<br />
Chicago que siempre suena a émbolos<br />
y bielas, «I funcionario Harwa<br />
ha sido sometido por la audacia<br />
yanqui a los Rayos X. Por cierto<br />
que Hatwa presenta a la arqueología,<br />
motorizada dos <strong>de</strong>fectos,<br />
que posiblemente no le captaron<br />
sus admiradoras contemporáneas, y<br />
J¿2<br />
JULIA O EL AMOR INCONFESABLE<br />
pa¡z <strong>de</strong> causar mal a nadie y sí laborioso,<br />
aunque corto <strong>de</strong> 'inteligencia.<br />
Así lo vio al menos don Tiburcáo<br />
d'Etanges Rodríguez, faibricsnte<br />
<strong>de</strong> ¡chorizos al per mayor y autor<br />
<strong>de</strong> algunos negocios no muy<br />
limpios que tabla realizado en<br />
tiempos <strong>de</strong> la guerra europea, los<br />
cuales hicieron crecer astronómicamente<br />
su capital entre la estúpida<br />
pugna, <strong>de</strong> muchos ds sus compatriotas<br />
hundidos en la memez <strong>de</strong> Las<br />
filias y las ícibias. Juanita» manifestó<br />
a don ¡Tiburcio que estaba dispuesto<br />
a al£ccionaar a sus hijas en<br />
tedas las materias que nos pue<strong>de</strong>n<br />
ser útiles en la vida, y en verdad<br />
que el hombre no engañó al ricacho<br />
cuando tal líe dijo. A<strong>de</strong>más pensó<br />
allá paira sus a<strong>de</strong>ntros don Tiburcio,<br />
que si ibien en <strong>Madrid</strong> la co.<br />
sa no tsndría importancia, en Tomelodones<br />
iba a per !"soná" lo <strong>de</strong><br />
que las niñas tuvieran un profesor<br />
"ad hoc". Y en una fecha histórica<br />
-rhistórica en el árbol genealógico<br />
<strong>de</strong> los d'íEtanges Rodríguez—<br />
Juanito hizo su entrada en la casa.<br />
Convénganlos (que lag primeras<br />
lecciones, rígidas y con el reloj a la<br />
vista, las ¡hulbiera elogiado el más<br />
experimenta do pedagogo. Juanito<br />
<strong>de</strong>slumhró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento<br />
a Julia, la hija menor, envolviéndola<br />
en un "rnaremágnum"<br />
<strong>de</strong> citas, fechas y datos que hubiera<br />
envidiado cualquier <strong>de</strong> esos ame-<br />
nos —he escrito "amenos" y no<br />
"¡a menos— eruditos. Las otras<br />
—Sofía, Catalina y •Brígida— abandonaron<br />
las lecciones '"porque el<br />
profesor era un pelma inaguantatolie<br />
que no totola iquien lo soportara".<br />
Claro, ¡y esto es justo <strong>de</strong>cirlo,<br />
que <strong>de</strong> dicha opinión disentía Julia,<br />
.quien, ante sus hermanas, <strong>de</strong>fendía<br />
a, la hora <strong>de</strong> la cena, acaloradamente,<br />
la sabiduría ds don Juanito<br />
como si el preceptor fuera poco<br />
menos que un Pico <strong>de</strong> la Mirándola.<br />
Así ipasó un mes, dos meses, tres<br />
meses... Si don fliburcio d'Etanges<br />
Rodríguez supiera todo lo.que sucedía<br />
en el cuarto amarillo —"el<br />
<strong>de</strong> Las lecclcnes "•— mientras él estafca<br />
¡fuera..- otro gallo le 'hubiera<br />
cantado a don Juanito. Pero don<br />
Tiíburcio, si bien era capaz <strong>de</strong> hacer<br />
milagros, aiL ibr|a¡n:afoilrn.ar ten<br />
chorizos itoda, clase <strong>de</strong> felinos, no<br />
suipp prever la <strong>de</strong>sgracia que se<br />
ceñía sobre la familia.<br />
iPero no 03 imaginéis nada malo.<br />
Todo está bien lejos '<strong>de</strong> nuestra in.<br />
tención y, por tanto, <strong>de</strong> los protagonistas<br />
