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Campaña militar y política de Filipo II, rey de Macedonia. Cátedra ...

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<strong>Campaña</strong> <strong>militar</strong> y <strong>política</strong> <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>, <strong>rey</strong> <strong>de</strong> <strong>Macedonia</strong>.<br />

<strong>Cátedra</strong>: Historia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as <strong>política</strong>s I<br />

Comisión: 1 C<br />

Índice<br />

Introducción..3<br />

La guerra sagrada4−5<br />

El coche con Atenas...5−6<br />

La hegemonía macedonica.6−7<br />

El frente antimacedonico.7−8<br />

Hacia la panhelenica...8−9<br />

El <strong>Filipo</strong> <strong>de</strong> Isocrates.9−10<br />

Ultimas circunstancias <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>10<br />

Conclusión.11<br />

Introducción<br />

Políticamente, <strong>Macedonia</strong> estaba organizada como una monarquía, que logro imponer su posición sobre una<br />

nobleza fuerte, <strong>de</strong> carácter o base económica territorial. El <strong>rey</strong> controlaba la religión y el ejército. El acceso al<br />

trono <strong>de</strong>bía producirse con el consentimiento <strong>de</strong> la asamblea. Existía un Consejo <strong>de</strong> Ancianos que nombraba a<br />

los nuevos <strong>rey</strong>es o legitimaba a los usurpadores <strong>de</strong>l trono mientras que la asamblea <strong>de</strong>l pueblo se limitaba a<br />

acatar las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong>l Consejo. El régimen era autocrático pero no <strong>de</strong>spótico ya que el <strong>rey</strong> actuaba<br />

respetando las leyes atávicas no escritas.<br />

Hay que rendir toda la profundidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sencanto y agotamiento en que se hun<strong>de</strong> el mundo helénico a<br />

mediados <strong>de</strong>l siglo IV, con la muerte <strong>de</strong> Dion, que el propio <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> había sido regente <strong>de</strong> este (su hermano<br />

que había muerto en batalla). Pero el se <strong>de</strong>shizo <strong>de</strong> su sobrino y ocupó el trono matando y exiliando a sus<br />

oponentes políticos. En <strong>Macedonia</strong>, consi<strong>de</strong>rado por los helénos semibarbaro, surge en el 359 a.c., a los<br />

veintitrés años <strong>de</strong> edad, un <strong>rey</strong> educado <strong>de</strong> joven en la Helada y <strong>de</strong> tan eficaz talento como <strong>de</strong>saprensiva<br />

conciencia. <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> hará <strong>de</strong> su insignificante Estado la primera potencia <strong>de</strong>l mundo en su tiempo. El,<br />

educador en Tebas, como rehén, es capaz <strong>de</strong> crear sobre nuevas bases un estado; a su alre<strong>de</strong>dor, como<br />

guardias <strong>de</strong> coros, con<strong>de</strong>s o sequito y pajes, concentra a la nobleza macedonica y la convierte en cortesana a la<br />

vez que la educa en el helenismo. Inculca en esta aristocracia <strong>militar</strong> un profundo sentimiento dinástico, que<br />

va a ser clave <strong>de</strong>l Estado. Reforzó el ejército creando la falange macedónica que va a ser básica en el ejército.<br />

Esta falange <strong>de</strong>staca por ser una formación compacta <strong>de</strong> la tropa y que utiliza armamento pesado. La<br />

caballería macedonia se convierte en los compañeros <strong>de</strong>l <strong>rey</strong>; los pastores y campesinos <strong>de</strong>l Balkan reciben un<br />

armamento uniformado, y pasan a ser infantería que acompaña al <strong>rey</strong>, o soldados semipesados. Completa su<br />

ejército con los bárbaros y con mercenarios helénicos; pero lo característico es que, en una época en que el<br />

ejército se estaba profesionalizando, este es nacional ante todo. Las ciuda<strong>de</strong>s no se toman mediante asedios <strong>de</strong><br />

