Joseph Conrad - Dirección General de Bibliotecas - Consejo ...
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I<br />
Y recuerdo mi juventud y ese sentimiento que no<br />
volverá más: el sentimiento <strong>de</strong> que yo duraría<br />
eternamente, más que el mar y el cielo y todos los<br />
hombres...<br />
El misterioso oriente estaba ante mi, perfumado<br />
como una flor, silencioso como la muerte, sombrío<br />
como un sepulcro.<br />
... nuestros rostros marcados por el trabajo,<br />
por las <strong>de</strong>cepciones, por el éxito, por el amor, y<br />
nuestros ojos cansados buscando aún, buscando<br />
siempre, buscando ávidamente arrancar a la vida<br />
ese algo que cuando todavía lo esperamos ya se<br />
ha disipado, ha pasado como un suspiro o como<br />
un relámpago y se ha ido con la juventud, con la<br />
fuerza corporal y con la novelesca seducción <strong>de</strong> las<br />
ilusiones.<br />
<strong>Joseph</strong> <strong>Conrad</strong>, Youth.<br />
Cuando, hace muchos años, el amigo colombiano<br />
Antonio Montaña se <strong>de</strong>spedía en una<br />
carta con la frase: "Tu hermano en <strong>Conrad</strong>",<br />
resumía el sentimiento <strong>de</strong> una entonces pequeña<br />
comunidad <strong>de</strong> lectores latinoamericanos que<br />
rendíamos culto a un gran<strong>de</strong> y querido escritor.<br />
Aquellas palabras eran como el eco <strong>de</strong>l prólogo<br />
<strong>de</strong>l mismo <strong>Joseph</strong> <strong>Conrad</strong> a El negro <strong>de</strong>l "Narcissus":<br />
el artista, léase el novelista, "habla a nuestra<br />
capacidad <strong>de</strong> alegria y admiración, se dirige<br />
al sentimiento <strong>de</strong>l misterio que ro<strong>de</strong>a a nuestras<br />
vidas, a nuestro sentido <strong>de</strong> la piedad, la belleza<br />
y el dolor, al sentimiento que nos vincula con<br />
toda la creación; y a la convicción sutil pero invencible<br />
<strong>de</strong> la solidaridad que une la soledad <strong>de</strong><br />
iimumerables corazones: a esa solidaridad en los<br />
sueños, en el placer, en la tristeza, en los<br />
<strong>de</strong>seos, en las üusiones, en la esperanza<br />
y el temor, que relaciona a cada hombre<br />
con su prójimo y reúne a toda la<br />
humanidad, los muertos con los vivos,<br />
y los vivos con aquellos que<br />
habrán <strong>de</strong> nacer".<br />
Los conradianos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
años cincuenta, los que comenzamos<br />
leyendo a <strong>Conrad</strong><br />
en las pulcras traducciones<br />
al español <strong>de</strong> Ricardo Baeza<br />
y <strong>de</strong> otros en aquellos<br />
I<br />
I<br />
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I<br />
I<br />
I<br />
ENTIBEI<br />
<strong>Conrad</strong>,<br />
Sesquicentenario.<br />
Ernesto <strong>de</strong> la Peña,<br />
Homenaje.<br />
<strong>Joseph</strong> <strong>Conrad</strong> (1857-1924) es<br />
hoy, en todo el mundo, a <strong>de</strong>ntó<br />
cincuenta años <strong>de</strong> su nacimiento,<br />
uno <strong>de</strong> los más admirados,<br />
leídos y celebrados novelistía <strong>de</strong><br />
la historia.<br />
El incomparable y po<strong>de</strong>roso<br />
estilo <strong>de</strong>l narrador, <strong>de</strong> origen<br />
polaco pero <strong>de</strong> lengua inglesa,<br />
ha <strong>de</strong>slimibrado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio<br />
a tal número <strong>de</strong> lectores,<br />
<strong>de</strong> autores, <strong>de</strong> críticos, o cineastas<br />
en el siglo XX, que las páginas<br />
escritas sobre él [es el caso<br />
<strong>de</strong> los legendarios <strong>de</strong> todos los<br />
tiempos] ocuparían reunidas incontables<br />
volúmenes.<br />
Convertido en escrítor británico<br />
a edad madura, y tardio<br />
aprendiz <strong>de</strong> la lengua inglesa,<br />
nunca poseyó, como lo atestiguan<br />
sus contemporáneos, sus<br />
familiares y sus biógrafos, una<br />
dicción perfecta en ese idioma,<br />
y su fuerte acento eslavo no <strong>de</strong>sapareció<br />
nunca, pero la pureza,<br />
la ampütud y la musicaUdad <strong>de</strong><br />
su brillante prosa británica, tan<br />
I<br />
to como su genio <strong>de</strong> inventor,<br />
fueron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio indiscutibles.<br />
Hombre verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong><br />
mar ("lleva el mar en la sangre",<br />
<strong>de</strong>cía un polaco amigo suyo),<br />
como su pre<strong>de</strong>cesor norteamericano<br />
Herman MelviUe (1819¬<br />
1891), conoce en carne propia,<br />
I<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la juventud, la vida, las<br />
atmósferas y los personajes propios<br />
<strong>de</strong> la marinería y la navegación,<br />
tanto como convive con<br />
los hombres <strong>de</strong> mar, <strong>de</strong> todas las<br />
jerarquías, que emplea directamente<br />
para mo<strong>de</strong>lar y reinventar<br />
sus imponentes personajes<br />
<strong>de</strong> Tiffon, <strong>de</strong> El negro <strong>de</strong>l Narcissus,<br />
<strong>de</strong> Nostramo, <strong>de</strong> Lord Jim y<br />
tantos otros clásicos libros. No