<strong>de</strong> nuestro relato. Aunque<br />
malas lenguas —la portera y una<br />
criada <strong>de</strong>spedida— dijeron más <strong>de</strong><br />
la cuenta, lo cierto es que no pasó<br />
<strong>de</strong> un beso, un "beso áspero", <strong>de</strong>masiado<br />
ardiente <strong>de</strong>l que, para colmo,<br />
fue testigo el propio don TSburcio.<br />
En cuanto a lo que él no<br />
vio —¡palabra <strong>de</strong> heneo 1 !—• no' pasó<br />
<strong>de</strong> unas fútiles conversacicnEs sobre<br />
las flores, los pajaritos y el.<br />
verbo, amar conjugado en tedas sus<br />
formas y en distintos idiomas. Esto<br />
pue<strong>de</strong> disculparse en un profesor<br />
y en una alumna. aventajada.<br />
Lo <strong>de</strong>l "ibeso áspero"...<br />
Don Tiburcio arrojó <strong>de</strong> la casa,<br />
<strong>de</strong> cajas <strong>de</strong>stempladas, al fresco pedagogo<br />
tras increparle exuda y ibrutalmsnts.<br />
Con Juanito abandonó la<br />
casa con resignación, pero con La<br />
eeguridad d!e haber enamorado a<br />
la pregunta here<strong>de</strong>ra que esto era,<br />
en fin <strong>de</strong> cuentas, £u objetivo. ¿Que<br />
don Tiburcio lo había insultado?<br />
Las palabras se Las lleva el viento.<br />
Y en estas cavilaciones bajaba la<br />
escalera mientras, arriba, ya amortiguada,<br />
se oía aún la voz <strong>de</strong>l f-abri.<br />
cante <strong>de</strong> chorizos al por mayor,<br />
quien repetía en "ritomella": ¡Y<br />
en mis propias narices! ¡Y en mis<br />
propias narices!", con lo cual los<br />
biógrafos no están <strong>de</strong> acuerdo al<br />
asegurar algunas que <strong>de</strong> no haberlo<br />
hecho en sus propias narices, lo hubiera,<br />
consentido. ¡Pero el Señor<br />
nos Ubre <strong>de</strong> Las discusiones entre<br />
biógrafos, que sólo arrojan oscuridad<br />
el prefelema planteado)<br />
•Des<strong>de</strong> aquel día, Julia ¡fue una<br />
muchacha infeliz. Leía a Rousseau,<br />
preludiaba, al piano las primeras<br />
notas <strong>de</strong>l "Vals <strong>de</strong> las olas" y sus-<br />
piraiba hondamente siempre, naturalmente,<br />
que hubiera testigos. Don<br />
Tifourcc:» <strong>de</strong>cidió adoptar una resolución,<br />
tajante para terminar 'con<br />
aquel estado <strong>de</strong> cosas: entre darle<br />
ricino a La chica en gran<strong>de</strong>s propexcicnes,<br />
que según un sabio' malayo<br />
es la manera <strong>de</strong> barrar un<br />
mal amor, o casarla con un "hombre<br />
<strong>de</strong> provecho'" que la hiciera<br />
olvidar su histerismo, aceptó ]ia úlittfma.<br />
Y sin que Julia se, diera cuen.<br />
ta Los primeros 'días, frecuentó la<br />
casa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces con relativa<br />
frecuencia, un joven médico "con<br />
clientela", viejo amigo <strong>de</strong> la casa,<br />
cuya tarjeta <strong>de</strong> visita rezaba así:<br />
"Armando Wolmar, especialista en<br />
palitos".<br />
No le pareció maL >a- Julia el pretendiente<br />
ly Armando Wolmar se<br />
pasaba lag veladas jugando con Julia,<br />
y don ITIburcio reñidas partidas<br />
<strong>de</strong> '"iparelhessi" ante el asombro<br />
<strong>de</strong> sus colegas, quienes, ya al<br />
saberlo, profetizaron con axiomática<br />
seiguridad sibilina: Un hombre<br />
joven í? no mal' parecido jugando<br />
yariao noches seguidas con una<br />