1


hambre sino a complejas máquinas <strong>de</strong> asalto. Los recursos financieros para sufragar los gastos <strong>de</strong> guerra<br />

proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la explotación <strong>de</strong> las minas <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> Pangeo. <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> también adoptó hábiles negociaciones<br />

diplomáticas y su primera medida fue procurarse una salida al mar.<br />

La guerra sagrada<br />

Los acontecimientos <strong>de</strong> Grecia proporcionan a <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> ocasión <strong>de</strong> intervenir. En Grecia, entre pueblos en<br />

pueblos que todavía no se incorporaban a la cultura, se produce un grave inci<strong>de</strong>nte. Los focidios saquearon el<br />

santuario <strong>de</strong> Apolo en Delfos. La esperanza <strong>de</strong>l rico botín atrajo mercenarios, y Esparta, <strong>de</strong>seosa <strong>de</strong> <strong>de</strong>squite<br />

contra Tebas, entro en alianza con los focidios. Pero la anfictionía <strong>de</strong> Delfos estaba ahora dirigida por Tebas,<br />

y ello bastaba para lanzar a Esparta a una alianza sacrílega. Locrios y tesalios acudían a la llamada <strong>de</strong> Tebas, y<br />

la anfictionia <strong>de</strong>claraba la guerra (355 a.c.) a los focidios, mientras que Atenas y Corinto, que también<br />

pertenecían a la organización que unía a varias ciuda<strong>de</strong>s para proteger el santuario y la <strong>de</strong>voción apolínea, se<br />

resistían a tomar parte en esta guerra santa que podía <strong>de</strong>volver a Tebas su perdida supremacía. Los focidios,<br />

tomando en préstamo los tesoros sagrados <strong>de</strong> Apolo, consiguieron reunir un ejercito <strong>de</strong> diez mil cercenaron al<br />

mando <strong>de</strong> Filomelo. Este contuvo victoriosamente a los beocios y a los locrios. Sin embargo, su sucesor,<br />

Onomarco, pudo sostenerse convertido en tirano, y los inagotables tesoros <strong>de</strong> Delfos aseguraban a los<br />

sacrilegos una fuerza superior a la <strong>de</strong> los anfictiones. Se veía el peligro <strong>de</strong> que surgiera un po<strong>de</strong>r centralizador<br />

en Grecia comparable al que habían tenido en sus zonas respectivas Dionisio <strong>de</strong> Siracusa. En Tesalia,<br />

Onomarco intervenía hábilmente en las rivalida<strong>de</strong>s entre Larisa, dominada por la familia <strong>de</strong> los Aleuadas, y<br />

Feras, apoyando a esta ciudad. Allí Onomarco, que había llegado para combatir a los Aleuadas, se encontró<br />

con los macedonios. <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> estaba vivamente interesado en las divisiones <strong>de</strong> los tesalios y salio al encuentro<br />

<strong>de</strong> Onomarco. La primera campaña fue muy favorable al focidio, pero al año siguiendo, cuando Onomarco<br />

invadió <strong>de</strong> nuevo Beocia y se presento en Tesaia, <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> le infligió una <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong>cisiva. Onomarco murió a<br />

manos <strong>de</strong> sus mismos soldados y el ejército sacrílego fue aniquilado. <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> se apo<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Feras y la ocupo,<br />

a pesar <strong>de</strong> la apelación <strong>de</strong> sus habitantes a Atenas, siempre inactiva.<br />

Así el macedonio quedo dueño <strong>de</strong> Tesalia. Avanza luego hacia el mar, con color <strong>de</strong> combatir a Falio, el<br />

hermano <strong>de</strong>l tiránico jefe <strong>de</strong> los focidios, y cuando se aproxima a las Termopilas (352 a.c.) los fatigados<br />

griegos recuerdan que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerjes, ningún extraño ha atravesado el paso. El <strong>rey</strong> macedonio, que por el<br />

momento no <strong>de</strong>seaba un conflicto, se conforta con el exito logrado y regresa a su reino, mientras que la guerra<br />

sagrada perdura langui<strong>de</strong>ciente, reducida a pequeñas escaramuzas locales.<br />

El sátrapa Artabazo, que había apoyado a Tebas, pasa a convertirse en aliado <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> en Asia Menor,<br />

mientras que la capital tebana entabla relación directa con la corte <strong>de</strong>l gran <strong>rey</strong> y recibe mas tar<strong>de</strong>, para<br />

terminar la guerra sagrada, una subvención <strong>de</strong> 300 talentos.<br />

El choque con Atenas<br />

<strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su <strong>de</strong>cisiva intervención en la guerra sagrada, se <strong>de</strong>dico a consolidar su po<strong>de</strong>r. Triunfa<br />

sobre los ilirios, interviene en las luchas dinasticas <strong>de</strong> Epiro a favor <strong>de</strong> su joven cuñado Alejandro, vence a los<br />

tracios. Pero Olinto, recelosa <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r macedonio, que se extien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las Termopilas hasta el Bosforo,<br />

quebranta el acuerdo con <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> y busca la amista <strong>de</strong> Atenas.<br />

<strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> entonces (350 a.c.) ataca a Olinto, que recibió solo un auxilio ateniense <strong>de</strong> 2000 mercenarios<br />

mandados por Cares. Hábilmente el <strong>rey</strong> macedonio, que no tiene interés en un choque frontal con Atenas,<br />

procura suscitar una rebelión en Eubea, la cual no pudo sofocar Focion.<br />

Atenas aparentemente estaba dividida en los dos partidos tradicionales: el que representaba la actividad<br />

aristocrática y el <strong>de</strong>mocrático imperialista. Demóstenes incorpora, con grandiosa elocuencia y con un<br />

patriotismo exaltado, esta ultima tradición, a la cual sacrifica su vida a cambio <strong>de</strong> gloria perenne. En la otra<br />

dirección no hay figura <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za comparable; vino a representar un i<strong>de</strong>al espartano, no sin influencias <strong>de</strong> la<br />

2


moral <strong>política</strong> platónica, el severo gobernante y administrador Licurgo. Por esta época hubo un muy buen<br />

administrador, Eubulo, que supo combinar concesiones al pueblo en forma <strong>de</strong> donativos para asistir a los<br />

espectáculos y fiestas, con la mayor atención posible a las graves circunstancias <strong>de</strong>l momento. Así rehizo la<br />

escuadra y las fortificaciones y puso a Atenas en condiciones <strong>de</strong> sostenerse en paz dignamente, aunque no <strong>de</strong><br />

hacer largas y costosas guerras.<br />

Pero Demóstenes se convirtió, ante la llamada <strong>de</strong> los olintios, en el antagonista <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> y pidió<br />

enérgicamente al pueblo que <strong>de</strong>fendiera a Olinto, principal ciudad autónoma en la costa <strong>de</strong> <strong>Macedonia</strong>. El<br />

<strong>de</strong>mos ateniense no acogió con la <strong>de</strong>bida presteza esta exigencia, y seguramente no estaba en condiciones <strong>de</strong><br />

luchar. Olinto fue <strong>de</strong>struida por <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> (348 a.c.) antes <strong>de</strong> que llegaran los nuevos socorros votados por<br />

Atenas. Ab<strong>de</strong>ra fue <strong>de</strong>spués incorporada. Toda la costa norte <strong>de</strong>l Egeo era propiedad <strong>de</strong> <strong>Macedonia</strong>, que se<br />

había impuesto con una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucciones y castigos que impresionaron profundamente.<br />

<strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>, como por mar no tenía tanta fuerza como Atenas y era muy sensible a la cultura, no <strong>de</strong>seaba en<br />

modo alguno castigar a la capital ática, antes bien, buscaba celosamente su alianza. Tras difíciles<br />

negociaciones, durante las que el propio Eubulo inicio un congreso <strong>de</strong> estados griegos para resistir al<br />

macedonio y la contestación <strong>de</strong> Esquines, la paz llamada Filocrates por su negociador, fue aprobada por el<br />