joven hermosa y no mal parecida,<br />
así como con el papá <strong>de</strong> ésta, no<br />
pue<strong>de</strong> tener más.que un resultado:<br />
Boda segura.<br />
Y hubieran acertado... si lias cosas<br />
no se complicaran. Alguna ma-<br />
la persona —la portera o la criada<br />
<strong>de</strong>spedida, aunque tampoco en esto<br />
están, <strong>de</strong> acuerdo los biógrafos—<br />
envió un anónimo al doctor Wolmar,<br />
imputando a, su prometida cocas<br />
que no están bien. El doctor<br />
Wolmar, que era un es'céptioo, no<br />
hizo ca.: ; o al principio.. Luego, ante<br />
otro anónimo, pensó que el nomlbire<br />
<strong>de</strong> Juanito Pérez Saint' iPreux no<br />
Le era <strong>de</strong>l todo <strong>de</strong>sconocido. Reflexionó<br />
un ¡momento. ¡Ya está! Se dio<br />
un golpe en la frente, señal <strong>de</strong> que<br />
había dado con el quid. Sí Juanito<br />
¡Pérez Saint Freux, no había dudas,<br />
fue un profesar <strong>de</strong> Julia, <strong>de</strong>L cual<br />
lis había hablado, ella misma. Eira<br />
una tar<strong>de</strong> en el jardín a la hora <strong>de</strong>l<br />
crepúsculo. !E1 doctor Wü'lmar,<br />
hombre inteligente, había expLicado<br />
a su novia las dificulta<strong>de</strong>s y<br />
les éxitos con que habla resuelto<br />
un parto triple, cuando ella, sin ve.<br />
nir a colación, le insinuó que su antiguo<br />
profesor pedía vivir con ellos<br />
cuando se casaran. Los tTes —dijo<br />
Julia— seremos buenos amigos.<br />
Ahora comprendía el doctor WoLmar<br />
muchas .cosas. Y sin encomendarse<br />
a, nadie <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> visitar la casa<br />
<strong>de</strong> don íl'iburcio. La gente habló<br />
<strong>de</strong>masiado .en torno' a lia. <strong>de</strong>cisión y<br />
los biógrafos en cuanto a esto ya<br />
se sumergen en un mar <strong>de</strong> suposiciones'.<br />
:} '.<br />
pepe grillo. - irililo.- el recto comino <strong>de</strong> lo escoelo<br />
patina raya oportuna a las genialida<strong>de</strong>s<br />
y a los humores.<br />
Pepito Grillo no es un animalucho<br />
dotado íe palabra por facultad<br />
jupltarina, como aquellas bestias <strong>de</strong><br />
Evopo que parloteaban sabiondas<br />
sus errores, espejos <strong>de</strong> los humanes.<br />
, Pepito Grillo e? li magnífica<br />
personificación <strong>de</strong> la conciencia,<br />
pero no fe la conciencia privada<br />
sino <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong> la Humanidad,<br />
<strong>de</strong> la, que conserva viva la<br />
lección <strong>de</strong> las generaciones y enseña<br />
al peregrino <strong>de</strong> la vida el secreto<br />
<strong>de</strong> cada prodigio que su mirada<br />
<strong>de</strong>scubre. Gran cosa sería que<br />
todo hombre tuviera al oído la advertencia<br />
divina que el Arcángel<br />
guardián <strong>de</strong>l joven Tobías ponía sobre<br />
las perplejida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su compañero.<br />
No todos sabemos escuchar<br />
este consejo sutil y excelente. Pero<br />
ya qué somos sordos al angelito<br />
guardián, no sería malo que buscásemos<br />
para nuestra conciencia un<br />
sustitutivo módico y práctico, un<br />
cicerone íi quien po<strong>de</strong>mos creer y<br />
seguir, aunque se nos muestre bajo<br />
la figura <strong>de</strong> un grillo trotamundos.<br />
' CRITILO<br />
' .! ¡ ' ' '<br />
En la literatura española existe<br />
un personaje que podría encarnar<br />
justamente la personificación <strong>de</strong>l<br />
confi<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong>l "alter", que altera<br />
la conciencia individual, inspirando<br />
en el privado raciocinio las razones<br />
universales <strong>de</strong> la ética. El<br />
Critilo <strong>de</strong> Baltasar Gradan cimsliíuyc<br />
la mejor ventura que pudo<br />
<strong>de</strong>sear la ingenuidad <strong>de</strong> Andrenio,<br />
perqué si todo nacido catara el consejo<br />
<strong>de</strong> la experiencia envuelto en<br />
tan persuasiva donosura, menores<br />
yerres habría que llorar y corregir.<br />
Critilo posee el arte difícil <strong>de</strong> respetar<br />
la intimidad <strong>de</strong> su acompañante;<br />
ni interfiere sus reacciones<br />
espontáneas ni mediatiza su personalidad,<br />
pero la voz <strong>de</strong> su experiencia<br />
va siempre adjunta a la sorpresa<br />
<strong>de</strong> Andrenio y le preserva <strong>de</strong><br />
la tentación juvenil <strong>de</strong> ser autodidacto.<br />
De todas las causas <strong>de</strong> perdición,<br />
ninguna es tan po<strong>de</strong>rosa como la<br />
soledad que se eriza <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfianzas.<br />
Un Critilo o un Pepe Grillo, en<br />
permanente vigilancia junto al poeta,'<br />
bastarían para librarle <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>sesperación y <strong>de</strong>l ripio, salvando<br />
a la vez su alma y su renombre. La<br />
reconvención <strong>de</strong> un mejor criterio<br />
no sólo especifica la noción <strong>de</strong>l<br />
mundo, sino que se proyecta sobre<br />
las obras, haciéndolas más sólidas<br />
y más inteligibles.<br />
Por falta <strong>de</strong> censor más adicto<br />
HARWA<br />
una bendad: la falta <strong>de</strong> una costilla,<br />
quizá ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong>l nacimiento;<br />
un absceso en un diente<br />
y la. seguridad <strong>de</strong> que no pa<strong>de</strong>ció<br />
<strong>de</strong> reumatismo. Me parece observar<br />
que esta anatomía no propensa<br />
a la licuefacción es lo que más<br />
extraña a los radiólogos <strong>de</strong>l Museo<br />
Pields, por cuanto el mundo faraónico<br />
—<strong>de</strong> Harwa sólo se conserva<br />
EU . materia momificada vivía enfaragado<br />
i3, la triple humedad' <strong>de</strong> la<br />
navegación, <strong>de</strong> la pesca y <strong>de</strong>l riego.<br />
A<strong>de</strong>más, interesa, a esta distancia,<br />
la vida, burocrática <strong>de</strong> Harwa,<br />
y se isabe que tenía a su cargo la<br />
custodia, <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s silos y almacfüi'es<br />
varios <strong>de</strong> víveres. Esto ya no<br />
lo ha revelado la ¡pantalla fluoroscópica<br />
<strong>de</strong> los R. X.~, sino urna oportuna<br />
lápida adosada, al ataúd; pero<br />
entonces los arqueólogos <strong>de</strong>l<br />
Flelds trazan una trayectoria <strong>de</strong><br />
"prívate <strong>de</strong>tective" y método <strong>de</strong>ductivo<br />
a lo- S. S. Van Diñe y casi<br />
insinúan que la <strong>de</strong>ntadura dañada<br />
está en relación con el abuso<br />
<strong>de</strong> alimentos, sutileza que implica<br />
ladinamente un atentado a la honorabilidad<br />