<strong>de</strong>mos ateniense (346 a.c.). Atenas reconocía las anexiones <strong>de</strong> <strong>Macedonia</strong> a cambio <strong>de</strong> recibir garantías sobre<br />

sus posesiones en los estrechos.<br />

Las opiniones contradictorias <strong>de</strong> los distintos políticos atenienses que intervinieron en el tratado eran la<br />

prueba <strong>de</strong> la profunda <strong>de</strong>scomposición <strong>de</strong> Atenas y en general <strong>de</strong> la polis como sostén <strong>de</strong> la <strong>política</strong>.<br />

Demóstenes, por ejemplo, no quería que Atenas perdiera su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia mediante un acuerdo completo y<br />

<strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong>l que resultara la alianza con el macedonio, mientras que Esquines, que aunque era partidario <strong>de</strong><br />

tal alianza, tenia una visión clara <strong>de</strong> las exigencias <strong>de</strong>l prestigio <strong>de</strong> Atenas, insistía mucho, <strong>de</strong> acuerdo con la<br />

opinión dominante en la asamblea popular <strong>de</strong> Atenas, en la necesidad <strong>de</strong> salvar <strong>de</strong> la enemistad <strong>de</strong>l <strong>rey</strong> a los<br />

focidios, enemigos <strong>de</strong> los tebanos.<br />

La hegemonía macedonia<br />

<strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> solo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la paz <strong>de</strong> Filicrates quiso <strong>de</strong>dicarse a resolver la ya larga guerra sagrada. Los focidios<br />

fueron por el forzados a evacuar el santuario <strong>de</strong> Delfos, y para colaborar en la empresa los atenienses<br />

recibieron la sorpren<strong>de</strong>nte invitación, así como <strong>de</strong>spués, para tomar parte en el restablecimiento <strong>de</strong> la<br />

situación. Atenas se retrajo ante la hábil invitación; pero los anfitriones reorganizaron los estados <strong>de</strong> Grecia<br />

central. Los focidios quedaron obligados a restituir lo robado al santuario, a razón <strong>de</strong> 60 ralentos anuales, sus<br />

ciuda<strong>de</strong>s fueron <strong>de</strong>smanteladas y reducidas a al<strong>de</strong>as, pero el castigo no fue especialmente duro <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />

impía conducta. Mas duro fue el que los tebanos infligieron a las ciuda<strong>de</strong>s como arbitro <strong>de</strong> todos y ocupaban,<br />

con dos votos en la anfitriona, puestos <strong>de</strong> los focidios. <strong>Macedonia</strong> había pasado a ser, por su <strong>rey</strong>, un estado<br />

helénico. La opinión <strong>de</strong> Atenas era muy sensible a todo esto y el recelo le impone retraerse y esperar. Solo <strong>de</strong><br />

mala gana reconoce Atenas la nueva dignidad <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> como miembro <strong>de</strong> la anfictionia.<br />

En la mente <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> va formulándose con claridad la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> fundar jurídicamente la supremacía <strong>de</strong><br />

<strong>Macedonia</strong> sobre Grecia y <strong>de</strong> establecer solidamente una unidad <strong>política</strong> en la dividida nación. El <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> <strong>de</strong><br />

Isocrates refleja lo que era, tanto en los planes <strong>de</strong>l <strong>rey</strong> como en la fe o el recelo <strong>de</strong> amigos y enemigos <strong>de</strong><br />

<strong>Macedonia</strong>, una consecuencia <strong>de</strong> los acontecimientos.<br />

<strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> pudo, en la situación general <strong>de</strong> paz, consolida su reino con nuevas campañas contra los enemigos al<br />

Norte y completar su predominio en Hela<strong>de</strong> con intervenciones <strong>política</strong>s en Tesalia, que quedo sometida a el,<br />