<strong>de</strong> Harwa y al prestigio<br />
<strong>de</strong> sus silos. La lápida, pues,<br />
es .redundante, superflua. No lo dicen,<br />
los <strong>de</strong>l Pields porque, aunque<br />
han perdido el respeto a. los Faraones,<br />
se prevé en estes cosas <strong>de</strong><br />
tumbas orientales cierto <strong>de</strong>stino fatalista,<br />
influjo admisible en un clima<br />
<strong>de</strong> novela policiaca don<strong>de</strong> la<br />
posesión <strong>de</strong> una figulina china acarrea<br />
inevitablemente la muerte violenta.<br />
, '<br />
Esta relación As abuelas,' polca<br />
y Cleopatra va paralela a un confusionismo<br />
que a veces nos gana<br />
para situarnos v. gr. a. "Clarín" a<br />
más atetártela, que [Lope. No es que<br />
4 -<br />
Jos sucedáneos <strong>de</strong> uno y otro —don<br />
Francisco; Casares y Marquina, por<br />
ejemplo, y que "Clarín" y Lope<br />
nos perdonen y nos perdonen también<br />
Casares y Marquina— establezcan:<br />
la ¡anomalía cronológica y<br />
nos conforme más el reserva <strong>de</strong> ¡Lope<br />
que el <strong>de</strong> Alas, sino, que la universalidad<br />
<strong>de</strong>l 'dramaturgo continúa<br />
en la actualidad <strong>de</strong> nuestro minuto<br />
en tanto que la labor 'crítica <strong>de</strong><br />
don Leopoldo' queda ceñida a las<br />
circunstancias literarias que la producen.<br />
Como Novo y Oolsoai —un<br />
señor que estrenó una comedia hace<br />
cincuenta, años^— no nos interesa,<br />
"Clarín" carece <strong>de</strong> actualidad,<br />
en tanto que sí nos interesa<br />
el nuevo, actual y ausente crítico<br />
que pueda <strong>de</strong>cir <strong>de</strong>l <strong>de</strong>fensor actual<br />
<strong>de</strong> otro Novo Colson lo que<br />
don Leopoldo dijo al par <strong>de</strong>l Novo<br />
Oolsoin <strong>de</strong> ayer y <strong>de</strong>l crítico que<br />
elogió por amistad o> confusión el<br />
estreno. (Ks¡to no significa un elogio<br />
¡absoluto <strong>de</strong> "Clarín" ni mucho<br />
menos una conformidad con<br />
'^Campoamor: genio").<br />
La morriña, apura la distancia y<br />
el plano <strong>de</strong> una crítica honesta tiene<br />
casi reminiscencias arqueológicas,<br />
cuando esa misma función literaria<br />
traspasa a las inquietu<strong>de</strong>s<br />
lectoras la situación <strong>de</strong> parentesco<br />
y amistad —o la confianza por una<br />
pronta correlatividad^ que <strong>de</strong>fine<br />
cordialmente al crítico y al autor.<br />
Queremos hacer abstracción <strong>de</strong>l<br />
campo teatral y suponer que las<br />
Letras eo-n así una auténtica familia<br />
don<strong>de</strong> cada cual intenta favorecer<br />
y no fiarjudicar a su parentela.<br />
!La empresa crítica en España<br />
está ligada a la carta, <strong>de</strong> vecindad<br />
<strong>de</strong> <strong>Madrid</strong> y <strong>Madrid</strong>, contra<br />
todas las estadísticas, es un pequeño<br />
pueblo tafr&difiminuído en el<br />
cenáculo, con autores y críticos en-<br />
tiivo Fausto que apelar al propio<br />
diablo, vendiendo su salvación por<br />
un sucinto cuestionario ú-e paradojas.<br />
Pero hasta <strong>de</strong> tan torpe hipoteca,<br />
hizo nanga el viejo doctor, que<br />
aquel "confuso torbellino <strong>de</strong> la imaginación"<br />
<strong>de</strong> que Mefistófeles le librara,<br />
era, sin duda, más infierno<br />
que el que con su sangre suscribía.<br />