Esparta, Eubea y otros puntos.<br />

Pero el partido <strong>de</strong> la guerra no cejaba en Atenas y pedía la revisión <strong>de</strong> la paz <strong>de</strong> Filocrates. Demóstenes, en<br />

una mezcla <strong>de</strong> terquedad ciega y <strong>de</strong> romántico i<strong>de</strong>alismo, persistía en su labor <strong>de</strong> excitar al pueblo contra el<br />

3


macedonio, que con gran ductilidad ofrecía siempre nuevas concesiones a la famosa ciudad <strong>de</strong> Atenas,<br />

<strong>de</strong>masiado débil ya para que constituyera un peligro contra el, y por otro lado con <strong>de</strong>masiada gloria y prestigio<br />

cultural para <strong>de</strong>spreciarla o maltratarla. Cuando los <strong>de</strong> Felos pidieron a la anfictionia que los liberara <strong>de</strong>l yugo<br />

<strong>de</strong> Atenas, fue principalmente <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> el que hizo que se rechazara la petición y no se ofendiera a Atenas. Sin<br />

embargo, los filomacedonios como Filocrates y Esquines fueron perseguidos y acusados ante los tribunales.<br />

Demóstenes dominaba con su elocuencia la asamblea popular. Atenas se convertía, con una <strong>política</strong><br />

<strong>de</strong>satinada, en el gran obstáculo para la <strong>política</strong> <strong>de</strong> unificación nacional <strong>de</strong> Grecia bajo su dirección que <strong>Filipo</strong><br />

<strong>II</strong> se había trazado.<br />

El frente antimacedonio<br />

Demóstenes consigue en 342 a.c., ante la presión <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> en el Quersoneso y aprovechando el casi general<br />

recelo ante la prepotencia <strong>de</strong>l macedonio, fue fácil juntar las volunta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> varios estados helénicos. Atenas se<br />

alía con Corinto, Mesenia, parte <strong>de</strong> Arcadia con Argos, Acaya y Acarnania, y ello contrarresta el predominio<br />

<strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> en el Peloponeso. El <strong>rey</strong>, mientras, no pier<strong>de</strong> el tiempo y amplia su reino a costa <strong>de</strong> los bárbaros<br />

<strong>de</strong> la frontera. Establece una colonia en <strong>Filipo</strong>polis, a orillas <strong>de</strong>l Hebro.<br />

El pueblo ateniense, exaltado por la brillante exposición <strong>de</strong> los i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong>l pasado que hacia el tradicionalista<br />

Demóstenes, cree amenazadas sus posesiones en los estrechos y provoca un choque <strong>de</strong> su general Diopites<br />

con la ciudad <strong>de</strong> Cardia, incorporada a <strong>Macedonia</strong>. Al reclamar <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> reparaciones, Demóstenes habla<br />

varias veces al pueblo para explicar que la libertad <strong>de</strong> Atenas esta amenazada. El gran orador, como también<br />

Hiperi<strong>de</strong>s, viaja para buscarle a Atenas aliados y reforzar los vínculos con los que ya tenia.<br />

Se forma una coalición en la que entran, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los estados antes dichos, Eubea, Megara, Corinto, Corcira<br />

y otros territorios <strong>de</strong>l noroeste <strong>de</strong> Grecia, y Atenas apronta en un último y gran<strong>de</strong> esfuerzo 10,000 hombres y<br />

cien trirremes. Tebas y Esparta, por recelo contra Atenas, se mantienen aparte, como otros estados. Solo los<br />

etolios se muestran partidarios <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>.<br />

La guerra comienza en las costas <strong>de</strong> Tracia, en los estrechos que eran vitales para Atenas por representar la vía<br />