EL RECTO CAMINO<br />
i •.'•.: DE •LA ESCUELA<br />
Es lástima que en esa olla <strong>de</strong> grillos,<br />
qué arriesgadamente bor<strong>de</strong>a<br />
"El Silencioso" cada quincena, no<br />
haya ninguno que se llame Pepe, que<br />
aprendiera su ciencia <strong>de</strong>l mundo<br />
c^n humildad y método y que pueda<br />
ostentar sobre el pecho un medallón<br />
<strong>de</strong> oro con leyenda: "Conciencia,<br />
diez y ocho quilates". No<br />
hace falta que junto a cada joven<br />
creador levante un catón severí^<br />
simo su gallear insoportable, pero<br />
interesarían unas tijeras sabias que,<br />
en vez <strong>de</strong> cortar trajes, cortaran<br />
vueles y dieran a cada aprendiz <strong>de</strong><br />
genio el justo patrón <strong>de</strong> su ignorancia.<br />
Para ser artista hay a¿e ir primero<br />
a la. escuela. Sobre este rumbo<br />
ingrato, precisamos t o d o s que<br />
imponga Pepe Grillo su instancia<br />
y su insistencia. Lo exige el peligro<br />
<strong>de</strong> muchos, que creen haber <strong>de</strong>scutizrto<br />
el camino más corto <strong>de</strong> la<br />
fama y van <strong>de</strong>rechos a la isla <strong>de</strong><br />
1 les juegas don<strong>de</strong> les nacerán orejas<br />
<strong>de</strong> burro.<br />
ÍNDICE DE ESTUPIDEZ<br />
Junto al índice que ha <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nar<br />
ciertas obras por perjudiciales,<br />
o simplemente por malvadas,<br />
precisaría abrir otro índice <strong>de</strong> muchos<br />
folios, don<strong>de</strong> incluiríamos todos<br />
los frutos íe mediocridad e ¿raso<br />
I ye ncia literaria, infiltrados a<br />
través <strong>de</strong> rigurosos criterios por la<br />
scla cualidad <strong>de</strong> su untuosa estupi<strong>de</strong>z.<br />
. ••-..'<br />
Porque la obra <strong>de</strong> arte no se exime<br />
<strong>de</strong> con<strong>de</strong>na por la pureza <strong>de</strong> la<br />
intención que la creó; precisa que<br />
esté avalorada per la inspiración,<br />
por la habilidad que mo<strong>de</strong>ló su estructura,<br />
convirtiéndola en recipiente<br />
<strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra angustia<br />
óel espíritu. Realización <strong>de</strong> menos<br />
fuste no pue<strong>de</strong> merecer categoría<br />
<strong>de</strong> obra artística. La intención honrada<br />
<strong>de</strong>l autor agrava el <strong>de</strong>sdoro <strong>de</strong><br />
la creación innoble, porque si la<br />
intención tiene cualida<strong>de</strong>s distintas<br />
que la obra, seta porque en ésta no<br />
se realizó aquélla y su producción<br />
fue un puro fracaso.<br />
Es así que la obra <strong>de</strong> arte no pue-<br />
K.<br />
<strong>de</strong> ser convencional y el matute,<br />
que bajo el nombre <strong>de</strong> literatura<br />
recreativa, se <strong>de</strong>sliza hasta las<br />
prendas, no pasa <strong>de</strong> ser una ficción,<br />
inmoral por su propio género, tan<br />
digna <strong>de</strong>l fuego cerno la literatura<br />
proterva. . •.<br />
SUBSTANTIVO Y ADJETIVO<br />
"Recorte", un excelente crítico<br />
taurino, ha actuado <strong>de</strong> matador en<br />
un reciente festival benéfico. Para<br />
acallar el prejuicio-, irónico <strong>de</strong> los<br />
profesionales, "Recorte" recibió a<br />
su tora, rodillas en tierra, con unos<br />
faroles temerarios. Luego explicó la<br />
técnica:<br />
—Se hincan las rodillas y se revc.lea<br />
el percal sobre la cabeza; si<br />
sale bien, se sabe pronto per la.<br />
ovación; si sale mal, se sabe más<br />
tardé en la enfermería.<br />
Lo extraño es que quien tan bien<br />
juzga las faenas ajenas sepa tan<br />
poco <strong>de</strong> las propias.<br />
Ocurre lo mismo a todo artista<br />
que se juega la vida en la obra,<br />
que crea una forma que anima con<br />
«Í propia i<strong>de</strong>a vital.<br />
Esto es lo esencial, lo substantivo<br />
<strong>de</strong> la creación, lo que más vale<br />
y más cuesta. La, critica es lo ad-!<br />
jetivo. Pero es el adjetivo el que<br />
esclarece, califica *t valora.<br />
•i i :' ' ¡ ¡ . ' B .<br />
LOS RAYOS X<br />
raizados en el apretón <strong>de</strong> manos y<br />
dispuestos todos, más o menos pasivamente,<br />
a producir algo así como,<br />
una resonancia <strong>de</strong> "claque".<br />
*<br />
En lo que va <strong>de</strong> año, sobre 20 o<br />
30 obras —prosa, verso, narración,<br />
biografía, etc.— hemos leído cien<br />
críticas. (La originalidad para la<br />
adjetivación es tan lamentable cómo<br />
el propósito <strong>de</strong> mostrar el favor.<br />
El adjetivo más comedido es<br />
éste: excelente:<br />
Excelente es easi ya un <strong>de</strong>nuesto.<br />
(La relatividad cobra aquí su<br />
vigencia. También podría hoy <strong>de</strong>cirse<br />
que casi todos los críticos son<br />
excelentes. Ellos, que están en el<br />
secreto, se enfadarían).<br />
Cuando el crítico dice que la obra<br />
"está escrita con, honra<strong>de</strong>z" llegarnos<br />
ta. la culminación <strong>de</strong>l eufemismo<br />
con clave al aire libre.<br />
una vez hecha y ¡publicada la<br />
crítica, el crítico se siemte satisfecho<br />
doblemente: ha <strong>de</strong>sarrollado<br />
una tarea profesional, remuneradora,<br />
y ha conquistado una gratitud.<br />
Después espera la retribución afectiva:<br />
la carta, la- sonrisa, el apretón<br />
<strong>de</strong> mano o '"la recíproca". El<br />
vehículo es lo <strong>de</strong> menos.<br />
El crítico salía antes a la calle<br />
oon bastón <strong>de</strong> cedro. Y con dos'<br />
padrinos en potencia a la espalda.<br />
ESto no pasa, en efecto, <strong>de</strong><br />
ser una metáfora; pero hoy tal metáfora<br />
es imposible, porque si en<br />
to¡da metáfora hay una angustia<br />
<strong>de</strong> verosimilitud, angustia poética,<br />
la ¡poesía se evapora cuando el niño<br />
averigua quiénes son los Magos,<br />
La verdad es así. En este caso,,<br />
excelente.<br />
De vez en vez, para mostrar su<br />
erudición y alcanzar una etapa,<br />
numerada y escalonada, <strong>de</strong> rigor,<br />
el crítico aplica la pantalla fluoroscópica<br />
<strong>de</strong> los Rayos X sobre el<br />
cuerpo <strong>de</strong>l consecuente Harwa. Es<br />
preciso, para esto, que Harwa sea<br />
joven, auténticamente joven, y porte<br />
una gracia especial para la creación<br />
literaria o artística. El crítico<br />
se eriza., entonces, aunque guar<strong>de</strong><br />
aparentemente su compostura:<br />
a ciertas eda<strong>de</strong>s y con un relieve<br />
profesional relativo que se difuminará<br />
con el tránsito se es incompatible<br />
con la honra<strong>de</strong>z que intenta<br />
afincar su arte <strong>de</strong>cidido. Es<br />