<strong>de</strong> su aprovisionamiento <strong>de</strong> trigo <strong>de</strong> Ucrania; y en el sitio <strong>de</strong> Perinto, que aunque aliada <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>, se había<br />

negado a abrir las hostilida<strong>de</strong>s contra Atenas, el <strong>rey</strong> utiliza por primera vez maquinas, es <strong>de</strong>cir, verda<strong>de</strong>ra<br />

artillería <strong>de</strong> sitio, que podía abreviar el pesado sistema <strong>de</strong> reducir las fortalezas sitiadas por hambre. También<br />

surgen intrigas contra Atenas en la asamblea anfictiónica, en don<strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>, con el apoyo <strong>de</strong> los tesalios,<br />

tiene la supremacía. La guerra fue <strong>de</strong>clarada a Anfisa por el consejo anfictionico, y ello atrajo a <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> hacia<br />

el Sur. Penetra entonces con su ejército en Beocia y ocupa la fortaleza <strong>de</strong> Elatea, clave <strong>de</strong> la Grecia central.<br />

Había evitado, marchando por las montañas, el paso <strong>de</strong> las Termopilas, y su presencia súbita, a mediados <strong>de</strong>l<br />

339 a.c., atemorizo a las ciuda<strong>de</strong>s griegas. Tebas fue solicitada a la vez por el <strong>rey</strong> y por Atenas, y se resolvió a<br />

favor <strong>de</strong> su vecina <strong>de</strong>l Este a costa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>volución <strong>de</strong> Oropo y Platea, y a cambio <strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong> la<br />

unidad beocia.<br />

Pero la habilidad <strong>militar</strong> <strong>de</strong>l <strong>rey</strong> dio cuenta rápidamente <strong>de</strong> todos estos sueños políticos. Después <strong>de</strong> algún<br />

tiempo <strong>de</strong>dicado a la preparación <strong>política</strong>, tomo Anfisa y así completo la guerra sagrada, y a continuación, tras<br />

inútiles ofertas <strong>de</strong> paz a atenienses y tebanos, en el 338 a.c., vence a los aliados en la batalla <strong>de</strong> Queronea.<br />

Triunfa allí la táctica <strong>de</strong> la formación oblicua. La victoria fue completa y ningún enemigo podía oponerse a la<br />

completa supremacía <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>. Los jefes <strong>de</strong>l partido antimacedonio fueron ejecutados o <strong>de</strong>sterrados, se<br />

restablecieron las autonomías locales en Beocia y la ciuda<strong>de</strong>la <strong>de</strong> Tebas habo <strong>de</strong> recibir tropas <strong>de</strong> ocupación<br />

macedonias. En cambio, Atenas era perdonada, lo que <strong>de</strong>jaba en ridículo las previsiones <strong>de</strong> Demóstenes,<br />

Hiperi<strong>de</strong>s y a<strong>de</strong>más antimacedonios. Es verdad que el Quersoneso pasaba a maños <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> y que la<br />

confe<strong>de</strong>ración marítima y terrestre que Atenas encabezaba era disuelta y venia a incorporarse a la liga<br />

pahelenica que <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> sin duda estaba ya pensando en lanzar sobre Persia.<br />

Hacia la panhelenica<br />

4


Después <strong>de</strong> la paz con Atenas, <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> continúo su labor. Se presento en el Peloponeso y, para garantizar la<br />

futura paz, guarniciones macedonias fueron instaladas en Ambracia, Calcis y el castillo <strong>de</strong> Corinto. Esparta,<br />

prefirió ver disminuido su territorio y mantenerse fuera <strong>de</strong> todo trato con el <strong>rey</strong>. Inmediatamente <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong><br />

convoco en los años 338−337 a.c. un congreso panhelenico en Corinto. De allí había <strong>de</strong> salir la unidad griega<br />

bajo la hegemonía macedonia. El mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l acuerdo fue la segunda confe<strong>de</strong>ración ateniense, en la cual la<br />

potencia directiva pactaba con cada uno <strong>de</strong> los miembros, cuya constitución y territorio eran garantizados.<br />

Ante los planes <strong>de</strong> intervención <strong>de</strong> Persia, a <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> no solo le era urgente llegar a la unidad griega, sino que<br />

iba a justificar su empresa precisamente con la ban<strong>de</strong>ra panhelenica que había venido a sus manos. La alianza<br />