la hora <strong>de</strong> la arqueología y <strong>de</strong> las<br />
<strong>de</strong>ducciones, terriblemente transcen<strong>de</strong>ntales.<br />
Los Bayos X <strong>de</strong>jan<br />
ver en un pedaeito prescindible <strong>de</strong><br />
la anatomía cierto' absceso y el arqueólogo<br />
grita: 'íEste cuerpo es <strong>de</strong>fectuoso:<br />
tiene una. muela careada".<br />
Otras veces, porque se leyó a Menén<strong>de</strong>z<br />
y Pelayo, se maneja la obsesión<br />
<strong>de</strong> los antece<strong>de</strong>ntes. Toda<br />
buena obra sobremanera <strong>de</strong> todo<br />
autor joven ha <strong>de</strong> tener para el<br />
crítico un prece<strong>de</strong>nte; mejor, una<br />
analogía con visos <strong>de</strong> calco. En el<br />
autor —que quizá no sabe más que<br />
el castellano^— se observa cierta similitud<br />
temática o estilística oon<br />
A. con B. y con C, todos extranjeros.<br />
Después resulta a lo peor que<br />
A, B y C no están traducidos al<br />
español.<br />
Pero nadie <strong>de</strong>be apenarse por la<br />
existencia <strong>de</strong> esta hostilidad <strong>de</strong> viejo<br />
a joven que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse por<br />
"el diente <strong>de</strong> Harwa". La disección<br />
periódica corre hoy a cargo <strong>de</strong> graves<br />
señores, que alcanzaron su tronera<br />
batiendo cuando comprendieron<br />
que su intranscen<strong>de</strong>ncia literaria<br />
<strong>de</strong>bía ser sustituida por un "slogam"<br />
en piano: "Que nadie pase<br />
a la posteridad". Mentábamos ocasionalmente<br />
a "Clarín", que fue<br />
crítico en línea directa, y que al<br />
par pudo ganarse una gloria literaria<br />
al margen <strong>de</strong>l escalpelo, y la<br />
sugestión llevada a estas fechas<br />
Qzeva, sobre una zona en que el<br />
dómine ha sido, o. es, quien se sien- <<br />
te fracasado, o como dramaturgo, o *<br />
como novelista o como ensayista,<br />
poeta o historiador. Si la etimología<br />
<strong>de</strong> fracaso nos lleva a <strong>de</strong>ducciones<br />
apropiadas para la virulencia,<br />
intranscen<strong>de</strong>nte es ¡palabra más<br />
aceptable y menos ofensiva, aunque<br />
también más exacta y más rotunda<br />
a pesar <strong>de</strong> su aire innocuo. A<br />
la .postre, el fracaso pue<strong>de</strong> percutir;<br />
la intranscen<strong>de</strong>ncia; no. Se trata, en<br />
fin, <strong>de</strong>l Harwa venido a menos, sin<br />
momificar para la Historia. Y <strong>de</strong><br />
que a los <strong>de</strong>más Harwa que surjan<br />
se les pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>rribar con la pantalla<br />
fluarosccípica, señalándoles sus<br />
<strong>de</strong>fectos y no sus virtu<strong>de</strong>s. Con menos<br />
intransigencia incluso que Iostécnicos<br />
<strong>de</strong>l Fealds, que frente al<br />
déficit <strong>de</strong> costillas y el absceso en<br />
la muela celebraron la carencia <strong>de</strong><br />
reumatismo en un cuerpo joven que<br />
pudo contra el mal <strong>de</strong> su tiempo.<br />
Contra las tres humeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
navegación, la pesca y el riego.<br />
Aunque dudaban <strong>de</strong> la contabilidad<br />
<strong>de</strong> sus silos por mor <strong>de</strong> las caries<br />
cuando hoy abunda en el mundo la<br />
dientadura postiaa.'<br />
S.