<strong>de</strong>fensiva y ofensiva con cada una <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s o pueblos y el nombramiento <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> como jefe<br />

vitalicio <strong>de</strong> todas las fuerzas <strong>de</strong> la confe<strong>de</strong>ración fueron el instrumento forjado para la nueva etapa histórica.<br />

Las querellas entre los estados quedaban sometidas al arbitraje <strong>de</strong>l <strong>rey</strong>. El consejo común <strong>de</strong> los helenos era la<br />

asamblea <strong>de</strong> la confe<strong>de</strong>ración y en el cada ciudad tenía un número <strong>de</strong> representantes proporcionado a su<br />

importancia <strong>militar</strong>. El consejo era teóricamente muy in<strong>de</strong>pendiente y podía, por si mismo y sin contar con el<br />

<strong>rey</strong>, <strong>de</strong>cidir sobre la guerra y la paz. Pero el ejecutor <strong>de</strong> estos acuerdos y el director <strong>de</strong> toda la <strong>política</strong> exterior<br />

era el <strong>rey</strong>.<br />

En la primera reunión <strong>de</strong>l consejo, <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> propuso que se iniciara una guerra nacional contra los persas para<br />

liberar a los griegos <strong>de</strong> Asia. La propuesta se acepto con gran entusiasmo y <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> fue nombrado general<br />

con todos los po<strong>de</strong>res.<br />

El <strong>Filipo</strong> <strong>de</strong> Isocrates<br />

Al terminar esta guerra surgió una nueva <strong>política</strong> <strong>de</strong> paz. Aquí es cuando Isocrates escribió su Discurso a<br />

<strong>Filipo</strong>. Este consi<strong>de</strong>ra el po<strong>de</strong>r macedonio como la aurora <strong>de</strong> un porvenir mejor y <strong>de</strong> una nueva y reparadora<br />

era. Las republicas helénicas, según el, eran irreconciliables, y se necesitaba un gran hombre, un héroe que se<br />

colocara por encima <strong>de</strong> los partidos y obligara a los Estados a unirse. De este modo Isocrates concentra todas<br />

las esperanzas nacionales en el <strong>rey</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>, y por esta causa contrae relaciones personales con el, le conjura a<br />

no exponer su persona, le ruega que no se <strong>de</strong>je excitar contra Atenas.<br />

Existía, un tercer partido que se mostraba gran<strong>de</strong>mente celoso <strong>de</strong> la paz, no por motivos patrióticos o porque<br />

le importara mucho la prosperidad general, sino por sus relaciones con la corte <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong>. Hay dos posturas<br />

mas, que aunque sean diferentes puntos <strong>de</strong> vista, coinci<strong>de</strong>n en consi<strong>de</strong>rar como una fortuna para la ciudad la<br />

paz recientemente hecha y en tener y presentar como enemigos <strong>de</strong> la patria a cuantos trataran <strong>de</strong><br />

comprometerla, estas posturas son la <strong>de</strong> Eubulo y la <strong>de</strong> Filocrates. Isocrates en su <strong>Filipo</strong>, se revuelve contra<br />

los que arman escándalo en la tribuna, contra los envidiosos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>roso monarca, que trabajan<br />

constantemente por hacerle sospechoso, que siembran e <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n en las ciuda<strong>de</strong>s, miran la paz general como<br />

un lazo tendido a la libertad y hablan como si el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l <strong>rey</strong> creciera, no para la Hela<strong>de</strong>, sino en contra <strong>de</strong><br />

ella, como si, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> arreglados los asuntos <strong>de</strong> Cocida, no contra <strong>de</strong> ella, como si, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> arreglados<br />

los asuntos <strong>de</strong> Cocida, no tuviera <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> otro objeto que subyugar toda Grecia, con otras locuras que<br />

proclaman con tal acento <strong>de</strong> certidumbre, que se diría que había llegado a ellos por el mejor conducto Así<br />

juzgaba la <strong>política</strong> <strong>de</strong> Demóstenes un patriota ateniense, el jefe respetado <strong>de</strong> un gran partido. No le hacían mas<br />

justicia los partidos vendidos al <strong>rey</strong>, los cuales le colocaban entre los espíritus inquietos que tanto dificultaban<br />

la obra generosa <strong>de</strong>l <strong>rey</strong> y le impedían llevar a cabo todos los beneficios proyectos que abrigaba a favor <strong>de</strong><br />

Atenas.<br />

Ultimas circunstancias <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong><br />

<strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> regreso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todos estos éxitos a <strong>Macedonia</strong> para terminar sus preparativos. El enérgico<br />

Artejerjes Oco había sido asesinado y las circunstancias invitaban a <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> a cambiar la <strong>política</strong> <strong>de</strong> paz con<br />

el gran <strong>rey</strong>. En los comienzos <strong>de</strong> 336 a.c., Parmenion y Atalo pasan con diez mil soldados a Asia e inician la<br />

liberación <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Proponti<strong>de</strong> y Jonia.<br />

5


Pero los problemas dinásticos iban a cambiar. La princesa Olimpiada, la madre <strong>de</strong> Alejandro, y como tal<br />

here<strong>de</strong>ro, vio en peligro esta posición cuando <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> se caso con Cleopatra, sobrina <strong>de</strong> Atalo, uno <strong>de</strong> los<br />

generales macedonios. La boda motivo un violento choque entre padre e hijo cuando Atalo, el tío <strong>de</strong> la novia,<br />

brindo porque el nuevo matrimonio diera un here<strong>de</strong>ro legítimo al trono. Alejandro no tolero tal insulto, tiro su<br />

copa al rostro <strong>de</strong> Atalo y <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> estuvo muy cerca <strong>de</strong> matar a Alejandro. Este marcho al <strong>de</strong>stierro.<br />

Olimpiada, en su país, Epiro, se hizo cargo <strong>de</strong> la tutela <strong>de</strong> su hermano menor Alejandro e intento separarlo <strong>de</strong><br />

<strong>Macedonia</strong>. <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> busca una reconciliación, admite <strong>de</strong> nuevo a su hijo Alejandro en la corte. Pero<br />

Olimpiada, no ceja en su afán <strong>de</strong> venganza, y en el 336 a.c., precisamente al celebrarse las bodas <strong>de</strong> Alejandro<br />

<strong>de</strong> Epiro con la princesa Cleopatra, <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> es asesinado por uno <strong>de</strong> sus guardias <strong>de</strong> coros, a la edad <strong>de</strong> 47<br />

años.<br />

Conclusión<br />

De esta figura <strong>de</strong> relieve extraordinario y gran político y general, nunca se pudo <strong>de</strong>cir que en Europa había<br />

producido un hombre semejante. Ni Dionisio I pue<strong>de</strong> comparársele, aun teniendo en cuenta que no era la base<br />

<strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> una urbe cosmopolita y agitada por las revoluciones y amenazas por los bárbaros, sino<br />

un reino fundado sobre virtu<strong>de</strong>s homéricas, ligado por <strong>de</strong>voción personal a la dinastía y que aportaba un<br />

torrente <strong>de</strong> sangre nueva a la fatigada historia <strong>de</strong> Grecia y <strong>de</strong> Oriente. Aunque <strong>de</strong>saparecido repentina y<br />

prematuramente, <strong>Filipo</strong> <strong>II</strong> había <strong>de</strong>sarrollado gran parte <strong>de</strong> sus planes, y la historia <strong>de</strong>l mundo iba a correr por<br />

el cauce que el había abierto.<br />

Demóstenes y sus amigos no encontraban en el <strong>rey</strong> más que una <strong>política</strong> <strong>de</strong> engaño y <strong>de</strong> perfidia, una<br />

ambición dinastía y una <strong>de</strong>senfrenada pasión <strong>de</strong> dominio: en su filohelenismo veían únicamente la mascara<br />

con que encubría sus verda<strong>de</strong>ros proyectos, porque para el <strong>rey</strong> todos los medios que le permitieran conseguir<br />

sus finas eran buenos.<br />

4<br />

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